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Organ° de su Venerable Orden Tereera y Cofradías. trab Dirección y Administración: PP. MERCEDARIOS 39.—Madrid (12) A ÑO y NÚM. 48 24 JULIO 1922 Santiago Apóstol, Patrón de España y de Nuestra Orden.

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Organ° de su Venerable

Orden Tereera y Cofradías.

trab Dirección y Administración:

PP. MERCEDARIOS39.—Madrid (12)

A ÑO y NÚM. 4824 JULIO 1922

Santiago Apóstol, Patrón de España y de Nuestra Orden.

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ST5M.A.B1ICe

LA ASUNCIÓN DE NUESTRA SEÑORA, por Fr. Juan Gilabert.—SAN Peo°ARMENGOL, por Fr. Ramón Serratosa.—EL APOSTOLADO DE LOS ME12"11,-RIOS EN EL ECUADOR, por Fr. Guillermo Vázquez.—NUESTRA SENO

DE LA MERCED, TITULAR DE LA CAPILLA DEL REAL PALACIO DE

LONA, porpor Fr. Juan Gilabert.—Mis IMPRESIONES DE ESPAÑA, por Fr. pieg°

A. ROjdS. — EL RAMO DE FLORES, por Julia García Herreros.—LA CRUZ,

DEL MAR, por Fr. Miguel Eseänez.—A LA NAVE DE SANTIAGO, por Jose

Coll y Vetú.—NoTiciAs.—NUESTROS AMIGOS DIFUNTOS.-1NDICE DE YIP're-

RIAS Y GRABADOS.

La Asunción de nuestra Sellara a los CielosEn esta fiesta conmemoramos la muerte pasajera de

Santísima Virgen, tránsito de la vida corpórea mortal a 13'vida corpórea inmortal, la resurrección gloriosa, la asuneiöllpropiamente dicha, o sea elevación al Cielo y su colliPle,mento, la coronación por Reina de todo lo criado.

En el mes de Agosto del año pasado dije algo de ,131muerte de María y de su causa inmediata, la intensidad cte'amor a Dios.

Resurrección y glorificación del cuerpo de Mari3'

En el mismo instante en que su cuerpo resucitó fuéficado y, precisamente, por la misma causa por que revi'%El alma glorificada al informar, vivificar y anima r c,ch.nueva vida a su cuerpo, lo informó, vivificó y animó glorl°,samente, transfundiendo en él, en cuanto de ello es carg;:nuevas dotes derivadas de las que al alma enriquec13-:porque al modo que el rayo del sol, al embestir los objetcP'e'no sólo los ilumina distintamente según su naturaleza, 141111

uno es el color de la esmeralda, otro el del diamante y Ca‘'ip-,

cosa tiene su color, sino que también imprime en ellos gi'sdiante la luz las semejanzas y propiedades de los otr.°,ecuerpos que el rayo tocó desde las del cuerpo que lo en? 1'1hasta las del último que atravesó o en que se reflejó, aSi

alma, forma del cuerpo, al comunicarle el vivir, sentir

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Illoverse , le da sobrenaturalmente mediante la misma infor-inación las dotes gloriosas de la impasibilidad, claridad,agilidad y sutileza; y como en el suelo se refleja el cielo, así

el cuerpo glorificado reverbera el espíritu y, como enesPectro luminoso, manifiéstanse sus propiedades.

Estas dotes gloriosas no le vienen al cuerpo de afuera,ciNe causas externas, como de una especial providencia detiios que tempere los elementos, arredre los peligros y sus-penda los efectos nocivos o molestos de los agentes exter-

sino que dimanan de adentro, de la misma alma que leinforma y, por lo tanto, son propiedades inherentes al mismo,etler llo. Porque, si el alma en esta vida mortal, no poseyendodüDtalmente el cuerpo, cuyo dominio mediatiza una multitudi" causas externas, y estando esclavizada por el cuerpo atoS elementos del mundo, de tal modo le asocia a veces a las°Peraeiones del espíritu, que a través del cuerpo se transpa-firenta y centellea en los ojos, y vibra en los labios, y mani-i ' stase en los ademanes, y como que se encarna en todo élba. idea que ocupa la mente; cuanto más en aquella vidanlena venturada el alma, enserioreada totalmente de su cuer-r, como el artista de su instrumento, convertirá el cuerpo

Si por la condición, pues, si el espíritu sirviendo losd'eseos de la carne se hace carnal, ¿por qué la carne sirvien-

al espíritu no se hará espiritual?—Añádase a esto, y es't aizörl fundamental, que Dios llena de gloria a toda el almaa ' cual es y, por tanto, también en cuanto es forma del

enerPo, y no sería feliz si el cuerpo fuese infeliz, por loehtlal el alma en todo gloriosa al animar el cuerpo lo g-lori-

Como el rayo de luz por ser caliente al iluminar losob ' comunícales el calor.

n La impasibilidad consiste en la exención de todo mal y,h, Consiguiente, en no necesitar de los remedios (le los(7. ales , como son la comida, la bebida, el descanso y la medi-eiln, a. 1Vo tendrán ya más ,nbre, ni sed, ni vendrá sobre

i

c ` °s sol, ni bochorno, no solo porque Dios creará nuevose l el°s Y nueva tierra de maravillosa templanza en todos sus

1

r . "lentos, sino y principalmente porque los cuerpos glo-,°SGS serán insensibles a los ardores mismos del infierno, si"(3r ellos quisiesen pasar.

Redunda esta felicidad de los cuerpos de la que tiene el.11111N.

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alma por la visión y fruición de Dios, que ya nada tien e quedesear, ni que temer, porque poseyendo a Dios tiene todobien y la inmunidad de todo mal y con ello suma quietud'

La claridad es un vivísimo y suavísimo resplando r qtle

Pol- todo el cuerpo se difunde transparentándolo y colorean-dolo hermosamente. Por este dote hácese transparente tod°lo interior, antes oculto, entrañas, corazón, cerebro; véuselas secretísimas operaciones de los sentidos, las comp licay sutiles del cerebro.

La sutileza consiste en la exención de toda servidurnbre;porque, mientras vivimos en cuerpo mortal, estamos inclui-dos en la atmósfera como el pez en el agua, gravitarn°shacia la tierra como la piedra, se nos encarcela entre pare-des y estamos sometidos a otra multitud de agentes exter.nos. El cuerpo glorioso no puede ser encerrado, ni incluld°;ni atraído por otros elementos, y, como la luz atraviesa e

cristal, así el cuerpo glorioso puede traspasar todo obstáctil°que se oponga a su paso.

La agilidad consiste en la prontitud y ligereza del nl°i'miento en todos los sentidos, por la cual el alma, con cerLeiridad igual a la angélica, más pronto que se dice, ba ja 'dcielo a la tierra o de la tierra se eleva al cielo, y sin dificil"alguna lleva y coloca su cuerpo en donde quiere. el

El alma de María Santísima, al vivificar de nuevo lacuerpo que la muerte había dejado inerte juntamente eoul'evida diöle estas gloriosas dotes en grado superior a lascualquier otro santo, e impasible, clara y hermosa, su til .7ágil salió del sepulcro como rayo purísimo de luz. o

Asunción. Por la vista de algunas pinturas y estatuas,por la lectura de uno que otro libro, algunos fieles está n ealerror, imaginando que la Santísima Virgen, en cuantocuerpo, fué elevado al cielo por los ángeles, que tuvier°que vencer el peso del cuerpo.

Los ángeles acudieron a acompañarla en su Asun - ofpara honrarla como a Reina; pero Ella elevó su cuer13°.,11a,propio impulso interno de su alma. Como la levísima Plul"te,aunque en el suelo, no está a él adherida, y al menor vie y

cilio se mueve, se eleva, ondea, describiendo la direeei°11develocidad del viento que la impulsa; así el cuerpo glorios° y

María, aunque en el suelo, no estaba sujeto a sus leYes'

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sensible a toda moción del alma, elevöse, por decirlo así,al soplo de su propio espíritu, rápida o pausadamente, con-f°1*Ine a la determinación de su voluntad; y con aquellarnisina naturalidad y con facilidad incomparablementebill.aYor con que nosotros andamos y miramos, traspasó la1/31enaventurada Virgen María la atmósfera que envuelvela tierra y los infinitos espacios hasta el cielo, preparadoPor Dios desde el principio de mundo para sus elegidos.

FR. JUAN GILABERT

N PEDRO ARMENGOL(1230-1304)

(CONTINUACIÓN)

FIEL HASTA LA MUERTE

Illajorem caritatem nemo habet.- No hay mayor amor que4ar la vida por sus amigos. Esto predicaba, y esto practicaba

fiel discípulo Armengol: daba su vida en defensa de la fe13' P° r sacar del cautiverio a sus hermanos; causas una y otraa, S Inä.s nobles de martirio, y por eso la Iglesia le numeró en

el catálogo de los mártires.Conseguida del tirano la vida del prisionero para dispo-

rlier de ella a su salvaje antojo, trataron los verdugos de la'ase de suplicio que le habían de dar, y, a pesar de que,' )1110 a blasfemo y reo de crimen de religión, le era señalada

s laP idación o la hoguera, parecióles esta ejecución cierna--ja d° honrosa, y apelaron a la de los ladrones y asesinos,193 ,11e era la de la horca, para hacerle más odioso y aborreci-'e al insensato populacho.

b Con estas prevenciones dirigieronse en tropel al cala -Y arrojándose como lobos sedientos de sangre sobre la

CO te presa y renovando en ella los antiguos irnprope-ini°s , golpes y asquerosas salivas, quitáronle los grillos detij,s Pies , y amarrándole con un áspero dogal por el cuello,-.ar°1-1 de él, camino del suplicio, entre la algazara de la-11s1Tia, la aprobación de los fanáticos defensores del Corán

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y la virulenta sonrisa de los pérfidos judíos que tant o segozaban en ver atropellados a los cristianos.

Pueden, por el contrario, suponerse los sentimiento s queanimarían a nuestro Santo durante este camino, al verllegada la hora feliz, por él tan apetecida, de dar su vida Porsus hermanos a semejanza de su divino Maestro, según habíaprometido en su profesión y conforme había oído má s decuatro veces de boca de su amado Padre San Pedro Nolasco,que no cesaba de repetir a sus hijos aquellas sublimes F ala-

bras consignadas en las Constituciones por su discí Pul°Pedro Ameno: Alegrement sien aparellats posar lur vida

axi com Jesu Christ la posci per nos.En medio de tan encontrados sentimientos llegó la füile.

bre comitiva al lugar de la ejecución, extramuros deciudad, campo de execración, sembrado acá y allá de rEhumanos desprendidos de las horcas y medio roídos por la

Saaves de rapiña, por los perros y chacales, y sobre c

,tr

derambiente, saturado de repugnante vaho, parecía exte n ,sus negras alas el siniestro espectro de la muerte y del

le'crimen que, fuera de aquellas trágicas ocasiones, tenía a,

jado de sí al público horripilado. Allí hizo alto aquella abygarrada turba, y abriéndose paso por entre ella los sayo

condujeron hasta el pie del patíbulo al Santo Mártir, quiefideal ver aquel madero, por él tan suspirado, porque había

ser la escalera por donde debía subir desde aquel igno

nioso lugar a la gloria más encumbrada, no dejaría de 3altrdarlo como San Andrés, diciendo: Salve, crux pretiosa 011desiderata; suscipe me ab hominibus et redde me Magmeo qui pependit in te.

El códice catalán dice que el instrumento del martiri( fueuna horca; Cijar, el patíbulo de los ladrones, y la inforeifil:ción primitiva, un palo, lignum. De donde se colige que elel patíbulo ordinario de las ejecuciones; aunque, dadestado en todo atrasado de aquel pueblo, no sería in

efo%

símil que hicieran ese papel los árboles del contorno.Llegó en esto la hora fatal del sacrificio, y los verdug°5'

atando de pies y manos a la víctima, precaución que selastomaba para tenerla segura y con objeto de contene r

sacudidas del cuerpo, violentamente excitado en lassiones de la agonía, entre las lágrimas de los cristian os Y13

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cruel algazara de los bárbaros espectadores, ajustándole elclogal al cuello y pasando la cuerda por el palo y tirando deella, dejaron al paciente suspendido en el espacio, mientrasel encomendaba su espíritu al Criador.

Así se consumó aquella iniquidad, dándose por satisfe-chos sus enemigos, los unos por ver vengada la secta por elreprobada, y los otros dándose por bien pagados de la canti-dad que con él perdían., Fué esto en el año 1266, y siendo costumbre verificarse'as redenciones entre la primavera y verano, es creíble quetendría lugar esta tragedia en ese lapso de tiempo, y tal vezel día 1. 0 de Septiembre, por cuanto esta es la fecha enque se celebraba su fiesta en La Guardia de los Prados,asegurando los testigos que en ella había ocurrido su muer-te ; pero constando que ésta fue. el 27 de Abril, es probableci lle sería la conmemoración de su martirio, el cual no dejaríacle recordar todos los años el Santo como la fecha más me-%rabie de su vida (1).

¡PRODIGIO ESTUPENDO!

Cu mplido el bárbaro sacrilegio, desfiló toda aquella mu-c.hedumbre de curiosos y verdugos, dejando a la víctima,,Ileeiendose ligeramente del dogal en que pendía, persuadi-4ds todos de que realmente había expirado. Quedó de nuevoqui maldecido campo sumido en el más terrorífico silencio,'uterrumpido solamente por las siniestras voces de aves deraPiria que revoloteaban ávidas de carne humana. El hechodcle haber permanecido el supuesto cadáver varios días colga-4° del patíbulo sin que nadie lo descolgara, prueba de querise dejaba a los ajusticiados a merced del tiempo y para pasto(je las fieras, hasta que por efecto de la descomposición iban

sPrendiéndose a pedazos los miembros de aquellos desgra-ciados (2).

Por ley natural debía el Mártir expirar en el momento; y•

s actas de los Santos de los Bolandos, traen su fiesta también el 1.° de Sep-

qii(e2L0E.stos .pies y piernas que tientas y no ves, sin duda son de algunos foragidos,tre , P I aquí los suele ahorcar la justicia, cuando los coge, de veinte en veinte y de4; 1,1% en t reinta... Al amanecer alzaron los ojos y vieron los racimos de aquellos

-. "°1es , que eran cuerpos de bandoleros. Cervantes, Quijote, parte 11, cap. 60.

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gulación, separándose bajo el peso del cuerpo colgante 10vértebras cervicales y suspendiéndose la circulación de lasangre; efecto de lo cual fueron la violenta curvatura delcuello y el aspecto cadavérico que conservó todo el resto desu vida el santo penitente. Mas por un efecto estupendo delpoder del Todopoderoso el alma no abandonó el cuerpo,dándole vida todo el tiempo que permaneció en el cadalso.

Y la causa de esta maravilla, única en su género, fue'como dice el Obispo de Rosse, que ejecutada la sentenci a , elSeñor, que dispuso que sirviesen las manos de los ángelesde peana a los justos, ordenó que las de su Madre usurpas

este oficio (1); pues según declaró desde el mismo patíbul°el Santo, así que cerró los ojos por efecto de la estrangula'ción y cuando esperaba él ver cara a cara a su Dios, lerecibió en sus manos la Reina de los ángeles, impidiend°con ellas el efecto final de la estrangulación, y le estuv°asistiendo como madre cariñosa durante todos aquellos díasde mortal angustia, alegrando su espíritu con una son1'is3de gloria que le hizo creer que en realidad estaba ya gozan -

do de la bienaventuranza eterna, siendo tal el efluvio de l°5divinos consuelos que entre los brazos de la celestial Se1-1°r3inundaron todo su ser, que los arios pasados antes y los que

se le sucedieron después le parecían una muerte comparadascon aquellos dichosísimos días que había estado en el pau-

bulo; y así en sus frecuentes coloquios espirituales, hablancl°con los religiosos de la felicidad del cielo, les decía: «Os clig°de verdad que el único tiempo que me parece haber vivid°'fueron aquellos pocos, pero dichosísimos días, en que sus'pendido de la tierra, me parecía que realmente había muertoal mundo.»

Dios había aceptado el sacrificio de su vida en expiacilde sus antiguos delitos, le dió el cáliz de su pasión, per°mismo tiempo le hizo participar de las delicias de la glorllcomo a Pablo, y envió a su Madre para que fuera com o esacerdote que ofrecía la vida de aquella víctima por todos,aquellos heroicos hermanos suyos que la entregaban a semejanza de Jesucristo en su profesión.efectivamente el dogal produjo en él los efectos de la estrari.

(1) Agricultura, fol. 80.

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Tibi, o redernptrix concio,haec una deeratMater quod alma Numinissacra ret hoc piaculum.

Este episodio nos recuerda a María al pie del patíbulo desu Divino Hijo, contribuyendo con él a la obra de la reden -Ció

SUPUESTA RESURRECCIÓNPasados algunos días del trágico suceso: aliquot elapsiscliebus, dice la Información aportó en Bugía Fray Guillermo

'101-entino. Acerca de lo cual dice Remón (1), con indecibledOlor de su alma se informó de la bárbara ejecución de susanto maestro. Dirigiöse bailado en lágrimas al lugar delsuP licio, con el fin de deponer el santo cadáver y darle sepul-tura ; pero llegado que hubo al pie del patíbulo, notó conestupor que el paciente daba seriales de vida, y subió de1, rad0 su pasmo al oir que le hablaba sin dificultad, a pesar'el dogal que le oprimía la garganta, diciéndole con dulzura,1..°b gran dolzor (dice el códice catalán): «No llores, querido'jet-Mano, porque sigo viviendo sostenido en manos de la' antísima Virgen, que, llena de celestial alegría, ha estadoa 1 lado asistiéndome todos estos días.»

Las lágrimas de dolor trocáronse en apacible llanto dee°nsuelo; porque Fray Guillermo amaba al Santo como a su113aclre; con él compartió las fatigas de redentor en ésta y ena anterior jornada, es probable que viviese en su compañía

17- que asistiera a su preciosa muerte; le veneraba como a un"anto y le amaba como a su maestro en la vida regular.

FR. RAMÓN SERRATOSA

(Continuará)

4(1) eAlgunos autores graves y dignos de crédito dicen que llegó Fray Guillermo aes di as como habían ahorcado al bendito Santo; otros autores dicen que a ochocitas,

Y otros le dan más tiempo; y creo que éstos se allegan más a la verdad,»"0 194.

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Apostolado de los rflercedarlosen los territorios de la iudieficia de (11 ìtOE

La audiencia instituida por Felipe II, en 1563, en la ciudad de

Quito, extendía su jurisdicción por todo lo que hoy es la Re0"blica del Ecuador y la parte occidental de Colombia, entre el

Pacífico y los Andes con algunas ciudades del Perú, o sea lo que

Sobre la evangelización y la parte que en ella cupo a losi-

antes se llamaba las gobernaciones de Quito y de Popayán, terrtorios vastísimos que comprenden más de 300 leguas de Norte 3Sur, con una anchura que varía entre 30 y 37, y con los que se

formó, en 1616, la provincia mercedaria de Quito.ruer-

cedarios, he encontrado documentos interesantes en la colecciónMuñoz, que guarda la Academia de la Historia y que tanto hanexplotado los americanistas, cada uno a su propósito. Los origi"nales están ya copiados en el Archivo de Indias por el dilipreuteP. Nolasco Pérez, y no tardarán en ver la luz pública. Sfr'valesesta reseña de introducción y anuncio.

Apenas descubierto el Perú y comenzada su conquista, Stián de Belalcázar, gobernador de San Miguel, se dirigió arar las regiones del Norte, a donde le siguió Almagro, ansictomar posesión de aquellas tierras antes que otro se le anticipues sabía que el Adelantado D. Pedro de Alvarado, héroeconquista de Méjico y gobernador a la razón de Guaternadisponía a conquistarlas. Era ésto a fines de 1533.

No consta, por ahora, documentalmente que hubiera entoncesmercedarios en el Perú, aunque es muy verosímil, dadas las bue-nas relaciones que mediaban entre Pizarro, Almagro y el P. FraIrcisco de Bobadilla, jefe supremo desde 1526 de todos los mercecla-rios que había en América, y que tan importante papel desempe°

-más tarde como mediador en las desaveniencias de los conquistadores. «El P. Bobadilla (escribía la ciudad de Santo Doming°

PuesEmperador, en 28 de Julio de 1534), podrá decir del Perú,conoce a los más de allá: en Panamá ayudó al aviamiento °e'gobernador Pizarro y fundó en aquellas partes monaster: os,..'(Muñoz, t. 80, fol. 21).

Es, en cambio, seguro que Con Alvarado bajaron de Nical agua,

dos mercedarios, según lo anunciaba el mismo Adelantado 3!li

Emperador con fecha 18 de Enero de 1534: «Procuré havergiosos, con forme a otro capítulo: llevo franciscos, personas de

buena vida y enxemplo, y otros dos de la Redención, de no cien°estima, y al bachiller Pedro Bravo...» (t. 80, fol. 10). Corno se

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—11alnaban esos mercedarios, no lo he podido comprobar hasta hoyclAehidamente; ¿sería uno de ellos el P. Olmedo, grande amigo de

-lvarado, y a quien los historiadores antiguos hicieron morir"' tes de tiempo? Lo que está fuera de duda es que su intervenciónPacifica fué saludable a la causa cristiana.

Desembarcado Alvarado en la provincia de Manabí, empren-,lió la explotación del interior a través de selvas impenetrables y, ',e ciénagas peligrosas. Agotadas las escasas provisiones, el ham-"re hizo estragos en su ejército, que salió de aquellos pantanosPara morir de frío en las sierras nevadas, donde les sorprendió laeruPeión de un volcán. Después de andar sin rumbo durante sieteineses , las pisadas de los caballos les dieron a conocer la presen-cia de otros españoles en la región. En efecto, Belalcázar había311, bid0 ya hasta Riobamba y allí fundó apresuradamente unaciudad para tomar posesión de la tierra.

El encuentro de los unos con los otros podía dar lugar a una'ilcha sangrienta; pero el carácter noble de Alvarado y la mediaebión de sus consejeros dieron por resultado el convenio firmado end'‘i°hamba el 26 de Agosto de 1534, por el cual los de Pizarro que-gahan dueños de la tierra, y Alvarado recibía cien mil castellanosc°1110 indemnización por los gastos hechos, entregando a Almagroslis naves.

El licenciado de la Gama, oidor de Panamá, escribía al Empe-rf ador en 13 de Octubre de aquel año la primera noticia de esteeliz suceso con las siguientes palabras: «En una carabela que

acaba de llegar del Perú he recibido una larga relación de loeeoliclo entre Alvarado y el mariscal Almagro, escrita por un

t\i'adre de la Merced, muy buen flaire, la cual envío» (ibid. fol. 18).he podido dar con esta relación, que sería interesante, pero

`°nfio que el P. Nolasco Pérez no tardará en publicarla.t Comienza entonces para los conquistadores y los misioneros eldrabalo de la pacificación, recorriendo inmensas distancias y fun-dando aquí y allá poblaciones cristianas, que habían de ser focose civil ización. Causa verdadero espanto ver cómo aquellos hom-

oPres tuvieron aliento y fuerzas para tantos trabajos: hambrientos,esnudos y consumidos por la fiebre, andaban meses y meses en

btni edio de bosques impenetrables y a través de montañas inaccesi-Ces, y cuando apenas se tenían de pie sostenían encarnizadas,Ilchas con los feroces antropófagos que pretendían cerrarles el" 1so. En el Norte, sobre todo, a donde no había alcanzado la do-rninación de los Incas, descubrían a cada paso despojos humanos,srest° de horrendos festines, y alguna vez, cuando pensaban saciar1:1-1 ha inbre en las ollas que encontraban al fuego, hubieron deetroceder aterrados, bien que algo tarde.

ebas-xplo-so depase,

de laa, se

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Había que convencer a aquellas fieras de que todos los h(bres eran hermanos y tenían un mismo Padre en los cielos, Y dpués de iniciarlos en los dulces misterios de la religión cristiaera preciso enseñarles también los primeros elementos de cultu¡tarea larga y penosa!

Pero, con serlo tanto, no era la única que pesaba sobre elmisionero: los conquistadores eran hombres de pasiones violen ty mal domadas. Convertidos, generalmente, de pobres labrieg°sen señores de grandes provincias, alejados por miles de -leguasdel Gobi2rno que había de vigilarlos y dirigirlos, sin cultur a nipreparación bastante, estaban expuestos a los mayores extravíos'Por cuestión de límites surgían entre ellos sangrientos condict°s'y los misioneros habían de suavizar su rudeza y resolver todaslas dificultades, o intentarlo, cuando menos.

A. veces la vida del campamento, prolongada durante variosarios y en circunstancias tan extraordinarias, los llevó a intere-sarse por los compañeros de penalidades más de lo razonable Y.

a defender con excesivo calor su causa, falta bien excusable, sobretodo, cuando unos y otros eran hermanos y parientes muy PrÓ-ximos.

Los mercedarios aparecen casi solos durante los primer 0Sarios, al lado de Belalcázar y del mariscal Jorge Robledo, su lugar-teniente, aunque en el Sur trabajaban también los franciscanos'De cómo desempeñaron aquellos su misión, tenemos numerosostestimonios coetáneos, pero ninguno tan elocuente como las car-tas dirigidas al Emperador, entre 1541 y 45, por todos los hab itan-

lates de la Gobernación del Popayón, solicitando se erigiese en elun obispado..

El Concejo de Pasto, a cuyo frente estaba Hernando deSeptiembre

CePe-,„ deda, hermano de Santa Teresa, expone, en 20 de Septiembre1543, la necesidad de dicha sede y pide se nombre para ella (al

rP. Fray Hernando de Granada, de la Orden de la Merced, Vica.general en dicha gobernación desde del descubrimiento della

de las provincias de Quito, el que fué mucha parte para ncl it.; °pasiones entre nuestro gobernador Belalca' zar y Andagoya, Y ha

hecho aquí gran fruto espiritual, acompañando a los destas PI o-

vincias en todos sus trabajos» (t. 83, fol. 112).Lo mismo piden las ciudades de Antioquía, Cartago y Cali;

las villas de Ancerma y Arma, añadiendo cada una particulalcircunstancias en su honor. El Cabildo de Arma (de la quevecino el cronista Cieza de León) decía en primero de Enede 1554: «esta villa se pobló en 1543, y el P. Fray HernandoGranada, de la Merced, pasó muchos trabajos por reduci r I

indios. Es Vicario general desta provincia desde su descub

En-

es-na,

ra,

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y siempre ha sido nuestro consuelo: guando el Goberna-r vino, estando Andagoya, anduvo muchos días y noches con

fl crucijo, requiriéndoles con el servicio de Dios y de V. M. yPn, so la provincia en paz. Tendremos por señalada merced se leclpe crédito en todo, si va a la Corte, y en que sea electo Obispo de( °PaYán, con que seguirá siendo el padre espiritual de todos»z.bid. fol. 237).

El Adelantado Belalcázar insiste también en ello, diciendo quee°noce mucho a dicho Padre por el tiempo que han andado juntos,d3710s Oficiales reales Luis de Guevara y Sebastián de Magana,4desPués de dar cuenta del estado de la gobernación, añaden que'Lesear' sea nombrado Obispo Fray Hernando, por ser personaacePla a todos (ibid. fol. 238). A su parecer aquellas provinciasnecesitaban un gobernador más enérgico, pues Belalcázar, todonlielte a'

, no era ya, por su edad, 'capaz de defenderlas del

terrible peligro de los indios.. El P. Hernando de Granada tornó sin duda el apellido de su

Ciudad natal, como tantos otros frailes de su tiempo, y figura toda-\171 de conventual en 1527, firmando como testigo una profesión.jjebiö pasar a América en 1533.

Rl Provincial de Castilla Maestro Fray Alonso de Zorita, oInás probablemente el P. Bobadilla, su Vicario en América, le

concedió plenos poderes en las provincia de Quito y Popayán, y,

2n10 Vicario suyo, fundó los conventos de aquellas regiones, el"e Quito en primer lugar, según nos informa el libro verde de

(aletas de su Cabildo: '«En cuatro días del mes de abril del ario1537 los señores Gonzalo Díaz, Alcalde, y Juan de Padilla,

' tealde y... Regidores entraron en su Cabildo como lo han dee°stu mbre, y después de haber platicado paresció y se presentóen el dicho Cabildo el P. Fray Hernando de Granada, y presentó

le Petición por donde pidió a los señores justicia y Regidores

t s. eflalen en esta villa un sitio donde haga y edifique un Monas-serl° de Nuestra Señora de la Merced... » y visto por los dichos

t-iefic)res , le dieron cuatro solares, cerca de las dos fanegadas de

'erra que le había regalado Juan del Río.COn respecto al convento de Cali, tenemos una cédula de

d arlos V, fecha 1.° de Marzo de 1540, en que se concede pasaje alieno Fray Hernando de Granada y a Fray Juan de Quesada,

eillercedarios, a Popayán, para poblar un Monasterio de su Orden,Poniendo, cómo el primero había andado con Belalcázar en la

(t°1ricluista, convirtiendo a los indios y asistiendo a los cristianos

i21, fol. 166), Se ve por este y por otros documentos que eldp _re , como la mayor parte de los misioneros de América, hubo

nacer repetidos viajes a España en busca de operarios para

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evangelizaraquellos países. Con todo, fueron siempre muy Poee's,en comparación de la inmensa tarea que les esperaba, no term i-nada aún en nuestros días.

Estaba nuevamente en Toledo el 23 de Julio de 1542, en queaparece su forma en un documento otorgado por el Convent o dela Merced, y en 1545 deseaba regresar a Popayán con Fray Juande Torreblanca, a lo que se opusieron los oficiales de la Casa deContratación si no iba con ellos por Visitador el P. Francis co deCuevas, Comendador de Granada, que había de llevar poder delProvincial de Castilla para ser en América su Vicario. ¿De dóndevenía esta predilección por el P. Cuevas? Quizá de haberlo cone'cido en Valladolid, donde era Comendador y Vicario provincialen 1539; pero más probablemente por la afinidad de sus opinionescon las de Fray Bartolomé de las Casas, empeñado en desac re-ditar a los conquistadores y a sus amigos para sacar adelante lasfamosas ordenanzas que tanta sangre costaron en el Perú, dondeúnicamente se intentó aplicarlas, habiéndose suspendido en Méjic°y demás países, con aplauso casi unánime de todos los religiosos.

FR. GUILLERMO VÁZQUEZ

(Continuará).

Nuestra Señora de la MercedTitular de la Capilla del Real Palacio de Barcelona.

La reciente visita de S. M. el Rey Alfonso XIII a 13

Ciudad Condal para visitar su Real Palacio en construcción'homenaje de los leales catalanes, y lo son todos los buen()s

ofrece oportunidad para comentar brevemente el acierto dela determinación de dedicar la Real Capilla a Nuestra Señorade la Merced.

No sé si las razones que movieron a tomar esta deternli-nación habrán sido las solas de estar el Real Palacio encla.

vado en el término municipal de Barcelona, que tiene Pól-Patrona a nuestra Señora de la Merced y la devoción cl Lie

los barceloneses y aun todos los catalanes profesan a sa

Virgen Blanca; o si habrán tenido también en cuenta otrasrazones más profundas, las históricas, que tan íntimamentetocan a la real familia española, como descendiente de 13

real familia aragonesa y, por lo mismo, como de sus reinós

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heredera también de sus glorias y tradiciones, entre lase Uales se cuenta y es principalísima tener en su aseen -

lente D. Jaime I el Conquistador, el Fundador de la Orden(le Nuestra Señora de la Merced y en sus sucesores los pa-tr°1-1- os y bienhechores insignes de la Orden, a la que siemprern. iraron como propia, aunque no con igual fervor, las dosdinastías que se sucedieron en la real familia española.

D . Jaime, inspirado lo mismo que San Pedro Nolasco yfl Raimundo de Periafort por la Bienaventurada Virgenaria, contribuyó a la fundación de la Merced dándole per-

sonalidad jurídica en lo civil y militar, que, aunque como°I'den religiosa la recibió de la Iglesia, por caer sus fines,In. inda y redención, dentro de los de la sociedad civil, de suJefe supremo el rey había de recibir la institución. Así fué,

21- efecto, como lo acreditan documentos del mismo Reyv ,lindador y de sus sucesores, en los que consta en sus pro-Pias Palabras o equivalentes esta calidad de Instituidor dela' Orden Mercedaria atribuida a D. Jaime. Y el escudo mer -b ailo compuesto de dos elementos, eclesiástico y civil: lasrrras, armas de los reyes de Aragón y de la cruz, insignia

la Iglesia Catedral de Barcelona, es la expresión más"ella del consorcio de ambas potestades, eclesiástica y real,en la constitución canónica y civil de una Orden que por sus

°tivos y fin último es religiosa y por sus medios y fines' flmediatos era y fue verdaderamente orden civil y militar., Honor insigne, el máximo que se podía conceder, singu-

laris imo, dispensó a la Orden su egregio Fundador, dándolea, Perpetuidad sus reales armas, su escudo íntegro, con la(lial merced, que no fue sólo de honor, tomó, según constae,n documentos, bajo su protección, custodia, encomienda yiegida a los religiosos, sus casos y cosas y como propias suyasQ,s confió al apoyo, tutela y defensa de las autoridades y

suklitos de sus reinos, y, por decirlo así, como que incorporóPOr adopción a su Real Familia la Orden Mercedaria, puesei °11 más razón que la que arios adelante tenía su sucesorr,' 11" I ) puede atribuirse lo que este rey de sí decía respecto ad estra Orden: Nos como principal protector y padre de'Cha Orden, ardientemente deseamos sostener y conservarla

(1 ella y sus frailes como a hijos nuestros adoptivos.\7 q ue se portó como padre con la Merced muéstralo que

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la casi totalidad de las cuarenta y dos casas que la Ordentenía el ario 1262, fueron fundación y dotación de la lealmunificencia.

En ello cumplía el rey un deber que juzgaba especia l isi"mo, como lo indican estas sus palabras, precisamente en eldespacho en que nos concede el escudo real: «Teniend o encuenta que la redención de los cautivos entre las otras vil tu-des obtiene la primacía y que Nos debemos y estamos obliga'dos a prestar para ello nuestro consejo y ayuda eficaz.»

Y en otro documento de donación adviértese la rea l Ypaternal complacencia, viendo que la Orden de la Meri;ecl,

por la gracia de Dios prospera y progresa de día en dia...

esperando firmemente que así progresaré siempre de bien en

mejor.Más que íntimas fueron familiares las relaciones de doll

Jaime el Conquistador con su Orden de la Merced pues ensus dos principales conventos de Barcelona y Puig, t'habitaciones reales, y a la iglesia del convento de Barcelonahizola Capilla Real y a sus religiosos Capellanes Reales,privilegio reiterado muchas veces por sus sucesores hastaFelipe IV, y guardado por la real familia, y hecho exteffiiv-oa otros muchos conventos de la Orden en el transcurs o delos arios, hasta tal punto que D. María, mujer de Alfonsode Aragón, en un despacho da por supuesto que todos losreligiosos como que llevan las insignias y armas reales

yfueron y son Capellanes Reales y de su Real Capilla, «,

para Alfonso V, dice el P. Faustino D. Gazulla (1), tenía taiimportancia la iglesia de la Merced, que quiso fuera la P re-

dilecta de la familia real, incorporando a ella-la capilla l na-n

yor de palacio, llamada de las reliquias o de Santa Agtlea»

a'A todos los reyes de Aragón se transmitió juntamente

con la devoción a la Orden la especialísima a Nuestra Sel"fde la Merced, como consta en innumerables documentos, v°todos los que, en la imposibilidad de citarlos, valgan las ratlYexpresivas palabras del Rey Martín I de Aragón en cartadirigida al Sumo Pontífice el ario 1402: «Molt Sant Pare. N°s,axi per la sobirana e molt fervent devoció que haven al

Orde de la gloriosa Verge nostra Dona Santa María (I(

(1) La Patrona de Barcelona y su Santuario, pág. 36.

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Merce... on com Nos, molt Sant Pare, porten inextinguiblescl,evoció et affecció, et non sens ratio a la gloriosa Mare de

nostra Dona Santa María e a ses venerables, sacres etPladoses esgleyes, capelles et oratoris, com per ella, nostra• ontinua advocada, intercedent la Divinal Maiestat hajainfuses et scamp continuament axi sobre Nos, com sobrenostres Catholichs Regnes et pobles innumerables gracies,

rro P iciacions et benediccions...» (1) Y que su devoción es a

a. Virgen María bajo el título de la Merced muéstranlo lassiguientes palabras, traducción de un documento latino (2)ciel mismo Rey: «En vista de que nuestros ilustres Predece-sOres, los Reyes de Aragón por el afecto de íntima devociónque Profesaron a la Bienaventurada e intacta Virgen Maríajilucire de Dios, fundaron en nuestras tierras y reinos muchascasas y monasterios, vulgarmente llamados monasterios ycasas de la Bienaventurada María de la Merced de los cau-tivos...»

Realizada la unidad nacional y fusionadas por el matri-%ni° de los Reyes Católicos las dos familias reales, arago-nesa y castellana, en una sola familia real española conti-ligue.iIroen lsa mus reerycee.sd la gloriosa tradición de devoción a la Vird -

• El Emperador Carlos V, antes de emprender la expedi-cl.ón a Túnez, visita a la Santísima Virgen de la Merced, yVictorioso sobre los berberiscos y habiendo libertado a máscle mil cristianos, vuelve a visitar la milagrosa imagen. Poracl.uellos días en la iglesia de la Merced se celebraron condasistencia del Emperador, acompañado de los embajadores`le Inglaterra y Francia, de los concelleres y nobleza, solem -des funerales por el alma de la Infanta de Portugal, Duquesa

Saboya, cuñada de S. M. Felipe II visitó la santa imagenedifiCÓ a sus expensas el cuarto principal del convento.

eli Pe III, que de los reyes de la dinastía austriaca fué el que(I1148 se distinguió por su devoción a la Santísima Virgen," tirante los dos meses de permanencia en Barcelona, ennuestra, iglesia practicaba diariamente los actos de piedadque tenía por costumbre; y agradecido a la Santísima Vir-

(1).

C.Arch C A'

R.' 2 291' .fol 157.

Arch.C.a2.195, fol. 1 39 yto. Esta y la anterior cita las tomo del Padre1-istino D.

G

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gen por haberle dado sucesión, gastó en la iglesia y conventosumas considerables. Su hijo Felipe III, al ceñirse la corona,favoreció su Real Capilla de Barcelona con un importantedonativo.

De los reyes de la casa de Borbón, Felipe V, aunque tanduro se mostró con el clero catalán, dió dos mil ochocientaslibras catalanas para reparar las ruinas del convento ; 37",siguiendo las tradiciones de familia, los reyes cuando visitanBarcelona, visitan también la imagen de Nuestra Señor a dela Merced.

Por el favor que la Santísima Virgen dispensó a D. PirneI el Conquistador, por la fundación real de la Merced, por laconcesión a la orden de las armas reales, por las relacionesestrechísimas que entre la Real Casa Aragonesa y la Mercedmediaron honrándose mutuamente, por haber sido desd e lafundación misma la iglesia de la Merced Capilla Real y losreligiosos que la servían Capellanes Reales, por ser la Vil--gen María bajo el titulo de la Merced la predilecta entr e lasotras advocaciones de la Real Familia de Aragón, por llevarla Santísima Virgen de la Merced por costumbre autorizasobre el escapulario mercedario las barras de Aragón,son los elementos de la bandera española, emblema de. launidad nacional, de la cual es afirmación y será lazo elPalacio Real de Barcelona, ha sido acertadísimo el acuerd,°de dedicar a la Virgen Santísima de la Merced la Real Carl.lla de Barcelona.

FR. JUAN GILABERT

Mis impresiones de España.Necia pretensión sería en mí el querer dar una idea,

aproximada siquiera de las bellezas naturales y del vale'moral y material de los pueblos que llevo visitados en el mesque he permanecido en España; pero la admiración qu e ffieihan producido algunos, y la oportunidad que me brinda e,bondadoso Director de LA MERCED, ofreciéndome sus Pägl-nas para que en ellas estampe mis impresiones, me pon e en

-contacto con los lectores de esta hermosa Revista, a los cita

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les Pido de antemano benevolencia para juzgar a este mo-desto americano que, por primera vez, emprende viaje a

1.1.ropa, y que, por lo tanto, ha de llamar su atención todoI? que por aquí encuentra, sea o no semejante a lo de sutierra. Menos mal que me ha tocado entrar en España porUna región que por sus montes, por su vegetación, por lasc°stumbres de sus hijos, ofrece muchos puntos de semejanzaeon Chile, mi patria, y que al saludar la hermosa perla delCantábrico, la hermosísima San Sebastián, con su encanta-clQra Concha, con su cerro de Igueldo, con . sus paseos a la°rilla del mar y con sus palacios, me trajo inmediatamentea la memoria nuestro balneario de Viña del Mar, la perlataMbién del Pacífico y orgullo de los veraneantes chilenos,que allí van a reconfortar sus espíritus después de los rudostrabajos del ario.

Entré, pues, al salón de España, que así llamo yo a SanS.ebastián, después de una larga jornada, a visitar el santua-rio de Lourdes, para depositar a los pies de la Santísima

irgen, junto con mis suspiros y plegarias de hijo amante,tOS v otos y oraciones de mis amigos de Chile, que pesabancomo dulce carga sobre mi espíritu.

Junto con llegar a San Sebastián, comprendí que meencontraba en medio de gente buena y sencilla, porque elamigo que me llevó al sitio donde yo creía encontrar a los

adres Mercedarios, lejos de molestarse con mi inculpablebequivocación, me paseó por toda la ciudad y me cobró unil°nora ri o muy prudente y equitativo.

La planta de la ciudad es modernísima y muy hermosa.'alles rectas y anchas, magnífica pavimentación, aseo esme-r,940 , palacios homogéneos y suntuosos, he aquí lo que cons-:1. tuYe lo esencial del bienestar que se disfruta en San Sebas-`1'411 ; pero lo que le da un aspecto de ciudad única > de bal-neario elegantísimo, y de centro del turismo en toda Europa,eS la belleza de sus paseos, la frondosidad de sus árboles, lafvarleclad y hermosura de sus cerros, la elegancia de sus' tientes, lo artístico de sus monumentos, la suntuosidad des. ns hoteles y el confort y buen tono que lo rodea todo. Susiglesias son del mejor gusto arquitectónico, casi todas estilog,, ötico y ricas en decorados y pinturas. Todo este conjuntoge condiciones hace de San Sebastián uno de los primeros

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balnearios de Európa y Guipúzcoa, una de las tres provicias vascongadas, puede sentirse orgullosa de su joven capital. Después de San Sebastián he visitado Bilbao, la capitalde Vizcaya, la digna rival de Barcelona por el esfuerz o desus hijos y por el sinnúmero de fábricas que la han hechoponerse a la cabeza del movimiento • industrial de Esparia•Desde luego,- para llegar allí, tiene el viajero que atravesarun sinnúmero de túneles, de zig-zag y de curvas, que m ani-fiestan el esfuerzo y tesón incansables de los hijos de estesuelo, enclavado entre los montes cantábricos y el mar.

Lo primero que llama la atención al que visita Bilba o , esla célebre ría que atraviesa la ciudad, toda llena de.grandesy pequeñas embarcaciones, que denuncian el nervio de 13riqueza y del engrandecimiento de sus habitantes.

Las banderas de todas las naciones de la tierra flameanen sus-aguas, produciendo una animación extraordíuaria, Ysus tripulantes acuden allí en gran número para proveersede hierro y de carbón, minerales riquísimos que abunda n enlas rocas de la gran ciudad. Atravesando el puente de ._Wrbel II, se encuentra el viajero con el hermoso teatro deArriaga, de moderna construcción, en homenaje a uno desus hijos', Y junto a la ría el paseo del Arenal, de hermos°sjardines y cuajado de chalets. Se nota en Bilbao un m ovi-miento enorme en todos sus barrios, y aunque la ciudad 11

0

es muy antigua, tiende a modernizarse rápidamente, ensall-chando sus'avenidas, abriendo nuevas calles y levanta"edificios que son verdaderos palacios. Se siente allí riquezay bienestar, y no sería aventurado pronosticar que dentr°de poco Bilbao será una de las ciudades más prósperas Y

hermosas de la Península. 'Después de hablar de la belleza Y

prosperidad de las dos ciudades más importantes de la regiónvascongada, debo detenerme a pintar las costumbres de stishabitantes, y para hacerlo con mayor acierto, nada rriePrque descender a sus pueblos vecinos, donde se ve en toda sucaracterística belleza la pureza y • naturalidad de sus cos-tumbres, casi patriarcales, que rodean de apacible encantsu método de vida y hacen de su región la más poétic a deEspaña. .Bürriz, Mazquina, Guernica y Escoriaza, he aquílos sitios en que 1-espiré yo las apacibles brisas de la regi"vizcaína, y en que sentí mi espíritu reconfortado, después

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e mi gira por las grandes ciudades de Europa. Son estossiti os bellísimos parajes de unas cuantas casas que apenasalcanzan a formar lo que entre nosotros se puede llamar unavill a. Sus habitantes son gente , acomodada y de recursosn-läs o menos valiosos, pero que en sus costumbres y manera(le vivir son perfectamente iguales. Todos son de apellidosinuY antiguos, de heráldica nobleza, que cuentan entre susantepasados nombres ilustres en las armas, las artes y lasletra s. Nada más primitivo y conmovedor que su manera de• misa los días de precepto. Se reunen todos en su respec-tiva parroquia, que en todas partes es magnífica, de piedra

Si1,ca siempre, con amplios corredores para el invierno; los11 °Mbres adelante y las mujeres atrás. Estas ocupan el sitioque corresponde a la mitad de la iglesia y se distribuyen ellocal por metros. En cada metro cuadrado, extienden susalfombras, y sobre ellas ponen dos, diez, veinte o treintacirios de cera, según el tiempo que haya pasado de la pér-dida de alguno de sus deudos. Son ofrendas que hacen a susantepasados, y con eso quieren. significar el sitio que les,eqrrespondería si fueran sepultados dentro de la iglesia. En'scoriaza pude contar hasta treinta y seis velas encendidassobre una alfombra: pregunté, y me dijeron que sólo hacíauna semana había fallecido la madre de la familia que ocu-Paba ese puesto.c, Como sus prácticas de piedad . son sus entretenciones.'e reunen todos en la plaza principal, y allí, al son de untaniboril y una flauta que toca un artista costeado por elAYuntamiento, los jóvenes y las mozas saltan y bailan ale°1upás de la música, sin tocarse nunca, y rodeados de todos,sits Parientes. En su vestuario se ha hecho célebre su incon-qindible boina vizcaína.

En su alimento son tan frugales, que apenas varía allíIina comida de otra, siendo su plato favorito el cocido converduras, chorizos y garbanzos. Esto no puede faltar nunca,attnque haya solemnidad de fiesta.

-A- la música son muy aficionados. Me tocó en Escoriazasistir y tomar parte en la Misa solemne del día de Corpus,

• tuve que admirar la corrección y discreta interpretaciónUn grupo de jóvenes del pueblo dió a una Misa a tres

" qees del maestro Goicoechea, uno de los compositores más

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serios e inspirados de España, hijo de la región vascong-ada.La instrucción parece estar bastante desarrollada en esasregiones, y aunque no tuve la suerte de conocer ningunaescuela y colegio de hombres, conocí uno de señorita s P°rel cual puedo juzgar de los demás. En Bérriz tienen las reli"glosas Mercedarias un establecimiento de educación Paraseñoritas, en tan buen pie, que puede rivalizar con los me.i°-res que he conocido en grandes ciudades de América YEuropa. Me tocó en suerte asistir a una velada literario-alarsical que daban las alumnas en honor del Sr. Capellán delColegio. Pues bien, esta velada fué para mí toda una re vela-ción del adelanto y buen pie en que se encuentra la ense-ñanza de las letras y de la música en el establecirnient°'Después de magníficos trozos de música clásica tocado s por

las alumnas, me sorprendió la representación de un drarnaen tres actos y un epílogo, titulado «En el país de Buda», detan espléndido efecto teatral, que no pude menos de pregun-tar quién era su autor y quién lo había ensayado a las alurri-nas. Se me respondió que su autor era una de las religiosas'profesora del Colegio, y que el ensayo de preparación y deccrado de las escenas era todo obra de las religiosas y d e lasalumnas.

Que no era la primera obra dramática que allí se repre"sentaba; que el año próximo pasado se había dado allí nudrama histórico, titulado «Maria Stuardo», que había llania-do justamente la atención de los entendidos, y que su aut°rera la misma religiosa. Por la dirección de los coros quetomaron parte en la representación del drama, y por la finay artística representación de las escenas, acabé de conven"cerme que me encontraba en presencia de un plante l deeducación de primera calidad, y que sus directoras y maes-tras sabían pintar a su sólida y ejemplarizadora virtud, Una

ilustración y cultura muy superior al pueblo y al medi°

ambiente en que les tocaba actuar. En una palabra, quehacían honor no sólo al pueblo de Bérriz, del cual son el n'O'spreciado ornato, sino a toda la provincia de Vizcaya, en la

cual gozan de un prestigio tan elevado como merecid o. Cernocí después a las Rvdas. Madres y a las alumnas del Cole-

gio; las observé en sus prácticas religiosas, y hube de c°11.firmarme una vez más que son tan completas educadoras

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Como perfectas religiosas. Si no temiera ofender aquí lamodestia de tan dignas hermanas mías, por el hábito quevestimos, me sería grato consignar el nombre de la distin-guidísima Rvda. Madre Comendadora, de la Inspectora ge-nera l, de la Profesora de música y declamación, de cada unade las que tienen allí alguna asignatura, porque todas cum-Plen admirablemente con su deber y hacen honor al puestoque desempeñan. Dios las bendiga.

Nada he dicho del idioma de los vascos. Es éste tan pri-rnitivo y original, que para que mis lectores se den cuentade él, me será preciso consignar una anécdota que oí allímismo, a un caballero que había viajado por América. Cuen-ta este señor que encontrándose en una embarcación frentea las costas de los indios fueguinos, en compañía de muchas°tras personas de diferentes nacionalidades, unos hablaban

los indios un francés, y éstos nada entendían; se les habla-?. en castellano, inglés o alemán, y los indios no daban se-nales de entender nada. Les habló él en etiskaro, y los indiosse dieron cuenta inmediatamente de lo que les quería decir,Y Por señales correspondían a sus palabras.• Señal evidente es ésta de las relaciones íntimas aunqueinestudiadas que deben existir entre el idioma primitivo delas provincias vascongadas y el idioma salvaje de los habi-tadores de la tierra del fuego, en el sur del continente ameri-cano. Pero lo que es más digno de encomio y de observaciónpara el viajero, es el cariño que los vascos tienen por sulengua, y el empeño, casi fanático que gastan, para que nose extinga.

Constantemente están riñendo con el Gobierno que les2,invfa maestros que la ignoran, y se han visto en la necesi-'ad de contrarrestar esta acción, creando escuelas dondesólo se enseña el vascuence, con exclusión absoluta delCastellano.

a7 deportes? El deporte más usado de los vascos es laPelota. Podrá faltarles una plaza de toros, un teatro, uneirco , Pero nunca una buena concha de pelotas. Desde pe-queños se acostumbran a este inocente e higiénico deporte,,37 de los vascongados han salido los mejores pelotaris que

n llevado en triunfo el nombre de su tierra por todos los%fines de Europa y América.

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AT los toros? Este deporte característico de España, sóloparece que no se encuentra entre los vascos; al meno s 110

supe yo que se tuvieran grandes corridas en los pueblespequeños que he recorrido. Claro es que se encuentran gr an-des plazas en San Sebastián y Bilbao; pero ellas son esen -

cialmente para entretenimiento de los forasteros que acudenallí en gran número, los unos a gozar de las delicias delclima y los otros al trabajo que encuentran abundante en lasfábricas metalúrgicas de la gran metrópoli vizcaína.

Después de permanecer cerca de veinte días en estasregiones, y de visitar piadosamente el santuario del veneradoCristo de Limpias, en la provincia de Santander, emprendíviaje a Madrid en un rápido de San Sebastián, donde tuvela suerte de trabar amistad con un joven capitán del Ejéreit°

español que había peleado en Africa y recibido una heridnque le había dejado un brazo en cabestro.

Pude imponerme, por su interesante conversación, de losheroismos del ejército peninsular en esas regiones de moresque ellos piensan civilizar, como en el siglo XVI las provilr

cias Americanas. ¡Siempre España agotando sus esfuerzosy derramando la sangre de sus hijos en beneficio d e lahumanidad!... Divisé desde la línea las inmensas llanurasque forman las provincias de Castilla la Vieja, entre lascuales Valladolid y Burgos llamaron mi atención: la prit

ra por sus numerosas fábricas; la segunda por su herrnosí-sima Catedral de estilo gótico, una verdadera joya del artereligioso castellano.

En Medina del Campo subió a nuestro vagón una distitr

guidísima familia catalana que venía de tomar las aguas deesa región y se dirigía a Madrid, lugar de su residencia . Enel curso de la conversación se habló de América y de Cata'luria, y tuve la felicidad de oir de sus labios grandes elogipara Chile, mi patria, por referencias que tenían de mi País'Llegamos a Madrid a las nueve de la noche, después de Un

-viaje de doce horas, en que apenas había sentido el canscio del camino. Mis impresiones de Madrid y del rest o deEspaña, que debo visitar, serán objeto de otro artículo cineprometo a mis benévolos lectores.

Madrid 27 de Junio de 1922.

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EL RAMO DE FLORESLa pobre Petrilla llevaba más de tres horas pegadita a la

Pared sin atreverse a acercar a la puerta de aquella iglesia, en laque entraba y salía tanta gente, y en cuyo atrio media docena dePobres la dirigían miradas poco benévolas. Petrilla era aún muynina; no levantaba una vara del suelo su cuerpecillo débil y gra-

so, en cuyos movimientos había cierta timidez que denotaba noestar avezada a las luchas de la mendicidad; su pequeña manonlorenilla se tendía al paso de los transeuntes, pero, a la primera!"ePulsa, caía desalentada a lo largo de su faldita de percal, y laslagrimas asomaban a sus grandes ojos, de los que no había caídoel velo de la inocencia.

tina señora, joven aún, elegantemente vestida, acertó a pasaridil, nto a la niña; su aspecto dulce y bondadoso alentó a ésta, queglib con voz balbuciente, mientras tendía su mano una vez más:

--iPara mi pobre madre enferma!La señora miró a la niña compasivamente y, abriendo su bol-

82 11 ° de malla de plata, sacó diez céntimos y los puso en la peque-'a. mano que temblaba.

— 1Dios se lo pague!—dijo Petrilla apretando la moneda—lariera que caía en su mano, la única que poseía.

V siguió con la mirada a la señora que entró en el templo.Los fieles iban aumentando en número... Era sin duda la hora

'e la función; lindas niñas vestidas de blanco, llevando hermosos

Pa

tuos de flores, acudían alegres y dichosas en compañía de sus, r rilili as; ninguna dirigió una mirada a la pobre Petrilla, que en" arlo tendía su manita, repitiendo con creciente angustia:

— iPara mi madre enferma!Pero nadie parecía oir la voz lastimera de la niña; la única

i"neda que guardaba su bolsillo era la perra grande que le diera

C elegante señora del bolsillo de plata, y Petrilla estrechaba

n'Ontra su pecho un pequeño frasco de vidrio y una jarrita den'eltre , ambos vacíos, destinados el primero para aquella medici-12' única que calmaba algo la tos de su pobre madre; la segunda

un poco de leche con que alimentarla.s , Pero las horas pasaban, la receta yacía tristemente en el bol-jil° de la infeliz niña, que empezaba a sentir también las angus-tias del desfallecimiento.re en su imaginación excitada por el sufrimiento, Petrilla veíap Producirse escenas felices de arios anteriores; aquella iglesiainrGfusamente iluminada le recordaba aquella época en que su

adre la llevaba al templo... Ella también, como aquellas niñasritnorosamente vestidas de blanco, con aquel traje que tantas

P. DIEGO A. RojAsDe la Merced.

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veladas costara a su buena madre, llevaba flores a la Virgen ... asu Madre del cielo.

Este recuerdo suscitó en Petrilla un vivo deseo, un impulsoirresistible, inspiración divina tal vez, de pedir a la Madre celes-tial el socorro y alivio de su madre enferma.

Y dejando de tender su mano a los transeuntes indiferenty sordos a su voz, cubriendo su cabecita con el borde de su delan-

es

tal, entró a su vez en el templo.En el atrio había un gran puesto de flores; la niña se acerc ó a

él sin vacilar, y sacando de su bolsillo la moneda de diez céntimos,única que poseía, se la tendió a la florista, diciendo con voz unpoco temblorosa:

_Déme un ramo de rosas, déme muchas y bonitas, que sonpara la Virgen.

IT

La elegante señora que hemos visto socorrer a la pobre Petri'lla, había ido a arrodillarse en un extremo del templo, al q ue lasillera, con esa solicitud que denota una buena parroquiana, habíaconducido un reclinatorio y una silla alta, que colocó cuidadosa'mente, presentándola incontinente el cepillo de latón, acompañadode una amable sonrisa.

La señora depositó dos monedas, una en el cepillo y otra en 13mano de la sillera, y se abismó en sus oraciones.

Hemos dicho que era elegante, joven aún y hermosa; era,duda, una de las hijas mimadas de la fortuna; su distinción nattl.ral, los menores detalles de su persona lo demostraban; sin enrbargo, su aspecto era triste, sus grandes y azules ojos se clavabanen la imagen de María con expresión de dolorosa súplica, n o Gle,esa pena punzante, desgarradora del momento, que arrastr a alalma creyente hasta el heroísmo, sino de una pena tranquila'habitual, que parecía agobiarla... ¿Cuál era? ¿Recuerdos del pasa-do, temores del porvenir, angustias del presente? Fuera cual fuera'ella permanecía en su muda oración, mirando sin ver tal vez laslindas niñas, vestidas de blanco, que depositaban hermosos ranWs'al final de una estrofa aprendida en el colegio, a los pies del altarde María.

La función terminó sin que la hermosa señora saliese de seabstracción... Las luces eléctricas se apagaron, y un monaguill°'armado de larga caria, se aprestó a apagar las velas.

La transición de la luz más brillante a una semiobscur1°13'volvió a la hermosa señora a la realidad; se santiguó con su linu°rosario, besando devotamente la cruz, y con un movimient o lgn'

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gnido, de persona fatigada por una carga superior a sus' fuerzas,se Puso en pie, dirigiéndose a la salida del templo.

Este estaba casi desierto; sólo una chiquilla miserablementeuvestida, con el delantal sobre la cabeza, postrada a los pies de

sduerpiimer

vista

fsient

'aria Santísima parecía absorta en una oración tan fervorosa,que las lágrimas corrían hilo a hilo por sus mejillas.

, No hay nada que atraiga tanto al corazón que sufre, como lade un sufrimiento igual o superior al suyo... y cuando este

recaer sobre una tierna criatura, el interés queta es se ve lúnmy

La hermosa señora era madre tal vez. La vista de aquella niñamnini nada de tan profunda pena y de tan sublime devoción, puessuS miradas, al fijarse en la Madre de misericordia, irradiabanraYos de luz entre los que sus lágrimas brillaban como gotas de1-nejo en un rayo de sol, la conmovió profundamente y se detuvoUn momento a contemplarla.1 . En aquel momento la niña, terminada su oración, limpió susagrimas con una punta del delantal que la servía de tocado, y,

santiguándose devotamente, se puso en pie.rosas.

Entonces se pudo ver que tenía en la otra mano un manojo de

, Se dirigió con paso tímido al altar y quiso poner el ramo a los1)1• es de la Inmaculada Madre de Dios; pero, por más que se em-Plnö sobre la punta de sus destrozados zapatos, no alcanzaba.ci La señora, limpiando a su vez sus ojos humedecidos, se acercónleemente a la niña.

---- Quiéres, hija mia, que yo lo coloque?—preguntó.La niña se volvió sorprendida y un poco confusa. Iba a entre-

la alle el ramo, cuando la señora, con esa intuición del corazón de

t rnujer, a que el hombre no puede llegar, tomó en sus enguan-

'a, acIlls manos el delicado cuerpecillo de la niña, y, alzándola hasta

altura de la imagen, dijo: --Ponlo tú misma; ¿te gusta más, verdad?Petrilla creyó soñar al encontrarse tan cerca de la hermosa

i,rilagen , que parecía sonreirle amorosamente; con un movimientoi i lesis tible puso sus labios sobre sus pies, y luego, con delicadeza

eur,a de amor, colocó entre ellos el manojo de flores.v- 1 monaguillo, con la caria en la mano y la boca abierta por el

'1)rnbro, contemplaba esta escena, olvidándose de su misión.

el» madre de Petrilla, acostada sobre un montón de esterasd:ulertas con una tela llena de remiendos, que hacía las veces

s4bana, esperaba llena de angustia la vuelta de su hija.

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A sus agudos dolores físicos, a sus angustias morales se uníauna viva inquietud; hacía horas que la pobre pequeña, aguijonea'da por la miseria, había salido de casa; era el primer día que selanzaba a pedir; pero hacía cuarenta y ocho horas que sólo habí el

atomado unos mendrugos de pan, humedecidos con agua, Yhambre de la niña atormentaba más a la pobre madre, quepropia enfermedad.

Ella hubiera querido arrastrarse hasta la calle con su niñaLo intentó, y no pudo.

Sintió ruido en la puerta, y volvió a ella sus ojos con angustindecible... ¡Ah, ah! era ella, su Petrilla, jadeante, que se arrc

en sus brazos llorando.—¿Qué es eso, hija de mi alma? ¿Te han maltratado... los gui

dias tal vez?... ¿No has recogido nada?... Dios nos amparal¡pero no llores, bien mío!

Y la pobre mujer cubría de besos a la pobre niña, que dorni-nando su emoción, pudo decir:

—Sí, mamá querida, sí; Dios y la Virgen Santísima... miremira...

Y señalaba a su madre un grupo que permanecía inmóv il enla entrada de la bohardilla; la hermosa y elegante señora d e 13iglesia, seguida de un criadillo de tienda cargado de paquet n s

que dejó en un rincón en el suelo (no había mesa), y salió a 11113serial de aquélla.

. .......... •

Hay escenas indescriptibles, y esta fué una de ellas. Minuidespués Petrilia calentaba un tazón de leche en la lumbre de 1-1vecina, mientras la caritativa señora, sentada a la cabecera deenferma, la interrogaba dulcemente, enterándose de toda 1-1historia de heroica abnegación.

Cuando Petrilla dió la leche a su madre, la señora, desenvviendo uno de los paquetes, sacó de él pan tierno y algunas tiabres, y sentando a la niña en sus rodillas, confundiendo los tris'harapos de ésta con la seda de su vestido.

—¡Ahora, come tú, niña querida!—dijo besando sus cabellosmañana, Dios mediante, iréis a vivir a un pequeño cuartit o erl

una de mis casas... Allí hay luz y aire sano, y, con buenos alituelttos, tu madre sanará.

—¡Pero, señora!... ¿Quién la ha traído a usted aquí?—djjoenferma—juntando sus manos con un movimiento de viva g.titud.

—¿Quién?... María Santísima por medio de este ángel, dijoseñora, besando a la niña de nuevo. Pero no me den gracias,soy la que tengo que däroslas a vosotras, que me proporcionals

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¡ Murió el marinerotra s duro lucharc00 las bravas ondasde l a fiera mar!...Su frío cadáverell l a p laya estájunto de la barca

añicos ya...Llóralo su madre,Cuanto hay que llorar,Mientras la campanadel P obre lugare° 11 ronco gemidotriste adiós le dá...

dulro marineros'tvanlo a enterrar...Le Cruz va delante,el Cu ra detrás,el Pueblo y su madresiguiéndolos varezando plegarias,llorando los más...11)Obre marinero,ele tristeza da%le

tan sano y joven1-klya m uerto ya!

d l a abrupta rocaen día fatal

131°bre trainera

deséchose ha,una cruz de palohan hecho clavar...Allí va su madrede luto a rezar,llevando unas florescon que la adornar.En tanto que rezacon honda piedad,del bosque vecinoeense endechardulces avecillascon ansioso afán...Sola después vuelvela madre al hogar,pensando cuán tristesin hijo está...

Cuando ya la nochecon negro cendal

se cubre, y las ondasdel hirviente marde aquella cruz besanel pie sin cesar,su rumor solemnesiempre hace pensarque cual ellas sin fin van y vienenasí viene la vida y se va.

¡Tal emblema encierracon triste verdadaquella cruz santaque llaman del mar!...

FR. MIGUEL ESCÁNEZ

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IllaYor felicidad que puede dar el dinero... prestárselo a Dios pormedio de sus pobres.JULIA G. a HERREROS

LA CRUZ DEL MAR

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Ufana la blanca navecorta las ondas del mar;sobre la dorada popaondea blanca señalque en rojo color ostentala cruz de la cristiandad,en gallardetes y grímpolascruz roja como el coral.

¿La blanca nave, decidmesabeis decirme dó va?

Alba estela, hermosa estela,traza la espuma en el mar;entre las ondas azulesvése a lo lejos rielar,bien como el vago caminode Santiago, iris de pazque en noche serena alumbradel cielo la inmensidad.

¿Sabeis decirme la nave,la blanca nave ció va?

Golfos cruza, cruza estrechos,cabos e islas deja atrás,huye el peñón escarpado,huye el tendido arenal;ora la vega aparece,ora aparece el pinar,allá la palma se cimbra,allá florece el nopal.

¿La blanca nave ció corre,la blanca nave dó va?

No son alas de gavina,agüero de tempestad,ni son alas de palomaslas que en torno veis volar;

(1) Es tradición antiquísima, recogida y acreditada en documentos pontifici°sdos discípulos del Apóstol trajeron su cuerpo por mar a Iría Flavia, hoy Padrón.

navegación es la que canta el inspirado poeta.

ángeles sí, que gozososde los remos al compás,al son de las arpas de oro,cantan el himno triunfal.

¿Quién gula la blanca nave,la blanca nave ció va?

No trabes del sacro Líbano,trae del seno oriental,ni el oro de Ofir la oprime,ni el incienso de Sabá.Sólo un cuerpo amortajado,todo un tesoro; masel cuerpo muerto despidesuave olor de santidad.

¿Dó vuela la santa nave,la nave santa dó irá?

¡Oh bienhadada Iria Flavia!¿Cómo tu dicha expresar?No baña, no, el gran Atlánticomás venturosa ciudad.Guarda esa joya que reyesy pueblos envidiarán;guarda la joya que un díaCompostela ha de heredar.

¡Bien haya la santa nave,que anclada en el puerto está!

JOSÉ COLL y VEllí

NOTICIASROMA

1111:Misión de Piauhy.—Por cartas que estamos recibiendo dedeVro hermano el R. P. Fr. Pascual Miguel, Vicario Apostólicolas9a,uhy en la república del Brasil, nos vamos imponiendo derad,gineultades y trabajos que encontrarán en aquella desampa-

región nuestros abnegados misioneros, a quienes solamenteret-„cTla de Dios y el bien de las almas ha llevado a aquellos luga-

esde luego, allí falta todo, hasta lo mas indispensable paraesojua , de modo que se hace necesario ir pensando en proveer a.

religiosos, hermanos nuestros, de todos los artículos de pri-

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A la nave del Apóstol Santiago

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mera necesidad, como sería ropa de cama, lana, harina para e,1_pan, y, sobre todo, los utensilios necesarios para los fdivoficios, como cálices, casullas, albas, etc., etc. Allí todo falta, aMjuzgar por lo que copiamos de la última comunicación del Reve-rendo Padre Pascual: (Las camas no las conocen ni en Tel'een los hoteles, a no ser la gente muy rica; todos duermen e n e'suelo, o en hamacas; nosotros forzosamente hemos de comPrardos. y otros dos mosquiteros. Allí no hay trigo, ni harin a demodo que no sé como nos vamos a arreglas con las hostias r ca

la santa misa. La gente come mandioca. Si hacemos llevar ilarrnas nos exponemos a que fermente con el calor y a perderla toda;

Oademás no hay planchas para hacer hostias. No hay casullas,

n

hay manteles, ni aun donde comprar los géneros para hacell°s'¿Qué va a ser de nosotros si ni aun tenemos lo necesari o r ar3celebrar el santo sacrificio?

Tales son las desconsoladoras noticias que recibimos de nue..s:tros hermanos misioneros, aun antes de llegar al lugar de su desu-

aS0no, solo por las averiguaciones de los vecinos que se las dan, a4

para descorazonarlos y hacerlos retroceder de su apostólic a enrerpresa. A nosotros nos corresponde ayudarlos desde el -prirndemomento, no sólo con palabras de aliento y con promesas efI

futuro socorro, sino con algo más positivo que se traduzc2obras desde luego, para así poder alentar su celo y contribuirnosotros también a la evangelización de esa porción desampaiadadel rebaño del Señor.

Lleguen, pues, estas noticias a todos nuestros hermanes Yhermanas de hábito y no caigan en el vacío y en la indiferenei3los trabajos y las necesidades de todo género a que se ven esPues-tos nuestros hermanos los misioneros. Si amamos verdaderanten-te nuestro santo hábito, comprenderemos que allí en la Misió3Piauhy están ejerciendo un heroico apostolado, difundiendo elreinado de Jesucristo y haciendo conocer y amar a NUeStra Se-ñora y Madre María de la Merced, y cubriéndose cl..t una gl°ri3que hace revivir los heroicos tiempos de la Orden, cuando susvosreligiosos se ejercitaban en la altísima misión de redimir cautde las mazmorras agarenas.

Manos a la obra: los misioneros mercedarios están ya erapostólica labor; vamos nosotros en su ayuda, enviándoles 10nuestra generosidad nos inspire y nuestro desprendimientopermita. Dios premiará desde el cielo la abnegación de los ty la cooperación de los otros».»

(Del Bóletín de la Orden de la Merced,

Audiencia Pontificia.—El pasado día 13 de Mayo fue reciudre,por primera vez en audiencia por Nuestro Santísimo Pa sePío XI, el Rvdmo. P. Maestro General de la Orden. El PaPaenteró del estado de la Orden y moströse muy complacido (le 13

a 3actividad de nuestros religiosos, dando su Bendición aposta/ detodos y de manera especialísima a los Padres MisioneroPiauhy y a las Directoras y alumnas de los Colegios de nuestr3SHermanas, por la ayuda que prestan a las misiones.

Hacia los Estados Unidos.—Partieron para Youngstown-C;Inevcieg-and los RR. PP. Sante Gatusso y Antonio Aiosa de la Prov

que,nOP

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Rorn.ana, llenos de entusiasmo juvenil y ansiosos de trabajar porid gloria de Dios.

En Orvieto (Roma).—Los días 20 y 21 de Mayo, con asistenciaRydrno. P. Maestro General y del M. R. P. Londei Provincial

-`,T nuestra provincia Romana, celebraron una hermosa fiesta aestra Santísima Madre los internos de aquel Colegio y los ads-

er. ,ItOs a la Congregación Mariana. El 21 celebró la misa de comu-141 y confirió la Confirmación S. E. el Obispo diocesano; a lash teLz , cantó la misa el Rvdmo. P. Maestro General. Por la tarde

11 °0 procesión por el jardín, velada dramático-musical, fuegosetinciales y otros entretenimientos.

Nuestro Convento de San Adrián.—La prensa de Madrid del'ola 8 del presente mes publicó la noticia, transmitida por Daffina,e la venta de la iglesia y convento de San Adrián, propiedad de

Inercedarios españoles, por 1.700.000 liras, comprendiendo en"la cantidad el precio de las dos famosas columnas de pórfido

enta].

ad Sólo a título de información publicamos la noticia, debiendo•venir que se trata de una expropiación impuesta por el Gobier-no italiano para continuar las excavaciones en el Foro Romano.

MADRID

Sj41 Subdirector del Museo del Prado.—Tras brillantísimas

t '-'nes obtuvo por unanimidad la catedra de Teoría de la Litera-hora de las Artes, de la Universidad de Granada, nuestro cola-fZrador D. Francisco Javier Sánchez-Cantón, hasta ahora pro-arr auxiliar en la Universidad Central. Sólo tres días le duró lad eegrla del triunfo, que fué eclipsado por otro mayor, pues el 22porJunio el Patronato del Museo del Prado le propuso, también.e; votación unánime, para Subdirector del mismo, cargo ambi-,.'12nadísirno, que él obtuvo sin pretenderlo, y que viene a consa-rojir su competencia extraordinaria en materias de Arte. Parare', que conocíamos su talento y laboriosidad no fué esta ningunac i;re.l ación, aunque nos halague ver confirmadas nuestras apre-\7 'elones. ¡Nuestra más cordial enhorabuena al entrañable amigo,'Oue los triunfos obtenidos sean principio de otros mayores, en

°rden literario sobre todo, para gloria de la Patria! —G. V.

reSi ajero ilustre.—Estuvo con nosotros unos quince días el reve-la -h.:° P. Diego A. Rojas, ilustre religioso chileno y Director de0,3 4k evista Mercedaria de aquel país. Con su bella voz y encanta-lecr trato nos hizo pasar alegres e inolvidables ratos. Nuestrosclaj ,°res saborearán en el presente y sucesivos números su agra-

de 'Se. r. osainCfaannttaóIseanbvel.arias iglesias de Madrid y en el Palaciola

lolemnisima Novena al Sagrada Corazón de Jesús en Don Juan'la ,r9aregj ú. -Desde el 23 de junio al 1. 0 de julio celebró esta nove-en n gran esplendor el Apostolado de la Oración, establecido11/.,,'.§ta iglesia. El celo de los asociados, especialmente de susSr's,identes la Sra. D. Teresa Daza, Viuda de Maltrana y del

`-'011de de la Oliva, se vió coronado por el éxito.

—.wad

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En el Convento de San Fernando.—E1 30 de mayo, día de supatrono y titular San Fernando, se celebró en la iglesia de es.teconvento la primera comunión de algunas alumnas del Colegi°'que en la calle de Bravo Murillo, 122, dirigen nuestras religiosas'

Trece niñas recibieron por vez primera el Pan de los angetes'acompañadas del resto del Colegio. La iglesia estaba adornadacon primor, el silencio era profundo sólo interrumpido por la fer"vorosa plática del Sr. Capellán Director del Colegio. Con ulf,1obsequio a las que hablan comulgado por primera vez y repartude estampas se terminó la función de la mañana.

A la tarde se representó «La Pastora Inmaculada», y se verificóuna rifa a favor de los niños chinos—ahora habrá que hacerlasfavor de los niños de Piauhy. Se coronó esta solemnidad con e'ejercicio de las flores, renovación de las promesas del Bautisog,recitación de lindos versos y el firme propósito de ser fiele,s 3Dios. ¡Nuestra enhorabuena a la Comunidad y alumnas del k-,°.legio!

Triduo al Sagrado Corazón en la misma Iglesia.—Se celebe,los días 23, 24 y 25, predicando los Sres. Coadjutores de la Parla'quia de Chamberí.

SARRI

Solemnes como pocos arios resultaron la novena y fiesta deeSagrado Corazón de Jesús celebradas en nuestra iglesia, que siavió llena de fieles durante los nueve días, en que ocuparon 5sagrada cátedra los PP. Comendador y Guillermo Vázquez . 1-',9/1comuniones generales del viernes 23 y domingo 25 de junio ftler,usnumerosísimas y a la procesión, que este último día recorri ó 1:ricalles de la villa, asistió el pueblo en masa. La hermosa inlag',colocada en artístico altar estuvo siempre rodeada de azucena'que parecían brotar a millares bajo sus pies. rosEn la parroquia del Salvador, servida hace arios por nuesL,3religiosos, se celebró también solemnemente todo el mes, Pa'ganar el jubileo concedido por Pío X.

De Verín.-1l día 3 del actual falleció en su casa de Vij-,,e13,.."Rúa de Valdeorras, D. Manuela Fernández, Cofrade de la ine>ced, esposa de nuestro particular amigo D. Juan López Sotill%

A los funerales, de reglamento, que se celebraron en nuesIglesia, asistió numerosa concurrencia.

DEL ECUAO

Novena de súplicas.—En el mes de Enero se estableció ,eolisnuestra iglesia de Quito la hermosa práctica de celebrar todomeses, desde el 16 al 24, una novena de súplicas a Nuestra SO'«sima Madre de la Merced, como lo venían haciendo nuestrosM'e,manos de Santiago de Chile. Son innumerables las gracias obtsenidas de este modo, pues parece que la Santísima Virgeti,i,complace en que sus devotos acudan a ella de esta manera fa1R4liar y sencilla. La novena se reza dos veces al día, por la mail,3„-s.después de una misa rezada y por la tarde, al toque del Ange'"Ojalá se establezca en todas nuestras iglesias esta práctica.

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V. O. T. de la Merced.—E1 M. R. P. Ricardo Delgado Capeans,Vicario General del Ecuador, después de dirigir los Santos Ejer-

llcicios, erigió en nuestra iglesia de Ibarra la Orden Tercera de laerced. Tomaron el Santo Hábito 250 señoras y 35 caballeros.ue nombrado Director el R. P. Luis Arias. La Orden Terceratornará parte en el apostolado social. De las Ordenes religiosas,Plediante las Ordenes Terceras, ha de salir con el ejemplo y conacción, la restauración y pacificación del mundo. ¡Nuestra cor-`iia l enhorabuena al queridísimo P. Ricardo, apóstol incansable yent

usiasta de la Orden y al nuevo Director de la naciente OrdenTercera!

DE ÇERDEÑA (Italia).

Piestas de Nuestra Señora de Bonaria.—Desde el 22 al 30 detoda la isla de Cerdeña celebró grandes fiestas a su Patrona;Nuestra Señora de Bonaria. El 24, solemnidad principal, celebró

',a misa de comunión S. E. Rvdma. Ernesto Piovela, Arzobispo dej5agliari, y la solemne de pontifical, S. E. Rvdma. Mons. Gorgeel Río, Arzobispo de Oristano.

BIBLIOGRAFÍA

¡ Fin de curso!...—Opúsculo de cuarenta páginas, dedicado alino . Maestro General de la Merced, elegantemente editado enPapel couchet, con muchos y hermosos grabados, contiene unedXlracto del diario del curso 1921-1922, cordial, íntimo y emotivo'e la vida del Colegio de nuestras religiosas, de D. Juan Alarcón,q ue las alumnas aman como al hogar común en que se formancientífica y moralmente, y las estadísticas con la calificación de las

trinas.Plácemes merecen la benemérita Comunidad por esta obra y

s noveles escritoras por sus artieulitos breves, concisos, clarosinny sentidos.

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Sra. D. Concepción U110a Lois.

C7.7.A.M.TO

de 1 a, Ilustrísirra.a see.ezr

DOÑA CONCEPCIÓN ULLOA L015viuda, de 2Enactsra.ca2.cle

Terciaria Mercedaria e insigne bienhechora de la Orden

falleció en Sarria (Lugo) el 25 de Julio de 1918a los setenta y tres años de edad

después de recibir todos los Santos Sacramentosy la Bendición Apostólica y de la Orden.

LA MERCED suplica a lodos sus lectores un sufragio ro'su alma.

Primer aniversario del fallecimiento del Sr. D. Nicasio PéreiMoreno, alevosamente asesinado en Ferrol en la noche del 15116 de Julio de 1921, al lado mismo de su casa. Querido y resPet0de todo el mundo, los criminales no han podido encontrarmotivo para perpetrar este crimen que el hecho de desemPeleel finado el cargo de Presidente de la Asociación Patronalaquella ciudad. cale

LA MERCED pide a sus lectores una oración por el alma delen vida fué caballero sin tacha y generoso amigo nuestro.

A su viuda y familia reiteramos nuestro santido pésame.

— 483 —

, en Madrid, en el convento de Mercedarias de San Fernando,el día 20 de Mayo, sábado, a la edad de ochenta y siete arios, falle-ciO la R. M. María Josefa de la Providencia Macías, confortadaCOn todos los Santos Sacramentos y asistida de todas sus berma-;la s en religión, dando pruebas inequívocas de conformidad conla voluntad de Dios. Llevaba cincuenta y siete arios de vida reli-?iiosa y en todos ellos ha sido un modelo de virtudes, en especial'le caridad, silencio y mortificación; el Sr. D. Vital Lebón, sacer-dote adscripto a la iglesia de la Buena Dicha; D. Carolina Ba-rcrelra Vázquez, viuda de García Diego; D. Catalina Ron, de, no; D. Natividad de la Barbolla, suscriptoras de nuestra revis-, y D. Angel Alonso Puerta. Que Dios y Nuestra Santísima41acire les recompense en el cielo con la corona de los justos.

troesnusCerairptrogrena, el Excmo. D. Luis Angosto, ex Senador y nues-

, Rogarnos a los lectores de LA MERCED una oración por sus11-i,

satsr,0 yseenntivmiaiemnotos . a sus respectivas familias la expresión de

I ndice de materias.(AGOSTO DE 1921 A JULIO DE 1922)

Páginas.

MES DE AGOSTOLA ASUNCIÓN, por Fr. Juan Gilabert 3e)115 /nipn MURIÓ LA SANTÍSIMA VIRGEN?, por Fr. Miguel López... • . 11i.ZAN RAMÓN, por Fr. Ramón Serratosa 131C MÍSTICA. por Fr. Guillermo Vázquez 22peTormo A LA IGLESIA CATÓLICA, por Fr. Martín Ortúzar. 24g,"'eneMPTRIX CAPTIRORUM, por Julia G. Herreros. 261-'81)AÑA EN MARRUECOS, por Fr. Guillermo Vázquez .

3436

31vArel•k... .............................. ........NoliciAs, nuestros amigos difuntos e indulgencias.

..... .

MES PE SEPTIEMBREL: GOaRzDuEiNiaDE NUESTRA SESII3RA DE LA MERCED, por Fr. Faustino

2eobeEsAcLänAeDz11

ESCENSIÓN DE NUESTRA SANTÍSIMA MADRE, por Frayy1 CUARTO VOTO DE LOS MERCEDARIOS, por Fr. Ramón Serratosa. 12IbA LITERARIA Y CIENTÍFICA DE LA PROVINCIA MERCEDARIA DE CAS-i T,,,ILLA , por Fr. Guillermo Vázquez 15L' ESCAPULARIO DE NUESTRA SANTÍSIMA MADRE, por Fr. M. López 21Os QUE PUEDEN SER MOTIVOS DE NUESTRA CAMPAÑA EN MARRUECOS,

E1 Fr. J. Gilabert 28y1 ROSARIO DE MI MADRE, por Fr. M. López.. . • 30"IeDADES, NOTICIAS, nuestros amigos difuntos e indulgencias 35

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• • 25,

MES DE ENERO DE 1922

S. PEDRO NOLASCO DE SEVILLA, por Fr. G. Vázquez LAS INDULGENCIAS Y EL CÓDIGO DE DERECHO CANÓNIGO, por Wilhelm •LA VIDA DE S. PEDRO DE NOLASCO, por F. J. Sánchez Cantón... • •BAUTISMO ENTRE ARCABUCES, por Fr. P. N. Pérez LA SALVE (Conclusión), por Julia G. Herreros DESPUÉS DEL COMBATE (Poesía), por Rafael Santamaría.. • .RESEÑA DE NUESTRA CAMPAÑA EN AFRICA, por Fr. M. Cereijo. .VARIEDADES, NOTICIAS, difuntos e indulgencias... . ...

MES DE FEBREROSOBRE LA ELECCIÓN DEL PAPA, por Fr. J. G. . .. .EL NUEVO PAPA, por él mismo

..

. •....

— 484 —

MES DE OCTUBRE

LA VIRGEN DE LA MERCED Y EL EJERCITO ESPAÑOL, por Fr. R. Se-rratosa

¿DÓNDE MURIÓ LA VIRGEN?, por Fr. M. López VIDA LITERARIA Y CIENTÍFICA DE LA PROVINCIA MERCEDARIA DE CAS-

TILLA (Conclusión), por Fr. G. Vázquez. EL CIERVO BLANCO (Poesía), por Uhland ............. •EL LEGO, por Julia G. Herreros ¿POR QUÉ LLORAS? (Poesía), por Fr. M. López RESEÑA DE NUESTRA CAMPAÑA EN ÁFRICA, por Fr. J. Gilabert ..... •VARIEDADES, NOTICIAS, nuestros amigos difuntos e indulgencias.

MES DE NOVIEMBRELA INMACULADA CONCEPCIÓN, por Fr. J. Gilabert DE MÍSTICA, por Fr. G. Vázquez • •EL VENERABLE P. JUAN VALLEJO, por Fr. G. Vázquez. LA BATALLA DEL TUCUMÁN Y LA VIRGEN DE LA MERCED, por Ziro

Taff. ¡,QUIEN TIENE LA CULPA?, por Fr. P. N. Pérez EL LEGO (Conclusión), por Julia G. Herreros EL CLAVEL DE MI VENTANA (Poesía), por Fr. M. Escánez. RESEÑA DE NUESTRA CAMPAÑA EN AFRICA, por Fr. Manuel Cereijo •VARIEDADES, NOTICIAS, BIBLIOGRAFÍA, nuestros amigos difuntos e

indulgencias...

MES DE DICIEMBREPOR LOS CAUTIVOS CRISTIANOS, por Fr. R. Serratosa •ACTITUD DE LOS MERCEDARIOS PARA CON LOS PRISIONEROS DE GUE-

RRA, por Fr. J. Ei... EL SIERVO DE DIOS P. FRANCISCO DE Jesús BOLAÑOS, por Fr. Ramón

Serratosa JUVENTUD MERCEDARIA MISIONAL DE BERRIZ RESEÑA DE NUESTRA CAMPAÑA DE ÁFRICA, por Fr M. Cereijo• • • •EL PASTORCILLO DE JUDEA (Poesía), por Fr. M. Escánez Los ANIMALES COMUNISTAS, por Fr. M. Sancho. LA SALVE, por Julia G. Herreros VdRIEDADES, NOTICIAS, BIBLIOGRAFÍA, nuestros amigos difuntos e

indulgencias

--- 485 —

Páginas.¡¼J

EL PAPA BENEDICTO XV HA MUERTO!, por el Rdmo. P. Ino-

cencio López Santamaría ....... ..... ...... ......... .... 258!-'e MÍSTICA, por Fr. G. Vázquez. 262NA MADRE, por Julia G. Herreros 264,,'NUESTRA CAMPAÑA EN AFRICA, por Fr. M. Cereijo. 270vARIEDADES, NOTICIAS, difuntos e indulgencias 272

MES DE MARZO

h

LA VIRGEN DE LA MERCED Y EL PERÚ, por Fr. J. L. Monroy 290A- COM UNIÓN DE LOS NIÑOS, por Fr. Mariano Ferrer 296! E MÍSTICA, por Fr. G. Vázquez 299;-A BEATA MARIANA DE JESÚS, por Fr. G. Vázquez 304'Os DOS MILAGROS APROBADOS PARA LA BEATIFICACIÓN DE LA BEATA

j r,!VI ARIANA DE Jesús, por Fr. J. Gilabert 307(-" CINDE MURIÓ LA SANTÍSIMA VIRGEN?, por Fr. M. López.. 314

28E ÑA DE NUESTRA CAMPAÑA EN AFRICA, por Fr. M. Cereijo 318APIRDADES, NOTICIAS, difuntos e indulgencias 321

MES DE ABRIL,LA ORDEN TERCERA DE LA MERCED, por Fr . J. Gilabert 328

ItJ I ARMENGOL, por Fr. R. Serratosa • • .. .. • • • • 333

LA FAMILIA DE TIRSO DE MOLINA?, por Fr. G. Vázquez 343A A' COMUNIÓN DE LOS NIÑOS, por Fr. M. Ferrer 346AA

DE LOS MERCEDARIOS EN EL ECUADOR, por Fr. J. L 350

V U ESTR A CAMPAÑA EN AFRICA, por Fr. M. Cereijo 354"leDADES, NOTICIAS, difuntos e indulgencias... ........ . . 357

MES DE MAYO1-. CORAZÓN DE JESÚS Y LA ORDEN DE LA MERCED, por Fr. R. Se-r, rratosa . . • . 367('-'61‘IDE MURIÓ LA VIRGEN?, por Fr. M. López 376

A . PEDRO ARMENGOL (Continuación), por Fr. R. Serratosa 378P°STOLADO DE LOS MERCEDARIOS EN EL ECUADOR (Continuación),L Por Fr , J. L. Monroy 387

A BEATA MARIANA DE JESÚS PRECURSORA DE LOS JUEVES ELICARÍ5-4 Ticos, por Fr. J. Gilabert 390jsesiA DE NUESTRA CAMPAÑA EN Al-RICA, por Fr. M. Cereijo.. 395"ErriciAs, difuntos e indulgencias 397

MES DE JUNIOi-' CORAZÓN DE JESÚS Y LA ORDEN DE LA MERCED (Conclusión),

A Por Fr. R. Serratosa 407DelSTOLADO DE LOS MERCEDAR1OS EN EL ECUADOR (Conclusión),. Por Fr. J. L. Monroy 414

1p r)EDRO ARMENGOL (Continuación), por Fr. R. Serratosa. 419): ue MILA GRO?, por Fr. P. N. Pérez. .. . 425

vA LIMOSNA, por Julia G. Herreros .............. • • • • • • - 430A41er)ADES, NOTICIAS y difuntos.... • • • . • • . ...... 436

1.41 AMES DE JULIO

-,SUNCIÓN DE NUESTRA SEÑORA, por Fr. Juan Gilabert, 448P2DRO ARMENGOL, por Fr. Ramón Serratosa 451

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— 486 —

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EL APOSTOLADO DE LOS MERCEDARIOS EN EL ECUADOR, por FrayGuillermo Vázquez

NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED, TITULAR DE LA CAPILLA DEL REALPALACIO DE BARCELONA, por Fr. Juan Gilabert

Mis IMPRESIONES DE ESPAÑA, por Fr. Diego A. Rojas EL RAMO DE FLORES, por Julia G. Herreros. LA CRUZ DEL MAR, por Fr. Miguel Escánez A LA NAVE DE SANTIAGO, por José" Coll y Vetú NOTICIAS, nuestros amigos difuntos e índices. ....... .

456

460464471475476

477

Indice de grabados

Coronación de Nuestra Señora, de Velázquez.—Agosto •S. Ramón Nonato. - AgostoImagen de Nuestra Señora de la Merced, de la Iglesia de la

Buena Dicha.—Septiembre González Tablas.—Septiembre M. R. P. Pedro Pascual Tomás.—Septiembre La Santísima Virgen de la Merced protegiendo a nuestro ejér-

cito.—Octubre El General Navarro.—Octubre El General Silvestre.—OctubreDris-ben-Ceid.—OctubreLa Inmaculada, de Murillo.—Noviembre Postulantado de Nemi. - Noviembre. D. Bernardino Torres Araujo, Capellán del 65.......El Nacimiento.—Diciembre El cabo Justiniano:Martín.—Diciembre Santuario de Nuestra Señora de Buenos Aires.—Diciembre... •S. Pedro Nolasco en Sevilla.—Enero Visión de la Celestial Jerusalén por S. Pedro Nolasco, de Zur-

barán.—Enero Alumnas premiadas del Colegio de D. Juan de Alarcón.-En ero.S. S. Pío X/. —Febrero S. S. Benedicto XV.—Febrero D. José María de Ceballos y Pía. Febrero Nuestra Señora de la Merced de Lima.—Marzo.... . • •La Beata Mariana deJesús.--Marzo. S. Pedro Armengol.—Abril ..... .Lorca: Coro Misional de Nuestra Señora de/a Merced,— Abril.Nuestra Señora de la Buena Dicha.—Mayo Lorca: Coro Misional de S. Pedro Nolasco.—Mayo Lorca: Coro Misional del Sagrado Corazón. - Mayo ..... •EI Corazón de jesús.—Junio • •

Editorial Católica Toledana, Juan Labrador, 6, telf. 211.—Toleclo.