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 350 1 T E R R I TO R I O , A U T ORIDAD Y D E R E C H O S de acomodamiento, ya sea para dar r espuesta a nuevas condiciones, a nue- vas subjetividades o a nuevas instrumentalidades. Lapresente investigación se sitú a pr ecisamente en este as p ec to d e l o i nc om pl et o. En e l c ap ít ul o 2, examinábamos la formación de un s ujeto ci udad ano e n la Ed a d Medi a co mo re sult do de la creació n act iva del dere cho urbano ; mientras que en el capítulo 3 examinábamos la formación, en Inglaterra y en los Estados Unidos, de un ciud a dano con propiedade s y medios (tipificado por la burgues ía indu strial) y un ciuda dano d esfavorecido (elobr ero fabril) como manifestaciones de una d esigua ldad f ormalizada e n el d erecho. Mediante las luchas civiles y laborales, los sujetos desfavorecidos reclamar on der echos forma les y lo s obtuvieron, aunque e sta s luchas p a ra la reformulaci ón de la ciudadanía aún continúan. S in embar go, e n t od os estos años, la institu- ción formal ha permanecido e n pie , no ha sido derrumbad a. En elpresent ca pítulo me pr opon go analizar cómo se enfrenta dicha institución a los ca mbios actu a les en el c ontexto socia l may o r, en e lde r e cho, en lasubj eti- v ida d potic ay en las prácticas discursivas. Un elemento clav e que un e toda s esas histori as y, e n c i er to m o do, ga- rantiza l a d ur abilidad de la institución de la ciudadanía es el de seo d 1 Estado de tr a n sf or ma r e n n ac io na le s l a s princi pal es instituciones qu e po- dr ían h aber s eguido ot r a trayectoria y que, de hecho, en cierta medida lo hiciero n alol argo de buena parte de la historia de Occide nte. L a pertenen c i a p ol ít ic a c omo c at eg o a nacional e senl a actualidad una condici 1I heredada, que se d a por sentada y no s e c on cibe como un proce so par I crear un sujetode derecho. Aunque su configuración se basa en las con Ii ciones de las ciudades de finales de la Edad Media, hoy en d ía se en tien \(, como a lgo indisoci a ble d el Estado-nació n (Himme lf arb, 2001). Sin emba r O , actualmente las t ransforma ciones si gnificativa s, au nque no absolutas dl' la co ndicnn acional en general y del Estado nacional en particular ayll Inll a evidenciar la historicida d de l a in stitución forma l de l a ciudadanía y , p ) 1 lo tanto, muestran su ca cte r espa c ial n aciona l com o sólo uno d lo muchos ma rcos p osibles. L a ciud ad an ía se v uelve un a categorí a heu rlsl ¡ , 1 para comprender la cuest ión d e los derechos y l a f or m ac ión d el uj 'lO,  permite hace rla d e tal man era que r ecupera l as co ndiciones vin 1I111dllN su arti culació n ter rito rial y los límite s o vul nerabilidades de e t ma r 'o, l i d I el nivel más forma l o ab stracto, poco ha cambiado durante I ú lu m o NiHll1 en lo que r especta a las caractesticas fundam ntales de la iLI la Inll 11,11 diferencia , por ejemplo, de las característica dios prin ipnl ' s' 11111' económico s. La ba r ri o u partir d la ual t ruto 'slu 'u', 111')111'1111 historicidad y I IVI' 111'I'lliKlldo i' In iududun ti '1 1\ Ildo ,\11¡I lid nda unr ti, '110 It 1 Idlllllll 11'ldlo de 1; '11\11 lnhor iI\¡1 1011l1,d , ', 1111 S U J E T O S UNDA CION A l E S D E P E R T ENENC I A P O l t TICA . , 1 351 rable de l o que c on frecuencia eran eleme ntos m ás bien diversos. Algunas de las principales dinám ica s actua le s está n deses tabilizando estos paquetes nacionales y sacando arelucir la pro pi a existencia de ellos y su particularidad. La la bor de realizar y formaliz~r un embala je unitari o para difer entes elementos, hoy en d ía, s e encuentra bajo presiones forma- lizada s (por ejemplo, la conces ión d e la do ble n ac i on al id ad y e l rec ono c i- mie nto del r égime n de d e rechos humano s internacionales) e inf ormales (por ejemplo, e l otor gamiento a los inmigrante s indocumentados en los Estad os Uni dos del supuesto derecho a solicitar hipotecas para comprarse una c a sa). Entre l a s a ct ua le s d inámica s desest abi lizado r as, se encuentran la lobalización y ladi i talizacíóll,Comop;~;sos materiJ~s y c;-mo EJe- mentos que safan posibilidad es ei maginarios ~ub;~tiv;;- 6;;;ú'ítiPles maneras, ambas realii'~ ~ambios en la7'reIacionesrormales e informales entre elEs ta do nacional y el ciudadano. Asimismo, ex iste un a variedad de prácticas políticas emergentes que, a menudo, incluyen organizaciones y grupos de la población hasta ahora silenciosos o silenciad os. P or medio de sus efectos desestabilizador es, estas dimic as ya cto res prod uc en es- pacios operativos y retóri co spara qu e surja n nue v os tipos d e sujeto s po- líticos y nu evas es pacialidad es para la políti ca. E n un sentido más a mplio, la desestabilizació n de l as jerarquías de po der l egítimo centradas en l Estado nac ional h a permitido la mult ip lic a ción de d inámicas y actores políticos n o formalizados o formalizados e n p ar t e. La actual desestabilización ayud a avis ualizar la diversida d defu entes y ubicaciones institucionales para los derechos, acomo l a variabilidad del s ujeto de de re cho que es el ciu dad a no, con ind epende ncia d e l car ácter forma l de l a institución. La de construcc ión delain stitución quese plasma en este capítulo da cuenta de esta variabilidad a partir de do s procesos analíticos: e l nue vo despliegue de algunos componentes específicos de la ciudadanía en una amplia gama de ubica c iones institu cionale s y órd enes normativos; y la detecció n de un núm ero creciente de espacios donde las aracterísticas formaleso pragmáticas de la ciudadaa gener an in estabi- lidad enla institución y ,por l o tanto, un a posibi lidad d e cambios. Analí- 1 i arnente, trazare mo s u na d is ti nc ió n e nt r e dos focos de atenc n: lo s que S ' basan en el aparato for al de la ciudada nía como in stitución y los que orrcsponden a aquellos dominios que surgen fuera de ese aparatoformal y  p r I tanto, pueden n rar tipos de ciudad nía informal en cuanto a lo inst i t ucio nal. ru ro le ItI pr ir n ra ate a se incluyen la relación 1111111 1111' '111 e I1 -ill h u l n u 1 II1I ln 'iOIHili lad, la i n t e r a cc i ó n cada vez 111 HIOt'lll\lil',llltll'IlII'\'lq ( J . ¡ 11111 dl'll lurlnduulu y l s d r h hurna-

Territorio, autoridad y derechos. Sassen Cap 6 (pág 350-403)

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3501TERRITORIO,AUTORIDADY DERECHOSSUJETOSfUNDACIONAlESDE PERTENENCIAPOltTICA..,1351de acomodamiento, ya sea para dar respuesta a nuevas condiciones, a nuevas subjetividades o a nuevas instrumentalidades. La presente investigación se sitúa precisamente en este aspecto de lo incompleto. En el capítulo 2, examinábamos la formación de un sujeto ciudadano en la Edad Media como resultado de la creación activa del derecho urbano; mientras que en el capítulo 3 examinábamos la forma

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350 1 T E R R I T O R I O , A U T O R I D A D Y D E R E C H O S

de acomodamiento, ya sea para dar respuesta a nuevas condiciones, a nue-

vas subjetividades o a nuevas instrumentalidades. Lapresente investigación

se sitúa precisamente en este aspecto de lo incompleto. En el capítulo 2,

examinábamos la formación de un sujeto ciudadano en la Edad Mediacomo resultado de la creación activa del derecho urbano; mientras que en

el capítulo 3 examinábamos la formación, en Inglaterra y en los Estados

Unidos, de un ciudadano con propiedades y medios (tipificado por laburguesía industrial) y un ciudadano desfavorecido (elobrero fabril) como

manifestaciones de una desigualdad formalizada en el derecho. Mediantelas luchas civiles y laborales, los sujetos desfavorecidos reclamaron derechos

formales y los obtuvieron, aunque estas luchas para la reformulación de

la ciudadanía aún continúan. Sin embargo, en todos estos años, la institu-

ción formal ha permanecido en pie, no ha sido derrumbada. En elpresent

capítulo me propongo analizar cómo se enfrenta dicha institución a loscambios actuales en el contexto social mayor, en el derecho, en lasubjeti-

vidad política y en las prácticas discursivas.Un elemento clave que une todas esas historias y, en cierto modo, ga-

rantiza la durabilidad de la institución de la ciudadanía es el deseo d 1

Estado de transformar en nacionales las principales instituciones que po-drían haber seguido otra trayectoria y que, de hecho, en cierta medida lo

hicieron a lo largo de buena parte de la historia de Occidente. La pertenencia polít ica como categoría nacional es en la actualidad una condici 1I

heredada, que se da por sentada y no se concibe como un proceso par I

crear un sujeto de derecho. Aunque su configuración se basa en las con Iiciones de las ciudades de finales de la Edad Media, hoy en día se entien \(,

como algo indisociable del Estado-nación (Himmelfarb, 2001). Sin emba r O,

actualmente las transformaciones significativas, aunque no absolutas dl'

la condición nacional en general y del Estado nacional en particular ayll Inlla evidenciar la historicidad de la institución formal de la ciudadanía y , p()1

lo tanto, muestran su carácter espacial nacional como sólo uno d lomuchos marcos posibles. La ciudadanía se vuelve una categoría heu rlsl¡ ,1

para comprender la cuestión de los derechos y la formación del uj 'lO, Y

permite hacerla de tal manera que recupera las condiciones vin 1I111dllN

su articulación territorial y los límites o vulnerabilidades de e t ma r 'o, lid I

el nivel más formal o abstracto, poco ha cambiado durante I úlumo NiHll1

en lo que respecta a las características fundam ntales de la iLIla Inll 11,11

diferencia, por ejemplo, de las característica dios prin ipnl '$ s' 11111'económicos. La bas r ri o u partir d la ual t ruto 'slu 'u', 111')111'1111

historicidad y I IVI'111'I'lliKlldoi' In iududun ti '1 1\ Ildo ,\11¡I"lidnda unr ti, '110 It 1 Idlllllll 11'ldlo de 1;"'11\11lnhor iI\¡1 1011l1,d,' ,1111

S U J E T O S f U N D A C I O N A l E S D E P E R T E N E N C I A P O l t T I C A .. , 1 351

bos han evolucionado históricamente cómo un paquete nacional insepa-rable de lo que con frecuencia eran elementos más bien diversos.

Algunas de las principales dinámicas actuales están desestabilizando

estos paquetes nacionales y sacando a relucir la propia existencia de ellos

y su particularidad. La labor de realizar y formaliz~r un embalaje unitario

para diferentes elementos, hoy en día, se encuentra bajo presiones forma-

lizadas (por ejemplo, la concesión de la doble nacionalidad y el reconoci-miento del régimen de derechos humanos internacionales) e informales

(por ejemplo, el otorgamiento a los inmigrante s indocumentados en los

Estados Unidos del supuesto derecho a solicitar hipotecas para comprarse

una casa) . Entre las actuales dinámicas desestabilizadoras, se encuentranla lobalización y la di italizacíóll,Comop;~;sos materiJ~s y c;-mo EJe-

mentos que señafan posibilidades e imaginarios ~ub;~tiv;;- 6;;;ú'ítiPles

maneras, ambas realii'~ ~ambios en la7'reIacionesrormales e informales

entre elEstado nacional y el ciudadano. Asimismo, existe una variedad de

prácticas políticas emergentes que, a menudo, incluyen organizaciones y

grupos de la población hasta ahora silenciosos o silenciados. Por medio

de sus efectos desestabilizadores, estas dinámicas y actores producen es-

pacios operativos y retórico s p ara que surjan nuevos tipos de sujetos po-líticos y nuevas espacialidades para la política. En un sentido más amplio,

la desestabilización de las jerarquías de poder legítimo centradas en el

Estado nacional ha permitido la multiplicación de dinámicas y actores

políticos no formalizados o formalizados en parte.

La actual desestabilización ayuda a visualizar la diversidad de fuentes y

ubicaciones institucionales para los derechos, así como la variabilidad del

sujeto de derecho que es el ciudadano, con independencia del carácter

formal de la institución. La deconstrucción de l a institución que se plasma

en este capítulo da cuenta de esta variabilidad a partir de dos procesosanalíticos: el nuevo despliegue de algunos componentes específicos de la

ciudadanía en una amplia gama de ubicaciones institucionales y órdenes

normativos; y la detección de un número creciente de espacios donde las

aracterísticas formales o pragmáticas de la ciudadanía generan inestabi-

lidad en la institución y, por lo tanto, una posibilidad de cambios. Analí-

1i arnente, trazaremos una dis tinción entre dos focos de atención: los queS ' basan en el aparato formal de la ciudadanía como institución y los que

orrcsponden a aquellos dominios que surgen fuera de ese aparato formal

y , p r I tanto, pueden n rar tipos de ciudadanía informal en cuanto alo inst i t ucio nal. ru ro le ItI prirn ra ate ría se incluyen la relación11111111111''111e I1 -ill hu ln u 1 II1Iln 'iOIHili lad, la in te racc ión cada vez

111HIOt'lll\lil',llltll'IlII'\'lq ( J . ¡ 11111dl'll lurlnduulu y l s d r h hurna-

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3 5 2 1 T E R R I T O R I O , A U T O R I D A D Y D E R E C H O S

nos, las implicaciones que tiene para la ciudadanía formal la privatización

del Poder Ejecutivo junto con el desgaste de los derechos a la privacidad

de los ciudadanos y la elaboración de una serie de estándares y facultades

para ciudadanos que participen en nuevos tipos deoperaciones transfron-

terizas y formales.Dentro de la segunda, incluyo una variedad de fenómenos incipientes

d

. \

en la institución, generalmente informales, que pue en orgamzarse en trestipos de casos empíricos. Uno de ellos se refiere a los procesos que alteran

un estatus y conciernen a los ámbitos institucionales formales e informa-

les. Dos ejemplos s irven para ilustrar la gama de posibles casos: el ingreso

de los derechos humanos internacionales en el sistema jurídico nacional

por medio de un proceso más bien informal que, con el tiempo, puede

estabilizarse y llegar a formar parte del derecho nacional; y el hecho de qu

los inmigrantes indocumentado s que demuestren haber residido duran!'

un largo periodo en el país y haber tenido una buena conducta puedan

solicitar su regularización basándose en lo que, a fin de cuentas, es u 1 1

incumplimiento prolongado de la:ley.'Este tipo de dinámicas constituye

un buen ejemplo de una de las tesis que se perfilan en el presente trabajo:

'las normas y los actores excluidos son factores que pueden hacer historio,aunque sólo se los reconozca cuando se formalizan. Un segundo tipo k

caso empírico es la variedad de componentes que suelen agruparse 1 1

torno a un conjunto de derechos ciudadanos formales, a pesar de que S il

estatus legal sea de otro tipo. Una posible forma de clasificar estos co rn

ponentes esbasarse en las prácticas, identidades y ubicaciones en las Ilit'

se plasma la ciudadanía. Esta diferenciación me permite centrarm '1 1

sujetos que, por definición, son clasificados como no políticos en el se n t idll

formal del término, por ejemplo el sujeto que constituyen el "ama d 1 1. 1"

o la "madre", pero que pueden tener un importante activismo y ser ag '1 1

tes políticos emergentes. Otro ejemplo es el de los sujetos polít ico que 1 1 11

son totalmente reconocidos en cuanto tales, como los inmigrarn s 111~apeles, pero que pueden funcionar en tanto sujetos de derecho par i ,11

(como sería en el caso del derecho a un salario por trabajos re a li za dos] "

de forma más general, en tanto parte del escenario político. Uno ti · I 11

principales fenómenos insti tucionales que dan sentido a la prá ti 'llH y 1 1I

agentes políticos informales es la noción, desarrollada en el pr ni •i111 11

tulo, de que el aparato formal de la política en la a tualida l Ii nc '1Idll V I

menos espacios para lo verdaderamente p l íti o.

La conceptualización d e ta L I sti n anlzn m 'dilllill' 11 1 d , 1

de que, en la m dida n LI lo iu lo 1011 1 I 'P '11 1" 1111 1 \ '11 0S 1 '11 plllll , .11

la ndi ioncs 11 1 1I 'S ¡; ur lil-\ 1, Oll(\j iOIl'HII\I'\¡'I' 1111t1hulodl'lllIllll

S U J E T O S F U N D A C I O N A l E S D E P E R T E N E N C I A p O l f T / C A . . . 1 3 5 3

específ ica y general, en la actualidad podemos estar asistiendo al corres-

pondiente conjunto de cambios en la propia institución. Es posible que

algunos de estos cambios no se hayan formalizado aún y que otros nunca

lleguen a hacerla del todo. El Estado nacional es una de las ubicaciones

institucionales estratégicas para los mayores cambios contextuales y para

los cambios más específicos relativos a la ciudadanía. Por lo tanto, esta

última, incluso aunque se sitúe en ubicaciones institucionales que seansupuestamente nacionales, es una institución que puede haber cambiado

si el propio significado de lo nacional ha cambiado. El análisis empírico,

entonces, se centrará en determinar si los cambios que implican la dinámica

de la globalización y la desnacionalización en la organización territorial e

institucional de la autoridad del Estado también están transformando a la

ciudadanía. Cabría preguntarse, asimismo, si esta transformación se está

produciendo incluso cuando la ciudadanía permanece centrada en el Es-

tado nacional, esdecir, aunque no sevuelva necesariamente posnacíonal.'

El objetivo del análisis empírico es detectar ydescifrar los cambios forma-

les e informales en los derechos del sujeto ciudadano, en susprácticas y en

las dimensiones subjetivas de la institución. Al incorporar los "derechos",

las prácticas y las subjetividades informales, se podrá dar cuenta de lasinestabilidades y, por lo tanto, las posibilidades de mayores cambios. Según

mi interpretación, se trata de una desnacionalización parcial y a m enudoincipiente de la ciudadanía.

En elc ierre del presente capítulo, por su parte, explicaremos que mu-

chas de las transformaciones en el contexto más amplio y en la propiainstitución de la c iudadanía se h acen manifiestas en la esfera de lapolítica

informal. El espacio más evolucionado para estas transformaciones po-

siblemente sea la ciudad global, que concentra los ejemplos más desarro-

llados y claros de los principales cambios en el sistema y, al hacerlo, se

reconfigura como un espacio urbano parcialmente desnacionalizado que

permite una reinvención parcial de la ciudadanía en tanto práctica y pro-

yecto. Las ciudades globales, en efecto, son espacios que pueden salir de

la jerarquías de escala institucionalizadas articuladas por medio del

Estado-nación. Las prácticas y la política informal alejan a l a institución

d e las cuestiones de nacionalidad en su sentido más estr icto y la acercan

u la m ani fe tac ió n de una amplia gama de intereses particulares, desde

lus pr t stas n tra lavi lenciapolicialylaglobalización,hastalapolítica

1\() ~IlI\lk (11) 17: ') .111 ) '111 1 'nd e l'sln .u ando ufi rrna que, para algunos autores(S I1~ ,~ '11 , "1 '1(1) ,1 11I 111 111d \'v 111111 1, 11 di' 111 lu du dnn fu, P 1'0 qu e el Estad -n ac ió n

/1 K III ' 1 '11 In 111 1 '11 11 '"1 1 ,1 11 ' 11 1 · 1 '\ 1 11 ,1 111 t ' 11111 11111 .rpr tnci ni o. no ionnl,

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35 4 I T E R R I T O R I O , A U T O R I D A D Y D E R E C H O S

sobre preferencias sexuales y la ocupación de casas por parte de los anar-

quistas. En mi opinión, esto es un avance hacia las prácticas ciudadanas

que giran en torno a la r eivindicación de los derechos sobre la ciudad. No

son necesariamente prácticas urbanas, pero es, sobre todo, en las grandes

ciudades donde vemos en simultáneo algunas de las desigualdades más

extremas y las condiciones que permiten esas prácticas ciudadanas. En las

ciudades globales, estas prácticas también dan la posibilidad de apelar

directamente a formas de poder estratégicas, que yo interpreto como sig -

nificativas en un contexto en el que el poder es cada vez más privado,

global y difuso. Así como Max Weber detectó en la ciudad medieval el

lugarestratégico para que los burgueses pudieran actuar en tanto agentes

polí ti cos y Lefebvre detec tó en las grandes ciudades modernas el lugar

estratégico para las luchas de los trabajadores industriales organizados por

sus derechos, yo detecto en la c iudad global e l lugar estratégico para un

nuevo tipo de actores y proyectos polít icos.

LA "CIUDADANÍA Y LA NACIONALIDAD

Según la definición más estricta, laciudadanía describe la relación legal

entre el individuo y el sistema político. En principio, ésta podría adop-

tar diversos modos, que dependerán en gran medida de la definición

del sistema político. En Europa, una de las definiciones fundamentale

era la ciudad, tanto en la Antigüedad como en la Edad Media. Sin em-

bargo, la configuración del sistema de gobierno adopta su forma m á

desarrollada con el Estado nacional, lo que a la larga lo convierte en 1

sistema predominante. La evolución de las entidades políticas en la l ín e a

de formación del Estado le otorgó a la ciudadanía su carácter absolutamen I'

formalizado e institucionalizado, además de transformar a la nacionalidad

en un componente fundamental de ésta. Hoy en día, tanto la ciudadaníu

como la nacionalidad se refieren alEstado nacional. Sibien en esencia , 1

concepto es el mismo, cada uno de los términos refleja un marco le 1 11

distinto. Ambos identifican el estatus legal de un individuo en térm in o :

de su pertenencia alEstado, pero la ciudadanía se limita en gran m did 1

a la dimensión nacional , mientras que la nacionalidad cnrnar ti '11 1 1 1

dimensión jurídica internacional en el contexto de un si t ma int r Slnl u l ,

Elestatus legal abarca los detalles específicos de la 1 [j n i i ó n 1 iududnun

reconocida por 1 T I . ta 1 y cl fundarn ni' f 1'11101 1 los 1 '1' \ 'hos y 1"

ponsabilidad qLI' li -n \ ndn in livi 11I) '11 r '111i )11 '011 '11':sll lo, S 'HIIII

S U J E T O S f U N D A C I O N A L E S D E P E R T E N E N C IA P O L fT I C A . . I 355

el derecho internacional, cada Estado puede determinar a quién conside-

rará ciudadano.' Las leyes nacionales que definen la condic ión de ciudadano

varían de modo significativo según el Estado, al igua l que las definiciones

de los derechos y obligaciones que conl leva la ciudadanía. A pesar de la

tendencia a la armonización, incluso en l aUnión Europea, que se encuen-

tra cada vez más formalizada, aún existen diferencias pronunciadas en la

articulación de la ciudadanía y, por ende, en la definición de quienes no

son ciudadanos (Hansen y Weil, 2002).La transformación de la ciudadanía en una inst itución del Estado na-

cional y su alejamiento de las ciudades y la sociedad civil se inserta en una

dinámica de cambio 'más amplia. En ese proceso, ciertos órdenes institu-

cionales fundamentales, como el militar, el industrial, el educativo y el

cultural, comenzaron a recalar en laescala nacional. Todos estos elementos

constituyeron el núcleo de la formación y la consolidación del Estado

nacional como principal comunidad política y como espacio esencial para

la socialización de los individuos mediante la inserción en la ciudadanía

nacional. En este contexto, la nacionalidad se transforma en un elemento

constitutivo central de la institución de la ciudadanía, a diferencia de lo

que ocurr ía en las ciudades medievales descritas por Weber.Dicha transformación se puede observar en la evolución del significado

de la nacionalidad. Históricamente, elconcepto de nacionalidad se vincula

con la leal tad debida por el individuo al soberano. Esta noción data del

primer sistema estatal europeo, incluso en sus formas más elementales, y

describe el nexo inherente y permanente del sujeto con el soberano, refle-

jado en la premisa de que "ningún hombre puede abjurar de su país"

(Turner, 2000), Este nexo se consideraba indisociable o, al menos, exclusivo,

pero s ibien era defendible en épocas de movilidad individual l imitada, se

tornó problemático ante los procesos de migración de gran escala, que

integraron las nuevas formas de desarrollo industrial. La naturaleza indi-

sociable del vínculo se fue reemplazando por laexclusividad, lo que posi-

bil itó los cambios de nacionalidad. Mientras que la doctrina de la lealtad

como nexo indisoluble es producto de la Europa medieval, el desarrollo

del vínculo de lealtad exclusiva refleja el contexto polít ico de la segunda

rn itad del siglo XIX, cuando la soberanía estatal se configuró como prin-

El prin ipal do 1I111 mio '11 SI sentido es el Convenio de La Haya Concerniente

ti 1 .tcrrninaclns ;u 'slloll 's R '1111vas o onflictos de Leyes de Nacionalidad

t i · 11).\0, 1,11n o 'Iollldldlld (' 111(1111'11111\' '11 vnrios ontextos del derecho

illl '1'lItl 1011111,t i I1 VI'/, di 1'1 11 11'11111110 Y '11IlV .níos int rnacionales tienen

11111 '111'11 11/1 0111\,11111111 1111111 lld

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356 I T E R R I T O R I O , A U T O R I D A D Y D E R E C H O S

cipio organizador de un sistema internacional, regido en gran medida por

Europa y centrado en dicho continente.Ese fenómeno resulta evidente al analizar cómo seconcibió lanaciona-

lidad y cómo evolucionó. El intenso nacionalismo y la competencia terri-

torial entre los estados que se registran hacia fines del siglo XIX y durante

gran parte del siglo xx le otorgan un carácter indeseable a la idea de la

doble nacionalidad, pues resulta incompatible con las lealtades individua-

les y desestabiliza el ordenamiento internacional. Es más, se observa el

desarrollo de una serie de mecanismos destinados a prevenir o contrarres-

tar las causas comunes de la doble nacionalidad (Sassen, 1999: caps. 4 y 5;

Marrus, 1985). En ese momento, no existían acuerdos generales o g enéricos

sobre ella; sólo era una alternativa en casos excepcionales, lo cual presenta

un gran contraste con la década de 1990, cuando se registra una prolifera-

ción de estados que permiten la doble nacionalidad.! Las percepciones

negativas sobre la doble ciudadanía subsistieron hasta bien entrada ladé-

cada de 1960 e incluso hasta la década de 1980 en numerosos países. Aun

en la actualidad, con frecuencia su otorgamiento se basa en una suerte de

aceptación informal de que el ciudadano también adquirirá una segunda

nacionalidad, Este rechazo a l adoble ciudadanía tiene carácter parcialmenteestructural, pues la principal meta del sistema internacional ha sido eli-

minar sus causas por medio de la codificación multilateral de las normas

al respecto (Rubenstein y Adler, 2000). La institución de la ciudadanía

centrada en la lealtad no alcanzó su punto máximo sino hasta el siglo xx.

Hubo que esperar hasta fines de ese siglo para que las transformacione

generales crearan las condiciones que permitieron un cambio en la insti-

tución y en su relación con la nacionalidad, lo que también supuso un

cambio en el contenido legal de esta última. Losestados comenzaron a da r

cabida a ciertas opciones formales e informales que diluyeron esa forn a

lización en particular: la nacionalidad empezó a adoptar formas más fl xi

bles. La t radicional resistencia a la doble o múltiple nacionalidad fue 1\'

emplazada por una aceptación selectiva. De acuerdo con algunos te ri 0/1

del derecho (Rubenstein y Adler, 2000; Spiro, 1997), la doble y múlt il 1 1 '

nacionalidad pronto será lo normal . En tanto y en cuanto la importa Jl 11

de la nacionalidad en el derecho internacional es una función de la posic 1 ( ' 1 1 1

4 So ysa ! (1994,1997) Y Feldb lu m (1998) int erpr etan el a u rn n to 1 los 'sl tld o~ qll l

ac eptan la dobl e n ac ionalid ad co rn un fen m cn e l iu dud nn lu PO S II II \ 111 11 i1 l

m ás que co m o un a lev a lu a ión ti los 1 nltud s nn 1011111s . 1 \111 111O pll1 ll l1 , l '

tr a ta de un a el snn I 1 l0 liz II '1 111 P I\I ' '10 1 d -lo 'l lId lld ll l1 11(v 11 l ' 11I 11 '(' j ll lI 1 1111

B sn iak 11S I1SS ~ 'I1 , Ol iO ),

SU JE T O S FU N D A C I O N A l E S D E PE R T E N E N C I A p O l I T I C A .. I 357

central que ocupan lose stados en la maquinaria de ese derecho, ladismi-

nución de la importancia estatal en ese sentido afectará el valor de la na-

cionalidad. Aquí se puede trazar un parale lo con la devaluación parcial de

la soberanía basada en elEstado-nación.

Algunas de las principales transformaciones que se observan en la ac-

tualidad bajo el impacto de la globalización pueden conferir a la ciudada-

nía otro conjunto de características, en la medida en que continúa respon-

diendo a las condiciones en las que se inserta. La nacionalización de la

institución que se ha producido en los últ imos siglos puede dar lugar a

una desnacionalización parcial. A estos efectos, una dinámica fundamen-

tal es la creciente articulación de la globalización con las economías na-

cionales y la consi~uiente retirada del Estado de varias esferas relativas a

los derechos ciudadanos, con la posibil idad de un debilitamiento de la

leal tad al Estado. A su vez, la lealtad de los ciudadanos puede ser menos

importante hoy para el Estado de lo que fue en un momento de intensa

actividad bélica, en el que necesitaba ciudadanos-soldados fieles. Hoy en

día, la tecnología puede reemplazar a las fuerzas militares y los profesio-

nales, a los ciudadanos-soldados. Además, lo que es más importante, en

los países más desarrollados la guerra ha perdido relevancia, en parte gra-cias a la globalización económica. Las empresas y los mercados globales

no quieren que los países ricos entren en guerra unos contra otros. El

proyecto "internacional" es totalmente diferente de lo que era en el siglo

XIX y la primera mitad del siglo xx, hecho que quedó patente en los deba-

tes precedentes a la invasión de Irak en 2003, que volvieron a nacionalizar

la política. Excepto algunos sectores sumamente especializados, como la

industria del petróleo y los servicios bélicos, las empresas globales de los

Estados Unidos y de otros países se opusieron a la invasión de forma ge-

neralizada. A su vez, la posición del ciudadano se ha visto muy debilitada

por lapreocupación de losestados por laseguridad nacional, aunque dicha

preocupación supuestamente está orientada a la protección de esos ciu-

dadanos. Antes, la nacionalidad podía hacer que uno fuera designado

ciudadano residente sospechoso en algunos casos, como el de los alemanes

y los japoneses en los Estados Unidos durante laSegunda Guerra Mundial.

Hoy, todos los ciudadanos son, en principio, sospechosos en los Estados

Unidos debido a la guerra declarada por el gobierno contra el terrorismo

(véase la iguiente ponencia en: http://cgsigmu.edu/nervousborders ).

'P r otra parte, muchas de las dinámicas que originaron las economías,los ist 111. S 1. gobierno y las sociedades de los siglos XIX y xx incluían una

nrtlculn i n nt r la ala naci nalyelcrecimientodelosderechosdelos

l illd 1 luuos. 1 \~ I ( 1 nrt i ula i 11 n( .rn S lo un proce o político sino que

r

 

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358 1 T E R R I T O R IO , AU T O R ID A D Y D E R E C H O S

contenía un conjunto de funciones para los trabajadores, los propietarios

yel Estado, funciones que han cambiado desde la década de 1970. Durantela etapa de industrialización, la formación de clases, la lucha de clases y las

ventajas de los patrones o los trabajadores tendían a insertarse en la e scala

nacional y a identificarse con la legislación estatal, las reglamentaciones,

las responsabilidadesy los derechos derivados del Estado. Este último ad-

quirió una función clave como garante del bienestar de enormes segmen-tos de la población, tanto en la clase obrera como en la burguesía. El desa-rrollo del Estado benefactor en el siglo xx fue posibilitado en gran medida

por las luchas de los trabajadores, cuyos tr iunfos en realidad contribuyeron

a que elcapitalismo resultara más sustentable. Los sectores favorecidos de

la sociedad, como la clase media en aumento, también pusieron en juego

sus intereses en la escala nacional y sevieron respaldados por la planifica-

ción estatal, como fue el caso de las inversiones públicas en infraestructura

para eltransporte y la vivienda. Los tribunales de justicia y las legislaturas

(o parlamentos), por suparte , elaboraron las leyes y los sistemas necesarios,además de convertirse en un espacio institucional clave para la concesión

de derechos a los sectores más pobres y desfavorecidos. Sin embargo, en la

actualidad, el creciente peso otorgado a las nociones de "competitividad"de los estados ejerce presión sobre las funciones particulares de esa etapa

anterior y se desarrollan nuevas razones para reducir esos derechos, lo qua su vez debilita la relación recíproca entre el ciudadano y el Estado. E l O

relación cada vez más debil itada adopta contenidos específicos para diG

ren tes sectores de la ciudadanía. Los sectores pobres y los trabajadores 0 1 1

sueldos bajos son, quizás, el caso más llamativo (Munger, 2002), pero ,1

empobrecimiento de la clase media tradicional, que se está dando en 11 1,

y m ás países detodo el mundo, también escada vez más visible. Por ú lt im o,

los efectos intergeneracionales de estas tendencias indican que habrá nu

cambios. Así, la tasa de desempleo desproporcionadamente alta entre 1 1 1

jóvenes y los vínculos débiles que muchos de ellos entablan con el m r - 1 1 1 11

laboral, un mecanismo considerado fundamental para su socializa ¡IIII,

debilitarán más aun la lealtad y el sentido de reciprocidad entre os 1 1 1 1 1 1

ros adultos yel Estado (Roulleau-Berger, 2002).

Estas tendencias se unificaron al inicio del siglo XXI y es tán 1's 'NIIIII

lizando el s ignificado del término ciudadanía tal y como e 1 ni 'nd 1 11

el siglo XIX y en lamayor parte del siglo xx. La releva n in adn v ''/ 1 1 1 1 '11 1

de las nociones del "Estado competitivo" y el nsigui ni t i '1 1 1 0 '11 I 11

mercados han puesto en tela de jui io los fun Inl11nl()~ ti '1 1\ Illd ll d i

bienestar en Ll sentid más amplio, S I ir, que '11 ': s l l l lo ' s I'{'. pOli IlId

d I b i n star bási o 1" sus -¡lI I n d n l1 o s , y qu' 1\11 ' \1 1 1 l< 1 I d ,11\ Ildll dlll

S U J E TO S fU N D A C I O N A L E S D E P E R T E N E N C I A P O L I T I C A ", 1 359

ser diferente de la de las empresas. Para Marshall (1977) y muchos otrosautores, el E stado de bienestar es un ingrediente importante de la ciuda-

danía social. Eltener que depender de los mercados para resolver proble-

mas políticos y sociales sepercibe como un sa lvaje ataque a los principios

de la ciudadanía (Saunders, 1993). Según Saunders, la c iudadanía que se

inscribe en las instituciones del Estado de bienestar es un amortiguador

contra los caprichos del mercado y lasdesigualdades del sistema de clases.Ahora bien, en el Estado moderno típico, la ciudadanía sebasa en la obli-

gación individual deaportar con impuestos al sistema estatal de suminis-

tros. Esta idea fue un componente esencial de la reconstrucción keynesiana

durante la posguerra, fundada en las premisas del pleno empleo, la pre-

dominancia de la, familia nuclear y las relaciones exclusivamente hetero-

sexuales. Tales eran los supuestos del modelo dominante de ciudadanía

en el plan Marshall, que, no obstante, se han visto seriamente debilitados

por laglobalización y el ascenso del mercado como mecanismo preferido

para el tratamiento de un número creciente de cuestiones sociales.

Asimismo, la naturaleza de la ciudadanía se ha vis to afectada por los

tipos de cambios que sedescriben en el capítulo 4, como eldesgaste de los

derechos a la privacidad, pero también por una proliferación de viejascuestiones que han vuelto a llamar la atención. Entre estas últ imas, se

encuentran la temática de la pertenencia al Estado de las comunidadesaborígenes, los pueblos sin Estado y los refugiados.' Todas ellas tienen

implicaciones significativas para los derechos humanos relacionados con

la ciudadanía (Benhabib, 2002; Brysk y Shafir, 2004). Estos cambios socia-

les en el papel del Estado-nación, los efec tos de la globalización en los

estados y la relación entre los grupos dominantes y subordinados también

tienen implicaciones importantes para las cuestiones relativas a laidenti-

dad. Ong (1999: caps. 1y 4) advierte que, en los procesos transfronterizos,

laspersonas acumulan derechos parciales y, con frecuencia, contingentes,

lo que ella llama ciudadanía flexible.Como bien pregunta Shotter, "¿el concepto de ciudadanía resultará útil

para analizar la problemática de la pertenencia, la identidad y la persona-

lidad en el mundo moderno?" (1993: IX). ¿Es posible que un cambio tan

profundo en la relación entre el Estado y el ciudadano no modifique a la

propia institución? Estas preguntas adquieren un nuevo significado si se

considera 1peso de la sociedad civil en la configuración de la ciudadanía

y la sp ificidad cultural e histórica de ambas en la teoría social y política

V INI', HII' l'jl'llIplll, J(nop, WCl 1VIII 1'llllIllll n Sll~Nl'll(19 9: np, ,),

 

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360 I T E R R IT O R IO , A U T O R ID A D Y D E R E C H O S

de Occidente (Turner, 1993; Benhabib, 2002). En tanto y en cuanto lasnuevas condiciones transforman el significado y el contenido de la socie-

dad civil, por ende, pueden alterar también la ciudadanía. Las fuerzas glo-

bales que desafían y modifican la autoridad del Estado-nación pueden

atribuirle a los derechos humanos un papel mayor en la regulación nor-

mativa de la política a medida que esta última se globaliza. Si se teoriza

sobre la ciudadanía como una institución necesariamente nacional (Hi-

mmelfarb, 2001), entonces no se puede dar cuenta de estos nuevos fenó-menos con el lenguaje tradicional de la ciudadanía." Una interpretación

alternativa sería suspender lo nacional, como en las nociones posnaciona-

les, y postular que la cuestión de dónde se inscribe la ciudadanía debería

ser determinada a la luz de las prácticas sociales en proceso de desarrollo

(Bosniak. zoooa)."En síntesis, los trabajos teóricos sobre la ciudadanía y sus transforma-

ciones han aportado varios tipos de distinciones y ordenamiento s nove-dosos, algunos de los cuales se centran en el Estado-nación. La breve des-

cripción que realizo a continuación, donde resulta imposible hacerle

justicia a toda esavariedad de trabajos, demuestra al menos que las defi-

niciones estrictas y formales de la ciudadanía resultan cada vez más insu-ficientes. Si bien se trata de algo que en cierto modo siempre ha sido así

esos trabajos indican que las condiciones actuales, como la globalización,

la diversidad y las reivindicaciones de los sectores excluidos, están profun-

dizando esa dinámica.

6 De este modo, según Karst, "hoy, en los Estados Unidos, la ciudadanía

es inseparable de un complejo marco legal que incluye un corpus jurídico

de derecho positivo comúnmente aceptado, instituciones normativas fuertes

e instituciones para la aplicación de la ley capaces de re alizar su trabajo"

(2000: 600). No reconocer la importancia de las cuestiones jurídicas es, paro

Karst, un gran error. La ciudadanía posnacional carece de un marco institu j01l111

que pueda proteger los valores sustanciales de la ciudadanía. Sin em ba rg ,Karst reconoce la posibilidad de un nacionalismo virulento y la exclusión

de los extranjeros cuando se le otorga una posición central a la situación 1 8111,

7 V éan se , por ejemplo, Soysal, 1994; Iacobson, 1996. Cada vez hay más mat riul

publicado que amplía el contenido del concepto de ciudadanía. Por ej mi lo,

algunos especialistas se centran en las conexiones afect ivas que las pe rs I1I1S

establecen y mantienen con los demás en el contexto de una sociedad ivil 111111

vez más tr ansnacional (véanse G lob al C ivil Society Y earbook, 2002; J . oh '11,"1'1 I

Lipschutz y Mayer, 1996). Aquí, la ciudadanía reside en las id ntidnd s y l'l1 lo

compromisos que surgen de las filiaciones transfrontcrizas, sp inlm '111('111

asociadas con la política de oposi iÓI1( aglor,'1 ; paro un tln~Ii$I~JlII'fdll o,

véase Hun te r , 1,9 2), aunque pu e 1 incluir los 'ir lIilO~ 'orpOI'nllvIIS 11I'(l 1\'N lil llllh _,

que s n formas d sub 1111lI'n, IIlohllh"l plll' '1111111111' I'NI "'" 11l1'i1111'/1I1¡1

S U J E T O S F U N D A C IO N A LE S D E P E R T E N E N C I A P O L íT IC A .

UNA CIUDADANÍA RELOCALIZADA SIN FRONTERAS

Varios especialistas en diversas disciplinas, armados de distintas preguntas,

han realizado sus aportes a lareelaboración del tema de la ciudadanía y las

numerosas distinciones teóricas que éste suscita. Sinembargo, enlamayoría

de los casos, tales distinciones se analizan dentro del marco implícito del

Estado-nación. En este sentido, gran parte de los trabajos teóricos al respectono pueden interpretarse como posnacionales, incluso si aspiran a ubicar la

ciudadanía en esferas que exceden el dominio político formal. No obstante,

la deconstrucción de laciudadanía también ha impulsado a un conjunto más

reducido de autores que comienzan a desarrollar otras concepciones, en

términos políticos o en términos psicológicos y sociológicos, pero no basadasen el Estado-nación. La creciente preeminencia del régimen internacional

de derechos humanos ha desempeñado una importante función teórica y

política en la consolidación de las concepciones posnacionales, aunque tam-

bién ha puesto de relieve las diferencias entre los derechos de la ciudadanía

y los derechos humanos. En otro apartado del presente capítulo efectuaremos

una yuxtaposición entre dichas concepciones posnacionales y los marcos

desnacionalizados en los que se insertan estas transformaciones.Un breve análisis de algunas cuestiones clave que surgen en la vasta

producción teórica sobre el tema resultará de utilidad para trazar un mapa

del terreno sumamente expandido en el que se construye hoy en día lacuestión de la ciudadanía y los derechos. En los últimos veinte años, se

observan varios intentos de organizar las conceptualizaciones diversas de

la ciudadanía en tanto estatus legal, en tanto conjunto de derechos, en tantoactividad política y en tanto forma de identidad y sentimiento colectivo

(Kymlicka y Norman, 1994;Carens, 1996; Benhabib, 2002;Vogel y Moran,

1991;Conover, 1995;Bosniak, 2000b). Asimismo, algunos autores (Young,2002;B.Turner, 1993;C. Taylor, 1994;y en líneas generales, Van Steenbergen,

1994) sostienen que la ciudadanía cultural es un ingrediente necesario de

toda concepción completa de la ciudadanía, mientras que otros hacen hin-

capié en la importancia de la ciudadanía económica (Fernández Kelly,1993;

Sassen, 1996: cap. 2) y están también quienes destacan la dimensión psico-

lógica y los lazos de identificación y solidaridad que tenemos con otros

grupos del mundo (Conover, 1995;Carens, 1996; Pogge, 1992).

Aunque varias de estas distinciones reconstruyen la categoría de ciuda-

danía y ayudan a formular conceptualizaciones novedosas, no necesaria-

11 1 111' S al .jnn d la n ion s basadas en el Estado-nación. A fin de'1 t i ()I'O r 1In '011 'pl< ti 'In 'iu l o 11ní 1 p snu i nal hacefalta poner en tela

d' Jukio '1 , 11 1 1 1 1 'HIO d' \ [1 1 ' ( , 1 ('¡llld" de In j u d o l n n í n para I habitante

 

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362 I T E R R I T O R I O , A U T O R ID A D Y D E R E C H O S

de los estados democráticos liberales está caracterizado fundamentalmente

por un marco que se basa en la nación. Resulta necesario considerar estascuestiones sobre la identidad, pero también los fenómenos más formales,

como la ciudadanía europea y el crecimiento del régimen internacional de

derechos humanos. En tanto y en cuanto los fenómenos legalesy formales

no han avanzado demasiado, el análisis de las experiencias de la identidad

setorna fundamental para las concepciones posnacionales de la ciudada-nía. A estos efectos, las investigaciones más generales sobre los cambios enla institución de la ciudadanía deberían incorporar el estudio de las trans-

formaciones en el seno del Estado nacional y la consiguiente posibilidadde que surjan nuevos tipos de formalización de los derechos y el estatus

del ciudadano, formalización que podría contribuir con una desnaciona-

lización parcial de ciertos rasgos de la ciudadanía. Ladistinción entre las

dinámicas posnacionales y lasdinámicas desnacionalízadas enla construc-

ción de los nuevos componentes de la ciudadanía nos permite dar cuenta

de los cambios que quizá seinstauren por medio del marco nacional, pero

que en rea lidad están modificando el significado de ese marco.Los autores que critican la idea de que la identidad sevincula básicamente

con una forma de gobierno nacional presentan una gran variedad depos-turas, que en muchos casos poco tienen que ver con las concepciones de

la ciudadanía posnacional o desnacionalizada. Para algunos, lo importantees que las personas suelen mantener relaciones más fuertes de lealtad e

identificación con cier tos grupos culturales y sociales dentro de la nación

que con la nación misma (Young, 1990; C. Ta ylor , 1994). Otros sostienen

que la idea de identidad nacional se basa en la supresión de las diferencias

culturales y sociales (Friedman, 1973).Éstos y otros autores proponen qu '

se reconozcan la noción de ciudadanía diferenciada y los modos de incor-

poración sobre la base de los derechos individuales, pero también de los

derechos grupales, con frecuencia concebidos en función de grupos c ul tu

rales (Y ou ng , 1990; Kymlicka y Norrnan, 1994; C. Ta y lor , 1994; Con v e r ,

1995).Como observa Torres (1998), las posturas del "pluralismo culturul"

(Kymlicka y Norrnan, 1994) y las posturas multiculturalistas (S pin n '1

Halev,1994) presentan alternativas al sentido "nacional" de la ideniid 1 1 1 ,

pero siguen recurriendo al Estado nacional como marco norma tivo y '0 11 1 \ 1

fundamento para dar cuenta de los grupos que participan en la O i '1 1 1 11 1

civil nacional. Esta crítica también se aplica a quienes prop nCI1ti 'ml 1 1

tizar la esfera pública mediante la representación m u l ti u 1I1I ra 1 ( Y o 11 1 1 } ,

1990; Kymlicka, 1995), pues concib n di ha sf ra 01110 un mi ¡lo 1111 11

nal. Por otra parte, las pr m isas \ os 1 1 1 s '11 1 ES la lo 11111hi 11, s v '11 ¡\, 1 1

fiadas por lo n pl () ~ l e 1 1 1 1 11 I l \ ( \ ¡ \ i 1 f i l lo 'ni, qu r '1\ 1 - \' 1 1 \ '1 '1 1 1 1 - 1 1 1 11 1 1 11

SU J E T O S FU N D A C I O N A l E S D E P E R T E N E N C IA p O l f T I C A . . I 363

torno a las ciudades (véanse, por ejemplo, Magnusson, 1990, 2000; Isin,

2000), o por las "reivindicaciones para la ciudadanía" de ciertos dominiosde la vida social que con frecuencia no se incluyen en las nociones conven-

cionales de la política (Bosniak, 2000a). Entre lose jemplos de esto último

se pueden mencionar el reconocimiento de las prácticas ciudadanas en el

lugar de trabajo (Paternan, 1989;Lawrence, 2004), en la economía (Dahl,

1989), en la familia (Iones, 1998) y en los nuevos movimientos sociales(Tarrow, 1994;Magnusson, 2000). Todas éstas son versiones más socioló-

gicas de la ciudadanía, que no se limitan a los criter ios políticos formales

para la definición de sus característ icas específicas . Sibien algunas de estasposturas se quedan enmarcadas en el Estado-nación y,por ende, no enca-

jan en las concepciones posnacionales de la ciudadanía, es posible que sí

encajen en una concepción de la ciudadanía como insti tución parcialmente

desnacionalizada o en proceso de desnacionalización.

Influida en parte por estas posturas críticas y nacida en parte de otroscampos teóricos, una nueva vertiente analítica en franco crecimiento ha

comenzado a elaborar nociones transnacionales de la ciudadanía y la so-

ciedad civil. Dicha vertiente se centra en las nuevas formas transnaciona-

lesde organización polí tica que surgen en el contexto de la globalizaciónacelerada y la proliferación de las actividades transfronterizas efectuadaspor diversos tipos de "actores", en especial los inmigrante s, las ONG, los

pueblos originarios, los defensores de los derechos humanos, los grupos

ambientalistas, las organizaciones de control armamentista, las asociacio-

nes por los derechos de las mujeres, los defensores de los derechos labo-

rales y los organismos que representan a lasminorías nacionales (Smith y

Guarnizo, 1998; Keck y Sikkink, 1998; Bonilla et al., 1998;Wapner, 1996;Brysk y S h a fir, 2004). Según Falk (1993),estas prácticas ciudadanas excedenlo nacional. El activismo transnacional surge como una forma de ciuda-

danía global que, de acuerdo con Magnusson, es "la actividad política en

su dimensión global" (1996: 103).A su vez,Wapner concibe estas formasemergentes de la sociedad civil como "una parte de la vida asociativa que

se ubica por encima del individuo y por debajo del Estado, pero también

atraviesa las fronteras nacionales" (1996:3l2-333).En cuanto a la identidad y la solidaridad, podemos mencionar el ascenso

del t ransnacionalismo (Torres, 1998;R. Cohen, 1996; Franck, 1992;Levitt,

2001)yde las lealtades translocales (Appadurai, 1996:165;Basch etal., 1993).

Bosn iak (2000a: 482) detecta al menos cuatro formas de identidad ciudadanaIra n sn a i n a liza d a , La pri m ra el crecimiento de la ciudadanía europea

IU'~' lcsnrrolla 0111 purtc le l pro s d in teg ra c ió n de la Uni ón Buro-

pc \ Y \ l' xle '1 'S l l11 l1 S 1()I'llIltI d i ' (I\ld 1 \0110 I di ha Uni n ( Ia cob son y

 

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36 4 1 W í R IT O R I O , A U T O R I D A D y D E R E C H O S

Ruffer, 2003; Soysal, 1994, 1997; Benhabib, 2002; Howe, 1991; Isin, 2000; De-

lanty, 2000). Turner señala que existe un aumento en la conciencia cultural

de la"identidad europea" (2000). Lasegunda tiene que ver con las conexio-

nes afectivas que las personas establecen y mantienen con los demás en el

contexto de una sociedad civil transnacional cada vez más amplia O . Cohen,

1995; Lipschutz y Mayer, 1996; GCS,2002). Aquí, la ciudadanía.reside en las

identidades y en los compromisos que surgen de las fil iaciones transfron-

terizas, especialmente las asociadas con lapolítica de oposición (Falk, 1993),

aunque pueden incluirse también los circuitos corporativos profesionales,

que son formas de cultura global con inserciones diferenciadas en las ciu-

dades globales (Sassen, 2001: cap. 5). Latercera está relacionada con elsur-gimiento de las comunidades sociales y políticas transnacionales constitui-

das por medio de la inmigrac ión t rasnfronteriza. Estas comunidadescomienzan a funcionar como labase de nuevas formas de identidad ciuda-

dana en la medida en que sus miembros mantienen la identif icación y la

solidaridad con los demás apesar de las divisiones territoriales (Levitt, 2001;

Portes, 1995; Basch et al., 1993; R. Smith, 1997; Soysal, 1997; Caglar, 1995). Setrata entonces de identidades ciudadanas que nacen en redes, actividades e

ideologías cuyo alcance abarca tanto a la sociedad de origen como a laso-ciedad receptora. Por últ imo, lacuarta forma supone una suerte de sentido

global de la solidaridad y la identificación basado parcialmente en las con-

vicciones humanitarias (Slawner y Denham, 1998; Pogge, 1992). Las nocio-

nes sobre launidad últ ima de laexperiencia humana forman parte de una

larga tradición, pero hoy en día también existen consideraciones más prác-ticas (como la interdependencia ecológica, la globalización económica, la

globalización de los medios de comunicación y la cultura comercial) que

crean interdependencias estructurales y un sentido de la responsabilidad

global (Falk, 1993; Hunter, 1992; Held, 1995; Sassen, 1996; Hoerder, 2000).En resumen, por medio de diferentes vocabularios y cuestiones, esta

vertientes diversas dejan patente lavariabilidad de laciudadanía. Almismo

tiempo, también indican lo incompleto de la ciudadanía , un aspecto in -herente a la insti tución debido a su naturaleza his tórica y arraigada. IJn

esta característ ica reside precisamente la posibil idad de transforma i ó u

con el paso del t iempo y con los cambios deespac io.

LACIUDADANÍADECONSTRUIDA:UNAÓPTICA

PARAANALIZARLACUESTIÓNDE LOSDERECHOS

Estas condiciones rnpíri (1 $ y los .lnhoru ion s con ptu ulca le 1111' 111·1

siglo xx susci run un inll'l'l'OKillll!' l'ill1dnI11·nlnl.¿ ;\111 (" \'1[1'1'1"11<11111111 11

S U J E T O S F U N D A C IO N A L E S D E P E R T E N E N C I A p O l fT I C A . . . 1 365

en el que tenemos que ub icar la cuestión de los derechos tal y como se

articula en lainstitución de la ciudadanía (Sassen, 1996: cap. 2)?La historia

de las interacciones entre los posicionamientos diferenciales y las inclusio-

nes ampliadas indica que esposible elcambio. Las nuevas condiciones de

desigualdad y diferencia evidentes en la actualidad y los nuevos tipos de

reivindicaciones que generan pueden acarrear más transformaciones en la

insti tución de la ciudadanía. Por ejemplo, aunque setrata de una historia

de la rga data ," la temát ica de la diversidad asume nuevos signif icados y

contiene elementos nuevos. Un fenómeno que cabe destacar en este sentido

es la globalización de las relaciones económicas y culturales, así como el

reposicionamiento de la"cultura", que afecta también a las culturas arrai-

gadas en religiones con normas básicas para lavida cotidiana.? Queda claro

que las definiciones de la ciudadanía basadas en la república constituyen

una más entre numerosas opciones, aunque den cabida a ladiversidad pormedio de la distinción entre la esfera pública y laprivada. lO

Son tres los aspectos que analizaremos como primer paso para descifrar

las parámetros conceptuales que captan la complejidad actual de la ciu-

dadanía y,en términos más generales, laformación de sujetos de derecho.

En primer lugar, encontramos lapropuesta de que la ciudadanía es gene-rada, en parte, por las prácticas de los sectores excluidos, lo cual allana el

terreno para los derechos' de los actores no formalizados, especialmente

en un contexto en el que elcontrol del Estado-nación sobre cuestiones de

identidad y pertenencia seve debil itado por las grandes tendencias socia-

les, económicas, polít icas y subjetivas. En segundo lugar, al ampliar las

inclusiones formales de laciudadanía, elpropio Estado nacional contribuyó

a legit imar algunas condiciones que, a la larga, facil itaron aspectos clave

de la c iudadanía post o t ransnacional , sobre todo en un contexto de glo-

balización. En tercer lugar, enla medida enque elpropio Estado ha sufrido

8 El des af ío denegocia r la in co rpora ción de nuevos c iudadanos y el tema de la

diversi dad a socia da no son fenómenos nuevos . Saxonhou se (1992 ) obse rva que

en la Ant igua Gre cia , fr en te al p roblema de la d iv ers id ad, se producía teoría

política. Podríamos ag regar que e l obj etivo e ra ra cional iz ar l a exclusión.

9 Por ejemplo, resu lta ev id en te que en l a cul tu ra musulmana l a e sfe ra públ ic a se ve

afectada por las dinámicas actuales, sobre todo por el aumento en el uso de

Internet, que posibilita la formación de una esfera pública musulmana de

carácter transnacional (Eicke!man y Anderson, 1999).

ro 1'01 fuela posí ión oficial ad ptada por el gobierno francés cuando algunos

$ ictor '$ I11U8Ull11onsil pnís 'xigi r n que las niñas usaran el velo para ir a l a

'$ '\1 ,111:$ 'ot!nlil1f'tdo pu'tI, 1111111.111'$('11 1hogar, pero está prohibido en las

IIHllliu '1011 s '101111' )' 011'0/1l' IHIt11111l'lhlll'!lN,

(

 

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366. 1 T E R R I T O R IO , A U T O R I D A D Y D E R E C H O S

una importante transformación, relacionada en principio con l os cambios

que supone la noción del Estado competitivo y del Ejecutivo casiprivati-

zado, probablemente sereduzcan las posibilidades de que las instituciones

estatales efectúen el tipo de labores legislativas y judiciales que han dadolugar a la ampliación de las inclusiones formales.

Estas tres dinámicas indican la ausencia de una evolución lineal en la

institución y la desterritorialización de la ciudadanía formal, aunque con

grandes variaciones según elpaís .No podemos dar por sentado que conti-núa la expansión progresiva de las i nclusiones iniciada en los Estados Uni-

dos en la década de 1960. Por el contrario, hoy se observa una pérdida de

derechos y atribuciones. Al mismo tiempo, esas inclusiones formales gene-

raron nuevas trayectorias en el desarrollo de la ciudadanía, pues han per-

mitido auna variedad de agentes plantear reivindicaciones, La formalización

de las inclusiones ha contribuido con laimportancia de la igualdad para la

ciudadanía , hoy en día una norma palpable y con nombre que crea nuevos

tipos dereclamos. Con ellatambién ha aumentado latensión entre el esta-

tus legal y el proyecto normativo dela ciudadanía, Para muchos, la ciuda-

danía es ahora un proyecto normativo por el que la pertenencia social se

vuelve cada vez más amplia y abierta. La g lobalización y los derechos hu-manos contribuyen con esta tensión y, de ese modo, potencian los elemen-

tos deun nuevo discurso sobre losderechos. Aunque de forma muy diferent ,

tanto laglobalización como el régimen de derechos humanos desestabilizanlas jerarquías políticas existentes del poder legítimo y de la lealtad.

A pesar de que, a menudo, se habla de la ciudadanía como un concepto

único y percibido como una institución unitaria, en realidad, describe un 1

gama de componentes discretos pero conectados en la relación entr ,1

individuo y la forma gobierno, Los fenómenos actuales están sacand 1 I 11

luz y acentuando el carácte r dis tintivo de esos componentes, desd lo I

derechos formales hasta las prácticas y dimensiones subjetivas, al igua I~IIII'

latensión entre la ciudadanía como esta tus legal formalizado y co m o pro

yecto normativo o como aspiración. La igualdad formal de todos los cludadanos rara vez encarna la necesidad de igualdad concreta en térrniun

sociales. Por último, la creciente importancia del régimen int rnu 'jlllllil

de derechos humanos ha producido sinergias entre los derecb s d ' 111 1I

dadanía y los derechos humanos, aunque también ha pue 1 : I r - l i 'Vi'III~

diferencias entre ellos.En la medida en que la ciudadanía es un cstatus qu nrti Lila 1'1 '( 1111

y responsabilidades, 10 me anism s pa ra onf urnr y plusrnur ¡ d 1111"

la c ió n pL1 d n r dif r '11 in los nnnlfti (1111ni' ti '11~I'(l1o "11111, [11111

iu lo I , m' li 'Vid 's dl'Il'lljl ¡1¡lOl, los Jlropio, I"si 1'llIt', (11'1111110I I I

S U J E T O S f U N D A C I O N A l E S D E P E R T E N E N C I A p O l f T I C A . .. 1 367

quienes f ijaban las estructuras para establecer y reforzar los derechos y

obligaciones del ciudadano. Lo hacían por medio de una codificación,

contribuyendo con un tipo de derecho específico, el derecho urbano, que

les confería la calidad de sujetos de derecho. Hoy en día, es fundamental-

mente el Estado nacional quien articula el sujeto ciudadano. Con las gran-

des transformaciones que se producen dentro del Estado (véase capítulo

4) y fuera de él (véase capítulo 5), así como la creciente importancia de losderechos humanos, esmuy posible que esta articulación empiece a cambiar

de nuevo, al igual que e lcontenido concreto y la forma de los derechos yobligaciones del ciudadano.

Algunos de estos temas pueden ilustrarse con un análisis sobre la evo-

lución de la igualdad de ciudadanía. Esta noción resulta central para la

institución moderna: la expansión de ciertos tipos específicos de igualdad

ha configurado buena parte de suprogreso en els iglo xx. No obstante, en

la medida en que el fundamento dela igualdad es la pertenencia, elestatus

de ciudadano como criterio forma la base de políticas e identidades exclu-

sivas,Este carácter exclusivo puede concebirse como un elemento esencial

en tanto ofrece el sentido de la solidaridad necesario para el desarrollo de

la ciudadanía moderna en el Estado-nación (Walzer, 1985;Bosniak, 1997).En un país como los Estados Unidos, elprincipio de la igualdad de ciuda-

danía aún no se respeta 'del todo, a pesar de los t riunfos en las luchas so-

ciales y los avances jurídicos logrados durante la segunda mitad del siglo

xx. Ciertos grupos definidos en función de la raza, la etnia, la religión, el

sexo, la orientación sexual y otras "identidades" todavía afrontan diversas

exclusiones que afectan su participación en la vida pública, Es algo que se

da especialmente en el p lano de las prácticas, incluso cuando se han regis-

trado cambios en el plano del estatus legal y a pesar de la igualdad formal

como ciudadanos. Lasvertientes teóricas de corte feminista y aquellas que

se dedican alestudio crítico de la raza subrayan que el estatus legal y otras

nociones de la ciudadanía de naturaleza neutra en cuanto al género y la

raza no dan cuenta de las diferencias que existen entre las personas dentro

de las comunidades (Benhabib et al., 1995;Crenshaw et al., 1996;Delgado

y Stefancic, 1999;Benhabib, 2002), Asimismo, puesto que la participaciónplena como ciudadanos está condicionada por un mínimo (variable) de

r L1ros materiales y derechos sociales (Marshall, 1977;Handler , 1995), la

p breza pu de reducir considerablemente tal participación!' En síntesis,

11In luso '11 nf s 's I'i o s. (lIlllllos J I,s ilIdos n id o s , Inpa r ti c ip a c ió n se pu ed ev '1'1lf"rlll¡11IOI''1d /( 11111~1I11IINIIIIIIIISlt' votu i6" y por lasm áqui n asdI ' vlllillll1\ '11111'11\1111111111111111111111""111111111' .

 

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368 I T E R R I T O R I O , A U T O R ID A D Y D E R E C H O S

la ciudadanía legal no siempre conlleva la igualdad y plenitud de los de-

rechos de pe rtenencia, porque éstos con frecuencia se ven condicionados

por la posición de diferentes grupos dentro del Estado-nación.

Sin embargo, si analizamos un lapso lo bastante prolongado, veremos

que hubo instancias críticas en las que fue precisamente gracia s a su posición

de excluidos que estos diferentes grupos generaron las p rá ct ic a s-y las luchas

necesarias para imponer transformaciones en la propia institución formal

de la ciudadanía. Aunque no es posible generalizar este resultado, se trata

del tipo de dinámica sobre la que se basan las propuestas desarrolladas en

el marco del presente trabajo. La labor de formalizar las inclusiones posi-

bilitadas por las luchas de los grupos afectados en general queda en manos

de dos entidades: la legislatura y el tribunal de justicia. En sí mismo, se lo

puede concebir como un factor que oculta la importancia de dichos grupos

en el proceso. Seguramente resultará más fácil registrar el momento de la

formalización dentro de un ámbito institucional establec ido que lasluchas

invisibles de aquéllos que no tienen poder. Con esto no pretendo minimi-

zar la importancia de la formalización de esos derechos, que es fundamen-

tal. En este sentido, existe un debate acerca de qué fue lo que causó la am-

pliació~ de las inclusiones representada en las Leyes de Derechos Civiles dela década de 1960. De acuerdo con algunos autores (por ejemplo, Karst,

20~0), el derecho nacional fue un factor clave para la promoción de medi-

das que reconocían lasexclusiones y se disponían a eliminarlas. En efecto,

el derecho nacional fue el ámbito donde se "entret ejie ron las hebras de la

ciudadanía" (el estatus legal, los derechos y la pertenencia) para formar el

principio de igualdad de todos los ciudadanos. En los últimos tiempos, e

algo que se dio por medio de una serie de resoluciones de la Corte Suprema

y normas del Congreso cuyo comienzo fue la Ley de Derechos Civiles d

1964. Karst destaca la importancia de esos instrumentos constitucionales y

legislativos, además de señalar que la ciudadanía no se debe dar por sentada

ni se debe tomar con displicencia. Sin embargo, que el momento de In

formalización sea decisivo no significa que se deba olvidar el papel de los

propios sectores excluidos, quienes hacen historia con sus reivindicación s

cuando consiguen llevarlas al foro legislativo y al judicial.

Así como la ciudadanía es una óptica desde la cual analizar la CLl sti 11

de los derechos, la inmigración es una óptica que permite co rn pr en d r lo,

limitaciones y contradicciones de la pertenencia al Estad - n a i 11, p u S e l I

cuenta de lastensiones constitutivas del l ib e r a l i sm (Bcn l ab ib , 20(2). 1 . 1 1

inmigración constituye el núcleo del extranjerism .Ia : un lo i ns : itu .¡ 111

en importancia con respecto a la p rt 11 11 in ni n s t a lo-no ,¡ 111 1110 lcrn»,

A difcr n in 1 '1 " iudadnno" I inrni rnnt O , ti' forml 1111N fll'll -rul, \ ,1

S U J E T O S f U N D A C I O N A L E S D E P E R T E N E N C I A P O L í T I C A . I 369

extranjero son concebidos en el derecho y mediante las políticas como

sujetos parciales. Sin embargo, inmigrante s e inmigración se han conver-

tido en realidades evidentes y,como palabras, están cargadas de contenido.

En esta tensión entre un sujeto formal de pequeñas dimensiones (el ex-

tranjero) y una realidad de gran magnitud se encuentra la capacidad heurís-

tica de la inmigración para arrojar luz sobre las tensiones existentes en el

núcleo del Estado-nación históricamente construido (Sassen, 1996: cap.3). Estas tensiones no son nuevas (Sassen, 1999) pero, igual que con la

ciudadanía, la s condiciones actuales están generando sus propias posibi-

lidades. Es más, los cambios en la propia institución de la ciudadanía,

sobre todo en lo referente a las definiciones formales y las ubicacionesnacionale s, ti enen, múltiples consecuencias para la definición del inmi-

grante. Frente a las formas de ciudadanía posnacionales y desnacionaliza-

das, ¿qué estamos intentando discernir en el complejo proceso que llama-

mos ínmígracíon= Y,por otro lado, la renacionalización de la ciudadanía

limita la definición del ciudadano y, en consecuencia, la del inmigrante.

Así, a través del inmigrante como sujeto se filtra una gama de dinámicas

,pOlíticas mucho mayor de lo que puede sugerir su estatus legal.

LAS MÚLTIPLES INTERACCIONES ENTRE LA LEGALIDAD

Y EL RECONOCIMIENTO

A partir de las distinciones y transformaciones mencionadas hasta ahora,

me propongo estudiar la posibi lidad de dos sujetos, en cier to modo este-

reotipados, que desestabilizan los significados formales de la institución

de la ciudadanía y,por ende, dejan patentes sus tensiones internas, sobre

todo en lo relativo al ciudadano como sujeto de derecho. Por un lado,

podemos identificar un tipo de ciudadano informal que no está autorizado

12 En algún momento, nos tendremos que preguntar qué significa realmente eltérmino "inmigrante" Las personas en movimiento tienen cada vez máspresencia , sobre todo en las ciudades. Además, cuando los ciudadanos empiezana desarr llar Identidades transnacionales, se altera algo en el significado de la"inmigra ión " Para mi investigación, he intentado situada en un marco másni nr n I~r,pr guntando quiénes son todos los actores que participan en laprodu '1611 d s r sultado qu lla rn nm os "inmigración". Mi respuesta es que'Illl 11I1I 'hos m~s ¡U los p!'opios illmilolrlll1lS, mi 111ras que nue tro derechoy IllJ 'si "O IlI1IIk lllll'io I1 "HI('II11 Id '11111l(11I'1I1(),~ Illl11iwnnl s mo I s únicos

IlfWII!' (jll(' t illl IIIKIII 11('NI '1111111'11'/11JIIIII' 11,

 

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370 1 T E R R I T O R I O , A U T O R ID A D Y D E R E C H O S

pero sí reconocido, como puede ser el caso de los inmigrantes sin papeles

que residen desde hace tiempo en una comunidad y participan en ella igual

que lo hacen los ciudadanos. Por otro lado, podemos identificar un ciuda-

dano formal que está totalmente autorizado pero no totalmente reconocido,

como puede ser el caso de los ciudadanos minoritarios y de las personas

que se comprometen con la actividad polít ica aunque no lo hagan como

"ciudadanos" sino como otro tipo de sujeto , por ejemplo, como madres.

Reconocidos, pero no autorizados

Quizás, una de las instancias más extremas de una condición equiparable

con ladel ciudadano informal es lo que se ha designado como el contrato

social informal que une alos inmigrantes sin papeles con suscomunidades

de residencia (Schuck y Smith, 1985). En efecto, los inmigrante sno autori-

zados que demuestran su participación cívica, su buena conducta social y

su lealtad alpaís receptor pueden alegar que merecen laresidencia legal.

Así como los ciudadanos pueden moverse entre los múltiples signifi-

cados de la ciudadanía, los inmigrantes también, aunque la gama de sig-

nificados en este caso es mucho más limitada. Las prácticas cotidianas delos inmigrantes indocumentados en sus comunidades, como formar una

familia, enviar a los hijos a la escuela o tener un trabajo, cuando se extien-

den en el t iempo son suficientes para que éstos puedan reclamar la ciu-

dadanía en casi todos los países desarrollados, incluso en los Estados Uni-

dos. Ciertas dimensiones de la ciudadanía, como los vínculos firmes conla comunidad y la participación en ac tividades cívicas, se materializan d

manera informal mediante esas prácticas. Éstas producen un reconocí-

miento, al menos parcial, de los inmigrantes como seres plenamente s •

ciales. En numerosos países de todo el mundo, entre ellos los Estad ,

Unidos, los inmigrantes sin papeles que residen desde hace tiempo en In

comunidad con frecuencia pueden obtener la residencia legal si dem u s·tran la duración de su estadía y su "buena conducta". Por lo tanto, S IO

prueba la existencia del contrato social informal que mencionábamo ()II

anterioridad. Antes de que se promulgara la ley de inmigración de J (ú

en los Estados Unidos , por ejemplo, para suspender la deportaci 11 y n I

quirir laresidencia legal, los inmigrantes tenían que demo tra r que h a l f 111

permanecido siete años en el país sin interrupciones, que pr S n t a b o n 1I!lll

buena conducta moral y que la deportación impli ab a 1 nrn .llos un n p'

nuria extrema. Por otra parte, en el plano rná n ral, se ni s .rvu u 1 1'11 ,'

bas de la existencia d di h o ou t rato so iul in fo rmn I '111111lo, '11I1I1Ii1111

los a d nmnisttu plll'O i'll1lig r 1111·s P '1'1 .nc il'111 •• 11111 f'I'I'I \(1 I J lI

S U J E T O S fU N D A C I O N A L E S D E P E R T E N E N C IA PO L í T I C A . 1 371

determinado. Un ejemplo de ello es la ley NACARA [Nicaraguan Adjustment

and Central American Relief Act o Ley de Ajuste Migratorio para Nicara-

güenses y Centroamericanos 1 , que sedictó en 1997para otorgar laamnis-

tía, entre otros , a 300.000 inmigrantes indocumentados salvadoreños y

guatemaltecos, quienes pudieron solicitar la suspensión de ladeportación.'3

En muchos sentidos, el caso de los inmigrantes sin papeles representa un

ejemplo particular y especial de lacondición de ciudadanía concreta, peroparcial. En vistas de lo analizado en los apartados anteriores, podría in-

terpretarse esta dinámica destacando que las múltiples dimensiones de la

ciudadanía generan estrategias para legitimar determinadas formas de

pertenencia informales o extraestatales (Soysal, 1994; Coutin, 2000; Ngai,

2004; Carens, 1989). En efecto, las prácticas de los inmigrantes indocu-

mentados const ituyen un tipo deprác ticas de la ciudadanía, y su identidad

en tanto miembros de la comunidad donde res iden adopta algunas carac-terísticas de la identidad ciudadana. Esta afirmación sería válida incluso

en el modelo comunitarista deWalzer, donde la comunidad decide a quién

aceptar y a quién excluir, pero una vez que la persona ha sido aceptada,las prácticas cívicas adecuadas le otorgan plena pertenencia.

Por otra parte, las prácticas de l os inmigrantes, aunque no tengan pa-pe~es, pueden contr ibuir a l reconocimiento de sus derechos en el país de

?ng~n. Durante la guerra civil que se extendió desde 1981hasta 1992, losmrmgrantss salvadoreños, ciudadanos de ElSalvador, quedaron excluidos

directa e indirectamente de su país debido a l a violencia política, las tre-

mendas crisis económicas y l a persecución (Mahler, 1995); no podían go-

zar de sus derechos ciudadanos. Tras huir del país , muchas de estas perso-

nas seguían aportando dinero a sus familias y comunidades. Es más, las

remesas se convir ti eron en un factor clave para laeconomía salvadoreña,

como. aún ocurre en numerosos países del mundo. Los gobiernos que se

sucedieron en El Salvador tras la guerra civil comenzaron aapoyar lalucha

de los emigrantes por sus derechos de residencia en los Estados Unidos

uniéndose incluso a las organizaciones activistas con sede en este último

país (Coutin, 2000). Así, el gobierno salvadoreño brindó su ayuda a ciu-

dadanos que hab ían sido excluidos de supaís, pues necesitaba las remesas

y precisaba que no sesumaran a lafuerza laboral salvadoreña, dado elalto

~ivel de desempleo. De este modo, la participación de los inmigrantes

indocumentados en las comunidades transfronterizas, así como en las re-

IJ En 1 6 , In lIfegoll/ll//li¡¡I'lIIio/l alfol'ln (//1 I Immigrant Responsibi lity Act [Ley de

1{:forl11 o ~ () h ," I (I 111'1111 -1'11\111 I1 '1'1111 1" I( 's pon sn b il ida d d 1 Tnm ig ra n te ] h abí a'111111 1111111111o Ihl lldlld di' 111111111111111 P 'IIN I 11 .V use , () u tin (2.000),

 

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37 2 1 T E R R I T O R I O , A U T O R I D A D y D E R E C H O S

des familiares y polít icas , contribuyó a un mayor reconocimiento de sus

derechos legales y políticos como ciudadanos salvadoreños (Coutin, 2000;

Mahler, 1995; véase también Vogel y Moran, 1991).

Según Coutin (2000) Yotros autores, moverse entre la pertenencia y laexclusión, entre la legitimidad y la ilegitimidad o entre distintas dimen-

siones de la ciudadanía puede resultar tan importante para los actores

desfavorecidos como lograr una redefinición de lapropia ciudadanía. Dada

la escasez de recursos, la posibilidad de negociar las diferentes dimensionesde la ciudadanía bien puede representar una condición muy propicia. Los

inmigrantes indocumentados generan estrategias y redes informales, en-

cubiertas y a menudo extraestatales, para conectarse con lascomunidades

de sus países de origen, que a su vez dependen de sus remesas y de sus

da tos sobre posibles puestos de trabajo en Estados Unidos. Así, el envío

ilegal de remesas puede verse como un acto de patriotismo, y el trabajo

sin papeles puede verse como un aporte a la economía de origen. Por lo

tanto, segeneran interdependencia s múltiples y surgen fundamentos para

distintas reivindicaciones en el país de origen y en e! país receptor, incluso

cuando los inmigrantes no tienen documentos y seincumple la ley.En esta

combinación de contradicciones, se configura un sujeto (Spivak, 1994).

Autorizados, pero no recon ocidos

Quizás en el extremo opuesto a los inmigrantes sin papeles cuyas prácticas

les permiten ser aceptados como miembros de la comunidad política se

encuentran los ciudadanos de pleno derecho que no son reconocidos como

tales: por ejemplo, losciudadanos minoritarios discriminados por cualquier

razón. Esto es algo frecuente y bien documentado. No obstante, un caso

muy diferente es e! de! ciudadano que funciona como un agente político

aunque no se le reconozca como tal. Setrata de un fenómeno que seobserva

por todo el mundo y, a mi juicio, indica las limitaciones del aparato polí-

tico formal para una creciente gama de proyectos políticos. En un análisisde enorme profundidad sobre las amas de casa japonesas, LeBlanc (199 )

advierte precisamente esta combinación. En Japón, ser ama de casaes una

ocupación de jornada completa que restringe la vida pública de la 1 1 1u j •

res en múltiples sentidos, tanto prácticos como simb Iicos. P r CO SI'LI ml re,

en Japón, un "ama de casa" e una persona cuya pr pia i ni i In 1se OilS

tituye como la de un a nt aut n 1110 yap Hli o. in '1111) II'W), y 1 11'11

j i am ni I n mi i n s \11111 'O 11 1 i n qu o I r ' . 'ti 1i hnS mu j '1' 'S (111

vch .ulo le .nr t'1i'1'!'~II'IH lnuul 1'11' 1olms fnrnllS (ll' PIII'\ i~l II( ion 11I'dllilll,

11111"111. (111111'1 1'1111111 di' 11 i \ "1\(111(' U1l11 y '11I1I j 111111' (' 11' Idl'¡ 1111 lo

S U J E T O S F U N D A C I O N A lE S D E P E R T E N E N C I A p O lf T I C A . . 1 37 3

profesionales de la política y a quienes supuestamente poseen las cualida-

des necesarias en la vida política más jerarquizada. LeBlanc documenta las

ventajas de las amas de casa en e! universo de la política local o de l av ida

política en una zona determinada: en primer lugar. la evaluación que ellas

hacen sobre un candidato político se tiene por fiable precisamente porque

son amas de casa; en segundo lugar, pueden construir redes con otras amas

de casa ;y en tercer lugar, tienen la imagen del interés público deseable y

una crítica contra las principales corrientes políticas que, por creíble, resultamuy poderosa.

En esta condición se da algo importantísimo, que en cierta medida

comparten mujeres de otras culturas y con diferentes intereses. Por ejem-

plo, en algunos países :latinoamericanos, las mujeres surgieron como un

tipo de agente político específico durante las brutales dictaduras de las

décadas de 1970 y 1980. Fue precisamente su condición de madres lo que

lesdio la clarividencia y e! valor para pedir justicia, para reclamar "e! pan",

y lo que de algún modo las protegió de los ataques de los soldados y los

policías con los que se enfrentaron. La madres de los barrios de Santiago

durante la dictadura de Pinochet, lasmadres de la Plaza deMayo en Bue-

nos Aires, y las madres que se manifestaron con periodicidad ante lasprincipales cárceles de El Salvador durante la guerra civil, pasaron a la

acción política como madres: pOI su desesperación ante la pérdida de sushijos y maridos, y en la lucha por llevar comida a sus hogares.

Por otro lado, existe un paralelo inte resante entre las reflexiones deLeBlanc sobre el elemento político de la condición de ama de casaen Japón

y el estatus de las mujeres inmigrantes de los Estados Unidos en tanto

agentes fundamentales en e!proceso deestablecimiento de los inmigran-

tes en la comunidad, aunque se tienda a concebirlas como subordinadas

a los hombres. Cada vez resulta más evidente que lasmujeres inmigrante s

presentan mayor tendencia a permanecer en el país receptor que los hom-

bres. A pesar del papel culturalmente determinado de subordinación a los

hombres en el hogar, el trabajo asalariado les otorga mayor autonomía

personal. Para los hombres, por su parte, esto implica una menor visibili-

dad y una pérdida de terreno en comparación con su estatus como hom-

bres en las culturas de origen. Precisamente porque están a cargo dela vida

doméstica, las mujeres son responsables del trato con los servicios públicos,

como la e cuelas, los hospitales y la policía, lo que las transforma en e!

agent púb li del hogar (Hondagn u-Sotelo, 1994). En el proceso de pro-

urars S rvi ios púb li os y. iul S, Su I n er ellas quienes manejan el

' . I n lo le vuln .rubill In 1le¡ ni k' S I IS filil1ili IS. Esta mayor participación de111,~lnll)'I'" illlllifjl'lllll'sill¡/illl'IIIIIII'PII'¡/'1l OIl(iI-\III'II'S m a n r S

 

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37 4 1 T E R R I T O R I O , A U T O R I D A D y D E R E C H O S

políticos más poderosos y visibles que los hombres, a la vez que gana

mayor visibilidad su papel en el mercado laboral, lo que lespermite incor-

porarse a la sociedad, aunque de manera informal y típicamente como

mediadoras de sus hogares. Es probable que algunas mujeres se beneficien

más que otras con estas circunstancias. Aún hace falta una investigación

más exhaustiva para de terminar los efectos de la clase social, la educación

yel nivel de ingresos en estos fenómenos analizados según el género, perose puede afirmar que la incorporación de las mujeres al proceso de migra-

ción aumenta las probabilidades de permanencia en el país receptor y

aporta a una mayor participación de los inmigrante s, tanto en sus comu-

nidades como frente al Estado.Ahora bien , éstas son dimensiones de la ciudadanía formal e informal

y de las prácticas ciudadanas que no encajan con los indicadores Ylas

categorías de los marcos académicos establecidos para comprender la ciu-

dadanía y la vida política. El sujeto que constituyen el ama de casa o lamadre no encaja con la s categorías e indicadores utilizados para estudiar

la participación en la vida pública. La producción teórica feminista en

todas las ciencias sociales ha tenido que hacer f rente a un conjunto de

dificultades y tensiones semejantes o equivalentes en su intento de cons-

tituir su sujeto o reconfigurar un sujeto que ha sido privado de ciertas

dimensiones. Un tema que reaparece en muchas otras investigaciones es

la distancia teórica y empírica que hay que recorrer entre el mundo reco-

nocido de la política y la experiencia ciudadana del ama de casa, aún sin

describir, no ya como mujer en sí misma, sino como ama de casa, es decir,

como apenas uno de los múltiples sujetos que constituye una mujer. Para

cubrir esta distancia es necesario recurrir a determinadas estrategias de

investigación empíri ca y de teorización.

LAS NUEVAS CLASES GLOBALES Y S U INCIDENCIA

EN LA ACTIVIDAD POLÍTICA

La articulación de los sistemas globales con la posibilidad de ejercer 1 1 1

ciudadanía a t ravés de múltiples derechos y prácticas ha perm itido el su "gimiento de las "clases" globales.14 Su formación ind ica la existencia de u 1 1 1 1

)4 Ell'él'mino "c1l1RCS"se 1I1ilI1,1111\'IUf'll SUN~1l1ldol1l1jll luxt), ,'o 11u dl'lIlfjllllllol'

I1lÓSque ,'1111Ii1 1'011111'Ul III Il'I'I'i!'O,

S U J E T O S F U N D A C I O N A L E S D E P E R T E N E N C I A P O L fT I C A . . . I 375

dinámica que en parte desensambla el Estado nacional desde adentro y en

parte debilita el poder de lapolítica nacional sobre losgrupos particulares

que constituyen esas clases globales. Al mismo tiempo, los rasgos especí-

ficos de estas clases, principalmente su posición ambigua entre lo global y

lo subnacional, señalan los límites del significado de aquello que entende-

mos por "clase global". Esta interpretación nos permitirá responder a la

noción generalizada de que las clases globales presentarán una tendencia

hacia el cosmopolitismo y quedarán más allá del alcance de lo nacional.

La mayor parte de las producciones teóricas sobre las clases globales se

centran en el nuevo estrato conformado por los profesionales y los ejecu-

tivos transnacionales (Sklair y Robbins, 2002; Robinson, 2004; Van der P ijl,

1998; Palan, 2003). Sin embargo, en el presente trabajo se incorporan al

menos otras tres clases globales en formación. La primera surge de la pro-

liferación de redes transnacionales de funcionarios públi cos de distintos

países . Entre ellos, se encuentran los especialistas en aspectos fundamen-

tales de la economía global, los jueces que deben aplicar una cantidad cada

vez mayor de normas y prohibiciones internacionales con cierto grado de

estandarización transfronteriza, los agentes de inmigración que necesitan

coordinar el control fronterizo, y los agentes de policía dedicados a des-cubrir los flujos financieros destinados al terrorismo. La segunda es una

clase emergente de activistas que incluye ciertos sectore s clave de la socie-

dad civil global y ciertas redes de diásporas que estudiaremos en el capítulo

7 en relación con las redes electrónicas. Por últ imo, la tercera clase global

está compuesta principalmente por grupos de trabajadores desfavorecidos

con escasos recursos, incluidos los que forman los hogares y las comuni-

dades transnacionales de inmigrantes.

A principios del siglo XXI, las diversas trans formaciones que se analizan

en el presente trabajo generan un fenómeno que se aproxima al de las

clases globales sólo en determinadas esferas. En efecto, el Estado ha relajado

su control sobre la configuración de la pertenencia y la identidad princi-

palmente en los estratos más altos y más bajos del sistema soc ial. Losprocesos de transformación de lospaíses desarrollados casi no han afectado

le modo particular a los sectores intermedios, en términos laborales, em-

presariales o geográficos." En el mismo sentido, la mayor parte de la labor

gubemamental se ha visto exenta de ese impacto, aunque hay un tipo es-

pccíñco de funcionario gubernamental que se ubica a la vanguardia del

", 1,011p"fSl'S 1'11VfllM dt· dl'IIIII'IIII10 11111111'ddo 1111l1qlllClo m uch o más ex te n di d o,Illt'lllNol'llloH Nt'\IIIII'IIIIII'IIIII~ Ujll~~I'II, .11111111).

 

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376 1 T E R R I T O R IO , A U T O R I D A D Y D E R E C H O S

desarrollo de lainfraestructura técnica necesaria para laglobalización em-

presarial y la gobernabilidad global.Esas cuatro clases globales se asientan en una variedad de estructuras

económicas, políticas y subjetivas, como es el caso de las redes globales

que subyacen a cada una de ellas, redes que tienen distintos grados de

formalización e institucionalización. Asimismo, ciertos contextos, como

la economía global corporativa o el régimen internacional de los derechoshumanos, desempeñan una función fundamental en la proliferación de

las redes globales. ÉsasYotras dinámicas dela globalización han debilitado

laautor idad exclusiva, ya sea objetiva o subjetiva, del Estado-nación sobre

las personas, sobre su imaginario Ysobre su sentido de pertenencia, lo que

a su vez facilita el ingreso de actores no estatales a los dominios interna-

cionales que antes eran ter reno exclusivo del Estado. Enla actualidad, los

procesos económicos, políticos y civiles otrora confinados en gran medida

a la esfera nacional pueden volverse globales, aun cuando para muchos de

los actores involucrados sólo se trata de un imaginario o d e una predispo-

sición subjetiva más que de una realidad cotidiana.y aun así, no es algo que suponga necesariamente un desplazamiento

hacia la ciudadanía posnacional, aunque tampoco lo excluye. Las red S

globales en cuestión no son homogéneas como suele pensarse. Se trata d 'redes irregulares que contienen nodos (como las ciudades globales, las

principales instituciones supranacionales y ciertas redes de activistas)

donde en gran medida se acciona lo global. Por otra parte, cada un~ l'

estas clases globales tiene sus inserciones en lo nacional. En este senti lo,

al menos por ahora, presentan rasgos distintivos que permiten caract ri

zarlas como parcialmente desnacionalizadas más que como posnacional .. ,

Tal interpretación pone en tela de juicio la idea de que las nuevas C\:IS('

globales deben ser cosmopolitas. Resulta sencillo trazar una equival n:111

entre el globalismo de la clase de los profesionales y ejecutivos transna 'lO

nales y el cosmopolitismo. Sin embargo, un examen cuidadoso de esta I \ li t 'plantea ciertos interrogantes sobre su supuesto cosmopolitismo, y lo 111H111I1

ocurre en lo que respecta a las otras clases globales. Según esta le IUI'n, '11

todos los casos se observan formas de la globalidad que no corr pOlldl'1I

necesariamente al cosmopolit ismo. Aunque pueda resultar a sorn h ro 11,

cada una de las clases globales está inserta en ámbitos locale d ns )S, \111111

lo son los centros comerciales y financieros, los gobiern s na ionul' , I t \ ~

microestructuras locales de la vida y de las lucha tidianas, y 11, I1I 1

ciones translocales de los inmigrantcs. ada ma ISlaS los '8 'sil KIII11I1por una lógica úni amásqLI porlll11ultilli ilnd dc l pi',s 11Il'011111111111

I nú I o I l uut ni i O 'osmopolit ismo: '11 ,1 '11O 1, 11l~11\1VII 1I "

S U J E T O S f U N D A C I O N A l E S D E PE R T E N E N C I A p O l f T IC A . . . I 377

profesionales, su lógica es lade larenta (más allá de que sus gustos cultu-

rales sea~ cosmopol~tas); en el caso de los funcionar ios públicos, su lógica

es la de ciertas cuestiones estrictas y específicas de gobernabilidad; y en el

caso de la sociedad civil global, las diásporas globales y las redes de inmi-

grantes, su lógica es la de las luchas y los conflictos locales.

La existencia de clases globales que no son necesariamente cosmopoli-

t~sy~ue en parte perman~cen insertas en ámbitos locales no significa quedisminuya su potencial para desestabilizar lo nacional como fenómeno

~onst.rui~o históricamente. Por medio de sus prácticas cotidianas y de susImagll1anos, reconfiguran parcialmente el signif icado de lo nacional. Se

podría pensar que estas clases const ituyen un puente entre los ámbitos

naci~nales densos donde sigue funcionando en su mayor parte la vida

p.olítlca, económica y civil y las dinámicas globales que "desnacionalizan"

ciertos componentes específicos de esos ámbitos nacionales.

Así, las clases globales emergentes que se analizan en este apartado son

resultados parciales y específicos, que no constituyen necesariamente nue-

vas formaciones sociales en sí mismas, sino que pueden surgir también de

un reposicionamiento subjetivo y autorreflexivo en un marco transnacio-

nal de ciertas condiciones o prácticas sociales ya existentes. Las familiastransnac~onales de ~nmigrantes, por ejemplo, existen hace mucho, pero enla actualidad adquie ren un nuevo significado, algo que los inmigrantes

sa~en y en función de lo cual actúan. Asimismo, si bien desde hace años

existe una clase internacional de élites poderosas, en el contexto actual su

exi.stencia genera nuevas consecuencias. Las nuevas clases globales derivan

su Importancia polít ica, en parte, desuposición objet iva dentro del sistema

y, ~n parte, de una interpretación subjet iva. Una de las principales diná-

micas que entran en funcionamiento para ello es un proceso de desnacio-

nalización incipiente, un cambio en el lazo con lo nacional que no supone

una retirada absoluta.

A su~ez, la nueva clase global de profesionales presenta tres rasgos que

S n p~rtll1e~tes para la temática de este capítulo. Enprimer lugar, la fuerzarnotnz que lmp~lsa el surgimiento de este ámbito trasnfronterizo guarda

mu: .pocas semejanzas con aquellas que impulsan y constituyen el cosmo-

p IItlsmo.en su sentido más genuino. Si bien es posible que los profesio-

lIul, que 11 1 ~egra~1sta nueva clase transnacional muestren cierta apertura

1111la. ~na diver idad de tradiciones culinarias y de paisajes urbanos, la

\,Ol~1: i ó n I I~. i1 ~u los o n s t it u y como clase global es una lógicaI 1 I humente u í ilitn ri r u lu ohtcur¡ t1 le ganan ias.En s í rnisma ésta no

1 111111)K i 1 'OSIl1Opolilll,\\11'1\11'pu ' In i y u lur a st pr f sionales a

IIlvrl'N' lIll po 011111111111111111111I~II11'1'1111o IUp,I1I"on su trabajo, sta

 

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378 1 T E R R IT O R I O , A U T O R ID A O y D E R E C H O S

nueva clase global configura un cambio cada vez más importante en surelación con el sistema de estados-nación. En tanto clase, no t iene la misma

posición sistémica que la comunidad empresarial nacional, aunque algu-

nos individuos puedan circular tanto en una como en otra. En tercer lugar,esta clase y su trabajo se encuentran parcialmente inmersos en ciertos

ámbitos nacionales, sobre todo en la red de ciudades globales. Para ser

hipermóvil y global, esta clase necesita una infraestructura de avanzadaen un conjunto creciente de dichas ciudades. De ahí surge una especie decompromiso y de dependencia parcial con respecto a los estados naciona-

les, algo que el discurso del nuevo cosmopolitismo y de la hipermovilidad

del capital evitan que se v ea con claridad. Otra condición de esta clase es

establecer los sistemas y las subculturas necesarias para el sistema econó-

mico global. La red de ciudades globales produce lo que podría denomi-

narse una nueva subcultura, un desplazamiento desde la versión "nacional"

de las actividades internacionales hacia una versión "global" de dicha

actividades (Sassen, 2001: cap. 7).'6 Por lo tanto, esposible afirmar que una

de las principales características de esta nueva clase global es su posición

intermedia entre lo subnacionalY

lo global.El segundo tipo de clase global, lasredes transnacionales de funcionarios

gubernamentales, exi ste desde hace tiempo, pero en las décadas de 1980

y

1990surgieron nuevos. tipos de redes (véase capítulo 5) conectadas con t u

globalización de las empresas Y con la globalización de las responsabilidad H

y objetivos gubernamentales, como por ejemplo la defensa de los derech ),

humanos , laprotección del medio ambiente y la lucha contra el terrori 1110

(Slaughter, 2004).'7 El elemento crí tico para la configuración de estas r de

16 Tan to la trad ic ional re s iste n c ia eu ro pea a la s fu s ione s y adq u is ici on es (sobrtodo a la s q ue se con s id e ran hos tile s ) com o la reti c en c ia d e l S ud es te a s iá ti O

a la propiedad y a l cont ro l empre sa ri a l por pa rte d e ent idad es extra nj e ra s .

señ a lan la existe n ci a de cul tu ras emp resa ri as n ac ion a les qu e en c ierta m d idus on i nc om pa tib le s con la n ue va cu ltura eco nóm ica g lob a l. Las c iud ad es I(~ h ll\ ¡ '.

y los d ive rsos en cu en tro s sob re la econom ía g lob a l (co m o e l F or :E CO ~161 '1111M und ial d e D av os y otro s s im ilar e s ) cont ribuyen a la d e sn ac í n a liza 16111 111111111

d e la s élites emp resa ri a les (y tam bi én d e las gub e rn am en ta le s) , No d is III illl ll /I

aqu í e l c ar ác te r b en efic io so o noc iv o d e es te fenóm en ,p ro no s III de 11 fll ll

qu e con s tituye un a d e las cond ic ion es pa ra in s ta ur a r I ',s iS I 11 111$

y las sub cul tu ra s qu e el s is tem a econ mi o g lob a l n $110 ,17 S u s prin c ip ales ac tores s n i s fun ion a rios púl li 0$ qu rcpre : '1 11111 111il

re spec tivo s l11 i l1is l ri S LI01 ' 0Ili $1110$ 110 i011 ll1 s, tI ,xls l '1 1dlv 'I 'S O S (')\ 'lI lp lll d i

r 1 , ti r g ll h l i 1111 '111 !-I11 l' 1 '1111 11111111 ,0111 0 's · 1 110 k h l II M I 1 '"11 \tIlI 1illis ll 'II N ti, <:0111'1 '1111 ,.IIIM I 1 '" 1 '11hW l11111 l,II 'Il de 1 /, (\ll Il lI d ll Y d t' 1

11 \111111 111

O 'I 'AN plllll \t 1 1 l1 1 it! 1111 tll ' 1 \1 '11 '11 /I Y 1 \ '\¡1 I11 Ilt' tI, xll 'l II \1 1% 1 '11 1111 \\1 d i' 11 '11,-

S U JE T O S F U N D A C I O N A l E S D E E R T E N E N C I A p O l I T I C A . . . 1 379

transgubernamentales como clase global emergente se dio con el cambio

acarreado por la globalización a partir de la década de 1980, momento que

:epresentó un punto de inflexión. Ya no se trata aquí de la cooperación

mtergubernamental característica de la posguerra dentro del marco de los

acuerdos de Bretton Woods. El objetivo ha dejado de ser la comunicación

y la cooperaci?n entre gobiernos y naciones, para centrarse en un proyecto

de desregulación que apunta a desnacionalizar aquellos componentes de la

labor estatal necesarios para la globalización económica o, en otros ámbitos

para la aplicación de tratados globales sobre elmedio ambiente, los derechos

humanos u otros temas extraeconómicos. En la primera época de Brettori

Woods, existía un proyecto de gobernabilidad global para la protección de

las economías nacionales, mientras que en la década de 1980 se comenzó a

aspirar ~ la .ape~tura de dichas economías y la creación de ámbitos acoge-

dor:s e institucionalizados para las empresas y los mercados globales. Esodenvó en una proliferación de redes transgubernamentales altamente es-

pecializadas, entre ellas las que se abocaron a la instauración mundial de

polít icas compatibles en materia de competencia comercial, normas con-

t~ble s e informes financieros. El trabajo de los funcionarios públicos per-

tmentes, que en general es muy especializado, comienza a orientarse haciaun proy~cto g~obal.Una de las consecuencias de este proceso reside en que

los funcionarios de cada red transnacional comparten cada vez más sus

objetivos entre sí,mientras simultáneamente mantienen una distancia cada

ve: mayor con sus. colegas de las burocracias nacionales de sus propios

paises.En este s~ntldo, esposible hablar de una clase global incipiente que,

como ya s e ha dicho, ocupa una posición ambivalente entre lo subnacional

y lo global en tanto representa un componente específico y,con frecuencia,

umamente especializado del gobierno nacional.

En cuanto al tercer y cuarto tipos de clases globales, se observa el sur-

g~mient~ de.u~a nueva formación claramente distinguible, compuesta de

drversos m.dlvl~UOS,.ectores demográficos y organizaciones. Apesar dela

I~~rcada .dl~er~ldadm:e~na y de la e~c,asainter.acción entre sus integrantes,existen dinámicas subjetivas y condiciones objetivas que los vinculan. Esta

.lase no puede concebirse como un equivalente de la sociedad civil global,u u n qu e por momentos forma parte de esa sociedad y el imaginario sobre

In l I'I1Q ional pa ra los d ir ec tores d e los b an co s cent ra le s, org ani sm os com o

1 ;1O C I)II, y () I ' I lli S I110 S I 1 on sc jo d e M ini s tros d e la Uni ón E u ropea . C on11 " 'U '1 \ 'Iu,~' tru tu 1, l ' 'e l S S lIl 11 lll 11n tc po lcr a s, omp ues ta s por fun c iona rios

flllh '1 '11 111 1111 1" '~I \ III '!-I0ti' 1111 'liS f'Ul1 d lll\l .nt n lcs pu rn e l d sa rr o ll o d e la1 '11 I1 \(\11111llll h ld I 1 I1 'IHI I '1 I1V II,

 

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380 1 T E R R I T O R I O , A U T O R I D A D Y D E R E C H O S

esta última es una condición subjetiva importante para algunas de las

personas y las organizaciones que integran esa nueva clase. Lamayoría de

ellas, incluidas las que se dedican al activismo en la sociedad civi l, no

pertenecen a una clase transnacional móvil ni a la nueva élite internacio-

nal de la sociedad civil global. Un dato de especial interés para este trabajo

es que la mayoría de' sus integrantes gozan de escasa movilidad. Sin em-

bargo, son parte de ciertas formas específicas de la globalidad, ya sea de

manera objetiva o subjetiva, tema que se retornará en el capítulo 7.Estas condiciones nos permiten identificar cinco cuestiones. La primera

se relaciona con las formas de participación política y civilque los sectores

desfavorecidos pueden ejercer enlas ciudades globale s, en parte gracias a la

globalización y al régimen internacional de los derechos humanos. Lase-

gunda se relaciona con la presencia de comunidades de inmigrantes que

producen formas específicas de participación transnacional, como la for-

mación de las diásporas globalizadas. Por ejemplo, seobserva un aumento

en la cantidad de redes de inmigrantes dedicadas a causas específicas, como

la denuncia de las organizaciones ilegales que trafican personas y de las

agencias matrimoniales que ofrecen novias por correo. Estefenómeno surte

el efecto de reorientar parcialmente a estas comunidades, que dejan de teneruna relación exclusiva con sus países de origen y se conectan con activistas

de otras comunidades deinmigrantes en su ciudad o con sus propios com-

patriotas que viven en otros países receptores. La tercera cuestión comprende

los modos de contacto que la ciudad global posibilita entre los sectores

desfavorecidos y elpoder global corporat ivo. Ejemplo de ello son las luchas

contra la elitización de ciertas zonas urbanas o el combate contra l a t rans-

formación de las zonas industriales en áreas de oficinas de lujo. En cuarto

lugar, el acceso a los nuevos medios, especialmente a Internet, permite que

grupos diversos (como las organizac iones de mujeres pobres, los ambien-

talistas o los defensores de los derechos humanos) transnacionalicen sus

actividades, o los induce a ello. Muchos de estos grupos, que al comienzo

eran absolutamente locales, han empezado a conectarse con otros similaresdel exterior. La vinculación no seda a través de viajes y reuniones, in o t 1

partir de objetivos en común. Laquinta cuestión se relaciona con el gra lo

en que estas múltiples actividades y prácticas contribuyen a desnaciona li"'tll'

la ciudad global y, de esa manera, permiten el surgimiento de una 011 i '11

cia o un sentido de pertenencia más global, inclu o entre los I r S d 's

favorecidos. Todos los elementos m en c io n ados f rr n a n po rr le ln s 111cro ' ¡

tructuras localizadas de la sociedad civil gl bal.

En las ciudades I bal s d 1 " a lunli lo I s pro luc uuu c: J l ' ¡ ¡ . tll'

tran nacionalismo in siu. cunndo g l 'l111 I 's el11li I1 Ics It' P '¡'/IOIIIIII plIlV,'

SU JE T O S f U N D A C I O N A L ( S D E P E R T E N E N C I A P O L í T IC A .

nientes de distintas partes del mundo se encuentran por primera vez en

la calle, en su lugar de trabajo o en el barrio, encuentros que también

pueden tener lugar con personas de la misma etnia que ocupan puestos

profesionales de primera línea (en este caso, se trataría de un encuentro

de clases). Asistimos a la aparición de un nuevo reconocimiento de la

globalidad, que con frecuencia se configura gracias al conocimiento de que

prácticamente en todas las ciudades existen luchas y desigualdades simi-

lares. Este conocimiento, que es posible gracias a los medios de comuni-

cación globales y al uso cada vez más generalizado de Internet por parte

de los activistas, funciona al mismo tiempo como un dato objetivo y como

una formación subjetiva. Esa dimensión subjetiva faculta cada vez más a

los sectores locales ydesfavoreddos a detectar la presenc ia de log lobal en

sus ciudades y a reconocer su propia participación en el fenómeno de la

globalización: así, lo global se torna visible. Este fenómeno, a su vez, pro-

duce una pos ición ambivalente entre lo subnacional y lo global también

para dichos actores, que en general pertenecen a grupos de activistas, asectores desfavorecidos y a comunidades locales.

HACIA LA CIUDADANíA POSNACIO;NAL y LA CIUDADANíA

DESNACIONALIZADA

Las transformaciones analizadas hasta aquí en este capítulo suscitan inte-rrogantes sobre la conexión necesaria de la ciudadanía con el Estado na-

cional, en la medida en que alteran significativamente las condiciones detal articulación.

Al plantear el tema de este modo, se desnaturaliza el pensamiento po-

lítico convencional y se establece una analogía entre el argumento sobre

la historicidad de la institución de la ciudadanía, y la de la soberanía,

pecialmente tal y como lo plantean las nuevas condiciones introducidasp r la globalización. Algunos autores (por ejemplo, Bosniak, 2000) afir-

man que no hay una definición objetiva de ciudadanía a la que podamos

r .fcrirnos de forma autorizada para resolver cualquier incertidumbre

sobre el uso del término. Lo planteado en los apartados anteriores mos-

ti' t ha hasta. qué pun to la institución de la ciudadanía tiene múltiples di-

11 1 .n s io n S, mu h a s de la cu a le seestán viendo impugnadas. Esos fenó-

ru cnos hun si I inlcr¡ r Iodos 01110 s ña les del na.cimiento de formas de

i"IHIII1 1 pOSIl1 'iol1nl(SOy,d,IU)4;)1I obson.: 96jvéa e también parte

t i " 11 01)1 '11 1 , Isill, l!lOO, pOI' 111( '11 luuur l 1 1 'nus 1 I1 f . \ L " 'o S traba] de la

 

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382 I T E R R I T O R IO , A U T O R ID A D Y D E R E C H O S

vertiente cada vez más extensa sobre esta noción de la ciudadanía). Estavertiente hace hincapié en el surgimiento de uljcaciones para la ciuda-

danía fuera de los confines del Estado nacional. Quizás el pasaporte de la

Unión Europea sea el ejemplo más formal. Sin embargo, la aparición de

un cosmopolitismo vigor izado (Turner, 2000; Nussbaum, 2000) Yla pro-

liferación delos transnacionalismos (Brysk y Shafir, 2004; GCS, 2002; Smith

y Guarnizo, 1998; Held, 1995; Levitt, 2001) también son fuentes funda-

mentales para las definiciones de la ciudadanía posnacional. Bosniaksostiene que es razonable que «las experiencias y las prácticas que solemos

asociar ala ciudadanía excedan, en cierto modo, las fronteras del Estado-

nación territorial, aunque el predominio y la importancia de este proceso

varíe en función de la dimensión de la ciudadanía en cuestión" (2000a:

460). Tanto sise trata de la organización del estatus formal, como de lasprácticas ciudadanas, de la experiencia de identidades y solidaridades

colectivas o de la protección de los derechos, el Estado-nación no es elúnico ámbito para su ejercicio. Sigue siendo, de lejos, el principal, pero

las transformaciones en su exclusividad indican la posibilidad de una

nueva dinámica importante.

Se está perfilando una segunda dinámica que comparte algunos aspec-tos con la ciudadanía posnacional pero se diferencia de ella en tanto con-

cierne a transformaciones particulares del Estado nacional que, en forma

directa o indirecta, alteran aspectos específicos de la institución de la ciu-

dadanía. Estas transformaciones no dependen necesariamente de las ubi-

caciones para la institución fuera del Estado nacional, que constituyen uncomponente esencial en las definiciones de la ciudadanía posnacional. Las

transformaciones menores en el derecho de nacionalidad que describire-

mos más adelante en este apartado captan algunas de estas transiciones

que se producen en el seno del Estado nacional e indican una valoración

de la nacionalidad concreta y no sólo la nacionalidad puramente formal.

Entre esos cambios internos también cabe mencionar la pérdida de pro-

tecciones y derechos sufrida por los ciudadanos formales. Los trabaj S

teóricos sobre la ciudadanía posnacional con frecuencia dejan de lad

algunas de estas transformaciones formales en el vínculo entre el ciudad an

yel Estado.El contexto de ambas dinámicas está definido por las m od ifica c ión 's

que se dan en el Estado nacional a partir de la déca la d I 8 Y P r 1

surgimiento de múltiples actores, grupos y comunidad S gL l S i n 1 's 'osos y e n coridiciones de hac r o ír su d sacuerdo on la i 1 nlif i nció» I tI

to m ática entre ci ud ad an íu y Iin'¡)11 '11 Ini110 r p r S n tu In l 01' · 1so l! '1'11110,

Los principal S ~ n 111'IlON ti' 110 ('11 ti ll, 'O lno II! l()hlll¡~,111 I l Y > 1 1 11 1 1 \ ( >

SU J E T O S F U N D A C I O N A lE S D E P E R T E N E N CI A p O l f T I C A . .. I 383

de las tecnologías informáticas, han desempeñado una función importante

en el desarrollo de este resultado, aunque no pueda reducirse a tales fenó-

menos. Una vez más, el crecimiento de Internet y la tecnología relacionada

ha facilitado, e incluso posibilitado, la formación de redes transfronterizas

entre personas ygrupos con intereses comunes que, con frecuencia, repre-

sentan proyectos políticos sumamente especializados, lo cual ha generado

nuevos conceptos alternativos de pertenencia a una comunidad, o ha for-

talecido los ya existentes. Las nuevas experiencias y orientaciones de laciudadanía se pueden concebir como resultados sobredeterminados, que

a menudo derivan de una larga gestación de características evidentes, condistintos contenidos, desde el comienzo de la formación de la ciudadaníaen tanto institución nacional.

La diferencia entre lo posnacional y la desnacionalización

Como ya hemos mencionado, se perfilan aquí dos dinámicas diferentes

que no pueden reducirse al surgimiento de nuevas ubicaciones para laciudadanía por fuera del Estado nacional. En este sentido, trazaré una

distinción entre aquello que defino como desnacionalizado y lo que seconsidera extranacional o posnacional, aunque este último sea el términomás frecuente y el único que se usa en.el debate más general. Creo que se

pueden captar dos posibles trayectorias para la institución de la ciudada-

nía en las diferencias entre esas dinámicas. Esas trayectorias, que no tienen

por qué ser mutuamente excluyentes, se insertan en algunas de las princi-

pales condiciones que caracterizan la era contemporánea. Por otro lado,

la posibilidad de identificar dos trayectorias refuta los determinismos fá-

ciles sobre el impacto de la globalización y señala e lpotencial para el cam-

bio en la institución de la ciudadanía.

Su diferencia reside en una cuestión de alcance y arraigo institucional.

Entre los especialistas en eltema, se entiende que laciudadanía posnacional

se ubica, en parte, fuera de los confines de lo nacional." Al estudiar la des-nacionalización, sin embargo, pasamos a centrarnos en la transformación

de lo nacional, incluyéndolo como aspecto fundacional de la ciudadanía. De

estemodo, se podría afirmar que el posnacionalismo y la desnacionalización

18 V éa e , so br e tod o, e l traba] pi ne ro d e S oy sa l (1994); véase tam bi én Bos ni ak( 0000), qu ie n , a p sa l' d e ul ilizor l térr ni n o "d es n a c ion a liza d o" lo h a ce p ar ati' -ir' "posna ionul" Pr c -IS lIn w lI l ' ,1 '0 11 I t d e lo posn ac ion a l es fun dam en t a l

pt ll 'lI ~1I 'dli '1 1 Y pu ru , 1 1 1 ' ( > 11 I rld ll l l il lHl lI lIlS d ' lus aspiraci n es in d ica d as po r e l1 rm ll lO "po.,,,! iO l li ll ':

 

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38 4 1 T E R R I T O R I O , A U T O R ID A D Y D E R E C H O S

representan dos trayectorias diferentes." La última tiene que ver con la trans-

formación delo naciona l, específicamente bajo elefecto de laglobalización

y otras dinámicas de desnacionalización que tienden a instalarse y crear su

propia clase y espacio dentro de lo nacional. La otra está relacionada con

nuevas formas que ni siquiera hemos estudiado y que pueden emerger de

las condiciones cambiadas en eluniverso que seubica por fuera de lo nacio-

nal, en lugar de emerger del marco institucional que antes correspondía a

lo nacional. Ambas trayectorias son viables, y una no excluye a laotra. Así,el estudio de Soysal sobre la Unión Europea (1994) da cuenta de una inno-

vación ubicada tanto en el seno de lonacional como más allá de éste.

Lacuestión principal en el planteo sobre una nueva condición de ciuda-

danía no puede limitarse alrequisi to de que ésta necesariamente se ubique

fuera delos confines del Estado nacional, como sucede en las concepcionesposnacionales. Así, mi objetivo es especificar las instancias particulares en

que el desarrollo de la economía global precisa una variedad de polít icas

que deben implementarse en la economía nacional mediante instituciones

nacionales y, por lo tanto, surten un efecto sobre la ciudadanía. Con eltérmino desnacionalización pretendo captar algoque permanezca conectado

a lo nacional, tal y como se ha construido en el sentido histórico, y que estéprofundamente arraigado a ello, pero deuna forma novedosa. Incipiente y

parcial son dos calificativos que suelo relacionar con mi propio uso deltérmino "desnacionalización". Desde el punto de vista de la teoría de la

ciudadanía basada en la nación, algunas de estas transformaciones podrán

concebirse como un desgaste o una devaluación de la ciudadanía.Ahora bien, existen múltiples condiciones que dan a entender que la

ciudadanía, aunque se sitúe en ámbitos institucionales de naturaleza "na-cional", es una institución que posiblemente ha sufrido cambios, en tanto

el propio significado de lo nacional también ha cambiado. Según una de

las premisas empíricas que organizan el presente capítulo, si se han mo-

dificado algunas características importantes de laorganización territorial

e insti tucional del poder polít ico y la autoridad del Estado, tendremos qucpensar que los rasgos principales de la institución de la ciudadanía (sus

derechos formales, sus prácticas, su dimensión subjetiva) también se han

transformado, incluso cuando ésta permanece centrada en el Estado na-cional. Esta transformación territorial e institucional del p der y 1 " auto-

r idad del Estado ha permi tido una apertura operativa, con ptual y r I )

19 A estos efectos, la conclu .ión el Bosn iak (2 O a) onti '11' (\111hl\/l1l0 101l' ,11\'1'(\

las funde en una solo "1I11111011'fll1ll\l1/li 1(\ iududnnín d ' Ill1dOIlI1t1111dil'11d i 's parar I on 'I)tn d e 111 !tllhldlll1 11dl'II011I"I'1 In k t1.NllllloI1IHII11,

S U J E T O S f U N D A C I O N A l E S D E P E R T E N E N C I A P O l[ T I C A . . . 1 38 5

rica para que emerjan otros sujetos basados en la nación como agentes

legít imos en los foros internacionales/globales que antes estaban confina-

dos al Estado (véase, por ejemplo, Indiana [ournal of GlobalLegal Studies,

1996). Además, entre los cambios más significativos en la condición de los

ciudadanos, seencuentran lasnuevas medidas de seguridad analizadas en

el capítulo 4,que en este contexto pueden verse como un estímulo paraque los ciudadanos trasladen sus reivindicaciones al plano global, en par-

ticular a los tribunales de derechos humanos.Lonacional siguesiendo un referente enmis trabajos sobre la ciudadanía,

pero está claro que es un referente de tipo específico: después de todo, su

modificación seha vuelto la característica teórica clave para introducirlo enmi especificación de los cambios en la institución de laciudadanía . No está

del todo claro en este punto si es algo que desgasta a la ciudadanía, como

puede afirmar Iacobson (1996), en parte porque considero que esa institución

ha sufrido muchas transformaciones en su historia, precisamente por suinserción variable en las especificidades de cada una de sus épocas."

Podemos identificar tres elementos formales que indican este modo

part icular de usar lo nac ional como un referente para captar los cambios

en la institución de la ciudadanía. En primer lugar, muchas de las inclu-• siones ampliadas que habilitaron a los ciudadanos fueron instituidas me-

diante el derecho nacional (Karst, 1997). En la actualidad, esas inclusionesestán desestabilizando las nociones anteriores de la ciudadanía." El signi-

ficado pluralizado de la ciudadanía, producido en parte por las expansio-

20 En este aspecto, he recalcado la importancia (1996: cap. 2) de la introducción

en las nuevas constituciones de Sudáfrica, Brasil, Argentina y los países

centro europeos de una disposición que limita lo que había sido el derecho

absoluto del soberano (elegido democráticamente) como representante

exclusivo de su pueblo en el ámbito internacional.

21 Los cambios en la institución del extranjerismo nos proporcionan un ejemplo

indirecto. En la interpretación que hace Karst sobre la legislación de los Estados

Unidos, los extranjeros tienen "constitucionalmente derecho a la mayoría de lasgarantías provistas por la igualdad de ciudadanía, y la Corte Suprema ha

aceptado esta idea en un grado moderado" (2000: 599; véase también 599, n. 20,

donde cita ejemplos). Karst señala, además, que la Corte Suprema no ha llevado

este avance tan lejos como habría podido (ni tan lejos como lo desea el autor), lo

que significa que el potencial para transformar la institución puede ser mayor

que la intención real de cambiarla. Neumann (1996) ofrece las explicaciones más

d talladas y profundas so b r I esta tus de los inmigrantes y los extranjeros en la

nstitu ión es tad unid ns . Los arnb i s significativos en la institución del

xtrun] 'ri51110t ndr ín n '1 ,r, lO d' Illodifi r al menos algunos aspectos del

sifjldli 'l1dn d e ¡¡Id HIIIII!¡I,tlllIll 111111111IsiN111lIydif r nte, véase Schuck y Smith

(li¡H'I). "dllmho 1,111\IN)) 11111'11'1111'KIIIIIII'dllllll"in'j '111pl el Ó111 I sisl 1113

 

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386 I T E R R I T O R I O , A U T O R I D A D Y D E R E C H O S

nes formales del estatus legal, está ayudando a hacer estallar las fronteras

de ese estatus legal , como lo evidencian, por ejemplo , la ciudadanía de la

DE, el aumento en elnúmero dees tados que ahora ofrecen ladoble nacio-

nalidad y elfortalecimiento de los derechos humanos. Sidamos por sentado

que "el d isf ru te de los derechos es un aspecto de lo que entendemos por

ciudadanía, podemos afirmar que elcontrol nacional sobre la institución

de la ciudadanía se ha debilitado sustancialmente" (Bosniak 2000a: 447),

quizás debido, en especial, a l surgimiento del régimen de los derechos

humanos (Soysal, 1994; [acobson y Ruffer, 2003). Este cambio de la ciuda-

danía basada en la nación no se debe sólo al surgimiento de foros extra-

nacionales para presentar reivindicaciones demanera legítima." El propio

sentido del territorio seha transformado (véanse capítulo 5;Sassen, 1996:cap. 1) y, además, el espacio digital permite articulaciones entre los espacios

territoriales y los espacios globales que eliminan las fronteras nacionales

para una variedad de actividades, desde la economía hasta las prácticas

ciudadanas." Todo esto ha s ido interpretado como un debil itamiento del

"control nacional" sobre los derechos de los ciudadanos.Un segundo elemento fundamental es el afianzamiento, e incluso la

n titucionalización, delos derechos que permiten a los ciudadanos pre-S ntar reivindicaciones contra sus estados e invocar cierto grado de auto- •

nornia en el ruedo político formal, autonomía que puede ser interpretada

.om una distancia cada vez mayor entre el aparato formal del Estado y

1 1 I institución de la ciudadanía. Las consecuencias pol ít icas y teór icas de

's tn dimensión son complejas y aún no están acabadas: no podemos decir

I I icncia cierta qué prácticas y retóricas seinventarán y desarrol larán. S in

lugar a dudas, eldesgas te del derecho a laprivacidad de los ciudadanos es

un factor que ha profundizado la distancia de algunos ciudadanos con

r pecto al Estado y ha dado origen a demandas contra elgobierno.

d e gobi e rn o es tad oun i de nse y s u s is te m a ju ríd ic o h an co n st rui d o el suj e to d e l

i nm igr ant e, qu e en es te c aso co n cr e to es d e or ig e n as iá ti co -am e r ica n o.2 Es ta in te rp re tac ión tam b ién af ec ta m i lec tu ra d e los tr ab a jo s qu e se en foc an

n la ub ica c ión co m o c rit e ri o para e spe cifica r la c iu da d an ía (po r e jem p lo,Bos ni ak , 200 0 a ). E s te cr it e ri o se p ro bl em ati za e n la m edi d a e n qu e a firr n q u ea lg un os e lem ent os de lo "e xtr a n ac ion aJ" se in se r ta n e n lo nac i na l y , e nons u c nc ia , h ace fa lt a d eco d ifi c a r qu é es lo ve rd a de ra rn c nt n a i n a l '11 lon o i nal. A s im ism o , la re ub ic ac ión ca da v ez m ás g en rali za In el n iiv id ud '$

im po rta n tes rcla ionad as e n e l t n it ri "n a i na l" e n 1 s pn lo IIl :1 l tl lll 1 (lN(l b l i n r nsid ra rl qu c s t i n \1o r"b os ll 'l 'itO I 'in l" ( l\o ~ t1 i,d (, OO ( lI l),

\ Y 118', por j .mpk), '1 l 'IW O lIll Il ll '11 1 0 de 'Icubn '1 ' ( (lO /I) , oh l" ,1 d l 'I 'I 'lltO d'I In " 0 111 ' p lll lo d ll\l ild 11 1 1 11 11 1 '1 11' tl l ' 1 1 1 1 '11 1( I1I 1 1I 1 l i ! '1 I11I11 ,'1 111 11 1 '110o il l 'l ' 1 ,1

( '01 1 I ltll l 10 11 1 1 1IlI II t ll 1l ll tl lr l /l l rl ll ,

SU J E T O S f U N D A C I O N A L E S D E P E R T E N E N C I A P O L f T I C A ." I 387

Un tercer elemento esla pregunta por legitimidad de las reivindicacio-

nes. Los estados nacionales conceden múltiples "derechos" a los agentes

extranjeros, sobre todo a los agentes económicos, como las empresas, los

inversores, los mercados internacionales y los empresarios, lo cual trans-

forma a esos agentes en personas jurídicas titulares de derechos.v Las

reivindicaciones de esas entidades adquieren cada vez más legitimidad

frente al Estado nacional, y su lógica uti li taria puede alterar el derecho

nacional existente. En ese sentido, tales entidades han obtenido derechoseconómicos de "ciudadanía". Seguramente, ésta no esuna forma habitual

de formular lacuestión, pero proviene de algunos de los temas examinados

en los capítulos 4 y 5Yde sus repercusiones en la relación entre elEstado

y los agentes económicos extranjeros. A mi juicio, setrata de un fenómeno

significativo, aunque no muy reconocido, en la historia de las reivindica-

ciones. El modo en que los ciudadanos deberían mane jar estas nuevas

concentraciones de poder y "legitimidad" de las empresas y los mercados

globales es una cuest ión fundamental para el futuro de la democracia.

Detectar has ta qué punto lo global está incluido en lo nacional y se f il tra

a través de sus instituciones esuna manera de comprender silos ciudada-

nos pueden exigi r la responsabilidad pública de los agentes económicosglobales por los canales inst itucionales de carácter nacional en lugar de

tener que esperar a que exista un Estado "global" (Sassen, 2003a).

De este modo, aunque acentuar lo nacional pueda parecer una desventaja

en términos de participación democrática enlaera g l ob a l, no esuna propuestaexcluyente, precisamente debido a ese arraigo parcial de lo global en lo na-

cional. En realidad, hay una brecha creciente entre la globalización y el con-

. finamiento del Estado nacional a su territorio. Sin embargo, no essuficiente

aceptar sin más laidea imperante que, a sabiendas o no, presenta lo nacional

y lo global como dos ámbitos que seexcluyen entre sí,para la teoría y para

lapolítica. Éste esun planteo muy problemático, aunque reconozco que cada

ámbito t iene sus especificidades. Resul ta de vital importancia desarro llar

formas de política participativa que descentren y,en ocasiones, trasciendanla vida política nacional, así como aprender a ejercer la democracia más allá

de las fronteras. En este sentido, apoyo plenamente el proyecto político dela

ciudadanía posnacional. No obstante, también podemos ejercer prácticas

democráticas que atraviesen las fronteras y adopten un carácter global desde

el ámbito nacional y por medio desus canales institucionales.

1 1 '¡ " (¡ ri [11 11ni hul h ili llo , s i 11 1 I, '1 1 I(l N jI"ql ,I oN ni d s un a pe rsona ju r íd icatl lu ll ll '( l ' ti '1 'l 'dHl 1 '10 1 1 111 11 1 1 I 1 1 11 ' 11 1 (0 1 '1 ',\ 1 '1 111 1 1 ,11 1 iuda [ano,

 

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38 8 I T E R R I T O R I O , A U T O R I D A D Y D E R E CH O S

El régimen internacional de derechos humanos puede llegar a convertirse

en una alternativa aceptable y eficaz para los casos específicos de aplicación

judicial de los derechos de los ciudadanos. Por ejemplo, en los Estados

Unidos, esos derechos serían los incluidos en la Declaración de Derechos

y la Decimocuarta Enmienda. En Europa, ya está sucediendo algoasí. Con

la Convención Europea sobre Derechos Humanos y varios tratados de la

UE se han producido importantes cambios en e! contenido de! derecho

nacional de los países miembros, aplicado por los tribunales nacionales(por ejemplo, [acobson y Ruffer, 2003). Sin embargo, en lamayor parte de!

mundo, los derechos humanos se aplican por medio de las leyes naciona-

les o no se aplican. En este sentido, resulta crucial el razonamiento de Koh

(1997), según el cual las normas de los derechos humanos se incorporan

al derecho nac iona l por medio de un proceso en ocasiones lento pero

eficaz, que denomina "proceso legal transnacional" Al f inal del mileno

surgen dos cambios importantes en este sentido: la creciente incidencia

de! régimen de derechos humanos en e! estado de derecho y e! uso cada

vez más generalizado de los instrumentos de derechos humanos en los

tribunales nacionales, tanto para la interpretación como para el dictado

de fallos. Ésta esuna instancia de desnacionalización en la medida en que

se trata de mecanismos internos de! Estado-nación (como los tribunales

nacionales y las legislaturas), pero los instrumentos invocan una autoridad

que va más allá del Estado nacional y el sistema interestatal. (Los argu-

mentos desarrollados en el capítulo 5 indicarían que se puede aplicar el

mismo criterio a la normativa d ictada por la OMC). Los poderes persuasi-

vos de los derechos humanos a largo plazo son un factor significativo en

este contexto. Cabe señalar aquí que e! régimen de derechos humanos,

aunque es internacional, trata sobre los ciudadanos en e! seno de un Estado.

De ese modo, desestabiliza las nociones anteriores de la soberanía estatal

exclusiva articuladas en el derecho internacional, que postulan que las

(pertinentes) cuestiones internas de un país han de ser determinadas sólo

por el Estado. Sin embargo, tal régimen somete al Estado a escrutinio enlo referente a l t ra to dispensado a las personas en su territorio.

HACIA UN REPOSICIONAMIENTO PARCIAL DE LA NA 1 NA LI DA D

u statu SLII11(lm 'ni' rO I'II1 l1l izndo n 1 d r ho in l '1'111 iO I1 l1l,III iI1~

titu i 11 1,111 iOI1 lIid Id olll'u' 1111\11 ti lIilll'I"SI\I11 'plII'lId,t , tlll'lIll-\II

I1 1 1 S le IlIs Illnhiv IIt'llI 1 1 1 d i' 1 1 1 1 1It!ldllll u. S i , 1 J I , s l i 1 lo 1 1 1 \ 10 1 1 1 1 1 , \ v \ (1'1 11 1

SU J E T O S f U N D A C I O N A l E S D E P E R T E N E N C I A P O l r T I C A . I 38 9

formado por los fenómenos actuales, podríamos postular que esto suponecierto efecto sobre el estatus legal d e la nacionalidad y su funcionalidad en

tanto instrumento jurídico y social. Diversas elaboraciones de los principios

del derecho internacional en e! sistema actual muestran tensiones incipien-

tes que deberán resolverse en el marco de! derecho de la nacionalidad. Entre

esase laboraciones, podemos mencionar las últimas resoluciones de entida-

des tales como la Corte Internacional de Justicia, e! Tribunal Europeo de

Derechos Humanos, la Comisión de Indemnización de lasNaciones Unidas,e!Tribunal de Reclamaciones Irán-Estados Unidos y la Comisión de Derechos

Humanos para el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos."

De acuerdo con Sadat y Carden (2000), por ejemplo, la adopción deestatuto de la CPI (Corte Penal Internacional) representa una innovación

(constitucional) importante en el derecho internacional, aunque todavía

no sea del todo reconocida o aplicada. Si bien no avanza hasta el máximode su potencial, altera algunas características de la soberanía." La CPI esla

última gran institución internacional de! siglo xx. Según Sadat y Carden,

su creación "tiene elpotencial de reconfigurar nuestro pensamiento sobre

el derecho internacional': Si bien en el estatuto se advierte la tenacidad de

la soberanía westfaliana (por ejemplo, en la debil idad del poder de la Corte

para la aplicación de sus fallos), éste "presenta elementos de supranacio-

nalismo y eficacia (a pesar de! principio de complementariedad) que po-

drían resultar poderosos: en e! ámbito internacional, los actores estatales

y no estatales quedan en pie de igualdad, y la Corte puede recluir a las

personas reales en cárceles reales" (2000: 385). El estatuto tiende a desdi-

bujar la línea que divide al derecho internacional del orden mundial, en

la medida en que dicho derecho gira en torno a los estados nacionales y

su proyecto internacional de naturaleza hobbesiana (cf. Koh, 1998). La

instauración de la CPI indica que las estructuras políticas establecidas re-

conocen la necesidad de que exista tal tribunal como parte del sistema

normativo de! derecho internacional, mal que le pese a losEstados Unidos

y sus objeciones destinadas a evitar lasdemandas provenientes de su par-ticipación protagónica en gran parte de los conflictos internacionales. La

25 La formación de esta última Comisión indica la existencia de cambios en losrasgo de la nacional idadbajo las circunstancias actuales, en comparación conetapas anteriores (v éas e asscn, 19 9: cap. 4).

26 Land p i ó n d di ho SIOIIlIO '$ 1r sulrad de más de 75 años de arduaslubor 's y PlI$()S '11 fi.lso, V I~ t' IllIs"lollIl1 (19 7), quien a la larga fue designado'01110 lllllol'id¡¡d d ,1(:0111 1, dI' 1 "Ihlll I 11 ,'11 R0111t1i V nn: también Sadat y~¡¡I',h'll ( 1 1 1 1 0) Y W I'~ \¡ '1 (1 11 ' rd

 

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390 1 T E R R I T O R I O . A U T O R I D A D Y D E R E C H O S

aceptación por parte de los estados no es un detal le menor, pues la ratifi-

cación implica que muchos de ellos tendrán que reformar sus constitu-

ciones o promulgar leyes complementarias de carácter complejo. Por otro

iado, resulta crucialla decisión de ubicar a la corte como una instituciónautónoma por fuera del sistema de la ONU, lo que representa una instancia

más de la tendencia generalizada hacia el surgimiento del tipo de derecho

global extraestatal que se analiza en el capítulo 5 ·Un segundo tipo de instancia puede identificarse en cierta combinación

de asuntos concernientes a la autoridad del derecho internacional en los

tribunales nacionales. Varios casos de derecho internacional (Knop, 2000;

Rubenstein yAdler, 2000; Koh, 1998) demuestran la existencia de cambios en

la interacción entre lasnormas internacionales y el derecho nacional, aunque

"la jurisprudencia se limita necesariamente a los conflictos pasibles de ser

resueltos por un tribunal en un campo determinado" (Rubenstein y Adler,

2000: 533). En efecto, esos casos representan un recorte mínimo, y a veces no

representativo, de las prácticas judiciales en una esfera dada (Knop, 2000), lo

cual es especialmente cierto en el campo de la nacionalidad para el derecho

internacional , pues éste'se basa en lapresunción de la soberanía y,por ende,

del poder unilateral del Estado para determinar según su propio derechoquiénes detentarán su nacionalidad. En consecuencia, existe apenas una can-

tidad limitada de casos en los que los tribunales supranacionales tienen causa

suficiente para expedirse sobre cuestiones relativas a la nacionalidad.

Los casos judiciales sobre nacional idad sedividen en dos grandes cate-

gorías: los casos sobre la condición de las personas y los casos basados enlosderechos humanos (Knop, 2000). Los primeros requieren la intervención

del arbitraje internacional porque suponen un conflicto entre dos estados

sobre la nacionalidad de una persona. Lo que hace un Estado a quienes

detentan su nacionalidad no es materia de derecho internacional, pero lo

que hace a alguien de nacionalidad extranjera puede serio, siempre y cuando

el Estado al que pertenezca la persona actúe en nombre de ella. El caso

paradigmático, que difícilmente sepuede omitir altratar este tema, es el deNottebohm vs. Guatemala (19 55 ) (Knop, 2000; Rubenstein y A dler, 2000).

La decisión del Tribunal Internacional se basó en "el concepto de lealtad y

en la negativa a reconocer la nacionalidad sin lealtad". Por ende, el cas

representa la antigua versión de la nacionalidad como lealtad, lo qu también

indicaría en qué medida se alcanzó amediados del siglo xx Ipun to rn áxin O

en el desarrollo de la ciudadanía como instituci n funda 1[\ n I Esla 100

h . 1 " .nación. No obstante, en I S a os u r id s d d I 5 , R ' n r '1:IlHll'tlt () I '1'In

tendencia a r d reir In rl1l'1'~(1 l' 'st" lil () I sol 'runf I ir rc s trl c tn '' ( 1 ~ 1 11 'ns

t in y Ad l r, 000: \; 1 '1 \1 1 1 ' , OO()). P,Il11110 d ' 'SOH IlNON,' olll'l'v 1 'Iwl I

SU J E T O S F U N D A C I O N A l E S D E P E R T E N E N C I A p O lI T I C A . 1 391

disolución de la nacionalidad en tanto herramienta jurídica para resolver

los conflictos de derecho internacional relativos al lazo de las personas con

el Estado- nación, lo que pondría de manifiesto que ésta constituye un pro-

yecto normativo más que un estatus formal. En los casos presentados ante

el Tribunal de Reclamaciones Irán-Estados Unidos y la Comisión de In-

demnización de las Naciones Unidas, se le otorgó mayor peso a la doble

nacionalidad, mientras que la lealtad recibió menos importancia.

Ahora bien, el debilitamiento de la soberanía unilateral también setornapatente en diversos casos basados en los derechos humanos. "Mientras que

en los casos sobre la condición de las personas la nacionalidad se presenta

como un asunto preliminar, en los casos sobre derechos humanos se con-

sideran los derechos positivos de la ciudadanía o la naciona lidad" (Ru-

benstein yAdler, 2000: 538). Rubenstein yAdler analizan una serie de casos

donde se demuestra que el estatus formal de la nacionalidad en el derecho

internacional es impreciso, tanto en una como en otra categoría. Se trata

principalmente de casos en que la persona carece de las protecciones otor-

gadas por la ciudadanía y,por lo tanto, se transforman en un modo de

reforzar sus reivindicaciones. Asimismo, están los casos en que las personas

buscan evitar lasconsecuencias de una nacionalidad no deseada. Los de-rechos humanos son un instrumento que permite a l os individuos ampa-

rarse en "las protecciones de los principiosasociados con la nacionalidad,

cuando la nacionalidad es insuficiente" (2000: 539). Estos casos se pueden

interpretar de distintas formas. Knop (2000) ofrece un análisis exhaustivo

sobre las distintas interpretaciones relacionadas con la aplicación del de-

recho internacional por parte de los tribunales nacionales. Según una de

ellas, estos tribunales producen una forma distintiva que podría caracte-

rizarse como "nacionalidad según las relaciones': Se trata de un tipo de

estatus en virtud del cual la nacionalidad de las mujeres y los niños se ve

determinada por criterios familiares más amplios que, "en todos los casos,

están marcados por el género sexual". Otras interpretaciones hacen hin-

capié en la distinción que trazan los tribunales nacionales entre la nacio-nalidad como reconocimiento formal de un Estado y la nacionalidad re-

conocida sobre la base de la participación de la persona en la vida de la

comunidad. La división que marcan Rubenstein y Adler (2000) entre la

nacionalidad formal y la nacionalidad concreta refleja cierto distancia-

miento con respecto al fallo del caso Nottebohm, que destacaba una con-

cepción anterior de la I1n ionalidad como lealtad y de su posición en el

SiSLm a d I r h( in t '1'IH1 iOI1(l1., I iu dadan ía se ve fortalecida en tanto

cut '!:I0r!ll, J)I" is IIlH'lllt' IHII'qllt't'xhlll' muy or fluid z y flexibilidad (Bos-

niuk, 00 (11 ) , A l l l il IIIlI 1 1 '11 1 111 1 , l i l 11 1 11 01 ' 1 1 'xihili 1 1 I n r sp to a la

 

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392 I T E R R I T O R I O , A U T O R I O A D y D E R E C H O S

nacionalidad en el derecho internacional produce una convergencia po-

tencialmente fructífera (Sassen, 2003a).Por todo esto, ya no resulta fáci ldefinir la nacionalidad como una con-

dición singular y, en esesentido, bien puede convertirse en una instancia

de aquello que Benhabib (2002) describe como las tensiones constitutivas

de la democrac ia liberal. Para e! inmigrante naturalizado, puede ser un

inst rumento útil que permita mayor acceso a s upaís de origen en lugar de

representar un cambio de lealtades. En los Estados Unidos, por ejemplo,la Ley de Inmigración de 1996 acentuó las diferencias entre los residentes

legales y los ciudadanos, lo que aumentó e! valo r de la nacionalidad en

tanto recurso estratégico para las personas cuyas vidas y familias presentan

rasgos transnacionales. En este caso, la "tensión" constitutiva gira en torno

al deseo de enfrentarse a la exclusión y de tener acceso a la propia familia,

más que de demostrar lealtad.Laspolíticas relativas a lainmigrac ión esclarecen ciertos aspectos especí-

ficos de estos cambios tan esquivos enla condición de la nacionalidad para

el derecho internacional. Es algo que ocurre, sobre todo, en elcaso de la VE,

dado el grado considerable de formalización del dominio transnacional en

un contexto en e!que los estados siguen ejerciendo bastante autoridad, es-

pecialmente en materia de inmigración. Iacobson y Ruffer (2003) sosti~ne~que estamos asistiendo a un desplazamiento complejo en e!locus de! indi-

viduo como consecuencia del ascenso de los tribunales nacionales en la

uropeización de los derechos. Según estos autores, a causa de tal desplaza-

miento, sumado a la función de los tribunales, la situación actual ya no

guarda correspondencia con la idea corriente de que existen tensiones entre

la UE en sí misma y cada uno de los estados nacionales que la conforman.

Para ellos, la lucha de los tribunales frente a las legislaturas y los gobiernos

ejecutivos es en realidad una lucha entre una forma política cada vez más

centrada en elindividuo y e!proyecto republicano nacional del Estado. Los

autores advierten que e! aumento en la importancia de los tribunales para

este proceso depende en gran medida de un incremento en la complejidadde la legislación, que promueve derechos y prerrogativas." Los tribunales

cumplen una función de mediación y resolución con respecto a este entra-

mado jurídico, tanto a escala nacional como a escala regional, para el dere-

7 P r mencionar sólo a uno de los miembros más reti nr Sel In VII, '11 'llIflo

2000 ran B r taña in orp r iI ~II d r ho na ional I gru 'SOde lus

Ilsposi i 11S ()111~II¡dll" ('11<,1 :OIlV 'ni) EurOI O ti ' l ) '1' ','hos I illlllllllllS, En

nuvi '111111" ' II)\)H, ('\ Plllhlllll'lllílllIl!llIl PIIdoJl6111 I.l'y dt' 1)('I'('dIO

1IIII1l1llH .11111'1'1111111111\111111111IIIIIIH(' del 11111101l,

SU J E T O S F U N D A C I O N A l E S D E P E R T E N E N C I A p O l f T I C A . . I 393

cho nacional y e! derecho internacional. En este desplazamiento hacia el

sistema judicial, los autores identifican el ascenso de una forma de agencia-

miento que se centra en elindividuo. Asimismo, Iacobson y Ruffer conside-

ran que es muy significativa la transferencia de la coordinación de polít icas

migratorias del tercer pilar al primer pilar de la VE: "las disposiciones lega-

les provenientes del tercer pilar no son parte del derecho de la Comunidad,

sino normas reguladas por el derecho público internacional. En cambio, los

instrumentos legales que emanan del primer pilar son parte del derecho dela Comunidad Europea yresultan vinculan tes para todos losestados- miem-

bros" Es más, dado que "las personas tienen la capacidad legal de invocar

las normas del primer pilarytraerlas a colación contra lose stados-miembros,

los cambios del Tratado de Ámsterdam pueden otorgar más control sobre

las políticas migratorias a los tribunales, en este caso, al Tribunal Europeo"

(2003: 80). En la misma línea, el compromiso de la VE con los derechos

humanos, formal izado en elTratado deÁmsterdam, podría incrementar elpoder dedicho Tribunal sobre los estados-miembros en tal materia.

Por otra parte, en todos estos procesos seidentifica laformación de una

escala global a partir de la cual se puede entender el carácter de! derecho

y su marco nacional predominante. En un análisis pormenorizado desdeuna perspectiva singular, Rajagopal (2003) afirma que no se ha prestado

suficiente a tención a la relación compleja entre el derecho internacional y

el Tercer Mundo en e! siglo xx. Según este autor, resulta imposible dar

cuenta de tal relación si no se incorporan dos condiciones: atender al

discurso del desarrollo como lógica rectora de la vida política, económica

y social del Tercer Mundo; y apreciar la función de los movimientos so-

ciales en la configuración del vínculo entre la resistencia de! Tercer Mundo

y e! derecho internacional. De acuerdo con Rajagopal, los enfoques más

comunes del derecho internacional son deficientes porque no le otorgan

importancia el discurso sobre el desarrollo para la formación del derecho

internacional y sus instituciones ni adoptan una perspectiva subalterna

que permita una apreciación real de la función delos movimientos socia-les en la evolución de ta l derecho.

La preocupación central es, por lo tanto, ¿cómo inscribir la resistencia

dentro del derecho internacional y obligarle a reconocer las voces sub-

alternas? [... ] Partes sustanciales de la arquitectura de! derecho interna-

cional, como las instituciones internacionales, han evolucionado teniendo

una relación ambivalente con e ta resi tencia; segundo, e! discurso de

I s d r h hum anos hu s i lo f'un IlIl11 nl(11111 ntc moldeado y delimitadoI or los f'()1'1l11S ti ' 1'\' ¡ 1\'11 j 1 t i ,1 '1 '1' '1' Mili' lo ni I sn rr " (ibirl.: 1 ) .

 

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394 I T E R R I T O R I O , A U T O R I D A D Y D E R E C H O S

Elenfoque de este autor sobre esas dos áreas del derecho internacional-las

instituciones internacionales y los derechos humanos- responde al carác-

ter central de ambas en el derecho internacional moderno, es decir, desde

la Liga de las Naciones. Al demostrar que los aspectos principales del de-

recho internacional moderno no se pueden comprender sin prestar debida

atención a la incidencia del desarrollo y de los movimientos sociales del

Tercer Mundo, Rajagopal desafía las explicaciones tradicionales sobre los

orígenes del cambio en elderecho internacional y sobre el lugar del derecho

en una "praxis social progresista". A continuación, sostiene que "el derecho

internacional necesita repensarse fundamentalmente, si desea tomarse enserio las muy distintas formas de resistencia del Tercer Mundo" ( ibid .).'B

El desensamblaje parcial y especializado de la territorialidad nacional

tiene el efecto paradójico de insertar algunas de las cuestiones menciona-

das por Rajagopal en determinados espacios que podríamos considerar

estratégicos, a sabe r: las ciudades globales, que constituyen el centro del

poder del capital global corporativo.

LA CIUDADANÍA EN LA CIUDAD GLOBAL

Las transformaciones concretas en la concepción y la comprensión de la

ciudadanía comentadas hasta aquí nos llevan de nuevo a algunas de las

primeras formaciones históricas relacionadas con la noción de ciudadanía,

y principalmente con el papel fundamental representado por lasciudades

y la sociedad civil. La pérdida de poder en el plano nacional genera la po-

sibilidad de nuevas formas de poder y política en los niveles subnacionales.

En efecto, lo nacional se resquebraja como receptáculo de los procesos

sociales y deconst itución del poder, lo que crea nuevas oportunidades para

una geografía política capaz de vincular los espacios subnacionales entre

sí. Cabe preguntarse entonces si,en efecto, estamos asistiendo a la formaciónde nuevos tipos de acción política localizados en las grandes ciudades y, de

ser así, cómo se manifiestan.La gran ciudad de hoyes el espacio estratégico para una amplia gama

de operaciones nuevas de carácter político." Constituye uno de lo nex s

28 E n la m ism a línea , véas e e l an áli s is d e la pos t i n d e R itt i h (2-001) qu '~.

pr ese n ta en e l ca pí tu lo 4 ·29 Pa ra Geo rg im m 1 ,1 0$ iu lnd .~ 1 1I 'odl ld 11 1I1U'V (l~ 111 1I \I11 1\ 1 11d1 ( ' Id ('lll Id llll l ' ,

c m o la f 'j ~1I 'ntI· 1 ( 'X I I'illl ) '1 '0 , 1 1 1 \l1 t1 11 'IH 1( /11 11 11 )1 \, 11 1 \1 11 1 11 1 '1 '11 11 1 111 11 1 ,1 \1 ,1

S U J E T O S f U N D A C I O N A L E S D E P E R T E N E N C I A PO L í T I C A . I 395

donde sematerializan y se vuelven concretas nuevas reivindicaciones. No

necesariamente representa una situación de la mayoría, sino más bien una

suerte de zona fronteriza para el surgimiento de nuevas formas políticas,

económicas, "culturales" y subjetivas, apenas incipientes en algunos casos

(Abu-Lughod, 1989; Featherstone y Lash 1999; Yuval-Davis, 1999; Clark y

Hoffman-Martinot, 1998; Allen, Massey y Pryke, 1999 ) . 3 0

Hoy en día, las ciudades globales, sobre todo, constituyen el terreno

donde los procesos múltiples de globalización se materializan y se localizan.Las formas localizadas de esos procesos son, en gran medida, la esencia de

la globalización. Así, conforman también los espacios donde se pueden

insertar parcialmente las nuevas formas de poder. En efecto, gran parte de

los aspectos organizativos y directivos de la economía global se sitúa en una

red de aproximadamente cuarenta ciudades globales que forman una geo-

grafía estratégica del poder. Otra localización de lo global en estas ciudades

es la inmigración, un proceso de especial importancia mediante el cual se

constituyen una nueva economía polít ica transnacional y un conjunto de

hogares translocales (Portes, 1995; Bhachu, 1985;Mahler, 1995; Hondagneu-

Sotelo, 1994; Boyd, 1989; Georges, 1990). La mayor parte de los inmigrantes,

sobre todo en los países desarrollados como los Estados Unidos, Japón y lasnaciones de Europa occidental, se concentran de manera desproporcionada

en las grandes ciudades. Actualmente, la inmigración es uno de los proce-

sos constitutivos de la globalización (Sassen, 1998: parte 1; Skeldon, 1997),

aunque las descripciones tradicionales de la economía global no la reco-nozcan ni la representen como tal.

Si se considera que las grandes urbes concentran al mismo tiempo los

sectores líderes del capital global y una proporción cada vez mayor de gru-

pos demográficos en situación de desventaja (como los inmigrante s , las

mujeres pobres, las personas discriminadas por su raza, y las masas de ha-

bitantes de las villas y los barrios carenciados en las megalópolis de los

países en vías de desarrollo), se puede postular que éstas se han convertido

jlanneur de B en jam in . En la ac tu a lid ad , a rg um en ta Tur ne r (2000), es tasac t i tud es e n c ie rto m odo ne ga ti v as s e tor n an posit iva s : la ir on ía , la dis tan ci aem oc ion a l, la iron ía d e l c osm opo li ta y las ten sio nes mu l t i cu l tur a les d e la c iu da dg loba l se tra n s for m an en la s v ir tu de s d e s us c iu da da nos .

30 E n ta l sen tid o, ca be m enc ionar la di fe re nc ia e n tre es te pr oc e so y e l proceso detra n s form a ción d e la I lu s tra c ión y su s aspi rac io n es a l c o smopoliti sm o (por ej em p lo,K nnt ) e n un pa ra d i m a nn iona lis ta d e ex lu s i n g ra c ia s a l d esa rr o ll o de l E s tado -nn c i n . A s! , lo no i 1 1d 'o ,l1l opo lil ls l1 1 o qu pr sc nt a P rie d r ich M ein ec kem l1 ,l ilu y 'U II I I '1 '1 1 . '1 11 '1 11 11 11 11 ,11 11 11II IIlN I1 I( III · lI ~ i lln (). E n 1 s i lo x x, las crí ti ca s'(\1 111 '(11W NI1l i1 11 11 11 1 111 1111 11 111 111 '11 11 1 ,II 'II I 'llt ll \l I 'III\ ', I '!Ii 'lI~ onrrn 1 lib ra l iS 11 1 0 .

 

396 I TE R R IT O R IO , A U T O R ID A D Y D E R E C H O S

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en un territorio estratégico para todo un espectro de conflictos y contradic-

ciones. Aunque, de acuerdo con la observación de Katznelson (1992), la

ciudad no pueda reducirse a una sola dinámica, a partir de esto es posible

concebirla como uno de los espacios donde se materializan las contradic-

ciones de la globalización económica. En este sentido, recuperar la ciudad

significa recuperar una multiplicidad de presencias dentro de ese entorno.

Hoy en día, la ciudad es de especial importancia en tanto ámbito para

generar nuevos tipos de prácticas ciudadanas y nuevos tipos de sujetospolíticos incompletamente formalizados. Aunque la ciudadanía tuvo su

origen en las ciudades, que desempeñaron un importante papel en su

evolución histórica, no podemos concebir los fenómenos actuales como

un simple retorno a la vieja situación histórica. Tampoco el gobierno actual

de las ciudades tiene demasiado que ver con los primeros conceptos de

ciudadanía y democracia descritos para las ciudades europeas de la Anti-

güedad y la Edad Media (Isin, 2000: 7). En este punto, habría que recupe-

rar el carácter arraigado de la institución. Lo que se genera actualmente

en términos deprácticas ciudadanas en esa zona fronteriza que es la ciudad

global se diferencia de aquello que se generaba en las ciudades medievales

descritas por Weber. Las prácticas ciudadanas actuales tienen que ver con

la producción de una especie de "presencia" de aquellos que no tienen po-

der: tiene que ver con laspolíticas de reivindicación delderecho a la ciudad.

Lo que comparten ambas situaciones históricas es la noción de que son

esas prácticas las que constituyen las nuevas formas o elementos de ciu-

dadanía y que la ciudad es un lugar clave para esta labor política, en parte

compuesta por esas dinámicas. Después del largo periodo histórico mar-

cado por el ascenso del Estado-nación y la ubicación de ciertas dinámicas

clave para la economía en la escala nacional, la ciudad recupera su condi-

ción de espacio político y económico estratégico.

La historicidad del proceso reside en que las ciudades, por influencia de

las políticas keynesianas, en especial del contrato fordista y del predominio

de la producción en masa como dinámica organizadora de la economía,habían perdido funciones estratégicas y habían dejado de ser el lugar de

las innovaciones institucionales creativas." Estos lugares estratégicos se

31 C om o ya h em o s m en c io n ad o e n e l c a p í tu lo 2, g ra n pa r te d e l a n á l i s i s qu e rea li zaW e be r so b re la c iu d ad se c en tr a e n e l su rg im ie n t y la es tr u tur a i ó n g rad u a l ti'la com pos ic ió n d e fu e rza s n d is t in tas c iu d ad s y b a jo li s l i n i n s n n d i ion 's. I Is fC0l110 en su es ta b i li zn i ó n pro¡ ¡ r .s ivn , W . I r ra s tr a I1 'o l1 1 ¡ lo s i 1)11 l e fU, I'1\1S

d sd lo s n l( ) IH lr qu fn s 1 III I iK u II• ¡ l ll I l I ld n pO ! ' 1 1 1 ..iud u I 's p l l tl l Íi IN lo tI" /I I t1 !e l I I I IU l ld ll I l l1t lK II Il .1 11 1 /1 11 11 11/ 1 '1 11 10 11 1 11 '1 1P ¡¡\OIHII 'N.It, dod Id ,' 1 1 1111 '1 11 1ld l l ll

S U JE T O S F U N D A C I O N A L E S D E P E R T E N E N C IA P O L fT IC A . , . I 397

localizaban en las [andes fábricas yen el proceso conjunto de la produc-

ción enmasa y del mercado de consumo demasas, así como en el gobierno

nacional, donde se desarrollaban los marcos normativos y se instituía el

contrato fordista, La fábrica y el gobierno eran los lugares estratégicos en

los que se ubicaban las dinámicas esenciales para la producción de la sprincipales innovaciones institucionales de la época.

Con la globalización y la digitalización, además de todos los reordena-

mientos territoriales y organizacionales que acarrean, los lugares estraté-gicos son ahora las ciudades globales. Dado que var ios componentes clave

de ambos procesos tienen instancias en esas ciudades, producen la dislo-

cación y la desestabilización del orden institucional existente, así como de

los marcos legales, regulatorios y normativos para la gestión de las condi-

ciones urbanas. Las respuestas creativas y las innovaciones están determi-

nadas por el alto nivel de-concentración de esas nuevas dinámicas en las

ciudades globales,> Sibien las transformaciones estratégicas se concentran

principalmente en estas ciudades, muchas de esas innovaciones se llevan

a cabo (y se difuminan) también en ciudades de rango inferior en la jerar-

quía urbana nacional. Es más, algunas instituciones particulares del Estado,

como el Tesoro o el Poder Ejecutivo, siguen siendo lugares estratégicos, yaun a pesar de que asistimos a un retroceso de otros componentes estata-les debido a las políticas de desregulación y privatización,

Las condiciones actuales en las ciudades globales generan no sólo nuevas

estructuraciones de poder sino también nuevos espacios operativos y re-

tór icos para otros actores políticos hasta ahora sumergidos, invisibles o

silenciados. Un elemento clave de esta argumentación es que la ubicación

de los componentes estratégicos de l a globalización en estas ciudades con-

lleva la posibilidad de que los sectores desfavorecidos puedan comprome-

y a qu e ll a s d o nd e d om in ab an los g rem ios . A lo la rg o d e s u l ib ro , W e b e r int e nt ad e ja r a l de sc u b i e rt o lo s p ro ce so s c om p l e jo s qu e ac om pa ña n e l s u rg im i en to d e

las com u n i d ad e s u rb a n as , qu e p ar a él eq u iva le n a lo qu e h oy po dr íam os d e fin ire n té rm in os d e g o b e rn ab i li d a d y c iu da d aní a ,

32 Un e lem en to im po r tan te en e l an á li s is d e W eb e r sobr e la ci u da d , e s t u d iad oe n e l ca pí tu lo 2, es q u e pone d e re li ev e ci e rt o s t ipos de c am bi o e i nn ova c ió nre lac io n a d o s co n la e la bo ra ci ó n de no rm as y re g las , pr e c is am e n te po rq ue lo so rd en am ien tos m ás pr o fun d os en los qu e se ba sa b a n ta les n o rm as e s tab ana tra v e s and o u n pr o ces o d e d e se s t ab i li zac ió n . A q u í re s ide t am b ién la ap e r tu rae l o p rtunidades pa ra q u e sur jan nu e vo s a c tore s pol ít ico s y par a qu e s e1 11 d ifiqu n la fu n c ió n y la u b i n ión d la no rm as , los a c to res p o l í t ico s y la sform as ti a u tor id ad an t rk, , ' 's , S , t ru ta e l un a co nf ig ur ac ió n sum am en tel i i l1 m i 'l I '1 1q u ,ll I s fo r l1 \i lS d "l l l I l Il I id l ld \1 11 1I'io r s p u d e n re s is t i r se e in c lu so, '( · 1 11 1l 1 I1" ,'N

 

398 I T E R R I T O R I O . A U T O R I D A D Y D E R E C H O S SU J E T O S F U N D A C I O N A lE S D E P E R T E N E N C IA pO l IT I C A . 1 399

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ter a las nuevas formas del poder corporat ivo global izado y, en segundolugar, que la cantidad y diversidad crecientes de dichos sectores en estas

ciudades y bajo estas condiciones setornan heurísticas en tanto les otorganuna presencia frente a sus pares. Más que el poder en sí mismo, es esa pre-

sencia laque genera los nuevos espacios retóricos y operativos. Es preciso

aquí trazar una distinción entre la carencia de poder y la invisibilidad o la

impotencia, pues laprimera presenta un carácter más complejo. No setrata

simplemente de una ausencia de poder , s ino que puede constituirse dediversas maneras, algunas de las cuales, en efecto, están marcadas por la

impotencia y la invisibilidad, pero no todas. Que los sectores desfavorecidos

de las ciudades globales puedan conseguir "estar presentes" en sus relacio-

nes con elpoder, pero también en sus vínculos mutuos, no necesariamente

les otorga poder , pero tampoco puede reducirse a una ausencia de poder

genérica. En términos históricos, este fenómeno esmuy diferente, por ejem-

plo, de lo que ocurr ió en los Estados Unidos entre 1950y 1980, cuando lahuida de las personas de raza blanca y elsignificativo traslado delas sedes

de las principales empresas dejaron las ciudades vacías y a los más desfa-

vorecidos en una situación de abandono.v Hoy en día, la localización de lo

global crea una serie de nuevas condiciones objetivas de lucha en que las

causas locales, como elcombate contra la elitización de zonas residenciales

o comerciales, son en realidad instancias de un conflicto más amplio en

torno al derecho sobre la ciudad, en un contexto donde el capital global

precisa de estas ciudades para algunas de sus operaciones estratégicas, mien-

tras que una masa cada vez mayor de personas desfavorecidas encuentraen ellas laposibilidad de sobrevivir y acceder alespacio, sea éste una vivienda

pública o una casa precaria en una villao barrio pobre.>

Lasmismas condiciones que hacen delas ciudades un espacio estratégico

para la innovación polít ica a suvez desestabilizan los sistemas anteriores

de organización del terri torio y la actividad política (Caldeira, 2000; Dra-

inville, 2004). La reorganización de las escalas de territorios estratégicos

que articulan el nuevo sistema político-económico contribuye con un de-

33 Los motines d~ los guetos en la década de 1960 eran explosiones breves e

intensas, limitadas al espacio de los guetos, que normalmente ocasionaban

numerosos perjuicios en las propias zonas de los grupos desfavorecidos. Estos

fenómenos no suponían una interacción con el poder.

34 A partír de la década de 1980, en las principales ciudades globales (Nueva Y, rk,

Londres, París, Tokio, etcétera), el aumento en la demanda d inmu bl s para

oficinas, residencias y cnrr s orncr ial s d di , los a los usuarios le muyor

p del' ad qui s it iv o (1V(IIW,) so br e los hlll'l'io$ ti' lus l11il1orfllS y lo, s' '101' 's

d 'srllv()I'('l'idos, y 11 \"11 ( '1 '( 1 11 1 hu 1 ' \' 1 1 \( '1 110 ( '1 1 11 \"lllllldll\l d \' P 'I'MOIIllN 1 ,111 I '\ 11 o,

bilitamiento parcial de lo nacional en tanto ámbito contenedor de los

procesos sociales (Taylor, 1994). En la medida en que la ciudadanía esuna

insti tución arraigada y,almismo tiempo, caracterizada por ese arraigo, las

nuevas condiciones pueden estar indicando la oportunidad de que surjan

nuevas formas de prácticas e identidades ciudadanas, especialmente po-sibles y visibles en las ciudades.

Las repercusiones de los múltiples cambios que seanalizan en laSegunda

Parte del presente trabajo han dado lugar a laaparic ión denuevos espaciosoperativos y conceptuales para que otros actores y sujetos ingresen en lasesferas de actividad que antes eran exclusivas del soberano nacional. En

las relaciones internacionales, cada vez surgen más actores nuevos, desde

las ONG y los sectores minoritarios de lapoblación hasta las organizacionessupranacionales.

El ascenso de una amplia variedad de actores no estatales en el escena-rio internacional indica que la sociedad civil internacional seestá expan-

diendo. Sin duda, se trata de un espacio en pugna, sobre todo siconside-

ramos la lógica del mercado de capitales, que busca la rentabilidad bajo

cualquier costo, frente a la lógica del régimen internacional de derechos

humanos. No obstante, representa un espacio donde, en efecto, esos otros

actores pueden adquir ir mayor visibilidad como individuos y colectivida-

des, lo que los extrae de la invisibilidad que causa la pertenencia a un Es-tado-nación representado exclusivamente por el soberano.

Lacategoría de lasociedad civilglobal, en cierto punto, resulta demasiado

general para dar cuenta de las redes y formaciones específicas de naturaleza

transfronteriza que conectan o articulan múltiples espacios y personas. Al

concentrarse en los detalles, se advierte que la "sociedad civil global" se

reduce a las práct icas y los espacios de la vida cotidiana, potenciados por

los imaginarios actuales entorno ala idea de que otras personas del mundo

persiguen las mismas causas, lo cual empieza a constituir un sentido de

sociedad civil global que se arraiga en los espacios cotidianos más que en

un supuesto escenario global. Asimismo, significa que las personas pobres,quienes no pueden viajar, también tienen laposibilidad de formar parte de

la sociedad civil global. En este grupo seincluyen las redes transfronterizas

de activistas dedicados a alguna causa local específica que tiene un vínculo

explícito o implícito con lo global, asícomo las formas no cosmopolitas de

actividades políticas e imaginarios globales que se centran en cuestiones y

n au a I a le , pe ro qLI a la v z f , rrn an parte de redes globales que se'Ol1slillly n a niv I hOl"ií',OIIIIIon otros múltiple participantes locales,

1(' 1111 1"' se l' '[Ol1lt1 11 1,1 1111 Ildo/. 1111 0 ti' los prin ipal d saños en la

IlIhOl'tI\'id'lIlil1l'II'lnll[lIIIiI'1I 1111111'1 dl'\'.klipo '01110 pa rt I 1 0 -

 

40 0 1 T E R R I T O R IO , A U T O R I D A D Y D E R E C H O S S U J E T O S f U N D A C I O N A L E S D E P E R T E N E N C I A P O L I T I C A . . . 1 40 1

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balidades consiste en decodificar, al menos parcialmente, aquello que aúnsepercibe y se representa como nacional. Estas prácticas y dinámicas son

constitutivas de la globalización aunque no las reconozcamos como tales.

La ciudad global constituye un espacio específico para el surgimiento denuevos tipos de formaciones sociales transnacionales, pues internaliza las

dinámicas globales y, por lo tanto, modifica los ordenamiento s sociales

existentes. Además, posibili ta que incluso los sectores desfavorecidos desa-

rrollen estrategias y subjetividades transnacionales. Con frecuencia, se trataen realidad de una toma de conciencia. En otras palabras, no siempre son

formaciones sociales nuevas, sino que a vecesse trata de reposicionamien-

tos más bien subjetivos y autorreflexivos de prácticas o condiciones ante-

riores en un marco transnacional. Se podría afirmar que el ejemplo emble-

mático de este nuevo tipo de micropolítica y subjetividad son los hogares

transnacionales de inmigrantes, o incluso sus comunidades.

En estepunto, me interesa aislar dos dinámicas estratégicas: por un lado,

la desnacionalización incipiente de determinados ámbitos nacionales, sobre

todo las ciudades globales ;y por otro lado, la formación de nuevos espaciosretóricos y operativos para actores extraestatales en la política transfron te-

riza, sobre todo los nuevos agentes globales corporativos y las colectivida-

des cuyo sentido de la pertenencia no sesubsume plenamente en e!concepto

moderno de la condición nacional, como por ejemplo los inmigrantes, las

minorías, los pueblos originarios y numerosos grupos feministas.

Estos fenómenos presentan un rasgo que vale la pena captar. En el con-

texto de un espacio estratégico como la ciudad global, los sectores desfa-

vorecidos que aquí describimos no son sólo marginales: adquieren presen-

cia en un proceso político más amplio que excede los límites de la entidad

política formal. Esta presencia indica laposibilidad de una nueva política

cuyo contenido dependerá de los proyectos y prácticas particulares de di-

versas comunidades. En la medida en que su sentido de pertenencia no s

subsume en lo nacional, este proceso bien podría estar señalando la posi-

bilidad de una política transnacional centrada en localidades concreta .

CONCLUSIÓN

Si hay una temática que aúna las múltiple y diversas Iiná rni as le III

ciudadaníaenlaactualidad,e la d i tan ia adOV;-'J1111yol' '1111'(: ,1 'lulll

d a no y e l Estado. e trata 1 un pr S onflgurudo pOI' Illllll'l'O, 1,111

crotransformn i)11 S ILI', 11 c o n j u n t o , SIIjl()Il('I) 111\, Illd)lo dl'llllll(() \011

respecto a una etapa histórica iniciada paradigmáticamente con la Revo-

lución Francesa. Mientras que dicho proceso leotorgó la soberanía alpue-

blo, neutralizando la diferencia que predominaba en períodos anteriores

entre éste y sus gobernantes, las tendencias actuales vuelven a aumentar

tal distancia. Un elemento central para el planteo que se presenta en este

capítulo es la idea del incremento en esa distancia como consecuencia de

los cambios múltiples, a veces mínimos, que aquí se analizan, así como su

acumulación, su generalización y sus efectos difusos. Por otra parte , dadoque la ciudadanía, a pesar de estar sumamente formalizada, es una insti-tución incompleta, se presta para dar cabida a dichas microtransforma-

ciones. En ese sentido, podemos concebida como una suerte de experi-

mento natural para observar de qué modo las instituciones con un alto

grado de formalización pueden atravesar modificaciones importantes sinpor eso derrumbarse,

Talesmicrotransformaciones han adoptado formas múltiples y diversas.

Entre las más conocidas, encontramos e! retroceso del Estado benefactor

como parte de la neoliberalización de los estados liberales: al eliminar una

serie de derechos ciudadanos, este proceso reduce la cantidad de interac-

ciones/interdependencias entre e! ciudadano y el Estado. No se trata sola-

mente de una disminución de los derechos sociales y las obligaciones es-tatales, sino de una reducción en el conjunto de inte racc iones entre los

ciudadanos y el Estado, que ya no se interrelacionan tanto. Otro ejemplo

de esas microtransformaciones es la creciente aceptación de la doble na-

cionalidad, que altera e! concepto de lealtad exclusiva de! ciudadano a su

Estado, consti tuido hace tiempo como una norma básica de la condición

de Estado nacional y, por lo tanto, del sistema interestatal. Una vez más, el

p roceso no se limita simplemente a tener más pasaportes y poder vivir otrabajar en más países.

En e! presente capítulo planteamos que todo esto genera un desplaza-

miento difuso de la ciudadanía entendida como lealtad exclusiva hacia

otra concepción más práctica de esta institución por parte de los ciuda-danos y delos estados. La tendencia incipiente a la formación de ejércitos

profesionales que reemplazan el servicio militar de los ciudadanos, por

.jemplo, hace mella en ciertas nociones vacías, como lavoluntad de morir

1 r el Estado y su cara reversa, es decir, la idea de que las guerras del Estado

son la guerras de LI puebl , 011'10 i pueblo y Estado fueran uno. Si bien

, 1 0 1 It u l n n t ra '11 '1 o s o lis Estados Unidos, donde estosl tlllbios orn nznron 1101'1 ) 11' '1llI S visibl S n la década de 1980, diezItllo' 111S IUI'(I' h u nucvu 1I'IId '111111 11' 1111( 111poli ni 1 S n un núm 1'0

111111Vi " ', 111yO!' I'I'IIIH/ di 1IIInlllldll '11 V( ilN d e Il'HlI'l'ollo,

 

40 2 1 T E R R I T O R I O , A U T O R I D A D Y D E R E C H O SS U J E T O S F U N D A C IO N A lE S D E P E R T E N E N C IA p O l I T I C A . . . 1 40 3

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Ahora bien, a estas tendencias ya conocidas les he sumado otras que

resultan más esquivas y difíciles de puntualizar, pero que también contri-

buyen con el aumento de esa distancia. Me refiero particularmente a las

consecuencias algo difusas del surgimiento de clases globales cuya lealtad

está más disgregada que la de un ciudadano promedio, la aparición de

agentes políticos informales que operan por fuera del sistema político for-

mal (aunque sean ciudadanos) y la multiplicación de vocabularios políticos

que exceden las dos grandes vías formales de participación ciudadana: lavotación y los juicios contra el gobierno. Ese alejamiento con respecto a la

ciudadanía entendida como lealtad exclusiva a un Estado y voluntad de

morir por él, a s u vez alimenta estas subjetividades y acciones políticas in-

formales más difusas. Asimismo, debemos incluir aquí el desgaste del de-

recho a la privacidad individual acompañado por la privatización del Poder

Ejecutivo que analizamos en el capítulo 4.Ambos fenómenos acarrean cam-

bias en la relación entre el ciudadano y elEstado, al menos en sus aspectos

formales y para la mayoría de los ciudadanos estadounidenses, más allá de

que en los Estados Unidos existan hace muchos años los abusos concretos

al derecho de privacidad de algunos segmentos de la ciudadanía.

Otro punto que me convocaba era determinar de qué modo contribuyen

las dinámicas internas de lo nacional con ese aumento en la distancia entreciudadano y Estado. Lahipótesis era que, dada la inserción o el arra igo de

la ciudadanía en ciertas estructuras políticas fundamentales, sobre todo el

Estado nacional, al menos algunas de las transformaciones que atraviesa

es te último generarían cambios en esevínculo. En otras palabras , tales cam-

bias se distinguirían de los más conocidos, que pueden desprenderse de las

nóciones de ciudadanía posnacional e identidad transnacional, así como

de las innovaciones formales que suponen el pasaporte de la Unión Europea

y el régimen internacional de derechos humanos. Elplanteo era que la

ciudadanía podía atravesar modificaciones significativas sin ser desalojada

de su marco nacional. Esto es así incluso cuando interviene una entidad

transnacional. En el caso del régimen de los derechos humanos, por ejem-plo, lo que está en juego no es un sistema externo, sino más bien un conjunto

de normas que se incorporan al derecho nacional de manera progresiva y ,

a veces, informal, con lo que transforman al ciudadano en tanto ujeto dderecho. Estos procesos están en marcha, inclu o cuando no resulten t tal-

mente visibles o reconocibles. Por lo tanto, lo qu m 1ropus n es 1 altulo fue ampliar el te rr c n an a lít i en el qu ub i am os In 'u i s t i ó n le lo ,

derech sin al (In lonur ne '. ari;1I11ni 1dominio 1'11\~I) lo 11 1 .ionnl.

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pero es en ese carácter incompleto donde reside la posibilidad de dar cabida

a condiciones nuevas y de incorporar inst rumentos nuevos, ya sean for-

males o informales. En los períodos de cambio, dicho carácter se torna

visible y operativo, ya sea en las reivindicaciones contra la discriminación

en las aspiraciones a la igualdad de ciudadanía, en la decisión de los pue:

blos originarios de recurrir directamente a los foros internacionales y pa-

sar por alto al Estado, o en los reclamos de residencia legal por parte de

los inmigrantes sin papeles que cumplen con los criterios formales e in-formales para obtenerla. Asimismo, esta distancia cada vez mayor entre

ciudadano y Estado supone el surgimiento de un tipo de sujeto políticoque no guarda correspondencia con ese sujeto político formal representado

por la persona que vota o participa en un juicio como integrante deljurado.

Me refiero principalmente a las ciudadanas que centran sus reivindicacio-nes políticas en su carácter de madres o amas de casa. La multiplicación

de sujetos políticos informales indica la posibilidad de que los sectoresexcluidos (en este caso, excluidos del aparato formal del Estado) también

puedan hacer historia, lo que a su vez da cuenta de la complejidad que

presenta la carencia de poder. Gran parte de estas dinámicas se vuelve

visible en las ciudades. En el complejo entramado de la vida cotidiana y la

política local (sobre todo de naturaleza informal), las ciudades pueden

alojar y permi ti r la desarticulación del vínculo estrecho entre el ciudadano

y lapolítica estatal formal. Todas estas tendencias guardan cierta semejanza

con el caso de los burgueses en las ciudades medievales: eran actores in-

formales que encontraron en el espacio de la ciudad las condiciones para

su fuente de "poder" como mercaderes y también para sus reivindicacionespolíticas. Según mi interpretación, las ciudades complejas de hoy en día

también funcionan como espacios productivos de esa naturaleza , pero

para muy diferentes tipos de actores políticos informales y para sus rei-

vindicaciones. Si esa productividad es un rasgo exclusivo de las ciudades

o simplemente se manifiesta en ellas de manera más visible es, en este

punto, una pregunta empírica.