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Vergonzante __ Jorge E
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28/2/2016 Gnesis y superacin del catolicismo vergonzante ::
Jorge E. Traslosheros :: La Razn :: 28 de febrero de 2016
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vergonzante
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Gnesis y superacin del catolicismovergonzante
Jorge E. Traslosheros
El catolicismo vergonzante es la mayor vergenza de la
catolicidad mexicana. Impide el testimonio integral de
la fe y, en consecuencia, la plena participacin ciudadana. Mal
de males pues, en estos momentos, Mxico
sufre de un dficit de ciudadana para enfrentar la crisis cuyo
nombre es corrupcin y su apellido violencia.
El catolicismo vergonzante es resultado de dos grandes
persecuciones religiosas en Mxico. La primera,
abierta y muy violenta (1914-1938), nos leg el testimonio de
muchos mrtires. La segunda, de baja intensidad,
seguida durante dcadas hasta nuestros das, ha minando el corazn
de no pocos catlicos hasta llenarnos de
temor e inseguridades, perjudicando nuestra esperanza. Es ms
difcil de identificar porque toma la forma de
acoso cultural, de constante descalificacin en la vida personal,
laboral y poltica. Su objetivo es domesticar a
los catlicos, para expulsar al cristianismo del espacio pblico y
extirparlo del corazn de cada ciudadano. Se
expresa inequvocamente en polticas pblicas, medios educativos,
acadmicos, intelectuales y de
comunicacin, acompaados por leyes limitativas contra la libertad
religiosa, listas para alzarse amenazantes
cual guadaa cortacabezas.
En la persecucin abierta la frontera entre las catacumbas y la
vida pblica es inconfundible pero en la
segunda, sta se desdibuja hasta hacerse irreconocible. Por eso
hace tanto dao, porque el espacio a la auto
compasin, como forma de auto justificacin, es grande. Ninguna
persecucin es buena, pero la de baja
intensidad es devastadora en el mediano y largo plazo, pues
termina por contar con la colaboracin del mismo
catlico tomando formas vergonzantes tmidas, patonas o light.
La persecucin de baja intensidad la hemos vivido en Mxico por
dcadas, hasta acostumbrarnos a verla como
algo natural e incluso necesario para expresarse en el espacio
pblico. Pero es una mentira monumental. La
condicin de existencia de una sociedad democrtica y plural es
que cada persona se exprese y participe en
libertad desde su propia cultura. Y la religin, bien sabemos, es
cultura en movimiento. Este encuentro en la
sociedad civil necesita del espacio de la razn, del respeto y la
razonabilidad (la triple R como me gusta
llamarle). Por lo mismo, el dao causado al catlico es tremendo
porque ste practica la religin del encuentro
dialogante entre la razn y la fe. Un catlico as limitado se
convierte en un ciudadano lisiado, en pez fuera del
agua llamado seductoramente por la muerte.
Sin embargo, lo que explica no justifica. Mucho menos cuando las
condiciones de existencia del catlico han
30 de enero de 2016 00:44
Ultima modificacin: 21:15
Por: Jorge E. Traslosheros
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cambiado radicalmente dentro y fuera de la Iglesia. Por un lado,
el Concilio Vaticano II, la riqueza del
magisterio latinoamericano expresado en la Celam de Aparecida
(Brasil, 2007), ms la existencia de un laicado
bien capacitado para la vida cvica, han generado una nueva
catolicidad dispuesta al dilogo, al encuentro y la
participacin decidida para anunciar la esperanza y dar batalla
contra la cultura del descarte.
Por otro lado, las condiciones en Mxico tambin han cambiado. Lo
podemos apreciar en tres reformas
constitucionales alcanzadas no por limosnera ddiva, sino en
virtud de la maduracin de nuestra Iglesia
postconciliar. En 1992 se logr el reconocimiento jurdico de las
iglesias para normalizar su existencia dentro
de la sociedad civil. En 2011, la reforma en derechos humanos
abri la puerta para entender la libertad religiosa
como uno de los ms importantes derechos humanos del Derecho
internacional, lo que finalmente se plasm,
en 2013, en la reforma al artculo 24. Hoy, la Iglesia forma
parte sustantiva de la sociedad civil y los catlicos
podramos ejercer nuestra libertad religiosa en pblico y en
privado, si quisiramos.
Hoy, la nica explicacin cierta a la existencia del catolicismo
vergonzante est en el corazn de cada catlico,
de manera muy especial en los laicos del mundo acadmico e
intelectual. Ha llegado el momento de
sacudirnos temores, alegrarnos con la fe y meterle inteligencia,
para coadyuvar a generar una ciudadana
entusiasmada con la paz y la justicia, como Dios manda. San
Pablo nos recordaba el domingo pasado que la
Iglesia es el cuerpo mstico de Cristo, formado por la comunin de
los bautizados, cada uno con su carisma
personal, para dar fruto generoso ah donde Dios nos ponga, nos
mande o nos siembre.
Bien deca don Bosco que cada catlico debe ser buen cristiano y
virtuoso ciudadano. Francisco nos ha
llamado, por lo mismo, a ser fieles al Evangelio para ser
misioneros de la misericordia en medio del mundo. Ha
llegado el momento de superar, con generosidad, nuestra condicin
de catlicos vergonzantes.
[email protected]
Twitter:@jtraslos
