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TRABAJO DE GRADO
TERAPIA ASISTIDA CON PERROS EN UN PACIENTE CON
AUTISMO
ESTUDIO DE CASO
Angélica María Gómez Martínez
Cód. 1100095
Tutor: Prof. Vicente Moreno Solís
2
INDICE GENERAL
INTRODUCCIÓN
JUSTIFICACIÓN
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
MARCO TEÓRICO
Origen de Autismo
Características Clínicas
Criterios DSM-IV-TR
Teoría de la Mente
Empatía, Cognición Social y Autismo
- Componentes relacionados con la empatía
- Contagio emocional
- Mimetización
- Simpatía, compasión e interés empático
- Trastornos del espectro autista y su relación con la empatía
- Teoría de la empatización y sistematización
Enfoques de Terapia en Autismo
Intervenciones psicodinámicas
- Intervenciones biomédicas
Medicación
Medicina complementaria y alternativa
- Intervenciones psicoeducativas
- Intervenciones conductuales
Programa Lovaas
Análisis aplicado de la conducta (ABA)
- Intervenciones evolutivas
Floor Time (tiempo suelo) DI
3
Responsive Teaching (RT): educación en responsabilidad
Relationship Development Intervention (RDI)
Intervenciones basadas en terapias
Intervenciones centradas en la comunicación
- Intervenciones sensoriomotoras
- Intervenciones basadas en la familia
- Intervenciones combinadas
Terapia Asistida con Animales
OBJETIVOS DEL ESTUDIO
DISEÑO METODOLÓGICO
Procedimiento
RESULTADOS
CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFÍA
ANEXO: DIARIO DE CAMPO
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INTRODUCCIÓN
El Autismo es un síndrome clínico perteneciente al grupo de los Trastornos
Generalizados del Desarrollo (TGD). Según el DSM IV los trastornos
generalizados del desarrollo se caracterizan por una perturbación grave y
generalizada de varias áreas del desarrollo: habilidades para la interacción social,
habilidades para la comunicación o la presencia de comportamientos, intereses y
actividades estereotipados. Las alteraciones cualitativas que definen estos
trastornos son claramente impropias del nivel de desarrollo o edad mental del
sujeto. Esta sección incluye el trastorno autista, el trastorno de Rett, el trastorno
desintegrativo infantil, el trastorno de Asperger y el trastorno generalizado del
desarrollo no especificado.
La variedad de manifestaciones clínicas, la población afectada y el curso
diferencial han determinado que en la actualidad sea más preciso hablar de
Trastornos del Espectro Autista, siendo el autismo una variante de los mismos. A
este respecto la ausencia de una etiología contrastada y de un diagnóstico
diferencial preciso dificulta la atención clínica eficaz.
Es por ello, que en el momento presente son diversas las teorías vigentes que han
intentado explicar (etiología, diagnóstico y pronóstico) a este cuadro clínico.
Dichas teorías proceden de diferentes disciplinas y campos de conocimiento tales
como la psicología, neurología, medicina conductual, psiquiatría y psicopedagogía,
entre otras.
En el plano epidemiológico la incidencia y prevalencia de este trastorno va en
aumento en el mundo occidental, incluyendo nuestro país, Colombia. Datos
estadísticos ofrecidos por la Autism Society of America reflejan que 1 de cada 88
niños del mundo tienen autismo. En Colombia, no existen cifras exactas de cuántas
5
personas hay con autismo según el DANE (González, 2007; y Talero Martínez,
Mercado, Ovalle, 2003), preocupante situación, dado que no se evidencia en el país
para fines de estadística e incidencia, además de considerarse un limitante en su
reconocimiento a nivel social y en la implementación de políticas públicas específicas
para esta población.
Es por tanto, un factor de primer orden en salud pública buscar e implementar
nuevos abordajes en terapia y atención psicosocial que permitan el incremento en
los niveles de calidad de vida de los afectados y sus entornos de convivencia.
La evaluación del trastorno autista nos permite identificar un conjunto de áreas
que se encuentran afectadas: comunicación y lenguaje, desarrollo psicomotor,
procesos cognitivos y desarrollo socio afectivo.
En el terreno de la intervención, amerita la implementación de modelos integrales
de tratamiento. Actualmente, existen diferentes métodos de trabajo en autismo,
dentro de los más consolidados en la terapéutica encontramos el tratamiento
farmacológico, la terapia de conducta y las terapias cognitivo-conductuales de
tercera generación. Aproximándose a este enfoque de terapias alternativas
ubicamos la Terapia Asistida con Animales (TAA). Cada método de intervención
propone un objetivo diferente para el bienestar físico, psicológico y socio-familiar
del niño afectado.
Tomando en consideración el campo clínico en relación a la psicofarmacología, no
se tienen antecedentes de un medicamento diseñado exclusivamente para el
tratamiento en la población autista; pero se han empleado psicotrópicos que
permiten un mejor manejo de algunos síntomas como: Hipoactividad, trastornos de
ansiedad, impulsividad, algunos tics, entre otros. (Díaz, 2011).
Por otro lado la terapia ocupacional el terapeuta evalúa al niño determinando si
cumple con sus tareas adecuadamente en relación a su edad, como vestirse,
lavarse los dientes, etc. En el que interviene ayudando al niño a que facilite una
respuesta adecuada en cuanto a la información que recibe a través de sus
sentidos, mediante actividades de desarrollo, integración sensorial, juegos
6
educativos y de comunicación. Busca un trabajo lo más normalizado posible y
adaptado a sus necesidades y capacidades con el objetivo de mejorar su calidad
de vida. (La Garriga, 2011).
El método ABA está diseñado para modificar y corregir conductas que interfieren
en el aprendizaje de las personas. Contribuye en el desarrollo de habilidades
como el lenguaje, la comunicación, entre otros factores cognitivos. ABA es una
intervención con el objetivo de lograr cambios en el aprendizaje y comportamiento,
a través de unos estudios previos y observaciones dirigidas a los antecedentes (Lo
que sucede antes del comportamiento) y las consecuencias (Después del
comportamiento). (Watson, J., 2010)
En el caso de la TAA como herramienta de intervención, el canino se vincula con
el paciente autista sin generar mayor coerción. Actúa llamando la atención del
paciente para que haya un primer contacto visual o un “interés” previo de la terapia
con el animal. Siempre se introducirá un nuevo elemento en el mundo autista de
manera progresiva sin alterar la realidad del niño, a su vez el animal irá al paso del
niño con la coacción de los objetivos que tiene el terapeuta. (Llopis, M., 2012)
Al momento de intervenir pacientes con autismo se ha recurrido a diferentes
métodos con el objetivo de disminuir ciertas conductas y aumentar otras. En
algunas ocasiones el paciente no logra engancharse terapéuticamente, bien sea,
porque la forma de intervenir del terapeuta no es la adecuada o sencillamente
porque al autista no le interesa. Se ha demostrado científicamente el aporte que
tiene La Terapia Asistida con Animales en pacientes con autismo, refiriéndose
principalmente en el uso de un perro como vínculo entre el paciente y el terapeuta.
(Villagrasa, M., 2013)
Se busca disminuir conductas disruptivas en los pacientes, entendiéndose este
tipo de conductas como aquellas que rompen la posibilidad de interacción y
aprendizaje (Higuera, 2011). Este tipo de conductas suelen ser desde
estereotipias o movimientos repetitivos, hasta conductas autolesivas o agresivas
con el entorno.
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JUSTIFICACIÓN
El autismo es un trastorno que no tiene cura; es incapacitante, crónico y resistente
a tratamientos, por ello se propone métodos de intervención que permita al
paciente mejorar su calidad de vida, ayudando a reducir algunos síntomas con las
diferentes terapias que ofrece el campo clínico. Por otro lado, implica un deterioro
o desgaste a nivel familiar y socio comunitario; pues algunos tratamientos los
costos son elevados.
Por ello se hace necesario el uso de herramientas de trabajo que profundicen en
la búsqueda de un manejo de los síntomas más eficaz e integral (que incluya en
su objetivos a las familias, cuidadores y entorno comunitario) y que no generen un
sobrecosto a nivel de salud pública. En este caso la TAA puede aportar a estos
requerimientos.
En concreto, se explora su pertinencia para tratar una de las esferas del trastorno
más resistentes al cambio y que con mayor fuerza deterioran la calidad de vida de
los pacientes y sus familias: el área socioafectiva.
De acuerdo con lo anterior esta investigación centra su interés en la Terapia
Asistida con Animales, como mecanismo de intervención desde la psicoterapia
para la población autista. Estudios revelan que desde la década de los setenta
hasta la actualidad, numerosos psicólogos y psiquiatras han implementado los
animales como vehículo para la mejora de sus pacientes, abordando las esferas
motivacionales, emocionales e incluso cognitivas para el bienestar integral de
cada paciente. (Garay, 2009)
La Terapia Asistida con Animales se ajusta a los tratamientos ya preestablecidos
combinando sus herramientas de intervención; brindando una ayuda en el
8
abordaje de las diferentes psicopatologías que circundan al ser humano. Es así
como se puede considerar la Terapia Asistida con Animales como una coterapia.
Cuando se hace referencia al trabajo con animales no se trata de manejar los
estados de conciencia mediante las terapias verbales, sino que, se presenta un
nuevo esquema de posibilidades de intervención en dónde el animal reacciona a
los estímulos, focalizando siempre al paciente sin juzgar los comportamientos o
déficits del mismo.
Tomando en consideración la TAA como beneficio para la psicoterapia, se estima
que a nivel emocional contribuye con la reducción de la ansiedad, la soledad,
mejora y potencializa la autoestima, facilita la socialización y la independencia,
dependiendo del animal que se utilice; en este caso el perro. (Medisan, 2009).
La pertinencia de este estudio radica en reflejar los resultados obtenidos en
promoción de las habilidades emocionales en el niño/a autista, el cual es un
campo aún por recorrer y explorar.
9
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
Como se ha mencionado anteriormente el trastorno autista presenta alteraciones
en diferentes áreas de funcionamiento psicológico del individuo. En esta
investigación nos aproximaremos al área socioafectiva y a uno de sus
componentes principales: la conducta empática. Exploraremos cómo se ve
afectada esta conducta, en sus parámetros elementales a partir del estudio clínico
de un caso y el impacto que genera la TAA en el manejo de este tipo de conducta
Por tanto, podemos destacar en esta investigación dos focos de análisis:
¿Cuáles son y de qué manera están afectados los componentes
elementales de la conducta empática en un caso de un niño con
autismo?
Como primer término, la empatía es un componente esencial tanto para la
experiencia emocional como para la interacción social, que permite identificar
las emociones del otro. Se conforma de dos factores relacionados entre sí: el
contagio emocional y la mimetización. El contagio emocional consiste en
“tomar” las emociones de otras personas de manera involuntaria aún sin un
reconocimiento emocional o empatía. Por otro lado la mimetización es la
tendencia automática a sincronizar o imitar expresiones afectivas,
vocalizaciones, posturas, etc. (Hathfield, E. ,2009).
Determinando lo anterior, las conductas empáticas afectadas en los pacientes
con autismo refieren un déficit en el contagio emocional y la mimetización. En
el que se ve alterada la capacidad de reconocimiento de las emociones del otro
y la identificación de sus expresiones.
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¿Cuál es la incidencia de la implementación en una intervención basada
en la TAA (Caninoterapia) en los componentes afectados de la conducta
empática en un caso de un niño con autismo?
Estudios previos han demostrado los beneficios que genera la TAA; haciendo
hincapié a la Caninoterapia. Aunque se conoce un amplio campo en métodos
de intervención, la TAA puede aumentar las conductas sociales de manera
positiva. (Oropesa, P., García, I., Puente, v., Matute, Y., 2009). El perro por su
carácter afable tiene la capacidad de adaptarse al medio, las personas y las
situaciones que el terapeuta lo incluya.
Se conoce la incidencia de los animales en las TAA, con diferentes colectivos,
funcionalidades y objetivos. Los animales hacen un papel de agente motivador
y reforzador de conductas; además de la actuación que tienen como
catalizadores de emociones; poseen efectos socializadores efectivos,
fomentando el aumento de las habilidades sociales, la atención, la
concentración, la comunicación y la autoestima. (Llopis, M., 2012).
Es por ello que en este caso vamos a investigar la incidencia de la TAA en las
conductas empáticas afectadas en un niño diagnosticado con autismo, en un
estudio de caso.
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MARCO TEÓRICO
Origen del Autismo
Etimológicamente el término autismo viene de la palabra griega eaftismos, que
significa “Encerrado en uno mismo”. Este término fue introducido en el campo de
la psicopatología por Eugene Bleuler en su obra Dementia Praecox or the Group
of Schizophrenias, en el que el autismo hacía referente a uno de los síntomas
particulares en la esquizofrenia. Según Bleuler (Garrabé, 2012) el autista tiene un
repliegue de su vida mental en sí mismo, construyendo un mundo cerrado
separado de su realidad exterior, por ello responde muy débilmente a los
estímulos que le rodean. Para Bleuler el pensamiento autista tiene un contenido
simbólico, analógico, fragmentado y de asociaciones accidentales.
Años más tarde Leo Kanner define el autismo como síndrome (kanner, L., 1943)
después de un estudio realizado a once niños que manifestaban una serie de
propiedades conductuales, en las que abarcaban la incapacidad para establecer
relaciones sociales con sus semejantes, el retraso de lenguaje, las estereotipias,
las ecolalias, la conducta autolesiva y la intolerancia al cambio del entorno. De los
once niños sólo ocho lograron desarrollar lenguaje hablado pero sin ser
comunicativo. Desde el primer momento, dio especial relevancia a los déficits
interpersonales, por ello se concluyó que era un trastorno socio afectivo y aunque
incluyó los problemas lingüísticos y cognitivos en su descripción, estos pasaban a
un segundo lugar con menor importancia.
Posterior a Bleuler y Kanner aparece Hans Asperger quien publicó Die Autistichen
Psychopathen im Kindesalter, (Garrabé, 2012) en el que se mostraban una serie
de casos de niños que compartían los mismos rasgos clínicos del síndrome de
Kanner, aunque los niveles cognitivos descritos por Asperger eran superiores a los
descritos por Kanner. De manera que Asperger afirma que el trastorno
notablemente afectado del síndrome lo constituye las limitaciones de la esfera
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socio afectiva. De allí le da especial relevancia a la dificultad que estos sujetos
tienen para expresar y demostrar sentimientos.
Años después se inician estudios de orden demográfico realizados por Lorna Wing
y Judith Gould donde revelaron que la parte afectada del cerebro son los lóbulos
frontales; y a su vez se analizó un deterioro en la comunicación, la imaginación y
la socialización. (Wing, Gould, 1979).
Características Clínicas
El Autismo comprende rasgos característicos clínicos que según el DSM IV-TR
incluyen: notable afectación de la práctica de comportamientos no verbales
múltiples, incapacidad para desarrollar relaciones con coetáneos apropiados al
nivel de desarrollo, Puede faltar la búsqueda espontánea de disfrutes, intereses u
objetivos compartidos con otras personas (p. Ej., no mostrando, llevando o
señalando objetos que consideran interesantes), puede estar presente la falta de
reciprocidad social o emocional, con frecuencia el sujeto tiene sumamente
afectada la conciencia de los otros y una alteración en la comunicación que afecta
lo verbal y no verbal.
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Criterios DSM-IV-TR
F84 TRASTORNOS GENERALIZADOS DEL DESARROLLO
F84.0 Trastorno Autista
A. Existe un total de 6 (o más) ítems de 1, 2 y 3, con por lo menos dos de 1, y
uno de 2 y de 3:
1. Alteración cualitativa de la interacción social, manifestada al menos por dos
de las siguientes características:
a. Importante alteración del uso de múltiples comportamientos no verbales,
como son contacto ocular, expresión facial, posturas corporales y gestos
reguladores de la interacción social.
b. Incapacidad para desarrollar relaciones adecuadas con compañeros al nivel
de desarrollo.
c. Ausencia de la tendencia espontánea para compartir con otras personas
disfrutes, intereses y objetivos (p. ej., no mostrar, traer o señalar objetos de
interés).
d. Falta de reciprocidad social o emocional.
2. Alteración cualitativa de la comunicación manifestada al menos por dos de
las siguientes características:
a. Retraso o ausencia total del desarrollo del lenguaje oral (no acompañado de
intentos para compensarlo mediante modos alternativos de comunicación,
tales como gestos o mímica).
b. En sujetos con un habla adecuada, alteración importante de la capacidad
para iniciar o mantener una conversación con otros.
c. Utilización estereotipada y repetitiva del lenguaje o lenguaje idiosincrásico.
d. Ausencia de juego realista espontáneo, variado, o de juego imitativo social
propio del nivel de desarrollo.
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3. Patrones de comportamiento, intereses y actividades restringidos, repetitivos y
estereotipados, manifestados por lo menos mediante una de las siguientes
características:
a. Preocupación absorbente por uno o más patrones estereotipados y
restrictivos de interés que resulta anormal, sea en su intensidad, sea en su
objetivo
b. Adhesión aparentemente inflexible a rutinas o rituales específicos, no
funcionales
c. Manierismos motores estereotipados y repetitivos (p. ej., sacudir o girar las
manos o dedos, o movimientos complejos de todo el cuerpo)
d. Preocupación persistente por partes de objetos
B. Retraso o funcionamiento anormal en por lo menos una de las siguientes
áreas, que aparece antes de los 3 años de edad: 1 interacción social, 2
lenguaje utilizado en la comunicación social o 3 juego simbólico o imaginativo.
C. El trastorno no se explica mejor por la presencia de un trastorno de Rett o de
un trastorno desintegrativo infantil.
En los sujetos que hablan cabe observar una notable alteración de la habilidad
para iniciar o sostener una conversación con otros, se observa una falta de juego
usual espontáneo y variado o de juego imitativo social propio del nivel de
desarrollo del sujeto, cuando se desarrolla el habla el volumen, la entonación, la
velocidad, el ritmo o la acentuación pueden ser anormales. Puede ponerse de
manifiesto una alteración de la comprensión del lenguaje merced a la incapacidad
para comprender preguntas, instrucciones o bromas simples. El juego imaginativo
suele estar ausente o notablemente alterado.
15
Teoría de la Mente.
Un concepto clave, procedente de estudios en psicología cognitiva y etología
comparada, para entender qué aspectos se ven afectados en la interacción social
en pacientes con autismo es el de Teoría de la Mente o Mind Theory.
Se define como la capacidad y habilidad que tenemos para comprender y predecir
la conducta de otras personas, sus sentimientos, conocimientos, emociones,
creencias, etc. De manera que esta habilidad se toma desde una perspectiva,
como una habilidad “heterometacognitiva” ya que se hace alusión a un sistema
cognitivo que logra comprender los contenidos de otro sistema cognitivo diferente
del que se está ejecutando dicho conocimiento. (Tirapu-Ustárroz, Pérez-Sayes,
Erekatxo-Bilbaoa, Pelegrín-Valero. 2007)
Los autores Ángel Riviere y Juan Martos (2000) compilan características de estos
niños en su libro “El niño pequeño con autismo” y señalan lo siguiente: “Una
normalidad aparente en los ocho o nueve primeros meses de desarrollo,
acompañada muy frecuentemente de una característica “tranquilidad expresiva”,
que es vivida por los padres como un rasgo temperamental del niño, y no como
una muestra de alteración de su desarrollo; (2) ausencia (frecuentemente no
percibida como tal) de conductas de comunicación intencionada, tanto para pedir
como para declarar, en la fase elocutiva del desarrollo, entre el noveno y el décimo
séptimo mes, con un aumento paulatino de un patrón de pérdida de
intersubjetividad, iniciativa de relación, respuestas al lenguaje y conductas de
relación, y (3) finalmente, una clara manifestación de alteración cualitativa del
desarrollo, que suele coincidir precisamente con el comienzo de la llamada “fase
elocutiva” del desarrollo, caracterizada por cambios revolucionarios, a los que
luego nos referiremos, en el desarrollo mental y comportamental del niño. En esta
fase, resulta ya evidente un patrón de desaferentización, limitación o ausencia de
lenguaje, sordera aparentemente paradójica, ritualización creciente de la actividad,
16
oposición a cambios ambientales y ausencia de competencias intersubjetivas y de
ficción” (Rivere – Martos, 2000, en capítulo 1: pág. 10)
Por otro lado “Las raíces del autismo son biológicas e incurables pero es mucho lo
que puede hacerse para quienes lo sufren lleven una vida más adaptada” (Frith,
2003, Pág. 43). Si bien, aunque el autismo no tiene cura se puede construir un
mundo exterior más agradable para ellos, ya que el acceso al mundo interior de
los autistas es limitado. Por lo tanto existe un interés explícito de las familias
afectadas es encontrar herramientas que le permitan comprender y tratar a sus
hijos.
Para la comunidad científica es de gran interés los problemas de conducta social
que tienen los autistas. Para el imaginario social, el autista es un niño
ensimismado, que poco le importa el mundo, que no juega ni habla con nadie, más
que consigo mismo. Niños que no son comprendidos y que tampoco comprenden
al otro, pues carecen de la capacidad de pensar y sentir lo que otros sienten. Es
decir, presentan un déficit mentalista.
Con lo anterior se hace mención a la Teoría de la Mente, la cual recordemos es
definida como la capacidad de pensar y sentir sobre lo que pensamos y sentimos
sobre nosotros mismos, y sobre lo que los otros piensan. Con la suficiente
experiencia podríamos forjar una teoría de la mente que nos permita especular
sobre las motivaciones psicológicas de nuestra conducta y así poder manipular,
las creencias y actitudes de los demás. (Frith, 2003, pág. 48). Observamos lo
observable, leemos lo no observable.
Los niños autistas no reconocen las emociones expresadas por otros, pues no
tienen la capacidad para comprender las emocionalidades plasmadas en los
gestos, en la conducta y en los contextos sociales.
En 1991, Dan Batson entiende la empatía como una emoción representante
conforme con el estado emocional del otro. Es decir, tener sentimientos de interés
y compasión orientados hacia la otra persona que resultan de tener conciencia del
17
sufrimiento de ésta. De esta manera se entiende como una emoción que suscita
ante la presencia de un determinado estímulo situacional. (Fernández-Pinto,
López-Pérez, Márquez. 2008)
Respecto a lo anterior las competencias empáticas una de las más afectadas en
este trastorno, el niño no tiene la capacidad de sentir y percibir las necesidades y
deseos del otro. La empatía se refiere a la habilidad cognitiva de una persona
para comprender el universo emocional de otra. Consiste en el esfuerzo de
carácter objetivo y racional para llevar a cabo el proceso de compresión intelectual
que permita comprender los sentimientos del otro. Esta capacidad puede
desembocar en una mejor comprensión de sus acciones o de su manera de
decidir determinadas situaciones.
Los sujetos con empatía tienen la capacidad de oír a los demás y de comprender
sus problemas como sus acciones. (Blasco, J., Bueno, V., Navarro, R; 2002)
Empatía, Cognición Social y Autismo
Empatía es un término que viene del griego (emptheia, ‘sinceridad’ o
‘sentimiento’). Lo usaron originalmente médicos alemanes, como Titchener en
Einfuhlung, quien la definió como proyectar en uno mismo lo que se observa
(Tichener, E., 1909).
La empatía es un componente esencial para la experiencia emocional y la
interacción social, y denota una respuesta afectiva a estados mentales
directamente percibidos, imaginados o de sentimientos inferidos por otra persona
(Batson, C., 2009). Ocurre cuando la observación o imaginación de estados
afectivos en otros induce estados compartidos en el observador (Singer, T., 2009),
lo que nos permite ‘ponernos en la piel del otro’. A través de ella podemos
comprender los estados emocionales, y nos permite no sólo comunicar e
18
interactuar con otros en aspectos afectivos y placenteros, sino, también, predecir
acciones, intenciones y sentimientos de otros. Esta motivación genera una
verdadera conducta prosocial (Batson, C., 2009).
Se ha considerado a la empatía sinónimo de contagio emocional, mimetización,
simpatía, compasión e interés empático. Si bien son conceptos relacionados y
necesarios para el desarrollo de una cognición social adecuada, no representan lo
mismo, aunque todos son necesarios para el desarrollo de la empatía o su
consecuencia.
A continuación, analizaremos cada uno de estos componentes y su relación con la
empatía.
Componentes relacionados con la empatía
Contagio emocional
Este proceso relacionado con la empatía consiste en la tendencia a ‘tomar’ las
emociones de otras personas, lo que Hatfield denomina ‘empatía primitiva’
(Hathfield, E., 2009).
Podemos, de forma involuntaria, tomar las emociones de otros, aun sin conciencia
de empatía o reconocimiento emocional.
Mimetización
Es una tendencia automática a sincronizar expresiones afectivas, vocalizaciones,
posturas o movimientos de otra persona (Hatfield, E., 2009).
Estudios electromiográficos de los músculos faciales en personas que veían en la
cara de otra persona expresiones de alegría o tristeza detectaron contracción de
los músculos relacionados con dicha expresión en el observador.
19
Mimetizar, entonces, es un fenómeno ‘automático’, que facilita compartir y
entender las emociones del otro (Sonnby-Borgström, M., 2009). Si lo relacionamos
con la cognición social, podemos inferir que es un elemento importante en el
desarrollo de la teoría de la mente.
No obstante, esta mimetización no tiene siempre la misma intensidad. Existen
mecanismos regulatorios en más o en menos que están relacionados con la
persona que empatiza y el objetivo o persona empatizada, y también con la
relevancia social del estímulo (Larsen, J., 2010).
Simpatía, compasión e interés empático
Es importante poder discernir entre empatía, simpatía, compasión e interés
empático. Está claro que en todas se generan cambios afectivos en el observador
en respuesta a la percepción o imaginación del estado afectivo de otra persona.
De cualquier manera, la diferencia discurre en que la empatía envuelve
sentimientos isomórficos con los de la otra persona, mientras que la simpatía, la
compasión y el interés empático no necesariamente involucran sentimientos
compartidos. Por ejemplo, empatizar con una persona que se siente triste puede
resultar en un sentimiento de tristeza en uno mismo, mientras que simpatizar,
tener interés empático o sentir compasión por una persona triste puede
generarnos pena o preocupación por esa persona, pero no tristeza.
Teniendo en cuenta estos ejemplos, podemos distinguir la empatía de la simpatía,
la compasión y el interés empático, entendiendo que la empatía denota que las
emociones del observador reflejan sentimientos compartidos (‘sentirse con’ la otra
persona), mientras que la simpatía, la compasión y el interés empático denotan
20
que las emociones observadas están inherentemente orientadas al otro (‘sentir
por’ la otra persona).
De Vignemont y Singer (Larsen, J., 2010) pusieron un ejemplo muy claro, que es
el de sentir celos: cuando un observador ve que alguien está celoso de él, él no se
va a sentir celoso, sino que va a simpatizar o compadecerse de la persona celosa,
es decir, no va a sentir lo mismo, va a sentir lo adecuado. No obstante, esta visión
de la empatía relacionada específicamente con la conducta altruista y prosocial no
siempre es así, dado que, por ejemplo, ver sufrir a una persona que se encuentra
en competencia y es nuestro oponente puede generarnos empatía, en la medida
que el aumento del sufrimiento nos beneficia en los aspectos relacionados con
nuestro beneficio.
No obstante, la empatía se relaciona persistentemente con compartir afectos, la
comprensión de los sentimientos del otro y el compromiso en conducta de ayuda.
Así, podemos considerar la simpatía como el sentimiento por el otro, generalmente
asociado con el deseo de verlo mejor o más feliz; la compasión, como el estado
emocional y motivacional caracterizado por sentimientos de amor, ternura y un
genuino deseo de bienestar de los otros; y el interés empático, como el estado
emocional y motivacional
Trastornos del espectro autista y su relación con la empatía
El autismo se considera un síndrome conductual, de base biológica, producto de
una afectación en la socialización, la interacción social, la comunicación y el
lenguaje, asociado a conductas estereotipadas e intereses restringidos (Ruggieri,
V., 2011). El déficit en la cognición social es el eje sobre el que giran los aspectos
relacionados con la génesis de los TEA.
21
Sabemos que el autismo puede estar asociado a diversas enfermedades o
síndromes conocidos, ser el fenotipo o expresión de cambios en el sistema
nervioso central producidos por un genotipo específico o agresiones tempranas de
éste.
En el momento actual no hay un único marcador biológico específico que permita
el diagnóstico de los TEA, por lo que su reconocimiento se basa en la observación
clínica, a través de profesionales entrenados y mediante técnicas estandarizadas
para su diagnóstico.
Desde sus primeras descripciones, Kanner y Asperger (Kanner, L., 1943)
jerarquizaban la afectación en la socialización como uno de los ejes centrales en
las personas con TEA asociado a retraso o afectación del lenguaje e intereses
restringidos.
Si bien la teoría de la mente permite comprender muchos aspectos de las bases
neuropsicológicas de los TEA (Baron-Cohen, S., 1995) la teoría de la
empatización y sistematización nos permite entender cómo se complementa el
déficit de la empatía, junto con la hipersistematización, para el desarrollo de estos
trastornos (Baron-Cohen, S., 2008)
Teoría de la empatización y sistematización
Baron-Cohen (Baron-Cohen, S., 2008) conceptualizó que parte de los síntomas de
los TEA podrían explicarse por un desequilibrio, una mezcla de déficit (pobre
empatización) y sobreexpresión (excesiva sistematización).
Como referíamos previamente, la empatía se reconoce como la atribución de los
estados mentales de uno mismo y de otros, es lo que nos permite dar sentido o
entender acciones de otras personas y reaccionar adecuadamente a los estados
mentales de los otros (Batson C., 2009)
22
Así como la empatización es deficitaria, algunos aspectos cognitivos de las
personas con autismo pueden ser sobreexpresados, lo que puede explicar parte
de sus síntomas, y podría ser una respuesta para compensar otras deficiencias.
La persona con autismo tiende a sistematizar, analizar objetos y eventos para
comprenderlos y poder predecir futuras conductas. Como ejemplos de sistemas
que están en su entorno y tienden a utilizarse, observamos los técnicos (equipos
de música), abstractos (aparatos informáticos, matemáticos), geográficos,
naturales, geológicos, etc. Analizando estos dos conceptos, la tríada de déficit
relacionada con trastornos en la empatización sería: la afectación social, el
trastorno en la comunicación y el pobre desarrollo de la teoría de la mente,
mientras que la hipersistematización estará relacionada con las islas de
habilidades, obsesiones por sistemas y conductas repetitivas. Podríamos, así,
conceptualizar el cerebro en dos aspectos: el cerebro social, cuya afectación se
expresa como déficit en la empatía; y el cerebro analítico, en el cual una
hipersistematización podría llevar a un hiperfuncionamiento analítico.
Un aspecto interesante que se debe considerar son las observaciones de
trastornos en la empatía y en la sistematización en padres y familiares cercanos
de individuos autistas.
Así, se ha observado mayor rigidez, ansiedad y tendencia a la soledad en padres
de personas autistas, rendimiento sobre lo normal en el reconocimiento de figuras
escondidas y en pruebas de alta sistematización, por lo que podemos inferir que
los padres de personas con autismo tienen tendencia a padecer alteraciones en la
empatía o a la sistematización. Justamente, Baron-Cohen et al (Baron Cohen, S.,
2008) notificaron una mayor incidencia de TEA en familiares de ingenieros,
matemáticos o físicos.
23
Signos sutiles presentes en familiares cercanos no autistas de personas autistas,
pueden ser particularmente informativos de la etiología y de la base genética de
éste, ya que podrían representar diferencias primarias que no fueron
enmascaradas por el síndrome autista, tendencia a la sistematización no
sobreexpresada sin tener, además, afectación de la empatía. Incluso se ha
considerado que niños hijos de científicos o ingenieros pueden heredar genes que
no sólo les confieren talentos intelectuales, sino que pueden predisponerlos al
autismo.
Enfoques de terapia en Autismo
Dentro de la gran diversidad de modelos de intervención en Trastornos del
Espectro Autista, se puede atender la siguiente clasificación (Roberts, J. & Prior,
M.A., 2006):
Intervenciones psicodinámicas
De uso casi obsoleto hoy en día; parten de una interpretación no validada del
autismo, como daño emocional secundario a la falta de desarrollo de un vínculo
estrecho del niño con los progenitores, especialmente la madre.
No existe evidencia de que el autismo tenga una causa psicológica y los
tratamientos psicoanalíticos (holding therapy, gente teaching, Pheraplay) no han
demostrado evidencia satisfactoria en estudios de investigación (Smith, T., 1996)
24
Intervenciones biomédicas
Se han hecho diversos intentos por tratar los síntomas nucleares del autismo a
través de medicaciones o modificaciones en la dieta, en un intento de poder llegar
a revertir el autismo. Hasta la fecha ninguno de estos tratamientos ha demostrado
eficacia alguna de forma científica.
Medicación
No existe un tratamiento médico para las manifestaciones nucleares del autismo,
aunque algunas medicaciones tratan los síntomas y las enfermedades que suelen
asociar los niños con TEA, como la epilepsia, los trastornos de conducta o las
alteraciones del sueño. Fármacos específicos como naltrexona (Broadstock, M.,
2003), secretina (Calderón, R., 2000; Williams, K., 2005) o ACTH (Perry, A., 2003)
se han demostrado inefectivos.
Medicina complementaria y alternativa
Las dietas de exclusión (libres de gluten o caseína) (Christison G., 2006; Milward,
C., 2004), los tratamientos antimicóticos o con quelantes (Roberts, J., 2008), la
evitación de la vacuna triple vírica (Demicheli, V., 2005; Madsen, K., 2003) o los
suplementos dietéticos o vitamínicos (Kern, J., 2001; Findling, R., 1997;
Amminger, G., 2007) no han demostrado eficacia, e incluso algunos pueden
resultar potencialmente dañinos.
Intervenciones psicoeducativas
Intervenciones conductuales
Se basan en enseñar a los niños nuevos comportamientos y habilidades, usando
técnicas especializadas y estructuradas:
25
– Programa Lovaas. El Dr. Lovaas, en la Universidad de California-Los Ángeles,
desarrolló el Young Autism Project (Lovaas, O., 1987; Lovaas, O., 2003),
proponiendo un entrenamiento exhaustivo y altamente estructurado.
A pesar de que con su método se consiguen mejorar habilidades como la
atención, la obediencia, la imitación o la discriminación, ha sido criticado por los
problemas en la generalización de las conductas aprendidas para un uso en un
ambiente natural espontáneo, por basar sus resultados fundamentalmente en la
mejora del cociente intelectual (CI) y porque el medio de aprendizaje altamente
estructurado no es representativo de las interacciones naturales entre adultos y
niños (Myers, S. 2007).
– Análisis aplicado de la conducta (ABA) contemporáneo. Se basa en promover
conductas mediante refuerzos positivos y extinguir las no deseadas eliminando
consecuencias positivas, buscando un mecanismo de ‘extinción’. Se describirá
más adelante. Algunos de los modelos basados en ABA contemporáneo son:
Pivotal Response Training (PRT), Natural Language Paradigm (NLP) e Incidental
Teaching.
Intervenciones evolutivas
Ayudan al niño a desarrollar relaciones positivas y significativas con otras
personas. Se centran en enseñar técnicas sociales y de comunicación, en
ambientes estructurados, así como desarrollar habilidades para la vida diaria
(habilidades ‘funcionales’ y ‘motoras’):
– Floor Time (tiempo suelo) DIR (Developmental Individual-Difference,
Relationship-Based Model): modelo de desarrollo basado en las diferencias
individuales y en las relaciones.
– Responsive Teaching (RT): educación en responsabilidad.
26
– Relationship Development Intervention (RDI): intervención para el desarrollo de
relaciones.
Intervenciones basadas en terapias
Se centran en trabajar dificultades específicas, generalmente centrándose en el
desarrollo de habilidades sociales y de comunicación (patología del lenguaje) o en
el desarrollo sensoriomotor (terapia ocupacional):
– Intervenciones centradas en la comunicación: estrategias visuales e instrucción
con pistas visuales, lenguaje de signos, sistema de comunicación por intercambio
de imágenes (PECS), historias sociales (social stories), dispositivos generadores
de lenguaje (SGDs), comunicación facilitada (FC), y entrenamiento en
comunicación funcional
(FCT).
– Intervenciones sensoriomotoras: entrenamiento en integración auditiva (AIT) e
integración sensorial.
Intervenciones basadas en la familia
Su fundamento se basa en enfatizar la idea de que la inclusión de la familia en el
tratamiento es fundamental para las necesidades del niño. Aportan entrenamiento,
información y soporte a todos los miembros de la familia. Son el programa PBS y
el programa Hanen.
Intervenciones combinadas
Algunas intervenciones combinan elementos de métodos conductuales y
evolutivos, por lo que generalmente resultan más eficaces: el modelo SCERTS, el
modelo TEACCH (comentado más adelante), el modelo Denver y el modelo LEAP.
27
Terapia Asistida con Animales
La Terapia Asistida con Animales se enmarca dentro del campo de intervenciones
psicoeducativas.
Realmente es conocida en el pasado desde Grecia, cuando se creía que los
perros curaban enfermedades.
La primera vez que se tuvo constancia de la utilización científica de la utilización
de animales como terapia fue con el inglés William Tuke quien fue pionero en el
tratamiento de enfermos mentales sin métodos que afectaran la esfera física y
psicológica del paciente. Tuke percibió que los animales podían proporcionar
determinados valores humanos en dichos enfermos, aprendiendo el autocontrol
por medio del reforzamiento positivo, esto se llevó a cabo en el Retreat de York en
1792 por la “Society of Friends” (Zamarra, 2012)
En 1867 animales de compañía intervinieron en el tratamiento de epilépticos en
Bethel, Bielfield en Alemania. Actualmente es un sanatorio que presta sus
servicios a 5.000 pacientes con trastornos físicos y mentales en el que varios tipos
de animales son parte activa del tratamiento y cuidar de ellos es una parte
importante del programa. (Zamarra, 2012)
En 1948 el Dr Samuel B. Ross fundó en las afueras de Nueva York el centro
Green Chimneys, la cual es una granja especializada para la reeducación de niños
y jóvenes con trastornos del comportamiento mediante el trabajo con animales
(Zamarra, 2012)
En 1953 el psiquiatra Boris M. Levinson en una de sus habituales terapias con un
niño que presentaba trastornos de retraimiento observa como el niño reaccionaba
positivamente ante la presencia de su perro Jingles, de allí le surgió la idea de
explorar como coterapeuta a su compañero. En los 60’s fue pionero al emplear Pet
Facilitated Psychotherapy (PFP) con niños con trastornos del comportamiento,
déficit de atención y problemas de comunicación (Zamarra, 2012). Según Levinson
la relación entre autistas y animales es posible gracias a la forma en que se
28
aproxima el animal a la vida, porque no le importan los valores sociales pero
responde de manera primaria al amor y al cariño. Los animales, en especial los
perros, no juzgan, no exigen, sino que aceptan incondicionalmente.
En 1966, Erling Stordahl, músico ciego, fundó el Centro Beitostolen, en Noruega,
para la rehabilitación de invidentes y personas con discapacidad física, en donde
perros y caballos intervinieron en el programa para animar a los pacientes a hacer
ejercicio. Muchos de ellos aprendieron a esquiar, montar a caballo y a disfrutar de
una vida más normalizada que incluyera una cierta actividad deportiva.
En 1973, Elizabeth Yates trabajó con un perro que ayudaba a los niños en un
Hospital Mental en Michigan.
En 1974 Samuel y Elisabeth Corson realizaron un programa para evaluar la
viabilidad de la TAA en un entorno hospitalario, en el que emplearon perros con 50
pacientes que no respondían al tratamiento convencional, obteniendo grandes
resultados, como el aumento de la comunicación, aumento de la autoestima,
independencia y capacidad de asumir responsabilidad para el cuidado de los
animales.
Por otro lado en el Centro Forense de Darkwood en Ohio, el asistente social del
Hospital Psiquiátrico David Lee, estableció una instalación para enfermos
mentales peligrosos e introdujo animales que actuaron como catalizadores de
interacciones sociales entre el personal y los pacientes, así mismo se redujo
significativamente las conductas violentas de estos enfermos (Zamarra, 2012).
En 1975 Ian Robinson afirma que la presencia de mascotas tiene una fuerte
influencia en los marcadores psíquicos de estrés como la HTA o la ansiedad,
disminuyéndolos en gran medida (3).
El perro, que para la cultura popular es considerado como el mejor amigo del
hombre, se conoce también hoy en día como Perro de Terapia o de Servicio.
Dichos perros se utilizan para alcanzar 3 funciones principales:
29
1. Mejorar la movilidad de la persona
2. Alcanzar objetivos
3. Facilitar la socialización e independencia. Se les enseña tareas sencillas como
empujar las sillas de ruedas de los discapacitados, abrir y cerrar puertas, prender
y apagar luces, alcanzar el teléfono y recoger objetos. Además de brindar
compañía (Oropesa, P., García, I., Puente, V., Matute, Y., 2009)
Ahora bien, la TAA ha sido una herramienta que va de la mano con psicólogos en
el manejo de pacientes con autismo, ya que el perro por su carácter afable y la
capacidad que tiene para relacionarse con las personas es un facilitador en las
intervenciones terapéuticas.
La presencia de animales en niños con autismo ha demostrado que pueden
aumentar significativamente conductas sociales positivas. Así lo demuestra el
estudio realizado por Marguerite E O’Haire y sus colegas de la Universidad de
Queensland, Australia. El estudio fue llevado a cabo en 5 niños de 13 años de
edad con Autismo en donde se observó y examinó las interacciones con los
diferentes niños y un adulto en contraste con sus pares típicamente en desarrollo y
la presencia de dos conejillos de indias en reemplazo por los juguetes. (Oropesa,
P., García, I., Puente, v., Matute, Y., 2009)
Lo interesante de esta investigación fueron los resultados arrojados, y es que los
niños en presencia de los animales muestran comportamientos sociales
apropiados, como buscar el contacto físico, establecer miradas e incluso
verbalizaciones que antes no se notaban.
Por lo anterior, en vías de realizar un aporte cada vez más significativo La
fundación española Bocalán, realiza Terapias Asistidas con Animales desde el
2001. Su actual Psicóloga y miembro de la fundación Andrea López Bosch explica
que no es una terapia alternativa, sino complementaria.
Esta terapia es diferente debido al cambio de la herramienta, en este caso el
animal, quien permite una mejor intervención en los niños que padecen el
30
Espectro Autista; aunque no tenga poderes curativos, el animal es un estímulo
llamativo e interactivo para el niño. Los objetivos varían de acuerdo al terapeuta y
con el perro se permite tener un mejor abordaje al paciente. Miriam Rocha Díaz
(2011) afirma que los resultados son satisfactorios tanto para la familia como para
el terapeuta. El perro es un reforzador muy potente y versátil que permite ir
modelando, apoyando o reforzando nuevas conductas.
Una investigación realizada por Martínez, Matilla y Todó (2010) demostró la
utilidad que tiene el perro al momento de intervenir al niño. Para llevar a cabo la
Terapia Asistida con Perros se debe tener en cuenta que el instrumento con el que
se realiza la terapia es un ser vivo, con sentimientos y emociones; así mismo ha
de considerar los cuidados del animal cuando esté dentro de la casa, la higiene y
las consultas veterinarias. Hemos de tener presente que es un trabajo en equipo,
en el que cumplen funciones fundamentales el terapeuta, el niño y el perro que
hace el trabajo de co – terapeuta.
Tanto las sesiones como la terapia mejoran la calidad de vida de los pacientes
permitiendo que mejoren las habilidades de interacción social con el mundo que
les rodea, las habilidades de lenguaje verbal y no verbal, el despertar de
emociones, etc. La recolección de datos por medio de encuestas les permitió
saber que conocimientos tenían las personas sobre la T.A.A.P y con ello llegaron
a la conclusión que incorporar un perro a la vida de una persona enferma le trae
muchos beneficios, que las personas no están muy enteradas sobre esta nueva
terapia, además, esto debe ir amparado por una ley que les permita la entrada a
los animales a lugares públicos y privados siempre y cuando estén realizándola.
De manera que la Terapia Asistida con Perros ha sido beneficiosa tanto para
familias como para niños que padecen de autismo, pues los resultados obtenidos
han sido favorables. Citando el caso de Eduardo, un paciente que durante 28 años
de su vida ha padecido de autismo, se le ha presentado la oportunidad de
implementar una nueva herramienta que le ha permitido cambiar su actitud y
mejorar su condición de vida, y es el trabajo con perros. Hace un año está
vinculado con la Sede: Autismo – Aragón en Zaragoza dirigida por Vicente Cuairán
31
terapeuta de la Asociación Nacional de Terapias y Actividades-Asistidas por
Animales (Anta), quien lleva un proyecto piloto con el fin de disminuir la carencia
en métodos de intervención con niños Autistas. La terapia que se implementó en
Eduardo consistía en la interacción con Luna y Loba, dos perras Golden Retriever
de un año. (Cuairán, 2012)
En el tiempo de intervención las mejoras en Eduardo fueron notables, al comienzo
él sentía temor pero con la constante interacción lo fue perdiendo. Lo más
importante es el vínculo que se origine entre ellos para así propiciar una buena
terapia, al niño se le pide que controle su propio mundo y el mundo del perro.
Vicente Cuairán (2002) afirma: “Con el perro cambian los roles. El niño ordena al
perro, al mismo tiempo que se le da la posibilidad de alterar el orden de las fases
en que está organizada la terapia”
Así mismo Miguel Ángel Signes Llopis narra que la terapia asistida con animales
en países europeos se lleva a cabo hace varios años, ésta tuvo sus comienzos en
España en la que se ha demostrado científicamente los beneficios de las terapias
en pacientes autistas, discapacitados mentales y físicos, entre otros, por ello ha
ganado varios seguidores. Sobre el Autismo existen estudios y literatura basada
en personas que padecen el trastorno y como herramienta, usan animales en su
intervención. Autores como Granger y Kogan (2003) dicen: “El uso de la TAA ha
tenido éxito con niños autistas, especialmente en el aumento de la autoestima, la
socialización y el desarrollo de las habilidades del lenguaje (Law& Scott, 1995)” Se
sabe que la utilización de perros en estas intervenciones permite que haya un
aumento de la interacción social y disminución de conductas de auto estimulación,
además aumentan las conductas de juego. La aproximación entre el niño y el
terapeuta irá acompañado por un mejor lenguaje acompañado de signos o
también verbalizado. (Llopis, s.f.)
Por otro lado pero siguiendo la secuencia de ideas Omar Segura habla de los
perros de asistencia como una gran herramienta para las familias con niños que
sufren el Espectro Autista, ellos facilitan la interacción y les proporcionan
compañía. De manera que no sólo ayudan a los niños, sino también a los padres
32
como colaboradores indispensables quienes ven cambios conductuales en sus
hijos de manera evidente. Quisquilla y Muffin son dos caninas que ayudan a dos
niños que padecen el Espectro Autista, ellas ayudan en el vínculo, la seguridad, la
confianza, el manejo del tiempo, la integración sensorial, la mejora de los patrones
del sueño, la reducción de estereotipas (conductas repetitivas, movimientos o
palabras automáticas) a estos dos niños.
“Este proyecto nació en Canadá, hace 10 años, a través de “National Service
Dogs”, organización que desarrolla un programa de perros de asistencia para
ayudar a que los niños con autismo puedan integrarse mejor en sociedad,
controlar mejor sus impulsos, reducir comportamientos como los de fuga y mejorar
la calidad de vida de sus familias”.(Segura, 2010)
Existen centros de terapia que ofrecen diferentes programas para la población
afectada, ya sea con trastornos psicológicos o físicos. Es el caso de la entidad
privada EtoHorus (Nº 2.875.494) quien ofrece programas de terapia asistida con
animales a pacientes de todo tipo, desde niños que padecen el Espectro Autista
hasta los que padecen Trastornos de Hiperactividad y Déficit de la Atención.
Abarca desde niños hasta personas de avanzada edad, El Técnico debe realizar
toda la batería de “juegos” en los que se basa cada sesión, una vez que el
terapeuta ha definido los objetivos que quiere alcanzar, con la peculiaridad de que
cada paciente requiere como mínimo un par de ejercicios personalizados, estos
son creados solo para él, si el paciente es un niño que padece parálisis cerebral y
le apasionan los coches, estos deben formar parte del juego.
El animal forma parte integral del tratamiento y es seleccionado y preparado para
alcanzar los objetivos terapéuticos (favorecer aspectos físicos, sociales,
emocionales y/o cognitivos del paciente). Durante la actividad debe estar
acompañado por un guía para prever la aparición de signos que indiquen su falta
de bienestar, brindarle descanso y suministrarle lo necesario. (EtoHorus, 2012)
33
OBJETIVOS DEL ESTUDIO
Pregunta de Investigación
¿Cuál es el efecto de la TAA en la modificación de la conducta empática
afectada en un niño diagnosticado con autismo?
Objetivo General
Identificar la efecto de la TAA en la modificación de la conducta empática
afectada en un niño diagnosticado con autismo
Objetivos Específicos
Explorar el efecto que genera la TAA en la modificación del componente de
contagio emocional o receptividad afectiva de la conducta empática en un
caso de un niño diagnosticado con autismo
Explorar el efecto que genera la TAA en la modificación del componente de
mimetización o sincronía afectiva de la conducta empática en un caso de
un niño diagnosticado con autismo
34
METODOLOGÍA
Tipo de Estudio
Esta investigación tiene un enfoque metodológico de carácter cualitativo
participativo. Las investigaciones de orden cualitativo tienen el objetivo de describir
sucesos complejos en su medio natural, con información preferentemente
cualitativa; según Taylor y Bogdan dicha investigación genera datos descriptivos:
Las narraciones de las personas propiamente habladas o escritas y las conductas
observables. (Taylor; Bogdan; 1992, p. 20 – 23).
Una investigación cualitativa estudia la calidad de las actividades, relaciones,
asuntos, medios, materiales o instrumentos de una determinada situación o
problema. Busca una descripción integral, es decir, intenta analizar
exhaustivamente y con sumo detalle un fenómeno. La investigación cualitativa se
interesa en saber y conocer la dinámica o como ocurre el proceso en que se
suscita el problema. (Vera, L., 2008)
Diseño
El diseño empleado para esta investigación fue un diseño de caso único. Tomando
como referente teórico a Barlow, considera el diseño experimental de caso único
como una alternativa a la investigación que se realiza generalmente en los grupos,
dicha investigación trabaja con un solo sujeto registrando paso a paso sus
comportamientos y los fenómenos a evaluar. (Barlow; 1984).
Una de las cualidades más importantes en un diseño de caso único es la afinidad
con la situación clínica. En ella un terapeuta trabaja con uno o varios sujetos que
puedan representar un caso. El trabajo del terapeuta y del investigador va de la
mano con los objetivos que tengan trazados en la investigación. No requiere
modificar el contexto y va relacionada a la práctica clínica. (Wainer, A., 2012).
35
Sujeto
La elección del sujeto se realizó por medio de un análisis previo a las pruebas
realizadas por la psicóloga del centro, en el que se confirma el Dx clínico de
autismo. Para ello se retomara brevemente la historia clínica del paciente.
El niño presenta las siguientes características:
Santiago Marmolejo
Edad: 8 años
Fecha de Ingreso a la Fundación Prisma: 2008 (Este paciente ha sido
intermitente respecto al ingreso en la fundación, ingresa en el 2008 se retira y
vuelve en 2009, actualmente se encuentra en el programa.) El Dx es Autismo a
nivel moderado con dificultad en todas las áreas del desarrollo. A continuación se
presentará una descripción de las áreas afectadas en el paciente:
Comunicación y Lenguaje.
No es verbal, emite sonidos pero no articula palabras. En terapias pasadas de
Fonoaudiología tuvo un progreso de palabras como (Chao, mamá, hola).
Actualmente no las utiliza en su canal de comunicación.
Relaciones Interpersonales.
Se le dificulta iniciar, mantener y finalizar las interacciones sociales con pares de
forma correcta, el niño observa al par, pero se le dificulta acercarse y adaptarse al
sitio y las actividades que realiza; tiende a alejarse, no comparte los juguetes.
Cuando se le invita al juego, intenta imitar el patrón dado, pero rápidamente
cambia el interés y el propósito del mismo y se limita a mirar el juguete, de igual
manera pasa con ciertas actividades en las que se le re direcciona el objetivo,
inmediatamente pierde el interés y se presencia desmotivación. No establece
contacto visual con el par y se le dificulta mantenerlo con el adulto.
36
Afectividad.
Según el Dx de la psicóloga no presenta afectividad hacia las personas ajenas a
su entorno, sólo denota escaza afectividad hacia la madre.
Interés (Ecolalias, Manierismos, Conducta Obsesiva, etc.).
Santiago presenta conductas de oposición como llorar, gritar, taparse los oídos,
caminar de un lado a otro, mover las manos de forma constante, tirar objetos y ver
como caen, dar vueltas sobre sí mismo y golpear objetos cuando una actividad le
irrita. Los comportamientos alterados varían en frecuencia e intensidad de acuerdo
a las actividades que realiza el niño, cuando estas son solicitadas o dirigidas la
intensidad del comportamiento disruptivo se incrementa y requiere de procesos de
control externo. Presenta estereotipias motoras a alta intensidad, llanto continuo,
le molestan los lugares concurridos y con intensidad de ruido. Le gusta la presión
física. Presenta dificultad en las habilidades pragmáticas y de auto cuidado.
37
Procedimiento
Las actividades se llevaron a cabo de la siguiente manera: El espacio terapéutico
utilizado era un salón que no estuviese cargado de otros estímulos que implicaran
interés en el paciente, es decir, un clima neutro. En total se trabajaron 8 sesiones
cuyo objetivo era identificar la incidencia de la TAA en las conductas empáticas,
haciendo hincapié en el contagio emocional y la mimetización. Las personas
implicadas en el proceso terapéutico fueron el adiestrador, la psicóloga, el
paciente y el co – terapeuta (Canino).
Los materiales que se emplearon para la recolección de datos fueron los diarios
de campo y material de apoyo audiovisual. Para el apoyo audiovisual, se empleó
una videocámara que permitiera recoger ampliamente los elementos de la terapia.
El adiestrador hace parte de Diversión Canina, una empresa dedicada al
adiestramiento y formación de caninos en diferentes servicios. Se empleó un
canino de raza Golden Retriever de 6 años llamado Andy (Q.E.P.D). Para las
actividades de juego con el niño se emplearon pelotas de diferentes tamaños y
colores.
La participación del centro fue activa, siempre presto a ayudar y colaborar en el
proceso terapéutico, brindó el espacio en el que se llevaron a cabo las sesiones y
por supuesto el niño a intervenir.
La investigación dio lugar al análisis de resultados obtenidos de la primera
evaluación que se le realizó al niño para determinar las conductas a intervenir.
Posterior a ello se aplica un tratamiento, en este caso la TAA que permitirá dar a
conocer el impacto sobre las conductas previamente enmarcadas, y así, realizar
una segunda evaluación que pueda determinar si se generó o no alguna
modificación de la conducta.
38
RESULTADOS
El establecimiento de la línea base lo que permite es determinar las conductas
empáticas afectadas en este trastorno. La puntuación base se enfocó en una
escala diseñada exclusivamente para cuantificar los parámetros de dichas
conductas, en tanto a frecuencia y duración de las mismas. Si bien, el contagio
emocional y la mimetización son conductas que se pueden expresar verbalmente,
ésta investigación tomó en consideración las conductas no verbales, debido al
déficit de lenguaje que presenta el paciente. Para este proceso se hará énfasis en
la sesión 1 tomándola como línea base, la sesión 5 presentándola como un
intermedio en el proceso y la sesión 8 como la sesión de cierre.
Es importante recalcar que la presencia del estímulo (Canino) en el núcleo
rutinario del paciente es una novedad; pues nunca ha tenido mascotas ni ha tenido
acercamiento con otros perros. El niño se encuentra ubicado en la Fundación
Prisma y actualmente recibe terapias de salud ocupacional y fonoaudiología. Los
resultados obtenidos se desarrollaron en un espacio neutral para el paciente.
A continuación se presentará los valores a evaluar dentro de las conductas
empáticas afectadas:
Contacto Visual.
Es un tipo de comunicación no verbal en donde el niño enfocaba los ojos del
canino, de manera que el foco de interés del niño era los ojos del animal y
demás partes de su cara.
Seguimiento Visual.
Es la focalización o seguimiento a la conducta manifiesta; es decir,
permanencia en el contacto visual.
39
Conducta de Acercamiento.
Se considera como la aproximación del sujeto al objeto o el objeto al sujeto. El
desplazamiento de las partes para la obtención del objetivo.
Participación.
Se conceptualiza como la intervención del niño en la actividad terapéutica con
el canino, se tienen en cuenta conductas como: Tirar la pelota, tocar el lomo,
hocico, cabeza y montar el lomo del animal.
Resistencia al Cambio.
Se tomará en consideración aquellas conductas evitativas que presenta el niño
para salirse del foco estimular tales como: Agitación psicomotora, llorar, gritar,
abandonar el espacio, cruzarse de brazos, arrojar objetos fuera del espacio
terapéutico.
40
ESCALA DE MEDICIÓN (Tabla 1)
Contagio Emocional Y Mimetización
Sesión 1
1. Conducta Frecuencia Duración
Contacto Visual 5 veces 2 seg. X conducta
Seguimiento Visual No hubo No hubo
Resistencia al Cambio1 Hubo RC -
2. Conducta Frecuencia Duración
Conducta de Acercamiento 2 veces 1 min. X conducta
Participación 4 veces 1 min.
Resistencia al Cambio Hubo RC -
1 Resistencia al Cambio: Se tomará en consideración aquellas conductas evitativas que presenta el niño para salirse del foco estimular tales como: Agitación psicomotora, llorar, gritar, abandonar el espacio, cruzarse de brazos, arrojar objetos fuera del espacio terapéutico.
41
Contagio Emocional Y Mimetización
Sesión 4
1. Conducta Frecuencia Duración
Contacto Visual 7 veces 2 min. X conducta
Seguimiento Visual 4 veces 2 min.
Resistencia al Cambio - -
2. Conducta Frecuencia Duración
Conducta de Acercamiento 5 veces 8 seg. X conducta
Participación 5 veces 8 seg.
Resistencia al Cambio - -
42
Contagio Emocional Y Mimetización
Sesión 8
1. Conducta Frecuencia Duración
Contacto Visual 6 veces 2 min. X conducta
Seguimiento Visual 6 veces 2 min.
Resistencia al Cambio - -
2. Conducta Frecuencia Duración
Conducta de Acercamiento 4 veces 15 seg. X conducta
Participación 4 veces 15 seg.
Resistencia al Cambio - -
43
CONCLUSIONES
Durante el establecimiento de la línea base en nuestro estudio fue verificada la
presencia de anomalías en los procesos de mimetización y contagio emocional.
En las primeras sesiones, hasta que se estableció una mínima adaptación con la
presencia del animal, se pudo observar comportamientos que manifestaban
ausencia en los parámetros de sintonización emocional con el entorno coherente y
ajustado, tanto con personas como con objetos. Este patrón es habitual
encontrarlo en estos pacientes, ya que no se trata de ausencia de afecto, sino de
un afecto expresado de manera distorsionada.
Según los resultados establecidos de las sesiones 1, 4 y 8 se puede interpretar lo
siguiente:
Para la sesión 1 el niño presentó resistencia al cambio en su rutina al incorporar el
canino, se alejaba del animal y corría hacia el lado contrario de dónde este se
encontraba (Éstas dos conductas se establecieron en primer momento), pasados
unos minutos el niño toma el animal de manera inapropiada, es decir, se genera
un acercamiento hacia el animal pero de manera incorrecta, intentando montarlo.
Se establece un contacto visual limitado en duración pero con una repetición de 5
episodios.
Para la sesión 4 el niño no presenta resistencia al cambio, lo que nos indica que
ya ha integrado al canino en su rutina. Aumenta la frecuencia y la duración del
contacto visual, hay una participación del niño hacia el animal invitándolo a jugar
con la pelota. Minutos antes de finalizar la sesión el niño presenta una focalización
sostenida con el animal por una duración de 2 minutos. El acercamiento que hizo
hacia el canino fue constante.
44
Para la sesión 8 se presenta una coordinación entre el contacto visual y el
seguimiento visual, pues en todas las oportunidades que el niño hizo contacto
visual con el canino, seguía cada conducta reproducida por el animal. Así mismo,
se dio en el acercamiento y participación en la actividad terapéutica.
En el ejercicio de la predicción del futuro, los pacientes con autismo carecen de
una flexibilidad cognitiva, mediada por lo afectivo para adaptarse a los fenómenos
cambiantes de la realidad, por lo que se hace necesario la rigidez en los patrones
de conducta y en el tratamiento de espacios y tiempo para poder manejar “su
realidad”
Asimismo, no cuentan con toda la información disponible para interpretar el
ambiente, ya que lo afectivo, una vez más, no retroalimenta adecuadamente la
percepción de los eventos.
Conforme avanzó el trabajo de mediación afectiva del animal con el niño se pudo
observar indicadores en su conducta que permiten confirmar que el componente
afectivo empezaba a manifestarse, revertiendo en una mayor flexibilidad
conductual. Los cambios percibidos en el niño fueron marcados cuando poco a
poco comenzó a establecer contacto visual y tolerancia hacia el canino.
Respecto al primer objetivo enmarcado, a partir de la 4° sesión se pudo observar
una significativa mejora en el proceso de focalización visual, que inicialmente se
presentó con el animal y después con otras personas.
Cabe destacar que el contacto visual era parte de la vinculación con el animal, así
mismo el niño comenzó a focalizar las acciones del canino y la terapeuta.
Posiblemente en un seguimiento a este tratamiento en seis meses deberá dar
información sobre el grado de generalización de esta conducta a otros estímulos
del ambiente.
Es pertinente manifestar que cuando se logra un primer avance en el contacto
visual, relacionado al contagio emocional el niño podrá reproducir las conductas
45
del otro basándose de la mimetización, con el objetivo de integrarse y relacionarse
en la esfera socio emocional.
Concluyendo esta investigación, la Terapia Asistida con Animales es un facilitador
que genera elementos positivos para la estimulación, tales como el dinamismo del
animal, su presencia agradable, y la flexibilidad para la modificación de conducta
desde lo no verbal, aspecto imprescindible para atender estos pacientes que en su
gran mayoría son inaccesibles para la terapia verbal.
Se recomienda realizar un seguimiento a este caso para conocer la fortaleza,
consistencia y expansión de los beneficios generados, así como la replicación de
dicho estudio para su contraste y consolidación empírica.
46
REFERENCIAS
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Editorial
Palominos, D., (2003), Consideraciones Actuales en Relación al Autismo,
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Taller: Rescate emocional y Zooterapia,(13 Nov.2012)
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51
ANEXO
DIARIOS DE CAMPO
Día 1
Situación Observada: Comportamiento del niño y el canino – Socialización
Lugar, Fecha, Hora: Fundación Prisma (Salón), Septiembre 27 2013, 10:00 Am
Variables de Análisis Visual: Establece contacto visual en 5 ocasiones con el
canino, con una duración no mayor a dos segundos por contacto. No presentó
seguimiento visual o focalización.
Variables de Análisis Corporal: Hubo un primer acercamiento intentando montar
al canino, acariciaba el lomo del animal sin mantener el contacto visual. Sólo con
la ayuda de la terapeuta es que podía establecer contacto visual y el
acercamiento de manera simultánea. En total se desplazó hacia el canino dos
veces.
Día 4
Situación Observada: Comportamiento del niño y el canino – Socialización
Lugar, Fecha, Hora: Fundación Prisma (Salón), Octubre 08 2013, 10:00 Am
Variables de Análisis Visual: El niño establece contacto visual con el canino en 7
ocasiones, pero sólo focaliza las conductas del animal en 4 momentos. Antes de
finalizar la sesión, el niño focalizó al canino en un tiempo estimado de 2 minutos.
En las focalizaciones restantes se calculó de 15 a 30 segundos de tiempo.
52
Variables de Análisis Corporal: Para esta oportunidad hubo un acercamiento y
una participación simultánea; en total fueron 5 veces. La actividad era jugar con
una pelota la cual el niño debía entregar al perro; todo se llevó de manera
funcional, es decir, el niño realizó la actividad orientada por la terapeuta.
Día 8
Situación Observada: Comportamiento del niño y el canino – Socialización
Lugar, Fecha, Hora: Fundación Prisma (Salón), Noviembre 21 2013, 10:00 Am
Variables de Análisis Visual: Para esta sesión el niño tuvo contacto visual y
focalización sostenida, es decir, en los 6 momentos que el niño tuvo el contacto
visual con el animal, focalizó cada comportamiento del mismo.
Variables de Análisis Corporal: El acercamiento y la participación del niño hacia
el canino, se realizó en 4 ocasiones.