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El fin de un modelo de política (2ª edición, ampliada) Universidad de La Laguna, 2018
ISBN-13: 978-84-16458-87-5 / D.L.: TF-23-2018 / DOI (del libro): 10.4185/cac140 Página | 1250
Libro colectivo enlínea: http://www.revistalatinacs.org/17SLCS/libro-colectivo-2017-2edicion.html
Troma y Japón: una contrarréplica al
orientalismo en la serie B norteamericana
Lucas Morales Domínguez - Escuela Universitaria de Turismo de Santa Cruz
de Tenerife – [email protected]
Resumen
Edward Said definió en 1978 el término orientalismo, un constructo intelectual
nacido en Occidente mediante el cual se establecieron una serie de estereotipos
e ideas irreales que garantizaban su dominio cultural sobre el resto del mundo.
A pesar de que muchos de los conceptos que orbitan alrededor de Japón
parecen más positivos que los aplicados a otros países, ayudan a alimentar un
retrato incierto de su sociedad, simplificándola hasta el punto de incluir a todos
los ciudadanos en un solo perfil, desvirtuando la diversidad que posee.
Las vías de distribución de este sesgo identitario son muchas, entre ellas el cine.
Teniendo como base estudios anteriores que analizan la propagación del
orientalismo a través del cine occidental donde aparecen turistas que visitan el
país del Sol Naciente, esta comunicación se centra en el caso de dos películas
de serie B norteamericana que son una excepción de la regla: ‘El Vengador
Tóxico 2’ (Herz y Kaufman, 1989) y ‘El sargento Kabukiman’ (Herz y Kaufman,
1991). De la mano de los mismos realizadores y distribuidas bajo el sello de
Troma Entertainment, ambas presentan la confluencia entre lo oriental y lo
occidental desde un punto de vista diferente al del cine contemporáneo, lo que
supone un paréntesis en el orientalismo convencional y en la construcción de
significados generales sobre sociedades complejas.
Palabras clave: orientalismo; cine norteamericano; Troma; Japón
El fin de un modelo de política (2ª edición, ampliada) Universidad de La Laguna, 2018
ISBN-13: 978-84-16458-87-5 / D.L.: TF-23-2018 / DOI (del libro): 10.4185/cac140 Página | 1251
Libro colectivo enlínea: http://www.revistalatinacs.org/17SLCS/libro-colectivo-2017-2edicion.html
1. Introducción
Nos guste o no, el cine de bajo presupuesto ha dejados hitos que forman parte
de la mitología moderna del celuloide. Detrás de cintas donde las pretensiones
eran inversamente proporcionales al talento artesano de los cineastas que las
firmaban han surgido entidades que, de una forma u otra, han traspasado la
pantalla para quedarse en nuestros hogares, vidas e imaginario colectivo.
Prueba de ello es el top 50 de películas de culto según la revista Entertaiment
Weekly1, donde producciones de poca factura como ‘Pink Flamingos’ (Waters,
1972) o ‘Evil Dead II’ (Raimi, 1987) conviven e incluso adelantan a clásicos como
‘Blade Runner’ (Scott, 1982) o ‘Akira’ (Otomo, 1988).
Lejos de las millonarias producciones de Hollywood y con poca o ninguna
relación con el cine de autor independiente, el género fantástico de serie B o
serie Z ha dejado joyas irremplazables que, a pesar de su escasa calidad, han
sabido cautivar al espectador. Entonces, no es de extrañar que muchos
directores que hicieron sus primeros pinitos en este género ahora estén al mando
de grandes producciones.
El vivo ejemplo del éxodo de lo modesto a lo grandilocuente pueden ser las
carreras de cineastas como Sam Raimi, Martin Scorsese, James Cameron o
Peter Jackson, entre otros. En el caso de este último, es reseñable que la ópera
prima del cineasta neozelandés, ‘Bad Taste’ (1987), sea una comedia negra
donde la visita a La Tierra de una raza alienígena con intención de convertir a
los humanos en la materia prima de un restaurante de comida rápida termina
transformándose en una intrahistoria de gore, galones de sangre y casquería.
Abrir una carrera con una película que plantea esta trama no tendría nada de
especial si no fuese porque, tras varios años paseándose por la serie B y tontear
con el cine comercial con títulos como ‘Criaturas Celestiales (1994) y ‘Agárrame
esos Fantasmas’ (1996), Jackson da un salto de gigante y se pone a los mandos
de superproducciones como la trilogía de ‘El Señor de los Anillos’ (2001, 2002 y
2003) o ‘King Kong’ (2005). La adaptación de los libros de Tolkien no solo
consiguió darle fama por construir una historia que contó con un enorme respaldo
1 Listado publicado por la revista en 2003. Fuente: http://ow.ly/PvZd30gvevV.
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de audiencia y recaudación2, sino que le revelan como un artista dador de una
experiencia de calidad a sus seguidores, lo que lo catapultó a ser “uno de los
grandes talentos del momento” (Larrote, 2005).
Diferente es el caso de Michael Herz y Lloyd Kaufman, fundadores de Troma
Entertainment y responsables de los filmes en los que se centra este estudio: ‘El
Vengador Tóxico 2’ (1989) y ‘El sargento Kabukiman’ (1991). Mientras que Herz
ha centrado su carrera en producir películas de bajo presupuesto dedicadas a
un target muy específico, Kaufman está acreditado en títulos comerciales como
‘Rocky’ (Avildsen, 1976) o ‘Rocky V’ (Avildsen, 1990), aunque donde
verdaderamente se ha ganado un nombre es con la dirección de productos de
serie B. Defensores del género, sostienen que el tipo de cine que hacen es un
altavoz donde pueden expresarse con total libertad, huyendo de la corrección
política de los grandes estudios. A este respecto, el propio Kaufman aseguró que
su objetivo es atacar al establishment mediante el entretenimiento, matizando
que “la censura mata la creatividad” y que en Troma siempre han procurado
“salvaguardar nuestra independencia”3. El desencanto que le provoca el cine
convencional les ha llevado a crear una división dentro de su sello dedicada a
comprar obras independientes hechas en diferentes partes del mundo en las
que, tal y como señala Kaufman, lo que se valora es el empeño que ha puesto
el equipo que se esconde detrás4.
Partiendo de la base de que el espíritu de Troma Entertainment es ejercer como
una fuerza contraria al discurso oficial de los medios de expresión
cinematográficos mainstream, esta comunicación parte de la hipótesis de que el
discurso orientalista hacia la cultura japonesa que se presenta en sus obras no
es similar al de otras producciones americanas procedentes de estudios más
solventes. De esta forma, se han escogido dos obras que tienen Japón como
epicentro, ya que mientras que en ‘El Vengador Tóxico 2’ (Herz y Kaufman, 1989)
2 Según Wikipieda, la trilogía cinematográfica llegó a recaudar en su conjunto un total de 917.506.956 $, siendo su coste total de producción 281 millones de dólares. 3 Extracto de una entrevista realizada a Kaufman en Fotogramas, publicada el 2 de junio de 2008. Recuperado de: http://ow.ly/I5cb30gvmaF. 4 Extraído de una entrevista hecha a Lloyd Kaufman en eldiario.es, publicada el 12 de mayo de 2016. Recuperado de: http://ow.ly/UpEA30gvk8Q.
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el protagonista actúa como un turista que visita la capital del país del Sol
Naciente, ‘El sargento Kabukiman’ (Herz y Kaufman, 1991) plantea el problema
de la fusión de la cultura nipona con la norteamericana desde el prisma irónico
que ofrece un producto que no se toma demasiado en serio a sí mismo.
2. Orientalismo y cine occidental
El orientalismo es un concepto definido por Edward Said donde se estipula que
Oriente es un constructo elaborado por Occidente para mantener su estado de
dominio mediante simplificaciones que no se corresponde con referencias reales
(1978). Grosso modo, en un escenario orientalista la simplificación identitaria de
otras culturas se realiza mediante reducciones a estereotipos que hacen más
fácil su asimilación, ya que estas tipificaciones destierran las complejidades
históricas o sociales propias de otros territorios. Inevitablemente, la disposición
de esta división entre pueblos por medio de constructos hace que se genere un
discurso donde aparezcan identificados un “Nosotros” y un “Ellos” (Van Dijk,
2003), comúnmente siguiendo un sesgo racista y xenófobo para explicar un
conflicto inexistente.
Esta división es apreciable también en medios de comunicación, donde con
frecuencia se cae en automatismos que clasifican a los individuos por inercia
orientalista según su país de procedencia. Podemos ver ejemplos de esta
segregación cuando se trabaja con conceptos como la islamofobia, que se define
como “el miedo al mundo islámico y a todo lo que supone social y culturalmente
el islam” (Leiva e Isequilla, 2017). En un estudio donde se analiza el retrato que
se hace en la prensa de la figura del refugiado se estipula que, entendiendo que
“la actividad periodística pertenece, desde sus comienzos, al poder político”, esta
no es más que una adaptación contemporánea de “los términos que se
empleaban en las relaciones de sucesos y romances publicados en la Edad
Moderna”, donde ya había una “función propagandística de generar una
inclinación favorable hacia el colectivo de los cristianos y por tanto de los
europeos” (Torres, 2017). La autora señala que la prensa no busca darle una
explicación al conflicto de Siria, sino más bien justificar decisiones de la
Comunidad Europea que, desde un punto de vista crítico, pueden ser
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impopulares y poco humanitarias. De esta forma, se comprende que existe un
miedo que está fomentado por los medios de comunicación.
Por continuar con este ejemplo, esta tendencia islamófoba también está
presente en productos audiovisuales, instaurándose como discurso oficial en el
cine o en la televisión. Tal es el caso de la serie ‘El Príncipe’ (Gavilondo y
Benítez, 2014), donde se practica un discurso ideológico cargado de
etnocentrismo, describiendo unos bloques que no sólo aparecen diferenciados,
sino también en evidente conflicto, donde “los musulmanes en general son vistos
como un bloque violento, asociado al terrorismo” y las mujeres adoptan un rol
pasivo donde ejercen de “esclavas de ese orden relativo a la violencia que lideran
sus maridos y familiares” (Català, 2017).
En el caso del cine de Hollywood, sin entrar en ejemplos concretos, existe una
diferenciación de la figura del musulmán previa y posterior al atentado del 11-S.
En este sentido, Lorenzo (2017) señala que la presencia del musulmán antes de
la ataque a las Torres Gemelas “era anecdótica, con fuerte contenido burlesco y
xenófobo”, centrada en reflejar un “prototipo cultural de rango inferior, carente de
modales, mezquino y rufián”, pero que tras este sucedo “su presencia refuerza
la idea de amenaza terrorista que confronta con la civilización Occidental”.
2.1. Orientalismo positivo: el caso de la cultura japonesa a ojos de
turistas de película
Cuando se habla de estereotipos, de manera mecánica se entiende que los
conceptos asociados a una persona o colectivo que los sufre son peyorativos,
pero esto no es siempre correcto. Si atendemos a su definición, se entiende por
estereotipo como la “imagen o idea aceptada comúnmente por un grupo o
sociedad con carácter inmutable”5, lo que hace que algunos puedan entrañar
cualidades consideradas como buenas. Es preciso aclarar que, aunque una
tipificación de este tipo posea un trasfondo positivo, sigue siendo perniciosa para
con quien se le aplica, ya que puede dar pie a confusiones o lecturas erróneas.
5 Definición extraída de la RAE, disponible online: http://dle.rae.es/?id=GqSjqfE
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Si estudiamos el caso de Japón, el cine occidental donde aparece la figura de un
turista que visita el país del Sol Naciente es especialmente incisivo con las
representaciones orientalistas, a pesar de que estas suele incluir componentes
que rozan la mitificación de su sociedad. Aunque las causas de esta japonofilia
son un concepto complejo de abarcar en toda su dimensión, la construcción del
“Cool Japan” se basa en el esfuerzo que ha llevado a cabo el gobierno de este
país por promocionarse fuera de las fronteras a través del manga, el anime y los
videojuegos, el carácter transmedia de estos productos culturales y la existencia
de un fandom dispuesto a traducir a su lengua materna lo que en su país es
inédito (Mangirón, 2012).
A pesar de que estas representaciones son positivas, no carecen de un
componente racista donde se retrata la superioridad occidentalista. En el caso
de ‘Lost in Translation’ (Coppola, 2003), Bill Murray y Scarlet Johanson son la
personificación de la idiosincrasia de Occidente, adoptando siempre una
posición elevada frente al mundo japonés, que es histriónico, infantiloide y
excéntrico en comparación con el carácter comedido y nihilista de estos turistas
que visitan Tokyo (Morales, 2017a).
Sin embargo, no todas los filmes que narran el viaje de un individuo a Japón se
apropian del concepto de superioridad étnica. Tal es el caso de ‘Romance en
Tokyo’ (Liberski, 2014), una ficción basada en el libro ‘Ni de Eva ni de Adán’
(Nothomb, 2014) donde se cuenta la historia de Amélie (Pauline Etienne), una
joven que cumple su sueño de trasladarse a Japón, país que idolatra porque
nació y pasó algunos años de su infancia en él. El viaje que plantea ‘Romance
en Tokyo’ es atípico porque, a medida que la protagonista va integrándose en la
cultura japonesa y experimentándola desde vivencias adultas, su imagen sobre
el país se transforma hasta provocarle un “un hastío progresivo que se evidencia
en un deterioro físico” (Morales, 2017b), tal y como puede verse en la Imagen 1.
Esta es la única producción cinematográfica que, presentando a un turista
occidental que visita Japón, muestra los inconvenientes de la propaganda
orientalista del “Cool Japan”: la mitificación por exceso de clichés positivos acaba
produciendo un desencanto al colisionar con la realidad.
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Imagen 1. Amélie recela de la cultura japonesa al integrarse en el mundo adulto. Fuente: http://ow.ly/yfgS30gvXaU
Ya que es relevante para este estudio, es preciso rescatar que las películas
americanas y europeas que desarrollan su narración en tierras japonesas
siempre recurren al mismo tipo de personajes masculinos y femeninos: el
ejecutivo, el samurái, el yakuza, el maestro, la geisha y el ama de casa. (López,
2010). Exista o no la figura del turista como avatar para el espectador, esta
clasificación está presente porque son el atajo para conectar con la cultura
oriental de una forma automática. Conocer esta tipificación es importante porque,
como veremos más adelante, las películas analizadas en este trabajo no la
utilizan como nexo de unión con Japón.
3. Lloyd Kaufman, el buque insignia de la serie B norteamericana
A pesar de que las películas más icónicas de Troma Entertainment han sido
rodadas por la dupla Herz- Kaufman, es este último el que ha ejercido de cabeza
visible durante los más de cuarenta años que la compañía lleva formando parte
de la industria. El mutismo y discreción de Michael Herz no solo le han dado más
notoriedad a Kaufman, sino que también le han atribuido de forma colateral la
autoría exclusiva de sus personajes y películas franquicia a ojos de la opinión
pública. Además de darle vida a los protagonistas de los dos filmes en los que
se centra este análisis, la pareja es responsable de ‘Class of Nuke 'Em High’
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(1986), la tetralogía completa de ‘El Vengador Tóxico’ (1984, 1989 y 2000), la
comedia de horror musical ‘Poultrygeist: Night of the Chicken Dead’ (2006) y de
‘El Día de la Madre’ (1980), película que contó con un remake homónimo (Lynn
Bousman, 2010) que presume de críticas positivas en IMDB, alcanzando una
puntuación de 6,3 sobre 10 tras 13.952 votaciones6.
Independientemente de la autoría oficial, si algo caracteriza a Troma
Entertainment por unanimidad aplastante es que es responsable de traer al
mundo una serie de personajes emblemáticos para la cultura de masas. Si
volvemos a revisar el ranking de las 50 películas de culto de Entertainment
Weekly publicada en 2003, ‘El Vengador Tóxico’ (Herz y Kafuman, 1984), una
obra que fue primeriza en introducir la violencia explícita bajo un filtro de
“reminiscencias al cartoon” (Carlos, 2012), se sitúa en el puesto 24, quedando
11 por delante de ‘Showgirls’ (Verhoeven, 1995) y sacándole mucha ventaja a la
célebre y aclamada ‘El Amanecer de los Muertos’ (Romero, 1978), situada en la
posición 497. Pero, ¿qué es lo que le concede la categoría de personaje de culto
a esta criatura que, como señala Domínguez (2011) “camina orgulloso de sus
deformaciones”? Un conjunto de factores son los que han convertido a Toxie,
protagonista de la saga ‘El Vengador Tóxico’, en un referente colectivo.
La propia historia que se esconde tras la idea es rocambolesca y poco
pretenciosa, ignorante del fenómeno que iba a desatar después. En el escenario
de Tromaville, una localidad ficticia de Nueva Jersey que tiene el dudoso honor
de ser “la capital de los residuos tóxicos del mundo”, el desvalido bedel del
gimnasio municipal, Melvin Ferd, cae en un barril de desperdicios nucleares tras
una mala broma, obteniendo una fuerza sobrehumana y un aspecto monstruo.
Fruto de la exposición a los residuos, su cuerpo genera también una sustancia
llamada Tromatrones, que le obliga a destruir la maldad (Imagen 2).
6 Revisión hecha el 11 de noviembre de 2017. Fuente: http://www.imdb.com/title/tt1434435/ 7 La película de Romero tiene 8,0 puntos sobre 10 tras 96.787 valoraciones de usuarios en IMDB. Recuperado el 11 de noviembre de 2017: http://www.imdb.com/title/tt0077402/?ref_=fn_al_tt_4
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Imagen 2. Toxie ataca a unos criminales que acaban de robar un coche y son responsables de varios atropellos. 'El Vengador Tóxico' (Herz y Kaufman, 1984). Fuente: http://ow.ly/OJFh30gw2Iz
Lo que podría ser una historia medioambiental (no lo es) se transforma en el
primer discurso que Troma Entertainment presenta contra el poder establecido,
donde la figura de un alcalde corrupto es el epicentro de toda la decadencia que
asola el pueblo de Toxie (drogas, homicidios, prostitución, impunidad ante
crímenes de cualquier grado…). Desde entonces, sus producciones se centran
en actuar como paracinema, una alternativa cinematográfica opuesta a lo que
proponen las instituciones culturales que, bajo el amparo de la corriente
predominante, producen un audiovisual legítimo (MacDonald, 2006).
El interés que suscitó las aventuras de este monstruo heroico le permitieron a
Troma Entertainment conseguir la financiación para rodar la segunda y tercera
parte de esta saga, la aparición de una serie de animación para niños llamada
‘Toxic Crusaders’ (Huton y Love, 1990) con un marcado componente ecológico
y que contó con su propia línea de juguetes (Imagen 3), así como otros
productos, entre los que destaca una adaptación teatral de la primera aventura
del vengador tóxico en forma de musical, que lleva exhibiéndose en Estados
Unidos de manera ininterrumpida desde su primera representación en 2008, y
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que cuenta con canciones compuestas por David Bryan, de la banda ‘Bon Jovi’.
La puesta en escena de este experimento off-Broadway se saldó como un éxito,
ya que a la afluencia de los fans se le sumó una legión de nuevos admiradores
llegada por las buenas críticas del proyecto (Hischak, 2011).
Imagen 3. Línea de juguetes de 'Toxic Crusaders' (Huton y Love, 1990), serie de animación en la que Toxie se une a un grupo de mutantes con los que lucha por el medioambiente. Fuente: http://ow.ly/n30W30gw32t
Es notorio que su versión animada no abandona el discurso anti establishment
presente en la tetralogía cinematográfica, mostrando a un alcalde corrupto al que
su amor por el dinero le hace permanecer inoperante ante las amenazas
ecológicas que asolan su pueblo. El mismo patrón se repite en el musical.
3.1. Kabukiman como el error de Kaufman
En las antípodas de lo que representa Toxie para la cultura popular está
Kabukiman, otro film que sigue las normas del paracinema pero que no obtuvo
gran repercusión, a pesar de ser la película del estudio con mayor presupuesto
(Dauphin, 2016). Poco hablaremos de este personaje que, debido a su
descalabro comercial, terminó por convertirse en una broma dentro del estudio:
si bien en su primera aparición se le presenta como un héroe neoyorkino, en su
siguiente incursión cinematográfica en ‘El Vengador Tóxico 4: Ciudadano Toxie’
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(Kaufman, 2000) es retratado como un alcohólico y un fracasado confeso, una
alegoría a su carrera dentro del imaginario colectivo (Imagen 4).
Imagen 4. Kabukiman aparece como un personaje secundario humorístico en 'El Vengador Tóxico 4: Ciudadano Toxie' (Kaufman, 2000). Fuente: http://www.imdb.com/title/tt0212879/quotes
Sin embargo, en la entrevista a Kaufman publicada en eldiario.es ya citada en el
apartado anterior de este trabajo, el cofundador de Troma Entertainment
reconoce que uno de los errores en su carrera fue el planteamiento de este
personaje. A pesar de que la petición de Namco, compañía que financió el
proyecto con 1,5 millones de dólares8, era crear una historia familiar, Kaufman
decidió desoír aquello, lo que supuso perder “una oportunidad fantástica”, ya que
existían planes de “hacer parques temáticos” basados en la película, cosa que
nunca se materializó debido al tono de la misma.
Es posible que detrás del personaje de Kabukiman hubiese una intención de
repetir el fenómeno del vengador tóxico (se llegó a presentar un piloto de dibujos
animados del que hoy día solo se ha visto la cabecera de la hipotética serie9),
pero sin éxito. Asimismo, esta falta de éxito no le resta méritos a la hora de
8 La historia completa puede leerse en cbr.com. Fuente: http://ow.ly/W9Ut30gw57f 9 Cabecera vista en Youtube. Recuperado el 11 de noviembre de 2017: http://ow.ly/YWRS30gw5pF
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presentar a un personaje que, dando continuidad a la fábula de ‘El Vengador
Tóxico’, es también una contrarréplica a los cánones superheroicos impuestos
por la cultura predominante.
4. Resultados: una contrarréplica al orientalismo desde un discurso
incisivo con el establishment
En este apartado analizaremos los factores que distinguen estas dos películas
como una respuesta al discurso de corte orientalista del cine mayoritario.
Además de renunciar al orientalismo, que es fácil de detectar en factores que se
señalarán más adelante, ambas películas se centran en construir una narrativa
en torno al rechazo hacia el poder establecido, especialmente hacia las grandes
corporaciones, a las que muchas veces Kaufman ha atacado con ferocidad.
En primer lugar, detectamos que en ‘El Vengador Tóxico 2’ la integración del
protagonista dentro de la cultura japonesa se hace sin emitir juicios de valor,
utilizando una narración descriptiva como único hilo conductor. Evidentemente,
la clave cartoon que caracteriza esta saga hace que no se produzca una
inmersión sesuda en la sociedad tokiota, aunque sí se plantea un acercamiento
sincero, excluyendo el endiosamiento o la hiperbolización de determinadas
escenas cotidianas, como la presencia de saunas mixtas o la muestra de
bailarines callejeros. De hecho, si atendemos a la categorización de
representaciones orientalistas que hace López (2010), descubrimos que no hay
presencia de ninguna de esas figuras, y se incluyen otros elementos de la cultura
nipona quizás no tan populares, como los actores kabuki. Incluso la guía de
Melvin durante su viaje por Tokyo, Masami (Mayako Katsuragi), no representa el
rol de mujer ama de casa, sino que más bien se trata de un retrato bastante
aséptico de la mujer japonesa, carente de ningún rasgo destacable.
Además, no debemos olvidar que Toxie es la única referencia occidental dentro
de Tokyo, y es presentado como un necio que no sabe desenvolverse en una
cultura diferente. Podríamos decir que es la encarnación del americano medio,
que ni conoce una cultura distinta a la suya pero tampoco le interesa. A
continuación se recogen una serie de frases del protagonista explicadas en su
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contexto, extraídas de la edición doblada al castellano de la película, que son el
estandarte de esa idiosincrasia (tabla 1).
Tabla 1. Ridiculización del ciudadano americano medio y construcción del paradiscurso a
través del planteamiento situacional en ‘El Vengador Tóxico’
Contexto narrativo Valoración
Situación 1 En el momento en el que la psicóloga
del vengador tóxico intenta
convencerle de que vaya al país del
Sol Naciente a encontrarse con su
padre, este le da razón, pero le
pregunta: “¿Dónde está Japón?”.
Reflejo de la falta de conocimientos,
donde se habla de un problema
educativo. En el momento de la
grabación de esta película, Japón se
estaba despertando económicamente,
lo que suponía una amenaza para la
hegemonía norteamericana. A pesar
de que en aquel momento se hablaba
de amenaza, el ciudadano medio no
sabía ni situarlo en un mapa.
Situación 2 Durante su viaje, el protagonista hace
el siguiente comentario mediante el
uso de la voz en off: “Siempre había
tenido aquella necesidad tan poco
americana de trabajar muy duro,
ahorrar dinero y vivir sin tarjetas de
crédito”
Crítica a la forma de vida americana,
promovida por todos los canales de
comunicación y aceptada como forma
de vida mainstream.
Situación 3 Al llegar a la capital japonesa, Melvin
confunde la Torre de Tokyo con la
Torre Eiffel, en París (imagen 5).
Vuelve a hablarse del poco
conocimiento que existe en América de
los símbolos tokiotas. Lejos de ser una
mofa racista, se plantea un ataque a la
ignorancia norteamericana.
Situación 4 Durante su estancia en tierras
niponas, Melvin se come una serie de
platos de plástico de un escaparate.
Uso de una broma infantil, definitoria de
la personalidad del personaje. Durante
otras escenas de la película se ha visto
como el protagonista, por su estatus de
monstruo, come cosas que podrían
matar a una persona normal.
Situación 5 Al llegar al mercado de pescado
Tsukiji, hay otro comentario de la voz
en off: “El mercado de pescado Tsukiji
era una operación a gran escala,
había más peces gordos y apestosos
allí que en todo el ayuntamiento de
Tromaville”.
Tras otro comentario que
aparentemente podía ser racista se
esconde una indirecta hacia la política
local americana. No es baladí que, en
la primera cinta, el epicentro de toda la
violencia de Tromaville es un alcalde
corrupto.
Situación 6 En una batalla, en lugar de “Banzai”,
el protagonista grita “Bonsai”.
Otra referencia al desconocimiento
americano sobre Japón.
A pesar de que existen algunas bromas que siguen códigos orientalistas (la
entrada de Melvin el Tokyo se hace, como el mismo define, al estilo Godzilla),
esta representación no es más que una extensión a otra cultura del estilo de
El fin de un modelo de política (2ª edición, ampliada) Universidad de La Laguna, 2018
ISBN-13: 978-84-16458-87-5 / D.L.: TF-23-2018 / DOI (del libro): 10.4185/cac140 Página | 1263
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dibujos animados que caracteriza a ‘El Vengador Tóxico’, que salpica hasta a la
representación de la violencia. Si nos centramos en la edificación conceptual de
la capital japonesa, vemos que la única excentricidad se refleja en la interacción
de los ciudadanos con el mutante, ya sea porque corren de pánico al verlo o
porque se enfrentan a él en infantilizados combates. En el resto de
representaciones culturales no se detectan quejas occidentalista por parte del
protagonista, sino que más bien este opta por integrarse, llegando al punto de
que encuentra el equilibrio al conocer más de cerca el mundo japonés.
Imagen 5. Toxie llega a Japón y confunde la Torre de Tokyo con la Torre Eiffel. Fuente: mubi.com
Por último, además de este ataque a los dogmas americanos contemporáneos
al film, el objetivo también son las grandes corporaciones americanas. Aunque
se produce de una forma tímida, la némesis del héroe se presenta como un
ambicioso hombre de negocios que no tiene otro objetivo que contaminar la
ciudad natal de Melvin para obtener beneficios. Aunque no es parte del objeto
de estudio, en la tercera entrega de esta saga vuelve aparecer ese personaje,
que acaba revelando que es demonio, lo que explica la maldad de sus acciones.
En ese sentido la metáfora que plantea Troma Entertainment está clara: los
directivos de las megacorporaciones provienen del infierno.
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4.1. Kabukiman como consolidación del ataque al establishment
La historia de Kabukiman contiene tintes más orientalistas que ‘El Vengador
Tóxico 2’, pero como pasaba en el caso anterior, se hacen siguiendo la esencia
cartoon que emana toda la historia y que también impregna a las
representaciones americanistas. De hecho, como ocurría con la otra película de
Troma, el equilibrio del sargento Harry Griswold, el protagonista, no se produce
hasta que acepta como parte de su identidad la cultura nipona.
Sin embargo, a pesar de pequeños guiños japonesistas, la totalidad de la historia
transcurre en Nueva York, lo que hace que se desarrolle un discurso más crítico
contra el mundo empresarial americano. En esta ocasión, el villano es un
empresario disfrazado de filántropo que aspira a convertirse en la reencarnación
del maligno, aunque esta no es el único apunte. En la tabla 2 se recoge una serie
de perfiles que personifican el paradiscurso, aunque hay una frase de Kabukiman
que es una declaración de principios: “Veo una élite de poder de mongoles con
dinero controlando nuestro cerebro y nuestro destino mientras desmantelan los
sagrados fundamentos de la tabla de los derechos”.
Tabla 2. Personajes que articulan el discurso contra el poder establecido
Personaje Características del perfil
Reginald Stuart (Bill Weeden). Alto
ejecutivo
Es el principal antagonista. Tras una careta de
filántropo interesado en la divulgación del
conocimiento, se esconde un criminal de alta alcurnia
que es responsable de todos los crímenes que se
muestran en la película.
Reverendo Snipes (Larry Robinson).
Referente religioso
Guía de una congregación que colabora con Stuart.
Es responsable de tráfico de drogas y de encubrir a
un grupo de delincuentes que se ampara en su
escuela juvenil.
Ejecutivos genéricos Por debajo de Stuart hay un séquito de ejecutivos que
se introducen en su espiral criminal ansiando escalar
en la jerarquía empresarial. Al comienzo de la película
se define este perfil, mostrando como dos de ellos
esnifan cocaína sobre un coche caro.
Abogados genéricos Aunque su presencia no es excesiva, en una escena
aparece una pareja de abogados hablando sobre un
caso. La conversación se cierra con la confesión de
que su sino es “sacar provecho a la sociedad”, para
luego explotar en carcajadas.
Medios de comunicación Los periodistas son presentados como frívolos,
ansiosos de noticias sensacionalistas. Por ejemplo,
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cuando un personaje es asesinado a tiros, una
reportera le pregunta a un familiar de la víctima que
llora junto al cadáver por lo que sintió en el momento
en que mataban a su abuelo.
Por último, como también pasaba en ‘El Vengador Tóxico 2’, la película no es
indulgente con la sociedad americana, a la que ridiculiza mediante situaciones
paródicas. Griswold, a pesar de ostentar un cargo de sargento de policía, es un
tipo poco interesado en la cultura (no tiene reparos en abrir una bolsa de
aperitivos en un teatro), así como poco capacitado para la actividad física. De
hecho, en ocasiones se hace referencia a la mala situación del policía, que
además de llevar una vida desordenada y tener evidentes problemas de
alcoholismo (su piso está atestado de latas de cerveza vacías), es descrito como
“un pobre hombre que viste un traje de 4 dólares”. También hay guiños al gusto
de la sociedad americana por la violencia en dos ocasiones. En la primera, el
público que asiste al teatro Kabuki estalla en carcajadas cuando presencia un
asesinato por arma de fuego sin saberlo. En la segunda, un grupo de niños que
asiste a un cumpleaños se aburre hasta que se produce un tiroteo que se salda
con una víctima.
5. Conclusiones
A pesar de que ambas películas inciden en el japonesismo, la serie B de Troma
Entertainment se aleja del orientalismo desarrollado por el cine mayoritario,
debido a que refleja la realidad desde un prisma que le acerca a un cartoon
incapaz de sumergirse en la cultura nipona. No obstante, a pesar de hacer un
repaso superficial, su estructura no cae en los tópicos de otras producciones
consideradas más serias y que son más legitimadas por el público.
De hecho, la oposición al orientalismo que plantean estas cintas se basa en que
el interés no es tanto describir rigurosamente al país del Sol Naciente, sino más
bien plantear un discurso que dinamite los cimientos del pensamiento americano
contemporáneo al rodaje de ‘El Vengador Tóxico 2’ (Herz y Kauffman, 1989) y
‘El sargento Kabukiman’ (Herz y Kauffman, 1991). La política, la sociedad y
especialmente los directivos de las grandes corporaciones americanas, aquellos
que manejan el capital, son mirados con lupa y se ironiza sobre su figura y sus
métodos para mantener su status quo. De la misma forma, se representa al
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ciudadano medio como una resistencia a esta clase social que, en definitiva, es
responsable de que se mantengan idiotizados y recelosos ante la asimilación de
un nuevo referente cultural (Japón). No obstante, no les presenta como una
víctima, sino más bien como cómplices de una situación de la que también son
responsables. La conciencia de esa realidad es lo que desata la acción rebelde.
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