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TENDENCIA NACIONAL NÚMERO 17 • DICIEMBRE 2015 E D I C I Ó N E S P E C I A L balance anual 2015

TN Balance Año 2015

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Hace pocas semanas, la opinión pública comenzó a referirse al 2015 como el año de la desconfianza. Esta caracterización –acorde al “estado anímico” que pervive en nuestra sociedad– se vuelve mucho más certera si es que se complementa con un proceso que se ha venido incubando hace ya largos años y que hoy comienza a aparecer con mayor nitidez. Tal como lo sintetizara el último informe del PNUD, hablamos de los tiempos de la politización.

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TENDENCIANACIONAL

NÚMERO 17 • DICIEMBRE 2015

E D I C I Ó N E S P E C I A L

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Director:

Andrés Cabrera

Equipo:

Carla AmtmannRafael Crisosto

Eduardo OcampoLincoyan Painecura

Rodrigo SilvaHéctor Testa

Iván Vitta

Diseño yDiagramación:

Esteban Vásquez

TENDENCIANACIONAL

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c o n t e n i d o

EDITORIAL

EL Destape de los Casos Penta y Caval

Por Rodrigo Silva

Reconstitución de escena de un acuerdo político: La investidura del Bloque del Orden

Por Andrés Cabrera

¿Qué cambió en el cambio de Gabinete?

Por Iván Vitta

La Represión en Chile

Por Rafael Crisosto

La Demanda y el Proceso Constituyente en Chile en tiempos de escándalo, corrupción y crísis de las Élites

Por Héctor Testa

El fin del bacheletismo y el mando de Burgos en un gobierno arrodillado

Por Eduardo Ocampo

Proceso Constituyente: ¿Qué haremos?

Por Carla Amtmann

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E D I T O R I A L

2015 - 2016:Entre la desconfianza, la descomposición

y la politización*

Hace pocas semanas, la opinión pública comenzó a referirse al 2015 como el año de la desconfianza. Esta caracterización –acorde al “estado anímico” que pervive en nuestra sociedad– se vuelve mucho más certera si es que se complementa con un proceso que se ha venido

incubando hace ya largos años y que hoy comienza a aparecer con mayor nitidez. Tal como lo sintetizara el último informe del PNUD, hablamos de los tiempos de la politización1.

Desconfianza y politización: dos caras de una misma moneda, dos dimensiones que han marcado este 2015, dos fenómenos que se tensionan formando nuevos escenarios. También, dos tópicos que recurrentemente han sido analizados por el equipo de investigación que compone Tendencia Nacional (TN). Con este telón de fondo, la presente edición de TN, tiene por objeto bosquejar un balance del año que llega a su fin, a partir de una selección y recopilación de artículos que, observados en conjunto, permiten reconstruir las principales características asumidas por el escenario sociopolítico en vista al desenvolvimiento de los actores que predominan en dicho campo. Junto a ello, se integran en estos párrafos algunas estimaciones y/o proyecciones generales en vista al año 2016.

La crisis de representatividad se profundiza asumiendo el semblante de la descomposición

El develamiento de la descomposición que invade a las elites político-económicas del país, comenzó a quedar en evidencia a fines de septiembre del año 2014. En dicho período, la emblemática “arista política del caso Penta” se instalaba en la agenda de los medios, siendo uno de los primeros estallidos noticiosos que pondría al tema de la corrupción en el centro de la discusión política. Es interesante constatar cómo el pragmatismo

tecnocrático asociado a la Nueva Mayoría comprendía perfectamente lo que deparaba el destino para las coaliciones políticas tradicionales a partir de las fragmentadas informaciones filtradas por la prensa en ese entonces. A pocos días de haberse destapado el caso Penta, Jorge Correa Sutil (ex subsecretario del ministerio del interior durante el gobierno de Ricardo Lagos) interpretaba los primeros antecedentes del caso del siguiente modo: “Si alguien piensa que esto último solo deteriorará la imagen de uno o dos parlamentarios o de la UDI, a la que pertenecen, me temo presenciará cómo la crítica se extenderá, como mancha de aceite, ensuciando a todos los partidos y a todos los parlamentarios”.2 Con una “intuición” similar, el antecesor de Isabel Allende en la presidencia del PS, Osvaldo Andrade, destacaría en una entrevista en La Tercera antes de que apareciera súbitamente el caso Caval: “El temor que tengo es que se estigmatice todo y terminemos convertidos en chatarra”.3

El 2015 se concretizarán varias de las proyecciones y temores expresados por las viejas guardias concertacionistas. La desconfianza que la ciudadanía mantiene frente al rol ejecutado por las cúpulas políticas, empresariales y eclesiásticas del país se “expandió como una mancha de aceite”, volviendo “chatarra” la credibilidad de los actores que han conducido los destinos del país durante las últimas décadas.

Junto a ello, es necesario enfatizar que los flagrantes casos de corrupción, tráfico de influencias, cohecho, colusión, defraudación fiscal (etc.), observados a través del “incestuoso maridaje entre el dinero y la política” expresado en los casos: Penta, Caval, SQM, Corpesca, Colusión del Confort, MilicoGate (etc.) y sus extensas ramificaciones aun no resueltas, no han sido las “causas exclusivas” de un malestar social que, por lo pronto, ha agudizado la crisis provocada por el ciclo de protestas desarrollado durante el período 2006-2011. La extendida desconfianza no ha sido mitigada (menos revertida) por ninguno de los mecanismos de salida creados durante estos años por el gobierno y/o la derecha política. Basta recordar los más representativos: El Proyecto de ley para el Fortalecimiento y Transparencia de la Democracia (Octubre, 2014) negociado por el ejecutivo en el contexto de la reforma al sistema

* Análisis publicado en El Mostrador, 30 de diciembre, 2015. Disponible en: http://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2015/12/30/2015-2016-entre-la-desconfianza-la-descomposicion-y-la-po-litizacion/

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binominal. El acuerdo que invistió a las coaliciones tradicionales como el “bloque de orden”, sellado a través de una firma en la que participaron los presidentes de los partidos, de la UDI al PC, titulada por los medios (¡ya que ni siquiera llevaba título!): Declaración conjunta sobre probidad y transparencia (Abril, 2015). El tercero y quizás más sofisticado de los mecanismos elaborados para morigerar la crisis: La creación (marzo, 2015) del Consejo Asesor Presidencial contra los Conflictos de Interés, el Tráfico de Influencias y la Corrupción (presida por el presidente de Espacio Público, Eduardo Engel). Como ha quedado demostrado en diversos pasajes de la agenda noticiosa, la propuesta emanada por el consejo ha tenido diversos reveses y cercenamientos durante su tramitación legislativa, sobre todo, si es que consideramos las tensiones provocadas en el congreso al momento de discutir la reforma a los partidos políticos; el “corazón” de la propuesta emanada por la comisión. Tal como ha mencionado el cientista político Claudio Fuentes, en la tramitación legislativa desarrollada hasta ahora se ha impuesto (y muy probablemente, se impondrá) “el triunfo de las máquinas [partidos políticos] por sobre un genuino intento por incorporar la democracia en las tiendas políticas”.4

Más allá de la descomposición observada en las principales dirigencias e instituciones del país y de los deficitarios mecanismos implementados por las coaliciones políticas tradicionales y el gobierno con el objetivo de revertir el profundo grado de desconfianza que la ciudadanía mantiene respecto a sus representantes, es necesario incorporar un factor más para completar el cuadro de este 2015. En dicho período, se hace evidente que, ni Michelle Bachelet ni la Nueva Mayoría, se encuentran capacitados para cumplir los cambios estructurales comprometidos en su programa de gobierno, defraudando las expectativas moderadas que esta apuesta había sembrado en un electorado que –en su generalidad, y a decir por los altos niveles de abstención alcanzados (casi un 60% en segunda vuelta presidencial)– sentía suspicacia frente a la posibilidad de que el proyecto nuovo mayorista pudiese concretizar de manera efectiva las reformas comprometidas.

La Nueva Mayoría: Sin liderazgo y bajo un avasallador predominio restaurador

Es claro que a fines del 2015 impera una conclusión que no muchos analistas consideraban como probable a inicios del mismo año. El deterioro irrecuperable de la popularidad de Michelle Bachelet tras las fulminantes secuelas del caso Caval, así como también, de la invención política que en el último proceso electoral se había auto-asignado el flamante rol de portadora y conductora de un “nuevo ciclo político” para el país. Junto a ello, también se volvió absolutamente transparente el estado en que se encuentran las fuerzas políticas al interior del pacto gobernante, las cuales, dan cuenta de un predominio avasallador de los sectores conservadores (ex complacientes) en desmedro de los sectores progresistas (ex flagelantes).

Este año, la inapelable conducción restauradora encontró su coronación en el retorno de la vieja guardia al núcleo gubernamental. El cambio de gabinete ejecutado el 11 de mayo sólo vino a ratificar la consolidación de un predominio que se venía sedimentado desde el primer mes de gobierno de la Nueva Mayoría; período en el que surgió el “chivo expiatorio” utilizado por el conservadurismo para frenar cualquier intento de reforma, vale decir: la metáfora de la “retroexcavadora” anunciada por el actual presidente del PPD, Jaime Quintana.

El cambio de gabinete significó en ese entonces el ostracismo político, tanto para el otrora “delfín” de la presidenta Michelle Bachelet, el ex ministro del Interior Rodrigo Peñailillo, como para el creador-responsable del programa económico de la Nueva Mayoría, el ex ministro de Hacienda Alberto Arenas. Al mismo tiempo, elevó a la conducción de ambas carteras, a “la dupla” compuesta por Jorge Burgos (Interior) y Rodrigo Valdés (Hacienda); quienes de inmediato impondrían sus términos mediante un “New Deal”. Es así como el “nuevo trato” respaldado por la totalidad de las fuerzas restauradoras, quedaría sellado bajo la bullada tesis del “realismo sin renuncia”, expresada por

Michelle Bachelet en el consejo de gabinete extraordinario desarrollado el 10 de julio en el Estadio San Jorge. En la segunda mitad del año, la restauración concertacionista se proyectaría a través de los dictámenes de Interior y Hacienda dentro de la esfera gubernamental, mientras que en la dimensión parlamentaria, la performance legislativa sería asumida preferentemente por las cúpulas del eje DC-PS, bajo la condescendencia de la dirección del PPD y el PC (los partidos de más baja cuantía, el PRSD, la IC y el MAS, se acoplan al primer vector, en el primer caso, y al segundo, en los dos restantes; sin modificar sustancialmente las correlaciones de fuerza al interior del pacto, más allá de las tensiones provocadas por el díscolo senador del MAS, Alejandro Navarro). De este modo, la “cocina de Zaldívar” organizada en la tramitación de la Reforma Tributaria en el 2014 vuelve a replicar su modus operandi durante el 2015.

En este segundo semestre, la “política de los acuerdos” queda en plena evidencia a través de la nefasta ejecución de la glosa presupuestaria (vía ley de presupuesto) y el ingreso de una “ley corta” en materia educativa; además de una reforma laboral que impide cualquier atisbo de garantía para aquellos sindicatos que intenten llevar a cabo una huelga efectiva. En consecuencia, mientras por un lado, el gobierno permite que la crisis de la derecha sea parcialmente revertida a través de los vetos que dicho sector impone mediante uno de los cerrojos antidemocráticos más efectivos que ampara la Constitución de 1980 (el Tribunal Constitucional); por el otro, el grotesco eufemismo visado por Hacienda y la cartera del Trabajo a partir de una indicación que utiliza la figura de las “adecuaciones necesarias” permite encubrir –de un modo bastante patético– el reemplazo interno de trabajadoras/es en huelga. Nuevamente, uno de los compromisos de campaña de Michelle Bachelet queda cercenado en manos de una tecnocracia que conoce a perfección las virtudes de la “letra chica”: Hija ilustre de la transición, desde el Acuerdo MOP-Gate a la Colusión del Papel Tissue.

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Los tiempos de la politización y la vía constituyente

Y mientras la performance restauradora incrementa los índices de desconfianza defraudando las expectativas de la ciudadanía ante reformas que no cumplen lo que prometen (cuestión que vuelve al famoso programa de gobierno en un simple artilugio demagógico), los tiempos de la politización comienzan a delinear los escenarios donde residirán las principales pugnas políticas del año venidero: proceso constituyente, reforma a la educación superior, elecciones municipales. El primero de los escenarios pareciera concentrar mayoritariamente la atención de los actores socio-políticos, tanto tradicionales como emergentes. Este es, muy probablemente, el desafío político más importante de los años venideros; la “madre de todas las batallas”.

Con este telón de fondo, es evidente que los “límites de la cancha” propuestos por el ejecutivo para conducir el proceso constituyente son favorables a los sectores restauradores, y esto por varios motivos. Mencionemos al menos tres: 1. Por concebir el rol de la ciudadanía de un modo meramente pasivo, consultivo y no vinculante. 2. Por permitir que una de las instituciones políticas más deslegitimadas durante los últimos años –el Congreso– defina el mecanismo mediante el cual se redactará una nueva Constitución 3. Por proponer dentro de las primeras etapas del proceso un Observatorio Ciudadano que no sólo posee problemas de equidad en materia de género (14 hombres – 3 mujeres) y centralización (sólo uno de los convocados vive fuera de la región metropolitana), sino que también y por sobre todo, porque impera en el Observatorio un claro grupo de constitucionalistas que abogan por una reforma parcial de la Constitución a través del Congreso (en el mejor de los casos, acompañado por un “cuerpo de ciudadanos”), tal como lo ha manifestado públicamente –junto al senador DC, Ignacio Walker– el presidente del Observatorio Ciudadano, Patricio Zapata.5

A pesar de todos los cerrojos impuestos por la propuesta gubernamental –cuyo objetivo primario es tornar extremadamente improbable la realización de una asamblea constituyente y/o un

1. Tal como lo explicita el informe del PNUD del presente año. Véase: http://www.cl.undp.org/content/chile/es/home/library/human_development/los-tiempos-de-la-politizacion.html

2. Correa, J. “Son las reglas”. El Mercurio, 27 de septiembre, 2014. Disponible en: http://www.elmercurio.com/blogs/2014/09/27/25548/Son-las-reglas.aspx

3. Véase: http://www.latercera.com/noticia/politica/2014/10/674-599689-9-osvaldo-andrade-el-temor-que-tengo-es-que-se-estigmatice-todo-y-terminemos.shtml

4. Fuentes, C. “Nueva Ley de partidos. El triunfo de la máquina”. El Mostrador, 22 de diciembre, 2015. Disponible en: http://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2015/12/22/nueva-ley-de-partidos-el-triunfo-de-la-maquina/

5. Walker, I & Zapata, P. “Una convención constitución para el bicentenario”. EL Mercurio, 11 de julio, 2015. Disponible en: http://www.elmercurio.com/blogs/2015/07/11/33401/Una-convencion-constituyente-para-el-bicentenario.aspx

6. Amtmann, C. “Proceso constituyente: ¿Qué haremos?” Tendencia Nacional, Nº 16. Disponible en: http://www.fundacioncrea.cl/publicaciones/tendencia-nacional-n16/

7. Disponible en: http://www.latercera.com/noticia/politica/2015/12/674-660783-9-en-esta-crisis-hay-una-reflexion-critica-mas-profunda-en-el-empresariado-que-en.shtml

plebiscito que permita a la ciudadanía elegir el mecanismo que considere más idóneo para forjar un proyecto país durante las próximas décadas– existen no pocas chances de que el proceso constituyente termine activando políticamente a una ciudadanía que pase de la apatía a la identificación con un proyecto entrelazado con las fuerzas de cambio que comienzan a asomar después de años de repliegue. En el corto plazo, un despliegue efectivo de los sectores pro-transformadores supondría asumir –tal como ha manifestado la directora de Fundación CREA, Carla Amtmann– cuatro ejes centrales: “los Cabildos ciudadanos (marzo – octubre del 2016), la presión popular para que sea inaceptable que este parlamento cierre la puerta al cambio constitucional, las elecciones del nuevo parlamento en donde se apueste definitivamente a contar con una mayoría democrática, y la presión popular nuevamente, para que se logre la demanda y articulación necesaria para la asamblea constituyente”.6

En este sentido, no deja de ser curioso que, de un modo similar a las proyecciones enarboladas a fines del año 2014, el pragmatismo tecno-crático de la Nueva Mayoría ya comience a augurar el advenimiento de “tiempos interesantes”. Hace pocos días, uno de los intelectuales orgá-nicos más influyentes del período transicional, Eugenio Tironi, manifes-taba en una entrevista otorgada a La Tercera que “el 2016 va a ser peor [para la elite política y económica del país que durante el 2015]. Cada vez va a haber más situaciones que van a llamar a escándalo. Esto es un tsunami, esto tiene que ver con nuevos estándares en la opinión públi-ca, con nuevas formas de información a través de las redes sociales”.7

Ciertamente, la pregunta que inquieta a la elite política-económica no es si las estimaciones de los defensores del stato quo tendrán la misma capacidad predictiva que la alcanzada a fines del 2014. Por el contrario, el dilema que más incertidumbres genera en dicho segmento, es si la pequeña apertura constituyente logrará ser ensanchada por las fuerzas de cambio, posibilitando la entrada de una tercera fuerza política, capaz de resquebrajar la reproducción del consenso transicional-neoliberal.

¿Restauración o transformación?

He aquí el dilema primario del 2016.

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“El 2015 ha sido un año definido fundamentalmente por el estallido de los escándalos de corrupción y sus respectivas

consecuencias políticas y sociales, lo que animó transversalmente el trabajo de la Tendencia Nacional de la Fundación CREA. A través del presente artículo, Rodrigo Silva nos aproximó, a

comienzos del mismo, a las principales aristas de los casos Penta y Caval que, junto al caso SQM, han contribuido por llevar a

mínimos históricos los niveles de aprobación de los principales actores políticos, caracterizando al escenario como uno marcado

por la crisis de legitimidad”.

La corrupción ha sido la temática que se ha encontrado en el ojo del huracán durante los últimos meses, copando la agenda mediática, y forzando al gobierno a posponer reformas fundamentales estipuladas en su programa. La situación

anterior remeció a la élite afectando primeramente a la derecha y a la UDI en particular con el caso Penta, cuya arista política se evidenciara a mediados de septiembre de 2014 producto de las declaraciones del ex gerente general del grupo Penta, Hugo Bravo1, para luego ramificarse hasta la Nueva Mayoría, mediante la veta abierta por el caso SQM2 y el denominado caso Caval, el cual fue conocido a raíz de un reportaje titulado “Un negocio Caval” publicado el 5 de febrero en la revista “Qué Pasa”10. Con estos casos quedó evidenciado, con mayor radicalidad que en ocasiones anteriores, que los vínculos entre negocios y política no son materia exclusiva de la derecha, sino que constituyen una situación común a todo el duopolio político que ha gobernado Chile desde la transición. Sin embargo, lo anterior no fue lo único que se puso de manifiesto, ya que los tres casos anteriores coinciden en su capacidad de graficar la existencia de profusos vínculos entre empresarios, políticos, tecnócratas y la institucionalidad neoliberal que los cobija. A continuación se presenta una breve exposición crítica de los casos Penta y Caval.

En un primer momento del desarrollo de estos casos (agosto del 2013), el llamado fraude al FUT dejó al descubierto una red de funcionarios dispuestos a servirse de los forados de la institucionalidad para realizar acciones fraudulentas en vistas de su beneficio personal. Iván Álvarez, uno de los hombres claves de dicho caso, vulneraba desde 2007 el servicio informático del SII y contaba con una red de funcionarios que formaban parte del millonario negocio realizado a costa de las arcas fiscales. Estos funcionarios se relacionaban con contadores como Jorge Valdivia, que operaban como nexo con las empresas del grupo PENTA. Álvarez mencionaba en sus declaraciones del 15 de enero, ante el fiscal Carlos Gajardo, que el trabajo del contador Jorge Valdivia

PUBLICADO EN TENDENCIA NACIONAL N°9 | ABRIL, 2015.

EL DESTAPE DE LOS CASOS

por Rodrigo Silva

PENTA & CAVAL

consistía en hacer lobby y en mover sus contactos para que en el SII “todo saliera limpio”. Con este modus operandi se reclutó a un total de 122 contribuyentes, empresas que falsearon boletas para pagar menos impuestos, recibir devoluciones abultadas y financiar campañas políticas.

Tal y como es sabido, en el caso figuran personajes políticos como el ministro de Obras Públicas Alberto Undurraga (DC), el senador Iván Moreira (UDI), la senadora Ena Von Baer (UDI), los diputados Ernesto Silva (UDI) y Felipe de Mussy (UDI), el ex candidato presidencial Andrés Velasco (Fuerza Pública), el ex presidente Sebastián Piñera, el “coronel” Jovino Novoa (UDI), Lawrence Golborne y, el detenido en prisión preventiva, Pablo Wagner (ex subsecretario de Minería de Sebastián Piñera y ex UDI). En relación a este último grupo vinculado a Penta, la Fiscalía ha abierto nuevamente una ronda de declaraciones citando a Jovino Novoa, Ena Von Baer, Iván Moreira y Felipe de Mussy, quienes también se encontrarían próximos a declarar.

Por otra parte, respecto a lo acaecido con Caval, en una columna de Edison Ortiz (Profesor y Doctor en Historia) publicada en El Mostrador el 10 de marzo, se describía la estructura que había posibilitado dicho caso4. Ortiz daba cuenta del creciente poder que los parlamentarios poseen a nivel local. Según él, la relación entre congresistas y el Estado Central está dada por el intercambio de votos a cambio de altísimos niveles de autonomía para impulsar gestiones a nivel local, de modo que tanto las designaciones del Estado, como la relación con proyectos de negocios, pasan necesariamente por los senadores y diputados. De esta forma, se establece una relación entre agentes del mundo público y privado, en la que se entrelazan alcaldes, funcionarios públicos, especuladores y empresarios. Así Caval Ltda. -empresa de la nuera de Michelle Bachelet-, obtiene de los funcionarios públicos la información relevante para emprender su negocio especulativo, Cynthia Ross Wiesner (funcionaria de la Municipalidad de Machalí) y Jorge Silva

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(director de Obras Públicas del Municipio) son quienes entregan información respecto de la posibilidad de modificar el plan regulador intercomunal de Machalí. Luego de ello, comienzan las gestiones para obtener préstamos y se suscita la conocida reunión con Andrónico Luksic, Sebastián Dávalos y su esposa Natalia Compagnon (dueña del 50% de Caval) consiguen el préstamo que les permitiría realizar su funesto negocio. El caso se desarrolla a sabiendas de Juan Pablo Letelier (PS), senador por la Región de O’Higgins y de Juan Luis Castro (PS) diputado por el distrito 32 (Rancagua), la intendenta Morín Contreras, quien habría intentado acelerar el trámite de inscripción de terrenos a nombre de Caval y el Seremi de Vivienda Local Wilfredo Valdés, que opero como tasador del terreno.

Respecto al desarrollo del caso, las declaraciones de los involucrados se realizarán durante la segunda quincena de abril, y Sebastián Dávalos, Natalia Compagnon y Andrónico Luksic, forman parte de la lista que analiza el grupo dirigido por el fiscal de O’Higgins, Luis Toledo5.

Ante los hechos presentados, lo que Caval y Penta han dejado en evidencia es que la magnitud del problema no nos remite únicamente a la falta de cumplimiento de normativas; menos aún, a un conflicto “entre privados”6 como señalara indecorosamente el Ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo. Lo que existe realmente, es un importante número de políticos y empresarios cuyo objetivo ha consistido en burlar la ley a través de una capa de tecnócratas dispuestos a utilizar los resquicios que otorga nuestra institucionalidad. Es evidente que la expresión utilizada por el fiscal Carlos Gajardo, según la cual nos encontramos ante una aceitada máquina que no tiene inconveniente alguno en defraudar al fisco7, es válida para ambos casos.

La complejidad de las situaciones anteriores, nos remiten necesariamente a la pregunta respecto de la dimensión real de la problemática, ya que en vista de los hechos anteriormente descritos, puede juzgarse si es que la creación de comisiones, o la realización

1. Véase: http://www.elmostrador.cl/pais/2014/09/26/pentagate-los-nombres-de-los-politicos-que-aparecen-en-la-investigacion-de-la-fiscalia/

2. El 12 de enero de 2015 el SII presenta querella contra Pablo Wagner, lo que genera la apertura de la arista SQM. http://especiales.pulso.cl/crono_SQM/index.html

3. Vease: http://www.quepasa.cl/articulo/actualidad/2015/02/1-16218-9-un-negocio-caval.shtml

4. Véase: http://www.elmostrador.cl/opinion/2015/03/10/el-caso-caval-y-la-feudalizacion-de-las-regiones/

5. Véase: http://www.emol.com/noticias/nacional/2015/03/25/709691/caso-caval-fiscal-iniciaria-etapa-de-declaraciones-en-la-segunda-quincena-de-abril.html

6. Véase: http://www.latercera.com/noticia/politica/2015/02/674-616443-9-penailillo-por-cuestionamientos-a-davalos-todo-esto-lo-tiene-que-responder-el-en.shtml

7. Véase: http://www.biobiochile.cl/2015/03/04/comienza-formalizacion-de-10-imputados-por-caso-penta.shtml

de modificaciones parciales a la legislación actual, se presentan como alternativas legítimas desde la perspectiva de su efectividad para terminar con el problema, o si más bien, las medidas anteriores resultarán estériles. En este escenario pareciera ser que una respuesta realista al extendido problema de la corrupción no podrá surgir dentro de los márgenes del binominalismo y su magnitud no cabrá en los límites de la democracia pactada. Sino que deberá hacerlo desde fuera de ella, para rebasarla y robustecerla. El deber de conquistar una institucionalidad que sea capaz de asegurar derechos sociales y de proteger a las mayorías contra el desmedido poder de los negocios, es una tarea que debe ser asumida por la ciudadanía y por aquellos que aun portan la legitimidad para realizar cambios: los movimientos sociales.•

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Hasta que finalmente aconteció lo que todos esperaban: el pasado viernes 10 de abril, los principales partidos políticos de la Nueva Mayoría y la Alianza firmaron el acuerdo político que termina invistiéndolos como el “Bloque del

Orden”.¹ El peso histórico de lo que Alberto Mayol llamase en su último libro, el “síndrome transicional”,² vale decir, la necesidad permanente de que las fuerzas políticas tradicionales –y especialmente la Nueva Mayoría– acudan a la fórmula de la política de los consensos, ha vuelto a actualizarse a través de la intitulada “Declaración Conjunta sobre Probidad y Transparencia”.³

Hace meses que la intelligentsia política asociada a la derecha venía demandando utilizar el mecanismo transicional. Las palabras del columnista de La Tercera Héctor Soto –quien en diciembre pasado reprendía a la clase política en los siguientes términos– son sintomáticas al respecto: “Pongámonos serios: los acuerdos fueron, son y seguirán siendo el gran insumo de la política”.⁴ Resulta claro que en dicho contexto la Nueva Mayoría hizo caso omiso a este tipo de sugerencias, por el contrario, se inclinó por aprovechar los múltiples beneficios que traía consigo el destape del caso Penta. Las denuncias por financiamiento ilegal de campañas políticas mediante la provisión de boletas ideológicamente falsas, tenían como principal actor afectado a la Unión Demócrata Independiente (UDI); sus coletazos no lograban saltar más allá del hoy desaparecido ex precandidato presidencial, Andrés Velasco, o del Ministro de Obras Públicas, Alberto Undurraga (este último, uno de los nombres que se barajan en el que parece ser un inminente cambio de gabinete).

En ese entonces, el monitoreo del control de daños efectuado por La Moneda arrojaba saldos favorables, cuestión que permitía postergar en un par de meses la actualización del pacto. Las primeras semanas de enero, parecían dar la razón a la táctica llevada a cabo por el oficialismo. Con una derecha política sumida en la crisis permanente y en la irrelevancia política, el gobierno de la Nueva Mayoría logró por fin tomar el control de la agenda pública, cuestión que no había logrado en todo el 2014.

“Tras el estallido de los escándalos de corrupción la élite política ha reaccionado en busca de unidad y orden. Y uno

de los principales repertorios utilizados ha consistido en allanar las condiciones para consensos transversales, desde la Nueva Mayoría a la Alianza, hoy rebautizada como “Chile

Vamos”, en torno a la institucionalidad vigente. A través del presente artículo, Andrés Cabrera da cuenta del inicio

de uno los reordenamientos políticos centrales de este año: La investidura del Bloque del Orden”

Reconstitución de escena de un acuerdo político:

La Investidura del

Por Andrés Cabrera

PUBLICADO EN TENDENCIA NACIONAL N°10 | MAYO, 2015.

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La debacle que originó el develamiento del caso Caval a comienzos de febrero, modificó sustancialmente el contenido de la agenda pública, la cual comenzó a adoptar hegemónicamente los ritmos complementarios de la fiscalía y los medios de comunicación de masas. De ahí en más, todas las soluciones ofrecidas por las coaliciones políticas tradicionales para salir de la crisis y retomar, al menos parcialmente la agenda política, han resultado ser un rotundo fracaso.

Baste recordar las explicaciones primigenias otorgadas por las vocerías gubernamentales durante el período estival para graficar la incapacidad del gobierno en la materia. Tanto el Ministro de Justicia, José Antonio Gómez –quien después de esta participación desapareció del mapa político– como el Ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo –hoy en el ojo del huracán– enfatizaron que la cuestionada reunión entre el Vicepresidente del Banco de Chile, Andrónico Luksic; el hijo de Michelle Bachelet, Sebastián Dávalos; y la nuera de la mandataria, Natalia Compagnon; y los réditos económicos derivados de las tratativas, provenían de un acuerdo “totalmente transparente”. Tal como manifestaba el ministro Gómez en aquella oportunidad: “la operación es completamente regular, fue una transacción entre privados”.⁴

La imposibilidad de prever adecuadamente la impetuosa escalada del conflicto que hoy suma cuatro querellas interpuestas, se vio agudizada por la puesta en escena del semblante acongojado de una madre/mandataria profundamente dolida con el actuar de su primogénito,⁵ táctica que descartaba de facto el liderazgo político que se necesitaba para salir de la crisis. Mermada la conducción carismática del último bastión de legitimidad del sistema político, la “válvula de escape” a la crisis tuvo que ser obligatoriamente asumida por aquellos organismos que –según el estudio realizado por el Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES)– mantienen un 2,7% de confianza ciudadana: los partidos políticos;⁶ cuestión que se volvió imperativa al momento de constatar que los sondeos de opinión pública tampoco consideraban de manera satisfactoria los eventuales avances que podía registrar el “Consejo Asesor Presidencial contra los Conflictos de Interés, el Tráfico

de Influencias y la Corrupción”⁷. En efecto, el “Track semanal de opinión pública” elaborado por Plaza Pública Cadem establecía que –a mediados de marzo– solo un 18% confiaba (mucho o bastante) en las mejoras que podría generar la instancia presida por el economista Eduardo Engel.⁸

Los 45 días de plazo decretados por el Ejecutivo para que el “Consejo Anticorrupción” elaborase una propuesta, hacían fatigosa la espera por una salida política a la crisis de representatividad. Es así como los principales partidos políticos de gobierno y oposición asumieron su responsabilidad apelando a una fórmula que los distanciase, al menos conceptualmente, de la desprestigiada “política de los acuerdos”. Es menester recordar aquí la exclusiva acepción de la palabra eufemismo otorgada por la RAE: “Manifestación suave o decorosa de ideas cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante”. Claramente, la categoría utilizada por los portavoces del documento, vale decir, la “salida institucional”, no era más que un simple y llano eufemismo que permitía encubrir la “expresión dura y malsonante”⁹ del “acuerdo político” llevado a cabo.

En este contexto, la deserción anticipada de los partidos minoritarios al interior del conglomerado gobernante (que también sumo por el lado de la oposición a Amplitud), terminó demostrando las tensiones internas configuradas en el proceso. Días antes de concretizado el acuerdo, los timoneles del Movimiento Amplio Social (MAS), Alejandro Navarro, y la Izquierda Ciudadana, Sergio Aguiló, presentaron serios reparos a la iniciativa. Es así como el propio diputado Aguiló, manifestaba el 8 de abril que “ninguna reunión de presidentes de partidos va a tener el apoyo, la confianza y credibilidad de la ciudadanía, asumamos eso. No sigamos en esta actitud absurda de pensar que somos los líderes de los partidos políticos, justamente los más cuestionados por la sociedad, los que vamos a resolver esta crisis de credibilidad. De forma contraria y con toda humildad planteemos que vamos a recibir los proyectos que proponga la comisión Engels y una vez que lleguen al parlamento los votaremos a favor. Esa es la mayor contribución que podemos hacer al país”.10 Claramente, el escaso peso político de ambos partidos –

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1. Véase: Santander, P. “El bloque del orden ya tiene sus partidos: de la UDI al PC”. Disponible en: http://www.elmostrador.cl/opinion/2015/04/14/el-bloque-del-orden-ya-tiene-sus-partidos-del-pc-a-la-udi/

2. Mayol, A. (2014). La Nueva Mayoría y el fantasma de la Concertación. Reformas estructurales o la medida de lo posible. Ediciones Ceibo, Santiago.

3. Disponible en: http://www.claves.cl/2015/04/10/declaracion-conjunta-de-los-partidos-de-la-nueva-mayoria-y-de-la-oposicion/. Se recomienda, la el reporte explicativo elaborado por CNN Chile: “Partidos publicaron declaración conjunta de probidad”. Disponible en: http://cnnchile.com/noticia/2015/04/10/partidos-publicaron-declaracion-conjunta-de-probidad-

4. Véase: Soto, H. “El año del desgaste”. Disponible en: http://voces.latercera.com/2014/12/21/hector-soto/el-ano-del-desgaste/

5. Véase: http://www.elmostrador.cl/pais/2015/02/09/la-moneda-le-baja-el-perfil-a-crisis-desatada-por-los-negocios-del-matrimonio-davalos-compagnon/

6. Las palabras de la mandataria al inicio de la última semana de febrero causaron un profundo revuelo mediático, levantando las más arduas críticas por parte de la ciudadanía y los medios de prensa: “Como madre y presidenta han sido momentos dolorosos […] Me enteré por la prensa en Caburga”. Véase: http://www.emol.com/noticias/nacional/2015/02/23/704915/bachelet.html

7. Véase: http://coes.cl/blog/gran-desconfianza-en-politicos-coes-lanza-datos-de-su-encuesta-2/

8. Véase: http://consejoanticorrupcion.cl/

9. Véase: http://www.cadem.cl/wp-content/uploads/2015/03/Track-PP61-MarzoS2-VF.pdf

10. Véase: http://buscon.rae.es/drae/srv/search?val=eufemismo

11. Véase: http://radio.uchile.cl/2015/04/08/presidentes-de-partidos-politicos-buscan-salida-institucional-ante-la-crisis

12. Amtmann, C. “La democracia enclaustrada”. Disponible en: http://radio.uchile.cl/2014/09/24/la-democracia-enclaustrada

13. Atria, F. (2013) Neoliberalismo con rostro humano. Editorial Catalonia, Santiago.

14. La Tercera [Editorial], domingo 19 de abril: “Tarea pendiente para los partidos políticos”. Disponible en: http://www.latercera.com/noticia/opinion/editorial/2015/04/894-626039-9-tarea-pendiente-para-los-partidos-politicos.shtml

permanentemente desplazados del ámbito decisional de la Nueva Mayoría– no tuvo posibilidad alguna de revertir la realización del pacto.

De este modo, la investidura del “Bloque del Orden” quedó formalizada en la explicitación de seis puntos que, más allá de las respectivas diferencias políticas de cada uno de los partidos convocados, lograban aglutinar en un marco común una paradigmática alianza que va desde la UDI al PC. Con ello, no sólo logró extenderse hasta la UDI el blindaje que permanentemente había brindado el conglomerado oficialista a la figura de Michelle Bachelet (punto 3: “Reconocemos en la Presidenta Bachelet, en su calidad de Jefa de Estado, un actor central y articulador de aquellas iniciativas que nos permiten abordar los desafíos que nos plantea la construcción de una nueva institucionalidad”), sino que también, volvió a hacerse patente uno de los rasgos icónicos del período post-dictatorial, esto es: la reactivación de una “democracia enclaustrada”;11 forjada por instituciones y organismos hechos para neutralizar la agencia política del pueblo.12

Esta última dimensión se vuelve evidente con la integración –bastante forzada– del sexto y último punto del documento: “Hay todo un campo de acción para la sociedad civil, los medios de comunicación, las organizaciones sociales, las universidades, las Iglesias, y, en general, todas aquellas organizaciones e instituciones que constituyen el tejido social de Chile, cuya voz debe ser escuchada”. Tal como ha quedado manifestado en el ya citado texto del director del Observatorio de Comunicación y Medios de la PUCV, Pedro Santander, en el texto se “establece una demarcación entre el bloque y la ciudadanía”; en donde estas últimas operan como dos esferas completamente diferenciadas.

Ciertamente, y atendiendo a las líneas directrices del documento, hubiese sido mucho más coherente adoptar la posición editorial de La Tercera, la cual, expresaba el 19 de abril que en el documento en cuestión “se extraña un compromiso explícito con la tramitación de proyectos legislativos relacionados con la actividad política. En lugar de ello, los redactores del documento han preferido asegurar la tramitación de los eventuales proyectos de ley que deriven de las propuestas de la comisión presidencial “en el más breve plazo”, depositando el rol “central y articulador” en la figura de la Presidenta de la República. Lo hacen no sin antes advertir que la “indignación” también tiene su origen en las conductas del sector privado y que existe un “campo de acción” para medios, organizaciones sociales e iglesias, entre otras instituciones que, por cierto, son autónomas y no guardan necesaria relación con el ámbito de injerencia de los mismos partidos políticos. En otras palabras, sería más recomendable que los dirigentes de los partidos privilegiaran sus propias acciones para enfrentar proactivamente la crisis de confianza, antes de dedicar espacio en su documento a recomendaciones para otros sectores u organismos. Los tiempos que corren exigen mucho más que buenas intenciones al momento de recuperar la credibilidad y plantear un camino a seguir frente a la opinión pública”.13

En la práctica, esta total desconexión entre las salidas políticas a la crisis manejadas por el “Bloque del Orden” y los movimientos sociales y la ciudadanía en general, será una de las piedras de tope que terminará por dinamizar la maduración de una nueva fuerza política que tienda a posicionarse en las antípodas de los mancomunados conglomerados políticos tradicionales.

No cabe duda que el segundo semestre del año será clave en este sentido.

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“El cambio de gabinete, tras la mediática petición de renuncia de Bachelet al conjunto de su gabinete a

inicios de mayo, sancionó una interrupción sin vuelta atrás del diseño original del gobierno y de la Nueva

Mayoría como coalición. Abriéndose paso, capitaneados por la Democracia Cristiana, los sectores más

conservadores del oficialismo. Lo que es profundizado por Iván Vitta a través del presente artículo”.

Por Iván Vitta

Con el cambio de gabinete efectuado el pasado 11 de mayo, terminó de decantarse un cambio en la situación política que venía gestándose desde el estallido del caso Caval acaecido a principios de febrero. El cambio de gabinete marca el fin de

la Nueva Mayoría como relato político y el retorno de la vieja política concertacionista amparada en la política de los consensos. La Nueva Mayoría se seguirá llamando Nueva Mayoría y su Programa seguirá siendo invocado como señal de identidad, pero las condiciones políticas que permitieron el despliegue de un discurso renovador y una táctica de tensionamiento del duopolio binominal han desaparecido, junto con la desintegración del capital político de Michelle Bachelet y el consiguiente hundimiento del grupo de la “Nueva Guardia” concertacionista.

Ascenso y Caída de la “Nueva Guardia“¹

Hasta el año 2010, los sectores llamados “autoflagelantes” de la Concertación nunca tuvieron ni la voluntad ni la necesidad de disputar seriamente al llamado “Partido del Orden” – conjunto transversal de dirigentes, que en la década del 2000 tenía como eje al tándem DC-PS– que hegemonizó la coalición en sus cuatro gobiernos desde 1990 hasta el 2010, año en que asume el gobierno de derecha de Sebastián Piñera.

La explosión social del año 2011 generó el espacio para que un nuevo grupo, proveniente fundamentalmente del PPD y nucleado en torno a la ex presidenta Michelle Bachelet pudiera levantar un discurso que se apartara de la estrategia tradicional de los “acuerdos” y se hiciera hegemónico en el espacio concertacionista. Esta fracción trazó una táctica de relegitimación del capitalismo neoliberal basada en reformas que aparentaran ser las del movimiento social. Esta táctica se reveló pronto como la mejor alternativa a los ojos del bloque dominante para enfrentar el creciente cuestionamiento social del capitalismo neoliberal chileno; conclusión bastante obvia si se considera la escasa capacidad de respuesta que el gobierno de Sebastián Piñera había

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1. Hablamos de “Nueva Guardia” en oposición a la llamada “Vieja Guardia”, término popularizado en los medios tras el destape del caso Caval y la guerrilla de declaraciones entre antiguos personeros concertacionistas, como Camilo Escalona, José Antonio Viera-Gallo y Edmundo Pérez Yoma, y el ministro del interior Rodrigo Peñailillo y sus aliados políticos. Es un término difuso, en la medida que no separa estrictamente a los bandos en términos cronológicos, pero no obstante útil para los propósitos de designar al grupo hegemónico que rodeó a Bachelet desde al menos el año 2012 y que tuvo la conducción política hasta el cambio de gabinete pasado. Para auto-descripción de la llamada G-90, núcleo de esta “Nueva Guardia”, véase: “El manifiesto del G90”, The Clinic, 26 de abril de 2015. Disponible en: http://www.theclinic.cl/2015/04/26/el-manifiesto-del-g90/. Sobre la discusión entre “Vieja” y “Nueva” Guardia, véase: “Cuando el fuego amigo alcanza a La Moneda”, La Tercera, 23 de abril de 2015. Disponible en: http://www.latercera.com/noticia/politica/2015/04/674-626671-9-cuando-el-fuego-amigo-alcanza-a-la-moneda.shtml.

2. Como Fundación Crea hemos abordado en variados escritos y de manera más profunda la tesis de la Nueva Mayoría como una apuesta discursiva y electoral del bloque dominante, en respuesta a un nuevo ciclo político abierto por la movilización social y el resquebrajamiento del sentido común neoliberal. Para una mirada más pormenorizada, ver Amtmann, C. (2015). “El gobierno de la Nueva Mayoría: el nuevo ciclo y la restauración”. Revista Manifiesto XXI, Año I, Número 1, Primer Semestre. Ed. Andes, Santiago de Chile, y Cabrera, A. “¿Es la Nueva Mayoría idónea para llevar a cabo las transformaciones estructurales que Chile necesita?”, El Mostrador, 30 de diciembre de 2014. Vitta, Iván “¿Mayoría para cambios estructurales o coalición para aggiornar el capitalismo neoliberal?”, Rebelión, 6 de abril de 2015.

3. Para una opinión sobre las tareas del nuevo gabinete desde la óptica cercana a la Nueva Mayoría, véase: Navarrete, J. “Decálogo del Cambio”, La Tercera, 17 de mayo de 2015. Disponible en: http://diario.latercera.com/2015/05/17/01/contenido/opinion/11-189783-9-decalogo-del-cambio.shtml.

logrado mantener frente al auge de las movilizaciones sociales. El peso electoral de Bachelet le dio viabilidad tanto a la táctica política como a la nueva fracción aparentemente hegemónica. La expresión de esta nueva táctica política fue la constitución de la Nueva Mayoría.²

Desde el arribo de Bachelet a Chile en marzo de 2013 y hasta enero del presente año, la “Nueva Guardia” vivió un constante ascenso, el cual fue consagrado al nombrarse a Rodrigo Peñailillo como ministro del Interior en marzo de 2014.

Cuando comenzó a destaparse la corrupción política con el caso Penta, Peñailillo, líder oficioso de la Nueva Guardia, cometió un error estratégico: confiando en que el control del Servicio de Impuestos Internos la garantizaría la impunidad de sus propias maniobras de financiamiento ilegal, decidió salir a hundir a la UDI, en lugar de allanarse a un acuerdo político que sincerara las prácticas transversales de financiamiento ilegal. No logró calibrar que el grado de malestar social hundiría esta estrategia. Al aparecer, en el caso Caval cometió el mismo error al subestimar el rechazo social a la corrupción y sobrestimar sus propias capacidades de manejo de la situación. Fue esta falta de espesor político para manejar la crisis la que finalmente hundió a Peñailillo y a su grupo, cuestión que terminó por mermar el capital político de Bachelet (que ya venía a la baja debido a los errores comunicaciones de sus últimas intervenciones mediáticas); último sostén, tanto del grupo como del relato de la “Nueva Mayoría”.

El nuevo gabinete

Desde marzo hasta fines de abril fracasaron todos los intentos del gobierno por manejar la crisis de legitimidad abierta por los casos de corrupción política. Cuando la primera semana de mayo Peñailillo terminó de hundirse en el pantano y las encuestas ratificaron en forma unánime el desplome de Bachelet, la presidenta se vio obligada a recurrir al cambio de gabinete, más como un manotazo de ahogado que como un golpe de timón.

El nuevo equipo ministerial es un gabinete de control de daños para contener y darle salida a la crisis de legitimidad del sistema político. Consciente de que su pérdida de capital político volvió inviable la táctica de la “Nueva Mayoría”, Bachelet apostó por el retorno de los acuerdos con todo el espectro político binominal.³ Tanto las declaraciones de Jorge Burgos, el nuevo ministro del Interior, como de la propia Bachelet en su cuenta del 21 de mayo, muestran la nueva orientación.

El símbolo principal del regreso de la democracia de los acuerdos es el nombramiento de Jorge Burgos como jefe de gabinete. Burgos es un hombre de la derecha democratacristiana, que participó en el grupo de asesores chilenos del presidente DC de El Salvador, José Napoleón Duarte, conocido como “los salvadoreños”, en plena guerra civil. Fue uno de los directores de la “Oficina” durante la guerra sucia del gobierno de Aylwin contra las organizaciones de izquierda que persistieron en la lucha armada después de 1990. Es, claramente, un hombre del partido del orden.

La dupla del recientemente renunciado Jorge Insunza (PPD) y Marcelo Díaz (PS), ambos con pasado ligado a la consultora Imaginacción, de la cuál es propietaria Enrique Correa, fueron llamados a La Moneda para aplicar su expertis de control y manejo de crisis. Por su parte, el nombramiento del PPD Rodrigo Valdés es una concesión de Bachelet a los grandes gremios empresariales, que desde agosto del año pasado pedían la cabeza de Alberto Arenas. Valdés le ha dado la razón a los empresarios que expresaron beneplácito por su nombramiento: salió a acotar la reforma laboral, descartando la principal exigencia del movimiento sindical: la negociación por rama de actividad.

Como compensación por este giro, Bachelet aumentó la participación en el gabinete del PPD y el PC. El PPD perdió Interior, pero recibió en cambio Secretaría General de la Presidencia y Hacienda (queda en suspenso si el cargo en la Segpres será tomado por un miembro salido de la tienda que dirige Jaime Quintana). El PC sumó al Ministerio de la Mujer conducido actualmente por Claudia Pascual, el Ministerio del Desarrollo Social, encabezado en esta oportunidad por el ex subsecretario de Previsión Social, Marcos Barraza.

El nuevo escenario

Las reformas continuarán nominalmente, pero el centro de gravedad de la acción gubernamental se ha desplazado del manejo de las demandas sociales a la contención de la crisis de legitimidad política, pasando de una política de tensionamiento y acuerdos ex post a una de consensos y acuerdos ex antes con la oposición de derecha, en la línea tradicional de los 20 años de gobiernos concertacionistas. El acuerdo que firmaron en abril desde la UDI hasta el PC para controlar la crisis de corrupción, ha resultado ser un signo precursor de esta nueva etapa, mostrando que las fuerzas que empujaban en esta dirección se venían consolidando en forma previa al desenlace del 11 de mayo.

La Nueva Mayoría había logrado desalojar el protagonismo del movimiento social del escenario político, reservándose para sí el rol de actor central de un proceso de reformas acotadas y no estructurales. El retorno de la política de los consensos de la vieja Concertación reducirá aún más esas reformas y necesitará neutralizar y desactivar al movimiento social, no sólo quitarle protagonismo. La brutal represión del 21 de mayo es un indicador en ese sentido.

En este difícil escenario, el movimiento social y las fuerzas políticas de vocación transformadora, la izquierda anticapitalista en primer lugar, deben lograr reinstalarse con fuerza en la arena política, levantando y articulando demandas sectoriales nacionales de ruptura con el modelo neoliberal y desplegando luchas de mayor nivel que las de los últimos años, vinculando las demandas de cambio con las aspiraciones de las grandes mayorías del país, tal como ocurrió en las movilizaciones del 2011.•

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Por Rafael Crisosto

En el intervalo de una semana Chile se remeció por el asesinato de los estudiantes Exequiel Borvarán (18) y Diego Guzmán (25), en la marcha estudiantil del 14 de Mayo, y por la brutal agresión policial contra Rodrigo Avilés (28), durante la cuenta pública

del pasado 21 del mismo mes. En el caso de los dos primeros fue un civil, Giuseppe Briganti (20), quién creyó tener la autoridad para disparar a un grupo de manifestantes que él consideraba criminales; mientras, para Rodrigo, su agresor directo fue Manuel Noya (38), entonces miembro de las Fuerzas Especiales de Carabineros, quien al amparo de un procedimiento basado en la fuerza desmedida, atacó directamente con el carro lanza-agua a un grupo de estudiantes de la Unión Nacional Estudiantil (UNE), que se manifestaba ese día en Valparaíso.

En el marco de estos hechos, este texto tiene el propósito de exponer el marco institucional que ampara la represión policial a movimientos sociales, criminalizando su acción y dándoles amplias facultades a carabineros para disolver reuniones autorizadas y no autorizadas. Veremos como en las normas y protocolos que rigen el actuar de carabineros, y la acción concreta que estos ejecutan, se transluce una doctrina que entiende a los manifestantes como los enemigos internos a reprimir; doctrina que en el caso de Rodrigo le produjo graves heridas que lo mantuvieron al borde de la muerte por varios días y cuyas secuelas aún son inciertas; mientras que en el caso de Exequiel y Diego, son un pilar fundamental de la criminalización de los manifestantes, que llevan a un grupo de la población civil a ver a estos como enemigos.

Derecho de reunión y Decreto Supremo 1.086

Como gran parte de la institucionalidad de nuestro país, el derecho a reunirse y manifestarse está regulado por la Constitución y los decretos de la Dictadura. En el contexto de la lucha contra los grupos de izquierda, considerados como enemigos de la patria, la institucionalidad creada en los ochenta entrega amplias facultades a Carabineros para coartar el derecho a protestar. Eje central de esa institucionalidad es el Decreto Supremo N° 1086 sobre Reuniones Públicas, del Ministerio del Interior,

“Rodrigo Avilés, estudiante universitario herido de extrema gravedad por el ataque de un chorro del carro lanza durante la jornada de protesta del 21 de mayo en Valparaíso, y Nelson

Quichillao, trabajador contratista de CODELCO asesinado en la madrugada del 24 de julio en las movilizaciones por la mejora del Acuerdo Marco, representan el recrudecimiento de la represión

policial ante el movimiento social en el reordenamiento conservador de la política chilena. Lo que es profundizado por Rafael Crisosto a través del presente artículo”.

promulgado en Septiembre de 1983. Este decreto busca regular el derecho constitucional a “reunirse pacíficamente sin permiso previo y sin armas”, siempre que “las reuniones en las plazas, calles y demás lugares de uso público, se regirán por las disposiciones generales de policía”. Así, el Decreto 1086, en su artículo 2, enumera una serie de facultades que permiten restringir el derecho a manifestarse. Entre ellas, permite a las Fuerzas del Orden impedir o disolver manifestaciones que no hayan sido avisadas con dos días de anticipación; da la facultada al Intendente o Gobernador de no autorizar las reuniones o desfiles en calles que ellos consideren de circulación intensa o en calles que perturben el tránsito público y, para el caso de plazas o paseos, en las horas en que éstas se ocupen habitualmente para el esparcimiento o descanso de la población; finalmente, entre los elementos que permiten considerar a una muchedumbre como “armada”, se consideran elementos como palos o bastones (como el palo de coligue con que Rodrigo Avilés agitaba su bandera).

Pese a lo restrictivo del decreto, este siguió siendo usado por los gobiernos democráticos, para prohibir manifestaciones, requisar banderas y reprimir a los movimientos sociales. Cabe destacar que, con todo, este decreto no transgrede lo dispuesto por la Constitución, al ser ésta (como veíamos) la que delega en la policía las disposiciones que los manifestantes deben cumplir.

Protocolos, procedimientos y formación de las FF.EE. de Carabineros

En Chile, las Fuerzas del Orden encargadas controlar las manifestaciones son las Fuerzas Especiales de Carabineros, grupo cuyo objetivo principal es mantener el orden público y controlar grandes grupos. En su acción se debe distinguir lo que dicen sus protocolos, de cómo realmente actúan. Si bien los protocolos figan: a) la gradualidad de las acciones a tomar, b) la distinción dentro de la muchedumbre entre infractores y respetuosos de la Ley, y c) el uso de elementos de apoyo de forma disuasiva y no ofensiva, el cumplimiento de estos protocolos en la práctica ha sido bajo. En cuanto a la distinción entre los manifestantes “violentos” del

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resto, cabe solo recordar las detenciones masivas durante las protestas estudiantiles del 2006 y 2011, que coparon comisarias con cientos de estudiantes retenidos; o por nombrar un ejemplo más reciente, la agresión al grupo de estudiantes de la UNE este 21 de Mayo, mientras en la vereda de enfrente era saqueado un NEXTEL. Así, en la práctica, la individualización dentro de la manifestación de los violentistas no es aplicada. Carabineros ha preferido recurrentemente actuar contra la toda la multitud para disolver y reprimir la manifestación, antes que aislar a los “agitadores, violentistas o delincuentes”, como lo llaman en sus protocolos. En cuanto a la gradualidad de la acción y el uso de elementos disuasivos, el instructivo para el carro lanza-aguas menciona que “nunca se puede acorralar a una masa humana, siempre al actuar debe considerar vías de escape o evacuación”, y que nunca se debe disparar un chorro directo salvo cuando el manifestante representa un peligro inminente, en cuyo caso el chorro debe ser lanzado a las extremidades y no al cuerpo. Pese a esta disposición, es de conocimiento público que el carro lanza-aguas no tiende a utilizar el chorro de agua en forma de “agua lluvia”, lo que se comienza a aplicar solo después de la reciente agresión a Rodrigo Avilés. Finalmente, para recordar lo poco o nada que son respetados los protocolos en las manifestaciones, no fue precisamente un elemento disuasivo el que dio muerte a Manuel Gutiérrez (16) el 2011, durante una jornada de protesta convocada por la CUT, sino un arma de fuego disparada por el entonces sargento Miguel Millacura.

Todo lo anterior ha sido reiteradamente advertido por el Instituto Nacional de Derechos Humanos, que entro este año en polémica directa con Carabineros por afirmar que “las detenciones en las marchas ha sido un elemento de represión que Carabineros ha usado para evitar la reunión libre de las personas que luchan por sus derechos” y que “la actuación de Carabineros [...] muchas veces no se ajusta a esos estándares, afectando el derecho de los chilenos a expresar colectivamente su opinión”.

De esta forma, en cuanto a los protocolos e instructivos, vemos que: primero, estos no se cumplen a cabalidad y, segundo, aunque se cumplieran, siguen estando regulados por las disposiciones del Decreto 1086 en tanto dan amplias facultades a Carabineros para disolver manifestaciones, definiendo a éstas como “violentas” cuando “se contravienen las instrucciones de la autoridad policial” . Vemos así que el problema con los protocolos es profundo. Por una parte, su gradualidad no se cumple, por otra, acorde con la Constitución y las normas que la implementan, permite la intervención de manifestaciones y define a éstas como “violentas” cuando no cumplen con las disposiciones de Carabineros.

Claro está, a todo lo anterior (Constitución, decreto, protocolos y procedimientos concretos), debe sumarse la formación de las fuerzas policiales. Si bien tanto los suboficiales como los oficiales pasan por cursos de derechos humanos, de nada sirven estos cursos si se sigue instruyendo a las Fuerzas Especiales de Carabineros para enfrentar al enemigo interno, tal como sucede en el Fuerte Aguayo de Concón. Dicha instalación, inaugurada por el embajador de EEUU el 2012, y construida con un aporte de casi 500 mil dólares proporcionados por el Comando Sur de las Fuerzas Armadas de los EE.UU., se especializa en entrenamiento de fuerzas especializadas para la represión de la protesta social en territorio urbano. Así, de nada sirven los cursos teóricos sobre derechos humanos que se dictan a Carabineros, si en su formación operativa entrenan para la represión de protestas.

Justicia Militar e impunidad

Como último punto a mencionar es el de la impunidad con que actúan Carabineros contra civiles, protegidos por procesos judiciales poco transparentes y con bajas penas para los miembros de la Fuerzas Armadas y de Orden. El caso más reciente es el de Manuel Gutiérrez. Su asesino, el entonces sargento Miguel Millacura, fue condenado solo a 400 días de reclusión en su grado mínimo por la Justicia Militar, mientras la familia pedía una pena de, al menos, 5 años.

Chile, es uno de los pocos países donde la violencia policial contra civiles es juzgada por tribunales militares, con un nivel de condena menor al 2,5% . Si bien para el caso de Rodrigo Avilés la fiscalía y el gobierno se han comprometido a que el juicio sea desarrollado en instancias civiles, que garantizan al menos más transparencia en el proceso, con juicios orales y públicos, ésta es una decisión arbitraria que no puede asegurarse a futuro mientras no se modifique el Código de Justicia Militar. Rodrigo y su familia han tenido suerte, debido a la fuerte presión que sintió el gobierno, pero muchos otros casos no gozan de este “privilegio”, terminando en la Justicia Militar, y con ello en el olvido.

Necesidad de cambios profundos

Creemos que todo lo que hemos expuesto no puede ser entendido por separado. Las normas, protocolos y procedimientos de Carabineros en relación a las manifestaciones públicas han apuntado estos años (más que a proteger a la ciudadanía) a atemorizar, desarticular y aislar a los movimientos sociales. La línea represiva que comenzó en dictadura no ha cambiado en el fondo, quizás sí un poco en la forma: hoy matan y hieren menos, pero lo siguen haciendo y, sobre todo, siguen reprimiendo las manifestaciones callejeras que demandan derechos sociales, con el mismo sentido que lo hacían hace 40 años, y con el mismo consentimiento político por parte de la autoridad.

Plantear que todo lo anterior puede ser reformado, que la policía puede llegar a ser un garante de las manifestaciones y no un represor, y que se pueda abrir y democratizar esta institución, es ingenuo si no se enmarca en un proceso mayor de organización y articulación de las fuerzas de cambio. Si todo lo expuesto no ha cambiado en 25 años, es porque permite y defiende la conservación del actual sistema político y económico, la mantención de una democracia que le es cómoda a la elite del país, de una democracia donde el cambio se aplaca a golpes. Solo luchando por cambiar el conjunto del sistema, solo rompiendo su represión, podremos cambiar todo el país… y con ello a sus fuerzas represoras.

1. Véase: http://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=16783

2. Artículo 19 (13) de la Constitución Política de la Republica. Véase: http://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=242302

3. Carabineros de Chile (2014), PROTOCOLOS PARA EL MANTENIMIENTO DEL ORDEN PÚBLICO.

4. Véase: http://www.elmostrador.cl/pais/2015/06/01/el-instructivo-de-carabineros-que-no-cumplio-el-sargento-que-disparo-el-chorro-de-agua-contra-rodrigo-aviles/

5. Véase: http://www.elmostrador.cl/pais/2015/04/14/tres-diputados-de-oposicion-presentan-inedito-requerimiento-para-destituir-a-la-directora-del-instituto-de-derechos-humanos-por-controversia-con-carabineros/

6. Véase: http://www.emol.com/noticias/nacional/2015/04/05/711287/general-director-de-carabineros-critica-accionar-de-instituto-nacional-de-ddhh.html

7. Carabineros de Chile (2014), PROTOCOLOS PARA EL MANTENIMIENTO DEL ORDEN PÚBLICO.

8. Véase: http://www.icso.cl/columnas/policia-y-democracia-lo-que-no-discutimos/

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Por Héctor Testa

Lo primero que cabe decir es que el destape de la sistemática corrupción de las elites dirigentes ocurrida en los últimos meses viene a reforzar la crisis de representación y la pérdida de legitimidad que son siempre parte indispensable para un

proceso de destitución de un régimen institucional, y su correlato, la activación de un proceso constituyente. Lo constituyente presupone lo destituyente, es decir, una trayectoria en la que se ponen en marcha decisiones, mecanismos, instancias no determinadas ni condicionadas por la institucionalidad previa constituida, y que, por tanto, implica una ruptura con ella, y no sólo su apertura y reforma.

Dicho eso a modo de introducción conceptual, a primeras podría sorprender de manera favorable la agenda anunciada por la Presidenta Bachelet, porque del tenor de las propuestas se encuentran acciones que emparejan y abren la cancha un poco más para la apertura del escenario político (en los puntos relacionados con la corrupción) y, cosa inédita, se menciona desde la institucionalidad “la cuestión constituyente”, cuestión de por sí problemática para las fuerzas conservadoras, ya que por el solo hecho de nombrar lo constituyente en vez de una referencia a lo exclusivamente “constitucional”, se está reconociendo la crisis de lo constituido, y las posibilidades de activación de algo nuevo que lo desborde¹. De todas formas, está claro que ni el Gobierno ni en la coalición de la Nueva Mayoría hay un acuerdo en ese sentido, dada la amplitud y la ambigüedad con que se ha referido al tema la Presidenta y los principales personeros de Gobierno,² las declaraciones contradictorias que suscitó dicha mención entre su coalición, y la completa omisión de nuevos detalles en el discurso del 21 de Mayo.

Puestos en ese escenario, aquí un punteo sobre cuestiones relevantes a debatir e instalar, desde las posiciones favorables no tan sólo a un proceso y asamblea constituyente que decante en una nueva Constitución, sino que también a una que contribuya a refundar nuestro país desde las fuerzas populares y de izquierdas:

“La crisis de legitimidad ha venido reforzando el impulso de la demanda constituyente, emergida desde

el movimiento social, generalizándose cada vez más la necesidad de una nueva Constitución Política para

nuestro país. Esto ha sido asumido parcialmente por el Gobierno de Bachelet durante este año, por medio de la apertura controlada de un “proceso constituyente”

de incierta trayectoria, en un escenario en que el destape de una corrupción sistemática ha profundizado

dicha crisis y el ánimo “destituyente”, de desafección y rechazo a las elites gobernantes y las instituciones constituidas por parte de crecientes franjas sociales.

A través del presente artículo, Héctor Testa aborda algunos de los elementos de estas temáticas que han ido

copando la agenda pública de este año, y que anticipa seguirlo haciendo durante el 2016”.

LA DEMANDA & EL PROCESOCONSTITUYENTE EN CHILEen tiempos de escándalo, corrupción y crísis de las Élites.

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1. La disputa por el sentido del destape en curso de los sistemáticos casos de corrupción ya ha sobrepasado con creces las interpretaciones que hubieran querido darle las elites (casos específicos de corrupción a modo de “unas manzanas podridas dentro de un cajón de manzanas sanas”, que las instituciones procesan y castigan), sedimentándose en una dura e irreversible opinión mayoritaria , abiertamente distante y desconfiada, que termina produciendo una desafección hacia las elites dominantes a niveles altísimos en comparación continental y mundial.³ Se trata de una ciudadanía y un pueblo que cada vez la identifica de forma más nítida y política: una elite política y empresarial que domina y gobierna el país de manera oligárquica y sistemáticamente corrupta. Es crucial el seguir develando y visibilizando el real contenido de esa realidad, no dejando paso a reconstituciones y acuerdos espurios que permitiesen a las elites retomar parte de su credibilidad perdida.

2. Si bien es cierto que parte de los actores que hoy bogan por una Nueva Constitución vía Proceso y/o Asamblea Constituyente buscan más la relegitimación del orden establecido, que una refundación de éste, es importante no dejarles a éstos actores la vocería o la iniciativa sobre la temática constitucional y constituyente. Un riesgo para los actores que buscamos una ruptura constituyente es el quedar subordinados sin más, a los tiempos y decisiones que tomen aquéllas fuerzas, o bien abandonar estas temáticas por considerarlas un peligro “gatopardista”.⁴ Y es que pedirles y/o anhelar que los adversarios políticos (incluso a quienes sin exagerar pueden considerárselos enemigos) hagan exactamente lo que uno quiere que hagan, no es muy certero, ni realista, ni productivo. Precisamente parte de la disputa política pasa por inducirlos o forzarlos a eso, pero cuando no lo hacen, la lógica de restarse, de negarles racionalidad, de quedarse en la mera denuncia de lo que son y no son, no aporta mucho a afianzar lo propio. Eso no implica aceptar los marcos y coordenadas que éstos pongan, al contrario, se trata de tensionar sus contradicciones y visibilizar la postura refundacional propia, aprovechando las aperturas, por mínimas que sean, que decidan dar. La mención a lo constituyente, o la realización de los cabildos anunciados, parecen ser oportunidades que es relevante entrar a disputar.

3. De todas formas, los “procesos constituyentes” no comienzan cuando un Gobierno lo decreta así, pero como todo en la acción política, las palabras y decisiones que se toman desde las posiciones con mayor poder institucional tienen una relevancia bastante grande. No se puede obviar eso, pero tampoco se puede dejar de disputar los sentidos dominantes de las palabras y conceptos puestos en juego. Precisamente afirmar el carácter constituyente de un proceso y una coyuntura dada, implica asumir el significativo rol que cumplen los relatos y la disputa ideológica, el debate y la construcción de sentidos y argumentos políticos, y donde se visibiliza en mayor grado el carácter de “significantes vacíos” que tienen ciertas palabras en el debate público y los discursos políticos. Aquí asoma como importante el ganar el sentido de que el proceso constituyente partió mucho antes, que ningún Gobierno puede intentar aparecer como su creador, porque todo proceso constituyente parte de una impugnación frente a lo dado, su fuerza motora es una movilización social y popular contra un estado de cosas establecido, un movimiento destituyente de un Gobierno y de los poderes constituidos. Otra cosa es que un Gobierno sea determinante en el impulso de la convocatoria de una Asamblea Constituyente, cuestión en la que el actual Gobierno de Bachelet y la Nueva Mayoría claramente no han tenido ni tienen una conducta clara ni unitaria al respecto⁵.

1. No está de más recordar aquí que el mismo concepto de “poder constituyente” fue prácticamente abandonado y ocultado por las fuerzas liberales y conservadoras por un largo tiempo, que va desde los procesos restauradores y pactos liberal-conservadores de inicios y mediados del siglo XIX, hasta su nueva irrupción en el contexto de la crisis de las democracias liberales y representativas en los años más recientes. Para un repaso histórico de esas tendencias, ver “Aproximación a los procesos y tendencias constituyentes recientes en América Latina”, Véase: https://testaferreira.wordpress.com/2014/03/03/aproximacion-a-los-procesos-y-tendencias-constituyentes-recientes-en-america-latina/

2. Por ahora, lo más concreto ha sido la declaración de la Presidenta Bachelet: “en Septiembre, mes de Chile, daremos inicio al Proceso Constituyente abierto a la ciudadanía, a través de diálogos, debates, consultas y cabildos, que deberá desembocar en la Nueva Carta Fundamental, plenamente democrática y ciudadana, que todos nos merecemos”.

3. Véase: http://www.infobae.com/2015/05/15/1728987-los-10-paises-del-mundo-los-que-menos-gente-va-votar

4. Estas cuestiones están desarrolladas en mayor profundidad en el artículo propio “Coordenadas para la disputa Constituyente y Constitucional en el Chile actual”, publicada en Revista Manifiesto XXI de la Fundación CREA. Reseña disponible acá: http://www.manifiestoxxi.cl/web/?p=173

5. Tan sólo ver posiciones tan distantes como señalar “Bachelet selló la muerte definitiva de cualquier respaldo a una Asamblea Constituyente” (Eugenio Tironi, http://www.elmostrador.cl/destacado/2015/04/29/tironi-asegura-que-bachelet-sello-la-muerte-definitiva-de-cualquier-respaldo-a-una-asamblea-constituyente-para-cambiar-la- onstitucion/), de un “el Parlamento no tiene legitimidad suficiente para el proceso constituyente” (Fernando Atria, http://diario.latercera.com/2015/05/25/01/contenido/pais/31-190308-9-fernando-atria-el-parlamento-no-tiene-legitimidad-suficiente-para-el-proceso.shtml).

6. Véase el texto ya citado, “Coordenadas para la disputa Constituyente y Constitucional en el Chile actual”.

Algunas ideas para los tiempos por venir

a. Atendidas esas circunstancias de contexto, en lo más puntual y constitucional, habría que considerar como positiva toda reforma que permita posibilitar y abrir puertas para la convocatoria y realización de una asamblea constituyente, más que frustrarse porque el momento de la AC no se dé tan rápido como algunos quisieran. Al contrario, para una fuerza con pretensión refundacional lo ideal es que el momento más puntual de convocatoria a una AC sea cuando se tiene las capacidades, visibilidades y unidad mayores para disputar su sentido, el potencial transformador que ésta pueda tener.

b. Otro elemento a considerar es que el tipo de Asamblea Constituyente, sus prerrogativas y su relación con los poderes constituidos, el grado y magnitud de las trabas institucionales que se pongan en su camino, son todos elementos que dependen de la correlación de fuerzas intra y extra institucionales que se cristalizan en un momento dado⁶, y todo indica que el movimiento popular y sus fuerzas y referencias políticas y sociales están, si bien en un momento ascendente (en una tendencia de larga duración en la que podemos señalar hitos de avance y maduración, pero no límites claros, y que hunde sus raíces en la instauración y profundización de la era neoliberal en nuestro país), aún con altos grados de dispersión, debilidades organizativas, y sobretodo, carencia de expresiones al nivel político y electoral, que es, a fin de cuentas, donde también se decidirá la composición de la eventual Asamblea Constituyente.

c. Por último, señalar que, más allá de confrontar apertura versus ruptura, las fuerzas refundacionales debemos saber avanzar en las mayores aperturas institucionales posibles, con miras de abrir paso a la consecución de un escenario o “momento constituyente” en que efectivamente se logre superar la institucionalidad constituida, rompiendo el hilo constitucional comenzado por la dictatorial Constitución de 1980, no interrumpido por las sucesivas reformas dictadas desde entonces. Es decir, empujar hacia las mayores aperturas posibles, para abrir paso a la ruptura refundacional que, creemos, urge en nuestro país. Eso pasa por rechazar todo intento de hacer pasar como “Nueva Constitución” un texto modificado en conformidad a las normas que regulan la reforma constitucional en la carta hoy vigente, y la superación de un debate sólo inmerso en un Poder Ejecutivo y un Congreso abiertamente deslegitimados y compuestos por fuerzas políticas en creciente crisis de representación.

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Por Eduardo Ocampo

El fin del Bacheletismo y la autonomía de los partidos políticos

Uno de los principales elementos que posibilitó el tránsito de la Concertación a la Nueva Mayoría, como parte del esfuerzo de adaptación de la coalición de centroizquierda al escenario abierto por múltiples y masivas movilizaciones sociales, fue la legitimidad de Michelle Bachelet.

De esta forma, la figura de la Presidenta de la República, caracterizada aquel entonces por sus altos niveles de popularidad, fue puntal para que la Nueva Mayoría pudiera renovar su imagen, a través de la exaltación de sus rasgos progresistas, absorber elementos programáticos instalados en el sentido común de la población, denominados como “reformas estructurales”, y, principalmente, asegurar, al menos de manera temporal, la unidad de la coalición y, en ello, la estabilidad del conjunto de la institucionalidad política.

Así Bachelet se erigió como una reserva de legitimidad frente a los partidos políticos de la coalición, ya en aquel entonces profundamente desprestigiados, lo que dio sustento al “Bacheletismo” como una dinámica específica de convivencia basada en el disciplinamiento de los partidos bajo el alero de la mandataria. Lo que ya constituido el gobierno se caracterizó por un estilo de conducción con rasgos personalistas, tendiente al hermetismo de las decisiones, sostenido por un núcleo de irrestricta confianza inmediato a Bachelet, todo esto favorecido por las amplias atribuciones y facultades presidenciales que consagra el orden político – constitucional vigente.

Estilo que pudo imponerse, tanto sobre aliados como adversarios de la oposición de derecha, hasta, al menos, fines del 2014, término del primer año del período presidencial. Pero que, de todos modos, no tenía previsto un riesgo fundamental: El desplome de la popularidad y legitimidad de la Michelle Bachelet.

Lo que finalmente sucedió, en la medida que los límites del proyecto del gobierno y la Nueva Mayoría se fueron evidenciando, por ejemplo, respecto de un programa de reformas reducido a ajustes mínimos lejanos a las expectativas generadas inicialmente, y que se precipitó con el estallido de escándalos de corrupción que involucraron directamente

“Una de las expresiones utilizadas para dar cuenta del reordenamiento y la imposición de los sectores más conservadores al interior del gobierno y la Nueva Mayoría fue la del “realismo sin renuncia”. De todos modos, diversas instancias, como consejos y cónclaves, no han logrado resolver las tensiones del oficialismo: ¿Cuánto de realismo, cuánto de “sin renuncia”? Así un conflictivo mes de agosto, atravesado por el paro de camioneros arropado por la derecha y la salida de Huenchumilla como Intendente de la Araucanía, despejó las dudas y puso de manifiesto el fin del Bacheletismo y el arrodillamiento del gobierno, nuevamente, frente a un gran empresariado envalentonado. Lo que es desarrollado por Eduardo Ocampo a través del presente artículo”.

PUBLICADO EN TENDENCIA NACIONAL N°11 | JUNIO, 2015.

a su entorno familiar y político, como el caso Caval y SQM, y que no ha dejado de profundizarse al calor de una crisis de legitimidad que azota a los principales actores e instituciones políticas.

Desplome de la figura de Bachelet que ha deteriorado progresivamente uno de los principales elementos de unidad de la Nueva Mayoría, y que ha puesto término a la dinámica de disciplinamiento de los partidos de la coalición, lo que ha aumentado su autonomía frente a la mandataria, y que durante el mes de agosto se ha expresado en la multiplicación de las señales de cuestionamiento público, e incluso de abierta confrontación, desde las mismas filas del oficialismo hacia la Presidenta, ya sea desde los partidos e, incluso, integrantes de su gabinete, lo que marca el abrupto final del Bacheletismo, que se inscribe en el proceso general de descomposición del gobierno y la Nueva Mayoría.

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El “cónclave“ oficialista y la imposibilidad de la unidad en el Gobierno y la Nueva Mayoría

Al menos dos fueron los objetivos que persiguió el gobierno y la Nueva Mayoría en su “cónclave”, expresión genérica utilizada para caracterizar a un encuentro a puertas cerradas, popularizado en la política chilena durante las últimas semanas, realizado el pasado 3 de agosto, y con el despliegue ejecutado por el equipo político del ejecutivo en torno a la instancia: Precisar lo que se entendería por “realismo sin renuncia”, expresión acuñada por la presidenta anteriormente para referirse al nuevo sello de gobierno, basado en un ajuste programático dadas las condiciones económicas y políticas desfavorables, y reforzar la unidad del oficialismo ante el recrudecimiento de las tensiones internas. Ambos objetivos que fueron claramente incumplidos.

Respecto del “realismo sin renuncia” se llevaron a cabo las más variadas interpretaciones, donde destacaron las realizadas, por un lado, por partidos como el PS, el PPD y el PC, que mostraron satisfacción por el logro de una aparente defensa al programa de reformas, a pesar de que este ya había sido drásticamente reducido, y, por el otro, el posicionamiento conjunto de los ministros Valdés y Burgos en reafirmación de la necesidad de priorizar y gradualizar el programa, a las que se sumaron, en una dirección, similar, críticas desde la DC¹.

Tensión que se amplificó con la difusión de una entrevista ofrecida por Michelle Bachelet el domingo 9 de agosto a La Tercera, donde la mandataria, en un intento desesperado por dar muestras de autoridad y reforzar su liderazgo al interior del gobierno y la Nueva Mayoría, afirmó que quienes esperaban que Burgos y Valdés llegaban al gabinete para “cambiar el rumbo que defina la Presidenta” hicieron “una lectura equivocada”, descartando un “giro al centro” y concluyendo que “algunos leyeron sólo la palabra realismo, no escucharon el “sin renuncia””² .

Lo que le valió una respuesta contundente de parte de Burgos y la DC, a través de diversas señales y maniobras, tales como la ausencia de Burgos al comité político del lunes 10, la declaración del senador Jorge Pizarro, presidente de la DC, el mismo día, afirmando que Bachelet estaba “confundida”³ , las prontas reuniones de emergencia de la directiva de la colectividad con el Ministro del Interior y sus principales militantes en el gobierno y las especulaciones sobre la revisión de la relación de la DC con el gobierno y la Nueva Mayoría⁴, el retiro anticipado de Burgos del comité político extraordinario del martes 11, escuchando solo la intervención del presidente de la DC⁵, las amenazas del senador Ignacio Walker acerca de que “criticar a Burgos es jugar con fuego”⁶, y, quizás la de mayor repercusión, la visita de Ricardo Lagos a La Moneda⁷, recibido por Burgos mientras Bachelet se encontraba de gira en el exterior, bajo el supuesto de compartir sus apreciaciones sobre el anunciado proceso constituyente, lo que fue interpretado como una señal inequívoca de respaldo entre el Ministro del Interior y el ex Presidente de la República⁸.

Señales y maniobras que derivaron a la realización de una serie de reuniones bilaterales entre Bachelet y Burgos, para la distención de la situación, lo que se constituyó en un nuevo episodio del sostenido giro conservador del oficialismo, esta vez expresado en el desplazamiento de la Presidenta de la República de la administración de los nudos críticos del escenario, pasando a asumir un papel secundario meramente simbólico, y en el robustecimiento de Burgos en su calidad de Ministro del Interior, esta vez atrincherado en la agenda de seguridad pública, y al mando de la gestión de algunos de los principales conflictos políticos y sociales durante la semana pasada. Lo que, de todos modos, no ha logrado revertir, ni siquiera parcialmente, la crisis de conducción y la debilidad del gobierno.

El mando de Burgos y el gobierno arrodillado

De esta forma, si el sector progresista de la Nueva Mayoría había identificado como un triunfo la reafirmación discursiva de Bachelet respecto del programa de reformas, Burgos y la DC impondrían rápidamente las correlaciones de fuerzas reales, por sobre de la retórica,

al interior del oficialismo. Lo que quedó completamente evidenciado con los acontecimientos de la última semana de agosto, que se han convertido en uno de los puntos más altos de polarización social y política de, al menos, el actual período presidencial, definidos por la movilización de camioneros impulsada por la Confederación Nacional de Transporte de Carga (CNTC), apoyada por otros sectores del gran empresariado, forestal y agrícola fundamentalmente, de la Región de la Araucanía, por demandas de seguridad del trabajo y de la propiedad, producto de lo que han estimado como una vulneración de derechos representados en la quema de camiones, causado por lo que han denominado como la existencia de terrorismo en la región, asociado a la acción reivindicativa de sectores del movimiento social mapuche.

Conflicto gestionado íntegramente por Burgos, donde destacaron, al menos, tres momentos, los cuales revelan tanto el sentido de la conducción del Ministro del Interior y los términos de la distención con Bachelet: La destitución de Francisco Huenchumilla como intendente de La Araucanía, la negativa inicial del gobierno al ingreso de la caravana de camiones a Santiago y la toma de carretera de estos en respuesta, y la definitiva aceptación del ingreso de una parte de la caravana, junto a la posibilidad de atravesar frente a La Moneda, al momento que sus dirigentes gremiales eran recibidos por Burgos en su interior.

La remoción de Huenchumilla, militante DC, primer intendente de La Araucanía de procedencia mapuche de la historia, y símbolo del sello inicial de la Nueva Mayoría, el 25 de agosto, se da no solo en el marco del inicio de las movilizaciones de camioneros, sino además en la antesala de la presentación de una propuesta política para afrontar el conflicto chileno – mapuche que realizaría al Ministro del Interior, basada, en términos generales, en la crítica del enfoque policial y judicial que había caracterizado su abordaje, en el establecimiento de un Estado Plurinacional en Chile, en la restitución de territorio ancestral y la negociación de la propiedad de terrenos colindantes de las empresas forestales, y en la celebración de un parlamento, como institución tradicional para la búsqueda de acuerdos de paz, el 2017⁹. Mientras que Burgos señaló no haberla recibido, afirmando además que los intendentes “no son autoridades que digan y hagan lo que quieran”10. Lo que fue acompañado de otras recriminaciones cruzadas, donde Huenchumilla acusó a Burgos de no tener idea del conflicto y al gobierno no tener voluntad de diálogo11, a lo que Burgos respondió de manera irónica que “uno tiene que asumir, no puede andar llorando todo el día”12. Remoción que fue celebrada por parlamentarios de oposición, como el diputado José Manuel Edwards y el senador de la misma colectividad Alberto Espina13, ambos fervientes adherentes a la tesis de la existencia de terrorismo en La Araucanía, como por los principales sectores empresariales de la región14.

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Acontecimientos que fueron complementados con las declaraciones hechas por Burgos el 27 de agosto, cuando ya se desarrollaba la toma de carretera por parte de los camioneros tras haber conocido la negativa desde el Seremi de Transportes de la Región Metropolitana y su confirmación de parte del Subsecretario del Interior el PS Mahmud Aleuy, quien reconoció “el fracaso del Estado de Derecho”15 en la región de La Araucanía, para referirse a la supuesta ineficacia de policías, fiscales y jueces, en relación a los delitos denunciados por los camioneros, en una clara señal de consideración de sus demandas, y más, de la persistencia del enfoque de seguridad pública frente al conflicto chileno – mapuche.

Declaraciones que antecedieron la revisión de la decisión tomada por el ejecutivo en la primera parte del día, y que concluyó con el definitivo ingreso de una parte de la caravana a Santiago y su recorrido frente a La Moneda, al momento que Burgos se reunía en el interior del palacio con los dirigentes de los camioneros, lo que tuvo la oposición de un grupo de manifestantes identificados con las demandas del pueblo mapuche, que interceptaron su paso con enfrentamientos. Postal que reflejó de manera categórica el arrodillamiento del gobierno ante la demostración de fuerza empresarial, debiendo, en su debilidad, recular tanto en términos discursivos, de orden público y políticos.

Una descomposición probablemente irreversible

Fin del Bacheletismo, mando de Burgos y arrodillamiento del gobierno, que son manifestaciones específicas de un proceso general de una descomposición difícilmente reversible del gobierno y la Nueva Mayoría, que terminaron por convertirse en una experiencia fallida, de forma muy prematura, en el cumplimiento de los dos objetivos fundamentales que se propuso, por un lado incapaz de implementar un programa de reformas económico – sociales significativo, y, por el otro, de asegurar el orden, tanto al interior de élite política, como respecto de los múltiples conflictos sociales que se encuentran en desarrollo, y se anticipan, en el país.

Diagnóstico que es compartido desde las mismas filas del oficialismo y que ha sido transparentado con sorprendente honestidad por el mismo presidente del Partido Radical, a comienzos del mes de agosto, quien sostuvo de forma lapidaria: “Al margen de estar en el gobierno no sé qué más nos une como Nueva Mayoría”16.

Lo que ha ido vaciando el espacio del gobierno, como lugar de realización de las prioridades de los partidos políticos que hoy componen la Nueva Mayoría, el cual tiende a convertirse en una referencia cada vez más simbólica y administrativa, mientras las principales maniobras política se llevan a cabo, ya no solo mirando en el corto plazo, sino en el mediano, fuera de él.

1. Véase: http://www.latercera.com/noticia/politica/2015/08/674-641619-9-el-amargo-veredicto-de-la-dc-sobre-el-conclave.shtml

2. Véase: http://www.latercera.com/noticia/politica/2015/08/674-642211-9-presidenta-bachelet-algunos-leyeron-solo-la-palabra-realismo-no-escucharon-el.shtml

3. Véase: http://www.emol.com/noticias/Nacional/2015/08/10/744339/Presidente-de-la-DC-califica-de-confusos-dichos-de-Bachelet-sobre-Burgos-y-Valdes.html

4. Véase: http://www.latercera.com/noticia/politica/2015/08/674-642448-9-mesa-dc-se-reune-en-privado-con-burgos-y-ministros-del-partido-en-medio-de.shtml

5. Véase: http://diario.latercera.com/2015/08/12/01/contenido/pais/31-195603-9-burgos-insiste-en-gradualidad-tras-cumbre-con-autoridades-dc.shtml

6. Véase: http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2015/08/17/ignacio-walker-afirma-que-criticar-a-burgos-es-jugar-con-fuego/

7. Véase: http://www.emol.com/noticias/Nacional/2015/08/19/745720/Ministro-Burgos-asegura-que-Bachelet-acepto-visita-de-Lagos-a-La-Moneda.html

8. Véase: http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2015/08/14/los-estilos-de-bachelet-y-burgos-que-hicieron-crujir-a-la-moneda-esta-semana/

9. Véase: http://www.latercera.com/noticia/nacional/2015/08/680-644396-9-revisa-la-propuesta-de-huenchumilla-que-habria-motivado-su-salida-de-la.shtml

10. Véase: http://www.latercera.com/noticia/politica/2015/08/674-644413-9-burgos-critica-reaccion-de-huenchumilla-y-afirma-que-nunca-recibio-su-propuesta.shtml

11. Véase: http://www.latercera.com/noticia/politica/2015/08/674-644400-9-huenchumilla-critica-falta-de-dialogo-y-asegura-que-el-gobierno-le-tuvo-miedo-a.shtml

12. Véase: http://www.emol.com/noticias/Nacional/2015/08/25/746653/Ministro-del-Interior-responde-a-Huenchumilla-Hay-que-aceptar-los-cambios-y-no-hacer-una-victimizacion.html

13. Véase: http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2015/08/25/diputados-rn-de-la-araucania-aseguran-que-a-huenchumilla-sus-propias-palabras-las-que-le-pasaron-la-cuenta/

14. Véase: http://www.latercera.com/noticia/politica/2015/08/674-644418-9-presidente-de-la-sna-y-salida-de-huenchumilla-hay-un-deficit-de-gestion-politica.shtml

15. Léase: http://www.latercera.com/noticia/nacional/2015/08/680-644677-9-burgos-hace-mea-culpa-por-conflicto-en-la-araucania-y-llama-al-dialogo.shtml

16. Léase: http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2015/08/17/partido-radical-al-margen-de-estar-en-el-gobierno-no-se-que-mas-nos-une-como-nueva-mayoria/

17. Léase: http://www.emol.com/noticias/Nacional/2015/08/14/745153/Ricardo-Lagos-y-casos-sobre-politica-y-dinero.html

Lo que se expresa en la intensificación del adelantamiento del debate presidencial, y en cómo la agenda se ha ido copando por eventuales candidatos, donde sobresale el rol asumido por ex Presidente Ricardo Lagos, quien, en sucesivas oportunidades, no ha ocultado su intención de participar activamente en el debate público y el escenario político17, y que no ha escatimado críticas al gobierno. El cual se ha ido erigiendo, cada vez con más fuerza, como una carta viable para la resolución de la crisis, desde la perspectiva de la defensa irrestricta de los pilares del orden económico neoliberal y del orden político de la democracia protegida.

Lo que si bien no representa aún síntomas de una crisis de gobernabilidad, sí da cuenta de la continuidad e inevitable profundización de la crisis de legitimidad de los principales actores e instituciones políticas, como rasgo central del escenario en el que se seguirán desplegando las distintas fuerzas. Donde el gobierno, la Nueva Mayoría, la oposición de derecha y el gran empresariado, se relacionan en una doble dinámica: Por un lado de tensión, donde cada sector y grupo busca una mayor representación de sus intereses específicos en el Estado, lo que se ejemplificó con inusitada fuerza con el paro de camioneros impulsado por gremios empresariales, ante la percepción de debilidad del gobierno, pero también de colaboración, en el mutuo entendimiento de la necesidad de esfuerzos conjuntos, lo que se posibilita en una actividad política altamente derechizada, definida por la centralidad de la estabilidad institucional, el crecimiento económico y la seguridad pública.

Lo que va perfilando al “partido del orden”, como fórmula específica, basada en la conducción política de los principales cuadros concertacionistas, en el diálogo y consenso con la oposición de derecha, y en una relación preferente con el gran empresariado, como alternativa del bloque dominante frente al escenario de crisis, lo que podría ser impedido sólo con la irrupción de una alternativa político – social popular, que, aprovechando la persistencia del deterioro del consenso neoliberal en Chile, no sólo se oponga a los retrocesos que éste podría traer consigo, sino que, fundamentalmente, logre abrir paso a la materialización de transformaciones estructurales anheladas por una parte significativa de la población. Alternativa, fraguada en los movimientos sociales, que lamentablemente aún se encuentra en ciernes, y que requerirá de mayores aciertos y esfuerzos, para cumplir dicho cometido.•

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Enero 21 - El Fiscal Carlos Gajardo solicita a la PDI buscar información de 19 personas que en julio del 2009 emitieron boletas a SQM. Entre los que se encontraban el diputado Roberto León (DC), el senador Fulvio Rossi (PS) y Joaquín Lavín (UDI), entre otros.

Febrero 05 - La Revista “Qué Pasa” publica el reportaje “Un negocio Caval”. Estalla el “Caso Caval” que involucra a Natalia Compagnon, nuera de Michelle Bachelet, Sebastián Dávalos, hijo de Michelle Bachelet, y Andrónico Luksic, vicepresidente del Banco de Chile.

Febrero 13 - Sebastián Dávalos renuncia a su cargo de Director Sociocultural de la Presidencia.

Febrero 23 - Tras retornar a Santiago después de sus vacaciones y en medio del escándalo por el caso Caval, Michelle Bachelet afirma que “se enteró por la prensa” del caso.

Abril 15 - El Ministro de Interior, Rodrigo Peñailillo reconoce que emitió boletas a Asesorías y Negocios Spa, del operador político Giorgio Martelli, que a su vez operaba con SQM.

Abril 27 - En cadena nacional Michelle Bachelet da cuenta de los resultados de la Comisión Anticorrupción anunciando en la última parte de su discurso el inicio en el mes de septiembre del “proceso constituyente”.

Mayo 06 - En una entrevista televisiva, Michelle Bachelet informa la solicitud de renuncia a la totalidad de sus ministros. El anuncio lo realiza tras conocerse en la mañana los resultados de la encuesta Adimark que le da sólo un 31% de aprobación, una caída de 13 puntos respecto del 44% que marcaba antes del caso Caval.

Mayo 11 - Se realiza el cambio de gabinete. Rodrigo Peñailillo (PPD) sale del Ministerio del Interior e ingresa, desde el Ministerio de Defensa, Jorge Burgos (DC). También es reemplazado, por primera vez desde 1990, un ministro de Hacienda, en este caso Alberto Arenas (PS), que deja su lugar a Rodrigo Valdés (PPD).

Mayo 14 - Dos estudiantes –Exequiel Borbarán, de 18 años y Diego Guzmán, de 25– son asesinados en Valparaíso, en el contexto de una nueva marcha por la Educación convocada por la CONFECH.

Mayo 21 - Rodrigo Avilés es herido de extrema gravedad por el chorro de un carro lanza agua de Fuerzas Especiales de Carabineros, durante las protestas en la Cuenta Pública Presidencial en Valparaíso.

Junio 01 - Se inicia el paro de los profesores contra el proyecto de carrera docente del gobierno, estimando que éste no soluciona los problemas de los docentes chilenos. El paro se extenderá casi dos meses, hasta el 23 de Julio, cuando la Cámara de Diputados aprueba la idea de legislar, con la oposición de los profesores, pero con el apoyo de una parte de la directiva del gremio encabezada por Jaime Gajardo.

Junio 07 - Luego de conocerse su vínculo comercial con empresas mineras mientras ejercía como Presidente de la Comisión de Minería de la Cámara de Diputados, Jorge Insunza renuncia a la SEGPRES a menos de 1 mes de haber asumido como ministro.

Julio 10 - En un Consejo de Gabinete realizado en el Estadio San Jorge, la presidenta Michelle Bachelet menciona ante los medios la tesis del “realismo sin renuncia”, la cual será adjudicada al predominio conservador en la conducción gubernamental y parlamentaria en desmedro de las fuerzas que componen el flanco izquierdo de la Nueva Mayoría.

Julio 24 - Nelson Quichillao, trabajador contratista de la División El Salvador de CODELCO, es asesinado por disparos de bala realizados por un efectivo de Fuerzas Especiales de Carabineros, en el marco de las movilizaciones por la mejora del Acuerdo Marco.

Agosto 03 - Se realiza “Cónclave” de la Nueva Mayoría para enfrentar el escenario de crisis del gobierno y la coalición. De todos modos, las tensiones internas se incrementan.

Agosto 07 - Muere Manuel Contreras, ex director de la DINA.

Agosto 27 - Culmina en Santiago una protesta de camioneros por la situación de seguridad en la Araucanía. Tras una prohibición inicial del gobierno, los camioneros desfilan frente a la Moneda, donde fueron recibidos con contramanifestaciones.

Octubre 13 - Bachelet anuncia el inicio del “Proceso Constituyente”, dejando en manos del Congreso la decisión del mecanismo por medio del cual se generará la nueva constitución.

Octubre 27 - La Fiscalía Nacional Económica presenta ante el Tribunal de la Libre Competencia un requerimiento contra CMPC Tissue y SCA Chile por haber creado y participado de un cartel para asignarse cuotas de mercado, excluir eventuales competidores y fijar precios de venta de productos de la categoría de papeles tissue. Los dardos apuntan primariamente al presidente y accionista mayoritario de CMPC y presidente del Centro de Estudios Públicos, Eliodoro Matte Larraín (CMPC) y al ex controlador de SCA (ex PISA) y Ministro del Deporte del gobierno de Sebastián Piñera, Gabriel Ruiz-Tagle.

Noviembre 05 - Tras dos días de votaciones, en segunda vuelta, la lista de izquierda Crecer se impone al gremialismo en la Universidad Católica. Daniel Gedda, militante de la UNE, se convierte en el Presidente electo de la FEUC.

Diciembre 02 - Tras ser hallado culpable el 27 de noviembre de delitos tributarios, la Justicia condena a Jovino Novoa a tres años de pena remitida, convirtiéndose en el primer condenado del caso Penta. Novoa reconoció ante los jueces los delitos, tras negar desde principios de año la ilegalidad de sus actos.

Diciembre 09 - Gobierno ingresa finalmente indicaciones sobre reforma laboral al Senado. Se incluye indicación para permitir a empresarios “Adecuaciones Necesarias” durante huelgas, lo que provoca quiebre con la CUT.

Diciembre 10 - El Tribunal Constitucional declara inconstitucional la glosa sobre gratuidad propuesta por el gobierno como parte del presupuesto 2016.

Diciembre 14 - Marco Enríquez – Ominami declara como imputado por los pagos realizados por SQM Salar a Christian Warner, quien fuera uno de sus principales colaboradores.

Diciembre 22 - Se realiza la última jornada de movilización por la educación, convocada por la CONFECH, durante el 2015.

CASO SQM

CASO CAVAL

+1 CASO SQM

CAMBIO DE GABINETEMÁS CORRUPCIÓN

FUERTE REPRESIÓN

DIGNIDAD DOCENTEMOVILIZACIONES

ASESINATO DE

MUERE EL ASESINOCARTEL DEL CONFORT

CULPABLE

IMPUTADO SQMTRIUNFA CRECER UC

NELSON QUICHILLAO

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Por Carla Amtmann

12 días después del anuncio presidencial sobre el itinerario hacia una Nueva Constitución1, el Ministro de la SEGPRES, Nicolás Eyzaguirre en su rol de “coordinador administrativo” del proceso constituyente, declaró que:

“Lo que queremos es que por lo menos el sentido, la intuición de cuál es el país que queremos construir, venga desde la gente”2. Dicha entrevista fue bastante clarificadora en relación a las innumerables entrelineas que tienen los dichos de Michelle Bachelet y sus propuestas de Gobierno.

Antes de entrar a ello, es importante una aclaración previa: difícilmente existía alguien que esperara que efectivamente el día del anuncio presidencial se abrieran las puertas a un genuino proceso democrático para tener una Nueva Constitución, sino que más bien las apuestan estaban en cuales iban a ser las fórmulas inventadas para dejar una cancha medianamente definida, en la cual las diversas fuerzas –ahora en el marco de un itinerario– siguieran compitiendo para ver si la balanza de la historia nacional se mueve hacia la democracia o sigue en la plutocracia que nos han impuesto durante estas décadas. La pregunta era sobre los cerrojos más o cerrojos menos.

Pues bien, lo que nos deja claro el Ministro es la concepción existente del rol de la ciudadanía en este itinerario: pasivo, consultivo y no vinculante. Porque, pongamos las cosas claras sobre la mesa: ¿Cuál será la “intuición” del país que el gobierno obtener de los cabildos? No será muy sorpresivo que palabras como igualdad, diversidad, justicia, seguridad, democracia sean las que abunden. Pero no hay que ser ni cientista político ni sociólogo para saber que es el contenido de cada una de esas palabras, y en definitiva, su materialización en marcos constitucionales y políticas públicas, lo que marca importantes diferencias entre modelos de desarrollo, y sistemas políticos. Lo demás terminan siendo declaraciones de buenas intenciones, principios vacíos, pantalla o humo.

Con esa concepción como base, el castillo que se levanta como itinerario constituyente buscó asegurar que Michelle Bachelet siguiera en la senda del incumplimiento e indefinición, y que no arriesgara darle poder a las mayorías.

“Finalmente, en octubre y por cadena nacional, Bachelet explicitó los contenidos específicos del anunciado “proceso constituyente”. Lo que, a

pesar de lo enmarañado del mismo y de sus indefiniciones previsibles, puso importantes desafíos para las fuerzas transformadoras. Así Carla Amtmann,

a través del presente artículo, traduce en un curso de acción concreto algunas de las tareas de movilización, organizativas y programáticas, de una disputa que no solo se agota en las estrechas fronteras institucionales, sino

que es, ante todo, popular y por un Nuevo Chile”.

Incumplimiento debido a que una vez más, compromisos de Gobierno quedaron diluidos en el tiempo. La Nueva Constitución propuesta en el programa como una necesidad a resolver en este periodo, se encontró con 19 meses de largos silencios e incertidumbre³ y sin una postura clara y firme por parte del Ejecutivo para poder impulsarla. Y eso es un requerimiento sine qua non de cualquier proceso constituyente: o la Presidenta asume con convicción dicho proceso, u opta por detenerlo, obstruirlo, o estar condenada a que las fuerzas democráticas pasen por encima de su indefinición.

A Michelle Bachelet esta apuesta le permite salir de escena, y abrazar un equilibrio de corto plazo, que hoy tanto necesita. Y decimos indefinición ya que el problema central a resolver es la fórmula a través de la cual se llegará a una Nueva Carta Fundamental. Y el abanico es grande, y así de amplio lo dejó la Presidenta. Entre una redacción por una comisión bicameral hasta una Asamblea Constituyente, existe un abismo tal que los principios fundantes en términos políticos, de teoría del derecho, como en su materialización práctica y sus resultados, son abiertamente contradictorios. Y de Bachelet no sabemos opinión alguna. Ella sigue siendo –a decir de Alberto Mayol– escenario y no actor.

Y si bien es cierto que la balanza aún sigue estando más favorable para los que le temen a la activación de la voz de la ciudadanía y su rol vinculante, y por ende para los que quieren mantener las reglas constitucionales tal cual están –o con solo algunas pequeñas modificaciones para sortear la falta de legitimidad– los siguientes 12 meses serán fundamentales para empujar los procesos de democratización en nuestro país.

Los sectores que no quieren siquiera cambiar la Constitución, han entendido ya que deben entrar a este itinerario o simplemente quedarán fuera de las posibilidades de incidir. Y tienen su baraja: o cerrar la opciones de cambio a finales del 2016 cuando el parlamento deba definir si abrir una reforma constitucional, tal como se da dedicado a señalar constantemente la vocería de derecha en las editoriales de La Tercera⁴, o dejar dicho proceso abierto, poniendo todos sus esfuerzos en que no se logren las correlaciones de fuerza necesarias para que la alternativa

PUBLICADO EN TENDENCIA NACIONAL N°16 | NOVIEMBRE, 2015.

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sea una Asamblea Constituyente o Plebiscito, y derechamente sea el Congreso –con o sin “ciudadanos ilustres”– los que redacten la Nueva Constitución en el próximo periodo presidencial.

Equipos de abogadas constitucionalistas, propuestas de itinerarios políticos y de contenido, son avances y esfuerzos que ya han echado a andar.

Por su parte, desde la vereda de los sectores que sabemos que es la Asamblea Constituyente el proceso que requiere Chile para democratizar su sistema político, social y económico, y que es solo ese proceso el que permite una actitud activa, y vinculante de las mayorías a través de reales procesos democráticos e institucionales, tenemos que urgentemente aglutinar los esfuerzos para desequilibrar la balanza.

Frente a esto son dos las premisas relevantes para sostener nuestro quehacer. Por una parte, la certeza de que hoy la posibilidad de mantener la Constitución del 80 tal cual está sea sumamente improbable, y que la Asamblea Constituyente como proceso esté como una posibilidad, es debido a la fuerza movilizada que por años ha levantado luchas por derechos sociales y políticos que la actual Constitución no brinda. Sin dicha fuerza, nada de esto sería posible.

Por otra parte, la segunda premisa, es que sin duda alguna el proceso constituyente y la batalla por lograr una nueva Constitución es fundamental para este periodo, y será lo que marcará el escenario nacional de las fuerzas sociales y políticas tradicionales y emergentes. El debate de si estamos o no preparados, o los miedos conservadores desde las filas democráticas, de que la Asamblea Constituyente es mejor que sea un procesos que demore más, no sintonizan con las posibilidades reales que se abren al empujar este carro de la historia. La Asamblea Constituyente es un punto intermedio en la lucha por una democracia real en Chile (el inicio se dio hace bastante ya) y de desarrollar este proceso, es sabido que no lograremos necesariamente todas la conquistas requeridas, pero un proceso genuinamente democrático sin duda alguna permitirá un cambio en las instituciones y sistema político en donde el escenario, por lo menos, no será tan desfavorable para las fuerzas transformadoras y para la búsqueda de justicia social.

Por ende, no debemos sino contribuir con todas las fuerzas existentes a que la demanda por una democracia real, a través de una Asamblea Constituyente sea el camino hoy.

Y como señalamos anteriormente, el tema sobre cerrojos más y cerrojos menos: los cerrojos a las fuerzas democratizadoras están, por una parte, en la nula injerencia vinculante de los Cabildos, en la potestad de este parlamento de dejar o no abierta la llave para el cambio de Constitución, y en el próximo parlamento para resolver definitivamente el mecanismo.

Para nosotros las llaves son menores, y hoy por hoy se encuentran en cuatro aristas centrales: los Cabildos, la presión popular para que sea inaceptable que este parlamento cierre la puerta al cambio constitucional, las elecciones del nuevo parlamento en donde se apueste definitivamente a contar con una mayoría democrática, y la presión popular nuevamente, para que se logre la demanda y articulación necesaria para el proceso constituyente.

Los Cabildos serán nuestra primera prueba y debemos participar de ellos, ya se ha señalado que serán abiertos, y por tanto hay que estar allí, lograr que la ciudadanía asista, sea convocada y se rebalsen en masividad, copar dichos espacios y en ellos trazar ideas fuerza que sean imposibles de eludir: que el método debe ser una Asamblea Constituyente o un Plebiscito, y junto con ello más que los conceptos del país que soñamos, elementos de contendidos centrales a poner en discusión. Importantes avances y propuestas hay sobre ello⁵, que merecen ser revisadas y difundidas. Un cambio en el tipo de Estado, de subsidiario a garante, y de centralista a descentralizado, la derogación de códigos privatizadores, un sistema político con mecanismos de control ciudadano con referéndum y plebiscitos, son aspectos claves a desarrollar.

Junto con eso, aportar con las fuerzas que hace bastante tiempo ya han estado desarrollando trabajo en esta línea, para impulsar una unidad amplia por una Asamblea Constituyente, y una unidad política para sus contenidos, son también tareas necesarias.

La movilización social y la activación popular para que el 2016 no sea posible que este Congreso ocupe el candado y no la llave, y posterior a ello la fuerza movilizadora y la proyección política para copar espacios institucionales y de fuerza popular que permitan contar con la correlación de fuerza necesaria, marcará las urgencias de nuestro quehacer.

Nuestra misión en este periodo debe ser abrir escenarios y –sin duda alguna– este es uno de los grandes. Abriendo la batalla por una democracia para Chile, iremos levantando la fuerza popular que en dicha democracia podrá aportar con nuevos desafíos.

1. Véase: http://www.gob.cl/2015/10/13/discurso-de-la-presidenta-de-la-republica-al-anunciar-el-proceso-constituyente/

2. Véase: http://www.latercera.com/noticia/politica/2015/10/674-652912-9-eyzaguirre-adelanta-detalles-de-la-primera-fase-del-proceso-constituyente.shtml

3. Véase referencia a los 19 meses de incertidumbre e indefinición: http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2015/10/13/bachelet- le-entrega-al-congreso-del-2017-poder-constituyente-originario-y-partido-del-orden-se-anota-decisiva-victoria-politica/

4. Véase: http://www.latercera.com/noticia/opinion/ideas-y-debates/2015/10/895-653801-9-corte-suprema-y-constitucion.shtml

5. Un gigante aporte en esta línea han sido el trabajo de las Escuelas Constituyentes, y las diversas propuestas de contenido que se han levantado desde ellas. Véase: http://www.auna.cl/2015/11/03/escuela-constituyente-de-valparaiso/

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