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    Del esencialismo al constructivismo: la filosofa de la tecnologa en la encrucijada

    por Andrew Feenberg Traduccin de Agustina Lo Bianco e Ignacio Perrone, 2006

    Introduccin Lo que Heidegger llamaba la pregunta por la tecnologa tiene un status peculiar actualmente dentro del mbito acadmico. Despus de la Segunda Guerra Mundial, las humanidades y ciencias sociales fueron barridas por una ola de determinismo tecnolgico. Si la tecnologa no era alabada por moderinzarnos, era culpada por la crisis de nuestra cultura. Interpretado en trminos optimistas o pesimistas, el determinismo pareca ofrecer una visin fundamental de la modernidad como un fenmeno unificado. Esta aproximacin ha sido abandonada hace tiempo por una visin que admite la posibilidad de una diferencia significativa, por ejemplo en lo referido a la variedad cultural en la recepcin y apropiacin de la modernidad. De todas formas, an la ruptura del determinismo simplista no llev al florecimiento de la investigacin en filosofa de la tecnologa que se hubiera esperado. Es cierto que los estudios culturales y la sociologa e historia constructivistas han llevado tecnologas particulares a la agenda de nuevas formas pero, curiosamente, las preguntas bsicas de la modernidad formuladas por una generacin anterior de tericos raramente son tratadas en trminos de la problemtica general de la tecnologa. Donde el viejo determinismo sobreestimaba el impacto independiente de lo artefctico sobre el mundo social, los nuevos acercamientos han desagregado tanto la pregunta por la tecnologa como para despojarla de su significacin filosfica. Se ha convertido en tema de investigaciones especializadas (1). Y justamente por esta razn, la mayora de los acadmicos dentro de las humanidades y ciencias sociales ahora se sienten seguros ignorando la tecnologa en su conjunto, excepto claro est, cuando encienden el motor de su auto. Mientras tanto,

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    aquellos que continan sosteniendo el interrogante previo acerca de la tecnologa han dudado en asimilar los avances de los nuevos estudios en tecnologa. Este es un estado poco afortunado de las cosas. El actualmente de moda multiculturalismo no puede darse por sentado hasta tanto las expectativas de las tradiciones anteriores de convergencia de la modernidad en un modelo nico sean persuasivamente refutadas. De acuerdo con esa tradicin, la tecnologa continuar afectando cada vez ms la vida social y permanecer cada vez menos libre de su influencia para constituir una diferencia cultural. As, la demostracin, en el curso de eternamente repetidas historias de casos, de que la moderna racionalidad cientfico-tcnica no es el universal transcultural que se pens, puede ayudar a la discusin pero no resuelve la cuestin. La persistencia de la particularidad cultural en este o aquel dominio no es especialmente significativa. Puede ser que japoneses y americanos no acuerden en los mritos relativos del sushi y las hamburguesas durante generaciones, pero si eso es todo lo que queda de la diferencia cultural, ya ha dejado de tener importancia. El nuevo escenario que emerge de los estudios sociales en ciencia y tecnologa nos da excelentes razones para creer que la racionalidad es una dimensin de la vida social ms parecida que distinta de otros fenmenos culturales. Sin embargo, es imposible descartarla como un mero mito occidental y eliminar todas las distinciones que tan claramente diferencian a las sociedades modernas de las premodernas (2). Hay algo distintivo acerca de las sociedades modernas capturado en nociones tales como modernizacin, racionalizacin, y reificacin. Sin tales conceptos, derivados en ltima instacia de Marx y Weber, no podramos comprender el proceso histrico acontecido en el ltimo centenar de aos. Pero se trata de conceptos totalizadores, que parecen remitir a una mirada determinista que supuestamente ya hemos trascendido en nuestra nueva perspectiva culturalista. Acaso no hay salida a este dilema? Debemos escoger entre racionalidad universal o variedad cultural? O mejor, podemos escoger entre estos dos conceptos dialcticamente correlacionados, cada uno impensable sin el otro? Esa es la pregunta subyacente que espero tratar en este trabajo a travs de una crtica del concepto de la accin tcnica en Heidegger, Habermas y, como una instancia contempornea de la filosofa de la tecnologa, Albert Borgmann. Dejando de lado diferencias importantes que discutir ms adelante, para estos pensadores la modernidad est caracterizada por una forma nica de accin

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    tcnica y pensamiento que amenazan los valores no-tcnicos a medida que se extienden a las profundidades de la vida social. Ellos proponen teoras sustancialistas de la tecnologa, en el sentido que atribuyen un contenido ms que instrumental, sustancial, a la mediacin tcnica. De acuerdo a estas teoras la tecnologa no es neutral. Las herramientas que usamos dan forma a nuestro modo de vida en sociedades modernas, donde la tcnica se ha vuelto omnipresente. En esta situacin, medios y fines no pueden separarse. Cmo hacemos las cosas determina quin y qu somos. El desarrollo tecnolgico transforma lo que es ser humano. Algo parecido a esta visin est presente en la concepcin pesimista de Max Weber de una jaula de hierro de la racionalizacin, aunque l no lo conect especficamente con la tecnologa. Jacques Ellul, otro gran terico sustancialista, hace explcita esta conexin, argumentando que el fenmeno tcnico se ha convertido en caracterstica definitoria de toda sociedad moderna sin importar su ideologa poltica. La tcnica, sostiene, se ha convertido en autnoma (Ellul, 1964: 6). O, en la frase ms dramtica de Marshall McLuhan: la tecnologa nos ha reducido a los rganos sexuales del mundo mquina (McLuhan, 1964: 46). El reconocimiento de la importancia central del fenmeno tecnolgico en la filosofa de Heidegger y Habermas promete una teora social ms concreta que cualquier otra en el pasado. Sin embargo, ninguna de ellas satisface su promesa inicial de ruptura. Ambas ofrecen teoras esencialistas que no discriminan significativas diferentes realizaciones de principios tcnicos. Como resultado, la tecnologa se rigidiza y convierte en destino en sus pensamientos y las posibilidades de reforma se limitan a ajustes en las fronteras de la esfera tcnica. Ellos esperan que algo aunque un algo diferente pueda ser preservado del efecto homogeneizador de la extensin radical de los sistemas tcnicos, pero nos dan pocas razones para compartir su esperanza. En este escrito intentar preservar los avances de estos pensadores hacia la integracin crtica de los temas tcnicos a la filosofa sin perder el espacio conceptual para imaginar una reconstruccin radical de la modernidad. Podra desafiar la mirada algo pesimista del sustancialismo sobre la modernidad simplemente negando que la accin tcnica tiene el amplio significado atribuido a ella por Heidegger y Habermas, pero no lo har porque en este punto acuerdo con ellos. Tambin podra ofrecer ejemplos de diferencias culturales especficas en la esfera tcnica, pero estos podran ser

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    fcilmente refutados por triviales o por deberse a atrasos o circunstancias locales. El problema es mostrar cmo dichas diferencias pueden tener un significado fundamental y no ser meros accidentes menores que el curso del progreso borrar o marginar. Argumentar, por lo tanto, que la diferencia cultural puede aparecer en la estructura de la tecnologa moderna, diferenciando personas y sistemas sociales no slo simblica sino tambin tcnicamente. Permtanme ahora presentar mi argumento con un breve raconto de la aproximacin de Heidegger y Habermas.

    Accin tcnica en la crtica de la modernidad Heidegger Heidegger sostiene que la tecnologa est inexorablemte apoderndose de nosotros (Heidegger, 1977a). Estamos comprometidos, argumenta, en la transformacin del mundo entero, nosotros mismos incluidos, en reservas disponibles, materia prima movilizada en los procesos tcnicos. Nos hemos convertido en poco ms que objetos de la tcnica, incorporados en el mismsimo mecanismo que hemos creado. La esencia de esta tecnologa es la planificacin metdica del futuro. El planeamiento opera en un mundo que de entrada est hecho conceptualmente a medida del ejercicio del poder humano. El reordenamiento de la experiencia en torno a un plan genera una violencia inadmisible tanto a seres humanos como a la naturaleza. La instrumentalizacin universal destruye la integridad de todo lo que es. Una serie de funciones sin objetivo reemplaza un mundo de cosas tratadas con respeto como los lugares de encuentro con nuestras mltiples interacciones con el ser. Traducido del propio lenguaje ontolgico de Heidegger, parece estar diciendo que la tecnologa constituye un nuevo tipo de sistema cultural que reestructura todo el mundo social como objeto de control. Este sistema est caracterizado por una dinmica expansiva que invade todo enclave pretecnolgico y da forma a la totalidad de la vida social. La instrumentalizacin del hombre y la sociedad es, por ende, un destino del cual no hay otro escape ms que retroceder. La nica esperanza es una renovacin espiritual vagamente invocada que es demasiado abstracta como para conformar una nueva prctica

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    tcnica. Como explica Heidegger en su ltima entrevista, slo un Dios nos puede salvar de la nave del progreso (Heidegger, 1977b). Esta crtica gana fuerza a partir de los peligros reales con los que la tecnologa moderna amenaza al mundo actualmente. Pero mis sospechas se despiertan frente al tendencioso contraste de Heidegger entre el piadoso trabajo del artesano griego haciendo un cliz y la apropiacin destructiva del Rn por un dique moderno. El artesano saca a la luz la verdad de sus materiales a travs de su simblicamente cargado trabajar el contenido por la forma. El tecnlogo moderno oblitera el potencial interno de sus materiales, los des-mundiza e invoca a la naturaleza para que encaje en su plan. En ltima instancia, esto no es el hombre, sino la pura instrumentalidad que gobierna en este marco (Ge-stell); esto no es el mero propsito humano, sino una forma especfica en que el ser se esconde y se revela a travs del propsito humano. Sin duda Heidegger est en lo cierto cuando sostiene que la tecnologa moderna es inmensamente ms destructiva que cualquier otra. Y es cierto que los medios tcnicos no son neutrales, que su contenido sustancial afecta a la sociedad independientemente de las metas que persigan. As, su argumento principal de que estamos atrapados en la trampa de nuestras propias tcnicas, es muy creble. Cada vez ms, perdemos de vista lo que sacrificamos en la movilizacin de seres humanos y fuentes naturales en pos de metas que en ltima instancia permanecen oscuras. Si no hay conciencia del escandaloso costo de la modernizacin, es porque la transicin de la tradicin a la modernidad es juzgada como progreso bajo el estndar de eficiencia intrnseco a la modernidad y extrao a la tradicin. La teora sustancialista de la tecnologa de Heidegger intenta que nos demos cuenta de esto. El tema no es que las mquinas sean malas o que se hayan apoderado de nosotros, sino que la constante eleccin de usarlas frente a cualquier otra alternativa, hace que tomemos muchas elecciones no concientes. El efecto general de nuestro vnculo con la tecnologa no puede, por lo tanto, ser interpretado como una relacin de medios y fines. Muy bien hasta aqu. Pero hay ambigedades significativas en la aproximacin de Heidegger. El nos advierte que la esencia de la tecnologa no es nada tecnolgica, es decir, la tecnologa no puede ser entendida por su funcionalidad, sino solo a travs de nuestro compromiso especficamente tecnolgico con el mundo. Pero es este compromiso una mera actitud o est incorporado en el diseo concreto de los dispositivos tecnolgicos modernos? En el primero de los casos, podramos lograr la relacin libre con la tecnologa

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    que demanda Heidegger sin necesariamente cambiar la tecnologa en s misma. Pero esa es una solucin idealista en el peor de los sentidos, y una que una generacin de accin ambientalista refutara sin lugar a dudas. Los defensores de Heidegger sealan que su crtica a la tecnologa no est solo preocupada por las actitudes humanas, sino por la forma en que el ser se revela. Esto significa, otra vez aproximadamente traducido del lenguaje de Heidegger, que el mundo moderno tiene una forma tecnolgica en cierta manera como, por ejemplo, el mundo medieval tena una forma religiosa. La forma, en este sentido, no se limita a una cuestin de actitud, sino que conlleva una vida material e institucional propia: las usinas de energa son las catedrales gticas de nuestro tiempo. Pero esta interpretacin de los pensamientos de Heidegger despierta la expectativa que el criterio a seguir para una reforma tecnolgica, en tanto realidad material e institucional, puede encontrarse en su misma crtica. Por ejemplo, su anlisis de la tendencia de la tecnologa moderna a acumular y almacenar los poderes naturales sugiere la superioridad de otra tecnologa que no amenace la naturaleza en modo prometeico. Desafortunadamente, el argumento de Heidegger est desarrollado en un nivel tan alto de abstraccin que literalmente no puede discriminar entre electricidad y bombas atmicas, tcnicas agrcolas y el holocausto. Todas son simplemente expresiones diferentes de un mismo marco, al cual estamos llamados a trascender a travs de la recuperacin de una relacin ms profunda con el ser. Y como rechaza la regresin tcnica mientras que no deja espacio para una alternativa moderna, es difcil ver en qu consistira esa relacin ms all de un mero cambio de actitud. Seguramente estas ambigedades indican problemas en su acercamiento (3). Habermas Puede parecer extrao discutir Habermas y Heidegger en el mismo texto, y especialmente comparar sus miradas sobre la tecnologa considerando que Habermas no ha escrito prcticamente nada sobre este tema en sus trabajos ms reconocidos de los ltimos 25 aos. Sin embargo, argumentar que el proyecto total de Habermas est enraizado en una crtica al tipo de accin caracterstico de la tecnologa, el cual le ha provisto un modelo para su ltima interpretacin de los modos especficos de accin racional con arreglo a fines que s lo preocupan especficamente. La evidencia para sostener este

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    argumento es primeramente la temprana preocupacin de Habermas por la comprensin positivista de la razn y su realizacin histrica en una sociedad tecnocrtica. Estos argumentos, desarrollados especialmente en el ensayo Tecnologa y Ciencia como ideologa, conforman la estructura que subyace a la teora de Habermas a pesar de su continuo refinamiento y enriquecimiento en su mirada de la sociedad moderna con el correr de los aos. (Habermas, 1971). Creo que hay suficientes similitudes entre esta subestructura terica y la filosofa de Heidegger acerca de la tecnologa como para justificar una comparacin y un contraste. Mientras Heidegger propone un recorrido cuasi histrico de la tecnologa moderna, Habermas ofrece una teora transhistrica de la esencia de la accin tcnica en general. Tal como escribe McCarthy, el punto de vista de Habermas es que mientras las formas histricas especficas de la ciencia y tecnologa dependen de arreglos institucionales que son variables, su estructura lgica bsica est arraigada en la propia naturaleza de la accin racional con arreglo a fines (McCarthy, 1981: 22). En un principio Habermas argument que trabajo e interaccin cada uno posea su propia lgica. El trabajo est orientado al xito, es una forma de accin racional con arreglo a fines orientada a controlar el mundo. En estos trminos, el desarrollo tecnolgico es un proyecto genrico que consiste en la sustitucin de miembros y facultades humanas por dispositivos mecnicos. Por contraste, la interaccin involucra comunicacin entre sujetos que persiguen un entendimiento comn. La tendencia tecnocrtica de las sociedades modernas resulta de una falta de balance entre estos dos tipos de accin. En su trabajo posterior, Habermas reformul su aproximacin en trminos terico-sistmicos tomados en parte de Talcott Parsons. Esta teora de los medios esta diseada para explicar la emergencia de subsistemas diferenciados basados en formas racionales de clculos y control, como ser negocios, leyes y administracin. El concepto de medio es una generalizacin a partir del intercambio monetario. Habermas sostiene que slo el poder se asemeja al dinero lo suficientemente como para calificar como un medio completo (Habermas, 1984, 1987: II, 274). Los medios hacen posible que los individuos modernos coordinen sus acciones a gran escala mientras persiguen su xito individual en una actitud instrumental hacia el mundo. La interaccin guiada por los medios es una alternativa a la comprensin comunicativa, a llegar a creencias compartidas en el curso del intercambio lingstico. La comprensin comn y los valores

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    compartidos juegan un rol menor en un mercado porque el mecanismo del mercado conlleva un resultado satisfactorio mutuo sin discusin. Algo similar ocurre con el ejercicio del poder administrativo. Juntos, dinero y poder, des-linguifican dimensiones de la vida social al organizar la interaccin mediante conductas objetivantes. Esta teora de los medios conlleva una crtica al capitalismo de bienestar. Habermas distingue entre sistema, instituciones reguladas racionalmente por los medios, como ser mercados y administraciones, y el mundo de la vida, la esfera cotidiana de la interaccin comunicativa. La patologa central de las sociedades modernas es la colonizacin del mundo de la vida por el sistema. Esto involucra la sobre extensin de las acciones orientadas al xito ms all de su rango legtimo y la consecuente imposicin del criterio de eficiencia en la esfera comunicativa. Habermas sigue a Luhmann al llamar a esto tecnizacin del mundo de la vida. Pero en realidad la tecnologa se sale de la discusin aunque el anlisis de Habermas acerca de la racionalidad sistmica contina siendo moldeado por el contraste original entre trabajo e interaccin. La tecnologa en s misma recibe casi ninguna mencin, aunque obviamente est implicada de alguna manera dentro de las patologas, denuncia Habermas. La desaparicin de la tecnologa como tema est conectada con un problema terico mayor, la ambigedad de las distinciones analticas y reales entre sistema y mundo de la vida. Habermas insiste en que la distincin entre sistema y mundo de la vida es analtica. Ninguna institucin es un ejemplo puro de una u otra categora. Mientras que los tipos de accin coordinada caractersticas de cada uno guiada por medios o comunicativa son realmente diferentes, estn siempre combinadas en varias proporciones en las situaciones reales. As, el sistema no es en s mismo exactamente una institucin social, pero se refiere simplemente a instituciones existentes, como el mercado o el estado, en las que predominan las interacciones guiadas por medios. Similarmente el mundo de la vida no es exclusivamente una institucin comunicativa, sino que describe aquellas instituciones, como la familia, en las que predomina la comunicacin. Aunque en principio Habermas evita en este sentido una cruda identificacin de sistema y mundo de la vida con instituciones reales, en la prctica, las distinciones analticas tienden a convertirse en indistinguibles de aquellas reales. Por ejemplo, el Estado y la familia terminan ejemplificando al sistema y al mundo de la vida a pesar de las precauciones de Habermas. Tal vez esto tambin explique el por qu no considera a la tecnologa como un medio.

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    Como no hay una esfera institucional separada, como el mercado o la familia, en la cual su influencia sea especialmente prominente, pareciera ser ubicua. Entonces, cmo identificarla con una base institucional en la que sostenga la preeminencia de interacciones guiadas por medios? Habermas pudo haber pensado que la contribucin de la tecnologa a los problemas de las sociedades modernas podran ser adecuadamente capturados mediante el anlisis de su empleo en las estructuras de mercado y administrativas, que son a travs de las cuales el proceso de colonizacin avanza (4). Sin embargo, las desventajas tericas de disolver la tecnologa en economa y poltica superan ampliamente a las ventajas. Ms convincente es la crtica de Habermas hacia Weber, y por extensin a Heidegger, por identificar el proceso de racionalizacin exclusivamente con la extensin del control tcnico. Habermas argumenta a favor de la posibilidad de una racionalizacin comunicativa que podra realzar la libertad humana, pero que ha sido parcialmente bloqueada en el curso del desarrollo moderno. Mientras esto parece correcto en trminos generales, en la prctica se contenta con jugar con las fronteras del sistema mientras minimiza el demasiado evidente sesgo valuativo de lo que sucede al interior. Mientras los medios se limiten meramente a facilitar las complejas interacciones y los arreglos institucionales requeridos por la sociedad moderna, no presentan problema. Ms an, criticar la tecnificacin en su justo lugar es anti-moderno y regresivo. La alternativa que vislumbra no se refiere a la reforma de los medios como tales, sino ms bien a limitarlos apropiadamente como para darle una oportunidad de desarrollarse completamente a la racionalidad comunicativa. Como en el caso de Heidegger, la crtica no ofrece un criterio concreto para cambiar a la tecnologa (5). Esencia e historia La comparacin entre Heidegger y Habermas revela varios puntos complementarios interesantes, pero tambin un problema comn. Ambos descansan sobre la hiptesis Weberiana que sostiene que tanto las sociedades modernas como las premodernas se pueden distinguir segn el grado de diferenciacin sistemtica de dominios tales como la tecnologa y el arte, que estaban unificados en formas culturales anteriores. Y ambos argumentan que esta diferenciacin ha llevado a la reificacin del objeto de la accin tcnica, su degradacin a un plano ms bajo del ser que el sujeto que acta en l. Cada uno enfatiza diferentes aspectos en este proceso: Heidegger el objeto,

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    Habermas el sujeto. Como intentar demostrar, juntos, nos proveen la base para una poderosa teora de la tecnologa. Sin embargo, cada uno desarrolla su contribucin de una manera esencialmente ahistrica que ya no resulta creble. En Habermas y Heidegger, la modernidad est gobernada por un concepto muy abstracto de la esencia de la accin tcnica. Llamo a esta visin esencialista porque interpreta los fenmenos histricos especficos en trminos de una construccin conceptual transhistrica. Claro que los sistemas de la accin tcnica y sus racionalidades deben tener cierto ncleo de caractersticas comunes que nos permitan distinguirlos de otras relaciones con la realidad. Pero estos pensadores quieren extraer demasiado una completa teora de la historia a partir de unas pocas propiedades abstractas pertenecientes a ese ncleo. La debilidad de esta aproximacin salta a la vista cuando se plantea problemas relacionados a la periodizacin histrica. La construccin de la distincin entre la premodernidad y la modernidad en trminos de las caractersticas escenciales de la accin tcnica, es poco convincente. La dificultad es inherente en un proyecto esencialista: cmo fijar el flujo histrico en una esencia singular? Dos estrategias son posibles: negar toda continuidad y hacer de la tecnologa moderna un fenmeno nico solucin Heideggeriana, o bien distinguir estados tempranos y tardos en la historia de la accin tcnica en trminos de grado de pureza en los que se ha diferenciado a s misma respecto de otras formas de accin solucin Habermasiana. Heidegger representa a la tecnologa moderna como radicalmente diferente del otro modelo de accin tcnica que reconoce, la artesana premoderna. El hace hincapi en la reduccin del objeto de la tecnologa moderna a una materia descontextualizada, fungible y despojada de su propia historia. Esta reduccin posee una carga valorativa o, ms precisamente, en trminos Heideggerianos, le otorga valor al ser al cancelar las potencialidades intrnsecas del objeto, que la artesana respetaba, y llevarlo a un fin extrao. El proceso de diferenciacin en que consiste la modernidad constituye una radical ruptura ontolgica para Heidegger, una nueva dispensacin, no un cambio social continuo. La tecnologa moderna no es entonces meramente un fenmeno histrico contingente, sino un estadio en la historia del ser. Tal vez por este acercamiento ontologizante, Heidegger parece no dar lugar a una futura evolucion de la forma bsica de tecnologa moderna, la cual permanece fija en su eterna esencia sin importar lo que ocurra en la historia venidera. No la tecnologa en si misma, sino el pensamiento tecnolgico ser trascendido en

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    un estadio ms avanzado en la historia del ser, ante lo cual lo que queda es esperar pasivamente. Esta tendencia esencialista cancela la dimensin histrica de su teora. Para Habermas, al contrario, la modernidad no revela al ser, sino a la actividad humana en una nueva y ms pura luz. En las sociedades premodernas, los varios tipos de acciones estn indefectiblemente mezclados entre s, sin una clara diferenciacin entre las consideraciones tcnicas, estticas y ticas. En las sociedades modernas, por oposicin, la verdad de la accion tcnica, en tanto objetivante y orientada hacia el xito, es inmediatamente accesible tanto prctica como tericamente. Habermas explora este cambio desde el lado del sujeto, argumentando que las implicancias de valor de la accin tcnica aparecen cuando interfiere con la comunicacin humana como, por ejemplo, en la sustitucin de la interaccin mediada para la comprensin de cuestiones cotidianas en dominios esenciales del mundo de la vida como ser la familia o la educacin. Sin embargo, como Habermas contina interpretando la accin tcnica a traves de un concepto genrico de la instrumentalidad, l le concede una especie de neutralidad en la limitada esfera donde su aplicacin es apropiada. La nocin de Habermas acerca de la historia es menos idiosincrtica que la de Heidegger, pero para l la naturaleza culturalmente variable del diseo tcnico, no es una cuestion de racionalidad, sino que lo trata como un aspecto sociolgico menor a partir del cual rutinariamente se abstrae. Su alternativa, entonces, ofrece una confesa concepcin no-histrica de la racionalidad tcnica, la cual borra cualquier diferencia fundamental entre formas de tecnologa culturalmente diferentes. Como resultado de la variabilidad tecnolgica, y con ella de la tecnologa misma, desaparece como tema en su trabajo. Heidegger y Habermas afirman que hay un nivel en el cual la accin tcnica puede ser considerada como una pura expresin de un tipo determinado de racionalidad. Sin embrago, como tal, es una mera abstraccin. La accin tcnica real siempre tiene un contenido social e histrico especficos. A qu se refieren realmente con el enmarcamiento del ser o la relacin con la naturaleza objetivante y orientada al xito? Tendrn estas definiciones suficiente sustancia como para servir al propsito fundacional para el cual estn destinadas en estas teorias? No son acaso meras clasificaciones tan vacas de contenido que pueden tolerar un amplio espectro de instancias incluyendo algunas con valores diferentes a los que los filosofos asocian con lo moderno y lo tcnico?

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    Al menos uno introduce mucho contenido social de forma solapada. En la prxima seccin, intentar demostrar que esta es la manera en que la filosofa esencialista contempornea realmente procede.

    Una crtica contempornea Tecnologa y significado Tanto Heidegger como Habermas sostienen que la reestructuracion de la realidad social a traves de la accin tcnica en los tiempos modernos es hostil a una vida rica en significado. La relacion heideggeriana con el ser, el proceso habermasiano de llegar a un entendimiento son incompatibles con la sobreextension del pensamiento tecnolgico y la racionalidad sistemica. Parece ser, entonces, que la identificacion de los rasgos estructurales del marco y los medios pueden fundar una crtica de la modernidad. Yo intento poner a prueba esta aproximacin a traves de una evaluacin de ciertos argumentos fundamentales planteados en el trabajo de Albert Borgmann, quien se puede decir que es el mayor representante americano de la filosofa de la tecnologa en su veta esencialista.(6). La crtica social de Borgmann est basada en una teora de la esencia de la tecnologa. Lo que Borgmann llama el paradigma del dispositivo es el principio formativo de una sociedad tecnolgica, la cual pondera ante todo la eficiencia. En conformidad con este paradigma, la tecnologa moderna diferencia lo bueno, la comodidad que brinda de sus contextos y medios de envo. As el calor de la chimenea moderna surge milagrosamente de fuentes discretas en contraste con la vieja estufa a madera que ocupaba el centro de la habitacin y era alimentada mediante idas regulares a la pila de lea. La comida del microondas emerge sin esfuerzo e instantneamente de su envoltorio plstico a pedido del individuo en contraste con las laboriosas operaciones de una cocina tradicional al servicio de las necesidades de una familia. El paradigma del dispositivo ofrece evidentes ganancias en eficiencia, pero al costo de distanciarnos de la realidad. Consideremos el ejemplo de la sustitucin de la comida rpida frente a la cena de una familia tradicional. Desde el sentido comn o punto de vista de la ingenieria de la tecnologa, la comida rpida bien preparada bien puede abastecernos con los nutrientes sin demasiadas complicaciones sociales. Considerndolo desde su funcionalidad,

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    el comer es una operacin tcnica que puede llevarse a cabo con ms o menos eficiencia. Es una cuestin de ingesta de caloras, un medio para un fin, mientras los rituales generados alrededor del consumo de comida son secundarios a esta necesidad biolgica. Pero lo que Borgmann llama cosas centrales que unen a la gente en torno a actividades con sentido y valor en s mismas, no puede sobrevivir bajo esta actitud funcionalista. La unidad de la familia, ritualmente reafirmada cada noche, hoy no tiene ms un lugar de expresin. No es necesario proclamar que el auge de las comidas rpidas ha causado el declive de la familia tradicional para pensar que hay una conexin significativa. Simplificar el acceso personal al alimento dispersa a la gente que no necesita ms construir los rituales de la interaccin cotidiana en torno a las necesidades de la vida diaria. Las cosas centrales requieren un cierto esfuerzo, es verdad, pero sin ese esfuerzo, las recompensas de una vida llena de sentido se pierden en el aburrido distanciamiento del operador de una maquinaria que funciona sin problemas (Borgmann, 1984: 204ff). Borgmann podra conceder gustoso que muchos dispositivos representan un avance sobre las formas tradicionales de hacer las cosas, pero la generalizacin del paradigma del aparato, el reemplazo de formas ms simples en todos los contextos de la vida cotidiana, tiene un efecto amortiguante. Donde medios y fines, contextos y materias primas estn estrictamente separados, la vida se vaca de sentido. El involucramiento induvidual con la naturaleza y con otros seres humanos se reducen a un mnimo, mientras que la posesin y el control de convierten en los valores ms elevados. La crtica de Borgmann hacia la sociedad tecnolgica concretiza las ideas principales de Habermas y Heidegger de un modo til. Su dualismo entre tecnologa y sentido es tambin caracterstico de Habermas, con su distincin entre trabajo e interaccin; y de Heidegger, con su distincin entre marco y ser. Este dualismo parece siempre aparecer donde la esencia de la tecnologa es el foco de la pregunta (7). Ofrece una manera de teorizar el significado filosfico mayor del proceso de modernizacin. Y nos recuerda la existencia de dimensiones humanas de la experiencia que son suprimidas por un cientificismo fcil y una celebracin acrtica de la tecnologa. Sin embargo, la aproximacin de Borgmann sufre tanto de la ambigedad de la teora original de Heidegger, como de las limitaciones de la teora de Habermas. No podemos asegurar si est meramente denunciando la actitud moderna hacia la tecnologa o la tecnologa como tal y, en ltimo caso, su

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    crtica es tan amplia que no ofrece ningn criterio constructivo para una reforma del diseo tecnolgico. El probablemente estara de acuerdo con la crtica habermasiana de la colonizacion del mundo de la vida, aunque s mejora al respecto discutiendo acerca del absolutamente importante rol que tiene la tecnologa en las patologas sociales de la sociedad moderna. Lo que est faltando es un sentido concreto de las intrincadas conexiones entre tecnologa y cultura, ms all de algunos atributos escenciales en torno a los cuales focaliza su crtica. Como esos atributos tienen consecuencias mayoritariamente negativas, la crtica no muestra las variadas formas en que la bsqueda de sentido se entrecruza con la tecnologa. Y, como resultado, la crtica no imagina ninguna reestructuracin significativa de la sociedad moderna en torno a alternativas tcnicas culturalmente diferentes que puedan preservar y realzar el significado. Pero es esta objecin realmente convincente? Despus de todo, ni el comunismo ruso ni chino, ni el fundamentalismo islmico, tampoco los llamados valores asiticos, han sido capaces de producir una diferencia fundamental en lo que hace al stock de dispositivos. Por qu no reificar el concepto de tecnologa y tratarlo como una esencia singular? El problema de tal aproximacin es que las todava existen diferencias pequeas pero significativas, y esto puede adquirir ms importancia en el futuro y no menos como asume la teora esencialista. Lo que es ms, esas diferencias suelen concernir precisamente los temas identificados por Borgamnn como centrales para una vida humana. Ellos determinan la naturaleza de la comunidad, la educacin, el cuidado mdico, el trabajo, nuestra relacin con el medio ambiente, las funciones de dispositivos como computadoras y automviles, en formas tanto favorables como desfavorables para la preservacin del significado y las cosas centrales. Cualquier teora de la esencia de la tecnologa que excluya el futuro por ende da por sentado la cuestin de la diferencia en la esfera tcnica. Interpretando la computadora Me gustara profundizar esta afirmacin aun ms con un ejemplo especfico que ilustra concretamente mis razones por las cuales objeto esta aproximacin a la tecnologa. El ejemplo que he escogido, la comunicacin humana a travs de la computadora, es uno sobre el cual Borgmann ha comentado extensamente. Mientras que no todos los que comparten la visin esencialista acordarn con sus conclusiones negativas, yo creo que su posicin representa

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    adecuadamente ese estilo de crtica tecnolgica y que, por ende, merece ser evaluada aqu en cierta extensin. Borgmann introduce el termino hiperinteligencia para referirse a aquellos desarrollos tales como correo electrnico e Internet (Borgmann, 1992: 102ff) . La comunicacin hiperinteligente ofrece oportunidades sin precedentes a las personas para comunicarse a traves del espacio y el tiempo, pero, paradjicamente, tambien distancia esos vnculos. Los individuos ya no son presencias que se imponen para cada uno, se han convertido en experiencias dispensables que pueden ser prendidos y apagados como el agua de una canilla. La persona como una cosa central se ha convertido en materia prima brindada por un aparato. Esta nueva forma de relacionarse ha debilitado la conexin y el involucramiento a la vez que ha extendido su alcance. Qu ocurre con los usuarios de la nueva tecnologa cuando van cambiando del contacto cara a cara hacia la hiperinteligencia? Enchufados a la red de comunicaciones y computadoras, parecen disfrutar de omnisciencia y omnipotencia. Desenchufados de su red, resultan insustanciales y desorientados. Como personas ya no controlan el mundo por derecho propio. Su conversacin carece de profundidad y agudeza. Su atencin es errtica y vaca. Su sentido del lugar es incierto y voluble (Borgmann, 1992: 108) (8). Hay un gran componente de verdad en esta crtica. En las redes, el pragmatismo del encuentro personal est radicalmente simplificado, reducido al protocolo de la conexin tcnica. A su vez, la facilidad del pasaje de un encuentro social a otro se incrementa fuertemente, otra vez siguiendo la lgica de la red tcnica que sustenta una conmutacin cada vez ms veloz. Sin embargo, Borgamnn extrae sus conclusiones demasiado rpido. En primer lugar, una mirada a la historia de la comunicacin por computadora y, luego, a sus innovadoras aplicaciones de hoy da, refutan su evaluacin demasiado negativa. En primer lugar, la computadora no fue destinada por alguna tecno-lgica interna para servir como medio de comunicacin. De hecho, las redes ms grandes, como la francesa Teletel o Internet fueron originalmente concebidas por tecncratas e ingenieros como instrumentos para la distribucin de datos. Los recursos computarizados puestos al servicio de usuarios ordinarios eran tan preciosos que este pareci ser el uso apropiado para ellos. Los ingenieros

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    imaginaron un espacio virtual de comunicacin, paralelo a la interaccin cotidiana del mundo real, donde solo circulara informacin valiosa. Qu fue lo que realmente ocurri en la implantacin de estas redes? Los usuarios se las apropiaron muy temprano para fines no previstos y las convirtieron en un medio de comunicacin. Rpidamente estaban invadidas de mensajes considerados triviales u ofensivos para quienes haban creado la red. Teletel se convirti en el primer y ms grande bar de solteros (Feenberg, 1995a: chap. 7). Internet est sobrecargada de debates polticos rotulados de basura por crticos poco sensibles a ellos. Aqu tenemos un caso dramatico de lo que Pinch y Bijker han llamado la flexibilidad interpretativa de la tecnologa (Pinch and Bijker, 1989: 40-41). Una concatenacin de dispositivos configurados por sus diseadores como la solucin a un problema la distribucin de la informacin fue percibido por otro grupo de actores, los usuarios, como la solucin a otro problema la comunicacin humana. La nueva interpretacin de la tecnologa fue rpidamente incorporada dentro de su estructura a travs de cambios en el diseo y, en ltima instancia, a travs de un cambio en la definicin misma de la tecnologa. Actualmente, a alguien que describa las principales funciones de la computadora, no se le ocurrira omitir su rol como medio de comunicacin, aunque esta aplicacin particular fue considerada un tanto marginal por la mayora de los expertos solo una dcada atrs. Cmo queda la crtica de Borgmann a la luz de esta historia? Me parece que hay un elemento de ingratitud en l. Porque como Borgmann da por hecho que la computadora es til para la comunicacin humana, no aprecia el proceso que la constituy como tal, ni la transformacin hermenutica que la computadora atraves en ese proceso. Por ello l tambin pasa por alto las implicancias polticas de la historia anteriormente descripta. Las redes constituyen una escena fundamental en la actividad humana actual. Imponer un rgimen acotado de transmisin de datos, excluyendo el contacto humano, seguramente sera percibido como totalitario en cualquier institucin comn y corriente. Por qu no es una liberacin romper con tales limitaciones en el mundo virtual que ahora nos rodea? En segundo lugar, la crtica de Borgmann ignora la variedad de interaccin comunicativa mediada por las redes. No hay duda que tiene razn al argumentar que la experiencia humana no se enriquece con mucho de lo que ocurre all. Pero un repaso completo de las interacciones cara a cara que

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    ocurren en los halls de su universidad no sera mucho ms entusiasmante. El problema aqu es que tendemos a juzgar la interaccion cara a cara por su momento ms memorable y a la mediada por la computadora por su peor trascripcin. Borgmann ignora usos ms interesantes de la computadora, como ser las originales aplicaciones de investigacin de Internet, o en el aprendizaje, que demuestra una gran promesa (Harasim, et. al., 1995). Puede sorprender a Borgmann encontrar el arte de la escritura reflexiva revivida en este contexto. Quisiera concluir este breve resumen de aplicaciones significativas con una discusin de la cultura emergente de los grupos de apoyo mdico on-line. Consideremos por ejemplo el grupo de discusin ALS (la enfermedad de Lou Gehrig) en el BBS de Prodigy Medical. En 1995, cuando lo estudi, haba alrededor de 500 pacientes y enfermeros leyendo los intercambios en los cuales algunas docenas de participantes estaban activamente comprometidos (Feenberg, et. al., 1996). Buena parte de la conversacin giraba en torno a sentimientos tales como la dependencia, la enfermedad y la muerte. Haba una larga discusin acerca de la problemtica sexual. Pacientes y enfermeros escriban tanto en trminos generales como personales sobre la presencia del deseo y los obstculos para su satisfaccin. La franqueza de esta discusin puede deberse al hecho que la escritura se estaba desarrollando por escrito entre personas cuya nica conexin era la computadora. Este es un caso donde las limitaciones del medio abren la puerta para lo que puedo haber quedado cerrado en la comunicacin cara a cara. Las mayores implicancias de estos encuentros entre pacientes online tienen que ver con su potencial para cambiar la accesibilidad, la escala, y la velocidad de la interaccin de los grupos de pacientes. Los grupos de autoayuda, en definitiva, son pequeos y localizados. Con la excepcin de los pacientes con HIV, stos han ejercido poco poder poltico. Si los pacientes portadores de HIV han sido la excepcin, no se debe a la originalidad de sus demandas: pacientes con enfermedades incurables han estado elevando amargas quejas durante aos acerca de la indiferencia de los mdicos y los obstculos a los tratamientos experimentales. Lo que hizo la diferencia fue que los pacientes portadores de HIV fueron articulados en red polticamente por el movimiento en pos de los derechos gay aun antes que fueran tomados por la red del contagio. Las redes online pueden tener un impacto similar sobre otros grupos de pacientes. De hecho, participantes en grupos de discusin de

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    Prodigy establecieron una lista de prioridades que presentaron a la Sociedad Americana de Esclerosis Amiotrpica Lateral. Las redes computacionales pueden, por ende, alimentar la creciente demanda de los pacientes que exigen ms control sobre su cuidado mdico. Es difcil ver cualquier conexin entre estas aplicaciones de la computadora y la crtica de Borgamn acerca de la hiperinteligencia. Es este proceso tecnolgicamente mediado a travs del cual personas convalecientes se unen a pesar de su enfermedad paralizante para discutir y mitigar sus penas una mera instancia de pensamiento tecnolgico? Ciertamente que no. Pero, entonces, cmo hubiera incorporado Heidegger un entendimiento de ello en su teora, con tal tono de reproche hacia la tecnologa moderna? Por su nfasis en la comunicacin, Habermas pudo tener ms que decir sobre este ejemplo, sin embargo, he argumentado en otro apartado que l tendra que incluir a la tecnologa en el marco de una teora revisada de los medios para tal cometido. (Feenberg, 1996).

    La teora de la instrumentalizacin La irona de Parmenides Heidegger, Habermas, y Borgmann indudablemente han metido sus dedos en aspectos significativos del fenmeno tcnico, pero han identificado su esencia? Ellos parecen creer que la accin tcnica tiene una especie de unidad que desafa la complejidad y diversidad, la profunda corporizacin socio- cultural, que veinte aos de creciente historia crtica y sociologa de la tecnologa han descubierto sus variadas formas. Sin embargo, disolverla en la variedad de sus manifestaciones, como a veces demandan los constructivistas, podra efectivamente bloquear la reflexin filosfica sobre la modernidad. El problema es encontrar una manera de incorporar los nuevos avances en una concepcin de la esencia de la tecnologa, ms que descartarlos, como tienden a hacer los filsofos, como meras influencias de la contingencia social sobre una tecnologa reificada en s misma, concebida apartada de la sociedad (9). La solucin que propongo a este problema es una radical redefinicin de la tecnologa, que cruce la lnea habitual entre artefactos y relaciones sociales, asumidas tanto por el sentido comn como por los filsofos. El obstculo principal a esta solucin es el entendimiento ahistrico de la escencia, con el cual muchos filsofos se han comprometido. Yo propongo,

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    entonces, una especie de solucin intermedia entre las perspectivas de la filosofa y de los cientistas sociales. En lo venidero, intentar construir un concepto de la esencia de la tecnologa que provea un locus sistemtico para las variables socio-culturales que realmente diversifican sus corporizaciones culturales. En estos trminos, la esencia de la tecnologa no es simplemente esos rasgos destacables compartidos por todos los tipos de prcticas tcnicas que estn identificados en Heidegger, Habermas, y Borgmann. Aquellas determinaciones constantes no son una esencia previa a la historia, sino que son meras abstracciones de las variadas etapas histricas de un proceso de desarrollo (10). En lo que resta de este trabajo, intentar resolver este concepto alternativo de esencia en su aplicacin a la tecnologa. Es el resultado todava lo suficientemente filosfico para calificar como filosofa? Suponiendo que lo es, soy consciente que estoy desafiando un cierto prejuicio en contra de lo concreto que es un gaje del oficio de la filosofa. Platn es usualmente culpado por este prejuicio, pero en un dilogo tardo, Parmnides se burla del joven Scrates, quien se niega a admitir la existencia de formas ideales de pelo, tierra, suciedad o cualquier objeto trivial e indigno (Cornford, 1957: 130C-E) (11). Seguramente ha llegado el momento de dejar que la dimensin social entre en el encantador crculo de la reflexin filosfica. Permtanme ofrecerles ahora, aunque esquemticamente, una manera de lograr este cometido. Instrumentalizacin Primaria (12) Filsofos sustancialistas de la tecnologa han desviado al atencin de la pregunta prctica acerca de qu hace la tecnologa a la pregunta hermenutica de qu significa ella. Esta pregunta por el significado se ha tornado definitoria para la filosofa de la tecnologa, como rama distintiva de la reflexin humanstica. Ms recientemente, el constructivismo ha afilado su reflexin en un tercer rango de preguntas concernientes a quin hace la tecnologa, porqu y cmo. Mi estrategia aqu consistir en incorporar respuestas a las preguntas sustancialistas y constructivistas en un solo marco de trabajo con dos niveles. El primero de estos niveles corresponde ms o menos a la definicin filosfica de la esencia de la tecnologa; el segundo al mbito de las preguntas de las ciencias sociales. Sin embargo, al fusionarlas en un solo marco de trabajo ambas se transforman, como veremos en las prximas secciones.

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    Al respecto, el trabajo de describir la esencia de la tecnologa no tiene uno sino dos aspectos; un aspecto explica la constitucin de objetos y sujetos tcnicos, al cual denomino instrumentalizacin primaria, y otro aspecto, la instrumentalizacin secundaria focalizada en la corporizacin de los objetos y sujetos constituidos en redes tcnicas reales. Heidegger y Habermas ofrecen una visin solo de la instrumentalizacin primaria de lo tcnico, a travs de la cual una funcin es separada del continuum de la vida cotidiana. La instrumentalizacin primaria caracteriza las relaciones tcnicas en cada sociedad, aunque su nfasis, rango de aplicacin y significacin vara ampliamente. La tcnica incluye aquellos rasgos constantes en combinaciones que evolucionan histricamente con una segunda instrumentalizacin que incluye muchos aspectos sociales de la tecnologa. Las distinciones ms caractersticas entre diferentes eras en la historia de la tecnologa resultan de diversas formas de estructurar estas varias dimensiones. Como hemos visto, el problema de la periodizacin es central en la concepcin esencialista. El relato ontolgico de Heidegger de la distincin entre la tecnologa premoderna y la moderna no es ms plausible que la postura epistemolgica de Habermas. Este nuevo acercamiento ofrece una solucin a las dificultades. En contraste con Heidegger, distinguir la premodernidad de la modernidad desde un punto de vista histrico, ms que ontolgico. Romper tambin con Habermas argumentando que la diferenciacin de la tecnologa moderna respecto a otras orientaciones de otro tipo es relativamente superficial y no revela la verdad de la tcnica. La instrumentalizacin primaria puede ser resumida como cuatro momentos reificantes de la prctica tcnica. Los primeros dos corresponden aproximadamente con aspectos importantes de la nocin de Heidegger de enmarcamiento, y los otros dos describen la forma de accin implcita en la nocin de Habermas de medios. 1. Descontextualizacin Para reconstituir objetos naturales como objetos tcnicos, stos deben ser desmundizados, artificialmente separados del contexto en el cual fueron originalmente encontrados como para ser integrados en el sistema tcnico. Una vez aislados, pueden ser analizados en trminos de la utilidad de sus diversas partes, y los esquemas tcnicos que contienen pueden utilizarse para aplicaciones generales. Por ejemplo, invenciones tales como el cuchillo o la rueda toman cualidades, como el ser filoso o redondo, de cosas naturales como

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    una roca o el tronco de un rbol, y las liberan en tanto propiedades tcnicas del rol que juegan en la naturaleza. La tecnologa es construida de tales fragmentos de la naturaleza que, despus de haber sido abstrados de cualquier contexto especfico, aparecen en una forma tcnicamente til. 2. Reduccionismo El reduccionismo se refiere al proceso en el cual las cosas desmundizadas son simplificadas, despojadas de las cualidades tecnicamente intiles, y reducidas a aquellos aspectos a traves de los que pueden ser enroladas en una red tcnica. Llamar a stos ltimos cualidades primarias, primarias desde el punto de vista del sujeto tcnico para quien es una base de poder. Estas son las dimensiones del objeto que pueden ser reorganizadas en torno a un inters externo que ordena, mientras que las cualidades secundarias son vestigios de cosas intransformables que atan al objeto a su historia pretcnica y a su potencial para el desarrollo propio. El tronco del rbol, reducido a su cualidad primaria de redondez al convertirse en rueda, pierde su cualidad secundaria como habitat, fuente de sombra, y miembro vivo y creciente de su especie. Bajo la consideracin de que toda la realidad se coloca bajo el signo de la tcnica, lo real es progresivamente reducido a tales cualidades primarias. 3. Autonomizacin El sujeto de la accin tcnica se asla a s mismo lo ms posible de los efectos de su accin sobre el objeto. Esto sugiere una aplicacin metafrica a la sociedad de la tercera ley de Newton: para cada accin hay una reaccin igual y opuesta. En mecnica, actor y objeto pertenecen al mismo sistema y cada efecto es simultneamente una causa, cada objeto simultneamente un sujeto. Esta no es una mala descripcin de las relaciones humanas cotidianas. Un comentario amistoso suele despertar una respuesta amistosa, a uno rudo le corresponde una respuesta desagradable. Pero la accin tcnica autonomiza al sujeto disipando o difiriendo el efecto del objeto de accin sobre el actor. El sujeto no es mayormente afectado por el objeto sobre el que acta, dando lugar a una aparente excepcin a la ley de Newton. El cazador experimenta una leve presin sobre su hombro cuando el conejo muere, el conductor oye un tenue susurro del viento al mover una tonelada de acero por la autopista. Tambin la accin administrativa, como relacin tcnica entre seres humanos, presupone la autonomizacin del sujeto. 4. Posicionamiento

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    Francis Bacon escribi que la naturaleza para ser comandada debe ser obedecida. El sujeto tcnico no modifica la ley bsica de sus objetos, sino ms bien usa esa ley para sacar ventaja. La ley de la gravedad esta presente en el pndulo del reloj, las propiedades de la electricidad en el diseo del circuito, y dems. Al lidiar con sistemas complejos, como mercados, que no pueden ser reducidos a artefactos, la obediencia Baconiana significa adoptar una posicin estratgica con respecto al objeto. La ubicacin, como se dicen en bienes races, lo es todo: fortunas son hechas por haber estado en el lugar correcto en el momento indicado. El manejo del trabajo y el control del consumidor a travs del diseo del producto tienen una estructura parecida. Uno no puede operar trabajadores o consumidores como lo hara con una mquina, pero uno puede posicionarse a s mismo estratgicamente con respecto a ellos, como para influenciarlos y hacerlos cumplir un programa pre -existente que de otra manera no hubieran escogido. En un sentido toda accin tcnica es una suerte de navegacin, incorporando las tendencias propias del objeto para extraer un resultado deseado. Al posicionarse estratgicamente con respecto a su objeto, el sujeto tcnico se aprovecha de sus propiedades inherentes. Instrumentalizacin Secundaria La instrumentalizacin primaria no agota el significado de la tcnica sino que meramente establece un esqueleto de las relaciones tcnicas bsicas. Se necesita bastante ms para que aquellas relaciones establezcan un sistema o aparato: la tcnica debe estar integrada con el medio natural, tcnico y social que sustenta su funcionamiento. El proceso de integracin compensa algunos de los efectos reificadores de la instrumentalizacin primaria. Aqu la accin tcnica se vuelve contra s misma y contra sus actores a la vez que se concretiza. En el proceso, se reapropia de algunas de las dimensiones de su relacin con el contexto y auto desarrollo de donde la abstraccin tuvo lugar originalmente al establecer la relacin tcnica. El carcter subdeterminado del desarrollo tecnolgico deja espacio para que el inters social y los valores intervengan en el proceso de concretizarse. Al combinarse elementos descontextualizados, estos intereses y valores asignan funciones, orientan decisiones y aseguran la congruencia entre tecnologa y sociedad en el mismo nivel tcnico.

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    Sobre la base de este concepto de integracin, considero que la tcnica es fundamentalmente social. Su esencia debe incluir una instrumentalizacin secundaria que trabaje con dimensiones de la realidad y donde la abstraccin se haya hecho en el nivel primario. Este nivel de la tcnica incluye los siguientes cuatro momentos: 1. Sistematizacin Para funcionar como un dispositivo real, los objetos tcnicos aislados, descontextualizados, deben ser combinados con otros objetos tcnicos y reinsertados en el medio natural. La sistematizacin es el proceso de hacer estas combinaciones y conexiones. Objetos tcnicos individuales tales como unas ruedas, un manubrio, un contenedor, deben juntarse para formar un dispositivo como la carretilla. Si agregamos pintura para protegerla de la tierra, el dispositivo fue inserto en su medio natural tambin (13). El proceso de sistematizacin tcnica es central en lo que hace al diseo de redes acopladas con tanta precisin en las sociedades tecnolgicas modernas pero juega un rol menor en sociedades tradicionales donde las tecnologas pueden estar menos estrechamente relacionadas entre s pero a su vez, mejor adaptadas al medio. 2. Mediacin En todas las sociedades, las mediaciones ticas y estticas proveen al objeto tcnico simplificado con nuevas cualidades secundarias que lo reinsertan sin fisuras en su nuevo contexto social. La ornamentacin de artefactos y sus investiduras con significado tico es integral a la produccin en todas las culturas tradicionales. La eleccin de un tipo de piedra o pluma en el armado de una flecha puede estar motivada no solo por el filo y el tamao, sino tambin por varias consideraciones rituales que construyen un objeto formado esttica y ticamente. Solo las sociedades industriales modernas distinguen la produccin de la esttica a travs de la indiferencia respecto a la insercin social de sus objetosy la sustitucin de la elaboracin esttica por el packaging. De esto resulta la artificial separacin de tcnica y esttica caracterstica de nuestras sociedades, artificial, dir, porque nadie niega que la fealdad prevaleciente en la mayora de nuestro trabajo y en el ambiente urbano es malo para la gente que debe convivir con l. Tambin los lmites ticos son destruidos en la ruptura de las tradiciones religiosas y artesanales, aunque la tecnologa mdica y la crisis del medio ambiente han inspirado nuevos intereses en la limitacin moral del poder tcnico. Estas limitaciones son

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    eventualmente corporizadas en diseos modificados que condensan consideraciones de eficiencia con valores ticos. Una condensacin similar aparece en el funcionalismo esttico. As, las mediaciones permanecen como un aspecto esencial del proceso tcnico an en las sociedades modernas. 3. Vocacin La autonomizacin del sujeto tcnico es superada en el reconocimiento del significado humano de la vocacin, la adquisicin de lo artesanal. En la vocacin, el sujeto no est ms aislado de los objetos, sino que es transformado por su propia relacin tcnica con ellos. Esta relacin excede la contemplacin pasiva o la manipulacin externa e involucra al trabajador como sujeto corpreo y miembro de una comunidad en la vida de sus objetos. El individuo de nuestro ejemplo anterior, que dispara a un conejo, se convertir en cazador con las correspondientes actitudes y disposiciones si persigue tales actividades profesionalmente. La vocacin es el mejor trmino que tenemos para este impacto reverso del involucramiento de los usuarios con sus herramientas sobre los mismos. La idea de vocacin o camino es una dimensin esencial hasta de las ms humildes prcticas tcnicas en algunas culturas tradicionales, como la japonesa (aunque sea hasta hace poco), pero tiende a ser artificialmente reservada para profesiones como la medicina en la mayora de las sociedades industriales. Probablemente este sea un efecto del trabajo asalariado, que sustituye el artesanato de por vida del productor independiente por empleo temporal bajo control administrativo, reduciendo as tanto el impacto de cualquier habilidad particular sobre el trabajador como la responsabilidad individual por la calidad implcita en la vocacin. 4. Iniciativa Finalmente, al posicionamiento como base del control estratgico del trabajador y el consumidor se corresponden varias formas de iniciativa de parte de los individuos sometidos al control tcnico, por ejemplo, la praxis de la cooperacin voluntaria en la coordinacin del esfuerzo y apropiacin del usuario de dispositivos y sistemas para metas no previstas. En sociedades precapitalistas, la cooperacin era usualmente regulada por la tradicin o la autoridad paterna, y los usos de los escasos dispositivos disponibles tan hbilmente prescriptos que la lnea entre programas productores y las apropiaciones del usuario era un tanto borrosa. Los rganos colegiados son una alternativa al control burocrtico en sociedades modernas con

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    aplicaciones generalizadas aunque imperfectas en la organizacin de profesionales como profesores o doctores. Reformada y generalizada, tiene el potencial para reducir la alienacin a travs de la sustitucin del control de arriba por la auto-organizacin. En la esfera del consumo tenemos numerosos ejemplos, como la computadora, donde la apropiacin informal del usuario se traduce en significativos cambios en el diseo. Como hemos visto, as es como la comunicacin humana se convirti en una funcionalidad standard de una tecnologa que fue originalmente concebida por profesionales de la computacin como un medio para calcular y almacenar datos. La instrumentalizacin secundaria avala la reintegracin del objeto con el contexto, cualidades primarias con secundarias, y el liderazgo con el grupo a travs de una prctica reflexiva meta-tcnica que trata a los objetos tcnicos y la propia relacin tcnica como materia prima para formas ms complejas de accin tcnica. Hay, por supuesto, algo paradjico en esta asociacin de reflexividad con tecnologa. En el marco de trabajo Heidegger y Habermas comparten que la racionalidad tcnica supone ser ciega a s misma. La reflexin queda reservada para otro tipo de pensamiento competente para lidiar con cuestiones importantes como esttica y tica. Aqu tenemos una tesis familiar acerca de la separacin entre naturaleza y Geist, y su ciencia correspondiente. Cul es el origen de esta separacin? El capitalismo y la teora sustantiva de la tecnologa El sustancialismo identifica tcnica en general con las etcnologas especficas que se han desarrollado en el ltimo siglo en Occidente. Estas son tecnologas de conquista que pretenden una autonoma sin precedentes. El moderno ejemplar de maestro de la tecnologa es el emprendedor, monolticamente focalizado en la produccin y el beneficio. La empresa es una plataforma radicalmente descontextualizada para la accin, sin las tradicionales responsabilidades sobre las personas y los lugares que acompaaban al poder tcnico en el pasado. En definitiva, es la autonoma de la empresa lo que hace posible la distincin tan tajante entre consecuencias intencionadas y no intencionadas e ignorar estas ltimas. El capitalismo est entonces libre para extender el control tcnico a la fuerza de trabajo, la organizacin del trabajo, y aspectos del medio ambiente natural que estaban previamente protegidos de interferencias por las costumbres y la tradicin (14). Definir la tecnologa en estos trminos es etnocntrico.

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    Qu muestra una imagen histrica ms amplia de la tecnologa? Contrariamente al sustancialismo Heideggeriano, no hay nada que no tenga precedente en nuestra tecnologa. Los rasgos principales, como la reduccin de los objetos a materia prima, el uso de medidas precisas y planes, el manejo de algunos seres humanos por otros, extensas escalas de operacin, son lugares comunes a travs de la historia. Es el exorbitante rol de estas figuras lo novedoso, y por supuesto las consecuencias de ello es lo que verdaderamente no tiene precedentes. Esas consecuencias incluyen obstculos a la instrumentalizacin secundaria donde quiera que el cambio tcnico integrador amenace la explotacin mxima de los recursos humanos y naturales. Estos obstculos no son meramente ideolgicos sino estn incorporados a los diseos tecnolgicos. Solo una crtica de dichos diseos es adecuada al problema, y solo dicha crtica puede develar el potencial esperanzador de la tecnologa. Estas privilegiadas dimensiones de la tecnologa moderna deben por ende ser observadas en un contexto ms amplio que incluya muchas prcticas comnmente marginadas que fueron de gran importancia en tiempos pasados y pueden algn da regresar a un primer plano. Por ejemplo, hasta la generalizacin del taylorismo, la experiencia tcnica era esencialmente sobre la eleccin de una vocacin. La tecnologa estaba asociada con un modo de vida, con formas especficas desarrollo personal y virtudes. Fue el xito de la extraccin de saberes del capitalismo lo que finalmente convirti a los trabajadores en objetos de la tcnica como materia prima o mquinas. Aqu, no en cualquier dispensacin misteriosa del ser, yace la fuente de la movilizacin total de los tiempos modernos. Similarmente, la administracin moderna ha reemplazado la tradicional colegiatura de los gremios con nuevas formas de control. As como la investidura vocacional en el trabajo contina en algunos contextos excepcionales, as tambin sobrevive la colegiatura en algunos lugares de trabajo profesionales o cooperativos. Numerosos estudios histricos han demostrado que estas formas ms democrticas no son tan incompatibles con la esencia de la tecnologa sino con al economa capitalista. Dado un diferente contexto social y un diferente camino del desarrollo tcnico, debera ser posible recuperar estos valores tcnicos tradicionales y estas formas de organizacin en nuevas formas en la evolucin futura de las sociedades tecnolgicas modernas. As, la reforma de esta sociedad involucrara no solo limitar el alcance de lo tcnico, sino construir a partir de su potencial intrnseco para la administracin democrtica.

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    Porque su hegemona descansa en la extensin del control tcnico ms all de los lmites tradicionales para abrazar a la fuerza de trabajo, el capitalismo tiende a identificar a la tcnica como un todo junto con las instrumentalizaciones a travs de las cuales ese control es asegurado. Mientras tanto, otros aspectos de la tcnica son olvidados o tratados como no-tcnicos. Es esta racionalidad tcnica capitalista la que esta reflejada en el estrecho esencialismo de Heidegger, Habermas y Borgmann. Porque su caracterizacin de la tecnologa esta confinada a la instrumentalizacin privilegiada del capitalismo moderno, no pueden desarrollar una concepcin social e histricamente concreta acerca de su desarrollo y potencial. Hacen su propio trabajo de abstraccin, a travs de la cual eliminan la dimensin socio histrica de la accin tcnica, como evidencia de la naturaleza no social de la tecnologa. En la prxima seccin explorar en ms detalle la constitucin de dicha abstraccin, y ofrecer una manera muy diferente de entender la naturaleza social de la tecnologa.

    Constructivismo hermenutiuco Fetichismo tecnolgico El error del esencialismo no es arbitrario sino que es una consecuencia de las propias dimensiones socio-histricas negadas de la accin tcnica. Sostendr aqu que este error refleja la reificada forma de objetividad tecnologica en la sociedad moderna. Por forma de objetividad me refiero a una ilusion social necesaria con consecuencias reales. Tales ilusiones se convierten en un aspecto de la realidad social en la medida que constantemente actuamos sobre ellas (15). El concepto es plausible de ser comparado con la nocin de marco de referencia determinado culturalmente, mientras que la cultura sea entendida no meramente como manera de ver sino tambien como manera de hacer, como sistema de prcticas. Marx ofreci el anlisis original de este fenmeno. Segn el uso de Marx, el fetichismo de la mercanca no es amor al consumo sino la creencia prctica en la realidad de los precios relacionados con los bienes en el mercado. Tal como l seala, el precio no es un atributo real (fsico) de los bienes sino la critalizacin de la relacin entre fabricantes y consumidores. Sin embargo, el

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    movimiento de bienes de vendedores a compradores est determinado por el precio como si fuera real. Lo que est enmascarado en la percepcin fetichista de la tecnologa es, similarmente, su carcter relacional: aparece como una instancia no social de pura racionalidad tcnica ms que como el nexo social que efectivamente es. Es esta forma y no la realidad de la tecnologa lo que teoriza el escencialismo. De aqu la ambigedad de la crtica heideggeriana de la tecnologa, que no puede decidir si lo que se necesita es un cambio en la actitud o en el diseo tecnolgico. El problema est localizado en algn lugar entre estas determinaciones, en la forma de objetividad en que se revela la tecnologa. Tambin es la ambigedad del paradigma del dispositivo de Borgmann, lo que planea en forma incierta entre la descripcin de cmo encontramos a la tecnologa y cmo sta es hecha. Una crtica de la tecnologa desarrollada desde este punto persigue las ms vastas conexiones e implicancias sociales enmascaradas por el paradigma. En esta medida es genuinamente desreificadora. Pero en la medida que falla en incorporar esta escondida dimensin social al concepto de tecnologa mismo, se mantiene parcialmente atrapada en las formas de pensar que critica. La tecnologa, como por ejemplo los objetos del mundo real as designados, a la vez son y no son el problema, dependiendo de si el acento est puesto en su forma fetichista como puro dispositivo o en nuestra aceptacin subjetiva de dicha forma. En ningn caso podemos cambiar la tecnologa en si misma. Como mximo, podemos esperar superar nuestra actitud hacia ella a travs de algn tipo de movimiento espiritual. He propuesto una conceptualizacin muy diferente la cual incluye la integracin subdeterminada de tecnologas a sistemas tcnicos ms amplios y a la naturaleza, y a rdenes simblicos de la tica y la esttica, como tambin su relacin con la vida y el proceso de aprendizaje de trabajadores y usuarios, y la organizacin social del trabajo y el uso. Desde el punto de vista esencialista, uno podra admitir la existencia de estos aspectos de la vida tcnica, pero seran influencias sociales extrnsecas. El esencialismo propone tratar todas estas dimensiones de la tecnologa como meramente contingentes, externas a la tecnologa en s misma, y entregrselas a la sociologa mientras retiene una esencia sin cambios para la filosofa. Qu explica la persistencia del concepto reificado de tecnologa aun en un contexto crtico? Como he planteado anteriormente, la respuesta a esta

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    pregunta descansa en la estructura social de una sociedad capitalista tecnolgicamente desarrollada. Esa estructura da forma tanto a las relaciones prcticas como tericas con la tecnologa. En las cuestiones prcticas cotidianas, la tecnologa se presenta a s misma frente a nosotros primero y principalmente a travs de sus funciones. La encontramos como esencialmente orientada hacia un uso. Claro que somos conscientes de los dispositivos como objetos fsicos que poseen muchas cualidades que no tienen nada que ver con la funcin, por ejemplo, la belleza o fealdad, pero tendemos a ver esto como no esencial. Lo que distingue a la tecnologa de otros tipos de objetos es el hecho de que siempre aparece ya separada en lo que he llamado cualidades primarias y secundarias. Nosotros no tenemos que hacer esa separacin como lo haramos en el caso de un objeto natural ya que pertenece a la propia forma del dispositivo tcnico. As, una abstraccin inicial es insertada en nuestra percepcin inmediata de las tecnologas. Esa abstraccin, parece obvio para nosotros, nos para en un camino hacia el entendimiento de la naturaleza de la tecnologa. De todas formas, es importante tomar nota que esto es un supuesto, basado en la forma de objetividad de la tecnologa en nuestra sociedad. La funcin de los artefactos tcnicos no es necesariamente privilegiada de esta forma en otro tipo de sociedad. El punto de vista funcional puede coexistir con otros puntos de vista religioso, esttico, etc. ninguno de los cuales son esencializados. Al observador occidental este eclecticismo puede parecerle una simple confusin pero, como veremos, tiene su racionalidad. Y ms an, incluso los occidentales son capaces de caer en la misma confusin con respecto a ciertos artefactos tcnicos profusamente significados, como casas, a las que nos cuesta percibir como meras mquinas para vivir, en palabras de Le Corbusier. De cualquier modo, cuando nosotros los modernos consideramos tericamente a las tecnologas encontramos que poseen estructuras correspondientes a la evidencia prctica cotidiana de la funcin. La tecnologa es social siempre y cuando sea usada para algo, dejando la estructura de la tecnologa en s misma como un residuo no-social. Ese residuo tambin puede ser abordado tanto tcnicamente, por ejemplo, por ingenieros a quienes les concierne solamente el trabajo interno de un aparato, como filosficamente en trminos de la naturaleza esencial de la tecnologa como tal. Pero una vez que los aspectos sociales de la tecnologa han sido corridos de escena, lo que permanece son las instrumentalizaciones primarias: la tecnologa, en esencia,

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    descontextualiza y manipula a su objeto. Y a ello, ningn volumen de cambio a nivel social lo puede alterar. Las estructuras tcnicas consisten en sistemas de partes que permite a las tecnologas cumplir sus funciones. En la medida que las estructuras tienen una lgica causal interna, pueden ser abstrados de su entorno social como una instancia de principios cientficos o empricos. Todo conocimiento sistemtico de la tecnologa descansa en este tipo de abstraccin. Las disciplinas tcnicas profesionales han surgido para explicar y perfeccionar las estructuras de las tecnologas. A medida que se expande el prestigio de estas disciplinas, su aproximacin a la tecnologa se convierte en el modelo para el sentido comn y la filosofa a la vez. Finalmente, parece obvio que la tecnologa es su estructura. La funcin es una especie de bisagra entre esa realidad lgico-causal y las intenciones subjetivas del usuario, por lo tanto tambin entre el artefacto y la sociedad. Teora y realidad: los lmites de la diferenciacin Ahora, no tiene sentido negar la existencia de la estructura. Es lo suficientemente real. La pregunta es, qu tipo de realidad posee? Es su racionalidad coherente suficientemente garanta para posicionarla como un objeto independiente? O es meramente un aspecto, un artificial aunque til corte transversal, de un objeto ms complejo que incluye muchas otras dimensiones? Esta es la pregunta ontolgica implcita en la crtica del esencialismo. Esta pregunta ontolgica esta ligada a una sociolgica. En la tradicin weberiana, la modernidad est caracterizada por la diferenciacin de esferas sociales. La separacin de la racionalidad tcnica de otras dimensiones de la vida social es un caso particularmente importante. La absoluta diferenciacin de disciplinas tcnicas de las ciencias sociales y religiosas es el verdadero ndice de una modernizacin efectiva. Objetos purificados, como la economa de la economa y la tecnologa de la ingeniera se precipitan fuera de este proceso en su propia verdad. Aqu, en un nuevo sentido, lo racional es lo real. Pero cun plausible es esta identificacin? No son estos modelos racionales demasiado buenos para ser reales? No son solo tipos ideales, lejanamente vinculados a objetos reales en el mundo? Pero entonces la esencia de esos objetos reales no coincidira con su ncleo racional. Un esencialismo de

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    estructura racional fallara en trascender los lmites de las disciplinas que lo conceptualizan. Un ejemplo proveniente de la economa clarificar estas cuestiones. Tanto la ciencia econmica moderna como la economa moderna se desarrollaron a travs de la diferenciacin de una forma anterior menos diferenciada de magma social. La ciencia tuvo que distinguir su objeto de la vagamente definida economa poltica analizada por Adam Smith y Marx. Similarmente, la economa capitalista se distingui a s misma de instituciones como el Estado y la religin. Pero la economa logr niveles ms elevados de diferenciacin de la sociologa y la ciencia poltica que los del mercado en relacin con la vida social y poltica. Mucho despus que la ciencia econmica se haya constituido independientemente como pura lgica de mercado, los mercados actuales en economas reales se mantuvieron muy interrelacionados con todo tipo de influencias sociolgicas o polticas sobre las cuales la economa moderna no tena nada que decir. La abstraccin real del mercado capitalista real no est siquiera cerca de las elevadas abstracciones de la ciencia econmica. En un sentido, entonces, Smith y Marx fueron ms realistas que los economistas modernos porque incorporaron al contexto relevante en el objeto de su ciencia. De todos modos, la economa moderna no pretende ofrecer una filosofa social que explique los orgenes, desarrollo y relaciones sociales del capitalismo; se dedica ms modestamente al estudio de aspectos cuantitativos de una completa y estable economa capitalista. Donde estas condiciones raras se dan, provee una poderosa aproximacin a la comprensin y prediccin del comportamiento econmico. Donde estas condiciones no se dan, su poder explicativo es pequeo, ms pequeo tal vez que los mtodos orientados segn clase e institucin de sus predecesores. Claro est que la economa moderna da cuenta de toda la gama de factores que estos predecesores reconocieron, pero lo hace en forma diseada para defender la idealizacin que la fund. As, alguno de estos factores entran en la ciencia como supuestos en relacin con la conducta econmica. Por ejemplo, la lucha poltica acerca de la duracin de la jornada laboral le perteneci a la ciencia marxista pero la teora econmica moderna simplemente toma sus resultados como algo dado que es condicin de la actividad econmica. Otros factores llamados no-econmicos son reconocidos como imperfecciones con respecto a un modelo lgico del mercado perfecto, el cual, por supuesto, nunca ha existido.

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    Esta diferencia entre el grado y tipo de diferenciacin caracterstica de las teoras y los objetos del mundo real que estudian, da lugar a serias confusiones. Deben los mercados ser definidos simplemente como el objeto de la ciencia econmica, dejando de lado como hace la economa todo aquello que no cuaja perfectamente con la teora, o deben ellos ser definidos en trminos de su real estructura, incluyendo todos los aspectos que la ciencia econmica abstrae? Pero entonces la esencia del mercado no correspondera exactamente al objeto de la economa. Debera a nosotros, como analistas sociales, importarnos? Solo en el punto en que el prestigio de la ciencia econmica deslegitima cualquier otra reflexin sobre la economa. Pero esa es una provocacin al debate, no un argumento del debate. Con la tecnologa surgen problemas similares. La diferenciacin de disciplinas tcnicas abre el acceso cognitivo a estructuras racionales como aquellas descubiertas por la economa en el mercado. Pero, nuevamente como la ciencia econmica, aquellas estructuras son abstracciones de una realidad ms compleja y menos diferenciada. Dicha realidad descansa en el trasfondo de disciplinas como la ingeniera, desplegando el marco de trabajo en el cual se definen y resuelven problemas, pero no es un objeto de la ingeniera como ciencia. La tpica ilusin de la ingeniera, (seguida acriticamente por el sentido comn moderno), es asumir que el dispositivo tcnico es idntico a lo que el ingeniero hace de l y se relaciona solo externamente con la sociedad en donde se encuentra. En realidad es un rico abanico que incorpora los parmetros de la ingeniera junto con muchos otros. Este punto podra ser expuesto de otra forma: el mismo e idntico dispositivo est sujeto a la descripcin en muchos discursos (ingeniero, artstico, tico,etc.) ninguno de los cuales es fundamental (16). Aunque la filosofa de la tecnologa ha atacado frecuentemente los estrechos horizontes de la ingeniera desde un punto de vista humanstico, paradjicamente, su concepto de la tecnologa es igualmente estrecho. Su error clave ha sido asumir que las disciplinas tcnicas revelan los lmites de su objeto, no solo en cierta manera para ciertas cuestiones, sino generalmente, fundamentalmente. As, las limitaciones de dichas disciplinas y particularmente de su explicita forma de auto-comprensin tienden a ser transferidas a sus objetos y la tecnologa real pasa a ser vista como no-social, no-reflexiva, indiferente a valores, orientada hacia el poder, y as sucesivamente. Pero como hemos visto, una adecuada definicin de tecnologa real, como opuesta a la muestra estrecha, idealizada, que estudian la

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    ingeniera, involucra mucho ms que las propiedades racional-formales de los aparatos. Sistema, Red, Mundo de la vida Para llegar a ese plus de significado, necesitamos regresar al problema de la funcin una vez ms. Cul es la realidad de estos conceptos tan obvios que emergen espontneamente de nuestra prctica tcnica diaria? Como fue mencionado anteriormente, la funcin se compara con el precio como forma fetichista de objetividad. Como el precio, la funcin es un trmino relacional que le atribuimos al objeto como cualidad real. En realidad, la funcin de cualquier tecnologa es relativa a las organizaciones que la han creado y la controlan y le asignan un objetivo. As, tiene una funcin como parte del sistema en el sentido de la teora sistmica del trmino. El concepto del sistema seguramente es uno de los ms escurridizos dentro de la ciencia social. Los sistemas son generalmente definidos como complejos de elementos interactuantes. En el mundo biolgico y social, estos aparecen como estructuras que se autoreproducen, como organismos o corporaciones. En la naturaleza, el criterio que delimita la estructura parecera ser objetivo. Podemos identificar procesos internos, tales como una respuesta inmunolgica, que efectivamente distingue un organismo de su entorno y hasta de parsitos que lo atacan internamente (aunque, claro est, el cncer presenta un problema a este modelo). Pero los lmites entre los sistemas sociales y sus entornos no son tan objetivos y faltos de ambigedad. Por ejemplo, oficialmente los accionistas son dueos de la compaa y han contratado gerentes que les responden. La compaa como sistema parecera estar constituida en torno a las intenciones de sus dueos, corporizadas en procedimientos de manutencin del sistema a cargo de los gerentes. Sin embargo, el sistema oficial no es el nico complejo autoreproductivo de elementos interactuantes en juego. Qu hay de los trabajadores y su sindicato, que pueden tratar a la compaa como un tipo de sistema totalmente diferente? Qu hay de la comunidad en donde esta localizada la compaa, que puede considerar a la compaa como un sub-sistema dentro de un sistema urbano ms amplio? Son los trabajadores y los lderes comunitarios mero entorno o son sistematizadores competitivos que operan en el mismo terreno que los gerentes?

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    Claro que la plana gerencial quisiera obtener una completa autonoma. Tal vez trate de enfatizar los lmites del sistema, como los entienda, enfrentndose a sindicatos y polticos locales. Pero finalmente el sistema es ms parecido a un remolino que a un objeto slido. A quin le pertenece legtimamente su riqueza? A los accionistas, a las vctimas de sus productos, a los trabajadores o a la comunidad? Y es el mismo sistema independiente de la respuesta a esta pregunta? Leyes y cortes, no procesos naturales, deciden el resultado (17). Pero esto es para decir que los sistemas sociales dependen mucho ms del ojo del observador. Los sistemas, como un todo que se autoreproduce, son frgiles subgrupos de complejos de elementos interactuantes mucho ms sueltamente organizados, que pueden incluir varios proyectos sistmicos superpuestos. Llamo red a este ltimo tipo de sistema (18). Los sistemas sociales pertenecen a amplias redes con las que estn involucrados en muchas incontroladas e inintencionadas interacciones. Llamar a estas redes contexto en el sentido de la teora sistmica del trmino es prejuzgar la cuestin de los lmites del sistema. Mientras los gerentes del sistema sean exitosos, el prejuicio aparece como razonable. Pero entre los elementos de la red se encuentran seres humanos cuyo involucramiento posee una dimensin simblica y causal. Pertenecen al mundo de la vida dentro del cual el sistema esta situado. Pueden depredar el sistema y destruirlo como bacilos en el flujo sanguneo, pero tambin son capaces de reorganizar la red en conflicto con los gerentes del sistema, de producir una nueva configuracin de los recursos que contiene. Estn, en otras palabras, involucrados de una manera que no est en concordancia con la metfora orgnica de la criatura viviente y su entorno (19). Los gerentes del sistema son concientes de ese amplio trasfondo a travs de las consecuencias no intencionadas y las cadas del sistema que remarcaron los elementos de la red no completamente controlados o integrados. La traduccin de los problemas que se revelan en dichas cadas a trminos funcionales son esenciales para la reestructuracin del sistema. El xito en esta empresa tiende a oscurecer el hecho de que cualquier funcin es una seleccin entre un gran rango de posibilidades y demandas reveladas en las cadas, incluyendo algunas que contradicen la supervivencia del sistema. Este amplio margen, las potencialidades del mundo de la vida tcnico pueden incluir elementos positivos que solo pueden ser sistematizados a travs de nuevos diseos tecnolgicos, como en el caso de las comunicaciones por computadora, o hasta mediante la creacin de nuevas organizaciones con

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    nuevos lderes y objetivos. Tales transiciones radicales no pueden ser conceptualizadas puramente desde un punto de vista funcional, siempre relacionado a un sistema dado y a su lnea de desarrollo. El filsofo esencialista que encuentra la confirmacin de su tesis en los lmites de la auto comprensin del tecnlogo, tambin pierde de vista la relatividad de la funcin. Esto no quiere decir que el concepto de funcin sea una intil abstraccin. Por el contrario, orienta a los usuarios hacia dispositivos adecuados a sus necesidades y tiene un importante rol en las profesiones tcnicas que deben focalizar sus esfuerzos en objetivos estrechamente definidos. Pero tanto los usuarios como los tecnlogos actan con un trasfondo de supuestos que pertenecen a un mundo de la vida de la tecnologia, que no necesita ser tematizado en el curso ordinario de los acontecimientos. Una hermeneutica de la tecnologa debe clarificar ese trasfondo. Por ello he propuesto un diferente tipo de modelo basado no en la distincin de lo social y lo tcnico, sino atravesando los lmites habituales entre ambos. En esta concepcin, la esencia de la tecnologa no es una abstraccin de las contingencias de la funcin, una estructura que permanece igual a travs de los infinitos usos a los que los dispositivos estn sujetos en los variados sistemas que los incorporan. Ms bien, la esencia de la tecnologa es abstrada de la red entera dentro de la cual la funcionalidad juega un rol especifico y limitado. La forma reificada de la objetividad de la tecnologia privilegia el punto de vista de los gerentes del sistema por sobre la descentrada complejidad de la red. Similarmente, la propia posibilidad de idealizacin cientfica descansa sobre la emergencia de un punto de partida sistmico que seleccione un dominio estrechamente definido de objetos y tareas. Pero, como hemos visto, el menos diferenciado mundo de la tecnologa real incluye elementos excluidos por la teora y el paradigma del aparato. El mundo real de la tecnologia es una red, no un sistema, pero una red que incluye un sistema en su interior.

    Concretizacin y cambio tcnico La pregunta por el cambio tcnico

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    Me quej con anterioridad de que el esencialismo no consigue asir la dimensin histrica de la tecnologa. Es tiempo de cumplir con la promesa de un acercamiento alternativo, implcito en la queja. Lo que est en juego es la explicacin del cambio social en la esfera tcnica, y si ese cambio es ontolgicamente significativo. La pregunta tiene dos partes, solo una de las cuales puede ser tratada aqu. La primera parte implica la reconceptualizacin del cambio tcnico desde el punto de vista de la teora de la instrumentalizacin. Esta tarea involucra una ruptura fundamental con el punto de vista del sistema para desarrollar una visin ms amplia del progreso como ms que un accidente de la esencia de la tecnologa. La segunda parte de esta pregunta remite al hecho de si semejante reconceptualizacin podra alguna vez ser parte del mundo de la vida de la tecnologa, por ejemplo, si la forma de objetividad de la tecnologa podra cambiar y la comprensin cotidiana de la misma ajustarse a los hallazgos sofisticados de la filosofa antes que a la autocomprensin ingenua de las profesiones tcnicas. Esa pregunta es el tema de otro ensayo (20). Como hemos visto, para el esencialismo las instrumentalizaciones primaria y secundaria estn ms o menos diferenciadas dependiendo del estado de desarrollo tcnico y social. En una sociedad premoderna puede haber una no muy clara distincin entre fines tcnicos concebidos estrechamente, que fluyen del manejo de la causalidad natural y mediaciones espirituales como valores estticos o ticos. La forma de un cliz no es ornamentacin en nuestro sentido, sino que pertenece ntegramente a su diseo. En nuestra sociedad, por el contrario, estos diferentes aspectos del trabajo tcnico no solo estn claramente diferenciados sino que a menudo corporizados en instituciones diferentes. Una vez que la tecnologa se diferencia de otras esferas sociales, su interaccin con ellas aparece como externa. Esto es particularmente claro en el caso de las mediaciones. El arte no es ms una parte intrnseca de la prctica tcnica sino algo que se agrega a posteriori. Los valores ticos regulan a la tecnologa desde fuera, mediante leyes, y no son algo interno de las prcticas tcnicas. Heidegger y Habermas consideran esta diferenciacin como la esencia de la modernidad. En el curso de la misma las mediaciones pierden sus vnculos concretos con la realidad tcnica y se vuelven cada vez ms ideales rarificados y sin efecto. Por supuesto, en muchos casos esas relaciones externas prevalecen a un definitivo costo en eficiencia. La existencia de esos costos parece validar la

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    conviccin esencialista acerca de que la tecnologa no cambia en esencia con las modificaciones en sus formas histricas. Lo que cambia es solo el grado de su diferenciacin. El movimiento es hacia delante, en direccin a niveles ms elevados de diferenciacin, o hacia atrs, en una indiferenciacin que lleva a condiciones ms primitivas. Cuanto ms nfasis ponen las sociedades en valores estticos y ticos, tanto ms se permite que estos valores interfieran con consideraciones puramente tcnicas y ms pobres sern. Ya sea que esa pobreza virtuosa sea valorada o maldecida, l