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Un crucero por las aguas del Nilo
Con los templos faraónicos a sus orillas, el padre de todos los ríos ejerce de columna vertebral de Egipto y presume de haber enmarcado una de las civilizaciones más espléndidas del mundo antiguo. Te animamos a embarcarte en un crucero por sus aguas.
Las Pirámides de Giza, el templo de Karnak o los de Abu Simbel.
Pocos escenarios pueden resultar tan sorprendentes como los que se descubren
al subirse a un barco o a una faluca –embarcación a vela tradicional- y,
especialmente al atardecer, navegar entre Luxor y Aswan por el lento fluir de este
gran río –el más grande del mundo, después del Amazonas- que abre una fértil
brecha de labrantíos en pleno desierto. A sus orillas, la belleza colosal de los templos
faraónicos le confieren al concepto de eternidad su sentido más plástico.
Siguiendo la leyenda de los grandes faraones, el recorrido por este valle de
tonalidades verdes y anaranjadas va descubriendo los centros más importantes del
Alto Egipto, un auténtico paraíso para los apasionados a la arqueología: el complejo
de Karnak, uno de los mayores conjuntos sagrados del mundo y que acoge el templo
del dios Amón, donde poder asistir a un espectáculo de luz y sonido o simplemente
pasear por su Avenida de las Esfinges; el de Luxor, el más elegante de los
edificios faraónicos, construido bajo Amenofis III y ampliado por otro gran
constructor, Ramsés II.
Más allá, en uno de los más atractivos paisajes del Nilo, el de Kom Ombo es un
insólito templo que estaba consagrado a dos divinidades: Horus el Grande y Sobek, el
dios de cabeza de cocodrilo; mientras el de Edfú pasa por ser el mejor conservado de
la época tolemaica: sus edificios son ejemplos perfectos de la arquitectura sagrada del
antiguo Egipto.
Rumbo a Asuán, donde termina el valle del Nilo, los campos cultivados en los
meandros del río dan paso a anchas riberas arenosas que antes marcaban el límite de
la civilización y ahora reservan nuevas sorpresas antes de emprender la
imprescindible excursión al complejo faraónico de Abu Simbel (mandado levantar
por Ramsés II y desplazado de su ubicación original en los sesenta, cuando la
construcción de la gran presa de Aswan): el Nilómetro de Asuán, la isla Elefantina, el
templo de Filae, el obelisco inacabado, el Museo de Nubia…
Pero para conocer el valle del Nilo, otro punto de partida indiscutible, cómo no,
es El Cairo. En la capital de Egipto, la metrópolis más grande de África y el centro
urbano del mundo árabe, Oriente y Occidente se unen en una fusión del pasado,
presente y futuro que da lugar a una mezcla fascinante. Nada más llegar, lo primero
que hay que hacer es hacer una peregrinación a las grandes Pirámides de Giza, la
única de las siete maravillas de la Antigüedad que todavía se conserva. Una visita a
las cámaras funerarias del interior de las Pirámides, el Museo del Barco Solar y el
espectáculo de luz y sonido ante la esfinge ofrece una visión inolvidable de la singular
cultura de la época de los faraones.
La necrópolis real de Saqqara no es menos importante, en ella unas obras de
arte pioneras nos hablan de la riqueza y el espíritu creador que existió en la vecina
Menfis, la primera capital del Imperio Antiguo. Entre lo más destacado se incluyen la
Pirámide Escalonada de Zoser, las abundantes ,ascabas con una fantástica decoración
en relieve y el Serapeum, el lugar donde yacen los sagrados toros Apis.
Una corta excursión lleva a Dahshur, un lugar bastante tranquilo, lejos de las
multitudes, donde se erigió por primera vez una tumba monumental con forma de
pirámide perfecta. De vuelta al moderno centro de El Cairo, se impone la visita
al Museo Egipcio, que atesora miles de preciados objetos de la antigüedad y, en
particular, el legendario tesoro de Tutankamón.
En verano, las temperaturas oscilan entre los 26 y los 41°, por lo que si se
decide ir en esta época, se deberán a hacer las visitas muy temprano. La mejor
temporada es de octubre a abril, cuando las temperaturas oscilan entre los 11 y los
30°.
Cómo moverse
Los cruceros, de mayor o menor categoría, organizan excursiones a los templos.
Habrá que indagar si están incluidas en el precio o si habrán de contratarse en
destino. Los barcos que recorren el Nilo van desde el gran crucero de lujo hasta las
dahabiyas, unas embarcaciones más pequeñas que suelen reservarse para viajes más
exclusivos, o las faluccas, naves a vela sin camarotes que suelen alquilar los viajeros
jóvenes.
( ARTÍCULO VISTO EN LA WEB ) 18 DE ABRIL DE 2012 BY HOLA.COM