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JULIO Coaching Deportivo © Artículo publicado en 140 JULIO Coaching Deportivo www.futbol-tactico.com 141 Autor: Diego Gutiérrez del Pozo Coach de Deportistas y Entrenadores de Élite. Coordinador del Curso de Experto Universitario en Coaching Deportivo (Escuela de Inteligencia – UCJC). Doctor en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (Universidad Politécnica de Madrid). Profesor de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte en la Universidad Camilo José Cela. (Madrid). Preparador Físico del Fútbol Base del Club Atlético de Madrid. 1. INTRODUCCIÓN En el número anterior (edición 62) hablamos de los componentes que debía tener un entrenador para triunfar: grandes conocimientos, trabajar en el lugar adecuado y tener los valores e identidad correcta. Además, vimos qué eran los valores y la trascendencia que tenían en nuestra vida, ya que nos movemos y actuamos en función de estos valores, y por ello, es importante saber cuáles son y si nos benefician para conseguir nuestras metas y objetivos como entrenadores. Por último, tomamos como ejemplo al mítico John Wooden como entrenador de éxito que se apoyó, además de en sus conocimientos de baloncesto, en sus valores para forjar una de las carreras más brillantes como entrenador de la historia del deporte.

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Valores en el entrenador

¿QUÉ DIFERENCIA HAY ENTRE UN

ENTRENADOR DE FÚTBOL Y UN GRAN

ENTRENADOR DE FÚTBOL?

(2ª Parte)

Autor: Diego Gutiérrez del PozoCoach de Deportistas y Entrenadores de Élite. Coordinador del Curso de Experto Universitario en Coaching Deportivo (Escuela de Inteligencia – UCJC).Doctor en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (Universidad Politécnica de Madrid).Profesor de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte en la Universidad Camilo José Cela. (Madrid).Preparador Físico del Fútbol Base del Club Atlético de Madrid.

1. INTRODUCCIÓN

En el número anterior (edición 62) hablamos de los componentes que debía tener un entrenador para triunfar: grandes conocimientos, trabajar en el lugar adecuado y tener los valores e identidad correcta. Además, vimos qué eran los valores y la trascendencia que tenían en nuestra vida, ya que nos movemos y actuamos en función de estos valores, y por ello, es importante saber cuáles son y si nos benefician para conseguir nuestras metas y objetivos como entrenadores.

Por último, tomamos como ejemplo al mítico John Wooden como entrenador de éxito que se apoyó, además de en sus conocimientos de baloncesto, en sus valores para forjar una de las carreras más brillantes como entrenador de la historia del deporte.

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2. EL ENTRENADOR COMO MODELO.

Este mítico entrenador tenía muy claro qué era el éxito para él y para su equipo. Sin importarle la victoria o el fracaso a corto plazo, apostaba por llevar a cabo un proceso de entrenamiento y aprendizaje con sus jugadores, a quienes les guiaba hacia su filosofía del triunfo.

Para Wooden “el éxito es la paz mental, la cual es el resultado directo de la autosatisfacción de saber que hicimos todo lo que estaba a nuestro alcance, para convertirnos en lo mejor que podemos llegar a ser”. (Wooden y Carty, 2005).

John no paraba de decir a sus jugadores (muchos de ellos de los más laureados en la NBA) que todo lo que podían hacer cuando saliesen a la cancha era dar lo mejor de ellos mismos. Que no se comparasen con los demás porque el éxito es tratar de ser uno mismo cada día mejor que el anterior . De esta forma sabremos hacia dónde caminamos y tendremos claro cuál es nuestro objetivo.

En la sociedad en la que vivimos, donde ganar como sea y cuanto antes es lo que prima, no está muy de moda la filosofía del triunfo de Wooden. Pero nos abre la puerta para ver que si él pudo tener una vida feliz y una carrera deportiva de grandes éxitos, nosotros apoyados con nuestros conocimientos y valores, y trabajando en el lugar adecuado podemos desarrollarnos como personas y deportivamente consiguiendo nuestras metas.

Se habla de la importancia que tiene el fútbol para transmitir valores a los niños y jóvenes. Pero, en realidad, el deporte no es ni bueno ni malo por naturaleza y presenta, al igual que la propia condición humana, numerosas ambivalencias y contradicciones. Es indudable que el deporte puede ser fuente de solidaridad, tolerancia, autoconfianza, cooperación… Pero también puede ser fuente de violencia, intolerancia, engaño y/o conflicto (Jiménez, 2000).

Evidentemente, el deporte y concretamente el fútbol como tales no educan en valores, sino que dependen de la utilización que se haga de los mismos por las personas. Es pues necesario, para que se dé una educación en valores efectiva, establecer unas estrategias prácticas que permitan una mejora en los valores, actitudes y conductas de los deportistas y que los entrenadores estén formados y comprometidos en dicha transmisión de valores.

3. QUÉ VALORES DEBE TRANSMITIR UN ENTRENADOR A SU EQUIPO.

Por tanto, si estamos recalcando la importancia de ser un entrenador con unos valores profundos que se puedan transmitir a su equipo y marcar la diferencia, ¿cuáles son esos valores esenciales?

- Trabajo: Cuando un entrenador y su equipo trabajan duro y cuidando todos los detalles.

- Justicia: Entendida la “justicia” como buscar el bien común y la armonía entre todos los integrantes del equipo.

- Autocontrol: En un partido de fútbol y en la vida hay momentos en los que perdemos los papeles. Cuando mantenemos nuestras emociones bajo control y somos disciplinados con nosotros mismos vemos la realidad desde otro prisma.

- Entusiasmo: Cuando disfrutas verdaderamente como entrenador, lo contagias inmediatamente a todos los que tienes alrededor (jugadores, cuerpo técnico, directiva). El entusiasmo debe ser un ingrediente base en cualquier entrenamiento o partido.

- Liderazgo: Todo equipo necesita un referente, alguien que les oriente. Y en un equipo de fútbol, el entrenador tiene que ser el líder que guía al equipo hacia las metas propuestas. En los momentos malos y en los buenos el entrenador debe ser la cabeza visible que lleve a grupo más allá de las dudas y los miedos, que lleve al equipo a superarse tanto individual como colectivamente.

- Cooperación: Escucha si quieres ser escuchado. Encuentra la mejor manera para que el equipo funcione; no tu manera.Ten respeto hacia los demás para que te tengan respeto.

- Humildad: Significa ser accesible, no valorarte por lo que tienes o representas, sino por lo que eres como persona. Simplemente ser uno mismo.

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- Generosidad: No se trata de dar mucho, sino de dar lo necesario en el momento oportuno. Cuanto más compartes, más retorno recibes y más pleno te sientes.

- Comunicación: El entrenador de fútbol tiene que transmitir a su equipo todo lo que ve, escucha y siente de una forma clara y sencilla. Para ello, es necesario hablar a los jugadores desde el corazón. Si eres un observador constante y te mantienes receptivo e imparcial, podrás comunicar de forma efectiva.

- Valentía: Es tener la habilidad de tomar decisiones acertadas en el menor tiempo posible y pensar por uno mismo. Cuando el entrenador no teme al fracaso y aprende de él, la iniciativa se convierte en un hábito.

- Equilibrio: Un entrenador debe ser tranquilo y equilibrado en los entrenamientos y en los partidos, en la victoria y en el fracaso. Si llega al entrenamiento muy triste o muy contento puede despistar a sus futbolistas. Si se pone eufórico en una victoria o pesimista en una derrota puede influir de una forma muy negativa al equipo.

- Adaptabilidad: Cada día planificamos el entrenamiento o partido que vamos a hacer, queremos tener todo bajo control. Pero el fútbol y la vida es cambiante. Y el que se amolda a estos cambios y acepta lo que viene poniendo soluciones, es el que al final vence.

- Motivación: Un entrenador debe ayudar al futbolista y al equipo a guiar sus fuerzas internas para que se esfuerce en conseguir el objetivo que satisfaga sus necesidades. Para ello, es necesario proponer metas individuales a los jugadores y establecer metas de equipo. A partir de este punto sería interesante elaborar un plan de acción para conseguir dichas metas.

- Espíritu de equipo: Es la disposición a sacrificar los intereses individuales por el bien del equipo. Cuando hay espítitu de equipo la suma de 1 + 1 es igual a 3.

- Confianza: Primero en uno mismo. Después, desde la autoconfianza puedes despertar la confianza en los demás. De esta forma se genera seguridad y complicidad con el equipo.

- Grandeza competitiva: Significa disfrutar del camino, del desafío. Dar lo mejor de uno mismo en todo momento.

Estos valores crearán una identidad de equipo significativa que nos guiará a lo largo del camino, y que junto a los conocimientos del entrenador y el lugar correcto de trabajo, hará que todos remen hacia el mismo lugar, que en los momentos difíciles se mire hacia delante y que estamos más cerca de obtener los resultados deseados.

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