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Trabajo práctico 2 Para cada uno de los siguientes casos ¿Cuál es el problema que dio origen a la investigación? ¿Cuál es la hipótesis fundamental? ¿Hay hipótesis auxiliares o ad hoc? (puede no haber) ¿Cuál o cuáles son las consecuencias observacionales? ¿Es una investigación experimental o no lo es? En el caso de que lo fuera, formule la implicación contrastadora que se deduce de la hipótesis. ¿Se realiza un experimento crucial? En el que caso de que lo fuera, justificar la respuesta. Caso 1: El planeta Neptuno se descubrió en 1846 cuando los astrónomos de varios observatorios escudriñaron los cielos en busca del astro que causaba ciertas anomalías importantes en la órbita de Urano. Para la elaboración de tablas y cartas astronómicas, los astrónomos de principios del s. XIX seguían observando aún el curso de los planetas. Notaron así que la órbita del planeta más alejado del Sol conocido entonces, Urano, presentaba ciertas desviaciones importantes con respecto a la órbita prevista, según los cálculos hasta entonces realizados con la ayuda de la influyente y exitosa teoría newtoniana. Estas diferencias eran tan grandes que se supuso que no se debían a simples errores de cálculo y medición. Los astrónomos empezaron a pensar que las posiciones de Urano o refutaban la teoría de Newton, o bien que — reacios a poner en cuestión una teoría con la que hasta entonces se había explicado y predicho acertadamente una enorme cantidad de fenómenos— había aún otro planeta, cuya fuerza gravitacional modificaba la trayectoria que se esperaba tuviera Urano. Alrededor de 1843, el astrónomo inglés J. C. Adams y el astrónomo francés Le Verrier calcularon independientemente las posiciones que debía ocupar este nuevo planeta, basándose en la órbita observada de Urano y suponiendo que ese nuevo planeta se comportaba realmente como un planeta newtoniano, es decir, que cumplía las leyes de la mecánica newtoniana. Desde varios observatorios se prestó especial atención a la zona del cielo donde Adams y Le Verrier calcularon que se hallaría el nuevo planeta, al que este último llamó Neptuno.

TP n° 2

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Trabajo práctico 2

Para cada uno de los siguientes casos

• ¿Cuál es el problema que dio origen a la investigación?

• ¿Cuál es la hipótesis fundamental? ¿Hay hipótesis auxiliares o ad hoc? (puede no haber)

• ¿Cuál o cuáles son las consecuencias observacionales?

• ¿Es una investigación experimental o no lo es? En el caso de que lo fuera, formule la implicación contrastadora que se deduce de la hipótesis.

• ¿Se realiza un experimento crucial? En el que caso de que lo fuera, justificar la respuesta.

Caso 1:

El planeta Neptuno se descubrió en 1846 cuando los astrónomos de varios observatorios escudriñaron los cielos en busca del astro que causaba ciertas anomalías importantes en la órbita de Urano.

Para la elaboración de tablas y cartas astronómicas, los astrónomos de principios del s. XIX seguían observando aún el curso de los planetas. Notaron así que la órbita del planeta más alejado del Sol conocido entonces, Urano, presentaba ciertas desviaciones importantes con respecto a la órbita prevista, según los cálculos hasta entonces realizados con la ayuda de la influyente y exitosa teoría newtoniana. Estas diferencias eran tan grandes que se supuso que no se debían a simples errores de cálculo y medición. Los astrónomos empezaron a pensar que las posiciones de Urano o refutaban la teoría de Newton, o bien que —reacios a poner en cuestión una teoría con la que hasta entonces se había explicado y predicho acertadamente una enorme cantidad de fenómenos— había aún otro planeta, cuya fuerza gravitacional modificaba la trayectoria que se esperaba tuviera Urano.

Alrededor de 1843, el astrónomo inglés J. C. Adams y el astrónomo francés Le Verrier calcularon independientemente las posiciones que debía ocupar este nuevo planeta, basándose en la órbita observada de Urano y suponiendo que ese nuevo planeta se comportaba realmente como un planeta newtoniano, es decir, que cumplía las leyes de la mecánica newtoniana. Desde varios observatorios se prestó especial atención a la zona del cielo donde Adams y Le Verrier calcularon que se hallaría el nuevo planeta, al que este último llamó Neptuno.

Caso 2: Los ciegos analizan los ecos reflejados para adquirir información acerca del medio. Este proceso de localización por el eco es el análogo psicofísico del radar electrónico y del sonar.

Experimentos modernos muestran que el ciego advierte los obstáculos circundantes, pero su habilidad misteriosa es una manifestación de la localización por el eco y no de la visión facial (teoría formulada por Diderot según la cual los ciegos “ven” a través de la piel de la cara). K. Dallenbach y sus colegas llevaron a cabo una investigación. Sus sujetos ciegos caminaron a través de largas habitaciones hacia paredes móviles de madera terciada. Cuando el sujeto percibía una pared que distaba alrededor de 15 cm. Se

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detenía por un momento y levantaba su brazo izquierdo. Todos invariablemente percibieron también la pared sin chocar. Todos invariablemente percibieron también la pared mientras tenían máscaras de fieltro y guantes gruesos, con lo que se refutó la teoría de la visión facial de Diderot. Ninguno logró percibir la pared cuando llevó puesto unos audífonos cuyo ruido enmascaraba los esenciales ecos de sus pasos, lo cual es una prueba de la localización por el eco.

Caso 3:Los biólogos del siglo XIX se negaban a creer que una enfermedad pudiera curarse mediante una dieta, especialmente tras la aceptación de los gérmenes de Pasteur. En 1896 un médico holandés llamado Christian Eijkman, suponiendo que el beriberi era una enfermedad provocada por gérmenes, experimentó con pollos para descubrir el germen responsable. Un afortunado accidente cambió sus planes. Sucedió que muchos de los pollos contrajeron una extraña parálisis como consecuencia de la cuál algunos murieron; después de cuatro meses los supervivientes recuperaron la salud. Eijkman, que no había hallado germen alguno en los pollos, decidió investigar la dieta que recibían. Descubrió que la persona que los alimentaba había empleado para ellos sobras de comida, especialmente arroz descascarillado, y que, al cabo de cuatro meses, otra persona se había hecho cargo de la tarea. Fue entonces cuando los animales se recuperaron.

Eijkman practicó algunos experimentos. Sometió a los pollos a una dieta de arroz descascarillado y enfermaron. Utilizo el arroz completo y se recuperaron. Eijkman advirtió que la enfermedad de las aves era similar en sus síntomas al beriberi y se preguntó si el hombre no contraería el beriberi a consecuencia de una dieta deficiente; en efecto, el arroz para consumo humano era desprovisto de su cascarilla para conservarlo mejor. Posteriores experiencias confirmaron su conjetura.