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CONVERGENCIA nûms.5-6 noviembre de 1981 . enero de l98Z Tony Benn, lider del laborismo britânico: "Se habla de libertad en Polonia, pero se oprime en El Salvadot" Entrevistapor Raimundo Elgueta y Fernando Ruz Tony Benn,dirigente indiscutido de la izquierda laborista britânica, tiene el honorde ser la perso- na mâsdifamada por los medios de comunicaciôn en GranBretafra. Aunque la parte sustancial de la ideologia de Benn arranca de una antiquisima tradiciôn inglesa, de unademocracia radical y po- pular,su trayectoria actual se entiende mejor partiendo de lasposiciones que adoptô a comienzos de la década de los 70. Entonces Benn habiaterminado recién su experiencia como ministrode Tecnologia de Wilson (gobierno laborista de1964a1970), y no eran pocos losquepensaban que el suyo era el clâsico ra- dicalismo del "laborismode oposiciôn", verborrea rojizaquecaracterizaba a varios de sus colegas en aquella experiencia nefasta de administrar el capitalismo benefactor de la postguerra. Pero al- go no encajaba. La prensa amarilla empezaba a insistir sobre los ojos "agudos y penetrantes" de Benn; su pasado "aristocrâtico" (aludiendo al titulo nobiliario, del quese deshizo luego deun lar- go proceso legal en los afros 50);y sobre su "pasiôn" (rasgo poco inglés). La idea fue desacreditar- lo por visionario utôpico o simplemente chiflado. Es queseveia a Benn junto conlos obreros que tomaronel control de los grandes astilleros escoceses para evitarsu liquidaciôn y de los mineros queterminaron echando abajoal gobierno conservador de Heathen 1974. Era la primera vezque un dirigente de la izquierda laborista combinaba la actividad parlamentaria con la extraparlamen- taria de movilizaciôn de masas. El proceso de radicalizaciôn de Benn continuô du- rante el gobierno de Wilsony Callaghan(gobiernola- borista de 1974 a 1979); empezô como ministro de Industria para luego ser removidopor susideas de planificaciôn econômica y democracia industrial,y terminô confinadoen el ministerio de Energia. Des- de entonces, los grandes méritosde Benn han sido sacar a relucir la herencia democrâtica del socialis- mo; su prédica de una estrategia socialista basada en el control y administraciôn de la economia por la clase obrera;yelapoyo queha prestado a todaacciôn popular con fines politicosprogresistas. La popula- ridad de estaposturaha sido suficiente para hacer temblar a la burocracia laborista y para conseguir las reformas mfu profundas en la historia del partido. Tony Bennes la figura que mâsha unificadoa la auténtica izquierda en toda la historiadel laborismo britânico. Ha hechomâs que nadie en la izquierda para hacerpatente que el capitalismo benefactor de la post guerra estâ agotado por falta de base mate- rial que lo alimentei y eue, ademâs, el esfuerzo inû- til del laborismo por acomodarse a aquella empresa ha socavado las bases morales y politicas de la clase obrerabritânica.

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CONVERGENCIA nûms. 5-6 noviembre de 1981 . enero de l98Z

Tony Benn, lider del laborismo britânico:

"Se habla de libertad en Polonia,pero se oprime en El Salvadot"

Entrevista por Raimundo Elgueta y Fernando Ruz

Tony Benn, dirigente indiscutido de la izquierda laborista britânica, tiene el honor de ser la perso-na mâs difamada por los medios de comunicaciôn en Gran Bretafra. Aunque la parte sustancial dela ideologia de Benn arranca de una antiquisima tradiciôn inglesa, de una democracia radical y po-pular, su trayectoria actual se entiende mejor partiendo de las posiciones que adoptô a comienzosde la década de los 70.

Entonces Benn habia terminado recién su experiencia como ministro de Tecnologia de Wilson(gobierno laborista de1964a1970), y no eran pocos los que pensaban que el suyo era el clâsico ra-dicalismo del "laborismo de oposiciôn", verborrea rojiza que caracterizaba a varios de sus colegasen aquella experiencia nefasta de administrar el capitalismo benefactor de la post guerra. Pero al-go no encajaba. La prensa amarilla empezaba a insistir sobre los ojos "agudos y penetrantes" deBenn; su pasado "aristocrâtico" (aludiendo al titulo nobiliario, del que se deshizo luego de un lar-go proceso legal en los afros 50); y sobre su "pasiôn" (rasgo poco inglés). La idea fue desacreditar-lo por visionario utôpico o simplemente chiflado. Es que se veia a Benn junto con los obreros quetomaron el control de los grandes astilleros escoceses para evitar su liquidaciôn y de los minerosque terminaron echando abajo al gobierno conservador de Heath en 1974. Era la primera vez queun dirigente de la izquierda laborista combinaba la actividad parlamentaria con la extra parlamen-taria de movilizaciôn de masas.

El proceso de radicalizaciôn de Benn continuô du-rante el gobierno de Wilson y Callaghan(gobiernola-borista de 1974 a 1979); empezô como ministro deIndustria para luego ser removido por sus ideas deplanificaciôn econômica y democracia industrial, yterminô confinado en el ministerio de Energia. Des-de entonces, los grandes méritos de Benn han sidosacar a relucir la herencia democrâtica del socialis-mo; su prédica de una estrategia socialista basada enel control y administraciôn de la economia por laclase obrera;yelapoyo que ha prestado a toda acciônpopular con fines politicos progresistas. La popula-ridad de esta postura ha sido suficiente para hacertemblar a la burocracia laborista y para conseguir lasreformas mfu profundas en la historia del partido.

Tony Benn es la figura que mâs ha unificado a laauténtica izquierda en toda la historia del laborismobritânico. Ha hecho mâs que nadie en la izquierdapara hacer patente que el capitalismo benefactor dela post guerra estâ agotado por falta de base mate-rial que lo alimentei y eue, ademâs, el esfuerzo inû-til del laborismo por acomodarse a aquella empresaha socavado las bases morales y politicas de la claseobrera britânica.

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Esta es la entrevista que concediô en Londres aCONVERGENCIA :- Compafrero Benn, pômo definiria usted el ca-rdcter del laborismo britônico y quë influencias seexpreson en su ideologia?- Cada pais extrae sus ideas politicas de su propiahistoria, y la historia del socialismo en Inglaterra esmuy antigua. Como Uds. saben, celebramos el af,opasado los 600 af,os de la gran rebeliôn campesina,cuando por primera vez se proclamô la necesidad depropiedad colectiva de la tierra, de los instrumentosproductivos, etcêtera. Es decir, 600 aflos de ideariosocialista. Ademâs hay que considerar que este paisviviô la primera revoluciôn europea, 150 aflos antesde la Revoluciôn Francesa, en 1649, cuando el reyfue ejecutado y se creô una Repirblica parlamenta-ria, bajo Cromwell.Numerosas ideas fueron genera-das en este proceso, ideas que fueron de gran in-fluencia en Francia y la revoluciôn estadunidense yque todavia juegan un papel de importancia en lapolitica inglesa.

Otro elemento importante es, por supuesto, el de-sarrollo del movimiento sindical. Este se levanta apartir de los gremios del medioevo, gremios de arte-sanos que fueron desplazados por la nueva tecnolo-gia, hasta constituirse en los sindicatos modernos detrabajadores industriales. Y corresponden a estossindicatos las primeras demandas, la primera cam-pafla por el derecho a voto para los trabajadores;mâs tarde se agrega el movimiento sufragista feme-nino. Y es en esta lucha que el movimiento populardecidiô que debia estar representado, directamente,en el parlamento. Ya no podia confiar la representa-ciôn de sus intereses a los conservadores o al PartidoLiberal. Con este objeto se creÉuon los Comités deRepresentaciôn de los Trabajadores.

A estos elementos hay que agregar un ingredienteespecificamente socialista. Es dificil precisar su ori-gen exacto, pero podemos partir de Robert Owen,un industrial progresista y democrâtico, el primerhombre calificado como socialista; y en efecto, sos-tenia ideas de carâcter socialista, aunque era sin em-bargo premarxista. Luego, por supuesto, tenemos aMarx, quien viviô y trabajô -por muchos aflos- enInglaterra. Y asi, de una manera curiosa, es posibleafirmar que tanto el capitalismo, como el socialismoy el comunismo tienen sus origenes en Gran Bretafla.

Todo esto fructificô en 1918, cuando los Comitésde Representaciôn se transformaron en el PartidoLaborista, y êste adoptô un perfil socialista.

Tenemos ademâs en nuestro pais un movimientosindical unido en una sola central (ruc). No tene-mos los sindicatos catôlicos o comunistas en distin-tas centrales, como en Francia. Nuestro movimientosindical unido estâ constituido por l0 millones detrabajadores, cifra ligeramente reducida por la rece-siôn. De estos l0 millones, 6 millones pertenecen a

sindicatos afiliados al Partido Laborista, es decir,forman parte orgânica del partido y forman la ver-dadera base de nuestra organizaciôn. Dentro denuestro partido coexisten las ideas socialistas, elcooperativismo, el ideario marxista, las corrientesowenistas, la Sociedad Fabiana; y éste es el caràcterdel Partido Laborista inglés.- Estas diferencias se han expresado en la existen-cia de corrientes ontagônicas en el laborismo. lCuéles el desarrollo general de estas corrientes, y cuâl essu posiciûn en el Partido?- El Partido Laborista ganô su primera elecciôn en1924, y fue derrotado después de sôlo diez meses. En1929, nuevamente formamos un gobierno de mino-ria que fue derrotado en l93l; sus dirigentes aban-donaron entonces el partido para formar parte de ungobierno nacional, y tuvimos un gobierno de dere-cha encabezado por un ex primer ministro laborista.Desde entonces, en el Partido Laborista existe unasuspicacia democrâtica sobre su direcciôn. Si segui-mos lideres en lugar de politicas, siempre existe laposibilidad de traiciôn.

Después de la derrota de 1979, un importante sec-tor del partido -entre los cuales me cuento- seplanteô la necesidad de salvarlo de su declinaciôn,de su abandono del socialismo,de su alejamiento delmovimiento sindical. Para conseguir esto, es necesa-rio cambiar su politica por una estrategia socialistabasada en la reconstrucciôn de nuestra industria; enel retiro del Tratado de Roma, porque êste impide larealizaciôn de un programa socialista; la clausura dela Câmara de los Lores; y el retiro de las tropas esta-dunidenses del suelo britânico.

Estas politicas fueron aceptadas por la mayoriaabsoluta del partido, y en un plazo de dos aflos fue-ron impulsados nuevos cambios. Esta vez, para ase-gurar que tales politicas sean verdaderamente reali-zadas por un futuro gobierno laborista, las reformasbuscan aumentar el control democrâtico del partidosobre sus direcciones. Se hicieron dos cambios: l) lareselecciôn obligatoria de todos los parlamentarioslaboristas y 2\la creaciôn de un colegio electoral pa-ra la elecciôn de los lideres del partido, para asegu-rar que la voz del partido no sea ignorada, ya queahora podemos hacer Seemplazos en la direcciôn sies que nuestros acuerdos no estân siendo cumplidos.

Durante estos dos irltimos aflos, el partido ha rea-lizado un anâlisis introspectivo y la izquierda haconseguido avances considerables. Hemos realizadoIos cambios propuestos, y esto ha acarreado la de-serciôn de los elementos social-demôcratas y la for-maciôn de un nuevo partido, el Partido Social De-môcrata (sop). Representa un nuevo partido conser-vador, un partido corporativista autoritario, Sus po-liticas no estân claras, pero si estâ claro que el Parti-do Laborista se enfrenta ahora a dos partidos con-servadores.

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Con la misma energia que he-mos puesto en convencer al parti-do de la necesidad de cambios ensu politica, nos vamos a dedicara convencer al pueblo britânicode la correcciôn de nuestro anâli-sis. La consigna es, entonces, ha-cia el futuro y hacia el electora-do, en lugar de hacia el pasado yen un debate interno.

Tenemos una enorme tareapor delante: preparar el caminopara un cambio estructural en lasociedad y en la polltica britâni-ca.- F-vistiendo diversas corrientesen su seno, ;cômo mantiene elpartido su unidad de acciôn? Ypuesto que los aportes de las di-versas orientaciones contribuïrian a formar una concepciôn suigeneris de socialismo, 4c6mo seiraertan en esta concepciôn losexperiencias de I I lamodo socialis-mo real?- Los britânicos no somos per-sonas muy inclinadas a la discu-siôn ideolôgica. En el PartidoLaborista coexisten diversas co-rrientes de pensamiento; en unextremo encontramos marxistasy, en el otro, a personas que sonrealmente liberales progresistas.Sin embargo, existe cierta suertede acuerdo que permite mantenerla unidad de acciôn del partido.Quizâs uno de los factores quepermite mantener esta unidad deacciôn es el papel determinanteque en el Partido Laborista juegael movimiento sindical.

El carâcter amplio del PartidoLaborista se expresa en la'exis-tencia de varias formas o nivelesde organizaciôn. En primer lu-gar, tenemos la agrupaciôn sindi-cal, que puede ser concientemen-te socialista o nô, pero de todasformas es la expresiôn primariade la conciencia social de la claseobrera. En segundo lugar, tene-mos la agrupaciôn electoral, quees el Partido Laborista mismo,en donde se reûnen personas querepresentan diferentes corrientesde opiniôn en torno a un progra-ma concreto que define las bases

El fantasma de Keynes

Atilio Bor6n

El ascenso de Ronald Reagan a lapresidencia fue posible, entre otrasrazones, gracias a las amplias reper-cusiones alcanzadas por el procesode descomposiciôn ideolôgica delcapitalismo en los EEUU. Elementoesencial de la "ideologia norteame-ricana" posterior a 1929 era un cier-to consenso acerca del contenido delos antagonismos sociales y de losmétodos aceptables de acciôn politi-ca. La institucionalizaciôn de la lu-cha de clases suponia, como premisairltima e indiscutible, la bondad yjusticia intrinsecas, y eternas del ré-gimen capitalista, lo cual circunscri-bia el alcance de las reivindicacionesde las clases subalternas y seflalaba,de modo igualmente preciso, las re-glas del juego a las que habrian deatenerse los participantes. La per-manencia de este consenso funda-mental dependia de la eficacia me-diadora del Estado, que en este dise-f,o asumia las tareas de "corregir"los efectos indeseables derivados deljuego de las fuerzas ciegas del mer-cado y del darwinismo social carac-teristico de la sociedad estaduniden-se.

Fue Franklin D. Roosevelt quien,en la década de los af,os 30, expresôpoliticamente la recomposiciôn key-nesiana del capitalismo. El 'Wew

Deal" consagrô la impostergable re-articulaciôn entre mercado y Esta-do, asignândole al irltimo -que portradiciÔn habia sido hasta entoncesuna instituciôn relativamente margi-nal+rn papel central en la reproduc-ciôn ampliada del capital, "sosteni-da" ahora de modo mÉs directo yprofundo por una impresionante va-riedad de intervenciones guberna-mentales. La resoluciôn de la crisis yel extraordinario auge capitalista deIa postguerra estuvieron signadospor esa nueva articulaciôn entre ecenomia y politica: el Estado debia go.bernar politicamente al mercado yhacer posible una nueva hegemonia

burguesa asentada sobre una sôlidalegitimidad politica.

La actual crisis del capitalismoestadunidense ha destruido la posi-bilidad de mantener el compromisode clases forjado por Roosevelt: lacrisis, capitalizada electoralmentepor la derecha, pretende ser resueltapor el nuevo equipo gobernante "li-berando" al mercado del malignolegado keynesiano. Sin embargo, es-ta propuesta no ha encontrado res-puestas demasiado entusiastas entrelos circulos dominantes del capita-lismo estadunidense, escépticos anteeconomistas que todavia creen ensupersticiones como la "mano invi-sible" o que los precios de las mer-cancias los fija el mercado. El fan-tasma de Keynes pareceria asi ha-berse posesionado de la burguesiaestadunidense, y desde alli se cobradesquite contra los aprendices debrujo que librescamente decretaronla obsolescencia de su sabiduria. Elcapitalismo monopolista, decia Key-nes, exige imperativamente de la in-tervenciôn estatal. Por eso lilailS/reel desconfia de los cantos de si-rena de los nuevos mandarines de laciencia econômica: lo deseable seriaconservar el Estado keynesiano,esencial para la acumulaciôn, p€rodesembarazado del pacto social quelo carga con un potencial de desa-rrollo democrâtico inaceptable parala burguesia estadunidense.

Reagan, por el contrario, ofrecerestaurar la primacia del mercado,propuesta que sôlo puede provocarla sonrisa desdeflosa de los dirigen-tes del capital monopdlico. Su incre-dulidad ante los proyectos econômi-cos de Reagan ensombrece arin mâslos pronôsticos sobre el curso de lacrisis. De este modo, la pertinaz pre-sencia del fantasma de Keynes enWall Street parece destinada a des-baratar los planes de Reagan en undecisivo aflo electoral., Cl

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de nuestro trabajo comûn. En tercer lugar, en-contramos los grupos de presiôn, que son gruposmuy amplios donde confluyen no solamente militan-tes laboristas sino también militantes de otros parti-dos con el objeto de aunar fuerzas en la lucha porproblemas muy concretos, como por ejemplo losmovimientos pacifistas, antifascistas, antirracistas yfeministas.

En un piano totalmente distinto, tenemos lasagrupaciones educacionales, que son grupos dondesocialistas de diferentes origenes se reunen a discu-tir, estudiar y aprender de la experiencia socialista enotras partes del mundo. En una perspectiva externa,el objetivo de estas agrupaciones es elevar la con-ciencia de la opiniôn pirblica acerca del socialismo,porque hasta que no exista por parte de la mayoriadel pueblo un entendirniento del sentido profundodel ideario socialista, enfrentaremos serias dificulta-des para llevar a cabo cualquier programa de cambiode la sociedad britànica.

Uno de los problemas que requiere especial aten-ciôn en el debate ideolôgico al interior del Partidoi-aborista es el problema del carâcter de la sociedadsocialista que queremos construir en Gran Bretafia.Mi opiniôn personal es que los conceptos de sociaiis-mo y democracia son inseparables. Socielismo sindemocracia conduce a situaciones comû las de Polo-nia; esto es, a un golpe rnilitar, supresiôrr de garan-tias politicas y sindicales,represiôn en contra del mo-vimiento obrero.Quizâs Jaruzelski juega hoy en Po-lonia el mismo papel que Pinochet jugô en Chile; es-to es, cuando el consenso social desaparece y el siste-ma politico econômico se quiebra, la ûnica soluciônes la dictadura militar.

Nosotros queremos construir una sociedad endonde exista democracia politica y sindicalismo li-bre, pero en la que también exista una mâs justa dis-tribuciôn del poder y la riqueza. La campaf,a de pro-paganda de la derecha intenta también utilizar la bu-rocracia del capitalismo de Estado britânico, muchade la cual ayudô a crear el propio Partido Laborista,como un argumento en contra del socialismo,dicien-do que el modelo britânico de socialismo conducirâa Ia creaciôn de un Estado totalitario, controladopor una burocracia estatal sedicentemente socialista.Esto es una afirmaciôn que carece de todo sentido,dado que somos nosotros ios que hemos venido ar-gumentando sobre la necesidad de reducir los privi-legios de la burocracia estatal y someter su actuaciônal control democrâtico de los trabajadores.

Tenemos que superÉu las limitaciones que enfren-tamos en el proceso politico britânico, algunas de lascuales son reales y otras son producto de la propa-ganda de la derecha. Con este objeto, tenemos quedar una perspectiva del tipo de sociedad socialistaque queremos, que deberâ ser realmente una etapasuperior del desarrollo social. Las condiciones para

que se desarrollen las ideas socialistas en Gran Bre-ta.fla son hoy dia mâs favorables que lo que han sidopor largo tiempo. El capitalismo de Estado es inca-paz de asegurar el bienestar de las masas asalariadas,y es cada dia mâs contradictorio con la existencia dela democracia politica y el sindicalismo libre. Mâsaûn, considero que los cambios recientes en el movi-miento eurocomunista y los acontecimientos sucedi-dos en Hungria en 1956, Checoslovaquia en 1968 yPolonia en l98l son acontecimientos potencialmen-te muy creativos, por lo que el Partido Laborista vaa tener que abrirse mucho mâs a Ias experiencias so-cialistas en otras partes del mundo y al debate ideo-lôgico con otras corrientes de pensamiento socialis-ta.- En la presente coyuntura politica britônica, ;cudles lo opciôn socialista que plantea el Portido Labo-rista?- Hoy dia, en Gran Bretafla, existen dos centros depoder, que son totalmente incompatibles entre si: elprimero es el poder del capital, que depende de laexistencia de la propiedad privada de los medios deproducciôn y que por lo tanto es fundamentalmenteanti democrâtico; el segundo, lo constituye el movi-miento sindical, que se organiza para proteger aquienes crean la riqueza de la explotaciôn por partecie quienes f,oseen el capital.

La crisis de la economîa britânica, a partir de co-mienzos de la década del 70 ha contribuido a generarcondiciones en las que los dos centros de poder hanvisto sus expectativas frustradas; esto es, el capitalis-mo "benefactor" britânico ha dejado de funcionaradecuadamente, y la dirigencia laborista ha carecidode la voluntad politica para transformar la sociedad.Estas condiciones han sido utilizadas por el moneta-risma thqtcheriano para presentarse como una granfuerza liberadora en contra del poder del Estado.Desde el punto de vista del movimiento obrero, sinembargo, la soluciôn de la crisis requiere de un nue-vo arreglo constitucional, que sea mucho mâs favo-rable a la'clase obrera que el actualmente existente.

La derecha britânica sostiene que el sistema se en-cuentra en crisis porque los trabajadores no quierentrabajar, los administradores de empresa son incom-petentes,los politicos son deshonestos y agentes co-munistas disfrazados de militantes laboristas, intere-sados en preparar la destrucciôn de la democraciabritânica. La realidad es que la crisis tiene su origenen las contradicciones propias de un sistema capita-lista decadente, las que sôlo pueden ser resueltas silos trabajadores usan su fuerza para liberarse de laexplotaciôn del capital.

Una de las condiciones bâsicas que se requiere pa-ra satisfacer las demandas de los trabajadores es lareconstrucciôn de nuestra capacidad industrial, se-riamente deteriorada como resultado de la aplica-ciôn de la politica monetarista del gobierno de la

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Thatcher. Ahora bien, la reconstrucciôn de nuestraindustria va a requerir de una fuerte participaciôndel Estado en la gestiôn econômica y, con toda segu-ridad, de una importante extensiôn de Ia propiedadpirblica del sector industrial. Vamos a requerir en-tonces desarrollar un sistema de planificaciôn, perono un sistema de planificaciôn centralizado y buro-crâtico como el soviêtico, sino un sistema de planifi-caciôn descentralizado y democrâtico, en el que lostrabajadores mismos tengan el poder de controlarsus industrias. En una democracia, el electorado tie-ne el poder de elegir y cambiar sus gobernantes, ôporqué entonces los trabajadores no pueden tener el de-recho a designar y remover los administradores desus empresas?

También vamos a necesitar de una importante ex-tensiôn de los servicios de bienestar priblico, en parteporque en la medida en que la industria se moderni-za, mediante la introducciôn de tecnologia avanza-da, la extensiôn de los servicios de bienestar pirblicova a permitir reemplear a los trabajadores desplaza-dos. En la depresiôn de los aflos 30 el problema deldesempleo fue resuelto a través de un aumento en elgasto pirblico dirigido al rearmamento. Nosotrostambién incrementaremos el gasto pirblico para re-solver este problema, pero esta vez no usaremos losrecursos en la producciôn de armas, sino que en laconstrucciÔn de mâs casas, mâs hospitales, mâs es-cuelas para nuestro pueblo.

La reconstrucciôn industrial, la extensiôn de lapropiedad pirblica en el sector industrial, la creaciônde un sistema de planificaciôn descentralizado y de-mocrâtico y la extensiôn de los servicios de bienestarpublico son,entonces, los cuatro elementos principa -les de lo que nosotros llamamos una estrategia eco-nômica alternativa. Debemos entender,sin embargo,que la realizaciôn de esta estrategia econômica va aprovocar un ataque en contra nuestra de parte de laComunidad Econômica Europea (cep) ya que inter-fiere con el Tratado de Roma. Esto también provo-carâ una violenta reacciôn por parte del Fondo Mo-netario Internacional (FMI) como ocurriô en el casode Chile. Finalmente, la aplicaciôn de esta estrategiava a implicar un choque frontal con las compafliasmultinacionales, las que tendrân que aprender a vi-vir con nosotros o tendrâ que haber una expansiônaun mâs substancial de la propiedad publica. Estaspoliticas son tan atractivas para la opiniôn pirblicacuando tiene la oportunidad de conocerlas, que todala prensa britânica tiene que trabajar 24 horas al dia,siete dias a la semana, 52 semanas al af,o, tratandode desprestigiarlas, acusândonos de extremistas,trotskistas o agentes comunistas. Esto sucede por-que la derecha no puede responder con argumentosy tiene que crear chivos expiatorios.

Durante los prôximos dos aios, estoy convencido

que nuestras politicas van a ser acogidas por Ia enor-me mayorîa de la poblaciôn y que, por lo tanto, en1984, el Partido Laborista retornarâ al gobierno conuna mayoria suficientemente grande como para lle-var a cabo nuestra estrategia econômica alternativa.Para asegurar que esto suceda, debemos hacer todoslos esfuerzos posibles para que el futuro gobierno la-borista trabaje codo a codo con los sindicatos, y nose transforme en una frecciôn parlamentaria elitistay aristocrâtica como sucediô con los gobiernos deWilson y Callaghan.

Esta es la esencia de nuestra politica; es moderadaen sus aspiraciones, radical en sus anâlisis y seria ensu intenciôn. Es particularmente esta irltima caracte-ristica la que mâs asusta al establishment britânico,porque si el prôximo gobierno laborista se encuentraformado por personas que realmente quieren llevara cabo lo que se plantea, el sistema se encontrariarealmente en peligro. A ellos no les preocupa laretôrica de las resoluciones de las conferencias, loque realmente los asusta es la posibilidad verdaderade que se realicen, y yo estoy seguro que en estaoportunidad asi serâ, Esta es la naturaleza de nues-tro desafio al sistema, y ciertamente contribuye aexplicar la violencia con que somos atacados por elestablishment.- Todo esto plantea algunas interrogantes. En 1974el manifiesto electorql laborista comprometiô al par-

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tido a impulsar "un cambio fundamental e irreversi-ble en la distribuciôn del poder y Ia riqueza en favorde los trabojadores y sus familias". Alfinal del pe-r{odo, en 1979, nada de esto habia sucedido. 4Cud-les son a su juicio los razones de este fracaso?- Antes que nada, me gustaria seflalar que la frasecitada nunca fue aceptada por el liderazgo parla-mentario del Partido Laborista. Este nunca fue suobjetivo, sino mâs bien llegar al gobierno y adminis-trar la economia capitalista mejor que Mr. Heath.En este sentido, no puede hablarse de un cambio depolitica durante el gobierno de Wilson: él nunca cre-yô en el programa laborista, aceptô las resolucionesde la conferencia del partido porque pensô quecuando llegara al gobierno, él estaria a cargo, y po-dria siempre recurrir a la lealtad del partido y usaresa lealtad para silenciar las criticas.

El segundo elemento que debemos tomar en cuen-ta es que el gobierno laborista elegido en marzo de1974 fue un gobierno de minoria, que se transformôen un gobierno con una pequefla mayoria en octubrede dicho aflo. Pero la elecciôn mâs importante ocu-rriô en el verano de 1975 cuando Wilson, apoyadopor un gabinete elegido a puerta cerrada, convocô aun referendum pra que el electorado britânico sepronunciara con respecto al ingreso de Cran Bretaflaa la cen. El referendum fue convocado con un soloobjetivo: derrotar a la izquierda del Partido Labo-rista. Asi fue que se formô una coaliciôn constituidapor el liderazgo conservador, el liderazgo liberal, elgobierno laborista, la banca, la industria y los me-dios de comunicaciôn de masas, todos los cuales lu-charon, codo a codo, por destruir la politica laboris-ta con respecto a Europa, asi como también paradestruir la influencia de la central irnica de trabaja-dores, la que siempre se ha opuesto al ingreso deGran Bretafla a la cEE. Tan pronto como este re/e-rendum se llevô a cabo, Wilson pensô que tenia car-ta blanca para introducir las politicas revisionistasque caracterizan su gobierno, las cuales no se dife-renciaban en lo esencial de las politicas del anteriorgobierno conservador. Fue entonces cuando Wilsondecidiô retirarse de la politica activa y Callaghan fueelegido nuevo lider del partido.

Coincidiendo con estos acontecimientos, la bancay la industria comenzaron a presionar al gobierno la-borista para que êste redujera drâsticamente el gastopûblico e impusiera una politica de control salarial.Pero estas medidas generaron tal resistencia por par-te del Partido Laborista y el movimiento sindicalque, al final, el FMI tuvo que intervenir. Realmentepienso que hubo un entendimiento secreto entre elestablishmenl y el FMI con el objeto de combinarfuerzas y obligar al gobierno laborista a imponer es-tas politicas tan impopulares. La reducciôn en elgasto pirblico fue realizada inmediatamente despuês

de las negociaciones con el Fondo en 1976. Al mis-mo tiempo, se comenzÔ a generar un fuerte movi-miento de resistencia de parte de los sindicatos, quedesembocô finalmente en el llamado "invierno deldescontento", a finales de 1978, y que determinô lacaida del gobierno laborista a comienzos de 1979.

Creo que êste serâ el problema principal que va aenfrentar el prôximo gobierno laborista, ya que sitratamos de reactivar la economia a través de unapolitica tipicamente keynesiana, que es exactamentelo que la derecha del Partido Laborista entiende porestrategia econômica alternativa, muy pronto en-frentaremos la misma clase de problemas, seremossujetos a la misma clase de presiones por el FMI yocurrirâ exactamente el mismo resultado. La irnicamanera de evitarlo es a través del desarrollo de unfuerte movimiento sindical, y de un Partido Laboris-ta dirigido por un liderazgo representativo del senti-miento de las bases. Es precisamente por ello que lareintroducciôn de los objetivos socialistas del labo-rismo en el programa del partido y las reformas in-ternas son tan importantes.

Cabe seiialar que las reformas de la estructurapartidaria han sido mas dificiles de conseguir que lasreformas del programa del partido. La derecha labo-rista siempre ha sabido que las resoluciones de lasconferencias son fâciles de manipular cuando noexiste un control democrâtico de las bases sobre susdirigenles. Si nosotros nos hubiéramos mantenidoexclusivamente en la retôrica socialista, la derechalaborista no se hubiera preocupado mayormente.Pero cuando comenzamos la lucha por reformar laestructura partidaria y vimos la reacciôn de la dere-cha, nos dimos cuenta que estâbamos tocando unpunto extremadamente sensible no sôlo del PartidoLaborista sino también del movimiento sindical. Es-to iritimo es importante de destacar, porque estoy se-guro que la discusiôn sobre la democracia partidariava a ser recogida y desarrollada por el movimientosindical, lo que serâ muy positivo.

Muchos trabajadores piensan hoy dia, conjusta razbn, que con la misma obstinaciônque el gobierno de la Thatcher defiende los in-tereses del capital, el prôximo gobierno laborista de-biera defender los intereses de los trabajadores. To-do esto obviamente refleja una polarizaciôn politicay social en Inglaterra, una polarizaciôn que siempreha existido, pero que habia estado encubierta por loséxitos transitorios del capitalismo "benefactor" du-rante el periodo de la post-guerra. En la medida enque el sistema comenzô a hacer crisis a mediados dela década del 70, se generaron las condiciones paraque el Partido Laborista reencontrara su ideario so-cialista.- lCudles son a su juicio, Ias limitaciones y obs-téculos que enfrentarto uno polïtica laborista comolo que usted ha plonteado?

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- Las presiones serân obviamente muy grandes.Las presiones domésticas dependerân de nuestra ma-yoria electoral. La magnitud del apoyo electoral queobtengamos es importante, porque serâ un indice deque el pueblo entiende lo que nosotros estamos di-ciendo y estarâ dispuesto a apoyarnos. Las presionesinternas provendrân principalmente de la banca, laindustria,la burocracia estatal y, muy especialmente,de los medios de comunicaciôn.

A nivel internacionai, los principales obstâculosque enfrentamos provendrân de la cge, el rut y lascornpaflias multinacionales, de todos los cuales yahemos hablado. Es también nec.esario considerar laspresiones que intentarâ ejercer el gobierno de losEEUU. En este sentido, la experiencia deChileha he.cho que muchos de nosotros comenzâramos a pen-sar acerca de la posibilidad que el gobierno estaduni-dense intente desestabilizar el prôximo gobierno la-borista en Cran Bretafra. He planteado este proble-ma en varias conferencias que he dado en EEUU, ycreo que es conveniente que tanto nosotros como losestadunidenses empecemos a pensar sobre ello, por-que si llegara a haber un intento de desestabilizar-nos, esto seria comparable a las presiones que los so-viêticos han venido ejerciendo en Polonia y tendrâque ser visto como tal.

Tener conciencia de las dificultades que vamos aenfrentar es de tremenda importancia para el éxito ofracaso del prôximo gobierno laborista; es necesariohacer un analisis riguroso acerca de los fundamentosy extensiôn del poder del capital en este pais, asi co-mo de sus vinculaciones con el sistema capitalista in-ternacional. Pero al mismo tiempo, debemos ser cui-dadosos, de manera de no arribar a un anâlisis nega-tivo de la situaciôn politica que lleve al pueblo a pen-sar que no es posible hacer nada al respecto. Existeen ciertos sectores de la izquierda un tipo de pesimis-mo revolucionario que de hecho juega a favor de laderecha. Evidentemente, la derecha también intentausar la existencia de estos obstâculos para persuadiral pueblo de que no podrâ vencer, de que su lucha esuna lucha sin esperanzas y que, por lo tanto, lo me-jor es aceptar el statu quo. Por todo esto, pienso quedesarrollar la confianza del pueblo en sus propiasfuerzas es un elemento muy importante en la elabora-ciôn de una estrategia socialistapara Gran Bretarla.El pesimismo de la ultra izquierda juega un papel ne-gativo porque empuja al pueblo al cinismo o a laapatia a a la violencia ciega. Creo que enGran Bretafla no existe ningirn grupo auténticamen-te revolucionario que estê organizado al margen delPartido Laborista.- A propôsito de su referencia al caso de Chile,iqué reflexiones ha provocado Ia experiencia chilenaen la izquierda laborista?- Como ustedes saben, en el Partido l..aboristaexiste una gran simpatia por la causa del pueblo chi-

leno. El golpe de septiembre de 1973 tuvo en Inglate-rra una repercusiôn similar a ia del advenimiento delfranquismo en Esparla. Desgraciadamente, una vezque el partido llegô al gobierno en 1974, no entregôel apoyo necesario. Sin duda, hizo algunas cosas ûti-les, con respecto a refugiados, etcêtera, pero en unsentido fundamental no respondiô como debiera ser.El flujo de armas, barcos... recuerdo el caso de lostrabajadores de East Kilbride, quienes durante rne-ses se negaron a entregar los motores de aviôn parala Fuerza Aérea chilena. Esta linea dura con respec-to a la Junta chilena generô serios conflictos en ei se-no del gabinete. A los pocos meses de elegido el go-bierno, Wilson ejerciô una gran presiôn para conse-guir la entrega de los motores a Chile, aduciendoque seria ilegal -considerando ciertos acuerdos in-ternacionales- interferir en la venta de armamentoal gobierno chileno. No recuerdo exactamente losdetalles del conflicto, pero sf puedo decir que la ca-pacidad de imponer sanciones fue muy distinta a ladesplegada por Reagan frente a los acontecimientosen Polonia. No quiero dejar la impresiôn que noexistiô apoyo al pueblo chileno, sino que êste no fuesuficientemente activo.

Luego, por supuesto, estâ el "diiema deAllende", que es lo que en alguna medida ha domi-nado nuestra conversaciôn. Brevemente, si uno tratade llevar a cabo un programa socialista, ;es posibletener éxito? Y esta es una pregunta que ha persegui-do a la izquierda con persistencia. Tuve la oportuni-dad de conocer a la seflora Allende, en la conferen-cia de la ruc en septiembre pasado, y le formulé lasiguiente pregunta, como evitar que ocurra aqui loque ocurriô en Chile? Y, sin duda,Mitterrand y Pa-pandreu han enfrentado discusiones similares en elseno del Partido Socialista francés y en el pASoK.

Lo que me dijo la seflora Allende fue que,inde-pendientemente de las medidas que el gobierno tomô,éste fue estrangulado por los intereses financierosinternacionales bajo el liderazgo estadunidense. Yque conste que nosotros -agregô- nobuscâbamos lainstauraciôn de un Estado marxista, sino que lanuestra era una tentativa de establecer el control so-bre nuestros propios recursos, como el cobre; nues-tros objetivos eran modestos, fuimos estranguladospor principio.

No quisiera pecar de infidencia con respecto a laseflora Allende y continuar citando nuestra conver-saciôn. Pero a mi pregunta, ella respondiô que no te-nia dudas que un intento de reformas estructuralesen Inglaterra o Francia tendria éxito, ya que éstosson paises poderosos, industrializados e influyentes.Pienso, sin embargo, que esta preocupaciôn perma-nece como una consideraciôn muy significativa en elpensamiento de la izquierda britânica, cuando esti-mamos los obstâculos que enfrentaremos en un posi-ble gobierno. Pienso que la brutalidad y dureza de la

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politica estadunidense hacia Chile y Allende, y elapoyo entregado a la ttt y a Pinochet, es una lec-ciôn que nosotros tenemos que considerar con serie-dad. Mâs todavia, creo que es necesario hacer saberdesde ya a los EEUU nuestra decisiôn de no toleraruna jugada como la de Chile en Inglaterra.

Al igual como la oposiciôn a la intervenciôn esta-dunidense en El Salvador estâ comenzando a expre-sarse con claridad. Reagan no ha conseguido apoyopara su politica entre los paises del Mercado Co-mûn; en concreto, para que envien observadores a lafarsa electoral salvadorefla. Numerosos gobiernoshan planteado sus dudas. No creemos en ese procesoelectoral. Pensamos que existe una gran hipocresia:se habla de libertad en Polonia, pero se oprime en ElSalvador. Y crêo que la actual administraciôn esta-dunidense serâ dificilmente convencida por el pesode los argumentos, pero si es posible alertar al pue-blo aqui y en los EEUU de la imposibilidad de inten-tar una salida como la de Chile en nuestro pais, lacomunidad internacional no lo aceptaria. Por lo tan-to, es necesario montar una campaf,a contra la posi-bilidad de una intentona similar, por parte del Pen-tâgono y la Casa Blanca, en Gran Bretafla.

Ai igual que en el caso del movimiento por lapaz,donde hemos conseguido éxitos considerables, he-mos forzado a Reagan y al Departamento de Estadopor lo menos a cambiar el tono de sus intervencio-nes. Sabemos que la opciôn cero es una proposiciônseria, pero implica un reconocimiento por parte dela Casa Blanca de que ya no puede usar el lenguajede la guerra fria y esperar el apoyo incondicional deEuropa. De modo que uno puede usar estos ejem-plos para ilustrar lo que anteriormente decia respec-to de la necesidad de confiar en nuestros propiosmedios, y reafirmar que si somos francos, directos ycategôricos, podemos crear una atmôsfera en lngla-terra, Europa occidental y también en los EEUU, demodo que la administraciôn estadunidense se veaforzada a pensar dos veces antes de intervenir.

Todo esto, pienso, se desprende de las leccionesque hemos extraido de Chile. Sinceramente, esperoque en un futuro muy prôximo nosotros podamoscontribuir junto con Mitterrand,Papandreu y otros,al proceso de restablecimiento de las libertades enChile.- Y en cuanto a El Salvador, que es un problernacentral pora el movimiento sociolista internacional yporticulormente para los socialistas latinoamerica-nos, lcudl es su apreciociôn de las luchos revolucio-narias y democrdticas en América Central, tal comose expresan principalmente en Nicaragua, El Salvq-dor y Guatemalo?- Debo seflalar, en primer lugar, que no soy un es-pecialista en la situaciôn de América Central. no hetenido la oportunidad de visitar Amêrica Latina, demodo que debo ser muy cuidadoso de lo que voy a

decir. Sin embargo, lo que me impresiona de maneraparticular es lo siguiente: si uno toma la década delos aflos 50 y de los 60, éstos fueron periodos de libe-raciôn en Asia y Africa. La década de los 60, fue elescenario del gran movimiento anticolonialista, laguerra de Vietnam, etcétera. Pienso que esta dêcadade los 80 debiera ser la década de la liberaciôn deAmérica Latina. Esto puede sonar excesivo, dado elgobierno de Reagan y la derechizaciôn de la opiniônptrblica estadunidense.

Existe, sin embargo, en Amêrica Latina una com-binaciôn muy interesante, con la cual me sientoidentificado. Por un lado, un movimiento sindicaltratando de consolidarse, una tradiciôn marxista yun cristianismo radical, un pueblo valeroso, un idea-rio socialista con una perspectiva internacional. Porotra parte, cuentan con considerable apoyo interna-cional, del Tercer Mundo, de los paises de Europaoriental y Cuba.Pienso que, a partir de todo esto, selevanta una seria perspectiva para una estrategia deliberaciôn exitosa. Es quizâs aventurado decirlo, siuno toma en consideraciôn el inmenso poder de losEEUU, pero -en general- imperios y hegemoniasmundiales no duran por mucho tiempo. Suez en1956 es un buen ejemplo: fue el ûltimo intento britâ-nico, con Francia, de imponer su voluntad sobre elmundo ârabe, y terminô en un fracaso estruendoso.

Creo que estos avances de la liberaciôn de Améri-ca Latina pueden ser presentados no como una ame-naza a los intereses de seguridad de los EEUU, quetienen intereses legitimos de seguridad, al igual quelos soviêticos. Tengo una gran simpatia por los so-viêticos, que han sido invadidos dos veces y sufridouna guerra de intervenciôn, y asi como no quisieraver las luchas democrâticas en Polonia adquiriendouna connotaciôn que amenace la seguridad soviéti-ca, tampoco creo que los movimientos de liberaciônen América Latina deberian ser percibidos como unaamenaza para la seguridad estadunidense, al menossi son presentados inteligentemente. En el corto pla-zo, se impone una defensa categôrica por parte delmovimiento socialista internacional de los pueblosde Nicaragua, El Salvador y Guatemala, defensacontra los intentos de los EEUU de imponer su vo-luntad en Ia regiôn.

De modo que me siento optimista respecto a losavances futuros del socialismo y la democracia. Yeste optimismo es un elemento central en una esrra-tegia creativa, no sectaria. Porque si uno piensa quevamos a ser derrotados, entonces nos peleamos losunos con los otros; si pensamos -por el contrario-que vamos a triunfar, entonces es necesario cons-truir nuestras alianzas lo antes posible. Por esta ra-zbn el optimismo juega una funciôn tan importanteen nuestra moral, como también una funciôn impor-tante en la perspectiva de cambiar los destinos de lahumanidad. (X)

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CONVERGENCIA nûms. 5-6 noviembre de 1981 - enero de 1982.

Socialismo, dem ocracia, partidoVîctor Figueroa

Una cierta izquierda chilena y latinoamericana en general, en la cual nos inscribimos, ha logradoen el ûltimo tiempo algunos aciertos no despreciables en la critica del marxismo soviético, maoista,trotskista y eurocomunista. Como quiera que sea, lo cierto es que estas corrientes han sido capacesde desarrollar una cierta personalidad teôrica y politica tanto respecto de la sociedad que quierensuperar como de aquélla que quieren construir. Por nuestra parte, en cambio, ademâs de que losesfuerzos por entender la realidad propia aûn no han coronado su obra, no contamo^r con ningunaconcepciôn elaborada de la sociedad que queremos construir y de cômo construirla. Esta es unaconstataciôn aplastante, pero no por ello menos vâlida. Si tiene asidero, habrâ que reconocer in-mediatamente que nuestra prâctica politica no puede ser sino confusa, vacilante, en perfectaarmonia con la ambigûedad de los objetivos que nos proponemos alcanzar. Alli donde la meta noestâ claramente definida, no hay mâs remedio que ir a la deriva. Y hemos estado a la deriva.

No es que el marxismo, hasta dondepudieron desarrollarlo sus autores,no haya avanzado definiciones cru-ciales en relaciôn al socialismo; nique nosotros no hayamos hecho nin-girn esfuerzo por entenderlas y asimi-larlas a nuestra prâctica. De lo que setrata es que el desarrollo de la revolu-ciôn que el marxismo inspirô haplanteado nuevos problemas que niaun Lenin, para no hablar del mismoMarx o de Engels, pudo resolver. Osea, la historia ha producido nuevoselementos que deben incorporarse ala teoria, elementos que no sôlo ha-cen aparecer al marxismo como unateoria incompleta, sino que ademâsbien pudieran demostrar que algunosde sus postulados son incorrectos, oque simplemente no son irtiles para lalucha revolucionaria. En este senti-do, la sola referencia a la obra de losautores del marxismo no puede darlugar por si misma a una prâctica fér-t i l .

Desarrollar el marxismo

Definir el socialismo y la forma cô-

Victor Figueroa, chileno, doctor en filosofiay economista, reside actualmente en Ingla-terra. El autor agradece a Roberto Pizarro,con quien discutiô los planteamientos de esterexto.

mo lograrlo requiere, pues, un mayordesarrollo del marxismo. Hacer estono es mâs que seguir el método de suspropios autores. En ellos puede en-contrarse un constante perfecciona-miento de su teoria de acuerdo con elacontecer histôrico. Por ejemplo,quien quiera extraer de Marx unateoria del partido, no podria remitir-se solamente al Manifiesto comunistasino tambiên a las modificacionesque obligô a introducir la Comunade Paris y el desarrollo de los sindica-tos britânicos.r Lo mismo es vâlidopara el caso de Lenin. ;Quién podrianegar, por ejemplo, que los plante-amientos del iQué hacer? debieronser modificados en funciôn de la re-voluciôn de 1905?2

Por otro lado, estâ el desarrollode la lôgica interna de la teoria mis-ma que lleva a mejorar los métodosde anâlisis, de presentaciôn, etcétera.

La influencia de este tipo de factorespuede apreciarse aun en las sucesivasediciones del volumen I de El Capi-tal. Es el propio Marx quien nos diceque la ediciôn francesa "...posee unvalor cientifico independiente del ori-ginal y debiera ser consultada aunpor lectores familiarizados con laediciôn alemana".3

General y particular

Se sigue que la contribuciôn de losautores del marxismo no puede serabordada sin tener en cuenta su pro-pia evoluciôn, recurriendo a "citas"fuera de contexto. Hacer otra cosaequivale a deambular entre variasteorias o caer en criticas y defensasque aportan poco o nada. Asi, porejemplo, S. Amina ha criticado a Le-nin por avalar los errores de Bujarinen su Imperialismo y economta mun-dial, que aquel introdujo positiva-mente. Seguramente Amin se habrâahorrado su critica si hubiese tenidoen cuenta la evoluciôn de Lenin.quien tras sus estudios de filosofia,decidiô que no podia seguir confian-do en ninguna de las teorias existen-tes sobre el imperialismo.D. Nabuderes saliô en defensa de Le-

rVer, E. Balibar: "Marx, Engels y el partidorevolucionario; Cuadernos Politicos num.18, México, D.F., octubre-diciembre 1978.2Ver Marcel Liebman: Lenin in 1905; Mon-thly Review, abril 1970.3K. Marx: Capital vol. I, Postface to thefrench edition; Pelican Books, 1976.aS. Amin: Accumulation on a world scale;Monthly Review, 1974.5D. Nabudere: The politicol economy of im-perialism; zno, 1971 .

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nin, seflalando que la critica de Aminsôlo busca impregnarle alguna origi-nilidad a su trabajo. No se puede ne-gar alguna razôn a Nabudere, dadala superficialidad de la critica deAmin. Sin embargo, no existe ningu-na necesidad de defender el error evi-dente de Lenin. En verdad, él mismoconfiesa que "Es completamente im-posible comprender El Capital deMarx. y especialmente su primer ca-pitulo, sin haber estudiado acuciosa-mente y entendido tod$ la Lôgica deHegel. Consecuentemente, medio si-glo después, ninguno de los marxis-ras entendiô a Marx".6 Esta conciu-siôn, a la cuai llegô después de su tra-bajo en la Universidad de Berne, esciertamente vâlida tambiên para elpropio Lenin. No es que una consta-taciôn tan importante como éstaanule toda su obra previa, pero si nospermite en parte entender sus vacios.En adelante, todas sus obras, inclui-das -o tal vez, sobre todo- las de" carâcter popular", estarân impreg-nadas de un contenido cientifico dis-tintivo, aunque no exentas de ambi-gûedades.

En suma, hay en la obra de losautores del marxismo y en su contri-buciôn una dimensiôn de indudablevalidez general. pero hay otra que sô-lo tiene valor en el contexto de lascondiciones histôricas en que tomôlugar. Debemos tener en cuenta estoen nuestros intentos por definir el ti-po de sociedad que queremos cons-truir y, sobre todo, de cômo cons-truirla.

Socialismo = transiciôn

Segun Marx, "Entre el capitalismo yel comunismo media el periodo detransformaciôn revolucionaria de launa en la otra. A este correspondetambién un periodo de transforma-ciôn poXtica en el cual el Estado nopuede ser otro que la dictadura revo-lucionoria del proletariado".? El con-sideraba que tal conclusiôn habia si-do una de sus principales contribu-ciones a la teoria de las clases y de lalucha de clases. De aqui lo primeroque se desprende es que el socialismono es en modo alguno una sociedadestable, con sus leyes propias de de-senvolvimiento sino, precisamente,un proceso de transiciôn, "la decla-raciôn de la permanencia de la revo-luciôn" como el mismo Marx afir-mara en otro lugar.t El punto de lle-

gada de este proceso son las rela-ciones comunistas de producciôn, lasociedad sin clases, lo que hace de ladictadura dei proletariado una formapeculiar de Estado, puesto que se ba-sa no en la existencia y reproducciônde las clases, sino que se construyepara la aboliciôn de las clases.

En los anâlisis de orientaciôn mar-xista, esto ultimo aparece normal-mente como la condiciôn necesaria ysuficiente para la desapariciôn delEstado. Sin embargo, se plantea unprimer problema de inmediato: unopuede imaginar perfectamente el pro-ceso de desapariciôn del Estado si elsocialismo es un proceso universal,pero no es tan fâcil cuando la revolu-ciôn compromete un pais aislado. Ensegundo lugar, en la cita de mâs arri-ba, Marx no nos dice nada respectoal desarrollo material necesario paraque las relaciones comunistas de pro-ducciôn se establezcan, aunque suobra sugiere que êl pensaba que talescondiciones existian ya en la segundamitad del siglo pasado en los paisesmâs avanzados. Sin embargo, no es,ni puede ser lo mismo, una revolu-ciôn en un pais de capitalismo "ple-namente desarrollado" y en un pais"atrasado".

Riqueza y miseria

Empezaremos por este segundo pro-blema. A partir de la obra de Marx sepuede deducir que el concepto de dic-tadura del proletariado y de socialis-mo, tiene en general dos momentosde aplicaciôn: a/ Cuando el desarro-llo de las fuerzas productivas entraen contradicciôn con las relacionesde producciôn; y b) cuando las fuer-zas productivas aun admiten la pre-sencia de relaciones capitalistas. Elprimer momento esta ligado al carâc-ter histôrico, transitorio, del capita-lismo en base a factores que operanmâs o menos segun la explicaciônque sigue.

La fuerza que apunta hacia la des-trucciôn del sistema desde el puntode vista de la acumulaciôn capitalistaes la tendencia descendente de la tasade ganancia, en tqnto esta tendenciaimplica un crecimiento de la compo-siciôn orgânica y técnica del capital,que se traduce en un predominio cre-cientemente mayor del capital cons-tante sobre el capital variable. Esta,"la ley mâs importante desde el pun-to de vista histôrico"s. se traduce

también en crisis periôdicas que obli-gan al sistema. a dar un nuevo saltoen el desarrollo de las fuerzas pro-ductivas y que, por lo mismo, no sonen si mismas signos de agotamientodel sistema. O sea, asi como la ten-dencia en cuestiôn promueve los ci-clos de crisis, promueve tambiên losciclos de crecimiento. Durante estemovimiento de contracciôn y deauge, el capital mejora las técnicas deproducciôn e intensifica el proceso dedesplazamiento del obrero por la ma-quinaria, dando lugar a una pobla-ciôn redundante en relaciôn a las ne-cesidades promedio del capitai, con-forme a la propia energia y extensiôndel proceso de acumulaciôn. En eilargo plazo, y cualquiera sean lascausas o factores contrarrestantes, laproducciôn capitalista tiende al mis-mo tiempo a la automaciôn del pro-ceso productivo y a la consolidaciônde una poblaciôn redundante o"ejército industriai de reserva".

Consecuentemente. a la acumula-ciôn de la riqueza por el lado de loscapitalistas corresponde la acumula-ciôn de la miseria por el lado de lostrabajadores. En las palabras deMarx: "La misma causa que des-arrolla el poder de expansiôn del ca-pital, desarrolla tambiên la fuerza detrabajo a su disposiciôn. La masa re-lativa del ejêrcito industrial de reser-va se incrementa asi con la energiapotencial de la riqueza. Pero mien-tras mâs grande este ejército de reser-va en proporciôn al ejército activo,mâs grande es la masa de una pobla-ciôn excedente consolidada, cuya mi-seria estân en razôn inversa a la can-tidad de tortura que tiene que sufriren la forma de trabajo. Mientras mâsintenso, finalmente, la secciôn em-pobrecida de la clase obrera y el ejér-cito industrial de reserva, mâs grandees el pauperismo oficial. Esta es la leygeneral absoluta de la acumulaciôncapitalisto.' ' to

6V. lænin: Coltected wor,ts, vol. 3E (Philosophical Notebooks); Lawrcnce & Wishart,1972, p. 180.

7K. Marx: Critiqte of lhe Gotha programme;rw, 1972, p.27-?Â.

8K. Marx: The class struggle in France; Inter-national Publishers, 196/., p. 126.

k. Marx: Grundisse; Pelican Books, 1973,p . 7 4 8 .

r9K; Marx: Capitol; op. cit., p.798.

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Expropiadores expropiadosEl extremo del proceso de automa-ciôn o de desplazamiento del trabajovivo es el caso de la industria quefunciona sin obreros prâcticamente ya la cual la presente fase del desarro-llo capitaiista ya ha dado lugar, co-mo sabemos, aunque todavia de ma-nera muy marginal. Sin embargo, co-mo la automaciôn completa del pro-ceso productivo es ya la negaciôn delas relaciones que el capital represen-ta, es imposible que pueda ser llevadahasta sus irltimas consecuencias porel capitalista, por lo que las fuerzasproductivas entran en contradicciôncon las relaciones de producciôn. Laconsolidaciôn de la poblaciôn redun-dante y la expansiôn de la miseriaque acompafra a la automaciôn im-pulsan a las masas a la revoluciôn.En las palabras de Marx, "Junto conla disminuciôn en el nûmero de mag-nates capitalista, que usurpan y mo-nopolizan todas las ventajas de esteproceso de transformaciôn, la masade miseria, opresiôn y esclavitud,d e g r a d a c i ô n y e x p l o t a c i ô naumenta... La centralizaciôn de losmedios de producciôn y la socializa-ciôn del trabajo alcanzan un puntoen el cual son incompatibles con sutirnica capitalista. Esta tilnica revien-ta en pedazos. El toque de difuntosde la acumulaciôn capitalista se haceoir. Los expropiadores son expro-Piado5." t t

Es de suyo comprensible que ladictadura del proletariado aparece eneste caso como una forma de liberarlas fuerzas productivas de la trabaque las relaciones capitalistas de pro-ducciôn han pasado a significar parasu desarrollo. Aparece como el régi-men politico capaz de generar lasnuevas relaciones que el desarrolloeconômico reclama.

iActo de voluntad?

Pero Marx, que estaba perfectamen-te consciente de las condiciones de suêpoca, y que sabia muy bien que elcapitalismo estaba lejos de alcanzarsu agotamiento como sistema, llamôa los obreros en innumerables oca-siones a orientar sus luchas hacia elderrocamiento de la sociedad bur-guesa y a instaurar su dictadura declase. Hoy dia, cuando el capitalismotiene aun un camino que recorrer, los

Proletariado y pueblo

Sergio Bagû

Durante el siglo XtrX, en etapas derâpida expansiôn de la aplicaciôn dela mâquina a la producciôn de bie-nes, hubo autores europeos que pro-nosticaron que en el capitalismoavanzado el proletariado industrialse expandiria con mucha mayor ra-pidez que otros sectores de trabaja-dores manuales asalariados.

La informaciôn estadistica en lasegunda mitad del siglo xIx fue des-cubriendo en los paises europeos lapresencia de otros sectores de traba-jadores manuales asalariados cuyaexpansiôn numérica igualaba o su-peraba la de los proletarios indus-triales. El retraso agricola de algu-nas regiones de Francia y del sur ita-liano planteaba una situaciôn menosinesperada que, por ejemplo, el granaumento de los asalariados domêsti-cos en Londres, Paris y otros cen-tros urbanos vitales del capitalismomâs floreciente.

Después de 1945, en las regionestécnicamente mâs avanzadas del ca-pitalismo central, apareciô olro cua-dro de modalidades muy diferentes:la extraordinaria expansiôn numéri-ca del asalariado en el subsector mâscalificado del sector terciario, preci-samente durante los mismos aflos enque el aumento del proletariado in-dustrial parecia haber alcanzado untecho.

Todas estas tendencias, sobre lascuales existen estadisticas relativa-mente precisas, son estructurales yde largo plazo dentro del nircleo delcapitalismo mundial. La tecnifica-ciôn en la producciôn de bienes yservicios es una de las causas; la ex-traordinaria expansiôn cultural esotra. Pero también actiran factoresde signo diferente: la decadencia deciertas regiones en los territorios delas potencias dominantes y la expor-taciôn de ciertos sectores de la cade-na de producciôn de bienes hacia zo-nas geogrâficamente alejadas.

En los paises latinoamericanos dela periféria capitalista, el crecimien-to industrial posterior a la segundaguerra mundial tiende a reproducirla misma curva de saturaciôn, pero

en un plazo histôrico bastante mâscorto, sin duda como consecuenciade la posiciôn subordinada con lacual esos paises entran en el ciclo deldesarrollo industrial.

La tendencia a la saturaciôn tem-prana coincide alli, por otra parte,con dos procesos que se generan conintensidad considerablemente ma-yor que la registrada en etapas deexpansiôn industrial de los paisescentrales: el crecimiento de la pobla-ciôn urbana y el de la poblaciôn eco-nômicamente activa.

Dos casos nacionales. Uno. Ar-gentina entre 1960 y 1970, af,os deexpansiôn industrial: la poblaciônurbana aumentô un 20. l39o; la po-blaciôn econômicamente activa. un13.8090; la mano de obra de la in-dustria fabril sôlo un 7.7090. Elotro, Brasil en igual periodo: las ta-sas de aumento respectivas fueronde 36.32, 24.XJ y 10.9090.

Conclusiôn: la tendencia histôri-ca en el capitalismo central se repro-duce con ritmo mucho mâs acelera-do en el capitalismo dependiente deAmérica Latina. Aqui, el proletaria-do industrial crece o se estabiliza in-merso en una amplia masa urbanade origen popular, la mayor parte dela cual entra en actividades remune-radas o industriales, o bien carece detoda posibilidad de encontrar activi-dades de ese tipo.

En medio de esa masa popular, elproletariado industrial es una mino-ria y seguirâ siéndolo.

Esta reconstrucciôn tendencial delargo plazo estâ aqui planteada enun terreno limitadamente ocupacio-nal; pero su proyecciôn politica sur-ge con fuerza. El peso numérico delproletariado industrial tiende a ce-der frente a la expansiôn de los otrossectores obreros y populares noobreros.

Me refiero exclusivamente, comopuede obsen-arse, a una tendenciacuantitativa. EI anâlisis del fenôme-no politico resultante requiere, porsupuesto, consideraciones de otro ti-po. G)

t t lbid., p.929.

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paises avanzados en que Marx operôno pueden ver al siglo pasado smocomo su propio estado de atraso. Osea, Marx pensaba que la revoluciônsocialista no requeria necesariamenteque las relaciones de producciôn en-traran en contradicciôn con el des-arrollo de las fuerzas productivas.Dadas ciertas condiciones, no hay,en efecto, ninguna necesidad de laexplotaciôn, la miseria, las guerras,etcétera que son fenômenos propiosdel capitalismo.

Lo anterior nos permite constataruna distinciôn de primera importan-cia entre uno y otro proceso de revo-luciôn: mientras'en el primer caso, ladictadura del proletariado es un re-sultado del desarrollo, en el segundo,el socialismo es un octo de la volun-tad de la clase obrera que se rebelaante la explotaciôn capitalista, unproceso fundamentalmente su bj et iv ode revolucionarizaciôn de las rela-ciones de producciôn.

En tales condiciones salta a la vis-ta un problema bâsico: ;no serâ elsocialismo mâs bien un proceso yo-Iuntarista? O, en otras palabras, cuâ-les son las condiciones que hacen elsocialismo posible en un pais dondeel capitalismo aun no ha alcanzadosu punto de agotamiento o estâ lejosde ello? Segirn Marx, "Ningirn ordensocial es destruido antes de que todaslas fuerzas productivas para las cua-les es suficiente han sido desarrolla-das, y nuevas y superiores relacionesde producciôn nunca remplazan lasviejas antes de que las condicionesmateriales para su existencia han ma-durado en el contexto de la vieja so-ciedad."r2 Aqui el concepto bâsico esobviamente el de las "relaciones deproducciôn [...] el fundamento realsobre el cual se levanta una superes-tructura politica y legal y a las cualescorresponden determinadas formasde conciencia social."13

Relaciones socialesEn este sentido es importante desta-car que, al contrario de lo que sostie-ne una cierta interpretaciôn del mar-xismo, las relaciones de producciônson ante todo relaciones socioles. Laruptura mâs elemental de Marx conla economia politica clâsica consisteprecisamente en que introdujo alhombre en la economia. Mâs aun, nosôlo introdujo Marx al hombre en laeconomia, sino que lo puso ademâsen el primer lugar y situô a la clase

obrera en el centro de todo su razo-namiento. Asi, el capital, que antelos ojos de muchos no pasaba de sermaquinaria, edificios, materias pri-mas, dinero, etcétera, en Marx ..."es una relaciôn social de produc-ciôn"ra, puesto que no tiene sentidohablar de capital sin hablar simultâ-neamente de trabajo asalariado. Co-mo esta irltima es la relaciôn bâsicadel modo -capitalista de producir,se sigue que la condiciôn material delsocialismo es también la condiciônpara la liberaciôn del trabajo asala-riado. Y como esta liberaciôn es obrade la clase obrera misma. la condi-ciôn objetiva para el socialismo exis-te alli donde hay un proletariado ca-paz de transformarse en clase domi-nante, esto es, alli donde el desarro-llo de las fuerzas productivas haceposible que la clase obrera juegue unpapel decisivo en la vida econômica,social y politica de un determinadopais.

Si lo anterior nos permite aclararla posibilidad del socialismo en unpais "atrasado", ello todavia no nosdice nada en relaciôn al probable des-tino del Estado. Para poner el pro-blema de la manera mâs clara posibleharemos alusiôn directamente anuestra realidad, donde la nociôn de"atraso" no es otra cosa que la de-signaciôn ideolôgica del subdesarro-//o. No se trata aqui de ninguna faseparticular del desarrollo capitalista,sino de un fenômeno contemporâneoy especifico del imperialismo, un mo-do subordinado de integraciôn a la"economia mundial", En nuestrospaises, el capitalismo no ha cumplidoni puede cumplir algunas tareas quele son especificas como modo de pro-ducciôn (por ejemplo, el desarrollode un Sector I autônomo). Por lotanto, problemas bâsicos del creci-miento econômico deberân continuarresolviéndose a través de la relaciôncon el "desarrollo" o los paises de-sarrollados.

Mantenciôn del EstadoEsto obviamente apunta a la manten-ciôn del Estado y a la negaciôn de sucarâcter transitorio. También apuntaa Ia mantenciôn del Estado el hechode que la revoluciôn en un pais cual-quiera tiene que coexistir con Esta-dos capitalistas qqe importan unaamenaza permanente a sus avances ylogros. Esto es vâlido también para

cualquier pais desarrollado, pero esobvio que en nuestro caso los enemi-gos son mâs poderosos (no sôlo ensentido militar), lo cual debe generaruna tendencia no sôlo al manteni-miento, sino también al fortaleci-miento del Estado. Finalmente, si elcomunisglo es antes que nada el con-trol de los medios de producciôn y delas condiciones de vida por los pro-ductores directos, su realizaciôn ple-na puede alcanzarse sôlo a nivelmundial, puesto que ningirn paisproduce todos los medios de produc-ciôn que necesita, y eue, por lo mis-mo, mal puede controlar. Por eso,las relaciones comunistas en un de-terminado pais son siempre rela-ciones bloqueadas, cuyo desarrollopleno es sôlo posible a escala interna-cional. También, por eso, la revolu-ciôn en un pais determinado no esmâs que una fase de un proceso mâsvasto.

Pero nosotros participamos en larevoluciôn mundial en la medida enque somos capaces de llevarla a caboen nuestro pais. Y en el limite denuestra responsabilidad, o sea, te-niendo en cuenta nuestras posibilida-des en el respectivo pais, lo mâs quepodemos lograr es un tipo de socie-dad que combina sus relaciones co-munistas de producciôn en lo inter-no, relaciones que por ser sôlo inter-nas son tambiên bloqueadas, con lapresencia de un Estado que subsistepara la defensa de esas relaciones ypara el estimulo de la revoluciôn enotros lugares.

Todo ello no hace mâs que refor-zar la necesidad de asegurar el carâc-ter de clase proletaria del Estado,porque si una cierta concepciôn de lalucha de clases implica ya el peligrode la distorsiôn de su carâcter de cla-se, este peligro es mucho mâs obvioen funciôn de la necesidad de sumantenciôn. Veamos primero cômopodria materializarse la distorsiôn dela dictadura del proletariado.

Tipo de burguesiaHay un creciente consenso en rela-ciôn al hecho de que la sociedad rusa

r2K. Marx: Contribution to the critique olpolitical economy, Preface; Progress Publis-hers, 1977, p.21.

t3lbid., p.20.

raK. Marx: Vloge, lobour,ond capital; Pro-gress, 1976, p.28.

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clcsal r ( ) l l ( ) cn \u scn() l . r t ) l r l l ( ) l ) i t r t le t l -lar dc f rurguesia burocrât ica et t l " rasea las i r ts t i t t ic iones c le l Estado. la c t ra ics c larar i tentc d i ferer tc iablc dc lasrna\a\ qu( ' r ig t tcr r cr is t ic t l t l t t (o t l t t rr r rasas obreras propiarner t te ta les. Es-ta rrociirrr l 'rre dit irttdida pttr Mao 1',Iuego, p()r lcls t rairajos de Bct-tc- lhc inr . ner( r , cn Ierdad, nruc l ro an-rc\ que c l los. c l c0ncepl t l y 'a habiaccha<jo raices en los trabajos de RayaDunal 'e l 'ska." -a, una gran hunranistanrar \ is ta. Aun en Chi le , esta nociônhabia encontrado ect'r bastante tem-

llranamente, como puede apreciarsecn la l-'unclarnentaciôn Teôrice delPxt,s,rurtta del Particlo Sttcialistq, re'clactada por Eugenio Gonzâlez allânor 1947:

"Dcntro del régimen soviét ico secncucnlra supr imida, en general , lapropiedad privada sobre los mediosde producciôn y de cambio; pero lalbrma de capitalismo de Estado, ba-jo e l contro l de una burocracia pol i t i -ca de carâcter totalitario, ha invali-dado los objetivos esenciales de la re-r o luc iôn socia l is ta." rs

La proposiciôn de que la aboli-ciôn de la propiedad privada no anu-la por si misma las relaciones capita-l istas de producciôn es claramenteconsistente con el marxismo, o mejordicho, es la irnica consistente con elmarxismo. En verdad, la burguesia,mâs que propietaria es "capital per-sonificado", y sus "acciones son unamera funciôn del capital".16 "Si a losojos de la economia clâsica, el prole-tariado es meramente una mâquinapara la producciôn de plusvalia, el

capi ta l is ta tarnbiérr es una maquinapara la transt'ormacia)n de esta plus-val ia en rnâs capi ta l . " r ' En f in , en lostres volumenes de E/ c'apital, asi co-mo en olras obras aparecidas despuésde la Conruna de Paris (como elAttt i-DLrhring, de Engels), se puedeencontrar la rnisma concepciôn. Unacierta capa social puede cumplir lasf unciones de los varios capitalistas encondiciones en que los medios deproducciôn estân en poder del Esta-do. La producciôn capitalista es an-tes que nada la reproducciôn de lasrelaciones de pruducciôn, y para ellose requiere no que los capitalistas in-d iv iduales contro len ( legalmente) losmedios de producciôn, sino que lostrabajadores permanezcan separadosde ellos, sin acceso a su control y alcontrol de la produccion.

Discusiôn abiertaSi bien es cierto que el consensosobre la realidad rusa tiende a exten-derse, no es menos cierto que las cau-sas que dieron origen a la burguesiade Estado en ese pais es materia dediscusiôn abierta. Los sectores deorientaciôn maoista culparon casiunânimemente al xx Congreso delPCI-JS. como si una materia de estanaturaleza pudiera dilucidarse en uncongreso. Con ello no hacian mâsque ocultar todo el contenido de laera estaliniana. Por nuestra parte,sôlo podemos l imi tarnos a consignarrâpidamente lo que nos parece mâsdecisivo. Sin pretender encontrar unacausa unica, creemos que si existiôuna causa determinante. a saber. los

efcctos de la guerra civil y la inter-venciôn forânea sobre la composi-c iôn de la poblac iôn, a l e l iminarprâcticamente a la clase obrera y aldebi l i tar en extremo sus inst i tuc ionesde c lase.rR

;Qué tipo de Estado proletariopodia levantarse a partir de esa reali-dad? Obviamente, ninguno. El pro-Ietar iado no podia organizarse enclase dominante puesto que su in-fluencia sobre el resto de la sociedad,que por lo demâs era dêbil ya antesde la guerra, habia quedado prâctica-mente anulada. En vez de que la cla-se obrera constituyera su propio Es-tado, lo ûnico posible era que el Esta-do reconstituyera a la clase obrera.En este contexto, la NEp y el capita-l ismo de Estado (que por muy "espe-cial", como lo definia Lenin, quefuera, no dejaba de ser capitalismode Estado), era la ûnica polit ica apli-cable. Esta situaciôn contradictoria yIa necesidad de mostrar una revolu-ciôn victoriosa capaz de promover elsocialismo en los paises mâs avanza-dos, debia obl igar a Lenin a impr i -mirle a su teoria del partido, del so-cialismo, etcétera, un contenido muyespecial, como veremos mâs abajo.Con Stalin vino el predominio estatalcompleto y, en tales condiciones, eldesarrollo de una burguesia de Esta-do no era ni siquiera una opciôn para

r5J. C-. Jobet y A. Chelén: Pensamiento teôri-co y politico del Partido Socialista; Quiman-t i t , 1972, p. 75.

f 6K. Marx: Capi ta l ; op. c i t . , p.739.t1 lb id. , p. 742.

SUMA Y SIGUE"Moscit , l8 de diciembre 1Rre, DPA y EFE). El presidente soviét ico y pr imer secretar io del Part ido Co-munista de la Uniôn Soviét ica, Leonid Brejnev, recibiô hoy en el Kremlin las mâs al tas dist inciones of i -c iales de los paises comunistas con ocasiôn de su cumpleaios numero 75, que celebrarâ mafrana.

Los l ideres comunistas al iados Teodor Jivkov (Bulgaria), Janos Kador (Hungria), Er ich Honecker(RDA), Nicolae Ceaucescu (Rumania), Gustav Husak (Checoslovaquia) y Jumjaguin Tsedenbal (Mon-gol ia), entregaron a Brejnev -entre otras condecoraciones-, una Nueva Orden de Lenin, la Estrel lade Oro de Héroes de la Republ ica Popular de Bulgaria y la de la Repirbl ica Social ista de Checoslova-q u i a . . . "

Excélsior, México DF, l9 de noviembre de 1981."Moscu, 23 de diciernbre (upt). El presidente Leonid Brejnev recibiô hoy la Medal la Vavi lov por sucontr ibuciôn a la teor ia y al desarrol lo del comunismo cient i f ico, informô la agencia of ic ial de not ic iassov ié t i ca TASS [ . . . ]

El premio fue otorgado cuatro dias después del septuagésimo quinto cumpleaf los del dir igente so-viêt ico, ocasiôn en que le fueron otorgados varios t i tu los y condecoraciones que agregarâ a su vasta co-lecciôn. "

Unomdsuno, Méx ico DF.24 de d ic iembre de 1981.

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el proceso ruso; era mâs bien el ûnicodesarrollo posible.

Tarea de la revoluciôn

Pero estas condiciones de Rusia noson un requisito para el surgimientode una burguesia de Estado. Estapuede aparecer en condiciones de unproletariado numeroso y orgonizadosobre lineos que no lo transformanen clase dominante.

El trasfondo material para su exis-tencia en nuestros paises estâ dadopor el hecho de que las fuerzas pro-ductivas admiten la presencia de rela-ciones capitalistas de producciôn. Sutrasfondo ideolôgico es una ciertateoria del partido. Dadas las caracte-risticas de la revoluciôn en nuestrospaises (no es la "infraestructura" loque promueve cambios en la "super-estructura", sino ésta la que revolu-ciona las relaciones de producciôn),este ûltimo es el aspecto decisivo.

Por ahora, constatemos que, con-forme se deduce de lo anterior, la ta-rea de la revoluciôn no consiste sim-plemente en derrocar a los capitalis-tas. sino también en impedir el des-arrollo de uns burgues{a de Estado.Ciertamente, el problema consiste encômo lograrlo. La respuesta pareceser el desarrollo de la mâs intensa yextensa democracia proletaria. Pero,iqué es la democracia proletaria?Mâs aun, ;quê es la democracia engeneral?

Democracia formal

Mientras la dictadura burguesa signi-fica democracia para los capitalistasy represiôn para los obreros, la dicta-dura del proletariado significa demo-cracia para los ûltimos y represiônpara los primeros. Asi se dice nor-malmente. Sin embargo, esta defini-ciôn, aparte de ser lo suficientementeabstracta como para eludir proble-mas concretos, es ademâs incompletaen cuanto oculta el hecho de que elcapitalismo da lugar a una cierta de-mocracia para los trabajadores, untipo de democracia que la dictaduradel proletariado no puede ofrecer alos capitalistas.

En efecto, no es necesario ningunesfuerzo para apreciar un cierto gra-do de participaciôn de los trabajado-res en los asuntos de Ia sociedad bur-guesa en los paises de capitalismo oc-cidental y en algunos paises subde-sarrollados. La organizaciôn funda-

mental a través de la cual la claseobrera ejerce esta participaciôn sonlos sindicatos. Pero se trata de unaparticipaciôn que puede tener lugarsôlo hasta donde no cuestionalas re-laciones de producci6n ni perturbasignificativamente el funcionamientodel sistema. Se trata de una participa-ciôn limitada a las relaciones de dis-tribuciôn, ya determinadas por lasrelacio::es de producciôn. Se puedeinfluir a través de los sindicatos sobrecuânto mâs o cuânto menos se desti-narâ al capital variable, pero no sepuede discutir si el producto habrâ dedividirse o no en capital constante,capital variable y consumo de los ca-pitalistas. Este es el supuesto de laparticipaciôn obrera en la sociedadburguesa, el supuesto de lo que se co-noce como democracia formal.

Democracia real

Esta democracia formal no es ningu-na necesidad de la cual la burguesiano pueda prescindir, puesto que ellagoza de la irnica democracia a la cualle asigna valor verdadero, la de-mocracia reql, o sea, su capacidadpara decidir sobre las cuestiones deci-sivas de la sociedad burguesa. Estederecho de la burguesia emana en rll-tima instancia de las relaciones deproducciôn y lo ejerce a través de supropia organizaciôn en clase domi-nante, expresada en el Estado con susinstituciones militares, judiciales,culturales, etcétera. Las formas enque el Estado expresa el dominio declase varian segirn exista o no la de-mocracia formal. Cuando no la hay,los sindicatos devienen también enorganizaciones del Estado, lo cualpuede ocurrir porque, dada su natu-raleza, no cuestionan, sino mâs bienen cierta forma legitiman, la domina-ciôn clasista.

Asi, pues, el hecho de que, porejemplo en Chile, no exista democra-cia formal no significa que no existaninguna democracia. En verdad, loscapitalistas no sôlo gozan de su de-mocracia real, o sea, no sôlo siguendecidiendo sobre los asuntos de susociedad, sino ademâs gozan de unamayor libertad para ello que en el pa-sado, esto es, deciden mâs libremen-te, sin las limitaciones que pueda pre-sentar un movimiento obrero bienorganizado.

Cuestiôn de principiosBajo la dictadura del proletariado,

en cambio, no hay cabida para la de-mocracia formal, o sea, para la parti-cipaciôn de la burguesia en los asun-tos de la sociedad. La raz6n reside enque es muy distinto un tipo de domi-naciôn que se levanta sobre la base dela reproducciôn de las c/ases, como lacapitalista, a otro que se construyepara la eliminaciôn de las clases, co-mo la proletaria.

No es que la revoluciôn descartede antemano las concesiones a laburguesia, puesto que eso dependedel tipo de tâctica que se requiere; setrata de que si la dictadura del prole-tariado tiene como fin la aboliciôn delas clases, no tiene mâs remedio quereprimir el sistema de clases como elhilo conductor de su actividad.

Tampoco es que el marxismo sien-ta simpatia por la represiôn; por elcontrario, siente aversiôn por el Esta-do, por todo Estado. De ahi la dicta-dura del proletariado y el socialismono son el objetivo del marxismo; pe-ro su necesidad histôrica, al mismotiempo, los transforma en una cues-tiôn de principios, en tanto con elûnico medio para avanzar hacia elverdadero objetivo: el comunismo.En las palabras de Lenin: "Los prin-cipios del comunismo consisten en elestablecimiento de la dictadura delproletariado y en la aplicaciôn de lacoerciôn por el Estado durante el pe-riodo de transiciôn. Tales son losprincipios del comunismo, pero ésteno es su objetivo."te

Democracia proletaria

Si la dictadura del proletariado niegala democracia a la burguesia, elloquiere decir que su esencia consisteen la democracia real para el proleta-riado. Y esta ûltima consiste en elejercicio de la dominaciôn del prole-tariado por s[ mismo, a través de suEstado, su propia organizaciôn enclase dominante. El socialismo, pues,no puede ser algo tan mezquino co-mo, por ejemplo, la libertad para lossindicatos. Los sindicatos son la for-ma natural de organizaciôn del prole-tariado en tanto clase asalariada, osea, dominada, y su libertad no es

r6Ver. P. Sweery y Ch. Bettelheim: On thetrarcition to socialism ("A replay", de Swe-ezy); Monthly Review Press, 1972, pp.5ù52.

W. Lenin: Cartas sobre tâctica; Ed. Pro-gress, 1972, p.46.

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totra cosa que libertad de nepo-ciaciôn, en circunstancias de quJ elsocialismo y la dictadura del prôleta-riado significan capacidad de deci-sirjn sobre los grandes y pequeflosproblemas de la transiciôn. Quienpostule que el socialismo significaque los trabajadores van a tener ca-pacidad para negociar sus condi-ciones de vida y de trabajo, estâ peli-grosamente alimentando la domina-ciôn por un cuerpo que se coloca porsobre la clase obrera. estâ alimentan-do la dominociôn por el partido.

Las formas concretas en que elproletariado organice su Estado nopueden ser materia para la prdvisiônteôrica; resultan de la lucha de clasesmisma. Los sindicatos son un instru-mento de esta lucha. Empero, en lamedida en que el movimiento se de -sarrolla y los limites de los sindicatosse hacen visibles, en otras palabras,cuando la lucha de masas comienza atrascender el âmbito reivindicativo,los trabajadores se ven forzados adarse formas de organizaciôn nuevasy superiores en el contexto del esce-nario econômico, politico y social enque actûan. No serâ Io mismo en lospaises desarrollados y en los subde-sarrollados. En Chile conocimos el"poder popular" que, en sus rasgostraScendentes, bien pudiera servir demodelo para el nuevo Estado, delmismo modo que los soviets de 1905insinuaron lo que podria ser -peronunca fue- el Estado proletario det917.

Estado y partido

Constatar que el nuevo Estado se in-sinira ya en la lucha contra el capita-lismo, no significa afirmar que sudesarrollo debe quedar sujeto a supuro movimiento espontâneo. Es ne-cesario orientarlo, lo cual correspon-de al partido, de modo que simultâ-neamente sirva a los objetos de lalucha contra el capitalismo y avance(este avance nunca puede ser comple-to) hacia la configuraciôn de un siste-ma proletario de dominaciôn.

Mâs allâ de las formas concretasdel Estado proletario, es importantedestacar lo siguiente. Todo Estadosupone una instancia mâxima. Lodecisivo en nuestro caso es que estainstancia, que podria llamarse, diga-mos, "Cornando Nacional del Pue-blo" y cuya columna vertebral laconstituyen las organizaciones de laclase obrera, debe expresar en su se-no todas las organizaciones del pue-blo, o sea, debe ser la sintesis de unaactividad que surge "desde abajo".En segundo lugar, el tal "ComandoNacional del Pueblo". con miembroscalificables y removibles por las or-ganizaciones inferiores, debe tenerefectivamente capacidad de decisiôn.Esto significa que las gr.andes deci-siones no pueden ser tomadas por elcomitê central o el congreso del parti-do.

Lo cual nos trae a otro problema,porque es bastante dificil imaginarque el proletariado pueda contar con

una maquinaria estatal lista para serpuesta en marcha en el momento enque los capitalistas han sido desaloja-dos del poder. Las nuevas organiza-ciones obreras aûn no han hecho eltrânsito desde la lucha contra el siste-ma al ejercicio del poder. Hay de pormedio un proceso de destrucciôn delEstado capitalista y de construcciôndel Estado proletario, que no puedeen modo alguno ser un proceso es-pontâneo.

Necesidad del partido

El momento en que la burguesia esdesplazada del poder es tambiên elmomento de la mas encarnizada lu-cha de clases, cuando la sociedad esestremecida por la mâs Profunda delas crisis, y cuando los problemas re-lativos a la "conquista del poder"aparecen de manera concreta, bajoformas que seguramente no fue Po-sible prever; cuando la burguesia,que todavia es y seguirâ siendo porun tiempo la clase mâs poderosa acu-de al boicot, el sabotaje y todas lasformas imaginables de lucha, hacien-do mâs dificil la resoluciôn de losproblemas y creando otros nuevos;cuando la inexperiencia debe ser su-plida por la imaginaciôn y la activi-dad râpida y certera. Por ello, la con-solidaciôn de la derrota de la burgue-sia no puede ser el resultado de la ac-tividad espontânea de las masas. Estaactividad debe ser dirigida, orienta-da, por una vanguardia resuelta, se-rena, imaginativa, con capacidad pa-

'ra influenciar una actividad discipli-

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nada de las masas. Por lo mismo,quién sucede inmediatamente a laburguesia en el poder, no es directa-mente el proletariado, sino el parti-do. Que éste se consolide o no en elpoder depende de s[ mismo, de laconciencia que fenga de su misiôn, osea, de la teoria que respalda su acti-vidad.

Es en este punto donde se imponeuna superaciôn de la teoria de Lenin.El decia que, "Los Soviets de Obre-ros y Campesinos son un nuevo /rpode Estado, un nuevo y superior /lpode democracia, una forma de dicta-dura proletaria, un medio de admi-nistrar el Estado sln la burguesia ycontro la burguesia."20 No hay nadaobjetable en esta definiciôn si ella hade considerarse un abstracto y en re-laciôn a lo que los soviets debian ser.Sin embargo, la situaciôn, en las pa-labras del propio Lenin, era distinta:"Ahora el poder ha sido conquista-do, retenido y consolidado en las ma-nos de un partido ûnico, el partidodel proletariado, aun sin los no con-fiables compafleros de ruta.":r EnLenin, el partido es por definiciôn elrepresentante del proletariado, y lossoviets cumplian el papel que êl lesasignaba en tanto representados porel parlido, o sea, no lo cumplian porsl rnismos, que es lo irnico que asegu-ra la realizaciôn de la dictadura delproletariado.

Partido revolucionario

No es que Lenin nunca llegara a te-ner una imagen distinta del socialis-mo. En una oportunidad seflalô:"Todo individuo debe actuar comojuez y participar en el gobierno delpais, y lo que es mâs importante paranosotros es enrolar a cada trabajadoren el gobierno del Estado. Esta esuna tarea tremendarnente difici l, pe-ro el socialismo no puede ser introdu-cido por una minoria, por un parti-do.":2 Si los trabajadores y la pobla-ciôn en general han de hacerse cargode la direcciôn del Estado, ello nopuede ocurrir a través del partido, si-no a través deJas organizaciones pro-pias de la poblaciôn en general y delos trabajadores en particular. Por lomismo, las decisiones no se tomarânen el partido sino en los organismospropios del nuevo Estado.

Sin embargo, este lado de Leninpermanecerâ como su perfil oculto,no sôlo en interés de la nueva casta

que se desarrollarâ alrededor del Es-tado, sino también porque Leninmismo no tuvo oportunidad de po-ner en prâctica una concepciôn queno fuera aquella del partido que seorganiza "para el ejercicio delpoder". Es por esto que el modeloque Lenin tuvo que aplicar en laprâctica, y que se transformarâ en la"teoria leninista del partido", no esûti l a la revoluciôn socialista. Tam-poco son totalmente irtiles las propo-siciones que Lenin elaborô hasta an-tes de 1917, por cuanto ellas se en-marcan en el modelo de revoluciôndemocrdlico-burguesa, no socialista,que él visualizaba para Rusia hastaese entonces.

Un partido auténticamente revo-lucionario es aquel que orienta su ac-tividad en el sentido de no consoli-darse en el poder por sobre las orga-nizaciones propias del pueblo. Lacondiciôn primera de un proceso deesta naturaleza es ls disposiciôn ideo-lôgica del propio partido para creorlas condiciones que permitan que elproletariado ejerza su dominio declase por si rnisttto.

Dictadura de part ido

El nuevo Estado no puede asumir laforma del partido, con sus comitês debase, locales, regionales. su comitêcentral y su congreso. El Estado /ras-ciende al partido revolucionario; esalgo en lo cual el partido puede in-crustarse, pero nunca reemplazar.Gramsci insistiô con razôn en que elpartido "... no es ni puede ser vistocomo la forma del proceso, una for-ma maleable y sujeta a la voluntad delos l ideres."I Pero ;qué conclusiôndebemos obtener de esto? Obvia-mente, no podriamos seguir el anâli-sis de Gramsci que tras su constata-ciôn termina poniendo al partido porsobre las organizaciones que podrianconfigurar el nuevo Estado. Pensabaque: "El Partido Socialista es un par-tido 'que gobierna', un partido dedi-c a d o a l e j e r c i c i o d e l p o d e rPol i t ico." :+

E insistia en que "El Partido siguesiendo el aparato dirigente dentro deeste irresistible movimiento de ma-sas, y ejerce la mâs efectiva de lasdictaduras basado en el prestigio, enla aceptaciôn espontânea y conscien-te de una autoridad que los trabaja-dores ven como indispensable si sumisiôn ha de cumplirse."r5

Si el partido acapara el ejerciciodel poder polit ico para si, ello signifi-ca, en primer lugar, que ese poder esnegado a las organizaciones que lasmasas crearon en su lucha contra elcapi ta l ismo: s igni f ica, prec isamcnte,que los trabajadores siguen sujetos auna "autoridad". En segundo lugar,si el partido ha de ejercer "la mâs efi-caz de las dictaduras", entonces loque existe es la dictadura del partidoy no la dictadura del proletariado ensentido estricto. En tercer lugar, si elpartido ejerce el control polit ico,ejerce también el control de la pro-ducciôn, y, consecuentemente, man-tiene alejados a los trabajadores y susorganizaciones de ese control, o sea,reproduce las relaciones capitalistasde producciôn. En otras palabras, es-ta teoria del partido constituye eltrasfondo ideolôgico sobre el cualpuede proyeclarse el desarrollo de unburguesia de estado. Por eso debe-mos rechazarla. Con todo, es un pen-samiento de este tipo el que ha domi-nado nuestras concepciones sobre lalucha polit ica.

Estado de trabajadores

El partido que la revoluciôn socialis-ta necesita, debe estar ideolôgica-mente preparado para renunciar alpoder que ha conquistado sobre lasespaldas de la lucha de masas. "Re-nunciar", no en el sentido de aban-donar a su suerte el destino de la re-voluciôn, sino en el sentido de ponertodo su empef,o en la construcciôndel Estado proletario, o sea, en elsentido ue abordar cabalmente sumisiôn durante la fase de destrucciôndel Estado burgués y de construcciôndel Estado de los trabajadores. Setrata de un par t ido que en un c ier topunto se niega a sl mismo como van-guardia y representante del proleta-riado a fin de oue la direcciôn del

20V. Lenin: "Letter to american workers";Selected works, op. cit., p. a65.

2rV. Lenin: Selected works; op. ci t . , p.465.

22Citado en R. Dunayevskaya: Marx's capitaland today's global crisis; News & Lerter,1978, p. 106.

2rA. Gramsci: Selections Jorm political b'ri-tings, I9l0-1920; Lawrence & Wishart,lgT?.p . 143.

21lbid., p. t67.

)5 lb id . , p .144.

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proceso quede en manos de los traba-jadores mismos. Es êste el tipo departido del cual puede decirse que in-terpreta fielmente el interés de la re-voluciôn.

No significa lo anterior que el par-tido desaparezca una vez que se haorganizado el nuevo Estado, pero en-tonces, su actividad no lo pondrâ porsobre las organizaciones del pueblo,sino que se desarrollarâ dentro deellas. El proletariado podrâ evaluarla validez de sus planteamientos yasumirlos o no, ya que no hay nadaque asegure que sus planteamientosson correctos, salvo la fobia dogmâ-tica de ciertos "revolucionarios" quese ven a si mismos y a su partido co-mo infalibles. Que los miembros delpartido participen o no en los orga-nismos dirigentes del nuevo Estado,serâ determinado por las propias ma-sas y no por alguna definiciôn teôricaque los transforma en dirigentes obli-gados. Los errores del partido tam-poco implicarân un riego inminentepara las relaciones de producciôn, yaque el control obrero estarâ asegura-do independientemente del partido,aunque ello sea asi gracias al partido.Y el proletariado ejercerâ una demo-cracia real, porque las decisiones nose tomarân en el "comité central" si-no en los ôrganos propios del Estadode masas, a los cuales el partido po-drâ acudir con sus proposiciones.

El partido necesarioEs imposible delinear una fronteraentre la destrucciôn del Estado bur-gués y la construcciôn del Estadoproletario, y un partido como el quese necesita deberâ encargarse de quetal frontera sea lo menos perceptibleposible. Por ejemplo, para la repre-siôn de la burguesia, el partido no de-be concentrar sus esfuerzos en crearpolicias secretas, que al final de cuen-tas sôlo pueden actuar bien como

instrumentos para la defensa del pro-pio partido, sino que deberâ confiarprimordialmente en la capacidad delas masas, impulsando y difundiendoexperiencias tipo tribunales popula-res. De este modo, la consolidaciônde la derrota de la burguesia es tam-bién el proceso de construcciôn delnuevo Estado. Tampoco parece posi-ble determinar la duraciôn en el tiem-po de la transiciôn de uno a otro tipode Estado. Si podemos decir con cer-teza que la revoluciôn avanza en unprimer momento en la medida en queel proletariado deviene en clasedominante. La medida en que el par-tido se consolida en el poder y setransforma en autoridad respecto delas masas. es tambiên la medida enque la revoluciôn se estsnco y retro-cede. Una vez construido el Estadoproletario, o sea, cuando se ha dadolugar efectivamente al socialismo, Iarevoluciôn avanza en la medida enque el proletariado se disuelve comoclase dominante, o sea, como claseen general.

Si este partido es necesario, enton-ces hay que construirlo. Es inirtil creerque la revoluciôn en nuestro paispodria confiar en la variedad de par-tidos que se proclaman en favor delsocialismo. No se puede pensar queun partido es revolucionario, o, in-cluso, que puede llegar a serlo, sôloporque "postula" el carâcter socia-lista de la revoluciôn. Muchos parti-dos que asi hacen pueden ser al mis-mo tiempo la perfecta imagen de loque un partido revolucionario no de-be ser. No podrian tampoco los diri-gentes afianzar sus posiciones com-batiendo a la militancia que discrepa,y mucho menos cuando esta militan-cia no hace otra cosa que defenderlas posiciones socialistas. iSi tântointerés muestran por el control de losaparatos partidarios, es de imaginar-se la importancia que le asignarân alcontrol... del aparato del Estado!

SOCIALISMO: DE DERECHA

"- Usted, 6volveria?- No... porque Santo Tomé hoy es de izquierda, y a mi la izquierda no. Muchos piensan como yo, y

_ por eso no han regresado.- Usted, politicamente, ;por quienes se inclina ?- Veo televisiôn, escucho radio y prefïero a los socialistas."Amadeo Bambi, originario de Santo Tomé, ex colonia portuguesa, radicado ahora en Lisbao; Qzé

Pasa nirm. 559, Santiago de Chile, 24 aI30 de diciembre de 1981.

Quien reprime para controlar un par-tido, ;porqué no ha de reprimir paracontrolar el Estado?

Construirlo sin demoraEl partido que debemos construir esesencialmente un partido democrâti-co porque refleja en sus relaciones in-ternas el tipo de sociedad que quierecontribuir a edificar. Es tambiên unpartido disciplinado, pero se trata deuna disciplina forjada en la prâcticade la democracia, y no en la repre-siôn de la discusiôn y en las expulsio-nes. A nadie convence si al postularla democracia proletaria, refleja ensu vida interna las relaciones de do-minaciôn de la sociedad burguesa.Los dirigentes que asi actûan son elresultado de una escuela incompati-ble con el socialismo. Y hacen es-cuela, porque contribuyen a la for-maciôn de una militancia oportunistaque tiende a ver la represiôn como al-go propio de la vida partidaria. Elpartido revolucionario no puede re-nunciar a la denuncia de estos méto-dos y de las concepciones ideolôgicasque los respaldan, no sôlo para clari-ficar la posiciôn verdadera de talesdirigentes ante las masas, sino tam-bién para desarrollar las prâcticas yconcepciones propias.

Construir un partloo no significaotra cosa que construir un instru-mento de la lucha de masas, en elmâs estricto sentido del término. Noes la clase obrera la que sirve a los in-tereses del partido, sino êste quiensirve los intereses de la clase obrera.Requiere, por lo tanto, de una mili-tancia con una gran vocaciôn de ser-vicio, generosa, capaz de asumir conhumildad la ambiciôn de contribuir ala realizaciôn de una humanidad noconquistada, tarea para la cual elagente mâs adecuado es, no el parti-do, sino la clase obrera. Podemosconstruir este partido, y debemos in-tentar hacerlo sin demora.S

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