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Vida Silvestre · 98 | Fundación Vida Silvestre Argentina 62 Turismo artesanías y paisajes Por Claudio Bertonatti, Director de Vida Silvestre, [email protected] Para un artesano rural o aborigen sus materias pri- mas las ofrece la vecina naturaleza y muchas de sus obras recrean las especies que allí viven. Pero cuan- do esos animales o plantas silvestres empiezan a au- sentarse (por desmonte, caza desmedida u otra ame- naza), poco a poco, se pierden esos modelos vivos y la autenticidad de la artesanía comienza a desvanecerse. z artesanías y paisajes

Turismo artesanías y paisajes...Buscar soluciones para los problemas que afrontan los artesanos en la elaboración y comercialización de sus artesanías. Este punteo básico pretende

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Vida Silvestre · 98 | Fundación Vida Silvestre Argentina62

Turismo

artesaníasy

paisajes

Por Claudio Bertonatti, Director de Vida Silvestre, [email protected]

Para un artesano rural o aborigen sus materias pri-mas las ofrece la vecina naturaleza y muchas de susobras recrean las especies que allí viven. Pero cuan-do esos animales o plantas silvestres empiezan a au-sentarse (por desmonte, caza desmedida u otra ame-naza), poco a poco, se pierden esos modelos vivos y laautenticidad de la artesanía comienza a desvanecerse.

z

artesaníasy

paisajes

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proceso industrial y no les interesa firmarlas. Poreso son anónimas. Pero sobre ese anonimato seedifica la identidad cultural de la obra y de la co-munidad a la que pertenecen. Así, por ejemplo,una vasija de barro realizada por una mujer de lacomunidad chané del Chaco salteño no perderávalor si desconocemos el nombre de su autora. Lomismo sucederá con unas boleadoras forradas encuero de barriga de peludo o con un mate forradoen cuero de carpincho. Sin embargo, esto no su-cede con una pintura o una escultura europea, cu-yo valor está fuertemente condicionado por el co-nocimiento del nombre del autor. Esto es así, sen-cillamente, porque no se trata de artesanías. En elcaso de estas últimas lo que importa es saber quées, qué representa, quién la usa y con qué finali-dad, porque –en definitiva– estamos ponderandolo que sintetiza en materia de conocimientos ytradiciones de la intimidad de un pueblo. Y esa in-timidad está asociada con su entorno. Por esta ra-zón, si ese entorno (selva, bosque, pastizal, este-pa o costa marina) se ve amenazado, su deterioroo desaparición tendrá un impacto cultural que,entre otros modos, podrá visualizarse en las pie-zas del artesano. Este es el punto que pretendeabordar esta nota.

Ametros de las ruinas de la Misión de San Igna-cio, un chico guaraní exhibe tallas de madera

de fumo bravo representando a un yaguareté...con rayas. Un comercio bonaerense vende una ta-lla wichí de... un elefante. Cerca de Corrientes, untoba extiende su mano ofreciendo... un cenicero,y como si fuera poco simbolizando la cara y toca-do de plumas de un guerrero… sioux. Inevitable-mente, una persona interesada por las artesaníasgenuinas sentirá no menos que perplejidad o de-silusión. Estos pocos casos –reales– son un pe-queño muestrario de los síntomas de una enfer-medad asociada con el deterioro ambiental, laglobalización y el turismo.

Esto lo sabemos: existe una estrecha relación en-tre la naturaleza y cualquier sociedad, tenga el co-lor de piel que tenga. Y una de las formas en quese manifiesta y exhibe esa relación es la artesa-nía. De padres a hijos, de una generación a otra(sin mediar escuelas o libros) se desarrolló estaactividad que apuntó a satisfacer necesidadesmateriales. En muchos casos, mediando criteriosestéticos para dar belleza a sus creaciones y aun-que no aspiró a convertirlas en obras de arte, noquita que sean valoradas como tales por otraspersonas. Los artesanos siempre las hacen de unmodo esencialmente manual, sin pasar por un

En muchas de las piezas

que llegan a manos de los

turistas conviven carac-

terísticas de lo tradicio-

nal con lo innovador, de

lo simbólico con lo co-

mercial, de lo genuino

con lo falso. Esta nueva

artesanía comienza por

fracturar las identidades

locales, entremezcla pen-

samientos y tradiciones.

Termina por incorporar

sueños ajenos y, a la lar-

ga, deja de ser artesanía.

En las fotos, vemos un

elefante y un pingüino he-

chos por wichíes (la mayo-

ría de los cuales nunca

estuvieron frente al mar

ni a un elefante), una ta-

lla guaraní que represen-

ta un ave híbrida (mezcla

de tucán con martín pes-

cador), un cenicero toba

que parece realizado por

un sioux norteamericano

y un conjunto “artesanal”

de dudosa representativi-

dad en Purmamarca.

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hexágonos que recrean las placas de las tortugas(o la cara de la iguana) y los octógonos que sim-bolizan los ojos del búho, por nombrar sólo algu-nos motivos. Pero la producción “masificada” sur-gida de la necesidad económica está llevando alas tejedoras a simplificar y modificar las formasde los diseños hacia motivos nuevos, más apre-ciados por los compradores, incluso utilizandoanilinas sintéticas de colores extravagantes. Pocoa poco, entonces, se van abandonando los dise-ños tradicionales, corriendo el riesgo de perderlosy de terminar haciendo bolsos iguales a los decualquier otro lugar del mundo. Pero, ahora, siga-mos de viaje hacia el noroeste.

Ponchos perdidos

Cuando visitamos otro de nuestros sitios declara-dos “Patrimonio de la Humanidad” por la UNES-CO, la Quebrada de Humahuaca, vamos tras la ar-monía de su paisaje no domesticado y de las ma-nifestaciones culturales que identifican a su gen-te. Sin embargo, una mirada sobre algunos de susmercados más tradicionales nos podría sorpren-der. Si un domingo visitamos el mercado de Pur-mamarca veremos productos que poco y nada tie-nen que ver con su folklore, tradiciones, esencia ytodo lo que distingue al quebradeño de otros pue-blos del mundo. Por eso, desconcierta ver pon-chos “salteños” (rojos con vivos negros) en lugarde los “jujeños” que alguna vez cubrieron deblanco y celeste los restos del General Juan Lava-lle en aquella histórica retirada. También encon-traremos tapices con cerros nevados (cuando nin-guno de los presentes luce nieve) y tallas de ani-males que no habitan la región, hechos por comu-nidades de otras provincias. Este cóctel de pro-ductos que recuerda a los negocios de “Todo por$ 2” pone en evidencia la confusión sobre lo querepresenta cada artesanía, desconociendo su va-lor simbólico, tan vinculado con la historia y elpaisaje de las manos que la forjaron. Y así comose mezclan las artesanías “auténticas” con lasque no lo son se mezclan los artesanos de dife-rente origen étnico o cultural, desorientando alturista mejor intencionado, que no siempre podráreconocer qué es qué y quién es quién. Estasituación provoca que gradualmente pierdasentido viajar tan lejos para hallar lo queencontramos tan cerca de nuestra casa.

Artesanías con pasado

Para los entendidos está claro: la artesanía repre-senta diferentes modos de vida y de percepción

Yaguaretés: ¿con manchas o con rayas?

Cuando nos enteramos que se siguen cazandofurtivamente los pocos yaguaretés que quedan enla Argentina sabemos que tras la muerte de uno yotro ejemplar sigue su rareza. Y a su rareza, sudesaparición. Y a esta, el olvido. Sí, el olvido desus características, de las diferentes formas conque es nombrado, las anécdotas de sus encuen-tros, sus mitos o leyendas asociadas... y el olvidoes lo más parecido a la inexistencia. A tal puntoque ya hay niños guaraníes vecinos al Parque Na-cional Iguazú que lo representan con rayas en lu-gar de manchas (como si fuera el tigre de Asia, oel de las estaciones de servicio Esso). Esta es unadolorosa señal de la proximidad de esa rareza queprecede a la extinción, como decía Darwin. Y eldolor se hace más grande cuando vemos que de-bilita y desdibuja aún más la identidad cultural deesa gente que convive con la selva. Porque la sin-gularidad o identidad de esos chicos se sostieneen el conocimiento de su pasado, en saber dedónde vienen, quiénes fueron sus ancestros y porqué hoy están allí, en ese lugar que heredaron desus mayores y que conocen mejor que cualquierotro grupo humano. Resulta oportuno destacarque en el universo representativo guaraní los ob-jetos artesanales refieren a un mundo ideal. Ycuando el mundo real (en este caso, la selva mi-sionera) comienza a derrumbarse, el impacto lle-ga hasta las manos del artesano. De hecho, ya seperdió el arte plumario. Al escasear las aves máscoloridas, como los guacamayos, el artesano sequedó sin plumas. En contrapartida, surgió la ta-lla en madera como nueva expresión y casi a mo-do de protesta silenciosa, representando lo que elmundo guaraní está perdiendo. Por eso, detrás decada talla hay un mensaje o una metáfora. Si eltema le interesa, le propongo revisar otros casospara tratar de arrimar reflexiones.

Bolsos hechos bolsa

La artesanía textil de las comunidades aborígeneschaqueñas (pilagá, chané, toba, mocoví, wichí)usa como materia prima las fibras del chaguar ocaraguatá (una planta de la familia del ananá o delas bromelias). Con ellas tejen bolsos o “yicas”,que tiñen con cortezas (de cebil, tipa, palo morte-ro, lapacho, urundel), semillas (guayacán), resi-nas (algarrobo negro) y hojas (palo mataco). Así,obtienen diferentes colores, con los que diseñanbandas que representan las hileras de placas delos armadillos, los rombos que simulan las man-chas del yaguareté, los triángulos que imitan lasescamas de los peces o las uñas del carancho, los

Dos tallas de guaraníes

vecinos a las Ruinas de

San Ignacio que represen-

tan al yaguareté, pero

una, ya transculturizada,

presenta rayas en lugar

de manchas.

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Algunas acciones recomendadas

Identificar -desde cada municipio- las artesanías exis-tentes y las que están en vías de extinción o desapare-cidas, para lanzar medidas de rescate y puesta en valor.

Fortalecer los eventos, exposiciones, ferias y merca-dos regionales, priorizando el protagonismo de losartesanos más tradicionales.

Cursos de capacitación, dictados por los artesanosmás experimentados y, en su defecto, por especialis-tas en artesanía histórica.

Poner en valor cada pieza artesanal, explicando dequé se trata, qué representa, para qué, cómo o porqué se usaba y quién la hizo.

Promover precios más altos para las piezas más au-ténticas.

Inventariar las artesanías históricas de cada comuni-dad, propiciando su elaboración con los materiales ytécnicas originales.

Buscar soluciones para los problemas que afrontanlos artesanos en la elaboración y comercialización desus artesanías.

Este punteo básico pretende alentar a cada Municipio aconsolidar la identidad de su comunidad local y a conser-var sus paisajes naturales, porque –entre otros argu-mentos- son las especies silvestres que lo componen lasque inspiran muchas de sus piezas o bien las que brin-dan sus materias primas para hacerlas.

más: ese “recuerdo” será una suerte de sucursalde la cultura argentina a donde viaje.

Nadie pretende que el artesano vuelva a las ca-vernas, sino que puedan insertarse en el mundomoderno siendo fiel a sus tradiciones, creencias ycostumbres. Después de todo, la modernizaciónno exige abolirlas. Lógicamente, los artesanos so-los no van a poder. Necesitan que el Estado sos-tenga políticas culturales que defiendan la identi-dad de cada comunidad y, por consiguiente, la delos diseños artesanales que la definen.

Del otro lado del mostrador, una compra responsa-ble, capaz de reconocer lo más original, auténtico otradicional tiene el poder de direccionar el merca-do. Si no aplicamos un remedio rápido, al viajar alcorazón de la Argentina podríamos encontrarnoscon hermosos mates de plata “made in China”.

de la naturaleza. Y su producción se basa en mo-dos de vida, mitos, tradiciones, costumbres y ex-presiones artísticas que terminan diferenciando aun grupo humano de otro, al igual que sucede conla música, la danza o la literatura. Pero la produc-ción actual de los pueblos aborígenes o ruralesrefleja, por un lado, los rasgos de un pasado artís-tico de enorme riqueza, con abundantes expresio-nes simbólicas y, por otro, los efectos de la trans-culturación en un mundo cada vez más globaliza-do. Por eso, en muchas de las piezas que llegan amanos de los turistas conviven características delo tradicional con lo innovador, de lo simbólicocon lo comercial, de lo genuino con lo falso. Sur-gen fenómenos estéticos que sin ser totalmentecontradictorios se expresan combinando los ras-gos étnicos más antiguos con las modas urbanasmás modernas. Encontramos, entonces, que la ar-tesanía -en general- sufre anomalías, innovacio-nes e hibridaciones que debilitan lo que represen-tan. Su producción se torna más seriada, másdescontextualizada y casi aislada del entorno na-tural y cultural original. Tal como lo dice el espe-cialista Carlos Mordo: “esta nueva artesanía,orientada a un mercado global y astutamente glo-balizado, universal y masivo, comienza por fractu-rar las identidades locales, entremezcla pensa-mientos y tradiciones y termina por incorporarsueños ajenos”. Es que el arte de nuestros pue-blos madura sobre un soporte ancestral, que seadapta con lentitud a los procesos del mundo mo-derno, dice el autor de “La Herencia Olvidada”. Enconclusión, hoy, el contexto es confuso.

Artesanos del futuro

La producción de artesanías con fines comercialescreció de la mano del turismo, dando lugar a mo-dificaciones y adaptaciones que van en desmedrode su calidad y autenticidad. De hecho, los cam-bios en la forma de producirlas acompañan la va-loración de los compradores, que suelen desco-nocer el origen y significado de cada pieza y mu-cho más el valor justo que una obra auténtica tie-ne para las humildes manos que la lograron. Esnecesario acordar medidas con los impulsores delturismo para orientar mejor a sus invitados (verrecuadro). Tampoco se puede culpar de todo a losturistas si los artesanos, vendedores o guías deturismo no saben poner en palabras el valor deesas piezas. Pensemos que detrás de cada artesa-nía “auténtica” hay una solapada forma de resis-tencia para conservar la identidad cultural, ame-nazada por la globalización que también llega dela mano del turismo, aunque luzca inofensivo. Y

Muchas de las acciones

que terminan contaminan-

do a las artesanías más

auténticas no surgen de

malas intenciones, sino de

la desinformación gene-

ral sobre el valor simbóli-

co de cada pieza. Los em-

presarios y guías de turis-

mo –junto con las áreas

culturales del Estado– de-

berían ayudar a los arte-

sanos, en su mayoría hu-

mildes, para conservar la

autenticidad de sus pie-

zas, por ejemplo, mejoran-

do su puesta en valor y co-

tización en el mercado.

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