Trabajo complementarioa la Guía 41 – Programa V2-ESDEObesión, Profiláxis y Terapéutica.Antonia

La obsesión es la acción

persistente que un Espíritu malo ejerce sobre un individuo. Presenta caracteres muy diversos, desde la simple influencia moral, hasta la perturbación completa del organismo y de las facultades mentales.

Obsesión; Nos dice el Evangelio según el espiritismo de Kardec, capítulo

XXVIII, ítem 81:

En relación a la respuesta 469 del libro

de los Espíritus de Kardec:

Practicando el bien y depositando toda nuestra confianza en Dios, así rechazaremos a estos Espíritus y la influencia que ejercen sobre nosotros

¿Pero cómo podemos neutralizar la influencia de estos Espíritus de naturaleza inferior?

Las obsesiones han existido y seguirán

existiendo mientras perduren en nosotros las imperfecciones morales, es decir, del alma. Desde la Espiritualidad Mayor en las obras de la codificación se nos advierte de estos escollos en nuestra escala evolutiva del Ser.

Así como las enfermedades son el resultado de las

imperfecciones físicas que hacen al cuerpo accesible a las influencias perniciosas exteriores, la obsesión es siempre el resultado de una imperfección moral de los espíritus. A una causa física se opone una fuerza física; a una causa moral se opone una fuerza moral. Para preservarse de las enfermedades, se fortifica el cuerpo. Para prevenir la obsesión, hay que robustecer al alma, razón por la cual el obseso necesita trabajar en su propio mejoramiento, lo que suele bastar para librarse del obsesor sin el concurso de otras personas. Esa ayuda se hace necesaria cuando la obsesión degenera subyugación ya que entonces el enfermo pierde su voluntad y libre albedrío.

En el libro de la Génesis de Kardec, ítem 46 nos dice:

En mi humilde opinión mucho deberemos trabajar en

nosotros mismos para que el esfuerzo de estas mejoras se reflejen en nuestros actos y en consecuencia en nuestra evolución moral – espiritual.

A los espiritistas nos toca poner en práctica estas prevenciones, más, si cabe por la responsabilidad que conlleva el conocimiento de la Doctrina Espírita, sea cual sea, el nivel que tengamos de conocimientos y aplicárnoslas a nosotros mismos según nuestro raciocinio y progreso.

Como podemos observar, son muchos los consejos y pautas a seguir que nos dan los

buenos espíritus. ¿Pero hasta donde estamos dispuestos a trabajar en ello?.

Tenemos en nuestras manos la llave, hagamos que se abra

para nosotros y a su vez para los demás, a que podamos penetrar en este sentimiento maravilloso que es la Doctrina Espírita y en las enseñanzas del Cristo.

Con la oración fervorosa que nace desde lo más íntimo de nuestro Ser, con el conocimiento del evangelio, con el bien pensar, siendo vigilantes de nuestros actos pero con firme voluntad y constancia. Adquiriendo buenos hábitos morales en nuestro comportamiento nos llevará a librarnos de vicios propios o de otras mentes recibidas por nosotros, pues todos somos sensibles a estos ambientes de distintas sintonías mentales y frecuencias vibratorias producidas por formas-pensamientos de vibraciones de otras entidades.

Si nos aplicamos durante la pluralidad de existencias estos buenos hábitos de conducta y educación moral, nos iremos enriqueciendo de un bagaje espiritual que nos proporcionará una mayor sintonía y armonía con la Espiritualidad Mayor. Con la sabiduría que vamos adquiriendo podremos tener más capacidad de raciocinio y discernimiento, dotándonos de aptitudes para la elección de valores más elevados. (Práctica del bien, bondad, paciencia, misericordia), en definitiva, la práctica del amor incondicional.

La oración enriquece un comportamiento equilibrado y una vida mental sana y de reflexión. Debemos tomar parte de los acontecimientos que nos rodean subjetiva y objetivamente, para sacar experiencias positivas de estas.

Aprender a pensar y cultivar

la razón con sabiduría, cultivar el hábito del bien pensar conduce a la forja de la voluntad bien disciplinada. El hábito de la concentración superior arman al Ser para contra y mil vicisitudes que se encuentran en la escala evolutiva.

Dice Manoel Philomeno de Miranda / Divaldo Franco en el libro Cadenas rotas,

en el capítulo XI en “profilaxis de la obsesión”

Todos podemos ser obsesados en algún momento de nuestras existencias pero poniendo en prácticas la auto-reforma moral podemos evitar que esta pase en cierto modo a efectos y consecuencias más graves (ley causa-efecto y subyugación).

En mi opinión mucho debemos trabajar en la humildad para aprender a autoanalizarnos, ya lo decía un sabio de la antigüedad “Conócete a ti mismo”. ¿Cómo somos en realidad?, ¿por qué actuamos como lo hacemos a veces?, ¿Por qué no nos enfrentamos a nuestros errores para reconocer donde fallamos y tener el firme propósito de mejoramiento?

Debemos depositar nuestra confianza y fe en Dios, sí, pero el esfuerzo por nuestra mejora solo nos corresponde a nosotros, El Padre pone a nuestro alcance el remedio dándonos las pautas y las recomendaciones, pero a nosotros, nos corresponde administrárnosla correctamente.

El espiritismo no hará por nosotros, lo que nosotros

no seamos capaces de hacer por nosotros mismos, por nuestra elevación moral, con nuestro esfuerzo diario. Al igual que intentamos mejorar nuestro aspecto físico, por qué no invertir nuestro esfuerzo en la mejor de las reformas, “la íntima” porque esta es la que nos da la verdadera luz que ilumina todo nuestro Ser. Solo con la transformación moral estaremos en sintonía con el amor del Padre.

Estamos en este mundo terrenal para seguir aprendiendo de nuestros errores y así llegará el día que en que seamos capaces de trabajar en nuestro progreso y no hacer el mal. Así estamos todos en el camino del progreso espiritual con la ayuda de nuestros Hermanos de Luz, entonces, ¡No esperemos más!, trabajemos en el prójimo y así trabajaremos en nosotros mismos para un progreso satisfactorio en esta existencia donde el Padre nos brinda la oportunidad de crecer y amarnos los unos a los otros como Él nos ama.

Crezcamos como hermanos de Jesús, porque en ÉL, esta la esperanza de un futuro mejor para toda la humanidad.

Fin de la exposición.