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I S SN : 1688 5058 TTULOCLAVE:DOCUMENTODETRABAJO(INSTITUTODECIENCIAPOLTICA.MONTEVIDEO)TTULOCLAVEABREVIADO:DOC.TRAB.(INST.CIENC.POLT.,MONTEV.)
INSTITUTODECIENCIAPOLTICADELAFACULTADDECIENCIASSOCIALESDELAUNIVERSIDADDELAREPBLICA.MONTEVIDEO,URUGUAY.
JAVIERGALLARDO,ADOLFOGARCYPAULORAVECCA
THINKTANKSYEXPERTOSENELGOBIERNODELFRENTEAMPLIO(URUGUAY,20052008)
DOCUMENTOONLINEN[01/09][JULIO2009]
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Los autores desean agradecer la cooperacin de las instituciones y personas que completaron los formularios y respondieron nuestras preguntas. Un agradecimiento especial para la Oficina Regional de IDRC y a su director, Dr. Federico Burone, por apoyar especialmente la realizacin del trabajo de campo.
Think Tanks y expertos en el gobierno del Frente Amplio (Uruguay, 2005 - 2008)
Javier GallardoAdolfo Garc
Paulo Ravecca
2
1. Introduccin El objetivo de este documento es contestar una amplia batera de preguntas sobre
los Think Tanks en Uruguay. Cmo son sus recursos humanos? Cmo financian sus
actividades? Qu estrategias despliegan para diseminar los resultados de sus trabajos e
influir en las polticas pblicas? Cmo evalan y miden su incidencia poltica? Cmo
se relacionan con el gobierno del Frente Amplio? Para generar la informacin que
permitiera contestar estas preguntas se envi un formulario a 21 organizaciones y se
realizaron entrevistas en profundidad tanto a directores de Think Tanks como a polticos
de distintos partidos. La lista de las organizaciones seleccionadas se presenta en la
siguiente seccin de este documento (7 institutos universitarios, 5 centros privados de
investigacin y 9 ONGs de perfil "advocacy"). Todas estas instituciones cumplen con la
funcin bsica que la literatura especializada le asigna a los Think Tanks: generan
informacin, aportan insumos y procuran incidir en problemas de gobierno y en
polticas pblicas, aunque la proporcin de tiempo y recursos asignada a cada una de
estas tres tareas es variable. Como se ver, son pocas las instituciones que se ajustan a la
tradicin anglosajona tan sistemticamente estudiada por autores como Donald
Abelson.1
2. Think Tanks en Uruguay: recursos humanos, financiamiento, incidencia En la tabla siguiente presentamos la lista de las organizaciones relevadas. Para
cada una de ellas se detalla el ao de creacin y se realiza una breve descripcin de su
actividad. Como puede verse, distinguimos tres tipos de organizaciones: institutos
universitarios, centros privados y grupos de advocacy.
1 Dejamos fuera de este relevamiento las estructuras del estado especializadas en planificacin de polticas como la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (que depende de la Presidencia de la Repblica) y la Oficina de Programacin y Poltica Agropecuaria (que pertenece al Ministerio de Ganadera, Agricultura y Pesca). Tampoco fueron incluidas algunas instituciones acadmicas importantes como el Departamento de Trabajo Social de la Facultad de Ciencias Sociales cuya actividad principal es la formacin de profesionales y la investigacin en el campo del Trabajo Social. No consideramos tampoco en esta oportunidad a las consultoras de Opinin Pblica (cuyos datos y anlisis tienen alto impacto durante la campaa electoral), dado que tienen una participacin menor en el mundo de las polticas pblicas. Finalmente, tampoco ha sido tomado en cuenta en esta investigacin el proyecto Dosmil30. Pese a que su presencia en los medios no es desdeable, el proyecto est an en vas de institucionalizacin.
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Tabla 1. Nombre, ao de creacin y tema principal de los Think Tanks de Uruguay
Institutos Universitarios Centros Privados Grupos de advocacy DECON
Departamento de Economa FCS UdelaR (1988)
Investigacin y docencia de posgrado en Economa
CIESU Centro de Informaciones y Estudios
del Uruguay (1975) Investigacin y consultora en pobreza, exclusin, infancia,
familia.
EL ABROJO Instituto de Educacin Popular (1988)
ONG dedicada al combate a la pobreza y la exclusin
ICP Instituto de Ciencia Poltica
FCS UdelaR (1988) Investigacin y docencia en Ciencia Poltica a nivel de grado y posgrado
CINVE Centro de Investigaciones
Econmicas (1975) Investigacin y consultora en
Economa
REDES - Amigos de la Tierra Red de Ecologa Social
ONG consagrada a la defensa del Medioambiente y a la promocin de la
ecologa social. UM
Unidad Multidisciplinaria FCS UdelaR (1991)
Investigacin y docencia de posgrado en Historia Econmica,
RRII y Poblacin
CIEDUR Centro Interdisciplinario de
Estudios sobre el Desarrollo del Uruguay (1977)
Investigacin en polticas de desarrollo
CNSmujeres Comisin Nacional de Seguimiento de los Compromisos de Cairo y Beijing
(1996) Red de ONGs que promueve los
derechos de la mujer y la igualdad de gnero
DS Departamento de Sociologa
FCS UdelaR (1958) Investigacin y docencia en
Sociologa a nivel de grado y posgrado
CERES Centro de Estudios de la Realidad
Econmica y Social (1985) Investigacin y consultora en Economa y polticas pblicas
GGUU Gurises Unidos (1992)
ONG dedicada a la defensa de los derechos de los nios y adolescentes.
IECON Instituto de Economa
FCEyA UdelaR (1957) Investigacin en Economa, especializacin en desarrollo
RUMBOS (2005)
Promocin de polticas de Estado. nfasis en estudios demogrficos y
polticas de poblacin.
SERPAJ Servicio de Paz y Justicia (1991)
(Derechos humanos) ONG enfocada en la defensa y
promocin de los derechos humanos
IPES Investigacin sobre Pobreza y
Exclusin Social (2000) Investigacin en pobreza, exclusin
y polticas sociales
ICD/PIT-CNT Instituto Cuesta Duarte (1989)
(Trabajadores organizados) ONG consagrada a la investigacin social orientada a la defensa de los
derechos de los trabajadores. CLAEH
Centro Latinoamericano de Economa Humana (1957)
Incidencia, investigacin y docencia en diversas ciencias sociales y
humanas
ICD Instituto de Comunicacin y Desarrollo
(1986) ONG enfocada a la construccin de ciudadana y a la promocin de la
democracia y la transparencia. CURI
Consejo Uruguayo de Relaciones Internacionales (2003)
ONG orientada a la profesionalizacin de la poltica exterior del Uruguay
UT URUGUAY TRANSPARENTE Comisin Uruguaya de Lucha contra la
Corrupcin "Uruguay Transparente" (1995)
ONG - Captulo Uruguay de Transparency International. Se orienta al combate a la corrupcin y a la promocin de la transparencia en la funcin pblica.
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2.1. Recursos humanos En las organizaciones relevadas trabajan cerca de 600 profesionales. Como puede
verse en el grfico, los institutos universitarios son, en general, las organizaciones de
mayor tamao. Muchos de ellos cuentan con varias decenas de docentes e
investigadores, la mayora de ellos en rgimen part time. Los centros privados de
investigacin funcionan con una cantidad sensiblemente menor de integrantes. Por su
parte, el volumen promedio de las ONGs no es muy distinto que el de los centros
privados. Llama la atencin el tamao alcanzado por "El Abrojo" (ms de 100 personas
vinculadas a los distintos proyectos). De todas maneras, la mayor parte de estos recursos
humanos estn dedicados a tareas de implementacin de proyectos sociales en el marco
de programas del gobierno. La proporcin de recursos destinada a la investigacin
social o a incidencia poltica es significativamente menor. Finalmente, cabe mencionar
que algunas organizaciones no tienen personal tcnico contratado (es el caso, por
ejemplo, de UT y de CURI). Sostienen su actividad mediante la accin del equipo de
profesionales que integran la direccin, asistidos por un mnimo cuerpo administrativo.
Grfico 1. Recursos Humanos. Total de Profesionales y Subtotal de PhD por Institucin
Fuente: formulario relevamiento a Think Tanks y UAE (FCS)
5
Aproximadamente un centenar de profesionales tiene procesos de doctorado en
curso o terminados. A su vez, aproximadamente 20 de ellos estudiaron en EEUU. Los
institutos universitarios pblicos concentran una amplia mayora (ms del 80%) de los
profesionales con procesos de doctorado (terminados o en curso).
2.2. Financiamiento Los Think Tanks uruguayos obtienen sus recursos de diversas fuentes pblicas y
privadas, domsticas y exgenas. Al emplear como criterio nicamente la principal
fuente de financiacin pueden distinguirse cinco situaciones diferentes.
Un primer grupo de organizaciones se financian bsicamente a travs del
presupuesto nacional. Es el caso de los centros acadmicos que forman parte de la
Universidad de la Repblica. Adems de estos recursos, los centros universitarios
pblicos han ido, a lo largo de la ltima dcada, mejorando su capacidad para captar
recursos extrapresupuestales a travs de la realizacin de convenios con organizaciones
pblicas y privadas. La bsqueda de convenios se vio estimulada por los bajos sueldos
percibidos por los docentes e investigadores. Para agilizar el trmite de los convenios,
algunas facultades han creado instituciones paralelas que operan como fundaciones. Los
centros universitarios tambin han procurado captar fondos de la cooperacin
internacional (proyectos de la Unin Europea o de Naciones Unidas) y de organismos
internacionales (como el BID o el Banco Mundial).
Un segundo grupo de organizaciones obtienen la mayor parte de sus recursos a
travs de la venta de servicios a distintas agencias del Estado (a nivel nacional o
municipal). Esta situacin es comn en las ONGs especializadas en polticas sociales
(como "El Abrojo"). Frecuentemente, el actual gobierno ha recurrido a las ONGs para
ejecutar polticas diseadas por los tcnicos del Ministerio de Desarrollo Social. Pero
algunos centros de investigacin privados (como CIEDUR) tambin han pasado a
obtener una parte muy importante de su presupuesto a travs de la venta de informes
sobre problemas especficos. De acuerdo al testimonio de CIEDUR, "En los dos ltimos
aos se incrementaron significativamente los fondos estatales por la realizacin de
proyectos vinculados a la emergencia social por impulso del Ministerio de Desarrollo
Social".
6
Tabla 2. Principal fuente de financiamiento (datos 2006)
Institutos
Universitarios
Centros Privados
Grupos de Advocacy
Fondos presupuestales ICP DECON IECON DS UM
Servicios al Estado
CIEDUR EL ABROJO
Apoyo de empresa privada
CERES
Financiamiento internacional IPES
CINVE CIESU*
SERPAJ ICD CNSmujeres GGUU
UT RUMBOS Fondos propios
CLAEH CUESTA DUARTE*
(*)El Instituto Cuesta Duarte se financia mediante los aportes de la central sindical (PIT-CNT) de la cual depende Fuente: formulario relevamiento a Think Tanks..
Un tercer tipo de instituciones obtienen la mayor parte de su financiamiento en el
exterior del pas (organismos internacionales, fundaciones, etc.). Encontramos que esta
situacin es muy frecuente en los grupos de advocacy (como SERPAJ, CNSmujeres o
Gurises Unidos y Uruguay Transparente). De todos modos, tambin los centros
privados dedicados a la investigacin o la consultora obtienen ingresos importantes
desde el exterior (es el caso de CIESU y CINVE) o de las agencias internacionales
(RUMBOS). Varios directores de Think Tanks sealaron que la comparativamente
buena posicin de Uruguay en algunos indicadores de desarrollo humano dificulta la
obtencin de fondos, dado que la cooperacin internacional suele privilegiar los pases
con indicadores ms desfavorables. Un problema adicional es que, como seal el
director de una de las organizaciones relevadas, "se han limitado los Grants
institucionales lo que dificulta mantener lneas de investigacin estables; los fondos a
los que se accede no contemplan en muchos casos los costos de reproduccin
institucional razonables como para cubrir los niveles de inversin necesarios y
mantener planteles de investigadores estables".
CERES, por su parte, es el nico caso en el casillero de los Think Tanks que se
sustentan gracias al apoyo de la empresa privada. Desde luego, CERES tambin tiene
excelentes conexiones con organizaciones internacionales como el BID y el Banco
Mundial. Adems, especialmente durante el gobierno del presidente Jorge Batlle, esta
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institucin aport insumos para algunas polticas, especialmente en el rea econmica.
De todos modos, su modelo de financiacin es el de los Think Tanks norteamericanos.
Desde luego, CERES no es la nica institucin que tiene contacto con las empresas
privadas. Por ejemplo, Gurises Unidos inform que viene aumentando el apoyo de
empresas con sentido de responsabilidad social a la tarea de promocin de los derechos
de los nios realizada por esta organizacin.
El quinto y ltimo tipo de organizaciones es la de aquellas que sustentan su
funcionamiento en fondos propios. Es el caso del CLAEH que se financia
fundamentalmente con el ingreso producido por las matrculas de los alumnos de su
creciente oferta educativa (cursos de nivel universitario, posgrados, talleres). De todas
maneras, el CLAEH tambin obtiene recursos a travs de convenios con el Estado, con
fundaciones y agencias internacionales.
Los Think Tanks parecen no tener problemas insalvables de financiamiento. De
una forma o de otra, con mayor o menor esfuerzo, consiguen seguir operando. Obtener
financiamiento para proyectos no es imposible. Lo realmente difcil, de acuerdo a
algunos testimonios, es conseguir apoyo para los proyectos que la propia organizacin
anhela implementar. Uno de los entrevistados fue especialmente elocuente acerca de
este asunto: "No s si tenemos dificultades para obtener financiamiento. En realidad, el
problema es obtener financiamiento para las iniciativas que la organizacin quiere
hacer. Esto es muy diferente".
Esta restriccin puede aparecer en toda clase de proyectos, especialmente en los
financiados por el Estado: "Desde luego, no te llueven los fondos... Pero lo que existe es
un condicionamiento por parte del Estado cada vez ms fuerte a una lgica de
financiamiento concebida como un servicio tercerizado, que te financia las operaciones
especficas pero no te financia el funcionamiento de tu organizacin". Las
organizaciones reclaman apoyo para financiar el desarrollo de su infraestructura.
Paradjicamente, de acuerdo al mismo testimonio, la tendencia a emplear a las
ONGs en la implementacin de polticas podra tener un impacto negativo en el
desarrollo del tercer sector:
"Cada vez ms tens organizaciones con menos capacidad de autonoma poltica, de pensamiento, y tcnica y ms capacidad operativa para servicios predefinidos. Ellos (los gobernantes) despus se quejan de que cuando piden propuestas de cmo reformular programas las ONGs no
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tienen propuestas. Obvio que no tienen propuestas! No tienen propuestas porque no desarrollan la capacidad del Think Tank. Esta tercerizacin ha creado un modelo de organizacin prestadoras de servicios sin capacidad crtica".
Desde luego, la falta de densidad tcnica y de capacidad crtica que muestran
algunas ONGs es previa al ascenso de la izquierda al gobierno y, al menos en parte,
debe explicarse en el contexto de la fuerte centralidad de los partidos polticos en el
sistema poltico uruguayo. En ese sentido, otro entrevistado relativiz la idea del
debilitamiento de las ONGs en el actual gobierno, sealando la endeblez estructural del
tercer sector en Uruguay:
"Yo estoy radicalmente en desacuerdo con la idea de que en Uruguay hay muchas ONGs. Yo creo que en Uruguay hay muy pocas () en realidad estamos confundiendo lo que tradicionalmente se llaman organizaciones sociales con una cantidad de cooperativas de servicios () El 90% de las que veo son cooperativas de tcnicos que no tienen ningn tipo de representacin legitimada de los sectores que dicen representar".
2.3. Mecanismos de diseminacin Consultamos a los TT acerca de qu mecanismos utilizan para diseminar los
resultados de sus trabajos y ejercer influencia. Como puede verse en el cuadro siguiente,
todas las organizaciones relevadas generan publicaciones y organizan seminarios
abiertos. La mayora de las organizaciones estudiadas tienen una participacin activa en
los medios de comunicacin. Tanto la prctica de los policy briefs como la de promover
encuentros regulares con polticos y/o altos funcionarios estn menos extendidas.
Ambas tienden a ser ms frecuentes en los grupos de advocacy, que son las
organizaciones que tienen polticas de incidencia ms claramente definidas.
Tabla 3. Principales instrumentos de diseminacin de los Think Tanks uruguayos
Institutos Universitarios Centros Privados
Grupos de Advocacy
Seminarios abiertos IECON CLAEH DS ICP CERES CIEDUR EL ABROJO ICD
SERPAJ GGUU UT
Encuentros con polticos CLAEH CIEDUR RUMBOS CIESU EL ABROJO SERPAJ
GGUU
Publicaciones IECON CLAEH UM DS DECON ICP CERES CIESU
CIEDUR CINVE
ICD UT SERPAJ GGUU CUESTA
DUARTE
Presencia en medios IECON UM ICP CERES EL ABROJO UT SERPAJ GGUU Policy briefs UM CERES CIEDUR SERPAJ GGUU
Fuente: formulario relevamiento a Think Tanks
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2.4. Percepcin de la incidencia en las polticas Ninguna organizacin cuenta con mecanismos sistemticos de medicin de su
incidencia en el sistema poltico. sta es una paradoja llamativa. Organizaciones que,
por definicin, asignan un alto valor a la informacin, y que recomiendan enfticamente
a los actores polticos que tomen decisiones sobre la base de datos sobre la realidad, no
disponen de los instrumentos que les permitiran evaluar sistemticamente el impacto de
su propia actividad. De todos modos, la mayora de los directores de los Think Tanks
pudieron ensayar una evaluacin tentativa del nivel de incidencia de su organizacin.
Son pocas las instituciones que consideran tener un nivel de incidencia bajo. En general,
predomina la conviccin que el trabajo de la organizacin es conocido y respetado por
los elencos de gobierno.
Parece claro que la etapa del policy making process en la que los Think Tanks
perciben que tienen un mayor impacto es en el diagnstico del problema. La mayora de
las organizaciones tienen una actitud ms reactiva que proactiva. A diferencia de los
Think Tanks al estilo anglosajn, las organizaciones uruguayas prefieren responder a las
demandas en lugar de intentar instalar desafos en la agenda de gobierno o en el debate
pblico. Esto no debera llamar la atencin en la medida en que la mayor parte de los
Think Tanks que estamos considerando son instituciones de corte acadmico. Como
puede verse en el cuadro anterior, los grupos de advocacy como REDES, CNSmujeres y
UT y algunos centros privados como CERES y RUMBOS son las instituciones que
muestran mayor disposicin a la accin autnoma y los que ms enfocan su actividad en
la incidencia poltica.
Tabla 4. En cul de los momentos siguientes estima usted que su organizacin logra tener mayor incidencia?
Institutos Universitarios
Centros Privados
Grupos de Advocacy
Diagnstico IECON UM* DS CLAEH
CERES CIESU CIEDUR CINVE
El ABROJO CUESTA DUARTE
Opinin Pblica ICP RUMBOS SERPAJ UT Agenda de gobierno Diseo de alternativa GGUU Implementacin Evaluacin CIESU CNSmujeres
(*) Respuesta dada por el programa de Poblacin de UM. Fuente: formulario relevamiento a Think Tanks
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Aunque, como vimos un poco ms arriba, la mayora de los Think Tanks
considera que el trabajo de su organizacin es respetado por los actores polticos,
tienden a pensar que, en trminos generales, los polticos uruguayos asignan poca
importancia al uso de investigacin en las polticas pblicas. Ese constituye un dato
cultural de relevancia, que ha sido identificado tanto por trabajos de reflexin histrica
como por la investigacin politolgica. Sobre este punto se recogieron varios
testimonios contundentes. Transcribimos a continuacin dos muy elocuentes:
"Estimamos que globalmente los polticos uruguayos le asignan un valor reducido o muy reducido a la investigacin social, en particular si es de origen nacional () El sistema poltico uruguayo tiene una mala calidad de toma de decisiones, no usa los datos y la investigacin como soporte para la toma de decisiones".
"No existe una cultura generalizada de toma de decisiones en base a informacin. Entendemos que en la actual coyuntura algunos polticos demandan fuertemente investigacin social y otros le asignan un rol secundario, en todo caso, la valoran pero no la ven como un insumo para la toma de decisiones".
Quiz a causa de esta actitud de las elites polticas, en casi todos los centros
privados se detecta una vivencia de insatisfaccin en el modo en que se "resuelve" la
articulacin entre ellos y el sistema poltico. Esa resolucin est marcada por la
primaca del juego poltico sobre el procesamiento tcnico de los asuntos. Ms all de
las discusiones en torno a la condicin indisociablemente tecno-poltica de los asuntos
pblicos, lo cierto es que los insumos tcnicos tienen un rol especfico y diferencial, que
no estara siendo reconocido en el policy making process.
2.5. Los rasgos peculiares de los Think Tanks en Uruguay La informacin presentada permite volver a insistir en un punto central. No hay
muchas organizaciones en Uruguay que puedan ser calificadas como Think Tanks en el
sentido "anglosajn" de la expresin: nos referimos a instituciones privadas,
especializadas en el anlisis de polticas, con una fuerte vocacin por incidir en el policy
making.
Los institutos universitarios son las organizaciones ms antiguas y tambin,
generalmente, las de mayor tamao. Esto se debe, al menos en parte, a que cumplen
tambin funciones de enseanza. Tienen un staff acadmicamente calificado, con un
nmero alto de posgraduados. La mayora de ellos ha optado por programas de
11
doctorado europeos o latinoamericanos. En los centros pblicos predomina el
financiamiento a travs del presupuesto nacional, aunque ha ido creciendo el ingreso de
recursos por prestacin de distintos tipos de servicios a organizaciones pblicas o
privadas. En general, no tienen estrategias agresivas de incidencia.
Sin embargo, los universitarios uruguayos, como los de otras universidades de
Amrica Latina que recibieron la influencia de los principios del movimiento
universitario iniciado en Crdoba en 1918, consideran un mandato tico involucrarse
intensamente en los debates pblicos y en los problemas sociales. As, muchos
participan asiduamente en el debate ciudadano a travs de los medios de comunicacin.
Contribuyendo al esclarecimiento de asuntos de inters pblico, el acadmico tambin
construye su propio prestigio profesional. Pero, a diferencia de lo que ocurre en la
tradicin de Think Tanks anglosajona, los expertos que concurren a los medios no
expresan el punto de vista de la organizacin a la que pertenecen. Si bien siempre se
nombra la institucin de pertenencia, eso no significa que detrs de la participacin del
acadmico haya una lnea de acumulacin colectiva o investigacin sistemtica sobre el
punto. La diferencia es sutil pero relevante. Generalmente los acadmicos hablan a
ttulo individual, dando opiniones sobre cuestiones de poltica (y de polticas), lo que no
significa necesariamente que la institucin de la que provienen "hable" a su travs. De
hecho ocurre frecuentemente que acadmicos que pertenecen a la misma institucin
defiendan pblicamente puntos de vista diferentes sobre los mismos temas.
Por su parte, la mayora de los centros privados de investigacin fueron creados
como estrategias de supervivencia de universitarios expulsados del Estado por razones
polticas y conservan esa marca inicial. Generalmente son organizaciones de un tamao
menor que los centros universitarios y realizan ms consultora y asesoramiento que
investigacin propiamente dicha. Buena parte de sus recursos surgen del financiamiento
internacional, aunque tambin interactan con frecuencia con el mundo empresarial y
con el Estado. Todos ellos tienen vocacin de incidencia aunque, salvo CERES, no
disponen de estrategias muy agresivas. Durante los ltimos aos, en el contexto del
intenso desarrollo que han experimentado las ONGs en Uruguay, se han venido creando
ms instituciones de este tipo. CURI, UT y RUMBOS son algunos ejemplos de
organizaciones que tienen como mandato bregar por influir en determinadas polticas
12
pblicas. Probablemente, durante los prximos aos, el nmero y la influencia poltica
de este tipo de organizaciones siga aumentando.
3. La interfase con el gobierno del Frente Amplio Haba buenas razones para pensar que durante el gobierno del Frente Amplio2 iba
a verificarse una importante ampliacin de la zona de cooperacin entre la
intelectualidad y el poder poltico, en general, y entre los expertos y los policy makers,
en particular (Garc y Yaff 2004; Garc 2006). El relevamiento realizado confirma en
lneas generales esta hiptesis, pero sugiere que el panorama de la relacin entre los
expertos y sus organizaciones, de un lado, y las agencias de gobierno, del otro, es muy
variado, complejo y contradictorio.
Numerosos testimonios coinciden en que, efectivamente, el gobierno del Frente
Amplio ha logrado un grado importante de cooperacin de los expertos y de sus
organizaciones. El reclutamiento de tcnicos ha sido intenso, especialmente en el
Ministerio de Economa y Finanzas, en el Ministerio de Desarrollo Social y en la
Oficina de Planeamiento y Presupuesto. En palabras de uno de los entrevistados:
"Los tcnicos han entrado en masa a la gestin pblica, y lo han hecho con su bagaje de conocimientos especializados y consensos disciplinarios. Tal vez el hecho ms saliente en esto de la interfase sea el nacimiento de una nueva, muy numerosa y sospecho que diversa (entre otras cosas, en nivel acadmico, reclutamiento, etc.) tecnocracia de izquierda. Ellos son la interfase, ahora".
El incremento del contacto entre expertos y gobierno, de todos modos, muestra
importantes asimetras tanto del lado de los policy makers (no todos los gobernantes
solicitan insumos tcnicos con la misma intensidad y frecuencia) como por el lado de
los Think Tanks (algunas instituciones son notoriamente ms demandadas que otras) y
de los saberes requeridos (algunas reas de conocimiento y comunidades epistmicas
son ms codiciadas que otras).
2 El Frente Amplio fue fundado en 1971 como coalicin de partidos de izquierda. Con el paso del tiempo se ha convirtiendo en un partido poltico propiamente dicho, ha modernizado su ideologa y moderado su plataforma electoral. Desde 1990 gobierna la ciudad de Montevideo, capital del Uruguay. En el ao 2004, el candidato del FA, Tabar Vzquez, fue electo presidente en la primera vuelta de las elecciones presidenciales.
13
3.1. La demanda Existe un amplio acuerdo en que la UdelaR ha sido la institucin ms solicitada
por el actual gobierno. La Facultad de Ciencias Sociales y la Facultad de Ciencias
Econmicas han sido protagonistas destacadas en algunas de las iniciativas
emblemticas de la nueva administracin como el Plan de Emergencia (PANES). En
palabras del director de uno de los institutos universitarios ms demandados:
"Ante el cambio de gobierno se increment el relacionamiento profesional entre el gobierno y la Universidad, con mayores demandas desde el primero hacia los equipos de investigacin de la UdelaR. El movimiento de cuadros acadmicos a la rbita de gobierno tambin implic un relacionamiento novedoso entre gobierno y Universidad".
La otra cara de la moneda han sido las ONGs. Varios dirigentes de ONGs
recordaron que el gobierno del FA ha mostrado una fuerte desconfianza hacia la
sociedad civil:
"Se percibi en una primera instancia por parte de algunos actores del gobierno desconfianza por las iniciativas que pudieran provenir de la sociedad civil, que incluso fue muchas veces descalificada pblicamente (). Para poder hablar de interfase deben existir mecanismos de comunicacin entre la sociedad civil y los actores gubernamentales. Estos son escasos y refieren sobre todo a contacto que se tienen con responsables de diversas oficinas y reas. Se entiende que sobre todo la modificacin cualitativa en la interfase entre investigacin social y el gobierno se realiz a travs de la contratacin de consultores pero no de forma orgnica, lo cual no fortalece la existencia de una sociedad civil organizada. Visualizamos que en la medida que fueron avanzando los diseos estratgicos de las reformas, fue generndose mayor apertura hacia la sociedad civil".
El relevamiento realizado ratifica lo sealado por la literatura especializada en
cuanto a la variedad de factores que pueden incidir en la demanda de investigacin
social por parte de los policy makers. En primer lugar, hay factores de carcter personal,
es decir, que dependen de ciertas caractersticas (valores y creencias) de las personas
involucradas en el PMP. Ha sido reiteradamente sealado en la literatura que algunos
policy makers tienen una mayor disposicin que otros a utilizar investigacin social en
el contexto de su actividad de gobierno. Esto, a su vez, guarda una relacin estrecha con
la composicin del elenco poltico y, ms especficamente, con el nivel y perfil de la
formacin acadmica recibida. Uno de los entrevistados manej este argumento para
explicar por qu el gobierno del FA demanda investigacin social con mayor intensidad
14
que los gobiernos anteriores, integrados por dirigentes del Partido Colorado y del
Partido Nacional:
"Hay una diferencia de composicin del elenco poltico. En el caso de blancos y colorados, aunque fue variando, la composicin del elenco poltico fue bastante tradicional. La principal profesin legitimante era, y es, el Derecho (...). Doctor en Derecho es la profesin que te legitima para hacer poltica (); los grandes lderes polticos de los partidos tradicionales son todos abogados. Pero en el Frente eso es distinto, tens distintas vertientes, la carrera profesional tambin legitima pero tens una gama mucho ms amplia".
En segundo lugar, algunos entrevistados sealaron que la demanda de
investigacin depende tambin de "circunstancias", de "coyunturas". En un contexto de
crisis econmica y de restriccin presupuestal es ms difcil encontrar recursos para
financiar investigacin. Algunos entrevistados insistieron en este punto, poniendo como
ejemplo la crisis econmica 1999-2002. Un ex ministro de la poca explic que era muy
difcil en ese contexto obtener recursos para financiar investigaciones importantes sobre
polticas. Pero, adems de las coyunturas econmicas, importan mucho las coyunturas
polticas: "El uso de investigacin en las polticas depende de las necesidades
concretas"; "muchas de las demandas tienen una fuerte relacin con las coyunturas
polticas". Parece claro que algunas coyunturas polticas favorecen ms que otras el uso
de la investigacin social. En determinadas circunstancias los polticos demandan ms
que en otras. Los entrevistados sealaron tres circunstancias que favorecen el uso de
investigacin social.
i) Un elenco de gobierno nuevo tiende a demandar ms intensamente
investigacin social que un elenco de gobierno ms experimentado. Un
gobernante experimentado puede inclinarse a pensar que ya sabe lo que est
ocurriendo, que no precisa asesoramiento ni nueva informacin. El gobernante
recin llegado, en cambio, siente que pisa arenas movedizas. No confa en la
burocracia ni en los servicios tcnicos normales del Estado (tiende a sospechar
que son leales al partido saliente y no al nuevo partido de gobierno). Por eso el
nuevo elenco suele buscar apoyo tcnico fuera del Estado, en centros
acadmicos de su confianza. Si este argumento fuera correcto, la rotacin de
partidos en el poder podra favorecer el empleo de conocimiento especializado
en las polticas.
15
ii) Cuanto mayor es la voluntad de introducir cambios en las polticas pblicas,
ms intensa es la demanda de investigacin social desde el gobierno. La
innovacin en las polticas pblicas requiere insumos tcnicos: informacin,
estudio minucioso de posibles alternativas, proyecciones de impacto, etc. Esto
vale para el actual gobierno del Frente Amplio, particularmente para el rea
social. Pero se aplica tambin a varias de las reformas llevadas adelante durante
la segunda presidencia de Julio M. Sanguinetti (1995-1999) como la reforma
educativa, o la presidencia de Luis A. Lacalle (1990-1994).3
iii) La participacin de organismos internacionales en procesos de reforma de
polticas incrementa la demanda. Este punto fue sealado en varias
oportunidades durante las entrevistas realizadas. Tanto los organismos
multilaterales de crdito como la cooperacin internacional exigen un fuerte
componente tcnico en la contraparte nacional con la que negocian. En
particular, exigen la instalacin de mecanismos de medicin que permitan
evaluar el impacto de las polticas implementadas.
En tercer lugar, existen tambin condiciones estructurales que inciden en el uso de
investigacin social. En este sentido, a lo largo de las entrevistas, fueron sealadas al
menos dos:
i) Los recursos disponibles. No todas las oficinas pueden financiar investigacin
social. Los sueldos de la plantilla de funcionarios absorben gran parte del
presupuesto. Las oficinas suelen tener poco margen para contratar consultoras o
trabajos de investigacin.
ii) El papel en el policy making process. No todas las oficinas desempean un
papel igualmente relevante en el proceso de las polticas. Es lgico esperar que
aquellas que tienen un papel mayor a jugar tiendan a demandar conocimiento
con mayor intensidad que las otras. Hay diferencias entre las distintas agencias
del Poder Ejecutivo entre s. Por ejemplo, se admite que el Ministerio de
Economa y Finanzas desempea un papel protagnico en la definicin de las
polticas del gobierno. Pero, adems, existe una diferencia notoria entre el papel
del Poder Ejecutivo y del Parlamento en el policy making process.
3 Un buen panorama de las reformas del perodo 1985-1999 puede leerse en Lanzaro (2000).
16
Es perfectamente posible que un poltico tenga mucho inters en contar con
asesoramiento tcnico pero que no cuente con los medios o con los incentivos para
acudir a l. Como veremos a continuacin, algo de esto ocurre con los parlamentarios.
La demanda desde el Parlamento
Existe una gran asimetra entre los recursos tcnicos disponibles en el Poder
Ejecutivo y en el Poder Legislativo. Aunque el Ejecutivo no siempre dispone entre los
funcionarios estables de la cantidad y calidad de recursos tcnicos que requiere, puede
acudir con facilidad a instituciones que le permitan obtener la informacin y el
asesoramiento que precisa. El Parlamento no dispone de recursos para esto. El
mecanismo ms comn es que las comisiones parlamentarias realicen consultas
honorarias a especialistas.
Uno de los entrevistados se refiri al contraste entre la situacin del Parlamento y
la de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto:
"Como legislador de la oposicin yo encontraba una gran dificultad en materia de asesoramiento, porque no haba fondos, no haba el hbito de hacer contrataciones. El Parlamento nunca tuvo un sistema propio. El gran dficit del Parlamento uruguayo es que es uno de los parlamentos del mundo que tiene peor sistema de respaldo tcnico. Ac hay una diferencia importante entre la oposicin y el gobierno. Porque si forms parte de la bancada del gobierno, tens un mecanismo propio, que es el aparato del Estado a tu servicio. Entonces nosotros lo que veamos desde la oposicin es que el gobierno siempre tena una ventaja infinita, porque los parlamentarios clave se metan en los grupos del Poder Ejecutivo, en los procesos de elaboracin de los proyectos. Eso mismo empec a hacer yo despus, cuando llegu al gobierno".
Este testimonio es muy importante: los parlamentarios del partido de gobierno se
asesoran con los tcnicos del Poder Ejecutivo. Los de la oposicin quedan en una
situacin de fuerte desventaja. Esto ayuda a entender por qu es tan difcil generar un
sistema de asesora parlamentaria ms moderno. El partido que tiene mayora y que, por
eso mismo, estara en condiciones de llevar adelante este tipo de iniciativas es el que
menos incentivos tiene para hacerlo, dado que sus legisladores pueden apoyarse en los
equipos tcnicos del Poder Ejecutivo.
A partir de los datos generados por la encuesta realizada por el ICP a los
parlamentarios uruguayos durante el ao 2007, es posible entender un poco ms a fondo
la dinmica de la demanda.
17
Grfico 2. Frecuencia de la demanda de los diputados hacia los TT
Fuente: Encuesta ICP Proyecto Parlamento (2007)
Grfico 3. Frecuencia de la demanda de los senadores hacia los TT
Fuente: Encuesta ICP Proyecto Parlamento (2007)
18
En primer lugar, la demanda de los legisladores hacia los Think Tanks puede ser
calificada de baja. Algunos testimonios desde el lado de los institutos universitarios
apuntan en el mismo sentido: segn el CLAEH, que tiene una larga experiencia de
trabajo con el sistema poltico uruguayo, "es ms frecuente la demanda para tareas
ejecutivas que legislativas". El dato no puede sorprender: en buena medida, el
Parlamento ha delegado su funcin de legislacin en el Poder Ejecutivo (Bergara et al
2006). En segundo lugar, los legisladores del partido de gobierno (tanto diputados como
senadores) demandan con menos frecuencia el auxilio de los Think Tanks que los de la
oposicin. Esto es consistente con el argumento que acabamos de presentar acerca de
las estrategias de los parlamentarios del partido de gobierno. En tercer lugar, la
demanda hacia los Think Tanks de los senadores es ms intensa que la de los diputados.
Se destaca, en este sentido, la actividad de los senadores del Partido Nacional. Tngase
presente que el Partido Nacional es el principal desafiante del Frente Amplio y que la
mayora de los dirigentes que aspiran a ser candidatos a la presidencia por este partido
son senadores. En cuarto lugar, en ambas cmaras se advierte el mismo patrn: los
legisladores del Partido Nacional prefieren acudir a los Think Tanks partidarios y a los
centros privados de investigacin, los del Partido Colorado a los centros privados, y los
del FA a los institutos de la UdelaR.
Cada partido canaliza la demanda hacia la institucin que le inspira mayor
confianza. Esta confianza no es ni nica ni principalmente producto del prestigio
tcnico o acadmico de la institucin. En realidad, importa mucho la confianza poltica.
El FA confa ms en la UdelaR. El PN y el PC desconfan mucho de la UdelaR (porque
la consideran "territorio enemigo", conquistado por los grupos de izquierda a lo largo de
varias dcadas) y tienden a confiar ms en las universidades privadas creadas en los
aos 90 y en los centros privados de investigacin. Sin embargo, segn algunos
entrevistados, no siempre los polticos optan por solicitar asesoramiento en las
instituciones que les resultan ideolgica y polticamente ms afines. Los partidos
tradicionales han preferido muchas veces, por el contrario, acudir a la UdelaR. Esta
estrategia les ha permitido legitimar decisiones polticas que podran haber sido
condenadas por la oposicin. A travs de este procedimiento el gobernante evita crticas
de los partidos rivales minimizando el eventual costo poltico de su decisin.
19
De acuerdo a algunos testimonios, el uso poltico del conocimiento especializado
es muy frecuente en la poltica uruguaya. Apelando a los Think Tanks asociados a
oposicin, los gobernantes se las ingenian para construir un "blindaje" tcnico para sus
decisiones polticas. Desde luego, el empleo del conocimiento especializado para
legitimar decisiones ya adoptadas no es una novedad. Por el contrario, es uno de los
aportes ms conocidos a esta literatura de Carol Weiss. En todo caso, el ejemplo que
venimos manejando debe ser considerado como una especie probablemente ms
sofisticada dentro de ese gnero.
Sin embargo, en algunas arenas de poltica del actual gobierno parece estar
pesando la experticia tcnica "en s misma". Un ejemplo de ello se da en el rea social.
La incorporacin de investigadores de la UdelaR y de otros mbitos a las polticas del
Ministerio de Desarrollo Social a travs de convenios interinstitucionales da cuenta de
ello. Se trata de acuerdos entre instituciones, y no de la contratacin de personas. Por
ms que la UdelaR est asociada, en general, a una sensibilidad de izquierda, est lejos
de ser un mbito homogneo. All hay investigadores de todos los signos ideolgicos.
Por tanto, el hecho de que parte del actual gobierno (por ejemplo MIDES y Servicio
Civil) est conveniando con departamentos y programas acadmicos de la UdelaR, sin
saber a ciencia cierta qu "nombres concretos" estarn involucrados en el trabajo
conjunto, supone que no existe un estricto filtrado ideolgico del saber tcnico y sus
portadores.
3.2. La oferta No es posible construir una interfase amplia y fecunda entre decisin e
investigacin si no existe una oferta de investigacin social capaz de atender la
demanda. A lo largo de las entrevistas fueron surgiendo algunas variables que inciden
en la oferta de investigacin disponible.
En primer lugar, existen (o pueden existir) asimetras en el desarrollo de las
diferentes disciplinas. Es posible que un policy maker demande un tipo de conocimiento
que no est adecuadamente desarrollado en el pas. Un pas puede disponer de
excelentes economistas pero carecer de socilogos o de expertos en polticas sociales.
Los desarrollos asimtricos pueden darse tambin dentro de una misma disciplina. El
desarrollo relativo de los distintos saberes tcnicos puede estar relacionado con la
evolucin de la demanda, o incluso con la tradicin de formacin del sistema educativo.
20
Algunas de las asimetras existentes y su origen fueron planteadas claramente por uno
de los jerarcas del gobierno entrevistados:
"Hay potencia tcnica () aunque uno nota escasez de recursos humanos en algunas reas (). Hay desarrollos desiguales ().Uruguay desarroll una cultura jurdica muy fuerte. se es un activo histrico. Entonces uno encuentra que las consultas en ese campo normalmente tienen, por un lado o por el otro, buen resultado (). Pero muchas veces hay un desencuentro entre lo que vos quers y lo que tens como respuesta. (). Este desencuentro entre la izquierda en el gobierno y los que le dan soporte se da en varias reas: porque predomin otra lgica de pensamiento y otros modelos. Si durante aos se estuvo diciendo que lo que importaba era la poltica macro y no importaban las polticas sectoriales, los sectorialistas son dbiles. Si durante aos se dijo, lo que importa es el corto plazo, y el largo plazo es un producto del buen comportamiento en el corto plazo, entonces, la gente experta en polticas de desarrollo de largo plazo no est o es extremadamente dbil".
Desde luego, no slo existen asimetras en el desarrollo de las distintas vertientes
de la Economa. Otro tanto ocurre en el campo de la Ciencia Poltica. La capacidad de
descripcin y de anlisis de polticas sociales contrasta con la escasa produccin de
estudios sobre polticas agropecuarias, industriales o de estudios sobre desarrollo (Garc
2005). Esto se relaciona con otra asimetra importante que, segn algunas
interpretaciones, caracteriz a las ciencias sociales uruguayas: nos referimos al contraste
entre el desarrollo de la reflexin terica y la aptitud para resolver desafos prcticos.
Refirindose a este punto, un ex ministro lanz un juicio severo sobre los cientistas
sociales uruguayos: "Tienen buena formacin, pero son todos filsofos".
En segundo lugar, existe (o puede existir) una diferencia relevante entre la oferta
potencial y la oferta efectiva. Puede existir una importante acumulacin de
conocimiento cientfico pero de la cual el gobierno no pueda disponer. Lograr la
participacin activa de expertos en las polticas pblicas, ya sea como asesores o como
responsables directos, puede no ser tan sencillo como parece. La funcin pblica suele
generar algunos problemas para los expertos con elevados estndares de formacin (con
maestras o doctorados en universidades de prestigio internacional) y que perciben (o
que pueden razonablemente aspirar a percibir) ingresos altos trabajando en
investigacin o consultora en centros privados de investigacin o en universidades.
Captar este tipo de recursos humanos al policy making es un desafo importante para
quien considere necesario incorporar investigacin social en las polticas pblicas. El
21
problema que se presenta es mltiple: la tarea de gobierno es compleja, los salarios en el
Estado son bajos y los fondos presupuestales disponibles para contratar investigacin
social son escasos. Adicionalmente, la exposicin pblica del tcnico en cuestiones
polmicas puede traer aparejadas situaciones desagradables para las que no est
preparado.
En tercer lugar, parece claro que la participacin en cargos tanto de nivel poltico
como tcnico es ms francamente conveniente para los expertos ms jvenes que para
quienes ya tienen una trayectoria acadmica o profesional destacada. Para los expertos
junior el contacto con el Estado y el mundo del policy making equivale a encontrar una
inmejorable plataforma de despegue: se insertan en el mercado de trabajo, incorporan
nuevas destrezas y saberes y generan capital social. El panorama no es exactamente
igual para los senior. Para ellos, asumir cargos polticos o tcnicos tiene costos ms
altos. Profundizar en las razones que los llevan a adoptar la decisin de participar
directamente en un gobierno requerira una investigacin adicional. Sin embargo, hay
buenas razones para pensar que conviven diferentes racionalidades y que se
entremezclan convicciones y clculos. Muchos expertos han preferido sacrificar el
volumen de sus ingresos o tomar ms riesgos en el plano profesional o personal de lo
que podra parecer razonable, para cumplir con el sueo de cooperar con el primer
gobierno del Frente Amplio. Algo similar haba ocurrido dos dcadas antes, durante la
primera presidencia de Julio M. Sanguinetti. De acuerdo al testimonio de Hugo
Fernndez Faingold, que actu como Ministro de Trabajo y Seguridad Social durante
esa poca, numerosos expertos abandonaron cargos muy bien remunerados (en
organismos internacionales o en la actividad privada) para dar su apoyo al primer
gobierno democrtico luego de 13 aos de rgimen autoritario.
Desde luego, no todo es altruismo. Participando en altos cargos de gobierno los
expertos experimentan los beneficios directos e indirectos, intangibles y materiales, del
ejercicio del poder. En particular, la participacin en el gobierno les permite someter
sus teoras e hiptesis al contraste de la evidencia emprica en condiciones cuasi-
experimentales: "es como entrar a un laboratorio, el investigador puede experimentar si
sus paradigmas de polticas funcionan", dijo la directora de un centro universitario.
Adems, es posible suponer, de hecho fue planteado en algunas entrevistas, que
independientemente del nivel de ingreso que obtengan al cooperar con el gobierno, los
22
expertos tambin se "capitalizan" de otras formas: ganan prestigio, acumulan mritos,
generan relaciones. Tampoco debe subestimarse el atractivo que ejerce el poder sobre
quienes no estn acostumbrados a ello. En esa clave un entrevistado argument:
"Pero en general, en los casos que yo conozco en Uruguay, no creo que la participacin de los tcnicos en la poltica haya tenido costos tan altos. En general se terminan insertando bien en otras alternativas y adems el concepto de remuneracin uno tiene que medirlo desde una perspectiva ms amplia".
Otra variable que, al menos en teora, podra generar una brecha entre la oferta
potencial y la oferta efectiva es el grado de empata poltica e ideolgica entre los
expertos y el gobierno. Es posible que los expertos no estn dispuestos a colaborar con
un gobierno que no coincide con sus preferencias polticas. La probabilidad de que esto
ocurra aumentar cuanto mayor sea el grado de polarizacin en el sistema de partidos, y
cuanto ms estrictos sean los mecanismos de fiscalizacin y censura entre pares. Por
ejemplo, algunos expertos en temas educativos vinculados al Frente Amplio fueron muy
severamente cuestionados por sus colegas y los gremios de la enseanza por haber
colaborado en la elaboracin e implementacin de algunos aspectos de la reforma
educativa llevada adelante por Germn Rama durante la segunda presidencia de
Sanguinetti (1995-1999). En todo caso, habra que evitar caer en la tentacin de
considerar que las diferencias polticas constituyen un obstculo insalvable para la
cooperacin entre expertos y polticos. Un ex ministro expres esta idea muy
claramente: "yo nunca sent que las preferencias polticas fueran una vara con la que
fueran a medir si iban a participar o no en un gobierno determinado".
3.3. La interfase en cinco arenas especficas de polticas Una de las principales conclusiones de este trabajo es que el vnculo entre los
expertos y sus organizaciones y el gobierno del Frente Amplio no es homogneo,
uniforme ni idntico, cualquiera sea la temtica o la arena de poltica estudiada. La
informacin obtenida nos permite afirmar que conviven situaciones sumamente
diversas. Permtasenos transcribir un pasaje de una entrevista con una directora de un
centro universitario que describe muy bien la variedad de situaciones existentes:
"Las principales reformas de este gobierno (tributaria, de salud y llamada del Estado no parecen basarse en grandes procesos de investigacin previa, sino en un conjunto mas o menos articulado, segn el caso, de consensos del propio cuerpo gobernante. Las polticas
23
sociales focalizadas (PANES, maestro comunitario, INFAMILIA, etc.) parecen basarse ms en informacin disponible. Cuando no la hay, tratan de producirla. Las polticas de desarrollo (esto que ha dado en llamarse pas productivo) mal pueden basarse en una investigacin local sobre el caso, cuando durante las ltimas dos dcadas la cuestin ha estado ausente de la agenda de la ciencia social local. Ms bien se parte del background personal que los polticos influyentes en cada rea puedan traer".
Efectivamente, existen situaciones muy distintas. En este apartado vamos a
presentar brevemente cinco arenas de polticas que consideramos emblemticas porque
permiten visualizar diferentes modos de articulacin entre saberes tcnicos y agencias
de gobierno. El repaso de estos casos muestra que la pregunta acerca de la relacin entre
el gobierno y el mundo de los expertos debe ser reformulada. No alcanza con intentar
responder a la cuestin de cul es la intensidad del contacto con los expertos y los Think
Tanks; adems, es preciso interrogarse acerca de cules son los expertos y los Think
Tanks con los que interactan los policy makers en las distintas reas, y por qu son
stas y no otras las organizaciones que logran dejar su huella en el rumbo de las
polticas. Cabe cuestionarse, adems, cules son los "efectos de polticas" de que un
cuerpo de expertos y de saberes predomine sobre otros.
Poltica econmica
Es probable que nunca antes en la historia de la poltica econmica los
economistas hayan desempeado un papel tan importante en el gobierno. Las tres
principales figuras del equipo econmico son tres economistas muy reconocidos: Danilo
Astori, ex decano de la Facultad de Ciencias Econmicas, es el Ministro; Mario
Bergara, PhD de Berkeley (EEUU), es el subsecretario; Fernando Lorenzo, PhD de la
Universidad Carlos III (Espaa) y ex director de CINVE, comanda la influyente rea de
Macroeconoma del MEF. Los tres tienen vnculos muy fluidos con los principales
Think Tanks econmicos del pas. Sin embargo, el equipo econmico no ha tenido
como poltica recurrir al apoyo de instituciones sino que ha optado por reclutar a un
vasto conjunto de economistas, en su mayora con postgrados en universidades de
EEUU o Europa.
Esta red de economistas desempea un papel fundamental en mltiples polticas
pblicas en diversos ministerios. Seguramente ha sido la comunidad epistmica ms
influyente de las que actuaron en el perodo comprendido en esta investigacin. Sin
24
embargo, sus posiciones en materia de polticas suelen ser cuestionadas por otras redes
de expertos. Por ejemplo, la "Red de economistas de izquierda", integrada por
economistas que tienen un posicionamiento crtico con el gobierno, cuestion
severamente la reforma tributaria preparada por el equipo econmico. Otro conflicto
entre comunidades epistmicas estall cuando algunos de los ms reconocidos
especialistas en innovacin, ciencia y tecnologa cuestionaron la iniciativa de firmar un
TLC con EEUU impulsada por el ministro de Economa y su equipo.
Es interesante la reflexin que un entrevistado realizaba sobre la importancia, no
solamente del "uso" del saber experto sino de su "tipo de incorporacin" al policy
making process. En efecto, un gobernante con alta cualificacin tcnica puede proceder
a utilizar ciertos lenguajes y herramentales tcnicos, dejando de lado a priori otros
saberes y perspectivas. Para muchos, y en palabras de un entrevistado, el MEF "ya tiene
la receta pronta" y est lejos de poseer disposicin al dilogo.
No es sencillo, por ende, definir en pocas palabras cul es el grado de utilizacin
de investigacin social en la poltica econmica del gobierno del FA. Es evidente que la
poltica econmica tiene un fuerte componente tcnico. Pero la caracterizacin de esta
interfase depende de qu saberes especficos y de qu comunidades epistmicas se
considere.
Polticas sociales
El caso del Ministerio de Desarrollo Social tiene diferencias y semejanzas con el
del Ministerio de Economa y Finanzas. Empecemos por analizar las principales
diferencias. En primer lugar, aunque tambin se ha apelado al mecanismo de la
contratacin individual, la poltica del MIDES ha sido establecer convenios con
instituciones como el Instituto de Economa de la Facultad de Ciencias Econmicas o el
Departamento de Sociologa de la Facultad de Ciencias Sociales. En segundo lugar, a
diferencia del MEF que opt por apoyarse casi nicamente en economistas, en el
MIDES han interactuado profesionales de formacin variada (socilogos, politlogos,
asistentes sociales, entre otros).
Tambin existen algunas similitudes llamativas entre el MIDES y el MEF. La
primera que debe ser sealada es que, en ambos casos, las principales polticas
implementadas han tenido un fuerte componente tcnico. Tanto el Plan de Emergencia
25
como el Plan de Equidad fueron diseados e implementados con un fuerte respaldo de
expertos en polticas sociales. La segunda similitud es que, al igual que en materia de
poltica econmica, el diseo final de las polticas ha sido asumido por el equipo tcnico
y poltico del propio ministerio. La diferencia radica en que el MIDES procedi a la
incorporacin de equipos de la UdelaR al proceso. Sin embargo, desde tiendas de la
"sociedad civil" este modo de proceder es cuestionado, puesto que conducira a
desechar la acumulacin y la experiencia que, en el tema, poseen las ONGs y los
centros privados. El director de una importante ONG especializada en polticas sociales
plante este tema enfticamente:
"Nosotros administramos ms dinero hoy que antes. Nosotros somos ms grandes con este gobierno, eso es as, tenemos ms gente, administramos ms recursos. Pero tenemos menos incidencia. Tamao e incidencia son cosas diferentes: pods ser grande pero convertirte simplemente en un gran prestador de servicios. En el gobierno anterior nosotros tuvimos una altsima capacidad de incidencia en muchas polticas. En este no. Fijate que a nosotros no nos consultaron en ningn momento para el diseo del Plan de Emergencia, ni nos consultaron en ningn momento para el diseo de ninguno de los programas del Plan de Equidad. A dnde va el Ministerio de Desarrollo Social con el tema del Plan de Emergencia para plantearles temas operativos? A la Facultad de Ciencias Sociales. Las universidades privadas no existen. Las ONGs tampoco. La universidad es el amigo fiel del FA, lo conciben de esa manera: en la universidad son compaeros".
En el caso de las polticas sociales vuelve a aparecer, aunque de un modo mucho
ms atenuado, un fenmeno que ya se haba advertido cuando se examin la poltica
econmica: el gobierno elige a qu expertos e instituciones consultar y en qu momento
hacerlo. Sin embargo, es de orden aclarar que el MIDES ha realizado llamados abiertos
a instituciones para desarrollar polticas sociales. Las instituciones o personas que,
finalmente, no participan de los procesos pueden pensar que esta eleccin es equivocada
y que es expresin de la baja capacidad tcnica del elenco gobernante. En todo caso, el
punto que queremos plantear es que todo indica que la percepcin de la interfase entre
el gobierno y los expertos puede estar teida (y sesgada) por la experiencia concreta de
cada organizacin.
Poltica de salud
La reforma del sistema de salud que se viene implementando es una de las ms
ambiciosas del gobierno del presidente Vzquez. Apunta, simultneamente, a mejorar la
26
equidad en el acceso a los servicios de salud y a incrementar la eficiencia global del
sistema a travs de la construccin de un potente sistema pblico de regulacin.
Obviamente, una reforma de este tipo no puede disearse e implementarse sin un fuerte
respaldo tcnico. Sin embargo, como en el caso de las polticas para combatir la pobreza
del MIDES, la reforma de la salud genera muchas dudas y algunas resistencias entre
economistas y algunas corporaciones mdicas.
Para entender el proceso reformista conviene detenerse en un instante en la figura
del economista Daniel Olesker, nmero tres del Ministerio de Salud Pblica, a quien ha
correspondido la ardua tarea de liderar el complejo proceso reformista. Olesker no
pertenece a la alianza de economistas que lideran Astori, Bergara y Lorenzo desde el
MEF. En realidad, est ms cerca de las posiciones de la "Red de economistas de
izquierda" que de las del equipo econmico. Tampoco ha formado parte de los equipos
de Economa de la Salud creados en los aos 90 en algunos centros privados como
CINVE y CLAEH. Adems de un fuerte respaldo poltico de la ministra de Salud
Pblica, Mara Julia Muoz, cuenta con la confianza de los sindicatos de funcionarios
del sector salud a quienes asesor durante muchos aos desde el Instituto Cuesta
Duarte. Su lejana respecto al MEF y su histrica afinidad con los sindicatos de
trabajadores lo han convertido en una figura poco confiable entre empresarios y ciertos
grupos de inters.
Desde sus colegas economistas, Olesker enfrenta crticas tanto al diseo como a la
implementacin de la reforma del sistema de salud. Quienes cuestionan el diseo
consideran que es conceptualmente equivocado pretender regular el funcionamiento del
sistema desde el Estado. Quienes cuestionan la implementacin argumentan que, para
hacer avanzar la reforma y sortear la resistencia de algunos actores con poder de veto, el
MSP ha hecho tantas concesiones que es probable que la reforma no genere el efecto
esperado. El Ministerio estara funcionando ms como un sindicato que como gobierno:
presiona y amenaza; negocia y cede.
Sin embargo, la reforma tambin tiene sus acrrimos defensores. En primer
trmino, el "retorno del Estado" a la gestin y regulacin de ciertas reas de polticas se
ve por algunos actores sociales (e intelectuales) como la superacin de los ya
envejecidos dogmas neoliberales. En segundo lugar, ms all de las concesiones
27
realizadas, parece que va en la direccin de una mayor equidad en el acceso a servicio
de salud, y de una racionalizacin del sistema.
El hecho de que el MSP haya intentado contemplar los intereses afectados ms
directamente por la reforma, dispara otro asunto clave en el anlisis de la dinmica
poltica del conocimiento especializado: las consideraciones "tcnicas" pueden, suelen,
y deben?, sufrir las "distorsiones" de la presin del juego de poder de los distintos
grupos involucrados. A veces, la racionalidad tcnica es una restriccin para la dinmica
poltica. Otras veces ocurre lo contrario: el complejo alambique de los procesos
polticos en sistemas pluralistas funciona como una restriccin para la lgica tcnica.
Poltica de innovacin, ciencia y tecnologa
En diversos momentos a lo largo de este texto hemos mencionado que el gobierno
tiene una relacin especialmente estrecha con la UdelaR. Lo ms interesante del anlisis
del proceso de elaboracin de las polticas de innovacin, ciencia y tecnologa del
gobierno del FA es, sin embargo, que complejiza y relativiza la idea de que existe una
alianza entre la izquierda partidaria y la universidad pblica.
Uno de los cinco ejes de la plataforma electoral del FA llevaba el sugerente ttulo
de "Uruguay inteligente" (Garc y Yaff 2004). El FA recoga, de este modo, la fuerte
demanda de polticas de promocin de la innovacin que se haba ido generando desde
los 90 y que haba crecido exponencialmente luego de la debacle econmica 1999-
2002. Durante todos estos aos, la UdelaR lider estos reclamos. Por ende, la propuesta
electoral de polticas pblicas para avanzar hacia un "Uruguay inteligente" fue apoyada
calurosamente por la comunidad de cientficos.
El nuevo gobierno cre rpidamente un Gabinete Ministerial de la Innovacin
(GMI) y design un Equipo Operativo, integrado por figuras con amplio apoyo en la
comunidad cientfica. Pero la luna de miel dur muy poco. Los problemas surgieron
rpidamente. El gobierno y la Universidad mostraron tener puntos de vista distintos en
cuanto a cmo (con qu estmulos concretos y con qu instituciones especficas)
impulsar el desarrollo de la innovacin, la ciencia y la tecnologa. El elenco gobernante
reclam poder incidir fuertemente en la orientacin de la actividad cientfica nacional
para asegurar el ajuste entre las necesidades del desarrollo nacional y el trabajo de los
investigadores. La Universidad, por su parte, argument que las polticas pblicas en
28
este terreno no podan llegar hasta el extremo de pretender discriminar polticamente
qu produccin es realmente "pertinente" desde el punto de vista del desarrollo y qu
investigacin es intrascendente, y no merece ser especialmente estimulada. Las
negociaciones fueron muy duras. Los cientficos hicieron circular su punto de vista en
una carta pblica. El Rector lament pblicamente la falta de capacidad de dilogo en
los interlocutores del gobierno. En el medio de la pulseada, algunos de los jerarcas
designados pusieron sus cargos a disposicin del gobierno.
El caso es muy revelador de algunos de las caractersticas ms clsicas de la
relacin entre expertos y poltica en Uruguay. No puede negarse que la comunidad
cientfica nacional, que luch durante aos para persuadir al sistema poltico respecto a
la importancia de las polticas de innovacin, ciencia y tecnologa, conoce al menos tan
bien como los ministros del FA cules son las polticas y las instituciones ms
apropiadas para alcanzar el objetivo del "Uruguay inteligente". Sin embargo, los
planteos de los voceros de la comunidad cientfica son interpretados por el gobierno
como expresin de intereses corporativos. Mientras tanto, el gobierno se autoadjudica el
papel de intrprete de la Voluntad General. Sorprende ver al FA desconfiando tanto de
los cientficos de izquierda, que fueron, durante dcadas, aliados claves y que
constituyen, todava hoy, uno de sus ms conspicuos nichos de votantes. En el fondo, el
FA acta frente a los universitarios defendiendo su rol de gobernante y reivindicando su
legitimidad derivada del voto popular. La actitud de este partido, en su relacin con los
expertos, es expresin de la tradicin poltica nacional, republicana y partidocntrica.
Volveremos sobre este punto un poco ms adelante.
Poltica ambiental
Qued para el final de este breve repaso el caso de la poltica ambiental. Sin
embargo, est lejos de ser el menos interesante. Por el contrario, puede ser considerado
el ms dramtico. El modo en que la relacin entre expertos y gobierno se ha ido
desenvolviendo en esta rea especfica ha derivado en una suerte de "ruptura de
relaciones" entre el FA y la principal organizacin uruguaya especializada en temas
ambientales. Esta institucin se llama "REDES Amigos de la Tierra". Es una ONG
que forma parte de una red internacional focalizada en ecologa social. Tuvo un fuerte
protagonismo en el ao 2004, cuando logr articular una gran coalicin poltica y social
que impuls un plebiscito para nacionalizar los servicios de agua potable. La consulta a
29
la ciudadana se realiz el mismo da de la eleccin nacional: 2 de cada 3 votantes
apoyaron la iniciativa.
Sus principales figuras han votado durante aos al FA y han cooperado
intensamente con su Comisin de Programa y con los legisladores de ese partido
mientras estaba en la oposicin. Hoy aseguran que tienen un "cortocircuito" con el
gobierno. Sostienen que en varios temas clave como transgnicos y forestacin, el FA
ha asumido en el gobierno una posicin radicalmente distinta de la que defendi desde
siempre. Aseguran que, pese a la existencia de fuertes lazos polticos y personales entre
los integrantes de REDES y la elite frentista, la institucin tena mayor capacidad de
incidencia en los gobiernos anteriores que durante el presente gobierno.
Paradjicamente, la explicacin de la capacidad de influencia de la que REDES gozaba
en perodos anteriores radica, seguramente, en la alianza estratgica con los sectores del
FA. As, oposicin social y oposicin poltica se articulaban formando un frente
potente.
Claramente, el desvo del FA de sus posiciones originales dejan a la ONG "sin
amigos" en el sistema poltico. Este quiebre del puente entre "izquierda social" e
"izquierda partidaria" puede ser visto desde diferentes perspectivas. Sin lugar a dudas,
configura un momento de crisis, desasosiego y desilusin, quiz para ambas partes. Las
subjetividades en juego se ven afectadas. Y el futuro en trminos de las articulaciones y
alianzas se vuelve incierto. Los ecologistas se sienten traicionados: de algn modo ellos
constituyeron el soporte intelectual en el rea de su competencia para el ascenso de un
partido que, ya en el poder, desarrolla las polticas contrarias a las que se pretenda
implementar. A su vez, los miembros del gobierno estn expuestos a la sancin y al
dedo acusador de (ex)"compaeros". Es difcil pensar que, de algn modo, esto no les
afecte, poltica y personalmente.
Los ecologistas atribuyen el cambio de postura fundamentalmente al peso de los
intereses de las grandes empresas multinacionales que se benefician, por ejemplo, de las
condiciones en las que el pas est dispuesto a captar inversin en plantas de pasta de
celulosa. Sin perjuicio de reconocer el peso de los intereses, es posible manejar una
hiptesis adicional: tambin en el caso de la poltica nacional respecto a la industria de
celulosa se han enfrentado dos redes de expertos que actuaron como las "advocacy
coalitions" estudiadas por Sabatier y Jenkins-Smith (1993): de un lado, la de los
30
ecologistas, cuestionando las consecuencias ambientales y sociales de una forestacin
excesiva, y el modelo de desarrollo que el proyecto implica; del otro lado, los
economistas del MEF defendiendo dos conceptos que consideran fundamentales para el
desarrollo nacional: la inversin externa y la estabilidad de las reglas de juego.
En esta pulseada, los ambientalistas perdieron y los economistas ganaron. Los
segundos tenan un fuerte peso poltico dentro del FA antes de la eleccin. Pero una vez
que Vzquez hizo una slida alianza con Astori, la red de economistas articulada en
torno a la cpula del MEF logr controlar numerosas polticas. Si esta interpretacin es
correcta, el FA no retrocedi frente a las empresas multinacionales del negocio de la
celulosa, sino frente a la lnea del equipo econmico. Volvemos al mismo punto: los
avatares polticos inciden fuertemente en la dinmica de los saberes especializados. En
este caso, los cambios en la correlacin de fuerzas entre las diferentes fracciones del FA
restringieron fuertemente la influencia de una ONG poderosa y bien vinculada como
REDES.
La triple articulacin de saberes-intereses-sectores polticos, ms los cortes de ruta
realizados del lado argentino (un ingrediente sustancial para entender el clima que se
gener en Uruguay en torno al tema) desembocan en una legitimacin radical de un
proyecto contrario a las posiciones pblicamente asumidas por el FA durante aos. Es
difcil no entender el desasosiego de los miembros de REDES cuya preocupacin, como
ellos mismos sealan, no es la proteccin "de la fauna y la flora" sino pensar el
desarrollo nacional en clave de sustentabildad medioambiental.
3.4. Poltica y conocimiento especializado: de la coyuntura a la estructura Muchos de los factores coyunturales que, si nuestra argumentacin es correcta,
favorecen el uso de investigacin social estn presentes durante este gobierno: se trata
de un nuevo elenco de gobierno, que pretende impulsar un programa amplio de
innovaciones en numerosas polticas pblicas, que tiene fuertes races en sectores
intelectuales y profesionales y un vnculo "natural" con los principales centros
universitarios y acadmicos del pas. En consonancia con esta coyuntura favorable, el
uso de investigacin social, la demanda de expertos y la intensidad de los contactos con
el mundo de los Think Tanks ha crecido durante estos primeros aos de gobierno. Los
testimonios relevados sugieren, sin embargo, que la relacin entre los expertos y el
gobierno del FA ha estado lejos de ser sencilla. Es cierto que se ha intensificado
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notoriamente la relacin entre el Estado y la principal universidad (UdelaR). Sin
embargo, ni faltaron conflictos entre ellos ni se ha construido un vnculo igualmente
estrecho con otras instituciones. En algunos casos, incluso, la relacin entre algunas
organizaciones y el Estado ha empeorado como surge de los testimonios recogidos. La
directora de uno de los programas acadmicos de la FCS logr capturar el estado de la
relacin con una imagen esplndida:
"Se parece a dos novios de la poca victoriana que finalmente consiguen estar solos. Lo que sigue: exceso de cortesa o exceso de confianza, desconocimiento de los lmites del acuerdo, ausencia de mecanismos reglados para evaluar la calidad del contacto, expectativas desacompasadas, mucha torpeza, mucha pasincierta desilusin final".
Como vimos al analizar algunas de las arenas de polticas, no es sencillo
generalizar. Para entender cmo es la relacin entre el gobierno del FA y los Think
Tanks es preferible situar el anlisis en un nivel de abstraccin menor y preguntarse
cmo es el vnculo entre determinada agencia del gobierno y un tipo especfico de
expertos respecto de una poltica concreta. Al adoptar este enfoque queda claro que las
arenas de polticas suelen ser escenarios de verdaderas batallas entre diferentes redes de
expertos. El caso de la poltica ambiental ilustra claramente este punto. Al menos en
parte, la sensacin de malestar que existe en algunos Think Tanks respecto de la
relacin con el gobierno del FA se explica por el resultado concreto de esas batallas.
Ningn gobierno escucha a todos los Think Tanks que tienen ideas para plantear.
Los gobiernos seleccionan a quin escuchar, cundo y a propsito de qu temas. Las
organizaciones seleccionadas se muestran conformes. Las que no fueron tan tenidas en
cuenta se sienten desairadas. Las organizaciones que cooperan ms con el gobierno (los
institutos universitarios) consideraron que "existe una relacin de cooperacin
relativamente fluida"; en cambio, los centros privados y los grupos de advocacy
opinaron que "existe un problema grave de incomunicacin".
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Tabla 5. "Cul de las siguientes frases refleja mejor la situacin del puente entre investigacin social y sistema poltico en Uruguay?"
Institutos
Universitarios
Centros Privados
Grupos de Advocacy
"Existe un problema grave de incomunicacin: la interfase es demasiado estrecha e inestable"
CERES CIEDUR CINVE
EL ABROJO GGUU*
REDES UT "Existe una relacin de cooperacin relativamente fluida, aunque hay re conflictos como en todos lados"
IECON CLAEH UM DS
RUMBOS CIESU SERPAJ
"Existe un vnculo muy fluido. Los cortocircuitos son poco frecuentes"
(*) Consideran que "ha ido mejorando con el correr del tiempo". Fuente: Cuestionario.
El malestar es ms grande en algunas arenas de poltica que en otras. Esto puede
estar relacionado con las caractersticas personales de los policy makers. Incluso dentro
de una tradicin de izquierda que, en lneas generales, es racionalista e iluminista, se
advierten sin mucha dificultad valoraciones muy diferentes de la importancia de la
investigacin social. Algunos ministros se muestran ms afines a los expertos y sus
saberes; pero otros, mucho menos. Hay fracciones del FA ms proclives a los cdigos
tcnicos (como Asamblea Uruguay o la Vertiente Artiguista) y otras notoriamente ms
reacias a ellos (como el Movimiento de Participacin Popular).
El estudio de la relacin entre expertos y polticas pblicas durante el gobierno del
FA permite ir ms all de la coyuntura y profundizar en la influencia de algunas
caractersticas estructurales del sistema poltico uruguayo que condicionan el vnculo
entre conocimiento especializado y sistema poltico, y vuelven ms compleja todava
que en otros sistemas polticos la dinmica del conocimiento especializado.
Una poltica republicana y partidocntrica
Al respecto conviene tener presente dos datos estructurales. El primero de ellos
remite a la especfica relacin histrica, de tipo path dependency, podra decirse, entre
el pensamiento docto y lo poltico en el Uruguay. Lo llamativo en este sentido es que la
intelectualidad uruguaya y sus ms activos crculos de ideas mostraron, desde sus ms
tempranos orgenes, una alta sensibilidad hacia la poltica, habindose involucrado de
lleno con los negocios pblicos y con las militancias de partido. As, la generacin
doctoral del setenta del siglo XIX, a diferencia de sus predecesores "fusionistas",
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refractarios a los partidos histricos, cuando no escpticos frente al destino nacional,
desplegaron una intensa vida poltica, sumando sus fuerzas a la formacin de una
repblica de partidos y a la construccin de una nacin sobre modernas bases
constitucionales y democrticas. Ms tarde, en el novecientos, las nuevas camadas
universitarias, tras algunos devaneos educacionistas de origen decimonnico y un ardor
positivista finisecular, volcado a exigir mayores basamentos tcnicos y cientficos a las
leyes y las orientaciones gubernativas, adhirieron a la poltica de partidos,
incorporndose, casi sin excepciones, a alguno de los partidos tradicionales. Fenmeno
que volver a repetirse, aunque con signo poltico inverso, entre los intelectuales y
especialistas sesentistas del siglo XX, quienes, tras los esfuerzos de la CIDE por
imprimir una mayor racionalidad tcnica en las polticas pblicas, y en medio de los
ajetreos revolucionarios de la hora, adhirieron al Frente Amplio y a su estrategia de
ruptura del bipartidismo tradicional, dando as nuevos bros, acaso sin proponrselo, a la
poltica de partidos y a una arraigada cultura del voto, vigente en el pas desde las
primeras dcadas del siglo XX. Incluso, los centros universitarios activos durante la
dictadura militar de 1973-1984, algunos de ellos an vigentes, mostraron un firme
inters por los temas relacionados con la accin de los partidos y con los usos
convencionales de la democracia uruguaya, tal como lo revelan algunas de sus prolficas
lneas editoriales de los tiempos de la restauracin democrtica.
Ahora bien, aun si esta actitud pro-partidos de la intelectualidad nacional, menos
cultivada, por cierto, entre sus congneres regionales, sirvi para alimentar el sentido
comn poltico de la sociedad uruguaya, tambin trajo aparejada una cierta desidia
reflexiva y un escaso distanciamiento crtico con respecto a las prcticas polticas
corrientes. En suma, en los estratos eruditos uruguayos, altamente compenetrados, como
vimos, con la racionalidad estratgica y prudencial de la poltica profesional, no se
observa ni el desdn ilustrado de algunas academias regionales hacia la poltica
competitiva o de masas, ni alguna afinidad efectiva con la tradicin anglosajona de los
Thinks Tanks, cuya influencia poltica proviene de sus activismos temticos o
ideolgicos, de su capacidad para animar el debate de ideas o para marcar la agenda de
las urgencias ciudadanas.
El segundo aspecto a tener en cuenta, nos coloca ante la cuestin de la centralidad
de la poltica en el Uruguay y a su impacto en el conocimiento especializado. Dicha
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centralidad se asienta en dos factores bsicos: por un lado, en los fundamentos
republicanos de la estructura poltica nacional, los cuales remontan a la invencin
originaria de una unin poltica basada en identidades cvicas ms que en adscripciones
sociales, vindose claramente reflejados tambin en la preponderancia de los poderes
ciudadanos o de las asambleas legislativas frente a las racionalidades tcnicas y
burocrticas; y por otro lado, en el ascendiente poltico de uno de los sistemas de
partidos ms fuertes de la regin, celoso por defender sus legitimidades representativas
y sus prerrogativas decisionales frente a los estamentos expertos y a los fueros
autnomos de la sociedad civil. Lo cual traer aparejado una infravalorizacin de los
saberes y competencias independientes de las artes polticas y gubernativas o, lo que es
lo mismo, una devaluacin de los acervos especializados de gestin pblica o de los
recursos de eficiencia tcnico-funcionarial, propiciando, o bien un escaso
reconocimiento poltico al conocimiento especializado, o bien un trato instrumental
contingente, desparejo a los saberes expertos. As pues, pese a los esfuerzos de los
aos sesenta por impulsar una modernizacin tcnica de la poltica, y ms all de
algunos indicios de incremento del papel poltico del conocimiento especializado bajo el
actual gobierno del Frente Amplio, el Uruguay mantiene an sus rasgos republicanos
ms tpicos, vale decir, su tendencia a valorizar los poderes de impronta ciudadana por
sobre la racionalidad tcnica y la eficiencia funcionarial, rindiendo tributo, para bien o
para mal, a la racionalidad poltica de una democracia de partidos, de fuertes arraigos
ciudadanos, sometida a las exigencias transaccionales de un entramado poltico
pluralista, incompatible con la accin de mayoras omnmodas o con la marginacin de
las minoras, sensible a la poltica de vetos recprocos o a los retoques negociadores de
los tecnicismos ms puristas, lo cual suele conspirar contra las ilusiones antipolticas de
los ambientes eruditos, deslegitimando las recetas expertas elaboradas al margen
cuando no contra la racionalidad poltica.
Sea como fuere, lo cierto es que los elencos polticos uruguayos, pese a sus
manifiestas dificultades para recomponer un desgarrado tejido social y establecer
nuevas bases de relacionamiento entre el Estado, el mercado y la sociedad civil, gozan
an de altos niveles de auto-estima cvica, habiendo renovado, al calor de sucesivas
alternancias gubernativas, su confianza en sus recursos polticos y en sus acervos de
partido para dar forma agregada al inters general o para representar el pluralismo social
en la esfera pblica, aceptando, sin demasiado entusiasmo y sin movilizar tampoco
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mayores recursos financieros, el trabajo de sus propios e intermitentes centros de ideas,
acudiendo, ms por necesidades estratgicas que por un genuino reconocimiento de los
imperativos de la razn tcnica, a los saberes expertos, desconfiando no slo del poder
extra-democrtico de los estamentos tcnico-burocrticos sino tambin de las instancias
polticas que no tengan el aval directo de la ciudadana o de un variado pblico elector.
4. Conclusiones En Uruguay hay pocas organizaciones diseadas a imagen y semejanza de los
Think Tanks de EEUU o Canad. Pero existen otras instituciones que desempean las
funciones convencionalmente atribuidas a los mismos. Lo caracterstico de Uruguay es
que se verifica un mayor desarrollo de los institutos universitarios respecto a otros tipos
de instituciones. De todas maneras, durante los ltimos aos, en el marco de un proceso
general de fortalecimiento de la sociedad civil se han venido multiplicando las
organizaciones orientadas a la incidencia.
El predominio de las organizaciones de corte acadmico (institutos universitarios
y centros privados de investigacin) se refleja en el tipo de actividades de contacto con
el entorno empleadas ms frecuentemente (seminarios abiertos y publicaciones). Otras
modalidades de incidencia, ms propias de los Think Tanks al estilo sajn, son menos
frecuentes. No es habitual, por ejemplo, la elaboracin de policy briefs. De todos
modos, algunas organizaciones generan instancias reservadas de intercambio con
polticos.
La mayora de las organizaciones relevadas considera que su trabajo es bien
evaluado por el sistema poltico y que su nivel de incidencia en las polticas pblicas es
importante, especialmente en la generacin de diagnsticos sobre problemas y en la
instalacin de discusiones en la agenda pblica. Sin embargo, ninguna de las
instituciones dispone de instrumentos estandarizados de evaluacin de su propia
incidencia.
Se verific un cambio importante en la relacin entre los Think Tanks y el
Estado a partir del acceso del Frente Amplio al gobierno? Sobre este tema detectamos
dos visiones polares: algunos afirman que no se verific ningn cambio; otros
argumentan que se ha producido un viraje profundo. Nuestra investigacin sugiere que
ninguna de estas dos visiones recoge correctamente el estado actual de la interfase. No
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parece razonable negar que haya habido un cambio importante. Sin embargo, es
evidente que hay factores estructurales que persisten.
El cambio ms importante que se ha verificado es un acercamiento indito entre la
Universidad de la Repblica y el Estado. Es cierto que la Universidad de la Repblica
no tiene el monopolio del saber tcnico. Sin embargo, en ella se alojan algunos de los
centros de investigacin ms grandes e influyentes del pas. El pas es uno cuando la
Universidad y el Estado estn desconectados y otro cualitativamente distinto, cuando
ambos engranajes se acoplan.
El gobierno tiene una buena relacin con algunas instituciones de la UdelaR. Pero
esto no quiere decir que, en general, tenga una mejor relacin que otros gobiernos con el
subsistema de Think Tanks. Los testimonios recogidos muestran que el gobierno del FA
tiene un vnculo no exento de conflictos con otras instituciones importantes, en
particular con algunas ONGs orientadas a la advocacy.
La llegada de un nuevo partido al gobierno permite "controlar" el efecto de la
variable afinidad poltica en la dinmica poltica del conocimiento especializado.
Pareca muy razonable suponer que la mayor parte de las dificultades existentes en el
vnculo entre investigacin y polticas pblicas se originaba en la falta de empata
poltica entre los partidos que ejercan el gobierno (el Partido Colorado y el Partido
Nacional) y los intelectuales y expertos (la mayora de ellos vinculados al Frente
Amplio).
La informacin generada en el marco de esta investigacin sugiere que la afinidad
poltica entre gobernantes y expertos no es la nica variable que da cuenta de la
dinmica de la investigacin social. Tampoco la falta de sintona poltica fue un