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Rodríguez Collioud, Luz María
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Trabajo Práctico 4
Romanticismo
Teatro III
Pontoriero, Andrea
Guión de Cine y TV
1 05/06/2014
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T. P. 4: Título: Romanticismo Etapa 1: Conceptualización
Consignas: Leer los textos de HUGO, Víctor (1827) Prefacio a Cromwell, OLIVA, Historia Básica del arte escénico, SCHILLER, F. Prólogo a la Novia de Messina, KAYSER, W. (1964) Lo grotesco: su configuración en pintura y literatura. Buenos Aires: Nova, BAJTÍN, M (1994) La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento : el contexto de Francois Rebelais. Buenos Aires: Alianza, 1994. FREUD, Sigmund (1919) Lo ominoso en Obras completas. Tomo XVIII. Buenos Aires: Amorrortu, 1990.
- Explicar la concepción estética del Romanticismo según los distintos autores, teniendo en cuenta los conceptos de: lo grotesco, lo ominoso, el id, la función del coro, el héroe romántico, la heroína romántica, relación con el melodrama) - Realizar un punteo de las principales características del Romanticismo. - Relevar imágenes de donde se plasmen las características románticas.
Forma de presentación: Informe escrito (máximo 5 hojas) Carátula Consignas Desarrollo (Imágenes, descripciones y comentarios teóricos) Conclusiones Bibliografía
Fecha de entrega final: Clase N° 10
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Romanticismo
Rompiendo con un sentido de liberación opuesto al del movimiento neoclásico
que lo precedió, el Romanticismo trajo nuevamente en sí la emoción y
desarrollo de la imaginación, una conversión poética de las estrictas leyes y
decoro extremo de su antecesor artístico. Los sentimientos renacen y el ser
humano se hace partícipe testigo de las creaciones del movimiento,
principalmente porque éstas exploran los sentimientos tanto buenos como
malos, la melancolía y desequilibrio junto a la felicidad y balance. Este sentido
de lo opuesto vive en armonía y hasta en varias ocasiones cada lado ayuda a
destacar al otro, poniendo en relevancia lo más mundano o hasta ahora no
explorado en el arte, como la figura del héroe, quien ahora se convierte en un
anti-héroe frágil y en necesidad de una construcción moral diferente a la del
épico protagonista griego o de los tiempos de antaño. Aunque muchos
atribuyan como una de las características principales del Romanticismo el que
no se inspiran en la Grecia antigua y construcciones aristotélicas, en realidad el
movimiento expresa no sólo cuestiones mitológicas en varias de sus
representaciones artísticas, sino que además también se ponen de manifiesto
las tragedias y este levantamiento del ser humano, que a través de la lucha
renace y alcanza el ideal que en ese momento buscaban los románticos.
En este rompimiento de los factores clásicos, el Romanticismo incluye muchas
nuevas innovaciones que ayudan a esta búsqueda del individualismo y
subjetivismo en su mayor expresión, buscando además la participación del
espectador en las construcciones del período, incluso en las pinturas, en donde
no sólo el público veía el paisaje representado, sino que también se diseñaban
de manera que los personajes experimentasen lo mismo que aquellos que los
observaban, exigiendo así un juego doble de comprensión y sensibilidad similar
a la del artista que había puesto esa obra a la interpretación popular. Contra la
razón, el Romanticismo también sitúa a sus personajes en un ambiente natural,
contraponiéndose con los espacios cerrados y visible artificio de los paisajes en
épocas pasadas, dejando caer las máscaras y mostrando nuevamente el ser
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humano en su expresión más pasional, más natural en su ambiente luchador y
rebelde, dependiendo también del ánimo del creador.
En base a esta búsqueda, la concepción estética del período se vale de una
serie de conceptos base que lo destacan de otros. Wolfgang Kayser habla del
concepto de grotesco, en relación al Prefacio a Cromwell de Victor Hugo,
remitiendo a la concepción de este último que señala que hay dos caras del
grotesco desarrollándose en el período: lo ridículo y lo horroroso, pero nunca
por su individualidad, sino por la relación de estas con lo bello, causando así
incontables variaciones y provocando en el espectador una desorientación, ya
que rompe con los cánones establecidos. Relacionado a este término
encontramos también la concepción del “id”, ya que esta brusquedad y cambio
de lo que creemos bello o establecido también se manifiesta en el interior,
creando así un espíritu básicamente inhumano que según este movimiento
yace en lo profundo del alma, y se manifiesta en las expresiones más
animalescas, generalmente en momentos en donde la persona no está en
control de su cuerpo; una relación similar a la locura, o mismo a una posesión
sobrenatural en la que todo lo racional es removido, dando lugar a acciones
involuntarias que pueden o no corresponder a su naturaleza oculta.
En esta naturaleza oculta es donde surge el sentimiento, y otra concepción
romántica, de lo ominoso. Esto se relaciona al terror, pero no el terror a lo
desconocido como era común hasta el momento, sino a lo más natural: algo
que sabemos o que está relacionado a nuestra psiquis, y lo más familiar puede
presentar angustia y horror dependiendo nuevamente de su conexión con el
“id”. Esta característica también se puede aplicar a la concepción del héroe en
este período, ya que no es a lo nuevo a lo que hay que temerle, sino que se
puede entrar normalmente a la carga, pero siempre dudando de lo que nos
rodea, ese orden establecido que en cualquier momento puede volverse
poseso y jugar en contra de la naturaleza humana. Hablando del concepto de
héroe, las motivaciones de éste en el Romanticismo provienen de sus
emociones, de sus padecimientos y lamentaciones, y en mayor parte sus
conflictos parten de intereses amorosos y pasionales, generalmente sin poder
concretarse por diversos factores externos. Dentro de este ámbito se encuentra
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la heroína romántica, un ideal estilizado y etéreo heredado de las tradiciones
antiguas, con la única diferencia de que ésta, además de ser bella físicamente,
tiene un espíritu igual de bello e inalcanzable, una proyección que en muchos
casos es lo que hace que el amor entre ésta y el héroe no se concrete.
Aunque esté establecida esta conexión con lo ideal, el Coro en las puestas
Románticas yace como un punto medio entre este mundo y el real, un puente
entre lo que se puede ver en el escenario y el público, así como en el período
griego. Dentro de estas puestas en escena se da la idea del melodrama que,
relacionado a lo previamente mencionado, utiliza la música para agrandar lo
que se está llevando a cabo en el escenario. Este estilo de creación y
representación de una historia nuevamente rompe con los cánones clásicos y
apunta a la sociedad burguesa que en ese momento irrumpe con toda fuerza,
siendo de relevancia y conexión con el público en lugar de con las clases
antes, como se venía construyendo desde períodos pasados en Europa tras las
extensas modificaciones a la Commedia dell’Arte. En una concepción
completamente pasional, gran parte de las obras del melodrama se centran en
un héroe que se enamora de una mujer que, si bien le corresponde, por
motivos externos no puede concretar su amor con el protagonista y, refiriendo
nuevamente a la idea del “id” y de lo ominoso, alguien cercano al protagonista
hará lo posible para romper esta unión por motivos personales o, siguiendo la
naturaleza emocional del período, amoroso frente a la heroína etérea.
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Rodríguez Collioud, Luz María
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Anexo
Romanticismo
Teatro III
Pontoriero, Andrea
Guión de Cine y TV
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Romanticismo
The Death of Chatterton (1856). Henry Wallis.
Un suicidio, acto de la naturaleza humana completamente relacionado a los
sentimientos. Su pose, aunque notoriamente fría, tiene una postura casi
heroica, con la mano en su pecho, y la otra en el suelo, una conexión entre
el mundo terrenal y el espiritual. Ese impulso suicida puede tomarse como
una representación del “id” tomando por completo el control de la mente por
sobre el cuerpo, y el ver tanto desorden en su lecho no sólo remite al ser
humano como ente en caos, sino también a lo grotesco: el cadáver, hecho
bello.
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Shipwreck (1759). Claude Joseph Vernet.
La naturaleza humana lucha contra la naturaleza en sí en este fragmento de
una situación heroica, no tanto por pasión amorosa, sino por pasión
patriótica de querer salvar a sus compatriotas de la muerte. Un hecho tan
catastrófico como un navío destrozado aquí se ve como una realización del
poder de la naturaleza que nos rodea, nuevamente remitiendo a lo ominoso
y, a su vez, a lo grotesco. Los barcos que vemos a la deriva llegan en un
rayo de luz potente, que podría significar tanto la salvación como un detalle
de que también pueden ser víctimas de lo mismo, un contraste confuso que
desestabiliza al espectador. Otra cosa que se puede destacar dentro de las
características románticas de esta pintura es el que estamos viendo lo
mismo que los protagonistas del rescate. Al estar ellos de espaldas,
nosotros no sólo observamos más ampliamente el panorama, sino que
además no podemos distinguir sus expresiones. ¿Están muertos los
rescatados? ¿Les está costando mucho la tarea? Sólo se puede ver un
rescatista en detalle, quien parece llorar desconsoladamente en un acto
relacionado de forma algo más sutil al “id”.
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Bibliografía
BAJTÍN, M (1994) La cultura popular en la Edad Media y en el
Renacimiento : el contexto de Francois Rebelais. Buenos Aires: Alianza,
1994.
FREUD, Sigmund (1919) Lo ominoso en Obras completas. Tomo XVIII.
Buenos Aires: Amorrortu, 1990.
HUGO, Víctor (1827) Prefacio a Cromwell.
KAYSER, W. (1964) Lo grotesco: su configuración en pintura y literatura.
Buenos Aires: Nova.
OLIVA, Historia Básica del arte escénico.
SCHILLER, F. Prólogo a la Novia de Messina.
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Rodríguez Collioud, Luz María
73191
Trabajo Práctico 4
Romanticismo – Etapa 2
Teatro III
Pontoriero, Andrea
Guión de Cine y TV
1 12/06/2014
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T. P. 4: Título: Romanticismo Etapa 2: Proyecciones románticas
Consignas: Aplicar los conceptos trabajados a la estética de un artista actual. Se recomienda trabajar sobre una obra en cartel.
Textos fílmicos sugeridos SVANKMAJER, Jan (1994) Fausto
(1988) Alice GILLAM, Terry (2005) El secreto de los hermanos Grimm
(2005) Tideland (2009) The imaginarium of Doctor Parnassus
HERZOG, W. (1978) Woyzeck. Poesía de un asesino BURTON, Tim (2010) Alice in Wonderland
(2007) Sweeney Todd: El Barbero Diabólico (2005) El Cadáver de la Novia (1993) El extraño mundo de Jack (1989) Batman
HOSSEIN, Robert (1992) Los miserables DE TORO, Guillermo (2006) El laberinto del Fauno ARONOFKY, Darren (2010) Black swan HOOPER, Tom (2012) Los miserables. Reino Unido: Hugh Jackman (Jean Valjean), Russell Crowe (inspector Javert) Anne Hathaway (Fantine)
Versiones sobre obras sugeridas La sílfide (Estreno 1832 en la Ópera de París. Coreografía de Filippo Taglioni) Giselle. Ballet en 2 actos (Estrenada en 1841 en la Ópera de París) Música: Adolphe Adam. Coreografía: Jean Coralli y Jules Perrot. Libreto: Jules Henry Vernoy y Theóphile Gautier
Forma de presentación: Presentación Oral Informe escrito (máximo 5 hojas) Carátula Consignas Desarrollo (Imágenes, descripciones y comentarios teóricos) Conclusiones Bibliografía
Fecha de entrega final: Clase N° 12
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Hannibal y una revisión post-moderna del Romanticismo
En 2013 se lanzó un show que revolucionó el medio y que, en un acto de
rebelión contra los cánones establecidos del público y su identificación,
centraba su foco en uno de los asesinos seriales más reconocidos de la
literatura: Hannibal Lecter. No es sorpresa que la estética y relaciones de guión
del programa se unan tanto al Romanticismo, principalmente porque tanto este
movimiento como el show llegan en momentos de cambio, y renacen de éstos
la imaginación basada en la emoción, y el encontrar una dinámica en un gran
rompecabezas que nosotros descubrimos antes que los personajes. Hannibal,
creada por Bryan Fuller en base a los libros de Thomas Harris, juega con una
exploración de tanto los lados buenos como malos del ser humano, encarnados
en este caso por Hannibal (Mads Mikkelsen) y el equipo de Will Graham (Hugh
Dancy), respectivamente; oponiéndolos constantemente en una sinfonía en
donde la felicidad dura muy poco frente a los caóticos eventos, provocando
además un desbalance en un mundo que no espera los actos de violencia del
Chesapeake Ripper, y menos se imagina que ese asesino serial es el psicólogo
que trabaja para el cuerpo policial.
Elementos tan mundanos como utensilios de comida se transforman en armas
o, al menos, el público se asegura que éstos son utilizados en la mesa para la
consumición de otro ser humano, una persona tan frágil como Will, a quien
seguimos esperanzados de que, a pesar de su debilidad tanto física como
interna, eventualmente descubra y exponga a Hannibal, que continuamente
juega con su mente y lo hace cometer actos morales impulsivos y espontáneos,
diferenciándose del camino marcado de las tragedias griegas. En una tradición
romántica, Will eventualmente descubre quién es Hannibal, pero no recién
hasta que su “amigo” lo traiciona y le planta información que lo identifica como
el Ripper, y es allí en donde el personaje renace con la lucha para vencer a
este monstruo.
Algo muy interesante que hace el show es involucrarnos con los personajes a
través de su propio pensamiento y subjetividad, creando composiciones
visuales en cámara que nos sitúan muchas veces de espaldas a Will durante
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sus sesiones terapéuticas con Hannibal, haciéndonos no sólo partícipes de
esas escenas incriminatorias en las que sabemos que el doctor está jugando
con la mente de su paciente, sino que además se construyen los escenarios de
manera que éstos transmitan las sensaciones que los personajes esconden,
entre ellas el despacho de Lecter, una habitación cercada por columnas de
libros perfectamente alineados para dar la impresión de barrotes y, a su vez, un
trabajo de movimiento de cámara que es constantemente circular, una señal de
cómo Hannibal les “enrosca la víbora” a todos. No es casualidad, tampoco, que
las veces que vemos a los personajes de espaldas son cuando se enfrentan a
sus propios miedos o al mismísimo Lecter: nosotros ya lo conocemos y
sabemos que éste se distancia del resto psíquicamente, pero finge estar cerca
(como la perspectiva del personaje).
A pesar de estas prisiones subjetivas que construye el show, es importante
destacar también que muchas de las escenas más brutales, en donde vemos
los cadáveres compuestos por Hannibal o su séquito, y también los sueños
sombríos de Will, se llevan a cabo en espacios naturales. Es en estas escenas
que los protagonistas expresan sus sentimientos y acciones más pasionales,
ya sea la construcción de una “obra de arte” con el cuerpo de un humano
inocente, o la manifestación de las pesadillas de alguien cuyo cerebro ha sido
víctima de mucho abuso. Estos espacios contrastan también por su iluminación
clara y vibrante, que no sólo se despega de la paleta opaca y saturada de la
mayor parte de las escenas, sino que además los personajes (o siluetas
cadavéricas) generalmente se mantienen en su paleta original, destacándose.
Siguiendo la línea de pensamiento de Wolfgang Kayser, Hannibal juega con el
concepto de grotesco continuamente, desde ya presente en la confección
estética como de personalidad en Lecter, quien es un ser humano que se
presenta bello y elegante físicamente, pero que a su vez es alguien con una
compulsión no sólo a distorsionar psicológicamente a sus allegados, sino
también a realizar un acto tan animalístico y horroroso como matar y devorar a
otros seres humanos. Como si eso fuera poco, las comidas que éste prepara
lucen como ingredientes más que se podrían ver en un restaurante, construidas
con todos los esquemas de elegancia, pero que en realidad son partes de
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cuerpos que Hannibal preparó y en muchos casos se los sirve a gente común y
corriente que no sabe su verdadero origen (algo muy curioso es que Lecter en
ningún momento esconde el paradero, pero lo hace de forma tan sutil que
nadie nota que prácticamente les está confesando el asesinato). Relacionado
también a Hannibal y al concepto de grotesco se encuentra el tema de las
construcciones que éste realiza con sus víctimas, el producto del supuesto
Chesapeake Ripper, que mezclan constantemente elaboradas referencias
naturales y una técnica artística verdaderamente envidiable, que provoca una
obvia confusión al espectador, porque éste se encuentra maravillado por esta
obra de arte tan magnífica en su construcción, pero a su vez sabe que está
hecha por un ser humano asesinado brutalmente que, como si fuera poco, está
intervenida por otros animales muertos y cosas que definitivamente no tendrían
que estar cerca de un cadáver. El show presenta estas escenas con un
encuadre trágico, en donde la cámara juega primero mostrando los detalles,
para luego abrir al plano general, en donde prácticamente se ve una pintura,
una representación artística pura.
No podemos olvidar que todo lo bello que produce Hannibal es producto de lo
más oscuro y profundo de su ser, que convive dentro de esta persona tan
elegante, su “id” que se ve sólo en momentos esporádicos de las temporadas,
acciones violentas que parecen fuera de carácter considerando lo que vemos
de Lecter, pero que nos recuerdan que es así como el hombre es en realidad.
Sin embargo, no hay mayor manifestación del “id” en el show que Will. Éste
comienza su paso por el programa como un ser estructurado que encontraba
un diseño y un orden en todo pero que, tras la acción involuntaria (defensiva)
de asesinar a un hombre peligroso, éste empieza a tener pesadillas y sueños
cada vez más extraños, muchas veces relacionados a un ciervo que puede
representarlo tanto a él como a Hannibal, quien emerge en muchos casos del
agua (que, a su vez, es una manifestación del “viejo” Will, quien se relajaba
pescando), y en muchos casos se transformó dentro del sueño en una figura
humanoide: el animal dentro de Will que quiere salir, que Lecter está sacando y
distorsionando cada vez más con su influencia. Mientras que conocemos la
naturaleza de Hannibal, de Will sabemos que su alma está poseída de un
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modo tan oscuro, que la lucha interna de este frágil personaje es lo que lo
motiva a salir adelante, a detener la influencia del sádico doctor en tanto sí
mismo como en la sociedad.
Will no es el único que quiere encontrar al Chesapeake Ripper, pero sí es el
único que está seguro de la identidad de éste. A diferencia de nuestro
antihéroe protagonista, el resto de los personajes no tiene idea alguna de aquel
psicólogo con quien se están relacionando día a día es el asesino serial que
buscan. Y esto, aunque a los personajes no les afecte en gran parte, sí tiene un
gran impacto en el espectador, quien relaciona este pensamiento ominoso a
todas las situaciones del show, en donde existe la posibilidad de que alguno de
los personajes descubra la verdadera naturaleza de Hannibal y termine como
una muestra artística más, o como el próximo plato. Fuller juega con esto en
repetidas ocasiones, presentando la desaparición de un personaje y, tiempo
después, a Lecter preparándose la cena. El espectador no está seguro de que
lo servido es el ser ausente, y eso causa aún más pánico en éste. Cuando Will
empieza a dudar de su doctor, éste entra a la carga sabiendo que puede
encontrarse con un evento similar, pero sus dudas no se confirman hasta que,
en un momento de posesión extracorporal (producto de Hannibal y las drogas
que tiene a su alcance por su título), termina vomitando la oreja de alguien a
quien éste conocía y quería mucho. Nunca está la idea de una heroína, pero
las acciones de Will no dejan de ser pasionales e impulsivas, por su bien
propio, y terminan afectando a aquellos que lo rodean, como es la naturaleza
humana por experiencia.
Así como las obras de arte que Lecter y su séquito ponen sobre la mesa o
exponen a la vista de todos, Hannibal es una construcción en gran parte
romántica, porque pone en contacto no sólo a sus personajes, sino también al
espectador con lo más profundo de sus pesadillas, aunque nunca teniendo que
confeccionar un espacio más allá de lo familiar y natural. Así como el antihéroe
Will, el espectador crea una figura interna de caos y deseos animalísticos que
nacen de la impotencia de no poder detener a este asesino que puede
esconder sus emociones horrendas en un exterior de paz y perfección.
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Rodríguez Collioud, Luz María
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Romanticismo – Etapa 2
Teatro III
Pontoriero, Andrea
Guión de Cine y TV
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Hannibal y una revisión post-moderna del Romanticismo
Construcción escénica: Will (Hugh Dancy) de espaldas al público pero frente
a Hannibal (Mads Mikkelsen). Este último está perfectamente situado en el
centro de la pantalla, rodeado por varias estructuras cerradas, incluyendo su
extensa, y pacientemente alineada, biblioteca.
Construcción escénica: Un bello retrato de violencia. Aquí ocurrió un
asesinato, como se puede ver por la larga tira de sangre. Sin embargo, la
iluminación y composición de la imagen podrían fácilmente dar la impresión
de una pintura romántica, particularmente The Death of Chatterton (1856).
Henry Wallis.
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Construcción de personaje: El Hannibal que todos conocen, el familiar
hombre elegante y gourmet. En contraste, el “id” de Hannibal, un monstruo
dispuesto a todo con tal de que no lo descubran.
Construcción de personaje: El “id” de Will, el hombre ciervo. La naturaleza
se mezcla con lo racional, creando nuevamente una concepción de lo
grotesco directamente relacionada con las emociones y los sentimientos.
Construcción escénica:
el arte de una víctima.
Vemos que es un
cadáver, pero está
compuesto de forma
bella. La naturaleza
expuesta libremente
sobre un impulso
humano.