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Israel y el imperio persa TRABAJO DE ARQUEOLOGÍA BÍBLICA Facultad de Teología de Granada

Trabajo de arqueología bíblica: Israel y el imperio persa en el museo de Louvre

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Este trabajo pretende ser una guía para conocer de una forma un poco más profunda la relación entre Israel y el imperio persa en el museo de Louvre. Se trata de un intento de facilitar la comprensión de la lectura y la comprensión de algunos de los libros bíblicos de este contexto. En definitiva, es un trabajo de la asignatura de Libros Históricos de la facultad de Teología de Granada.

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Page 1: Trabajo de arqueología bíblica: Israel y el imperio persa en el museo de Louvre

Israel y el imperio persa

TRABAJO DE ARQUEOLOGÍA BÍBLICA TRABAJO DE ARQUEOLOGÍA BÍBLICA

F a c ul ta d de T eo lo g í a d e Gr a na da

Page 2: Trabajo de arqueología bíblica: Israel y el imperio persa en el museo de Louvre

P Á G I N A 2

1. EL MUSEO DE LOUVRE

Estamos ante la fantástica oportunidad de cono-

cer a uno de los museos más importantes del mundo.

Estar en él es como hacer un viaje a los tiempos remo-

tos, entablando un diálogo con personajes, pinturas, es-

culturas, de épocas que hablan de las raíces históricas y

religiosas de la humanidad.

El origen de Louvre se ubica en los tiempos de

la Edad Media y, desde entonces, no se ha detenido su

evolución. Recientemente su espacio ha tenido sus últi-

mos retoques en su arquitectura. Los cambios fueron

significativos, pues es un lugar digno de ser nombrado

como “divino”, conocido anteriormente por la Victoria

de Samotracia que preside sus lindas escaleras, ahora es su

gran patio central con la pirámide de cristal lo que es-

tampa su marca específica.

ÍNDICE:

1. El museo de

Louvre

2

2. Relaciones bí-

blicas y extrabíbli-

cas entre Israel y

Persia

4

3. Restos arqueo-

lógicos del impe-

rio persa y su re-

lación con Israel

7

4. Referencias

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La grandiosidad del edificio es acompañada por la grandiosidad de las obras

que hay en él, por su variedad y calidad. Es seguro encontrar obras de épocas tan remo-

tas, distantes en el tiempo y en la forma de pensar de sus autores. Son como puntos de

referencias para entender no solo una ciudad, sino civilizaciones enteras.

En efecto, el hecho de que abarque distintas piezas de culturas tan lejanas

(Persia, mesopotámicas, egipcias etc.) nos hace caer en la cuenta de la importancia del

tema evolutivo en el hombre moderno.

Si sumamos a todo lo dicho, una

enorme galería de pinturas que abarca

todos los estilos desde la Edad Media

hasta el siglo XIX, es natural enten-

der su fama entre los museos del

mundo. Además el hecho de estar

ubicado en el centro de París tiene

todo que ver con su éxito.

Es importante hacer notar que

una de sus grande aportaciones actua-

les constituye sus exposiciones tem-

porales.

Es posible llevar a cabo algunos

procesos de investigación y estudios

con algunas obras, y no solo contem-

plarlas.

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Su edificio estaba pensado para ser un palacio y no

un museo, no obstante su innegable evolución apunta a la

misma historia de Francia. Louvre fue construido por orden

del rey Felipe Augusto a finales del siglo XII. En el transcur-

so de los siglos fue objeto de distintos intereses: Francisco I

lo quiso como una casa lujosa; fue nombrado como palacio

del Pueblo en la Revolución de 1848; Napoleón III lo con-

virtió en un complejo estatal que se titulaba Ciudad Impe-

rial.

Tras tantos acontecimientos lo cierto que es Louvre

no dejo de crecer. Está ubicado en el centro de París, con

una extensión de más de 40 hectáreas, consta de más de

60.000 m2 de salas expositivas de objetos que representan 11

milenios de civilización.

El 18 de noviembre de 1993 el presidente francés

Miterrand inauguró lo que se conoce como el ala de Richi-

lieu. En ella encontramos esculturas francesas, así como

obras inscritas del oriente antiguo y del Islam.

Algunas de sus salas:

- Antigüedades griegas, etruscas y romanas: se halla 4.5000

obras, esparcidas en un espacio de 1.140 m2 ; obras de distin-

tos periodos artísticos, el arte de las Cícladas (3000-2000

a.C.), el arte cretense minoico (2000-1500 a.C.) entre otros.

- Antigüedades egipcias: se encuentra 5.000 obras, distribuidas en 30 salas, de las cuales 19 están

dedicadas a las obras relacionadas con la escritura, la agricultura, la vida doméstica, la música de la cultu-

ra egipcia; además dentro de las diversidad de obras, el

Egipto copto y el ro- mano llevan la delantera poseyendo salas

dedicadas al arte fu- nerario.

- Pinturas y dibujos italianos: hay 170 cuadros, entre

ellos San Jorge dando muerte al dragón de Rafael, la gran parte de

estos cuadros han sido restaurados.

Durante los años de 1995-1997 se llevaron a cabo

diversas remodelacio- nes de los espacios, en 1997 se abrió el

ala de nuestro interés, la de antigüedades orientales, nombrada

ala Sakler.

Para termi- nar, hace falta mencionar algunos de los

aspectos peculiares de este impresionante museo. No es solo un

museo, sino un recin- to de importantes eventos culturales. Tie-

ne más de 33.000 pie- zas distribuidas en siete colecciones dife-

rentes. En lo que se refiere a los visitantes, Louvre ha recibido

más de cincuenta mi- llones desde de 1993. Asimismo, alberga

la Escuela del Louvre, con 2000 alumnos y en ella tiene lugar

muchos eventos en torno a temáticas como arqueología, arte,

o museología.

En el Louvre, se encuentra esta obra

clásica de Leonardo da Vinci. Fue

adquirida por Francisco I de Francia

a principios del Siglo XVI. Su nombre

significa la alegre, y es una pintura

de la esposa de Francesco

Bartolomeo de Giocondo, que se

llamaba Lisa Gherardini.

LA GIOCONDA—LA MONA LISA

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Después de conocer el lugar dónde

nuestros pasos se moverán, ahora nos hace

falta introducir una nueva cuestión: qué re-

lación hay entre el Israel y el imperio persa arqueménida. Para que sea posible nuestro segun-

do apartado haremos uso de la Biblia y también de fuentes extrabíblicas, esto es importante,

pues una vez comprendido el marco más amplio de nuestra cuestión, nuestra comprensión

será mayor cuando nos deparemos con los objetos de la sala dedicados al imperio persa.

Israel como todo pueblo del oriente próximo estuvo en medio de los acontecimien-

tos de los grandes imperios. Podemos decir, en síntesis, que su evolución como pueblo tiene

estrecha relación con cuatro grandes imperios: Asirio, Babilonia, Persia y el Romano. Groso

modo, la parte que nos interesa se sitúa en la decadencia del imperio babilónico. Desde el

año 586 hasta 537 a.C los judíos estuvieron en lo que se conoce como el Exilio, tras Nabu-

codonosor II tomar Jerusalén y destruir el templo y deportar una gran cantidad de judíos.

Una clave importante para este momento es la palabra reconstrucción, porque nuestra pre-

sentación se ubica en un momento de destrucción de los signos de identidad del pueblo ju-

día y el intento de reconstruirlos, ahora contando con el apoyo del imperio persa, tras el

Edicto de Ciro de 538. «Ciro, rey de Persia, dispone lo siguiente: “El señor, Dios de los cielos, ha puesto

en mis manos todos los reinos de la tierra, y me ha encargado que le construya un templo en Jerusalén, que

está en la región de Judá. Así que a cualquiera de vosotros que pertenezca al pueblo del Señor, que el Señor

su Dios le ayude, y váyase allá” » (Esd 1, 2-3)

Esto fue posible, porque los persas crearon una ciudadanía fiel al gobierno imperial,

ella tenía como rasgo definitorio, no la deportación como los asirios y los babilónicos, sino

el respeto y la legitimación del poder local, según los autores Carbajosa, Echegaray y Varo

(1990, 314): “tampoco deportaban a las poblaciones conquistadas ni les imponía unos mo-

dos de vida distintos a los que ya tenían, con tal de que pagasen a su debido tiempo los im-

puestos correspondientes”.

La inscripción del cilindro de Ciro II, descubierto durante la excavación del templo

de Marduk en Babilonia pone de manifiesto que este rey debe ser el restaurador, no solo de

la justicia con respeto a su pueblo, sino también de devol-

ver a los dioses a sus debidas casas, “es una muestra de

entre otras que la restauración era una de las tareas políti-

cas prioritarias del imperio persa. Dejaba libertad, apoyaba

los cultos tradicionales de cada lugar (…) De este modo

ganaba el favor de una población que le estaba agradecida

y bien dispuesta a aceptar su gobierno y a pagar tribu-

tos” (ID, 316).

Bajo este imperio toda la zona de Judá será una

provincia por nombre Yehud, que tenía como modelo

administrativo el de cuidad-templo (cf. ID, 319).

2. RELACIONES BI BLICAS Y EXTRABI BLICAS ENTRE

ISRAEL Y PERSIA.

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Ahora el pueblo vive una nueva esperanza, ser de nuevo un pueblo en su tierra, vi-

viendo su fe en su templo. De acuerdo con el libro de Esdras 2, 64 una gran cantidad de

judíos regresaron a Jerusalén, un total de 42.360. Se puede pensar que no fueron todos los

que regresaron, el hecho de poder poseer bienes, hacía del regreso a palestina una aventura, y

muchos no estaban dispuestos a dejar sus posesiones. Tal viaje tuvo lugar en el año 537 bajo

la guía de Sesbasar, el cual llevó los ar-

tículos que pertene- cían al templo y que

Nabucodonosor había tomado de Je-

rusalén.

É l q u e parecía que iba a ser

un personaje im- portante, Sesbasar,

deja la escena y el papel como líder lo

asume Zorobabel, hijo de Salatiel y nieto

de Joaquín. Los que regresaron de

pronto levantaron el altar y reanudaron

los sacrificios, colo- cando los cimientos

del nuevo templo al año siguiente.

El regreso no im- plicaba que la región

de Jerusalén estu- viese despoblada. Los

que se quedaron tras el exilio a Babilonia se han mezclado con otros pueblos y con sus cos-

tumbres, la región de Samaría es el escenario de lo que este período, bajo el Imperio Persa,

nombrará como los impuros y judíos de una segunda categoría; aquí la clave de conflicto es

importante, porque ya no existe una amenaza externa al estilo del período de la monarquía

en Judá o en Israel, sino que los conflictitos ahora son los propios vecinos y por lo tanto sus

hermanos de Samaría. Y son ellos los que quieren también contribuir en la construcción del

templo:

“Cuando los enemigos de Judá y de Benjamín se enteraron de que los deportados estaban edificando un santuario a

Yahvé, Dios de Israel, se presentaron a Zorobabel, a Josué y a los cabezas de familia, y les dijeron: «vamos a edificar

junto con vosotros, porque, como vosotros buscamos a vuestro Dios y le sacrificamos (…)» Zorobabel, Josué, y los restan-

tes cabezas de familia israelitas les contestaron: «No podemos edificar juntos nosotros con vosotros un templo a nuestro

Dios: a nosotros solos nos toca construir para Yhavé, Dios de Israel, como nos lo ha mandado Ciro, rey de Per-

sia” (Esd 4, 1-3).

Con tal negativa, los descendientes de quienes se habían reasentados en Samaría y algunos

otros sobornaron a funcionarios del gobierno para bloquear la construcción del templo, de modo que

tal obra se interrumpe durante el resto del reinado de Ciro y de su hijo Cambises II (530-522).

Si damos un paso más nos encontramos con un nuevo comienzo tras la muerte de Cambi-

ses, con la que hubo una lucha de poder en el seno del imperio, de la cual Darío salió vencedor. Aquí

ubicamos los libros de Hageo y Zacarías que están vinculados estrechamente a la reconstrucción del

templo:

“¿Y acaso para vosotros sí es tiempo de vivir en casas lujosas, mientras que mi templo esté en ruinas?” (Ag 1, 4)”

Y la reconstrucción del templo se estancó otra vez a raíz del interés de Tatenai, gobernador

de la provincia al oeste del río Éufrates, de saber quien había autorizado a los judíos la reconstrucción

del templo. La cuestión se quedó solucionada cuando encontraron una copia del edicto de Ciro en la

ciudad de Ecbatana (la actual ciudad de Hamadán en Irán).

Hacia el año 400 a. C los

samaritanos obtuvieron

permiso para la

construcción de su propia

templo del Señor en el

monte Girizim, cerca de

Siquem.

Los persas gobernaron un

imperio que se extendía

desde el mar Egeo hasta el

río indo. El rey persa

cambises conquistó Egipto

en el 525 a. C. y los reyes

Darío y Jerjes organizaron

campañas contra Grecia en

el 490 y 480 a.C., aunque

no tuvieron éxito.

“Entonces, por orden del rey Darío, se investigó en los archivos del tesoro e conservados en Babilonia y se encontró en Ecbát ana, la fortaleza

situada en la provincia de los medos, un rollo del tenor siguiente: «Memorándum. El año primero del Rey Ciro, el Rey Ciro ha ordenado:

‘templo de Jerusalén’ constrúyase el templo como lugar donde se ofrezcan sacrificios y échense sus cimientos (…)” (Esd 6, 1 -3)

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Las exhortaciones de los citados profetas surgieron efecto y en el año

516 a.c se concluyeron las obras. Es cierto que el templo llevado a cabo por

Zorobabel ciertamente no era tan majestuoso como el de Salomón y con el

tiempo sería sustituido por el suntuoso palacio de Herodes.

Uno de los fracasos de Darío es el intento de dominar Grecia en el

490 a.C. Por esta derrota su hijo Jerjes (486-465 a. C.) intenta vengarse con un

ejército muy numeroso, pero que son derrotados en Salamina y Platea. Es con

Jerjes llamado Asuero en biblia, que tenemos otro punto de inflexión: el libro

de Ester. Tal libro empieza con este rey ofreciendo un banquete a sus minis-

tros y generales, dónde podremos pensar que se tratara de un encuentro previo

a la fracasada ofensiva contra Grecia. En este banquete que la reina Vasti se

niega a comparecer, hecho que es tomado como una gran ofensa y Vasti es

desposeída del título de Reina.

Ester (497a.C.) aparece como una candidata motivada por su tío,

Mardoqueo, debiendo de guardar secreto sobre su raza y su familia. El rey la elige como su esposa debi-

do a su gran belleza.

Situada en Susa, la residencia de invierno de los reyes persas, la historia de Ester es

marcada por la dramaticidad y patetismo, es decir, anhela generar en el lector sentimientos de

desconcierto y admiración hacia su personaje principal. Es importante decir que la descripción

que el libre de Ester de la corte de Jerjes encaja bien con las evidencias arqueológicas y las

inscripciones halladas en Susa: “El patio estaba adornado con finas cortinas blanca y azules, sujetas a

una columnas de mármol y sostenidas por cordones de lino color púrpura que pasaban por unas anillas de

plata. También habían puesto divanes de oro y plata, y el suelo estaba embolsado con piedras preciosas y nácar,

y con mármol blanco y negro” (Est 1, 6)

Mardoqueo era una persona de confianza y estimada por el Rey, por haber descubier-

to un intento de asesinato del soberano, no obstante, Amán también se destaca por su fideli-

dad, pero no aguanta que Mardoqueo no se doble ante su persona tal como lo había decreta-

do el rey (cf. Est 3,2) y busca el exterminio del pueblo judío por ser un pueblo disperso y

desobedientes ante las leyes reales, lo cual logra que Jerjes le de total libertad para hacer lo que

quiera con tal pueblo. Es cuando Mardoqueo vive un gran duelo por todo el pueblo y se lo

comenta a Ester, que pone en peligro su vida tras buscar una audiencia privada con su esposo,

que le extiende su cetro en señal de aprobación, y pide preparar un banquete para él y Amán.

Mientras tanto Amán prepara una horca para colgar a Mardoqueo. Sin embargo, Ester desvela

al rey toda la trama de Amán contra los judíos después que el Rey le dijo que pidiera lo que

quisiera. “Si cuento con tu benevolencia, ¡oh, rey!, y si al rey le place, concédeme la vida—este es mi deseo—y

la de mi pueblo—esta es mi petición-. Pues yo y mi pueblo hemos sido vendidos, para a ser exterminados,

muertos y aniquilados. Preguntó el Rey Asuero a Ester: «¿Quién es, y dónde está el hombre que ha pensado

ejecutar en su corazón semejante cosa?» Respondió Ester: «¡El perseguidor y enemigo es Amán! » (Est 7, 3-

6).

Así salva Ester a su pueblo y Amán es colgado con todo su familia en la horca de

tenía preparada a Mardoqueo, que es nombrado como ministro principal de Asuero. Éste rey

fue asesinado en una trama palaciega y asumió el trono su hijo Artejerjes, hijo de Amestri, que

el libro de Ester nombre como Vasti, porque el libro bíblico no dice nada de su divorcio for-

mal o que muriese. En el libro de Ester encontramos la fundamentación de la fiesta judío co-

nocida como Purim, en ella se conmemora la salvación del pueblo judío por obra de Ester y

de Mardoqueo, en la que se anula la suerte (pur) que había echado para el día del exterminio el

pueblo por trama de Amán.

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La fiesta del Purín

“Esta es una de las fiestas más alegres y divertidas del calendario judío.

La fiesta de Purim está precedida por un ayuno me-nor, el Ayuno de Ester, el cual conmemora los tres días de ayuno en preparación para su reunión con el rey.

El mandamiento principal relacionado con Purim es escuchar la lectura del libro de Ester, conocido como Megilá, que significa rollo de perga-mino.

Es costumbre abuchear, zapatear y hacer ruido cuando se pronuncia el nombre de Amán en el servicio. El propó-sito de esta costumbre es “encubrir u opacar el nombre de Amán”.

En Purim los judíos tienen el mandamiento de enviar alimentos y bebidas como regalo y hacer donaciones caritativas.

En esta fiesta se acostum-bra: realizar celebraciones típicas del Purim (carnaval judío); efectuar obras de teatro y parodias; hacer concursos de belleza; purim no está sujeto a restricciones como las del Sábado”.

Véase en: http://www.fraternidadinternacional.org/site/PageServer?pagena-me=corner_holidays_Purim&s_locale=es_US (Consulta el día 03/02/2015)

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En el séptimo año del reinado de Artajerjes (458 a. C) un maestro muy versado en la

ley de Moisés llamado Esdras se marchó de babilonia rumbo a Jerusalén. Le acompañó un

grupo numeroso de personas, su gran preocupación era el olvido por parte del pueblo del

cumplimiento de la Ley, de tal forma que se estaban mezclando con otros pueblos, se habían

casado con otras mujeres extranjeras y habían tenidos hijos, por lo que debían de divorciarse

y abandonar a sus hijos.

Otro persona- je importante de este contex-

to es Nehemías que era el copero de Artajerjes en

Susa. Su preocupación es la construcción de la mu-

ralla de Jerusalén des- pués de enterarse de las noti-

cias que trajo su her- mano Jananí: “los restos del

cautiverio que han quedado allí en la provincia se encuentran

en gran estrechez y confu- sión. La muralla de Jerusalén

está llena de brechas, y sus puertas incendiadas” (Ne 1, 3).

Entonces salió Nehemías con una carta del

rey que autorizaba la construcción de la fortaleza y

movilizó todo el pueblo: “Uníos a mí y reconstruyamos la muralla de Jerusalén, para que ya no seamos

objeto de burla” (Ne 2, 17).

La construcción no fue una tarea fácil, si de una parte había apoyo, por otras Nehe-

mías contaba con algunos enemigos (Cf. Ne 2, 19): Sambalat, el de Horón, Tobías, el amonita

y Guésem, el árabe, que se burlaba. Si prescindimos de la Biblia es importante notar que se-

gún Lawrence (2008, 116) existen testimonios directos en los registro arqueológicos de los

siguientes personajes:

“Sambalat figura como gobernador de Samaria en los papiros procedentes de Elefantina,

cerca de Asuán, en el decimoséptimo año de reinado de Darío II.

El nombre de Quesém también ha aparecido en Egipto; un cuenco de plata hallado en un

santuario de Wadi Tumiltatm en el delta oriental del Nilo, lleva la siguiente inscripción: «lo

que Qaynu, hijo de Guesém, rey de Quedar, trajo como ofrenda a la diosa Hanilat.» Al igual

que su hijo y sucesor, Qaynu, Guesém era el rey o jefe supremo de la tribu de Quedar en el

norte de Arabia. (…)”.

A pesar de la oposición la muralla se terminó, en Ne 12, 27 47 se dice que su dedica-

ción fue vivida con gran alegría. Nehemías ocupó el cargo de gobernador hasta el año 433

a.C., tuvo una segunda misión con el propósito de que el pueblo respetara a la ley, que guar-

dase el sábado y que expulsase a todos los extranjeros de Jerusalén.

Hemos terminado en líneas generales un esbozo de la relación entre Israel y el impe-

rio persa. Ahora vamos a entrar en el museo de Louvre, tenemos que llegar a la sección de

antigüedades orientales en la primera planta del museo, en ella hay 21 salas de exposiciones,

nuestro marco de interés se ubica entre las salas 12 y la 14.

A continuación les ofrecemos las salas y sus obras que nos interesan, que por cierto

no son muchas en este museo, pero que no dejan una importante noción de lo que fue el

imperio persa y su relación con el pueblo judío. !Qué disfrutéis!

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3. RESTOS ARQUEOLO GICOS DEL IMPERIO PERSA Y SU RELACIO N CON ISRAEL

1 Estos pequeños cilindro y anillos de la época aqueménida ilustran algunos

de los pasajes del libro de Ester y dan muestra del carácter inquebrantable que tenían las leyes tanto de los persas como de los medos, de tal forma que lo que está escrito y sellado con el anillo del Rey es imposible de deshacerlo. Encontramos una referencia tanto cuando solicita el Rey que se busque can-didatas para asumir la corona tras el caso de Vasti, como en el caso de Amán con el intento de exterminio del pueblo judío:

“Si al rey le parece bien, publíquese, de su parte, e inscríbase en las leyes de los persas y medos, para que no sea conculcado, este decreto: que no vuelva Vastí a presencia

del rey Asuero. Y dé el rey el título de reina a otra mejor que ella” Est 1, 19

“El rey sacó el anillo de su dedo, se lo entregó a Amán, hijo de Hamdatá, de Agag, enemi-go de los judíos, y dijo el rey a Amán «La plata, te la regalo; y pongo también ese pueblo en

tus manos, para que hagas lo que te parezcas” Est 3, 10-11.

Lo que encontramos en esta sala nos remonta a otro dato importante de la historia del pueblo judío, que se enmarca en la reconstrucción del tem-plo, cuando el rey persa Darío exige la autorización, es decir, el edicto de Ci-ro, el cual es encontrado en Ecbátana, tal y como se encuentra en el libro de

Esdras:

“Entonces, por orden del rey Darío se investigó en los archivos del tesoro conservados en Babilonia, y se encontró en Ecbátana, la fortaleza situada en la provincia de los medos, un rollo del tenor siguiente (…) Constrúyase el templo como lugar donde se ofrezcan sacrificios y échen-

se sus cimientos” Esd 6, 1-3.

1- Sellos y cilindros y tampones de Susa

Sala 12—vitrina 1

2– Capitel de una columna

Sala 12—A

2 Este capitel procede de una de las columnas de la sala de audiencias del

palacio de Darío 1º. Tal objeto tenía más de 20 metros de altura, en el tron-co se puede observar que decoraciones florales y los bustos de toros que sostenían el techo de madera de cedro. Encontramos en el libro de Ester una referencia importante para describir el palacio de Susa y toda la grande-za del imperio persa con Jerjes 1º.

“Al cabo de ese tiempo, el rey ofreció un banquete de siete días, en el patio del jardín del palacio

real, a toda la población que se encontraba en la ciudadela de Susa, desde el más grande al más

pequeño. Había colgaduras de lino blanco y de púrpura violeta, sujetas a argollas de plata y a

columnas de alabastro, con cordones de lino fino y de púrpura roja; había divanes de oro y plata

sobre un piso de pórfido, alabastro, nácar y mármol negro.

Se daba de beber en copas de oro, todas de formas diversas, y el vino del reino corría a raudales,

gracias a la prodigalidad del rey.

La regla era que nadie fuera forzado a beber, porque el rey había ordenado a todos sus mayordo-

mos que respetaran los deseos de cada uno.” (Est 1, 5-8)

También es en Susa donde Nehemías cumple su servicio de copero de

Artejerjes y en el año 455 a.C. recibe la autorización para reconstruir las murallas de

Jerusalén (cf. Ne 2, 3-8)

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3 Dario Hystaspes está considerado como uno de los grandes soberanos

del Imperio persa. Él quien promulgó un decreto que permitiría a los judíos acabar la reconstrucción del templo en 515 a.C, bajo el impulso del profeta Ageo y Zacarías (Esd 6,1-14).

Era un adorador celoso de Ahura Mazda, divinidad principal del zoroastrismo. Una de las características del zoroastrismo es el dualismo, la creencia en dos seres divinos independientes. Este dios pasaba por el crea-dor de todas cosas buenas.

Posiblemente formaba parte de una tríada, compuesta también por Mitra y por Anahita (diosa del agua y de la fecundidad).

3– Carta de fundación del palacio de

Darío 1º

Sully Sala 14—vitrina 4

Fragmento de copa de la vajilla de Jerjes 1°

Sala 14 vitrina 4 (13)

P Á G I N A 9

4 Jerjes 1° es nombrado en el libro de Ester como Asuero (cf. Est 1,1-

2). Rey de Persia que fue derrotado en la segunda guerra médica, la cual marcó el inicio de la decadencia del imperio persa y de la supremacía de los griegos. Tras la muerte de su padre, Darío I, (486 a.C.), logró pacifi-car Egipto y consiguió acabar con las revueltas en Babilonia.

Intentó vengar la afrenta que los griegos habían ocasionado a su padre en la batalla de Maratón (primera guerra médica). Después de derro-tar al ejército griego de Leónidas, Jerjes inició el saqueo del Ática al frente de sus hombres y arrasó los santuarios de la Acrópolis ateniense. La flota griega se reagrupó en el estrecho comprendido entre el Ática y la isla de Salamina y derrotó al flota persa (480 a.C.). El Rey regresó a Persépolis donde edificó suntuosas construccione. Murió a causa de una pelea palacie-ga, donde llega al trono Artejerjes 1º.

5– Esfinges enfrentadas con

globo alado

Sala 12

5 Estos paneles presentan animales, toro alado, grifo, león, a veces corona-

dos con el emblema de Ahura-Mazda (un disco alado), divinidad principal

del zoroastrismo que las inscripciones de los monarcas persas mencionan

constantemente, a partir de Darío 1°.

La cuestión religiosa del imperio abría espacio para el culto a otros

dioses, todos los dioses tenía valor e importancia para cada pueblo que lo

adoraba, es desde tal prisma que encontramos en este contexto de Israel la

posibilidad no solo de reconstruir el templo y las murallas de Jerusalén, sino

la formación de los principales libros de la Torá, obra de referencia para

todos los judíos.

A los persas les interesaban la estabilidad social y religiosa, de tal

forma que concedían “autorizaciones imperiales” a las normas jurídicas de

las distintas provincia del imperio. Asimismo podemos pensar que los pro-

pios responsables de la comunidad judía viesen aquí una buena oportunidad

para expresar sus convicciones comunes en un documento que consolidase

su propia identidad como pueblo.

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P Á G I N A 1 0

- LAWRENCE, Paul. Atlas histórico de la Biblia. Zaragoza 2008

- CARBAJOSA, Ignacio; ECHEGARAY, Joaquín G.; VARO, Francisco. La Biblia y su entorno. Pamplona 1990

4. REFERENCIA BIBLIOGRA FICA

SOBRE EL AUTOR

R E N A N D E O L I -

V E I R A D I N I Z

E S T U D I A N T E D E G R A D O E N T E O L O -

G Í A E N L A F A C U L T A D D E T E O L O G Í A

D E G R A N A D A

C O R R E O :

R D I N I Z 8 8 @ G M A I L . C O M

SOBRE EL TRABAJO

Trabajo presentado en la Asignatura de Libros Históricos para

obtención de nota parcial en la evaluación final en la Facultad

de Teología de Granada. Año 2015.

Profesora: Drª. M. Junkal Guevara Llaguno