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79 Tubos de hormigón armado para saneamiento Nueva normativa Gerardo Roibás Fouquat Ingeniero Técnico de Obras Públicas; Licenciado en Ciencias Ambientales Secretario Técnico de la Asociación de Fabricantes de Tubos de Hormigón Armado (ATHA) [email protected] Introducción Hoy en día existen multitud de soluciones para la construcción de redes hidráulicas en régimen libre para saneamiento y drenaje, siendo la tubería prefabricada de hormigón armado uno de los materiales que mejor se ajusta a las necesidades de la infraestructura, más aún si se requiere un producto con resistencia mecánica propia e independiente de su puesta en obra. Veremos, a continuación, que el hormigón es un material ampliamente probado en la construcción de sistemas de evacuación de aguas residuales y que, debido a su amplia experiencia, ha sabido mejorar con el tiempo sus características. El aumento y mejora de sus prestaciones ha ido acompañado a lo largo del tiempo de un desarrollo de los documentos normativos para su correcta fabricación, siendo el primer material para este tipo de conducciones que ha incorporado, en las normas que le son de aplicación, los requisitos de calidad y seguridad que impone la Directiva de los Productos de la Construcción a través del Marcado CE, obligatorio para su comercialización. En la actualidad se ha conseguido un producto prefabricado de alta calidad, preparado para cumplir a la perfección con los requisitos necesarios para garantizar un comportamiento excelente como conductor de efluentes a baja presión. Pasado y presente del tubo de hormigón armado El uso de elementos de hormigón para saneamiento y drenaje Los primeros desarrollos de sistemas de saneamiento están íntimamente ligados a las antiguas civilizaciones urbanitas. Los primeros vestigios de recogida y evacuación de aguas residuales se han encontrado en pueblos de Asia Menor y Oriente Próximo utilizándose por entonces tubos cerámicos y canales de fábrica. Pero fueron sin duda las civilizaciones griega y romana, y posteriormente los árabes, los que pusieron a punto auténticas redes de alcantarillado, formadas por canales rectangulares cubiertos con losas planas, que a veces formaban parte del pavimento de las calles, y a los cuales afluían otros drenes secundarios. Pero hasta el aumento masivo del consumo urbano y a la masificación de la población en el siglo XIX, con los problemas de insalubridad que conllevó, no se desarrollaron los primeros sistemas de alcantarillado modernos con las casas conectadas a las redes de recogida de aguas residuales. Aunque hasta el momento se habían utilizado la piedra y el cemento como materiales de construcción para dichas redes, en 1868 se instaló la red de San Luis, Missouri, fabricada en hormigón. Ante la creciente necesidad de componentes y materiales para la ejecución de infraestructuras se implantó rápidamente una industria de hormigón y supuso la paulatina introducción de esta solución sustituyendo a los materiales pétreos. Estas antiguas instalaciones son la mejor prueba de la durabilidad del hormigón y de la conveniencia de su uso en este tipo de infraestructuras, puesto que, por ejemplo, la red de San Luis, tras su revisión en 1962, no necesitó más que unas reparaciones puntuales. 100 años de funcionamiento adecuado son, seguramente, el mejor argumento para justificar la utilización de este producto, así como los casi 150 años de historia de la industria del tubo de hormigón, durante los cuales el desarrollo de nuevos diseños y materiales, así como la implantación de las mejoras tecnológicas en los procesos de fabricación, han permitido mejorar las prestaciones de este

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Tubos de hormigón armado para saneamiento Nueva normativa

Gerardo Roibás Fouquat

Ingeniero Técnico de Obras Públicas; Licenciado en Ciencias Ambientales

Secretario Técnico de la Asociación de Fabricantes de Tubos de Hormigón Armado (ATHA)

[email protected]

Introducción Hoy en día existen multitud de soluciones para la construcción de redes hidráulicas en régimen libre para saneamiento y drenaje, siendo la tubería prefabricada de hormigón armado uno de los materiales que mejor se ajusta a las necesidades de la infraestructura, más aún si se requiere un producto con resistencia mecánica propia e independiente de su puesta en obra. Veremos, a continuación, que el hormigón es un material ampliamente probado en la construcción de sistemas de evacuación de aguas residuales y que, debido a su amplia experiencia, ha sabido mejorar con el tiempo sus características. El aumento y mejora de sus prestaciones ha ido acompañado a lo largo del tiempo de un desarrollo de los documentos normativos para su correcta fabricación, siendo el primer material para este tipo de conducciones que ha incorporado, en las normas que le son de aplicación, los requisitos de calidad y seguridad que impone la Directiva de los Productos de la Construcción a través del Marcado CE, obligatorio para su comercialización. En la actualidad se ha conseguido un producto prefabricado de alta calidad, preparado para cumplir a la perfección con los requisitos necesarios para garantizar un comportamiento excelente como conductor de efluentes a baja presión.

Pasado y presente del tubo de hormigón armado

El uso de elementos de hormigón para saneamiento y drenaje

Los primeros desarrollos de sistemas de saneamiento están íntimamente ligados a las antiguas civilizaciones urbanitas. Los primeros vestigios de recogida y evacuación de aguas residuales se han encontrado en pueblos de Asia Menor y Oriente Próximo utilizándose por entonces tubos cerámicos y canales de fábrica. Pero fueron sin duda las civilizaciones griega y romana, y posteriormente los árabes, los que pusieron a punto auténticas redes de alcantarillado, formadas por canales rectangulares cubiertos con losas planas, que a veces formaban parte del pavimento de las calles, y a los cuales afluían otros drenes secundarios.

Pero hasta el aumento masivo del consumo urbano y a la masificación de la población en el siglo XIX, con los problemas de insalubridad que conllevó, no se desarrollaron los primeros sistemas de alcantarillado modernos con las casas conectadas a las redes de recogida de aguas residuales.

Aunque hasta el momento se habían utilizado la piedra y el cemento como materiales de construcción para dichas redes, en 1868 se instaló la red de San Luis, Missouri, fabricada en hormigón. Ante la creciente necesidad de componentes y materiales para la ejecución de infraestructuras se implantó rápidamente una industria de hormigón y supuso la paulatina introducción de esta solución sustituyendo a los materiales pétreos.

Estas antiguas instalaciones son la mejor prueba de la durabilidad del hormigón y de la conveniencia de su uso en este tipo de infraestructuras, puesto que, por ejemplo, la red de San Luis, tras su revisión en 1962, no necesitó más que unas reparaciones puntuales. 100 años de funcionamiento adecuado son, seguramente, el mejor argumento para justificar la utilización de este producto, así como los casi 150 años de historia de la industria del tubo de hormigón, durante los cuales el desarrollo de nuevos diseños y materiales, así como la implantación de las mejoras tecnológicas en los procesos de fabricación, han permitido mejorar las prestaciones de este

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producto, potenciando sus cualidades y paliando sus desventajas.

Cloaca Máxima de Roma

No hay que pensar que el hormigón ha tenido siempre la misma constitución dado que los conglomerantes utilizados y los métodos de ejecución han sido perfeccionados a lo largo del tiempo. El buen comportamiento de los tubos de hormigón se debe, sobre todo a las cualidades, inertes al hormigón, principalmente su resistencia, plasticidad inicial y durabilidad. No obstante también conllevaba asociadas ciertas características que perjudicaban su utilización entre las que cabía destacar el mal comportamiento a tracción y los problemas de estanquidad debidos a su porosidad y al elevado número de juntas a los que obliga su corta longitud de fabricación limitada por el peso propio del material

Desarrollos técnicos de la industria del tubo de hormigón armado

A mediados del siglo XX, en la década de los cincuenta, se extendió el uso del hormigón armado como material de fabricación de tubos y accesorios de tuberías, dando solución al mal comportamiento del hormigón frente a los esfuerzos de tracción al incorporar el acero como material constitutivo. Esto confiere al tubo de hormigón armado una alta resistencia estructural que garantiza que la tubería no se colapse aunque se superen accidentalmente las cargas y presiones de diseño. En consecuencia, la conducción de hormigón armado no debe su resistencia al empuje pasivo del terreno, sino a los tubos mismos, requiriendo unas condiciones de instalación y compactación menos estrictas que las necesarias para otros materiales. Los tubos de hormigón armado son elementos rígidos que no se alteran a su entrada en servicio, garantizando que no se modifica su sección transversal ni su caudal. Además, al ser el medio donde se encuentran las armaduras pasivante, éstas quedan fuertemente protegidas contra los procesos de corrosión metálica

Jaulas de acero para tubos de hormigón armado

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Para reducir la porosidad y mejorar el acabado superficial del hormigón, los procesos de fabricación utilizaron cada vez dosificaciones más afinadas y mejores métodos de compactación, mejorando por lo tanto su durabilidad y el comportamiento hidráulico del tubo, en especial la estanquidad y la rugosidad interna de la pared. También se ha mejorado la naturaleza de los materiales incorporando a la fabricación de los tubos una selección estricta del cemento y los áridos utilizados. El resultado es una mayor resistencia a los ataques químicos de los fabricados.

Por último, las mejoras en los materiales elastoméricos utilizados para la fabricación de juntas y los nuevos diseños desarrollados en las uniones de los tubos, han permitido mejorar la estanquidad de las conducciones de hormigón armado, puesto que la flexibilidad conseguida con los nuevos sistemas de unión permite a la conducción adaptarse a los asientos diferenciales del suelo provocados por las cargas de uso.

Junta autolubricada en macho acanalado

En definitiva, el conjunto de prestaciones de los tubos de hormigón armado ha aumentado desde sus inicios hasta el día de hoy y, tras años de experiencia, se ha conseguido un producto idóneo para la construcción de conducciones hidráulicas en lámina libre. Esto, unido a la creciente preocupación medioambiental en el seno de la Unión Europea, ha provocado un auge en su utilización para infraestructuras de saneamiento y drenaje, puesto que el hormigón no deja de ser una mezcla de arena, de grava triturada, de cemento y de agua, comparable a una piedra reconstituida, y responde perfectamente a las exigencias ecológicas actuales. Sus componentes son reciclables al 100% y requiere muy poca energía en su proceso de fabricación, en comparación con otras soluciones tal y como indican los gráficos comparativos obtenidos para una Análisis del Ciclo de Vida de una tubería de saneamiento de 1 km de longitud, de diámetro 300 mm y con una vida útil de 40 años, ejecutado por INTRON (Instituto de Materiales e Investigación Medioambiental holandés).

Comparativa del A.C.V. de 1 km de tubería de saneamiento con diversas soluciones

La difusión del uso del tubo de hormigón ha obligado al desarrollo de las normas que le eran de aplicación. Aunque en un principio se tomo como referencia la normativa americana y posteriormente se desarrollaron normativas de ámbito nacional, en la actualidad, el proceso de construcción europeo, ha requerido realizar un cuerpo normativo común a toda la UE en el que se recogen las máximas prestaciones así como los criterios de calidad y seguridad exigibles a estos elementos, dentro del marco de la Directiva de Productos de la Construcción que rige este proceso.

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Símbolo distintivo del Marcado CE

El resultado, en lo que a tubos y pozos de hormigón se refiere, ha sido un cuerpo normativo compuesto por unos documentos de ámbito europeo, UNE EN 1916 y UNE EN 1917, complementados por unos documento de ámbito nacional, UNE 127 916 y UNE 127 917, que recogen exigencias adicionales que el propio Comité Europeo ha dejado a criterio de los estados miembro.

No obstante, en cumplimiento de la Directiva 89/106/CEE de productos de construcción, los documentos europeos implantan obligatoriamente el Marcado CE de seguridad para la comercialización de los productos en la Unión Europea, abriendo una nueva etapa en la fabricación de estos elementos en la que el aseguramiento de la calidad se incluye como requisito normativo, potenciando de esta manera la implantación de las Marcas de Calidad del Producto en este sector.

Evolución de la normativa de producto

Como ya hemos comentado anteriormente, los tubos de hormigón armado se utilizaron por primera vez en España en la década de los años cincuenta del siglo pasado. En el periodo de 30 años, comprendidos entre los años 50 y 80, el tubo de hormigón en masa fue el producto dominante en el campo del saneamiento sin que estuviera correctamente amparado por una normativa de calidad. La normativa de los tubos y pozos de hormigón armado tampoco ha sido la adecuada hasta ahora ya que resultaba bastante confusa por la coexistencia de multitud de documentos y pliegos con criterios técnicos diferentes y en algún caso incluso contradictorios.

El impulso tomado por los procesos de normalización europeos en los productos de construcción ha permitido que nos encontremos ante un momento clave por la obligatoria implantación de los criterios técnicos y del estándar de calidad fruto de los trabajos realizados en el Comité Europeo de Normalización.

Hasta la reciente entrada en vigor de las últimas normas europeas UNE-EN 1916 y UNE-EN 1917 relativas, respectivamente, a tubos y pozos de registro de hormigón, así como la de sus complementos nacionales UNE 127.916 y UNE 127.917, hubo numerosos documentos normativos relativos a estos componentes (frecuentemente inconexos e incoherentes entre ellos), pudiéndose destacar entre ellos básicamente los tres siguientes:

Las normas americanas ASTM.

En ausencia en España de normativa oficial de calidad relativa a los tubos de hormigón, los primeros tubos de calidad de este material se fabricaron en base a la normativa norteamericana ASTM, circunstancia que ha tenido una especial trascendencia en la evolución de este tipo de tuberías.

Clases resistentes ASTM

Clase resistente Carga de fisuración (kN/m2)

Carga de rotura (kN/m2)

I 40 60 II 50 75 III 65 100 IV 100 150 V 140 175

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Efectivamente, hasta 1986 en que se aprobó el Pliego de Prescripciones de Tuberías de saneamiento (ver siguientes párrafos), apenas había en España normativa técnica de calidad relativa a esta tipología de conducciones. En 1980 se había publicado la Instrucción de Tuberías de Hormigón Armado y Pretensado del Instituto Eduardo Torroja, si bien era un documento más bien orientado hacia las conducciones de abastecimiento y aunque trataba cuestiones de fabricación, diseño e instalación, lo hacía de manera somera. Existían también las Normas Tecnológicas de la Edificación (NTE), las cuales solo indicaban unos criterios constructivos.

En este contexto, numerosos organismos públicos competentes en materia de saneamiento en el Norte de España (Galicia, Cantabria, Asturias, País Vasco, Navarra y Cataluña) emplearon activamente en los años 80 la normativa Norteamérica ASTM en el diseño de las conducciones, práctica que aún perdura en nuestros días.

El Pliego de Prescripciones Técnicas Generales para Tuberías de Saneamiento de Poblaciones

Un hito importante en la Reglamentación General del Estado en materia de conducciones de saneamiento fue la publicación en 1.986 por parte del entonces Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo del citado Pliego de Prescripciones Técnicas Generales para Tuberías de Saneamiento de Poblaciones, el cual abarcaba distintos materiales, entre ellos el hormigón.

Aunque dicho documento tenía la estructura y contenidos propios de un Pliego de Prescripciones, no era una normativa de producto propiamente dicha y no trataba con el rigor suficiente cuestiones importantes como los criterios estructurales exigibles a los distintos materiales. En el ámbito específico de las tuberías de hormigón, la normalización de estas conducciones en el Pliego de Tuberías del MOPU era, en ocasiones (clases resistentes, dimensiones, armados, etc), distinta a lo estipulado en las normas ASTM.

Clases resistentes MOPU

Clase resistente Carga de aplastamiento (kp/m2)

B 6.000 C 9.000 D 12.000

Las normas UNE 127.010 EX y UNE 127.011 EX.

A partir de la creación del Mercado Único surgió la necesidad de eliminar las barreras comerciales y tecnológicas entre los países de la Unión, iniciándose, con este objetivo, el proceso de normalización de todos los productos, entre ellos los de construcción, tarea que la Comisión Europea encargó al Comité Europeo de Normalización (CEN)

El CEN inició en 1988 el desarrollo de las normas EN 1916 y EN 1917, en lo que a tubos y pozos de hormigón se refiere. La redacción de ambas normas finalizó en el 2002, lo que da una idea de la complejidad del cometido y de las dificultades encontradas para unificar criterios técnicos aplicables a estos productos.

Clases resistentes UNE

Clase resistente Carga de fisuración (kN/m2)

Carga de rotura (kN/m2)

60 40 60 90 60 90

135 90 135 180 120 180

Ante el retraso que tomaban los anteriores trabajos de normalización, en 1985 AENOR publicó las normas experimentales UNE 127.010 EX y UNE 127.011 EX relativas a tubos y pozos de hormigón con la finalidad de poder certificar el producto, si bien, por su “carácter experimental”, debido a su aparición cuando ya estaban en

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curso los trabajos del CEN para la armonización de la normativa en todos los países de la Unión, no llegó a conseguir la aceptación e implantación general en todo el territorio estatal, por lo que sólo sustituyó a una parte de las especificaciones del Pliego, y sólo en una parte del territorio.

Se llegó a una situación en la cual coexistían las tres normativas precitadas anteriormente (ASTM, Pliego MOPU y UNE), que en muchas ocasiones eran contradictorias entre sí, además de multitud de Pliegos Particulares de distintos organismos públicos elaborados a partir de la anterior normativa. Esta circunstancia ha establecido barreras tecnológicas dentro del territorio español dificultando la libre competencia del mercado y lastrando la utilización del tubo de hormigón, pues las administraciones públicas se encuentran con una oferta normativa fragmentada e inconexa que siembra dudas en su utilización.

Dicha problemática puede tener su fin con la aplicación del nuevo cuerpo normativo europeo (UNE EN 1916, UNE EN 1917, UNE 127.916 y UNE 127.917), el cual, junto a la norma UNE EN 1610 (sobre criterios de ejecución y ensayos y pruebas en obras para tuberías instaladas de cualquier material) permiten al prescriptor tener, en un solo cuerpo normativo, todos los documentos de referencia necesarios para la correcta ejecución de las redes de saneamiento y drenaje con tubos y pozos de registro de hormigón.

Nuevo cuerpo normativo para tubos de hormigón armado Como ya se ha comentado, la nueva normativa europea consiste en las dos normas UNE EN 1916 y UNE EN 1917 relativas, respectivamente, a tubos y pozos de registro de hormigón y en los dos complementos nacionales UNE 127.916 y UNE 127.917.

Tal estructura es debido a que en los tubos de hormigón hay muchos aspectos difíciles de unificar entre los distintos países miembros de la Unión Europea, de manera que, como solución a esa circunstancia, se adoptó una fórmula que consta de un documento europeo único que recoge los criterios comunes para todos los países y de un documento, de carácter exclusivamente nacional, complementario al anterior en aquellos criterios y aspectos que no hayan podido unificarse en la norma “marco”. Estas nuevas normas derogan a toda la anterior normativa nacional que entre con ellas en contradicción, en particular las UNE 127.010 EX y UNE 127.011 EX.

Norma europea UNE EN 1916

El contenido de las dos normas europeas de tubos y pozos se ha estructurado básicamente en requisitos generales de los materiales y de los elementos, requisitos particulares aplicables a los elementos de hormigón en masa o de hormigón armado (incluidos los tubos para hinca), métodos de ensayo de los productos terminados, criterios para la evaluación de la conformidad y requisitos para el Marcado CE, este último de carácter obligatorio para la fabricación y venta del producto.

Estos documentos “marco”, a través de la mencionada estructura, definen los criterios técnicos, propiedades y ensayos a contemplar para la fabricación del producto adecuado al uso previsto en cuanto a seguridad, funcionalidad y aseguramiento de la calidad (resistencia, estanquidad, durabilidad, control de la producción, control del producto acabado,…), dejando que los distintos países determinen algunos de los valores concretos de estas propiedades ante la imposibilidad de establecer un acuerdo a nivel europeo.

Ensayo de estanquidad bajo cortante (UNE EN 1916)

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Un buen ejemplo de esta situación se encuentra en la definición geométrica del producto, cuya exigencia y control se contemplan en la norma europea pero se precisan con valores concretos en el complemento nacional de cada estado puesto que no todos los países de la Unión Europea utilizan el sistema métrico.

Además de la definición de los valores geométricos específicos, ha quedado fuera de la normativa europea la definición concreta de las clases de exposición para garantizar la durabilidad del producto al depender directamente de la casuística particular de cada territorio (climatología, geología, …).

En este sentido, el documento europeo establece los parámetros de control que se deben normalizar a nivel nacional pero sin dar un valor determinado sobre algunos de ellos. Así, además de indicar una relación máxima de agua/cemento de 0,45 y un contenido máximo de ión cloro del 0,4%, la UNE EN 1916 y UNE EN 1917 obligan a determinar en el documento nacional un valor máximo de absorción de agua, un valor mínimo de recubrimiento y un contenido mínimo de cemento. Adicionalmente a estos valores, las normas UNE EN 127 916 y UNE EN 127 917 también indican el tipo de cemento, la resistencia característica mínima y la alcalinidad del hormigón necesarias según los distintos ambientes de exposición. Se han recogido en definitiva los criterios y valores implantados por la EHE.

Otro aspecto que ha quedado a criterio de los organismos normativos nacionales es la clasificación resistente, cuyos criterios técnicos (por ejemplo la relación entre la carga de rotura y la carga de figuración) para su valoración y su control si contempla el documento marco, pero cuyos valores definitorios de las clases se han determinado a nivel nacional. A título de ejemplo, se incluye a continuación el esquema del ensayo a tres aristas por el cual se determina la clase resistente del tubo. Este ensayo se ha normalizado en el documento europeo aunque la clasificación, determinada por unos valores o clases, se ha establecido a nivel nacional (recogiendo en nuestro caso las dos clasificaciones UNE y ASTM más usuales en España)

Es también importante resaltar que los aspectos referentes al aseguramiento de la calidad han quedado perfectamente determinados a nivel europeo con la inclusión, en los nuevos documentos, de anejos normativos que determinan las tareas concretas a llevar a cabo para el control de la producción y del producto acabado cuya aplicación es obligatoria para la correcta consecución del Marcado CE y del cumplimiento integro de la norma.

Disposiciones del ensayo de aplastamiento (UNE EN 1916)

Complemento nacional UNE 127 916

Tal y como hemos indicado anteriormente, se ha permitido que sean cada uno de los diferentes estados miembro los que establezcan, a través de la publicación de los complementos nacionales a la UNE EN 1916 y a la UNE EN 1917 los requisitos aplicables en su territorio nacional para algunas características normativas. Dichos documentos se han denominado en España UNE EN 127 916 y UNE EN 127 917 respectivamente, formando, junto a las normas europeas, un documento normativo completo. En concreto, la UNE 127 916 complementa a la UNE EN 1916 en las siguientes características:

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- Naturaleza y valores de la dosificación mínima de cemento más las adiciones puzolánicas o hidráulicas, cuales sean, según las condiciones de uso del producto.

- Limitación del tamaño de las irregularidades de la superficie. - Dimensiones nominales. - Dimensiones interiores y tolerancias. - Tolerancias en el espesor de pared. - Tolerancias en la longitud interna del fuste. - Tolerancia en la rectitud de generatrices y en la ortogonalidad de extremos - Clases resistentes específicas y cargas mínimas correspondientes. - Recubrimientos mínimos para los elementos de hormigón armado. - Tolerancias en el diámetro exterior de los tubos de hinca.

Por lo tanto, ante la necesidad de redactar el documento normativo nacional, se ha presentado una excelente oportunidad para integrar las diferentes clasificaciones y otras especificaciones utilizadas en España en un único documento, empeño que ha regido el proceso de redacción de la UNE EN 127 916.

Efectivamente, el mencionado documento presenta como principales novedades, respecto a la antigua norma UNE 127 010, las siguientes:

- La definición de los diferentes ambientes de exposición y las acciones a tomar en cada caso (tipo y dosificación mínima de cemento, recubrimientos mínimos, …) adaptando los criterios recogidos por la EHE

- Recoge las dos clasificaciones resistentes más usuales en el mercado nacional, dejando la libertad al prescriptor de elegir la que le parezca más conveniente. (Tipo E o clásica europea: C-60; C-90; C-135 y C.180) (Tipo A o clásica ASTM: C-I; C-II; C-III; C-IV; C-V)

- Define las cuantías de armado mínimas en función de la clase resistente y el espesor del tubo, al igual que ya lo hacía la normativa americana.

- Unifica los criterios geométricos en cuanto a tolerancias y disposición de armaduras, así como los criterios aplicables a la calidad de los materiales empleados en su fabricación.

- Mejora el anejo informativo de cálculo mecánico incluido en la UNE 127 010, recogiendo los últimos desarrollos y novedades sobre el tema, y permitiendo, por lo tanto, un mejor aprovechamiento de las características y propiedades técnicas del tubo de hormigón.

Tipos de instalación (UNE 127 916)

Como ejemplo se indican en las siguientes tablas las condiciones de uso y durabilidad marcadas por la UNE EN 127 916, así como los diámetros normalizados en España.

Condiciones de uso y durabilidad (UNE 127 916).

Sin ambiente químico específico (o clase de exposición IIa)

Con ataque químico débil (o clase exposición Qa)

Con ataque químico medio (o clase de exposición Qb)

Resistencia característica mínima a compresión del hormigón por durabilidad 30 Mpa 30 Mpa 30 Mpa

Absorción de agua máxima. 6 6 6 Mínimo contenido de cemento (kg/m3). 275 325 350 Tipo de cemento. - * SR Alcalinidad - * ≥ 0,85 Recubrimiento en las paredes laterales. 20 30 30

(*) A criterio del proyectista.

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Diámetros y espesores de tubos circulares de hormigón armado (UNE 127 916).

Diámetro nominal Espesor B (mm) Espesor C(mm)300 50 69 400 59 78 500 67 86 600 75 94 700* 84 102 800 92 111 900* 100 119 1000 109 128 1100* 117 136 1200 125 144 1300* 134 153 1400 142 161 1500 150 169 1600 159 178 1800 175 194 2000 192 211 2500 234 253 3000 280 300

* Diámetros no habituales.

En cuanto a la UNE EN 127 917, sus modificaciones respecto a la norma anterior, UNE 127 011, son mucho menores dado que este último documento ya había unificado los criterios de las distintas normas y pliegos que se aplicaban en el territorio nacional, presentando como principal inclusión los mismos criterios de durabilidad que ha recogido la normativa de tubos (clases de exposición, dosificaciones mínimas,…).

En definitiva, el resultado final es que se ha conseguido que exista un sólo cuerpo normativo en nuestro país que contemple el conjunto de exigencias de los distintos agentes prescriptores. Su aplicación es, en el caso de lo indicado por las normas para el Marcado CE de tubos y pozos, de obligado cumplimiento, mientras que la aplicación del conjunto de los requisitos normativos sigue siendo de carácter voluntario. Se precisa ahora un esfuerzo de adaptación del mercado para que se incardine en la realidad, obteniendo el reconocimiento general que merece el conjunto de las normas, aunque sólo sea requisito legal en todos los países miembros del CEN la aplicación de las exigencias que conlleva el Marcado CE.

Con éste objeto, se ha establecido un convenio entre el CEDEX y la Asociación de Fabricantes de Tubos de Hormigón Armado para la redacción de un documento de recomendaciones que facilite la aplicación de este nuevo cuerpo normativo. Dicho documento, del cual se reparte el borrador definitivo, se encuentra en fase de edición.

Marcado CE y marcas de calidad del producto En 1985, la implantación del Mercado Común permitió la libre circulación de productos entre los países de la UE. Esta decisión generó la necesidad de certificar la calidad de los productos siguiendo unos criterios comunes que prevalecieran sobre las legislaciones propias de cada país. Así nacieron las llamadas directivas de nuevo enfoque, orientadas a eliminar las trabas legales que dificultaban la libre comercialización. Los productos de la construcción quedaron englobados en el conjunto de sectores que precisaron el Marcado CE, marcado que indica que el producto cumple los requisitos para su libre circulación por el territorio de la Unión

Es importante señalar que, a diferencia de los certificados de calidad, con carácter voluntario, cuando no son requeridos por un pliego de prescripciones técnicas generales o particulares, el Marcado CE es una obligación legal, por lo que deben obtenerlo todos los productos que se comercializan en la Unión Europea. En el sector de la construcción, la normativa que reguló la obtención del marcado quedó recogida en la Directiva de Productos de Construcción (89/106/CEE) cuya primera versión se aprobó en 1989. Esta directiva, que afecta a cualquier producto fabricado para su incorporación con carácter permanente a las obras de construcción, recogía una serie de exigencias básicas de ámbito general resumidas en seis requisitos esenciales: resistencia mecánica y estabilidad; seguridad en caso de incendio; higiene, salud y medio ambiente; seguridad de utilización; protección contra el ruido; y ahorro de energía y aislamiento térmico.

En el momento de establecer los procesos para obtener el Marcado CE, la UE distinguió entre productos tradicionales y productos innovadores. Los productos tradicionales pueden obtener el marcado mediante la

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acreditación del cumplimiento de las normas armonizadas que le son de aplicación, como es el caso que nos ocupa, mientras que los productos innovadores deben seguir un proceso más lento, basado en la obtención de los Documentos de Idoneidad Técnica Europeos (DITE).

SISTEMAS DE EVALUACION DE LA

CONFORMIDADTAREAS PARA LA EVALUACION

DE LA CONFORMIDAD

NBEnsayos de seguimiento en el mercado

NBNBNBInspección de seguimiento de fábrica y del control de producción

NBNBNBNBInspección inicial de fábrica y del control de producción

FFFFFFControl de producción en fábrica

FNBFFNBNBEnsayo inicial de tipo del producto4322+11+

SISTEMAS DE EVALUACION DE LA

CONFORMIDADTAREAS PARA LA EVALUACION

DE LA CONFORMIDAD

NBEnsayos de seguimiento en el mercado

NBNBNBInspección de seguimiento de fábrica y del control de producción

NBNBNBNBInspección inicial de fábrica y del control de producción

FFFFFFControl de producción en fábrica

FNBFFNBNBEnsayo inicial de tipo del producto4322+11+

Tareas del organismo notificado o del fabricante según el sistema de evaluación para el Marcado CE

Para demostrar la verificación de la conformidad de los productos tradicionales con el Marcado CE normativo, la Unión Europea estableció, a su vez, distintos sistemas aplicables según productos. Los sistemas más relevantes en el sector de los prefabricados de hormigón son el sistema 2+, que requiere una certificación por terceros, y el sistema 4 en el que sólo es necesario la autoevaluación por parte del propio fabricante. Tal y como se indica en el Anexo III del Mandato de la Comisión Europea, se debe utilizar el sistema 4 para tubos y pozos de hormigón., siendo por lo tanto el fabricante el encargado de realizar todas las tareas de evaluación de la conformidad del producto con las obligaciones que indica la norma para el Marcado CE. Dichas obligaciones están indicadas en el Anexo ZA que contienen todas las normas armonizadas.

Por lo tanto, en ningún caso se podrá considerar el Marcado CE como una Marca de Calidad puesto que no contempla la totalidad del contenido de las normas y, además, en el caso de lo tubos y los pozos, no implica una certificación por terceros. Es simplemente el propio fabricante el que declara la conformidad del producto con determinados conceptos de seguridad establecidos por las normas europeas de acuerdo con las Directivas Comunitarias. No obstante, insistimos en que es un requisito de obligado cumplimiento para la comercialización de los productos objeto de una norma europea armonizada, incurriendo el fabricante en falsedad de documento público en caso de marcar los productos sin cumplir los requisitos que indican para ello las normas armonizadas en el Anexo ZA. Asimismo, cabe resaltar la obligatoriedad que tiene el prescriptor de solicitar el mencionado Marcado CE, caso de que al producto prescrito le sea de aplicación una norma armonizada cuyo plazo de coexistencia con la normativa nacional haya finalizado. Este es el caso de la UNE EN 1916 y UNE EN 1917.

Marcado CE de tubos y pozos de hormigón

Realizar un correcto Marcado implica que el fabricante controla una serie de características que indica la norma europea de acuerdo a una serie de procedimientos y con unos criterios que también indica la norma salvo en el caso de algunas características, cuyos valores de control se han determinado a nivel nacional y, por lo tanto, se indican en lo respectivos complementos nacionales. El conjunto de la norma y su complemento nacional es, en consecuencia, indisoluble, formando un conjunto completo que carece de sentido por separado, tanto para el cumplimiento íntegro de la normativa como para el cumplimiento del Marcado CE.

Como ya hemos indicado, en el caso de la UNE EN 1916 y la UNE EN 1917, se ha establecido el sistema de verificación de la conformidad por la vía 4 que no requiere para la declaración de conformidad del Marcado CE una certificación por terceros. Esta, entre otras razones, hace que nunca pueda asemejarse el Marcado CE a una Marca de Producto concedida por terceros, siendo siempre recomendable para el prescriptor recurrir a un producto cuya calidad está certificada por terceros, en base no sólo a una parte si no a la totalidad de la norma europea y de su complemento nacional correspondiente. Para intentar aclarar la relación existente entre los diferentes distintivos de calidad industrial se añade el siguiente esquema para el sistema 4 de evaluación de la conformidad.

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CERTIFICACICERTIFICACICERTIFICACICERTIFICACIÓÓÓÓNNNNOBLIGATORIAOBLIGATORIAOBLIGATORIAOBLIGATORIA VOLUNTARIAVOLUNTARIAVOLUNTARIAVOLUNTARIA

MARCADO CE REGISTRO DE EMPRESA

- D.P.CONSTRUCCIÓN - NORMAS ARMONIZADAS

MARCA DE PRODUCTO

UNE-EN-ISO 9001/2/3 - NORMAS UNE - REGLAMENTOS PARTICULARES

AUTOCERTIFICACIONAUTOCERTIFICACIONAUTOCERTIFICACIONAUTOCERTIFICACIONMARCADO CEMARCADO CEMARCADO CEMARCADO CE

POR TERCEROSPOR TERCEROSPOR TERCEROSPOR TERCEROS

Esquema para el sistema de evaluación de la conformidad por la vía 4

No obstante, el Marcado CE representa, para el sector de la tubería prefabricada de hormigón, un salto cualitativo muy importante puesto que implica, legalmente, el establecimiento de un sistema de aseguramiento de la calidad del que es responsable, en un principio, el propio fabricante, teniendo que garantizar, por lo menos, las características normalizadas que el CEN ha considerado relevantes para la seguridad en el uso del producto.

En el caso de los tubos y pozos de hormigón el fabricante deberá (Tabla ZA.3 UNE EN 1916 y UNE EN 1917):

- Realizar los ensayos iniciales de tipo del producto terminado según los procedimientos de ensayo recogidos en las normas europeas.

- Tener un control de producción en fábrica implantado según un plan de de control y ensayo en fábrica, que indica la propia norma europea, basado en el control sobre las materias primas, los equipos, el proceso de producción y el producto terminado

- Realizar la declaración de conformidad, garantía por parte del fabricante de que cumple con la especificación de la parte de la norma afectada por el Marcado CE y de que ha aplicado correctamente el sistema de evaluación que le corresponde.

Es importante resaltar, una vez más, que el Marcado CE es marca de seguridad pero no implica el total cumplimiento de la norma europea correspondiente. Como ejemplo, se enumeran a continuación las exigencias que contempla el Marcado CE de los tubos de hormigón en masa y armados (Tabla ZA.1 UNE EN 1916):

- Tolerancias dimensionales de las uniones (máxima tolerancia admisible entre extremo macho, hembra y junta)

- Resistencia al aplastamiento (resistencia al aplastamiento de tubos de hormigón en masa y armado y resistencia característica del hormigón y fuerza máxima de empuje de tubos de hinca)

- Resistencia a la flexión longitudinal (sólo para DN ≤ 250)

- Estanquidad frente al agua (hidrostático sólo para espesores ≤125 mm y sobre la unión)

- Durabilidad (relación a/c, ión cloro, absorción, juntas, recubrimientos, virolas)

Cuando se desee declarar el cumplimiento integro de las normas UNE EN 1916 y UNE 127 916 se controlarán las siguientes características adicionales:

- Control visual del acabado superficial - Características geométricas de las unidades - Armaduras (cuantía mínima y disposición)

Por último, cabe indicar que algunas de las características mínimas exigidas para el Marcado CE se deberán declarar en la documentación técnica aunque no se precise realizar ensayos, siendo el resto declaradas en base a los ensayos pertinentes.

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Ejemplo de información que acompaña al marcado CE

Marca de Producto Certificada

En el caso de los tubos y pozos de hormigón, el sistema de aseguramiento de la calidad para el control de las características requeridas para el Marcado CE es el mismo que se requiere para el cumplimiento integro de la norma, con la diferencia de que, en este último caso, dicho sistema debe hacerse extensivo a todas las propiedades del producto contempladas en la Norma.

Por tanto, el esfuerzo que el fabricante tiene que realizar para demostrar la conformidad de su producto con la norma correspondiente va a ser del mismo orden que el necesario para tener que demostrar, simplemente, que su producto cumple todos los requisitos establecidos para poder poner el Marcado CE. Hay que resaltar también el hecho de que el cumplimiento de las normas europeas incluye, obligatoriamente, el cumplimiento de sus respectivos complementos nacionales puesto que, en caso contrario y a modo de ejemplo, no podría indicar el diámetro normalizado, no se podría marcar la clase resistente del producto, o no se podrían garantizar las condiciones de durabilidad.

Actualmente, los reglamentos de certificación de productos de las Marcas de Calidad que se han desarrollado para tubos de hormigón exigen el cumplimiento íntegro de la norma de producto. Por tanto, como acabamos de ver, todo aquel fabricante que esté cumpliendo las especificaciones exigidas por la norma de producto, al tener incluido el sistema de aseguramiento de la calidad como requisito normativo, está en situación de poder pedir la Marca de Producto ya que no necesita grandes esfuerzos adicionales para cumplir los requisitos exigidos por la Entidad Certificadora.

Lógicamente, una vez realizado el esfuerzo de controlar la producción de esta manera, es muy recomendable acudir a una tercera parte (una entidad de certificación) para que de fe de que, efectivamente, el fabricante está cumpliendo con todos los requisitos exigidos. De cara al prescriptor y al mercado no es lo mismo lo que diga el propio fabricante de su producto que el que una entidad certificadora independiente y con prestigio certifique el cumplimiento y la conformidad del producto con unas exigencias establecidas a nivel europeo y complementadas a nivel nacional. Es de esperar, por lo tanto, que una vez implantada la Marca de Calidad del Producto en el sector de la tubería de hormigón sea para beneficio de todos los agentes involucrados, posibilitando a todos, y en concreto a los diferentes prescriptores, utilizar esta herramienta como garantía de calidad en sus obras.