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MANUAL DE DERECHO PROCESAL TOMO I DERECHO PROCESAL ORGÁNICO JURISDICCIÓN Y COMPETENCIA TRIBUNALES ORDINARIOS, ESPECIALES Y ARBITRALES BASES DE LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA ESTATUTO DE LOS JUECES, AUXILIARES DE LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA LOS ABOGADOS Jorge Danilo Correa Selamé Abogado, Mg. Profesor de Derecho Procesal 1

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MANUAL DE DERECHO PROCESAL

TOMO I

DERECHO PROCESAL ORGÁNICO

JURISDICCIÓN Y COMPETENCIATRIBUNALES ORDINARIOS, ESPECIALES Y ARBITRALES

BASES DE LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIAESTATUTO DE LOS JUECES, AUXILIARES DE LA

ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIALOS ABOGADOS

Jorge Danilo Correa Selamé

Abogado, Mg.

Profesor de Derecho Procesal

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PRESENTACIÓN

El derecho material aparece como un instrumento de dirección política que busca producir efectos sociales. Sin embargo, de nada serviría que la ley material consagrara los más variados derechos si, llegado el momento de su desconocimiento, tales derechos no pudieran protegerse de acuerdo a la necesidad de los justiciables. El Derecho Procesal, en consecuencia, es la ciencia que da vida a los preceptos materiales.

Ya en 1893, en el Mensaje con el que el Presidente de la República don Jorge Montt remitió al Congreso Nacional el Proyecto del Código de Enjuiciamiento Civil, se señalaba que a las leyes substantivas faltaba darles "un campo de acción expedito y obtener de ellas todo el fruto que deben rendir, dotándolas de procedimientos adecuados para el ejercicio y salvaguardia de los derechos que con mayor interés procuran amparar. Esta es la necesidad que se trata de llenar por medio del presente Código, uniformando las reglas de tramitación diseminadas hoy en leyes numerosas y no pocas veces contradictorias, y estableciendo procedimientos nuevos en armonía con las necesidades creadas por los otros Códigos ya en vigencia".

Y se añadía: "En las leyes de procedimiento, se hace preciso conciliar el interés de los litigantes, que exige una pronta solución de los pleitos, y el interés de la justicia, que requiere una concienzuda y acertada apreciación del derecho sobre que debe recaer el fallo. En obedecimiento a este doble propósito, se ha creído necesario, por una parte, simplificar en lo posible la tramitación y adoptar al mismo tiempo una serie de medidas encaminadas a hacer ineficaces los expedientes dilatorios a que apela la mala fe para retardar la solución de los pleitos; y, por otra parte, dar a los magistrados mayor latitud en sus atribuciones a fin de que puedan hacer sentir en mayor grado que hasta ahora su acción en la formación y marcha de los procesos".

A su turno, en el Mensaje con que el Presidente de la República don Juan Antonio Ríos acompañó al Congreso Nacional el Proyecto de Ley sobre modificaciones al Código de Procedimiento Civil, a fines de 1942, se recordaban expresiones vertidas por él mismo en las que se advertía “que la función de administrar justicia era la más delicada de todas las que puedan ejercitarse en una democracia; que poner una buena justicia al alcance de todos era el más alto ideal a que pudiera aspirar un gobernante; que la justicia, por definición, tenía que ser expedita y rápida, porque de lo contrario degeneraba en una mera función burocrática; que la justicia jugaba un rol importante como auxiliar en la producción de la riqueza y en la paz social, y que el signo más auténtico de evolución en una sociedad organizada era el que cada ciudadano tuviera la conciencia íntima de que en cualquier momento podía hallar amparo oportuno a sus derechos".

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Por otra parte, la función jurisdiccional se caracteriza, en la actualidad, por su incidencia fundamental en el desenvolvimiento de la sociedad ya sea por razones jurídicas, sociales o políticas, lo cual hace imprescindible el estudio de las normas de una rama fundamental del Derecho, como es el Derecho Procesal.

Normalmente, existe la creencia que son los jueces quienes deberían dominar la normativa procesal lo que, sin dejar de ser cierto, también ello resulta exigible para los abogados litigantes, lo que evitaría las numerosas declaraciones de inadmisibilidad que efectúan los tribunales ante las presentaciones infundadas o improcedentes de muchos profesionales.

Por de pronto, entonces, debe partirse con la enseñanza del Derecho Procesal en las aulas universitarias, cual es, el objeto de esta obra, que es una actualización de un texto anterior y con una nueva distribución de materias.

Una última reflexión. Mi pasión por el Derecho Procesal se inició cuando en mis tiempos de estudiante universitario tuve el honor de tener como profesor y guía al destacado jurista y maestro de esta rama del Derecho: don Sergio Rodríguez Garcés, a quien rindo un modesto homenaje con este trabajo.

En fin, como lo he dicho muchas veces, guíese el estudiante por esta obra, pero, no reemplace sus cátedras y el estudio permanente.

EL AUTOR

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CAPÍTULO I

CONCEPTO, CONTENIDO Y EVOLUCIÓN DEL DERECHO PROCESAL

1.- CONCEPTO DE DERECHO PROCESAL

El Derecho Procesal puede ser conceptualizado como aquella rama del derecho que estudia la organización de los tribunales de justicia, señala sus atribuciones y competencias y determina las normas de procedimiento a que deben someterse tanto los tribunales como las personas que concurren ante ellos planteando pretensiones procesales.

El autor argentino Lazcano define al Derecho Procesal como “un conjunto de principios que regulan la actividad jurisdiccional del Estado y de la que despliegan los particulares que la requieren”.

Otro concepto nos indica que “es aquella rama del Derecho que estudia la organización de los Tribunales de Justicia, señalando sus atribuciones, competencia y que determinan las normas de procedimiento que deben seguir los tribunales en los asuntos sometidos a su conocimiento, así como las normas procedimentales a las cuales deben ceñirse las partes que concurren a los tribunales en demanda de justicia”.

2.- DENOMINACIÓN DEL DERECHO PROCESAL

A través del tiempo el Derecho Procesal ha cambiado tanto de denominación como de contenido:

1.- Así, en primer lugar, hasta principios del siglo XIX, su contenido era el de simple práctica y su denominación Prácticas Judiciales o Prácticas Forenses.

Durante el siglo XIX la expresión “prácticas” es reemplazada por “procedimientos”, y se le da entonces la denominación de Procedimientos Judiciales o Procedimientos Forenses, caracterizándose los autores de esta época por limitarse a hacer una exposición exegética de las normas legales según el orden de ellas en el Código.

A los autores de esta época se les conoce con la denominación de procedimentalistas.

2.- En el siglo XX se abre camino una concepción sistemática y coherente del Derecho Procesal que se inicia fundamentalmente con Chiovenda, quien propone denominar a esta rama con el nombre de Derecho Procesal. Sin embargo, esta denominación ha sido objeto de ciertas críticas, porque se dice que la voz "procesal" estaría indicando que el objeto materia del estudio de la asignatura sería el proceso, con lo que se dejaría afuera todo lo referente a la organización de los tribunales y sus atribuciones y competencias.

Por ello se ha propuesto por algunos la denominación de 4

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Derecho Jurisdiccional.

Esta denominación también ha sido objeto de críticas y se la objeta por dos razones principales:

1°. Porque al hablarse de jurisdicción se estaría dando la idea de que queda fuera de esta rama la llamada jurisdicción voluntaria o no contenciosa que para la mayoría de los autores no implica una actividad jurisdiccional, pero que sin embargo es un tema propio del Derecho Procesal.

2°. Porque la actividad jurisdiccional no solo es ejercida por el poder judicial, sino también por el parlamento o por ciertos funcionarios administrativos en algunos casos de excepción, como por ejemplo el caso del juicio político.

La denominación de la asignatura como Derecho Jurisdiccional implicaría que tendría que ser objeto de su estudio toda actividad jurisdiccional, la ejerza o no el poder judicial, pero ocurre que aquella que realizan otros poderes u organismos no es materia propia de la asignatura.

3.- CONTENIDO DEL DERECHO PROCESAL

De la definición se desprende que el Derecho Procesal abarca el estudio de dos órdenes de materias:

1°. El estudio de los tribunales de justicia, que a su vez comprende dos aspectos:

El estudio de la organización de los tribunales y de sus atribuciones y competencias; y

2°. El estudio del procedimiento.

Esto ha conducido a que se clasifique el Derecho Procesal en dos grandes grupos:

El Derecho Procesal Orgánico, que es aquella rama del Derecho Procesal que comprende el estudio de la organización de los tribunales de justicia y de sus atribuciones y competencias.

El Derecho Procesal Funcional, que es aquella rama del Derecho Procesal que estudia las normas de procedimiento a que deben someterse tanto los tribunales como las personas que concurren ante ellos planteando pretensiones procesales.

El Derecho Procesal Funcional a su vez se subclasifica en diversos grupos, siendo los más importantes dos:

1.- El Derecho Procesal Civil, que estudia las normas de procedimiento que deben aplicarse cuando el respectivo conflicto es de naturaleza civil.

2.- El Derecho Procesal Penal, que estudia las normas de procedimiento que deben aplicarse cuando el correspondiente conflicto es de naturaleza criminal.

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Por otra parte, podemos encontrar en otras ramas del Derecho aspectos de orden procesal. Así, hay un Derecho Procesal Laboral, un Derecho Procesal Administrativo, un Derecho Procesal Tributario o un Derecho Procesal Constitucional, por citar a algunos.

4.- EVOLUCIÓN DEL DERECHO PROCESAL

Como se dijo anteriormente, hasta el siglo XVIII esta disciplina recibía el nombre de práctica forense o práctica judicial. En el siglo XIX, se cambia la denominación y la voz procedimiento reemplaza a práctica y se comienza a hablar de proceso y quienes se dedican al estudio de esta rama jurídica se denominan procedimentalistas.

A comienzos de siglo XX, se comienza a hacer un estudio más específico de la materia. Chiovenda es el que insinúa que el nombre correcto es el de Derecho Procesal no obstante la corriente que propicia el nombre de derecho jurisdiccional. En íntima relación con esta denominación, hay toda una evolución de estas disciplinas jurídicas. En el Derecho Procesal aparece de manifiesto que no es lícito hacerse justicia por propia mano.

El tratadista argentino Hugo Alsina, señala, al respecto, que no puede decirse que el Derecho Procesal tenga una larga tradición en la doctrina, sino que, al contrario, su elaboración es relativamente reciente y aun están por afirmarse sus bases fundamentales.

Hasta fines del siglo XIX el Derecho Procesal no se encontraba en un plano de igualdad con las otras ramas del derecho sino que él formaba parte del llamado derecho sustantivo o material y carecía de una doctrina propia y quienes se dedicaban a su estudio no realizaban una exposición dogmática y sistemática de las materias.

En este devenir del Derecho Procesal es posible observar ciertas tendencias:

1. Durante la Edad Media, impera la llamada Escuela Judicialista o Escuela de Bolonia, cuyos autores se caracterizan porque destacan el concepto de juicio, estudiándolo desde el punto de vista de sus divisiones en tiempos o fases.

Uno de los más destacados autores de esta escuela es el jurista conocido como Jacobo de las Leyes, que fue maestro del Rey Alfonso X el Sabio, y que escribió una obra llamada "Las Flores del Derecho", que sirvió de inspiración a la Partida III que es la que contiene las normas procesales en el Código de las Siete Partidas.

Esta Partida III, a su vez, influyó en las recopilaciones castellanas posteriores y en las Leyes de Indias y fue el modelo en que se inspiró la Ley de Enjuiciamiento Civil Española de 1855 que constituye la base de la mayoría de los códigos procesales hispanoamericanos, entre ellos, el nuestro.

2. Desde fines del siglo XV y hasta principios del siglo XIX impera la Escuela Practicista, cuyos autores miran la materia procesal

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como arte y no como ciencia, aprovechando las concepciones procesales dadas por la práctica en la aplicación de la legislación. Para ellos, lo que interesaba era como se hacían las actuaciones procesales en la realidad.

3. Durante el siglo XIX surge la llamada Escuela Procedimentalista, cuyos autores siguen muy de cerca las instituciones legales y se limitan a hacer una exégesis de cada disposición legal según el orden que ellas tienen en los respectivos códigos.

Falta entonces una investigación sistemática mediante la búsqueda de los principios que informan cada institución procesal en particular.

4. En este siglo, el Procesalismo Científico da sus primeros pasos con la publicación en Alemania en 1868, de una obra cuyo autor es Oscar Bülow, denominada “Teoría de las Excepciones y de los Presupuestos Procesales”, en la que se elabora una doctrina del Derecho Procesal aplicable a todos los juicios y que marca el principio de la independencia del Derecho Procesal respecto de las otras ramas de la ciencia jurídica.

En 1903, Chiovenda publica en Italia una obra titulada “La Acción en el Sistema de los Derechos”, que marca el nacimiento de la Moderna Escuela Procesalista Italiana, que es la que mayor influencia ha ejercido en los países latinos.

Chiovenda es el primero que insinúa que los tres pilares fundamentales del Derecho Procesal son la jurisdicción, la acción y el proceso. Los más destacados discípulos de Chiovenda fueron Carnelutti, Calamandrei y Redenti.

5.- CARACTERÍSTICAS DEL DERECHO PROCESAL

A.- Es un Derecho Público: lo es porque regula relaciones entre un órgano del Estado que se haya en una situación de supremacía y que está investido de una potestad jurídica pública y otras personas que se hayan sujetos a esa potestad en una relación de subordinación.

No obstante ser esta la opinión de la mayoría en el campo doctrinario, hay ciertos autores que creen que el Derecho Procesal participa no sólo de las características de derecho público sino que también de las de derecho privado y así dicen que el Derecho Procesal tendría el rango de derecho publico en cuanto se refiere a la organización, atribuciones y competencias del órgano jurisdiccional y que, por el contrario, estaría inserto en el campo del derecho privado en todo aquello relativo a las normas de procedimiento. En ésta tesis está Carnelutti, su mejor exponente, quien reconoce que si bien la mayoría de las normas procesales pertenece al derecho público, esta adscripción no es absoluta puesto que hay normas procesales de carácter privado.

De la mayoría doctrinaria, en orden a que el Derecho Procesal es un Derecho Público, surgen algunas consecuencias:

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a) Las normas procesales son de orden público y que por investir esta naturaleza las partes no pueden derogarlas por un simple acuerdo de voluntades; y

b) Aún más, estas normas de índole procesal prevalecen en cada país sobre el derecho de un país extranjero.

B.- Es un Derecho formal: porque regula la forma, es decir, el modo de realizar la actividad jurisdiccional y, al lado de este derecho formal, está el derecho material que determina el contenido y la materia. Ese derecho material, que importa el contenido del Derecho Procesal, puede ser de índole civil, comercial, constitucional, etc.

C.- Sus normas son medios: porque son la vía o el medio para lograr el restablecimiento o la creación de un orden jurídico.

D.- Tiene normas instrumentales: porque son el instrumento para la realización del derecho material lo que se logra a través del proceso.

Ahora bien, no toda norma instrumental es procesal, puesto que en el derecho material también hay normas instrumentales, pero cuando ellas regulan el ejercicio de la actividad jurisdiccional para la realización del derecho, no cabe duda que se está en presencia de una norma procesal.

Además, no es la ubicación de una norma en un determinado Código la atributiva de su naturaleza. En los Códigos procesales pueden encontrarse normas materiales o sustantivas como también es posible encontrar normas procesales en los códigos de fondo, como, por ejemplo, en el Código Civil, todo lo relativo al pago por consignación o lo referente a la muerte presunta.

Hasta no hace mucho tiempo se sostenía que las normas legales que regulan la organización de los tribunales y que señalan sus atribuciones y competencias, eran de derecho público, y que en cambio las que reglaban el procedimiento, eran de derecho privado.

De manera que al Derecho Procesal Orgánico se le consideraba formando parte del derecho público y al Derecho Procesal Funcional se le estimaba como integrante del derecho privado.

No cabe ninguna discusión que el Derecho Procesal es una rama del Derecho Público, distinta al derecho material, que es aquel que define los derechos subjetivos.

De nada servirían esos derechos, en todo caso, si no existieran las normas procesales que, lisa y llanamente, les dan vida

6.- SISTEMAS PROCESALES

Los Códigos Procesales

Hay en todos los Códigos una diversidad en lo que se refiere a la organización judicial, a los principios rectores del procedimiento y también en lo que se refiere a la materia de recursos y a la menor o mayor participación del juez en el debate. No obstante,

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todos estos Códigos pueden ubicarse dentro de un grupo o familia de lo que se llama sistema procesal.

Esos sistemas presentan líneas comunes o principios básicos que son similares o análogos y justamente para referirse a esos grupos es que se habla de los sistemas procesales, según Couture. Corresponden a realidades sociales, políticas, religiosas o morales y de las cuales el derecho actúa más como un elemento aglutinante que como un elemento ordenador.

Desde el punto de vista de la administración de justicia existen varios sistemas que han venido desarrollándose a través del tiempo dando, entonces, una idea de lo que debe entenderse por sistema procesal: el conjunto de poderes, leyes y reglas de experiencia que se aplican por los tribunales de justicia para hacer efectiva la forzosa tutela del derecho a fin de que los jueces hagan actuar la ley.

Entre los sistemas procesales se suele citar, tradicionalmente, al sistema romanista, al anglosajón, al de los países socialistas y al oriental.

A nosotros nos interesa el sistema romanista y dentro de éste encontramos el alemán, el francés, el italiano y el más importante para nosotros que es el sistema español.

Todos estos sistemas contienen determinados principios que no siempre coinciden. No obstante ello, es útil su confrontación y análisis. Ese estudio permite constatar como se han solucionado problemas comunes en otros países y que posibilidades de éxito tendría al traducirse a la legislación nacional para una eficaz administración de justicia.

7.- FUENTES DEL DERECHO PROCESAL

Son fuentes del Derecho Procesal, los antecedentes de donde él brota, emana o se genera. Esas fuentes pueden ser:

A) DIRECTAS O PRINCIPALES:

a) Constitución Política de la República;

b) Ley procesal;

c) Tratados internacionales sobre el derecho procesal;

d) Autos acordados;

B) INDIRECTAS O MEDIATAS:

a) Derecho histórico;

b) Derecho extranjero;

c) Jurisprudencia;

d) Doctrina;

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e) Usos;

f) Costumbre;

g) Equidad.

A) FUENTES DIRECTAS O PRINCIPALES

a) Constitución Política de la República: el Capítulo VI habla del Poder Judicial y comprende los artículos 76 a 82.

Otros preceptos de orden constitucional relativos a materias procesales, se encuentran en el artículo 19 en sus diversos numerandos todos los cuales consagran ciertas garantías fundamentales del enjuiciamiento y que constituyen, en gran medida, lo que se denomina el debido proceso.

En consecuencia, puede sostenerse que la Constitución es la fuente más importante del Derecho Procesal porque sus mandamientos constituyen la esencia de él, limitándose los distintos Códigos procesales, a desarrollar esos mandamientos.

En la forma de principios del procedimiento, por ejemplo, la Constitución establece la igualdad ante la ley, garantía fundamental que se traduce en el ámbito procesal a través del principio de la bilateralidad de la audiencia, y si se infringe este principio se origina un vicio que permite anular todo lo que se haya obrado con infracción del mismo.

b) Ley Procesal: es aquella que tiene por objeto cumplir con cualquiera de las finalidades pretendidas en relación con las materias objetos del contenido del Derecho Procesal independientemente de la ubicación donde la ley procesal aparezca inserta.

En atención a su importancia, más adelante volveremos sobre esta fuente para analizarla en forma separada.

c) Tratados Internacionales: los tratados ratificados en tiempo y en forma pasan a convertirse en leyes de la República y pueden versar sobre variadas materias y tienden a lograr una pacifica y mejor convivencia.

Entre esos tratados, cabe mencionar al llamado Código de Derecho Internacional Privado conocido también como Código de Bustamante cuyo libro 4º se consagra al Derecho Procesal Internacional. Asimismo, nuestro país ha suscrito otros tratados como son, por ejemplo, los relativos a la extradición o bien a la tramitación que debe darse a los exhortos de carácter internacional o bien los que se refieren a la forma en que se deben ejecutar las disposiciones de países extranjeros en nuestro país.

d) Autos Acordados: además del ejercicio de la jurisdicción ciertos tribunales, que son los Tribunales Superiores, que están compuestos por las Cortes de Apelaciones y la Corte Suprema, son titulares de las facultades conexas a la jurisdicción entre las que se encuentran las económicas que les permiten dictar ciertas disposiciones de carácter general y que se denominan

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autos acordados, que son normas permanentes, generales y obligatorias e invisten una naturaleza reglamentaria y llenan los vacíos de las leyes o las complementan pero en todo caso están subordinados a la ley.

Manuel Egidio Ballesteros, en el texto “Ley de Organización y Atribuciones de los Tribunales”, señala que los Autos Acordados son “medidas reglamentarias dentro de la ley, para el mejor régimen del servicio judicial.”

Hay autos acordados relativos a la forma que deben revestir las sentencias definitivas, de reglamentación de las acciones constitucionales de amparo y protección, sobre la inaplicabilidad, sobre vista de las causas, etc.

Los autos acordados de las Cortes de Apelaciones tienen fuerza dentro del respectivo territorio jurisdiccional de las mismas.

El inciso final del artículo 96 del Código Orgánico dispone: “Todos los autos acordados de carácter general y aplicación general que dicte la Corte Suprema deberán ser publicados en el Diario Oficial”.

B) FUENTES INDIRECTAS O MEDIATAS

a) Derecho Histórico: esta fuente hace posible comprender el por qué de las instituciones vigentes, el grado de evolución que ha experimentado esta disciplina contribuyendo de esta forma a la correcta interpretación e inteligencia del derecho nacional vigente.

b) Derecho Extranjero: las instituciones del Derecho Procesal chileno no se han generado íntegramente en nuestra patria, sino que, la mayor parte de ellas tiene su origen en otras legislaciones, tales como la española.

c) Jurisprudencia: es la doctrina que emana de las sentencias de los Tribunales Superiores de Justicia.

En Chile, el artículo 3 inciso 2º del Código Civil preceptúa: “Las sentencias judiciales no tienen fuerza obligatoria sino respecto de las causas en que actualmente se pronunciaren.”

d) Costumbre: como lo señala el artículo 2º del Código Civil “la costumbre no constituye derecho sino en los casos en que la ley se remite a ella.”

e) Usos: respecto de los usos, sus aplicaciones son numerosas pero no pasan de constituir modos generalmente aplicados por las personas que de una u otra forma cooperan a la administración de justicia.

f) Equidad: las normas contenidas en los artículos 76 inciso 2º de la Constitución, 170 Nº 5 y 637 del Código de Procedimiento Civil y 10 del Código Orgánico de Tribunales, consultan aplicaciones de la equidad.

Se trata, en todo caso, de normas para la resolución de los litigios y no de carácter procedimental a las que deban ajustarse

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los jueces para proceder.

g) Doctrina: es la opinión de los autores y depende del mayor o menor prestigio de cada autor. La función actual de los tratadistas es representar al legislador las necesidades de reformar una ley ya existente o de crear una nueva cuando las disposiciones vigentes adolezcan de deficiencias, de vicios o ellas sean anticuadas u obsoletas. Mirada de ese punto de vista la doctrina puede ser considerada como fuente indirecta del Derecho Procesal.

8.- LEY PROCESAL

Es la fuente principal del Derecho Procesal y, en su forma, es igual a las demás leyes y solo se diferencia de ella por su contenido.

Se define, siguiendo la pauta que dimos al conceptualizar al Derecho Procesal, como aquella norma jurídica que dice relación con la organización de los tribunales de justicia, con la determinación de sus atribuciones y competencias o con el establecimiento de las normas de procedimiento a que deben someterse tanto los tribunales como las personas que actúan en el proceso.

De allí que la ley procesal puede investir los tipos de orgánica o funcional, dependiendo si regula las primeras materias o las anotadas en segundo término.

Las características de la ley procesal son las mismas que presenta el Derecho Procesal.

A.- CLASIFICACIÓN DE LA LEY PROCESAL

I.- Según el punto de vista de su objeto:

OrgánicaFuncional

II. Según el punto de vista en relación con el derecho material:

Procedimiento civilProcedimiento penalProcedimiento laboralProcedimientos de familiaProcedimientos de justicia militarProcedimientos de policía local, etc.

III. Desde el punto de vista de su extensión:

Común: aquella que recibe aplicación cualquiera que sea la relación jurídico material comprometida en el proceso.

Ejemplo: Ley de Comparecencia en Juicio.

Especial: aquella que recibe aplicación solo cuando la relación jurídico material comprometida en el proceso tiene una determinada naturaleza.

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Ejemplos: leyes procesales laborales, que solo se aplican cuando se trata de relaciones laborales o leyes procesales de menores, que solo rigen para aquellas relaciones que tengan ese carácter.

Ahora bien, para calificar a una ley como procesal hay que estar a su contenido, careciendo de importancia su ubicación.

Las leyes procesales se expresan en:

1º Leyes ordinarias o normativas: por ejemplo, la Ley Nº 19.968 organiza la judicatura de familia y señala las normas de procedimiento que son aplicables.

2º Códigos Procesales: por ejemplo el Código Orgánico de Tribunales, el Código de Procedimiento Civil y el Código Procesal Penal.

3º Decretos con fuerza de ley;

4º Decretos leyes.

B.- INTERPRETACIÓN DE LA LEY PROCESAL

La ley puede ser interpretada por el propio legislador, por el juez o por el jurista, según lo cual la interpretación puede ser auténtica, judicial o doctrinal.

1.- Interpretación auténtica: es la interpretación de la ley hecha también por medio de la ley, sea una diferente de la interpretada, sea por medio de otro pasaje de la misma ley.

Es la única de obligatoriedad general, conforme lo dispone el artículo 3 del Código Civil.

2.- Interpretación judicial: es la que hacen los tribunales al fallar los casos concretos de que conocen.

Esta interpretación sólo tiene obligatoriedad respecto de los casos en que actualmente se pronuncian las sentencias.

3.- Interpretación doctrinal: es la que hacen privadamente los juristas y estudiosos de la ley.

Su libertad es máxima, pero su fuerza obligatoria es nula. Esto es desde el punto de vista legal, pero en el ámbito práctico, puede que la interpretación doctrinal llegue a tener influencia, a veces decisiva, tanto en el campo judicial como en el legislativo.

C.- REGLAS DE INTERPRETACIÓN DE LA LEY

1.- Elemento gramatical: se dirige al examen de las expresiones empleadas por el legislador.

Tienen aplicación, a este respecto, las disposiciones de los artículos 19 a 24 del Código Civil.

2.- Elemento teleológico: se refiere a las causas finales que se tuvieron en vista para dictar la ley y complementa a la regla

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anterior y tiene cabida en el caso que la ley emplee una expresión oscura. En tal situación, se permite recurrir, para desentrañar su significado, a su intención o espíritu. Las fuentes de este elemento son la propia ley que se trata de interpretar y la historia fidedigna de su establecimiento.

3.- Elemento sistemático: se parte de la base que un precepto legal no debe considerarse aislado y que el Derecho Procesal tampoco se encuentra aislado dentro del ordenamiento jurídico. (Art. 22 inciso 2º del Código Civil)

4.- Elemento ético – social: es supletorio de los demás, y sólo puede acudirse a él cuando no ha sido posible determinar el sentido de una ley de conformidad a las reglas anteriores.

Sobre el particular, el artículo 24 del Código Civil dispone: “En los casos a que no pudieren aplicarse las reglas de interpretación precedentes, se interpretarán los pasajes obscuros o contradictorios del modo que más conforme parezca al espíritu general de la legislación y a la equidad natural.”

D.- INTEGRACIÓN DE LA LEY PROCESAL

Los Tribunales de Justicia, en materias contenciosas, una vez reclamada su intervención, están obligados a conocer del asunto y no pueden excusarse de hacerlo ni aún a falta de ley que regule la materia, como lo disponen el artículo 76 inciso segundo de la Constitución Política de la República y el artículo 10 inciso segundo del Código Orgánico de Tribunales.

Ahora bien, cuando la ley no regula una determinada materia, se dice que existen lagunas en el ordenamiento jurídico, es decir, cuando falta una norma expresa que regule determinada situación.

En ese caso, la ley debe ser integrada y el Nº 5 del artículo 170 del Código de Procedimiento Civil, dispone que se deben aplicar los principios generales de equidad en la solución de los problemas que se plantean.

E.- APLICACIÓN DE LA LEY PROCESAL

Estudia los problemas que suscita la ley procesal en cuanto a su vigencia o eficacia respecto del tiempo, espacio y de las personas.

1.- VIGENCIA EN CUANTO AL TIEMPO

La vigencia temporal de la ley procesal no se diferencia de las materias generales. (Artículos 6º y 7º del Código Civil)

La ley procesal rige los hechos, actos y situaciones jurídicas realizadas tras su entrada en vigor salvo que por declararse retroactiva rija hechos, actos y actuaciones anteriores.

La ley rige desde su publicación en el Diario Oficial hasta el día de su derogación o modificación a menos que ella misma establezca otra norma al respecto.

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No obstante, en los ordenamientos jurídicos se dan casos o situaciones contrarias a las hipótesis de normalidad que hemos indicado y es así como es posible encontrar leyes que afecten a situaciones jurídicas generadas con anterioridad a su establecimiento (retroactividad de la ley) o leyes que regulan situaciones jurídicas mas allá de su vigencia en que se sigue aplicando a situaciones jurídicas que se producen bajo el imperio de una nueva ley y que se refiere a la misma naturaleza. (Ultractividad de la ley)

El problema que puede presentarse en esta materia, se origina cuando una nueva ley introduce cambios en el procedimiento o en la competencia de los tribunales: ¿desde que momento entra en vigencia la nueva ley y cuales son sus efectos en los procesos pendientes en actual tramitación?

Para dar respuesta a esta interrogante distinguiremos dos aspectos:

1°. Cuando la nueva ley introduce cambios en el procedimiento; y

2°. Cuando la nueva ley introduce cambios en la competencia de los tribunales.

1°. Cambios en el procedimiento

Si la nueva ley altera el procedimiento hay que tener en consideración dos principios que rigen sobre esta materia:

A.- Dictada una ley procesal ella rige de inmediato para todos los juicios que van a iniciarse y también para los que ya están en tramitación.

Se dice, al efecto, que la ley procesal rige inmediatamente o in actum y así lo ha reconocido la jurisprudencia de los tribunales.

B.- Nunca una ley procesal puede afectar un juicio ya terminado y en el cual se ha dictado sentencia que se encuentre firme o ejecutoriada.

Así, el principio de la irretroactividad se extiende a las normas procesales.

Resulta conveniente destacar, desde ya, que de acuerdo al artículo 174 del Código de Procedimiento Civil: “Se entenderá firme o ejecutoriada una resolución desde que se haya notificado a las partes, si no procede recurso alguno en contra de ella; y, en caso contrario, desde que se notifique el decreto que la mande cumplir, una vez que terminen los recursos deducidos, o desde que transcurran todos los plazos que la ley concede para la interposición de dichos recursos, sin que se hayan hecho valer por las partes. En este último caso tratándose de sentencias definitivas, certificará el hecho el secretario del tribunal a continuación del fallo, el cual se considerará firme desde este momento, sin más trámites”.

Si un asunto ha sido fallado por sentencia ejecutoriada, entonces, no es posible discutir nuevamente ese asunto en razón

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de haberse establecido un nuevo procedimiento por la nueva ley para el nuevo juicio de que se trata.

Esa nueva ley, que puede introducir modificaciones al proceso, rige respecto de los juicios que están por realizarse y también en los juicios que están tramitándose y no por la ley anterior, como lo resuelven los artículos 22 Nº 1 y 24 de la Ley de Efecto Retroactivo de las Leyes del 7 de octubre de 1861.

Excepciones

a) Los términos que hubiesen empezado a correr y las actuaciones y diligencias que ya estuvieren iniciadas: se rigen por la ley vigente al tiempo de su iniciación; y

b) Los actos o contratos validamente celebrados bajo el imperio de una nueva ley: pueden probarse bajo el imperio de otra con los medios que aquellas establecían para su justificación, pero la forma en que se va a rendir la prueba estará subordinada a la ley vigente en el tiempo en que se rinda.

2°. Cambios en la competencia de los tribunales

Si una nueva ley modifica la competencia de los tribunales, implica que ella priva a un tribunal del conocimiento de determinados asuntos los que se entregan a otro tribunal.

Frente a este problema, cabe preguntarse si los juicios que ya están en tramitación ante el tribunal antiguo deben continuar ante él o por el contrario si esas causas deben pasar de inmediato a los nuevos tribunales.

No hay una respuesta unánime a esta interrogante, sino que, por el contrario, hay opiniones divididas.

Algunos, opinan que el juicio ya iniciado ante un tribunal debe seguir ante ese tribunal y se basan para ello en lo que establece el artículo 19º Nº 3, inciso 4º de la Constitución Política: el tribunal debe estar establecido por ley y con anterioridad al juicio y debe tener competencia para realizar el proceso.

El artículo 109 del Código Orgánico, a su turno, dispone: “Radicado con arreglo a la ley el conocimiento de un asunto ante un tribunal competente no se alterara está competencia por causa sobreviniente.”

La doctrina contraria, se funda, principalmente, en que una ley puede ser derogada por otra y sostiene que, si bien el artículo 19º Nº 3 inciso 4º de la Constitución se refiere o establece una garantía constitucional, esa garantía no se ve afectada por las disposiciones de una nueva ley que altera la competencia del tribunal, toda vez que será siempre un tribunal establecido por ley y con anterioridad al juicio el que resuelva el asunto.

El artículo 109 citado, por su parte, cuando se refiere a que la competencia no se alterará por causa sobreviniente, se está refiriendo a causas sobrevinientes en los litigantes pero de ninguna manera se refiere a las decisiones que puede tomar el legislador y por eso el texto de la nueva ley no puede estimarse

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como una causa sobreviniente.

En la práctica, el asunto no suele presentarse porque el legislador prevé los problemas que pueden surgir con la dictación de la nueva ley y se encarga de señalar, en disposiciones transitorias, las soluciones a los casos que se pueden originar.

2.- VIGENCIA EN CUANTO AL ESPACIO

Cada Estado ejerce su soberanía dentro del ámbito territorial que le corresponde geográficamente.

El problema se suscita cuando existe conflicto de leyes procesales de dos o más Estados, existiendo, como norma para la resolución del conflicto en que eventualmente pueden estar leyes chilenas y extranjeras, el artículo 14 del Código Civil, que prescribe: “La ley es obligatoria para todos los habitantes de la República, inclusos los extranjeros.”

De esta norma, se desprende la territorialidad de la ley procesal chilena

En consecuencia, tienen el carácter de territoriales las inherentes a:

- Organización y atribuciones de los tribunales de justicia;

- Competencia de esos tribunales;

- Las normas relativas a los procedimientos a utilizar ya sea en materia contenciosa o no contenciosa;

- Aquellas que se refieren a los medios de prueba;

- Aquellas que se refieren a la ejecución de las resoluciones dictadas por los tribunales nacionales.

Todo ello, constituye el llamado principio de la territorialidad, principio que es una aplicación del aforismo latino lex locus regit actum, es decir, la ley del lugar rige el acto.

Sin embargo, este principio no tiene actualmente un carácter absoluto. En efecto, el trafico internacional ha motivado que las legislaciones establezcan mecanismos de interrelación que facilitan una adecuada reglamentación de esa materia lo que ha dado origen a normas procesales internacionales y por ello existen normas especiales para la tramitación de exhortos internacionales; disposiciones de índole internacional que se refieren al cumplimiento en un Estado de sentencias judiciales dictadas por los tribunales de otros Estados y han surgido, asimismo, en el aspecto procesal penal, tratados sobre extradición, todo lo cual está inspirado en el principio que proclaman los Estados de cooperación judicial internacional.

Hay, además, otras materias que también hacen excepción a este principio de la territorialidad de la ley procesal.

Algunas de esas materias son:17

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a) El artículo 6 del Código Orgánico de Tribunales atribuye competencia a los tribunales chilenos para juzgar ciertos crímenes y delitos que han acontecido fuera del territorio nacional y al efecto dispone:

“Art. 6°.- Quedan sometidos a la jurisdicción chilena los crímenes y simples delitos perpetrados fuera del territorio de la República que a continuación se indican:

1. º Los cometidos por un agente diplomático o consular de la República, en el ejercicio de sus funciones;

2. º La malversación de caudales públicos, fraudes y exacciones ilegales, la infidelidad en la custodia de documentos, la violación de secretos, el cohecho, cometidos por funcionarios públicos chilenos o por extranjeros al servicio de la República;

3.º Los que van contra la soberanía o contra la seguridad exterior del Estado, perpetrados ya sea por chilenos naturales, ya por naturalizados, y los contemplados en el Párrafo 14 del Título VI del Libro II del Código Penal, cuando ellos pusieren en peligro la salud de habitantes de la República; 1

4. º Los cometidos, por chilenos o extranjeros, a bordo de un buque chileno en alta mar, o a bordo de un buque chileno de guerra surto en aguas de otra potencia;

5. º La falsificación del sello del Estado, de moneda nacional, de documentos de crédito del Estado, de las Municipalidades o de establecimientos públicos, cometida por chilenos, o por extranjeros que fueren habidos en el territorio de la República;

6. º Los cometidos por chilenos contra chilenos si el culpable regresa a Chile sin haber sido juzgado por la autoridad del país en que delinquió;

7. º La piratería;

8. º Los comprendidos en los tratados celebrados con otras potencias;

9. º Los sancionados por el Título I del Decreto Nº 5.839, de 30 de septiembre de 1948, que fijó el texto definitivo de la Ley de Defensa Permanente de la Democracia, cometidos por chilenos o por extranjeros al servicio de la República; y

10. Los sancionados en los artículos 366 quinquies, 367 y 367 bis Nº 1, del Código Penal, cuando pusieren en peligro o lesionaren la indemnidad o la libertad sexual de algún chileno o fueren cometidos por un chileno o por una persona que tuviere residencia habitual en Chile; y el contemplado en el artículo 374

1 El Artículo 65 de la Ley 20.000, sobre Estupefacientes, publicada en el Diario Oficial de 16 de febrero de 2005, dispone: “Para los efectos de lo establecido en el Nº 3 del artículo 6º del Código Orgánico de Tribunales, en cuanto al sometimiento a la jurisdicción chilena de crímenes y simples delitos perpetrados fuera del territorio de la República, las disposiciones de esta ley se entenderán comprendidas en el párrafo 14 del Título VI del Libro II del Código Penal, sobre crímenes y simples delitos contra la salud pública.”

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bis, inciso primero, del mismo cuerpo legal, cuando el material pornográfico objeto de la conducta hubiere sido elaborado utilizando chilenos menores de dieciocho años”.

b) Los artículos 242 y siguientes del Código de Procedimiento Civil reconocen y dan validez y fuerza ejecutiva, dentro de nuestro país, a resoluciones judiciales dictadas por los tribunales extranjeros, previa autorización de la Corte Suprema.

3.- VIGENCIA EN CUANTO A LAS PERSONAS

La regla general es que la ley procesal no tome en cuenta la calidad de las personas para determinar la jerarquía del tribunal llamado a intervenir en un asunto litigioso.

Así lo indica el artículo 5 del Código Orgánico cuando manifiesta que "a los tribunales mencionados en este artículo corresponderá el conocimiento de todos los asuntos judiciales que se promuevan dentro del territorio de la República cualquiera que sea su naturaleza y la calidad de las personas que en ellos intervengan".

En este sentido, este principio de la igualdad de las personas frente a la actividad de los tribunales, hace que no haya diferencia entre los nacionales y los extranjeros, sino que, ambos son iguales ante la ley.

El principio en el terreno procesal significa que toda persona litiga ante los mismos jueces, con iguales formalidades, con iguales obligaciones, con iguales derechos y aquel que, por cualquier circunstancia, carezca de los medios económicos para comparecer en un pie de igualdad ante el órgano jurisdiccional, tiene los mecanismos relativos a la obtención del privilegio de pobreza.

No obstante esta igualdad, que se trata en la Constitución y que se insiste en el Código Orgánico, en su artículo 5, en algunas ocasiones, en un juicio pueden participar ciertas personas que están constituidas en dignidad y, en este caso, la ley dispone que esos casos deben ser conocidos por un tribunal distinto al que naturalmente le correspondía su conocimiento.

Esas personas, gozan de fuero y en virtud de él, son juzgadas por un tribunal de mayor jerarquía, pero el fuero, no se encuentra establecido para la persona que goza de él sino que, en virtud de la contraparte que no lo posee.

F.- UNIDAD O DIVERSIDAD DEL DERECHO PROCESAL

El Derecho Procesal tiene unidad en lo académico o doctrinal, en lo legislativo y en lo jurisdiccional.El fundamento o razón de ser que se hable de unidad o diversidad del Derecho Procesal, nace del hecho que el Derecho Procesal se subdivide para efectos de estudio.Así, existe el derecho procesal civil, el derecho procesal penal, el derecho procesal mercantil, el derecho procesal laboral, etc. Se proponen, al efecto, tres puntos de vista:

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1.- El académico o doctrinario: en la carrera de Derecho no existe un solo Derecho Procesal, si no una diversidad, ya que existe el civil, penal, etc. El único punto de coincidencia lo es la materia de la teoría del proceso. En lo doctrinal, sucede exactamente lo mismo, no hay un solo libro para el Derecho Procesal, si no que, por el contrario, tenemos libros de Derecho procesal civil, penal, mercantil, etc. No existe, entonces, la unidad sino que la diversidad.2.- En el aspecto de codificación legislativa: existe un Código de Procedimiento Civil para la materia civil, uno de Procesal Penal para las materias penales, etc.3.- En el aspecto jurisdiccional: existen lugares apartados de las grandes ciudades, con la existencia de un solo juez que imparte justicia en todas las materias, esto es, civil, penal, mercantil, arrendamiento, etc. Pero no en todos lados es así, pues, en algunas ciudades, existen tribunales especializados.Se estima que el sistema de especialización de los órganos encargados de impartir justicia es el más deseable, ya que no es posible que una sola persona tenga el conocimiento en todas las materias, sino que, se especializa en una materia.En todo caso, la diversidad se encuentra en los contenidos del proceso judicial y no en el proceso judicial mismo.

En esta parte, resulta de suyo interesante transcribir, en parte, el artículo del profesor Osvaldo Gozaíni que lleva por título “Un Proceso Civil sin Fronteras. Armonización y Unificación del Derecho Procesal.”

El profesor Gozaíni señala: “El siglo XXI avizora en modelos que transmite el llamado a la integración, un sistema de simetrías que opera sobre lo que se ha dado en llamar la "globalización". Este trabaja en tres dimensiones distintas: a) la geografía; b) el tiempo, y c) la producción normológica”.

“La primera queda de manifiesto con la eliminación de barreras territoriales para aceptar una metamorfosis del poder que no se nutre ya del concepto de "soberanía", sino de pautas y conductas que siguen un estilo de cooperación y, también, porque no, de modas y costumbres.

Este derrumbe de las fronteras tradicionales permite la formación de un derecho que emerge bajo el nombre de "comunitario" o, el más amplio "derecho de la integración".

El segundo aspecto, el tiempo, es muy diferente. La sensación de perennidad que pretendió establecer un status quo basado en la seguridad y firmeza de lo conocido fronteras adentro; hoy está eliminada o superada por la velocidad de la historia. Aquella creación del Estado pensado para la eternidad queda sin bases cuando el espacio es mayor y las comunicaciones modernas transmiten mucho más rápido los sucesos que afectan al mundo. La superación de unos altera la parsimonia de otros.

Por eso, hoy es posible saber qué le ocurre a cualquier país del mundo con sólo pulsar una tecla del computador. Antes, los tiempos eran mucho más lentos, fue imprescindible dotar de

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firmeza y seguridad a las cosas con la excusa de la organización estadual.

1.4 El tercer lugar de la mentada globalización atiende el fenómeno normativo. La producción de normas ahora está influida por la supranacionalidad que admite la "aldea global", pero también, al mismo tiempo, existe una supranormatividad que altera la idea habitual de creación y aplicación de las leyes.

Como esta es la base que inspira la aparición de un derecho procesal sin fronteras, y hasta un arquetipo procedimental común, es preciso abordar la problemática dando respuestas a varios interrogantes que enseguida atenderemos.  2. La producción de leyes, códigos y constituciones en la historia

2.1 En el plano de la evolución normativa existe un punto común donde se reúnen ideales compartidos que han perseguido, desde siempre, afianzar el destino de los hombres a partir del conocimiento de sus derechos.

Fue así como el derecho romano planteó un modelo o arquetipo por el cual cada conflicto hipotético en la sociedad tenía una respuesta legal y un sistema de representación ante los jueces para resolver las controversias suscitadas.

La utopía de la comunidad universal que apresaba el imperio romano entronizó el jus comune; éste se proyectaba en sus lugares de poder y dominación bajo la coherencia intrínseca del orden jurídico homogéneo.Propiamente, era un método destinado a perdurar; una ética o una moral dispuesta como modelo y, en definitiva, un conjunto de reglas afianzadas por la fuerza y la persuasión sobre la conveniencia del respeto.

2.2 Es el mismo temperamento que va a tener la iglesia cuando, en la edad media, confluye con sus principios y modifica tipificaciones conocidas dándoles un profundo sentido religioso.

Se conservan las reglas y se compilan las disposiciones de varios siglos, bajo la forma totalizadora del inventario.

Al mismo tiempo sucede el desmembramiento de los imperios. Las regiones y los intereses se agrupan originando normas particulares fuertemente influidas por los usos y costumbres.

Germina un nuevo orden jurídico dispuesto hacia adentro, pero sin mayores creaciones o novedades respecto al dogma del derecho tradicional.

2.3 Tiempo después, sí ocurre un hecho trascendente. Se socava la autoridad y el misterio eclesiástico que poseía, sobre todo, la iglesia católica; en adelante, cualquiera podía interpretar el destino mortal de las sagradas escrituras y extraer sus propias conclusiones.

Es el tiempo de las ciencias (Copérnico, Newton, entre otros) y de los descubrimientos, con una gran incidencia en las conductas humanas que comienzan a percibir el valor de las idiosincrasias y

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las pertenencias singulares.

Surge la noción de "derecho natural" y la fragmentación de los principios totalizadores que tenía hasta allí el mentado jus comune. El primero preconizando la tesis de regular matemáticamente las conductas sociales a partir de una serie de proposiciones jurídicas de la naturaleza humana. La segunda, es consecuencia política de la creación de los Estados al requerir un sistema normativo para autoregularse.

2.4 La recopilación de las leyes fue consecuencia lógica y esperada de la acumulación de poder en las autoridades centrales. Cada uno solicitó una sistemática que evitara el uso de las habitualidades como reglas de conductas, o la aplicación de las costumbres, como modelo para resolver los conflictos.

Las recopilaciones no creaban un derecho particular, sólo continuaban las disposiciones de otrora dándoles un orden sin demasiada meticulosidad. Son ejemplos de esta ardua tarea, las leyes de indias, o los digestos, o el swabspiegel que era una simetría absoluta con los hasta allí existente.

2.5 A mediados del siglo XVIII se avizora un cambio de mentalidad: el derecho reunido en un orden jurídico no respondía con suficiente certeza por la inseguridad que traía el desconocimiento sobre qué leyes estaban vigentes.

La era de la certidumbre y el orden da lugar al tiempo de la codificación.

Bien se ha dicho que La codificación es uno de los productos más acabados y llamativos del Iluminismo y de la cultura occidental moderna, una de sus expresiones formales más genuinas; se trataría de una obra tardía, más que de una producción antigua o medieval. Esta parece ser la posición más razonable. Se pecaría de anacronismo si se conjetura que la codificación es un fenómeno del mundo antiguo o medieval o propio de cualquier civilización que haya condensado sus normas coercitivas. Desde el momento que las condiciones materiales o ideológicas eran diversas, tal propósito constituiría, como ha puntualizado Bartolomé Clavero, un imposible histórico, y una interpolación fatal habría sido pensar en códigos antes de una innovación tecnológica como el surgimiento de la imprenta.

El código dio respuesta al criterio racionalista que caracteriza el tiempo donde transcurre.

2.6 Si bien es posible encontrar codificaciones desde el siglo VII, el rol auténtico de estos modelos orquestados a partir de un sistema y un método, son propios del siglo XVIII que es cuando se inicia la obra en Baviera y Prusia.

Además, no puede descartarse el fenómeno revolucionario de la técnica, que trae consigo importantes manifestaciones y claras repercusiones en la tarea de codificar. En primer lugar, la imprenta permitió eludir (eliminar) el uso del latín dando espacio a los moldes gráficos y a la expansión de los productos impresos. La ley dejaba de ser conocida por algunos para llegar a una dimensión superior. En segundo término, los primeros códigos

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revirtieron la obra colosal (por su peso y tamaño) de las recopilaciones, al quedar presentados sistemáticamente con contenidos breves aunados en un sólo concepto: la ley.

2.7 Los códigos se redactan con un obsesivo afán de claridad, donde son ejemplos grandilocuentes el Código Napoleón con su floripondioso lenguaje, y la belleza gramatical del Código Civil de Andrés Bello. Esta es una diferencia intrínseca con las recopilaciones, que desde otra perspectiva, utilizaron una técnica expresiva barroca, con reiteradas insistencias conceptuales (en razón de compilar leyes de naturaleza diversa -civiles, penales, mercantiles, políticas, fiscales, procesales, etc.- y teñidas de una retórica de difícil lectura.

La codificación tiene un éxito notable. Se difunde por Europa en el siglo XIX y hegemoniza los modelos normativos. Al mismo tiempo, venía acompañando la formación del Estado moderno un suceso paralelo: el constitucionalismo.

Por eso, tanto los códigos como las leyes fundamentales gozan de una similar contextura. Pretenden claridad y orientación y asumen el rol de ser la mejor representación de soberanía de los nuevos Estados. Cada uno tiene su propia constitución y sus códigos de fondo.

2.8 De todas maneras, pese al paralelismo histórico, cada Constitución tiene presente en su propia condición una calidad singular. Esta es la aspiración que refleja Häberle cuando dice “El tener siempre bien presente el contenido nacional específico de cada Derecho constitucional de un Estado concreto o país es lo que, en último término, puede evitar que se incurra en el error de reducir "a común denominador" de forma precipitada justamente aquello que debe ser y permanecer "diferente"; piénsese en los preámbulos de textos legales en cuanto a su dimensión de resumen expositivo de la historia nacional, en las garantías de las festividades nacionales y en tantos otros textos repletos de símbolos.

2.9 Desde entonces arrolla un movimiento transformador en la política legislativa. Cada Estado retoma valores y prosapias que busca jerarquizar a partir de un sistema básico de derechos fundacionales y fundamentales. Con el mismo objetivo de asegurar el derecho evitando la incertidumbre, se predica y alienta el esquema meditado de los códigos y las constituciones.Ellos tenían la inmutabilidad del paradigma. Es la idea de resolver de una vez y para siempre bajo la sombrilla de la ley por todos conocida y aceptada.

Una semblanza de cada ordenamiento muestra un orden normativo público en el espacio de las leyes fundamentales destinado a regular al Estado; y otro orden jurídico privado que con los códigos obtenía un estatuto orgánico para disciplinar las relaciones de la sociedad.

2.10 En definitiva, había nacido el paradigma. Concepto bien acuñado a partir de la rigidez constitucional, pues debía permanecer en sus términos como un baluarte de ejemplos sociales y políticos a seguir en la medida que, siendo las libertades la base esencial del sistema, no podía pensarse en

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modificarlos. Por eso y para eso las constituciones fueron leyes fundamentales afianzadas por los modelos de permanencia y eternidad.

El siglo XIX afirmó y desarrolló los sistemas constitucionales. También se consolidaron las normas codificadas del derecho privado. Ambos, aparecían como esquemas sólidos, precisos y eficaces para regular la sociedad civil y el equilibrio entre poderes de un Estado.

Las primeras regulaciones de procedimientos tuvieron la misma intencionalidad: establecer una secuencia ordenada para la presentación y resolución de conflictos intersubjetivos.

2.11 Pero la sociedad no era ya la misma. Existía una clara despersonalización en las relaciones individuales. La explosión demográfica provocaba una sociedad de masas, en la clara definición de Ortega y Gasset; era un tiempo de anonimatos y una modificación profunda en los comportamientos al incentivarse los modelos económicos y las culturas egocéntricas imponiendo modas y predilecciones.

De pronto, la codificación sufre el impacto. Los sistemas de procedimientos creados hasta allí no hacían más que aplicar reglas precisas y mecánicas que la justicia sólo debía cumplir. Esta situación, fundada en la ideología de la revolución francesa que no confiaba en los jueces más que para ser ciegos artífices de la operatividad legal, no era la misma. Llevaba a injusticias manifiestas por la impermeabilidad de la ley a las circunstancias de hecho.

En adelante los jueces debían elaborar un trabajo sistémico de adecuación a los tiempos y necesidades. El problema estaba en que, desde fines del siglo XVII, a la justicia ordinaria le estaba permitido únicamente aplicar las normas, sin darles alcance ni inteligencia. Ese, no otro, era el mensaje acuñado por Montesquieu.

2.12 La aventura hacia una justicia con mayores poderes y deberes queda reflejada, principalmente, en Italia (1940), y prontamente se transmiten los resultados por toda Europa y América.

La inmutabilidad normativa tuvo en los jueces una vía de elusión. En realidad, la interpretación judicial permitió elastizar algunos conceptos y recrear instituciones que estaban presentadas como programas a elaborar. La jurisprudencia, con su encanto e imaginación, amplió los límites codificados y constitucionalizados.

2.13 Esta situación plantea en el siglo XX una auténtica revolución. La sólida estructura de los códigos y la férrea implementación de las leyes fundamentales, perdieron consistencia cuando los jueces iniciaron el proceso de interpretación.

La utilización de legislación extranjera, y la asimilación interna de las sentencias de otros países, era imprescindible por el grado de adelanto que algunos tenían respecto a la lectura aplicada de

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los cambios ideológicos y las transformaciones industriales.

Era tan fenomenal y rápida la celeridad de los tiempos que no había respuesta eficaz para las renovaciones sociales y sus nuevas pertenencias. Del individualismo dominante en el siglo anterior se posicionaba una cultura que entronizaba lo social.

2.14 De este modo, tanto los códigos con sus monosistemas rígidos y estancos; como las constituciones, con sus declaraciones y principios intangibles para el hombre, observaron como se agrietaron los sistemas. Desde mediados de siglo, por señalar una fecha caprichosa aunque probable, se encuentra en el mundo una increíble inflación legislativa.

2.15 Los pequeños reductos codificados que simplificaron el estudio de las instituciones, se desmorona con la producción normativa individualizada; comienzan los estatutos especiales y una construcción singular que abre surcos en la unidad constitucional o en los códigos vigentes.

Era lógico, la aparición de nuevas tecnologías, un mercado económico diversificado, reglas de abastecimiento y consumo diferentes, la producción de bienes y servicios nuevos, el seguro colectivo, entre tantas manifestaciones, no habían sido previstas en las estructuras legales conocidas hasta entonces.

2.16 La visión totalizadora debió replantearse. Ya no era el ciudadano el centro de las preocupaciones; ahora, se despersonaliza para atenderlo en función de sus conductas y necesidades, por eso es regulado, como dice Lorenzetti, como comprador, como contribuyente, como comerciante, como usuario, como trabajador, etc., y en cada una de esas actividades enfrenta leyes especiales. De ello se sigue que el consumo de normas especiales es mucho mayor que el de las generales. Si una empresa tiene que celebrar un contrato recurrirá poco a la teoría general del contrato del código civil y mucho más a las normas sobre impuestos, responsabilidad civil, seguros, quiebras, etc. Ello lleva a una crisis del concepto global y abstracto de "ciudadano" y de "pueblo". Se nos hace difícil saber qué piensa la mayoría y cuáles son los intereses del ciudadano y del pueblo.

2.17 El derecho constitucional también elaboró en sus Normas Fundamentales el mismo concepto de "paradigmas". Esta teoría ha tenido la virtualidad de resaltar que la idea de los derechos humanos se realiza y desarrolla siempre dentro de una tradición cultural masificada y uniforme.

Claro fue que con las rupturas ideológicas y las situaciones cambiantes en el funcionamiento de las garantías, claramente observado, por ejemplo, en la dinámica de la justicia constitucional, determinó también aquí, que se hablara de una época trastornada. Una sustitución de paradigmas y el tiempo de la descodificación.

2.18 Una situación similar se da en el derecho procesal. y existen muchos ejemplos que testimonian los tiempos de cambio.

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Estas son voces a las que tenemos que ir adaptándonos: fin de los paradigmas; sociedad postmoderna; recodificación; códigos modelos; justicia alternativa, cada cual tiene tras suyo un llamado a las coincidencias, una brújula puesta hacia otro rumbo donde no se puede conjeturar sobre ensayos pasados ni principios intangibles e inmutables. 

3. La postmodernidad y su influencia en los códigos

3.1 La vinculación entre el tiempo y el derecho demuestran cómo la idea de orden y seguridad está implícita en la evolución desarrollada superficialmente en los párrafos precedentes. El positivismo es producto de esta ambición por la certidumbre. Pero también momificó la evolución normativa impidiendo su adaptación a las nuevas realidades emergentes.

De todos modos las instituciones fueron modernizándose, tomando de otros las adaptaciones y copiando de sus reglas los principios que todavía se marcaban hacia adentro. Esto equivale a decir que el modernismo institucional fue causado por una importación de principios que se dieron al paso de las generaciones. Aún se registraban los cambios para cada nación, como reducto particular que se acomodaba a los cambios y reclamos sociales.

3.2 La "modernidad" se define como una forma concreta de sociedad, que corresponde a la que la tradición occidental ha vivido y desarrollado en los últimos tres siglos. En consecuencia, la modernidad no es un concepto que describe el proceso genérico y abstracto de cambio sino el contenido social de un proceso de cambio específico. La modernidad es el resultado de una cierta modernización en particular: usamos el término "modernidad" para distinguir, entre todos los cambios y modernizaciones que se han producido en la historia (posiblemente todos con caracteres únicos), uno en particular que da nacimiento a la sociedad que conocemos actualmente como "moderna" dentro del mundo occidental.

3.3 Una de las características manifiestas del modernismo, en materia legislativa, se da en la creación de regulaciones precisas que no toleran ya el tratamiento vertical de los problemas. La horizontalidad, esto es, la regulación para los iguales modificó la estructura normativa tradicional. Se procuró solucionar la crisis del contexto antes que continuar la línea de la determinación híbrida y abstracta.

El Estado, como pilar fundacional y creador de las normas, pierde consistencia al resultar el ciudadano el agente provocador de los cambios y adaptaciones.

En materia procesal, ese cambio de enfoque se profundiza en América latina con la difusión notable de los medios alternativos para la resolución de conflictos, que pretenden desplazar el centro de gravedad del problema, antes ubicado en la razón judicial, y ahora puesto en la negociación entre partes.

3.4 Bien expresa Lorenzetti que frente a tal estado de cosas el comportamiento racional de los individuos autosuficientes no es vincularse al Estado. Las clases altas y medias viven en countries

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privados donde el municipio tiene poco que hacer. La policía es sustituida por la guardia contratada; la escuela pública por la privada; el sistema de salud por la medicina prepaga; el crédito estatal por el crédito privado. Últimamente asistimos a la peor deformación: la justicia estatal es sustituida por la justicia privada; la gente se arma y se defiende por sí misma o se contratan policías privados por doquier. Este individuo no necesita al Estado; le molesta, pretende que se lo suprima, porqué él está satisfecho sin necesidad de la "acción pública". El Estado le molesta, le cobra impuestos, la ley le impone cargas, responsabilidades; hay que reducirlo al mínimo.

La legislación sectorizada desmembró la unidad de los códigos y dio origen a la mentada descodificación. Esta política de estrechamiento surcó las ideologías dominantes hasta buena parte del siglo XX. Había llegado una hora nueva: el postmodernismo.

3.5 ¿Qué significa ello y qué influencia tiene para los sistemas normativos y aun para el constitucionalismo?

Algunos sostienen que postmodernidad supone observar la decadencia (o el fin) de las ideologías para dar paso a un nuevo orden totalizador donde se privilegia el pragmatismo antes que el romanticismo político del siglo pasado.

De aceptar este temperamento, los programas declamados en las leyes fundamentales se afectan directamente por el nuevo llamado al cumplimiento estricto de las consignas. Se persigue llegar a los objetivos antes que emplazarlos como paradigmas.

En materia de procedimientos, asumir la regla de lo práctico podría alterar la eficacia y seguridad del sistema que, inevitablemente, requiere de principios y presupuestos que son intangibles e inmutables (Por ejemplo: el derecho de defensa en juicio, no puede postergarse por una celeridad imprudente).

3.6 Una variable demostrativa de la forma como opera el cambio se expone en la eliminación de los adagios medievales que fueron fijados en los códigos y las constituciones como principios generales del derecho. Por ejemplo: ignorantia juris non excusat y nemo jus ignorare censetur era un axioma para los jueces. Hoy, es sabido que el conocimiento integral de un ordenamiento jurídico interno es inabordable; sin contar la influencia decisiva para la eficacia de las instituciones que recibe de la legislación internacional y supranacional.

De este modo, los sistemas autosuficientes quedan subsumidos por la pluridimensión de las fuentes de producción legislativa.

3.7 Es muy interesante advertir la distancia que presenta Hayek entre los dos tipos de creación de normas, la que sería igual a la que existiría entre formular principios de viabilidad como tiene un "código de tránsito", y el ordenar donde la gente debe estar; o mejor todavía, entre el organizar un sistema de carteles indicadores de caminos, y prescribir a cada uno qué ruta debe seguir.

En definitiva, el postmodernismo es un análisis dinámico de las 27

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estructuras normativas, donde pervive el síndrome de la eficacia antes que la esencia de las cosas. Pareciera elevarse la vanidad que pretende reconstruir desde los cimientos, olvidando todo lo aprendido para comenzar desde la nada.

3.8 Desde esta perspectiva, las constituciones pierden su carácter de norma fundamental de una nación para constituirse en el pilar de todo el ordenamiento jurídico. Ella no pretende ejecutar un proyecto político ni determinar un modelo institucional, pero deja en sus contenidos las bases necesarias para realizarlos.

La misma idea traen los códigos modelos que, auspiciados por el consenso y la necesidad universal para "una justicia de rostro más humano", o "más justa y efectiva", otorgan cimientos sólidos para construir un sistema procesal de alcances universales.

3.9 Podría ser un criterio similar al que plantea rawls cuando establece las condiciones o características de la "estructura básica" de la sociedad que, a través del overlapping consensus" puede servir de base para un acuerdo político informado y voluntario entre ciudadanos entendidos como personas libres o iguales. 

4. Distinción entre unificación y armonización normativa

4.1 El fenómeno de la interdependencia normativa, producto del avance incesante de la sociedad, donde están presentes variables tecnológicas, científicas y hasta las más inesperadas fuentes de motivación para el cambio, obligan a replantear la tradición estática del ideal consagrado en una norma básica, al igual que los modelos procesales donde predominan técnicas consagradas por la costumbre antes que por su eficacia intrínseca.Actualmente las constituciones han recobrado una fuerte presencia en el concierto mundial. Se han despojado de su vida íntima. fronteras adentro, para proyectarse y ser modelo de otras cartas superiores, generando la interrelación de valores, principios y normas que venimos comentando.

Un buen ejemplo de esta penetración lo indica el derecho constitucional común europeo que, auspiciado por el sistema de la Unión Europea, propicia un modelo estandarizado de principios y valores.

4.2 Surge una guía conceptual que permite a cada Estado orientarse por el fundamento vecino adaptando en su seno una reglamentación específica. Por ejemplo, una ley fundamental puede entronizar el derecho de propiedad, y legislarse internamente a través de disposiciones particulares para la propiedad urbana, rural, latifundios, minifundios, propiedad horizontal, etc.

Implícitamente es un paso de lo individual a lo social. Una solidaridad diferente basada en el respeto de lo singular que no puede colisionar con el derecho de todos.

Este puede ser un principio fundacional nuevo, que no supone 28

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abandonar absolutamente el modelo positivista para la regulación legal, sino la recuperación de ciertas partes menos enfatizadas pero esenciales en la tradición explicada.

4.3 La idea de solidaridad introduce un razonamiento social y finalista dentro del campo del derecho privado. Es un hecho patente que este tipo de aproximación ha venido introduciéndose paulatinamente dentro del Derecho Civil, al punto que algunas de sus antiguas ramas clásicas, ante la incapacidad del civilismo para procesar esta injerencia que la siente como extraña a la naturaleza de su disciplina, han abandonado su campo y aun el del derecho propiamente privado para considerarse a sí mismas como parte de una nueva área denominada Derecho Social, que ya no se considera privada aunque todavía no alcanza a ser pública; como si el Derecho Civil, irremediablemente individualista, fuese incompatible con los fines sociales.

4.4 Ahora bien, la cooperación indisciplinada de las normas que se nutre de la comparación de resultados antes que de los valores proyectados, no puede resultar absolutamente abierta. No es posible pensar en una gama de derechos únicos que fundan las diversidades cuando el mundo tiene múltiples expresiones de culturas que impiden la formación de un estereotipo.

Pensemos, por el caso, en la libertad como criterio ordenador del orden social. Este es un paradigma que se cae cuando las libertades escogidas difieren entre sí. No es la misma libertad la que prefiere un occidental cristiano respecto a un habitante de países musulmanes; también difiere, a veces, en la consideración regional (V.gr. entre Asia y África).

4.5 Así las cosas, la unidad preconizada desde los valores fundamentales tiene algo de caótico porqué niega per se la creación y la inteligencia aplicada. No obstante, si la influencia se recibe con posibilidades de discusión y sistematización, evidentemente será posible hablar de una coexistencia visible de normas, principios y valores iguales en cualquier parte del mundo.

Pérez Luño resiste esta tendencia sosteniendo que Toda cultura tiende a ofrecer resistencia a aquello que le es ajeno, procurando así perpetuar sus modelos operativos. De ahí que la cultura jurídica tradicional ligada a un método interpretativo orientado hacia la subsunción de los hechos en los esquemas formales de una normativa analítica y casuística, se vea desorientada al tener que proyectar sus métodos interpretativos a las disposiciones constitucionales, enunciadas en términos más generales y amplios para conseguir la máxima fuerza expansiva y flexibilidad.

4.6 Basados en esta prevención, en miras a darle posibilidades reales a un mundo unificado desde las constituciones y sistemas normativos, conviene establecer en que lugares de las normas fundamentales están las orientaciones a seguir, y cuáles serían los modelos procesales que afiancen el cumplimiento de las garantías.

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Las cláusulas generales, que en Argentina se manifiestan como "Declaraciones, Derechos y Garantías", constituyen valores superiores -para expresarlo con la fórmula de la constitución española- que no pueden supeditarse a quedar vigentes con la reglamentación precisa.

En tal caso, una norma programática será un principio, porqué requiere de una vía de acción específica. Mientras que los valores son válidos por sí mismos (directamente operativos). Las normas, por su parte, se expresan a través de las garantías mínimas, es decir, las herramientas procesales indispensables para la defensa de los derechos humanos.

4.7 En conjunto, la constitución es un todo orgánico que tiene presunción de inmediata operatividad, aun en los principios, pues más allá de la obligación que ellas pueden contener en orden a una actividad complementaria, y aunque tal obligación no esté cumplida ni la normativa reglamentaria se dicte, toda norma programática impide actuar o hacer algo en oposición a ellas. La ausencia de consumación, además, genera una omisión inconstitucional.

4.8 Ahora bien, si a estas normas fundamentales que guían varias disposiciones procesales (V.gr: el debido proceso) las ponemos a discusión y consenso, pronto se observará que existen diferencias metodológicas, y estructuras diversas para las potestades y deberes de los jueces. que seguramente, afectarán horizontalmente una planificación general.

Por tanto, si bien estimamos factible unificar desde el punto de vista constitucional un modelo común cuyo piso de asentamiento sean los derechos humanos consolidados en convenios y tratados internacionales; en materia procesal resultaría mejor armonizar los sistemas y permitir adecuaciones puntuales para cada lugar o circunstancia. 

5. La armonización como punto de referencia

5.1 Los derechos humanos han igualado la normativa fundamental de los Estados, otorgando una base similar que progresa y desarrolla las instituciones del constitucionalismo clásico.

Los tratados y convenciones, a su turno, bosquejaron ideales y modelos para la eficacia procesal, tales como la duración razonable del proceso, el derecho a la fundamentación de los fallos judiciales, las garantías de imparcialidad, entre tantas otras que fueron adoptadas por los modernos códigos de procedimientos.

Desde esta perspectiva se podría hablar de "unificación" normativa plasmada en las constituciones y en los ordenamientos rituales de enjuiciamientos. Sin embargo, se declaman principios y valores que, puestos en marcha, no tienen la misma inteligencia aplicada.

5.2 De todos modos es innegable la influencia de dichas variables, al punto que algunos autores hablan de un tránsito del Estado de derecho decimonónico al Estado constitucional.

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Partiendo de la idea de que el Estado constitucional constituye una versión del Estado de derecho, Zagrebelsky analiza las características esenciales del segundo, para proceder a continuación a efectuar un contraste con la situación actual. Este autor expresa que "vivimos en un contexto ideológico todavía dominado por los principios, o por la ideología, del positivismo jurídico, mientras los caracteres del ordenamiento jurídico actual ya no son conforme a tal ideología. El centro de la construcción jurídico-política ya no radica en el Estado soberano, sino en la Constitución.

5.3 El análisis de cada aspecto demuestra la significativa influencia que tiene la norma fundamental en el orden jurídico interno.

No importa hablar del respeto insoslayable que merece el principio de la supremacía constitucional, sino de advertir de qué manera cada principio, normas y valores, determinan la suerte de muchísimas instituciones del derecho de fondo y procesal, llevándolas a adecuar sus precisiones a esa suerte de llamado ideológico que no es posible trastornar.

Un ejemplo de ello puede encontrarse en el capítulo nuevo de la Constitución Nacional de la República Argentina, que introduce bajo el título de "nuevos derechos y garantías" una serie de disposiciones que llevan a resolver el destino de múltiples situaciones, sobre la base de cada principio orientador (V.gr. los derechos laborales y las desigualdades económicas; la participación popular en la economía de mercado; la regulación de los derechos derivados del ambiente y la ecología; la defensa del consumidor y del usuario de bienes y servicios; la regulación de la salud y los derechos del paciente; la defensa de la competencia contra toda forma de distorsión de los mercados; la calidad y eficiencia de los servicios públicos; la constitución de asociaciones de consumidores y usuarios; los mecanismos alternativos para la resolución de conflictos y controversias; las garantías procesales; etc., etc.).

5.4 En el mismo sentido, la norma fundamental no limita únicamente el obrar del Estado, pues también recae sobre las relaciones entre particulares; por eso se habla de derechos oponibles "frente a los demás".Bidart Campos dice, al respecto, Hoy, son muchas las constituciones que, además de reconocer derechos, enuncian obligaciones o deberes de las personas, no sólo en sus relaciones con el estado sino frente a otros seres humanos o al conjunto social, lo que carecería de sentido si no se consintiera que la constitución es un complejo normativo cuya fuerza vinculante se dirige ambivalentemente a los poderes públicos y a los particulares.

5.5 Reconociendo el sentido orientador que asumen las constituciones y, fundamentalmente, el sentido finalista que aportan los tratados y convenciones de derecho internacional, se puede teorizar sobre resultados eventuales en un proceso universal.

Una de las cuestiones esenciales quedaría simplificada de 31

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aceptarse que no son los detalles técnicos los que afianzan el sistema hipotético, sino la voluntad auténtica de encontrar un referente común que posibilite la integración procesal.

Por tanto, y en razón de ser ésta la causa principal que obstaculiza el proyecto, es mejor ponderar armonías antes que unificaciones. Si no es posible la homogeneidad por los avatares que sufre un proceso de construcción hacia un sistema aun no consolidado (V.gr.: pensar en un código procesal para el Mercosur sería una idea plausible evidente, pero ausente de toda consideración fáctica, porque el Mercado común del sur recién está en vías de implementarse), pueden encontrarse ordenadores y clarificadores en otros mecanismos impulsores como son la consolidación de valores, normas y principios que pueden actuar en armonía. 

6. El paradigma de la universalidad

6.1 Evidentemente, si los derechos humanos reflejan el fenómeno cultural más importante del milenio, en la medida que han transformado los sistemas legales de protección y defensa del hombre y permitieron, progresivamente, desarrollar el establecimiento de un criterio nuevo para la legitimidad internacional; de suyo, cada norma fundamental adecuada a dichos preceptos reposa en un derecho internacional contemporáneo que por su capacidad de adaptación no puede quedar vulnerada ni condicionada por subjetivismos internos.

De igual manera, si las garantías o reaseguros de los derechos del hombre provienen de las vías procesales que se instrumenten, sería bueno pensar en un proceso común, o al menos, en un sistema de principios tutores para la eficacia perseguida.

Es decir, asistimos al cumplimiento de la promesa kantiana del "derecho cosmopolita", como "derecho público de la humanidad en general".

6.2 Peter Häberle explica minuciosamente el método como se ha ido incorporando en el derecho constitucional, este sistema uniforme, que denomina "teoría de la recepción jurídica".

Ante todo -dice- se requiere una primera división teórica dicotómica que diferencie entre vías y procedimientos de recepción entre los actores o Estados receptores, por un lado (incluyendo aquí desde los poderes constituyentes hasta los votos especiales de los magistrados de los tribunales constitucionales, pasando por los juristas y pensadores clásicos -antiguos y modernos-) y, por otro, entre materias y contenidos susceptibles de recepción (todos los cuales se refieren a la temática y materias más relevantes del arquetipo Estado constitucional, sin olvidar aquí las variantes nacionales particulares que abarcan asimismo desde los preámbulos hasta las estructuras federales y regionales y algunos elementos particulares del "derecho eclesiástico, considerado como derecho constitucional cultural). Sus contenidos pueden versar sobre materias y tener forma de textos jurídicos, teorías, sentencias y praxis administrativa.

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6.3 Una de las características esenciales de este movimiento consiste en superar la barrera del concepto de "soberanía" plasmado en el siglo XIX. No es el Estado el centro de las construcciones del dogmatismo jurídico, sino la sociedad que reclama y produce desde su propia fuerza, expresada en las variables que encuentra en el modelo pluralista de participación directa y semidirecta de la democracia moderna.

La Constitución abandona así la idea tradicional de ser la suprema orientación del orden jurídico interno. Ahora, tiene un rol más integrado con la mentada globalización, acorde con las realidades emergentes del cambio social y puesta al servicio de todos los habitantes de un país y de todos aquellos que se encuentren en paridad de circunstancias en el concierto universal.

Recordemos tomando palabras de la presentación del anteproyecto del "código procesal civil modelo para Iberoamérica" que, también en materias procesales, la sociedad percibe que los rituales anteriores ya no sirven, porqué las formas hoy no se aprecian ni por su antigüedad, ni por su majestad, sino exclusivamente por su eficacia.

6.4 Además de los derechos humanos, existen otras fuentes de integración normativa que las aporta el derecho comparado. En este campo, vemos como las constituciones van tomando instituciones o principios de otras, amparándose en el concepto de sociedad abierta que les permite adaptar los preceptos a sus necesidades, sin alterar el perfil o finalidad de las normas copiadas.

En este contexto, se involucran con el sistema de implementación ordenada y sistemática, la interpretación judicial de los derechos humanos. Ya sea efectuada por las cortes de justicia transnacional o por los tribunales de cada estado.

6.5 La discrecionalidad para admitir un derecho determinado como fundamental no es habitual ni común en los instrumentos internacionales. El basamento que los involucra parte de la premisa del consenso generalizado, de manera que las diferencias han de hallarse en la aplicación interna, más que en la práctica institucional.

En consecuencia, el significado actual de la constitución es otro. El Estado tiene deberes negativos, como la obligación de abstenerse de ejecutar o provocar actos que atenten contra las libertades fundamentales. Seguidamente, los poderes legislativos cumplen la función de adecuar las necesidades del medio y la sociedad brindándoles a través de una norma expresa, los derechos que reclaman para su justo ejercicio. La jurisdicción, por su parte, tiene el deber de ofrecer un proceso adecuado, que posibilite un acceso sin restricciones, un recurso efectivo, un litigio sustanciado sin sofismas rituales, y un pronunciamiento que tienda a aplicar los derechos superiores que hacen a la conformación humana y a su dignidad.

7. Sistemas procesales y su incidencia en la armonización

7.1 Emplazados en lo dicho precedentemente, fácilmente se 33

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colige que la aspiración de preservar y proteger a los derechos humanos no ofrece resistencias de ninguna naturaleza. Lo mismo sucede cuando se menciona a las constituciones como cartabones elementales de soporte para concretar esa finalidad.

Pero esta característica es un componente medular, casi obvio, por lo cual poco ayuda para diseñar otro aspecto del derecho común perseguido. El fenómeno a resolver consistirá en sostener, con la misma confianza que inspiran los derechos fundamentales, que una vía instrumental como es el proceso puede colaborar en el afianzamiento de esa tutela universal.

7.2 Esto es un referente indispensable que no podremos soslayar en razón que, una cosa es implementar un sistema normativo homogéneo y concreto donde se tienen consensuados y aceptados los términos de la vinculación (V.gr.: Tratado de Asunción -Mercosur-; Unión Europea; Nafta, entre otros), y otro muy diferente, es lograr que los efectos jurídicos que esas integraciones generen obtengan el mismo consenso que tienen los fines inspiradores de la unificación, cuando se trata de aplicarlos bajo el principio de igualdad.

En este aspecto, la igualdad puede resultar una quimera, porqué la idea del derecho como norma que diseña valores difiere del derecho como regla. Aquí se impone contemplar la forma que tienen las organizaciones y la posibilidad que tienen, todas ellas, de lograr una regulación común para las relaciones entre sujetos.

7.3 Bien se ha dicho que se puede considerar que el objeto de la idea de Derecho está constituido por la determinación de un sistema de ir transfiriendo progresivamente, en términos jurídicos, contenidos esenciales que reflejan principios de organización que establecen esquemas de actuación que van surgiendo del fondo de la conciencia social y que transmiten la necesidad de llegar a la realidad de un orden que pueda proporcionar soluciones a un contexto social en progresiva y constante evolución, que lleva a actualizar en normas lo que en un momento anterior no eran sino enunciados de principios.

Teniendo en cuenta la diversidad social y los sistemas procesales reconocidos en cada contexto, podremos trasladar la iniciativa y aplicarla midiendo sus reales posibilidades.

7.4 Las familias procesales presentan características diferenciales que permite dividirlas en grupos:

a) Sistema anglosajón: donde predomina la oralidad, con amplia facultades de las partes y muy pocas del Juez (sólo debe resolver). Es un proceso por audiencias donde las etapas previas tienen gran importancia para la elaboración probatoria. Existe buena disposición para negociar y facilitar acuerdos que eliminan la disputa; así como la sentencia puede ejecutarse a través del tribunal, que para ello, sí tiene potestades importantes (contempt of court).

Este sistema del common law se rige, esencialmente, por la doctrina de los precedentes jurisprudenciales (stare decisis), lo que determina que su estudio sistemático se rige, preferentemente, por el estudio de casos, antes que de normas.

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b) Sistema soviético: Es un proceso similar, pero con una gran influencia del Estado representado por sus jueces. Es el órgano de gobierno el que los designa y le atribuye potestades y deberes muy exacerbados. Rige en los países de Europa oriental, y en China y áreas de influencia.

c) El civil law se divide en dos subgrupos: los que tienen sistemas escritos (casi toda Latinoamérica); y los que han incorporado la oralidad en sus procesos (son predominantemente orales).

En los procedimientos escritos las facultades del juez son muy amplias, pero poco utilizadas. El proceso queda atrapado en etapas bien demarcadas, excesivamente burocráticas, y de una gran lentitud. Los recursos admitidos son demasiados lo cual genera una multiplicidad de instancias que ahogan la esperanza de rapidez y eficacia procesal.

En los sistemas de juicio oral y público del civil law, se establece un proceso con régimen de audiencias y claras potestades del Juez para dirigir, ordenar y resolver de la forma más ágil y rápida que le resulta posible. Por lo general, tienen una segunda instancia de casación, y en cuestiones de constitucionalidad operan los Tribunales Constitucionales que partieron de la inspiración de Hans Kelsen.

7.5 Cada mecanismo se diferencia, aunque puede observarse una tendencia unificadora en América Latina que nace con el modelo propuesto en el "Código procesal civil modelo"; y en Europa, con el "Código Judicial uniforme".

Estas dos constataciones no elimina la posibilidad que también presenta el sistema soviético, sobre todo si recordamos y tenemos en cuenta los trabajos presentados en el Congreso de Lublin (Polonia) en 1993.

7.6 Sin embargo, la tendencia unificadora encuentra dificultades difíciles de superar. Por ejemplo, en Argentina y México el régimen federal de gobierno permite a cada territorio autonómico (provincias o distritos) tener su propio régimen procesal.

Por eso ha sido preferible razonar sobre la base de principios comunes que se amparan en la armonización. Estos factores aglutinantes conducen hacia cierta preservación de las zonas neutras, es decir, aquellas que no están influenciadas por sistema alguno y que, por su real valía, tienen consideración por sí mismas.

Es el caso de la regla moral, las garantías constitucionales de defensa en juicio, celeridad en los procedimientos y sentencias fundamentadas, entre otras.

También se nutre de las variadas convenciones internacionales que establecen normas de cooperación entre Estados y el reconocimiento y eficacia de las sentencias extranjeras en suelo natal.

7.7 En cuanto a los orígenes, el derecho procesal 35

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latinoamericano no se ha renovado. Apenas ha conseguido repetir con algunas instituciones el modelo conocido de la ley de enjuiciamiento civil española. Esta condición histórica nos coloca sobre bases preparadas e identificadas con una cultura y con un devenir particular que no tiene, necesariamente, que ser igual a nuestra idiosincrasia. Vano sería descartar de plano el antecedente en razón de nuestra propia historia, pero el derecho procesal que hemos recibido germinó sobre resonancias europeas y apenas lo hemos modificado en reformas parciales, importantes y oportunas, pero sin fuerzas para ir al corazón del problema.

Esta forma de llegar a nuestros pilares fundacionales cercenó la creación. Los móviles sociales y políticos fueron los recibidos desde España (en realidad de toda Europa) y hemos glorificado la conquista del control de constitucionalidad americano cuando, adscripto a nuestros sistemas, pensamos se habían resuelto los problemas del equilibrio entre poderes del Estado.

7.8 Lo escrito resultó el soporte de nuestra cultura y la técnica dispuesta el fundamento de la seguridad institucional. Todo fue gracia de la producción legislativa, aunque bueno es reconocerlo, la jurisprudencia modificó en varias oportunidades, algunas interpretaciones o creaciones francamente inusitadas.

La idea conservacionista del modelo previsto nos ha llevado a pensar soluciones sobre el esquema de lo predispuesto. Así, en nuestro país, se muestran los intentos reformistas de grandes y queridos maestros como Colombo y Morello, que descansan en el código procesal civil y comercial de la vieja ley 17.454 con todas sus modificaciones, para instalar desde ellas una recreación posible.

7.9 Nosotros queremos poner la vista en un punto diferente, en la perspectiva de lograr un proceso común que, todavía, no podemos llamarlo universal.

Continuar con la línea trazada nos obliga a insistir con un procedimiento muy similar al romano del siglo III; en cambio, si mostramos los errores del pasado, lo increíble de la incertidumbre actual, la función equívoca de algunas instituciones pensadas para otra cosa, etc., podremos bosquejar un piso de marcha propio, adecuado a nuestras necesidades, adaptado al tiempo que transcurre y sujeto a las flexiones del mismo.

Por suerte, América Latina tiene un paso avanzado en los modelos orquestados en Uruguay y Perú. El común del código procesal modelo para Iberoamérica viene reportando sus frutos, para evidenciarse como esquema fundacional en un tiempo carente de fuerzas e impulsos renovadores.

7.10 No obstante, los códigos tienen el defecto de clausurar la dinámica de los procedimientos. Se sienta una base es verdad, pero al mismo tiempo, queda sepultado el casuismo renovador con sus alternas posibilidades de solución. Un código es un estereotipo, a veces, una prueba de talento legislativo y doctrinario. Lo peligroso es que se tomen como paradigmas insustituibles.

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Si nos preguntaran, entonces, qué camino seguir para uniformar o unificar los sistemas procesales, diríamos que sería bastante con formular principios y valores, marcos referenciales y pautas o guías de interpretación y aplicación para un sistema efectivo, actual, confiable y sin predominios técnicos.  8. Proceso universal. Modelos alternativos

8.1 Diseñar un proceso universal parece muy difícil teniendo en cuenta el grado de evolución y confianza en cada sistema de procedimientos. Pero, a sabiendas de lo conflictivo, puede esbozarse un proyecto que tome en cuenta las actuales deficiencias para encarar, con su rectificación, una política de ajustes que generen un modelo consensual.

El proceso latinoamericano, y particularmente el argentino, se caracteriza por un conflicto de intereses suscitados entre dos partes, que el Juez presencia sin tener posibilidad de instruir oficiosamente, dado que de admitirse, quebraría el juego limpio que supone otorgar disponibilidad a los litigantes para confirmar cada uno el aserto que porta su pretensión.

Algunos sostienen que de tolerarse el activismo judicial, se violarían las reglas de bilateralidad y contradicción.

Esta idea resume, en pocas líneas, un pensamiento típico del siglo XIX en el que se creía encontrar la eficacia del proceso civil en la glorificación del proceso acusatorio. En este la dinámica procesal quedaba abandonada a la iniciativa de las partes y donde el juez intervenía no tanto para dirigir el debate, como para determinar el vencedor del mismo, como si fuera un árbitro encargado de designar un ganador pero sin participar en el juego. Evidentemente -dice Roger Perrot- "esta concepción de la justicia civil era el fruto de la corriente de pensamiento liberal que con tanta fuerza caracterizó el siglo XIX y que llevó a entender que el correcto funcionamiento de las instituciones sólo era posible si se dejaban al libre juego de las fuerzas presentes".

8.2 No escapa en este modelo procesal el juego rotundo de ficciones que anidan prioritariamente en la doctrina y en el discurso, siendo esencialmente presunciones que, por esa condición, pueden resolverse en contrario mediante prueba contundente o simplemente complementaria.

La premisa del proceso justo admite morigerar el rígido criterio que establecen las ficciones del proceso. Una de ellas, por tomar al azar un ejemplo, determina la consecuencia legal de tener por notificado a todo aquél que retira un expediente de los actos dictados en aquél, siempre y cuando estuviere comprobado fehacientemente que el mismo estuvo en poder de la parte, aunque fuera por complacencia o extralimitación de los funcionarios encargados de su custodia.

Es verdad que, por razones de seguridad jurídica, algunas veces se posterga esa apreciación, pero también lo es, que ello reposa en la mayoría de las ocasiones por el fruto de la duda, o de la carencia de una sólida presunción.

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8.3 No obstante, el camino de la seguridad puede correr paralelo con el de la justicia, y no tiene razón alguna para observarlas como avenidas que circulan en direcciones opuestas.

Son tantas y tan variadas las ilusiones procesales que, entre otras ficciones, suponen presente al ausente; notificado al desinformado; representado al indefenso; pobre a quien ostenta riqueza pero logró cumplir los acotados extremos del beneficio de litigar sin gastos; confeso al que se equivoca al responder una posición; falto de acción a quien tiene intereses evidentes aunque no le son propios; consagra la verdad pero tolera y admite la mentira en el proceso; pide pruebas para alcanzar certidumbre y convicción pero las exige de manera autoritaria y proclive a conductas huidizas; le otorga al juez la conducción y dirección del proceso, cuando en los hechos toma intervención recién cuando el expediente está pronto a dictar sentencia...

Al respecto, dice Morello: "no será inoficioso, sin embargo, acotar en este carril que ningún mecanismo técnico puede aplicarse rigurosamente y siempre de manera rígida y absoluta".

8.4 En España se viene reelaborando el concepto de "tutela judicial" adicionando la condición de "efectiva". Sería bueno que, apoyados en un valor semejante, se diera un vuelco a la situación y bosquejáramos un proceso menos formalista y más certero, porque el derecho a sentirse protegidos y amparados no resulta bastante si la sociedad no confía en los métodos, no conoce sus condiciones ni respeta sus procedimientos. El formalismo enerva cuando su único soporte es el texto de la ley y un intérprete que la acompaña y pregona como única respuesta.

8.5 Está claro que la desformalización viene implícita en un mundo globalizado que tiende a vincularse informáticamente generando un jus comune de la postmodernidad. No podemos persistir con metáforas de la Edad Media ni con aplicaciones para el todo. La adaptación es el reclamo, la actualidad una exigencia, y como decía Francisco Tomás y Valiente, el juez de hoy ha de ser en primer término, guía en el laberinto, orientador en el desconcierto y brújula entre mil nortes.

8.6 La historia del proceso judicial es una demostración de las comodidades y costumbres de la sociedad. Cuando el Estado se organiza y erradica la fuerza como manifestación para componer conflictos intersubjetivos, ocurre un suceso imprevisto. El hombre depositó toda la iniciativa en el Estado y dejó en manos del mismo también todas las formas de justicia heterocompositiva. Se olvidó, o relegó, de las bondades que tenían en la justicia primitiva las formas conciliatorias o de justicia en equidad.

Los errores que advertimos en los párrafos que preceden son demostraciones claras de como la técnica arrebató la eficacia de los sistemas. Los procesos judiciales se convirtieron en verdaderos combates al punto que en el siglo pasado Savigny decía que era una lucha de hombres armados donde obtenía razón el que mejor utilizara de esas armas llamadas Derecho.

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De esta forma también la sociedad es culpable de lo que hoy nos ocurre. Problema que no es solamente nuestro sino que se refleja en buena parte del mundo.

8.7 Culpables porque relegamos toda la actividad judicial y nos olvidamos de lo que nosotros, como hombres y fundamentalmente como abogados, podemos hacer en beneficio del sistema.

Cuando aprendamos que el abogado debe, antes que litigante, ser conciliador y buen consejero, más que leguleyo y pleitista, habremos comprendido el mensaje histórico que nos dejó cada una de las reformas procesales que se intentaron, todas sin exclusión, salvaron puntos del problema, pero jamás devolvieron a la justicia la confianza que el hombre una vez le otorgó.

Esas reformas en Argentina, apuntaron a salvar la moralidad procesal (introducción del principio de lealtad y buena fe en el proceso), la rapidez de la justicia (incorporación del principio de preclusión, etc.), entre otras.Nos parece que en esta tarea de relanzamiento debemos empezar desde la Universidad. Enseñando que la abogacía no es sólo litigio, sino mejor, prevención del litigio.

8.8 Tratemos de despojar este sistema absolutamente adversarial donde mis problemas o los de toda persona en controversia abandonan los puntos de unión para enfrentarse directamente en todo.

Es hora de los remedios alternativos para la solución de conflictos, pero mayor es la tarea de saber de que se tratan, como se hace, quienes son y se hacen responsables, como actúa el Estado, y en definitiva, saber que el rol esencial está en el individuo y no en el Estado asistencial que nos aporta sus jueces.

Los sistemas reconocidos que desplazan el rol judicial comienzan por participar a terceros confiables que median en el conflicto.

La evolución sufrida facilitó encontrar diferencias con otras instituciones alternativas para la solución de controversias.

8.9 Con la conciliación se distingue de acuerdo con las modalidades como aquélla se realice. La conciliación extrajudicial tiene bastante proximidad con la mediación al estar ambas despojadas del marco litigioso que enfrentan pretensiones interesadas.

De todos modos es suficiente ver que las actitudes son diferentes; mientras la conciliación arrima posiciones desde la perspectiva del objeto a decidir; la mediación acerca la comunicación entre las partes, no se detiene en el contenido del problema -aun cuando lo lleva en su destino- sino en conducir un proceso de interpretación sobre las verdaderas necesidades e intereses de los sujetos en conflicto.

En cambio, con la conciliación procesal (intra procesal o extra procesal) las distancias son elocuentes. Esta persigue pacificar sobre la cuestión litigiosa; su marco es el thema decidendum propuesto en la demanda y su contestación; hay un hálito de

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contienda que subsiste y pervive por sobre la eficacia posible del acto; además suele instalarse obligatoriamente (o no) como etapa del proceso, lo cual condiciona su flexibilidad y oportunidad; sin perjuicio de advertir que su eficacia depende en grado sumo de las personas que dirijan el debate.

8.10 La mediación no está en la órbita de estos condicionamientos. Parte del principio de voluntariedad para el modismo y sigue todo su curso atendiendo la manifestación de deseos liminar; el mediador no es absolutamente neutral, o al menos, lo es desde una posición diferente.

En esta corriente, el resultado es lo que menos interesa por estar elevado el sentido humanista del encuentro que pretende quebrar rigideces para acercar puntos de reflexión coincidentes. Por eso es correcto ver al mediador como un negociador espiritual que busca despejar la crisis elocuente entre las partes.

8.11 Del arbitraje se diferencia por las metodologías implementadas en ambas; mientras la primera respeta el sentido de la disputa para resolver en equidistancia y justicia; la otra no sigue el sistema adversarial, es más, lo repudia.

El arbitraje suele ser solemne y ritualista en su armado, tiene mucha proximidad con el proceso común, al punto que entre laudo y sentencia existen grandes pareceres. También las etapas anteriores, como el acuerdo, la cláusula compromisoria, el debate probatorio y eventuales alegaciones insertas antes de la emisión del laudo, demuestran la similitud con el desempeño de jueces ordinarios.

La mediación tiene un sentido más cooperativo, no hay fórmulas para su implementación, ni sacramentalismos que esterilicen su procedencia. El mediador, como antes dijimos, no busca respuestas que resuelvan el objeto en conflicto, sino el acercamiento de las partes hacia disposiciones libre y voluntariamente concertadas que morigeren sus diferencias previas. La idea es eliminar en el enfrentamiento el pensamiento de que el otro es un adversario a derrotar; se trata de considerarlo como alguien con quien han de encontrarse coincidencias pues con él debemos continuar en relación y convivencia social.

8.12 Donde se hallan mayores diferencias es con el proceso judicial. En efecto, la litis mantiene aquella performance de lucha donde quien obtiene sentencia favorable, más que razón tiene victoria, como si el litigio fuese un campo de batalla.

El juez, Magüer las facultades y deberes que se potencian en los nuevos códigos adjetivos, persisten con sus actitudes pasivas; son decisores a la hora de dictar sentencia, y recién allí conocen la médula del conflicto; a veces, tan siquiera saben quienes son las partes porqué, quizá jamás lleguen a verlas.

El juez es un tercero imparcial e independiente, y llega a tal extremo el principio que suele confundirse con la absoluta distancia respecto al problema a sentenciar. Su pronunciamiento tiene por tanto la insípida decisión del neutral desinteresado, que mal que nos pese, porta más de ficción actuada que de

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realismo jurídico, en suma, la dura constatación de que los jueces son fugitivos de la realidad.

8.13 En cambio, el mediador tiene habilidades particulares que no se relacionan necesariamente con el conocimiento jurídico. Su sabiduría es técnica, él sabe como aproximarse al conflicto, su destreza y aptitudes le facilita con gran entrenamiento alcanzar el encuentro entre puntos críticos de confrontación entre las partes.

El mediador no resuelve, solamente sugiere caminos, alternativas. Tampoco asesora, ni dictamina, es únicamente un tercero que intercede entre los contradictores para ayudarlos a encontrar un acuerdo mutuamente satisfactorio.

8.14 Este sendero hacia un proceso sin conflictos permite sugerir la conveniencia de instaurar un rumbo novedoso para la solución a eventuales desencuentros entre los miembros de una sociedad. No se trata de que "todos" sepan que el conflicto existe, como ocurre en el principio de publicidad que consagra el derecho procesal tendiente a elevar el dicho de la "justicia de cara al pueblo"; sino de ofrecer confidencia y reserva, para obtener en la intimidad necesaria un hallazgo común de coincidencias.

En síntesis, si debiéramos optar entre un proceso universal que, intrínsecamente, lleva mucho de uniformidad; y un modelo o "tipo", preferimos a éste. Porqué su objetivo es facilitar los mecanismos que cada uno encuentre en su seno para armonizarlos con sus estructuras y particularidades (sean éstas geográficas, históricas, culturales, económicas, o de otra naturaleza). Y además, porqué un modelo presenta valores y principios incanjeables que abrevan en fuentes indiscutidas del sentir mundial (por ejemplo, los derechos humanos) y que sirven para incorporar en la figura seleccionada, las interpretaciones que provienen de la jurisprudencia internacional que ya no tiene ni encuentra fronteras insuperables. 

9. La integración americana. Principios rectores

9.1 La situación mundial someramente visualizada permite adscribir a una idea fuerza que se fundamenta en dos tópicos esenciales: justicia para todos e igualdad sin fronteras.

El presupuesto inevitable para construir a partir de estos cimientos señala la necesidad de hacerlo reconociendo el grado de avance en que se encuentran los procesos de integración y comunitarismo, que son anticipos de la unificación global.

9.2 Surge así con nítida evidencia la asimetría entre los procesos europeos y americanos por tomar sólo la polaridad entre dos continentes que, tradicionalmente, reciben mutuas influencias.

Un caso manifiesto de la distancia se encuentra en la metodología implementada. Mientras Europa reconoce la necesidad de tener en su base un órgano de justicia comunitaria con cuatro funciones que, progresivamente, desarrollan y facilitan el proceso de integración; América Latina reglamenta como sistema para la solución de controversias un conjunto de

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normas que no tiene un órgano jurisdiccional determinado, aunque se preferencia el arbitraje como arquetipo.

9.3 Otra diferencia radica en que la integración americana ha comenzado dando preferencia a los problemas económicos; postergando otras definiciones hasta alcanzar una maduración confiable en dichos aspectos.

Los organismos creados por el MERCOSUR son ejemplos manifiestos de la desconfianza interna que reina, no obstante lo cual, la integración es más fuerte y progresa.

El Consejo del Mercado Común es el órgano supremo que tiene a su cargo la conducción política y la toma de decisiones. Está constituido por todos los ministros de relaciones exteriores de los países miembros.

El Grupo Mercado Común es una institución ejecutiva que dinamiza las actividades previstas para el cumplimiento del tratado de Asunción.

La Comisión de Comercio es un cuerpo de asistencia comercial que asesora en la puesta en marcha de políticas comerciales comunes.

Finalmente, existe una Comisión Parlamentaria Conjunta que es el órgano representativo de los parlamentos de los países que integran el Mercosur.

9.4 Recién con el Protocolo de Brasilia se crea un Tribunal arbitral previsto para resolver los conflictos emergentes. Este puede aplicar un derecho supranacional pero no tiene posibilidades de ejecutar por sí mismo las decisiones que adopte.

En 1995, el protocolo de Ouro Preto incorporó otras reglas de cooperación judicial, y especialmente las referidas a medidas cautelares.

9.5 Lejos estamos de tener un proceso común en el ámbito institucional creado por el Mercosur. El Tribunal Arbitral, por su parte, no posee las características necesarias para alcanzar la fuerza jurisprudencial que tuvo y tiene el Tribunal Europeo.

En otras regiones americanas, en cambio, coexisten modelos y sistemas de resolución de controversias que, entre sí, tampoco guardan armonía procesal.

Son los casos del "Tribunal de Justicia Centroamericano" con sede en Managua, y el "Tribunal de Justicia del Acuerdo de Cartagena" situado en Quito.

El primero tiene una serie de garantías de independencia que consolidan la integración. En cambio, el restante, es una unión política forzada que no ha logrado fruto alguno.

9.6 De este cuadro surge una primera conclusión: No es posible tomar del marco integrador progresivo y constante que tiene el MERCOSUR una fórmula procesal que permita encontrar un proceso único para Latinoamérica, toda vez que, siquiera aún, se

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han establecido las bases de organización de una justicia reconocida por los Estados partes.

9.7 Por eso es necesario efectuar una mirada en las legislaciones locales para observar el grado de adelanto entre los países respecto a los códigos que dan vida a cada sistema procesal.

Con la advertencia del federalismo existente en México y Argentina, que como ya hemos dicho, permite contar varios ordenamientos dentro de un mismo país; en el resto de Latinoamérica no existe una corriente dominante en las reformas adoptadas.

El Código procesal modelo creado por el Instituto Iberoamericano de Derecho Procesal ha llevado sus aguas a la República Oriental del Uruguay desde el 20 de noviembre de 1989.

Algunas instituciones (V.gr. audiencia preliminar, sistema recursivo, efectos de las impugnaciones, etc.) fueron insertas en códigos nuevos como el del Perú, que es el sistema que mejor ha incorporado sus principios, aun cuando no los sigue a pie juntillas. Lo mismo puede decirse de Bolivia (V.gr. con su ley de abreviación procesal civil y de asistencia familiar del 28 de febrero de 1997) que transfiere el proceso por audiencias a los asuntos de familia, y el proceso monitorio para las obligaciones documentadas.

En Argentina el código vigente, en materia federal, es del año 1967 con reformas posteriores que no han vulnerado sus líneas maestras (proceso escrito, iniciativa probatoria de las partes aunque el Juez cuenta con potestades muy poco utilizadas, contradicción permanente que alienta la impugnación de todas las resoluciones judiciales provocando la eliminación casi total del principio de celeridad, escala recursiva demasiado amplia -pueden llegarse a contar cinco instancias-, entre otras características). Debe recordarse que este código rige para la Capital de la nación y en áreas provinciales donde existe justicia federal, por lo cual es el sistema preferente.

No obstante, varias provincias han tomado del código modelo la estructura central de sus procedimientos. De este modo, las provincias de Tierra del Fuego, Santa Cruz, Río Negro (parcialmente) y un proyecto elaborado para La Pampa, siguen la línea desarrollada por aquél instrumento unificador.

Finalmente, Brasil que tiene un código único desde la aprobación del proyecto Buzaid de 1973, ha logrado doce reformas en el sistema que lo aproximan bastante al código modelo.

9.8 En sus grandes líneas, el código modelo esclarece que tiene la intención de proponer puntos de partida para una reflexión a nivel continental, sobre los principales problemas del proceso que son comunes, para llegar a algunas posibles determinaciones, también comunes, o al menos, emanadas de la deliberación de todos.

Reproducimos, con afán de claridad conceptual, algunas ideas sobre el contenido:

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El Juez es un sujeto de derecho esencialmente imparcial, que debe reunir particulares aptitudes en el ramo del Derecho y actuar con plena autoridad en el ejercicio de sus funciones.

Sólo el abogado puede asistir o defender ante la Justicia, cualquiera sea la materia o la naturaleza del proceso; su presencia es indispensable en el mismo.

El poder jurisdiccional corresponde a todos los tribunales por igual. La distribución de su alcance ha de inspirarse por razones de división de trabajo, por el número de asuntos especialmente, alguna especialización y, eventualmente, su modo de actuación (oral o escrito).

Todo sujeto debe tener libre acceso al Tribunal; todo derecho alegado ha de poder sustentarse por aquél y definirse y aplicarse por éste. El proceso es el medio fundamental para la afirmación de los derechos humanos y éstos deben también consagrarse en su programación.

El proceso es una estructura de sujetos dispares y en él ha de reconocerse su actividad primordialmente conjunta y solo sucesiva cuando se trate de actos fundamentales y unilaterales de cada proceso (v.gr.: demanda, contestación, sentencia). A pesar de ello, se procurará la mayor coincidencia temporal de los mismos (preferencia de la audiencia sobre la actuación escrita y sucesiva); enfoque sintético y de conjunto.

La instrumentalidad del proceso, al servicio de todo el Derecho sustantivo, no implica diversidad de procesos, sino más bien su unificación; él proceso no tiene preferencia por una u otra materia, ni a ésta corresponde señalar las estructuras procesales, sino meramente sus necesidades (v.gr.: importancia de medidas provisionales o cautelares; necesidad de suma abreviación; etc.). Las soluciones son establecidas y brindadas por el Derecho Procesal. El criterio ha de ser la reducción de las diversas formas, a su mínimo indispensable.

La reforma del proceso debe procurar su apertura a las posibilidades de la época, cuyos logros científicos deben tener amplia aceptación en el mismo; así, por ejemplo, la apertura de la prueba (todo elemento que sirva para demostrar la existencia de un hecho, ha de ser admitido); la colaboración de técnicos y hombres de ciencia (asistentes sociales, consejeros matrimoniales para la conciliación, psicólogos, etc.); la racionalización del modo de operar de los tribunales como si fuesen modernas empresas; la incorporación de medios actuales de fichaje y registro; etc.

El proceso en los conflictos sociales y colectivos, nacionales o internacionales, se encuentra en este momento en una encrucijada fundamental para la “lucha por el derecho”. Para ello se hace indispensable su acercamiento a la vida cotidiana, de modo que las partes ingresen a él, como a un medio racional y comprensible para dilucidar sus derechos y sus posibilidades de real comunicación entre los sujetos del proceso, dando mayor flexibilidad y oportunidad para el intercambio entre el Juez y las partes.

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Una de las mayores exigencias de nuestra época radica en la abreviación de los trámites, en la obtención de un resultado relativamente rápido. El proceso actual no está a la altura del “jet” (no hablemos del espacio) y no puede estarlo, porqué en él no se trata de un pensamiento cristalizado en técnica, sino de un pensamiento que debe lograr elementos del pasado, para en base a su estudio determinarlos y realizar la estimación (jurídica) de las situaciones planteadas. Pero cuando se piensa en la abreviación del proceso, se considera especialmente el tramo a seguir para llegar al “judicio” realizado aquél (salvo en pocas situaciones de hecho muy complejos o en algunos problemas difíciles de derecho) se desprende de dicha tramitación.

Para las partes, el proceso es un tránsito obligado pero que podría, en su mente ser prescindible, para llegar al cumplimiento o a la ejecución de la sentencia. La autoridad del Tribunal desaparece si esto no puede asegurarse y verificarse; el problema de la eficacia de la justicia es otro de los temas básicos de la reforma procesal.

10. Principios elementales para un proceso común

10.1 La confrontación entre sistemas procesales; las circunstancias actuales por las que transita la integración americana; el movimiento continental en materia de justicia constitucional y el desarrollo que tienen las transformaciones judiciales, todo en conjunto, permite proyectar un mecanismo articulado de normas y procedimientos que puedan ser la base de un proceso común latinoamericano.

No se trata, claro está, de provocar desde la legislación interna la toma de disposiciones armonizadas del derecho nacional respectivo, ni de crear por este medio un derecho comunitario nuevo y unificado que sustituya al derecho local, sino más bien, de reconciliar o nivelar las legislaciones nacionales existentes. Quizás precisamente por eso una de sus características sea la flexibilidad.

10.2 Teniendo en cuenta los modelos informados en el punto 7.4, cualquier intento de unificación necesita partir de un esquema preferente. Los sistemas procesales tienen, a su vez, proyectos de armonización o unificación como el comentado "Código Modelo" iberoamericano; así como dos estudios más que, brevemente, conviene recordar.

10.3 El “Proyecto de Code Judiciaire” uniforme para la Comunidad Europea, bosquejado en 1993, presenta una serie de disposiciones o reglas elementales para un procedimiento, cuyas líneas maestras son: la conciliación; la demanda u sus formas; el objeto litigioso; la prueba documental y el testimonio; la tecnología en materia probatoria; el desistimiento del proceso; los efectos de la ausencia a comparecer o la rebeldía; los gastos procesales; las medidas provisionales; la ejecución de sentencia; las astreintes; y otras disposiciones generales como son los plazos, las nulidades o las potestades y deberes de los jueces.

Este anteproyecto regula parcialmente un proceso tipo, y opera 45

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mientras no esté implementado, como un marco referencial del derecho comunitario.

10.4 El más reciente de los ensayos elaborados corresponde a los profesores Hazard y Taruffo, dado a conocer bajo el nombre de "Transnational rules of civil procedure" en el año 1997.

Son 42 reglas divididas en varios capítulos que regulas las etapas del juicio hasta su ejecución.

El proceso adopta la oralidad y el sistema de audiencias. Se dirige por un tribunal colegiado, que algunas veces, puede estar acompañado de jueces legos con funciones de jurado. La demanda se presenta por escrito y con toda la prueba propuesta. Inmediatamente, se abre una etapa de conciliación que, de no alcanzarse, permite reunir a los abogados de las partes para intercambiar pruebas (discovery). Esta audiencia puede repetirse.

El modelo se aproxima bastante al sistema procesal de Estados Unidos de América, pero adolece de regulaciones necesarias para un sistema completo (nada se dice respecto de la jurisdicción voluntaria, arbitral, concursal, monitorio; falta la intervención de terceros, las citaciones en garantía, etc.).

10.5 Basados en los esquemas predispuestos y en vías de formular principios elementales para un proceso común, se puede presentar el siguiente bosquejo preliminar.

Los principios a instalar serían:

Inmediación con amplios poderes del Juez para intentar la conciliación entre las partes. La remisión a mediadores o árbitros cuando el problema presente posibilidades de arreglo extrajudicial y el Juez considere que es conveniente la intervención de un gestor de conflictos profesional.

Potestades suficientes para el emplazamiento procesal y la imposición de sanciones por desobediencia o incumplimiento de los mandatos dispuestos. Concentración de las etapas de contradicción y probatorias. Es decir que, todas las defensas o excepciones que se interpongan debieran resolverse en la audiencia o asignándoles "efecto diferido"; las pruebas se sustancian en pocos actos y las que habitualmente se presentan por escrito debieran anticiparse a la audiencia permitiendo su complemento verbal cuando resulte necesario (por ejemplo, con el testimonio de peritos). Las partes han de tener posibilidades reales de intercambiar pruebas, convenir pautas de desarrollo, notificarse sin formalidades, es decir, en pocas palabras, eliminar las ficciones reiteradas del proceso escrito, canjeando la técnica por la eficacia y rapidez.

Disposición sobre el objeto litigioso, de forma tal que las partes puedan resolver las cuestiones en controversia sobre la base de un modelo simple que no tenga clasificaciones inútiles como la amplitud del conocimiento. Se trata de proponer una técnica de debate que gire alrededor del foco problemático. En este aspecto, la audiencia preliminar es el centro neurálgico del procedimiento.

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Dice Véscovi, refiriéndose al código modelo: El pivot del sistema es la audiencia preliminar, realizada luego de la proposición, a la cual las partes deben asistir bajo pena de severas sanciones (desistimiento del actor y tener por admitidos los hechos contrarios si el que no comparece es el demandado). De este modo se prioriza el sistema de audiencias, esto es la necesidad de que reúnan las partes y el Juez y en forma dialogal se resuelva el conflicto.

Lealtad y buena fe procesal, porqué un proceso que no respete estos principios no puede tener lógica funcional alguna. La colaboración entre las partes y el ejercicio razonable de la garantía de defensa en juicio, ponderan la eficacia del modelo que se propone. Esquema de procedimiento:

1. demanda, contestación, defensas y excepciones Þpor escrito 2. Proceso por audiencias Þ a) Preliminar: con cuatro funciones: i. conciliación

ii. saneamiento

iii. fijación de hechos litigiosos

iv. determinación de la prueba

b) Complementarias: para resolver el proceso en el menor tiempo posible. Apelaciones diferidas. Actuación directa de las partes (cross examination). Poderes sancionatorios del Juez. 3. Sentencia. Ejecución Þ dictada por escrito. Con ejecución provisional.

Limitación recursiva o recurso indiferente. 11. Incorporación del modelo al derecho nacional

11.1 La globalización que menta un proceso universal exige la aplicación de un mismo instrumento en regiones diferentes. Por ello la fórmula debe partir conociendo cada situación particular, advirtiendo en el proceso de incorporación, las dificultades provenientes de las circunstancias que cada país atraviese.

Argentina y México son naciones federadas que impiden la unificación general por la diversidad de códigos y sistemas procesales. No obstante, este sería un obstáculo que puede superarse dando primacía al derecho transnacional, eludiendo el dogma de la soberanía.

Lo mismo puede aplicarse al principio de territorialidad y la jurisdicción competente.

11.2 El segundo inconveniente es el factor político. Puede 47

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afirmarse que las posibilidades de desarrollo en este momento dependen más de condiciones políticas y sociales que de variables económicas.

En América latina, y particularmente en Argentina, ni la economía, ni los grupos sociales son los que dominan la estrategia reformista. Todo lo contrario, son los sistemas políticos los que tienen la fuerza y decisión para impulsar toda renovación.

Esta es una cuestión vital en un intento de asimilación procesal extraña, en la medida que los factores políticos pierden hegemonía decisoria al tener que recibir un modelo consensuado. Por ello, al tener que repensar el político su participación en los cambios copernicanos, difícil resulta que acepte sin desafíos el protagonismo que siempre exige.

11.3 De todos modos, también la armonización procesal es una cuestión de imagen institucional. A un país le interesa estar dentro de un movimiento universal. Hoy las apatías son medidas con gestos certeros, donde no manda la simple indiferencia.

La realimentación que proyectan estos modelos hacia el cambio implican, por lo general, aceptar la necesidad de adaptar los sistemas. Inmediatamente, se estudian los efectos de esos instrumentos comunitarios sobre las realidades económicas, sociales y políticas, y así, como una escala de naipes, la iniciativa de uno da lugar a las modificaciones de otros; o a las presiones de grupos para que el País no quede aislado.

Cada ciclo tiene particularidades, pero en todos ellos no se descalifica el proyecto de unificación o armonización, porqué no es de buena imagen rechazar aquello que la comunidad universal acepta. A lo sumo, se postergan las decisiones y comienzan las etapas de transición.

11.4 Argentina se encuentra, actualmente, en esta etapa. No hay códigos uniformes pero sí esquemas hegemónicos (que soportan la escritura dispuesta por el ordenamiento procesal de la Nación). La influencia del código modelo es manifiesta en los anteproyectos que se conocen, y la doctrina reclama por una justicia comunitaria que esta, por ahora, totalmente postergada.

12. La progresividad del sistema a partir de la armonización gradual

12.1 Por las características descriptas puede colegirse que en América Latina los esfuerzos por conseguir un modelo procesal unificado tiene numerosos obstáculos. En cambio, podría alentarse un sistema armonizado que tome en cuenta los adelantos conseguidos a través de la doctrina, y algunas experiencias particulares como el caso uruguayo y su Código General del Proceso.

La distribución de obligaciones entre los Estados para aspirar a dicha meta debiera partir desde abajo hacia arriba. Esto es, procurando que los órganos y mecanismos locales de cada país vayan armonizando sus fisonomías a las que diseña el derecho supranacional.

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12.2 Un punto de partida distinto sería propiciar que, a través del establecimiento de un tribunal comunitario y un método de debate predispuesto, se imponga a los Estados partes a acatarlo.

De este modo, la armonización se realizaría desde la cumbre impuesta hacia abajo, Es decir, obligando a los miembros a adecuar sus procedimientos internos con las normas de carácter transnacional.

Esto último pareciera de difícil construcción, sobre todo, por las peculiaridades que tienen las naciones americanas y su afincado criterio sobre los conceptos soberanos.

12.3 Sin embargo, nada es imposible, en la medida que existen influencias recíprocas que ponen en cabeza de cada uno la necesidad de adaptarse para no quedar fuera del sistema.

Bien ha dicho Cassese que: la influencia del derecho público comunitario en los derechos administrativos es doble. Por un lado, es una influencia directa que se desarrolla a través de relaciones "verticales" entre la Comunidad Europea y cada derecho administrativo nacional. Por otro lado, la influencia es "horizontal": el derecho comunitario crea una plataforma que constituye un vehículo para los trasplantes de institutos de un derecho nacional a otro.

12.4 Ahora bien, implementar la armonización requiere de un proceso gradual que solucione, paso a paso, las dificultades locales, la concreción de legislación interna de ensamble y adecuación al integracionismo, y sobre todo, la decisión política de llevar a cabo la transformación a partir de un modelo pensando para todos.

Por eso, la progresividad supone ir efectuando modificaciones sustanciales en el derecho interno que garanticen la salvaguarda de los derechos previstos para la comunidad o región donde ha de insertarse. Inclusive, la jurisprudencia de sus tribunales debiera seguir esta pauta o idea fuerza, y verse obligados a inspirarse en las tradiciones constitucionales comunes a los Estados miembros y, por lo tanto, no podrían admitirse medidas incompatibles con los derechos fundamentales reconocidos y afianzados por las normas fundamentales de estos Estados.

Igualmente, los instrumentos internacionales que conciernan a la protección de los derechos humanos en los que hayan colaborado o se hayan adherido los Estados partes, pueden proporcionar indicaciones que conviene tener en cuenta en el marco del derecho comunitario. Siempre en la línea de crear progresivamente y forzar un cambio metodológico no impuesto, sino consensuado por la gradualidad de su incorporación”.

G.- FUNDAMENTOS CONSTITUCIONALES DEL DERECHO PROCESAL

La Constitución Política de la República consagra ciertas normas rectoras del ordenamiento jurídico, entre las cuales se puede distinguir claramente aquellas relativas a:

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1.- El Poder Judicial, lo que constituye el capítulo VI de la Carta Fundamental. Entre estas disposiciones se reconoce la función jurisdiccional, la jerarquía de la Corte Suprema y se establecen ciertos principios básicos de la organización judicial como son la independencia, la legalidad, la responsabilidad, la inamovilidad.

2.- La igualdad frente a la justicia: es así como el artículo 19º Nº 3 establece una serie de garantías fundamentales en el orden procesal e incluso en su inciso 1º se asegura a todas las personas la igual protección de la ley en el ejercicio de sus derechos, protección que no es más que la consecuencia del otro principio más general aun que es el principio de igualdad ante la ley que se establece en el artículo 19º Nº 2. Si se lleva esta igualdad al campo del proceso, ella se traduce en importantes consecuencias como son que el juez debe decidir el conflicto sin atender a diferencias de clase, de fortuna, cultura, de raza, de ideología, etc.

3.- Derecho a la defensa jurídica: el artículo 19 N° 3 inciso 2º establece que toda persona tiene derecho a la defensa jurídica en la forma que la ley señala y que nadie puede coartar ese derecho. En intima vinculación con ello, la Constitución agrega que debe otorgarse asesoría y defensa jurídica y a este respecto el articulo 19 N° 3 inciso 3º señala: “la ley arbitrará los medios para otorgar asesoramiento y defensa jurídica a quien no pueda dársela por si mismo.”

En nuestro país, hay fundamentalmente dos mecanismos para otorgar asesoría y defensa jurídica gratuita a quienes no pueden pagar los honorarios de los profesionales llamados a intervenir en el proceso.

Uno de estos mecanismos esta constituido por la Corporación de Asistencia Judicial y el otro por el privilegio de pobreza que puede otorgarlo el juez de la causa y que significa que el beneficiario va a ser defendido por el abogado de turno, sin perjuicio de las normas contenidas en la Ley de Defensoría Penal Pública.

4.- Debido proceso legal: es aquel que cumple con todas las normas esenciales que garantizan un correcto ejercicio de función jurisdiccional y de la acción procesal.

Este debido proceso legal se traduce en los siguientes principios:

1º) El tribunal juzgador debe estar señalado por la ley y establecido con anterioridad por ella; (Art. 19º Nº 3 inciso 4º)

2º) El tribunal debe ser competente, toda vez que nadie puede ser juzgado por comisiones especiales, sino por el tribunal que le señale la ley y que se halle establecido con anterioridad por ésta.

Doctrinariamente se conoce esta garantía con la denominación de juez natural; (Art. 19 Nº 3 inciso 4º C. P. de la R.)

3º) El procedimiento a que el proceso se refiere debe ser racional y justo (Artículo 19º Nº 3 inciso 5º), lo que significa:

a) Que se otorgue a las partes una razonable posibilidad de 50

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defensa y en igualdad de condiciones, lo que se llama el principio de bilateralidad de la audiencia;

b) Que se respete a los litigantes la posibilidad de probar los hechos que alegan; y

c) La sentencia del juez debe ser fundada.

“De esta forma, el Debido Proceso es el pilar fundamental del Derecho Procesal y fuente emanadora de principios que han de ser derroteros para procesar un derecho justo. Su dimensión institucional se manifiesta en la exigencia de asegurar la existencia de unos procedimientos que sean espacios amplios de participación y democráticos, en los que debe respetarse un marco normativo mínimo en aras de asegurar paz social en la colectividad. Por esto es imprescindible aceptar la constitucionalización de todo el ordenamiento jurídico procesal, que exige de la aplicación de las disposiciones constitucionales en caso de incompatibilidad con la ley u otra norma jurídica, lo que ha de asegurarse por medio de mecanismos de control como los siguientes: el procedimiento de control de constitucionalidad (a instancia de parte se solicita la inexequibilidad de un precepto normativo que vulnere la norma constitucional), la excepción de inaplicabilidad (que permite que un operador jurídico -juez- inaplique una norma concreta que vulnere una norma superior constitucional cuando exista un choque que sea ostensible y flagrante) y la aplicación primacía o preferente (que permite la aplicación de un texto constitucional de forma directa a un caso concreto, sin que exista contradicción manifiesta con un texto inferior).”

“El Debido Proceso es el derecho fundamental que tienen todas las personas a participar en procedimientos pluralistas y ampliamente participativos, en los que se asegure la igualdad y un debate que permita la contradicción o defensa, desarrollados de conformidad con las formas preestablecidas en el ordenamiento, trámites que deben estar dirigidos por terceros supraordenados, exclusivos, naturales, imparciales e independientes, y en los que sólo podrá juzgarse de conformidad con el Derecho preexistente”.

“Integra los siguientes aspectos:

(a) El derecho fundamental al juez (director, exclusivo, natural o competente, independiente e imparcial).

(b) El derecho fundamental a la audiencia (de ser oído en igualdad de condiciones).

(c) El derecho fundamental a la forma (actividad procesal debe desarrollarse de conformidad con la forma previamente establecida en la ley).

(d) El derecho fundamental a que el proceso procese exclusivamente pretensión ajustada a Derecho.

En esta compleja fuente garantística de la libertad individual se identifican conceptos múltiples como juez natural, principio del formalismo o legalidad de las formas, posibilidad de ejercer el

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derecho de defensa o del contradictorio, competencia, principio de favorabilidad en materia penal, derecho a decisión definitiva sin dilaciones injustificadas, posibilidad de presentar pruebas y de controvertirlas. Implica, adicionalmente, que se desarrolle una serie proyectiva que culmine con una decisión motivada y conforme a Derecho. Dentro de dicho núcleo debe tenerse en cuenta la publicidad y la posibilidad permanente con que cuentan los sujetos procesales (partes y terceros) de hacer uso de los medios de impugnación, facilitando la participación dada la oportunidad razonable de ser oídos por un sujeto director, independiente e imparcial. Sobre el particular la Corte Constitucional colombiana ha decantado en varias de sus providencias cuál es el contenido y alcance del referido derecho fundamental, insistiendo que se trata de un conjunto de garantías que buscan asegurar que toda persona que acuda al proceso obtenga una decisión conforme a Derecho y tras el agotamiento de un procedimiento desarrollado conforme a parámetros normativos.” 2

5.- Presunciones: otras manifestaciones procesales que se observan en la Constitución Política de la República se refieren a materias de naturaleza penal y procesal y se estipulan en el artículo 19º N º 3 inciso 6° que dispone que no puede presumirse de derecho la responsabilidad penal, y en cuanto a los aspectos de orden procesal penal ellas se vinculan con el aspecto de la libertad personal y así nadie puede ser detenido sino en virtud de orden de autoridad competente (Art. 19º Nº 7 letra c). En el artículo 19º Nº 7 letra f) se contemplan también ciertas garantías para el implicado en el proceso penal y se prohíbe juramentar al imputado en un proceso penal al tiempo de tomarle declaración. (Art. 19º Nº letra f)

2 Martín Agudelo Ramírez. Juez docente universitario en Colombia. Miembro del Centro Hispanoamericano de Estudios Jurídicos

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CAPÍTULO II

LA JURISDICCIÓN

1.- CONCEPTO

Según el insigne jurista uruguayo Eduardo J. Couture, la jurisdicción "es la función pública realizada por órganos competentes del Estado con las formas requeridas por la ley en virtud de la cual por acto de juicio se determina el derecho de las partes, con el objeto de dirimir sus conflictos, controversias de relevancia jurídica mediante decisiones con autoridad de cosa juzgada eventualmente factibles de ejecución.”

La jurisdicción es un poder-deber del Estado, que ejercido con sujeción a las formas del debido proceso, tiene por objeto resolver litigios con eficacia de cosa juzgada y eventual posibilidad de ejecución.

Análisis de la definición

a) La jurisdicción es una función, en consecuencia, no se trata sólo de una potestad, poder o facultad;

b) Es una función pública, realizada por órganos competentes; estos son los tribunales de justicia, aún cuando habrá ocasiones en que la función jurisdiccional también pueda competer a otros órganos del Estado;

c) Se hace con las formas requeridas por la ley, es decir, se cumple mediante el proceso. Este instrumento permite decidir conflictos de relevancia jurídica;

d) Su objetivo es dirimir sus controversias y conflictos. Ese conflicto se decide mediante decisiones con autoridad de cosa juzgada. Este es el objetivo perseguido por la jurisdicción.

Este efecto no pertenece ni a la función legislativa, ni a la ejecutiva ni menos a la administrativa. Donde hay cosa juzgada hay jurisdicción y donde no existe cosa juzgada no existe función jurisdiccional.

e) Factible de ejecución, pues en un juicio no sólo interesa obtener una decisión favorable, sino que, el vencido cumpla con la prestación a que ha sido condenado. Esto significa que la parte vencedora no tiene obligación de cumplir la sentencia de condena, pero sí está facultada para pedir el cumplimiento cuando ella lo desee.

Los jueces al ser llamados para resolver una cuestión controvertida, desarrollan una actividad que les es típica, porque se diferencia de otras actividades que se ejercen por otros profesionales o funcionarios.

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Esta actividad propia, típica de los jueces, que la ejercen a nombre del Estado se llama jurisdicción, que persigue resolver un conflicto.

Frente al litigio, el juez se sitúa como un tercero imparcial y lo resuelve. El origen de la palabra jurisdicción se encuentra en la expresión latina ius dicere, que significa decir o mostrar el derecho.

2.- ACEPCIONES DE JURISDICCIÓN

1ª. Se le emplea como sinónimo de “ámbito territorial”, es decir, para referirse a un determinado territorio dentro del cual la autoridad ejerce su potestad. Así, se habla que el Intendente tiene jurisdicción dentro de la región.

Se dice, en este sentido que una determinada localidad está fuera de su territorio jurisdiccional, caso del oficial del registro civil.

Se habla también de aguas jurisdiccionales para referirse a aquellos donde el estado ejerce su soberanía.

Esta acepción para los efectos procesales la descartamos desde un principio.

2ª. Como sinónimo de “competencia”, pero, jurisdicción y competencia son conceptos distintos, aun cuando la propia ley incurra en el error de hacerlos sinónimos.

Por ahora, podemos señalar que la competencia es la que permite determinar de qué asuntos conocerá un juez.

Como es sabido, todos los jueces tienen jurisdicción, pero no todos ellos la ejercen en los mismos asuntos ni el mismo territorio, lo cual se determina a través de la competencia.

Un juez puede ser incompetente para conocer de un asunto, pero jamás deja de tener jurisdicción.

El papel que desempeña la competencia es de distribuir los asuntos entre los distintos tribunales.

3ª. Como “poder”: se considera a la jurisdicción como una potestad, como una prerrogativa, de determinados órganos públicos para conocer y resolver conflictos jurídicos.

Esta acepción dentro del campo del Derecho Procesal, se estima insuficiente, porque la jurisdicción no es sólo un poder, sino un poder- deber, como aparece de ciertos artículos de nuestro derecho positivo, porque de acuerdo con estas disposiciones los tribunales tienen, además del poder, el deber de hacerlo, aunque no exista ley que resuelva la contienda. (Art. 76 C. P. R. y Art. 10 C. O. T.)

4ª. Como “función”: la actividad con que el Estado provee a la realización de la norma jurídica es, en esencia, la función jurisdiccional.

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La jurisdicción es la función y el proceso judicial el medio por el cual se desarrolla esa función.

Con todo, es menester hacer dos aclaraciones:

a) No toda función jurisdiccional corresponde al Poder Judicial: existen autoridades que son también llamadas por el legislador a resolver ciertas situaciones y los otros poderes en estas actuaciones también realizan funciones jurisdiccionales. Ejemplos: la Contraloría en el juicio de cuentas y el Senado en las acusaciones constitucionales; y

b) No toda función propia del Poder Judicial es jurisdiccional: ello, por cuanto el Poder Judicial también realiza otras funciones anexas a la jurisdicción, como, por ejemplo, las facultades disciplinarias.

3.- TRATAMIENTO DE LA JURISDICCIÓN EN LA LEGISLACIÓN CHILENA

El inciso 1º, primera parte, del artículo 76 de la Constitución dispone: “La facultad de conocer de las causas civiles y criminales, de resolverlas y de hacer ejecutar lo juzgado, pertenece exclusivamente a los tribunales establecidos por la ley.”

Por su parte, el artículo 1º del Código Orgánico de Tribunales señala: “La facultad de conocer las causas civiles y criminales, de juzgarlas y de hacer ejecutar lo juzgado pertenece exclusivamente a los tribunales que establece la ley”.

El artículo 76 incluye, además, la expresión "resolverlas" que no está comprendida en el artículo 1º.

Análisis de esas disposiciones

a) El artículo 1º señala que es la facultad de conocer. Esta expresión que utiliza el legislador, se critica porque se emplea para referirse a la atribución de los tribunales de administrar justicia y “facultad”, parece indicar que la actividad del Estado es una mera prerrogativa.

Sin embargo, la jurisdicción no es facultad, implica un deber de administrar justicia, y por eso se dice que la jurisdicción es un poder - deber, que da forma a una función paralela a la ejecutiva y legislativa;

b) El artículo 76, perfecciona y amplía el concepto de jurisdicción, así como su contenido y alcance, aún cuando no la nombre.

Así, en la primera parte, el artículo 76, expresa que es la facultad de conocer, empleando la misma redacción que el artículo 1º, pero, puede apreciarse que se extiende obligatoriamente la actividad de los tribunales del mero juzgamiento de las causas al conocimiento previo de los antecedentes que los configuran, así como a la ejecución de lo resuelto.

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Este artículo 76 establece que la función jurisdiccional recae sobre causas civiles y criminales.

Causa es el juicio, la controversia jurídica actual entre partes sometida a un tribunal de justicia. Esta controversia necesariamente debe recaer en el carácter de jurídica, es decir, versa sobre aspectos de derecho o bien sobre hechos con relevancia jurídica.

La expresión causas civiles, hay que entenderla en un sentido amplio, como lo contrario que criminales.

Con la reforma constitucional de 1989, se eliminó del artículo 38 de la Constitución la referencia a los tribunales contencioso administrativos, por lo tanto los litigios que se susciten entre los particulares y la administración pública, que se deriven del desconocimiento de algún derecho o que importen la violación de un interés legítimo por parte de esta administración son de competencia de los tribunales ordinarios de justicia.

La facultad de que habla el inciso primero ha quedado transformada en un deber constitucional en virtud de lo dispuesto en el inciso segundo referente a la inexcusabilidad.

4.- CONCEPTO DE CAUSA

Sinónimo de causa es juicio, pleito, litigio.

Causa es la controversia jurídica actual entre partes sometida al conocimiento de un tribunal de justicia.

Elementos de la causa

1.- Existencia de una controversia de orden jurídico;

2.- La controversia jurídica debe ser actual;

3.- La controversia jurídica actual debe ser entre partes; y

4.- La controversia actual entre partes, debe ser conocida por un tribunal de justicia el cual la resuelve.

Alcance a estos elementos

1.- Debe tratarse de la existencia de una controversia de orden jurídico: la disputa entre dos o más individuos debe tener una relevancia jurídica, es decir, debe versar sobre aspectos legales.

La jurisdicción tiene por objeto resolver conflictos jurídicos y no aquellos de carácter religioso, morales o espirituales.

2.- Es actual cuando versa sobre aspectos concretos y en la que existe un derecho comprometido y no meras expectativas. Los jueces no pueden hacer declaraciones abstractas o de mera consulta. Los órganos jurisdiccionales no están llamados a conocer y juzgar discusiones meramente doctrinales o de orden académico.

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3.- El litigo debe suscitarse entre partes que tengan intereses contrapuestos, puesto que si estos son armónicos no hay litigio. Luego, para que exista esta controversia deben existir a lo menos dos partes. Cada parte puede ser una o más personas y esa persona puede ser natural o jurídica.

Desde el punto de vista procesal, aquella parte que acciona, que pretende, recibe el nombre de demandante o actor. Y aquella contra la cual se dirige la acción recibe el nombre de demandado.

4.- El órgano jurisdiccional no puede faltar y él puede ser ordinario, especial o arbitral.

Conocer implica tramitar de acuerdo con los procedimientos que la ley señala.

Juzgar, quiere decir sentenciar aquello que se ha conocido.

Y hacer ejecutar lo juzgado, implica hacer cumplir lo resuelto.

Se ha reservado la ejecución de lo que resuelve un tribunal a ellos mismos, porque nadie mejor que los propios tribunales están en situación de apreciar los alcances y consecuencias del fallo que debe hacerse cumplir. Hay en este cumplimiento un interés público, porque si fuere otro el poder público llamado a hacer cumplir esta resolución se podrían presentar dudas, conflictos acerca del contenido del fallo.

Esta facultad recibe el nombre de imperio y para cumplir su resolución los tribunales pueden requerir directamente el auxilio de la fuerza pública, como lo establecen el artículo 11 del Código Orgánico de Tribunales y el artículo 76 inciso 3º de la Constitución Política de la República.

Las autoridades requeridas por los tribunales para el cumplimiento de sus resoluciones, deben prestar su auxilio sin que le corresponda calificar el fundamento con que se lo pide, ni la legalidad o justicia de la resolución que se trata de ejecutar. Si la autoridad se niega a proporcionar este auxilio que se le solicita, comete delito de negación de auxilios, sancionado en el artículo 253 del Código Penal.

El juez no puede dejar de resolver una contienda por insuficiencia, oscuridad o silencio de la ley. El siempre debe fallar y si la ley es clara la aplica; si es oscura la interpreta; y si la ley falta, la integra.

El juez al fallar no puede hacerlo fuera de los límites señalados por las partes en la demanda y en la contestación.

Si el juez falla más allá de estos límites propuestos en la demanda y su contestación, incurre en un vicio susceptible de anular el fallo que ha dictado, vicio que se llama ultra petita.

El juez, también en la sentencia, puede incurrir en el vicio de omitir puntos litigiosos, en esa situación ese vicio recibe el nombre de intra petita.

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Y, por último, el juez al fallar puede decidir sobre una cosa distinta de la pedida por las partes, en cuyo caso incurre en el vicio de extra petita.

5.- JURISDICCIÓN DE DERECHO Y JURISDICCIÓN DE EQUIDAD

La jurisdicción es una sola y, por ende, no admite clasificaciones. Sin embargo, su ejercicio, o sea, el desarrollo de la función de resolver una controversia, puede ser de Derecho o de Equidad.

1.- Jurisdicción de Derecho es aquella en que la norma conforme a la cual debe resolverse el conflicto está establecida con anterioridad por la ley y el juez debe ajustarse a lo que ella señala.

La labor del juez consiste en interpretar la ley en forma tal de aplicar la norma al caso particular y por ello, en su sentencia, el juez debe indicar los fundamentos de hecho y de derecho.

En Chile rige este sistema y el juez no puede abstenerse de aplicar la ley aun cuando a su criterio sea injusta, so pena de incurrir en el delito de prevaricación contemplado en el artículo 223 del Código Penal que sanciona a los miembros de los Tribunales de Justicia cuando “a sabiendas fallaren contra ley expresa y vigente en materia criminal o civil”.

Esta forma de actuación de los jueces admite algunas excepciones entre las que cabe citar:

a) En aquellos casos en que no existe ley que resuelva u asunto, el juez igualmente está obligado a conocer del mismo y fallarlo pues los jueces no pueden excusarse de ejercer su ministerio por falta de ley. En estos casos, los jueces deben aplicar los principios de equidad conforme a los cuales dicta la sentencia; (Art. 170 Nº 5 C. P. C.)

b) Los jueces árbitros arbitradores la ley les permite fallar de acuerdo a las reglas de prudencia y equidad que estimen convenientes; y

c) La Corte Suprema conoce como jurado los recursos interpuestos en contra de las resoluciones administrativas que priven a alguna persona de la nacionalidad chilena o se la desconozcan.

2.- Jurisdicción de Equidad es aquella en que el juez va creando el derecho al resolver cada controversia.

En estos casos, el juez busca, primeramente, la existencia de algún precedente es decir, algún fallo recaído en un asunto anterior en el que se haya resuelto el mismo problema materia del proceso que debe fallar.

Si existe algún precedente, el juez debe resolver conforme a él; y, si no existe, debe crear la norma jurídica de acuerdo con los principios generales del Derecho y su prudencia que le permitan resolver el conflicto sometido a su decisión.

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6.- LIMITES, CARACTERÍSTICAS, MOMENTOS JURISDICCIONALES, CONFLICTOS DE JURISDICCIÓN Y

EQUIVALENTES JURISDICCIONALES

A.- LÍMITES DE LA JURISDICCIÓN

La jurisdicción tiene límites internos y límites externos. Los límites internos son según la materia; la persona que la ejerce; el periodo durante el cual se ejerce y la competencia. Los límites externos se encuentran en relación al territorio y a las inmunidades de jurisdicción.

A.1.- LÍMITES INTERNOS

a) Según la materia: la jurisdicción se ejerce sólo respecto de materias de orden temporal y no respecto de materias de naturaleza moral o espiritual. El artículo 5º del Código Orgánico decía, expresamente, que a los tribunales correspondía el conocimiento de materias “de orden temporal”. Estas palabras, fueron eliminadas en una de las últimas reformas, pero, no obstante ello, ninguna duda cabe que los tribunales conocen solamente materias de orden temporal.

b) Según la persona que la ejerce: se encuentra limitada, exclusivamente, a los Tribunales de Justicia y no puede ser objeto de prórroga ni de delegación.

c) Según el periodo durante el cual se ejerce: la norma general consiste en que los tribunales sean órganos permanentes y, por excepción, son temporales, como los árbitros en que el ejercicio de la jurisdicción dura un periodo; o como los tribunales unipersonales de excepción, los que mantienen la jurisdicción por el periodo que en cada caso se les asigna.

d) Según la competencia: como no existe un solo tribunal, sino que, muchos, entre ellos se distribuye la jurisdicción de acuerdo con las normas de la competencia.

A.2.- LÍMITES EXTERNOS

a) El territorio del Estado: la jurisdicción, como emanación de la soberanía, está sujeta a los límites de ésta, y como la soberanía sólo se puede ejercer dentro del territorio del Estado, igual norma se aplica a la jurisdicción, salvo aquellos casos de excepción que contempla el denominado Derecho Internacional.

Al respecto, el artículo 6º del Código Orgánico de Tribunales señala que quedan sometidos a la jurisdicción de los tribunales chilenos los delitos que indica cometidos en el extranjero y que ya señalamos.

b) Las Inmunidades de Jurisdicción: la regla general, es que todos los habitantes de la República, sean chilenos o extranjeros, se encuentran sujetos a la jurisdicción de los tribunales nacionales, salvo las excepciones que reconoce el Derecho Internacional y que son las siguientes:

1ª. Los Estados extranjeros: cualquier órgano del Estado, incluso las empresas que forman parte de su organización interna, está

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protegido por la inmunidad de jurisdicción;

2ª. Los Jefes de Estado y los agentes diplomáticos y consulares;

3ª. Las misiones especiales y las organizaciones internacionales; y

4ª. Las Fuerzas Armadas extranjeras, tienen inmunidad de jurisdicción cuando se encuentran en el territorio nacional con autorización del Gobierno.

B.- CARACTERÍSTICAS DE LA JURISDICCIÓN

1.- Tiene un origen constitucional: como se desprende del artículo 76 de la Constitución Política.

Además, esta característica se encuentra en el Código Orgánico el que la desarrolla en su artículo 1º.

En los artículos 2º y 3º, el Código Orgánico trata de otras materias de conocimiento de los tribunales las que, estimamos, no implican el ejercicio de la jurisdicción. Ellas son los actos judiciales no contenciosos y las facultas anexas a la jurisdicción que tienen los tribunales, respectivamente:

“Art. 1°.- La facultad de conocer las causas civiles y criminales, de juzgarlas y de hacer ejecutar lo juzgado pertenece exclusivamente a los tribunales que establece la ley.

Art. 2°.- También corresponde a los tribunales intervenir en todos aquellos actos no contenciosos en que una ley expresa requiera su intervención.

Art. 3°.- Los tribunales tienen, además, las facultades conservadoras, disciplinarias y económicas que a cada uno de ellos se asignan en los respectivos títulos de este Código”.

La jurisdicción constituye una emanación de la soberanía, la que radica en la nación toda, quien delega su ejercicio en las autoridades establecidas por la constitución y las leyes de la República, de acuerdo al artículo 5.

2.- Tiene unidad conceptual: no cabe duda que la jurisdicción cualquiera que fueren sus distintas manifestaciones o las ramas que se atribuyen a ella, responde a una unidad conceptual, considerada desde el punto de vista de la función que el juez desarrolla al ejercerla.

Efectivamente, declara el derecho tanto el juez civil como el juez penal, porque a través de un mecanismo complejo, materializan mediante su actuación, aquellas normas abstractas al caso específico, particular, que está sometido a su decisión.

Se trata a través de esta característica de la unidad en la diversidad penal y civil. En esencia es idéntica, sin perjuicio de las diferentes ramas que puedan existir.

Para comprender esta afirmación, es suficiente el texto de los artículos 76 inciso 7º de la C. P. R., 1º del C. P. C., 1º del C. P. P, y

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1º del C. J. M.

3.- Es inderogable: la jurisdicción en cuanto es una emanación de la soberanía, es inderogable. De ahí que sea nulo por ilicitud de objeto el hecho de que alguien decida someter un determinado litigio a la jurisdicción de tribunales extranjeros. (Art. 1462 C. C. y Art. 5 C. P. de la R.)

4.- Es indelegable: la soberanía radica en la Nación, la que delega su ejercicio en las autoridades establecidas por la Constitución y las leyes. Se trata de materias de derecho público y de orden público, en las cuales sólo puede hacerse aquello que está expresamente permitido.

5.- Es irrenunciable: para comprender esta característica, digamos que se es juez porque se tiene jurisdicción y se tiene jurisdicción porque se es juez.

En consecuencia, renunciar a la jurisdicción importaría renunciar a ser juez, para abstenerse de juzgar un caso concreto. Ello no es posible e importaría incurrir en el delito de denegación de administrar justicia.

Esta característica tiene su aplicación práctica en la regla de la inexcusabilidad.

6.- Es improrrogable: pues prorrogar la jurisdicción significaría transferir ser juez a otro, no ya la posibilidad de juzgar sino su calidad de tal, lo que no puede hacerse, de ahí que nunca nadie haya discutido esta característica.

Hay que tener presente que no se vaya a confundir esta característica, con la prórroga de competencia, que si es admisible.

7.- Es territorial: el ejercicio de ella está íntimamente ligado a la idea de territorio del Estado, toda vez que la jurisdicción es atributo de la soberanía y su ejercicio sólo es posible y dentro de los límites del territorio nacional.

Este principio de la territorialidad se encuentra consagrado en distintas disposiciones legales, en nuestro país. Así aparece en el artículo 14 del C. Civil, en el artículo 5 del C. Orgánico de Tribunales y en el artículo 77 de la Constitución Política de la República.

Esta característica tiene algunas excepciones y entre esas excepciones se puede citar las situaciones previstas en el artículo 6 del Código Orgánico.

8.- Produce efecto de cosa juzgada: la jurisdicción produce un efecto jurídico que no se encuentra en otra actividad del Estado, cual es, la cosa juzgada. La sentencia que emiten los tribunales de justicia produce el efecto de verdad indiscutible e inamovible, una vez que ella se encuentra firme o ejecutoriada. Este efecto denominado cosa juzgada, permite al vencedor obtener el cumplimiento de lo resuelto a través de la acción de cosa juzgada, permite al vencido evitar que de nuevo se le enjuicie, lo que logra a través de la llamada excepción de cosa

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juzgada. Este efecto de cosa juzgada comprende dos formas: La acción y la excepción.

9.- Está amparada por el imperio: se llama imperio la facultad de los tribunales para hacer ejecutar ellos mismos lo juzgado y para lograr este cumplimiento puede requerirse directamente el auxilio de la fuerza pública. Esto está consagrado en los artículos 1 y 11 del Código Orgánico y 76, inciso 3º de la C. P. R.

C.- MOMENTOS JURISDICCIONALES

El ejercicio de la jurisdicción lo realiza el juez a través del proceso judicial el que está formado por un conjunto sucesivo de actos que varían según la naturaleza del procedimiento aplicable en cada caso.

Ese ejercicio de la jurisdicción se manifiesta en tres etapas o momentos diferentes y sucesivos: (a) conocimiento; (b) juzgamiento; y (c) ejecución.

Estos tres momentos o etapas son reconocidos por la Constitución y por el Código Orgánico.

(a) Etapa de Conocimiento (notio): en ella el tribunal toma conocimiento de las pretensiones de las partes y de sus defensas y de las pruebas aportadas en apoyo de las mismas.

Esta etapa es una aplicación de la garantía constitucional del artículo 19 Nº 3 de la Constitución, esto es, la igual protección de la ley en el ejercicio de los derechos y en esta etapa se manifiestan los principios de la bilateralidad de la audiencia y que nadie puede ser condenado sin ser previamente oído o, al menos, sin tener la posibilidad de ser oído.

En los juicios civiles esta etapa se manifiesta en los escritos del período de discusión, demanda y contestación (réplica y dúplica, además, si se trata de juicio ordinario) y en la recepción de la causa a prueba y presentación de las pruebas.

En los juicios penales, esta etapa se manifiesta en el juicio oral o en la fase respectiva de los demás procedimientos que contempla el Código Procesal Penal.

(b) Etapa de Juzgamiento (decisio): juzgar significa resolver la contienda jurídica lo que efectúan los jueces en sus sentencias.

Los jueces deben ajustar sus sentencias a las normas legales y, en todo caso, en una sentencia se distinguen la parte expositiva; la parte considerativa y la parte resolutiva. En la primera, se individualiza a las partes y se consignan sus alegaciones; en la parte considerativa se efectúan los razonamientos y análisis de las alegaciones y de la prueba rendida y en la parte resolutiva, por último, se señala la decisión del asunto controvertido.

(c) Etapa de Ejecución (executio): en ella se lleva a efecto el cumplimiento de lo resuelto utilizando, si es necesario, la fuerza

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para ello, facultad de los tribunales que se denomina imperio.

Creemos que el concepto “cumplimiento” es de mayor amplitud que el de “ejecución” pues implica llevar a cabo lo dispuesto en la sentencia en la forma que disponga la ley; ejecución, en cambio, dice relación con el cumplimiento forzado.

Así, una sentencia que disponga la cancelación de una inscripción en el Registro de Propiedad del Conservador de Bienes Raíces, se debe cumplir dejando sin efecto la inscripción de que se trate, pero, no es menester utilizar la fuerza.

Una sentencia que imponga el pago de una suma de dinero, por el contrario, si no es cumplida voluntariamente, debe hacerse cumplir forzadamente, es decir, debe procederse a la ejecución forzada.

D.- CONFLICTOS DE JURISDICCIÓN

Previo al estudio de esta materia, en su estilo tradicional, debemos destacar que, si como hemos dicho, es imposible imaginar la existencia de un órgano que posea jurisdicción y no sea tribunal, también es inimaginable un conflicto entre órganos jurisdiccionales que se nieguen, recíprocamente, tener jurisdicción. Así, el problema pareciera ser de conflictos de competencia en cuanto un órgano desconoce la potestad de otro para conocer de un determinado asunto.

Ahora bien, los conflictos se presentan en aquellos casos en que dos órganos pretenden ejercer la actividad jurisdiccional en la solución de un caso concreto, con exclusión del otro.

Los casos en que pueden presentarse estos conflictos son los siguientes:

1º. Cuando dos Estados reclaman para sí el conocimiento de un asunto al que pretenden aplicar su ley interna, lo que se regula por el llamado Derecho Internacional.

Aquí no se trata de sostener que los tribunales de un Estado carecen de jurisdicción, sino que, un Estado estima que es él quien tiene la competencia para juzgar ese negocio judicial que se atribuye el otro Estado;

2º. En aquellos casos en que se trata de cumplir en Chile una sentencia extranjera que se oponga a la jurisdicción nacional, lo que es conocido por la Corte Suprema; y

3º. En aquellos casos de controversias que se suscitan entre el Poder Judicial y las autoridades administrativas. En este caso, si el conflicto se plantea entre Tribunales Inferiores y las autoridades administrativas, resuelve el Tribunal Constitucional. En cambio, si el conflicto se plantea entre los Tribunales Superiores y las autoridades administrativas, la resolución es resuelta por el Senado. (Arts. 53 Nº 3 y 93 Nº 12 de la C.P. de la R.)

E.- EQUIVALENTES JURISDICCIONALES

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Los equivalentes jurisdiccionales son medios a través de los cuales se logra la solución de un conflicto sin necesidad de recurrir a una sentencia y, en algunos casos, incluso sin necesidad de recurrir a un procedimiento judicial.

Como hemos sostenido, la declaración del derecho, o sea el ejercicio de la jurisdicción, se efectúa en la sentencia definitiva la que resuelve el asunto en discusión. Sin embargo, existen otras figuras legales que cumplen la misma finalidad y que no constituyen sentencia definitiva pero, por producir idénticos efectos, son denominadas equivalentes jurisdiccionales.

(1) La conciliación

Es el equivalente jurisdiccional a través del cual se logra la solución de un conflicto suscitado entre partes mediante un acuerdo de ellas, obtenido en un procedimiento, con la participación activa del juez.

Características

a) Sólo puede producirse una vez iniciado un procedimiento;

b) El juez tiene una participación activa;

c) Puede ser de carácter voluntaria, en el sentido de las facultades del juez, o establecida como trámite obligatorio por la ley; (Art. 262 C. P. C.)

d) El juez puede adelantar opiniones sobre un eventual fallo si no se produce acuerdo entre las partes lo que no lo inhabilita para seguir conociendo del asunto;

e) Puede producirse en cualquier juicio civil, salvo en aquellos casos expresamente exceptuados por la ley y, en general, en aquellos en que se encuentra comprometido el interés público; y

f) Se estima como sentencia ejecutoriada para todos los efectos legales.

(2) El avenimiento

El avenimiento se diferencia de la conciliación en que él se obtiene extrajudicialmente, es decir, sin intervención alguna del juez, el que toma conocimiento del mismo a través de una presentación de las partes, pero, existe un procedimiento judicial en tramitación.

En la doctrina y en la legislación extranjera no se hace distinción entre avenimiento y conciliación e incluso en la ley se usa, en muchos casos, la palabra avenimiento para referirse a la conciliación.

En el caso del avenimiento el juez se limita a tenerlo presente y a dar por terminado el procedimiento.

(3) La transacción

Es un contrato por el cual las partes ponen término 64

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extrajudicialmente a un litigio pendiente o precaven un litigo eventual, según el artículo 2446 del Código Civil.

La doctrina y la jurisprudencia añaden como requisito el que “las partes se efectúen concesiones recíprocas”.

Se diferencia de la conciliación y del avenimiento en que la transacción es eminentemente extrajudicial, pues no requiere de la existencia de algún proceso judicial ni menos de la intervención del juez.

En el caso que exista un proceso judicial es conveniente acompañar copia de ella a fin de que el tribunal tome conocimiento de su existencia y, por ende, del hecho de haberse puesto término al procedimiento.

Como la transacción es extrajudicial, para que ella pueda hacerse valer como título ejecutivo, es preciso que conste por escritura pública.

(4) El sobreseimiento definitivo

En los procesos criminales en muchos casos no es necesario esperar el término del proceso judicial a través de una sentencia definitiva para que el imputado sea declarado libre de responsabilidad en el hecho que se le ha atribuido.

El artículo 250 del Código Procesal Penal señala los casos en que el juez de garantía puede decretar el sobreseimiento definitivo y el artículo 251 dispone que ese sobreseimiento “pone término al procedimiento y tiene la autoridad de cosa juzgada.”

El sobreseimiento definitivo se basa en el principio de economía procesal.

(5) La sentencia extranjera

Para algunos autores la sentencia extranjera es un equivalente jurisdiccional en aquellos casos en que nuestra ley le da valor por cuanto reemplaza a la sentencia que podría haberse dictado en el país.

Sin embargo, para otros, cuya opinión compartimos, extranjera o no, ella es siempre una sentencia y por lo tanto no es un equivalente jurisdiccional.

F.- LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO

Previo a entrar a analizar que se entiende por “lo contencioso administrativo”, y que tradicionalmente se viene repitiendo, debemos proporcionar algunas explicaciones.

Si hemos dicho que el conocimiento de todos los asuntos contenciosos corresponde a los tribunales que establece la ley, no encuentra explicación que se dedique un párrafo especial a estas materias contenciosas administrativas pues, es obvio, que de ellas también conocen los tribunales que consagra la ley.

La explicación de su estudio, en forma particular, tiene, como se 65

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verá, un origen histórico que se produjo ante el hecho de que nunca se crearon los Tribunales Contenciosos Administrativos.

Ahora bien, los asuntos contencioso administrativos son todos aquellos conflictos que surgen entre un particular cualquiera y la Administración del Estado a consecuencia de algún acto administrativo.

Requisitos

Para que exista una controversia que reúna los caracteres de contencioso administrativo se deben reunir los siguientes requisitos:

a) Un conflicto entre un particular y una autoridad administrativa;

b) Que el conflicto se haya originado a consecuencias de un acto administrativo; y

c) Que se ejerza una ulterior actividad jurisdiccional.

Ahora bien, tanto la Constitución Política de 1925 y la actual, contemplaban la existencia de Tribunales de lo Contencioso Administrativo, pero, ellos nunca llegaron a instalarse, por lo que los afectados por un conflicto de tal naturaleza debían recurrir a los Tribunales Ordinarios.

Así, sucedía antaño que cuando un particular recurría a los tribunales ordinarios invocando pretensiones de naturaleza contencioso administrativas, algunos de tales tribunales estimaron que no tenían competencia para conocer de los mismos pues, lisa y llanamente, la Carta Fundamental entregaba su conocimiento a Tribunales Especiales los que, sin embargo, no existían.

El asunto fue resuelto, básicamente, mediante de la utilización de las siguientes vías:

1°. La acción constitucional de protección: éste denominado “recurso”, es una acción constitucional creada con caracteres generales para ser utilizada por cualquier persona afectada ilegal o arbitrariamente en sus garantías constitucionales, de las que señala la Constitución, y a consecuencias de actos de cualquier sujeto; y

2°. La creación de soluciones jurisdiccionales concretas: existen varios casos en que la ley ha establecido procedimientos especiales para solucionar determinados conflictos de orden contencioso administrativo.

Entre éstos se puede mencionar a los asuntos tributarios, que son conocidos en primera instancia por el respectivo Director Regional del Servicio de Impuestos Internos y en segunda, por la Corte de Apelaciones; el reclamo de ilegalidad de la Ley Orgánica Constitucional de Municipalidades; los reclamos en contra de resoluciones de distintos Superintendentes, etc.; y

Ahora bien, en la actualidad el problema no se produce pues, la 66

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Ley 18.825 reformó la Constitución Política de la República suprimiendo los Tribunales Contencioso Administrativos.

Así, el actual inciso 2º del artículo 38 dice: “Cualquiera persona que sea lesionada en sus derechos por la Administración del Estado, de sus organismos o de las municipalidades, podrá reclamar ante los tribunales que determine la ley, sin perjuicio de la responsabilidad que pudiere afectar al funcionario que hubiere causado el daño”.

Antes, decía ante los Tribunales Contencioso Administrativos.

En consecuencia, como la ley no contempla tribunales especiales para conocer de los asuntos contenciosos administrativos, la competencia para conocer de estos conflictos corresponde a los Tribunales Ordinarios como sucede con cualquier tipo de materias.

En conclusión, el estudio “especial” de lo contencioso administrativo se justifica, en la actualidad, tan sólo por razones históricas pues los tribunales conocen de cualquier tipo de materias, de orden temporal, por cierto.

CAPÍTULO III

ACTOS JUDICIALES NO CONTENCIOSOS Y ATRIBUCIONES CONEXAS DE LOS TRIBUNALES

Común y erróneamente, se acostumbra a clasificar la jurisdicción, pero, la jurisdicción es una, y esa unidad, emana de su naturaleza. La jurisdicción no se divide ni puede clasificarse.

La jurisdicción, como función, es única, y por ello, más que de clases de jurisdicción, lo propio es hablar de manifestaciones de la jurisdicción.

Ahora bien, el ejercicio de la jurisdicción comprende el conocimiento de los actos no contenciosos y las facultades anexas que tienen los tribunales.

1.- ACTOS JUDICIALES NO CONTENCIOSOS

El Código Orgánico no los define, sino que, en su artículo 2º se refiere a ellos. Es el artículo 817 del Código de Procedimiento Civil quien define a estos actos: “Son actos judiciales no contenciosos aquellos que según la ley requieren la intervención del juez y en que no se promueve contienda alguna entre partes.”

Por lo tanto, no existe la llamada “jurisdicción no contenciosa”, sino que, los actos judiciales no contenciosos revisten, simplemente, la naturaleza de una actividad administrativa que podría, perfectamente, estar entregada a órganos distintos a los tribunales.

La mejor prueba de este aserto lo constituye la circunstancia que, algunas solicitudes de posesión efectiva, son tramitadas en la actualidad ante el Servicio de Registro Civil e Identificación, de

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acuerdo a la Ley Nº 19.903, publicada el 10 de octubre de 2003.

El Código Orgánico habla de los actos o asuntos judiciales no contenciosos en su artículo 2º: “También corresponde a los tribunales intervenir en todos aquellos actos no contenciosos en que una ley expresa requiera su intervención”.

Los actos judiciales no contenciosos están establecidos por el legislador con distintas finalidades:

a) Destinados a proteger los derechos de los incapaces;

b) Destinados a servir de solemnidad a ciertos actos jurídicos; y

c) Destinados a la comprobación del cumplimiento de los requisitos que la ley impone para determinados actos.

Del concepto del artículo 817 del Código Procedimental se desprenden los requisitos para estar en presencia de un acto judicial no contencioso:

a) Que la ley requiera expresamente la intervención del juez; y

b) Que no se promueva contienda alguna entre partes.

En estos actos judiciales no contenciosos nadie pide nada contra nadie, es decir, no se hace valer un derecho en contra de otra persona.

De allí que en ellos, mal llamados, “gestión voluntaria” no se habla de demandante sino de interesado, pero, un acto judicial no contencioso puede devenir en contencioso, si es que se formula oposición por legítimo contradictor.

DIFERENCIAS ENTRE JURISDICCIÓN Y ACTOS JUDICIALES NO CONTENCIOSOS

1.- En cuanto a la obligatoriedad de conocimiento y fallo

En la jurisdicción los tribunales están obligados a conocer y fallar todos los asuntos que las partes le someten a su conocimiento y no pueden excusarse de ejercer su autoridad, ni aun por falta de ley que resuelva la contienda sometida a su decisión (Art. 10 C. O. T.)

En los actos no contenciosos los jueces intervienen en el conocimiento de un asunto, en la medida en que una ley requiera su intervención. (Arts. 2 C. O. T. y 817 C. P. C.)

2.- En cuanto a la existencia de conflicto

En la jurisdicción existe una contienda jurídica actual entre partes

En los actos no existen partes, sino solamente un solicitante o

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interesado; no hay contienda

3.- En cuanto a la apreciación de la prueba

En la jurisdicción los tribunales aprecian la prueba de acuerdo con ciertas normas legales que le atribuyen un determinado valor probatorio. Los jueces no gozan de libertad probatoria, en su apreciación, sino que, están constreñidos por lo que señala el legislador

En los actos, los tribunales aprecian prudencialmente las pruebas rendidas por el interesado, cualquiera que sea la índole de esas ellas

4.- En cuanto a la competencia

En la jurisdicción, para determinar el tribunal que debe conocer de un asunto, es menester examinar la posible existencia del fuero, como factor o elemento determinante de la competencia del tribunal

En los actos, por expresa decisión del legislador, este elemento no se considera. (Arts. 133 C. O. T. y 827 C. P. C.)

5.- En cuanto a la forma de la sentencia

Las emitidas en la jurisdicción deben sujetarse al art. 170 C. P. C. y al auto acordado de 1920

La forma de las resoluciones de los actos se rige por el artículo 826 del C. P. C.

6.- En cuanto a la cosa juzgada

Las sentencias dictadas en la jurisdicción, una vez firmes, producen el efecto de cosa juzgada

En cambio, en los actos las sentencias negativas y las afirmativas incumplidas, no producen el efecto de cosa juzgada. (Art. 821 C. P. C.)

2.- ATRIBUCIONES CONEXAS

A estas facultades se refiere el artículo 3º del Código Orgánico: “Los tribunales tienen, además, las facultades conservadoras, disciplinarias y económicas que a cada uno de ellos se asignan en los respectivos títulos de este Código”.

La norma alude a lo que se denominan las facultades conservadoras, disciplinarias y económicas de los tribunales.

1.- FACULTADES CONSERVADORAS

Estas facultades de los tribunales de justicia no son de naturaleza jurisdiccional y tienen por objeto mantener incólume

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el principio constitucional en cuya virtud los órganos estatales no deben rebasar los límites de la actividad que la constitución y las leyes le han asignado.

Cuando exceden esos límites, opera la sanción establecida en el artículo 7º de la Constitución, en cuya virtud, y conforme al inciso 3º, todo acto en contravención a esos límites es nulo.

El legislador de 1875, que creó la ley de organizaciones y atribuciones de los tribunales, toma esta denominación del nombre entonces existente, Comisión Conservadora, establecida por la Constitución de 1833, cuya función esencial era que en receso del Parlamento, se debía velar por la observancia de las Garantías Individuales.

El artículo 57 de la Carta de 1833 disponía: “El día antes de cerrar el Congreso sus sesiones ordinarias, elegirá el Senado siete Senadores que, hasta la siguiente reunión ordinaria del Congreso, compongan la Comisión Conservadora.”

Y el artículo 58 preceptuaba:

“Son deberes de la Comisión Conservadora:

1. Velar sobre la observancia de la Constitución y de las leyes.

2. Dirigir al Presidente de la República las representaciones convenientes a este efecto; y no bastando las primeras, las reiterará segunda vez, de cuya omisión será responsable al Congreso.

3. Prestar o rehusar su consentimiento a todos los actos en que el Presidente de la República lo pidiere, según lo prevenido en esta Constitución.”

Este principio consagrado en la Constitución de 1833 y también en la ley Orgánica de 1875, se traspasó al Código Orgánico.

Quedan comprendidas dentro de estas facultades conservadoras, las siguientes:

a) La acción de amparo que se contempla en la Constitución Política. Esta, en términos generales, tiene por finalidad poner término a una prisión, detención o un arraigo arbitrario y a través de él se está protegiendo la Garantía establecida en la Constitución; (Arts. 19 Nº 7 y 21 C. P. R.)

b) La acción de amparo económico es el medio que la ley concede a cualquier persona para denunciar las infracciones a la garantía constitucional que protege el derecho a desarrollar cualquier actividad económica que no sea contraria a la moral, al orden público o a la seguridad nacional.

La acción de amparo económico fue establecida por el artículo único de la Ley N° 18.971, publicada en el Diario Oficial de 10 de marzo de 1990.

Ahora bien, aun cuando la ley señala que se establece un recurso especial y a que en la práctica esta figura es conocida

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como tal, ninguna duda cabe que su naturaleza jurídica no es la de ser un recurso, pues con él no se impugna una resolución judicial, característica típica de los recursos.

El amparo económico, es una acción jurisdiccional de carácter conservadora, especial y popular, en la que el actor no necesita tener interés actual y que busca proteger la garantía constitucional del artículo 19 N° 21 de la Constitución Política de la República; (Art. 19 Nº 21 C. P. R.)

c) La acción de protección que se contempla en la Constitución Política. Esta, en términos sencillos, tiene por finalidad proteger determinados derechos y garantías constitucionales cuando han sido objeto de privación, perturbación o amenaza; (Arts. 19 y 20 C. P. R.)

d) El privilegio de pobreza, a través del cual se trata de asegurar la garantía indicada en el art. 19 Nº 2; esto es, la igualdad ante la ley y es el Código de Procedimiento Civil el encargado de señalar el modo de obtener el privilegio de pobreza judicial, puesto que, en forma paralela, también existe el privilegio de pobreza legal.

Para hacer efectiva esta igualdad, el legislador establece la actuación gratuita de abogados, procuradores, receptores, notarios, etc.

e) Las visitas que los jueces deben practicar a los establecimientos penitenciarios, en forma semanal o semestralmente y que regulan los artículos 567 y siguientes del Código Orgánico.

La finalidad de estas visitas es que se percate del modo en que los detenidos y presos son tratados en estos establecimientos, así como también puedan observar la marcha de los correspondientes procesos.

2.- FACULTADES DISCIPLINARIAS

Estas facultades disciplinarias de los tribunales de justicia tienen por objeto mantener la compostura en los debates judiciales y en el normal funcionamiento de los órganos que componen el Poder Judicial. Su finalidad es mantener la disciplina del Poder Judicial.

Esta disciplina se mantiene desde un doble ángulo:

a) Se vigila y sanciona la conducta ministerial de los jueces; y

b) Se vigila y sanciona la conducta de las partes y de los profesionales que comparecen ante los tribunales.

Se llama conducta ministerial aquella que debe observar un juez en el desempeño de sus funciones jurisdiccionales.

Estas facultades disciplinarias se hacen efectivas ya sea de oficio o a petición de parte.

Cuando es el afectado el que reclama por el abuso que compromete la responsabilidad disciplinaria del juez, esa parte

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emplea lo que se conoce como recurso de queja o, en su caso, la queja disciplinaria.

De acuerdo al artículo 82 de la Carta Fundamental, la Corte Suprema tiene la superintendencia directiva, correccional y económica sobre todos los Tribunales de la República. Se exceptúan de esta norma el Tribunal Constitucional, el Tribunal Calificador de Elecciones, los Tribunales Electorales Regionales y los Tribunales Militares de tiempo de guerra. La palabra “superintendencia” quiere decir “suprema administración en un ramo”.

Es por esta razón que la decisión de carácter jurisdiccional del Superintendente de algún servicio, por ejemplo, es impugnable ante la Corte Suprema.

La Corte Suprema está en la cúspide del Poder Judicial. Este Poder tiene una organización piramidal, en que la base está constituida por los jueces de letras, para continuar con las Cortes de Apelaciones y terminar con este único tribunal: la Corte Suprema.

El citado artículo 82 le otorga la superintendencia directiva a la Corte Suprema, sin perjuicio de las otras facultades que la Constitución le atribuye.

Las Cortes de Apelaciones tienen también las atribuciones necesarias para ejercer la disciplina judicial dentro de su respectivo territorio jurisdiccional. Igual atribución les corresponde a los jueces de letras dentro de su respectivo territorio. Cada uno de estos órganos del Poder Judicial ejerce estas facultades.

En el ejercicio de esta facultad los tribunales, según su jerarquía y naturaleza de la cuestión objeto de la corrección, pueden aplicar las siguientes medidas disciplinarias:

a) Hacer uso de la destitución: facultad de la Corte Suprema, según el artículo 80 de la Constitución;

b) Traslado: puede aplicarse el traslado, según el artículo 80 inciso 4°. El Presidente de la República con acuerdo o a propuesta de la Corte Suprema puede aplicar estas medidas a los funcionarios del orden judicial;

c) Aplicación de multas: que en cada caso el legislador regula en su monto, según lo indica el Código Orgánico de Tribunales; y

d) Arrestos y apremios personales: estas medidas pueden ser aplicadas tanto por la Corte Suprema como por las Cortes de Apelaciones e incluso por los jueces de letras.

3.- FACULTADES ECONÓMICAS

Estas facultades son aquellas que permiten o autorizan a los tribunales a adoptar ciertas medidas de orden general, que redundan en beneficio de la buena administración de justicia.

No significan una función jurisdiccional. El propio Código, en su 72

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artículo 3º, señala que los tribunales tienen “además” las facultades......

Se trata de facultades que el legislador ha estimado indispensable conceder a los tribunales de justicia para obtener una buena administración de justicia.

Para hacer efectiva esta facultad, estos pueden dictar Autos Acordados que son actos que emanan de los tribunales superiores de justicia, vale decir, Corte Suprema y Cortes de Apelaciones. Estos autos acordados pueden ser de general aplicación y en ellos no se resuelven litigios, sino que se reglan situaciones que permitan una mejor y más expedita administración de justicia.

Con ellos a veces se suele llenar vacíos de orden procedimental o bien completar lo que establece la ley. Sin embargo, estos autos acordados, considerando su naturaleza, deben subordinarse a la ley y a la Constitución.

Todos los autos acordados de carácter y aplicación general que dicte la Corte Suprema deben ser publicados en el Diario Oficial, señala el inciso final del artículo 96 del Código Orgánico.

Podemos además mencionar dentro de estas facultades aquellas que se refieren a la concesión de licencias y permisos a los jueces; y todas aquellas instrucciones que suelen emanar desde las Cortes a sus inferiores jerárquicos.

También se incluye en estas facultades, lo relativo a las normas que regulan la intervención del Poder Judicial en el nombramiento de sus jueces.

CAPÍTULO IVÓRGANOS JURISDICCIONALES

1.- CONCEPTO Y CLASIFICACIÓN

A.- CONCEPTO

Son aquellos órganos públicos cuya función consiste en resolver litigios con eficacia de cosa juzgada y eventual posibilidad de ejecución, sin perjuicio de cumplir actos de otra índole que las leyes que los organizan les puedan atribuir.

Sin perjuicio de lo expuesto en diversas leyes, cabe destacar que el concepto “juzgado” implica que el órgano jurisdiccional es unipersonal; en cambio, el vocablo “tribunal”, denota que tal órgano es colegiado.

No obstante lo anterior, la palabra “tribunal” puede usarse en un sentido amplio, concepto que utilizamos para clasificar los órganos jurisdiccionales.

En la Constitución, en su Título VI que lleva el epígrafe “Poder Judicial” se establecen normas conforme a las cuales el Poder Judicial debe ser organizado, a la vez que regula la actividad de sus miembros.

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Es así como dicho Título señala cuáles son sus integrantes, cuáles sus funciones, cuál será la organización y atribuciones de los tribunales que la integran, indican las calidades, los requisitos deben reunir sus miembros, indica los presupuestos, los requisitos y condiciones y modo del nombramiento de sus funcionarios.

También indica las responsabilidades de los jueces. Señala que éstos son inamovibles y termina concediéndole a la Corte Suprema la superintendencia directiva, correccional y económica sobre todos los Tribunales de la República, salvo determinadas excepciones.

Estas son las normas generales, pues es el Código Orgánico el que reduce estos preceptos constitucionales a principios o bases para la administración de justicia.

Hay que considerar, al hablar de Poder Judicial y no obstante su organización piramidal, que la administración de justicia asume, para estos efectos, un papel de servicio público.

La voluntad del Estado en la satisfacción colectiva de esta necesidad de justicia se manifiesta a través de la creación de la institución de los tribunales de justicia. Estos tribunales de justicia reciben el nombre de órganos jurisdiccionales.

El tribunal es un órgano estatal cuya finalidad esencial es ejercer la jurisdicción. Llamamos la atención acerca de aquel vocablo “esencial” porque estos órganos estatales no sólo ejercen actos propiamente jurisdiccionales sino que también ejercen otro tipo de actos, por así disponerlo el legislador. Hay una colaboración entre los distintos poderes del Estado.

B.- CLASIFICACIÓN DE LOS TRIBUNALES

1.- Desde el punto de vista de las materias que conocen y de las personas que pueden litigar ante ellos:

Tribunales Ordinarios

De acuerdo al artículo 5 del Código Orgánico de Tribunales y al artículo 76 de la Constitución Política de la República, se puede afirmar que el carácter de ordinario de un tribunal deriva de la existencia de dos elementos:

a) El encontrarse regidos por la Constitución Política y el Código Orgánico de Tribunales; y

b) El estar dotados de una aptitud potencial y actual para conocer, juzgar y hacer ejecutar lo resuelto, independientemente de las materias y de las personas que en ellos intervienen en todos los asuntos del orden temporal que ocurran en Chile.

A esta clase de tribunales corresponde el conocimiento pleno de los asuntos que se susciten en nuestro país, aun cuando no exista un tribunal expresamente señalado por la ley, para conocer de ese caso.

Estos tribunales ordinarios son entonces, por antonomasia, los 74

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órganos jurisdiccionales en nuestro ordenamiento jurídico.

El inciso 2º del artículo 5º del Código Orgánico señala: “Integran el Poder Judicial, como tribunales ordinarios de justicia, la Corte Suprema, las Cortes de Apelaciones, los Presidentes y Ministros de Corte, los tribunales de juicio oral en lo penal, los juzgados de letras y los juzgados de garantía.”

Tribunales Especiales

El inciso 3º del artículo 5 del Código Orgánico de Tribunales dispone: “Forman parte del Poder Judicial, como tribunales especiales, los juzgados de familia, los Juzgados de Letras del Trabajo, los Juzgados de Cobranza Laboral y Previsional y los Tribunales Militares en tiempo de paz, los cuales se regirán en su organización y atribuciones por las disposiciones orgánicas constitucionales contenidas en la ley Nº 19.968, en el Código del Trabajo, y en el Código de Justicia Militar y sus leyes complementarias, respectivamente, rigiendo para ellos las disposiciones de este Código sólo cuando los cuerpos legales citados se remitan en forma expresa a él.”

Ahora bien, el artículo 5º del Código Orgánico agrega: “Los demás tribunales especiales se regirán por las leyes que los establecen y reglamentan, sin perjuicio de quedar sujetos a las disposiciones generales de este Código.”

De este inciso aparece que, además de los tribunales especiales que forman parte del Poder Judicial, existen otros que no integran el mismo Poder.

Los elementos que permiten calificarlos como especiales son:

a) Una ley orgánica especial que los establezca y señale sus estatutos;

b) Se requiere que se trate de un litigio cuya resolución debe encontrarse en leyes relativas a materias especiales; y

c) La circunstancia de que el tribunal no forme parte del Poder Judicial, lo que constituye una excepción al artículo 5 inciso 3º del Código Orgánico.

Tribunales Arbitrales

El artículo 5º del Código Orgánico señala: “Los jueces árbitros se regirán por el Título IX de este Código.”

Los jueces que sirven a los tribunales ordinarios y a los especiales se encuentran ligados al Estado a través de un conjunto de derechos y obligaciones. Forman parte de la estructura del Estado.

En cambio los jueces árbitros, cualquiera que sea su calidad, no forman parte del aparato estatal pero, pese a ello, ellos están investidos del ejercicio de la jurisdicción. Su calidad de jueces emana del Código Orgánico de Tribunales el que los contempla como tales.

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Los define el artículo 222: “Se llaman árbitros los jueces nombrados por las partes, o por la autoridad judicial en subsidio, para la resolución de un asunto litigioso.”

Los jueces árbitros no tienen nombramiento por Decreto Supremo si no que ellos son nombrados por las partes o por la autoridad judicial en subsidio.

Estos jueces no perciben una remuneración del Estado, como sucede con los otros. Los árbitros son remunerados por las partes que los nombren o por aquéllos a quienes presten sus servicios.

Al no tener nombramiento del Estado, no están ligados con él por ningún vínculo. Además, tienen el carácter de temporales pues duran normalmente dos años en el ejercicio de sus funciones. Expiran en sus funciones cuando emiten sentencia resolviendo el asunto sometido a su decisión.

2.- Según el número de jueces:

Tribunales unipersonales; y

Tribunales colegiados.

En nuestra organización, tienen carácter de colegiados la Corte Suprema, las Cortes de Apelaciones, la Corte Marcial, la Corte Naval y los Tribunales de Juicio Oral en lo Penal. Todos los demás son unipersonales.

Cabe advertir, como señalamos, que, en un sentido restringido, cuando se habla de juez o de juzgado, se denota que el órgano jurisdiccional es unipersonal y, cuando se habla de tribunal, es porque ese órgano es colegiado.

En Chile existe un equilibrio puesto que los tribunales de única o primera instancia normalmente son unipersonales y se deja el carácter colegiado para los tribunales superiores, con lo cual se aprecia que se pueden obviar los inconvenientes del sistema, sin perjuicio de la existencia de los tribunales de juicio oral en lo penal, que son colegiados y resuelven en única instancia.

3.- Según si el fallo que ellos emiten debe ajustarse a derecho o a la equidad, se distingue entre:

Tribunales de derecho; y

Tribunales de equidad.

En este caso, más que una clasificación de los tribunales, nos referimos a la forma como los jueces ejercen la jurisdicción. Así, se está en presencia de un tribunal de derecho o de equidad, en atención a las normas materiales que el tribunal respectivo aplicará para decidir el asunto litigioso.

El juez de derecho presupone la existencia de ley; el juez de equidad, falla conforme a su personal sentido de equidad que se genera con ocasión del caso específico que se somete a su conocimiento.

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4.- Considerando la fase del procedimiento en que los jueces despliegan su actividad:

Tribunales de instrucción; y

Tribunales sentenciadores.

Los primeros realizan todas las actuaciones preparatorias del juicio; los otros, dictan la sentencia definitiva.

En Chile, dentro del proceso penal, el ministerio público es quien investiga siendo controlado su actuar, por los jueces de garantía los cuales, además, dictan sentencia en algunos procedimientos. Los tribunales de juicio oral en lo penal, son los encargados de conocer del juicio oral.

También en el procedimiento penal militar existen órganos diferentes pues existe un instructor y un sentenciador. La instrucción le corresponde a un funcionario llamado fiscal militar y el juzgamiento se le entrega al juez militar no letrado, pero que cuenta con la asesoría de un abogado que se denomina auditor.

5.- Considerando su jerarquía:

Tribunales superiores; y

Tribunales inferiores.

Esta clasificación emana de la Constitución y de ella deriva la organización piramidal del Poder Judicial.

Tienen el carácter de tribunales superiores la Corte Suprema y las Cortes de Apelaciones. Los demás son tribunales inferiores.

6.- Según el tiempo que los jueces que sirven a estos tribunales duren en sus funciones:

Jueces perpetuos; y

Jueces temporales.

Perpetuos son aquellos jueces que se nombran para ejercer su ministerio en forma indefinida. Temporales aquellos cuya designación es por un plazo determinado.

La regla general en Chile es que los jueces sean nombrados para ejercer su ministerio de forma perpetua mientras no concurra, claro está, alguna causal constitucional o legal que los haga cesar en sus funciones. Tienen el carácter de temporales, los jueces de tribunales unipersonales de excepción y los jueces árbitros.

7.- Tribunales comunes y tribunales unipersonales de excepción o accidentales:

Son tribunales unipersonales de excepción o accidentales aquellos que se constituyen para conocer causas en razón de la materia o del fuero de las personas por jueces que pertenecen a

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ciertos tribunales colegiados.

Estos tribunales están reglamentados en los artículos 50 a 53 del Código Orgánico. Todos los demás son comunes.

Cabe advertir que el inciso 2º del artículo 5º del Código Orgánico erróneamente señala: “Integran el Poder Judicial, como tribunales ordinarios de justicia, la Corte Suprema, las Cortes de Apelaciones, los Presidentes y Ministros de Corte, los tribunales de juicio oral en lo penal, los juzgados de letras y los juzgados de garantía.”

El error radica en que no todos “los Presidentes” de Corte son tribunales, sino que, solamente el Presidente de la Corte Suprema y el de la Corte de Apelaciones de Santiago. Los Presidentes de las demás Cortes de Apelaciones, no lo son.

Los tribunales unipersonales de excepción o accidentales son un ministro de Corte de Apelaciones; el presidente de la Corte de Apelaciones de Santiago, un ministro de la Corte Suprema y el Presidente de la Corte Suprema.

Hay que tener en cuenta que por el hecho de investir este carácter no pierden la titularidad que ellos poseen en los cargos de sus respectivos tribunales.

Estos tribunales no son especiales, sino que ellos son tribunales ordinarios, aun cuando hayan sido establecidos para juzgar ciertas materias y a ciertas personas. Son regidos por el Código Orgánico de Tribunales y forman parte del Poder Judicial.

2.- BASES DE ORGANIZACIÓN DE LOS TRIBUNALES

Las bases de organización de los tribunales son ciertos principios fundamentales sobre los cuales descansa toda la organización judicial chilena y que le dan una individualidad propia al Poder Judicial.

Estas bases fundamentales determinan la estructura del Poder Judicial, reglan el ejercicio de la jurisdicción y les señalan a los magistrados las normas de acuerdo a las cuales deben actuar ministerialmente.

Algunos principios se encuentran en la Constitución Política de la República, y otros en el Código Orgánico de Tribunales y son los siguientes: 1°. Independencia del Poder Judicial; 2°. Inamovilidad; 3°. Responsabilidad; 4°. Legalidad; 5°. Territorialidad; 6°. Pasividad; 7°. Sedentariedad; 8°. Inavocabilidad; 9°. Publicidad; 10°. Gratuidad; y 11°. Gradualidad.

No toda la doctrina esta de acuerdo en esta enumeración, ya que hay quienes sostienen que existen otros principios o bases para la buena administración de justicia. Es así como el profesor Fernando Alessandri sostiene que, además de los enumerados, deben considerarse:

12°. La jurisdicción común.

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13°. La existencia de tribunales unipersonales y colegiados.

14°. La organización jerárquica de los diversos tribunales.

15°. La cooperación entre el poder ejecutivo y el judicial en el nombramiento de los jueces y de los auxiliares de la administración de justicia.

Además de esta opinión, otros autores estiman que debe incluirse en esta enumeración otro principio:

16°. Obligatoriedad o inexcusabilidad.

Este principio implica a su vez el hecho que no les es lícito a los tribunales mezclarse en las atribuciones conferidas a los demás poderes públicos.

Finalmente, hay autores que reducen la enumeración excluyendo la sedentariedad y la legalidad, como es el caso de Jaime Galté.

1.- INDEPENDENCIA (Arts. 7 y 76 C. P. R.; 12 C. O. T, y 222 C. P.)

Es el principio máximo de la organización judicial en virtud del cual el ejercicio de la jurisdicción compete exclusiva y privativamente a los tribunales establecidos en la ley a los cuales no les es lícito mezclarse en las atribuciones conferidas a los demás poderes públicos.

Es el principio por el cual los tribunales de justicia, por regla general, conocen y juzgan con exclusividad y autonomía las causas civiles y criminales.

La independencia importa que los jueces no están al alcance de la influencia del Gobierno, ni de los partidos políticos, ni de otros poderes.

Hay que tener presente que la jurisdicción se ejerce con independencia, en tanto que la administración, se ejerce con subordinación.

Esta base puede mirarse desde una doble perspectiva:

a) Desde un aspecto positivo, significa que los tribunales gozan de absoluta soberanía e independencia en relación con los demás poderes públicos. Es la llamada independencia orgánica prevista en los artículos 7 y 76 de la Constitución; 12 del Código Orgánico y 222 del Código Penal; y

b) Desde un aspecto negativo, por cuanto se prohíbe al Poder Judicial mezclarse en las atribuciones de los demás poderes públicos. Se conoce este aspecto negativo con el nombre de independencia funcional. (Arts. 4 C. O. T. y 222 C. P.)

En virtud del principio de la independencia los tribunales pueden aplicar e interpretar la ley sin intervención de otros poderes. Significa también que ningún acto jurisdiccional del juez puede ser revisado por los otros Poderes del Estado. Sin embargo, los actos del ejecutivo son susceptibles de caer bajo el control

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judicial.

Se puede señalar que la independencia entre los distintos poderes del Estado no es absoluta, ya que existe entre ellos una interdependencia, sin que ello signifique subordinación de uno a otro.

En relación con lo anterior, Fernando Alessandri habla de una preponderancia de funciones, siendo por tanto la separación con que deben obrar los poderes públicos un concepto relativo, debiendo existir la debida concordancia y armonía entre ellos para el logro de los fines perseguidos por el Estado.

No podemos dejar de señalar que, a nuestro juicio, la independencia del Poder Judicial se ve gravemente afectada con el sistema de nombramiento de los jueces y, en especial, de los Ministros de la Corte Suprema. En efecto, la realidad ha demostrado que para que algún juez pueda acceder a la Corte Suprema, debe contar con el beneplácito de los partidos políticos representados en el Senado.

Para comprobar este aserto basta mirar el tiempo que demora el nombramiento de un Ministro de la Corte Suprema y el agravio gratuito que se ha infringido a destacados jueces que, sin motivo valedero alguno, han sido vetados por el Senado.

2.- INAMOVILIDAD (Arts. 80 inciso 1° de la Constitución y 217 C. O. T.)

La inamovilidad es el derecho que asiste a los jueces para no ser removidos de sus cargos mientras tengan el buen comportamiento exigido por la Constitución Política

El fundamento de este principio es garantizar la independencia del juez en el ejercicio de sus funciones. Así, se pretende evitar persecuciones de los ajusticiados, presiones e influencias. Se trata de evitar el temor que puede asistir a un juez si falla con apego de la ley.

En definitiva esta inamovilidad es un esfuerzo en la consagración efectiva de la base fundamental de la independencia.

El principio de la inamovilidad comprende a los jueces letrados propietarios, interinos y suplentes por el tiempo que han sido designados, como también a los fiscales judiciales.

No gozan de esta inamovilidad los funcionarios auxiliares y subalternos de la Administración de Justicia, tales como secretarios, archiveros, receptores, relatores, defensores públicos.

Excepciones

No obstante que los jueces gozan de inamovilidad, hay ciertos casos en que los jueces pueden ser destituidos de sus cargos con lo cual cesan en su inamovilidad. Es posible distinguir entre estas formas, causales o motivos, los que dicen relación con delitos cometidos por el juez; mal comportamiento de los jueces y motivos o causales de orden constitucional.

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a) Delitos cometidos por el juez

Estos delitos que pueden cometer los jueces son delitos comunes o bien delitos ministeriales.

Si se trata de delitos comunes significa que el juez comete un hecho delictual como puede hacerlo cualquier particular y la ley, frente a la comisión de delitos comunes, los sanciona en los mismos términos que a cualquier ciudadano, sin otra diferencia que acordarle un fuero especial para que sean juzgados por un tribunal de más alta jerarquía.

El juez queda separado definitivamente de sus funciones si es condenado por crimen o simple delito que no sea por Seguridad del Estado. (Art. 256 N° 5 y 6 C. O. T.)

Si se trata de delitos ministeriales, es decir, aquellos cometidos por el juez en el ejercicio de sus funciones, reciben el nombre genérico de prevaricación y están contemplados en los artículos 223 a 227 del Código Penal y en el artículo 79 de la Constitución.

La responsabilidad de los jueces por este tipo de delito se persigue por medio de una acción especial llamada querella de capítulos, tratada en los artículos 424 a 430 del Código Procesal Penal.

Esta querella está sometida a un procedimiento especial y dentro de las clasificaciones está inserta en lo que se denomina antejuicio. A través de este procedimiento se trata de establecer previamente si la acusación entablada en contra del juez es o no admisible.

En consecuencia, podemos decir que tratándose de estos delitos ministeriales la ley coloca ciertas trabas en el ejercicio de la acción penal. Mediante estas restricciones se pretende asegurar la seriedad de las acusaciones formuladas en contra del juez y de proteger a este juez de las presiones o venganzas de los litigantes que se sienten perjudicados por un fallo.

Si se declara la admisibilidad de la acusación se inicia el verdadero proceso criminal y el funcionario queda suspendido de su cargo. Si ese juez es condenado, en definitiva, queda separado de sus funciones. (Art. 332 N° 9 C. O. T.)

b) Mal comportamiento de los jueces

Otra forma por la cual también cesa la inamovilidad, se refiere al mal comportamiento que puede tener un juez en el ejercicio de sus funciones.

Existen ciertos procedimientos para lograr la amovilidad de los jueces que, sin ser responsables de hechos sancionados en el Código Penal, carecen del buen comportamiento que la ley exige para mantenerlos en el ejercicio de sus funciones. En estos casos se persigue la responsabilidad del juez por faltas o abusos que no tienen una sanción penal, sino que, implican un mal comportamiento como juez.

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El artículo 337 del Código Orgánico indica los casos en que se presume de derecho que un juez no tiene buen comportamiento.

Hay distintos procedimientos para hacer cesar esta inamovilidad por mal comportamiento del juez:

1. Procedimiento Constitucional (Art. 80 C. P. R.)

De acuerdo con esta norma, los jueces cesan en sus funciones cuando la Corte Suprema, por requerimiento del Presidente de la República o a solicitud de parte o de oficio, declara que el juez no ha tenido el buen comportamiento requerido por la ley. Para hacer tal declaración, la Corte Suprema precisa un informe previo del inculpado y de la Corte de Apelaciones respectiva.

Tal resolución para remover a este juez debe acordarse por la mayoría del total de sus componentes. Este acuerdo se comunica al Presidente de la República para su cumplimiento.

La Corte Suprema se basa en los informes que deben elevar las Cortes anualmente a su consideración y que se refieren a la apreciación que le merecen los funcionarios bajo su dependencia. (Art. 273 C. O. T.)

2. Juicio político (Arts. 52 N° 2, letra c) y 53 N° 1 C. P. R.)

El juicio político sólo se refiere a los magistrados de los Tribunales Superiores de Justicia. El funcionario queda suspendido en sus funciones desde el momento que la Cámara de Diputados declara que ha lugar a la acusación, y una vez declarada la culpabilidad por el Senado, cesa en sus funciones. (Art. 332 C. O. T.)

Con arreglo al artículo 53 Nº 1 de la Constitución Política, por “la declaración de culpabilidad queda el acusado destituido de su cargo, y no podrá desempeñar ninguna función pública, sea o no de elección popular, por el término de cinco años.”

3. Juicio de amovilidad. (Arts. 337, 338 y 339 C. O. T.)

Este juicio hoy en día no tiene aplicación práctica puesto que se trata de un procedimiento largo y engorroso y se prefiere seguir el procedimiento del artículo 80 de la Constitución.

De seguirse el procedimiento, en él se toman en consideración las presunciones de derecho a que alude el artículo 337.

Una vez que el juez es notificado de la sentencia de primera instancia que lo condena a destitución, queda suspendido en sus funciones, y cesa en su cargo una vez ejecutoriada esa sentencia. (Art. 332 N° 4 C. O. T.)

4. Mala calificación del funcionario realizada por la Corte Suprema (Arts. 273 a 278 C. O. T.)

La Corte Suprema debe calificar anualmente a todos los funcionarios del Poder Judicial. Aquel funcionario mal calificado tiene 30 días contados desde que se le comunica la respectiva

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calificación para retirarse del servicio e iniciar su expediente de jubilación si tiene derecho a ello.

Para estos efectos existen cuatro listas. El figurar en la cuarta indica que ese funcionario no tiene el buen comportamiento requerido por la ley.

c) Motivos o causales de orden constitucional

La Constitución, en su artículo 80 inciso 3° y el artículo 310 del Código Orgánico, autorizan al Presidente de la República para que, a propuesta o con acuerdo de la Corte Suprema, pueda ordenar el traslado de los funcionarios judiciales a otro cargo de igual categoría.

Con estos traslados o permutas que se autoriza realizar al Presidente de la República se llega a la amovilidad relativa de los jueces.

El artículo 80 inciso 2º de la Constitución, señala motivos o causales de orden constitucional, en virtud de los cuales el juez cesa en el ejercicio de sus funciones:

1.- Por edad, al cumplir 75 años de edad;

2.- Por renuncia; y

3.- Por incapacidad legal sobreviniente. (Art. 256 C. O. T.)

Sobre la edad, resulta inadmisible, por decir lo menos, que cuando un juez deja de ser tal por cumplir los 75 años, él sea nombrado abogado integrante. 3.- RESPONSABILIDAD (Art. 79 Constitución y Arts. 13 y 324 a

331 C. O.T.)

La responsabilidad judicial es aquella que nace con ocasión o motivo del desempeño de las funciones de los jueces, sea por omisión de lo que deben hacer o por hacer lo que deben omitir, transgrediendo con ello sus deberes ministeriales.

Este es una aplicación del concepto o principio de responsabilidad general que afecta a los funcionarios por los actos abusivos que cometen en el ejercicio de su autoridad. El principio constituye una norma básica del Derecho Público.

Se dice que esta base es una de las mejores garantías de las que puede gozar una sociedad, porque contribuye a evitar abusos y arbitrariedades en que pudiere incurrir un juez que se sabe poseedor de inamovilidad en su cargo. Se garantiza así, la rectitud, decoro y ecuanimidad de la justicia.

La manera de hacer efectiva esta responsabilidad depende de la naturaleza de la falta o abuso que cometa el juez. Se distinguen distintos tipos de responsabilidad:

a) Responsabilidad disciplinaria o administrativa

Esta responsabilidad se hace efectiva cuando el juez comete una 83

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falta o abuso en el ejercicio de sus funciones. Esta falta o abuso no alcanza a constituir delito y se hace efectiva de dos formas:

1.- De oficio, a través de las facultades disciplinarias que corresponde ejercer a los Tribunales Superiores de Justicia que deben vigilar en su conducta ministerial a sus inferiores jerárquicos; y

2.- A petición de parte, por medio del llamado recurso de queja o por la queja disciplinaria.

b) Responsabilidad criminal

Un juez puede cometer delitos comunes o ministeriales. Los delitos ministeriales son aquellos que comete el juez en el desempeño de sus funciones. (Arts. 79 C. P. de la R. y 324 C. O. T.)

c) Responsabilidad civil

La responsabilidad civil aparece en los artículos 325, 326 y 327 del Código Orgánico de Tribunales y tiene por objeto obtener la indemnización de los daños causados por el delito o cuasi delito ministerial cometido por el juez y, que en el evento de tratarse de un tribunal colegiado, afecta solidariamente a los jueces respectivos.

d) Responsabilidad política

Es aquella que afecta a los miembros de los tribunales superiores de justicia, cuando sus miembros incurren en notable abandono de sus deberes.

Limitaciones a la responsabilidad civil y penal

Para hacer efectivas las responsabilidades penal y civil derivadas de delitos ministeriales, la ley ha colocado limitaciones en su ejercicio, restricciones que tienden a evitar que los jueces puedan ser víctimas de mala fe, de la torpeza, venganza o enemistad de los litigantes:

a) No pueden hacerse efectiva estos tipos de responsabilidad mientras no haya terminado por sentencia firme la causa por la que se supone causado el agravio; (Art. 329)

b) La persona perjudicada debe haber reclamado del agravio interponiendo oportunamente todos los recursos que la ley franquea; (Art. 330)

c) La acción para perseguir la responsabilidad penal o civil proveniente de delitos ministeriales prescribe en el plazo de 6 meses, que se cuentan desde la notificación al reclamante de la sentencia firme, en la que se supone ha influido el agravio; y

d) No puede hacerse efectiva esta responsabilidad sin que previamente sea calificada de admisible por el tribunal que es llamado a conocer de ella. El permiso previo se obtiene mediante la querella de capítulos. (Art. 328)

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Hay que tener presente que en todo caso, la sentencia que recaiga en el respectivo juicio de responsabilidad no tiene ninguna influencia en aquel fallo en que haya podido cometerse el delito o cuasidelito ministerial del que se esta reclamando. (Art. 331 C. O. T.)

4.- LEGALIDAD (Arts. 19 N° 3, incisos 4º y 5º y 76 de la Constitución y Art. 1º del C. O. T.)

El origen de este principio hay que buscarlo en la Constitución Francesa de 1791, según la cual ningún ciudadano podía ser sustraído de los jueces establecidos por la ley para ser sometido a procedimientos, organismos o atribuciones distintas de las señaladas por la ley. Es lo que se conoce como juez natural o legal.

Actualmente este principio de juez legal o natural debe contemplarse desde un doble aspecto:

a) En su aspecto negativo, se traduce en que ni el Poder Ejecutivo, ni ninguna otra autoridad pueda determinar la composición de un tribunal en un caso concreto; y

b) En su aspecto positivo, se refiere a que el juez que debe conocer de un asunto concreto debe estar determinado previamente por normas generales, y esas normas deben precisar el órgano judicial que debe conocer del asunto, su competencia objetiva, funcional y territorial.

Deben también esas normas determinar el reparto objetivo de los asuntos entre los distintos tribunales de la misma categoría que existan en un determinado territorio.

Podemos manifestar que este principio comprende las siguientes circunstancias:

a) La organización y atribuciones de los tribunales, las que deben fijarse por ley, agregando aquella prohibición de que nadie puede ser juzgado por comisiones especiales;

b) Tramitación y fallo conforme a derecho, es decir, el debido proceso legal; y

c) La obligación de fallar un conflicto aún cuando no exista ley que resuelva el caso. (Art. 76 inciso 2° de la Constitución y artículo 10 inciso 2° del C. O. T.)

5.- TERRITORIALIDAD (Art. 7 C. O. T.)

La regla general consiste en que los tribunales deben ejercer su potestad dentro del territorio que la ley les ha designado.

Por excepción, un tribunal puede ejercer sus atribuciones más allá del territorio que le está asignado.

Esta situación ocurre, por ejemplo, con los exhortos, la inspección personal del tribunal y el mandamiento de detención o prisión que es válido en todo el territorio de la República, sin necesidad de un exhorto previo.

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6.- PASIVIDAD (Art. 10 inciso 1º C. O. T.)

Significa que los tribunales no pueden ejercer su ministerio, sino a petición de parte, salvo en los casos en que la ley los faculta para proceder de oficio.

Este principio constituye la regla general en materia procesal civil, en tanto que en materia procesal penal rige la atribución para actuar de oficio.

La tendencia actual es ir extendiendo el campo de acción de los tribunales, de forma que sean ellos mismos los que activen el proceso dado el interés social que media en todo proceso.

La pasividad, en todo caso, tiene excepciones:

a) La nulidad procesal que aparezca de manifiesto en el acto o contrato, puede y debe ser declarada de oficio por el tribunal; (Art. 83 C. P. C.)

b) Las medidas para mejor resolver, que el juez puede dictar en un proceso cuando las partes han sido citadas para oír sentencia; (Art. 159 C. P. C.)

c) La declaración de incompetencia absoluta, así como la derivada de la competencia relativa, cuando la prórroga de competencia es improcedente;

d) La corrección de oficio de vicios de procedimiento y la declaración de la nulidad procesal; (Art. 84 C. P. C.)

e) Las Cortes de Apelaciones y la Corte Suprema pueden anular de oficio las sentencias en ciertas y determinadas condiciones; y

f) El reconocimiento de peritos, que puede decretar de oficio el tribunal de acuerdo con el artículo 412 del C. P. C.

Este principio de pasividad se refiere también a aquella limitación que afecta a los jueces en cuanto ellos deben fallar conforme al mérito del proceso y no extender su fallo a los puntos que no le han sido expresamente sometidos por las partes.

7.- SEDENTARIEDAD (Arts. 311 a 314 C. O. T.)

Se establece la obligación que tienen los jueces de residir constantemente en la ciudad o población donde tenga asiento el tribunal en que deban prestar sus servicios. A esta obligación se le conoce también con el nombre de obligación de residencia.

También implica este principio que los jueces deben asistir todos los días a su despacho y permanecer en él, desempeñando su cometido, durante cuatro horas como mínimo si el despacho de las causas se encuentra al día, o cinco horas, a lo menos, si ese despacho está atrasado.

Para las Cortes de Apelaciones, su territorio está constituido por comunas o agrupaciones de comunas.

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Se pretende con este principio que exista una continuidad de la administración de justicia, es decir, que ella no sufra interrupciones por ausencia.

Esta obligación de residencia y de asistencia diaria cesa durante los días feriados, esto es, los días que la ley determina como tales y el período de vacaciones que se extiende desde el 1 de febrero hasta el 1er. día hábil de marzo. Sin embargo, la obligación de asistencia y residencia subsiste durante los días festivos y durante el feriado judicial, entre otros, respecto de los jueces con competencia criminal.

Durante el llamado feriado judicial deben, en todo caso, funcionar los jueces en lo civil para conocer de ciertos asuntos civiles respecto de los cuales no operó este feriado o que sólo opera parcialmente. (Art. 314 C. O. T.)

8.- INAVOCABILIDAD (Arts. 76 C. P. R. y 8 C. O. T.)

Avocarse, significa entrar a conocer del negocio por propia iniciativa sin que las partes ejerciten ningún recurso para llevarlo a su conocimiento.

Los tribunales tienen prohibición de avocarse al conocimiento de un asunto pendiente ante otro tribunal.

Por excepción, la ley puede conferir en determinadas situaciones la posibilidad que un tribunal entre a conocer, es decir, se avoque al conocimiento de un asunto pendiente ante otro tribunal.

Así, los artículos 559, 560 y 561 del Código Orgánico de Tribunales contemplan que los tribunales superiores pueden decretar visitas extraordinarias a los juzgados y pueden facultar al ministro visitador para que se avoque al conocimiento de las causas que allí se encuentren pendientes. En todo caso, la intervención de ese ministro visitador es la de un tribunal de primera instancia. Sus fallos son susceptibles de ser revisados.

Así, en virtud del artículo 559 los Tribunales Superiores de Justicia pueden decretar visitas extraordinarias por medio de alguno de sus ministros en los juzgados de su respectivo territorio jurisdiccional, siempre que el mejor servicio judicial lo exija.

El artículo 560 preceptúa que el tribunal debe ordenar especialmente estas visitas en los casos siguientes:

1º. Cuando se trata de causas civiles que puedan afectar las relaciones internacionales y que sean de competencia de los tribunales de justicia;

2º. Cuando se trata de la investigación de hechos o de pesquisar delitos cuyo conocimiento corresponda a la justicia militar y que puedan afectar las relaciones internacionales, o que produzcan alarma pública y exijan pronta represión por su gravedad y perjudiciales consecuencias; y

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3º Siempre que sea necesario investigar hechos que afecten a la conducta de los jueces en el ejercicio de sus funciones y cuando haya retardo notable en el despacho de los asuntos sometidos al conocimiento de dichos jueces.

Por último, el artículo 561 dispone: “Las Cortes deberán expresar en cada caso en que decreten visitas extraordinarias el objeto u objetos determinados de ella y podrán autorizar, además, al ministro visitador para que ejerza en el juzgado en que se practique dicha visita las atribuciones disciplinarias que confiere este Código a los visitadores.

Las facultades del ministro en visita en los casos a que se refiere el artículo anterior, serán las de un juez de primera instancia, y contra las resoluciones que dictare en los procesos a que hubiere lugar en dichos casos, podrán deducirse los recursos legales como si se dictaren por el juez visitado.

Cuando el ministro visitador debiere despachar causas, el tribunal respectivo designará las que deben ocuparlo, quedando todas las demás a cargo del juez visitado”.

9.- PUBLICIDAD (Arts. 9 y 380 N° 3 C. O. T.)

La publicidad es la facultad que la ley le confiere a toda persona para imponerse de las actuaciones judiciales, aun cuando no sea litigante interesado en ello, a través de los medios que la misma ley franquea.

Se habla de publicidad activa cuando los actos procesales se realizan ante el público y, de publicidad pasiva, cuando simplemente de los actos procesales se da cuenta al público.

El fundamento de este principio radica en el deseo del legislador de obtener una buena administración de justicia.

La aplicación de este principio o base se entiende desde la perspectiva de los litigantes y de los terceros.

La publicidad adquiere relevancia en relación a los terceros ajenos al juicio que no tienen interés en este conflicto y no respecto de los litigantes, ya que éstos necesariamente deben imponerse de las actuaciones y resoluciones que dicta el tribunal en la causa en que figuran como parte.

Por consideraciones de interés público o por la necesidad de mantener la reserva sobre algún litigio, habida su consideración de naturaleza especial, el legislador ha consagrado ciertas excepciones al principio de la publicidad, como es el caso de los acuerdos de los tribunales colegiados, de acuerdo al artículo 81 del Código Orgánico; de piezas del expediente que por motivo fundado se manden reservar fuera de él, con arreglo al artículo 34 del Código de Procedimiento Civil; o el pliego de posiciones antes de que se preste la confesión en la diligencia de absolución de posiciones, en virtud del artículo 386 del Código de Procedimiento Civil.

10.- GRATUIDAD

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La administración de justicia es gratuita en el sentido de que los litigantes no tienen que remunerar al juez que decidirá su conflicto. Los jueces son funcionarios públicos pagados por el Estado.

La gratuidad se refiere a los jueces que conforman el Poder Judicial pues, en caso de los jueces árbitros, las partes deben pagar sus honorarios una vez cumplido su cometido.

Por otra parte, las partes litigantes deben pagar los derechos que correspondan a los auxiliares de la administración de justicia, que por uno u otro motivo, tengan injerencia en el litigio o gestión no contenciosa. Así por ejemplo, si interviene un receptor la parte que lo ha requerido debe pagarle los derechos que correspondan; igual ocurre con el Conservador de Bienes Raíces, un Notario, etc.

Por último, es posible que en ciertas situaciones la parte o el interesado goce de absoluta gratuidad en todas las tramitaciones del litigio, lo que tiene lugar cuando ese litigante o ese interesado gozan del privilegio de pobreza.

11.- GRADUALIDAD (Art. 188 C. O. T.)

Por regla general, los tribunales al tramitar los negocios sometidos a su conocimiento lo hacen en dos grados o instancias.

Para lograr hacer efectivo este principio existe en Chile una organización jerárquica de los tribunales de justicia. Así, existen tribunales de primera instancia y de segunda instancia, siendo las Cortes de Apelaciones los tribunales de segunda instancia por excelencia.

El fundamento de esta base se encuentra en el deseo de la ley de evitar resoluciones injustas o arbitrarias y, a la vez, de satisfacer el anhelo de todo litigante de poder hacer revisar las resoluciones que le causen un agravio.

Dentro de nuestra organización judicial, la doble instancia constituye la regla general. Excepcionalmente, los asuntos se conocen y fallan en única instancia.

La instancia es el grado jurisdiccional que comprende el estudio de los puntos de hecho y de derecho de un conflicto debatido ante un determinado tribunal.

Luego, la instancia constituye un grado jurisdiccional y el tribunal de segunda instancia conociendo del asunto fallado en primera instancia puede confirmar, revocar o modificar ese fallo de primera instancia. Esta segunda instancia se genera por el recurso de apelación e importa la continuación del pleito ya iniciado.

3.- ESTUDIO PARTICULAR DE LOS TRIBUNALES ORDINARIOS

Los Tribunales Ordinarios de Justicia que integran el Poder Judicial, son la Corte Suprema, las Cortes de Apelaciones, los

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Presidentes de la Corte Suprema y de la Corte de Apelaciones de Santiago, los Ministros de la Corte Suprema y de las Cortes de Apelaciones, los tribunales de juicio oral en lo penal, los juzgados de letras y los juzgados de garantía. (Art. 5º C. O. T.)

El Poder Judicial está estructurado de un modo jerárquico, existiendo relaciones de dependencia y de subordinación entre los tribunales de justicia, lo que no implica que el inferior deba ejercer sus funciones con sujeción a los dictados o a las imposiciones del superior jerárquico.

Estudiaremos los tribunales desde los inferiores hacia arriba, es decir, hasta la Corte Suprema debiendo aclarar una vez más, previamente, que cuando se habla de “juzgado”, corresponde a un órgano jurisdiccional unipersonal y cuando se alude a “tribunal”, se trata de un órgano jurisdiccional colegiado, aun cuando la ley, a veces, confunda los términos.

A.- JUZGADOS DE GARANTÍA

Los jueces de garantía tienen por misión decidir sobre la procedencia de todas las actuaciones que afecten los derechos básicos, tanto aquellas derivadas de la investigación, como aquellas medidas cautelares que se recaben respecto del imputado.

El juez de garantía no investiga, sino que, evalúa en forma imparcial la labor del ministerio público y de la policía. Además, el juez tiene otras competencias, tales como, dictar sentencia en los procedimientos abreviados o en los procedimientos simplificados.

a) Composición

Los juzgados de garantía están conformados por uno o más jueces con competencia en un mismo territorio jurisdiccional, que actúan y resuelven unipersonalmente los asuntos sometidos a su conocimiento. (Art. 14 C. O. T.)

Las causas se distribuyen entre los diversos jueces de los juzgados de garantía.

La ley dispone que debe existir un juzgado de garantía con asiento en cada una de las comunas que indica, con el número de jueces y la competencia que establece. (Art. 16 C. O. T.)

b) Labor fundamental

Toda actuación del procedimiento que prive al imputado o a un tercero del ejercicio de los derechos que la Constitución asegura o los restringiere o perturbare, requerirá de autorización judicial previa. En consecuencia, cuando una diligencia de investigación pueda producir alguno de tales efectos, el fiscal debe solicitar previamente autorización al juez de garantía. (Art. 9 C. P. P.)

c) Forma de actuar

La regla general es que el juez adopte sus resoluciones, en audiencias en las que se debaten las cuestiones pertinentes con

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participación de todos los intervinientes. (Arts. 36 y 38)

Por excepción, no resuelve en audiencias o con la participación de todos los intervinientes. Ejemplo del primer caso, es el pronunciamiento acerca de la querella; y, del segundo, cuando el fiscal requiere la realización de una diligencia sin conocimiento del afectado. (Art. 236)

d) Funciones de los juzgados de garantía

El artículo 14 del Código Orgánico de Tribunales señala que corresponde a los juzgados de garantía:

1) Asegurar los derechos del imputado y demás intervinientes en el proceso penal, de acuerdo a la ley procesal penal;

2) Dirigir personalmente las audiencias que procedan, de conformidad a la ley procesal penal;

3) Dictar sentencia, cuando corresponda, en el procedimiento abreviado que contemple la ley procesal penal;

4) Conocer y fallar las faltas penales de conformidad con el procedimiento contenido en la ley procesal penal;

5) Conocer y fallar, conforme a los procedimientos regulados en el Título I del Libro IV del Código Procesal Penal, las faltas e infracciones contempladas en la Ley de Alcoholes, cualquiera sea la pena que ella les asigne;

6) Hacer ejecutar las condenas criminales y las medidas de seguridad, y resolver las solicitudes y reclamos relativos a dicha ejecución, de conformidad a la ley procesal penal;

7) Conocer y resolver todas las cuestiones y asuntos que la ley de responsabilidad penal juvenil les encomienden; y

8) Conocer y resolver todas las cuestiones y asuntos que el Código y la ley procesal penal les encomienden.

e) Estructura

En los juzgados de garantía no existe el cargo de secretario y en ellos se contemplan los siguientes órganos y cargos:

(1) Comité de jueces: existe en cada juzgado de garantía de composición plural y es formado por todos los jueces del juzgado.

En el caso de los juzgados de garantía integrados por uno o dos jueces, las atribuciones del juez presidente corresponden al Presidente de la Corte de Apelaciones respectiva.

La función primordial del Comité es aprobar la forma de distribución de las causas.

(2) Juez presidente: existe en aquellos juzgados de garantía que forman dos o más jueces.

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Es elegido por la mayoría de los jueces del tribunal y dura 2 años en el cargo, pudiendo ser reelegido. Preside el Comité de Jueces y vela por el correcto funcionamiento del tribunal.

(3) Administrador General: es un funcionario auxiliar de la administración de justicia que organiza y controla la gestión administrativa propia del funcionamiento del tribunal.

Requiere título profesional relacionado con las áreas de gestión y administración.

(4) Subadministrador: existe en los casos en que se justifique su existencia como apoyo a la gestión del administrador.

(5) Unidades Administrativas: de acuerdo al artículo 25 del Código Orgánico, los juzgados de garantía deben organizarse en estas unidades para el cumplimiento eficaz y eficiente de sus labores.

Las diversas Unidades son:

A.- Unidad de Sala: para la organización y asistencia a la realización de audiencias;

B.- Unidad de Atención de Público: para atender e informar al público que concurra al juzgado;

C.- Unidad de Servicios: reúne labores de soporte técnico de la red computacional, de contabilidad y de apoyo a la actividad administrativa del tribunal, abastecimiento de necesidades, etc.;

D.- Unidad de Administración de Causas: tiene a su cargo la labor relativa al manejo de causas y registros del proceso penal, incluyendo el manejo de fechas y salas para audiencias, ingreso, número de rol, etc.

Corresponde al Jefe de la Unidad Administrativa que tenga a su cargo la administración de causas del respectivo juzgado o tribunal, autorizar el mandato judicial y efectuar las certificaciones que la ley señale expresamente. (Art. 389 G del C. O. T.)

Los jueces de estos órganos jurisdiccionales son nombrados por el Presidente de la República previa terna remitida por la respectiva Corte de Apelaciones.

B.- JUZGADOS DE LETRAS

Son órganos jurisdiccionales que ejercen jurisdicción, normalmente, sobre el territorio de una comuna o agrupación de comunas.

El artículo 27 del Código Orgánico dispone que sin perjuicio de lo que se previene en los artículos 28 al 40, en cada comuna habrá, a lo menos, un juzgado de letras.

Y añade que los juzgados de letras están conformados por uno o más jueces con competencia en un mismo territorio jurisdiccional, pero, actúan y resuelven unipersonalmente los

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asuntos sometidos a su conocimiento.

Los nuevos juzgados que se instalen, señala el Código, tendrán como territorio jurisdiccional la respectiva comuna y, en consecuencia, dejarán de ser competentes en esos territorios los juzgados que anteriormente tenían jurisdicción sobre dichas comunas.

Del análisis de los artículos 28 a 40 del Código Orgánico, fluye que existen juzgados de letras con competencia común y juzgados de letras con competencia en lo civil.

Los juzgados de letras con competencia común integrados por dos jueces, tienen la siguiente planta de personal:

Un administrador, un jefe de unidad, dos administrativos jefe, cinco administrativos 1º, dos administrativos 2º, un administrativo 3º, tres ayudantes de servicios y un auxiliar.

Además, los juzgados que tienen dentro de su competencia la resolución de asuntos de familia, cuentan, adicionalmente, con un consejero técnico. (Art. 27 bis)

Los juzgados de competencia común con dos jueces tienen un juez presidente del tribunal, cuyo cargo se radica anualmente en cada uno de los jueces que lo integran comenzando por el más antiguo y posee las atribuciones y deberes siguientes:

a) Velar por el adecuado funcionamiento del juzgado;

b) Designar al personal del juzgado, a propuesta en terna del administrador;

c) Relacionarse con la Corporación Administrativa del Poder Judicial en todas las materias relativas a la competencia de ésta;

d) Decidir el proyecto de plan presupuestario anual para ser propuesto a la Corporación Administrativa del Poder Judicial;

e) Elaborar anualmente una cuenta de la gestión jurisdiccional del juzgado;

f) Aprobar los criterios de gestión administrativa que le proponga el administrador del tribunal y supervisar su ejecución;

g) Aprobar la distribución del personal que le presente el administrador del tribunal;

h) Aprobar, anualmente, un procedimiento objetivo y general de distribución de causas entre los jueces del tribunal;

i) Calificar al personal, teniendo a la vista la evaluación que le presente el administrador del tribunal;

j) Presentar al Presidente de la Corte de Apelaciones respectiva una terna para la designación del administrador del tribunal;

k) Evaluar anualmente la gestión del administrador;

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l) Proponer al Presidente de la Corte de Apelaciones respectiva la remoción del administrador del tribunal; y

m) Ejercer las demás atribuciones y deberes que determinen las leyes. (Art. 27 ter)

Unidades

Los juzgados de letras de competencia común con dos jueces se organizan en las siguientes unidades administrativas para el cumplimiento eficaz y eficiente de las correspondientes funciones:

a) De Sala: que consiste en la organización y asistencia a la realización de las audiencias;

b) De Atención a Público: destinada a otorgar una adecuada atención, orientación e información al público que concurra al tribunal y manejar la correspondencia y custodia del tribunal;

c) De Administración de Causas: que consiste en desarrollar toda la labor relativa al manejo de causas y registros de los procesos en el juzgado, incluidas las relativas a las notificaciones, al manejo de las fechas y salas para las audiencias, al archivo judicial básico, al ingreso y al número de rol de las causas nuevas, a la actualización diaria de la base de datos que contenga las causas del juzgado y a las estadísticas básicas del mismo;

d) De Servicios: reúne las labores de soporte técnico de la red computacional del juzgado, de contabilidad y de apoyo a la actividad administrativa del mismo, y la coordinación y abastecimiento de todas las necesidades físicas y materiales que requiera el procedimiento; y

e) De Cumplimiento: desarrolla las gestiones necesarias para la adecuada y cabal ejecución de las resoluciones judiciales y demás títulos ejecutivos de competencia de estos tribunales. (Art. 27 quáter) 3 3 La Ley 20.252 (15/02/2008) agregó los artículos 27 bis, 27 ter y 27 quáter al C. O. T. El Artículo tercero transitorio dispone: “Los secretarios de los juzgados que son suprimidos por la presente ley, gozarán de un derecho preferente para ser incluidos en las ternas que se formen para proveer los nuevos cargos de jueces del trabajo, en relación con los postulantes que provengan de igual o inferior categoría, siempre que hayan figurado en las dos primeras listas de mérito durante los dos últimos años.

Así también, los secretarios cuyos cargos fueren suprimidos por esta ley, gozarán de un derecho preferente para ser incluidos en las ternas que se formen para proveer el nuevo cargo de juez de letras de competencia común, en el juzgado en que servían, en relación con los postulantes que provengan de igual o inferior categoría, siempre que hayan figurado en las dos primeras listas de mérito durante los dos últimos años.

Asimismo, los secretarios que, por cualquier circunstancia, no fueren nombrados como jueces en los juzgados del trabajo o en los juzgados de letras de competencia común que se crean por la presente ley, serán destinados por la Corte de Apelaciones respectiva, con a lo menos 90 días de antelación a la supresión del tribunal, en un cargo de igual jerarquía al que a esa fecha poseyeren y de la misma jurisdicción, sin necesidad de nuevo nombramiento y sin que resulte afectado, bajo ningún respecto, ninguno de sus derechos funcionarios.

En el evento de que no existan vacantes en la misma jurisdicción, dentro del plazo indicado en el inciso precedente, el Presidente de la Corte de

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Características

a) Son juzgados ordinarios;

b) Son órganos jurisdiccionales unipersonales;

c) Son juzgados de derecho;

d) Son juzgados inferiores en comparación a los que tienen el carácter de superiores;

e) Su territorio jurisdiccional es una comuna o agrupación de comunas;

f) Son servidos por jueces letrados, es decir, por personas que deben tener el título de abogado;

g) Estos juzgados tienen el carácter de permanentes, pues han sido establecidos para funcionar en forma continua se hayan o no suscitado los asuntos en que deben intervenir; y

h) Su personal es remunerado por el Estado.

Los jueces de letras son nombrados por el Presidente de la República a propuesta en terna de la correspondiente Corte de Apelaciones y permanecen en sus cargos mientras observen el buen comportamiento exigido por las leyes. (Art. 78 C. P. de la R.)

Existe el llamado personal de Secretaría que tiene un número variable, dependiendo única y exclusivamente del número que le haya asignado la ley que los creó y que ayudan al juez en el desempeño de sus funciones.

Clasificación

Puede clasificarse desde distintos puntos de vista.

1.- Según la extensión de la competencia

a) Juzgados de competencia común, los cuales conocen de todas las materias.

b) Juzgados de competencia especial, conocen de determinadas materias.

2.- Desde el punto de vista del Escalafón Judicial a) Juzgado de Letras de Comuna o agrupación de comunas.

b) Juzgado de Letras de ciudad asiento de capital de provincia.

c) Juzgado de Letras de ciudad asiento de Corte.

Apelaciones comunicará este hecho a la Corte Suprema, para que sea ésta la que destine al secretario al cargo vacante que se encuentre más próximo a su jurisdicción de origen, sin que se produzca afectación de ninguno de sus derechos funcionarios.

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Competencia de los Jueces de Letras

Con arreglo al artículo 45 del Código Orgánico de Tribunales los jueces de letras conocen:

1°. En única instancia:

a) De las causas civiles cuya cuantía no exceda de 10 Unidades Tributarias Mensuales;

b) De las causas de comercio cuya cuantía no exceda de 10 Unidades Tributarias Mensuales, y

2°. En primera instancia:

a) De las causas civiles y de comercio cuya cuantía exceda de 10 Unidades Tributarias Mensuales;

b) De las causas de minas, cualquiera que sea su cuantía. Se entiende por causas de minas, aquellas en que se ventilan derechos regidos especialmente por el Código de Minería;

c) De los actos judiciales no contenciosos, cualquiera que sea su cuantía, salvo lo dispuesto en el artículo 494 del Código Civil;

d) De las causas civiles y de comercio cuya cuantía sea inferior a las señaladas en las letras a) y b) del Nº 1 de este artículo, en que sean parte o tengan interés los Comandantes en Jefe del Ejército, de la Armada y de la Fuerza Aérea, el General Director de Carabineros, los Ministros de la Corte Suprema o de alguna Corte de Apelaciones, los Fiscales de estos tribunales, los jueces letrados, los párrocos y vicepárrocos, los cónsules generales, cónsules o vicecónsules de las naciones extranjeras reconocidas por el Presidente de la República, las corporaciones y fundaciones de derecho público o de los establecimientos públicos de beneficencia, y

e) De las causas del trabajo y de familia cuyo conocimiento no corresponda a los juzgados de letras del trabajo y de familia respectivamente.

3°. De los demás asuntos que otras leyes les encomienden.

Los jueces de letras que cumplan, además de sus funciones propias, las de juez de garantía, tienen la competencia señalada en el artículo 14 del Código, esto es:

a) Asegurar los derechos del imputado y demás intervinientes en el proceso penal, de acuerdo a la ley procesal penal;

b) Dirigir personalmente las audiencias que procedan, de conformidad a la ley procesal penal;

c) Dictar sentencia, cuando corresponda, en el procedimiento abreviado que contemple la ley procesal penal;

d) Conocer y fallar las faltas penales de conformidad con el procedimiento contenido en la ley procesal penal;

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e) Conocer y fallar, conforme a los procedimientos regulados en el Título I del Libro IV del Código Procesal Penal, las faltas e infracciones contempladas en la Ley de Alcoholes, cualquiera sea la pena que ella les asigne;

f) Hacer ejecutar las condenas criminales y las medidas de seguridad, y resolver las solicitudes y reclamos relativos a dicha ejecución, de conformidad a la ley procesal penal; y

g) Conocer y resolver todas las cuestiones y asuntos que este Código y la ley procesal penal les encomienden. (Art. 46 > 14)

Por otra parte, tratándose de juzgados de letras que cuenten con un juez y un secretario, las Cortes de Apelaciones pueden ordenar que los jueces se avoquen de un modo exclusivo a la tramitación de una o más materias determinadas, de competencia de su tribunal, cuando hubiere retardo en el despacho de los asuntos sometidos al conocimiento del tribunal o cuando el mejor servicio judicial así lo exigiere.

La Corporación Administrativa del Poder Judicial debe informar anualmente a las Cortes de Apelaciones y al Ministerio de Justicia respecto de la aplicación que haya tenido el sistema de funcionamiento extraordinario y de las disponibilidades presupuestarias para el año siguiente. (Art. 47)

En conformidad al artículo 47 B del Código, las atribuciones de las Cortes de Apelaciones previstas en el artículo 47 son ejercidas por una sala integrada solamente por ministros titulares.

Asimismo, cuando se inicia el funcionamiento extraordinario, se entiende, para todos los efectos legales, que el juez falta en su despacho. En esa oportunidad, el secretario del mismo tribunal asume las demás funciones que le corresponden al juez titular, en calidad de suplente, y por el solo ministerio de la ley.

Quien deba cumplir las funciones del secretario del tribunal, de acuerdo a las reglas generales, las lleva a efecto respecto del juez titular y de quien lo supla o reemplace. (Art. 47 A)

Por último, en materia de competencia de éstos jueces, aquellos jueces de letras de comunas asiento de Corte conocen en primera instancia de las causas de hacienda, cualquiera que sea su cuantía.

No obstante lo dispuesto precedentemente, en los juicios en que el Fisco obre como demandante, puede ocurrir a los tribunales allí indicados o al del domicilio del demandado, cualquiera que sea la naturaleza de la acción deducida.

Las mismas reglas se aplican a los asuntos no contenciosos en que el Fisco tenga interés. (Art. 48)

C.- TRIBUNALES DE JUICIO ORAL EN LO PENAL

Estos tribunales son aquellos encargados de conocer y fallar las causas que lleguen al juicio oral.

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a) Composición

Los tribunales orales en lo penal funcionan en una o más salas integradas por 3 de sus miembros.

Sin perjuicio de lo anterior, también pueden integrar cada sala otros jueces en calidad de alternos, con el solo propósito de subrogar, si es necesario, a los miembros que se vieren impedidos de continuar participando en el desarrollo del juicio oral.

Cada sala es dirigida por un juez presidente quien tiene las atribuciones a que alude el artículo 92 y las demás de orden que la ley procesal penal indique. (Art. 17 C. O. T.)

La integración de las salas de estos tribunales incluyendo a los jueces alternos de cada una se determina mediante sorteo anual que se efectúa durante el mes de enero de cada año.

La distribución de las causas entre las diversas salas se hace de acuerdo a un procedimiento objetivo y general que debe ser anualmente aprobado por el comité de jueces del tribunal, a propuesta del juez presidente.

b) Funciones

1) Conocer y juzgar las causas por crimen o simple delito, salvo aquellas relativas a simples delitos cuyo conocimiento y fallo corresponda a un juez de garantía; 2) Resolver, en su caso, sobre la libertad o prisión preventiva de los acusados puestos a su disposición;

3) Resolver todos los incidentes que se promuevan durante el juicio oral;

4) Conocer y resolver todas las cuestiones y asuntos que la ley de responsabilidad penal juvenil les encomienden; y

5) Conocer y resolver los demás asuntos que la ley procesal penal les encomiende.

c) Forma de actuar

Las decisiones de los tribunales orales en lo penal se rigen, en lo que no resulte contrario a sus propias normas, por las reglas sobre acuerdos en las Cortes de Apelaciones.

Sólo pueden concurrir a las decisiones del tribunal los jueces que hayan asistido a la totalidad de la audiencia del juicio oral.

La decisión debe ser adoptada por la mayoría de los miembros de la sala. (Art. 19 C. O. T.)

d) Estructura

Existe un tribunal de juicio oral en lo penal con asiento en cada una de las comunas del territorio de la República que indica el

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Código Orgánico, con el número de jueces y con la competencia que él indica.

Al igual que en los juzgados de garantía, no existe el cargo de secretario. Su organización interna es casi idéntica con los juzgados de garantía y sólo difiere en cuanto a la existencia de la Unidad de Testigos y Peritos, la que es exclusiva de los tribunales de juicio oral en lo penal.

Órganos y cargos

(1) Comité de Jueces: existe en cada tribunal oral en lo penal y es formado por todos los jueces del juzgado o tribunal.

Su función primordial es aprobar la forma de distribución de las causas.

(2) Juez Presidente: existe en todos los tribunales de juicio oral.

Es elegido por la mayoría de los jueces del tribunal y dura 2 años en el cargo, pudiendo ser reelegido. Preside el Comité de Jueces y vela por el correcto funcionamiento del tribunal.

Este juez presidente del Comité de Jueces, no debe confundirse con el juez presidente de sala del tribunal de juicio oral en lo penal, que dura un año en sus funciones y corresponde al miembro más antiguo de la sala.

(3) Administrador General: es un funcionario auxiliar de la administración de justicia que organiza y controla la gestión administrativa propia del funcionamiento del tribunal.

Requiere título profesional relacionado con las áreas de gestión y administración.

(4) Subadministrador: existe en los casos en que se justifique su existencia como apoyo a la gestión del administrador.

(5) Unidades Administrativas: de acuerdo al artículo 25 del Código Orgánico de Tribunales, los tribunales de juicio oral en lo penal, deben organizarse en estas unidades para el cumplimiento eficaz y eficiente de sus labores.

Las diversas Unidades son:

A.- Unidad de Sala: para la organización y asistencia a la realización de audiencias;

B.- Unidad de Atención de Público: para atender e informar al público que concurra al juzgado;

C.- Unidad de Servicios: reúne labores de soporte técnico de la red computacional, de contabilidad y de apoyo a la actividad administrativa del tribunal, abastecimiento de necesidades, etc.;

D.- Unidad de Administración de Causas: tiene a su cargo la labor relativa al manejo de causas y registros del proceso penal,

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incluyendo el manejo de fechas y salas para audiencias, ingreso, número de rol, etc.

Corresponde al jefe de la unidad administrativa que tenga a su cargo la administración de causas del respectivo juzgado o tribunal, autorizar el mandato judicial y efectuar las certificaciones que la ley señale expresamente. (Art. 389 G del C. O. T.)

E.- Unidad de Testigos y Peritos: le corresponde asumir la adecuada y rápida atención, información y orientación a los testigos y peritos citados a declarar en el juicio oral.

D.- TRIBUNALES UNIPERSONALES DE EXCEPCIÓN O ACCIDENTALES

Son aquellos formados por ministros que forman parte de un tribunal superior colegiado, de competencia territorial, que sólo se constituyen para conocer de determinadas causas una vez que el conflicto en que deben intervenir se ha suscitado.

Características

1.- Son de excepción o accidentales, pues se constituyen una vez que se ha promovido el conflicto que deben conocer. Mientras no se promueve el litigio el ministro se desempeña como tal en el tribunal del cual forma parte integrante;

2.- Son tribunales unipersonales, ya que están formados por un sólo ministro;

3.- Son ordinarios, pues están reglados en el Código Orgánico y forman parte de la organización jerárquica del Poder Judicial;

4.- Son tribunales letrados, en atención a que los que desempeñan la labor jurisdiccional deben ser abogados;

5.- Por regla general, son tribunales de primera instancia;

6.- Son tribunales de derecho, pues tramitan y fallan de acuerdo a la ley;

7.- Tienen como territorio jurisdiccional el mismo del tribunal superior colegiado del cual forman parte;

8.- Tienen un secretario que es el mismo ministro de fe del tribunal colegiado del cual forma parte este juez; y

9.- Tienen una competencia territorial dado que sólo pueden conocer de aquéllos asuntos que la ley ha puesto expresamente a su conocimiento.

Organización

No existe designación con antelación, sino que, el ministro que se desempeña como tribunal unipersonal puede ser cualquiera de los miembros de ese tribunal colegiado.

En los tribunales colegiados existe el sistema de turno para 100

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determinar cuál de sus ministros debe constituirse como tribunal unipersonal en un caso concreto, salvo los casos en que la propia ley designe a ese ministro para un asunto determinado. Ejemplo: el Presidente de la Corte de Apelaciones de Santiago.

El secretario del tribunal es el mismo que desempaña esa labor en el tribunal colegiado del que el ministro forma parte.

En lo referente a personal de secretaría son las mismas personas que se desempeñan como tales en el tribunal colegiado del cual forma parte ese ministro.

Estos tribunales de excepción son un Ministro de Corte de Apelaciones (Art. 50); el Presidente de la Corte de Apelaciones de Santiago (Art. 51); un Ministro de la Corte Suprema (Art. 52); y el Presidente de la Corte Suprema. (Art. 53)

1.- UN MINISTRO DE CORTE DE APELACIONES

Un ministro de la Corte de Apelaciones respectiva, según el turno que ella fije, conoce en primera instancia de los siguientes asuntos:

1º. De las causas civiles en que sean parte o tengan interés el Presidente de la República, los ex Presidentes de la República, los Ministros de Estado, Senadores, Diputados, miembros de los Tribunales Superiores de Justicia, Contralor General de la República, Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas, General Director de Carabineros de Chile, Director General de la Policía de Investigaciones de Chile, los Intendentes y Gobernadores, los Agentes Diplomáticos chilenos, los Embajadores y los Ministros Diplomáticos acreditados con el Gobierno de la República o en tránsito por su territorio, los Arzobispos, los Obispos, los Vicarios Generales, los Provisores y los Vicarios Capitulares.

La circunstancia de ser accionistas de sociedades anónimas las personas designadas en este número, no se considerará como una causa suficiente para que un ministro de la Corte de Apelaciones conozca en primera instancia de los juicios en que aquéllas tengan parte, debiendo estos sujetarse en su conocimiento a las reglas generales.

2º. De las demandas civiles que se entablen contra los jueces de letras para hacer efectiva la responsabilidad civil resultante del ejercicio de sus funciones ministeriales; y

3º. De los demás asuntos que otras leyes le encomienden. (Art. 50)

2.- EL PRESIDENTE DE LA CORTE DE APELACIONES DE SANTIAGO

El Presidente de la Corte de Apelaciones de Santiago conoce en primera instancia:

1º. De las causas sobre amovilidad de los ministros de la Corte Suprema; y

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2º. De las demandas civiles que se entablen contra uno o más miembros de la Corte Suprema o contra su fiscal judicial para hacer efectiva su responsabilidad por actos cometidos en el desempeño de sus funciones. (Art. 51)

3.- UN MINISTRO DE LA CORTE SUPREMA

Un ministro de la Corte Suprema, designado por el tribunal, conoce en primera instancia:

1º. De las causas a que se refiere el artículo 23 de la Ley Nº 12.033 Corporación de Ventas del Salitre y Yodo.

2º. De los delitos de jurisdicción de los tribunales chilenos, cuando puedan afectar las relaciones internacionales de la República con otro Estado.

3°. De la extradición pasiva; y

4º. De los demás asuntos que otras leyes le encomienden. (Art. 52)

4.- EL PRESIDENTE DE LA CORTE SUPREMA

El Presidente de la Corte Suprema conoce en primera instancia:

1º. De las causas sobre amovilidad de los ministros de las Cortes de Apelaciones;

2º. De las demandas civiles que se entablen contra uno o más miembros o fiscales judiciales de las Cortes de Apelaciones para hacer efectiva su responsabilidad por actos cometidos en el desempeño de sus funciones;

3º. De las causas de presas y demás que deban juzgarse con arreglo al Derecho Internacional; y

4º. De los demás asuntos que otras leyes entreguen a su conocimiento.

En estas causas no proceden los recursos de casación en la forma ni en el fondo en contra de la sentencia dictada por la sala que conozca del recurso de apelación que se interponga en contra de la resolución del Presidente. (Art. 53)

E.- LAS CORTES DE APELACIONES

Son tribunales colegiados que, normalmente, ejercen competencia de segunda instancia como superiores jerárquicos, y cuyo territorio jurisdiccional comprende una o varias provincias o una región o parte de ella.

En Chile existen diecisiete Cortes de Apelaciones: Arica, Iquique, Antofagasta, Copiapó, La Serena, Valparaíso, Santiago, San Miguel, Rancagua, Talca, Chillán, Concepción, Temuco, Valdivia, Puerto Montt, Coyhaique y Punta Arenas.

a) Características

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1.- Son tribunales ordinarios, reglamentados en el Código Orgánico de Tribunales y forman parte de la organización jerárquica del Poder Judicial;

2.- Son tribunales permanentes, puesto que han sido establecidos para funcionar en forma continua, se susciten o no los asuntos en que deben intervenir;

3.- Son tribunales de derecho, ya que deben fallar conforme a la ley;

4.- Son tribunales letrados, es decir, sus magistrados deben tener el título de abogados;

5.- Son tribunales de competencia común, pues están facultados para conocer de toda clase de asuntos cualquiera sea su naturaleza;

6.- Son tribunales colegiados ya que están constituidas por varios jueces que operan en un plano de igualdad;

7.- Son, normalmente, tribunales de segunda instancia por lo que su misión fundamental es conocer de los recursos de apelación. Por excepción, tienen competencia de primera o de única instancia;

8.- Son tribunales superiores de justicia y sus miembros pueden ser sometidos a juicio político;

9.- Sus miembros son remunerados por el Estado;

10.- Cada Corte dispone de un personal de secretaría de carácter permanente remunerado por el Estado; y

11.- Su territorio jurisdiccional no es uniforme pues hay algunas Cortes que disponen de un territorio jurisdiccional compuesto por una o varias provincias, otras por una región o por una porción de ella.

b) Organización

1.- Presidente

Dura un año en sus funciones contado desde el 1 de marzo y se desempeña por los ministros del tribunal, turnándose cada uno por orden de antigüedad en la categoría correspondiente del escalafón. (Art. 57 C. O. T.)

El presidente tiene las funciones que le encomienda el artículo 90 del Código, como por ejemplo:

1º. Presidir el respectivo tribunal en todas sus reuniones públicas;

2º. Instalar diariamente la sala o salas, según el caso, para su funcionamiento, haciendo llamar, si es necesario, a los funcionarios que deben integrarlas. Se levanta acta de la instalación, autorizada por el secretario, indicándose en ella los nombres de los ministros asistentes, y de los que no hayan

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concurrido, con expresión de la causa que motiva su inasistencia. Una copia de esta acta se fija en la tabla de la sala correspondiente;

3º. Formar el último día hábil de cada semana, en conformidad a la ley, las tablas de que deba ocuparse el tribunal o sus salas en la semana siguiente. Se destinará un día, por lo menos, fuera de las horas ordinarias de audiencia, para el conocimiento y fallo de los recursos de queja y de las causas que hayan quedado en acuerdo, en el caso del artículo 82;

En ausencia del Presidente, hace sus veces el ministro más antiguo de los que se encuentran actualmente reunidos en la sala del tribunal. (Art. 91)

2.- Los ministros

En la organización de las Cortes los jueces, incluyendo a su Presidente, reciben la denominación de ministros y en cuanto al tratamiento honorífico, la ley les asigna el de Su Señoría Ilustrísima o bien Usía Ilustrísima.

No todas las Cortes tienen el mismo número de ministros, sino que, ese número es señalado por la ley. (Art. 56)

Existe el llamado ministro de turno que se designa por la Corte o por una de las salas, para que en el curso de una semana asuma una parte de las atribuciones del tribunal, en el caso de las atribuciones que puedan delegarse.

Los ministros de Corte son designados por el Presidente de la República a propuesta en terna de la Corte Suprema y se mantienen en sus cargos mientras observen el buen comportamiento exigido por el legislador.

En aquellas Cortes de Apelaciones que funcionen divididas en más de un sala, ésta es presidida por el ministro más antiguo que la integra.

3.- Los fiscales judiciales

Son funcionarios auxiliares de la administración de justicia y las Cortes tienen distinto número de fiscales judiciales.

Los fiscales judiciales son nombrados por el Presidente de la República a propuesta en terna de la Corte Suprema y gozan de inamovilidad en el ejercicio de su cargo.

Más adelante se volverá sobre estos funcionarios al tratar de los auxiliares de la administración de justicia.

4.- Los relatores

Son funcionarios auxiliares de la administración de justicia y tienen como función específica imponer al tribunal de los asuntos de que deben conocer haciéndole una relación de ellos mediante una exposición razonada y metódica. (Art. 374)

El número de relatores de cada Corte es variable; requieren ser 104

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abogados y son nombrados por el Presidente de la República.

5.- Secretario

Los secretarios son ministros de fe pública, encargados de autorizar las providencias, despachos y autos que emanen de la corte, en que desempeñan sus funciones. Debe custodiar los documentos y papeles que se presenten a la Corte.

Normalmente, en las Cortes existe un secretario. En la Corte de Apelaciones de Santiago hay tres secretarios: civil, criminal y del trabajo, menores y policía local o especial.

Para ser secretario de Corte, se requiere ser abogado y son nombrados por el Presidente de la República a propuesta en terna de la respectiva Corte.

6.- Bibliotecarios judiciales

Son auxiliares de la administración de justicia cuya función es la custodia, mantenimiento y atención de la biblioteca de la Corte en que desempeñen sus funciones.

Deben asimismo desempeñar las funciones que el tribunal o su presidente le encomienden en relación a las estadísticas del tribunal. (Art. 457 bis)

7.- Personal de secretaria

Cada Corte tiene el número de empleados de secretaria que la ley determina.

c) Funcionamiento

Las Cortes de Apelaciones pueden tener un funcionamiento ordinario y un funcionamiento extraordinario.

I.- Funcionamiento ordinario

Durante el funcionamiento ordinario las Cortes actúan en pleno y en sala, que es la regla general.

(a) Funcionamiento ordinario en pleno

Cuando se produce la reunión de todos los ministros para el desempeño de sus funciones bastando, para ello, la mayoría absoluta de sus miembros.

Las Cortes sólo funcionan en pleno cuando la ley expresamente lo determina. (Art. 66)

(b) Funcionamiento ordinario en sala

Se produce cuando para el desempeño de sus funciones, que determina la ley, se divide en varias unidades jurisdiccionales.

Cada una de las salas estará integrada por tres ministros y en ellas no puede mayoría de abogados integrantes.

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Anualmente se sortean los miembros que deban integrar cada sala, a excepción de su Presidente el que quedará incorporado a la primera sala, siendo facultativo integrarla. (Art.61)

El sorteo se efectúa el último día hábil del mes de enero de cada año y cada sala representa a la Corte en los asuntos de que conoce.

Con relación al funcionamiento de las salas, el artículo 67 habla de jueces, en cambio, para el funcionamiento en pleno habla de miembros, de lo que se deduce que con abogados integrantes, que hacen las veces de jueces pero no son miembros del Poder Judicial, no puede enterarse el quórum del pleno, aunque si es posible satisfacer el quórum de la sala.

En una sabia disposición, el artículo 215 del Código Orgánico, señala que las salas no pueden funcionar con mayoría de abogados integrantes.

El quórum para funcionar en cada sala es de tres jueces. (Art. 67 inciso 2º)

Según el artículo 315 inciso 1º del Código Orgánico de Tribunales, la sala que deba quedar de turno en el feriado judicial, tiene las facultades y atribuciones que posee el Tribunal Pleno, excepto los desafueros de Diputados y Senadores.

II.- Funcionamiento extraordinario

Es aquel que procede cuando para el desempeño de sus funciones las Cortes deben dividirse en un número mayor de salas de aquel que normalmente le corresponde. Tiene lugar cuando existe retardo.

Hay retardo cuando dividido el total de causas en estado de tabla y de las apelaciones que deban conocerse en cuenta, inclusive las criminales, por el número de salas, el cuociente fuere superior a ciento. (Art. 62 inciso 2º)

La o las nuevas salas se integrarán por un ministro titular, con los fiscales judiciales de la Corte y a falta de éstos con abogados integrantes.

c) Tramitación ante las Cortes de Apelaciones

La tramitación de los asuntos que se entregan a una Corte de Apelaciones corresponde, en aquellas que se compongan de más de una sala, a la primera, la que es denominada sala tramitadora. (Art. 70)

Para determinar si la resolución debe ser suscrita por todos los ministros o por uno solo de ellos hay que distinguir:

1.- Providencias de mera substanciación: basta la firma de un ministro.

2.- Otro tipo de resoluciones: deben suscribirla todos los ministros de la sala.

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Se entiende por providencia de mera substanciación la que tiene por objeto dar curso progresivo a los autos, sin decidir ni prejuzgar ninguna cuestión debatida entre partes.

Si una sala ya conoce de un asunto es ella la que debe dictar la resolución de tramitación que procede.

Durante el período de vacaciones debe quedar actuando una sala en cada Corte de Apelaciones, en conformidad al turno que ella establezca. Esa sala tiene las facultades y atribuciones que corresponden al tribunal pleno, con excepción de conocer de los desafueros de diputados y senadores.

En Santiago, permanecen en funciones durante el feriado de vacaciones dos salas, de acuerdo con el turno que al efecto determine la Corte de Apelaciones, las que, reunidas y con un quórum mínimo de 5 miembros tienen las facultades y atribuciones del pleno.

No obstante lo anterior, el pleno de cada Corte de Apelaciones puede acordar el funcionamiento de más salas durante el feriado de vacaciones, por razones de buen servicio.

El ministro más antiguo de cada Corte de Apelaciones, que forme parte de la sala, si ella es una, tiene las facultades y atribuciones del presidente del tribunal. Si permanece funcionando más de una sala, el ministro más antiguo de todos, es el presidente de la Corte. (Art. 315 C. O. T.)

d) Conocimiento

Las Cortes de Apelaciones conocen de los asuntos sometidos a su decisión en cuenta o previa vista de la causa. (Art. 65)

1.- En cuenta

La cuenta es la información que se le da a la Corte en forma privada, y sin formalidad alguna, ya sea por el relator o por su secretario (generalmente el relator), de aquellas cuestiones de mera tramitación y cuando es la propia ley la que indica que debe tomarse conocimiento del asunto de esta forma.

2.- Previa vista de la causa

Es la información solemne que a través de un conjunto de actuaciones se proporciona a la Corte, por el relator, el conocimiento de los asuntos sometidos a su decisión.

Actuaciones que conforman la previa vista de la causa

Este conjunto de actuaciones son las siguientes:

1.- Certificación del relator;

2.- Decreto en relación y su notificación legal;

3.- Inclusión de la causa en tabla; y

4.- Vista de la causa propiamente tal.107

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1.- La certificación del relator: los relatores deben revisar los expedientes que se les entreguen y certificar que están en estado de relación. En caso que sea necesario traer a la vista los documentos, cuadernos separados y expedientes no acompañados o realizar trámites procesales previos a la vista de la causa, informarán de ello al Presidente de la Corte, el cual dictará las providencias que correspondan; (Art. 372 Nº 3 C. O. T.)

2.- Dictación del decreto en relación y su notificación legal: si el asunto no tiene que observar una determinada tramitación, cuando llega el expediente a la Corte se dicta una resolución ordenando traer los autos en relación, decreto que se notifica a las partes personalmente, si es la primera resolución, o por el estado diario, en caso contrario.

Una vez notificado dicho decreto, la causa pasa a formar la lista o rol de causas en estado de tabla;

3.- Inclusión de la causa en tabla: la tabla es la lista de los asuntos que debe conocer la Corte o cada una de sus Salas durante la semana.

Esta tabla se forma el último día hábil de cada semana y la forma el presidente del tribunal. (Art. 90 Nº 3 C. O. T.)

Deben confeccionarse tantas tablas como salas tenga la Corte. (Art. 69 inciso 2º)

La tabla contiene los asuntos que verá el tribunal en la semana siguiente y que se encuentren en estado de relación. Se entiende por tal aquellos que hayan sido previamente revisados y certificados al efecto por el relator que corresponda.

La tabla debe contener algunas menciones: (Art. 163 inciso 1º C. P. C.)

1.- Nombre de las partes, en la forma que aparezcan en la carátula del expediente;

2.- El día en que cada una deba tratarse;

3.- En número de orden que le corresponda a cada causa; y

4.- Si se trata de una Corte dividida en salas, la tabla debe indicar la sala a que corresponde cada tabla.

En la práctica, además de estas menciones se agregan otras no esenciales, que agregan otros datos a la causa:

a) Nombre del relator;

b) Se agrega una letra que indica la materia del asunto que va a conocer el tribunal:

(A): Si se trata de la apelación de un incidente o artículo; o

(D): Si se trata de apelación de una sentencia definitiva.108

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Las causas deben figurar en tabla tan pronto como están en estado y por el orden de su conclusión. (Arts. 163 C. P. C. y 319 C. O. T.)

Deben también contener necesariamente las suspensiones que hayan formulado alguna de las partes o de común acuerdo, y de las circunstancias de haberse agotado el ejercicio de ese derecho. Esta regla no tiene una aplicación absoluta.

Causas que gozan de preferencia especial

Hay ciertas causas con preferencia para incluirse en la tabla.

Así, hay causas que deben agregarse extraordinariamente a la tabla del día siguiente hábil al de su ingreso al tribunal o el mismo día en casos urgentes. Estas se conocen como "causas agregadas". Si la Corte tiene varias salas se sortean entre ellas para ver cuál va a conocer de tales causas. (Art. 69 C. O. T.)

El Código habla de “agregarse” pero, la verdad es que si bien estas causas figuran en una tabla anexa a la ordinaria, no se agregan, sino que, se anteponen y, por ende, su vista se realiza con anterioridad a la de las causas de la tabla ordinaria.

Se forma con las causas agregadas una "tabla anexa", en la que éstas se individualizan, se señala el número de orden y todas aquellas menciones especiales.

Estas causas que gozan de preferencia especial son:

a) Las apelaciones relativas a la prisión preventiva de los imputados u otras medidas cautelares personales en su contra;

b) Los recursos de amparo; y

c) Las demás que determinen las leyes, como los recursos de protección, causas por delito contemplados en la Ley de Seguridad del Estado, etc. (Art. 69 inciso 5º)

Además, cabe advertir que el artículo 149 del Código Procesal Penal dispone que la resolución que ordene, mantenga, niegue lugar o revoque la prisión preventiva es apelable cuando haya sido dictada en una audiencia y que tratándose de los delitos establecidos en los artículos 141, 142, 361, 362, 365 bis, 390, 391, 433, 436 y 440 del Código Penal, y los de la ley N° 20.000, que tengan pena de crimen, el imputado no puede ser puesto en libertad mientras no se encuentre ejecutoriada la resolución que niega o revoca la prisión preventiva, salvo el caso en que el imputado no haya sido puesto a disposición del tribunal en calidad de detenido.

El recurso de apelación contra esta resolución debe interponerse en la misma audiencia, goza de preferencia para su vista y fallo y será agregado extraordinariamente a la tabla el mismo día de su ingreso al tribunal de alzada, o a más tardar a la del día siguiente hábil, debiendo cada Corte de Apelaciones establecer una sala de turno que conozca estas apelaciones en días feriados.

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Por otra parte, existe también otro tipo de causas que están sometidas a un régimen especial en lo que se refiere a su inclusión en las tablas. Son las causas radicadas.

Causas radicadas

Son aquellas que deben ser vistas o conocidas en la misma sala que conoció de ellas por primera vez, como por ejemplo, los recursos de amparo. (Art. 69 inciso 4º)

4.-Vista de la causa propiamente tal: es la forma en que el tribunal debe proceder a imponerse del asunto el día correspondiente y de acuerdo con el orden señalado para ver las causas. La vista está constituida, a su vez, por tres actuaciones:

(a) Anuncio: es el aviso que se da a los interesados de que el tribunal empezará a conocer una causa. Se efectúa este anuncio colocando en un lugar visible de la sala de la Corte, el número de orden de la causa, número que se mantiene fijo hasta que se pasa a conocer de otro asunto. (Art. 163 inciso 2º C. P. C.)

(b) Relación: es la exposición razonada y metódica que el relator debe hacer al tribunal de los asuntos sometidos a su conocimiento, de manera que la Corte quede instruida de la cuestión. (Arts. 372 Nº 4 y 375 C. O. T.)

La relación se realiza en presencia de los abogados de las partes que se hayan anunciado para alegar. Una vez iniciada la relación no se permite el ingreso a la sala de los abogados que lleguen atrasados.

Durante la relación los ministros pueden hacer todo tipo de preguntas u observaciones al relator, las que en caso alguno constituirán causales de inhabilidad.

(c) Alegatos: son las defensas orales que los abogados hacen ante la Corte de Apelaciones. Sólo pueden alegar los abogados y los postulantes en práctica en la Corporación de Asistencia Judicial. (Art. 527 C. O. T.)

La forma de efectuar los alegatos se regula en los artículos 223 al 225 del Código de Procedimiento Civil.

De estas tres actuaciones la única que puede faltar es la de los alegatos. No pueden omitirse ni el anuncio ni la relación que tienen el carácter de obligatorio.

e) Competencia de las Cortes de Apelaciones

Se hace un distingo entre competencia común a toda Corte de Apelaciones y competencia especial de la Corte de Apelaciones de Santiago.

I.- Competencia común a todas las Cortes de Apelaciones (Art. 63 C. O. T.)

1º. En única instancia

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(a) De los recursos de casación en la forma que se interpongan en contra de las sentencias dictadas por los jueces de letras de su territorio jurisdiccional o por uno de sus ministros, y de las sentencias definitivas de primera instancia dictadas por jueces árbitros;

(b) De los recursos de nulidad interpuestos en contra de las sentencias definitivas dictadas por un tribunal con competencia en lo criminal, cuando corresponda de acuerdo a la ley procesal penal;

(c) De los recursos de queja que se deduzcan en contra de jueces de letras, jueces de policía local, jueces árbitros y órganos que ejerzan jurisdicción, dentro de su territorio jurisdiccional;

(d) De la extradición activa; y

(e) De las solicitudes que se formulen, de conformidad a la ley procesal, para declarar si concurren las circunstancias que habilitan a la autoridad requerida para negarse a proporcionar determinada información, siempre que la razón invocada no fuere que la publicidad pudiere afectar la seguridad nacional.

Esta norma debe entenderse referida al artículo 19 del Código Procesal Penal, el que dispone: “Todas las autoridades y órganos del Estado deberán realizar las diligencias y proporcionar, sin demora, la información que les requirieren el ministerio público y los tribunales con competencia penal. El requerimiento contendrá la fecha y lugar de expedición, los antecedentes necesarios para su cumplimiento, el plazo que se otorgare para que se llevare a efecto y la determinación del fiscal o tribunal requirente.

Con todo, tratándose de informaciones o documentos que en virtud de la ley tuvieren carácter secreto, el requerimiento se atenderá observando las prescripciones de la ley respectiva, si las hubiere, y, en caso contrario, adoptándose las precauciones que aseguraren que la información no será divulgada.

Si la autoridad requerida retardare el envío de los antecedentes solicitados o se negare a enviarlos, a pretexto de su carácter secreto o reservado y el fiscal estimare indispensable la realización de la actuación, remitirá los antecedentes al fiscal regional quien, si compartiere esa apreciación, solicitará a la Corte de Apelaciones respectiva que, previo informe de la autoridad de que se tratare, recabado por la vía que considerare más rápida, resuelva la controversia. La Corte adoptará esta decisión en cuenta. Si fuere el tribunal el que requiriere la información, formulará dicha solicitud directamente ante la Corte de Apelaciones.

Si la razón invocada por la autoridad requerida para no enviar los antecedentes solicitados fuere que su publicidad pudiere afectar la seguridad nacional, la cuestión deberá ser resuelta por la Corte Suprema.

Aun cuando la Corte llamada a resolver la controversia rechazare el requerimiento del fiscal, por compartir el juicio de la autoridad a la que se hubieren requerido los antecedentes, podrá ordenar

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que se suministren al ministerio público o al tribunal los datos que le parecieren necesarios para la adopción de decisiones relativas a la investigación o para el pronunciamiento de resoluciones judiciales.

Las resoluciones que los ministros de Corte pronunciaren para resolver estas materias no los inhabilitarán para conocer, en su caso, los recursos que se dedujeren en la causa de que se tratare.”

2º. En primera instancia

(a) De los desafueros de las personas a quienes les fueren aplicables los incisos 2º, 3º y 4º del artículo 58, actual artículo 61, de la Constitución Política;

(b) De los recursos de amparo y protección;

(c) De los procesos por amovilidad que se entablen en contra de los jueces de letras; y

(d) De las querellas de capítulos.

3º. En segunda instancia

(a) De las causas civiles, de familia y del trabajo y de los actos no contenciosos de que hayan conocido en primera los jueces de letras de su territorio jurisdiccional o uno de sus ministros; y

(b) De las apelaciones interpuestas en contra de las resoluciones dictadas por un juez de garantía.

4º. De las consultas de las sentencias civiles dictadas por los jueces de letras; y

5º. De los demás asuntos que otras leyes les encomienden.

II.- Competencia especial de la Corte de Apelaciones de Santiago (Art. 64)

La Corte de Santiago, además de las materias señaladas precedentemente, conoce de los recursos de apelación y de casación en la forma que incidan en las causas de que haya conocido en primera instancia su presidente.

Conoce, además, de las recusaciones que se formulen en contra de los miembros de la Corte Suprema. (Art. 204)

f) Normas sobre los acuerdos en las Cortes de Apelaciones

Las Cortes pueden fallar los asuntos que conocen inmediatamente de terminada la vista de la causa o bien postergar su decisión cuando el asunto requiera de un estudio especial.

En la segunda alternativa se habla que “la causa quedó en acuerdo”, pues la mayoría para la formación de la resolución no se produjo en forma inmediata.

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No obstante lo anterior, como es obvio en un órgano en que hay pluralidad de opiniones, sea que la resolución se alcance de inmediato o no, siempre debe haber acuerdo pues se trata de un tribunal colegiado y, por ende, sus integrantes deben coincidir en forma mayoritaria a fin de alcanzar una decisión.

Cuando alguno de los miembros del tribunal requiera estudiar con más detenimiento el asunto se suspende el debate, y tiene un plazo que no exceda los 30 días, si son varios los Ministros que han realizado la petición y si es sólo uno, el plazo es de 15 días. (Art. 82)

Acuerdos: son las discusiones privadas del tribunal sobre el negocio que conocen, tendientes a obtener el fallo o resolución de dicho asunto y que se otorga por medio de la valoración de los jueces hasta obtener la mayoría legal. (Art. 81)

Cuándo hay acuerdo: se entiende terminado el acuerdo cuando se obtenga mayoría legal sobre la parte resolutiva del fallo y sobre un fundamento, a lo menos, en apoyo de cada uno de los puntos que dicho fallo comprenda. (Art. 85)

Según el artículo 72 del Código, hay mayoría legal cuando existe la mayoría absoluta de los votos conformes de los miembros que concurrieron a la vista de la causa.

Quiénes toman parte en los acuerdos: en los acuerdos deben tomar parte todos los jueces que concurrieron a la vista de la causa y, por ende, no pueden participar aquellos que no concurrieron a la misma y no puede adoptarse acuerdo si no están todos los jueces que concurrieron. (Arts. 75 y 79)

Con este objetivo el relator tiene la obligación de dejar constancia en el expediente del nombre de los ministros que concurrieron a la vista de la causa. (Art. 372 Nº 5)

Sin embargo, es posible que acontezcan ciertos hechos entre la vista de la causa y el acuerdo, situación que se regula en los artículos 77, 78, 79 y 80 del Código Orgánico.

Así, si antes del acuerdo fallece, es destituido o suspendido de sus funciones, trasladado o jubilado, alguno de los jueces que concurrieron a la vista, se procede a ver de nuevo el negocio.

Si antes del acuerdo se imposibilita por enfermedad alguno de los jueces que concurrieron a la vista, se espera hasta por 30 días su comparecencia al tribunal; y si, transcurrido este término, no puede comparecer, se procede a una nueva vista de la causa.

En este caso, también puede verse de nuevo el asunto antes de la expiración de los 30 días, si todas las partes convienen en ello.

Sin perjuicio de lo dispuesto en los párrafos anteriores, todos los jueces que hayan asistido a la vista de una causa quedan obligados a concurrir al fallo de la misma, aunque hayan cesado en sus funciones, salvo que, a juicio del tribunal, se encuentren imposibilitados física o moralmente para intervenir en ella y no se efectúa el pago de ninguna jubilación de ministros de Corte,

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mientras no acrediten haber concurrido al fallo de las causas, a menos que comprueben la imposibilidad referida.

Por último, debe destacarse que, en los casos anteriores, no se ve de nuevo la causa aunque deje de tomar parte en el acuerdo alguno o algunos de los que concurrieron a la vista, siempre que el fallo sea acordado por el voto conforme de la mayoría del total de jueces que haya intervenido en la vista de la causa.

Esta norma es de toda lógica pues, aun cuando lo normal es que una sala de una Corte de Apelaciones sea integrada por 3 ministros, el voto de 2 de ellos forma mayoría y la opinión restante no hace variar la decisión.

Forma de proceder al acuerdo: no se discute el asunto en conjunto, sino que, las cuestiones suscitadas, de hecho y de Derecho, se resuelven por separado. De ahí que el tribunal debe observar el siguiente orden:

1.- El tribunal establece con precisión los hechos de que versa el juicio;

2.- Luego, examina el Derecho; y

3.- Finalmente, procede a aplicar el Derecho a los hechos establecidos. (Art. 83)

Orden de votación de los ministros: en los acuerdos de los tribunales colegiados da primero su voto el ministro menos antiguo y continúan, los demás, en orden inverso al de su antigüedad. El último voto es el del presidente. (Art. 84)

Discordia de votos: es posible que en la celebración del acuerdo no se forme resolución por no existir la mayoría legal. Se produce entonces el fenómeno procesal de la discordia de votos. Respecto de éste, hay que examinar si se produce en materia civil o penal.

En materia civil, la discordia puede producirse ya sea porque se produjo un empate entre los miembros que integra el tribunal o por que existe dispersión de votos.

Esta materia se encuentra tratada en los artículos 86 y 87 del Código:

“Art. 86.- Cuando en los acuerdos para formar resolución resultare discordia de votos, cada opinión particular será sometida separadamente a votación y si ninguna de ellas obtuviere mayoría absoluta, se excluirá la opinión que reúna menor número de sufragios en su favor, repitiéndose la votación entre las restantes.

Si la exclusión pudiere corresponder a más de una opinión por tener igual número de votos, decidirá el tribunal cuál de ellas debe ser excluida; y si tampoco resultare mayoría para decidir la exclusión, se llamarán tantos jueces cuantos sean necesarios para que cualquiera de las opiniones pueda formar sentencia, debiendo, en todo caso, quedar constituido el tribunal con un número impar de miembros.

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Los jueces que hubieren sostenido una opinión excluida, deberán optar por alguna de las otras sometidas a votación.

El procedimiento de este artículo se repetirá cada vez que ocurran las circunstancias mencionadas en él.

Art. 87.- Cuando en el caso del inciso segundo del artículo anterior se llamaren otros jueces para dirimir una discordia, se verá la causa por los mismos miembros que hubieren asistido a la primera vista y los nuevamente llamados.

Antes de comenzar el acto podrán los jueces discordantes aceptar por sí solos una opinión que reúna la mayoría necesaria para formar sentencia, quedando sin lugar la nueva vista, la cual se efectuará únicamente en el caso de mantenerse la discordia.

Si, vista de nuevo la causa, ninguna opinión obtuviere mayoría legal, se limitará la votación a las que hubieren quedado pendientes al tiempo de llamarse a los nuevos jueces.

En caso de nueva vista de una causa por discordia ocurrida en la primera, el Presidente del tribunal podrá indicar a los abogados de las partes el punto materia del empate para que limiten a él sus alegaciones”.

En materia penal, se aplica el artículo 74 del Código: “Si con ocasión de conocer alguna causa en materia criminal, se produce una dispersión de votos entre los miembros de la Corte, se seguirá las reglas señaladas para los tribunales de juicio oral en lo penal.”

El artículo 19 del Código, por su parte, señala: “Las decisiones de los tribunales orales en lo penal se regirán, en lo que no resulte contrario a las normas de este párrafo, por las reglas sobre acuerdos en las Cortes de Apelaciones contenidas en los artículos 72, 81, 83, 84 y 89 de este Código.

Sólo podrán concurrir a las decisiones del tribunal los jueces que hubieren asistido a la totalidad de la audiencia del juicio oral.

La decisión deberá ser adoptada por la mayoría de los miembros de la sala.

Cuando existiere dispersión de votos en relación con una decisión, la sentencia o la determinación de la pena si aquélla fuere condenatoria, el juez que sostuviere la opinión más desfavorable al condenado deberá optar por alguna de las otras.

Si se produjere desacuerdo acerca de cuál es la opinión que favorece más al imputado, prevalecerá la que cuente con el voto del juez presidente de la sala”.

Aprobada la redacción, se firma la sentencia por todos los miembros del tribunal que concurrieron al acuerdo. Al final se deja constancia del nombre del ministro que la ha redactado.

De ésta designación de ministro redactor se deja constancia en 115

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el proceso, en una resolución que firman todos los ministros que concurrieron al acuerdo, que se pasa al conocimiento de las partes.

También el secretario deja constancia en los autos, mediante una certificación, acerca de la fecha en que el ministro entregue redactado el proyecto de sentencia.

Las Cortes de Apelaciones deben dictar sentencia en el plazo de 30 días, contados desde el término de la causa.

En la sentencia se debe expresar nominalmente qué miembros han concurrido con su voto a formar sentencia, qué miembros han tenido un voto disidente. De éste se deja constancia en un libro especial que se lleva con esa finalidad. Ese libro queda en Secretaría, y según el artículo 89, puede ser consultado por cualquiera que demuestre interés en ello.

F.- CORTE SUPREMA

Es el tribunal con más alta jerarquía que existe en el país y tiene la superintendencia directiva, económica y correccional de todos los tribunales de la Nación, con la sola excepción del Tribunal Constitucional, del Tribunal Calificador de Elecciones, los tribunales Electorales Regionales y los Tribunales Militares de tiempo de guerra.

La Corte Suprema es un tribunal permanente, de carácter colegiado y que ejerce jurisdicción sobre todo el territorio de la República.

La labor fundamental de la Corte Suprema consiste en conocer del recurso de casación en el fondo y la revisión de las sentencias.

a) Competencia

Corresponde a la Corte Suprema en pleno

1º. Conocer de las apelaciones que se deduzcan en las causas por desafuero de las personas a quienes les fueren aplicables los incisos 2º, 3º y 4º del artículo 58 de la Constitución Política, actual artículo 61;

2º. Conocer en segunda instancia, de los juicios de amovilidad fallados en primera por las Cortes de Apelaciones o por el Presidente de la Corte Suprema, seguidos contra jueces de letras o Ministros de Cortes de Apelaciones, respectivamente;

3º. Ejercer las facultades administrativas, disciplinarias y económicas que las leyes le asignan, sin perjuicio de las que les correspondan a las salas en los asuntos de que estén conociendo, en conformidad a los artículos 542 y 543. En uso de tales facultades, podrá determinar la forma de funcionamiento de los tribunales y demás servicios judiciales, fijando los días y horas de trabajo en atención a las necesidades del servicio;

4º. Informar al Presidente de la República, cuando se solicite su dictamen, sobre cualquier punto relativo a la administración de

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justicia y sobre el cual no exista cuestión de que deba conocer;

5º. Informar las modificaciones que se propongan a la ley orgánica constitucional relativa a la Organización y Atribuciones de los Tribunales, de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 74, actual artículo 77, de la Constitución Política;

6º. Conocer y resolver la concesión o revocación de la libertad condicional, en los casos en que se hubiere impuesto el presidio perpetuo calificado.

La resolución, en este caso, deberá ser acordada por la mayoría de los miembros en ejercicio.

7º. Conocer de todos los asuntos que leyes especiales le encomiendan expresamente.

Todos los autos acordados de carácter y aplicación general que dicte la Corte Suprema deberán ser publicados en el Diario Oficial. (Art. 96)

Las salas de la Corte Suprema conocen

1º. De los recursos de casación en el fondo;

2º. De los recursos de casación en la forma interpuestos contra las sentencias dictadas por las Cortes de Apelaciones o por un tribunal arbitral de segunda instancia constituido por árbitros de derecho en los casos en que estos árbitros hayan conocido de negocios de la competencia de dichas Cortes;

3º. De los recursos de nulidad interpuestos en contra de las sentencias definitivas dictadas por los tribunales con competencia en lo criminal, cuando corresponda de acuerdo a la ley procesal penal;

4º. De las apelaciones deducidas contra las sentencias dictadas por las Cortes de Apelaciones en los recursos de amparo y de protección;

5º. De los recursos de revisión;

6º. En segunda instancia, de las causas a que se refieren los números 2º y 3º del artículo 53 y de las resoluciones que recaigan sobre las querellas de capítulos;

7º. De los recursos de queja, pero la aplicación de medidas disciplinarias será de la competencia del tribunal pleno;

8º. De los recursos de queja en juicio de cuentas contra las sentencias de segunda instancia dictadas con falta o abuso, con el solo objeto de poner pronto remedio al mal que lo motiva;

9°. De las solicitudes que se formulen, de conformidad a la ley procesal, para declarar si concurren las circunstancias que habilitan a la autoridad requerida para negarse a proporcionar determinada información o para oponerse a la entrada y registro de lugares religiosos, edificios en que funcione una autoridad pública o recintos militares o policiales.

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Esta norma debe entenderse referida al artículo 19 del Código Procesal Penal, el que dispone: “Todas las autoridades y órganos del Estado deberán realizar las diligencias y proporcionar, sin demora, la información que les requirieren el ministerio público y los tribunales con competencia penal. El requerimiento contendrá la fecha y lugar de expedición, los antecedentes necesarios para su cumplimiento, el plazo que se otorgare para que se llevare a efecto y la determinación del fiscal o tribunal requirente.

Con todo, tratándose de informaciones o documentos que en virtud de la ley tuvieren carácter secreto, el requerimiento se atenderá observando las prescripciones de la ley respectiva, si las hubiere, y, en caso contrario, adoptándose las precauciones que aseguraren que la información no será divulgada.

Si la autoridad requerida retardare el envío de los antecedentes solicitados o se negare a enviarlos, a pretexto de su carácter secreto o reservado y el fiscal estimare indispensable la realización de la actuación, remitirá los antecedentes al fiscal regional quien, si compartiere esa apreciación, solicitará a la Corte de Apelaciones respectiva que, previo informe de la autoridad de que se tratare, recabado por la vía que considerare más rápida, resuelva la controversia. La Corte adoptará esta decisión en cuenta. Si fuere el tribunal el que requiriere la información, formulará dicha solicitud directamente ante la Corte de Apelaciones.

Si la razón invocada por la autoridad requerida para no enviar los antecedentes solicitados fuere que su publicidad pudiere afectar la seguridad nacional, la cuestión deberá ser resuelta por la Corte Suprema.

Aun cuando la Corte llamada a resolver la controversia rechazare el requerimiento del fiscal, por compartir el juicio de la autoridad a la que se hubieren requerido los antecedentes, podrá ordenar que se suministren al ministerio público o al tribunal los datos que le parecieren necesarios para la adopción de decisiones relativas a la investigación o para el pronunciamiento de resoluciones judiciales.

Las resoluciones que los ministros de Corte pronunciaren para resolver estas materias no los inhabilitarán para conocer, en su caso, los recursos que se dedujeren en la causa de que se tratare.”; y

10º. De los demás negocios judiciales de que corresponda conocer a la Corte Suprema y que no estén entregados expresamente al conocimiento del pleno. (Art.98)

b) Organización

(a) Presidente: es nombrado por la misma Corte de entre sus miembros y dura 2 años en sus funciones.

El Presidente tiene atribuciones fundamentales y son las que indica el artículo 105, sin perjuicio de las que otras disposiciones le otorgan.

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(b) Los ministros: la Corte Suprema está compuesta de 21 ministros.

Estos ministros son nombrados por el Presidente de la República, previa propuesta en quina de la misma Corte y con acuerdo del Senado.

De entre los 21 ministros de la Corte, 5 deben ser abogados extraños a la administración de justicia.

Cuando se trate de llenar un cargo de ministro de aquellos que corresponden a funcionarios del Poder Judicial, la quina se conforma sólo con miembros de esa administración, debiendo figurar el ministro de Corte de Apelaciones más antiguo y que figure en lista de mérito.

Si se trata de llenar un cargo de los correspondientes a abogados extraños, la quina se conforma por la Corte Suprema, de entre los abogados que se presenten a concurso público para llenar la vacante, con a lo menos 15 años de titulación y siempre que se hayan destacado en la vida pública o universitaria.

(c) El fiscal judicial: la Corte Suprema tiene un fiscal judicial que es el jefe de la Fiscalía Judicial y es un auxiliar de la administración de justicia.

(d) Relatores: tienen la misma misión que los relatores de las Cortes de Apelaciones.

(e) Secretario: igual que el de las Cortes, es ministro de fe pública encargado de autorizar providencias, despachos de la Corte Suprema, así como custodiar las causas, documentos o papeles que se presenten al tribunal. Para ser secretario es menester ser abogado.

(f) Pro – Secretario: se nombra a propuesta de la misma Corte Suprema y tal nombramiento debe recaer en una persona que tenga título de abogado. Este subroga al secretario en el caso de impedimento o licencia de aquél.

(g) Personal de secretaria: forman parte de la Secretaría de la Corte.

c) Funcionamiento

La Corte Suprema funciona ordinaria y extraordinariamente dividida en salas especializadas y también conoce de los asuntos en pleno.

Corresponde a la propia Corte mediante Auto Acordado, establecer la forma de distribución de sus ministros entre las diversas salas de su funcionamiento ordinario o extraordinario, la que permanece invariable por un periodo de, a lo menos, 2 años.

La integración de sala es facultativa para el presidente de la Corte y, si opta por hacerlo, puede integrar cualquiera de las salas.

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Tanto en el funcionamiento ordinario como en el extraordinario las salas deben funcionar con no menos de 5 jueces cada una y el pleno con la concurrencia de 11 de sus miembros a lo menos. Esto significa que el quórum de las salas se forma con miembros o ministros y con abogados integrantes y el del pleno sólo con ministros.

Las salas de la Corte Suprema no pueden funcionar con mayoría de abogados integrantes tanto en su funcionamiento ordinario como extraordinario.

d) Tramitación ante la Corte Suprema

La tramitación le corresponde al presidente del tribunal, es decir, no existe sala tramitadora.

CAPÍTULO VLA COMPETENCIA

1.- CONCEPTO Y ELEMENTOS QUE DETERMINAN LA COMPETENCIA

A.- CONCEPTO

El artículo 108 del Código Orgánico de Tribunales señala: “La 120

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competencia es la facultad que tiene cada juez o tribunal para conocer de los negocios que la ley ha colocado dentro de la esfera de sus atribuciones.”

Como se vio, la jurisdicción es una función que le corresponde en abstracto a todos los tribunales, porque ella es inherente a ellos. Pero, no todos los tribunales ejercen la jurisdicción en las mismas materias.

La definición del Código ha sido objeto de críticas, entre otras, por ser incompleta, pues no sólo la ley coloca un asunto dentro de la esfera de atribuciones de un tribunal, sino que también pueden hacerlo las partes interesadas a través de la prórroga de competencia. Además, tampoco puede decirse que la competencia sea una facultad.

Couture, en su Vocabulario Jurídico, señala que la competencia es la “medida de jurisdicción asignada a un órgano del Poder judicial, competente en la determinación genérica de los asuntos en los cuales es llamado a conocer, en razón de la materia, cantidad y lugar.”

En particular, no estamos de acuerdo con dicho concepto pues, la competencia, no es medida de nada; simplemente, distribuye el trabajo entre los distintos jueces.

La competencia logra el buen funcionamiento del Poder Judicial y para ello divide el trabajo en la actividad jurisdiccional.

La finalidad ultima de la competencia se traduce en la fragmentación especializada de la administración de justicia: civil, penal, laboral, etc.

Algunos autores, definen a la competencia como  la capacidad para administrar justicia en una determinada área judicial.

Etimológicamente, la voz competencia proviene del latín competere que tiene una doble traducción: 1.- “pertenecer, corresponder”; y 2.- “exigir”.

Así, la competencia es la correspondencia para que alguien pueda exigir o pedir lo que le corresponde y que ha sido pretendido por otro.

Esta acepción etimológica implica que la competencia es una atribución del poder del ejercicio de la actividad jurisdiccional realizada por el juez, ante quien acude el ciudadano, en calidad de sujeto procesal, para exigir que le reconozcan sus derechos en particular.

La competencia trae aparejada también la idea de  poder – deber, pues el juez, además de aplicar la ley, (ejercicio de poder) también tiene que cumplir ciertos deberes que impone la administración de justicia.

En este orden de ideas, la competencia es la órbita jurídica dentro de la cual se ejerce el poder público por el órgano correspondiente. El propio artículo 7° del Código señala: “Los tribunales sólo podrán ejercer su potestad en los negocios y

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dentro del territorio que la ley les hubiere respectivamente asignado”.

El procesalista argentino, Hugo Alsina, señala: “La competencia es la aptitud del juez para ejercer su jurisdicción en un caso determinado”.

Francisco Carnelutti, a su turno, dice: “La  competencia es el poder propio del oficial de justicia para ejercer la jurisdicción del caso”.

B.- ELEMENTOS QUE DETERMINAN LA COMPETENCIA

Un solo tribunal no puede conocer de todos los asuntos judiciales que se suscitan en el país por lo que, de acuerdo a las reglas de competencia, ellos se distribuyen. Estas reglas, entonces, tienen por objeto distribuir los distintos litigios entre los diversos tribunales.

Por otra parte, el legislador ha considerado ciertos elementos o factores, conforme a los cuales distribuye al trabajo judicial entre los distintos tribunales. Ellos son la materia, el fuero, la cuantía y el territorio.

1°. La materia

Se puede definir la materia diciendo que es la naturaleza del negocio sometido a la decisión de un tribunal o aún en casos especiales el objeto o clase del mismo.

Estos asuntos judiciales son de naturaleza civil, penal, comercial, tributaria, administrativos, etc.

La ley no es ajena a considerar como elemento o aspectos de competencia a la materia u objeto que constituye el pleito, para reglar la competencia de los tribunales.

Así queda claro en el artículo 130 cuando señala: “para el efecto de determinar la competencia se reputarán de mayor cuantía los negocios que versen sobre materias que no estén sujetas a una determinada apreciación pecuniaria...”

En este factor el legislador considera más bien la cosa litigiosa, que a la persona misma.

2°. El fuero

Se habla de fuero personal para distinguirlo del fuero real que es la materia y se entiende por fuero personal a la calidad o dignidad que tienen ciertas personas, y en cuya virtud los asuntos en que ellos tengan interés, no son conocidos por los tribunales que ordinaria o naturalmente le correspondería conocer, sino que ese conocimiento pasa a otro tribunal de superior jerarquía o bien con un procedimiento distinto pues contempla la apelación.

Este factor se considera cuando intervienen como litigantes en un juicio personas que tengan un determinado cargo o investidura. La ley considera primordialmente a la persona de los

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litigantes y no a la cosa litigiosa.

3°. La cuantía

El artículo 115 señala que en los asuntos civiles la cuantía se determina por el valor de la cosa disputada y, en los asuntos criminales, se determina por la pena que el delito lleva consigo.

La cuantía, además, sirve para determinar la procedencia de ciertos recursos, como por ejemplo, el recurso de apelación y sirve para determinar, a veces, el procedimiento de mínima cuantía, de menor cuantía y de mayor cuantía. 4°. El territorio

A este elemento alude el artículo 7, según el cual, los tribunales sólo pueden ejercer su potestad en los negocios y dentro del territorio que la ley les haya respectivamente asignado.

Todo tribunal tiene una extensión territorial determinada, dentro de la cual debe ejercer sus funciones. De aquí que la competencia del juez se encuentra limitada por el territorio.

Lo normal es que ese territorio asignado a un juez, esté constituido por la comuna o agrupación de comunas; puede ser una provincia o agrupación de provincias o una Región; y también puede ser todo el territorio nacional.

En cuanto al orden de aplicación de esos factores de la competencia, primero se examina la cuantía. Ella, puede estar modificada por la materia, y ésta puede ser alterada por el fuero.

Luego de la aplicación de estos tres factores se aplica el factor territorio que señala que tribunal, dentro de una determinada jerarquía, conocerá el asunto.

2.- CLASIFICACIONES

La competencia que tienen los tribunales para conocer un determinado asunto, admite distintas clasificaciones, según sea el particular punto de vista del cual se le mire:

I.- Atendiendo a la fuente: competencia natural o propia y competencia prorrogada.

Competencia natural o propia es la determinada por la ley para cada órgano jurisdiccional.

Competencia prorrogada es aquella que las partes expresa o tácitamente le confieren a un tribunal que no es naturalmente competente para conocer de un negocio.

La prórroga de competencia emana de un acuerdo entre las partes, en virtud del cual, las partes someten el conocimiento de un asunto a la competencia de un tribunal diverso del que es naturalmente competente.

La prórroga puede referirse a un asunto iniciado o a uno futuro y opera tratándose de materias civiles contenciosas.

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Además de las anteriores, suele hablarse de “competencia delegada”, que sería aquella que un tribunal posee por habérsela delegado otro tribunal.

Así, tradicionalmente, en el estudio del Derecho Procesal se habla de la “competencia delegada”, la que corresponde al concepto dado y se señala que ella se hace efectiva, en nuestro sistema procesal, a través de los exhortos o cartas rogatorias que un tribunal envía a otro encargándole la práctica de una determinada diligencia dentro de su territorio.

Sin embargo, debe considerarse que el artículo 7° del Código Orgánico dispone, en su inciso 1º, que los “tribunales sólo podrán ejercer su potestad en los negocios y dentro del territorio que la ley les hubiere respectivamente asignado” y, en su inciso segundo, señala: “Lo cual no impide que en los negocios de que conocen puedan dictar providencias que hayan de llevarse a efecto en otro territorio.”

En consecuencia, no se trata que la competencia se delegue, sino que, se trata de la situación que se produce cuando un tribunal dicta una resolución que se llevará a efecto en otro territorio, lo cual se hace a través de otro tribunal, el cual, de acuerdo al artículo 71 del Código de Procedimiento Civil, “es obligado a practicar o a dar orden para que se practiquen en su territorio, las actuaciones que en él deban ejecutarse y que otro tribunal le encomiende.”

Para estos efectos, el “tribunal que conozca de la causa dirigirá al del lugar donde haya de practicarse la diligencia la correspondiente comunicación, insertando los escritos, decretos y explicaciones necesarias.”

No se delega competencia, entonces, pues el tribunal que cumplirá el encargo la tiene asignada por la ley. No se puede delegar lo que no se posee.

II.- Atendiendo a la extensión: competencia común y de competencia especial.

Competencia común es la que tienen aquellos tribunales para conocer indistintamente de asuntos de distinta naturaleza.

Competencia especial es aquella que faculta al tribunal para conocer sólo de determinados asuntos.

III.- Atendiendo al contenido: competencia contenciosa y competencia no contenciosa.

Esta clasificación se efectúa considerando si existe o no contienda entre partes.

IV.- Atendiendo al número de tribunales que pueden conocer del asunto: competencia privativa o exclusiva y competencia acumulativa o preventiva.

Competencia privativa o exclusiva es la que habilita a un tribunal para conocer de un determinado asunto con exclusión de otro

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tribunal.

Por ejemplo, la Corte Suprema tiene este tipo de competencia para conocer el recurso de casación en el fondo o del llamado recurso de revisión.

Competencia acumulativa o preventiva es aquella de que están dotados dos o más tribunales, pero previniendo cualquiera de ellos en el conocimiento de un asunto, cesan los demás en su competencia.

Se habla indistintamente de competencia acumulativa porque existen dos o más tribunales para conocer del mismo asunto, pero también de competencia preventiva porque en definitiva va a ser competente el que previene en el conocimiento del asunto.

V.- Atendiendo al grado en que un asunto puede ser conocido por un tribunal: competencia de única, de primera y de segunda instancia.

La instancia es el grado jurisdiccional en que un tribunal conoce de un asunto.

La competencia de única instancia consiste en que un asunto litigioso será conocido por un sólo órgano jurisdiccional, tanto en el hecho como en el derecho, sin posibilidad de un posterior examen por un tribunal superior por la vía de la apelación.

La competencia es de primera instancia si la ley contempla la posibilidad de recurrir un fallo por la vía del recurso de apelación.

La regla general es que un asunto se vea en una doble instancia por diversos tribunales. La doble instancia se logra por la vía del recurso de apelación, que corresponde ser conocido por el tribunal superior jerárquico de aquél que conoció el asunto en primera instancia.

Así lo establece el artículo 188 del Código Orgánico de Tribunales: “La competencia de que se halla revestido un tribunal puede ser o para fallar un asunto en una sola instancia, de modo que la sentencia sea inapelable, o para fallarlo en primera instancia de manera que la sentencia quede sujeta al recurso de apelación.”

La competencia de segunda instancia es aquella en que siendo apelable una resolución, efectivamente se ha interpuesto el recurso y el superior jerárquico ha entrado a conocer del caso.

VI.- Atendiendo a la generalidad o precisión con que se determina el tribunal competente: competencia absoluta y competencia relativa.

Esta es la clasificación más importante.

Competencia absoluta es aquella que determina la jerarquía del tribunal que es llamado por la ley para conocer de un negocio determinado.

Competencia relativa es aquella que permite precisar qué 125

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tribunal dentro de una determinada jerarquía es el llamado por la ley a conocer de un determinado asunto. Esta, señala que juez de letras en forma precisa va a conocer del asunto.

La competencia absoluta determina el género, en tanto, que la competencia relativa determina la especie.

De la aplicación conjunta de estas competencias resulta el tribunal competente para conocer ese negocio.

Una comparación entre ambas competencias nos lleva a señalar lo siguiente:

COMPETENCIA ABSOLUTA COMPETENCIA RELATIVA1.- Es la singularización del ejercicio de la jurisdicción en razón de la jerarquía de los tribunales

Es la singularización del ejercicio de la jurisdicción por un tribunal preciso de la jerarquía a que él pertenece

2.- Se determina por los factores fuero, materia y cuantía

Se determina por el factor territorio

3.- Las reglas de la competencia absoluta son de orden público y por ende irrenunciables

Las reglas de la competencia relativa son de orden privado y, en consecuencia, renunciables

4.- El juez puede y debe declarar de oficio su incompetencia absoluta

La incompetencia relativa se declara a petición de parte, salvo ciertas excepciones

5.- No admite prórroga Admite prórroga expresa o tácita

6.- La jurisprudencia en relación a la competencia absoluta ha asimilado la falta de jurisdicción a esta clase de incompetencia

La competencia relativa no es ni ha sido asimilada al defecto de jurisdicción

Oportunidad en que se aplican los factores de la competencia

Estos factores que determinan si un tribunal es competente se aplican en el momento en que se da inicio al litigio.

Así, el que es requerido para presentarse a un tribunal debe examinar si tiene o no competencia para conocer de ese asunto.

Por otra parte, si el tribunal concluye que es incompetente absolutamente, debe declararse de oficio incompetente.

Nada impide que esa misma declaración pueda realizarse en el curso del proceso, apenas se advierta que se es incompetente absolutamente.

Hay que considerar que el legislador sanciona al juez que conoce de un negocio con manifiesta incompetencia absoluta:

a) Si el juez entra a conocer del negocio con ignorancia inexcusable, incurre en el delito del artículo 225 Nº 2 del Código Penal; y

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b) Si ese conocimiento no es con ignorancia inexcusable, es un error que no alcanza a constituir delito, queda sometido a las medidas disciplinarias que según la ley pueden aplicarle sus superiores jerárquicos.

3.- REGLAS GENERALES DE COMPETENCIA

Estas se aplican después de haberse producido la singularización total y definitiva del órgano jurisdiccional.

Estas reglas, se aplican a todo tribunal sea ordinario, especial, arbitral.

Las reglas generales de la competencia son:

A.- Regla de la radicación o fijeza;

B.- Regla del grado o superioridad;

C.- Regla de la extensión;

D.- Regla de la prevención; y

E.- Regla de la ejecución.

Los efectos para el evento que estas reglas generales se infrinjan hay que determinarlos atendiendo a los principios doctrinales que se emplean en la institución de que se trata y naturalmente no existe una sanción única aplicable a todos los casos concretos.

Por ejemplo, si se viola la regla de la gradualidad al apelar una resolución para ante un tribunal superior distinto al que jerárquicamente le corresponde conocer de ese recurso, la sanción sería que se declare la inadmisibilidad del recurso. En cambio, si se violan las reglas de prevención, estaremos ante una situación posiblemente de nulidad procesal por incompetencia del tribunal ante el cual se ha recurrido.

A.- REGLA DE LA RADICACIÓN O FIJEZA

Esta regla señala que radicado con arreglo a la ley el conocimiento de un negocio ante tribunal competente, esta competencia no se altera por causa sobreviniente. (Art. 109)

Ahora bien, la radicación o fijeza consiste en el efecto de hacerse irrevocable la competencia de un órgano jurisdiccional para conocer de un asunto que se encuentra en la esfera de sus atribuciones, cualquiera que sean los hechos posteriores que importen modificar los elementos que se tuvieron en cuenta para determinar la competencia absoluta y relativa de ese órgano jurisdiccional.

La regla exige como presupuestos previos:

a) Existencia de una actividad jurisdiccional, pues debe producirse el ejercicio de la jurisdicción por parte de un tribunal para así poder hablar de la radicación de un asunto ante él;

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b) El tribunal debe ser competente pues el artículo 109 habla de la radicación del negocio ante tribunal competente y ese tribunal competente se determina con las reglas de la competencia absoluta y relativa; y

c) La intervención del tribunal debe ser con arreglo a derecho.

Ahora bien, para determinar la oportunidad en que se produce la radicación hay que distinguir entre materia civil y materia penal.

En materia penal, es competente para conocer de un delito, el tribunal en cuyo territorio se ha cometido el hecho que da motivo al juicio. El delito se considera cometido en el lugar donde se haya dado comienzo a su ejecución.

Por lo tanto, la radicación se produce cuando el juzgado de garantía empieza a conocer de los hechos sin plantear una contienda de competencia.

En materia civil, la radicación se produce con la notificación legal de la demanda al demandado.

Por lo tanto, la sola presentación de la demanda, aun cuando lo sea ante tribunal competente y se cumplan en ella todos los requisitos previstos por la ley, no produce radicación.

Si la demanda se presenta ante un tribunal relativamente incompetente la radicación se produce una vez contestada la demanda, sin reclamar de la incompetencia del tribunal. En ese caso, se está en presencia de una prórroga de la competencia, que puede ser expresa o tácita.

Si el demandado no contesta la demanda se obra en su rebeldía y en ese momento se entiende que el asunto queda radicado ante ese tribunal.

Ahora bien, el artículo 109 habla que la competencia no se alterará por causas sobrevinientes.

Causa sobreviniente es aquella que se produce después que el asunto ha quedado radicado ante un tribunal competente.

Por ejemplo, si alguna de las partes adquiere fuero después de estar radicado el asunto, como en el caso de ser elegido Presidente de la República.

Las causas que sobrevienen no alteran la competencia del tribunal llamado a conocer del asunto, a menos que el legislador establezca lo contrario.

Con todo, existen excepciones en que, luego de estar radicada una causa, posteriormente, deja de estarlo:

1.- Acumulación de autos: por aplicación de un principio formativo del proceso, llamado economía procesal, y para evitar sentencias contradictorias, el Código de Procedimiento Civil regula la acumulación de autos, la que tiene lugar siempre que

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se tramitan separadamente dos o más procesos que deban constituir un solo juicio y terminar en una sola sentencia para mantener la unidad de la causa.

La acumulación de autos es una excepción pues dos o más procesos, que se tramitan ante tribunales distintos, pasan a ser de conocimiento de un tribunal.

Si la causa está pendiente ante tribunales de igual jerarquía el más nuevo se acumula al más antiguo. En caso contrario, la acumulación se va a hacer sobre aquél que esté sometido al tribunal superior.

2.- Contrato de compromiso: el asunto que está actualmente siendo conocido por un tribunal ordinario, siempre que no sea de arbitraje prohibido, puede sustraerse del conocimiento del tribunal por las partes mediante la celebración de un contrato de compromiso, en virtud del cual el juzgamiento de aquel asunto se entrega a la competencia de un juez árbitro.

3.- Visitas: las visitas se efectúan por un tribunal superior a uno inferior y tienen por objeto inspeccionar y vigilar de cerca la marcha de la administración de justicia de un tribunal.

Pues bien, en el ejercicio de esta visita, el visitador puede fallar un asunto pendiente ante el tribunal visitado, en consecuencia lo sustrae del conocimiento de éste. De allí que se diga que constituye una excepción a esta regla de la radicación o fijeza.

Sin embargo, puede observarse que en estas visitas judiciales no se produce una sustitución de tribunal por otro, sino que, lo que se produce realmente es la sustitución de un juez por otro juez, pero el asunto sigue estando radicado ante el tribunal visitado.

B.- REGLA DE LA GRADUALIDAD

En virtud de esta regla, una vez fijada con arreglo a la ley la competencia de un juez inferior para conocer en primera instancia de un determinado asunto, queda igualmente fijada la del tribunal superior que debe conocer del mismo asunto en segunda instancia. (Art. 110)

Esta regla se basa en la idea de la gradualidad y en la existencia del recurso de apelación. La doble instancia es la regla general en nuestro derecho.

La ley ha establecido que fijada la competencia del tribunal que debe conocer el asunto en primera instancia, queda determinada la competencia del tribunal que debe conocer del mismo negocio en segunda instancia.

La ley subordina la aplicación de la regla del grado a la concurrencia de dos presupuestos positivos:

a) Que el conocimiento de determinado asunto se encuentre ante un tribunal de primera instancia; y

b) Que proceda el recuso de apelación en contra de la resolución de que se trata.

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El Poder Judicial tiene una organización jerárquica, piramidal, por lo que el tribunal que conocerá del asunto en segunda instancia es siempre el superior jerárquico del que ha conocido el asunto en primera instancia.

De esta regla se colige que no cabe la prórroga de competencia en segunda instancia.

C.- REGLA DE LA EXTENSIÓN

En conformidad a la regla de la extensión, el tribunal que es competente para conocer de un asunto lo es igualmente para conocer de todas las incidencias que en él se promuevan.

Lo es también para conocer de las cuestiones que se susciten por vía de reconvención o de compensación, aunque el conocimiento de estas cuestiones, atendida su cuantía, hubiere de corresponder a un juez inferior si se entablaran por separado. (Art. 111)

Esta regla permite determinar hasta donde llega el ámbito del ejercicio de la competencia por un tribunal.

En todo juicio es posible distinguir cuestiones principales constituidas por el fondo del asunto debatido, por la materia que se ventila en el juicio; y cuestiones accesorias, que son los incidentes, que son toda cuestión accesoria a un juicio que requiere especial pronunciamiento del tribunal, con o sin audiencia de las partes.

De acuerdo a esta regla, el tribunal que es competente para conocer de la cuestión principal también lo es para conocer de los incidentes o cuestiones accesorias.

Además, la regla señala dos situaciones especiales en que el mismo tribunal que conoce del asunto principal es también competente para conocer: son las cuestiones que se susciten por vía de reconvención o compensación, aunque por la cuantía hubieren de corresponder a un juez inferior si se entablaran por separado.

a) La reconvención es la demanda que el demandado intenta en contra del actor en el mismo proceso judicial; y

b) La compensación es un modo de extinguir obligaciones que se produce cuando dos personas son deudoras una de otra.

La expresión final de este artículo que señala “aunque el conocimiento de estas cuestiones, atendida su cuantía, hubiere de corresponder a un juez inferior si se entablaran por separado” no tiene aplicación, por cuanto se eliminaron los jueces inferiores al juez de letras y además también se eliminaron los jueces de letras de menor cuantía.

D.- REGLA DE LA PREVENCIÓN O DE INEXCUSABILIDAD

Además del artículo 112 del Código Orgánico esta regla tiene su origen en el artículo 76 de la C. P. de la República.

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En virtud de ella siempre que según la ley sean competentes para conocer de un mismo asunto dos o más tribunales, ninguno de ellos puede excusarse del conocimiento bajo el pretexto de haber otros tribunales que puedan conocer del mismo asunto; pero el que haya prevenido en el conocimiento excluye a los demás, los cuales cesan desde entonces de ser competentes.

El inciso 2º del artículo 76 de la Carta Fundamental señala: “Reclamada su intervención en forma legal y en negocios de su competencia, no podrán excusarse de ejercer su autoridad, ni aun por falta de ley que resuelva la contienda o asunto sometidos a su decisión”.

El artículo 112 en relación con los artículos 8 y 10 inciso 2º del Código Orgánico de Tribunales, forman la llamada competencia acumulativa o preventiva.

El tribunal llamado por la ley no puede excusarse de intervenir en él, ni siquiera cuando existan otros tribunales que puedan conocer del negocio.

Hay que tener en cuenta que el tribunal que previene en el conocimiento del negocio excluye a los demás, los cuales cesan desde ese momento de ser competentes, por eso, también se le conoce con el nombre de regla de la prevención.

Si un tribunal se niega a intervenir alegando que hay otros tribunales que pueden conocer el asunto, incurre en el delito de denegación de justicia.

E.- REGLA DE LA EJECUCIÓN

En virtud de esta regla existe una norma general en virtud de la cual la ejecución de las resoluciones corresponde a los tribunales que las han pronunciado en primera o en única instancia. (Art. 113)

Sin embargo, esta regla admite las siguientes excepciones consagradas en el artículo 113:

1ª. La ejecución de las sentencias penales y de las medidas de seguridad previstas en la ley procesal penal son de competencia del juzgado de garantía que haya intervenido en el respectivo procedimiento penal.

Es una excepción pues cuando la sentencia criminal ha sido dictada por un tribunal de juicio oral en lo penal, la ejecución corresponde al juzgado de garantía y no a dicho tribunal;

2ª. Los tribunales que conozcan de la revisión de las sentencias firmes o de los recursos de apelación, de casación o de nulidad contra sentencias definitivas penales, ejecutarán los fallos que dicten para su sustanciación.

Esta norma es absolutamente lógica pues tales recursos se tramitan ante esos tribunales de modo que sería absurdo tramitarlos en primera instancia; y

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3ª. Los tribunales referidos en el párrafo precedente puede también decretar el pago de las costas adeudadas a los funcionarios que hayan intervenido en su tramitación, reservando el de las demás costas para que sea decretado por el tribunal de primera instancia.

Por último, el artículo 114 dispone que siempre que la ejecución de una sentencia definitiva haga necesaria la iniciación de un nuevo juicio, éste puede deducirse ante el tribunal que la dictó en única o primera instancia o ante el que sea competente en conformidad a los principios generales establecidos por la ley, a elección de la parte que haya obtenido en el pleito.

En efecto, es facultad de la parte que obtuvo en un juicio, pedir el cumplimiento ante el mismo tribunal en que se tramitó y sentenció su asunto o bien hacerlo en un procedimiento de ejecución ante otro juzgado pues la sentencia definitiva ejecutoriada es un título ejecutivo por excelencia que permite iniciar un procedimiento tendiente a hacer ejecutar lo fallado.

Ese nuevo tribunal es el que se determine de acuerdo a las reglas generales de la competencia y, en su caso, de conformidad a las normas del turno o de la distribución de causas.

La regla de la ejecución es una manifestación del poder de imperio que poseen los tribunales, regulándose en los artículos 231 a 241 del Código de Procedimiento Civil, las disposiciones relativas al cumplimiento de las resoluciones dictadas por los tribunales chilenos.El imperio se encuentra doblemente consagrado:

Desde un punto de vista positivo, en los artículos 1º y 11 del Código Orgánico y 76 de la Constitución, y permite a los tribunales requerir directamente el auxilio de la fuerza pública para hacer cumplir lo que ellos han juzgado.

Desde un punto de vista negativo, el artículo 240 del Código de Procedimiento Civil le concede al tribunal la facultad para decretar todas las medidas tendientes a dejar sin efecto lo que se hiciere para burlar sus resoluciones.

Cierra este aspecto negativo el inciso 2º del artículo 240 con el cual se sanciona al que quebrante lo ordenado cumplir. La pena para este desacato es una pena privativa de libertad, cual es, reclusión menor en su grado medio a máximo, es decir, desde 541 días a 5 años.

4.- REGLAS QUE DETERMINAN LA COMPETENCIA ABSOLUTA

La competencia absoluta es aquella que determina la jerarquía del tribunal llamado a intervenir en el conocimiento de un negocio y los elementos o factores que la determinan son la cuantía, el fuero y la materia.

A.- La cuantía

Según el artículo 115, tratándose de asuntos civiles, la cuantía es 132

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el valor de la cosa disputada y, en materia penal, está determinada por la pena que el delito lleva consigo.

Considerando la cuantía, le corresponde conocer a un juez de letras de aquellos asuntos que se promuevan en el orden temporal, que queden comprendidos desde $ 1 en adelante, lo que no significa que el juez conozca de todos los asuntos en la misma instancia y con el mismo procedimiento. Por el contrario, un juez de letras conoce en única instancia las causa civiles y de comercio cuya cuantía no sea mayor de 10 U. T. M.

De 10 U. T. M. en adelante conoce de estos asuntos en primera instancia.

Tampoco olvidemos que esta competencia en razón de la cuantía puede alterarse en razón de la materia. Así, de las causas de minas conoce un juez de letras, cualquiera que sea la cuantía de ellos.

La competencia puede verse alterada, además, por el fuero. (Arts. 50 Nº 2 y 45 Nº 2 letra g C. O. T.)

Forma de determinar la cuantía

El inciso primero del artículo 115 sienta la regla para los asuntos civiles, en que la cuantía se determina por el valor de la cosa disputada, de acuerdo a la norma citada, la cual se complementa con los artículos 116 a 127, disposiciones que contienen situaciones detalladas de simple lectura.

Por ejemplo, si existen muchos demandados en un mismo juicio, el total de la cantidad determina la cuantía del asunto sin importar, para estos efectos, que la obligación no sea solidaria o cuando se deducen varias acciones, para determinar la cuantía se suman esas acciones. (Arts. 121 y 122)

Los artículos 128, 129, 130 y 131, a su turno, establecen las siguientes disposiciones generales:

a) Si el valor de la cosa disputada se aumenta o disminuye durante la instancia la determinación que antes se haya hecho con arreglo a la ley no sufre alteración alguna;

b) La determinación de la cuantía no sufre alteración alguna en razón de lo que se deba por intereses o frutos devengados después de la fecha de la demanda, ni de lo que se deba por costas o daños causados durante el juicio, pero los intereses, frutos o daños debidos antes de la demanda se deben agregar al capital demandado y se toman en cuenta para determinar la cuantía de la materia;

c) Para el efecto de determinar la competencia se reputan de mayor cuantía los negocios que versen sobre materias que no estén sujetas a una determinada apreciación pecuniaria. Tales son, por ejemplo:

1º. Las cuestiones relativas al estado civil de las personas;

2º. Las relacionadas con la separación judicial o de bienes entre 133

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marido y mujer, o con la crianza y cuidado de los hijos;

3°. Las que versen sobre validez o nulidad de disposiciones testamentarias, sobre petición de herencia, o sobre apertura y protocolización de un testamento y demás relacionadas con la apertura de la sucesión; y

4º. Las relativas al nombramiento de tutores y curadores, a la administración de estos funcionarios, a su responsabilidad, a sus excusas y a su remoción.

d) Por último, también se reputan, en todo caso, como materias de mayor cuantía, para el efecto de determinar la competencia del juez, las que en seguida se indican:

1º. El derecho al goce de los réditos de un capital acensuado; y

2º. Todas las cuestiones relativas a quiebras y a convenios entre el deudor y los acreedores.

Por otra parte, el inciso segundo del artículo 115 señala que, en materia penal, la cuantía se determina por la pena que el delito lleva consigo. El artículo 132, a su turno, dispone: “Para determinar la gravedad o levedad en materia criminal, se estará a lo dispuesto en el Código Penal.”

La referencia debe entenderse efectuada a los artículos 21, 22 y 23 del Código Penal.

Con arreglo al artículo 21 del Código Penal, las penas que pueden imponerse de acuerdo al mismo y sus diferentes clases, son las que comprende la siguiente Escala General:

Penas de crímenes Simples delitosFaltas

Presidio perpetuo calificado

Presidio menor Prisión

Presidio perpetuo Reclusión menor Inhabilidad perpetua para conducir vehículos a tracción mecánica o animal

Reclusión perpetua Confinamiento menor

Suspensión para conducir vehículos a tracción mecánica o animal

Presidio mayor Extrañamiento menor

Reclusión mayor Relegación menorRelegación perpetua

Destierro

Confinamiento mayor

Inhabilitación absoluta temporal para cargos, empleos, oficios o profesiones ejercidos en ámbitos educacionales o que

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involucren una relación directa y habitual con personas menores de edad

Extrañamiento mayor

Suspensión de cargo u oficio público o profesión titular

Relegación mayor Inhabilidad perpetua para conducir vehículos a tracción mecánica o animal

Inhabilitación absoluta perpetua para cargos y oficios públicos, derechos políticos y profesiones titulares

Suspensión para conducir vehículos a tracción mecánica o animal

Inhabilitación especial perpetua para algún cargo u oficio público o profesión titularInhabilitación absoluta temporal para cargos, empleos, oficios o profesiones ejercidos en ámbitos educacionales o que involucren una relación directa y habitual con personas menores de edadInhabilitación absoluta temporal para cargos y oficios públicos y profesiones titularesInhabilitación especial temporal para algún cargo u oficio público o profesión titular

Penas comunes a las tres clases anteriores

Multa; y

Pérdida o comiso de los instrumentos o efectos del delito.

Penas accesorias de los crímenes y simples delitos

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Incomunicación con personas extrañas al establecimiento penal, en conformidad al Reglamento carcelario.

Son penas accesorias las de suspensión e inhabilitación para cargos y oficios públicos, derechos políticos y profesiones titulares en los casos en que, no imponiéndolas especialmente la ley, ordena que otras penas las lleven consigo. (Art. 22 C. Penal)

La caución y la sujeción a la vigilancia de la autoridad pueden imponerse como penas accesorias o como medidas preventivas, en los casos especiales que determinen el Código Penal y el Código Procesal Penal. (Art. 23 C. Penal)

B.- La materia

La materia es la naturaleza del asunto sometido al conocimiento del tribunal.

La cuantía puede ser modificada por la materia. Así, el inciso 1º del artículo 48 del Código Orgánico dispone que los juicios de hacienda, cualquiera sea su cuantía, son conocidos por los jueces de letras de comuna de asiento de Corte.

Los juicios de hacienda son aquellos que son conocidos por un tribunal ordinario y en los que tiene interés el Fisco.

Pero al margen de servir como elemento o factor determinante de competencia absoluta, la materia sirve para determinar el tribunal especial al cual compete el conocimiento de determinadas materias.

Los tribunales especiales, se crean con el fin preciso de otorgarles un tipo de competencia especializada en determinadas materias. Es así como encontramos juzgados de familia, del trabajo, etc.

C.- Fuero

Es la calidad o dignidad que tienen ciertas personas, en cuya virtud los asuntos en que tienen interés no son conocidos por los tribunales que ordinariamente le corresponde conocer, sino por uno superior o con otro procedimiento y puede darse tanto en materias civiles como penales.

a) En materia civil

I.- Fuero ante los jueces de letras

El artículo 45 señala que las causas civiles y de comercio de cuantía inferior a 10 U. T. M., corresponde que sean conocidas por un juez de letras en única instancia. Sin embargo, por el fuero, cuando en la causa aparezca alguna de las personas señaladas en la letra g), el juez conoce de la causa en primera instancia.

Este fuero es sólo para las causas civiles y de comercio y, según el artículo 45, los jueces de letras conocen:

1°. En única instancia: de las causas civiles y de comercio 136

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cuya cuantía no exceda de 10 Unidades Tributarias Mensuales; y 2°. En primera instancia: de las causas civiles y de comercio cuya cuantía sea inferior a 10 Unidades Tributarias Mensuales, en que sean parte o tengan interés los Comandantes en Jefe del Ejército, de la Armada y de la Fuerza Aérea, el General Director de Carabineros, los Ministros de la Corte Suprema o de alguna Corte de Apelaciones, los Fiscales de estos tribunales, los jueces letrados, los párrocos y vicepárrocos, los cónsules generales, cónsules o vicecónsules de las naciones extranjeras reconocidas por el Presidente de la República, las corporaciones y fundaciones de derecho público o de los establecimientos públicos de beneficencia.

En virtud de este fuero, entonces, conoce el mismo juez pero, en primera instancia, cuando en la causa sea parte o tenga interés alguna de las personas mencionadas.

II.- Fuero ante un Ministro de Corte de Apelaciones

En virtud de este fuero, al que alude el artículo 50, un Ministro de la Corte de Apelaciones respectiva, según el turno que ella fije, conoce en primera instancia de las causas civiles en que sean parte o tengan interés el Presidente de la República, los ex Presidentes de la República, los Ministros de Estado, Senadores, Diputados, miembros de los Tribunales Superiores de Justicia, Contralor General de la República, Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas, General Director de Carabineros de Chile, Director General de la Policía de Investigaciones de Chile, los Intendentes y Gobernadores, los Agentes Diplomáticos chilenos, los Embajadores y los Ministros Diplomáticos acreditados con el Gobierno de la República o en tránsito por su territorio, los Arzobispos, los Obispos, los Vicarios Generales, los Provisores y los Vicarios Capitulares.

No obstante lo anterior, hay situaciones en que, a pesar de ser parte o tener interés las personas referidas, el factor fuero no es considerado como factor o elemento para determinar la competencia absoluta:

1°. La circunstancia de ser accionistas de sociedades anónimas las personas designadas en este número, no se considerará como una causa suficiente para que un ministro de la Corte de Apelaciones conozca en primera instancia de los juicios en que aquéllas tengan parte, debiendo éstos sujetarse en su conocimiento a las reglas generales;

2°. No se considerará el fuero de que gocen las partes en los juicios de minas, posesorios, sobre distribución de aguas, particiones, en los que se tramiten breve y sumariamente y en los demás que determinen las leyes; 3°. Tampoco se tomará en cuenta el que tengan los acreedores en el juicio de quiebra ni el de los interesados en los asuntos no contenciosos; y (Art. 133)

4°. En los asuntos no contenciosos.

Juicios en que algunas personas gozan de fuero y otras no137

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La ley no soluciona el problema, pero, por aplicación del principio general de que si hay conflicto de competencia por diversidad de los factores determinantes, prima siempre el tribunal de mayor jerarquía, aquellos que gozan de fuero, arrastran al tribunal competente para el aforado, a los que no gozan de fuero.

b) En materia penal

Si siendo muchos los responsables de un delito hay entre ellos individuos sometidos a los tribunales militares y otros que no lo estén, el tribunal competente para juzgar a los que gozan de fuero juzga también a todos los demás. (Art. 169)

5.- REGLAS QUE DETERMINAN LA COMPETENCIA RELATIVA

Ella sirve para precisar al tribunal determinado a quien le corresponde conocer de un negocio, dentro de la jerarquía de tribunales que se ha fijado a través de las reglas de competencia absoluta. El factor determinante de la competencia relativa es el territorio.

I.- Reglas de la competencia relativa en materia civil

a) Competencia relativa civil en asuntos contenciosos

El artículo 134 del Código establece una regla general, pero, en definitiva son tantas las excepciones, que se indican en los artículos siguientes, que esa regla general pasa a ser la excepción.

Así, el artículo 134 dispone: “En general, es juez competente para conocer de una demanda civil o para intervenir en un acto no contencioso, el del domicilio del demandado o interesado, sin perjuicio de las reglas establecidas en los artículos siguientes y de las demás excepciones legales.”

Las excepciones, que pasan a ser la regla general, son las siguientes:

1.- Acción inmueble: es competente para conocer del juicio el juez del lugar que las partes hayan estipulado en la respectiva convención. A falta de estipulación es competente, a elección del demandante:

a) El juez del lugar donde se contrajo la obligación; o

b) El del lugar donde se encuentre la especie reclamada.

Si el inmueble o inmuebles que son objeto de la acción están situados en distintos territorios jurisdiccionales, es competente cualquiera de los jueces en cuya comuna o agrupación de comunas estén situados. (Art. 135)

2.- Acción sobre cosas muebles e inmuebles: si una misma acción tiene por objeto reclamar cosas muebles e inmuebles, es juez competente el del lugar en que estén situados los inmuebles.

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Esta regla es aplicable a los casos en que se entablen conjuntamente dos o más acciones, con tal que una de ellas por lo menos sea inmueble. (Art. 137)

3.- Acciones que se reputan muebles: si la acción entablada es de las que se reputan muebles con arreglo a lo prevenido en los artículos 580 y 581 del Código Civil, es competente el juez del lugar que las partes hayan estipulado en la respectiva convención.

A falta de estipulación de las partes, lo es el del domicilio del demandado. (Art. 138)

4.- Obligaciones en diversos territorios jurisdiccionales: si una misma demanda comprende obligaciones que deban cumplirse en diversos territorios jurisdiccionales, es competente para conocer del juicio el juez del lugar en que se reclame el cumplimiento de cualquiera de ellas. (Art. 139)

5.- Demandado con dos o más domicilios: si el demandado tiene su domicilio en dos o más lugares, el demandante puede entablar su acción ante el juez de cualquiera de ellos. (Art. 140)

6.- Demandados con domicilio diferente: si los demandados son dos o más y cada uno de ellos tiene su domicilio en diferente lugar, el demandante puede entablar su acción ante el juez de cualquier lugar donde esté domiciliado uno de los demandados, y en tal caso, los demás quedan sujetos a la competencia del mismo juez. (Art. 141)

7.- Demandado persona jurídica: cuando el demandado es una persona jurídica, se reputa por domicilio, para el objeto de fijar la competencia del juez, el lugar donde tenga su asiento la respectiva corporación o fundación.

Y si la persona jurídica demandada tiene establecimientos, comisiones u oficinas que la representen en diversos lugares, como sucede con las sociedades comerciales, debe ser demandada ante el juez del lugar donde exista el establecimiento, comisión u oficina que celebró el contrato o que intervino en el hecho que da origen al juicio. (Art. 142)

8.- Interdictos posesorios: es competente el juez de letras del territorio jurisdiccional en que estén situados los bienes a que se refieren los interdictos y si ellos, por su situación, pertenecen a varios territorios jurisdiccionales, es competente el juez de cualquiera de éstos. (Art. 143)

9.- Distribución de aguas: es juez competente el de la comuna o agrupación de comunas en que se encuentra el predio del demandado. Si el predio está ubicado en comunas o agrupaciones de comunas cuyo territorio corresponda a distintos juzgados, es competente el de cualquiera de ellas. (Art. 144)

10.- Avería común: la justificación, regulación y repartimiento de la avería común se hacen ante el tribunal que designa el Código de Comercio. (Art. 145)

11.- Asuntos mineros: conocerá de todos los asuntos a que se 139

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refiere el Código de Minas, el juez letrado que tenga competencia en la comuna o agrupación de comunas en que esté ubicada la pertenencia, lo cual se entiende sin perjuicio de las disposiciones especiales que se establecen en el mismo Código de Minas, en el C. O. T. y en el Código de Procedimiento Civil. (Art. 146)

12.- Alimentos: es juez competente para conocer de las demandas de alimentos el del domicilio del alimentante o alimentario, a elección de este último.

De las solicitudes de cese, aumento o rebaja de la pensión decretada, conoce el juez que decretó la pensión. (Art. 147)

13.- Petición de herencia: es juez competente para conocer del juicio de petición de herencia, del de desheredamiento y del de validez o nulidad de disposiciones testamentarias, el del lugar donde se haya abierto la sucesión del difunto con arreglo a lo dispuesto por el artículo 955 del Código Civil.

El mismo juez es también competente para conocer de todas las diligencias judiciales relativas a la apertura de la sucesión, formación de inventarios, tasación y partición de los bienes que el difunto haya dejado. (Art. 148)

14.- Quiebras: es juez competente en materia de quiebras, cesiones de bienes y convenios entre deudor y acreedores, el del lugar en que el fallido o deudor tenga su domicilio. (Art. 154)

15.- Goce de un censo: es tribunal competente para conocer de la petición para entrar en el goce de un censo de transmisión forzosa el del territorio jurisdiccional en donde se haya inscrito el censo. Si el censo se ha redimido, el del territorio jurisdiccional donde se haya inscrito la redención. Si el censo no está inscrito ni se ha redimido, el del territorio jurisdiccional donde se haya declarado el derecho del último censualista. (Art. 155)

b) Competencia relativa en asuntos no contenciosos

La regla general, también dice el artículo 134 del Código Orgánico, es que es juez competente el del domicilio del interesado.

Dicha regla general también presenta excepciones:

1.- Apertura de la sucesión: el juez del lugar en que se haya abierto la sucesión del difunto (Art. 148 C. O. T. y Art. 955 C. C.)

2.- Nombramiento de un tutor o curador: el del domicilio del pupilo (Art. 150)

3.- Muerte presunta: el del último domicilio del desaparecido. (Art. 151)

4.- El nombramiento de un curador de bienes, de ausentes o de herencia yacente: el juez del lugar de donde el ausente o difunto haya tenido su último domicilio. (Art. 151 inciso 1º)

5.- Para nombrar curador al que está por nacer: el juez del 140

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lugar donde la madre tenga su domicilio. (Art. 152 inciso 2º)

6.- La autorización para enajenar o gravar un bien raíz: es juez competente el del lugar en que estén ubicados los bienes. (Art. 153)

7.- Cuando se refiere a la dación de posesión efectiva de una herencia, cuando la sucesión se abre en el extranjero y comprende bienes situados en Chile: si el causante murió en el extranjero y dejó bienes en Chile, la posesión efectiva debe solicitarse en el lugar en que el causante tuvo su último domicilio en Chile. Si aquél no tuvo domicilio en Chile, conoce de esa gestión el juez del lugar en que esté domiciliado el que la pide. (Art. 149)

II.- Reglas de competencia relativa en materia penal

1.- Es competente para conocer de un delito el tribunal en cuyo territorio se haya cometido el hecho que da motivo al juicio. El delito se considera cometido en el lugar donde se haya dado comienzo a su ejecución.

2.- El juzgado de garantía del lugar de comisión del hecho investigado conoce de las gestiones a que de lugar el procedimiento previo al juicio oral.

3.- Sin perjuicio de lo dispuesto, cuando las gestiones deban efectuarse fuera del territorio jurisdiccional del juzgado de garantía y se trate de diligencias urgentes, la autorización judicial previa puede ser concedida por el juez de garantía del lugar donde deban realizarse. Asimismo, si se suscita conflicto de competencia entre jueces de varios juzgados de garantía, cada uno de ellos está facultado para otorgar las autorizaciones o realizar las actuaciones urgentes, mientras no se dirima la competencia.

4.- La competencia señalada, así como la de las Cortes de Apelaciones, no se altera por razón de haber sido comprometidos por el hecho intereses fiscales. (Art. 157) 5.- Si en ejercicio de las facultades que la ley procesal penal confiere al ministerio público, éste decide investigar en forma conjunta hechos constitutivos de delito en los cuales, de acuerdo al artículo 157, corresponde intervenir a más de un juez de garantía, continuará conociendo de las gestiones relativas a dichos procedimientos el juez de garantía del lugar de comisión del primero de los hechos investigados.

En este caso, el ministerio público comunicará su decisión en cada uno de los procedimientos que se seguirán en forma conjunta, para lo cual solicitará la citación a una audiencia judicial de todos los intervinientes en ellos.

El o los jueces de garantía inhibidos harán llegar copias de los registros que obren en su poder al juez de garantía al que corresponda continuar conociendo de las gestiones a que diere lugar el procedimiento.

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Sin perjuicio de lo previsto precedentemente, si el ministerio público decide, posteriormente, separar las investigaciones que lleve conjuntamente, continuarán conociendo de las gestiones correspondientes los jueces de garantía competentes de conformidad al artículo 157. En dicho evento se procederá del modo señalado en este numeral. (Art. 159)

6.- Cuando se dicten distintas sentencias condenatorias en contra de un mismo imputado, los tribunales que dicten los fallos posteriores al primero no podrán considerar circunstancias modificatorias, que de haberse acumulado los procesos, no se hayan podido tomar en cuenta. Deberán, asimismo, regular la pena de modo tal que el conjunto de penas no pueda exceder de aquella que hubiere correspondido de haberse juzgado conjuntamente los delitos.

En estos casos, el tribunal que dicte el fallo posterior deberá modificarlo, de oficio o a petición del afectado, a objeto de adecuarlo a lo allí dispuesto. (Art. 164)

7.- De los delitos a que se refiere el artículo 6º del Código Orgánico de Tribunales conocerán los tribunales de Santiago. (Art. 167)

III.- Competencia civil de los tribunales criminales

1.- La acción civil que tenga por objeto únicamente la restitución de la cosa, debe interponerse siempre ante el tribunal que conozca las gestiones relacionadas con el respectivo procedimiento penal.

Dicho tribunal conoce también todas las restantes acciones que la víctima deduzca respecto del imputado para perseguir las responsabilidades civiles derivadas del hecho punible, y que no interponga en sede civil.

Con la excepción indicada en el primer párrafo, las otras acciones encaminadas a obtener la reparación de las consecuencias civiles del hecho punible que interpongan personas distintas de la víctima, o se dirijan contra personas diferentes del imputado, sólo pueden interponerse ante el tribunal civil que sea competente de acuerdo a las reglas generales.

Es competente para conocer de la ejecución de la decisión civil de las sentencias definitivas dictadas por los jueces con competencia penal, el tribunal civil mencionado en el párrafo anterior. (Art. 171)

6.- CUESTIONES PREJUDICIALES CIVILES

Las cuestiones prejudiciales civiles son asuntos que se suscitan en un juicio penal sobre un hecho de carácter civil que sea uno de los elementos que la ley penal estime para definir el delito que se persigue o para agravar o disminuir la pena o para no estimar culpable al autor.

Sobre estas cuestiones, el Código Orgánico dispone que si en el juicio criminal se suscita cuestión sobre un hecho de carácter

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civil que sea uno de los elementos que la ley penal estime para definir el delito que se persigue, o para agravar o disminuir la pena, o para no estimar culpable al autor, es el juez en lo criminal el que se pronunciará sobre tal hecho.

Excepciones: son de competencia del juez civil que corresponda, las siguientes cuestiones prejudiciales civiles:

a) Las cuestiones sobre validez de matrimonio;

b) Las cuestiones sobre cuentas fiscales; y

c) Las cuestiones sobre estado civil cuya resolución deba servir de antecedente necesario para el fallo de la acción penal persecutoria de los delitos de usurpación, ocultación o supresión de estado civil.

En todo caso, la prueba y decisión de las cuestiones civiles de que es llamado a juzgar el tribunal que conoce de los juicios criminales, se sujetan a las disposiciones del derecho civil. (Art. 173)

Por otra parte, si contra la acción penal se interponen excepciones de carácter civil concernientes al dominio o a otro derecho real sobre inmuebles, puede suspenderse el juicio criminal, cuando dichas excepciones aparezcan revestidas de fundamento plausible y de su aceptación, por la sentencia que sobre ellas recaiga, haya de desaparecer el delito. El conocimiento de esas excepciones corresponde al tribunal en lo civil. (Art. 174)

El artículo 171 del Código Procesal Penal, al respecto, señala: “Siempre que para el juzgamiento criminal se requiriere la resolución previa de una cuestión civil de que debiere conocer, conforme a la ley, un tribunal que no ejerciere jurisdicción en lo penal, se suspenderá el procedimiento criminal hasta que dicha cuestión se resolviere por sentencia firme.

Esta suspensión no impedirá que se verifiquen actuaciones urgentes y estrictamente necesarias para conferir protección a la víctima o a testigos o para establecer circunstancias que comprobaren los hechos o la participación del imputado y que pudieren desaparecer.

Cuando se tratare de un delito de acción penal pública, el ministerio público deberá promover la iniciación de la causa civil previa e intervendrá en ella hasta su término, instando por su pronta conclusión.”

7.- REGLAS DEL TURNO Y DISTRIBUCIÓN DE CAUSAS

Es de ordinaria ocurrencia que, una vez aplicadas las normas de las competencias absoluta y relativa, en una comuna o agrupación de comunas existan varios jueces de la misma jerarquía y con el mismo territorio jurisdiccional.

Frente a esa posibilidad, el legislador proporcionó reglas que determinan la distribución de causas en aquellas comunas o agrupación de comunas en cuyo territorio existan dos o más

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jueces con igual competencia. (Arts. 175 a 178 C. O. T.)

Para un adecuado estudio, es preciso efectuar las siguientes distinciones:

A.- Lugares donde no existe Corte de Apelaciones

a) En las comunas o agrupaciones de comunas en donde haya más de un juez de letras el ejercicio de la competencia se divide, estableciéndose un turno entre todos los jueces, salvo que la ley haya cometido a uno de ellos el conocimiento de determinadas especies de causas;

b) El turno se ejerce por semanas y comienza a desempeñarlo el juez más antiguo, y seguirán desempeñándolo todos los demás por el orden de su antigüedad;

c) Cada juez de letras debe conocer de todos los asuntos judiciales que se promuevan durante su turno, y sigue conociendo de ellos hasta su conclusión; y

d) Las normas anteriores no se aplican a los juzgados de garantía ni a los tribunales de juicio oral en lo penal que se rigen por las normas especiales que los regulan. (Art. 175)

B.- Lugares donde exista Corte de Apelaciones

a) En los lugares de asiento de Corte en que haya más de un juez de letras en lo civil, se debe presentar a la secretaría de la Corte toda demanda o gestión judicial que se inicie y que deba conocer alguno de dichos jueces, a fin de que se designe el juez a quien corresponda su conocimiento.

b) Esta designación se hace por el presidente del tribunal, previa cuenta dada por el secretario, asignando a cada causa un número de orden, según su naturaleza, y dejando constancia de ella en un libro llevado al efecto que no puede ser examinado sin orden del tribunal. (Art. 176)

En conformidad al Código esa regla tiene las siguientes excepciones:

1°. Son de la competencia del juez que haya sido designado anteriormente, y por ende no se presentan a distribución, las demandas en juicios que se hayan iniciado por medidas prejudiciales, por medidas preparatorias de la vía ejecutiva o mediante la notificación previa ordenada por el artículo 758 del Código de Procedimiento Civil; todas las gestiones que se susciten con motivo de un juicio ya iniciado y aquellas a que dé lugar el cumplimiento de una sentencia, fuera del caso en que se elija pedir el cumplimiento ante un tribunal distinto del que la dictó. (Art. 178)

Como se aprecia, esta situación no constituye una excepción propiamente tal, pues, no hace más que reafirmar lo expuesto en la letra a) precedente. 2°. No están sujetos a la distribución de causas, el ejercicio de las facultades que corresponden a los jueces para proceder de

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oficio en determinados casos, ni el conocimiento de los asuntos que tienen por objeto dar cumplimiento a resoluciones o decretos de otros juzgados o tribunales (exhortos), ni los actos judiciales no contenciosos.

La competencia en estos casos es ejercida por el juez letrado de turno, a menos que se trate de negocios derivados del conocimiento que otro juzgado tenga de un determinado asunto, en cuyo caso la competencia puede también ser ejercida por éste.

Es decir, en el caso de los actos judiciales no contenciosos, rige la regla del turno exista o no Corte de Apelaciones.

3°. En el territorio jurisdiccional de la Corte de Apelaciones de Santiago el turno es ejercido simultáneamente por cinco jueces letrados en forma semanal, de modo que, igualmente, debe presentarse el asunto a la Corte para que se efectúe una distribución entre esos 5 juzgados de turno. (Art. 179)

Renunciabilidad de estas reglas

Interesa determinar si las normas del turno y de la distribución de causas son renunciables o no.

Acerca de la naturaleza de este tipo de normas hay dos opiniones:

1.- Algunos sostienen que esta normativa constituye verdaderas reglas de competencia, porque del tenor del artículo 175 se divide el ejercicio de la jurisdicción. Al existir esta división se está atribuyendo competencia a un determinado tribunal.

Agregan que si bien los factores de la competencia absoluta permiten determinar la jerarquía del tribunal llamado a conocer del asunto, el territorio resulta a veces insuficiente para precisar el juez competente, naciendo allí la necesidad de recurrir a un “quinto elemento o factor de competencia relativa”, cual es el turno o la distribución de causas.

Quienes sustentan esta tesis afirman que el turno es un elemento independiente, y que influye como tal en la determinación de la competencia de los tribunales. Añaden que al tener estas normas el carácter de elemento o factor de competencia, las partes no pueden renunciarlas, toda vez que ellas tienen el carácter de normas de orden público y su omisión importaría la incompetencia del tribunal, la que debe ser declarada de oficio o a petición de parte.

2.- Otros, sostienen que estas reglas sólo son medidas tendientes a repartir equilibradamente el trabajo judicial y su omisión no implica la incompetencia del tribunal. Luego, para esta corriente, el turno y la distribución de causas no constituyen reglas de competencia.

Manuel Egidio Ballesteros así lo estima. Para él, estas normas son simplemente reglas de trabajo de distribución de causas, pero no reglas de competencia en un sentido estricto.

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Igual predicamento ha seguido la jurisprudencia al sostener que el turno es simplemente una base de distribución de trabajo entre los jueces que ejercen la misma jurisdicción.

Se afirma que es juez competente para conocer de un asunto, aquél respecto del cual concurren todos los elementos que determinan la competencia, vale decir, fuero, cuantía, materia y territorio, careciendo de influencia la designación que hace el Presidente de la Corte de Apelaciones, que sólo tienen carácter de orden económico.

Luego, estas normas perfectamente pueden ser omitidas o infringidas sin que ello acarree incompetencia al tribunal que entre a conocer del asunto, sino que, puede traer sanciones de otra índole, pero no de incompetencia.

8.- PRÓRROGA DE LA COMPETENCIA

El artículo 181 del Código señala que un tribunal que no es naturalmente competente para conocer de un determinado asunto puede llegar a serlo si para ello las partes, expresa o tácitamente, convienen en prorrogarle la competencia para este negocio.

La prórroga de competencia es el acto por el cual las partes, expresa o tácitamente, convienen en someter el conocimiento de un negocio a un tribunal relativamente incompetente.

La prórroga opera, únicamente, respecto de la competencia relativa pues los elementos de la competencia absoluta tienen el carácter de orden público y son irrenunciables y las partes no pueden alterarlos.

El tribunal a quien se prorrogará la competencia, debe ser competente a la luz de los elementos de la materia, del fuero y de la cuantía, y sólo debe ser incompetente en razón del territorio.

Personas facultadas para prorrogar esta competencia

Pueden prorrogar la competencia todas las personas que según la ley son hábiles para comparecer en juicio, y por las que no son hábiles pueden prorrogar sus representantes legales. (Art. 184)

Requisitos

Para que pueda operar esta prórroga de competencia, deben cumplirse una serie de requisitos que son:

a) Debe mediar un convenio entre las partes, el que puede ser expreso o tácito.

El expreso tiene lugar cuando las partes convienen en la prórroga, en el contrato mismo o en un acto posterior, designándose con toda precisión el juez a quien se someten (se indica el juez del lugar o comuna). (Art. 186)

El convenio tácito está reglamentado en el artículo 187, el que hace distinción entre demandante y el demandado, para

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determinar cuándo hay convenio tácito.

De acuerdo a esta norma se entiende que prorrogan tácitamente la competencia:

1.- El demandante por el hecho de ocurrir ante el juez, que no es naturalmente competente, interponiendo su demanda.

2.- El demandado por haberse apersonado al juicio efectuando cualquier gestión que no sea la de reclamar de la incompetencia del juez.

A nuestro parecer, aquí hay un error en el Código pues, el demandante, no prorroga la competencia por el hecho se ocurrir ante el juez que no es naturalmente competente, sino que, manifiesta su intención o propone al demandado prorrogar la competencia. En efecto, si el actor concurre ante un tribunal que no es naturalmente competente, el demandado puede alegar la incompetencia y, por ende, no habrá prórroga de la competencia a pesar de la proposición del demandante.

Ahora bien, si el demandado no se apersona, es decir, no comparece al juicio y este sigue su rebeldía, ¿hay prórroga tácita de la competencia?

Según Jaime Galté, la jurisprudencia ha entendido que este demandado rebelde ha prorrogado tácitamente la competencia.

Para Casarino, este demandado rebelde, no habría consentido en prorrogar la competencia, puesto que el Código requiere que él se apersone al juicio y que realice alguna gestión que no sea la de reclamar de la competencia del juez, para entender que acepta la prórroga.

En lo personal, estamos con la primera postura pues, para alegar la incompetencia relativa, el Código de Procedimiento Civil señala una oportunidad y, además, por cuanto en caso contrario, un demandado podría comparecer al terminar un juicio y alegar la incompetencia, lo que sería absurdo.

b) Debe tratarse de un asunto civil contencioso

Se excluyen de la prórroga los asuntos civiles no contenciosos y los asuntos criminales.

c)) La prórroga opera sólo si se trata de tribunales de única o de primera instancia

No procede la prórroga de competencia entre tribunales de segunda instancia. (Art. 182>110)

d) Sólo procede respecto de tribunales ordinarios de igual jerarquía. (Art. 182)

Efectos que se siguen de la prórroga de competencia

La prórroga de competencia sólo surte efectos entre las personas que han concurrido a otorgarla y no respecto de otras personas, como pueden ser los fiadores, los codeudores. (Art. 185)

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9.- SUBROGACIÓN E INTEGRACIÓN

Las normas sobre subrogación e integración se aplican en aquellos casos en que procede reemplazar a un juez impedido de conocer un asunto.

El impedimento que puede afectar a un juez puede ser de orden absoluto o temporal. Es absoluto, si el juez fallece y si hay alguna causal de implicancia o de recusación; y es temporal, si dura sólo un lapso.

Este impedimento puede afectar al juez respecto de todas las causas de su tribunal o sólo parcialmente, es decir, respecto de una o más causas.

Por ende, cuando un juez está impedido de actuar en sus funciones, para saber quién lo reemplaza, opera la subrogación de ese juez.

La subrogación opera por el ministerio de la ley y no es necesario que el subrogante tenga un nombramiento.

Las formas legales para sustituir al juez impedido son la subrogación y la integración.

A.- Subrogación

Es el reemplazo automático, que se efectúa por el solo ministerio de la ley, del juez de un tribunal unipersonal o de un tribunal colegiado, que está impedido de ejercer sus funciones.

La subrogación, por ende, opera tratándose de tribunales unipersonales y de todo un tribunal colegiado.

B.- Integración

Es el reemplazo automático que se efectúa por el solo ministerio de la ley, de uno o alguno de los ministros de los tribunales colegiados, que están impedidos para el desempaño de sus funciones, cuando su ausencia prive al tribunal de quórum indispensable para su funcionamiento.

La integración es propia de los tribunales colegiados.

Diferencias entre subrogación e integración

1.- En cuanto a la sentencia: el integrante, por regla general, dicta sentencia. El juez subrogante, por regla general, no falla, y sólo lo hace por excepción cuando el subrogante de este juez de letras es un defensor público o secretario abogado del mismo tribunal y cuando conozcan de los negocios por inhabilidad, implicancia o recusación del juez titular. (Art. 214 inciso 3º)

2.- En cuanto a la remuneración: los subrogantes no reciben ninguna remuneración especial. Ciertos integrantes, sí reciben remuneración por cumplir su función. Los funcionarios judiciales que son llamados a integrar una Corte de Apelaciones, no reciben ningún tipo de remuneración.

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Quiénes subrogan

La regla general es que el juez es subrogado por el secretario del mismo tribunal, siempre que este secretario sea abogado.

Si falta el secretario hay que distinguir:

a) Hay un solo juez de letras en la comuna o agrupación de comunas

En este caso el juez de letras es subrogado por el defensor público, y si hubiere varios de ellos, por el más antiguo. (Art. 213 inciso1°)

Si por inhabilidad, implicancia o recusación, el defensor público no puede subrogar al juez, será subrogado por alguno de los abogados de la terna que anualmente forma la Corte de Apelaciones respectiva.

Estos abogados constituyen lo que se denomina abogados subrogantes. No se puede recurrir al segundo abogado designado en esta terna sino por estar inhabilitado o faltar el primero.

Si no pueden subrogar al juez estos abogados subrogantes, lo subroga el secretario abogado del juzgado del territorio jurisdiccional más inmediato, vale decir, el de aquel con cuya ciudad cabecera sean más rápidas y fáciles las comunicaciones, aún cuando dependan de distintas Cortes, pero sin que ello signifique alterar la jurisdicción de la Corte respectiva. (Art. 213 inciso3°)

Si éste no puede, es subrogado por el juez de ese juzgado. (Art. 213 inciso 3°)

Tanto el juez como el secretario de este territorio jurisdiccional más inmediato pueden constituirse en el juzgado que se subroga.

Para la formación de la terna de abogados subrogantes en el mes de noviembre, los jueces letrados de las comunas o agrupación de comunas, deben elevar a la Corte que corresponda una lista de los abogados domiciliados en su jurisdicción señalando la antigüedad y otras observaciones que estimen convenientes.

En el mes de enero, la Corte elige nombres de aquella lista y forma una terna de los abogados que deben reemplazar al juez en cada una de esas comunas o agrupaciones de comunas.

b) Hay dos jueces de letras en una misma comuna o agrupación de comunas

El juez de letras es subrogado por el secretario abogado del otro juzgado de letras; y si este no puede subrogarlo, lo hace el juez del otro juzgado de letras. (Art. 212)

c) Existen en la comuna más de dos jueces de letras. (Art. 149

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212 inciso 2°)

Hay que distinguir si los jueces son iguales o de distinto territorio jurisdiccional.

Si son de igual territorio jurisdiccional, la subrogación de cada uno se hace en la forma señalada, es decir, en primer término el secretario abogado y en defecto de éste, el juez que le corresponde al juzgado que le sigue en orden numérico y el primero reemplaza al último.

Si son de distinto territorio jurisdiccional, la subrogación corresponde a los otros del mismo territorio jurisdiccional. Pero si esto no es posible la subrogación se hace por el secretario abogado, y en defecto de éste, por el juez de la otra jurisdicción a quien corresponda el turno siguiente.

Estas normas de subrogación también rigen tratándose de tribunales colegiados.

Por otra parte, la subrogación tiene lugar cuando se reemplaza totalmente a una Corte de Apelaciones.

Es posible que esta subrogación opere dado que cuando la Corte Suprema invalida una sentencia a través de un recurso de casación en la forma, debe dictarse una nueva sentencia por un tribunal no inhabilitado.

En este caso, el conocimiento del asunto pasa a otra sala del mismo tribunal; pero si la inhabilidad afecta a la totalidad de los miembros de la respectiva Corte de Apelaciones, el asunto debe pasar a otro tribunal de igual índole para que emita su decisión.

El problema se presenta en aquellas Cortes constituidas por cuatro ministros. En cambio, si es una de las salas de una Corte la que se encuentra impedida para entrar a conocer de un asunto, se difiere el conocimiento de él a otra de las salas de las que se componga el tribunal.

Si la inhabilidad afecta a todas las salas, entonces, pasa el conocimiento del asunto a la Corte subrogante que corresponda.

Así, el inciso 1º del artículo 216 del Código Orgánico dispone que si en una sala de las Cortes de Apelaciones no queda ningún miembro hábil “se deferirá el conocimiento del negocio a otra de las salas de que se componga el tribunal y si la inhabilidad o impedimento afecta a la totalidad de los miembros, pasará el asunto a la Corte de Apelaciones que deba subrogar”, según las reglas que la misma disposición establece.

Por otra parte, en los casos en que no pueda funcionar la Corte Suprema por inhabilidad de la mayoría o de la totalidad de sus miembros, ella es integrada por ministros de la Corte de Apelaciones de Santiago, llamados por su orden de antigüedad, como lo dispone el inciso primero del artículo 218.

Quiénes integran

Las Cortes de Apelaciones o sus salas, en su caso, se integran en 150

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la forma siguiente:

a) Con los ministros no inhabilitados de la misma Corte;

b) Con su o sus fiscales judiciales; y

c) Con los abogados integrantes que nombra anualmente el Presidente de la República con este objeto.

Este llamamiento de los integrantes se hace en el orden indicado y los abogados integran por el orden de designación en la lista de nombramiento.

Respecto de la integración de la Corte Suprema, el Código Orgánico de Tribunales da dos reglas, según si la inhabilidad se refiere a la mayoría de sus miembros o a menos de la mayoría:

a) Si son menos de la mayoría los jueces inhabilitados la Corte Suprema se integra:

1°. Con los ministros no inhabilitados del mismo tribunal;

2°. Con su fiscal judicial; y

3°. Con los abogados integrantes que designa cada 3 años el Presidente de la República con este fin.

b) Si son más de la mayoría los jueces inhabilitados: la Corte Suprema se integra por los Ministros de la Corte de Apelaciones de Santiago, según orden de antigüedad.

En todo caso, se debe reiterar que ni en la Corte Suprema ni en las Cortes de Apelaciones, en las salas puede haber mayoría de abogados integrantes.

Mecanismo para proceder a la designación de los abogados integrantes

La designación se hace previa formación de las respectivas ternas por la Corte Suprema. (Art. 219)

Las ternas para abogados integrantes de las Cortes de Apelaciones, se forman tomando los nombres de una lista que en diciembre de cada año se remite a la Corte Suprema por las distintas Cortes de Apelaciones.

Para los abogados integrantes de la Corte Suprema, los nombres se toman de una lista que en diciembre, en que termine el trienio respectivo, forma la misma Corte Suprema.

Esa nómina la integran 45 abogados que tengan su residencia en la ciudad de Santiago y que reúnan las condiciones requeridas para ejercer los cargos de Ministros, con excepción del límite de edad establecido en el artículo 80 de la Carta Fundamental y que hayan destacado en la actividad profesional o universitaria.

En esa terna no se pueden repetir nombres, ni se puede incluir a profesionales que hayan sido separados de sus cargos como funcionarios judiciales sea en la calificación anual o en cualquiera

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otra oportunidad.

El artículo 80 de la Carta Fundamental señala, entre otras causales de cesación en el cargo para los jueces, el hecho de haber cumplido 75 años de edad, limitación que no rige para los abogados integrantes, disposición absurda pues no encuentra ninguna justificación lógica que una persona de tal edad no pueda desempeñarse como juez pero si lo pueda hacer en calidad de abogado integrante. ¿La presunta inhabilidad, motivada en la edad, desaparece por haber sido nombrado abogado integrante?

10.- CUESTIONES Y CONTIENDAS DE COMPETENCIA

Esta materia está referida a los conflictos de competencia los que constituyen una incidencia formulada por las partes a los tribunales o a las autoridades políticas o administrativas, relacionado con su competencia para conocer de un negocio determinado.

Los conflictos de competencia pueden ser de dos tipos: cuestiones de competencia y contiendas de competencia.

A.- Cuestiones de competencia

Son las incidencias formuladas por las partes acerca de la falta de atribución del tribunal requerido para conocer de un negocio judicial.

Por ende, las cuestiones de competencia se suscitan entre los litigantes y el tribunal y se rigen fundamentalmente por el Código Procedimental.

La incompetencia se puede reclamar de dos maneras:

a) Por declinatoria: cuando se solicita al tribunal que está conociendo del asunto que decline de seguir conociéndolo y se declare incompetente.

b) Por inhibitoria: cuando se concurre al tribunal que no conoce del asunto y es estimado competente, pidiéndole que se dirija al que está conociendo del negocio para que se inhiba y se abstenga de seguir conociendo de él y le remita los antecedentes.

B.- Contiendas de competencia

Son los conflictos suscitados entre dos o más tribunales, o entre dos o más autoridades políticas o administrativas, relacionados con su competencia para el conocimiento de un determinado asunto.

Estas contiendas de competencia pueden revestir dos formas, sea que se consideren competentes o incompetentes para conocer de esa gestión o asunto.

Tienen un sentido positivo, cuando ambos tribunales se estiman competentes para conocer el negocio que se trate.

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Tienen un sentido negativo, cuando ambos tribunales se estiman incompetentes para conocer una determinada gestión.

Estas contiendas de competencia son de diversas clases y pueden producirse entre:

1.- Tribunales ordinarios;

2.- Tribunales ordinarios y tribunales especiales o entre tribunales especiales;

3.- Tribunales de justicia y las autoridades políticas o administrativas;

4.- Tribunales arbitrales entre sí; y

5.- Tribunales arbitrales y tribunales ordinarios o especiales.

a) Órgano o institución que dirime estas contiendas (Arts. 190 a 193)

1°. Si los tribunales son de la misma jerarquía y dependen del mismo superior: las contiendas de competencia son resueltas por el superior común de los que estén en conflicto.

Ejemplo: Contienda entre dos juzgados civiles de Santiago: resuelve la Corte de Apelaciones de Santiago que es el superior común de ambos.

2°. Si los tribunales son de la misma jerarquía y dependen de un superior distinto: resuelve la contienda el que sea superior del tribunal que haya prevenido en el conocimiento del asunto.

3°. Si los tribunales son de distinta jerarquía y dependen de distintos superiores: es competente para resolver la contienda el superior del que tenga la jerarquía más alta.

4°. Las contiendas de competencia que se susciten entre tribunales especiales o entre éstos y los tribunales ordinarios, dependientes ambos de una misma Corte de Apelaciones: son resueltas por esa Corte.

5°. Si dependen de diversas Cortes de Apelaciones: resuelve la contienda la Corte que sea superior jerárquico del tribunal que hubiere prevenido en el conocimiento del asunto.

6°. Si no pueden aplicarse las reglas precedentes: la contienda la resuelve la Corte Suprema.

7°. Contiendas de competencia entre las autoridades políticas o administrativas y los tribunales inferiores de justicia: las resuelve el Tribunal Constitucional.

8°. Contiendas de competencia entre las autoridades políticas o administrativas y los tribunales superiores de justicia: las resuelve el Senado.

b) Otras Normas153

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A.- Los jueces árbitros de primera, de segunda o de única instancia tienen por superior, para estos efectos, a la respectiva Corte de Apelaciones; y

B.- Las contiendas de competencia son falladas en única instancia.

11.- IMPLICANCIAS Y RECUSACIONES

A.- Concepto

Las implicancias y recusaciones son los medios que la ley establece para que un juez o un funcionario judicial no pueda intervenir en un asunto determinado por estar afectado por alguna de las inhabilidades que la misma ley establece.

El fundamento de la existencia de estos medios se encuentra en el deseo del legislador de mantener la igualdad de las partes ante los jueces y mantener la debida imparcialidad de éstos.

La existencia de estas causales de implicancia y de recusación tienden a mantener el prestigio de la justicia.

A pesar de que el artículo 194 se refiere a inhabilidades de los jueces y comprende a los tribunales unipersonales y colegiados, también se aplican a los abogados integrantes de las Cortes. (Art. 198)

Además, estas normas se aplican:

1.- A los funcionarios auxiliares de la administración de justicia;

2.- A los jueces árbitros;

3.- A los secretarios de los jueces árbitros; y

4.- A los peritos.

Las implicancias y las recusaciones son de naturaleza distinta, pero tanto una como otra, se refieren exclusivamente a la persona del juez. De modo que una vez admitida la implicancia o recusación contra la persona del juez, el negocio sigue radicado ante el mismo tribunal.

Las implicancias son verdaderas prohibiciones establecidas por la ley, en virtud de las cuales los jueces no pueden conocer de un determinado asunto. Estas implicancias constituyen normas de orden público y no son susceptibles, por lo tanto, de ser renunciadas por las partes.

El juez que falla con manifiesta implicancia comete el delito del artículo 224 Nº 7 del Código Penal.

Según lo indica el artículo 200, la implicancia puede y debe ser declarada de oficio por el tribunal, aún cuando también la parte afectada puede impetrarla.

B.- Causales de implicancia Causales de 154

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recusación(Art. 195) (Art. 196)

1º. Ser el juez parte en el pleito o tener en él interés personal, salvo lo dispuesto en el número 18 del artículo siguiente

1º. Ser el juez pariente consanguíneo simplemente ilegítimo en toda la línea recta y en la colateral hasta el cuarto grado inclusive, o consanguíneo legítimo en la línea colateral desde el tercero hasta el cuarto grado inclusive, o afín hasta el segundo grado también inclusive, de alguna de las partes o de sus representantes legales

2º. Ser el juez consorte o pariente consanguíneo legítimo en cualquiera de los grados de la línea recta y en la colateral hasta el segundo grado inclusive, o ser padre o hijo natural o adoptivo de alguna de las partes o de sus representantes legales

2º. Ser el juez ascendiente o descendiente ilegítimo, hermano o cuñado legítimo o natural del abogado de alguna de las partes

3º. Ser el juez tutor o curador de alguna de las partes, o ser albacea de alguna sucesión, o síndico de alguna quiebra, o administrador de algún establecimiento, o representante de alguna persona jurídica que figure como parte en el juicio

3º. Tener el juez superior alguno de los parentescos designados en el inciso precedente o en el número 4 º del artículo 195, con el juez inferior que hubiere pronunciado la sentencia que se trata de confirmar o revocar

4º. Ser el juez ascendiente o descendiente legítimo, padre o hijo natural o adoptivo del abogado de alguna de las partes

4º. Ser alguna de las partes sirviente, paniaguado o dependiente asalariado del juez, o viceversa

5º. Haber sido el juez abogado o apoderado de alguna de las partes en la causa actualmente sometida a su conocimiento

5º. Ser el juez deudor o acreedor de alguna de las partes o de su abogado; o serlo su consorte o alguno de sus ascendientes, descendientes o parientes colaterales dentro del segundo grado. Sin embargo, no tendrá aplicación la causal del presente número si una de las partes fuere alguna de las instituciones de previsión fiscalizadas por la Superintendencia de Seguridad Social, la Asociación Nacional de Ahorro y Préstamo, o uno de los Servicios de Vivienda y Urbanización, a menos que estas instituciones u organismos ejerciten actualmente cualquier acción

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judicial contra el juez o contra alguna otra de las personas señaladas o viceversa

6º. Tener el juez, su consorte, ascendientes o descendientes legítimos, padres o hijos naturales o adoptivos, causa pendiente en que deba fallar como juez alguna de las partes

6º. Tener alguno de los ascendientes o descendientes simplemente ilegítimos del juez o los parientes colaterales del mismo dentro del segundo grado, causa pendiente que deba fallar como juez alguna de las partes

7º. Tener el juez, su consorte, ascendientes o descendientes legítimos, padres o hijos naturales o adoptivos, causa pendiente en que se ventile la misma cuestión que el juez debe fallar

7º. Tener alguno de los ascendientes o descendientes simplemente ilegítimos del juez o los parientes colaterales del mismo dentro del segundo grado, causa pendiente en que se ventile la misma cuestión que el juez deba fallar

8º. Haber el juez manifestado su dictamen sobre la cuestión pendiente con conocimiento de los antecedentes necesarios para pronunciar sentencia; y

8º. Tener pendiente alguna de las partes pleito civil o criminal con el juez, con su consorte, o con alguno de sus ascendientes, descendientes o parientes colaterales dentro del segundo grado. Cuando el pleito haya sido promovido por alguna de las partes, deberá haberlo sido antes de la instancia en que se intenta la recusación

9º. Ser el juez, su consorte, o alguno de sus ascendientes o descendientes legítimos, padres o hijos naturales o adoptivos, heredero instituido en testamento por alguna de las partes.Lo dicho en el artículo 195 es sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 1324 y en los incisos tercero y cuarto del artículo 1325 del Código Civil

9º. Haber el juez declarado como testigo en la cuestión actualmente sometida a su conocimiento

Respecto de los jueces con competencia criminal, son causas de implicancia, además, las siguientes:

10°. Haber el juez manifestado de cualquier modo su dictamen sobre la cuestión pendiente, siempre que lo hubiere hecho con conocimiento de ella

1º. Haber intervenido con anterioridad en el procedimiento como fiscal o defensor

11°. Ser alguno de los ascendientes o descendientes ilegítimos del juez o alguno de sus parientes o laterales dentro del segundo grado, instituido heredero en testamento por alguna de las partes

2º. Haber formulado acusación como fiscal, o haber asumido

12°. Ser alguna de las partes heredero instituido en

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la defensa, en otro procedimiento seguido contra el mismo imputado; y

testamento por el juez

3º. Haber actuado el miembro del tribunal de juicio oral en lo penal como juez de garantía en el mismo procedimiento.

13°. Ser el juez socio colectivo, comanditario o de hecho de alguna de las partes, serlo su consorte o alguno de los ascendientes o descendientes del mismo juez, o alguno de sus parientes colaterales dentro del segundo grado14°. Haber el juez recibido de alguna de las partes un beneficio de importancia, que haga presumir empeñada su gratitud15°. Tener el juez con alguna de las partes amistad que se manifieste por actos de estrecha familiaridad16°. Tener el juez con alguna de las partes enemistad, odio o resentimiento que haga presumir que no se halla revestido de la debida imparcialidad17°. Haber el juez recibido, después de comenzado el pleito, dádivas o servicios de alguna de las partes, cualquiera que sea su valor o importancia; y18°. Ser parte o tener interés en el pleito una sociedad anónima de que el juez sea accionista. No obstante lo dispuesto en el inciso precedente, no constituirá causal de recusación la circunstancia de que una de las partes fuere una sociedad anónima abierta. Lo prevenido en el inciso anterior no regirá cuando concurra la causal señalada en el N° 8 de este artículo. Tampoco regirá cuando el juez, por sí solo o en conjunto con alguna de las personas indicadas en el numerando octavo, fuere dueño de más del diez por ciento del capital social. En estos dos casos existirá causal de recusación.

D.- Diferencias entre las implicancias y recusaciones

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1.- Las implicancias no pueden renunciarse

Las recusaciones pueden ser renunciadas

2.- Las implicancias deben declararse de oficio por el tribunal

Las recusaciones, por lo general, se hacen valer a petición de parte interesada

3.- El juez que falla con manifiesta implicancia comete un delito

El juez que falla existiendo causal de recusación no comete delito

4.- La implicancia constituye por sí una causal de casación

La recusación, para constituir una causal de casación, tiene que haber sido declarada o hallarse pendiente su declaración

5.- Son distintos los tribunales que conocen de una y otra

Son distintos los tribunales que conocen de una y otra

E.- Forma de hacer valer las implicancias

Todos los jueces, ya sean unipersonales o colegiados, tienen la obligación de declarar de oficio las causales de implicancia que existan a su respecto.

Tan pronto como tengan noticia de ella deben hacerla constar en el proceso judicial y declararse inhabilitados para conocer del negocio o si se trata de tribunal colegiado que sea éste el que haga la declaración.

También pueden hacerse valer a petición de parte si el juez no cumple con las obligaciones anteriores. (Art. 200)

F.- Forma de hacer valer las recusaciones

La regla general es que se hacen valer a petición de la parte que según la presunción de la ley afecte la falta de imparcialidad del juez. Por excepción, se hacen valer de oficio.

Tratándose de un tribunal unipersonal, el juez tiene la obligación de hacer constar en el proceso judicial la causal de recusación que existe y declararse inhabilitado por esta causal para seguir conociendo del asunto.

Cuando se trata de la causal del artículo 196 Nº 18, vale decir, cuando el juez es parte o tiene interés en una sociedad anónima, la hace constar, pero no se declara inhabilitado de oficio y esa constancia se pone en conocimiento de las partes. (Art. 199 inciso 2°)

La parte a quien pueda perjudicar la falta de imparcialidad que se le supone al juez debe alegarla dentro del plazo de 5 días, contados desde que se le notifique la declaración respectiva. Si así no lo hace, se considera renunciada la causal de recusación.

Durante el transcurso de esos 5 días el juez se considera inhabilitado para conocer de la causa y opera la subrogación o integración pertinente. (Art.125 C. P. C.)

Los tribunales colegiados tienen la misma obligación de hacer constar en el proceso las causales de recusación que puedan

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afectar a sus miembros pero no se declaran inhabilitados de oficio.

La parte a quien se presume fue perjudicada por la falta de imparcialidad una vez que tenga conocimiento de ella debe alegarla en el plazo de 5 días.

Tanto las causales de implicancia y recusación, se reclaman formulando un incidente cuya tramitación se regula por el Código de Procedimiento Civil.

G.- Recusación de abogados integrantes

Además de las causales de implicancia o recusación de los jueces, que son aplicables a los abogados integrantes de la Corte Suprema y de las Cortes de Apelaciones, es causal de recusación respecto de ellos la circunstancia de patrocinar negocios en que se ventile la misma cuestión que debe resolver el tribunal.

Por otra parte, los abogados o procuradores de las partes pueden, por medio del relator de la causa, recusar sin expresión de causa a uno de los abogados de la lista, no pudiendo ejercer este derecho sino respecto de dos miembros aunque sea mayor el número de partes litigantes.

Esta recusación debe hacerse antes de comenzar la audiencia en que va a verse la causa, cuando se trate de abogados que hayan figurado en el acta de instalación del respectivo tribunal, o en el momento de la notificación a que se refiere el artículo 166 del Código de Procedimiento Civil en los demás casos.

El citado artículo 166, dispone que cuando haya de integrarse una sala con miembros que no pertenezcan a su personal ordinario, antes de comenzar la vista, se debe poner por conducto del relator o secretario en conocimiento de las partes o de sus abogados el nombre de los integrantes, y se procede a ver la causa inmediatamente, a menos que en el acto se reclame, de palabra o por escrito, implicancia o recusación contra alguno de ellos.

Formulada la reclamación, la vista se suspende y debe formalizarse aquélla por escrito dentro de 3º día, imponiéndose en caso contrario a la parte reclamante, por este solo hecho, una multa que no baje de medio sueldo vital ni exceda de dos sueldos vitales.

Ahora bien, el artículo 198 del Código Orgánico dispone que para recusar a un abogado integrante de la Corte Suprema o de las Cortes de Apelaciones, debe pagarse en estampillas un impuesto el cual varía anualmente. (Art. 198)

La ley, tan generosa para permitir el nombramiento de abogados integrantes de más de 75 años de edad, parece no confiar tanto en estos personajes, pues permite inhabilitarlos sin expresión de causa.

H.- Tribunal competente para conocer de una implicancia

Si se trata de un tribunal unipersonal, conoce el mismo tribunal 159

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y, si se trata de un tribunal colegiado, conoce el mismo tribunal, con exclusión del o los miembros de cuya implicancia se trata. (Arts. 202 y 203)

I.- Tribunal competente para conocer de una recusación

La regla general es que conoce el juez superior jerárquico inmediato del juez que se trata de inhabilitar, salvo que se trate de recusaciones en contra de los miembros de la Corte Suprema, de las cuales conoce la Corte de Apelaciones de Santiago.

Si se trata de recusación en contra de jueces árbitros, conoce el juez ordinario del lugar donde se sigue el juicio. (Art. 204)

J.- Recusación amistosa

Antes de pedir la recusación de un juez al tribunal que deba conocer del incidente, el recurrente puede recurrir al mismo recusado o al tribunal del cual forma parte, exponiéndole la causa en que se funda la recusación y pidiéndole que la declare sin más trámite. (Art. 124 C. P. C.)

Si se rechaza por el recusado esta solicitud, puede el recusante deducir la recusación ante el tribunal correspondiente, vale decir, ante el superior jerárquico que corresponda.

Las sentencias que se dictan sobre implicancias y recusaciones son inapelables con las siguientes excepciones:

1.- La sentencia que dictan los jueces unipersonales, aceptando la recusación amistosa;

2.- La sentencia que dictan los tribunales unipersonales desechando las implicancias deducidas ante ellos; y

3.- Las sentencias que dictan los jueces unipersonales declarándose de oficio inhabilitados por alguna causal de recusación.

Conoce de estas apelaciones, a quien corresponda la segunda instancia en que la implicancia o la recusación inciden. (Art. 205)

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CAPÍTULO VI ESTATUTO DE LOS JUECES

1.- CALIDADES EN QUE PUEDEN SER NOMBRADOS LOS JUECES

Los jueces pueden ser nombrados con calidad de propietarios, de interinos o de suplentes.

Es propietario el que es nombrado para ocupar perpetuamente o por el período legal una plaza vacante.

Es interino el que es nombrado simplemente para que sirva una plaza vacante mientras se procede a nombrar el propietario.

Es suplente el que es nombrado para que desempeñe una plaza que no ha vacado, pero que no puede ser servida por el propietario en razón de hallarse suspenso o impedido. (Art. 244)

Nombrado un juez en la forma prescrita por la ley para ocupar una plaza vacante, y no expresándose en su título con qué calidad es nombrado, se entiende que lo es con la de propietario. (Art. 245)

Recordemos que este último tipo de nombramiento es distinto a los subrogantes, el que se produce por el solo ministerio de la ley y sin necesidad de nombramiento.

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Ninguna plaza de la magistratura puede permanecer vacante, ni aun en el caso de estar servida interinamente, por más de 4 meses. Vencido este término, el juez interino cesa de hecho en el ejercicio de sus funciones y el Presidente de la República debe proveer la plaza en propiedad. (Art. 246)

La inamovilidad de los jueces de que trata la Constitución Política de la República, rige no sólo respecto de los jueces propietarios, sino también respecto de los interinos y suplentes.

La inamovilidad de los interinos dura hasta el nombramiento del respectivo propietario, y la de los suplentes, hasta que expire el tiempo por el cual hayan sido nombrados. (Art. 247)

2.- REQUISITOS, INHABILIDADES E INCOMPATIBILIDADES

A.- REQUISITOS

Generales:

Para todos los efectos del Código se entiende que las referencias hechas a los jueces letrados o jueces de letras incluyen también a los jueces de juzgados de familia, los jueces de juzgados de garantía y a los jueces de los tribunales de juicio oral en lo penal, salvo los casos en que la ley señale expresamente lo contrario. (Art. 248)

Para ser juez de letras o ministro de la Corte Suprema y de las Cortes de Apelaciones, deben cumplirse las condiciones prescritas en el Código Orgánico y los señalados en el párrafo 2° del Título I del Decreto con Fuerza de Ley Nº 338, de 6 de abril de 1960, sobre Estatuto Administrativo, cuando se trate del ingreso a la carrera. (Art. 250) 4 Especiales:

Para ser juez de letras se requiere:

1º. Ser chileno;

2º. Tener el título de abogado; y

3º. Haber cumplido satisfactoriamente el programa de formación para postulantes al Escalafón Primario del Poder Judicial, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 284 bis.

Tratándose de abogados ajenos a la administración de justicia que postulen directamente al cargo de juez de letras de comuna o agrupación de comunas, se requerirá que, además de los requisitos establecidos precedentemente, hayan ejercido la profesión de abogado por un año, a lo menos.

Para ser juez de letras de capital de provincia o de asiento de Corte de Apelaciones se requerirá, además, reunir los requisitos que se establecen en la letra b) del artículo 284. (Art. 252)

Para ser ministro o fiscal judicial de Corte de Apelaciones se 4 La referencia debe entenderse efectuada a la Ley 18.834, que establece el Estatuto Administrativo

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requiere:

1º. Ser chileno;

2º. Tener el título de abogado; y

3º. Cumplir, tratándose de miembros del Escalafón Primario, con los requisitos que se establecen en la letra a) del artículo 284, y haber aprobado el programa de perfeccionamiento profesional para ser ministro de Corte de Apelaciones. En ningún caso puede ser ministro de Corte de Apelaciones quien no haya desempeñado, efectiva y continuadamente, la función de juez letrado, por un año a lo menos. Lo anterior es sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 280.

Iguales requisitos se requieren para ser designado secretario de la Corte Suprema. (Art. 253)

Para ser ministro de Corte Suprema se requiere:

1º. Ser chileno;

2º. Tener el título de abogado;

3º. Cumplir, tratándose de miembros del Escalafón Primario, con los requisitos que establece el artículo 283, y

4º. Haber ejercido, tratándose de abogados ajenos al Poder Judicial, por a lo menos 15 años la profesión de abogado, sin perjuicio de cumplir con los requisitos señalados en los números 1º y 2. º. En caso de tratarse de abogados que se hayan retirado del Poder Judicial, deben haberlo hecho voluntariamente y con calificaciones para ser considerado en lista de méritos. (Art. 254)

B.- INHABILIDADES

A.- No pueden ser jueces:

1º. Los que se hallen en interdicción por causa de demencia o prodigalidad;

2º. Los sordos;

3º. Los mudos;

4º. Los ciegos;

5º. Los que de conformidad a la ley procesal penal, se hallen acusados por crimen o simple delito o estén acogidos a la suspensión condicional del procedimiento;

6º. Los que hayan sido condenados por crimen o simple delito, incapacidad que no comprende a los condenados por delito contra la seguridad interior del Estado;

7º. Los fallidos, a menos que hayan sido rehabilitados en conformidad a la ley; y

8º. Los que hayan recibido órdenes eclesiásticas mayores. (Art. 163

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256) B.- Los que hayan desempeñado los cargos de Presidente de la República, Ministros de Estado, Intendentes, Gobernadores o Secretarios de Intendencia, no pueden ser nombrados miembros de los Tribunales Superiores de Justicia, jueces letrados, fiscales judiciales, ni relatores, ya sea en propiedad, ya interinamente o como suplentes, sino un año después de haber cesado en el desempeño de sus funciones administrativas. (Art. 257) C.- No pueden ser simultáneamente jueces de una misma Corte de Apelaciones, los parientes consanguíneos o afines en línea recta, ni los colaterales que se hallen dentro del segundo grado de consanguinidad o afinidad. (Art. 258) D.- No puede ser nombrado ministro de Corte de Apelaciones ni ser incluido en la terna correspondiente quien esté ligado con algún ministro o fiscal judicial de la Corte Suprema por matrimonio, por parentesco de consanguinidad hasta el tercer grado inclusive, por afinidad hasta el segundo grado, o por adopción.

Quien sea cónyuge o tenga alguno de los parentescos o vínculos indicados anteriormente con un ministro de Corte de Apelaciones no puede figurar en ternas o ser nombrado en cargo alguno del Escalafón Primario que deba desempeñarse dentro del territorio jurisdiccional de la Corte de Apelaciones donde aquél ejerce su ministerio.

En caso de producirse el nombramiento de un ministro en una Corte en cuyo territorio jurisdiccional se desempeñan en el Escalafón Primario su cónyuge o alguno de los parientes indicados, estos últimos deben ser trasladados de inmediato al territorio jurisdiccional de otra Corte.

En caso de producirse el nombramiento de un juez o ministro de Corte de Apelaciones que quede en situación de participar en la calificación de un receptor, procurador del número o miembro del Escalafón de Empleados y que se vincule con él por matrimonio o por alguno de los parentescos o vínculos indicados en el inciso primero, se debe proceder al traslado de este último.

Si dos miembros de un mismo tribunal, estando ya en funciones, contrajeren matrimonio o alguno de los parentescos señalados en el artículo 258, uno de ellos será trasladado a un cargo de igual jerarquía. El traslado afectará a aquél cuyo acto haya generado el parentesco y, en caso de matrimonio, a aquél que determinen los cónyuges de común acuerdo o, a falta de asenso, la Corte Suprema.

El ministro de la Corte Suprema que sea cónyuge o tenga alguno de los parentescos o vínculos indicados en el inciso primero con un miembro del Poder Judicial, no podrá tomar parte alguna en asuntos en que éste pueda tener interés. (Art. 259)

No puede ser juez la persona que tuviere dependencia de sustancias o drogas estupefacientes o sicotrópicas ilegales, a menos que justifique su consumo por un tratamiento médico. (Art. 251)

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E.- No podrán ingresar en el Escalafón Secundario aquellos que sean cónyuges o tengan alguno de los parentescos o vínculos indicados en el artículo anterior con algún ministro o fiscal judicial de la Corte Suprema o de Corte de Apelaciones, o con algún miembro del Escalafón Primario que se desempeñe en el territorio jurisdiccional del cargo que se trata de proveer.

No podrá ingresar en el Escalafón del Personal de Empleados el que sea cónyuge o tenga alguno de los parentescos o vínculos indicados en el artículo anterior con algún ministro o con el fiscal de la Corte Suprema o con algún miembro del Escalafón Primario que se desempeñe en el territorio jurisdiccional del cargo que se trata de proveer.

Del mismo modo, no puede ser incluido en terna ni ser nombrado en el referido escalafón aquél que sea cónyuge o tenga alguno de los parentescos o vínculos indicados en el inciso anterior con quien, por razón de su cargo, deba o pueda participar en su calificación. (Art. 260)

C.- INCOMPATIBILIDADES

Las funciones judiciales son incompatibles con toda otra remunerada con fondos fiscales o municipales, con excepción de los cargos docentes hasta un límite máximo de 12 horas semanales. (Art. 261)

3.- NOMBRAMIENTOS, ESCALAFÓN Y CALIFICACIÓN DE LOS FUNCIONARIOS JUDICIALES

A.- NOMBRAMIENTOS

El artículo 78 de la Constitución Política de la República, dispone que la ley se debe ajustar a los siguientes preceptos generales tratándose del nombramiento de los jueces:

a) La Corte Suprema se compone de 21 ministros y éstos y los fiscales judiciales de la misma son nombrados por el Presidente de la República, eligiéndolos de una nómina de 5 personas que, en cada caso, debe proponer la misma Corte, y con acuerdo del Senado. Este adopta los respectivos acuerdos por los dos tercios de sus miembros en ejercicio, en sesión especialmente convocada al efecto. Esta repugnante norma que permite la intromisión de la política en el Poder Judicial, ha sido la causante que jueces brillantes, como don Carlos Cerda Fernández, hayan sido rechazados para componer la Corte Suprema;

b) Si el Senado no aprueba la proposición del Presidente de la República, la Corte Suprema debe completar la quina proponiendo un nuevo nombre en sustitución del rechazado, repitiéndose el procedimiento hasta que se apruebe un nombramiento;

c) Cinco de los miembros de la Corte Suprema deben ser abogados extraños a la administración de justicia, tener a lo menos quince años de título, haberse destacado en la actividad

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profesional o universitaria y cumplir los demás requisitos que señale la ley orgánica constitucional respectiva;

d) Cuando se trate de proveer un cargo que corresponda a un miembro proveniente del Poder Judicial, la Corte Suprema forma la nómina exclusivamente con integrantes de éste y debe ocupar un lugar en ella el ministro más antiguo de Corte de Apelaciones que figure en lista de méritos. Los otros cuatro lugares se llenan en atención a los merecimientos de los candidatos;

e) Tratándose de proveer una vacante correspondiente a abogados extraños a la administración de justicia, la nómina se forma exclusivamente, previo concurso público de antecedentes, con abogados que cumplan los requisitos anotados;

f) Los ministros y fiscales judiciales de las Cortes de Apelaciones son designados por el Presidente de la República, a propuesta en terna de la Corte Suprema;

g) Los jueces letrados son designados por el Presidente de la República, a propuesta en terna de la Corte de Apelaciones de la jurisdicción respectiva.

El juez letrado en lo civil o criminal más antiguo de asiento de Corte o el juez letrado civil o criminal más antiguo del cargo inmediatamente inferior al que se trata de proveer y que figure en lista de méritos y exprese su interés en el cargo, debe ocupar un lugar en la terna correspondiente. Los otros dos lugares se llenan en atención al mérito de los candidatos;

h) La Corte Suprema y las Cortes de Apelaciones, en su caso, deben formar las quinas o las ternas en pleno especialmente convocado al efecto, en una misma y única votación, donde cada uno de sus integrantes tiene derecho a votar por tres o dos personas, respectivamente, resultando elegidos quienes obtengan las cinco o las tres primeras mayorías, según corresponda. El empate se resuelve mediante sorteo; e

i) Cuando se trate del nombramiento de ministros de Corte suplentes, la designación se puede hacer por la Corte Suprema y, en el caso de los jueces, por la Corte de Apelaciones respectiva. Estas designaciones no pueden durar más de sesenta días y no son prorrogables. En caso de que los tribunales superiores mencionados no hagan uso de esta facultad o de que haya vencido el plazo de la suplencia, se procede a proveer las vacantes en la forma ordinaria señalada precedentemente.

El Código Orgánico es la ley que regula en detalle los nombramientos a que alude la Carta Fundamental. (Art. 263)

B.- ESCALAFÓN

Con arreglo a lo dispuesto en el artículo 264 del Código Orgánico, existe un Escalafón General de antigüedad del Poder Judicial compuesto de dos ramas, una de las cuales se denomina “Escalafón Primario” y la otra “Escalafón Secundario”. Dentro de las respectivas categorías del Escalafón General se coloca a los diversos funcionarios por orden estricto de

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antigüedad, según las fechas de sus nombramientos en propiedad para esa categoría o desde la fecha de su nombramiento de suplente o interino, si obtienen en seguida la propiedad del cargo.

Si con la aplicación de la regla que precede, dos o más funcionarios resultan en iguales condiciones, la antigüedad se determina por la fecha del juramento y si esto no puede aplicarse, se tiene por más antiguo al que lo era en el grado inferior.

A los funcionarios judiciales del Escalafón Secundario que hayan desempeñado cargos en el Primario, se les abona el tiempo servido en este último para los efectos de su antigüedad en el puesto de ingreso. (Art. 266)

El Escalafón Primario se divide en categorías y el Secundario en series y categorías.

En el Escalafón Primario figuran los ministros y el fiscal judicial de la Corte Suprema, los ministros y fiscales judiciales de las Cortes de Apelaciones, los jueces letrados, los relatores, los secretarios de Corte y de juzgados de letras, el prosecretario de la Corte Suprema y el secretario abogado del fiscal judicial de ese mismo tribunal.

En el Escalafón Secundario figuran los defensores públicos, notarios, conservadores, archiveros, administradores, subadministradores y jefes de unidades de tribunales con competencia en lo criminal, procuradores del número, receptores, miembros de los consejos técnicos y bibliotecarios.

Además, existe un Escalafón del Personal de Empleados, en el que figuran los empleados de secretaría de los tribunales de justicia, los empleados de los fiscales judiciales y los empleados, con nombramiento fiscal, de los defensores públicos. (Art. 265)

1) Escalafón Primario

De acuerdo al artículo 267, el Escalafón Primario tiene las siguientes categorías:

Primera Categoría: Presidente, ministros y fiscal judicial de la Corte Suprema.

Segunda Categoría: Presidente, ministros y fiscales judiciales de las Cortes de Apelaciones, y relatores y secretario de la Corte Suprema.

Tercera Categoría: Jueces de tribunales orales en lo penal de ciudad asiento de Corte de Apelaciones, jueces letrados de juzgados de ciudad asiento de Corte de Apelaciones, jueces de juzgados de garantía de ciudad asiento de Corte de Apelaciones y relatores y secretarios de Corte de Apelaciones.

Cuarta Categoría: Jueces de tribunales orales en lo penal de ciudad asiento de capital de provincia, jueces letrados de juzgados de ciudad capital de provincia y jueces de juzgados de garantía de ciudad asiento de capital de provincia.

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Quinta Categoría: Jueces de tribunales orales en lo penal de comuna o agrupación de comunas, jueces letrados de juzgados de comuna o agrupación de comunas, jueces de juzgados de garantía de comuna o agrupación de comunas, y secretarios de juzgados de letras de ciudad asiento de Corte de Apelaciones.

Sexta Categoría: Secretarios de juzgados de letras de capital de provincia, prosecretario de la Corte Suprema y secretario abogado del fiscal de ese mismo tribunal.

Séptima Categoría: Secretarios de juzgados de letras de comuna o agrupación de comunas.

Los relatores de la Corte Suprema y de las Cortes de Apelaciones se incorporan a las categorías que respectivamente se les asignan en los términos del artículo 285.

2) Escalafón Secundario

El Escalafón Secundario, dispone el artículo 269, tiene las siguientes series:

Primera Serie: Defensores públicos.

Segunda Serie: Notarios, conservadores y archiveros.

Tercera Serie: Administradores, subadministradores y jefes de unidades de tribunales con competencia en lo criminal, juzgados de letras del trabajo y juzgados de letras de competencia común con dos jueces.

Cuarta Serie: Procuradores del número.

Quinta Serie: Receptores de juzgados de letras.

Sexta Serie: Miembros de los consejos técnicos y bibliotecarios.

Cada una de estas series, con excepción de la tercera, se divide en tres categorías.

Figuran, en la primera categoría, los funcionarios de las cinco series que desempeñan sus cargos en una comuna o agrupación de comunas que sirva de asiento a una Corte de Apelaciones, o en el territorio jurisdiccional de juzgados considerados en la categoría de asiento de Corte de Apelaciones.

En la segunda categoría, figuran los funcionarios de las cinco series que desempeñan sus cargos en el territorio jurisdiccional de juzgados de capital de provincia.

En la tercera categoría, figuran los funcionarios de las cinco series que sirvan sus cargos en el territorio jurisdiccional de juzgados de comuna o agrupación de comunas.

La tercera serie, tiene las siguientes categorías:

Primera categoría: Administrador de tribunales de juicio oral en lo penal, de juzgados de garantía, juzgados de letras del

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trabajo y juzgados con competencia común con dos jueces de ciudad asiento de Corte de Apelaciones.

Segunda Categoría: Administrador de tribunales de juicio oral en lo penal, de juzgados de garantía, juzgados de letras del trabajo y juzgados con competencia común con dos jueces de ciudad asiento de capital de provincia y subadministrador de tribunales de juicio oral en lo penal, de juzgados de garantía y juzgados de letras del trabajo de ciudad asiento de Corte de Apelaciones.

Tercera categoría: Administrador de tribunales de juicio oral en lo penal, de juzgados de garantía y juzgados con competencia común con dos jueces de ciudad asiento de comuna o agrupación de comunas, subadministrador de tribunales de juicio oral en lo penal, de juzgados de garantía de ciudad asiento de capital de provincia, y jefe de unidad de tribunales de juicio oral en lo penal y de juzgados de garantía y juzgados de letras del trabajo de ciudad asiento de Corte de Apelaciones.

Cuarta categoría: Subadministrador de tribunales de juicio oral en lo penal y de juzgados de garantía de ciudad asiento de comuna o agrupación de comunas, y jefe de unidad de tribunales de juicio oral en lo penal, de juzgados de garantía, juzgados de letras del trabajo y juzgados con competencia común con dos jueces de ciudad asiento de capital de provincia.

Quinta categoría: Jefe de unidad de tribunales de juicio oral en lo penal, de juzgados de garantía y juzgados con competencia común con dos jueces de ciudad asiento de comuna o agrupación de comunas.

3) Formación del Escalafón

El Escalafón Judicial de antigüedad es formado por la Corte Suprema, y se publica en el Diario Oficial, dentro de los 15 días del mes de marzo de cada año. (Art. 270)

De los errores u omisiones en que se incurra en el Escalafón puede reclamarse dentro de los 60 días siguientes a su publicación en el Diario Oficial. Las reclamaciones se presentan al secretario de la Corte Suprema y están exentas de todo impuesto.

El tribunal resuelve la reclamación en la segunda quincena de mayo y si la reclamación afecta a otros funcionarios, se debe oír a éstos en la forma y dentro del plazo que la Corte determine.

Posteriormente, el Escalafón de antigüedad con las reformas que se le hagan después de las reclamaciones, se publica dentro de la primera quincena de junio. (Art. 271)

Por último, la Corte Suprema hará en el Escalafón las modificaciones que sean necesarias en virtud de las reclamaciones, vacancias y nombramientos que se produzcan en el curso del año, modificaciones que deben comunicarse a las Cortes de Apelaciones y a los funcionarios que, en razón de sus cargos, deban formar ternas judiciales.

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Las reformas que incidan en las reclamaciones se comunican, además, al Ministerio de Justicia. (Art. 272)

4) Escalafón del personal de empleados u oficiales de secretaría

El Escalafón del Personal de Empleados se compone de las siguientes categorías:

Primera categoría: Oficiales segundos de la Corte Suprema, Oficiales primeros de las Cortes de Apelaciones y Secretario del Presidente de la Corte Suprema.

Segunda categoría: Oficiales terceros de la Corte Suprema, Oficiales segundos de las Cortes de Apelaciones, Encargados de sala de tribunales de juicio oral en lo penal y de juzgados de garantía de ciudad asiento de Corte de Apelaciones, administrativos jefes de juzgados de familia y de juzgados de letras del trabajo y de cobranza laboral y previsional y de juzgados de letras de competencia común, de asiento de Corte y Oficiales primeros de los juzgados de letras de asiento de Corte.

Tercera categoría: Oficiales cuartos de la Corte Suprema, Oficiales terceros de las Cortes de Apelaciones, Oficiales de los Fiscales de estos mismos tribunales, Administrativos 1º de tribunales de juicio oral en lo penal y de juzgados de garantía de ciudad asiento de Corte de Apelaciones, Encargados de sala de tribunales de juicio oral en lo penal y de juzgados de garantía de ciudad asiento de capital de provincia, Oficiales segundos de los juzgados de letras de asiento de Corte y Oficiales primeros de los juzgados de capital de provincia, administrativos contables de juzgados de familia de asiento de Corte, administrativos jefes de juzgados de familia, de juzgados de letras de competencia común y de juzgados de letras del trabajo de capital de provincia, administrativos 1° de juzgados de familia, de juzgados de letras de competencia común y de juzgados de letras del trabajo y de cobranza laboral y previsional de asiento de Corte.

Cuarta categoría: Oficiales Auxiliares de la Corte Suprema, Ayudante de Biblioteca de la Corte Suprema, Oficiales cuartos de las Cortes de Apelaciones, Oficial cuarto Ayudante de Biblioteca de la Corte de Apelaciones de Valparaíso, Administrativos 2º de tribunales de juicio oral en lo penal y de juzgados de garantía de ciudad asiento de Corte de Apelaciones, Administrativos 1º de tribunales de juicio oral en lo penal y de juzgados de garantía de ciudad asiento de capital de provincia, Encargados de sala de tribunales de juicio oral en lo penal y de juzgados de garantía de ciudad asiento de comuna o agrupación de comunas, Oficiales terceros de los juzgados de letras de asiento de Corte, Oficiales segundos de los juzgados de letras de capital de provincia y Oficiales primeros de los juzgados de letras de comunas o agrupación de comunas, administrativos jefes de juzgados de familia y de juzgados de letras de competencia común de comuna, administrativos contables de juzgados de familia de capital de provincia, administrativos 1° de juzgados de familia, de juzgados de letras de competencia común y de juzgados de letras del trabajo de capital de provincia, y administrativos 2° de juzgados de familia, de juzgados de letras de competencia

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común y de juzgados de letras del trabajo y de cobranza laboral y previsional de asiento de Corte.

Quinta categoría: Administrativos 3º de tribunales de juicio oral en lo penal y de juzgados de garantía de ciudad asiento de Corte de Apelaciones, Administrativos 2º de tribunales de juicio oral en lo penal y de juzgados de garantía de ciudad asiento de capital de provincia, Administrativos 1º de tribunales de juicio oral en lo penal y de juzgados de garantía de ciudad asiento de comuna o agrupación de comunas, Oficiales cuartos de los juzgados de letras de asiento de Corte, Oficiales terceros de los juzgados de letras de capital de provincia y Oficiales segundos de los juzgados de letras de comuna o agrupación de comunas, administrativos contables de juzgados de familia de comuna, administrativos 1° de juzgados de familia y de juzgados de letras de competencia común de comuna, administrativos 2° de juzgado de familia, de juzgados de letras de competencia común y de juzgados de letras del trabajo de capital de provincia y administrativos 3° de juzgados de familia y de juzgados de letras del trabajo y de cobranza laboral y previsional de asiento de Corte.

Sexta categoría: Administrativos 3º de tribunales de juicio oral en lo penal y de juzgados de garantía de ciudad asiento de capital de provincia, Administrativos 2º y 3º de tribunales de juicio oral en lo penal y de juzgados de garantía de ciudad asiento de comuna o agrupación de comunas, Ayudantes de audiencia de tribunales de juicio oral en lo penal y de juzgados de garantía de ciudad asiento de Corte de Apelaciones, telefonistas y secretarias ejecutivas de tribunales de juicio oral en lo penal y de juzgados de garantía de ciudad asiento de Corte de Apelaciones, Oficiales cuartos de los juzgados de letras de capital de provincia, Oficiales terceros de los juzgados de letras de comuna o agrupación de comunas y Oficial Intérprete de los juzgados de Temuco, administrativos 2° de juzgados de familia y de juzgados de letras de competencia común de comuna y administrativos 3° de juzgados de familia, de juzgados de letras de competencia común y de juzgados de letras del trabajo y de cobranza laboral y previsional de capital de provincia y ayudantes de servicios de juzgados de letras del trabajo de ciudad asiento de Corte de Apelaciones.

Séptima categoría: Oficiales de Sala de la Corte Suprema, de las Cortes de Apelaciones, de los juzgados de letras, Ayudantes de audiencia de tribunales de juicio oral en lo penal y de juzgados de garantía de ciudad asiento de capital de provincia y de comuna o agrupación de comunas, telefonistas y secretarias ejecutivas de tribunales de juicio oral en lo penal y de juzgados de garantía de ciudad asiento de capital de provincia y de comuna o agrupación de comunas, y demás personal auxiliar de aseo o de servicio que se desempeñe en los Tribunales de Justicia, administrativos 3° de juzgados de familia y de juzgados de letras de competencia común de comuna y ayudantes de servicios de juzgados de letras del trabajo y de juzgados de letras con competencia común de capital de provincia y de comuna o agrupación de comunas. (Art. 292)

Los postulantes a cargos del Escalafón del Personal de Empleados deben cumplir con los siguientes requisitos para su

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ingreso al servicio:

a) Ser chileno;

b) Haber cumplido con la ley de reclutamiento y movilización, cuando sea procedente;

c) Tener salud compatible con el desempeño del cargo;

d) Haber aprobado el nivel de educación media, o equivalente;

e) No haber cesado en un cargo en el Poder Judicial o en la Administración del Estado como consecuencia de haber obtenido una calificación deficiente o por medida disciplinaria; y

f) No estar inhabilitado para el ejercicio de funciones o cargos públicos, ni hallarse condenado o acusado por crimen o simple delito. (Art. 295)

C.- CALIFICACIONES

Los funcionarios del Escalafón Primario, con la sola excepción de los ministros y fiscal de la Corte Suprema, los funcionarios del Escalafón Secundario y los empleados del Poder Judicial son calificados anualmente atendiendo a la conducta funcionaria y desempeño observados en ese período, en la forma en que se dispone en el Código. (Art. 273)

La calificación debe fundarse en antecedentes objetivos y considerar, además de las anotaciones practicadas en la respectiva hoja de vida y el informe de calificación, lo siguiente: responsabilidad, capacidad, conocimientos, iniciativa, eficiencia, afán de superación, relaciones humanas y atención al público, en consideración a la función o labor que corresponda realizar y magnitud de la misma. (Art. 277 bis) La calificación comienza con la relación que hace el secretario del órgano calificador sobre todos los antecedentes de cada una de las personas que deban ser evaluadas. A continuación de cada una de las relaciones individuales, los integrantes del órgano calificador, proceden, separadamente, a entregar por escrito al secretario la evaluación que aquéllos les merezcan.

El resultado de la calificación se expresa en un puntaje de 1 a 7 que se asigna al calificado y que puede contener hasta dos decimales. En caso que el órgano calificador sea colegiado, esto es, integrado por dos o más personas, cada uno de sus miembros hace una calificación separada. El puntaje calificatorio definitivo es el cuociente que resulte de dividir la suma total de los puntajes individualmente asignados al calificado por el número de calificadores.

El puntaje definitivo determina la lista en que figurará el calificado por el año inmediatamente siguiente al de la calificación, conforme a la siguiente pauta:

Lista Sobresaliente, de 6,5 a 7 puntos;

Lista Muy Buena, de 6 a 6,49 puntos; 172

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Lista Satisfactoria, de 5 a 5,99 puntos;

Lista Regular, de 4 a 4,99 puntos;

Lista Condicional, de 3 a 3,99 puntos y

Lista Deficiente, menos de 3 puntos.

No obstante, por el solo hecho de que el calificado obtenga una nota promedio inferior a 3 en responsabilidad o eficiencia, automáticamente queda calificado en lista Deficiente; y, si obtiene puntaje igual o inferior a 3 en dos o más de cualquiera de los otros rubros, no puede quedar calificado en lista superior a la Condicional.

El calificador que asigne, en cualquiera de los rubros a que se refiere el artículo 277 bis, un puntaje igual o superior a 6 o inferior a 4 debe señalar los hechos que fundamentan su apreciación.

El calificado que, durante el año que se califica, haya sido objeto de medida disciplinaria, cualquiera sea el puntaje que obtenga, no puede figurar en lista Sobresaliente y, en caso de haber sido objeto de medida disciplinaria superior a la de amonestación privada, no puede figurar en lista Muy Buena. De igual manera, el que haya sido objeto de dos o más medidas disciplinarias, siempre que ninguna de ellas haya sido superior a censura por escrito, no puede figurar en lista Satisfactoria; el que haya sido objeto de tres o más medidas disciplinarias, siempre que alguna de ellas haya sido superior a censura por escrito y ninguna superior a multa, no puede figurar en lista Regular, y el que haya sido objeto de tres o más medidas disciplinarias o de dos o más, siempre que una de ellas haya sido de suspensión de funciones, queda calificado en lista Deficiente.

Las reglas anteriores se observan también por los órganos a los que corresponda conocer las apelaciones.

Para todos los efectos legales, se considera en lista de méritos a todos aquellos funcionarios que, conforme a su calificación anual, hayan sido incorporados a la lista Sobresaliente o Muy Buena. (Art. 278)

El funcionario que figure en Lista Deficiente o, por segundo año consecutivo, en Lista Condicional, una vez firme la calificación respectiva, queda removido de su cargo por el solo ministerio de la ley. En tanto no quede firme la mencionada calificación, el funcionario queda de inmediato suspendido de sus funciones.

Estas circunstancias deben ser comunicadas de inmediato por el órgano calificador respectivo al Ministerio de Justicia, para los fines administrativos consiguientes. (Art. 278 bis)

D.- INSTALACIÓN DE LOS JUECES

Hecho el nombramiento de un juez por el Presidente de la República y expedido el correspondiente título a favor del nombrado, éste debe prestar juramento. (Art. 299)

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Los miembros de la Corte Suprema prestan juramento ante el presidente del mismo tribunal y los de las Cortes de Apelaciones, ante el presidente del respectivo tribunal y ante él también lo prestan los jueces de letras. (Art. 300)

Los jueces pueden prestar su juramento ante otras autoridades gubernativas o judiciales que las indicadas, siempre que el Presidente de la República, por consideraciones de economía o de conveniencia para la prontitud de la administración de justicia, así lo ordene. En tal caso la autoridad que haya recibido el juramento dará lo más pronto posible el respectivo aviso a la autoridad que habría correspondido intervenir en la diligencia, remitiéndole lo obrado. (Art. 301)

Prestado que sea el juramento, la diligencia se hace constar en el libro respectivo y de ella se da testimonio al nombrado, el cual entra inmediatamente en el ejercicio de sus funciones. (Art. 305)

E.- HONORES Y PRERROGATIVAS DE LOS JUECES

1.- Tratamiento: la Corte Suprema tiene el tratamiento de Excelencia y las Cortes de Apelaciones el de Señoría Ilustrísima. Cada uno de los miembros de estos mismos tribunales y los jueces de letras tienen tratamiento de Señoría. (Art. 306)

2.- Ceremonias: los jueces deben ocupar en las ceremonias públicas el lugar que les asigne, según su rango, el reglamento respectivo. (Art. 307) 3.- Exención de servicios: los jueces están exentos de toda obligación de servicio personal que las leyes impongan a los ciudadanos chilenos. (Art. 308)

4.- Jueces jubilados: los jueces jubilados gozan de los mismos honores y prerrogativas que los que se hallan en actual servicio. (Art. 309)

F.- PERMUTAS Y TRASLADOS

El Presidente de la República, a propuesta o con el acuerdo de la Corte Suprema, puede ordenar el traslado de los funcionarios o empleados judiciales comprendidos en el Código a otro cargo de igual categoría y, en la misma forma, puede autorizar las permutas que soliciten funcionarios de igual categoría. (Art. 310)

G.- DEBERES Y PROHIBICIONES A QUE ESTÁN SUJETOS LOS JUECES

1.- Deberes

1°. Obligación de residencia: los jueces están obligados a residir constantemente en la ciudad o población donde tenga asiento el tribunal en que deban prestar sus servicios, pero, las Cortes de Apelaciones, en casos calificados, pueden autorizar transitoriamente a los jueces de su territorio jurisdiccional para que residan en un lugar distinto al del asiento del tribunal. (Art. 311)

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2°. Obligación de asistencia: los jueces están obligados a asistir todos los días a la sala de su despacho, y a permanecer en ella desempeñando sus funciones durante cuatro horas como mínimo cuando el despacho de causas esté al día, y de cinco horas, a lo menos, cuando se halle atrasado, sin perjuicio de lo que establezca la Corte Suprema.

Lo anterior se entiende sin perjuicio de que el juez, cuando las necesidades del servicio lo aconsejen, se constituya una vez a la semana, a lo menos, en poblados que estén fuera de los límites urbanos de la ciudad en que tenga su asiento el tribunal, en cuyo caso será reemplazado por el secretario en el despacho ordinario del juzgado, pudiendo designarse para tales efectos actuarios que como ministros de fe autoricen las diligencias que dichos funcionarios practiquen.

En los casos en que el tribunal cuente con dos jueces, cada uno reemplazará al otro en su despacho en el caso señalado en el párrafo precedente, actuando el jefe de la unidad administrativa que tenga a su cargo la administración de causas en el respectivo juzgado, como ministro de fe, según la regla general. (Art. 312)

Los jueces de tribunales de juicio oral en lo penal tienen obligación de asistir a su despacho por 44 horas semanales.

Los jueces de juzgados de garantía deben asistir a su despacho por 44 horas semanales, debiendo establecerse un sistema o turno que permita la disponibilidad de un juez de garantía en la jurisdicción fuera del horario normal de atención de los tribunales.

Excepción: las obligaciones de residencia y asistencia diaria al despacho cesan durante los días feriados.

Son días feriados los que la ley determine y los comprendidos en el tiempo de vacaciones de cada año, que comienza el 1 de febrero y dura hasta el primer día hábil de marzo.

Lo dispuesto anteriormente no rige respecto del feriado de vacaciones, con los jueces letrados que ejercen jurisdicción criminal y de familia. (Art. 313)

Jueces de turno durante el feriado judicial

Durante el feriado de vacaciones funcionan, de lunes a viernes de cada semana, los jueces de letras que ejerzan jurisdicción en lo civil para conocer de los asuntos que se indicarán.

En las comunas o agrupaciones de comunas en donde haya más de uno, desempeñará estas funciones el juez que corresponda de acuerdo con el turno que para este efecto establezca la Corte de Apelaciones respectiva.

En Santiago funcionan dos juzgados de letras en lo civil, de acuerdo con el turno que señale la Corte de Apelaciones de Santiago para tal efecto. La distribución de las causas entre estos juzgados se hace por el presidente de este tribunal.

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Los jueces durante el feriado de vacaciones deben conocer de las siguientes cuestiones:

a) de “jurisdicción voluntaria”, es decir, de los actos judiciales no contenciosos;

b) de los juicios posesorios;

c) de los asuntos a que se refiere el N° 1 del artículo 680 del Código de Procedimiento Civil, esto es, el procedimiento sumario;

d) de los juicios del trabajo cuando les corresponda;

e) de las medidas prejudiciales y precautorias;

f) de las gestiones a que dé lugar la notificación de protestos de cheques;

g) de los juicios ejecutivos hasta la traba de embargo inclusive; y

h) de todas aquellas cuestiones, respecto de las cuales se conceda especialmente habilitación de feriado.

En todo caso, deben admitirse a tramitación las demandas, de cualquiera naturaleza que ellas sean, para el solo efecto de su notificación.

La habilitación de feriado debe ser solicitada ante el tribunal que ha de quedar de turno, y en aquellos lugares en que haya más de un juzgado de turno, la solicitud quedará sujeta a la distribución de causas que determine la Corte de Apelaciones. Sin embargo, en este último caso, y siempre que se trate de un asunto que con anterioridad al feriado esté conociendo uno de los juzgados que quede de turno, la solicitud de habilitación se presentará ante él.

El tribunal debe pronunciarse sobre la concesión de habilitación dentro del plazo de 48 horas contado desde la presentación de la solicitud respectiva. La resolución que la rechace será fundada. En caso de ser acogida, deberá notificarse por cédula a las partes.

En Santiago, los tribunales deben remitir, salvo las excepciones del párrafo ante precedente, las causas habilitadas a la Corte de Apelaciones para su distribución.

En todo caso, las partes, de común acuerdo, pueden suspender la tramitación de cualquier asunto durante el feriado judicial. (Art. 314)

Turno en las Cortes de Apelaciones

Durante el mismo período debe quedar actuando una sala en cada Corte de Apelaciones, en conformidad al turno que ella establezca.

Dicha sala tiene las facultades y atribuciones que corresponden al tribunal pleno, con excepción de los desafueros de diputados y

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senadores.

En Santiago permanecen en funciones durante el feriado de vacaciones dos salas, de acuerdo con el turno que al efecto determine la Corte de Apelaciones, las que, reunidas y con un quórum mínimo de cinco miembros tienen las facultades y atribuciones indicadas.

Con todo, el pleno de cada Corte de Apelaciones puede acordar el funcionamiento de más salas durante el feriado de vacaciones, por razones de buen servicio.

El ministro más antiguo de cada Corte de Apelaciones, que forme parte de la sala, tiene las facultades y atribuciones del presidente del tribunal. (Art. 315)

3°. Obligación de efectuar declaración de intereses: los miembros del escalafón primario y los de la segunda serie del escalafón secundario del Poder Judicial deben, dentro del plazo de 30 días desde que hayan asumido el cargo, efectuar una declaración jurada de intereses ante un notario de la ciudad donde ejerzan su ministerio, o ante el oficial del Registro Civil en aquellas comunas en que no haya notario.

Se entiende por intereses los que sean exigibles para la declaración a que se refiere el artículo 60 de la ley Nº 18.575.

El original de la declaración será protocolizado en la misma notaría donde fue prestada o en una notaría con jurisdicción en el territorio del tribunal a que pertenezca el declarante, y se remitirá copia de la protocolización a la secretaría de la Corte Suprema y de la respectiva Corte de Apelaciones, donde se mantendrá para su consulta pública. Cualquier persona podrá obtener copia del instrumento protocolizado.

La declaración debe ser actualizada cuando el funcionario fuere nombrado en un nuevo cargo o dentro de los 30 días siguientes al cumplimiento del próximo cuatrienio, si no se ha efectuado un nuevo nombramiento.

La omisión de la declaración es sancionada por el superior jerárquico que corresponda, en la forma y con las sanciones que establece el Título XVI. (Art. 323 bis)

4º. Obligación de efectuar declaración sobre dependencia de los estupefacientes: antes de asumir sus cargos, los miembros del escalafón primario deben prestar una declaración jurada que acredite que no se encuentran afectos a la causal de inhabilidad contemplada en el artículo 251. Esta norma dispone que no puede ser juez la persona que tenga dependencia de sustancias o drogas estupefacientes o sicotrópicas ilegales, a menos que justifique su consumo por un tratamiento médico.

En caso de inhabilidad sobreviniente, el funcionario debe admitirla ante su superior jerárquico y someterse a un programa de tratamiento y rehabilitación en alguna de las instituciones que autorice un auto acordado de la Corte Suprema.

Si concluye ese programa satisfactoriamente, debe aprobar un 177

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control de consumo toxicológico y clínico que se le aplica, con los mecanismos de resguardo a que alude el inciso segundo del artículo 100, inciso que impone a la Corte Suprema la dictación de un auto acordado que contendrá, entre otras menciones, un procedimiento de control de consumo aplicable a los miembros del escalafón primario. Dicho procedimiento de control comprenderá a todos los integrantes de un grupo o sector de funcionarios que se determinará en forma aleatoria, se aplicará en forma reservada y resguardará la dignidad e intimidad de ellos, observando las prescripciones de la ley Nº 19.628, sobre protección de los datos de carácter personal. Sólo será admisible como prueba de la dependencia una certificación médica, basada en los exámenes que correspondan.

El incumplimiento de esta norma dará lugar al correspondiente juicio de amovilidad, salvo que la Corte Suprema acuerde su remoción. Lo anterior es sin perjuicio de la aplicación de las reglas sobre salud irrecuperable o incompatible con el desempeño del cargo, si procedieren. (Art. 323 ter)

2.- Prohibiciones

1°. Ejercer la abogacía: es prohibido a los jueces ejercer la abogacía y sólo pueden defender causas personales o de sus cónyuges, ascendientes, descendientes, hermanos o pupilos.

Les es igualmente prohibido representar en juicio a otras personas que las mencionadas precedentemente. (Art. 316)

Esta disposición debería establecerse para otros jueces, tales como los de policía local, respecto de quienes ninguna justificación tiene que puedan ejercer libremente la profesión, salvo ante esos juzgados.

2°. Aceptar compromisos: se prohíbe a los jueces letrados y a los ministros de los Tribunales Superiores de Justicia, aceptar compromisos, excepto cuando el nombrado tuviere con alguna de las partes originariamente interesadas en el litigio, algún vínculo de parentesco que autorice su implicancia o recusación. (Art. 317)

Lo dispuesto precedentemente rige sólo respecto de los jueces de letras, de los miembros de las Cortes de Apelaciones y de los de la Corte Suprema.

Las demás disposiciones que se verán rigen respecto de toda clase de jueces. (Art. 318)

Esta prohibición dice relación con el arbitraje y no con “compromisos sociales”, como se expone en un ridículo pasquín.

3°. Despacho de asuntos: los jueces están obligados a despachar los asuntos sometidos a su conocimiento en los plazos que fija la ley o con toda la brevedad que las actuaciones de su ministerio les permitan, guardando en este despacho el orden de la antigüedad de los asuntos, salvo cuando motivos graves y urgentes exijan que dicho orden se altere.

Las causas se deben fallar en los tribunales unipersonales tan 178

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pronto como estén en estado y por el orden de su conclusión. El mismo orden se observará para designar las causas en los tribunales colegiados para su vista y decisión.

Excepciones: las cuestiones sobre deserción de recursos, depósito de personas, alimentos provisionales, competencia, acumulaciones, recusaciones, desahucio, juicios sumarios y ejecutivos, denegación de justicia o de prueba y demás negocios que por la ley, o por acuerdo del tribunal fundado en circunstancias calificadas, deban tener preferencia, las cuales se antepondrán a los otros asuntos desde que estén en estado. (Art. 319)

4°. Prohibición de emitir opiniones: los jueces deben abstenerse de expresar y aun de insinuar privadamente su juicio respecto de los negocios que por la ley son llamados a fallar.

Deben igualmente abstenerse de dar oído a toda alegación que las partes, o terceras personas a nombre o por influencia de ellas, intenten hacerles fuera del tribunal. (Art. 320)

5°. Prohibición de compras: se prohíbe a todo juez comprar o adquirir a cualquier título para sí, para su cónyuge o para sus hijos las cosas o derechos que se litiguen en los juicios de que él conozca.

Se extiende esta prohibición a las cosas o derechos que han dejado de ser litigiosos, mientras no hayan transcurrido cinco años desde el día en que dejaron de serlo; pero no comprende las adquisiciones hechas a título de sucesión por causa de muerte, si el adquirente tuviere respecto del difunto la calidad de heredero ab intestato.

Todo acto en contravención a esta norma lleva consigo el vicio de nulidad, sin perjuicio de las penas a que, conforme al Código Penal, haya lugar. (Art. 321)

6°. Prohibición de adquirir pertenencias mineras: los miembros de las Cortes de Apelaciones y los jueces letrados en lo civil no pueden adquirir pertenencias mineras o una cuota en ellas dentro de su respectivo territorio jurisdiccional.

La contravención a ello es sancionada, mientras la pertenencia o cuota esté en poder del infractor, con la transferencia de sus derechos a la persona que primeramente denuncie el hecho ante los tribunales. La acción correspondiente se tramita en juicio sumario.

En todo caso, el funcionario infractor sufrirá, además, la pena de inhabilitación especial temporal en su grado medio para el cargo que desempeña. (Art. 322)

7°.- Prohibiciones varias: se prohíbe a los funcionarios judiciales:

1º. Dirigir al Poder Ejecutivo, a funcionarios públicos o a corporaciones oficiales, felicitaciones o censuras por sus actos;

2º. Tomar en las elecciones populares o en los actos que las 179

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precedan más parte que la de emitir su voto personal; esto, no obstante, deben ejercer las funciones y cumplir los deberes que por razón de sus cargos les imponen las leyes;

3º. Mezclarse en reuniones, manifestaciones u otros actos de carácter político, o efectuar cualquiera actividad de la misma índole dentro del Poder Judicial;

4º. Publicar, sin autorización del Presidente de la Corte Suprema, escritos en defensa de su conducta oficial o atacar en cualquier forma, la de otros jueces o magistrados. (Art. 323)

H.- RESPONSABILIDAD DE LOS JUECES

Sin perjuicio de la responsabilidad administrativa, los jueces tienen, además, una responsabilidad civil y una responsabilidad penal por actos cometidos en el ejercicio de sus cargos.

Al respecto el Código Orgánico contempla las siguientes normas:

1°. El cohecho, la falta de observancia en materia sustancial de las leyes que reglan el procedimiento, la denegación y la torcida administración de justicia y, en general, toda prevaricación o grave infracción de cualquiera de los deberes que las leyes imponen a los jueces, los deja sujetos al castigo que corresponda según la naturaleza o gravedad del delito, con arreglo a lo establecido en el Código Penal.

Esta disposición no es aplicable a los miembros de la Corte Suprema en lo relativo a la falta de observancia de las leyes que reglan el procedimiento ni en cuanto a la denegación ni a la torcida administración de la justicia. (Art. 324)

2°. Todo juez delincuente será, además, civilmente responsable de los daños estimables en dinero que con su delito hubiere irrogado a cualesquiera personas o corporaciones. (Art. 325)

3°. La misma responsabilidad civil afectará al juez si el daño fuere producido por un cuasidelito. (Art. 326) 4°. La responsabilidad civil afecta solidariamente a todos los jueces que hubieren cometido el delito o concurrido con su voto al hecho o procedimiento de que ella nace. (Art. 327)

5°. Ninguna acusación o demanda civil entablada contra un juez para hacer efectiva su responsabilidad criminal o civil podrá tramitarse sin que sea previamente calificada de admisible por el juez o tribunal que es llamado a conocer de ella. (Art. 328)

6°. No puede hacerse efectiva la responsabilidad criminal o civil en contra de un juez mientras no haya terminado por sentencia firme la causa o pleito en que se supone causado el agravio. (Art. 329)

7°. No puede deducirse acusación o demanda civil contra un juez para hacer efectiva su responsabilidad criminal o civil si no se hubieren entablado oportunamente los recursos que la ley franquea para la reparación del agravio causado, ni cuando hayan transcurrido 6 meses desde que se haya notificado al

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reclamante la sentencia firme recaída en la causa en que se supone inferido el agravio.

Para las personas que no sean las directamente ofendidas o perjudicadas por el delito del juez cuya responsabilidad se persigue, el plazo de seis meses corre desde la fecha en que se haya pronunciado sentencia firme.

Siempre que, por el examen de un proceso o de los datos o documentos estadísticos, o por cualquier otro modo auténtico, llegaren a noticia de un tribunal antecedentes que hagan presumir que un juez o funcionario del ministerio público ha cometido en el ejercicio de sus funciones algún crimen, o simple delito, mandará sacar compulsa de los antecedentes o datos que reciba al respecto, y los hará pasar al ministerio público para que entable en el término de seis días la respectiva acusación contra el funcionario responsable. (Art. 330)

8°. Ni en el caso de responsabilidad criminal ni en el caso de responsabilidad civil la sentencia pronunciada en el juicio de responsabilidad alterará la sentencia firme. (Art. 331)

I.- EXPIRACIÓN Y SUSPENSIÓN DE LAS FUNCIONES DE LOS JUECES

1.- Expiración del cargo

El cargo de juez expira:

1º. Por incurrir el juez en alguna de las incapacidades establecidas por la ley para ejercerlo. En cuanto a los jueces condenados, rige lo establecido en el Nº 6 del artículo 256;

2º. Por la recepción de órdenes eclesiásticas mayores;

3º. Por remoción acordada por la Corte Suprema en conformidad a la Constitución Política o a las leyes;

4º. Por sentencia ejecutoriada recaída en el juicio de amovilidad, en que se declare que el juez no tiene la buena comportación exigida por la Constitución Política del Estado para permanecer en el cargo;

5º. Por renuncia del cargo, hecha por el juez y aceptada por la autoridad competente;

6º. Por jubilación o pensión obtenida por servicios prestados al Poder Judicial, sea cual fuere el régimen previsional aplicable;

7º. Por la promoción del juez a otro empleo del orden judicial, aceptada por él;

8º. Por el traslado del juez a otro empleo del orden judicial;

9º. Por haber sido declarado responsable criminal o civilmente por delito cometido en razón de sus actos ministeriales;

10°. Por la aceptación de todo cargo o empleo remunerado con fondos fiscales, semifiscales o municipales, salvo la excepción

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contemplada en el artículo 261;

11°. Por la aceptación del cargo de Presidente de la República. (Art. 332)

12°. Los magistrados de los Tribunales Superiores de Justicia cesan, además, en sus funciones por la declaración de culpabilidad hecha por el Senado, por notable abandono de sus deberes, en conformidad a los artículos 39 y 42, actuales artículos 52 y 53 de la Constitución Política de la República. (Art. 333) 2.- Suspensión de funciones

Las funciones de juez se suspenden:

1º. Por encontrarse ejecutoriada la sentencia que declara haber lugar a la querella de capítulos por delitos cometidos en el ejercicio de sus funciones, o por haberse formulado acusación tratándose de delitos comunes.

2º. Por la sentencia de primera instancia que lo condena a destitución dictada en un proceso de amovilidad;

3º. Por la aplicación de la medida disciplinaria de suspensión;

4º. Por licencia concedida con arreglo a la ley. (Art. 335)

5°. Las funciones de los magistrados de los Tribunales Superiores de Justicia se suspenden, además, desde que la Cámara de Diputados declare que ha lugar a la acusación que se ha formulado en su contra por notable abandono de deberes, de acuerdo con el artículo 48, actual 52, de la Constitución Política. (Art. 336) Presunción de mal comportamiento

Se presume de derecho, para todos los efectos legales, que un juez no tiene buen comportamiento en cualquiera de los casos siguientes:

1º. Si es suspendido dos veces dentro de un período de tres años o tres veces en cualquier espacio de tiempo;

2º. Si se dictan en su contra medidas disciplinarias más de tres veces en el período de tres años;

3º. Si es corregido disciplinariamente más de dos veces en cualquier espacio de tiempo, por observar una conducta viciosa, por comportamiento poco honroso o por negligencia habitual en el desempeño de su oficio, y

4º. Si es mal calificado por la Corte Suprema de acuerdo con las disposiciones de las calificaciones. (Art. 337)

Los Tribunales Superiores instruirán el respectivo proceso de amovilidad, procediendo de oficio o a requisición del fiscal judicial del mismo tribunal.

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La parte agraviada puede requerir al tribunal o al fiscal judicial para que instaure el juicio e, instaurado, puede suministrar elementos de prueba al referido fiscal judicial. (Art. 338)

Los tribunales procederán en estas causas sumariamente, oyendo al juez imputado y al fiscal judicial; las fallarán apreciando la prueba con libertad, pero sin contradecir los principios de la lógica, las máximas de la experiencia y los conocimientos científicamente afianzados, y se harán cargo en la fundamentación de la sentencia de toda la prueba rendida.

Las Cortes de Apelaciones que deban conocer de los juicios de amovilidad en contra de los jueces de letras, en conformidad a lo dispuesto en el artículo 63, designarán en cada caso a uno de sus ministros para que forme proceso y lo tramite hasta dejarlo en estado de sentencia.

Toda sentencia absolutoria en los juicios de amovilidad debe ser notificada al fiscal judicial de la Corte Suprema, a fin de que, si lo estima procedente, entable ante el Tribunal Supremo, el o los recursos correspondientes. (Art. 339)

3.- Licencias

El Presidente de la Corte Suprema puede conceder a los jueces licencias por enfermedad, de acuerdo con las disposiciones generales que rijan sobre la materia para el personal de la administración civil del Estado.

4.- Permisos

La Corte Suprema puede conceder permisos hasta por 6 meses cada año, por asuntos particulares y hasta por 2 años para trasladarse al extranjero a actividades de perfeccionamiento, en ambos casos sin goce de remuneración y siempre que no se entorpezca el servicio.

El límite de 2 años no es aplicable en el caso de funcionarios que obtengan becas otorgadas de acuerdo a la legislación vigente.

Las resoluciones adoptadas se deben comunicar de inmediato al Ministerio de Justicia para los fines administrativos consiguientes. (Art. 340)

No tienen derecho a permiso los funcionarios suplentes que entren a subrogar a los propietarios o interinos en los casos de licencia ni los auxiliares que fueren llamados a prestar sus servicios accidentalmente y por tiempo limitado. (Art. 342) Los funcionarios judiciales a quienes la ley no les acuerde el feriado de vacaciones, pueden obtenerlo cada año por el término de un mes, siempre que no hayan usado permiso por motivos particulares durante los once últimos meses. Si el funcionario hubiere obtenido esta clase de permiso, por un lapso inferior a su feriado, tendrá derecho a él por el tiempo necesario para enterarlo.

No pueden hacer uso de este feriado, simultáneamente, dos o más miembros de un tribunal colegiado, ni tampoco dos o más

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jueces de letras de una misma comuna o agrupación de comunas cuando ello perjudique al servicio, a juicio de la autoridad que debe conceder el feriado.

No pueden acumularse más de dos períodos de feriado, pudiendo la autoridad referida autorizar el fraccionamiento en dos partes iguales del total acumulado, pero en todo caso dentro de un mismo año calendario. (Art. 343)

Las licencias y permisos deben solicitarse por conducto y con informe del superior respectivo. (Art. 346)

El Presidente de la Corte Suprema y los Presidentes de las Cortes de Apelaciones pueden autorizar hasta por tres días la inasistencia de los ministros de los tribunales respectivos. Si ésta debe prolongarse por más de ese plazo, sólo puede ser autorizada por el Presidente de la República.

Además, los Presidentes de Cortes de Apelaciones pueden conceder permisos hasta por tres días en cada bimestre a los jueces de su territorio jurisdiccional.

Los Presidentes de las Cortes de Apelaciones deben dar cuenta al Presidente de la Corte Suprema, en el último día de cada mes, de las licencias que hayan concedido en conformidad a lo señalado. (Art. 347)

Si transcurridos los plazos indicados el funcionario no se presenta a servir su destino, esta inasistencia se tiene como causal bastante para que la autoridad competente, siguiendo los trámites legales, pueda declarar vacante el empleo. (Art. 348)

Ejecutoriada la declaración de vacancia, el funcionario cesante tiene el plazo de 3 meses para iniciar su expediente de jubilación, la cual se le concede siempre que reúna los requisitos exigidos por la ley sin que obste para ello el ser empleado cesante. (Art. 349)

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CAPÍTULO VIILOS AUXILIARES DE LA ADMINISTRACIÓN DE

JUSTICIA

Los auxiliares de la administración de justicia son funcionarios que coadyuvan a la labor de los tribunales y que deben desempeñar las labores que la ley establece.

1.- FISCALÍA JUDICIAL

La fiscalía judicial es ejercida por el fiscal judicial de la Corte Suprema, que es el jefe del servicio, y por los fiscales judiciales de las Cortes de Apelaciones.

Los fiscales judiciales están sujetos a las instrucciones que les imparta el jefe del servicio, verbalmente o por escrito, en los casos que este funcionario considere necesario seguir un procedimiento especial tendiente a uniformar la acción del referido ministerio.

Al fiscal judicial de la Corte Suprema le corresponde, especialmente:

1º. Vigilar por sí a los ministros o fiscales judiciales de las Cortes de Apelaciones, y por sí o por medio de cualesquiera de los fiscales judiciales de las Cortes de Apelaciones la conducta funcionaria de los demás tribunales y empleados del orden judicial, exceptuados los miembros de la Corte Suprema, y para el solo efecto de dar cuenta a este tribunal de las faltas o abusos o incorrecciones que notare, a fin de que la referida Corte, si lo estima procedente, haga uso de las facultades correccionales, disciplinarias y económicas que la Constitución y las leyes le confieren;

2º. Transmitir y hacer cumplir al fiscal judicial que corresponda los requerimientos que el Presidente de la República tenga a bien hacer con respecto a la conducta ministerial de los jueces y demás empleados del Poder Judicial, para que reclame las

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medidas disciplinarias que correspondan, del tribunal competente, o para que, si hubiere mérito bastante, entable la correspondiente acusación.

Las funciones que corresponden al ministerio público para los efectos del N° 15, del artículo 32 de la Constitución Política serán ejercidas, por lo que hace a medidas de carácter general, por el fiscal de la Corte Suprema, y por lo que hace a medidas que afecten a funcionarios determinados del orden judicial, por el fiscal de la respectiva Corte de Apelaciones. (Art. 353)

Las funciones de la fiscalía judicial se limitan a los negocios judiciales y a los de carácter administrativo del Estado en que una ley requiera especialmente su intervención. (Art. 350)

a) Funciones

Los fiscales judiciales obran, según la naturaleza de los negocios, o como parte principal, o como tercero, o como auxiliar del juez. (Art. 354)

1) Como parte principal: cuando alguno de los fiscales judiciales obra como parte principal, figura en todos los trámites del juicio.

En los demás casos, basta que antes de la sentencia o decreto definitivo del juez o cuando éste lo estime conveniente, examine el proceso y exponga las conclusiones que crea procedentes. (Art. 355)

La fiscalía judicial debe ser oída:

1º. En las contiendas de competencia suscitadas por razón de la materia de la cosa litigiosa o entre tribunales que ejerzan competencia de diferente clase;

2º En los juicios sobre responsabilidad civil de los jueces o de cualesquiera empleados públicos, por sus actos ministeriales;

3º En los juicios sobre estado civil de alguna persona;

4º En los negocios que afecten los bienes de las corporaciones o fundaciones de derecho público, siempre que el interés de las mismas conste del proceso o resulte de la naturaleza del negocio y cuyo conocimiento corresponda al tribunal indicado en el artículo 50; y

5º En general, en todo negocio respecto del cual las leyes prescriban expresamente la audiencia o intervención del ministerio público. (Art. 357)

Los fiscales judiciales deben provocar la acción de la justicia siempre que en negocios de su incumbencia sean requeridos por el Gobierno, pero, deben hacerlo en la forma establecida en el inciso segundo del artículo 360, esto es, pueden, en consecuencia, defender los intereses que le están encomendados en la forma que sus convicciones se lo dicten, estableciendo las conclusiones que crea arregladas a la ley. (Art. 362)

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Casos en que no se oye a la fiscalía judicial en segunda instancia:

1º. En los negocios que afecten los bienes de las corporaciones o fundaciones de derecho público;

2º. En los juicios de hacienda; y

3º. En los asuntos de “jurisdicción voluntaria”, es decir, en los actos judiciales no contenciosos. (Art. 358)

2) Como terceros: pueden los fiscales judiciales hacerse dar conocimiento de cualesquiera asuntos en que crean se hallan comprometidos los intereses cuya defensa les ha confiado la ley.

Requeridos los jueces por los fiscales judiciales, deben hacerles pasar inmediatamente el respectivo proceso, sin perjuicio del derecho de los interesados para reclamar, si lo estiman conveniente, contra la intervención de aquéllos.

Sin embargo, pueden denegar esta remisión, cuando crean comprometer con ella el sigilo de negocios que deben ser secretos. (Art. 361)

3) Como auxiliar del juez: los tribunales pueden pedir el dictamen del respectivo fiscal judicial en todos los casos en que lo estimen conveniente a excepción de la competencia en lo criminal. (Art. 359)

b) Otras normas

a) Inamovibilidad: los fiscales judiciales gozan de la misma inamovilidad que los jueces, tienen el tratamiento de Señoría y les es aplicable todo lo prevenido respecto de los honores y prerrogativas de los jueces por los artículos 308 y 309. (Art. 352) b) Independencia: la fiscalía judicial es, en lo tocante al ejercicio de sus funciones, independiente de los Tribunales de Justicia, acerca de los cuales es llamado a ejercerlas.

Puede, en consecuencia, defender los intereses que le están encomendados en la forma que sus convicciones se lo dicten, estableciendo las conclusiones que crea arregladas a la ley. (Art. 360)

c) Subrogación: la falta de un fiscal judicial es suplida por otro del mismo tribunal cuando haya más de uno; por el secretario de la Corte, empezando por el más antiguo cuando haya dos o más, y a falta de éstos por el abogado que designe el tribunal respectivo y que reúna los requisitos indispensables para desempeñar el cargo, los que no perciben remuneración alguna por este concepto. (Art. 363) d) Responsabilidad: la responsabilidad criminal y civil de los fiscales judiciales se rige por las reglas establecidas en el párrafo 8 del Título X del Código, en cuanto atendida la naturaleza de las funciones de estos funcionarios, dichas reglas sean aplicables a ellos.

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De las acusaciones o demandas que se entablen contra los fiscales judiciales para hacer efectiva su responsabilidad, conocen los mismos tribunales designados por la ley para conocer de las que se entablen contra los jueces.

Para determinar la competencia de los funcionarios de que se trata se considera como miembros de las Cortes de Apelaciones o Suprema a los respectivos fiscales judiciales. (Art. 364)

No podemos sustraernos en señalar que esta institución de la fiscalía judicial debería ser suprimida pues tiene escasa importancia. Sería conveniente que los actuales fiscales judiciales se transformaran en ministros de la respectiva Corte, idea que no representa costo alguno para el erario nacional.

2.- DEFENSORES PÚBLICOS

Son auxiliares de la administración de justicia encargados de defender ante los tribunales, los derechos e intereses de los menores, de los incapaces, de los ausentes y de las obras pías o de beneficencia.

Esta misión que es la fundamental del defensor público, tiene su razón de ser en la capacidad imperfecta que les impide desempeñarse por sí mismos.

Hay, de acuerdo al artículo 365, por lo menos un defensor público en el territorio jurisdiccional de cada juzgado de letras.

En ciertas comunas de Santiago existen dos defensores que se turnan mensualmente en el ejercicio de sus funciones y se cuentan como uno sólo en los meses de enero y febrero.

Estos defensores actúan ante todos los tribunales de su respectiva comuna.

En lo que respecta a su remuneración se distingue entre los defensores públicos de Santiago y Valparaíso, que reciben sueldo del Estado, y el resto de los defensores del país que reciben derechos por parte de los interesados, de acuerdo a un arancel. (Art. 492)

Funciones

1.- Función dictaminadora: que se cumple mediante informes o vistas a través de las cuales dan a conocer su opinión, su parecer en los asuntos que interesan a estos incapaces. Esta función dictaminadora puede tener carácter de obligatoria o facultativa. (Arts. 366 y 369)

2.- Función de representación judicial: puesto que pueden representar a los incapaces, ausentes, fundaciones de beneficencia que carezcan de un representante legal, guardador o procurador.

3.- Función velatoria: con esta función velan para que los guardadores de incapaces, los curadores de bienes, los representantes legales de las fundaciones de beneficencia y los encargados de las obras pías, tengan un correcto desempeño en

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el ejercicio de sus cargos. (Art. 366)

3.- LOS RELATORES

Son aquellos auxiliares de la administración de justicia que tienen por misión imponer a los Tribunales Superiores de Justicia de los asuntos que éstos deben conocer.

Funciones

1º. Dar cuenta diaria de las solicitudes que se presenten en calidad de urgentes, de las que no puedan ser despachadas por la sola indicación de la suma y de los negocios que la Corte mande pasar a ellos;

2º. Poner en conocimiento de las partes o sus abogados el nombre de las personas que integran el tribunal, en el caso a que se refiere el artículo 166 del Código de Procedimiento Civil, es decir, de una integración distinta del tribunal;

3º. Revisar los expedientes que se les entreguen y certificar que están en estado de relación. En caso que sea necesario traer a la vista los documentos, cuadernos separados y expedientes no acompañados o realizar trámites procesales previos a la vista de la causa, deben informar de ello al Presidente de la Corte, el cual dictará las providencias que correspondan;

4º. Hacer relación de los procesos;

5º. Anotar el día de la vista de cada causa los nombres de los jueces que hayan concurrido a ella, si no es despachada inmediatamente; y

6º. Cotejar con los procesos los informes en derecho, y anotar bajo su firma la conformidad o disconformidad que noten entre el mérito de éstos y los hechos expuestos en aquéllos. (Art. 372)

4.- LOS SECRETARIOS

Los secretarios de las Cortes y juzgados son ministros de fe pública encargados de autorizar, salvo las excepciones legales, todas las providencias, despachos y actos emanados de aquellas autoridades, y de custodiar los procesos y todos los documentos y papeles que sean presentados a la Corte o juzgado en que cada uno de ellos debe prestar sus servicios. (Art. 379)

En los juzgados de letras de competencia común con dos jueces, en los juzgados de garantía y de familia, en los del trabajo y de cobranza laboral y previsional y en los tribunales de juicio oral en lo penal, no existe el cargo de secretario por lo que las autorizaciones y custodia de procesos y documentos o papeles señaladas precedentemente, corresponden al jefe de la unidad administrativa que tenga a su cargo la administración de causas en el respectivo órgano jurisdiccional.

Las certificaciones y demás funciones encomendadas a los secretarios de juzgados de competencia común, son realizadas por el administrador del tribunal o por el funcionario del tribunal que éste designe. (Art. 379)

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a) Funciones

1º. Dar cuenta diariamente a la Corte o juzgado en que presten sus servicios de las solicitudes que presenten las partes;

2º. Autorizar las providencias o resoluciones que sobre dichas solicitudes recayeren, y hacerlas saber a los interesados que acudieren a la oficina para tomar conocimiento de ellas, anotando en el proceso las notificaciones que hicieren, y practicar las notificaciones por el estado diario;

3º. Dar conocimiento a cualquiera persona que lo solicite de los procesos que tengan archivados en sus oficinas, y de todos los actos emanados de la Corte o juzgado, salvo los casos en que el procedimiento deba ser secreto en virtud de una disposición expresa de la ley;

4º. Guardar con el conveniente arreglo los procesos y demás papeles de su oficina, sujetándose a las órdenes e instrucciones que la Corte o juzgado respectivo les de sobre el particular.

Dentro de los 6 meses de practicada la visita de que trata el artículo 564 es decir, las visitas de los jueces, deben enviar los procesos iniciados en su oficina y que estén en estado, al archivo correspondiente.

5º. Autorizar los poderes judiciales que puedan otorgarse ante ellos, debiendo recordarse que en los órganos jurisdiccionales en los que no existe el cargo de secretario, corresponde al jefe de la unidad administrativa que tenga a su cargo la administración de causas del respectivo juzgado o tribunal autorizar el mandato judicial y efectuar las certificaciones que la ley señale expresamente; y (Art. 389 G)

6º. Las demás funciones que les impongan las leyes. (Art. 380)

b) Libros que deben llevar los secretarios

De acuerdo al artículo 384, los secretarios deben llevar los siguientes registros:

1º Un registro foliado compuesto por copias escritas a máquina, autorizadas por el secretario, de las sentencias definitivas que se dicten en los asuntos civiles contenciosos o en los actos judiciales no contenciosos.

También se copian en dicho libro las sentencias interlocutorias que pongan término al juicio o hagan imposible su continuación. En los tribunales colegiados se forma el mismo registro señalado y cada registro con no más de 500 páginas se empastará anualmente; 2º El registro de depósitos a que se refiere el artículo 507; y

3º Los demás que ordenen las leyes o el tribunal.

Los secretarios de los juzgados de letras llevan, también, un libro 190

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donde se estampan, con la firma del juez, las resoluciones que miren al régimen económico y disciplinario del juzgado.

Los secretarios de los tribunales colegiados deben llevar, también, los siguientes libros:

1º El de acuerdos que el tribunal celebre en asuntos administrativos;

2º El de juramentos en el cual deben insertarse las diligencias de los juramentos que tome el presidente con arreglo al Código;

3º El de integraciones y de asistencia al tribunal en el que anotan diariamente los nombres de los miembros que no hayan asistido, con expresión de la causa de esta inasistencia, y de los funcionarios o abogados que hayan sido llamados a integrar; y

4º El libro a que se refiere el artículo 89. (Art. 386)

Los incisos 2º, 3º y 4º del artículo 89, señalan que en cada tribunal colegiado debe haber un libro, denominado de acuerdos, en el cual los miembros que no opinen como la mayoría deben exponer y fundar su voto particular en los asuntos en que haya conocido el tribunal.

También pueden consignar las razones especiales que algún miembro de la mayoría haya tenido para formar sentencia, y que no se hayan insertado en ella.

El libro permanece en la secretaría y puede ser consultado por cualquiera que demuestre interés en ello.

c) Subrogación Cuando algún secretario se enferma, o fallece o está implicado o es recusado o falta por cualquiera otra causa, es subrogado en la forma siguiente:

1º. El secretario de la Corte Suprema, por el prosecretario, y el de una Corte de Apelaciones, por el otro, si lo hay;

2º. El de un juzgado de letras, por el oficial 1° de la secretaría; y

3º. Cuando no puedan observarse las reglas anteriores, la subrogación se hace por el oficial 1° de la Corte o por el ministro de fe que respectivamente designen los presidentes de las referidas Cortes o el juez en su caso. (Art. 388)

Las funciones que se encomiendan a los secretarios en materia de notificaciones por el Título VI del Libro I del Código de Procedimiento Civil pueden ser desempeñadas, bajo la responsabilidad de éstos, por el oficial 1° de sus secretarías. (Art. 389)

5.- LOS ADMINISTRADORES DE TRIBUNALES CON COMPETENCIA EN LO CRIMINAL

Los administradores de tribunales con competencia en lo criminal son funcionarios auxiliares de la administración de

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justicia encargados de organizar y controlar la gestión administrativa de los tribunales orales en lo penal y de los juzgados de garantía. (Art. 389 A)

a) Funciones

Corresponde a los administradores de estos tribunales:

1) Dirigir las labores administrativas propias del funcionamiento del tribunal o juzgado, bajo la supervisión del juez presidente del comité de jueces;

2) Proponer al comité de jueces la designación del subadministrador, de los jefes de unidades y de los empleados del tribunal;

3) Proponer al juez presidente la distribución del personal;

4) Evaluar al personal a su cargo;

5) Distribuir las causas a los jueces o a las salas del respectivo tribunal, conforme con el procedimiento objetivo y general aprobado;

6) Remover al subadministrador, a los jefes de unidades y al personal de empleados, de conformidad al artículo 389 F;

7) Llevar la contabilidad y administrar la cuenta corriente del tribunal, de acuerdo a las instrucciones del juez presidente;

8) Dar cuenta al juez presidente acerca de la gestión administrativa del tribunal o juzgado;

9) Elaborar el presupuesto anual, que deberá ser presentado al juez presidente a más tardar en el mes de mayo del año anterior al ejercicio correspondiente.

El presupuesto deberá contener una propuesta detallada de la inversión de los recursos que requerirá el tribunal en el ejercicio siguiente;

10) Adquirir y abastecer de materiales de trabajo al tribunal, en conformidad con el plan presupuestario aprobado para el año respectivo;

11) Ejercer las demás tareas que le sean asignadas por el comité de jueces o el juez presidente o que determinen las leyes.

Para el cumplimiento de sus funciones, el administrador del tribunal se atendrá a las políticas generales de selección de personal, de evaluación, de administración de recursos materiales y de personal, de diseño y análisis de la información estadística y demás que dicte el Consejo de la Corporación Administrativa del Poder Judicial, en el ejercicio de sus atribuciones propias; y (Art. 389 B)

12) Remover al subadministrador, a los jefes de unidades y al personal cuando hayan sido calificados en Lista Condicional en el proceso de calificación respectivo, sin perjuicio de lo dispuesto

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en el artículo 278 bis del C. O. T., esto es, de la remoción por el solo ministerio de la ley en caso de obtenerse malas calificaciones.

Asimismo, el administrador puede removerlos en cualquier tiempo, cuando hayan incurrido en faltas graves al servicio.

La remoción del administrador del tribunal puede ser solicitada por el juez presidente y es resuelta por el comité, con apelación ante el Presidente de la Corte de Apelaciones respectiva, recurso que se somete a los mismos plazos que señala el Código, plazos que son de días hábiles. (Art. 389 F)

b) Otras normas

1.- Requisitos: para ser administrador de un tribunal con competencia en lo criminal se requiere poseer un título profesional relacionado con las áreas de administración y gestión, otorgado por una universidad o por un instituto profesional, de una carrera de ocho semestres de duración a lo menos.

Excepcionalmente, en los juzgados de garantía de asiento de comuna o agrupación de comunas, la Corte de Apelaciones respectiva puede autorizar el nombramiento de un administrador con un título técnico de nivel superior o título profesional de las mismas áreas, de una carrera con una duración menor a la señalada. (Art. 389 C)

2.- Nombramiento: los administradores de tribunales con competencia en lo criminal son designados de una terna que elabora el juez presidente, a través de concurso público de oposición y antecedentes, que es resuelto por el comité de jueces del respectivo tribunal. (Art. 389 D)

3.- Aplicación de disposiciones comunes: las disposiciones contenidas en el Título XII sobre Disposiciones Comunes a los Auxiliares de la Administración de Justicia son aplicables a los administradores de los tribunales con competencia en lo criminal en cuanto no se opongan a la naturaleza de sus funciones. (Art. 389 E)

6.- LOS RECEPTORES

Son ministros de fe pública encargados de hacer saber a las partes, fuera de las oficinas de los secretarios, las resoluciones de los tribunales de justicia y evacuar todas aquellas diligencias que los mismos tribunales les cometieren.

a) Funciones

a) Notificar, fuera de la oficina del secretario, las resoluciones de los tribunales;

b) Cumplir todas aquellas diligencias que los tribunales encomienden;

c) Recibir información sumaria de testigos en los actos judiciales no contenciosos;

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d) Actuar como ministro de fe en los juicios civiles, para la recepción de la prueba testifical y en la absolución de posiciones; y

e) Las demás funciones que les encargue la ley.

b) Obligaciones de los receptores

1.- Evacuar con prontitud, diligencia y fidelidad las notificaciones y demás diligencias que se le encomienden;

2.- Deben también, obligatoriamente, anotar bajo su firma y al margen de la diligencia los derechos que perciban de las partes; y

3.- Deben servir gratuitamente a quienes gocen del privilegio de pobreza. (Art. 595)

Los receptores están al servicio de las Cortes y juzgados de letras del territorio jurisdiccional al que están adscritos y ejercen sus funciones en todo el territorio jurisdiccional del respectivo tribunal, pero, pueden practicar diligencias ordenadas por el tribunal en otra comuna que esté comprendida dentro del territorio jurisdiccional de la misma Corte de Apelaciones. (Art. 393)

Estos ministros de fe no tienen una remuneración del Estado, sino que, perciben derechos por las actuaciones que realizan que deben serles pagados por los litigantes o por el interesado que le encomiende la práctica de esa diligencia. Estos derechos están determinados por un arancel que dicta el Presidente de la República a través del Ministerio de Justicia.

7.- LOS PROCURADORES DEL NÚMERO

Son auxiliares de la administración de justicia, encargados de representar en juicio a las partes. Son una especie de mandatarios judiciales.

Funciones

a) Representar en juicio a las partes. Ante la Corte Suprema se puede comparecer por abogado o por procurador del número. Ante las Cortes de Apelaciones, personalmente o representadas por un abogado o por un procurador.

El litigante rebelde sólo puede comparecer ante la Corte Suprema y las Cortes de Apelaciones representado por abogado habilitado o por procurador. (Art. 398)

b) Retirar los expedientes de las secretarías criminales en los casos que señala la ley.

c) Servir gratuitamente a aquellos que gozan del privilegio de pobreza. (Art. 595 inciso 3º)

Estos procuradores del número no tienen remuneración del Estado, sólo perciben derechos de las propias partes que le

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confieren su representación. (Art. 492)

8.- LOS NOTARIOS

Son ministros de fe pública encargados de autorizar y guardar en su archivo los instrumentos que ante ellos se otorgaren; de dar a las partes interesadas los testimonios que pidieren; y de practicar las demás diligencias que la ley les encomiende.

a) Funciones

1°. Extender los instrumentos públicos con arreglo a las instrucciones que, de palabra o por escrito, les dieren las partes otorgantes;

2°. Levantar inventarios solemnes;

3°. Efectuar protestos de letras de cambio y demás documentos mercantiles;

4°. Notificar los traspasos de acciones y constituciones y notificaciones de prenda que se les solicitaren;

5°. Asistir a las juntas generales de accionistas de sociedades anónimas, para los efectos que la ley o reglamento de ellas lo exigieren;

6°. En general, dar fe de los hechos para que fueren requeridos y que no estuvieren encomendados a otros funcionarios;

7°. Guardar y conservar en riguroso orden cronológico los instrumentos que ante ellos se otorguen, en forma de precaver todo extravío y hacer fácil y expedito su examen;

8°. Otorgar certificados o testimonios de los actos celebrados ante ellos o protocolizados en sus registros;

9°. Facilitar, a cualquiera persona que lo solicite, el examen de los instrumentos públicos que ante ellos se otorguen y documentos que protocolicen;

10°. Autorizar las firmas que se estampen en documentos privados, sea en su presencia o cuya autenticidad les conste;

11°. Las demás que les encomienden las leyes. (Art. 401)

Tal vez el instrumento de mayor importancia que otorgan los Notarios son las escrituras públicas.

b) Escrituras públicas

Escritura pública es el instrumento público o auténtico otorgado con las solemnidades que fija el Código Orgánico, por el competente notario, e incorporado en su protocolo o registro público. (Art. 403)

c) Forma de otorgar las escrituras públicas

1.- Las escrituras públicas deben escribirse en idioma castellano 195

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y estilo claro y preciso, y en ellas no podrán emplearse abreviaturas, cifras ni otros signos que los caracteres de uso corriente, ni contener espacios en blanco;

2.- Pueden emplear palabras de otro idioma que sean generalmente usadas o como término de una determinada ciencia o arte;

3.- El notario deberá inutilizar, con su firma y sello, el reverso no escrito de las hojas en que se contenga una escritura pública o de sus copias; (Art. 404)

4.- Las escrituras públicas deberán otorgarse ante notario y podrán ser extendidas manuscritas, mecanografiadas o en otra forma que leyes especiales autoricen. Deberán indicar el lugar y fecha de su otorgamiento; la individualización del notario autorizante y el nombre de los comparecientes, con expresión de su nacionalidad, estado civil, profesión, domicilio y cédula de identidad, salvo en el caso de extranjeros y chilenos radicados en el extranjero, quienes podrán acreditar su identidad con el pasaporte o con el documento de identificación con que se les permitió su ingreso al país;

5.- Además, el notario al autorizar la escritura indicará el número de anotación que tenga en el repertorio, la que se hará el día en que sea firmada por el primero de los otorgantes; (Art. 405)

6.- Las escrituras serán rubricadas y selladas en todas sus fojas por el notario;

Carece de valor el retiro unilateral de la firma estampada en el instrumento, si éste ya lo hubiere suscrito otro de los otorgantes. (Art. 406)

7.- Si alguno de los comparecientes o todos ellos no supieren o no pudieren firmar, lo hará a su ruego uno de los otorgantes que no tenga interés contrario, según el texto de la escritura, o una tercera persona, debiendo los que no firmen poner junto a la del que la hubiere firmado a su ruego, la impresión del pulgar de la mano derecha o, en su defecto, el de la izquierda. El notario dejará constancia de este hecho o de la imposibilidad absoluta de efectuarlo.

Se considera que una persona firma una escritura o documento no sólo cuando lo hace por sí misma, sino también en los casos en que supla esta falta en la forma señalada; (Art. 408)

8.- Siempre que alguno de los otorgantes o el notario lo exijan, los firmantes dejarán su impresión digital en la forma indicada en el artículo anterior; (Art. 409)

9.- No será obligatorio insertar en la escritura documentos de ninguna especie, a menos que alguno de los otorgantes lo requiera. Si en virtud de una ley debe insertarse en la escritura determinado documento, se entenderá cumplida esta obligación con su exhibición al notario, quien dejará constancia de este hecho antes o después de la firma de los otorgantes indicando la fecha y número del documento, si los tuviere, y la autoridad que lo expidió; y el documento será agregado al final del protocolo;

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(Art. 410)

10.- Se tendrán por no escritas las adiciones, apostillas, entrerrenglonaduras, raspaduras o enmendaduras u otra alteración en las escrituras originales que no aparezcan salvadas al final y antes de las firmas de los que las suscriban.

Corresponde al notario, salvar las adiciones, apostillas, entrerrenglonaduras, raspaduras o enmendaduras u otra alteración en las escrituras originales; (Art. 411)

d) Nulidad de las escrituras públicas

1.- Que contengan disposiciones o estipulaciones a favor del notario que las autorice, de su cónyuge, ascendientes, descendientes o hermanos; y

2.- Aquellas en que los otorgantes no hayan acreditado su identidad en alguna de las formas establecidas en el artículo 405, o en que no aparezcan las firmas de las partes y del notario.

3.- Las escrituras de constitución, modificación, resciliación o liquidación de sociedades, de liquidación de sociedades conyugales, de partición de bienes, escrituras constitutivas de personalidad jurídica, de asociaciones de canalistas, cooperativas, contratos de transacciones y contratos de emisión de bonos de sociedades anónimas, sólo podrán ser extendidas en los protocolos notariales sobre la base de minutas firmadas por algún abogado.

El notario dejará constancia en las escrituras del nombre del abogado redactor de la minuta. La omisión de esta exigencia no afectará la validez de la escritura. Estas obligaciones no regirán en los lugares donde no hubiere abogados en un número superior a tres;

4.- El notario autorizará las escrituras una vez que éstas estén completas y hayan sido firmadas por todos los comparecientes. (Art. 413)

e) Protocolizaciones

Protocolizar es el hecho de agregar un documento al final del registro de un notario, a pedido de quien lo solicita. (Art. 415)

Para que la protocolización surta efecto legal debe dejarse constancia de ella en el libro repertorio el día en que se presente el documento, en la forma establecida en el artículo 430.

El documento protocolizado sólo puede ser desglosado del protocolo en virtud de decreto judicial. (Art. 418)

El hecho de protocolizar un instrumento le confiere fecha cierta pues, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 1703 del Código Civil, la fecha de un instrumento privado se contará respecto de terceros desde su anotación en el repertorio con arreglo al presente Código. (Art. 419)

Una vez protocolizados valen como instrumentos públicos 197

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1º. Los testamentos cerrados y abiertos en forma legal.

El artículo 439 del Código Orgánico dispone: “El hecho de haberse otorgado un testamento abierto o cerrado ante notario u otros funcionarios públicos que hagan sus veces, deberá figurar, sin perjuicio de su inserción en los índices a que se refiere el artículo 431, en un Registro Nacional de Testamentos, que estará a cargo y bajo la responsabilidad del Servicio de Registro Civil e Identificación. Igualmente, deberán figurar en este Registro todos los testamentos protocolizados ante notario.

Los notarios y los referidos funcionarios deberán remitir al Servicio de Registro Civil e Identificación, dentro de los diez primeros días de cada mes, por carta certificada, las nóminas de los testamentos que se hubieren otorgado o protocolizado en sus oficios, durante el mes anterior, indicando su fecha, el nombre y rol único nacional del testador y la clase de testamento de que se trata”;

2º. Los testamentos solemnes abiertos que se otorguen en hojas sueltas, siempre que su protocolización se haya efectuado a más tardar, dentro del primer día siguiente hábil al de su otorgamiento;

3º. Los testamentos menos solemnes o privilegiados que no hayan sido autorizados por notario, previo decreto del juez competente;

4º. Las actas de oferta de pago; y

5º. Los instrumentos otorgados en el extranjero, las transcripciones y las traducciones efectuadas por el intérprete oficial o los peritos nombrados al efecto por el juez competente y debidamente legalizadas, que sirvan para otorgar escrituras en Chile. (Art. 420)

f) Las copias de escrituras públicas y documentos protocolizados y de los documentos privados

Sólo pueden dar copias autorizadas de escrituras públicas o documentos protocolizados el notario autorizante, el que lo subroga o suceda legalmente o el archivero a cuyo cargo esté el protocolo respectivo. (Art. 421)

Las copias pueden ser manuscritas, dactilografiadas, impresas, fotocopiadas, litografiadas o fotograbadas. En ellas deberá expresarse que son testimonio fiel de su original y llevarán la fecha, la firma y sello del funcionario autorizante. El notario deberá otorgar tantas copias cuantas se soliciten. (Art. 422)

Los notarios pueden autorizar las firmas que se estampen en documentos privados, siempre que den fe del conocimiento o de la identidad de los firmantes y dejen constancia de la fecha en que se firman. En este caso se aplica también la regla del artículo 409 referida a la impresión digital.

Los testimonios autorizados por el notario, como copias, fotocopias o reproducciones fieles de documentos públicos o

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privados, tienen valor en conformidad a las reglas generales. (Art. 425)

g) Personal de las Notarías

El artículo 504 del Código señala que en toda notaría, archivo u oficio de los conservadores habrá el número de oficiales de secretaría que los respectivos funcionarios conceptúen preciso para el pronto y expedito ejercicio de sus funciones y el buen régimen de su oficina.

Los oficiales de secretaría están sujetos a las instrucciones y órdenes que les diere el respectivo notario, archivero o conservador, quienes distribuirán entre todos ellos el trabajo de su oficina en la forma que lo crean conveniente. (Art. 504)

A su turno, el artículo 1º inciso final del Código del Trabajo señala: “Los trabajadores que presten servicios en los oficios de notarías, archiveros o conservadores se regirán por las normas de este Código.” Por ultimo, el artículo 2º de la Ley 19.945, publicada en el Diario Oficial de 25 de mayo de 2004, señala: “Artículo 2º.- Declárese interpretado el inciso cuarto del artículo 1º del Código del Trabajo en el siguiente sentido:

El inciso cuarto del artículo 1º del Código del Trabajo en cuanto señala que "Los trabajadores que presten servicios en los oficios de notarías, archiveros o conservadores se regirán por las normas de este Código.", debe interpretarse y aplicarse de forma tal que la totalidad del estatuto laboral, en todas sus manifestaciones y expresiones, que emana del Código del Trabajo y leyes complementarias, resulte aplicable a los trabajadores que laboran en los oficios de notarías, archiveros o conservadores."

9.- LOS CONSERVADORES

Son ministros de fe encargados de los registros conservatorios de bienes raíces, de comercio, de minas, de accionistas de sociedades propiamente mineras, de asociaciones de canalistas, de prenda agraria, de prenda industrial, de especial de prenda y demás que les encomienden las leyes.

Funciones

Su función principal es dar a conocer a terceros la situación jurídica de inmuebles y de ciertos y determinados muebles; anotándose el dominio y derechos reales y gravámenes que puedan existir sobre ellos.

A estos le va a corresponder practicar las inscripciones que ordenan las leyes en sus respectivos registros y dar las copias y certificados que se soliciten.

Los registros que ellos llevan han sido creados por distintas leyes y reglamentados.

Entre ellos podemos nombrar el Registro de Bienes Raíces que se 199

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compone de cuatro libros:

a) Repertorio;

b) Registro de propiedad;

c) Registro de hipotecas y gravámenes; y

d) Registro de interdicciones y prohibiciones de enajenar.

En lo que respecta a su remuneración perciben derechos de los interesados, conforme al respectivo arancel. (Art. 492)

10.- LOS ARCHIVEROS

Son ministros de fe pública encargados de la custodia de los documentos expresados en el Código y de dar a las partes interesadas los testimonios que de ellos pidieren.

Tales documentos son:

a) Los procesos afinados que se hayan iniciado ante los jueces de letras que existan en la comuna o agrupación de comunas, o ante la Corte de Apelaciones o ante la Corte Suprema, si el archivero lo es del territorio jurisdiccional en que estos tribunales tienen su asiento.

Todo expediente criminal que se ordene archivar será remitido al archivero dentro de tres meses a contar desde la fecha en que se disponga su archivo;

b) Los procesos afinados que se hayan seguido dentro del territorio jurisdiccional respectivo ante jueces árbitros;

c) Los libros copiadores de sentencias de los tribunales expresados en la letra a); y

d) Los protocolos de escrituras públicas otorgadas en el territorio jurisdiccional respectivo. (Art. 455)

Funciones

a) Les corresponde la custodia de los procesos terminados que se han iniciado ante los jueces de letras que existen en la comuna o agrupación de comunas;

b) Custodia de los procesos terminados dentro del territorio jurisdiccional seguidos ante un juez árbitro;

c) Custodiar los libros copiados de sentencia; y

d) De los protocolos de las escrituras públicas otorgadas en la jurisdicción correspondiente.

No reciben remuneración del Estado, sólo derechos de los interesados conforme al respectivo arancel.

11.- LOS CONSEJOS TÉCNICOS

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Los juzgados de familia tienen el número de jueces que para cada caso señala la ley y cuentan, entre otros órganos, con un consejo técnico. (Art. 2º Ley 19.968)

Ahora bien, los consejos técnicos son organismos auxiliares de la administración de justicia, compuestos por profesionales en el número y con los requisitos que establece la ley.

Su función es asesorar individual o colectivamente a los jueces con competencia en asuntos de familia, en el análisis y mayor comprensión de los asuntos sometidos a su conocimiento en el ámbito de su especialidad y, en particular, tienen las siguientes atribuciones:

a) Asistir a las audiencias de juicio a que sean citados con el objetivo de emitir las opiniones técnicas que le sean solicitadas;

b) Asesorar al juez para la adecuada comparecencia y declaración del niño, niña o adolescente;

c) Evaluar la pertinencia de derivar a mediación o aconsejar conciliación entre las partes, y sugerir los términos en que esta última pudiere llevarse a cabo; y

d) Asesorar al juez en todas las materias relacionadas con su especialidad. (Art. 5º Ley 19.968)     En cada juzgado de familia hay un consejo técnico interdisciplinario integrado por profesionales especializados en asuntos de familia e infancia y sus miembros son auxiliares de la administración de justicia. (Art. 6º Ley 19.968)     La Ley 19.968 señala que para ser miembro del consejo técnico, se requiere poseer título profesional de una carrera que tenga al menos ocho semestres de duración, otorgado por alguna universidad o instituto profesional del Estado o reconocido por éste.

Además, se debe acreditar experiencia profesional y formación especializada en materia de familia e infancia de, al menos, dos semestres de duración, impartida por alguna de las instituciones señaladas.

Por otra parte, cuando por implicancia o recusación, un miembro del consejo técnico no pueda intervenir en una determinada causa, o se imposibilite para el ejercicio de su cargo, es subrogado por los demás miembros del consejo técnico del tribunal a que pertenece, según el orden de sus nombramientos y la especialidad requerida.

Si todos los miembros del consejo técnico de un tribunal están afectados por una implicancia o recusación, el juez debe designar un profesional que cumpla con los requisitos para integrar un consejo técnico de cualquier servicio público, el que está obligado a desempeñar el cargo. (Art. 457)

12.- LOS BIBLIOTECARIOS JUDICIALES

Son auxiliares de la administración de justicia cuya función es la 201

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custodia, mantenimiento y atención de la Biblioteca de la Corte en que desempeñen sus funciones, así como las que el tribunal o su Presidente le encomienden en relación a las estadísticas del tribunal.

El bibliotecario de la Corte Suprema tiene  a su cargo la custodia de todos los documentos originales de calificación de los funcionarios y empleados del Poder Judicial, los que le deben ser remitidos una vez ejecutoriado el proceso anual de calificación. Está  facultado para dar a las partes interesadas los testimonios que de ellos pidan.

Este bibliotecario desempeña, además, las funciones que la Corte Suprema le encomiende respecto a la formación del Escalafón Judicial.

Existe un bibliotecario en la Corte Suprema y en aquellas Cortes de Apelaciones que determine el Presidente de la República, con previo informe de la misma.

Por último, en materia de auxiliares de la administración de justicia, el Código contempla “Disposiciones Comunes” a ellos, entre sus artículos 458 a 497, de naturaleza similar a aquellas referentes a los jueces.

Así, dichas normas aluden al nombramiento, requisitos, inhabilidades e incompatibilidades; al juramento e instalación; a sus obligaciones y prohibiciones; a las implicancias y recusaciones; a su remuneración y de su previsión; y a la suspensión y expiración de funciones.

De tanta importancia es este cargo que un ex Presidente de la Corte Suprema trató de convencer al país que, el cargo, debía ser desempeñado por un Ministro de la propia Corte Suprema.

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CAPÍTULO VIIILOS EMPLEADOS U OFICIALES DE SECRETARIA

El Código Orgánico dispone que las leyes deben determinar la planta y los sueldos de los empleados de las secretarías de los tribunales, de los fiscales y de los empleados con nombramiento fiscal de los defensores públicos y que, especialmente, forman parte de la secretaría de la Corte Suprema, 5 oficiales auxiliares, que prestan sus servicios como escribientes de los miembros del tribunal, en la forma que éste determine.

Estos oficiales son nombrados por el Presidente de la República, a propuesta de la Corte Suprema; deben haber cursado 4º año de Derecho, a lo menos, y duran sólo 3 años en el ejercicio de sus funciones. (Art. 498)

Nombramiento: el nombramiento en propiedad en cargos del Escalafón del Personal de Empleados se hace por el Presidente de la Corte Suprema cuando se trate de empleados que hayan de servir en ella, o por el Presidente de la Corte de Apelaciones respectiva en los demás casos, con sujeción a las normas que se indican en el párrafo tercero del Título X.

Los Oficiales de los fiscales judiciales de las Cortes de Apelaciones son designados a propuesta unipersonal del fiscal.

Es aplicable a los funcionarios lo dispuesto en el artículo 493, disposición que preceptúa: “Los funcionarios que no gocen de inamovilidad, serán removidos por el Presidente de la República con el solo acuerdo de la mayoría de los miembros en ejercicio de la Corte respectiva.

El funcionario que figure en Lista Deficiente o, por segundo año consecutivo en Lista Condicional, una vez firme la calificación

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respectiva, quedará removido de su cargo por el solo ministerio de la ley.

Esta circunstancia deberá ser comunicada de inmediato por el órgano calificador respectivo al Ministerio de Justicia, con el objeto de que éste, para los efectos administrativos correspondientes, curse a la brevedad el debido decreto supremo.” (Art. 499)

Los oficiales primeros de las secretarías, sin perjuicio de las otras funciones que les correspondan según las leyes, estarán obligados a desempeñar, bajo la responsabilidad de los secretarios, las funciones que a éstos les encomienda el Título VI del Libro I del Código de Procedimiento Civil.

Cuando la subrogación de los secretarios se prolongue por un espacio superior a quince días, en los casos señalados en el artículo 388, los oficiales primeros tendrán derecho a percibir la diferencia que exista entre la remuneración de su cargo y el que deban subrogar, incluida la asignación establecida en el artículo 39 de la Ley 17.272, por el período que dure dicho reemplazo.

Deben prestar juramento para el desempeño de su cargo ante el juez respectivo o ante el presidente del tribunal, si es colegiado. (Art. 500)

Las incapacidades establecidas en los artículos 258 y 469 son aplicables al secretario de una Corte con respecto al personal de su secretaría. (Art. 502)

El secretario abogado del fiscal judicial de la Corte Suprema, los oficiales de los fiscales judiciales de las Cortes de Apelaciones y los oficiales de los defensores públicos que tengan el título de abogado no pueden ejercer su profesión respecto de los asuntos en que, de conformidad a los artículos 356, 357 y 366, los fiscales judiciales o los defensores públicos deban intervenir, en su caso.

Los demás oficiales de secretaría de la Administración de Justicia que tengan título de abogado, no pueden ejercer su profesión respecto de los asuntos de que conozca el tribunal en que desempeñen sus funciones. (Art. 503)

Las licencias, permisos y feriados de los empleados indicados en los artículos 498 y 500 se rigen por las disposiciones del párrafo 9 del Título X del Código.

La disposición del artículo 343 rige con el personal de secretaría de los tribunales colegiados, y con los demás empleados de los juzgados que no hayan hecho uso del feriado de vacaciones a que se refiere el artículo 313.

El presidente de cada tribunal colegiado y los jueces respectivos deben fijar los turnos del personal de secretaría, de manera que el feriado no perjudique las labores del tribunal.

Los referidos oficiales y los contemplados precedentemente están sometidos al régimen de jubilación y de previsión social que determinen las leyes. (Art. 505)

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CAPÍTULO IXLA CORPORACIÓN ADMINISTRATIVA DEL PODER JUDICIAL

El artículo 506 del Código Orgánico dispone que la administración de los recursos humanos, financieros, tecnológicos y materiales destinados al funcionamiento de la Corte Suprema, de las Cortes de Apelaciones y de los Juzgados de Letras, de Menores y del Trabajo, la ejerce la Corte Suprema a través de un organismo denominado Corporación Administrativa del Poder Judicial, con personalidad jurídica, que depende exclusivamente de la misma Corte y tiene su domicilio en la ciudad en que ésta funcione.

La referida Corporación se rige por las disposiciones del Título XIV del Código y por los autos acordados que al efecto dicte la Corte Suprema, dentro de sus atribuciones, y le son también aplicables las normas sobre administración financiera del Estado.

a) Funciones

Con arreglo al artículo 506 del Código Orgánico corresponde, especialmente, a la Corporación Administrativa del Poder Judicial:

1° La elaboración de los presupuestos y la administración, inversión y control de los fondos que la Ley de Presupuestos asigne al Poder Judicial;

2° La administración, adquisición, construcción, acondicionamiento, mantención y reparación de los bienes muebles e inmuebles destinados al funcionamiento de los tribunales y de los servicios judiciales o a viviendas fiscales para los jueces. Estas sólo podrán ser habitadas por los jueces de letras mientras se desempeñen en la respectiva ciudad, quienes, además, deberán pagar a la Corporación Administrativa la renta legal de arrendamiento la que formará parte de los recursos

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ordinarios de este organismo.

En los inmuebles de propiedad particular que se arrienden para que en ellos funcionen tribunales, sólo podrán efectuarse reparaciones cuando el respectivo contrato haya sido celebrado por un plazo no inferior a tres años;

3º Asesorar técnicamente a la Corte Suprema en el diseño y análisis de la información estadística, en el desarrollo y aplicación de sistemas computacionales y, en general, respecto de la asignación, incremento y administración de todos los recursos del Poder Judicial, para obtener su aprovechamiento o rendimiento óptimo;

4º La organización de cursos y conferencias destinados al perfeccionamiento del personal judicial;

5º La creación, implementación y mantención de salas cunas en aquellos lugares en que sean necesarias en conformidad a la ley, para los hijos del personal del Poder Judicial;

6.º Dictar, conforme a las directrices generales que le imparta la Corte Suprema, políticas de selección de personal, de evaluación, de administración de recursos materiales y de personal, de indicadores de gestión, de diseño y análisis de la información estadística, y la aprobación de los presupuestos que le presenten los tribunales;

7.º Remitir, previa autorización del Consejo Superior, los informes y estudios que haya elaborado o encargado a terceros y obren en su poder a los Ministerios de Justicia y Hacienda y a los órganos y autoridades del Estado, cuando los soliciten para materias relacionadas con su competencia. Podrá, asimismo, destinar los fondos que sean necesarios, de sus recursos propios, para solventar los gastos de atención y locomoción de los hijos de dicho personal judicial, en salas cunas externas, que cuenten con la autorización de la Junta Nacional de Jardines Infantiles.

La Corporación Administrativa del Poder Judicial podrá poner a disposición de los tribunales las sumas necesarias para el cumplimiento de los fines previstos en este artículo, los cuales deberán rendir, ante ella, cuenta detallada de la inversión de estos fondos. Dicho organismo llevará una cuenta en conformidad a lo establecido en el artículo 516.

La Corporación Administrativa del Poder Judicial está exenta de toda clase de contribuciones e impuestos fiscales, excepto el impuesto al valor agregado, sea que recaigan en sus bienes, en los actos o contratos que ejecute o celebre o que en cualquier forma pudieren afectarla. Esta exención no favorece a los terceros que contraten con la Corporación.

b) Organización

La Corporación Administrativa del Poder Judicial tiene un Consejo Superior, un director, un subdirector, un jefe de finanzas y presupuestos, un jefe de adquisiciones y mantenimiento, un jefe

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de informática y computación, un jefe de recursos humanos y un contralor interno.

Su estructura orgánica funcional básica está constituida por un departamento de finanzas y presupuestos, un departamento de adquisiciones y mantenimiento, un departamento de informática y computación, un departamento de recursos humanos y una contraloría interna. (Art. 507)

La dirección de la Corporación Administrativa corresponde al Consejo Superior, integrado por el presidente de la Corte Suprema, que lo preside, y por cuatro ministros del mismo tribunal elegidos por éste en votaciones sucesivas y secretas, por un período de dos años, pudiendo ser reelegidos.

Asimismo, y por igual período, la Corte Suprema elige de entre sus miembros dos consejeros suplentes, que subrogan según el orden de su elección e indistintamente a cualquiera de los titulares en caso de ausencia por cualquier causa.

El Consejo Superior no puede sesionar con menos de tres miembros y sus acuerdos se adoptan por mayoría de votos. En caso de empate, se repite la votación en la misma sesión y si aquél persevera, decide el que presida.

En caso de ausencia del presidente titular de la Corte Suprema o de su subrogante legal, la sesión es presidida por un consejero titular siguiéndose el orden de su elección. (Art. 508)

c) Patrimonio

La Corporación Administrativa del Poder Judicial tiene un patrimonio propio formado por:

a) Los fondos que se consulten anualmente en la Ley de Presupuestos de la Nación para su funcionamiento;

b) Los valores y bienes raíces o muebles que la Corporación adquiera a cualquier título;

c) Los frutos y rentas que produzcan tanto sus bienes como los fondos depositados en las cuentas corrientes de los tribunales de justicia;

d) El producto de las multas y consignaciones que las leyes establezcan a beneficio de la Corporación Administrativa del Poder Judicial, y

e) Los depósitos judiciales cuya restitución no sea solicitada por los interesados dentro del plazo de 5 años, contado desde que exista resolución ejecutoriada declaratoria del abandono del procedimiento.

Los depósitos judiciales que tengan más de 10 años y que incidan en juicios o gestiones cuyos expedientes no se encuentren o no puedan determinarse, figurarán en listas que el secretario o administrador del tribunal colocará durante treinta días en un lugar visible de la secretaría del tribunal. Transcurrido este último plazo sin que se pidiere la restitución, o desechada

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esta solicitud que se tramitará en forma incidental, el tribunal decretará el ingreso del depósito a favor de la Corporación.

Las cantidades que deban aplicarse a beneficio fiscal en los casos en que se exige consignación previa de dinero para recurrir de apelación, casación, revisión o queja, se destinarán a la Corporación Administrativa.

En los casos precedentes, el traspaso de los fondos lo ordenará cada tribunal en el mes de enero de cada año, mediante decreto económico, en el cual se indicarán los procesos a que correspondan, el monto y fecha de cada depósito y el motivo de su ingreso a la orden de la Corporación. El decreto económico se transcribirá a esta última y a la Corte de Apelaciones cuando procediere, y de él se dejará constancia en el expediente respectivo, en su caso. (Art. 514)

d) Cuenta Corriente de los tribunales

El artículo 516, ubicado dentro de las disposiciones referentes a la Corporación, dispone que los tribunales de justicia deben mantener una cuenta corriente bancaria de depósito en la oficina del Banco del Estado del lugar en que funcionen, o del más próximo al de asiento del tribunal, y del movimiento de ella deben rendir cuenta anualmente a la Contraloría General de la República.

Los pagos que deban hacer esos tribunales se efectuarán por medio de cheques girados contra esa cuenta, los que deben llevar la firma del juez y del secretario o del administrador y el timbre del tribunal.

Los jueces o secretarios que subroguen al tribunal pueden girar en esas cuentas, debiendo expresar esta circunstancia en la antefirma. No pueden girar los demás subrogantes legales de los jueces.

Para estos efectos, la Contraloría General de la República debe comunicar a la respectiva institución de crédito todo nombramiento de propietario, interino o suplente que se produzca respecto de la persona del juez o del secretario.

Estas cuentas y los cheques respectivos estarán libres de toda comisión o impuesto.

Todos los dineros que sea necesario poner a disposición de los tribunales de justicia deberán colocarse en alguna oficina del Banco del Estado a la orden del tribunal respectivo.

Los depósitos a la orden judicial ganarán el interés que, para estos efectos, fije la Superintendencia de Bancos en beneficio de la Corporación Administrativa del Poder Judicial.

En los lugares en que no exista oficina del Banco del Estado, el depósito deberá hacerse en alguna Tesorería Comunal. El tesorero, en el plazo de cinco días, deberá enviar los fondos que se le hayan entregado a la oficina del Banco en que tenga su cuenta el tribunal a cuya orden se consignan los fondos.

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Los secretarios de las Cortes y de los juzgados llevarán un libro en que anotarán los depósitos consignados a la orden del tribunal, con indicación de la fecha, nombre, juicio o proceso en que inciden y de los giros que se hagan. (Art. 517)

CAPÍTULO XLOS ABOGADOS

Aun cuando los abogados no son auxiliares de la administración de justicia en un sentido técnico, ninguna duda cabe que ellos tienen un rol principal en dicha administración.

a) Concepto

El Código Orgánico señala que los abogados son personas revestidas por la autoridad competente de la facultad de defender ante los tribunales de justicia los derechos de las partes litigantes. (Art. 520)

La definición es incompleta, puesto que la defensa de los derechos de las partes ante los tribunales de justicia, es sólo una de las funciones que puede realizar un abogado.

b) Orígenes

A ciencia cierta no se conoce el origen del abogado. Sin embargo, existe la certeza que nació con el ser humano, cuando el débil necesitó del auxilio para defenderse del más fuerte, en su lucha constante por la subsistencia o tal vez cuando fue necesario defender algún interés personal o colectivo.

Ahora bien, con las características propias de abogado, aparece desde que los pueblos elaboraron y se gobernaron con leyes para dar luz y auxilio a los que las ignoraban y, que consecuentemente, con el abogado apareció la abogacía y la magistratura, tan necesaria para la vigencia de la justicia. La abogacía en los tiempos primitivos fue compañera inseparable de la oratoria y por esa razón al abogado se lo llamó “hombre probo, perito para hablar”, que en latín es igual: “Vir probus dicendi peritus”. En consecuencia la abogacía, podría considerarse como una de las ocupaciones más viejas de las que

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conoce el hombre.

El vocablo “abogado” se deriva de la voz latina “advocatus”, que significa “llamado”; y, que a su vez es el compuesto de la partícula “ad” que significa “para, hacia, E” y, “VOCATUS” equivalente a “llamado”; participio derivado del verbo “vocare”, cuya traducción corresponde a “llamar”.

Es decir, abogado significa: “llamado para o llamado en socorro o auxilio de otro u otros”.

Sin embargo, “la abogacía antes de ser una profesión, fue una actividad señera, señoril, con una filosofía de honor. Según fuentes de mucho crédito, nació en Sumeria en el III milenio A.D.J.C., en defensa de una mujer gravemente acusada. El Código de Manú, muy antiguo, ya cita a la abogacía y llama sabios en las leyes, a las personas que asumían la defensa por sí o por otros, sin ninguna paga”.

“En el antiguo testamento, se refiere que entre los hebreos, existía una práctica igual. Pese a que algunos niegan que en ese conglomerado humano haya existido esta profesión como tal; pero no debe olvidarse que las Tablas de Moisés constituyen hasta la actualidad un verdadero Código y los intérpretes de los reyes eran verdaderos abogados y muchas veces jueces absolutos con poderes ilimitados”.

“En el nuevo testamento un ejemplo práctico de la abogacía podría ser el pasaje de Jesús en defensa de la mujer adúltera, cuando juzgó a los acusadores escribiéndoles sus pecados en la arena, sin título ni licencia profesional, pero respaldado en su gran prestigio moral. En Egipto, la defensa era escrita, para evitar que la alegación verbal persuadiera e influyera en la decisión del juez”.

“Fue en Grecia donde la abogacía empezó a adquirir valor como profesión. En la primera etapa los litigantes acudían a cualquier tribunal acompañados de sus amigos que por sus dotes de oratoria les ayudaban en la defensa, sin tener ninguna retribución, pero con el ejemplo de Antisoaes, se comenzó a cobrar por el servicio de asumir la defensa de otro”.

“Pericles es considerado como el primer abogado profesional. Con él conocieron en el Areópago la presencia de la Oratoria Forense. Sin embargo Anfitón, sustituyó la defensa oral en forma personal, por la redacción escrita o alegato en Grecia. Solo se admitió como abogado a quien se consagraba a la profesión, con la misma pureza de su origen y costumbres. No se admitieron en ella a esclavos, pródigos, desertores ni prófugos del servicio de las armas. Es que abogar era privilegio de ciudadanos ejemplares y de caballeros y, por eso, cualquier desliz era duramente sancionado, como ocurrió con Isócrates, una de las grandes lumbreras de la oratoria griega que fue suspendido en su profesión por revelar a un adversario los secretos de su defensa, acusado de prevaricar. Por tanto, la conducta del abogado debía ser moderada y prudente, pero señoril. La defensa no podía pasar de tres horas, sea cual fuese la materia o tema del litigio. No podía exagerarse la acción con gestos, mímica o exposiciones retóricas y declamativas. Se imponía una

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multa de 50 dragmas, para la transgresión de cualquier regla”.

“Con las conquistas, la abogacía como profesión llegó a Roma, en donde a la jurisprudencia se la consideró como el conocimiento de las cosas divinas y humanas, así como la ciencia de lo justo y lo injusto; y, la abogacía se convierte en el patrimonio de nobles Patricios ricos y poderosos. La imagen de esta profesión en este imperio se depura, aún más que en Grecia, en tiempo de los Césares, en donde se destaca sobre todos Marco Tulio Cicerón, célebre por sus “catilinarias”. Al comienzo los Patricios defendían como deber a sus parientes y clientes, según fórmulas establecidas y en los días hábiles”.

“La orden de los abogados es fundada por el emperador Justino y desde entonces data la abogacía como profesión, en forma oficial. Entonces en Roma, la Abogacía es patronato, carga de honor y no codicia de estipendio, que refrendaba la fama y el ingreso a la política. Se alternaba el estudio de las leyes con la práctica de las armas. Con Claudio, los plebeyos tuvieron acceso a la abogacía, pero con la misma tradición. Justiniano, redactó y puso en vigencia el código que lleva su nombre y creo el primer Colegio de Abogados, a los que obligó a inscribirse en un Registro, bajo la exigencia de requisitos severos”.

“En Roma, a más de los oradores en los pretorios, aparecieron también los jurisconsultos, dedicados a escribir sobre temas de derecho y responder consultas legales que se les proponían y a las dificultades jurídicas, cuyas respuestas a la hora de la sentencia tenían fuerza de Ley (responsa prudentium), por la solvencia y credibilidad que gozaban; pero también hacían defensas a personas de su patronato; institución exclusiva de los patricios que fue la que propiamente dio origen a la profesión del "jurisconsulto", el mismo que además de interpretar la Ley de las Doce Tablas y el Edito del pretor, también se constituyó en interprete de la leyes nuevas. Así mismo es necesario tomar en cuenta que en Roma y generalmente en los pueblos antiguos, al abogado no se le confería título académico y era considerado como tal, la persona conocedora del derecho, que por su afición en forma voluntaria se dedicaba a las defensas y que por su práctica constante en ese oficio se les daba el nombre y la calidad de abogado”.

c) Título de abogado

El título de abogado es otorgado en audiencia pública por la Corte Suprema reunida en tribunal pleno, previa comprobación y declaración de que el candidato reúne los requisitos legales. (Art. 521)

En la audiencia indicada, después que el postulante preste juramento de desempeñar leal y honradamente la profesión, el Presidente del Tribunal, de viva voz, lo declara legalmente investido del título de abogado.

De lo actuado se levanta acta autorizada por el secretario en un libro que se llevará especialmente con este objeto.

Enseguida se entrega al abogado el título o diploma que acredite su calidad de tal, firmado por el presidente del tribunal,

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por los ministros asistentes a la audiencia respectiva y por el secretario. (Art. 522)

d) Requisitos para ser abogado

1º. Tener 20 años de edad;

2º. Tener el grado de licenciado en Ciencias Jurídicas otorgado por una Universidad, en conformidad a la ley;

3º. No haber sido condenado ni estar actualmente acusado por crimen o simple delito que merezca pena aflictiva;

4º. Antecedentes de buena conducta, pudiendo la Corte Suprema practicar las averiguaciones que estime necesarias acerca de los antecedentes personales del postulante; y

5º. Haber cumplido satisfactoriamente una práctica profesional por 6 meses en las corporaciones de asistencia judicial a que se refiere la Ley N° 17.995, circunstancia que debe acreditarse por el Director General de la respectiva Corporación.

Las Corporaciones de Asistencia Judicial, para este efecto, pueden celebrar convenios con el Ministerio Público y con la Defensoría Penal Pública.

Esta obligación de la práctica profesional se entiende cumplida por los postulantes que sean funcionarios o empleados del Poder Judicial o de los tribunales del trabajo, por el hecho de haber desempeñado sus funciones durante 5 años, en las primeras cinco categorías del escalafón del personal de empleados u oficiales de secretaría. (Art. 523)

La frase “funcionarios o empleados del Poder Judicial o de los tribunales del trabajo” resulta, al menos en la actualidad, redundante pues, de acuerdo al inciso tercero del artículo 5º del Código Orgánico de Tribunales, los tribunales del trabajo integran el Poder Judicial como tribunales especiales.

Los chilenos, y los extranjeros residentes que hayan cursado la totalidad de sus estudios de derecho en Chile, pueden ejercer la profesión de abogado, sin perjuicio de lo que dispongan los tratados internacionales vigentes. (Art. 526)

Las defensas orales ante cualquier tribunal de la República sólo pueden hacerse por un abogado habilitado para el ejercicio de la profesión.

Por excepción, los postulantes que estén realizando su práctica para obtener el título de abogado en las Corporaciones de Asistencia Judicial creadas por la Ley Nº 17.995, pueden hacer tales defensas ante las Cortes de Apelaciones y Marciales en favor de las personas patrocinadas por esas entidades. Para estos fines el representante de ellas debe otorgar al postulante un certificado que lo acredite como tal. (Art. 527)

Por último, cabe señalar que el acto por el cual una persona encomienda a un abogado la defensa de sus derechos en juicio, es un mandato, que se halla sujeto a las reglas establecidas en el

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Código Civil sobre los contratos de esta clase, salvo que no termina por la muerte del mandante el mandato de los abogados. (Arts. 528 y 529)

CAPÍTULO XITRIBUNALES ARBITRALES

Como ya se ha estudiado, los tribunales pueden clasificarse en ordinarios, especiales y arbitrales.

Los tribunales arbitrales están regulados en el Título IX del Código Orgánico y son aquellos servidos por jueces árbitros.

“Se llaman árbitros los jueces nombrados por las partes, o por la autoridad judicial en subsidio, para la resolución de un asunto litigioso.” (Art. 222)

a) Características de los tribunales arbitrales

1°. La competencia, por regla general, la obtienen de las partes, pues ellas deben precisar el asunto que someten a su decisión;

2°. En segundo término, los jueces que constituyen estos tribunales pueden ser letrados o legos, según sea la clase de árbitros de que se trate;

3°. Son tribunales esencialmente accidentales, puesto que se constituyen sólo una vez que el litigio en que deban intervenir se ha suscitado; y

4°. Carecen de imperio para hacer cumplir sus resoluciones y para llevarlas a cabo deben recurrir a los tribunales ordinarios de justicia, para que estos requieran el auxilio de la fuerza pública.

b) Fuentes del arbitraje

Se entiende por fuente el origen de la obligación de someter un asunto al conocimiento y decisión de los jueces árbitros.

Desde este punto de vista las fuentes son la voluntad de las partes y la ley.

1.- Voluntad de las partes como fuente de arbitraje213

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Dicha voluntad se manifiesta en el sentido de sustraer el conocimiento de un determinado asunto de la jurisdicción ordinaria y entregarla a la decisión de un juez árbitro.

Esta sustracción a la justicia ordinaria puede hacerse a través de dos actos jurídicos distintos, que son: (a) El contrato de compromiso; y (b) La cláusula compromisoria.

(a) El contrato de compromiso

Es una convención por la cual las partes sustraen determinados asuntos litigiosos, presentes o futuros, al conocimiento de la jurisdicción ordinaria y la someten a fallo de uno o más árbitros que designan.

En este caso, las partes no sólo renuncian a que ciertos asuntos sean conocidos por la justicia ordinaria, sino que, además, en el mismo acto, nombran con toda precisión a la persona que va a ser árbitro y va a decidir el conflicto.

Este contrato de compromiso es solemne, puesto que según el artículo 234 debe constar por escrito.

Como sucede en toda convención, hay elementos que son de su esencia, es decir, sin los cuales o no produce efecto alguno o degeneran en otro acto diferente.

Hay también elementos que son de su naturaleza, vale decir, que no siendo esenciales se entienden pertenecerle sin necesidad de cláusula especial y que, por consiguiente, pueden faltar. (Art. 234)

Cláusulas esenciales

1.- El nombre y apellido de las partes litigantes;

2.- El nombre y apellido del árbitro nombrado; y

3.- El asunto sometido al juicio arbitral.

Cláusulas de la naturaleza

1.- Las facultades que se confieren al árbitro; y

2.- El lugar y el tiempo en que éste debe desempeñar sus funciones.

Estas cláusulas son de la naturaleza del contrato de compromiso, puesto que si las partes nada dicen, la ley se encarga de suplir ese silencio. Así, si las partes nada dicen en qué calidad es nombrado el árbitro, se entiende que es árbitro de derecho. (Art. 235)

Si falta la expresión del lugar, se entiende que es el lugar en que se ha celebrado el contrato de compromiso.

Y si falta la designación del tiempo, se entiende que este debe cumplirlo en el término de dos años, contados desde su

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aceptación.

En cuanto al plazo hay que hacer dos precisiones:

1.- Si se dicta sentencia dentro del plazo, ésta puede notificarse válidamente, aún cuando este plazo haya expirado. Asimismo, el árbitro está facultado para dictar las providencias pertinentes de los recursos que se interpusiesen; y

2.- Si durante el arbitraje el árbitro debiere elevar los autos a un tribunal superior o paralizar el procedimiento por resolución de esos tribunales, el plazo se entiende suspendido mientras dure el impedimento.

(b) La Cláusula Compromisoria

Es una convención por la cual las partes sustraen determinados asuntos litigiosos, presentes o futuros, al conocimiento de la justicia ordinaria o lo someten al juicio del tribunal arbitral obligándose a nombrar árbitro en un acto posterior.

En este caso, las partes no designan a la persona del árbitro, sino que, se obligan a hacerlo en un acto posterior.

La persona del árbitro no es determinante para motivar la voluntad de las partes, sino que, lo que a ellas les interesa, fundamentalmente, es sustraer el conocimiento de un asunto litigioso del conocimiento de la justicia ordinaria.

El artículo 234, referido a las menciones, no se aplica a la cláusula compromisoria. No rige para ella la exigencia de que conste por escrito. De modo que esta cláusula compromisoria tiene un carácter consensual.

Elementos esenciales

1.- La individualización de las partes;

2.- El consentimiento a una jurisdicción arbitral; y

3.- La determinación del asunto que será sometido a arbitraje.

Son elementos de la naturaleza los mismos del contrato de compromiso, esto es, las facultades que se confieren al árbitro, y el lugar y el tiempo en que éste debe desempeñar sus funciones.

2.- La ley como fuente del arbitraje

La ley es fuente de arbitraje en todos aquellos casos en que obliga a someter determinados asuntos al conocimiento de jueces árbitros, es decir, cuando se trata del llamado arbitraje forzoso. (Art. 227)

Cuando se está frente a la ley como fuente, es la voluntad del legislador la que impone a los contendientes la necesidad de llevar sus conflictos ante un juez árbitro.

c) Calidad de los jueces árbitros

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Los jueces árbitros, considerando sus atribuciones pueden ser árbitros de derecho, árbitros arbitradores o amigables componedores o árbitros mixtos.

Árbitro de derecho: es aquel que falla con arreglo a la ley y se somete tanto en la tramitación como en el pronunciamiento de la sentencia definitiva a las reglas establecidas para los jueces ordinarios, según la naturaleza de la acción deducida. (Art. 223 inciso 2º)

Arbitro arbitrador o amigable componedor: es aquel que falla obedeciendo a lo que su prudencia y la equidad le dictaren, y no está obligado a guardar en su procedimiento y en su fallo otras reglas que las que las partes hayan expresado en el acto constitutivo del compromiso y, si estas nada han expresado, se sujetarán a las normas mínimas señaladas en los artículos 636 y 642 del Código de Procedimiento Civil, esto es:

a) El arbitrador no está obligado a guardar en sus procedimientos y en su fallo otras reglas que las que las partes hayan expresado en el acto constitutivo del compromiso;

b) Si las partes nada han dicho a este respecto, se observan las reglas que siguen; y

c) Sólo hay lugar a la apelación de la sentencia del arbitrador cuando las partes, en el instrumento en que constituyen el compromiso, expresan que se reservan dicho recurso para ante otros árbitros del mismo carácter y designan las personas que han de desempeñar este cargo.

Arbitro mixto: árbitro mixto es aquel que tramita como los árbitros arbitradores y que falla como los árbitros de Derecho.

El artículo 223 inciso 4º dispone que en los casos en que la ley lo permita, pueden concederse al árbitro de derecho facultades de arbitrador, en cuanto al procedimiento, y limitarse, al pronunciamiento de la sentencia definitiva, la aplicación estricta de la ley.

d) Requisitos para ser árbitro

1.- Ser mayor de edad, con tal que tenga la libre disposición de sus bienes y sepa leer y escribir. Los abogados habilitados para ejercer la profesión pueden ser árbitros aunque sean menores de edad;

2.- El nombramiento de árbitros de derecho sólo puede recaer en un abogado;

3.- En cuanto al nombramiento de partidor, se estará a lo dispuesto en los artículos 1323, 1324 y 1325 del Código Civil.

Excepciones: no pueden ser nombrados árbitros para la resolución de un asunto las personas que litigan como partes en él.

Asimismo, no puede ser nombrado árbitro para la resolución de un asunto el juez que actualmente estuviere conociendo de él,

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salvo algunas excepciones. (Arts. 225 y 226)

e) Nombramiento de los árbitros

Los árbitros pueden ser nombrados por las partes, por la justicia, por el testador y por la ley.

1.- Por las partes

Sólo puede tener lugar en el contrato de compromiso o en la cláusula compromisoria o bien en conflictos que la ley reputa de arbitraje forzoso.

Para que las partes puedan nombrar un árbitro, se requiere el consentimiento unánime de todos los interesados. (Art. 232 inciso 2°)

Debe también tenerse en cuenta que es un acto solemne, ya que ese nombramiento debe hacerse por escrito. (Art. 234)

En cuanto a la calidad que puede revestir este árbitro puede ser de derecho, árbitro arbitrador o árbitro mixto.

Esta libertad de que gozan las partes para otorgar al árbitro, las calidades que ellos deseen se encuentran limitadas por las capacidades de las mismas partes.

Para nombrar árbitros de Derecho no hay exigencias especiales y pueden existir incluso incapaces entre los interesados. Se estima frente a esto que los intereses de los incapaces están suficientemente resguardados habida consideración a las características que le son propias a este tipo de árbitros.

Si se trata de árbitros arbitradores se requiere que las partes sean mayores de edad y tengan la libre disposición de sus bienes. (Art. 224)

Si se trata de árbitros mixtos se formula la misma exigencia que para los árbitros arbitradores, pero por motivos de manifiesta conveniencia los tribunales pueden autorizar la concesión al árbitro de Derecho de las facultades de tramitar como arbitradores, aún cuando uno o más personas interesadas sean incapaces. (Arts. 224 inciso 2°)

2.- Nombramiento de árbitro por la justicia

Procede cuando no hay acuerdo entre las partes respecto de la persona que debe desempeñarse como árbitro. (Art. 232 inciso 2°)

La posibilidad de nombramiento de árbitro por la justicia se reduce a dos alternativas:

a) Las partes interesadas se encuentran vinculadas por la cláusula compromisoria; o

b) Se trata de un asunto de arbitraje forzoso.

Pero, en ambas situaciones los interesados no logran ponerse de 217

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acuerdo sobre la persona del árbitro.

El procedimiento para la designación del árbitro por la justicia se encuentra contenido en el Código de Procedimiento Civil y es igual al que él señala en el artículo 414 para el nombramiento de peritos.

En resumen, el tribunal cita a las partes a una audiencia que tendrá lugar con sólo las que asistan y en la cual se fijará, primeramente por acuerdo de las partes o en su defecto por el tribunal, el número de árbitros que deban nombrarse, la calidad aptitudes o títulos que deban tener, y el punto o puntos materia del informe.

Si en ese comparendo las partes no se ponen de acuerdo sobre la persona del árbitro, procede a nombrarlo el juez y, en ese caso, no puede recaer esa designación en ninguna de las dos primeras personas que hayan sido propuestas por ambas partes.

Se presume de derecho que las partes no están de acuerdo cuando no concurren todas a la audiencia a la cual fueron citadas. En este caso, el juez efectúa la designación de la persona del árbitro, pero, está sujeto en esta designación a las siguientes limitaciones:

a) No puede nombrar a ninguna de las dos primeras personas propuestas por cada una de las partes. (Arts. 232 inciso 2° C. O. T. y 414 inciso 2° C. P. C.)

b) Debe nombrar a un solo árbitro, a menos que las partes estén de acuerdo en que se nombre a más de uno.

c) Debe respetar en el nombramiento, todas las condiciones que las partes han estipulado ya sea en la cláusula compromisoria ya sea en este comparendo al cual fueron citados.

3.- Nombramiento de árbitro por el testador

El artículo 1324 del Código Civil permite que, tratándose del juicio de partición de bienes, que es un asunto de arbitraje forzoso, el árbitro pueda nombrarlo el causante, sea por instrumento público entre vivos, sea por testamento.

Este nombramiento que puede llevar a efecto el testador es solemne, no sólo porque debe constar por escrito, sino porque, también requiere de un instrumento público.

4.- Nombramiento de árbitro por la ley

No todos los tratadistas están de acuerdo en que la ley sea la que designa un árbitro.

Hay asuntos o materias que la ley somete a la competencia de ciertos tribunales, que ella misma establece en forma permanente y a las cuales les ordena conocer y juzgar de sus asuntos como árbitro. Es la propia ley que la designa el juez compromisario.

Así sucede con la Superintendencia de Compañías de Seguros, 218

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que debe en ciertas ocasiones actuar como árbitro arbitrador.

La mayoría opina que si se da esta situación se está frente a un verdadero tribunal especial que tiene el carácter de permanente, que han sido creados por la ley y que no tienen en consecuencia la calidad de tribunal arbitral.

La aceptación del cargo

Las personas que son designadas árbitros tienen la libertad para decidir si aceptan o no tal cometido. La negativa, por lo general, no acarrea consecuencias perjudiciales en contra del no aceptante.

La necesidad de aceptar el cargo la indica el artículo 236, según el cual, el árbitro que acepta el encargo deberá declararlo así.

Esta aceptación del cargo de árbitro tiene importancia, ya que desde ese momento existe la obligación de desempeñarlo. (Art. 240 inc. 1°)

Aún cuando nada dice la ley sobre el particular esta aceptación debe ser por escrito, ya sea que conste en el expediente o en la escritura en que las partes lo designen.

Por esta aceptación el árbitro se obliga frente a las partes, aun respecto de aquellas que no intervinieron en su nombramiento y adquiere la obligación de desempeñarlo.

Juramento

La aceptación del cargo que debe realizar el árbitro no basta para que pueda dar inicio a su cometido, pues debe, además, jurar que lo desempeñará con la debida fidelidad y en el menor tiempo posible. (Art. 236)

La falta de juramento produce la nulidad de todo lo obrado, porque el árbitro no tiene este carácter mientras no preste el juramento. Esa nulidad es de carácter procesal y debe hacerse valer antes de que se dicte sentencia o bien puede hacerse valer después de dictada la sentencia a través del recurso de casación en la forma.

f) Organización de los tribunales arbitrales

Los tribunales arbitrales están constituidos por el juez y por el actuario.

El actuario es la persona encargada de autorizar las resoluciones y los actos del árbitro; es el ministro de fe del tribunal arbitral.

En relación a este actuario y considerando la calidad que puede investir un juez árbitro, es posible efectuar los siguientes alcances:

Si es un juez árbitro de derecho: todas las actuaciones del juicio, deben hacerse ante un ministro de fe designado por el árbitro y si en el lugar donde se sigue el juicio no hay ministro de

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fe, el árbitro va a poder designar actuario a cualquier persona.

Si el juez es un árbitro partidor: en ese caso los actos de él deben ser en todo caso autorizados por un secretario de los tribunales superiores de justicia o por un notario o bien por un secretario de un juzgado de letras. (Art. 648 C. P. C.)

Si el juez es un árbitro arbitrador o mixto: hay que estarse en primer término a lo acordado por las partes sobre este aspecto. Si las partes nada han dicho, queda entregado al criterio del árbitro practicar solo o con la asistencia de un ministro de fe, los actos de substanciación que decrete en el juicio. (Art. 639 C. P. C.)

La sentencia ejecutiva que dicten, necesariamente debe ser autorizada por un ministro de fe o por dos testigos, en su defecto. (Art. 640 C. P. C.)

g) Expiración de las funciones de los árbitros

Normalmente las funciones de los árbitros expiran con el pronunciamiento de la sentencia arbitral.

Sin perjuicio de lo anterior, el artículo 240 señala distintos motivos que permiten hacer cesar la obligación de seguir desempeñando la función de árbitro:

1.- Si las partes ocurren de común acuerdo a la justicia ordinaria o a otros árbitros solicitando la resolución del negocio;

2.- Si son maltratados o injuriados por alguna de las partes;

3.- Si contraen enfermedad que les impida seguir ejerciendo sus funciones;

4.- Si por cualquiera causa tienen que ausentarse del lugar donde se sigue el juicio; y

5.- El compromiso concluye por revocación hecha por las partes, de común acuerdo, de la jurisdicción otorgada al compromisario.

h) Competencia del tribunal arbitral

De los distintos elementos o factores de la competencia absoluta, el único que interesa tratándose de tribunales arbitrales es el factor materia.

Pueden distinguirse tres clases de arbitraje:

Asuntos de arbitraje prohibido: estas cuestiones son aquellas que no pueden ser sometidas a arbitraje, porque normalmente puede estar comprometido el interés general. (Arts. 229 y 230 C. O. T.)

Ejemplos: alimentos, derecho de pedir separación de bienes entre marido y mujer, causas criminales, los asuntos no contenciosos, etc.

Asuntos de arbitraje forzoso: estas son cuestiones que, 220

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necesariamente, deben resolverse por árbitros, sin perjuicio que los interesados puedan resolverlos por sí mismos de común acuerdo, cuando todos los interesados tengan la libre disposición de sus bienes. Ejemplo: partición de bienes. (Art. 227)

Asuntos de arbitraje voluntario: aquellas que las partes pueden o no someter a arbitraje según les parezca. Estas cuestiones constituyen la regla general. Al legislador le es indiferente que se juzguen o conozcan por la justicia ordinaria o por la justicia arbitral.

i) Forma de conocer los asuntos los árbitros

Los árbitros pueden conocer de un asunto en única, primera o segunda instancia dependiendo de lo que estipulen las partes.

Si nada expresan ellas, y tratándose de árbitros de derecho, hay una segunda instancia pues tramitan y fallan igual que un juez ordinario.

Segunda instancia en juicio arbitral

Hay que ver la calidad que invista al árbitro:

Si se trata de un árbitro de derecho: el recurso de apelación es plenamente procedente, salvo que las partes lo hayan excluido. Conoce de él, el tribunal que habría conocido del mismo si se hubiera interpuesto en un juicio ordinario o bien lo puede conocer un tribunal arbitral de segunda instancia designado por las partes. (Art. 239 inc.1º)

Si es árbitro mixto: opera lo mismo.

Si es árbitro arbitrador: el recurso de apelación sólo tiene lugar cuando las partes en el instrumento constitutivo del compromiso, han expresado que se reservan dicho recurso para otros árbitros del mismo carácter y designan las personas que deben desempeñar este cargo. (Art. 239 inciso 2º)

j) Pluralidad de árbitros

Las partes cuando obran de común acuerdo, pueden nombrar uno o más árbitros. Cuando nombran más de un árbitro se habla de pluralidad de árbitros.

Pero las partes no sólo pueden nombrar a varios árbitros, sino que también pueden nombrar un tercer árbitro que dirima las discordias que se produzcan entre los árbitros nombrados.

Estas partes también pueden autorizar a los árbitros que ellos designan para que nominen a este tercero. (Art. 233)

Ese tercer árbitro recibe el nombre de tercero en discordia.

Cuando los árbitros son dos o más, todos ellos deben concurrir al pronunciamiento de a sentencia así como a cualquier acto de substanciación del juicio, a menos que las partes acuerden otra cosa. (Arts. 630 y 641 C. P. C. y Art. 237 C. O. T.)

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Si estos árbitros no se ponen de acuerdo, se reúnen con el tercero en discordia y la mayoría pronuncia resolución. (Art. 237)

CAPÍTULO XIITRIBUNALES ESPECIALES

El inciso 3º del artículo 5° del Código Orgánico de Tribunales señala: “Forman parte del Poder Judicial, como tribunales especiales, los juzgados de familia, los Juzgados de Letras del Trabajo, los Juzgados de Cobranza Laboral y Previsional y los Tribunales Militares en tiempo de paz, los cuales se regirán en su organización y atribuciones por las disposiciones orgánicas constitucionales contenidas en la ley Nº 19.968, en el Código del Trabajo, y en el Código de Justicia Militar y sus leyes complementarias, respectivamente, rigiendo para ellos las disposiciones de este Código sólo cuando los cuerpos legales citados se remitan en forma expresa a él.”

En consecuencia, corresponde estudiar aquellos tribunales especiales que forman parte del Poder Judicial.

1.- JUZGADOS DE FAMILIA

Estos órganos jurisdiccionales fueron creados por la Ley 19.968 la cual establece una judicatura especializada encargada de conocer los asuntos de que trata la ley y los que les encomienden otras leyes generales y especiales, de juzgarlos y hacer ejecutar lo juzgado.

Estos juzgados forman parte del Poder Judicial y tienen la estructura, organización y competencia que la ley establece y, en lo no previsto en ella, se rigen por las disposiciones del Código Orgánico de Tribunales y las leyes que lo complementan. (Art. 1º Ley)

A.- Conformación

Los juzgados de familia tienen el número de jueces que para 222

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cada caso señala la ley que los crea y, cuentan, además, con un consejo técnico, un administrador y una planta de empleados de secretaría y se organizarán en unidades administrativas para el cumplimiento eficaz y eficiente de las siguientes funciones:

1º. Sala, que consiste en la organización y asistencia a la realización de las audiencias;

2º. Atención de público, destinada a otorgar una adecuada atención, orientación e información al público que concurra al juzgado, especialmente a los niños, niñas y adolescentes, y manejar la correspondencia del tribunal;

3º. Servicios, que reúne las labores de soporte técnico de la red computacional del juzgado, de contabilidad y de apoyo a la actividad administrativa, y la coordinación y abastecimiento de todas las necesidades físicas y materiales para la realización de las audiencias; y

4º. Administración de causas, que consiste en desarrollar toda la labor relativa al manejo de causas y registros de los procesos en el juzgado, incluidas las relativas a las notificaciones; al manejo de las fechas y salas para las audiencias; al archivo judicial básico, al ingreso y al número de rol de las causas nuevas; a la actualización diaria de la base de datos que contenga las causas del juzgado, y a las estadísticas básicas del mismo. (Art. 2º Ley)    B.- Potestad jurisdiccional

Cada juez ejerce unipersonalmente la potestad jurisdiccional respecto de los asuntos que las leyes encomiendan a los juzgados de familia. (Art. 3º Ley)

C.- Consejo técnico     La función de los profesionales del consejo técnico es la de asesorar, individual o colectivamente, a los jueces en el análisis y mejor comprensión de los asuntos sometidos a su conocimiento, en el ámbito de su especialidad y, en particular, tienen las siguientes atribuciones:

a) Asistir a las audiencias de juicio a que sean citados con el objetivo de emitir las opiniones técnicas que le sean solicitadas;

b) Asesorar al juez para la adecuada comparecencia y declaración del niño, niña o adolescente;

c) Evaluar la pertinencia de derivar a mediación o aconsejar conciliación entre las partes, y sugerir los términos en que esta última pudiere llevarse a cabo, y

d) Asesorar al juez en todas las materias relacionadas con su especialidad. (Art. 5º Ley)     En cada juzgado de familia existe un consejo técnico interdisciplinario integrado por profesionales especializados en asuntos de familia e infancia.

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Los miembros del consejo técnico son auxiliares de la administración de justicia, como lo vimos al tratar de dichos auxiliares. (Art. 6º Ley)      D.- Competencia de los juzgados de familia     Corresponde a los juzgados de familia conocer y resolver las siguientes materias:

1) Las causas relativas al derecho de cuidado personal de los niños, niñas o adolescentes;

2) Las causas relativas al derecho y el deber del padre o de la madre que no tenga el cuidado personal del hijo, a mantener con éste una relación directa y regular;

3) Las causas relativas al ejercicio, suspensión o pérdida de la patria potestad; a la emancipación y a las autorizaciones a que se refieren los Párrafos 2º y 3º del Título X del Libro I del Código Civil;

El Párrafo 2º del aludido Título X, contiene las normas acerca “Del derecho legal de goce sobre los bienes de los hijos y de su administración” y comprende desde el artículo 250 al 259.

El Párrafo 3º se refiere trata “De la representación legal de los hijos” e incluye los artículos 260 a 266 del Código Civil;

4) Las causas relativas al derecho de alimentos;

5) Los disensos para contraer matrimonio;

6) Las guardas, con excepción de aquellas relativas a pupilos mayores de edad, y aquellas que digan relación con la curaduría de la herencia yacente, sin perjuicio de lo establecido en el inciso segundo del artículo 494 del Código Civil.

El inciso 2º del artículo 494 del Código Civil señala: “Los curadores para pleito o ad litem son dados por la judicatura que conoce en el pleito, y si fueren procuradores de número no necesitarán que se les discierna el cargo”;

7) Todos los asuntos en que aparezcan niños, niñas o adolescentes gravemente vulnerados o amenazados en sus derechos, respecto de los cuales se requiera adoptar una medida de protección conforme al artículo 30 de la Ley de Menores;

8) Las acciones de filiación y todas aquellas que digan relación con la constitución o modificación del estado civil de las personas;

9) Todos los asuntos en que se impute la comisión de cualquier falta a adolescentes mayores de catorce y menores de dieciséis años de edad, y las que se imputen a adolescentes mayores de dieciséis y menores de dieciocho años, que no se encuentren contempladas en el

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inciso tercero del artículo 1° de la ley N° 20.084, es decir, a la Ley de Responsabilidad Penal del Adolescente.

Tratándose de hechos punibles cometidos por un niño o niña, el juez de familia procederá de acuerdo a lo prescrito en el artículo 102 N;

10) La autorización para la salida de niños, niñas o adolescentes del país, en los casos en que corresponda de acuerdo con la ley;

11) Las causas relativas al maltrato de niños, niñas o adolescentes de acuerdo a lo dispuesto en el inciso segundo del artículo 62 de la ley Nº 16.618;

12) Los procedimientos previos a la adopción, de que trata el Título II de la ley Nº 19.620;

13) El procedimiento de adopción a que se refiere el Título III de la ley Nº 19.620;

14) Los siguientes asuntos que se susciten entre cónyuges, relativos al régimen patrimonial del matrimonio y los bienes familiares:

a) Separación judicial de bienes;

b) Las causas sobre declaración y desafectación de bienes familiares y la constitución de derechos de usufructo, uso o habitación sobre los mismos;

Sobre la desafectación de los bienes familiares y la competencia de los juzgados de familia, la Corte Suprema, en sentencia de 14 de julio de 2008, dictada en el Ingreso Nº 2084-2007 señaló: “La competencia asignada a los tribunales de familia -en relación con los bienes familiares- se restringe a la declaración y desafectación de aquéllos pero sólo en los casos en que tales asuntos sean promovidos entre los cónyuges y, en el caso sub judice, la cancelación de la declaración efectuada ha sido solicitada por una entidad bancaria que obviamente carece de tal calidad. Por otra parte - como acertadamente lo refiere la sentencia censurada - del mismo texto referido se concluye que el ejercicio de la acción de desafectación no se encuentra limitada únicamente a la actividad de los cónyuges, desde que del encabezado reproducido que señala “Los siguientes asuntos que se susciten entre cónyuges”, se desprende que también se puede promover entre quienes carecen de tal calidad y, en tal caso, a contrario sensu, no será materia que deba ser conocida y resuelta por un Tribunal de Familia, siendo entonces de competencia de un tribunal civil por aplicación de las reglas generales.”

15) Las acciones de separación, nulidad y divorcio reguladas en la Ley de Matrimonio Civil.

16) Los actos de violencia intrafamiliar; y

17) Toda otra materia que la ley les encomiende. (Art. 8 Ley 19.968)

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2.- JUZGADOS DE LETRAS DEL TRABAJO

El artículo 1º de la Ley 20.022, publicada en el Diario Oficial de 30 de mayo de 2005, creó un Juzgado de Letras del Trabajo, con asiento en cada una de las comunas del territorio de la República que indica, con el número de jueces y con la competencia que en cada caso se señala.

El artículo 3º señala la planta de personal de los nuevos juzgados. Así, los Juzgados de Letras del Trabajo tienen la siguiente planta de personal, de acuerdo con el número de jueces que los conformen:

Juzgados con un juez: un juez, un administrador, un jefe de unidad, dos administrativos jefes, dos administrativos 1º, dos administrativos 2º, dos administrativos 3º y dos auxiliares.

Juzgados con dos jueces: dos jueces, un administrador, un jefe de unidad, dos administrativos jefes, cinco administrativos 1º, dos administrativos 2º, un administrativo 3º y cuatro auxiliares.

Juzgados con tres jueces: tres jueces, un administrador, tres jefes de unidad, cuatro administrativos 1º, cuatro administrativos 2º, un administrativo 3º y cuatro auxiliares.

Juzgados con cuatro jueces: cuatro jueces, un administrador, dos jefes de unidad, dos administrativos jefe, tres administrativos 1º, cuatro administrativos 2º, un administrativo 3º y cinco auxiliares.

Juzgados con cinco jueces: cinco jueces, un administrador, tres jefes de unidad, dos administrativos jefe, seis administrativos 1º, seis administrativos 2º, tres administrativos 3º y cinco auxiliares.

Juzgados con trece jueces: trece jueces, un administrador, tres jefes de unidad, nueve administrativos jefe, diez administrativos 1º, siete administrativos 2º, cinco administrativos 3º y ocho auxiliares.

Sin perjuicio de lo anterior, los Juzgados de Letras del Trabajo de Valparaíso y Concepción contarán con: tres jueces, un administrador, dos jefes de unidad, cuatro administrativos jefe, cuatro administrativos 1º, tres administrativos 2º, un administrativo 3º y cuatro auxiliares; y los Juzgados de Letras del Trabajo de San Bernardo y Puente Alto contarán con: dos jueces, un administrador, un jefe de unidad, dos administrativos jefe, tres administrativos 1º, dos administrativos 2º, un administrativo 3º y cuatro auxiliares.

A.- Organización de los Juzgados de Letras del Trabajo

La estructura y las funciones de los Juzgados del Trabajo es similar a la de los tribunales con competencia en lo penal y a la de los Juzgados de Familia. Así, son aplicables a estos juzgados, en cuanto resulten compatibles, las normas del Código Orgánico de Tribunales para los juzgados de garantía y tribunales de juicio oral en lo penal sobre comité de jueces, juez presidente, administradores de tribunales y organización administrativa de los juzgados.

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En lo relativo a la subrogación de los jueces, se aplican las normas de los juzgados de garantía.

Así, a un número variable de jueces se agregan un Comité de Jueces, presidido por un Juez Presidente, un Administrador de Tribunal y una planta de jefes de unidad y empleados de secretaría que se organizan en diversas unidades administrativas para el cumplimiento eficaz y eficiente de sus funciones.

Estos juzgados se organizan en unidades administrativas para el cumplimiento eficaz y eficiente de sus funciones. Tales unidades son:

a) De Sala: para la organización y asistencia a la realización de las audiencias;

b) De Atención a Público: destinada a otorgar una adecuada atención, orientación e información al público que concurra al tribunal y manejar la correspondencia y custodia del tribunal;

c) De Administración de Causas: desarrolla toda la labor relativa al manejo de causas y registros de los procesos en el juzgado, incluidas las relativas a las notificaciones, al manejo de las fechas y salas para las audiencias, al archivo judicial básico, al ingreso y al número de rol de las causas nuevas, a la actualización diaria de la base de datos que contenga las causas del juzgado y a las estadísticas básicas del mismo;

d) De Servicios: reúne las labores de soporte técnico de la red computacional del juzgado, de contabilidad y de apoyo a la actividad administrativa del mismo, y la coordinación y abastecimiento de todas las necesidades físicas y materiales que requiera el procedimiento; y (Art. 6º)

e) De Cumplimiento: la Ley 20.252, que modificó a la Ley 20.022, dispone que en aquellos Juzgados de Letras del Trabajo, con competencia en territorios jurisdiccionales en que no tenga competencia un Juzgado de Cobranza Laboral y Previsional, existirá también una Unidad de Cumplimiento, que desarrollará las gestiones necesarias para la adecuada y cabal ejecución de las resoluciones judiciales y demás títulos ejecutivos de competencia de estos tribunales. (Art. 6 bis Ley 20.022)

En las comunas o agrupaciones de comunas que no sean territorio jurisdiccional de los Juzgados de Letras del Trabajo, conocerán de las materias señaladas en los artículos 420 y 421, los Juzgados de Letras con competencia en lo Civil.

B.- Competencia de los Juzgados de Letras del Trabajo 5

Estos juzgados tienen competencia para conocer los siguientes asuntos:

a) Las cuestiones suscitadas entre empleadores y trabajadores por aplicación de las normas laborales o

5 Para este acápite se utilizaron párrafos del “Manual de Estudio para Juzgados de Letras del Trabajo” de la Corporación Administrativa del Poder Judicial

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derivadas de la interpretación y aplicación de los contratos individuales o colectivos del trabajo o de las convenciones y fallos arbitrales en materia laboral.

Esta norma contiene la esencia misma de las cuestiones que son de competencia exclusiva de los Juzgados del Trabajo. Así, son de competencia de los Juzgados del Trabajo los conflictos que se susciten por el término de una relación de carácter laboral; la procedencia o improcedencia de las causales invocadas por el empleador al momento del despido; la determinación o precisión de los montos que debe pagar el empleador al trabajador por concepto de indemnizaciones; el cumplimiento o incumplimiento de las obligaciones legales de cualquier de las partes de un contrato laboral y la calificación de su entidad, etc. También corresponde a estos juzgados conocer los asuntos que se susciten respecto a la interpretación o aplicación de los contratos laborales, como por ejemplo, la aplicación de sanciones disciplinarias en contra de los trabajadores por falta cometidas en el desempeño de sus funciones; la correspondencia o no de beneficios específicos estipulados en los contratos, ya sean estos individuales o colectivos; etc.

b) Las cuestiones derivadas de la aplicación de las normas sobre organización sindical y negociación colectiva que la ley entrega al conocimiento de los juzgados de letras con competencia en materia del trabajo.

El Código del Trabajo establece las normas que regulan la conformación, constitución y funcionamiento de las distintas organizaciones de carácter sindical y entrega la resolución de los asuntos que se susciten en aplicación de estas normas a los Juzgados del Trabajo. Así, le compete conocer a estos tribunales cuestiones tales como la resolución de la reclamación que presenten las organizaciones sindicales a las observaciones que realice la Inspección del Trabajo respecto de los defectos de sus estatutos o el procedimiento de constitución del sindicato; la resolución de los conflictos por aplicación de las normas sobre fuero sindical; etc.

También les compete el conocimiento y resolución de las infracciones por prácticas antisindicales, así como de las infracciones por prácticas desleales que se cometan en los procesos de negociación colectiva, sin perjuicio de las excepciones legales que entreguen el conocimiento de estos asuntos a otros tribunales.

c) Las cuestiones derivadas de la aplicación de las normas de previsión o de seguridad social, planteadas por pensionados, trabajadores activos o empleadores, salvo en lo referido a la revisión de las resoluciones sobre declaración de invalidez o del pronunciamiento sobre otorgamiento de licencias médicas.

Tanto el Código del Trabajo, como un conjunto de leyes especiales, reconocen a los Juzgados del Trabajo competencia

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para conocer y resolver las cuestiones o reclamaciones que resulten de la aplicación o interpretación de las normas sobre previsión o seguridad social que sean presentadas por trabajadores o empleadores.

Así, las reclamaciones presentadas por trabajadores en contra de la aplicación e interpretación que hicieren las entidades administrativas competentes sobre normas de previsión o seguridad social, deben ser conocidas y resueltas por estos juzgados, al igual que las infracciones que se cometan a esas leyes especiales.

No obstante lo anterior, existe jurisprudencia uniforme de los tribunales superiores que establece que las reclamaciones presentadas por personas que no tienen la calidad de trabajadores no son de competencia de los tribunales del trabajo. Así, los asuntos sobre reliquidación de pensiones, postulación a beneficios de seguridad social y cualquier otra presentación efectuada por ex-trabajadores, jubilados o pensionados, no compete a estos tribunales.

d) Los juicios en que se demande el cumplimiento de obligaciones que emanen de títulos a los cuales las leyes laborales y de previsión o seguridad social otorguen mérito ejecutivo.

En aquellas jurisdicciones donde no exista un Juzgado de Cobranza Laboral y Previsional, corresponderá a los Juzgados del Trabajo el cumplimiento y ejecución de los títulos a los que la legislación laboral o de seguridad social les reconozcan mérito ejecutivo.

e) Las reclamaciones que procedan contra resoluciones dictadas por autoridades administrativas en materias laborales, previsionales o de seguridad social.

De acuerdo a la ley laboral existe una cantidad importantes de procedimientos administrativos de reclamación por incumplimiento de las normas laborales, ya sean de origen legal o contractual, que se presentan ante organismos administrativos laborales, previsionales o de seguridad social, como la Inspección del Trabajo, la Superintendencia de Seguridad Social o la Superintendencia de A. F. P. Cada vez que un trabajador o empleador presenta una reclamación ante estas instituciones, se inicia un procedimiento de carácter administrativo en el cual éstas resuelven el asunto sometido a su conocimiento, mediante la dictación de un acto administrativo que generalmente recibe el nombre de resolución. Esta resolución generalmente puede ser impugnada ante los Juzgados del Trabajo. Así ocurre, por ejemplo, con la resolución de la Inspección del Trabajo que resuelve el reclamo del trabajador por el cambio unilateral de la naturaleza de los servicios prestados por parte del empleador o con los reclamos presentados a propósito de la determinación de las labores continuas que requieren alterar la norma sobre descanso entre jornadas; la determinación de las faenas en las que no se permiten las horas extras; etc.

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f) Los juicios en que se pretenda hacer efectiva la responsabilidad del empleador derivada de accidentes del trabajo o enfermedades profesionales, con excepción de la responsabilidad extracontractual a la cual le será aplicable lo dispuesto en el artículo 69 de la ley Nº 16.744.

El conocimiento y resolución de los juicios donde se intente hacer efectiva la responsabilidad del empleador como consecuencia de la ocurrencia de accidentes del trabajo o enfermedades profesionales, es de competencia de los Juzgados del Trabajo, salvo la excepción expresa que establece, la que se refiere al caso en que el accidente o enfermedad se deba a culpa o dolo del empleador o de un tercero, situación en la cual la víctima y las demás personas a quienes el accidente o enfermedad haya causado daño pueden reclamar al empleador o terceros responsables del accidente todas las indemnizaciones a que tengan derecho, con arreglo a las prescripciones del derecho civil, incluyendo el daño moral, siendo competente para conocer de estas acciones, el Juez de Letras Civil correspondiente.

g) Todas aquellas materias que las leyes entreguen a juzgados de letras con competencia laboral. (Art. 420)

En las comunas que no sean territorio jurisdiccional de los Juzgados de Letras del Trabajo, conocerán de las materias señaladas en el artículo precedente, los Juzgados de Letras en lo Civil. (Art. 421)

C.- Tribunal competente

Es juez competente para conocer de estas causas el del domicilio del demandado o el del lugar donde se presten o se hayan prestado los servicios, a elección del demandante, sin perjuicio de lo que dispongan leyes especiales. (Art. 422)

3.- JUZGADOS DE COBRANZA LABORAL Y PREVISIONAL

La Ley 20.022 creó un Juzgado de Cobranza Laboral y Previsional, con asiento en cada una de las comunas del territorio de la República que ella señala, con el número de jueces y con la competencia que en cada caso se indica. (Art. 8º)

El artículo 9º alude a la planta de personal de estos órganos jurisdiccionales.

Así, los Juzgados de Cobranza Laboral y Previsional tienen la siguiente planta de personal:

Juzgados con un juez: un juez, un administrador, un administrativo jefe, tres administrativos 1°, dos administrativos 2° y un auxiliar; y

Juzgados con seis jueces: seis jueces, un administrador, tres administrativos jefe, cinco administrativos 1°, ocho administrativos 2°, seis administrativos 3° y dos auxiliares.

A.- Organización de los Juzgados de Cobranza Laboral y 230

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Previsional

El artículo 12 dispone que los Juzgados de Cobranza Laboral y Previsional se organizan en unidades administrativas para el cumplimiento eficaz y eficiente de sus funciones. Las unidades son:

a) De Atención a Público: para otorgar una adecuada atención, orientación e información al público que concurra al tribunal y manejar la correspondencia y custodia del mismo;

b) De Administración de Causas: para desarrollar la labor relativa al manejo de causas y registros de los procesos en el juzgado, incluidas las relativas a las notificaciones, al archivo judicial básico, al ingreso y al número de rol de causas nuevas, a la actualización diaria de la base de datos que contenga las causas del juzgado y a las estadísticas básicas del mismo;

c) De Liquidación: para efectuar los cálculos, con especial mención del monto de la deuda, reajustes e intereses y eventualmente las multas que determine la sentencia; y

d) De Servicios: reúne las labores de soporte técnico de la red computacional del juzgado, de contabilidad y de apoyo a la actividad administrativa, y la coordinación y abastecimiento de todas las necesidades, físicas y materiales, que requiera el procedimiento.

B.- Competencia de los Juzgados de Cobranza Laboral y Previsional

Estos juzgados conocen de los juicios en que se demande el cumplimiento de obligaciones que emanen de títulos a los cuales las leyes laborales y de previsión o seguridad social otorguen mérito ejecutivo y, especialmente, la ejecución de todos los títulos ejecutivos regidos por la ley Nº 17.322, relativa a la cobranza judicial de imposiciones, aportes y multas en los institutos de previsión.

El conocimiento de esas materias corresponde, sin embargo, a los Juzgados de Letras del Trabajo en aquellos territorios jurisdiccionales en que no existan Juzgados de Cobranza Laboral y Previsional.

NATURALEZA DE LOS JUZGADOS Y OTRAS NORMAS

1.- Los Juzgados del Trabajo y los de Cobranza Laboral y Previsional son tribunales especiales integrantes del Poder Judicial, teniendo sus magistrados la categoría de jueces de letras y les son aplicables las normas del Código Orgánico de Tribunales en todo aquello no previsto en el Código del Trabajo.

El inciso 3º del artículo 5º del Código Orgánico de Tribunales señala: “Forman parte del Poder Judicial, como tribunales especiales, los juzgados de familia, los Juzgados de Letras del Trabajo, los Juzgados de Cobranza Laboral y Previsional y los Tribunales Militares en tiempo de paz, los cuales se regirán en su organización y atribuciones por las disposiciones orgánicas

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constitucionales contenidas en la ley Nº 19.968, en el Código del Trabajo, y en el Código de Justicia Militar y sus leyes complementarias, respectivamente, rigiendo para ellos las disposiciones de este Código sólo cuando los cuerpos legales citados se remitan en forma expresa a él”;

2.- En todo lo referido a las materias que a continuación se señalan, se entienden aplicables a los Juzgados de Letras del Trabajo y de Cobranza Laboral y Previsional, en cuanto resulten compatibles, las normas del Código Orgánico de Tribunales para los juzgados de garantía y tribunales de juicio oral en lo penal: comité de jueces, juez presidente, administradores de tribunales y organización administrativa de los juzgados; (Art. 418 C. T.)

3.- En lo relativo a la subrogación de los jueces se aplican las normas de los juzgados de garantía; (Art. 418 C. T.)

4.- La Corte de Apelaciones de Santiago debe determinar, anualmente, las normas que regirán para la distribución de las causas entre los Juzgados de Letras del Trabajo de su jurisdicción;

5.- Cada juez ejerce unipersonalmente la potestad jurisdiccional respecto de los asuntos que las leyes encomiendan a los Juzgados de Letras del Trabajo o de Cobranza Laboral y Previsional;

6.- La competencia territorial no puede ser prorrogada expresamente por las partes.

Asimismo, puede interponerse la demanda ante el tribunal del domicilio del demandante, cuando el trabajador haya debido trasladar su residencia con motivo del contrato de trabajo y conste dicha circunstancia en el respectivo instrumento; y

7.- Las referencias que las leyes o reglamentos hagan a las Cortes del Trabajo o a los Juzgados del Trabajo, se deben entender efectuadas a las Cortes de Apelaciones o a los Juzgados de Letras del Trabajo o de Cobranza Laboral y Previsional.

4.- LOS TRIBUNALES MILITARES EN TIEMPO DE PAZ

En tiempo de paz, la jurisdicción militar es ejercida por los Juzgados Institucionales, los Fiscales, las Cortes Marciales y la Corte Suprema. (Art. 13 C. J. M.)

1°. LOS JUZGADOS INSTITUCIONALES

Los Juzgados Institucionales están constituidos por el Juez Militar, asesorado por su Auditor y asistido por su Secretario. (Art. 20 C. J. M.)

Juzgado Naval: existe uno permanente en el asiento de cada una de las Zonas Navales establecidas en la organización de paz de la Armada, en las escuadras y demás fuerzas navales donde el Presidente de la República estime conveniente establecer uno. (Art. 14 C. J. M.)

Juzgado Militar: el Presidente de la República establecerá un 232

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Juzgado Militar permanente en el asiento de cada una de las divisiones o brigadas en que se divida, en tiempo de paz, la fuerza del Ejército, o donde las necesidades del servicio lo requieran. (Art. 15 C. J. M.)

Juzgado de Aviación: existe uno para todo el territorio nacional y su asiento será determinado por el Presidente de la República. (Art. 15 A C. J. M.)

Composición:

A.- Juez Militar: el Comandante en Jefe de la respectiva División o Brigada en el Ejército; de cada Zona Naval, Escuadra o División en la Armada; el Jefe del Estado Mayor General de la Fuerza Aérea y el Comandante en Jefe de la respectiva Brigada Aérea, cuando correspondiere, tendrá la jurisdicción militar permanente en el territorio de sus respectivos Juzgados y sobre todas las fuerzas e individuos sometidos al fuero militar que en él se encuentren. (Art. 16 C. J. M.)

Competencia

1.- Conocer en primera instancia de todos los asuntos civiles y criminales que constituyan la jurisdicción militar, requiriendo o autorizando al respectivo Fiscal para la sustanciación y procediendo de acuerdo con el Auditor al pronunciamiento de las sentencias;

2.- Pronunciarse sobre las cuestiones de competencia que se promuevan, ya sea por inhibitoria o por declinatoria;

3.- Resolver las implicancias o recusaciones que se hicieren valer respecto de los Fiscales, Auditores o Secretarios, y decretar la suplencia cuando corresponda;

4.- Ordenar el cumplimiento de las sentencias ejecutoriadas;

5.- Decretar el cumplimiento, cuando proceda en derecho, de los exhortos que envíen autoridades judiciales distintas de las militares y dirigir a estas mismas las que fueren del caso;

6.- Dar cumplimiento a las leyes de amnistía o decretos de indulto que se expidan a favor de individuos juzgados o condenados por Tribunales Militares, e informar las peticiones de indulto que tales individuos formulen;

7.- Conocer de los reclamos interpuestos contra las resoluciones de los Fiscales que la ley determine. (Art. 17 C. J. M.)

B.- Los Auditores: los Auditores son Oficiales de Justicia cuya función es la de asesorar a las autoridades administrativas y judiciales de las Instituciones Armadas, en los casos y cuestiones contemplados por la ley. Forman parte, además, en tiempo de paz como de guerra, de los Tribunales Militares. (Art. 34 C. J. M.)

Existe un Auditor General del Ejército, un Auditor General de la Armada, un Auditor General de Aviación y un Auditor General de Carabineros.

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Además, existe un Auditor del Ejército, de la Armada y de la Fuerza Aérea, a lo menos, respectivamente, en el asiento de cada Juzgado Institucional. (Art. 35 C. J. M.)

Corresponde a los Auditores

1.- Asesorar en materias legales al Juez del cual dependan según el decreto de su nombramiento;

2.- Concurrir con el Juzgado Institucional a la dictación de toda clase de sentencias y resoluciones judiciales, salvo las excepciones legales;

3.- Vigilar la tramitación de los procesos o causas a cargo del Fiscal y dar cuenta al respectivo Juez de las faltas que notare;

4.- Redactar todas las sentencias y resoluciones del Juzgado respectivo, aun cuando sean disconformes con su opinión. En este caso, el Auditor consignará siempre la suya.

C.- Los Secretarios: son ministros de fe pública encargados de autorizar todas las resoluciones y actos emanados de aquellas autoridades, y de custodiar los procesos, documentos y papeles que sean presentados al Juzgado o Fiscalía en que cada uno debe prestar sus servicios. (Art. 43 C. J. M.)

Los Juzgados Institucionales y Fiscalías tienen un Secretario que deberá poseer, según corresponda, alguna de las siguientes calidades: Oficial de las Fuerzas Armadas o de Carabineros; empleado civil administrativo de Justicia; empleado civil de planta o a contrata con título de abogado o empleado del Servicio Jurídico de Carabineros. (Art. 42 C. J. M.)

2°.- LOS FISCALES

Los Fiscales son los funcionarios encargados de la sustanciación de los procesos y formación de las causas de la jurisdicción militar, en primera instancia.

Sus atribuciones, en general, son:

En materia civil: dictar todas las providencias de sustanciación y recibir todas las pruebas que se produzcan, hasta dejar la causa en estado de ser fallada por el juzgado; y

En materia penal: instruir y sustanciar todos los procesos, recogiendo y consignando todas las pruebas pertinentes, deteniendo a los inculpados y produciendo todos los elementos de convicción que sean del caso. (Art. 25 C. J. M.)

3°. CORTES MARCIALES

Existe una Corte Marcial del Ejército, Fuerza Aérea y Carabineros, con asiento en Santiago, y una Corte Marcial de la Armada, con sede en Valparaíso.

La primera está integrada por dos Ministros de la Corte de Apelaciones de Santiago, por los Auditores Generales de la Fuerza Aérea y de Carabineros y por un Coronel de Justicia del

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Ejército, en servicio activo.

La Corte Marcial de la Armada está integrada por dos Ministros de la Corte de Apelaciones de Valparaíso, por el Auditor General de la Armada y por un Oficial General en servicio activo de esta Institución.

Los integrantes que no sean Ministros de Corte de Apelaciones gozarán de inamovilidad por el plazo de tres años, contado desde que asuman sus funciones, aunque durante la vigencia del mismo cesaren en la calidad que los habilitó para el nombramiento.

Cada Corte es presidida por el más antiguo de los Ministros de Corte de Apelaciones respectiva, y en caso de ausencia o inhabilidad legal de éste, por el otro Ministro de Corte de Apelaciones que la integre como titular. (Art. 48 C. J. M.)

Los Ministros de Corte de Apelaciones que deban integrar las Cortes Marciales son designados anualmente, por sorteo de entre sus miembros, el que se practicará por los Presidentes de los respectivos Tribunales, con asistencia del Secretario, dentro de la última semana del mes de enero de cada año. (Art. 51 C. J. M.)

Estas Cortes también cuentan con secretario y relatores.

La Corte Marcial del Ejército, Fuerza Aérea y Carabineros se reunirán ordinariamente tres veces a la semana, y la Corte Marcial de la Armada, dos, y los días y horas en que funcionen serán fijados el primer día hábil de cada año.

Sin perjuicio de lo anterior, las Cortes podrán aumentar por un período determinado, cuando razones de mejor servicio así lo requieran, el número de audiencias de la semana. Por su parte, los Presidentes deberán disponer la convocatoria a audiencias extraordinarias cuando se trate de asuntos que por mandato legal deban verse con urgencia y no exista para el día de la convocatoria audiencia ordinaria. También podrán hacerlo cuando la importancia de causas pendientes exija audiencia continuada.

Las audiencias de las Cortes Marciales deberán verificarse en diferentes horas que las de funcionamiento de las Cortes de Apelaciones.

Competencia:

En segunda instancia:

1.- De las causas que conozcan en primera instancia los Juzgados Institucionales que de ellas dependan;

2.- De las causas que conozca en primera instancia alguno de los Ministros de la misma Corte. (Art. 58 C. J. M.)

En única instancia:

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1.- Resolver las contiendas de competencia entre los Juzgados de su territorio jurisdiccional;

2.- Pronunciarse en las solicitudes de implicancia o recusación contra los Jueces Institucionales;

3.- Conocer de los recursos de amparo deducidos en favor de individuos detenidos o arrestados en virtud de orden de una autoridad judicial del fuero militar en su carácter de tal. (Art. 60 C. J. M.)

4°. CORTE SUPREMA

La Corte Suprema, integrada por el Auditor General del Ejército o quien deba subrogarlo, conoce de las causas de la justicia militar y corresponde el ejercicio de las facultades conservadoras, disciplinarias y económicas en relación con la administración de la justicia militar de tiempo de paz. (Art. 70-A C. J. M.)

EL MINISTERIO PÚBLICO MILITAR

Existe un Fiscal General Militar, cuya misión será velar por la defensa, ante los Tribunales Militares de tiempo de paz del interés social comprometido en los delitos de jurisdicción de aquéllos y, en especial, del interés de las instituciones de la Defensa Nacional. (Art. 70-B C. J. M.)

Son funciones, atribuciones y deberes del Fiscal General Militar:

1) Denunciar los hechos delictuosos de jurisdicción militar que lleguen a su conocimiento por cualquier medio.

2) Hacerse parte en los procesos de que conozcan los tribunales militares de tiempo de paz, preferentemente en segunda instancia o ante la Corte Suprema, cuando estime que en ellos están comprometidos los intereses cuya defensa le encomienda la ley, o cuando sea requerido por el Ministro de Defensa Nacional.

Se entiende que se encuentran comprometidos dichos intereses en todos los procesos a que dieren lugar los delitos previstos en la Ley N° 18.314, cuyo conocimiento corresponda a la jurisdicción militar.

En estos casos podrá hacerse oír en estrados ante las Cortes Marciales y ante la Corte Suprema.

3) Tomar conocimiento aun antes de ser reconocido como parte de cualquier proceso militar en que crea se hallen comprometidos el interés social o el de las Instituciones Armadas o de Carabineros de Chile, cualquiera que sea el estado en que se encuentre el proceso.

4) Guardar secreto sobre los hechos de que tome conocimiento en el ejercicio de sus funciones.

5) Defender los intereses de las Instituciones Armadas o de Carabineros de Chile en la forma en que sus convicciones se lo

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dicten, formulando las conclusiones que crea arregladas a la ley, sin perjuicio de considerar, para el cumplimiento de su cometido, el parecer que le hubiere expresado el Ministro de Defensa Nacional, los Comandantes en Jefe Institucionales y el General Director de Carabineros de Chile, según el caso.

6) Cumplir las demás funciones que el Código y leyes especiales le encomienden o impongan. (Art. 70-C C. J. M.)

Los anteriores, son aquellos Tribunales Especiales que forman parte del Poder Judicial, pero, como ya se indicó, existen otros Tribunales Especiales regidos por leyes especiales de los cuáles analizaremos a los Juzgados de Policía Local, en atención a la importancia de la competencia que les ha atribuido el legislador la que no encuentra paralelo en cuanto a la regulación de las obligaciones de estos jueces.

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ÍNDICE

PRESENTACIÓN

CAPÍTULO I CONCEPTO, CONTENIDO Y EVOLUCIÓN DEL DERECHO PROCESAL

1.- CONCEPTO DE DERECHO PROCESAL

2.- DENOMINACIÓN DEL DERECHO PROCESAL

3.- CONTENIDO DEL DERECHO PROCESAL

4.- EVOLUCIÓN DEL DERECHO PROCESAL

5.- CARACTERÍSTICAS DEL DERECHO PROCESAL

6.- SISTEMAS PROCESALES

7.- FUENTES DEL DERECHO PROCESAL

A) DIRECTAS O PRINCIPALES:

B) INDIRECTAS O MEDIATAS: 237

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8.- LEY PROCESAL

A.- CLASIFICACIÓN DE LA LEY PROCESALI.- Según el punto de vista de su objeto:II. Según el punto de vista en relación con el derecho material:III. Desde el punto de vista de su extensión:

B.- INTERPRETACIÓN DE LA LEY PROCESAL

C.- REGLAS DE INTERPRETACIÓN DE LA LEY

D.- INTEGRACIÓN DE LA LEY PROCESAL

E.- APLICACIÓN DE LA LEY PROCESAL

1.- VIGENCIA EN CUANTO AL TIEMPO

2.- VIGENCIA EN CUANTO AL ESPACIO

3.- VIGENCIA EN CUANTO A LAS PERSONAS

F.- UNIDAD O DIVERSIDAD DEL DERECHO PROCESAL

G.- FUNDAMENTOS CONSTITUCIONALES DEL DERECHO PROCESAL

CAPÍTULO IILA JURISDICCIÓN

1.- CONCEPTO

2.- ACEPCIONES DE JURISDICCIÓN3.- TRATAMIENTO DE LA JURISDICCIÓN EN LA LEGISLACIÓN CHILENA4.- CONCEPTO DE CAUSA5.- JURISDICCIÓN DE DERECHO Y JURISDICCIÓN DE EQUIDAD6.-LIMITES, CARACTERÍSTICAS, MOMENTOS JURISDICCIONALES, CONFLICTOS DE JURISDICCIÓN Y EQUIVALENTES JURISDICCIONALES

A.- LÍMITES DE LA JURISDICCIÓN

A.1.- LÍMITES INTERNOS

A.2.- LÍMITES EXTERNOS

B.- CARACTERÍSTICAS DE LA JURISDICCIÓN

C.- MOMENTOS JURISDICCIONALES

D.- CONFLICTOS DE JURISDICCIÓN

E.- EQUIVALENTES JURISDICCIONALES(1) La conciliación(2) El avenimiento(3) La transacción(4) El sobreseimiento definitivo(5) La sentencia extranjera

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F.- LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO

CAPÍTULO IIIACTOS JUDICIALES NO CONTENCIOSOS Y ATRIBUCIONES CONEXAS DE LOS TRIBUNALES

1.- ACTOS JUDICIALES NO CONTENCIOSOS

2.- ATRIBUCIONES CONEXAS

1.- FACULTADES CONSERVADORAS

2.- FACULTADES DISCIPLINARIAS

3.- FACULTADES ECONÓMICAS

CAPÍTULO IVÓRGANOS JURISDICCIONALES

1.- CONCEPTO Y CLASIFICACIÓN

A.- CONCEPTO

B.- CLASIFICACIÓN DE LOS TRIBUNALES

2.- BASES DE ORGANIZACIÓN DE LOS TRIBUNALES1.- INDEPENDENCIA

2.- INAMOVILIDAD

3.- RESPONSABILIDAD

4.- LEGALIDAD5.- TERRITORIALIDAD 6.- PASIVIDAD 7.- SEDENTARIEDAD8.- INAVOCABILIDAD9.- PUBLICIDAD 10.- GRATUIDAD11.- GRADUALIDAD

3.- ESTUDIO PARTICULAR DE LOS TRIBUNALES ORDINARIOS

A.- JUZGADOS DE GARANTÍA

a) Composiciónb) Labor fundamentalc) Forma de actuard) Funciones de los juzgados de garantíae) Estructura

B.- JUZGADOS DE LETRAS

C.- TRIBUNALES DE JUICIO ORAL EN LO PENAL

a) Composiciónb) Funcionesc) Forma de actuar

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d) Estructura

D.- TRIBUNALES UNIPERSONALES, ACCIDENTALES O DE EXCEPCIÓN

1.- UN MINISTRO DE CORTE DE APELACIONES2.- EL PRESIDENTE DE LA CORTE DE APELACIONES DE SANTIAGO3.- UN MINISTRO DE LA CORTE SUPREMA4.- EL PRESIDENTE DE LA CORTE SUPREMA

E.- LAS CORTES DE APELACIONES

a) Característicasb) Organización1.- Presidente2.- Los ministros3.- Los fiscales judiciales4.- Los relatores5.- Secretario 6.- Bibliotecarios judiciales7.- Personal de secretariac) FuncionamientoI.- Funcionamiento ordinario(a) Funcionamiento ordinario en pleno(b) Funcionamiento ordinario en salaII.- Funcionamiento extraordinarioc) Tramitación ante las Cortes de Apelacionesd) Conocimiento1.- En cuenta2.- Previa vista de la causae) Competencia de las Cortes de ApelacionesI.- Competencia común a todas las Cortes de Apelaciones II.- Competencia especial de la Corte de Apelaciones de Santiago f) Normas sobre los acuerdos en las Cortes de Apelaciones

F.- CORTE SUPREMA

a) Competenciab) Organizaciónc) Funcionamientod) Tramitación ante la Corte Suprema

CAPÍTULO VLA COMPETENCIA

1.- CONCEPTO Y ELEMENTOS QUE DETERMINAN LA COMPETENCIA

A.- CONCEPTO

B.- ELEMENTOS QUE DETERMINAN LA COMPETENCIA

1°. La materia2°. El fuero3°. La cuantía4°. El territorio

2.- CLASIFICACIONES

3.- REGLAS GENERALES DE COMPETENCIA240

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A.- REGLA DE LA RADICACIÓN O FIJEZA

B.- REGLA DE LA GRADUALIDAD

C.- REGLA DE LA EXTENSIÓN

D.- REGLA DE LA PREVENCIÓN O DE INEXCUSABILIDAD

E.- REGLA DE LA EJECUCIÓN

4.- REGLAS QUE DETERMINAN LA COMPETENCIA ABSOLUTA

A.- La cuantíaB.- La materiaC.- Fueroa) En materia civil I.- Fuero ante los jueces de letrasII.- Fuero ante un Ministro de Corte de Apelacionesb) En materia penal

5.- REGLAS QUE DETERMINAN LA COMPETENCIA RELATIVA

I.- Reglas de la competencia relativa en materia civil a) Competencia relativa civil en asuntos contenciososb) Competencia relativa en asuntos no contenciososII.- Reglas de competencia relativa en materia penalIII.- Competencia civil de los tribunales criminales

6.- CUESTIONES PREJUDICIALES CIVILES

7.- REGLAS DEL TURNO Y DISTRIBUCIÓN DE CAUSAS

A.- Lugares donde no existe Corte de ApelacionesB.- Lugares donde exista Corte de Apelaciones

8.- PRÓRROGA DE LA COMPETENCIA

9.- SUBROGACIÓN E INTEGRACIÓNA.- SubrogaciónB.- Integración

10.- CUESTIONES Y CONTIENDAS DE COMPETENCIA

A.- Cuestiones de competenciaB.- Contiendas de competencia

11.- IMPLICANCIAS Y RECUSACIONES

CAPÍTULO VI ESTATUTO DE LOS JUECES

1.- CALIDADES EN QUE PUEDEN SER NOMBRADOS LOS JUECES2.- REQUISITOS, INHABILIDADES E INCOMPATIBILIDADESA.- REQUISITOSB.- INHABILIDADESC.- INCOMPATIBILIDADES

3.- NOMBRAMIENTOS, ESCALAFÓN Y CALIFICACIÓN DE LOS

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FUNCIONARIOS JUDICIALESA.- NOMBRAMIENTOSB.- ESCALAFÓNC.- CALIFICACIONES D.- INSTALACIÓN DE LOS JUECESE.- HONORES Y PRERROGATIVAS DE LOS JUECESF.- PERMUTAS Y TRASLADOSG.- DEBERES Y PROHIBICIONES A QUE ESTÁN SUJETOS LOS JUECES1.- Deberes2.- Prohibiciones

H.- RESPONSABILIDAD DE LOS JUECES

I.- EXPIRACIÓN Y SUSPENSIÓN DE LAS FUNCIONES DE LOS JUECES

CAPÍTULO VIILOS AUXILIARES DE LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA

1.- FISCALÍA JUDICIAL

a) Funcionesb) Otras normas

2.- DEFENSORES PÚBLICOS

3.- LOS RELATORES4.- LOS SECRETARIOSa) Funcionesb) Libros que deben llevar los secretariosc) Subrogación

5.- LOS ADMINISTRADORES DE TRIBUNALES CON COMPETENCIA EN LO CRIMINAL

a) Funcionesb) Otras normas

6.- LOS RECEPTORES

7.- LOS PROCURADORES DEL NÚMERO

8.- LOS NOTARIOSa) Funcionesb) Escrituras públicas c) Forma de otorgar las escrituras públicasd) Nulidad de las escrituras públicase) Protocolizacionesf) Las copias de escrituras públicas y documentos protocolizados y de los documentos privadosg) Personal de las Notarías

9.- LOS CONSERVADORES

10.- LOS ARCHIVEROS

11.- LOS CONSEJOS TÉCNICOS

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12.- LOS BIBLIOTECARIOS JUDICIALES

CAPÍTULO VIIILOS EMPLEADOS U OFICIALES DE SECRETARIA

CAPÍTULO IXLA CORPORACIÓN ADMINISTRATIVA DEL PODER JUDICIALa) Funcionesb) Organizaciónc) Patrimoniod) Cuenta Corriente de los tribunales

CAPÍTULO XLOS ABOGADOS

a) Conceptob) Orígenesc) Título de abogadod) Requisitos para ser abogado

CAPÍTULO XITRIBUNALES ARBITRALES

a) Características de los tribunales arbitralesb) Fuentes del arbitrajec) Calidad de los jueces árbitrosd) Requisitos para ser árbitroe) Nombramiento de los árbitrosf) Organización de los tribunales arbitralesg) Expiración de las funciones de los árbitrosh) Competencia del tribunal arbitrali) Forma de conocer los asuntos los árbitrosj) Pluralidad de árbitros

CAPÍTULO XIITRIBUNALES ESPECIALES

1.- JUZGADOS DE FAMILIAA.- Conformación B.- Potestad jurisdiccionalC.- Consejo técnicoD.- Competencia de los juzgados de familia

2.- JUZGADOS DE LETRAS DEL TRABAJO

A.- Organización de los Juzgados de Letras del TrabajoB.- Competencia de los Juzgados de Letras del Trabajo C.- Tribunal competente

3.- JUZGADOS DE COBRANZA LABORAL Y PREVISIONAL

A.- Organización de los Juzgados de Cobranza Laboral y PrevisionalB.- Competencia de los Juzgados de Cobranza Laboral y Previsional4.- LOS TRIBUNALES MILITARES EN TIEMPO DE PAZ

1°. LOS JUZGADOS INSTITUCIONALES 243

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2°.- LOS FISCALES 3°. CORTES MARCIALES 4°. CORTE SUPREMA

EL MINISTERIO PÚBLICO MILITAR

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