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Desarrollo Económico, v. 20, N° 80 (enero-mario 1981) TRABAJO FORZADO Y TRABAJO UBRE EN EL POTOSI COLONIAL TARDIO* ENRIQUE TANDETElt** De regreso de su corta experiencia como secretario de la primera compañía inglesa que intentó, sin éxito, explotar las minas de plata de Potosí, Bolivia, Edmond Temple publicó en 1830 un libro de recuerdos de viaje en el que afirmaba: (Durante la dominación colonial española) doce mil indios... etan recluta- dos anualmente para la Mita de Potosí; pero se reconoce ahora que el trabajo forzado de los indios no era tan ventajoso para los propietarios mineros como algunos han supuesto. La milad del número de hombres contratados libremente cumplen (ahora) con el trabajo que bajo el sistema de la Mita ocupaba a casi el doble... 1 En mucha de la historiografía colonial hispanoamericana subyace un juicio similar acerca de la mayor rentabilidad del trabajo libre. La Corona española habría organizado durante casi dos siglos y medio, desde la dé- cada de 1570 hasta 1819, una migración laboral forzada para las minas de Potosí que, como contrapartida de sus efectos disruptivos sobre las comu- nidades indígenas en las que se reclutaba, sólo producía beneficios "irriso- rios y mínimos". La bibliografía disponible sobre trabajo esclavo y servil, así como los análisis de los primeros estadios de la industrialización, nos llevan, sin embargo, a desconfiar de aquella evaluación y nos estimulan a revisar la evidencia histórica. Más específicamente, la historia del Africa negra desde la década de 1870 presenta multitud de ejemplos de migraciones laborales tempora- rias, reclutadas mediante grados diversos de coerción, cuyo estudio ha revelado su papel crucial en las economías coloniales y neocoloniales 3 El * Agradecemos los comentarios de E. J Hobsbawm, J. I. Israel, Brooke Larson, John Lynch y Kuggiero Romano a propósito de versiones preliminares de este artículo ** Institute of Latín American Studies, University of Lx>iidon, y Centro de Estu- dios de Estado y Sociedad (CEDES), Buenos Aires. 1 Edmolld TEMPLE: Trovéis in Vurious Parts of Perú, Includirií u Vtur's ftesidence in Ho ton, 2 vols. (Londres, 1830), i, pp. 319-20. 2 Pierre-Philippe ItKY: Colonialisme, néocolonialisme et trantition un caltltalume bxempl* de la •Comilón' au Congo BmzavUh- (París, 1971); Harold WOLPE: "Capitalum and cheap labour

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Page 1: TRABAJO FORZAD Y TRABAJO UBRO E EN EL POTOS COLONIAI …

Desarrollo Económico, v. 2 0 , N ° 8 0 (enero-mario 1981)

TRABAJO FORZADO Y TRABAJO UBRE EN EL POTOSI COLONIAL TARDIO*

ENRIQUE TANDETEl t**

De regreso de su corta experiencia como secretario de la primera compañía inglesa que intentó, sin éxito, explotar las minas de plata de Potosí, Bolivia, Edmond Temple publicó en 1830 un libro de recuerdos de viaje en el que afirmaba:

(Durante la dominación colonial española) doce mil indios . . . etan recluta-dos anualmente para la Mita de Potosí ; pero se reconoce ahora que el t rabajo forzado de los indios no era tan ventajoso para los propietarios mineros como algunos han supuesto. La milad del número de hombres cont ra tados l ibremente cumplen (ahora) con el t rabajo que bajo el sistema de la Mita ocupaba a casi el d o b l e . . . 1

En mucha de la historiografía colonial hispanoamericana subyace un juicio similar acerca de la mayor rentabilidad del trabajo libre. La Corona española habría organizado durante casi dos siglos y medio, desde la dé-cada de 1570 hasta 1819, una migración laboral forzada para las minas de Potosí que, como contrapartida de sus efectos disruptivos sobre las comu-nidades indígenas en las que se reclutaba, sólo producía beneficios "irriso-rios y mínimos". La bibliografía disponible sobre trabajo esclavo y servil, así como los análisis de los primeros estadios de la industrialización, nos llevan, sin embargo, a desconfiar de aquella evaluación y nos estimulan a revisar la evidencia histórica.

Más específicamente, la historia del Africa negra desde la década de 1870 presenta multitud de ejemplos de migraciones laborales tempora-rias, reclutadas mediante grados diversos de coerción, cuyo estudio ha revelado su papel crucial en las economías coloniales y neocoloniales 3 El

* Agradecemos los comentar ios de E. J Hobsbawm, J. I. Israel, Brooke Larson, John Lynch y Kuggiero Romano a propósito de versiones preliminares de este ar t ículo ** Inst i tute of Latín American Studies, University of Lx>iidon, y Centro de Estu-

dios de Estado y Sociedad (CEDES), Buenos Aires. 1 Edmol ld TEMPLE: Trovéis in Vurious Parts of Perú, Includirií u Vtur's ftesidence in Ho

ton, 2 vols. (Londres, 1 8 3 0 ) , i, pp. 319-20 . 2 Pierre-Philippe ItKY: Colonialisme, néocolonialisme et trantition un caltltalume bxempl* de la •Comilón' au Congo BmzavUh- (París, 1971) ; Harold WOLPE: "Capitalum and cheap labour

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f > 1 2 E N H i g U E TANDETEK

marco conceptual de esas investigaciones de los africanistas será de utili-dad para la revisión que nos proponemos. En ellas se han distinguido tres elementos diversos en el valor de la fuerza de trabajo: primero, la manu-tención del trabajador durante su periodo de empleo, es decir, la recons-titución de la fuerza de trabajo inmediata; segundo, la manutención del trabajador durante períodos de no empleo (enfermedad, desempleo, etcétera), y, tercero, la reproducción del trabajador mediante la manuten-ción de su primogenitura 3 . Mientras en un mercado de trabajo libre el salario ha de ser equivalente al valor de la fuerza de trabajo, las migracio-nes laborales temporarias permiten a los empresarios que se benefician de ellas relegar el costo de la manutención y la reproducción de la fuerza de trabajo a la esfera de las comunidades indígenas. El salario pagado al mi-grante cubre así sólo la reconstitución de la fuerza de trabajo inmediata. Grados diversos de coerción darán como resultado casos en los que aun esta última es insuficientemente cubierta por el salario.

La migración anual forzada a las minas de Potosí, la mita, fue un caso extremo en el que, a pesar del pago de salarios por parte del empresario minero, la casi totalidad de la reconstitución de la fuerza de rrabajo inme-diata recayó también sobre la comunidad de origen del migrante. En la apropiación de esa renta en trabajo por parte del empresario el objeto de explotación no era el migrante individual sino la totalidad de la comuni-dad de la que provenía. Las comunidades transferían así a la esfera de producción de la minería potosina parte del plustrabajo comunal, lo que afectaba su propia acumulación y reproducción. Nuestra hipótesis en este artículo, que se limitará cronológicamente a la segunda mitad del siglo XV1I1, es que esa transferencia de valor fue fundamental para la minería de Potosí y que sin ella esta última habría tenido escasas posibilidades de supervivencia. Por otra parte, analizaremos detenidamente el papel del trabajo libre en la misma industria, e intentaremos explicar las condiciones que determinaron la coexistencia y la interacción entre trabajo forzado y trabajo libre.

* * *

El Cerro Rico de Potosí había sido durante la primera mitad del si-glo XVII el yacimiento argentífero más productivo del mundo. Hacia 1800, en cambio, existían otras minas en el imperto español en América que sobrepasaban su producción anual. En particular, algunos yacimien tos de Nueva España, México actual, atravesaban por entonces un perío-do de crecimiento espectacular. No se trataba sólo de que las minas mexicanas producían más plata que Potosí, sino que eran mucho más

power in South Africa: troni tententklion to Apartheid", en ti. Wolpe (ed.): The Aríi» ulutiun uf Moiíes uf Produclion üsauy* from ' Econom y and Societ y' (Londres, 1 9 8 0 ) . pp. 2 8 9 - 3 2 0 ; Claude MfclLLASSOlJX: f'emmei, ¡renten el capitón* { P u i i , 1 9 7 5 ) ; Htlaire BABASSANA: Travail forcé, expropriation et formotion du salarial en Afrique Noire (Grenoble, 1978) .

J ME1LLASSOUX. ob. cit. , p. 1B2.

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TRABAJO FORZADO Y TRABAJO LIBRE EN El. POTOSI COLONIAL 537

'ricas', es decir que sus minerales contenían mucha más piala pura por unidad de peso. Así, para producir en Potosí un marco de plata había que refinar entre 150 y 300 por ciento más de mineral que en los yacimientos de Nueva España, con las consiguientes diferencias en costos*. En tanto el precio de los metales preciosos es fijado a nivel mundial de acuerdo con los costos en las minas más fértiles, el 'boom' de la plata mexicana hubiera debido implicar, en términos económicos abstractos, el abandono de Potosí por su falta de rentabilidad 5 . Pero eso no ocurrio y, más aún, su producción anual se duplicó entre la década de 1740 y la de 1790.

Aunque Potosí no ocupara más un lugar de primer orden en la eco-nomía mundial, su producción era fundamental para la articulación de un extenso espacio económico sudamericano. Hacia mediados de la dé-cada de 1770 equivalía al 40 por ciento de la plata producida en todo el Virreinato del Perú. En 1776 se desgajó de este último el Virreinato del Río de la Plata, abarcando los territorios de Bolivia, Paraguay, Argentina y Uruguay actuales, y Potosí respondía por casi el 65 por ciento de la pro-ducción de plata de su jurisdicción. Entre 1779 y 1784 el metálico supe-raba el 80 por ciento del total de las exportaciones del nuevo virreinato. En cuanto a las finanzas estatales, la industria minera proveía, liacia 1790, el 32,1 por ciento de sus ingresos 6.

La minería de Potosí presentaba, hacia 1790, una estructura tripar-tita de dueños rentistas, empresarios arrendatarios y trabajadores. Los empresarios tomaban en arriendo una unidad de producción ('ingenio'), que incluía un número de minas en el Cerro Rico, una planta de bene-ficio de minerales (el 'ingenio' propiamente dicho) y el derecho a una cuota determinada de trabajadores forzados. El contrato de ar rendamien-to estipulaba el pago semanal de una suma fija al dueño de la empresa, el cual residía a veces en la misma ciudad, y otras en Lima, La Plata (actual Sucre), Buenos Aires o aun en España. Los arrendatarios eran, en general,

4 Ell México se estimaba un rendimiento promedio de i 5 marcos de piala por cada bO guiri tales de mineral retinado; D. A. BRADING: Minera and Merchanta in floi.rl,,.., México 1763 1810 (Cambridge, 1 9 7 1 ) , p. 152. El rendimiento para Potosí oscilaba entre 4 > 6 marcos por cada 5 0 Quintales. Cf. Bartolomé A R Z A N S DE O R S U A y VELA: Historia de la Villa Imperial de l'olo.i. ed. Lewis l lanke y Gunnar Mendoza, 3 vola. (Providence, 1 9 6 5 ) , Ui, p. 10; Diputados del gremio de azogueros a San/.. Potos í , 2 3 / 2 / 1 8 1 0 : Archivo Nacional de Bolivia (en adelante a N b , Minas. 8 8 6 , lo, 4; Museo Británico (en adelante Brit. Llb.), Add. MS. 1 7 6 0 5 , fos 249 v -5 (> ; Pedre Vicente C A Ñ E T E y DOMINGUEZ: Guia liitlórica. teotráíieu del Gobierno e Intendencia de la Hrovin cía de PoIon' 1178») (Potos í , 1952) , pp. 67-8;CaAete a Aviles, Potos í , 2 6 / 9 / 1 8 0 0 : Archivo General de la Nación, Buenos Aires (en adelante A.G.N.) , IX, 6-4-5; Pino Manrique a I.oreto. Potos í , 1 6 / 1 2 / 1787 : A.G.N. . IX, 6-3-6; Enrique T A N O E T E R : "Los ingleses en Potosí a fines de I HÍ6",I1 utuiia y Cultura. Ui (La Paz, 1978) , p 1 4 2 ; BUCHET-M ARTIGNY; "Nut icc sur la vlUe el sur l . mon-tagne argenti/ére de Potosí", 2 4 / 8 / 1 8 3 6 : Ministerio de Relaciones Exterioies de Francia ( i juai d'Orsay), Mimoires et Docuiuents , Amérique, 28 , los. 2 7 1 - v , Enrique T A N O E T E R : "1.a rente c o m m f rapport de productiori et c o m m e rapport de distribution. Le cas de l'iridustrie miniere de Potosí 1 7 5 0 - 1 8 2 6 " (Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales. París. Thése de 3 e cycle . 1 9 8 0 ) , cuadro 20 . p. 267 . s Seguimos en esta hipótesis a Adam SMITH: Ai i friquirv luto tlie Nature and Causes ol II te Wealth of Nationt ed R 11 Campbell, A. S. Skinner y W. B. Todd «Londres, 1 9 7 6 ) , pp 185-6 . 191-2 . Paia una posición contraria, cf . David RICARDO: The ivorks and conetiwndene* of ed. P. Sraffa c o n la colaboración de M. H. Dobb, 10 vols. (Cambridge. 1961 -6 ) . i, p. 85 . y Luigi EINAUD1: La Hendita Minemriu (Turín. 1 9 0 0 ) , p. 7 5 6 . 6 Tandeler, "La r e n t e . . . " , ob. cit. , p. 281 .

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inmigrantes llegados de España sin capital propio y que para explotar el ingenio y sus minas contaban con el crédito gratuito provisto por el Real Banco de San Carlos, institución estatal que gozaba del monopolio de la compra de la producción de plata. El precio que el Banco pagaba a los empresarios era el valor de la plata en la Casa de Moneda menos el impues-to de 10 por ciento que gravaba la producción minera. Hemos calculado que del excedente generado en la minería potosina el 20 por ciento corres-pondía a la ganancia del empresario arrendatario, el 37 a la renta pagada al propietario y el 43 a la Corona 1 . Los arrendatarios resentían fuertemen-te la exacción 'parasitaria* de la renta, pero, a pesar de que los intendentes que gobernaron Potosí hacia 1780-1800 formularon ambiciosos planes reformistas que debían servir, entre otras cosas', para invertir la domina-ción de la renta sobre la ganancia, la situación se mantuvo inalterada 8 .

Los casi 5.000 trabajadores de la industria estaban divididos por mi-tades entre libres y forzados (cf. cuadro 1). Esa división correspondía a grandes rasgos a la existente entre trabajo calificado y no calificado. En efecto, los trabajadores forzados eran integrantes de una migración anual, la mita, y careciendo de entrenamiento previo en la minería sólo podían cumplir las funciones más simples. Así, en las minas acarreaban sobre sus espaldas las pesadas caigas de mineral, mientras que en las plantas de beneficio se ocupaban de alimentar las máquinas de pulverizar minerales y de tamizar sil producto 9 . Esa migración había sido institucionalizada en la década de 1570 por el virrey Toledo, quien dispuso que una séptima parte de los indios varones entre 18 y 50 años de un conjunto de 16 provincias del Virreinato del Perú debían acudir cada año para trabajar en las minas de Potosí. El area así afectada era muy extensa y algunos de los migrantes debían caminar durante un mes entero para llegar a destino.

Hacia 1570 la migración anual había sido de más de 13.000 trabaja-dores, pero en la segunda mitad del siglo XVIII estaba reducida a menos de 3.000. Esta abrupta caída en los números totales de la mita ha llevado a algunos historiadores a imaginar que ella fue paralela a una pérdida de relevancia de la institución. Como tendremos ocasión de verificar en este estudio, se trata de una impresión equivocada. Una de las causas princi-pales de aquella baja fue la continuada caída de la población indígena del virreinato peruano que, iniciada con la invasión europea hacia 1530, no habría de interrumpirse hasta 1 7 5 0 , 0 . Pero hacia fines del siglo XVII era evidente que el descenso en el número de migrantes había sido mayor y más acelerado que el de la población total. Un factor que explicaba ese desarrollo era la emigración permanente de tributarios indígenas de los

7 Ibíd. . pp. 281-3 . * lb id . . pp. 2 7 9 - 3 7 0 . v Ilacia 17tfO exist ían en Potosí 36 unidades de producción, de las cuales 26 contaban con asignaciones de trabajadores forzados. El hecho de que las nueve restantes tuvieran que recurrir al mercado de trabajo libre para todas sus necesidades de inano de obra expilca la presencia en el cua-dro 1 de trabajadores Ubres que cumplen funciones similares a las de los nútrante» forzados. 1 0 Nicolás SANCHEZ-ALBORNOZ: La población de América Latina, Desde los lltmpos

precolombino* al uiio 2000 (Madrid, 1973) , pp. 113-6.

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TRABAJO FORZADO Y TRABAJO LIBRE EN El. POTOSI COLONIAL 537 C U A D R O 1

T r a b a j a d o r e s e n la m i n e r í a p o t o a i n a , c irca 1 7 9 0 *

Lugar de trabajo y funciones Trabajadores forzados Trabajadores libres

Total

Mina» Cargadores de mineral Barreteros Otros

1509 402 517 625

Ingenios Molenderos 867 Otros

Totales 2376 1039 2 5 8 3 4 9 5 9

* Fuentes y notas: Hemos tomado c o m o base los datos suministrados por la "Vlalw de Cerro e Ingenios" de i 7 9 0 : A.G.I., Charcal, 700 , que presenta lagunas de información para la cate-goría de trabajadores Ubres en once de las treinta y cinco empresas existentes. Nueve de eaai lagu-nas han sido subsanadas con las cifras que para las respectivas unidades dan la "Visita de Cerro e Ingenios" de 1792: A.O.N., IX, 6-4-1. o, en su defecto , la "Visita de Cerro e Ingenios" de 179» . A.G.N., BlhUoteca Nacional. 292 , 4 6 7 0 , fos. 20 , 21: las otras dos lagunas, correspondientes a em-presas que contaban con asignaciones de trabajadores forzados, lian sido salvadas con el promedio de los trabajadores Ubres en las veintiuna empresas con trabajadores forzados para las que dispo-n íamos de datos en 1790 .

pueblos sometidos a la carga de la mita hacia otros que se hallaban exen-tos de esa obligación". En la década de 1680 el virrey Duque de la Pala-ta intentó una compleja reforma de todo el sistema de migración compul-siva a Potosí, pero ésta no prosperó; su sucesor, el Conde de la Monclovu, enumeró en 1692 los tributarios que debían acudir a las minas cada año, y los distribuyó entre 26 unidades de producción, ordenando la destruc-ción física de las plantas de beneficio que no habían sido agraciadas con trabajadores forzados 1 1 .

Esa reorganización no pudo impedir que los números de la mita siguieran bajando (cf. cuadro 2). Frente a los 4.145 mitayos de 1692, el virrey Marqués de Castelfuerte precisó en 1736 que, de acuerdo con nue-vos datos censales, sólo correspondía una migración anual de 3.199 traba-jadores. Sin embargo, los magistrados locales responsables del despacho de los contingentes anuales a Potosí se manejaban con sus propias listas, lo que daba por resultado que algunas regiones enviaran más y otras menos tr ibútanos de los que habían sido fijados por el cómputo virreinal. Los mitayos efectivamente arribados a Potosí de las diversas provincias en 1740, 1754 y 1801 comprueban esas fluctuaciones arbitrarias (cf. cua-dro 2).

Elaboradas disposiciones legales presidieron desde su instauración en la década de 1570 el proceso de trabajo al que se veían afectados los

1 1 Nicolás SANCHEZ-ALBORNOZ: El indio en el Alio Perú a flnet del siglo XVII (Linra. 1 9 7 3 ) . 1 2 CAÑETE, Oufa histórica. . . , ob. clt. , pp. 93-4.

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sus mujeres les llevan"" 3 . Existía el riesgo de ser atrapado en derrumbes o explosiones, pero sólo conocemos referencias concretéis a dos casos en todo el pe r íodo 8 4 . En sus intentos de recopilar antecedentes sobre la mita, Villava pidió informaciones a curas párrocos de los pueblos que enviaban trabajadores a Potosí acerca del número de muertes atribuibles a la mine-ría, pero no obtuvo respuestas concluyentes 8 5 . Existía, sin embargo, un aspecto en el que la mita potosina era reconocidamente letal. Se trata del "choco", una enfermedad pulmonar que afectaba a los molenderos de los ingenios corno consecuencia del polvo que se desprendía de la molien-da y el cernido del metal en ambientes de escasa o nula ventilación 8 6 .

Frente al cuadro que hemos descripto hasta aquí no puede sorpren-der que los tributarios destinados a la mita intentaran eludir el servicio en Potosí. La consecuencia más general y más conocida de esa voluntad fue el éxodo hacia los pueblos exentos de la carga mi taya 8 7 . Los que no opta-ban por una alternativa tan radical tenían aún ante sí otras posibles opcio-nes. Un pago en moneda al cacique encargado de establecer la lista de los futuros migrantes podía lograr la exención de la carga. Este mecanismo parece haberse consolidado como una especie de tributo anual sui generis que el cacique cobraba de los más acaudalados de entre los tributarios año tras ciño. El mismo ya estaba presente a fines del siglo XVII y perduró hasta los días finales de la mita 8 ' ' . Los afectados eran conocidos, según las regiones, con los nombres de Colque-haques, Tasa-runas o Colque-runa-haques, todas expresiones equivalentes a 'hombres de dinero', en la se-gunda mitad del siglo XVIII pagaban entre 50 y 100 pesos por a ñ o 8 9 . Curas, corregidores y, más tarde, subdelegados, aceptaban la práctica en tanto garantizaba que los más acaudalados quedaran residiendo en el pueblo, lo que facilitaba el cobro de repartos forzosos de mercancías, tri-butos o f iestas 9 0 . Sin embargo, la costumbre podía tener consecuencias indeseadas para algunos de aquéllos cuando los caciques, para asegurar la continuidad de su propia exacción, eximían a sus tributarios más acaudala-dos de otras cargas, corno las eclesiásticas, y destinaban para los servicios de Iglesia sólo a los miembros más pobres de la comunidad 9 ' . Existían también eximiciones "de segunda clase" cuando tributarios menos acauda-

8 3 A R Z A N S DE O R S U A Y VELA Ilutaría de la Villa Imperial, ii, p. 15)1. M S A N Z , "Contestación al ÜUcurso sobre la Mita", parágrafo 20b. 8 5 A.N.B. , Minas. 1176. 8 6 S A N Z . loe. clt. , parágrafos 21 I b; vista , VUlava, La Plata, 1 1 / 6 / 1 7 9 6 : A.N.B. . Minas, 1 1 8 6 , lo . 2 1 7 . 8 7 CRESPO R O D A S , "La 'mita' de P o t o » " , ob. clt.; SANCHEZ-ALBORNOZ, El indio en el Alto Perú.... ob. clt. 8 8 Sánclie¿-Albornoz, Ibid.. p. 40. 9 9 Indios de Chayanta a la Heal Audiencia de 1.a Plata. 1 7 6 7 , A.N B., Mano de obra, 1677; San Jusl a Ainat, Potos í . 6 / 7 / 1 7 6 6 : A.G.N. . IX, 6-3-1; A.N B., Tierras, 6 8 . 1 7 7 2 ; A.N B , Tierras, 34. 1 7 7 3 ; Marqués de Cas . Hermosa a Villava. Puno. 6 / 1 2 / 1 7 9 4 : A.N.B. , Muías, 1176; A.N.B., Mano de obra. 8 6 5 , f o 171 v ; Diputados de ios dueños de ingenios al Virrey, Potos í , 2 6 / 1 0 / 1 8 0 1 : A.G.N., IX. 34-4-4, expediente 2 8 2 7 , LARSON, "Economic d e c l i n e . . . " , p. 3 6 6 ; SANZ. "Contes-tación al Discurso sobre la Mita", parágrafos 193-6 . 9 0 S A N Z , loe. clt . , paragrafos 1 9 9 - 2 0 0 ; Sant a F. de Saavedra, Potos í , 2 6 / 6 / 1 7 9 8 : A.G.I., Charcas, 7 0 0 .

9 1 Terrajas a Uclts , San Pedro de Buenavlsta, 1 6 / 7 / 1 7 9 7 : B.R.A.H.M.L. , xl i , tos. 1 3 8 - v .

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TRABAJO F O R Z A D O Y TRABAJO LIBRE EN El. POTOSI COLONIAL 537

CUADRO 6 Migrantes forzados, conmutac iones en dinero y t rabajadores forzados efectivos

por año y por empresa minera, Potosí , eirca 1801 -2* 1 8 0 1 C i t e s 1 8 0 2

Mi- Conmu- Traba- Mi- Con- Traba- Total Importe de gran- tacio- jadores gran- muta- jadores anual la conmu

Empresas tes nes forza- tes d o - forza- de las tauión forza- en dos forza- nes dos conmuta- anual por

dos dinero efec- dos en efec- ciones Hilarante tivos dinero tivos en dinero (peso* y

(pesos) reales) Agua de Casulla

(Lizarazu) 96 36 60 93 33 60 1.980 60 t interos 112 87 25 103 78 25 4.628 59 2* / j Agua de Castilla

(Otavi) 141 23 118 172 12 160 624 52 Jesús María 119 - 119 123 _ 123 - -

Pampa 113 - 113 110 _ 110 - -

Quinta nilla 63 _ 63 63 _ 63 _ -

Barragán 99 6 93 86 6 80 312 52 Guaillaguasi 83 - 83 86 _ 86 - -

Purísima 81 — 81 80 - 80 - — San Marcos 241 57 184 244 36 208 1.872 52 San Diego 113 _ 113 114 _ 114 - -

Prudencio 15 _ 15 15 _ 15 - — Uribe 140 67 73 140 40 100 2.080 52 Cambarles 106 _ 106 101 _ 101 - _ Cuesta 113 35 78 114 _ 114 - —

Laguacayo 75 - 75 75 _ 75 - -

Alan taña 89 - 89 89 _ 89 - -

Monteros 77 _ 77 83 _ 83 — _ Sari José 54 9 45 54 _ 54 _ -

Cbaupi 234 88 146 211 75 136 3.900 52 San Miguel 58 - 58 76 _ 76 - —

Jchuni 61 - 61 61 _ 61 — -

Chaca 125 28 97 122 20 102 1.040 52 Boada 89 - 89 89 _ 89 _ —

Cantumarca 240 63 177 246 70 176 4.168 59 4 i / i Subtotales (a) 2.737 499 2.238 2.750 370 2.380 20.604 Cuariguari 72 - 72 72 - 72 - -

Totales 2.809 499 2.310 2.822 370 2.452 20.604 * Fuente* y notas: "Certificación de S imón de la Puente, Capitón Mayor de la Mita", Potos í , 1 8 0 1 : A.G.I. , Charcas, 6 9 3 , fos. 4 2 - 7 V L a mita en 1 8 0 2 " , pp. 2 2 9 - 3 0 , 2 4 4 . (a) Corresponden a US 25 erapresaa sobre las que aportan datos los cuadros 4 y 6.

lados pagaban ocasionalmente entre 10 y 25 pesos al cacique para no ir a Potosí® 2. El resultado de esas prácticas fue que la migración recaía con

9 2 rbíd. , fo . 1 4 0 v .

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5 3 6 ENRIQUE l 'ANDETER

más frecuencia sobre los tributarios que efectivamente eran destinados a ella, reduciendo el período entre mitas, teóricamente de seis año6, a cua-tro, tres y aun dos a ñ o s ' 3 .

Ya entre los migrantes llegados a Potosí se daba el fenómeno de la conmutación del servicio de mita por un pago en moneda al empresario correspondiente. El cuadro 6 detalla la situación a este respecto para 1801-2. Subrayemos que sus datos sólo se refieren a lo que " . . .pagan por establecimiento fijo de mucho tiempo anterior, los indios de algunos pue-b l o s . . . " . 9 4 El cuadro 7, por su parte, nos permite la interesantísima obser-vación de que esta práctica afectaba sólo a la mitad de las provincias mita-rias y que, más aún, entre las que presentaban conmutaciones monetarias la distribución del fenómeno era muy desigual. Esa disparidad regional re-quiere explicación en el marco de la economía de la comunidad de origen y de sus conexiones con los circuitos mercantiles. Así, por ejemplo, mita-yos de Paria, una de las provincias de mayor porcentaje de conmutación, son denunciados a lo largo del siglo como rescatándose del servicio para poder así comerciar en coca, ají y algodón en la misma ciudad de Potosí y con la costa del Pac í f ico 9 5 . La actividad alternativa es, evidentemente, la fuente de los ingresos que permiten el pago al empresario. Subrayemos que la suma de la conmutación anual oscila, hacia 1802, entre 52 y 60 pe-sos (cf. cuadro 6 ) 9 6 , suma cuatro veces mayor que la que Karen Spalding estima era la apropiación per cápita de excedente indígena a través del tri-buto y el reparto forzoso de mercancías sumados a mediados del siglo XVII I 9 7 .

La actitud de los empresarios frente al establecimiento consuetudina-rio de las conmutaciones difería de un caso a otro, y cambiaba con el tiempo. Hacia 1787, por ejemplo, se destacaba el caso de José Montes García porque despachaba de vuelta a sus pueblos, una vez cobradas las conmutaciones, a más de la mitad de la asignación de migrantes forzados de su ingenio de Cantumarca 9*. Como vemos en el cuadro 6, para 1801-2 dicho ingenio ha reducido la proporción de conmutaciones a menos de un tercio de su cuota de mitayos. En otros casos, el empresario parece haber aceptado bajo protesta lo inevitable. Esto era especialmente así para la provincia de Porco, cuyos mitayos eran difíciles de retener ante la vecin-

9 3 ludio» de Chayen ta a la Real Audiencia de La Piala, 1 7 6 7 : A.N.B. , Mano de obra, 1677; Sanz a Villava, San Pedro, 3 0 / 8 / 1 7 9 4 : B.R.A.H.M.L. , aaxvi i , fo . 2 3 1 v ; "Códfco Carollno", U, U . til.

"La mita en 1802" , p. 2 4 4 . 9 5 J. J. de Orense. Poto»' , 1 / 3 / 1 7 6 4 : A G.I., Charcas, 6 7 6 ; "Capitán Mayor de la Mita",

1771: A.G.I., Charcas, 607 . * C( también Ta ale al Virrey. Po tos í . 2 1 / 9 / 1 7 6 7 : A.G.I.. Charcas, 6 0 6 ; Tagie al Rey, La

Plata. 1 2 / 1 2 / 1 7 7 3 : A.G.I., Charcas, 6 0 7 ; i . de Oaa Palacio a Villava. Tacobamba, 9 / 2 / 1 7 9 6 : A.N.B. , Minas, 1 1 7 6 ; V1EÜMA, Descripción geográfica..., parágrafo 467 .

9 7 Karen SPALDING: "Exploltat ion aa an Ecouomlc System: the stale and the exuact ion o l surplus lo colonial Perú", inédito , p. 23.

** Cariete a Diputados del gremio de azogueros. La Paz, 8 / 2 / 1 7 9 7 : A.N.B. , Mano de obra, 8 6 6 , fo . 67 .

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TRABAJO F O R Z A D O Y TRABAJO LIBRE EN El . POTOSI COLONIAL 5 3 7

CUADRO 7 Migrantes forzados, conmutaciones en dinero y trabajadores forzados efectivos

por provincias de origen. Potosí , 1801* Conmuta- Trabaja- Porcentaje da

Provincias Migrantes clones dores conmutac iones forzados en fotaados en la migración dinero efect ivos provincial Poico 323 242 81 75 Chucuito 371 23 348 6 Canas, Canchis y Tinta 204 35 169 17 Sicasica 119 - 119 -

Catangas 190 - 190 -

Quispicancliis - - - -

Azangaro 103 - 103 -

Paria 222 99 123 45 Lampa 266 57 209 21 Partear colla 67 28 39 42 Pacajes 298 6 292 2 Chayan ta 477 - 477 -

Omasuyos 103 - 103 -

Cocliabamba 41 9 32 22 Tanja 25 - 25 -

Totales 2.809 499 2.310 • Fuente: "Certificación de S imón de la Puente, Capitán Mayor de la Mita", Potos í , 1B01: A.U.I. , Charca», 8 9 3 , fos . 4 Í - 7 V .

dad de sus pueblos respecto de Potosí 9 *. La costumbre establecida por el paso de los años incluía también casos en que los contingentes venían regularmente a Potosí por lapsos menores al año y conmutaban sólo el período de trabajo no cumpl ido 1 0 0 .

Pero más allá de las conmutaciones consuetudinarias, las fuentes abundan en referencias a deserciones y ausencias, lo que sugiere que no era materialmente difícil abandonar la unidad de producción, o la ciudad misma. La deserción se constituía entonces en el único límite relativo que el empresario debía considerar a propósito de la intensidad de la explo-tación a la que sometía al trabajador forzado. Visto el problema desde el punto de vista del mitayo, la huida presentaba las mismas desventajas que el ya mencionado abandono definitivo de su pueblo de origen, pues en ambos casos el tributario perdía sus derechos en la comunidad. En la prác-tica, sin embargo, las situaciones eran mucho más matizadas y se estable-cía un contínuum entre conmutaciones, huidas y ausencias. Oigamos el testimonio de un mitayo cochabambino. Lucas Camilo fue a rnitar "pasa-do el alzamiento de Indios" de 1780-1, al ingenio Chaca. Tras dos meses de trabajo "se le abrió el pecho", y contra pago al empresario de 50 pesos

n "Visita 1 7 9 0 " ; "Visita 1 7 9 3 " . 100 -Capi tán Mayor de la Mita". 1 7 7 1 : A.G.I. , Charcas, 6 0 7 .

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se pudo ir de la ciudad. Recién diez años después, en 1793, volvió a Potosí destinado esta vez al ingenio San José. Seguía enfermo y le ofreció al arrendatario del ingenio, Vicente Gareca, pagarle 70 pesos por la conmu-tación de sus obligaciones. Este le pidió 100 pesos que el mitayo no pudo pagar y por tanto tuvo que empezar a cumplir su tanda. Transcurridos dos meses, Gareca convocó a Lucas Camilo y le aceptó entonces los 70 pe sos 1 0 1 . Además de una vivida ilustración de la flexibilidad 'contrac-tual' presente hasta en las formas de trabajo forzado con mayor grado de explotación, este ejemplo nos sugiere que, mientras por las conmutaciones consuetudinarias los empresarios aceptaban sumas entre 52 y 60 pesos, en las negociaciones a lo largo del año presentaban mayores exigencias. Esto era una lógica consecuencia del aumento de tareas que hemos regis-trado más arriba, y de las modalidades del proceso de trabajo. En efecto, la suma de 52 pesos era obtenida multiplicando las 17 1/3 semanas de tra-bajo mitayo obligatorio anual por el monto de 3 pesos semanales. Mientras este último importe se sigue reiterando en todo el período, sabemos que la cifra de 17 1/3 semanas ha perdido todo significado concreto en un pro-ceso de trabajo que, en promedio, es de más de 46 semanas por a ñ o 1 0 5 . Consecuentemente, cifras superiores a los 70 pesos se hacen habituales para conmutar la tanda a n u a l 1 0 3 .

Existía una gran variedad de motivos que producían huidas o ausen-cias más o menos prolongadas de los mitayos. Los dos o tres meses siguien-tes a mayo eran el momento en el Ljue, en general, había menos trabajado-res, libres o forzados, en Potosí por coincidir con la fecha de la cosecha 1 0 4 . Mitayos de provincias relativamente cercanas como Chayanta eran espe-cialmente afectados en épocas de siembra y cosecha l o s . Pero eran las pesa-das 'tareas' las que más frecuentemente eran invocadas como causa de la h u i d a 1 0 6 . A veces, las exigencias aumentaban, o, lo que es lo mismo, el salario disminuía a lo largo del año. Así, en 1794, los mitayos del ingenio San José empezaron cobrando entre 12 y 14 reales por semana, pero, des-pués de dos meses, sólo recibían un peso (8 reales) 1 0 7 . La violencia de los castigos físicos provocaba también hu idas 1 0 8 .

1 0 1 A.N.B. , Minas, 1 1 8 6 . fos. 1 9 2 u - 4 . I U 2 P. e)., en 1 7 6 8 : A.H.N.M., Consejos, 2 0 3 7 0 , 3 a . pieza, fu. 18 , en 1796: A N.B., Mina», 1 1 8 6 . fo. 2 0 3 . Ocasionalmente se registran m o n t o s de hasta seis pesos por semana; Ibid., fos. 1 9 6 v - 6 . 1 0 9 Auto . Sanz, Potos í , 1 9 / 1 1 / 1 7 8 9 : B.R.A.H.M.L. , xxxvl l i . f o . 4 1 6 ; J. González al Con-sejo de Indias, 1 2 / 6 / 1 8 0 4 : A.G.I. , Buenos Aires. 441 . 1 0 4 Auto, Sanz, Potos í . 2 6 / 6 / 1 8 0 6 : Archivo de la Casa de Moneda, Potos ! (en adelante C.M.). Banco, 2 9 5 , fo. 126 . l u 5 J. J. de Orense. Potos! , 1 / 3 / 1 7 6 4 : A.U.I. , Charcas, 6 7 6 ; "Visita 1 7 9 0 " . 106 p o r ejemplo. Principales de Vura, Porco, a VUlava. Junio de 1 7 9 7 : A.N.B. , Mano de obra, 8 6 6 , fo. 122 . Compárese con el papel central que un numeroso grupo de esclavos brasileños del mismo siglo atribuye al aumento de las "tareas" (ture/us) que de ellos se exigían al explicar su hui-da colectiva de la plantación: Stuart B SCHWARTZ: "Resístance and Accomodat ion in Eigh-teenth Century Braz.il. The Siaves' Vlew of Slavery", H upante American H útorioal Reuieui, Ivll, 1 (Durham, North Carolina, febrero de 1 9 7 7 ) , pp 69-81 . 1 0 7 A.N.B . Minas, 1 1 8 6 , fo. 196 . , u o Tagle al Rey, La Piala, 1 2 / 1 2 / 1 7 7 3 : A.G.I. . Charcas, 6 0 7 ; Pino Manrique, "Ordenanzas", t i tu lo 14 , ordenanza 31: A G I , l i m a 1361 . fo. 1 3 8 ; "Visita 1 7 9 0 " ; A.N.B. , Mhia», 1186, fos. 1 8 8 v -9 , 192 .

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Se dirigieran o 110 a sus pueblos de origen los mitayos huidos, los em-presarios, apoyados por las autoridades, reclamaban pagos compensatorios a los magistrados locales de esos pueblos, quienes deberían obtenerlos a su vez de los caciques. No parece que hayan tenido mucho éxito en esas ges-tiones, reiteradas año tras a ñ o ' 0 9 . Si bien las disposiciones legales sólo aceptaban el reemplazo de un mitayo por otro trabajador, y no el rescate de la obligación en dinero, los empresarios impusieron la idea de que sólo un pago monetario era compensación adecuada por la falta de un trabaja-dor forzado. Los diputados de su gremio expusieron in extenso este punto de vista en un informe fechado en Potosí el 19/12/1796"° . En él explica-ron que el mitayo sólo producía cuando se le imponían 'tareas', las que efectivizaba por temor de dos tipos de penas eventuales, las corporales y las pecuniarias, consistentes estas últimas en descuentos de salarios o pagos de 'rezagos'. El reemplazo por un trabajador libre, siempre según los em-presarios, tenía uria serie de inconvenientes. El reemplazante sólo acepte serlo si además de los salarios que el empresario le va a pagar, el mitayo le adelanta dos o tres pesos por semana. Será siempre más propenso a la fuga que el mitayo y su trabajo rendirá mucho menos que el de éste. Por tanto, sólo el pago en moneda puede compensar al azoguero.

Si los empresarios no tenían mucha suerte en sus intentos de cobrar los 'rezagos' atrasados de magistrados locales y caciques, mucho más fruc-tíferos eran sus tratos con los 'capitanes enteradores' que lideraban los grupos migratorios, a quienes se dirigían como "comisionados y sustitu-tos" de autoridades españolas e indígenas ausen tes ' " . Los enteradores eran designados por los caciques y en el pasado su presencia en Potosí había dado ocasión de redituables tráficos mercant i les" 2 . Algunos vesti-gios de esos tratos subsisten en el siglo XVIII " 3 , pero, en general, el cargo de capitán enterador parece ser, a fines de siglo, fuente de sinsabores y quebrantos económicos" 4 . La remuneración, en todo caso, podía encon-trarse en una compensación en su pueblo de origen pero no en P o t o s í " 5 . Como se sabía que el desempeño de esa función traía pérdidas económicas netas, se prefería designar para ella a indios " a c o m o d a d o s " 1 1 6 . En las difí-ciles condiciones de supervivencia de los mitayos en Potosí el enterador tenía una responsabilidad difusa ante los integrantes del grupo migratorio. Podemos sospechar que se trasladaban hacia él las expectativas de redistri-

1 0 9 A.N.B. , Minan, 1 1 8 6 , fos. 1 9 8 - 2 0 8 v ; Sun Just a Ainat, Potos í , 6 / 7 / I I 6 8 , Arnat a San Just, Lima, 6 / 4 / 1 7 6 6 : A.G.N. , IX, 6-3-1. 1 1 0 A.N.B. , Minas, 1 1 8 6 , ios . 251 - 8 V . 1 1 1 Ibid. , fo. 2 5 3 . 112 John V, MUKRA: "La correspondencia entre un 'capitán de la mita' y su apoderado en

Potos í" , Hutoria v cultura, ili (La Pal . 1 9 7 8 ) , PP. 45 -58 , Silvia R I V E R A C U S I C A N Q l f l : "El Mallku y la sociedad colonial en el si alo XVII: el caso de Jesús de Machaca", Avance», 1 (La Par. 1 9 7 8 ) , PP. 7-27 .

1 1 3 L A R S O N . "Econonrlc d e c l i n e . . . " , p. 3 5 8 : "Código Carollno", U, i z , «Iv; A R Z A N S DE O R S U A y VELA, Historia de la Villa Imperial, il, p. 4 7 7 .

1 1 4 MARILUZ VRQUIJO, "La situación del ' m i t a y o ' . . . " , p. 184 . 1 1 5 L A R S O N , " E c o n o m i c d e c l i n e . . . " , p. 358 . 1 1 6 F. A. de Irlarte a Villava, Chaqui, 5 / 2 / 1 7 9 5 : A.N.B. , Minas. 1 1 7 6 .