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5/21/2018 TiempoBblico,TiempoPsicoanaltico-slidepdf.com http://slidepdf.com/reader/full/tiempo-biblico-tiempo-psicoanalitico 1/6  Tiempo Bíblico y Tiempo Psicoanalítico Dr. Ricardo Blanco Beledo Facultad de Filosofía y Letras U.N.A.M. Colegio de Filosofía. XV Congreso de la Asociación Filosófica de México III Coloquio Internacional de Estética  Introducción. Los pensamientos bíblico y psicoanalítico expresan, cada uno por su parte, una permanente ocupación teórica y práctica con relación a la temporalidad, sus ritmos y sus sentidos. Por definición freudiana, “el inconsciente es totalmente atemporal”, en el inconsciente no hay representación del tiempo ni sus procesos tienen relación alguna con él[1]. No obstante el trabajo analítico se realiza por el texto del discurso del analizante en el transcurrir de la temporalidad del discurso, en la secuencia de los significantes. Sucede como si a esta atemporalidad de lo inconsciente solamente se la pudiera sospechar, aludir parcialmente a través de los ritmos, cortes, en la serie temporal de las expresiones significantes. Por propuesta bíblica la divinidad es eterna - pero por infinitud temporal - y podemos, también, aludir parcialmente a ella por medio de la revelación que de si misma ofrece en un texto que habla de ella. Texto que si bien no dice quien es El/Ella, dice de lo que El/Ella dice a los seres humanos. Dice Marc-Alain Ouaknin al respecto: “Todo acontece como si el Infinito – Dios-  pasara a nuestro mundo finito y se convirtiera él mismo en algo finito, limitado, un texto, un libro.[2] Por un lado , el psicoanalítico, consideramos la propuesta de la existencia de aquello que es o está fuera de la temporalidad, es más, que no tiene relación con las categorías de organización en el tiempo. Por el otro lado, el bíblico, la propuesta de la existencia de aquel que es la infinitud temporal. Tenemos así la presencia de los dos modos de definir la eternidad [3], como duración indefinida o como el carácter de lo que está fuera del tiempo; temporal e intemporal. Ambas  posiciones han tenido serios problemas para establecer la relación entre sus definiciones y la temporalidad humana. Olam - Eón y >et - kairós. En el principio creó Dios...” [4] µyhil¿aÔar;B; tyviareB]  1 [5] (Gen. 1:1), “En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba junto a Dios y la Palabra era Dios” 1  jEnajrch`/ h\n oJlovgo", kai; oJlovgo" h\n pro;" to;nqeovn, kai; qeo;" h\n oJlovgo"[6](Juan 1:1) Juan retoma la lectura e interpretación que hace el salmista del inicio del libro de Bereshit-Génesis: “Por la Palabra de Yahvé fueron hechos los cielos... pues él habló y así fue, el lo mandó y se hizo” (Salmo 33: 6,9) La palabra estaba, era, antes del inicio de la historia cósmica-humana. Para ser posible el acto creador, intencional, de un Dios personal se requirió de la palabra; del tiempo de la palabra, del discurso. Es más, nace la primera división en el tiempo infinito, un eón, y éste resulta de la

Tiempo Bíblico, Tiempo Psicoanalítico

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Tiempo Bblico y Tiempo PsicoanalticoDr. Ricardo Blanco BeledoFacultad de Filosofa y Letras U.N.A.M.Colegio de Filosofa.XV Congreso de la Asociacin Filosfica de MxicoIII Coloquio Internacional de EstticaIntroduccin.Los pensamientos bblico y psicoanaltico expresan, cada uno por su parte, una permanente ocupacin terica y prctica con relacin a la temporalidad, sus ritmos y sus sentidos.Por definicin freudiana, el inconsciente es totalmente atemporal, en el inconsciente no hay representacin del tiempo ni sus procesos tienen relacin alguna con l[1]. No obstante el trabajo analtico se realiza por el texto del discurso del analizante en el transcurrir de la temporalidad del discurso, en la secuencia de los significantes. Sucede como si a esta atemporalidad de lo inconsciente solamente se la pudiera sospechar, aludir parcialmente a travs de los ritmos, cortes, en la serie temporal de las expresiones significantes.Por propuesta bblica la divinidad es eterna - pero por infinitud temporal - y podemos, tambin, aludir parcialmente a ella por medio de la revelacin que de si misma ofrece en un texto que habla de ella. Texto que si bien no dice quien es El/Ella, dice de lo que El/Ella dice a los seres humanos. Dice Marc-Alain Ouaknin al respecto: Todo acontece como si el Infinito Dios- pasara a nuestro mundo finito y se convirtiera l mismo en algo finito, limitado, un texto, un libro.[2]Por un lado , el psicoanaltico, consideramos la propuesta de la existencia de aquello que es o est fuera de la temporalidad, es ms, que no tiene relacin con las categoras de organizacin en el tiempo. Por el otro lado, el bblico, la propuesta de la existencia de aquel que es la infinitud temporal. Tenemos as la presencia de los dos modos de definir la eternidad[3], como duracin indefinida o como el carcter de lo que est fuera del tiempo; temporal e intemporal. Ambas posiciones han tenido serios problemas para establecer la relacin entre sus definiciones y la temporalidad humana.Olam - En y >et - kairs.En el principio cre Dios... [4]yhilaar;B; tyviareB] 11 [5] (Gen. 1:1), En el principio exista la Palabra y la Palabra estaba junto a Dios y la Palabra era Dios 1jEnajrch`/ h\n oJlovgo", kai; oJlovgo" h\n pro;" to;nqeovn, kai; qeo;" h\n oJlovgo"[6](Juan 1:1) Juan retoma la lectura e interpretacin que hace el salmista del inicio del libro de Bereshit-Gnesis: Por la Palabra de Yahv fueron hechos los cielos... pues l habl y as fue, el lo mand y se hizo (Salmo 33: 6,9)La palabra estaba, era, antes del inicio de la historia csmica-humana. Para ser posible el acto creador, intencional, de un Dios personal se requiri de la palabra; del tiempo de la palabra, del discurso. Es ms, nace la primera divisin en el tiempo infinito, un en, y ste resulta de la fuerza de la palabra; pero al hacer esto la divinidad puso ante s, en si misma, una mediacin, se auto limit.Es muy larga la historia de esta auto limitacin del Dios bblico. Hoy vemos los lmites que se impone por la creacin de las divisiones del tiempo. El pensamiento hebreo y el cristiano estn de acuerdo, tanto la Mishna como Toms de Aquino reconocen que Dios jams podr hacer que algo que sucedi no haya sucedido, que lo que ya pas no haya pasado. Un creyente no puede pedir sensatamente a su Dios, cuando escucha la sirena de los bomberos, que cancele el hecho de que fuera su casa la que se incendi.Entre las mltiples limitaciones del Dios judeo cristiano, (las cuales se manifiestan hasta escandalosas en los padecimientos, debilidad, tortura de Jess de Nazareth, quien es la encarnacin de Dios para los cristianos), es tradicional el dicho de los Padres del Desierto de que Dios todo lo puede menos obligar al hombre a que lo ame.La Palabra inaugura la creacin, con ella el tiempo de nuestra historia y, por consecuencia, una prdida en la infinitud de la divinidad judeo-cristiana. Para el judasmo, es como si Dios se contrajera sobre s mismo para dar lugar al mundo, para hacerse texto. Tanto el judasmo como el cristianismo creen , que para revelarse, Dios infinito, debi contraerse, volverse finito, como dicen los filsofos............cuando Dios se revela en el Sina, no se entrega El mismo adoptando un cuerpo sino ofreciendo un texto. Se revela a travs de ese texto, es ese texto.[7]Dice el salmista: Fiel es Yahv en todo lo que dice (Salmo 145: 13). El Dios bblico no puede traicionar su dicho, su texto. Dios crea el mundo mediante el texto, un texto ms esencial que el mundo; dice la mstica juda El Santo, Bendito sea, y su Torah son uno y lo mismo.La temporalidad judeo cristiana no es lnea recta, aunque sea s lineal-ascendente, es ms bien una temporalidad con divisiones. La concepcin del tiempo bblico, sea veterotestamentaria o novotestamentaria funciona sobre dos grandes esquemas, el tiempo duracin ilimitada, propio de la divinidad, olm - En, sucesin , devenir infinito aunque pasible de ser dividido en segmentos y >et kairs, tiempos, momentos oportunos.En lo referente a las divisiones del tiempo infinito en su duracin se reconocen:a) un perodo de tiempo infinito hacia atrs, anterior a la creacin;b) un segundo perodo, En, que est entre la creacin y la parusa yc) un tercer perodo a partir de la parusa ,un infinito hacia delante.La novedad cristiana no cambia este esquema aunque se diferencia radicalmente en cuanto el centro del tiempo, ste no se sita en el futuro sino en el pasado, en la poca de Jess, aunque la parusa no haya llegado todava, ya pero todava no[8].La otra nocin referida al tiempo en la Biblia es la de kairs. Este trmino en el lenguaje profano se relacionaba con una ocasin particularmente propicia para la realizacin de una empresa. En el lenguaje bblico, especialmente en el novotestamentario, el trmino kairs remite a los momentos que, por un decreto divino, se hace de tal o cual intervalo temporal un instante escogido para la realizacin del plan divino[9]. As, por ejemplo, la obra de Cristo es elevada a la categora del Kairs central en el plan divino de la salvacin.Los kairoi, o momentos crticos, de quiebre en el devenir del en actual, son manifestacin o intervencin por parte de una providencia divina que quiere demarcar hitos significativos en un proyecto de tiempo, en el tiempo. Este plan a realizarse en el tiempo humano se considera que tiene por finalidad una realizacin o plenificacin de la voluntad salvadora, amorosa de la divinidad para con los seres humanos.Los momentos de excepcin, de oportunidad, los kairoi, tienen un valor nico e irrepetible en el devenir temporal y son fijados por Dios y por su propia autoridad: No es cosa suya conocer el tiempo y el momento que el Padre a fijado con su propia autoridad, oJpath;r e[qetoejnth`/ ijdiva/ ejxousiva/,[10](Hechos 1;7).La as llamada historia de la salvacin no es, por tanto, toda la lnea temporal continua sino que ella est mejor definida por estos puntos aislados que jalonan el devenir temporal y que implican quiebres en una continuidad. Queda en manos del ser humano la escucha y lectura proftica de la realidad histrica en la que vive para interpretar el sentido de los momentos oportunos y dirigir la historia en colaboracin con la intencin creadora de la divinidad.El trmino proftico, que se acaba de introducir se refiere al modo peculiar de lectura de la realidad que propone la tradicin bblica; es una lectura e interpretacin de los hechos sociales que pretende situarse ms all de la oposicin entre mito e historia. Esto es, que la intencin de la lectura de los hechos, o de los relatos llamados histricos, es asemejarlos a los relatos de los orgenes y fin del mundo y de la intencionalidad divina atribuida al sentido de la historia.Una clave hermenutica para el tiempo y la vida se establece de este modo; la lectura proftica, que incluye el anlisis de la realidad temporal y un sentido, trans - generacionalmente construido y heredado en la memoria colectiva del pueblo judo o cristiano. Lectura, escucha, del presente para descubrir el o los sentidos del momento actual, en el contexto del plan global de la divinidad para el En actual, segn las mltiples interpretaciones que permite el Texto que, a su vez revela, alude, a la divinidad y a su proyecto.Ello y tiempoEl psicoanlisis ha debido lidiar con el y los tiempos desde otra perspectiva. Descubre y trabaja teniendo en cuenta la atemporalidad de lo inconsciente, como lo mencionamos anteriormente. El problema ser dar cuenta de ello: En el caldero pulsional todo est siempre all, sin antes ni despus, sin comienzo ni fin, en el permanente instante que no pasa. Sabe a eternidad[11].En la clnica psicoanaltica el discurso del analizante es un devenir temporal, un sucederse de la cadena significante. La escucha de este acontecer, de esta pulsacin temporal que define el transcurrir de una sesin analtica[12], ofrece quiebres momentos de excepcin. Establecer la relacin entre la fugacidad del tiempo y la persistencia del ello; problema expresado por Braunstein de la siguiente manera: el carcter eterno en tanto que intemporal, sin comienzo ni fin de variaciones, de las pulsiones que se agitan en el ello, siempre ah, vidas de la sangre de representaciones pasajeras investidas libidinalmente para apoderarse de ellas y hacerse transportar al mundo de la realidad, aquel en donde s tienen vigencia los relojes y calendarios, en donde, cual relmpagos, aparecen pulsionando en instantes intemporales de goce que se registran sobre la extensin del cuerpo[13].Veamos las opiniones de Freud enfrentado a esta dificultad: El sentimiento que tenemos del tiempo nace de la percepcin interna de nuestra vida que pasa. Cuando la conciencia se despierta en nosotros, percibimos este flujo interno y luego lo proyectamos al mundo exterior. Freud sigue diciendo: La percepcin del espacio no puede ser separada de la del tiempo. De que modo la adquirimos? Ante todo debemos preguntarnos si hay algo en el mundo que podamos concebir independientemente del espacio, de una manera no espacial. Una cosa semejante existe realmente: se trata del espritu o la psique. Pero este mismo descubrimiento dar pbulo a nuestra reflexin. El hecho de que el espritu parezca desprovisto de la cualidad de espacio se debe tal vez a una proyeccin masiva al exterior de sus atributos espaciales originales. En efecto, el psicoanlisis nos ha enseado que la psique est compuesta por instancias separadas que nos vemos forzados a representar como existentes en el espacio. Podramos decir que esto se debe a nuestra introyeccin del espacio exterior. Pero, por qu no sucedera lo inverso? Cuando nuestra conciencia comienza a instaurarse percibira como localizadas en el espacio estas instancias internas, instancias cuya reconstruccin debemos por entero a la psicologa de las profundidades. No cabe la menor duda de que se encuentran provistas de un sustrato anatmico cuya naturaleza queda aun, empero, por determinar. En consecuencia, acaso proyectamos hacia fuera este acto interno de cognicin, y as el espacio inherente al mundo exterior tendra su origen en una proyeccin de nuestro espacio interno, espacio que nos empearamos entones en negar. Prosigue Freud:Las percepciones que recibimos de nuestros sentidos psquicos son a su vez, en mayor o menor grado, proyecciones, segn el sentido particular que impliquen: las asociadas a nuestro sentido del tacto y del gusto son un asunto enteramente interno. El sentido del olfato comienza ya a proyectar sus percepciones al espacio circundante. El odo las reparte equitativamente entre el mundo interno y el externo. Y en cuanto a la vista, sus percepciones son completamente proyectadas. Impresiones e imgenes inscriptas en las capas pticas de nuestro cerebro y que por consiguiente se localizan ms bien en la parte posterior del crneo, de hecho no parecen existir en el mundo exterior. Hasta el extremo, debo aadir, de que durante millares de aos los hombres creyeron que eran sus ojos los que proyectaban una especie de rayos sobre los objetos.Concluye Freud su razonamiento diciendo: No suceder lo mismo con nuestras percepciones externas del espacio y del tiempo? Y esta traduccin de los viejos argumentos a priori de Kant al lenguaje psicoanaltico, no ser una manera de darle la razn?.... En lugar de los determinantes a priori de Kant, nuestro aparato psquico[14].Ms claro , imposible, comenta Sami Ali; nacidos en la esfera intima de la psique el espacio y el tiempo pasan a ser , por proyeccin, el marco general de toda percepcin interna y externa[15].Para cerrar, por el momento.En estos dos planteamientos, el bblico y el psicoanaltico, podemos reconocer respuestas particulares al problema de la interseccin de eternidad y temporalidad, para los dos grandes modos de concebir la eternidad; sea como atemporalidad, sea como devenir infinito.Los mltiples intentos de leer y verter la Tradicin Bblica en trminos de la Filosofa Occidental, adjudicando a la divinidad judeo cristiana un carcter de atemporalidad del que careca, ha llevado incluso a plantear la pregunta de si fue el Cristianismo quien convirti a Occidente o si fue el Occidente quien convirti al Cristianismo.El encuentro de ambas tradiciones, la bblica y la occidental, llev a concebir y vincularse con un Dios que se manifestaba en la historia, al modo de la eternidad atemporal, segn el modelo de lo eterno griego, especialmente segn el planteamiento platnico del tiempo como imagen mvil de la eternidad[16].Los avances realizados en el campo de los estudios bblicos a partir de la segunda mitad del siglo pasado nos ha devuelto una imagen ms precisa del tema, ha abierto nuevos problemas para la reflexin filosfica. y a enriquecido las posibilidades mismas de la hermenutica tanto en el campo bblico como en el estrictamente filosfico[17].En lo referente al psicoanlisis, en otros momentos he planteado, de diversas maneras, la existencia de una doble vertiente en el pensamiento de Sigmund Freud; por un lado, deudor de las epistemologas de cuo occidental y especialmente presentes en su cientificismo positivista; por otra parte una formacin de origen judo talmdica.Creo que una vez ms podemos sospechar la validez de esta presuncin en tanto que, al problema del espacio - tiempo desde la perspectiva estructural, responde como hemos visto, con su explcita adhesin a Kant, adems, por otra parte, reconocemos la vertiente de lo que se ha denominado lectura proftica[18] en la tradicin bblica y que Freud realiza para la comprensin de la dramtica de las historias clnicas de su pacientes.Como hemos visto existe una larga tradicin en los escritores y comentaristas bblicos para este estilo de lectura y escucha gracias a la yuxtaposicin de la historia y el mito, ms all de la oposicin entre historia y mito. Freud tambin realiza esta escucha del discurso de los analizantes considerando el relato de los hechos a la luz de los mitos fundantes, para rescatar, no el relato verdadero de los hechos, sino la verdad del relato de los hechos.[19]1[1] S. Freud; Nota de 1907, Psicopatologa de la vida cotidiana, Amorrortu, T. 6, p. 266; Lo Inconciente, Amorrortu, T. 14, p. 184, Nuevas conferencias de introduccin al psicoanlisis, 1933, Amorrortu, T. 22, P. 69[2]Ouaknin, Marc-Alain, El Dios de los judos, en Bottro, Jean, et alia La ms bella historia de Dios, 1998, Ed. Andrs Bello, Chile. (Original francs, Ed. Du Seuil, 1997), p. 66.[3]Cfr. Lalande, A. VocabulaireTechnique el Critique de la Philosophie, 1951, PUF, Francia; Martinez A., Corts J., Diccionario de Filosofa Herder, 1996, Ed Herder, Barcelona,[4]Las citas bblicas estn tomadas de la Biblia de Jerusaln Latinoamericana, 2001, Descle de Brower, Bilbao, Espaa.[5]BibliaHebraicaStuttgartensia, (Deutsche Bibelgesellschaft Stuttgart) 1990.[6]Aland, Kurt, Black, Matthew, Martini, Carlo M., Metzger, Bruce M., and Wikgren, Allen, The Greek New Testament, (Deutsche Bibelgesellschaft Stuttgart) 1983.[7]Ouaknin, ibidem, p. 79.[8]Para el tratamiento de este punto cfr. Cullman, Oscar, Cristo y el tiempo, 1968, Ed. Estela, Barcelona.[9]Agradezco a la Dra. Silvana Rabinovich la informacin del paralelismo del trmino kairs con el trmino hebreo >et, , especialmente en el libro del Eclesiasts.[10]Aland, Kurt, Black, Matthew, Martini, Carlo M., Metzger, Bruce M., and Wikgren, Allen, The Greek New Testament, (Deutsche Bibelgesellschaft Stuttgart) 1983.[11]Braunstein, Nstor, La hereja del eterno retorno, en El tiempo, el psicoanlisis y los tiempos, 1993, Fundacin Mexicana de Psicoanlisis, Mxico, p. 36[12]Levi Hambra, Adalberto, Todos los tiempos, el tiempo, ibidem , p. 232Agradezco al Mtro. Levi Hambra su colaboracin para precisar varios puntos de este trabajo. Las imprecisiones que restan son mi responsabilidad.[13]Braunstein, Nstor, ibidem, pg. 37[14]Citado por Sami-Ali, en El cuerpo, el espacio y el tiempo, 1993, Amorrortu, Argentina; del artculo de Marie Bonaparte: Time and theunconscious, Int. Journal of Psychoanalysis, XXI, 1940, p. 466 y ss.[15]Ibidem pg. 26[16]Platn, Timeo, Dilogos, Vol. VI, 1992, Gredos, Madrid, p. 182-185[17]Cfr. Beuchot, Mauricio, Tratado de Hermenutica Analgica, 2000, Facultad de Filosofa y Letras UNAM, Itaca, Mxico, 2. Edicin.[18]Cfr. Cullman, O., Op. cit.-[19]Blanco Beledo, Ricardo:-Objetivacin del Impulso en el Texto del Discurso Humano, Aporte de la Metodologa a Hermenutica a la Psicoterapia, Colaboracin: Mtro. Miguel Angel Zarco Neri, Mxico 1988 Memorias Congreso de la Soc. Neurologa. y Psiquiatra.-Hermenutica, Psicoanlisis y Literatura.Compilador y Colaborador. Con el Dr. Mauricio BeuchotBeuchot (Libro) Ed. Instituto de Investigaciones Filolgicas, UNAM. julio 1991-El Proyecto de Freud desde una lectura Hermenutica del proyecto psicoanaltico, En colaboracin Miguel A. Zarco, Revista del Depto. de Psicologa de la U.I.A. Vol. 4, No. 1, enero-junio 1991.- La psicologa y la Tradicin catlica en Kairs, CIEP, dic1994mayo1995, N 2, pgs. 7,15, Mxico, D.F.- Estudio psicoanaltico del Fenmeno religioso en Kairs, CIEP, julio 1995, N 3, pgs. 15-19 Mxico D.F. - Aproximacin psicoanaltica al estudio de Jess de Nazareth en Oikodomein, Comunidad Teolgica de Mxico, Ao 2, N 3, enero 1996, Mxico D.F. ,- Mito e icono en la tradicin judeocristiana 1996, En TRAMAS N13, UAM, U. Xochimilco, Pgs. 11-26, Mxico D.F.,- Psicoanlisis y Religin , IXTUS, N 24, Ao VI, pgs, 70-81, 1998, Mxico D.F.- Psicologa de la Religin; evolucin, tendencias, perspectivas,. En colaboracin con el Lic. Cesar Avendao Amador, en Psicologa y religin; Tensiones y Tentaciones, 1999, UNAM/EditKairos, Mxico-Buenos Aires, pgs. 21-53.-- Transicionalidad de lo imaginario en psicologa y filosofa de la Religin. En Lapoujade, Maria Noel, (coord) Espacios Imaginarios,1999, UNAM; pp.1215-131.,