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1 Un autorretrato intelectual * Marcel Mauss Es imposible separarme del trabajo de una escuela. Si existe alguna individualidad aquí, se halla inmersa en un anonimato voluntario. Acaso lo que caracterice mi carrera científica, quizás hoy todavía más que antes, es el sentimiento de trabajar como parte de un grupo, y la convicción de que la colaboración con otros es una fuerza que se opone al aislamiento y a la pretendida búsqueda de originalidad. Existen dos razones que explican mi comportamiento. En primer lugar, una razón teórica. Como positivista, y creyendo sólo en los hechos, me atrevo a mantener que las ciencias descriptivas, en el caso de fenómenos que son complejos, han conseguido un grado de certeza mayor que el de las ciencias teóricas. De esta manera, si yo practico la ciencia teórica —y acaso razonablemen- te bien— creo que sólo resultará de interés si, derivada de ciertos hechos, puede ésta ayudarnos a observar los fenómenos, documentarlos y clasificarlos de diferen- tes maneras. Y, por consiguiente, en tanto profundice la comprensión más que la generalización, en cuanto se otorgue a sí misma contornos firmes y en tanto se cargue con contenidos, en lugar de levantar vuelo hacia el trazado de elaboradas contrucciones a partir de hipótesis históricas o ideas metafísicas. Pero este gran número de hechos sólo es posible mediante la colaboración de numerosos espe- cialistas. Privada como está de la instancia del laboratorio, la sociología no carece, sin embargo, de los medios para verificar sus hechos, dado que uno puede vincular sus comparaciones con todos los fenómenos de la historia, tal como los entienden los especialistas en cada una de sus ramas. Pero esta tarea, para un solo individuo, es imposible. La única forma de que logre resultados sólidos es que los estudiosos verifiquen mutuamente sus respectivos trabajos, criticándose con severidad, y cada uno haciendo uso de los hechos. * Este manuscrito de Mauss, inédito en castellano, es aparentemente un memorandum confidencial dirigido a Charles Andler y Sylvain Lévi. Es muy probable que haya sido escrito en 1930, mientras era candidato para el Collège de France. Ha sido publicado en francés como “L’oeuvre de Mauss par lui-même”, en la Revue francaise de sociologie, vol. 20, 1979, pp. 209-220 ; y en la Revue européenne des sciences sociales, vol. 34, 1996, pp. 225-236. Lo que sigue deriva de una traducción al inglés de A. Bailey y J. Llobera, publicada en P. Vesnard (ed.), The sociological domain, Cambridge, 1983. Ha sido revisada sustancialmente por N. Allen, quien ha añadido el material entre corchetes, lo cual reproducimos aquí por medio de paréntesis para diferenciarlo de nuestras propias notas. Publicado en W. James y N. J. Allen: Marcel Mauss. A Centenary Tribute, Nueva York, Oxford, Berghahn Books, 1998, pp. 29-42 [N. del T.] [ 41 ]

Un Autorretrato Individual. Mauss

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  • 1Un autorretrato intelectual *

    Marcel Mauss

    Es imposible separarme del trabajo de una escuela. Si existe alguna individualidadaqu, se halla inmersa en un anonimato voluntario. Acaso lo que caracterice micarrera cientfica, quizs hoy todava ms que antes, es el sentimiento de trabajarcomo parte de un grupo, y la conviccin de que la colaboracin con otros es unafuerza que se opone al aislamiento y a la pretendida bsqueda de originalidad.

    Existen dos razones que explican mi comportamiento.En primer lugar, una razn terica. Como positivista, y creyendo slo en los

    hechos, me atrevo a mantener que las ciencias descriptivas, en el caso de fenmenosque son complejos, han conseguido un grado de certeza mayor que el de las cienciastericas. De esta manera, si yo practico la ciencia terica y acaso razonablemen-te bien creo que slo resultar de inters si, derivada de ciertos hechos, puedesta ayudarnos a observar los fenmenos, documentarlos y clasificarlos de diferen-tes maneras. Y, por consiguiente, en tanto profundice la comprensin ms que lageneralizacin, en cuanto se otorgue a s misma contornos firmes y en tanto secargue con contenidos, en lugar de levantar vuelo hacia el trazado de elaboradascontrucciones a partir de hiptesis histricas o ideas metafsicas. Pero este grannmero de hechos slo es posible mediante la colaboracin de numerosos espe-cialistas. Privada como est de la instancia del laboratorio, la sociologa no carece,sin embargo, de los medios para verificar sus hechos, dado que uno puede vincularsus comparaciones con todos los fenmenos de la historia, tal como los entiendenlos especialistas en cada una de sus ramas. Pero esta tarea, para un solo individuo,es imposible. La nica forma de que logre resultados slidos es que los estudiososverifiquen mutuamente sus respectivos trabajos, criticndose con severidad, y cadauno haciendo uso de los hechos.

    * Este manuscrito de Mauss, indito en castellano, es aparentemente un memorandum confidencialdirigido a Charles Andler y Sylvain Lvi. Es muy probable que haya sido escrito en 1930, mientrasera candidato para el Collge de France. Ha sido publicado en francs como Loeuvre de Mausspar lui-mme, en la Revue francaise de sociologie, vol. 20, 1979, pp. 209-220 ; y en la Revueeuropenne des sciences sociales, vol. 34, 1996, pp. 225-236. Lo que sigue deriva de una traduccinal ingls de A. Bailey y J. Llobera, publicada en P. Vesnard (ed.), The sociological domain,Cambridge, 1983. Ha sido revisada sustancialmente por N. Allen, quien ha aadido el materialentre corchetes, lo cual reproducimos aqu por medio de parntesis para diferenciarlo de nuestraspropias notas. Publicado en W. James y N. J. Allen: Marcel Mauss. A Centenary Tribute, NuevaYork, Oxford, Berghahn Books, 1998, pp. 29-42 [N. del T.]

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  • 2Segundo, por una razn fctica. El progreso logrado por la sociologa enFrancia durante los veinte aos entre 1893 y 1914 hubiese resultado imposible deno haber sido por un grupo que trabaj de manera mancomunada. No formbamosuna mera escuela de discpulos reunidos ciegamente en torno a un maestro y a unfilsofo. Desde ya, Durkheim estaba repleto de ideas, y de vasto alcance. Pero loque nos reuna alrededor suyo era que lo considerbamos un estudioso cabal, quesus mtodos eran totalmente efectivos, que el espectro de su conocimiento era vastoy que estaba escrupulosamente verificado. Los aspectos de su mente que ms nosseducan eran su cartesianismo, su bsqueda realista y racionalista de los hechos,as como su habilidad para conocer y aprehender los fenmenos en cuestin. stasfueron las cualidades que, creo, he desarrollado consciente y concienzudamente enm, en mis colegas y en mis alumnos. Cada ciencia es producto del trabajo colectivo.Hecha por individuos que participan juntos del mundo real, la ciencia surge desdelos hechos y las ideas que los individuos singulares llevan a un mismo puerto. Yesto es lo que ha sucedido en nuestro esfuerzo por crear la sociologa. Necesitamosuna enorme cantidad de datos y el lenguaje preciso para documentarlos. Todo estopresupone un grupo y un consenso acerca de ello. Pero desde otro punto de vista, alexplorar este dominio de lo social recin abierto a la ciencia, ramos como almasperdidas que slo pueden hallar su camino llamndose mutuamente en el bosque.La mera descripcin de un fenmeno o la delimitacin precisa de algunas preguntastrajo aparejadas interminables dificultades que slo pudieron ser resueltas por ungrupo en marcha.1 Solo en Burdeos, Durkheim adverta dolorosamente la enormidadde su tarea y su relativa impotencia. A pesar de su gran genio, slo poda manejar ala distancia los hechos histricos del pasado y la investigacin de las sociedadescontemporneas. Yo trat de dar el ejemplo y me transform, entre 1895 y 1902, ensu agente reclutador en Pars. De esa manera, formamos un grupo de acadmicoscompetentes y especializados, y nos topamos, en una atmsfera de confianza, conlos primeros problemas de nuestra ciencia.

    Este tipo de trabajo requiere de un grado considerable de autosacrificio.Un laboratorio no funciona sin un lder, pero tambin requiere miembros calificados.Esto significa amigos jvenes y viejos, con hiptesis para trabajar, muchas ideas yconocimientos amplios, pero, por encima de todo, se necesita gente que estpreparada para contribuir con todo ello en un fondo comn, que se inserte en eltrabajo de los miembros ms veteranos y que ayude a lanzar el trabajo de los recinllegados. Y nosotros formamos un equipo as. Est vivo y an reviviendo. NiDurkheim ni yo nos reservamos nuestros esfuerzos y nuestras ideas. Su trabajohubiera sido imposible si no nos hubiramos dedicado a l con un sentimiento deautosacrificio, y si yo no continuase todava hacindolo.

    1 (La palabra fait significa a la vez hecho y fenmeno).

  • 3De todo ello han derivado dos caractersticas de mi vida. Primero, hetrabajado, acaso demasiado, en colaboracin con otros. Esto absorbe an gran partede mi tiempo. He contribuido a The Suicide de Durkheim mtodo cuantitativo,clasificacin de 26.000 suicidios fichados individualmente y distribuidos en setentay cinco grupos.2 Colabor en todo lo que l hizo, as como l colabor conmigo;con frecuencia reescriba pginas enteras de mis trabajos. Publiqu con l dosartculos en colaboracin, includo nuestro ensayo Primitive classification (1903),para el cual yo suministr todos los datos.3 Con Hubert, publiqu mi ensayo Sacrifice(1899)4 y otro titulado Magic (1904)5, as como el prefacio a nuestro Mlangesdhistoire des religions (1908-1909)6. Por regla general, tom parte en todo lo quel hiciera que no fuera estrictamente crtica arqueolgica. l siempre controlaba loque yo escriba. Aunque yo no haba planeado ms que colaborar con Beuchat, tuveque trabajar desde el principio hasta el fin en Seasonal variations of the eskimo(1906).7 Las veces que colabor con el trabajo de mis estudiantes y amigos soninnumerables. Si en la actualidad me encuentro de alguna manera sobrepasado poresta carga, se debe a que he aceptado la enorme tarea de publicar una masa demateriales inditos de Durkheim, Henri Hubert y Hertz. Gracias a m, sus obrasllegan al pblico a razn de uno o dos volmenes por ao. Mi enseanza y super-visin de investigacin en la cole de hautes etudes y en el Institut dethnologiehan sido quiz excesivas, y han contribuido tambin en la demora de mis propiaspublicaciones. Pero, puede culprseme si mi conciencia profesional me demandatanto? La calidad y el nmero de mis estudiantes en todo el mundo son la prueba deque esta enseanza no ha carecido de valor. Su investigacin, para la cual he asig-nado los tpicos, asegurado su correcto desarrollo, corregido borradores y pruebase inspirado la orientacin, demuestra que mi trabajo no ha pasado desapercibido.De no haber sido por la guerra, hubiese acaso llegado a ser glorioso.

    2 Mauss subestima el nmero de agrupamientos, que parecen haber sido 176 (Editor francs).[En castellano: E. Durkheim, El suicidio, Madrid, Akal, 1976.]3 En castellano: De ciertas formas primitivas de clasificacin, en M. Mauss, Obras, vol. II:Institucin y culto, Barcelona, Barral, 1971, pp. 13-73. [N. del T.]4 En castellano: De la naturaleza y funcin del sacrificio, en M. Mauss, Obras, vol. I: Losagrado y lo profano, Barcelona, Barral, 1970, pp. 143-248. [N. del T.]5 En castellano: Esbozo de una teora general de la magia, en M. Mauss, Sociologa yAntropologa, Madrid, Tecnos, 1991, pp. 43-152. [N. del T.]6 En castellano: Prefacio, en H. Hubert y M. Mauss, Magia y sacrificio en la historia de lasreligiones, Buenos Aires, Lautaro, 1946, pp. 9-57. [N. del T.]7 En castellano: Mauss, M. y Beuchat, H. Ensayo sobre las variaciones estacionales en lassociedades esquimales. Un estudio de morfologa social, en M. Mauss: Sociologa y antropologa,Madrid, Tecnos, 1991, pp. 359-432. [N. del T.]

  • 4(En segundo lugar) la gran tragedia de mi vida cientfica no ha sido lainterrupcin de mi trabajo por los cuatro aos y medio de la guerra, ni tampoco elao perdido debido a mi enfermedad, ni siquiera mi sentimiento de completodesasosiego por las muertes prematuras de Durkheim y Hubert (1917 y 1927); latragedia fue la prdida, durante aquellos aos dolorosos, de mis mejores estudiantesy mis mejores amigos. Uno podra decir que fue una prdida para una rama de laciencia francesa; para m, fue una catstrofe. Tal vez lo mejor que he podido dar dem mismo haya desaparecido con ellos. El xito renovado de mi enseanza desde laguerra, y la fundacin y el xito del Institut dethnologie que se deben segura-mente, al menos en un cincuenta por ciento, a m prueban nuevamente lo quepuedo hacer en este sentido; sin embargo, no pueden reemplazar lo que he perdido.

    Pero, antes de dejar este tema, debiera disipar un prejuicio daino acercade m que tengo entendido reina en la actualidad. Se ha sugerido que he desviadomi enseanza en favor de la sociologa. Nada puede estar ms lejos de la verdad.Tan fructferas o estriles como hayan sido, y tanto me hayan dejado o no en libertadpara seguir mi propia investigacin, mis clases jams han coincidido en un todo conella. En la ctedra de Historia de las religiones de los pueblos no civilizados hesido fiel a su ttulo barroco y al espritu de la cole des hautes etudes. En esecontexto he limitado estrictamente mi enseanza a un punto de vista histrico, crticoy ajeno a la comparacin, aun cuando los hechos que estudiaba slo me interesaban,justamente, desde un punto de vista comparativo. Jams he sido en dicho lugar unpropagandista de la sociologa. Siendo responsable de la enseanza de etnologadescriptiva en el Institut dethnologie, donde yo mismo he trazado los estatutos ydonde, junto a Rivet y a Lvy-Bruhl, actualmente superviso la enseanza, laspublicaciones y todas las dems actividades, siempre he limitado mi enseanza a lopuramente descriptivo. Acaso a este sentido del deber y a esta imparcialidad puedaacreditrseles un mrito cientfico.

    De cualquier forma, estos factores explican por qu, hacia el final de micarrera, deseo ensear exactamente aquello en lo que siempre he trabajado: lahistoria comparativa de las sociedades y, en especial, de las religiones. A mi edad,es totalmente legtimo hacer que mi enseanza coincida con la presentacin oral delas investigaciones, ya sean preliminares, definitivas, inditas o publicadas pero noenseadas. Incluso estoy pensando en aadir a mi programa de enseanza el trabajoindito que han dejado mis mejores amigos; de esta manera, su publicacin se verfacilitada, su memoria ser mejor preservada, y mi enseanza ms general tendrun efecto ms amplio: no ser slo ma, sino tambin suya. Estar enseando, noslo mi propio trabajo, sino tambin las ideas y la evidencia en que stas se basan,y que han sido elaboradas por mis amigos, desde Durkheim y Hubert hasta Doutty Maurice Cahen.

  • 5Trabajo publicado

    Mi trabajo publicado se halla algo fragmentado. No creo demasiado en los sistemascientficos y jams he credo necesario expresar ms que verdades parciales. Sinembargo, adems de una continuidad en cuanto a su orientacin, mi trabajo no hacarecido de una continuidad material; existe de hecho un vnculo entre estosfragmentos dispersos. Se halla ste en la publicacin del Anne Sociologique y losTravaux de lanne sociologique. La continuidad de mis esfuerzos est demostradapor el hecho de que, luego de una brecha de diez aos, ha sido posible revivir estaspublicaciones. Y yo lo he hecho, y, adems, he publicado en la coleccin de losTravaux de dos a cuatro volmenes por ao.

    Es justo juzgar mis esfuerzos desde esta perspectiva. All es donde surge launidad.

    El Anne sociologique

    Si uno mide las cosas por la cantidad, la mayor parte de mi trabajo de nuestrotrabajo colectivo ha sido dedicado a la escritura, edicin y publicacin del Annesociologique. All he publicado cerca de 2500 pginas en octavo de las 10.000 u11.000 que hay en los catorce volmenes publicados o en prensa (400 pginas en elvolumen 1 de la nueva serie y 300 en el volumen 2, si incluyo mis contribucionesbibliogrficas a todas las secciones). No voy a discutir el valor de esta bibliografa,el trabajo de seleccin que presupone, la labor de estar al tanto de las ltimas no-vedades, el mantenimiento de contactos personales y de la correspondencia, y assucesivamente.

    Sin embargo, me gustara justificar mis esfuerzos personales en tanto partede un esfuerzo colectivo, y subrayar el valor de nuestro trabajo conjunto al mismotiempo que mi propia contribucin. Algunos han pensado que esta medida eraexagerada, que el esfuerzo ha sido desproporcionado en relacin con los resultados,que las metas eran imposibles o no fueron logradas. Nada puede ser ms falso.

    Durkheim fund el Anne (1898) para posibilitarnos difundir nuestro pun-to de vista respecto a todo tipo de cuestiones sociolgicas. Con todo, en nuestrasmentes, pronto se convirti en algo diferente a un mero vehculo de propaganda deun mtodo o una plataforma de oposicin a escuelas varias de economistas,historiadores de la religin, tericos de la jurisprudencia, etc. Bajo la direccin deDurkheim, y, debo aadir, en cierta medida gracias a mi propio impulso, concor-damos todos en organizar la publicacin no slo alrededor de las ideas, sino, enparticular, en torno a hechos. Desde el volumen 2 en adelante se transform as enuna suerte de tienda, actualizada y razonablemente bien provista, de las diferentesespecialidades sociolgicas. Naturalmente, lo inusual de las publicaciones queaparecieron, as como nuestros propios intereses e investigaciones y, sobre todo,

  • la magnitud de nuestra ignorancia nos han conducido a veces por el mal camino.El correcto balance de los hechos y la propiedad de las ideas no han sido siempre losuficientemente apreciados.

    El desarrollo de las teoras, a pesar de ello, fue siempre cuidadosamentedocumentado. Para cualquiera que desee mantenerse al da con los avances de laenseanza, hemos resultado por cierto provechosos y, en el mundo de habla fran-cesa, acaso indispensables. Y esto sucede en disciplinas que son slo cercanas a lanuestra (por ejemplo la filosofa y la psicologa de la religin), y, en particular, respectoa los avances en nuestra propia disciplina y sus especialidades vecinas (derecho,economa, geografa humana, etc.). Pero, por sobre todo, hemos tratado y yo enparticular de incorporar nuevos hechos en el campo de la teora sociolgica, ascomo, a la vez, de organizarlos presentando los anlisis de los datos crudos que lasramas descriptivas de nuestras ciencias nos han provisto. Mi propio esfuerzo per-sonal durante diez aos, luego compartido con mis estudiantes, y nueva yfinalmente mi esfuerzo casi solitario en los ltimos cuatro aos, ha consistidoprecisamente en establecer y difundir hechos provenientes de civilizaciones que nohan sido an clasificadas.

    La mayor parte de mis reseas y un buen nmero de mis notas bibliogrficasson de ndole terica. Algunas de ellas documentan hechos que no son fcilmenteaccesibles. De all que cualquiera todava pueda leer provechosamente mis reseasde los siete volmenes de Religious system in China, de De Groot (1899, 1903,1910, 1913), y los de Spencer y Gillen, de las cuales, siendo todava joven, fui elprimero en reconocer su importancia e incluso en dilucidar sus contenidos (1900,1905). Otras reseas contienen descubrimientos tericos, por ejemplo, aquellas sobrelos libros de Dieterich (1906), Van Ossenbruggen (1906) y Elsdon Best; en ellasseal la significacin de los primeros nombres en los sistemas de nomenclatura delos clanes.8 La suma total de las reseas relativas a los indios norteamericanoscontienen en germen todo nuestro trabajo acerca de las instituciones legales y elpotlatch de esas tribus. En alguna de esas reseas, Durkheim y yo hemos resuelto elproblema de las terminologas de parentesco polinesio y micronesio. Otras presen-tan, una vez ms, sntesis de problemas generales, tales como la relacin entre la an-tropologa y la historia de las religiones, entre la sociologa y la psicologa de la reli-gin, etc. Por ltimo, algunas muestran cmo se conforman los agrupamientos geo-grficos de ciertos fenmenos por ejemplo, los sistemas religiosos de frica.

    El punto esencial es que, mantenindonos siempre en el nivel de laadecuacin entre los hechos y las ideas exploradas, hemos sido capaces de distribuirlgica y pragmticamente las nociones en marcos slidos, ahora utilizados en todoslados y por casi todo el mundo, aun por nuestros crticos. Nuestro sistema de

    8 Salvo las de Spencer y Gillen, el resto de las reseas citadas pueden encontrarse en MarcelMauss, Obras, vol. II: Institucin y culto, Barcelona, Barral, 1971, p. 75 y ss. [N. del T.]

  • clasificacin ha sido generalmente adoptado por los enfoques fenomenolgicos dela historia de las religiones. El sistema utilizado con consistencia por el Annesociologique es a menudo tan copiado por todo el mundo que tuve que expresar lasreservas de Durkheim y las mas en cuanto a su valor (vase mi escrito [1927] sobreThe divisions and proportions of divisions of sociology y la serie de reseas quele siguen).9 En ltimo trmino, aunque jams lo hemos buscado expresamente, elAnne presta un servicio considerable al pblico francs. Es una suerte de manual,peridicamente actualizado, de una de las ms recientes e importantes ciencias; esla expresin en movimiento del trabajo de lo que el mundo ha dado en llamar laEscuela Francesa de Sociologa (vase Social Anthropology, el artculo deMalinowski en la ltima edicin de la Encyclopaedia Britannica).

    No tendr en cuenta aqu la cantidad considerable de reseas mas que hanaparecido en otras publicaciones.

    Trabajo terico

    En esta situacin se encuentra mi trabajo terico per se, que aparece entonces bastantedisperso, especialmente en los ltimos aos, en los que he tenido que representar ala sociologa en una variedad de diferentes milieux. Pero esta apariencia es superficial,ya que mi trabajo ha seguido su propia unidad lgica. El esquema general queHubert y yo hemos seguido est delineado en nuestro prefacio a Mlanges dhistoiredes religions (1909) y slo he aadido algunos puntos desde entonces.

    Sin embargo, el orden en que las preguntas fueron formuladas sigui elcurso de mi vida y mi disciplina. As, algunos detalles biogrficos con relacin aDurkheim y a m mismo encontrarn su razn de ser en esta memoria.

    Durante mis aos de estudiante, oscil entre tres temas: estudios que ahoraseran llamados cuantitativos (en colaboracin con Durkheim), suicidios, historiaurbana, y distribucin espacial que han tenido ecos en mi trabajo sobre lasvariaciones estacionales; en segundo lugar, el estudio del derecho (tres aos); y,finalmente, la sociologa de la religin. Fue debido a un gusto por la filosofa, ascomo por una decisin consciente, que segu la sugerencia de Durkheim y meespecialic en el estudio de los fenmenos religiosos, al que he dedicado por entero,desde entonces, el resto de mi vida. Durkheim dio su curso en Burdeos acerca delos orgenes de la religin (1895) en beneficio de ambos. Juntos tratbamos decanalizar mis esfuerzos hacia donde rindiesen mejores servicios a la ciencia na-ciente, dando cuenta de sus falencias y brechas ms serias. Los dos sentimos queel estudio de las instituciones, la familia y el derecho estaba desarrollado en formasuficiente y que el estudio del ritual se hallaba convenientemente avanzado, excepto

    9 En castellano: Divisiones y proporciones de las divisiones de la sociologa, en M. Mauss,Obras vol. III: Sociedad y ciencias sociales, Barral, Barcelona, 1972, pp.103-162. [N. del T.]

  • 8en un punto. En aquel tiempo, estbamos satisfechos con la obra de Frazer y, sobretodo, con la de Robertson-Smith. Slo el rito oral y la ideacin religiosa nos parecanms o menos vrgenes. Incluso antes de mi agrgation, me haba preparado bienpara el tema mediante slidos estudios histricos y filolgicos, adems de mi gradoen filosofa y mi familiaridad con los trabajos de autores extranjeros. Los temas deestas tesis ya estaban decididos. Una tratara a Leo el Hebreo y a Spinoza, cuyosvnculos yo haba descubierto en 1893. Pero de este tema me cans en 1897, acausa de una indiscrecin que le permiti al seor Couchod esbozar una inter-pretacin y estropearlo. La segunda tesis sera sobre la plegaria en toda su comple-jidad. La eleccin del tema mismo es clara muestra de lo inocentes e intrpidos queramos por entonces. Para tratar dicho tema, me embarqu en estudios filolgicos(1895) que cre seran breves: veda y snscrito clsico, pali, hebreo arcaico (talm-dico y litrgico), liturgia cristiana, avestan, 1902, 1907.10 stos pronto me mostraron,debido a su profundidad y refinamiento, la manera en que conducen haciaperspectivas ms generales por medios ms seguros que los procedimientosideolgicos. Un ao de estudio en Holanda y en Inglaterra, aprendizaje de etnografay museografa mediante (1898-1899), llevaron mis standards todava ms alto. Elcontacto que establec con Henri Hubert, quien fue mi gemelo profesional (jumeaudu travail), me ense tambin a ampliar mi perspectiva y a profundizar mi anlisisa pesar de la escasez de datos etnogrficos disponibles. Los fenmenos sociales senos presentaban, por un lado, ms complejos y materiales, y, por el otro, msespirituales y morales. La observacin del campo de lo social, y de lo social en elmundo de lo religioso, apareca como una tarea ms vasta y variada de lo que hu-biramos esperado. En el momento en que nos conocimos y relacionamosestrechamente, Henri Hubert y yo vivimos un momento de euforia intelectual. Jun-tos descubrimos los mundos humanos de lo prehistrico, lo primitivo, lo extico, eluniverso semtico y el hind, adems del mundo antiguo y el cristiano que yaconocamos. Cuando establecimos una divisin de trabajo en nuestros estudios yespecialidades para conocer mejor estos mundos, acaso estuviramos cercanos aldelirio. Sin embargo, mediante un absoluto sentido comn y un trabajo arduo, meparece, hemos logrado lo que habamos planeado. Slo con la muerte de Hubert elproyecto se ha visto interrumpido. Pero en cuanto a ello, con la ayuda de todosnuestros estudiantes y el apoyo del Museo de Saint-Germain, el Institut dethnologiey el Anne sociologique, al confrontar los ltimos resultados de nuestrasinvestigaciones con aquellos de los cada vez ms numerosos estudiosos de nuestraciencia especialmente en el extranjero, pudimos cosechar el fruto tardo denuestros esfuerzos.

    Durante este perodo, estbamos llenando con hechos los compartimentosde la sociologa. Alentamos la bsqueda de nuevos fenmenos, reclasificamos los

    10 (La significacin de estas dos fechas no es clara).

  • 9que estaban mal clasificados y volvimos a analizar los que haban sido mal descriptos.Los descubrimientos y las novedades eran un placer constante. Aparte de nuestrasreseas y de los merecidos tributos a nuestros predecesores, jams hemos publicadoalgo que repitiera lo que ya sabamos o que se limitase a una sencilla verificacin.Cuando preparbamos el material, no lo hacamos nunca en desmedro del pblico.Por ello no tengo en cuenta todo el trabajo que he hecho difundiendo ideas ajenas,y en mi bibliografa jams he mencionado mis jvenes escritos de aprendizaje acercade Andrew Lang, el Imperio Inca, etctera.11

    Instituciones

    Mi obra, considerada como un todo, se encuadra fcilmente bajo cuatro temas a losque he contribuido con un considerable nmero de ideas y hechos. Mientras proseguamis estudios en sociologa de la religin, jams perd de vista el estudio de lasinstituciones, con el que inici mi vida acadmica.

    Antes de dejar este campo en el cual me entren desde temprano, en laconclusin de una prolongada resea (1896) acerca de Ethnologische Studien zurersten Entwicklung der Strafe de Steinmetz (titulada Religion and the Origins ofPenal Law), demostr lo que ya es una hiptesis clsica: el feudo, un fenmenoperteneciente a la esfera poltico-domstica del derecho, no es el origen de nuestraley pblica criminal, sino el origen de nuestra ley civil de responsabilidad. Nuestroderecho pblico criminal deriva del sistema de prohibiciones rituales y de sancionesrituales a los crmenes relativos a ellas. El carcter de la indignacin pblica y larespuesta en contra de estas faltas es del mismo tipo que la reaccin en contra de loscrmenes religiosos.

    De la misma manera, y ayudado por Beuchat, demostr que los esquimales,y como ellos muchas otras sociedades por ejemplo, los antiguos eslavos, poseendos estructuras sociales, una en invierno y otra en verano, y que paralelamentetienen dos derechos y dos religiones (1906). Este caso, particularmente llamativo,demuestra la ntima dependencia de la religin y el derecho respecto de los fenmenossociales de masas y los patrones demogrficos de asentamiento. De la misma manera,he indicado en numerosas oportunidades, como tambin lo har en mi contribucinal Anesaki Festschrift, que la nocin del alma y de reencarnacin se vincula a laherencia de los primeros nombres en cada clan o familia y a la posicin social delindividuo, tal cual se manifiesta en sus ttulos, mscaras, danzas, etc. (1938).12

    11 Mauss se refiere al panfleto preparado en ocasin de su candidatura al Collge de France:Notice sur les titres et travaux de M. Marcel Mauss, Presses Universitaires de France, 1930(Editor francs).12 En castellano: Sobre una categora del espritu humano: la nocin de persona y la nocin delyo, en M. Mauss, Sociologa y Antropologa, Madrid, Tecnos, 1991, pp. 305-333. [N. del T.]

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    En otras ocasiones, he tratado de explicar las reciprocidades y los an-tagonismos desarrollados en una sociedad al puntualizar la manera en que sedistribuyen los hombres, las mujeres y las generaciones en sus divisiones internas(1932).13 He identificado as sistemas de fenmenos morales de una importanciaconsiderable: la institucin ampliamente extendida de las relaciones burlescas, quehace surgir numerosos problemas (1926); y, sobre todo, la masa de fenmenosenglobados bajo el nombre de potlatch, en relacin con la cual yo prefiero distinguirentre sistemas de prestaciones totales y sistemas de prestaciones agonsticas (1925).

    Con relacin a ello, y, por sugerencia de Durkheim, guiado por las ad-mirables descripciones del noroeste americano de Boas, he podido identificar unsistema completo de fenmenos muy extendidos en la mayora de las civilizacionesarcaicas. He encontrado signos de l a travs de toda Norteamrica, Melanesia yPolinesia, y prcticamente en todo el mundo indo-europeo, semita y bereber. Deeste sistema completo esboc la idea del don, fenmeno simultneamente religioso,mtico y contractual.14 Tambin he trazado la idea de las prestaciones totales entrelos distintos clanes y generaciones (usualmente con los hombres y las mujeres fuerade la lnea de filiacin), de un sexo al otro y de un grupo de descendencia a otro (cf.Malinowski). Tambin he analizado la naturaleza colectiva de las formas arcaicas(cf. Davy) y, sobre todo, la nocin de hechos totales, que ponen en movimiento ala totalidad de la colectividad en tanto entidad simultneamente econmica, moraly religiosa, esttica y mtica (cf. Granet). Sobreimpuestos a estas reciprocidades yantagonismos se desarrollan, en cada sociedad, los sistemas de las rivalidades puras,de lo militar, lo suntuario, lo atltico, etc. Ms an, y como se hizo evidente sobrela base de los fenmenos de Norteamrica y Melanesia, vinculamos con este sistemael importante hecho del desarrollo de hermandades y aristocracias poltico-religiosas(cf. Davy, Granet y M. Mauss). La extensin de estos estudios al mundo indo-europeo, y, ms particularmente, al mundo romano y al mundo germnico, es unacontribucin personal (para Grecia, vase Gernet).

    En suma, mi contribucin se ha centrado en enriquecer los enfoquestradicionales acerca de la estructura simple de la sociedad, que eran correctos aun-que insuficientes, al complementarlos mediante un tratamiento de la distribucin dederechos y deberes intergrupales, definidos stos por criterios a la vez naturales ysociales, generacionales, etarios y de sexo (1932).

    La idea de la descendencia dual que Durkheim y yo hemos dilucidado enrelacin con Polinesia, y que he podido tambin identificar en el mundo de los

    13 En castellano: La cohesin social en las sociedades polisegmentarias, en M. Mauss, Obras,vol. III: Sociedades y ciencias sociales, Barcelona, Barral, 1972, pp. 13-26. [N. del T.]14 En castellano: Ensayo sobre los dones. Razn y forma del cambio en las sociedades primitivas,en M. Mauss, Sociologa y Antropologa, Madrid, Tecnos, 1996, pp. 153-263. [N. del T.]

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    negritos (oeste de frica), puede tambin esperar ser objeto de rpidos desarrollos,que encuadrarn en nuevos trminos los problemas de la filiacin masculina yfemenina.

    Todas estas cuestiones reemplazan y van ms all de las maneras previas deenfocar los mismos hechos. Sin mencionar que nos permiten atisbar ciertas solucio-nes a cuestiones generales y morales (conclusin del ensayo sobre el don).

    Religin e ideacin

    El grueso de mi obra, sin embargo, trata el tema del ritual y las representacionesreligiosas. Mi mayor emprendimiento fue una monografa sobre la plegaria. Prontose vio limitada a las formas elementales del ritual oral (Australia). El proyectoinicial, para el que realic algo de trabajo preparatorio, prevea dos volmenesadicionales. Uno tratara el desarrollo del ritual oral (Melanesia, Polinesia, Indiavdica); el otro hubiese estudiado la sublimacin mstica de la plegaria (Indiabrahmnica y budista), su individualizacin (semitas y cristianos), y, finalmente, suregresin y retorno hacia la repeticin mecanizada (India, Tbet, Cristiandad).

    He dictado en numerosas ocasiones cursos acerca del contenido del primervolumen. Dos partes, que representaban escasamente una cuarta parte del libro,fueron impresas privada y provisionalmente en 1909.15 La publicacin se viointerrumpida porque, mientras tanto, nos llegaban nuevos documentos de Strehlow(tribus aranda y loritja). Arribaban, yo haca una copia y mantena correspondenciacon el autor; tambin participaba en su publicacin. Pero, precisamente cuandoeste nuevo material me permiti recomenzar mi trabajo en una nueva forma frescay muy profunda, fui interrumpido por la guerra.

    Sin embargo, antes de esto, y puramente por razones de mtodo, tuve queresolver dos cuestiones. Tambin Hubert, habiendo partido de diferentes puntos devista, haba desarrollado respecto a ellas intereses que se relacionaban con los mos.l trataba de esbozar una explicacin del sacrificio del dios objeto de susinvestigaciones sobre el origen semtico de las creencias cristianas; yo intentabadilucidar si la frmula ritual del sacrificio dependa tan estrechamente del sacrificiohasta el punto de que el ritual oral haya derivado de l. Adems, ambos debamosfortalecer nuestras ideas acerca de la magia, que era por entonces considerada comouna forma primitiva de pseudociencia que haba precedido a la religin.

    Trabajando sobre estas dos cuestiones nos topamos con otras.Nuestra obra sobre el sacrificio (1899) nos posibilit concluir que el ritual

    de sacrificio perteneca a las formas ms evolucionadas de la vida religiosa, y no asu base primitiva. Estaba conectado con el ms amplio y general sistema de

    15 En castellano: La oracin, en M. Mauss, Obras, vol. I: Lo sagrado y lo profano, Barcelona,Barral, 1970, pp. 93-142. [N. del T.]

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    consagraciones. No lo analizar. No describir tampoco la forma en que ambospudimos tomar en cuenta tanto la evolucin que origin el sacrificio como laevolucin que gir en pos del sacrificio del dios. El punto esencial es que, siguiendoa Robertson-Smith y a Durkheim, demostramos all un claro ejemplo del funcio-namiento de la idea de lo sacro. Y as el problema de lo sagrado devino fundamental.Nos topamos de nuevo con el mismo problema en el contexto de la magia.

    Entre los fenmenos calificados como religiosos, la magia ocupaba, porentonces, una posicin curiosa. Como Max Mller, Frazer y Farnell, creamosoriginalmente en una situacin primitiva que slo involucraba frmulas mgicas.Debamos saber si la magia constitua o no una excepcin, si perteneca a una esferade la mentalidad diferente, si era la fuente de la religin, si dependa de una nocinsimilar a la de lo sagrado o de alguna parecida. En nuestro ensayo sobre la magia(1904), identificamos una gran cantidad de elementos comunes tanto en la magiacomo en la religin, y probamos que ponan en movimiento los mismos mecanismos.En particular detectamos, tanto en la base de la magia como en la de la religin, unanocin vastamente compartida que, tomando prestado un trmino malayo-polinesio,llamamos mana. Esta idea del mana es quiz ms general que la de lo sagrado.Luego, Durkheim tratara de deducirla sociolgicamente de la nocin de lo sacro.Nunca estuvimos seguros de que estuviera en lo cierto, y yo todava hablo de labase mgico-religiosa. De cualquier modo, como la nocin de lo sacro, el mana sepresenta a s mismo como una categora. Esto nos abri los ojos a un nuevo proble-ma, y, al mismo tiempo, todo pas a tomar un nuevo aspecto al conformar un nicosistema.

    Slo una parte de las notas del ensayo sobre la magia fueron publicadas enel texto. La segunda parte, acerca de la magia y la religin, en la que explicamos lasrelaciones entre estos dos tipos de fenmenos, est completamente esbozada y se-r publicada. Consiste en la demostracin de que las relaciones mutuas que la ma-gia y la religin han trabado son, ms que de naturaleza lgica o cognitiva, de ordenjurdico, y de que stas han variado segn los diferentes tipos de religin y socie-dades.

    De esta manera, evaluando nuestra obra, surgieron dos cuestiones de mximaimportancia. Una fue la idea de lo sacro, en la que hemos trabajado un largo tiempoy sobre la cual proyecto, algn da, dar a conocer los resultados de nuestros estudios.La segunda era la cuestin de las categoras del pensamiento. Ya habamoscompartido estas ideas mientras las ponamos a punto. Hubert iba a estudiar losagrado en el tiempo, lo que finalmente hizo (1905).16 Yo quera estudiar lo sacroen el espacio, lo que hice en parte; mi alumno Czarnowski lo contina haciendo.Sin embargo, y de acuerdo con Durkheim, pronto aislamos el problema de la razn.

    16 En castellano: H. Hubert y M. Mauss, Estudio somero sobre la representacin del tiempo en lareligin y en la magia, en H. Hubert y M. Mauss, Magia y sacrificio en la historia de lasreligiones, Buenos Aires, Lautaro, 1946, pp. 285-336. [N. del T.]

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    Hemos atacado el problema desde varios ngulos: el estudio general de lasrepresentaciones religiosas y de los seres naturales en cada volumen del Annesociologique desde el 2 en adelante; nmero y causa (el ensayo sobre el origen delos poderes mgicos [1904])17; espacio y tiempo (en la monografa sobre el origende la nocin de tiempo); el alma (y no simplemente la nocin de animismo); elmundo (la nocin de orientacin). Durkheim y yo hemos lidiado con el tema en sen nuestra monografa sobre la nocin de clase, titulada Primitive classification(1903). La cuestin del espacio es enfocada all expresamente como la de partici-paciones y contrastes. Esta empresa ha sido uno de los esfuerzos ms filosficosemprendidos por escuela alguna de sociologa. Durkheim desarroll el tema enprofundidad, desde un punto de vista terico, en Las formas elementales de la vidareligiosa (1912).18

    Juntos, Hubert y yo nos hallbamos preparando una serie de estudiosconvergentes sobre la nocin de substancia y su historia desde los tiempos antiguos.Espero publicarlos en dos o tres volmenes (Henri Hubert, Gundestrup vessels yMarcel Mauss, Archaic form of the notion of food, Greece and Vedic Indiacompared). Quizs un tercer volumen pueda proseguir la investigacin en el campode la patrstica. Hubert public varios fragmentos de su contribucin. Yo he publicadoun difcil fragmento de la ma en los Mlanges Sylvain Lvi (1911).

    Psicologa y sociologa

    Luego de la muerte de Durkheim, de alguna manera estuve obligado a tomar sulugar. He defendido a la sociologa en todos los campos, y, de tiempo en tiempo, mehe embarcado, en su beneficio, en la diplomacia. De cualquier forma, el problemadel pensamiento, de la accin y del sentimiento en comn fue eventualmente reto-mado por los psiclogos (McDougall, Dumas, etc.). Incluso he accedido a escribiracerca del tema en el tercer volumen del Trait de psychologie (2 ed.). Mis contactoscon Dumas (1923) respecto a los temas de la risa, el llanto y la expresin desentimientos tratados como signos me obligaron a sentar una posicin.19 Y lo hehecho en numerosas ocasiones. Completar estas discusiones empricas y de mtodoeste ao (de hecho, 1935) mediante una consideracin psico-sociolgica de lo quellamo tcnicas corporales (caminata, carrera, salto, gimnasia, natacin, descanso,

    17 En castellano: M. Mauss, Origen de los poderes mgicos en las sociedades australianas. Estudioanaltico y crtico de documentos etnogrficos, en H. Hubert y M. Mauss, Magia y sacrificio enla historia de las religiones, Buenos Aires, Lautaro, 1946, pp. 213-284. [N. del T.]18 En castellano: E. Durkheim, Las formas elementales de la vida religiosa, Buenos Aires,Schapire, 1968. [N. del T.]19 En castellano: Relaciones reales y prcticas entre la psicologa y la sociologa, en M. Mauss,Sociologa y Antropologa, Madrid, Tecnos, 1991, pp. 265-289. [N. del T.]

  • respiracin, sueo, sexo, etc.).20 El eterno y vaco debate entre los psiclogos y lossocilogos puede as ser llevado a cabo de manera fructfera a partir de unentendimiento mutuo. La teora clsica de Mead acerca de la actividad simblicade la mente, por ejemplo, concuerda a la perfeccin con la teora que Durkheim yyo esbozamos acerca de la importancia del smbolo ritual, mtico, lingstico, ocualquier otro.

    A estas consideraciones he aadido otras acerca de lo que he dado enllamar fenmenos totales o el hombre total, la nica unidad de anlisis con que elsocilogo se encuentra. Estas reflexiones se han topado con una aceptacin genera-lizada. Tengo en cuenta en particular la de Koehler. Tambin recuerdo mi escritosobre El arte y el mito de acuerdo a Mr. Wundt (1908).

    Metodologa

    Al pblico le interesa la metodologa sociolgica, mientras nuestros estudiantes ycolaboradores estn todava inmersos en consideraciones filosficas acerca de lalegitimidad de nuestra rama de estudio. Sera mejor dominar el tema y hacerloprogresar luego, ms que sumergirse en sus crticas trascendentales. Sin embargo, amenudo deb resignarme y tomar parte en estas ltimas. Mientras Durkheim viva,Fauconnet y yo esbozamos con l un delgado volumen sobre sociologa. Slo dospartes de ste han aparecido: el artculo Sociologa en la Grande Encyclopdie(1901), que es usualmente considerado, tras Las reglas del mtodo sociolgico,como el manifiesto de la escuela entera, y el artculo de Durkheim y Fauconnet enrealidad, escrito por nosotros tres titulado Historia de la sociologa y las cienciassociales. La tercera parte no ha sido jams publicada. En varias ocasiones heretomado el esquema general, y lo hago todava, por ejemplo en Divisiones yproporciones de la divisin de la sociologa, publicado en el volumen 2 de lanueva serie del Anne sociologique (1927). Era deseable explicar cun lejos sepoda llegar, en cuanto a la historia de las civilizaciones, al aceptar las nuevasinvestigaciones (Foy y Graebner) y las nuevas hiptesis (Koppers y Schmitt). Y lohe hecho muchas veces (Anne sociologique, vols. 8 a 12 inclusive y n 1 y 2 de lanueva serie). Continuar en el tomo 3 de la nueva serie con un estudio global de lanocin de civilizacin. Un fragmento ha sido ya publicado en Semaine de synthse(1929). Mis artculos sobre La etnologa en Francia y en el extranjero, publicadosen la Revue de Paris (1913) muestran que esta direccin de mis intereses data dehace tiempo.

    20 En castellano: Tcnicas y movimientos corporales, en M. Mauss, Sociologa y Antropologa,Madrid, Tecnos, 1991, pp. 335-356. [N. del T.]

  • Hacia fin de ao planeo publicar mis conferencias de Oslo, que tratansobre el uso de la nocin de primitivo en la sociologa y la historia de la civilizacin(cf. 1932/3). Mostrarn que, de acuerdo con Hubert, asigno esta condicin a unaparte de las llamadas sociedades bajas al Gran Neoltico y a la temprana Edad delBronce.

    A travs de mi trabajo, jams he perdido de vista el nico objetivo de ladisciplina a la que me he dedicado, que es la demostracin y la precisin, a travsde un contacto directo y sensible con los hechos, del lugar de la vida social como talen la vida de la comunidad.

    Creo que he contribuido a desarrollar la atencin sociolgica entre loshistoriadores, fillogos y otros similares, y a hacer progresar la atencin histrica yestadstica entre los socilogos.

    A lo largo del presente resumen de mi obra, no he dicho una palabra acercade mis intervenciones escritas en la esfera de lo normativo. No creo, sin embargo,que el trabajo que he realizado en este campo carezca de valor cientfico y filosfico.ste incluye mis publicaciones e incluso mis actividades cientficas y didcticas enel movimiento cooperativo (estadstica, cooperativas rusas, etc.), los extractos quehe publicado de un manuscrito del bolchevismo (Monde slave [1925], Revue demetaphysique et de morale [1924]), y mis comunicaciones acerca del concepto denacin e internacionalismo (1920).21

    Casi todo esto pertenece a un trabajo ms amplio sobre la nacin (el primerprincipio de la poltica moderna), cuyo manuscrito est casi terminado. Este trabajono ser publicado siquiera en la coleccin de los Travaux de lAnne sociologiquetan fuerte es mi deseo de separar la sociologa como ciencia pura de una totalmentedesinteresada teora (poltica).

    21 En castellano: La nacin y La nacin y el internacionalismo, en M. Mauss, Obras, vol. III:Sociedad y ciencias sociales, Barcelona, Barral, 1972, pp. 271-341. [N. del T.]