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21 TRASFONDO DE LAS REVUELTAS BURGUESAS EN LA VILLA DE SAHAGÚN A LA LUZ DE LAS CRÓNICAS ANÓNIMAS EN LOS REINADOS DE ALFONSO VI Y URRACA I* Ángel G. Gordo Molina**; Cristián I. Jiménez Acuña***. Universidad Academia de Humanismo Cristiano, Universidad Austral de Chile, Chile Las Crónicas Anónimas de Sahagún es una fuente indispensable para comprender las relaciones señoriales, políticas, sociales, religiosas y culturales en el siglo XII. Justa- mente abordamos en este estudio un aspecto algo descuidado por la historiografía, que dice relación con dos momentos que la fuente señala donde los burgueses, campesinos y la Corona, cada uno por su lado, protagonizaron un conflicto respecto a la toma de decisiones en la villa. De tal modo analizaremos el fuero alfonsinos para Sahagún, y como en tiempos de la reina Urraca, se produjo una disputa producto de un ambiente histórico y cultural propiamente ibérico donde los grupos sociales defendieron cada uno de sus derechos y privilegios en momentos en que la autoridad señorial aumentaba su ámbito jurisdiccional. Palabras claves: Crónicas Anónimas de Sahagún, Alfonso VI, Urraca I, burguesía. The Crónicas Anónimas de Sahagún is an indispensable source to understand the political, social, religious and cultural relations in XII century. In this study we appro- ached an aspect somewhat neglected by the historiography, that says relation with two moments that the source indicates where the bourgeois, farmers and Crown, each by its side, carried out a conflict to have the main decision in the town affairs. Of such way we will analyze the fuero for Sahagún given by king Alfonso VI, and a dispute took place in the days of queen Urraca, product of properly Iberian, historical and cultural atmosphere where social groups defended their rights and privileges at moments at which the authority increased its jurisdictional scope. Keywords: Crónicas Anónimas de Sahagún, Alfonso VI, Urraca I, bourgeois. BACKGROUND OF THE BOURGEOIS REVOLTS IN THE TOWN OF SAHAGÚN BY THE CRÓNICAS ANÓNIMAS DURING THE REIGNS OF ALFONSO VI AND URRACA I * Resultado proyecto Fondecyt, iniciación Nº 11080094. ** Doctor en Historia. Universidad de Salamanca. Miembro de la Sociedad Chilena de Estudios Medievales. Miembro de Asociación Española de Investigación de Historia de las Mujeres (AEIHM) Miembre Soc. Española de Estudios Medievales (SEEM), Colaborador permanente de la revista Studi Medievali. Spoleto. *** Profesor de Historia y CS. Sociales, Universidad Austral de Chile. E-mail: [email protected] INTUS-LEGERE HISTORIA / ISSN 0718-5456 / Año 2011, Vol. 5, Nº 1; pp. 21-38

Trasfondo De Las Revueltas Burguesas En La Villa De Sahagun

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  • 21Intus-Legere HIstorIa / Ao 2011, Vol. 5, n 1

    TRASFONDO DE LAS REVUELTAS BURGUESAS EN LA VILLA DE SAHAGN A LA LUz DE LAS CRNICAS

    ANNIMAS EN LOS REINADOS DE ALFONSO VI y URRACA I*

    ngel G. Gordo Molina**; Cristin I. Jimnez Acua***. Universidad Academia de Humanismo Cristiano, Universidad Austral de Chile, Chile

    Las Crnicas Annimas de Sahagn es una fuente indispensable para comprender las relaciones seoriales, polticas, sociales, religiosas y culturales en el siglo XII. Justa-mente abordamos en este estudio un aspecto algo descuidado por la historiografa, que dice relacin con dos momentos que la fuente seala donde los burgueses, campesinos y la Corona, cada uno por su lado, protagonizaron un conflicto respecto a la toma de decisiones en la villa. De tal modo analizaremos el fuero alfonsinos para Sahagn, y como en tiempos de la reina Urraca, se produjo una disputa producto de un ambiente histrico y cultural propiamente ibrico donde los grupos sociales defendieron cada uno de sus derechos y privilegios en momentos en que la autoridad seorial aumentaba su mbito jurisdiccional.

    Palabras claves: Crnicas Annimas de Sahagn, Alfonso VI, Urraca I, burguesa.

    The Crnicas Annimas de Sahagn is an indispensable source to understand the political, social, religious and cultural relations in XII century. In this study we appro-ached an aspect somewhat neglected by the historiography, that says relation with two moments that the source indicates where the bourgeois, farmers and Crown, each by its side, carried out a conflict to have the main decision in the town affairs. Of such way we will analyze the fuero for Sahagn given by king Alfonso VI, and a dispute took place in the days of queen Urraca, product of properly Iberian, historical and cultural atmosphere where social groups defended their rights and privileges at moments at which the authority increased its jurisdictional scope.

    Keywords: Crnicas Annimas de Sahagn, Alfonso VI, Urraca I, bourgeois.

    BACkGROUND OF THE BOURGEOIS REVOLTS IN THE TOWN OF SAHAGN By THE CRNICAS ANNIMAS

    DURING THE REIGNS OF ALFONSO VI AND URRACA I

    * Resultado proyecto Fondecyt, iniciacin N 11080094.** Doctor en Historia. Universidad de Salamanca. Miembro de la Sociedad Chilena de Estudios Medievales. Miembro

    de Asociacin Espaola de Investigacin de Historia de las Mujeres (AEIHM) Miembre Soc. Espaola de Estudios Medievales (SEEM), Colaborador permanente de la revista Studi Medievali. Spoleto.

    *** Profesor de Historia y CS. Sociales, Universidad Austral de Chile. E-mail: [email protected]

    Intus-Legere HIstorIa / Issn 0718-5456 / Ao 2011, Vol. 5, N 1; pp. 21-38

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    muy escasamente Ha sIdo tratado eL tema de la incorporacin de la burguesa a la se-paracin funcional estamental de la sociedad cristiana hispana. De igual modo, poco se ha referido la historiografa al carcter de las mismas y por cierto a los momentos acaecidos en la villa de Sahagn en un momento crucial de cambios y replanteamientos en la sociedad del regnum-Imperium de Len. Por lo mismo, pretendemos dar una visin de esta problemtica basndonos en una fuente coetnea en dos momentos diferentes y bajo dos personalidades, que siendo del mismo linaje y dignidad, protagonizaron como actor social institucional crucial, la vuelta al orden establecido zanjando las diferencias, anhelos y pretensiones de los grupos burgueses, campesinos y militares. Estos momentos que presentaremos no fueron aislados ni mucho menos privativos de la villa y la comunidad en ella situada que estudia-mos, sino que se dieron varios ejemplos similares dentro y fuera de la Pennsula Ibrica. Daremos cuenta entonces, de dos momentos que reflejan el sentir y el actuar de las fuerzas sociales conformantes de una sociedad seorial y vasalltica en un ambiente histrico y cultural tan peculiar como el hispano.

    En el ao 10661 Alfonso VI, hijo de don Fernando I y doa Sancha, asumi la Corona de Len. A lo que el cronista de las Crnicas Annimas de Sahagn, quien dice describir varios de los hecho expuestos en sus registros de primera lnea en cuanto los vivi, coment: (...) varn, por ierto, en las cosas belicosas mui noble guerrero; en disponer bien su reino, provedo e discreto; en el juiio, mui derecho; en los negoios seglares, astuto e entendido; mas en las cosas eclesisticas, religioso e piadoso; en ensalar y magnificar su reino, muy singular; a los enemigos e malfechores, muy justiiero e espantoso; a los varones eclesisticos o a otros sus allegados, muy manso e benigno; en las cosas contrarias, prudente e fuerte; e en las prosperas e vienandantes, templado e manso (...)2. Este soberano lleg a intitularse con la dignidad de Imperator Totus Hispaniae3 reeditando la doctrina jurisdiccional leonesa

    1 carrIedo, manueL. La coronacin de Alfonso VI en Len (3 de enero de 1006) Tierras de Len, n 117. Len. 2003. p. 19. El deceso de don Fernando I esta documentado el da 27 de diciembre de 1065, por lo que a contar de ese momento don Alfonso debe asumir como el Sexto, pero no ser hasta el 1 de enero de 1066 que no se reconocer en la documentacin regia.

    2 uBIeto, antonIo. Crnicas Annimas de Sahagn (en adelante CAS) Anubar. zaragoza. 1987. p 13.3 gordo, ngeL. Papado y Monarqua en el reino de Len. Las relaciones poltico religiosas de Gregorio VII y

    Alfonso VI en el contexto del Imperium Legionense y de la implantacin de la reforma pontifical en la pennsula ibrica. Studi Medievali. 3era Serie Anno XLIX Fasc. II. Diciembre 2008. CISAM Spoleto, pp. 519-559.

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    para toda la Pennsula sobre todo tras la recuperacin de la plaza de Toledo y la repoblacin de las Extremaduras4. La figura del monarca leons fue de suma importancia tanto para lo que fue el desarrollo histrico ibrico en general, como para la sede monacal facundina en particular.

    Si acotamos nuestra mirada hacia la sede benedictina podremos ver lo fundamental que esta fue para la vida del rey de Len, la cual inclusive sirvi de residencia y de banco de pruebas5 para su reinado, es decir, una muestra de lo que podra llegar a hacer en materia poltica, econmica y religiosa. Podemos decir adems que la villa de Sahagn ser por palabras del propio monarca el lugar de su postrimera hora tal como lo seala el anni-mo redactor, lo que fue considerado como un gran mrito para esa casa, que se convertir en el panten regio del linaje alfonsino6. Tal era el aprecio que senta por este monasterio que siguiendo la tnica de anteriores monarcas mantuvo intacto el canal de comunicacin para el envo de donaciones, convirtiendo la sede facundina en las ms favorecidas por los monarcas leoneses7, en este monasterio pas la mayora de los inviernos hasta su muerte en el ao 1109, lo que en palabras de Reilly podemos entender tambin como una estrategia de carcter poltico, ya que la villa se encuentra mucho ms cerca de Castilla que la propia capital leonesa8. La villa poda hacer gala de poseer tal importancia para el monarca leons que vio una serie de beneficios sobre todo de tipo econmico, que sin lugar a dudas pro-pendi a desarrollar an ms la fortalecida sede monacal, que a su vez reportaba de monjes y funcionarios para la Corte regia.

    En el ao 1077, segn el cronista, don Alfonso envi una peticin al Papa Gregorio VII, donde hizo saber su intencin acerca de la anexin de la villa leonesa al dominio eclesis-tico de la Santa Sede; la cual tiempo despus fue atendida y donde el Vicario de Pedro en la tierra, Gregorio VII le orden introducir el rito romano a cambio de la liturgia visigtica imperante en sus reinos9. Como consecuencia de esto el monarca envi una carta a don Hugo, abad de Cluny, monasterio que fue fundamental en la reforma espiritual, solicitando el envo de monjes para la villa. Desde la abada francesa se enviaron a los monjes Roberto y Marcelino, quienes no cayeron en gracia al monarca, fueron rechazados de pleno, por lo

    4 prez, JaVIer; sncHez, Juan Jose. Monarqua y Monacato en la edad media peninsular: Alfonso VI y Sahagn. Universidad de Len. Len. 2002. p 86.

    5 Ibdem. pp. 86-89.6 Ibdem. p. 87.7 Isla, Amancio. Memoria, culto y monarqua hispana entre los siglos X y XII. Universidad de Jan. Jan. 2006. p. 59.

    Segn el autor muchos monasterios sern donados por el monarca a Cluny a diferencia de Sahagn, el cual cumpla con una serie de requisitos que lo hacan homologable en todos los sentidos a dicho monasterio Borgon. Una de las principales caractersticas de Sahagn fue la capacidad de acomodarse segn las circunstancias necesarias, pero no por eso dejaba de ser un monasterio regio, donde el soberano mismo designaba a sus abades junto a la comunidad per perceptum regis lo que aseguraba su exitoso funcionamiento.

    8 reILLy, Bernard. El reino de Len y Castilla bajo el rey Alfonso VI (1065-1109) Instituto de Estudios visigticos-mozrabes de San Eugenio. Toledo. 1989. pp. 74 y ss. Prez, J; Snchez, J. Monarqua y Monacato op. cit., p. 87.

    9 gordo, ngeL. Papado y Monarqua en el reino de Len. op. cit.

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    que desde la sede monstica deciden enviar a don Bernardo, para que cumpla con la labor de mostrar el camino por el cual deben andar los fieles hispanos de la fe catlica. ste tuvo la suerte de ser aceptado por su majestad, siendo abalado por sus intachables recomendaciones que le sealaban de prudente, discreto y a ojos de cualquier persona alguien de muy alta nobleza10. Estos hechos tienen lugar desde el ao 1078 al 1080, donde segn los documentos pontificios don Bernardo aparece como abad de la villa de Sahagn11.

    Siguiendo el relato annimo, hacia el ao veinte del reinado alfonsino, es decir, en 1085, el soberano logr uno de sus mayores orgullos, la recuperacin de Toledo, por lo que decide tomar desde el monasterio de Sahagn a su fiel abad don Bernardo para convertirlo ahora en Arzobispo de la sede Toledana, llevando a la abada leonesa a don Diego, otro cluniacense.

    Si queremos entender gran parte de los hechos acontecidos en la zona de la Pennsula Ibrica y particularmente en los territorios del reino de Len, debemos sin duda pensar en el papel jugado por el monasterio de Cluny. La presencia borgoona en el reino leons data de don Fernando I, pero no ser, sino, hasta don Alfonso VI, tutor de la penetracin del espritu reformista, que sta tendr xito. Pero la reforma fomentada por el Imperator no estuvo ajena a problemas en cuanto a las tradiciones religiosas seguidas en los reinos hispanos, y que no iba a ser cambiada tan fcilmente. El annimo, quien dice que a aos de su gobierno el monarca solicita la intervencin de la iglesia romana en terrenos ibricos; pero sabemos que fue Gregorio VII quien exhort a Alfonso VI a cambiar la liturgia hispana por la roma-na. Aqu es donde aparece nuevamente la figura de Cluny y sus monjes, en especial en su abad don Hugo, quienes fueron (...) un imponente aliado frente a Roma que intermediaria por ellos los reyes hispanos en lo espiritual y ante el representante de San Pedro en la tierra (...)12. Cluny intercedi entre el sentimiento regio hispano y los afanes reformadores gregorianos evitando entrar en conflicto entre las partes. Todo esto se resolvi de comn acuerdo entre las partes, teniendo como resultado a un monarca que acepta la introduccin del rito romano en sus reinos, a cambio de un pontificado que depuso sus intenciones de supremaca en hispania y acept las pretensiones imperiales leonesas; razn por la cual en 1077, el monarca despach una carta de solicitud por los monjes al territorio leons. La reforma cluniacense tuvo repercusiones de manera inmediata en Sahagn al momento de la llegada de don Roberto, pero no ser, sino hasta, el antes mencionado don Bernardo que esta cobre real dinamismo, el nuevo abad de la sede monstica no fue dependiente de Cluny, y en 1080 recibe de manos del papa los documentos de exencin que hace del monasterio

    10 CAS. op. cit., p. 14.11 CAS. op. cit., 15. Don Bernardo aparece como abad de Sahagn en un documento del 24 de abril de 1080. Fita,

    F. El concilio nacional de Burgos en 1080. Nuevas ilustraciones. Boletn de la Real Academia de la Historia. 49. Madrid. 1906. p 351.

    12 gordo, ngeL. Relaciones de la monarqua del reino de Len con la reforma espiritual. Cluny, Fernando I y Alfonso VI. Tiempo y Espacio. Vol.14. Ao 11. Universidad del Bio-Bio. Chilln. 2004. p. 72. [pp. 71-80]

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    una administracin jurdico-civil autnoma dependiente exclusivamente de Roma, haciendo de Sahagn el smil de Cluny en la Pennsula.

    En el ao 108513, don Alfonso dicta un fuero14, como dice el cronista, con la intencin de dar inicio a la repoblacin en tierras del reino leons, ah qued estipulado el papel que de ah en adelante jugar el abad de Sahagn y el seoro que ejercer sobre toda la villa y otros aspectos como el sueldo a pagar por el uso del suelo, as como tambin la prcticamente nula participacin social dentro de la misma, dando un carcter econmico netamente seorial, todo esto y el nuevo carcter mercantil al cual se llev a la villa se vio mucho ms acrecentado cuando en 109315 el mercado de Grajal se traslad a Sahagn16, con la intencin de que el abad pudiese cobrar los derechos que hasta ese momento eran percibidos por el rey.

    Ese mismo ao muri doa Constanza, esposa del rey leons, por lo que cumpliendo con su palabra previamente establecida, el monarca la hace sepultar en el panten regio levantado en la casa monstica, entregando adems una cruz de oro guarnida de piedras preciosas en memoria de su difunta esposa y reina de Len.

    Debido al fuero de 1085 y gracias al explosivo aumento demogrfico vivido por la villa, segn el cronista, es posible encontrar no slo a personas dedicadas a algn oficio como herreros o carpinteros, sastres o zapateros, sino que adems era posible ver a extranjeros como a bretones, ingleses, borgoones, normandos, lombardos y muchos otros de diversas naciones y extraas lenguas. Gracias a estos los burgueses locales se hicieron de una gran fortuna17, pero como suele suceder al encontrase en la abundancia, sus corazones se pusieron soberbios, arrogantes y altivos18.

    13 gamBra, andrs. Alfonso VI. Cancillera, Curia e Imperio. Tomo II. Coleccin diplomtica. Centro de estudios e investigacin San Isidoro. Len. 1997. Doc. 84 (25 de noviembre de 1085) En palabras del autor, el documento citado por el cronista posee una serie de interpolaciones, por tanto carece de veracidad. Como lo son, por ejemplo, los personajes que aparecen como confirmantes de tal escrito, quienes ni siquiera se encontraban con vida al mo-mento de la confeccin del mismo.

    14 gonzLez, emILIano. Monarqua leonesa y conflicto de orden social (siglos X-XII) en Monarqua y Sociedad en el reino de Len. De Alfonso III a Alfonso VII Centro de estudios e investigacin San Isidoro. Len. 2007. p. 202. Segn el autor los fueros de esta poca son: (...) los instrumentos jurdicos que con carcter singular confir-man el antiguo y buen derecho, o liberan, o exoneran de trabas costumbres al grupo humano, es decir, de aquellas contribuciones y prestaciones pecheras que venan tradicionalmente soportando, o por el contrario el seor, rey o noble, activamente les beneficia con notoriedad mediante privilegios penales o procesales para seguir avanzando en comunidad.

    15 CAS op. cit., 23. 16 gamBra, ndres. Alfonso VI. Cancillera, Curia e Imperio. op. cit., Doc. 126 (25 de octubre de 1093) 17 romero, Jos LuIs. La revolucin burguesa en el mundo feudal Vol. 1. Siglo XXI. Mxico. 1989 p. 285. Cuando

    un hombre puede ms por sus riquezas que lo que puede otro por los dones de la naturaleza, se eleva por encima de los hijos de los reyes; olvidndose de si mismo, muy pronto se yergue y avanzando al abrigo de la oscuridad de su condicin, se glorifica de sus riquezas particulares. El autor deja bastante claro lo que podramos considerar como los sentimientos de este nuevo grupo social econmicamente fuerte.

    18 CAS. op. cit,. 24.

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    El fatdico ao de 1109 se produjo la situacin ms lamentable para el cronista, la muer-te a los 62 aos de edad y 44 de reinado del Imperator de toda la pennsula19, muerte que adems de llevarse al monarca se lleva consigo una parte del corazn de los pobladores de la villa. Tal fue el pesar despus de la muerte de don Alfonso, que el cronista lo caracteriza diciendo que cristianos y judos, viejos y viejas, vrgenes e infantes, se unan todos bajo el mismo llanto y el lamento se converta en un nico y hondo pesar, repitiendo al unsono una unnime lamentacin, diciendo: Oy en este da el sol es nasido a los moros e ynfieles, e es mucho tenebroso a los cristianos20. Todo este pesar no fue slo de momento, sino que, como dice el cronista, el cuerpo del monarca se mantuvo velando por ochos das, tiempo en el cual nos relatan la CAS no falt nunca llanto, siquiera un momento, hasta el instante de su traslado hacia los terrenos monstico para ser sepultado junto a su esposa doa Constanza, cumpliendo con el mandato dictado unos 30 aos antes.

    Como si esta tragedia no fuese suficiente, a juicio del annimo cronista, al momento de su muerte don Alfonso no posea una figura masculina que le sucediera en el trono leons, sino, por el contrario, a la muerte de su hijo Sancho en la batalla de Ucls en 1108, slo quedaba su hija la Infanta Urraca, quien tras estos hechos debi asumir la Corona leonesa. En ella se encarn toda la potestas que el ttulo regio de Len le permita ejercer, para luego llevar la misma dignidad que ostent su padre, pero readecuado a su gnero, convirtindose as Imperatrix totius Hispaniae21.

    Llegado el momento se mand por orden del consejo de nobles, el matrimonio entre la reina Urraca y el rey Alfonso I de Aragn22, con el cual comparta el mismo abuelo. Por lo mismo la unin fue calificada de incestuosa y no fue aceptada por don Bernardo, Arzobispo de Toledo, quien no acept este matrimonio que tenia la nica intencin de mantener el linaje real, tildndolo como dice el cronista de estupro y fornicacin prohibida; hecho que los llev a la excomunin por parte de la Iglesia23.

    El da en que se produjo este errado matrimonio, rescatando las palabras del annimo de la villa, tal y como si fuera un presagio divino, las cepas con las que se brindara la celebracin estaban daadas por una helada cada sobre los campos, aun as el vino que se logr producir no era precisamente el mejor, y tal como relata el benedictino, hacia retor-

    19 CAS. op. cit,. 25. Tambin se registr: cum autem fere biennium pertransisset, hic Rex Adefonsus moritur gravi-tare dolores, qui lux et clypeis Hispanis extitit ori, sub era MCXVII et quod III. kal. Jul I. Florez, H (ed.) Historia Compostelana. Tomo XX. Real Academia de la Historia. Madrid, 1965. I, cap. XLVII. p. 96.

    20 CAS. op. cit,. 26.21 gordo, ngeL. Las intitulaciones y expresiones de la Potestas de la reina Urraca I de Len. Trasfondo y significado

    de los vocativos Regina e Imperatrix; en la primera mitad del siglo XII. Intus-Legere, Revista de Filosofa, Historia y Letras, Facultad de Humanidades. Universidad Adolfo Ibez. N 9, Vol. 1. Via del Mar. 2006. pp. 77-92.

    22 (...) ayuntronse los nobles e condes de la tierra e furonse para la dicha doa Urraca (...) diindole ans: Tu non podrs governar, nin tener el reino de tu padre e a nosotros regir, si non tomares marido. Por lo qual te

    damos por consejo que tomes por marido al rei de Aragn, al qual ninguno de nosotros podr contradecir, mas todos le obedeceremos por quanto l viene de generain real. CAS. op. cit,. 26.

    23 CAS. op. cit,. (pp. 26-30; 37-38).

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    cer del dolor de vientre a los invitados a la boda; sumado a eso el relato nos comenta que una vez asumido el contrato nupcial toda la tierra de Hispania se vio afectada por un sin numero de malos augurios, como muertes, robos, delincuencias y todas o gran parte de las leyes eclesisticas fueron reducidas a su mnima expresin24. El autor pretende entregar una visin fatalista en la que Dios se habra hecho presente como respuesta al errado contrato nupcial. Mnguez nos da otra explicacin, en la villa se entrar en crisis por la perdida de su antiguo lder, y ms an si ste fue reemplazado por alguien que aunque teniendo las misma sangre no tiene el apoyo social que tena su progenitor, teniendo que enfrentarse adems contra los nobles que queran hacerse por todos lados del poder que en Urraca I recay tras la muerte de su padre25.

    Alfonso VI y las revueltas sociales

    A raz de la muerte de don Alfonso, podemos ver como se gesta la revuelta social que principalmente a nivel socio-econmico, tiene como fin hacerse de un porcentaje del poder seorial por parte de la burguesa. Debemos mencionar adems que estas revueltas sociales tiene un gran sentimiento que se presentar contra las limitaciones seoriales que sufran los pobladores de la villa. Pensemos en estos pobladores como el grupo burgus, econmi-camente fuerte de los mayores capitales, quienes junto al campesinado asentado en la villa se levantarn de manera contestataria contra el modo de produccin dominante implantado por Alfonso VI mediante el fuero de 1085, para demostrar el aprecio a la sede monstica, como lo relatan la CAS26. Este conflicto social tiene aristas importantes. De entre ellas destacaremos dos que permitirn encontrar una justificacin. Por un lado, la prohibicin sufrida por la poblacin en general en cuanto a la explotacin de la tierra, y segundo, la monopolizacin del horno perteneciente a la sede monstica y por el cual los pobladores deban pagar un altsimo impuesto27.

    24 (...) quo nimirum mortuo et fides, acsi numquam esset, postponitur, et pax quae principatum diu possederat, cum rectore suo amittitur. Inde etiam per totam Regni ejus latitudinem bellum, seditio, et fames exoritur: inde etiam tellus non solum debita cultura privatur, sed omni rectitudine viduata desolatur. Florez, H. (ed.) Historia Compostelana. op. cit., I, cap. XLVII. p. 96.

    25 mnguez, Jos mara. La Espaa de los siglos VI al XIII. Guerra, expansin y transformaciones. Nerea. San Sebas-tin. 1994. p 275. Tambin gordo, ngeL. La Reina Urraca (1109- 1126) La practica del concepto de Imperium Legionense en la primera mitad del siglo XII. Instituto de Estudios zamoranos. 2012. En prensa.

    26 CAS. op. cit, 24.27 pastor, reyna. Conflictos sociales y estancamiento econmico en la Espaa medieval. Ariel. Barcelona. 1980.

    pp. 86-87. Frente a esto la autora nos hace ver la importancia del carcter tributario de la administracin benedic-tina: En Sahagn, el pago del impuesto por horno resultaba particularmente odioso a los burgueses, as como las prioridades de venta de ciertos productos de los monjes en el mercado de la ciudad. Pero eso fue solo el punto de partida. Los objetivos se clarificaron a comienzos de la crisis y se precisaron en dos aspiraciones: la organizacin autnoma de la ciudad sobre la base de leyes dictadas por los burgueses y la secularizacin del seoro. Es decir, que, en otros trminos, se pas de la voluntad de segregacin del sistema rentstico seorial, al intento de participar, separadamente, de los beneficios de esa renta, sobre la base de la autonoma y a travs de la apropiacin del control del mercado.

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    Todos estos problemas fueron presentados a la reina Urraca I, quien deba ver ahora como el clero de la villa demostraba su descontento con los pobladores por los saqueos cometidos en el monasterio.

    Todas las revueltas, como la sucedida en la villa facundina, as como muchas de las ocurridas en el Camino de Santiago o incluso en la Europa feudal Occidental28 tenan el ca-rcter de burguesas, pero no sern burguesas en el sentido de mostrarse opositoras al sistema seorial dominante de la poca29, sino que respondern al llamado de acceder mediante el podero econmico obtenido por la explotacin de las tierras, que se vio acrecentado aun ms por el carcter mercantil que haba adquirido la administracin de la villa, a un poder poltico de gobierno, es decir, estas revueltas consideradas por la historiografa tradicional como de carcter burgus, no pretendan eliminar el sistema seorial y vasalltico, sino, cristalizarlo30 aun ms dejando de ser vasallos para convertirse ahora en seores. Por esto debemos entender este movimiento: (...) no como un asalto al sistema feudal, sino, como una primera y violenta manifestacin de la tendencia de los nuevos grupos econmicos a integrarse en el sistema y en su estructura de poder (...)31

    Para llevar a cabo sus presiones antiseoriales, los pobladores de la villa de Sahagn toma-ron la decisin de formar un colectivo social que entender por sobre manera sus exigencias y que sin duda se convertir en la piedra angular de todo este largo periodo histrico. Segn el annimo monje, se llev a cabo una confabulacin hacia los grandes seores, levantada por los pequeos labradores, apelando al incumplimiento de los servicios acordados entre las partes32, dando el nombre a esta nueva organizacin social de hermandad.

    Este tiempo desde la muerte de don Alfonso, se ha vivido como un proceso constante de inestabilidad socio-poltica, pero no como algo espontneo o totalmente nuevo, sino, como un germen que se vena gestando tiempo atrs, y que sali a relucir una vez que la figura dominante alfonsina ya no estaba, y en su lugar se ergua su hija doa Urraca, quien estuvo

    28 HILton, rodney. Siervos Liberados. Los movimientos campesinos medievales y el levantamiento ingls de 1381. Siglo XXI. Madrid. 1985 p. 90-95.

    29 (...) desde las postrimeras del siglo XI. Haba tras ellos (los enfrentamientos sociales) en todas las regiones donde se operaba la revolucin mercantil, causas comunes que provocaban fenmenos anlogos; pero en cada caso adop-taron modalidades peculiares. romero, Jos LuIs. La revolucin burguesa en el mundo feudal. op.cit. p. 287.

    30 (...) el fin no era acabar con el dominio seorial y alterar la estructura social de la villa, lo prioritario era cambiar la naturaleza jurdica del lugar. pascua, ester. Las otras comunidades: Pastores y Ganaderos en la Castilla medieval. En El lugar del Campesino. En torno a la obra de Reyna Pastor. Universitat de Valncia y CSIC. Madrid. 2007. p. 231.

    31 mnguez, Jos mara. La Espaa de los siglos VI al XIII. op. cit. p 276.32 Las revueltas que comprometen la participacin del campesinado sern por palabras del autor ajenas de todo tipo de

    armas, debido al poco acceso que tenan a ellas: Sera un error abordar los conflictos entre seores y campesinos en la Alta Edad Media con la imagen en la mente de revueltas armadas a gran escala; tales revueltas fueron espe-cialmente escasas al menos en Occidente, desde el final del Imperio romano hasta una fecha tarda como el siglo XIV. WIckHam, Ch. Espacio y Sociedad en los conflictos campesinos en la edad media. En El lugar del Campesino. En torno a la obra de Reyna Pastor. op. cit. p. 38. Conviene revisar tambin para una visin ms holstica, Pascua, Ester. Guerra y Pacto en el Siglo XII. La consolidacin de un sistema de reinos en Europa Occidental. Consejo Superior de Investigaciones Cientficas. Madrid, 1996. pp. 129-135.

    trasfondo de Las reVueLtas Burguesas en La VILLa de saHagn a La Luz de Las...

  • 30 Intus-Legere HIstorIa / Ao 2011, Vol. 5, n 1

    en permanente conflicto, tanto con su primo y marido Alfonso I de Aragn, as como con la Iglesia por haber contrado este matrimonio ilcito, vindose tambin enfrentada a Pedro Froilaz tutor de su hijo33 y a Diego Gelmrez, Arzobispo de Compostela34. Con todos estos antecedentes, la burguesa ve como se le presenta el momento preciso para hacerse escuchar por todos los actores polticos, con la intencin de formar parte el poder administrativo que reposaba en la figura del abad, quien manejaba a voluntad la villa de Sahagn35.

    Si pensamos en la gestacin de este conflicto que estalla tras la muerte de don Alfonso, debemos remontarnos unos cuantos aos atrs, donde podremos divisar dos grandes causas que decantarn en este periodo. Primero, la repoblacin de la zona del Duero36, poltica que se asoma con la intencin de explotar las tierras abandonadas por los musulmanes, donde comienzan poco a poco a generarse ganancias gracias a la produccin de la frtil tierra de la zona, que recaer sobre algunas afortunadas familias de campesinos. Estos vieron la capacidad de costear una caballeriza para dar proteccin a su terreno y a sus vecinos, quie-nes a cambio deban trabajar las tierras de estas familias que se encargan de su seguridad. Situacin que caracteriz el sistema seorial. Implantndose as un nuevo grupo social, ahora de terratenientes que aos despus exigirn ser considerados al momento de tomar decisiones importantes en la zona. En segundo lugar, estuvo la reforma espiritual, a nuestro entender una importante causa que se sumar a otras en la crisis de la villa de los santos mrtires, desde el ltimo siglo del primer milenio de nuestra era, tuvo a los laicos como grandes gestores del germen reformista, quienes vean los abusos cometidos por los seores feudales y que tuvo su primer gran paso en el ao 910 con la liberacin de Cluny del podero seorial. Esto dio lugar a una escalada reformista que permitir hacer una crtica bastante fuerte y justificada del manejo producido por los seores sobre abadas y otros elementos eclesisticos para beneficio de las arcas regias37.

    As entonces como debido a estas dos causas destacadas, entendemos el trasfondo de las revueltas sociales o burguesas como la de Sahagn o muchas otras tantas producidas coetneamente. Por un lado estaban estas grandes familias terratenientes que exigen parti-cipacin poltica en la villa; y por otro a los campesinos organizados bajo la institucin de

    33 Lpez, antonIo. D. Alfonso VII, rei de Galizia, e o seu aio o conde de Traba. Toxosoutos. A Corua. 2006. pp. 129-133.

    34 paLLares, mara. La Reina Urraca y el Obispo Gelmrez. Nabot contra Jezabel. Os Reinos Ibricos na Idade Mdia. Livro de Homenagem ao Professor Doutor Humberto Carlos Baquero Moreno. Vol. II. Livraria Civilizaao. Porto, 2003.

    35 Los burgueses de Sahagn se sublevaron contra el abad (...) contra la persona que ejerca el dominio poltico en los lugares en que residan. Por esa razn, por lo que se discute es el dominio poltico, no puede reducirse el asunto a un enfrentamiento entre burgueses y seores. La intervencin de la monarqua es indispensable. paLLares, mara; porteLa, emerLIndo. La Reina Urraca. Nerea. San Sebastin. 2006. p 177.

    36 mnguez, Jos mara. La Espaa de los siglos VI al XIII. op.cit. p. 253 y ss.37 gordo, ngeL. Poltica y Religin en el reino de Len durante el ltimo tercio del siglo XI. Obispados y casas

    monsticas durante la instauracin de la reforma espiritual romana. Intus-Legere, Revista de Filosofa, Historia y Letras, Facultad de Humanidades N 8, Vol. 1. Universidad Adolfo Ibez. Via del Mar. 2005. p. 57 [pp. 55-69].

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    la hermandad quienes buscaban que el abad entendindolo como la gran figura seorial a enfrentar viera su poder limitado tal como ellos tuvieron que hacerlo38.

    Podramos atribuir todo este proceso a Alfonso VI39, por una parte tomando la decisin, por cuanto muy necesaria, de repoblar la zona del Duero, dando paso a la formacin de las nuevas familias con propiedad; y por otra parte al introducir plenamente la reforma clunia-cense. Con todo esto vemos como se forma una nueva fuerza colectiva a raz de la unin de estos dos sectores, que exigen un cambio en las estructuras sociales del sistema seorial.

    Crisis burguesas en Sahagn en tiempos de la reina Urraca I.

    Una vez que la reina Urraca I (1109-1126) abandon a su esposo el rey Alfonso I de Aragn y Pamplona40, comenzaron largos aos de confrontaciones por solventar las juris-dicciones de sus reinos patrimoniales sobre todo en territorio urraqueo. La CAS nos relata como la villa y seoro de Sahagn fue una plaza donde el aragons trat de imponerse por medio de alianzas con los burgueses. Ambas partes llegaron a un acuerdo inicial por el cual los confortantes de este grupo poltico y de produccin negaran el seoro del abad, obedeciendo a un caballero aragons al mando de la villa. Sin embargo, y tal como advierte Reyna Pastor, sus intereses y ambiciones fueron amplindose: (...) ya no se conformaban con sus actividades artesanales y mercantiles (...) volvan los ojos hacia la tierra, hacia las tierras ocupadas por los campesinos solariegos (...)41 El fin es la apropiacin de la heredad extendiendo su podero en la ciudad al mismo tiempo que a la tierra. Por esto mismo, la misma CAS relata los horrendos crmenes que se cometieron contra los campesinos42.

    La soberana se vio involucrada en 1115 en la revuelta de los burgueses de Sahagn contra su abad y seor por la jurisdiccin que ste les impona. Ntese que advertimos el poder que el abad impona, y no representaba, ya que nuevamente lo que los insurrectos buscaban era, a final de cuentas, un cambio en las libertades a la vez que en el ejercicio de sus funciones, lo que se traduca en una ampliacin de sus fueros y derechos en la villa, pero tambin en

    38 El campesinado, la clase productora, fue instrumento de doble proceso de poblacin y seorializacin. (...) Actu, aceptando a veces y rechazando otras este proceso de seorializacin que para ella significaba la dependencia. pastor, reyna. Resistencias y luchas campesinas en la poca del crecimiento y consolidacin de la formacin feudal. Castilla y Len, siglos X y XIII. Siglo XXI. Madrid. 1993. p. 114.

    39 La feudalizacin de la sociedad se acentu con Alfonso VI, este proceso fue paralelo a la colonizacin en Len y Castilla. Poblamientos y Repoblamientos se haban seguido durante el siglo XI al mismo tiempo que el proceso de seorializacin. pastor, reyna. Resistencias y luchas campesinas. Ibdem. p. 113.

    40 gordo, ngeL. El reinado de la indomable reina Urraca I de Len. El mito que hace historia. Fuentes, soberana, prejuicios y religin. XIII Coloquio Internacional de AEIHM. La Historia de las Mujeres: Perspectivas Actuales. 19-21 Octubre 2006. Facultat de Geografia i Histria. Universitat de Barcelona. Barcelona. 2012. En prensa.

    41 El marco en el que ocurre estas alianzas es el de la incorporacin al sistema seorial de los concejos, pero especialmente en la evolucin interna socioeconmica dentro de esas organizaciones al momento en que como sucedi en Sahagn, la corona leonesa esta tomando control de la villa. pastor, R. Resistencias y Luchas campesinas. op. cit., p. 136.

    42 CAS. op. cit,. (pp. 78-81).

    trasfondo de Las reVueLtas Burguesas en La VILLa de saHagn a La Luz de Las...

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    la posesin de la tierra de los rustici, los campesinos. Como veremos, la reina actu como una verdadera mujer con visin poltica y dotes diplomticos.

    Las revueltas en Sahagn comenzaron cuando las fuerzas aragonesas se hicieron con el burgo. En ese momento, los pobladores, los aragoneses y finalmente los campesinos se unieron en contra de los monjes cuyo superior tena el dominio sobre la tierra y las gentes. Pero este disturbio adems se dedic a desconocer cualquier signo, miembro o autoridad del poder local y central43. Se form entonces otra vez una hermandad. El abad Domingo, representante mximo de la potestad leonesa en ese seoro, debi huir por temor a ser ajus-ticiado. La decisin de los amotinados de no cumplir ni dar el servicio debido a sus seores nos indica que los abusos a los que los labradores eran sujetos por el captulo del monasterio y su superior ya no seran tolerados. Los fueros de Alfonso VI dados al monasterio haban sido el respaldo de una serie de abusos tributarios a los habitantes del seoro, en especial a los burgueses44. Al hacerse con el control de la ciudad, los burgueses, (...) despreiando al abbad e deshonrrando a los monjes, quebrantando las leyes e costunbres puestas a ellos de la buena memoria rei don Alfonso e otras nuebas faiendo, segn su boluntad; a los molinos eso mesmo posieron nuebas costunbres e rentas por el uso del moler, negando el sueldo por el forno acostunbrado; establecieron otros que el rei o la reina no entrasen primera-mente en la villa fasta que firmasen e otorgasen de guardar con su juramento las costunbres que avan escrito e hordenado (...)45. Por si esto fuera poco, obligaron al abad a nombrar guardia y vicario de la villa a un burgus. De esta manera accedieron plenamente al poder local. La secularizacin y el carcter autnomo de la villa fueron los objetivos finales de los conjurados. Aprovechando la ausencia de Urraca I a causa de la tregua de Carrin, en abril de 1112 Alfonso I de Aragn logr remover a los caballeros que la reina haba dejado para defender la ciudad e instaur una fuerte guarnicin aragonesa en el burgo. De igual manera don Domingo fue destituido y debi huir para evitar ser apresado o algo peor. Los burgueses apoyaron en todo al monarca e incluso le pidieron la expulsin de todos los mon-jes los que deban ser sustituidos por tan slo doce clrigos. Finalmente el Batallador dejo como representante regio suyo a un lugarteniente46. Claramente la burguesa de Sahagn estaba implicada a fondo con los aragoneses. Despus de todo, una nueva administracin

    43 En este tienpo todos los rsticos e labradores e menuda gente se ayuntaron, faiendo conjurain contra sus seores que ninguno de ellos diese a sus sennores serviio devido: e esta conjurain llamaban [hermandad](...) Levantronse entones a manera de bestias fieras, faiendo grandes asonadas contra sus seores e mayores, e contra sus bicarios, mayordomos e faedores, por los valles e collados perseyndolos e afoyentndolos, rompiendo e quebrantando los palaios e las granxas e obediencias de los abbades. CAS. op. cit., 36.

    44 martnez, saLVador. La Rebelin de los Burgos. Crisis de estado y coyuntura social. Tecnos. Madrid. 1992. pp. 229-230. La fuerza principal, la principal reivindicacin que surge del texto es su negacin a prestar las sernas y a entregar los tributos y a pagar el portazgo, lo que equivale a decir que deseaban liberarse de sus cargas econmicas. pastor, R. Resistencias y Luchas campesinas. Op. cit., p. 133. Por otro lado, el mismo fuero dado por Alfonso VI en 1085 denota que las dificultades de ese momento eran mayores que las que se relatan en la crnica de Sahagn. CAS. op. cit,. pp. 135-136.

    45 CAS. op. cit,. p. 50.46 CAS. op. cit,. pp. 53-54.

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    les aseguraba de mejor manera el respeto y mantenimiento de sus nuevas leyes, tributos fiscales y cargos en el gobierno local. Entre las fugaces avenencias y distanciamientos de la reina Urraca y el rey Alfonso, Sahagn pasaba de manos leonesas a aragonesas, todo de acuerdo a los arreglos polticos que los monarcas hicieran. Sin embargo, los atropellos a los monjes, a su abad, momentneamente restablecido en su cargo, siguieron creciendo, ya no nicamente a las personas sino que adems sobre los bienes de la casa monstica.

    En 1115 por consejo y permiso de la reina Urraca, el abad Domingo y el redactor de la crnica de Sahagn viajaron a Roma para asistir a un snodo general donde fueron bien recibidos. Don Domingo pudo exponer ante Pascual II todo lo que haba sufrido su persona y el monasterio encomendado a l, la destruccin u olvido de las leyes y de las tradiciones, para acabar reseando la falta de paz en toda la regin a causa de los nefastos levantamien-tos. Una vez que el Papa le escuch y le ofreci su ayuda, el abad: (...) demand que le fuese otorgado por autoridad apostlica derecho e facultad de atar e soltar, excomulgar e absolver en los burgueses, por poder reprimir e donar la arrogania e brabea de ellos47. El romano Pontfice entreg un privilegio a don Domingo con todos los poderes que ste le haba pedido. Adems Pascual II exigi la deposicin del adelantado regio, el pronto e incondicional sometimiento de los ciudadanos a la autoridad del clrigo y la inmediata restitucin de todo lo que era por derecho propiedad del monasterio. Como desde el fuero de Alfonso VI los bienes del monasterio y de sus trminos estaban bajo la proteccin y autoridad de los Santos Mrtires a quienes se dedic la fundacin de la casa, por tanto bajo la tutela Pontificia, delegada en el abad de la comunidad, el Papa bien poda hacer este tipo de concesiones en pleno derecho del reino y de la Iglesia.

    Desde la llegada del abad a Sahagn con la carta papal, la Primera Crnica del monasterio registra los falsos arrepentimientos y las artimaas que los burgueses pusieron en prctica a fin de no destruir sus conquistas. Primero ante Don Domingo, y una vez leda la carta del Papa, los ciudadanos se declararon nicamente sujetos a la autoridad de San Pedro, a la proteccin de su Vicario y con deseos de vivir en el seoro del abad de Sahagn para evitar el anatema de la excomunin. Es ms, luego de hacer esas declaraciones se apresuraron a ordenar restituir en su totalidad las tierras y vias, huertos, bienes y tesoros que haban arrebatado fraudulentamente al monasterio. Concluy la alocucin de los burgueses con la promesa de quema de la carta que contena las nuevas leyes, estatutos y costumbres que ellos haban instituido ya que deseaban vivir en las normas que el buen don Alfonso VI les haba otorgado48. Reanudada la paz entre los burgueses y el abad, ste ltimo se centr en

    47 CAS. op. cit,. pp. 105-107.48 De aqueste da en adelante, non queremos ser sujetos nin a rei nin a reina, nin (a) algn otro mortal, mas so la

    gua(a)da de San Pedro e protecin del Santo Padre, e so el seoro del nuestro abbad queremos bebir, porque podamos esquivar la sentenia de excomunin.

    E an estableieron e ordenaron de restituir enteramente las tierras e vias que avan sedo del monesterio; eso mesmo los gertos e todas las cosas que avan rovado pertenesientes al monesterio.

    Otros prometieron que las nuebas leyes e costunbres que ellos avan fecho e ordenado, que las echaran e que-maran en el fuego; e, jurando, deliveraron de se quitar de todo seoro, nin se dar a seoro de ninguno de los mortales, contentos de vibir segn las leyes y costunbres que en los tiempos del rei don Alfonso de buena memoria acostumbraron a bevir.CAS. op. cit., 110.

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    mediar la concordia entre los habitantes del burgo y su seora natural la reina Urraca I que durante largo tiempo haba sido impedida de visitar la tumba de sus regios progenitores. Los burgueses pidieron que como muestra de buena voluntad, la soberana les perdonara todas las faltas cometidas contra ella.

    Al da siguiente de la llegada de la emperatriz a Sahagn, donde fue recibida con todos los honores y entre gran alegra, se descubrieron las verdaderas intenciones de los sahagu-nenses. Ante la propuesta de la reina de establecer un juramento de concordia para asegu-rarse la fidelidad de ambas partes, los lderes de los burgueses respondieron: Por ierto, nosotros en ninguna manera o(h) reina! Firmaremos contigo juramento si non confirmares a nosotros una carta que nosotros escrivimos e ordenamos, consentiendo en todas las cosas que por preio, conpramos (...) queremos an que confirmes las costunbres que despus de la muerte de tu padre ordenamos, porque las heredades de el monesterio que oy poseemos sean nuestras. En otra manera, non abremos concordia contigo, nin paz49. Acto seguido le ensearon la carta, donde indudablemente estaban todas las disposiciones nuevas dadas por los burgueses, a la vez que apresuraban a la reina a firmarla para darle legalidad absoluta. Lo que hacan en realidad era ofrecerle conseguir la fidelidad del burgo y sus habitantes a costa del patrimonio del monasterio. La disyuntiva de la leonesa era grande en ese momento. La oportunidad de sofocar por el momento la revuelta de Sahagn, atraerse a sus ciudadanos y llevar ese enclave a su mbito de influencia era desobedeciendo abierta y dolosamente la autoridad apostlica. Sin duda un lujo que no poda ni quera permitirse. Pero la monarca, conocedora de la realidad del monasterio y de las leyes, de manera bien astuta en lo que a diplomacia y gobierno se refera les dijo que ella con gusto firmara aquella carta ya que como ellos bien saban su padre, el rey Alfonso haba exento a esa villa del seoro, por lo que nada le perteneca a la corona sino que (...) ca todas las cosas son dadas e consagradas a Dios e a los sus mrtires. E ninguno de los mortales, por ran e respeto de heredad e posesin, puede aver firmes nin seguras50. Sagazmente ella hizo notar que su firma en el documento nada vala ni mucho menos les garantizaba ninguna cosa, pues careca de juris-diccin sobre esas posesiones. Los burgueses presionaron a un horrorizado don Domingo para que firmase la carta. Finalmente un apesadumbrado abad plasm su signo en ella. Acto seguido, los monjes tambin fueron compelidos a sancionar el documento. La reina animaba al don Domingo para que convenciera a sus religiosos a firmar aunque stos se negaron a hacerlo. Doa Urraca saba que todo este proceso de reconciliaciones antes descrito, desde las declaraciones y promesas de sumisin los burgueses, era totalmente simulado e ilegti-mo. Los sahagunenses haban prometido fidelidad al abad no por su propia voluntad, sino que contra su voluntad, por temor a las tropas que la reina tena estacionadas y cercando Sahagn, sabiendo adems que el Batallador haba recientemente perdido Burgos y que no

    49 CAS. op. cit., 112.50 CAS. op. cit., 113.

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  • 35Intus-Legere HIstorIa / Ao 2011, Vol. 5, n 1

    estaba en posicin de socorrerles. Por lo tanto, los habitantes del burgo haban cometido perjurio. Por otro lado, la reina ya les haba expresado que su firma en ese o cualquier documento relativo al monasterio, posesiones o lmites de Sahagn no tena valor jurdico ninguno, incluso el del mismo abad, sin el apoyo de la comunidad, o con la firma de cada uno de los monjes, no lo tena ya que el privilegio del romano Pontfice era el nico que verdaderamente tena validez jurdica como norma vinculante para el monasterio, el burgo y sus habitantes. Adems, la coaccin grosera de los burgueses para obtener las firmas era una agravante en todo este proceso: la falta de voluntad, de libertad y de consentimiento para certificar la carta era evidente. An cuando la carta hubiera sido ratificada por todos los actores de este proceso, la confirmacin de la misma, es decir, aquella accin que le da fuerza de ley al documento no existira ya que el Papa era el que tena la ltima palabra. Una carta sin el Signum de Pascual II no sera un documento jurdico, luego era invlido de ser cumplido. Los burgueses se vieron cercados con las mismas verjas que ellos levantaron.

    Luego de descubierta una conspiracin para acabar con la reina y el abad, y con el fin de hacer justicia, la monarca exigi un juramento de fidelidad por escrito y luego celebrar una batalla entre dos campeones elegidos y representantes de cada bando para, por medio de una justa, probar la inocencia del oponente y de quienes representaba. Pero el campen de los de Sahagn huy a Carrin antes de celebrarse el juicio de las armas, por lo que los habitantes del burgo se vieron culpables de todos los cargos51.

    La estratagema de la reina fue sutil y astuta; le permiti entrar en la ciudad, reubicar a sus fuerzas, recobrar esa plaza y de paso lograr la expulsin de los revoltosos. La reina reconoce como alborotadores a: joglares e truhanes, cortidores e apateros que a m me tomaron el reino e a vos (refirindose al Abad) negaron la debida reverencia52. Finalmente Urraca I restituy al abad el control ntegro de la villa junto con sus tierras, vias y todos los bienes que los expulsados tenan en su poder, adems aument sus privilegios53. La carta de los burgueses fue quemada por don Domingo. El Concilio de Burgos de 111754, presidido por el cardenal legado Boso y el Arzobispo de Toledo, entre varias cosas decidi el castigo simblico que se le dio a los burgueses expulsados55.*

    51 La visin realista de las cosas por parte de Urraca estaba llevando la astucia de los burgueses, ahora desprovistos del apoyo del rey de Aragn, a un callejn sin salida, al exigirles, primero, un juramento de fidelidad por escrito y, despus, una prueba judicial irrevocable de su inocencia. Los burgueses no pudieron aceptar ni lo uno ni lo otro; por eso sus das de rebelda estaban contados. Est claro que los burgueses sahagunenses, como todo hombre del siglo XII, crean en la justicia y la culpabilidad del acusado, aunque fuese la colectividad (...). martnez, saLVador. La Rebelin de los Burgos. op. cit. p. 289.

    52 CAS. op. cit,. 120. Interesante es la reflexin de Salvador Martnez sobre el carcter burgus de los expulsados de saHagn. martnez, Salvador. La Rebelin de los Burgos. Ibd. pp. 289-290.

    53 ruIz aLBI, Irene. La Reina Doa Urraca (1109-1126) Cancillera y Coleccin Diplomtica. Centro de Estudios e Investigacin San Isidoro. Len. 2003. Doc. 79 (15 de octubre de 1116).

    54 fIta, fIdeL. El Concilio Nacional de Burgos (18 de Febrero de 1117) Boletn de la Real Academia de la Historia, XLVIII. Madrid, 1906. pp. 394-399.

    55 CAS. op. cit,. pp. 126-129.* Artculo recibido el 2/3/2011 y aceptado el 15/3/2011

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