Upload
raul-ceruti
View
215
Download
1
Embed Size (px)
DESCRIPTION
El trabajo en cárceles desde la perspectiva del Derecho.
Citation preview
TRABAJO Y CÁRCELES.
Puntos ciegos a la vista.
Exposición de Raúl Alberto Ceruti en las
III JORNADAS DE EJECUCIÓN PENAL
En reconocimiento a los aportes del profesor Eugenio Raúl Zaffaroni.
11 de octubre de 2012.-
Las ramas jurídicas son haces de imputación de conductas y constituyen los marcos
de acción e interpretación de esas conductas. La unidad de acción de todas ellas, no se
encuentra dada por un orden jerárquico o inclusivo1, sino que debe buscarse en función del
relato vital al que se aplican. Este relato vital es el de la persona sujeto de Derecho, en sus
múltiples actividades, intereses y divergencias2: No en otro lugar sino en la narrativa vital
confluyen las adjetivaciones de las ramas jurídicas.
Sólo hay unidad del Derecho en el modo en que el Derecho se exprese
coherentemente en el cuerpo de ese sujeto que lo actúa y recepta3. Cualquier análisis de las
1 "Cada rama está signada por los valores que sus cultores pretenden realizar: el derecho civil busca la
estabilidad y el cumplimiento de las obligaciones, así como el resarcimiento de los daños hasta la
exasperación; el derecho comercial persigue la continuidad de los negocios; el derecho laboral quiere
amparar al débil; el tributario desea recaudación; el procesal añora la predictibilidad; el administrativo intenta
con relativo éxito limar las asperezas del poder estatal; el penal no termina de debatir sus propios objetivos y
el constitucional, ya deteriorado por rebeliones y catástrofes, por excepciones, picardías y emergencias,
apenas atina a implorar cierta gobernabilidad.
“En estas condiciones, lo que se hace desde una rama podría criticarse desde otra. La controversia no estalla
porque muchos especialistas están tan concentrados en los problemas de su propia rama que no tienen ánimo
para analizar lo que sucede en las otras.” (R. GUIBOURG: “La filosofía del Derecho y las ramas del
Derecho”, (en “Investigación y Docencia” Nº 40, Ed. Universidad Nacional de Rosario, Facultad de Derecho,
Enero/diciembre 2007, pag. 142) 2 “La interpersonalidad es una perspectiva de lo jurídico que avanza poniendo en cuestión el imperio que en
los últimos tiempos tuvo la interespacialidad estatal. Su desenvolvimiento tiene importancia para el
enriquecimiento de las perspectivas vitales.
“En relativa semejanza con lo que fue en su momento la teoría pura del Derecho, la interdisciplinariedad
interna, la teoría de las respuestas jurídicas y la teoría pura del Derecho son senderos por los cuales la ciencia
jurídica puede avanzar en las investigaciones sin salir de lo que consideramos es su propio campo.” (M. A.
CIURO CALDANI: “Aportes para la comprensión del Derecho Privado de una nueva era (El Derecho
Interpersonal como proyección del Derecho Internacional Privado - Contribuciones para la
interdisciplinariedad interna del Derecho - Afirmación de una sociedad pluralista)”, artículo publicado en la
Revista “Investigación y Docencia”, Nº 43, Ed. Fundación para las Investigaciones Jurídicas, Rosario, 2010,
pag. 14. 3 “Yo llamaré entonces justicia a toda tentativa de luchar contra la esclavitud moderna, lo que significa luchar
por otra concepción del ser humano. Naturalmente esta tentativa es política, ella no es directamente filosófica,
ramas del Derecho que no tome como referencia a ese decurso biosociográfico, desarticula
al ser humano, y lo escinde en tantos cuerpos o partes como jurisdicciones.
Las ramas jurídicas como continentes de lógicas de observación, pueden estudiarse
como el conjunto de las acciones previstas para ser alcanzadas por ellas. Así, habrá
acciones en intersección, cuando dos o más ramas se refieran a una misma acción o grupo
de acciones (hechos ilícitos que a la vez sean delito, por ejemplo, en la intersección de las
ramas penal y civil), de exclusión, cuando sólo una rama jurídica pueda entenderse en
perjuicio de cualquier otra, como atribuible a una acción o a un grupo de acciones (por
ejemplo las relaciones laborales que no admiten ser receptados por otras figuras jurídicas
sin recaer en el fraude a la ley), de inclusión (por ejemplo, las relaciones comerciales en el
interior del Derecho de los Contratos), y de elusión, cuando las acciones calificadas por las
distintas ramas jurídicas no asumen como incluida en ellas una acción o un grupo de
acciones determinada.
Los supuestos de elusión no constituyen necesariamente “lagunas del Derecho”, ya
que en muchos casos existen normas o autoridades encargadas del funcionamiento,
calificación y clasificación de las zonas conductuales eludidas. Pero en todos los casos,
constituyen “puntos ciegos” de la práctica jurídica administrativa y judiciable, “puntos
ciegos” que consagran o toleran inadvertencias y discrecionalidades4.
pero la filosofía va a llamar justicia a una política real que luche contra a esclavitud moderna. Esta lucha es
afirmativa ya que esa política propone otra visión del hombre, propone volver a ligar el cuerpo de la
humanidad al proyecto y a la idea.
“Esa política será justa para la filosofía si ella misma afirma dos cosas, en primer lugar, que el cuerpo no debe
ser separado de la idea, aún en el caso de las víctimas; en segundo lugar que ninguna víctima debe ser
reducida a su sufrimiento, pues en la víctima es la humanidad entera la que está golpeada.
“Ese principio es un principio del cuerpo mismo, y en ese sentido podemos considerarlo un principio
materialista: el cuerpo humano que se propone un pensamiento posible. Esta es la primera afirmación.
“Y la segunda afirmación será la afirmación de la igualdad de todos; la igualdad de todos precisamente como
cuerpo ligado a la idea.” (A. BADIOU: “Justicia, filosofía y literatura”, Ed. Homo Sapiens., Rosario, 2007, p.
23). 4 “Entre los objetivos de la ciencia normal no hay ninguno que exija nuevos tipos de fenómenos, y en
realidad los que no encajan en esos compartimentos frecuentemente ni siquiera se ven. Tampoco entra
normalmente entre los objetivos de los científicos inventar teorías nuevas, y a menudo son intolerantes con las
inventadas por otros. Por el contrario, la investigación en la ciencia normal se orienta a la articulación de los
fenómenos y teoría ya suministrados por el paradigma” (T. S. KUHN: “La estructura de las revoluciones
científicas”, Fondo de Cultura Económica, México, 2010, pag. 90).
Las ramas jurídicas, en orden a su formulación y cultivo, son portadoras de su
historia, de su noción de Derecho vinculada a esa historia5, y de la lógica inherente a esa
noción6.
Asi también, en orden a su aplicación y limitaciones, cada rama jurídica presume
ciertos y determinados cursos vitales. Mediante la calificación de los actos, cuando sólo
remiten a sí mismas y en sí mismas, subyace la clasificación / reducción de sus actores a su
perspectiva unilateral.
El Derecho Penal moderno occidental surgió durante el absolutismo. El poder
secular se había constituido en heredero y representante de un cuerpo místico (luego de la
expropiación de buena parte de los bienes eclesiásticos) que reunía en una sola y misma
formulación el ser y el deber7, de modo tal que los delitos pudieran señalarse como
atentados a la verdad y a la "naturaleza", denominándose los crímenes más graves como
“de lesa majestad”8.
5 “Para la comprensión paradigmática que del derecho tienen una determinada época de la sociedad se han
introducido expresiones tales como „ideal social‟ o „modelo social‟, „visión social‟ o también simplemente
„teoría‟. En todos los casos esas expresiones se refieren a esas imágenes implícitas de la propia sociedad que
dan una perspectiva a la práctica de la producción legislativa y de la aplicación del derecho” (J.
HABERMAS, “Facticidad y validez”, T. II, pag. 473) 6 “Las instituciones, pues, se integran de facto. Pero su integración no es un imperativo funcional para los
procesos sociales que las producen, sino que más bien se efectúa por derivación. Los individuos realizan
acciones institucionalizadas aisladas dentro del contexto de su biografía. Esta biografía es un todo meditado
en el que las acciones discontinuas se piensan, no como hechos aislados sino como partes conexas de un
universo subjetivamente significativo cuyos significados no son específicos para el individuo, sino que están
articulados y se comparten socialmente. Sólo por la vía de este rodeo de los universos de significado
socialmente compartidos, llegamos a la necesidad de una integración institucional” (P. L. BERGER y T.
LUCKMANN: “La construcción social de la realidad”, Ed. Amorrortu, Buenos Aires, 2003, p. 86.) 7 “La antigua idea de la realiza litúrgica se disolvió paulatinamente, y dio lugar a un nuevo modelo de realeza
centrado en la esfera del Derecho, que no carecía de misticismo propio. El nuevo „halo‟ comenzó a descender
sobre el incipiente Estado nacional y secular, encabezado por un nuevo pater patriae, cuando el Estado
empezó a reclamar para su propio aparato administrativo y para sus instituciones públicas una sempiternidad
o perpetuidad que hasta ahora sólo se había atribuido a la Iglesia y, por el Derecho Romano y los civilistas, al
Imperio Romano: Imperium semper est. Evidentemente, la dicotomía medieval, de sacerdotium y regnum, fue
sustituida por la nueva dicotomía entre Rey y Derecho. En la Era de la Jurisprudencia, el Estado soberano
adquirió una Santificación de su esencia independiente de la Iglesia, si bien paralela a ella, y asumió la
eternidad de Imperio Romano al tiempo que el rey se convertía en „emperador dentro de su propio reino‟.
Pero esta santificación del status regis et regni, de las instituciones y utilidades del Estado, de sus necesidades
y emergencias, hubiera quedado incompleta si el nuevo Estado no se hubiese equiparado también con la
Iglesia en sus aspectos corporativos como un corpus mysticum secular.” (K. KANTOROWICZ, “Los dos
cuerpos del rey – Un estudio de teología política medieval”, Alianza Editorial, Madrid, 1985, pag. 187). 8 Sólo a partir de la segunda mitad del siglo XX y merced a atrocidades desempeñadas por la majestad del
deber y de la norma, podrá empezar a hablarse de delitos de “lesa humanidad”.
Constituido el Estado en víctima, no resulta llamativo que el Poder Ejecutivo asuma
al mismo tiempo el rol de perseguidor, investigador y sancionador, separe a la víctima de
cualquier consideración en el contexto del proceso, y se instituya como verdadero ofendido
en las situaciones de violencia. Esta ofensa emotiva deviene irracional, y se proyecta
modernamente en la noción de “Derecho Penal del enemigo” especialmente vinculado con
el miedo al terrorismo como institución del mal, del que derivarían todas las desviaciones
de la ley, de la norma y de la "normalidad", especialmente vinculadas con la naturalidad de
la propiedad privada9 como modelo de tranquilidad y prosperidad.
El Derecho Penal concluye con la condena o la absolución, tan corta es su vocación
de ser consciente de sus consecuencias. Una vez condenado, el sujeto es permanecido tras
una pared vuelta de espaldas, en el que el tiempo se retrae en el olvido.
Este tiempo detenido, esta retracción de cualquier principio de desarrollo o
iniciativa queda abstraído en una prodigiosa disección normativa, en la que cada
movimiento (puerta tras puerta, pared tras pared) está mediada por la norma, y sólo queda
resguardo de libertad en el ámbito del gesto. La vida encerrada en una sola rama o subrama
del Derecho Penal, la reduce y cosifica, tomando la parte por el todo, en un verdadero
estado de excepción por excepción, en el que se invierte el principio de que todo lo no
prohibido está permitido10
.
9 En lugar del poste de azotes y el potro de tortura, de los controles del manor y las corporaciones y el
maltrato físico a los vagabundos, los economistas abogaban por la disciplina de los salarios bajos y el hambre,
y los abogados defendían la pena de muerte. Ambos indicaban la creciente despersonalización en la
mediación de las relaciones de clase y un cambio, no tanto en los hechos del crimen como en la categoría
„crimen‟ propiamente dicha, tal como la definían los propietarios. Lo que se debía castigar ahora no era un
delito entre „hombres‟ (un quebrantamiento de la fidelidad o la deferencia, un „estrago‟ de los usos y valores
agrarios, una ofensa contra la propia comunidad corporativa y su ethos, una violación de la confianza y de la
función) sino un delito contra la propiedad. Dado que la propiedad era una cosa, se hizo posible definir las
infracciones como delitos contra las cosas y no como ofensas contra los hombres. Esto permitió que la Ley
asumiera, con sus togas, una postura de imparcialidad: era neutral con relación a todos los niveles entre los
hombres y solamente defendía la inviolabilidad de la propiedad de las cosas” (E.P. THOMPSON: “Los
orígenes de la Ley Negra”, Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 2010, pag. 223). 10
Es al interior de las prisiones donde la persona se ve reducida a la norma, a la minuciosa norma de
configuración de su vida exceptuada, arrancada de todas sus otras redes y vinculaciones, de todos sus otros
vínculos, familiares (disponiendo por ejemplo de traslados inminentes sin respeto a la preservación del
derecho de visitas; reteniendo el paupérrimo "peculio" que se destina al interno como retribución por su
trabajo, sin respeto por el derecho alimentario), político (sólo recientemente se ha habilitado la emisión del
voto en las cárceles) laborales (en cuanto ni siquiera se los percibe como trabajadores), civiles (en orden a la
administración de sus bienes, coartada, mediada y sustituida en un maremágnum de procedimientos
misteriosos), intimidad (por las penosas condiciones de hacinamiento), formación y educación (en tanto la
falta de oferta al interior de las prisiones), etc., de forma tal de lograr su atomización y dificultar su plena
realización.
La vida, mientras tanto, el decurso vital, continúa, a pesar de las paredes y las rejas.
Los internos tienen parejas, hijos, proyectos y trabajos. Sin embargo, al interior de las
prisiones, a la que no llegan los tratados de Derecho Penal, ni los procedimientos reglados
en el Código Procesal Penal en ninguna de sus jurisdicciones.
El Derecho del Trabajo en su concepción moderna, por su parte, aparece
configurado en sus instituciones más características a posteriori del asentamiento del
Estado de Bienestar. Contra el derecho de las cosas, el derecho de propiedad sobre las
cosas, se erigieron las garantías de la dignidad humana. Aún hoy, para determinados
ámbitos del Derecho Comercial, se tiene la sensación de habérsele quitado un brazo al
Derecho de Propiedad a través de las previsiones de los regímenes laborales. De modo tal
que sólo aquellos grupos que pudieron visibilizarse como importantes contribuyentes a la
producción y comercialización de los grandes sectores industriales lograron colocarse en
posición de negociar sus condiciones de trabajo, quedando invisibilizadas otras zonas de la
producción y de los servicios sin la inmediación o la organización suficientes como para
lograr desnivelar la lógica de la explotación cuyo origen se remonta a la distinción
aristotélica entre la orden de trabajo y su ejecución11
. Así quedaron fuera de sus
consideraciones la labor de las amas de casa, del servicio doméstico, del trabajo agrario, los
conocimientos tradicionales y hasta del empleo público. En nuestros días, por otra parte, la
tercerización y el subempleo se adoptan como modalidades para la desaparición de
funciones y labores del ámbito del Derecho Laboral, incluyendo ahora sí labores
profesionales e intelectuales propiamente dichas.
La idea del progreso12
, propia del iluminismo13
y caracterizadora de la modernidad,
exigía pensar en una incesante línea de tiempo, acompañada con una incesante acumulación
11
La separación operada desde la Antigüedad y reimpulsada una vez más en la modernidad, entre el trabajo
manual y el intelectual detrajo la propiedad intelectual de su consideración y legitimación como trabajo,
especialmente en razón de tratarse en alguna medida de trabajo creativo. Asimismo, las dificultades habidas
en la caracterización jurídica de los conocimientos tradicionales de los pueblos originarios, creemos pueden
ser zanjadas mediante su consideración como trabajo colectivo, visión que ha quedado eclipsada por la
separación operada entre el trabajo individual y las cargas colectivas. 12
"En su raíz el progreso, tal como fue definido en el siglo XVIII, no es un movimiento interior de la historia,
sino el resultado de una relación fundamental entre el espacio y el lenguaje. (…) El lenguaje da a la perpetua
ruptura del tiempo la continuidad del espacio y, en la medida en que analiza, articula y recorta la
representación, tiene el poder de ligar a través del tiempo el conocimiento de las cosas. Con el lenguaje, la
monotonía confusa del espacio se fragmenta, en tanto que se unifica la diversidad de las sucesiones” M.
FOUCAULT: “Las palabras y las cosas”, Siglo XXI Ed., Buenos Aires, 2008, pag. 132. 13
“Estas asambleas, para ser útiles y justas, deberían estar compuestas por aquellos a quienes sus posesiones
de capital. Por lo tanto, al interior de las prisiones, donde se constreñía a la detención del
tiempo, resultaba inaplicable.
La noción liberal de justicia, que entiende operar mediante la lógica de los
merecimientos, la imputación individual de la culpa kantiana en condiciones de libertad
apriorística14
, así como la necesidad de autolegitimación de todas las medidas de gobierno
en la fantasía de su unicidad, coherencia e integración, llevan a formular la falta de trabajo
como una consecuencia de la cárcel. Hacia atrás, en forma retrospectiva, este mismo
razonamiento llega a establecer una doble vía de elección de vida, escindiendo a la
población de acuerdo a la regencia del derecho laboral o del derecho penal en su relato
biosociográfico: Las personas quedan calificadas y clasificadas según haya transitado por el
Derecho Laboral ("vida de trabajo") o por el Derecho Penal ("mal camino"); existiendo y
sobreponiéndose a ambas categorizaciones, como ejemplo de superación y consagración,
los ejemplos del desarrollo emprendedor, propias del Derecho Comercial.
El trabajo en cárceles, aislado al interior de las prisiones, quedó fuera de las
aplicaciones del Derecho Laboral, excedido por las características de dependencia total del
establecimiento y que prefiere desentenderse ante la falta de asociaciones sindicales15
hacen ciudadanos , y cuya situación y cultura les colocan en condiciones de conocer los intereses de la nación
y las necesidades de los pueblos: en una palabra, es la propiedad la que hace al ciudadano; todo hombre, que
posee en el Estado, está interesado en el bien del Estado, y cualquiera sea el rango que las convenciones
particulares le asignen, es siempre en razón de sus posesiones como debe hablar, como adquiere el derecho de
hacerse representar” (artículo “Representantes” sin firma, en: R. SORIANO y A. PORRAS – comps.:
“Artículos políticos de la „Enciclopedia‟, Ed. Tecnos, Madrid, 1992, pag. 180/1. ) 14
“La intención de construir en términos de derecho racional las instituciones básicas del orden social viene a
parar en todas las teorías contractualistas en que la sociedad queda entendida en conjunto como un producto
intencional resultante de la asociación voluntaria de miembros que originalmente son autónomos y libres. Esta
sorprendente idea sólo puede cobrar una cierta plausibilidad sobre el transfondo de que las sociedad civil
empieza apareciendo como una base natural, como un „estado de naturaleza‟, en el que las partes se topan
unas con otras como siendo de por sí iguales y libres: „de por sí‟ porque los poseedores de mercancías,
imaginados como administradores de sus respectivas haciendas, bajo porque los poseedores de mercancías,
imaginados como administradores de sus respectivas haciendas, bajo las condiciones igualitarias de una
economía centrada en el intercambio de mercancías al por menor, ocupan ya virtualmente, antes de toda
„sociación‟ o socialización política intencionalmente producida, como dirá Marx, el papel de sujetos
autónomos de derecho privado. Este transfondo pasa, ciertamente, a segundo plano en los autores que
describen el „estado de naturaleza‟, no en términos económicos, sino en términos de teoría del poder; pese a lo
cual, las construcciones del „estado de naturaleza‟ de tipo hobbesiano constituyen en todo caso un equivalente
de la suposición de la sociedad civil como una esfera que, incluso antes de toda regulación jurídica, habría de
hacer de fuente de sociación o socialización política porque las relaciones de competencia económica
implican ya sujetos capaces de concluir contratos, y por tanto , de establecer derechos.” (J. HABERMAS,
“Facticidad y Validez, Ed. Trotta, Madrid, 2005, pag. 107.) 15
El día viernes 13 de julio de 2012 se realizó en el marco del Centro Universitario Devoto, la asamblea de
trabajadores fundacional del Sindicato Único de Trabajadores Privados de la Libertad, constituido por los
propios interesados, adherido a la Central de Trabajadores de Argentina (CTA), cuyo nacimiento es una nueva
representativas de los trabajadores intramuros; fuera del Derecho Penitenciario, que no
tiene otra mira más que el impedimento de fuga y el mantenimiento del mito resocializador;
y fuera del Derecho Administrativo, que no puede asimilarlo al empleo público en virtud de
su sacrosanta dignidad, que ni siquiera admite el acceso en carácter de agentes públicos de
procesados o condenados16
.
El aletargamiento del tiempo, la clasificación a la que se somete a los internos,
realizada sobre una clasificación anterior mediada por la antítesis "inocentes / culpables"
(aún cuando el grueso que puebla nuestras prisiones debe ser entendido dentro de la
primera categoría en orden a su condición de simplemente procesados no condenados); la
continuidad en la consideración del Servicio Penitenciario como una Fuerza de Seguridad,
que al mismo tiempo inhabilita a sus miembros a considerarse también a sí mismo s como
trabajadores del Estado17
, conspiran para que al interior de las prisiones sólo pueda hablarse
normativamente de "laborterapia", como una suerte de organización del ocio, sin
perspectiva de desarrollo futuro, sin previsión social ni proyección económica.
Pero que sólo se hable explícitamente de "laborterapia"18
no quiere decir que no
haya efectiva "relación de trabajo" en las cárceles, de acuerdo a la existencia de
subordinación jerárquica, funcional y económica para realización de tareas durante un
tiempo y en un lugar determinados19
. Por el contrario, subyace a esa expresión un
eufemismo que sólo puede tener por objeto simular una relación de distinta "naturaleza" en
demostración de que los derechos son hijos de la lucha. 16
De acuerdo al Artículo 5° de la Ley Marco de Empleo Público Nacional, no podrán ingresar como agentes
de la Administración Pública Nacional, entre otros: "a) El que haya sido condenado por delito doloso, hasta el
cumplimiento de la pena privativa de la libertad, o el término previsto para la prescripción de la pena; b) El
condenado por delito en perjuicio de la Administración Pública Nacional, Provincial o Municipal; c) El que
tenga proceso penal pendiente que pueda dar lugar a condena por los delitos enunciados en los incisos a) y b)
del presente artículo". 17
En nuestro país, la Ley N° 24.016 aún prohíbe a los agentes del servicio penitenciario federal a actuar en
partidos políticos y a realizar peticiones en forma colectiva (artículo 36) 18
La Ley N° 24.372 de creación del Ente de Cooperación Técnico y Financiera del Servicio Penitenciario
Federal CUIT N° 30682038124, verdadero empleador (así está reconocido incluso por otro organismo del
Estado, la Administración Nacional de la Seguridad Social, respecto de nada menos que 6207 empleados a
marzo de 2012, en la que efectúa aportes mínimos proporcionales a la mínima remuneración que bajo el otro
eufemismo de 'peculio' – voz de resonancias esclavistas, les otorga) del trabajo de los internos, indica
expresamente que sólo tendría por finalidad "propender al mejor funcionamiento y la modernización de los
métodos operativos de los talleres de laborterapia para los internos alojados en la jurisdicción de la Dirección
Nacional del Servicio Penitenciario Federal. 19
En la propia página web del Encope (http://www.encope.com.ar), pueden verse las líneas de productos
comercializados, que van desde serigrafía hasta zapatos, muebles de oficina, artículos de herrería y bloques
para la construcción.
fraude a la ley laboral20
; lo que resulta agravado cuando los internos en cuanto potenciales
trabajadores son "cedidos" a empresas privadas para la generación de plusvalía, extremo
que ingresa en la definición de trabajo forzoso de acuerdo al Convenio de la Organización
Internacional del Trabajo N° 29.
Desde la regencia de los Derechos Humanos21
, que intenta dotar al Derecho
Objetivo de su unidad y coherencia en el dolor y la alegría, en el decurso de la vida
personal, corporal y sensible, se ha podido rasgar ese punto ciego, sencillamente
iluminándolo a fin de que intervengan las instituciones que deben intervenir en todos los
aspectos de la relación laboral: Sindicatos, empresas, Ministerio de Trabajo, Justicia del
Trabajo, facultades de derecho, Administración Nacional de la Seguridad Social, obras
sociales, prestadoras de seguros de riesgo del trabajo, políticas de empleo y de desarrollo
personal. Instituciones todas que ya no podrán eludir entender en la materia, que
corresponde a su legítima, necesaria y preclara competencia.
20
Añadamos que este tipo de desviación de la ley también contraviene explícitamente la norma de ejecución
de la pena privativa de liberta. En efecto, la Ley N° 24.660 en su artículo 107 estatuye que el trabajo del
interno "respetará la legislación laboral y de seguridad social vigente". 21
Cabe destacar a este respecto la voluntariosa labor llevada a cabo por el Observatorio de Derechos
Humanos en Cárceles del Centro de Estudios de Ejecución Penal de la Facultad de Derecho, Universidad de
Buenos Aires.