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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SINALOA FACULTAD DE HISTORIA MAESTRÍA EN HISTORIA “SOCIABILIDAD Y CULTURA POLÍTICA EN MAZATLÁN, 1877-1909” TESIS QUE PARA GRADO DE MAESTRÍA PRESENTA JUAN LUIS RÍOS TREVIÑO ASESOR DR. SERGIO ARTURO SÁNCHEZ PARRA Culiacán, Sinaloa, enero de 2015.

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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SINALOA

FACULTAD DE HISTORIA

MAESTRÍA EN HISTORIA

“SOCIABILIDAD Y CULTURA POLÍTICA EN MAZATLÁN, 1877-1909”

TESIS QUE PARA GRADO DE MAESTRÍA PRESENTA

JUAN LUIS RÍOS TREVIÑO

ASESOR DR. SERGIO ARTURO SÁNCHEZ PARRA

Culiacán, Sinaloa, enero de 2015.

Page 2: Tesis Posgrado Historia Mazatlán.pdf

AGRADECIMIENTOS

Muchas fueron las personas involucradas para que esta investigación se pudiera

llevar a cabo. Agradecerle en primer lugar a mi institución la Universidad

Autónoma de Sinaloa por darme la oportunidad de ser parte de ella, a las

autoridades de la Facultad de Historia, el Dr. Eduardo Frías Sarmiento, director de

la Facultad a mi ingreso al programa de Maestría y a la Maestra Ofelia Chávez,

directora a mi egreso. Agradecer también de manera muy especial al coordinador

del programa de Maestría en Historia, el Dr. Rigoberto Arturo Román Alarcón por

todo el apoyo brindado durante estos largos dos años y a la Mtra. Sandra Luz

Gaxiola.

Reconocer ampliamente el apoyo que brinda el Consejo Nacional de

Ciencia y Tecnología (CONACYT), su apoyo me permitió a mí y a miles de

becarios en México poder ingresar al campo de la investigación para dedicarnos a

esta de tiempo completo y con toda la pasión que la actividad requiere.

Agradezco enormemente la preocupación y el ímpetu que tanto mi tutor, el

Dr. Sergio Arturo Sánchez Parra como mis lectores, la Dr. Mayra Vidales Quintero

y el Dr. Samuel Ojeda Gastelúm dieron a este trabajo. Sin sus comentarios, sus

observaciones, sus consejos, sus regaños y su estimulo, el camino hacia la meta

hubiera sido aún más difícil. Sin obviar a quienes, durante una estancia

internacional y otra nacional, me brindaron su apoyo sin cortapisas para leer y dar

importantísimas observaciones a mí trabajo, el Dr. Jordi Canal quien me recibió en

la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales en París, Francia y a la Dra.

Sonia Pérez Toledo que me permitió realizar una estancia de investigación bajo su

dirección en la Universidad Autónoma Metropolitana de la Ciudad de México.

Los agradecimientos se quedan cortos para describir el apoyo y la

confianza que me dieron mis padres, mis hermanos y mi abuela durante estos

años. Aun más se quedan, para agradecer el amor, la comprensión, el estímulo,

las palabras reconfortantes, el que me levantaras en mis caídas y me consolaras

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en mis derrotas, sin ti, Suni Alejandra, mi compañera y confidente, estas páginas

simplemente no hubieran sido posibles.

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ÍNDICE

Introducción 7

Capítulo I

Régimen y modernidad

1.1.- La construcción del régimen 23

1.2.- Reorganización urbana y social de Mazatlán a finales del siglo XIX 37

1.3.- Pedagogía y difusión de la modernidad en una sociedad tradicional 57

Capítulo II

Cultura y vida cotidiana

2.1.- Usos y apropiaciones del espacio público 68

2.2.- La ciudad cultural y sus actores 85

2.3.- Obreros y artesanos. Reflejos de la vida cotidiana 92

Capítulo III

Las asociaciones. Nuevas formas de sociabilidad

3.1.- Los clubes de beneficencia pública y su impacto en la política municipal 98

3.2.- Del baile a la literatura. El club como representación de élite 104

3.3.- Asociaciones obreras y mutualistas 115

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Capitulo IV

La cultura política en el Mazatlán decimonónico: una separación entre la civilidad y el poder

4.1.- Consenso y división del régimen cañedista. Vínculos y oposición política 131

4.2.- Elecciones y prácticas electorales, 1880 – 1908 142

4.3.- Los intelectuales y la opinión pública 160

Capítulo V

¡Muerto el Rey! ¡Viva el Rey! Sociabilidad y política. La coyuntura electoral de 1909

5.1.- El papel de los clubes políticos ferrelistas 175

5.2.- La prensa. Maquinaria de la pedagogía electoral 186

5.3.- Sociabilidad política, sociabilidad urbana. Formas de apropiación del espacio público 192

Conclusión 201

Anexos 205

Archivos Consultados 209

Bibliografía 211

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El germen de la democracia fecunda las inteligencias, perfecciona las ideas y

precede a la edificación pública de los grandes principios, de las grandes

verdades.

Jesús Río y Madrid, El Socialista, 4 de diciembre de 1892.

Muchos años hace que los legisladores y los sabios trataban de poner en práctica

un gobierno soñado por su deseo de progreso. Las ideas de igualdad, fraternidad

y amor entre los pueblos despuntaban como débil fulgor de alba en los horizontes

de las antiguas épocas y, sin embargo, aún no aparece el sol de esa libertad

igualdad tantas veces soñadas.

Amado Nervo, El Correo de la Tarde, 21 de enero de 1893.

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7

INTRODUCCIÓN

El plan modernizador que Porfirio Díaz comenzó a aplicar desde su segunda etapa

al frente del mando del país significó para Sinaloa el crecimiento inesperado del

desarrollo industrial. Minas, fábricas textiles, industrias metalúrgicas, industrias

azucareras, entre muchas otras más, fueron causantes de que el motor económico

en Sinaloa aumentara a su máxima expresión hasta la época.

La modernización, aunque precaria en comparación a otras ciudades de

México, trajo consigo una serie de modificaciones en el ámbito de la vida cotidiana

de los habitantes de la población del puerto de Mazatlán. El aumento demográfico

y por ende el crecimiento urbano, provocó que se realizaran cambios en los

comportamientos individuales y colectivos. La construcción de las plazas públicas,

cantinas, salones, mercados, parques y la fundación de escuelas, modificaron los

lugares y los hábitos de convivencia para la recreación y la expresión cultural e

intelectual.

Las dinámicas relacionales, gracias, en gran medida, a estas

transformaciones del espacio urbano citadino, también fueron estimuladas por ello.

Fue en virtud y dentro este contexto que las ciudades sinaloenses de creciente

urbanización –como especial caso Mazatlán- tuvieron un aumento inusitado en

sus formas de asociacionismo lúdico, cultural, educativo y finalmente político.

Esta etapa de la historia sinaloense afortunadamente ha sido estudiada

desde muy diversas ópticas y puntos de vista1. Sin embargo, pensamos que sobre

1 Destacan entre los estudios, Juan Luis Ríos, Sociabilidades políticas de finales del porfiriato e inicios de la

revolución en Sinaloa, Culiacán, Tesis de Licenciatura, Facultad de Historia, UAS, 2012. Gilberto López

Alanís, (Comp.), El porfiriato en Sinaloa, Culiacán, DIFOCUR, 1991. Félix Brito Rodríguez, La política en

Sinaloa durante el porfiriato, Culiacán, DIFOCUR, 1998. Eustaquio Buelna, Compendio histórico,

geográfico y estadístico de Sinaloa, Culiacán, Ed. Culiacán, 1978. Azalia López González, Rumbo a la

democracia, Culiacán, COBAES, 2003. Javier Velázquez, Los autores del régimen, el mundo literario en el

cañedismo, Culiacán, UAS-Instituto Municipal de Cultura de Culiacán, 2012. Martín Sandoval Bojórquez,

Luis F. Molina y la arquitectura porfirista en la ciudad de Culiacán, Culiacán, La Crónica de Culiacán, 2002.

Sonia Bouchez Caballero, El devenir de una sociedad: Culiacán en el siglo XIX, Tesis de Maestría, Facultad

de Historia, UAS, 1998. Héctor Carlos Leal Camacho, Sinaloa durante la revolución. El papel de los

intelectuales en la transformación social: 1909-1912, Culiacán, Tesis de Licenciatura, Facultad de Historia,

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8

esta época, como muchas otras de la historia regional, deben ser abordadas con

el uso de otras diversas propuestas historiográficas que permitan ver nuevas

aristas de ese pasado en el que estamos interesados en ahondar. Actualmente no

existe una investigación del porfiriato que haya puesto interés en el surgimiento y

desarrollo de numerosas formas de sociabilidad, cultural, intelectual, políticas,

obreras, etc., que dependiendo la coyuntura vigente hayan hecho uso del espacio

público para que a través de él -con el uso de la prensa o movilización popular-

difundieran sus puntos de vista e incluso incidir en el desarrollo de procesos

políticos como las elecciones de 1909.

Durante la plenitud del gobierno de Porfirio Díaz y de sus similares

Francisco Cañedo y Mariano Martínez de Castro, el puerto de Mazatlán fue

proclive para que en él se desarrollaran distintas prácticas de sociabilidad formal e

informal, tanto de origen científico–literario, como lúdicas, de beneficencia, de

corte industrial, obreras mutualistas y políticas, las cuales se involucraron en el

desarrollo de la vida cotidiana de la ciudad motivando que sus miembros y una

sociedad civil interesada en vida pública, comenzaran a debatir, pero sobre todo a

opinar, sobre diversas temáticas que incluían el desarrollo de la vida social,

cultural y política del puerto.

Estos espacios de reunión como lo fueron los salones de las asociaciones o

de los clubes políticos, el lugar de trabajo de los obreros, las casas de comercio,

en el caso de algunas, otros espacios de interacción social como las plazas

públicas, los salones de baile, las cantinas, cafés y billares, incluso en el mismo

espacio privado del hogar a la hora de la tertulia, sirvieron para el intercambio de

ideas y fueron lugares propicios para que en ellos se comenzara a discutir de

política, así como para que sus miembros vieran la posibilidad, dentro de las

diferentes coyunturas político – electorales de principios del siglo XX, de ya no

UAS, 1997. Jorge Luis Sánchez Gastelúm, Sociedad y educación en Sinaloa: 1874-1918; el Colegio Civil

Rosales, Aguascalientes, Tesis de Doctorado, Facultad de Humanidades, UAG, 2000. Marco Antonio

Berrelleza Fonseca, De Liceo a Universidad, la institución rosalina: 1872-1922, Culiacán, UAS, 1998.

Alonso Martínez Barreda, Relaciones económicas y políticas en Sinaloa, 1910-1920, Culiacán, El Colegio de

Sinaloa, 2000. Saúl Armando Alarcón Amézquita, Juan M. Banderas en la revolución, Culiacán, Tesis de

Maestría, Facultad de Historia, UAS, 2006. Entre otras obras.

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9

solo formar y discutir una nueva cultura política, sino de tratar de llevarla a la

práctica mediante el posicionamiento de un proyecto político en el poder del

estado.

Las primeras asociaciones que surgieron en Mazatlán durante la segunda

mitad del siglo XIX tuvieron un carácter mayoritariamente científico y cultural. Fue

la élite intelectual, entre los que se encontraron comerciantes, empresarios,

periodistas, escritores y profesionistas como Juan Jacobo Valadés, José Ferrel,

Amado Nervo, Manuel Bonilla, Martiniano Carvajal, David Urrea, José F. Galán,

Francisco Valadés, Felipe Valle, Miguel Retes, Andrés Avendaño, Aurelio Gómez

Llanos, Benito Sarabia, Daniel Pérez Arce, Adolfo O’Ryan, entre otros, quienes

propiciaron estas primeras formas asociativas con el fin de desarrollar el

conocimiento científico, discutir obras literarias y realizar eventos culturales,

impactando de manera importante en la vida del puerto.

Es en el puerto de Mazatlán en donde también se formaron el mayor

número de asociaciones o clubes obreros del estado, algunas de estas en forma

de mutualistas, las cuales vinieron a desarrollar nuevas formas de sociabilidad

entre dicha clase. Estas asociaciones nacieron con el fin de que los trabajadores

industriales y los obreros se unieran bajo un mismo programa que cuidase de sus

intereses así como sus garantías laborales. Al constituirse como espacios de

reunión e intercambio de ideas, las asociaciones contribuyeron a educar y

organizar a los trabajadores en la búsqueda de la defensa de sus derechos

laborales, además de contar con programas de fines educativos como escuelas y

bibliotecas. Comulgaron también con el desarrollo lúdico de sus agremiados

organizando de manera constante juegos, concursos de reyes para sus

asociaciones, corridas de toros, entre otras actividades, así como la participación

de dichas asociaciones en los festejos de carnaval o las fiestas patrias

organizadas por el gobierno local, manteniendo de esta manera un vínculo

estrecho entre estas y la sociedad mazatleca.

Los principales miembros de algunas de las asociaciones existentes, y otras

que surgieron al calor de las coyunturas políticas que se detonaron en Sinaloa,

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como los clubs ferrelistas, quienes a su vez se encontraban entre la élite

intelectual, empresarial y de liderazgo obrero, fueron parte de la conformación de

una oposición hacia el gobierno del general Francisco Cañedo y de su heredero

político Diego Redo, la cual contribuyó en la lucha por la democratización de la

vida política local. Su interés en los asuntos públicos los llevó no solo a

involucrarse en la política mediante el establecimiento de clubs para este fin sino

a utilizar otros medios de comunicación como las reuniones o mítines públicos, la

impresión de panfletos o pancartas con propaganda política, así como el medio de

comunicación más importante e influyente de la época como la prensa. En este

sentido el periódico porteño, El Correo de la Tarde, jugó un papel fundamental al

servir como plataforma de expresión de la oposición política porteña para

intervenir y apropiarse del espacio público desacralizando las figuras de los

gobernantes en turno, demandando con sus artículos transformar el régimen

imperante, educar a la sociedad sobre su derecho a elegir libremente y hacer uso

del voto o bien, para la organización y movilización de sus militantes en dos

campañas electorales, las de 1909, en la cual se eligió un nuevo gobernador para

el estado.

Ante la permanente tendencia a establecer vínculos relacionales de

despliegue de formas de asociación entre los sujetos que integraron la comunidad

Mazatleca a finales del porfiriato, principalmente en la coyuntura política de 1909,

consideré lo más idóneo ingresar en los terrenos de estudio de las sociabilidades

propuesto por Maurice Agulhon2.

Esta perspectiva de análisis historiográfico han permitido la renovación de

los estudios históricos sobre lo político y lo cultural, contribuyendo a describir e

intentar explicar la complejidad de la vida cotidiana de una comunidad pero a su

vez, de acuerdo con Jordi Canal; “plantear o replantear algunos viejos-y nuevos-

2 Maurice Agulhon, “La sociabilité est-elle objet d’histoire?”, en Francois Étienne (Dir.), Sociabilité et societé

bourgeoise en France, en Allemagne et en Suisse, 1750-1850, París, Recherches sur les Civilisations, 1968.

Maurice Agulhon, Historia vagabunda. Etnología y política en la Francia contemporánea, México, Instituto

Mora, 1994. Maurice Agulhon, 1848 o el aprendizaje de la República, Buenos Aires, Universidad de Buenos

Aires, 1998. Maurice Agulhon, El círculo burgués. La sociabilidad en Francia, 1810 – 1848, Buenos Aires,

Siglo XXI, 2009.

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11

problemas con una nueva mirada; son parte de las muchas cualidades de la

categoría de sociabilidad”3.

Agulhon, quien fuera representante de una renovada escritura de la historia

francesa surgida posterior a 1968, recuperó para el estudio histórico las formas

adoptadas y lugares donde los individuos han ejercido la sociabilidad y que en la

actualidad numerosos investigadores utilizan en sus análisis históricos4. Para

Agulhon la sociabilidad dentro de la metodología de la historia es “entendida como

la aptitud de vivir en grupos y consolidar los grupos mediante la constitución de

asociaciones voluntarias”5, es decir, supone la interiorización de ciertos códigos y

reglas de conducta que predisponen a un intercambio de ideas y opiniones de

manera común entre un conjunto de individuos en una época histórica

determinada.

El estudio de las prácticas asociativas en el terreno de la política se

remonta a las primeras investigaciones en torno a las “sociedades de ideas” que

Augusto Cochin hizo para el periodo de la revolución francesa6. La importancia de

éstas, conformadas por individuos que comparten una cosmovisión del mundo,

3 Jordi Canal, “Historiografía y sociabilidades en la España contemporánea: reflexiones con término”,

Vasconia. Cuadernos de Historia-Geografía, Donostia, número 33, Universidad del País Vasco, 2003, pp.11-

27. 4 Véase François-Xavier Guerra, México: Del antiguo régimen a la revolución, Tomos I y II, México, FCE,

2010. Pilar González Bernaldo de Quirós, Civilidad y política en los orígenes de la Nación Argentina, Buenos

Aires, FCE, 2001. Rosa Aboy, Viviendas para el pueblo, Buenos Aires, FCE, 2005. John Jaime Correa, “El

discurso del civismo en Pereira o la “sacralidad” de lo público durante el siglo XX”, Historelo. Revista de

historia regional y local, Medellín, número 2, pp. 7-31. Sandra Patricia Arenas Grisales, “Representaciones y

sociabilidades políticas. Medellín, 1856-1885”, Estudios Políticos, Antioquia, número 22, Universidad de

Antioquia, 2003, pp. 193-224. William Chapman Quevedo, “Sociabilidades y prácticas políticas en Popayán,

1832-1853”, Historia Caribe, Barranquilla, número 13, Universidad del Atlántico, 2008, pp. 179-207.

Cristián Gázmuri, El 48 chileno. Igualitarios, reformistas, radicales, masones y bomberos, Santiago de Chile,

Editorial Universitaria, 1998. Oscar Guarín-Martínez, “La sociabilidad política: un juego de luces y sombras”

Memoria y Sociedad, Bogotá, Universidad Pontificia Javeriana, 2010, pp. 25-36. Sandra Fernández,

“Sociabilidad y amistad. Los desafíos de una relación interdisciplinaria”, Revista Digital Páginas, El Rosario,

número 6, Universidad Nacional de El Rosario, 2012, en línea: web.rosario-conicet.gov.ar. Paula Caldo, “Por

los senderos del epistolario: las huellas de la sociabilidad”, Antíteses, número 4, Londrina, Universidad

Estatal de Londrina, 2009, pp. 1011 – 1032. Juan Poblete, “Lectura de la sociabilidad y sociabilidad de la

lectura: la novela y las costumbres nacionales en el siglo XIX”, Revista de Crítica Literaria Latinoamericana,

número 52, Lima, Centro de Estudios Literarios Antonio Cornejo Polar, 2000, pp. 11 – 34. Elena T. Piñeiro,

“Espacio simbólico, ideología y poder: relaciones entre prácticas discursivas y procesos políticos”, Revista

Colección, número 13, Buenos Aires, Universidad Católica de Argentina, 2002, pp. 209 – 227. 5 Maurice Agulhon, Historias…Op. Cit., p. 55. 6 François Furet, Pensar la revolución francesa, Barcelona, Petrel, 1978, pp. 209-255.

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construida a través de la discusión entre sujetos en condiciones de igualdad, es

“opinar; su objetivo es hacer surgir de entre sus miembros y de la discusión una

opinión común, un consensus, que será expresado, propuesto, defendido”7.

Opinión común expresada a través del lenguaje, donde se enuncia el

advenimiento de una nueva sociedad y que las organizaciones como las descritas

en su obra, son productoras de discursos en torno a lo social y sobre todo, que lo

llevan al terreno de las prácticas, promoviendo o generando el cambio. Es ahí

donde se encuentra la pertinencia de su propuesta historiográfica, la asociación, el

grupo, como matriz de las transformaciones.

A pesar de que su significación lingüística a lo largo del tiempo ha variado8,

hasta el siglo XVIII hizo alusión a la relación de conflicto o consenso que

establecían los individuos entre sí, su utilización intentó en ese tiempo definir la

probable naturaleza humana. A partir del siglo XIX varió su significado

radicalmente. En esa centuria tendió a relacionarse más con la modalidad de

“sociabilidad asociativa” que articulan organizaciones de tipo formal debidamente

reglamentadas, con un domicilio para llevar a cabo reuniones periódicas como las

sociedades científicas, filosóficas, clubes políticos, los cuales expresan en

coyunturas políticas un nuevo lenguaje sobre lo social. Es decir, la de formular

opiniones o desarrollar prácticas políticas que tienden a apuntar sus baterías hacia

los mecanismos que hacen posible la legitimación o pérdida de ella de parte del

poder estatal.

Su pertinencia estriba en poder entender qué tipo de vínculos pueden

establecer los individuos entre sí como la naturaleza de los lugares donde se hace

posible. La construcción de sociabilidades puede contribuir en momentos en que

se articulan coyunturas políticas a crear nuevas reglas del juego político.

De acuerdo con Agulhon, el estudio de sociabilidades no sólo implica el

conocer quiénes y cómo se ejerce ésta, además de ello, es necesario identificar

7 Ibídem., p. 221. 8 Pilar González Bernaldo de Quirós, “La sociabilidad y la historia política”, en Erika Pani y Alicia Salmerón

(Coords.), Conceptualizar lo que se ve. François-Xavier Guerra, Historiador homenaje, México, Instituto

Mora, 2004, p. 424.

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los espacios donde se ejercía, saber de las características de los mismos donde

se articulaban las dinámicas relacionales entre los individuos9. En ese sentido,

para los mazatlecos de la época los encuentros de todo tipo, formales e

informales, lúdicos o de discusión en torno a los asuntos públicos se llevaron a

cabo en plazuelas y calles, la prensa fue el medio de expresión de las múltiples

formas asociativas desde el cual expusieron sus personales puntos de vista sobre

la situación prevaleciente en la entidad y el país.

Por otro lado, su estudio hace referencia a otra problemática que las

evidencias documentales permiten develar. El crecimiento asociativo en la entidad

a fines del siglo XIX y principios del siglo XX permitió la configuración y

reconfiguración del espacio público local, cultural y político de manera diferente.

Del tradicional monólogo gubernamental porfirista de “orden y progreso” que en

los hechos se tradujo o intentó traducirse en la aceptación tácita del discurso

oficial, ese aumento en el interés asociativo demostró la existencia de una

sociedad civil, identificada con los grupos de clase media emergentes en el

periodo, que con sus prácticas sociabilitarias, los discursos producidos por sus

integrantes, detractores de Porfirio Díaz o Francisco Cañedo, contribuyeron por un

lado a fortalecer a esa incipiente sociedad civil y por otro, al ensanchamiento de la

esfera pública sinaloense con el surgimiento y desarrollo de un conjunto de grupos

u organizaciones que el poder de la opinión pública y la movilización política

confrontaron a la dictadura que regía los destinos del país y la región.

El desarrollo central de la investigación busca intentar descubrir cuáles

fueron las formas y las causas de que muchos de los miembros de asociaciones

científicas y obreras-mutualistas, entre ellos los más connotados, se organizaran

para la formación de clubes políticos de oposición durante las coyunturas

electorales de 1909. Resolver este cuestionamiento nos brindará los instrumentos

para observar cual fue la cultura política10 que desarrollaron los miembros de las

9 Maurice Agulhon, Op. Cit., p. 78 10 Entendemos a la cultura política como el producto de las experiencias pasadas de la sociedad y de la

sedimentación histórica de valores, creencias y actitudes políticas que se transmiten de generación a

generación a través de la socialización política de las personas. Éstas adquieren e interiorizan la cultura

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asociaciones obreras, mutualistas y clubes políticos en Mazatlán como parte de la

configuración y acción del sistema asociativo, y de qué forma se reflejó ésta en el

ejercicio del voto11, en las campañas políticas, en la construcción del discurso

político de la oposición, así como las connotaciones que tuvo en la sociedad

mazatleca la aplicación de dicha cultura política desarrollada por los clubes

políticos de oposición al régimen cañedista.

Si bien es cierto que desde antes del inicio de los gobiernos de Francisco

Cañedo y Mariano Martínez de Castro ya existían en Sinaloa algunas de estas

formas de sociabilidad moderna, como las ha llamado François-Xavier Guerra12,

es durante esta etapa en donde las practicas asociativas, tanto de carácter formal

e informal, tienen su mayor auge. Y para entender esto, habrá que resolver

entonces de qué manera afectó la transformación urbana de finales del siglo XIX y

principios del XX en Mazatlán las dinámicas relacionales de la sociedad, para

después identificar cuáles fueron los lugares que la sociedad mazatleca utilizó

política en el transcurso de su incorporación a la sociedad, mediante un proceso de aprendizaje y de

transmisión que llevan a cabo los diversos agentes o medios de socialización, entre los que destaca, la familia,

la escuela, el servicio militar, los medios de comunicación y los partidos políticos. Miguel Ángel Cabrera, “La

investigación histórica y el concepto de cultura política”, en Manuel Pérez Ledesma y María Sierra (Eds.),

Culturas políticas: teoría e historia, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, España, 2010, pp. 19-85. 11 Para el análisis del desarrollo del voto en el México decimonónico retomo principalmente la idea de

Antonio Annino para quien, el ejercicio del voto no precede a la democracia, sino que ambos conceptos deben

estudiarse bajo diferentes lentes de observación. Antonio Annino, “El voto y el XIX desconocido”, México,

Istor, número 17, CIDE, 2004, pp. 43-59. Para un análisis sobre el voto durante el porfiriato véase también:

Carlos Bravo Regidor, “Elecciones de gobernadores durante el porfiriato”, en José Antonio Aguilar Rivera

(Coord.), Las elecciones y el gobierno representativo en México, 1810-1910, México, FCE, 2010, pp. 257-

281; Elizabetta Bartola, “Las oportunidades del poder: suplencias e interinatos políticos en la práctica del

compromiso y del control electoral en el México porfirista (1876-1911)”, en Enrique Montalvo Ortega

(Coord.), El águila bifronte. Poder y liberalismo en México, México, INAH, 1995, pp. 177-195; María

Eugenia Ponce Alcocer, La elección presidencial de Manuel González, 1878-1880. Preludio de un

presidencialismo, México, Universidad Iberoamericana, 2000; Silvestre Villegas Revueltas, “Un acuerdo

entre caciques: la elección presidencial de Manuel González (1880)”, Estudios de Historia Moderna y

Contemporánea en México, UNAM, núm. 25, 2003, pp. 115-148; Marisa Pérez de Sarmiento, Las razones de

la “alternancia”. El relevo de los gobernadores de Yucatán, 1876-1901, México, Instituto Mora, 2008. 12 Utilizamos el concepto de modernidad de François- Xavier Guerra para quien, a lo largo del siglo XIX, el

concepto fue algo que obviamente no existió nunca en toda su pureza en ningún lugar, ni desarrolló todas sus

potencialidades inmediatamente. La Modernidad como conjunto de mutaciones de ideas, imaginarios y

prácticas, tiene tanto como una geografía como una cronología que llevan a analizar los lugares –regiones y

medios sociales- en que primero se produjeron estas mutaciones, los ritmos y las vías por las que se

transmitieron a otros lugares y las modalidades de su recepción –adopciones, rechazos, modificaciones-

condicionadas por la cultura política y las prácticas del área considerada. François-Xavier Guerra,

Modernidad e independencias. Ensayos sobre las revoluciones hispánicas, México, FCE, 2010.

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como espacio para el desarrollo de las sociabilidades tanto formales como

informales.

El interés de aplicar las sociabilidades como categoría teórica-

metodológica se debió también en gran medida a una renovación en la historia

política durante la segunda mitad del siglo XX a la que se le denominó la “nueva

historia política13”. Esta se comenzó a interesar por las pluriformes

manifestaciones del poder y de su ejercicio adquiriendo una nueva dimensión de

análisis gracias a las fuentes conjuntadas con una nueva sensibilidad histórica

gestada en las últimas décadas14. El gobierno y la política informal, las

instituciones y rituales, la biografía y la prosopografía, la toma de decisiones, la

política desde abajo, las presiones fiscales de las entidades, redes clientelares,

integración de las élites a los cambios políticos, política popular, microfísica del

poder, formas de dominio no coercitivas, cultura política y lenguaje fueron algunas

de las otras formas de estudio que incorporó la llamada nueva historia política, la

cual se dedicó a atender de manera creciente la causa-significado que los actores

daban a sus acciones y la intencionalidad que abrigaban, para lo cual, el análisis y

estudio del vocabulario, el habla y otros recursos comunicativos como la prensa

fueron fundamentales.

Para el caso más específico del estudio de las sociabilidades políticas en

México revisaremos la idea central de François-Xavier Guerra, cuyos trabajos han

sido fundamentales para el estudio de la aplicación de conceptos como

democracia, liberalismo, sociedad, pueblo, ciudadanía y modernidad, siendo los

dos últimos los que utilizaremos para la presente investigación. Para los estudios

del siglo XIX en México y en Latinoamérica, Guerra nos da la base teórica con la

cual formular las preguntas pertinentes en torno a la aplicación de dichos

conceptos, nos permite también dialogar la idea general de cómo se suscitaron las

13 Para una discusión sobre la aplicación metodológica en Latinoamérica véase: Guillermo Palacios (Coord.),

Ensayos sobre la “nueva” historia política en América Latina, siglo XIX, México, El Colegio de México,

2007. 14 Xavier Gil Pujol, Tiempo de política: perspectivas historiográficas sobre la historia moderna, Barcelona,

Universidad de Barcelona, 2006, p. 12.

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formas de sociabilidad política en las diferentes regiones de México y cuáles

fueron sus características en común.

Para Guerra, en México y en Latinoamérica, la idea de que la sociedad

comenzara a tener nuevas formas de sociabilidad, en este caso, de tipo políticas,

no necesariamente nacieron de una misma pertenencia social sino de una

comunidad cultural, la cual funcionó muy a menudo dentro de los lazos societarios

y familiares impregnados de los principios ideológicos liberales, rotos ya, por el

régimen político dominante. Esto conllevo a la aparición de un “pueblo real” de la

política, que habla, se expresa y se reúne con estos fines, contrario además del

“gran pueblo”, el cual es solo masa poblacional15. Una de las principales

novedades de los clubes liberales es que, por primera vez, las sociabilidades

societarias salen como tales de la sombra del ámbito privado para desembocar en

la acción política abierta, con una organización que quiere ser pública, permanente

y destinada a todos.

El cuerpo de la investigación consta de cinco capítulos con tres apartados

cada uno de ellos. Como parte del desarrollo de este primer capítulo abordamos

los inicios del gobierno de Francisco Cañedo. Como fue su llegada al poder, bajo

que ideal de gobierno pugnó políticamente, a qué grupo político correspondía,

como fue en una primera parte el desarrollo de su gobierno, tratando todo esto, de

esclarecer cuales fueron las políticas gubernamentales establecidas por el

gobernador que le permitieron afianzarse en el poder y establecer redes de interés

político con familiares directos, compadres o socios comerciales, esta etapa a la

que denominamos como la construcción de un régimen, a la par de uno a nivel

federal, estuvo llena de altibajos y de conflictos con la oposición política, es

durante esta etapa en donde el conocimiento de la política local y el

estrechamiento de intereses políticos le permitieron al grupo cañedista

mantenerse en la lucha por el control político del estado.

En este capítulo analizamos también el crecimiento económico que tuvo

Sinaloa y en especial Mazatlán durante la segunda mitad del siglo XIX, lo cual se

15 François-Xavier Guerra, “México…Op. Cit., Tomo I, p. 20.

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17

tradujo, fundamentalmente, en un reacomodo urbano de gran trascendencia

aunado al crecimiento poblacional provocado por el aumento migracional de

nacionales y extranjeros. A la par de esta expansión en la economía local se va

introduciendo una ampliación en servicios básicos como el drenaje, agua potable y

luz eléctrica, también se identifica con un aumento en el número de casas

comerciales y fábricas instaladas con motivo de la demanda local, nacional y

extranjera de productos fabricados en el puerto, lo cual también llevó al puerto a

conectarse de manera globalizada con el mundo occidental y oriental, en especial

Europa, Norteamérica y China. La modernidad material que produjo una buena

economía con una sociedad cosmopolita fue la causa de la expansión, divulgación

y modificación de nuevas ideas que se transmitieron a través del aumento de las

publicaciones periódicas así como de los numerosas publicaciones internacionales

que comenzaron a llegar al puerto de manera más constante.

El segundo capítulo aborda la expansión de la cultura y las modificaciones

en la vida cotidiana de la sociedad mazatleca. Aquí se hacen presentes las formas

de sociabilidad informal, aquellas que se llevan a cabo en los cafés, las cantinas,

los billares, los mercados, las plazas, los parques, los salones, la iglesia, el taller,

el teatro, la fábrica, la escuela y en los burdeles, espacios de interacción constante

que se ven aumento debido al crecimiento de su mercado clientelar. Vamos a

observar mediante una serie de ejemplos descriptivos de la época, en especial los

realizados por los cronistas de la prensa, cómo se desarrollaba la vida pública del

Mazatlán decimonónico, sus lugares, sus sabores, sus habitantes, lo social, lo

cultural y lo cotidiano. El estudio de estos lugares nos va a mostrar espacios muy

estrechos entre la sociabilidad formal e informal, donde tienen cabida, en realidad,

tanto las relaciones espontáneas como manifestaciones próximas de la vida

asociativa.

A lo largo de la época de estudio, las relaciones informales se articularon

preferentemente en torno a niveles muy elementales: el marco familiar y vecinal,

donde la convivencia y la proximidad geográfica suscitaron las prácticas de

veladas, tertulias y demás fórmulas encuadradas en ámbitos privados, carentes de

Page 18: Tesis Posgrado Historia Mazatlán.pdf

18

periodicidad; el espacio físico de relación que conformaron las calles, paseos,

jardines, plazas, fueron los principales focos de contacto para una sociedad cada

vez más asomada al exterior; las confluencias personales por gusto y afinidad,

hicieron de las cantinas, billares, cafés y restaurantes, temidos competidores de

los lugares de obligada cita en el pasado como la iglesia y el mercado; las

festividades en masa, ejercidas en los lugares públicos con sujeción a un

calendario y programa predeterminados como los aniversarios patrióticos, las

ferias y los carnavales tuvieron como objetivo ser fuentes de entretenimiento y

diversiones con una variada y cambiante oferta. Todos estos elementos fueron

característicos de los ejes básicos de la sociabilidad no formalizada que

prevalecieron en el Mazatlán porfiriano, dentro de los cuales, vamos a ver la

participación de la mayoría de la sociedad, tanto de la élite, la reciente clase media

(comerciantes y profesionistas) así como los obreros y artesanos, aunque casi

nunca se desarrolle en los mismos espacios ni con las mismas características.

El capítulo tercero da cuenta del desarrollo de las formas de sociabilidad

formal que se desarrollaron en el puerto. En el estudiamos a las asociaciones

científicas, lúdicas, literarias y obreras que se desarrollaron en Mazatlán teniendo

un crecimiento exponencial. Resulta pertinente aclarar que no entendemos a la

sociabilidad como el asociacionismo, es decir, el estudio de las asociaciones se

convierte en focos metodológicos de sociabilidad sólo cuando se analiza, a la par

de sus estatutos, sus reglamentos y sus actividades, los debates y las relaciones

personales que en esos espacios se generaban.

Es por ello que en este capítulo nos concentramos en las asociaciones

conformadas de manera formal, describiendo sus actividades y analizando su

papel dentro de la vida pública porteña sin dejar de lado a sus miembros y la

importancia que estos pudieron tener en la sociedad. Por un lado se estudia a

asociaciones que estuvieron conformadas especialmente por la élite de Mazatlán,

aquella que se reunió con motivo de establecer sociedades literarias o lúdicas,

como los casinos o clubes de caza; de igual forma, se hace un estudio sobre las

asociaciones obreras y mutualistas. La expansión de las sociabilidades obreras

Page 19: Tesis Posgrado Historia Mazatlán.pdf

19

marcó un antes y un después en el desarrollo cultural, social y político no solo de

Mazatlán sino de Sinaloa, siendo el puerto en donde más asociaciones dedicadas

a los obreros se conformaron. Las sociedades mutualistas de inmediato se

integraron en el desarrollo de la ciudad y sus alrededores, conformándose como

una entidad que comenzó a interesarse no solo por cubrir las necesidades

elementales de cultura y ocio de sus integrantes, sino también por representarlos

políticamente.

El conocimiento de la política local así como el fortalecimiento de lazos

societarios y las modificaciones a la constitución local fueron algunas de las

características que le permitieron al grupo cañedista mantener su influencia. Con

el cuarto capítulo de la investigación abordamos las divisiones entre los grupos

antagónicos en la política sinaloense que se disputaron el poder entre 1880 y 1896

como lo fueron el del general Francisco Cañedo y el del ingeniero Mariano

Martínez de Castro, las prácticas electorales y el ejercicio del voto así como el

papel de los intelectuales en el ejercicio de la opinión pública en el desarrollo

político de la entidad.

Más allá de entender la dinámica relacional de los individuos a partir de

intereses económicos y políticos en común de los diferentes grupos, la

sociabilidad es un concepto clave para entender el proceso de formación de una

cultura de lo político y su relación con las estructura social al interior de las

sociedades. El concepto nos ayudó a identificar cómo, a partir del crecimiento en

las prácticas societarias como las sociedades científicas, literarias, mutualistas y

clubes políticos se fortaleció en una parte de la sociedad las nociones del individuo

como sujeto político poseedor de derechos así como la idea de gobierno y estado

que vinieron a provocar una transformación en las relaciones políticas. El poder se

estableció entonces, y en virtud de la búsqueda de una legitimidad perdida por

muchos años de levantamientos y movimientos armados, por medio de las

modificaciones constitucionales y el ejercicio del voto, el cual, a pesar de las

denuncias de fraude e imposición, nunca dejó de realizarse y de promoverse.

Page 20: Tesis Posgrado Historia Mazatlán.pdf

20

Otro medio de legitimidad y de denuncia se constituyó en la prensa por

medio del ejercicio de la opinión pública de parte de los intelectuales establecidos

en la entidad. La historia de los intelectuales está íntimamente ligada a la historia y

a los acontecimientos políticos, durante los cuales, los intelectuales, desde sus

diferentes clases, se encontraron implicados o por lo menos concernidos. Las

minorías cultas se definieron como un contrapoder contra el Estado del cual se

pusieron a denunciar las fallas y las infidelidades a los mismos principios que él

había instituido llamándole al orden por diversos medios, de los cuales el más

importante fue la prensa. Lo que se escribe constituye el arma absoluta, en

correspondencia natural con las competencias propias de los intelectuales, pero

también con el estado cultural de una sociedad en el seno de la cual la cultura

escrita, aunque aun deficiente se encuentra en constante crecimiento, mismo que

se nota aun más en la cultura lectora de una sociedad cada vez más incluyente.

El quinto y último capítulo tiene como desenlace las elecciones para la

gubernatura en Sinaloa durante junio y agosto de 1909 entre los candidatos José

Ferrel y Diego Redo. Si bien hacemos notar algunas características de la elección

en otras municipalidades del estado, el capítulo se centra en el municipio de

Mazatlán y en el desarrollo de la campaña del candidato José Ferrel. El motivo de

que la investigación terminara con el análisis de la campaña de 1909 y en

especial con el de la candidatura ferrelista está sustentado en el hecho de que si

bien, durante los previos comicios electorales a partir de la llegada de Francisco

Cañedo al poder ya se habían realizado campañas políticas antagónicas, la

campaña ferrelista marcó un punto coyuntural dentro de las prácticas electorales,

pues esta fue casi una fotografía de la elección federal de 1910, la cual se llevó a

cabo existiendo ya una honda desmitificación del poder imperante establecido por

una elite política reducidísima, lo cual, condujo a un grupo de sectores de clases

medias-altas y populares a elaborar un proyecto político estatal alternativo y

antagónico al existente

El debilitamiento de los grupos corporativos y de parentesco por una parte,

y la burocratización de las instituciones y organismos del Estado, por otra, dejó un

Page 21: Tesis Posgrado Historia Mazatlán.pdf

21

amplio espacio para el desarrollo de la interacción social generalizada y al mismo

tiempo, abrió el debate para que estas colectividades discutieran el papel que

venía realizando el Estado. Ante este panorama, las elecciones de 1909

permitieron expandir el debate hacía la sociedad en general por medio de la

formación de clubs políticos en los cuales se integraron grupos muy diversos de la

sociedad, que por primera vez después de trece años de reelecciones sucesivas y

de treinta y dos años de poder en manos de dos grupos políticos, tuvieron la

oportunidad de participar en la vida política del estado.

Las fuentes primarias y las fuentes hemerográficas marcaron el hilo

conductor de esta investigación. Las primeras fueron consultadas en archivos

locales como el Archivo Histórico Municipal de Mazatlán así como el Fondo José

Ferrel del Archivo Histórico de la Universidad Autónoma de Sinaloa; además de

archivos nacionales como el Fondo del Departamento del Trabajo del Archivo

General de la Nación y la Colección Porfirio Díaz de la Biblioteca Francisco Xavier

Clavijero en la Universidad Iberoamericana. Las fuentes hemerográficas fueron de

igual forma consultadas en archivos locales, en especial el Centro Regional de

Documentación Histórica y Científica (CREDHIC) de la Universidad Autónoma de

Sinaloa y nacionales como la Hemeroteca Nacional de la Universidad Nacional

Autónoma de México, la Biblioteca Sebastián Lerdo de Tejada de la Secretaria de

Hacienda y Crédito Público y el Archivo Ricardo Flores Magón.

La consulta y el análisis de la bibliografía realizada durante de la época de

estudio complementó de manera fundamental a las fuentes primarias. Memorias

personales y de gobierno, crónicas de viaje y recopilación de artículos

constituyeron solo algunas de las obras que, junto con la historiografía local,

fueron el soporte de lo fundamentado en esta investigación.

Los propósitos de la investigación fueron en una primera etapa, el de volver

a trabajar las fuentes primarias locales antes consultadas para investigaciones

previas pero ahora bajo el sometimiento a nuevos cuestionamientos, con la

finalidad de observar en ellas nuevos indicios que anteriormente no pudimos

observar. Falta aun mucho por descubrir en los archivos locales y en las fuentes

Page 22: Tesis Posgrado Historia Mazatlán.pdf

22

hemerográficas a los que tenemos acceso en Sinaloa, incluso, faltan muchas

preguntas por hacerles a aquellas a las que llevamos un largo tiempo

preguntándoles sobre el pasado del estado.

El segundo propósito se inclinó hacia el trabajo en archivos nacionales,

estos son de igual forma, vetas inexploradas para los historiadores sinaloenses

que trabajamos el siglo XIX. La Colección Porfirio Díaz, solo por dar un ejemplo,

es un archivo que día con día va actualizándose en su contenido debido a la

infinidad de documentos que aún no han sido clasificados y en cual existen un sin

número de documentos que relacionan a Sinaloa con los gobiernos de Porfirio

Díaz y Manuel González. La prensa nacional se ocupó constantemente de

Sinaloa, la Hemeroteca Nacional y la Biblioteca Sebastián Lerdo de Tejada dan

cuenta de ello, en estos archivos también existen publicaciones editadas en

Sinaloa de las que muy poco conocemos más allá de su año de publicación y

algunos de sus colaboradores. Esta investigación se refiere a ellas única y

exclusivamente desde dos planos: quien opinaba sobre temas políticos así como

el contenido de esas opiniones, dejando de lado otros puntos relevantes que para

su estudio contiendes estas publicaciones.

Otra de las grandes ausencias de esta investigación son los archivos

personales e internacionales, los últimos principalmente ubicados en los Estados

Unidos de América. Los primeros son difíciles de encontrar en un tiempo tan corto

–dos años- para la realización de una investigación de esta magnitud, más aún si

esa búsqueda parte de cero. Los segundos son una reclamada ausencia en las

investigaciones sobre el siglo XIX en Sinaloa a pesar de la importante conexión

que se tuvo con algunas de las ciudades del vecino país.

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23

CAPITULO I

Régimen y modernidad

1.1.- La construcción del régimen

Desde el surgimiento de Sinaloa como entidad en 1831, la región se vio envuelta

en una serie de conflictos de carácter político protagonizados por distintos grupos

que se disputaban el poder hegemónico del naciente Estado. La mayoría de estos

estaban representados por miembros de las familias más acaudalas de la región

como los mineros de Cosalá, comerciantes extranjeros de Mazatlán o el clan de la

Vega en Culiacán; estos grupos formaron parte del contexto en el que se

desarrollaron los diferentes conflictos nacionales que se dieron desde el

establecimiento del estado hasta ya pasada la primera mitad del siglo XIX. Aunque

en muchas ocasiones los conflictos locales fueron ajenos a los de carácter central,

la interacción política de uno de estos grupos con el sector dominante del país en

ese momento, les daba la facilidad a unos y a otros de poder gozar de este

control.

Poco antes del inicio de la Guerra de Reforma (1857-1861) el estado vivía

en una anarquía política constante, disputas políticas y militares entre los grupos

de poder ubicados en Mazatlán y Culiacán, la intranquilidad provocada por gavillas

que ponían en riesgo la autoridad y una población acosada por el miedo.

Constantes plagas como el Cólera Morbus, que cobró la vida a más de dos mil

personas en Sinaloa azotaban a la región, que carecía de los servicios de salud

más básicos, pues no había para la época hospitales o algún otro sistema de

salud para evitar estos decesos.

Así, entre las constantes batallas por el poder, los diferentes grupos que se

asentaron en la región fueron conformando vínculos con los grupos centrales que,

al triunfo del liberalismo, daría al grupo vencedor la oportunidad de establecer por

cierto tiempo en la entidad una época de cierta tranquilidad y progreso así como

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24

una generación de nuevos políticos representados por Eustaquio Buena y

Domingo Rubí16. Durante la segunda reelección del presidente Benito Juárez en

1871, se realizaron en Sinaloa elecciones para elegir gobernador, de las cuales

resultaría vencedor el licenciado Eustaquio Buelna.

El nuevo gobernante, de una larga trayectoria política y administrativa en el

Estado formó parte del partido juarista, por lo que tras su triunfo, los partidarios de

Porfirio Díaz se manifestaron en su contra y apoyaron el reciente Plan de La Noria,

proclamado por Díaz el 8 de noviembre de ese mismo año bajo el ideal de la

libertad electoral, así como el de menos gobierno y más libertad. La rebelión de La

Noria nació en similitud con el fracaso del proyecto liberal de la república

restaurada, la profundización del cisma faccional dentro del Partido Liberal y del

creciente uso de prácticas no constitucionales por parte de los principales

contendientes políticos17. El fracaso del Plan de La Noria llegó con la muerte de

Juárez y la toma del gobierno por Sebastián Lerdo de Tejada, quien ofreció

amnistía a los partidarios de Díaz, misma que fue aceptada por sus principales

comandantes; esta decisión fue un duro golpe político y moral para Díaz y sus

partidarios en Sinaloa.

El gobierno del presidente Lerdo de Tejada estuvo impregnado de una serie

de levantamientos regionales que volvieron casi imposible la realización de una

buena administración. Entre estos destacaron los efectuados por Manuel Lozada

en Tepic en 1873, José María Leyva Cajeme en Sonora en 1875 y la constante

amenaza de una nueva revuelta provocada por Díaz. En Sinaloa la situación no

fue menos conflictiva, durante el gobierno de Eustaquio Buelna se dieron

constantemente una serie de levantamientos militares como el de Francisco

Cañedo y el general Manuel Márquez.

Las presiones que ejercieron las facciones políticas adheridas al

movimiento de Díaz sobre el gobierno buelnista llevaron al jefe del ejecutivo

sinaloense a realizar acciones de contra ataque con el fin de calmar los ánimos

16 Félix Brito Rodríguez, La política en Sinaloa durante el porfiriato, Culiacán, DIFOCUR, 1998, p. 19. 17 Paul Garner, Porfirio Díaz, del héroe al dictador. Una biografía política, México, Planeta, 2003, p. 65.

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25

oposicionistas y demostrar a sus partidarios que aun conservaba el poder político

del estado. En mayo de 1871, Eustaquio Buelna ordenó la aprehensión de uno de

sus principales adversarios políticos, el entonces coronel Francisco Cañedo, quien

en esos momentos se desempeñaba como prefecto del Distrito de Culiacán. A

este se le levantó una causa acusándolo de no haber fusilado a Cristóbal Andrade,

presunto jefe de una de las gavillas más violentas en Sinaloa, hasta seis días

después de su aprehensión, cuando la ley del estado lo obligaba a hacerlo

inmediatamente. Andrade y su grupo fueron acusados y señalados de haber

asaltado en múltiples ocasiones las diligencias que trasladaban las rentas de los

Distritos del sur del estado hacía Culiacán, habiendo asesinado a varios

empleados públicos durante los asaltos. Debido a la acusación, Cañedo tuvo que

separarse del cargo de prefecto en tanto se llevaban a cabo las investigaciones.

El suceso tuvo repercusión nacional debido a un comunicado de Cañedo

publicado en la prensa capitalina que en esos momentos se dividía casi en

igualdad de número entre los dos bandos que competían por el poder político en

México, es decir, lerdistas y porfiristas. En el comunicado, el prefecto separado al

momento del cargo; Francisco Cañedo, acusaba de convenir a los intereses de la

candidatura de Buelna separarlo de la prefectura porque no se prestó a hostilizar a

todo aquel que se opusiera a defender la libertad del voto, y más si estos estaban

en contra de Buelna, continuaba el comunicado:

Me alegro y mucho de que se haya hecho justicia a mi patriotismo y a mi fe

republicana, creyéndome un obstáculo para servir de agente en las combinaciones

de gabinete con que inútilmente se pretende incrustar por la fuerza bruta en los

pueblos la candidatura de Buelna, repelida por los mismos pueblos en cuantas

ocasiones han podido manifestarla libremente. Los futuros destinos del estado

dependen de la gran cuestión de elecciones que los pueblos deben de examinar

con atención para no echarse encima un tirano que tan sediento se muestra de

derramar sangre humana.18

Aunque para Francisco Cañedo el acto cometido hacia su persona fue un

acto de injusticia y de venganza política, según sus propias palabras, el suceso

18 El Ferrocarril, 1 de agosto de 1871, p. 3. Francisco Cañedo, “Crónicas”. En adelante EF.

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26

aumentó el número de afectos al partido republicano sinaloense, muchos de ellos

antiguos buelnistas decepcionados de su administración.

A pesar de las tensiones que se provocaron a raíz de la destitución de

Cañedo como prefecto de Culiacán, era claro que el general trató de evitar por

todos los medios la posibilidad de un conflicto armado, prefiriendo el

fortalecimiento del partido republicano sinaloense para las próximas elecciones a

la gubernatura, así lo demostraba el final del largo comunicado en el que le hace

saber al gobierno buelnista que, a pesar de la injusticia cometida, su adhesión al

ciudadano gobernador no disminuía, refrendándole la voluntad de seguir

prestando sus servicios como servidor público en el momento en que los

considerase necesarios.19 Sabían pues, Cañedo y sus adeptos, entre ellos el

general Jesús Ramírez Terrón, que su poder militar así como su popularidad se

encontraban todavía alejadas de la posibilidad de ganar en caso de un liderar un

levantamiento armado en contra del gobierno Buelnista, el primer camino era

llegar al poder por la vía constitucional, fortaleciendo un partido de oposición

gracias a la inestabilidad del gobierno. No tardarían mucho tiempo en darse

cuenta de lo lejanos que estaban de la posibilidad de que el partido republicano

sinaloense pudiese llegar al poder por la vía del ejercicio electoral.

De igual forma para las siguientes elecciones federales el panorama político

no se modificó demasiado, las pugnas entre lerdistas y porfiristas seguían

cobrando un sin número de víctimas en el país mientras que el mando del estado

pasaba constantemente de unas manos a otras después de la renuncia de

Eustaquio Buelna en 1875, antes de terminar su periodo constitucional. Porfirio

Díaz se retiró a territorio estadounidense con el fin de preparar una nueva rebelión

en contra del presidente Lerdo. En diciembre de 1875 se estableció en

Brownsville, Texas, desde donde hizo llegar a los gobernadores y caudillos

regionales su plan político y militar para llevar a cabo el golpe de Estado. Durante

sus largas campañas, primero como juarista y luego con el Plan de La Noria, Díaz

19 EF, 1 de agosto de 1871, p. 3.

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27

logró crear alianzas en todo el amplio espectro de la república mexicana,

aplicando las tradiciones caudillistas de la cultura política decimonónica20.

La revolución de Tuxtepec inició en enero de 1876 y se debió en gran parte

a la inminente participación de Sebastián Lerdo de Tejada en las próximas

elecciones presidenciales. A pesar de que los principales militares eran partidarios

del presidente Lerdo de Tejada, una serie de guerrillas regionales y el apoyo

popular posibilitaron el triunfo de Porfirio Díaz. En Sinaloa se levantó en armas

bajo el Plan de Tuxtepec el general Jesús Ramírez Terrón, a quien se le unieron

Francisco Cañedo y Domingo Rubí21, teniendo un importante número, aunque mal

armadas fuerzas militares a su mando, además del apoyo popular, especialmente

en las zonas del norte y sur del estado.

Un 11 de julio de 1876 a las once de la noche, en Culiacán, la capital del

estado, el coronel Francisco Cañedo al mando de las tropas del general Manuel

Inzunza, pronunció el Plan de Tuxtepec levantándose en armas en contra del

gobierno interino del licenciado Jesús María Gaxiola. El plan fue pronto secundado

por habitantes de El Fuerte, Cosalá, San Ignacio y otras zonas del sur del estado,

al tiempo, el general Donato Guerra secundó el Plan y con doscientos hombres a

su mando se unió a Cañedo en la disputa por los territorios del norte del estado.

La revuelta armada logró que los hombres al mando de Cañedo, Guerra e

Inzunza, lograrán tomar Culiacán aunque no por mucho tiempo. Según el

corresponsal para el diario El Siglo Diez y Nueve, de la ciudad de México, tres

razones serían las causantes de que las fuerzas golpistas salieran de la capital del

estado hacia diferentes territorios cuando ya se había logrado tomar la plaza más

importante. La primera de ellas acusó a Manuel Inzunza como el culpable, puesto

20 Paul Garner, Porfirio…Op. Cit., p. 56. 21 Militar y político, Domingo Rubí es originario de Las Flores, del actual municipio de Culiacán, Sinaloa.

Nació el 4 de agosto de 1824. Sus padres fueron José Rubí y Josefa Zazueta, quienes se avecindaron en el

mineral de Pánuco, municipio de Concordia. En 1859, durante el levantamiento en armas los liberales en

armas en contra de los conservadores que detentaban el poder y habían repudiado la Constitución de 1857, en

Concordia, Sinaloa, Domingo Rubí se incorpora a la lucha armada. Durante la Guerra de Intervención

Francesa, Rubí alcanza el grado de General de Brigada en mayo de 1866. El general Rubí ocupó la

gubernatura de Sinaloa en repetidas ocasiones: la primera del 20 de mayo al 20 de octubre de 1865; la

segunda del 13 de febrero de 1866 al 16 de septiembre de 1871; la tercera del 7 de mayo al 28 del mismo mes

de 1872, y la cuarta, del 13 de agosto al 15 del mismo mes de 1872.

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28

que sus fuerzas no salieron a combatir a las tropas del coronel Modesto Cristerna,

la segunda fueron las diferencias entre Cañedo e Inzunza sobre quien debía de

ser el segundo al mando del movimiento después del general Donato Guerra y la

tercera fue la gravedad en la salud de Guerra, enfermo de disentería.22

Cualesquiera que fuesen las razones de la separación de los principales

jefes de la revuelta, quedaba claro que el movimiento de insurrección en Sinaloa

siguiendo al de Tuxtepec no tuvo una cohesión militar y política, los principales

jefes buscaron objetivos diferentes para cada uno de sus movimientos, esto

explicaría también la poca comunicación que existió entre cada uno de los tres

bandos durante el tiempo que duró la revuelta.

Donato Guerra y sus fuerzas se trasladaron hacia Guadalupe y Calvo, en la

zona serrana del estado de Chihuahua, las cuales fueron alcanzados en las

cercanías de Tamiapa, en Durango, donde la mayoría de sus oficiales cayeron

muertos; entre ellos estuvo el comandante Bruno Cañedo, hermano de Francisco.

Francisco Cañedo se dirigió hacia la zona norte de Sinaloa con motivo de

reorganizar sus tropas. Aun y cuando las tropas federales lograron recuperar

Culiacán, el estado se encontraba en una constante inestabilidad, la prensa

capitalina reportaba que en Sinaloa existían, además de las tropas de los tres

principales jefes, un sin número de partidas de pronunciados que se internaban en

las zonas serranas asaltando diligencias y buscando unirse a cualquiera de los

movimientos de mayor número de tropas, estas, según se reportaban, eran las

que más daño hacían al gobierno del estado, resaltando las de Gerardo Campos,

“un ranchero de Villa Unión”, población perteneciente al Distrito de Mazatlán y la

de Esteban Zepeda, mejor conocido como “El Vicúri”.23

No importando el estado de guerra que se vivía, la prensa local, en especial

la prensa porteña, levantó reclamos hacia los jefes de las fuerzas federales,

quienes con pretexto de proteger a los ayuntamientos los tomaron bajo su mando,

destituyendo a los funcionarios elegidos por la vía del voto y dando facultad para

22 El Siglo Diez y Nueve, 25 de noviembre de 1876, p. 2-3. En adelante ESDN. 23 ESDN, 30 de noviembre de 1876, p. 3.

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administrar los municipios a personajes elegidos por los mismos jefes militares,

como sucedió en los distritos de Mazatlán, Cosalá, San Ignacio y El Rosario,

olvidándose totalmente de la independencia del poder municipal, establecido en la

Constitución del Estado. Los reclamos manifestados hacia estas acciones dejó de

manifiesto la importancia que tenía para algunos periodistas e intelectuales como

José C. Valadés y Francisco Gómez Flores, el respeto hacia las leyes

constitucionales como virtud de la ideología republicana, aún en tiempos de

guerras civiles, transmitiendo esta idea por medio de constantes artículos

publicados en periódicos locales y nacionales a la opinión pública.24

Después de meses de una azorada lucha por los distritos del norte y del sur

del estado, triunfó la revolución de Tuxtepec al mando del general Porfirio Díaz.

Los resistentes partidarios en Sinaloa de Lerdo de Tejada y de José María

Iglesias, presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, no tuvieron otra

opción más que hacerse a un lado pues quedaron desprotegidos cuando tomaron

prisionero y asesinaron a su principal cabecilla, Jesús María Gaxiola. El

pronunciamiento como forma de hacer política en el siglo XIX fue una de las

prácticas políticas más recurrentes en Latinoamérica. Constituyó una forma de

reacción a un poder opresor o la manifestación última del poder constituyente de

la nación25. El pronunciamiento durante esta época no se limitó a la acción, sino

que fue un momento privilegiado en el cual tomaron la palabra múltiples actores

sociales, por tanto, sin que se profundice su estudio en este trabajo, es una

preciosa fuente para captar sus imaginarios, valores y prácticas políticas.

Al triunfo de la revolución tuxtepecana en Sinaloa, el gobernador interino y

jefe de las fuerzas militares al triunfo de la Revolución, Jesús Ramírez Terrón,

llamó a efectuar elecciones para Gobernador el 15 de abril de 1877. Se buscó

imponer un orden civil y constitucional para todos los niveles de gobierno, la idea

24 El Correo del Comercio, 23 de noviembre de 1876, p. 3, José C. Valadés, “Acusación”. 25 François-Xavier Guerra “El pronunciamiento en México: Prácticas e imaginarios”. En François-Xavier

Guerra, Figuras de la modernidad. Hispanoamérica, siglos XIX – XX, Comps. Annick Lempérière y Georges

Lomné, Colombia, Taurus, 2012, pp. 82-115.

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30

fue la de formar un aparato gubernamental estable que tratara de normalizar la

marcha de la sociedad dejando atrás una época de constantes conflictos armados,

hambrunas, plagas, etc., así como la de estructurar un nuevo poder y reactivar las

actividades económicas26. Al estar incapacitado constitucionalmente, el general

Terrón se vio imposibilitado para participar en las elecciones, dando paso a

Francisco Cañedo quien contendió con Andrés L. Tapia, siendo el triunfo para el

primero. Cañedo tomó posesión como encargado del ejecutivo el 4 de julio del

mismo año. Se iniciaba así una etapa de la vida local de profundas

transformaciones que durante casi tres décadas se estarían llevando a cabo.27

Al inicio de su gestión, Cañedo logró amasar cierta popularidad entre los

sinaloenses, el oriundo de Nayarit era considerado un héroe de guerra. Esta

imagen fue constante entre los ciudadanos partidarios de Díaz, quienes fueron

fieles a la interpretación del hombre providencial o al héroe liberal que personificó

al pueblo. Cañedo, por su parte, lograría con el tiempo legitimar este sentimiento

gracias al uso del poder que obtuvo por estar al frente del Estado. En los inicios de

su gubernatura, uno de los principales objetivos del nuevo mandatario fue tratar de

acuñar redes políticas y lazos de amistad tanto con la élite regional como con los

principales mandatarios políticos del centro del país. Lograrlo sería un gran

aliciente a la hora de construir los vínculos necesarios buscando la centralización

el poder, de esta forma Cañedo mantendría un gobierno estable que buscase una

base de poder político duradero, ejemplo de ello fueron los viajes constantes a la

ciudad de México para reunirse con secretarios, diputados, senadores y

empresarios que volteasen a ver a Sinaloa en busca de nuevas oportunidades

políticas y económicas28. Sin embargo, lograrlo tardaría más de cuatro años al

26 Félix Brito Rodríguez, La política…Op. Cit., p. 26. 27 Sobre este y otros procesos electorales véase capítulo IV, apartado 4.2.- “Elecciones y prácticas electorales,

1880-1909”. 28 La Patria, 5 de noviembre de 1878, p. 2. “Se realizó un banquete de despedida al general Cañedo en la

Ciudad de México, al cual asistieron: Sr. Alfredo Chavero, diputado. Gral. Loaeza, senadores Grals. Naranjo,

Martínez Sánchez Ochoa, y Herán, Sr. Benigno Ariaga, senador Irineo Paz, diputado. Pomposo Verdugo, Lic.

Curiel, gobernador del Distrito, Martínez de Castro, senador Jesús Zenil, diputado Saturnino Ayón, diputado.

Sr. Andrade, Lic. Luis Torres, diputado. Felipe Arellano, Sr. Gilbert, diputado. Gabriel Peláez, diputados.

Zagaceta, Juan Llano, Felipe Ruvalcaba, Dámaso Sánchez y otros más”. En adelante LP.

Page 31: Tesis Posgrado Historia Mazatlán.pdf

31

frente del poder estatal puesto que su primer mandato resultó bastante complicado

para su administración.

Diversas fueron las razones para que el nuevo gobierno cañedista

encontrara múltiples problemas en el desarrollo de su función, el primero y el más

importante de ellos fue la pobre hacienda pública que se encontró al iniciar su

mandato, lo cual lo obligó a elevar los impuestos derivados de las mercancías

nacionales y extranjeras que llegaban a Sinaloa por las aduanas de Mazatlán y

Altata, decisión que causó la molestia de un buen número de comerciantes y

empresarios. Por lo contrario, muchos de ellos supieron aprovechar la mala

situación de las finanzas públicas pues se convirtieron en una de las principales

fuentes de financiamiento de los gobiernos estatales y municipales, lo cual les

permitió establecerse como grupos de presión política para lograr obtener, entre

otras cosas, grandes concesiones gubernamentales como las recaudaciones por

venta del tabaco así como el manejo de las aduanas; esta última facilitó la

introducción de cuantiosos contrabandos en complicidad con las mismas

autoridades, situación que prevaleció especialmente en los primeros años del

gobierno de Cañedo29.

La inseguridad que se vivía en Mazatlán llevó a que la Asociación de

Artesanos Unidos emitiera un comunicado al gobernador presionándolo para que,

a nombre de las clases trabajadoras del puerto, se sirviera a desplegar toda su

actividad y energía en la persecución y castigo de los ladrones que, según el

escrito, pululaban en las plazas, caminos públicos y algunos barrios del puerto30.

Valiéndose de estos sucesos, la prensa nacional de oposición al gobierno de

Cañedo lo obligaba, al igual que la Artesanos Unidos, a ser consecuente con sus

principios republicanos y sufrir los prejuicios que según ellos, sufrían sus

correligionarios31.

29 Rigoberto Arturo Román Alarcón, Mazatlán en el siglo XIX, México, UAS, 2009, p. 58. 30 El Monitor del Pacífico, 27 de julio de 1877, p. 2. En adelante EMP. 31 La Gacetilla, 29 de noviembre de 1877, p. 2. “Malos Aires”.

Page 32: Tesis Posgrado Historia Mazatlán.pdf

32

El asesinato de José Cayetano Valadés, periodista y fundador del diario

opositor La Tarántula32 provocó que Francisco Cañedo tuviera que abandonar la

gubernatura por un periodo de tiempo, entre 1878 y 1879. Valadés pertenecía a

una de las familias más reconocidas en el estado y había logrado amasar gran

popularidad en el puerto gracias a sus publicaciones, en las cuales, con un estilo

satírico, criticaba las acciones gubernamentales de Cañedo. Anteriormente el

periodista había sido condenado a un año de prisión por la administración a cargo

de Eustaquio Buelna, precisamente por publicaciones en el diario La Tarántula en

donde se criticaba al gobierno buelnista y en los cuales, según las acusaciones, se

incitaba a la violencia en contra de las autoridades, pero la Suprema Corte de

Justicia de la Nación le promovió un amparo y el periodista salió libre de todos los

delitos33.

Cañedo fue señalado por una parte de la sociedad porteña como el autor

intelectual del asesinato de Valadés precisamente porque el periodista siguió la

crítica sin cortapisas de la administración Cañedista. En noviembre de 1878, por

ejemplo, Valadés acusó a Cañedo de haber tomado tres mil pesos designados

para la construcción de varios kilómetros de líneas telegráficas, también de haber

gastado en las elecciones para gobernador de 1877 todas las rentas que le

quedaban al estado con ayuda del general Jesús Ramírez Terrón, de pagar cinco

mil pesos del erario para cubrir una deuda que tenía con Florencio de la Vega, de

haber hecho su fortuna con fondos de beneficencia designados para el estado,

además, de haber extraído a una joven de Cacaloatán, en el Distrito de El Rosario,

de nombre Lupiana34.

Días antes del asesinato de José Valadés, en enero de 1879, el periodista

había aumentado el número de artículos publicados en los que vertía críticas al

gobierno de Sinaloa y a su principal mandatario. Acusó de que en Sinaloa estaba

roto el pacto federal de 1824 y ratificado en 1857, en el cual se estableció que los

32 Anteriormente José C. Valadés había editado los periódicos Juan Sin Miedo y El Correo del Pacífico. 33 Archivo Histórico de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Expediente J-1873-05-28-CSJ-TP-TcJA-

Sin-11270. “Expediente de José C. Valadés en contra del gobierno del estado de Sinaloa quien le impuso un

año de prisión por faltas a la ley de imprenta, Junio 13 de 1873”. 34 La Tarántula, 27 de noviembre de 1878, p. 2. José C. Valadés “¡Caracoles!”. En adelante LT.

Page 33: Tesis Posgrado Historia Mazatlán.pdf

33

estados debían de arreglar su existencia a las prevenciones y dichos de la

Constitución, de otra manera, faltaban al pacto que habían celebrado las diversas

porciones políticas para construir una federación:

Ese lazo de unión lo ha roto Sinaloa desde que el gobierno de Francisco Cañedo

se ha declarado ante la opinión pública impotente para gobernar. Aquí no hay

justicia, ni hacienda, ni administración, ni nada que se le parezca a un gobierno.

Acaban de imponer contribuciones exorbitantes, que ha llevarse efecto, matarán el

comercio y todas las industrias; todas las casas se cerrarán y millares de

trabajadores quedarán sin empleo; y no son estas contribuciones para cubrir

déficits legalmente ocasionados sino para cubrir el desfalco de una oficina

ocasionado por el disimulo de un gobernador35.

La situación se agraviaba para el recién instaurado gobierno de Francisco

Cañedo, las quejas de los principales comerciantes ante el aumento de los

impuestos, la prensa opositora y las revueltas que amenazaban la seguridad del

estado eran situaciones que ponían en riesgo evidente a su administración. Una

semana antes del asesinato de Valadés, el periodista hizo saber en La Tarántula

que por fuentes fidedignas se había informado de que Cañedo estaba cansado de

los artículos de la publicación y de que este “era mal enemigo”, poniéndolo en

conocimiento de la demás prensa y de las autoridades por si acaso algo ilegal le

sucediese36. No tardaron muchos días para que la supuesta amenaza de Cañedo

se hiciese realidad pues el 27 de enero por la noche, saliendo de una visita en

casa del Dr. Miguel Maxemín, el periodista de oposición José Cayetano Valadés

fue asesinado de múltiples puñaladas mientras caminaba de mano de dos

mujeres.

Casi de manera inmediata al momento de la noticia cientos de pobladores

del puerto comenzaron a movilizarse y a amotinarse en la casa en la cual se

hospedaba el gobernador Cañedo, quien se encontraba residiendo en Mazatlán.

La administración cañedista vivía sus momentos más frágiles al momento, otros

diarios porteños como El Monitor del Pacífico, El Alacrán y El Tornillo

suspendieron momentáneamente sus actividades reclamando la falta de garantías

35 LT, 9 de enero de 1879, p. 1. José C. Valadés, “En Sinaloa está roto el pacto federal”. 36 LT, 23 de enero de 1879, p. 1. José C. Valadés, “Garantías”.

Page 34: Tesis Posgrado Historia Mazatlán.pdf

34

para el ejercicio de la prensa37. Los amotinamientos se recrudecieron cada día

más, los comerciantes del puerto aprovecharon la coyuntura para unirse a las

manifestaciones públicas y protestar por el alza a los impuestos. La gravedad de

la situación política obligó al general Francisco Loaeza, jefe de las fuerzas

federales en el estado a declarar a Sinaloa en estado de sitio, el comunicado

publicado en el Periódico Oficial del Estado de Sinaloa manifestó que:

En vista de la manifestación oficial del Ayuntamiento de Mazatlán y la pública de la

generalidad de sus habitantes, así como la particular de muchos de ellos que

temen por su seguridad y la de sus bienes si continua el estado de excitación que

hoy reina y que ha puesto al ejecutivo del estado en la imposibilidad de dar

garantías de seguridad a esos habitantes, y siendo la opinión unánime que solo la

intervención directa del que suscribe puede hacer cesar tan deplorable situación.

Interinamente y mientras la superioridad dispone lo convincente se decreta: art. 1.-

Se declara estado de sitio al Estado de Sinaloa asumiendo el mando político el jefe

de las armas, art. 2.- Dese cuenta al gobierno federal38.

El estado de sitio terminó el 6 de febrero del mismo año, fecha en que tomó

posesión del ejecutivo el presidente del Tribunal de Justicia, Manuel Monzón.

Algunos pobladores acusaron directamente como autor del crimen material a

Ignacio Solano, quien se desempeñaba como capitán de caballería y ayudante

personal de Cañedo. A inicios de marzo Solano y su supuesto cómplice, Pablo

Cárdenas, fueron sometidos a juicio por el delito de homicidio calificado en el

juzgado de primera instancia de Mazatlán siendo encontrados culpables por el

juez Cipriano Piña y condenados a veinte años de prisión39.

En abril, dos meses después de los sucesos, Cañedo fue reestablecido en

el cargo de gobernador del estado todavía con la mancha de los sucesos a

cuestas. A pesar de los múltiples comunicados enviados por el gobernante para

defenderse de las acusaciones de la prensa local y nacional así como de sus

“gratuitos enemigos”40, la figura de Cañedo como líder político seguía

37 EMP, 28 de enero de 1879, p. 1. Jesús Río y Madrid, “Alcance al número 85”. 38 Periódico Oficial del Estado de Sinaloa, 29 de enero de 1879, p. 1. En adelante POES. 39 EMP, 5 de marzo de 1879, p. 2. 40 ESDN, 7 de febrero de 1879, p. 3. Francisco Cañedo, “A los Sinaloenses: Sacrificando mis sentimientos

personales en aras del bien público, deseo permanecer por ahora separado del poder ejecutivo, no solo para

evitar conflictos que en los sucesivo pudieran provocar mis gratuitos enemigos, sino principalmente, porque

me anima la firme resolución de sujetar mis actos al juicio de esa legislatura, y no quiero que se suponga que

Page 35: Tesis Posgrado Historia Mazatlán.pdf

35

deteriorándose, incluso La Libertad, el diario más influyente entre los políticos

porfiristas, publicó que Cañedo trataba de reivindicarse luego de las múltiples

acusaciones de incompetencia política de las que era objeto, recomendó el diario

al gobernante que lo mejor para él era retirarse a su casa puesto que no era muy

popular entre sus gobernados, especialmente después de intentar imponer el siete

por ciento de recargo a los efectos extranjeros que arribaran a los puertos de

Sinaloa, procurando así que se alejaran las inversiones y se fueron a puertos

inmediatos41.

La inestabilidad política se incrementó también con la imposibilidad del

nuevo gobierno para hacer frente a los movimientos insurreccionistas que

imperaban en algunas zonas el estado. Fue el puerto y sus zonas circunvecinas

los más afectados por el alzamiento armado que encabezó el general Jesús

Ramírez Terrón, suceso que provocó fuertes reclamos por parte de los

empresarios y comerciantes de Mazatlán, del gobierno federal y de la población en

general hacia Cañedo. Ramírez Terrón logró ingresar al puerto junto con algunos

de sus compañeros los días finales del mes de junio de 1880. Dentro de la

guarnición del puerto, compuesta por alrededor de 250 soldados, existían algunos

fieles al general Terrón, quienes fueron trabajando en convencer a las demás

tropas en que se le entregaran las armas y de unirse al movimiento para derrocar

el gobierno de Cañedo. Una tropa de soldados federales que se unieron al

llamado de Terrón logró abrir el lugar en donde se guardaban las armas en la

madrugada del sábado 26 de junio, el zaguán era resguardado solamente por

unos ochenta hombres de la quinta infantería mientras que los hombres de Terrón

llegaban a casi doscientos, la toma de las armas obligó a general Bibiano

Hernández a huir del puerto por mar con los pocos hombres que le quedaban a su

mando para reunir y reorganizar a las tropas federales. Naturalmente, como lo

detalló el corresponsal para El Libre Sufragio en Mazatlán, la primera acción de

Ramírez Terrón después de tomar el puerto fue reunir, en el Hotel Iturbide, a los

tomo el poder para de alguna manera influir en el ánimo de los que van a ser mis jueces; pues todo lo

contrario, mi deseo se encamina a dejar en la más absoluta libertad, tanto a mis acusadores, como al

Congreso, a fin de que el veredicto que éste pronuncie sea la verdadera expresión de la justicia”. 41 La Libertad, 8 de mayo de 1879, p. 3. Redacción, “Francisco Cañedo”. En adelante LB.

Page 36: Tesis Posgrado Historia Mazatlán.pdf

36

principales comerciantes del puerto e imponerles un préstamo de cien mil pesos42.

Durante los ocho días en los que Mazatlán duró bajo el mando de las fuerzas de

Terrón se recibieron múltiples denuncias de allanamientos de casas y comercios.

Los diferentes ataques del general Ramírez Terrón sacaron a la luz lo

endeble que aún se encontraba la seguridad de Sinaloa, en especial en Mazatlán,

así como la poca fidelidad de los jefes de las fuerzas federales hacia Francisco

Cañedo. La población vivía en constante intranquilidad y los comerciantes

porteños dudaban de que el ejecutivo estatal pudiese lograr vencer en algún

momento a las fuerzas insurreccionales. Ante el desasosiego de la población,

Francisco Cañedo se vio obligado a trasladar su residencia temporalmente a

Mazatlán así como de mandar a imprimir y repartir comunicados asegurando que

el gobierno tenía los suficientes elementos para poder vencer en pocos días a las

fuerzas de Terrón.

El riesgo de que en cualquier momento Cañedo pudiera ser derrocado

obligó al gobierno federal a involucrarse en los asuntos del estado. Porfirio Díaz

dio la orden al general Manuel González, secretario de guerra y marina, quien se

encontraba en Guadalajara, de emprender una campaña en contra de las fuerzas

de Ramírez Terrón. En intercambio epistolar, Díaz le hizo saber a Manuel

González su interés prioritario de anunciar la paz consolidada en Sinaloa en

menos de un mes, puesto que las elecciones para diputados federales y

senadores se encontraban bastante cercanas; de igual forma le comunicó la

necesidad de enviar a alguien más a Sinaloa para atacar la revuelta de Ramírez

Terrón, puesto que el general Guillermo Carbó, jefe de las fuerzas federales en

Sinaloa, se encontraba dominado por el alcohol43. El general Bernardo Reyes fue

el elegido por Manuel González para hacer frente a las fuerzas de Terrón, quien

fue derrotado y muerto por los federales en septiembre de 1880.

42 El Libre Sufragio, 28 de julio de 1880, p. 2. “Correspondencia de Sinaloa”. 43 Archivo Histórico de la Universidad Iberoamericana, Colección Porfirio Díaz, Mazatlán, 31 de julio de

1880. En adelante AHUIA-CPD.

Page 37: Tesis Posgrado Historia Mazatlán.pdf

37

Los primeros cuatro años de la era de Cañedo terminaron de forma trágica

en el plano político y su lugar fue ocupado por el ingeniero Mariano Martínez de

Castro. Sin embargo, a pesar de las problemáticas, Francisco Cañedo logró saltar

todos y cada uno de los obstáculos que se le interpusieron durante su primera

administración. Durante los años del gobierno de Martínez de Castro, Cañedo se

desempeñó como senador por el estado de Sonora, posición que le permitió

estrechar aún más sus lazos de amistad y compadrazgo con Porfirio Díaz, muy

necesarios después del paso trágico de su administración, así como con políticos

de alto rango y empresarios importantes entre los que destacaron Diego Redo, el

gobernador de Sonora Ramón Corral, el recién nombrado diputado federal José

Yves Limantour, entre otros lazos políticos que lo ayudarían a volver al gobierno

de Sinaloa cuatro años después, aunque a su retorno, el desempeño de la política

desde el ejecutivo sinaloense no tuvo un camino fácil, como lo pudieron haber

creído.

1.2.- Reorganización urbana y social de Mazatlán a finales del siglo XIX

¿El desarrollo de nuevas formas de sociabilidad influye en la transformación física

del espacio en una región o estas, se van desarrollando conforme al espacio

mismo va transformándose? Es una pregunta que pudiera plantear una o varias

hipótesis que parecieran ser lejanas al tema de la investigación. Esto debido a la

amplia discusión que a lo largo de los años se ha llevado a cabo respecto a si

verdaderamente la transformación del espacio urbano de una ciudad o región

provocan, en efecto, que formas de sociabilidad de carácter formal e informal se

desarrollen ampliamente.

El tema de la discusión, al parecer, ha quedado de lado en las últimas

décadas por el hecho de llevar con él una respuesta implícita de carácter positivo

y denominar que las formas modernas de sociabilidad no sólo tienen que ver con

la noción de prácticas asociativas voluntarias, es decir, fuera de la costumbre o de

la ley, o de la idea de la democracia moderna con la creación de partidos políticos

Page 38: Tesis Posgrado Historia Mazatlán.pdf

38

y la práctica del voto y por último, la del desarrollo de la opinión pública, la

influyente palabra de la prensa o de libro llevada a cabo por miembros de las

“repúblicas de las letras”, sino que, el crecimiento urbano, el desarrollo económico

–sin tener que ser exponencial-, la creación de industrias y comercios, el avance

tecnológico, el aumento, la rapidez y la internacionalización de las vías de

comunicación, entre otras cosas, tienen una importante injerencia en que las

sociabilidades, formales e informales, logren desarrollarse, ampliarse e incluso,

innovarse.

La virtud social de las sociabilidades es esencial, sin embargo, esta debe

desarrollarse y realizarse en un tiempo y en un espacio. El sentido que debe de

mostrarnos entonces el espacio tendrá que incluir un sentido social, es decir,

cómo y de qué forma influyó la expansión y reorganización urbana junto con el

“crecimiento” económico del Mazatlán porfiriano en el desarrollo de formas

modernas de sociabilidad, siguiendo, para este punto, el sentido primero de la

sociabilidad aplicada a la especie humana, pero reteniendo el vínculo con la idea

de progreso44.

El Mazatlán de finales del siglo XIX contaba con todos los servicios que una

ciudad latinoamericana decimonónica moderna pudiera contar, esto, a pesar de

que el puerto comercial más importante del pacifico mexicano se estableciera

solamente en un territorio de 300 hectáreas. Trazado de manera regular en un

territorio serpenteante, la ciudad estaba divida en seis cuarteles, los cuales

llevaban su nombre de acuerdo al establecimiento de alguna edificación

importante dentro de su circunferencia o al carácter del territorio como el Barrio del

Templo Antiguo, Barrio del Cuartel Rosales, Barrio del Antiguo Panteón, Barrio de

la Plaza Hidalgo al Muelle, Barrio del Templo Nuevo, Municipalidad y Teatro Rubio

y el Barrio del Astillero45, con una numeración todos ellos del uno al seis de

acuerdo a la descripción, lo cual nos habla de una conciencia de potencialidad

económica importante desde mediados del siglo XIX, lo que por ende, llevaría a la

44 Maurice Agulhon, El círculo…Op. Cit., p. 32. 45 Martiniano Carvajal, La Peste en Sinaloa, Mazatlán, Imprenta de Valadés, 1903.

Page 39: Tesis Posgrado Historia Mazatlán.pdf

39

ciudad a una expansión y posible reorganización urbana, para lo cual, la

identificación de un espacio urbano fue una acción necesaria por parte del

ayuntamiento, el gobierno estatal y los comerciantes locales.

El aumento poblacional de la ciudad, la cual pasó de tener 10 055

habitantes en 1877 a 17 852 en 1895 y finalmente a 21 219 en 191046, a la par del

desarrollo industrial y comercial fue obligando a que el ayuntamiento y el gobierno

del estado realizaran mejoras urbanas en el puerto. Estas no solo eran exigidas

bajo la proyección de la necesidad de realizarlas con un fin económico, como era

la posibilidad de un mayor tráfico de mercancías y personas vía marítima con los

mercados nacionales e internacionales y vía terrestre con el mercado minero

interno como Durango y Nayarit, sino que también se volvieron necesarias para la

seguridad de los habitantes y el mejoramiento de la vida social del puerto. El

desarrollo económico de la región llevó a multiplicar los intercambios culturales

entre la ciudad puerto y el mundo atlántico; intercambios que, con la intensificación

de las migraciones transatlánticas, favorecieron la transformación de los hábitos

de la sociabilidad porteña.

Un claro ejemplo de estas obras fue la construcción de un dique a la orilla

de la playa en la zona conocida como Olas Altas. El crecimiento urbano provocó

que un buen número de fincas instaladas en las cercanías de la zona de playa se

vieran afectadas en las temporadas de lluvias y con los fenómenos naturales

como ciclones y huracanes. La construcción no sólo aumentó la seguridad de los

habitantes de la zona limítrofe con la playa, sino que al mismo tiempo se

constituyó un paseo por la orilla del mar para la sociedad porteña. Al breve tiempo,

el paseo denominado Olas Altas se convirtió en el sitio de preferencia de los

habitantes de Mazatlán, en especial de la élite del puerto47. La posibilidad de

poder disfrutar de una tarde de brisa a la orilla de la playa sin peligro alguno

convocó a que los habitantes hicieran del paseo un lugar de tradición para el

recorrido vespertino, las serenatas nocturnas y pasar el día los domingos, el día

46 Rigoberto Román Alarcón, Mazatlán en el Siglo XIX, Culiacán, UAS, 2009, p. 35. 47 Sobre el desarrollo urbano en Mazatlán durante la segunda mitad del siglo XIX véase: María de Jesús

López, Terrenos, fincas y propietarios en Mazatlán. 1877 – 1911, UAS, Culiacán, 2007.

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40

de descanso para la mayoría de los trabajadores industriales, de las casas

comerciales y domésticos.

La ciudad se enfrentó durante su crecimiento a una serie de problemas de

planeación urbanística, si bien Mazatlán tuvo un buen trazado para su expansión

urbana, por el contrario, el aplanamiento de calles y caminos para una mejor

circulación del agua de las lluvias y la construcción de servicios de drenaje

tuvieron una menor eficacia. “Mazatlán cuenta con un clima excelente de

noviembre a mayo, por el contrario, en los meses de lluvia, de junio a octubre, los

caminos y calles se vuelven intransitables además de aumentar las

temperaturas”48. Está información publicó en 1897 en un directorio para la

industria en Mazatlán, en donde, además, se agregaba que el comercio en la

ciudad se veía paralizado durante estos meses. Pero, ¿qué consecuencias de

insalubridad pudo tener una ciudad del siglo XIX como Mazatlán que carece de

drenaje y sufre de encharcamientos?, en 1881 el ayuntamiento ordenó la

nivelación de algunas de las calles más importantes del puerto como la del muelle

y la de la aduana marítima49, pero la mayor preocupación gubernamental, sin dejar

de lado la presión que los comerciantes ejercían sobre este, se reflejó en el

arreglo de los caminos de acceso hacia el puerto como el camino a Villa Unión

lugar de paso para el transporte de los minerales que se exportaban desde el

puerto hacía Estados Unidos y Europa. La falta de un sistema de drenaje y el

encharcamiento de las calles durante las temporadas de lluvias combinó la basura

diaria junto con los desechos fecales, humanos y animales, provocando que en la

ciudad se desarrollaran enfermedades como el paludismo, disentería, tifoidea,

tuberculosis, lepra, tétano, neumonía, diarreas y cóleras, mismas que provocaban

una mortandad, sobre todo infantil, muy elevada50.

48 David A. Urrea, Directorio industrial, profesional y fabril con su guía domiciliaria de Mazatlán, Imprenta

y Casa Editorial Retes, Mazatlán, 1897, p. 3. 49 María de Jesús López, Terrenos…Op. Cit., p. 61. 50 Rafael Valdez Aguilar, “La salud en Sinaloa durante el porfiriato”, En Gilberto López Alanís, El

porfiriato…Op. Cit., p. 184.

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41

El puerto fue azotado en 1883 por una epidemia de fiebre amarilla en la

cual perdieron la vida alrededor de doscientas cincuenta personas51. La fiebre

entró por un pasajero de un buque. Trece años atrás, Buenos Aires había sufrido

una epidemia de fiebre amarilla en donde murieron alrededor de 4 mil personas y

la constante llegada de viajeros sudamericanos al puerto pudo ser una de las vías

de entrada de la fiebre, la cual no sólo afectó a la ciudad sino a las rancherías más

cercanas como El Recodo, El Chilillo, El Quelite, Villa Unión, El Habal, entre otros,

los cuales también acumularon cientos de muertos. Las autoridades trataron de

resolver el caso de forma inmediata trayendo doctores de otras ciudades como

Durango, Guadalajara y Culiacán para que ayudaran en el caso. La sociedad se

movilizó para ayudar a los enfermos en los hospitales mientras que algunas

asociaciones de beneficencia y clubs se organizaron para realizar colectas y

eventos públicos como corridas de toros para recolectar fondos y donarlos. La

referencia de la fiebre amarilla que había cobrado cientos de muertos en el puerto

provocó que la instalación en el puerto de servicios básicos como el drenaje y el

agua potable se empezara a ver como una necesidad.

El primero de los servicios que se instaló fue el agua potable, en 1890, la

cual era transportada desde el río Presidio y depositada en tinacos ubicados en

los altos de la ciudad para después distribuirse por toda esta a través de un

sistema de entubado. El sistema de drenaje, por el contrario, no se instaló hasta

1897, año en el cual los regidores Martiniano Carvajal y José María Dávila,

ambos médicos, propusieron la construcción de un sistema de desagüe para toda

la ciudad con el fin de que la ciudad mejorara sus condiciones higiénicas y el cual,

se hacía necesario, puesto que Mazatlán se encontraba en un periodo de “franco

adelantamiento” en virtud del progreso de la época52.

Los años finales de la década de 1890 fueron de suma importancia en el

desarrollo urbano y con esto, el social del puerto de Mazatlán. Durante estos años

se instaló el servicio de tranvías por el inversionista americano Arthur De Cima.

Con un costo de cinco centavos por todo o parte del trayecto; el servicio de tranvía 51 Entre ellas la cantante mexicana de opera Ángela Peralta. 52 Archivo Histórico Municipal de Mazatlán, Actas de Cabildo, 12 de abril de 1897. En adelante AHMM.

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42

recorría las principales calles de la ciudad como lo eran la principal, del muelle,

oro, recreo, de la aduana a la plaza del astillero y carnaval. La compañía tenía por

obligación no contratar a ningún extranjero53 por lo que la empresa resultó una

fuente de empleo para los ciudadanos mexicanos arraigados en el puerto. La

instalación del tranvía modificó al poco tiempo la forma de tránsito en el puerto,

puesto junto con la bicicleta, pronto logró adaptarse como un medio funcional y

casi necesario entre los habitantes del puerto, todo esto debido a que el

ayuntamiento se vio obligado a prohibir la entrada de vehículos de cuatro ruedas y

bestias de carga, exceptuando aquellos que traían carbón o víveres para surtir los

negocios del mercado54 debido al aumento del tránsito poblacional en las zona

urbana.

Por otra parte, La vida social del puerto se desarrolló casi de manera

exclusiva durante el día, las lámparas de gas instaladas en algunas calles y

edificios municipales no brindaron por mucho tiempo la seguridad que los

habitantes requerían para poder salir por las noches a las calles y estas, con sus

días de excepción, se vaciaban totalmente al caer la tarde. La obscuridad del

puerto supuso un problema social, puesto que conforme avanzaba el crecimiento

urbano y poblacional, los habitantes demandaban la construcción de más espacios

públicos de interacción y recreación como parques y plazas públicas que pudieran

ser utilizados no solamente de día sino también de noche. En 1897 el empresario

Jesús Escovar logró obtener una concesión para instalar el alumbrado de luz

eléctrica en los edificios públicos, plazas y calles55, la luz eléctrica causó furor

entre los habitantes del puerto y la empresa pronto se vio en posibilidades de

instalar luz eléctrica en las casas habitación por un precio moderado aunque solo

las clases altas y medias podían pagarlo.

Para finales del siglo XIX Mazatlán ya contaba con diferentes espacios

públicos de recreación en donde una buena parte de la sociedad porteña, según el

lugar al que se refiera, tuvo acceso a estos. Teatros como el Variedades, Del

53 AHMM-Actas de Cabildo, 21 de diciembre de 1896. 54 AHMM-Actas de Cabildo, 27 de abril de 1897. 55 AHMM-Actas de Cabildo, 8 de febrero de 1897.

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43

Recreo y el Teatro Rubio, se construyeron a lo largo de la segunda mitad del siglo

XIX permitiendo la llegada y presentación de compañías teatrales de México y

Latinoamérica principalmente. Para los amantes de las tertulias funcionaron

durante la época cantinas, cafés, billares y salones, las personas de clase social

media - alta preferían aquellos que contaron con servicio de restaurant y de una

buena variedad de vinos y cervezas como la Colmena, la Puerta del Sol y el café

La Fama56. Ya entrado el siglo XX se instalaron famosos y elegantes salones

como el Casino Republicano, en 1904 y el Salón Roher, en 190957. Para la

sociedad en general, aunque por estar ubicado en barrios de clases bajas, fueron

estas sus clientes más asiduos se encontraron cantinas como la Fortuna, la

Veracruzana y el Barril Azul, así como los billares Neptuno y el Progreso; el

Diccionario Mercantil, señaló la existencia de veintidós establecimientos con el giro

de cantinas o billares para 189758. Los grandes establecimientos, espacios por

excelencia de convivencia moderna, se convirtieron en pocos años en los

símbolos de una nueva forma de vivir en la ciudad, a la vez que contenían los

síntomas de las crisis vinculadas a las transformaciones de las relaciones sociales

y de la vida privada59.

La construcción de plazas públicas no fue la excepción, durante la época se

edificaron en el puerto plazuelas como la Plaza Machado, Plaza Hidalgo, Plaza

República y Plaza Zaragoza, en las cuales se llevaban a cabo las serenatas,

principalmente los domingos por las tardes y a las cuales concurrió la mayoría de

la sociedad porteña de todas las edades. En las plazas públicas se celebraban

también, año con año, los festejos patrios de independencia y uno que otro baile

organizado por la Junta Patriótica o alguna sociedad de beneficencia para

recaudar fondos. El paseo de Olas Altas fue un lugar de asidua visita para los

habitantes del puerto, los concurrentes asistían a él con mayor frecuencia los

domingos por las mañanas, pero sobre todo en dos fechas especiales, durante las

celebraciones del carnaval, en la primera mitad del mes de febrero y durante la

56 David A. Urrea, Directorio… Op. Cit. p. 14. 57 Oses Cole Inzunza, Las viejas calles de Mazatlán, Edición del autor, Mazatlán, 1994, p. 97. 58 David A. Urrea, Directorio… Op. Cit. p. 6. 59 Jaques Dugast, La vida cultural en Europa entre los siglos XIX y XX, Barcelona, Paidós, 2003, p. 92.

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44

primera quincena de mayo, días en los que se llevaba a cabo las fiestas cívicas de

mayo, en las cuales, de día y de noche eran instaladas carpas en las que se

realizaban juegos de azar y serenatas, y en donde también se podía encontrar

puestos de comida60.

Esta diversificación de espacios públicos de interacción social hizo

necesario que en estos también se instalaran sistemas de alumbrado público que

brindara seguridad a los habitantes para poder circular en la ciudad por las

noches. Así, para Mazatlán llegaba una nueva etapa que hizo posible el desarrollo

de un conjunto de relaciones sociales que dejaban de lado la privacidad de la casa

y la exclusividad de día, aunque si bien es cierto que esta nunca se perdería del

todo, la luz eléctrica brindó la posibilidad no sólo de realizar un mayor número de

eventos públicos y privados como bailes, serenatas, fiestas públicas, etc., sino

también alargar su tiempo de duración. Otra extensión del tiempo fue posible en el

horario de los comercios e industrias del puerto y con esto, el horario de los

trabajadores, los cuales pasaron de cerrar entre cinco y seis de la tarde a ocho y

nueve en algunos casos.

La escasez presupuestal del Ayuntamiento era habitual y por ende, este

buscó cualquier método para poder hacerse de mayores ingresos. Eficazmente la

comuna llegó al acuerdo de comenzar a cobrar más alto los impuestos a los

comercios y casas-habitación que se establecieran alrededor de plazas, mercados

y jardines, pero las decisiones de construcción de obras y del cobro de impuestos

por realizarlas no fueron siempre motivo de consenso general.

Las discusiones sobre las obras que el ayuntamiento tuviese planes de

realizar o de comisionar se dieron de manera constante y fue muy rara aquella que

encontró un voto general positivo por parte de los regidores, algunos casos

precisos fueron, por ejemplo, la discusión que se llevó a cabo sobre la propuesta

que el prefecto de Mazatlán Bernardo Vázquez y el presidente del ayuntamiento

Francisco Mortero hicieron en enero de 1897 acerca de la construcción de un

parque a las afueras de la ciudad aprovechando una extensión de terreno sobre el

60 Véase capitulo II, apartado 2.1.- El uso del espacio público en Mazatlán.

Page 45: Tesis Posgrado Historia Mazatlán.pdf

45

cual supuestamente no existían fincas establecidas y sólo había en el “zahúrdas

que comprometen de manera alarmante la salud pública”. El parque prometió ser

un espacio para la recreación de los habitantes del puerto, con una fuente de tipo

europeo y árboles de todo el continente. El proyecto estableció que en caso de no

fuese posible arreglar con todos o algunos de los propietarios de los terrenos que

debe ocupar el parque se procedería a su expropiación por causa de utilidad

pública61

La propuesta que pareció ser viable, fue rechazada por los regidores José

María Dávila y Martiniano Carvajal, tiempo después, los regidores Victoriano

Siordia, Pablo Hidalgo y Ricardo Careaga rechazaron por su parte, la propuesta

de la realización de la obra de drenaje tal y como los primeros la habían

propuesto, argumentando que la Compañía Abastecedora de Agua, la cual era la

encargada de llevar el agua potable del Río Presidio hasta el puerto, tenía la

capacidad para la construcción de dicha obra. Dávila y Carvajal, ambos médicos,

insistieron en la obra del drenaje debido a que el estado de sanidad del puerto

alejaba a nacionales y extranjeros, además de aumentar la posibilidad de que la

fiebre amarilla volviera a la ciudad, por su parte, los regidores Siordia, Hidalgo y

Careaga propusieron que en realidad lo que al puerto aquejaba era la falta de

aumento del comercio por la inexistencia de cómodas vías de comunicación, las

cuales eran, según estos, las principal enfermedad que aquejaba al puerto62.

La falta de quórum para cualquiera de las dos obras hizo que su realización

quedara solo en propuesta. En septiembre de ese mismo año el prefecto Bernardo

Vázquez y el presidente Francisco Mortero declaraban en sesión de cabildo que la

propuesta del parque tuvo que ser dejada de lado por haber encontrado desde un

principio una oposición que no fue franca y abierta, sino “solapada y escurridiza63”.

Ante tales declaraciones es preciso preguntarnos si estas discusiones

cruzaron un plano más allá que las cuatro paredes del salón de cabildos en el

61 AHMM-Actas de Cabildo, 7 de enero de 1897. 62 AHMM-Actas de Cabildo, 7 de junio de 1897. 63 AHMM-Actas de Cabildo, 13 de septiembre de 1897.

Page 46: Tesis Posgrado Historia Mazatlán.pdf

46

recién inaugurado Palacio Municipal para trasladarse a otros espacios, como a

una tertulia en algún salón o a una reunión de una asociación o club. Estos

cuestionamientos significan la posibilidad de tomar otra vía más prometedora que

es la del análisis de los lugares y las formas en que se efectúa la socialización de

los hombres, óptica que permite poner de manifiesto la interrelación constante que

existe entre las ideas, el imaginario y los valores de un grupo humano –de un actor

social- con su estructura y funcionamiento internos64.

¿Pudo Martiniano Carvajal, por ejemplo, dejar de lado las discusiones que

se llevaron a cabo dentro de las sesiones del cabildo para asistir a la rutinaria

sesión del Club Aurora, en el trayecto los olvidaba para discutir la obra de Balzac,

de Víctor Hugo, de Rubén Darío o los nuevos poemas de Amado Nervo y de José

Ferrel? ¿O cuando el Prefecto Bernardo Vázquez y el Presidente Francisco

Mortero acudían al Casino Mazatlán no se quejaban ante los miembros del Casino

de los bloqueos en los proyectos de Ávila o de Carvajal y otros miembros del

cabildo?

Se puede suponer que difícilmente, en un lugar de confianza y de

compañerismo como lo es el espacio de un club o de una asociación, los temas

políticos de relevancia no sean tratados con los similares, ya sea para conocer

una opinión, una idea o un interés y, difícilmente estos se guardan un consejo a

una posible solución del problema. Existe pues una alta posibilidad de que se

brinden consejos, ideas u opiniones tanto de un lado como del otro para que

ciertas acciones se lleven a cabo o que ciertos proyectos de cabildo se propongan,

se descarten o se aprueben. La historia de la sociabilidad es, de algún modo, la

historia conjunta de la vida cotidiana, íntimamente ligada a la de la psicología

colectiva65.

Lamentablemente esta afirmación quedará a medias, puesto que no se ha

encontrado alguna evidencia epistolar entre los diferentes miembros del cabildo y

64 François-Xavier Guerra, Modernidad e independencias. Ensayos sobre las revoluciones hispánicas,

México, FCE, 2010, p. 88. 65 Maurice Agulhon, El Circulo…Op. Cit., p. 38.

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47

sus similares de algún club o asociación que afirmen esta hipótesis, aunque la

idea no nace de la nada, si bien la privacidad de una reunión de las asociaciones o

clubes a los que pudieron pertenecer algunos miembros del cabildo, o de alguna

cena privada en casa con unas cuantas amistades no nos permite realizar

fehacientemente esta afirmación. Por otra parte, la prensa nos revela lo contrario,

es en ella en donde las opiniones contrarias o a favor de alguna decisión del

cabildo, ya sea de cuestión política-económica, urbanística o cultural se hacen

presentes en artículos de opinión por parte de los miembros del cabildo y de

distintas asociaciones o clubes de carácter científico, literario, obrero o de

recreación.

En el periódico porteño El Correo de la Tarde, por ejemplo, miembros

constantes del cabildo de 1877 a 1911 publicaron artículos en sus páginas. La

investigación misma nos obliga a poner énfasis en las opiniones de personajes

miembros del cabildo que colaboraron en El Correo de la Tarde y que finalmente

participarían de alguna forma u otra dentro de la organización de la oposición

político electoral en las elecciones de 1909 y 1910. Dos de ellos, sólo por

mencionar algunos, fueron el Doctor Martiniano Carvajal, columnista del diario y el

Licenciado Carlos Fernández Galán, director de este por más de diez años y,

miembro, junto con Carvajal, del Club Aurora. Durante el tiempo en que ambos

colaboraron de manera activa en la publicación de El Correo de la Tarde, fueron

también, en múltiples ocasiones, miembros del Cabildo, y la plataforma que

significaba las páginas del periódico fueron aprovechadas para dar a conocer

opiniones sobre distintas cuestiones en relación a las obras públicas. En 14 de

marzo de 1895, mientras fungía como regidor presidente del ayuntamiento, Carlos

F. Galán escribió un artículo referente a las obras de importancia realizadas por el

ayuntamiento o el gobierno estatal hasta el momento en Mazatlán, en este

recalcaba que el Paseo Olas Altas había sido hasta la fecha la única obra de

importancia durante mucho tiempo en el puerto, a la cual se le invirtió mucho

Page 48: Tesis Posgrado Historia Mazatlán.pdf

48

dinero y quedó mal realizada66. Por su parte, Martiniano Carvajal, quien ese

mismo año formó parte del grupo de regidores escribió acerca del mismo tema:

No basta pagar las contribuciones, ni decir luego que se las apropian los que

manejan los fondos, sino que es preciso trabajar con método para obtener las

mejoras que los ayuntamientos no pueden proporcionar. Mazatlán no tiene un

paseo, un lugar de esparcimiento para los días de fiesta; sus alrededores son

áridos, tristes e indignos de una población tan civilizada como lo es esta; sus calles

son un ejemplo de lo que no deben de ser las calles; sus aceras o banquetas

difieren en nivel, anchura, material y construcción, y el drenaje, como se llama

ahora al sistema de conductos subterráneos por donde se desembaraza la ciudad

de sus aguas usadas y otras materias, sólo existe en algunos proyectos y no

pocas conversaciones.67

El Cabildo fue entonces un espacio en donde se conjuntaron un grupo de

personas de la clase media alta mazatleca con diferentes intereses e ideologías, el

cual a pesar de ser un espacio de sociabilidad política, no se desarrolló en el

interior de éste una idea común de lo que debe de ser el desarrollo, en todos los

sentidos, de una región, sino que es durante los trabajos del Cabildo en donde se

ven reflejadas las diferentes ideas e intereses de un grupo u otro, a los que

pertenecen los miembros del cabildo al exterior del mismo. Una explicación al

fenómeno es que a pesar de formar parte de una institución política como lo es el

Ayuntamiento, no alcanza a desarrollarse en sus miembros, un sentido de

identidad y pertenencia, esto se debe a que el tiempo en el desempeño del cargo

es de solo un año, tiempo relativamente corto y que la elección de estos son por la

vía del voto popular, contrario a lo que sucede con los prefectos de distrito y los

directores políticos, los cuales son elegidos o removidos directamente por el

gobernador lo cual les dio la oportunidad de desempeñar el cargo por un largo

periodo o la probabilidad de la reelección.68.

66 El Correo de la Tarde, 14 de marzo de 1895. En adelante ECT. 67 ECT, 24 de abril de 1895. 68 Héctor R. Olea, Sinaloa a través de sus constituciones, UNAM, México, 1985, pp. 260-332. Artículos 48 y

50 de la Constitución Política del Estado de Sinaloa de 1894. Esta Constitución sería la regente en el estado

hasta la de 1917, hubo en ella mínimos cambios en 1896 y en 1906 pero solo en relación al papel político del

ejecutivo, así como en 1902 con la aparición del Código Civil de Procedimientos, ambos artículos no tuvieron

modificación hasta la Ley del Municipio Libre marcada en la Constitución Política del Estado de 1922.

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49

Otro de los puntos clave en el tema del crecimiento poblacional y

urbanístico de la ciudad aparte del de la construcción de obras públicas fue el de

la construcción de viviendas y el modo en el que este fue modificando la vida

social y cultural de los habitantes de Mazatlán. En 1897 el Cabildo de Mazatlán

tomó una decisión acerca de los costos y los mantenimientos que los habitantes

debieron de tener en sus propiedades, así como una regulación de los terrenos

baldíos.

La Ley de Terrenos Baldíos obligaba a las personas que tuviesen un

terreno baldío a no tenerlo en descuidadas condiciones por amenaza de multa o

de expropiación, todo esto, decía, con el fin del mejoramiento de la ciudad y el

aumento de la riqueza pública. Por otra parte, la ley especificaba los costos del

pago predial para cada una de las zonas de la ciudad, siendo los más altos

aquellas propiedades o fincas que se ubicaran dentro del espacio en donde

existiera alumbrado público, las cuales pagaban de cinco a diez centavos al mes

por cada metro de frente, un centavo a aquellas fuera del espacio del alumbrado y

la excepción de impuestos a las ubicada a las afueras del casco urbano69.

El alto precio que significó vivir dentro de los primeros cuadros de la ciudad

obligó a que las familias de escasos recursos fueran trasladándose a las orillas de

la misma, en las faldas de los cerros que se ubicaban en el este y al norte del

casco urbano, o en la parte conocida como el estero del infiernillo, contribuyendo a

la demarcación de las diferentes clases sociales, no sólo en un sentido económico

o cultural sino territorialmente.

Fue ya en la segunda mitad del gobierno de Francisco Cañedo cuando la

situación de los deslindes de terrenos baldíos comenzó a ir en aumento. Los

terrenos más comercializados entre 1895 y 1911 fueron aquellos con un precio

menor a 5 mil pesos, por decirlo así, terrenos propios de una clase media-baja70. A

primera vista estos números nos indican que durante dicho periodo, fueron las

clases bajas y las clases medias quienes pudieron adquirir por medios de créditos

69 AHMM–Actas de Cabildo, 3 de mayo de 1897.

70 María de Jesús López, Terrenos…, Op. Cit., p. 74.

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50

personales de quienes se dedicaban al negocio de la compra y venta de

propiedades, pero no hay que dejar de lado que fue, al mismo tiempo, durante

dicho periodo gubernamental, en que los deslindes de terrenos fueron en

aumento. En Mazatlán, por ejemplo, si observamos la venta de propiedades para

este periodo nos daremos cuenta que sólo unas cuantas decenas de personas

fueron las que adquirieron o compraron alguna propiedad71.

En los últimos años del porfiriato el valor de la propiedad urbana en la

ciudad se había incrementado sustancialmente en relación con los años anteriores

y, ante la demanda existente, los inversionistas vieron un buen negocio en la

construcción de pequeñas viviendas para su renta. Dichas viviendas fueron

llamadas “cuarterías”, eran casas pequeñas que sólo contaban con un cuarto,

cocina y sala al interior, así como una ventana y puerta pequeña al exterior de la

misma. Las casas eran inseguras e insalubres por su mala ventilación y en su

mayoría eran habitadas por familias o personas de clases bajas como obreros,

artesanos o empleados domésticos, que tenían la posibilidad de pagar una renta

pero no de adquirir un terreno para la construcción de una vivienda.

En relación a esto, Martiniano Carvajal declaró en su publicación acerca de

la peste bubónica que azotó al puerto de Mazatlán en 1903 que uno de los

principales problemas urbanos del puerto fue, precisamente, la construcción

arbitraria de viviendas que se dio en Mazatlán tanto en la vertientes de los cerros,

como en terrenos bajos o pantanosos, las cuales provocaron y aumentaron

encharcamientos constantes y enfermedades, sobre todo de la población que vivió

en estas72. Fue en estas zonas de la ciudad en donde también se comenzaron a

instalar otras actividades relegadas del primer plano de la ciudad como los

prostíbulos, las casas de apuesta, algunas cantinas y billares73.

Ante estas situaciones, la prensa sirvió de nuevo como medio de opinión

pública. En 1899, Esteban Flores, encargado de la crónica dominical de El Correo

71 Ibídem, pp. 109-177. 72 Martiniano Carvajal, La Peste…Op. Cit., pp. 4-5. 73 Oses Cole Inzunza, Las viejas…Op. Cit., p. 169.

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de la Tarde demandaba a los ediles el poner más atención ante la situación de la

construcción de casas en las faldas de los cerros, exigió la necesidad de un plan

que sirviera de base para una expansión lenta pero verificada, de manera que los

barrios que se fueran formando conforme a la expansión de la ciudad fueran

teniendo más regularidad y simetría, no tirados “a la buena de Dios74” como los

que ya existían para entonces.

En los márgenes de la ciudad se comenzaban a establecer las personas de

escasos recursos, estableciendo con ello una identificación social, en la cual

muchos aspectos particulares saltaban a la vista como la vestimenta y las

cotidianidades de la vida. En uno de sus artículos, Amado Nervo hizo mención de

cómo, día con día, está separación de clases se hacía cada vez más evidente, al

titularlo, ¡No es de mi clase!, el cronista identificaba a la sociedad en tres tipos de

clase, los de la High Life o alta, luego los de clase media, quienes quieren mucho

y tienen poco y, por último, los del “populo bárbaro, cuyas esperanzas están

muertas como el latín75”, aunque inmediatamente especificaba que la diferencia

entre una y otra dependen de un mínimo de requisitos, como ganar diez pesos

más, tener una amistad rica y un traje decente. La crónica de Nervo nos refleja

como se desarrolló la convivencia diaria entre las distintas clases sociales del

Mazatlán porfiriano.

74 ECT, 1 de octubre de 1899. 75 Gustavo Jiménez Aguirre, Lunes de Mazatlán (crónicas: 1892-1894) Amado Nervo. Obras 1, México,

UNAM, 2006, p. 98.

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52

Mapa de la ciudad de Mazatlán, 1871

Fuente: Archivo Manuel Gómez Rubio.

Mapa de la ciudad de Mazatlán, 1903

Fuente: Archivo Histórico Municipal de Mazatlán.

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53

Otro de los motivos por el cual el puerto de Mazatlán incremento

súbitamente su casco urbano durante la segunda mitad del siglo XIX fue debido al

establecimiento de industrias medianas a grandes así como múltiples

establecimientos comerciales. La capitalización del comercio y la minería

proporcionó las bases financieras del temprano “desarrollo” fabril y de los servicios

marítimos que enlazaron a Mazatlán con Europa, San Francisco, California y Asia.

San Francisco fue la puerta de entrada a gran cantidad de bienes de consumo y

capital para la ciudad y para la región Noroccidental del país. Los beneficios

naturales con los que contó el territorio permitieron no sólo la posibilidad de que a

este tuvieran la oportunidad de llegar embarcaciones nacionales e internacionales

sino que por su conexión directa con las zonas serranas mineras de Durango y del

mismo estado de Sinaloa. Ante la inexistencia de transportes terrestres

adecuados, durante todo el siglo XIX el comercio exterior de Mazatlán se

caracterizó por realizarse fundamentalmente por la vía marítima. Esta situación

originó que los intercambios externos fueran un monopolio de los comerciantes

foráneos, quienes tenían contactos y facilidad de crédito en el exterior76.

Siendo la región con más desarrollo fabril del estado, los industriales del

puerto vieron necesaria la creación de una asociación con la cual pudieran unir

intereses y establecer planes de desarrollo que beneficiaran por lo general a cada

uno de estos. En 1884 se creó la Cámara de Comercio de Mazatlán, de la cual

emanarían el Círculo Comercial Benito Juárez y una publicación de prensa que

ayudase a dar a conocer sus nuevos productos, ofertas, nuevas industrias,

establecimientos y opiniones en general sobre el desarrollo económico del puerto,

este fue El Correo de la Tarde, fundado en 1885.

La influencia y el poder que pronto tomaron los comerciantes porteños

aglutinados alrededor de la Cámara de Comercio de Mazatlán provocaron que el

gobierno del estado fuera un coadyuvante de los intereses de los miembros de la

Cámara. Entre las acciones que se llevaron a cabo fueron la eliminación de los

impuestos estatales a los municipios sobre el derecho de bultos nacionales en

76 Rigoberto Román Alarcón, Mazatlán…, Op. Cit. p. 50.

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54

189477, así como la excepción de los mismos a las grandes industrias hasta por

veinte años. El discurso de las clases dominantes justificaba las empresas

auspiciadas por el gobierno como nacionalistas y patrióticas cuando en realidad

las actividades económicas, propiedad de la élite económica local, giraban en

torno de la suerte de las oligarquías extranjeras. Este nacionalismo tenía pocas

bases que los simbolizarán, salvo las pretensiones de progreso o bien el culto a la

virtud de la paz78.

Las facilidades otorgadas por parte del gobierno del estado permitieron que

personajes con un amplio capital económico invirtieran en Mazatlán ya no sólo en

negocios de exportación sino en industrias y comercios locales. En un lapso de

treinta años se establecieron en Mazatlán múltiples fábricas de puros y cigarros

como “El Dios del Amor” de Severo Moreno, “La Universal”, “La Reforma del 99”

de Rafael Millán, “El Vapor” de Antonio Díaz de León y “La Conquistadora” de la

Sociedad Laveaga y Bernal, fábricas de textiles como “La Bahía” propiedad de la

familia de alemanes Melchers y “La Unión”, una empresa fundidora como “La

Fundición de Sinaloa”, fábricas de zapatos como la de los hermanos Coppel,

fábricas de cerveza entre las que se encuentran la “Cervecería Lang” y la

“Cervecería del Pacifico” así como fábricas de múltiple producción como la de los

Hermanos Felton, en la cual se producían escobas, cigarros, cerillos, hielo, se

reparaban y construías carrocerías, etc.

Los dueños de estas industrias –extranjeros, en su mayoría- entre otros

más, -extranjeros igualmente- establecieron los principales almacenes comerciales

del puerto como la Mercería Nueva, la Torre de Babel, la Casa Melchers, La Voz

del Pueblo, entre otras, en las cuales se podía encontrar una infinidad de

productos, desde cosas básicas como objetos para la costura, telas, ropa,

zapatos, utensilios de cocina, ferretería como tornillos, clavos, martillos, etc., hasta

77 Martha Amarillas Mata, Cambios constitucionales en México durante el siglo XIX y la legislación estatal

en Sinaloa en el periodo 1877-1909, Culiacán, Tesis de Maestría, Facultad de Historia, UAS, Culiacán, 1996,

p. 180. 78 Jesús Ignacio Ibarra, “El porfiriato, capitalismo y oligarquías regionales”, En Gilberto López Alanís, El

porfiriato. Op. Cit., p. 50.

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objetos más complejos como muebles para el hogar, material de construcción,

aparatos musicales y maquinaria de minería.

A pesar de que la producción industrial se especializó en los mercados

locales como Sinaloa y los estados vecinos de Durango, Nayarit y Sonora, no

provocó en su totalidad el cierre de los pequeños talleres artesanales hasta ya

entrado el siglo XX, sino más bien una migración poblacional de los poblados

circundantes que se trasladaron al puerto con el fin de obtener un empleo en una

de las múltiples empresas. Para finales del siglo XIX el 60% de los

establecimientos manufactureros establecidos en Sinaloa se encontraron en

Mazatlán, lo que provocó un inusitado aumento de la fuerza de trabajo.79

Por ejemplo, para 1864, la fábrica de hilados y tejidos “La Bahía” contaba

con un total de 95 trabajadores, a los cuales se unirían 350 más de la fábrica textil

“La Unión”. En la industria tabacalera, una de las más desarrolladas en el puerto,

llegaron a emplearse para finales del siglo XIX un aproximado de 500

trabajadores80, entre las dos industrias cerveceras del puerto laboraban alrededor

de 150 empleados, dos de las empresas más importantes en el puerto, como lo

fueron la Fundición de Sinaloa y la Compañía de Vapores del Pacifico contaron

con aproximadamente 150 y 250 operarios respectivamente81.

Las empresas no se encontraron obligadas a dar beneficio alguno al obrero,

no había sueldos mínimos, horarios fijos ni servicios médicos, tampoco existió

regulación alguna por parte del gobierno municipal o estatal. Un obrero, tanto de

fábricas, comercios u obras públicas, laboraba entre 12 y 14 horas, con sólo un

día de descanso, los domingos. Los sueldos diarios oscilaron entre los .50

centavos y 4.00 pesos para los hombres, entre .40 centavos y 1.50 pesos para las

mujeres y .30 a .50 centavos para los niños82, estos dos últimos no se emplearon

en número menor, al ser acreedores a un sueldo menor, niños y mujeres fueron

79 Benito Ramírez Meza, El movimiento obrero sinaloense: De sus años de formación a la etapa de crisis,

1875 – 1934, Culiacán, Tesis de Maestría, Facultad de Historia, UAS, 1987, p. 10. 80 Ibídem, pp. 12-25. 81 John Reginal Southworth, Sinaloa Ilustrado: El estado de Sinaloa, sus industrias comerciales, mineras y

manufactureras, Culiacán, Gobierno del Estado de Sinaloa, 1980, pp. 129-136. 82 Benito Ramírez Meza, El movimiento… Op. Cit. p. 21.

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56

contratados en una cantidad alta por las fabricas para trabajos de fuerza menor,

en ocasiones, algunas fábricas encontraron en los niños y las mujeres al 50% de

su fuerza laboral83. En una descripción sobre la fábrica de los hermanos Felton,

John Southworth escribió sobre el ambiente de trabajo de niños y niñas, los cuales

distribuidos en una larga mesa, pegaban las etiquetas a las cajas de los fósforos84.

En un tiempo relativamente corto la fuerza de trabajo en Mazatlán se

convirtió predominantemente en fuerza urbana, el comercio, los servicios, las

comunicaciones, las manufactureras, los talleres artesanales absorbieron el 92%

de la mano de obra local, mientras que el otro 8%85 se empleaba en haciendas y

ranchos en las afueras del puerto. Conforme al aumento del número de obreros

establecidos en el puerto, fue desarrollándose una conciencia de trabajo, de unión,

de convivencia y de ayuda mutua. La demanda de empleo requirió que los

representantes de los diferentes comercios e industrias comenzaran a establecer

filtros de acceso laboral. En 1884, la Cámara de Comercio de Mazatlán exigió

como requisito para poder ingresar como trabajador en alguna de las industrias

afiliadas saber leer y escribir, en fábricas como La Fundición de Sinaloa había que

pasar un examen de conocimientos básicos entre los que se encontraban estas

dos habilidades para poder entrar como aprendiz y así ir subiendo de puesto86. La

exigencia rindió frutos y para 1889, El Correo de la Tarde publicaba que en

Mazatlán, un total de 1600 obreros sabían leer y escribir87.

La especialización de la profesión, esto es, requerir ciertas habilidades para

ocupar uno u otro trabajo como obrero de alguna fábrica en el puerto influyó para

que se fueran creando entre los obreros del puerto una cultura de identificación, la

cual permitió la unión entre los mismos y una mayor rapidez de cohesión entre

ellos y con la sociedad. El acrecentamiento de la demanda productiva implicó

83 ECT, 15 de diciembre de 1895. “La fábrica de hilados y tejidos de algodón “La Bahía” ocupa

constantemente de 70 a 75 operarios de los cuales 40 son hombres, 15 mujeres y 20 niños. Los hombres ganan

un diario de 62 cts., a 1.50, las mujeres de 25 a 44 cts., los niños de 37 a 55 cts. Los maestros ganan hasta 2.50

diarios”.

84 John Reginal Southworth, Sinaloa… Op. Cit., p. 128. 85 Benito Ramírez Meza, El movimiento…Op. Cit., p. 23.

86 Ibídem, p. 95.

87 ECT, 3 de agosto de 1890.

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también que los trabajadores de las grandes industrias al igual que de los

pequeños talleres artesanales fueran identificándose como actores fundamentales

en el devenir de la sociedad, lo cual los llevó, en primera, a la facilidad de

asociación, y en segunda, a la creación de espacios físicos de organización y

recreación mutua.

Así como la pequeña, pero significativa industrialización, permeó y modificó

en múltiples aspectos la vida económica, cultural y social del puerto de Mazatlán,

el comercio y la profesionalización de las actividades fue otro de los aspectos

relevantes que vino a impactar el proceso –discontinuo en muchas ocasiones- del

camino hacia la modernización de la región así como el del nacimiento del

ciudadano, del “pueblo” identificado e involucrado a una región política y su

construcción social.

1.3.- Pedagogía y difusión de la modernidad en una sociedad tradicional

El crecimiento educativo y cultural llegó a Mazatlán casi a la par del crecimiento

urbano, es decir, durante la segunda mitad del siglo XIX. Durante el gobierno de

Eustaquio Buelna se inauguraron las primeras escuelas de educación básica y

superior en el Estado, principalmente en Culiacán y Mazatlán. Para 1874 el Estado

contaba con alrededor de quince escuelas de educación básica de las cuales tres

se ubicaban dentro de la ciudad de Mazatlán, estas eran mantenidas por el

gobierno estatal y por donativos de asociaciones como la Compañía

Lancasteriana y la Sociedad Continental88. Anteriormente, en 1861, durante el

gobierno de Placido Vega, José Rentería fundó en el puerto el Colegio Mercantil

de Mazatlán89, pero fue con la fundación del Liceo Rosales en 1873 cuando la

educación especializada en Sinaloa comenzó a desarrollarse. Por cuestiones

políticas, el Liceo tuvo que ser trasladado a Culiacán en diciembre de ese mismo

año, perdiéndose así el único plantel de educación secundaria con el que contó

88 David A. Urrea, Directorio… Op. Cit., p. 13. 89 Ricardo Mimiaga Padilla, El Colegio Rosales: Antecendentes y orígenes de una institución Educativa

liberal, Culiacán, Tesis de Maestría, Facultad de Historia, UAS, Culiacán, 1998, p. 103.

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58

Mazatlán hasta 1880, cuando el Profesor Jesús Loreto estableció el Liceo de

Varones, contando en su primera generación con próximos prominentes

intelectuales y políticos del puerto como Manuel Bonilla y Martiniano Carvajal90.

Avanzado el gobierno de Porfirio Díaz, su secretario de justicia e instrucción

pública, Joaquín Baranda, comenzó a desarrollar el plan expansivo de

construcción de escuelas primarias y el plan educacional que estas deberían de

llevar a cabo. Si bien en la Ley 114 de la Constitución Política del Estado de 1881

marcó dentro de sus 89 artículos que la instrucción primaria, preparatoria y

profesional quedaba a cargo del estado91, Sinaloa, como la mayoría de los

estados del país, hizo caso de la recomendación del secretario de instrucción

Joaquín Baranda al retomar el plan educacional avalado por el presidente Porfirio

Díaz.

Para 1897 existieron en Mazatlán cinco escuelas municipales; dos

exclusivamente para niños, dos para niñas y una para párvulos, cinco escuelas

particulares como lo fueron la Academia Guadalupana para niñas, el Colegio

Independencia para niñas, el Instituto Sinaloense para niños, el Liceo Hidalgo para

niños y el Liceo de Niños92 así como dos escuelas nocturnas para adultos que

funcionaban dentro de las principales asociaciones obreras como lo fueron la

Sociedad Mutualista “Ignacio Zaragoza” y la Asociación de Artesanos Unidos,

todas ellas, desarrollándose bajo el plan educacional de Joaquín Baranda. Esto

es solamente en lo correspondiente al puerto de Mazatlán, en el distrito completo,

el cual abarcaba 17 mil habitantes para 1900, se establecieron treinta escuelas de

educación primaria que daban instrucción a un total de 1,329 niños93.

Sólo tres años después, en 1900, la cifra de escuelas y estudiantes

incrementó de una forma considerable. De contar con cinco escuelas municipales

aumentó el número a diez, las escuelas particulares aumentaron su cantidad de

90 Arturo Santamaría Gómez, “Escuelas, maestros y estudiantes en el Mazatlán porfiriano”, En Arturo Carrillo

Rojas y Guillermo Ibarra Escobar (Coords.), Historia de Mazatlán, Culiacán, UAS, 2004, p. 240. 91 Martha Amarillas Mata, Cambios… Op. Cit., p. 213. 92 David A. Urrea, Directorio… Op. Cit., p. 15. 93 John Reginal Southworth, Sinaloa… Op. Cit., p. 121.

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59

cinco a ocho escuelas, esto, sin contar la escuela a cargo de la compañía

Lancasteriana, así como un incremento de 1,329 estudiantes en 1887 a 2,347 en

1900, de los cuales 1,132 eran hombres y 1,21594 mujeres, es decir, 1,018

alumnos más que en 1887 tan solo en la ciudad de Mazatlán.

Aún con el aumento de planteles educativos, la sociedad siguió teniendo

hondas raíces tradicionales, sobre todo en las rancherías y poblados que se

ubicaban más alejados del puerto y de la palpación de la modernidad. La gente

seguía desconfiando de enviar a sus hijos a la escuela por el temor de que se

convirtieran en “catrines” o “pillos”95. El inspector Santiago Calderón manifestó en

1871 que en la sindicaturas del Distrito de Mazatlán la inasistencia de niños a las

escuelas era de un 80%96, provocada en su mayoría por la pobreza extrema de

sus habitantes, enfermedades o porque los niños tenían que trasladarse a trabajar

junto con los padres, lo cual hacía imposible que la educación primaria en las

sindicaturas se cumpliera decorosamente. Caso contrario a la ciudad de Mazatlán,

en donde a pesar de que un importante número de niños trabajaban junto con sus

padres en alguna de las industrias establecidas, el promedio de asistencia y

culminación de estudios fue bastante elevado en comparación a los otros distritos

del estado así como el nivel de alfabetización, que fue del 46.37%97 de la

población en edad escolar, siendo uno de los más elevados del país.

A pesar de no contar con universidades, la demanda social provocó que

poco a poco se fueran estableciendo en el puerto ciudadanos especializados en

las profesiones más demandantes para el desarrollo cotidiano de cualquier ciudad

moderna de principios del siglo XX. Para 1900, Mazatlán contaba ya con un

número importante de abogados, agentes de negocios, doctores, farmacéuticos,

ingenieros, etc., llegados de otras partes del México, Europa y Estados Unidos,

94 ECT, 10 de enero de 1900. Cifras tomadas de un artículo publicado en el diario llamado “Mazatlán

Intelectual” en el cual se destacó el aumento de escuelas y estudiantes en Mazatlán, siendo pioneros en este

rubro en todo el estado. 95 Luis Antonio Martínez Peña, “La instrucción pública en Mazatlán en la segunda mitad del siglo XIX”, En

Guillermo Ibarra y Ana Luz Rúelas (Comps.), Contribuciones a la historia del Noroccidente mexicano.

Memoria del VIII Congreso Nacional de Historia Regional, Culiacán, UAS, 1994, p. 261. 96 Ibídem, p. 260. 97 Arturo Santamaría Gómez, Escuelas… Op. Cit., En Arturo Carrillo Rojas y Guillermo Ibarra Escobar,

Coords., Historia… Op. Cit. p. 204.

Page 60: Tesis Posgrado Historia Mazatlán.pdf

60

principalmente. La mayoría de ellos lograron contar con una oficina o consultorio

en donde recibían a los cientos de habitantes que llegaban solicitando sus

servicios. Otros oficios que también se establecieron formalmente en el puerto,

todos ellos en un número por encima de diez fueron las de agricultor, abastecedor,

albañil, barberos, comerciantes, cómicos (artistas), carpinteros, impresores,

joyeros, marineros, tenedores de libros, zapateros, sastres, panaderos y

profesores98.

Un parte en la tarea de la distribución de la cultura en Mazatlán le tocó a los

periódicos establecidos en el puerto y a las agencias de publicaciones que

editaban, imprimían, publicaban y distribuían libros, revistas, catálogos y folletos

llegados de todas partes del mundo. En el siglo XIX, en la etapa finisecular, ocurrió

la modernización del periodismo, dicha renovación se debió tanto al fenómeno

político y económico como a los avances tecnológicos: el desarrollo de las vías

férreas, la red telegráfica, las máquinas de escribir y la introducción de

innovadoras rotativas99. Durante el porfiriato, la prensa tuvo su edad dorada en

Sinaloa, lográndose editar 128 periódicos que se distribuyeron en la principales

ciudades con 62 en Mazatlán, 37 en Culiacán, 13 en El Rosario y 16 en el resto

del Estado, algunos de corta duración y otros que sobrepasaron el proceso

revolucionario.

Cuatro fueron las casas editoriales más importantes, en ellas se

imprimieron la mayoría de los periódicos del puerto y otros de diferentes partes del

estado. La primera de estas fue la casa editorial Pablo Retes y Compañía. El

empresario y tipógrafo Pablo Retes la fundó en 1861 haciéndose cargo de ella

hasta el orden natural hizo que éste se la heredara a su hijo Miguel, en 1884.

Después de un largo proceso de consolidación, la agencia fue vendida en 1905 a

uno de los socios de Miguel Retes, Andrés Avendaño, quien la compró

conjuntamente con su socio Francisco Valadés, dos nuevos empresarios dentro

98 Gobierno del Estado de Sinaloa, Anuario estadístico del Estado de Sinaloa, Imprenta, Litografía y

Encuadernación de Irineo Paz, Culiacán, 1901, pp. 30-36. 99 Javier Velázquez, Los autores del régimen. El mundo literario en el cañedismo, Culiacán, Instituto

Municipal de Cultural Culiacán, 2012, p. 31.

Page 61: Tesis Posgrado Historia Mazatlán.pdf

61

del rubro de la tipografía y la prensa. Otra de ellas fue la Tipografía La Voz de

Mazatlán, la cual estuvo a cargo de Esteban Villalobos, dicha imprenta fue

fundada en 1887, pero en 1900 cambiaría su nombre a Imprenta de Esteban

Villalobos, funcionando hasta 1913. Durante la última decena del siglo XIX se

fundaron dos nuevas imprentas, en 1891, el empresario David A. Urrea, director

de la Compañía Lancasteriana y de la escuela primaria de la misma fundó la

Tipografía Nacional y en 1892, Antonio H. Rodríguez fundó la Tipografía

Comercial, misma que funcionó hasta 1896100.

En los primeros años del siglo XX se lograron establecer más negocios

desde el giro de la imprenta aunque la mayoría de ellos no logró obtener el éxito

deseado y eran cerrados pronto, ejemplo de ello fueron las imprentas de Porfirio

Parra y la Compañía Editorial Sinaloense de Esteban Villalobos, inauguradas en

1909 y 1910 sucesivamente, ambas fueron clausuradas en 1911 a la llegada del

movimiento revolucionario a Mazatlán.

En el puerto de Mazatlán se editaron publicaciones de prensa de todo tipo,

tanto política como científica, cultural y económica, entre los más significativos que

se publicaron durante la época se encontraron los diarios que abarcaron la

mayoría de estos rubros como El Pacífico (1861-1890), El Correo de la Tarde

(1885-1980), La Prensa. Diario de la Mañana (1887) La Voz de Mazatlán (1900),

El Occidente (1904), El Demócrata (1904), El Correo del Comercio (1909-1910),

entre otros. Se editaron también periódicos de temáticas educativas como El

Instituto Sinaloense (1896), El Colegio Independencia (1887) y El Mazatlán

Escolar (1909). Entre las publicaciones científicas y literarias se encontraron El

Pensamiento (1887) y El Eco Popular, además de el gran precursor literario como

lo fue El Correo de la Tarde, de carácter obrero se editó El Mutualista (1892) y de

orientación lúdica se publicaron periódicos como el Sancho Panza (1900-1903), La

Sardina (1889), La Lidia (1901) y El Toreo (1901)101 (Anexos – Cuadro 1).

100 Héctor R. Olea, La imprenta y el periodismo en Sinaloa, 1826-1950, Culiacán, UAS, 1995, pp. 73-74. 101Véase Gobierno del Estado de Sinaloa, Anuario… Op. Cit., p. 108, David A. Urrea, Directorio… Op. Cit.,

p. 18, Jorge Briones Franco, La prensa en Sinaloa durante el Cañedismo 1877 – 1911, UAS, Culiacán, 1999,

pp. 77-78 y Héctor R. Olea, La imprenta… Op. Cit., p. 53.

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62

Mucha de la información de las publicaciones editadas durante la época se

desconoce debido a su desaparición o a su conservación en archivos privados. En

algunos de ellos se ignoran las características editoriales que tuvieron, aunque en

su mayoría siguieron una línea política-oficial, sirviendo como portavoces de las

actividades del Estado y sus integrantes, en especial, previo a los procesos

electorales, antes de que la constitución estatal y federal se reformaran y

permitieron la reelección sucesiva.

Otro de los datos ausentes en muchos de los casos es el tiempo de su

duración. Siendo la prensa el medio de información preponderante, un gran

número de publicaciones se fundaron con fines específicos, como la postulación

de algún candidato al gobierno del estado. Existieron también los diarios de

oposición política al gobernante en turno – ya fuese Francisco Cañedo o Mariano

Martínez de Castro- a los cuales sus redactores tenían que suprimir y reeditar –en

ocasiones con otro nombre- debido a ser constantemente perseguidos por el

Estado, ejemplo de ello fuero n El Alacrán, El Tornillo, La Espada de Damocles, El

Toro y El Liberal.

Así mismo, durante la segunda mitad del siglo XIX, la adquisición del libro

comenzó a facilitarse. Los nuevos procedimientos de reproducción de textos y de

ilustraciones gráficas permitieron a los impresores poner en el mercado del libro

nuevas formas de publicación que tuvieron una excelente acogida por parte de un

público cada vez más extenso. Dos grandes librerías existieron durante la época

dentro del puerto, una de ellas fue la casa editorial de Miguel Retes, la cual contó

con un extenso número de publicaciones nacionales e internacionales, tanto

importadas como editadas por la misma compañía. El viajero, John R. Southworth

se refirió a ella como una “biblioteca más que una tienda de libros, papelería y

útiles de escritorio, pues podías encontrar en ella armarios postrados en la pared

del suelo al piso llenos de libros”102. Otra de las agencias fue la de Emilia Sainz de

Durán, en la cual los lectores del puerto se podían encontrar en ella más que

ediciones, un servicio de suscripción para llevar a casa todo tipo de novedades

102 John Reginal Southworth, Sinaloa… Op. Cit., p. 150.

Page 63: Tesis Posgrado Historia Mazatlán.pdf

63

literarias y revistas. Junto con las mercaderías estadounidenses y europeas

traficadas en el puerto para consumo de la sociedad nacional y extranjera, en los

atiborrados almacenes, también llegaban a dicha agencia, libros, periódicos,

revistas y catálogos de almacenes parisinos que surtían a los países de ultramar.

Con mayor facilidad que en otras latitudes del país, en Mazatlán se podía

leer las crónicas literarias de periódicos y revistas francesas como Le Mercure de

France y La Plume, en donde colaboraron hasta fin de siglo Catulle Mendès,

Rémy de Gourmont y Ernest Lajeunesse103. De igual forma, en El Correo de la

Tarde se publicaban constantemente la lista de libros y revistas a la venta dentro

de la imprenta de Miguel Retes y su precio, entre las cuales figuraron autores

como Balzac, Lamartine, Vélez de Aragón, Rubén Darío, Ponson Du Terrail y

locales como Cecilia Sadi, entre muchos más, así como las obras Hazañas de

Rocambole, Historia de las Bellas Artes, Versos de un Ángel, etc104.

En la tarea de la distribución cultural las asociaciones mutualistas también

hicieron su parte en Mazatlán, puesto que la Sociedad Mutualista “Ignacio

Zaragoza” y la Asociación de Artesanos Unidos contaron con bibliotecas para la

consulta tanto de los miembros de ambas asociaciones así como para la consulta

pública del material105, aunque, a diferencia de las librerías de Retes y de Emilia

Sáenz, el material recabado por las bibliotecas de la Asociación “Ignacio

Zaragoza” y la Asociación de Artesanos Unidos se hizo por donación y no

mediante la compra ni el pedido de estos a otras partes del país o del extranjero,

aunque sin duda, el espacio de las bibliotecas y el material ahí provisto fue un

gran aliciente para el desarrollo cultural de la ciudad y de los mismos obreros que

las visitaban con motivos de las clases que dentro de ellas se desarrollaban.

103 Gustavo Jiménez Aguirre, Lunes… Op. Cit., p. 67. 104 ECT, 6 de enero de 1900. 105 Gobierno del Estado de Sinaloa, Anuario… Op. Cit., p. 107.

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Anuncio de publicidad de la editorial Miguel Retes y Compañía

Fuente: Archivo Manuel Gómez Rubio

Publicidad de la Agencia de Emilia Sainz de Durán

Fuente: Archivo Manuel Gómez Rubio

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65

La prontitud con lo que las noticias nacionales e internacionales llegaban al

puerto permitió que los diarios locales siguieran los sucesos casi a la par de si

realización. Algunos ejemplos de esto son la represión oficial que siguió Amado

Nervo, como cronista y columnista de El Correo de la Tarde, hacia los redactores

de El Demócrata durante 1893, noticia de la cual constantemente dio novedades y

opiniones. En julio del mismo año, Nervo se interesó por el itinerario de Rubén

Darío en América; anuncio la publicación de Apariencias, la publicación que

Federico Gamboa envío dedicada desde Buenos Aires para el vespertino, y dio

cuenta de algunas opiniones de Gutiérrez Nájera y Carlos Díaz Dufóo en sus

columnas metropolitanas así como la noticia de la publicación de la Revista Azul.

Fue el mismo Nervo quien escribió el 27 de febrero de 1894 sobre varios temas,

uno de ellos, el asesinato del líder agrarista, el sacerdote Felipe Castañeda,

muerto el 2 de febrero del mismo año por haberse rebelado en contra del gobierno

federal:

El Correo nos ha hablado durante la semana del cambio que sube, de la plata que

baja; del café que hace ricos a tantos agricultores y del despilfarro que deja pobres

a tantos seres; de la instrucción primaria, del anarquismo, de la sociabilidad y

hasta del padre Castañeda que ya no volverá a levantar el pendón rebelde en

nuestro país106.

Revistas, periódicos, folletos y libros llegaron al puerto en un recorrido de

ocho días, reflejo de la relativa “prontitud” con que se leían las novedades

editoriales en el puerto107. Así mismo, El Correo de la Tarde siguió y publicó

constantemente noticias sobre los conflictos internacionales como la guerra de

España y los Estados Unidos por los territorios del Caribe, Cuba especialmente,

así como la campaña política de 1909, la cual fue seguida por los principales

diarios del país, con un intercambio epistolar frecuente entre sus principales

protagonistas y los seguidores de otras partes del país.

El grado de alfabetización, la imprenta y la distribución literaria son

condiciones necesarias para que aparezca un “público” de lectores, elemento

106 Gustavo Jiménez Aguirre, Lunes…Op. Cit., p. 257. 107 Ibídem, pp. 67-68.

Page 66: Tesis Posgrado Historia Mazatlán.pdf

66

constitutivo del “espacio público literario” o de “la república de las letras”108, de

esta “república” nacen también los elementos rectores de la opinión, es decir,

aquellos que la distribuyen hacía un público de lectores, cada vez mayor, y por lo

tanto, se hacen acreedores a ser miembros influyentes en el devenir de una

sociedad. Este papel se viene encontrando cada vez más frecuentemente en los

hombres de letras del siglo XIX, es decir, con un grado de estudio particular sin

estar exclusivamente dedicado a una sola profesión. Esto fue normal para casi

todos los países con un nivel de desarrollo medio, tanto en América con en la

Europa Occidental en donde los nuevos medios de comunicación crearon

relaciones internacionales que fueron alentando la curiosidad intelectual y la

búsqueda de nuevos modos de encuentro, convivencia y participación.

Los nuevos tiempos políticos y económicos del momento, es decir, las

aperturas políticas al capital extranjero, la aplicación de nuevas leyes

constitucionales de carácter político como la reelección gubernamental, la creación

de nuevas leyes hacendarias y civiles, obligaron a que el gobierno de Francisco

Cañedo abriera la posibilidad a los letrados sinaloenses de introducirse en el

desarrollo de la cultura, a tener las principales plataformas de la opinión pública y

a lograr colarse en puestos fundamentales del gobierno que antes de las reformas

constitucionales de 1889 hubiera sido casi imposible.

En la búsqueda de un consenso político los espacios gubernamentales

comenzaron a abrirse poco a poco para todos aquellos letrados que buscaban una

oportunidad de sobresalir, para lo cual, emprendieron la exigencia de tener una

mayor participación en los asuntos del Estado. En este sentido, el gobierno de

Francisco Cañedo fue dando oportunidad a muchos de ellos de ir adentrándose

dentro de la política estatal o distrital y ser, a su vez, los portadores de la

“palabra”, los reformistas que alentaran esta estabilidad. Vemos, a finales del siglo

XIX, una nueva camada de intelectuales que tuvieron esa doble participación, por

ejemplo, Leopoldo Valencia fue director de El Sur de Sinaloa en El Rosario en

1890 y regidor del distrito, Daniel Pérez Arce, Carlos F. Galán, Dr. Martiniano

108 François-Xavier Guerra, Modernidad… Op. Cit., p. 104.

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67

Carvajal, Adolfo O’Ryan y Esteban Flores fueron redactores de El Correo de la

Tarde y a su vez, todos ellos tuvieron participación como regidores del

ayuntamiento de Mazatlán, Francisco J. Gaxiola, quien fuera diplomático e

historiador, Ignacio M. Gastelúm, articulista de El Mefistófeles y regidor por

Culiacán, Francisco Sosa y Ávila, ingeniero y director del Colegio Rosales por un

tiempo y Herlindo Elenes Gaxiola, redactor y director de El Monitor Sinaloense de

1892 – 1911, dirigió la revista literaria Bohemia Sinaloense, en 1899 fue jefe de la

sección estadística y de instrucción pública; de 1898 a 1909 fue director y

propietario de El Mefistófeles, director general de la Pacific Mining Company en

1906 además de ser diputado local por las mismas fechas109.

Quienes fomentaron la cultura, en general, en el estado, pensaban que aún

y con la nueva generación de intelectuales sinaloenses el trabajo en referencia a

dicho aspecto estaba en su “adolescencia intelectual”110. Pugnaban como

necesarios el uso de los recursos como el libro, el periódico, la palabra y la

escuela para mejorar en este sentido, pero sobre todo, el consenso general se

concentró en la educación de las clases proletarias111. Si bien el trabajo fue poco

y lento, si se compara con el tamaño de otras ciudades, la producción literaria, el

número de revistas y los periódicos que se editaron en Mazatlán durante el

porfiriato es sin duda significativo. El número de escuelas primarias y de alumnos

concentrados en ellas, el grado de alfabetización de la población, el número de

libros editados e importados por las casas editoriales y las bibliotecas establecidas

nos indican un panorama de una sociedad en vísperas de crear, pero avanzada en

el sentido de adquisición del conocimiento, este, fue fundamental para que en la

ciudad se fuesen desarrollando nuevas formas de sociabilidad de carácter formal,

clubes o asociaciones especializadas en la adquisición, análisis y creación de un

conocimiento, cargado, a su vez, de una ideología política liberal de participación

en el bienestar de la ciudadanía.

109 Javier Velázquez, Los autores… Op. Cit., pp. 25-28. 110 Francisco Gómez Flores, Narraciones… Op. Cit., p. 105. 111 Francisco Gómez Flores, Bocetos literarios, México, Tipografía de Gonzalo A. Esteva, 1881, p. 23.

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CAPÍTULO II

Cultura y vida cotidiana

2.1.- Usos y apropiaciones del espacio público

Comenzó poco a poco a descender el sol escondiéndose tras el horizonte de una

tarde de verano en Mazatlán. El paseo vespertino en la Plazuela Machado tenía

entonces un encanto más, la multitud de niños engalanados curiosamente por la

solicitud maternal que paseaba sin orden ni concierto, al mismo tiempo, “los viejos

parroquianos se instalaban muellemente en una silla o algún sofá para hablar de

la plata que bajaba y del timbre que subía, de las cosechas que se perdían o que

de las que se lograban112”, seguramente, fue el intenso sol del verano el que

obligó a los habitantes a salir sólo cuando el clima, acompañado de un ligero

viento con brisa del mar, lo permitía. Esas tardes de verano en las cuales

comenzaba a reinar el movimiento y la vida, durante las cuales, los paseos de la

ciudad se encontraron concurridos y las soirées113 se organizaban con facilidad.

La plazuela, o las plazuelas construidas durante los últimos años del siglo

XIX se fueron convirtiendo en el espacio perfecto para la recreación diurna de los

niños y los ancianos, matutina para las trabajadoras domésticas en su camino al

mercado y nocturna, para los jóvenes y las señoritas al salir del baile del Casino,

de la reunión del club o de la tertulia ofrecida por algún empresario o comerciante

de la región. Precisamente, la demanda que de estos espacios se comenzó a

intensificar por una buena parte de la población porteña tuvo varios propósitos,

aumentar los espacios de recreación, de paseo, decorar la ciudad, contribuir a su

higiene, pero sobre todo, mostrar y mostrarse a la sociedad.

112 El Correo de la Tarde, 11 de julio de 1893. Román, “Los niños”. Román es el pseudónimo que utilizó el

poeta Amado Nervo durante el tiempo que trabajó como cronista en El Correo de la Tarde, de 1892 a 1894.

En adelante ECT. 113 ECT, 24 de julio de 1893. Román, “Esbozos del natural. Los viejos verdes”. Las soirée fueron bailes

organizados durante las tardes, práctica establecida principalmente en Francia durante el siglo XIX.

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69

El papel más sobresaliente de estas lo cubrió, precisamente, la plazuela

Machado, ubicada en el corazón de lo que fue la ciudad durante el siglo XIX. Fue

construida en 1837 por donativo del empresario de origen Filipino Juan

Nepomuceno Machado, esta plazuela fungió, desde su construcción, como testigo

de los eventos públicos más sobresalientes del Mazatlán decimonónico –y de una

buena parte del siglo XX-. Uno de esos eventos fue el que se llevase a cabo las

tardes de los jueves y los domingos, en los cuales, la banda del 17mo Batallón

ofrecía serenatas para todos los habitantes de la ciudad. Granada, Carlota, El

Regreso de la patria, En el baile, Rigoletto y otras melodías se podían escuchar

durante unas cuantas horas114, después de la sintonía musical, y de la admiración

de las “damas mazatlecas de ojos negros y distinguido porte”115, las personas

solían volver al hogar o continuar con un paseo en coche para recorrer la ciudad.

Las serenatas ofrecidas por el 17mo. Batallón tuvieron un carácter enteramente

público, por lo cual, la mezcla entre las diversas clases sociales fue evidente,

sobre todo en una ciudad que comenzaba a abrirse al desarrollo social y en donde

las fronteras entre la cultura de élite y la cultura popular comenzaban, poco a

poco, a dejar de ser tan claras.

Siendo la banda musical del ejército la primera en su tipo, de pronto fueron

surgiendo más bandas, orquestas y cuartetos que sirvieron para amenizar los

clamores de las festividades, tanto públicas como privadas116. El cuarteto de

Enrique Navarro y las orquestas de Emilio Mora y Epigmenio Rivas se dedicaron,

de igual forma, a ofrecer serenatas públicas en las plazuelas, tocando temas como

La sangre española, La canastilla de boda, El trovador, Bodas al aire y Las

mazatlecas117. Dichos eventos, a diferencia de las serenatas de la banda del

ejército, tuvieron un impuesto municipal que sirvió como recaudación para el

cabildo y un reglamento que favoreció el control social. Previo al acto público,

había que dar aviso a las autoridades del día y el lugar indicado para la serenata,

114 ECT, 11 de noviembre de 1899. 115 Carlos P. Jaramillo, Por México y California, recuerdos de un viaje, Bogotá, Librería Nueva, 1899, p. 79. 116 Para más información sobre la historia de la banda en Mazatlán véase, Helena Simonet, En Sinaloa nací.

Historia de la música de banda, Mazatlán, Asociación de Gestores del Patrimonio Histórico y Cultural de

Mazatlán, 2004. 117 ECT, 10 de noviembre de 1899.

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70

dada una vez por el cabildo la autorización para ella, el evento no podía durar más

allá de las doce de la noche. Con este mismo horario se estableció el límite para

otro evento popular en donde participaban las bandas musicales conocido como

“andar de gallo”, expresión popular de la época para la costumbre de llevar

serenata a alguna joven amada o pretendiente. Así mismo, estas eran contratadas

para tocar en bodas, bautizos, cumpleaños, kermeses, en el intermedio de las

funciones de teatro o en la hora lunch de los hoteles establecidos en el puerto

como el Hotel Central118.

Carnaval en la Plazuela Machado, 1902

Fuente: Archivo Manuel Gómez Rubio

118 ECT, 17 de mayo de 1899.

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71

Los eventos sociales de gran magnitud todavía eran esporádicos en el

puerto, para uno de ellos, quizá el más importante de todos, había que esperar el

mes de febrero, pues junto con él, llegaban a Mazatlán las celebraciones del

carnaval. La tradición del festejo carnavalesco llegó por medio de los inmigrantes

alemanes radicados en el puerto desde la primera mitad del siglo XIX119. Una

celebración que fue en un inicio un desborde total de las emociones, las cuales

provocaron que por un par de días no existiera autoridad ni restricciones, fue

turnándose con el paso del tiempo a la tradición francesa de la moralidad y la

cortesía, arraigada en México durante el gobierno porfirista y en Sinaloa durante

los cuatrienios de Mariano Martínez de Castro, modificándola de tal manera hasta

convertirla en un ritual más organizado y restringido.

La música, las fiestas de máscaras, los reyes y las reinas, los bailes

populares, las competencias de bicicletas y disfraces, las reuniones del Casino y

el Club de la Unión, la comida, la decoración de los edificios públicos y casas

comerciales, las oraciones públicas, las representaciones teatrales y la famosa

quema del mal humor se arraigaron con profundidad dentro de la sociedad porteña

que esperaba con ansias las celebraciones. Junto con ellas, el robo, la injuria a la

autoridad, las peleas, el consumo excesivo de alcohol y demás delitos se

acrecentaban120. Durante años tomó lugar primordial en las sesiones del cabildo,

el debate acerca de cómo restringir hasta cierta medida las celebraciones del

carnaval sin distorsionar enteramente el sentido de la fiesta. Las primeras

acciones se tomaron con la formación de un comité especial del carnaval que se

encargaría con meses de anticipación de la organización del mismo, el comité

sirvió como un puente entre los empresarios del puerto, para los cuales era

sumamente importante dado el aumento al consumo comercial, y el gobierno

municipal, al cual le interesaba que las fiestas recaudaran impuestos sin perder,

119Véase: Roberto Mendieta, El puerto de Babel: Extranjeros y hegemonía cultural en el Mazatlán

decimonónico, Culiacán, Tesis de Maestría, Facultad de Historia, Universidad Autónoma de Sinaloa, México,

2010 y Graciela Fernández, Prácticas, culturas y festividad carnavalesca en Mazatlán, 1920-1940, Culiacán,

Tesis de Maestría, Facultad de Historia, Universidad Autónoma de Sinaloa, México, 2013. 120Archivo Histórico Municipal de Mazatlán-Actas de Cabildo, 13 de enero de 1898. Según cifras presentadas

por Martiniano Carvajal durante las sesiones de Cabildo, el delito aumentaba en un 5% durante las fiestas de

carnaval en relación a los otros meses de año, incluso más que en las fiestas de mayo o de “Olas Altas”,

suscitadas durante dicho mes. En adelante AHMM – Actas de Cabildo.

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72

desde luego, el orden social. En 1898, el regidor Martiniano Carvajal, principal

promotor de la eliminación de ciertas tradiciones carnavalescas, logró que se

redactara un reglamento municipal en donde se constituyó el aumento de sesenta

elementos más para el cuerpo policiaco durante los festejos, así mismo, se

eliminaron los famosos juegos de la harina, el establecimiento de bandos entre los

diferentes cuarteles y el uso de las máscaras y disfraces se limitó solo a los bailes

oficiales, todo esto, bajo el lema oficial constituido para el carnaval desde finales

del siglo XIX hasta después del movimiento revolucionario: “Ilustración, Moral y

Alegría”121.

La práctica del juego público en Mazatlán fue otra de las causas por las

que, durante la época, se acrecentó el debate acerca de la moralidad pública que

en la sociedad debía de prevalecer. Las opiniones a favor y en contra de este,

tomaban constantemente lugar en las páginas de la prensa local a lo largo del

año, sin embargo, unas y otras se acrecentaban durante el mes de mayo, tiempo

en el que se organizaba otra de las festividades más esperadas por la sociedad,

las llamadas Fiestas de Mayo o Fiestas de las “Olas Altas”.

La tradición de las Fiestas de Mayo comenzó a ser la representación festiva

de la batalla del 5 de mayo y la victoria del ejército mexicano por sobre el ejército

francés en 1862, durante la segunda intervención francesa en México. La

celebración que tomaba lugar en el barrio de las Olas Altas, curiosamente no

hacía referencia oficial alguna de la victoria del ejército al mando del general

Ignacio Zaragoza y su realización con motivo del triunfo del ejército mexicano por

sobre el francés tuvo sólo un valor entendido entre la sociedad. Su característica

principal fue, que durante una semana, se instalaban a lo largo del paseo de las

Olas Altas una serie de carpas en donde los asistentes podían durante tarde y

noche, comer, beber, practicas juegos de azar y bailar.

La falta de regulación gubernamental de las fiestas provocó que los

comerciantes que instalaban las carpas de juegos no tuviesen un límite en el

horario de la práctica del mismo o del expendio de alcohol. Empresarios y

121 AHMM-Actas de Cabildo, 24 de enero y 28 de febrero de 1898.

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73

comerciantes locales manifestaron constantemente sus quejas ante el Cabildo,

haciéndoles saber que muchos obreros del puerto faltaban a su jornada laboral

por decirse indispuestos para realizarla, durante las quejas, llamaron a los

organizadores de las fiestas “mercaderes de Culiacán que sólo tocan el muelle y

ya se sienten dueños del puerto”122, mientras que ellos pierden dinero debido a la

baja en la productividad que hay durante la semana, en ocasiones alargada hasta

quince días.

En El Correo de la Tarde, la tribuna de los comerciantes y empresarios del

puerto, la principal queja sobre las fiestas de mayo y sobre el juego en general fue

que, a pesar de que estaba prohibida su práctica públicamente, estos podían jugar

siempre y cuando se pagase una licencia muy alta que “pasa con el nombre de

multa”. Los empresarios solicitaron a la autoridad, que sí bien era prácticamente

imposible la prohibición del juego público, estos se regularizaran, “el público insiste

en jugar monte, ruleta y demás juegos de azar”, comentaba el articulista de El

Correo, no obstante que la moralidad de algunas personas pudiera verse afectada.

Llamó al póker “el más peligroso de los juegos”123, convertido últimamente en un

juego de sociedad que se práctica en las mejores casas y reconociendo que, si la

sociedad quería llevar a cabo este tipo de prácticas lúdicas así lo iban a hacer.

Por otra parte, quienes estuvieron a favor de las Fiestas de Mayo y de la

práctica del juego de manera pública, se referían a estas como las únicas

ocasiones en que Mazatlán podía salir de su mutismo a falta de fiestas y

espectáculos públicos a lo largo del año, con excepción del carnaval y de las

fiestas patrias. El mismo Amado Nervo fue promotor de dicha celebración a donde

concurría toda la “juventud dorada” de ambos sexos de Mazatlán a las noches de

volantín en las carpas de El Republicano y El Aristócrata, “en donde uno se

entrega al placer de contemplar a las señoritas mientras que Navarro arranca las

122 AHMM-Actas de Cabildo, 9 de mayo de 1893. 123 ECT, 8 de mayo de 1894.

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74

cuerdas de su violín con las más dulces armonías y se comen ostiones frescos,

pavo relleno y bacalao a la vizcaína”124.

A pesar de que algunos de los redactores de El Correo de la Tarde y otras

publicaciones consideraban a las Fiestas de Mayo una verdadera escuela de

corrupción social, sobre todo por la práctica de los juegos de azar, no podía

negarse que el temple independentista seguía filtrándose en el esplendor de la

vida social así como en las fiestas populares y públicas. Al igual que las fiestas de

carnaval, las fiestas patrias que se llevaban a cabo para conmemorar el inicio de

la guerra de independencia fueron sumamente importantes dentro de las

celebraciones porteñas. Tiempo antes de que el carnaval se regularizara mediante

un comité organizador, las fiestas del 15 y 16 de septiembre contaban con uno,

siendo sus miembros nombrados directamente por el prefecto de distrito en turno.

Retrato de las Fiestas de Mayo

Fuente: El Correo de la Tarde, 1890.

124 ECT, 6 de mayo de 1892.

Page 75: Tesis Posgrado Historia Mazatlán.pdf

75

La plaza Hidalgo, nombrada así en honor de Miguel Hidalgo y que en un

inicio llevó por nombre plaza de la Concordia, fue el lugar en donde se llevaba a

cabo la celebración, durante el día se realizaba un concierto por parte de la

orquesta del 17mo. Batallón en el cual se tocaba como última pieza el himno

nacional mientras que era develado el retrato de Hidalgo y se le hacía reverencia.

Al terminar el acto, los socios de los diferentes clubs y asociaciones obreras del

puerto realizaban un desfile alegórico en representación de cada una de sus

organizaciones, pronunciando de vez en vez, a lo largo del trayecto, un discurso al

público125. Las noches culminaban, como en la mayoría de las festividades

públicas, en bailes populares realizados en la explanada de la aduana marítima o

bailes privados dentro de las instalaciones del Casino.

Conforme al paso del tiempo, la regulación del uso del espacio público fue

haciéndose cada vez más frecuente, de pronto, los habitantes de Mazatlán se

vieron con la obligación de reportar el uso de muchos de los espacios que antes

se podían usar con toda libertad, sobre todo, quienes los usaban como uno de los

medios para su subsistencia. Desde 1861, la ley municipal decretó la prohibición

del uso de las plazas públicas para “vagos que andan con títeres o algunos

instrumentos de música”, de igual forma “para los que llevan animales adiestrados,

chuzas, dados u otros juegos de azar para su subsistencia126”. Para finales del

siglo XIX este tipo de actividades públicas comenzaron a realizarse de manera

más frecuente, por lo cual el ayuntamiento del puerto tomó la decisión de aprobar

la presentación de espectáculos públicos en parques y plazuelas, siempre y

cuando se pagara un impuesto previo. Además de las mencionadas, otro tipo de

espectáculos que causaban impuestos fueron las funciones de zarzuela, líricas y

dramáticas, circos, acrobacias, pastorelas, gallos y bailes con fonógrafo127, que

por su cotidianidad, dejaba un buen ingreso anual en las arcas municipales.

125 ECT, 17 de septiembre de 1891. 126 Sergio López Sánchez, El teatro Ángela Peralta de Mazatlán: del desahucio a la resurrección, Mazatlán,

INBA, México, 2004, p. 53. 127 AHMM-Actas de Cabildo, 9 de octubre de 1897. Ley de egresos e ingresos para 1898, artículo 7 sobre

diversiones públicas, fracción I: funciones de pastorela de $2 a $5 pesos, funciones de prestidigitación (actos

Page 76: Tesis Posgrado Historia Mazatlán.pdf

76

En el noroeste las compañías salían de Guadalajara para pasar por Tepic,

Mazatlán, Guaymas, La Paz, hasta llegar a San Francisco California. Al puerto

llegaban pequeñas agrupaciones y artistas solitarios, los llamados cómicos

legüeros que se internaban en el estado para visitar lugares pequeños y sin

teatros, ranchos, caseríos y centros mineros, donde tomaban como espacio para

sus representaciones el mercado o la plaza pública, también abundaban los

músicos ambulantes y cilindreros. Además de diversión, aquellos artistas

populares llevaban de pueblo en pueblo, recados, chismes y noticias, con

frecuencia, debido a la pobreza de las pequeñas poblaciones, cobraban sus

funciones con huevos, gallinas o cualquier otra mercancía. Sobre la escena teatral

en Mazatlán, el viajero Henry Edwards escribió que esta se apreciaba de tener

unos cuantos artistas locales excelentes, teniendo como estilo de actuación el de

la escuela moderna de conversación. De igual forma describió el teatro Alegría, el

cual estaba decorado con “excelentes retratos de los más prominentes

dramaturgos de Europa128”, entre los cuales reconoció a Shakespeare, Molière,

Lope de Vega, Cervantes y Byron. No fue sino hasta la segunda mitad del siglo

XIX que las referencias a la vida musical y teatral de las comunidades urbanas

aparecieron más frecuentemente. Los diarios de Mazatlán anunciaban

regularmente las compañías de zarzuela que visitaban los teatros de la ciudad y

los conciertos al aire libre ejecutados por la banda militar.

Para Francisco Gómez Flores129, radicado en la ciudad de México por

largas temporadas antes de volver a Mazatlán, no parecían suficientes las

opciones de recreación que tuvieron los porteños hasta antes de 1891, cuando

describió a “los teatros, los paseos y las diversiones todas, salvo agradabilísimos

paréntesis, no dan materia suficiente, después, todo es monotonía, aislamiento,

de magia, eventos cirquenses, etc.) de $5 a $20 pesos, función de gallos de $20 a $30 y bailes públicos de $10

a $30 pesos. 128 Henry Edwards, A mingled yarn, G. P. Putnam’s Sons, Nueva York, 1883, p. 31 129 Escritor y poeta nacido en San Luis Potosí. Se trasladó a muy corta edad a Mazatlán, ciudad en donde creó

toda su obra literaria como “Bocetos Literarios” (1881), “Humorismo y crítica. Monólogos de Merlín” (1887)

y “Narraciones y caprichos: apuntamientos de un viandante. Discursos, cartas y artículos. Tomos I y II” (1888

y 1891).

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somnolencia, bostezar en la plenitud de la pereza130”. En efecto, las actividades

culturales dentro del estado sinaloense se desarrollaron con una expresión más

amplia hasta ya bien entrado el siglo XX, sin embargo en Mazatlán, el teatro

comenzó a ser parte del interés de la sociedad y de los empresarios durante la

segunda mitad del siglo XIX, en especial sus últimos años. Su actividad, sin ser

comparable en magnitud con ciudades como Guadalajara o México, tuvo un

aumento inusitado tomando en cuenta el número poblacional de la ciudad que

tenía la posibilidad económica de accesar a los espectáculos culturales fuera de

los que se desarrollaban en espacios abiertos como parques y plazuelas.

Teatro Alegría de Mazatlán. Obra de William H. Meyers (1843)

Fuente: Archivo Manuel Gómez Rubio.

Fue en 1868 cuando Manuel Castelán y Manuel Rubio enviaron una

solicitud al Ayuntamiento para la construcción de un teatro en una finca conocida

como El Mesón, ubicada frente a la Plazuela Machado. Anteriormente en El

130 Francisco Gómez Flores, Narraciones y caprichos: apuntamientos de un viandante. Discursos, cartas y

artículos, Tomo II, Culiacán, Imprenta, Litografía y Encuadernación de Irineo Paz, México, 1891, p. 175.

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Mesón se llevaban a cabo representaciones teatrales, pero lo que se buscaba por

parte de los empresarios era poder ampliar la edificación en virtud de poder

almacenar un mayor número de espectadores, solicitaban también, la

condonación de impuestos para la construcción de la obra, argumentando que el

teatro era una diversión digna de un pueblo culto y amante de lo bello131. Años

después se terminó de construir el teatro Rubio, albergando en sus puertas un sin

número de espectáculos teatrales, circenses y musicales de empresas que

llegaban desde el interior del país y del extranjero. El teatro Rubio sirvió como

aliciente para otros empresarios para introducirse dentro del ámbito cultural, en

poco tiempo se establecieron en Mazatlán el teatro Variedades de Jesús Escobar,

el teatro del Recreo del artista Job Carrillo, el teatro Delicias, el teatro Variedades

y el teatro Frivolí Mazatleca, propiedad de Arthur de Cima132.

Al igual que con los espectáculos al aire libre, el cabildo municipal se vio

obligado a establecer una reglamentación para los espectáculos teatrales. Las

razones fueron principalmente las mismas, tener un beneficio económico de este

tipo de espectáculos, y que el Ayuntamiento pudiera tener un control total sobre el

contenido de las representaciones, evitando así, actos en contra de la moralidad y

de crítica gubernamental, de igual forma, se buscaba la seguridad y comodidad

del asistente, verificando constantemente la solidez del edificio así como la

prohibición el consumo de tabaco dentro de las instalaciones133.

El arraigo de los inmigrantes en Mazatlán trajo al puerto un conjunto de

tradiciones y culturas diversas que pronto lograron introducirse en el gusto y uso

de la población en general. De los múltiples aportes de los inmigrantes españoles,

uno de ellos fue la práctica cotidiana de la tauromaquia. El gusto que por las

131 Sergio López Sánchez, El teatro… Op. Cit., p. 92. 132 Ibídem, pp. 47-63. 133 AHMM-Actas de Cabildo, 7 de marzo de 1899. Ley de teatros: 1.- Ningún teatro podrá abrirse al servicio

público sin previa autorización del ayuntamiento, 2.- Para que el ayuntamiento conceda el permiso del

artículo 1ro es necesario que: un ingeniero nombrado por el ayuntamiento de validez sobre la solidez del

edificio, que el delegado de salubridad apruebe las condiciones del edificio, queda prohibido fumar en el

teatro, salón o pasillos 3.-Cuando se haya comenzado la representación de una pieza en la cual se ofenda al

pudor, se ataque a la moral o se ultraje a determinada autoridad o persona, directa o indirectamente por dichos

o hechos, la autoridad que presida consignará el hecho a la autoridad respectiva para los efectos de las

disposiciones al código penal.

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corridas de toros adoptó la sociedad de Mazatlán se vio reflejado en las cuatro

plazas que funcionaron al mismo tiempo durante la época, siendo la más

importante la Plaza Bellavista, construida en 1899 por el torero Anastasio López,

apodado “El niño de la guarda134”. Durante las fiestas de carnaval, los festejos de

independencia, eventos de recaudación de fondos para obras de beneficencia, el

aniversario de alguna sociedad obrera o simplemente por diversión, las corridas

de toros fueron organizadas por todo tipo de organizaciones sociales y

gubernamentales a las acudían, al llamado de la prensa o de los carteles pegados

por las calles anunciando el evento, la sociedad de todas las clases.

Así como el hombre nace y muere, come y bebe, se lanza al amor o al

combate, trabaja o sueña, –de una manera tan esencial como lo son éstas

funciones mayores- no deja de toparse con sus semejantes, de hablarles, de

acercarse a ellos o huirles, de entablar relaciones135, y para ello, busca siempre

las condiciones y los espacios que les brinde estas posibilidades. La importancia

de estos se centra en su cotidianidad, en su uso diario que se diferencia de los

esporádicos eventos en el Casino o de las fiestas cívicas. El café, el restaurant, el

billar o la cantina son parte de un espacio público muy concreto, más incluso que

la calle o la plaza, los encuentros y las modalidades más etéreas de la

comunicación y el intercambio de opiniones se producen en ellos con mayor

frecuencia por ser un espacio compartido de relaciones interpersonales136, en

ocasiones, estas son incluso de parentesco o de pertenencia institucional.

El viajero estadounidense Henry A. Wise describió a Mazatlán en 1849

como una pequeña ciudad moderna con muchas y atractivas tiendas, cafés y

clubes sociales en donde se jugaba al monte, póker y otros juegos de azar137. La

instalación y uso de este tipo de comercios se incrementó a raíz de diversos

134 Oses Cole Inzunza, Las viejas Calles de Mazatlán, Mazatlán, Edición del autor, México, 1994. 135 Maurice Agulhon, “La sociabilité est-elle objet d’histoire?”, en Francois Étienne (Dir.), Sociabilité et

societé bourgeoise en France, en Allemagne et en Suisse, 1750-1850, París, Recherches sur les Civilisations,

1968, p. 18. 136François-Xavier Guerra y Annick Lempérière, “Introducción”, En François-Xavier Guerra y Annick

Lempérière (Comps.), Los espacios públicos en Iberoamérica: ambigüedades y problemas. Siglos XVIII-XIX,

México, Fondo de Cultura Económica, 1998, p. 10. 137 Henry A. Wise, Los gringos: Or an inside view of Mexico and California with wanderings in Peru, Chile

and Polynesia, Nueva York, Baker and Scribner, 1849, p. 18.

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factores, uno de ellos, fue la instalación de luz eléctrica en una buena parte de la

ciudad lo que motivó a que las relaciones interpersonales pasaran de un ámbito

privado a uno público. Se instalaron cafés y restaurants como el Café América, el

Casino Republicano, la Fama y un poco después, en 1909, el Salón Roher. El

primero de estos fue propiedad de Salomé Magallanes y era el preferido de

muchos de los intelectuales resididos en el puerto como Julio G. Arce, Adolfo

O’Ryan, Esteban Flores y Manuel Bonilla, encargados de la edición dominical de

cultura de El Correo de la Tarde. También celebraron ahí un buen número de

tertulias personajes como Amado Nervo, Martiniano Carvajal, Ángel Beltrán, José

Ferrel y Francisco Valadés138. Para los intelectuales, por ejemplo, el café –como

espacio de convivencia mutua- pudo representar un refugio contra los rigores de la

existencia cotidiana, donde se forjaron las visiones de una vida más brillante y

más libre, donde se evocaba a artistas, literatos y poetas como Rubén Darío, se

soñaba con vivir en la Ciudad de México o por qué no, en el París de Víctor Hugo

y Balzac o en el Madrid de Ricardo Gil.

Al ser lugares públicos, por definición, abiertos a todos, no implican ninguna

condición de acceso, ninguna pertenencia social particular, ninguna afiliación

manifiesta a alguna casta o círculo. La decisión de cualquier individuo de visitar

una cantina, billar, mesón o café, se debe ante todo, en principio, a una elección

completamente libre. La ausencia de coacciones previas transformó a estos

lugares rápidamente en lugares propicios para los encuentros más opuestos e

hizo de ellos un lugar idóneo de homogenización cultural. La cultura de los cafés

se puede considerar como un hecho característico de la evolución de la vida

cultural, revelador de rupturas y de transformaciones claramente visibles en otros

ámbitos de la vida social139.

Otro de los espacios de sociabilidad predominante en el Mazatlán

decimonónico fueron las cantinas. Estas, a diferencia de los cafés, eran visitadas

mayoritariamente por personas de clase media-baja como obreros, operarios,

empleados comerciales, es por ello que la importancia de la taberna como núcleo 138 Oses Cole Inzunza, Las viejas… Op. Cit., 49. 139 Jaques Dugast, La vida cultural en Europa entre los siglos XIX y XX, Barcelona, Paidós, 2003, p. 91.

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esencial de socialización en la vida cotidiana de las capas populares explica, en

todo caso, que el suyo sea un espacio plenamente incorporado al análisis de las

prácticas sociales obreras y populares140.

A pocos lugares podría aplicárseles con mayor propiedad el calificativo de

espacio de sociabilidad como a la cantina, las características de voluntariedad, de

“naturalidad”, no interferida por otras instancias sociales —se está hablando de

sociabilidad popular— coinciden en ser algunas de las características más

notorias de la cantina. Existieron durante la época en Mazatlán cantinas muy

populares como El Barril Azul, Las Tres Rosas, La Colmena y La Puerta del Sol,141

en las cuales, a diferencia de los cafés en donde se tenía servicio de restaurante,

solo se expedía cerveza, mezcal y tequila.

Su popularidad entre la sociedad se volvió pronto un problema para las

autoridades. Sin regulaciones de ningún tipo, el consumo de alcohol en altas

proporciones se hizo cada vez más evidente siendo la mayoría de los delitos

diarios provocados por personas en estado etílico. El espacio de la cárcel y del

hospital civil comenzó a ser insuficiente, así como el número de policías para

controlar la seguridad de estos lugares, debido a esto, el ayuntamiento se vio

obligado, en gran parte gracias a la presión de la prensa local142, a redactar un

reglamento que regulase a dueños y consumidores. Gracias a la presión de

algunos articulistas de la prensa y una parte de la sociedad civil, el horario de

clausura de cantinas y expendios de licores se redujo de dos de la mañana a diez

de la noche, la edad mínima para ingresar a cantinas y expendios se fijó en 16

años, el local debía de contar de manera obligatoria con dos o más ventanas sin

persianas que permitieran una correcta ventilación y el transitar por la calle en

140 Jorge Uría, “La taberna. Un espacio multifuncional de sociabilidad popular en la restauración española”,

Hispania, Madrid, número 214, CSIC, 2003, pp. 571–604. 141 Oses Cole Inzunza, Las viejas… Op. Cit., p. 67. 142 ECT, 14 de noviembre de 1899. Redacción, “El problema de las cantinas”. “Exijamos que en la puerta de

estos establecimientos, sobre todo en los análogos, haya un dependiente que examine las respectivas fe de

bautismo de cada uno de los que se presenten, y que efectivamente haya quien impida que los notables

menores visiten garitos, cantinas. Se evitaría que padeciera la moralidad pública a fuerza de espectáculos

indecentes y de escándalos. Lo decimos en serio: puerta cerrada a cal y canto para todos estos señoritos

implumes que buscan desahogos pasionales a donde no los empujan más que sus malas inclinaciones y la letra

moribunda del bando. Nada de persianas, cárcel”.

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estado etílico se convirtió automáticamente en un delito143. La Comisión de

Higiene del Cabildo se involucró de igual forma dentro de esta regulación

controlando la calidad de las bebidas que se expedían dentro de las cantinas y

casas análogas. La preocupación de la Comisión se debió al incremento de casos

de enajenación mental en el puerto teniendo como principal motivo al consumo

excesivo de bebidas alcohólicas, según los especialistas miembros de la

Comisión, los casos fueron considerados como delirium trémens, la cual era la

fase tres del alcoholismo y se representaba con episodios de sudoración,

escalofríos, convulsiones y muerte, provocadas en su mayoría por la venta de

alcohol diluido144.

Incluso más que los lugares de expendio de alcohol, una de las actividades

más reguladas en Mazatlán fue la prostitución. La calle Duranguito145, ubicada a

las orillas de la ciudad, lugar de cuarterías y habitado por personas de los más

escasos recursos albergó la mayoría de los prostíbulos del puerto146. La

reglamentación de la prostitución, en sus dos dimensiones, higiénica y policial,

formaba claramente parte del dispositivo social construido a partir de la época. Se

trataba de una real operación de limpieza urbana paralela a la que también se

realizaba entonces para con los pobres y los vagos para construir nuevos

espacios de sociabilidad urbana. A las mujeres se la recluía en una casa de

prostitución limitando su libertad de circulación y controlando periódicamente su

potencial capacidad de contagio venéreo. Ejemplo de ello fueron las prohibiciones

impuestas por las autoridades a vagos y prostitutas de circular a ciertas horas del

día, pasar por lugares como plazas públicas, vestir deshonestamente, dirigir la

palabra a los transeúntes, saludarlos o llamarlos por su nombre, de igual forma, en

143 AHMM-Actas de Cabildo, 5 de noviembre de 1899. Reglamento del bando de policía, artículo 74.- En las

cantinas, casas de juegos de billares y otras análogas, no se admitirá a los jóvenes menores de 16 años. Dichos

establecimientos tendrán imposibilitada la vista hacia dentro con persianas o cualquier cosa que se le parezca.

Artículo 75.- también incurrirá en delito quien venda licor a quien se encuentre ebria o se acerque a este

estado vergonzoso. Artículo 77.- Los ebrios que se encuentren tirados en las plazas, calles, atrios de los

templos, puertas de las casas y cantinas serán remitidos inmediatamente a la cárcel por la policía. 144 AHMM-Actas de Cabildo, 13 de junio de 1899. 145 Actualmente llamada Luis Zúñiga. 146 Oses Cole Inzunza, Las viejas… Op. Cit., p. 169.

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las casas de tolerancia no podían habitar criadas menores de 40 años ni podían

visitarlas personas menores de 30147.

En el decreto 112 del 5 de enero de 1888, siendo el prefecto Bernardo

Vázquez, se propuso al Ayuntamiento el reglamento para las casas de tolerancia.

Respecto a esto, desde septiembre de 1887, el prefecto había enviado al alcalde

municipal un oficio en el que exponía que las exigencias públicas habían venido

acentuando cada vez más la necesidad de dictar las medidas conducentes para

reglamentar un ramo que, según el prefecto Vázquez, en todas las ciudades lo

estaba, y que en Mazatlán por razón del clima y del movimiento de población

flotante que existía, lo venía reclamando con justicia la sanidad pública en medida

de la propagación alarmante de enfermedades vergonzosas que se lamentaban

desde hace tiempo. Decía además, “no prometo que este proyecto venga a

remediar el mal de un modo eficaz, pero si al menos servirá para que la materia se

estudie”, y pedía aprobarlo a la brevedad posible. En su artículo primero, decía el

reglamento que, “las Casas de Tolerancia son aquellas en donde habiten una o

más mujeres públicas” así como el abandono sexual de la mujer a más de una

persona mediante pago o recompensa, es reputado como prostitución. El segundo

indicaba que existiría en el ayuntamiento una lista en donde se inscribirían todas

las mujeres públicas que residieran en la ciudad, por voluntad propia o por

disposición del prefecto. Otras eran ir los viernes a la oficina de inspección pública

para ser examinadas de su estado sanitario, tomar precauciones para que los

transeúntes no se dieran cuenta de lo que sucedía al interior de las casas, pagar a

la tesorería de la prefectura una patente de $2 a $10 pesos por el permiso y a la

tesorería municipal una cuota mensual de $1 a $8 pesos el primer jueves de cada

mes148.

En la continuidad con otras medidas de sanidad pública, la restauración de

la prostitución reglamentada implicaba una clara racionalización del espacio

urbano: lugares y mujeres claramente identificados, ambos señalados para facilitar

su reconocimiento, especificados y controlados a fin de evitar desórdenes. Según 147 AHMM-Actas de Cabildo, 24 de enero de 1888. 148 AHMM-Actas de Cabildo, 5 de enero de 1888.

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este esquema, el oficio de la prostitución se desarrollaría así en cuatro espacios

totalmente acotados y perfectamente controlados por las autoridades, formando

como una red institucional cerrada y cíclica: el burdel tolerado primero como

espacio profesional y lugar de vida de las prostitutas, el hospital (en salas

reservadas a los venéreos o en un establecimiento específico) y la cárcel de

mujeres. El principio del consumo sexual, inscrito desde luego explícitamente en la

entrada al burdel (y que fundamenta su diferencia), se acompañaba incluso a otras

prácticas de sociabilidad más o menos implícitas149. El burdel no significaba, en

efecto, solamente un lugar de encuentros sexuales venales sino también un lugar

de la sociabilidad local, como el café o el billar, por ejemplo, y en donde, mediante

la compra de alguna bebida, los hombres podían encontrarse en galante

compañía sin sentirse obligados de “consumir” sexualmente.

La observación y estudio de las diversas formas de utilización del espacio

público en el Mazatlán del siglo XIX nos lleva a entender que los sujetos puestos

en acción en los juegos de la sociabilidad, son seres colectivos que se agrupan de

acuerdo con su clase, trabajos e intereses. Si bien la tendencia asociativa es

inherente a los individuos, no todos disponen de los mismos recursos para

materializar aquellos sitios de encuentros150, es por ello que el espacio donde se

lleva a cabo la reunión resulta sustancial e indicador del nombre y de las prácticas

a ser realizadas.

Ante estos postulados, el estudio de las sociabilidades y de la vida cotidiana

siempre nos obligará a referirnos a un contexto social, económico y cultural,

puesto que ella fue la vida cotidiana, la que sustentó el proceso de la evolución de

los valores determinantes de cambios de permanencias en la historia. Es el

contraste de los eventos extraordinarios y únicos con lo cotidiano, lo colectivo, lo

aparentemente rutinario e irrelevante, lo que proporciona al historiador una imagen

más nítida de los comportamientos y sentimientos.

149 Jean-Louis Guerreña, “El burdel como espacio de sociabilidad”, Hispania, Madrid, número 214, Consejo

Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 2003, pp. 551–570. 150 Paula Caldo, Sandra Fernández, Por los senderos del epistolario: las huellas de la sociabilidad, Antíteses,

Brasil, UEL, Número 4, 2009, p. 1020.

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2.2.- La ciudad cultural y sus actores

El aumento de personajes ligados al desarrollo cultural e intelectual se dio en

Mazatlán a la par del desarrollo industrial y comercial del puerto, en conjunto con

la pronta conexión –para la época- con territorio nacional y extranjero, así como

con la estabilidad política, situaciones que provocaron que literatos, periodistas,

actores, músicos, etc., encontraran espacios idóneos para subsistir como los

periódicos, los teatros, el comercio e incluso la administración pública.

Para analizar la práctica y el nivel cultural de una sociedad en un momento

determinado de su historia habría que ir más allá del campo de producción

propiamente artístico y literario, pues si bien es cierto que la materialización en

este rubro tiene su incidencia a veces en la vida social, también depende, más de

lo que se piensa de ordinario, en los modos de relación establecidos por las

condiciones económicas, el desarrollo tecnológico y los sistemas de pensamiento

que organizan la vida social151.

El siglo XIX se reconoce por la porosidad de las formas de desarrollo

personal. Casi en general, quienes se dedicaron y movilizaron dentro del ámbito

intelectual lo hicieron también desde otras trincheras como la abogacía o la

medicina, incluso la ingeniería. El desarrollo comercial propició precisamente que

lograran instalarse en el puerto de Mazatlán personajes ligados de igual forma que

a un primer oficio, al desarrollo artístico desde sus diversas formas.

Ejemplo de ello estuvieron los doctores Martiano Carvajal y Juan Jacobo

Valadés. Carvajal estudió la carrera de medicina en la ciudad de Guadalajara y al

llegar a Mazatlán instaló un consultorio, fue redactor de El Correo de la Tarde

desde el nacimiento del periódico hasta ya entrado el siglo XX. Valadés, después

de terminada su carrera como farmacéutico en Guadalajara volvió a Mazatlán para

participar como jefe de medicina en el ejército durante la intervención francesa. Al

término de la guerra se inició en el negocio de la farmacéutica instalando un

negocio llamado La Botica Central, al mismo tiempo, ingresó al comercio de la

151 Jaques Dugast, La vida…Op. Cit., 13.

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86

imprenta periódica, publicando y redactando junto con su hermano José Cayetano

Valadés, varios periódicos de carácter político y literario. De la abogacía surgieron

un buen número de los intelectuales que radicaron en Mazatlán durante el siglo

XIX, Carlos F. Galán, director de El Correo de la Tarde hasta 1905, Daniel Pérez

Arce, redactor de El Correo de la Tarde y poeta, Adolfo O’Ryan, cronista de El

Correo de la Tarde, quien escribía la famosa columna de la edición dominical

llamada “Notas de un mazatleco” bajo el pseudónimo de Zenón fueron solo

algunos de ellos. Entre los Ingenieros dedicados al trabajo intelectual

predominaron Manuel Bonilla y Francisco Sosa y Ávila, literatos y profesores de El

Colegio Rosales. Profesores, periodistas y literatos lo fueron Esteban Flores,

cronista de El Correo de la Tarde en su edición dominical junto con Adolfo O’Ryan

así como profesor de historia en El Colegio Rosales y Felipe Valle, director del

periódico Mazatlán Escolar. Los hubo también de periodistas, poetas y literatos,

como José Ferrel, director de El Pacífico de Mazatlán y La Voz de Mazatlán y

Amado Nervo, cronista de El Correo de la Tarde bajo el pseudónimo de Román

entre 1892 y 1894.

El trabajo en ámbitos culturales de algunos de estos personajes y otros más

que habitaron el Mazatlán de la segunda mitad del siglo XIX no se limitó a su

participación como redactores y directores de periódicos locales. Manuel Bonilla,

por ejemplo, fue autor de la novela de crítica política Espinas y amapolas.

Estampas nacionales, publicada en 1897, Martiniano Carvajal escribió su primera

novela a los once años titulada La huérfana, en 1903, al ser el director de la junta

de sanidad durante la peste bubónica que azotó a Mazatlán, se encargó de

escribir el informe de la junta bajo el título de la Peste en Mazatlán, José Ferrel,

por su parte, fue autor de La mutua de elogios, publicado en 1892, este ensayo le

valió ser reconocido como uno de los periodistas más críticos de México, el

periodista y ex – militar Heriberto Frías, escribió durante su estancia en Mazatlán

(1905-1910) como director del El Correo de la Tarde las novelas El último duelo,

publicada en 1907, El Amor de las sirenas, publicada en 1908, y El triunfo de

Sancho Panza (Mazatlán), publicada en 1911 por la Imprenta de Luis Herrera,

pero escrita durante su estancia en el puerto. El presbítero Dámaso Sotomayor

Page 87: Tesis Posgrado Historia Mazatlán.pdf

87

público en Mazatlán dos libros de historia de México como lo fueron Los aztecas,

en 1888 y Estudio sobre el nacimiento de México, en 1892. La producción literaria

no se concentró solamente en la literatura, la ciencia o divulgación, en 1878, el

periodista José Cayetano Valadés escribió y publicó las obras teatrales de drama

Nobleza cimarrona y Quien bien ama nunca olvida, el comerciante y poeta Ángel

Beltrán publicó en 1890 el monólogo El poeta152 y en 1899, Haydée Escobar de

Félix Díaz, colaboradora de la edición dominical de El Correo de la Tarde escribió

y publicó su poemario titulado Versos de un ángel.

La creación artística y literaria se situó al nivel de las relaciones

internacionales. Estas se veían favorecidas entonces por los nuevos medios de

comunicación, sin duda, pero también por una ampliación de la curiosidad

intelectual y de la búsqueda de nuevos modos de encuentro y convivencia153.

Francisco Gómez Flores, el padre intelectual de los literarios sinaloenses, literato,

poeta, periodista y servidor público, director de publicaciones como La Voz de

Mazatlán y del Periódico Oficial del Estado de Sinaloa así como colaborador

asiduo de El Eco Popular, La Opinión y El Correo de la Tarde, se expresó en

diversas ocasiones sobre el papel que los “hombres de letras” comenzaban a

jugar en la sociedad, atribuyendo el progreso físico, las comodidades materiales,

el bienestar de los sentidos, la industria y el comercio al desenvolvimiento de las

ideas, y recalcando: “Los hombres prácticos, que son las maquinas, miran con

desdén a los hombres teóricos, que son la fuerza motriz”154.

El grupo social que formaron los intelectuales se constituyó en las dos

últimas décadas del siglo XIX a la vez como producción social, resultado en gran

parte de la masificación de la cultura y, como producción política ligada a la

aparición de un sistema republicano-democrático en el cual el saber estaba

asociado al conocimiento de la y lo político. De pronto, la lucha y el debate por el

control y la apropiación de la palabra escrita comenzó a ser una predominante

dentro del círculo intelectual sinaloense. El aumento de la alfabetización y el

152 Sergio López Sánchez, El teatro… Op. Cit., p. 54-68. 153 Jacques Dugast, La vida…Op. Cit., p. 15. 154 Francisco Gómez Flores, Narraciones…Op. Cit., pp. 10-11.

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consumo cultural155 aumentó el eje focalizador del gobierno cañedista hacía los

hombres de letras. Muchos intelectuales de la época lograron incorporarse al

gobierno de Francisco Cañedo o de Mariano Martínez de Castro como diputados o

secretarios y en los gobiernos municipales como regidores. Al obtener el

reconocimiento público, se buscó que mediante las trincheras de la prensa mucho

de ellos practicaran una escritura moralizante y nacionalista, educar al pueblo y

politizarlo mediante el sentimiento patriótico156. La intención era que a pesar de la

pobreza y lo precario que pudiese ser la vida para algunos, pudiera inculcarse en

la sociedad la idea de un porvenir lleno de riqueza bajo los gobiernos imperantes

en Sinaloa.

Eso no impidió de ningún modo que otros intelectuales utilizaran las mismas

trincheras de la prensa para instruir al pueblo, en especial en cuestiones de

libertad electoral y el ejercicio de una libre ciudadanía. Si bien no se criticó tan

arduamente al gobierno estatal por parte de los intelectuales más reconocidos del

puerto, sí existieron algunos como Adolfo O’Ryan, Martiniano Carvajal, Juan Puga,

Rosendo R. Rodríguez y Manuel Bonilla, que señalaron constantemente las

deficiencias de algunas decisiones políticas tanto de los gobiernos estatales y

municipales, criticando de igual forma, el actuar político de las autoridades y

empleados públicos. Fue la excepción en esta materia Heriberto Frías, quien

desde que se incorporó como director de El Correo de la Tarde, en manos ya no

de Miguel Retes sino de Francisco Valadés y Andrés Avendaño, fungió como un

abierto adversario de la política cañedista.

155 AHMM-AC, 3 de marzo de 1909. Según datos del Cabildo Municipal de Mazatlán un total de 6,486

personas visitaron la biblioteca municipal durante 1908. 156 Javier Velázquez, Los autores del régimen. El mundo literario en el cañedismo, Culiacán, Instituto

Municipal de Cultural Culiacán, México, 2012, p. 48.

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89

Portada del libro Mazatlán Literario, presentado en la exposición internacional de París, Francia en 1900.

Fuente: Biblioteca Central de la Universidad Autónoma de Sinaloa (foto del autor).

Como muestra del desarrollo cultural que en Sinaloa se venía

incrementando de manera exponencial, el gobierno del estado organizó una

publicación literaria en donde participaran todos aquellos intelectuales que de

alguna u otra forma estuvieron relacionados durante su vida de trabajo a la ciudad

de Mazatlán para presentarse en la Feria Internacional de París en 1900. Bajo el

título de Mazatlán Literario se editó la obra que contenía poesía, ensayos, prosas

y versos de Francisco Gómez Flores, Pedro Victoria, Ángel Beltrán, Gabriel F.

Peláez, Francisco Sosa y Ávila y José Ferrel157.

157AHMM-AC, 13 de junio de 1898. El álbum Mazatlán Literario recibió un premio en la Exposición

Internacional de Atlanta y Chicago, previo a su presentación en París.

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90

De igual forma, el ayuntamiento de Mazatlán se dedicó a ofrecer becas a un

buen número de alumnos para continuar sus estudios profesionales en las

universidades nacionales o en el Colegio Rosales con la intención de formar

individuos dotados de un intelectualismo y un nivel cultural superior para que al

término de sus estudios pudiesen incorporarse a la vida laboral dentro de El

Colegio Rosales o alguna otra institución gubernamental. Solo por nombrar

algunos, entre septiembre de 1897 y julio de 1898 se becó a jóvenes como Porfirio

Rocha para estudiar en el Conservatorio Nacional de Música de México, a Jesusa

R. Mediana para cursar sus estudios profesionales en la Escuela Normal para

Profesoras de México, a Fernando Banda para ingresar en la Escuela Nacional de

Medicina, a Arnulfo Gómez para obtener el grado de maestro de El Colegio

Rosales y a Rafael Miranda para estudiar medicina en la ciudad de

Guadalajara158.

El hecho de compartir profesiones como el periodismo, la abogacía, la

ingeniería y la medicina, les permitió a los letrados sinaloenses reconocerse,

agruparse y buscar satisfacer intereses comunes159. La búsqueda por espacios de

reconocimiento e interacción social por parte de los intelectuales radicados en

Mazatlán no se redujo a plasmar su pluma en publicaciones locales o estatales.

Además de los oficios o comercios propios que pudieron tener algunos de ellos, la

función pública se volvió otro de los espacios de cohesión social entre ellos. Ya

fuese desde alguna regiduría o de alguna comisión, como las de carnaval y de las

fiestas patrias, muchos de estos intelectuales tuvieron una participación activa en

el desarrollo del ámbito civil mazatleco. Aparentemente menos importante, la

tribuna que ofrecía pertenecer o dirigir alguna de las dos comisiones representaba

tener un contacto directo con la sociedad debido a la importancia de ambas

celebraciones, estaba en las manos de estas decidir los espectáculos y

actividades a presentar, de tratar con empresarios y comerciantes160 para derogar

158 AHMM-AC, 20 de septiembre de 1897, 6 de diciembre de 1897, 27 de diciembre de 1897, 22 de

noviembre de 1898 y 13 de julio de 1899. 159 Javier Velázquez, Los autores…Op. Cit., p. 41. 160 AHMM-AC, 14 de febrero de 1898.- El presidente de la junta del Carnaval solicitando para los gastos que

un grupo de vecinos va a erogar en las próximas fiestas del Carnaval organizada con el fin de moralizar

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permisos o denegarlos así como de apoyar causas benéficas con parte del dinero

recaudado161.

Fue durante una celebración de las fiestas de mayo, por ejemplo, cuando el

doctor Martiniano Carvajal, presidente de la comisión patriótica de ese año, dio el

discurso del acto inaugural en el teatro Rubio, aprovechando la tribuna que el

puesto le otorgaba concluyó su discurso criticando a algunos intelectuales

radicados en Sinaloa:

Estos torpes que denigran a Sinaloa con calificación tan menguada son, señores,

sus propios hijos; que venidos de centros más ilustrados, se burlan del suelo que

los vio nacer; que lejos de prestarnos su contingente de saber para nuestro

adelanto, se limitan a reír de nuestra torpeza desde las excelsitudes de su

sabiduría162.

Los intelectuales se presentan como una minoría, poseedora de cualidades

propias, que tiene acceso a la verdad. El intelectual es el que mantiene relaciones

privilegiadas con la razón y la verdad. Por misión, por vocación, se oponen al

sentido común, a la versión muy rápidamente aceptada por la mayoría. La idea de

que el Estado precedía a la nación significó para los intelectuales y autoridades

contemporáneas a la definición de este proceso, que todo debía de empezarse

casi desde cero163. Ello implicaba crear el tejido de lo social, es decir, crear la

sociabilidad. Y nada más apropiable para esto que los múltiples modelos que la

sociedad mazatleca ofrecía. Para el siglo XIX habría que dotar al pueblo de

nuevas sociabilidades, y según algunos, los únicos capaces de lograr esto eran

los letrados. A ellos les correspondió, por la vía de la educación formal, la reforma,

o la regeneración de las costumbres populares de los futuros ciudadanos.

ciertas costumbres del pueblo. Los regidores Dr. José María Dávila y Dr. Martiniano Carvajal apoyaron la

moción, se aprobaron $250 pesos. 161 El Demócrata de Mazatlán, 4 de enero de 1908, p. 2. Comisión del centenario se designa para llevar a cabo

actividades culturales como obras de teatro, lotería, ópera y conciertos diversos. Esta comisión se encuentra

presidida por Francisco Valadés y colaboran en ella Manuel L. Choza, Arturo Bastidas, Eutimio Gómez,

Manuel Villa Fontana, Eduardo Padilla, Francisco Alcalde hijo, José. G. Ortiz. El monto recaudado por los

eventos será destinado para el orfanatorio, pero los eventos tendrán que ser pasados a revisión por el

congreso, quien les dará el visto bueno. 162 ECT, 7 de mayo de 1894, p. 3. 163 Juan Poblete, “Lectura de la sociabilidad y sociabilidad de la lectura: la novela y las costumbres nacionales

en el siglo XIX”, Revista de Crítica Literaria Latinoamericana, número 52, Lima, Centro de Estudios

Literarios Antonio Cornejo Polar, 2000, p. 11.

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92

2.3.- Obreros y artesanos. Reflejos de la vida cotidiana

La vida del obrero, del artesano y de otros trabajadores urbanos como el aguador,

el cargador, el pescador, etc., en Mazatlán durante la segunda mitad del siglo XIX

y principios del siglo XX fue una vida de carencias a pesar de la preparación y del

supuesto buen ingreso. La jornada laboral duraba de 12 a 14 horas con un solo

día de descanso a la semana, como lo eran los domingos. Los jornales de los

trabajadores se dividían en dos formas de pago: uno era en metálico, el cual

variaba entre .50 centavos a 2.50 pesos según la importancia del cargo, el otro, en

vales para las tiendas de raya, donde les entregaban una comisaría semanal

consistente en un almud de frijol, un barril de seis kilos de maíz y dos kilos de

manteca164.

Dentro del casco urbano de la ciudad, la modernidad comenzó a aparecer

traducida en servicios como la luz eléctrica, el agua potable y las obras de drenaje.

En caso contrario se encontraron las clases más bajas del puerto, entre las que

figuraban la mayoría de los obreros y artesanos. La deplorable situación de estos

no solo se reflejó en la falta de dichos servicios, sino también, en el espacio en

que habitaban.

Entre los pertenecientes a las clases bajas de la ciudad, los obreros fueron

quienes contaron con los sueldos más elevados, algunos de ellos, como los jefes

de operarios, tuvieron la oportunidad de rentar algún cuarto en las llamadas

cuarterías, estas eran casas construidas en los límites de la ciudad, especialmente

sobre lomas o cerros bajos, que constaban de un cuarto, cocina y comedor, lo

bajo del techo, lo estrecho de la puerta y el hecho de que la única ventana con la

que contaban fuera sumamente pequeña las hacía un medio propicio para generar

enfermedades por ser extremamente húmedas y calurosas, sobre todo en la

época de verano. A los obreros con sueldos más bajos se les imposibilitaba la

oportunidad de rentar o construir un cuarto por lo que muchos se vieron obligados

a vivir en habitaciones construidas por los dueños de las fábricas alrededor de

164 Benito Ramírez Meza, El movimiento obrero sinaloense: De sus años de formación a la etapa de crisis,

1875 – 1934, Culiacán, Tesis de Maestría, Facultad de Historia, UAS, 1987, p. 93

Page 93: Tesis Posgrado Historia Mazatlán.pdf

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éstas, tal fue el caso de obreros de la fábrica de los hermanos Felton y la

Fundición de Sinaloa.

Acerca de las viviendas de las clases bajas en Mazatlán escribió, en 1898,

el periodista e historiador norteamericano Charles F. Lummis, a las cuales se

refirió como chozas hechas al descuido con caña brava habitadas por lancheros,

obreros, trabajadores, cargadores y pescadores165. La situación de insalubridad de

estos barrios provocó que las enfermedades como la sífilis y el cólera fueran

altamente frecuentes, a éstas, se les unieron la sordera y la locura por causa de

accidentes de trabajo, para los cuales las empresas no estuvieron obligadas a

proveer servicio médico a sus trabajadores166. El espacio geográfico de la ciudad

habitado por las clases bajas fueron exclusivamente los límites del casco urbano

así como las partes altas del puerto. Las calles Ciprés, Hidalgo, Juno y Astillero,

fueron parte de algunos de los sectores en donde más se concentraron. Queda de

manifiesto entonces que la puesta en marcha de un entramado societario de

carácter popular y obrero desde mediados del siglo XIX en Europa, y años

después, en México y especialmente, para nuestro caso, en Mazatlán, tuvo varios

ejes inspiradores, siendo uno de ellos, la lucha por la satisfacción de necesidades

básicas que no cubría la oferta del gobierno estatal. De alguna forma, la unión de

los obreros y la organización de sociedades de apoyo mutuo fue, en gran parte,

porque la vida cotidiana de éstos era menos que insoportable en la mayoría de los

casos, para lo cual, el estudiar los aspectos de su vida cotidiana forma parte de la

búsqueda de las causas de su acción colectiva167.

Las duras jornadas laborales, sobre todo para aquellos que se empleaban

en algún oficio fueron extenuantes, el obrero y el artesano, con la llegada de la luz

eléctrica tuvo la oportunidad de quedarse trabajando hasta altas horas de la noche

165 Charles F. Lummis, The awaking of a nation. Mexico of today, New York, Harper and Brothers, 1898, p.

195. 166 ECT, 2 de febrero de 1900, p. 2. “Un operario de la Fundición de Sinaloa, llamado Néstor Gallardo, se

ocupaba hoy en la mañana de transportar una pesada rueda la que al caer le cogió un dedo contra un eje de

hierro, triturándoselo horriblemente.” 167 Maurice Agulhon, Historia Vagabunda, México, Instituto Mora, 1994, p. 51.

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94

si era requerido, el pescador y cargador, pudo comenzar la jornada antes de la

salida de sol sin necesidad de esperar a la luz natural.

“Era trabajador, y salvo un vicio, la bebida, nada podía echársele en cara.

Por otra parte, jamás se emborrachaba salvo los domingos, en la mañana en la

cantina y en la tarde en su casa”. De esta forma describió Amado Nervo en una de

sus crónicas la vida cotidiana de un obrero en Mazatlán168. Como afirma Nervo, el

domingo, día de descanso natural, fue el día predilecto de los obreros y artesanos

para recurrir a la fiesta y al paseo. Para una parte de las clases bajas, Olas Altas

y la Plazuela Machado fueron los lugares predilectos para el paseo, para otros, las

cantinas, mesones y billares como La veracruzana, La colmena, El neptuno, La

puesta del sol, El progreso, El pescador, Las bicicletas, El laberinto, Las tres

Rosas, La luz del día y El cosmopolita cumplieron esa función. En ellas se podía

beber una cerveza o un tequila por $.10 centavos o una copa de mezcal por $.5,

degustar la comida del día por $.50, bailar, practicar juegos de mesa como el

póker, el dominó o el ajedrez y hasta cantar, ya entradas las copas, gracias a los

gramófonos169 .

Según una extensiva nota publicada en El Correo de la Tarde en 1893,

hacía poco que en Mazatlán el robo, los asesinatos y los suicidios eran casos

exóticos para la población, al grado de que cualquiera podía dormir en una de las

bancas del paseo de las Olas Altas seguro de que despertaría con el sombre,

traje, reloj y dinero tal cual como se había dormido170, seguridad que había

desaparecido en los años posteriores, en parte, provocada por el aumento de los

168 ECT, 11 de diciembre de 1893, p. 2. Román, “¡Como hay muchos!”. “Para los que trabajan, para los que

mantienen durante cada semana esa lucha por la vida, que proporciona tantas derrotas, el domingo es el día

más hermoso, más radiante. Hoy es día de holganza; a las doce cocteles y pastelillos; a la una, comida

prolongada y sazonada por excelente apetito; a las dos, siesta; a las cuatro, calle; a las seis serenata, un cacho

de conversación con la novia para mitigar el fuego del amor, a las ocho, cena en una carpa, después sigue de

paseo y a las once o doce, el lecho y el sueño.” 169 Archivo Histórico de la Universidad Autónoma de Sinaloa – Fondo José Ferrel, 7 de julio de 1909.

Durante la campaña política de 1909 muchas quejas se recibieron acerca de abusos de cometidos por los

gendarmes de la ciudad, quienes, supuestamente solían emborracharse dentro de las cantinas para después

vitorear a Diego Redo al son del Himno Nacional que sonaba en los gramófonos y tratar mal a los

trabajadores y demás personas que ahí estaban de borrachos, prostitutos y ladrones. En adelante

AHUAS.FJF. 170 ECT, 6 de noviembre de 1893, p. 2. Redacción, “Perversión de mayores y menores”.

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95

establecimientos en los que se expedía alcohol y al bajo número de elementos

policiacos en la ciudad insuficientes para hacer cumplir la ley del bando de policía.

Cantina “Las tres rosas”

Fuente: Archivo de Manuel Gómez Rubio.

Efectivamente, en las páginas de la prensa porteña y en los archivos

municipales, el aumento de las denuncias y de las entradas a la cárcel por motivos

de riñas suscitadas al exterior o interior de alguna cantina o billar por personajes

en supuesto estado de ebriedad comenzaron a aumentar con el trascurso de los

años. Algunos ejemplos representativos de estos delitos fueron la pelea entre las

meretrices María Saucedo y Paulina Palomares quienes participaron en una pelea

afuera de la cantina Las bicicletas armadas con un revólver y una botella

respectivamente171, o los cargadores Alejandro García y Francisco Medina

quienes pelearon al interior de la cantina El cosmopolita, matando de un balazo el

171 La Opinión de Sinaloa, 14 de febrero de 1894, p. 3

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96

primero al segundo172, en febrero de 1900, Francisco Moreno asesinó a balazos a

su compañero de trabajo en la Empresa de Luz Eléctrica Romualdo Torres

mientras ambos bebían al interior de la cantina El laberinto173, días después se

dieron casos como el de Isidro Sandoval y Felicitas Siordia, remitidos a la cárcel

por salir ebrios del restaurant La colmena e ir “representando un cuento de

Bocaccio en la vía pública”, según declaraciones del agente de policía Severo

Torres y el del barbero Timotes Navarro, quien al salir de la cantina Las tres rosas

peleó con una señora que pasaba por la calle, causándole por una caída, una

herida en la frente174.

Al igual que las cantinas o los billares, el lugar de trabajo puede ser, incluso

de manera más natural, un lugar de reunión y de conversación amistosa. La larga

duración de la jornada fomentó que el taller o la fábrica se convirtieran en un

espacio de sociabilidad informal en el cual se podía platicar de uno o varios temas

mientras se laboraba o se tomaba el descanso de la comida. Las explanadas de

las fábricas fue también un lugar propicio para las celebraciones, ejemplo de ello

fueron los bailes organizador por los obreros de la fábrica de tabaco, El Dios del

Amor con motivo del cumpleaños de su dueño, Antonio Díaz de León,175 o las

fiestas organizadas por los operarios de la Fundición de Sinaloa, quienes solían

contratar a bandas locales para que tocasen frente a los talleres al término de la

jornada laboral, principalmente los sábados176.

El estudio de la sociabilidad de los obreros y artesanos exige preguntarse

sobre los espacios físicos en donde esta se ejercía, esto servirá para subdividir las

prácticas formales e informales177 y para darnos cuenta del valor de cada uno de

ellos. Plasmados ya la importancia del taller como espacio de trabajo y

sociabilidad, los obreros y artesanos que pertenecieron a alguna de las

sociedades de apoyo mutuo constituidas en el puerto tuvieron otro espacio que fue

172 El Socialista, 3 de julio de 1896, p. 2. 173 ECT, 19 de febrero de 1900, p. 2. 174 AHMM-Ramo Presidencia, 2 de marzo y 26 de marzo de 1900. 175 ECT, 8 de noviembre de 1899, p. 1 176 ECT, 13 de marzo de 1897, p. 3. 177 Maurice Agulhon, Historia…Op. Cit., p. 55.

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97

de vital importancia para el desarrollo de estas como lo fue el salón de cada una

de ellas.

En los salones de las diferentes asociaciones, se llevaban a cabo

constantemente bailes populares a los que asistían personas de todas las clases

sociales y que no en pocas ocasiones terminaron hasta ya salido el sol. Se

acostumbró tener en estas festividades algún invitado especial que proclamase un

discurso a favor de los obreros, y también se llevaron a cabo también obras de

teatro y serenatas. Dentro de este mismo espacio se dio pie al acto de asociación

formal cuando la asociación constituida realizaba actos oficiales, como el cambio

de mesa directiva. Además de esto, el salón de las asociaciones obreras era

también un espacio de identidad propia y social, puesto que a diferencia de los

espacios de sociabilidad de las clases altas, que tuvo lugar la mayoría de las

veces en los salones de las casas de los aristócratas, los salones de las

asociaciones obreras fueron lugares que los mismos agremiados ayudan a rentar

o a comprar, a pesar de su pobreza monetaria y de la vida de estrechez que

llevaban.

Los espacios públicos, testigos de las prácticas de sociabilidad informal,

dieron cuenta de cómo se desarrolló el ejercicio cotidiano de la convivencia

pública y de la evolución de esta. Los avances tecnológicos, en especial la

implementación de la luz eléctrica, provocaron el desarrollo de una vida más al

exterior con lo cual también aumentaron la apertura de lugares de recreación

como los cafés, restaurantes, cantinas y billares, albergando en muchos de ellos a

personajes de la vida cultural, comercial, profesional, política y obrera, sin

distingos. Vemos pues, la delgada línea que separó durante la segunda mitad del

siglo XIX en Mazatlán a unos y otros sectores sociales de la sociedad aun y

cuando las disposiciones gubernamentales pugnaban por hacer efectiva dicha

separación.

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98

CAPITULO III

Las asociaciones. Nuevas formas de sociabilidad

3.1.- El desarrollo de los clubes de beneficencia pública y su impacto en la

política municipal

La incipiente economía que se estableció en Sinaloa justo después de la lucha

revolucionaria tutexpecana provocó que el puerto de Mazatlán se convirtiera en

una ciudad con hondos problemas sociales. La falta de empleo se tradujo en el

aumento del número de vagabundos establecidos dentro de la ciudad y la falta de

de servicios de agua potable y drenaje, combinados con un escaso servicio dio pie

a que las enfermedades como el paludismo y la fiebre amarilla acabaran con la

vida de miles de personas durante la época178.

Ante la imposibilidad del recién instaurado gobierno de Francisco Cañedo

de hacerse cargo de todos los problemas de salud pública y hambruna, el Estado

estimuló la formación de sociedades de beneficencia pública que pudieran resarcir

este tipo de dificultades. Justo en 1879, a solo dos años del primer gobierno de

Cañedo, la Sociedad de Artesanos Unidos, establecida desde 1875, inauguró los

trabajos de la Sociedad de Señoras, misma que se desprendía como una rama de

dicha sociedad de obreros y artesanos, la cual, fue fundada precisamente con el

propósito de comenzar a atacar los problemas de educación, salud y hambruna,

especialmente entre las familias de obreros y de ellos directamente.

El acto de inauguración se realizó el 6 de julio dentro en el salón de

sesiones del edificio de la Artesanos Unidos. La primera mesa directiva quedó

constituida bajo la presidencia de la maestra Teresa Villegas, dueña y directora de

la escuela para niñas Colegio Independencia -lugar en donde precisamente se

llevaban a cabo las sesiones de la sociedad- de igual forma, un buen número de

178 Sobre el tema véase, Rafael Valdez Aguilar, La salud… Op. Cit., Pedro Pablo Favela Astorga, Morir en el

Puerto. El cólera de 1849 en Mazatlán, Sinaloa, Culiacán, INAH-Sinaloa, 2014, pp. 73-90., y Martiniano

Carvajal, La peste en Sinaloa, Mazatlán, Imprenta y Encuadernación de Valadés y Co., 1908.

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99

jóvenes y señoras mazatlecas formaron parte de la agrupación como Luisa

Magaña en la vicepresidencia, Ángela Calderón como secretaria y junto con ella

Gerarda Valencia como prosecretaria y completaba la primera mesa directiva

Guadalupe Magaña como tesorera, acompañaban a la mesa como miembros

Gabriela Torres, Adela Beltrán, Rosa Gutiérrez, Loreto Moreno, Eleuteria Torres,

Ángela García, Leonarda Serrano, Asención Pardo, Francisca Beltrán, Ignacia M.

Choza, Endosia y Rosa Carvajal así como Antonia y Aleja Campo.

Ese mismo día se procedió a firmar el acta constitutiva y a dar lectura al

reglamento de la sociedad, durante el acto, el ingeniero de obras del Ayuntamiento

de Mazatlán y presidente para ese año de la Sociedad de Artesanos Unidos, el

ingeniero Carlos J. Moreno comenzó su discurso felicitando a la Sociedad de

Señoras y en especial a la maestra Teresa Villegas, por la recién publicada revista

El Colegio Independencia, publicación que daba a conocer los trabajos de la

Sociedad así como temas femeninos y educativos, la cual estaba subvencionada

por la Sociedad de Artesanos Unidos. La alianza, dijo el ingeniero Moreno, hará

efectiva la ayuda al desvalido y defenderá los derechos que a la mujer

corresponde179.

Al trabajo que de parte de la Sociedad de obreros más importante del

puerto se hacía para con las clases más desprotegidas, en especial las mujeres,

se unió años más tarde la ayuda proveniente de parte del sector empresarial. En

1896, la señora Mercedes T. de Urrea, esposa del empresario, intelectual y

también altruista, de origen español, David A. Urrea, dio inicio a la Sociedad

Señoras Amantes de la Caridad180, Sociedad que tuvo su origen e inspiración en

los trabajos del religioso católico de origen francés Vicente de Paul, fundador de la

Congregación de la Misión en 1625 y de Las Hijas de la Caridad en 1633, ambas

dedicadas al trabajo del mejoramiento de vida de los pobres, fue por ello que la

179 EMP, 11 de julio de 1879 p. 2. Redacción, “La Sociedad de Señoras”. 180 AHMM-Actas de Cabildo, 11 de enero de 1896.

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100

Sociedad cambió de nombre a Sociedad San Vicente de Paul tan solo tres años

después, en 1899181.

La organización trabajó constantemente a favor de las clases más

desprotegidas del puerto hasta ya bien entrado el siglo XX. En sus inicios, el

trabajo de la sociedad consistía en organizar eventos públicos como funciones de

teatro, zarzuelas, corridas de toros, bailes y misas para conseguir fondos y poner

a funcionar un comedor público. Durante las misas celebradas a favor de la

Sociedad se pasaba la alcancía para recaudar fondos y organizar banquetes para

pobres en la explanada de la Catedral del Puerto182.

La caridad fue el motivo y el pretexto perfecto para organizar tertulias y

bailes bastante frecuentes en la casa-habitación de alguna de sus miembros.

Amenizadas con la música de la orquesta de Enrique Navarro y números de

alguna artista local como Soledad Sayas183, a dichos eventos concurría

naturalmente lo más selecto de la elite porteña, no solo por el hecho de ser ellos

quienes podían pagar constantemente el costo de los eventos, sino porque la

misma Sociedad estaba conformada por mujeres pertenecientes a altas clases

sociales. Ejemplo de ello fueron las mujeres que pertenecieron a ella durante la

época como Josefa R. de Lejarza, esposa del empresario José Lejarza, Romana y

Micaela de la Peña, hijas del comerciante y empresario Antonio de la Peña así

como Francisca Valdez de Holderness, esposa del empresario minero de origen

alemán Federico Holderness. Fenómeno caracterizado nacionalmente por el

hecho de que la esposa del presidente Porfirio Díaz, Carmen Romero Rubio de

Díaz, era la presidenta a nivel nacional de dicha sociedad.

El dinero recaudado no sólo provenía de las cuotas, sino también de la

exoneración de impuestos que se decretaban a favor de la Sociedad184. La

eliminación de cuotas por el uso de espacios públicos permitió a la sociedad

181 ECT, 10 de marzo de 1899, p. 2. En una nota sobre un evento de la Sociedad ya aparece con el nombre de

San Vicente de Paul, conformada por la misma mesa directiva. 182 ECT, 20 de julio de 1899, p. 2 183 ECT, 3 de febrero de 1899, p.2 184 AHMM-Actas de Cabildo, 26 de octubre de 1869. “Se exonera de toda contribución a la Sociedad de

Señoras Amantes de la Caridad por orden del gobernador del estado”.

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101

recaudar altas sumas de dinero durante las colectas185 y así poder brindar

diferentes beneficios como las raciones que se repartían mes con mes en las

instalaciones de la sociedad, las cuales contenían una libra de azúcar, una libra de

arroz, media libra de sagú186, media libra de frijol, dos onzas de té, dos velas y un

jabón, así como un vale para consulta médica y otro para medicinas187.

Para inicios del siglo XX, con tan solo cuatro años de trabajo, la Sociedad

logró inaugurar, el 2 de febrero de 1900, una casa de beneficencia y un hospital

para pobres en una finca donada por la señora Petra Carrillo en octubre de

1896188. Las acciones de la sociedad fueron, naturalmente, resaltadas y

aplaudidas constantemente en la prensa local, tal fue el caso de El Correo de la

Tarde, periódico que como ninguno se hizo cargo de la promoción de la Sociedad,

de igual forma, sus cronistas culturales como Esteban Flores resaltaron los

trabajos de la organización:

Es increíble la actividad que reina ahora en la Sociedad y la multitud de proyectos

que han surgido hasta ahora como luminosas nébulas en los cerebros que dirigen

esa falange que espolvorea de plata la luctuosa noche de las miserias

vergonzantes de las que se ocultan estremecidas es tugurios abiertos únicamente

a la mirada de Dios. Se conoce que hay almas jóvenes en la caritativa asociación

que hay espíritus nuevos y activos. Lo prueban el impulso que se inicia y el

propósito de hacer caridad sin fanáticos distingos. Dejará de ser una sociedad de

propaganda católica para convertirse en una sociedad de caridad189.

No solo por el hecho de ser una organización liderada por la esposa del

general Díaz, ni tampoco por el hecho de contar con la venia de las autoridades

municipales y estatales, sino porque los proyectos para la eliminación de una parte

de la miseria que pululaba en un puerto que buscaba a todas luces reflejar su

arribo a la modernización, tanto social, cultural y material, con el único objetivo de

seguir acrecentando los beneficios económicos y sociales de tales acciones, era

185 ECT, 7 de noviembre de 1899, p. 3. En tan solo un concierto a favor de la Sociedad se logró recaudar

$1,082.75 pesos. 186 El sagú es una fécula en forma de harina obtenida del tronco de la palmera y utilizada para acompañar,

cocinar o espesar alimentos, especialmente sopas o purés. 187 ECT, 2 de febrero de 1900, p. 1. Según datos de la Sociedad, durante el primer semestre del año se

repartieron más de cuatrocientas raciones. 188 Oses Cole Inzunza, Las viejas… Op. Cit., p. 157. 189 ECT, 29 de octubre de 1899, pp. 1-2. Esteban Flores, “Crónicas”.

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102

sumamente importante, tanto para el gobierno como para los empresarios y

comerciantes.

Dentro del ramo de las asociaciones de beneficencia, los hombres también

desempeñaron un rol muy importante. Francisco Cañedo y algunos empresarios

de origen español fueron los principales promotores de formar una junta de

beneficencia que fuera una rama del gobierno del estado. La Sociedad de

Beneficencia Mazatlán fue instalada en 1899 teniendo como primer presidente a

Victoriano Siordia. Los ingresos de la sociedad provenían de la renta de fincas

cuyos dueños eran, tanto el gobierno del estado como el ayuntamiento, así como

de donaciones de particulares190. La Sociedad se hacía cargo de la Casa de Asilo

y formaba parte de la administración del Hospital Civil, al ser una dependencia

pública también funcionó como institución para cumplir algunas cuotas políticas,

puesto que una de las dependencias más confrontadas y buscadas en un puerto

de la importancia de Mazatlán, como lo era la Aduana Marítima, era controlada

directamente por el gobierno federal. De esta forma, la Junta de Beneficencia de

Mazatlán cumplía con varias de los objetivos de la política estatal decimonónica en

México, como lo eran, ampliar la cartera pública para dar empleo a personas con

quienes se tenían compromisos políticos y hacer trabajo de caridad social con la

posibilidad de la exoneración de impuestos a gastos e ingresos de la Sociedad.

Al igual que las temáticas sobre el trabajo de bienestar social que se

debería de hacer para con las clases desprotegidas, las discusiones en torno a la

190 ECT, 31 de octubre de 1899, p. 2. Redacción, “Sociedad de Beneficencia Mazatlán”. En la última sesión

celebrada por esta benéfica sociedad, el presidente, Sr. Victoriano Siordia, presentó un interesante resumen de

las operaciones de caja de junio, julio, agosto y septiembre del presente año. De él extractamos algunos datos

que creemos serán de gusto: En este tercio del año ingresaron $399.32 por los $50 pesos de cobro de rentas de

la finca conocida bajo el nombre de “Abasto viejo – Beneficencia Laveaga” y $200 pesos por rentas de la

finca de la calle del Oro, estando disponibles en esta administración $400 pesos más. Se recibieron por

donativos imprevistos $92 pesos, siendo $50 pesos del señor Albino Ruiz y $42 de la empresa de agua. Las

cuotas mensuales produjeron $564 pesos lo que da un término medio de $141 pesos mensuales. El total de

ingresos resulto ser de $2,287.75 pesos. Por el contrario ha habido los egresos siguientes: $981.16 pesos en

medicinas, limpieza de excusados, etc., $99 pesos, compra de la finca $500 pesos, la mitad en abono al Sr.

Guillermo Haas, la otra mitad al Sr. José R. Rico, a cuyo caballeros se adeudan aún $500 pesos para liberar la

finca por completo, en composturas de la misma se invirtieron $102 peso. La existencia en efectivo en caja el

primero de este mes era de $606 pesos a los que hay que añadir los $400 existentes en la tesorería de Legado

Laveaga y que para la fecha deben de haber entrado ya a la sociedad.

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103

educación pública en Mazatlán fueron una constante en la prensa. Los temas

tratados en los diarios de opinión porteños iban desde las materias que se

impartían dentro de las escuelas, el número escaso de ellas dentro del distrito, el

presupuesto de egresos, municipales y estatales que se dirigían hacía este rubro

llegando hacia la queja de que no existiera en Mazatlán un colegio de

profesionistas como El Colegio Rosales, siendo esta ciudad la de mayor

importancia en el estado, aún y cuando no fuese la capital.

Los trabajos que en reforma educativo promovió Joaquín Baranda en una

primera etapa y Justo Sierra en otra, vinieron, de alguna manera, a dedicar un alto

porcentaje de egresos para la educación básica o primeras letras, siendo

directamente el gobierno del estado quien se encargaba de la organización,

administración y sueldo de los docentes de las escuelas de todos los municipios

de Sinaloa.

Con motivo de dar educación básica a jóvenes de escasos recursos, David

A. Urrea fundó en 1867 la Compañía Lancasteriana. La labor de la Compañía era

mantener en todos sus gastos a la escuela pública número 13, establecida dentro

del puerto y la cual contaba con alrededor de 45 alumnos, con posibilidades de

otorgar préstamos de hasta 5,000 pesos para el mantenimiento de otras

escuelas191.

Aunque el origen de la Sociedad y sus integrantes pertenecían todos al rito

masón, el trabajo de la Compañía era solamente el mantenimiento mediante

recursos económicos de una de las escuelas municipales, la posibilidad de

préstamo para otras, así como el de fomentar que niños que vivían en las calles a

estudiaran, facilitándoles para ello el poder vivir dentro del internado de la

Compañía192. En más de dos ocasiones, la prensa porteña tuvo que aclarar que la

orden nada tenía que ver con la educación que los niños recibían dentro de la

escuela:

191 AHMM, 20 de diciembre de 1898. 192 ECT, 21 de octubre de 1899, p. 2.

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Ha sido una preocupación fanática de los vecinos de este puerto que la Compañía

Lancasteriana es una sociedad de masones. Cierto y muy cierto es que la mayoría

de sus miembros pertenecen a esta orden, pero la enseñanza que reciben nada

tiene que ver con ninguna secta o religión193.

Algunos de los miembros de la Compañía Lancasteriana, aparte de su

fundador, David A. Urrea, fueron, Juan Manuel Parra, director de la escuela

número 13, el coronel Andres L. Tapia, Adolfo O’Ryan, Rodolfo Farber, Ramón

Savedra Gómez, Juan C. Farber, entre otros, llegando a contar la Compañía con

más de 120 socios, tan solo en el distrito de Mazatlán y con su propia publicación,

fundada en 1891, El Monitor Lancasteriano, en donde se publicaban artículos de

ciencia, educación, moral social y se daban a conocer los resultados de los

exámenes periódicos de los alumnos graduados.

3.2.- Del baile a la literatura. El club como representación de elite

Desde 1832, fecha en que recién apareció en el Diccionario de la Real Academia

Española, hasta nuestros días, la palabra “sociabilidad” aparece como la “cualidad

de ser sociable” 194. La diferencia entre el siglo XIX y por lo menos la primera mitad

del siglo XX a la actualidad es que, recién aparecido el término, este también

implicada una referencia al grado de civilidad y de cultura entre los implicados en

el acto de “hacer la sociabilidad”195, es decir, solo el hombre culto y letrado era

propenso a incurrir en actos de sociabilidad con su semejante, de este modo, el

acto relacional contaba con normas y fronteras, no era un acto normal ni cotidiano,

si no que el hecho se erigía como una virtud que no cualquier hombre podía

realizar196.

Los primeros clubs o asociaciones de los que se tienen registro en

Mazatlán cumplían perfectamente con los lineamientos del “acto de sociabilidad”

decimonónico, es decir, un grupo de personajes pertenecientes a la élite cultural,

193 LOS, 12 de enero de 1893, p. 1. 194 Consultado en línea: http://lema.rae.es/drae/?val=sociabilidad 195 Oscar Guarín-Martínez, “La sociabilidad política: un juego de luces y sombras”, Revista Memoria y

Sociedad, número 14, julio – diciembre, Bogotá, 2010, p. 26. 196 Maurice Agulhon, El círculo… Op. Cit., p. 31.

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105

de ideas semejantes, reuniéndose en un espacio físico particular, para tratar

temas y fines comunes, fuesen de cuestiones políticas, científico-literarias,

sociales, deportivas-recreacionales o todas en su conjunto.

Entre estos se encontraron la Sociedad Continental y La Gran Sociedad. La

primera fue la asociación más importante de las tres, esto por su presencia dentro

de la sociedad porteña y por los personajes que la integraron durante su

existencia. Iniciada en 1873, a la Sociedad Continental pertenecieron hombres con

una presencia importante entre las familias de Mazatlán como Gregorio Acuña,

Jorge Canalizo, Raymundo Aldueña, José C. Valadés y los empresarios Antonio,

Francisco y Enrique Díaz de León, quienes organizaban constantemente tertulias

literarias o actos públicos como corridas de toros con fines altruistas para la

ciudad197. Los miembros de esta importante Sociedad fueron identificados con el

juarismo y su disolución fue en gran parte por las críticas al recién instaurado

gobierno de Francisco Cañedo, la Sociedad se disolvió en 1877, de sus miembros,

José C. Valadés fue asesinado en 1879 en donde Francisco Cañedo fue el

principal acusado de ordenar el crimen, mientras que Antonio Díaz de León fue

procesado en 1898 por lanzar injurias al gobernador Cañedo198, quien seguía en el

puesto. De La Gran Sociedad solo se conoce su existencia y que funcionó como

una sociedad masónica de corte juarista y de oposición al gobierno recién

establecido.

Meses antes de su asesinato, el 2 de enero de 1879, José C. Valadés ante

la disolución de la Sociedad Continental promovió por medio de la prensa, la

formación de una asociación artística-literaria que llevase ese mismo nombre.

Según Valadés, en una carta abierta a Alfonso Morgado, las condiciones ante un

mayor movimiento intelectual en Mazatlán, eran propicias:

Mi estimado amigo. Veo con gusto que ha sacudido usted la pereza literaria y que

va a escribir usted en El Monitor199 afianzado así el justo crédito del cual ya goza

esta publicación. Esto me mueve a dirigirme a usted sobre un asunto de bellas

197 Oses Cole Inzunza, Las viejas…Op.Cit., p. 63. 198 Francisco Cañedo, Memoria general de la administración pública del estado de Sinaloa, 1896-1902, tomo

I, Mazatlán, Editorial Retes, 1905, p. 221. 199 Se refiere al periódico El Monitor Sinaloense.

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artes, que, estoy seguro, será de su predilección. Hace algunos años, usted, yo y

otros amigos nos propusimos a formar una asociación artística-literaria, pero al

tratar el programa y el estatuto, todo quedo como suelen quedar muchas cosas en

nuestro país cuando se pasa de la teoría a la práctica: todos nos dispersamos para

no volver a reunirnos y nuestro corazón voló para no animar corazones más

perseverantes.

Pues bien, hoy quisiera que volviésemos a la carga, las condiciones son propicias

pues noto en Mazatlán mayor movimiento intelectual y una especie de emulación

por sus adelantos, ¿vamos poniendo la primera piedra? Tenemos hombres

instruidos como el general Márquez, enciclopedistas como Carlos F. Galán,

letrados como Jesús Río y Madrid, Jesús Gaona, Francisco Gómez Flores y yo.

Incluso Valadés proponía el primer tema que se trataría en la recién

formada asociación en caso de que Alfonso Morgado y los demás invitados

aceptasen la invitación de pertenecer a ella:

He aquí los primeros elementos. Creo que si simplificamos el arreglo o gobierno

anterior de tal sociedad daría sus frutos: pocas ceremonias, pocos preceptos de

trámites y pocas reuniones sin verdadero objeto, y para comenzar con uno grande,

uno que atrajese por la magia de su grandiosidad ¿Qué le parece a usted el

asunto de Cristóbal Colón?

Después de Jesucristo que nos descubrió los portentos del mundo moral, nada

comparable encuentro con el hombre que con la luz de su genio descubrió un

mundo entre las brumas del Océano, y hasta el martirio le diviniza. El premio, la

apoteosis son o serán, el lustre de los grandes hombres. Yo quisiera para el

descubridor de la América algo más que estatuas, algo más que la gravedad de la

historia. Quisiera la declaración de su inmortalidad en la literatura y en la historia;

grabar su nombre en todos los corazones, avivar su memoria todos los días, tomar

los episodios de su vida como textos de grandes enseñanzas. Yo ensayaría a

componer un libreto con episodios de interés histórico-dramático, Victoria (Pedro)

ajustaría la rima en la enseñanza épica del asunto, los más versados limarían el

trabajo y el maestro Cataño pondría la música. La obra es grande pero no

imposible, como parecerá serlo para nosotros. Ayude la prensa y realizamos la

asociación artística-literaria.

Por supuesto que la contestación de Alfonso Morgado ante la invitación de

Valadés, publicada en el mismo diario fue de forma positiva:

Que puedo decir sobre la idea de asociación que usted inicia, ¡manos a la obra!

Como usted afirma, abundan en esta sociedad personas muy competentes que

darán realce y consistencia a la asociación proyectada y que tampoco se

rehusarán a una invitación de este género. Lo que usted me cuenta de una ópera

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mazatleca me agrada tanto que me pone de buen humor, y agrego a usted esto,

que el debut de la obra se haga con ejecutantes nacionales también200.

Finalmente, el objetivo de Valadés quedaría truncado debido a su asesinato

y la Sociedad Literaria nunca vería la luz. No fue sino hasta 1891 que el hermano

de José C. Valadés, el médico Juan Jacobo Valadés y su primo, el periodista y

escritor José Ferrel, comenzaron una nueva sociedad literaria bajo el nombre de

Club Aurora.

Uno de los hijos de Juan Jacobo, el farmacéutico Francisco Valadés Félix,

justo había terminado sus estudios en Guadalajara, y al trasladarse a Mazatlán,

decidió, junto con su padre abrir una droguería denominada Droguería Central.

Fue en el traspatio del negocio familiar que la Sociedad Aurora tuviera sus

periódicas reuniones al terminar la jornada laboral, al lado de los Valadés y de

Ferrel se unieron un grupo de amigos, “amantes de la literatura y del

liberalismo201”, como el ingeniero Manuel Bonilla, el periodista Esteban Flores, el

empresario José Berumen, el doctor e intelectual Martiniano Carvajal, el periodista

y poeta Amado Nervo, el poeta Ángel Beltrán, Juan Sarabia, Jesús Gómez Flores,

Manuel Manzo, Manuel del Río, el director del diario El Correo de la Tarde, Carlos

F. Galán y el presbítero Dámaso Sotomayor.

Juan Jacobo había vuelto de La Paz, Baja California, para residir en

Mazatlán después del asesinato de su hermano, y la adaptación a la vida en el

puerto fue difícil puesto que era muy complicado que sus actividades y la de su

familia se mantuvieran fuera del ojo gubernamental, sobre todo conociendo los

conflictos que entre ellos y Cañedo se habían suscitado. Para el historiador José

C. Valadés Rocha, hijo de Francisco y nieto de Juan Jacobo, la fundación del Club

Aurora fue “el principio de una nueva vida” para su padre y abuelo, puesto que la

tertulia comenzó a ser cada vez más concurrida, según Valadés Rocha, al orden

que le imprimía Francisco, su padre, a las reuniones, le seguían los “remolinos

enfurecidos y pasionales de José Ferrel202. Al estar compuesto el Club de

200 EMP, 2 de enero de 1879, p. 2. José C. Valadés, “Carta abierta a Alfonso Morgado”. 201 José C. Valadés, Memorias de un joven rebelde, Primera Parte, Culiacán, UAS, 1985, p. 51. 202 Ibídem, p. 53

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108

hombres jóvenes y mayores, la influencia que se transmitían unos a otros habría

de ser transcendental para los destinos personales de cada uno de sus miembros,

Amado Nervo, por ejemplo, se refirió tiempo después a Carlos F. Galán como un

“anciano hidalgo” de muy buen humor y como uno de los hombres que más

influyeron en el inicio de su formación literaria203.

El que las sociedades literarias asumieran nombres pretenciosos de

ninguna manera significa que se tratara de sociedades académicas o de eruditos.

Una sociedad “literaria” en una ciudad pequeña o mediana durante la época de

estudio, no es más, que una sociedad en donde se pueden discutir algunas obras

literarias, leer los periódicos o jugar a las cartas204. La época del auge de los clubs

se caracteriza por dos grandes realidades intelectuales: el advenimiento de la

prensa periódica y el apogeo de la literatura de aficionados. La distancia entre el

hombre que lee el periódico y el hombre al corriente de la actualidad cultural no

era tan grande.

El club como organización moderna, los cuales participan como medio

fundamental para la colectivización de la vida pero formados por la unión

voluntaria de quienes los componen205, se tratan, fundamentalmente, de un grupo

de amigos que, reunidos por la recreación y la orientación ideológica, forman

espacios de tipo asociativo que no solo dotan de legitimidad a la organización

sino que también ofrecen cierta clase de prestigio a quienes los componen, incluso

este reconocimiento llega a ser, tal vez inconscientemente, uno de los factores

para pertenecer a ellos.

Las reuniones del Club Aurora, por ejemplo, tenían la función de ser un

espacio totalmente masculino, en donde sus miembros discutían acerca de temas

variados. Si bien su línea central era la literatura, la política y los temas sociales no

podían quedar de lado puesto las circunstancias de muchos de sus miembros

203 Gustavo Jiménez Aguirre, Lunes…Op. Cit., p. 56. 204 Maurice Agulhon, El círculo…Op. Cit., p. 98. 205 François-Xavier Guerra, De la política antigua a la política moderna: invenciones, permanencias e

hibridaciones, 19th. International Congress of Historical Sciences, Norway, University of Oslo, Especial

Theme: Modernity and Tradition in Latin America, 6-13 August, 2000, p. 35.

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109

hacia la política del estado y del Ayuntamiento de Mazatlán en algún momento,

ejemplo de ello fueron Martiniano Carvajal y Carlos F. Galán, miembros del

Cabildo en diversas ocasiones.

En la prensa local, eran frecuentes las notas acerca del Club Aurora, desde

las celebraciones de aniversario, las cuales eran festejadas con música de alguna

orquesta local y un banquete para los miembros, hasta su participación en las

festividades cívicas del puerto como las fiestas patrias y los carnavales, al cual se

referían como un club conformado por jóvenes de buena sociedad206.

Otro aspecto de la modernidad es la multiplicación de asociaciones

dedicadas a un fin especial, aunque la diferenciación de funciones nunca era

absoluta ni la separación entre un fin y otro completa207, como lo veremos. Si bien,

es una época en donde el tema sobre las cuestiones políticas del país son una

constante, lo político no ocupa a la sociedad todo el tiempo, el ocio, en cambio,

era permanente, como los pensamientos, las palabras y las actividades que lo

acompañaban. En Mazatlán, por ejemplo, las fiestas patrióticas solían involucrar a

todas las sociedades porteñas, entre ellas, el mencionado Club Aurora y a las

múltiples sociedades de obreros, pero también participaban sociedades fundadas

con fines muy diversos como el recreativo, la unión mutua y la fe, como lo eran el

Club del Águila Negra, la Sociedad Amistad y la Sociedad Espiritista Central

De estas tres sociedades, de la que menos se tiene información es de la

Sociedad Espiritista Central, pues se desconoce el año de inicio de sus

actividades o el nombre de alguno de sus miembros y solo se conoce que la

sociedad contaba con una publicación mensual denominada La Revista

Espiritista208. La Sociedad Amistad fue un club formado por personas de diversas

nacionalidades que residían en el puerto entre los que se encontraban alemanes,

franceses, mexicanos, españoles, belgas y americanos, todos vinculados a la

orden de la francmasonería. Su función era la unión entre los miembros de los

206 ES, 31 de julio de 1892, p. 1 y ECT, 17 de septiembre de 1891, p. 2. 207 Maurice Agulhon, El círculo…Op. Cit., p. 133. 208 ES, 29 de mayo de 1892, p. 1.

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países que residían en el puerto, el escudo de la sociedad eran dos manos que se

estrechaban y una serpiente erguida en forma de triángulo que las rodeaban, bajo

el tema: todos para uno209. Algunos de sus miembros fueron Evodio de la Peña y

Prudencio Turrens210.

Por otra parte, el Club Águila Negra fue un club especializado en las

actividades de la caza y la pesca, este club estuvo integrado por miembros de la

elite mazatleca del ámbito político y empresarial como Bernardo Vázquez, quien

fue uno de sus principales promotores, así como los empresarios Jesús Escovar,

Lauro Muro, el dueño de la Fundición de Sinaloa, Alejandro Loubet, Ramón

Gómez Peña, Paulino García, Carlos Ramírez y el licenciado Antonio Iriarte.

Además de sus fines recreativos, el club solía organizar con frecuencia banquetes

para sus miembros, como el ofrecido a Bernardo Vázquez en febrero de 1842 con

motivo de su cumpleaños en el cual el menú consistió en sopa de cebollitas,

gelatina de pollonas, vino jerez, pescado al asador, salsa tártara, rabanitos

salchichón, vino sauterne, pollos en champiñón, aceitunas pickles, pavo al horno

relleno, putte-coliflor en salsa blanca, vino burgundy, jamón compuesto, ensalada

de papas y lechuga, frijoles, queso, vinos generosos, champagne y café au pus

cafle, velada que fue acompañada por la orquesta del maestro Navarro y el

discurso de miembros del club211. Las actividades del Club Águila Negra fueron

representivas del desempeño cotidiano de la élite económica y política en el

Mazatlán del siglo XIX, reflejaron también otros rasgos esenciales de esta

cotidianidad como la comodidad, el divertimento y la masculinidad.

209 La imagen de la serpiente representa para la francmasonería que “aquél que mira o conoce la verdad sanará

del mal de la ignorancia”. El grado 25 de la orden escocesa llamado “Caballero de la Serpiente de Bronce”

hace referencia al relato bíblico Juan 3:14 en el cual Moisés, viendo que el pueblo estaba muriendo de

picaduras de serpientes subió a la cima del monte Sinaí a implorar ayuda del “Santísimo Gran Arquitecto del

Universo” para que la plaga desapareciera. Según el relato, Dios ordenó que se construyera una figura de una

serpiente erguida de forma triangular hecha de bronce y se colocara en la punta de un palo en forma de “T” a

manera de bandera y todo aquel que fuera mordido por una serpiente sanaría en el acto. Albert Pike, Moral y

dogma del rito escoces antiguo y aceptado. Caballero de la serpiente de bronce, príncipe de merced. Grados

25 y 26, Madrid, Entre Acacias, España, 2012, pp. 18-30. El texto original de Pike fue publicado en

Charleston, Carolina del Norte, Estados Unidos, en 1871. 210 LOS, 21 de febrero de 1892, p. 1. 211 LOS, 14 de febrero de 1892, p. 1.

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111

Otro hecho a destacar es precisamente la masculinidad de estas

asociaciones. Son un espacio de hombres y para hombres, a diferencia de otro

tipo de sociabilidad característica del siglo XIX como lo fue la del salón o casino, la

cual, incluía a hombres y mujeres. Estos establecimientos reúnen a hombres y

mujeres que, con o sin conciencia política o ideología de progreso, tenían al

menos el sentido de la innovación de la vida material, es decir, del confort. Un tipo

de progreso y “confort” que se refleja en la vida cotidiana del puerto, por ejemplo,

es el establecimiento y uso de tranvías urbanos para las clases medias, sustitos

del coche de las clases altas, pero innecesario ante la corta distancia de los

sectores que este recorría.

Fue un grupo de comerciantes españoles encabezados por el empresario

Francisco Echeguren los que se dieron a la tarea de inaugurar en Mazatlán un

espacio propicio para el ocio, el baile y la tertulia de las familias de la elite porteña.

En 1880, en el espacio en donde antiguamente existía el Hotel Iturbide, justo

frente a la Plazuela Machado y a un costado del teatro Rubio se instaló el Casino

Mazatlán. Pronto, aquel espacio logró obtener una vital importancia dentro del

mundo de elite, el ser aceptado como miembro del Casino se convirtió,

automáticamente, en la representación de ser parte de un exclusivo grupo de la

sociedad. Se pertenecía al casino por rigurosa invitación y una especie de

“consejo de ritos”, quienes eran los encargados de decidir quien formaba parte de

él. A partir de ese momento, el afortunado podía concurrir a los elegantes salones,

a la cantina bien provista de todo tipo de licores o a la biblioteca durante las tardes

y las noches, a jugar dominó, billar y diferentes juegos de cartas y a los grandes

bailes o saraos que se celebraban

Los bailes de carnaval, de independencia, de navidad y de año nuevo eran

siempre los más esperados por quienes asistían. Si no se era familiar de algún

socio o miembro de la mesa directiva había que esperar a que con previa

invitación la presencia fuese requerida. Los cronistas de la prensa local, conocidos

como los dueños de la pluma romántica, fueron siempre requeridos para dar parte

de los sucesos del baile en la crónica del próximo número de la publicación.

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112

Personajes como Amado Nervo y Esteban Flores cumplieron por un tiempo con

este compromiso, y en las páginas de El Correo de la Tarde se pueden encontrar

un sin número de testimonios acerca de los bailes ocurridos:

Y ya preparaís el frac o la lévita negra y hechaís una mirada triste a los guantes

rotos, a los guantes níveos, tersos, suaves al tacto como una hoja de azabar; que

tan bien armonizan con el paño negro, negro como el alma de Ravachol (que me

perdónen los anarquistas). Las flores con el mago de que os hablaba “El Correo” el

otro día, luciendo su ostentosa prodigalidad regó por todo el salón del Casino,

esperan aún otro beso intenso de la luz…del gas; las gasas vaporosas que velan

las elegantes columnitas del salón; que ningún pie masculino haga con un pisotón,

desgarrarse, crujiendo el leve traje de alguna beldad, porque eso es atentorio,

inicuo, digno del anatema de todas las mujeres212.

Otra de las modas durante la época que se implementaron como parte de

los usos y costumbres dentro de las actividades del Casino fue la difusión del

tabaco en las clases altas y medias de la sociedad, lo que constituyó un cambio en

las costumbres típicas de la época al hacer su uso más regular. El tabaco se

utilizaba en un cuarto especial, al que solo acudían hombres y era realizado

durante la pausa después de la cena, como rito de masculinidad en un espacio de

ambos sexos, pero además su consumo constituyó un cambio económico y social

al establecerse en Mazatlán un buen número de fábricas de cigarros y al

aumentarse el número de obreros pertenecientes a esta rama.

En 1903, Mazatlán sufrió una de las peores tragedias de toda su historia –

mayor a la de 1883- hasta la actualidad. Una peste de fiebre amarilla azotó al

puerto causándole la muerte a miles de personas en tan solo tres meses. A partir

de ese momento, como una actividad necesaria para mejorar la salud de los

habitantes del puerto, medida de precaución para eventuales brotes de

enfermedades, pero al mismo tiempo, como implementación de la moda de los

sportmans americanos y europeos, en Mazatlán se comenzaron a establecer un

buen número de asociaciones dedicadas a la promoción de alguna actividad

deportiva.

212 ECT, 4 de enero de 1894.- Román, “Fiestas, fiestas, fiestas”.

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113

Desde finales de 1903 quedó establecida la Asociación Occidental de

Beisbol y pronto la actividad comenzó a tomar auge en la ciudad calificándolo

como el deporte favorito todos213. Los estatutos de la Sociedad comenzaban por

establecer una cuota de $1.50 pesos como pago único al año para los miembros,

el pago se utilizaba para comprar los utensilios deportivos y para acondicionar la

finca en donde se practicaba el juego, ubicada en el Paseo Claussen, frente a la

Cervecería del Pacifico214.

Joel Soto, uno de sus primero dirigentes, al ver el éxito de la Sociedad,

propuso cambiar el nombre de la asociación por Asociación Occidental de Sport,

en la cual tuviera lugar la práctica de cualquier deporte, siendo aun así el beisbol

el principal de ellos. Entre sus principales miembros se encontraron Benjamín

Retes, Guillermo Farber, Guillermo Haas, Jorge Hidalgo, entre otros, quienes

formaron dos equipos, el Olimpyc y el Mazatlán, teniendo como primera gran

actividad un campeonato a cinco juegos y la disputa de una copa de plata de por

medio215.

Siguieron los pasos de esta asociación los jóvenes Genaro Farber y Carlos

Valdés, quienes formaron una asociación de recreo llamada Club Colón, de igual

forma, especializada en la práctica del beisbol216. El denominado Club Colón

organizó a dos equipos entre sus miembros llamados Charlestón y Crotón, los

cuales se unieron al campeonato organizado por la Sociedad Occidental de

Sports.

La multiplicidad de nacionalidades establecidas en Mazatlán provocó la

práctica de las diferentes actividades deportivas de dichos países. Este es ejemplo

del Club Atlético, formado en mayo de 1904, se concentró en la práctica del

cricket, puesto que la mayoría de sus miembros eran pertenecientes al consulado

213 ECT, 8 de enero de 1904. 214 ECT, 9 de enero de 1904. 215 ECT 8 de enero de 1904.- “El Sr. Federico Goldbaum ha mandado a fabricar un copa de plata que será

cedida al club que obtenga el campeonato en la próxima serie de 5 juegos que se disputen entre el Olympic y

el Mazatlán.” 216 ECT, 6 de febrero de 1904.

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114

inglés y de esa misma nacionalidad217. Fue el cricket, el deporte más practicado

por los hombres de la elite porteña. La mayoría de sus miembros, entre los que

destacaron Roberto Henderson, Daniel O’Ryan, W. E. Lloyd, Andrés Avendaño,

Carlos Schmidt, Gustavo Eimbeck, Lauro Muro, Manuel Freeman, Evodio de la

Peña, Manuel Flores, Victor Patrón, Carlos Volquardsen, Ernesto Lorda, Juan

Cannobio, Félix Elorreaga y Genaro Noris, pertenecieron a ella. Incluso el club

tuvo un espacio privilegiado en la pancarta a la entrada del Casino, en donde

promovieron sus actividades y lugar en donde llevaban a cabo sus sesiones.

Tiempo después la asociación se vio en la necesidad de rentar un cuarto en el

centro para guardar el material que se había adquirido en la ciudad de San

Francisco, California218.

El mismo año, casi de forma simultánea entre la elite porteña se comenzó a

practicar el tenis; a diferencia del béisbol y el cricket, para la práctica del tenis se

conformaron dos clubes, uno exclusivo de hombres y otro integrado por mujeres.

El primero llevó por nombre Club Pólux y estuvo integrado por Enrique Berumen,

Genaro Farber, Francisco Sarabia, Tomás Rubalcaba, Luis R. Torres, Librado

Maldonado, José D. Cannobio, Juan Maldonado, Juan Millán, Francisco Aguilar,

Rafael Maxemín y Walterio Felton. Los miembros establecieron una mesa directiva

para la organización y compra de materiales del club, no solo de raquetas y

pelotas sino también aparatos de gimnasia, además se estableció una cuota para

el acondicionamiento del terreno utilizado para este fin, ubicado en la calle de La

Reforma, frente a la Playa Sur219.

Tanto hombres del Club Pólux como las mujeres del Club Black and White,

manifestaron que su interés por el deporte del tenis había nacido desde que este

lo practicasen durante los veranos en la ciudad de San Francisco California. Este

segundo club de tenis establecido en el puerto tuvo una gran actividad desde su

establecimiento, comenzado con la práctica del deporte desde las 6:30 de la

mañana, por razones de evitar la hora intensa del sol, acondicionando un espacio

217 ECT, 5 de mayo de 1905. 218 ECT, 11 de mayo de 1904. 219 ECT, 30 de enero de 1904

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115

abierto ubicado frente al Hospital Militar, en una finca denominada como El

Cobertizo220.

Esta nueva ola de clubes deportivos obligó a que el Ayuntamiento de

Mazatlán comenzara a derogar leyes para que la práctica de los deportes fuera

aumentando como el hecho de bajar el precio del tranvía urbano a los miembros

de los clubes para que se desplazasen con mayor facilidad hasta los lugares de

práctica y de establecer nuevos horarios para las juntas de organización de las

fiestas patrias o el carnaval, puesto que mucho de los miembros de estos clubes

pertenecían a las juntas de organización de dichas festividades. Así, la moda de lo

sport se convirtió, en gran parte gracias a las circunstancias de salud pública del

puerto, en nuevos espacios de sociabilidad, diferente al Casino, que dotaron de

igual forma a sus miembros de reconocimiento y prestigio social.

3.3.- Asociaciones obreras y mutualistas.

De 1875 a 1908 se crearon en Mazatlán alrededor de quince asociaciones obreras

distribuidas en diferentes rubros, desde tabaqueros, zapateros, tipógrafos, incluso,

algunas en las que se unieron varios obreros de diferentes ramas del trabajo.

Entre estas se encontraron la Asociación de Artesanos Unidos, una de las más

importantes y de mayor duración, así como la Unión de Sastreros “Juan Escutia”,

la Sociedad Mutualista de Zapateros, la Sociedad Mutualista “Hans Gutenberg”, la

Sociedad “Ignacio Zaragoza”, El Gremio de Abastecedores, la Sociedad

Protectora de Sombrereros, la Unión de Barberos, la Unión de Zapateros, la Unión

de Marina, la Unión de Panaderos, la Unión de Tipógrafos Sinaloenses, la Unión

de Cargadores y Carreteros “Heriberto Frías”, la Unión de Tabaqueros y el Club de

Cargadores y Alijadores del Muelle. (Anexos – Cuadro 2)

La primera gran organización gremial establecida en Mazatlán fue la

Sociedad de Artesanos Unidos. Fundada en 1875 bajo la influencia del Gran

220 ECT, 8 de enero de 1904.

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116

Círculo de Obreros221, la Sociedad logró aglutinar entre sus filas a trabajadores

textiles, carpinteros, tabaqueros, fogoneros, albañiles, estibadores, peluqueros,

sastres, zapateros y tipógrafos, logrando pocos meses después de su formación,

aumentar a más de 350 el número de socios, entre los que destacaron personajes

de la vida local como Francisco Piña, quien llegara a ser regidor del ayuntamiento,

Manuel Álvarez, Ramón Savedra Gómez, intelectual y director del Liceo Hidalgo

para varones, Antonio Calderón, Esteban Flores, Santiago Vico, Manuel

Inzunza222 y el famoso periodista Adolfo O´Ryan, quien murió el 13 de noviembre

de 1901 siendo su presidente en turno.

El trabajo realizado por la Sociedad de Artesanos Unidos provocó que otros

obreros de diversos gremios comenzaran a establecer sus propias organizaciones

como la Sociedad “Antonio Rosales”, establecida en 1892 por los operarios Narbor

Rivera, Guillermo Ruiz, Juan Razo, Emilio Velazquéz, Abraham García y

Guadalupe Corona. De igual forma la Sociedad Ignacio Zaragoza, fundada en

1895 por Francisco P. Fregoso, Román P. Cortés, Manuel Inzunza Santiago

Rodríguez y Francisco L. Orona.

La influencia de estas nuevas organizaciones entre los obreros del puerto

los llevó a establecerlas no solo en la ciudad sino también en poblaciones como

Villa Unión en donde se formaron la Mutua de Operarios de Villa Unión bajo la

dirección de Pilar Chávez, Marcos Yaftez, Gregorio Hernández, Vicente Casas y

Gonzalo Herrera, en 1900. Ese mismo año y bajo el lema “Libertad, Unión y

Progreso” se conformó la Sociedad Mutualista “Francisco Cañedo”, dirigida

principalmente por Jesús de la Mora, director político de Villa Unión, así como de

Maclovio Gómez, síndico de la localidad. Pero, la más importante de ellas, por su

influencia entre los trabajadores y el número de miembros se estableció desde

1892 con trabajadores de la fábrica de jabón “La Bahía”. La Sociedad “Fraternal”

de Villa Unión fue dirigida por Nicolás Sánchez, Francisco Gonzales, Segundo

221 Benito Ramírez Meza, El movimiento…Op. Cit., pp. 15-16. 222 ES, 22 de mayo de 1892.

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117

Rodríguez, Victoriano González y Catarino González, siendo ellos sus principales

líderes, redactores de su estatuto y reglamento223.

A razón del éxito que tuvo la creación de la Sociedad de Artesanos Unidos

entre los artesanos y obreros del puerto, nuevas asociaciones se fueron

conformando, solo que ahora por trabajadores de un mismo oficio, lo que llevó a

su especialización y a una mayor protección de sus intereses laborales. Ejemplo

de esto fueron las dos asociaciones de zapateros, como la Sociedad Mutualista de

Zapateros y la Unión de Zapateros, la Sociedad Unión de Panaderos, la Unión de

Tabaqueros, la Sociedad Protectora de Sombrereros y el Gremio de

Abastecedores.

Logotipo de la Sociedad “Artesanos Unidos”

Fuente: Archivo General de la Nación – Fondo Departamento del Trabajo (Foto: Autor).

223 LOS, 22 de mayo de 1892.

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118

Solo por poner algunos ejemplos, dos de las más influyentes asociaciones

entre los obreros del puerto fueron la Unión de Tabaqueros y El Gremio de

Abastecedores. Los trabajadores tabaqueros del puerto constituían el 15% de los

obreros en Mazatlán para 1900, existiendo nueve talleres y manufacturas, las

cuales empleaban a un total de 384 trabajadores entre maestros y aprendices224.

Entre las fábricas más importantes se encontraban “El Vapor” de Antonio Díaz de

León y “El Universal” de los señores Herrería y Compañía, siendo los obreros de

estas dos fábricas la mayoría de los integrantes de la Unión de Tabaqueros.

El Gremio de Abastecedores fue particularmente muy bien recibido por la

sociedad porteña puesto que al no pertenecer a un comercio particular en

especial, los integrantes de este se dedicaban a regular el precio y la calidad de la

carne expedida en los mercados locales, logrando muy pronto el reconocimiento

social y gubernamental225.

También se crearon asociaciones de oficios que ya no solo tenían que ver

con el trabajo del taller artesanal o el obrero de las fábricas, estas correspondieron

a trabajadores, por una parte, de oficios relativamente nuevos, como los barberos,

que formaron la Unión de Barberos y los trabajadores de imprenta que crearon en

1901 la Sociedad “Hans Guttenberg”, y después, en 1907, la Unión de Tipógrafos,

y por otra, asociaciones de oficios antiguos introducidos a principios del siglo XX

en Mazatlán a la tradición del apoyo mutuo como la Unión Marítima, fundada en

1905, fue conformada por trabajadores de barcos pesqueros, así como dos

uniones de cargadores y alijadores, fundadas ambas en 1908 por trabajadores del

muelle.

Estas formas de sociabilidad formal cumplieron además otros objetivos

fundamentales: aglutinar a los miembros en puntos de interés múltiple compartido,

facilitar las actividades solidarias y, en definitiva, crear lazos de identidad y

224 Benito Ramírez Meza, Economía y sociedad en Sinaloa, 1591 – 1900, Culiacán, DIFOCUR, Culiacán,

1994, p. 83. 225 ES, 21 de agosto de 1892.- Varias personas han formado la Sociedad Abasteros Unidos, con el fin de

comercializar carne de res, cerdo y cabrío. Esperemos que los consumidores tengan ventajas con esta nueva

asociación. Presidente, Matilde Montelongo; secretario, Luciano Gómez Llanos.

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119

pertenencia a un determinado grupo. Las sociedades obreras del siglo XIX fueron,

sin más, expresiones puras y espontáneas de la voluntad asociativa popular226,

formas de sociabilidad formal que fueron moda naciente de otras formas de

asociación iniciadas en Europa a principios del siglo XIX, especialmente en

Francia e Inglaterra227 .

La intención de creación de las asociaciones de obreros fue brindar al

trabajador no sólo la seguridad y el cumplimiento de los “derechos” laborales ante

la falta de una regulación legal formal, sino algo mucho más complejo. Por

ejemplo, la Asociación de Artesanos Unidos marcó como sus principales objetivos

el “fomentar la instrucción, ilustración y moralidad entre sus socios, estimularlos a

los socios por medio de buenos ejemplos para que cumplieran con sus deberes

para con la empresa, cooperando así al engrandecimiento de la sociedad, conciliar

el interés de cada empleado con los de la empresa en la cual sirve, revisando de

común acuerdo los sueldos con el efecto de dar una retribución justa228”. Se buscó

pues, que el obrero lograra un bienestar laboral siempre y cuando se adaptara a

las regulaciones empresariales, no hubo entonces una participación oficial del

gobierno estatal en los asuntos de las industrias con sus trabajadores, aunque el

nacimiento de dichas organizaciones no fue mal visto por el Estado en una

primera instancia, hasta 1903 el gobierno del estado estableció regulaciones,

bastante estrictas por cierto, tanto de tipo económico como de funcionamiento.

En 1903 el recién redactado y publicado Código Civil del Estado de Sinaloa,

en su artículo 21, fracción II, establecía que eran personas morales y con tal

carácter tienen personalidad jurídica las asociaciones o corporaciones temporales

o perpetuas fundadas con algún fin o por algún motivo de utilidad pública, o de

utilidad pública y particular juntamente, por otra parte, el artículo 28 y 29 del

mismo código establecieron que ninguna asociación o corporación, sea pública o

privada, podía contar con entidad jurídica si no estaba legalmente autorizada o

226 Javier Navarro Navarro, “Mundo obrero, cultura y asociacionismo: Alguna reflexiones sobre modelos y

pervivencias formales”, Hispania, Madrid, número 214, Consejo Superior de Investigaciones Científicas

(CSIC), 2003, pp. 467 – 484. Consultado en línea: http://www.hispania.revistas.csic.es 227 Maurice Agulhon, Historia...Op. Cit., p. 55. 228 Benito Ramírez Meza, El movimiento…Op. Cit., p. 17.

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120

permitida. Este artículo particularmente dotaba de autoridad al gobierno para

autorizar o no a su conveniencia cualquier organización que quisiera hacerse

acreedora a los beneficios económicos que el gobierno les otorgaba,

principalmente los derechos civiles y las exoneraciones de impuestos229. De esta

forma el estado fue imponiendo poco a poco un papel rector en el funcionamiento

de las asociaciones obreras, mientras estas iban tomando más importancias

dentro de la vida del obrero.

Las mayoría de las asociaciones de obreros instaladas en Mazatlán durante

la época comenzaron a trabajar, desde el momento de su formación, en la

seguridad laboral de sus agremiados, en su educación, en obtener beneficios del

ayuntamiento como descuentos en timbres postales, en el tren urbano, en

exención de impuestos, así como en la creación de espacios de recreación mutua

que sirviesen también como símbolo de identificación de cada una de las

sociedades en los cuales se llevaron a cabo bailes de aniversario, festejo de

fiestas patrias, reuniones periódicas y juntas directivas para la elección de la

nueva mesa dirigente.

En El Triunfo de Sancho Panza. Mazatlán, continuación de Tomochic,

novela autobiográfica de Heriberto Frías en la que relata su estadía, o más bien la

del periodista, intelectual y ex militar, Miguel Mercado, en Mazatlán, el autor se

refiere a los obreros del puerto como “personas limpias y bien calzadas” y al

obrero Carlos Bonal, un trabajador de la Fundición de Sinaloa y personaje de la

misma, quien por haber estudiado en una de las escuelas nocturnas para

trabajadores obreros pudo acceder a ser capitán de un barco de vapor en la

Compañía Naviera, logrando con esto, un mejor sueldo230. Es en este sentido en

que las organizaciones gremiales que se establecieron en Mazatlán durante el

porfiriato tuvieron un éxito relativo. Las supuestas conquistas salariales fueron

producto de una notable organización gremial en la que tuvo un papel decisivo el

229 Gobierno de Sinaloa, Código Civil del estado de Sinaloa, Imprenta, Litografía y Encuadernación de Irineo

Paz, Culiacán, Sinaloa, 1903, p. 243. 230 Heriberto Frías, El triunfo de Sancho Panza. Mazatlán, continuación de Tomóchic, México,

CONACULTA, 2004, 112.

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121

alto porcentaje de alfabetización de los obreros. Según cifras de El Correo de la

Tarde, para 1890, un total de 1600 trabajadores industriales de Mazatlán ya

sabían leer y escribir231.

Para cumplir con los objetivos de formar obreros ilustrados, las

asociaciones comenzaron a crear escuelas nocturnas para sus obreros, lo cual fue

el ejemplo de la sociedad Ignacio Zaragoza y la Sociedad de Artesanos Unidos.

En ambas escuelas existían dos profesores que se encargaban de dar clases de

moral, aritmética, historia, economía, política, dibujo industrial, entre otras,

apegándose al programa de educación elemental aplicado por el estado en las

escuelas públicas232. John Reginal Southworth, viajero estadounidense que se

encargó de realizar un diccionario mercantil de Sinaloa en 1897 informó que en

donde más se palpaba el adelanto de la enseñanza pública era en Mazatlán, la

cual se hacía extensiva a las sociedades obreras, “en este puerto existen dos o

tres sociedades obreras perfectamente bien organizadas, y más que todo,

moralizadas a tal grado que son una verdadera garantía para la sociedad y el

gobierno233”. Para 1900, el ayuntamiento aprobó otras dos nuevas escuelas

nocturnas para niños que trabajaran bajo permiso durante el día, en alguna de las

fábricas o talleres del puerto. Estas dos escuelas lograron tener hasta setenta

alumnos, de hecho, para poder trabajar en algún taller o fábrica, los niños debían

de presentar su matrícula de inscripción así como llevar regularmente su cartilla de

asistencia234.

Las escuelas nocturnas no funcionaron sólo para estas dos asociaciones,

sino para todas las asociaciones obreras y mutualistas que solicitasen los

servicios para sus agremiados. Mismos que también podían hacer uso de

cualquiera de las bibliotecas con las que contaron ambas organizaciones,

constantemente estas asociaciones pedían, por medio de la prensa, la donación

de libros, folletos, revistas y periódicos para acrecentar las bibliotecas, las cuales

231 ECT, 25 de febrero de 1890. 232 ECT, 22 de enero de 1897. 233 John Reginal Southworth, Sinaloa… Op. Cit. p. 27 234 AHMM, Actas de Cabildo, 10 de enero de 1900.

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122

eran de carácter público y cualquier persona podía asistir a consultarlas235, incluso

se llegó a solicitar, por medio de la Artesanos Unidos, que la biblioteca municipal

fuera trasladada a los salones de la organización bajo el argumento de que eran

las clases más desheredadas, como los obreros, las clases que más necesitaban

la instrucción de las letras236.

Además de la instrucción, la salud de los obreros fue uno de los temas

primordiales para el trabajo de las asociaciones. Como ya se había hecho

referencia, las industrias no estaban obligadas a brindar servicios médicos al

obrero en caso de algún accidente en el trabajo los cuales sucedían con mucha

frecuencia, sobre todo en las industrias de maquinaria pesada como la Fundición

de Sinaloa237, y fueron las asociaciones quienes, por medio de la cuota anual al

miembro, cumplieron este propósito. El seguro médico que se ofrecía para con los

agremiados de las asociaciones era el servicio de un médico de cabecera, como lo

fue el Dr. Pablo M. Parra para la Sociedad “Antonio Rosales” o Miguel Maxemín

para la “Artesanos Unidos”238; de igual forma, la receta médica que ministraba el

doctor, los obreros las cambiaban en alguna de las boticas con las que las

asociaciones obreras tenían convenios239.

El afán por la automejora social e individual del obrero a través de la

educación legitimó estas formas de sociabilidad desde el punto de vista moral. Ello

no quiso decir que desde este entramado asociativo obrerista no se intentara

satisfacer también las necesidades de ocio de sus afiliados, incluso, el incremento

cuantitativo de las asociaciones obreras no solo se tradujo en que estas

asumieran por sí mismas las demandas del trabajador en cuestiones de defensa

235 El Demócrata de Mazatlán, 22 de febrero de 1908. Dionicio Pérez y Manuel Mora, vicepresidente y

secretario de la Sociedad Mutualista “Ignacio Zaragoza” publican un oficio llamando a la ciudadanía a donar

libros, folletos, revistas y periódicos a la biblioteca pública de esta Sociedad para incrementar su tamaño y

valor (En adelante EDM). 236 ECT, 27 de enero de 1900. 237 ECT 2 de febrero de 1900.- Un operario de la Fundición de Sinaloa, llamado Néstor Gallardo, se ocupaba

hoy en la mañana de transportar una pesada rueda la que al caer le cogió un dedo contra un eje de hierro,

triturándoselo horriblemente. 238 LOS, 21 de febrero de 1892. 239 ECT, 22 de mayo de 1892.

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123

del trabajo o del salario, sino también en otros ámbitos básicos como la vivienda,

el ocio y la cultura.

Existe una diferencia considerable entre la sociabilidad de las elites y la

sociabilidad de las clases obreras o populares en general y esta se traduce al

espacio físico en donde se lleva a cabo el acto asociativo. Es decir, cualquier tipo

de asociación, sea informal, como una tertulia, o formal, como una reunión de una

asociación establecida con estatutos, necesita de un lugar de reunión estable.

Para el rico, la dificultad no resulta grande. La sociabilidad como la del club puede

tener lugar en algún salón de las grandes casas de sus miembros o en su defecto,

la renta de algún local para llevarla a cabo no representa gran dificultad240. Por el

contrario, el obrero es pobre y vive con un salario muy precario, claro que para el

caso de la sociabilidad informal, el taller o la fábrica son el espacio perfecto para

ser un lugar de reunión y de conversación amistosa al término de la jornada

laboral; sin embargo, la asociación como acto de formalidad requiere de un

espacio físico que brinde un reconocimiento al oficio, en donde este pueda pasar

los domingos, tomar una cerveza, leer los periódicos o simplemente reunirse para

algún festejo con sus compañeros. El estudio de la sociabilidad obrera exige, para

subdividir el análisis entre las prácticas informales y las asociaciones constituidas,

que podamos identificar el lugar en donde se ejercía241.

La primera de las asociaciones obreras de Mazatlán en construir un edificio

sede de su organización fue la Sociedad de Artesanos Unidos. La obra no fue

fácil, puesto que se construyó con los fondos que a lo largo de diecisiete años

habían sido destinados por parte de los miembros de la asociación para levantar la

edificación. El estreno se llevó a cabo a finales de agosto de 1892 y al evento

fueron invitados el gobernador del estado, las autoridades municipales y más de

400 personas, entre invitados especiales y miembros como el general de zona

Ignacio A. Bravo, el prefecto Bernardo Vázquez y los empresarios Alejandro

Loubet, dueño de La Fundición de Sinaloa y H. W. Felton, dueño de una de las

240 Maurice Agulhon, Historia…Op. Cit., pp. 56-57. 241 Ibídem, p. 57.

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fabricas más grandes del puerto. El baile de inauguración del edificio y la

descripción del edificio la hizo la prensa de la siguiente forma:

El edificio se sitúa en la calle del recreo y fue construido por el arquitecto Ignacio

Ramírez, el salón del segundo piso fue decorado en uno de sus extremos por un

dosel de pana carmesí en donde se situó el escudo de la sociedad, los costados

de adornaron con bustos de los héroes de la patria así como escudos de las artes

y ciencias. Frente al dosel se instaló una elegante mesa con fleco de oro para la

mesa directiva, el techo del salón es de hierro del modelo francés decorado con

gasas. Se reunieron más de 400 asociados. Justo es consagrar la cultura y

pulcritud de todos los socios en su vestido, pues en más de 400 allí reunidos, ni en

uno solo se distinguía el prosaico huarache ni la tosca camisa de manta y vaya

que no todos son hombres de posibles, pues estaban ahí humildes albañiles,

carpinteros, herreros, zapateros, etc., no obstante, vestían con el clásico traje

negro, la levita y los borceguíes. El baile terminó a las 5 am242.

Otras asociaciones, con un menor número de miembros y de años pero no

por eso menos activas, al no tener sus edificios sedes un espacio bastante amplio

para los festejos y los bailes organizados optaban por la renta de alguna finca.

Entre los espacios más populares para rentar con el fin de realizar bailes y

reuniones periódicas, fueron los corredores del palacio municipal y la finca

conocida como “Estrella de Venus”. A los bailes y las serenatas de las orquestas,

organizados para los obreros, se le unieron otros eventos como las obras de

teatro243, las corridas de toros244 y la invitación de algún empresario local a

banquetes245.

La conciencia y la organización del mundo del trabajo no solo son tributarias

de lo que ocurre tanto en la esfera económica como en la esfera política, sino

también de la evolución de las costumbres de los propios obreros. Al existir una

242ES, 11 de septiembre de 1892. 243ECT, 6 de febrero de 1897.- El evento de la Mutua de Zapateros que empezó con una matinée en los

salones de esta Sociedad teniendo como actos los de Conti, los de la Sra. Pajares y el Sr. Buxéns. 244ECT, 7 de febrero de 1900.- El gremio de abastecedores presentó anoche ante la junta de mejoras

materiales presidida por Adolfo O’Ryan una proposición para dar varias corridas en beneficio de dicha junta

en el local del rastro de la ciudad. El gremio paga todos los gastos, proporcionando el ganado y la Junta solo

para la música y las banderillas, el redondel, los palcos y las gradas se construirán de la manera más

económica. 245ECT 14 de enero de1897.- La Sociedad Mutualista de Zapateros recibe al señor De Cima, él y sus

compañeros se formaron en una alta idea de cultura y sociabilidad que aquí domina hasta en las más ínfimas

clases sociales.

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expansión en el fenómeno asociativo en Mazatlán, los obreros, no solo

constituyeron sociedades con la finalidad del corporativismo mutualista sino

también con una finalidad cultural, y nada refleja más el hecho de que una

organización se está acrecentando culturalmente que una publicación en forma de

periódico.

Existieron tres publicaciones semanales que daban las novedades sobre las

sociedades mutualistas, El Socialista, El Mutualista y El Obrero de Occidente.

Otros, como El Correo de la Tarde, se dedicaron constantemente a la difusión y

promoción de las sociedades de obreros. Lamentablemente, solo se cuentan con

dos de esas publicaciones, El Socialista y El Correo de la Tarde, los cuales, nos

brindan un buen elemento de análisis para entender que leían y que autorizaban

publicar las sociedades de obreros que mantenían la edición e imprenta de una de

estas publicaciones.

El Socialista, denominado como el “órgano de las sociedades de este

puerto” y como “publicación de literatura, comercio, artes, variedades y anuncios”,

tuvo como editor propietario a Antonio H. Rodríguez, miembro de la Sociedad de

Artesanos Unidos246. El director de la publicación, Jesús Río y Madrid expuso en

el primer número de la publicación, los objetivos de la publicación y el porqué del

nombre dado a esta:

No se crean que al leer el título de nuestro semanario, que es el eco de ideas

comunistas o socialistas desarrolladas por las calenturientas imaginaciones de

Saint-Simón o Carlos Fourier, cuyas teorías han y están causando tantas víctimas

como males en la envejecida Europa. El mayor absurdo que se nota desde luego

en las máximas socialistas en puntos de propiedad, y fuera de los errores a que

los ha conducido su inmoderado empeño de reformar la tierra y los cielos, nace de

que para plantearlos se necesita que se haga de la masa de los bienes de los

particulares un fondo común que debe de repartirse en el bien de la comunidad

con preferencia para el beneficio particular. Nada tenemos que ver con grupos,

ideas y falanges de Fourier, nuestra misión no es la de sostener la doctrina de

comunidad de bienes, o lo que es lo mismo, la abolición del derecho de propiedad.

Al poner por título de El Socialista a nuestro semanario no fue otro el objeto que

sostener la doctrina filosófica que tiene por objeto el desarrollo físico, moral e

intelectual de los individuos que forman las agrupaciones denominadas

246 El Socialista se imprimía en la imprenta del mismo Antonio H. Rodríguez.

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“Sociedades Mutualistas” de este puerto. Ahora bien: Organizados los obreros

residentes en esta ciudad, bajo bases sociales que están dando resultados en el

beneficio de todos y cada uno de los asociados, nuestra misión no es otra que dar

a conocer los beneficios de tales agrupaciones, en ellas el obrero pobre tiene en

caso de enfermedad el auxilio de sus consocios; el que carece de trabajo,

ocupación cómoda y segura para atender no solo sus necesidades sino las de su

familia; y por último, recurso de apoyo en caso de cualquier atropello en las

garantías que otorga la constitución de la república247.

Fue en ese mismo primer número de El Socialista, en donde Jesús Río y

Madrid dejó muy claro que la política sería un objeto secundario del semanario,

que las cuestiones religiosas jamás tendrían un lugar en sus columnas y que, su

objetivo era contribuir al bien y la prosperidad. Más pronto que tarde, el semanario

demostró que su redacción estaría cargada de un alto contenido político, en

especial de política municipal y sobre todo, en defensa de las cuestiones laborales

en pro de los obreros del puerto. Ignacio Escudero, por ejemplo, a días de haberse

publicado por primera vez el semanario, se pronunció en contra de los nuevos

impuestos instaurados por el gobierno de Francisco Cañedo:

El artículo 31 de la Constitución Mexicana dice: “Es obligación de todo mexicano

contribuir para los gastos públicos, así de la Federación, como del Estado y del

Municipio en que resida, de la manera proporcional y equitativa que las leyes

dispongan”. Esto es una ley muy justa, pero los legisladores han eximido de este

compromiso a quienes ejercen las profesiones más lucrativas como los médicos,

abogados e ingenieros, pensar que al más humilde y humillado artesano se le

agrava la miserable industria que ejerce. Un pobre zapatero, por ejemplo, que vive

en un horrible cuartucho y busca apenas para mal vivir, lleno de privaciones y

cuyos elementos son media docena de hormas, una mesita de a seis reales y unos

cuantos fierros mohosos, no se escapa del rigor de las leyes hacendarias, de la

terrible facultad económico-coactiva que embarga y clausura su taller si no paga,

mientras que un abogado o ingeniero que habita en una mansión y no contribuyen

ni un centavo para los gastos públicos causa natural descontento en el obrero y

revela a todas luces que no hay equidad. Esperemos que un día se le permita al

obrero ilustrado ocupar un lugar en las Cámaras en donde se discutan las leyes

para que defienda al oprimido contra las leyes que hacen los privilegiados248.

247 ES, 22 de mayo de 1892. 248 ES, 12 de junio de 1892.

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Las publicaciones contra algunas disposiciones del ayuntamiento

continuaron, en octubre, Jesús Río y Madrid escribió un par de artículos acerca de

las problemáticas de la vida en la ciudad:

Cada día se acentúa más el grado de miseria al que ha llegado la clase media y

proletaria de la ciudad. La fuente de trabajo son muy limitadas y el alza de los

artículos de primera necesidad son la pesadilla de las clases expresadas. Se le

culpa a la falta de lluvias y a la disminución en la producción de empleo.

Se expresó también sobre la nueva Ley de Administración Municipal que

daba el poder al gobernador del estado para poner y quitar a los prefectos de los

distritos y eliminaba la ley del municipio libre derogada en 1862, año en que el

mismo Río y Madrid fue miembro del Poder Legislativo de Sinaloa:

En su afán con centralizar el poder, dicha ley ha venido a acabar con la

conveniente y tradicional franquicia concedida a los ayuntamientos en bien del

municipio249.

Por otra parte, El Correo de la Tarde publicaba cuestiones acerca de las

sociedades de obreros y su papel dentro de la vida del puerto. A estas, por

ejemplo, las llamaba, al igual que El Socialista, a no caer en confusiones

conceptuales entre socialismo, asociacionismo y sociabilidad, es muy común,

decía:

Que se entienda por socialismo a la asociación o a la sociabilidad, y como la

palabra va adquiriendo dominio en el vocabulario de las masas populares,

infiltrándose peligrosa y erróneamente en ellas por medio del periódico, la tribuna y

las conversaciones privadas, en necesario que ocupemos por un momento en

desvanecer la falsa idea que se tiene del socialismo y sus ideas.

Y continuaba:

Tal es a grandes rasgos que nos proponemos a explicar la teoría del socialismo

para ilustración de nuestra clase obrera, pues esta la predican ignorantemente

periodistas a las clases trabajadores, no hay que confundir pues, socialismo con

asociación, sociabilidad ni mutualismo, que si son fuentes de bienes para las

sociedades de obreros, y que al mismo tiempo que apoyan y sostienen a estas

agrupaciones que nacen y se desarrollando con patrióticas miras, contribuyen al

249 ES, 23 de octubre de 1892.

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128

fomento del individualismo que admite con aplauso la ciencia económica, que es

una de las ciencias más positivas que forman parte del progreso250.

Reconocía que a las sociedades obreras de Mazatlán era mucho el trabajo

que les faltaba por hacer para compararse con las sociedades mutualistas de

Europa o los Estados Unidos, pero reconocía el valor de su existencia para con los

obreros del puerto:

Las asociaciones de obreros no son entre nosotros lo que ha ambición de otros

quisieran que fueran para igualarlas a las portentosas de otros países. Pero

limitadas a lo que pueden dar y recibir nuestras clases trabajadoras, significan un

adelanto manifiesto en el espíritu que anima al factor principal del progreso

material de nuestro pueblo, no solo porque originan el desarrollo del mutualismo

que es la fuerza de muchos puesta al servicio de cada cual, si no que fomentan la

cultura individual, creando hábitos de sociabilidad, temperancia, economía y

trabajo en el artesano nuestro que comienza a descender de la tradicional

situación providencial hacia un mundo positivo de observación y lucha251.

Entrado el siglo XX, una serie de huelgas tomaron lugar en el puerto

haciendo sentir la importancia y fuerza organizacional de las asociaciones obreras

así como su influencia, cada vez mayor, en la opinión pública. En julio de 1901, los

obreros zapateros levantaron una huelga a raíz de que la compañía constructora

de calzado pretendió aglutinar a los artesanos zapateros en una misma fábrica y a

su vez una reducción de sueldo “inalcanzable para sus necesidades básicas”252.

Los empresarios amenazaron a los obreros con reemplazarlos y a su vez, los

obreros amenazaron con no dejar trabajar a la Compañía Manufacturera de

Mazatlán si sus pretensiones no se cumplían. Los obreros de la huelga buscaron

la protección de la Sociedad de Artesanos Zapateros, recorriendo también las

calles de la ciudad y formando grupos de apoyo. Quienes durante estas

movilizaciones se manifestaron, informó El Correo de la Tarde, fueron peones de

albañil, choferes de ferrocarril urbano y obreros de la fundición de Sinaloa.253

La solución de los obreros huelguistas fue la de formar una sociedad

cooperativa de producción, que fuera un brazo de la Mutualista de Zapateros, pero

250ECT, 10 de enero de 1901. 251ECT, 8 de junio de 1901. 252ECT, 9 de julio de 1901. 253 ECT, 18 de julio de 1901.

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129

que les permitiese trabajar en sus propios talleres para emanciparse de la

dependencia de los empresarios. En la tribuna de El Correo de la Tarde, varios

intelectuales del puerto denunciaron constantemente los atropellos a los que se

sometía a los obreros por parte de los sindicatos establecidos en las grandes

empresas como en la Fundición de Sinaloa, en La Compañía Manufacturera del

Calzado y en otras que se comenzaron a formar en el puerto y con los que los

empresarios pretendían tener el control total de cualquier situación que pudiera

derivar en desestabilizar la producción de la fábrica:

Los sindicatos formados por la compañía -Manufacturera de Calzado- solo buscan

eliminar cualquier tipo de competencia, lo que las lleva a imponer sus precios y sus

salarios, ante esto, los que quedan aislados, los humildes, están obligados a

doblar el cerviz y buscar un campo virgen de trabajo hasta que con los años llegue

otra compañía y sindicato que los elimine y los desplace.

No importa que diariamente se escriba contra esa rama, que se señalen los males

que su presencia acarrea al país donde se establecen que se denuncie la

degeneración que nos amenaza con el contacto con esos seres viciados.254

Otra de las huelgas obreras de principios de siglo fue la de los trabajadores

de las obras del drenaje, que se comenzaban a realizar en Mazatlán en 1908. Los

obreros contratados para esta obra se negaron a comenzar sus labores

argumentando que la paga era de solamente un peso la jornada de 12 horas

cuando en otras fábricas pagaban 1.25 o 1.50. Los trabajadores del drenaje

igualmente se negaron a trabajar o a permitir que se continuase con las obras si

no se les aumentaba el sueldo, argumentando que el peso que se les pagaba por

dicho trabajo lo ganaba cualquier otro obrero en un trabajo menos duro.255

Ante la idea de que la sociabilidad, formal o informal, es entendida como la

aptitud de vivir en grupos y consolidar los grupos mediante la constitución de

asociaciones voluntarias256 y de que el mutualismo, es entendido como una

reacción popular, espontanea, solidaria y autodefensiva, frente a las grandes

254 ECT, 2 de agosto de 1901. 255 EDM, 7 y 8 de enero de 1908. 256 Maurice Agulhon, Historia…Op. Cit., p. 55.

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130

carencias sociales que los poderes públicos son incapaces de satisfacer257,

podemos establecer que el mutualismo decimonónico en Mazatlán fue una

manifestación espontánea y solidaria de sociabilidad popular que actuó

políticamente desde dos planos, el primero de ellos fue el tener una confluencia

con el poder político, lo cual le permitió el ir adquiriendo ciertos beneficios al ser

parte de un grupo social de influencia pública y el otro fue, precisamente, el utilizar

la influencia que como grupo se había logrado adquirir para participar

abiertamente dentro de las coyunturas político electorales, uniéndose a uno u otro

bando político, según los intereses de los grupos que al interior de las mismas

sociedades obreras fueron conformándose.

De una u otra forma, es decir, participando como grupo aliado al poder

político o como parte de la oposición, el mutualismo decimonónico mazatleco fue

la plataforma de los primeros escarceos del movimiento obrero, contribuyendo al

inicio del ejercicio de la resistencia política y sindical en Sinaloa.

257 Elena Maza Zorrilla, “El mutualismo y su polivalente en la España del siglo XIX”, Investigaciones

Históricas: Época Moderna y Contemporánea, número 11, Universidad de Valladolid, Valladolid, 1991, p.

187.

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131

CAPÍTULO IV

La cultura política en el Mazatlán decimonónico: una separación

entre la civilidad y el poder

4.1.- Consenso y división del régimen cañedista. Vínculos y oposición

política

Mucha de la historiografía sinaloense identificó por largo tiempo a los gobiernos de

Francisco Cañedo como una administración monolítica, implacable, represiva y

toda poderosa que imponía su voluntad inexorable, incluso al grado de presentar a

los gobiernos de Martiano Martínez de Castro como una continuidad del poder de

Cañedo, sucedido en la gubernatura solo como un mero requisito constitucional258.

En los últimos años, nuevas investigaciones han observado a este proceso bajo

un lente más crítico, en especial gracias a las fuentes de primera mano a las que

hoy en día se tiene un acceso imposible para los primeros autores de la

historiografía porfiriana en Sinaloa.

El proceso de reflexión acerca de las fuentes documentales consultadas a

lo largo de la investigación, arrojan a la luz que a pesar del largo periodo al mando

del estado mediante reelecciones sucesivas, la administración de Francisco

Cañedo tuvo solamente un breve periodo entre 1896 y 1908, en el que ejerció un

control importante en la política estatal, tiempo durante el cual logró disminuir la

presión que constantemente tenía por parte de sus opositores políticos y de

algunas publicaciones de la prensa local aunque no pudo eliminarlas por

completo.

Este control político que Cañedo implementó de manera más evidente en

sus últimos tres periodos de gobierno no se estableció de la noche a la mañana,

sino que fue un proceso que fue construyéndose desde tres planos; desde el 258 Alguna de esta es Eustaquio Buelna, Apuntes para la historia de Sinaloa, Culiacán, UAS, 1966; Héctor R.

Olea, La revolución en Sinaloa, Culiacán, Creativoz, 2010; José C. Valadés, Rafael Buelna. Las caballerías

de la revolución, UAS, 1990.

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legislativo modificando la constitución local e implementando nuevos códigos en

virtud del fortalecimiento del poder ejecutivo, desde el relacional, logrando amasar

una importante red de amistades y compadrazgos que confluían en los mismos

intereses políticos, incluyendo la más importante de todas, la del presidente

Porfirio Díaz y el económico, vía la entrega de múltiples concesiones que iban

desde la explotación de minas hasta el manejo de los servicios públicos en los

ayuntamientos como luz, transporte y drenaje.

Según el neoinstitucionalismo, la forma de gobierno y las normas para su

funcionamiento son el régimen político, y a su vez, el régimen político constituye la

esencia de las reglas formales. Por otro lado, las reglas informales, aquellas que

tácita o implícitamente acordadas entre los actores políticos, integran lo que se ha

conocido como sistema político. Se trata, a fin de cuentas, de una serie de reglas

que determinan la forma de hacer las cosas, de conducir los procesos políticos, de

lograr estabilidad o regular el cambio político259.

En relación a las reglas formales, tanto los gobiernos de Francisco Cañedo

como el de Mariano Martínez de Castro entendieron que las reglas del juego

político decimonónico en México se basaban en modificar, en tanto la ley federal

se los permitiese, las legislaciones locales como base para la legitimización de

acciones políticas, las cuales en muchas de las ocasiones se trataban de

fortalecer el poder del ejecutivo en comparación con el poder legislativo y judicial.

Por ejemplo, durante la primera y segunda administración (1884-1888) de Cañedo

se eliminó por completo la independencia de los ayuntamientos para elegir por

voto popular a sus gobernantes. En 1880 se reformó el artículo 72 del título XI: Del

Poder Judicial, que señaló el nombramiento de los alcaldes de los ayuntamientos

por el Tribunal a propuesta en terna con duración de un año, modificando la ley

estatal de 1870. Otro de los cambios importantes para el desajuste de la

independencia municipal se realizó ese mismo año en los artículos 33 y 35 del

título X: De los pueblos económicos y políticos, los cuales señalaban que el

259 Luis Medina Peña, Invención del sistema político mexicano. Forma de gobierno y gobernabilidad en el

México del siglo XIX, México, FCE, 2012, p. 18.

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133

prefecto y el director político de los distritos serían nombrados libremente por el

gobernador, cuando, como en la modificación del artículo 72, estos eran elegidos

por el voto popular. En su segundo periodo de gobierno, Francisco Cañedo expidió

cincuenta y cuatro nuevas leyes y decretos, las cuales en su mayoría se dirigieron

a modificar funcionamientos políticos de los pueblos, como por ejemplo, si bien no

eliminó el voto popular para la elección de los regidores propietarios, regidores

suplentes y síndicos, sí estableció que en caso de no llevarse a cabo la elección el

día pactado, el gobernador tenía la facultad de elegirlos260. De igual forma,

establecido por ley, el prefecto, quien finalmente era la voz y el voto del

gobernador en los municipios, podía contravenir los acuerdos del cabildo si sentía

o creía que estos podían trastornar el orden público o las leyes estatales y

nacionales. Estas modificaciones legislativas, sobre todo las leyes estatales

acerca del manejo del municipio no son exclusivas de Sinaloa, muchos estados de

la república comenzaron a establecer modificaciones legales a los pueblos en las

legislaturas, sobre todo aquellos estados cuyos gobiernos fueron emanados de la

revolución tuxtepecana261.

Al término del primer gobierno de Cañedo fue sucedido por el ingeniero

Mariano Martínez de Castro hacía finales de 1880. El nuevo gobernante había

sido regidor y prefecto del Distrito de Culiacán para después desempeñarse como

senador por el estado de Sinaloa, tiempo en el que logró obtener la confianza de

Porfirio Díaz y de su sucesor, el general Manuel González, además de lograr que

el puerto de Altata fuera nombrado puerto de altura, acción que le valió el

reconocimiento de muchos de los comerciantes y empresario del centro del estado

al reducir la distancia que tenían que recorrer los productos de importación y

exportación y así abaratar los costos.

Martínez de Castro inició su gobierno de forma acelerada, tratando de

manera inmediata de introducir su sello dentro de la administración; así se lo hizo

260 POES, 20 de agosto de 1884, p. 2 261 Algunos ejemplos de ellos son Luis Emeterio Torres en Sonora, Juan Manuel Flores en Durango, Carlos

Díez Gutiérrez en San Luis Potosí, Rafael Cravioto en Hidalgo, Rómulo Cuellar en Tamaulipas, Gerónimo

Treviño en Nuevo León y Luis Terrazas en Chihuahua y Juan N. Méndez en Puebla. En François-Xavier

Guerra, México: Del antiguo…Op. Cit., T. I, pp. 96-97.

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134

saber a Porfirio Díaz, quien se desempeñaba como Ministro de Fomento durante

el gobierno de Manuel González. Recordaba Martínez que las pasiones políticas

de los acontecimientos de la revuelta de Jesús Ramírez Terrón a mediados de año

aún no se olvidaban por completo. Su intención, según se la hizo saber a Díaz, era

que durante su administración se desempeñaran en los cargos públicos los

hombres más honrados y preparados del estado con el fin de calmar las pasiones

políticas262.

El ferrocarril Culiacán-Altata, la línea telegráfica que uniese a los estados de

Nayarit, Sinaloa y Sonora así como hacer reformas en la administración pública

fueron prioridades en el cuatrienio de Martínez de Castro. Estas declaraciones las

expresó en un manifiesto impreso y distribuido en todo el estado, “las mejoras

materiales y morales serán los dos ejes en que procuraré hacer que giren todos

los actos de mi administración”263. Con lo declarado a los ciudadanos sinaloenses,

a la prensa nacional y al mismo Porfirio Díaz, Martínez de Castro dejó claro que

durante su gobierno intentaría afianzar y unir a los mayores cuadros políticos por

la vía de la unidad, siendo un gobierno aparentemente incluyente y reformador. El

conflicto ideológico contra el poder previamente establecido y el orden social

vigente se desarrolló en un contexto discursivo pleno de significaciones, de

llamamientos, y como en el caso del gobierno de Martínez de Castro, de

denuncias hacia el orden existente, con ferviente evocaciones de las soluciones a

las problemáticas, las ideas vinculadas a la lucha política son armas destinadas a

consolidar o justificar un régimen existente, o como en el caso de esta primera

sucesión, a criticarlo y condenarlo264.

Efectivamente, las acciones prometidas por Mariano Martínez de Castro se

fueron llevando a cabo a lo largo de su cuatrienio; la primera de ellas fue la

262 AHUIA-CPD, Culiacán, 7 de diciembre de 1880. 263 LB, 11 de enero de 1881, p. 3. Mariano Martínez de Castro, “Manifiesto”. 264 Elena T. Piñeiro, “Espacio simbólico, ideología y poder: relaciones entre prácticas discursivas y procesos

políticos” Revista Colección, número 13, Buenos Aires, Universidad Católica de Argentina, 2002, pp. 209-

213.

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135

expedición de 78 leyes y decretos a la constitución local265. La mayoría estuvieron

dirigidas al ramo judicial, entre ellas su reglamento interior, especialmente el titulo

dedicado a las sanciones de los delitos y la abolición de la pena de muerte.

También se modificó el proceso de elección para el nombramiento de

magistrados, la admisión de renuncias de los empleados públicos y permisos de

personal administrativo. La modificación al reglamento judicial fue una acción

contra la política cañedista que había reestablecido durante su gobierno la pena

de muerte a asaltantes y plagiarios. Múltiples diarios locales y capitalinos, entre

ellos La Patria, se habían encargado ya de censurar esta ley constantemente. La

crítica de la prensa se fundó en que en la Constitución Federal, dentro del artículo

29, la pena de muerte estaba abolida y en Sinaloa no se había respetado dicho

precepto legal. La respuesta por parte de Cañedo, quien entonces era senador por

el estado de Sonora, ante las acciones de Mariano Martínez de Castro no se hizo

esperar quien en una ofensiva utilizó el mismo recurso de la declaración pública

por medio de los periódicos para justificar el porqué de la suspensión durante su

gobierno del artículo 5 de la constitución local que abolía la pena de muerte,

alegando que fue en Sinaloa en donde varios movimientos de estados limítrofes y

de la región hicieron foco, “provocando a los ciudadanos de bien muy amargos

momentos al ver su seguridad en constante riesgo266”.

Toda sociedad política tiene una dimensión esencial: la de constituir y

renovar un conjunto de ideas destinadas a influir en el espíritu de sus miembros

por medio de las cuales la comunidad designa su identidad, sus aspiraciones y los

grandes lineamientos de su organización267. El espacio simbólico que significó la

constitución local, en la cual los poderes se legitimaron, constituyó una ideología

que a la vez fue instrumento de los poderes en turno.

En los últimos periodos del gobierno de Cañedo, de 1900 a 1908, se

derogaron leyes para dotar al ejecutivo de mayores facultades administrativas. La

265 La Constitución del Estado de Sinaloa y las modificaciones a esta que durante la época se llevaron a cabo

han sido estudiadas anteriormente por Félix Brito, La política…Op. Cit., y Martha Amarillas Mata, Cambios

constitucionales…Op. Cit. 266 La Patria, 25 de enero de 1881, p. 2. Francisco Cañedo, “Asuntos de Sinaloa”. 267 Elena T. Piñeiro, Espacio simbólico…Op. Cit., p. 209.

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136

Ley 2 expedida en 1900, aprobó la reforma de actos de gobierno, esta presuponía

que el ejecutivo tenía todas las facultades para el ejercicio de su administración en

todo lo que a su criterio creyera conveniente su intervención, la Ley 41 facultó al

ejecutivo para reformar o derogar leyes de ingresos y egresos del estado y todo lo

que se refería al ramo fiscal, la Ley 88 lo autorizó de expedir los códigos civiles y

de procedimientos civiles, el cual se redactó y aprobó en 1903. Sobre este código

Cañedo expresó:

El Gobierno de mi cargo ha encargado a una comisión de letrados competentes

las formación de los Códigos Civil y de Procedimientos Civiles, pues los

ordenamientos que hoy rigen sobre esas materias, ni comprenden todos los casos

que se presentan en la práctica, ni están adaptados de alguna manera perfecta a

nuestro medio, ni llenan, en algunas de sus prevenciones, las exigencias de una

legislación avanzada y completa268.

Así como también se derogaron las leyes orgánicas de tribunales y

reglamentarias del notariado por el ejecutivo, la ley lo facultaba para organizar

uno de los batallones de Guardia Nacional con el nombramiento de jefes y

oficiales. La Ley 6 de 1902 en materia de expropiación de bienes lo facultaba para

ocupar cualquier propiedad (baldía u ocupada) que fuera de utilidad pública con

previa indemnización. Está se amplió por la ley 37 en enero de 1903 añadiendo

los casos de epidemia que comprometan la salubridad del estado, ésta medida fue

a causa de la peste bubónica que sacudió a Mazatlán ese mismo año269. Esta

etapa nos muestra claramente un ajuste a los preceptos legales en virtud de una

realidad social del estado, pero aprovechando la ocasión para fortalecer al poder

ejecutivo. Como bien lo apunta Guerra, no se conquista o se conserva el poder

conociendo lo que la política debería de ser, sino sabiendo lo que es y una vez

que se ha adquirido el poder, la modificación de las reglas, con el fin de

aproximarlas al arquetipo social, es el implemento de todo sistema político270.

El segundo plano al que Mariano Martínez de Castro y Francisco Cañedo

recurrieron para la conservación del poder en Sinaloa durante el porfiriato fue la

268 Francisco Cañedo, Memoria…Op. Cit., p. 8. 269 Martha Amarillas Mata, Cambios constitucionales…Op. Cit., p. 119. 270 François-Xavier Guerra, México: Del antiguo…Op. Cit., T. I, p. 127.

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137

configuración de las fuerzas políticas y económicas locales, ésta, diversa como es

ya que depende de la geografía del estado, de las estructuras sociales y de los

cambios económicos271, basa su éxito en la práctica fundamentalmente en un

conocimiento muy intuitivo de las diferencias en las relaciones de poder que

ocupan unos actores y otros. El juego por el poder que se desató durante las

sucesiones gubernamentales entre estos dos personajes tuvo como base de

acción el lograr una cohesión dentro de los grupos políticos que les permitiese

conformar un partido único estatal que contase desde luego con el apoyo político

del presidente Díaz y de los colabores más cercanos, aquellos que lograban influir

en sus decisiones.

En febrero de 1882, durante el segundo año del primer gobierno de

Martínez de Castro, el general José Guillermo Carbó272, jefe de la zona militar del

noroeste de México le informó al licenciado Carlos Rivas, hombre de gran

influencia política en el estado de Tepic, que en Sinaloa la cuestión política era

favorable, pues Cañedo y Martínez de Castro se habían entendido bien, por lo

cual era propicio comenzar a buscar las conexiones entre el gobierno federal y

estatal para poder conseguir concesiones que involucraran a los dos estados273. El

entendimiento al que Carbó se refirió en su carta al licenciado Rivas se lo había

hecho saber el mismo Martínez de Castro cuando días antes el primero lo invitó a

participar en la inauguración del primer tramo del ferrocarril Altata – Culiacán,

asegurándole que las diferencias que existieron con Francisco Cañedo ya se

habían aclarado274.

Mazatlán no solo era la ciudad más importante del estado sino que también

el puerto albergaba la unidad central de la 1ra zona militar de México, jurisdicción

a la cual pertenecían las fuerzas de Sonora, Sinaloa y Baja California. A su llegada

271 Ibídem, p. 135. 272 José Guillermo Carbó nació en la ciudad de Oaxaca en 1837, se incorporó a la guardia nacional formando

parte del batallón independencia siendo capitán ayudante de Porfirio Díaz en la batalla del 5 de mayo en

Puebla. Participó como diputado federal por Sinaloa en 1880 y cuando se zonificó militarmente el país en

diciembre de 1881 fue designado por Manuel González como jefe de la 1ra zona militar. En Juan José

Gracida Romo, José Guillermo Carbó, general porfirista, Memoria del IX Simposio de Historia y

Antropología, Hermosillo, Universidad de Sonora, 1985, pp. 239-249. 273 AHUIA-CPD, Mazatlán, 13 de febrero de 1882. 274 AHUIA-CPD, Culiacán, 9 de febrero de 1882.

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138

al puerto, José Guillermo Carbó buscó obtener una importante influencia política

como la que había construido años antes en Sonora y la cual se seguía

consolidando. Su principal aliado en la política estatal fue el prefecto de Mazatlán,

Bernardo Vázquez, hombre de amplia experiencia política quien anteriormente se

había desempeñado como diputado en el congreso local por el distrito de

Concordia, además de contar con el apoyo de los militares bajo su mando.

La presencia del general Carbó en Sinaloa se tradujo en la conformación de

un tercer grupo político de importancia que fungiera como contra peso de las

fuerzas políticas dominantes de Cañedo y Martínez de Castro. Fue el mismo

Porfirio Díaz quien defendió la presencia de Carbó en Sinaloa cuando Manuel

González le sugirió la conveniencia de su destitución, “son solo informes

desfavorables de algunos individuos que quieren ver a Carbó lejos de Sinaloa para

efectuar sus combinaciones políticas275”, le aseguró el presidente. Lo que se

buscó por parte del gobierno federal fue la distribución de la influencia política

entre los grupos dominante del estado pero procurando que ninguno de ellos lo

perdiese por completo. Sobre esta cuestión fue muy claro el presidente Manuel

González cuando le recomendó al general Carbó en abril de 1882 que estrechara

relaciones con Martínez de Castro así como su interés en que Francisco Cañedo

no perdiera influencia política, recomendación en la que volvió a insistir en agosto

de ese mismo año276.

La diferencia que existió entre los grupos dominantes del estado durante los

primeros años del porfirismo fue que los grupos liderados por Cañedo y Carbó

supieron ajustar su acción a los avatares de la política federal, logrando además

consolidar prácticas clientelares, no siendo el caso durante las administraciones

de Martínez de Castro. Ya Carbó se lo había hecho saber a Manuel González

cuando le insistió que la conducta de Martínez de Castro era totalmente opuesta a

la línea de la política federal. En 1888, durante su segundo periodo de gobierno,

rechazó la recomendación del presidente Díaz para contratar a Cecilio Ocón e

incorporarlo a su administración, al que Díaz tuvo que enviar como oficial a la 275 AHUIA-CPD, Ciudad de México, 27 de junio de 1884. 276 AHUIA-CPD, Ciudad de México, 17 de abril de 1882 y Ciudad de México, 14 de agosto de 1882.

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139

aduana marítima de Mazatlán277. El sistema engendra élites políticas que

acumulan poder en base al conocimiento de los mecanismos, del lenguaje y de la

imagen política social de su comunidad278, sin el correcto conocimiento de estos,

su nivel de penetración y funcionamiento queda, como en el caso de la política

martinista, en un rango de influencia estrictamente local.

La muerte causada por un derrame cerebral del general José Guillermo

Carbó en octubre de 1885 causó una considerable disminución de influencia por

parte de su grupo en la política local, misma que ya venía decreciendo por motivos

de su alcoholismo y conducta acusada como “escandalosa”279. Francisco Cañedo,

por su parte, supo aprovechar las circunstancias de la poca confianza de Díaz en

Martínez de Castro y la desaparición de Carbó, quien a su muerte dejó como

heredero político a Bernardo Vázquez, mismo que con el tiempo se volvería en un

incondicional de Cañedo. El prefecto de Mazatlán entró en conflictos políticos con

la administración martinista cuando el gobernador, durante su segundo periodo de

gobierno, intentó destituirlo de la vice gubernatura a pesar de ser electo por el voto

popular. En un segundo intento, Martínez de Castro trato de persuadir a Vázquez

de renunciar al puesto, petición a la cual el prefecto se negó. Por razones que aún

desconocemos, Martínez de Castro se negaba a que Vázquez tomará su lugar

como gobernador en caso de ausencia lo cual lo imposibilitó de salir a la ciudad de

México a tratar asuntos de relevancia para el estado, como tratar un empréstito

para la construcción de una línea de ferrocarril, según reportó la prensa280.

Los problemas no estuvieron exentos de las administraciones cañedistas

sucesorias a los gobiernos de Martínez de Castro, uno de los principales conflictos

se registró entre 1887 y 1888 con algunos de los empresarios más importantes de

Mazatlán a raíz de un nuevo aumento en los impuestos. Las sociedades

comerciales Bartning Hnos. y Co., Herrerías Garamendi y Co., Melchers

277 AHUIA-CPD, Ciudad de México, 13 de septiembre de 1888. 278 François-Xavier Guerra, México: Del antiguo…Op. Cit., T. I, p. 165. 279 AHUIA-CPD, Culiacán, 18 de febrero de 1885. Cañedo le informa a Porfirio Díaz que la conducta del

general Carbó es escandalosa, lo cual ha impresionado desfavorablemente al pueblo. Se pasea borracho por la

calle acompañado de tahúres y mujeres perdidas. 280 Diario del Hogar, 23 de diciembre de 1890, p. 1. “Conflicto en Sinaloa”.

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140

Sucesores, Hernández Mendía y Co., Tamés Elorza y Co., Antonio de la Peña,

Haas y Almada, Cannobio Hnos., Charpentier Reynaud y Co., Somellera y Co.,

Heyman Sucesores, Carlos Goldschmidt, Federico Koerdell y E. G. Kelton

levantaron un juicio de amparo ante el juez de distrito del estado argumentando la

inconstitucionalidad del aumento del impuesto al que ya existía del 75% sobre los

derechos de importación. Los empresarios del puerto acusaron también que al

momento en que dicho nuevo impuesto se aprobó por parte de la legislatura local

Mazatlán no contaba con un diputado, puesto que el licenciado Guillermo Ramos

Urrea, quien había sido elegido para el periodo 1886-1888 se desempeñaba al

mismo tiempo como secretario de gobierno, mientras que su suplente, el

licenciado Manuel Domínguez Elizalde ocupaba el cargo de secretario particular

de Cañedo. Sustentando su dicho en los artículos 21 y 75 de la Constitución Local,

el primero de ellos decía que el puesto de diputado era incompatible con cualquier

otro empleo en la administración pública estatal en el que se goce de sueldo y el

segundo establecía que solo el congreso del estado podía imponer contribuciones,

“No habiendo diputado propietario o suplente, por parte de Mazatlán en el

Congreso del Estado, falta uno de los requisitos constitucionales para que sea

Congreso. Este lo forman los diputados de cada uno de los distritos, habiendo un

distrito que no está representado, no puede imponérsele una contribución que le

afecte. No hay contribución sin representación, ese es el lema del gobierno

democrático representativo popular281”, argumentaron en su texto los

comerciantes. Finalmente, Cañedo logró hacer frente a la problemática con los

comerciantes porteños y con la Cámara de Comercio de Mazatlán en noviembre

de ese mismo año, logrando estrechar relaciones con quienes mantenían la

economía sinaloense funcionando y creciendo.

El puerto de Mazatlán había sido un foco importante de oposición política a

los gobiernos establecidos, especialmente por la acumulación de capital y de

influencia política que algunos empresarios lograron acumular. Bernardo Vázquez,

quien se había desempeñado casi ininterrumpidamente en la prefectura del distrito

281 El Foro, 4 de octubre de 1888, p. 263. Empresarios de Mazatlán, “Juicio de amparo de los comerciantes de

Mazatlán”.

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141

desde 1881 hasta 1897, año de su muerte, había logrado ser un político

medianamente independiente de los mandatos del gobernador en turno,

trabajando también por varios años dentro del grupo político de Guillermo Carbó.

De igual forma, las alcaldías y regidurías del puerto se pudieron mantener un tanto

neutrales a las administraciones estatales, con una importante rotación de

nombres que, como podemos ver en las actas de cabildo, seguían y no la línea del

gobernador. Con la muerte de Bernardo Vázquez, Cañedo tuvo la oportunidad de

colocar en la prefectura de Mazatlán a un incondicional como lo era su yerno, el

licenciado Manuel L. Choza, quien fue nombrado en sesión extraordinaria por el

ayuntamiento el 10 de agosto de 1897282 y después ratificado por Cañedo. La

prefectura de Mazatlán no solo fue la mejor pagada en el estado con un sueldo

anual de 1,440 pesos en 1880 aumentando a 1,825 pesos al momento en que

Choza se hizo cargo de la Prefectura hasta llegar a 6,000 pesos en 1910283, sino

que también era la de más importancia comercial.

La amistad, antes de tener a veces un contenido político, es primero un

valor en sí misma, una realidad que precede, en la mayoría de los casos y que

sobrevive las más de las veces, a todo compromiso público284. La amistad es

también, junto con la familia, el constitutivo principal de los grupos humanos que

formará más tarde unidades políticas. Este título es el vehículo principal de las

ideas y solidaridades políticas. Esta unidad la vamos a ver más a menudo en

Mazatlán a partir de 1896 con las reelecciones de Cañedo hasta 1908, años en los

cuales dio concesiones a sus incondicionales en la administración en el puerto

como Enrique Coppel con las construcción de una nueva cárcel, a Enrique Mortero

con la construcción de un tren de Mazatlán a El Venadillo, pero principalmente a

Arturo Escovar, presidente del club Francisco Cañedo en Mazatlán y empresario al

cual Cañedo facilitó las concesiones del tren urbano, así como el manejo de la luz

eléctrica y el drenaje en la ciudad.

282 AHMM-Actas de Cabildo, 19 de agosto de 1897. 283 Félix Brito Rodríguez, “Prefectos en Sinaloa: Guardianes del orden y progreso”, Clío, número 17,

Culiacán, Universidad Autónoma de Sinaloa, 1996, p. 70. 284 François-Xavier Guerra, México: Del antiguo…Op. Cit., p. 149.

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Teniendo el control de la cámara legislativa y de los municipios, Cañedo

redujo la probabilidad de que existieran voces disidentes en el estado que

impactaran en la vida política logrando que estas se volvieran cada vez más

escasas, aunque nunca logró eliminarlas por completo285. Al igual que en las

prefecturas, en la legislatura local encontraremos diversos personajes, quienes

pertenecieron a una élite política muy reducida y que además, formaron parte de

un grupo alineados con el gobernador, ya sea por medio de parentescos directos,

políticos o sociedad comercial, quienes constantemente estuvieron ocupando

alguna función o puesto público. El predominio de los vínculos familiares en el

sistema político fue muy importante debido al pequeño número de personas que

dominaron las posiciones de nivel superior.

4.2.- Elecciones y prácticas electorales, 1880-1908

En fechas recientes, la historiografía nacional ha comenzado a poner un mayor

énfasis en la historia de los procesos electorales decimonónicos y, aunque han

sido en mayor número aquellas investigaciones que se refieren a los primeros

años de la vida independiente de México, otras más se han interesado en el último

tercio del siglo XIX, en especial a la época conocida como el Porfiriato286.

Estas nuevas investigaciones sobre la historia electoral decimonónica

parten de dos tesis fundamentales: la primera es la de que en México, como en

muchas otras partes del mundo, las elecciones precedieron a la democracia y el

285 Félix Brito Rodríguez, El porfiriato…Op. cit., p. 35. 286 Véase Carlos Bravo Regidor, “Elecciones de gobernadores durante el porfiriato”, en José Antonio Aguilar

Rivera (Coord.), Las elecciones y el gobierno representativo en México, 1810-1910, México, FCE, 2010, pp.

257-281; Elizabetta Bartola, “Las oportunidades del poder: suplencias e interinatos políticos en la práctica del

compromiso y del control electoral en el México porfirista (1876-1911)”, en Enrique Montalvo Ortega

(Coord.), El águila bifronte. Poder y liberalismo en México, México, INAH, 1995, pp. 177-195; María

Eugenia Ponce Alcocer, La elección presidencial de Manuel González, 1878-1880. Preludio de un

presidencialismo, México, Universidad Iberoamericana, 2000; Silvestre Villegas Revueltas, “Un acuerdo

entre caciques: la elección presidencial de Manuel González (1880)”, Estudios de Historia Moderna y

Contemporánea en México, UNAM, núm. 25, 2003, pp. 115-148; Marisa Pérez de Sarmiento, Las razones de

la “alternancia”. El relevo de los gobernadores de Yucatán, 1876-1901, México, Instituto Mora, 2008.

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143

emplear los parámetros democráticos modernos para evaluar las experiencias

electorales decimonónicas constituyen un anacronismo que no ayuda en la

comprensión histórica de estos fenómenos287; la segunda es que el voto se ha

convertido en una especie de punta del iceberg, sobre todo en la historia política,

pues una vez que se explora su veta se descubren a cada paso conexiones

profundas con dimensiones fundamentales para la sociedad, incluso más allá de la

esfera política, por ejemplo, ¿en una sociedad particular quién tiene derecho a

votar y por qué?, ¿funcionaba el concepto de ciudadanía de igual forma para

todos los estados del país?, ¿a través de qué mecanismos (lenguaje,

simbolismos) se accede a obtener voto por parte de la “ciudadanía”? etc. El acto

de votar constituye un campo prioritario para entender las interacciones entre las

estructuras sociales y la construcción de la representación política en el siglo

XIX288.

El uso indiscriminado de términos como “farsa”, “fachada”, “ficción”,

“simulación” o “ritual”, para referirse desdeñosamente al universo electoral

porfiriano, reduciéndolo de ese modo a una especie de coreografía o trámite sin

importancia, es sintomático de tres supuestos problemáticos en la

conceptualización del fenómeno; primero, que el conocimiento de la historia

electoral se agota en determinar si las elecciones eran “democráticas” o no,

segundo, que por su mismo carácter “no democrático” todas las elecciones eran

iguales y, tercero, que la estabilidad política que caracterizó al régimen basta para

asumir que los procesos electorales no cambiaron a lo largo del tiempo. Durante la

época, para el caso de Sinaloa, Francisco Cañedo Belmonte fue gobernador

constitucional del estado durante los periodos de 1877-1880, 1884-1888 y desde

1892 se reelegiría en cuatro ocasiones (1896, 1900, 1904 y 1908) siendo sucedido

solamente en dos ocasiones por el ingeniero Mariano Martínez de Castro durante

los cuatrienios de 1880-1884 y 1888-1892. A pesar de esta aparente

monopolización del poder gubernamental en Sinaloa, en esos treinta y un años

287 José Antonio Aguilar Rivera, “Introducción”, en José Antonio Aguilar Rivera (Coord.), Las elecciones…,

Op. Cit., pp. 11-24. 288 Antonio Annino, El voto…Op. Cit., pp. 43-59.

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nunca dejaron de realizarse elecciones para elegir gobernador, vicegobernador,

diputados locales, diputados federales y senadores.

No se podrá negar que los sucesos como la corrupción, el fraude, la

violencia electoral, la baja participación en los comicios, eran fenómenos

presentes en muchos de los estados de país durante finales del siglo XIX. Sin

embargo, la individualización de la sociedad que poco a poco fue permeando

dentro de las ciudades, sobre todo aquellas que se fueron incorporando al mundo

moderno y globalizado, tuvo una dimensión política, la de asegurar la expresión de

una voluntad autónoma. En este tenor se situarán las medidas para asegurar la

imparcialidad de los registros electorales, el pluralismo para la constitución y el

funcionamiento de la mesa, la aparición tardía de elementos técnicos que

favorecen el voto secreto (urnas, boletines, cabinas electorales), las disposiciones

para impedir la presión física sobre los votantes y la existencia de instancias

neutrales para las reclamaciones.

La dificultad de pensar las elecciones porfirianas como problema histórico,

más allá de la dicotomía democráticas/no democráticas implica pensarlas no como

la historia de un fracaso, de la democracia que debió ser pero no fue, sino como

una historia de lo posible, de los procesos electorales realmente existentes289.

Para el caso de Sinaloa, la documentación empírica acerca de los diferentes

procesos electorales, incluso durante la época de reelecciones sucesivas, poco a

poco nos va arrojando a la luz que éstas no fueron meras “simulaciones” en las

cuales la élite política dominante disponía, de facto, el resultado, sino todo lo

contrario, puesto que casi siempre que estas se llevaron a cabo, las diferentes

facciones políticas veían en ellas la perfecta oportunidad para echar a andar toda

una maquinaria política-electoral que incluía entre algunas, la formación de clubes

políticos, aún y cuando fuesen efímeros en su duración (sólo él proceso electoral)

y la edición de periódicos para dar a conocer a la opinión pública los diferentes

proyectos políticos que cuatrienio tras cuatrienio se iban conformando, no solo

289 Carlos Bravo Regidor, “Elecciones de gobernadores durante el porfiriato”, en José Antonio Aguilar Rivera

(Coord.), Las elecciones…Op. Cit., p. 262.

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145

desde la oposición, sino también desde el gobierno en turno como medio para la

conservación del poder.

Otra forma de entender al voto como atributo constitutivo de la política

moderna es estudiándolo mediante su legislación. La ley electoral que funcionaba

durante la primera elección de Francisco Cañedo fue la del 13 de mayo de 1870,

la cual marcaba entre sus puntos más relevantes que, para tener acceso al voto

habría que tener 18 años casado o 21 soltero, tener un modo honesto de vivir y

haber residido en el estado con domicilio fijo por más de un año anterior a la fecha

de la elección, estos requisitos le brindaban al “ciudadano” no solo la oportunidad

de votar, también de ser votado y de asociarse legalmente para tratar asuntos

políticos. Tan solo a un año de su gobierno y a petición del ejecutivo, el Congreso

del estado expidió una nueva ley orgánica electoral el 5 de abril de 1878, en esta

nueva ley se estableció por primera vez el sistema de padrones mediante

credencialización, el cual amplió aún más el ejercicio del derecho electoral. De

igual forma se inició el departamento de reclamaciones electorales, aunque la ley

disponía que las quejas que hubiera fueran resueltas por las autoridades

municipales y no por el Congreso local o algún órgano del Tribunal de Justicia del

estado, quedando las resoluciones de las denuncias electorales en manos del

ejecutivo290, eliminando de esta forma una vía importante de influencia política a

los legisladores estatales.

El sufragio se fue convirtiendo, durante los primeros años del

establecimiento de la república y a la par de sus modificaciones legales, en un

símbolo de democracia, en un derecho (legalidad) y en un procedimiento (acto

político de elegir a quienes se encumbraran en el poder). El problema se plantea

cuando hay que traducir el principio de soberanía del pueblo en formas racionales

de regulación del orden político, es decir, quien puede votar y quién no. Las

opiniones en contra, ante éstas nuevas resoluciones, no se hicieron esperar. Un

viejo conocedor de la política en Sinaloa, ex diputado local y federal por Sinaloa,

también articulista y editor de periódicos como lo fue Jesús Río y Madrid, escribió

290 POES, 16 de abril de 1878, p. 2. “Reglamento de la Ley Orgánica Electoral”.

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meses después en contra de éstas primeras disposiciones del gobierno de

Cañedo, en un artículo publicado en el diario mazatleco, El Monitor del Pacífico,

en diciembre de ese mismo año, al cual tituló “Libertad Electoral”, Río y Madrid

manifestó que:

El pueblo mexicano no es ni ha sido libre para nombrar a su mandatarios, pues

existen hombres semejantes a los tiranuelos de la edad media, establecidos en

todas las localidades del país, que se han atribuido el derecho de designarlos, y el

pueblo que carece de instrucción, que se deja conducir por dichos politicastros en

quienes solo campea la ambición personal, es la victima expiatoria que mustia y

silenciosa se entrega al sacrificio sirviéndole de aras la corrupción e inmoralidad

que es lo que campea y forma el pedestal de los que escalan los puestos públicos.

Por tanto, podemos colegir sin esfuerzo, que el libre sufragio tan proclamado y

enaltecido por los mercachifles políticos, no es, no ha sido, ni será entre nosotros

otra cosa que palabras vanas que son como la muletilla obligada de cuanto

aspirante sin mérito y sin conciencia, y sin más títulos que su procacidad invoca

para apoderarse de los puestos públicos.291

Otros artículos de la Ley Orgánica electoral establecida en la constitución

de 1857 que no se modificaron en la Constitución Local fue la fracción II del

artículo 5 el cual disponía que para ser ciudadano sinaloense con derecho a voto

se tenía que tener un modo honesto de vivir, lo cual había que comprobar a la

hora de la credencialización. Este apartado en particular de la ley no permitió, para

el caso del distrito de Mazatlán, que cientos de trabajadores temporales del muelle

de la aduana fiscal tuviesen acceso al voto. Años más tarde, en 1886, el

ayuntamiento de Mazatlán derogaría una ley que eliminaba la posibilidad de votar

a todos aquellos hombres que hubieran sido procesados por un delito, por menor

que este fuera, como por ejemplo, haber sido detenido por transitar en estado de

ebriedad por la vía pública, reduciendo aún más el número de votantes dentro del

distrito.

Desde 1885 el Boletín Militar propuso que se reformara el artículo 78

federal para ampliar a 6 años el periodo presidencial. La legislatura de Puebla

recogió la propuesta en 1886, y después, Colima, Oaxaca y Chiapas. En 1887 la

legislatura de Jalisco propuso también la reelección y después de ellos el

291 El Monitor del Pacífico, 18 de diciembre de 1879. Jesús Río y Madrid, “Libertad Electoral”.

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Congreso de Guerrero. La propuesta fue recogida por el Congreso Federal en abril

de 1887 y aprobada, por 172 votos a favor y 10 en contra el 21 del mismo mes292;

la ley fue aprobada en todas sus partes por la legislatura sinaloense durante el

gobierno de Mariano Martínez de Castro el 27 de octubre de 1890. La resolución

fue aplaudida por unos y condenada por otros, en El Correo de la Tarde se publicó

un amplio artículo redactado por los encargados de la dirección del periódico en el

cual se hizo una enérgica condena a la reelección y a su aprobación por parte del

Congreso. El autor, quien citó a Proudhon para decir “allí donde ha hecho falta una

Constitución se ha visto surgir una revolución”, criticó a la prensa local y nacional

al acusarla de que era cuestión de que saliera algún periódico a apoyar al general

Díaz y ya ningún otro proponía un nombre diferente aún y cuando el estado de

Sinaloa era un “enemigo comprobado de la reelección”293.

Si los órganos políticos del país estaban aún en vías de reconstrucción, los

órganos del estado de Sinaloa no eran diferentes, Francisco Gómez Flores

bromeó –demasiado en serio- sobre ello en uno de sus artículos manifestando que

si recurría a los padrones electorales para hacer un censo de población

equivaldría a resucitar a un buen número de muertos294. Pero no se puede negar

que después de un largo tiempo de conflictos, llamamientos, guerras civiles e

imposición de autoridades, lo que se buscó precisamente desde los ideales del

liberalismo revolucionario francés fue establecer un orden de paz en la sociedad

así como integrar parámetros desde el Estado para crear “ciudadanos libres” que

pudieran elegir por vías “legítimas” y “legales” a sus gobernantes, aún y cuando

estas fueran “injustas”, desde el sentido moderno de la palabra. Para la sociedad,

el hecho de que existiesen elecciones en las fechas pactadas por la ley y que

hubiera condiciones para realizarlas eran elementos suficientes para legitimar el

proceso electoral.

292 María Eugenia Ponce Alcocer, “Las elecciones presidenciales de 1877 a 1888: modalidades y tendencias”,

en José Antonio Aguilar Rivera (Coord.), Las elecciones…Op. Cit., pp. 297-299. 293 ECT, 1 de diciembre de 1890, p. 1. Redacción, “Algo sobre elecciones”. 294 Merlín, “Memorias del Diablo (escritas por su hijo)”, en Francisco Gómez Flores, Humorismo y crítica.

Monólogos de Merlín, Mazatlán, Tipografía de “La Voz de Mazatlán”, 1887, p. 31.

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Si se acepta que el proceso de unificación nacional estaba todavía en

marcha, en México, como en muchísimos otros países, es entonces también

aceptable el hecho de que las leyes, al definir el electorado, abrieron espacios de

negociación entre poderes locales y nacionales, más que ofrecer a los actores

unos roles ya estructurados295. En esta perspectiva, la historia del voto no es tanto

la de quién vota, sino de cómo se hizo para construir al votante y al voto a partir de

ciertas condiciones. El electorado, tanto en México como en Sinaloa, fue una

construcción y las leyes fueron sólo uno de los instrumentos para lograrlo.

Otro de los instrumentos claves en la carrera por la conservación del poder

radicó en la capacidad de los diferentes grupos políticos de crear y movilizar

clientelas, los clubes políticos fueron la materialización de estas redes, allí se

realizaron trabajos, se hicieron efectivas las candidaturas y se prepararon los

trabajos electorales. Son los clubes el reflejo esencial de la modernización en la

sociabilidad política, aquellos al que uno se incorpora por convicción, afición o

interés, pero ya no únicamente por pertenecer a un clan familiar u otro.

El inicio del nuevo periodo presidencial en conjunto con una nueva

administración del estado se convirtió desde sus inicios en una carrera por la

llegada o la conservación del poder mediante los mecanismos antes descritos. La

competencia generó conflictos políticos y muchos de ellos tuvieron que ver con la

lucha entre camarillas, en ocasiones con conflictos de carácter personal y la

utilización del discurso denostador; el voto coercitivo de unos y otros grupos fue

también una constante. La aparente estabilización política durante el porfiriato en

Sinaloa fue de la mano con una progresiva clausura del aparato político, suceso

que hacia el final del régimen provocó la incapacidad de reclutar nuevos cuadros

políticos y asegurar un cierto grado de circulación en los actores políticos.

La poca circulación de nombres en los puestos públicos se combinó con las

frecuentes recomendaciones del ejecutivo federal para que los gobernadores

dieran las candidaturas a personajes de su interés. El 18 de mayo de 1880,

Manuel González le pidió de favor al gobernador Cañedo que de la terna entre

295 Antonio Annino, El voto…Op. Cit., p. 59.

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Aurelio Melgarejo y Guillermo Rivera escogiera a uno para la diputación de uno de

los cuatro distritos de Sinaloa. Porfirio Díaz, por su parte, le recomendó a Joaquín

Redo como propietario y a Francisco Mellet como suplente para ocupar la curul

por otro de los distritos. Ese mismo año Manuel González le pidió al general

Guillermo Carbó, que con motivo de la cercanía de las elecciones para diputados y

senadores, se procurase que los candidatos fuesen de absoluta confianza,

dándole la tarea de que fuera el quien buscase terminar con la indiferencia entre

los partidos296. El objetivo de los poderes locales fue el mantener, en primera

instancia, a las fuerzas opositoras del estado fuera de las candidaturas, para

después establecer redes políticas con el poder federal.

A pesar de los esfuerzos para construir un imaginario político “nacional”, las

elecciones fueron siempre vividas en todos los estados como un asunto local, con

reglas locales que ninguna ley del “centro” podía borrar legítimamente,

estableciéndose y fortaleciéndose de esta forma la jerarquización de los espacios

de sociabilidad política. Para el caso de las diputaciones locales la injerencia del

poder federal era nula, quienes peleaban y financiaban las candidaturas fueron los

grupos políticos del estado. En 1882 por ejemplo, Bernardo Vázquez le comunicó

a Guillermo Carbó que el círculo político al que el general patrocinaba había

logrado colocar a Tarquino Peláez por Mazatlán, a Jesús Astengo por El Rosario y

al licenciado Jesús Rivas García por Concordia en la XI Legislatura, logrando con

éxito, además, la presidencia de las comisiones de las Juntas Preparatorias,

Revisión de Credenciales y Comisión Monetaria respectivamente, días antes el

mismo Vázquez le había comunicado lo importante que era ganar comisiones

permanentes297. Los partidos políticos que existieron en Sinaloa durante la etapa

de estudio funcionaron como grupos de divisiones de intereses, valores y

opiniones entre los cuales existió una competencia electoral organizada por medio

de reglas, contiendas que dieron periódicamente a ganadores y perdedores.

296 AHUIA-CPD, Guadalajara, 18 de mayo de 1880. Ciudad de México, 25 de mayo de 1880 y Ciudad de

México, 27 de mayo de 1880. 297 AHUIA-CPD, Culiacán, 10 y 12 de septiembre, 1882.

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La idea no era, como ya lo dijimos antes, la de ir incluyendo nuevas figuras

políticas en los puestos públicos que fueran renovando a la vieja camada,

situación que sucedería casi al final del mandato de Cañedo, sino ir rotando a los

incondicionales de un puesto público a otro. Esta situación se fue incrementando

aún más a partir de 1896 mientras avanzaban elección tras elección las

reelecciones de Cañedo. Un ejemplo claro del bloqueo político para la formación

de nuevos cuadros fue la poca rotación en la legislatura de Mazatlán entre 1877 y

1910. De las quince legislaturas que se instalaron durante este periodo tan solo

tres personajes integraron nueve de ellas: Tarquino Peláez (1882-1884;1884-

1886;1888-1890), Francisco C. Alcalde (1896-1898; 1898-1900; 1902-1904) y

Manuel L. Choza (1904-1906; 1906-1908; 1908-1910298), situación que no sería

diferente en ninguno de los otros nueve distritos del estado.

La situación municipal de Mazatlán en cuanto al proceso electoral de las

autoridades locales fue diferente a la elección de gobernador. En el puerto, el

proceso y los resultados de este generaron diversos conflictos políticos entre

grupos que al interior del ayuntamiento se disputaron su hegemonía. Ejemplo de

ellos fueron las elecciones de 1880 en donde se eligieron a diputados locales,

federales, alcalde municipal y miembros del cabildo. En la esquina de Aquiles

Serdán casi con Leandro Valle, se encontraba una finca conocida como los

Volcanes de Colima, en cuyo zaguán se estableció el 28 de junio 1880 la sección

cuarta para recibir las votaciones de las elecciones, las cuales estuvieron a cargo

del licenciado Luis Pérez. En la primera sesión que celebró el cabildo el 2 de

agosto, el regidor Abraham Ibarra manifestó que como vicepresidente del cuerpo

se le habían dirigido varias comunicaciones, la primera de ellas estaba firmada por

el presidente y demás miembros de la mesa electoral de la sección cuarta, en la

que exponían que al estar contando la votación, se habían presentado grupos de

“hombres en estado amenazante”299, exigiendo de parte del presidente del

ayuntamiento se les entregara el ánfora con los votos emitidos, por lo que se

vieron obligados a entregarla al presidente, quien les otorgó recibo. Por este

298 Félix Brito Rodríguez, La política…Op. Cit., pp. 124-131. 299 AHMM-Actas de Cabildo, 2 de agosto de 1880.

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hecho los quejosos protestaron alegando que se había coartado su libertad,

además de que el entonces presidente había trabajado por la candidatura de

Ignacio Guerrero públicamente. Otra queja de la misma elección fue de Francisco

Salcido y otras personas en la que expusieron que el presidente del ayuntamiento

se declaró en las elecciones partidario de una candidatura; que explotando su

carácter oficial, pronunciaba vivas en los meetings a favor de sus candidatos,

conduciendo grupos del pueblo para que votaran por sus boletas e impidiendo el

voto de los contrarios; y que acompañado de ocho o diez personas exigió que se

le entregara el ánfora de la sección cuarta consiguiendo esta antes de que se

practicara el conteo, que por tanto pidieron fuese castigado con todo el rigor de la

ley y que no interviniera más en las elecciones. Otra carta fue dirigida por

Sebastián Carrasco Pérez y Rafael González en la cual manifestaban que

sabedores de la presentación de los escritos anteriores en los que se justificada

que el presidente del Ayuntamiento había tomado participación en las elecciones,

violando escandalosamente los derechos de los miembros de la sección cuarta y

el voto de los ciudadanos porque exigió y consiguió el ánfora y votos antes de

practicarse el escrutinio. Otra más fue de Tarquino Peláez en la cual expuso que

siendo un ejercicio electoral, pedía se declarase al presidente del ayuntamiento la

prohibición de presidir las sesiones de la elección, ni tener los expedientes en su

poder por ser motivo de falta de “imparcialidad y desinterés”300.

Después de haber escuchado la lectura de las protestas el alcalde en turno

Mauricio Beltrán intervino señalando que ese no era el día que la ley marcaba

para tratar asuntos relacionados con las elecciones y que la misma era terminada

o sin valor. Expuso: “no me avergüenzo de haber tomado parte en las elecciones

porque he creído poder hacerlo como ciudadano y no encuentro ley que me lo

prohíba. Los expedientes de las elecciones están en mi poder como presidente del

Ayuntamiento, y si no presto confianza, cúlpese a la ley y acepto mi

responsabilidad”301. Cuando se le insistió que el asunto no versaba sobre

elecciones sino sobre peticiones, y por lo tanto, debería de tratarse en Cabildo,

300Ibídem. 301 Ibídem.

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Beltrán contestó: “cualquiera que sea la resolución del Ayuntamiento, no la

autorizo ni me sujeto a ella, porque el Ayuntamiento no puede juzgarme, no es mi

juez, puede acusarme en lo que encuentre ante quien corresponda. Aquí solo se

trata de quitarme expedientes de la elección y mi presidencia, pero yo no dejaré el

puesto; cúlpese al voto a mi favor o espérese hasta septiembre cuando termina mi

periodo”302. Después, el presidente expuso no haber asunto que tratar y declaró

cerrada la sesión, se tocó el timbre y se levantó del asiento. En sesión

extraordinaria del 5 de septiembre se hizo un recuento de los votos, presidiendo la

sesión el prefecto Beltrán, saliendo electo Bernardo Vázquez y no el candidato de

Beltrán, Ignacio Guerrero.303

Desde 1857, quienes decidieron la inclusión y exclusión del voto y la

ciudadanía fueron los ayuntamientos, pero los requisitos fueron siempre tan laxos

que dejaron un amplio margen a la discrecionalidad de las autoridades. El dato

cada vez más evidente es que la flexibilidad y el silencio de las normas otorgaron

un reconocimiento a diferentes prácticas electorales, muchas veces

contradictorias, que sin embargo fueron consideradas legítimas por la sociedad.

Los ayuntamientos fueron los encargados de organizar las elecciones para

gobernador, diputados y senadores, pero sus autoridades eran nombradas por el

gobernador y el prefecto respectivamente, con excepción del caso de los

regidores, quienes eran elegidos por voto popular cada año, aunque por ser un

puesto sin sueldo, las renuncias de sus integrantes fueron bastante comunes304.

Aunado esto a su falta de autoridad, pues por ley, el prefecto podía revertir

cualquier acuerdo del cabildo si este creía que los mismos podrían trastornar el

orden público o las leyes estatales. La baja participación electoral para las

elecciones de regidores era denunciada año con año en la prensa. En Mazatlán, la

redacción de El Socialista publicó una nota en la cual se decía que la elección de

regidores en noviembre de 1892, quienes tomarían el cargo a partir del 1 de enero

302 Ibídem. 303 Ibídem. 304 AHMM-Actas de Cabildo, 1 de febrero de 1898. A solo un mes de haber tomado protesta renunciaron al

cabildo Victoriano Siordia, Miguel Retes e Ignacio Escudero argumentando que les era imposible desempeñar

el cargo.

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de 1893, sería como todas las demás, “hechas únicamente por los que forman las

casillas electorales”. Llamaba la nota a los ciudadanos porteños haciéndoles saber

que no solo tenían el derecho de votar sino también la obligación, pues con la

abstención, lo único que se lograba era dejarle el triunfo a los audaces que se

valían de ella para conservar su preponderancia, “¿por qué los ciudadanos de

Mazatlán no votan? ¿Por qué prescinden de tan bella prerrogativa?305”, preguntó

el diario.

En otra vertiente, los conflictos político-electorales que se suscitaron a raíz

de las sucesiones gubernamentales entre Francisco Cañedo y Mariano Martínez

de Castro así como entre adeptos de los mismos, se fraguaron en reñidas

campañas políticas previas a las elecciones, en las cuales surgían de vez en vez

algunos otros nombres como probables contendientes para ocupar el cargo

dotando así de cierta incertidumbre política entre las diferentes facciones. Uno de

los nombres más sonados para sustituir al gobernador Cañedo en 1884 fue el

general Guillermo Carbó, quien tenía una gran influencia en Sonora y, como lo

señalamos antes, estaba a la cabeza de un grupo político en Sinaloa, mismo que

se encargó de repartir publicidad sobre la candidatura del general por medio de

volantes anónimos, para 1888 sonaron los nombres de Bernardo Vázquez y del

general Ángel Martínez306, para esta última elección, algunos periódicos de la

capital de México reportaron que ante el “estanque” económico que vivía Sinaloa,

los electores podrían reprocharle políticamente a Francisco Cañedo307.

La elección gubernamental de 1888 constituyó un parteaguas en la

continuidad al mando político del estado de Cañedo, los grupos políticos se habían

dedicado a adquirir fuerza política y económica desde que se estableció el

régimen de Porfirio Díaz y la oposición al grupo de Cañedo en algunos sectores de

la sociedad era evidente. El senador por Durango, Felipe Arellano fue, entre los

contrincantes, quien más fuerza política adquirió antes de la designación.

Sinaloense por nacimiento, ninguna pauta lega le impedía ocupar el cargo, los

305 El Socialista, 20 de noviembre de 1892, p. 1. Redacción, “Lo de hoy”. En adelante ES. 306 El Tiempo, 5 de enero de 1884, p. 3. Redacción, “Candidatura”. 307 El Diario del Hogar, 30 de abril de 1887, p. 3. El Corresponsal, “Correspondencia de Sinaloa”.

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154

cargos públicos federales desempeñados bajo la presidencia de Díaz y González

le habían permitido construir una red de amistades con la suficiente influencia para

revertir la decisión de su candidatura. En junio de 1887, Arellano se reunió con

Porfirio Díaz entregándole cartas de parte del coronel Andrés L. Tapia, el general

Cleofás Salmón, Domingo Rubí y del diputado por el Distrito de Sinaloa Francisco

M. Andrade en las cuales avalaban su candidatura para gobernador, durante la

entrevista también entregó una carta del periodista Manuel Gómez Flores en

donde se le ofrecía El Eco Popular de Mazatlán, periódico de su hermano,

Francisco Gómez Flores, para trabajar a su favor308. Por su parte Cañedo,

preocupado de la aceptación en Sinaloa por la candidatura de Felipe Arellano se

trasladó a la Ciudad de México para entrevistarse con Díaz. Cañedo justificó su

negación para la candidatura de Arellano por hondar en Sinaloa aún el

provincialismo político pudiéndole traer “problemas de aceptación política que

terminaran en revueltas o alzamientos309”. No conocemos en datos si durante la

entrevista de octubre entre Cañedo y Porfirio Díaz el mandatario sinaloense

recomendó de nuevo a Mariano Martínez de Castro, político de gran influencia en

el centro del estado y ex gobernador, para ocupar el cargo, pero el 24 de enero de

1888, Díaz le hizo saber a Felipe Arellano que se había decidido por el ingeniero

Martínez de Castro para ser el candidato a gobernador310.

La historia del voto durante el siglo XIX no se trata solo de identificar quién

puede votar y quien no, cuantos ejercen ese derecho y cuantos no, si no de

inteligibilidad a los procesos electorales e identificar el cómo se construyó, a partir

de ciertas condiciones, al votante que diera legitimidad al gobierno en turno. Así

pues, la diversidad y la evolución de las elecciones para gobernador en Sinaloa

sugieren que éstas constituyeron, dentro de los parámetros del propio régimen,

coyunturas donde se expresaron distintos consensos y conflictos. El hecho de que

la competencia electoral no fuera “democrática” no significó que no hubiera,

política electoral.

308 AHUIA-CPD, Ciudad de México, 7 de junio de 1887. 309AHUIA-CPD, 6 de octubre de 1887. 310AHUIA-CPD, 24 de enero de 1888.

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155

Esta política electoral se reflejó de manera más contundente y clara durante

la elección de 1892, en la cual los conflictos políticos tuvieron su punto de máximo

quiebre en Sinaloa por parte de dos de las más fuertes facciones, la del ingeniero

Mariano Martínez de Castro y la del general Francisco Cañedo. La elección

también reflejó símbolos de la política electoral moderna como la formación de

clubes, la publicidad electoral de la prensa, las manifestaciones y el discurso

público en favor de un candidato u otro, elementos todos, que si bien no habían

desaparecido en su totalidad de la política electoral sinaloense si se encontraban

bastante disminuidos por el control del poder político de los dos grupos

dominantes que en esta ocasión se enfrentaban.

La campaña se inició con la formación de clubes políticos tanto de un bando

como de otro, principalmente en el sur y centro del estado. En esta ocasión el

grupo de Francisco Cañedo llegaba como el grupo opositor, mientras que el de

Mariano Martínez de Castro era el círculo oficial al mando del ejecutivo. Francisco

Cañedo hizo del puerto de Mazatlán su principal bastión político, lugar desde

donde se operaria toda una campaña a su favor. En el puerto se formó el club

político cañedista más importante presidido por el empresario y contratista Jesús

Escovar, vice presidido por Lauro Muro, el periodista Juan B. Izabal se hizo cargo

de la secretaria y Francisco Piña de la tesorería del club a quien también

pertenecieron otros personajes relevantes de la vida económica, política y cultural

del puerto como lo fueron Alberto Beteta, quien se convertiría en tesorero

municipal, el coronel Andrés L. Tapia, el licenciado José Pérez Gómez, el

periodista y abogado Daniel Pérez Arce, el licenciado y prefecto de Mazatlán

Manuel L. Choza, los doctores Pablo M. Parra y Enrique Pérez Arce así como el

director de la Aduana Marítima Cecilio Ocón, entre otros311.

311 La Opinión de Sinaloa, 14 de febrero de 1892, p. 2. Redacción, “Club Porfirio Díaz y Francisco Cañedo de

Mazatlán. Acta de instalación”. Otros de los miembros fueron: Ignacio Ramírez, Pedro P. Peláez. Lic. José A.

Meza, Ángel C. Nuño, Samuel Hijar, Rafael L. Portillo, Juan C. Farber, Lic. Alberto Iriarte, Ramón Varela,

Luis C. Espinoza, Adolfo O’Ryan, Francisco Quevedo, Ignacio T. Guerrero, Florencio Carrasco, Teodoro

Cruz, Ramón Savedra Gómez, Martín Camacho, Ing. Ramón Gómez Peña, Enrique Navarro, Cirilo G. Rivas,

Francisco Bárcenas, Tiburcio Navarro, Sebastián del Peral, Manuel Gómez, Pablo G. Fernández, Lic. Albino

A. Pulido, Epigmenio Rivas, Francisco Breceda, Pedro Castañeda, Enrique Linares, Lic. Jesús Río. En

adelante LOS.

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156

En la organización de la campaña electoral, el Club Pro Díaz y Cañedo se

dio a la tarea de organizar bailes, tertulias, manifestaciones políticas y demás

actos electorales en favor de estos dos personajes. El acto de campaña más

importante se realizó el 2 de abril, como simbolismo de la batalla de Puebla y

entrada triunfal de Porfirio Díaz a esa ciudad durante la guerra con el ejército

francés. La manifestación comenzó desde las 5 de la mañana, hora en la que un

contingente de alrededor de 300 personas salió del rancho de la señora Joaquina

Sánchez. El contingente avanzó hasta llegar al Casino de Mazatlán en donde se

ofreció un banquete en honor de Cañedo amenizado por la banda de Elota312.

El club fundó en el puerto de Mazatlán el periódico La Opinión de Sinaloa el

20 de enero de 1892. La publicación fue dirigida por Alberto Beteta y Juan B.

Izabal, funcionando como órgano principal del Club Porfirio Díaz y Francisco

Cañedo. El objetivo del diario según se dio a conocer en su página principal fue el

defender y popularizar por todos los medios legales a su alcance las candidaturas

de Porfirio Díaz para presidente y Francisco Cañedo para gobernador del estado.

Diariamente se daban a conocer constantemente los nuevos integrantes del club

político de Mazatlán, así como de los otros clubes que se fueran formando a lo

largo del estado, en un comunicado publicado en el tercer número, los redactores

expresaron que: “consecuentes con nuestros principios y con nuestros

compromisos políticos venimos hoy al estadio de la prensa a luchar, si necesario

fuere, por nuestros candidatos313”.

Los articulistas que formaron parte de la publicación escribían

constantemente en contra del gobierno de Mariano Martínez de Castro, lo

acusaban de subdividir la opinión pública, “La opinión pública merece respeto;

uniformarla en favor de las entidades políticas que reúnan mayor número de

adeptos y mejores títulos es el deber sagrado de las autoridades dignas, de los

ciudadanos honrados que aman a la patria314”. También lo acusaron de no apoyar

oficialmente a un candidato como era la costumbre en cada sucesión, buscando

312 ES, 10 de abril de 1892, p. 1-2. Redacción, “La manifestación del 2 de abril”. 313 LOS, 14 de febrero de 1892, p. 1. Redacción, “Nuestras candidaturas”. 314 LOS, 21 de febrero de 1892, p. 1. Redacción, “Leed este artículo”.

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157

con esto hacerle creer a los ciudadanos que el silencio del gobernador Martínez

iba a la par con su enemistad política con Cañedo y sus deseos de reelegirse, de

igual forma, se hicieron quejas formales sobre políticas represivas para la

formación de clubes Cañedistas, mientras que a los que apoyasen al ingeniero se

les dejaba sesionar en las oficinas públicas.

Parte superior de portada. Periódico La Opinión de Sinaloa

Fuente: Biblioteca Sebastián Lerdo de Tejada – Secretaria de Hacienda y Crédito Público (Foto:

Autor).

Conforme al paso de la campaña las acusaciones entre un grupo y otro

fueron subiendo de tono, El Occidental de Culiacán, diario dirigido por Francisco

Sosa y Ávila y promotor de la campaña de Mariano Martínez de Castro lanzaba

también constantes acusaciones hacía el grupo cañedista llamándolos fútiles

idolatras de la política personalista315, La Opinión contestaba: “¡Ahoguen sus

despechos los oficiosos corresponsales del Humaya, y convénzanse que con sus

mentiras tan mal urdidas solo ponen a su ídolo en ridículo!316”.

Lejos de pacificar la vida política y regularla según las pautas soñadas por

las élites liberales, la introducción del concepto de opinión pública alimentó los

conflictos317, ello porque la oposición vio en ella un medio poderoso como

315 El Correo de Occidente, 25 de marzo de 1892, p. 2. Francisco Sosa y Ávila, “Los idólatras”. 316 LOS, 17 de abril de 1892, p. 1. Redacción, “Inconsecuencias políticas”. 317 Annick Lempérière, “Versiones encontradas del concepto de opinión pública. México, primera mitad del

siglo XIX”, Historia Contemporánea, número 27, Donostia, Universidad del País Vasco, 2003, p. 580.

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158

instrumento de combate y porque los gobernantes siempre se vieron involucrados

en el juego de la opinión, ya fuese patrocinando sus propias publicaciones o

distribuyendo manifiestos en las páginas de los periódicos locales y nacionales. La

oposición sinaloense, o los diferentes grupos o fracciones políticas durante el

porfiriato se movieron en dos ámbitos de sociabilidad, en primera parte, la opinión

pública y en segunda, los clubes políticos. En este sentido, la prensa de la época

funcionó como vehículo de comunicación entre partidos así como entre miembros

de sectores medios y altos interesados en la vida pública, los periódicos tradujeron

en sus páginas las discusiones que tuvieron lugar en otros espacios como las

cámaras legislativas y los clubs, pero también en reuniones familiares y de

amigos, en las tertulias, los cafés, el instituto y otros espacios de sociabilidad de la

época. La palabra y el término escrito cesaron muy pronto de ser solo un “arma”

para convertirse en la esencia misma del poder, en lo que dice, piensa o quiere el

pueblo, la palabra “opinión” se convirtió en una de las claves de la política

moderna de Sinaloa.

Fue a partir de 1892 y ya establecida la ley de reelección directa para los

gobernantes cuando la administración de Francisco Cañedo comenzó a

monopolizar el poder político de manera más evidente. Este control se logró a

partir de varios elementos como las reformas constitucionales que dotaron de más

poder de decisión al ejecutivo, al control de las Cámaras combinándola entre las

viejas generaciones fieles a Cañedo y a nuevos personajes que comenzaron a

aparecer en la palestra política. Miembros de una generación de políticos letrados

con estudios tanto en El Colegio Rosales como en ciudades de México y el

extranjero que llegaron a sustituir viejos ideales liberales por nuevas ideologías

como la educación y política científica, por último, al clientelismo económico que

Francisco Cañedo logró desarrollar alrededor de un círculo exclusivo de

empresarios mexicanos y extranjeros de explotaron a gran escala en ámbitos

como la minera, la industria, el comercio, la agricultura, entre otros, al estado.

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Como en Estados Unidos, Francia e Inglaterra318, países pioneros en las

prácticas de las elecciones representativas, en México también existía la

corrupción y el fraude en las urnas como hechos habituales, al final, estos

elementos aunados al control político de los gobernantes fueron el motivo de su

éxito del dominio electoral, mismo que desencadenó el motivo de su fracaso, pues

llegó a tal grado de precisión que terminó por anular, vía simulación electoral, uno

de los elementos esenciales de la representación política: la participación

ciudadana en el acto electoral de primera instancia.

En un titular de primera plana de 1894, El Correo de la Tarde publicó una

nota a la cual llamó “La decadencia del sufragio”, la nota hablaba de un desarrollo

inaudito del sufragio después de la promulgación del Plan de la Noria,

especialmente en Mazatlán:

En 1878 vio Mazatlán por primera vez, una verdadera procesión cívica en que

vario gremios agrupados al pie de sus respectivas banderas recorrieron las calles

de Mazatlán proclamando su candidatura, que una prensa de mano de la imprenta

del Sr. Retes iba imprimiendo y los impresores repartiendo al numeroso concurso

que presenciaba el nunca visto espectáculo de un millar de hombres diciendo a

voz en cuello quienes eran sus candidatos y por qué319.

Para el redactor de la nota, el pueblo mazatleco comprendió entonces la

importancia del sufragio y ansioso, manifestaba en casa ocasión su predilección

por sus candidatos, pero, el escamoteo, los amagos de la tropa y la llegada de

otros servidores que no eran los que ellos pensaban habían elegido terminó por

cortar el voto de raíz. En otra publicación del mismo diario pero en 1900 y ante la

llegada del proceso electoral, el periodista Adolfo O’Ryan hizo una pregunta a los

lectores: “¿Por quién va a votar?”, por quien quiera pero vote, continuó, pues

según éste, las elecciones en Sinaloa de los últimos diez habían sido una farsa,

“para hablar con franqueza, aunque no escasean los que dicen que estas

elecciones serán una farsa también320”. Todo testimonio coincide: hacía finales del

318 Véase Louis Hartz, The liberal tradition in America. An interpretation of american political thought since

the Revolution, New York, HBJ Book, 1991. Véase también Patrice Guenuffey, Le nombre et la raison. La

Révolution francaise et les élections, Paris, EHESS, 1993. 319 ECT, 26 de julio de 1894, p. 1. Carlos F. Galán, “La decadencia del sufragio”. 320 ECT, 7 de enero de 1900, p. 1. Adolfo O’Ryan, “Noticias de un mazatleco”.

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siglo XIX e inicios del siglo XX reinaba el desinterés en la participación política

simplemente porque no había competencia.

4.3.- Los intelectuales y la opinión pública

El trabajo de la prensa periódica, en especial el de los periodistas y otros

profesionistas que se dedicaron a plasmar opiniones dentro de sus páginas

complementaron el desarrollo de la cultura política en Sinaloa. Si lo previamente

establecido en los puntos anteriores nos permite observar el desarrollo de la

cultura política sinaloense en la configuración y actuación de la élite política, el

sistema asociativo, las redes de relaciones interpersonales y el ejercicio del voto,

todos estos como parte de “lo político”, conjurados en una dimensión inseparable y

profundamente penetrados del contexto de la acción sociocultural sinaloense, la

opinión pública fue un parteaguas dentro de este desarrollo.

En México, como bien lo menciona Annick Lempérière, la libertad de

expresar opiniones se dio en un momento de vacío de poder regio y fue, de

entrada, concebida como uno de los derechos del ciudadano, miembro de un

pueblo soberano321. El uso del concepto “opinión pública” nació con el contexto de

la libertad política que instituyó la nueva nación, se trataba de inculcar a los

ciudadanos las normas y los límites del uso de la expresión política y de cambiar,

mediante la formación de la opinión, los tradicionales modos de pensar.

Avanzado el siglo XIX, el atractivo de una prensa cada vez más regular y

recurrente comenzó a penetrar a los sectores medios y altos de la sociedad

mazatleca y sinaloense interesados en la influencia de la misma. Las estrategias

discursivas atrayentes avanzó el lugar de la prensa en los espacios públicos de las

sociedad porteña, el medio se constituyó así, en difusor de ideas y polémicas, en

constructor de lenguajes322.

321 Annick Lempérière, Versiones…Op. Cit., p. 566. 322 Fausta Gantús y Alicia Salmerón, “Introducción”, en Fausta Gantús y Alicia Salmerón (Coords.), Prensa y

elecciones. Formas de hacer política en el México del siglo XIX, México, Instituto Mora, pp. 11-14.

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161

Gracias al avance en las técnicas de producción de imprenta durante la

segunda mitad del siglo XIX la prensa periódica sinaloense comenzó a interesar

cada vez más a más amplios sectores de la sociedad alfabetizada. Como producto

de esta mayor distribución, la prensa de opinión se estableció como el referente

inmediato para gobernantes y gobernados, incrustados dentro de una sociedad en

la que la opinión dejo de ser solo un discurso con información de referencia para

convertirse en motivo de acción.

Por ser Mazatlán el distrito sinaloense en donde más auge tuvo la aparición

de prensa periódica de múltiples temáticas y propósitos fue, naturalmente, en

donde la expresión de diversas ideas confluyeron con mayor afluencia provocando

con ello que el debate fuera más amplio y extenso en cuanto al número de

personajes que participaron en el. Las temáticas tratadas fueron variadas, ellas

van desde opiniones generalizadas en cuantos a la educación, la política, las

reformas legales y las formas de producción hasta las más locales como el

quehacer del gobierno estatal y municipal. Ya fuesen los mismos redactores de los

periódicos o articulistas que participaban con artículos de opinión en sus páginas

de vez en vez, la prensa porteña fue la de mayor influencia política en el estado y

un referente tanto para el gobierno en turno como para la oposición. Pero si para

el gobierno en turno la prensa resultó un aliado fundamental a la hora de los

comicios electorales y para enaltecer las acciones en pro de la sociedad, para esta

última no fue la diferencia, las facciones opositoras utilizaron los diarios como

medio para la denuncia ante la sociedad de actos de incompetencia política,

represión, fraude electoral, entre otros. De esta forma, la prensa periódica se

desarrolló en tres planos, en el de la exaltación de las obras gubernamentales, en

el de la opinión y en el de la oposición política, aquí trataremos los dos últimos.

Entre las temáticas tratadas dentro de los artículos de opinión de la prensa

porteña estuvieron la educación, las reformas a las leyes locales establecidas por

los gobiernos anteriores y el desarrollo económico de la región. Al ser el municipio

con el mayor número de instituciones de educación primaria, las opiniones

referentes a este tema fueron concurrentes, en la mayoría de ellos se cuestionaba

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la forma en que esta se llevaba a cabo, y en especial, por el sistema educativo en

la cual se fundaba. Francisco Gómez Flores fue uno de los periodistas más

asiduos en cuanto a la opinión sobre el tema educativo sinaloense, criticando

sobre todo el actuar de la Junta Directiva de Estudios del Estado de Sinaloa,

quienes se encargaban de realizar los planes de estudios anuales y de escoger

los libros de texto que se utilizaría para esta labor al grado de solicitar en uno de

sus artículo que los miembros de la Junta volvieran en masa a la escuela por los

errores gramaticales que estos tuvieron en la realización de los programas de

estudios323. En otro de sus artículos se enconó en un debate sobre la cuestión

educativa con uno de los articulistas del periódico porteño El Pacífico, para quien

la religión era la única vía para el buen andar de los hombres y que esta, por lo

tanto, debería de permanecer en la educación básica, como buen liberal y

positivista, alumno, admirador y lector asiduo de Joaquín Baranda y de Gabino

Barreda, Gómez Flores contestó al artículo de su colega argumentando que por

ley y por ciencia, la religión se había separado del Estado y por lo tanto de la

enseñanza pública:

El que quiera que sus hijos aprendan religión pues mándelos a un establecimiento

particular en donde se les enseñe, que hay muchos, y si después se suicidan no

culpe a la religión si no al que inventó las armas y la pólvora. Lejos de participar

nosotros en lo más mínimo de las ideas de nuestro colega, creemos por el

contrario que las imperfecciones de que adolece la enseñanza actual dimanan

precisamente de que no se ha tenido el valor suficiente para desligarla por

completo de ciertas antiguallas que la rutina y la meticulosidad mantienen en píe.

El día que se formulen planes de enseñanza netamente positivos y se metodicen

los textos conforme a un sistema rigurosamente científico, se economizará tiempo

y trabajo, infundiendo a los alumnos las ideas por medio de procedimientos

encadenados y sólidos. El Estado sólo tiene la obligación de ministrar las nociones

indispensables para que la inteligencia no se extravíe en la adquisición de la

verdad, puesto que éste, no tiene la obligación de formar sabios ni sacerdotes,

sino ciudadanos.324

La crítica hacía las autoridades sobre el manejo de la educación no fue

mínima en prensa, la falta de insumos, de libros, el bajo salario a los educadores

así como la falta de estos, la poca importancia a la educación secundaria y

323 Merlín, “Cuestión gramatical”, en Francisco Gómez Flores, Humorismo…Op. Cit., pp. 119-122. 324 Merlín, “Enseñanza laica”, en Francisco Gómez Flores, Humorismo…Op. Cit., pp. 305-306.

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universitaria en el puerto fueron solo algunas de las temáticas que más

provocaron el uso desenfrenado de la pluma critica de algunos articulistas de

Mazatlán. El Regeneración de los hermanos Flores Magón se destacó por seguir

desde el extranjero el manejo del gobierno de Francisco Cañedo al que

seguidamente criticó por diversos factores, uno de ellos fue, precisamente la

insuficiencia en la obra material educativa, en la publicación del 31 de marzo de

1901 se leía:

Siguiendo el Gobernador Cañedo la rutina general en nuestro país de preferir las

mejoras materiales, por más que las mejoras sean más urgentes en el orden

intelectual, e imitando servilmente a nuestro Gobierno que ha dado en bautizar al

sitio en el que se edificará el Palacio del Poder Legislativo, con el nombre

pomposo de “Plaza de la República” cuando suspiramos por una República,

también ha bautizado con igual mote un corral que sirva de paseo a los habitantes

de Mazatlán. Pero los referidos habitantes prefieren que se funden escuelas en el

Puerto. Las que hay son insuficientes, pues tienen ya un número de alumnos

superior al fijado por la ley. Sin embargo, los mazatlecos no pierden las

esperanzas de ver realizados sus deseos, pues desde hace muchos años, el

cerebro del Gobernador ha venido elaborando la idea de fundar dos escuelas más

en ese puerto. Ojalá concluya pronto tan laboriosa gestación en bien de la

juventud Mazatleca325.

De igual forma, en 1904, El Correo de la Tarde publicó un artículo del

profesor Juan Puga, para quien una buena parte de la juventud sinaloense estaba

condenada al alfabetismo por la falta de establecimientos docentes. Puesto que,

quitando a El Colegio Rosales, el niño quedaba desamparado de conocimiento a

los once años y nadie contrataba a niños de esa edad, manifestó que en el puerto

hacían falta obreros mecánicos, artesanos y agricultores que supieran aprovechar

el crecimiento económico en el que Mazatlán se encontraba en detrimento de no

dejarlo desvanecer, declarando que el gobierno no debía ni podía ensanchar la

instrucción pública326.

Pero el debate y las opiniones vertidas en la prensa no se limitaron a la

crítica del manejo de la educación local. Así como Francisco Gómez Flores en su

periódico La Voz de Mazatlán, otras publicaciones como El Socialista, El Monitor

325 Regeneración, 31 de marzo de 1901, p. 2. “Gestación Secular”. En adelante RGN. 326 ECT, 13 de enero de 1904, p. 2. Juan Puga, “Un asunto de vital importancia”.

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del Pacífico, El Correo de la Tarde y El Colegio Independencia, publicación

exclusiva para temas educativos, los periodistas que laboraron en los principales

periódicos porteños a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX vieron en el tema

educativo local un tema fundamental para el desarrollo social y cultural de la niñez

sinaloense. Las propuestas acerca de las novedades en la cuestión educativa no

fueron pocas, en El Correo de la Tarde, por ejemplo, se publicaron con frecuencia

artículos de Emilio Rabasa, Porfirio Parra, Francisco Sosa y Ávila así como de la

educadora y directora del Colegio Independencia, María de Jesús Neda, en

muchos de ellos los autores se dedicaron a analizar las diferentes posturas de los

ideólogos de la educación como Herbert Spencer, Friedrich Froebel y Johann

Heinrich Pestalozzi, entre otros, para a partir de ahí, lanzar propuestas al ejecutivo

estatal y a las autoridades encargadas de la educación pública acerca del

quehacer educativo, otro ejemplo de ello es un artículo publicado por Ignacio I.

Escudero en donde el autor estableció la urgente necesidad de incluir las materias

de química y física como materias bases, al argumentar que la gran lucha que se

aproxima en el desarrollo global es la de la producción a gran escala, “y quienes

deben prevalecer son los discípulos de Franklin, pues de esto depende producir

alimentos baratos o comprarlos al extranjero327”.

La opinión pública también se concentró en múltiples ocasiones en la

cuestión municipal. El trabajo del cabildo y del prefecto fue motivo de críticas y de

elogios en muchas de las ocasiones para la prensa porteña, para quien estas dos

entidades representaban la función pública más importante en el desarrollo

municipal. No en vano, cuando la ley modificó la elección de los ayuntamientos

para dársela al ejecutivo mucha de la prensa porteña se quejó severamente de

estas disposiciones. El hecho de eliminar de facto el poder municipal para

entregárselo al gobernador en turno modificó por entero la labor política del

ayuntamiento obligándolo a convertirse en una entidad administrativa con poderes

mínimos de participación en las decisiones. Naturalmente, al ser Mazatlán el

distrito con mayor movimiento político y económico de Sinaloa, el poco manejo

político del ayuntamiento que le quedó a los funcionarios públicos contrario al del

327 ES, 22 de mayo de 1892, p. 2. Ignacio J. Escudero, “La instrucción científica en la escuela primaria”.

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Prefecto, nombrado por el gobernador, provocó que en la prensa porteña se

publicaran números artículos respecto a esta temática. En diciembre de 1892,

Jesús Río y Madrid al referirse a la nueva ley de la administración municipal

manifestó que la nueva legislación provocaría que los ayuntamientos se

convirtieran en la quinta rueda de un auto, es decir, totalmente inútil, recordó que

fue en 1861 cuando se le dio a Sinaloa la independencia municipal por ley, siendo

uno de los primeros estados de la federación en hacerlo, se recobró la libertad que

se reclamaba con urgencia, concluyendo que:

La autoridad municipal es, y debe ser, un poder independiente como el ejecutivo,

al cual indebidamente se encontraba adherido y del que no debe de tener la

mínima dependencia, pues así ha salido del estado de nulidad en el que se

encontraba antiguamente. La corriente del centralismo está arrastrando a los

pueblos: la democracia se convertirá en mito: en honra de la actual administración

debe derogarse la ley vigente y restablecerse la del 23 de abril de 1861.328

A menudo las redacciones de la prensa porteña buscaban a colaboradores

externos para que emitieran opiniones sobre temas de actualidad tanto como

temas que tuviesen que ver con cuestiones legales o económicas, tal fue el caso

del licenciado Daniel Pérez Arce, quien en 1904 escribió un extenso artículo para

El Correo de la Tarde sobre las deficiencias en la ley del juicio de amparo y de la

pena capital, en donde criticó que el sistema judicial sinaloense siguiera ejerciendo

la pena de muerte por ciertos delitos sin que ningún amparo pudiese proceder aun

y cuando la autoridad no había realizado nada por mejorar la seguridad en el

estado329. La pena de muerte era un hecho legal que sólo se abolía por orden

directa del ejecutivo eliminándose de la constitución local hasta 1928. El ejercicio

de la pena de muerte no se realizó frecuentemente, quedando claro que las

críticas hechas hacia esta ley iban más allá de su posible aplicación si no que

estaban dirigidas hacía el poder que el ejecutivo pretendió demostrar al

mantenerlas en la legislación eliminando casi por completo la influencia de los

jueces civiles.

328 ES, 4 de diciembre de 1892, p. 1. Jesús Río y Madrid, “El nuevo ayuntamiento”. 329 ECT, 2 de febrero de 1904, p. 2. Daniel Pérez Arce, “La pena capital y el juicio de amparo”.

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El periodismo no era aún en Sinaloa, hacía finales del siglo XIX,

considerada una profesión exclusiva y fueron pocos los personajes que se

dedicaron exclusivamente a él, esto a pesar de las múltiples publicaciones

periódicas que se generaron en el estado llegando a ser uno de los mayores

productores de periódicos con 17 emisiones periódicas simultaneas y 7 de ellas en

el Distrito de Mazatlán.

Dentro del universo de escritores dentro de la prensa sinaloense y porteña

se encontraron múltiples personajes que, además de plasmar sus opiniones de

vez en vez en los periódicos, se dedicaron a profesiones como la medicina, la

farmacéutica, la abogacía, la ingeniería, la docencia, entre otras, así tenemos el

caso, por ejemplo, de Martiano Carvajal quien se graduara como doctor en la

Universidad de Guadalajara, el caso de Juan Puga y Francisco Sosa y Ávila

quienes estudiaron en la Escuela Normal Nacional de México, Amado Nervo,

quien estudió filosofía y leyes en el Seminario de Zamora, Francisco Gómez

Flores estudió Farmacéutica en el Colegio de Tamaulipas, Carlos F. Galán,

director y redactor de El Correo de la Tarde por más de veintidós años, estudió

abogacía en El Colegio Rosales al igual que Jesús Rio y Madrid, director y

redactor de El Monitor del Pacífico (1877) y de El Socialista (1892) y Daniel Pérez

Arce quienes lo hicieron en la Universidad de Guadalajara así como Manuel

Bonilla quien colaboró por muchos años en El Correo de la Tarde y fue ingeniero

por el Colegio Rosales, solo por mencionar algunos de los articulistas de opinión

más representativos de la prensa en Mazatlán.

A pesar de dedicarse a la profesión para la que hicieron estudios

profesionales, su calidad de hombres de letras y ávidos lectores de los autores

más importantes del mundo occidental se vio reflejada en muchos de sus artículos

en los que las opiniones eran emitidas en base a posturas filosóficas como las de

Augusto Comte, François-René Chateaubriand, Alfonso de Lamartine, Jaime

Balmes, Constantin-François Chassebœuf de La Giraudais –mejor conocido como

el Conde de Volney-, José María Luis Mora, Ignacio Ramírez “El Nigromante”,

entre muchos otros más. La posibilidad que tuvieron los articulistas sinaloenses al

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acceso de estos autores los llevó a reflexionar, en ocasiones, más allá de las

problemáticas del ámbito local, el papel de la democracia y todo lo que la forja, la

construcción de la república, la importancia de la opinión pública, etc., fueron solo

algunos de los temas de los que se opinaron en los periódicos del puerto.

En 1893, Amado Nervo publicó un artículo en El Correo de la Tarde en el

cual, a través de un recorrido histórico de las diferentes posturas filosóficas

iniciando con La República de Platón, El contrato Social de Juan Jacobo

Rousseau y El Genio del Cristianismo de Chateaubriand, resaltaba la importancia

de la filosofía en la construcción de las repúblicas:

Muchos años hace que los legisladores y los sabios trataban de poner en práctica

un gobierno soñado por su deseo de progreso. Las ideas de igualdad, fraternidad y

amor entre los pueblos despuntaban como débil fulgor de alba en los horizontes de

las antiguas épocas y, sin embargo, aún no aparece el sol de esa libertad e

igualdad tantas veces soñadas. El pueblo gemía sordamente, y allá en un confín

lejano habían aparecido nuevos hombres: los filósofos. En vez de armas usaban el

libro que difundía las ideas disolventes que se fueron acentuando poco a poco

hasta dominar sobre los cerebros de la multitud. Las naciones europeas ensayaron

el nuevo régimen. Los reyes fueron en adelante esclavos de una constitución

inflexible; su grandeza ha pasado para siempre como pasan las grandezas de la

vida, y Chateaubriand, el hombre de los presentimientos y de las nobles tristezas

exclamó desde la cúspide de aquel edificio que se cimbraba: “La democracia es el

gobierno del porvenir”.330

Más tarde, en sus memorias, Nervo escribiría sobre la importancia de

filósofo francés durante su formación como estudiante del Seminario de Zamora:

“El padre bibliotecario me prestaba los escritos de René, juzgándolos inofensivos,

y, ¡ay!, ese altivo y solitario melancólico determinó en mi espíritu una congestión

de sueños y tristezas infinitas”331. Un año más tarde Daniel Pérez Arce escribió un

artículo en el que, al igual que Nervo, se basó en La República de Platón, además

en La Teoría de los sentimientos morales de Adam Smith y en la Investigación

sobre los principios de la moral de David Hume. El texto de Pérez Arce hace notar

su amplio conocimiento sobre lo político y la política, sobre el deber ser de los

gobiernos, hace ver en el a los sentimientos y a las ideas como los dos grandes

330 ECT, 21 de enero de 1893, p. 2, Román, “La República”. 331 Gustavo Jiménez Aguirre, Amado Nervo…Op. Cit., p. 103.

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168

pilares que se imponían en los gobernantes, teniendo estos la obligación de

someter a estas dos entidades al juicio de la filosofía en virtud de poder alcanzar

una mejor y “feliz” republica:

El alma es una verdadera república. El gobierno es popular, alternativo y

responsable. El poder público reside en la inteligencia, la voluntad y la conciencia,

es decir, la inteligencia, legisla, la voluntad, ejecuta y la conciencia, como tribunal

inapelable, administra justicia en toda la extensión del territorio. El poder municipal

reside en los sentidos, los cuales ejercen su autoridad bajo su dependencia

inmediata de los poderes generales de la república. La población está dividida en

dos grandes razas: sentimientos e ideas. La memoria constituye un

establecimiento nacional, que es a la vez archivo público, biblioteca y museo de

antigüedades. En esta oficina se recoge también la historia patria. El alma es un

ser esencialmente revolucionario, razón por la cual el gobierno es inestable; tan

pronto domina un sentimiento como otro. Y como las instituciones son

eminentemente democráticas, a veces los más bajos sentimientos y las ideas

luchan por obtener el mando de la república. Hay sobre todo, dos bandos políticos

intransigentes que viven en continua guerra: la virtud y el vicio. Felizmente la

conciencia abre su conciencia tan pronto se pacifica en ánimo y queda

restablecido el orden público; y después de instruir el proceso, sentencia

irrevocablemente de conformidad con los códigos de la moral. Estos expedientes

pasan íntegros a los archivos de la memoria para los efectos legales del

remordimiento. El amor es un mandatario peligroso porque generalmente aniquila

la soberanía nacional, sometiendo el territorio a una voluntad extraña. Moraleja:

solo es feliz esta república cuando gobierna la filosofía de un ministro con buenos

sentimientos.332

El lenguaje utilizado en los artículos de opinión de la prensa porteña no fue

diferente al de otras realidades sociales en el estado o en el país, en donde los

periodistas y escritores buscaron por lo general el progreso de la nación a base de

un buen manejo de las instituciones gubernamentales, un poder ejecutivo sólido,

una economía de oportunidad y un congreso que realizara las leyes de acuerdo al

contexto social que los permeaba. Fue una elite intelectual que escribe mucho,

opina, se asocia para promover proyectos culturales o de urbanización, busca

salidas a las constantes crisis de la política y que por lo general, creó escenarios

de mutua inteligibilidad en torno a consensos básicos, unión que sin embargo, se

disolvía constantemente durante el ardor de la política electoral y de las facciones

partidistas.

332 ECT, 14 de febrero de 1894, p. 2. Daniel Pérez Arce, “Verdadera república”.

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169

Fue precisamente la prensa de opinión la que comenzó a dar realce en un

inicio a una lucha política más abierta. A partir de la libertad de imprenta que se

estableció en México con la segunda Constitución de Cádiz (1820-1821), se

comenzó a elaborar una teoría acerca del papel de la opinión pública y su papel

dentro del sistema político, la cual era ahora protegida por la soberanía del pueblo

y los derechos del ciudadano. Si bien en un inició la opinión pública fue vista como

el ejercicio perfecto para ilustrar al pueblo y crear un nuevo espíritu público,

romper con las costumbres y que la revolución mental que se había logrado para

las élites con el cambio político pudiera descender al pueblo, como lo sugirió José

María Luis Mora333, no tardo mucho tiempo para que, primero por medio de

panfletos así como publicaciones de escaso tiraje y paginado, para después dar

paso a una prensa periódica más extensa, los periódicos se volvieran en la

plataforma perfecta para iniciar campañas políticas, con o sin elecciones en

puerta.

Las palabras comenzaron a ser las armas que los actores políticos

emplearon en su combate, a través de ella se lograban exaltar a los partidarios,

movilizar a los tibios, pero sobre todo, denigrar a los enemigos. Sabemos de

antemano que el poder que lograron acumular los poderes en turno durante el

porfiriato en muchos estados de México los llevó a tener siempre a la mayoría de

las publicaciones de su lado, en parte por las subvenciones que se pagaban a los

dueños de los periódicos. Finalmente, muchos de los periodistas vivían de la

opinión pública.

Francisco Gómez Flores ejemplificó en una serie de conversaciones las

situaciones que un periodista se veía expuesto al realizar su labor en el Mazatlán

de finales del siglo XIX. En estas conversaciones se tiene a personajes de la vida

diaria como un ciudadano común, un funcionario público y un militar que al pasar

de la semana exponían sus comentarios al articulista. El ciudadano común, “que

de todo se queja”, le exponía a Merlín –pseudónimo de Gómez Flores- que la

333 Annick Lempérière, “Versiones…Op. Cit., p. 572.

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tiranía militar que reinaba en el puerto y el estado era insoportable, la dictadura

hipócrita, minaba la soberanía de los estados; “ya no hay pudor civil, ya no hay

decoro político”, por su parte, el militar argumentaba que no era posible el

progreso sin orden, ni el orden sin disciplina, “la bayoneta es el símbolo de la

concordia”, a su vez, el funcionario público se le dirigía para pedirle que no

escribiera nada en contra del gobierno del estado, “se hace lo que se puede, y si

no somos felices, tampoco andamos a garrotazos”, y al referirse a la

administración municipal lanzaba una advertencia, “cuidado con dejar de la mano

los asuntos de la administración local, que no son muy católicos que digamos”,

cansado de las amenazas y de la imposibilidad de realizar una plena labor

periodística, al final de su artículo, Gómez Flores afirmó que “en vista de tanto

aprieto y en la imposibilidad de dar gusto a todos, Merlín declara solemnemente, a

la faz del mundo entero, que como periodista no tiene amigos, ni deja de tenerlos,

y dirá su parecer liso y llano sobre todas las cosas, cuando se lo pidan y la

mayoría de las veces sin este requisito”334.

Las complicaciones de la labor de la prensa a las que Gómez Flores se

refirió fueron mucho más difíciles para la prensa opositora, la cual tuvo una

importante presencia en el Sinaloa porfiriano a pesar del constante acosamiento y

represión de la que sus redactores fueron víctimas, teniendo como ejemplo el caso

representativo de José C. Valadés335. En 1882, Mazatlán vio nacer a La Espada

de Damocles, periódico de oposición política. En poco tiempo el semanario logró

alcanzar una alta popularidad entre los habitantes del puerto logrando llegar con

sus escritos a los oídos de la clase política sinaloense, volviéndose bastante

incómodo para el gobierno cañedista. El hecho de que existieran este tipo de

publicaciones era indicador de que alrededor del gobierno existía una oposición y

que las hostilidades a un año del cambio de gobierno habían comenzado, según

se lo hizo saber en una misiva en donde se trató el tema de la aparición de La

Espada de Damocles por parte de Bernardo Vázquez a Guillermo Carbó336. Por

334 Merlín, “Merlín a sus amigos (confidencias infernales)”, en Francisco Gómez Flores, Humorismo…Op.

Cit., p. 38. 335 Véase el caso en extenso en Capitulo I. 336 AHUIA-CPD, 27 de febrero de 1883.

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171

órdenes de Francisco Cañedo, el prefecto de Mazatlán se lanzó en una acalorada

búsqueda para dar con los autores de dicha publicación, pues La Espada y otros

periódicos de oposición como El Foro seguían causando problemas, denostando

al gobierno ante la opinión pública. En marzo de ese mismo año la preocupación

creció ante la imposibilidad de dar con los autores de la publicación y no fue sino

hasta mayo en que, después de amplias investigaciones, se logró dar con algunos

de los autores, entre quienes destacó el doctor Pedro Tamés, nacido en Pánuco

en 1865 y egresado de la Universidad de Guadalajara. Se desconoce si el

resultado del descubrimiento del doctor Tamés como colaborador de La Espada

de Damocles fue perjudicial para él, pero el periódico dejó de funcionar para

después tener un breve despertar en 1887 aunque ya no con el éxito que había

logrado. Meses después del cierre de la publicación, Ramón Corral, quien se

desempeñaba como secretario de gobernación del estado de Sonora envió una

carta al general Guillermo Carbó en donde lo felicitaba por el cierre de La Espada

de Damocles, asegurando que el escarmiento provocaría que los enemigos de

Cañedo “caminaran más derecho”337.

La misma suerte corrieron otros periodistas a lo largo de la época, en 1891,

José Ferrel fue llevado a prisión acusado de haber desertado al ejercito años

atrás, aunque durante el tiempo en que fue prisionero, la opinión público identificó

a José Ferrel por la severidad con que criticaba al gobierno de Mazatlán y al de

Sinaloa en el periódico La Píldora. El 8 de septiembre de 1897 se condenó a

Alfredo Mora y Ortega a once meses de prisión y una multa de 500 pesos y a Juan

Heras -acusado antes por el mismo delito el 4 de enero y 24 de marzo- a seis

meses y una multa de 331 pesos por el delito de ultrajes al gobernador del

estado338, durante su detención se les decomisó una imprenta móvil y algunos

panfletos. Los empresarios Miguel Retes y Antonio Díaz de León fueron acusados

por el mismo delito un año después, logrando salir absueltos339, en 1899.

Prudencio L. Nava, fue acusado por escribir y distribuir una gacetilla en Mazatlán

337 AHUIA-CPD, 23 de mayo de 1883. 338 Francisco Cañedo Belmonte, Memoria…Op. Cit., p. 175. 339 Ibídem, p. 200

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llamada Plaga Insoportable aunque después de un tiempo logro el

sobreseimiento340. Otro de los casos más ejemplares de la represión

gubernamental fue el que se cometió en contra de los licenciados Herlindo Elenes

Gaxiola y Alejandro Buelna –Hijo de Eustaquio, ex gobernador de Sinaloa-. Ambos

fundaron en Culiacán el periódico El Regeneración de Sinaloa y en 1900 el

periódico fue cerrado siendo condenados a dos años de prisión por el delito de

ultrajes al gobernador. Según el Regeneración de los hermanos Flores Magón, el

artículo que molestó al gobierno de Francisco Cañedo fue el siguiente:

¿Qué puede decirse en el estado de la administración de justicia? Indudablemente

que muy poco bueno. La administración de justicia, siempre que el Sr. Gral.

Cañedo ha sido gobernador tiene su calvario después de un angustioso vía crucis.

La sociedad toda se lamenta de la falta de garantías y todos se excusan de llevar

sus cuestiones ante los tribunales por falta de confianza. Más todavía, la justicia en

Sinaloa adolece de otro inconveniente, y quizá sea el más grave: que el Sr. Lic.

Rafael Cañedo, hijo del gobernador, litigue en los tribunales del estado. La

sociedad clama justicia y se halla, verdaderamente alarmada, al presenciar, como

lo está presenciado, que abogue el joven Cañedo, y la alarma es de todo punto

fundado, porque es lo mismo que si viera litigar al Sr. Cañedo. ¿Qué Juez podrá

pronunciar sus fallos imparciales sabiendo que una de las partes está

representada por el hijo del Sr. Gobernador? El Lic. Aviña fue el que llevó la

palabra (en el banquete) en nombre del Poder Judicial y brindó por la buena

administración de justicia que hay en el estado, principalmente desde que el hijo

del gobernador es litigante y jamás ha perdido un pleito. 341

Ante la prisión de Buelna y Gaxiola las críticas de diversos diarios

nacionales no se hicieron esperar, El Tiempo publicó durante varias semanas en

sus páginas acerca de que en todo el estado existía una violenta oposición a la

reelección de Cañedo, procurando callar a la opinión pública por todos los

medios342, de igual forma, el Regeneración hizo un seguimiento detallado del caso

y convirtiéndose en un férreo enemigo de la administración cañedista a partir de

entonces.

Hacía finales del siglo XIX y con la prensa independiente y oposicionista en

crecimiento, el gobierno de Porfirio Díaz logró que el congreso le aprobase una ley

340 Ibídem, p. 248 341 RGN, 7 y 15 de noviembre de 1900, p. 2. “Tropelías en Sinaloa”. 342 El Tiempo, 18 de abril de 1900. P. 2. Corresponsal, “De Sinaloa”.

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en la cual se reprimieron ciertas libertades de imprenta establecidas en la

constitución de 1857. Acusando al gobierno de esta disposición, Francisco Gómez

Flores lanzó los siguientes cuestionamientos: “¿Qué objeto tiene ahora impedir la

libre emisión de las ideas, si caminamos por el sendero de la prosperidad y

acabaron para siempre las discordias fratricidas, según nos dice sin cesar el

mismo gobierno, en cuanto documento arroja a la publicidad?, ¿No se ha

inventado ya el expediente de corromper a los escritores por medio de

subvenciones dispendiosas, que con cargo a partidas imaginarias se llevan buena

parte del presupuesto?”343. La ley que reprimió la libertad de imprenta llevó a

prisión a un sin número de periodistas a partir de su promulgación lo que provocó

el cierre de múltiples periódicos que no se sujetaron a la subvención

gubernamental, pero que a la vez se vieron imposibilitados de sobrevivir por la

falta de recursos para su funcionamiento. En Sinaloa solo los periódicos más

importantes del estado lograron funcionar, en Mazatlán, por ejemplo, de las siete

publicaciones de prensa diaria que existían para 1887 solo quedaron tres para

1892, de los cuales, El Correo de la Tarde fue el único que logró mantenerse

hasta 1909.

Sin embargo y a pesar de su duración efímera, la prensa, tanto gobiernista

como opositora no dejó de editarse constantemente en Mazatlán y los articulistas

de utilizar a la prensa como el medio ideal para expresar sus ideas a la opinión

publica buscando influir en la cultura política de cierto grupos de la sociedad, unos

que defendían a toda costa la imagen del viejo gobernador y otros que se

cuestionaban cada vez más sobre la pertinencia de su administración. El aumento

de la producción periódica provocó un nuevo valor en la opinión pública, la cual,

combinada con la práctica de nuevas formas de sociabilidad lograron que

Mazatlán fuera la capital cultural de Sinaloa.

En el ámbito político, las publicaciones periódicas abrieron espacios para

pensar al país, sus problemas y posibilidades; junto con las logias, facciones y

343 Merlín, “Latinajos políticos (I.- ¡Ave Cesar!; II.- Scila y Caribdis; III.- Consumatum est; IV.- ¡Oremus!)”,

en Francisco Gómez Flores, Humorismo…Op. Cit., pp. 355-365.

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partidos, articularon a la sociedad política y participaron en las pugnas por los

repartos del poder344. En el Mazatlán porfiriano la producción discusiva tuvo como

objetivo restituir y mediar el pasado de la memoria colectiva dotándolo de un

nuevo sentido con el fin de generar adhesiones políticas y de proveer de

significación a la acciones de las diferentes facciones. Así pues, la muerte de

Francisco Cañedo no fue el motivo del inicio de la constitución de una nueva

cultura política en una sociedad que aspiraba a participar en la vida pública

permeando a muchos de los diferentes grupos de la sociedad, sino la oportunidad

perfecta de poner en práctica esa cultura que existía ya en los ideales más no en

las posibilidades. Para lograr esa oportunidad, uno de elementos más importantes

fue la palabra, la cual, como bien apunta Roger Chartier, es el dominio por

excelencia de la sociabilidad345. Ningún otro lenguaje, ni siquiera las imágenes,

pudieron competir con ella.

344 Fausta Gantús y Alicia Salmerón, “Introducción”, en Fausta Gantús y Alicia Salmerón, Prensa…Op. Cit.,

p. 11. 345 Roger Chartier y Daniel Roche, “Les livres ont-ils fait la révolution”, en Livre et Révolution. Mélanges de

la Bibliothèque de la Sorbonne, número 9, Paris, Aux Amateurs de Livres, 1988, p. 14.

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CAPITULO V

¡Muerto el Rey! ¡Viva el Rey!

Sociabilidad y política. La coyuntura electoral de 1909

5.1.- El papel de los clubes políticos ferrelistas durante el proceso electoral

Primeros días del mes de junio de 1909. Empresarios, comerciantes, intelectuales,

profesionistas, líderes obreros, entre otros personajes, nacionales y extranjeros,

llegaban con asiduo, de mañana y tarde, a la casa ubicada en la esquina noroeste

de la calle Guelatao y Principal346. El motivo de aquellas visitas constantes se

traducía en un solo tema, la terrible salud que aquejaba al ya cuatro veces

reelecto gobernador del estado de Sinaloa, el general Francisco Cañedo

Belmonte.

Otro Francisco, pero este de apellido Valadés Félix, fue el anfitrión de

aquellas reuniones de fines políticos. Pronto, el día final en la vida de Francisco

Cañedo llegó, un 5 de junio de 1909, y mientras en Culiacán, la capital del estado,

se preparaba la pompa mortuoria del general, en el puerto de Mazatlán un grupo

cercano al farmacéutico y empresario siguió acercándose diariamente a éste con

motivos de decidir cuál sería el siguiente paso en la agenda política que, desde

tiempo atrás, se venía preparando para participar de manera activa en la política

electoral sinaloense.

Francisco Valadés Félix fue hijo del reconocido farmacéutico Juan Jacobo

Valadés y María Inés Rocha Félix, hija de uno de los más ricos comerciantes del

Sur de Sinaloa. De Juan Jacobo, José C. Valadés escribió:

Nació y creció en el liberalismo, no concurría a la iglesia pero era creyente,

alcanzó el grado supremo en la masonería, reunió poco más de 4 mil volúmenes,

la mayoría de medicina, filosofía y literatura. Sus filósofos preferidos fueron los

alemanes, leía también a Balmes, tenía también más de ciento cincuenta obras

346 Estas calles llevan actualmente el nombre de Ángel Flores y Belisario Domínguez respectivamente. En

José C. Valadés, Memorias…Op. Cit., p. 60-61.

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escritas en latín y otras doscientas en francés, no faltaban las obras de

Chateubriand y Lamartine. Recuerdo haber visto tres ediciones de Los Girondinos

y La Restauración. He llegado a creer que mi abuelo y Lamartine coincidían en

imagen de un amor a la igualdad democrática que no menoscabase la tradición,

orden y pureza de las instituciones establecidas347.

De su padre, Francisco heredo el gusto por la filosofía del liberalismo

francés siendo asiduo lector del Conde de Volney y teniendo como libro de

cabecera Las Ruinas de Palmira, de igual forma gustaba mucho de la Historia de

Roma, interés adquirido por la amistad tan cercana con los hermanos Luis y Juan

Cannobio, fue la cautivación por la filosofía francesa uno de los motivos que lo

unió en amistad a Andrés Avendaño, pues el empresario y filántropo fue también

asiduo lector de los enciclopedistas y románticos franceses, ambos admiraban a

los viejos liberales mexicanos, en especial al Padre Agustín Rivera y a Ignacio

Ramírez, el grupo cercano al farmacéutico, al cual también perteneció el ingeniero

Manuel Bonilla, tesorero del estado durante los últimos años del gobierno de

Cañedo, los hermanos Tarriba, ricos mineros del Norte de Sinaloa y Luis Arzac,

siguieron las lecturas de Andrés Molina Enríquez, los hermanos Flores Magón,

Fernando Iglesias Calderón, Luis Cabrera y Francisco I. Madero348.

Vamos a ver como la sociabilidad vinculó, una vez más, la dinámica

relacional al juego político, pues antes de ser un grupo de intereses políticos y

económicos afines, el círculo cercano a Francisco Valadés tuvo una unión de

amistad, emoción que intervino indudablemente en la toma de decisiones futuras

pero que no se contrapuso al momento de la búsqueda de intereses comunes.

“Todos llegaban sonrientes”, escribió José C. Valadés Rocha –hijo de

Francisco Valadés-, “como si la desaparición de Cañedo hubiese alcanzado la

dicha de la sociedad349”. Entre los participantes de aquellas reuniones exclusivas y

secretas –hasta antes de la muerte de Cañedo- se encontraban personajes claves

dentro de la vida pública porteña, como los empresarios Andrés Avendaño,

Antonio Díaz de León y Jorge Berumen, profesionistas como los doctores

347 Ibídem, p. 65. 348 Ibídem, pp. 58-62. 349 Ibídem, p. 92.

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Martiniano Carvajal, Miguel Maxemín y Gonzalo Pérez Castillo, el Lic. Herlindo

Elenes Gaxiola, Juan Puga y Felipe Valle, ambos profesores, el periodista

Heriberto Frías, Victoriano Siordia, el sacerdote Dámaso Sotomayor, así como el

reconocido líder obrero Lázaro Rodelo, entre muchos otros, para quienes la

muerte del general, junto con las recientes declaraciones del presidente Porfirio

Díaz al periodista James Creelman350 durante la época, significaban la perfecta

oportunidad para introducirse en las lides políticas y en la configuración de

intereses personales que por mucho tiempo se les había negado.

Las reuniones efectuadas en la casa de Francisco Valadés durante los días

previos a la muerte de Cañedo constituyeron el primer escenario de un debate

político en donde las ideas lograron su germinación para efectos de la realización

de un proyecto político que participase en la contienda electoral que se avecinaba,

en el cual, ya no solo se acogiera a un exclusivo grupo, sino que a este, se

unieran otros grupos interesados, y así, poder conformar un solo proyecto que

lograse configurar una política de participación ciudadana más amplia por medio

del uso efectivo del voto.

Como resultado de este proyecto se conformó un club político que

participaría en las próximas elecciones, las cuales se efectuarían el 8 de agosto

del mismo año. El llamado a la conformación de dicho club se hizo el día 9 de

junio. Por medio de un desplegado firmado por Francisco Valadés, Dr. Martiniano

Carvajal, Lic. Herlindo Helenes Gaxiola, Lic. Rosendo R. Rodríguez, Heriberto

Frías, Juan Puga, Rafael Miranda, Victoriano Siordia y Antonio Díaz de León, se

invitó a profesionistas, comerciantes, empresarios, asociaciones obreras y

mutualistas a asistir al Circulo Comercial “Benito Juárez”, en donde a partir de las

8:30 de la noche se llevaría a cabo la conformación de la mesa directiva del club,

350 La entrevista que concedió el presidente Porfirio Díaz al periodista James Creelman, en donde el primero

afirmaba que daba la bienvenida a cualquier partido oposicionista en México fue publicada completa por la

revista Pearson´s Magazine en marzo de 1908 y en fragmentos en diarios mexicanos como El Imparcial, El

Diario del Hogar, La Iberia y La Patria, durante todo el mes de marzo.

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así como el nombre del club y el candidato, el cual sería elegido por medio del

voto mayoritario para que los representase en los próximos comicios351.

Durante altas horas de la noche del 9 junio quedó conformado oficialmente

el Club Democrático Sinaloense teniendo como base central de operaciones el

Círculo Comercial “Benito Juárez” ubicado en el corazón del puerto de Mazatlán,

frente a la plaza Machado y en la esquina contraria del edificio que albergaría a los

simpatizantes del grupo contrario, conocido como el grupo “oficial”, el Casino

Mazatlán. El Dr. Martiniano Carvajal, ex prefecto de Mazatlán, fue el encargado de

recibir a los asistentes con un discurso inaugural, “convencido de la importancia de

que los ciudadanos sinaloenses entrasen en acción de la vida democrática,

dejando de ver con indiferencia los asuntos públicos352”, posteriormente, se dieron

a la tarea de proponer y votar a la persona que habría de ser el candidato por

parte del club para la gubernatura.

Las candidaturas propuestas durante la reunión inaugural del club fueron

dos, por parte del grupo que encabezaba Francisco Valadés y Heriberto Frías se

propuso al periodista José Ferrel Félix, el grupo contrario, encabezado por el

Licenciado Herlindo Elenes Gaxiola y el Dr. Martiniano Carvajal propusieron la

candidatura del Lic. Juan Bautista Rojo. El escenario político que se avecinaba fue

percibidle por ambos grupos políticos de la oposición. Un día después de la

muerte de Cañedo, el 6 de junio, Francisco Valadés escribió a su primo José

Ferrel, en dicha carta le hacía saber que en Mazatlán se “vivía una intensísima

emoción por la cuestión política”, que predominaba la idea de resistir cualquier

imposición de Ramón Corral hacía los personajes que en ese momento se

vislumbraban como los posibles candidatos oficiales como Jesús Almada, Diego

Redo o Rafael Uriarte, le hacía saber también las grandes posibilidades que

tenían de “influir poderosamente en la opinión pública” para los trabajos

electorales próximos a efectuarse, pedía Francisco Valadés a José Ferrel dos

cosas sumamente importantes para el momento, en primera, aceptar la

candidatura al gobierno del estado, o de lo contrario, aconsejarle a quien postular 351 AHUAS-FJF, 9 de junio de 1909. 352 AHUAS-FJF, 9 de junio de 1909.

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y como trabajar una campaña política y, por segunda, “pulsar la opinión

presidencial” para efectos de poder contar con el aval de que el presidente Díaz

no ejercería su influyentísmo político hacía uno u otro candidato353.

La admiración de Francisco Valadés hacia José Ferrel, su primo, venía

desde la época en que Juan Jacobo –padre de Francisco- y Ferrel, formaron parte

de las logias masónicas bélicas que apoyaban al presidente Juárez y al proyecto

reformista durante la intervención francesa en la ciudad de Guadalajara. “De

Ferrel, mi padre obtuvo el odio a las tiranías y el amor a las libertades, por su

parte, mi padre llevo a su primo la idea de asociación y apoyo mutuo354”.

Si bien es cierto que la amistad, antes de tener a veces un contenido

político, es primero un valor en sí misma, una realidad que precede, en la mayoría

de los casos y que sobrevive las más de las veces, a todo compromiso público. En

este caso, la amistad y familiaridad será, como en muchos casos dentro de la

política del siglo XIX mexicano hasta nuestros días, el vehículo principal de las

ideas y solidaridades políticas355.

Finalmente, la candidatura de José Ferrel, con el apoyo del grupo de

Valadés, se proclamó por encima de la del Lic. Juan B. Rojo con 112 votos a favor

del primero y 30 votos a favor del segundo, a consecuencia de esta decisión los

conflictos entre ambos grupos no se hicieron esperar, aunque después de una

“acalorada discusión356” entre ferrelistas y rojistas, estos últimos decidieron

adherirse a la candidatura de José Ferrel. La inexperiencia dentro de la

organización política y el interés tanto de unos como otros desestabilizó por

momentos la conformación del Club Democrático Sinaloense, finalmente, un grupo

político de base, también en el interior, no es más que una célula de sociabilidad

en la que se ha manifestado una opinión común y, cuando estas no logran acordar

un punto de equilibrio, las interconexiones entre unas y otras suelen llegar a

353 AHUAS-FJF, 6 de junio de 1909. 354 José C. Valadés, Memorias… Op. Cit., p. 16 355 François Xavier Guerra, México…Op. Cit., p. 149. 356 AHUAS-FJF. 9 de junio de 1909.

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romperse357. La política de masas consiste en establecer un grado de relación

entre los círculos de poder, de intereses y de ideologías diferentes que reúne un

partido o club político.

En una segunda sesión, celebrada el 11 de junio, fue necesario hacer una

reelaboración de la mesa directiva por la renuncia de algunos partidarios del Lic.

Juan B. Rojo que habían quedado como parte de la misma. Los llamados “rojistas”

condicionaron su participación como grupo activo dentro del Club Democrático

Sinaloense y en la campaña opositora a la conformación de una mesa directiva

“plural”, en donde los principales líderes de uno u otro grupo no participaran en

ella. Entre los renunciantes se encontraron el Dr. Martiniano Carvajal, quien en

primera instancia fungió como presidente del club y fue sustituido por el Dr. Miguel

Maxemín, Francisco Valadés había sido nombrado vice-presidente el cual fue

removido, ocupando su lugar el periodista y director de El Correo de la Tarde,

Heriberto Frías, hombre de toda su confianza, pero eliminando la figura de la

vicepresidencia y quedando como secretario, otros renunciantes fueron el tesorero

Antonio Díaz de León, su lugar fue ocupado por Andrés Avendaño, Fortino Gómez

y Rosendo R. Rodríguez, prosecretarios en un inicio, fueron sustituidos por el Prof.

Felipe Valle y el Dr. Gonzalo Pérez Castillo, por último, los vocales Ricardo Pico,

Victoriano Siordia y Juan Puga dejaron su puesto a Francisco Piña y Lázaro

Rodelo. Luis Rivas, Rafael Miranda y José Gómez Llanos fueron parte de la mesa

directiva desde un inicio sin ser removidos358.

Cuando la política se vuelve demasiado apasionada, las relaciones

mundanas no resisten359, y las condicionantes expuestas por la mayoría del grupo

relacionado con la candidatura de Juan B. Rojo fue un claro ejemplo de ello al

terminar exigiendo el nombramiento de este para cumplir con el apoyo prometido

hacía la campaña del Club Democrático Sinaloense, de sus partidarios, tan solo el

Lic. Rosendo R. Rodríguez y el Prof. Juan Puga siguieron dentro del Club. La

ruptura entre unos y otros se debió a la desunión que hubo para poder configurar y

357 Maurice Agulhon, El círculo…Op. Cit., p. 119 358 ECT, 11 de junio de 1909 359 Maurice Agulhon, El círculo… Op. Cit., p. 123

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181

nivelar las relaciones de poder así como los instrumentos y expresión de la acción

política a realizar, condicionantes puestas casi de facto por las características

socioculturales de cada colectividad. Tres días después, el 14 de junio, Juan B.

Rojo publicó un desplegado en El Correo de la Tarde afirmando que no temía a la

lucha de los partidos pero obligándolo las circunstancias tomaba la decisión de

separarse de la contienda, determinación que juzgó como honrada y patriótica,

solo me guía, expuso, “la mira de favorecer como pueda las prácticas

democráticas en defensa de los interés de mi Estado”360.

El acto de conformación pública del Club Democrático Sinaloense realizada

por sus miembros y dada a conocer por medio de publicaciones en la prensa no

fue sólo por el hecho de buscar mediante el uso de estos recursos el acercamiento

de un mayor número de miembros, sino que obligadamente, la formación del Club,

y en general de todos los clubs ferrelistas organizados en el estado, tuvieron que

ser de conocimiento gubernamental. Recordemos que para la Constitución del

Estado de Sinaloa de 1894, el concepto sobre el derecho que tenían los

ciudadanos sinaloenses de poder asociarse para tratar asuntos públicos fue

eliminado361, y no fue, sino hasta la implementación del Código Civil del Estado de

Sinaloa, implementado a partir de 1903, en que la posibilidad de formar una

asociación o club con fines de utilidad pública362 abrió una laguna legislativa que

posibilitó a la oposición en Sinaloa en la tarea de la asociación política

legítimamente, esto además de que la formación de partidos políticos no estaba

denegada por la Constitución Federal.

Conforme al paso de la campaña ferrelista, el sentido de asociación política

de los ciudadanos del puerto de Mazatlán fue incrementándose. Con la finalidad

de poder lograr llegar a un mayor número de votantes, el Club Democrático

360 AHUAS-FJF, 14 de junio de 1909. 361 La facultad de asociación para tratar asuntos políticos apareció hasta la constitución de 1884, en el título

III, “De los ciudadanos sinaloenses”, articulo 13, fracción IV: “Son obligaciones del ciudadano sinaloense:

asociarse para tratar asuntos públicos”. Ley que desaparece con las reformas constitucionales de 1894. En

Héctor R. Olea, Sinaloa…Op. Cit., p. 231. 362 Código Civil del Estado de Sinaloa, artículo 27, fracción II, “Son personas morales y con tal carácter

tienen personalidad jurídica las asociaciones o corporaciones temporales o perpetuas fundadas con algún fin o

por algún motivo de utilidad pública, o de utilidad pública y particular juntamente”. En Gobierno del Estado

de Sinaloa, Código…Op. Cit., p. 134

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182

Sinaloense llamó a los diferentes sectores de la sociedad civil a conformar su

propio club político que dependiera del democrático sinaloense como la entidad

central. Conforme al aumento de las actividades de una asociación, su

fortalecimiento interno es imprescindible para el correcto funcionamiento de la

misma y el Club Democrático Sinaloense buscó precisamente esa cohesión

interna mediante la integración de los líderes de los diferentes clubes ferrelistas en

alguna de sus comisiones como las de manifiesto, propaganda, prensa y

colecta363. Así, el Club Democrático Sinaloense en sus periódicas reuniones

dentro del edificio del Circulo Comercial “Benito Juárez” no sólo fungió como un

medio de apertura al debate político en donde las diferentes propuestas e ideas se

articulasen para dar sentido y practica a los medios de acción para la campaña, y

que a su vez, los líderes los dieran a conocer en los diferentes clubes ferrelistas,

sino que además, se convirtió en un espacio físico propicio donde sus integrantes

lograron expresar sentimientos, inconformidades, recitar poemas, canciones,

discursos políticos a favor de José Ferrel, etc., es decir, en un espacio natural para

el desarrollo de formas de sociabilidad política moderna, aquellas que fueron

conformadas por la voluntad propia de los asociados siendo ellos mismos quienes

pudieron redefinirla en todo momento364.

Nueve fueron los clubes ferrelistas conformados a lo largo de la campaña

política de 1909, todos ellos, creados por un exclusivo sector en donde se

agruparon personajes afines a los intereses de los miembros de cada uno de ellos.

La estructura de los clubs políticos ferrelistas tuvo una cierta cohesión, es decir, se

conformaban por un presidente, un vicepresidente y en ocasiones –dependiendo

del número de afiliados- se contaba con secretarios, vocales y contadores. Los

nombres de los clubes fueron dados generalmente en relación al grupo por el que

eran conformados, como el Club Democrático Obrero, conformado por

trabajadores de las distintas industrias establecidas en el puerto y poblaciones

vecinas o el Club Democrático Marino, conformado por trabajadores de la aduana

y el muelle. (Anexos – Cuadro 3)

363 AHUAS-FJF, 9 de junio de 1909. 364 François-Xavier Guerra, Modernidad…Op. Cit., p. 89

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183

Contrario a lo anterior, las actividades de los clubes ferrelistas no tuvieron

una agenda en común sino que estos trabajaron en virtud de los objetivos de cada

uno de ellos, invitando, haciendo llamados públicos, organizando reuniones o

manifestaciones. Como ejemplo de las actividades está la del Club Juvenil

Democrático que invitó a los jóvenes de Mazatlán a seguir el ejemplo de otros

partidos nacionales como el Nacional Democrático o el Reyista 1910, su

presidente, Justo V. González, insistió en el llamado, que las fechas eran

sumamente propicias para el inicio de un movimiento hacia la revitalización de la

democracia, a lo cual se añadía:

A la juventud inteligente y estudiosa, a la trabajadora, a la que se desvela en el

cumplimiento de su deber; a la que no se encuentra corrompida por los vicios que

atacan a una parte de la sociedad actual; a esa juventud que se levanta, y que es

nervio y que es fuerza, a esa me dirijo y la invito cordialmente para que encabece

en esta ciudad un movimiento hacia el ejercicio de los derechos de ciudadano y

contribuya de esa manera con su óbolo, a la posible realización del sublime ideal

democrático, que es la fuerza de los pueblos grandes y de los pueblos altamente

libres.365

Veinte días después, Salvador Aguilar y José Pérez Alemán enviaron una

notificación a las oficinas del Club Democrático Sinaloense haciéndoles saber la

decisión del Club Democrático Obrero de unirse a la campaña de José Ferrel ante

la solicitud de su candidato original, José Castello, a declinar en su candidatura366.

Generalmente, ante la conformación de un club ferrelista, la notificación se hacía

hacia tres diferentes destinos, uno de estos era el Club Democrático Sinaloense,

club central de la campaña de José Ferrel, los otros dos eran directamente el

candidato gubernamental y el presidente de la república, Porfirio Díaz. Ejemplo de

ellos fueron los telegramas a Ferrel y Díaz por parte de Dámaso Sotomayor,

presidente del Club Juvenil Ferrelista367 –club al que perteneció Rafael Buelna-,

así como los telegramas de Rodolfo Martínez, presidente del Club Marino “José

365 AHUAS-FJF, 8 de junio de 1909. 366 AHUAS-FJF, 29 de junio de 1909. 367 AHUAS-FJF, 4 de julio de 1909.

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184

Ferrel”368, José Gómez Llanos, presidente del Club Sufragio Libre, representante

del gremio de los abastecedores369 y de Arturo M. Butchart, presidente del Club 12

de abril, representante de lancheros y jornaleros de las empresas La Nacional,

Gambrinus y de Lanchas A. M. Butchart370.

Ya fuese por medio de la constitución de un club oficial o simplemente con

la adhesión publica por medio de la prensa porteña, los diferentes gremios de

trabajadores industriales porteños fueron incorporándose a la campaña ferrelista.

Ejemplo de ellos fueron los de cincuenta trabajadores de la compañía

ferrocarrilera Sud-Pacifico que constituyeron el Club Galeana371, los cuales tenían

sus reuniones en la llamada Casa Redonda, así como los miembros del Club

Hidalgo, conformado por el gremio de ojalateros de Mazatlán372.

Las asociaciones mutualistas y obreras, de larga tradición para los

trabajadores de las industrias de Mazatlán, en su mayoría permanecieron ajenas a

la campaña política. Debido a la alta cantidad de miembros con que las

asociaciones más importantes del puerto contaron, el aglutinamiento de la mayoría

de sus miembros a un proyecto político en común resultó imposible por los

diferentes intereses políticos que al interior de ellas. Los líderes de las

asociaciones que decidieron integrarse a la campaña ferrelista lo hicieron

incorporándose directamente al Club Democrático Sinaloense y, a través de él,

integrar a la campaña a la mayor cantidad de trabajadores industriales posibles, tal

fue el caso de Lázaro Rodelo, líder de la Sociedad Ignacio Zaragoza, miembro de

la mesa directiva del Club Democrático Sinaloense y miembro también del Club

Democrático Obrero, bajo el cual se integraron trabajadores de la fundición de

Sinaloa y de otras importantes industrias como la tabacalera373.

La importancia que representaron los clubes ferrelistas durante la campaña

política no fue mínima. Estos fueron los encargados de distribuir las ideas políticas

368 AHUAS-FJF, 13 de julio 1909. 369 AHUAS-FJF, 15 de julio de 1909. 370 AHUAS-FJF, 3 de agosto de 1909. 371 ECT, 6 de julio de 1909. 372 AHUAS-FJF, fecha ilegible. 373 ECT, 17 de julio de 1909.

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185

del proyecto de oposición al interior de las fábricas, en las reuniones familiares o

en las cantinas y salones de juego, su participación también fue primordial dentro

de los mítines y marchas organizados por el Club Democrático Sinaloense ya

fuese en la entrega de propaganda política o en la recitación de algún verso,

poema, idea o canción a favor de José Ferrel. La agenda de los clubes ferrelistas

no concordó con la de las reuniones del Club Democrático Sinaloense, estos

tenían en su interior su propia organización de estructura al igual que su

reglamento.

Los líderes de los clubes ferrelistas lograron involucrarse de manera muy

activa dentro de las decisiones que el Club Democrático Sinaloense tomó a lo

largo de la campaña. A estos se les invitaba a las reuniones extraordinarias

celebradas dentro de las instalaciones de la pastelería y cafetería “La Fama”, los

cuales, junto con la mesa directiva del Club Democrático Sinaloense y los

empresarios que apoyaron la campaña ferrelista tomaban las decisiones de las

acciones políticas a implementar durante el desarrollo de la campaña así como

para “tratar asuntos de mayor importancia”374. Tal fue el éxito de los clubes

ferrelistas que Francisco I. Madero constantemente le pidió a Heriberto Frías que

le mandase una lista de todos los clubes ferrelistas y sus domicilios, la finalidad,

ponerse en contacto con sus líderes, enviarles números de su periódico, El

Demócrata y unirlos a la campaña antireeleccionista después del 8 de agosto de

1909375.

Los actores políticos modernos nacen en el mundo de la elite, sobre todo la

elite cultural, siendo ellos los primeros en reagruparse en formas de sociabilidad

moderna como el club y pensándose a sí mismos como ciudadanos376, y esto se

vio reflejado en los nombres que conforman los clubes ferrelistas, todos ellos,

374 Aparecen convocatorias para reuniones extraordinarias en “La Fama” por lo menos en cuatro fechas: 14 de

junio, 24 de junio, 17 de julio y 4 de agosto de 1909. Entre los firmantes para asistir a las convocatorias

aparecen Miguel Maxemín, Gonzalo Pérez Castillo, Jenaro Noris, Rafael Miranda, Rosendo R. Rodríguez,

Francisco Piña, Felipe Valle, Luis F. Arzac, Lázaro Rodelo, Andrés Avendaño, Francisco Valadés, Victoriano

Siordia, Heriberto Frías, Dámaso Sotomayor, Francisco Piña, Genaro Noris, Joaquín Milán, Antonio Espinoza

de los Monteros, José Gómez Llanos, Gaudencio Morales y Marcos Noyola. AHUAS-FJF. 375 Archivo de Don Francisco I. Madero, Epistolario, Tomo I, México, INEHRM, 2012, pp. 727-730. 376 François-Xavier Guerra, Hacia una nueva historia política: Actores sociales y actores políticos. En

François-Xavier Guerra, Figuras…Op. Cit., p. 29

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186

miembros de la elite cultural y de la llamada “clase media”. En el inicio,

naturalmente se trató de grupos bastante restringidos que después buscaron

medios de distribución y acceso a toda la sociedad. Para este propósito, las

asociaciones obreras, como grupos previamente constituidos y solidificados,

fueron el aparato perfecto para contribuir al cumplimiento de esta acción. Las

asociaciones que se unieron por medio de la formación de clubes ferrelistas a la

campaña de 1909 contribuyeron a crear, entre los obreros, un complejo de

creencias y actividades políticas que se basaron en ofrecer a sus integrantes una

forma de vida diferente de la del sistema social y político dominante, el cual, según

estos, afectaba al trabajo y a su mismo desarrollo. Mediante la puesta en marcha

de distintas actividades como la manifestación y el discurso, además del uso de

símbolos, de insignias y de frases cumplieron dos fines, el primero fue ser medios

de difusión y propaganda y el segundo, un canal de reclutamiento de nuevos

miembros para la campaña política.

5.2.- La prensa. Maquinaria de una pedagogía electoral

La distribución del planteamiento político-electoral de los ferrelistas no solo llegó a

la ciudadanía por medio del trabajo de difusión al interior de los clubes ferrelistas.

Si la campaña tenía alguna posibilidad de triunfar habría que llegar hasta el último

rincón del distrito para dar a conocer el proyecto político, convencer e instruir

acerca del voto a una sociedad predominantemente rural, en ocasiones con

intereses para con el grupo llamado “oficial”, todo ello representó una dificultad

predominante para los partidarios del ferrelismo.

A partir del inicio de la campaña política, el periódico El Correo de la Tarde

fue la tribuna más importante para la difusión de la candidatura de José Ferrel. El

encargado de hacer el primer llamamiento, aún con la incertidumbre de un

candidato político contrario que encabezase la campaña política fue el Lic.

Rosendo R. Rodríguez, el cual por medio del diario convoco al pueblo sinaloense

a “organizarse democráticamente”, informó que la muerte del gobernador Cañedo

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187

llamaba a la obligación a no estar cruzados de brazos para participar políticamente

y que no sucedan, dijo, “las mismas pantomimas de siempre”:

¿Por qué, quién puede detener el paso de los pueblos hacia la conquista de las

libertades cívicas, hacia el ideal que ambiciona cuando has dado el primer paso?

Lo que interesa al pueblo es no marchar a la conquista de sus ideales

democráticos por extraviados senderos, si no por el sendero de la ley. Debe de

llevar a la contienda la fuerza del derecho y no el derecho de la fuerza. Sus

campañas deben de librarse en las urnas electorales y no en las faldas de la

montaña, para ello es necesario que se instruya lo mejor posible en sus derechos

políticos, y los ejercite en casa caso que se vaya ejecutando377.

Rodríguez, parte importante dentro del desarrollo del ferrelismo en

Mazatlán, instó también a los ciudadanos a formar uniones, a ilustrar a los clubes

existentes y a proponer candidatos; insto a las sociedades obreras a reunirse y

tomar los acuerdos convenientes de la situación, a los representantes del

comercio, de la banca y de la industria a acordar lo que más conviniera a

Mazatlán, pues solo así se podría dar un gran paso en la evolución política de

Sinaloa.

Conforme avanzaba la campaña política, los artículos Rodríguez publicados

en El Correo de la Tarde subían cada vez más de tono llegando incluso a maldecir

a Redo y a sus “manipulantes”, los científicos:

En la noche, que parecía infinita, ha despuntado el alba. A la luz vivificante del

despertar del día, hemos descubierto un cementerio sembrado de esqueletos y

cadáveres; los cadáveres y esqueletos de nuestros derechos muertos por asfixia

de la opresión. En el centro de ese cementerio, hay una gran cruz negra, que con

letras blancas lleva esta inscripción: ¡en paz descansen! Y en paz han descansado

por espacio de muchos años, debido a la apostacion política del pueblo; pero hoy

el pueblo comienza a inyectar el suero de la vida a esos cadáveres y esqueletos y

ellos se levantaran. Dejaran el cementerio en que yacen a la voz de ¡resucita,

resucita! Y el cementerio será entonces ocupado por los cadáveres y esqueletos

de los déspotas, de los tiranos, de los enemigos del pueblo y la cruz llevara esta

inscripción: ¡malditos sean! Y malditas serán las páginas de la historia a través de

los siglos de los siglos. ¡Porque abofetearon al pueblo! ¡Porque lo escarnecieron!

¡Porque lo vilipendiaron! ¡Porque asesinaron sus derechos!378

377 ECT, 9 de junio de 1909, p. 2. Rosendo R. Rodríguez, “A organizarse democráticamente”. 378 ECT, 19 de julio de 1909, p. 1. Rosendo R. Rodríguez, “¡Maldita sean!”.

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De igual forma, Felipe Valle y otros docentes miembros del Club

Democrático Sinaloense, como el profesor Juan Puga, participaron

constantemente en difundir la campaña ferrelista por medio de El Correo de la

Tarde, el mismo día 9 de julio, fecha en que se designó a Ferrel como candidato

del Club Democrático Sinaloense, Puga escribió en el diario: “Ha llegado la hora

de que cumplamos nuestros derechos como ciudadanos, será presente

organizarnos, formar clubs políticos, uniformar la opinión luchar con ánimo

esforzado, serenamente, para llegar a la consecución del ideal democrático”, y

continuaba:

Tenemos también con multitud de agrupaciones obreras que cuentan con valiosos

elementos, asociaciones recreativas, círculos, clubs, etc., en los que se agrupan

individuos de todas las clases sociales que tienen hambre de democracia379.

El poeta e intelectual colombiano José María Vargas Vila, fundador de

revistas en Venezuela y Nueva York como La Revista Ilustrada de

Hispanoamérica y Némesis, desde donde criticó a los gobiernos conservadores de

algunos países latinoamericanos y el gobierno estadounidense participó con El

Correo de la Tarde en la campaña ferrelista escribiendo un artículo llamado “A los

obreros, a la juventud”, en el cual los motivaba a luchar y a dar un ejemplo de

carácter “a los eunucos vacilantes que quisieran triunfar sin lucha, a los que se

avergüenzan hoy del acto valeroso de ayer, a los suicidad civiles que han dado el

timo del carácter y que en la hora de crisis, palidecen y se conturban380”.

El director del diario, Heriberto Frías, fue uno de los más activos en cuanto

a los artículos a favor del ferrelismo y en contra del candidato contario, Diego

Redo, se refiere. En sus publicaciones, Heriberto Frías constantemente llamó a

Redo, basura social, nulo político, cacique y eupátrida, se dirigió a él como un

efebócrata, haciendo alusión a que Redo era un “barbilindo, guapo, chulo, joven y

bello pero que políticamente valía menos que cero”:

Los efebos eran en la antigua Grecia hermosos y blancos donceles de diez y

ochos a veinte años que cultivaban las buenas formas, las armonías de las

379 ECT, 9 de junio de 1909, p. 2. Juan Puga, “Sobre la designación de ayer”. 380 ECT, 12 de junio de 1909, p. 1. José María Vargas Vila, “A los obreros, a la juventud”.

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actitudes, la elegancia de los ademanes. Llamarle efebo a un grave, serio y viril

dizque próximo gobernador de un Estado donde ha habido hombres, verdaderos

hombres, no bonitos de mantequilla y azúcar, hombres como Domingo Rubí,

Antonio Rosales, Jorge Granados y Francisco Ferrel es burlarse del candidato y de

sus protectores381.

Según declaraciones de José C. Valadés Rocha, Heriberto Frías se

encerraba en el cuarto de su padre durante largas horas con pan, ajenjo, café y

caviar mientras este escribía artículos para El Correo de la Tarde382, no cabría

descartar tampoco el influjo de otras drogas al momento de redactar los artículos

por parte de Frías, puesto que era de conocimiento general, incluso dicho por él

mismo en la mayoría de sus novelas, la adicción que tenía por el alcohol y la

marihuana383.

Martiniano Carvajal, Miguel Maxemín, Dámaso Sotomayor, Victoriano

Siordia, José Gómez Llanos, Manuel C. Islas, Sixto Osuna, José Ortiz y José

Rentería fueron otros de los personajes que se expresaron a favor de Ferrel,

haciendo el llamado en la tribuna de El Correo de la Tarde a asistir a votar sin

temor alguno, manifestando que el voto era la única vía para alcanzar la tan

anhelada democracia. Los artículos no solo fueron utilizados como un medio

discursivo de coacción durante la campaña política en la prensa, se hizo uso

también de la declamación, de la música y del poema, Cecilio T. Miranda escribió

un poema dedicado a los “Humildes sinaloenses”:

Humildes sinaloenses que supieron, Alzar la frente, sin ideas impuras, Y al través

de los cielos entrevieron, Al gran Juárez surgir en las alturas. Humildes, si; pero

sus luchas duras, No quisieron cejar, ni se rindieron, Porque el cristas de sus

conciencias puras, No se empaña jamás. ¡No se vendieron! Los que, al decir de la

opinión aleve, No pasan de insensatos pesimistas, Nacidos en el seno de la plebe.

Los pobres, los humildes, los altruistas, Los que nunca su honor mancharse

puede, esos son, los honrados ferrelistas384.

381 ECT, 17 de junio de 1909, p. 2. Heriberto Frías, “¿Qué es un efebo? 382 José C. Valadés, Memorias… Op. Cit., p. 101. 383 Véase Heriberto Frías, El amor de las sirenas. Los destripados, Mazatlán, Tipografía y Casa Editorial

Valadés y Co., 1908. Y Heriberto Frías, El triunfo…Op. Cit. 384 ECT, 5 de julio de 1909, p. 1. Rafael Buelna, “¡Qué bajos!”.

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Lo haría también Rafael Buelna, joven recién llegado de Culiacán a

Mazatlán al ser expulsado de El Colegio Rosales por encabezar una manifestación

a favor de José Ferrel, fue un líder fundamental dentro del movimiento juvenil

ferrelista en Mazatlán. Buelna tuvo una constante participación en el diario

porteño, en una de esas aportaciones dedicó un verso llamado “¡Qué bajos!”, al

periodista Julio G. Arce, vinculado a favor de la campaña de Diego Redo:

¿No has visto alguna vez hombres tan viles

que contra su opinión, por solo un peso

se esfuerzan por manchar, con dolo expreso

el honor de quien nunca son serviles?

¿Y entonces no has sentido que tus venas hiervan de honor

e indignación por eso?

¿No has pretendido entonces verle ileso

y librar ese honor de sus cadenas?

¿Es muy triste verdad? Muy triste es eso;

pero es que sufre más quien no se humilla

y quien por tres dineros no mancilla

aquello que en moral es más que un peso

pero al fin la verdad se impone y brilla

y he de quedar de las calumnias ileso385.

Cabe destacar, de igual forma, que si bien la mayoría de las publicaciones

con tintes electorales en El Correo de la Tarde durante la duración de la campaña

política tenían como destinatario la crítica hacia el candidato oficial, Diego Redo,

así como hacia los funcionarios públicos, en ocasiones, también se atacó a

personajes de la vida nacional, en especial al grupo conocido como “los

científicos”:

Los científicos son los mayores enemigos de la patria, hijos del conservadurismo,

del partido monárquico y religioso, individuos han hecho trabajos por arrebatarle el

poder al general Díaz, especulaciones administrativas, intrigas y pérfidas que han

valido para desprestigiar al general Reyes. Este funesto partido se ha afiliado a la

reelección de Díaz y Corral, al cual hay que atacarlo con dureza, como se merece,

para que por todo el pueblo sea conocido. La candidatura del Sr. Corral se ha

hecho por este motivo impopular y su derrochar se hace tanto más necesaria

cuanto que con ella no solo triunfaría la causa del pueblo, sino que hará caer para

385 AHUAS-FJF, 20 de julio de 1909. Publicado en El Correo de la Tarde el 21 de julio de 1909.

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no levantarse, más a los enemigos de la patria y de las instituciones

democráticas386.

La opinión no solo fue la base fundamental de la campaña ferrelista en las

tribunas de El Correo de la Tarde. En función de que los afectos ferrelistas en

Mazatlán conocieran los trabajos en otras localidades, El Correo daba a conocer

los clubes organizados fuera de Sinaloa, fuesen rancherías, poblados u otros

distritos, de igual forma, se publicaba su mesa directiva, la ubicación del salón de

sesiones y otros datos relevantes. Por su misma vía se convocaba a reuniones

periódicas, se invitaba a manifestaciones públicas y se daban a conocer las quejas

de ferrelistas en contra de las autoridades por supuestos abusos de autoridad.

La promoción del debate ideológico a través de la palabra escrita y la

generación de una opinión pública que se asumiera como el juez de sus

gobernantes fueron algunas de las tareas de El Correo de la Tarde387. El que un

grupo no menor de intelectuales radicados en el puerto de Mazatlán y con

reconocimiento estatal y nacional, así como participaciones de actores políticos de

fuera se pronunciara, por medio del diario porteño, a favor de la campaña ferrelista

causo un impacto importante dentro de algunos sectores de la sociedad porteña.

Estos intelectuales constituyeron un sustituto imaginario de la sociedad que no

encontró durante mucho tiempo un eco a sus demandas, produciendo opiniones

que se difundieron en distintos ámbitos de sociabilidad y que a su vez, fueron

dotando de significación a un posible nuevo sujeto político –el pueblo- mientras

que ponían énfasis en reconstruir la relación de los individuos con el poder. Treinta

y cuatro años más tarde el poeta e historiador sinaloense, Manuel Estrada

Rousseau, preguntaría en su obra El cuarto poder, en la cual aborda sobre el

papel e influencia del periodismo en la política de Sinaloa, ¿Quién, entre los

sinaloense no reaccionarios, osará a negar que por los artículos de Heriberto Frías

nos convertimos en cuerpo y espíritu a la religión de los de abajo?, asociando la

obra del periodista y a las páginas de El Correo de la Tarde a todos los que en

386 ECT, 30 de julio de 1909, p. 2. El Voto, “Los Científicos”. 387 Sergio Arturo Sánchez Parra, “La fuerza de la palabra escrita. El Correo de la Tarde: Un periódico

promotor del cambio político en Sinaloa”. En Ernesto Hernández Norzagaray (Coord.), La revolución

mexicana en Mazatlán, Culiacán, UAS, 2010, pp. 46-53.

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192

1909 se unieron a la campaña política ferrelista, o como Rousseau lo llamaría, “al

idealismo y a la acción del fervor democrático”388.

5.3.- Sociabilidad política, sociabilidad urbana. Formas de apropiación

política del espacio público

La prensa no fue el único medio por el cual los organizadores de la campaña

ferrelista lograron involucrarse dentro del espacio público político. La calle y sus

espacios físicos como las paredes de casas y comercios constituyeron un medio

predominante para la distribución de la propaganda política. El Club Democrático

Sinaloense organizó constantes marchas y mítines a lo largo de la campaña

política, estas, estaban previamente organizadas, se preveía la distancia que

recorrería la marcha, la formación de cada una de las líneas de las comitivas y el

número de integrantes de cada una, el número de oradores a lo largo de la

marcha y el lugar específico para la pronunciación ya fuese del discurso, poema,

verso o canción. Durante las marchas, los participantes hacían uso de pancartas

con leyendas políticas, retratos con el rostro de José Ferrel y llevaban antorchas

encendidas.

Una de las manifestaciones más importantes fue la organizada el 20 de

junio, quince días después de iniciada la campaña, misma que sirvió para medir la

evolución de la aceptación de José Ferrel como candidato opositor en Mazatlán, la

marcha desfilo en el siguiente orden:

Descubierta de caballería.

Banda del 11vo. Batallón.

Estandarte Sres., doctores Gonzalo Pérez Castillo y Rafael Miranda, 1era

sección de acompañantes.

Estandarte señores Francisco Valadés y profesos Felipe Valle, 2da sección.

Orquesta de Enrique Navarro.

Estandarte señores Rosendo R. Rodríguez y Heriberto Frías, 3ra sección.

Estandarte Miguel Maxemín y Andrés Avendaño, 4ta sección.

388 Manuel Estrada Rousseau, El cuarto poder, Culiacán, Gobierno del Estado de Sinaloa, 1943, p. 3.

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193

Orquesta de Abundio Martínez.

Estandarte señores Lázaro Rodelo y Agustín Sánchez, 5ta sección.

Estandarte señores Joaquín Milán y Francisco Saldaña, 6ta sección.

Banda del Venadillo.

Estandarte señores Luis C. Rico y Carlos A. Álvarez, 7ma sección.

Estandarte señores Encarnación Balcázar y Agustín Airola.

Orquesta de Eligio Mora.

Estandarte señores Miguel Macías y Manuel Manzo.

Estandarte Luis Escobar y Francisco M. Álvarez.

Estandarte Manuel D. Milán y Cristóbal Limón.

Banda de Manuel Gómez.

Estandarte Victoriano Siordia y Dámaso Sotomayor y Arellano.

Estandarte Ignacio López Portillo y Federico Valdés389.

La indicaciones para la realización de la marcha preveía también que no

hubiera más hurras y aclamaciones que las iniciadas por los oradores desde las

tribunas y que las antorchas previamente repartidas se encenderían solamente al

terminar el discurso de Felipe Valle y al iniciarse de nuevo la marcha, las

indicaciones, se señaló, eran con motivo de dar a la manifestación popular el

mayor esplendor, solemnidad y lucimiento posibles, también, para que la música

de las bandas pudiera escucharse lo mejor posible.

Durante la marcha del 20 de junio, uno de los oradores fue el Dr. Gonzalo

Pérez Castillo, estacionada la marcha en la esquina de Sacrificio y Oro, el Dr.

Castillo se proclamó en plena lucha ante un enemigo que llevaba por armas las

diatriba y el insulto, dijo estar ante un momento histórico para Sinaloa al ser los

ferrelistas, los primeros en haber puesto frente a frente de las clases adineradas a

un candidato netamente popular, y continuaba:

Nosotros somos la clase obrera, pertenecemos a los humildes, a los

desheredados, pero con cuanto orgullo levantamos nuestra frente, porque del seno

del pueblo han surgido los grandes hombres […] Somos la clase obrera, en

nuestras fraguas se han forjado las espadas que han dado libertad a la patria, en

nuestros talleres se han labrado los broqueles para defender el honor de los

hogares, en nuestras cabañas se han forjados los hierros para destruir las

cadenas del esclavo y los hijos del pueblo han sido los destructores de la Bastilla

389 AHUAS-FJF, 20 de junio de 1909.

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194

en Francia […] Persigamos nuestra lucha, cada cual está en un puesto, ellos, los

millonarios, en los castillos del federalismo, nosotros, los obreros, en las montañas

de la libertad […] Un grupo de científicos ha tenido a lanzar en estas feroces

tierras la manzana de la discordia simbolizada por la candidatura redista.390

La marcha terminó en el Círculo Comercial “Benito Juárez” y el encargado

del discurso de conclusión fue Francisco Valadés, en el hizo protesta de fe

republicana, credo político de sus mayores, jurando “cumplir y hacer cumplir el

derecho democrático de los pueblos no serviles, el sufragio libre”. Valadés se

refirió a la candidatura de Ramón Corral como el motivo de la agitación política

que reinaba en el país y que la manifestación que encabezaba el Club

Democrático Sinaloense era una agitación elocuente de que “el pueblo mexicano

conocía y quería hacer uso de sus derechos”, por encima de la imposición de

candidatos que no son “factura de la democracia”, Valadés, al final de su discurso,

citó a algunos de los autores franceses vinculados como precursores de la

revolución francesa e ideólogos de la democracia, a los cuales vinculó con el

movimiento ferrelista:

Por eso señores, en las circunstancias actuales debemos obrar como seres con

plena conciencia de su libertad, ya que la libertad, como dice Víctor Hugo, es el

órgano visual del progreso, o como dice el Predicador Raúlica, es la libertad de

hacer todo lo que es justo, legítimo y conforme a las leyes. Un pueblo sin partidos

sería un pueblo inconsciente, sería un pueblo servil, pero a los partidos no se debe

de venir ya cuando se tiene la seguridad del triunfo, ni con el temor de la derrota,

sino pletórica el alma de virilidad y de justicia, virtud que realiza las conquistas

morales, así como la espada obtiene las victorias y la inteligencia asegura las

supremacías políticas; pletórica el alma de virilidad y de justicia, para que el fruto

de nuestra acción lleve el sello de esa virtud, que es la verdad práctica, según

Joubert y el pan del pueblo según Chateubriand391.

Un día después de llevada a cabo la primera marcha a favor de Ferrel,

Miguel Maxemín y Heriberto Frías escribieron a Ferrel haciéndole saber que la

manifestación había contado con una participación de alrededor de cinco mil

personas y con la participación de quince oradores392.

390 AHUAS-FJF, 20 de junio de 1909. 391 AHUAS-FJF, 20 de junio de 1909. 392 AHUAS-FJF, 21 de junio de 1909.

Page 195: Tesis Posgrado Historia Mazatlán.pdf

195

La propaganda política de los ferrelistas fue constante también a través de

otros elementos simbólicos, durante las reuniones, las marchas y los mítines se

repartieron un total de 100 mil puros393, alrededor de 10 mil sombreros394 de palma

con la leyenda de José Ferrel y se repartieron miles de panfletos. En las afueras

de los comercios, de las casas particulares y de los puestos del mercado, quienes

estuvieron a favor de la candidatura de Ferrel colocaban propaganda a favor de

este. Entre los miembros de los diferentes clubes y los partidarios de Ferrel se

hizo casi obligatoria la portación visible de un lazo o moño de color rojo, los fines

de semana se organizaban veladas cívicas en el teatro Frivolí encabezadas por la

música de las bandas de Eligio Mora y Enrique Navarro395. José C. Valadés, hijo

de Francisco Valadés y Emilio Somellera, hijo del empresario José Somellera y de

su viuda, heredera de su fortuna y partidaria del ferrelismo, Matilde Lejarza,

presentaban funciones de títeres en las cuales se hacían proclamas a favor de

Ferrel y se dejaba en vergüenza al grupo de encabezado por Diego Redo396.

Los hechos simbólicos –manifestaciones públicas, discursos públicos,

poemas, versos, artículos periodísticos, etc.,- resultados de la campaña electoral

ferrelista de 1909, formaron parte de una construcción semiótica de lo político

adjunta a las sociabilidades construidas a partir del inicio de la campaña, ambas

inteligibles al momento de su praxis. Los actores políticos que participaron

activamente dentro de la campaña se definieron a sí mismo en dos planos

perfectamente visibles. El primero de ellos se basó en una representación

estrictamente semiótica en la cual, el discurso acerca de la ciudadanía o el

derecho de la ciudadanía, sirvió para evaluar, decidir, interpretar y condenar las

acciones tanto de uno u otro grupo político, el segundo estuvo conformado en una

sociabilidad política como base de una pertenencia y vinculo social, bajo la cual,

los actores políticos sustentaron su organización política y dieron sentido a sus

acciones de propaganda electoral.

393 ECT, 5 de julio de 1909. 394 ECT, 10 de julio de 1909. 395 AHUAS-FJF, 9 de julio de 1909. 396 José C. Valadés, Memorias…Op. Cit., p. 97

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196

Propaganda ferrelista

Fuente: Archivo Histórico de la Universidad Autónoma de Sinaloa – Fondo José Ferrel.

Propaganda ferrelista dando a conocer los puntos de instalación de las mesas

electorales

Fuente: Archivo Histórico de la Universidad Autónoma de Sinaloa – Fondo José Ferrel.

Page 197: Tesis Posgrado Historia Mazatlán.pdf

197

Las actividades de propaganda política realizadas por los partidarios del

ferrelismo llevaron al ayuntamiento de Mazatlán y al gobierno de Sinaloa,

encabezado por su gobernador interino, Eriberto Zazueta, a poner un cuidadoso

énfasis en vigilar sus actividades políticas. La presión ejercida desde el aparato

oficial hacía los principales líderes ferrelistas fue motivo de constantes denuncias

durante los meses de duración de la campaña política, para algunos incluso

permaneció después de esta.

Amenazas, atropellos por parte de la autoridad, injurias y abuso de poder

fueron solo algunas de las demandas hechas por parte de los partidarios de

Ferrel, las denuncias se hacían levantando actas judiciales de los hechos, en El

Correo de la Tarde y vía telegrama directamente al gobierno federal. Ejemplos de

estos casos fueron el asalto que sufrió Francisco Valadés a las afueras de las

oficinas de El Correo de la Tarde397, se denunció también una golpiza de rurales

en contra del obrero Fernando Guzmán Montero por gritar vivas a Ferrel en una de

las visitas de Diego Redo al puerto de Mazatlán398, Teodoro Velázquez, trabajador

de la fábrica de cigarros La Universal denunció que los gendarmes que se

emborrachaban en la cantina El Pescador, ubicada frente a la fábrica, trataban a

los que se identificaban como partidarios de Ferrel de “prostitutos, borrachos y

ladrones”399, el profesor de primaria, Margarito Figueroa, denuncio que a la

primaria pública No. 5 habían entrado agentes de policías exigiendo a niños y

maestros que portasen el distintivo color rojo de la campaña ferrelista a

removérselo con amenazas de suspender las clases si no lo hacían400, Luis Pérez

González, empleado de la oficina de Recaudación de Rentas fue impuesto a una

pena de treinta días de prisión por haber pronunciado un discurso a favor de Ferrel

en la vía pública, también existieron denuncias por parte de algunos puestistas del

mercado local hacia los gendarmes a quienes acusaron de golpearlos por negarse

a retirar pancartas a favor de Ferrel que colgaban a las afueras de sus puestos.

Aurea Delgado, viuda de Heriberto Frías, relató que varios grupos de carreteros,

397 José C. Valadés, Memorias…Op. Cit., p. 90 398 AHUAS-FJF, 27 de junio de 1909. 399 AHUAS-FJF, 7 de julio de 1909. 400 AHUAS-FJF, 24 de julio de 1909.

Page 198: Tesis Posgrado Historia Mazatlán.pdf

198

marineros y abastecedores afines a la campaña ferrelista hacían guardia por las

noches afuera de la casa de este por el temor a que fuera asesinado401.

En comunicación de Miguel Maxemín y Heriberto Frías a José Ferrel, estos

le hacían saber lo irritante de la contradicción de los hechos a las promesas del

presidente Díaz, “suscitan cóleras inquietantes que apaciguamos a duras

penas”402. De igual forma, Andrés Avendaño le hacía saber a Ferrel que el

ayuntamiento había sacado a los presos de la cárcel para limpiar las calles debido

a la manifestación de Diego Redo, enterándose que, aprovechando la salida de

los reos, se les pagaría para atentar en contra de las oficinas de El Correo de la

Tarde403.

El cabildo local, a órdenes expresas de Manuel L. Choza, prefecto del

distrito de Mazatlán, prohibió durante los meses de campaña la “realización de

manifestaciones y reuniones públicas que traten la cuestión actual”, lo cual,

manifestaron los directivos del Club Democrático Sinaloense, estaba prohibido

según los artículos 9 y 55, fracción III , de la Constitución Política Federal, otra de

las quejas por parte de los ferrelistas fue el posicionamiento de propaganda a

favor de Diego Redo en edificios públicos, prohibición establecida por la prefectura

de Mazatlán desde 1897404.

Los dos meses que duró la campaña, el ejecutivo estatal y local destinó un

buen número de fuerzas públicas a vigilar a quienes se manifestaran alrededor de

la campaña de José Ferrel, se buscó reprimir los actos de asociación por parte de

los clubes ferrelistas, quienes se dedicaron a denunciar públicamente todos los

actos de amenazas por parte de las fuerzas locales. Al triunfo de la campaña

redista, aún y con la muestra de, según los ferrelistas, un claro fraude suscitado

401 Aurea Delgado de Frías, “¿Dónde estuvo la cuna de la Revolución de 1910?”, en VV.AA., Resonancias de

la lucha. Ecos de la epopeya sinaloense-1910, Culiacán, Gobierno del Estado de Sinaloa, 1961, p. 162. 402 AHUAS-FJF, 23 de junio de 1909. 403 AHUAS-FJF, 21 de junio de 1909. 404 AHMM, Actas de Cabildo, 28 de diciembre de 1896.- Desde el día 1 de enero de 1987 toda persona que

tenga necesidad de fijar avisos, cartelones o cualquier otro impreso está obligado en los tablones públicos que

se colocarán en los lugares previstos. El interesado tendrá que acudir a las oficinas municipales a solicitar el

permiso para la colocación del impreso con previo pago de .25 centavos a 4 pesos, se entregará un recibo que

eximirá del pago de impuestos.

Page 199: Tesis Posgrado Historia Mazatlán.pdf

199

durante el día de la elección, los principales representantes del ferrelismo en

Sinaloa fueron obligados a volver a sus actividades cotidianas. Francisco Valadés

tuvo que hacerse a un lado en la sociedad que tenía junto con Andrés Avendaño

al verse éste constantemente presionado por el gobierno de Diego Redo,

causando el debilitamiento económico de sus negocios, muchas de sus amistades

comenzaron a separarse de la familia, la decepción por la derrota política provocó

el aumento de los achaques del reumatismo en Francisco405. Según Roque

Estrada, a su llegada al puerto de Mazatlán en enero de 1910, Heriberto Frías los

reunió con Francisco con el propósito de invitarlo a participar en la campaña

maderista a lo cual se negó llegándose a mostrar escéptico frente al discurso de

Madero406.

Como actos de venganza política por parte de la administración redista a

los principales líderes ferrelistas, la concesión minera de los hermanos Miguel y

Antonio Tarriba se les fue destituida para entregarla a una empresa

Sudamericana, Heriberto Frías fue destituido como director de El Correo de la

Tarde, Rafael Buelna salió a Guadalajara a continuar sus estudios, el presbítero

Dámaso Sotomayor tuvo que salir hacía Santiago de Ixcluinta, Nayarit, escondido

en un barco407, Frías y Francisco Valadés se trasladaron hacía la Ciudad de

México ante la persecución sufrida en Mazatlán, ahí, atacado por la presión,

Valadés murió de un ataque al corazón.

La lucha ferrelista no fue solamente el desencuentro político de dos grupos

de poder en Sinaloa, representó también, el fortalecimiento de nuevos grupos

sociales, la aparición de nuevas formas de sociabilidad política en Sinaloa como

los clubes organizados formalmente con una estructura y reglamento interno así

como el acto de apertura del espacio público político más allá de la prensa local,

las calles, plazuelas, teatros y demás espacios físicos representaron nuevos

elementos simbólicos al momento de encarar una lucha electoral, a través del

405 José C. Valadés, Memorias…Op. Cit., pp. 95-103. 406 Roque Estrada, La Revolución y Francisco I. Madero, Guadalajara, Talleres de la Imprenta Americana,

1912, p. 108. 407 Dámaso Sotomayor, “Brindis profético”, en VV. AA., Resonancias…Op. Cit., p. 209.

Page 200: Tesis Posgrado Historia Mazatlán.pdf

200

discurso, de las imágenes, la caricaturas política y las sociabilidades, presentes en

la vida cotidiana, se logró movilizar a una buena cantidad de grupos a la acción

política,

La elección gubernamental de 1909 en Sinaloa fue casi una fotografía de

otras elecciones que a finales del porfiriato se realizaron en México como la de

Enrique Creel en Chihuahua en 1903, Olegario Molina en Yucatán en 1902, Emilio

Pimentel en Oaxaca y José María Espinoza y Cuevas en San Luis Potosí durante

1905, con Damián Flores en Guerrero en 1907 y con Pablo Escandón y Barrón en

Morelos en 1909. Todas ellas, parte de una ficción democrática408 aplicada

necesariamente para la obtención de la legitimidad del régimen de Díaz, así como

para dar una señal clara de la fuerza del sistema político.

408 Ibídem, p. 41

Page 201: Tesis Posgrado Historia Mazatlán.pdf

201

CONCLUSIÓN

Justo después de lo que significó la trasgresión política provocada en Sinaloa a

causa de los movimientos armados locales emanados de la revolución de

Tuxtepec, fuese para defender el movimiento liderado por Porfirio Díaz o el

gobierno en turno, así como las azoradas que surgieron inmediatamente después

del triunfo tutexpecano, lo que se buscó en Sinaloa por parte del recién

establecido gobierno de Cañedo y que pudiéramos tomar como una estrategia

política federal fue, precisamente, establecer en orden político estatal y buscar el

funcionamiento de todas las instituciones públicas con el fin de lograr la estabilidad

tan anhelada por la sociedad civil.

El camino hacia esta “estabilidad” no fue fácil ni lineal, la práctica de la

política del gobierno cañedista se fusionó con el trabajo de una oposición que

estaba ahí, pendiente de cualquier posibilidad de desplazar a la estructura que

apenas se iba conformando. Esta nueva etapa se caracterizó por buscar nuevos

medios de legitimidad hacía el gobierno en todos sus niveles por viejos medios,

pero que ante las etapas de guerras y movimientos armados internos en México

tenían ya años sin ser utilizados, estos fueron la prensa y un sistema electoral

sólido.

La disposición a una apertura informativa, sobre todo de los trabajos

gubernamentales produjeron un incremento inusitado en la producción de la

prensa periódica en Sinaloa, tanto de carácter oficial como de carácter

oposicionista, misma que logró mantener, una cierta nivelación en cuanto a la

opinión pública estatal sobre el trabajo de los gobiernos en turno. A su vez, las

legislaciones electorales y su práctica cotidiana lograron una legitimad hacia estas

nunca antes vistas, pues si bien, el cohecho, el fraude y las presiones hacia el

voto fueron objeto de denuncias en cada una de ellas, el hecho de que estas se

practicaran en tiempo y forma, teniendo una legalidad aparente, fueron motivo

suficiente para dotar a los elegidos de autoridad moral para gobernar.

Page 202: Tesis Posgrado Historia Mazatlán.pdf

202

Aun así, contrario a lo establecido en mucha de la historiografía local, a la

cual ya hicimos en una parte referencia409, ni los gobiernos de Francisco Cañedo y

de Mariano Martínez de Castro lograron establecer en un inicio una política

implacable en su práctica, esto debido a que el reacomodo de la organización

gubernamental local fue una construcción de larga duración que traspasó múltiples

periodos de gobierno. No fue sino hasta después de 1896 que la política cañedista

se impuso ante sus contrapartes gracias, precisamente a que logró imponerse

dentro de esta construcción del aparato gubernamental ayudado a su vez a la

aprobación de la ley de reelección directa, aprobada en Sinaloa por el Congreso

local en 1894.

Para lograr el control de la política estatal, Cañedo se sirvió de los Prefectos

políticos. La táctica de la época Cañedista era darles a estos la libertad de poder

manejar algunos asuntos como lo referente a la educación, la salud, y los

procesos electorales en los distritos que conformaban en ese entonces la entidad,

pero teniendo el ejecutivo la última voz sobre las decisiones relevantes en los

municipios, como lo eran las concesiones para el establecimiento de servicios

públicos, entre otras

Mientras la imagen del presidente Díaz se venía deteriorando cada vez

más, su homólogo estatal no quedaba exento de esto, Francisco Cañedo era un

hombre anciano, de vieja hechura, que venía siendo por una treintena de años la

voz autorizada tanto dentro como fuera del gobierno. Esta estructura monolítica de

la política tuvo un impacto considerable en el Estado pues permitió que una nueva

generación de ciudadanos comenzara a preguntarse si el tiempo ya del viejo

caudillo había llegado a su fin, además, puso las condiciones para la conformación

de nuevas sociabilidades que permitieron ampliar el espacio público político como

los clubes, asociaciones estudiantiles, mutualistas, entre otras, sin dejar de ser

custodiadas y vigiladas por el Estado.

La política cañedista, en su edad avanzada, se basó en mantener en los

más altos escaños del gobierno local a sus compadres, familiares y socios

409 Véase Introducción y capitulo IV.

Page 203: Tesis Posgrado Historia Mazatlán.pdf

203

comerciales. Estos se pueden encontrar, durante todo su gobierno, dentro del

poder judicial y del poder legislativo, el primero fungiendo como órgano coactivo

del Estado al servicio de la clase dirigente porfirista, y el segundo, como medio

para la creación de leyes, otorgar permisos de ausencia al gobernador, indultos y

exoneración de impuestos. Alrededor de estos se afianzaron actores cercanos por

cualquiera de estos tres ejes a Francisco Cañedo, teniendo como labor fáctica

obedecer las órdenes dictadas, significando cualquier contrariedad, la represión

política con el propósito de amedrentar e inclusive encarcelar a los detractores del

régimen.

Sin embargo, a pesar de lo asfixiante que era el sistema político imperante,

de la nula o escasa participación ciudadana en los asuntos públicos, la

modernización porfirista, produjo su propia oposición. Años de transformaciones

económicas, sociales y culturales tendieron a modificar el escenario local. El

surgimiento y crecimiento de una elite ilustrada, el impacto que trajo la fundación y

desarrollo en la educación impartida dentro del Colegio Civil Rosales, lentamente

entre los intersticios de la dictadura, forjaron una cultura política detractora que se

expresó de diversas maneras, entre ellas, las producciones discursivas,

destacando de una manera significativa la prensa ubicada en Mazatlán.

El mutualismo decimonónico en Mazatlán fue una manifestación

espontánea y solidaria de sociabilidad popular que actuó políticamente desde dos

planos, el primero de ellos fue el tener una confluencia con el poder político, lo

cual le permitió el ir adquiriendo ciertos beneficios al ser parte de un grupo social

de influencia pública y el otro fue, precisamente, el utilizar la influencia que como

grupo se había logrado adquirir para participar abiertamente dentro de las

coyunturas político electorales, uniéndose a uno u otro bando político, según los

intereses de los grupos que al interior de las mismas sociedades obreras fueron

conformándose. De una u otra forma, es decir, participando como grupo aliado al

poder político o como parte de la oposición, el mutualismo decimonónico

mazatleco fue la plataforma de los primeros escarceos del movimiento obrero,

contribuyendo al inicio del ejercicio de la resistencia política y sindical en Sinaloa.

Page 204: Tesis Posgrado Historia Mazatlán.pdf

204

La prensa disidente durante el porfiriato fue de suma importancia. Aunque

perseguida y censurada, logró establecer una crítica social y política constante

hacía el gobierno de Cañedo. A lo largo del cañedismo se logró redactar y

distribuir diversas publicaciones que pusieron especial interés en el análisis de la

coyuntura política imperante. Estas fueron toleradas hasta que el gobernador

creyó que alterarían el orden social con su crítica constante a la gestión

administrativa por él desempeñada. Con mano dura Cañedo no dudó en castigar,

si así fuese necesario, a los detractores de su gobierno y a todo aquel que se

decidiera a criticarlo. Por su parte, la prensa opositora porteña fue instrumento de

expresión de las voces discordantes con el régimen en turno, pero

simultáneamente, testigo de las transformaciones culturales e intelectuales que se

habían gestado en la entidad durante la ya anciana dictadura. Periodistas,

intelectuales, científicos o pedagogos tendieron cada vez más a expresar sus

puntos de vista sobre la decadencia política que significaba ser dirigidos por una

gerontocracia a la vez vetusta como excluyente.

El hecho de que se le designara a la ciudadanía una elección de candidatos

previamente designados por el ejecutivo federal como su única posibilidad de

participación incrementó en ella el sentimiento de coartación del voto y de

injusticia que poco a poco fue saliendo a la luz. Ante esto, la ciudad de Mazatlán

como ente colectivo de pertenencia social adjunto a la idea de la función del

Estado moderno, fueron dos de los fundamentos centrales de la creación del

ciudadano político, el cual mostró su “cogito” político a través de la prensa y del

espacio público, teniendo como escenario central dentro de esta coyuntura política

la elección gubernamental de 1909.

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205

ANEXOS

Cuadro 1

PUBLICACIONES ESTABLECIDAS EN MAZATLÁN DE 1877 A 1911

NOMBRE

AÑO DE FUNDACIÓN

CARACTERÍSTICAS

DIRECTOR Y RESPONSABLE

El Pacífico 1871-1890 Político, Comercio – Variedades

José Ferrel

El Alacrán 1877 Político – Opositor S/D

El Monitor del Pacífico

1878-1879

Legislación, Jurisprudencia, Ciencias y

Artes

Jesús Río y Madrid

La Tarántula 1879 Político-Opositor José C. Valadés

El Tornillo 1879 Político – Opositor S/D

El Globo 1880-1882 S/D S/D

El Correo de la Tarde

1885 – 1980 Político, Mercantil, Literatura y Variedades

Carlos F. Galán y Miguel Retes

La Espada de Damocles

1882 Político-Opositor Pedro Tamés

El Mundo Moral 1885 Literatura y Variedades S/D

El Abuelo de Campanone

1886 S/D S/D

El Colegio Independencia

1887 Educación S/D

El Eco Popular 1887 Político – Literario S/D

El Fantasma 1887 S/D S/D

La Gaceta Sinaloense

1887 S/D S/D

El Grillo 1887 S/D S/D

El Municipio de Mazatlán

1887 Variedades S/D

La Voz de Mazatlán

1887 Político, Literatura y Variedades

Francisco Gómez Flores

El Pato 1887 Variedades S/D

El Pensamiento 1887 Literario S/D

La Prensa. Diario de la Mañana

1887 – 1913 Variedades Antonio H. Rodríguez

El Toro 1887 Político – Opositor S/D

El Bisemanal 1890 Variedades S/D

Page 206: Tesis Posgrado Historia Mazatlán.pdf

206

Fuentes: Gobierno del Estado de Sinaloa, Anuario… Op. Cit., p. 108. David A. Urrea, Directorio… Op. Cit., p. 18, Jorge Briones Franco, La prensa… Op. Cit., pp. 77-80 y Héctor R. Olea, La imprenta…Op. Cit., pp. 53-65

Cuadro 2

ASOCIACIONES DE OBREROS EN MAZATLÁN 1875-1909

Nombre Fundación y número de miembros

Asociación de Artesano Unidos 9 de septiembre de 1875 con 71 miembros.

Unión “Juan Escutia” 13 de mayo de 1883 con 47 miembros.

Sociedad Mutualista de Zapateros 8 de abril de 1885 con 33 miembros.

Sociedad de Artesanos Zapateros S/F. Ya existía para 1891.

Sociedad “Fraternal” de Villa Unión 22 de mayo de 1892 con 22 miembros.

La Píldora 1890 Político Elpidio Arreola - Eugenio Damy

La Sardina 1891 Lúdico – Carnaval Comité del Carnaval

El Monitor Lancasteriano

1891 Educativo David A. Urrea – Compañía

Lancasteriana

El Mutualista 1892-1895 Comercio, Literatura y Variedades

Esteban Villalobos – La Sociedad Mutualista

El Socialista 1892 Política, Literatura y Variedades

Jesús Río y Madrid

El Noticioso 1897 Política, Literatura y Variedades

Antonio Murúa Martínez

El Liberal 1900 Político – Opositor S/D

Sancho Panza 1900 – 1903 Lúdico – Taurino S/D

El Toreo 1901 Lúdico – Taurino S/D

La Tribuna 1901 Político – Literario S/D

El Occidente 1904 Político – Literario José G. Ortiz

El Demócrata 1904 Político – Literario Andrés Avendaño y Francisco Valadés

El Relámpago 1908 – 1911 Político – Variedades S/D

El Correo del Comercio

1909 – 1910 Político – Comercio Jesús G. Orozco “El Costeño”

Mazatlán Escolar 1909 Educación Felipe Valle

El Hijo del Alacrán 1909-1910 Político – Opositor Arnulfo Rodríguez “Viborillas”

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207

Sociedad “Antonio Rosales” 13 de agosto de 1892.

Gremio de Abastecedores Agosto de 1892

Sociedad Protectora de Sombrereros S/F. Ya existía para 1894.

Sociedad Mutualista “Ignacio Zaragoza” 30 de octubre de 1895 con 28 miembros.

Sociedad Mutualista “Francisco Cañedo” 3 de marzo de 1900.

Mutual de Operarios de Villa Unión S/F. Ya existía para 1900.

Sociedad “Hans Gutemberg” 2 de junio de 1901 con 19 miembros.

Unión de Barberos 4 de diciembre de 1903 con 29 miembros.

Unión de Zapateros 11 de febrero de 1904 con 35 miembros.

Unión Marítima 3 de marzo de 1905 con 154 miembros.

Unión de Tipógrafos Sinaloenses 18 de agosto de 1907 con 27 miembros.

Sociedad “Benito Juárez” Unión de Panaderos

15 de noviembre de 1907 con 47 miembros.

Unión de Carreteros y Cargadores “Heriberto Frías”

24 de enero de 1908 con 24 miembros.

Unión de Tabaqueros 29 de julio de 1908 con 84 miembros.

Club de Cargadores y Alijadores del Muelle 24 de octubre de 1908 con 78 miembros.

S/F: Sin Fecha. Fuentes: Archivo Histórico Municipal de Mazatlán, El Correo de la Tarde, El Socialista, El Monitor Sinaloense.

Cuadro 3

CLUBES FERRELISTAS FORMADOS EN MAZATLÁN, JUNIO-AGOSTO 1909

Nombre del Club

Mesa Directiva

Fecha de formación

Objetivos y/o lema

Club Juvenil Democrático

Presidente:

Justo V. González Vicepresidente:

José Pérez Nuño

8 de junio

“Contribuir a que lo jóvenes ejerciten sus derechos de ciudadano y así,

levantar el estadio de la democracia”

Club “Jorge Grandos”

Presidente: Úrsulo Zataraín Vicepresidente: Refugio Zataraín

26 de junio

-----------

Page 208: Tesis Posgrado Historia Mazatlán.pdf

208

Club Democrático

Obrero

Presidente: Salvador Aguilar Vicepresidente:

José Pérez Alemán

29 de junio

“Libertad en la Constitución”

Club Juvenil Ferrelista

Presidente: Dámaso Sotomayor

Vicepresidente: Federico Valdés

4 de julio

-------------

Club “Galeana”

Presidente: Alfonzo Báez

Vicepresidente: Juan C. Sánchez

6 de julio

-------------

Club Democrático

Marino

Presidente: Rodolfo Martínez Vicepresidente: Eusebio Pérez

13 de julio

--------------

Club “Sufragio Libre”

Presidente: José Gómez Llanos

Vicepresidente: Alejandro Gil

15 de julio

-------------

Club Democrático

“General Félix Díaz”

Presidente: Marcos Mayola Vicepresidente: Refugio López

S/F

--------------

Club “12 de Abril”

Presidente: Arturo Butchart Vicepresidente:

Aurelio M. Pereyra

3 de agosto

“Las esperanzas del pueblo humilde de Sinaloa son vencer

en buena lid al partido aristócrata

contrario, a los eupátridas, tiranos y

explotadores del pueblo”

Club “Hidalgo”

Presidente: Gaudencio Morales

Vicepresidente: Cesáreo López

S/F

-------------

Club Ferrelista de los Marineros

Presidente: Rodolfo Patrón

Martí Vicepresidente: Eusebio Pérez

S/F

-------------

S/F: Sin Fecha. Fuente: Archivo Histórico de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Fondo José Ferrel.

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ARCHIVOS CONSULTADOS

Archivo General de la Nación

Fondo del Departamento del Trabajo

Archivo Histórico de la Universidad Autónoma de Sinaloa

Fondo José Ferrel

Archivo Histórico Municipal de Mazatlán

Actas de Cabildo

Fondo Presidencia

Archivo Ricardo Flores Magón

Regeneración

Archivo Histórico de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Fondo Amparos

Centro Regional de Documentación Histórica y Científica – Universidad Autónoma

de Sinaloa

El Correo de la Tarde

El Demócrata de Mazatlán

Biblioteca Francisco Xavier Clavijero – Universidad Iberoamericana

Colección Porfirio Díaz

Biblioteca Sebastián Lerdo de Tejada – Secretaría de Hacienda y Crédito Público

El Monitor del Pacífico

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El Socialista

La Opinión de Sinaloa

Hemeroteca Nacional de México – Universidad Nacional Autónoma de México

El Siglo Diez y Nueve

La Gacetilla

La Libertad

La Patria

La Tarántula

Periódico Oficial del Estado de Sinaloa

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