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FRANCISCO JAVIER AYUELA AZCÁRATE UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

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Page 1: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

FRANCISCO JAVIER AYUELA AZCÁRATE

UN CUERPO DE

PIEDRA Y METAL

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No hay vida como la muerte

para el que vive muriendo.

Lope de Vega

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FRANCISCO JAVIER AYUELA AZCÁRATE

UN CUERPO DE

PIEDRA Y METAL

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A mi mujer Meli y a nuestros

hijos Cristina y Javier.

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Índice

Prólogo…………………………………………………………………………………………………9

Capítulo I

INTRODUCCIÓN…………………………………………………………………………13

Capítulo II

MONUMENTOS DEDICADOS A LA

INFANTERÍA DE MARINA O A SUS UNIDADES………………………..22

Capítulo III

MONUMENTOS DEDICADOS

A INFANTES DE MARINA……………………………………………………………62

Bibliografía………………………………………………………………………………………113

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9

Prólogo

Prologar este libro constituye para mí un enorme privilegio pues me

permite presentar un libro sobre la historia de la Infantería de Marina.

De forma amena, sencilla, directa y, en ocasiones, casi coloquial el

autor, Coronel de Infantería de Marina Ayuela Azcárate, recorre

España buscando, fotografiando y comentando aquellas “piedras y

metales” erigidos para honrar a nuestros héroes más conocidos, o

levantados para rememorar momentos históricos acaecidos a lo largo

de los años y en los que la Infantería de Marina española jugó un

papel significativo.

Evidentemente no es este libro una guía para viajeros, aunque bien

podría utilizarse como tal. Es un libro histórico que describe qué

hicieron infantes de marina para merecer el reconocimiento público

que los inmortalizara en placas, esculturas, vidrieras o elementos

arquitectónicos. Es decir, nos permite entender el significado de lo

que nos podemos encontrar en numerosos pueblos y ciudades.

Lamentablemente la historia presentada no está completa, pues

estoy seguro que en algún recóndito lugar habrá en una plaza, un

obelisco, una escultura referida a algún infante de marina que ha

escapado al avezado ojo del autor. Sin embargo, si constituye un

magnífico ejemplo que permite rememorar episodios pasados a la

vista de fotografías recientes. Constituye pues un legado para las

generaciones futuras de forma que estas páginas expliquen cómo y

por qué España es como es. Como desde la Infantería de Marina se

ha colaborado en escribir la historia de nuestra nación.

En resumen, un magnífico libro que estoy seguro tendrá una gran

acogida entre los aficionados a la historia dado lo especial de su

concepción.

Pablo Bermudo

GD, Comandante General de la Infantería de Marina

¡Valientes por tierra y por mar!

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Capítulo I

Introducción

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13

l 27 de febrero de 2012 la Infantería de Marina española cumplió

475 años. Así en frío puede pensarse que esto de acumular

trienios no tiene necesariamente mayor mérito, aunque, en este

caso, no puede negarse que alcanzar un aniversario tan destacado

parece un logro importante, de los que no se ven todos los días.

Como suele decirse, a la ocasión la pintan calva, así que, sin que

sirva de precedente, no estará de más darse un poco de pote en

honor de tan feliz e histórico cumpleaños.

Es de sobra sabido que los infantes de marina españoles –al

igual que todos los miembros de la Armada- se sienten

particularmente orgullosos de la antigüedad de la Infantería de

Marina. No es para menos, ya que este hecho constituye un legítimo

orgullo nacional tal y como señala el Real Decreto 1888/1978, de 10

de julio, por el que se ratifica la antigüedad del Cuerpo, fijándola en

el año 1537:

El Cuerpo de Infantería de Marina tiene su origen en la disposición

de la Secretaría de Guerra de Felipe II por la que se vinculaban

permanentemente a la Real Armada algunos Tercios de Infantería

Española que, con el nombre genérico de Infantería de Armada,

combatieron por tierra y mar basados en las Escuadras de

Galeras y Galeones. Su antigüedad corresponde a la del más

antiguo de los citados Tercios, el Tercio Nuevo de la Mar de

Nápoles, que se remonta al año mil quinientos treinta y siete.

Sin embargo, el citado Real Decreto no decía nada sobre la

fecha exacta del aniversario, un detalle conveniente para completar

debidamente una norma tan importante desde el punto de vista

histórico e institucional. Con tal fin, el 22 de abril de 1981, la Orden

Ministerial 415/129/81 estableció, a efectos conmemorativos, el 27

de febrero de 1537 como el día de la creación del Cuerpo de

Infantería de Marina:

El Real Decreto 1888/1978, de 10 de julio, fija el año 1537

correspondiente a la creación del Cuerpo de Infantería de Marina,

sin determinar el mes y el día. A efectos conmemorativos, para

recordar y honrar a todos los infantes de marina que dieron su

vida por España, es conveniente fijar la fecha concreta. Dado que

el 27 de febrero de 1566 se constituyeron el Tercio de la Armada

del Mar Océano, el Tercio de galeras de Sicilia y el Tercio Nuevo

E

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de Nápoles, parece lógico el combinar el año de antigüedad del

Tercio de Nápoles, con el día del mes de constitución de los

Tercios citados para elegir la fecha concreta.

El devenir histórico de la infantería naval más antigua del

mundo ha sido objeto de diversos y valiosos trabajos. Algunos

autores, sin duda con buena intención, han abusado del ditirambo,

cargando las elogiosas tintas de forma desmesurada, mientras que

otros irreductibles -los menos gracias a Dios- se han mostrado más

ásperos que un cardo; frente a éstos, tampoco han faltado ardientes

defensores de las bondades del Cuerpo de Infantería de Marina.

Bastará con una pincelada. En las Cortes, en el año 1870, un

diputado –de cuyo nombre no es conveniente acordarse por razones

elementales de munificencia y misericordia- afirmó, en un tono algo

agrio y desapacible, que los regimientos de Infantería de Marina no

eran necesarios. El ministro de Marina, Juan Bautista Topete le

respondió, tan brillante como cortésmente, en los siguientes

términos1:

“En mala ocasión ha tocado S.S. a los regimientos de infantería

de marina. Esos regimientos que desde la guerra de la

Independencia son honra de la Marina española, son una rama de

este tronco (…) Y estos tres regimientos, (…) esos 4000 hombres

deben estar dispuestos, y lo están, a embarcarse en cuatro horas

para ir a todas las partes del mundo donde sea necesario

defender la honra de nuestra bandera (…) La infantería de marina

fue a África: vino la guerra de Santo Domingo, y en Santo

Domingo estuvo la infantería de marina: necesaria en Puerto-

Rico, y para Puerto-Rico se embarcó; en la expedición de Méjico

también estuvo la infantería de marina a las órdenes del

dignísimo general Prim. En este momento, de los tres regimientos

dos se hallan en la isla de Cuba; mejor dicho, todos están, porque

uno se encuentra embarcado.”

A menudo, como demuestra la experiencia y enseña el conocido

proverbio latino, en el medio está la virtud, así que, en honor a la

verdad, ha de decirse que la mayoría de los estudiosos nos han

legado con rigor y minuciosidad, no exenta de respeto y admiración,

1 Diario de Sesiones de las Cortes Constituyentes, 14 de febrero de 1870, número

217, página 5736.

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buena parte de la vida y milagros de los soldados de Marina durante

sus ya casi cinco siglos de existencia. Gracias a ellos, han llegado

hasta nuestros días suficientes testimonios que permiten conocer

buena parte de la larga y apasionante historia de las esforzadas

tropas de Marina.

La hoja de servicios de la Infantería de Marina es ciertamente

excepcional. Durante siglos ha luchado a lo largo y ancho de los

mares y tierras de todo el mundo: desembarcando en la isla Tercera,

en San Salvador de Bahía, en Argel, en Pensacola o en Alhucemas;

concurriendo a empresas memorables como la conquista de Cerdeña,

de Sicilia o la reconquista de Buenos Aires; tomando parte en las

defensas de Cartagena de Indias y del Morro de La Habana;

asistiendo a célebres combates navales como los de Lepanto, Tolón,

San Vicente, Trafalgar, Cavite o Santiago de Cuba; defendiendo la

independencia de España en Bailén, Espinosa de los Monteros,

Talavera, Ocaña o Tolosa; derramando su sangre en San Pedro

Abanto y Cantavieja durante las guerras carlistas; peleando en

Méjico, en Santo Domingo, en la lejana Cochinchina o en las batallas

de los Castillejos o Wad-Ras durante la guerra de Marruecos;

operando desde la mar en rápidas incursiones anfibias en Parang o

Joló en las Filipinas; combatiendo en largas campañas

expedicionarias en Cuba o en Marruecos, o más recientemente en

operaciones de apoyo a la paz y a la estabilidad internacional o de

ayuda humanitaria en Bosnia-Herzegovina, Iraq, Haití,

Centroamérica, Indonesia, Líbano, Afganistán o en las aguas del

océano Índico.

La continua actividad y dispersión de las unidades de la

Infantería de Marina, unida a las complejas vicisitudes orgánicas que

ha sufrido el Cuerpo a lo largo de estos 475 años, se ha traducido en

que aún siendo numerosos los heroicos hechos de armas y los

distinguidos actos de servicio que conocemos, son más, segura y

desafortunadamente, los que ignoramos; especialmente los relativos

a la primera época, la que va desde 1537 hasta la creación del

Cuerpo de Batallones de Marina en 1717. Buena parte de estas

acciones y sus asociados protagonistas, están aún por descubrir,

esperando pacientemente, en los anaqueles y en los armarios de

archivos oficiales o colecciones privadas, la llegada de alguna mente

interesada o curiosa que los saque a la luz.

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En sus Cuentos populares españoles Aurelio M. Espinosa dejó

escrito2 que “España es un país viejo, sanamente viejo”. Se me

antoja que algo parecido le sucede a la Infantería de Marina, un

Cuerpo saludablemente viejo en el que la historia cuenta y pone el

listón por las nubes a los herederos de un legado tan sobresaliente.

Durante más de 173000 jornadas, han sido muchos miles los

soldados de Marina que han peleado a brazo partido por tierra y por

mar, pasando las de Caín y haciendo de tripas corazón para dejar el

pabellón español bien alto; por eso siempre es conveniente recordar

que son ellos, con su esfuerzo, su sacrificio y su valentía, los que han

conseguido que se alcance este sonoro 475 aniversario. En 1904, en

las Cortes3, Juan de Madariaga y Suárez, infante de marina y conde

de Torre Vélez, resumió magníficamente la labor de la Infantería de

Marina durante siglos y la exigencia moral de conservar su legado

histórico, en estos brillantes términos:

“Un Cuerpo que es el verbo de la historia militar de España,

porque allí donde se ha disparado un tiro, donde se han movido

las armas, donde se ha combatido en mar o tierra, siempre ha

habido un soldado de Infantería de Marina (…). Un Cuerpo que no

ha tenido un solo día de descanso cuando la Patria ha estado en

peligro y que ha combatido por tierra y mar, en todas las

latitudes, en todos los campos de batalla y en todas las regiones

(…) Esta Infantería de Marina, valiente por tierra y por mar, con

su historial de dolor, hambre, fatiga, sufrimiento y sangre, con

sus banderas cargadas de gloria, merece que se siga su rastro

histórico para ejemplo de las generaciones venideras.”

El inapelable y despiadado paso del tiempo ha relegado al

anonimato a la inmensa mayoría de los que desde 1537 han servido

en el Real y Glorioso Cuerpo de Infantería de Marina, pero ninguno de

ellos merece caer en el olvido. Por muy desconocidos que resulten,

todos viven en el quehacer cotidiano de los infantes de marina

actuales, orgullosos herederos de una distinguida tradición que

constituye una de sus señas de identidad.

2 ESPINOSA, AURELIO M. Cuentos populares españoles. Tomo I. Stanford University

Press. California, 1923, página 21. 3 RIVAS FABAL, José Enrique. Historia de la Infantería de Marina. Dos tomos.

Tercera edición. Ministerio de Defensa. Secretaría General Técnica. Madrid, 2007,

página 7.

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Llegados a este punto, y dejando a un lado los sentimientos y

las emociones, cabe preguntarse qué recuerdos tangibles quedan de

tantos infantes de Marina. Al margen de los homenajes gráficos o

pictóricos, seguramente más abundantes, a lo largo y ancho de

España podemos encontrar una serie de monumentos, en los que se

encuentran representados los soldados de Marina de todos los

tiempos. Algunos son de cierto empaque como mausoleos o estatuas,

mientras que otros son más de andar por casa, monolitos, lápidas o

simples inscripciones.

Considerando los numerosos lugares en los que los infantes de

marina han servido en estos 475 años, debe de haber, como es

natural, un buen número de monumentos de los que yo no tengo

noticia. Paciencia y barajar, decían los clásicos; tiempo habrá, Deo

Volente, para incorporarlos en futuros desarrollos. A lo largo del

gratificante proceso recolector, llamó particularmente mi atención

que, a pesar de la prolongada presencia de unidades del Cuerpo en

Baleares y en Canarias, en todas las islas sólo he sido capaz de

encontrar, en Palma de Mallorca, una calle que lleva el nombre de

Infantería de Marina.4

Este trabajo tiene un enfoque ciertamente limitado y tan sólo

busca, con una presentación diferente y en la esperanza de que sea

novedosa y amena, seguir el rastro histórico de la Infantería de

Marina a través de las imágenes de los monumentos que han sido

dedicados, en todo o en parte, al Cuerpo, a sus unidades, o a

destacados infantes de marina que, en días lejanos y no tan lejanos,

y por diversas razones, han pasado a la posteridad.

En su día, este afán recopilatorio dio lugar a un artículo

bautizado con el nombre de Un Cuerpo de piedra y metal5, un título

contundente que suena la mar de bien y que me ha parecido

oportuno conservar; la verdad es que tampoco se me ha ocurrido

otro mejor. A lo que iba es que, paso a paso y gracias a la

generosidad de numerosas personas, lo que empezó como una

modesta colección de fotografías acabó, como por arte de

birlibirloque, contando con un número significativo de imágenes que,

4 Con el mismo nombre, existe en el callejero español, una calle en Antequera

(Málaga) y otra en Sanxenxo (Pontevedra). 5 Este título está inspirado en el trabajo Un Ejército de bronce y piedra de Francisco

José Portela Sandoval, publicado en el libro, dirigido por Valentina Fernández

Vargas, El Madrid Militar II. El Ejército en Madrid y su territorio (1813-1931).

Secretaría General Técnica, Ministerio de Defensa y Ediciones del Umbral. Madrid,

2006.

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convenientemente aderezadas con el mínimo texto -necesario para

situarlas en su contexto correspondiente- son las que en gran medida

aparecen en este libro. Se trata, por tanto, de un trabajo más amplio

que el artículo citado, pero carente igualmente de pretensión alguna

en materia de investigación, ya que en su mayor parte las fuentes

utilizadas son de sobra conocidas y pueden encontrarse en otros

libros de mayor enjundia y rigor histórico.

Transitando de lo general a lo particular, los infantes de marina

figuran incluidos en monumentos dedicados con carácter general a

los miembros de las Fuerzas Armadas, así como en aquellos que

recuerdan a los que han servido en las filas de la Armada, puesto que

el Cuerpo fiel a su tradición naval y expedicionaria siempre ha

permanecido vinculado a esta institución prácticamente milenaria.

Sirvan como ejemplos del primer caso: el Obelisco del Dos de Mayo,

en la Plaza de la Lealtad, en Madrid, con la conocida inscripción:

Honor a todos los que dieron su vida por España; o el monumento a

los soldados y marinos muertos en Cuba y Filipinas que se alzó en su

día en la capital del Reino, en la ampliación del Parque del Oeste, y

que resultó completamente destruido en nuestra trágica Guerra Civil.

Obelisco del Dos de Mayo. Plaza de la Lealtad. Madrid

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Como ejemplo de los monumentos consagrados a la Armada o a

sus unidades pueden citarse, entre otros, el dedicado en Cartagena a

los héroes de las Escuadras de Cervera y Montojo, o el austero

monolito a los héroes y mártires de la Marina española en la

Población Militar de San Carlos en San Fernando (Cádiz).

Población Militar de San Carlos. San Fernando

Más allá de los nombres propios, estas muestras de respeto

representan a todos los soldados de Marina que a lo largo de los

siglos, sirvieron, lucharon y murieron encuadrados en las filas de la

Infantería de Marina. Juntas, estas sencillas pruebas de afecto forman

un entrañable patrimonio y un sentido homenaje a todos ellos.

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Capítulo II

Monumentos dedicados a la

Infantería de Marina o a sus unidades

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22

n el palacio del Viso del Marqués, donde descansa para siempre el

gran Álvaro de Bazán y Guzmán, capitán general del Mar Océano,

puede verse un vistoso homenaje a los afamados soldados y marinos

de los ejércitos y las flotas de España que al servicio de la Monarquía

hispánica, en los siglos XVI y XVII, asombraron al mundo con sus

hechos de armas. Puesto que la Infantería de Marina nació como una

evolución especializada de aquellos legendarios tercios de infantería

española, no me resisto a contar un hecho que ilustra de forma

magnífica el temple de aquellos temibles hombres de guerra.

En 1539, en la costa dálmata, tres mil españoles murieron en

combate en la costa de la antigua Yugoslavia, en un lugar llamado las

bocas de Cattaro, en la actualidad, Herzeg Novi, en la gloriosa gesta

de Castelnuovo6; un lugar que todavía se recuerda como el castillo de

los españoles. Un tercio viejo quedó aislado, encontrando gloriosa

muerte todos sus componentes ante el asalto de las huestes de

Barbarroja, abrumadoramente superiores en número. Al ofrecérseles

honrosas condiciones para su rendición, en particular salir con las

enseñas desplegadas, un gesto suficiente para conservar la

reputación, la respuesta, tal y como se conserva en el Archivo de

Simancas, fue la siguiente:

“El Maestre de Campo consultó con todos los capitanes y los

capitanes con sus oficiales y se resolvieron que querían morir en

servicio de Dios y de S.M., y que viniesen cuando quisiesen.”

En los diferentes azulejos que forman la composición que puede

verse en el Viso- donde “el marqués se hizo un palacio porque pudo y

porque quiso”- los señores soldados y marinos de España aparecen

representados como una compañía de arcabuceros con la Plana

Mayor al frente, lo que se conocía como “estado coronel”, en la que

destacan algunos caballeros del hábito de Santiago. La mayor parte

de los miembros del grupo de mando llevan bandas carmesí cruzadas

al pecho, uno de los tradicionales símbolos de autoridad en las

unidades españolas.

En la parte superior, a modo de particular homenaje, pueden

leerse, entre otros, los siguientes nombres y hechos destacados:

Cristóbal de Valdés, soldado en Lepanto; Rodrigo de Cervantes,

6 FERNÁNDEZ ÁLVAREZ, Manuel. La Gesta de Castelnuovo. Revista Historia 16,

número 111, 1985, páginas 37 a 42.

E

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23

hermano de Miguel, soldado que saltó en la Tercera; Juan Rufo,

soldado en Lepanto; Licenciado Cristóbal Mosquera de Figueroa,

auditor general; almirante Oquendo, caballero de la Orden de

Santiago y general de la Escuadra de Cantabria; Cristóbal Pérez de

Herrera, protomédico del Armada del Marqués, fundó en Madrid el

Hospital General y puso en sus armas el lema Non armis obstant

litterae (las armas no se oponen a las letras), frase que en nuestros

días figura en el escudo de Armas de la Academia de Sanidad Militar;

almirante Pedro de Valdés y almirante Juan Martínez de Recalde,

general del Armada de Andalucía.

Palacio del Viso del Marqués

En Santa Marta de Ortigueira (A Coruña), se encuentra un

monumento que la Asociación Histórico Cultural Gran Armada dedicó

a la Infantería de Marina en octubre de 2006, con motivo del 469

aniversario del Cuerpo, un detalle noble y desinteresado por el que

los infantes de marina estarán siempre en deuda con los impulsores

de esta idea.

El monumento se compone de tres monolitos de piedra

clavados firmemente en tierra; en el del centro pueden verse un

emblema dorado de la Infantería de Marina y el escudo de la

población de Ortigueira en plata. Delante, a cada lado, hay dos

piedras planas, y empotradas en ellas figuran dos placas con la

leyenda, en castellano y en gallego, de la dedicatoria que la citada y

generosa asociación hizo a la Infantería de Marina.7

7 Ver detalles y futuros proyectos en www.granarmada.com.

Page 26: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

24

Monumento en Santa Marta de Ortigueira

Como ya se ha dicho, en el monolito del centro, figura un

emblema dorado de la Infantería de Marina. Es hermoso pensar que

no debe de ser casualidad, ya que en los tratados de Heráldica se

enseña que el oro obliga a luchar por el Rey y a socorrer a los

necesitados, dos características que cuadran perfectamente con el

espíritu tradicional y actual de los infantes de marina.

Sobre el emblema del ancla con los dos fusiles cruzados –que

sustituyó a partir de 1931 al histórico emblema de las dos anclas

cruzadas–, puede verse el escudo en plata de la naturalmente

privilegiada población de Ortigueira, en el que se aprecian tres rocas

representando, según dicen las buenas lenguas, a las tres

majestuosas peñas del cabo Ortegal de las que ya hablaba el

afamado astrónomo y astrólogo Claudio Ptolomeo hace muchos

siglos. Estas rocas están coronadas por tres matas de ortigas verdes

con siete hojas y debajo partidas las olas del mar representando la

mar en calma de la ría de Ortigueira y la mar agitada del mar

Cantábrico, combinación que ejemplifica el variado y cambiante

escenario que configura la zona. En la parte superior del escudo

figura una corona real y en la base el nombre de la localidad dentro

de una orla.

Page 27: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

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Detalle del monolito central

En la placa que figura en una de las losas que hay en el suelo,

junto a la inscripción en castellano de la dedicatoria, puede apreciarse

el escudo del Tercio del Norte de Infantería de Marina y un navío de

la Gran Armada de los que participaron en la llamada Empresa de

Inglaterra.

En Cartagena, a la entrada de la flamante Escuela de Infantería

de Marina General Albacete y Fuster, se encuentra una original

escultura realizada por un conocido artista: el capitán del Cuerpo

Militar de Sanidad, Fernando Plácido Sáenz Elorrieta, pintor y escultor

cartagenero con una amplia obra que ha merecido numerosos

Page 28: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

26

premios y que se sustenta en su pasión por los viajes y la poderosa

atracción que sobre él ha ejercido siempre la mar. En esta escultura

de metal, que presenta una composición muy original, podemos ver a

cuatro infantes de marina fusileros que muestran con orgullo sus

tradicionales franjas y sardinetas, y un guión representando a

Minerva, la diosa de la Sabiduría, coronado con el escudo del Cuerpo.

Escuela de Infantería de Marina

General Albacete y Fuster. Cartagena

La Infantería de Marina tuvo una destacada actuación en la

guerra de la Independencia, contribuyendo a la defensa de la

soberanía nacional desde los primeros momentos del levantamiento

Page 29: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

27

del dos de mayo de 1808 en Madrid; según Jesús María Alía Plana8, el

soldado que aparece degollado en el ángulo inferior izquierdo, del

famoso cuadro de Francisco de Goya, La Carga de los Mamelucos, es

un granadero de Infantería de Marina. Durante los siguientes años, el

Cuerpo de Batallones de Marina combatió incansablemente hasta los

últimos y victoriosos momentos finales en 1814, y todo ello a pesar

de que sus efectivos habían sido reducidos considerablemente a partir

de 1807 por motivos presupuestarios inherentes a la complicada

situación que atravesaba España.

En el Estado General de la Armada del año 1800, al hablar de la

Infantería de Marina, se dice lo siguiente9:

“Se compone de doce Batallones, mandados particularmente por

Capitanes de Fragata (…) Dichos Batallones se hallan repartidos

en los tres Departamentos, mudándose alternativamente según

conviene (…) octavo, nono, décimo, undécimo y duodécimo en

Cádiz, primero, segundo y tercero en Ferrol, quarto, quinto, sexto

y séptimo en Cartagena.”

El Estado General de la Armada del año 1808, refiriéndose al

Cuerpo de Infantería de Marina expone10:

“Se compone de 12096 plazas distribuidas en doce Batallones al

cargo de un Comandante General, aunque por ahora ha tenido

S.M. por conveniente reducir a cuatro el número de estos

Batallones...Dos en Cádiz (primero y segundo), uno en Ferrol (el

tercero) y otro en Cartagena (el quarto).”

Además de estos cuatro batallones había una compañía de

granaderos de Marina que prestaba sus servicios en Madrid. Debido a

las apremiantes necesidades bélicas, por Real Orden de 16 de enero

de 1809 se crearon seis regimientos compuestos de dos batallones

cada uno y ocho compañías por batallón, una de granaderos, una de

cazadores y seis de fusileros.

En aquellos días, la fuerza total del Cuerpo de Batallones de

Marina ascendía a catorce mil cuatrocientas plazas, sin contar los

8 VIQUEIRA MUÑOZ, José Enrique. La Marina en las primeras operaciones

terrestres. Cuaderno Monográfico del Instituto de Historia y Cultura Naval, número

55. Madrid, 2007, página 97. 9 Estado General de la Real Armada, año de 1800, Imprenta Real, páginas 73 a 80. 10

Estado General de la Real Armada, año de 1808, Imprenta Real, páginas 64 a 68.

Page 30: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

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oficiales. Estaba al mando de un oficial general de la Armada, y

repartida entre los tres departamentos citados.

Posteriormente, acabada la guerra y debido principalmente al

crítico estado de las finanzas del Tesoro, todas las unidades

españolas, no sólo las de la Real Armada, se vieron obligadas a sufrir

serias reducciones. Esta situación de auténtica privación

presupuestaria tuvo como consecuencia la reducción de los citados

regimientos de Marina a tres, localizados, el primero en Cádiz, el

sexto en Ferrol y el quinto en Cartagena.11

En 1816, el ministro Vázquez de Figueroa presentó una

memoria12 al rey en la que exponía la difícil situación de las unidades

de Infantería de Marina:

“El cuerpo de infantería real de marina ha hecho su servicio

ordinario de guarnición en los puntos que le corresponden. A falta

de rondines, se han empleado en patrullar y evitar desórdenes, y

ocupada incesantemente en el servicio la escasa fuerza numérica

a que está reducida, no solo no ha sido posible remediar su

desnudez, sino que aún el socorro diario lo han percibido sus

individuos con 20 y 30 días de atraso, verificándose muchas

veces entrar de guardia con solo pan.”

No era la primera vez que los infantes de marina, al igual que el

resto de las unidades de Guerra y Marina, experimentaban tiempos

complicados. Tampoco sería éste el último de estos estados de

penuria profesional y personal, pero en su honor hay que decir que

las tropas de Marina siempre se mantuvieron disciplinadas y leales,

características que han forjado el espíritu de la Infantería de Marina a

lo largo de su historia. Pero esta penosa situación sucedió o se

acentuó una vez acabada la guerra, hasta entonces hubo que

combatir y mucho. Durante la feroz contienda en la que los españoles

lucharon y murieron para expulsar al invasor francés de nuestro

suelo, los Batallones de Marina cumplieron fielmente con su deber,

contribuyendo con su destacada actuación al triunfo final de las

armas españolas.

11

Guía de forasteros en Madrid para el año de 1821. Imprenta Nacional, página

239. Bajo el título Infantería Real de Marina, la misma información figura en el

Estado General de la Real Armada del año 1818. Imprenta Real, página 101. 12 RODRÍGUEZ DELGADO DE MENDOZA, Ramón. Compendio Historial del Cuerpo de

Infantería de Marina. Imprenta de Manuel Blanco Luque. Andújar, 1927, página 63.

Page 31: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

29

En la población onubense de Santa Olalla del Cala, en la calle

de la Marina Española, se encuentra un ancla donada por la Armada

(1970-1971) como monumento conmemorativo de la presencia en la

localidad de los Batallones de Marina durante la invasión francesa de

España en 1808, lo que en términos coloquiales se conoció como “la

francesada”. La ubicación de estas unidades de Infantería de Marina –

también de Artillería de Marina- en Santa Olalla, y en otros lugares de

la provincia de Sevilla, tenía por objeto controlar el camino de

Extremadura y dar protección a la capital hispalense.

En esa época, Santa Olalla, un estratégico cruce de caminos,

fue cuartel general de diferentes unidades de la Infantería de Marina,

principalmente del Primer Regimiento de Marina, constituyendo el

foco principal de la actividad militar española en la sierra de Aracena,

la parte occidental de Sierra Morena. Según distintos testimonios,

aún pueden encontrarse restos de las baterías emplazadas en la

lucha con las tropas de Napoleón.

Ancla en Santa Olalla del Cala

En la inscripión que puede verse tras el ancla, datada en julio

de 1971, figura la afectuosa dedicatoria de la Marina de guerra a la

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30

noble villa de Santa Olalla del Cala, por su patriotismo y su

permanente cariño a la Armada.

Inscripción en Santa Olalla del Cala

Como prueba de esta continua y excelente relación, en mayo de

2001 la Armada cedió a Santa Olalla del Cala un cañón de

desembarco del siglo XIX. Ya se sabe que las buenas amistades hay

que cuidarlas.

Cañón de desembarco del siglo XIX en Santa Olalla

Este cañón, según figura en la inscripción en la base de piedra

donde descansa, fue ofrecido el 26 de mayo de 2001 por el Almirante

Jefe de la Zona Marítima del Estrecho como testimonio de la

Page 33: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

31

estupenda y prolongada relación entre los vecinos de Santa Olalla y la

Armada.

Inscripción al pie del cañón de desembarco de Santa Olalla

Relacionadas asimismo con la guerra de la Independencia

encontramos otras tres interesantes inscripciones. La primera,

dedicada a los batallones del Sexto Regimiento del Cuerpo, está en el

Cuartel de Dolores en Ferrol, sede en la actualidad del Tercio del

Norte de Infantería de Marina.

Conviene detenerse un momento para explicar la singularidad e

importancia de este acuartelamiento ferrolano, una de las casas

solariegas de la Infantería de Marina. El cuartel de Nuestra Señora de

los Dolores o cuartel de Batallones, es una edificación magnífica de

estilo Ilustración que ha sido declarada Bien de Interés Cultural.

La Virgen de Nuestra Señora de los Dolores se veneraba en la

primitiva iglesia castrense de Esteiro y en su honor se puso su

nombre a este acuartelamiento que se construyó en el monte del

mismo nombre. Su edificación empezó en 1751 y concluyó en 1771,

reinando Carlos III. Al parecer fue diseñado por Joseph Petit de la

Croix -no existe certeza al respecto- y finalizado, esto sí que puede

afirmarse con toda seguridad, bajo la dirección del ingeniero naval

Julián Sánchez Bort, un afamado experto en obras civiles e

hidráulicas.

Sobre la puerta principal del acuartelamiento, en una cornisa

que se apoya sobre cuatro columnas de orden dórico, destaca un

letrero de bronce en el que puede leerse: Quartel de N.S. de los

Page 34: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

32

Dolores. A los visitantes suele llamarles mucho la atención el uso de

la palabra quartel. Este término fue plenamente correcto en su

momento y, aunque no existe unanimidad entre los estudiosos,

parece venir de la palabra francesa quartier. Lentamente, empezó a

caer en desuso a partir del primer tercio del siglo XIX. Tanto el Diario

de Madrid, en 1789, como el libro Paseo por Madrid o guía del

forastero en la Corte, en enero de 1815, se refieren al famoso Quartel

de los Guardias de Corps en Madrid, mientras que Pascual Madoz, en

1848, y Ramón de Mesonero Romanos, en 1854, ya utilizan la

palabra cuartel al hablar de este monumental edificio madrileño.

En el centro del cuartel de Dolores, todo él de gran valor

arquitectónico, destaca el espectacular patio de armas de forma

cuadrada que contiene en el subsuelo dos grandes aljibes que servían

para almacenar el agua de lluvia. Tanto la planta baja como la

primera, se encuentran rodeadas por una magnífica galería, mientras

que la segunda planta está retranqueada y cuenta con una amplia

azotea. Cada galería tiene 44 arcos de forma elíptica y un total de 48

bóvedas.13

En la parte sur del acuartelamiento del Tercio del Norte se

puede admirar una puerta de gran interés que facilitaba el acceso al

muelle denominada Fontelonga, llamada así por la fuente que da

nombre al conjunto. Esta puerta es la única que se conserva de las

tres puertas de mar con que contaba la ciudad amurallada de Ferrol;

las otras dos portas do mar, desafortunadamente desaparecidas,

tenían por nombre San Fernando y Curuxeiras.14

En el centro de la fachada principal de este acuartelamiento hay

un precioso escudo italiano rodeado de laurel que fue completamente

restaurado en el año 2005. Está cuarteado en cruz con las armas de

Castilla y las de León con tres flores de lis en el centro de la cruz,

puesto que la dinastía reinante en España era la de los Borbones.

Detrás del escudo, como señal de distinción y formando aspa, pueden

verse a cada lado, un cañón y dos banderas, y rematando el escudo

una corona cerrada de la casa de Andrade, que también figura en el

escudo de Ferrol.15

13

Ver El Tercio Norte de Infantería de Marina desde 1771. Valor y disciplina.

Diputación Provincial de A Coruña y Ministerio de Defensa. A Coruña, 2009. 14

LOUREIRO, Ramón. La puerta del mar, gran soñadora de navíos. La Voz de

Galicia. Edición digital del 14 de noviembre de 2010. www.lavozdegalicia.es 15

FEAL VÁZQUEZ, Juan F. El Cuartel de Dolores. Revista General de Marina.

Agosto-Septiembre de 2007, página 415.

Page 35: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

33

Quartel de Nuestra Señora de los Dolores

Desde este cuartel marchó a la guerra el Sexto Regimiento de

Marina. Desde junio de 1808 hasta el final de la guerra de la

Independencia, participó en diversos combates en Ponferrada, Barco

de Valdeorras, Puebla de Trives, Verín, Allariz, La Bañeza o Puebla de

Sanabria, estuvo presente en los sitios de Villafranca del Bierzo,

Lugo, Toro, Burgos o San Sebastián y asistió a las batallas de Medina

de Rioseco, Espinosa de los Monteros, Ciudad Rodrigo, Badajoz,

Salamanca, San Marcial, Vitoria y Tolosa de Francia.

A raíz de la batalla de San Marcial, Lord Wellington, en la

famosa Orden del Día del 4 de septiembre de 1813, dirigió unas

elogiosas palabras a las tropas del Cuarto Ejército, en el que estaba

encuadrado, en la División del general Porlier, el Sexto Regimiento de

Marina:

“Guerreros del mundo civilizado: Aprended a serlo de los

individuos del 4º Ejército español, que tengo la dicha de mandar.

Cada soldado de él merece, con más justo motivo que yo, el

bastón que empuño: el tesón, la arrogancia, la serenidad y la

muerte misma, de todo disponen a su arbitrio. Dos divisiones

inglesas fueron testigo de este original y singularísimo combate,

sin ayudarles en cosa alguna, por disposición mía, para que

Page 36: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

34

llevasen ellos solos una gloria que no tiene compañera en los

anales de la historia.”

Poco después, en octubre de 1813 la Gazeta de la Regencia de

las Españas16, confirmando las alabanzas anteriores, publicaba lo

siguiente:

“Últimamente todas las cartas convienen en que la bizarría y

entusiasmo de los españoles llenó de asombró al mismo Lord

Wellington y a las demás tropas inglesas y portuguesas de su

mando.”

Sirva asimismo como ejemplo de la gran estima que

alcanzó el Sexto Regimiento de Marina la comunicación que,

sobre el mismo, remite a su superior el general Joaquín Blake17:

“No debo detenerme un momento en asegurar a V.E. que los tres

batallones de infantería de Marina que estuvieron al cargo del

dignísimo brigadier don Francisco Riquelme, cuya pérdida es sin

duda de las más irreparables desgracias de la campaña, se han

distinguido constantemente, acreditando, en general, todos sus

oficiales ardiente patriotismo, bizarría en las acciones y mucho

celo por el establecimiento y conservación de la disciplina y orden

de los Cuerpos.”

Estos bravos infantes de marina se hicieron acreedores a la cruz

de distinción de Tolosa, creada por Real Orden de 30 de enero de

1815, así como al uso del lema Valor y Disciplina, por ser los

primeros en pisar suelo francés persiguiendo a las tropas de

Napoleón, aplicando el privilegio del que goza la Infantería de Marina

de ocupar en campaña el puesto de mayor peligro, el de extrema

vanguardia en los avances o el de extrema retaguardia en las

retiradas.

Esta condecoración luce hoy en forma de corbata, antiguamente

la cruz iba bordada en las esquinas de la enseña nacional. La batalla

de Tolosa de Languedoc (Francia), tuvo lugar en abril de 1814, contra

las fuerzas del mariscal Soult que en su retirada, permanentemente

acosado por diferentes unidades españolas, entre las que se hallaba

16

Hemeroteca del BOE. Gaceta de la Regencia de las Españas, número 136, de 19

de octubre de 1813. Con diferentes nombres, la Gaceta fue durante largos años el

diario oficial del Gobierno. 17

RIVAS FABAL, op. cit., tomo I, página 241.

Page 37: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

35

el Sexto Regimiento de Marina, trató de hacerse fuerte en dicha plaza

sin conseguirlo ya que finalmente se vio obligado a capitular.

En la placa citada, que puede verse en el cuartel de Batallones

de Ferrol, se recuerda también a uno de los distinguidos comandantes

del Sexto Regimiento de Marina, Ramón Lorenzo Romay Jiménez de

Cisneros, un excepcional oficial de la Armada que sirvió desde

teniente de navío hasta brigadier en los batallones y regimientos de

Marina.

En la acción de Tolosa de Languedoc, Romay era ya brigadier y

mandada la media Brigada en la que se hallaba encuadrado el Sexto

Regimiento de Marina al mando del capitán de fragata Mosquera.

Ramón Romay Jiménez de Cisneros alcanzó el empleo de capitán

general y fue Director General de la Armada en el año 1843.

Placa en el Cuartel de Dolores, sede del Tercio del Norte

La segunda de las mencionadas inscripciones, colocada en

septiembre de 2007, está en el histórico puente Zuazo en San

Fernando (Cádiz). Como puede leerse en la placa, la Infantería Real

de Marina contribuyó a rechazar los ataques del Ejército francés

desde el 10 de febrero de 1810 hasta el 25 de agosto de 1812, en los

difíciles tiempos en que España fue una isla.

Page 38: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

36

Anteriormente existió otra placa que estuvo expuesta hasta la

década de los setenta del siglo XX con el siguiente texto muy

parecido al actual18, aunque con algunos matices diferentes:

“Aquí fue el límite de la España libre. En este histórico puente la

brigada de artillería e infantería real de Marina y fuerzas civiles y

del ejército, al mando del CAPITÁN DE NAVÍO Diego de Alvear y

Ponce de León, con su heroico actuar resistieron al ejército

francés desde el 10 de febrero de 1810 al 26 de agosto de 1812,

siendo estas piedras venerables el último reducto de la

independencia española. El Excelentísimo e Ilustrísimo

Ayuntamiento de San Fernando por acuerdo firmado en sesión de

19 de octubre de 1914.”

Placa actual en el puente Zuazo. San Fernando (Cádiz)

La tercera inscripción data de junio de 2008 y conmemora la

primera derrota de Napoleón en España que tuvo lugar en aguas de

la Bahía de Cádiz, frente a la costa oeste de la Real Isla de León. La

acción transcurrió desde el 9 hasta el 14 de junio de 1808, fecha en

que se rindieron los franceses. Durante esos días, las Brigadas de

Artillería, Marinería e Infantería Real de Marina, derrotaron a la

escuadra del vicealmirante Rosily, el sucesor en el mando del

18

Los detalles de esta y otras placas conmemorativas pueden verse en la página

web de la Guardia Salinera Isleña. www.guardiasalinera.com.

Page 39: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

37

infortunado almirante Villeneuve, fondeada en la Poza de Santa

Isabel, cerca del Arsenal de la Carraca. En total fueron capturados

cerca de 3700 prisioneros franceses, cinco navíos y una fragata, gran

cantidad de armas individuales, pólvora, municiones y cinco meses de

provisiones. Los barcos completamente pertrechados pasaron a

engrosar la Real Armada que volvió a alcanzar una capacidad similar

a la que tenía antes del desafortunado combate de Trafalgar.

Una anécdota curiosa, ocurrida tras este combate es que treinta

y cinco de los prisioneros, que no eran franceses de nacimiento, ante

el triste futuro carcelario que les aguardaba, consiguieron alistarse en

los Batallones de Marina desertando poco tiempo después.19

Combate de la Poza de Santa Isabel

En Talavera de la Reina hay un imponente monumento que

conmemora la encarnizada batalla que libraron, el 27 y el 28 de julio

de 1809, las unidades españolas y británicas en esa localidad contra

las aguerridas tropas napoleónicas.

19

Guardia Salinera Isleña. Combate de la Poza de Santa Isabel. 9-14 de junio de

1808. www.guardiasalinera.com

Page 40: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

38

Monumento de la batalla de Talavera

En cada uno de los tres brazos que componen el monumento

pueden leerse los nombres de las unidades, españolas, británicas y

francesas, que tomaron parte en la batalla. En la placa que lista los

regimientos españoles figura el Primer Regimiento de Infantería de

Marina, que a la sazón se hallaba encuadrado en la Quinta División de

Infantería, al mando del mariscal de campo Luis Alejandro

Bassecourt20. Este regimiento de Marina estaba al mando del capitán

de navío Ignacio Fonnegra que ascendió a brigadier por su destacada

actuación en esta batalla.

Puesto que buena parte de los documentos originales

desparecieron, la relación de las unidades que participaron en la

batalla de Talavera está sujeta a diferentes interpretaciones. En

algunas fuentes, se asegura que también se halló presente el

Segundo Regimiento de Marina, al mando del capitán de navío Juan

de Dios Topete y precisamente encuadrado en la Quinta División.

20 De acuerdo con los trabajos de Sañudo, Stampa y Vela, que figuran en

RODRÍGUEZ, José María. Talavera 1809. Editorial Almena, 2004, el Primer

Regimiento de Marina aparece en la Quinta División. Esta información procedente

de www.arstactica.org coincide con la relación que figura en el monumento.

Page 41: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

39

Según estas informaciones, el Primer Regimiento de Marina se

hallaría en la Reserva.21

Rodríguez Delgado de Mendoza22, al hablar de la batalla de

Talavera asegura que en ella participó el Segundo Regimiento de

Marina, junto con el Primero; opinión que es compartida por el

general Rivas Fabal.23

Relación de regimientos españoles que lucharon en la batalla de Talavera

Donde no queda duda de que actuaron ambos regimientos es

en la sangrienta y desafortunada batalla de Ocaña, ocurrida el 19 de

noviembre de 1809, y en la que las tropas de Marina sufrieron

terribles bajas cubriendo la retirada del resto de unidades españolas.

En esta batalla, se distinguió de forma extraordinaria el alférez de

navío José Fermín Pavía y Seix, ayudante del Primer Batallón del

Segundo Regimiento de Infantería de Marina, dando muerte a varios

dragones franceses que trataban de arrebatarle la bandera coronela,

enseña de su batallón. Por esta acción fue condecorado en 1836 con

la Cruz de San Fernando de primera clase. En 1846, ganó una

21 Según la información procedente del orden de batalla que figura en

www.eborense.es/batalla_talavera1809, existe una carta fechada en Écija, el 28 de

julio de 1822 y que se encuentra en el Archivo Histórico Nacional, en la que el

brigadier Bernuy, que mandaba la reserva, dice que las fuerzas a su mando incluían

unos 3.000 infantes de los Regimientos: Primero de la Real Armada; División de

Granaderos Provinciales de Castilla y División de Granaderos del Ejército.. 22 RODRÍGUEZ DELGADO DE MENDOZA, op. cit., página 71. 23

RIVAS FABAL, op. cit., tomo I, página 260.

Page 42: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

40

segunda cruz, esta vez de tercera clase por su actuación en marzo de

1844 durante el bombardeo de Cartagena24. En 1845, José Fermín

Pavía fue nombrado Comandante Principal del Cuerpo de Infantería

de Marina.

Tras la batalla de Ocaña, el general en jefe del ejército de La

Mancha, Areizaga, elevó a la Marina un informe en el que se decía25:

“Los regimientos 1º y 2º de Marina existentes en este Ejército se

han portado con la mayor bizarría, en la acción de Ocaña, y en

término nada común, pues sus esforzados jefes, oficiales y

valientes soldados, han sabido sellar con su sangre el honor de

las armas españolas.”

Al hablar de la actuación del Primer Regimiento de Marina que

sufrió la espantosa cifra de más de mil bajas entre muertos, heridos y

desaparecidos, Peregrino Jácome, el comandante de la Sexta División

del Ejército, donde se hallaba encuadrado este regimiento que gozaba

de su plena confianza, dijo26:

“Últimamente, en la desgraciada batalla de Ocaña, por el lugar

que ocupaba en la formación, tuvo la gloria de distinguirse muy

particularmente, sosteniendo la retirada contra unas tropas

vencedoras que lo cargaron con la mayor intrepidez, en cuya

obstinada resistencia ha sido ocurrida la pérdida que ha tenido,

tanto de oficiales como de valientes soldados; pérdida tan

gloriosa como de difícil reparo, y que tan eterna debe ser su

memoria para las armas españolas.”

La Puerta del Carmen constituyó uno de los bastiones de la

resistencia de la ciudad de Zaragoza durante los dos sitios a que fue

sometida la plaza por las tropas francesas en los años 1808 y 1809.

En su defensa, se distinguió especialmente un reducido grupo de

granaderos de Marina, los mismos que pocos meses antes montaban

en Madrid la guardia al generalísimo almirante Manuel Godoy, y que

tras los sucesos del 2 de mayo, se habían incorporado, como Cuerpo

de Real Casa, al Segundo Batallón de Reales Guardias Españolas.

24

DE CEBALLOS-ESCALERA Y GILA, Alfonso, DE CEVALLOS-ESCALERA Y GILA, Luis,

MADUEÑO Y GALÁN, José María. Los Marinos en la Orden de San Fernando.

Dirección General de Relaciones Institucionales. Ministerio de Defensa. Madrid,

2011, páginas 172 y 179. 25

RODRÍGUEZ DELGADO DE MENDOZA, op.cit., página 74. 26 Ibídem, página 73.

Page 43: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

41

Este trato distinguido era debido a que la Infantería de Marina había

ganado en 1763, el privilegio de ostentar el título de Real, como

premio a la heroica defensa del castillo del Morro y de plaza de La

Habana ocurrida en 1762.

Estos granaderos de Infantería de Marina, al mando del

teniente de navío José Joaquín Primo de Rivera y Ortiz de Pinedo,

contribuyeron a rechazar el ataque de la caballería polaca al servicio

de Napoléon. Por el conjunto de su actuación27 en el primer sitio de

Zaragoza, Primo de Rivera fue condecorado con la Cruz de San

Fernando de primera clase. Posteriormente, ya Jefe de Escuadra, José

Joaquín Primo de Rivera y Ortiz de Pinedo, ganaría en 1836 la Gran

Cruz Laureada.28

Para recordar tan heroica defensa, el Ayuntamiento de

Zaragoza entregó en 1946 una maqueta a la Armada que hoy puede

verse en el Museo Naval. La puerta, obra de Concha Lago, es de

piedra de Tafalla como la puerta original, y está colocada sobre una

base piramidal truncada y cubierta de plata repujada. En el centro de

la cara superior de la base existe un hueco recubierto con cristal que

contiene un fragmento de piedra procedente de la Puerta del Carmen

original. En la parte frontal de la base figura el siguiente texto:

Zaragoza a las fuerzas de la Gloriosa Marina Española, que en los

sitios de la inmortal ciudad, en épicas jornadas que culminaron en

la heroica defensa de la Puerta del Carmen, alcanzaron lauros

inmarcesibles. Día de la Virgen del Carmen 1946.

En la base de la maqueta, a la derecha, aparece el escudo de la

Armada, y a la izquierda, el de la ciudad de Zaragoza, ambos en

esmalte. En la presentación de esta pieza en el Museo Naval puede

leerse:

Puerta del Carmen Zaragoza. Nº Inv. 702. Durante los sitios de

Zaragoza (1808-1809) la defensa de esta puerta estuvo

encomendada a la Infantería de Marina.

27

Ver VIQUEIRA MUÑOZ, op. cit., página 102. 28 DE CEBALLOS-ESCALERA Y GILA, Alfonso, DE CEVALLOS-ESCALERA Y GILA, Luis,

MADUEÑO Y GALÁN, José María, op.cit., página 150.

Page 44: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

42

Museo Naval. Maqueta de la Puerta del Carmen

La acción de San Pedro Abanto y la toma al asalto, a punta de

bayoneta, del caserío de Murrieta, durante la tercera guerra carlista,

tuvo lugar el 27 de marzo de 1874 y constituye una de las páginas

más gloriosas y memorables del Cuerpo. Fue llevada a cabo por el

Segundo Batallón del Primer Regimiento de Infantería de Marina, al

mando del teniente coronel Joaquín Albacete y Fuster.

Por esta acción, esta heroica unidad fue recompensada con el

derecho a ostentar en su Bandera la corbata de la Orden de San

Fernando, la más alta recompensa al valor que se concede en

España. Tal y como reza la orden de concesión29, el batallón dejó

tendida sobre el campo más de la tercera parte de su fuerza. La

laureada concedida al Segundo Batallón del Primer Regimiento de

Infantería de Marina, junto a la otorgada a la dotación de presa del

crucero Canarias30 por su heroico comportamiento, en marzo de

1937, durante el abordaje, apresamiento y traslado a Ferrol en

difíciles condiciones de mar de la motonave Mar Cantábrico, cargada

de municiones y con varios incendios y vías de agua a bordo,

29

Gaceta de Madrid. Año. CCXIV, edición núm. 19 del martes 19 de enero de 1875. 30

Al mando del teniente de navío Alfredo Lostau Santos que ganó la Cruz Laureada

por esta memorable acción, la dotación de presa estaba compuesta por 32 hombres

entre los que figuraba el cabo de Infantería de Marina Manuel Santos.

Page 45: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

43

constituyen las dos laureadas colectivas concedidas a unidades de la

Armada.

La gesta de San Pedro Abanto y la toma del caserío de Murrieta

fueron glosadas en el Diario de Sesiones del Congreso del 26 de

marzo de 1893, del cual, en el ampuloso lenguaje de la época, puede

extractarse lo siguiente:

“El Ejército Carlista hizo justicia a aquéllos heroicos y sufridos

soldados, y al verlos retirarse diezmados por la metralla paso a

paso, volviendo la cara haciendo fuego, prorrumpieron en

entusiastas vivas a aquél incomparable batallón de Infantería de

Marina (...) a aquéllos cazadores (...) a aquéllos oficiales que, con

las hojas de sus espadas rotas por las balas, ebrios de coraje,

habían casi llegado a tapar con sus cuerpos las bocas de los

cañones.”

El coronel de la media Brigada, donde estaba encuadrado el

Segundo Batallón del Primer Regimiento de Infantería de Marina, en

una carta oficial al ministro de Marina escribió31:

“La página más gloriosa de mi carrera militar, es tener a mis

órdenes un batallón en que la pericia y la bravura de sus jefes y

oficiales, rivalizan con la subordinación y arrojo de su tropa,

prodigando su sangre con el heroísmo que la virtud presta a los

que se sacrifican por la salud de la patria, si bien esta gloria tiene

para mí el doloroso recuerdo de haber visto tendidos, en el campo

de batalla, la mayor parte de mis compañeros de armas. El

disciplinado batallón quedó muy reducido por las innumerables

bajas, que sufrió sin retroceder una pulgada al frente del

enemigo, tomando con arrojo y tenaz denuedo sus formidables

trincheras. En una palabra: ha rivalizado con los otros batallones

de vanguardia en valor y serenidad.”

Estos infantes de marina estaban habitualmente destinados en

el Cuartel de Batallones de San Carlos, en San Fernando (Cádiz). Al

igual que se hizo con el acuartelamiento del Tercio del Norte,

conviene dedicar unas líneas a este edificio singular, diseñado y

construido en el siglo XVIII para albergar los Batallones de Marina del

Departamento de Cádiz.

En 1775 se llevó a cabo la adquisición, en la entonces Isla de

León, de un amplio terreno conocido como Monte del Duque –por ser 31

RODRÍGUEZ DELGADO DE MENDOZA, op.cit., página 141.

Page 46: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

44

propiedad del duque de Arcos–, necesario para levantar el

descomunal proyecto de la denominada Nueva Población de San

Carlos, llamada así en honor del rey Carlos III. Entre otras

edificaciones, se contemplaba la construcción de dos grandes

cuarteles diseñados para alojar en cada uno a cinco batallones de

Marina, una necesidad imperiosa ya que estas unidades se habían

trasladado de Cádiz a San Fernando en 1769 y desde entonces se

encontraban alojadas, de forma provisional y en circunstancias poco

ventajosas, en las dependencias del puente Zuazo y del actual castillo

de San Romualdo.

Ante la acuciante falta de alojamientos para las tropas,

necesidad que hacía conveniente acortar los tiempos de edificación, y

especialmente debido al elevado coste del diseño original, se acabó

ejecutando un proyecto menos ambicioso. El 3 de diciembre de 1785,

el ingeniero jefe y capitán de navío Imperial Digueri presentó los

planos de un cuartel con capacidad para dos batallones, que

básicamente es el que permanece en nuestros días.

En 1786, dio comienzo su construcción declarándose terminado

en abril de 1794, tras sufrir diversas modificaciones y los retrasos

asociados a nuevas dificultades financieras. La idea original de

construir dos cuarteles se desechó completamente mediante Real

Orden de 1 de julio de 1791.

La planta del cuartel de San Carlos es rectangular, la fachada

mide 134 varas castellanas y el lateral 174 varas32. En la parte baja,

en el centro de la fachada principal, hay un vistoso pórtico que cuenta

con once arcos. El cuartel, dotado de una gran funcionalidad, tiene

dos partes adosadas destinadas originalmente a usos distintos. Una

cuadrada estaba destinada a la tropa y a las diferentes instalaciones

para su vida y funcionamiento, mientras que la otra abarcando toda

la parte frontal y una profundidad de 40 varas estaba pensada para

las dependencias de los oficiales y las oficinas de los diferentes

órganos de mando; actualmente esta distinción entre las dos zonas

es bien diferente.

Del interior del cuartel llama la atención el espectacular patio

octogonal con cuatro esquinas en chaflán que servía y sirve de plaza

de armas. Este patio constituye, a juicio de los expertos, el elemento

arquitectónico de mayor valor del cuartel. El edificio tiene dos plantas

32 La vara castellana o vara de Burgos, equivalía a tres pies castellanos. Cada pie

castellano tenía doce pulgadas, 27,8635 centímetros; por tanto una vara castellana

equivalía a 83,5905 centímetros. Para entendernos, 3 varas castellanas son 2,5

metros.

Page 47: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

45

y una tercera altura retranqueada con una azotea que da la vuelta a

todo el patio. En 1791, se abarató el proyecto suprimiendo la galería

prevista en la tercera planta. Tanto la primera como la segunda

planta están rodeadas por una galería corrida de cuarenta y ocho

arcos.33

Desde 1794, este singular e histórico edificio ha sido el

acuartelamiento de las fuerzas del Cuerpo en el Departamento de

Cádiz, aunque compartiéndolo en varias ocasiones con otros usos y

diferentes unidades. En 1809 fue utilizado como cárcel para los

prisioneros franceses. Entre 1810 y 1812 sirvió de alojamiento a un

regimiento del Ejército, que defendía La Carraca. De 1823 a 1828 fue

utilizado durante el asedio de Cádiz por un regimiento francés de los

Cien Mil Hijos de San Luis, las tropas del duque de Angulema que

desde abril de 1823 habían intervenido de nuevo en España, esta vez

para restablecer el absolutismo de Fernando VII; aquel monarca

empeñado en tirar por la borda la sorprendentemente ilimitada

confianza que le otorgaban sus súbditos.

Más tarde, el cuartel de San Carlos se usó para alojar a un

importante número de prisioneros carlistas. También albergó la

Academia de Artillería de Marina, en dos ocasiones distintas, y

posteriormente la Escuela de Condestables, la de Torpedistas y

Electricidad y el Cuartel de Instrucción de Marinería34. Ya se ve que

estas instalaciones nunca han estado desaprovechadas.

En la fachada principal de este acuartelamiento hay una

inscripción, en la que puede leerse: Quartel de San Carlos Batallones

de Marina, a un lado del texto figura el emblema antiguo del Cuerpo y

el año 1786 en que dieron inicio las obras, y al otro lado el emblema

actual de la Infantería de Marina junto al año 1794 en que se finalizó

el cuartel. La singularidad que presenta la palabra quartel llama la

atención de algunos visitantes al igual que sucedía en el caso del

acuartelamiento ferrolano de Nuestra Señora de Dolores, sede del

Tercio del Norte.

33 Ver TORREJÓN CHAVES, Juan. El Cuartel de Batallones de Marina en la Nueva

Población de San Carlos en la Isla de León (San Fernando). Revista General de

Marina. Agosto-Septiembre de 2007. 34 Ver JAÉN SERRANO, Jesús. El Cuartel de Batallones. www.islabahia.com. Este

autor, hijo de un oficial del Cuerpo, nació, según confesión propia, en este cuartel;

un hecho relativamente frecuente, puesto que los pabellones de cargo del

acuartelamiento han sido la residencia de muchas familias a lo largo de todos estos

años.

Page 48: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

46

Al cumplirse el bicentenario del comienzo de la construcción del

Cuartel de San Carlos se colocó una placa que puede verse en la

entrada denominada de pabellones.

Cuartel de Batallones de San Carlos

Continuando con la célebre gesta de San Pedro Abanto, el jefe

de la Brigada, donde se hallaban encuadrados los infantes de Marina,

comunicó al general del Segundo Cuerpo lo siguiente35:

“El segundo batallón del primer regimiento de Infantería de

Marina ha llenado todos sus deberes en cuantas ocasiones lo he

necesitado, y sin ofender a los demás de la brigada que también

se han conducido bravamente, me creo en el deber de citarle

como modelo de los que con más decisión se han batido.”

Para dar fe de la importancia de esta acción, conviene resaltar

el hecho de que otras unidades, antes que el Segundo Batallón del

35 RODRÍGUEZ DELGADO DE MENDOZA, op. cit., páginas 141 y 142.

Page 49: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

47

Primer Regimiento de Infantería de Marina, trataron de conquistar la

posición de San Pedro Abanto, sin conseguirlo. El Batallón de

Albacete y Fuster tuvo durante el asalto 25 muertos y 192 heridos,

cifra que desafortunadamente se vio incrementada ya que un buen

número de los heridos fallecieron en los días siguientes en los

improvisados hospitales de campaña.

Este tipo de acciones, tan sangrientas, no eran infrecuentes en

las guerras carlistas, contiendas que se libraron con gran decisión y

feroz encarnizamiento por ambos bandos. En tal sentido, el diario

liberal El Pabellón Nacional en su edición de 30 de enero de 1883

informaba36 que:

“Los Batallones de Infantería de Marina, desde 1868 hasta la

fecha habían perdido en combate 12 jefes y oficiales y habían

sido heridos otros 37, cifras que suponen hasta un veinte por

cierto de los efectivos. Solamente el 1er Regimiento, en el corto

tiempo que llevaba en la guerra carlista, había dejado en el

campo de batalla 18 oficiales y un total de 500 hombres, entre

muertos y heridos.”

Asimismo el diario El Progreso, en su edición del 8 de

noviembre de 1882, hablando de la actuación de los oficiales de la

Infantería de Marina, daba cuenta37 que:

“En el corto espacio de trece años había desaparecido del

escalafón el cincuenta y siete por ciento de los oficiales y, de

éstos, el treinta y ocho por ciento lo había sido por muerte, la

mayor parte al frente del enemigo.”

En la sede actual del Tercio de Armada y del Tercio Sur, se

encuentra una placa que recuerda el famoso y laureado hecho de

armas de San Pedro Abanto.

36 Citado en CÓZAR NAVARRO, María del Carmen. La Infantería de Marina durante

la Restauración. 1875-1893. Servicio de Publicaciones Universidad de Cádiz, 1993,

página 33. 37

Ibídem, página 33.

Page 50: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

48

Cuartel de Batallones de San Carlos. San Fernando (Cádiz)

Un Grupo Táctico perteneciente a la Fuerza de Estabilización de

la Alianza Atlántica (SFOR) en Bosnia y Herzegovina, desplegado en

la localidad de Trebinje en el primer semestre del año 1999, rindió

homenaje a esta gloriosa unidad llevando el nombre del que fuera su

jefe en aquella memorable jornada, el teniente coronel Joaquín

Albacete y Fuster. La hoja de servicios38 de este extraordinario oficial

es un fiel reflejo de las exigencias de la profesión militar. Tampoco

hay que sorprenderse, pues siempre ha sido así. El gran Miguel de

Cervantes, al concentrar en una frase el curioso discurso que hizo

don Quijote sobre la preeminencia de las armas o las letras nos dejó

dicho:

“Aunque es mayor el trabajo del soldado, es mucho menor el

premio.”

Poco después de la acción de San Pedro Abanto, en el verano

de 1874, el teniente coronel Albacete fue enviado a servir en

Filipinas, como Primer Jefe de las fuerzas de Infantería de Marina en

aquel apostadero. Allí enfermó de gravedad y tuvo que regresar a la

38 La Hoja de Servicios del Inspector General de Infantería de Marina Joaquín

Albacete Fuster puede consultarse en el Archivo General de la Armada. Palacio del

Viso del Marqués.

Page 51: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

49

península. Tras restablecerse plenamente, volvió a Filipinas hasta que

en mayo de 1877 ascendió a coronel. Enseguida, partió hacia Cuba

para hacerse cargo del mando del Segundo Regimiento de Infantería

de Marina, hasta que en 1878 fue nombrado Director de la Academia

del Cuerpo. En 1887 ascendió a brigadier y en 1899 a mariscal de

campo, finalizando su brillante carrera, desempeñando el cargo de

Inspector General de Infantería de Marina, entre 1899 y 1905.

Escudo del Grupo Táctico Albacete y Fuster

En el acuartelamiento del Tercio de Armada, en lo que fue la

plaza de Armas de la Escuela de Infantería de Marina, hoy patio de la

Unidad de Base del Tercio de Armada, puede verse una placa que

incluye los dos emblemas históricos del Cuerpo y una representación

de la laureada de San Fernando concedida al heroico batallón de

Infantería de Marina que al mando del teniente coronel Joaquín

Albacete y Fuster, resultó inmortalizado por su hazaña en San Pedro

Abanto.

Page 52: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

50

Cuartel de Batallones de San Carlos.

El 3 de mayo de 1879 tuvo lugar un acaecimiento destacado

para el Cuerpo, al ser oficialmente aprobada por el ministro de Marina

Francisco Pavía la creación de la Academia General Central de

Infantería de Marina, en el Departamento de Cádiz. Este logro fue en

gran medida debido al empuje y el decidido liderazgo del mariscal de

campo de Infantería de Marina Montero y Subiela.

La idea que subyacía en este ilusionante proyecto era convertir

la Academia en un único centro docente que sirviese para todos los

infantes de marina. Para ello se crearon secciones de alumnos para

oficiales, suboficiales y tropa, destinadas para cubrir las necesidades

de lo que actualmente conocemos como enseñanzas de formación y

de perfeccionamiento.

Este paso, fue considerado por los tratadistas militares como un

gran acierto, al unificar la forma de acceso y homologar la formación

de todos los infantes de marina.

En este sentido, una publicación profesional, el Correo Militar,

escribió39 lo siguiente:

“La Infantería de Marina no sólo ha dado un gran paso sino que

acaba de resolver un problema tan debatido por los hombres

39

Citado en CÓZAR NAVARRO, op. cit., página 66.

Page 53: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

51

estudiosos del Ejército, el de llegar a obtener oficiales de una

misma procedencia y con iguales conocimientos.”

En el conjunto del acuartelamiento de San Carlos, en lo que fue

Academia General Central, después Escuela de Infantería de Marina,

más tarde Escuela de Aplicación del Cuerpo, y de nuevo Escuela de

Infantería de Marina, existe una inscripción que recuerda la

inauguración, en octubre de 1879, de la Academia General Central de

Infantería de Marina por S.M. D. Alfonso XII.

Academia General Central de Infantería de Marina

La actividad de la Academia General Central de Infantería de

Marina, al compás de las reorganizaciones experimentadas por el

Cuerpo en aquellos tiempos, no duró mucho, ya que en el año 1893

fue clausurada, al terminar sus estudios la promoción que había

ingresado en 1891.

Bien poco duró a su vez el cierre, puesto que ante la grave

situación en Cuba y la escasez de oficiales del Cuerpo, por Real Orden

de 28 de mayo de 1895 se volvió a abrir el centro, con la

denominación de Escuela de Infantería de Marina, clausurándose de

nuevo al completar sus estudios la promoción que finalizó en 1902.

Como recuerdo de aquellos ilusionantes y complicados días, en

la actualidad permanece la puerta de acceso al centro.

Page 54: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

52

Puerta de la Escuela de Infantería de Marina

Entre 1924 y 1931, se llamó igualmente Escuela de Infantería

de Marina, y a partir del 25 de noviembre de 1944 recibió el nombre

de Escuela de Aplicación de Infantería de Marina. En la actualidad,

está localizada en Cartagena en un centro de nueva construción con

la denominación de Escuela de Infantería de Marina General Albacete

y Fuster.

Como homenaje a la iniciativa de las Cortes Constituyentes de

1812 que dio origen a la Orden de San Fernando, durante las fiestas

del primer centenario de las Cortes de Cádiz, estuvieron depositadas

en el Ayuntamiento de esta ciudad las 36 enseñas nacionales que en

esa fecha ostentaban la corbata de la citada Orden. Mediante un

acuerdo del Ayuntamiento de Cádiz, de fecha 11 de octubre de 1912,

se colocaron en la sede de esta Corporación municipal, en el llamado

Salón Isabelino, tres placas que recuerdan este singular

acontecimiento40.

Una de ellas, centrada entre las otras dos, contiene un relato

explicativo de esta iniciativa, llevada a cabo mediante acuerdo

municipal de 11 de octubre de 1912.

40 RIVAS FABAL, op. cit., Tomo II, página 17.

Page 55: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

53

Salón Isabelino. Ayuntamiento de Cádiz

En las otras dos placas, situadas una a cada lado de la anterior,

aparecen listadas las unidades cuyas enseñas nacionales por ostentar

la Corbata de la Orden de San Fernando estuvieron expuestas en el

citado salón durante las fiestas del primer centenario41. En cada una

de estas dos placas aparecen dieciocho unidades laureadas. En una

de ellas, puede leerse el nombre del Primer Regimiento de Infantería

de Marina, la unidad que como ya hemos visto alcanzó la gloria en la

acción de San Pedro Abanto y el caserío de Murrieta. Al cumplirse, en

el año 2011, el segundo centenario de la Orden de San Fernando,

además de los condecorados a título individual, integran esta Orden

25 enseñas laureadas y 23 condecoradas con la corbata de la Medalla

Militar, más dos Escudos de Armas, los de las provincias de Navarra y 41

DE CEBALLOS-ESCALERA Y GILA, Alfonso, DE CEVALLOS-ESCALERA Y GILA, Luis,

MADUEÑO Y GALÁN, José María, op.cit., página 124.

Page 56: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

54

Valladolid. Las enseñas actuales de la Infantería de Marina ostentan,

además de la citada Laureada, cuatro corbatas de la Medalla Militar

colectiva con los pasadores: Cádiz, Ferrol. Teruel y Castillo de

Peñafiel.

Detalle de una de las placas que lista las unidades laureadas

La presencia de unidades de Infantería de Marina en la capital

de España viene de lejos, en concreto podemos situar como primera

referencia el Tercio Provincial de Madrid en 1664. Ya se ha

mencionado que una compañía de granaderos, proveniente de

Cartagena, estuvo asignada en Madrid para proporcionar la escolta

del almirante Manuel de Godoy y efectuar la guardia del

Almirantazgo. En 1877, se creó una compañía, llamada de

Escribientes y Ordenanzas de la Corte, unidad que, tras diversas

vicisitudes pasó a denominarse en 1889 Brigada de Infantería de

Page 57: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

55

Marina en la Corte, cambiando su nombre en 1903 por el de

Compañía de Ordenanzas y Asistentes.

Finalizada la guerra civil, en 1940 se creó una unidad

independiente, denominada Batallón del Ministerio de Marina,

encargada de la protección del personal e instalaciones de este

Ministerio. La unidad estaba organizada en Plana Mayor, tres

compañías de fusiles y una compañía de ametralladoras,

constituyendo el origen de la actual Agrupación de Infantería de

Marina de Madrid. En la sede actual de esta unidad puede verse un

monolito que conmemora las bodas de oro de la inauguración del

cuartel de Arturo Soria, destinado originalmente al Batallón del

Ministerio de Marina.

Agrupación de Infantería de Marina de Madrid

En la misma unidad existe un monolito que rinde homenaje a

todos los infantes de marina muertos por España.

Page 58: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

56

Monumento a los caídos. Agrupación de IM de Madrid

En este sencillo monolito figura una clásica y lacónica frase

castrense que reza así: En memoria de los infantes de marina

muertos por España.

Agrupación de Infantería de Marina de Madrid

Por lo que respecta al emblema del Cuerpo, ya el Tercio de la

Mar de Nápoles en el siglo XVI llevaba en su escudo dos anclas

cruzadas que constituyeron el emblema de la Infantería de Marina

Page 59: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

57

hasta 1931, salvo el período de tiempo comprendido entre 1849 y

1857 en el que la Infantería de Marina formó parte del Cuerpo de

Artillería de la Armada.

Vidriera plomada en el Cuartel de Batallones de San Carlos.

A partir de 1931, después de prácticamente cuatro siglos de

uso, se abandonaron -de forma inexplicable a tenor de los

antecedentes históricos- las dos anclas cruzadas y se reglamentó el

escudo actual, un ancla con dos fusiles cruzados, que aparece por

primera vez en caracteres de imprenta en abril de 1931. No era una

idea original, ya que según la magnífica Historia de las

condecoraciones marineras, del capitán de navío Julio Guillén, figura

en una propuesta de escudo de distinción para el Sexto Regimiento

de Marina, elevada en 1815 por el brigadier Ramón Romay y que fue

denegada por Real Orden de 8 de julio de 1815.42

42

Ibídem, tomo II, página 26.

Page 60: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

58

Vidriera plomada en el Cuartel de Batallones de San Carlos.

No puede finalizar este capítulo, sobre los monumentos de

carácter general dedicados a la Infantería de Marina y a sus unidades,

sin hacer una mención especial a una auténtica institución, San Juan

Nepomuceno, Santo Patrón del Cuerpo de Infantería de Marina que

junto a la Virgen del Carmen, Patrona de la Armada, protege a los

infantes de marina. San Juan Nepomuceno es Patrón del Cuerpo de

Infantería de Marina desde hace muchos años; según el testimonio de

Juan José Navarro de Viana y Búfalo, marqués de la Victoria, el 24 de

mayo de 1758 los ocho batallones de Infantería de Marina que

existían eligieron en esa fecha como Patrón a San Juan Nepomuceno.

Unos años antes, mediante Real Orden de 3 de agosto de 1731,

consta que el Batallón de Barlovento lo tenía por Patrón mientras se

encontraba en España, ya que cuando se hallaba en el Virreinato de

Nueva España se encomendaba a su Patrona, la Virgen de

Guadalupe43. San Juan Nepomuceno es confirmado como Patrón de la

Infantería de Marina por una Real Orden de 18 de marzo de 1878,

que determina que el día 16 de mayo, fecha en que se celebra la

43

ALIA PLANA, J. Miguel y ALIA PLANA, Jesús María. Nuestro Señor Protector San

Juan de Nepomuk. Revista General de Marina. Julio de 1991, páginas 14 y 15.

Page 61: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

59

festividad del Santo Patrón San Juan Nepomuceno, será de gala para

los miembros del Cuerpo de Infantería de Marina.

Entre los numerosos testimonios que existen en su recuerdo,

que se cuentan por cientos mundo adelante, en el museo al aire libre

de la catedral de Málaga puede verse una campana en la que figura el

nombre de este santo, mártir del secreto sacramental que con su

sacrificio recuerda a los infantes de marina la obligación de mantener

a todo trance la consigna recibida y defenderla heroicamente, aún a

costa de la entrega de sus propias vidas.

Museo al aire libre de la catedral de Málaga

Page 62: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

Capítulo III

Monumentos dedicados

a infantes de marina

Page 63: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL
Page 64: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

62

l 27 de febrero de 1566 se creó en Cartagena el Tercio de

Armada, una gran unidad que contaba con una fuerza efectiva de

6697 infantes de marina, distribuidos en cuarenta compañías, una

fuerza muy superior a la de cualquier otro tercio de su época. Su

primer maestre de campo fue Lope de Figueroa y Barradas44, general

de las Terceras y de Portugal, caballero de Santiago y comendador de

los bastimentos del Campo de Montiel45, un militar que alcanzó un

gran prestigio durante sus largos años de servicio. Para algunos

autores, este tercio tomaba el nombre de Tercio de Armada del Mar

Océano si actuaba en el Atlántico o simplemente el de Tercio de

Armada o Tercio de Figueroa cuando era empleado en el

Mediterráneo, aunque no faltan quienes aseguran que eran dos

unidades distintas, algo que parece poco probable.

Una característica particular de esta unidad, fiel reflejo de su

organización marítima y su vocación naval, es el hecho de que

contaba con siete capitanes adicionales en su plantilla, denominados

pláticos, cuyo cometido consistía en el embarque y cuidado de las

tropas y sus aprovisionamientos a bordo de los diferentes barcos en

los que embarcaba este tercio. 46

El Tercio de Armada fue en su época una de las unidades más

fogueadas al servicio de la Monarquía hispánica. Al mando de Lope de

Figueroa, participó, entre otros numerosos hechos de armas, en el

combate de Lepanto y en el desembarco en la Isla Tercera, un

modelo de operación anfibia. En Lepanto, los arcabuceros del Tercio

de la Armada del Mar Océano fueron los primeros que asaltaron la

galera Sultana, capitana del almirante turco Alí Pachá. Como prueba

de su gran prestigio militar, tras la victoria de Lepanto, a Lope de

Figueroa se le concedió el alto honor de llevar la noticia de este gran

triunfo a Felipe II.

Otra particularidad destacable de esta unidad es que la mejor

marca de velocidad en el traslado de un gran contingente de tropas a

lo largo del corredor militar que unía Génova con Flandes, el célebre

Camino Español, fue conseguida por el Tercio de Lope de Figueroa,

que con cinco mil hombres hizo el trayecto desde Milán a Namur en el

44 En OM-CABALLEROS_SANTIAGO, Expediente 3084, Consejo de Órdenes del

Archivo Histórico Nacional, aparece como Lope de Figueroa Zapata. Portal de

Archivos españoles. www.pares.mcu.es. 45 DE SALAZAR Y CASTRO, Luis. Los Comendadores de la Orden de Santiago:

Castilla. Patronato de la Biblioteca Nacional. Madrid, 1942, página 76. 46

DELGADO RODRÍGUEZ DE MENDOZA, op. cit., página 23.

E

El 27 de febrero de 1566 se crea en Cartagena el Tercio

de Armada. Su primer Maestre de Campo será Don Lope

de Figueroa. Este tercio tomó el nombre de Tercio de

Armada del Mar Océano en el Atlántico o simplemente

Tercio de Armada o Tercio de Figueroa cuando era

empleado en el Mediterráneo.

El 27 de febrero de 1566 se crea en Cartagena el Tercio

de Armada. Su primer Maestre de Campo será Don Lope

de Figueroa. Este tercio tomó el nombre de Tercio de

Armada del Mar Océano en el Atlántico o simplemente

Tercio de Armada o Tercio de Figueroa cuando era

empleado en el Mediterráneo.

Page 65: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

63

tiempo récord de treinta y dos días47 y con la dificultad añadida de

llevarlo a cabo en invierno, completándolo en veinticuatro días menos

que los que necesitó el celebérrimo duque de Alba en su primera

expedición a Flandes en 1567.

Son numerosos los recuerdos dedicados a Lope de Figueroa. En

Madrid, en Ferrol, en Torrejón de Ardoz y en Alcalá de Henares

podemos encontrar una calle o avenida llamada Lope de Figueroa. El

Patio de Armas del Tercio de Armada en el Cuartel de Batallones de

San Carlos lleva su nombre.

Cuartel de Batallones de San Carlos

En la Plaza de Santa Ana, en Madrid, en una estatua dedicada a

Calderón de la Barca, obra del escultor Juan Figueras y Vila, puede

verse un bajorrelieve de Lope de Figueroa, maestre de campo del

Tercio de la Armada del Mar Océano. Con su aspecto marcial, Lope de

Figueroa, aparece situado a la izquierda de Felipe II con la banda

distintiva de su empleo cruzada al pecho sobre el jubón y apoyado en

su bastón de mando. Este bajorrelieve reproduce parte de la relación

de personajes de El Alcalde de Zalamea, la inmortal obra de Calderón

de la Barca, protagonismo dramático que en una de esas caprichosas

piruetas del destino, ha contribuido a inmortalizar para el gran

público al maestre de campo Lope de Figueroa en mayor medida que 47

PARKER, GEOFFREY. El Ejército de Flandes y el Camino Español. Alianza Editorial.

Madrid, 2003, páginas 133 y 323.

Page 66: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

64

sus gestas guerreras. Además de en El Alcalde de Zalamea de

Calderón, Lope de Figueroa aparece como personaje en varias obras

escritas durante el siglo XVII: El Asalto de Mastrique por el Príncipe

de Parma, de Lope de Vega; El Águila del Agua y batalla de Lepanto y

El Cerco del Peñón, ambas de Luis Vélez de Guevara; Amar después

de la muerte o El Tuzaní de la Alpujarra de Calderón de la Barca; El

defensor del Peñón de Juan Bautista Diamante, y La traición vengada,

de Agustín Moreto.48

Bajorrelieve de Lope de Figueroa junto a Felipe II

El infante de marina más famoso de todos los tiempos es sin

duda Miguel de Cervantes. A la hora de hablar de sí mismo nuestro

insigne escritor, nos dejó escrito:49

48

Calderón 2000. Homenaje a Kurt Reichenberger en su 80 cumpleaños, Volumen

II. Ignacio Arellano (ed.). ARATA, STEFANO. Pedro Crespo y la pata coja de Lope de

Figueroa, página 6. 49

CERVANTES SAAVEDRA, Miguel. Prólogo. Novelas Ejemplares. Editorial Ramón

Sopena S.A. Barcelona, 1969, página 8.

Page 67: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

65

“Fue soldado muchos años, y cinco y medio cautivo, donde

aprendió a tener paciencia en las adversidades; perdió en la

batalla naval de Lepanto la mano izquierda de un arcabuzazo,

herida, que aunque parece fea, él la tiene por hermosa, por

haberla cobrado en la más memorable y alta ocasión que vieron

los pasados siglos, ni esperan ver los venideros, militando debajo

de las vencedoras banderas del hijo del rayo de la guerra, Carlos

V, de felice memoria.”

Su pertenencia a la Infantería de Marina ha sido para algunos

un asunto polémico, al sostener que Cervantes fue soldado de

infantería más que infante de marina. La realidad es que durante su

carrera militar, quince largos y esforzados años, fue ambas cosas.

Los hechos contrastados son los que siguen. En 1569, a los 22 años,

Cervantes sentó plaza como soldado de infantería en la compañía, de

Diego de Urbina, una de las diez que componía el Tercio del maestre

de campo Miguel de Moncada. Cuando se formó la Santa Liga,

Cervantes embarcó en la galera Marquesa y participó en el combate

naval de Lepanto, resultando herido al recibir dos impactos de

arcabuz, quedando inútil de por vida; por eso es universalmente

conocido como El Manco de Lepanto. Más tarde, Miguel de Cervantes

se convirtió en infante de marina al prestar servicio en el Tercio de

Armada, una unidad asignada en permanencia a la Armada. El 29 de

abril de 1572, según acredita un libramiento expedido ese día, Miguel

de Cervantes sentó plaza en la compañía de don Manuel Ponce de

León, perteneciente al Tercio de don Lope de Figueroa, es decir el

Tercio de Armada. En esta unidad, participó en diversas acciones de

guerra, documentalmente probadas como la jornada de Navarino o la

campaña de Portugal.50

El 12 de junio de 2006, tras ser convenientemente restaurada,

se inauguró en un lugar situado al sur de la capital de Argelia la gruta

en la que Miguel de Cervantes buscó cobijo junto a otros trece

compañeros al tratar de escapar de su cautiverio, a manos de los

piratas argelinos, entre los años 1575 y 1580. La cueva está situada

al lado del mar, al pie de una colina, junto a una antigua ciudad que

fue la primitiva Argel. Al acto asistieron el embajador de España en

Argelia, el presidente de Repsol, el alcalde de Argel, el director del

Instituto Cervantes y diversos representantes del Ministerio de

Defensa argelino. En representación de la Armada, asistió el coronel

50 VARELA PALACIOS, José Luis. Miguel de Cervantes Saavedra. El infante de

marina que escribió “El Quijote”. Boletín de Infantería de Marina, julio de 2005.

Page 68: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

66

que mandaba en esa fecha el Tercio del Norte. En la explanada de

acceso puede verse una columna con un busto de Cervantes y la

placa conmemorativa, colocada originalmente en 1887.51

Placa en la cueva refugio de Cervantes cerca de Argel

Miguel de Cervantes está enterrado en Madrid, en la calle Lope

de Vega, en el convento de la Orden Trinitaria que tanto empeño

puso en conseguir su rescate del cautiverio en Argel.

Convento de la Orden Trinitaria en Madrid

51 Ver Revista General de Marina. Cultura Naval. La prisión de Cervantes, julio de

2006, páginas 165 y 166.

Page 69: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

67

El soldado de Marina Francisco García Roldán, cordobés de la

localidad de Rute, se hizo célebre por su espíritu caritativo, al

dedicarse a pedir limosna por Cartagena y otros lugares para ayudar

a los más necesitados y enterrar los cadáveres de los galeotes que

eran depositados en una humilde casa cercana a la ermita de la Guía,

en la llamada puerta del Muelle.

En 1693, García Roldán y otros cuatro soldados de Marina:

Alonso Cervera, Francisco Martínez Antonio Rosique y Francisco Bravo

de Rosas, sin abandonar la sepultura de los galeotes difuntos,

empezaron a acoger y curar a los indigentes enfermos en la humilde

casa de García Roldán, situada junto a la ermita de San Roque. Para

ello, en su tiempo libre pedían limosna con una esportilla de palma

denominada capacha.

No debió ser fácil para estos hombres efectuar estas meritorias

actividades humanitarias que con toda probabilidad tuvieron que ser

llevadas a cabo sin descuidar sus responsabilidades de soldados, que

en aquellos días no eran pocas ni sencillas, y que por tanto serían

realizadas exclusivamente en sus ratos libres, licencias o permisos.

Por ello, estas acciones caritativas cobran un gran valor al ser

llevadas a cabo venciendo numerosas dificultades personales y

profesionales, y sin duda son un fiel reflejo de las elevadas virtudes

morales de estos animosos hombres de bien, tan alejadas de los

estereotipos que a veces circulan sobre los soldados de aquellos

tiempos.

Esta desinteresada actuación, supuso el origen del Santo

Hospital de Caridad de Cartagena, fundado por García Roldán52. En

1714, comenzó a edificarse este hospital en la calle de la Caridad,

otorgándosele cinco años más tarde el título de Caridad, bajo la

protección de la Santísima Virgen de los Dolores. Actualmente, el

Santo y Real Hospital de Caridad se encuentra en Los Barreros y

sigue en pleno funcionamiento.

En los jardines del centro hospitalario puede verse una estatua

finalizada en 1903, tallada en mármol de Carrara y obra del escultor

Francisco Requena Hernández, que recuerda a este soldado de

Marina, un esforzado paladín humanitario armado tan sólo con la

benefactora capacha que sostiene en su mano izquierda.

52 RIVAS FABAL, op. cit., tomo I, páginas 137 y 138.

Page 70: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

68

García Roldán fue un infante de marina singular, sin duda un

ser humano excepcional, un hombre ciertamente adelantado a su

tiempo.53

Hospital de Caridad en Cartagena

En la base de la estatua figura una inscripción en la que puede

leerse el nombre del soldado de Marina Francisco García Roldán y el

año de fundación del Hospital de la Caridad.

53

Ver MONERRI, José. Un andaluz fundó el Hospital de Caridad. La verdad.es.

Edición del 20 de diciembre de 2011.

Page 71: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

69

Inscripción en el monumento del Hospital de Caridad

En su honor, el patio de Armas del acuartelamiento del Tercio

de Levante se denomina soldado de Infantería de Marina Francisco

García Roldan. Asimismo, en su memoria, en el centro histórico de

Cartagena hay una plaza que lleva su nombre, conocida

popularmente como plaza de Roldán.

En Montemolín (Badajoz), junto a la ermita de Nuestra Señora

de la Granada, existe una estatua dedicada a un célebre granadero

de Marina, natural de esta localidad, llamado Martín Álvarez Galán,

héroe de la jornada de San Vicente que tuvo lugar el 14 de febrero de

1797 y en la que protagonizó un hecho tan extraordinario que ha

servido para asegurar su inmortalidad.

Monumento a Martín Álvarez en Montemolín

Page 72: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

70

Al pie del monumento de Montemolín hay cuatro placas hechas

con el bronce fundido de viejos cañones que se encontraban en San

Fernando: una dedicada a los soldados de Infantería de Marina; otra

al laureado soldado Lois; una tercera a la dotación del crucero

Baleares; y una que rinde homenaje al granadero de Marina Martín

Álvarez.

Placa en el monumento a Martín Álvarez

Aunque el resultado final del combate naval fue adverso para

las armas españolas, Martín Álvarez tuvo una actuación tan

destacada, defendiendo la enseña nacional frente a numerosos

enemigos, que causó incluso la admiración de los marinos británicos.

Los granaderos de Marina eran soldados escogidos. Cuando

Patiño crea en 1717 el Cuerpo de Batallones de Marina, cada una de

las seis compañías de cada batallón contaba con seis granaderos que

hacían servicios especiales, constituyendo el personal que contaba

con mejores aptitudes para el servicio o una amplia experiencia y que

por ello gozaban de la plena confianza de sus superiores. En caso

necesario, se podía formar una compañía de granaderos formada por

treinta y seis soldados, juntando los seis granaderos de cada una de

las seis compañías del batallón, a los que se unían dos sargentos

Page 73: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

71

seleccionados entre los mejores de la unidad. En el año 1766, por

Real Orden de 11 de noviembre, se crean las compañías de

granaderos del Cuerpo de Batallones de Marina, tomándose para ello

once soldados escogidos de cada una de las seis compañías que

formaban cada batallón.

El granadero de Marina Martín Álvarez era uno de estos

soldados escogidos, un hombre de ascendencia humilde que nació en

1766. En el año 1790 se alistó en los Batallones de Marina pasando a

prestar servicio en el Noveno Batallón. De sus primeros años de

servicio poco se sabe, sólo conocemos los navíos en los que estuvo

destinado: Gallardo, San Carlos, Santa Ana y Príncipe de Asturias54.

Puesto que sí conocemos los largos viajes que emprendieron estos

buques podemos afirmar que Martín Álvarez viajó varias veces a las

posesiones españolas en América. En 1797, Martín Álvarez formaba

parte de la dotación del navío San Nicolás de Bari, al mando del

brigadier Tomás Geraldino. Durante el combate naval de San Vicente,

el San Nicolás de Bari acabó combatiendo contra varios navíos

ingleses, uno de ellos el Captain en el que arbolaba su insignia el

entonces comodoro Horacio Nelson.

Martín Álvarez como soldado distinguido ocupaba el puesto de

escolta de la bandera en la toldilla. Abordado el San Nicolás de Bari

por numerosos ingleses, Martín Álvarez arremetió contra un sargento

mayor enemigo que trataba de arriar la Bandera que había sido

confiada al fiel granadero de Marina, atravesándolo con tal fuerza con

su sable que la punta del mismo, que sobresalía por la espalda del

inglés, quedó clavada en un mamparo. Acosado por varios enemigos

a los que mantuvo a raya durante largo tiempo y con una herida de

bala en la cabeza, saltó desde la toldilla al alcázar del buque

socorriendo al brigadier Geraldino, herido y rodeado de enemigos.

“Granadero di a tus compañeros que ninguno se rinda sino después

de muerto”, llegó a exclamar el comandante del San Nicolás de Bari.

Así lo hizo Martín Álvarez luchando hasta caer desmayado por la

pérdida de sangre. Sólo cuando no quedaba en pie un solo defensor,

pudo un soldado inglés arriar el pabellón del San Nicolás del Bari. El

propio enemigo fue el primero en asombrarse del valor y rindió allí

mismo, sobre la ensangrentada cubierta del navío de la Real Armada

San Nicolás de Bari un justo homenaje al leal y heroico granadero de

Marina por su asombroso episodio de heroísmo.

54

RIVAS FABAL, op.cit., tomo I, página 219.

Page 74: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

72

El monumento dedicado en Montemolín a Martín Álvarez, así

como un pasaje con el nombre de este granadero de Marina fueron

inaugurados en el año 1938 contando con la presencia del

contralmirante Bastarreche, entonces comandante general del

Departamento Marítimo de Cádiz, y una compañía de guardiamarinas

de la Escuela Naval que en esa época se encontraba en San

Fernando. En Badajoz hay una calle llamada Martín Álvarez Galán. En

Cartagena, cada año, desde 1986, los granaderos de la Cofradía

Marraja rinden un homenaje a Martín Álvarez Galán en el muelle de

Alfonso XII, frente al monumento a los héroes de Cavite.

Por su gesta en la jornada de San Vicente y mediante Real

Decreto se concedió al granadero de Infantería de Marina Martín

Álvarez cuatro escudos mensuales como pensión vitalicia, así como el

derecho a ostentar en el brazo el escudo que llevaban los individuos

de la clase de tropa por acciones distinguidas en guerra. El citado

Real Decreto resume de forma magnífica su actuación en el combate

de San Vicente:

“El Rey nuestro señor, ha visto con satisfacción el denodado

arrojo y valentía con que se portó a bordo del navío San Nicolás

de Bari, el granadero de la 3ª Compañía del noveno Batallón de

Marina, Martín Álvarez, cuando el 14 de febrero de 1797 fue dicho

buque abordado por tres navíos ingleses; pues habiendo Álvarez

impedido por algún tiempo la entrada a un trozo de abordaje,

supo también defender la bandera que el brigadier D. Tomás

Geraldino le había confiado antes de su muerte, y con su valor

hizo de modo que aquella se mantuviese arbolada aun después

de todo el grueso de los enemigos tenían coronado su navío.”

Por Real Orden de 12 de diciembre de 1848 se dispuso que a

partir de entonces un buque de menos de diez cañones llevara

permanentemente el nombre de este heroico infante de marina55.

Asimismo, mediante Real Orden de 4 de julio de 1878, Alfonso XII,

decretaba que el nombre de Martín Álvarez:

55

De acuerdo con el artículo El granadero Martín Álvarez. Revista Divulgativa de

Historia Naval. www.todoababor.es, los siguientes buques de la Armada española

han llevado el nombre de Martín Álvarez: goleta Dolorcitas, de 7 cañones, fue

llamada Martín Álvarez (1849-1850), naufragó en la costa de Burdeos; falucho

guardacostas de 1ª clase Martín Álvarez; cañonero de hélice Martín Álvarez (1871-

1876), construido en La Habana, utilizado en Cuba y perdido en el río Canto;

cañonero de hélice Martín Álvarez (1878-1882), prestó servicio en Filipinas, y por

último el buque de desembarco L-12 Martín Álvarez (1971-1995).

Page 75: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

73

“Deberá figurar constantemente como presente a la cabeza de las

nóminas de revista de la primera compañía del primer batallón

del primer regimiento; y que al pasarse ésta sea pronunciado por

el coronel del mismo para que sirva de noble estímulo en el

Cuerpo que debe honrarse con la memoria del héroe soldado, que

legando un recuerdo imperecedero, supo ennoblecerlo con su

bizarría y abnegación.”

Según, diversos testimonios56, en un artículo original del

general del Ejército e historiador Bermúdez de Castro, titulado El

Combate naval del Cabo de San Vicente y el granadero Martín

Álvarez, se afirma que en 1885 contempló en Gibraltar, entre otros

cañones, uno de bronce de grandes dimensiones que tenía esculpido

el escudo de nuestro rey Carlos III. El cañón tenía una placa con un

texto en el que tras la fecha y el nombre del combate naval de San

Vicente aparecían tres británicos vivas al Captain, el buque del

comodoro Horacio Nelson, al San Nicolás de Bari, el navío del

brigadier Tomás Geraldino y al granadero de Marina Martín Álvarez.

¡Hip, Captain! ¡Hip, San Nicolás! ¡Hip, Martín Álvarez!, rezaba el

texto. Por más que lo he buscado no ha habido forma de encontrarlo.

Según lo que he sido capaz de averiguar, aunque no he podido

confirmarlo documentalmente, al parecer este cañón se fundió hace

muchos años, posiblemente para hacer una réplica de menor tamaño

destinada a un barco británico57. Como dice Silvio Rodríguez en su

conocida canción El Unicornio Azul: “…si alguien sabe de él, le ruego

información.”

La vigésima primera Fuerza de Infantería de Marina (FIMAR

XXII), perteneciente a la Fuerza de Estabilización de la OTAN (SFOR)

en Bosnia Herzegovina y que desplegó en Mostar de mayo a

septiembre del año 2004, llevó el nombre de Martín Álvarez.

56

Sirva como ejemplo, RIVAS FABAL, op.cit. página 220. 57

Tras ser capturado el San Nicolás de Bari entró en servicio en la Marina Real

británica con el nombre de HMS San Nicolas. Tras servir como buque-prisión fue

vendido para desguace en 1814.

Page 76: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

74

Escudo del Subgrupo Táctico Martín Álvarez

Durante muchos años, desde 1717 hasta 1827, las unidades del

Cuerpo de Batallones de Marina eran mandadas bien por oficiales del

Cuerpo General que alternaban destinos en los Batallones o en la

Artillería de Marina con los del servicio a bordo de los barcos de la

Real Armada, o por oficiales de ingreso directo desde el Ejército o de

otras procedencias en circunstancias excepcionales y contando con la

preceptiva autorización real.

Es decir, la Infantería de Marina no contó con oficiales propios

hasta 1827, al crearse58, por Real Decreto de 7 de enero de 1827 y

por fusión de los Cuerpos de Batallones y de Artillería de Marina, la

Brigada Real de Marina. Esta unidad ya dispuso para la formación de

oficiales específicos de su propia Academia; estaba situada en San

Fernando y recibió el nombre de Academia de la Brigada Real de

Marina.

Por ello, el ordenamiento de las promociones de oficiales de

Infantería de Marina comienza precisamente con la primera de la

Brigada Real de Marina59; aunque en realidad estos oficiales de las

58

O´DONNELL Y DUQUE DE ESTRADA, op. cit., página 211. 59

Dispuesto por COMGEIM mediante comunicación C-IM-3, núm.021/72, de 3 de

abril de 1972 con la aprobación del ministro de Marina e informe previo favorable

del Servicio Histórico del Estado Mayor de la Armada. SÁNCHEZ PASTOR, op., cit.,

página 116.

Page 77: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

75

primeras promociones todavía no llevaban el nombre de oficiales de

Infantería de Marina, puesto que la situación orgánica del Cuerpo no

terminaba de estabilizarse plenamente. Aún se necesitó cierto tiempo

para encontrar el nuevo punto de equilibrio; así, entre 1827 y 1848,

tuvieron lugar nuevos “ensayos” legislativos en los que la Infantería

de Marina sufrirá diversos experimentos orgánicos que por fortuna no

llegaron a consolidarse.

Así, el 12 de febrero de 1833 se disuelve la Brigada Real de

Marina y se crea el Real Cuerpo de Artillería de Marina, en el que se

incluye a los infantes de Marina; el 20 de junio de 1839 se crea el

Cuerpo de Artillería e Infantería de Marina, un único Cuerpo pero con

escalafones separados. En diciembre de 1841 se dispone que con los

tres batallones de Infantería de Marina, incorporados al Ministerio de

la Guerra, se forme un regimiento de Infantería que llevará el nombre

de Asturias y será el 31 de los de su clase. La situación no se

normaliza completamente hasta que, por Real Decreto de 22 de

marzo de 1848, se vuelve a organizar de forma separada60 el Cuerpo

de Infantería de Marina.

Por todo lo anterior, desde 1717 hasta 1827, distinguidos

marinos ilustres, pertenecientes al Cuerpo General de la Armada y

cuya memoria se perpetúa en el Panteón de Marinos Ilustres,

estuvieron destinados, durante uno o varios períodos de su carrera,

en los Batallones de Marina o bien por diferentes vicisitudes

mandaron en diferentes acciones de guerra unidades del Cuerpo de

Infantería de Marina. Sirvan como ejemplo los siguientes: Juan José

Navarro de Viana y Búfalo, marqués de la Victoria; Juan María de

Villavicencio y de la Serna; Santiago de Liniers y Brémond; Federico

de Gravina y Nápoli; Cayetano Valdés y Flores; Ángel Laborde

Navarro; Antonio de Escaño y García; Casimiro Vigodet y Garnica;

Juan José de Carranza; Francisco Riquelme y Ponce León o José de la

Serna y de la Riva.61

Especial mención merecen los dos últimos nombres citados. En

la batalla de Espinosa de los Monteros, el 11 de noviembre de 1808,

cayó mortalmente herido el brigadier de la Armada Francisco

Riquelme y Ponce de León que, además del Sexto Regimiento de

Marina, mandaba la Tercera División del Ejército del general Blake. El

60

O´DONNELL Y DUQUE DE ESTRADA, op. cit., páginas 212 y 213. 61 Ver CERVERA PERY, José. El Panteón de Marinos Ilustres. Trayectoria histórica,

reseña biográfica. Secretaría General Técnica. Ministerio de Defensa. Madrid, 2004.

Page 78: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

76

brigadier Riquelme que fue calificado62 como “un dechado de

honradez, firmeza y lealtad”, murió a bordo de la fragata Venganza a

la que había sido evacuado para su traslado de Santander a Ferrol.

En su memoria, puede verse en el Panteón de Marinos Ilustres una

lápida que tiene equivocado el nombre, ya que aparece como

Joaquín.63

Panteón de Marinos Ilustres

El segundo caso, es el del capitán de fragata José de la Serna y

de la Riva, muerto en 1823 al mando del Sexto Regimiento de Marina

en la heroica acción del puente de Armentia contra el cabecilla

absolutista, de origen francés, Bessieres. Este destacado hecho de

armas ocurrido durante la llamada “guerra realista”, entre liberales y

tradicionalistas, tuvo en su día amplia repercusión.

La Corporación del Excmo. Ayuntamiento del Ferrol, en sesión

plenaria, acordó por unanimidad levantar, frente al Cuartel de

Batallones de Marina, un monumento, para perpetuar la gloriosa

memoria de los individuos del Sexto Regimiento del Cuerpo, muertos

en la heroica acción de Armentia; acuerdo que desafortunadamente

no fue llevado a la práctica64. La Gaceta de Madrid, bajo el título

Extraordinaria acción de guerra de la tropa de Marina el 15 de enero

62

Catálogo descriptivo de los objetos que contiene el Museo Naval. Imprenta de

Luis Beltrán. Madrid, 1862, página 108. 63

Ibídem, página 163. 64 Sesión plenaria celebrada el 3 de febrero de 1823.

Page 79: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

77

en el puente de Armentia, publicó el parte oficial con los pormenores

de esta acción, del que extractamos lo siguiente65:

“ (…) viéndose atacados en todas direcciones, combinaron una

retirada tan militar e imponente, que tal vez no se encontrará

fácilmente otra tan bien ejecutada, pues siempre es muy

extraordinario que 170 hombres, atacados por 1200 de infantería

y caballería, y cargados por el largo terreno de dos leguas y

media, pudiesen evitar ser envueltos, muertos o prisioneros, y

más habiéndoseles acabado las municiones y teniendo que resistir

a tantos enemigos a la bayoneta; pero ello es que se vieron

entrar en la ciudad de Vitoria nuestros valientes marinos en la

misma formación militar que habían sostenido en su gloriosa

retirada. No era posible conseguir esta sin un grande sacrificio;

murieron en ella y en la acción del puente el comandante La

Serna, tres oficiales, un sargento graduado de subteniente, el

segundo de granaderos, un cabo y 14 soldados.”

El capitán de la cuarta compañía, Juan Godoy, que por sucesión

de mando se hizo cargo de la unidad al morir el capitán de fragata

José de la Serna, finaliza el parte de campaña66, dirigido al general en

jefe del Ejército de Operaciones, con las siguientes palabras:

“Yo que, desde la irreparable pérdida de nuestro comandante,

quedé a la cabeza de esta tropa, no encuentro expresiones para

encarecer la bizarría y espíritu patriótico con que se han

conducido, en una acción tan empeñada, todos los individuos que

han estado a mis órdenes. Sin embargo, no puedo

desentenderme de hacer presente a V.E. que faltos los cabos y

soldados de oficiales que los mandasen, han tenido sargentos que

les hicieron sostener con gloria la libertad nacional, y han

contribuido a presentarlos en Vitoria bajo toda la disciplina

militar. Vitoria 18 de Enero de 1823.”

En memoria del heroico capitán de fragata José de la Serna

puede verse una lápida en el Panteón de Marinos Ilustres.

65

Gaceta de Madrid, número 32, de 31 de enero de 1823, página 154. 66

RODRÍGUEZ DELGADO DE MENDOZA, Ramón. Sobresalientes-Apuntes históricos.

Talleres tipográficos La Unión. Jaén, 1908. Citado en Foro Militar General. La

Infantería de Marina española, página 7. www.militar.org.ua.

Page 80: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

78

Panteón de Marinos Ilustres

El teniente coronel Segundo Díaz de Herrera y Serrano,

encontró gloriosa muerte en la noche del 5 de julio de 1875 en el

asalto a la plaza de Cantavieja (Teruel) al mando del Primer Batallón

del Primer Regimiento de Infantería de Marina, durante la tercera

guerra carlista. Al igual que sucedía en el caso del mariscal de campo

Albacete y Fuster, la brillante hoja de servicios de Díaz de Herrera es

fiel reflejo de la intensa actividad del Cuerpo y de una vida dedicada

por completo al servicio de las armas. Antes de combatir en la guerra

carlista en la que entregaría su vida, Díaz de Herrera participó en la

guerra de África en 1860, asistió a la pacificación de Méjico en 1862,

luchó en la llamada guerra de los diez años en Cuba y tomó parte en

la defensa de La Carraca en 1873.

Para llevar a cabo el mencionado asalto a la posición fortificada

de Cantavieja se llevó a cabo una intensa preparación artillera con la

finalidad de abrir una brecha en una casa que formaba parte de la

muralla que defendía esta plaza fuerte. Finalizado el bombardeo, se

lanzaron al ataque dos columnas de asalto, una al mando del teniente

coronel del Ejército Mariano Fuentes, y la otra al mando de Díaz de

Herrera. Delgado Rodríguez de Mendoza, describe la acción de

Cantavieja y la muerte del heroico teniente coronel Segundo Díaz de

Herrera, en los siguientes términos67:

67

DELGADO RODRÍGUEZ DE MENDOZA, op. cit., páginas 144 y 145.

Page 81: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

79

“Los asaltantes treparon por un escarpado barranco hacia el

arrabal situado a poca distancia del portillo abierto, dirigiéndose a

éste la columna de Fuentes, que tuvo que retroceder ante los

obstáculos que impedían el avance y el certero fuego enemigo.

Acude en su auxilio, la otra columna, que tampoco pudo

conseguir penetrar en la plaza, no embargante los numerosos

hechos heroicos que se llevaron a cabo, distinguiéndose el

intrépido jefe del primer batallón que sucumbió gloriosamente al

frente de sus tropas y a pocos pasos de la muralla.”

El teniente coronel de Infantería de Marina Díaz de Herrera

acabó ostentando un empleo superior en el Ejército; algo que sucedía

en ocasiones. María del Carmen Cózar Navarro explica el curioso

hecho de que algunos infantes de marina ostentasen un empleo

distinto y superior en el Ejército de la siguiente forma68:

“En cuanto al sistema de ascensos y destinos, éstos se regían por

el Decreto-Ley de 31 de Agosto de 1869. Los ascensos eran por

antigüedad absoluta. Sólo se establecían dos casos de ascenso

por elección: el de Brigadier a Mariscal de Campo…, y, como

segundo caso, el de jefes y oficiales por méritos de guerra. Sin

embargo no parece que este precepto tuviese aplicación real (…)

En contra de lo prevenido por la legislación para la Infantería de

Marina, ésta participó del dualismo existente en los Cuerpos

Facultativos del Ejército –esto es en los de Artillería, Ingenieros y

Estado Mayor- (…) Dicho sistema consistía en que, por estar

vedados los ascensos por méritos de guerra en los citados

Cuerpos, pero no en los Generales de Infantería y Caballería,

cuando un oficial perteneciente a aquellos se hacía acreedor a

esta recompensa, (un ascenso por méritos de guerra), se le

concedía el grado o empleo superior en el Ejército, pero no en el

Cuerpo al que pertenecía, pudiendo, en su caso, elegir entre

desempeñar destino en el citado Cuerpo, con el empleo hasta

entonces ostentado, o hacerlo en Infantería o Caballería con el

empleo superior concedido.”

Poco antes de la acción de Cantavieja, en el barranco de Monlleó,

Díaz de Herrera se había distinguido notablemente asegurando el

paso de este punto crítico que impedía el avance de las unidades

realistas. Por los méritos de guerra acreditados en este hecho, fue

68 CÓZAR NAVARRO, María del Carmen, op. cit., páginas 39 y 40.

Page 82: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

80

ascendido a coronel del Ejército; una recompensa cuya concesión

desafortunadamente no llegó a conocer, ya que la noticia llegó un día

después de su heroica muerte.69

Díaz de Herrera cuenta con una lápida dedicada a su memoria

en el Panteón de Marinos Ilustres, aunque en realidad no está

enterrado en este templo. A pesar de haberse cursado una Real

Orden para que sus restos fueran trasladados al Panteón, la ordenada

inhumación no se llevó a cabo, sin que exista constancia documental

del motivo. Tanto Cervera Jácome como Rodríguez Delgado de

Mendoza afirman que se llevó a cabo el traslado a San Fernando;

aunque posteriormente, el segundo de los autores dice que los restos

mortales de Segundo Díaz de Herrera fueron trasladados a Puerto

Real. 70

Panteón de Marinos Ilustres

En la Real Orden citada se dispuso asimismo que figurase en el

Museo Naval un retrato del teniente coronel Díaz de Herrera con la

espada, el capote y el ros que llevaba en el momento de su gloriosa

muerte.

69

Ibídem, página 145. 70

CERVERA Y JÁCOME, Juan. El Panteón de Marinos Ilustres. Historia y biografías.

Imprenta del Ministerio de Marina. Madrid, 1926, afirma que los restos se

trasladaron a San Fernando. RODRÍGUEZ DELGADO DE MENDOZA afirma en

Apuntes Históricos. Sobresalientes. Talleres Tipográficos “La Unión”. Jaén, 1908:

“La conducción de los restos desde Cantavieja, hasta San Fernando, fue costeada

por el malogrado rey Alfonso XII…” Este mismo autor años después en op. cit.,

señala en la página 145: “La conducción de los restos desde Cantavieja hasta

Puerto Real…” Informaciones procedentes de La Infantería de Marina española, foro

citado, página 8.www.militar.org.ua.

Page 83: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

81

Un batallón de Infantería de Marina (BIMAR XI) perteneciente a

la Fuerza de Estabilización de la OTAN (SFOR) en Bosnia Herzegovina

y que estuvo desplegado en Trebinje desde agosto a diciembre de

1999 llevó el nombre del teniente coronel de Infantería de Marina

Díaz de Herrera, el héroe de la plaza de Cantavieja.

Escudo del BIMAR XI Díaz de Herrera

Una de las acciones más conocidas de la Infantería de Marina y

de la que quedan mayores recuerdos, es la que protagonizaron los

heroicos soldados Rama y Cancela. Estos dos infantes de marina

pertenecían al Segundo Batallón del Segundo Regimiento de

Infantería de Marina, de guarnición en la plaza de Holguín, en Cuba.

Aquel 5 de junio de 1895, los dos héroes formaban parte de una

patrulla de vigilancia de la vía férrea Gibara-Holguín, compuesta por

un sargento, un cabo y trece soldados. Este destacamento sufrió un

ataque en Piedra Picada, a cargo de fuerzas abrumadoramente

superiores, estimadas en unos 2000 insurrectos. El reducido grupo de

infantes de marina consiguió fijar al enemigo durante un tiempo

efectuando nutrido fuego, pero al iniciar el repliegue, para evitar ser

copados, cinco soldados quedaron aislados. Tres fueron heridos y

Page 84: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

82

rematados a machetazos por los insurgentes que les dieron por

muertos, aunque uno sobrevivió para relatar lo sucedido. Los otros

dos, José Rama Varela y Antonio Cancela Rodríguez resistieron hasta

que consumieron toda la munición disponible. Fueron encontrados sin

vida rodeados de cadáveres enemigos. Su acción dio tiempo a que

llegaran refuerzos, conservándose la posición que les había sido

confiada.

A finales del año 1895, para dar seguridad al puente ferroviario

de Aguas-Claras, se erigió un nuevo fuerte en las proximidades de las

endebles defensas anteriores que fue bautizado con el nombre de

Rama y Cancela. Bajo la placa que indicaba el nombre de la posición,

se colocó otra inspirada en el conocido texto en honor de Leónidas y

sus espartanos71, y que rezaba: "Viajero, ¡detente y descúbrete! La

tierra que pisas es sagrada. En nombre del Real Cuerpo de Infantería

de Marina". Al pasar ante el fuerte la locomotora pitaba tres veces

recordando la gesta de Rama y Cancela.72

Por Real Orden de 21 de agosto de 1911 se dispuso, en primer

lugar, que estos dos infantes de marina figurasen permanentemente

en la nómina de la Segunda Compañía del Segundo Batallón del

Segundo Regimiento de Infantería de Marina, figurando a la cabeza

de los demás soldados, pasando revista (como presentes) y con esta

nota: Muertos gloriosamente en Cuba, el 5 de junio de 1895; en

segundo lugar, que en todos los cuarteles del Cuerpo figure una

lápida conmemorando su gesta, y en tercer lugar, que una lancha

destinada al servicio de guardapescas, que se hallaba en construcción

en Cartagena, llevase su nombre.

Consecuencia directa de esta norma y para honrar la memoria

de Rama y Cancela, encontramos varias placas: una en la sede actual

del Tercio de Armada y el Tercio Sur; otra en el acuartelamiento del

Tercio del Norte; otra en el Tercio de Levante, y una cuarta en la

Agrupación de Madrid.

71

El texto, de Herodoto de Halicarnaso, de la placa en las Termopilas, en honor de

Leónidas y sus espartanos, decía: “¡Oh, extranjero! Ve y di a Esparta que aquí sus

hijos murieron por conservar sus leyes”. 72 RIVAS FABAL, op.cit., tomo II, página 272.

Page 85: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

83

Homenajes a Rama y Cancela en los acuartelamientos del Cuerpo

La hazaña llevada a cabo por Rama y Cancela y su supremo

sacrificio en el cumplimiento de su deber en el que demostraron su

valor en grado heroico, sigue cautivando la imaginación de los

estudiosos y el permanente agradecimiento tanto de generaciones de

infantes de marina como de sus paisanos que les recuerdan con

orgullo como ejemplo permanente de las increíbles virtudes que

siempre han caracterizado al sencillo soldado español.

En Coristanco (A Coruña) se encuentra un busto que fue

inaugurado en septiembre de 2007 para honrar la memoria del

soldado de Infantería de Marina Antonio Cancela Rodríguez. En este

monumento puede verse parte de la indumentaria que llevaban

habitualmente los infantes de marina en Cuba, sombrero, guayabera

y el correaje cruzado del que en ocasiones colgaba un fusil corto

llamado tercerola, usado principalmente por las unidades montadas,

entre las que figuraron guerrilleros de Infantería de Marina a caballo

que formaban unidades popularmente conocidas como “Caballería de

Marina”.

Page 86: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

84

Busto de Cancela en Coristanco

En la base del monumento figura una inscripción en gallego que

recuerda la gesta que, junto a su ya inseparable compañero de armas

José Rama, realizó Antonio Cancela en Cuba.

Detalle del monumento a Cancela

Existe también una inscripción en la casa donde nació Cancela

en la parroquia de Verdes73, lugar de Erbilleira, en 1873.

73 Ver RIAL, S.G. Localizadas las casas y familias de los dos héroes de Cuba

naturales de la zona. La Voz de Galicia. Edición del 4 de febrero de 2009.

Page 87: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

85

Placa en la casa natal de Antonio Cancela

En el concello de Laracha, en la parroquia de Montemaior, lugar

de Santa Margarita, hay una placa, colocada hace muchos años y

bastante desgastada, en la casa74 donde nació, en 1874, José Rama

Varela, para honrar su memoria y conmemorar la gesta de Piedra

Picada75; en ella, no sin dificultad ya que se encuentra muy

desgastada, puede leerse:

EL AYUNTAMIENTO DE LARACHA.

PARA HONRAR LA MEMORIA DEL HEROICO SOLDADO DE INFANTERÍA DE MARINA

JOSÉ RAMA VARELA, NACIDO EN ESTA CASA EL 27 DE MARZO DE 1874

Y FALLECIDO GLORIOSAMENTE

DEFENDIENDO LA PATRIA SIN ABANDONAR SU PUESTO FRENTE A LAS HUESTES DEL “CABECILLA MACEO”

EL DIA 5 DE JUNIO DE 1895 EN LA ISLA DE CUBA

Y PUNTO DENOMINADO DE “PIEDRA PICADA”.

R. I. P.

La decimoséptima Fuerza de Infantería de Marina (FIMAR XVII),

perteneciente a la Fuerza de Estabilización de la OTAN (SFOR) en

Bosnia Herzegovina y que desplegó en Trebinje de noviembre de

2001 a mayo de 2002, llevó en su memoria el nombre de Soldados

Rama y Cancela.

74

Ver La casa natal del héroe de Cuba está en Montemaior. La Voz de Galicia.

Edición del 20 de enero de 2009. En el artículo figura una fotografía de la placa. 75

Una fotografía de la placa puede verse también en El Tercio Norte de Infantería

de Marina desde 1771. Valor y disciplina, op. cit., página 75.

Page 88: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

86

Escudo del Subgrupo Táctico Soldados Rama y Cancela

El mariscal de campo de Infantería de Marina José Gonzalez

Hontoria, fue un estudioso de los procedimientos artilleros y de

elaboración de la pólvora que alcanzó asimismo el empleo de

brigadier de Artillería de la Real Armada. En 1879, la Armada declaró

reglamentario el sistema de artillería de diversos calibres de su

invención y que en su honor acabó siendo denominado Sistema

González-Hontoria Modelo 1879. Fue durante toda su vida un

trabajador disciplinado e incansable que cimentó su amplia

experiencia en estos asuntos tanto en el estudio continuo, como en el

desempeño de diversas comisiones de servicio en España y en el

extranjero, alcanzando un elevado y merecido prestigio intelectual

entre la comunidad artillera internacional.

A lo largo de su carrera, González-Hontoria diseñó diversos

cañones para la Armada Española, destacando uno de 16 centímetros

bautizado con el nombre de Trubia, al ser desarrollado en la asturiana

fábrica de cañones que lleva este nombre y en la que Gónzalez-

Hontoria permaneció durante varios años como Jefe de la Comisión

de la Armada en este centro. El cañón Trubia constituyó un gran

avance técnico por su potencia, fiabilidad y resistencia, siendo

considerado en aquellos tiempos por muchos técnicos como el mejor

cañón del mundo.

Page 89: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

87

De la profesionalidad y profundo amor a España del mariscal de

campo de Infantería de Marina y brigadier de Artillería de la Armada

José González-Hontoria, habla claramente el hecho de que a lo largo

de su carrera rechazara diversas ofertas, profesional y

financieramente muy atractivas, para trabajar fuera de España, al

servicio de otros países. Fue un oficial muy querido y respetado que

desafortunadamente murió joven, sin llegar a cumplir los cuarenta y

nueve años de edad.

Panteón de Marinos Ilustres

En el monumento a las clases de Marinería y Tropa de la

Armada muertas gloriosamente por la Patria que puede verse en el

Panteón de Marinos Ilustres, y en el que están enterrados, entre

otros héroes, los 31 fallecidos en el hospital de Portsmouth en

Estados Unidos, a donde habían sido trasladados como prisioneros de

guerra después del combate de Santiago de Cuba, ocurrido el 3 de

julio de 1898, figuran tres soldados de Infantería de Marina muertos

de paludismo: Manuel Carrión Casado de la dotación del crucero

Cristóbal Colón; Baldomero Fernández Parapar, y José Domingo

Tejera Fernández, ambos de la dotación del crucero Vizcaya76.

76

Ver FERNÁNDEZ, José Carlos. Digna representación de suboficiales, marinería y

tropa, combatientes en Cuba y Filipinas, reposa en el Panteón de Marinos Ilustres.

Instituto de Historia y Cultura Naval. Revista de Historia Naval. Año XVI, núm. 63.

Madrid, 1998.

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88

Según estableció la disposición de 27 de mayo de 1892 la

dotación de Infantería de Marina de los buques clase Infanta María

Teresa estaba compuesta por un teniente, dos sargentos segundos,

tres cabos primeros, tres cabos segundos, dos cornetas y cincuenta

soldados. En total, sesenta y un infantes de Marina, que cumplían los

cometidos de escolta de bandera, patrullas, centinelas y miembros de

las dotaciones de los puestos artilleros. Por disposición de 24 de

marzo de 1894, se determinó la misma dotación para el Vizcaya y el

Oquendo, que puede hacerse extensiva al Cristóbal Colón.77

Panteón de Marinos Ilustres

La mayor parte de estos esforzados infantes de Marina

combatieron en tierra, algunos en la conocida acción de las Lomas de

San Juan, formando parte de las compañías de desembarco. Tras el

ordenado reembarque a los buques en los que estaban encuadrados y

que fue completado el 2 de julio, tomaron parte en el combate naval

de Santiago de Cuba del 3 de julio de 1898. En total, 41 infantes de

marina, de un total de 228 miembros del Cuerpo que formaban parte

de las dotaciones de la Escuadra de Cervera, murieron combatiendo

77 ESCRIGAS RODRÍGUEZ. Juan. 1898: La Infantería de Marina embarcada en la

Escuadra del Atlántico. Boletín de Infantería de Marina. Noviembre de 2005, página

61.

Page 91: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

89

en tierra, en las Lomas de San Juan, o en el combate naval de

Santiago, o posteriormente por diversas razones.78

Tres españoles, de los ocho que murieron durante el traslado en

el buque hospital estadounidense Solace, permanecen enterrados en

el cementerio antiguo del Hospital Naval de Norfolk (Virginia), uno de

ellos es el soldado de Infantería de Marina Jaime Doltre Folgueres79.

En su tumba figura J. Doltre y la palabra inglesa Spaniard que indica

que allí reposa un español.

Cementerio del Hospital Naval de Norfolk, Virginia. EE.UU.

Enrique Varela Iglesias fue antiguo soldado, cabo y sargento de

Infantería de Marina. Como teniente de Infantería ganó dos cruces

laureadas de segunda clase. Desempeñó una larga carrera en el

Ejército de Tierra, alcanzando el empleo de capitán general. Ambas

Laureadas le fueron concedidas en Marruecos, sirviendo en las

Fuerzas Regulares Indígenas de Larache. La primera, en 1921, por su

valor en la cueva de Rumán, y la segunda, en 1922, por su valor en

la ocupación y defensa de la meseta de Abdama. El cariño que

siempre mostró el bilaureado general Varela, tanto con la Infantería

de Marina como con sus Regulares, quedó reflejado cuando encargó

78

Ibídem, página 66. 79

Yahoo Noticias. Despacho Agencia EFE, 13 de abril de 2012. Oficina de

Comunicación Social del Gabinete del AJEMA, 16 de abril de 2012.

Page 92: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

90

la construcción de su residencia en Cádiz, conocida como la Casa de

Varela de San Fernando. En la entrada al palacete hay dos columnas

levantadas sobre sendos pedestales. En uno de ellos, figura el

emblema de la Infantería de Marina y en el otro el de las Fuerzas

Regulares Indígenas; ambos están muy desgastados por el paso del

tiempo.

Entrada Casa de Varela de San Fernando

El emblema de la Infantería de Marina aparece también en el

interior del edificio, en la parte superior de una amplia vidriera en la

Page 93: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

91

que figuran los principales hechos de armas del bilaureado general

Varela. 80

Detalle de la vidriera en la

Casa de Varela de San Fernando

Hay cuatro caballeros laureados que en el momento de ganar

sus cruces laureadas eran infantes de Marina. Son los siguientes:

capitán Manuel Puyou81 y Dávila (1880); soldado José Ramón Rivas

Pérez (1885); teniente Ambrosio Ristori Granados (1898), y soldado

Manuel Lois García (1937). Sus nombres aparecen entre los cuarenta

y seis caballeros laureados de la Armada que figuran en la inscripción

que puede verse en nuestros días en la Escuela Naval Militar, a la

entrada del Patio de Aulas “Álvaro de Bazán”.

80 NÚÑEZ, Jesús. José Enrique Varela Iglesias: El infante de marina que fue ministro

del Ejército. Boletín de la Escuela de Infantería de Marina, número 34, junio de

2002. www.historiaymilicia.com. 81

Con este apellido figura tanto en SÁNCHEZ PASTOR, Antonio. Crónica de las

promociones de oficiales del Cuerpo de Infantería de Marina (1537–1990). Editorial

Naval. Madrid, 1991, página 128, como en RIVAS FABAL, op. cit., tomo II, páginas

243 y 474. En algunas referencias aparece como Puyón.

Page 94: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

92

Escuela Naval Militar. Marín (Pontevedra)

Una de las acciones más destacadas de los batallones

expedicionarios de Infantería de Marina en Cuba es el del Alto de la

Doncella, Vega Grande, Guantánamo. El héroe de esta gloriosa

jornada fue el capitán de Infantería de Marina y Teniente Coronel del

Ejército Manuel Puyou Dávila.

El 1 de abril del año 1885, el Boletín Oficial del Cuerpo

publicaba la siguiente Real Orden:

Page 95: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

93

“Considerando que los hechos de armas realizados por el teniente

coronel del Ejército, capitán de Infantería de Marina, D. Manuel Puyou

Dávila, en sus acciones contra los insurrectos de la Isla de Cuba, exceden

en mucho a las acciones distinguidas que menciona la Real y Militar Orden

de San Fernando, S. M. el Rey, al considerarlas con el calificativo de

heroicas, ha tenido a bien concederle la Cruz de 2ª Clase de dicha Orden,

con la pensión vitalicia de dos mil pesetas anuales, transferibles a la familia

del agraciado.”

Una Fuerza de Infantería de Marina (FIMAR XII), perteneciente

a la Fuerza de Estabilización de la OTAN (SFOR) en Bosnia

Herzegovina y que desplegó en Trebinje-Duzi, desde diciembre de

1999 hasta abril de 2000, llevó el nombre de Puyou Dávila, el héroe

del Alto de la Doncella.

Escudo del Subgrupo Táctico Capitán Puyou Dávila

Siguiendo el orden cronológico, el segundo infante de Marina

caballero laureado82 es el soldado José Ramón Pérez Rivas,

perteneciente a la Compañía de Guardias de Arsenales de Cartagena

82

Le fue concedida por Real Orden de 27 de marzo de 1886, con la pensión vitalicia

de cuatrocientas pesetas anuales. La ceremonia de imposición por parte del capitán

general del departamento, tuvo lugar el 9 de mayo del mismo año en presencia de

toda la guarnición.

Page 96: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

94

que con su heroica actuación impidió en 1885 la toma del Arsenal de

Cartagena, una instalación clave en los planes de los sublevados. La

Real Orden de concesión de la Cruz Laureada de San Fernando a José

Ramón Pérez Rivas dice lo siguiente:

“Excmo. Sr.: He dado cuenta á la Reina (q. D. g.), regente del

Reino, del expediente de juicio contradictorio instruido en

averiguación del derecho que pudiera tener á la cruz laureada de

San Fernando, el soldado de Infantería de Marina de la compañía

de Guardias de Arsenales, José Ramón Pérez Rivas, por su

comportamiento, estando de centinela, al rechazar á los

amotinados que intentaron asesinarle en la madrugada del día 1.°

de Noviembre del año próximo pasado: resultando que el

interesado, hallándose de centinela en la guardia de prevención

del cuartel de Guardias de Arsenales en Cartagena, la madrugada

del día 1.° de Noviembre del año último, fue acometido por un

grupo de catorce á diez y seis individuos, mandados por un

supuesto capitán de fragata, al objeto, sin duda, de apoderarse

por sorpresa del arsenal; que trataron con amenazas de

desarmarle y hacerle callar, á lo que se opuso, luchando con el

grupo sedicioso y gritando á la vez con objeto de lograr que

acudiese auxilio, con lo que dio motivo á que le dispararan varios

tiros, causándole dos heridas graves en la cabeza, y que acudiera

la pareja inmediata de servicio así como la fuerza del cuartel,

dando lugar á que huyeran los amotinados sin lograr su

descabellado intento: considerando que dicho soldado con su

enérgico comportamiento consiguió extender la alarma, hizo

fracasaran los planes de los sublevados, así como que á poco se

pudiera conseguir la importante captura de todos ellos:

considerando que el hecho llevado á cabo por el soldado Rivas,

por su analogía, es de los calificados como heroico, según el caso

once del artículo 31 de la ley de 18 de Marzo de 1862; Su

Majestad, conformándose con lo expuesto por el Consejo

Supremo de Guerra y Marina en acordada de 27 de Marzo último,

ha tenido á bien conceder al interesado la cruz de segunda clase

de San Fernando con la pensión vitalicia de cuatrocientas pesetas

anuales, que le serán abonadas desde el referido día 1.° de

Noviembre de 1885.”

En recuerdo de la gesta de este heroico soldado, la FIMAR

XXIV, desplegada en Mostar, como parte de la Fuerza de la Unión

Europea (EUFOR), en la denominada Operación ALTHEA, llevó el

nombre de Soldado José Ramón Pérez Rivas.

Page 97: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

95

El tercer infante de Marina laureado es el teniente Ambrosio

Ristori Granados (1898)83, perteneciente a la guarnición del Cuerpo

en Filipinas. El teniente Ambrosio Ristori Granados ganó su ascenso a

capitán, así como la Cruz Laureada de San Fernando, que le fue

concedida en febrero de 1901, tras el correspondiente juicio

contradictorio por su heroica actuación en Bacoor en 1898, acción en

la que resultó gravemente herido quedando manco. Posteriormente,

se incorporó al Cuerpo de Inválidos y en él llegó al grado de general,

ocupando, entre otros cargos, el de Director del Cuerpo de Inválidos

Militares.

La décimo tercera Fuerza de Infantería de Marina (FIMAR XIII),

perteneciente a la Fuerza de Estabilización de la OTAN (SFOR) en

Bosnia Herzegovina y que desplegó en Trebinje de abril a agosto de

2000, llevó el nombre de Ristori Granados.

Escudo del Subgrupo Táctico Ristori Granados

Junto a Rama y Cancela, el soldado Manuel Lois García es el

infante de Marina más recordado, tanto en los acuartelamientos del

Cuerpo, como en su localidad natal de Ordes (A Coruña). El 7 de

83 Una historia detallada de su vida se encuentra en RISTORI PÉLAEZ, Manuel.

Biografía de don Ambrosio Ristori Granados. Revista de Historia Naval, año XVI,

número 63. Madrid, 1998.

Page 98: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

96

septiembre de 1937, a bordo del crucero Baleares, durante el

combate del cabo Cherchel, a unas seis millas de la costa argelina,

este infante de Marina que servía en la artillería antiaérea del

crucero, concretamente como telefonista del cañón número 4,

demostró un heroísmo extraordinario. Por su gesta, evitando una

gran explosión que podría haber causado una terrible mortandad

entre los 1220 miembros de la dotación del crucero, graves daños en

el buque o incluso su completa pérdida, el soldado de Infantería de

Marina Manuel Lois García, que moriría en la noche siguiente a

consecuencia de sus gravísimas heridas, fue condecorado la misma

noche de su heroica acción con la Medalla Naval, concedida por el

almirante de la Flota84. Posteriormente, el 30 de mayo de 1939, una

vez resuelto favorablemente el preceptivo juicio contradictorio, le fue

concedida la Cruz Laureada de San Fernando.85

La mayoría de los testimonios que detallan el hecho coinciden

en la parte esencial, aunque presentan ligeras variaciones. A

continuación se citan cuatro fuentes que relatan la hazaña del

soldado Lois. La primera es el parte de campaña86 del comandante del

crucero al almirante de la Flota:

“(…) a las once y cinco recibimos el segundo impacto, (…)

produciendo gran número de cascos y metralla, que alcanzaron

los puentes, caja de urgencia del cañón número 4 y el incendio de

un proyectil iluminante. Al ser pedidos por el comandante de la

batería voluntarios para arrojar los proyectiles al agua, se

ofrecieron todos los que estaban a su alrededor, comenzando

inmediatamente la faena, en la que destacó el soldado de

Infantería de Marina Manuel Lois, que acudió el primero y abrió la

puerta de la caja de urgencia, manteniéndose en su puesto hasta

que las quemaduras muy graves que sufría le hicieron caer

desplomado en cubierta.”

La segunda es una carta muy emotiva, de fecha 11 de

septiembre de 1937, que escribió el comandante del Baleares,

capitán de navío Manuel de Vierna y Belando, dirigida al teniente

84

Concesión aprobada en el BOE, núm. 408, de 2 de diciembre de 1937. En esta

disposición figura una exposición detallada de los méritos que se citan. 85 Concedida por Orden de 30 de mayo de 1939, BOE núm. 153. Contiene una

relación sucinta de méritos. 86

OUBIÑA, F.J. Historia Marítima Española. Escuela Naval Militar, 1982, páginas

280 y 281. Citado por O´DONNELL Y DUQUE DE ESTRADA, Hugo. La Infantería de

Marina española: Historia y Fuentes. Empresa Nacional Bazán, 1999, página 275.

Page 99: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

97

coronel Olivera, jefe del Batallón de Infantería de Marina de Cádiz.

Después de aludir al combate de Cherchel y resaltar el hecho de que

las “máximas pérdidas han correspondido a la muy heroica y leal

Infantería de Marina”, el capitán de navío añade87:

“Es necesario que públicamente ponga V.S. en conocimiento del

resto del personal a sus órdenes, el heroico comportamiento de

los caídos, entre los cuales se distinguió el bravo Manuel Lois

García, que fue el primero en acudir al pañol de urgencia

incendiado, abriendo su puerta y sacando proyectiles, hasta que,

abrasado, cayó en cubierta. A tal héroe, se le ha concedido por el

Almirante, la Medalla Naval, y tengo la inmensa pena de que no

se le pudo salvar la vida.”

La tercera es la disposición que aprueba la concesión de la

Medalla Naval en diciembre de 1937. Dice así:

“ (…) dándose cuenta de las graves consecuencias que podría

tener el fuego para con los demás proyectiles, y sin detenerse ni

un solo instante a considerar el peligro que para su vida suponía

aquella caja envuelta en llamas, con serenidad, valentía y

desprecio absoluto de la vida, se lanzó a abrirla, lo que logró, no

sin que las llamas hicieran presa en él, que aún luchó unos

instantes para conseguir sacar algún proyectil, hasta que

abrasado por todas partes se le retiró a la enfermería en estado

gravísimo. Gracias a su intervención rápida y eficacísima, que no

perdió un segundo en vacilaciones, pudo apagarse el fuego y

evitar una explosión segura.”

La cuarta es la Orden de concesión de la Cruz Laureada de San

Fernando al soldado Lois. En la relación sucinta de méritos que se

citan, se dice lo siguiente:

“ (…) lo que apercibido por el soldado de Infantería de Marina

Manuel Lois García, telefonista del cañón número 4, se da cuenta

del peligro que otras explosiones podrían acarrear al buque, hace

que se dirija hacia la caja de iluminantes y zafe la única tuerca de

sujeción que tiene, al quedar la puerta sin cierre alguno se abre

violentamente a causa de la presión interior y una llamarada da

de lleno sobre el cuerpo de Lois y prende sus ropas, no obstante

87 Edición del diario ABC, de 7 de septiembre de 1962, página 19.

Page 100: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

98

lo cual, con absoluto desprecio de su vida, se lanzó sobre un

proyectil que arroja al agua.”

En su memoria, además de una calle con su nombre en Ferrol,

encontramos cuatro inscripciones en los diferentes acuartelamientos

que ocupan actualmente las unidades de la Infantería de Marina. Una

está en el acuartelamiento del Tercio de Levante en Cartagena, otra

en la que fue su unidad, el Segundo Regimiento, hoy Tercio del

Norte, en Ferrol, y dos en la sede del Tercio de Armada y el Tercio

Sur en San Fernando (Cádiz).

Homenajes al soldado Lois en los acuartelamientos del Cuerpo

En Ordes, la localidad coruñesa que vio nacer al laureado

soldado Lois, hay un monolito de granito en la Alameda que lleva su

nombre.

Page 101: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

99

Alameda dedicada al soldado Lois en Ordes (A Coruña)

En el otro lado del monolito hay una placa que recuerda la

hazaña del soldado Manuel Lois García; en ella puede apreciarse la

insignia de la Cruz Laureada de San Fernando y la silueta del crucero

pesado Baleares. 88

Detalle del monolito al soldado Lois

88

Como puede apreciarse esta placa es igual a la que figura en el Tercio del Norte.

Page 102: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

100

Existe la creencia, bastante generalizada y transmitida de

publicación en publicación, que el soldado Lois fue enterrado en el

Panteón de Marinos Ilustres, algo que no es exacto. Según el Acta de

Exhumación 276 del cementerio de Cádiz, el soldado laureado Manuel

Lois García fue enterrado el 9 de septiembre de 1937, en el nicho

temporal núm. 132, fila 7ª, patio 7º, línea Sur89. Esta información

coincide con la que publicó en su día el diario ABC90, que afirma que

su cuerpo “…quedó y permanece en el nicho 132 de la línea Sur, del

patio núm. 7 del cementerio de Cádiz”, figurando asimismo una

fotografía de su lápida en el cementerio de Cádiz con la siguiente

inscripción:

“Al soldado laureado de Infantería de Marina Manuel Lois García.

Sus compañeros del Tercio del Sur.”

Panteón del soldado Lois

Los restos mortales del soldado Lois permanecieron en el

mencionado camposanto hasta el 26 de junio de 1965 en que fueron

exhumados, para ser definitivamente inhumados en Ordes, tras una

89

La Infantería de Marina española, foro citado, página 8. www.militar.org.ua. 90

Hemeroteca del diario ABC. Edición de 7 de septiembre de 1962, página 19.

www.abc.es.

Page 103: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

101

petición de la Corporación Municipal de la Villa, y allí reposan en la

actualidad. Tras un acto solemne en San Fernando, el 28 de junio se

inició el traslado de los restos del heroico soldado llegando a su

destino el día 29 del mismo mes.

En el cementerio de la localidad natal del soldado Lois se

encuentra el panteón dedicado a su memoria, donde cada primero de

noviembre los infantes de Marina del Tercio del Norte le rinden un

sentido y merecido homenaje. En la pared vertical del panteón del

soldado Lois figura un espectro sosteniendo un ancla, una variación

sobre el escudo de la Infantería de Marina y una placa con el nombre

del héroe.

En el suelo, a la izquierda de la tumba donde descansa para

siempre el soldado Lois, podemos ver la representación en piedra de

la Cruz Laureada de San Fernando con un pebetero en el que arde

una llama ceremonial.

Laureada en piedra en el panteón del soldado Lois

Una Fuerza de Infantería de Marina (FIMAR XVIII),

perteneciente a la Fuerza de Estabilización de la OTAN (SFOR) en

Bosnia Herzegovina y que desplegó en Trebinje de mayo a noviembre

de 2002, llevó para rendir homenaje a su memoria el nombre de

Soldado Lois.

Page 104: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

102

Escudo del Subgrupo Táctico Soldado Lois

Antonio Padrós Pagés, pertenecía al Segundo Batallón del

Primer Regimiento que, en 1898, se encontraba en Filipinas. Esta es

la transcripción que hace el general Pastor del heroico hecho

protagonizado por el sargento Padrós Pagés, el héroe de Imús:

“El sargento 1º del 2º Batallón del primer Regimiento de Filipinas

Antonio Padrós Pagés, se hallaba el 30 de Mayo de 1898

formando parte de la fuerza que al mando del Capitán del mismo

Batallón D. Miguel del Castillo y Benito María, se encontraba

sitiada por los insurrectos filipinos en la casa convento de Imús,

Cavite. – Como el cerco fuera cada vez más estrecho y existiendo

una casa inmediata al convento, del que una vez posesionado el

enemigo hubiera dominado por completo la posición de nuestras

fuerzas, se le ocurrió al Capitán Castillo quemar la referida casa,

hecho para el que se prestó voluntario el sargento Padrós, quién

saltando el parapeto en medio de una lluvia de balas y provisto

de una lata de petróleo, asaltó la casa en cuestión, pegándola

fuego y permaneciendo aislado de su fuerza todo el tiempo

necesario á que estuviera incendiada por todas partes. Una vez

conseguido, se volvió á su destacamento, corriendo mayor riesgo

Page 105: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

103

aún al volver á saltar el parapeto del atrio del convento, pues

apercibido el enemigo de la operación que llevó a cabo,

extremaron y concentraron sus fuegos sobre dicho valiente

sargento. Después del hecho acabado de relatar, fue herido, sin

que por ello dejara de seguir en su puesto de combate…sin que

hasta la fecha se tenga conocimiento de que por el acto heroico

que relato, haya recaído resolución de ninguna clase, como

consecuencia del parte que en 3 de febrero de 1899 dio el

Capitán D. Miguel del Castillo, una vez presentado en Manila

procedente de su prisión; tengo el honor de relatar nuevamente a

V.E. el hecho a que me refiero.”

Patio del Segundo Campamento del Tercio de Armada

La Cruz Laureada de San Fernando, que se había solicitado para

este héroe, fue denegada el 24 de junio de 1903, por no haber sido

tramitada dentro del plazo que marcaba el reglamento de la Orden de

San Fernando91.

En su honor, la FIMAR XXI, desplegada en Mostar (Bosnia y

Herzegovina) de diciembre de 2003 a mayo de 2004 y perteneciente

a la Fuerza de Estabilización de la Alianza Atlántica (SFOR), llevó el

nombre de Sargento Padrós Pagés. Asimismo, el Patio de Armas del

91

BLANCA CARLIER, José María. La gesta del Sargento Padrós. Un mundo de

historias. Revista Arena y Cal, junio 2003. www.islabahía.com.

Page 106: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

104

segundo campamento del Tercio de Armada lleva actualmente el

nombre de Sargento de Infantería de Marina Padrós Pagés.

En la histórica localidad madrileña de El Pardo -

administrativamente parte de un distrito de la Villa y Corte-, a la

entrada de la iglesia parroquial, hay un monolito que fue inaugurado

en mayo de 1983 para honrar la memoria del cabo habilitado de

Infantería de Marina Luis Manuel López Martínez, perteneciente a la

compañía Mar Océano de la Guardia Real. El 25 de septiembre de

1982, este soldado Real e infante de Marina –infante de Marina y

soldado Real que “tanto monta, monta tanto”- entregó su vida

heroicamente por sus semejantes en el Nogal del Barranco, en Ávila,

en la vertiente meridional de la Sierra de Gredos, durante el rescate

de unos montañeros que habían quedado atrapados por la crecida de

un río.

Monolito a la entrada de la iglesia parroquial de El Pardo

En el cuartel del Príncipe en El Pardo, en la entrada del edificio

de la compañía Mar Océano, puede verse también un ancla con una

inscripción en memoria de Luis Manuel López Martínez.

Page 107: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

105

Cuartel del Príncipe. Compañía Mar Océano. El Pardo

En noviembre de 2004, el alférez de Infantería de Marina Juan

Manuel Villa Martín, miembro de la Unidad de Operaciones Especiales

del Tercio de Armada, desapareció durante el desarrollo de un

ejercicio al precipitarse al agua a unas 25 millas de Cádiz, mientras

realizaba un descenso rápido desde un helicóptero a un submarino.

En atención a los méritos y circunstancias que concurrían en su caso,

fue ascendido a teniente de Infantería de Marina a título póstumo.

Como homenaje a este joven oficial que había ingresado en la

Armada como soldado profesional de Infantería de Marina, la plaza de

Armas del acuartelamiento de la Infantería de Marina en Haití,

durante la Operación Mar Caribe en el marco de Naciones Unidas, fue

bautizada con el nombre de Alférez J.M. Villa.

La placa que presidió esta plaza, se conserva actualmente en el

Tercio de Armada. En la misma puede verse, además del emblema de

la Infantería de Marina, el distintivo del diploma de mando de

unidades de operaciones especiales.

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106

Placa en la Plaza de Armas en Haití. Operación Mar Caribe

Dos fuerzas de operaciones especiales pertenecientes a la

Infantería de Marina desplegadas en El Líbano, la FOE VIII, de

diciembre de 2008 a abril de 2009, y la FOE XI, de diciembre de 2009

a abril de 2010, bautizaron una plaza en el acuartelamiento que

ocuparon durante su estancia en Líbano con el nombre de Teniente

Juan M. Villa Martín.

Placa en el acuartelamiento de la VIII FOE de IM en Líbano

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107

Asimismo, como permanente homenaje, y en honor de este

infante de marina de operaciones especiales, la plaza del

acuartelamiento de la Fuerza de Guerra Naval Especial, en la Estación

Naval de la Algameca en Cartagena, ostenta el nombre del teniente

Villa.

Plaza de Armas de la Fuerza de Guerra Naval Especial

El célebre músico y compositor Germán Álvarez Beigbeder, fue

director de la Banda de Música del Regimiento Expedicionario de

Infantería de Marina en Marruecos desde su creación92. Este

Regimiento entró en servicio el uno de enero de 1913, y se constituyó

con las fuerzas de Infantería de Marina destacadas en Álcazar y

Larache. Dependía del Inspector General del Cuerpo y estaba a las

órdenes del Ministro de la Guerra. Su estructura orgánica era de dos

batallones de a seis compañías, de 120 soldados cada una, más una

compañía de ametralladoras.

A partir de 1918, Álvarez Beigbeder asumió la dirección de la

Banda del Regimiento de Infantería de Marina en San Fernando. En el

año 1929 abandonó la carrera militar para dedicarse en exclusiva a

componer. Entre otras muchas obras, es el autor de la música del

92 Real Decreto de 8 de diciembre de 1912, publicado en la Gaceta de Madrid núm.

343.

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108

Himno de la Armada, siendo la letra de José María Pemán. En el

número 56 de la calle Larga de Jerez, su ciudad natal, existe una

placa que recuerda su nacimiento.

Placa en el número 56 de la calle Larga en Jerez

Al alcanzarse la histórica cifra de las 500.000 horas de vuelo,

conmemoradas oficialmente en noviembre de 2011, un total de

cuarenta y siete miembros de la dotación de la Flotilla de Aeronaves

de la Armada habían fallecido en acto de servicio.

Como símbolo del recuerdo de homenaje y gratitud por su

entrega y su sacrificio, citaré un ejemplo de los muchos que sirven de

merecido y respetuoso homenaje a los caídos del Arma Aérea de la

Armada, fiel heredera del espíritu de la Aeronáutica Naval, creada por

Real Decreto de 15 de Septiembre de 1917 durante el reinado de

Alfonso XIII. En la sede de la Flotilla de Aeronaves de la Armada, en

la Base Naval de Rota, puede verse una placa que recuerda a los

cuatro fallecidos en acto de servicio, el 16 de abril de 2010, a bordo

de un helicóptero de la Tercera Escuadrilla durante el desarrollo de la

Operación Hispaniola en Haití.

Page 111: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

109

Flotilla de Aeronaves. Base Naval de Rota

El sargento de Infantería de Marina Rafael Carmona Páez,

además de un magnífico profesional, fue un corredor de fondo de alto

nivel, un deportista de elite con un palmarés excepcional. Por sus

grandes logros deportivos, tuvo la satisfacción de representar a la

Armada y a las Fuerzas Armadas en numerosas competiciones de

atletismo. Sus grandes éxitos le llevaron a formar parte del Equipo

Nacional de Maratón, ganando en 1984 esta prestigiosa y exigente

prueba en la edición de Madrid. Fue también una excelente persona,

un hombre sencillo y bondadoso que dejó un gran recuerdo entre

todos los que le conocieron. Murió joven, entrenando, atropellado por

un tractor en un desgraciado accidente ocurrido en la gaditana sierra

del Retín.

En San Fernando hay un popular club de atletismo que lleva su

nombre y todos los años se celebra una carrera memorial en su

honor. En el parque del Oeste de esta ciudad gaditana puede verse

un monumento dedicado al sargento de Infantería de Marina Rafael

Carmona Páez con el siguiente y entrañable texto:

“Su humildad como persona, engrandeció aún más sus

victorias.”

Page 112: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

110

Parque del Oeste. San Fernando (Cádiz)

En diciembre de 2011 se inauguró en el acuartelamiento de El

Goloso, sede de la Brigada Mecanizada Guadarrama del Ejército de

Tierra, un monolito en memoria de los cinco caídos en acto de

servicio en febrero de 2011, mientras se preparaban para desplegar

en el Líbano.

Brigada Mecanizada Guadarrama. El Goloso (Madrid)

Page 113: UN CUERPO DE PIEDRA Y METAL

111

Dos infantes de Marina, el sargento primero Víctor Zamora

Letelier y el cabo primero Javier Muñoz Gómez, formaban parte del

Grupo Especial de Desactivación de Explosivos (GEDE) de la Fuerza

Expedicionaria de Infantería de Marina Libre Hidalgo IV, perteneciente

a la Brigada de Infantería de Marina (BRIMAR) del Tercio de Armada.

Detalle del monolito en El Goloso (Madrid)

Finaliza aquí este respetuoso periplo recopilatorio que nos da

una idea general de los recuerdos que han quedado, tanto de las

vidas de miles de infantes de Marina que a lo largo de los siglos

dieron lo mejor de sí mismos en defensa de España y de los

españoles, como de las gloriosas unidades en las que sirvieron. A

pesar de que, en la inmensa mayoría de los casos, sus historias

personales hayan caído en el olvido, todos los infantes de Marina que

desde 1537 han servido en el Real y Glorioso Cuerpo de Infantería de

Marina permanecen con vida en nuestra memoria colectiva,

disfrutando sin pretenderlo de una merecida fama póstuma. Aunque

ellos no buscaron reconocimiento ni gloria, cada soldado de Marina

vivirá siempre que se mantenga en nuestro recuerdo. Cada vez que

un infante de Marina grite orgulloso: Valiente por tierra y por mar, allí

estarán todos.

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112

Cuartel de Batallones de San Carlos

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Marina: general de división Pablo Bermudo y de Espinosa;

coronel Juan Feal Vázquez; teniente coronel José María Gómez

López y del autor, así como del capitán de fragata Juan Escrigas

Rodríguez.