Upload
padiernacero54
View
227
Download
1
Embed Size (px)
Citation preview
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 1/168
los libros del mirasol
La f i l osofía
de la
ciencia
SStepben ouhnin
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 2/168
S t e p h e n To u l m i n
LA
FILOSOFIA. DE LA
l o s l i b r o s d e l m i r a s o l
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 3/168
Título del original inglés:THE FHHiOSOPHY OF SCIENCE
© Editado por Hutchinson & Co. (Publishers), Ltd.
Traducción de JOSÉ JU U O CASTRO
Diseñó la tapaSANTOS MERINO
IMPRESO EN LA ARGENTINA
FRINTED IN ARGENTINA
Queda hecho el,depósito que previene la ley número 11.723.©,1964 hy Co mpa ñ ía Ge n e r a l Fa b r i l Ed i t o r a , S.A.,Bs.As .
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 4/168
PRE FAC IO
La ciencia y la filosofía coinciden,en innumerables puntos y han sido relacionadas en muy diversos. aspectos. La filo- sofía de la ciencia, en consecuencia, ha sido empleada para
cubrir una amplia variedad de cosas, desde tomaría como
rama de la lógica simbólica hasta como propagadora de evan
gelios seculares. Escribir una introducción a un tema tan
impreciso constituye una tarea bastante delicada, puesto que,
al evitar Ser demasiado superficial, uno se ve forzado a li
mitar el propio campo de atención y establecer límites donde, por el momento, no ériste ninguno. Al realizar, mi pro pia selección he tenido en fíen te al público cd que se diri
gen estas divulgaciones; la elección de tópicos y la manera de tratarlos ha sido orientada principalmente para llenar las necesidades de los estudiantes de filosofía universitarios
y no supone conocimiento especial ya de matemáticas o de
ciencias naturales. Al mismo tiempo espero que este libro
interese al lector corriente.
*' El conjunto de problemas que he com pendiado-creo que
abarca la totalidad de los. tópicos que constituyen "la filoso fía .d e Ja c ien ciaC arec ien d o de un conocimiento mjminto
de estos temas no es posibley por ejem plo, determinar la re
lación de la matemática lógica con las ciencias, ni apreciar
la verdadera condición de esas "religiones sin revelación"
que a menudo se construyen sobre ella .
En todo caso he procurado versar, donde ha sido posible,
9
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 5/168
sobre temas que el hombre corriente encuentra enigmáticos en sus lecturas sobre ciencias exactas.
Estoy especialmente en deuda con el extinto profesor Ludwig W ittgenstein y el profesor W . H. Watson cuyo
libro On Understanding Physics me ha servido de cons-tante estímulo. De vez en cuando he adoptado algpnas otras ideas, sin hacer mención específica, de J. J. C. Smart, D. T aylor y John Wisdom. El profesor H. ]. Patón y el
profesor G ílbert Ryle han leído este libro ya concluido y ,
me han hecho sugerencias valiosas que he acogido en la mayoría de tos casos. Si algún otro amigo a quien yo he con-
sultado sobre los problemas aquí discutidos reconoce en el texto sus propias' ideas espero m e perdone por haberlas apro-
vechado y acepte mi reconocimiento.S. E. T.
70
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 6/168
C A P I T U L O P R I M E R O
I NT RO DU CC ' I ON
No todos pueden ser físicos expertos, pero a todo el mundo
le agrada tener una idea general de lo que es la "física. Los
periódicos y los tratados eruditos donde se registra el pro-
greso de esta ciencia, sólo resultan accesibles a los lectores
especializados; los Proceedings of the Royctl Society resul-
tan menos fáciles de leer hoy en día que en los tiempos nolejanos de la Royal Society, cuando contaba entre sus
miembros a Pepys, Dryden y Evelyn. Como consecuencia
han surgido dos clases de obras escritas, menos necesarias
en esos tiémpos y de las que tiene que fiarse el lector no
científico para comprender las ciencias físicas. Para el hom-
bre corriente están las obras de ciencia popular, en las que
los adelantos teóricos de la ciencia en el terreno de la física
son explicados de manera tal que evitan los detalles técnicos;
para los estudiantes de filosofía existen, además, libros y
artículos sobre lógica, donde la naturaleza y problemas
de las ciencias físicas son discutidos bajo el encabezamiento
de ‘Inducción y Método Científico”.
Sin embargo, existen ciertas cuestiones de importanciade las que no se ocupa ninguna de estas dos clases de tra-bajo, y como resultado el lector indefenso tiende a formarse
un cuadro distorsionado de las finalidades, métodos y rea-
lizaciones de las ciencias físicas. Se trata de aquellas cues-
tiones para las que se aplica la frase “filosofía de la ciencia”.
Este libro tiene la finalidad de llamar la atención sobre
ellas, demostrando, por lo menos parcialmente, la forma en
11
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 7/168
qué han de ser contestadas y señalando los malentendidos
que se han producido en el pasado por haberlas dejado sinconsidera*.—
1. 1. La lógica y las ciencias físicasObservemos en primer término los temas que se discu-
ten en los tratados de lógica. Inducción, causalidad, si los
resultados* de las ciencias son exactos o sólo muy probables,
la uniformidad de la naturaleza, la acumulación de pruebas
que confirman las premisas, los métodos de M ili y el
cálculo de probabilidades: tales cosas constituyen el tema
principal de la mayoria de las disertaciones. Pero quien
tenga experiencia. práctica con las ciencias físicas> encon-
trará evidente que los resultados vienen presentados con
una. curiosa apariencia de irrealidad. Pueden ser pruebas lú-
cidas, eruditas y cuidadosamente argumentadas, pero no es-
tán bien orientadas. No se traté de qué las cosas dichas sean
falsas o falaces, sino más bien inaplicables: los asuntos discu-tidos en formá tan impecable no tienen nada que ver con la
física, y además apenas se examinan los verdaderos métodos
de argumentación utilizados por los hombres de ciencia en
■'ésta asignatura. Los autores franceses que se- ocupan de la
filosofía de la ciencia — Poincaré, por ejemplo— reconocen, al
menos, que en este campo no debe suponerse demasiado
por sabido. Por contraste, los autores ingleses y norteameri-
canos tienden actualmente a iniciar su trabajo suponiendo
que todos estamos familiarizados con lo que los hombres de
ciencia dicen y hacen, y por lo tanto ellos pueden pasar a
ocuparse de los puntos filosóficos realmente interesantes
que siguen.
Esta actitud nos éxpone a serios peligros. Porque si unotiene una idea demasiado simple respecto a los argumentos
científicos pueden llegar a considerarse como problemas fi-
losóficos serios ciertas cuestiones que, en realidad, no tienen
aplicación práctica alguna para los físicos. Por ejemplo,
si uno supone que las leyes de.ylá naturaleza pueden ser
clasificadas con fines lógicos, bajó generalizaciones tales
como “Las mujeres no saben conducir Automóviles”, (‘Los
12
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 8/168
cuervos son negros”, etcétera, es posible llegar a la conclu*
sión de que, para acudir a tales leyes, debe partirse de cierta
presuposición respecto al grado de confianza que merecen
las generalizaciones. Pero a menos que se comprénda con
cierto detalle cuál es, en la práctica, la condición de las leyesde lá naturaleza, no es posible decidir si se trata o no de
una conclusión adecuada. En realidad, las leyes de la na-
turaleza no. encuadrarán fácilmente en la serie tradicional
de categorías lógicas, y su discusión implica una clasifica-
ción lógica más restringida. En forma similar, se puede
seguir escribiendo indefinidamente sobre “la causalidad y
su ubicación dentro de la ciencia moderna”, si es que uno
deja de advertir con cuán escasa frecuencia aparece la
•palabra “causa” en los escritos de los hombres de ciencia
profesionales. Sin embargo, esta parquedad tiene muy bue-
nas razones y pasarlas por alto constituye, nuevamente,
proceder a divorciar la discusión filosófica de los argumentos
científicos, de la realidad.Por consiguiente, el estudiante de filosofía necesita una
guía a manera de introducción, con respecto a los tipos de
arguméntos y métodos que los hombres de ciencia utilizan
realmente en la práctica; en particular, necesita saber hasta
qué punto estos argumentos y métodos se parecen a aquellos
considerados tradicionalmente por los lógicos. ¿Hasta qué
punto están relacionados los problemas discutidos en los
textos de lógica, con los temas que ocupan a los hombres
de ciencia práctica? ¿Hemos de encarar estos problemas en
la forma habitual, y tratar de presentar alguna nueva solu-
ción; o preferiremos considerar los problemas como surgien-
do de una concepción excesivamente ingenua de lo que son
las ciencias? ¿Cómo poceden, en realidad, los hombres deciencia para decidir, si una . explicación resulta aceptable?
¿Qué clase de función debe desempeñar una expresión para
merecer éLtítulo de “ley de la naturaleza”, y en qué difieren
las leyes de la naturaleza de las hipótesis? Esa diferencia,
¿depende de nuestra medida de confianza en las dos clases
de proposiciones o bien reside en otros aspectos? Asimismo,
¿por qué la matemática desempeña un papel tan importante
73
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 9/168
en las ciencias físicas? Y con respecto a esas nuevas enti-
dades, sobre las cuales los hombres de ciencia hablan tan-
to —genes, electrones, campos de mesones, etcétera —,
¿hasta qué punto se las considera como realmente existen-
tes o como simples recursos explicativos? Todas éstas sonpreguntas respecto a cuyas respuestas es fácil equivocarse,
a menos que uno preste suficiente atención a lo que real-
mente hacen los hombres de ciencia. Una de las finalida-
des de lo que diremos a continuación consiste en presentar
los aspectos de las ciencias físicas que deben comprenderse
antes de resolver tales cuestiones.
1. 2. La física 'popular y el hombre común
Las dificultades que surgen respecto a los libros sobre
ciencia popular son algo diferentes. No hay duda de que se
está discutiendo la ciencia auténtica, pero los términos en
que es presentada no resultan tan explicativos como pa-
recen en un primer momento. Existe una tendencia, por
parte del autor que se dedica a este campo, a informarnos
solamente acerca de los modelos y conceptos empleados en
una nueva teoría, en lugar de proceder, ante todo, a darnos
una base sólida sobre los hechos que explica la teoría, pro-
cediendo luego a demostrar de qué manera se halla ésta de
acuerdo con los hechos. Lo más que puede esperar el lec-
tor no especializado es obtener un cuadro desorientador yfalto de equilibrio, y en el peor de los casos, es probable
que abandone la lectura del libro sintiéndose más confuso
que antes de iniciarla.
Recordemos, por ejemplo, la forma en que Sir James
Jeans y Sir Arthur Eddington enfocan la tarea de popula-
rizar las teorías de la física moderna. Con demasiada fre-
cuencia sus esfuerzos resultaron relativamente no esencia-les, esto es, nos presentaron los conceptos y modelos par-
ticulares utilizados en las teorías, pero no hicieron lo esen-
cial, o sea explicar en detalle la función de estos mode-
los, conceptos teóricos y todo lo demás. El bien conocido
ejemplo de Eddington, relativo a “las dos mesas o platafor-
mas”, constituye uiia prueba: decir que no sólo hay una
\14
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 10/168
mesa común, sólida, sino también otra científica, que consis-
te principalmente en espacio vacío, no resulta particularmen-
te útil para comprender la teoría atómica de la materia. E l .
motivo para aceptar el modelo atómico reside en que nos
ayuda a explicar cosas que antes no podíamos explicar. Se-parado de tales fenómenos, el modelo sólo puede resul-
tar desorientador, haciendo surgir temores irreales e inne-
cesarios respecto a lo que sucederá cuando apoyemos la
bandeja con los utensilios del té. Lamentablemente, lo mis-
mo resulta aplicable a muchas de esas bonitas imágenes
que encantaron nuestra imaginación: los electrones del áto-
mo representados como las abejas en una catedral, el ce-rebro como una central telefónica y así sucesivamente. Po-
demos decir que es una pena que haya sucedido tal cosa,
ya que, como recursos literarios tienen su valor, y si no se
hubiera tratado de dejarlas libradas a si mismas, esas imáge-
nes podrían resultamos realmente útiles para lograr una
comprensión. Tal como están las cosas, sin embargo, actúan
a la manera de un haz de luz en la oscuridad, revelando
aquí un pináculo, allá una chimenea, más allá la ventana
de un altillo. El detalle así captado resulta puesto en evi-
dencia de manera deslumbrante, pero todo lo que lo rodea
queda sumido en una oscuridad mayor aún y pérdemos
el sentido de proporción en cuanto a la totalidad del edi-
ficio.Pero esto no es lo peor que puede suceder. A veces, el
intento de divulgar una teoría física puede terminar por
hacerla poco popular. Por ejemplo, Jeans confiaba hallar
una feliz analogía que sirviera para poner en evidencia
ante sus lectores las principales características de la Teoría
General de la Relatividad. ¿Y cómo los invitó a considerar
el universo? Muy sencillo: como la superficie tridimensional
de un globo cuatrídimensional. El pobre individuo no
especializado, cuya educación lo habilita para utilizar la
palabra ‘'superficie” solamente para las cosas bidimensiona
les, se encuentra ahora con que le indican imaginarse lo quepara él constituye una autocontradicción. No es extraño,
entonces, que esté de acuerdo con Jeans cuando éste afirma
15
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 11/168
cjue el universo es misterioso. Esta confusión tampoco era
necesaria. No hay motivo para que los principios de la
Teoría de la Relatividad no puedan ser explicados en tér-
minos que el lector común esté en condiciones de compren-
der, El propio Einstein lo hace muy bien. Pero el métodode Jeans hizo fracasar su propia finalidad. Al tratar de
simplificar demasiado el tema y hacer con un símil lo que
ningún símil puede hacer de por sí, indujo a muchos
lectores a sacar la conclusión de que todo el asunto era
absolutamente incomprensible y, por lo tanto, era mejor que
lo dejara de lado, ya que no estaba en condiciones de em
tenderlo.Esto podría sugerir que Jeans fue simplemente descuida-
do, pero hay algo más que esto. Porque el hecho de que
haya elegido una forma de expresión que resulta autocon
tradictoria para un profano pone en evidencia algo que
debe decirse al hombre corriente respecto al idioma de las
teorías físicas. Cuando se crea una teoría, muchas frases de
toda clase que en la vida ordinaria carecen de significadoreciben entonces aplicación, muchos términos familiares ad-
quieren nuevos sentidos y se introduce una cantidad de
términos nuevos, para cumplimentar los fines de la teoría.
Un hombre de ciencia que aprende la física a costa de sa-
crificios, va habituándose poco a poco a utilizar los términos
técnicos recién acuñados y las frases aparentemente fami-
liares. en forma adecuada; pero también puede tener unaconciencia incompleta de lo que está sucediendo. Tal como
hace notar el profesor Born, la formación del lenguaje de las
ciencias no es enteramente consciente. Esto tiene sus con-
secuencias cuando el hombre de ciencia intenta explicar
alguna nueva teoría al hombre común. Porque en ese caso
puede suceder que, sin darse cuenta, utilice en su exposi-
ción ciertos términos y modismos que sólo pueden ser enten-
didos debidamente por quienes ya están familiarizados con
la teoría. Para el individuo entrenado en el uso de la geo-
metría sofisticada, la frase ' ‘su p erfic ie tr id im en sio n al”
puede no constituir una autocontradicción, pero si la utiliza
cuando habla con quien no es matemático, entonces está
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 12/168
invitando a engendrar una incomprensión. Y lo que se
aplica a “superficies tridimensionales” se aplica igualmente
a “luz invisible” y otras expresiones por el estilo. Cuando se
están divulgando nociones científicas, es necesario explicar
el sentido de tales frases, en lugar de utilizarlas sin expli-cación alguna.
Hagamos notar aquí una diferencia que resultará impor-
tante más adelante: lá adopción de una nueva teoría invo-
lucra un “cambio en el lenguaje” y es posible distinguir
entre el relato de la teoría hecho con la nueva termino-
logía (idioma del participante) y aquel en que la nueva
teoría no es utilizada sino descrita, o sea expuesta (idiomadel espectador). Como dijo en una oportunidad Wíttgens
tein: “Supongamos que un físico le dice que últimamente
ha descubierto cómo ver el aspecto de la genteen la oscu-
ridad, cosa hasta ahora ignorada. Usted no se sorprenderá.
Pero si él le explica que ha descubierto la manera de fotogra-
fiar mediante rayos ihfrarrojos, entonces, usted tendrá dere-
cho a, sorprendersesi le parece bien. Luego, se trata de
una clase distinta de sorpresa, y no solamente de un tor-
bellino mental, Antes de que él le revele el descubrimiento
de la fotografía infrarroja, no hay que quedarse mirándolo
boquiabierto, sino decirle : 'No sé de qué me está hablando'
Una analogía ayudará a explicar de qué modo pueden
producirse mal entendidos si tratamos de popularizar lasciencias físicas de esta manera. Cuando relatamos a los niños
cuentos antes de irse a dormir, les hablamos de toda clase
de personas, o sea no solamente de ricos y pobres, blancos y
negros, mendigos y reyes, sino, lógicamente, de distintas
clases de personas. Algunas noches les contamos cosas de
historia, otras mitos antiguos; a veces leyendas, otras fábulas,
ó relatos de lo que hemos hecho, o narraciones de autores
contemporáneos. Así, en los cuentos nocturnos aparecen
Julio César, Hércules, Aquiles, el pastorcillo que gritaba
“¡Ahí viene el lobo!”, el tío Jorge y el osito WinniePooh, al
parecer todos en igualdad de condiciones. Sin duda, un
niño inteligente aprende pronto a diferenciar, en base a
evidencias internas, qué clase de cuento le están narrando
17
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 13/168
esta noche, y qué clase de personas son sus personajes: fa-
bulosas, lengendarias o históricas* Pero para empezar tene-
mosque explicar, en un aparte, cuál es la condición lógica
de cada personaje e historia, diciendo: “No, en realidad no
hay osos que hablen. Esta es una historia inventada". O
bien: “Sí, esto realmente sucedió, cuando el padre de mi
padre era todavía una criatura". A menos que se diga esto
además de los cuentos, el niño tal vez no sabrá cómo inter-
pretarlos, y de este modo adquirirá ideas falsas respecto al
mundo en que ha nacido, su historia, sus habitantes y las
cosas que puede encontrar un día cualquiera al doblar una
esquina. Si se tratara solamente de entretenerlo, bastaría elcuento. Pero los riesgos de la mala interpretación son serios,
y para lograr un verdadero entendimiento se necesita mu-
cho más.
Lo mismo sucede en la ciencia popular: el hombre co-
mún no sólo ignora las teorías de la ciencia, sino que se
encuentra incapacitado para entender los términos que un
científico utiliza, naturalmente, para explicárselas. Por con-
siguiente, explicarle las ciencias ofreciéndole solamente
teorías abstrusas y vividas analogías, sin una buena cantidad
de aclaraciones lógicas, es como contar a un niño todos los
cuentos que habitualmente se le relatan, sin explicarle
dónde reside la diferencia; la criatura no sabrá qué pensar
de las diversas cosas que se le dicen, cuáles afirmacionesrespecto a la física deben ser tomadas al pie de la letra, y
qué personajes de sus cuentos puede encontrar realmente
algún día.
Tal vez el nudo de la dificultad reside en que el divul-
gador tiene que cumplir una doble finalidad: el hombre
no especializado desea se le expliquen las teorías de las
ciencias en un idioma que él pueda comprender, y tambiénquiere que se lo hagan brevemente, “resumido". En la
práctica, ambos requerimientos suelen encontrarse en con-
flicto. Porque una de las virtudes más importantes del len-
guaje de las ciencias es la concisión. Siempre es “posible”,
decir lo que significa una teoría científica sin utilizar los
términos técnicos introducidos por los hombres de ciencia
18
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 14/168
para servir a los fines de la teoría, pero sólo puede lograrse
hablando en forma mucho más extensa. Si el divulgador
ha de explicar una 4eoría en términos corrientes, y al mismo
tiempo en forma concisa, algo ha de ser sacrificado; gene-
ralmente lo primero en desaparecer son los apartes lógicos, yluego los cortes drásticos en el relato de los fenómenos que
la teoría debe explicar. Una vez que ha sucedido tal cosa, el
hombre no especializado queda privado de todo acceso al
tema, ya que a menos que se le dé una considerable infor-
mación respecto a los fenómenos que una teoría debe ex-
plicar, y lo que es todavía más importante, respecto a cuán-
to hemos adelantado después de darle esa “explicación",
tanto valdría que lo hubiéramos dejado en ayunas. Hasta
una llave de verdad resulta poco útil si no sabemos a qué
cuartos nos permitirá el acceso. Y no tiene ningún sentido
que se nos diga^que Einstein ha descubierto la metafórica
Llave del Universo si no se nos dice también a qué equiva-
le abrir una puerta con esta llave.Algo puede hacerse, sin embargo, para remediar este es-
tado de cosas. Con la ayuda de algunos ejemplos elementa-
les, debe resultar posible explicar al lector común algunas de
las cosas más importantes que necesita saber respecto a la ló-
gica de las ciencias físicas. No hay motivo para que se sienta
satisfecho con la idea de que la física constituye un con-
glomerado de autocontradiccíones, como “luz invisible” y “su-perficies tridimensionales", y misterios como “la curvatura
del espacio"; armado con las preguntas adecuadas, puede
atravesar este velo de palabras y llegar al tema vivo. Porque
las palabras de los hombres de ciencia no son siempre lo
que parecen, y alejadas de su contexto original pueden
resultar desorientadoras. Lo vital es saber qué clase de pre-
guntas deben formularse si uno ha de lograr una explica-
ción satisfactoria respecto a una teoría. Afortunadamente,
esto es algo que puede demostrarse tanto con ejemplos sen-
cillos como con ejemplos sofisticados. Demostrar, median-
te ilustraciones, qué cosa son esas preguntas constituye la
principal finalidad de este libro, y requerirá de nosotros,
nq tanto citar las cosas que dicen los hombres de ciencia,
19
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 15/168
como ver que es lo que hacen con las palabras que utilizan.
Tal como dijera Einstem> “Si desean aprender algo de los
físicos teóricos con respecto a los métodos que utilizan, les
aconsejo que se atengan estrictamente a iin principio: no
presten oídos a sus palabras, fijen su atención en sus obras”.
20
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 16/168
C A P I T U L O I I
DESCU BR I M I ENTO
Si deseamos saber cuáles son las preguntas que debemos
formular respecto a las teorías físicas, tenemos que empezar
por ser claros acerca de lo que en las ciencias físicas se
consideran descubrimientos; ¿Qué significa, én ese terreno,
decir que se ha “descubierto" algo? Cuando un físico
anuncia que se ha descubierto que el calor es una forma
de movimiento, o que la luz recorre el espacio en línearecta, o que los rayos X y las ondas de luz son variedades
de la radiación electromagnética, ¿qué clase de descubrí*
miento es éste? ¿Qué significa ese descubrimiento?
Esa misma pregunta puede ser formulada de otra manera.
Si, en física, alguien afirma haber descubierto algo, ¿qué
clase de demostración justificará que estemos de acuerdo
en que tal cósa no era conocida y ahora si lo es? ¿Es algoparecido a lo que se requiere cuando un explorador descu-
bre un río nuevo, o un botánico cierta variedad de flores,
o un médico lo que sucede a su paciéntelo cuando un inge-
niero da con la manera de construir un puente sobré un rió
hasta ese momento incruzable, o cuando encontramos, en
un juego de palabras cruzadas, el término que hasta ese mo-
mento resultaba inhallable? ¿O. no se parece a ninguna deestas cosas? *
2 . 1 . La física ‘presenta form as nuevas para estudiar viejos fenómenos
Para mejor contestar esta pregunta acudiremos a los ejem-
plos. Consideremos en primer término un descubrimiento
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 17/168
tan elemental que, en la actualidad, apenas parezca que va-
liera la pena ser descubierto, o que sea algo más que una
simple constatación del sentido común: el descubrimiento
de que la luz se propaga en línea recta. Este ejemplo, pese
a toda su apariencia de obvio, presenta muchas característi-cas propias de los descubrimientos de las ciencias exactas.
Su mismo "sentido común” constituye en realidad un mé-
rito, ya que nos recuerda como las ciencias nacen de nues-
tra experiencia cotidiana del mundo, e ilustra el sentido de
una expresión epigramática que suele referirse a la ciencia
como "sentido común organizado".
Para captar lo que había sido descubierto cuando se anun-
ció por primera vez que "la luz se propaga en línea recta",
debemos situarnos en el marco mental anterior a este des-
cubrimiento. Esto no resulta nada sencillo, ya que actual-
mente tendemos a encontrarnos completamente habituados
a la idea de que la claridad solar, las sombras y otros efec-
tos similares son el resultado de la propagación de la luz.Se requiere un esfuerzo para despojarnos de ese hábito y
volver a.considerar los fenómenos ópticos con los ojos de
quienes nada sabían de la óptica geométrica y para los que
esta sugestión debió parecer enteramente nueva y revolucio-
naria. Sin embargo, vale lá pena hacer tal esfuerzo. Pregun-
témonos, para empezar, dé qué información se disponía co-
mo base para éste descubrimiento.Existen tres fuentes de información que podemos consi-
derar cómo sus antecedentes: primero, la experiencia de los
fenómenos cotidianos, luz y sombra; segundo, la habilidad
práctica y técnica surgida como consecuencia de esta expe-
riencia, y tercero, la regularidad de los fenómenos ópticos,
que no son expuestas sino dadas por sentadas y entroniza-
das en nuestro lenguaje corriente. Sabemos muy bien, por
ejemplo, que cu.anto más alto se encuentra el sol en el cielo,
tanto más cortas son las sombras proyectadas por los objetos,
que ilumina, y que estas mismas sombras se modifican si-
guiendo el movimiento del astro en el firmamento. De este
conocimiento y su explotación han surgido las técnicas
utilizadas en el diseño de los relojes de sol, cuyo fabricante
22
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 18/168
fue familiarizándose con los fenómenos ópticos que cons-
tituyen un Segundo punto de partida para la óptica. Existe
asimismo otra serie de Regularidades ópticas con las que
todos nos familiarizamos a temprana edad pero que, sin
embargo, pocas veces es expresada: es más difícil marcharcuesta arriba que cuesta abajo; el camino más corto para
llegar al ángulo opuesto de un campo es "seguir la dirección
de la nariz"; si ponemos la mano en el fuego nos quemarnos,
etcétera. Todas estas cosas que cualquier criatura —.y muchos
animales— sabe, resultan casi tautológicas al ser expre-
sadas en palabras, ya que , nuestro conocimiento de ellas
surge antes, y nó después, de la evolución dé la palabra.Por ejemplo, la forma en que utilizamos la palabra "de-
recho” da por sentado que el camino más corto y el más
derecho es aquel que sigue la línea recta. Asimismo, la
manera de aplicar expresiones como "hacia arriba", "hacia
abajo", "fuego" y "quema", une aquellas cosas que habitual-
mente encontramos juntas en la naturaleza.La pregunta que debemos enfrentar es ésta: ¿qué clase
de paso se dá cuando basándonos en estos datos llegamos
a la conclusión de que "la luz se propaga en línea recta”?
¿De qué tipo de inferencia se trata? ¿O resulta mal apli-
cado el término "inferencia" a tal. paso?
Como medida preliminar, tratemos de situar este paso r e s -
pecto a un par de deducciones a las que, a simple vista, separece. De acuerdo a lo que se dice, Robinson Crusoe en-
contró una huella de pie humano sobre la playa de su isla y
dedujo que por allí había caminado un hombre. O bien, un
naturalista que estudia la migración de las golondrinas pue-
de descubrir, observando las huellas de gran número de ban-
dadas, que todas ellas vuelan trazando "enormes círculos”.
También en estos casos podemos decir que se han produ-
cido descubrimientos, capaces de ser expresados con. las
palabras: “Un hombre ha estado caminando por la playa"
y "Las golondrinas migratorias siempre se trasladan siguien-
do enormes círculos". Comparemos estos descubrimientos con
el que se refiere a que "la luz se^ propaga en línea récta”.
¿Qué comparación cabé entre nuestro paso desde la óbser
P
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 19/168
vación de las sombras a este descubrimiento, y él dado por
Crusoe entre observar la huella y deducir que había cartli
nado un hombre, o el del naturalista, cuando de los infor-
mes aportados por un observador de las aves pasa a su ge-
neralización respecto al vuelo de las golondrinas migrato-rias?
De inmediato saltan a la vista dos importantes diferencias:
, 1) La comparación entre el paso de las sombras a la luz,
y el paso de las huellas al hombre. Es posible doblar una
esquina y encontrarse frente al autor de las huellas — que
es precisamente lo que aterrorizaba a Robinsón Crusoe —.
Pero afirmar, basándonos en nuestro estudio de las som-bras, que la luz se propaga en línea recta, es muy distinto
a deducir, en base a una huella, que un hombre ra estado
caminando sobre la playa. Para dar una idea de la diferen-
cia, en este caso no hay nada que equivalga a “encontrarse
a boca de jarro” con “la luz” causante “de las sombras”, ya
que ningún hecho aislado bastaría para dejar sentada de-
finitivamente la teoría óptica, de la manera que pudo suce-
der con la deducción de Crusoe. Crusoe llegó a; su conclu-
sión aplicando un tipo de inferencia familiar a unos datos'
nuevos: “¡Una huella de pie humano! Eso significa que
anda un hombre. Por consiguiente, hay un hombre por
aquí.” Pero en la óptica geométrica no se trata de datos
nuevos, ya que hace muchísimo tiempo que conocemos laexistencia de las sombras. La novedad de la deducción no
procede de datos informativos, sino de la inferencia: ésta
nos conduce a considerar fenómenos familiares de manera
distinta, y no fenómenos nuevos de mañera familiar.
Por consiguiente, el descubrir que la luz se propaga en
línea recta no significó haber descubierto que allí donde,
en sentido corriente, no se propagaba nada, a l. examinárselomás detenidamente, había algo que se movía, después de
todo, o sea la luz. Interpretar la afirmación óptica de este
modo equivaldría a un malentendido. Podríamos denomi-
narlo: “falacia del hombre Viernes”.
2) Tampoco reside el descubrimiento en que algo que ya
estaba propagándose en sentido ordinario lo haga de pron-
24
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 20/168
to preferentemente en un sentido que en otro: siguiendo
grandes círculos más bien que paralelos de latitud, o en lí-
nea recta en vez de hacerlo en espirales. A menudo, como
rio tardamos en descubrir, la luz no se propaga estrictamen-
te en línea recta, sino que resulta difractada, refractada odispersada. Pero, en la práctica, esto no afecta de ninguna
manera el principió de la propagación de la luz en línea
recta (o sea el principio de la propagación rectilínea de la
luz). A este respectó, el descubrimiento óptico difiere com-
pletamente del descubrimiento del naturalista acerca de las
golondrinas, que consistió, exactamente, en que migraban
de este modo, y no de otro. Antes bien, o por lo menos enparte, el descubrimiento óptico consiste en haber descubier-
to que es posible referirse a algo que se propague en tales
circunstancias, hallando una aplicación a las deducciones y
preguntas sugeridas por esta manera de referirse a un fenó-
meno óptico. La verdadera novedad Teside en la idea de que
resulta factible hablar de algo que se propaga en dichaforma.
De todos modos, estas diferencias sólo constituyen indi
' ció de una diferencia aún mayor, qué debemos tratar de
, exponer ahora. En el descubrimiento de Robinson Cru
soe, y también en el del naturalista, él lenguaje en que di-
cha conclusión es expresada —o el que se utilizaría para
explicar la información existente— es el familiar, de todoslos días: no se* trata de adjudicar nuevo sentido a ninguna
de las palabras involucradas, ni de utilizarlas de alguna ma-
nera que resulte fuera de lo común. Pero en él caso óptico,
ambas palabras claves de nuestra conclusión: 'luz” y “pro-
pagar”, reciben un nuevo uso ¿n la expresión propia del
descubrimiento. Antes de ese descubrimiento, la palabra
“luz” significaba, para nosotros, cosas tales como “lámpa-
ras”, o “la luz” de “Apaga la luz”, o zonas iluminadas: lá
“luz” de “la luz del sol en el jardín”. Hasta el descubrimiento,
los cambios en luz y sombra, tal como usamos'generalmente
las palabras Ço sea zonas iluminadas que se mueven siguien-
do el movimiento del sol), siguen siendo cosas primitivas,
sin explicación, que se aceptan tal como son. Después del
25
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 21/168
descubrimiento, las vemos como el efecto de algo, al que
también nos referimos en el sentido nuevo de que "la luz”
se propaga desde el sol o la lámpara hasta los objetos ilumi-
nados. Por consiguiente, un aspecto decisivo del paso que.
estamos estudiando consiste simplemente en esto: entrar apensar de manera distinta respecto a las sombras y lugares
iluminados, y por consiguiente, entrar a formular nuevas
preguntas a su respecto, tales como: "¿Desde dónde?”,
“¿Hacia dónde?”, y "¿Con qué velocidad?”, que sólo resul-
tan inteligibles si uno considera los fenómenos de esta
nueva manera.
Vale la pena hacer notar hasta qué punto resulta real-mente nueva esta manera de considerar un fenómeno óptico
por parte del físico, y hasta qué punto, al aceptarla, nos
vemos en el caso de tener que ampliar nuestras nociones
de luz y propagación. Hasta que nos hayamos puesto en con-
tacto con las ideas fundamentales de la óptica geométrica,
no hay manera de entender lo que significa, para un físico,
hablar de la propagación de la luz: eyidéntemente no quie-
re decir que tenga que “enviar linternas por ferrocarril”, ni
que "nubes de sombra se deslizaban sobre el pasto”, ya que al
referirse a la propagación de la luz resulta indistinto que los
lugares iluminados se muevan o permanezcan inmóviles.
En verdad, parecería algo extraño, en la clase de situa-
ciones a que se refiere la labor del físico, hablar de que laluz se propaga, en el sentido que se aplicaría a cualquier
otra cosa.
Un ejemplo pondrá esta particularidad en evidencia. Su-
pongamos que nos encontramos sentados en una colina,
mirando el campo, y que usted pregunta: "¿Hay algo que
se mueve?” La respuesta apropiada sería algo así: "Nubes
y alondras en el cielo, abajo dos hombres a caballo y uncarro de heno, y a lo lejos un tren”. Desde el punto de vista
habitual, esta respuesta sería completa. Tomando esa pre-
gunta en el sentido en que fue hecha, yo no podría darle,
ni usted aceptar, una respuesta tal como: "fotones”. Es
verdad que podría decir: "luz”, pero en ese caso yo sólo po-
dría referirme a la claridad solar que avanza sobre los brezos
26
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 22/168
de una colina lejana, y seguramente el físico no está hablan-
do de esto cuando dice: “La luz se propaga”, Y si le con-
testará, efectivamente, “fotones”, usted se preguntaría si
habría yo entendido bien su prégünta o bien si, como expre-
sión de fantasía poética, estaba tomando prestado un términode física para sugerir, tal como Heráclito y W alt Whitman,
que aun cuando son pocas las cosas que se hallan literal-
mente en movimiento, el mundo “rebosa de actividad”. De
todos modos —y esto es lo que resulta esencial reconocer —
introducir la idea de propagación” con respecto a la luz no
constituye el descubrimiento sencillo y literal de algo que se
mueve, como quien descubre ranas en un cantero del jar-dín o niños trepados en un manzano; más bien se trata de
una ampliación en el significado de propagación, a fin de
prestar un nuevo servicio en aras de la física.
Pero no se trata solamente de una ampliación en el uso
de la palabra, sino también de algo muy tenue. De alguna
manera, él uso de la palabra “propagación” no parece asumiruna importancia central. Se la descubre acoplada a otras
palabras que, desde un punto de vista no científico, resul-
tan absolutamente incompatibles con ella. A veces, en el
mismo libro se lee que lá luz “recorre”, y otras que “es propa-
gada”. Sin embargo, hay algo de capital importancia en la
clase de palabra cuyo sentido se encuentra natural ampliar
de este modo1. Es así como al responder a la pregunta:“¿Qué clase de descubrimiento es éste?”, ya podemos dar
una suerte de insinuación. El descubrimiento de que la luz
se propaga en línea recta constituye, por lo menos en parte,
el descubrimiento de que los fenómenos de los que había-
mos partido (proyección de sombras y todo lo demás) pue-
den ser considerados como consecuencias de algo (no im-
porta qué, todavía) que avanza, o es propagado o algo por
el estilo, desde la fuente de luz; hacia los objetos vecinos,
excepto cuando es obstruido por cuerpos de naturaleza que
podríamos llamar “opaca”.
1 La clase de palabra elegida debe reflejar hechos tan familiarescomo éste: que al encender una lámpara en uñ rincón de una habi-tación se puedan producir zonas de luz en otro.
V
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 23/168
2. 2. Nuevos juntos de vista acompañan la aparición de
nuevas técnicas de deducción
La próxima pregunta a formular es la siguiente: ¿Qué
significa decir que estos fenómenos pueden ser considera-
dos de esta manera? Todavía más, ¿qué podría significarque un físico dijera, como podría hacerlo, que deben ser
considerados de este modo? Como ya hemos visto, decir esto
no es lo mismo que asegurar que cierta clase de depresión
en la arena debe ser el efecto de un hombre de pie sobre
ella. Ya que no existe nada semejante a encontrarnos con
nuestro hombre Viernes para obligamos a aceptar la nueva
teoría óptica, ¿cómo debemos proceder? ¿Acaso no podemosrehúsar considerar los fenómenos, de esta nueva manera?
Por cierto que sí. No estamos incondiciónalmente obliga-
dos a considerar el fenómeno a la manera de un físico. Si
lo preferimos, podemos creer, como los griegos, que el fetiió
meno de la vista se produce porque el ojo — en lugar de
ser una especie de placa sensitiva — es una fuente de antenas
o tentáculos que se estiran y apoderan de las propiedades delos objetos que examinan. Y no se trata sólo de que podam os
hacerlo así sino de que, con frecuencia, lo hacemos efecti-
vamente, o hablamos como si lo hiciéramos. Por ejemplo,
cuando hablando del buen marinero Jones, sentado
en el mirador, decimos que ‘recorre el horizonte" con sus
ojos de águila. Fuera del campo de la física, la forma en
que pensamos y hablamos de la luz no ha cambiado de
manera considerable por el descubrimiento óptico, ni hay
mayor motivo para que así sea. Los novelistas pueden se-
guir escribiendo como lo. hacían antes: “Cuando los pri-
meros rayos del sol iluminaron las cimas cubiertas de nie-
ve, y el resplandor rosado se extendió por la ladera, ahu-
yentando las sombras y devolviendo su colorido a las dormi-das aldeas de los valles, Charles despertó con un gemido".
Tampoco hace falta modificar ciertas ' instrucciones habi
. tuales, tales como: “Manténgase esta botella lejos de la luz
intensa", emplazándolas por otras que digan, por ejemplo:
"No debe permitirse que la luz de elevada energíadensidad
sea propagada a esta botella."
28
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 24/168
Pero algo se perdería si no procediéramos nunca comolo aconseja el físicd En un sentido familiar debemos aceptar el nuevo cuadro de fenómenos Ópticos, al menospara ciertos fines de la física. Y hasta ahora no hemos visto
qué es lo que nos obliga a hacerlo así.Para comprenderlo examinaremos más detalladamente dequé manera participa el principio de la propagación linealen la explicación del físico; sólo un minucioso examen nosrevelará claramente dónde se produce tal cosa. Porque elfísico dirá, con toda justicia, que el motivo por el cual de-
bemos considerar las sombras de la manera que él recomien-
da consiste en que únicamente así pueden explicarse suocurrencia y movimiento. Es sólo gracias a su explicacióncomo el principio y, junto con él, l a n u e v a m a n e r a d e c o n -
siderar la proyección de sombras y otros fenómenos, simi-lares han de ser aceptados.
Consideremos, por tanto, una situación específica deaquellas que pueden interesar a un hombre de ciencia: ob-sérvese cómo procede a explicar un fenómeno óptico y enespecial cuando el principio forma parte de dicha explica-ción. Supongamos, por ejemplo, que el sol, desde uto ángulode elevación de 30 grados, esté iluminando directamenteUna pared de 1.83 m. de alto, arrojando una sombra de3.20 m. de largo sobre el terreno llano que se encuentra de-
trás del muro. ¿Por qué, podemos preguntar, encontramosque la sombra tiene exactamente 3.20 mu de largo? ¿Porqué no podría tener quince, o dos? ¿Cómo hemos de expli-car este hecho?
"Es muy sencillo”, dirá un físico; "la luz se propaga enlínea recta, de manera que el largo de la sombra proyecta-da por un muro sobre, el que cae directamente la luz del sol
depende solamente de la altura de dicho muro y del ángulode elevación del sol. Si la pared tiene 1.83 m. y el ángulode elevación del sol 30 grados, la sombra debe tener 3.20.m. de largo. En el caso descrito, se trata de uná simple con-secuencia del principio de la propagación rectilínea de laluz.”
No debemos llegar a conclusiones apresuradas sobre el29
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 25/168
aspecto lógico de esta explicación. En primer lugar, debe-
mos preguntar cómo es posible afirmar, a partir de cual-
quier premisa, que el largo de una sombra debe ser 3.20
m. y nada más. {De qué deducción o consecuencia se trata?
No se trata de una simple deducción que de un asunto de-
finido conduce a otro y de que, como insistiera oportunamente
Hume, en esa deducción no cabe un "debe” sino solamente
un "por lo general sucede así". Tampoco se trata de una
deducción, derivada de una generalización de un ejemplo,
ya que, considerado como generalización, ese principio no
es exacto: en la difracción, la refracción y la dispersión, la
luz deja de propagarse en línea recta. Además,, el prin-cipio no indica, de modo alguno, que todas las sombras
tengan 3,20 m. de largo, en lugar de quince metros o
treinta centímetros, de modo que la única inferencia de
tipo silogístico que cabría esperar sería: "Toda luz se propa-
ga en línea recta; lo que tenemos aquí es luz; por consiguien-
te, esto se propaga en línea recta", y en tal caso el paso sus-
tancial queda todavía sin explicar. De todos modos, si la
deducción fuera de tipo silogístico, quedaría expuesta a la
objeción que siempre han aducido los lógicos, o sea la de
circularidad, ya que bien podría afirmarse solamente: “La
luz se propaga siempre en línea recta; lo que tenemos aquí
es luz; luego lo que tenemos aquí há de propagarse casi
con seguridad en línea recta". Por algún motivo, ningunode estos tipos de inferencia a los que nos han habituado los
textos de lógica parece adaptarse al caso en cuestión.
Esto no debe sorprendernos. La verdad del asunto es que
nos encontramos frente a un método nuevo de sacar deduc-
ciones físicas, que no han reconocido debidamente los au-
tores de dichos textos' sobre lógica. La nueva forma de con-
siderar los fenómenos ópticos implica una forma nueva desacar deducciones respecto a los fenómenos ópticos.
Esto resultará evidente si observamos lo que hace un
físico cuando se le pide que presente su explicación en for-
ma más detallada, haciéndola más explícita. Lo más natu-
ral para él será proceder a trazar un diagrama. En este dia-
grama el suelo estará representado por una línea horizon-
30
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 26/168
tal, la pared por una vertical y se agregará una tercera línea,
a 309 respecto de la horizontal, tocando la parte superior de
la que representa la pared y cortando la que representa
el suelo. Este diagrama desempeña un papel lógicamente
indispensable en su explicación.“Aquí", dice nuestro físico, señalando la tercera línea,
“tenemos el rayo más bajo de luz qtíe puede pasar sobre la
pared sin ser interceptado, cosa que sucede a todos los de*
más — hacia abajo —, lo que explica por qué el suelo que se
\ /
• O
encuentra detrás de la pared está en sombras. Y si ustedes
miden el largo de la sombra del diagrama, descubrirán que
equivale á una vez y tres cuartos el alto de la pared o seaque, si la pared tiene un metro ochenta y tres de alto, la
sombra tiene 3.20 m. de largo." j\
Conociendo la altura de la pared y del sol, el físico se en-
cuentra en condiciones de descubrir qué largo tendrá la
sombra de la pared, pero sólo podrá hacerlo porque acepta
la nueva explicación del fenómeno óptico y las técnicas de-ducidas* de la misma. La consideración de los fenómenos
ópticos, como consecuencia de algo que se propaga, y las
técnicas del diagrama de la óptica geométrica son pre-
sentadas simultáneamente. Afirmar que debemos aceptar
que la luz se propaga significa sólo que si lo hacemos po-
demos utilizar estas técnicas para explicar esos fenómenos
tal como son. Ni la forma cotidiana actual ni la antigua de
37
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 27/168
decir y de pensar respecto a la “luz” y la “vista” servirán para
explicar el método geométrico y representar los fenómenos
ópticos, Y si las nuevas técnicas de deducción utilizadas
aquí no han sido debidamente reconocidas por los lógicos
se debe probablemente a que eh la óptica geométrica unoaprende a sacar deducciones no en términos verbales sino
trazando líneas.
Naturalmente, el hecho de que nuestro físico trace su
diagrama exactamente como lo hemos supuesto, o trace cual 1
quier otro diagrama en lugar de acudir a la trigonometría,
puede no ser importante. Pero es esencial recurrir a alguna
clase de simbolismo matemático U otro recurso representati-vo. Tocante a la cuestión de cómo el principio de propaga-
ción rectilínea le permite deducir, en base a las condiciones
del fenómeno —altura del muro y ángulo de elevación
del sol —, su conclusión respecto al largo de la sombra, ello
sucede, en realidad, por la función que la misma desempe
ña en la representación del respectivo fenómeno. En uncaso como éste, la aplicación del principio significa para el
físico algo así como que los fenómenos ópticos que cabe es-
perar en esta situación pueden ser representados y también
explicados trazando una línea recta en ángulo adecuadorespecto a la línea que representa la pared; esta línea mar-
cará el límite entre la luz y la sombra; es posible calcular
algunas cosas, como el largo de la sombra, en base al diagra-ma resultante, en la seguridad de que el resultado estará,
conforme con la observación, dentro de límites de exactitud
superiores a los que nos interesan en este momento.
El ejemplo particular elegido aquí puede parecer trivial,
especialmente por cuanto momentáneamente nos estamos
limitando a circunstancias en que no se presentan fenó-
menos adicionales, como los de la refracción; pero los pasos
que hemos dado son de la naturaleza misma de la óptica geo-
métrica y por consiguiente de las ciencias exactas en gene-
ral. Hay dos cosas al respecto que vale la pena observar:
primero, la importancia para la física de principios tales
como ej de la propagación rectilínea de la luz deriva de
que, en amplia variedad de circunstancias, se ha descu
32
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 28/168
bierto que es posible representar confiadamente los fenóme-
nos ópticos de este modo. Al hombre que llega a entender
este principio no se le ofrece simplemente la forma desnuda
de las palabras, ya que, como hemos comprobado, éstas
pueden resultar completamente falsas cuando se les da.utia
interpretación ingenua, sino más bien aprende qué hacer
cuando acude al principio, en qué circunstancias y de qué
manera trazar los diagramas o efectuar los cálculos que han
de explicar los fenómenos ópticos, qué clase de diagrama
efectuar o cálculo realizar en cualquier caso determinado y
cómo deducir de allí la información requerida.
\ /
En segundo lugar, cuando Un físico ha trazado tal dia-
grama del “estado óptico de las cosas”, puede utilizarlo no
sólo para explicar el fenómeno original, o sea que la som-
bra tendrá tres metros veinte centímetros de largo, sino
también para responder a otras innumerables cuestiones.
Por ejemplo, puede preguntársele qué largo tendrá la som-
bra de esa pared a una altura de un metro veintidós desde
el suelo. Una línea horizontal trazada a los dos tercios de
altura de la línea que representa la pared intercepta la línea
que representa el rayo de luz a tres unidades y media más
abajo: respuesta 1.06 m. O bien, supongamos que en
época posterior del año el sol brilla directamente sobre la
33
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 29/168
pared a un ángulo de 159 en lugar de hacerlo a 30°.
¿Cuál será, entonces, el largo de la sombra? Una nueva
línea trazada a 15? respecto a la horizontal cortará la línea
del suelo a unas treinta unidades de la línea de la pared.
Respuesta: algo más de nueve metros. No hay límite a la
cantidad de preguntas que pueden contestarse con un solo
diagrama de ravo solar.
2 . 3 . La deducción de técnicas y modelos constituye el
núcleo de los descubrimientos
Al llegar a este punto podemos reconsiderar la pregunta
de donde partiéramos; o sea qué significa el descubrimientode que la luz se propaga en línea recta. Porque ya estamos
en condiciones de apreciar que una parte vital del descu-
brimiento consiste en la posibilidad de trazar “cuadros” del
estado óptico de cosas que puede esperarse en determinada
circunstancia, o más bien, la posibilidad de trazarlos de ma-
nera que esté de acuerdo a los hechos .Es menester hacer dos aclaraciones al respecto. En primer
lugar, rio es necesario que las técnicas particulares de que
nos estamos ocupando en este momento resulten aplicables
en todas las circunstancias. La forma en que las sombras
caen y se mueven, los patrones de luz y sombra trazados por
las lámparas, los lugares desde donde las luces resultan vi-
sibles o eclipsadas, etcétera, son cosas que pueden ser ex-plicadas dentro de una amplia variedad de circunstancias,
en la forma que hemos estado estudiando. Si en otras cir-
cunstancias la refracción, difracción y otros fenómenos si-
milares limitan el uso de estas técnicas, o exigen que las
mismas sean sup]ementadas, eso no destruye su valor dentro
de la vasta región en que resultan aplicables. En segundo lu-gar, debe resolverse respecto a lo que constituye o no “estar
de acuerdo a los hechos’ : debe haber normas de exactitud.
Siempre cabe preguntar qué medida de exactitud puede uti
lizarse con un método de representación dado para explicar
determinado conjunto de fenómenos, y el summum que ne,
cesitamos exigir de una teoría es que esté de acuerdo a los
34
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 30/168
hechos, con tanta exactitud cuanta podemos lograr al medir
con los medios de que disponemos.
Si tenemos en cuenta estas limitaciones, estamos en con-
diciones de responder a nuestra pregunta original. El descu-
brimiento de que la luz se propaga en línea recta — o sea latransición'del estado de cosas en que esto no se sabía, hasta
aquél en que sí es conocido — presenta un doble aspecto:
primero, el que se refiere al descubrimiento de una técnica
para representar fenómenos ópticos comprobando que resul-
taba adecuado para ser aplicado a una amplia variedad de
hechos, y segundo, la contemporánea adopción de un nue-
vo modelo, una nueva forma de considerar estos fenómenos
y comprender por qué son cómo son.
Estos aspectos forman el núcleo del descubrimiento. Com-
paradas con ello, las palabras especiales que se utilizan para
expresar el descubrimiento constituyen algo superficial: ape-
nas si tiene importancia que digamos que la luz recorre
distancias o es propagada, ya que cualquiera de esas expre-siones es una interpretación igualmente acertada, del cuadro
geométrico. A esta altura de la investigación, sólo importa
la parte de cada noción que resulte común a ambas. Ade
' más, las propias nociones con que exponemos el descubri-
miento y que posteriormente usamos para referirnos a los
fenómenos derivan su vida, en gran parte, de las técnicas
que adoptamos. Por ejemplo, la noción de un rayo de luztiene su origen tan profundamente en los diagramas que
utilizamos para representar los fenómenos ópticos como en
los fenómenos en sí. Podríamos describirla diciendo que cons-
tituye nuestro .recurso para leer las líneas rectas de nuestros
diagramas ópticos en su relación con los fenómenos. No
descubrimos que la luz se haya atomizado en rayos indivi-duales, sino que la representamos de esa manera.
En cuanto al principio de la propagación rectilínea de
la luz, o sea la doctrina de que la luz recorre el espar-
ció en líneas rectas, que figura en nuestro ejemplo de expli-
cación, ahora estamos en condiciones de reconsiderar su
condición. Hemos visto, desde el principio, que una gene-
ralización empírica no podía ser considerada como del tipo
35
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 31/168
que discutieran tan frecuentemente los lógicos, ya que in-
terpretada de este modo carece de exactitud; De por sí, el
principio no nos proporciona hechos adicionales en exceso
de los fenómenos para cuya explicación es utilizada, y de ser
leída como una generalización de hechos tendría que sercalificada por alguna cláusula como "en general", .o "siendo
iguales las otras circunstancias", o "excepto cuando no suce-
de así". Por el contrario, la finalidad de la doctrina es muy
distinta: su aceptación marca la introducción de las técnicas
explicativas que contribuyen a formar la óptica geomé-
trica, o sea el modelo de la luz como algo que avanza desde
su fuente al objeto iluminado, y el uso dé diagramas geo-métricos para deducir que deben esperarse fenómenos en
cualquier circunstancia dada.
La doctrina es, por así decirlo, parásita con respecto a
estas técnicas: separada de ellas no nos dice nada y resulta-
rá completamente ininteligible o desorientadora. Porque,
como descubrimiento, no se opone a la hipótesis de que nadase propaga, ni a la de que la luz se propaga de manera dis-
tinta; en ambas hipótesis el término "propaga" ya debe tener
su sentido. Se opone,' más bien, al uso de un modelo com-
pletamente distinto: a nuestra concepción de los fenóme-
nos ópticos, para los fines de la física, en términos comple-
tamente distintos — por ejemplo, en términos de que las
antenas de los ojos se apoderan de las cualidades del obje-
to —, se opone a ciertas formas de pensar respecto a la luz
tales que ni siquiera resultaría adecuado hablar de que la
luz se propaga, pues esas formas nos llevarían a formular
preguntas e hipótesis completamente diferentes sobre los
fenómenos ópticos, o, en realidad, diferentes clases de pre-
guntas e hipótesis. En tal sentido, podríamos llamar al prin-cipio una "ley de nuestro método de representación", del
mismo modo que una "ley de la naturaleza": su papel
consiste en ser la clave de la óptica geométrica, que une
aquellos fenómenos que pueden ser explicados mediante esa
rama de la ciencia y el simbolismo que, al ser interpretado
en la forma sugerida por el modelo, es utilizado por los fí-
sicos para explicar estos fenómenos.
36
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 32/168
2. 4. Lugar de las matemáticas y de los modelos en la física
¿Hasta qué punto resultan peculiares a este fenómeno las
cosas que hemos descubierto a su respecto, y en qué medida
son características del descubrimiento y explicación de lasciencias físicas en general?
En muchos sentidos, se verá qqe el ejemplo es represen-
tativo, una vez que se reconoce su extrema sencillez. Porque
en cada rama de las ciencias físicas pueden volverse a formu-
lar las preguntas que hemos llegado a hacer aquí. Cada
rama ha evolucionado con el objeto de explicar una serie
de fenómenos físicos, y en cada una de ellas podemos in-
quirir los métodos de representación y los modelos que se
emplean al hacerlo así.
A ) Consideremos en primer término los fenómenos ex-
plicados. En el caso que hemos observado, éstos consistirán
en cosas tales como la distribución de la luz y la sombra
a medida que el sol recorre el cielo, la época de los eclip-ses y así sucesivamente. Pero, tal como se presenta, la
amplitud del nuevo principio es limitada^ Cualquier rama
de la. física, y especialmente cualquier teoría o ley determi-
nada, tiene prefijado sólo un propósito; es decir, esa teoría
únicamente puede explicar una variedad limitada de fenóme^
nos, y gran parte de lo que un físico debe aprender en el
curso de su entrenamiento se refiere a los fines de diferen-
tes teorías y leyes. Siempre debe recordarse que la finali-
dad de una ley o principio no siempre se encuentra asentada
en los mismos, sino que se trata de algo que es aprendido
por los hombres dé ciencia al llegar a comprender la teoría
dentro de la cual figura. En verdad, esta finalidad es algo
susceptible también de una mayor investigación, capaz demodificarla, y en efecto lo hace, y constituye una medida de
economía, fuera de cualquier otra consideración, exponer
las teorías y las leyes de manera que no haya necesidad
de modificarlas cuando se tropieza con una nueva aplicación
de las mismas.
B ) En segundo lugar, debemos considerar las técnicas
de representación utilizadas en las diferentes ramas de la
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 33/168
física. En nuestro ejemplo, sólo nos interesan las técnicas
matemáticas primitivas, de índole geométrica, incluso Jas
construcciones a regla y lápiz y, en los casos de mayor re-
finamiento, el uso de tablas trigonométricas. Por estas téc-
nicas esta rama de la óptica recibe su nombre, óptica "geo<métrica”. En ella nos ocupamos de. fenómenos ópticos me-
diante el uso de imágenes geométricas — o sea imágenes en
que las líneas rectas representan los senderos por donde se
supone se propaga la luz— y tratamos de elaborar reglas
para la manipulación de las líneas rectas de nuestras figu-
ras de manera que reflejen, dentro de lo posible, el com-
portamiento observado de la luz, o sea los fenómenos ópti-
cos relativos.
En algunos sentidos, nuestro ejemplo no resulta carac-
terístico, por cuanto el método mediante el cual los proble-
mas son encarados resulta casi siempre gráfico, ofreciendo
el físico lo que ya hemos llamado un "cuadro” del estado
óptico de las cosas. Esta intensidad hará particularmenteinteligible el cuadro para el nomatemático, pero no debe
permitirse que resulte desorientadora. Porque, si bien es
cierto que podemos hablar de este diagrama como si fuera
un cuadro, conviene tener presente que tal cuadro nunca
haría su aparición en una exposición de arte, por represen-
tativos que sean los gustos del Comité de Selección, ya que
existe más de una clase de representación. El diagrama del
físico no és valorizado por lo que,el hombre de la, calle lla-
maría un "parecido”, pues la noción que el físico tiene de
la luz difiere en importantes sentidos de la común y co-
rriente, y se basa todavía menos en razones de orden esté-
tico. Su punto de vista es más prosaico aún, o sea que me-
diante el uso de diagramas de esta clase ha Sido posible de-mostrar, y por tanto explicar, con gran amplitud de circuns-
tancias y considerable exactitud de medida, qué fenómenos
ópticos deben esperarse.
A los físicos les agradaría, siempre que fuere posible, poder
representar gráficamente los fenómenos que están estudian-
do: cuando ello es factible sé puede "ver” la fuerza de susexplicaciones de manera especialmente convincente. Por el
38
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 34/168
mismo motivo, les parecía a los matemáticos del siglo XV II
que la geometría era superior al álgebra, ya que considera-
ban: que el álgebra sólo proporciona un atajo a las verda-
des exhibidas por la geometría. Pero es difícil que esto pue-
da hacerse en medida semejante a la que resulta posible eii
la óptica geométrica. Sólo en muy pocas ramas de la física
desempeña un papel lógicamente central el dibujo de dia-
gramas. Casi siempre, el papel lógico desempeñado en la
óptica geométrica por las técnicas diagramáticas es absorbi-
do por otro tipo de matemáticas menos primitivo, cuya
complejidad y sofisticación exceden las posibilidades dia-
gramáticas. Sin embargo, por sofisticadas y complejas quepuedan ser, desempeñan un papel comparable al dibujo de
gráficos en la óptica geométrica; es decir, sirven como técy
nicas para sacar deducciones. Por ejemplo, en la dinámica, v
los equivalentes de nuestro diagrama geométrico son las
ecuaciones de movimiento para el sistema de cuerpos bajo
investigación. Contando con una descripción adecuada del
sistema, un físico que haya aprendido la dinámica de New
ton se encontrará en condiciones de escribir sus ecuacio-
nes del movimiento; estas ecuaciones pueden ser considera-
das, por tanto, como ofreciendo, en forma matemática, un
“cuadro” de los movimientos del sistema, lógicamente pa-
ralelo al que da nuestro diagrama para los fenómenos óp-
ticos. Utilizando las ecuaciones, podrá computar, por ejemplo,la velocidad que un cuerpo determinado tendrá cuando se
haya elevado del suelo a tal o cual altura, y la altura a la
cualvhabrá cesado de elevarse, a la manera que, median-
te nuestro diagrama, podemos descubrir el largo de”la som-
bra de la pared a distintas alturas del suelo.
Es éste ün punto que merece ser recalcado, ya que el
lugar de las matemáticas en las ciencias físicas es algo que
la gente tiende a hallar misterioso. Hasta se dice, a veces, que
los físicos trabajan en dos mundos: el “mundo de los hechos”
y el “mundo de las matemáticas”, lo cual nos hace maravillar;
cómo puede ser que el mundo que ños.rodea se encuentre,
como ellos dicen, compenetrado de este otro e invisible
“mundo matemático”. Pero no tiene sentido hablar de un
39
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 35/168
“mundo matemático" separado, como no sea para recordar
que no debemos buscar todos sus aspectos, o sea: rayos de ^
luz en haces solares y sombras solamente, ya que el mundo
al que pertenecen nuestros conceptos teóricos está constitui-
do tanto en el papel donde Realizamos nuestros cálculos
como en el laboratorio donde nuestros experimentos tienen
lugar. Si las matemáticas ocupan actualmente un lugar tan
destacado en las ciencias físicas, el motivo es muy obvio:
todos los complejos conjuntos de éxactas técnicas de de-
ducción que necesitamos en la física pueden, y tienden, a
ser vertidos en forma matemática.
Por cierto, ninguna deducción importante que se encuen-tre en las ciencias físicas es de tipo silogístico. Esto se debe
a que, en las ciencias físicas, no interesa seriamente enume-
rar las propiedades comunes a series de objetos, sino que
preocupa otro tipo de relaciones. Más adelante volveremos"
a ocuparnos de este punto, al tratar las diferencias que exis-
ten entre las ciencias físicas y la historia natural. Las ope-
raciones que realizamos y las observaciones que efectuamos
en el campo de la física no se limitan a simples tareas de
contar cabezas; la forma lógica de las conclusiones a las que
llegamos no es la de una simple generalización, y las clases
dé deducciones que podemos lograr como resultado no
constituyen inferencias silogísticas. En verdad, las inferen-
cias de los físicos son tan importantes precisamente porqueconstituyen mucho más que transformaciones del fruto de
nuestra observación. Si se controlan todas las. "A" y se com-
prueba que son “B”, equivale a constatar que cierta “A"
determinada también es “B”. Por consiguiente, las posterio-
res inferencias de qüe “Todas las A son B" y “Esta A es una
B", son automáticas. Por otra parte, si uno ha medido el altode una pared y el ángulo de elevación del sol, no significa
que haya medido también el largo de la sombra proyectada
por la pared. Sin embargó, se trata de algo que las técnicas
de la óptica geométrica permiten deducir, siempre que las
circunstancias sean del tipo que, de acuerdo a la experien-
cia dé los físicos, permitan la verificación de tales técnicas.
Lo mismo sucede en sentido más general. El núcleo de
40
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 36/168
todos los descubrimientos importantes en las ciencias físicas
consiste en el descubrimiento de, nuevos métodos de repre-
sentación y por consiguiente de nuevas técnicas para la
deducción de inferencias, de manera que se adapten a los
fenómenos investigados. Los modelos que usamos en lasteorías físicas y que tienden á ser expuestos en las divul-
gaciones populares como si se tratara de la totalidad de las
teorías, son valiosos para los físicos, sobre todo, como for-
mas de interpretación de estas técnicas de deducción y por
ende para dotar de carne al esqueleto de las matemáticas.
£1 diagrama geométrico utilizado en nuestro ejemplo ópticoresulta carente de vida a menos que imaginemos que la luz
se propaga “a lo largo de la línea de puntos”: solamente de
ese modo podremos ver cómo el diagrama explica los
fenómenos a que se refiere. Pero, de la misma manera, elv
modelo de propagación de la luz, por apartado que resulte
respecto a nuestra manera no científica de considerar la luz
y la sombra, se torna carente de sentido sin el diagrama.Presentar una teoría simplemente ¿n términos de los mo-
delos empleados es olvidar lo que importa más que todo, y
dejar sin explicar el uso del modelo.
Por consiguiente, en la práctica se considera que una teo-
ría es completamente satisfactoria solamente si el cálculo
matemático resulta complementado por un modelo inteligbble. No basta que uno disponga de recursos para pasar de
las circunstancias de cualquier fenómeno a sus característi-
cas, o viceversa: la teoría matemática jpuede constituir una
manera excelente de expresar las relaciones, pero entender-
las — “advertir la conexión” que existe, por ejemplo, entre
la altura del sol y el largo de la sombra — requiere que se
disponga asimismo de una forma claramente inteligible de
concebir los sistemas físicos que estamos estudiando. Esta es
la finalidad principal de los modelos: para captar y enten-
der se necesitan tanto las matemáticas como los modelos. La
imposibilidad de proporcionar un solo modelo que sirva para
interpretar las teorías matemáticas de la mecánica del cuanto
ha sido considerada por muchos como un. gran inconvenientey hasta ha sido utilizada, frívola o equivocadamente, para
41
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 37/168
demostrar que “Dios ha de ser un matemático*’. Anteriormen-
te, siempre había sido posible sincronizar una técnica de
inferencia, en toda su variedad de aplicaciones, con un mo-
delo único; esto es lo que, por razones verificables, no puede
hacerse en el caso de la mecánica del cuanto, dé modo quemientras un modelo de oñdas pueda ser apropiado en algunas
aplicaciones de la teoría, en otras puede resultar más con-
veniente un modelo de partículas.
C ) Examinemos algo más de cerca la noción: modelo.
Volvamos a considerar nuevamente nuestro ejemplo: en ese
caso tomado como muestra, el diagrama proporciona, como
hemos visto, algo similar a un cuadro del estado óptico de
cosas; un cuadro con cuya ayuda podemos sacar deduccio-
nes sobre las sombras y otros fenómenos ópticos que se
observan en las circunstancias especificadas. Pero, para
comprender cómo funciona la explicación, no basta señalar
los fenómenos con una mano y el diagrama del físico con
la otra. Porque el físico utiliza otros términos, que a pri-mera vista parecen no tener nada que ver ni con las som-
bras ni con los diagramas, lo que de todos modos consti-
tuye el núcleo de la explicación. Por ejemplo, habla de
luz "que se propaga”, de rayos de luz "que pasan del otro
lado de la pared”, de "ser interceptados por ella’V y declara
que esta intercepción de la luz por parte de la pared es
lo qüe explica — fundamentalmente — la existencia de las
sombras.
Algo de lo que mencionamos anteriormente merece ser
repetido aquí. Al crear la óptica geométrica, hemos pasado
de considerar los fenómenos de luz y sombra como fenóme-
nos primitivos, que debían ser aceptados y dejados sin ex-
plicar, a verlos como los efectos comunes de algo, para loque nuevamente utilizamos la palabra 'luz”, que se propaga
desde el sol al objeto iluminado por la misma. Este paso
significa hablar y pensar respecto a los fenómenos de mane-
ra distinta, formulando preguntas que antes hubieran re-
sultado ininteligibles, y utilizando todas las palabras de
nuestras explicaciones — "luz”, "propaga”, "intercepta” y así
sucesivamente — de manera enteramente nueva y ampliada.
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 38/168
Más adelante, por supuesto, llegamos a pensar que se trata
de ampliaciones sumamente naturales, tanto es asi que
hasta llegamos a olvidar que fuera menester realizarlas.
Como estos usos de las palabras son, por extensión, sólo
algunas preguntas que generalmente tienen sentido al serformuladas acerca de cosas que se propagan, resultan apli-
cables a este nuevo elemento que se desplaza, esta nueva
entidad del físico, o sea “la luz”. Algunas preguntas que no
hacemos en la nueva aplicación son las que cualquiera
consideraría obviamente improcedentes, otras son reputadas
como centrales en el uso cotidiano. Así encontramos muy
natural no preguntar si la luz se propaga por medio de uncamino, el ferrocarril o el avión, o si saca boleto de ida
o de ida y vuelta, aunque recordamos qué el desacredi-
tado éter constituyó, por lo menos en parte, una res-
puesta a la pregunta: “¿Por qué medio se propaga la
luz?” Pero resulta extraño comprobar que no hay cosa al-
guna en la óptica geométrica que nos dé oportunidad de
discutir la cuestión de qué es lo que se propaga. En lo que
a la óptica geométrica se refiere, basta que el sujeto grama-
tical dé nuestras oraciones sea el escueto sustantivo
“luz” y no importa que podamos o no decir algo más al
respecto.
Vale la pena tener en cuenta este punto. Sin duda
constituye un aspecto importante de la nueva manera depensar, respecto a la óptica, que podamos sentimos impul-
sados a formular preguntas como: “¿Qué es lo que se pro-
paga?” En verdad son muchos los fenómenos en cuya expli-
cación llegamos a pensar que su sujeto gramatical posee
un equivalente físico: éstos son los fenómenos que nos in-
teresan en la óptica física.. No obstante, las cuestiones que
interesan a la óptica física y a la geométrica son lógicamen-
te independientes. Sabemos que la luz procede de lámpa-
ras, astros y otros cuerpos brillantes, y termina sobre super-
ficies iluminadas; por consiguiente, en la óptica geométrica,
lo único que necesitamos preguntar es “¿Desde dónde?”,“¿Hacia dónde?”, “¿Por qué camino?” La totalidad de la
óptica geométrica pudo haber existido y en verdad surgió,
43
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 39/168
sin contar con verdadero asidero para dar respuesta algunadefinida a la pregunta: “¿Qué és lo que se propaga?" Has-ta la pregunta: “¿Con qué velocidad?" fue contestada porRómer en 1676 en base a observaciones de los eclipses delos satélites de Júpiter, antes de que se hubiera revestido desustancia alguna el desnudo sustantivo “luz".
Se trata de algo que se encuentra a menudo en las cien-cias físicas. En la etapa en que se introduce un nuevo mo-delo, la información de que disponemos y los fenómenos
^empleados para explicar, no justifican que prejuzguemos, enun sentido o en otro, cuál de las preguntas que normalmen-
te tienen stíntidó al formularse sobre Cosas que, por ejem-plo, se propagan, resultará adjudicando también un sen-tido a la nueva teoría. La aceptación de la teoría resulta
justificada en primer término por la forma eii que nosayuda a explicar, representar y predecir los fenómenos in-vestigados. Cuál de las preguntas que sugiere resultará fe-cunda y qué hipótesis aceptables, son cosas que sólo puedendescubrirse en el curso de una investigación ulterior, déla llanera que indicaremos más adelante.
AÍ referirnos a los modelos de física podemos decir que“se desarrollan". Mientras nos limitemos a la óptica geomé-trica, el modelo de la luz como sustancia que se propagaresulta desarrollado sólo en reducida proporción, pero al pa-
sar a la óptica física, explorando primero las conexionesentre los fenómenos ópticos y electromagnéticos, y luego losque se producen entre la radiación y la estructura atómica*el modelo sufre entonces un ulterior despliegue.
El proceso mediante el cual, a medida que vamos avan-zando, se explotan nuevos aspectos del modelo y adquieren
sentido las nuevas preguntas, es muy complejo y debe serestudiado en detalle para cada rama de la teoría física, sies que hemos de entender claramente la lógica de esa teo-ría. Por el momento, todo lo que necesitamos tener en cuen-ta es lo siguiente: aunque algunas preguntas que común-mente se aplican a cosas que, por ejemplo, se propagan, sehacen en base a un uso ampliado, iic puede decirse de an-
temano cuáles preguntas se aplicarán y cuáles no, y aún
44
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 40/168
queaa por descubrir, en el transcurso del tiempo, hasta qué
punto las vetustas preguntas pueden recibir un significado
en el nuevo contexto. En verdad, algunos de los pasos más
importantes de la física han consistido en otorgar a mayor
cantidad de estas preguntas, interpretaciones que no teníanantes (por ejemplo, la evolución de la óptica física y la
introducción de la idea de la estructura subatómica); o bien
en hacer algo todavía mucho más difícil, o sea, renunciar
a la esperanza de poder responder a ciertas preguntas que
hasta ese momento habían parecido perfectamente natura-
les y legítimas (por ejemplo, Leibniz con respecto al meca-
nismo de gravedad, y las discusiones del siglo X IX res-pecto al éter luminífero).
El ilimitado desarrollo de las teorías físicas parece ser
una de las cosas que Planck y Einstein tienen presentes
cuando insisten que los electrones y los campos gravitacio
nales son tán reales como las mesas, las sillas y los ómni-
bus \ Porque es imposible negar la diferencia existente,tanto en condición lógica como en propiedades físicas, en-
tre entidades y nociones tan teóricas como “electrones”,
“genes”, “pendientes potenciales”, “campos” y cosas tan co-
tidianas como ómnibus y mesas. Pero aquello en ló que tie-
nen derecho a insistir los hombres de ciencia es que sus
modelos no deben ser necesariamente mencionados como
ficciones teóricas, ya sea en sentido despectivo o no; yaque considerarlos a todos igualmente como ficciones equi-
valdría a afirmar que no hay esperanza de desarrollarlos en
gran medida y sugeriría que es aventurado proseguir duran-
te cierto tiempo con las preguntas que nos mueven a hacer.
Esto constituiría un grave error. En efecto, una de las
virtudes de un buen modelo es que realmente sugiera otras
preguntas, llevándonos más allá de los fenómenos desde
donde empezamos, y nos tiente a formular hipótesis que
resulten experimentalmente fértiles. Así, la idea dé la luz
como sustancia en movimiento constituye un buen mo-
delo, no sólo porque nos proporciona una interpretación
s Este punto se considerará con más detalle en la Sec. 4. 7 , , pág. 157.
45
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 41/168
fácilmente inteligible de los diagramas de la óptica geomé-
trica —aunque esto sea un stne qua non—, sino porque nos
lleva más allá del cuadro escueto de algo no especificado
que se propaga, no importa de qué se trate, y nos induce
"a especular sobre partículas de luz u ondas luminosasque recorren distancias o son propagadas, Estas especula-
ciones han producido fruto. Del mismo modo, los mo-
delos de fenómenos térmicos y gravitacionales como efec-
tos de los fluidos calórico y gravitacional, eran malos mo
délos, ya que las preguntas que nos mueven a formular han
resultado, en la práctica, tan poco' útiles como las otras
que nos movieron a hacer en la óptica.
Por cierto que esta sugestión y el sistemático despliegue
es lo que convierte al buen modelo o patrón en algo más
que una metáfora. Por ejemplo, cuando decimos que los
ojos de alguien recorren el horizonte, el antiguo modelo
de la visión como resultante de la acción de antenas prove-
nientes del ojo, queda en pie en nuestra conversación, pero
como una metáfora. Por consiguiente, cuando la gente dice
que al hablar de que la luz se propaga reflejamos de algu-
na manera la naturaleza del mundo, cosa que no sucede
cuando decimos que los ojos recorren el horizonte, les asis-
te cierta razón: decir que "la luz se propaga" refleja la na-
turaleza de la realidad, cosa que no sucede cuando deci-
mos: "Sus ojos recorrieron el horizonte", lo que equivale
a poner en evidencia que la última expresión constituye,
e¡n el mejor de los casos, uña metáfora. La teoría óptica de
la que procede ya ha muerto. Preguntas tales como: “¿De
qué medios se valen los ojos para recorrer el horizonte?" o
"¿De qué están hechas las antenas?" sólo pueden formular-se en sentido frívolo. La primera de las expresiones citadas
hace algo más: puede ocupar el lugar medular en una teo-
ría fructífera y al mismo tiempo sugerimos ulteriores pre-
guntas, a muchas de las cuales puede asignársele un sen-
tido como no podrían hacerlo las preguntas sugeridas por
"Sus ojos recorren el horizonte".
46
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 42/168
2. 5. Las teorías y observaciones no se hallan relaciona-
das deductivamente
Por consiguiente, se puede decir que la vitalidad de las
teorías físicas procede de los fenómenos en cuya explicación
son utilizadas. Si al hombre no especializado se le dice sola-mente que la materia consiste en partículas disgregadas, o
que el calor es una forma de movimiento, o que el Univer-
so se expande, nada se le está diciendo, o menos que nada.
Si se le diera una idea clara de la clase de técnicas de in-
ferencia sobre el modelo atómico destinado para interpretar
la matería, o el cinético para los fenómenos termales o el
esférico para el universo, entonces podría ponérselo en el
camino de la comprensión. Sin esto, se encontrará,, in-
evitablemente, frente a un callejón sin salida.
Es como si mostráramos un flamante calorífero de gas, to-
davía dentro de su caja, a un hombre que no tiene la menor
idea de los aparatos mecánicos de la vida occidental, y le
dijéramos: “Eso calienta el agua.” No tendríamos derecho asorprendernos si él creyera que le estábamos enseñando un
cocinero robot. Esto constituye la contraposición de la fala-
cia de nuestro hombre Viernes. Lo menos que podemos
hacer es explicarle, con lucidez: “Esto es algo que puede ser
utilizado para calentar agua”, e indicarle, en líneas genera-
les, de qué manera habría que montarlo a fin de que
cumpla sus funciones. La expresión: “Esto calienta elagua” dicha con semejante contexto, constituye una fór-
mula cóndensada de palabras sólo inteligibles a los que
están familiarizados con ese aparato. Ningún calorífero ca-
lienta agua ni ninguna otra sustancia, mientras permanez-
ca en su caja rodeado de viruta: antes de que exista si-
quiera Una esperanza de que cumpla su cometido debe ser'conectado a la fuente de energía de la manera explicada
pór los fabricantes. Lo mismo puede aplicarse a expresio-
nes tales como: “El modelo atómico explica todos los fenó-
menos químicos conocidos”. También en este caso, el mo-delo atómico por sí no puede cumplir objeto alguno, pero
sí puede ser utilizado, de la manera prevista, para explicar
los cambios y procesos estudiados por los químicos. Con
4?
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 43/168
respecto a “El calor es una forma de movimiento”, aquí casi
todo queda por decir. La luz, tal como entendemos habi-
tualmente la palabra, no es algo de lo que podemos afirmar
que se propaga, y el calor — desde ese punto de vista — se
parece tanto a una forma de movimiento como lá humedada una forma de alejarse.
tino de los filósofos de la ciencia que comprendió la
importancia de este punto fue Emest Mach. También él
solía insistir en que la.adopción de nuevas tecnias y patro-
nes sólo resulta justificada por la observación y experimen-
tación que conducen a los resultados, pero se excedió so-
bremanera en sus afirmaciones, ya que la conclusión a quellegó era de que las declaraciones de los físicos teóricos cons-
tituyen descripciones sintéticas de los resultados experimen?
tales, informes comprensivos y condensados de nuestras ob-
servaciones, y nada más. Pensaba que solamente estaría
justificado aceptar nuestras conclusiones teóricas si resul-
taban lógicamente interpretadas en báse a los informes denuestros experimentos; es decir, relacionados con ellos en
forma deductiva, tan estrictamente como las afirmaciones
respecto al "inglés promedio” y la información relativa a los
ingleses individuales. Sólo de este modo — afirmaba — es
posible evitar el antropomorfismo o lo que hemos dado en
llamar “la falacia de nuestro hombre Viernes”. De acuerdo
a su modo de ver, todos los comentarios* respecto a las expli-
caciones, especialmente en términos de “vislumbrar cone-
xiones causales”, le parecía plagada de estas dificultades.
En su opinión, las conexiones causales eran tan míticas co-
mo el personaje llamado “Luz”, a cuyo respecto un novicio
podría suponer que nosotros lo hacemos “responsable de
hacer la sombra”.La confusión de pensamiento que condujo a Mach y a
la Escuela Fenomenalista a sacar estas conclusiones, no re-
sulta muy fácil de aclarar, y tendremos que ocupamos
nuevamente del asunto en otros capítulos. Pero es esencial
comprender desde el primer memento, que no puede de
ninguna manera hablarse de informes sobre observación y
doctrinas teóricas relacionados entre sí de la manera supues-
48
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 44/168
ta por Mach: la relación lógica entre ellos no puede ser
de tipo deductivo. Esto queda claramente evidenciado por
nuestro ejemplo: por muchas afirmaciones que logre colec-
cionar del tipo "cuando el sol está a 309 y la pared tiene un
metro ochenta y tres de alto, la sombra tiene tres metrosveinte centímetros de largo”, no podré utilizarlas paró de-
mostrar en forína deductiva la necesidad de la conclu-
sión: ,(Ergo, la luz se propaga en línea recta”. Tampoco se
trata de algo que deba preocuparnos mayormente ya que,
teniendo por un lado declaraciones acerca de cosas cotidia-
nas, tales como lámparas, el sol, las sombras y las paredes,
y por la otra afirmaciones teóricas en términos de ese con-cepto físico que es la luz, ¿cómo podemos siquiera imagi-
nar que existan conexiones deductivas entre ambos? Los ti-
pos de afirmación que se encuentran relacionados deducti-
vamente proceden siempre del mismo modo, poco más o
menos, y se expresan en términos similares, por ejemplo:
"Los peces son vertebrados”, "los múgiles son peces” y "losmúgiles son vertebrados”. Pero los dos tipos de afirmación
que estamos estudiando en este momento son expresados
en términos completamente distintos, y en ellas el lenguaje
es utilizado en formas radicalmente diferentes.
Decir que "La luz se propaga en línea recta” no signifi-
ca, por lo tanto, resumir en forma compacta los hechos ob-
servados respecto a las sombras y las lámparas, sino exponer
una nueva manera de considerar los fenómenos, con cuya
ayuda podemos dar sentido a los hechos observados respec-
to a las lámparas y las sombras. Pero no es lo mismo decir:
"Se pueden representar los fenómenos de la manera si-
guiente:. . . o "Los físicos consideran ahora la luz y la
sombra de la siguiente mañera:.. . ” Más bien sería esto jugar a ser físico, utilizando las palabras de quien las con-
sidera dé nueva manera. Teniendo esto en cuenta, pode-
mos ver ló desorientador que podría ser afirmar, sin res-
tricciones, que "La luz se propaga en línea recta” consti-
tuye una ley tanto de nuestro método de representación
como de la naturaleza. El descubrir que la luz se propaga
.en linea recta no fue, por cierto, un descubrimiento para
49
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 45/168
los /ísícos, o sea para los que pueden elegir, o realmente eli-
gen, representar los fenómenos ópticos de mañera geomé-
trica. De ningún modo: si no tuvieran en cuenta las conse-
cuencias, podrían representarlo de cualquier otra forma
que les viniera bien. Existe un descubrimiento positivo,fuera del hecho de elegir este modo, qué demuestra por
sí la importancia del principio de la física, ya que si uno
los representa de este modo, es posible explicar fenómenos
ópticos muy variados —luz y sombra, eclipses, etc, — con
ciertas restricciones (sin refracción, etc.) y bastante exac-
titud. Además, como veremos más adelante, estas técnicas
pueden ser ampliadas, mediante la ayuda de sencillas reglas,para incluir situaciones que involucran la refracción, la re-
flexión y otros fenómenos hasta ahora no tomados en
cuenta.
De todos modos, la dificultad experimentada por Mach
es la misma que todavía podemos sentir nosotros mismos
cuando advertimos por primera vez las diferencias lógicasentre afirmaciones teóricas tales como “la luz se propaga
en línea recta" y los informes dç observación como “la
sombra tiene tres metros veinte centímetros de largo”. Re-
sulta natural para un lógico suponer que, a fin de justificar
una conclusión teórica, debemos reunir suficiente material
experimental para refrendarla, y que si uno hace algo me-
nos, la conclusión teórica afirmará algo más de lo justifica-
do por la información experimental. De todos modos, Mach
tenía muchísimo interés en demostrar que las leyes de la
naturaleza “no contienen más que" los hechos de la obser-
vación que explican. Pero esto es un error: no se trata, pre
cisamente, de que nuestras afirmaciones teóricas deban ser
refrendadas por la información, ya que no sucede así, ypor consiguiente afirman cosas que la información dispo-
nible no justifica; ni tampoco pueden ni tienen por qué re-
sultar refrendadas por ella, ya que no se trata ni de genera-
lizaciones ni de otras interpretaciones lógicas basadas en la
misma, sino más bien de principios, de acuerdo con los cua-
les podemos sacar deducciones referentes a los fenómenos.
En el siguiente capítulo aclararemos este particular. Para
50
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 46/168
justificar la conclusión de la propagación de la luz enlinea recta, no tenemos que efectuar observaciones que in-
volucren esta conclusión: lo que debemos hacer es demos-trar de qué manera la información de que disponemos pue
de ser explicada en los términos de este principio. En estecaso, la ausencia de una conexión deductiva no puede con-siderarse como falta de conexión, así como no puede pen-sarse que un martillo automático carece de tomillos. Eneste caso la justificación requiere algo más que pruebasdemostrativas.
La verdadera dificultad consiste en evitar expresar lo ob-
vio de manera confusa. Por ejemplo, Einstein pone reparosa la doctrina de Mach, pero casi se excede en sus esfuer-zos para rebatirla: habla de las teorías físicas como si fueran“productos libres” de la imaginación humana. Concedamosque los descubrimientos en la física teórica no son cosas quepuedan ser establecidas ni por argumentos deductivos sobre
la única base de la información experimental, ni por el , tipode “inducción” del texto de lógica en que con tanta frecuen-cia se han concentrado los filósofos ni, tampoco, por ningúnmétodo para el que puedan darse Teglas formales3. Admita-mos que los descubrimientos en las ciencias físicas consistén en la introducción de nuevas formas de considerar losfenómenos y en la aplicación de nuevas formas de representa-ción, más bien que en el descubrimiento de nuevas generali-zaciones. Puede suceder, asimismo, que el reconocimiento denuevas y ventajosas maneras de considerar los fenómenos sea,por lo menos parcialmente, tarea de la imaginación, de mo-do que Einstein pueda decir al respecto, como lo hace sobrela base axiomática de la física teórica, que “no pueden ser
abstraídas de la experiencia, sino que han de ser librementeinventadas... La experiencia puede sugerir los conceptos ma
8 Por eso resulta tan infortunado que los lógicos hayan llegado areferirse al descubrimiento científico como a una "inferencia induc-tiva”; cuándo no puede siquiera darse una regla de inferencia, notiene sentido mencionarla. Él descubrimiento es, en cierto modo, unprexrequisito de inferencia, pues implica la introducción de nuevas
técnicas de deducción de inferencias.
51
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 47/168
temáticos Çy modelos ) adecuados, pero es indudable que no
pueden ser deducidos de ella". Pero no debemos permitir la
tentación de ir demasiado lejos. No se trata de tarea que pue-
da ser realizada por una imaginación desenfrenada. Puede
tratarse de un arte, pero para su ejercicio se reqüiere rígidoentrenamiento. Aunque no puede decirse qué nuevos tipos
de modelos y modos de representación los hombres de cien-
cia podrán considerar conveniente adoptar, con el curso del
tiempo, ni las reglas formales que puedan ser exigidas para
descubrir nuevas y convenientes teorías, los físicos teóricos
tienen que aprender las reglas del oficio y no pueden per-
mitirse la sola tutela del genio. No puede enseñarse a un
hombre que tenga imaginación; pero hay ciertas clases de
imaginación que sólo un hombre con una preparación es-
pecial puede ejercitar.
La situación se parece en algo a aquello de que, como
suele contársenos, el vidrio irrompible, la sacarina, la ra-
diactividad o el papel secante fueron descubiertos “por ca-sualidad". También ésta es una forma desorientadora de
expresarse: tales descubrimientos no se producen acciden-
talmente, aunque puedan resultar de un accidente. La ma-
yoría de las personas, si se les cayera un frasco de vidrio
sobre un piso de piedra y vieran que no se ha roto, lo reco-
gerían, darían gracias al cielo y se olvidarían del asunto. So-lamente un hombre de ciencia, dotado de la preparación
adecuada, comprendería que se trata de algo sumamente
raro y estaría en condiciones de averiguar qué se ha hecho
antes en ese vidrio para que no se rompiera. Podría atri-
buirse a la suerte que determinado hombre de ciencia no-
tara antes ese fenómeno, pero la suerte nb seguiría intervi-
niendo en el resto de la investigación. Asimismo, puede
ser una imaginación fértil lo que conduce a un físico, y no
a otro, a explorar las posibilidades de alguna nueva teo-
ría; pero también aquí es la habilidad entrenada lo que,
junto con la imaginación, lo ha de guiar en el curso de la
investigación iniciada. '
52
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 48/168
2. 6. La física no es la historia natural de lo inerteHay un punto definitivo respecto a qué cosas insinúan
descubrimientos en las ciencias físicas, punto que debe ser
recalcado desde el primer momento: esto nos ayudará a
comprender la diferencia entre las ciencias explicativas,como la física, y las descriptivas, como la historia natural.
Este punto puede ser expresado concretamente diciendo:
los físicos no andan a la caza de la regularidad en ios fenó-
menos, sino que investigan la norma de las regularidades
cuya existencia ya es reconocida. Dicho de este modo, pue-
de parecer algo oscuro; procedamos, en consécuencia, a lan-
zar otra ojeada a algunos ejemplos.Debe haberse reconocido que había cierta regularidad
en la forma en que las sombras eran proyectadas, mucho
antes de que este hecho resultara científicamente explica-
do: la creación de la óptica geométrica puso claramente én
evidencia la naturaleza de una regularidad que ya había sido
apreciada anteriormente, aunque fuera en términos vagos.Asimismo, se sabía que los planetas se movían de manera
regular, y estas regularidades ya habían sido ■estudiadas
durante muchos siglos antes de que surgiera la teoría diná-
mica que les diera explicación. También en este caso la
creación de la dinámica hizo inteligibles ciertas regularida-
des cuya existencia era ya sabida, pero cuya exacta natura-
leza y límites aún no eran comprendidos.Es posible advertir las consecuencias considerando el
punto de partida dé las ciencias físicas, y los movimientos
iniciales de un hombre de ciencia. Las regularidades de la
vida cotidiana, con las que todos nos encontramos familia-
rizados, le proporcionan un punto natural de ataque, y la
pregunta que comenzará a formular no será: "¿Existen Te
yes del movimiento, óptica o combinación química^”, sino:
"¿Cuáles son las normas de estas leyesT Desde este pun-
to de vista, hay una pregunta que no necesita hacerse, o sea,
si existe alguna conexión, por ejemplo, entre la pendiente
dé una colina y la forma en que se mueve una piedra al sercolocada sobre la misma, o entre la posición del sol en el
cielo y el largo dé las sombras, Como todos nosotros, el
53
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 49/168
hombre de ciencia sabe muy bien que estas cosas se hallan
relacionadas entre sí, en una forma que todavía debe ser des-
cubierta. Por consiguiente, su primera pregunta no ha
de ser: "¿Son interdefendientes estas cosas'?” sino: “¿De
qué manera se hallan relacionadas entre sí?”A veces los filósofos se han expresado de una manera que
hace pensar que la ciencia puede ser separada de la expe-
riencia común, y que el hombre de ciencia tiene una elec-
ción completamente libre del punto de partida. Es verdad
que, una vez. planteado el problema, el hombre de cien-
cia elige los experimentos a realizar y cómo realizarlos, so-
bre la única base de las consideraciones científicas (másadelante veremos hasta qué punto las condiciones de un ex-
perimento son determinadas por la naturaleza del proble-
ma teórico sobre el cual ha de arrojar luz el experimento).
Pero esto no quiere decir que, en la iniciación de una
ciencia, el investigador pueda empezar por cualquier parte.
Aunque apenas podemos hablar de que el hombre no espe-cializado pueda tener teorías sobre los fenómenos naturales,
son sin embargo esas regularidades cotidianas que hemos
considerado en relación con nuestro ejemplo óptico, y las
excepciones, lo que se presenta al hombre de ciencia en sus
primeros problemas teóricos.
En realidad, señalar* el principio de una ciencia constitu-
ye una división artificial. Los presentes problemas técnicos,digamos por ejemplo en la dinámica de las partículas de
movimiento rápido, surgen de las limitaciones de la teoría
de Newton, La teoría del movimiento de Newton consti-
tuyó la solución de problemas planteados por las limitacio-
nes de la teoría de Aristóteles, ya que fue la ineptitud de
esta última teoría de la dinámica para ocuparse de la acele-ración lo que despertó la atención hacia ese fenómeno du-
rante los siglos XVI y XVII. A su vez, la dinámica de Aris-
tóteles constituyó un intento de sistematización y amplia-
ción de nuestras ideas corrientes respecto al movimiento..,
¿y dónde hemos de trazar exactamente la línea divisoriaen esta secuencia? En cada etapa, el centro de interés de-
pende de las ideas disponibles en ese rpómento respecto al
54
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 50/168
movimiento. Estas proporcionan la pauta de lo que es ñor
mal, de lo que cabe esperar, y las excepciones a ésta regla
son en primer término las que se denominan fenómenos, o
sea, hechos que exigen otra explicación. Cuando retrocede-
mos, en cualquier ciencia, a la etapa en que se efectuaronlos primeros intentos sistemáticos de teorización, para co-
nectar los fenómenos de ese campo, las nociones del sentido
común contemporáneo son las que proporcionan la base de
ideas con referencia a las cuales son elegidos los fenóme-
nos a investigar. Y como a este respecto el sentido común
significa “reconocer las regularidades con las que nos ha-
llamos familiarizados por nuestra experiencia cotidiana1*, esnatural, que las mismas desempeñen una parte promi-
nente en las primeras etapas de. cási todas las ciencias.
Así, por ejemplo, basándose en un estudio de la respi-
ración y el fuegorespiración' y ( “combustión”) los savants
del siglo X V III comenzaron a entender la naturaleza de
las reacciones químicas y Dalton tuyo la oportunidad deconvertir a la química en algo más que una serie de técni-
cas industriales y mágicos ardides.
Vemos, pues, cuál es el origen de una de las diferencias
entre las ciencias físicas y la historia natural. En la física no
podemos empezar donde queremos, antes bien, como dice
Newton, tenemos que asentar las leyes de los fenómenos
en base a unos pocos casos sencillos y aplicar lo que des-
cubrimos en estos casos, como principios, cuando pasamos
a los más complejos. “Sería interminable e imposible llevar
cada detalle a la observación directa e inmediata”, de modo
que el físico sólo dispone de tiempo para investigar en de-
talle el comportamiento de los sistemas más sencillas.
Si uno pone en manos de un físico o químico una cajaque contiene un conjunto no identificado de objetos, éste
tiene perfecto derecho a rechazar las preguntas que se le
formulen sobre cómo funciona y qué sucederá si usted hace
diferentes1pruebas con los mismos: probablemente, el con-tenido de su caja no resulte algo adecuado para su estudio.
Es posible que, con tiempo, él pueda descubrir qué se le
ha traído, y responder así a sus preguntas, por ¡o menos
55
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 51/168
en ciertos sentidos y con un grado limitado de exactitud.
Pero a menos que el conjunto sea particularmente sencillo,
la tarea de .identificación será larga y el hombre de ciencia
tendrá todo derecho a afirmar que con su demanda usted
ha interrumpido su tarea en lugar de contribuir a su pro-greso. \
En la historia natural, las cosas ..suceden de otícTmodo.
Cualquiera sea la criatura viviente que encontremos, siem-
pre resultará justo preguntar a los naturalistas qué es y
cuáles son sus hábitos. Cualquier clase de animal constitu-
ye un “objeto adecuado de estudio” para el historiador natu-
ral; y si en un momento determinado de su historia una es*pecie ha sido más estudiada que otra, no será por razones
teóricas sino prácticas: por ejemplo, porque resulta fácil de
alimentar y no teme a los seres humanos, de modo que pue-
de ser observada sin necesidad de complejas artimañas. Todas
las criaturas vivientes pueden ser sujetos de estudio para el
historiador natural, pero por razones teóricas y prácticas, laobservación y experimentación en las ciencias físicas de-
ben ser sumamente selectivas.
De todos modos, esto constituye una diferencia relativa-
mente sin importancia entre las ciencias descriptivas y ex-
plicativas. Las diferencias más importantes tienen un origen
más sutil, y debemos tratar de ser claros al respecto. Obser-
vemos, desde el primer momento, que las clases de regula-ridad con que tropezamos en la vida diaria, que constitu-
yen los puntos de partida de las ciencias físicas, difícilmen-
te son invariables y, por consiguiente, el grado de sistemati-
zación del lenguaje cotidiano es limitado. Difícilmente
puede deducirse de la descripción, en términos corrientes,
de las circunstancias de un fenómeno, cuál ha de ser la
forma que adopte.
Existe, sin embargo, cierta reducida proporción de siste-
ma, que refleja regularidades familiares, que cualquier
niño no tarda en descubrir. Esto se advierte con mayor clari-
dad en el uso de ciertas declaraciones que hacemos con én-
fasis de leyes: “No golpees la ventana: el vidrio es frágil
(es decir, se rompe al ser golpeado)”. Pero no se trata de un
56
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 52/168
sistema particularmente digno de confianza. Todas esas
deducciones realizadas en el lenguajé diario están libradas
a restricciones: “Esto está hecho de madera, por consiguien-
te debe flotar... a menos que se trate dé lignum vitae o
esté impregnado de agua”. “Usted ve que el camino es de-recho, de modo que debe tratarse del camino más corto...
a menos que nos encontremos frente a una ilusión óptica”.
Estas inferencias dependen de las regularidades físicas o
de historia natural de cuyos alcances sólo tenemos una vaga
idea, y por consiguiente están expuestas a las excepciones.
Por lo tanto' no debemos sorprendemos demasiado si, por
ejemplo, encontramos otra madera además de la lignum vitae, que rehúse flotar.
Muchas de las delicias de la infancia consisten, pre-
cisamente, en contrariar tales regularidades. Puede ser di-
vertido hacer rodar una piedra por una ladera, pero resulta
muchísimo más divertido llenar un globo de gas y ver cómo
flota hasta el techo. Sólo esperamos que las regularidades
sean ciertas en lineas generales, y no nos sentimos par-
ticularmente desconcertados cuando nos encontramos ante
un caso de excepción. ■
Tampoco es menester que estas limitaciones tengan im-
portancia para la mayoría de los efectos prácticos. Un car-
pintero no necesita ser un físico para saber que, en lineas
generales, el aspecto de dos planchas de madera constituyeun buen indicio respecto a la forma en que han de encajar,
y si el pie de una tabla está en el agua, el aspecto de la mis-
ma ya no constituirá tan buena guía. La capacidad de ex-
plicar por qué una tabla parece doblada en el agua no sim-
plificaría sus tareas como carpintero y por consiguiente su
actitud profesional respecto a este fenómeno será de indi-
ferencia. Mientras pueda determinar, en la práctica, qué es,
lo que constituye ó no una buena indicación respecto a la
forma en que han de encajar sus tablas, no tiene por qué
sentir particular inteiés eñ las teorías ópticas que han de
explicar estos hechos.
Precisamente, constituye una de las características del
hombre de ciencia que siénta interés por dichas regulari-
57
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 53/168
dades y sus limitaciones, por lo que ellas son en sí mismas.
Para él, se trata de un asunto de interés profesional descu-
brir exactamente qué es lo que representan, por qué rigen
o no rigen, en qué condicione^ cabe o no esperar la apari-
ción de excepciones, y s> es posible, dar forma a la teoríaque explique todas estas cosas. Por consiguiente, las pre-
guntas importantes para él son éstas: “¿Qué forma asumen
las regularidades, cuando se presentan?” y "¿En qué cir-
cunstancias hemos de esperar que se presenten?” Para de-
cirlo brevemente,' el físico busca la forma y la finalidad de
las regularidades que se ha hallado que suceden, no en
forma universal, pero casi en la totalidad de los casos.Este punto ha sido repetidamente incomprendido en las
discusiones de los libros de texto sobre el método científico.
Empezando con el estudio del silogismo, el cálculo de pro-
babilidades y el cálculo de clases, y pasando luego á las
ciencias físicas, los lógicos han sido mal encaminados por
sus primitivas preocupaciones e intereses, dedicados como
estaban a integrar sistemas formales de considerable refi-
namiento y elaboración, buscando lo que no correspondía.
Una sola de las formas de afirmación ha sido examinada
habitualmente: la generalización empírica universal, y sólo
las formas más detalladas de considerar el tema han conse-
guido ir más allá de afirmar que "Todas las 'A' son 4B ’ ” y
luego: "La probabilidad de que una ‘A' sea 'B' es de 3/5” y"Habiéndose cumplido las condiciones C j, C 2 y C3, todas
las./A' son ‘B’ ” Las consecuencias han sido desafortunadas.
Las leyes de la naturaleza han sido confundidas con ge-
neralizaciones; frases tales como: "Todos los cisnes son
blancos” y 'Todos los cuervos son negros” han sido objeto
de discusiones. Las hipótesis han sido consideradas como si
fueran simples leyes en las que todavía no tenemos con-
fianza, ya que no han sido cotejadas en suficiente número
de casos. En cuanto a los experimentos, han sido presenta-
dos como primos hermanos de las encuestas de Gallup, o
sea que sólo tienen interés en descubrir con qué frecuencia sé comprueba que diferentes pares de propiedades se pre-
sentan simultáneamente.
59
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 54/168
Peiro aceptar semejante explicación es tratar la física co-
mo si fuera una especie de historia natural, y por consiguien-
te perder el tiempo. Los historiadores naturales pueden te-
ner suficiente interés en discutir si todos los cuervos son o
no negros, y si a todos los ratones o lauchas les agrada elquesoi ;Pero mientras uno permanezca dentro de la historia
natural hay poco lugar para explicar cosa alguna: “Chichi
es negro, porque Chichi es cuervo y todos los cuervos son
negros" no constituye lo que un hombre dé ciencia lla-
maría una explicación. En realidad, entre los hombres de
ciencia, afirmar que un tema recién descubierto está toda-vía “en la etapa de la historia natural" resulta algo des-
pectivo: se considera que la historia natural y sus similares
carecen de algunas características esenciales de una cien-
cia plenamente desarrollada y sólo tienen derecho a deno-
minarse ciencias cóndicionalmente y por pura cortesía.
Esta costumbre qo resulta del todo equitativa para la his-toria natural, ya que apenas un observador sugiere, por
ejemplo, cómo el colorido de ciertas subespecies de ratas
puede ser explicado en términos de su medio ambiente, es
promovido del rango de “historiador natural" al más res-
petable del “zoólogo". Pero esa forma de ver las cosas
tiene su justificación. Si la capacidad de explicación es con-
siderada la diferencia específica de la ciencia, entonceslas explicaciones poco profundas que son todo lo que po-
demos exigir a las ciencias naturales nos llevan muy poco
más allá del punto adonde, en dinámica, llega cualquier
criatura: “Esto rueda hacia abajo porque es una piedra, y las
piedras generalmente ruedan hacia abajo". Muy distintas
son las clases de conclusiones a las que llegan las ciencias fí-sicas: “La luz Se propaga en línea recta", “El átomo del
hidrógeno consiste en un protón y un electrón", cuyo ver-
dadero sentido comprime su fertilidad explicativa. Es difí-
cil encontrar un solo aspecto en que puedan ser comparables
con las generalizaciones respecto a los hábitos o el plumaje,
que es todo lo que pueden enunciar los historiadores na-
turales.
&
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 55/168
2. 7. Diferencias cruciales entre la física y la historia natural
La razón diferencial entre las generalizaciones respecto a
los hábitos, plumaje, etcétera (enunciaciones de hábito)
y las que, por contraste, pueden ser llamadas “enunciacionesde naturaleza" resultará evidente a medida que vayamos
avanzando. Pero existe un punto de importancia general
que debe ser tocado. Esta cuestión se refiere a qué temas
pueden tener en común ambos tipos de enunciaciones (por
ejemplo, qué clase de sujetos gramaticales pueden conte-
ner). Aquí yá empezamos a ver, finalmente, cómo las di-
ferencias lógicas entre ambas enunciaciones proceden de
diferencias entre sendas actividades científicas.
El tema de las enunciaciones del historiador natural es
el mismo que el de todo discurso o asunto cotidiano: como
máximo, el historiador natural subdividirá la clasificación
cotidiana en agrupaciones que nosotros no nos tomaríamos
el trabajo de adoptar, estableciendo, por ejemplo, ciertas di-ferencias entre el Pájaro Carpintero Manchado, Dryobates
major anglicus, y el Pájaro Carpintero Manchado del Nor-
te, Dryobates major major. La tarea de identificar a qué
clase pertenece un tema dado no es generalmente dema-
siado técnica, aunque pueda surgir alguna dificultad en
casos difíciles o limítrofes que deben ser puestos en manos
de un experto, ya que, como dijera Wittgenstein, general-
mente "corresponde al público decidir sobre lo que es o no
una vaca".
Atado en lo esencial a la clasificación corriente, como se
encuentra el historiador natural, le compite descubrir cosas
tales como qué hábitos procreativos son naturales a todas las
gaviotas y qué proporción de cardúmenes de los arenques delMar del Norte pasa por el Estrecho de Dover durante un ve-
rano promedio. En consecuencia, sus conclusiones, desde
el punto de vista lógico, resultan al mismo tiempo suma
y directamente concretas y abiertas al análisis lógico en la
forma tradicional, y podrán ser adaptadas en los patrones
familiares —"Todas las 'A son ‘B' ", "Todas las 'A' que tam
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 56/168
bién son 'C' son 'B '", "La proporción de ‘A’ que son ‘B’ es
3/5", etcétera — y así sucesivamente.
Además, como la clasificación de su tema es realizada de
acuerdo a líneas ordinarias, no cabe al historiador natural
modificar sus principios a la luz de sus descubrimientos.Si llegara a descubrir que la mitad de los ratones domésticos
de Inglaterra son herbívoros y la otra mitad carnívoros, y
que estos dos grupos no se cruzan, podría efectivamente dis-
tinguir entre las dos clases y, si las circunstancias lo indi-
caran, podría llegar a referirse a las mismas como a dos es-
pecies distintas, pero no tendría libertad para decir: "La mi-
tad vive de lechuga, luego no pueden ser ratones", o bien
"Sólo la mitad que se alimenta de lechuga deben ser* con-siderados como ratones". O más bien, si insistiera en hacerlo,
el consentimiento público tendría una señal no de su co-
nocimiento como experto, sino de su prestigio, como del
que estableció que las ballenas nunca deben ser llamadas
"peces".Cuando se pasa de las enunciaciones de Hábito de la his-
toria natural, a las enunciaciones naturales de las ciencias
físicas, se advierte que la situación es marcadamente distin-
ta. Al referirse a los fenómenos que estudian, los físicos
no tienen por qué confinarse a la clasificación cotidiana de
las cosas que encuentran, como tampoco tienen que hacerlo
respecto a las formas lógicas más elementales. La.reclasifi-cación del tema a la luz del descubrimiento es la norma
de las ciencias físicos4: la decisión respecto a lo que debe
o no ser mencionado como "fenómeno puramente gravi
tacional" —opuesto a lo de "vaca"— se convierte enton-
ces en un asünto sumamente técnico y el terreno que le sir-
ve de base va cambiando a medida que evolucionan las teo-
rías de la ciencia.
Según el físico, este hecho tiene importantes consecuen-
cias para la lógica de las cosas. En la historia natural, es po
V Es de este modo que, por ejemplo, la clasificación de materiaspor su origen y semejanza, como: "madera", "agua", "piedra", etc,se halla complementada por la clasificación en substancias químicas,
como: "hidrógeno", "bióxido de .carbono”, etc.
61
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 57/168
sible diferenciar con marcada claridad dos etapas de cual-
quier tipo de investigación: el paso inicial de identificar un
animal — innecesario, por supuesto, ya que fue criado en
el laboratorio— y el proceso subsiguiente de estudiar sus
hábitos. En las ciencias físicas no existe esa marcada divi-
sión: las cosas, que van surgiendo a medida que se avanza,
con frecuencia llevan a una nueva denominación del siste-
ma que se está estudiando. La enunciación: “Esto no pue-
de ser clasificado como ratón, porque come lechuga” puede
resultar inadmisible, pero su contrapropuesta física resulta
muy concebible:^JEsto no puede ser clasificado como un
fenómeno puramente gravitacional debido a que la órbitano sólo es de mutación sino también de precesión”. En
este momento podemos explicar algo que ya observamos an-
tes, o sea la imposibilidad de. considerar los enunciados de
la física teórica como generalizaciones empíricas Universa-
les. La razón por la que la fórmula “Todas las ‘A' son 'B' ”
no encuadra dentro de los enunciados de la física es quesolamente cuando uno puede preguntar por separado pri-
mero: “¿Qué son éstas?” (Respuesta: A ) y luego: "¿Qué
propiedades comunes poseen?” (Respuesta: Que son B )
resulta “Todas las ‘A’ son ‘B’ ”, fórmula lógica donde se
apoyan las propias conclusiones. Se puede proceder a esta
separación en la historia natural, pero en las ciencias físicas
las dos preguntas son independientes, y por consiguiente, lasimple generalización resulta fuera de lugar.
¿Qué objeto tiene la reclasificación del físico? Para en-
tenderlo es menester recordar que su finalidad consiste en
encontrar maneras para inferir las características de los fe-
nómenos, en base al conocimiento de sus circunstancias.
Esta finalidad no resulta muy bien secundada por el len-guaje corriente, limitado en gran parte del sistema. De-
cir que algo es un “pizarrón”, por ejemplo, implica decir
muy poco respecto a la forma en que se comporta. Sin duda
si llegara a explotar, o a pulverizarse, o a desaparecer sin
previo aviso, nos sorprenderíamos mucho, y trataríamos
de dar una explicación; pero no puede decirse que al des-
cribirlo como pizarrón resulte implícito que estas cosas pue
62
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 58/168
dan o no suceder, por inesperadas e inconvenientes que
parezcan. Si los fabricantes de pizarrones descubrieran que
sus productos no podían ser garantizados contra la desinte-
gración —o sea que todos están expuestos a pulverizarse
en un momento imprevisible, después de su fabricación,
como núcleos radiactivos eso no nos impediría que losconsiderásemos como pizarrones, del mismo modo que la
vida finita de los filamentos no nos impide llamar "bombi-
tas de luz” a los artefactos eléctricos. Nos limitaríamos a
tener un depósito de repuestos, y si las cosas resultaran de-
masiado gravosas, las maestras se preocuparían por decir:
"Dejaré este gráfico en el pizarrón y nos ocuparemos nue-
vamente de él la próxima clase, si tenemos suerte".
También aquí notamos gran di f erenc ia en su posiciónversüs las ciencias físicas. Allí la especificación de un sis-
tema implica severas consecuencias respecto a su compor-
tamiento. El químico que analiza una muestra, por ejemplo,
no se sentirá satisfecho hasta que baya podido explicar las
propiedades químicas observadas relativas a su constitución,coix. tanta precisión como lo hicimos en el caso del largo
de la sombra de la pared; y si las dos muestras, procedentes
del mismo origen, tienen propiedades muy distintas, no se
contentará con considerarlas como de la misma sustancia
o sustentadoras de la misma estructura. Su clasificación de-
be tener en cuenta las diferencias de propiedades: si no tie-
ne en consideración estas diferencias, tanto peor será la cla-
sificación. En verdad, el sistema de clasificación que los hom-
bres de ciencia emplean, varia a medida que pasa el tiempo,
y la forma de hacerlo demuestra que el ideal de ellos es:
que en base a una completa especificación de la naturaleza
de cualquier sistema que tengan en investigación, debe
ser posible inferir la forma en que se comportará, en tantossentidos y con tan elevado grado de exactitud como sea
2. 8. La descripción y la explicación en la ciencia
Por consiguiente, los historiadores naturales buscan la re-
gularidad en las formas dadas; pero los físicos buscan la for-
63
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 59/168
ma de las regularidades dadas. Por tanto, en la historia na-
tural, la pura acumulación de observaciones puede tener un
valor que nunca tendría en la física. Esta es una de las co-
sas" que el sofisticado hombre de ciencia aduce en contra
de la historia natural: no se trata más que de “recolectar
insectos”, o sea materia de colección y no de perspicacia.
Esta forma de exponer la diferencia tiene su importan-
cia, que se refleja en la clase de cosas que pueden ser acep-
tadas como observaciones en la física y la historia natural,
respectivamente. Así como no se puede empezar a hacer fí-
sica en cualquier parte, tampoco existen límites muy de-
finidos respecto a lo que podría ser considerado como unaobservación física. Gilbert White pudo realizar contribu-
ciones valiosas a la historia natural llevando un diatio de
las cosas que observaba mientras recorría Hampshire, porque
en la historia natural, todos los datos relativos a la fauna
tienen lógicamente igual importancia. Pero, como ha hecho
notar Popper, no se puede esperar contribuir a la física de
este modo. Por completo que mantengamos nuestro anotador
con los fenómenos que encontramos en el curso ordinario
de la propia vida, probablemente no resultarían de ningún
valor para un físico. En la física, no vale la pena ponerse a
mirar las cosas hasta tanto no se sepa, exactamente, qué se
está buscando: la observación debe hallarse estrictamente
anexa a algún problema teórico particular. En el próximocapítulo veremos lo estrecha que puede ser esta conexión.
También en este punto tienden a ser desorientadores
Mach y sus adeptos. Por ejemplo, en ellos encontramos, por
un lado, "observaciones” de identificación, y “datos senso-
riales” por el otro, que sugieren que estamos realizando ob-
servaciones continuamente. Esta es una práctica muy des-
orientadora, por cuanto complica los problemas lógicos de
la física con los problemas filosóficos que $e refieren a la
percepción y a los objetos materiales! Además lo hace sin
verdadera necesidad, ya que no es ‘ difícil mantener se-
parados los términos: “sensación” y ; “observación”, como si
bastara mantener los ojos abiertos para ' hacer observado
nes”. Probablemente, esta tendencia se halla relacionada con
64
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 60/168
el deseo de Mach de demostrar que todas las ciencias son
igualmente descriptivas y evitar los términos ‘'perspicacia”
“conexión causal” y otros similares, que él encontraba de-
testables, Cualquiera que sea la explicación, el resultado
es que habla de la física casi como si se tratara de la Histo-ria Natural de las Sensaciones, describiendo “los hábitos de
las sensaciones” como los zoólogos describen “los hábitos de.
las cebras”.
La conclusión de que las ciencias nos dicen solamente
cómo suceden las cosas y no por qué, y que toda ciencia
constituye realmente un elaborado modo de descripción, es
algo al que se han aferrado como a un salvavidas todas laspartes interesadas. Algunos teólogos, por ejemplo, le han
dado la bienvenida como si les proporcionara cierta esperan-
za de supervivencia: si la ciencia no pretende explicar
.por qué suceden las cosas, entonces bien pueden seguir ex-
plicándolo ellos mismos, sin temor a ser desafiados por tan
peligroso adversario. Pero su bienvenida ha resultado tanprematura como infundada. Por cierto ya no se considera
como formando parte de la tarea del hombre de ciencia
tener que decir en qué estaba pensando Dios cuando creó
las sustancias refractarias, de modo que si esto es lo que
quiere decir un teólogo al hablar de “explicar por qué se
produce la refracción”, resulta evidente que la teoría de la
refracción no tiene que darnos ese porqué. Pero el quiddel asunto no está en que los físicos dejen por cuenta de
otros contestar a la pregunta: “¿Para qué sirye la refrac-
ción?”, sino en que, como resultado de su tarea, ya no consi
deran que esta pregunta sea menester formularla. Desde el
fracaso de los intentos realizados por Leibniz para demostrar
qué no podían existir los átomos ni el vacío, ya que “hu-
biera sido, razonable que Dios los creara”, las preguntas res-pecto a los propósitos de los fenómenos físicos han llegado
a parecer particularmente estériles, lo que no equivale a de-
cir que los hombres de ciencia consideran actualmente que
los fenómenos físicos no tienen objeto. De todos modos, la
premisa de que todas las ciencias son igualmente descrip-
tivas, apenas resulta ya aceptable. Las manifiestas diferen
AK
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 61/168
cias entre las ciencias físicas y la historia natural demuestran
que, en el mejor caso, se trata de una exageración, ya que
hay mucha diferencia entre las explicaciones científicas de
tipo físico y lo que ordinariamente llamamos descripción,
y es difícil que al referirnos a la doctrina de que la luz sepropaga en línea recta, digamos que eso equivale a “infor-
mar sobre una circunstancia” o “describir un estado de
cosas”.
En lugar de tratar a todas las ciencias como igualmente
descriptivas, y considerar que la explicación resulta metafí
sicamente deleznable, sería más interesante considerar has'
ta qué punto las finalidades de cualquier ciencia determi-nada son explicativas y hasta qué otro punto descriptivas.
La mayoría de las ciencias de importancia práctica cons-
tituyen, lógicamente hablando, una mezcla de historia na-
tural y física. Cuanto más próximo se encuentra uno a la
historia natural, por ejemplo en las ciencias de la agricul-
tura, tanto mejor puede aplicarse el texto de lógica; cuantomás cerca nos hallamos de la física, tanto menos práctico
resulta. En algunos temas, como la geología y la patología,
las fibras están entretejidas de tal manera que resulta su-
mamente complejo y necesitado de revisión. Pero las conclu-
siones involucradas tienen que ser necesariamente de natura-
leza algo técnica, y éste no es el lugar indicado para
ocuparnos de ellas.
66
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 62/168
C A P I T U L O I I I
LEYES DE LA NATURALEZA
Por nuestro estudio del Principio de la Propagación Recti-
línea, hemos visto lo necesario que resulta siempre inter-
pretar un. principio físico dentro del contexto de su uso.
Contemplado contra este fondo, su fuerza resultará sufi-
cientemente clara; divorciado de todo contexto práctico y
abandonado a sí mismo, su significado distará muchísimode ser claro y quedará expuesto a toda clase de malentendi-
dos y aplicaciones erróneas. Lo mismo se aplica a las leyes
de la naturaleza; y en este capítulo trataremos de ver en qué
consisten las finalidades de dichas leyes; es decir, de qué
manera contribuyen al cumplimiento del programa de las
ciencias físicas.
3. 1. De qué manera contribuyen las leyes de la natura-
leza a la explicación de los fenómenosHasta este punto de nuestra discusión, no hemos trope-
zado con nada de lo que un hombre de ciencia denominaría
‘ley de la naturaleza’', porque la doctrina de la'propagación
de la luz en línea recta no constituye tanto una “ley” comoun “principio” (más adelante veremos cuál es la fuerza de
esta distinción); ni hemos encontrado una situación en
la que un hombre de ciencia se dedique a ningún expe-
rimento complejo, de modo que todavía tenemos que des-
cubrir el lugar que ocupa el laboratorio en la evolución
de las ciencias físicas. Tampoco nos hemos permitido ir
más allá de las clases de fenómenos que, en el siglo XX,
67
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 63/168
no necesitan del hombre de ciencia para su aplicación: el
estudio de la proyección de las sombras difícilmente pone
a prueba los recursos dé los físicos. Estos tres hechos se ha-
llan relacionados entre sí. Es sólo cuando vamos más allá de
un simple fenómeno diario al estudio de cosas más sofis-ticadas cuando se hace necesario acudir al laboratorio; y es
en la forma de leyes de la naturaleza que el hombre de cien-
cia trata, generalmente, de expresar los resultados de los
experimentos que emprende.
No tenemos qué buscar mucho para dar un ejemplo
de lo que acabamos de exponer. Cuando hablamos de la
proyección de sombras, descubrimos que deben imponerse
ciertas restricciones sobre las circunstancias en que resulta
aplicable el principio c)e que la luz se propaga en línea
recta. Una de ellas era la “no refracción": podemos usar con-
fiados nuestro principio para deducir de la altura dé un
muro y del sol el largo de la sombra, sólo en caso en que,
por ejemplo, no exista un tanque de vidrio precisamentedetrás de la pared, ni tampoco r una fogata que produzca
corrientes de aire cálido que anulen o modifiquen la som-
bra. De paso debe observarse que es imposible dar una
lista completa de tales condiciones, que no comienza con
un “por ejemplo" ni termina con un "etcétera", ya que la
cantidad de situaciones distintas en que puede producirserefracción es sumamente extensa. Sólo cuando no hay
agua, cristal y sustancias similares pueden ser aplicadas,
en su forma más simple, las técnicas de la óptica geomé-
trica. Así, a fin de expresarnos con claridad respecto a las
técnicas, nos limitamos.en un principio a las cosas comunes,
demostrando cómo el cuadro trazado por el físico respecto alos fenómenos ópticos introduce precisión y sistema en el
terreno cotidiano y permite pasar de un grupo de medidas
exactas (por ejemplo, altura de la pared: 1.83 m., altura
del sol: 30°) a la deducción de otras (por ejemplo, largo de
la sombra: 3.20 m .). Pero, ¿podremos ampliar ahora las
técnicas de la óptica geométrica de manera que expliquen
también los fenómenos ópticos que encontramos en presen
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 64/168
cia del agua, el vidrio, las corrientes de aire caliente y todo
lo demás? Aquí es donde aparece la ley de Snell.
Antes de proseguir conviene hacer notar que los tér-
minos que utilizamos para describir la investigación ¡tío
son los mismos que utilizaría un hombre de ciencia. Loque llamamos ampliar el rango de aplicación de las teo-
rías y técnicas de la óptica geométrica, pasando a situacio-
nes en que el agua, el vidrio u otras sustancias transparen-
tes similares intervienen entre la lámpara o el sol, y los ob-
jetos iluminados" el científico describiría “investigar Jas
propiedades ópticas de los medios transparentes". La dife-
rencia entre estas dos formas de exponer el problema surge
en parte de ún deseo de compacidad, pero tairibién refleja
las diferencias entre las ■actitudes adoptadas por el lógico
— espectador— y el hombre de ciencia — participante —
respecto al simbolismo de las ciencias y respecto al tema en
cuestión. Naturalmente, el hombre de ciencia utilizará"
siempre su terminología teórica para describir lo que estáhaciendo. Pero para el lógico, la forma en que el hombre
de ciencia utiliza sus teorías y simbolismo constituye, de
por sí, una parte de la actividad examinada; por consiguien-
te, desde su puesto de observación, él preferirá dar una
descripción más onerosa, donde los papeles desempeñados
por las técnicas simbólicas ’del hombre de ciencia no que-
darán sin ser examinados, antes bien, serán expuestos enforma explícita.
¿En qué consiste la ley de Snell? Expongámosla pri-
mero en los mismos términos que utilizaría un hombre de
ciencia, pasando luego a averiguar de qué. manera sirve para
solucionar nuestro problema. Usando momentáneamente las
palabras del participante, lo que Snell descubrió fue losiguiente: si se mide el ángulo , de inclinación que sigue
un rayo de luz cuando choca la superficie de un trozo de
vidrio, agua u otra sustancia transparenté, y el que sigue
después de haberla. atravesado, existe una simple relación
entre estos dos ángulos.
Si el ángulo i, en que la línea ideal queda desviada con
respecto al medio luminoso por donde va, se llama “ángulo
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 65/168
de incidencia" y el correspondiente ángulo r, de acuerdo al
cual se propaga la luz después de penetrar en el vidrio, es
llamado "ángulo de refracción”, entonces la lev de Snell
declara:
“Cuando un rayo de luz resulta incidente respecto a la su-perficie que separa ambos medios, se halla inclinado de tal
“manera que la relación entre el seno del ángulo de inci
4¡R>S / 1nomo / / /
/ ' /
d f ' i i i i
|V / 7 / / f / / / / / / / / /
/ / / /
l i l i l í
l l l <
“dencía y el seno del ángulo de refracción resulta siempre
“una cantidad constante para ambos medios.” 5
En el gran número de sustancias transparentes, en con-
diciones similares, los fenómenos obedecen a la misma ley:
se— — const., con la sola variación de una distinta “cantiaeno r
dad constante” para cada sustancia. En el caso de algunas
sustancias surgen dificultades, y entonces se dice que la re-
fracción es anómala; pero cuando la ley resulta fácilmente
aplicable la cantidad constante de refracción del aire a lasustancia 6 la denominamos “índice refringen te” de la sus-
tancia.
3 El “seno" de un ángulo es una simple función trigonométrica,que varía desde 0 para un ángulo de 0 ” a 1 para un ángulo de 90;la que puede encontrarse tabulada en cualquier libro de tablas ma-temáticas.
0 Para precisar debería decirse: “desde el vacío hasta dentro de la
sustancia, pero en el caso de los sólidos y líquidos más transparentesla diferencia es insignificante.
7ñ
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 66/168
Es fácil ver, en principio, de qué modo nos ayuda esta
ley. Por ejemplo, si encontramos un rayo de luz que gol-
pea un trozo de vidrio a un ángulo de incidencia ( i ) de
60° cuya inclinación, después de la refracción, es un ángu-
lo (r) de 45°, podemos calcular de inmediato cuál será el án-gulo de refracción si el ángulo de incidencia pasa a ser
de 45°. De acuerdo a la ley de Snell, la relación de los senos
será la misma. en ambos casos; y un poco de aritmética de-
mostrará que, cuando i es 459 r será de alrededor de 369
Esta aplicación de la ley de Snell se parece a la acción de
deducir cuál será el largo de la sombra de una pared cuan-
do el sol ha bajado, a 159, sabiendo cuál es el largo de lasombra cuando el sol se encuentra a 30’.
Pero nuestro ejemplo sigue siendo expuesto en el idioma
de un participante, y utiliza ciertos términos como “rayo de
luz", que a su vez forman parte de la teoría que estamos
examinando. ¿Podemos, como lógicos, expresar la ley de tal
modo que evitemos incurrir en esto? Eso es lo que trata-remos de hacer ahora.
Previamente, cuando, para producir el cuadro del estado
óptico de cosas, debíamos explicar la proyección de som-
bras, los eclipses y otros fenómenos similares, considerába-
mos que la luz era propagada en líneas rectas (rayos)
desde la fuente de luz hasta los objetos iluminados, trazá-
bamos líneas rectas que representaran la distancia y direc-ción recorrida por estos rayos y hacíamos notar en qué for-
ma resultaban interrumpidas por obstáculos opacos. Esta
técnica estaba muy bien cuando se trataba de la proyec7
ción de sombras, pero no explicaba la refracción. Ahora
podemos agregar una nueva regla. Cuando en nuestro cua-
dro, la línea recta que representa un rayo de luz toca la lí-
nea o superficie de ún obstáculo transparente, debemos mo-
dificar su dirección al pasar a través de la superficie, y la
amplitud de ese cambio debe ser calculada de acuerdo a la
fórmula de Snell. Es necesario decir "en nuestro cuadro”,
así podemos tener presente que las líneas trazadas en el
diagrama no representan, necesariamente, "cosas” individua-
les en el estado presente en cuestión; tal como hemos visto,
71
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 67/168
la noción dél rayo de luz es una imagen teórica cuyo signi-
ficado depende tanto de nuestros diagramas como de los
fenómenos representados, y este hecho queda reflejado, co-
mo descubriremos pronto, en las dificultades prácticas que
limitan la medida en que podemos obtener que la luz sepropague en rayos cada vez más próximos.
Esta nueva regla permite ampliar las técnicas de inferen-
cia de la óptica geométrica como intentábamos probar. Tam-
bién muestra el modelo de luz como sustancia que se propa-
ga, debiendo ser ampliado para cubrir esta nueva aplica-
ción; del mismo modo que para entender las sombras, tu-
vimos que empezar por considerar que la luz del sol avan-zaba en línea recta desde el sol hasta los objetos sobre los
cuales brilla, así' ahora, para entender la refracción, tene-
mos que pensar que la luz cambia de dirección cuando pe-
netra un medio transparente, tal como el vidrio.
s.
Utilizando esta nueva regla, podemos explicar no sola-
mente ljjs observaciones realizadas en el laboratorio, sino
también muchos fenómenos ópticos que debían ser deja-
dos simplemente de lado, mientras sólo podíamos emplear
las técnicas más primitivas que se necesitan para represen-
tar la proyección de sombras. Por ejemplo, podemos expli-
72
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 68/168
car ésa cabeza del iey Carlos de la filosofía, o sea el palo que
parece doblado cuando uno de sus extremos sé halla su-
mergido en el agua.
Además, cuando uno dice "explicar el fenómeno", no sig-
nifica decidirse por uno u otro extremo en la vacua disputarespecto a si, en "última 'realidad”, el palo está o no dobla-
do; lo que significa es que, dado el ángulo desde el cual se
ve el palo y el índice refríngeme del agua, es posiblelle-
gar a construir , en un diagrama semejante al que reprodu-
cimos más adelante, la, "posición aparente” del palo, y con-
firmar así lo que cabe esperar, puesto que la luz se propa-
ga de la manera que lo hace, o sea que el palo aparece talcomo, en efecto, hallamos que lo haceT.
Como esta construcción constituye una aplicación tan
estricta de la ley de Snell, así como nuestro diagrama de la
sombra lo era respecto al principio de que la luzcorre en
línea recta, claramente se deduce, en base a la teoría, que el
fenómeno debe ser lo que realmente es. Siempre que se cum-plan las condiciones apropiadas, puede decirse qué en estas
circunstancias la teoría implica la ocurrencia de este fenó-
meno particular. Por consiguiente, utilizando la ley, es posi-
ble inferir lo que sucederá: a menos que se ponga en telade juicio la veracidad de la teoría, se podrá anticipar ese
fenómeno en tales circunstancias. También podemos ar-
güir en sentido contrario. En realidad, al medir el “índice
refringen te'*' de una sustancia se utilizan observaciones muy
similares a las relativas al "palo doblado”. Este hecho nos
recuerda las virtudes del . criterio de que las ciencias físicas
forman “sistemas deductivos”. En breve descubriremos sus
defectos.
Por lo tanto, en nuestra categoría de observadores, pode-mos considerar el descubrimiento de la ley de Snell como
aquel que determina la representación de los fenómenos
^ E l diagrama del texto ha sido simplificado por motivos de mayorclaridad. En realidad, la construcción mostrada determina solamenteel grado de reducción delantera. El ángulo exacto en que el paloparece estar doblado podría descubrirse trazando un diagrama máscomplejo.
73
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 69/168
ópticos que se encuentran en situaciones específicas, y ex-
plica en consecuencia el grado de precisión y ciertas con-
diciones, que luego pasaremos a considerar. Esto puede pa-
recer algo vago, pero, inevitablemente, es así: sí uno trata de
decir exacta y explícitamente lo que involucra el descubri-miento, con todas sus condiciones y limitaciones, esperando
expresar las cosas “honestamente”, sólo llegará a una tauto-
logía. Para evitarlo habrá que emplear, en determinado mo-
mento, una “frase ómnibus”, tal como "todos los factores re-
levantes”, o bien “otras situaciones similares”, sin que se
pueda especificar independientemente la índole de tal rele-vancia o similitud, o bien introducir en nuestras condicio-
nes, un término de definición circular, tal como “ópticamen'
te homogéneo”, o sea, por ejemplo, “con un índice refringen
te uniforme”. Esto no significa, como han creído algunos, que
las propias leyes de la naturaleza son consideradas por los
hombres de ciencia como tautologías o convenciones, aun-
que demuestra una de las razones por las que, en la práctica,la finalidad de una ley es expuesta en forma separada res-
pecto a la ley en sí; por qué la ley de Snell, por ejemplo, de-
be ser complementada con una serie de afirmaciones tales
como: “Se ha comprobado que la ley de Snell se aplica, en
condiciones normales, en el caso de la mayoría de los mate-
riales nocristalinos de densidad uniforme”. Esta es una dis-tinción cuyo examen más detallado haremos en otro lugar
de este trabajo.
3. 2. Cómo establecer una ley de la naturaleza. ( I )
El descubrimiento de la . ley de Snell tiene varios aspec-
tos en común con el descubrimiento que estudiamos en el
capítulo anterior, o sea, el descubrimiento de que la luz sepropaga en línea recta. Para empezar, la transición desde la
etapa en la que no se sabía que la luz se propaga en línea
recta hasta aquella en que esto llegó a ser conocido fue do^
ble: involucró la introducción de técnicas nuevas para sacardeducciones respecto a las sombras, eclipses y el resto, y tam-
bién una nueva forma de pensar acerca de las situacionesen que estos fenómenos ocurren, la cual hace parecer natura-
74
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 70/168
les e inteligibles las nuevas técnicas de deducción. En este
caso, por consiguiente, el cambio que se produce cuando la
ley de Snell llega a conocerse también es doble: se nos da una
regla para ampliar las técnicas de deducción de la óptica
geométrica, para cubrir fenómenos refractivos, y el modelode la luz como sustancia en movimiento es explicado todavía
un poco más.
Tenemos nuevamente que, hablando con lógica, el prin-
cipio de la propagación rectilínea pertenecía a un estante
muy •distinto de aquel de donde sacamos la información
utilizada para establecerlo, de manera que no puede haberninguna cuestión respecto a que se encuentre deductiva ,
mente relacionada con esa información, ni tendrá ningún
sentido que busquemos o deploremos la ausencia de tal co-
nexión. La transición desde el punto de vista corriente res-
pecto a la luz, hasta el del científico, no involucra tanto la
deducción de nuevos corolarios o el descubrimiento de
hechos nuevos, como la adopción de nuevos enfoques. Así,el paso de las observaciones experimentales en las que se
basa la ley de Snell, a la ley en sí, no puede ser considera-
do como perteneciente a la historia natural, como el resumen
de las observaciones en términos con los que ya estamos
familiarizados. Nuevamente, no se trata de que nuestras con-
clusiones se encuentren relacionadas deductivamente entresí, o bien que nos encontremos ante uña simple generalizá
ción de observaciones, que anotamos en nuestros registros
de laboratorio. Es posible manejar aparatos experimentales
durante toda uña vida y acumular todas las observaciones
que se deseen, sin vislumbrar siquiera la forma que podría
asumir la ley. Durante muchos siglos, los hombres de cien-
cia se encontraron muy cerca de la misma, pero no logra-
ron descubrirla: Ptolomeo, en el año 100 a. de C., aproxima-
damente, ya había realizado importantes observacionés so-
bre el tema pero, del mismo modo que Roger Bacon y Ke
pler posteriormente, fracasó al dar la ley que sólo en 1621
llegó a formular Snell.
Todo esto se halla relacionado con el hecho de que lo
75
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 71/168
descubierto por'Snell se trataba, preeisámente, de la forma
de una regularidad cuya existencia ya era reconocida. Pto
lomeo, Bacon y Kepler no podían haber estudiado la refrac-
ción de la manera que lo hicieron a menos que estuvieran
seguros de que había alguna regularidad que descubrir.En verdad, resultará evidente para cualquiera que estudié
estos fenómenos, que pertenecen a una índole que pide a
gritos una explicación. Pero aunque la existencia de una
regularidad les resultara indudable, por lo menos mien-
tras uno se mantuviera alejado del espato de Islandia y otras
sustancias anómalas, todavía quedaba por averiguar la for-
ma que asumía dicha regularidad. Esto era lo que sus expe-rimentos tenían como finalidad revelar o, más bien, lo que
esperaban poder descubrir en, base a los resultados de sus
experimentos.
Para ver con mayor claridad la fuerza de estos puntos^
consideremos que podríamos imaginar que se estableciera la
ley de Snell. Veamos, por consiguiente, qué medios utili-za a fin de recoger información adecuada. Son varias las'
conclusiones importantes que podemos ilustrar en el curso
de este examen: primero, el lugar que ocupan los experimen-
tos en las ciencias físicas, y segundo, la relación éntre los
conceptos de la teoría (tales como rayo de luz) y los fenó-
menos para cuya explicación son utilizados.
La pregunta a formular en el idioma del participante es:
“¿Qué les sucede a los rayos de luz cuando penetran el me-
dio refractante?", o para decirlo con el lenguaje del obser-
vador: “¿Cómo hemos de ampliar las técnicas de la óptica
geométrica para explicar los fenómenos ópticos que encon-
tramos eñ presencia del vidrio, agua y sustancias similares?"
Este es, en líneas generales, el problema explícito y delimi-tado que trataremos de resolver experimentalmente. Pero si
deseamos llegar a algo debemos cumplir con una serie de
condiciones:
I ) La idea teórica del rayo de luz debe ser una realiza-
ción práctica más definida, Se necesitan medios para proyec-
tar rayos de luz, en el sentido corriente de la frase, que se
aproximen lo más posible al ideal euclidiano de carencia
76
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 72/168
de ancho, y que por consiguiente sean representados, exacta-
mente, mediante líneas rectas geométricas. Hasta tanto se
logre esto, no podremos considerar confiadamente a los ra-
yos de luz, y .por consiguiente no tendremos nada que estu-
diar en nuestro intento por ampliar la teoría y las técnicasde la éptka geométrica a este nuevo campo.
II) Debemos descubrir en qué circunstancias los fenó-
menos de la refracción resultarán reproducibles y regulares.
Cualquiera sea el aparato que logremos montar, debe pro-
porcionarnos fenómenos dignos de investigación.
III) Debemos disponer de un aparato que nos sirva para
realizar mediciones comparables con las que efectuamosal estudiar las sombras. Sólo si lo hacemos así, tendremos
lá posibilidad de elegir la manera de ampliar las técnicas
de la óptica geométrica al TmeVo campo, de lo contrario,
las técnicas no tendrán nada preciso para e x p lic a r ./
Estas consideraciones merecen ser expuestás^éhtvdetalle,
por cuanto pueden ser utilizadas para ilustrár uñ héóHo imt
portante. Ningún hombre de ciencia competente hace ex-
perimentos sin objetivo ni planificación. Dentro de la cien-
cia no caben las observaciones casuales, v sólo en casos ex:
cepcioriales han realizado los hombres de ciencia algún ex-
perimento de resultado valioso, sin saber muy bien qúé se
traían entre manos. Antes de que el hombre de ciencia entre
siquiera a su laboratorio, debe disponer' de una guía respectoal estado de cosas que merece ser investigado; el tipo de
aparato que merece ser montado y la clase de medidas que merecen ser tomadas. Esta guía sólo puede consistir en una
cuidadosa exposición del problema teórico, y si uno obser-
va las condiciones de los experimentos que efectúa, descu-
brirá que son "de medida" para su problema teórico.
En el caso presente, por ejemplo, el hombre de ciencia
debe hacer pasar rayos de lu£ extraestrechos en direccio-
nes exactamente medibles, á través de prismas cuidadosa-
mente tallados o lentes de cristal extraordinariamente ho-
mogéneo. Al conseguir que los rayos de luz sean todo lo es-
trechos posible, damos cumplimiento a la condición I ) ;
cuanto más estrechos sean, más próximos se encontrarán
77
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 73/168
a la realización física del ideal teórico de un rayo de luz.
Al exigir que nuestros lentes o prismas sean cuidadosamen-
te tallados en cristal de una homogeneidad superior a la
usual, damos cumplimiento a la condición II); porque
solamente si tomamos tales precauciones descubriremos que
nuestros fenómenos son lo suficientemente regulares y ,re
producibles como para que merezcan ser estudiados. Y al
notar exactamente las direcciones de los estrechos ra-
yos de luz, tanto dentro como fuera del cristal, obtendremos
observaciones comparables a aquellas que estamos habituados
a encontrar en las circunstancias más restringidas que he-
mos estado estudiando hasta ahora. Aquí, como en cualquierotro caso, si se desea comprender por qué un hombre de
ciencia está realizando determinado experimento, debemos
preguntar cómo llegó a presentársele ese problema y qué fue,
en su teoría, lo que le condujo hasta allí. Si entendemos el
problema teórico, es casi seguro que encontraremos clara-
mente inteligibles las razones que explican las condicionesdel experimento. Pero no sucederá tal cosa si no entende
.mos el problema.
También en este caso debemos reconocer la gran dife-
rencia entre las ciencias físicas y la historia natural. £1 na-
turalista puede permitirse mantener los ojos abiertos desde
el principio: nunca es demasiado pronto para observar algún
detalle de interés respecto a los pájaros y animales que lo
rodean. Por contraste, en la física puede resultar fácilmente
demasiado pronto para efectuar observación alguna: hasta
tanto su problema teórico haya sido cuidadosamente estudia-
do, los experimentos resultarán prematuros. El naturalista
recorre el mundo con los ojos y la mente bien abiertos, listo
para observar cualquier cosa de interés que pueda cruzárseleen el camino. Pero el físico no entra a su laboratorio hasta
tanto tenga alguna pregunta completamente especítica que
contestar, y Su aparato habrá sido cuidadosamente diseñado
para obtener el material necesario para responder a su pre-
gunta.
Consideremos ahora cómo un aparato experimental po-
dría ser diseñado a fin de adaptarse a nuestro problema teó
n
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 74/168
t íc o particular. En primer lugar, está el poblema de que
la luz avance en rayos suficientemente rectos y estrechos,
y en dirección bastante precisa. Normalmente la luz se abre
en abanico, como recuerda la etimología de la palabra
“rayo” —del latín radius—, y nuestros primeros ejemplos con-sistentes en rayos de sol que se abren en todos sentidos. Las
dificultades con que se tropieza cuando se trata de conse-
guir un rayo suficientemente estrecho para fines experi-
mentales resultan instructivas, e ilustran muy bien la na-
turaleza de nuestros conceptos teóricos.
La primera dificultad es puramente práctica, y no pre-
senta problemas teóricos. Uno podría creer que lo único que,,
se necesita es una lámpara encendida y una pantalla con
una estrecha ranura.
Pero esto no resultará satisfactorio, por estrecha que ha-
gamos la ranura de la pantalla* Como el filamento encen-dido de la lámpara tendrá por lo menos un espesor de uno
o dos milímetros, no obtendremos un estrecho rayo de luz,
sino un abanico que diverge a un ángulo ( a ) de varios
grados, lo que resulta enteramente inadecuado para medi-
ciones exactas. Naturalmente, esto cabía suponerlo aunque
más no fuera en base a los principios de la óptica geométrica.La próxima y natural sugestión, que constituye la base
de todo el equipo utilizado en experimentos de esta clase,
es emplear dos pantallas (S i, S2), cada una de ellas con
una ranura ajustable, y actuando la primera como fuente
de luz para lá segunda.
En estas condiciones, y de acuerdo a los principios de la
óptica geométrica, parecería que no hubiera motivo para
79
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 75/168
que no consigamos que el ángulo de divergencia (j8) del aba-
nico resultante sea tan reducido como deseemos, y por consi-
guiente, podamos obtener un rayo tan estrecho —y por ende
una aproximación a nuestro rayo de luz teórico— como ne-
cesitemos. De acuerdo a la óptica geométrica, lo único que de-
bemos hacer es que las ranuras de las dos pantallas sean
progresivamente más estrechas.
¿Qué descubrimos si instalamos este aparato) Hasta cier-
to punto todo sucede de acuerdo a nuestras previsiones.
Colocamos una tercera pantalla ( T ) a modo de blanco, y
poco a poco vamos estrechando la ranura de S 2 y, para
empezar, él ancho de la línea luminosa (b ) donde nuestro
rayo golpea el blanco, disminuye. Pero si seguimos estre-chando la ranura, llega el momento en que no obtenemos
ulterior ventaja: el único efecto que se produce es borro-
near la línea sobre el blanco, distenderla y volverla confusa.
Nos encontramos frente ál fenómeno que los físicos llaman
“difracción”.
¿Cuál es la conclusión de este descubrimiento) ¿Es el to-
que de difuntos de la óptica geométrica) ¿Pensaremos que
sus principios nos han defraudado y qiie debemos renun-
ciar a ellos) ¿Hemos de abandonar la esperanza de exten-
der a otros campos las técnicas que resultaron tan útiles
para explicar la proyección de las sombras)
Estas reacciones serían excesivamente drásticas. Nuestro
descubrimiento sólo necesita servir para recordarnos que, tal
80
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 76/168
como sucede con todas las técnicas, las deductivas de la
óptica geométrica tienen un alcance limitado. Podemos" es-
perar que nos expliquen gran cantidad de fenómenos óp-
ticos con mucha exactitud, pero fuera dé ello hemos de
acudir a otros métodos. Más aun, nos recordará que cuan-do representamos la luz con líneas rectas euclídianas, esta-
mos fijando un ideal teórico: todavía ha de ser descubier-
to por la experiencia hasta qué punto este, ideal teórico del
rayo de luz puede ser realizado. Del mismo modo que es
demasiado sencillo considerar el descubrimiento de que lá
luz se propaga en línea recta, como el descubrimiento de
una circunstancia ordinaria pero corriente, así el término“rayo de luz”, tal como aparece en los argumentos teóricos
debe ser, interpretado como un ideal, introducido/ para la
interpretación de las inferencias de la óptica geométrica:
no debe ser considerado, por así decirlo, como el nombre
de una nueva especie de objeto descubierto en una jungla
hasta ese momento inexplorada, al que debemos adjudicarun nombre, y cuyos hábitos debe estudiar el físico.
En situaciones análogas, es costumbre de los científicos
reconocer la existencia de los límites impuestos por la di-
fracción, y tenerlos presentes en toda discusión y experimen-
to de la óptica geométrica. Los efectos de la difracción se-
rán estudiados a su debido tiempo, p̂ero constituyen un
tema propio de la óptica física, junto con otros problemas
relacionados con la pregunta “¿Qué es lo que se propaga?”
o bien, en el idioma del físico, “¿Cuál es la naturaleza de la
luz?”; las limitaciones que nos vemos obligados a estable-
cer'sobre la aplicación de las técnicas geométricas deben
por cierto ser explicadas, aunque naturalmente se trata de
algo que no puede ser explicado dentro de la óptica geomé-trica, sino que requiere un modo ipés rico y refinado de
representación. Teniendo: en cuenta estas observaciones, los
físicos pueden proseguir con sus tareas como siempre. El
descubrimiento de la difracción no demuestra sea falso quela luz se propaga en línea recta, porque ese principio, co-
mo veremos, no puede decirse que sea verdadero o falso en
sentido sencillo alguno. Tampoco demostró la obra de Eins
«7
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 77/168
tein que las Leyes del Movimiento de Newton fueran fal-
sas. Sirvió para explicar ciertos límites, hasta entonces no
aclarados, acerca de la exactitud con que puede utilizarse
la mecánica de Newton para calcular los movimientos de
los planetas; pero sólo remplazó la mecánica de Newton alos fines teóricos más refinados, y sólo en foi;ma sumamente
caprichosa podría afirmarse que haya demostrado la inexac-
titud de las antiguas leyes del movimiento.
3 . 3 . Los ideales teóricos y el mundo
Al llegar aquí resulta muy útil considerar con mayor
atención la condición de los ideales teóricos en la física,porque únicamente utilizando estos ideales las ciencias físicas
llegan a ser, como a veces se las llama, ciencias exactas.
Es fácil concebir erróneamente la índole de esta exacti-
tud, porque deben distinguirse dos cosas enteramente dis-
tintas: la exactitud matemática, con la que en la física
se procede a sacar deducciones, y la exactitud práctica
conla que las conclusiones de estas inferencias pueden apli-
carse a los sistemas que estudian los físicos. Es lo primero
que distingue a las ciencias exactas de otras materias, porque
esta exactitud es característica de las deducciones que efec-
tuamos en la física, la genética y similares, y generalmente
se encuentra ausente — por ejemplo — en el estudio de los
huevos de las hormigas. Esta exactitud de la aplicación prác-tica, por otra parte —o sea el grado dé exactitud con que
nuestras conclusiones teóricas se adaptan a los hechos — no
es algo que abarca por igual a todas las ciencias exactas,
aunque abunde'más en unas que en otras.
Así, en la óptica geométrica, utilizando la noción de un
rayo de luz, podemos hacer toda clase de afirmaciones — porejemplo la ley de Snell — en términos matemáticamente
exactos. Del mismo modo podemos obtener deducciones,
diagramática o trigonométricamente, con la exactitud que
deseemos. Dentro de lo que a las matemáticas del tema se
refiere, podemos computar el largo de la sombra de un mu-
ro teniendo en cuenta la altura de la pared y del sol, con
tantos decimales como consideremos necesario. Pero todas
82
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 78/168
estas afirmaciones e inferencias tendrán un sentido físico só-
lo hasta cierto punto. Esto no se debe sólo a que el sol
tiene un ancho apreciable, de modo que las sombras que
proyecta no pueden tener, en la práctica, más que deter-
minada precisión, sino que surge de que los argumentos fí-
sicos son elaborados en términos ideales, y siempre existe
cierto límite a la medida en que han podido descubrir los
medios ya sea de realizar estos ideales o de reconocer orga-
nismos o sistemas , que puedan aceptarse como realizándolos
con la exactitud que somos capaces de medir.
Otro ejemplo: si efectuamos cálculos dinámicos con “va
rillas rígidas”, nuestras conclusiones serán al mismo tiempoúnicas e indefinidamente exactas. Pero también en este caso
serán ideales. Antes de que podamos llegar a ninguna con-
clusión respecto a las varillas que se utilizan para las má-
quinas y las casas, tenemos , que saber hasta qué punto las
varillas a las que. nos referimos pueden ser tratadas, teórica-
mente, como varillas rígidas, y las inferencias se aplicarána ellas, exactamente, sólo en el caso de que sean rígidas. Y
lo que decimos respecto a la rigidez se aplicará también a
otras propiedades: hay una gran familia de palabras en las
ciencias físicas —“rígido”, “exacto”, “derecho”, etcétera —
cuyos miembros llevan esta suerte de doble vida. En cada
caso, podemos establecer una comparación ya sea entre la
exactitud de la matemática y la inexactitud de los informesexperimentales, lá rigidez de las varillas de que nos estamos
ocupando con la flexibilidad de las varillas reales, la per-
fecta rectitud de las líneas de Euclides con la imperfecta
de cualquier línea que tracemos nosotros, o el elevado gra-
do de exactitud con que la física óptica maneja sus elemen-
tos con la relativa inexactitud de la 'óptica geométrica, la ex-trema rigidez del hormigón armado con la relativa flexibili-
dad del cobre, la extraordinaria rectitud de los caminos ro-
manos con la relativa ondulación de la mayoría de los cami-
nos del campo. En filosofía, las dificultades empiezan —y
con bastante gravedad — cuando utilizamos estas palabras
sin aclarar cuál de los dos contrastes entendemos emplear.
Asimismo, resulta fácil pasar por alto el estado ideal de
83
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 79/168
un término como "rayo de luz’', y suponer que la frase se
refiere simplemente a rayos de sol y cosas similares. Si lo
hacemos, nos sentiremos inclinados a considerar la doctri-
na de la propagación lineal como un modismo para infor-
mar sobre tales fenómenos como si se tratara de la huellaluminosa que deja en el aire la luz que entra por la ventana.
Pero esto no es así. En primer lugar, porque es solamente
debido' a que en el aire se encuentran suspendidas partícu-
las de polvo, que dispersan la luz, que tal fenómeno se pro-
duce: mientras más visible resulta el rayo de luz, tanto me-
nos recta será la propagación de la misma. Además, la no-
ción del rayo de luz se halla relacionada con nuestras expli-caciones ópticas de una manera que no se apliça a la luz
del sol. Una criatura puede aprender a hablar de rayos de
sol sin tener una idea de lo que es la óptica geométrica,
pero no se puede decir que un hombre sepa lo qué signifi-
ca "rayo de luz” si no entiende los diagramas que utiliza-
mos cuando explicamos la proyección de las sombras. Enrealidad, no hay una relación más directa entre los rayos
de luz en el sentido corriente de la frase, por ejemplo apli-
cado a la luz del sol,y los rayos de luz en el sentido utiliza-
do por los hombres de ciencia, que la existente entre la luz
que, en una tarde de agostó, arroja doradas manchas sobre
unas manzanas o sobre el céspéd, y aquella a que se refie-
re el físico, que por cierto no puede considerarse esparcidapor cualquier parte.
Naturalmente, esto no significa negar que los rayos del
sol son rayos de luz, o se hallan compuestos por rayos de luz.
Ciertamente, a menudo podremos aplicar a los rayos de sol
las inferencias que deducimos de los rayos de luz: lo hi-
cimos sin vacilar para calcular el largo de la sombra pro-yectada por la pared. Se trata, más bien, de dejar sentada la
diferencia lógica entre las frases “rayo de sol” y “rayo de
luz”, o sea establecer una distinción lógica, por ejemplo, la
que puede determinarse entre la persona y el nombre Wins
ton Churchilí y entre el título y su función de Primer Mi-
nistro; y esto puede hacerse independientemente de que
de hecho en la actualidad (1952) Winston Churchilí des-
84
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 80/168
empeñe dichas funciones, y por tanto pueda ser descrito
como Primer Ministro.
Estas distinciones son de mucha importancia cuando' se
examina el uso que se hace de los términos "punto", "par-
tícula" etcétera, en geometría y en física. Los viejos libros
de texto tienden a presentar misteriosas definiciones de estos
términos; un buen ejemplo lo constituye la propia defini-
ción de Euclides: "U n punto es lo que no tiene partes."
Después de una breve discusión sobre el particular, el autor
se calla, aclara la garganta, inicia un nuevo capítulo y pasa
a algunos ejemplos concretos: afortunadamente, las defini-
ciones quedan olvidadas. Y así debe ser. Las definicionesdé estos términos no resultan exactas y los autores de textos
modernos y conscientes, están procurando finalmente no de-
finirlos. Las preguntas a formularse respecto a los puntos,
partículas y demás no son: "¿Qué es uri punto?", "¿Qué es
una partícula?", etcétera, sino: "¿Qué puede ser considerado
para los fines físicos, como punto, partícula, etcétera?" O
más bien, ya que pronto descubriremos que en ciertas cir-
cunstancias casi cualquie lugar del espacio puede ser tra-
tado como punto; y cualquier cuerpo —basta el sol— co-
mo partícula, la pregunta a formular es: "¿En qué circuns-
tancias puede el sol, por ejemplo, ser considerado como una
partícula" o, lo que viene a ser lo mismo: “¿En qué cir-
cunstancias las inferencias deducidas como partículas, ennuestros cálculos dinámicos, pueden ser aplicadas al sol, e
ignoradas sus dimensiones?" Una partícula, en dinámica,
no es “un objeto material infinitamente pequeño". Si in-
sistimos en dar una definición debemos decir que es “cual-
quier objeto material cuyas dimensiones pueden ser pa-
sadas por alto, a los efectos del presente cálculo"8. Esto
ños hace reconsiderar la noción de * exactitud e inexac-
titud. Porque en la práctica siempre tendremos que pregun-
tar, no si uh aeroplano es una partícula, o un rayo de sol uno
de luz, sino "¿En qué circunstancias y con qué exactitud, o
precisión, puede un aeroplano ser considerado como par
* Estas consideraciones no deben ser aplicadas en lo que respecta
a las “partículas fundamentales" de la teoría atómica.
85
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 81/168
tícula, a los efectos dinámicos, o un rayo de sol como otro
de luz, a los ópticos;5'' En cada uno de estos casos, las infe-
rencias de la teoría física siguen siendo exactas: lo que varía
es la exactitud con que las conclusiones son aplicadas.
3. 4. Cómo se establece una ley de la naturaleza. CU)
Con lo dicho dejemos atrás nuestro primer problema, o
sea realizar nuestro ideal teórico de un rayo de luz. Supon-
gamos, entonces, que hemos montado un par de pantallas
provistas de estrechas ranuras, una lámpara encendida y
una pantalla a modo de blanco, y que las ranuras estén dis-
puestas de tal manera que producen un rayo de luz tan es-trecho como sea posible, teniendo presente los límites que
hemos estado discutiendo. Ahora que hemos producido al-
gunos rayos de luz, o por lo menos algo que se les parece
mucho, ¿qué haremos con el medio de refracción?
A esta altura de las cosas encontramos el segundo pro-
blema práctico que debemos solucionar: cómo aseguramosde que estamos estudiando un fenómeno regular y reprodu
cible. Si hacemos funcionar el mismo aparato durante dos
días seguidos y en forma idéntica, de acuerdo a nuestro leal
saber y entender, y los fenómenos ópticos que observamos
en esos dos días son notablemente diferentes, es indudable
que no estamos en condiciones de efectuar observaciones va-
lederas. Más aún si al montar el aparato los fenómenos fluc-túan ante nuestros propios ojos.
Cualquier instalación experimental de laboratorio resulta
inevitablemente de índole sumamente artificial. Cuando se
trata de estudiar la refracción, por ejemplo, y en particular
si tenemos una finalidad tan específica, no puede esperarse
encontrar por cualquier parte los elementos adecuados paranuestros experimentos. (Obsérvese, de paso, la diferencia
con la historia natural: el naturalista debe recoger las ranas
tal como las encuentra.) Tampoco puede confiarse en que
el aparato montado habrá de satisfacer todas las condiciones
requeridas si se trata simplemente de una colección de oh
jets trouvés, Los objetos más o menos transparentes que en-
contráramos serían de composición física y química más o
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 82/168
menos desconocida y de formas inadecuadas, mientras nos-
otros necesitamos estudiar solamente aquellos objetos cuyas
características conocemos, v precisamente aquellos cuya for-
ma podemos controlar con exactitud: de ahí la exigencia de
prismas perfectamente tallados. Además, si usáramos cual-quier vidrio que nos proporcionara el fabricante, podríamos
descubrir que los rayos de luz que lo atraviesan tienden a
fluctuar, por consiguiente tenemos que pedir a los fabri-
cantes que nos proporcionen cristal “óptico”, particularmen-
te homogéneo, que sea elaborado cuidadosamente y enfria-
do con lentitud, para obtener mayor consistencia. De paso
vale la pena observar que estas condiciones involucran la
hipótesis de que las propiedades ópticas de una sustancia de-
penden de su constante densidad y de su grado de homoge-
neidad. La manera en que se haya logrado cumplir tales re-
quisitos será objeto de una investigación independiente. Asi-
mismo, si no tenemos cuidado con las variaciones de tempe-
ratura, encontraremos que nuestros resultados vanan: debentomarse ciertas precauciones —tales como mantener aleja-
dos los mecheros Bunsen y proteger al aparato contra el sol —
a fin de lograr que nuestros experimentos tengan éxito.
En este caso, tales precauciones son de lo más importantes.
Naturalmente, si pueden adoptarse otras para controlar fac-
tores relevantes y asegurar resultados regulares y reproducibles, debe hacerse sin vacilar. Pero cuáles han de ser esas me-
didas, qué factores son relevantes respecto a cualquier asun-
to y por consiguiente deben ser controlados en un experi-
mento, constituye algo que queda por averiguar: no pue-
de darse una receta general. En este sentido, la demanda de
cristal homogéneo, o el tratar de evitar variaciones de tem-
peratura se encuentra en otro plano respecto a las precau-ciones que adoptamos para lograr estrechos rayos de luz que
tengan medidas exactamente medibles. Estos últimos pasos
son esenciales, no por razones prácticas sino por motivos
teóricos, a fin de que el aparato pueda ayudarnos a solu-
cionar nuestro problema teórico.
La lista de precauciones puede ser bastante larga en algu-
nos experimentos, pero siempre resultará finita y limitada.
87
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 83/168
Si un experimento da un resultado inesperado, la conclu-
sión de que se ha pasado por alto algún factor importante,
puede ser normalmente aceptable sólo cuando .pueda suge-
rirse e investigarse un factor posible: tal vez el tubo de
ensayo no estaba limpio.. En un experimento bien prepara-
do resulta posible controlar todos aquellos factores que se
considerad relevantes. Así, aunque en la práctica puede in-
vocarse, a veces, la existencia de tales “excusas”, no debe ha-
cérselo en forma arbitraria, sólo para impedir que se des-
acredite determinada teoría. Por tanto, no estamos obliga'
dos a referirnos a determinadas teorías físicas convenciona-
les: el descubrimiento de que para que cierto fenómenose reproduzca normalmente, cierto factor que en condicio-
nes normales de experimentación resulta constante —por
ejemplo la pendiente del campo magnético — deba permane-
cer también constante en este caso, puede constituir un des-
cubrimiento importante. Los efectos Zeeman y Stark pueden
ser citados como ejemplos de esta clase de descubrimiento.En un primer momento no se nos ocurriría que la clase de
luz irradiada por un cuerpo depende de la fuerza de los cam-
pos magnéticos y eléctricos a los que se encuentra expuesto.
El aparato con el que estudiaremos la refracción, por
consiguiente, puede considerarse integrado por tres cosas:
una fuente de luz dispuesta de manera que emita un rayo
tan estrecho como resulte posible, una muestra de lados pa-ralelos de la sustancia que está siendo estudiada, cuidado-
samente preparada y montada, de modo que sea posible
medir exactamente la dirección dónde choca el rayo de luz,
y una pantalla de tópeu otro recurso para observar en qué
forma esa sustancia de muestra desvía la luz que lo atraviesa.
Deben formularse ahora dos preguntas: qué clase de ob-servaciones se harán con este aparato y qué relación guar-
dan con la conclusión que estamos tratando de establecer
por sil intermedio, o sea la ley de Snell.
Hay varias observaciones diferentes que podríamos aco-
tar; basta considerar una típica. Suponiendo, por ejemplo,
que hemos dispuesto el modelo de manera que pueda colo-
carse a cualquier ángulo que deseemos, coloquémoslo suce-
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 84/168
sivamente en ángulos de 0°, 5 ,̂ 10°, 159, con respecto al
rayo de luz,
A medida que lo vamos inclinando, la línea brillante
proyectada sobre la pantalla se alejará cada vez más de su
posición original. Tomemos nota del grado de desviación(x ) correspondiente a cada ángulo ( i ) de acuerdo con la po-
sición de la muestra. Resultará cuestión de simple geome-
tría computar el ángulo de refracción (r) del rayo de luz
dentro de esta muestra, de acuerdo con el grado de desviación.
Luego dispongamos•los resultados en tres columnas: “posi-
ción de la muestra, t\ "grado de desviación, x\ y “ángulo
de refracción r, correspondiente'. Los datos que asentemos
FUENTE
oe l u z
en cada caso se hallarán sujetos a un “error probable”, á
fin de dejar margen para la inexactitud técnica de medición,
tallado de la muestra, y así sucesivamente. Siempre resultasuficiente que las predicciones de la teoría se hallen com-
prendidas, en su mayor parte, dentro de la región señalada
por el error probable: no es menester insistir en que' cada
comprobación quede comprendida, exactamente, dentro de
la teoría.
¿Cuál es, entonces, la conexión entre las cifras que hemos
anotado y la ley que estamos tratando de establecer por suintermedio? Contemplando las observaciones y la ley desde
el punto de vista del lógico, ¿cuál podríamos decir que es
la relación existente entre ambas? Por cierto nó existe nin-
guna conexión deductiva entre la ley de Snell y la serie de ^
afirmaciones similares a ésta: “Cuando la muestra se hallaba
colocada a 5°, la desviación del rayo es 2 mm.” Ni tampoco
89
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 85/168
debe considerarse la ley como una simple generalización
de los resultados experimentales, pese a las palabras “cuan-
do quiera’’ y "siempre”, que aparecen en la cita que hiciéra-
mos anteriormente al respecto. Estas palabras utilizadas son
desorientadoras, ya que la ley no es más una generaliza-ción universal de lo que resultó ser el principio de la propa-
gación rectilínea. Confrontado con 'cualquiera de las situa-
ciones y sustancias en las que resulta inaplicable, un físico
deducirá evidentemente sus cláusulas calificativas no ex-
presadas —"fuera de la refracción anómala”, "si la muestra
es homogénea”, etcétera—. Dejando de lado estas cláusulas,
que se refieren a la aplicación de la ley, nos quedamos conuna declaración respecto a la norma de regularidad — o
sea que los senos de dos ángulos se encuentran en relación
constante — y el valor del experimento consiste en demos-
trar con qué exactitud se adapta esta norma de regularidad
a los fenómenos observados. “Cuando el sol se encontraba a
30°, la sombra de una pared de 1.83 m, tenía 3.20 m. delargo.. . ergo, la luz se propaga en línea recta.” “Cuando la
muestra fue colocada a 5o, y la desviación era de 2 mm., el
ángulo de refracción era de 3o. .. ergo, la relación entre los
senos de los ángulos de incidencia y la refracción es cons-
tante”; aunque estos dos pasos no son idénticos en su tipo,
por lo menos se parecen en cuanto no se adaptan prolija-
mente a ninguno de los patrones de argumento que figu-ran en los textos de lógica habituales.
3 . 5 . Estructura de las teorías: leyes, hipótesis y principios
En el último capítulo, hicimos un breve comentario sobre
el carácter especialmente lógico de las afirmaciones natura-
les que encontramos en la teoría física, y en el carácter sis-temático de lo científico, a diferencia del lenguaje diario.
Estas cosas pueden resultar más inteligibles con la ayuda
de los ejemplos que hemos estudiado en el capítulo preceden-
te. Si observamos cómo se encuentran lógicamente relaciona-
dos los diferentes tipos de afirmación que encontramos en
la teoría de la refracción, podemos comprender a qué se re-
90
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 86/168
fieren aquellos que declaran que tales teorías forman siste-
mas jerárquicos o deductivos.
Observemos por lo tanto, y a modo de punto de partida,
cómo la forma en que los físicos manipulan sus afirmacio-
nes teóricas las distingue de las declaraciones familiaresde la vida diaria, y también de las de los naturalistas. En pri-
mer lugar, como la ley de Snell es expresada en términos
de “rayos de luz”, puede atribuírsele significado físico so-
lamente en circunstancias en que el término “rayo de luz”
resulte inteligible, o sea dentro de los alcances de la óptica
geométrica. Cuando los fenómenos ópticos no resulten ex-
plicables en términos de la óptica geométrica, la ley de Snell
deja de ser interpretable. En segundo lugar, en las ciencias
físicas se acostumbra dejar la aplicación de una ley para
que se la demuestre o exprese por separado. En verdad, de-
cir esto puede resultar bastante desorientador, ya que debe
considerárselo nó tanto una cuestión de práctica como la
señal que distingue a una ley. La afirmación: “Se ha com-probado que la mayoría de las sustancias transparentes, de
densidad similar, excluyendo solamente ciertas materias cris-
talinas, como el espato de Islandia, refractan la luz de tal y
tal manera” no constituye lo que llamamos “ley de Snell”.
Semejante afirmación sólo constituye un simple informe de
un hecho pasado, cuya finalidad consiste solamente en po-
nernos al tanto respecto a las circunstancias en que se ha
comprobado resultaba efectiva la ley de Snell. A cada ley
corresponde una serie de afirmaciones del tipo: “Se ha com-
probado que la ley X se aplica, o no se aplica, a tal y tal
sistema, dentro de tales y tales circunstancias”. Asimismo,
para poder descubrir hasta qué punto puede extenderse
esta amplitud de sustancias y circunstancias, o sea los “al-cances” de la ley, debe realizarse considerable trabajo de
rutina, del que no puede afirmarse que ponga en duda la
verdad o la aceptabilidad de la ley en sí.
Esta característica no es compartida en el lenguaje diario
ni siquiera por esas afirmaciones que Ryle denomina “de-
claraciones semejantes a leyes”, o sea, por ejemplo, “El vi-
drio es frágil”. Cuando un fabricante produce un tipo nue-
91
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 87/168
vo de vidrio, de excepcional dureza y resistencia, decimos:
"Todos los vidrios, excepto el Tuffglaze de Tompkinson,
son frágiles”, y no: "La afirmación de que el vidrio es frágil
se aplica'a todos los vidrios excepto el Tuffglaze de Tomp-
kinson.” 'Es indudable que esta invención afecta la verdadde nuestra declaración inicial; después de esto, la afirmación
semejante a una ley consiste en decir: “exacto en líneas
generales, pero no en el caso del Tuffglaze de Tompkin-
son”, mientras con anterioridad, la invención había sido con-
siderada "universalmente exacta”.
Pero las leyes de la naturaleza son distintas: en ellas las
palabras "verdadera”, "exacto”, probable” y otras análogas,na parecen tener aplicación alguna 9. Para empezar, tal vez,
podemos suponer que los rayos de luz resultan siempre des-
viados por los medios transparentes de la manera en que lo
son por las muestras de vidrio de nuestro aparato. Por con-
siguiente, adoptaremos la fórmula de Snell en forma provi-
soria, hipotética, como guía para otros experimentos, para
ver si los fenómenos se producen siempre de este modo, A
esta altura de las cosas, podemos preguntar: “¿Es verdadera
o falsa la hipótesis de Snell?” con la intención de averiguar
si se han encontrado limitaciones a la aplicación de esta fór-
mula. Pero bien pronto —en realidad, apenas se ha estable-
cido su fertilidad — la fórmula de nuestra hipótesis es tra-
tada como una ley, o sea algo de lo que no podemos pre-guntar: “Es verdadera?” sino: "¿En qué caso resulta aplica-
ble?” Cuando tal cosa sucede, se convierte en parte de la
estructura de la teoría óptica y es considerada “standard”.
Las excepciones a la ley y las limitaciones en su alcánce, ta-
les como la doble refracción y la refracción anisótropa, son
mencionadas como anomalías y consideradas cosas que nece-
sitan explicación, lo que no sucede en el caso de la refracción
ordinaria; y al mismo tiempo la afirmación de la ley es se-
parada de las afirmaciones relativas a los alcances y apli-cación de la ley.
En este último sentido, las leyes de la naturaleza se pa
* Si así fuera preguntaríamos: “¿Esta ley es exacta?", o también
podríamos preguntar: “¿Es ésta la verdadera (form a de la ) ley?"
92
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 88/168
recen a otras leyes, reglas y reglamentaciones. En sí no sonni verdaderas ni falsas, aunque puedan hacerse afirmacionesacerca de su amplitud de aplicación. Supongamos que exis-tiera una ordenanza del Colegio que prohibiera caminar sobre el pasto: se puede preguntar hasta qué punto resulta apli-cable, y si hay alguna persona — por ejemplo los miembrosde alguna agrupación estudiantil— que está eximida de suaplicación. De lo expuesto resulta que las afirmaciones res-pecto a la regla pueden ser verdaderas o falsas. Si se dice quea pesar de la regla, ciertos estudiantes pueden pisar el pasto,uno puede preguntar, con toda razón: "¿És verdad eso?"
Pero no preguntaremos: “¿Es exacta esa regla}"; tampocopreguntarán los hombres de ciencia una cosa análoga res-pecto a una ley de la naturaleza.
No debemos interpretar mal. Supongamos que alguienafirma que las leyes de la naturaleza son inexactas, falsaso probables; que estos términos ni siquiera resultan aplica-
bles; y que por consiguiente los hombres de ciencia no estáninteresados en el aspecto dé la “verdad" de las leyes de lanaturaleza, todo lo cual podría ser expresado con bastante justeza diciendo que no se pretende negar lo obvio, o sea,que los hombres de ciencia procuran encontrar la verdad.Se trata de expresar, más bien, que el sustantivo abstracto“verdad" resulta más amplio en su aplicación que el adjeti-
vo "verdadero", que diferentes declaraciones deben ser va-lorizadas en términos igualmente distintos y que no todaslas declaraciones expresadas por un hombre de ciencia tie-nen que caer, necesariamente, dentro de la clasificación de“verdaderofalsopr obable”. Esto es lo que con más frecuen-cia se pasa por alto en las discusiones lógicas de las ciencias
físicas: por consiguiente es esencial insistir al respectó. De-cir que una ley se aplica umversalmente no es lo mismoque afirmar que siempre resulta exacta y no solamente endeterminadas condiciones. La oposición lógica: “se aplica”“no se aplica", es tan fundamental, como la de “verdadero”“no verdadero" y no puede resolverse de ese modo.
Asimismo, las leyes de la naturaleza se utilizan para in-troducir nuevos términos en el idioma de la física por
93
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 89/168
ejemplo "índice refríngeme” —, y a su debido tiempo, esos
términos se convierten en objeto de investigación, ¿De qué
modo — podemos preguntar — depende el índice refringen
te de una sustancia, de la temperatura de la misma? O utili-
zando el lenguaje del espectador: ¿de qué manera tendría-mos que modificar nuestros diagramas de rayos a fin de ex-
plicar la manera en que los fenómenos ópticos resultan
afectados por el calentamiento de la muestra o por cosas
como la vibración del aire sobre una fogata? Obsérvese al-
go particular: que las preguntas relativas al índice refrin
gente sólo tendrán un sentido mientras sea aplicable la ley
de Snell, de modo que al referirnos al índice refringen
te tenemos que dar por sentada la aplicabilidad de la ley
de Snell: la ley constituye una parte esencial del fondo
teórico» única base para discutir la idea de índice refrin
gente. Esto sucede generalmente dentro de la teoría física.
La física teórica se halla estratificada: las manifestaciones
efectuadas a determinado nivel, sólo tienen significadodentro del alcance del nivel inmediatamente inferior.
Esta circunstancia debe ser tenida en cuenta cuando con-
sideramos la distinción entre la parte hipotética y la esta-
blecida de la física, porque son numerosos los malentendi-
dos al respecto. Por ejemplo, algunos filósofos han afirmado
que todas las declaraciones empíricas constituyen hipótesis,
que estrictamente hablando nunca pueden ser descritas másque como "sumamente probables", y para refrendar su pun-
to de vista han hecho notar que mediante un ejercicio su-
ficiente de la imaginación, siempre se puede “concebir la
posibilidad de experiencias que nos obligarían a su revi-
sión". Es importante reconocer la violencia que esta clase
de argumento ejerce respecto a los términos "hipótesis” e
"hipotético", pues aunque todas las afirmaciones de la cien-cia son de tal índole que puede concebirse su reconside-
ración a la luz de la experiencia (por ejemplo, "empíri-
cas"), solamente algunas de ellas pueden ser llamadas, en
el sentido actual, afirmaciones hipotéticas. Y ya nos en-
contramos en condiciones de explicar por qué sucede esto.
En cualquier ciencia se puede distinguir entre proble-
94
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 90/168
mas que se están discutiendo realmente, y problemas más
antiguos cuyas soluciones deben darse por sentadas si es
que deseamos exponer nuestros problemas actuales. No' se
puede poner en duda la adeeiiabilidad de la ley de Snell y
seguir hablando , simultáneamente, del índice refringen te.Pero el haber aceptado, en cualquier etapa determinada,
muchas proposiciones sin ponerlas en tela de juicio, no
significa que las ciencias exactas sean menos empíricas:
sólo refleja su lógica estratificación. Es indudable que cual-
quier afirmación en una ciencia -puede ser puesta en duda,
y hasta que se demuestre empíricamente resulta injustifi-
cada, ya que solamente de este modo la ciencia elude ladogmatización. Resulta igualmente importante que en cual-
quier investigación determinada, muchas de estas propo-
siciones no sean puestas en duda, ya que esto indicaría
privar a otras de significado. En este sentido las proposicio-
nes de una ciencia exacta constituyen una jerarquía, y se
Construyen unas sobre otras; y tal como a un albañil, en de-terminado momento, sólo se le exige que determine la po-
sición de los ladrillos en una sola hilera — que a su vez cons-
tituirá la base de la próxima —, así al hombre de ciencia sólo
se le exige, en determinado momento, investigar la acepta-
bilidad de las afirmaciones expuestas hasta determinado ni-
vel. Cada tanto pueden producirse modificaciones sobre te-
mas respecto a los cuales se pensó que ya estaban resuel-tos, pero cuando sucede tal cosa, y deben modificarse las
hileras inferiores, es necesario derrumbar también la es-
tructura superior, y una cantidad de conceptos cuya termi-
nología solía exponer los problemas de la ciencia —por ejem-
plo “flogisto” y otros similares — quedarán arrumbados en-
tre las páginas de los libros de historia. Pero momentánea-mente el hombre de ciencia sólo tiene que ocuparse de la
hilera superior de ladrillos, o sea de los asuntos activamente
en cuestión. En base a esto podemos comprender por qué
el descubrimiento de fenómenos que pueden ser tratados
como “standard" y de leyes que, para utilizar una frase deWittgenstein, pueden ser “archivadas”, constituye un paso
esencial en la formación de un fructífero núcleo teórico.
95
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 91/168
Los términos "establecido” e "hipotético” tal como son
utilizados en la ciencia, deben ser comprendidos con la dis-
tinción entre las partés de una ciencia que realmente están
siendo puestas en duda, y aquellas que debemos dar por
sentadas a fin de poder expresar nuestros problemas actua-les. Las afirmaciones relativas a estas últimas partes son las
que decimos se hallan establecidas. Es posible que algunas de
estas últimas sean eventualmente reconsideradas, pero no
hay necesidad de anticipar el momento en que esto suceda,
ni tampoco estamos en condiciones de hacerlo. Estas partes
constituyen él fondo sobre el cual se consideran los proble-
mas actuales, y dan/ sentido a la terminología empleada ensu exposición. Las afirmaciones que encontramos en ellas
son de dos clases: por una parte, leyes de la naturaleza, y
por la otra, afirmaciones respecto a la medida y circunstan-
cias en que estas leyes han resultado aplicables. Ninguna de
estas afirmaciones necesita ni puede ser descrita como "sólo
sumamente probable”: los informes experimentales no cons-tituyen generalizaciones ilimitadas, sino simples afirmacio-
nes de hechos pasados, mientras que las leyes de la natura-
leza no son cosas que podamos decir verdaderas, falsas o
probables. Sin embargo, de ambas puede afirmarse, razo-nablemente, que son empíricas.
En contraste con las partes establecidas de una ciencia,
existen problemas cuyas soluciones no son todavía claras,y respecto a los cuales sólo podemos expresar algo provisorio
e hipotético. En verdad, estas cuestiones constituyen todavía
algo no resuelto, abierto a la "hipótesis”, Pero las afirma-
ciones en estas partes hipotéticas de la ciencia dependen, pa-
ra su mismo significado, de la aceptabilidad de afirmaciones
teóricas de nivel inferior; así nos vemos imposibilitados de
referirnos a las proposiciones establecidas como si también
ellas fueran hipotéticas, a menos que vuelvan a convertirse
en materia de duda activa. Podría ser correcto hablar de
todas las proposiciones empíricas como hipótesis, pero sólo
en un idioma enteramente privado de estratificaciones ló-
gicas, o sea en el lenguaje de quien carece de toda ciencia.
Esta estratificación constituye un aspecto de las ciencias teó
H
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 92/168
ricas en particular, como resulta evidente si volvemos a es-
tablecer una comparación con la historia natural. No ten-
dríamos que tener mayor resquemor al afirmar que las ge-
neralizaciones de la historia natural sólo pueden ser consi-
deradas, a lo sumo, como muy probables: es posible que el
año venidero un cerdo pueda volar.
La distinción entre leyes e hipótesis constituye por con
siguiente un asunto de lógica, e involucra mucho más que
el grado de confianza con que estamos dispuestos a expo-
nerlas, o la cantidad de confirmaciones prácticas que haya-
mos observado. Pero, ¿qué sucede con la distinción entre
leyes y principios? ¿Por qué llamamos “principio" a la pro-pagación rectilínea de la luz y “ley” a la ley de Snell?
Esta distinción se refiere a algo que ya hemos observado
antes, o sea, el papel desempeñado por el principio como
piedra fundamental de la óptica geométrica. Es fácil ima-
ginar una óptica geométrica donde la ley de refracción fue-
ra distinta. La adopción de una ley distinta a la de Snell
implicaría, naturalmente, una serie considerable de cambios,
y una de las primeras víctimas sería nuestra idea actual del
índice reír ingente, Pero la óptica geométrica podría seguir
existiendo como tema, y los diseñadores de instrumentos
ópticos, después de haber aprendido la nueva regla para
estudiar el paso de los rayos a través de sus lentes, po-
drían llegar a adaptarse rápidamente a tal modificación.Por comparación, el principio de que la luz se propaga en
línea recta parece casi inamovible: es muy difícil llegar a
imaginar que los hombres de ciencia abandonen comple-
tamente la idea de que la luz sigue la línea recta,, ya que
renunciar a este principio equivaldría a dejar de lado la
óptica geométrica tal como la concebimos. Si ponemos en
duda el principio de la propagación lineal, todo tema es
puesto en te la , de juicio: por eso el principio no se
encuentra sujeto a falsificación alguna de manera directa.
No se trata de que, para los físicos, ese principio haya,
dejado de ser empírico y se convierta en algo tautológica o
convenciorialmente verdadero. En circunstancias suficien-
temente distintas a las actuales, podrían decidirse a renun-
9 /
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 93/168
ciar al mismo en forma absoluta, pero sólo podrían hacerlo
si estuvieran dispuestos, simultáneamente, a eliminar la óp-
tica geométrica en su totalidad. Cuáles deberían ser las cir-
cunstancias, a fin de que los físicos resolvieran que los mé-
todos de óptica geométrica ya no resultan de utilidad algu-
na, es algo abierto a la discusión, pero evidentemente im-
plicarían cambios en el mundo mucho más drásticos que
los necesarios para falsificar cualquier ingenua interpreta-
ción de "La luz se propaga en línea recta", por ejemplo,
como generalización empírica.
Las proposiciones de nivel medio dentro de la jerarquía de
la física son las únicas que pueden ser llamadas "leyes”y son las únicas que gozan de una condición lógica ambi-
valente. Una proposición como la ley de Sne l l comienzacomo elemento de una hipótesis dentro de la óptica geomé-
trica, algo que no puede ser explicado sin referirse a los rayos
de luz; pero posteriormente se convierte en parte establecida
del fondo teórico, mientras el primer plano es ocupado por
otras proposiciones que sólo tienen sentido cuando la ley
resulta aplicable. Ya que su ubicación es dentro de la óptica
geométrica, modificar la forma de la ley no constituye arra-
sar completamente todo un tema. Por lo contrario, no exis-
te un cuerpo de teoría contra'el cual pueda oponerse la pro-
posición "La luz avanza en línea recta”. Es como si este prin-
cipio entronizara dentro de sí mismo la forma geométricade representación, y sólo puede ser discutido, aceptado o
rechazado a este nivel. 11
Queda por decir todavía algo más respecto a la estratifi-
cación de la teoría física: a veces se la presenta en forma que
induce a confusión. Se sugiere que la relación entre las
afirmaciones de un nivel y las del siguiente es de carácter
deductiva, y por consiguiente, se afirma que la jerarquíaresultante constituye un "sistema deductivo”. De este modo
se obtiene la idea de que las teorías físicas constituyen una
pirámide lógica, de la cual los informes directos resultantes
de nuestras observaciones experimentales se encuentran al
nivel del suelo, mientras van apilándose progresivamente las
generalizaciones cada vez más amplias. Es posible ilustrar
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 94/168
este tipo de razonamiento suponiendo que se haya descu-
bierto que los roedores consumen les productos lácteos; esta
constatación estaría formada por dos hileras superpuestas,
va que en base a la misma podemos deducir tanto que "Los
ratones comen queso” como "Las ratas beben leche”, y en
base a esto podemos, a nuestra vez, efectuar otras deduc-
ciones, o sea, por ejemplo, que una laucha que estamos ob-
servando va a comerse el queso que estamos por ofrecerle.
. Tal como lo presentamos, este cuadro resulta abierto a
varías objeciones. Para empezar, la deducción en la física
rió debe llevarnos dé lo más abstracto de la teoría a lo más
concreto: tal como hemos yisto y de acuerdo a lo supues-to por Mach, no es posible considerar deductiva la rela-
ción mutua de niveles. En cambio, efectuamos inferencias
estrictas, guiados por reglas, cuando en el terreno de la física
tratamos de descubrir, por ejemplo, dónde se encontrará un
planeta la semana próxima, en base a nuestro conocimiento
de su posición actual, velocidad, etcétera. Esta inferenciano es deducida de las leyes de movimiénto, sino obtenida
de acuerdo a las mismas, o sea, como aplicación de las mis-
mas. Tampoco las afirmaciones en términos de "índice re-
fringen te” son deducidas de la ley de Snell. Existe, sin du-
da alguna, una conexión lógica entre ambas, pero esto se
debe a que el término "índice refringente” es introducido
haciendo referencia a la ley de Snell, y no porque las dosclases de afirmaciones puedan ser deducidas una de la otra.
Son los términos aparecidos en un nivel de las afirmaciones,
no las afirmaciones en sí, los que se encuentran lógicamente
unidos a las afirmaciones del nivel inferior.
En la explicación del sistema deductivo, resultaría espe-
cialmente misteriosa la condición de las afirmaciones másabstractas. Si las cosas fueran como se sugiere, cada afir-
mación aseveraría una tremenda coincidencia; que las lau-
chas coman queso, y los ratones beban leche, de modo que
pudiéramos generalizar, osadamente, que los roedores con-
sumen productos lácteos; más aún deberíamos considerarcomo una coincidencia, por ejemplo, los principios físicos
más abstractos de Einstein. Asimismo, todas las coinciden
99
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 95/168
cías de ese orden, aun las afirmaciones más abstractas resul-tarían particularmente expuestas a repentinos desmentidos:seguramente podría aparecer algún desconocido roedor sud-americano enteramente herbívoro; mucho más probable espoder lograr encontrar excepción alguna a las teorías deÉinstein. Pero estamos haciendo una caricatura. Al estu-diar la obra de Einstein resulta evidente que a él no'le in-teresan las amplias y atrevidas generalizaciones en base aexperimentación, sino más bien materias conceptuales: lasecuaciones de Einstein no tienen, ciertamente, la condi-ción que les adjudica el modelo de la pirámide. En realidad,
no constituye un accidente que tengamos que recurrir aafirmaciones de hábito relativas a ratones, lauchas y otras*cosas por el estilo, a fin de poder ilustrar el sentido delmodelo de la pirámide: por muy útil que resulte como cua-dro de historia natural, da una idea errónearespecto a laestructura lógica de la física teórica.
3. 6. Diferentes clases de leyes y 'principios
En este capítulo, como en el anterior, debemos pregun-tar cuántas observaciones al ejemplo objeto de examen de-tallado se aplican en forma más general. ¿Hasta qué punto,entonces, podemos considerar la ley de Snell como una tí-pica ley de la naturaleza?
Muchas de las cosas que hemos dicho al respecto nq seaplicarían a todas las leyes por igual, porque existe unaamplia variedad de cosas que merecen, en física, el nom-bre de leyes de la naturaleza. En un extremo se encuen-tran afirmaciones de la índole que hemos llamado a veces“leyes fenomenológicas”. Estas no involucran términos
teóricos, ni siquiera términos tan elementales como “rayode luz". Un buen ejemplo es la ley de Boyle, que afirthaque la presión y el voluitien de un gas varían en razón in-versa a una temperatura dada. En el otro extremo tenemosleyes, o conjuntos de leyes, tales como las tres leyes del mo-vimiento, de Newton, o las leyes o principios dél electro-magnetismo, de Maxwell, que no son utilizadas directa-
mente para expresar la forma de una regularidad descu
700
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 96/168
/
biçrta en los fenómenos, como en el caso de la ley de Bovle,
sino que más bien semejan axiomas de un cálculo, que
son aceptados mientras sus aplicaciones resultan, efí la
práctica, acordes con los hechos. La prueba de esas leyes
relativamente abstractas no consistirá tanto en que expli-can directamente los fenómenos observados, sino en que
proporcionan una estructura dentro de la cual pueden
adaptarse las leyes fenomenológicas, que a su vez explican
el fenómeno. La ley de Snell es de tipo intermedio, aun-
que se encuentre más próxima a la ley de Boyle que a las
tres leyes de Néwton, mientras las más abstractas — talescomo los principios del electromagnetismo y los principios
de la termodinámica — llegan a ocupar, oportunamente,
una posición dentro,de sus temas respectivos casi similar
a la del principio de la propagación rectilínea en la óptica
geométrica, y tal vez son mencionadas con más naturali-
dad como principios que como leyes de la naturaleza.
Como las partes que desempeñan las diferentes leyesde la naturaleza son tan distintas, no se puede esperar que
tengan muchos aspectos en común. Pero si tienen uno en
particular, y se trata de algo que en el caso de la ley de Snell
resultó ser de primerísima importancia. Nq nos dicen nada
respecto a los fenómenos, si los tomamos en forma aislada,
sino que más bien expresan la forma de una regularidadcuyos alcances son expuestos en otro lugar; por consi-
guiente, constituyen la clase de afirmaciones respecto a
las cuales no resulta adecuado preguntar, “¿Es verdad o
no?” sino más bien, “¿A qué sistema puede aplicarse esto?”
o bien “¿En qué circunstancias puede aplicarse?” Sobre
la ley de Boyle, como sobre todas las leyes de la naturale-
za, parece más obvio preguntar “¿Es verdadera o no?”, perohasta esa ley, hoy en día, sería tratada de una manera que
excluya esta posibilidad. Sabemos muy bien que en cier-
tas circunstancias relativamente poco habituales, se puede
demostrar que los gases se comportan de manera muy dis-
tinta a lo establecido por la ley de Boyle; en todas las tem-
peraturas su comportamiento se aparta de la misma en pro-porción mínima pero factible de ser medida, Por razones
107
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 97/168
teóricas, o de conveniencia, es preferible, sinembargo, nó
considerar esto motivó para dejar de lado la ley dç Boyle;
antes se la mantiene como uña primera expresión, más o
menos aproximada, de la forma en qué se comportan 'los
gases, Luego, por separado, se registra la medida en quebajo distintas circunstancias, el comportamiento observado
de los gases se adapta o desvía de dicha ley, y por consi'
guíente no vuelve a surgir la pregunta de si la ley es o no
exacta.
Existen, en verdad,. ciertas leyes de física que, en un
primer momento, podrían ser tomadas como excepción
a la regla de sí las leyes de la naturaleza son o no son "exac-
tas o inexactas” más. bien si "se aplican o no se aplican”,
lomemos por ejemplo las tres leyes de Kepler respecto al
movimiento planetario. Estas leyes nos dicen, entre otras
cosas, que los planetas se mueven alrededor del sol en elip-
ses, y constituyen, sin duda, afirmaciones respecto a las
cuales se puede preguntar: "¿Son o no verdaderas?”. Sirepresentan correctamente las órbitas de los planetas, son
exactas, de lo contrarío no lo son. Pero paralelamente a esta
diferencia surgen otras que demuestran la fuerza de nues-
tra regla. Porque las leyes de Kepler nos informan no
respecto a los planetas en general, sino a determinados
planetas, por ejemplo Mercurio, Venus, etcétera; resumen
el comportamiento observado de todos los planetas de esta
clase y no tratan de explicar en términos relativos la natu-
raleza de las cosas, por lo tanto, resultan aún más fenomeno
lógicas que la ley de Boyle y en consecuencia ningún físico
las mencionaría como leyes de la naturaleza. Sin duda,
sería posible formular tres afirmaciones de la naturaleza,
cada una de las cuales correspondería a una de las tresleyes de Kepler, pero a fin de poder ser consideradas
como leyes de la naturaleza tendrían que ser expre-
sadas, no en términos de "los planetas” sino en términos
de "cuerpos que se mueven solamente bajo la influencia de
la gravitación". Estas leyes serían el medio, Ínter alia, de
explicar las leyes de observación de Kepler; pero identi-
ficarlas con las leyes de Kepler constituiría un error, va
102 ■
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 98/168
que significaría pasar por alto un paso lógicamente crítico,
o sea reconocer que “los planetas”, por ejemplo Mercurio,
Venus, etcétera, se clasifican, a los efectos teóricos, como
cuerpos que se mueven solamente bajo la atracción gravi
tacional. Tal como Wittgenstein hace notar en el T ractatus: "La descripción del mundo mediante la mecánica es siem-
pre muy general. Por ejemplo, nunca se mencionan cuer-
pos particulares, sino unos cuerpos u otros.”
La condición de tales conjuntos de leyes como los
tres “Axiomas o Leyes del Movimiento”, de Newton, es
algo que los filósofos han encontrado siempre completamen-
te desconcertante. Los estudiantes que siguen el entrena-
miento científico corriente en el campo de la dinámica eny
cuentran que esta cuestión es pasada por alto en los libros de
texto, que sólo formulan al respecto algunas confusas y su-
perficiales observaciones. Los físicos experimentales gustan
hablar de ellas como si se tratara de leyes puramente feno
menológicas, pero esta sugestión resulta desacreditada por elhecho de qué tres términos técnicos: “masa”, “fuerza” e "im-
pulso”, son introducidos en el tema juntamente con las tres
afirmaciones. En consecuencia, no resulta sorprendente si los
lógicos qué llegan a la dinámica después de realizar un
estudio de la exposición ordinaria sienten que todo el pro-
cedimiento es tautológico, y el argumento que sólo sirve
para demostrar que las leyes son convencionales, resulta
sumamente atrayente. ,
Cada una de estas doctrinas resulta igualmente desorien
tadora a su manera, ya que la verdadera condición de las
leyes del movimiento se advierte con claridad sólo si se
examina detalladamente cómo éstas integran las explicacio-
nes dinámicas 10. Cuando se ha efectuado esto, se encuentraque ambos modelos corrientes, que uno se siente tentado de
utilizar para compararlos, son poco satisfactorios. Las leyes
del movimiento de Newton no constituyen generalizaciones
del tipo de “los conejos son herbívoros”, sin que por estemotivo sean más tautológicas (v. gr. “Los conejos son anima
Las teorías axiomáticas necesitan realmente un capítulo exclusivo;aquí sólo hay lugar para uñas breves observaciones.
703
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 99/168
les ’); y esto sucede así no porque ellas, de por sí, nos digan
algo acerca de ios verdaderos movimientos de ciertos cuerpos
particulares, sino más bien porque proporcionan una descrip-
ción para explicar estos movimientos. La médula del asunto es
evidenciada vigorosamente, y casi como paradoja, en un fa-moso pasaje de Wittgenstein: “El hecho de que pueda ser
descrito por la mecánica newtoniana no nos dice nada respec-
to al mundo; pero esto nos dice efectivamente algo, o sea que
puede ser descrito en esa forma particular en que, realmente,
es descrito.” Mas debemos observar que afirmar que deter-
minado sistema de mecánica no nos informa cosa alguna res-
pecto al mundo, no constituye una denigración del mismo.
No equivale a decir que fracasa en su finalidad manifiesta,
sino a reconocer sus ambiciones lógicas. Como ya hemos vis-
to antes, una descripción de las técnicas de la óptica geomé-
trica no nos proporciona ningún informe sobre las sombras.
Para lograrlo, hemos de averiguar hasta qué punto y en qué
circunstancias pueden emplearse estas técnicas. Asimismo, lasleyes de la naturaleza sólo expresan regularidades: la carga de
nuestras observaciones experimentales es soportada, no por
ellas sino por las afirmaciones respecto a cuándo resultan
aplicables las leyes de la óptica, o cómo deben utilizarse
las leyes del movimiento para que repíesenten los verda-
deros movimientos de los planetas, proyectiles, hojas de
árbol, barcos y olas. Existe, por así decirlo, una división
del trabajo dentro de la física, entre las propias leyes y las
afirmaciones respecto a las formas y circunstancias en que
las leyes han de ser aplicadas. Reconociendo esta división
uno llega a comprender como los físicos se abren camino
entre la Escila de la generalización falible y el Caribdis
de la tautología hueca.Si se nos pregunta cuál es la finalidad de las leyes de
Newton, puede ser que en un primer momento no sepa-
mos decir si describen la forma en que se mueven las
cosas, o definen términos como "fuerza”, "masa” e "im-
pulso”, o nos informan respecto al modo de medir la fuer-
za y todo lo demás. Pero esta imprecisión tiene sus buenas
104
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 100/168
razones. Las leyes en sí no cumplen finalidad alguna: so
mos nosotros quienes debemos utilizarlas, y podemos ha-
cer con ellas cosas de diversas clases. Por consiguiente, no
hace falta que nos sintamos desorientados al preguntar si
las leyes de Newton constituyen descripciones, definicio-nes o afirmaciones respecto a métodos de medición; antes
bien, nos corresponde vér cómo en ciertas aplicaciones
los físicos las utilizan para describir, por ejemplo, la forma
en que se mueve un proyectil o bien, en otro caso, para
crear una forma de medición aplicable a la masa de un nue-
vo tipo de partículas fundamentales. No se trata de que
las leyes asuman una condición ambigua o confusa, sino de
que los físicos puedan aplicar a voluntad dichas leyes.
3. 7 . Loche y Hume: ¿Son necesarias o contingentes las
leyes de la naturaleza?
A la luz de esta discusión sobre las leyes de la naturale-
za, vale la pena examinar los criterios avanzados por los
filósofos a su respecto, y ver hasta qué punto estos criterios
reflejan realmente el uso que se hace de las leyes de la na-
turaleza en la práctica científica y en qué medida los des-
acuerdos surgidos constituyen un acierto más bien que
una confusión o desencuentro de finalidades. Pero antes
de llegar a esto, es importante distinguir las cuatro dife-rentes clases de expresión qüe suelen encontrarse en los
libros de física. Cuando los hombres de ciencia utilizan
h palabra “ley” no siempre se molestan en demostrar a
qué clase de afirmaciones se están refiriendo, aunque, cuan
* do lo hacen, su uso es el que nosotros hemos adoptado. Só-
lo en contadas ocasiones tienen ellos suficiente motivo pa-ra hacer notar explícitamente tales distinciones. Como ló-
gicos, sin embargo, no podemos permitirnos dejar de dis-
tinguir éntre las diversas clases, ya que poseen caracterís-
ticas lógicas señaladamente diferentes, y hasta ahora los fi-
lósofos se han mostrado menos cuidadosos en este sentido
de lo que tendrían que haber sido.
105
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 101/168
la s cuatro clases de afirmaciones son las siguientes:
I) Afirmaciones abstractas o formales de una ley o prin-
cipio, p. ej. ia ley de Snell, citada más arriba;
I I ) Informaciones de carácter histórico sobre los alcances
conocidos respecto a determinada ley o principio: por ejem-plo la afirmación de que se ha descubierto que la ley de
Snell se aplica a la mayoría de las sustancias no cristalinas, a
temperaturas normales;
I I I ) Aplicaciones de una ley o principio a casos parti-culares : por e jemplo la af irmación de que en un determi-nado prisma que está s iendo examinado, las direccionesde los rayos incidentes y refractados varían de acuerdo ala ley de Snel l , o la af irmación de que la luz solar que pa-sa sobre determinado muro se dirige hacia el suelo queestá del otro lado de ese muro, en l ínea recta;
IV ) Conclusiones de inferencias obtenidas de acuerdo
a una ley o principio, por ejemplo la conclusión de que,
siendo tal el ángulo de incidencia y tal el índice refringente., el ángulo de refracción debe ser de 36°; o la conclusión
de que, encontrándose el sol a 30°, una pared de 1.83 m.
debe dar una sombra de 3.20 m. de largo.
Los principales tipos de teoría que los filósofos han
adelantado respecto al carácter lógico de las leyes de la na-
turaleza, también son cuatro en número. No se trata de una
coincidencia, ya que se encuentran exponentes de los
cuatro criterios citados, como apoyo de su explicación,
hechos relativos al más apropiado de los cuatro tipos de
afirmación. Por consiguiente, estos criterios pueden no ser,
en la realidad, los irreconciliables rivales que parecían.
Tal vez su aspecto de oposición refleja más bien una preo*
cupación con los diferentes aspectos de las leyes de la natu-raleza. Debemos ver ahora hasta qué punto es verdad esto.
Por una parte, entonces, encontramos que Locke, y más
recientemente Kneale, han sugerido que las leyes de la na-
turaleza son principios de necesidad natural, comparables
a afirmaciones tales como "Nada puede ser enteramente
rojo y enteramente verde al mismo tiempo", ya que la obli-
gatoriedad de esto último es algo que podemos “ver”,
m
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 102/168
mientras que la necesidad de las leyes de la naturaleza no
resulta inmediatamente visible, o sea obvia, sino más bien
nos és impuesta como resultado de «nuestros experimentos.
Las metáforas “transparente” y “opacas para el intelecto”,
han sido utilizadas por Kneale para señalar la diferenciaentre ambas cosas. Este criterio ha sido encontrado obje-
table por filósofos como Hume y Mach, que considera-
ron que nada de lo que un hombre de ciencia puede des-
cubrir es realmente y en un sentido lógico, necesario,
y por consiguiente han preferido proponer la teoría de que
las leyes de la naturaleza constituyen afirmaciones de cons-
tante conjunción, que nos informan que tales y tales gru-
pos de características siempre han resultado marchar a la
par. Un tercer punto de vista, destinado a confundir los
tradicionales problemas respecto a la inducción, es el que
Kneale atribuye a Whitehead: de acuerdo a esto, las leyes
de la naturaleza deben ser consideradas como conjeturas
respecto a uniformidades que se aplican a regiones limi-tadas del espacio durante períodos limitados de tiempo,
esto es, no cómo generalizaciones universales sino más
bien como generalizaciones de tas qué se supone resulten
exactas dentro, de una región y períodos de tiempo vastos
pero no infinitos, que rodean los nuestros, y que podríamos
llamar "epóca cósmica”. Finalmente, Moritz Schlick y F.
P. Ramsey han aducido que las leyes de la naturaleza noconstituyen “proposiciones verdaderas o falsas, sino más bien
proporcionan instrucciones para la formación de tales pro-
posiciones. . . (siendo) direcciones, normas de conducta,
para que el investigador vaya abriéndose camino en la rea-
lidad”.
A la vez debemos observar de qué manera cada teoríarefleja algún aspecto de los usos que se dan a los princi-
pios y leves de la naturaleza dentro de las ciencias físicas.
Empecemos por considerar la teoría de Locke, en el sen-
tido de que las leyes de la naturaleza constituyen princi-pios de necesidad. Para reconocer la fuerza de este crite-
rio, recordemos la forma en que Jos físicos utilizan las pa-
labras “deben”, “necesariamente”, y así sucesivamente, en
107
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 103/168
particular en las conclusiones obtenidas de sus argu-
mentos, por ejemplo en el grupo IV citado más arriba. En
nuestra primera explicación dada a modo de ejemplo,
vimos cómo un hombre de ciencia dirá que cuando la al-
tura del sol es 30° y la de una pared 1.83 m., la sombrade dicha pared será necesariamente 3.20 m., y asimismo
que esto se deduce o está de acuerdo al principio de I3 Pro-
pagación rectilínea de la luz, que establece que tal debe ser
la medida de la sombra, y no otra. Resulta evidente qué,
en uno u otro sentido, los físicos consideran a sus leyes y
principios como si nos dijeran o nos permitieran descubrir
cómo son las cosas necesariamente y qué debe suceder endeterminadas circunstancias; y la . frase "principios de ne-
cesidad” quiere reflejar, precisamente, este criterio respec-
to a las leyes de la naturaleza.
Pero lo que hace falta aclarar es que el sentido en que
es posible referirse a las leyes de la naturaleza como infor-
mándonos acerca de la forma en que las cosas deben su-ceder, no tiene por qué resultar ofensivo para Mach y Hu-
me. Volvamos a preguntarnos entonces; cuando , el físico
dice que de su principio se deduce que la sombra debe
tener tal longitud, ¿de qué clase de inferencia se trata, y
de qué necesidad? ¿Cómo puede constituir una inferencia
respecto a cualquier principio experimentalmente estable-
cido, afirmar que el largo de la sombra debe ser lo que es?
Para contestar correctamente a estas preguntas, hay que
distinguir dos pares de cosas: primero, establecer una
teoría y aplicar la teoría ya establecida; segundo, reconocer
una situación como aquella en que puede aplicarse una
teoría particular, y emplear la teoría en dicha situación,
suponiendo que ha sido correctamente identificada. Cons-tituye parte del arte de las ciencias, que debe ser adqui-
rido en el curso del entrenamiento del hombre de ciencia,
reconocer exactamente las situaciones a las que puede apli-
carse cualquier teoría o principio determinado, y cuándo
dejará de resultar aplicable. Aunque un hombre de ciencia
pueda decir a menudo qué es, dentro de una u otra situa-
ción, lo que hace aplicable o inaplicable determinada teo-
708
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 104/168
ría, siempre queda cierta, libertad para el criterio
individual; y esto hace que sea tan difícil dar reglas res-
pecto a cuándo una teoría debe ser modificada o abando-
nada, Como darlas para descubrir teorías fértiles y nuevas.
Pero una vez que el hombre de ciencia ha identificado co-rrectamente la situación que tiene entre manos, y por con-
siguiente sabe a qué principios y leyes puede acudir,
constituye la función misma de dicha teoría indicar qué
debe suceder, o sea, qué puede esperar que suceda en de-
terminadas circunstancias. Si se trata de un campo de
estudio que ha sido colocado dentro del ámbito de las cien-
cias exactas, su teoría le proporcionará, entre otras cosas,una técnica de deducción, o sea, una forma de inferir,
por ejemplo: el largo de una sombra en base a la altura
de un muro y el ángulo del sol. La técnica de deducciones
puede ser geométrica, de acuerdo a la cual se obtienen in-
ferencias trazando líneas, o bien puede ser otra más com-
pleja y matemática. Pero cualquiera sea el caso resultaesencial, si la teoría ha de ser aceptable, que permita pasar
de los argumentos relativos a las condiciones en que tiene
lugar determinado fenómeno, a las características del fenó ^
meno que deben ser previstas o explicadas.
Por tanto, nada puede preocupar a Hume el uso que,
como resultado de lo expuesto, pueda hacer el físico, res-
pecto a las palabras "debe" y “necesariamente". Cuando éste
dice: ‘“En esas circunstancias^ la sombra debe tener tres
metros veinte centímetros de largo", no siempre lo hace
con la tácita restricción “Si todas las condiciones resultan
realmente cumplidas para la aplicación de este principio."
Por consiguiente, el largo de la sombra no constituye algo
necesario, sino una consecuencia necesaria al aplicar elprincipio en la forma correcta. Y cuando decihios que es
una consecuencia del principio que, en esas circunstan-
cias, la sombra debe tener ese largo determinado, el prin-
cipio encuentra su aplicación, no como premisa importan-
te de un argumento silogístico que va de la generalizaciónal caso particular, sino como “el boleto de inferencia”,
(utilizando una frase de Ryle) que permite deducir, de
709
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 105/168
las circunstancias del fenómeno, las características deí mis-
mo. En las condiciones de nuestro ejemplo se ha des-
cubierto que lá proyección de sombra y otros fenómenos si-
milares, resultan representables o previsibles de una mane-
ra que utiliza ciertas relaciones geométricas y trigonomé-tricas; por tanto, razonando de acuerdo a las reglas
que expresan estas relaciones, debe esperarse en estás
particulares circunstancias que la sombra tenga, precisa-
mente, el largo que realmente tiene. Es sola y únicamente
debido a que «una teoría física involucra técnicas de de-
ducción dé inferencias, que debe haber presente un “debe”*
Una vez que se nos ha enseñado esa técnica, la correctacomputación del largo de lá sombra debe conducir al re-
bultado que obtiene, y toda computación que no conduz-
ca a este resultado debe ser incorrecta.
Pero tanto Hume como Mach estén justificados cuando
insisten en que la posibilidad de explicar ciertos fenóme-
nos de determinada manera, es algo que debe ser descu-bierto, No se puede decir que las técnicas de la óptica
geométrica deben ser aplicables de la manera que se ha des-
cubierto que son aplicables, excepto cuando ésta circuns-
tancia resulta explicable, a su vez, con referencia a una
teoría más amplia. Tal vez pueda acudirse a la teoría de
la onda de luz para demostrar que los diagramas de rayos
deben ser aplicables precisamente cuando en realidad lo
son; pero esto sólo sirve para cambiar dé lugar el obstáculo.
Lo importante es no confundir las preguntas, o sea qué
teoría ha resultado eficaz en un campo dado, y qué fenó-
menos, de acuerdo a esta teoría, deben producirse en cual-
quier circunstancia dada; Cuando uno habla respecto a
una teoría —ya sea para establecerla o para identificar unsistema al que se aplica — se interesa por lo que realmente
es, y no por lo que debe ser; pero cuando se habla en tér-minos de una teoría —aplicándola para explicar o pre-
ver los fenómenos que se producen en determinadas situacio-
nes—uno se interesa por lo que, de acuerdo a esa teoría, debe
suceder en tal situación. Hay varios errores que pueden
cometerse si no conseguimos darnos cuenta claramente
no
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 106/168
cuándo tiene sentido decir “debe'', "necesariamente''
y “no puede", y cuándo es preferible decir “se ba compro-
bado": tal es el determinismo que tendremos oportunidad
de examinar en el capítulo V. Cabe constatar que estos
errores son facilitados por las formas de expresión pecu-liares al hombre de ciencia ("Si la pared tiene 1.83 m. de
alto y el sol se encuentra a 309, la sombra debe tener 3,20
m, de largo"), ya que en estos casos las teorías de óptica
babitualmente aceptadas son utilizadas sin mencionárselas
explícitamente. Los lógicos, en bien de la claridad, pueden
permitirse decir lo mismo en forma menos compacta pero
más explícita, utilizando el idioma del observador, y noel del participante: “Si la pared tiene 1.83 m. de alto y el
sol se encuentra a 30? , entonces , la apl icac ión adecua-da de las teorías de óptica que hasta ahora kan sido compro-'
badas como eficaces en circunstancias similares a la pre-
sente, nos llevarán necesariamente a la conclusión de que
la sombra tendrá 3.20 m. de largo."Por consiguiente, lo que se encuentra tras el criterio
de Locke respecto a las leyes de la naturaleza parece ser
su aplicación como principios de inferencia: la necesidad
que señalan es aquélla en qüe se producen las conclusiones
cuando se razona de acuerdo con estos principios. Puede
preguntarse entonces, por qué esta necesidad ha de pare-
cer “opaca al intelecto", cuando principios como “na-da. puede ser enteramente rojo y enteramente verde al mis-
mo tiempo" constituyen “transparentes necesidades”. El
tema es demasiado amplio para ser tratado aquí en forma
exhaustiva, pero tal vez podamos dar una idea. La dife-
rencia parece consistir en lo siguiente: las palabras “rojo",
“verde”, y otras similares las aprendemos a temprana edad,al mismo tiempo que aprendemos a clasificar, llevar; traer
y dar un nombre a las cosas que nos rodean, y nuestro
conocimiento de que nada puede ser simultáneamente rojo
y verde es algo evidente también a nuestra capacidad
para dar y obedecer órdenes, y para efectuar y comprenderinformes en los que aparecen las palabras “rojo” y “verde”.
Sólo mucho más tarde, cuando tanto el uso de estas pala-
7 7 7
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 107/168
bras como las actividades en relación a las cuales hemos
aprendido a usarlas han llegado a convertirse en una se-
gunda naturaleza para nosotros, nos preguntamos por qué
se aplica tal principio, y nos parece entonces, con bastante
naturalidad, que quien sea capaz de captar el sentido de
las palabras ha de reconocer la fuerza del principio. Por
otra parte, en el caso de las leyes de la naturaleza, no se
tiene ni la misma fuerte asociación entre las palabras que
aparecen en las leyes y las peculiares técnicas de deduc-
ción a las que pertenecen las leyes, ni los mismos años de
familiarización con el uso de estas técnicas. En la realidad,
con harta frecuencia, los términos son tomados de la fí-sica exterior y aplicados a nuevas funciones, y por consi-
guiente parecerá obvio que la ‘luz" deba propagarse
en líneas rectas, o que la "acción" y la "reacción" deban
ser iguales y opuestas. Pero tal vez, si el cálculo dinámico
nos resultara completamente familiar» como sucede con
los colores y su clasificación, y si todos fuéramos capaces
de reconocer, por ejemplo, los sistemas puramente gravita
çionales a simple vista, como podemos distinguir el rojo del
verde, la diferencia podría no parecer tan grande, y seriamos
capaces de consederar la Ley de Gravitación tan transparen-
te como los principios más familiares de la clasificación delos colores.
La finalidad de la teoría de la "conjunción constante"de Hume ya la hemos considerado por lo menos en parte:
consiste en rechazar la sugestión efectuada por los soste-
nedores de la teoría de Locke, en el sentido de que las le-
yes de la naturaleza nos proporcionan, de alguna manera
información respecto a los “hechos necesarios”. (Recuérde^
se asimismo la oposición de Mach ante la idea de que la
física revela las necesidades de la naturaleza.) Hume, y susadeptos no concentran su atención en afirmaciones del tipo
IV ) sino más bien de la clase II I ) . "La luz que pasa por en-
cima de esta pared avanza en línea recta”, “Los rayos de
luz que se encuentran afuera y adentro de este prisma se hallan orientados de tal manera", "La sal se disuelve en e)
agua”, pueden constituir aplicaciones auténticas de leyes de
la naturaleza, pero no encierran nada necesariamente cierto.
112
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 108/168
Representan, simplemente, cosas que se descubre que
suceden; y por contraste las afirmaciones de la clase IV ), ni
siquiera encierran un "debe". Naturalmente, si uno cuenta
con una teoría satisfactoria para explicar estas circunstancias,
estará en condiciones de demostrar, en cualquier caso parti-
cular, que las cosas deben suceder tal como se descubre
que realmente lo hacen. Pero, repitiendo, esto no significa
decir que los hechos explicados sean "hechos necesarios",
sino más bien consecuencias necesarias de la teoría. La
distinción entre consecuencias necesarias y proposiciones
necesarias resulta suficientemente obvia en aritmética ele-
mental: así una ama de casa razona: "Cuando empecé teníaseis kilos de azúcar y he utilizado dos, por lo tanto deben
quedarme cuatro." La fórmula en que se base ( 6 —2 = 4 )
debe ser necesariamente exacta o más bien, incondicional-
mente aplicable, pero la conclusión a que llegp —"Me
quedan cuatro kilos"— no debe ser aceptada incondicio:
nalmente sino más bien como una. consecuencia necesaria
de su información. Lo mismo sucede en física: cuando
se aplica una teoría física a un caso específico, las conclu-
siones a que uno es conducido pueden ser necesarias, den-
tro de las circunstancias, pero constituye un error inter-
pretar este “necesario" en el sentido del texto de lógica,
o sea, "necesariamente cierto".
Si .no hay necesidad de considerar que los puntos devista .de Locke y Hume sean rivales, ¿por qué han sido
concepteados como tales? Esto resultará más claro si pre-
guntamos: "Las leyes de la naturaleza, ¿son proposiciones
necesarias o contingentes?" Porque si consideramos esta
dicotomía como exhaustiva y tratamos de encontrar leyes
de la naturaleza dentro de una u otra categoría, nos resul-tará difícil encontrar qué decir. ¿Debemos manifestar que,
pese a su origen empírico, las leyes de la naturaleza consti-
tuyen proposiciones necesarias?, o ¿debemos decir que pese
a su pretensión de informarnos aceca de lo que debe suce-
der, sólo constituyen proposiciones contingentes respecto
a conjunciones constantes? o ¿debemos contradecimos,
afirmando que ambas son necesarias y contingentes? Nin*
m
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 109/168
guna de estas alternativas resulta satisfactoria y de acuerdo
a las conclusiones que hemos sacado de nuestra discusión
previa, no debemos aceptar ninguna de tila, A causa de
que los filósofos han llegado a las leyes dé la naturaleza des-
de afirmaciones tan corrientes como “Los conejos son anima-les" y “Los conejos comen lechuga”, han supuesto que
las leyes de la naturaleza deben ser, o bien necesarias
(como' "Los conejos son animales”) o contingentes ( “Los
conejos comen lechuga”). En realidad, cuando han inten-
tado establecer su punto de vista en el sentido de que las
leyes de la naturaleza son una cosa o la otra, en cada uno
de esos casos no se han referido a cosas que son adecua-damente llamadas "leyes de la naturaleza” sino más bien
a uno u otro de los tipos de afirmación que hemos diferen-
ciado de las leyes propiamente dichas.
Los adeptos del punto de vista de lo "necesario” han
prestado especial atención, como ya hemos visto, a esas
aplicaciones de las leyes de la naturaleza de acuerdo alas cuales uno se ve llevado a deducir que determinada som-
bra debe tener 3,20 m. de largo. Pero esta conclusión no
constituye, de por sí, una ley o un principio, ni una de-
ducción de ley o principio alguno, sino que es una infe-
rencia obtenida de acuerdo a la ley o principio. La introduc-
ción de la palabra “debe”, en esta proposición, que reflejael uso de una regla de inferencia, no puede ser interpre-
tada como evidencia de que las leyes de la naturaleza cons-
tituyen proposiciones necesarias, excepto en un sentido su-
mamente desorientador.
Por otra parte, los adeptos del punto de vista "contingen-
te" han concentrado su atención, no en las leyes de la na-turaleza en sí, sino en los hechos para cuya explicación
son utilizadas —sal que se disuelve en el agua, las som-
bras que tienen determinados largos, rayos de luz que si-
guen la dirección especificada — cosas todas que pueden ser
descritas, con cierta justicia, como regularidades o con-
junciones constantes. Pero, una vez más, las afirmaciones
que citan no constituyen, en absoluto, leyes de la naturaleza,
774
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 110/168
y tampoco aquí nada se demuestra respecto a la condición
de las leyes de la naturaleza, señalando estos hechos.
De este modo, llamar a las leyes de la naturaleza “con-
tingentes” resulta tan desorientador como decir que son
“necesarias”, porque hacer una u otra cosa significa con-centrar excesivamente la atención en un grupo de pre-
guntas que nunca se formulan con respecto a las leyes
de la naturaleza, o Sea, las preguntas relativas a la verdad y
la falsedad. Puede resultar bastante' claro lo que sig-
nificaría negar, por ejemplo, que la ley de gravitación
se aplica a la radiación electromagnética, o bien negar que,
de acuerdo a la ley, tal configuración de cuerpos debe mo-verse en determinada manera, pero resulta completamente
confuso tratar de imaginar lo que significaría hablar ne-
gando la ley de gravitación misma. Podemos decir: “Debe
ser reconsiderada y reformulada para adaptarla a la teoría
de la relatividad”, pero esto no significa afirmar que es fal-
sa: en tal caso, la palabra “falsa” np es efectiva. Los he-chos que los hombres de ciencia investigan experimen-
talmente se refieren a los alcances de sus leyes y a lo que,
aplicando las leyes en determinado contexto, deben espe-
rar que suceda. Los físicos nunca tiene oportunidad de
hablar de las leyes en sí, ni como correspondiendo o no co-
rrespondiendo a los hechos. La relación lógica entre las
leyes y los hechos es indirecta: hablando como si se halla-ran más estrechamente conectadas de lo que en realidad
lo están, sólo se consigue crear confusión y malentendidos.
3. 8 . Whitehead y Schlick : ¿Constituyen las leyes de la naturaleza generalizaciones restringidas o máximas?
Mientras los adeptos de los dos primeros puntos de vista
se hallan preocupados por las afirmaciones de los tipos
II I) y IV ), el punto de vista de la “generalización res-
tringida” parece proceder de una consideración de los in-
cluidos en el tipo II) o sea, de las afirmaciones respecto
a los alcances conocidos de las leyes de la naturaleza. Tal
como Kneale lo interpreta, Whitehead suponía que las le-
yes de la naturaleza debían sér generalizaciones de alguna
m
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 111/168
clase, va sean restringidas o irrestringidas y sacaba como
conclusión, bastante razonable, que algunos siglos de expe
rimentaciones en esté terreno apenas podían justificar que
nos lanzáramos a formular generalizaciones de índole ilimi-
tada. La consecuencia natural de este argumento fue que
las leyes de la naturaleza constituyen generalizaciones que
se refieren, tácitamente, a todos los lugares y todos los tiem-
pos dentro de una sola época cósmica, vasta pero limitada ̂
Esta explicación encierra un punto miuy importante, pe-
ro para ponerlo en evidencia debemos preguntar de otra
manera ya que, tal como aparece, la pregunta supuesta es:
“Las leyes de la naturaleza, ¿son exactas siempre y entodas partes?”, mientras que la pregunta correcta sería:
“Las leyes de la naturaleza, ¿son aplicables igualmente en
todos los tiempos y lugares?” Y la respuesta a la pre-
gunta no es: “Sí, por curioso y sorprendente que resulte,
se ha descubierto que son universalmente exactas”, sino:
“Sí, han sido formuladas de tal forma que resultan univer-
salmente aplicables; ésta es una característica que diferencia
las leyes de la naturaleza de otras afirmaciones de la teoría
física.” Si las leyes fueran generalizaciones empíricas uni-
versales, se trataría realmente de preguntar si siempre re-
sultan exactas, pero no lo son, luego el quid de la cuestión
debe establecerse en otra parte.
El núcleo del asunto tal vez puede ser ilustrado de estemodo: dentro de la física se distinguen expresiones deno-
minadas “leyes de la naturaleza”, y expresiones que no cons-
tituyen leyes de la naturaleza sino aplicaciones de leyes
a determinadas circunstancias. Así podemos distinguir en-
tre la Ley de la gravitación, que es una ley genuina de la
naturaleza, y aplicaciones como “Los cuerpos que caen libre-mente aceleran a razón de 98.21 m. por segundo”; esta
última expresión no constituye una léy de la naturaleza,
sino una lev empírica que debe tenerse en cuenta al aplicar
la ley de grávitación a las condiciones especiales de la
tierra. Ahora realmente tiene sentido decir que descubrir lo
que llamamos “ley de gravitación” debe ser considerado
como ley de este último tipo. Esto sucedería si, por ejemplo,
776
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 112/168
se descubriera que, en toda la región a la que previamente
teníamos acceso, había un “campo” constante de un tipo
hastia ahora no reconocido, y que al investigar las propieda-
des de este campo, descubrimos que la ley de gravitación
podía ser expresada en su forma actual solamente mientras .este campo se mantuviera constante. Podríamos imaginar-
nos, por ejemplo, que se descubriera que el valor de la
constante gravitacional “G” dependiera de la fuerza de este
campo. En este caso, tendríamos que formular nuevamente
nuestra ley para tener en cuenta el nuevo descubrimiento,
y la fórmula actual dejaría de estar en vigencia. El éxito de
nuestra actual ley sería descrito entonces como consecuen-cia local y temporaria de la “verdadera ley”, de la misma
manera que el índice de aceleración gravitacional de la
tierra es considerado ahora una consecuencia temporaria y
local de la ley actual.
Pero esto no demuestra cjue las leyes de la naturaleza
se aplican tácitamente sólo jk regiones limitadas de espacioy tiempo, como sucedería si nuestra Ley de Gravitación
fuera una simple generalización. El ser tal descubrimiento
razón suficiente para retirar la vigencia de nuestra ley
actual, demuestra precisamente lo contrario, o sea que sola-
mente las fórmulas aplicables por igual a todos los lugares
y tiempos tienen derecho al título de “leyes de la natura-
leza”. Pero esto, a su vez, no implica que las leyes con-tengan en forma explícita o, tácita expresiones como “siempre
y en todas partes”. Estas palabras no caben dentro de una
ley, y pertenecen más bien a las afirmaciones de la clase
II) a causa de las circunstancias en que se ha descubierto
que es aplicable determinada regla. Asimismo también
la sugestión de Whitehead crea confusión entre leyes ygeneralizaciones. Que tenga sentido decir: “Tal vez'nuestra
llamada ley de gravitación sea sólo un asunto local”,
no es motivo de desaliento: momentáneamente no existe
el menor indicio para suponer la existencia del campo no
descubierto que nos obligaría a semejante conclusión. Na-
turalmente tiene sentido decir: “Tal vez no hemos interpre-
tado debidamente la ley”. Sin embargo, necesitamos tener
T17
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 113/168
muy . buenas razones antes de sustituir nuestra actual for
mutación de la ley, por otra distinta.
Finalmente, consideremos el punto de vista relativo a las
leyes de la naturaleza expuesto por F. P. Ramsey, y citado
antes en las palabras de Moritz Schlick; o sea que talesleyes no constituyen tanto '‘afirmaciones”, o “proposiciones”,
como instrucciones para formar proposiciones”, “reglas de
conducta”, “máximas” o “direcciones para que el investi-
gador encuentre el camino de la realidad”. De nuevo desf
cubriremos que la teoría llama la atención respecto a algo
importante en las leyes de la naturaleza, pero también en
este caso, semejante característica es descrita de manera inne-
cesariamente paradójica. ,
De todos modos, puede afirmarse, en favor de esta teoría,
que sus adeptos se bailan realmente interesados en las le-
ves de la naturaleza (o sea la clase I citada anteriormente)
y no en las otras clases de afirmaciones' relacionadas con las
mismas (II , III y IV ) que tan a menudo han sido confun-didas con ellas. Porque Schlick y Ramsey han tratado de
recalcar lo que ya hemos reconocido de capital importancia:
que las palabras “verdadero”, “falso” y "probable” no resul-
ten tan aplicables a las leyes en sí como a las afirmaciones
que constituyen aplicaciones de las leyes; y que cualquier
afirmación abstracta de una ley o principio sólo nos da la
norma de una regularidad, sin decir, de por si, cosa algu-
na respecto a los fenómenos para cuya explicación puede
ser utilizada. Tal como afirma Schlick, las leyes de la
naturaleza “no tienen el carácter de proposiciones que
pueden ser ciertas o falsas”, y en cierto sentido, su otra
explicación de las mismas no resulta del todo mala. Si
consideramos las técnicas de la óptica geométrica^ quedan sentido al principio de la propagación rectilínea, po-
demos realmente descubrir motivos para referirnos al prin-
cipio como a un medio para abrirse camino en la realidad,
y cuando recordamos hasta, qué punto las leyes de la na-
turaleza son utilizadas como principios de inferencia, tiene
ciertamente su mérito hablar de ellas como de reglas para
formular afirmaciones respecto al mundo.
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 114/168
En verdad, en la explicación de Schlick y Ramsey sólo
podemos objetar seriamente una cosa que da a la explica-
ción su paradójico aspecto: utilizan indebidamente las pa-
labras imperativas “instrucciones”, “direcciones” y “reglas”,
en lugar de otras algo menos autoritarias, como por ejem-plo “principios”. Con esta sola modificación, las objeciones
—que hace, por ejemplo, Kneale — contra el punto de vista
de Schlick y Ramsey pierden su fuerza. Porque Knealearguye “si la frase que tiene por finalidad formular una
ley da (sugiere Schlick) sólo una norma general de con-
ducta, lo que de ella se derive no puede ser más que
una orden o mandato”: tal como él lo considera, y de acuer-do a este punto de vista, no habría posibilidad de utilizar
una ley para derivar auténticas proposiciones respecto al
mundo; sólo se obtendría una cadena de mandatos particu-
lares. Pero Schlick y Ramsey no afirman que las leyes de la
naturaleza sean órdenes generalizadas; la finalidad de des-
cribir las leyes de la naturaleza de la manera que lo hacenellos consiste* en recordamos su uso como inferenciaslicen-
cias, que nos otorgan el derecho de razonar, desde una serie
dé fenómenos relativos a una situación determinada, hasta
llegar a los fenómenos que podemos esperar dentro de esa
situación, y la debilidad de la objeción de Kneale resulta
evidente apenas se entra a considerar la forma en que su
argumento afectaría a otros principios de inferencia.
Consideremos, por ejemplo, el principio del silogismo.
Lewis Carroll demostró en su trabajo: “Lo que dijo la tor-
tuga a Aquiles”, y las conclusiones imposibles a que
puede llegar uno si considera el principio del silogismo
como una premisa superimportante, en vez de conceptuar-
la como una inferencialicencia; sin embargo, de su des-cubrimiento no resulta que todos los silogismos válidos
—que en sentido general pueden describirse como “deriva-
dos de” ese principio — deben ser mandatos u órdenes. Tal
caso sucedería solamente si uno confundiera las'conclusio-
nes deducidas del principio, con aquellas inferidas de
acuerdo al mismo: la frase "derivada del principio” es-
conde esta distinción. Lo mismo sucede con las leyes de la
119
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 115/168
naturaleza. Las conclusiones respecto al mundo que los
hombres de ciencia derivan de las leyes de la naturaleza
no son deducidas de estas leyes, sino más bien logradas
de acuerdo a las mismas o inferidas como aplicaciones de
dichas leyes, como han demostrado nuestros ejemplos. Sola-mente en el caso de tomar demasiado seriamente la frase
de Schlick —'reglas de comportamiento" — las objeciones
de Kneale resultan valederas. Consideradas como princi-
pios de. inferencia — aunque su amplitud de aplicación re-
sulte empíricamente limitada— las leyes de la naturaleza
tienen realmente una función muy parecida a la que Schlick
les asigna. En verdad, su función como premisas en losargumentos físicos es apenas más real que la función del
principio del silogismo en los argumentos silogísticos.
¿Qué torna paradójica la forma en que Schlick expresa
su teoría? Tal vez lo siguiente: corta el vinculo que une
las leyes de la naturaleza y el mundo. Del mismo modo que
la frase “leyes de nuestro método de representación”, la frasede Schlick “instrucciones para el investigador”, parecen cer-
cenar las leyes universales de la naturaleza, haciéndolas
aparecer como si sólo dependieran de los físicos y de su com-
portamiento. Pero cortar este vínculo con la naturaleza pue-
de ser, como ya lo hemos visto antes, un procedimiento
sumamente desorientador. “Por su constitución lógica, las
leyes de la física siguen hablando de los objetos del mun-do”, y por el hecho de que ciertas inferencias lícitas ten-
gan preferencia a otras, logramos mayor información res-
pecto del mundo que respecto al físico y a sus métodos.
CAunque esto no resulta igualmente cierto en todos los
casos, como veremos cuando discutamos los puntos de vista
de Eddingtón sobre el particular, en el próximo capítulo.)
¿Cómo podemos explicar la elección de Schlick, respecto
a este poco afortunado empleo de palabras? Lá razón
parece ser — por extraño que parezca — la misma que expli-
ca lá distorsión de los puntos de vista de Locke y Hume,
o sea suponer que las únicas afirmaciones que represen-
tan “proposiciones” auténticas son las que pueden ser
directamente clasificables como necesarias o contingentes.
120
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 116/168
Mientras los “principios de necesidad” consideran las leyes
de la naturaleza como proposiciones opacamente necesarias,
y el punto de vista de la “conjunción constante” las clasifica
como proposiciones contingentes de una índole ligera-
mente sofisticada, Schlick considera la inadecuabilidadde colocarlas en cualquiera de dichas categorías. Pero su
reacción es demasiado enérgica, ya que su conclusión es
que, si las leyes de la naturaleza no son ni proposiciones
necesarias ni contingentes, debe ubicárselas entre aquellas
consideradas como cuasiproposiciones, o sea prescripciones y
recomendaciones de ética y estética. De ahí los términos im-
perativos que utiliza: “instrucciones”, “directivas", y “reglas,
de conducta”. Como sucede tan a menudo en la filosofía,
al objetar cumplidamente a las conclusiones de sus adver-
sarios, resulta traicionado y cae en idénticas falacias.
Schlick habla de que el investigador ha de encontrar su
camino en la realidad, Ryle de afirmaciones semejantes a
leyes que constituyen boletos de inferencia. TaV vez sea po-sible combinar estas metáforas. La variedad de boleto de
ferrocarril llamada boleto rundbout no difiere mucho de las
leyes de la naturaleza. Estos boletos no tienen impresos un
punto de partida y otro de destino sino que son válidos para
una cantidad ilimitada de viajes dentro de determinada
extensión de territorio. La extensión y los límites dé este te-rritorio no suelen estar especificados en el boleto, ni es me-
nester que así sea, sino que aparecen en otros lugares — por
ejemplo en carteles — y pueden ser modificados por las au-
toridades del ferrocarril sin que el boleto cambie de aspecto.
Es posible comprar uno de estos boletos sin saber cuál es suregión de validez, pero entonces podría averiguarse experi-
mentalmente, viendo en qué estaciones es aceptado. Pero nopodríamos hacer nada peor que considerar al físico como un
hombre que formula las leyes de la naturaleza, imprime sus
propios boletos “runabóut” y luego fija como meta de Sus ex-perimentos descubrir hasta dónde puede llegar con su ayuda.
La expresión formal de una ley en sí es como el boleto, que
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 117/168
no revela sus alcances: el físico llega a saber como resul-tado de la experiencia en qué región puede ser utilizadocon confianza.
Otorgando tal licencia a sus viajes (inferencias), el fí-
sico va descubriendo su camino guiado por los fenómenos:
pensando en los sistemas que estudia con terminología
adecuada, va viendo qué camino puede elegir para llegar
a comprenderlos. Pero hay un importante paso preliminar:
en primer lugar debe poder identificar cada sistema, clasi-
ficarlo en términos teóricos, reconocer su ubicación en el
mapa. Como tendremos motivo de hacer notar especialmente
en el capítulo V, es éste un paso lógicamente vital, y no esde ninguna manera tan trivial como pudiera parecer. Los
sistemas físicos no llevan etiquetas de identificación, como
las estaciones ferroviarias, ni tampoco existe una forma en
que ellos mismos puedan decimos a qué parte del mapa
teórico pertenecen. Cualquiera que haya estudiado quí-
mica sabe lo complicado que puede resultar identificaruna muestra anónima. Lo que todavía falta réconocer es
la carga lógica que ha de soportar en la tarea de identifi-
cación.
722
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 118/168
C A P I T U L O I V
TEORIAS Y MAPAS
Hemos visto qué sencillo resulta referirnos a nosotros mis-mos como “tratando de encontrar el camino” entre una
serie de fenómenos , con la ayuda de una ley de la na-
turaleza, o "reconociendo a qué parte del mapa” pertenece
un objeto de estudio determinado. Al hacerlo, utilizamos
una analogía cartográfica que merece ser investigada; por-
que mientras puede resultar positivamente desorientador juzgar las leyes de la naturaleza sobre el patrón de las
generalizaciones, y el considerarlas como reglas o licencias
refleja solamente una parte de su naturaleza, la analogía
entre las teorías físicas y los mapas es de largos alcances
y puede ser utilizada para iluminar algunos oscuros y pol-
vorientos rincones de la filosofía de la ciencia. Natural-
mente, como cualquier analogía, sólo nos servirá para reco-rrer un corto trecho, pero después de una dosis excesiva
de argumentos donde la física es tratada sobre el patrón
de la historia natural, puede actuar a manera de saludable
purga. No es accidental que esto sea de este modo, ya que
los problemas de método que deben ser enfrentados por el
físico y el cartógrafo son lógicamente similares en varios
aspectos importantes y lo mismo puede decirse de las téc-nicas de representación que utilizan para resolverlos.
4. 1. Los diagramas de rayos y las ecuaciones como ma- pas de los fenómenos
Como primera aplicación de esta analogía, volvamos a
una cuestión que ya consideramos en una sección ante-
123
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 119/168
rior. Se trata de la pregunta que trataron de contestar los
fenomenalistas: ¿de qué manera hemos de encarar la rela-
ción que existe entre las observaciones experimentales de
un hombre de ciencia, todas las cuales pueden ser expre-
sadas en el lenguaje cotidiano, y las correspondientes decla-raciones teóricas, donde hacen su aparición los términos cien-
tíficos técnicos?
La dificultad que debemos vencer antes de poder con-
testar a esta pregunta surge de lo siguiente: Mach déseaba
insistir, con todo derecho, que una teoría científica tiene
su vitalidad en los fenómenos cuya explicación puede ser
utilizada; más aún, la idea de que el hombre de ciencianecesita intuición para descubrir la relación causal entre
las cosas se le ocurría de carácter metafísico, y trató de
prescindir de ella. Resultaba natural, pues, que él supu-
siera que si una ley de la naturaleza no debía contener
más que los fenómenos para cuya explicación era utili-
zada, debía ser considerada como un resumen de los mis-mos, esto es como una versión abreviada o un informe
comprehensivo y condensado de las observaciones expe-
rimentales: “esto”, sacaba como conclusión, “es lo que
realmente son todas las leyes de la naturaleza”. Pero
semejante explicación del asunto puede crearnos dificul-tades. Hablar de las leyes como resúmenes condensados,
descripciones abreviadas o informes comprehensivos, su-giere que la relación existente entre cualquier conjunto
de observaciones experimentales y la ley para cuyo esta-
blecimiento son utilizados es de carácter deductivo, de ma-
nera que resultaría posible hacer indicaciones mecánicas
para producir una teoría en base a un conjunto de ob-
servaciones en forma muy similar a la que permite emitirun juicio respecto a la Colegiala promedio en base a un con,
junto de apreciaciones de colegialas individuales. Como ya;
hemos visto esto es un error: la relación existente entrej
las leyes y los fenómenos no puede ser descrita de este
modo.
¿Qué haremos, entonces, para exponer de este modo tal
conexión, sin perder el terreno ganado por Mách? Aquí
124
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 120/168
es donde puede ayudarnos la analogía entre las teorías y
los mapas, ya que un sencillo ejemplo cartográfico nos
demostrará que no hace falta buscar una conexión deduc-
tiva.
Consideremos por ejemplo el imaginario mapa de rutasque figura más abajo, que muestra la ciudad de Begborough
y sus alrededores.
Podemos formular, respecto a esta parte del mapa, tina
pregunta similar a la de Mach, o sea, qué relación tiene
con respecto al conjunto de informaciones geográficas
que aparecen en el mismo, tales como “El puente Potter
se encuentra a 5 millas al NE de Begborough, sobre el ca-
mino hacia Little Fiddling”, y "Great Fiddling está a 3
millas al oeste de Little Ficfdling.”
¿Cómo contestar esta pregunta? No puede afirmarse,
por cierto, que basta deducir el mapa del conjunto de indi-
caciones geográficas, rii tampoco tomar la frase en un sen-
tido de texto lógico, y no como lo haría Sherlock Holmes,
que las indicaciones son deducidas del mapa. Porque en
una inferencia deductiva “Los peces son vertebrados, losmúgiles son peces, luego los múgiles son vertebrados”, los
mismos términos aparecen tanto en la premisa como en la
725
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 121/168
conclusión, mientras aquí las “conclusiones” que se leen en
el mapa pueden ser indicaciones, pero la “premisa” es un
mapa y no contiene “término” alguno. Sólo en el caso de
poder establecer una comparación entre las premisas y la
conclusión, cómo entre “Los peces son vertebrados” y “Losmúgiles son peces”, cabe establecer una conexión deduc-
tiva, de modo que la relación existente entre el mapa y las
indicaciones geográficas deba ser de naturaleza distinta y
no deductiva. Al mismo tiempo, no hace falta decir del
mapa, en el sentido de Mach, que “contiene” algo que no
puede ser expresado como afirmación geográfica del tipo
incluido en nuestro grupo: todo lo que puede leerse en el
mapa pertenece al mismo grupo. Aunque el mapa y las indi-
caciones geográficas no se hallan relacionadqs en forma
deductiva, no es menester sacar cómo conclusión que el mapa
va más allá de la información del que lo trazó, ya que no nos
presenta información adicional de clase nueva, sino la mis-
ma información de las indicaciones, pero de distinta mane-ra. Este ejemplo nos demuestra que cuando dos formas de
expresión no son lógicamente comparables, preguntar si
una forma de expresión contiene o no más que la otra, re-
sulta completamente distinto a preguntar si una forma pue-de o no ser deducida de la otra. En verdad, a menos que las
expresiones sean lógicamente similares, no puede sur-
gir cuestión alguna respecto a tal deducción.
La relación lógica existente entre, por ejemplo, los dia-
gramas de rayos en la óptica geométrica y los fenómenos
para cuya representación son utilizados, es de naturaleza si-
milar. Tampoco en este caso puede hablarse de deducir
una cosa de la otra, y sin embargo un diagrama de rayos
no tiene por qué ser considerado como conteniendo más
que los fenómenos. Se trata más bien de que los diagra-
mas presentan todo lo que se halla contenido en el con-
junto de indicaciones obtenidas pqr observación, pero lo
hacen en una forma lógica y distinta: el conjunto de obser-
vaciones aisladas es trasformado en cuadro sencillo y conec-
tado en forma muv similar “a la que el conjunto de datos
126
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 122/168
contenidos en el cuaderno de notas de un agrimensor estransformado en un mapa claro y ordenado.
Las consecuencias de esta analogía merecen ser tenidas
en'cuenta. Si alguien pregunta, por ejemplo: “¿Acasoel
mapa no dice que. el Pj$m fé^e Potter se encuentra a 5 mi-llas al N E de Begborough y una cantidad de cosas seme- jantes?", sólo podemos contestar: “S íy rió”. Indudable-
mente, si se sabe cómo hacerlo, es posible obtener, me-
diante la lectura del mapa, una buena información geográ-fica; pero el mapa por un lado y lasl indicaciones geo-gráficas por el otro, nos dicen las . cosas de maneras muy
distintas. Un hombre puede tener mapas autorizadosde todo el. país y sin embargo, por falta de entrena-
miento respecto a la forma de leerlos, no ser capaz de pro-
porcionarnos información alguna de carácter geográfico;
asimismo, un hombre puede haber aprendido de memoria
todas las leyes de la naturaleza corrientemente aceptadas
y hasta estar sumamente informado respecto de la física ma-temática,y sin embargo no encontrarse preparado para ex-
plicar o predecir ninguno de los fenómenos que se obser-
van en el laboratorio. Lo más que podría hacer el primero
de estos individuos es presentar el mapa adecuado, a susolicitud, a un hombre capaz de leerlo; también en el cam-
po de la física el matemático sigue siendo el servidor del
hombre que sabe cuándo y cómo pueden ser aplicados losresultados de sus cómputos. Jeans y Eddington eran, antetodo, matemáticos, y en vulgarización de la física dieron
preeminencia al aspecto matemático del tema, pero los re-sultados fueron, en ciertos sentidos, desorientadores: la fí-
sica no se encuentra en la fórmula — como ellos sugirieron
y nosotros nos sentimos a menudo inclinados a suponer —,como no forma parte del mapa nuestra capacidad para en-
contrar un camino. El problema de aplicar él cálculo mate-
mático sigue siendoel problema central de. la física, por-
que una ciencia es nada si sus leyes no son utilizadas paraexplicar o predecir algo.
Para llevar aún más lejos nuestra analogía, podemos pre-
guntar: si el mapa y,el diagrama de rayos son contrapartes,
W
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 123/168
v también lo son las observaciones del agrimensor y las del
experimentador, ¿qué hay dentro de la cartografía, que co-
rresponda exactamente a las leyes de la naturaleza den-
tro de la física? Aquí empieza a fallar la analogía, por razo-
nes muy interesantes. Insistir en este punto 'signifi-caría afirmar que las leyes de la naturaleza, en la física,
debe considerarse como contrapartes de las leyes de pro-
yección de acuerdo a las cuales uno elabora cualquier ma-
pa específico, tal como el de Mercator; y ésto crea difi-
cultades.
En ciertos sentidos el paralelo persiste: ya hemos visto
los papeles que desempeñan el Principio de PropagaciónRectilínea de la Luz y la ley de Snell en la producción
de los diagramas de rayos, y las leyes del movimiento, dentro
de la dinámica, desempeñan un ■rol similar cuando se
formulan las ecuaciones del movimiento de un sistema
dinámico. Hasta cierto punto, por consiguiente, la ana,
logia con las leyes de proyección puede resultar esclarece
dora. Pero la comparación también es infortunada: los pior
blemas que debe enfrentar un cartógrafo poseen ciertos
aspectos en común. En cada caso, corresponde al mismo
representar una parte de la superficie de la tierra sobre una
hoja plana de papel, a fin de mantener ciertos aspectos se-
leccionados, como igualdad de área; y dada la forma de la
tierra, las reglas de proyección se calculan de acuerdo con elconocimiento de las condiciones de la tarea a realizar.
Perú' en física la situación es muy distinta. Aunque en
algunos casos podemos llegar a ser capaces, eventualmente,
de descubrir qué forma adoptarán las leyes de la naturaleza,
tal como cuando uno deriva las leyes de la óptica geomé-
trica del conocimiento de la óptica física, este conocimiento
no se parece al conocimiento previo del problema que tene-
mos en la cartografía.
En general, parece no existir manera de predecir qué
técnicas de explicación resultarán adecuadas dentro de un
campo de estudio determinado. Por eso las leyes de la na-turaleza siempre deben ser descubiertas, de un modo que
no es necesario tratándose de las leyes de proyección.
128
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 124/168
Nuestra analogía podría conservarse imaginando qué la
forma de la tierra fuera. irregular y al mismo tiempo des
cubrible sólo en el curso de nuestra investigación carto-
gráfica, en cuyo caso los cartógrafos no podrían elegir de
antemano un método de proyección, sino que tendrían queir descubriendo empíricamente, a medida que avanzan de
región en región, de qué manera debería trazarse él mapa
de cada nueva zona. Establecer una ley acudiendo a los
resultados dél experimento sería como demostrar qüe un.
mapa satisfactorio de la nueva zona podría ser producido
utilizando . tal y tal método de proyección; como ya he-
mos visto en el caso de la ley de Snell. Pero aun en el casode introducir esta modificación, la analogía\tiene sus limi-
taciones: los problemas que deben solucionarse en la física
difieren muchísimo entre sí, lo que no puede suceder tra-
tándose de los problemas, relativos al trazado de mapas.'
'i
4. 2 . El físico como agrimensor de fenómenos ;
En la explicación lógica y tradicional de las ciencias, se
tropieza con ciertas dificultades al explicar cómo sé utili-
zan los experimentos para establecer las teorías. En pri-
mer lugar, los físicos parecen contentarse con menos obser-
vaciones de las que los lógicos esperan que se efectúen; en
la práctica no se encuentra nada de esa implacable acumula-
ción de instancias de confirmación que siempre se imaginaal leer los libros sobré4ógica. Esta divergencia ̂ se debe a láconfusión existente; por parte de los lógicos;., entre leyes y
generalizaciones; por ejemplo, uno titubearía en afirmar
que todos los cuervos son negros si sólo se hubiera visto
una media docena de ellos, mientras que para establecer
la forma de una regularidad en la física sólo sé necesitan
algunas cuidadosas observaciones. Pero el asunto no. termi-na allí. También existe una segunda y relacionada dificul-
tad que vencer: explicar en qué forma las aplicaciones sub-
siguientes de una teoría sé hallan relacionadas con las ob-
servaciones en virtud de las cuales la teoría fue establecidaen primer, término.
Enfrentando ambas dificultades, digamos que vale
129
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 125/168
la pena tener en cuenta que surgen tanto para las teo-
rías como —y no más — para los mapas. No todas las apli-
caciones que se dan a una teoría tienen que haber sido
efectuadas específicamente en el curso de la investigación
experimental por la cual fue establecida. Pero tampocoes menester que todas las cosas qué puedan leerse en
un mapa hayan sido colocadas allí en forma específica.
Una criatura puede preguntarse cómo fue posible, en pri-
mer lugar, llegar a producir un mapa, ya que recorrer cada
pulgada aunque fuera de una zona reducida, y medir todas
las distancias y direcciones que se pueden leer en el mapa,
implicaría un tiempo ilimitado. Naturalmente, allí residela maravilla de la cartografía: que en base a una cantidad
limitada de mediciones y observaciones sumamente preci-
sas y bien elegidas, se puede preparar ún mapa donde sea
posible leer una cantidad ilimitada de hechos geográficos,
casi con la misma exactitud. Pero no se trata de una mara-
villa que implique una explicación general, ya que lastécnicas sólo pueden resultar implícitamente eficaces en
algunas regiones. Tratándose de un territorio irregular
siempre es posible desorientarse, y la cantidad de observa-
ciones que deben realizarse por milla cuadrada será mucho
mayor en unas zonas que en otras y sólo un cartógrafo en
ejercicio puede calcular cuántas son necesarias.
En forma similar, se trata de un hecho que ha sido com-
probado por muchos sistemas físicos respecto a los cuales
se ha verificado que es posible trazar un "mapa” similar
de su comportamiento. Si se ha realizado un número limi-
tado de observaciones sumamente exactas en esos sis-
temas, nos encontramos en condiciones de formular una
teoría con cuya ayuda sea posible deducir, en circunstan-cias adecuadas, una cantidad ilimitada dé inferencias de
una exactitud comparable. Así siempre será posible que la
próxima vez que se aplique la ley de Boyle, la particular
combinación de presión y volumen en cuestión serán obser-
vados por primera vez. Pero, también en este caso, aunque
I este hecho sea, a su modo, maravilloso, no se trata de algo
i que requiere una explicación general, como no lo es la
730
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 126/168
posibilidad de trazar ün mapa. Aquí también, ciertos pun?
tos cómo en qüé medida e l comportamiento de un sistema
dado depende 'dé los fenópepjos que pueden ser dispuestos
en un mapa sencillo, y cuántas observaciones deberán
hacerse antes de que podamos confiar realmente en nuestrateoría constituyen circunstancias que han de variar notable-
mente de sistema en sistema, y forma parte de la habilidad
del físico el saber discernirlas.\,Por consiguiente, las dificultades que encuentran los
lógicos para comprender el papel que desempeñan los ex-
perimentos dentro de la física, surgen no solamente de que
piensen tanto en términos generales, sino que para alcanzarcierta claridad al respecto se requiere un estudio suma'
mente detallado de la lógica de la física. Para decirlo bre-
vemente: sólo cuando una regularidad ya ha sido recono-
cida o sospechada puede comenzarse a planificar un expe-
rimento; hasta ese momento, la simple multiplicación de
los experimentos es relativamente estéril. Y cuando llegue
ese momento, el problema del físico no será como el del bo-
tánico o el del naturalista — como sucedería si su objeto
consistiera solamente en generalizar respecto a “todos los
promontorios de rocas” o “todas las llamas”, esto es, si la fí-
sica fuera la historia natural de lo inanimado. Su problema
seria más bien; el mismo del agrimensor, y la acumulación
de übservadonés en gran número constituiría una pérdidatan grande de energía en la física como en la cartografía.
Enfrentado con la demanda de una cantidad cacja vez ma
^or de observaciones, tanto el agrimensor como el físico pue-
den contestar: “¿Para qué? Ya hemos cubierto ese terreno”.
Existe otro aspecto a considerar con relación a la clase
de observaciones que hay que hacer para poder establecer
una teoría física sobre una base satisfactoria. Con toda
razón los lógicos han comentado que los físicos prefiéren
realizar una, cantidad limitada de observaciones que cubren
una gran amplitud de circunstancias, antes que una gran
cantidad de observaciones respectó a menor extensión de
circunstancias. Sin duda, han deducido, la finalidad de
737
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 127/168
esta preferencia debe consistir en demostrar que las leyesestablecidas son exactas en forma general, y no sólo den-tro de determinadas condiciones. Luego de establecer éstepunto han procedido, primero, a desarrollar una complejateoría de confirmación, analizando la form£ en que lascláusulas condicionales podrían ser eliminadas de una hi-pótesis mediante referencia a datos experimentales; y se-gundo, a formalizar el proceso de establecimiento de la teoría,,de una manera similar a la teoría matemática de las pro-babilidades, con la finalidad dé encontrar la manera decalcular en términos numéricas la probabilidad de deter-
minada teoría física. 7Ésta explicación no está de acuerdo con la práctica, ni
explica debidamente la preferencia por la variedad de ob-servaciones. En la'práctica, no se dice de las teorías físi-cas que sean verdaderas, falsas o probables, ni resulta claroqué se supone debemos encender por tales declaraciones.“La probabilidad de la teoría cinética de los gases es 17/ib” y“Cinco a uno én la ley de Snell”. En realidad, la finalidadde variar las condiciones de observación es muy distinta:consiste en querer descubrir los alcances de la teoría, nosu grado de veracidad o las condiciones dentro de las cua-les puede ser aceptada como exacta. La “lógica de la confirmaciórí’ y la aplicación a las teorías del cálculo de proba-
bilidad tienen, por consiguiente, poquísimo que ver con lasciencias físicas. La teoría matemática de la ' probabilidadtiene, sin duda, cierto sitio dentro del proceso de estable-cimiento de las teorías, pero ese sitio es mucho más limitadode. lo que puedan creer los lógicos. Sólo goza de un puestocentral en algunas ramas limitadas de la teoría, tales comola mecánica estadística y algunas partes de la mecánicadel cuanto, y en forma más general, sólo tiene que vercon las cuestiones de forma: “¿Puede tal y tal conjunto es-pecífico de observaciones experimentales ser satisfactoria-mente explicado mediante la aplicación de determinadateoría en determinada manera^”, esto es, la cuestión de *sila dispersión de nuestras observaciones es significativa-
mente más importante de lo que nos harían suponer los
}32
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 128/168
errores probables de nuestras mediciones. La aplicación dél }
cálculo de probabilidades realizada de ésta manera no hace ’
surgir preguntas generales de índole filosófica» sino sola-
mente cuestiones^ particulares dé técnica estadística: pre-
guntas qué deben ser contestadas en términos de la teoría
de adecuabilidad de las curvas» desviaciones importantes»
y así sucesivamente.
.4, 3. Grados de refinamiento en la cartografía y en Id’ física , ' ,
Existen muchos lugares, dentro de las ciencias físicas,
donde encontramos un misino campo de fenómenos cu-
bierto por dos ó más teorías, en las que se utilizan técnicas
de diferente grado de sofisticación. Los fenómenos ópticos
de. que nos hemos ocupado constituyen un ejemplo ade-
cuado. Ya vimos antes cómo el campo de . aplicación de los
métodos geométricos de representación en la óptica se halla ^
restringido porja difracción y fenómenos similares, de ma-
nera que el éxito limitado de la óptica geométrica se con-vierte, a su vez, en algo que requiere explicación, Para
explicar los fenómenos, inexplicables dentro de la óptica
geométrica, se introdujo la teoría de ondas luminosas, y esta
teoría resultó particularmente aceptable debido a que tam-
bién podía utilizarse para explicar todos los fenómenos
que abarcaba la óptica geométrica. Es verdad que: lo que
en la teoría más elemental, por ejemplo la proyección desombras, resulta sencillo, tiende a convertirse en algo
más complejo cuando se trata de una teoría más complicada,
pero como la teoría de las ondas no sólo puede utilizarse
para explicar un número mayor de fenómenos, sino que
también lo hace con mayor exactitud y explica asimismo
por qué fracasan, donde lo hacen, los métodos de la óptica
geométrica, es aceptada porque proporciona una explica-
ción más fundamental que la geométrica —más sencilla —
y al mismo tiempo suficientemente razonable.
Cuando existe semejante multiplicidad de teorías, ciertascosas pueden parecer misteriosas para el extraño o el no-
vicio. ¿Qué relación existe entre ambas teorías y en qué
forma modifica la evolución de la más compleja, la condi
133
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 129/168
ción de la más sencilla? El cambio introducido, ¿significa
que la primera teoría ha sido falsificada, en cierto sentido?
Si fuera así, seguramente debe ser considerada como des-
acreditada; ¿a qué se debe, entonces, que por ejemplo
los diseñadores de lentes, prefieran seguir utilizando lastécnicas geométricas del trazado de los rayos aun después
que se ha demostrado que lá teoría auténtica es la de las
ondas? Tal vez lo más sorprendente sea la forma en que
las nociones que en la teoría más sencilla —por ejem-
plo la del rayo de luz — eran centrales, puedan desaparecer
casi completamente en la teoría más difícil. Mientras pen-
semos en términos de la explicación geométrica es indis-pensable utilizar los términos "rayo de luz”, ya que los
rayos de luz parecen ser, efectivamente, los principales
actores del escenario óptico. Sin embargo, dentro de lateo-
ría de las ondas, un rayo de luz resulta algo artificial si se
lo compara, por ejemplo, con un "frente de onda” y la ley
de Snell, que como ya hemos visto es dada en términos derayos de luz, debe ser formulada en forma completamente
distinta antes de poderla ubicar dentro de la nueva teo-
ría. Sin embargo los fenómenos siguen siendo los mismos:
las lámparas iluminan como antes, las sombras caen de
igual manera, los arco iris, y reflejos y todo lo demás con-
tinúan siendo lo que eran, ¿Qué sucedió, entonces, con
los rayos de luz? '
La mejor respuesta puede darse, tal vez, haciendo notaren primer término la relación que existe entre diferentes
tipos de mapas. El imaginario mapa de camino de la re-
gión entre Begborough y los Fiddlings, que comentamos
en páginas anteriores, no tiene por qué ser el único mapa de
la región. Puede haber también algunos mapas físicos máselaborados, dibujados en mayor escala y mostrando muchí-
simos más detalles. En tales mapas, los caminos T^l^Wz
sean dibujados en escala, y no representados por líneas de
ancho puramente convencional, y las ciudades y aldeas se-
rán marcadas, no con los puntos y círculos habituales, sino
con formas definidas v constituidas por calles individuales
y manzanas de casas.
134
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 130/168
Ahora bien, puede observarse una cantidad de cosas res
pécto a la relación entre el mapa de caminos y un mapa
físico de la misma región. En primer lugar, en el mapa
físico pueden encontrarse muchas cosas que no es posi-
ble colocar dentro jde un mapa de caminos: esto constituyeuna consecuencia de la forma en que ambos. mapas son
producidos, y de la relativa pobreza d el' sistema de signos
utilizado en el mapa de caminos. Por 'otra parte, dado el
mapa físico, se podría trazar un mapa de caminos satisfac-
torio. Todo lo que aparece en el mapa de caminos tiene su
contraparte en el mapa más complejo, aunque sea en for-
ma distinta. Pero esto no significa que el mapa de cami-nos sea, a su manera, un mapa inobjetable de la región.
Siempre que no se considere que satisface pretensiones
irrazonables, no tiene nada de malo; es más, en ciertos casos
será posible averiguar más fácilmente las cosas que uno
desea saber —por ejemplo la distancia viajando en auto-
móvil — utilizando el mapa de caminos que el físico. Final-
mente vale la pena observar lo que sucede si mezclamos
los sistemas de señales utilizados en tipos de mapas dife-
rentes. Por ejemplo, hay algunos mapas para rutas auto-
movilísticas donde Se encuentra representado el contorno
dé los pueblos y otros detalles sobre el simple dibujo del ca-
mino; pero como solamente las distancias de camino
pueden recibir una interpretación satisfactoria en esos ma-pas, el resultado es igualmente confuso, y el simple círculo
para indicar un pueblo resulta más de acuerdo con el plan
general del mapa.
La relación que existe entre la óptica geométrica y la teo-
ría de las ondas no deja de tener una similitud con la que
existe entre un mapa de caminos y un mapa físico detallado.
Así, el hecho de que sea posible explicar mediante la teoríade las ondas no sólo todos los fenómenos que pueden ser ex-
plicados por la teoría geométrica, sino también por qué la
explicación geométrica resulta o no eficaz, según el caso,
presenta cierta analogía con la posibilidad de construir un
mapa de caminos en base a un mapa físico, pero tampoco
esto constituye una señal, de que la teoría geométrica
. 135
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 131/168
pueda ser considerada como superada en todo sentido.
Los m^pas de caminos no dejaron de utilizarse cuando co-
menzaron a producirse los mapas físicos detallados. De-
muestra solamente que de la misma manera en que es po-
sible producir un mapa de caminos en base a uno físico,pero no viceversa, del mismo modo sería posible producir
un diagrama de rayos en base al cuadro de teoría de ondas
de un sistema óptico, pero no viceversa. El equipo concep-
tual de la teoría geométrica, de la misma manera que el sis
tema de señales sobre un mapa de caminos, es demasiado
pobre para representar todo lo que puede hacerse con
la . teoría de ondas. En verdad, la noción de que un rayode luz es algo artificial, se parece mucho a la forma en que
un camino tiene un ancho convencional, y debe ser aban-
donada en el caso de la teoría de ondas debido a que la
exactitud con que se desea contestar preguntas respecto a
los fenómenos ópticos es demasiado grande para que pueda
retenerse el cuadro 'convencional. No resulta más fácilcontestar, a la vista de un simple , mapa de caminos automo-
vilístico, preguntas respecto a la distancia que existe desde
el borde norte de un camino al centro de otro: éstas son
cosas que un mapa de ese tipo no pretende indicar. Asimis-
mo, como no hay sitio dentro de la óptica geométrica para
. la representación de los fenómenos de la difracción, un físico
apenas consideraría qué valga la pena hacer indicaciónalguna en un diagrama de rayos sobre las formas de
cualquier franja de difracción que haya observado: resul-
tarían tan fuera de lugar como la forma de los pueblos en
un simple mapa de rutas.
Si observamos la relación que existe entre las diversas
teorías, encontraremos algunos puntos dé importancia res-pecto a la idea de una teoría “fundamentar’ o “básica”. Se
comprueba que, en determinada etapa de la historia de la
física, existe generalmente una teoría, por lo menos dentro
de un campo particular, que puede ser considerada como
básica y dar cabida a todos los fenómenos observados en ése
: campo. Ahora bien, es menester formular dos preguntas al
respecto; como nunca se presentará el caso de que se hayan
136
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 132/168
explicado realmente todos, los fenómenos, lo único que nece-
sita afirmarse es que la teoría básica puede, en principio,
explicarlos a todos. Esto supuesto, la primera pregunta sería:
¿qué debemos entender por esta afirmación? En segundo
término; cuando los físicos hablan respecto a explicarlo
todo, ¿cuáles son los criterios de acuerdo a los cuales ellos juzgarían que todo ha sido realmente explicado?
Resulta útil comparar la teoría básica con el mapa fun-
damental donde el respectivo Departamento haya dejado
constancia de todas las cosas que ambiciona queden re-
gistradas. Naturalmente, se trataría de un mapa trazado
en la mayor escala posible, pero no sería el único mapaexacto del país, sino más bien el que representara en for-
ma más amplia y precisa la región a que se refiere, y aquel
en base al cual, y por selección y simplificación adecuadas,
podrían producirse todos los demás. Para ciertos fines resul-
tará demasiado complejo como para tener un uso práctico,
pero para otros será el único que sirva, y el amante de la
cartografía en sí tendrá que considerarlo en manera especia
lísima.
El valor de la comparación reside en lo siguiente: sugiere
que las normas respecto a lo. que constituye una teoría com-
pleta en la física pueden cambiar. Porque podríamos decir
que el mapa fundamental es completo solamente si mues-
tra todas las cosas que el cartógrafo deseara registrad enesa región. Claro está que siempre resulta posible que los
cartógrafos tengan nuevas ambiciones: por consiguiente,
los criterios respecto a lo que constituye un mapa completo
pueden encontrarse a merced de la historia. Lo mismo
sucede con las teorías de la física. Al principio uno se sien-
te inclinado a suponer que las ciencias físicas tienen una
meta definida, tanto se trate de Aristóteles, Newton, Lapla
ce, Maxwell y Einstein, pero si estudiamos más de cerca la
historia del tema comprenderemos lo erróneo de esta idea.
Se trata más bien de que en determinada etapa existe una
norma respecto a qué clase de cosas necesitan Ser explica-
das; es algo con lo qué los hombres de ciencia se familia-
rizan en el cuíso de su aprendizaje pero que difícilmentellega a expresarse. La norma aceptada en cualquier momento
737
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 133/168
determina el horizonte de las ambiciones de los físicos en
ese momento, la meta que para ellos hubiera sido alcanzada
si “todo” —esto es, todo lo que se Consideraba requería una
explicación — hubiera encontrado su sitio dentro de la teoría
de la física.En la física, como cuando viajamos, el horizonte varía a
medida que avanzamos. Al desarrollarse nuevas teorías van
surgiendo nuevos problemas, se descubren maneras de en-
cuadrar dentro de la teoría física ciertas cosas que hasta
ese momento apenas si habían sido consideradas como re-
quiriendo siquiera un lugar, por consiguiente, el horizonte
I va expandiéndose. La física clásica, por ejemplo, era con'; siderada como potencialmente completa. Sin embargo, lan-
zando una mirada .retrospectiva, debemos sentir que lasnormas del siglo XIX respecto a lo que es completo eran
curiosamente laxas. La existencia de noventa y dos clases
: elementales de sustancia, su abundancia relativa y el color
ide la luz emitida por cada elemento — para mencionar sólo
¡ algunas cosas — apenas si eran objeto de investigación.
No se trataba de cosas que debían explicarse sino que,
i de acuerdo a la frase del Dr. Waisman'n, '‘había que sacarse
el sombrero ante ellas”. Tal vez por eso la aseveración de
|ciertos físicos clásicos, en el sentido de que tenían en la
¡ mano la explicación de todo, en principio, resulta particu
j lamiente ingrata. Lo que repugna no es tanto que las teo¡ rías propuestas fueran tan desnudas o mecánicas sino, más
Ibien, que su idea de lo que significaba explicarlo todo,
Iresulte tan mezquina.
En conjunto, por consiguiente, el horizonte de la física
se expande. Pero de tanto en tanto, lo ideal se modifica
de un modo que no puede ser descrito con tanta senci-llez, y es entonces cuando suelen surgir disputas de natu-
raleza filosófica. Por ejemplo al pasar de la dinámica de
Aristóteles a la de Newton, ciertos fenómenos que antes
habíamos considerado “naturales’' y aceptados sin cues-
tión alguna, tales como el hecho de que los carros se de-
tuvieran cuando los caballos habían dejado de tirar, _y
que los cuerpos pesados cayeran al suelo, acabaron por ser
138
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 134/168
considerados fenómenos complejos que requerían explica-ción: en este sentido el horizonte se amplió. Pero al mis-mo tiempo, otros fenómenos, que hasta ese momento ha-bían sido considerados complejos^ y requerido una expli;
cación, fueron reclasificados como simples, naturales y acep-tables sin cuestión alguna, sobre todo la trayectoria conti-nua de la flecha después de salir del arco y el inalterabledesplazamiento de los planetas por sus rutas. La necesidadde esta segunda clase de reclasificación constituye el granobstáculo para la evolución de la nueva dinámica: resul-taba suficientemente fácil reconocer como complejo algo
que previamente fuera aceptado como simple, pero el cam-bio a la inversa resultaba amargamente difícil. Y lo mismosucedió en todo otro sentido. Se repitió lo sucedido alrededor
del 1700, en la disputa entre Leibniz y los discípulos deNewton respecto a la fuerza de gravedad y la acción a dis-tancia; y también a fines del siglo XIX en las discusiones
acerca del éter luminífero.Uná de las disputas más instructivas de este tipo está
teniendo lugar actualmente y se refiere a la adecuabilidadde la mecánica del cuanto como teoría básica. Por unlado, Einstein rehúsa aceptar los cambios de nuestras nor-mas respecto a lo que debe ser explicado que han de pro-ducirse al introducir la mecánica del cuanto. A su mane-ra de ver, estos„ cambios exigen restringir el horizonte delesfuerzo científico de modo no justificable. Por otra par-te, sus oponentes aducen que sus objeciones demuestransolamente que él no ha entendido debidamente la teoría.Pero no es éste el lugar para ocuparnos de la jthédula ' dela discusión. A nuestros fines, basta observar^el lenguaje
en que se está realizando dicha discusión, ya que se pre-gunta : ■“¿Es completa o no la descripción cuantomecá-nicade un sistema físico?'1 Esta forma de presentar el pro-blemar confunde los5te m ^ ^ n d o lé ^ un “aspecto demasiadopronunciado de oposición. Una descripción completa. deun sistema físico„es aquella según lacual resulta ,̂ posible,utilizando las leyes de l¡T~naturaÍ5za—comúnmente—acepta,
das, inferir todas las propiedades del sistema que el físico
m
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 135/168
ambiciona explicar. Cuando dos físicos no comparten una
norma común respecto a lo que necesita o no ser explicado
no Hay esperanza de que se pongan de acuerdo de modo
que la correspondiente descripción pueda ser considerada
completa. Este es el caso de “Einstein contra todos los de-más": el uso de la palabra “completa", con su referencia im-
plícita a determinados criterios en ese sentido, oculta antes
que revela cuál es el verdadero punto que se está discu-
tiendo entre ambas partes. Lo mismo puede decirse en sen-
tido más general: al utilizar las palabras “exhaustivo”, “todo",
“completo", cuando formulan la meta de sus investigacio-
nes, los físicos se han ocultado a sí mismos, como tambiéna los demás, los cambios en el horizonte hacia el cual se
acercan con su trabajo.
4. 4. Las causas interesan a las ciencias aplicados\
Un tema que recibe considerable atención en el enfoque
tradicional del “método de inducción y científico” es el delas causas. Generalmente se considera obvio qué es tarea
de las ciencias descubrir las causas: los cuatro métodos de
Mili y los análisis formales similares pueden, en realidad,
ser considerados como atinentes a las ciencias físicas sólo çn
la medida que tal cosa resulte cierta, Algunos lógicos van
aún más allá: afirman que lá existencia de cadenas causales
constituye una condición de la posibilidad de la ciencia, ypor consiguiente ciertos aspectos de la teoría del cuanto son
interpretados como desmenuzamiento del principio causal
o abandono de la causalidad. Causas, causación, causalidad:
he aquí el tema principal de gran cantidad de escritos filo-
sóficos y lógicos relativos a las ciencias.
Si pasamos de los textos de lógica y las obras filosóficas
producidas a ratos libres por los hombres de ciencia, a las
publicaciones periodísticas profesionales donde se advierte
realmente el progreso de las ciencias, nos encontramos con
una sorpresa. Porque en los trabajos allí impresos, difícil-
mente aparece la palabra “pausa" o sus derivados. Tal vez
aparezca en trabajos de ingeniería y con seguridad en in-
formaciones médicas: doquiera las ciencias se ajpliquen a
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 136/168
fines prácticos encontramos la mención a causas y efectos.
Pero en las propias ciencias físicas, la palabra "causa" se _
caracteriza tanto por su ausenciá como la palabra "verdad".
¿A qué
Parano la oportunidad cotidiana que tenemos de formular pre-
guntas con respecto á las causas. En lugar de transmitir:
una sinfonía de Haydn, un aparato de radio deja oír ala-
ridos espantosos; la temperatura de un enfermo, en lugar
de permanecer en 37 grados, sube a cerca de 41; un trecho
de terraplén ferroviario cede y se derrumba, dejando las vías
en peligrosa situación; un campó de cebada crece en for-ma irregular: vigoroso en algunas partes, débil y escaso
en otras. En cada caso nos preguntamos lá causa por la que
el aparato de radio no funciona debidamente, qué sucede
al enfermó, qué circunstancias han provocado el derrumbe
del terraplén, en qué difieren las partes fértiles del campo
de las infértiles. Típicamente, la clase de cosas respectoa cuyas 'causas nos formulamos interrogantes se refiere a
procesos que estamos interesados en producir, impedir o con-
trarrestar. Por consiguiente, descubrir la causa de uno de
estos procesos equivale a descubrir qiié debe ser modificado
a fin de que podamos producirlo, impedirlo o contrarres-
tarlo. Descubrir la causa de los ruidos en la radio equivale
a descubrir, por ejemplo, qué válvula no funciona bien y
debe ser sustituida; el paciente, tal vez, tiene un procesoN
de sinusitis; los cimientos del terraplén han sido socavados
por una corriente subterránea; la fertilidad de las diferen-
tes partes del campo depende de su contenido de nitrógeno.
En cada caso nosreferimos a eso como a la causa que, en
el contexto tendría o ha tenido que Ser modificada, a finde qué el proceso, objeto de nuestra atención, siga uña
evolución distinta. Cuando no encontramos en los antece-
dentes una sola causa que cabe desear sea diferente, con
respécto a los demás, podemos encontrar que. resulta inade-
cuado decir: "Nada en particular lo ocasionó”, y prefe-rimos explicarlo diciendo: "Las cosas sucedieron de ese
modo".
se debe esto? '// ■•
reconocer el motivo,. analicemos en primer téíriu
141
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 137/168
Ahora bien, estos casos cotidianos son todos antropocén
tricos: las cosas cuyas causas deseamos averiguar son
todas del género que nosotros, seres humanos, deseamos
producir, impedir o contrarrestar. Nuestros ejemplos de
usos cotidianos del término “causa" se refieren, por tanto,a “gente que va hacia alguna parte'’. No es esencial que
las causas, sean antropocéntricas. Puede preguntarse la
causa de la explosión de una estrella distante como la de
la temperatura de un inválido: las cosas que, humanamen-
te hablando, son indiferentes pueden tener causas, igual
que si se tratara de cosas respecto a las cuales nos preocu-
pamos. Pero en todos nuestros ejemplos aparece una carac-terística esencial: cada vez que hablamos de causas, hay
un hecho, que puede o no importarnos, en el que se cen-
traliza la atención: la investigación de sus causas constituye
un escrutinio de sus antecedentes a fin de descubrir lo que
tendría que ser diferente para que esta cosa suceda de otra
manera, qué cosa dentro de los antecedentes debía ser ma-
nipulada de otro modo, por Dios o por el hombre, a fin
de modificar el suceso que centraliza la atención. No es
esencial que la búsqueda de causas sea antropocéntrica,
pero sí que i sea diagnóstica, esto es centralizada sobre los
antecedentes relativos a una situación específica propia, de
determinado acontecimiento. A veces la gente nos deja in-
trigados preguntando qué sucedería si se invirtiera el ordende todos los acontecimientos físicos, sugiriendo como re
sultado que los efectos precederían entonces a las causas.
Esta sugestión confunde el sentido de la noción de causa,
principalmente su dependencia en el contexto. Si uno
pone una máquina de vapor en marcha atrás, debe aplicarse
el freno en un lugar muy distinto del ciclo a fin de lograr
el resultado deseado, por ejemplo detenerla en punto muer-to; dentro del nuevo contexto, la misma paridad de aconte-
cimientos ya no los relacionan entre sí como causas y efec-
tos. Pero las causas siguen hallándosfi^arecesariamenteV en=~
tre los antecedentes dé" liSrifectos.
Por consiguiente,, en esos casos nuestro interés sigue re-
firiéndose a como “llegar a alguna parte", por ejemplopro-
142
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 138/168
ducir o a contrarrestar algún hecho objeto central de aten-
ción, y hablamos de causas, aunque él punto de destino
no tiene por qué interesamos en un sentido u otro. En base
a esto podemos ver por qué el término 'causa” se encuen-
tra ubicado dentro del diagnóstico y las ciencias aplicadas,como la medicina y la ingeniería, con preferencia a las cien-
cias físicas. Si el término “causa” se encuentra ausenté de
las ciencias físicas, también sucede que un mapa de Lan
cashire del Sur no nos informe específicamente cómo
tenemos qué hacer para llegar a Liverpool, Para el hombre
que hace un mapa, todas las rutas son igualmente buenas.
Los usuarios del mapa no tomarán todos el mismo camino,y por consiguiente un'mapa satisfactorio debe ser neutral
en cuanto a las rutas: representa la región reproducida
en el mapa de una manera indiferente con respecto a pun-
tos de partida, destino y cosas similares. Pero un itinerario
sé refiere específicamente a rutas, puntos de partida y des-
tinos determinados, y por consiguiente la forma que adoptaes análogamente distinta a la de un mapa. Naturalmente,
sucede con frecuencia que un mapa puede ser utilizado
para trazar el. itinerario de un viaje particular, y cuando fue-
re necesario, pueden descubrirse en un mapa una cantidad
indefinida de rutas. Pero, en cuanto a su forma, nada hay
en un mapa que demuestra que deba ser usado por este mo-
tivo, con preferencia a muchos otros.Del mismo modo, dentro de las ciericias físicas, las regu-
laridades quç encontramos en cualquier determinado cam-
po de fenómenos son representadas de manera neutral en
cuanto a su aplicación. Las teorías que se producen para
explicar los fenómenos ópticos, por ejemplo, no nos dicen
específicamente cómo hemos de hacer para producir esteo aquel efecto óptico, o cómo crear un miraje. Más bien
nos proporcionan un cuadro de la clase de fenómenos que
cabe esperar dentro de determinadas circunstancias* el qué
luego puede ser utilizado en una cantidad de formas dis-
tintas. Por consiguiente el estudio de las causas de este o
aquel acontecimiento representa siempre una aplicación
de la física. No tiene importancia directa para el físico y
143
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 139/168
en el mejor de los casos puede sugerirle algo que luego re»
suite de importancia teórica. Tanto en el caso de las teorías
como en el de los mapas, habría indefinidas aplicaciones
que puedan hacerse por ejemplo a la ingeniería. Pero la
forma en que una teoría sea formulada no mostrará quedeba ser aplicada en esta o aquella manera determinada, para
la producción o prevención de este o aquel proceso parti-
cular. Los problemas de aplicación y las preguntas sobre
las causas surgen del contexto particular, pero las teoríasfísicas son formuladas con prescindencia del contexto par-
ticular: es cuando vamos a aplicar teorías que descubrimos
las causas de esto y aquello, pero no hay motivo para que eltérmino “causa” figure dentro <fe las propias teorías.
Esta analogía nos enseña algo respecto a la relación entre
las ciencias fundamentales y aplicadas, y las frases como
“física aplicada”. En muchos terrenos de la ciencia, las
habilidades prácticas precedieron la comprensión teó-
rica y hasta proporcionaron los primeros datos para el estu-
dio sistemático. Los relojes de sol habían estado en uso du-
rante siglos antes de que pudiera comprenderse debida-
mente su funcionamiento, y todavía hay una serie de pro
cesos familiares —por ejemplo dentro de la cocina — de
cuya naturaleza físicoquímica sólo tenemos somerísimas
ideas. Por consiguiente sólo existe una parte de la inge-
niería que pueda ser llamada “física aplicada”, aunque estaparte crezca de continuo y diste muchísimo de ser exhaus-
tiva en algunas divisiones, por ejemplo en la energía ató-
mica. Este estado de cosas también tiene su contraparte
natural en la cartografía. Durante largo tiempo los viaje-
ros se basaron más en los itinerarios que en los mapas; los
marinos griegos y los legionarios romanos solían seguir
rutas fijas cuyos itinerarios habían sido ya trazados; debenexistir muchas partes remotas del globo que todavía no
han sido configuradas en mapas y donde sin embargo, se-
ría posible trasladarse de un sitio a otro con la ayuda de
un guía, y aun dentro de nuestro país, tan abundante enmapas, todos conocemos atajos y recursos que no aparecen
en mapa alguno. Así, aunque la preparación de los itinerarios
144
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 140/168
pueda ser a menudo cartografía aplicada, no tiene por qué,
‘serlo siempre. Los itinerarios precedieron a los mapas. La
evolución de la cartografía nos ha proporcionado la ma-
nera de comprender las delaciones entre diferentes rutas, y i
al mismo tiempo constituye una fuente de nuevos itinerarioscuyas posibilidades no habían sido reconocidas aún. Y puede
haber algunas partes del mundo tan lejanas, o montañosas,
que difícilmente cabe esperar puedan trazarse itinerarios ex-
cepto procediendo, en primer término, al trazado dé mapas
desde el aire.
Por consiguiente puede explicarse la ausencia del tér-
mino "causa1' de los escritos de los físicos profesionales. Pe-
ro esta explicación crea, a su vez, un nuevo problema: si
la principal finalidad dé las ciencias físicas no es el des-
cubrimiento de las causas o cadenas causales, ¿qué debe-
mos pensar de las complejas discusiones sobre causalidad
e indeterminación provocadas, por ejemplo, por la mecáni-
ca del cuanto? Se trata de un tema demasiado complejo
para ser tratado en detalle aquí. Pero hay algo que tal vez
valga lá pena decir: que la idea de causalidad reine en for-
ma absoluta parece ser aceptado por los hombres de ciencia
filósofos, en tanto las teorías básicas de la época resultan
más adecuadas, en principio, para dar una explicación a to-
daslas cosas que eventualmente tienen que explicar. Porconsiguiente no cabe sorprenderse si Einstein, cuyo horizon-
te se extiende más allá de lo que pueda abarcar la mecánica
del cuanto, pide un reestablecimiénto de la causalidad
y reprocha a Bom y sus colegas qué "creen en un Dios,
que juega a los dados”. En nuestros términos, el problema
de la causalidad se convierte en la cuestión de si todos losfenómenos físicos pueden ser completamente expresados
en un mapa; y esto, como cualquier otra cuestión filosófica
que contenga las palabras "todo” y "completo”, depende
mucho de la opinión particular acerca de lo que se considera
completo. Por consiguiente lo determinado es aquello para lo
cual puede encontrarse un lugar en él mapa, de modo
que la propia expresión de "Principio de la Indetermina*
745
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 141/168
ción”, aplicada a la relación de Heisenberg, parece apoyar*
se en un malentendido.
La noción de cadenas causales y contigüidad causal que
Russell, entre otros, considera central para la justificación
del método científico, debe aguardar ser discutida debida-mente hasta que entremos a considerar él determinismo y él
“nexo causal” en el capitulo V, pero también, ahora con-
viene decir una palabra; la idea de que los hechos forman
cadenas, arrastrando cada uno al otro inevitablemente, se
origina en lo que hemos llamado campo diagnóstico, y no
en las ciencias físicas. Respecto a las catástrofes deseamosmás conocer las causas, y el descubrimiento dé tales cau-
sas es llamado "exposición de la cadena de circunstancias
que condujeron al desastre”. Debemos observar dos cosas;
primero, la idea de una cadena de circunstancias tiende a
ser tomada con excesiva seriedad en tales ocasiones sim-
plemente porque se trata de un desastre cuyas caucas es-
tamos interesados en diagnosticar, por ejemplo, como cosas
que también tendemos a considerar, casi siempre equivo-
cadamente, destinadas a suceder. Fuera de esta asociación,
no hay motivo para ver en la metáfora de la "cadena” otra ,
cosa que metáfora. En segundo término, esta tendencia es
reforzada por ciertos aspectos especiales del diagnóstico,
como opuestos a las ciencias físicas. Comprender las cau-
sas de algo constituye el primer paso para que pueda llegar a
suceder. Por consiguiente, el éxito de las ciencias aplicadas
puede llevarnos a considerar los acontecimientos como los
términos de las cadenas; todo lo que necesitamos saber
es de qué cadena tirar, y entonces se producirá el resulta-
do deseado. Pero las prescripciones de simple evoluciónen cadena sólo pueden darse para un limitado conjunto de
circunstancias: sólo dentro de un contexto dado podemos
casar confiadamente las causas y los efectos. De modo que
una vez que pasamos de los diagnósticos a las ciencias físicas,
la idea cadena de causas nos resulta tah>p^o^tü como el
propio término “causa”.
146
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 142/168
4. 5. Eddington y la red de pescar Sir Arthur Eddington formuló úna desconcertante pre-
gunta respecto a las teorías de la física, que ha sido discu-
tida intensamente durante los últimos años. Su pregunta
es ésta: “¿Cuánto contribuye la estructura de nuestras te-
orías a informamos realmente sobre las cosas de la na-
turaleza, y cuánto contribuimos nosotros mismos?" Esta
pregunta era importante para él debido a su propia acti-
vidad profesional, ya que su finalidad era "proceder en
base a primeros principios" y tratar como materia concep-
tual ciertas cantidades que muchos de sus colegas considera-
ban como materia de hecho bruto. Un ejemplo es la rela-ción entre la masa del protón y la del electrón, cantidad que
muchos físicos consideraban que sólo puede ser descubier-
ta mirando y viendo, como la relación entre la población de
Londres y Liverpool. Otra es la cantidad de protones y elec-
trones dentro del universo, que Eddington consideraba cues-
tión conceptual, mientras para sus críticos era pura cuestión
de hecho, como lo es la población total de la tierra.
Ahora bien, en este caso existe una importante cues-
tión filosófica que merece un examen más detenido del
que ha recibido hasta ahora. Gran parte de la discusión
a que ha dado origen ha resultado innecesariamente descon-certante y hasta completamente errónea en su concepción,
La conclusión que se ha sacado de las sugestiones de Ed-dington es que las teorías de la física son esencialmente
subjetivas: impuestas sobre los hechos hasta el punto de
falsificarlos, más bien que construidas para otorgar un
cuadro exacto de los mismos. Esto recuerda la tesis de Berg
son, que falsificamos por abstracción.
Por cierto que el propio Eddington ha sido parcialmente
responsable de todo esto, ya'que él mismo denominó a susdoctrinas "Subjetivismos selectivos" e introdujo las dos ana-
logías que han dominado y confundido las discusiones pos-
teriores. Supongamos, dice él, que un ictiólogo fondea los
mares utilizando una red con una malla de pulgada y me-
dia; entonces los peces qüe tengan menos de dos pulgadas
de largo se le escaparán, y cuando retire su red sólo encon-trará peces de dos o más pulgadas de largo. Esto, sugiere
147
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 143/168
Eddington, puede tentarlo a sacar en conclusión que el mun-
do no contiene peces de menor tamaño; puede entonces gene
raizar y anunciar: "Todos los peces tienen dos o más pul
gadas de largo”, y hasta que tenga suficiente sentido co-
mún para examinar sus propios métodos de pesca> puedeno darse cuenta de que son estos métodos, y no los hechos
ictiológicos, quienes lo han llevado a esta conclusión. Esto
es lo que sucede en la física, afirma Eddington: el teórico
arrastra con su red los resultados de la labor de los experi-
mentadores y anuncia ál mundo como descubrimientos
ciertas cosas que él deduce de sus métodos prácticos de
rastreo. Eddington también trae a colación la vieja historiade Procusto, el gigante que obligaba a los desgraciados via-
jeros a dormir en su cama, y siempre los despedazaba para
que cupieran exactamente, estirando a los más bajos sobre
los hierros y cortando trozos de los más altos, a fin de que
sus cadáveres tuvieran exactamente el largo adecuado.
Para él/ el teórico es Procusto; las observaciones experi-
mentales son como los viajeros, y son ajustadas quieras ó no
hasta que están de acuerdo, exactamente, al lecho teórico.
"Por consiguiente”, insinúa Eddington, "tengamos mayor
autoconcíencia respecto, a nuestros métodos de teorización, re-
conociendo que a los datos subjetivamente elegidos se aplican
generalizaciones de la física — las llamadas leyes de la natu-
raleza — y veamos las sorprendentes cosas que podrán llegara ser descubiertas con un cuidadoso examen de nuestras téc-
nicas explicativas”.
Hay algo respecto a la analogía de la red de pescar, de Ed
dington, que debemos hacer notar de inmediato: la conclu-
sión que anuncia el incauto ictiólogo pertenece a la his-
toria natural, y constituye una simple generalización empí-
rica. "Todos los peces comparten tal y tal propiedad”. Yahemos visto en otro lugar el efecto desastroso que puede
producir el uso de este modelo sobre nuestra comprensión
de las ciencias físicas, y debemos cuidamos de que no vol-
vamos a desorientamos también en este caso. Formulemos
la pregunta de* Eddington en una manera que resulte más
' de acuerdo con la vida y veamos qué parte del problema
148
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 144/168
queda en pie. A estos fines la analogía cartográfica constitu-
ye una guía útil, y puede lograr que las actividades profe-
sionales de Eddington resulten menos ignominiosas de lo
que opinaron algunos de sus colegas.
Ya hemos tenido oportunidad de ver cómo algunos as-
pectos, aun en las teorías más simples, deben ser compren-
didos tanto en términos del método de representación qué
empleamos como’de los fenómenos representados. La idea
central de la óptica geométrica, o sea la del rayo de luz,
ocupa el centro del escenario teórico sólo mientras el mé-
todo geométrico de representación (trazado de los rayos) sij
gue siendo nuestra técnica básica para la inferencia de-ductiva; apenas la teoría de las ondas sustituye al cuadro
más sencillo en cuanto a teoría básica, la noción del rayo
de luz pierde su importancia teórica. Nada misterioso existe
en esto, ni cosa alguna en particular que falsifique los he-
chos. También la cartografía nos exige bastante esfuerzo
antes de lográr un mapa, y esta exigencia no es un miste-
rio. Los cartógrafos y agrimensores deben elegir una línea
de baSe, orientación, escala, método de proyección y siste-
ma de signos, antes de que puedan empezar a trazar el ma-
pa de una zona. Pueden efectuar esta selección de diversas
maneras y por lo tanto producir mapas de distintos tipos.
Pero determinada elección no implica, en manera algu-
na, que falsifiquen sus resultados. Porque, o elige el mé-todo de proyección, escala y otros elementos y de esta ma-
nera no hace un mapa más exacto, o desea un mapa no
distorsionado por la abstracción y entonces la única alter-
nativa es no hacer mapa alguno. Por consiguiente,. trazar
una analogía entre el método de proyección del cartógrafo,
y la red del ictiólogo sería desorientador. Aquí no se trata
de falsificación, muy al contrario: es sólo después que todas
éstas decisiones han sido tomadas y se ha preparado el mapa,
cuando puede presentarse la cuestión respecto a la medida
en que el producto de la labor del cartógrafo es fiel a la
realidad, porque sólo entonces habrá alga que pueda ser fiela la misma, o falsificarla.
Si podemos decir que los físicos son responsables de algu
149
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 145/168
na manera respecto a la estructura de lá teoría física, lás
razones son similares. Porque tanto en la física como en
la cartografía, deben tomarse algunas decisiones, conscien-
temente o no, antes de poder ofrecerse alguna teoría. Si
las palabras de Eddington parecen misteriosas, es proba-blemente porque estas decisiones son tan obvias, elemen-
tales y fáciles de tomar que se tiende a pasarlas por alto,
sin reconocer lo que realmente son. En la óptica geomé-
trica, por ejemplo, es fácil olvidar que hemos decidido representar los fenómenos ópticos mediante el uso de líneas
trazadas sobre el papel o el pizarrón; y tal vez nadie que haya
llegado a comprender la lógica de la física ha dejado de sen-tirse sorprendido, en algún momento, de que pueda existir
alguna conexión entre sombras, lámparas y manchas de luz
por un lado, y rayas de grafito sobre el papel por el otro. Las
Eneas de nuestros diagramas de rayos no están relacionadas,
por así decirlo, con los fenómenos; deben estarlo por nues-
tra adopción de una teoría particular, vista de luz y técnica
de representación. Cada vez que en física introducimos
conceptos numéricos, como la temperatura, o recurrimos a
técnicas de inferencia matemática, o de naturaleza geométrica
o más sofisticada, han sido tomadas decisiones de, esta clase.
Nuevamente: esto no implica que las declaraciones queel físico teórico formula para ser sometidas a nuestra aproba-
ción, sean realmente falsedades, que él pueda interpretartorcidamente, creyéndolas exactas, debido a sus métodos de
teorización. También en este caso la analogía de la red de
pescar resulta completamente desorientadora, ya que la alter-
nativa respecto a una teoría que ha sido formulada con la
ayuda de decisiones de esta clase no es una teoría más exac-
ta, “libre de los efectos distorsionantes de la abstracción”,
sino que no queda otra alternativa a no ser la ausencia detéoría alguna. Se necesita cierta contribución de nuestra
parte respecto a la estructura de la física teórica para que
las declaraciones de la teoría puedan tener alguna apli-
cación en el mundo, y sólo cuando se haya establecido tal
relación será posible afirmar que es "fiel a los hechos” o que
“falsifica los hechos.”
750
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 146/168
El aíre de misterio y la sugestión de subjetividad que
han marcado la discusión del problema de Eddington, son
por lo tanto innecesarios. No hace falta creer que la con-
tribución del físico a sus propias teorías sea personal o n e
cesaríamente indefendible: se trata de algo tan público,y tan abierto a la inspección y a la descripción, como los
métodos de •proyección y representación de un cartógrafo.
Al leer este problema, como cuando leemos a Kant, se tie-
ne la impresión de que es imposible decir dónde se debe
trazar la línea de nuestra propia contribución y la de los
hechos; resulta, en cierta curiosa manera, algo así como
tratar de masticar los propios dientes. Pero es un, error.No se trata de que el físico tenga una misteriosa predilec-
ción por cierto molde teórico dentro del cual vacía todos
los resultados experimentales que obtiene, ni tampoco cons-
tituye una profunda necesidad de la experiencia que deba
manejar estos resultados tal como "lo hace. Su parte no
excede en importancia a la desempeñada por cualquieraque introduzca un idioma, un simbolismo, un método de
representación o un sistema dé signos.
Tal vez si los argumentos de Kant fueran despojados
de su infortunada sugestión de descubrimiento psicoló-
gico y vueltos a expresar en términos similares, dejarían
de ser tan oscuros. Porque si las decisiones sobre las que se
basan nuestras teorías físicas son tan fáciles de olvidar, lasque ban contribuido a la formación del lenguaje cotidiano
son todavía más difíciles de recordar; y los efectos filosófi-
cos que causa el heçbo de olvidarlas son, como lo viera
Wíttgenstein, todavía más penetrantes. Decir, dentro de la
filosofía de la ciencia, que la abstracción falsifica, la fí-
sica teórica, y pedir hechos, y nada más que hechos, espedir lo imposible, como si se pretendiera tener un
mapa trazado sin proyección ní escala particular. Tam-
bién en la epistemología, argumentar que nuestros con-
ceptos cotidianos se falsifican por la abstracción o consti-
tuyen condiciones necesarias de la experiencia, con la suges-tión de que de esa manera se señala un defecto dentro de
nuestro equipo conceptual o una infortunada limitación de
151
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 147/168
nuestra capacidad de experimentar, es poner en evidencia
un error de concepción similar. Si hemos de decir algo, de-
bemos estar preparados para cumplir las reglas y convenciones
que gobiernan los términos en que hablamos: adoptarlas no
constituye una sumisión, ni deben ser considerados como gri-
lletes. Sólo estando preparados de este modo podemos es-perar decir alguna cosa que sea cierta, o falsa. No es razo.
nable quejarse, como lo hacen algunas veces los filósofos,
porque no podemos decir la verdad sin hablar.
4. 6: Hechos y conceptos: el Cero Absoluto
A fin de indicar en qué consiste la contribución del fí-sico a sus teorías, examinemos un ejemplo sencillo. Es po-
sible demostrar, con escasa explicación técnica, cómo la apro-
bación de afirmaciones que a primera vista parecen simples
hechos concretos, depende más bien de la técnica de repre-
sentación empleada en una teoría física.
Tendremos un ejemplo adecuado entre manos si consi-
deramos la noción de temperatura que posee el físico.
Cuando uno conoce por primera vez la temperatura y los
fenómenos térmicos, la existencia del Cero Absoluto de
temperatura puede parecer un hecho extraño e inelucta-
ble del Universo. Parecería que el mundo de los fenóme-
nos térmicos ofreciera una característica curiosa e impre-
vista. A medida que vamos profundizando en nuestro es-tudio, no podemos avanzar siempre, porque de pronto to-
pamos con una capa de diamantina, dureza contra la cual
se estrellan nuestras mejores mechas: todos los intentos
para penetrarla son inútiles. Así puede presentarse ante
nosotros la existencia del Cero Absoluto, como el más bru-
tal de los hechos brutales; y la analogía geológica natu-
ral, entre los altibajos de la temperatura y los cambiosrespecto al nivel del suelo, refuerza esta impresión. Natu-
ralmente, el Cero Absoluto no es algo con lo que uno tro-
pieza de golpe, se trata más bien de que a medida que uno
va produciendo temperaturas cada vez más bajas, las re-
ducciones van volviéndose más difíciles de hacer, de modo
que a — 2709 C puede ser más difícil enfriar cosas I/ICPC
152
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 148/168
que, a lias temperaturas ordinarias, lo es enfriarlas a 1 0 9 C. Pe-
ro el cuadro geológico se adaptará con bastante facilidad
a esta característica adicional: es como si, a medida que
nuestros perforadores avanzaran, llegáramos progresiva-
mente más cerca de una capa impenetrable, siendo el CeroAbsoluto el límite más allá del cual parece que no puede
esperarse seguir perforando, por mucho que perfeccione-
mos nuestras mechas.
Este cuadro geológico es enteramente desorientador. La
existencia, en determinado momento, de un Cero Absoluto
de temperatura no constituye en modo alguno un hechobrutal, sino un asunto conceptual, esto es, una consecuen-
cia de la forma en que damos sentido a la noción de tem-
peratura y ponemos los grados de calor y frío en relación
con los números de serie. Cuando nos familiarizamos con
los termómetros tendemos a olvidamos de que debemos
hacer tal cosa. Sin embargo no hay más conexión entre
los números y las nociones de calor y frío, hasta que in-ventemos otra, que la que existe entre las marcas de lápiz
sobre el papel y los fenómenos ópticos. En ambos casos,
alguien tuvo la genialidad de ver lo útil que resultaría
introducir un concepto nuevo ( “rayo de luz” o "tempera-
tura”), y así se dieron los pasos cruciales. Cuando Galileo
inventó la noción de temperatura y diseñó el primer ter
. mómetro, sabía muy bien lo que estaba haciendo. Compren-
día que producir un termómetro no significaría solamente
encontrar la manera de medir algo que antes sólo había
sido estimado en forma general, sino más bien equivaldría
a modificar todo el estado de nuestras nociones térmicas.
Lo que Galileo hizo, ló hizo como parte de una campa-
ña deliberada, primera etapa en su programa de hacer mate-mática lá física, y "convertir las cualidades secundarias
en cualidades primarias”. Del mismo modo, los físicos que
contribuyeron a ampliar nuestra escala de temperaturas
no sólo estaban creando nuevas técnicas instrumentales,
sino también contribuyendo a fijar el sentido de lá pala-
bra “temperatura”, sentido que antes fuera indeterminado.
Esto nos'demuestra por qué el título “teoría de la medi-
753
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 149/168
ción’\ que ha sido utilizado frecuentemente en nuestro
actual tópico de discusión, puede resultar desorientador.
Las técnicas de medición y los refinamientos conceptuales
a menudo proceden pari passu, pero a los fines lógicos
debemos separar las materias conceptuales de las pregun-tas relativas a la técnica experimental.
Si uno desea entender lo que es el Cero Absoluto, es in-
dispensable examinar la introducción de la escala ideal de
temperatura del gas como escala teórica básica. Esta escala
es introducida en tres etapas. Primero, se advierte que el
comportamiento de los gases tiende a conformarse con ma-
yor exactitud a una ley determinada cuanto más los calen-tamos y más bajamos su presión. Esta ley es la ley de Char-
les, según la cual cada grado a que elevamos o enfriamos
un recipiente cerrado de gas, medido por ejemplo sobre un
termómetro de mercurio, debe producir el mismo cambio
de presión, cualquiera sea el gas. Así, cuanto más enfriamos
los diferentes gases y más aumentamos sus presiones, tantomás señaladamente divergen sus comportamientos: se li-
cúan y solidifican a temperaturas muy distintas, y sus com-
presibilidades varían cada vez más a medida que se acercan a
la temperatura de condensación.
En segundo lugar, el comportamiento común de todos
los gases a temperaturas elevadas y baja presión es tomado
como norma teórica, y se deben explicar las desviacionesque se produzcan respecto a la misma. Para adoptar esta
norma, los físicos proceden a introducir la noción de un
gas ideal, que se define como aquel que bajo todas las tem-
peraturas se comporta en la forma en que los gases reales
tienden a comportarse con mayor aproximación, cuanto
más alta sea la temperatura y más baja la presión. Natural-mente esta noción es todavía más teóricamente ideal que la
del rayo de luz. Finalmente, la temperatura es introducida
en esta escala de gas ideal con referencia a las propiedades
de dicho gas: los cambios iguales de temperatura, en esta
escala, son definidos como aquellos que producen iguales
cambios de presión dentro de un recipiente cerrado de
gas ideal. Para medir la temperatura en esta escala, se utili-
154
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 150/168
zan termómetros que contienen gases simples, como el hi-
drógeno, y sus mediciones se corrigen donde sea, necesario
para tener en cuenta las desviaciones sufridas respecto a la
escala teórica.
Observemos ahora lo siguiente respecto a la escala de.
gas ideal: no puede faltar el Cero Absoluto. Cualquiera
sea la presión de una masa dada de gas ideal cuando ocupa
un centímetro cúbico a la temperatura de congelación del
agua, no tendrá sentido hablar de enfriarla más gradosv
de temperatura bajo O^C que los que reduzcan su presión
a cero. El valor numérico preciso del Cero Absoluto, en
grados centígrados es un hecho bruto que debe ser des-cubierto investigando las propiedades de los gases verda-
deros a altas temperaturas. Pero que realmente existe un
Cero Absoluto es algo que debe descubrirse mediante la
experimentación, hallándose ya asegurado por nuestra
forma de introducir la escala de gas ideal. En realidad, re-
sulta ser 273.16^0 Naturalmente, esta cifra era conocida
con mucha exactitud mucho antes de que los físicos tu-vieran medios para lograrla en la práctica. Se trata de un
asunto conceptual, un hecho relativo a nuestra noción de
la temperatura, y no como cabría suponer al principio,
un hecho respecto a los fenómenos térmicos a temperatu-
ras muy bajas.
La declaración: “No hay nada que pueda enfriarse pordebajo del Cero Absoluto”, o dicho en forma menos des-
orientadora: “La escala de gas ideal tiene un límite más
bajo” constituye, por lo tanto, una de esas declaraciones
teóricas que a primera vista pueden parecer un hecho res-
pecto a fenómenos reales, pero que al ser examinado más
dé cerca resulta ser una consecuencia de la técnica de re-
presentación adoptada, en este caso de la forma particular'én que la noción de temperatura se adapta dentro de nues-
tras teorías. La existencia del Cero Absoluto puede com-
pararse a la existencia de los límites en un mapa del mundo
trazado con proyección estereográfica u ortográfica. En es-
tas proyecciones, la superficie de la tierra no cubre la
totalidad de cualquier hoja de papel que se use, cómo pue-
155
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 151/168
de suceder con un mapa Mercator, sino que sólo llena dos
círculos. Si hay un espacio vacío alrededor de los círculos
ño se debe a que el cartógrafo haya querido cortar el ma-
pa a mitad de camino hacia Groenlandia, por ejem-
plo, sino porque debido a la naturaleza de la proyecciónadoptada, ningún punto de la tierra puede aparecer fue-
ra de Jos círculos. Naturalmente puede decidirse hacer los
círculos todo lo grandes que se desee, pero a pesar de todo
persistirán los límites, mientras un mapa trazado de acuerdo
a la proyección de Mercator puede continuar en forma
indefinida.
Si lo preferimos, queda librado a nosotros dejar de utili-zar un mapa de una clase y utilizar otro de otra, pero abo-
lir los límites de este modo no demuestra nada con respecto
a la zona cuyo mapa estamos trazando. La presencia o au-
sencia dé tal límite no dice nada respecto a la superficie
de la tierra. Lo mismo sucede en física. Si uno lo desea pue-
de pasar de la escala de gas ideal a una logarítmica, que
se entiende sin límites en ambos sentidos, pero efectuareste cambio no implica cosa alguna respecto a los verdade-
ros fenómenos térmicos. En ninguno de estos casos, al cam-
biar el método de representación, cambiamos la realidad del
mundo.
Aquí resultan evidentes los defectos de la analogía^ geoló-
gica. Mientras pensemos en términos de este cuadro, las ca-pas inaccesibles por debajo de la capa diamantina parecen
tan reales como las que se encuentran por encima; pero pare-
ce una simple cuestión de hecho el no poder irrumpir hacia
las temperaturas "inaccesibles” por debajo del Cero Absoluto.
Pero la verdad es enteramente distinta. La manera en que
vamos alineando numéricamente los grados de calor y frío,
en la escala de gas ideal, es tal que los números por deba- jo de 273.16 no reciben interpretación alguna como tem-
peraturas: todos los fenómenos térmicos concebidos en las
teorías corrientes son representados desde 273.16 hacia
arriba. De este modo, las temperaturas inaccesibles por de-
bajo del Cero Absoluto constituyen un mito. En nues-
tra escala teórica “standard”, las cifras ** 300°” no representan
756
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 152/168
las temperaturas inaccesibles, como tampoco los espacios va-
cíos en tomo a un mapa estereográfico representan lugares
inaccesibles. Todos los espacios auténticamente inaccesi-
bles, tales como la cima del monte Everest; tienen ‘uh lugar
dentro de los círculos, como sucede con Leicester *Square.
Es verdad que nuestras teorías tal vez sean modificadas al-guna vez, y se introduzca una nueva escala de tempera-
tura, junto con nuevas teorías, pero no hay motivo para
suponerlo, y de todos modos, si sucediera no significará
que se ha construido un taladro más agudo, que consiguió
abrirse camino a través de la capa diamantina, sino más
bien que nosotros, que para empezar fuimos los que la pu-simos allí, la hemos llevado a otra parte.
4. 7. ¿Existen las unidades súb-microscópicas?
Las personas que no se dedican a la ciencia se sienten a
veces intrigadas por saber si los electrones, genes y otras
entidades similares de que los hombres de ciencia suelen
hablar, deben ser consideradas como algo que realmente
ertiste, o no. También los mismos hombres de ciencia tie-
nen dificultad para decir exactamente cuál es su posición
en este sentido. Algunos se siénten inclinados a insistir
en que todas estas cosas son tan reales y existen en el mis-
mo sentido que las mesas, sillas y ómnibus. Pero otros se
sienten algo cohibidos al respecto y vacilan ir tan lejos:advierten las diferencias entre establecer la existencia de
los electrones en base a uh estudio de fenómenos eléctri-
cos, e inferir la existencia de salvajes por las depresiones enla arena, o aun inferir la existencia de un apéndice inflama-
do en base a las señales y síntomas del paciente; y puede bas-
ta ocurrírseles que hablar de un electroimán en términos
de ‘ electrones” semeja hablar de la pirexia de origen des-
conocido, cuando el paciente tiene una temperatura inex-
plicable, Sin embargo la teoría de los electrones explica real
mente los fenómenos eléctricos, a diferencia del caso de la
temperatura del enfermo, que no puede ser explicada por
una simple traducción al lenguaje técnico, tal como '‘pirexia”.
Además, cabe preguntar: ¿podría tener efecto la teoría de
757
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 153/168
los electrones, después de todo, si los electrones no existie-ran?
Presentado de esta forma, el problema resulta confuso. Por
consiguiente examinemos algo más detenidamente la cues-
tión en sí. Porque si comparamos el descubrimiento de Ro
binson Crusoe con el del físico, vemos que no se trata del
tipo de descubrimientos que son distintos en los dos casos.
Hablar de existencia en ambos casos involucra un gran
cambio y al pasar demasiado rápidamente de un uso de la
palabra a otro, podemos volver el problema innecesariamente
difícil.
Observemos, por tanto, qué ideas diferentes tenemos pre-sentes cuando decimos que las cosas "existen". Si pregun-
tamos si los didos existen o no, o sea si quedan todavía al-
gunos vivos, estamos preguntando si la especie ha sobre-
vivido o si, por el contrario, se ha extinguido. Pero cuando
preguntamos si los electrones existen o no, evidentemente no
estamos considerando la posibilidad de que hayan podido
extinguirse; cualquiera sea el sentido en que formulemos
esta pregunta, no sé trata de oponer un sentido "existe" al
contrario “ya no existe". Asimismo, si preguntamos si Ruri-
tania existe, vale decir, si existe un país llamado Ruritania,
estamos preguntando si realmente existe un país llamado
Ruritania1 o se trata de un país imaginario y por lo tanto
inexistente. Pero con respecto a los electrones no tenemosinterés en preguntar si constituyen casos auténticos de un
tipo familiar de cosas, o bien de casos inexistentes: la for-
ma en que. usamos el término “existen" no puede con-
traponerse a “son inexistentes”. En cada caso la palabra
“existe" es utilizada para demostrar algo ligeramente dis-
tinto y para sentar una diferencia ligeramente distinta.
A medida que uno pasa de nuestro hombre Viernes a los
didos y de ellos a Ruritania, y de regreso a los electrones,
el cambio en la índole de los casos trae aparejado otros
cambios, principalmente respecto a la forma en que de-
bemos interpretar las oraciones que contienen la palabra“existe”.
¿Qué sucede, entonces, con la pregunta: “Existen los
15$
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 154/168
electrones)" ¿Cómo debe ser interpretada) La pregunta:“¿Existen las curvas de nivel)" ofrece una analogía mucho
más elocuente que la de didos o Ruritania: Una criatura
que haya leído que “el ecuador es una línea imaginaria tra-
zada alrededor del centro de la tierra” puede sentirse intri-gado por las curvas de niveles, los paralelos de latitud y
demás, que aparecen en los mapas junto con los pueblos,
montañas y ríos, y preguntar a su respecto si realmente exis-
ten. ¿Cómo debemo$ contestar? Si la criatura nos formularala pregunta simplemente: “¿Existen las curvas de nivel)
sería difícil poder contestarle de inmediato. Evidentemen-
te la única respuesta que podemos dar a esta pregunta es“Sí y no". Existen, sin duda, pero, ¿existen.., realmente)
Todo depende de la forma de decirlo. Tal vez consigamos
entonces que formule su pregunta en otra forma, por ejem-
plo: “¿Existe realmente una línea trazada sobre el suelo
cuya altura sea constante)" Y también aquí la respuesta
tendría que ser “Sí y no", porque existe, por así decirlo,
una línea, pero no precisamente lo que podríamos llamar
una línea... Y así continuarían los malentendidos hasta
que resultara evidente que la verdadera pregunta era:
“¿Hay . algo que demuestre la existencia de las curvas denivel... algo visible sobre el terreno, como las líneas blan-
cas de una cancha de tenis) O ¿se trata solamente de recur-
sos cartográficos, que no tienen contrapartes geográficas?”Solamente entonces la pregunta hubiera sido formuladade manera hasta cierto punto no ambigua. El sentido de"existe” a que se referiría naturalmente una criatura al pre-
guntar si existen las curvas de nivel, es por lo tanto aquel
sentido en que la palabra “existe" se opone, no a “ya no
existe más", ni a “es inexistente", sino a “se trata solamente
de' una ficción (cartográfica)".Este sentido es muy similar a aquel con que se 'utiliza
el término “existe" con referencia a los átomos, genes, elec-
trones, campos y otras entidades teóricas dentro de las cien-cias físicas. También allí la pregunta: “¿Existen?" tiene
en la práctica la fuerza de “¿Representan realmente algo,
o son simples1
ficciones teóricas?" Para un físico práctico
/59
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 155/168
ia pregunta: "¿Existen ios neutrinos?” actúa a manera de
invitación a "producir un neutrino", y de preferencia a ha-
cerlo volviéndolo visible. De conseguir hacerlo, tendríamos
entonces algo concreto que demostrar respecto a la pala-
bra “neutrino”, y la dificultad para hacerlo'es lo que expli-ca la peculiar dificultad del problema. El problema surge
en forma aguda sólo cuando empezamos á hacer preguntas"
respecto a la existencia de entidades sub-microscópicas, es
decir cosas que, de acuerdo a todas las normas existentes,
son invisibles. Desde este punto de vista, presentar un
neutrino sería algo mucho más sofisticado que presentar un
dido o un hombre de dos metros noventa de estatura. Porconsiguiente^ nuestro problema se ve complicado por la ne-
cesidad de decidir qué debemos entender por "presentar’’
un neutrino, un campo o un gene. No resulta obvio qué
cosas cuentan, aunque existe cierto número1 de cosas que
son generalmente consideradas' aceptables por los hombres
dé ciencia, tales como la representación de trayectorias derayos a mediante cámara de niebla, fotografías de electrones
en el microscopio o, en último caso, señales audibles de un
contador Geiger. Ellos considerarían como suficientes de-
mostraciones tan notables como éstas, de la misma maneraque ver un dido vivo en el parque puede ser considerado co-
mo prueba suficiente de la existencia de las entidades en
cuestión, Y en verdad/ si las rechazamos por insuficientes,resulta difícil qué otra cosa podemos razonablemente pedir:
si el término “existe" ha de tener alguna aplicación a tales
cosas, ¿no debe ser ésta, acaso?
¿Qué sucederá si esta demostración no fuera posible? Si
uno pudiera demostrar, visiblemente, que los neutrinos
existen, „¿significaría esto el fin de los mismos? De nin-guna rñanera, y vale la pena observar' lo que sucede cuan-
do una demostración del tipo preferido no resulta posible,
porque entonces la diferencia entre hablar de la existencia
de electrones o genes, y hablar de la existencia de didos,
unicornios u hombres de dos metros noventa de altura re-
sulta sumamente importante. Si, por ejemplo, yo hablo de
manera plausible sobre unicornios u hombres de dos me-
760
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 156/168
tros noventa, pero nó puedo mostrar nada a su respecto,
de modo que al ser desafiado soy absolutamente incapaz
de decir en qué circunstancias puede ser visto un espéci-
men, o ha sido visto, la conclusión de que mis hombres
de dos noventa son imaginarios y mis unicornios un mito,
resulta fácil de sacar. En cualquier caso, cabe suponerque las. cosas de que hablo no existen, esto es, no se cree
en ellas y pueden ser borradas. Pero en el caso de los áto-
mos, genes y similares, las cosas son distintas: el fracaso en
producir o describir las circunstancias dentro de las cuales
uno podría señalar y decir: "¡Ahí hay uno!” no tiene por qué
ser considerada, como en el casp de los unicornios, comoprueba de su descrédito.
No todas las entidades teóricas de las que no puede de-
mostrarse que existan deben ser consideradas como no exis-
tentes. En el caso de ellas hay un camino intermedio. Por
cierto que vacilaríamos en afirmar que una entidad teó-
rica realmente existe hasta que se haya presentado una foto-
grafía ü otra prueba. Pero, aun si tuviéramos motivos paracreer que ninguna demostración de esta índole podrá ser
dada nunca, sería demasiado sacar como conclusión que se
trata de una entidad no existente; ya que esta conclusión
produciría la impresión de poner en duda algo que, como
fértil concepto explicativo, no merece necesariamente ser
puesto en duda. Hacerlo equivaldría a rehusar tomar notade las curvas de niveles porque no vemos en el suelo mar-
cas visibles que correspondan a las mismas. La conclusión
de que determinada noción debe ser dejada de lado resul-
taría justificada solamente si, como el “flogisto”, "fluido ca-
lórico” y “éter”, hubiera también perdido toda fertilidad ex,
plicativa. Sin duda los hombres de ciencia serían muy feli-
ces si en sus explicaciones pudieran referirse solamente aentidades respecto a las cuales puede demostrarse que exis-
ten, pero en muchas etapas de la evolución de la ciencia
hubiera resultado contraproducente insistir excesivamente.
Una teoría resulta aceptada a menudo y se encuentra en
circulación durante largo tiempo y hasta puede haber ade-
lantado bastante camino hasta que pueda presentarse la
161
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 157/168
pregunta sobre la existencia real de las entidades que apa-
recen en la misma.La historia de la ciencia ofrece un ejemplo particular-
mente notable en este sentido. Toda la física y química teó-
ricas del siglo X IX se desarrollaron en torno a las nociones
de átomos y moléculas: tanto la teoría cinética de la mate-
ria, cuya contribución a la física fue espectacular, como la
teoría de las combinaciones y reacciones químicas, que con-
virtió la química en una ciencia exacta, utilizaban estas
nociones, y difícilmente hubieran podido ser expuestas ex-
cepto en tales términos. Sin embargó, sólo en 1905 fue de-
mostrado definitivamente por Einstein quecos fenómenosd,el movimiento llamados de Brown podían ser considera-
dos como demostración de que los átomos y moléculas real-
mente existían. Hasta ese momento no se había conocido
semejante demostración, y ni siquiera un ganador del pre-
mio Nobel como Ostwald, para cuya obra como químico
los conceptos de "átomo” y “molécula” deben haber sido
indispensables, podía mostrarse escéptico hasta ese momento
ante la realidad de los átomos. Más todavía: al llegar 1905
la teoría atómica había dejado de ser la última palabra en
física: algunos de sus fundamentos eran seriamente ataca-
dos, y el trabajo dé Niels Bohr y J. J. Thomson estaba co-
menzando a modificar todo el cuadro de los físicos respecto
a la constitución de la materia. Así, paradójicamente, sedescubre que los mayores triunfos de la teoría atómica fue-
ron logrados en un momento en que hasta los más grandes
hombres de ciencia podían considerar la idea de los átomos
como apenas algo más que ficción útil, y que la existencia
de los átomos se demostró sólo cuando la clásica teoría ató-
mica estaba empezando a perder su ubicación como cua-
dro básico de la constitución de la materia.Evidentemente, entonces, es un error preguntar sobre la
realidad o existencia de las entidades teóricas dentro del
cuadro céntrico de la cuestión. Al aceptar una teoría, los
hombres de ciencia no tienen por qué —para empezar —
contestar estas preguntas en un sentido u otro. Por cierto
que, tal como sugiere Kneale, no se comprometen a creer
162
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 158/168
en la existencia de todas las cosas en cuyos términos es expre-
sada la teoría. Suponer esto constituye una variante de la
falacia de nuestro hombre Viernes. En verdad, la cues-
tión de si las entidades mencionadas en una teoría exis-
ten o no constituye algo a lo que ni siquiera se puede darsentido hasta tanto la teoría haya logrado cierta posición
aprobada. La situación se parece más bien a la que encon-
tramos antes, en conexión con la noción de la propaga-
ción de la luz. Puede parecer natural suponer que un fí-
sico que habla de que la luz se propaga debe efectuar
ciertas suposiciones respecto a qué es lo que se propaga;
pero al investigarse resulta que esto no es así, porque lapregunta — qué es lo que se propaga — no puede ser formu-
lada siquiera sin ir más allá de los fenómenos para cuya
explicación dicha noción es utilizada originariamente. Asi-
mismo, cuando un hombre de ciencia adopta una nueva
teoría, en la que se introducen conceptos nuevos (ondas,
electrones o genes), puede parecer natural suponer que
está obligado a creer en la existencia de las cosas en los tér-
minos que expresan sus explicaciones. Pero también en
este caso, preguntar si los genes, digamos, existen realmente,
nos lleva más allá de los fenómenos originales explicados
en términos de “genes”. Para el hombre de ciencia, la ver-
dadera existencia de sus entidades teóricas resulta contras-
tada con la de suponer que se trata solamente de ficcionesteóricas útiles. Por consiguiente el hecho de un éxito ex-
plicativo inicial puede dejar sin contestar la pregunta sobrela existencia.
La falacia de nuestro hombre Viernes ofrece el reverso’
de esta forma. Habiendo observado que una teoría puede
ser aceptada mucho antes de que puedan presentarse de-
mostraciones visuales respecto a Ja existencia de las enti-dades involucradas, podemos sentirnos tentados a sacar como
conclusión que cosas como las fotografías en la cámara de
niebla han sido algo exageradas, o hasta que sólo parecen
acercarnos aún más a esas cosas respecto a las cuales el
físíco manifiesta que son el resultado de una simple ilusión.
Se trata de una conclusión propuesta por Kneale, sobre la
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 159/168
base de que las teorías físicas no sobreviven o decaen de
acuerdo a los resultados obtenidos en lá cámara de niebla
y similares, con preferencia a los resultados logrados en
cualquier otra clase de experimento físico. Pero esto toda-
vía significa confundir dos cuestiones distintas, que pue-den ser totalmente independientes: la cuestión de la acep-
tabilidad de las teorías y la cuestión de la realidad de las
entidades teóricas. Considerar, que las fotografías de la
cámara de niebla nos demuestran que los electrones y las
partículas existen realmente, no significa otorgar a la cá-
mara de niebla una condición preferencial por cuyo motivó
aceptamos las teorías corrientes de la estructura atómica.
Estas teorías fueron desarrolladas y aceptadas antes de que
la cámara de niebla fuera, o pudiera haber sido, inventada.
Sin embargo, fue la cámara de niebla la que demostró por
primera vez, en forma realmente notable, hasta qué punto
los núcleos, electrones, partículas o y demás pueden ser
consideradas cosas reales; o sea algo más que simples fic-ciones explicativas.
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 160/168
LECTURAS ACONSEJADAS
Para la introducción;
F I LOS OF Í A DE LA C I EN C I A
Campbell, Norman, Whnt is Science? (1921).
L A M A T E M Á T I C A Y S U S A P L I C A C I O N E S
Sawver, \V, \V., Mathematician s Delight (Penguin, ed., 1943)
LÓGICA INDUCTIVA
Black, Max, Criticál Thinking (1946) , Parte III.
Discusiones clásicas de la filosofía de la ciencia,
Galilei, Galileo, Dialogue conceming the Tiro Principal Systems of the World (l j¿3 2 , trad. 16 61 ). . ^
Newtojn, Isaac, M athematical Principie sof Natura l Philospohv (1 687 , trad. moderna Cájori, 1934)., V * '
Locke, John, An, Essay o» Human Understanding (1690;)Hume, David, A Trea tise o f Human Nature (1739) .Kant, Emanuel, Critique of Puré Reason (1781, 1787, trad. mod.
Kemp. Smith, 1929).
Todos estos libros contienen secciones que se ocupan de problemas» ■relacionados con la filosofía de la ciencia, y han influido poderosa-"
menté en el curso de toda la discusión subsiguiente.
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 161/168
Clásicos modernos é» la filosofía de la ciencia:
Whewell, William, The Philosophy of the Inductiva Sciences
( 1840) .
Mili, J. S., A System o f Logic (1843), esp. Tomo III.
Mach, Ernst, The Science of Mechantes (1883, trad. 1907); tam-bién pueden recomendarse los ensayos de Mach sobre "Econo-
mía” y "Comparación”, en Popular Scientific Leetures (1895) .
Hertz, Heinrich, "T h e P rincipies o f M echan ics>, (1894, trad. 1899).
Introducción.
Poincaré, Henri, Science and HypotHesis (1902, trad. 1905).
Biidgman, P. W ., The Logic of Modern Physics ( 1927) .
Otras buenas discusiones generales:
Bom, Max, Experiment and Theory in Physics ( 1943) .
Clifford, W . K., The Common-Sense of the Exact Sciences (1885).
El ensayo de Clifford sobre "The Aims and Instruments of Scien-
tific Thought”, reproducido en The Ethics of Belie f (1947), es
excelente.
Dingle, Herbert, Through Science to Philosophy (1937) .
Eddington, A. S., The Nature of the Phystcdl World (1928, reprod.
en ed' Everyman).
Einstein, A. e Infeld, L., The Evolution of Physics ( 1938) .
Frank, Phillipp, Between Science and Philosophy ( 1941) .
* Pearson, Karl, The Grammar of Science (1 892, reproduc. ed. ,Eve
ryman).
Planck, Max, A Scientific Autobiography (1948, trad. 1950).
Stebbing, L.. S., Philosophy and the Physicist (1937, reproduc. ed.
Penguin).
Discusiones más adelantadas y obras de importancia para temas
■especiales:
Campbell, Norman, Physics, the Elements ( 1920) .
Dingler, Hugo, Die Metkode der Physik (1938) .
Eddington, A. S., T h e Philosophy of Pkysical Science (1939, ed.
Schilpp), A lbert Ein stein, Philosopher-Scientist (1949) .
Kneale, William, Probability and Induction ( 1949) .
Popper, K. R., Logik der Forschung ( 1935) .
° Ramsey, F. P,, The Foundations of Mathematics (1931) .
Ryle, Gilbert, The Concept o f Mind (1949) .
Schlick, Morítz, Gesammélte Aufsatze ( 1938) .
Watson, W . H., On Understanding Physics ( 1938) .
202
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 162/168
Whítrow, G. J, The Structure of the Universe (Hutchinson’s University Library, 1949).
Wittgeristein, L., Tractatus Logico-Philosophicus (1922), esp. sec-ción 6 .3 f f.
Wbodger, J. H., Biological Principies (1929).
Él British Journal for the Philosophy of Science, que se publicatrimestralmente, condene importantes artículos en una diversidad detonas, recomendándose especialmente los del profesor H. Dingle,publicados ep los primeros números. La serie Science News del Penguin contiene también valiosos artículos sobre la filosofía eje la cien-cia, que son publicados de tiempo en tiempo. De otras revistas menosconocidas, bay dos trabajos que merecen especial mención: el artículo
del profesor G. G. Simpsoii sobre la clasificación en taxonomía(Rulletin of the American Museum for Natural History , 1945), y el
artículo del profesor K. R. Popper sobre el papel desempeñado porla tradición én la ciencia (Rationalist Annual, 1949).
203
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 163/168
INDICE ANALITICO
Acción a distancia, i39.A l c a n c e s , 3 7 , 7 4 , 81 , 9 i
dé las teorías, x32.Aristóteles, 54, 1 37, i38.Atónico, modelo, i5, 47, iói-
i 6 4 .
Bacon, Rogar, 75-76.Beigson, H., x47.Black, Max, 20r.Ü ohr , N. , i 62 .
Bota, Max, x6, x45, 202.Boyle, ley de, IÓ0-ÍO3, i30.Bridgman, P. W., 202.Browniano, movimiento, 162 ,
Calórico, fluido, 46, i 6 i .Campbell, Norman, 2Qi, 202.Caxroll, Lewis, n 9 .Causa, noción de, i3, i40 s.Causales, cadenas, x40, x46, i9x
193-194.conexiones, 48, 65.
_ nexos, i 4 6 , i 9 0 .Causalidad, i2, i40, i45.Cero absoluto de temperatura,
x52 s . 8.Cinética, teoría de la materia, 47,
i 9 5 , i 9 8 .
Clasificación taxonómica, 60-63, i 7 i - i 72.
Cleopatra, i99. /Ç lifford , W . K ., 2 0 2 .
Completa, descripción, i39, x40, i 4 5 - r 4 6 .
Confirmación, x29-i30. teoría de, i3x-x33.
Constante, conjunción, i07, u 2 , . 11 4 , i 2 i .
.Contornos, existencia de, i58-x5?,í6x.
Convencionalismo, 88 , . 9 7 -9 8 , x03 .
Cósmica, época, i07, u6-xx7.Crusoe, Robinson, 23 -2 5, i 58 .
Charles, ley de, i54.ChuichBl, Winston, 84-85.
Dalton, J., 55.
Deducción, papel de la, 48-49, 98-99, x24 s. s.Deductivos, sistemas, 73, 9x s. s.,
98.Descripción y explicación, 63 s. s.Descubrimiento e inferencia ac
cidental, 23-24.Deterninismo, xxx, i82 s. s.
xnetafísico y metodológico, i96.
Diagnósticas, ciencias, x42Difracción, 34, 80, 8 i .Dinámica, según Newton, 39, 54-
55 , 82 , i 38 . según Aristóteles, 54, i38.
Dingle, H., 202 .Dirigler, H ., 202 .Dispersión, 84.
Eddington, Sir A., i4 , i2 0 , i 2 7 , . i47 s. s. , 202.
Efecto de Stark, 88 .Einstein, Albext, 16 , x9 , 2 0 , 4 5 ,
8 1-82, 99-100, 137-140, i45 , i 6 2 , x 7 0 , 2 0 2 .
E m p írico' de la ciencia, carácter, 94.*
Estadística, mecánica de la, i 32 .
Eter, 45, i39, i 6 i .
205
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 164/168
Euclides, definición del punto, 85 .
lineas rectas, 83.
Evans, Edith, i99.Exactitud, grados de, 34, 35,
82 s. s.,matemática, 82 s. s.,
práctica, 82 s. s.Experimentos, 58, 67, 76 s. s.,
86 s. s., i2 9 , l3 i .
Fenomenalismo, 48, i23 s. a. Física, popularización, de la, i4
s. s., i 27 , i9 7 s. s.Flogjstón, 95, 16 1 .Frank, P., 202.
Galileo, i5 3 , 2 0 1 .
Geiger, contador o medidor, i60.
Hábito, afirmaciones de, 60, 99. i 8 5 - i 8 6 .
Heisennberg, i46.
Herádito , 27.Hertz, 202.
Hipótesis; i3, 58, 92, 94, 97. Hom bre llamado. Viernes, 28 ,
i 5 8 .falacia del, 24, 47, 48, i63, r94, i96. .
Horizonte de la ciencia, i38-i40, i 4 5 .
Hume, D., i0 5 -i i 2 , i 20 , 20 i .
Ideal, noción de gas, i54. Ideales teóricos, 82 s. s. .Identificación en química, i 22
i 73- i 74, i 82- i 88 , i 9 iImaginación, 52.In du cc ió n, i i , 5 i , i 65 . Inferencia, boletos de, i 0 9 , j 2 i .
silogística, 39-40, 58-59, i i 9 . técnicas de, 28 s. s., 3 6 , 40 ,
68-69 , 72 -73 , 75 , i 09 , i 50 ,i 8 8 - i 8 9 , r 9 0 - i 9 i .
Jeans, Sir J . , i 4 , i 5- i 6, ' i 2 7 . %
Kant, I„ i 5 i , 2Ói.Kepler, 76.
leyes de, i 02 , i9 0 .Kneale, W ., i 06 - i 07 , i i 9, i20,
i62 , i63 , 202 .
Laplace, i37.
Leibniz, 45, 65, i39.
Lenguaje ,, cam b ios d el , r 7 , i 9 9 .
diario, 23.
espectadores y participantes, x 7, 199^200.
científico, 16 , 2 5 -26 .
concisión d e , i 8 - i 9 , 2 0 0 . diario, 42-43, 56, 60 s.s,, r24, i 2 6 , i 7 r , i 9 9 .
-eyes, afirmaciones semejantes a, 9 i .alcance de, 37, 74. carácter lógico dé, 90 s. s., x05 s. b .
como máximas, n 8 s. s.
de la naturaleza, i3. 58, 62, 67 s. s.
cf. de proyección, i 2 8 - j 29 . fenomenológicas, i 0 0 - i 03. no 'Verdaderas”* 9 2 , i i 8. y generalizaciones, i3 , 4 0 , 90 , r i 6 , i 2 3 , x2 9 , i4 8 , x 6 7 -i6 8 , i 7 0 - r 7 2 .
Loclte, 10 6 - i 0 7 , i 2 0 , 2 0 1 .Luz, conceptos griegos de la, 28,
3 r , 4 6 .
idea del rayo de, 3i-33, 7r-72, 7 6 , 8 r - 8 4 , 9 i , i 3 4 , i4% i 5 3 - 1 54 .
ondulatoria, teoría, r7 , i3 3 s.s., p ro pag ació n re c t i l ín e a d e , 2 i s., 28 s. s., 34 -35 , 67 ,
84 , 97 , rOr, i 28 , x8 i . vista cotidiana de la, 25-27, 32, 36.
Lysenko, 18 1 .
Mach;' 48-51 , 65, 99, i 07- i i 3,i24 s. i 7 7 , 200, 202.
Mapas e itinerarios, i 43 - i 45 .
y métodos de proyección, i49,
1 56.Matemática, mundo de la, 39. papel de la , i3-r4, 37-38, 82,
126-i 27, í 50, i5 3 , i 9 i - i 92, i94 s. s.
Materia y sustancia química; 6 r,
i72, r82 s . $ .
Maxwell, J . C„ i37.
principios del electromagnetis
mo, i OO.
206
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 165/168
Mili, J. S., 16 6 , 1 8 1 , 202 .métodos, i2 f i40.
Modelos, i4 , .1.5, 35 , 3 6, 4 i,
4 6 , i 9 5 , 1 9 7 - 1 9 9 .
. fertilidad de los, 44, 59.
Movimiento, ecuaciones de, 39,i„28.
Natural, historia, 40.y física, 53 s. s-, 60 s. s.,66, 78, 86, 97, iOO, i 30-i 3 i ,•i67, i 7 i .
Naturaleza, afirmaciones, 60, i 0 2 ,' i 83 , i 85 .
Necesidad y leyes de la naturaleza, 106-107, i i 2, i 2 i . en la física, 18 8 s. s,
Newton, Isaac, 5.5, i37, 2 0 1 ,
leyes de gravitación, i i 6 *i i 7,
i7i.
leyes d e l movimiento, 1 0 0 ,
103 , i90 .
Niebla, cámara de, i6 0 , i6 4 .
Observaciones; 64.
Optica física, -4 3 -4 5 , 8 i , i 0 5 ,
i33 s. s.
geométrica, 22 s. s., 28 s. s.,
4 3 , . 6 8 s . s . , 77, 80, 97, i26, i33, s. s., iSO, 1 8 1 , i9 6 . homogeneidad, 74, 87.
Ostwald, W ., i 6 2 .
Palo doblado,'fenómeno del, 72- 73, ir75-i77. .
Partícula, idea de, 85.
Pearson, Karl, 202.
Planck, M., 45, 202.
Poiricaré, ,̂ 1., i 2 , 202.Popper, K., 64, 202.
Principios y leyes, 97-98, iOO. Probabilidad, cálculo de, i 2 , 58,
132-i 33.
Procusto, i48.
Protones y electrones, proporción de la masa y número de, i47.
Ptolomeo, 76.
Punto, idea de, 85
Quantum, mecánica del, 4 i , i3 2 , i 3 9 , i 4 5 .
Química, 55, i62.
Químicas, sustancias, 63.
■y materias, 6 i , i 7 2 .
uniformidad de, 54-55, i62.
Radio-carbono, fecha por et, i 7 8 ,
i 8 0 .Ramsey, F. P. , r07, u 8 a, s.,
2 0 3 .
Rayos, diagramas de, 30-32, i26>
i 5 0 , i 9 7 .
Refracción, 32, 34, 65, 67 s. s*,
74 s. s., 86 s. s. , i99.
anómala, 70, 76, 90, 92.'
Refractivo, índice, 70, 74, 9 4 ,
99, 200. 'Regularidades, forma de las, 53-
54, 75, 90.
Relatividad, teoría 'general de la,
15 , 99-100.
Representación, métodos de, 38,
i34 e.s, , 1 43-144, i48 , s . s . de fenómenos, 32, 35, 49-50.
Romer, 44.Russell, B., i46, 16 6 , 1 8 1 .
Ryle, G. , 9 i , i0 9 , i 2 i , 203-
Sawyer, W . W ., 2 0 1 .
Schlick, M., i07, xi 8 s. s., 203.
Silogismo, 40, 58, i i 9 .
Sistema, 56 , 9 i ; i7 3 .
Snell, leyes de, 69, 74 s. s., 82,
86 s . s . , 9r , 99, i0. i , r28, . i 3 4 , i 9 9 .
Stebbing, L. S., 2 02 .
Temperatura, i50, i52 s. s. ,
escala ideal de, i53-i57.
Teorías básicas, i 3 2 s. 44 .
estratificación de las, 94-95.
modelo piramidal para las, 98.
Teóricas, entidades, i4.
existencia de, 45, i57 s.
Teóricos, ideales, 82 s. s.
Termodinámica, principios de la;
i Oi .
Thomson, J, J. , i62.
Tiempo y causalidad, 1 4 2 .
Uniformidad de las sustancias químicas, i8 2 s. s.
de la naturaleza, i 2 , i 6 5 b . s .
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 166/168
Universo (el), como máquina,
j 8 3 , i 9 i - i 93 , i96 .modelo esférico del, i8-20, 47-
48, i98.
Verdad (la) y las leyes de la
naturaleza, 9 2 , i 0 i - i 0 2 v n ó , , . i i 8 , i 3 2 .
y las teorías, i34, i50, x5i,
Waism ann, i3 8 .
W atson, W . H ., 203 . W hevell, W ., 2 0 2 . W hite, Cilbert, 64 .
WKitehead, A., i0 7 , n 5 s.
W hitm an, W ., 27 .
W hitro w, G. J ., 2 0 3 .
Wittgenstein , L ,, i7 , 6 0 ,i 0 3 - i 0 4 , i 5 i , i 9 2 , 2 0 3 .
Woodger, J. H ., 203 .
Zeyman, efectos de, 88.
900
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 167/168
I N D I C £
P refacio . . . ............................................................ .. ............................ , 9
kI. In t r o d u c c i ó n ................................................................... 11
i. L a lógica y las ciencias físicas, i2 ; 2. La física po-pular y el hombre común, i4. t
II. De sc u b r im ie n t o .................................................. .......... 21i. L a física presenta formas nuevas para estudiar vie-
jos fenómenos, 2 i ; 2 . Nuevos puntos de vista acom-pañan la aparición de nuevas técnicas de deducción,
2 8 ; 3. La deducción de técnicas y modelos constituye
el núcleo de los descubrimientos, 34 ; 4 . Lu gar de las
matemáticas y de los modelos en la física, 37; 5. Las teo-
rías y observaciones no se hallan relacionadas deductiva-
mente, 4 7 ; 6 . L a física no es la historia natural de lo
inerte, 53 ; 7 . Diferencias cruciales entre la física y la
historia n atural, 6 0 ; 8 . L a descripción y la explica-
ción en la ciencia, 63.
III. Le y e s d e l ^ n a t u r a l e z a ........................ ................... 67i. De qué manera contribuyen las leyes de la naturaleza
a 'l a explicación de los fenómenos, 6 7 ; 2. Cóm o estar
blecer una ley de la naturaleza ( I ) , 7 4 ; 3. Los ideales
teóricos y el mundo, 82; 4. Cómo se establece una ley
de la naturaleza ( I I ) , 8 6 ; 5. Estructuras de las teorías:
leyes, hipótesis y principios, 90; 6. Diferentes clases de leyes y principios, iOO; 7 . Locke y H um e: ¿Son ne-
cesarias o contingentes las leyes de la naturaleza?, i0 5 ;
8. W hitehead y Schlick: ¿Constituyen las leyes de la na-
turaleza generalizaciones restringidas o máxim as?, n 5 .
IV. T e o r í a s y ma pa s ................. ...................................... ..
i. Los diagramas de rayos y las ecuaciones como mapas
123
209
7/25/2019 Toulmin, S. - La Filosofia de La Ciencia
http://slidepdf.com/reader/full/toulmin-s-la-filosofia-de-la-ciencia 168/168
de los fenómenos, 1 23; 2 . E l físico como agrimensor de
fenómenos, 1 29 j 3. Grados de refinamiento en la car
tografía y en la física, i 3 J j 4 . Las causas' interesan a
las ciencias aplicadas, i 4 0 ; 5. Eddington y la red de
pescar, 1 47 ; 6 . Hechos y , conceptos: el Ce ro Absoluto,
1 52; 7. ¿Existen las unidades sub-microscópicas?, i57.
Un i f o r m i d a d y dETERMin is m o ........ . . .................... 165i . ¿Resultan um versalmente aplicables las leyes de. la
naturaleza^, 166 ; 2 . Los físicos trabajan sobre presun
ciones, no sobre Suposiciones, i 7 0 ; 3. Criterios de simi
litud dentro y fuera de la ciencia, 175 ; 4. La unifor-
. midad como un principio de método, i 7 9 ; 5. Determi-
nismo: materiales y sustancias, i82; 6 . Detenninismo: las
necesidades teóricas no son compulsivas, r 88 ; 7 . “ Creyendo
q u e . . . ” y “ C onsiderando c o m o . . . " , i 9 4 j 8 . Por qué la la física popular desorienta al hombre corriente, i? 7 .
Le c t u r a s a c o n s e j a d a s . — ■. _____ ____ . . ; . . . . . . 201
In d i c e a n a l í t i c o ........... ............... 205