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ED
ITA
DA
PO
R L
AS O
BR
AS M
ISIO
NA
LES P
ON
TIF
ICIA
SNº 179 NOVIEMBRE AÑO 2017
T E R C E R M I L E N I O
El Ejército de Myanmar, antigua
Birmania, está ejecutando un plan
de limpieza étnica con el fin de
expulsar del país a los rohingyas,
grupo étnico de religión musulmana.
14
en este número...
y además...
EDITA OBRAS MISIONALES PONTIFICIASC/ Fray Juan Gil, 5 28002 - Madrid Tfno: 91 590 27 80 Fax: 91 563 98 33 E-Mail: [email protected]://www.omp.eshttp://www.domund.org
Nº 179. NOVIEMBRE, 2017
AGUSTINOS RECOLETOSPaseo de La Habana, 167. 28036 Madrid.Tel. 91 345 34 60 COMPAÑÍA DE JESÚSAvda. de la Moncloa, 6. 28003 Madrid. Tel. 91 534 48 10 COMPAÑÍA MISIONERA DEL SAGRADO CORAZÓNEstocolmo, 9. 28022 Madrid. Tel. 91 313 56 40 FRANCISCANAS MISIONERAS DE MARÍACardenal Marcelo Spínola, 38. 28016 Madrid.Tel. 91 302 61 99 MISIONERAS DE NUESTRA SEÑORA DE ÁFRICA(HERMANAS BLANCAS)Asensio Cabanillas, 39. 28003 Madrid. Tel. 91 553 82 60 MISIONEROS CLARETIANOSClara del Rey, 6. 28002 Madrid. Tels. 91 415 23 61 y 91 415 21 99 INSTITUTO ESPAÑOL DE MISIONES EXTRANJERASFerrer del Río, 17. 28028 Madrid. Tel. 91 726 84 27 MERCEDARIAS MISIONERAS DE BÉRRIZFereluz, 2. 1ª A 28039 Madrid. Tel. 91 571 63 03MISIONERAS CRUZADAS DE LA IGLESIAMadre Nazaria, 7. 28044 Madrid. Tel. 91 525 32 04 MISIONERAS DE CRISTO JESÚSPeñuelas, 18. 5º A. 28005 Madrid. Tel. 91 517 41 78 MISIONERAS DOMINICAS DEL ROSARIOGeneral Kirkpatrick, 44. 28027 Madrid. Tel. 91 367 36 71 MISIONEROS ESPIRITANOSSanta Engracia, 149. 1º B. 28003 Madrid. Tel. 91 554 21 57 Olivos, 12. 28003 Madrid. Tel. 91 553 36 16 MISIONEROS DE MARIANNHILL Arturo Soria, 249. 28033 Madrid. Tel. 91 359 07 40 MISIONEROS DEL VERBO DIVINO Corazón de María, 19. 5º B. 28002 Madrid. Tel. 91 415 43 55 MISIONEROS OBLATOS DE MARÍA INMACULADA Diego de León, 36. 28006 Madrid. Tel. 91 411 12 12 Pozuelo de Alarcón, Madrid. Tel. 91 352 34 16 PADRES BLANCOSLiebre, 25. 28043 Madrid. Tel. 91 574 04 00SOCIEDAD DE MARÍA - MONFORTIANOSGarabay, 7. 2º. 28850 Torrejón de Ardoz(Madrid). Tel. 91 677 69 11 SOCIEDAD DE MISIONES AFRICANAS Asura, 34. 28043 Madrid. Tel. 91 300 00 41
coeditores
T E R C E R M I L E N I O
IGLESIA A FONDO
PRIMER PLANO
La canonización de Faustino Míguez,
fundador de las Hijas de la Divina Pas-
tora, supone un impulso a la presencia
misionera del Instituto Calasancio desde
la educación y la promoción de la mujer.
INFORME
"Misioneros de esperanza hoy". Así definió
el Papa el pasado 4 de octubre a aquellos
hombres y mujeres dispuestos a abrir
espacios de salvación allí donde parece
que todo está humanamente perdido.
7 TRIBUNA Memoria yvida de las OMP
10 EL OBSERVADORVATICANO BOLIVIA - ITALIA
20 ASÍ VA EL MUNDOLIBERIA - IRAK
CHINA - FILIPINAS
36 ENTREVISTAJulio Cuesta, misionero en Filipinas
42 ANIMACIÓN MISIONERA
45 CARISMASFranciscanas Mis. de la Inmaculada Concepción
48 CULTURA"No soy tu negro": la historia del racismo en EE UU es de película
56 MISIÓN VIVAInstituto Secular "Cruzada Evangélica" en laRep. Dem. del Congo
58 MISIÓN VIVAJuan Ramón de Andrés, misionero en Venezuela
24
30
El papa Francisco quiere,
sin que sirva de prece-
dente, que la historia se
repita... ¡y para mejor!
Igual que el 30 de noviembre de
1919 Benedicto XV promulgó la
carta apostólica Maximun illud so-
bre la labor misionera en el mun-
do para darle “un nuevo impulso
al compromiso misionero de anun-
ciar el Evangelio”, cien años des-
pués, Francisco ha querido convo-
car un “mes misionero extraordi-
nario” en octubre de 2019, “con el
fin de despertar aún más la con-
ciencia misionera de la missio ad
gentes y de retomar con un nuevo
impulso la trasformación misione-
ra de la vida y de la pastoral”.
El Pontífice es muy consciente
de que “la causa misionera de la
Iglesia deber ser la primera” y de
que “la actividad misionera repre-
senta aún hoy día el mayor de-
safío para la Iglesia”. Nos encon-
tramos, además, en un contexto
poco favorable, sobre todo, en las
Iglesias de vieja tradición, donde
las vocaciones a la vida sacerdo-
tal y consagrada son escasas, y
las que hay se orientan más bien
a los lugares donde han surgido.
Frente a esta postura conservado-
ra y temerosa de la autopreserva-
ción, como si los católicos fuesen
una especie en vías de extinción,
el Papa quiere que el espíritu mi-
sionero del desprendimiento, del
dejarlo todo para ir a los demás,
especialmente a los más necesita-
dos, lo inunde todo. Y ello, ade-
más, con el propósito de servir-
les, de acompañarles para ofrecer-
les, sin imposición, con el mero
testimonio de vida y la palabra,
la buena nueva del Evangelio, sus
valores de justicia, libertad, fra-
ternidad, perdón, misericordia,
solidaridad..., sobre los que se
sustenta el Reino de Dios.
Esta conversión pastoral que
propone Francisco requiere una re-
forma de estructuras que, tal y co-
mo él plantea, deben ir encamina-
das a “procurar que todas ellas se
vuelvan más misioneras, que la
pastoral ordinaria en todas sus ins-
tancias sea más expansiva y abier-
ta, que coloque a los agentes pas-
torales en constante actitud de sa-
lida y favorezca así la respuesta
positiva de todos aquellos a quie-
nes Jesús convoca a su amistad”.
La propuesta supone, por tanto,
un “basta ya” rotundo a la tenta-
ción recurrente de caer “en la clau-
sura autorreferencial”, de escon-
derse “en la seguridad de los pro-
pios confines, en toda forma de
pesimismo pastoral, en cualquier
nostalgia estéril del pasado”, “en
toda clase de introversión eclesial”.
Estas actitudes nos roban el
entusiasmo misionero, y ahora es
cuestión de reactivarlo, porque,
como decía san Juan Pablo II,
“¡la fe se fortaleza dándola!”. Por
eso es imprescindible que “todos
los fieles lleven en el corazón el
anuncio del Evangelio y la con-
versión misionera y evangeliza-
dora”, porque es necesario que
crezca el amor por la misión,
que es una “pasión por Jesús,
pero, al mismo tiempo, una pa-
sión por su pueblo”, desde una
opción preferencial por los más
necesitados, los descartados, los
silenciados y olvidados.
En un mundo desgarrado por
la tragedia de las guerras, empe-
ñado en acentuar las diferencias,
en no entender o despreciar al
otro para fomentar el conflicto...,
la persona, ejemplo y buena no-
ticia de Jesús, vivido por nues-
tros misioneros y misioneras,
constituye la luz que viene de
Dios para iluminar y dignificar
las realidades terrenas. Sin duda,
la misión ad gentes es una tarea
imprescindible y urgente, que
merece un cuidado y atención
extraordinarios.
E D I T O R I A L
EDITA Obras Misionales Pontificias DIRECTOR NACIONAL OMP Anastasio GilDIRECTOR Alfonso Blas DISEÑO Antonio Aunés COLABORADORES RosaLanoix, Rafael Santos, Francisco José Pérez Valero, Montserrat Vilaseca, JoséBeltrán, José Carlos Rodríguez, José Ignacio Rivarés, Israel Íñiguez, Modeste
Munimi, José Ramón Carvallada, María Jesús Sahagún, Carmina Sofía Fernández, Juana Gómez, Juan Lázaro Sánchez,Vicente Marqués Ruiz ARCHIVO FOTOGRÁFICO Antonio Aunés, Rafael SantosFOTOGRAFÍAS Efe, 123RF SUSCRIPCIONES Roberto Murga DEPÓSITO LEGAL M-48558-1999 ISSN 1695-1034 IMPRESIÓN Gráficas Dehon. PP. Reparadores. C/ La Morera, 23-25. Torrejón de Ardoz, Madrid. Tfno: 91 675 15 36
T E R C E R M I L E N I O
Es imprescindible que “todos los fieles llevenen el corazón el anuncio del Evangelio
y la conversión misionera y evangelizadora”.
Un impulso a la misión
14 misioneros NÚM. 179, NOVIEMBRE DE 2017
I G L E S I A A F O N D O
Derang implica, de alguna
manera, volver a a la
esencia del carisma cala-
sancio. A ese Trastevere
romano que transformó a san José
de Calasanz. Allí donde los peque-
ños y vulnerables son olvidados.
Posibilitar el acceso a una educa-
ción digna para evitar que “la ino-
cencia del corazón se pierda entre
las tinieblas de la ignorancia”. Fue
la máxima que llevó a Faustino Mí-
guez a fundar en 1885, en la loca-
lidad gaditana de Sanlúcar de Ba-
rrameda, el Instituto Calasancio
Hijas de la Divina Pastora. Por
aquel entonces a las niñas del pue-
blo no se les permitía acudir a la
Las Hijas de la Divina Pastora ven en la canonización de
su fundador, Faustino Míguez, un impulso a su presencia
misionera desde la educación y la promoción de la mujer.
escuela, y este escolapio inquieto,
lejos de pasar de largo ante esta
realidad, supo mirar al mundo con
ojos de Dios a través de sus gafas.
Esas mismas lentes, que ven a
la mujer como pilar básico de la
sociedad, son las que llevaron a
las calasancias a Derang, a un po-
blado de apenas 800 habitantes
en el norte de la India, con los úl-
timos de los últimos. Tanto es así
que quienes habitan esta tierra,
los adivasis, son un grupo sin
casta, con la exclusión y la pobre-
za que implica en relación con la
Canonización en Roma de Faustino Míguez
pobreza. Pues bien, de la mano
del padre Alfaro, otro escolapio
inquieto, llegaron en el año 2008
estas religiosas para hacerse car-
go de una escuela que cuenta hoy
con 400 alumnos, un internado y
un dispensario.
Un legado de plena actualidad
Nuevos rostros para una mi-
sión que sigue de plena actualidad
más de un siglo después de que el
sacerdote gallego se convirtiera en
pionero en la defensa de los dere-
chos femeni-
nos y de la pro-
moción de la mujer. Un
legado que, desde el pasado 15
de octubre, se reconoce como un
don para la Iglesia. Ese domingo el
papa Francisco canonizaba a Faus-
tino Míguez de la Encarnación,
fundador de una congregación
presente hoy en diez países de
cuatro conti-
nentes, a través
de 31 colegios y una
decena de obras sociales.
Así, la canonización del funda-
dor de las calasancias no ha sig-
nificado para las religiosas única-
mente un momento festivo y de
celebración, sino toda una lla-
mada a reforzar su carisma mi-
NÚM. 179, NOVIEMBRE DE 2017 misioneros 15
sionero. Así lo confirma la supe-
riora general, Sacramento Cal-
derón: “Tenemos el proyecto de
una nueva presencia que respon-
da a las características de la mi-
sión ad gentes”.
“Sentimos que desde nuestro
carisma estamos llamadas a vivir
la dinámica misionera como ins-
trínsecamente unida a nuestra
identidad de Hijas de la Divina
Pastora. Como calasancias, nos de-
finimos, vitalmente, como mujeres
que salen al encuentro de nuestros
hermanos, especialmente en luga-
res difíciles, para acompañarlos en
el camino de la vida, viviendo con
y entre ellos, y anunciarles el
amor y la bondad del Padre”, ex-
plica Calderón, convencida de que,
“a través de la educación, se pro-
vee a los niños y niñas de herra-
mientas para poder desenvolverse
en la vida y se les anuncia que hay
Alguien para quien son los más
importantes y que tiene un pro-
yecto de felicidad para ellos”.
Impronta misioneraEsta impronta misionera ya la
experimentó san Faustino con 26
años, cuando desembarcó en Gua-
nabacoa un 3 de noviembre de
1857, enviado para reforzar la pri-
mera comunidad escolapia en Cu-
ba, recién fundada. Una experien-
cia de más de tres años, a través
de la cual, además de evangelizar
por medio de la educación y de las
tareas pastorales, hizo brotar su
vocación científica, esa que le lle-
varía a crear el único laboratorio
farmacéutico regentado por reli-
giosas en España, a partir del es-
tudio de las propiedades terapéu-
ticas de plantas que usaban los cu-
banos. Un religioso Laudato si’, que
fue cómplice de lo que en nuestros
días llamamos ecología integral y
que supo contagiar en los espacios
en los que se movía.
El periplo cubano amplió los
horizontes de un hombre que fue
testigo, en los últimos años de su
vida, de cómo las primeras reli-
giosas calasancias daban el salto a
América y, en 1923, se hacían car-
go de un hogar para niñas huér-
fanas y necesitadas en Chile. “Me
alegro estéis animadas para la
gran empresa a que Dios os llama
y solo con su gracia podéis llenar
trabajando mucho”, les dijo en-
tonces, en una clara llamada a la
misión ad gentes.
16 misioneros NÚM. 179, NOVIEMBRE DE 2017
P R I M E R P L A N O
La congregación calasancia seencuentra hoy presente en
diez países de cuatro continentes.
India
Precisamente por eso, la supe-
riora general de las calasancias re-
cuerda que “la misión ad gentes ha
estado siempre muy presente en el
Instituto, abierto desde sus inicios
a las llamadas de la Iglesia. Además
entendemos que dicha misión está
muy en consonancia con lo que
fueron nuestros orígenes carismáti-
cos. En ellos, late el deseo de hacer
presente el Reino, el mensaje de Je-
sús, entre aquellos privados de esa
posibilidad: la niñez y juventud fe-
menina”. Desde ahí Sacramento
Calderón explica cómo, “apoyadas
en el documento Vita consecrata de
san Juan Pablo II, en el que se nos
dice que no solo tenemos una his-
toria gloriosa que recordar, sino
una larga historia que construir, el
Instituto Calasancio quiere poner
los ojos en el futuro hacia el que
sentimos que el Espíritu nos im-
pulsa, para que siga haciendo a tra-
vés de nuestra pequeñez grandes
cosas para nuestro mundo”.
Amor sin límitesDurante la homilía en la plaza
de San Pedro con motivo de la ca-
nonización, el papa Francisco pre-
sentó la santidad como “una histo-
ria de amor” y apuntó cómo los
santos “nos señalan este camino.
Ellos no han dicho ‘sí’ al amor con
palabras y por un poco de tiempo,
sino con la vida y hasta el final. Su
vestido cotidiano ha sido el amor de
Jesús, ese amor de locura con que
nos ha amado hasta el extremo, que
ha dado su perdón y sus vestiduras
a quien lo estaba crucificando”.
Esa entrega sin límites es hoy
el hábito que llevan las calasan-
cias, a ejemplo de aquel que las
invitó a “buscar y encaminar al-
mas a Dios, por todos los medios
que están al alcance de la cari-
dad”. Revestidas con esta enco-
mienda, se hacen presentes en lu-
gares como la localidad colombia-
na de Cúcuta, en un barrio casti-
gado por la desintegración fami-
liar, la invasión de las sectas, la
proliferación de las armas y la pre-
sión de la guerrillas, donde la es-
cuela es tan solo la punta de lan-
za de una entrega que pasa por la
catequesis parroquial, la pastoral
de enfermos... Por no hablar de la
obra apostólica de la comunidad
de Acurenam, en Guinea Ecuato-
rial, donde al colegio de infantil y
primaria se suman un comedor
que da almuerzo a 150 niños,
formación para las familias, la
NÚM. 179, NOVIEMBRE DE 2017 misioneros 17
Hogar Buenos Aires (Argentina)
Cúcuta (Colombia)
pastoral parroquial, cursos de
emancipación para las mujeres,
acompañamiento a los más po-
bres del barrio...
A miles de kilómetros de allí,
en Cañar, en el altiplano andino
ecuatoriano, la educación se con-
vierte en el puente para acompa-
ñar a unas comunidades campesi-
nas amenazadas por el desem-
pleo, el alcoholismo, la desnutri-
ción y el maltrato a la mujer. Pe-
ro también para reconocer el va-
lor de los poblados indígenas, a
través de la llamada Unidad Edu-
cativa Comunitaria Intercultural
Bilingüe Quilloac, que se caracte-
riza por la lucha y la búsqueda in-
cansable de una educación que
abra horizontes y alerte a buscar
mejores días para su pueblo ca-
ñari desde la liberación personal,
familiar y social.
“Esta realidad posibilita a una
calasancia poner mente y corazón
en la misión encomendada, es de-
cir, no estamos llamadas única-
mente a hacer como un profesio-
nal más; creo que nuestro primer
reto es ‘ser’ ese pequeño signo de
humanidad que armoniza la tras-
cendencia con la ciencia”, explica
la misionera Gloria Encalada, des-
de el convencimiento de que esta
obra constituye “una bendición,
pero a la vez una llamada al com-
promiso, porque los sectores indí-
genas campesinos esperan y piden
que se consagre la vida a través de
la educación, que esta defienda su
dignidad, nos haga luchar por una
verdadera equidad, justicia, traba-
jo, empleo digno y que todos po-
damos vivir en hermandad”.
Pastoral urbana misioneraEste empeño en hacer realidad
el Reino de Dios no solamente se
materializa en el mundo rural:
también, en la pastoral urbana mi-
sionera. Como en los suburbios de
Santa Fe, en Argentina, donde la
pobreza extrema hace que la ham-
bruna infantil se equipare a los ín-
dices de Camerún. En los barrios
de Aluviones y La Tablada, las ca-
lasancias luchan contra la margi-
nación y la violencia a partir de
una apuesta firme por la inserción
desde los valores del Evangelio,
sin olvidar cubrir las necesidades
más básicas con iniciativas como
“La copa de leche”, un proyecto de
alimentación básica para niños.
Esta apuesta por la infancia tam-
bién se palpa en los pasillos de la
escuela hogar Viñas Loureyro, en
Buenos Aires, donde 180 menores
de la villa miseria más peligrosa
del país –la 1 11 14– vislumbran
un futuro distinto al que parecen
abocados por el mero hecho de
18 misioneros NÚM. 179, NOVIEMBRE DE 2017
La vocación a la misión ad gentesha sido siempre una constante
en el Instituto Calasancio.
Guinea Ecuatorial
nacer en el cinturón de pobreza de
la megaurbe. Una obra que siem-
pre contó con el respaldo explícito
del entonces cardenal Jorge Mario
Bergoglio, quien se dejaba caer de
vez en cuando para velar por al-
guna de las niñas en un estado de
especial vulnerabilidad.
Así, de la mano de Fe y Alegría,
pero también con obras propias,
las Hijas de la Divina Pastora se
saben depositarias de una heren-
cia que disfrutan en misión com-
partida con más de 1.400 laicos,
que se sienten corresponsables de
esa pasión por educar de san
Faustino, “la obra más noble, la
más grande y la más sublime del
mundo, porque abraza a todo el
hombre... Es la obra divina..., es la
creación continuada, es la altísi-
ma misión de la Escuela Pía; mi-
sión del mayor interés y de la im-
portancia más decisiva, así para la
dignidad y dicha del individuo y
de la familia, como de la misma
sociedad entera”.
MANUEL PASTOR
na casa,un edifi-cio dedi-
cado total y ex-clusivamente a ladignidad, promo-ción, cuidado eimpulso de lossueños y oportu-nidades de lamujer, no podíallamarse y estar
bajo la protecciónde alguien mejorque la Divina Pas-tora". Así presen-ta la misioneraMarta Novoa lamisión calasanciaen la localidadcamerunesa deFutrú. Allí el Insti-tuto Calasancioescolariza a 250niños y jóvenes,cuenta con unacasa-hogar paraniñas cuyos pa-dres son enfer-mos de sida y daempleo a 60 mu-jeres en un cen-tro de promociónabierto a jóvenesembarazadas o
abandonadas a susuerte y, especial-mente, a aquellascon algún tipo dediscapacidad, queaprenden a valer-se por sí mismas.A estas mujerescon síndrome deDown, parálisiscerebral o cual-quier tipo de de-
ficiencia mentalse las acompañapara ser autóno-mas y se les ense-ña un oficio. "Su situación esdolorosa e injus-ta, pues la granmayoría son arrin-conadas y olvida-das; en muchoscasos tienen hijosque nadie recono-ce", denuncia estacalasancia espa-ñola que, junto asu comunidad, vi-ve volcada en es-tas chicas: "Se lasentrena para lavida en áreas co-mo aseo perso-nal, relaciones,
cuidado de sushijos, uso del di-nero...; todoaquello que lasayude a insertarseen la sociedad ya tener una vidamás digna y feliz.Ellas, una vezgraduadas, tam-bién son contra-tadas en el mis-
mo centro; la so-ciedad aún no es-tá preparada paraemplearlas y sa-ber tratarlas"."El nuestro es unhogar pequeño,sencillo, pero lle-no de grandessueños y proyec-tos; un hogarmuy calasancio,donde la miradatrata de ser comoaquella del padreFaustino a las ni-ñas de Sanlúcar",relata Marta, quecomenta cómo"toda pastora tie-ne dos funcionesprincipales: cuidary guiar".
Pastoras quecuidan y guían
U“
NÚM. 179, NOVIEMBRE DE 2017 misioneros 19
Ecuador
Marta Novoa
"Los datos son irrefutables: lasfuerzas de seguridad de
Myanmar están prendiendofuego al norte del estado de
Rakhine, en una campaña diri-gida a expulsar a los rohing-
yas. No se equivoquen: es unalimpieza étnica". Con esta con-tundencia ha denunciado Am-
nistía Internacional la actua-ción del Ejército de Myanmar,
la antigua Birmania, contra es-te grupo étnico de religión
musulmana. La ONU tambiénlo tiene claro: se trata de una
limpieza étnica "de manual",cometida sobre "la minoría
más perseguida en el mundo".El Gobierno de Aung San SuuKyi lo niega, pero lo cierto esque, desde finales de agosto,
al menos 420.000 personas sehan visto obligadas a huir a
Bangladesh, donde ahora mal-viven en campos de refugia-
dos. Ni Myanmar, su lugar deprocedencia, ni Bangladesh, ni
India, ni Nepal los quiere...Nadie quiere a los rohingyas.
24 misioneros NÚM. 179, NOVIEMBRE DE 2017
P R I M E R P L A N O
Se observa un patrón
claro y sistemático de
abusos. Las fuerzas de
seguridad rodean un
pueblo, disparan a la gente –que
huye presa del pánico– y luego in-
cendian las casas hasta los cimien-
tos. En términos legales, se trata
de crímenes de lesa humanidad:
ataques sistemáticos y expulsión
forzada de civiles”. Lo dice Amnis-
tía Internacional. Y lo confirma la
ONU: una limpieza “de manual”.
Todo comenzó a finales de
agosto, después de que terroristas
de un tal Ejército de Salvación Ara-
kan Rohingya atacase, según el
Gobierno, más de 200 edificios, en-
tre puestos militares, escuelas, co-
mercios y monasterios budistas.
Esa violencia se habría cobrado
414 muertos de uno y otro bando,
según datos oficiales.
Y luego llegó la represión del
Ejército: salvaje, indiscriminada,
brutal... (El enviado especial del
diario El Mundo, Javier Espinosa,
NADIE QUIEREA LOS ROHINGYAS
MYANMARMYANMAR
“
NÚM. 179, NOVIEMBRE DE 2017 misioneros 25
recogió el 4 de octubre en el su-
plemento Crónica el estremecedor
testimonio de un superviviente ro-
hingya: Mohamed Ayaz, un niño
de 16 años que sobrevivió a su fu-
silamiento; no así su padre, madre
y cuatro hermanos. La aldea de Tu-
la Toli, en la que vivían, fue com-
pletamente arrasada). Las opera-
ciones militares comenzaron el 25
de agosto y –de nuevo según la
versión oficial– concluyeron el 5 de
septiembre. Este último extremo
resulta algo difícil de creer: prime-
ro, porque han seguido llegando
desplazados a la vecina Bangla-
desh; y segundo, porque las auto-
ridades siguen sin permitir la pre-
sencia de observadores en Rakhi-
ne. En realidad, no hay fotos ni
imágenes de televisión que prue-
ben las atrocidades que describen
las víctimas, más allá de sus testi-
monios y de algunas fotos de sa-
télite en las que se ven cortinas de
humo donde antes había aldeas...
Pero ahí están los hechos: miles de
hombres, mujeres y niños –sobre
todo niños: UNICEF calcula unos
288.000– cruzan el río Naf, la fron-
tera natural con Bangladesh, y lle-
gan exhaustos y con lo puesto a
los campos de refugiados.
“Se han marchado sin nada.
Necesitan las cosas más básicas:
comida, atención médica, refu-
gio... No tienen absolutamente na-
da. Nunca, en toda mi carrera, he
visto a tanta gente llegar con tan
poco. Necesitan de todo”, decía el
27 de septiembre, tras visitar la
zona, el Alto Comisionado de Na-
ciones Unidas para los Refugiados,
Filippo Grandi. El arzobispo de
Dacca, capital de Bangladesh, car-
denal Patrick D’Rozario, lo confir-
maba también sobre el terreno:
“Está pasando algo inhumano. [...]
El llanto de los musulmanes ro-
hingyas es el llanto de la humani-
dad”. El purpurado, principal re-
presentante de la Iglesia en ese
país, entregó un millón de takas
(unos 10.200 euros) a los respon-
sables del campo de Cox’s Bazar,
uno de los más saturados. Cáritas
Bangladesh se ha movilizado ya
con vistas a una primera inter-
vención de emergencia, para la
cual Cáritas Española ha aportado
100.000 euros. El papa Francisco
llamó a fines de agosto a salir en so-
corro de estos “hermanos nues-
tros”. Se calcula que en unas pocas
semanas han huido de Myanmar
unos 420.000 rohingyas. Al menos
otros 100.000 viven desde hace
años en su propio país en cam-
pamentos provisionales, despla-
zados por razias similares.
Sin carta de ciudadaníaPero ¿quiénes son exactamente
estos rohingyas que desde hace un
tiempo aparecen periódicamente
en las pantallas de nuestros televi-
sores y en las páginas de nuestros
periódicos? Se trata, según la ONU,
de “la minoría más perseguida en
el mundo”: un pueblo de religión
musulmana que vive, mayoritaria-
mente, en el estado de Rakhine (re-
bautizado así por los militares: an-
tes se llamaba Arakan), en el norte
de Myanmar. Son una de las 135
etnias que moran en la antigua Bir-
mania, un país de 60 millones de
habitantes, en el que el 89% de la
población profesa el budismo.
Los rohingyas, por tanto, son
musulmanes sunitas en un país
budista y tremendamente naciona-
lista; una minoría que hace unos
años superaba el millón de perso-
nas, asentada en el segundo esta-
do más pobre del país. Son musul-
manes y también... apátridas. Lle-
van generaciones viviendo allí, pe-
ro el Gobierno birmano los consi-
dera inmigrantes bengalíes: proce-
dentes, por tanto, de lo que hoy es
Bangladesh y antaño era la India.
Ellos aseguran ser los moradores
del antiguo reino de Arakan, cons-
tituido en el siglo XV, pero Naipyi-
dó (la capital de Myanmar desde
2005, en sustitución de Rangún)
aduce que comenzaron a llegar
desde Bengala a partir de 1760, y
que formaban parte de las tropas
auxiliares de los británicos, que
medio siglo después trataron de
ocupar colonialmente Birmania.
Esa percepción y su religión los
ha condenado al ostracismo. La ley
de nacionalidades, que aprobaron
los militares en 1982, reconoció
135 etnias –todas las originarias
antes de 1824–, pero excluyó a los
rohingyas, que hoy no tienen carta
de ciudadanía ni, por tanto, dere-
chos civiles. Son parias en su pro-
pia tierra. Desde 2015, por ejem-
plo, se les prohíbe casarse con no
musulmanes y deben poner por
escrito que sus matrimonios no
tendrán más de dos hijos. Sufren
también persecución legal a la ho-
ra de estudiar, trabajar, viajar o
practicar su religión. El Gobierno,
de hecho, ni siquiera quiere que se
les llame “rohingyas” y, cuando
alude a ellos, habla de “población
musulmana” o utiliza eufemismos
como “ciudadanos asociados”. Los
extremistas budistas tienen en
ellos su blanco preferido. La incita-
ción a la discriminación, hostilidad
y violencia contra esta minoría es
estremecedora. Un dato. El líder
del movimiento Ma Ba Tha, espe-
cialmente beligerante contra ellos,
el monje Ashin Wirathu, es cono-
cido como el “Hitler birmano”. La
situación es de tal gravedad –“hay
monjes budistas extremistas que
abiertamente promueven el odio y
la violencia, en lugar de la compa-
sión y la misericordia”, confirman
26 misioneros NÚM. 179, NOVIEMBRE DE 2017
Aung San Suu Kyi
las ONG– que el Ministerio de
Asuntos Religiosos y Cultura ha
presentado en el Parlamento un
proyecto de ley para tratar de poner
freno a los “discursos del odio”.
Entre dos fuegosBirmania está gobernada hoy
por la premio Nobel de la Paz de
1991, Aung San Suu Kyi. Al menos,
teóricamente. “La Señora”, la mu-
jer que durante años plantó cara a
la Junta Militar, ganó las elecciones
presidenciales y legislativas de no-
viembre de 2015, pero ello no se ha
traducido en un poder omnímodo.
Su partido, la Liga Nacional para la
Democracia (LND), se ha visto obli-
gado a compartir Gobierno y deci-
siones con los militares. Aung es la
cara visible del poder..., pero sin po-
der. Legalmente no puede ser pre-
sidenta, así que acapara los cargos
de ministra de Asuntos Exteriores,
consejera de Estado y portavoz de
la Presidencia. Sobre el papel, tiene
prácticamente competencias de
primer ministro, pero, a la hora de
la verdad, manda lo justo. Las car-
teras fuertes, los ministerios clave
(Defensa, Interior y Fronteras), si-
guen en manos de los generales, al
igual que un cuarto de los escaños
del Congreso. Así lo dicta la Cons-
titución de 2008. El estamento cas-
trense, que controla las riendas de
la situación desde 1964, tiene ga-
rantizada también por ley una de
las dos vicepresidencias.
La “Mandela birmana”, la mujer
que pasó 19 años en prisión lu-
chando por la democracia, la ada-
lid de los derechos humanos, ha te-
nido que desempeñar estos días to-
do un “papelón”. Durante casi un
mes guardó un clamoroso silencio
sobre lo que estaba sucediendo con
los rohingyas. Y cuando finalmen-
te, presionada por la comunidad
internacional, compareció ante la
opinión pública, fue para negar
que hubiera “operaciones de lim-
pieza étnica” y denunciar “el enor-
me iceberg de desinformación” que
había en torno al tema. Su discur-
so a la nación del 19 de septiembre
recibió grandes críticas. Y con ra-
zón. Si es verdad que no se está
masacrando a los rohingyas, ¿por
qué huyen en masa? Y ¿cómo se
justifican las atrocidades cometi-
das? Y ¿por qué su Gobierno sigue
vetando la entrada al país de una
misión investigadora de la ONU?
Las preguntas se suceden. Y las
respuestas siguen sin llegar. Entre
las voces que han clamado contra
la actual consejera de Estado están
las de los también nobeles de la Paz
Desmond Tutu y Malala Yousafzai.
“Si el precio político a pagar por su
ascenso político ha sido el silencio
–le escribió el primero–, entonces
el precio es, sin duda, muy alto”.
“Si la patria de los rohingyas no es
Myanmar, donde viven desde hace
generaciones, entonces ¿cuál
es?”, inquirió la segunda.
NÚM. 179, NOVIEMBRE DE 2017 misioneros 27
Pero no todo han sido duras
críticas. El arzobispo de Yangón
(Rangún), cardenal Charles Maung
Bo, salió en su defensa el 26 de sep-
tiembre. “Atribuirle la culpa de to-
do –afirmó en una declaración– y
estigmatizar su respuesta es real-
mente contraproducente. Las cir-
cunstancias en las que ha asumido
el poder, los múltiples desafíos hu-
manitarios que ha debido afrontar
en un breve período y la falta de
margen para maniobrar en las
cuestiones de seguridad, impuesta
por una Constitución militarista,
tornan desalentador su papel”.
El purpurado salesiano se refie-
re a que en Myanmar están en jue-
go también la transición y la de-
mocracia. Una democracia que tra-
ta de abrirse camino entre enor-
mes dolores de parto. La ex colo-
nia británica lleva gobernada por
los militares desde 1964. Desde en-
tonces, solo se han celebrado elec-
ciones en dos ocasiones: en 1990 y
en 2010. Las primeras las ganó,
con más del 80% de apoyos, la Li-
ga de Aung San Suu Kyi. El Ejérci-
to, sin embargo, no reconoció el
triunfo, y ella, como tantos miem-
bros de su agrupación, acabó en
prisión. A las de 2010 ni siquiera
pudo presentarse: su partido se-
guía ilegalizado. Ese mismo año
recobró la libertad y, cinco años
después, llegó al Gobierno. Allí ba-
talla ahora por las reformas. Hasta
que la cuestión rohingya la ha
puesto entre la espada y la pared.
La Iglesia en Myanmar ¿Qué opina la Iglesia local de lo
que está sucediendo? ¿Qué ha di-
cho sobre la situación de este per-
seguido pueblo? ¿Y cómo afectará
la cuestión rohingya al viaje del
papa Francisco, previsto para los
días 27 a 30 de noviembre?
Lo primero que hay que hacer
constar es que la Iglesia católica
tiene hoy poco peso social en
Myanmar. El país, ya está dicho, es
budista en un 89%. Los cristianos
son el 4% y, entre ellos, los católi-
cos representan solo el 1% de la
población: unos 450.000 fieles. No
siempre fue así. En los años 50 del
pasado siglo, la educación que im-
partían los centros católicos bir-
manos hizo de este país el más
preparado del sureste asiático. Ac-
tualmente, la Iglesia administra
únicamente dos escuelas secunda-
rias y cuatro primarias. (El carde-
nal Bo acaba de solicitar al Go-
bierno la devolución de más de 80
escuelas católicas “tomadas por
las armas” por la Junta Militar).
La segunda consideración es la
de que Gobierno e Iglesia acaban
de restablecer relaciones. El nom-
bramiento del nuncio Paul Tschang
In-Nam data del pasado 12 de agos-
to, una semana después de la visi-
ta al Vaticano de Aung San Suu Kyi.
En este contexto, se entendería
mejor la falta de contundencia
eclesial en la denuncia de las ma-
sacres. En sus declaraciones, el
cardenal Bo ha reconocido que la
sociedad birmana “tiene fobia ha-
cia los musulmanes”, así como la
postergación legal de estos. Pero
aduce que las leyes discriminato-
rias de 1982 “fueron adoptadas
por un Gobierno militar y no por
uno democrático”. Al mismo tiem-
po, advierte del peligro que supo-
ne la causa rohingya cara a grupos
terroristas como Al Qaeda o el
Daesh. En Rakhine –advierte– se
está abriendo un nuevo frente yi-
hadista “con combatientes proce-
dentes del extranjero”.
“La Iglesia –explica no obstan-
te monseñor Bo– reafirma los de-
rechos de cada persona en el país
y continuará pidiendo dignidad
para los musulmanes del estado
de Rakhine, una dignidad que in-
cluya la ciudadanía”. Exige asi-
mismo “que se detenga cualquier
forma de violencia contra la po-
blación rohingya” y que se inves-
28 misioneros NÚM. 179, NOVIEMBRE DE 2017
P R I M E R P L A N O
tiguen a fondo “las acusaciones
de limpieza étnica y genocidio”.
“El Gobierno y el Ejército –insis-
te– deben darse cuenta de que las
respuestas agresivas, sin ninguna
solución política, convertirán esta
situación en un desastroso con-
flicto. Myanmar tiene muchas
otras cuestiones urgentes por tra-
tar: la reducción de la pobreza, el
fortalecimiento de la democracia,
la construcción del Estado...”.
Así las cosas y hoy por hoy, el
futuro del pueblo rohingya no
pinta nada bien. Myanmar los per-
sigue inmisericordemente y los
expulsa del país; la vecina Bangla-
desh (destino también de Francis-
co a finales de noviembre) ya ha
dicho, por boca de su primera mi-
nistra, Sheik Hasina, que, antes o
después, todos esos refugiados
tendrán que volver a su país. (¡Y
Hasina hizo esta afirmación en la
visita a uno de los campos!). Y la
India y Nepal tampoco están por
la labor. El primero de ellos ha
concedido el estatus de refugiados
a 16.000 rohingyas, pero tiene en
su territorio a otros 40.000 en si-
tuación irregular a los quiere de-
portar. ACNUR logró realojar en
campos de refugiados en Nepal a
40.000 más, expulsados de India.
Pero, al parecer, los tratados in-
ternacionales suscritos por el pe-
queño país solo reconocen protec-
ción legal a los desplazados pro-
cedentes de Bután y Tíbet. En de-
finitiva: unos por otros, nadie
quiere a los rohingyas.
Salauddin Khan, uno de los re-
fugiados de la frontera nepalí, de-
claraba recientemente a la agencia
AsiaNews: “Nosotros no pedimos
otra cosa que vivir. Sabemos que
Nepal es un país pobre y que mu-
chos de sus hijos han tenido que
ir a trabajar al extranjero, pero si
nos concediera el estatus de refu-
giados, podríamos trabajar aquí,
haciendo trabajos humildes, y ga-
nar lo suficiente para vivir. Porque
¿durante cuánto tiempo podremos
vivir con nada más que dos comi-
das regaladas?”.
JOSÉ IGNACIO RIVARÉS
l conflicto rohingya noes nuevo. Y la preocu-pación de la comunidad
internacional, tampoco. En2016 se instituyó una comi-sión –la Rakhine State AdvisoryCommission– para investigar laviolencia y discriminación ha-cia este pueblo. La consejerade Estado Aung San Suu Kyipuso al frente de la misma alex secretario general de laONU Kofi Annan y prometiórespetar sus conclusiones. Des-pués de un año de trabajo, elpasado 25 de agosto la comi-sión hizo público su informe.En él se pide que se concedala ciudadanía a los rohingyas;que se garantice su seguridad;y que se cierren los campos derefugiados que hay en el inte-rior del país, en los que malvi-ven –en condiciones de extre-ma necesidad– unas 120.000personas, víctimas de la vio-lencia desatada en 2012. Elcomandante en jefe de lasFuerzas Armadas de Myanmar,general Min Aung Hlaing, ha"sugerido" que se "vuelvan aexaminar" las conclusiones delinforme, pues en su opinión"contiene algunos defectos ylagunas". La violencia sobre losrohingyas se desató justo elmismo día en que se hizo pú-blico dicho informe.
E
NÚM. 179, NOVIEMBRE DE 2017 misioneros 29
El informede Kofi AnnanEl informede Kofi Annan
I N F O R M E
sta misma fortaleza la hanmostrado tanto el padreTeresito Suganob como elsacerdote Maurizio Pallú,
que también han sido apresadosrecientemente en Filipinas y Nige-ria, respectivamente, por gruposislamistas. La incertidumbre y eltemor en esos difíciles momentosno han empañado en ningún casosu celo apostólico. Esperaron con-tra todo pronóstico, cuando la luzde su celda se apagaba, cuando lesprivaron de sulibertad, cuandovieron amena-zada su vida.
EDieciocho meses de secuestro. En
este tiempo, no se borró la confianza ni de su
rostro ni de su corazón. El salesiano Tom Uzhunnalil per-
dió más de 30 kilos durante el año y medio que permaneció en
manos de los yihadistas en Yemen, pero no se vio mermada ni un so-
lo gramo su fe en Dios. "Nunca tuve miedo a morir. El Señor ha hecho
un milagro en mí, me ha dado otra vida". Así se ex-
presaba este misionero indio tras ser liberado del
cautiverio, y con el convencimiento, una vez
recuperado de las secuelas físicas, de volver a
la primera línea del anuncio del Evangelio.
Tom, Maurizio y Teresito son“misioneros de esperanza hoy”.Así definió el Papa, el pasado 4 deoctubre en la Plaza de San Pedro, alos hombres y mujeres que, aligual que los primeros discipulos,supieron dejar a un lado la incer-tidumbre y el estupor que trajoconsigo la muerte de Jesús, paracreer sin fisuras en que su Maestrohabía resucitado y les acompañabaen su día a día.
“La fuerza de la resurrecciónhace que los cristianos seamos ca-paces de amar allí donde pareceque ya no hay motivo para amar,y de abrir espacios de salvaciónallí donde parece que todo estáhumanamente perdido”, explicabaFrancisco durante esta catequesis.Una reflexión que tiene un nítidoreflejo en aquellos que han dejado
su tierra para en-tregarse a la mi-sión ad gentes en
lugares donde la pobreza, el abusode poder, el hostigamiento políticoo los extremismos ideológicos ha-cen especialmente complicado vis-lumbrar cómo germinan las semi-llas del Reino en el día a día. Y me-nos aún hacer planes a medio pla-zo. Por eso, resulta especialmentesignificativo que el Papa aplaudie-ra en esta intervención semanal a“tantos cristianos que no hanabandonado su pueblo cuando lle-gó el tiempo de la persecución. Sequedaron allí, donde se tenía in-certidumbre con respecto al maña-na, donde no se podía hacer pro-
yectos de ningún tipo, se queda-ron esperando en Dios”.
El misionero se queda con lossuyos, cuando otros deciden hacerlas maletas si el camino se ponecuesta arriba. Una máxima que ex-perimenta en Honduras el murcia-no Pepe Gómez, en medio de lainestabilidad de una nación atrapa-da desde hace años en una escala-da de corrupción, aderezada por un
movimiento migra-torio descontrola-do y condenadapor la violenciaque propicianlas maras.
NÚM. 179, NOVIEMBRE DE 2017 misioneros 31
Pepe llegó en 1979 al paíscentroamericano y en ningún
momento se ha planteado regresara España. Y menos aún cuando lascosas se han puesto feas. “Aterricécon lo puesto... y sin lo puesto”,bromea este sacerdote sobre elviaje libre de equipaje que em-prendió cuando respondió, juntocon otro compañero, a la peticiónque hizo en aquel momento elobispo de San Pedro Sula a su ho-mólogo de Murcia.
Al llegar a esta diócesis hondu-reña, le asignaron una parroquiaque alcanzaba los 120.000 habi-tantes. “Hace diez años la dividi-mos en tres parroquias, y ahoraestoy a cargo de 70.000 habitan-tes”, asegura con una calma quesorprende, quizá porque ni antesni ahora se dejó abrumar por unosnúmeros que desbordan las capa-cidades de cualquiera. “Uno hacelo que puede y el resto lo aportaDios”, subraya, a la vez que deta-lla cómo, a lo largo de estas cuatrodécadas como misionero, ha esta-blecido una red eclesial de trabajoen comunidad que ha permitido
hacer llegar la Palabra de Dios allídonde el cura no llega.
“Desde el principio centré el fo-co de la actividad misionera endos planos: la evangelización y lacaridad”, relata. “Así, en la laborevangelizadora he fomentado lapreparación de catequistas y agen-tes de pastoral desde el primermomento, lo que ha facilitado quetengamos laicos que se sientan co-rresponsables de anunciar a Jesúsy estén formados para ello”, des-taca Pepe, quien apunta cómo elanuncio de la Palabra de Dios tie-ne que ir ligado sí o sí a dar res-puesta a los problemas e inquietu-des de la gente.
“Cuando llegué, la situaciónque me encontré en las aldeas esfácil de ilustrar: todos vivían encasas de cartón. Solo con esta ima-gen es fácil hacerse una idea delas condiciones de vida de loshondureños”, comenta este misio-nero. Él vio como prioritario esta-blecer programas centrados en eldesarrollo y empoderamiento, a losque se unieron otros tantos pro-yectos de asistencia sanitaria, so-
cial y educativa. Hoy su parroquiacuenta con tres comedores paraniños, un hogar para ancianos queha cumplido 25 años de existenciay varios dispensarios médicos.
Preocupación eclesialLa emigración y las maras con-
centran los principales quebrade-ros de cabeza no solo de Pepe, si-no de toda la acción pastoral ysocial de la Iglesia hondureña.“Cuando yo llegué, el país contabacon 3,5 millones de habitantes.Ahora somos 8 millones, y el tra-bajo escasea; tanto es así que hayun millón de hondureños que hanhuido a Estados Unidos en buscade un futuro mejor”, detalla estesacerdote, que ve cómo la falta deoportunidades está haciendo quelos jóvenes caigan en las redes delas pandillas.
“De diez años para acá, lamen-tablemente se ha multiplicado supresencia. El narcotráfico ha he-cho que aumente su peligrosidady, con ello, sus tintes de criminali-dad, de tal manera que la violen-cia se ha institucionalizado en el
32 misioneros NÚM. 179, NOVIEMBRE DE 2017
INFORME MISIONEROS DE LA ESPERANZA
Tras su liberación, el P. Uzhunnalil fue recibido por el Papa
país. Afortunadamente nunca noshan atacado como Iglesia, porqueno se han sentido amenazadospor nosotros”, asevera sin temoralguno a que pueda ser objetivode estos grupos criminales. Estamodalidad enquistada de delin-cuencia organizada conlleva unasituación de inseguridad que, le-jos de calmarse, se agita todavíamás con las elecciones generalesdel 26 de noviembre, a la vueltade la esquina: “No es fácil arreglarel bucle en el que parecemos atra-pados como país. Hay algunosavances en infraestructuras, peroel paro no mejora. Siempre que hetenido oportunidad de encontrar-me con líderes políticos, les recla-mo la necesidad de fomentar unempleo para devolver la dignidada la población”.
Frente a ello, la única maneraque Pepe Gómez y su comunidadparroquial han encontrado parahacer frente a esta lacra ha sido laeducación. “La formación es la he-rramienta que tenemos a nuestroalcance para evitar que las nuevasgeneraciones caigan en las garrasde estas bandas. En nuestro caso,hemos creado unos talleres de em-pleo en los cuales ya tenemos a 60muchachos, que se están forman-do para labrarse un futuro y ga-narse un salario al margen de laextorsión”.
Ante tantos frentes abiertos, es-te murciano no se achanta. “Nuncahe pensado en tirar la toalla, nun-
ca he perdido esa esperanza deque Honduras puede salir adelan-te por sí misma; una esperanzaque siempre se ha regenerado enJesús y en la comunidad, que sevuelca cuando se trata de hacerrealidad el Evangelio en lo cotidia-no”, reafirma desde una fidelidadcreativa que parece no tener lími-tes para él: “Permanezco con losmíos, con mi gente. Es verdad quehay momentos de peligro, perohasta ahora puedo decir que en es-tas circunstancias no me he deja-do atrapar por el miedo ni por ladesazón. Y eso que desde 2000 a2013 tuve que estar yo solo en laparroquia como presbítero. Fue en-tonces cuando descubrí que no esuno el que hace, sino que es Diosel que capacita y pone de su par-te, el que da los frutos; nosotrossolo sembramos”.
El horizonte oscurode Venezuela
Esta mirada optimista se puedever empañada, sin embargo, por laencrucijada social y política en latierra a la que uno es enviado.Cuando el horizonte se oscurece acada paso, como en Venezuela. Lasenda emprendida por el régimende Nicolás Maduro ahoga no sololos anhelos de un pueblo, sinotambién su capacidad de supervi-vencia, como reflejan los informesmás recientes de Cáritas, que si-túan la hambruna infantil en cotassimilares a las de África.
Rafael Guerrero ha regresado aEspaña el pasado verano despuésde 24 años en tierras venezolanasy conoce de primera mano cómoestas cifras se traducen en sufri-miento. “Venezuela atraviesa lapeor crisis que yo he conocido des-de que estoy allí. Es imposible saliradelante cuando ves que tu sueldode un mes apenas llega para cubrirlas necesidades más básicas en unasemana, y no tienes acceso, porejemplo, a un antibiótico. La co-rrupción se ha apoderado de todo,la violencia llega hasta tal puntoque el número de muertos se ase-meja al de una guerra y, en lo polí-tico, podemos decir que vivimosprácticamente en una dictadura”,comenta este misionero laico.
Ante este panorama realmentedesolador, parece complicado en-contrar una rendija por la que secuele algo de esperanza. “Estoyconvencido de que los venezola-nos lograrán salir adelante y le-vantarse con fuerza frente a estarevolución, que llegó cargada defrases bonitas, pero irreales”.
Este ímpetu de los humildes ysencillos para recomponerse antelos golpes más duros lo ha experi-mentado Rafael desde que desem-barcó en Caicara del Orinoco, aloeste del estado de Bolívar, de lamano del Movimiento de AcciónCristiana: “Nuestro carisma siem-pre ha sido trabajar entre los ale-jados, en los barrios populares,con una mirada impregnada de
NÚM. 179, NOVIEMBRE DE 2017 misioneros 33
Pepe Gómez, misionero en Honduras
esa preocupación constante sale-siana por sacar adelante a los ni-
ños y los jóvenes”, relata Rafael. Éldescubrió su vocación misioneraen un retiro después de terminarsu carrera de Matemáticas: “Mesentí llamado a ser ciudadano uni-versal, a hacer vida el padrenues-tro”, desvela este malagueño, queen 1993 se instaló junto al tercerrío más caudaloso del mundo, for-mando una comunidad con otrosdos matrimonios.
Fue ahí donde se topó con laprimera sensación de dar un saltoal vacío. “Llegamos como seglaresy, como tales, sin el respaldo quesuelen tener religiosos y sacerdo-tes. Es verdad que nuestro movi-miento siempre nos apoyó, pero noes menos cierto que, como laicos,queríamos insertarnos en el día adía de nuestros vecinos, lo que nosobligaba a buscar un trabajo, a vi-vir como uno más y evangelizar
como el fermento en la masa, al es-tilo de Carlos de Foucauld”.
Con la Doctrina Social como ma-nual de estilo, Rafael ha ido ha-ciendo vida el Evangelio a través dela pastoral, de la actividad celebra-tiva y de los proyectos sociales. “Laingente población de la diócesis hi-zo que el obispo nos habilitara alos laicos para celebrar el bautismo
y los matrimonios”, detalla Guerre-ro, que ha alterado este ministeriocon su pasión como educador a tra-vés de las escuelas Fe y Alegría, im-partiendo clases de Matemáticas,Física y Química, Dibujo Técnico yReligión. Además, desde 2001 seconvirtió en el coordinador de unproyecto de radio educativa quebusca rescatar a jóvenes de entre15 y 22 años y que ha llegado acontar con más de 1.200 colabora-dores en la región. Una iniciativaradiofónica que también se ha he-cho presente en el penal de Vista-hermosa, una de las cárceles máspopulosas de América Latina.
Así, fueron encontrando su lu-gar incluso entre los indígenas dela etnia pemón, de quienes la Igle-sia se ha convertido en abogadopermanente de sus derechos: “Sehan visto obligados a marchar desu territorio y se han agrupado enasentamientos a las afueras de la
ciudad, con la correspondiente es-tigmatización y maltrato. No po-díamos dejarles solos”.
“La fuerza de la comunidad entorno a Jesús es para mí lo queayuda a solventar todos los bachesque atraviesa nuestra gente; es lamejor manera de rescatar a quie-nes han tenido algún problema yde evitar que los jóvenes se dejen
arrastrar por la desolación”, expre-sa convencido. “La comunidad tesalva. Compartir la fe, las penas, lafiesta, la comida... En definitiva,compartir la vida es aquello quepermite plantarte frente a las ad-versidades”.
Precisamente el peor bache per-sonal y de fe que Rafael ha vividoen estas tres décadas tuvo lugar en2002, cuando muchos de sus com-pañeros decidieron regresar pordistintos motivos a España y sequedó prácticamente solo al frentede la misión. “Yo quería permane-cer, sentía que mi lugar era Vene-zuela, era feliz, pero enfrentarte alabismo de la soledad llevó a queme topara con un periodo de de-sierto en la fe. De alguna maneraperdía a mis referentes más direc-tos, a aquellas personas con las queestaba enraizado”, confiesa, a lavez que admite que “la sequedadque viví la superé gracias a la ora-
34 misioneros NÚM. 179, NOVIEMBRE DE 2017
INFORME MISIONEROS DE LA ESPERANZA
Rafael Guerrero, junto a su familia
ción, que me mantuvo a flote pararedescubrir cuál era mi lugar y elsentido de mi presencia en Vene-zuela”. Fue en este tiempo cuandoconoció a su mujer y se casó. Hoytiene tres hijos. “En mi vida misio-nera Dios siempre me ha mostradoque, antes o después llega la pri-mavera, que sabe aliviarte y re-compensarte cuando aparentemen-te todo se vuelve en contra”.
De médico a sacerdoteJosep Lluís Orpella también ha
experimentado este cambio de es-taciones vitales ajenas al calenda-rio durante las casi tres décadasque lleva como misionero en Ke-nia. Tiempo convulso para muchospaíses de África, que hace vivirprácticamente a la intemperie an-te cualquier vaivén político, socialy económico. Llegó en 1990 comomédico para echar una mano enun dispensario de la diócesis de
NÚM. 179, NOVIEMBRE DE 2017 misioneros 35
Garissa, colindante con Somalia,con todo lo que implica trabajar enuna región fronteriza en el conti-nente africano. Fue allí donde seasentó su vocación sacerdotal, in-gresando en el seminario de Nairo-bi y siendo ordenado en 1998.
“Kenia me ha dado tanto... Meha reeducado en la humildad y enla fe. A veces, desde nuestras coor-denadas, vivimos pensando en queel desarrollo y los conocimientosson la base de una fe cargada de sa-biduría. Sin embargo, cuando unovive entre ellos, descubre que seforja entre la gente sencilla. A pesarde su pobreza, de sus limitacionesy de todas las adversidades queatraviesan, dan lecciones continuasde fe”, comenta Orpella, quien re-sume de esta manera este másteren vitalidad junto al pueblo kenia-ta: “Hay que confiar en Dios; Él sa-be más que tú, solo Él sabe cómonos irá mañana y nos acompaña”.
Este nuevo amanecer no se plan-tea especialmente tranquilo paraKenia, en tanto que, a la vuelta dela esquina, se encuentran unas elec-ciones presidenciales cuestionadascasi desde su convocatoria. “Se tra-ta de una nueva división en un pa-ís que lleva ya mucho peso a sus es-paldas”, relata el sacerdote, que enestos últimos años ha podido com-probar cómo el auge del yihadismoha complicado la subsistencia de losciudadanos. “En nuestra diócesis deHola hay en torno a un 60% de mu-sulmanes. La única respuesta al ex-tremismo pasa por el diálogo y lacaridad, algo que hasta a los pro-pios católicos de nuestras comuni-dades les cuesta entender. Ver cómoen las escuelas parroquiales y loshospitales no atendemos solo a cris-tianos resulta difícil de asimilar pa-ra ellos, en tanto que consideranque estrechamos la mano a alguienque no nos ve con buenos ojos”. Noen vano, a pocos kilómetros de Ho-la los terroristas de Al-Shabab hancometido varios atentados.
Entre ellos, aquel que el 2 deabril se cobró la vida de 270 jóve-nes. “Quizá fue el momento que ma-yor incertidumbre y angustia he vi-vido aquí. Tan solo unos días antes,los sacerdotes habíamos celebradoun encuentro en la zona. Solo el he-cho de pensar que podríamos sernosotros las víctimas te hace refle-xionar con profundidad sobre losriesgos que corres y el porqué de tupresencia y misión”. De nuevo, anteesta tragedia, sus vecinos le resi-tuaron: “El espíritu africano te lle-va a valorar cada día, a no dete-nerte en qué podría haber sido.Desde ahí se entregan a Dios sin fisu-ras, lo que les lleva a estar conven-cidos de que las cosas saldrán an-tes o después solo si confías”. Y esasí, como Josep hoy se reafirma co-mo misionero de la esperanza.
JOSÉ BELTRÁN
Josep Lluís Orpella, misionero en Kenia