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TRABAJO Y CÁRCELES. Puntos ciegos a la vista. Exposición de Raúl Alberto Ceruti en las III JORNADAS DE EJECUCIÓN PENAL En reconocimiento a los aportes del profesor Eugenio Raúl Zaffaroni. 11 de octubre de 2012.- Las ramas jurídicas son haces de imputación de conductas y constituyen los marcos de acción e interpretación de esas conductas. La unidad de acción de todas ellas, no se encuentra dada por un orden jerárquico o inclusivo 1 , sino que debe buscarse en función del relato vital al que se aplican. Este relato vital es el de la persona sujeto de Derecho, en sus múltiples actividades, intereses y divergencias 2 : No en otro lugar sino en la narrativa vital confluyen las adjetivaciones de las ramas jurídicas. Sólo hay unidad del Derecho en el modo en que el Derecho se exprese coherentemente en el cuerpo de ese sujeto que lo actúa y recepta 3 . Cualquier análisis de las 1 "Cada rama está signada por los valores que sus cultores pretenden realizar: el derecho civil busca la estabilidad y el cumplimiento de las obligaciones, así como el resarcimiento de los daños hasta la exasperación; el derecho comercial persigue la continuidad de los negocios; el derecho laboral quiere amparar al débil; el tributario desea recaudación; el procesal añora la predictibilidad; el administrativo intenta con relativo éxito limar las asperezas del poder estatal; el penal no termina de debatir sus propios objetivos y el constitucional, ya deteriorado por rebeliones y catástrofes, por excepciones, picardías y emergencias, apenas atina a implorar cierta gobernabilidad. “En estas condiciones, lo que se hace desde una rama podría criticarse desde otra. La c ontroversia no estalla porque muchos especialistas están tan concentrados en los problemas de su propia rama que no tienen ánimo para analizar lo que sucede en las otras.” (R. GUIBOURG: “La filosofía del Derecho y las ramas del Derecho”, (en “Investigación y Docencia” Nº 40, Ed. Universidad Nacional de Rosario, Facultad de Derecho, Enero/diciembre 2007, pag. 142) 2 “La interpersonalidad es una perspectiva de lo jurídico que avanza poniendo en cuestión el imperio que en los últimos tiempos tuvo la interespacialidad estatal. Su desenvolvimiento tiene importancia para el enriquecimiento de las perspectivas vitales. “En relativa semejanza con lo que fue en su momento la teoría pura del Derecho, la interdisciplinariedad interna, la teoría de las respuestas jurídicas y la teoría pura del Derecho son senderos por los cuales la ciencia jurídica puede avanzar en las investigaciones sin salir de lo que consideramos es su propio campo.” (M. A. CIURO CALDANI: “Aportes para la comprensión del Derecho Privado de una nueva era (El Derecho Interpersonal como proyección del Derecho Internacional Privado - Contribuciones para la interdisciplinariedad interna del Derecho - Afirmación de una sociedad pluralista)”, artículo publicado en la Revista “Investigación y Docencia”, Nº 43, Ed. Fundación para las Investigaciones Jurídicas, Rosario, 2010, pag. 14. 3 “Yo llamaré entonces justicia a toda tentativa de luchar contra la esclavitud moderna, lo que significa luchar por otra concepción del ser humano. Naturalmente esta tentativa es política, ella no es directamente filosófica,

Trabajo y carceles puntos ciegos a la vista (1)

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El trabajo en cárceles desde la perspectiva del Derecho.

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Page 1: Trabajo y carceles puntos ciegos a la vista (1)

TRABAJO Y CÁRCELES.

Puntos ciegos a la vista.

Exposición de Raúl Alberto Ceruti en las

III JORNADAS DE EJECUCIÓN PENAL

En reconocimiento a los aportes del profesor Eugenio Raúl Zaffaroni.

11 de octubre de 2012.-

Las ramas jurídicas son haces de imputación de conductas y constituyen los marcos

de acción e interpretación de esas conductas. La unidad de acción de todas ellas, no se

encuentra dada por un orden jerárquico o inclusivo1, sino que debe buscarse en función del

relato vital al que se aplican. Este relato vital es el de la persona sujeto de Derecho, en sus

múltiples actividades, intereses y divergencias2: No en otro lugar sino en la narrativa vital

confluyen las adjetivaciones de las ramas jurídicas.

Sólo hay unidad del Derecho en el modo en que el Derecho se exprese

coherentemente en el cuerpo de ese sujeto que lo actúa y recepta3. Cualquier análisis de las

1 "Cada rama está signada por los valores que sus cultores pretenden realizar: el derecho civil busca la

estabilidad y el cumplimiento de las obligaciones, así como el resarcimiento de los daños hasta la

exasperación; el derecho comercial persigue la continuidad de los negocios; el derecho laboral quiere

amparar al débil; el tributario desea recaudación; el procesal añora la predictibilidad; el administrativo intenta

con relativo éxito limar las asperezas del poder estatal; el penal no termina de debatir sus propios objetivos y

el constitucional, ya deteriorado por rebeliones y catástrofes, por excepciones, picardías y emergencias,

apenas atina a implorar cierta gobernabilidad.

“En estas condiciones, lo que se hace desde una rama podría criticarse desde otra. La controversia no estalla

porque muchos especialistas están tan concentrados en los problemas de su propia rama que no tienen ánimo

para analizar lo que sucede en las otras.” (R. GUIBOURG: “La filosofía del Derecho y las ramas del

Derecho”, (en “Investigación y Docencia” Nº 40, Ed. Universidad Nacional de Rosario, Facultad de Derecho,

Enero/diciembre 2007, pag. 142) 2 “La interpersonalidad es una perspectiva de lo jurídico que avanza poniendo en cuestión el imperio que en

los últimos tiempos tuvo la interespacialidad estatal. Su desenvolvimiento tiene importancia para el

enriquecimiento de las perspectivas vitales.

“En relativa semejanza con lo que fue en su momento la teoría pura del Derecho, la interdisciplinariedad

interna, la teoría de las respuestas jurídicas y la teoría pura del Derecho son senderos por los cuales la ciencia

jurídica puede avanzar en las investigaciones sin salir de lo que consideramos es su propio campo.” (M. A.

CIURO CALDANI: “Aportes para la comprensión del Derecho Privado de una nueva era (El Derecho

Interpersonal como proyección del Derecho Internacional Privado - Contribuciones para la

interdisciplinariedad interna del Derecho - Afirmación de una sociedad pluralista)”, artículo publicado en la

Revista “Investigación y Docencia”, Nº 43, Ed. Fundación para las Investigaciones Jurídicas, Rosario, 2010,

pag. 14. 3 “Yo llamaré entonces justicia a toda tentativa de luchar contra la esclavitud moderna, lo que significa luchar

por otra concepción del ser humano. Naturalmente esta tentativa es política, ella no es directamente filosófica,

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ramas del Derecho que no tome como referencia a ese decurso biosociográfico, desarticula

al ser humano, y lo escinde en tantos cuerpos o partes como jurisdicciones.

Las ramas jurídicas como continentes de lógicas de observación, pueden estudiarse

como el conjunto de las acciones previstas para ser alcanzadas por ellas. Así, habrá

acciones en intersección, cuando dos o más ramas se refieran a una misma acción o grupo

de acciones (hechos ilícitos que a la vez sean delito, por ejemplo, en la intersección de las

ramas penal y civil), de exclusión, cuando sólo una rama jurídica pueda entenderse en

perjuicio de cualquier otra, como atribuible a una acción o a un grupo de acciones (por

ejemplo las relaciones laborales que no admiten ser receptados por otras figuras jurídicas

sin recaer en el fraude a la ley), de inclusión (por ejemplo, las relaciones comerciales en el

interior del Derecho de los Contratos), y de elusión, cuando las acciones calificadas por las

distintas ramas jurídicas no asumen como incluida en ellas una acción o un grupo de

acciones determinada.

Los supuestos de elusión no constituyen necesariamente “lagunas del Derecho”, ya

que en muchos casos existen normas o autoridades encargadas del funcionamiento,

calificación y clasificación de las zonas conductuales eludidas. Pero en todos los casos,

constituyen “puntos ciegos” de la práctica jurídica administrativa y judiciable, “puntos

ciegos” que consagran o toleran inadvertencias y discrecionalidades4.

pero la filosofía va a llamar justicia a una política real que luche contra a esclavitud moderna. Esta lucha es

afirmativa ya que esa política propone otra visión del hombre, propone volver a ligar el cuerpo de la

humanidad al proyecto y a la idea.

“Esa política será justa para la filosofía si ella misma afirma dos cosas, en primer lugar, que el cuerpo no debe

ser separado de la idea, aún en el caso de las víctimas; en segundo lugar que ninguna víctima debe ser

reducida a su sufrimiento, pues en la víctima es la humanidad entera la que está golpeada.

“Ese principio es un principio del cuerpo mismo, y en ese sentido podemos considerarlo un principio

materialista: el cuerpo humano que se propone un pensamiento posible. Esta es la primera afirmación.

“Y la segunda afirmación será la afirmación de la igualdad de todos; la igualdad de todos precisamente como

cuerpo ligado a la idea.” (A. BADIOU: “Justicia, filosofía y literatura”, Ed. Homo Sapiens., Rosario, 2007, p.

23). 4 “Entre los objetivos de la ciencia normal no hay ninguno que exija nuevos tipos de fenómenos, y en

realidad los que no encajan en esos compartimentos frecuentemente ni siquiera se ven. Tampoco entra

normalmente entre los objetivos de los científicos inventar teorías nuevas, y a menudo son intolerantes con las

inventadas por otros. Por el contrario, la investigación en la ciencia normal se orienta a la articulación de los

fenómenos y teoría ya suministrados por el paradigma” (T. S. KUHN: “La estructura de las revoluciones

científicas”, Fondo de Cultura Económica, México, 2010, pag. 90).

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Las ramas jurídicas, en orden a su formulación y cultivo, son portadoras de su

historia, de su noción de Derecho vinculada a esa historia5, y de la lógica inherente a esa

noción6.

Asi también, en orden a su aplicación y limitaciones, cada rama jurídica presume

ciertos y determinados cursos vitales. Mediante la calificación de los actos, cuando sólo

remiten a sí mismas y en sí mismas, subyace la clasificación / reducción de sus actores a su

perspectiva unilateral.

El Derecho Penal moderno occidental surgió durante el absolutismo. El poder

secular se había constituido en heredero y representante de un cuerpo místico (luego de la

expropiación de buena parte de los bienes eclesiásticos) que reunía en una sola y misma

formulación el ser y el deber7, de modo tal que los delitos pudieran señalarse como

atentados a la verdad y a la "naturaleza", denominándose los crímenes más graves como

“de lesa majestad”8.

5 “Para la comprensión paradigmática que del derecho tienen una determinada época de la sociedad se han

introducido expresiones tales como „ideal social‟ o „modelo social‟, „visión social‟ o también simplemente

„teoría‟. En todos los casos esas expresiones se refieren a esas imágenes implícitas de la propia sociedad que

dan una perspectiva a la práctica de la producción legislativa y de la aplicación del derecho” (J.

HABERMAS, “Facticidad y validez”, T. II, pag. 473) 6 “Las instituciones, pues, se integran de facto. Pero su integración no es un imperativo funcional para los

procesos sociales que las producen, sino que más bien se efectúa por derivación. Los individuos realizan

acciones institucionalizadas aisladas dentro del contexto de su biografía. Esta biografía es un todo meditado

en el que las acciones discontinuas se piensan, no como hechos aislados sino como partes conexas de un

universo subjetivamente significativo cuyos significados no son específicos para el individuo, sino que están

articulados y se comparten socialmente. Sólo por la vía de este rodeo de los universos de significado

socialmente compartidos, llegamos a la necesidad de una integración institucional” (P. L. BERGER y T.

LUCKMANN: “La construcción social de la realidad”, Ed. Amorrortu, Buenos Aires, 2003, p. 86.) 7 “La antigua idea de la realiza litúrgica se disolvió paulatinamente, y dio lugar a un nuevo modelo de realeza

centrado en la esfera del Derecho, que no carecía de misticismo propio. El nuevo „halo‟ comenzó a descender

sobre el incipiente Estado nacional y secular, encabezado por un nuevo pater patriae, cuando el Estado

empezó a reclamar para su propio aparato administrativo y para sus instituciones públicas una sempiternidad

o perpetuidad que hasta ahora sólo se había atribuido a la Iglesia y, por el Derecho Romano y los civilistas, al

Imperio Romano: Imperium semper est. Evidentemente, la dicotomía medieval, de sacerdotium y regnum, fue

sustituida por la nueva dicotomía entre Rey y Derecho. En la Era de la Jurisprudencia, el Estado soberano

adquirió una Santificación de su esencia independiente de la Iglesia, si bien paralela a ella, y asumió la

eternidad de Imperio Romano al tiempo que el rey se convertía en „emperador dentro de su propio reino‟.

Pero esta santificación del status regis et regni, de las instituciones y utilidades del Estado, de sus necesidades

y emergencias, hubiera quedado incompleta si el nuevo Estado no se hubiese equiparado también con la

Iglesia en sus aspectos corporativos como un corpus mysticum secular.” (K. KANTOROWICZ, “Los dos

cuerpos del rey – Un estudio de teología política medieval”, Alianza Editorial, Madrid, 1985, pag. 187). 8 Sólo a partir de la segunda mitad del siglo XX y merced a atrocidades desempeñadas por la majestad del

deber y de la norma, podrá empezar a hablarse de delitos de “lesa humanidad”.

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Constituido el Estado en víctima, no resulta llamativo que el Poder Ejecutivo asuma

al mismo tiempo el rol de perseguidor, investigador y sancionador, separe a la víctima de

cualquier consideración en el contexto del proceso, y se instituya como verdadero ofendido

en las situaciones de violencia. Esta ofensa emotiva deviene irracional, y se proyecta

modernamente en la noción de “Derecho Penal del enemigo” especialmente vinculado con

el miedo al terrorismo como institución del mal, del que derivarían todas las desviaciones

de la ley, de la norma y de la "normalidad", especialmente vinculadas con la naturalidad de

la propiedad privada9 como modelo de tranquilidad y prosperidad.

El Derecho Penal concluye con la condena o la absolución, tan corta es su vocación

de ser consciente de sus consecuencias. Una vez condenado, el sujeto es permanecido tras

una pared vuelta de espaldas, en el que el tiempo se retrae en el olvido.

Este tiempo detenido, esta retracción de cualquier principio de desarrollo o

iniciativa queda abstraído en una prodigiosa disección normativa, en la que cada

movimiento (puerta tras puerta, pared tras pared) está mediada por la norma, y sólo queda

resguardo de libertad en el ámbito del gesto. La vida encerrada en una sola rama o subrama

del Derecho Penal, la reduce y cosifica, tomando la parte por el todo, en un verdadero

estado de excepción por excepción, en el que se invierte el principio de que todo lo no

prohibido está permitido10

.

9 En lugar del poste de azotes y el potro de tortura, de los controles del manor y las corporaciones y el

maltrato físico a los vagabundos, los economistas abogaban por la disciplina de los salarios bajos y el hambre,

y los abogados defendían la pena de muerte. Ambos indicaban la creciente despersonalización en la

mediación de las relaciones de clase y un cambio, no tanto en los hechos del crimen como en la categoría

„crimen‟ propiamente dicha, tal como la definían los propietarios. Lo que se debía castigar ahora no era un

delito entre „hombres‟ (un quebrantamiento de la fidelidad o la deferencia, un „estrago‟ de los usos y valores

agrarios, una ofensa contra la propia comunidad corporativa y su ethos, una violación de la confianza y de la

función) sino un delito contra la propiedad. Dado que la propiedad era una cosa, se hizo posible definir las

infracciones como delitos contra las cosas y no como ofensas contra los hombres. Esto permitió que la Ley

asumiera, con sus togas, una postura de imparcialidad: era neutral con relación a todos los niveles entre los

hombres y solamente defendía la inviolabilidad de la propiedad de las cosas” (E.P. THOMPSON: “Los

orígenes de la Ley Negra”, Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 2010, pag. 223). 10

Es al interior de las prisiones donde la persona se ve reducida a la norma, a la minuciosa norma de

configuración de su vida exceptuada, arrancada de todas sus otras redes y vinculaciones, de todos sus otros

vínculos, familiares (disponiendo por ejemplo de traslados inminentes sin respeto a la preservación del

derecho de visitas; reteniendo el paupérrimo "peculio" que se destina al interno como retribución por su

trabajo, sin respeto por el derecho alimentario), político (sólo recientemente se ha habilitado la emisión del

voto en las cárceles) laborales (en cuanto ni siquiera se los percibe como trabajadores), civiles (en orden a la

administración de sus bienes, coartada, mediada y sustituida en un maremágnum de procedimientos

misteriosos), intimidad (por las penosas condiciones de hacinamiento), formación y educación (en tanto la

falta de oferta al interior de las prisiones), etc., de forma tal de lograr su atomización y dificultar su plena

realización.

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La vida, mientras tanto, el decurso vital, continúa, a pesar de las paredes y las rejas.

Los internos tienen parejas, hijos, proyectos y trabajos. Sin embargo, al interior de las

prisiones, a la que no llegan los tratados de Derecho Penal, ni los procedimientos reglados

en el Código Procesal Penal en ninguna de sus jurisdicciones.

El Derecho del Trabajo en su concepción moderna, por su parte, aparece

configurado en sus instituciones más características a posteriori del asentamiento del

Estado de Bienestar. Contra el derecho de las cosas, el derecho de propiedad sobre las

cosas, se erigieron las garantías de la dignidad humana. Aún hoy, para determinados

ámbitos del Derecho Comercial, se tiene la sensación de habérsele quitado un brazo al

Derecho de Propiedad a través de las previsiones de los regímenes laborales. De modo tal

que sólo aquellos grupos que pudieron visibilizarse como importantes contribuyentes a la

producción y comercialización de los grandes sectores industriales lograron colocarse en

posición de negociar sus condiciones de trabajo, quedando invisibilizadas otras zonas de la

producción y de los servicios sin la inmediación o la organización suficientes como para

lograr desnivelar la lógica de la explotación cuyo origen se remonta a la distinción

aristotélica entre la orden de trabajo y su ejecución11

. Así quedaron fuera de sus

consideraciones la labor de las amas de casa, del servicio doméstico, del trabajo agrario, los

conocimientos tradicionales y hasta del empleo público. En nuestros días, por otra parte, la

tercerización y el subempleo se adoptan como modalidades para la desaparición de

funciones y labores del ámbito del Derecho Laboral, incluyendo ahora sí labores

profesionales e intelectuales propiamente dichas.

La idea del progreso12

, propia del iluminismo13

y caracterizadora de la modernidad,

exigía pensar en una incesante línea de tiempo, acompañada con una incesante acumulación

11

La separación operada desde la Antigüedad y reimpulsada una vez más en la modernidad, entre el trabajo

manual y el intelectual detrajo la propiedad intelectual de su consideración y legitimación como trabajo,

especialmente en razón de tratarse en alguna medida de trabajo creativo. Asimismo, las dificultades habidas

en la caracterización jurídica de los conocimientos tradicionales de los pueblos originarios, creemos pueden

ser zanjadas mediante su consideración como trabajo colectivo, visión que ha quedado eclipsada por la

separación operada entre el trabajo individual y las cargas colectivas. 12

"En su raíz el progreso, tal como fue definido en el siglo XVIII, no es un movimiento interior de la historia,

sino el resultado de una relación fundamental entre el espacio y el lenguaje. (…) El lenguaje da a la perpetua

ruptura del tiempo la continuidad del espacio y, en la medida en que analiza, articula y recorta la

representación, tiene el poder de ligar a través del tiempo el conocimiento de las cosas. Con el lenguaje, la

monotonía confusa del espacio se fragmenta, en tanto que se unifica la diversidad de las sucesiones” M.

FOUCAULT: “Las palabras y las cosas”, Siglo XXI Ed., Buenos Aires, 2008, pag. 132. 13

“Estas asambleas, para ser útiles y justas, deberían estar compuestas por aquellos a quienes sus posesiones

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de capital. Por lo tanto, al interior de las prisiones, donde se constreñía a la detención del

tiempo, resultaba inaplicable.

La noción liberal de justicia, que entiende operar mediante la lógica de los

merecimientos, la imputación individual de la culpa kantiana en condiciones de libertad

apriorística14

, así como la necesidad de autolegitimación de todas las medidas de gobierno

en la fantasía de su unicidad, coherencia e integración, llevan a formular la falta de trabajo

como una consecuencia de la cárcel. Hacia atrás, en forma retrospectiva, este mismo

razonamiento llega a establecer una doble vía de elección de vida, escindiendo a la

población de acuerdo a la regencia del derecho laboral o del derecho penal en su relato

biosociográfico: Las personas quedan calificadas y clasificadas según haya transitado por el

Derecho Laboral ("vida de trabajo") o por el Derecho Penal ("mal camino"); existiendo y

sobreponiéndose a ambas categorizaciones, como ejemplo de superación y consagración,

los ejemplos del desarrollo emprendedor, propias del Derecho Comercial.

El trabajo en cárceles, aislado al interior de las prisiones, quedó fuera de las

aplicaciones del Derecho Laboral, excedido por las características de dependencia total del

establecimiento y que prefiere desentenderse ante la falta de asociaciones sindicales15

hacen ciudadanos , y cuya situación y cultura les colocan en condiciones de conocer los intereses de la nación

y las necesidades de los pueblos: en una palabra, es la propiedad la que hace al ciudadano; todo hombre, que

posee en el Estado, está interesado en el bien del Estado, y cualquiera sea el rango que las convenciones

particulares le asignen, es siempre en razón de sus posesiones como debe hablar, como adquiere el derecho de

hacerse representar” (artículo “Representantes” sin firma, en: R. SORIANO y A. PORRAS – comps.:

“Artículos políticos de la „Enciclopedia‟, Ed. Tecnos, Madrid, 1992, pag. 180/1. ) 14

“La intención de construir en términos de derecho racional las instituciones básicas del orden social viene a

parar en todas las teorías contractualistas en que la sociedad queda entendida en conjunto como un producto

intencional resultante de la asociación voluntaria de miembros que originalmente son autónomos y libres. Esta

sorprendente idea sólo puede cobrar una cierta plausibilidad sobre el transfondo de que las sociedad civil

empieza apareciendo como una base natural, como un „estado de naturaleza‟, en el que las partes se topan

unas con otras como siendo de por sí iguales y libres: „de por sí‟ porque los poseedores de mercancías,

imaginados como administradores de sus respectivas haciendas, bajo porque los poseedores de mercancías,

imaginados como administradores de sus respectivas haciendas, bajo las condiciones igualitarias de una

economía centrada en el intercambio de mercancías al por menor, ocupan ya virtualmente, antes de toda

„sociación‟ o socialización política intencionalmente producida, como dirá Marx, el papel de sujetos

autónomos de derecho privado. Este transfondo pasa, ciertamente, a segundo plano en los autores que

describen el „estado de naturaleza‟, no en términos económicos, sino en términos de teoría del poder; pese a lo

cual, las construcciones del „estado de naturaleza‟ de tipo hobbesiano constituyen en todo caso un equivalente

de la suposición de la sociedad civil como una esfera que, incluso antes de toda regulación jurídica, habría de

hacer de fuente de sociación o socialización política porque las relaciones de competencia económica

implican ya sujetos capaces de concluir contratos, y por tanto , de establecer derechos.” (J. HABERMAS,

“Facticidad y Validez, Ed. Trotta, Madrid, 2005, pag. 107.) 15

El día viernes 13 de julio de 2012 se realizó en el marco del Centro Universitario Devoto, la asamblea de

trabajadores fundacional del Sindicato Único de Trabajadores Privados de la Libertad, constituido por los

propios interesados, adherido a la Central de Trabajadores de Argentina (CTA), cuyo nacimiento es una nueva

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representativas de los trabajadores intramuros; fuera del Derecho Penitenciario, que no

tiene otra mira más que el impedimento de fuga y el mantenimiento del mito resocializador;

y fuera del Derecho Administrativo, que no puede asimilarlo al empleo público en virtud de

su sacrosanta dignidad, que ni siquiera admite el acceso en carácter de agentes públicos de

procesados o condenados16

.

El aletargamiento del tiempo, la clasificación a la que se somete a los internos,

realizada sobre una clasificación anterior mediada por la antítesis "inocentes / culpables"

(aún cuando el grueso que puebla nuestras prisiones debe ser entendido dentro de la

primera categoría en orden a su condición de simplemente procesados no condenados); la

continuidad en la consideración del Servicio Penitenciario como una Fuerza de Seguridad,

que al mismo tiempo inhabilita a sus miembros a considerarse también a sí mismo s como

trabajadores del Estado17

, conspiran para que al interior de las prisiones sólo pueda hablarse

normativamente de "laborterapia", como una suerte de organización del ocio, sin

perspectiva de desarrollo futuro, sin previsión social ni proyección económica.

Pero que sólo se hable explícitamente de "laborterapia"18

no quiere decir que no

haya efectiva "relación de trabajo" en las cárceles, de acuerdo a la existencia de

subordinación jerárquica, funcional y económica para realización de tareas durante un

tiempo y en un lugar determinados19

. Por el contrario, subyace a esa expresión un

eufemismo que sólo puede tener por objeto simular una relación de distinta "naturaleza" en

demostración de que los derechos son hijos de la lucha. 16

De acuerdo al Artículo 5° de la Ley Marco de Empleo Público Nacional, no podrán ingresar como agentes

de la Administración Pública Nacional, entre otros: "a) El que haya sido condenado por delito doloso, hasta el

cumplimiento de la pena privativa de la libertad, o el término previsto para la prescripción de la pena; b) El

condenado por delito en perjuicio de la Administración Pública Nacional, Provincial o Municipal; c) El que

tenga proceso penal pendiente que pueda dar lugar a condena por los delitos enunciados en los incisos a) y b)

del presente artículo". 17

En nuestro país, la Ley N° 24.016 aún prohíbe a los agentes del servicio penitenciario federal a actuar en

partidos políticos y a realizar peticiones en forma colectiva (artículo 36) 18

La Ley N° 24.372 de creación del Ente de Cooperación Técnico y Financiera del Servicio Penitenciario

Federal CUIT N° 30682038124, verdadero empleador (así está reconocido incluso por otro organismo del

Estado, la Administración Nacional de la Seguridad Social, respecto de nada menos que 6207 empleados a

marzo de 2012, en la que efectúa aportes mínimos proporcionales a la mínima remuneración que bajo el otro

eufemismo de 'peculio' – voz de resonancias esclavistas, les otorga) del trabajo de los internos, indica

expresamente que sólo tendría por finalidad "propender al mejor funcionamiento y la modernización de los

métodos operativos de los talleres de laborterapia para los internos alojados en la jurisdicción de la Dirección

Nacional del Servicio Penitenciario Federal. 19

En la propia página web del Encope (http://www.encope.com.ar), pueden verse las líneas de productos

comercializados, que van desde serigrafía hasta zapatos, muebles de oficina, artículos de herrería y bloques

para la construcción.

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fraude a la ley laboral20

; lo que resulta agravado cuando los internos en cuanto potenciales

trabajadores son "cedidos" a empresas privadas para la generación de plusvalía, extremo

que ingresa en la definición de trabajo forzoso de acuerdo al Convenio de la Organización

Internacional del Trabajo N° 29.

Desde la regencia de los Derechos Humanos21

, que intenta dotar al Derecho

Objetivo de su unidad y coherencia en el dolor y la alegría, en el decurso de la vida

personal, corporal y sensible, se ha podido rasgar ese punto ciego, sencillamente

iluminándolo a fin de que intervengan las instituciones que deben intervenir en todos los

aspectos de la relación laboral: Sindicatos, empresas, Ministerio de Trabajo, Justicia del

Trabajo, facultades de derecho, Administración Nacional de la Seguridad Social, obras

sociales, prestadoras de seguros de riesgo del trabajo, políticas de empleo y de desarrollo

personal. Instituciones todas que ya no podrán eludir entender en la materia, que

corresponde a su legítima, necesaria y preclara competencia.

20

Añadamos que este tipo de desviación de la ley también contraviene explícitamente la norma de ejecución

de la pena privativa de liberta. En efecto, la Ley N° 24.660 en su artículo 107 estatuye que el trabajo del

interno "respetará la legislación laboral y de seguridad social vigente". 21

Cabe destacar a este respecto la voluntariosa labor llevada a cabo por el Observatorio de Derechos

Humanos en Cárceles del Centro de Estudios de Ejecución Penal de la Facultad de Derecho, Universidad de

Buenos Aires.