Un Faccioso Cien Por Cien [1939]

Embed Size (px)

Citation preview

  • 5/26/2018 Un Faccioso Cien Por Cien [1939]

    1/98

  • 5/26/2018 Un Faccioso Cien Por Cien [1939]

    2/98

    3

    DEDICATORIA

    A los mseros; a los olvidados; a los que nada son, nadieconoce y nadie quiere, a los oscuros y a los tristes, a vosotros,a los que jams os ha dedicado nadie ni un pensamiento, osdedica su trabajo

    EL AUTOR.

  • 5/26/2018 Un Faccioso Cien Por Cien [1939]

    3/98

    5

    Pap, Enrique! no os he querido dedicar este libro; he vistodemasiadas dedicatorias a grandes personalidades a travs de mi vida, parayo mezclaros con ellas en una ms, idntica o peor que muchas otras. La

    sangre, mi sangre, que derramasteis la pongo por encima de todo, y por elloaqui tenis lugar aparte y superior. T, Pap, todo lo tenas! T, Enrique,todo lo esperabas! Ambos casteis en defensa de una Causa justa,heroicamente, gloriosamente, abnegadamente; la Historia os acoger en suseno. Yo os ofrezco una sola cosa. No olvidaros nunca! Quereros tantocomo si estuvierais vivos! y que en el curso de mi existencia, mientrastranscurra el corto tiempo preciso para que all, en lo desconocido yesperado, nos reunamos de nuevo todos los que aqui nos amamos, yo,como hoy, en todos mis actos os dedicar mi cario y mi recuerdo.

    RE

    CUERD

    O

  • 5/26/2018 Un Faccioso Cien Por Cien [1939]

    4/98

    7

    PRIMERA JORNADA

    ---oOo---

    LAS CONSPIRACIONES

  • 5/26/2018 Un Faccioso Cien Por Cien [1939]

    5/98

    9

    I

    Antes de que estallase este deseado Alzamiento que despus, y acertadamente, se

    ha llamado el Movimiento Nacional por cuanto representa de resurgimiento de la PatriaEspaola, de reverdecimiento de glorias pasadas y de afanes, en un tiempo olvidadas, degrandeza y podero; lo preparbamos y organizbamos un puado relativamentereducido de videntes que, cada uno desde nuestra altura intelectual y social,presentamos que la Repblica, el Parlamentarismo y la democracia nos llevabanadormecidos hacia el caos sovitico, para caer en la barbarie a manos de una hordasanguinaria y cruel que de Espaa, de nosotros y de nuestra Historia y tradiciones, noiba a dejar ni tan siquiera la memoria; y que por vaticinar este final, por luchar contra l,por predicar su antdoto mediante un movimiento cvico-militar de estructura fascista ypor prepararlo y luchar a favor de su ejecucin para que acabase con sangre de todos, lo

    que si no se haca nos llevara a derramar la nuestra sin el humano placer de ver corrertambin la de nuestros adversarios; recibimos de todos el calificativo de exaltados y delocos; porque a la mayora de los espaoles de entonces, y quiz a bastantes de los queahora mienten lo contrario de lo que sienten, les pareca ms cmodo resolver elproblema mediante soluciones legalistas que no requirieran peligros para sus personas, opreferan perder o que perdiesen otros parte de sus dignidades y bienes con tal de ellospermanecer tranquilos y medrar al lado de tales o cules personajillos ms o menosdisolventes de ideologa; pero los que si bien les exigan perder su dignidad, nosolicitaban de ellos sacrificios personales ni tampoco excesivos sacrificios econmicos.

    Y la Patria? me diris. La Patria! Esos a que me refiero desconocen la palabra y susentido, o la emplean tan slo como latiguillo mitinesco a aplicar cuando a su estmagoconviene. Pues bien, las circunstancias vinieron a darnos la razn a aquel rebelde puadode Quijotes, y hoy cosecha Espaa el resultado de nuestro esfuerzo, de nuestro espritude sacrificio y de nuestra lucha obscura de entonces; mientras nosotros los pocos quequedamos, cuntos han cado! contemplamos la recoleccin de nuestra siembra; elamanecer luminoso de un pas que nos anuncia que llegar, no est lejano el da, unaEspaa Imperial, grande, noble, y sobre todo justa; como la queramos, como por verlaluchamos y como, la sangre no corre nunca en vano, evidentemente ser.

    El panorama era desolador en su comienzo para los buenos patriotas; haca faltafe, muchsima fe y entusiasmo para emprender la lucha, y sobre todo un amor a Espaadecidido y generoso, sin apetencias de mando ni egosmos personalistas; que

  • 5/26/2018 Un Faccioso Cien Por Cien [1939]

    6/98

    10

    problemticamente entrevisto el triunfo, sin embargo nos decidiera a exponer lo muchoo lo poco que tuviramos por el engrandecimiento de la Nacin, el bien de nuestroshijos y la tranquilidad de nuestras conciencias supersensibles.

    En el Poder la demagogia, con todos los resortes poderosos que el mando da;

    como consecuencia de su predominio, la mayora de los hombres burgueses oacomodados procurando situarse bajo la proteccin o cuando menos lejos de lapersecucin del Poder Pblico; las aristocracias de la sangre, del dinero y de lainteligencia, en su mayora, demasiado podridas o dormidas, cuando menos, para sertiles a una causa que, entonces, slo produca sacrificios. El Ejrcito de entonces,pobre de medios agresivos, triturado -la palabra es simblica de una poca-, vacos suscuadros de soldados, receloso en un ambiente que le era hostil; respecto a sus mandos,magnficos de espritu, en su casi totalidad, hasta el grado de Comandante; mediano ensu mayora, en los grados de Teniente Coronel y Coronel, y podridos casi todos susGenerales, los cuales se encontraban dominados por apetencias honorficas y

    necesidades fisiolgicas: lo afirmo esto en redondo; decidme si no, aparte los norebelados entonces y los retirados, qu Generales de aquella poca lucieron a la hora dela verdad? Un puado! Sanjurjo, nuestro Generalsimo, Goded, Mola, Varela, Queipode Llano, Orgaz, Fanjul y algn otro que no recuerdo en este instante, unos vivos yotros muertos, fueron los que desde el principio figuraron a nuestra cabeza; los otrosque hoy son sostn y asidero de la Patria, o estaban retirados como Jordana, Dvila y

    Vign, o eran de categora militar inferior al Generalato, como Aranda, Yage,Moscard, Eli Tella, Garca Escmez, Garca Valio, Solchaga y tantos otros, que alcalor de un Movimiento que necesitaba de su cerebro y su valor, los ha elevado a

    puestos en que eran necesarios y que estaban ocupados por mentecatos y fariseos. Esteera el Ejrcito de aquellos das; unas graduaciones bravas deseando saltar a salvar aEspaa, y un ncleo de Generales reducido y perseguido luchando con ellos contra unamasa de Generales cobardes o vendidos.

    Directores del Estado, lo que llamamos polticos en Espaa: contra nosotros en elPoder, aquellos que a la masa triste saban engaar con promesas agradables a sus odosansiosos de justicia social; ayunos de patriotismo, de virilidad, de espritu; peroconscientes de su conveniencia particular, arteros en sus medios de actuar, encastilladosen su poder arrebatado a los mseros, y capaces de todo, en su falta de conciencia, pormantener su supremaca; con nosotros y en el Poder tambin; hombres de buena fe,inteligentes, cultos, capaces; mas inferiores a la dureza de las circunstancias, legalistas yhasta liberales a los que la sangre asustaba por lo que era y por lo que representaba: connosotros pero, desgraciadamente, fuera del Poder; dos hombres cumbres, uno hecho,forjado, perfecto, Calvo Sotelo; otro juvenil, inteligente, de ms empuje pero de menosexperiencia, Jos Antonio Primo de Rivera, una gran promesa para el porvenir, el

    verdadero vidente, el precursor: mas ambos luchando lejos del mando, con la fuerza desus cerebros al lado nuestro, pero sin fuerza bruta material.

    Frente a los selectos y al lado del poder disolvente, de la anti-Patria; una masacompacta y coherente de desheredados, de hombres que ante una organizacin social

    injusta reaccionaban violentamente excitados por sus padecimientos y buscaban enteoras insensatas, la solucin de su problema econmico o cuando menos la satisfaccin

  • 5/26/2018 Un Faccioso Cien Por Cien [1939]

    7/98

    11

    de sus malas pasiones; disciplinadas y guiadas todas ellas por unos grupos de canallas yaprovechados maleantes hacia teoras marxistas de imposible realizacin, donde lesofrecan el alivio de sus males, y que desconocedores de la verdadera y hasta hoy nicaeficaz doctrina fascista, slo encontraban remedio a su mal en apoyar la demagogia

    extremndola hasta llegar a la revolucin social, hasta el caos.As estaba Espaa; as se presentaba entonces la visin; reconozco que ramoslocos los que contra situacin tan adversa nos enfrentbamos, pero la razn ha sidonuestra; Espaa ser grande, todos lo veremos, unos desde aqu penando an, otros enel reino de la luz y de la paz de nuestro Dios, y premio a nuestro afn y a nuestra

    vanidad ser el haber acertado y el ver la Patria fuerte y respetada bajo el signo delCrucificado. Cmo lo hicimos? Tan slo parcialmente lo s, por ello slo en parte locontar; por ello y adems porque hay cosas que ni se pueden ni se deben contar yporque quiero solo dar pinceladas y no hacer historia por ser demasiado pronto para elloy porque a tal arte no llega mi pluma; y por fin no os extrais de que narrando la

    conspiracin constante, hable siempre de mi padre, porque yo en ella fui la Luna deaquel Sol.

    ---oOo---

    Azaa en el Ministerio de la Guerra, trituraba el Ejrcito, y los republicanos ysocialistas desde los diversos Ministerios trituraban lo mejor que saban la Nacin: poraquel entonces ramos un puadito muy pequeo los que sentamos la necesidad dehacer desaparecer al Rgimen que se anunciaba oprobioso; acababa de nacer a la vida

    pblica el profeta de la Falange; el General Orgaz conspiraba abiertamente y eradesterrado a Canarias; en la misma guarida de la fiera, en el Estado Mayor Central delEjrcito del cual era Jefe para desesperacin de sus envidiosos, mi padre con losGenerales Villegas y Caballero, Jefes respectivamente de la Divisin y de la Brigada deInfantera de guarnicin en Madrid, tramaban en silencio acabar con el triturador. Paraello eligieron una fiesta militar; en el Campamento de Carabanchel se reunan losCuerpos de la Guarnicin y los Cadetes de las Academias Militares, para unos ejerciciosque haban de acabar en fraternal banquete; en esta ocasin se pens para caer porsorpresa sobre el hbrido monstruo, y efectivamente, terminado el ejercicio y a lospostres del banquete Goded habl: habl del Ejrcito y de su nobleza, de Espaa y desu grandeza y podero, exalt el sentido de la Patria y las virtudes militares y termin conun grito desde entonces perseguido durante cinco aos y hoy resonante: Viva Espaa yNada ms! Captado por la Oficialidad sana y la juventud militar el sentido de laalocucin, respondi vibrante de patriotismo, deseosa de accin; y cuando laespiritualidad naca, a aplacarla surgi un desdichado profesor de Esperanto e indignomilitar, me refiero al Teniente Coronel, hoy General rojo, Mangada que, viendo latormenta que contra sus conveniencias particulares se cerna, se alz violento gritandoViva la Repblica! Contra l se alz insultndole Goded, y entonces el villano sedespoj de su guerrera, de aquella prenda que jams debi vestir, y la arroj a su tropa

    incitndola a la rebelin contra sus Jefes; inmediatamente fue detenido y conducido aPrisiones Militares. La efervescencia llega entre los Oficiales y Cadetes a la cumbre, la

  • 5/26/2018 Un Faccioso Cien Por Cien [1939]

    8/98

    12

    tropa contempla a sus Jefes recelosa y asombrada, surgen discusiones y gritos de todognero, y entonces Goded les indica a Villegas y a Caballero la ocasin propicia y elmomento buscado a aprovechar. Estos dos ltimos consideran peligrosa la jugada,temen que falle y aconsejan esperar, Villegas ha muerto siempre esperando; se pierde la

    ocasin, cesa el estrpito y ya en el Ministerio donde en el Estado Mayor Central unoscuantos esperbamos la revuelta, aparece mi padre serio y solo, medio sonre, no noshabla y entra en su despacho. No haba pasado nada y tuvo que pasar aquella mismatarde lo lgico. Los Generales Villegas y Caballero son relevados instantneamente, ypara mi padre una promesa de perdn a cambio de la prostitucin de sus ideas. Unaconversacin de Azaa con l en la que le ofreci ms paga y ms categora militar an,si segua en su cargo, en el que le aseguraba era necesario, con la consiguiente negativarotunda, y entonces dos frases; una de Azaa: General, es que cree usted que sedeshonra sirvindome?; y otra del General: S, seor Ministro, me deshonro a sulado; de colofn una destitucin ms, la de Goded, naturalmente. Pero a la maana

    siguiente, frente y enfrente del Ministerio, en la acera del Banco de Espaa, en el sitioms cntrico de Madrid, el grito simblico de la maana anterior apareci desafiadorescrito con grandes caracteres por mano annima y tiza blanca: Viva Espaa y NadaMs! El reto se lanzaba, la lucha empezaba, desde aquel da comenz a fraguarse lo queluego fue el l0 de Agosto de 1932.

    ---oOo---

    El General Sanjurjo se alejaba por estas fechas del sentir republicano, al que en sufuero interno nunca perteneci, viendo que la Nacin marchaba hacia el abismo ycomprendiendo al propio tiempo que por su renombre de Caudillo y su posicinprivilegiada de Director General de la Guardia Civil, l era uno de los principalmentellamados a resolver el problema que se planteaba.

    El General Goded, ntimo suyo, se daba a su vez perfecta cuenta de que elnombre y la fuerza de Sanjurjo deba, necesariamente, emplearse para acabar con laRepblica; y compenetrados ambos por la campaa de Marruecos que juntos efectuarony juntos terminaron; los dos cerebros y los dos corazones se reunieron para laconsecucin del ideal comn, como se haban unido para terminar el derroche de sangrey de oro que durante muchos aos Africa fue para nuestra Patria. Con estos dosnombres como bandern de enganche empez la preparacin del 10 de Agosto de 1932.Sanjurjo y Goded decididos a acabar con Azaa y con cuanto este ente representaba,unidos nuevamente despus de que al lograrse por ellos La Paz de Marruecos lascircunstancias los separaran, trabajaron cerca de un ao para aunar opiniones y sentiresforjando una fuerza militar exclusivamente, que secundada por escassimos hombresciviles terminara con el vilipendio en que vivamos los espaoles y con el peligrocomunista que se perfilaba en el horizonte.

    En lo que a nosotros tocaba, la Polica estaba descaradamente al acecho y cuatromiembros de ella, no les quiero injuriar porque bastante tuvieron que aguantar y

  • 5/26/2018 Un Faccioso Cien Por Cien [1939]

    9/98

    13

    aguantaron pacientemente mis desplantes y desafos, con un coche a nuestra puerta ysiguiendo los pasos de toda la familia; para despistarla todas las astucias; pero noobstante se celebraron fraternales comidas en la piscina de la Isla de Madrid, en las quese reunan Sanjurjo y Goded en conferencia y a las que asistamos el hijo del primero,

    Justo, Dios lo tenga en su Gloria! y yo como escuderos; y a todas ellas asisti, de lejospor supuesto, bien por casualidad o por espionaje, el por entonces Jefe Superior dePolica de Madrid, un Magistrado de poca enjundia jurdica y mucha menos moralidadque se llamaba Aragons. Viajes a Sevilla, Crdoba y Granada, que como enlacesrealizbamos un Abogado de Madrid de clara inteligencia y mucha habilidad que sellama Hiplito Jimnez Coronado y yo; en Sevilla funcionaban activamente a nuestrolado el Comandante Acedo, el Teniente Coronel Delgado y otros varios decididamentenuestros; as tras muchas conversaciones y viajes de unos y de otros, en el verano delao 1932, cristaliz el Movimiento Militar que deba ser Salvador y estaba condenado alfracaso.

    Ultimas horas precedentes; la fecha por fijar pero inmediata; el General Barreracon el General Fernndez Prez tenan ya asignado el papel de lanzarse en Madrid a unaaventura arriesgada y audaz que probablemente estaba condenada al fracaso, aunquetena sus ventajas, y a ser la chispa que encendiera la rebelin. En Cdiz Varela con unRegimiento de Infantera, del que era Coronel, dispuesto a sublevarse; Granadaesperando a Gonzlez Carrasco para sumarse a los dems, Crdoba esperaba estosalzamientos para unirse a ellos; y Sevilla con una guarnicin en su mayora totalmentedecidida a ser la cuna de la verdadera y patritica rebelin. El Norte de Espaa,dispuesto a su vez a no oponerse, colaborando pasivamente.

    En mi casa de Madrid dorma yo con mi sueo plcido y pesado, que ni en mispeores momentos los mismos rojos han sido capaces de turbar, el da 10 de Agosto delao 32 a las cuatro de la madrugada, cuando en mi cuarto entr rpido y alterado adespertarme nuestro servidor de ms confianza, llamndome reiteradamente paradecirme que En la calle hay muchsimos disparos; Oyelos, me deca empujndomesooliento hacia mi balcn y abrindolo. Efectivamente sonaba un fuerte tiroteo cuyoruido haca adivinar que se produca la contienda que lo originaba alrededor del cercanoMinisterio de la Guerra, por el Paseo de Recoletos y la calle de Alcal. En mi mente,sbitamente despejada, entr rpidamente, entre sospechas poco nobles, que la rebelinesperada haba llegado sin avisarnos; y tanto el afn de saber como el deseo de interveniren ella fuera como fuera, me hicieron vestirme rpido, echarme un revlver Colt albolsillo con municiones de repuesto y encaminarme con una suerte que, aun dentro demis desgracias, siempre me ha acompaado, por la misma calle de Prim, vaca de gente ypor la que cruzaban los disparos de los defensores del Ministerio con los otros que lehacan a ste desde las bocacalles que forman las del Conde de Xiquena y Almirante,para llegar al Paseo de Recoletos. En l encontr los restos de una rebelin: gruposaislados que disparaban hacia el Ministerio, la calle de Alcal, y el Palacio deComunicaciones; cadveres de uniforme en las aceras; el de un profesor de EquitacinMilitar, Del Oro se llamaba, estaba enfrente de la calle de Olzaga tendido en postura de

    estampa, con la sangre en hilillos largos y finos brotando de su corazn atravesado y conlos ojos y el rostro romnticamente cubiertos de las flores de las acacias, que el fuego

  • 5/26/2018 Un Faccioso Cien Por Cien [1939]

    10/98

    14

    haba hecho caer de sus ramas en homenaje de la naturaleza a su sacrificio de espaol.Dispar unos tiros con mi Colt en direccin a la estacin del Metro del Banco deEspaa, desde la que unos Guardias de Asalto hostilizaban a tres Oficiales que paseabanimpertrritos y solos por medio de la Cibeles, ms tarde me enter de que eran

    Fernndez Silvestre, Fernndez Pin y Fernndez Vinuesa, y viendo venir por la calle deAlcal y por el Prado contingentes de Asalto, vi perdido a todas luces lo que ented elchispazo de Madrid, y me retir por el nico camino libre, por la calle de Olzaga,buscando su nmero 12 en donde viva Hiplito Jimnez para refugiarme all y al mismotiempo cambiar impresiones con l sobre el caos que en mi cabeza, joven por aquellosdas y por joven confiada e ignorante, ante aquellos hechos que no llegaba a comprenderclaramente se haba formado.

    Estaba Hiplito, ms desnudo que vestido, en el balcn de su casa alargando lagrande e inteligente cabeza de que la natura prdiga le dot, buscando con los ojos algoque le deca su cerebro, y vindome baj sin mas averiguaciones a abrirme la puerta de la

    calle. Enterado, poco ms o menos, de lo sucedido y viendo pasado el momento lgidode aquella intentona, decidi que cogiramos su coche y marchramos al Escorial enbusca de mi padre.

    Rpido, demasiado rpido, nos llev el automvil que l mismo conduca a casade mi padre, y all a las siete de la maana le despertamos de su sueo; le explicamos losucedido y por orden suya, volamos de nuevo los dos por la carretera hacia Madrid a finde enterarnos de si el General Sanjurjo haba marchado a Sevilla. Inquirimos en Madridel detalle y enterados de que ste, como esperbamos, estaba ya sublevado en la ciudadandaluza, retornamos de nuevo al Escorial a recogerle para marcharnos todos all, en el

    mismo coche, fuera como fuera, a llenar por encima de todo el papel que noscorresponda en el Movimiento a cada uno; mas la Providencia lo tena dispuesto deotro modo. En el paso a nivel del ferrocarril de la Estacin de El Escorial se cruznuestro coche con otro en el que entre policas del Gobierno se llevaban al GeneralGoded detenido a la Capital de Espaa. Nos miramos los tres, nos entendimos y noscruzamos como desconocidos.

    Vino despus el fracaso del Alzamiento, mi padre estuvo preso durante cuatromeses en las Prisiones de Militares de San Francisco hasta el 9 de Diciembre del mismoao 32; Hiplito Jimnez con un mesecito de Crcel Modelo descans de sus mpetus; yyo durante quince das estuve esperando ir de un momento a otro a alegrarle con mi risasus prisiones; contingencia esta ltima que no lleg y que por su ausencia me permitims tarde defender profesionalmente en el clebre proceso ante la Sala Sexta del

    Tribunal Supremo, a mis compaeros, menos afortunados, de aquella aventura.Despus de fracasar el l0 de Agosto, los que estbamos vencidos pero no

    convencidos tuvimos que guardar aparente silencio una temporada, ya que la inmensamayora, temerosa de la represin y asustada del fracaso, daba por afirmado el rgimen yno quera saber nada de conspiraciones y movimientos, procurando tan slo situarse enposicin cmoda. Nos quedaba por nica labor mantener vivo el espritu de subversinnecesario para el porvenir, y esto lo conseguamos con procesos ruidosos, en alguno

    actu junto a Primo de Rivera, con gritos y broncas por las calles y centros de reunin, ysesiones tumultuosas en Colegios de Abogados y Ateneos con el ms mnimo pretexto.

  • 5/26/2018 Un Faccioso Cien Por Cien [1939]

    11/98

    15

    ---oOo---

    Por aquellas fechas vino una noche a mi casa un Teniente Coronel de la Guardia

    Civil, acompaado de un Capitn del mismo Instituto, y, presagiando el papel que en lajornada del 19 de Julio del 36 en Barcelona haban de representar, se llevaron detenido ydesterrado a Canarias por orden del Gobierno a mi padre; con un lujo de aparatoexcesivo que mova risa, pues rodearon la manzana de casas en que se encontraba lanuestra y tomaron las bocacalles adyacentes con guardias de Asalto, de forma queenteramente pareca que en lugar de detener a un General, en aquel instante solo ypacfico ciudadano, se trataba de copar a una bien armada banda de bandoleros deChicago. Lo que ignoraban aquellos pobres esbirros y su Gobierno es que dos horasantes, la detencin y marcha fue a las nueve de la noche, cuando estbamos todos en elReal Cinema pasando la tarde, ya en el entreacto le avisaron a mi padre los propsitos

    gubernamentales, con la sola equivocacin de decirle que el destierro iba a ser a CaboJubi en lugar de a Canarias, y le dijeron adems que a la puerta tena un coche para huircon l a Portugal si as lo deseaba; a lo que se neg el General por preferir seratropellado a una huida que lo haba de inutilizar definitivamente para el servicio de lacausa.

    ---oOo---

    El movimiento revolucionario de Octubre de 1934, y las elecciones ganadas el 17

    de Noviembre del 33, no fueron ni con mucho aprovechadas como debieron serlo porlos militares que arrollaron el uno, ni por los civiles que ganaron las otras: el resultado deambas fue una revolucin roja dominada y frenada; pero sin la revolucin nacionalconsiguiente, y en la poltica en lugar de pasar sta de la izquierda a la derecha, cambiarsimplemente a los socialistas por los masones. Fusilar al Pichilatu y al Sargento Vzquezy dejar vivos, peor an presos, a los criminales elementos que la desencadenaron ehicieron, fue obra de derechistas dbiles e inconscientes que venciendo al enemigo nosupieron aprovechar el xito obtenido, ni fueron capaces de acabar de destrozarlo; y demasones avispados que presintiendo el peligro para la democracia, que a sus finesdemaggicos y econmicos convena, representado por el arrollamiento de unarevolucin social obtenido precisamente por los elementos en franca oposicin con elrgimen, fueron lo suficientemente hbiles para, aprovechando la candidez de unos y ladesvergenza de otros montarse a caballo entre ambos conllevndolos a todos, sinpermitir el triunfo total de las derechas, faltas en aquel entonces de Caudillo con poder autilizar entre sus manos, y conteniendo y protegiendo a la par a los vencidosrevolucionarios rojos.

    En estos momentos se produjo un hecho que pudo ser decisivo; la entrada en elMinisterio de la Guerra de don Jos Mara Gil Robles; la llegada al poder material del

    Jefe Poltico de la reaccin legalista; es preciso fijar bien el concepto porque otros

    muchos ramos partidarios de la reaccin violenta, y de desencadenar contra unarevolucin otra igual de virulenta y arrolladora; y lleg a l el legalista y cuajado de

  • 5/26/2018 Un Faccioso Cien Por Cien [1939]

    12/98

    16

    buenos propsitos ocupando el Ministerio para rodearse de tres figuras militares queentonces eran los Generales de Divisin, soles del Ejrcito Espaol, Franco, Goded yFanjul. Esto no bastaba a quienes deseaban una revolucin nacional; era preciso nodejarlo todo al solo prestigio de los tres nombres; era menester desplazar de los cargos

    importantes y de los mandos a los izquierdistas, a los masones y a los tibios, colocandoen ellos en cambio a los decididos a seguir ciegamente a los Generales para arrollar porla violencia el peligro comunista. A ello se encaminaron los esfuerzos y la labor de loscolaboradores del Ministro, no sin tener que luchar ms de una vez con los escrpulosde ste que tema, seguramente por delicadeza, contrariar los deseos del locomegalmano que era Jefe del Estado; como sucedi por ejemplo cuando teniendo yafirmado por ste el nombramiento para un Regimiento de la Guarnicin de Madrid delCoronel Cebrin, no quiso Gil Robles publicarlo por esta razn.

    Mas en fin, con el esfuerzo de unos y otros, la buena fe y recto criterio delMinistro, y al calor del prestigio de ste y al del renombre y el crdito que para militares

    y civiles merecan los tres Generales que le rodeaban, se fue organizando en Madrid unafuerza positiva militar. Al lado y al margen, a la vez, de estos Generales, trabajaban porla causa en lo civil Calvo Sotelo como estadista, y Primo de Rivera como prctico, esteltimo creaba una fuerza, un poder, una ideologa pura y desinteresada, forjaba laFalange; lo que tantsimos hombres, muchos de ellos visten hoy la camisa azul, entoncescrean el sueo de un iluminado; pero que en realidad y unida al Ejrcito, ste en Espaaha sido es y ser por largo plazo el ngulo en que todo debe coincidir, era la nica yposible salvacin de la Patria.

    Desgraciadamente el monstruo estaba no slo vivo y al acecho, sino adems

    infiltrado en el organismo del rgimen desde las covachuelas de las dependencias delEstado, hasta su ms alta jerarqua y con un instrumento de batalla tan til para ellos,como un Parlamento siempre apto para emboscadas polticas y pretextos de senilespritu democrtico. As lleg el momento en que Niceto crey conveniente desplazar aunas derechas que comenzaban a estorbarle y dejar paso, mediante un mito electoral, asus congneres los republicanos y marxistas, y entonces produjo la crisis y la disolucinde las Cortes, entregndole el Poder a Portela Valladares.

    Era el momento lgido y preciso para producir un movimiento militar queterminara de una vez para siempre con la entelequia republicana y con el peligrosovitico. Todos los triunfos estaban en nuestras manos. Tres Generales de justo ymximo renombre con el Ejrcito a sus rdenes inmediatas y conscientes de suobligacin histrica. La guarnicin de Madrid ms decidida que en ningn otromomento, con bastantes buenos elementos en ella y adems obedeciendo a sus Jefesnaturales que estaban en el Poder, lo que les haca ms fcil actuar por tener losinferiores ms cubierta su responsabilidad personal. Ministro de la Guerra nada menosque el Jefe del grupo ms numeroso de la Cmara. Ministro de la Gobernacin otrohombre que primero no se hubiera opuesto al Movimiento y luego se hubiera unido a l;y en la calle ayudando con su juventud, con su empuje y con su espritu nuevo, laFalange de Jos Antonio Primo de Rivera y otras fuerzas, en Madrid menores que sta,

    de tradicionalistas y monrquicos. Frente a todo esto, nada; un enfermo mental en elPalacio de la Plaza de Oriente, un puado de politicastros republicanos y masones sin

  • 5/26/2018 Un Faccioso Cien Por Cien [1939]

    13/98

    17

    transcendencia ni fuerza, y una masa marxista alejada del Poder y desarmada. Elresultado era, pues, claramente nuestra victoria segura.

    Los tres Generales estaban decididos a repartirse sus papeles en la lucha, aexponer una vez ms su vida por Espaa, y a lanzarse a la calle con un movimiento

    Salvador evitando el peligro de unas elecciones y aprovechando una coyuntura nica porlo favorable. Me queris decir, si se hubiera producido, quin hubiera sido tan insensatoen aquella ocasin que hubiera dado la cara a tres corazones y a tres cerebros, reunidosen un ideal comn, como los de Franco, Goded y Fanjul, secundados por lo ms floridoy valeroso del Ejrcito y de la juventud espaola y actuando desde el Poder? Pero el Jefepoltico que me consta que por lo menos a Goded le haba prometido, en diferentesocasiones, no abandonar su puesto y acudir a la fuerza en el momento que fuera preciso,en aqul no lo vio as; tema salirse de la legalidad y crea de buena fe que dentro de ellapoda dominar la situacin y ganar las elecciones que le planteaban. Reuniones y msreuniones en el Ministerio entre los Generales, conversaciones y preparativos en los

    Cuarteles y entre los conspiradores; por ltimo una conferencia de los Generales con elMinistro, en la que ste en parte les convenci de que el Movimiento era innecesario, yen parte al negarse l, los sujet a ellos, cuya caballerosidad les impeda hacer el

    Alzamiento sin l y por consiguiente contra l. Caballerosidad que no supo pagar elMinistro que a los tres das, no sindolo ya, dijo en el local de la C.E.D.A. pblicamentea sus afiliados en un discurso que publicaron todos los peridicos de derecha, quealgunos le echaban en cara no haber dado un golpe de Estado, y que si no lo efectu asfue porque su superior cerebro le haca comprender que de haberlo dado hubieraquedado despus prisionero de los Generales que en el mismo le secundaran. Detalle

    por otra parte lamentable, en cuanto representa posponer los sagrados intereses de laPatria a apetencias de mando personales y de partido.

    Despus un mes de epilepsia; a la par que propagandistas y polticos agitaban lasaguas electorales de tal forma que no se vea lo que haba de salir de ellas, los luchadoresconspiraban sin descanso en situacin que volva a ser adversa. Por mi parte presenci ocooper a reuniones de mi padre con el General Franco, con el General Fanjul, conPrimo de Rivera, con los colaboradores de Gil Robles y con elementos militares; y depronto... La bomba! El fracaso! La prdida de las elecciones!

    Aquella misma noche llegaron hasta los odos de Portela Valladares sugestionesde Goded pidindole la neutralidad del Ministerio de la Gobernacin ante unasublevacin militar, de ya mermada fuerza, que ste acogi prometiendo pensarlo; peroque evidentemente traicion precipitando la formacin del Gobierno Azaa; ya con steen el Poder, ya con el buitre con sus garras sobre Espaa; un intento desesperado derebelin por nuestra parte, pues veamos clarsimo el porvenir. Conferencia Goded denuevo con Jos Antonio Primo de Rivera y se asegura la colaboracin de la Falange;recuenta despus sus elementos; en los cantones de Madrid fuerzas dispuestas a todo,pero alejadas lo suficiente para impedir una sorpresa y un golpe audaz que es lo nicoque admiten las circunstancias; en la misma guarnicin de la Capital, eje de la cuestin,no se vea claro ningn Regimiento. Entonces, aquella noche, se encamin Goded

    acompaado de su Ayudante Carlos Lzaro y del que escribe, al Cuartel de la Montaadonde haba un reducido nmero de Oficiales adictos an, para tratar de desencadenar la

  • 5/26/2018 Un Faccioso Cien Por Cien [1939]

    14/98

    18

    tormenta jugndoselo todo a una carta. Entr en el Cuartel con su ayudante; vigilante enla puerta para ir a buscarle el uniforme y llevar la seal de partida al resto de la mquiname qued yo, envuelto en mi capa espaola y con la pistola en la mano bajo ella. Aquellanoche de Febrero madrileo poda ver el triunfo de nuestra causa o nuestro fin. Dur la

    conferencia una hora larga, y transcurrida que fue sali mi padre del Cuartel asqueado yrabioso. Los Coroneles se haban negado, y los Oficiales, incitados a revolverse contraellos, pusieron de pretexto, para ocultar sus deseos de paz, que sin sus Jefes no seatrevan a actuar. Convencidos definitivamente de que no haba nada que hacer porentonces, hasta que todos se dieran cuenta de que no oponerse violentamente a losrepublicanos y marxistas no slo era abandonar a Espaa, sino abandonarse al enemigoy antes o despus ver a la Patria y a nuestros hijos arruinados y miserables; nos volvimosa casa, esperando en la quietud del hogar lo que Dios quisiera disponer de nosotros, yque misericordioso por entonces slo dispuso un destierro de lujo, impuesto para mipadre por el Gobierno que le nombr para alejarle Gobernador Militar de Baleares; y

    otro voluntario para m que, vidente en aquella ocasin, no quise presenciar el asco y larepugnancia que enseaba Madrid, y permanecer en lo que presenta la boca de la fiera, yque abandonando mi bufete me fui con l a las Islas.

    Dios ha protegido siempre nuestra Patria, quiz porque tiene tambin dicho a loshumanos que contra El no prevalecern las puertas del Infierno, y por ello entre tantosGenerales como alej de su lado el Gobierno para evitarse peligros, destin al GeneralMola a Navarra y nos dio con ello lo que haba de ser llave de la cuestin, colocando unhombre justo y recto, inteligente y patriota en la Sede de la Tradicin, en la cuna delCarlismo; dejndole en la Pennsula como organizador y dndole sin quererlo nada

    menos que el dominio y la jefatura sobre las boinas encarnadas, que haban de salvar losprimeros momentos difciles de nuestro Movimiento.

    ---oOo---

    Ya desde Palma de Mallorca comenzamos a ver aclararse el panorama; tanto y tanpsimo hizo el Gobierno comunistoide de Madrid, que la Espaa con honra comenz areaccionar; los hombres civiles, desde su altura cada uno, luchaban cuanto les era dado, yel Ejrcito, consciente al fin de su papel histrico y Salvador, se organizaba y revolvadesde Africa a Navarra; se conspiraba, en suma, en todas las horas del da.

    Con la Pennsula y con el General Mola nos comunicbamos por dos medios:escribiendo en clave, que yo le traduca y escriba a mquina a mi padre para evitarletales molestias, y que como detalle curioso dir que tales claves, en evitacin de unregistro clandestino en el Gobierno Militar, las tenamos guardadas en las jaulas de lospjaros de mi mujer, que ella en persona limpiaba, bajo el alpiste de los comederos; y pormedio de enlaces con Madrid, Pamplona, Barcelona y Valencia, papel desempeado porpersonas que merecan a mi padre entera confianza, tales como el Comandante Lzaro,

    Ventura Cabellos, Hiplito Jimnez, el Comandante Mut, a quien por cierto no vi el da19 de Julio en la Divisin de Barcelona, y algunos otros Oficiales. Yo hice un viaje a

    Madrid del que volv convencido de que en la Capital perdamos el Movimiento, y de

  • 5/26/2018 Un Faccioso Cien Por Cien [1939]

    15/98

    19

    que los que de l se encargasen en ella estaban condenados al sacrificio; y otros dos,acompaando a mi padre a Menorca e Ibiza, para organizar el Alzamiento en estas Islas.

    Quiero abordar aqui un detalle muy discutido; a saber por qu y cmo fue elGeneral Goded a dirigir el Alzamiento en Barcelona y no en Valencia. En la Ciudad

    Condal haba una guarnicin ayuna casi totalmente de jefes adictos, pero pletrica deuna Oficialidad esplndida por su espritu y valor, que desde luego produca en ella elMovimiento lanzndose en bloque a la calle con todo el empuje de que era capaz; estaOficialidad peda como Jefe Supremo de su individual Alzamiento al General Goded,alegando que all haca falta un prestigio fuerte, un corazn valeroso y una mente slida,y que la importancia del punto requera un General de prestigio y renombre. Por elcontrario Valencia estaba floja e indecisa, y nuestro enlace all, Ventura Cabellos vivoest y no me dejar por embustero, en nombre de su padre, el Teniente CoronelCabellos, muerto asesinado por su amor a la Patria y alma de la conspiracin en aquellalocalidad, nos comunic que no se vea clara su guarnicin y que si la de Barcelona lo

    estaba ms vala ir a esta ltima Plaza. Como efectivamente era as y Barcelona estabadecidida a lanzarse; y a la par constituira evidentemente el punto ms peligroso y a la

    vez el punto neurlgico y decisivo de nuestro Movimiento, Goded, de acuerdo conMola, se decidi por este ltimo punto y a ella encamin sus trabajos y a ella fue acumplir con el mximo de sus deberes cuando lleg la hora.

    Mas hay que decirlo todo; en los ltimos momentos la fisonoma de Valenciacambi; la guarnicin se decidi a sumarse a nuestro Alzamiento, y entonces VenturaCabellos, aproximadamente el 16 de Julio del 36, se encamin a Barcelona con intencinde ir a Palma de Mallorca a entrevistarse con mi padre y rogarle que fuera all; pero

    nuestros dirigentes de Barcelona, con los que antes de embarcar conferenci, le dijeronque el Movimiento era inminente y que no se poda hacer ya nada por estar decidido queGoded ira a Barcelona; ante esto nuestro enlace se volvi a Valencia seguidamente, sinque nosotros conociramos este dato del que yo me he enterado con muchaposterioridad.

    Y llegamos a fechas gloriosas y trgicas; hagamos capitulo aparte.

  • 5/26/2018 Un Faccioso Cien Por Cien [1939]

    16/98

    21

    SEGUNDA JORNADA

    ---oOo---

    LA LUCHA EN MALLORCA Y BARCELONA

  • 5/26/2018 Un Faccioso Cien Por Cien [1939]

    17/98

    23

    II

    No voy a pretender narrar el Movimiento Nacional; unas horas de lucha por

    Espaa, 14 meses y 15 das de presidio rojo y sobre todo la muerte gloriosa de mi padre,me han alejado de unas alturas desde las que todo lo vea y oa, y desde las que en todointervena, sabiendo as lo que digo y lo que callo. De l, de nuestro Movimiento en s,casi no s ms que el vulgo y otra cosa; que es mo, tan mo que no puede serlo ms;porque lo he anhelado durante aos, he trabajado y he luchado por l con todas misfuerzas, por l me he jugado la vida, he padecido por l tanto que hoy me duele lo queyo tenga en el sitio del corazn y a la hora de triunfar, ganando, lo he perdido todo,incluso lo que ms quera, que era mi padre. Por todo esto no lo puedo contar y me hede limitar a narrar lo vivido y lo sufrido, que bien merece saberse, porque ha de reflejarsinceramente una lucha y un calvario mo y de muchos hombres, que supimos todos

    perder con espritu y muchos morir con valor.

    ---oOo---

    Aproximadamente el 16 de Julio de 1936, mientras estbamos cenando, recibi mipadre un telegrama en el que se nos fijaba terminantemente la fecha del Alzamiento enBarcelona, que era tambin nuestro da. El telegrama deca textualmente: El pasado da15 dio a luz Elena un hermoso nio, a las cuatro de la madrugada, y firmaba un

    supuesto Juan. Como estaba convenido la suma de los guarismos del da del parto yde la hora del mismo, nos daba la fecha, el da 19 prximo, y la misma hora de ste era lafijada dentro del da, o sea las cuatro de la madrugada; respiramos, por fin llegaba elmomento que durante aos esperbamos; haba sido preciso el sacrificio de la noblefigura de Calvo Sotelo, para que los espaoles se aunaran definitivamente y se lanzaran alibrar a su Patria del yugo repugnante que la oprima y amenazaba su existencia. Llegabala hora, tarde, pero llegaba. A la maana siguiente, calladamente y bien tempranito,confesbamos y comulgbamos en la Catedral mi padre y yo; que aquellos das habamosde exponer prdigamente la vida por nuestro Dios y nuestra Espaa, y convena antetodo llevar, si las perdamos, puras y limpias nuestras conciencias ante el Primero.

    ---oOo---

  • 5/26/2018 Un Faccioso Cien Por Cien [1939]

    18/98

    24

    El da 18 de Julio, en Palma de Mallorca el Gobierno haba cortado las

    comunicaciones telegrficas y telefnicas con la pennsula y de madrugada habaordenado, sin contar con el Gobernador Militar, que el trimotor de la L.A.P.E. que all

    haba se dirigiera a Valencia, llevndose sus pilotos y los dos pilotos militares que en laIsla existan, pretendiendo con estas medidas neutralizar un Alzamiento ms con el queevidentemente contaba. Por nuestra parte tomamos las medidas de precaucinnecesarias con las fuerzas militares y avisamos a los elementos de Falange con que secontaba; ponindose adems en libertad a 22 estupendos Oficiales de Caballera quecumplan condena, por los ltimos sucesos de Alcal de Henares, en el Castillo de SanCarlos y que inmediatamente se constituyeron en guardia permanente dentro delGobierno Militar; escuchando por radio constantemente las revolucionarias medidas delGobierno y los lugares donde se iba produciendo el Movimiento, que a Barcelona, comodejo dicho, le corresponda comenzar el 19 de Julio a las cuatro de la madrugada y a

    nosotros el mismo da en cuanto recibiramos noticias de esta Capital desde la RadioAsociacin.

    El Gobierno encarg a su Gobernador Civil que tratara, si poda, de detener alGeneral Goded. Aquel pobre hombre llam para cumplir esta orden al TenienteCoronel de la Guardia Civil seor Alvarez Osorio y con ciertas precauciones le preguntque si recibida orden del Gobierno de detencin contra el Gobernador Militar, l lacumplimentara; a lo que contest sinceramente el Teniente Coronel que no estabadispuesto a dar tal paso. Entonces recurri al Teniente que en Palma mandaba losGuardias de Asalto, y este, ms fascista que nosotros, le contest juvenilmente y sin

    embages: Ca! conmigo no cuente usted de ninguna manera para eso. Un cuarto dehora despus sabamos en el Gobierno Militar la pretensin del Poncio y tombamos lasprecauciones pertinentes para repeler violentamente cualquier intento de este gnero.Mas el asunto tom giro de comedia. Viendo claramente el Gobernador Civil que estabaentregado a nuestra discrecin y que el amo de la Isla, aun antes de emplear la violencia,era Goded, quiso acudir a la persuasin y a la diplomacia y congreg en el GobiernoCivil a las Autoridades, poco tiempo les quedaba de serlo, llamando despustelefnicamente al General para invitarle a celebrar una reunin con tan distinguidocnclave. Por si trataban de conseguir astutamente la detencin que por la fuerza lesestaba vedada, antes de ir Goded se tomaron precauciones. Se avis al Teniente Coronelde Ingenieros seor Garca Ruiz, elemento precioso para nosotros, cuyo cuartel estabacontiguo al Gobierno Civil, que tuviera su fuerza preparada y dispuesta a mediar en elasunto con sus armas as que se le avisara. En su coche, con sus Ayudantes y su

    Teniente Coronel Jefe de Estado Mayor seor Garrido del Oro, que ignoro claramentelo que ha podido hacer despus pero que aquellos das estaba decididamente al lado desu General, todos armados, se dirigi mi padre al Gobierno Civil; detrs del suyo ydndole escolta en otro automvil bamos cuatro Oficiales de Caballera y yo, cada unocon una hermosa Astra del nueve largo bien a la vista y grandes deseos de usarlas quetambin, por cierto, saltaban a la vista. En la bocacalle entre el Gobierno Civil y el

    Cuartel de Ingenieros qued el Ayudante de mi padre, Teniente Coronel Ferret,prevenido para a la menor contingencia solicitar de Garca Ruiz que mediase con su

  • 5/26/2018 Un Faccioso Cien Por Cien [1939]

    19/98

    25

    tropa; a la reunin de autoridades entr la versima Autoridad del General con Garridodel Oro y su otro ayudante, el Comandante Lzaro; en la escalera se situdescaradamente un Oficial de Caballera; con la misma tranquilidad otros dos secolocaron en la puerta, y el otro y yo alardebamos de nuestras pistolas apoyados

    fanfarronamente en nuestro coche. Fue tan claro el cuadro que si exista algn propsitode traicin no se manifest. Se limitaron a indicarle al General lo que en la Pennsula yAfrica suceda y a preguntarle cndidamente si estaba al lado del Gobierno; y Godedcontest sonriente y divertido, por lo que me contaron, que No faltaba msnaturalmente!, claro que no entendieron la traduccin literal de la frase, que l mismome dio un cuarto de hora ms tarde, de que naturalmente estaba al lado del Gobierno

    verdadero, del suyo.Aquella noche, en el vapor correo de Barcelona salieron de Palma algunas de las

    Autoridades concurrentes a la reunin que dejo narrada y otros distinguidos zurdos de lalocalidad, que presentan que el ambiente embalsamado de aquella Isla afortunada iba

    muy pronto a dejar de ser tonificante para sus envenenados pulmones. Sabamos que seiban prudentemente y les dejamos, para qu prenderlos si contbamos encontrrnoslosal da siguiente en la Ciudad Condal.

    A las siete de la madrugada del da 19, comenzamos a or por la radio vocear a losseparatistas que el Ejrcito estaba en las calles y era batido por el pueblo y las fuerzasadictas al Gobierno rojo-separatista; hora tras hora esperbamos que de un momento aotro la voz de aquella radio cambiase y nos avisara, conforme con lo convenido, llegadoel momento de dominar Baleares y de dirigirnos despus a acompaar al General Godeda tomar las riendas del Movimiento en Catalua; mas la voz no llegaba, al contrario, cada

    hora la del rojo-separatista que emita, que tuvo algunos momentos opacos, se tornabams clara y optimista; hasta que por fin a las nueve menos cuarto de la maana, llam aGoded desde Barcelona el General Fernndez Burriel Jefe de la Brigada de Caballera dela Plaza, que a ultima hora se decidi a encabezar nuestro Alzamiento all hasta lallegada de mi padre, quien por telfono, no por radio como estaba dispuesto, le dijo quela guarnicin estaba en la calle e indudablemente engaado por algo o por alguien, puesnadie tiene derecho a dudar de la buena fe de aquel General, aadi que el Movimientolo ganaban y que en la va pblica fraternizaban con el Ejrcito los Guardias de Asalto.No muy convencido el General Goded de esto ltimo, la radio pintaba la cosa muy otra,y no conociendo bien a Burriel, le pregunt qu Jefes tena all a su lado y al darle unnombre, que no recuerdo, de un Coronel de Caballera amigo suyo, habl tambin conste que le ratific lo dicho por Burriel.

    Sin despegarse del telfono comunic Goded con el Gobierno Militar de Mahn,y puesto al otro extremo del hilo el General Bosch, le orden comenzar el Movimientoen aquella Isla, y una vez dominada trasladarse a Palma para tomar el mando del

    Archipilago ya que l se iba a Barcelona; a lo que el General Bosch, comprometido conanterioridad, contest afirmativa y decididamente.

    Despus un telefonazo a cada Cuartel, y en un cuarto de hora el Ejrcito ocupabalos puntos vitales de Palma realizando un plan previamente estudiado al detalle, y unos

    sesenta o setenta falangistas, entre los que yo me cuento, que desde las siete de lamaana estaban dentro del Gobierno Militar armados con mosquetones del Ejrcito,

  • 5/26/2018 Un Faccioso Cien Por Cien [1939]

    20/98

    26

    con alguna que otra camisa azul, entre ellas la ma y distintivos del partido, montaron encoches ligeros unos y a pie otros y fueron lanzados a la calle en plan de patrullas: Untiroteo ante el Gobierno Civil; la Casa del Pueblo se desaloj sola al ver ante ella dospiezas de artillera; otro tiroteo, en el que yo me encontr, en la Plaza de Cort; y en

    seguida vibrantes, valerosas, llenando el ambiente de sus claros y enardecedores sonidos,las cornetas de una banda, el batir acompasado de los tambores y el pisar recio ycandencioso de una compaa que proclamaba por calles y plazas el Estado de Guerra,con todos los honores que mereca el despertar de un len Hispano de antiguo dormidoy el nacimiento de una era nueva, de sangre y de lucha s, pero de justicia y honor; que lagloria de la Patria se ha de comprar siempre al precio de la sangre y del sacrificio de sushijos.

    El Estado de Guerra que as se declaraba se condensaba en un Bando que lanoche anterior vi redactar a m padre rpidamente, condensando en pocas y claraspalabras la situacin de lucha a vida o muerte que se planteaba a amigos y enemigos;

    deca as:

    B A N D O

    Artculo 1.Se declara el Estado de Guerra en todo el Archipilago Balear.

    Artculo 2. En defensa de la Patria, asumo el mando absoluto en todo elArchipilago, quedando destituidas las autoridades civiles.

    Articulo 3. Resuelto a mantener inflexiblemente mi autoridad y el orden, serpasado por las armas todo aquel que intente, en cualquier forma de obra o de palabra,hacer la ms mnima resistencia al Movimiento Salvador de Espaa.

    Con igual ejemplaridad se castigar el ms ligero intento de producir huelgas osabotajes de cualquier clase y la tenencia de armas, que deben ser entregadasinmediatamente en los Cuarteles.

    Artculo 4. Todos los soldados que disfruten permiso debern incorporarseinmediatamente. Asimismo se incorporarn inmediatamente a sus Cuerpos todos lossoldados del Captulo XVII de la Ley de Reclutamiento, denominados cuotas,pertenecientes a los reemplazos de 1931 a 1932, ambos inclusive, y cuantos soldados deestos reemplazos deseen hacerlo voluntariamente para contribuir a este MovimientoSalvador de Espaa.

    Palma de Mallorca, 19 de Julio de 1936.- El General Comandante Militar de

    Baleares, Manuel Goded.

  • 5/26/2018 Un Faccioso Cien Por Cien [1939]

    21/98

    27

    El Gobernador Civil no fue obstculo para nuestro Movimiento; estaba

    absolutamente entregado a nuestra discrecin. A detenerlo se fue al Gobierno Civil, enun coche, un Teniente de Caballera sin ms fuerza que su persona y su valor, y se lotrajo a la Capitana General con la misma facilidad con que una madre encierra en uncuarto oscuro a su hijo revoltoso. De Capitana pas al Castillo de San Carlos AntonioEspina, con la promesa de mi padre de que como nada haba hecho, nada le haba desuceder.

    Nombr de seguida Goded las Autoridades del Movimiento. En el GobiernoMilitar compareci el Coronel seor Daz Feij a tomar el mando en espera de la llegadadel General Bosch. Gobernador Civil nombr al Teniente Coronel de Ingenieros donLuis Garca Ruiz, entusiasta del Movimiento y hombre de accin, y al Comandante del

    Cuerpo Jurdico Militar don Mateo Zaforteza le nombr Alcalde de Palma.A las diez y cuarto de la maana, sobre el cielo, volaron cinco aparatos Saboya y

    tomaron agua en el puerto; eran los que haban de trasladarnos a Barcelona. Como lasituacin estaba dominada, Goded quiso salir inmediatamente y tom sus ltimasdisposiciones. El Coronel Feij era hombre anciano, de ningn carcter y sin abolengofascista; por ello llamo mi padre a Garca Ruiz y a Garrido del Oro, y les recomend queno le perdieran de vista, que hasta la llegada de Mahn del General Boch quedaba en elGobierno Militar de figurn tan slo, y que ellos eran los que deban mandar entretanto. Ya lo sabe Garca Ruiz; el amo aqu es usted, le dijo a ste Teniente Coronel;

    y luego a todos, Pase lo que pase, que aqu nadie se rinda, aunque lo dijera yo mismo; ysi les dicen a ustedes que me he entregado, no lo crean; Goded ni se entrega ni se rindey seguidamente pasamos a nuestras habitaciones particulares a despedirnos de losnuestros, discutimos all dentro los dos; l me deca que me quedara en Palma, que lasituacin en Barcelona la vea muy mal, y que no quera que me expusiera tanto comoiba a ser preciso; yo le opona que el momento era de tal envergadura que ningnespaol, que mereciera el nombre, deba mirar el peligro sino el deber y que el mo eraseguirle a todas partes como hasta entonces. Empeado, el pobre, en ahorrarme tantocomo despus he tenido que pasar, se quiso imponer como padre mandndomequedarme y le alegu que para la Patria no haba padres ni hijos, y entonces me dijo:Pues si como padre no me obedeces, me has de obedecer como Caudillo y te mandoque te quedes, y yo, a la altura de mi amor a Espaa y a l, le contest: Como padre note puedo escuchar y como Caudillo no te hago caso porque eres mi padre. Vmonos!.Me mir serio, pens y me dijo: Bueno, vmonos y a ver cmo nos sale esta aventura.Nos despedimos de los nuestros; las mujeres serenas, los nios jugando y salimos alruedo de nuevo el espada y su pen de confianza.

    Quiero antes de continuar, hacer justicia a otro Goded que merece el apellido; merefiero al tercer hombre de la familia, a mi hermano Enrique. Enriquito, como entoncesle llambamos, tena quince aos, totalmente un nio; pues bien, llevaba dos horas que

    cada vez que me vea se me acercaba, misterioso y adulador, para agarrndome del brazodecirme: Manolito, as me llaman los mos, por Dios, dadme un mosquetn; a pesar

  • 5/26/2018 Un Faccioso Cien Por Cien [1939]

    22/98

    28

    de su corta edad l tambin quera luchar por Espaa; y ms tarde, cuando vio que nosmarchbamos, de nuevo se me acerc marrullero para implorarme: Manolito, dile apap que me lleve con vosotros a Barcelona, le mir medio con sorna, medio orgullosode su empuje y slo le dije: Vete al cuerno. No os extrae, es que el chico anunciaba

    lo que es hoy: Teniente de la Legin.Otro detalle; los bravos centauros de Alcal creyeron que en los aviones quedabaun sitio para acompaarnos uno de ellos a Barcelona; no se lograban poner de acuerdo,porque todos queran ir; gritos entre ellos, discusin y por fin se sortearon el puestocomo si se rifaran un ascenso; le toc a uno de ellos, no recuerdo su nombre, que salidando voces de contento y corri a comunicarnos su buena suerte; afortunadamentesta no le abandon y no tuvo lugar en los aparatos que nos llevaron al puesto de honory de sacrificio que nos depar el destino.

    A las diez y media de la maana, despus de or vivas y aplausos por las calles, enMallorca el pueblo quera tanto a mi padre que aun hoy que est muerto le sigue

    recordando, llegamos al muelle medio solitario. Dos gasolineras y cinco aviones haba enel agua; al pie de las primeras, en el Muelle, joven, alto, fuerte y robusto, un Oficialaviador de la Marina de Guerra, que reflejaba el dinamismo del Movimiento en su figuramoza y herclea, nos esperaba. Cunto valiente ha cado! Era Martnez de Velasco alque ya conocamos de Mahn y tenamos por nuestro. Salud cuadrado, dio susnovedades manifestando que un aparato estaba estropeado y viendo que partamostodos inmediatamente, se encar con las clases de tropa que pilotaban cuatro de suscinco aparatos y les dirigi un discursito breve y vibrante, comunicndoles que habandejado de estar a las rdenes del Gobierno para estar a las de Espaa, terminando por

    preguntarles si estaban o no a su lado. Haba demasiadas pistolas a su alrededor para quelos pilotos dijeran que no y todos afirmaron que s; pero dos caras reflejaban, desdepequeo soy psiclogo, que el s de sus labios era cierto y otras dos que decan que sporque les faltaba valor para decir que no. Embarcamos; en el avin pilotado porMartnez de Velasco, mi padre, y en los otros tres el Comandante Lzaro, el Capitnaviador Casares, de la guarnicin de Barcelona, y yo. A m me toc uno de los pilotosque dijeron que s con la boca y que no con los ojos y como yo iba dispuesto a todo, alempezar a arrancar el aparato saqu de su funda mi Astra del nueve largo, la mont ydejndola en mi mano con el can hacia el piloto mir a ste que me devolvi lamirada, no dijo una palabra, pero entendi perfectamente y fue como un cordero.

    Precioso y emocionante el vuelo; rumbo a un peligro grande y cierto a travs deun cielo puro y claro, que desde lo alto nos permita apreciar la belleza de Mallorcaprimero, y despus la del mar mientras mi cerebro funcionaba excitado, pensando queyo era evidentemente el nico hombre civil que el da 19 de Julio surcaba el cielo en unaescuadrilla al servicio de Espaa, con rumbo a nuevas luchas, a peligros grandes yconocidos, sin ms gua en mi afn que el amor a la Patria, el quijotismo espaol y eldeseo de aventuras. Nos desviamos en nuestra ruta y fuimos a parar a Tarragona; desdeel aire se vea la ciudad tan vaca y solitaria como un desierto; meda hora ms de vuelo yestbamos sobre Barcelona.

    Sobrevolamos el puerto y dimos una vuelta primero y luego dos ms sobre lapoblacin; yo he volado bastante, mas confieso sinceramente que no s hacer grandes

  • 5/26/2018 Un Faccioso Cien Por Cien [1939]

    23/98

    29

    observaciones sobre el aire, no obstante apreci claramente barricadas en las calles,volbamos muy bajo, paisanos armados tras ellas y delante de un edificio de buenaspecto que tena una bandera separatista en el tejado, tambin mucho paisanaje armado;unas banderas catalanas por otros tejados, alrededor de un edificio humareda blanca de

    disparos al parecer, y del Ejercito ni rastros. Os aseguro que el panorama era oscuro,ms oscuro an de lo que nos imaginbamos; tanto, que cre que no intentaramos bajary regresaramos a Palma; mas no conoca an bien el valor temerario, el espritu desacrificio, la fe en s mismo y el concepto estricto del cumplimiento del deber de que eracapaz el General Goded, mi padre. A la tercera vuelta, sin que nadie nos hubiera puestoen la Aeronutica Naval la seal de bajada que era dos paineles en cruz, el hidroavin delGeneral pic vertiginosamente hacia el agua y tras el suyo todos unnimemente. En losminutos que tard mi aparato en saltar sobre las olas, pens que si sala bien de aquellalucha recordara siempre aquel amerizaje como la hombrada ms grande de mi vida, y lopensaba mientras apretaba fuerte mi pistola y me ergua de pie en el aparato dispuesto a

    usarla a la menor seal y a vender cara la vida, porque no saba si me iban a recibiramigos o enemigos.

    ---oOo---

    La lucha de la Espaa contra la anti-Espaa en Barcelona, la tengo ya narrada enun artculo que ms o menos completo se ha publicado en muchos peridicos e ntegroen Domingo y Nueva Espaa; es en l mi descripcin de la misma tan fra ydesapasionada como cierta, y no deseo poner ni quitar a tal narracin punto ni coma,

    porque cuanto en ella digo lo puedo sostener en cualquier parte y en todos los tonos.As pues, para contaros lo que all pas a continuacin inserto casi exactamente elartculo de referencia, que si bien es cierto carece de detalles, tiene la ventaja de queprecisamente por la ausencia de stos evito el incurrir en algn error involuntario; ya queyo no presenci todos los episodios all acaecidos y constituye, pues, un reflejo exacto dela verdad histrica. Si no lo conocis, leedlo a continuacin.

    En Barcelona, hasta nuestra llegada, y en una rpida visin de conjunto, logradade una manera terminante en conversaciones que he tenido durante muchos meses conlos militares que conmigo tomaron parte en el combate de aquel da en las calles,muchos de los cuales han muerto ya por Espaa, sucedi lo siguiente:

    El plan del Ejrcito, concebido y desarrollado muy especialmente por el CapitnLpez Varela, ya que de los mandos de Barcelona se haba prescindido por ser en sumayora ineptos o contrarios al Movimiento, era conocido tan al detalle por el Gobiernoseparatista, que ste saba incluso cules eran los itinerarios que haban de seguir lasUnidades desde sus Cuarteles hasta los objetivos deseados; y al salir a la calle las fuerzas,en estos itinerarios tena el Gobierno cataln colocadas emboscadas compuestas porGuardias de Asalto, Guardia Civil y elementos armados de la C.N.T. y la F.A.I., las

    cuales, al pasar ante ellas nuestras gentes, sin previo aviso abran sobre las mismas fuego,destrozndolas y apoderndose de su material; as sucedi con la Batera que por la

  • 5/26/2018 Un Faccioso Cien Por Cien [1939]

    24/98

    30

    Avenida de Icaria y al mando del propio Lpez Varela, se diriga a la Consejera deGobernacin; con el Regimiento de Santiago nmero 3 de Caballera, que fuedespedazado en la Diagonal, y obligados, sus restos, a refugiarse en el Convento de losCarmelitas; con las Compaas de Infantera que al mando del Comandante Lpez

    Amor se dirigan a la Plaza de Catalua, y tuvieron que acogerse al Hotel Coln. OtrasUnidades lograron cubrir sus objetivos, precisamente por no seguir estos mentadositinerarios, y as un Escuadrn de Caballera de Montesa nmero 4, al mando delComandante Gibert, ocupa la Plaza de la Universidad, y es ms tarde copado totalmentemediante una inicua traicin del 19 Tercio de la Guardia Civil; y otro Escuadrn,tambin de Montesa nmero 4, al mando del Teniente Coronel Mejas, reforzado conuna Batera mandada por el Capitn Sancho, ocupa la Plaza de Espaa en la quepermanece hasta las tres de la tarde, hora en que se retir espontneamente a su Cuartel.

    Adems, una Compaa de Infantera, al mando del Capitn Lpez Belda, logr llegar aledificio de la Divisin, y en ste con el Capitn Lizcano de la Rosa y otros Oficiales,

    defenderlo; y otra Compaa de Ingenieros, al mando del Capitn Bruxes, lleg ydefendi el edificio de Dependencias Militares. Dndose el paradjico caso de que en lamisma Divisin, hasta nuestra llegada, permaneca totalmente libre y dictando inclusordenes contrarias al Movimiento, el ex-General Llano de la Encomienda, que no fuedetenido por Burriel.

    He aqu el cuadro de Barcelona a nuestra presentacin; el Ejrcito, cuyas mejoresUnidades, al mando de sus ms brillantes Oficiales, haban sido deshechas unas yrechazadas otras, se reclua y defenda en diversos edificios sin enlaces entre s ni con susCuarteles, apartadas de toda relacin con el exterior; al igual los Cuarteles, con las

    comunicaciones cortadas, asediados e incluso bombardeados por la Aviacin; en laDivisin, Burriel, adicto al Movimiento, se debata solo sin saber qu partido tomar, y ala par Llano de la Encomienda, General rojo no detenido, daba rdenes contrarias anuestro glorioso Movimiento, mientras un grupo de Oficiales valerosos, Lizcano de laRosa, Valenzuela, Noailles, Estis todos presentes en mi corazn!, defendan, por supropia iniciativa, el edificio contra el fuego y el can enemigos. La F.A.I. y la C.N.T.,en extravagante contubernio con la Guardia Civil y los Guardias de Asalto, atacaban portierra los reductos nacionales, que eran batidos por el aire por la Aviacin del

    Aerdromo del Prat.A nuestra llegada encontramos la Aeronutica Naval vaca; la Oficialidad no se

    presenta, tan slo dos marinos y tres Oficiales, Carrasco, Felipe Daz y Lecuona, nosreciben levantando sus brazos y nos conducen en una gasolinera al muelle en el que nosesperan dos Oficiales de Caballera, uno de ellos cubierta la guerrera de roja sangre,

    Valenzuela y Noailles; protegiendo nuestro desembarco, una Seccin de Ingenieros almando de un Teniente, Ezpeleta, a cuya voz forma su fuerza y la marinera, que en aquelmomento relevaba su guardia. Un coche, y en l, hostilizados por fuerte tiroteo, nosdirigimos a la Divisin.

    Nos abren la puerta del edificio, penetramos y nos reciben con estentreosvtores, creyendo que un hombre y un prestigio pueden hacer milagros que reserva para

    s la Divinidad. Al llegar mi padre destituye y prende a Llano de la Encomienda, que caeen un silln presa de un ataque de nervios; a sus nervios femeninos les debe su vida.

  • 5/26/2018 Un Faccioso Cien Por Cien [1939]

    25/98

    31

    Comienza por enterarse de cules son las personas que en el edificio estn a su lado ycon lo que l representa, y ya puestas las cosas en sus trminos, odo el General Burriel,el Coronel Moxo y los Capitanes Lizcano de la Rosa y Valenzuela y el Comandante deEstado Mayor Rubio, se forma su criterio y comprende que est solo con un puado de

    valientes y unos cuantos padres de familia metidos a idealistas, y que el objetivo a cubririnmediatamente es la conquista de la Consejera de Gobernacin, donde reside ladireccin y el nervio enemigo y que para ello tiene que procurarse una fuerza de la quecarece, a fin de lograrlo y poder apoderarse despus de la Ciudad al da siguiente. Rpidocomienza a forjarse la fuerza que le falta; por radio, la Montjuich, ordena a Palma deMallorca que aquella misma noche salga para Barcelona un barco con un Batalln deInfantera y una Batera del 15; llama seguidamente por telfono al Teniente Coronel deun Regimiento que no nombro ni la Unidad ni el Jefe, porque este ltimo an est enpeligro, y le ordena que con una Compaa se dirija al Cuartel del sptimo Ligero de

    Artillera para proteger la marcha de una Batera pesada, del diez con cinco, que quiere

    concentrar en la Divisin para el asalto a Gobernacin; el Teniente Coronel se cala sucasco en la cabeza canosa y se lanza a la calle con su tropa. Ojal hubieran sabido todoscumplir igual con su deber de militares y espaoles y hoy Barcelona sera nuestra, quiz!Despus llama al sptimo Ligero y en el otro extremo del hilo responde el ComandanteFernndez Unze; a ste le manda unirse a la Compaa de que acabamos de hablar y,protegido por ella, encaminarse a la Divisin; quince minutos de lucha telefnica,pretexto tras pretexto, Unze se niega a colaborar; claramente se ve que cree elMovimiento perdido y no quiere exponer nada en un juego que concepta peligroso; sepiden tambin por radio, refuerzos a Zaragoza y, mediante un automvil, se enlaza con

    la Aeronutica Naval para hacer que vuelen los hidroaviones y bombardeen laGeneralidad y Gobernacin, no se logra esto tampoco, pues tambin los de la

    Aeronutica se niegan a jugar.Estamos, pues, solos, condenados ya al fracaso y con el nico recurso de caer

    entre los escombros de la Divisin en una resistencia desesperada y gloriosa. As secomienza a hacer; Lizcano, con una ametralladora, hostiliza los caones enemigos,causndoles gran nmero de bajas a sus sirvientes y a los tiradores que le rodean; por las

    ventanas se dispara a placer contra los rojos, que caen en abundancia; y mientras, en lospisos superiores, a las rdenes de Goded, un grupo de un par de Jefes y varios Oficialesdirigen la defensa; en el piso inferior, otro grupo ms numeroso, mal aconsejado por el

    Teniente Coronel San Flix, de Estado Mayor, decide, juntamente con el GeneralBurriel, no empearse en una lucha que ellos califican de estril derramamiento desangre y rendirse. Sin consultarnos Burriel conferencia telefnicamente con el traidorGeneral Araguren, le comunica sus propsitos y le ruega que mande fuerzas de laGuardia Civil para hacerse cargo de la Divisin y proteger sus vidas contra la masadesbordada.

    En un descanso del fuego, paseaba yo con mi padre por una galera de laDivisin, oscurecida por el humo de los caonazos, cuando se nos aproxima un grupode tres hombres; lo forman el General Burriel, el Teniente Coronel San Flix, y un

    Capitn para m desconocido; se acercan a mi padre, repito, y limpia y llanamente leinforman de que, por su propia cuenta, han rendido la Divisin al enemigo, que le

  • 5/26/2018 Un Faccioso Cien Por Cien [1939]

    26/98

    32

    abandonan, pues, y que al prestigio de su nombre no le dejan ni la gloria suprema demorir luchando; Goded se revuelve contra ellos, les habla, les injuria y ante laimposibilidad de hacerles volver de su acuerdo, les dice, como frase final: Bien, siustedes me abandonan, no me queda ms recurso que pegarme un tiro!, y los tres, como

    con un acuerdo subconsciente, reaccionan de igual forma ante la frase, bajando lacabeza, no contestando, y dando media vuelta se marchan; sin comentarios.Goded entonces trata de suicidarse; el ltimo grupo leal se lo impide,

    arrancndole de las manos una y otra pistola, luchando con l a brazo partido; y en estalucha, para m horrible, transcurre media hora y se abren, por manos que ya habandejado de ser heroicas, las puertas de la Divisin, en la que entraron los rojos a las seis ymedia de la tarde, hacindonos a todos prisioneros, matando a algunos, intentandoasesinarnos a casi todos y guardndonos a la mayora para sus saturnales sangrientas delos fusilamientos.

    Mientras esto pasaba dentro de la Divisin, fuera los diferentes cuarteles y las

    fuerzas refugiadas en diferentes edificios, se haban ido rindiendo por su propio acuerdoy sin consultar al mando, slo mediante discusin del problema de rendirse o resistirhasta morir, exclusivamente celebrada entre los elementos que existan en cada cuartel oreducto; rindironse, repito, todos ellos antes de las cinco de la tarde, yconsiguientemente hora y media antes que la Divisin, que, como dejamos dicho, cay alas seis y media de la tarde. Slo resistieron hasta la maana siguiente, el edificio deDependencias Militares y el Convento de los Carmelitas.

    Esta es, escueta, dura y totalmente desapasionada, tan fra, que no contiene nicomentarios, ni literatura, LA VERDAD de lo acaecido en Barcelona el da 19 de Julio

    de 1936. Conviene que se sepa, para que cada cual forme su juicio particular y para queno forje cada persona interesada un cuento de hadas a su propia conveniencia; yo, quecarezco de ellas, porque todo lo poseo y nada de nadie necesito, puedo darla sin pasin.El Ejrcito inici el Movimiento Nacional valerosamente; la flor de su Oficialidad selanz a la calle aquella madrugada y sacrific su bienestar y su vida por la Patria. ElGeneral Goded, cumpliendo su palabra y guiado por sus altos ideales, llega a las doce ymedia de la maana, lo intenta todo por lograr un triunfo de nuestras armas; pero ante elhecho de que lo mejor de nuestras tropas haba sido destrozado, tiene que forjarse suespada de batalla con elementos menos puros y heroicos; stos le fallan, le desamparan al y a Espaa y, por ltimo, le abandonan; dejndole tan slo la gloria de un martirio y lasuprema satisfaccin de derramar su sangre por y para Espaa y por y para su personalhonor y nombrada.

    ---oOo---

    Me diris que la narracin que dejo copiada tiene el inconveniente de no deciroslo que hice yo personalmente en esta segunda lucha nuestra del da 19 de Julio; por ello,aunque no soy amigo de hablar de mi persona ms que de pasada, comprendiendo unacuriosidad lgica, voy a contar brevemente mis impresiones personales y hechos de

    aquel da.

  • 5/26/2018 Un Faccioso Cien Por Cien [1939]

    27/98

    33

    Ya en la Divisin, nos encaminamos al despacho del Coronel Mox, en el queestaba, sorpresa grande fue para nosotros, Llano de la Encomienda suelto y tranquilo.Una vez que acaeci la escena violenta en que fue detenido y en la que salv la vidagracias a que se desmay al ver las pistolas ante sus ojos y a su hijo que, colocado ante su

    padre, nos peda su vida calificndolo de loco y mal espaol, y despus que bajcustodiado por el Comandante Lzaro, a quien mi padre confi la misin de no perderlede vista, al piso inferior; me acerqu yo al autor de mis das y le propuse irme a buscarlede nuevo, a Llano de la Encomienda me refiero, y a solas y sin escndalo, enviarledulcemente al Infierno, de donde no debi salir, para que si no vencamos, cuandomenos no viera y gozara nuestro fin; y mi padre, ms misericordioso o menos cruel, medijo que no con la cabeza. Presenci la reunin de Jefes apoyado en una ventana al ladode la mesa de mi padre, mientras un tirador enemigo me tomaba por blanco y haca consus balas saltar chispas de los alambres de la electricidad, prendidos en la fachada a mialtura: O cuanto se habl all y por el telfono con unos y otros, y cada vez comprenda

    mejor que mis impresiones haban sido acertadas y tenamos perdida la vida. En esto yante las vacilaciones y negativas que a nuestras rdenes opona la Aeronutica Naval, mipadre me encarg que con un coche me encaminara a ella personalmente para ordenarperentoriamente en su nombre que volaran sobre Gerona, arrojando a la Guarnicinrdenes suyas mandndola avanzar en bloque sobre Barcelona, y tambin que otroaparato se dirigiera a Mallorca a reiterar la orden, ya dada por la radio de Montjuich, deque enviaran a Barcelona un barco con tropa y una Batera del 15; tratando con mipresencia y en su nombre de impulsarlos a cumplimentarlas. Cog un coche y con suchfer y un Oficial de Marina, adicto al Movimiento, que con algunos otros hizo lo que

    pudo y le dejaron sus compaeros, y que no nombro porque lo mismo los buenos, quelos medianos, menos un par de ellos, todos los Oficiales de la Aeronutica siguen presosde los rojos, me encamin a ella. Hasta con ametralladora nos hostilizaron por elcamino! Lleg el coche con el deposito de esencia cosido a balazos y lo llevaron a untaller para repararle los boquetes indispensables, en media hora, a fin de que pudiramos

    volver en l a la Divisin. La marinera y las clases que eran ya las dueas de laAeronutica, lo que en parte disculpa a la Oficialidad, no me permitieron siquiera entraren ella y penetr solo el Oficial incgnito a transmitir las rdenes que fueroncontestadas pronta y negativamente. Mientras me arreglaban el automvil me qued enuna explanada, delante de la entrada, y a los pocos momentos un paco de tantos metomaba por blanco; en un espacio de cinco minutos, malo era tirando afortunadamentepara m, me hizo tres disparos que aguant a pie firme, sin hacer un movimiento, aunquepasaban peligrosamente cerca, porque la marinera, protegida por sacos y toneles, meestaba contemplando; antes de que me hicieran un cuarto disparo, de detrs de uncobertizo sali un Oficial de Marina, antiguo amigo de Africa, quien evidentementecontempl, como los dems, el tiro al blanco que conmigo estaban haciendo y me invita refugiarme con l detrs del porche, lo que agradecido y pausadamente hice.

    Al poco rato el coche estaba listo y arreglado; dos Oficiales de la Marina seempeaban en volver conmigo a la Divisin, evidentemente les llevaba all su propio

    espritu y honor; intent convencerles de que no lo hicieran puesto que no iban a servirpara nada, y all, en aquellos momentos, slo se iba a morir; se empearon, no obstante

  • 5/26/2018 Un Faccioso Cien Por Cien [1939]

    28/98

    34

    mis reflexiones, en acompaarme y salimos con el coche. De las casas del camino y losbarcos del muelle nos venia una nube de disparos; cerca ya de la Divisin, una bomba demano, tirada desde una casa, nos vol ntegro el parabrisas, dejndonos ilesosmilagrosamente y en los tres o cuatro minutos que tardaron en abrirnos la puerta del

    edificio, nos dejaron el coche hecho una criba y nos hirieron al chfer.Como he dicho antes, a aquellas alturas no haba ms que hacer en la Divisinque morir procurando hacer el mayor dao posible. Paulatinamente nos habamos idoquedando solos unos cuantos; en aquellos dos pisos superiores slo estbamos, apartemi padre y yo, el Coronel Mox, Lizcano de la Rosa, Valenzuela y Noalles con veinte otreinta hombres, y de la planta baja partan las descargas de los hombres del CapitnLpez Belda. Los ratos que no hice compaa a mi padre, que paseaba por el pasillo ogalera hablando con unos o con otros, me dediqu a tomar parte activa en el combate;un mosquetn y un montn de cartuchos me sirvieron para el caso.

    Parapetado en una ventana, observaba a los rojos que se acercaban por entre los

    almacenes del muelle y los vagones de mercancas, para pegarse a una tapia baja,coronada por una verja que haba enfrente; y cuando asomaban la cabeza para disparar ala Divisin, mi posicin dominante me permita verles casi medio cuerpo y disparandosobre ellos desde unos treinta o cuarenta metros, hacer blanco casi siempre; recuerdoperfectamente que de pronto, entre el hueco de dos vagones y muy cercano, vi eluniforme y el tricornio de un Guardia Civil, digo mal, de un traidor que vesta eluniforme de la Guardia Civil; mi encono hacia l, que deba estar luchando a mi lado y

    vena a hostilizarnos, me hizo darle la preferencia; indudablemente estaba distradohablando con alguien; cuidadosamente le apunt apoyando el fusil en la baranda e hice

    fuego. Le vi caer y en el suelo sus piernas se agitaban espasmdicamente; aqul, cuandomenos, ya no pudo ms tarde llevarnos detenidos, vigilarnos cual si furamosfacinerosos y conducirnos como reses cuando nos iban a asesinar. Despus,acompaado de Noalles, me sub con Lzcano a una ventana del ltimo piso, donde stetena emplazada una ametralladora con la que, rfaga tras rfaga, se diezmaba a los rojosque disparaban contra nosotros dos piezas de artillera desde una barricada; tableteaba lamquina y materialmente los segaba; pero eran tantos, que cados unos se ponan otrosen las piezas, y entre rfaga y rfaga nuestra nos enviaban ellos sus caonazos, quehacan temblar el edificio.

    El acaso hizo que estuviera junto a mi padre en el momento en que lecomunicaban que la mayora, sin contar con l, se haba rendido. Pasada la escena

    violentsima, nos quedamos solos y apartados reflexionando sobre lo sucedido y sobre loporvenir. Rompi el silencio mi padre dicindome que haba llegado la hora de pegarseun tiro; asent, levant mi Astra hasta mi sien y la baj porque se me vino al cerebro laidea de la eterna condenacin. A dos pasos de m se par pap; sac del bolsillo unaStar y colocndosela con el can oblicuo hacia el crneo, al final de la barba, junto alcuello, apret el gatillo mientras yo le miraba con los ojos desorbitados, pero dejndolecumplir su deseo de General que se resista a ser vencido; fall la municin, que odistintamente el clac seco del percutor sobre el pistn, y antes de que tuviera tiempo

    de volver a montar el arma, un grupo cercano en el que estaban Valenzuela, Noailles, unSargento y varios soldados, se precipitaron sobre l y lo desarmaron. Forceje mi padre,

  • 5/26/2018 Un Faccioso Cien Por Cien [1939]

    29/98

    35

    ms bien luch con ellos, y vindome de pronto a m, quieto a su lado con mi armaempuada, me grit: Dame tu pistola!. No lo dud, se la tend, se la volvieron a quitarluchando como leones aquellos dos Oficiales y aquel Sargento adictos hasta el fin a suGeneral; y como mi padre me pidiera a gritos que le ayudara, yo frentico, buscaba arma

    tras arma e intentaba drselas o arrojrselas por encima de las cabezas de los queluchando nos separaban, sin preocuparme siquiera de los golpes que el Sargento,furioso, me daba; recuerdo que me gritaba: Est usted loco!. Este hombre an ha deservir mucho a Espaa!. El que estaba loco era el buen Sargento. Lleg un momentoen que ya no pude ms; pap llamaba a gritos a Lzaro para que viniese a ayudarletambin, y yo, materialmente enloquecido, baj corriendo las escaleras en busca deLzaro que estaba en el piso inferior, y que a las voces de mi Padre suba lentamente lasescaleras; al encontrarlo le balbuc: Sube, mi Padre te llama, y segu corriendo hasta elpatio central donde la escalera terminaba; ya en l, inconsciente, casi loco, con un caosen el cerebro, cerr los ojos... y llor. An quedaban entonces lgrimas en estos ojos

    mos, hoy tan secos.No s el tiempo que pas, calculo que diez minutos, pero recuerdo que de pronto

    vi abiertas las puertas de la Divisin y entrar por ellas, arrolladora, una turba que dabahorror; cuarenta o cincuenta hienas entraron aullando, armadas hasta los dientes, enmangas de camisa o con mono, con rojos pauelos en sus cuellos sudorosos y sucioscomo su alma y con un afn exterminador que se apreciaba en todo su aspecto; en suscaras de hampones, en sus bocas abiertas y vociferantes, en sus manazas crispadas sobrelas armas se adivinaba su afn asesino. La hez de Barcelona, la escoria de la sociedad,triunfante, enloquecida, insana, feroz en su victoria; ciegos ilusos los que a ellos se

    rindieron y a ellos nos entregaron sin comprender que aquellos monstruos forzosamentetenan que acabar con todos. Entraron como terminaran, blasfemando, matando por elplacer de ver correr sangre, y a tres metros de m dieron rpido y horrible fin a dosGuardias de Asalto que se haban unido a nosotros. Al verlos se me olvid todo, secalm hasta mi excitacin, me qued tan fro como la muerte que me estaba acariciandocon sus alas enlutadas; tena en mi mano un mosquetn, evidentemente la ltima armaque quise darle a mi padre, y ni se me ocurri utilizarlo. Al verme con mi pantaln deseda blanca, mi camisa azul y mi americana gris, fijaron su atencin en m los mismosasesinos de los guardias y se precipitaron sobre su nueva presa. T quin eres?, mepreguntaron; se lo dije con todas sus letras y algunas ms, pues tocaba en aquelmomento morir y era menester hacerlo con decencia: Soy el hijo del General Goded,les inform con voz seca y mirndoles; no me dieron tiempo a decir ms, me empujaron,rugiendo injurias, hasta la pared del patio y los tres me apuntaron con sus armas, a cadalado un fusil de repeticin y una pistola grande y negra en el centro del grupo; eninsultarme y comunicarme que me iban a hacer cachos se les pasaron unos minutos ydieron lugar, mi hora de morir no haba sonado an en el reloj de la Providencia, a queentraran en la Divisin los de Asalto que en el primer instante haban sido arrollados poraquellas fieras. Viendo indudablemente algunos de ellos, un Teniente y un guardia, elcuadro que estbamos representando y que no necesitaba explicaciones para ser

    comprendido, se precipitaron a evitar el asesinato; apartaron violentamente a dos deellos, al de la derecha y al de la izquierda, y golpearon la mano del tercer asesino, que

  • 5/26/2018 Un Faccioso Cien Por Cien [1939]

    30/98

    36

    viendo le arrebataban la presa disparaba ya sobre mi cuerpo su pistola, la que gracias aaquel golpe salvador slo me hiri levemente la pierna derecha. Para que perdiesen mirastro, el Teniente me mezcl con los soldados detenidos y luego, sabiendo ya quin erayo, me sac de la Divisin a su lado, como si fuera uno de los suyos.

    La calle, afirmo que asustaba, qu de canalla suelta y armada! Junto al tricornio deun ex Guardia Civil y al traje azul de un Guardia de Asalto, los pauelos rojos, lospechos vellosos al aire o los monos azules tambin de los hampones del Barrio Chino;mezclados con ellos en actitud provocativa, mujerzuelas desmelenadas con casco deacero, fusil en la mano y cartucheras en la cintura, gritos y polvo; pero sobre todo armas,armas por todas partes y precisamente en las manos de aquellos a los que la sociedad selas niega y les persigue por tenerlas; por el suelo las carroas an sin recoger de los rojosmuertos. Pasamos entre ellos y a mi izquierda dej la barricada enemiga con sus doscaones ya silenciosos y tras ella muchos, muchos de aquellos salvajes, que ya no haranms mal sobre la tierra y de los que aqul da habamos librado a Espaa con el fuego de

    nuestras armas, que si bien fueron vencidas, no obstante supieron ser utilizadas. Viaquellos muertos amarillear en macabras posiciones con satisfaccin; sus vidas por lama; presenta prxima mi muerte en aquel instante y mis instintos de hombre sealegraban de que, cuando menos, todos aquellos bandoleros fuesen el precio de misangre.

    Me condujo el Teniente aquel a Consejera de Gobernacin y all me entreg a unGuardia Civil; tuvo la delicadeza de no querer lucir su presa, que por aquel entonces ypara los rojos tena algn valor, y al entregarla se march. Espaa, qu irona de apellidode un separatista!, el Consejero de Gobernacin de la Generalidad, vino a verme y me

    salud atento, yo correspond correcto a su saludo, y l encarg que me llevaran con losdems detenidos a un local grande, interior, con unas mesas y unos bancos; all me reuncon varios Oficiales de Artillera que ni me miraron; ni yo a ellos por cierto, pues medirig derecho a una jarra de agua helada que haba sobre una mesa de pino y beb hastasaciarme por llevar muchas horas sin probarla. Al fin, uno de ellos, al yo inquirir con laguardia que nos vigilaba qu le haba sucedido a mi padre y rogarles que me procurarannoticias de l, se enter de quin era yo, se llamaba el Capitn Cunel y sali delUruguay para irse con los rojos al frente, all est bien entre los de su condicin y noentre nosotros que sabamos vivir, luchar y morir con honra y dignidad, me dijo:Usted es hijo de Goded? Pues en buen fregado nos ha metido su Pap. Le mir y ledespreci, no mereca ni la bofetada, ni el honor de la contestacin, era un lobo en elrebao y uno de tantos que del rbol cado se apresuraba a hacer lea y que no sehubiera atrevido a esgrimir el hacha contra l, de haber estado en pie.

    Llegaron ms presos, entre ellos Lizcano y otros de la Divisin, que nosabrazamos al volvernos a ver, y cuando por fin el secretario de Espaa me vino acomunicar que mi padre estaba detenido, pero sano, en la Generalidad, descans de lapreocupacin que me agobiaba de que le hubieran arrastrado, y tumbndome rendidocuan largo era sobre el suelo de cemento, me dorm tranquilamente como si no danzaraen mi derredor la muerte, ni sonara un solo tiro en Barcelona, que sonaban a cientos.

    ---oOo---

  • 5/26/2018 Un Faccioso Cien Por Cien [1939]

    31/98

    37

    Yo s bien que el pueblo espaol llora la memoria del General Goded, lo voypalpando diariamente por Espaa, donde en mi camino encuentro a diario la florexquisita de ese recuerdo y del mximo homenaje a su memoria; pero s tambin, no

    puede evitarse que en una Nacin de caballeros existan algunos con slo la apariencia detales, que no falta el que le envidi en vida y hoy, que no le teme ya, se atreve con surecuerdo, y el que hace lo mismo para tratar de cobrarse el castigo que su ineptitud o susfaltas merecieron, y para evitar que la baba de esta esprea minora pretenda, sin lograrloestoy seguro, descarriar a la inmensa mayora en el pstumo homenaje que le rinde, voya tocar antes de terminar de narrar las jornadas de aquel 19 de Julio, la causa cierta deque el General Goded hablase por la radio de la Generalidad, diciendo como siempre la

    verdad, con tanto ms motivo al decirla, cuanto que no hay en lo que voy a narrar nada aocultar o tergiversar, esa verdad que ya conocen hoy los espaoles y que aceptarondesde que la supieron como se acepta la existencia de Dios; por la sencilla razn de

    saber todos a ciencia cierta que en aquel hombre, tan fuerte, no se podan producirdebilidades.

    Prisionero ya y en la Generalidad mi padre, pretenda Companys que hablase porla radio aconsejando la rendicin para evitar derramamiento de sangre, yo no s por qutodos los cobardes temen este derramamiento cuando es precisamente la sangre el aguaque lava las manchas y las faltas de los pueblos; mas todas sus instancias yrequerimientos se quebraban contra la voluntad decidida de Goded, de no dar tal paso,ni aconsejar de ninguna manera tal medida. Hablando conmigo mi padre en su ltimahora, me deca que cuando ms decidido estaba a no hablar de ninguna manera por la

    radio, se le vino a la memoria, de pronto, que haba ordenado a Mallorca saliera aquellanoche, con una Batera del quince y un batalln, un barco de refuerzos haca Barcelona.

    Aquellos hombres que tenan orden suya, me deca, de cumplir por encima de todocuanto les mandara y en estos trminos estaban comprometidos con l a hacerlo, iban acomparecer a la madrugada en la ya roja Barcelona, y seran hombres y material preso dela turba; con el resultado, an ms peligroso, de quedarse Mallorca sin una Unidadentera y por ende sin su nica Batera rodada del quince, elementos que perdida para elMovimiento la costa del Mediterrneo, iban a serle imprescindibles para su defensa ygaranta, y entonces pens en comunicarles la revocacin de mis rdenes por el nicoprocedimiento a mi alcance, deca, por aquella misma radio que me brindaban. Y hablefectivamente; pero medidas las palabras dirigidas a los que desde las Islas escuchabanansiosos, y en trminos tales que no aconsejaban una rendicin que no deseaba y encambio sirvieran de aviso exacto en Palma para no cumplir sus rdenes. Dijo astextualmente, cualquiera que le oyera puede adverarme, La suerte me ha sido adversa yhe cado prisionero, por tanto desligo de su compromiso conmigo a aquellos que meseguan.

    Prisionero, no rendido; Compromiso conmigo, no compromiso con la Patriao sea de la obligacin de obedecerle a ciegas. El que se rindiera fue porque quiso ycontra la voluntad del General; ello aparte de que, como tengo dicho y todo el mundo

    sabe, la Divisin cay a las seis y media de la tarde y a estas horas nos hicieronprisioneros, y ya a las cinco, y si me apuris lo ms tarde de cinco y media a seis, todos

  • 5/26/2018 Un Faccioso Cien Por Cien [1939]

    32/98

    38

    los cuarteles y fuerzas de Barcelona, por su propio acuerdo y sin contar con l para nadase haban entregado al enemigo. Quede, pues, sentado, que ni mi padre quiso rendirBarcelona, ni la rindi; ni se rindi; y que si por la radio habl fue guiado por su nobledeseo de garantizar Mallorca, a la que sin ser nacido en ella amaba, contra la barbarie

    roja. Conste, tambin, que no son estas lneas justificacin de una conducta que nonecesita de justificaciones, sino simple explicacin verdica de un hecho concreto.

    ---oOo---

    No quiero terminar estos episodios del da 19 de Julio de 1936 en Barcelona, sindedicarle un emocionado recuerdo al 19 Tercio de la Guardia Civil. No creis que lapalabra emocionado es un sarcasmo. No! es una realidad; yo, en el curso de mi vida,haba tenido siempre devota admiracin por el Benemrito Instituto. Lo habaconsiderado como la representacin sensible y visible del orden y del Cdigo Penal, y

    adems egostamente, como una colectividad armada que en el momento preciso, serauna fuerza enorme a nuestro lado al servicio de la causa de Dios y de la Patria. Por estoprecisamente es emocionado mi recuerdo; porque esperando que llegada la hora michaqueta de hombre civil luc