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Trabajo Práctico sobre el documento Dei Verbum “Porque en los sagrados libros el Padre que está en los cielos se dirige con amor a sus hijos y habla con ellos; y es tanta la eficacia que radica en la palabra de Dios, que es, en verdad, apoyo y vigor de la Iglesia, y fortaleza de la fe para sus hijos, alimento del alma, fuente pura y perenne de la vida espiritual” Dei Verbum, Concilio Vaticano II Este trabajo tendrá por propósito realizar un breve repaso sobre los puntos esenciales del documento Dei Verbum, utilizando como bibliografía principal el documento mencionado. La Revelación y su transmisión Dios se nos revela de la manera más humilde y amorosa que podría hacerlo: a través de Cristo. Se nos acerca como compañero, como acompañante en el camino de la vida.: la historia es testigo de su presencia, es el ‘mediador y plenitud de toda la revelación’. Dios viaja con nosotros a lo largo de toda la historia de la humanidad, camina a nuestro lado, lo vemos en hechos y acciones que acompañan la historia de la salvación, y se nos revela finalmente a partir de su hijo, su propia carne.

Trabajo Práctico Sobre El Documento de Verbum

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Trabajo Práctico sobre el documento Dei Verbum

“Porque en los sagrados libros el Padre que está en los cielos se dirige con amor a sus hijos y habla con ellos; y es tanta la eficacia que radica en la palabra de Dios, que

es, en verdad, apoyo y vigor de la Iglesia, y fortaleza de la fe para sus hijos, alimento del alma, fuente pura y perenne de la vida espiritual”

Dei Verbum, Concilio Vaticano II

Este trabajo tendrá por propósito realizar un breve repaso sobre los puntos

esenciales del documento Dei Verbum, utilizando como bibliografía principal el

documento mencionado.

La Revelación y su transmisión

Dios se nos revela de la manera más humilde y amorosa que podría hacerlo: a

través de Cristo. Se nos acerca como compañero, como acompañante en el camino de la

vida.: la historia es testigo de su presencia, es el ‘mediador y plenitud de toda la

revelación’. Dios viaja con nosotros a lo largo de toda la historia de la humanidad,

camina a nuestro lado, lo vemos en hechos y acciones que acompañan la historia de la

salvación, y se nos revela finalmente a partir de su hijo, su propia carne.

Dios se manifiesta también en toda su creación. A lo largo de la historia,

acompaña a los hombres en la búsqueda de la Tierra Prometida: Moisés, Abraham,

junto a ellos siempre está Dios actuando. Fortalece en momentos de duda, asiste en

momentos de debilidad, castiga cuando es ofendido, pero no puede hacerlo por mucho

tiempo porque ama demasiado a su pueblo.

Luego de manifestarse a los profetas, la culminación de su revelación se realiza a

través de Cristo: “Por tanto, Jesucristo -ver al cual es ver al Padre-, con su total

presencia y manifestación personal, con palabras y obras, señales y milagros, y, sobre

todo, con su muerte y resurrección gloriosa de entre los muertos; finalmente, con el

envío del Espíritu de verdad, completa la revelación y confirma con el testimonio divino

que vive en Dios con nosotros para librarnos de las tinieblas del pecado y de la muerte y

resucitarnos a la vida eterna”.

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Los portavoces de Dios, los encargados de llevar su palabra hasta el último oído,

fueron los Apóstoles. Éstos predicaban, no solo con la boca sino con el obrar, la palabra

de Dios siempre guiados por el Espíritu Santo. Fueron sucedidos por los Obispos

“entregándoles su propio cargo del magisterio”. Así los Apóstoles dejaron un legado

que sería recogido posteriormente por la Iglesia y que, alimentado por un deseo de

conocer en profundidad la palabra de Dios, crearía la Sagrada Tradición. De ésta

manera la Iglesia es ‘bóveda segura’ de la Sagrada Tradición y la Sagrada Escritura, sin

olvidar nunca que “… el oficio de interpretar auténticamente la palabra de Dios escrita o

transmitida ha sido confiado únicamente al Magisterio vivo de la Iglesia, cuya autoridad

se ejerce en el nombre de Jesucristo”.

La Sagrada Escritura: Antiguo y Nuevo Testamento

Primero señalaremos el carácter inspirado de los textos sagrados: “Pues, como

todo lo que los autores inspirados o hagiógrafos afirman, debe tenerse como afirmado

por el Espíritu Santo, hay que confesar que los libros de la Escritura enseñan

firmemente, con fidelidad y sin error, la verdad que Dios quiso consignar en las

sagradas letras que nuestra salvación”.

Dado a la diversidad de estilos, de géneros literarios, de factores históricos; hay

que tener mucho cuidado a lo hora de interpretar los textos sagrados. También hay que

entender que se trata de un organismo donde el todo se relaciona con las partes y el

óptimo funcionamiento es difícilmente alcanzado sin la correcta armonía entre todas las

partes con el todo. Éste ‘esfuerzo hermenéutico’ debe ser realizado mayormente por los

exegetas.

Dios es arduo buscador de la salvación humana: por eso acude a Abraham y a

Moisés (entre otros) para que guíen a su pueblo. Dios siempre le hace saber al hombre

que está a su lado, protegiéndolo y velando porque no se desvíe del camino.

Gracias a una concepción orgánica del texto bíblico (como mencione

anteriormente) podemos apreciar “la verdadera pedagogía divina”, el Antiguo

Testamento nos prepara para la venida del Salvador, de Cristo, de Dios hecho carne.

Así, notamos una profunda interrelación entre ambas partes de la Biblia, lo cual

enriquece aún más el mensaje de la Revelación.

El Nuevo Testamento se presenta entonces como la llama que arde con más

fuerza, es la culminación de la Revelación Divina: “Cristo instauró el Reino de Dios en

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la ti1erra, manifestó a su Padre y a Sí mismo con obras y palabras y completó su obra

con la muerte, resurrección y gloriosa ascensión, y con la misión del Espíritu Santo”. El

testimonio principal de la vida de Cristo son los Evangelios, todos de carácter

apostólico; las cuatro redacciones corresponden a Mateo, Marcos Lucas y Juan. La

Iglesia siempre ha creído en la veracidad de estos textos, es decir, en lo que se cuenta

sobre la vida de Cristo: de sus enseñanzas, su vida y muerte.

Cabe destacar que el Nuevo Testamento contiene otros textos (las cartas de San

Pablo, Hechos, Apocalipsis de San Juan, entre otros) que son difundidos de manera

vívida por la Iglesia y no son para nada descartados a la hora de interpretar las sagradas

escrituras. La Iglesia siempre ha sido fiel promulgadora de la revelación y del Dios

Verbo-encarando. Comunica a los fieles un mensaje de salvación y ayudada por la

Sagrada Tradición nos acercan más a un pleno entendimiento del mensaje de la

Revelación.

La Sagrada Escritura en la Teología

La Teología cuenta con dos herramientas principales para estudiar la verdad

última de la cosas a la luz de la fe: la Sagrada Tradición y las Sagradas Escrituras y se

sirve de ellas para estudiar y comprender cada vez mejor el mensaje de Dios-revelado:

“…el estudio de la Sagrada Escritura ha de ser como el alma de la Sagrada Teología.

También (…) la predicación pastoral, la catequesis y toda instrucción cristiana, en que

es preciso que ocupe un lugar importante la homilía litúrgica, se nutre saludablemente y

se vigoriza santamente con la misma palabra de la Escritura.”

Conclusión

Creo que en estos tiempos donde la fe parece estar en crisis, es importante

renovar nuestro contacto con las Sagradas Escrituras. Parece muy fácil caer en un

relativismo cuando se olvidan las verdaderas raíces del conocimiento. Creo que en éste

sentido es principal menester recordar aquello que siempre estuvo ahí, la fe en su estado

mas puro e inmutable.

1 Cada cita corresponde al documento Dei Verbum. Concilio Vaticano II. 1965

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TEMA: DEI VERBUM

ASIGNATURA: TEOLOGÍA

PROFESOR: LUCIO FLORIO

ALUMNO: LUCAS GERMÁN COMANDO

CURSO: PRIMERO

CARRERA: LETRAS

FACULTAD: UCA

AÑO: 2011