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realismo y naturalismo español
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El Realismo y el Naturalismo español según el texto de Joan Oleza
“Realismo y Naturalismo en la novela española”
El movimiento del siglo XIX que dio lugar a una nueva corriente literaria
empezó en Francia con el escritor y contertulio Jules Champfleury. Este nuevo
movimiento estaba caracterizado por la representación objetiva de la realidad,
lo que le confirió el título de Realismo. En España este movimiento llega con
cierto retraso y su difusión se da por todos los cambios políticos vividos en
aquella época, fundamentalmente –La Restauración- un intento de
estabilización de la revolución burguesa. El país en este momento se abre a las
corrientes culturales europeas, lo que genera un gran flujo y producción de
informaciones sobre sí misma. Es en este momento que le podemos dar a
Benito Pérez Galdós el título del que inaugura la novela realista española.
Este movimiento está dividido en tres fases importantes: la Revolución
burguesa y la Restauración, el naturalismo español y el realismo “espiritualista”.
Su primera fase abarcó la década de los 70 -cuando se inicia en España- hasta
su última fase, la década de los 90. En su primera fase, caracterizada por un
realismo abstracto”, la novela española se encuentra bajo un ambiente
escindido, divido entre la “novela tendenciosa” y la “novela de tesis”. La
tendenciosa tiene como principal enfoque la realidad, desde un punto de vista
moral y político (desde sus propias convicciones). En ello están los
tradicionalistas, moralistas y clericales que se encargan de este enfoque
utilizando la idea de “bueno y malo”. Es un conflicto que se plantea más a nivel
moral, religioso o antirreligioso, y no tanto de ideas y pasiones. Ya la novela de
tesis, busca reflejar sobre la vida moderna, las ideas actuales, aspiraciones
presentes que llegan con la ciencia (incluso la fotografía se inaugura en esa
época). Es un género que necesita más libertad política y que también causa
impacto entre el público y críticos.
Ante este contexto, España posee entonces dos grupos de novelistas: el
tradicionalista (que intenta rescatar la antigua España, al nacionalismo
hispánico y el patriarcalismo rural) y el grupo de los liberales (en sus novelas
tratan temas como la esperanza, el entusiasmo, el futuro y una nueva sociedad
con justicia social). Ellos no atacan la vida religiosa específicamente, sino que
la hipocresía de la vida religiosa. La educación es tratada como un fundamento
esencial para la construcción de este “Nueva España”. Se puede afirmar que
ambos grupos, comparten de alguna manera una "actitud teológica", o sea, la
de que el hombre responde a un propósito superior, como un sistema moral de
validez absoluta en la que todo sigue un orden y tiene un sentido. La gran
diferencia entonces, sería la de que para los tradicionalistas todo responde a la
“divina providencia”, mientras que para los liberales, la historia es el reflejo del
progreso, lo que lleva a una sociedad más perfecta.
La segunda fase del realismo es el naturalismo español (década de los 80).
Caracterizar el realismo en su primera fase resulta ser un poco difícil,
principalmente por ser algo más “abstracto”. Sin embargo, la segunda fase de
este movimiento y sus características son bastante marcadas, incluso porque
hacen parte de una escuela. El naturalismo pone su enfoque y atención a los
aspectos “feos”, lo que es repulsivo en la sociedad. En Francia, era sinónimo
de obscenidad y grosería. En España, y para los liberales, el naturalismo
significaba investigar la verdad, la realidad en su esencia y de modo científico.
Ante el exagero de este movimiento, los naturalistas españoles buscan un
equilibrio entre el idealismo y el naturalismo, de modo a amenizar la oposición
existente entre el tradicionalismo y el liberalismo. La filosofía por la cual se
basan es el “espíritu de tolerancia” Krausista. Es en esta época que Benito
Pérez Galdós inaugura la novela “La deseherada” y rompe la dualidad (hace
una división clara entre los dos grupos), lo que lleva a considerarlo
"naturalista". El naturalismo fue un movimiento rápido en la historia de España,
principalmente por los cambios y fracaso de una burguesia incoherente y sin
una base ideológica concreta. Por eso, el grupo que se mantiene en este
movimiento es pequeño, o sea, minoritario y efímero.
La tercera fase, el realismo “espiritualista” es más bien el resultado de una
caída del naturalismo (y de los ideales burgueses) y de una pérdida de la fe en
la ciencia. La investigación del psicologismo y de las actitudes del espíritu. “El
arte del alma, que vuelve a reivindicar sus derechos, permanece en la poesía y
se restaura en la novela psicológica”.
Benito Pérez Galdós y la importancia de su obra para el siglo XIX
Benito María de los Dolores Pérez Galdós, conocido como Benito Pérez
Galdós, o solamente Galdós, nació en Las Palmas de Gran Canaria el 10 de
mayo de 1843 y falleció el 4 de enero de 1920, en Madrid (capital que fue el
corazón de sus obras).
Novelista, dramaturgo y cronista, Galdós marcó toda una generación de
novelistas del siglo XX. El enfoque realista / naturalista de sus obras está
marcado por los cambios de Madrid, su observación atenta a la realidad y la
recuperación del género "novela".
“Conocido es el interés que Galdós exhibe en sus novelas
en la creación de un orbe inclusivo de la realidad de su
tiempo. En sus obras maduras, si no tanto en las
primerizas, la historia de España, y el organismo social
madrileño quedan inmersos en la ficción, de manera que lo
allí experimentado por el lector constituye un autónomo y
complejo mundo ficticio.” (López-Landi, 1979)
“El espejo que se pasea por los caminos”
La clase media, compuesta por la antes ascendiente burguesía, fue el modelo
de la novela realista, la clase revolucionaria en los ámbitos de la arquitectura,
ropas, costumbres y religión. La relación de Galdós con la burguesía va
cambiando a lo largo de los años como un reflejo de los cambios ideológicos
por los que ha pasado. Como reflejo también de este cambio está la caída del
naturalismo. Las novelas estaban obligadas a arrastrarse por las nuevas
corrientes literarias. Galdós, el (re) inaugurador de "la novela" bebió en la
fuente de Cervantes y otros autores de la literatura picaresca, la que llegó
incluso a ser considerada naturalista.
En la tercera fase del realismo y de su labor literario, el escritor acompaña a la
nueva novela que va por “los caminos del psicologismo y por la investigación
de las actitudes del espíritu” (Oleza). El nuevo estándar va por la idea que da
origen a la novela psicológica: “el arte del alma, que vuelve a reivindicar sus
derechos, permanece en la poesía y se restaura en la novela psicológica.” De
esta manera, Galdós también trabaja da énfasis a este aspecto de la nueva
literatura y publica novelas como “Torquemada en la hoguera”, que no deja de
dar también dar énfasis a todo este enfoque del “realismo espiritualista”.
Galdós, fue para España un punto de referencia moderno para una sociedad
dubia y en constante movimiento. El rompimiento de la idea de "bueno y malo"
en sus obras naturalistas se da por el nuevo interés en la subjetivdad de los
personajes, sin que necesariamente haya que titularlos como una cosa u otra.
Además de eso, su obra ha rescatado la herencia de la novela picaresca que
sin duda fue un marco para todas las generaciones posteriores.
“a pessoa que fala no romance” de Bahktin y “Torquemada en la
hoguera”
Para el análisis de la obra de Galdós “Torquemada en la hoguera” (escrito en el
año 1881) utilizaremos el texto de Bahktin "A pessoa que fala no romance". En
este texto, los principales aspectos que levanta el autor, se relacionan al
concepto de "plurilinguismo social". Este concepto abarca la idea de que la
conciencia de la diversidad de los lenguajes en el mundo es la que orquestra a
la novela.
El novelista, aunque utilice un sólo tipo de lenguaje, conoce su diversidad y las
utiliza a través de los personajes (todos los que utilicen el lenguaje). El que
habla en la novela y su propia habla, palabra, es lo que caracteriza y crea su
originalidad estilística. En esto está que el poseedor de la palabra sea
esencialmente social, históricamente concreto, definido y su discurso es un
lenguaje social. Las particularidades de la palabra de los personajes pretenden
una significación y difusión social. El ideólogo (sujeto que habla en la novela) y
sus palabras poseen un lenguaje particular, que representa su visión de mundo
y que incluye además de eso, una significación social. El discurso es una
representación artística que exige formas especiales del enunciado y su
representación verbal, y por eso se puede afirmar que la acción y el
comportamiento son esenciales para revelar la posición ideológica que aquella
palabra asume en determinado momento.
Los lenguajes sociales no solamente representan algo, sino que también están
representados a través de los géneros, profesiones, corrientes literarias, etc.
Se tornan por lo tanto, objeto de reproducción libre, artísticamente orientado y
así separan elementos típicos del lenguaje característico o simbólicamente
esencial. Las particularidades formales en la novela representan perspectivas
sociales. Para Bahktin, los procedimientos de creación del modelo de lenguaje
en la novela, aunque sean producidos en una misma imagen, pueden ser
divididos entre tres categorías: la hibridización, la interrelación y diálogo entre
los lenguajes y los diálogos puros. La primera, es básicamente la mezcla de
dos lenguajes sociales en un único enunciado (dos conciencias lingüísticas
marcadas por una diferencia social y de épocas distintas). Una ayuda la
comprensión de la otra, a través del contraste.
La interrelación y el diálogo entre los lenguajes ya por lo contrario, es un único
lenguaje actualizado y que aparece fuera del enunciado, o sea uno aparece a
través del otro, lo que hace con que el segundo permanezca fuera del
enunciado, no se actualiza. El estilo literario representa bastante bien este
segundo aspecto, pues el estilo de un autor representa siempre a otro anterior.
En este sentido, el lenguaje de la novela aunque represente un estilo ya
utilizado, que no se actualiza, en su interior aparece representado por otro
lenguaje, este sí actualizado.
Estructura de la novela “Torquemada en la hoguera”.
Como señala Benjamin Abdala Junior en su libro “introdução à análise da
narrativa”, analizar una narrativa es: “correlacionar em torno de um núcleo
central de ideias, a organização dos elementos estruturais, conforme a
necessidades da argumentação”, entonces es importante en primera línea
verificar cual es la idea central o ideas centrales de la argumentación que se
pretende defender para sobre ellas organizar los elementos estructurales de la
novela.
Se podría adelantar que “Torquemada en la hoguera” puede ser leída de
diversas formas, dependiendo el enfoque que quiera darse a la novela. Algunos
autores como García Sarria1 identifican un plano alegórico religioso cristiano en
la obra que permite situar al personaje de Torquemada encuadrando su
conducta “en la clase social que representa, dentro de un contexto universal
cristiano”2. Esta dimensión alegórica podría inclusive considerarse un
“elemento espúreo” en la lógica de García Sarria, que contraviene con la
vertiente realista que representa Galdós como autor, pero que es comprensible,
por la vertiente que adopta el autor al ingresar al naturalismo: “para introducir
esquemas interpretativos de la conducta humana basados en patrones
cristianos universales”3.
Otros autores como Pierre Ulman, usando las teorias de Northrop Frye4 buscan
una aproximación sistemática que condense todas las conclusiones de los
estudios que se han hecho para tener una visión totalizadora sobre la obra.
Señala que el título de la obra ya sugiere un análisis basado en esas dos
teorías: “pues este título consta del nombre del protagonista, tomado de un
personaje histórico y de una forma de fuego, símbolo central de la obra”, es
decir se plantea un análisis basado en las influencias históricas del personaje
real – el inquisidor Tomás de Torquemada – y la simbología representada por
el fuego.
1 “El plano alegórico de Torquemada en la hoguera” En: Cervantes Virtual.2 Garcia Sarria. Op cit.3 Garcia Sarria. Op cit.4 “Torquemada en la hoguera a la luz de dos teorías de Northrop Frye” En: Cervantes Virtual.
Regresando a la línea alegórica, pero ya no enfocados directamente en el
texto, es posible descubrir el pensamiento religioso del autor – Pérez Galdós- a
través del personaje Torquemada. También se puede hacer un análisis social
histórica de la época en que fue escrita la novela, en referencia a los
personajes, o el negocio del inquilinato en el Madrid de la restauración o
inclusive un paralelo entre el Torquemada y la terrible situación económica que
vivió Galdós durante su vida, siendo incluso victima de usureros y prestamistas.
En fin, se podrían citar muchas otras visiones y teorías que la genial novela y
sobre todo la tetralogía nos pueden dar.
Para efectos de estructurar la novela, tomaremos un sentido más “humano”,
pero con un enfoque diferente a lo planteado por Juana Granado Sánchez en
su guía de lectura de la obra5 que señala como tema de la novela:
“que el valor central de la vida humana radica en el amor a
los semejantes, una vida que carezca de ese valor es una
existencia apegada a la mera materialidad huera del
mundo y no será capaz de arrostrar el destino y aceptar la
muerte”.6
No nos parece que el “amor a los semejantes” se aprecie como un valor
resaltante ni una conclusión rescatable, ni tampoco el apego al materialismo
del mundo, concluimos que es más perceptible dentro de la novela el conflicto
existente entre lo humano y lo divino, los valores humanos y los valores
morales.
Tema:
El conflicto moral que vive Torquemada ante la adversidad de perder un hijo.
Conflicto que se acrescenta con las influencias que recibe de parte de los otros
personajes (Bailón y Roma) que plantean ideas religiosas, filosóficas y morales.
5 Granado Sánchez, Juana. “Guia de lectura de la novela Torquemada en la Hoguera de Benito Pérez Galdós” en: www.editorialperiferica.com/GUIATORQUEMADA.pdf6 Granado Sánchez, J. Op cit.
Foco narrativo:
Teniendo en cuenta la tipología de Norman Friedman, el tipo de narrador de la
novela, seria variante. En primer lugar se presenta como un “yo” testigo de los
hechos:
“ Voy a contar cómo fue al quemadero el inhumano que
tantas vidas infelices consumió en llamas; que a unos les
traspasó los hígados con un hierro candente; a otros les
puso en cazuela bien mechados, y a los demás los
achicharró por partes, a fuego lento, con rebuscada y
metódica saña.”7
Es un tipo de “foco” que se encuentra en primera persona e incluye al lector
como conocedor – confidente de los hechos que va a narrar. Pero este foco
narrativo cambia con relación a un personaje Don Francisco de Torquemada,
llegando a configurarse una especie de omnisciencia selectiva:
- En cuanto suelte el constipado voy a salir al campo -dijo el
enfermo, los ojos iluminados por la fiebre-. ¡Tengo una
idea, qué idea!... Creo que me pondré bueno de ocho a
diez días, si usted me socorre, D. Francisco, y en seguida
al campo, al campo...
- Al camposanto es a donde tú vas prontito -pensó
Torquemada; y luego en alta voz: -Sí, eso es cuestión de
ocho o diez días... nada más... Luego saldrá usted por
ahí... en un coche... ¿Sabe usted que la guardilla es
fresquita?... ¡Caramba! Déjeme embozar en la capa.
7 “Torquemada en la hoguera”
En esta cita de la novela, el narrador entra en los pensamientos del personaje
principal, lo delata ante los lectores mostrándolo tal cual es, haciéndonos
participes de lo que piensa.
Discurso narrativo:
Referido a las estrategias que asume el autor al momento de focalizar la acción
en la obra. En el caso de la novela es perceptible tres momentos, una
presentación o introducción de los personajes, el punto de quiebre y el
desarrollo de la trama, y el desenlace.
Primer momento:
Este se desarrolla entre los capítulos I y II cuando se presenta al
personaje principal Don Francisco Torquemada, su esposa Doña Silvia,
a los hijos: Rufinita y Valentin y a Quevedito, novio de Rufina. También
dentro de ese momento de presentación de los personajes, el narrador
hace referencia a lo que se dedica el personaje principal, como fue
mejorando de vida, como muere la esposa y quien se hace cargo de las
labores de la casa, la genialidad para las matemáticas de Valentin y el
futuro que le preparaba Torquemada. Comenzando el capitulo III se
hace mención a José Bailón, un ex clérigo amigo de Torquemada.
Segundo momento:
En la mitad del capítulo III se encuentra el punto de quiebre de la novela:
la enfermedad de Valentin. Es a partir de este punto que se desarrollara
en el personaje principal un conflicto de valores, mudando radicalmente
algunas conductas que venía desarrollando hasta ese momento, en afán
de lograr la cura del hijo. Entre las nuevas conductas de Torquemada se
encuentran actos de caridad como prorrogar el alquiler de algunas
inquilinas que pasaban necesidad, entregar limosnas a los pobres,
intentar ayudar a un cliente que ya le adeudaba, presta dinero a Doña
Isidora. Presentación de la tía Roma y sus conversaciones con
Torquemada.
Tercer momento:
Desenlace final de la obra: la muerte de Valentin y la crisis de
Torquemada. Una crisis que podría desencadenar un cambio en el
personaje, una variación en su estilo de vida. Pero no dejo ningún
cambio, ni para peor ni para mejor, siguió siendo el mismo
Personajes:
En esta parte del análisis, no vamos a hacer una descripción detallada de cada
personaje de la obra, solo en referencia a los roles narrativos expresados en la
obra. Según la narrativa tradicional, los roles están divididos de la siguiente
forma:
Personaje principal o protagonista: Don Francisco Torquemada, como
el personaje que encarna todas las tensiones de la novela y vive el
conflicto hasta su desenlace.
Antagonista: como señala Granado Sánchez8 esta función es
competencia de un personaje de la narración que bien crea el problema
o al menos se esfuerza en progresar. No se encuentra en la novela un
personaje con esas características. No podría ser Valentín por cuanto su
enfermedad, determinante en los cambios de actitud del protagonista, no
es provocada ni existe un esfuerzo directo del personaje por empeorarla,
por eso, coincidimos con Granado de que es el destino como
antagonista de la novela, con la colaboración de José Bailón, quien
alimenta con pensamientos las actitudes del protagonista.
8 Granado Sánchez, J. Op.cit.
Protagonista paciente: En esta categoría puede mencionarse a
Valentín quien sufre en sí mismo el problema, pero se ve imposibilitado
de plantear soluciones. Granado hace mención de la posibilidad de que
ese protagonista paciente sea un falso protagonista: “una excusa
narrativa para que verdadero protagonista pueda actuar bajo ciertas
condiciones”. Podría ser ese también el caso de Valentín, toda vez que
de él solo se conoce por las referencias del narrador, y por los ojos del
protagonista.
Coadyuvantes o colaboradores: Aquellos que tratan de ayudar al
protagonista en la resolución del conflicto. Aquí podemos dividir, como lo
hace Granado, en dos: aquellos que ayudan por propia voluntad al
protagonista como Quevedito, Rufina y Bailón y otros que se dejan
ayudar, como el caso de Martín e Isidora, los medigos y los inquilinos.
Coantagonista u opositor: También puede ser dividido en dos: quienes
voluntariamente no se dejan ayudar por no tener necesidadcomo el caso
de Don Juan que al no necesitar la ayuda de Torquemada le impide
realizar el acto de generosidad y en otro caso, la tía Roma que, teniendo
la necesidad impiden voluntariamente al protagonista el ayudarlos.
Narrador: En este caso, el narrador hace el papel de personaje al
contarnos la obra como un hecho conocido por él o relatado por
terceros. Esta inclusión del narrador como personaje-testigo, nos
convierte también a los lectores en personajes pasivos de la narración.
Espacio:
Los espacios donde se desenvuelve la novela son los siguientes:
El hogar, la casa del corredor, las calles de Madrid, la casa de Don Juan, y el
Guardillón de Martín e Isidora
Conclusiones:
Los textos de Oleza y de Bahktin fueron esenciales para trazar un análisis de la obra
“Torquemada en la hoguera” a través de dos enfoques diferentes pero
complementares. El en primero “Realismo y Naturalismo en la Novela Española”,
Oleza hace un rescate del contexto histórico de la época en la que Galdós se
consagró como escritor, sus aspiraciones e ideales en una época de cambios en
España. El texto de Bahktin, nos ofrece la posibilidad de mezclar este conocimiento
histórico al lenguaje de la novela. Si se considera que el lenguaje incluye el concepto
de plurilinguismo social se puede ver cómo la representación de cada una de las
visiones del mundo aparecen en la obra. El lenguaje visto de manera amplia (los
diferentes discursos ideológicos de los personajes y el estilo del autor) y el contexto en
lo que está puesto nos permite dialogar con una época en la que no participamos
activamente.
Bibliografía
Abdala Junior, Benjamin. “introdução à análise da narrativa”. Editora Scipione.
São Paulo. 1995
García Sarria, F. “El plano alegórico de Torquemada en la hoguera” en
cervantes virtual:
http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/01371741011275952982257/p0000010.htm
Granado Sánchez, Juana. “Guia de lectura de la novela Torquemada en la
Hoguera de Benito Pérez Galdós” en: www.editorialperiferica.com/GUIATORQUEMADA.pd