Territorios en Disputa_giarrracca (1)

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disputa del territorio

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    TTererritorios en disputa: ritorios en disputa: los bienes naturales en ellos bienes naturales en elcentrcentro de la escenao de la escena

    Movimientos sociales I

    Nor ma Giar racca*

    * Sociloga, profesora e investigadora de la UBA. Coordinadora del Grupo de EstudiosRurales. Facultad de Ciencias Sociales. Instituto de Investigaciones Gino Germani.Este artculo se basa sobre datos de una investigacin dirigida por la autora y finan-ciada por la Universidad de Buenos Aires

    Durante la dcada de 1990, los conflictos por los recursos naturales se mezcla-ron con otros tantos por demanda de trabajo, derechos perdidos, retroceso enmateria de derechos humanos, etc. El fuerte significado que estas confrontacio-nes por los recursos logran en la actualidad estaba diluido diez aos atrs pordos razones: primero, por la construccin hegemnica exitosa bajo la idea de lanica salida en la primera parte de la dcada (la opinin pblica brind con-senso a las privatizaciones del agua, de YPF, etc.), y segundo, porque cuando eseapoyo comenz a resquebrajarse, la falta de trabajo, la pobreza y la indigenciaocuparon un lugar central en la preocupacin de los sectores disidentes. Pero lacuestin de los recursos naturales ya haba comenzado en los primeros aos delos noventa.

    En nuestro pas, a medida que el siglo XXI transcurre, crece una nueva esperan-za en la mayor parte de la poblacin acerca de una configuracin econmica ypoltica distinta de la de los noventa. Sin embargo, en materia de economa de losrecursos naturales, muy poco ha cambiado. Predomina una idea productivistaexacerbada y en el mismo registro del concentrado capital transnacional para elcual lo importante es producir y no interesa qu ocurra con los bienes naturales,la naturaleza, el medio ambiente ni con las poblaciones afectadas. Pero a las au-toridades no les resulta fcil generar consensos y los ciudadanos disputan conempresas y Estado el derecho a sus territorios, a la biodiversidad y a otra formade vida.

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    1. Introduccin

    Los estudios sobre hegemonay emancipaciones que dirige laeconomista mexicana Ana EstherCecea (2004) acumulan una se-rie de informacin que demues-tran cmo el espectacular cambioen el nivel tecnolgico de las lti-mas dcadas repercuti tanto enlas relaciones laborales cuanto enlas entabladas con los recursosnaturales como el agua, la tierra,la diversidad biogentica, etc. Enlos ltimos veinte aos vimos apa-recer nuevos modos de apropia-cin de la naturaleza dentro denuevos campos de valorizacindel capital; es un aspecto del pro-ceso de globalizacin neoliberalque muchas veces queda rezaga-do por otros ms contextuales co-mo por ejemplo, el financiero o elpeso perdido por las economasnacionales.

    Se acenta el derrumbe de laseconomas nacionales y el des-pliegue, con lmites an descono-cidos, de un proceso mundial co-mandado por empresas transna-cionales y encuadrado en unanueva legalidad internacional,donde los organismos de crdito -Fondo Monetario Internacional,Banco Mundial- y de coordinacin-Organizacin Mundial del Comer-cio- juegan papeles fundamenta-les. El capital y el trabajo se mue-ven al comps de una lgica im-puesta por las grandes transna-cionales; el mundo en su totalidadse convierte en un territorio en dis-puta. Se trata, entonces, desde el

    punto de vista del capital, de unmundo total, nico e indivisiblecon nuevos espacios, territoriosantes marginales cuyos recur-sos naturales, hoy valorizados, seponen a disposicin del capital in-ternacional.

    En otras palabras, de los viejosterritorios primordiales del capita-lismo privado -fbricas, espaciosagrarios, espacios financieros-dentro de las naciones, se pasaa una nueva configuracin territo-rial mundial. Se trata de una terri-torialidad como proceso, espacioshoy en construccin y en disputa,geografas desgarradas y reconfi-guradas. Debemos recordar queel Estado-Nacin pas de su con-dicin de regulador del capital pri-vado a partcipe directo, generan-do nuevas normas jurdicas, acep-tando las creadas en los espaciostransnacionales, como el CentroInternacional para el Arreglo deDiferendos Relativos a Inversio-nes (CIADI), dependiente del Ban-co Mundial, as como entregandorecursos estatales y judicializando-o directamente reprimiendo- lasresistencias y los conflictos.

    Amrica latina fue uno de los es-pacios elegidos en esta expansinpor representar un reservorio deprimera lnea de recursos estrat-gicos, como agua, energa de ori-gen fsil (petrleo), recursos mi-neros y biodiversidad en general.No todos los Estados nacionalesse comportaron del mismo modo ytal vez el caso ms dramtico esel argentino. Fue pionero en losprocesos de privatizaciones de

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    empresas estatales, cuarto pro-ductor de petrleo de la regin -que desafa cualquier clculo deposibilidad econmica autnomay traspasa su explotacin a las en-tidades privadas- y conocido inter-nacionalmente por las anomalasen la entrega del servicio de aguaa las grandes empresas.

    2. Recursos naturales yconflictos en los noventa

    Durante la dcada de 1990, losconflictos por los recursos natura-les se mezclaron con otros tantospor demanda de trabajo, derechosperdidos, retroceso en materia dederechos humanos, etc. El fuertesignificado que estas confronta-ciones por los recursos logran enla actualidad estaba diluido diezaos atrs por dos razones: pri-mero, por la construccin hege-mnica exitosa bajo la idea de lanica salida en la primera partede la dcada (la opinin pblicabrind consenso a las privatizacio-nes del agua, de YPF, etc.), y se-gundo porque, cuando ese apoyocomenz a resquebrajarse, la fal-ta de trabajo, la pobreza y la indi-gencia ocuparon un lugar centralen la preocupacin de los secto-res disidentes. Pero la cuestin delos recursos naturales ya habacomenzado en los primeros aosde los noventa.

    La tierra fue el centro de muchasdisputas en el interior del pas. Enel siglo que finalizaba, se haba lo-grado una coexistencia negociada

    entre pequeas y grandes explo-taciones agrarias mediante unaserie de arreglos institucionales,que luego el gobierno de Menemdesbarat de un plumazo con eldecreto de necesidad y urgen-cia- el 2284- de fines de 1991,que proceda a desregular la eco-noma (Giarracca y col., 2001;Giarracca y Teubal, 2005).

    Se iniciaba, entonces, un proce-so de lucha de los productoresagrarios de capacidad media, pa-ra salvaguardar las tierras quehasta ese momento haban man-tenido con producciones orienta-das a los mercados, a la vez quese desataban otras situaciones si-milares en poblaciones asentadassobre tierras que el capitalismohaba considerado marginalesdurante mucho tiempo.

    La disputa ocasion el acorrala-miento de viejas poblaciones queposean las tierras para la produc-cin, el trabajo y la subsistencia.En efecto, cuando se necesit ex-pandir la frontera agraria -el terri-torio agrario abarca actualmente174.898.564 hectreas, las trescuartas partes del territorio conti-nental-, se avanz sobre tierras yaocupadas o sobre montes, yun-gas, etc., produciendo serias mo-dificaciones sobre el medio am-biente. Esto fue consecuencia dela fuerte expansin de la produc-cin sojera cuyos precios interna-cionales la convirtieron en el nue-vo oro verde de inversores se-dientos de ganancias y rentas (so-breganancias).

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    Mientras que en el ao 1914 losbosques nativos ocupaban el39% de la superficie del pas, hoyslo representan el 14% del terri-torio nacional. Como lo han veni-do denunciado las organizacionesecologistas como Greenpeace, apartir de 1999, el desmonte, la ta-la indiscriminada, sum ms deochocientas mil hectreas, bsi-camente a la produccin sojera.Simultneamente, el ecosistemade la regin se deterior debido alalto valor que poseen los bosquesen materia de captacin y regula-cin climtica.

    Otro tanto ocurre con las explo-taciones familiares, consideradasexcluidas del nuevo sistema agra-rio. En esa franja de los media-nos, estaban las explotaciones delas Mujeres Agropecuarias en Lu-cha, que dieron sus batallas parano perder las tierras que prove-nan de sus padres inmigrantes.En los estratos ms bajos se re-gistraban los campesinos conpropiedad veinteaal (derecho depropiedad por ocupacin por vein-te aos) y las tierras comunalesde poblaciones aborgenes, que

    son arrasadas por los inversores1.Nuestro banco de datos de los l-timos aos muestra que el desa-lojo violento y arrinconamiento fue(y es) una prctica corriente(GER, 2004).

    En la dcada pasada, los con-flictos protagonizados por pobla-ciones urbanas vieron la luz pbli-ca. En el centro de la escena,siempre se ubicaban las grandesempresas, los recursos y las po-blaciones afectadas. Sin embar-go, el Estado, por presencia (pri-vatizando, generando leyes, etc.)u omisin (no regulando al grancapital), tambin fue un importan-te actor. En la provincia de Tucu-mn, entre 1993 y 1998, ocurriun interesante proceso cuandolas poblaciones de siete ciudadesdel sur caero se organizaroncontra la privatizacin del serviciode agua, altamente sospechadade vicios y corrupcin. La confron-tacin con la transnacional fran-cesa Compagnie Gnrale desEaux, cuyo nombre local fueAguas del Aconquija, termin conel retiro de la empresa, en 1997, ypor supuesto, con uno de los tan-

    1 Deca el Informe sobre Santiago del Estero de la Secretara de Derechos Humanos(2004), Por otra parte, si bien el derecho asiste a la gran mayora de los campesinos,como bien establece el documento de la Mesa de Tierras de la provincia y como tam-bin lo atestiguan los integrantes del MOCASE, la Ley de Prescripcin Veinteaal esmuy compleja (hay que hacer carsimas mensuras, adems de que el plazo de pose-sin es excesivamente largo), y requiere de un sostenido, preciso y costoso asesora-miento legal que impide tcitamente el acceso a la justicia. Esta imposibilidad hace quemuchas veces los campesinos tenedores de derechos sean injustamente desalojadosde sus legtimas posesiones por supuestos dueos o compradores, o bien terminenaceptando tratos muy desfavorables, siendo literalmente arrinconados en mnimas su-perficies, con el consiguiente deterioro de las condiciones econmicas de las familiascampesinas y la prdida de su entorno social y cultural, lo que aumenta la expulsivi-dad hacia las ciudades (pg. 30).

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    tos diferendos que el pas tieneactualmente en el CIADI. El xitode esta lucha -llevada a cabounos aos antes de la Guerra delAgua de Cochabamba, Bolivia- sedebi a la decisin de la poblacinde iniciar una accin de desobe-diencia civil, de no reconocer laconversin y de no pagar por elservicio de la compaa (vaseGiarracca y Del Pozo, 2005; Gia-rracca y Teubal, 2005).

    La privatizacin de los sectorespetrolero y del gas dio lugar desde1997 a las memorables puebladasde Cutral-Co-Plaza Huincul, enNeuqun, y de Tartagal-Mosconi,en Salta. Esta operacin haba es-tado precedida por la conversinen concesiones de todos los con-tratos de produccin que unanYPF con firmas privadas, la licita-cin de sus reas y la venta de ac-tivos que tena en su cadena deproduccin. A partir de 1991, lasempresas que descubran crudodejaron de compartirlo con YPF yel titular o concesionario pas adisponer libremente de l, retribu-yendo al pas slo con el pago deregalas petroleras a la provinciacorrespondiente y con impuestosa las ganancias, como cualquieractividad comercial. De este mo-do, la Argentina, cuarto productorde petrleo de Latinoamrica des-pus de Venezuela, Mxico y elBrasil, con una reserva probadade 3.200 millones de barriles depetrleo (CEPAL, 2005), dejaba lariqueza ms codiciada en el mun-do en manos del capital extranjeroprivado, principalmente la empre-

    sa espaola Repsol, que se con-verta as en una de las grandespetroleras mundiales.

    En Mosconi, departamento deGeneral San Martn (Salta), lospobladores cuentan que, desde elinicio mismo de la privatizacin,un grupo produjo los primeros cor-tes de rutas. Pero eran pocos, ylas indemnizaciones y el consen-so que la medida haba generadoen el pas disuadan la protesta.Con los aos, a la reaccin de losprimeros momentos se sum larespuesta por la crisis del desem-pleo ya que, a la disminucin delas actividades de YPF durante elproceso privatizador, se aadi lareduccin de actividades y pues-tos de trabajo indirectos. Duranteel proceso de privatizacin YPFdisminuy un 90% su planta deMosconi dejando sin trabajo entre2.400 y 3.500 personas. Asimis-mo, se estima que cada empleoen la petrolera generaba entre 13y 15 puestos de trabajo en formaindirecta (Aguilar y Vzquez,1998; Lapegna, 2001).

    Las ciudades se pararon y laspuebladas y los cortes de ruta semultiplicaron. Los pobladorescomprendieron el significado queeste cambio tena para sus pue-blos, sus regiones y sus vidas. Yocho aos despus, si bien conti-nan confrontando con las empre-sas por su procedimiento extracti-vo, el descuido del medio ambien-te, la falta de trabajo genuino(nuevos puestos de empleo), hanlogrado darle un nuevo significado

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    a sus territorios. Esta continuidadde la vida, estos actos de autoor-ganizacin constituyen ejemplosde lo que las poblaciones son ca-paces de hacer, de cmo se pue-de superar la exclusin y crearnuevos vnculos, nuevas tramassociales, que son otra forma deconfrontar con el gran capital(Giarracca y Wahren, 2005).

    3. Lo que el siglo XXI vienea sumar

    En nuestro pas, a medida que elsiglo XXI transcurre, crece unanueva esperanza en la mayor par-te de la poblacin acerca de unaconfiguracin econmica y polti-ca distinta de la de los noventa.Sin embargo, en materia de eco-noma de los recursos naturales,muy poco ha cambiado. Predomi-na una idea productivista exa-cerbada y en el mismo registro delconcentrado capital transnacionalpara el cual lo importante es pro-ducir y no interesa qu ocurra conlos bienes naturales, la naturale-za, el medio ambiente ni con laspoblaciones afectadas. Pero a lasautoridades no les resulta fcil ge-nerar consensos y los ciudadanosdisputan con empresas y Estadoel derecho a sus territorios, a labiodiversidad y a otra forma de vi-da.

    En este ltimo tiempo, registra-mos varios conflictos por los re-cursos que concentran la escena

    nacional: la lucha de las poblacio-nes para impedir la gran explota-cin minera; las reivindicacionesde todo tipo que estn llevando acabo las comunidades aborge-nes y la novedosa protesta porpreservar el ro Uruguay en la pro-testa binacional. Al final de esteartculo presentamos un cuadrocon los principales conflictos ocu-rridos durante este ao.

    Cuando No es No, el recha-zo a la minera

    Las organizaciones no guberna-mentales as como las de auto-convocados contra la actividadminera, contabilizan alrededor de23 emprendimientos mineros enel pas y una actividad de cateo(exploracin) que promete am-pliar la cifra. Todo comenz en1993 con la ley de inversin en laactividad minera, la 24.196, queestableci condiciones de inver-sin, exencin de gravmenes,derechos de importacin, etc.muy favorables al capital (hay unamodificacin en 2001 que acen-ta estos beneficios). Esta facili-dad, nos dice un informe de CE-PAL, llev a que de 7 empresasmineras que se registraban en elpas a comienzos de los noventa,se llegue en nuestros das al n-mero de 55 firmas extranjeras yalgunas pocas empresas nacio-nales2.

    Desde comienzos de este siglo

    2 CEPAL, Situacin y beneficio de la actividad minera en la Argentina, en www. cepal. org

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    comenz un perodo de protestasy formacin de organizacionespara parar los emprendimientosmineros. Lo que comenz en Es-quel (que veremos en el apartadosiguiente) sigui con el rechazo alos megaproyectos como el dePascua Lama-Veladero (con Chi-le), que dispuso la construccinde un tnel de seis kilmetros ymedio, a unos 4500 metros sobreel nivel del mar, en la Cordillerade los Andes, para transportar elmineral; en Ro Negro, con asam-bleas en Epuyn, Lago Puelo, Ba-riloche, Jacobacci, El Maitn, Ma-quinchao; y con similares expre-siones en Chubut, Jujuy y Mendo-za. Tras estas movilizaciones, hu-bo una decisin del gobernadorde Ro Negro de prohibir la mine-ra de oro con cianuro o mercurio,y los autoconvocados reclama-ron la urgente promulgacin deuna ley que impidiera el desarrollode este o cualquier otro sistemade minera que use agua mezcla-da con txicos y la suspensindefinitiva de la autorizacin de ca-teos, con el fin de evitar el grandao ambiental causado por laexploracin.

    El primer emprendimiento fue elde la provincia de Catamarca,cerca de la localidad de Andalga-l, denominado Bajo La Alumbre-ra con la participacin de capita-les suizos y canadienses. Las de-mandas por contaminacin am-biental, enfermedades por aguascontaminadas, etc. por parte delos pobladores van en aumento

    en los ltimos aos. Se sumanadems las denuncias y protestasde la provincia de Tucumn pordonde sale el mineral. Deca eldiario La Gaceta La ComisinNacional de Energa Atmica(CNEA), a travs de la FundacinBalseiro, determin que el depsi-to de material fino descubierto eninmediaciones del dique de VillaLola, en Alpachiri, contiene ele-mentos qumicos de origen mine-ro de alta peligrosidad; y adver-ta: Los ambientalistas explica-ron que la presencia de vanadioen lquido de consumo humanopuede ocasionar daos carda-cos, vasculares y del sistema ner-vioso, inflamacin del estmago eintestinos, sangrado del hgado yriones, entre otros efectos. Elconsumo de cromo puede daarriones e hgado, producir altera-ciones genticas y cncer de pul-mn. El plomo, a su vez, ocasionadaos al cerebro; disminucin dela fertilidad del hombre; dao alos riones y perturbaciones en elcomportamiento de los nios (LaGaceta ,3 de octubre de 2005).

    Mientras tanto, las actividadesde los habitantes de las localida-des afectadas por la minera enesa regin continan; se registranmarchas de ms de 1.000 perso-nas, se exigen plebiscitos, se for-man coordinadoras y a se cortanrutas para afirmar la defensa delagua y pedir el cese inmediatode todas las explotaciones.

    Los pueblos patagnicos; Calin-gasta, en la provincia de San

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    Juan; el despertar de Catamarca-Tucumn y de muchas otras loca-lidades tratan de poner fin a losemprendimientos mineros atra-dos por la benevolencia de la leymencionada3.

    Los Autoconvocados para elNo a la Mina en Esquel

    En julio de 2002, ao de granefervescencia asamblearia en elpas, la comunidad de Esquel, vis-lumbrando la gravedad del proble-ma que se les avecinaba con lainstalacin de la empresa mineraMeridian Gold Inc y su falta decumplimiento en relacin concuestiones ambientales, comien-za su movilizacin. La poblacinse informa y encuentra que: 1) losprocesos extractivos exigen un al-tsimo consumo de agua (ms dela cuarta parte del consumo totalde Esquel), que redunda en la dis-minucin y hasta desaparicin defuentes de agua potable 2) el cia-nuro utilizado en el tajo y en elproceso industrial de la roca, libe-ra metales pesados (por ejemplo,arsnico y mercurio) y tambinsulfuros. Estas sustancias txicasforman un drenaje cido que filtrahacia las napas subterrneas y

    aguas superficiales contaminn-dola de manera irreversible, 3) es-te tipo de minera de tajo a cieloabierto est prohibida en Vallenar(Chile), Tambogrande (Per),Cantn Cotacachi (Ecuador), SanLuis de Potos (Mxico), Montana(Estados Unidos), San Marcos(Guatemala), Valle de Siria (Hon-duras) por citar slo algunosejemplos. Inmediatamente se rea-liza una gran campaa de difusiny debate. Este ncleo inicial orga-niza ctedras abiertas y charlasen escuelas. Se arman discusio-nes en la calle, en la TV, en los ba-res. Al mismo tiempo, la Asambleade Vecinos de Esquel organiza unforo de discusin acerca de los re-cursos naturales. As, la comuni-dad se transforma en una granasamblea abierta.

    Con el desarrollo del conflictoirn sumando muchas y variadasconsecuencias negativas del me-gaemprendimiento. En el mbitoeconmico, los beneficios fiscalespara la empresa determinan queen el balance reciban ms de loque dejan. Para muestra, bastamencionar que el cobro de rega-las se fija en hasta un 3% del va-lor en boca de mina y el desem-

    3 Esto no pasa slo en nuestro pas. En el Per la Confederacin Nacional de Comuni-dades del Per afectada por la minera fue creada en el ao 2000 y conformada porcomunidades y rondas campesinas, mantiene una larga lucha contra las inversionesmineras canadienses y australianas y logr parar los emprendimientos en algunos ca-sos. Los agricultores del Valle de Tambogrande y la comunidad afectada por la minaconforman un espacio plural y diversificado, no confesional, no gubernamental y nopartidario (como se definen ellos mismos) que articula de manera descentralizadamovimientos que estn involucrados en acciones concretas por la construccin de unmundo diferente local e internacional (Material de Encuentro de Tambogrande, Per,disponible en Internet).

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    bolso por exportacin por puertospatagnicos es de un 5%. Es de-cir, slo por este punto, el pas leestara pagando a la minera almenos un 2% por desarrollar sunegocio.

    El 23 de marzo de 2003 se llevaa cabo un plebiscito que constitu-ye un pico de reconocimiento dela lucha. El rotundo 81% a favordel No acota drsticamente elmargen de maniobra del poderpoltico nacional y de la empresa,que desisti del emprendimientoaunque sigue manteniendo supresencia en la ciudad. La consul-ta popular no es vinculante y sinembargo, provoca la paralizacinde la explotacin. Esta situacinslo se explica por el amplio reco-nocimiento social que obtuvo elNo a partir del mecanismo elec-toral. Si bien el proyecto estaba le-galmente permitido era legtima-mente incorrecto, ya nada podaser igual despus del plebiscito.

    Luego de un resultado tan adver-so, la empresa contrata a la con-sultora Business Social Responsi-bility para analizar los motivos delfracaso y sus conclusiones apun-tan a una mala comunicacin conla comunidad y por eso, hoy Meri-dian Gold dice estar en pausa enbusca de la licencia social paraoperar. Desde entonces, la em-presa mantiene un perfil muy bajo.Aunque, en mayo de 2005 volvi aocupar el centro de la escenacuando el gobierno provincial pre-senta un informe sobre el arroyoWillimanco, bautizado arroyoAmarillo debido a la tonalidad de

    sus aguas luego de registrarse ac-tividades de la minera. Dicho in-forme, que contradice uno ante-rior, pretende demostrar que setrata de una contaminacin natu-ral y estacional. La repuesta nose hizo esperar. La poblacinreaccion rpidamente en sus tra-dicionales marchas, con una ma-siva asistencia y una conferenciade prensa donde rebate tcnica ypolticamente todos los argumen-tos. Al mismo tiempo, se volvi apresentar otro informe y ahora lajusticia deber expedirse como yalo hizo a favor de un recurso deamparo presentado por un vecinoesquelense y que lleg hasta laCorte Suprema. Narra Marcela,activa vecina de Esquel:

    Yo estoy en Esquel , pero diga-mos, esta gente enferma por laplata y por el oro, parece que notienen lmites, parece que fueranmonstruos, no personas, porqueyo no entiendo la ambicin, la am-bicin por la ambicin. Porque sivos dijeras que el oro sirve parasalvar vidas, el oro sirve para darde comer a la gente del frica quese est muriendo contaminada ollevarle comida, bueno, haces al-go mal pero para hacer el bien.Pero, no, esto es destruir por des-truir y llenarse los bolsillos a costade que...entonces me parece muymal, muy perverso todo esto. En-tonces yo analizaba y lo hablabaen mi casa y deca, esta gente nopuede venir a cambiarnos la men-talidad, a contaminarnos ambien-talmente. Cuando yo hago la de-nuncia, le digo al seor que me la

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    toma que no me vienen a contami-nar nicamente el ambiente, elagua, el aire, me vienen a conta-minar tambin la mentalidad... to-dos queremos que Esquel progre-se , pero bien; todos queremosque los chicos tengan la leche, pe-ro bien; que los nenes vayan a laescuela, pero todos... yo tambintengo mis sobrinos, tambin vivenen un barrio, tambin van a la es-cuela, y como mis sobrinos tienenderecho a la salud, tambin losdems nenes.... eso es lo que yotrataba de explicarle a la gente yde decirles que yo nac de unafamilia que me inculc valores,que me inculc principios; que,hoy, eso en la sociedad no se va-loriza, y que te doy tanto...a cam-bio de esto (Entrevista, mayo2005).

    Los indgenas y sus dere-chos territoriales

    No existen an datos oficialesacerca de la cantidad de indge-nas en la Argentina. Las ONGshan estimado que la cifra totalpuede estar entre uno y dos millo-nes. Asimismo existiran 800 co-munidades en todo el pas conuna gran concentracin en el nor-te.

    Los pueblos aborgenes deman-dan el territorio, es decir, se po-ne en juego una visin muchoms amplia, que incluye el suelo yel subsuelo, la tierra y las riquezasnaturales que la rodean o que es-tn en sus entraas. Aparece aquuna disputa de sentidos ya que,

    para la corriente productivistaque hegemoniza la poltica econ-mica, la tierra, los bienes natura-les, etc., son slo recursos ex-plotables, puras mercancas (sinser producto del trabajo humano),mientras que para muchas cos-movisiones aborgenes son partede un nosotros en el que hombrey naturaleza estn igualmente in-cluidos. Esta concepcin ha sidotomada por algunas corrientes depensamiento ecologista y ennuestros das es compartida pormuchas poblaciones del mundo yde nuestro pas. En la Argentina,mapuches, kollas, wichis, guara-nes y otros pueblos indgenas re-claman que se hagan efectivos laley de reparacin de sus tierras ylos tratados internacionales (verrecuadro).

    Si estas demandas son de tandifcil cumplimiento, es justamentepor esta gran disputa con las em-presas por esos territorios y sus ri-quezas. Estos procesos estn anhoy en marcha y aparecen comoimparables por una legalidad ju-rdica con gran deslegitimacinsocial.

    Mientras dura el proceso legalpara registrar las tierras como par-te de las comunidades, las provin-cias consideran que se trata detierras fiscales y otorgan permisosde explotacin a las empresas yhasta las han vendido a inverso-res. En el mes de junio de esteao, la comunidad guaran del de-partamento de General San Mar-tn (Salta) consignaba: Las tierras

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    no son fiscales ni privadas; sonnuestras4, frente al nuevo avasa-llamiento de una gran petrolerapara implementar el tendido delgasoducto Pocitos. Este episodiose suma a centenares de otrosque han llevado a las comunida-des a tener que abandonar tierras,cementerios, territorios sagradosdentro de sus culturas, en escena-

    rios de confrontacin no exentosde gran violencia por parte de loshombres de negocios o de las po-licas provinciales.

    Los numerosos documentos delas comunidades y de las organi-zaciones de derechos humanosdemuestran cmo se expulsan alas comunidades indgenas vio-lando todos sus derechos como

    4 Documento Indgena, vase en COPENOA www.copenoa.com.ar

    Dice el Convenio 169 de la Organizacin Internacional del Trabajo (OIT) enrelacin con los Pueblos Originarios:Artculo 141. Deber reconocerse a los pueblos interesados el derecho de propiedad yde posesin sobre las tierras que tradicionalmente ocupan. Adems, en loscasos apropiados, debern tomarse medidas para salvaguardar el derechode los pueblos interesados a utilizar tierras que no estn exclusivamenteocupadas por ellos, pero a las que hayan tenido tradicionalmente acceso pa-ra sus actividades tradicionales y de subsistencia. A este respecto, deberprestarse particular atencin a la situacin de los pueblos nmadas y de losagricultores itinerantes. 2. Los gobiernos debern tomar las medidas que sean necesarias para de-terminar las tierras que los pueblos interesados ocupan tradicionalmente ygarantizar la proteccin efectiva de sus derechos de propiedad y posesin. 3. Debern instituirse procedimientos adecuados en el marco del sistema ju-rdico nacional para solucionar las reivindicaciones de tierras formuladas porlos pueblos interesados.Artculo 15 1. Los derechos de los pueblos interesados a los recursos naturales existen-tes en sus tierras debern protegerse especialmente. Estos derechos com-prenden el derecho de esos pueblos a participar en la utilizacin, adminis-tracin y conservacin de dichos recursos. 2. En caso de que pertenezca al Estado la propiedad de los minerales o delos recursos del subsuelo, o tenga derechos sobre otros recursos existentesen las tierras, los gobiernos debern establecer o mantener procedimientoscon miras a consultar a los pueblos interesados, a fin de determinar si los in-tereses de esos pueblos seran perjudicados, y en qu medida, antes deemprender o autorizar cualquier programa de prospeccin o explotacin delos recursos existentes en sus tierras. Los pueblos interesados debern par-ticipar siempre que sea posible en los beneficios que reporten tales activida-des y percibir una indemnizacin equitativa por cualquier dao que puedansufrir como resultado de esas actividades.

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    ciudadanos y pueblos originarios5.La resistencia de estas poblacio-nes tiene el sentido que les otorgala batalla por la conservacin de lavida, tal cual ellos la han entendi-do desde siempre. Pero ahora,sus territorios y la propia riquezanatural resignificada en recursosexplotables se han valorizado yconvertido en medios tanto para elcapital transnacional como para laconstruccin de poder hegemni-co dentro de la geopoltica global.Pero estas comunidades, de a po-co, se van integrando en el movi-miento global de los pueblos ind-genas que reafirman sus dere-chos en los foros internacionalescontra la globalizacin econmicasin lmites, contra la OMC y porsus derechos de reapropiacin desus patrimonios naturales y cultu-rales, apelando a un orden jurdi-co internacional a su favor, comoes el Convenio 169 de la Organi-zacin Internacional del Trabajo(Ver recuadro).

    4. La protesta por el cuida-do de los recursos: el roUruguay

    A todas estas disputas por laapropiacin de territorios -tierra ybienes naturales- debemos sumaruna protesta que se ha iniciado en2005 y que por primera vez une alos rioplatenses (uruguayos y ar-gentinos) en un reclamo por lapreservacin del medio ambiente.Nos referimos a la protesta bina-cional por la instalacin de pape-leras transnacionales sobre el roUruguay.

    En 2003, el gobierno uruguayode Julio Batlle posibilit la inver-sin para instalar dos papeleras yun puerto para la va fluvial, co-nectando el proyecto con anterio-res desarrollos de forestacin enel pas. Segn denuncian organi-zaciones ecologistas uruguayas yargentinas, el proyecto tuvo desdeel comienzo varios vicios de pro-cedimiento como, por ejemplo, nocontar con estudios ambientales o

    5 El Grupo Internacional de Trabajo sobre Asuntos Indgenas (IWGIA), es una organi-zacin independiente, fundada en 1968 en el Congreso de Americanistas de Stutt-gart. Posee estatus consultivo de ECOSOC (Consejo Econmico y Social de Nacio-nes Unidas) y, en colaboracin con otras cuatro organizaciones no gubernamentales,coordina el Fondo para los Derechos Humanos de los Pueblos Indgenas (ONU). Enuna carta al presidente Kirchner expres: recibimos la alarmante noticia de quevarios ancianos wichs haban sido golpeados por integrantes del Grupo Antimotn yAntichoque de la Provincia de Salta. Segn nos informaron nuestros amigos indge-nas, el da 8 de julio [2005] un numeroso grupo de estos oficiales ingres con balasde goma y balines de plomo a la comunidad de Pozo Nuevo y como resultado de elloel Sr. Galarza, cacique de la comunidad de Tonono tuvo que ser intervenido quirrgi-camente en el hospital de Tartagal; su hijo presentaba mltiples impactos de balas degoma en su cuerpo y varias mujeres debieron ser atendidas tambin en dicho hospi-tal. Sinceramente, Sr. Presidente, estos hechos nos dejan consternados. IWGIA, www.iwgia.org

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  • 63Territorios en disputa

    no proceder a la consulta con laArgentina, incumpliendo de estemodo tratados preestablecidos.Por eso, en 2005, cuando el go-bierno de Tabar Vzquez intentaponer en marcha la inversin, seconforma una organizacin bina-cional de muy diversos sectoresen contra de una iniciativa cuyasconsecuencias podran acarrearun verdadero desastre ecolgicoen el Ro Uruguay6.

    Las compaas con las que dis-putan son la espaola Ence y lafinlandesa Matse Botnia*. La es-paola est en el Uruguay desde1989, con una terminal logsticaque cuenta con un patrimonio fo-restal de ms de 62.000 hect-reas, y este ao anunci que in-vertir 600 millones de dlares enuna planta de celulosa de eucalip-to cerca de Fray Bentos, a 60 kmde la ciudad argentina de Guale-guaych. Las organizaciones rio-platenses estn articuladas conlas espaolas, sobre todo las dePontevedra, que vienen denun-ciando desde hace aos a estaclase de empresas. Mientras tan-to, la compaa finlandesa asegu-ra una inversin de 1.200 millonesde euros y ambas despliegan con-

    signas en las cuales prometen tra-bajo.

    El sbado 30 de abril de 2005,argentinos y uruguayos llevaron acabo la mayor protesta ambienta-lista registrada hasta la fecha(Pgina/12, 2/5/2005). Se encon-traron en Gualeguaych pero lagente provena de Paran, Victo-ria, Coln, Concepcin del Uru-guay y Buenos Aires. Unas cua-renta mil personas cubrieron elpuente internacional que conectaFray Bentos con Gualeguaych,una ciudad de la provincia de En-tre Ros conocida por sus festivi-dades carnavalescas. Justamen-te, el punto de encuentro de losmanifestantes fue el corsdro-mo, desde donde recorrieroncuarenta kilmetros hasta encon-trarse en el lugar ms alto delpuente; intercambiaron banderasy se confundieron en un abrazocon la poblacin uruguaya. En losmeses posteriores, nuevas mar-chas, nuevos sujetos (jvenes es-tudiantes) ratificaron la persisten-cia de los reclamos. En agosto(2005), una delegacin de vecinosde Gualeguaych llego al Presi-dente y le entreg un petitorio con35.000 firmas.

    6 Ambas celulosas prometen producir pulpa de eucalipto. Para esto, aplicarn la tec-nologa del proceso Kraft al sulfato en la produccin de pulpa, empleando para el blan-queo la tecnologa ECF (libre de cloro elemental), que utiliza compuestos de alta toxi-cidad. Con el Kraft, por cada tonelada de pulpa se libera a la atmsfera entre uno ytres kilos de dixido de sulfuro, caracterstico por el olor a huevo podrido. Las part-culas sulfurosas se combinan con la humedad de las nubes y caen con la lluvia y elroco: es la llamada y temida lluvia cida. Clarn, 2/5/2005.

    * Ver Alvarado, Raquel M.: La forestacin en debate. Inversin extranjera e impacto te-rritorial en el Uruguay, Realidad Econmica N 215, octubre-noviembre 2005 (Notade RE).

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  • 64 realidad econmica 217 1 de enero/15 de febrero 2006

    Es la primera vez que un gobier-no de la Argentina se pone del la-do de la sociedad civil en este tipode demandas y, en tal sentido, seregistra un incidente diplomticoentre ambos pases. Es una pro-testa en desarrollo que por prime-ra vez involucra a dos naciones enuna forma de accin concreta, co-mo es la caminata sobre el puen-te. A nuestro juicio, el valor simb-lico de estos encuentros proyectaesta modalidad hacia otros recla-mos comunes con pases limtro-fes.

    El gobierno del Frente Ampliouruguayo comienza a registrar elconsenso de este emprendimien-tos a travs de una encuesta ensu pgina oficial de Internet en laque hasta los comienzos de octu-bre (cuando terminamos este tra-bajo) el 58% se opona a la inver-sin por razones de cuidado delmedio ambiente. Es decir, las po-blaciones argentina y uruguayacomparten una alta conciencia delcuidado y preservacin de los bie-nes comunes y buscan nuevosmodos de comunicacin con susrepresentantes ms all del apoyoen las urnas.

    5. A modo de conclusin

    La nueva forma de apropiacin yexplotacin de los recursos no esmayoritariamente aceptada porlas poblaciones locales. Tres pa-ses de Amrica latina privatizaronla explotacin de petrleo (la Ar-gentina, Bolivia y el Per) y en to-

    dos ellos los conflictos van en au-mento.

    Los gobiernos pueden tener dis-tintas visiones acerca de estosconflictos: pueden verlos comotrabas a su gobernabilidad y repri-mirlos para crear el clima de con-fianza para las nuevas inversio-nes o pueden considerarlos co-mo acciones de sus ciudadanos,que expanden la democracia y lesmarcan espacios de regulacinpara que el Estado proceda. Lainercia de la cultura poltica neoli-beral orienta a muchos de los go-biernos considerados progresis-tas de Amrica latina (dentro delos cuales se encuentran el ar-gentino y el uruguayo) a que laprimera perspectiva sea la quepredomine, aunque muchas auto-ridades provinciales o municipalescomienzan a apartarse de esta vi-sin: el apoyo del gobierno de En-tre Ros a la marcha binacionalcontra la papelera, la actitud delcanciller argentino, la reciente de-cisin del gobernador de Ro Ne-gro, municipios como Ing. Jaco-bacci, Esquel, Calingasta queapoyan el no a la Mina, la alen-tadora encuesta de Tabar (si esque la respeta).

    Esta ambigedad no es privativade los gobiernos sino que en mu-chas ocasiones procede de laspoblaciones locales que apoyan alas empresas, en la creencia (muysostenida por las propagandas delas firmas) de que el emprendi-miento generar trabajo, dejardinero en la regin, etc. En los ca-

    Giarracca 13/02/06 19:24 Page 64

  • sos exitosos, lo que decide a laspoblaciones a oponerse a los em-prendimientos han sido tanto lasposibles consecuencias en el me-dio ambiente como la informacinde otras experiencias que demos-traron los aspectos salvajes delas explotaciones extractivas entodas partes del mundo. Pero latensin existe y slo los movi-mientos sociales, que son gran-des generadores de significacio-nes, de conocimientos y de valo-res, pueden dar estas significati-vas batallas. De all la importanciade su presencia.

    Por ltimo el lector de este traba-jo podr preguntarse qu tienenen comn las protestas de los in-dgenas por la tierra, el rechazo alas minas o a las empresas pape-leras, petroleras, las protestas enel puente fronterizo, etc. Lo que

    est en juego son los bienes natu-rales que son los grandes genera-dores de riqueza junto con el tra-bajo y las tecnologas adecuadas.La disputa por estos bienes con elgran capital en estas pocas demundo todo sin mediaciones opor lo menos con dbiles media-ciones estatales, lleva a los acto-res sociales a construirlas y esuna gran novedad del siglo, sobretodo en Amrica latina. Los acto-res son mltiples: indgenas, sec-tores medios profesionales, amasde casa, desocupados, etc, de allla diversidad de formatos de ac-ciones. Muchas veces, se desco-nocen o minimizan estos nuevosfenmenos pues como dice Boa-ventura de Sousa Santos (2000),no se pueden comprender losnuevos problemas con los viejospensamientos.

    65Territorios en disputa

    Bibliografa

    Aguilar, Mara A.y Vzquez, Estela (1998), Flexibilizacin salvaje en la selvachaco-oranense, en Realidad Econmica N 153, Buenos Aires.

    Cecea, Ana Esther (2004), Hegemonas y emancipaciones en el siglo XXI,Buenos Aires, CLACSO.

    CEPAL, Reforma e inversin de la industria de hidrocarburos, Serie 78, 2005,en www.cepal.org

    de Sousa Santos, Boaventura (2000) A crtica da razao indolente. Contra o des-perdcio da experincia. Sao Paulo, Cortez Editora

    GER (2004), 17 de Abril: Da Internacional de la Lucha Campesina. Desalojosy arrinconamientos de campesinos y de comunidades indgenas en la Ar-gentina, en Realidad Econmica N 203, Buenos Aires.

    Giarracca, N. y Del Pozo, N. (2005), To make waves: water and privatization inTucumn en Bennett et al, Opposing Currents. The Politics of water andgender in Latin American, USA, University of Pittsburgh Press.

    Giarracca, N. y Teubal, M. (2005), El campo argentino en la encrucijada. Tierra,resistencia y ecos en la ciudad, Buenos Aires, Alianza Editorial.

    Giarracca 13/02/06 19:24 Page 65

  • Giarracca, N. y col. (2001), La protesta social en la Argentina. Transformacionesy crisis social en el interior del pas, Buenos Aires, Alianza Editorial.

    Giarracca, N. y Wahren, J. (2005),Territorios en disputa: iniciativas productivasy accin poltica en Mosconi, en OSAL N 16, CLACSO.

    Lapegna, Pablo (2001), Informe de Investigacin UBACYT, versin fotosttica.

    Otras fuentes

    Diarios Clarn y Pgina/12, de Buenos Aires.La Gaceta de TucumnEntrevista realizada por el Grupo de Estudios Rurales, mayo, 2005.

    Anexo. Protestas por recursos naturales (2005, hasta octubre)

    66 realidad econmica 217 1 de enero/15 de febrero 2006

    Regin/ Provincia

    Gualeguaych,Entre Ros yFray Bentos,

    Uruguay

    Calingasta, SanJuan

    Esquel, Chubut

    Ingeniero Jaco-bacci, Ro Negro

    Andalgal,Catamarca

    Tipo de acciones

    Corte del puenteinternacionalGeneral San

    Martn / Movili-zacin / Denun-

    cia pblica

    Junta de firmas /Denuncia pbli-ca / Acciones ju-diciales / Movili-zacin / carava-na de automvi-

    les

    Consulta popu-lar / Movilizacio-nes / Denuncia

    pblica

    Asamblea / De-nuncia pblica

    Denuncia pbli-ca / movilizacin/ Demanda judi-

    cial

    A quin se reclama

    Empresa espa-ola ENCE y

    empresa finlan-desa MatseBot-

    nia / Gobierno del

    Uruguay

    Posible empresaminera del grupo

    Luksic

    Gobierno Nacio-nal/Provincial-

    /Municipal/ Em-presa Meridian

    Gold

    Gobierno provin-cial/ Empresa

    Aquiline, proyec-to Cacatreu

    MultinacionalNorthern OrionResources, titu-lar de la empre-sa minera Agua

    Rica Ltd.

    Tipo de reclamos

    Contra la instala-cin de plantas

    papeleras

    Contra la explo-racin y explota-cin minera me-

    talfera

    Contra la explo-racin y explota-cin minera me-

    talfera

    Contra la mine-ra aurfera

    Contra la explo-racin y explota-cin minera me-

    talfera

    Organizaciones

    Asamblea Am-biental Guale-

    guaych / Asam-blea CiudadanaPermanente de

    Fray Bentos

    Vecinos autocon-vocados

    Asamblea de Ve-cinos Autoconvo-cados de Esquel

    Asamblea de Ve-cinos Autoconvo-cados de Ro Ne-

    gro

    Asamblea de Ve-cinos Autoconvo-

    cados

    Giarracca 13/02/06 19:24 Page 66

  • 67Territorios en disputa

    Regin/ Provincia

    Corcovado, Chu-but

    Malln Ahogado yEl Bolsn, Ro

    Negro

    General Pizarro,Salta

    Crdoba

    Tilcara, Jujuy

    DepartamentoSan Martin, Salta

    El Medanito,Traslasierra, Cr-

    doba

    Monte Quemado,Santiago de Es-

    tero

    Formosa

    Tipo de acciones

    Realizacin deun "abrazo alro"/ Denuncia

    pblica / Movili-zacin

    Denuncia pbli-ca / Movilizacin

    Acciones judi-ciales/Accin de

    amparo

    Convocar a unplebiscito / Con-sulta popular /Desobediencia

    civil: no pago dela factura de

    agua

    Movilizacin

    Estado de emer-gencia comuni-

    tario

    Movilizacincampesina pro-

    vincial

    Cortes de ruta /Movilizacincampesina

    Movilizacin

    A quin se reclama

    Gobiernos pro-vincial/ municipal

    Hidden Lake SA

    Secretara deMedio Ambientede la Prov. deSalta / Everest

    S.A.

    Grupo Suez

    Gobiernos pro-vincial-municipal/ inversores pri-

    vados

    Refinor S.A. yCONTA S.R.L /

    Gobierno de Sal-ta

    Inversor sojero /Poder judicial de

    Crdoba

    Supuesto comi-sionista de tie-

    rras

    Empresarios pri-vados / Estado

    Tipo de reclamos

    Contra construc-cin de seis re-presas / reivindi-cacin mapuchede la tierra comoterritorio propio

    originario

    Contra la cons-truccin de unaerdromo pri-

    vado de uso p-blico / En defen-sa de la tierra y

    el agua

    Desmontes

    Declarar el aguacomo bien pbli-co y social /anu-lacin/rescisincon causas delcontrato de con-cesin del servi-

    cio

    Jornada de re-sistencia al des-pojo de tierras

    Resistencia con-tra la instalacinde un gasoducto

    en sus tierras

    Resistencia con-tra desalojo de

    tierra campesina

    Resistencia con-tra desalojo de

    tierra campesina

    Contra la extran-jerizacin de tie-rras y los recur-sos naturales ycultivos transg-

    nicos

    Organizaciones

    Asamblea de Ve-cinos de Corco-vado y Comuni-

    dad Mapuche Pi-lln Mahuiza

    Asamblea de Ve-cinos Autoconvo-

    cados

    Comunidad Wi-ch

    Comisin Popu-lar por la Recu-

    peracin delAgua

    Autoconvocadosde Tilcara

    Consejo Comuni-tario del pueblo

    Indgena Rio Ca-rapari (Guara-

    nes)

    Unin de Campe-sinos de Trasla-

    sierra (UCA-TRAS)

    Movimiento Cam-pesino de Santia-

    go del Estero(MOCASE)

    Movimiento Cam-pesino de Formo-sa (MOCAFOR)

    Giarracca 13/02/06 19:24 Page 67

  • Fuente: Banco de protestas por recursos naturales. Grupo de EstudiosRurales En la tarea de construccin de la base participan las pasantes de investi-gacin Mara Comelli e Ins Petz. La cantidad registrada puede ser menor alas protestas realizadas debido a las limitaciones de las fuentes y a que estebanco est en construccin.

    68 realidad econmica 217 1 de enero/15 de febrero 2006

    Regin/ Provincia

    San Jos de Ani-man, Salta

    Orn, Salta

    Departamentosde Beln, SantaMara y Andalga-l, Catamarca

    Misiones

    Crdoba

    Paran EntreRos

    Cruz del EjeCrdoba

    Organizaciones

    Comunidad Dia-guita

    Comunidad Ko-lla-Guaran

    Organizacionessociales, ciuda-danos y funcio-narios pblicos

    de dichos depar-tamentos

    Organizacionescampesinas de

    Misiones nuclea-das en la Coordi-nacin Provincialde lucha por la

    Tierra

    Grupos de ma-dres y vecinos

    del Barrio Ituzain-g

    Red de Organi-zaciones Ecolo-gistas de la Rep.Oriental del Uru-guay y de Orga-nizaciones So-cioambientalesde Entre Ros

    Organizacionescampesinas del

    Movimiento Cam-pesino de Crdo-

    ba

    Tipo de reclamos

    Resistencia con-tra el desalojo

    de tierra campe-sina

    Resistencia con-tra desalojo de

    tierras

    Contra la instala-cin del diquedel emprendi-miento minero

    Por la regulari-zacin de la te-

    nencia y dominiode las tierras

    Contra el embar-go de viviendasy sueldos, por

    no pagar el aguacontaminada

    Evitar nuevasautorizaciones

    para desmontes/ contra el mode-lo de monoculti-

    vo / contra ladevastacion ycontaminacion

    Jornada de Lu-cha y Resisten-cia Campesina,

    A quin se reclama

    Bodega Anima-n S.A.

    San Martn delTabacal

    MultinacionalNorthern OrionResources, titu-lar de la empre-sa minera Agua

    Rica Ltd.

    Gobiernos na-cional/provincial

    Poder JudicialEmpresa distri-buidora de agua

    SABIA S.R.L

    Gobierno provin-cial

    Gobiernos pro-vincial / nacional

    Tipo de acciones

    Acciones judi-ciales

    Resistencia aldesalojo y de-nuncia pblica

    Movilizacin

    Movilizaciones /Corte de ruta /

    Entrega de peti-torio

    Movilizacin /Denuncia penal

    Declaracin ydenuncia judicial

    Movilizacin

    Giarracca 13/02/06 19:24 Page 68

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