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E s evidente que lo que está acabando con las institucio- nes y el tejido social del país, además del clima de inse- guridad, es el manifiesto cáncer de la ilegalidad, y peor todavía cuando su irreversible metástasis se ubica en el cora- zón de la propia Suprema Corte de Justicia (SCJN), que se niega, en la más absurda de las aberraciones jurídicas, a cumplir con el mandato que le impone nuestra Constitución para hacer cumplir las leyes que de ella emanan. Hace dos semanas nuevamente el máximo órgano de justicia del país puso en entredicho su imparcialidad como representante del Poder Judicial, al negarse a ventilar en sesión pública la petición planteada por el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) para ejercer su facultad de atracción en el juicio de amparo 1337/2010, que lleva ante el Segundo Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Primer Circuito y que, al igual que las autoridades de la Junta Especial núm. 5 de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje (JFCA), se han negado sistemáticamente a resolver a favor de los derechos de más de 16 mil trabajadores elec- tricistas, al no interpretar al pie de la letra lo establecido en el artículo 28 de la Constitución que confiere al Estado l a facul- tad de la generación y distribución de la energía eléctrica, situándolo de manera automática como el patrón en las enti- dades encargadas de realizar dicho fin. La solicitud del SME es clara en ese sentido: que la Corte interprete lo contenido en el artículo 28 constitucional ya que autoridades como la JFCA y el SAE que pretenden dar por terminadas las relaciones laborales individuales y colecti vas de más de 16 mil electricistas han caído en un evidente con- flicto de intereses al depender directamente ambos organis- mos del Poder Ejecutivo, el cual argumentó inicialmente en su ilegal Decreto de Extinción del 11 de octubre del 2009, razones económicas, ahora cambiadas de forma inverosímil por los improcedentes razonamientos de “caso fortuito” o “causas de fuerza mayor”. Apelando a las normas e instancias jurídicas, el SME ha solicitado de la Corte una definición clara del 28 constitucio- nal, pero de manera insólita los ministros de la Segunda Sala han decidido, primero, analizar nuestra petición en sesión privada; y, segundo, prorrogar su deber marcado con pun- tualidad en la Carta Magna. Y si bien han dejado a salvo la defensa de nuestros derechos, su indefinición al respecto sienta otro ma l precedente en la presidencia que encabeza el ministro Juan Silva Meza. Debemos plantear de cara al país: si la Suprema Corte no es capaz de interpretar con puntualidad y claridad el conte- nido de nuestra Constitución, entonces ¿qué instancia deberá suplirla?, ¿acaso los organismos internacionales? De ser así, ¿qué objeto tiene que los mexicanos paguemos los jugosos sueldos de nuestros ministros que en promedio rebasan los cinco millones de pesos anuales? ¿Acaso la petición de justicia del SME ha terminado por colocar en un brete la inexistente independencia de la Corte frente al Ejecutivo? ¿Cómo puede el máximo tribunal pasar por alto que las “pruebas” que dijo tener Felipe Calderón para extinguir Luz y Fuerza fueran ocultadas al país y “reservadas” por 12 años? También por la vía jurídi- ca, el SME logró desclasificarlas y ahí están para que los ministros las analicen y corroboren que las razones de Estado que dejaron sin empleo a 44 mil electricistas care- cen de validez. Lamentable y vergonzoso que los integrantes del máximo órgano de justicia pasen por alto las reformas hechas en materia de derechos humanos del 11 de julio del pasado año, donde se establece que los mismos adquirieron ya rango constitucional, y el derecho a la jus- ticia y al trabajo forman parte inherente de los derechos humanos a nivel mundial. Faltar a su responsabilidad y obligación en estos momentos que el país requiere de un verdadero equilibrio de poderes que restablezca el daña- do tejido social, político y económico del país, es faltar a la alta investidura que les ha confiado el pueblo de México, y es traicionar, en todos los sentidos, nuestra propia Constitución. Lo aquí expuesto se los dejamos de tarea a los señores ministros, por si algo de ética y dig- nidad les queda. 20 de mayo de 2012 Siempre! La SCJN rehuye su deber constitucional Martín Esparza FlorEs ¿Para qué pagarles jugosos sueldos?

Toque Crítico de Martín Esparza Flores: La SCJN Rehuye su Deber Constitucional

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Toque Crítico de Martín Esparza Flores: La SCJN Rehuye su Deber Constitucional

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Page 1: Toque Crítico de Martín Esparza Flores: La SCJN Rehuye su Deber Constitucional

Es evidente que lo que está acabando con las institucio-nes y el tejido social del país, además del clima de inse-guridad, es el manifiesto cáncer de la ilegalidad, y peor

todavía cuando su irreversible metástasis se ubica en el cora-zón de la propia Suprema Corte de Justicia (SCJN), que seniega, en la más absurda de las aberraciones jurídicas, acumplir con el mandato que le impone nuestra Constituciónpara hacer cumplir las leyes que de ella emanan.

Hace dos semanas nuevamente el máximo órgano dejusticia del país puso en entredicho su imparcialidad comorepresentante del Poder Judicial, al negarse a ventilar ensesión pública la petición planteada por el SindicatoMexicano de Electricistas (SME) para ejercer su facultad deatracción en el juicio de amparo 1337/2010, que lleva anteel Segundo Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo delPrimer Circuito y que, al igual que las autoridades de la JuntaEspecial núm. 5 de la Junta Federal de Conciliación yArbitraje (JFCA), se han negado sistemáticamente a resolvera favor de los derechos de más de 16 mil trabajadores elec-tricistas, al no interpretar al pie de la letra lo establecido en elartículo 28 de la Constitución que confiere al Estado la facul-tad de la generación y distribución de la energía eléctrica,situándolo de manera automática como el patrón en las enti-dades encargadas de realizar dicho fin.

La solicitud del SME es clara en ese sentido: que la Corteinterprete lo contenido en el artículo 28 constitucional ya queautoridades como la JFCA y el SAE que pretenden dar porterminadas las relaciones laborales individuales y colectivasde más de 16 mil electricistas han caído en un evidente con-flicto de intereses al depender directamente ambos organis-mos del Poder Ejecutivo, el cual argumentó inicialmente ensu ilegal Decreto de Extinción del 11 de octubre del 2009,razones económicas, ahora cambiadas de forma inverosímilpor los improcedentes razonamientos de “caso fortuito” o“causas de fuerza mayor”.

Apelando a las normas e instancias jurídicas, el SME hasolicitado de la Corte una definición clara del 28 constitucio-nal, pero de manera insólita los ministros de la Segunda Sala

han decidido, primero, analizar nuestra petición en sesiónprivada; y, segundo, prorrogar su deber marcado con pun-tualidad en la Carta Magna. Y si bien han dejado a salvo ladefensa de nuestros derechos, su indefinición al respectosienta otro mal precedente en la presidencia que encabezael ministro Juan Silva Meza.

Debemos plantear de cara al país: si la Suprema Corte noes capaz de interpretar con puntualidad y claridad el conte-nido de nuestra Constitución, entonces ¿qué instanciadeberá suplirla?, ¿acaso los organismos internacionales? Deser así, ¿qué objeto tiene que los mexicanos paguemos losjugosos sueldos de nuestros ministros que en promediorebasan los cinco millones de pesos anuales?

¿Acaso la petición de justicia del SME ha terminadopor colocar en un brete la inexistente independencia de laCorte frente al Ejecutivo? ¿Cómo puede el máximo tribunalpasar por alto que las “pruebas” que dijo tener FelipeCalderón para extinguir Luz y Fuerza fueran ocultadas alpaís y “reservadas” por 12 años? También por la vía jurídi-ca, el SME logró desclasificarlas y ahí están para que losministros las analicen y corroboren que las razones deEstado que dejaron sin empleo a 44 mil electricistas care-cen de validez.

Lamentable y vergonzoso que los integrantes delmáximo órgano de justicia pasen por alto las reformashechas en materia de derechos humanos del 11 de juliodel pasado año, donde se establece que los mismosadquirieron ya rango constitucional, y el derecho a la jus-ticia y al trabajo forman parte inherente de los derechoshumanos a nivel mundial. Faltar a su responsabilidad yobligación en estos momentos que el país requiere de unverdadero equilibrio de poderes que restablezca el daña-do tejido social, político y económico del país, es faltar ala alta investidura que les ha confiado el pueblo deMéxico, y es traicionar, en todos los sentidos, nuestrapropia Constitución. Lo aquí expuesto se los dejamos detarea a los señores ministros, por si algo de ética y dig-nidad les queda.

20 de mayo de 2012 •Siempre!

La SCJN rehuye su deber constitucionalMartín Esparza FlorEs

¿Para qué pagarles jugosos sueldos?

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