Terapia Trigeneracional Para La Simbiosis de Pareja. a. Canevaro

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  • Nec sine te nec tecum vivere possum1

    Terapia Trigeneracional para las simbiosis de pareja

    ALFREDO CANEVARO2

    Son las ideas y las pasiones del hombre y no la mecnicade las leyes quienes gobiernan la conducta humana.

    Es siempre en el fondo de las almas que se encuentra la huellade los hechos que se producirn en la realidad.

    Alexis de Tocqueville,La Rvolution, 1857.

    RESUMEN

    El presente artculo estudia la formacin de la pareja y sus peripecias en relacin a sus sistemas familiares de origen(SFO), la forma de amor que los une, romntico y coteraputico y la tcnica particular (CANEVA-RO,1986) creada para enfrentar sus disfunciones relacionales, que con-siste en convocar separadamente, al comienzo del tratamiento, a cada

    uno de los SFO, sin el otro cnyuge presente.Lentamente, mientras la pareja se forma (sostenidas por la ayuda per-

    1. Ni contigo ni sin ti puedo vivir. La expresin deriva de OVIDIO (43 a.C.-17 d.C.) Amores 3,11,39 retomada del famoso

    epigrama de Marcial n del 1 siglo d.C. (epigrama XII, 46) es un tema muy apreciado por CATULO (87-57 a.C.): el tormento de amor debido a la ambivalencia afectiva. Se lo ve por ejem-plo en el famoso dicho ODI et AMO: Quare id faciam fortasse requiris. Nescio, sed eri sentio et escrucior (No s pero tengo la impresin que eso sucede y por eso estoy preocupado).

    Odio y amo. Por qu hago yo esto tal vez me preguntaras. No lo s, pero siento que esto suceder y yo estoy profundamente atormentado.

    (Esta informacin ha sido gentilmente proporcionada por el profesor A. Maulo).

    Articulo publicado en La crisi della coppia. Una prospettiva sistemico-relazionale, volumen a cargo de Andol, M. Raffaello Cortina Editore, 1999.

    2. First President de la Sociedad Argentina de Terapia familiar.Miembro de la American Family Therapy Academy

  • manente de sus SFO) se instaura el mecanismo insidioso de anulacin de las diferencias, diferencias que podran amenazar el ideal de fusin. Es as que crece lo que el autor llama el monstruo simbitico (CANEVA-

    RO,1990) que, lentamente, engloba los aspectos originales de la iden-tidad de los partners, haciendo aparecer ms bien la imagen de los

    hermanos siameses.Esta metfora teratolgica de la pareja es una metfora destinada a mos-

    trar cmo este monstruo simbitico ha unido la pareja, separndola.El verdadero desafo del terapeuta (como el del cirujano) ser derrotar este monstruo simbitico que aparentemente ha unido la pareja, sepa-

    rndola en realidad en sus competencias conyugales. Slo as podrn eventualmente unirse.

    El objetivo del mtodo es altamente estratgico y paradojal, las tcnicas de abordaje son estructurantes y experienciales, privilegiando

    el encuentro emocional.El hecho de implicar los dos SFO separadamente es ya un elemento de

    diferenciacin en los casos de las simbiosis de pareja, porque redene los componentes como pertenecientes a los respectivos SFO.

    Busca disolver las coaliciones ocultas, prescribiendo explcitamente la alianza con cada SFO y es al mismo tiempo un elemento altamente pro-vocador porque presupone que cada uno de los miembros de la pareja

    no ha madurado todava y tiene que volver todava a los orgenes.

    Palabras claves: Terapia de pareja, Terapia trigeneracional, Simbiosis de pareja, Sesin con las Familias de Origen.

    SUMMARY

    This article studies the formation of the couple and its vicissitudes in connection with the family of origin systems (S.F.O), the kind of love that binds them, romantic and cotherapeutic and the original technique (CA-NEVARO 1986), created to face this relational dysfunctions, that consists on making a meeting, at the beginning of the treatment with each S.F.O

    without the presence of the other mate.Slowly, while the couple forms itself (supported by the constant aid of the family of origin systems), an insidious mechanism try to cancel the diffe-

    rences, differences that could menace the ideal of fusion.Is like this that grows what the author calls the symbiotic monster

    (Canevaro 1990), that slowly swallows the original aspects of partners identity, showing rather an image of Siamese twins.

    This teratological metaphore of the couple is a metaphore destinated to show how this symbiotic monster had unied the couple,

    even separating it.The actual challenge of the psychotherapist (as well as the surgeon) will be to defeat the symbiotic monster that had apparently unied the part-

    ners by separating themselves.Only then they could eventually choose to meet together.

    The aim of the methode is highly strategical and paradoxical, the techni-

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  • ques to join the family are restructuring and experential, by privileging the emotional encounter.

    The fact of envolving the two S.F.O separatly is already an element of diferentiation in the case of couples symbiosis, because it redine each of the partners as members of the own S.F.o. It tries to solve the hidden coa-litions prescriving explicity the alliance with every S.F.O and on the same time is highly provoking, because it presume that every partner is not yet

    mature and needs to return to the origins.

    Key words: Couples therapy, Trigenerational Therapy, Couplesymbiose, Sessions with the family of origin.

    Traduccin: Adn Martnez

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    INTRODUCCIN

    La vida de pareja, sea matrimo-nial o no, es sin duda la rela-cin ms difcil que existe, no slo para formarla, sino sobre todo para mantenerla.

    En una extensa investigacin demogrca realizada en 1986, Ira Glick sealaba que, en los Es-tados Unidos, el porcentaje de se-paraciones y divorcios en la pare-ja era prcticamente uno de cada dos matrimonios se separaba. El 79% de las mujeres y el 83% de los hombres se casaba nuevamente y, en el lapso de uno a cinco aos, el 50% de nuevo se divorciaba (Glick, 1989).

    Qu es lo que incita al ser hu-mano a intentar y reintentar una experiencia que ha sido a veces decepcionante?

    Cules son los criterios de for-macin de una relacin que dure en el tiempo y que garantice simul-tneamente la estabilidad relacio-nal, la creacin de un espacio de intimidad, y la graticacin de las necesidades y deseos individuales?

    El origen etimolgico de la pala-bra (CUM-IUGO, con el yugo) hace temer que los cnyuges, como los

    bueyes, estn destinados a tirar la carreta de la familia, sin tan si-quiera tener la posibilidad de verse recprocamente, hasta que uno de los dos caiga.

    Esta versin moralista y victimis-ta de la pareja en nuestra sociedad est cediendo su lugar, por suerte, en estos ltimos aos, a una valo-rizacin creciente de la intimidad y del reciproco care-giving de los miembros de la pareja.

    El fenmeno de una mayor lon-gevidad, los procesos de autono-ma y autoconciencia de la mujer, la progresiva nuclearizacin de la familia y otros macro-fenmenos sociales conexos (la migracin in-terna, los cambios socio-econmi-cos, la urbanizacin, el mercado de trabajo de las familias a doble carrera) modican, de modo irre-versible, la percepcin individual y colectiva de la vida de pareja.

    La diferenciacin de los hijos re-quiere una mayor disponibilidad a la experiencia de intimidad y al amor coteraputico entre los cn-yuges, como valores de bsqueda y vivicacin en el ciclo de la vida, poniendo una ulterior, denitiva diferencia respecto a los valores que caracterizaban la familia tradi-

  • cional: la estabilidad y el nfasis en la procreacin y en el crecimiento de las sucesivas generaciones (Ca-nevaro, A y Gritti, P, 1999).

    1. AMOR ROMNTICO Y AMOR COTERAPUTICO

    Qu fuerza misteriosa incita a dos personas, que por lo general son desconocidas, a unirse, supe-rando tantos obstculos, para ini-ciar aquella aventura existencial tan compleja como lo es la formacin de la pareja?

    Qu alquimia particular hace que dos personas se encuentren en un estado de gracia que los hace levitar, ms all de los comunes mortales, como los personajes de Chagall?

    El amor romntico (Johnson, 1983. Bader y Pearson, 1988. Salo-mon. 1989. Canevaro. 1990. 1992) es aquella relacin amorosa que reviste estas caractersticas singu-lares.

    La divina mana (teomana), como la llamaban los griegos, es aquel estado que posea a las per-sonas, desencadenando una serie de reacciones psicolgicas particu-lares: ojos brillantes, luminosidad de la piel, taquicardia, torrentes de endorna.

    Ella perturba a las personas pro-vocando el mal de amor, tipo de parcial alienacin y desaparicin de los lmites entre el yo y el ob-jeto como ya indicaba Freud en El malestar de la cultura.

    La rumia constante del pensa-miento, la agitacin, la depresin y el sentimiento de prdida cuando

    el ser amado no est presente, o la euforia frente a las mnimas seales de su existencia (una palabra, una carta, una llamada, un gesto, un correo electrnico...), la restriccin de la conciencia a cada pensamien-to o sentimiento que no tenga que ver con el ser amado, recuerdan a la psiquiatra las caractersticas de un estado casi delirante.

    Ya Platn en el Simposio recor-daba el mito del andrgino primi-genio, aquel ser compuesto de la unin de un hombre y una mujer, que, por haber intentado subir al cielo para golpear a los dioses fue castigado por Zeus que para debi-litarlo lo cort por la mitad3. Desde entonces, cada mitad busca deses-peradamente a la otra por todo el mundo, y si acaso sas partes se encuentran, llegarn a aquel esta-do de fusin total, en el cual no hay ms problemas, donde se llega a experiencias de ilacin y de eufo-ria que hacen pensar en los estados de alteracin de la conciencia y del humor (estados hipomanacos, trance hipntico).

    Los poetas, y los dramaturgos, han alimentado durante siglos las ideas y los conceptos que regulan la convivencia de la pareja y de las relaciones amorosas, promovien-do la fantasa de que dos personas sean una sola, obstaculizando las experiencias de autonoma de cada miembro de la pareja.

    Ms que una eleccin de dos soledades que se dan la mano como dice Rilke, el ideal del amor romntico parece ser la fusin in-discriminada.

    Jung, hablando del animus,

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    3. Y nalmente Zeus, despus de grandes reexiones, dijo: creo haber encontrado la va, a n de que los hombres continen existiendo, pero, que sean ms dbiles, que no sean ms arro-gantes. Dividir a cada uno de ellos en dos, y as, siendo ms dbiles, sern al mismo tiempo ms tiles, porque sern ms numerosos... Platn, Banquete XV Pg.32.

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    componente masculina de las mu-jeres y del nima, como compo-nente femenina del hombre, recrea este particular mito, cuando dice que la verdadera unin profunda se realiza entre estos aspectos in-conscientes de los miembros de la pareja4.

    Tristn e Isolda, Romeo y Julieta son arquetipos medievales de este amor trgico, que alimenta los mi-tos de nuestra sociedad.

    Robert Johnson (1983) psicoana-lista norteamericano jungiano, dice que el amor romntico es el ms grande sistema energtico singu-lar de la psique Occidental. (Is the single greatest energy system in the western psiche) [pg. XI Introduc-cin.]

    En nuestra cultura ha tomado el lugar de la religin como el lugar donde hombres y mujeres buscan signicado, trascendencia, comple-titud y xtasis (ibidem Pg. XI).

    Como fenmeno de masas, dice Johnson, es peculiar de la sociedad occidental. En sociedades orienta-les como la japonesa y la hind, existe el amor como respeto y ca-rio, pero sin imponer al otro los mismos ideales relacionales como sucede entre nosotros Roman-tic love is not just a form of love, it is a whole psycological package - a combination of beliefs, ideals, atti-tudes and expectations (ibidem pag.XI). (El amor romntico no es slo una forma de amor, sino ms bien un completo paquete psicolgi-co, una combinacin de creencias, ideales, actitudes y expectativas)

    Probablemente la sociedad ac-

    tual ha exasperado este fenmeno como un deseo legtimo de reali-zacin del individuo; poco actua-ble para nuestros abuelos que en la bsqueda del compaero ade-cuado se preocupaban ms por la supervivencia y la estabilidad, que por la satisfaccin de sus necesida-des intimas y subjetivas.

    Considero que un aspecto im-portante en el aumento de sepa-raciones y divorcios en la actual sociedad, es precisamente esta bsqueda de la felicidad..., (que se resume en el amor romntico), como deseo a veces prioritario y absorbente de la me generation (generacin del m), que antepone las necesidades narcissticas a los valores normativos tradicionales.

    Hay autores que sugieren que el amor romntico es una reaccin amorosa biolgicamente determi-nada a los nes de la continuacin de la especie.

    Rizley en 1980, citado por Ba-der y Pearson, (1989) elabora una hiptesis: el amor romntico es una reaccin psicobiolgica ba-sada en procesos hormonales y neuroqumicos que funcionan, a veces en circunstancias difciles, para incrementar el acercamien-to y aumentar la probabilidad de acoplamiento en dos individuos, genticamente diferentes, al n de asegurar la supervivencia de la es-pecie (1980, Pg. 106).

    Este razonamiento parece re-duccionista, en cuanto no explica la incidencia de este fenmeno en las parejas homosexuales, en las cuales adquiere las mismas carac-

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    4. Por esto Jung deca que la meta del desarrollo del alma era el proceso de Individuacin, durante el cual las grandes polaridades y los opuestos complementarios de la vida se funden en una unidad: la conciencia y, al menos parcialmente, el inconsciente, la luz y la oscuridad, el masculino y el femenino, presentes en el hombre como parte femenina (anima) y en la mujer como parte masculina (animus). Wehr, G. (1999) Jung, su vida, su obra, Pg. 194. Ediciones Paids Ibrica-Barcelona.

  • tersticas que en las parejas hetero-sexuales, cumpliendo una eleccin narcisstica de objeto, o bien en las parejas que se forman en edades no frtiles.

    Muchos psicoanalistas, a partir del mismo Freud, han enfatizado los aspectos narcissticos del ena-moramiento. Dice Salomn (1989): El dilema narcisstico reside en la paradoja de la intimidad. Empe-arse en una relacin intima sig-nica permitir fundirse con el otro y esto representa un peligro. El mie-do de perderse a s mismo comple-tamente.

    Usando al otro miembro de la pareja como self-object; por lo tan-to, negando su autonoma, conser-vamos una ilusin de salvacin. A pesar de que el adulto es consciente de este deseo, contina usando al otro como self-object a n de ob-tener, a travs de la conuencia (merger) y la fusin, el reconoci-miento y la conrmacin de s mis-mo. Todo esto forma parte de las experiencias ms ntimas, las cua-les nunca se comentan a la pareja. Este deseo arcaico (archaic wish) generalmente es actuado en las re-laciones intimas. (Pg. 77).

    Los autores Italianos Norsa, D. y Zavattini, G.C. (1997) hacen un ptimo resumen de este argumento en su libro, particularmente en el capitulo 3: La pareja interna: inti-midad y alteridad (Pgs. 51-66).

    Las relaciones humanas, en par-ticular las relaciones duales carac-terizadas por un contexto afectivo de intimidad y de continuidad, pa-recen responder a precisas exigen-cias narcissticas de mantenimien-to de un equilibrio interno, aunque en este punto existen posiciones te-ricas diferentes, ( ibidem. Pag.54).

    Hindy, C.G. Schwarz, J.C y Brodsky, A. (1989) durante diez

    aos estudiaron el comportamiento amoroso de dos mil cuatrocientas personas en una investigacin pa-trocinada por la University of Con-necticut Research Foundation. Di-cen: Las races de nuestro estudio se basan en el trabajo del psicoana-lista John Bolwby y de la psicloga Mary Ainsworth, que han estudia-do los diferentes tipos de vnculos emotivos que los nios desarrollan con sus madres. Han observado que los nios a los cuales las madres correspondan con sensibilidad y credibilidad a sus necesidades tien-den a desarrollar un apego seguro. Cuando la madre no es sensible y creble, el pequeo se convierte en ansioso, exige ruidosamente el con-tacto con ella y otras veces lo evita. Cuando la madre maltrata o excita al nio, es posible que ste se aleje de ella en el momento de mayor ne-cesidad.

    Este esquema vincular, se refuer-za en la primera infancia o en la adolescencia, y puede persistir para toda la vida. En los tres tipos de comportamiento infantil descritos existen similitudes con los tres en-foques del amor romntico adulto: seguridad, vnculo ansioso y aleja-miento. Pg.27.

    Cualquiera sea su origen, proba-blemente multideterminado, la ca-racterstica del amor romntico es ser efmero, su rpida tendencia es a desaparecer.

    Esta condicin contribuye pro-bablemente a construir aquella au-reola pasional y trgica que rodea el amor romntico.

    Siempre hay algo que impide aquel deseo ardiente de fusin to-tal; y, a veces, cuando los obst-culos son removidos, se observa con angustia y desesperacin su gradual desaparicin.

    Uno de los momentos ms dolo-

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    rosos y, al mismo tiempo, liberato-rio es la desidealizacin del carc-ter embriagador de la experiencia amorosa.

    Me he curado, me deca una pacienteporque sabe, el amor es una enfermedad. Cuando amas no eres nadie y la otra persona es lo nico que cuenta. Pero cuando te das cuenta que a otra persona pue-des llenar la vida, te pasa.

    Cuando este sufrimiento dismi-nuye, se entra en un estado de con-fusin por la falta de instrumentos para manejar esta desidealizacin.

    Existe en la sociedad un doble movimiento que conspira contra esta desidealizacin. Por una parte, la existencia de rituales que exas-peran (a veces, con nes econmi-cos) el fenmeno del amor romn-tico, presentando el matrimonio como un n y no como el inicio de un largo camino de bsqueda de acuerdos y permanentes transac-ciones. Por otra parte nadie habla de el da despus..., como si no se pudieran prevenir los momentos difciles y tristes que a veces termi-nan una relacin amorosa.

    El silencio de las familias de ori-gen y de los amigos durante esta etapa, es una forma de pseudo res-peto por su privacidad. De hecho, la dejan sola frente a una realidad a veces difcil de manejar en el pa-saje hacia nuevas reglas de convi-vencia.

    Cmo puede evolucionar esta relacin, y cules pueden ser las sucesivas transformaciones afecti-vas que permiten superar la fase de desesperanza y desilusin?

    Una de las deniciones de amor que preero es aquella de Antoine de Saint-Exupry cuando dice: El amor es tal vez aquel delicado pro-ceso a travs del cual te acompao al encuentro contigo mismo. Cit.

    en Buscaglia, L(1982) Pg.29.Esta denicin me hace recordar

    el amor que nutrimos hacia nues-tros pacientes, cuando los acompa-amos a reencontrarse a s mismos en la, a veces penosa, bsqueda de la identidad.

    Es por esto que he llamado a esta dimensin evolutiva amor co-teraputico (Canevaro, 1990, 1992), en el sentido de que es donacin y completamiento del otro en la creacin de una relacin que est basada en compartir las vulnerabi-lidades y en el crecimiento de la intimidad y el dilogo.

    As como el amor romntico est destinado a disminuir o a desapa-recer, el amor coteraputico puede, al contrario, crecer en el tiempo, aumentando aquella dimensin de reciproco care-giving.

    Esta relacin muestra las dos ca-ras de la misma medalla, las dos dimensiones o fases del mismo amor cuando se tiene la fortuna, por cierto no privada de empeo, de hacerlo desarrollar.

    Esta caracterstica ego altruista del amor coteraputico es una di-mensin netamente interpersonal que es antittica a la fusin indis-criminada de la simbiosis patolgi-ca, como veremos ms adelante.

    Compartir las vulnerabilidades recprocamente hace, s, que el otro se convierta lentamente en aquella o aqul que ms te conocen con el tiempo, y que aceptndote como diferente de s mismos, crea las premisas para un dilogo profundo y autntico, verdadero antdoto de la simbiosis.

    Probablemente la primera im-pronta importante de este amor coteraputico es la recproca ayu-da que cada uno da al otro en la gradual diferenciacin de la propia familia de origen, titnico trabajo

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  • que a veces nunca termina y que siempre condiciona la evolucin de la relacin (como se vera ms adelante).

    2. LA PSICOTERAPIA DE PAREJA

    2.1. STATUS EPISTEMOLGICO EN EL CAMPO SISTMICO-RELACIONAL.

    Jacobson y Gurman en su in-troduccin a la reedicin del Cli-nical Handbook of Couple Therapy (1995) describen las nuevas orien-taciones del sector.

    Primero, la creciente credibili-dad profesional y el consistente au-mento de ciudades en los Estados Unidos que otorgan la licencia para practicarla, reejando la poltica de las mayores organizaciones de la salud mental.

    Segundo, el aumento de proble-mas psiquitricos y comportamen-tales tratados con esta tcnica.

    Tercero, el sustancial incremento de programas de formacin de te-rapia de pareja en las escuelas de postgrado reconocidas ocialmen-te.

    Recuerdan la armacin de Ma-nus (1966) de que la terapia de pa-reja era una tcnica en bsqueda de una teora con poca claridad conceptual.

    Desde entonces el entero campo de la terapia familiar ha dado un enorme salto cuantitativo y cuali-tativo.

    El desarrollo del pensamiento sistmico relacional ha aportado grandes contribuciones tericas y tcnicas a la terapia familiar, ar-mndola como una de las mayores disciplinas cientcas en el campo de la salud mental.

    No obstante todo esto, se hace

    difcil encontrar un punto diferen-cial con las otras psicoterapias, generalmente bien denidas: la psicoterapia individual, en las dimensiones intra e interpersonal (psicoanlisis, psicoterapia de tipo psicodinmico, cognitivita, com-portamental, individual sistmica, gestalt, etc.) y la psicoterapia multipersonal (anlisis de grupo, estudios organizacionales, psico-drama, terapia experiencial, etc.).

    Si reexionamos sobre el naci-miento clnico de la terapia familiar vemos que los primeros pioneros, generalmente psicoanalistas que trabajaban con psicticos o con nios (Bowen, Whitaker, Wynne, Lidz, Minuchin, Ackerman, Bos-zormenyi-Nagy, Framo, Selvini-Pa-lazzoli, etc.), desilusionados de las terapias individuales, ampliaron el campo, extendindolo a la familia.

    As naca el paradigma fundador de la terapia de familia, en el cual para cambiar al individuo, se nece-sitaba cambiar el contexto familiar. Haley (1960), Watzlawick (1971).

    El regreso al individuo de la ul-tima dcada y los ulteriores desa-rrollos sistmicos de la compleji-dad, de la segunda ciberntica, del constructivismo y del construccio-nismo social y del narrativismo en-riquecen enormemente el campo de la terapia familiar, aumentando su complejidad.

    Sin embargo, despus de un no-table crecimiento, se asiste en los ltimos tiempos a una confusin epistemolgica y a una prdida de certezas, creando la necesidad de una nueva redenicin.

    El concepto de familia en tera-pia pareciera ser la lnea divisoria entre el abordaje sistmico de los sistemas humanos en general, y la terapia familiar sistmica.

    Por lo tanto, considero til des-

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    de el punto de vista trigeneracional reescribir la historia de la tera-pia familiar centrndola en la pareja como punto nodal de la familia, cruce de los ejes de lia-cin y de alianza, y viga maestra sobre la cual se apoya la entera es-tructura.

    Si, en n, se considera que San-dra Coleman (Failures in Family Therapy. The Guilford Press, 1985) subrayaba que en el 90% de los ca-sos de los fracasos teraputicos por ella estudiados, el estadio del ciclo vital de la familia coincida, grosso modo, con las fases del nido vaco y del leaving home, se puede bien comprender cmo es necesario encarar nuestras energas hacia un renovado estudio de las dinmicas de pareja en una prospectiva evo-lutiva y preventiva.

    2.2. DESAFIO CLINICO

    Cuando el psicoterapeuta inte-rroga a los miembros de una pareja acerca de las causas de sus proble-mas, hay una respuesta casi omni-presente: Somos muy diferentes...

    La frase del terapeuta, en cier-to sentido provocadora, aparente-mente guiada por el sentido co-mn es: !Bien, cuatro ojos ven ms que dos!.

    No obstante, las seales de tris-teza y la expresin de amargura de sus rostros hacen pensar lo contra-rio.

    Como metfora til para enten-der sus experiencias y denir un importante objetivo teraputico, empleo aquella de los gemelos siameses (Canevaro, 1990). Como todos saben, los nios que nacen con esta malformacin estn uni-dos en diferentes partes del cuerpo, ms o menos vitales, ms o menos separables quirrgicamente.

    El desafo para el cirujano es separarlos sin que ninguno muera en el intento, de modo que ambos puedan vivir autnomamente.

    En las parejas como se mani-esta esta malformacin?

    Existen aquellos que nacen uni-dos por la cabeza y separados por el resto del cuerpo; son per-sonas racionales, intelectuales, que crecen juntos y a veces militan en las mismas causas, que se entien-den al vuelo pero no vibran ms ni afectivamente, ni sexualmente. De todos modos, no encuentran a nadie como el otro que lo pueda entender tan ntimamente.

    Existen parejas que se unen por las vsceras y estn separadas ya sea intelectualmente, ya sexual-mente. Estn llenas de buenas in-tenciones, generalmente son bue-nos hijos y buenos padres, que en el altar de la familia han sacricado intimidad y felicidad conyugal.

    Finalmente, existen aquellos que estn unidos por el pubis, hace-dores de grandes prodigios en la cama, pero que viven en continuas peleas, oponindose en todo, y sin poder encontrar otro compaero que los pueda satisfacer sexual-mente.

    En un caso de terapia familiar donde los padres se agredan cons-tantemente, delante de los hijos, y durante la sesin en modo vivaz, violento, provocando malestar en los observadores, se lleg a un mejoramiento despus de algunas sesiones.

    Los hijos, superando el descon-cierto de las primeras sesiones y ayudados por la posibilidad de ha-blar de sus experiencias, cuentan al terapeuta, que durante muchos aos, los tres escuchaban con te-rror los gemidos de la madre, de-trs de la puerta de la habitacin,

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  • pensando que el padre la estaba estrangulando!!

    Cmo se van conformando es-tas disfuncionalidades?

    Lentamente, mientras se va cons-tituyendo la pareja (con la ayuda permanente e inevitable de los SFO, como veremos ms adelante) se instaura el insidioso mecanismo de anulacin de las diferencias.

    Diferencias que podran amena-zar aquel ideal fusional5.

    As va creciendo aquello que lla-mo el monstruo simbitico6, que lentamente devora los aspectos originales de la identidad de los cnyuges, haciendo resaltar ms bien la imagen de los gemelos sia-meses.

    Esta clasicacin teratolgica (estudio de las malformaciones y de la monstruosidad animal y ve-getal) de la pareja es una metfo-ra destinada a hacernos ver cmo aquel monstruo simbitico ha unido la pareja, en realidad sepa-rndola.

    Si se escucha individualmente a los miembros de una pareja disfun-cional, generalmente no se puede dejar de dar razn a quien se la-menta de tantas injusticias, de tan-tas maldades, llevando al interlo-cutor (amigo, pariente o terapeuta individual) a sugerir que la mejor cosa sera una separacin.

    Este tpico malentendido de ti-

    rar el nio junto al agua sucia es producto de una insuciente com-prensin de sus aspectos relacio-nales (recordemos que Laing deca que la psicosis no existe en las personas, sino ms bien entre las personas.)

    El verdadero desafo del tera-peuta (como aqul del cirujano) ser derrotar a aquel monstruo simbitico que aparentemente ha unido los miembros de la pareja separndolos en sus competen-cias matrimoniales. Solo as podrn eventualmente unirse.

    Antes de pasar a las intervencio-nes ms ecaces para superar esta dicultad, veamos las inuencias de los respectivos SFO.

    2.3. FORMACION DE LA PAREJA Y VICISI-TUDES CON AMBOS SISTEMAS FAMILIARES DE ORIGEN.

    Una de las fases ms difciles del crecimiento de un ser humano es el proceso de autonomizacin, elabo-racin de un proyecto existencial e insercin creadora en la sociedad. Diferenciarse de la organizacin fa-miliar que nos ha dado el nombre y de las personas con las cuales he-mos acumulado miles y miles de interacciones a travs del tiempo es un proceso gradual que nunca ter-mina y que se recicla con nuestros descendientes en un movimiento

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    5. Dice Boszormenyi-Nagy: La esencia de la fusin no es un esfuerzo imitativo. Se trata ms bien de una actitud posesiva, de aferrarse, que, cuando tiene xito elimina hasta la necesidad de imitacin. Despus de que la persona se ha fundido con el husped, las relaciones de ste se utilizan para rellenar el sentido de vaco en el parsito, que proviene de su carencia del sentido de s mismo, a causa de la falta de vida de relaciones. Boszormenyi-Nagy, I y Framo, J. (1965) Pg.74.

    6. Mahler dene el concepto de simbiosis as: El termino simbiosis en este contexto es una metfora. A diferencia del concepto biolgico de simbiosis, no describe aquello que sucede en una relacin de benecio mutuo entre dos individuos de diferentes especies. Describe el estado de indiferenciacin, o fusin con la madre, en el cual el yo no se ha diferenciado del no yo y en el cual la interioridad y el mundo externo slo gradualmente vienen percibidos como diferentes. Mahler, Pine y Bergman, 1975, Pg.44 Cit. De Bader, E y Pearson, P. (1989) Pg.5.

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    cclico, auto perpetuado.Bowen (1979) pionero de la te-

    rapia familiar, fue uno de los pri-meros en trabajar con las familias de origen, y en 1966 deca: En esta orientacin psicoteraputica, tres son los conceptos tericos princi-pales. Uno es referido al grado de diferenciacin del s mismo de una persona. El contrario de la di-ferenciacin est dado por el nivel de indiferenciacin es decir de la fusin del yo. Se ha intentado clasicar todos los niveles de fun-cionamiento humano en un nico continuum. En una parte de la escala est la mxima intensidad de la masa indiferenciada del yo familiar, en la cual predomina la indiferenciacin y la fusin del yo con escasa diferenciacin del s mismo. La relacin simbitica y el fenmeno de la folie deux son ejemplos de estados clnicos de in-tensa fusin del yo. En la otra parte de la escala predomina la diferen-ciacin del s mismo, con escasa evidencia de la fusin del yo. Las personas que se encuentran en este extremo de la escala representan los niveles ms altos del funciona-miento humano. (Pg.32).

    El proceso individual de exo-gamia y autonoma coinciden fre-cuentemente con un crecimiento intergeneracional complejo como pasaje de una fase a otra del ciclo vital familiar. Al mismo tiempo, la primera generacin, aquella de los abuelos desaparece o entra en notable declive, pesando sobre la segunda generacin, aquella de

    los padres, que estn atravesando la crisis del nido vaco (momen-to en el cual, segn S. Coleman (1985) se produce el 90% de fraca-sos teraputicos que ella estudi), debiendo afrontar y renegociar la propia vida de pareja, despus del alejamiento de los hijos. Los cam-bios dramticos socio-relacionales de la actual sociedad y el aumen-to de la longevidad hacen que la pareja deba afrontar un periodo de 25-30 aos de nuevo solos, en una dimensin conyugal que habitual-mente est opacada por la dimen-sin parental.

    Este proceso intenso de reestruc-turacin del entero sistema trigene-racional hace que sea ms difcil el alejamiento de los hijos y, cuanto ms disfuncional es el sistema, ms dura se har la diferenciacin.

    Cuando los jvenes adultos son importantes para el equilibrio rela-cional dentro de sus familias, debi-do a las dicultades matrimoniales de los padres, o cuando juegan un rol homeosttico en la evitacin de los conictos, su diferenciacin ser activamente obstruida.

    Este proceso es generalmente simultneo en ambos SFO y ser el origen del pulso que frecuente-mente la pareja, en una dimensin didica expresa como rivalidad o escalada simtrica7 en las negocia-ciones de las nuevas reglas de con-vivencia (eleccin geogrca del hbitat, modos de reproduccin, cuidados de los hijos, roles sexua-les, etc.).

    En este agitado proceso de pro-

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    7. Proponemos un lindsimo fragmento de Paradoja y Contraparadoja cuando Selvini-Palaz-zoli y otros (1975) describen la necesidad exasperante de controlar la relacin en las parejas de transaccin esquizofrenia: es para nosotros a travs de la hybris, ya exasperada por los respectivos sistemas de aprendizaje originarios, que cada uno de los miembros de la pareja elige un partner difcil. Y es justamente con l que pretende repetir el desafo, para intentar resolverlo. Observemos cmo la posicin de ambos en la relacin es substancialmente simtrica. Cada uno anhela vio-

  • longar la prdida inminente o, al menos, negociarla, ambas familias de origen entran en rivalidad en el intento de englobar y hacer propio el pariente poltico.

    Este proceso de asimilacin es una de las caractersticas de los sis-temas vivientes, para neutralizar las diferencias. (As como una ameba engloba con su seudpo-do un cuerpo extrao para hacerlo propio).

    Los sistemas familiares tienden a reducir o anular las diferencias, incorporando as el posible rival que puede amenazar la integridad familiar.

    Podramos aplicar a este proceso la lectura antropolgica de los fac-tores que regulan la cismognesis, descrita por Bateson8 o la explica-cin ciberntica que da el mismo autor a la teora de la evolucin para operar en la seleccin natural9.

    Este proceso de lavado de cere-bro o normalizacin del otro inicia en modo insidioso y muchas veces

    inconsciente, durante la fase de cortejo y recproco conocimiento de la familia del otro, y contina siempre...

    Todo esto a veces sirve para dis-minuir los problemas derivados de las diferencias culturales, socioeco-nmicas y religiosas de ambos SFO o para favorecer la adaptacin de ambos miembros de la pareja (no olvidemos que las dictaduras siem-pre comienzan recortando las liber-tades del pueblo por su bien).

    Esta posicin estratgica de am-bos SFO ser el comienzo de aqul eterno y poco fructfero intento de modicar al cnyuge que, en el ni-vel didico, en casi todas las pa-rejas constituir aquello que llamo delirio de transmutacin10.

    Esta misin imposible puede du-rar toda la vida y ser intil para la pareja, quitando una enorme can-tidad de energas, que podran ser aprovechadas en un proyecto com-partido para una mejor calidad de la vida.

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    lentamente conquistar el control de la denicin de la relacin, pero cada uno experimenta de nuevo frente al mnimo intento, el fracaso temido. Pg.32.

    Los autores dicen del termino Hybris: usamos el termino Griego original, en cuanto no es reducible al termino orgullo. Ya que Hybris es ms que orgullo, que es sano, Hybris es ms bien la actitud de superioridad, de arrogancia, de exasperada tensin simtrica al punto de no rendirse frente a la evidencia y a la misma cercana de la muerte (dem, Pg.32).

    8. En Hacia una ecologa de la mente, en su articulo contacto cultural y cismognesis, Ba-teson (1972) dice: considerando las posibles salidas a las graves perturbaciones que siguen a los contactos entre comunidades profundamente diferentes, se ve que los cambios deben, en lnea terica, llegar a una o a otra de las siguientes conguraciones: a) la fusin completa de los dos grupos inicialmente diferentes; b) la eliminacin de uno o de ambos grupos; c) la persistencia de ambos grupos en equilibrio dinmico dentro de una comunidad ms grande. (pg.90).

    9. En el lenguaje ciberntico, se dice que el curso de los eventos est sometido a restricciones y se presume que desechadas estas restricciones, las vas del cambio sern gobernadas solo por la regla de iguales probabilidades. La explicacin ciberntica, Bateson (1972) (op. cit. pg. 429).

    10. Transmutacin, gradual transformacin, progresivo desarrollo. En Biologa, evolucin de los seres vivientes, conjunto de sus transformaciones elementales debido a mutaciones gen-ticas en relacin a la seleccin operada por el ambiente (diccionario Italiano). Los mecanismos que sostienen esta ilusin no son aquellos del transfert intrapsquico como el fenmeno del enamoramiento antes descrito; ms bien adquieren las caractersticas de las defensas transper-sonales, como lo dene Laing (1965) en su articulo Misticacin, confusin y conicto, la mis-ticacin implica la accin de una persona sobre la otra, es transpersonal. La persona (p) busca introducir en la otra un cambio necesario para su seguridad (aquella de p)... Es evidente que no todas las acciones de una persona sobre otra, al servicio de su seguridad, de su tranquilidad de

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    2.4. CONVOCATORIA DE LAS FAMILIAS DE ORIGEN (SFO) A SESIN.

    Framo, uno de los grandes pio-neros de la terapia familiar todava vivo, ha continuado el trabajo de Bowen con las familias de origen, pero, a diferencia de l, ha sido de los primeros en insistir en convocar directamente a la FO a la sesin, para utilizar su presencia como recurso emocional (Framo 1976, 1982, 1996). l no ve nunca am-bos SFO en la sesin simultnea-mente como haca Whitaker, otro exponente del trabajo multigenera-cional. Andol, siguiendo la misma lnea de trabajo de Whitaker, dice: Es slo el encuentro con Whitaker y con su coherente pensamiento cl-nico que dar un sesgo signicati-vo a mi modo de pensar y de hacer terapia en estos ltimos diez aos. Esto a mayor razn con las parejas que son particularmente expertas en restringir el campo de la inter-vencin teraputica (Andol, M. 1988).

    En mi experiencia personal, ini-ciada en 1968 creando junto a Gar-ca Badaracco, J. y Proverbio, N. en Buenos Aires una comunidad tera-putica para pacientes psicticos y sus familiares con una orientacin psicodinmica, vimos siempre a los pacientes en interaccin per-manente con sus familiares (Garca Badaracco, J. Proverbio, N. y Cane-varo, A. 1970).

    Fue este el contexto privilegia-do que me permiti, durante los 13 aos que la codirig, entender

    la enorme inuencia que ambos SFO tienen, para bien y para mal, en las parejas, a travs del vncu-lo de la alianza. En treinta aos de trabajo intensivo, ampliando siem-pre el contexto teraputico, nunca he visto ni escuchado que despus de estas sesiones haya habido ca-sos de empeoramiento psquico o fsico de los participantes. Ms bien han referido mejoras o cambios en las relaciones familiares implicadas, como cuando se tira una piedra en un estanque, en sucesivas ondas teraputicas que se suceden y se extienden.

    Una vez, convocando un padre de familia muy perifrico y marginal de una paciente en psicoterapia, y hacindolo acercarse a su hija afec-tivamente, abrazndola, frente a su rechazo, se encerr en s mismo. Este hombre, que era alcohlico desde haca mucho tiempo, tuvo una ligera isquemia cerebral en los das siguientes al encuentro (des-pus retorn a la normalidad sin grandes consecuencias). Esto per-miti un acercamiento espontneo de su hija para cuidarlo, logrando as resolver un malentendido que duraba desde haca mucho tiempo, e iniciar una nueva relacin afecti-va graticante para ambos.

    2.4.1. ALGUNAS DIFERENCIAS TCNICAS Y CONCEPTUALES

    Los pioneros como Bowen y Boszormenyi-Nagy, Framo, Whi-taker, Selvini Palazzoli y otros, crean en la importancia de la FO

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    espritu, de sus intereses propios o de quien sabe qu cosa, son necesariamente misticaciones. Existen muchos tipos de persuasiones, coerciones e intimidaciones, a travs de los cuales una per-sona busca controlar, dirigir, utilizar o manipular la conducta del otro, (pg.403). Es claro que el delirio de transmutacin comporta una accin de modelamiento sobre el otro, ms o menos incisiva, ms o menos lograda.

  • en las vicisitudes de la pareja y de la familia nuclear y compartan el mismo contexto de aprendizaje clnico: los pacientes psicticos y sus familiares. En esta bsqueda de comprensin y ecacia clnica, re-producan el camino del nacimien-to clnico de la terapia familiar, es decir a partir del fracaso teraputi-co de las terapias individuales con pacientes como los psicticos y los nios. Dada la gran dependencia emocional, psicolgica y material de stos con sus familiares signi-cativos, llegaron a incluirlos en el tratamiento ampliando el contex-to teraputico e incorporando sis-temticamente las FO (Canevaro, 1994).

    Framo en su hermoso libro Te-rapia intergeneracional un mo-delo de trabajo con la familia de origen (Raffaello Cortina Editori, 1966) dice: Entre las convicciones de Whitaker hay una important-sima, que es necesario incluir tres generaciones en el trabajo con las parejas y las familias (Whitaker, 1976). l cree que incluir la familia aumenta el poder teraputico, justo como invitar un consultante o un coterapeuta favorece una experien-cia de crecimiento para el cliente y el terapeuta. ( Pg.147)

    (Despus, comenta la preferen-cia de Whitaker de tener presente ambas familias de origen en la se-sin).

    El lector se habr ya dado cuen-ta que mis objetivos, en la organi-zacin de las sesiones con las fami-lias de origen, son en cierto modo diferentes de aquellos de Whitaker. Desde mi punto de vista (continua escribiendo Framo), cuando los miembros de la familia se esfuer-zan en elaborar aspectos difciles y dolorosos sea del pasado que del presente, uno frente al otro, la pre-

    sencia de los cnyuges y de los hijos inhibe o incluso hace confusa una empresa tan importante. Creo que el mejor modo de ayudar a los hijos es ayudar a los padres a poner en orden el propio Yo, las propias re-laciones y las propias prioridades (ibidem. Pg.148).

    Andol dice, me parece venta-joso que ambos cnyuges puedan compartir una experiencia impor-tante y frecuentemente muy su-frida. La presencia fsica del otro cnyuge en la sesin es una con-rmacin que, aunque sea indi-rectamente, se est trabajando en las problemticas de pareja. Per-mite adems valorar la capacidad de cada cnyuge en el exponerse delante del otro, mostrando abier-tamente las necesidades afectivas y las debilidades, frecuentemen-te ocultas an despus de muchos aos de la vida en comn (Andol-, 1988, Pg.221).

    Mi mtodo invariante, emplea-do desde hace ms de veinte aos (1978, 1982) y descubierto a travs de la clnica en modo emprico-in-tuitivo, utilizado sistemticamen-te y conceptualmente desde 1985 (Canevaro, 1986) consiste en el ver al comienzo de la consulta cada FO separadamente sin el otro cnyuge presente.

    Framo hace lo mismo, pero con una substancial diferencia. l dice: Desde el momento que el ncleo central es la relacin pasada y presente de un adulto con sus propios padres y hermanos, no convoco al otro cnyuge a la se-sin. Su presencia sera una invita-cin a los padres y a los hermanos a hablar de las dicultades de la pareja y de las dicultades pa-rentales, lo que sera un modo de triangulacin que diverge del propsito principal (Explo-

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    ration in Marital and Family The-rapy, 1982 pag. 179).

    En mi enfoque, el tema explcito en la convocatoria es la relacin de pareja.

    El pedido de solidariedad y de informacin a las FO sirve, en vis-ta del objetivo teraputico de la denicin de la relacin sea en la pareja o entre el SFO y el SFN sistema familiar nuclear (Cane-varo, 1988 Pg.206 y 207).

    Framo enva el cassete de la se-sin al cnyuge ausente para infor-marlo: Sugerimos que el miembros de la pareja escuche el cassete de la sesin, dado que es tambin una cosa suya. Es importante que el partner no se sienta dejado afuera. Estamos impresionados por el alto grado de cooperacin del cnyuge durante este procedimiento: ellos han tenido la gran sospecha de que sus compaeros hayan proyectado en ellos algo que no les pertenece. (Framo, 1982 Pg. 182).

    Personalmente insisto en el se-creto de cuanto se ha dicho en la entrevista:

    Juan y Mara pueden contarse todo o nada de la entrevista. Todo aquello que ellos no se dirn del encuentro, yo no lo dir. La sesin est bajo el secreto profesional y tiene el sentido de hacer quedar esto que se dice, en familia y per-mitir hablar de la situacin con toda libertad y condencialidad.

    Esto nos permite:a) reforzar la diferenciacin en-

    tre los dos sistemas familiares de origen;

    b) observar las ulteriores retro-acciones y la transmisin de la in-formacin entre los dos cnyuges;

    c) introducir una cua en el sis-tema familiar disfuncional, cuyo efecto es paradjico (Canevaro, 1988 Pg. 205).

    En esta modalidad de tratamien-to, las reacciones que provoca en los componentes de cada familia y las retroacciones observadas, son ya un elemento teraputico. Cuando se efectan las sesiones, se despliega bajo nuestros ojos, cuando sabemos explorarlo, todo un juego de interacciones de cada SFO, en general oculto, que est im-plcito en la patologa de la pareja, y que nos permite conocerlo desde un punto de vista privilegiado, ya que el terapeuta se coloca en una posicin que le permite conocer ms variables en juego. El hecho de introducir el secreto de lo que se ha dicho en cada sesin permite comprender muchas cosas que a veces requieren un largo tra-tamiento antes de que se expliciten y que muy frecuentemente nunca se revelarn (Canevaro, 1994 Pg. 268).

    En una terapia de una crisis de divorcio durante el encuentro de la esposa con su SFO, ella hizo co-mentarios con sus familiares acerca de un anterior matrimonio suyo, informacin que yo no conoca y el actual marido tampoco!

    En este modelo de enfoque de las disfuncionalidades familiares, las tcnicas se suceden en diferen-tes fases y obviamente estn con-dicionadas por el estilo de interac-cin de la familia y del terapeuta y, no obstante esto, podemos dividir-la en dos grandes momentos.

    El proyecto del mtodo es alta-mente estratgico y paradojal, las tcnicas de enfoque de la familia son restructurantes y experiencia-les, privilegiando el encuentro emocional.

    El hecho de involucrar ambas FO separadamente es ya un hecho discriminante de la simbiosis de pareja, porque redene a sus com-

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  • ponentes como miembros de cada SFO. Busca disolver las coaliciones ocultas, prescribiendo explcita-mente la alianza con cada FO y, al mismo tiempo, es un factor alta-mente provocatorio, porque presu-pone que cada uno de los miem-bros no est an maduro y tiene necesidad de regresar a los orge-nes. En general, esta intervencin permite restablecer en la pareja una dimensin solidaria que puede restaurar el amor coteraputico.

    Todos estos cambios se produ-cen por el efecto amplicador del mtodo de tratamiento, y no com-prometen el margen de maniobra del terapeuta. En otras palabras, el terapeuta es altamente direc-tivo en la organizacin del setting teraputico y en las maniobras es-tructurales y experienciales, y ab-solutamente neutral acerca de los cambios que se producen y que dependen de los vectores psi-colgicos y emocionales en juego, perturbados por aquella interven-cin contextual (Canevaro, 1994 pg.270)

    Por ultimo, una gran diferen-cia con Framo es que l preere incorporar a las FO en el proceso teraputico de una pareja despus que los cnyuges han sido prepa-rados, y ms bien hacia el nal de la terapia, y a veces no se preocu-pa si uno de las FO no es incluida (Framo, 1982. Ejemplo Clnico pg. 182-183).

    Yo no veo nunca un solo siste-ma familiar de origen si el otro FO no est dispuesto a concurrir y si

    es posible preero hacerlo en el mismo da o al mximo dentro la misma semana, de modo tal que no hayan alteraciones importantes en el equilibrio entre los sistemas familiares de origen que puedan perturbar a los cnyuges.

    Algunas veces, luego de la de-nicin de la relacin en la cual los cnyuges eligen continuar juntos una terapia de pareja destinada a hacer crecer una dimensin de inti-midad y complicidad, se producen ciertos impasses teraputicos.

    En este caso, convoco de nue-vo separadamente los SFO, esta vez con ambos cnyuges, para desbloquear el impasse y dar un input de conrmacin a sus deci-siones. El hecho de ver a los SFO al comienzo, permite un ms claro diagnostico situacional, dado que se conoce claramente el juego de relaciones de cada SFO y cmo ste inuye en el comportamiento de cada cnyuge. Cuando se tiene suerte se logra desbloquear la si-tuacin de empate crnico11 que segn Selvini-Palazzoli y colegas es la puerta cerrada que debemos abrir: Justo porque pensamos que lo esencial, la matriz de eso que estamos buscando, esta ah detrs. Por lo tanto, si no lo logramos des-cifrar, para cambiarlo, no haremos nunca un buen trabajo. Somos conscientes de haber entendido po-qusimo, y que esto ser en el futuro la mayor tarea. El primer paso con-siste segn nosotros, en distinguir el empate crnico de la pareja, del conicto de pareja. El empa-

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    11. Entendemos por empate crnico aqul en el cual dos adversarios, como los jugadores de un partido de ajedrez, parecen destinados a enfrentarse en eterno en una situacin sin salida: su relacin no conoce verdaderas crisis, ni escenas catrticas, ni separaciones liberatorias. Uno de los dos a veces exhibe una serie de vistosos movimientos de ataque, de provocacin, de apa-rente triunfo: parece siempre que esta por ganar, pero la otra persona, tranquilamente realiza un movimiento y coloca en cero el marcador.

  • te crnico est oculto, mientras que el conicto es eso que aparece, es maniesto. (Selvini-Palazzoli y coll.1988 Pg., 267).

    Esta situacin de empate crnico

    se tendr generalmente en la con-guracin en el cual ambos cnyu-ges pertenecen a un SFO con un estilo de relaciones de tipo cohesi-vo (SC + SC)12.

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    12. Mi contribucin original (1982) en el tema del estilo relacional de la familia ha sido aqul de estudiar la relacin entre las dos familias de origen, con la unin de sus representantes a travs del vnculo de alianza. Contexto estructural, real o virtual, siempre presente, formado por la interaccin entre los sistemas familiares de origen y el sistema nuclear.

    Figura 1. Primera conguracin: ambos cnyuges pertenecen a sistemas cohesivos (SC + SC).

    Figura 2. Segunda conguracin: uno de los dos cnyuges pertenece a un sistema cohesivo y el otro a un sistema dispersivo (SC + SD).

    Figura 3. Tercera conguracin: ambos cnyuges pertenecen a sistemas dispersivos (SD + SD).

    (Canevaro, 1982)

  • 3. FILOSOFIA TERAPEUTICA

    Al hablar sea de tcnicas sea de objetivos teraputicos, se utilizan conceptos demasiado dbiles, que no reejan toda la complejidad, la cual queda mejor indicada con el trmino de losofa teraputica. Quiero indicar con esto una con-cepcin que no slo encierra la epistemologa terica del terapeuta y el conjunto de tcnicas desarro-lladas para llegar a objetivos te-raputicos ticos y posibles, sino tambin la amalgama de este siste-ma cognitivo del terapeuta, con su propia historia vital y sus sistemas de creencias y valores. Sus senti-mientos son la trama afectiva que sostiene y engloba todos aquellos conceptos y sirven como resonan-cia emocional durante el trabajo.

    El cambio de la estructura tradi-cional de la familia (convivencia in situ o en las cercanas, de tres ge-neraciones) junto a la transforma-cin de los mitos imperantes del individualismo han hecho perder las funciones de solidaridad que esta familia tradicional ejercitaba, y que an no son provistos por la sociedad actual (Zwerling, 1987., Boszomenyi-Nagy, 1978).

    Sin embargo, permanecen en la sociedad actual formaciones his-tricas culturales residuales que funcionan como pace-maker de la pareja y del sistema nuclear, ejer-ciendo una notable inuencia en la resolucin de las disfunciones familiares.

    As entonces, convocar a los sis-temas familiares de origen es nece-sario no slo para reconstruir una realidad compartida, como las pie-zas de un rompecabezas, que den un sentido a la historia comn y que contribuye a una mejor pre-vencin primaria, sino tambin

    para fortalecer vnculos de solidari-dad con alto poder emocional, que canalizados teraputicamente pue-den ser de gran ayuda.

    Aqu el terapeuta debe ser la en-zima cataltica que active elemen-tos auto teraputicos siempre pre-sentes en todos los sistemas y, al mismo tiempo, el pivote integrador de los ejes diacrnicos y sincrni-cos de estos sistemas.

    As como dice Boszormenyi-Nagy (1978). El intento conjunto de superar los problemas de estan-camiento relacional (relaciones interrumpidas, negadas, abando-nadas, jadas en modo rgido, etc.) puede ofrecer una estrategia ms ecaz que aqulla de activar las reservas psicolgicas no desarrolla-das del individuo.

    En sustancia, el trabajo terapu-tico con los sistemas familiares de origen contiene un elemento alta-mente paradjico: regresar para partir mejor. La bsqueda de una mejor diferenciacin se obtiene ali-mentndose hasta alcanzar a la ma-durez, como cuando una fruta se desprende del rbol en el momento justo, y no antes, como cuando se corta el fruto cuando todava est verde para conservarlo mejor en el refrigerador: Dar un paso hacia atrs para dar dos adelante, signi-ca tomar fuerza de aquella energa mal usada para intentar neutralizar las disfunciones relacionales y utili-zarla para un insercin creadora en la sociedad.

    El elemento central de una simbiosis es la falta de un en-cuentro emocional. La frustracin del pasaje de elementos afectivos, psicolgicos y funcionales de una generacin a otra, que caracterizan recprocamente la conrmacin de la identidad del otro, es lo que con-tribuye al bloqueo transgeneracio-

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    nal, fuente de numerosos conic-tos. Este bloqueo es lo que quita funcionalidad a un sistema, impi-dindole avanzar en el proceso de la vida.

    Todos necesitamos de nues-tros padres la nutricin afectiva y la conrmacin de nosotros mis-mos, de nuestra identidad. Esto nos pertenece; pero la posibilidad de darlo la tienen ellos y si no es proporcionado adecuadamente po-dremos hacer como el conejo que corre detrs de la zanahoria atada a l mismo en un vano intento de atraparla: quizs... si tengo suerte... ms adelante... puede ser... quizs nunca... como suele suceder cuan-do no hay un intento teraputico de correccin especica con los mismos actores del desencuentro.

    En la armona intergeneracio-nal, en la cual cada uno cumple el rol asignado en su momento evolu-tivo, est el secreto de la funciona-lidad de un sistema familiar.

    La transmisin generacional de los valores afectivos y culturales es lo que garantiza la supervivencia de las personas ms all de la muerte fsica. Como todas las personas que en edad avanzada en esta escala generacional tienen derecho a este tipo de trascendencia, as todos aquellos que los continan tienen derecho a sentirse alimentados por aquella fuerza que proviene de las propias races.

    Cuando un hombre y una mu-jer forman una pareja, en realidad unen dos sistemas familiares de

    pertenencia, los cuales interaccio-nan a travs de este vnculo, lo in-uencian y lo modican en un pac-to conrmado por la sociedad.

    Este vnculo de alianza tiene un valor antropolgico cultural, y es diferente del vnculo de lia-cin que une ambos cnyuges con sus propios padres y con los hijos que junto a ellos formarn una fa-milia. Estos dos vnculos son esen-cialmente diversos, antitticos y, al mismo tiempo, complementarios entre s.

    Uno es biolgico y endogmi-co, el otro es cultural y exogmico. Ambos existen en una relacin in-versamente proporcional, y cuan-to ms este vinculo de alianza se consolida, creando una serie de re-glas propias, transaccionales, en un cierto clima de complicidad propia de aquella pareja, ms tienden a debilitarse los vnculos que unen a ambos cnyuges con sus respec-tivos sistemas familiares de origen y la complicidad desarrollada con stos a travs de tantos aos de convivencia.

    Con el nacimiento de los hijos se extiende el vinculo de liacin en un eje diacrnico que consiente el pasaje transgeneracional de aquel hilo conductor biolgico y cultural que permite la supervivencia de la especie. La tensin dinmica que existe entre estos dos ejes, en una complementariedad de los opues-tos, constituye el punto nodal del sistema Trigeneracional. (Fig.4)

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  • Como decamos antes el vncu-lo de alianza es inversamente proporcional al vnculo de lia-cin. Es por eso que la pareja, al establecer este vnculo de alianza, va marcando una mayor distancia con ambas familias de origen y despus con los propios hijos. Esto es aquello que seala la diferen-ciacin intergeneracional, que, como todos sabemos, cuando se perturba provoca aquellos snto-mas disfuncionales por los cuales nos han consultado.

    La clave de nuestro trabajo es entender cmo este eje vincular regula el uir del tiempo y el creci-miento, sea de los sistemas sea de las personas que los componen. El refuerzo de este vnculo de alianza es fundamental para la diferencia-cin de los sistemas intergenera-cionales en la lnea del vnculo de liacin, tanto con una generacin como con la otra. Cuando este sis-tema se invierte, se producen las coaliciones intergeneracionales,

    expresiones de un achatamiento o de una divisin de este eje prima-rio antes descrito, y el emerger de sntomas en cualquiera de las tres generaciones, segn los problemas predominantes.

    La falta de armona entre las ge-neraciones y la presencia de cier-tos bloqueos evolutivos, impiden la vivencia del uir del tiempo y la transmisin de los valores a travs de las mismas personas.

    Cuando somos capaces de fa-vorecer el desbloqueo y la uidez de este eje, los sntomas desapa-recen, ya que son la expresin de la perturbacin del ujo de la vida misma, y de las consiguientes di-cultades de la insercin creadora de los individuos en la cultura que los rodea, nalidad esencial de la familia.

    Por estos motivos considero que el objetivo teraputico de la armo-na intergeneracional de los sis-temas observados es tambin tico, dado que una terapia debe ser un

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    Figura 4. Interseccin de los ejes de alianza y de liacin. Punto nodal del sistema Trigeneracional.

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    CIN

    CNYUGUE CNYUGUE

    ABUELOSSFOM SFOP

    HIJOS

  • benecio para todos y no slo para algunos.

    Por esto es necesario el en-cuentro emocional que de calor y fuerza al proceso de diferencia-cin, pues las simbiosis ocultan una gran falta de encuentro.

    Dice un antiguo proverbio chino que se puede desprender solo aque-llo que ha sido unido en preceden-cia. Este es el objetivo teraputico: Permitir regresar para poder partir mejor.

    HACIA EL NUEVO MILENIO

    Trabajar con los sistemas reales trigeneracionales en sus interaccio-nes hic et nunc no excluye natural-mente la historia, ya que como de-ca Goethe, aquellos pueblos que no recuerdan su pasado, estarn obligados a repetirlo. Esto signica poner en accin un poderoso sis-tema siempre presente en la orga-nizacin social de la familia. Basta quererlo convocar.

    La conciencia de la enorme fuer-za que tienen aquellos sistemas fa-miliares y la aceptacin de nuestra debilidad como terapeutas pueden funcionar paradjicamente como enzima cataltica que permita una colaboracin intensa y efectiva. Vale mucho ms el trabajo multihumano con un grupo familiar que el trabajo sobrehumano del terapeuta.

    Hemos descrito un modelo de intervencin especco, breve, muy poderoso, que puede ser til aun en un contexto tan cambiante como la sociedad actual.

    El milenio se va, llevndose consigo las certezas intocables de nuestra sociedad.

    Evidentemente estamos en una etapa de transicin en la organi-zacin familiar. De la sociedad agr-cola-patriarcal, con sus certezas,

    a la sociedad post moderna, con sus iconoclastas, (que siempre han estado presentes en la historia), la familia va hacia nuevas formas de agregacin que debern siempre tener presente la relativa inmadurez del ser humano en el crecimiento y el largo periodo de proteccin del cual tiene necesidad.

    La forma de este nido ecolgico, que es que la familia, puede variar, pero siempre existir.

    Probablemente mutar hacia estructuras multifamiliares que reproducirn la organizacin mul-tigeneracional (slo que con una gestin ms democrtica del po-der), porque sta era ms ecaz que la familia nuclear para las ta-reas a realizar (en este siglo, las fa-milias monoparentales han crecido en una proporcin de 19 veces, a expensas de la familia nuclear).

    Tal vez formarn parte de es-tas nuevas agregaciones las fami-lias reconstituidas o recombinadas? Seguramente, ya que constituyen nuevas organizaciones familiares, como tambin las agregaciones ba-sadas en la amistad y en la eleccin homosexual. Los prejuicios sexistas y racistas son intiles en nuestro mundo multicultural y nosotros, terapeutas, debemos tenerlo en cuenta, ya que nuestro self perso-nal queda indisolublemente puesto en juego en nuestras terapias.

    Las nuevas formas de procreacin y de agregacin familiar no tradi-cional permitirn nuevas formas de familia que reproducirn siempre el entrecruzamiento dialctico y com-plementario de los ejes de liacin y de alianza que, como el sol y la luna, la luz y la oscuridad, se de-nen recprocamente y constituyen la trama emocional y psicolgica que alimenta al individuo.

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