24
Con los decretos de Emergencia Social, el país asiste a un carrusel de corrupción en el que captan mucho dinero las EPS, las IPS y las industrias comercializadoras de medicamentos monopólicos de alto costo, poco dinero algunos médicos y la cuenta la pagan los ciudadanos. Publicación de la Universidad Nacional de Colombia • ISSN 1657-0987 http://www.unperiodico.unal.edu.co [email protected] Bogotá D.C. No. 132, domingo 11 de abril de 2010 Ciencia Ciencia Salud Ciudad Software para identificar enfermedades graves en la piel Genes de colombianos: ¿más propensos al alcoholismo? Microalgas, otra opción para producir biocombustibles Sobrepoblación urbana: un colapso anunciado 11 12 13 22 Pág. 9 Verdades a medias sobre medicamentos en la Emergencia Social Víctor Manuel Holguín/Unimedios En Colombia los medicamentos de mayor peso en los recobros al Fosyga cuestan entre 10% y 70% más que en países vecinos.

UN Periodico No. 132

Embed Size (px)

DESCRIPTION

UN Periodico No. 132 - Publicación Digital Universidad Nacional de Colombia

Citation preview

Page 1: UN Periodico No. 132

Con los decretos de Emergencia Social, el país asiste a un carrusel de corrupción en el que captan mucho dinero las EPS, las IPS y las industrias comercializadoras de medicamentos monopólicos de alto costo, poco dinero algunos médicos y la cuenta la pagan los ciudadanos.

Publicación de la Universidad Nacional de Colombia • ISSN 1657-0987

http://www.unperiodico.unal.edu.co • [email protected]á D.C. No. 132, domingo 11 de abril de 2010

Ciencia CienciaSalud CiudadSoftware para identificar enfermedades graves en la piel

Genes de colombianos: ¿más propensos al alcoholismo?

Microalgas, otra opción para producir biocombustibles

Sobrepoblación urbana: un colapso anunciado

11 12 13 22

Pág. 9

Verdades a medias sobre medicamentos en la Emergencia Social

Víct

or M

anue

l Hol

guín

/Uni

med

ios

En Colombia los medicamentos de mayor peso en los recobros al Fosyga cuestan entre 10% y 70% más que en países vecinos.

Page 2: UN Periodico No. 132

2 Internacional

132

Director: Carlos Alberto Patiño VillaCoordinación periodística: Carolina Lancheros Ruiz Coordinación editorial: Nelly Mendivelso Rodríguez

Comité editorial: Jorge Echavarría Carvajal � Egberto Bermúdez � Paul Bromberg � Alexis de Greiff � Fabián Sanabria Concepto gráfico y diagramación: Ricardo González Angulo Corrección de estilo: Verónica Barreto Riveros

Traductor: Ernesto Camacho Ocampo Fotografía: Víctor Manuel Holguín � Andrés Felipe Castaño Impresión: CEET, Casa Editorial El Tiempo

Las opiniones expresadas por los autores y sus fuentes no comprometen los principios de la Universidad Nacional ni las políticas de UN Periódico

Página Web: http://www.unperiodico.unal.edu.co Versión Internet: UNDigital Correo electrónico: [email protected] Teléfonos: 316 5348 - 316 5000 extensión: 18384 / Fax: 316 5232 Edificio Uriel Gutiérrez Carrera 45 Nº 26-85, piso 5º. ISNN1657-0987

11 de abril de 2010

Las afinidades culturales y la necesidad común de salir ade-lante son motivos que pueden fortalecer la insípida unidad la-tinoamericana.

Farid Badrán Robayo,Internacionalista

U. del Rosario

Mucho se ha dicho y hecho en materia de cooperación interna-cional tradicional, es decir, aquella por la cual un Estado con recursos e infraestructura suficientes presta asistencia en diversas áreas a un país que, de otra manera, no po-dría conjurar por sí solo las falen-cias estructurales que están siendo atendidas.

En esta lógica de la coopera-ción encontramos ejemplos clási-cos como los actos humanitarios realizados en África para frenar la inanición, las asistencias técnicas para procurar seguridad alimenta-ria o las campañas internacionales de salud y prevención de enferme-dades.

En otro nivel, hay ejemplos de cooperación internacional que pasan del mero asistencialismo de emergencia para concentrarse en esquemas de más largo plazo conducentes a lograr resultados estructurales. Allí encontramos programas que día a día se van haciendo más comunes, tal es el caso de las becas académicas pa-ra adelantar estudios superiores, otorgadas a personas de países en vías de desarrollo, con el fin de que posteriormente apliquen lo aprendido en pos del progreso de su país.

De igual manera, existen las agendas de cooperación científica y técnica que buscan mejorar la apropiación y generación de co-nocimiento en los países necesita-dos para remodelar y renovar todo su aparato productivo.

Es justamente en este último punto donde se está identificando el potencial latinoamericano, no solo para recibir ayuda, sino tam-bién para prodigarla, dado que el subcontinente centro y surame-ricano está a medio camino en la carrera del desarrollo.

Razones que lo justifican

La mayoría de los Estados latinoamericanos se encuentran en una condición por la cual no son sujeto prioritario de coope-ración internacional, si se com-paran con regiones como la del Medio Oriente y la mayoría del continente africano. Sin embargo, tampoco se encuentran en una posición realmente cómoda para dejar de requerir la ayuda y asis-tencia necesarias para solucionar los serios problemas estructurales que padecen casi todos.

No obstante y desde la mitad del siglo pasado, se han venido estableciendo en varios Estados de América Latina entidades encar-gadas de llevar a cabo y potenciar las oportunidades existentes en innovación, ciencia y tecnología. Estas tres variables son el factor diferencial que a niveles correcta-mente implementados han sacado a naciones enteras del ostracismo y/o del atraso. Ejemplos históricos y contemporáneos de ello nos los dan países como República Checa, Corea del Sur, Japón, India y Chi-na. De hecho y en el contexto de la Guerra Fría, fue el factor tecnológi-co potenciado a revoluciones muy altas el que le dio a Estados Unidos una supremacía estratégica y ope-rativa sobre la URSS de entonces, la que siguió apostando por el de-sarrollo de industria pesada.

Pero volviendo a nuestro caso,

Latinoamérica se encuentra en un punto medio en el que no solo se hace depositario de la eventual ayuda que llegue a requerir, sino que también se puede convertir en donante de esa cooperación con sus pares regionales. A eso se le llama cooperación horizontal por cuanto todos se encuentran en el mismo nivel promedio de capaci-dades y desarrollo.

Pero si todos los países tie-nen serios problemas interiores, ¿cómo pueden cooperar? La clave está en las ventajas comparativas y en las posibilidades propias de cada Estado.

De este modo, si sabemos de sobra que Chile tiene fuertes ven-tajas en la producción vinícola y de cobre, o si sabemos que el desarro-llo científico general en Argentina es de alto nivel; si tenemos conoci-miento de las técnicas especializa-das en la floricultura ecuatoriana, o si nos percatamos de las grandes oportunidades existentes en bio-combustibles en Brasil y Colom-bia, ¿no podríamos articular estra-tegias regionales para apropiar y generar ese conocimiento?

La diáspora latina: otra fuente de desarrollo

en la cooperación

Por otra parte, la fuerza laborar latinoamericana está incrementan-do constantemente su nivel de espe-cialización y experticia en diferentes áreas del saber. La investigación, las ciencias exactas, las humanidades e

inclusive las ciencias políticas son los actuales sujetos de estudio de los profesionales de nuestros días, quienes muchas veces y debido a la falta de escenarios laborales en sus lugares de origen terminan emi-grando o quedándose en los países de estudio para perpetuar la ya co-nocida fuga de cerebros.

Implementar espacios labo-rales en los que toda la diáspora latinoamericana empiece a actuar como generadora y apropiadora de conocimiento es a la postre una forma más de cooperación internacional de índole horizontal por cuanto son latinoamericanos trabajando por Latinoamérica.

Actualmente la región dispone de algunas plataformas sobre las cuales puede soportar un proyecto de cooperación horizontal de gran envergadura. El Proyecto de Inte-gración Mesoamérica (antes Plan Puebla Panamá) está concebido como un escenario de coopera-ción para el desarrollo en varios ejes de acción que sin embargo no ha tenido el impacto que podría.

Por otra parte, las mesas po-líticas regionales como la OEA, el Foro de San Pablo (para quienes no les guste la OEA) e inclusive la Unasur pueden eventualmente constituirse en soportes para sor-tear las estrategias de integración dadas a través de acciones concre-tas de cooperación.

Más allá de la demagogia po-lítica contrariada que tiene a los Estados latinoamericanos sumi-dos en una desunión inaudita en tiempos de bloques y alianzas, lo que vale la pena ver son las ca-pacidades subutilizadas en todos los aspectos: recursos naturales, clima, recurso humano cada vez más especializado, y escenarios de acción listos para ser explorados y explotados en pos de un desarrollo compartido y mancomunado que todos sus actores necesitan y en el que todos tomen parte activa.

Cultivos de maíz, caña de azúcar, remolacha, sorgo y trigo, entre otra diversidad de fuentes renovables, les permiten a Colombia y a Brasil tener grandes oportunidades para producir biocombustibles.

Víct

or M

anue

l Hol

guín

/Uni

med

ios

Cooperación internacional horizontal: una opción para América Latina

Page 3: UN Periodico No. 132

3

11 d

e ab

ril d

e 20

1013

2

Internacional

Cultivos de maíz, caña de azúcar, remolacha, sorgo y trigo, entre otra diversidad de fuentes renovables, les permiten a Colombia y a Brasil tener grandes oportunidades para producir biocombustibles.

Chile y Haití,paralelo inevitable

Cifras de la reaseguradora Munich Re muestran que cerca de 220.000 personas, incluidas las del terremoto de Sichuan1, en China, murieron en el 2008 a causa de desastres natu-rales. Las pérdidas globales ascendieron a US$200.000 millones, de los cuales US$45.000 no estaban asegurados. En el 2009, cerca de 230 millones de personas se afectaron por unas 200 catástrofes, con un saldo de 16 mil muertos, mientras en lo corrido del 2010 dos terremotos han sacudido a América Latina. El saldo: centenares de víctimas, grandes pérdidas económicas, nuevas realidades políticas, solidaridad, aprendizajes renovados y la evidente fragilidad del hombre ante la naturaleza.

Luis Alejandro Fernández,Facultad de Ciencias Económicas

Universidad Nacional de Colombia

Ya en el 2008, a Haití los hu-racanes Fay, Gustav, Hanna e Ike, y luego el ascenso vertiginoso del precio de los alimentos causado por la crisis económica mundial entre el 2007 y el 2008, le habían vapuleado, frenando una tímida re-cuperación económica y social. El resultado: numerosos damnifica-dos y tensión entre la población.

En Chile, a comienzos de ma-yo del 2008, la explosión del volcán Chaitén había azotado al pueblo de Cipreses. Además de pérdidas económicas, hubo desplazamien-to definitivo de comunidades típi-camente rurales.

Este país austral, con un desa-rrollo económico apreciable, tiene parte de su territorio asentado en un área de actividad sísmica y vol-cánica, que le ha dado origen a una cultura sistemática de prevención, normas de construcción y organi-zación para una respuesta institu-cional ante desastres. En Haití, du-rante el 2008, el economista Paul Collier había avisado en un informe2 presentado al Secretario General de la ONU sobre los adecuados fundamentos económicos que le ofrecían buenas opor-tunidades a este país, y que debían tener la ayuda de la comunidad internacional.

Los terremotos de Haití y Chile en el 2010, así co-mo la seguidilla de aconte-cimientos, coinciden en la tardanza que hubo en el re-conocimiento de daños y la existencia de responsabili-dades por el incumplimien-to de normas de construc-ción3. También son similares las condiciones anímicas de la población inmediatamen-te después de la tragedia (lo revela la sucesión de imá-genes de prensa que rayan en la agresión, violaciones a la intimidad y el dolor hu-mano), la destrucción de infraestructura esencial y la andanada de ayuda como respuesta al drama.

El elevado número de víc-timas en Haití (que quizá nun-ca se termine de establecer) fue agravado por la precaria situación económica y social de la pobla-ción. En Chile, el subestimar una advertencia de tsunami le agregó una fracción importante de dam-nificados a la tragedia. En síntesis, responsabilidades con resorte en la política potenciaron la pérdida de vidas humanas en estos even-tos naturales.

A las diferencias debe sumarse la consolidación del Estado chileno en la atención del siniestro, y no así en el caso haitiano donde su Gobierno colapsó en la catástrofe. Aquí se derivan análisis geopolíti-cos que, mencionados brevemente, muestran cómo Haití, por su fra-gilidad social y política, es un país hecho sujeto de influencias sobre

su Gobierno –principalmente por parte de Estados Unidos, Canadá y Francia, y recientemente por los países del ALBA– en la toma de posiciones en el escenario geoes-tratégico de la región. Esta realidad no estuvo ausente en el momento trágico. Fue parte de ella.

Instrumentos de acción

Debido a los acontecimientos catastróficos que en el 2005 azota-ron el sur de Asia, las inundacio-nes en Europa y los huracanes en el Caribe, los Estados miembros de la ONU se comprometieron a que sus gobiernos tomaran medidas

para reducir el riesgo de desastres ambientales. Para ello, adoptaron los lineamientos del Marco de Ac-ción de Hyogo, con el fin de re-ducir las vulnerabilidades. Ese es un primer instrumento de acción frente al tema.

El segundo se refiere a las directrices de Oslo, complemen-tadas por las de OCHA4, que reglamentan, limitan y orientan la participación de fuerzas mi-litares en las respuestas huma-nitarias, cuya participación, se prevé, siempre ha de estar bajo mandato civil.

Un tercer mecanismo –que requiere ser perfeccionado– es la Convención de Ginebra de 1951. En ella se define como refugiado al perseguido por razones políticas, de raza, nacionalidad, religión o pertenencia a un grupo social de-

terminado. En el futuro, y previen-do los acontecimientos derivados por el cambio climático, el número de personas que ante desastres na-turales se verán obligadas a migrar forzadamente desde múltiples lu-gares, incluso mediando fronte-ras, será incalculable. Lo grave es que el instrumento legal no ofrece sólido respaldo para su acogida, y deja espacio a la arbitrariedad sobre personas en condiciones de vulnerabilidad extrema5.

Una cuarta herramienta orien-ta la forma de operación de las organizaciones especializadas en “acción humanitaria”, regidas por modelos marcados por cambios

teóricos, políticos y operativos experimentados al prestar ayuda internacional. “Este ‘nuevo huma-nitarismo’, ‘humanitarismo orien-tado a objetivos’ o ‘ayuda huma-nitaria desarrollista’ no pierde su carácter hegemónico, puesto que es asumido por la mayor parte de los gobiernos donantes, las agen-cias multilaterales y buena par-te de las ONG”6. Los modelos de atención de emergencias y catás-trofes están guiados por las lógicas del continuum y/o el contiguum, según el caso y la experiencia en ese campo.

Con un enorme peso en las decisiones, están las circunstan-cias políticas, económicas y so-ciales de la región, país o zona de la tragedia, y más recientemente afloran también las comerciales de la reconstrucción.

A manera de conclusión

Los dos casos repasados cues-tionan la agenda internacional de los Estados y sociedades. En pri-mer lugar, la migración forzada desde la capital haitiana, apenas días después del terremoto, al igual que las imágenes de la ce-losamente custodiada frontera de República Dominicana, dejan un interrogante en la ausente defini-ción de “refugiado ambiental” y su acogida.

En segundo lugar, la predo-minante atención de la catástrofe humanitaria en la isla por mili-tares portando armas y en repre-sentación de un país y bandera extranjeros, situación que pasado el tiempo se torna en nada banal7, y las voces que, desde numerosos lugares, la señalan como incon-veniente por no privilegiar la pre-sencia y el accionar de la misión de la ONU para la estabilización del país (Minustah), cuestionan la conveniencia de anteponer la geopolítica sobre la acción de la sociedad civil en la atención de desastres humanitarios.

Un elemento adicional dela-tado por estas dos tragedias es que la precariedad y fragmentación de la sociedad elevan notoriamente la vulnerabilidad, y las de orden político pueden convertirse en lastre para los sobrevivientes. Fi-nalmente, la prevención inserta en la cultura e institucionalidad le ha facilitado a Chile atender a sus damnificados y resarcir la catás-trofe, no obstante la pregunta de los chilenos sobre su sentido de respuesta solidaria, quizá venida a menos en medio de su éxito económico.

1Según el servicio de Supervisión Financiera de Ayuda Humanitaria de Naciones Unidas, en el 2008 la financiación de respuesta a de-sastres naturales es 804 millones de dólares, equivalente al 10% de la financiación huma-nitaria total. 2Informe citado por Alfredo Langa Herrero, en www.iecah.org 3Rey M., Francisco. En: www.iecah.org 4Oficina de Naciones Unidas para la Coordi-nación de Asuntos Humanitarios. 5En: www.migracionesforzadas.org y www.nrc.no 6Pérez de A., Karlos. La vinculación ayuda humanitaria–cooperación al desarrollo: ob-jetivos, puesta en práctica y críticas, Bilbao: Hegoa, 2002. 7Los medios de información publicaron de-claraciones de la secretaria de Estado estado-unidense, Hillary Clinton, en donde afirma-ba a finales de enero del 2010 que las fuerzas de ese país se quedarían en Haití “hoy, maña-na y previsiblemente en el futuro”.

AFP

Soldados de la ONU supervisaban la distribución de comida en suburbios como el de Pétionville, en Haití.

Cooperación internacional horizontal: una opción para América Latina

Page 4: UN Periodico No. 132

411

de

abril

de

2010

13

2Nación

La transformación de fondo que exigen problemas como la pobreza, el desempleo, la in-equidad en salud y vivienda, la corrupción y la violencia, entre otros males que nos aque-jan, requiere que al sistema económico del país no le de miedo invertir en educación de calidad y en ciencia. Colombia debe aumentar su participación en investigación del 0,2% del PIB al 2% en el 2014.

Jaime Restrepo Cuartas,Representante a la Cámara

Ponente y autor de la Ley de Ciencia, Tecnología e Innovación

Si quisiéramos hablar en abs-tracto y con un sentimiento emi-nentemente académico, como suele ocurrir en los claustros pla-gados de disquisiciones teóricas, diríamos que la universidad co-lombiana requiere ser como algu-na otra de las que hoy en día son reconocidas como las mejores del mundo, o sea una universidad de alta calidad, acreditada en están-dares internacionales, formadora de profesionales idóneos, forjada en la investigación y con amplio reconocimiento. Todo esto faci-litaría la movilidad internacional entre alumnos y profesores y nos haría ciudadanos del mundo.

Pero la validez de estas defi-niciones la da su pertinencia so-cial; valga decir su capacidad para incidir en la transformación de las condiciones sociales que tiene Colombia. La calidad, entonces, deberá ser relativa a un lugar de-terminado, un tiempo específico y unas circunstancias definidas. Lo que quiere decir que la calidad debe estar más cerca de la eficacia que de la eficiencia, porque nada ganamos con lograr ser muy efi-cientes si no ayudamos a resolver los males que nos aquejan. De ahí que, al elaborar estándares, estos deberán ser relativos a las particularidades sobre las cuales busquemos un proceso de cambio en el menor tiempo posible.

Colombia tiene una precaria situación social, con un crecimien-

to económico bajo y oscilante (7,8% en el 2007 y 0,4% en el 2009), lo que no permite abordar con éxito la solución de sus males: una pobreza del 46%, un desempleo del 14%, gran inequidad en temas de educa-ción, salud, vivienda y recreación, y altos índices de corrupción y de violencia. Recordemos que Colom-bia ocupa el puesto 70 entre 180 países en corrupción en todos los ámbitos. Corregir estos problemas demanda tiempo, habida cuenta de su cronicidad.

La investigación, bastión social

Para abordar nuestros males con éxito, es de gran importancia que la universidad ponga de su parte. Al sistema económico no le debe dar temor modificar el modelo productivo a partir de la investigación, lo cual exige que esta concluya, ofrezca resultados y se aplique a la solución de los pro-blemas nacionales. No investigar solo para publicar o para engran-decer el ego de los científicos, si-no para transformar, para agregar valor, para generar progreso; crear y transformar la industria y ayudar a confeccionar modelos que con-tribuyan a la solución de los pro-blemas sociales. En ese sentido, se debe incrementar la participación del país en investigación, del 0,2% del PIB –que fue la cifra del año 2009– al 2% en el 2014, para acer-carnos a lo que invierten países como Brasil (1,2%) y Chile (1%) en América Latina, o a Estados Uni-dos (2,7%) y los países europeos,

que destinan entre 2,5% y 5% en la actualidad.

Es usual que seamos pun-tuales en las soluciones sin ir al fondo de nuestra cruda realidad: combatimos la violencia cuando es necesario hacerlo, entregamos subsidios para mitigar el hambre, hacemos obras de infraestructura para disminuir el desempleo que llega en el 2010 a la cifra del 14% y abordamos las coberturas en sa-lud y educación, sin incidir en los temas de calidad. Así, logramos presentar estadísticas significati-vas que conmueven a más de uno, como aquellas que certifican que estamos en un 90% de cobertura en salud o en un 100% de cobertu-ra en educación básica primaria.

Pero, ¿qué tal si la educación se orienta hacia el logro de resulta-dos? Mejorar la capacidad cerebral de los niños con una alimentación completa y balanceada es una ta-rea ineludible y a la vez certera, y lo podemos lograr en 10 años si aplicamos ya la Ley 1295 de 2009 sobre Atención Integral a la Pri-mera Infancia. Hacer de la investi-gación un aporte de la ciencia a la realidad es tarea inmediata, y para ello debemos romper paradigmas. Llevar la universidad a las regiones es comprometerla con los proce-sos de transformación, siempre y cuando los programas sean per-tinentes y estén acompañados de todas las funciones esenciales de la institución, incluidas la investi-gación y la extensión.

Las universidades deben tran-sitar los nuevos modelos pedagó-gicos que privilegian la discusión

racional y no beber tanto de la memorización. Deben acentuar las prácticas profesionales desde los primeros años, los talleres y las discusiones en las que el profesor y el alumno jueguen un papel pro-tagónico. En últimas, asentarse en el contacto con los problemas so-ciales, dejar de ser teórica, combi-nar la juventud con la experiencia y emplear la cátedra para llevar la academia a quienes experimentan en la sociedad a partir de su prác-tica profesional.

Es necesario acreditar la uni-versidad y sus programas en alta calidad, con estándares que midan los resultados y nos permitan verla activa, incidiendo en las soluciones, transformadora y adaptada a la rea-lidad. Tan solo hay 15 universidades con acreditación institucional (de las 112 existentes) y 774 programas acreditados en alta calidad (de los más de 6.000 que hay actualmente); esto hay que continuarlo y acelerar-lo. Así mismo, se debe reformar el artículo 86 de la Ley 30 para garan-tizar una adecuada financiación y evitar que la universidad se estan-que en sus procesos.

La internacionalización se es-tablece cuando hay alumnos ex-tranjeros en nuestras instituciones y cuando los profesores circulan por las del mundo. Mejores cober-turas, claro, pero con equidad y similar calidad.

No más discusiones sobre la universidad aislada del medio so-cial y económico, sobre la ciencia en sí misma, desadaptada de una realidad que se torna cada vez más sofocante y anacrónica.

Llevar la universidad a las regiones es comprometerla con los procesos de transformación de la sociedad.

Foto

cor

tesía

Leo

nard

o El

jach

, Gru

po G

enét

ica

de P

obla

cion

es e

Iden

tific

ació

n U

N.

La universidad del siglo XXIy la pertinencia social

Page 5: UN Periodico No. 132

5

11 d

e ab

ril d

e 20

1013

2

Nación

A los candidatos presidenciales no les importa el medioambiente del país

Como es tradicional en época electoral, en Colombia los candidatos a la Presidencia le restan importancia al tema ambiental en sus propuestas de gobierno. ¿Será que no es relevante y resulta más fácil improvisarlo en el camino? ¿Cómo se puede organizar con ligereza tan esencial cartera ministerial, que por cierto antes de ligarse a la Vivienda y al Desarrollo Territorial estaba bien posicionada y tenía asignados recursos significativos? ¿No será mejor girar hacia un Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible?

M. Gonzalo Andrade-C., Instituto de Ciencias Naturales

Facultad de CienciasUniversidad Nacional de Colombia

Junto a Brasil, China, Indo-nesia, Ecuador, Perú, México, In-dia, Venezuela y Bolivia, Colom-bia comparte la categoría de país megadiverso, pues posee más del 10% de la diversidad biológica del mundo. Es la segunda nación más rica en especies de mariposas, con 3.274 (de las cuales 350 son únicas de Colombia y 10 están amenaza-das); el primero en aves, con 1.885 (142 exclusivas y 160 amenaza-das); el segundo en anfibios, con 763 (367 únicas de nuestro terri-torio y 48 amenazadas); el tercero en reptiles, con 524 especies (97 exclusivas y 38 amenazadas), y el cuarto en mamíferos, con 479 (28 exclusivas y 75 amenazadas).

En invertebrados marinos hay 280 especies de esponjas, 584 de-cápodos, 91 isópodos y 50 sto-matopoda, y sin embargo 40 de ellos se encuentran amenazados. Existen 2.500 especies de peces marinos, 39 categorizadas bajo al-gún grado de amenaza, y 2.227 de peces dulceacuícolas –ubicando al país en el cuarto lugar–, pero con 44 de estas amenazadas.

Los musgos también abun-dan, de ellos hay 939 especies, de las cuales 46 están amenazadas. De hepáticas hay 840, y 51 amena-zadas. Las plantas nos ponen en el segundo lugar, con 41.000, aunque con 1.152 especies amenazadas.

El territorio colombiano tiene las dos terceras partes de sus eco-sistemas en las regiones Pacífica, Amazonía y Orinoquía. El resto, intervenidos o transformados con una alta densidad poblacional, se ubican en las regiones Andina y Caribe. Entre 1900 y 1962, las cifras de deforestación llegaron a seis millones de hectáreas, entre 1963 y 1998, a once millones quinientas mil, y la pérdida de cobertura bos-cosa llegó al 36%.

Por qué se ha perdido la biodiversidad

Entre las principales causas se encuentran el cambio climático global, la introducción de espe-cies, la alteración de los hábitats, la pesca comercial sin control, la pesquería industrial de altamar, la sobreexplotación, la fragmen-tación de las poblaciones, la defo-

restación, la actividad agrícola, la urbanización, el comercio ilegal, la extracción maderera, la contami-nación, la minería, la destrucción de humedales y zonas de páramo, la erosión, los desastres naturales, el comercio internacional de pie-les, la ampliación de la frontera agrícola, la cosecha indiscrimina-da y el desarrollo de proyectos de infraestructura.

El Instituto Alexander von Humboldt registra en su página web que entre los años 1998 y 2004 se decomisaron 52.744 rep-tiles, 2.254 aves y 364 mamíferos, entre otros. También, que la mitad de los páramos del planeta se en-cuentran en Colombia, represen-tan el 1,7% del territorio nacional y aportan agua a por lo menos el 70% de nuestra población. En estos ecosistemas se usa la leña como combustible y para hacer cercas, la desecación de turberas (humedales) para la agricultura, las plantas nativas y forrajeras pa-ra la ganadería, los pastos para ha-cer techos de casas y la flora nativa como ornamental.

Esto deberían saberlo los candidatos presidenciales

La biodiversidad es probable-mente el patrimonio más impor-tante que hay en Colombia. En ese sentido, el Gobierno nacional de-bería tener una política de Estado que le permitiera al país ser el líder mundial en este tema y convertir-

se en referente internacional. Así, quizá los demás gobiernos deja-rían de vernos únicamente como un país de narcotráfico, paramili-tarismo, guerrilla y violación a los derechos humanos.

El pasado mes de marzo con-cluyó en Cali la Novena reunión del grupo de trabajo de la nego-ciación del régimen internacional sobre acceso y distribución de be-neficios. Asistieron 192 países y más de 500 delegados de gobier-nos que ratificaron el Convenio de Diversidad Biológica, en el que se pactaron aspectos relacionados con los recursos genéticos y la par-ticipación justa y equitativa en los beneficios que se deriven de su utilización.

Siendo así, ¿por qué el tema ambiental está completamente por fuera de las agendas de los candi-datos a la Presidencia? Es claro que estamos frente a una crisis por el deterioro medioambiental ocasio-nado por factores como el cambio climático global, la destrucción de ecosistemas, la extinción de espe-cies, el agotamiento de los recursos naturales, la contaminación del agua, el suelo y el aire, y por enfer-medades emergentes que afectan todas las formas de vida. Toda la humanidad está amenazada y las poblaciones más necesitadas son las más vulnerables a los desastres naturales.

Esta crisis ambiental, sin lugar a dudas genera inseguridad social, fragilidad económica, desplaza-mientos humanos y conflictos por

el acceso a los recursos. Ignorar el imperativo ecológico agravaría los problemas sociales y las inequida-des nacionales y mundiales. El te-ma suscita interrogantes y reclama respuestas que vayan más allá del desacuerdo político, pues se con-vierte en una causa común que re-quiere reorientar políticas públicas, ubicar lo ambiental en el centro de la acción pública y reemplazar el modelo de desarrollo insostenible que existe por uno sostenible.

Respondan las preguntas

Señores candidatos, ¿qué ha-rían ustedes para detener la de-vastación de los páramos y de los humedales?, ¿permitirán que con-tinúe la minería en zonas conser-vadas del territorio nacional?, ¿de-jarán que prime el interés econó-mico y comercial sobre la impor-tancia de declaratoria de nuevas áreas protegidas? Tal es el caso de Bahía Málaga, en donde se preten-de crear un megapuerto sin tener en cuenta lineamientos con los documentos de política portuaria y logística del país (Plan Integral de Ordenamiento Portuario 2008, Conpes 3611 de Expansión Portua-ria 2009–2011, Política Nacional de Productividad y Competitividad – Conpes 3527 y Política Nacional Logística – Conpes 3547).

Y siguen las preguntas: ¿apo-yarán la construcción de la carre-tera del Darién y Nuquí, así se afec-ten los ecosistemas naturales del país que de por sí están altamente amenazados?, ¿le presentarán al Parlamento Andino una propuesta que modifique la Decisión Andina 391 de 1996, que tiene en mora el proceso de contrato de acceso a recursos genéticos para proyec-tos de investigación con fines no comerciales?, ¿desde su gobierno, agilizarán el procedimiento de consulta previa a las comunida-des étnicas para que los proyectos de investigación relacionados con el conocimiento, conservación y uso de la biodiversidad se puedan llevar a cabo? Hay cerca de 1.200 científicos colombianos de pres-tigiosas universidades e institutos de investigación pasando por este “lento” trámite.

Por último, ¿qué porcentaje del PIB destinarán para apoyar la financiación de proyectos de in-vestigación?Fo

tos

cort

esía

Julio

Bet

ancu

r

La universidad del siglo XXIy la pertinencia social

Page 6: UN Periodico No. 132

611

de

abril

de

2010

13

2Bicentenario

La Revolución en Marcha en el contexto internacional

En el aniversario número 50 de la muerte de Al-fonso López Pumarejo, artífice de la “revolución” colombiana, vale la pena precisar semejanzas y diferencias de su movimiento reformista con otros ocurridos en el mundo.

David Bushnell,Historiador

Profesor U. de la Florida

Casi todo historiador que haya estudiado la Revolución en Mar-cha ha hecho ver los paralelos con otros movimientos reformistas del periodo entre la Gran Depresión económica y la Segunda Guerra Mundial; desde la Revolución Mexicana (entonces en su etapa más radical bajo la presidencia de Lázaro Cárdenas) y el Nuevo Trato del segundo Roosevelt en Estados Unidos, hasta las agendas de los gobiernos de frente popular en Francia y España.

Incluso, podrían mencionarse las reformas sociales introducidas en Cuba por el primer gobierno de Batista, con el apoyo de los comu-nistas cubanos cuyos herederos actuales por razones obvias pasan por alto semejante alianza.

Naturalmente, el parecido en-tre medidas adoptadas en países diferentes no constituye prueba de influencia directa o de imitación, aunque a veces así ocurre, por ejemplo cuando se adoptan bajo el patrocinio de misiones extranjeras como las militares chilena y des-pués norteamericana, en el caso colombiano. Se trata de respues-tas independientes a problemas similares, tomadas dentro de un clima de ideas y hasta de experi-mentación internacional. Esto úl-timo lo ejemplifica claramente la Revolución en Marcha, que nunca buscó ni recibió una misión mexi-cana, digamos, para colaborar en el diseño de su ley de reforma agraria. Mucho menos hubo para ningún propósito asesoramiento soviético, por más que voceros fu-ribundos de oposición tildaban de peligrosamente marxista el pro-grama de López Pumarejo.

Revolución en el agro

La reforma agraria de 1936, cuyos efectos prácticos son toda-vía materia de debate, tenía en efecto muy poco en común con la mexicana o con la de la República española, salvo en terminología y en el loable propósito de mejorar las condiciones de vida del cam-pesinado. El meollo de las otras dos reformas consistía en la expro-piación de grandes propiedades privadas para su redistribución, mientras que la colombiana pre-veía, a lo sumo, la extinción de dominio particular sobre tierras dejadas sin uso productivo, pero únicamente al final de un tiem-po prudencial; solo entonces se convertirían en tierras nacionales sujetas a redistribución, aunque en el ínterin campesinos sin título propio, pero ocupantes de hecho y de buena fe de propiedades pri-vadas, podrían después de cinco años reclamarlas para sí.

Se dieron también otros pasos tendientes a favorecer al campesi-nado, pero en realidad más eficaz había sido la política de la anterior administración, Olaya, de compra y parcelización de haciendas en regiones de serio conflicto agrario. Por la modestia de sus medidas, la Revolución en Marcha distaba mucho de merecer la designación de “revolucionaria” en el campo colombiano.

Moderada también, aunque de mayor eficacia, fue la reforma laboral de la administración Ló-pez, que además demostró mayor afinidad con la de otros regímenes progresistas y de izquierda del de-cenio. Al igual que éstos, dio apoyo decidido a los trabajadores una

vez sindicalizados en sus conflic-tos con empleadores. El gobierno de Alfonso López fue notoriamen-te parco en declarar la ilegalidad de huelgas, aun en el sector de servicios públicos, y en el papel de mediador se inclinó casi siem-pre a favor de los obreros. Mas no se destacó por la adopción de nuevas garantías y prestaciones legales a favor de la clase obrera. Un intento de establecer el salario mínimo, por ejemplo, expiró en el Congreso. De hecho, el primer go-bierno de la República Liberal ha-bía promulgado un mayor número de prestaciones sociales, sin decir nada de lo que hizo en esta área la Revolución Mexicana o el Nuevo Trato norteamericano. La Revo-lución en Marcha adquirió así, en política laboral, un perfil particu-lar, que enfatizó la intervención en conflictos más que en una nueva legislación.

Revolución en la educación

En el campo educativo se dio una reforma universitaria que tuvo como antecedente el movimiento de cambio presentado en la Uni-versidad de Córdoba, Argentina, en 1918 y que rápidamente reper-cutió en casi toda América Latina. Pero no fue sino hasta 1935 que en Colombia se ensayó una seria re-forma de la Universidad Nacional, que no llegó al punto de autono-mía bajo cogobierno de profeso-res, estudiantes y ex alumnos que se había propuesto en Córdoba. Sin embargo, trajo una moderni-zación importante.

El Gobierno nacional conser-vó un papel relevante en el ma-nejo universitario, pero se con-solidaron bajo una administra-ción universitaria central las tres facultades –Derecho, Medicina e Ingeniería– que antes funciona-ban como entidades inconexas; se introdujeron nuevas materias,

como economía y medicina vete-rinaria, y también profesores de dedicación completa, preferente-mente de ideas acordes con las últimas corrientes intelectuales europeas (con las que estaba bien familiarizado el mismo López, a pesar de no haber tenido forma-ción universitaria). El proyecto de renovación se coronó con la construcción de la actual ciudad universitaria situada en las afueras de Bogotá, cuya ubicación, como pronosticó el presidente, se volve-ría cada vez más central.

Detractores del gobierno no vacilaron en describir las innova-ciones universitarias como cabe-za de puente para nocivas ideas ateas y marxistas, más aún cuando fueron contratados profesores de formación europea, incluso repu-blicanos españoles.

A este respecto, la moderni-zación universitaria dio lugar a los mismos temores que suscitó la reforma constitucional de 1936, en relación con la eliminación del requisito que señalaba que toda educación pública se impartiese de acuerdo con las doctrinas de la Iglesia Católica Romana.

La controversia religiosa tuvo raíces autóctonas en las luchas de-cimonónicas entre liberales y cle-ricales que se habían creído feliz y prematuramente superadas, aun cuando los graves conflictos reli-giosos de la misma década de 1930 en México y la República española contribuyeron al estado de alarma entre católicos colombianos. No es nada claro hasta qué punto cam-bió el contenido verdadero de la instrucción pública en Colombia en los niveles primario y secunda-rio: presumiblemente se dio a lo sumo una relativa secularización de la educación impartida en cier-tos planteles. Mientras tanto, las graves deficiencias de cobertura educativa se superaban solo en mínima parte.

Revolución social

La ampliación de la esfera de acción del Estado en lo económico y social fue otro aporte de la refor-ma constitucional. De un lado, se autorizó al Gobierno para ejercer mayor control de las actividades económicas y, de otro, se estableció el principio de la “función social” de la propiedad, facultándolo para expropiar posesiones privadas en aras del “interés social” e intervenir con el objeto de dar al trabajador una “justa protección”. Mientras tanto, una reforma fiscal no solo había hecho más progresivo el im-puesto a la renta, sino que produjo mayores recaudos, potencialmente disponibles para obras sociales.

Se trataba de una tendencia casi universal de los años 1930, abarcando desde la extrema iz-quierda hasta la extrema derecha de la gama política, usada como respuesta a la reciente crisis eco-nómica mundial. Semejantes ar-tículos insertos en el texto cons-titucional se constituyeron en un compromiso a favor de otro mane-jo de la economía, pero también de mejores condiciones para aquellos que el mismo López caracterizó como “vasta clase económica mi-serable que no lee, que no escribe, que no se viste, que no se calza, que apenas come, que permanece al margen de la vida nacional”.

Con contadas excepciones, los miembros de dicha clase se-guían siendo miserables al final de la Revolución en Marcha, pero en el discurso político colombiano habían adquirido un mayor pro-tagonismo. Al respecto, este movi-miento reformista, en realidad no muy revolucionario, se convirtió en punto de referencia obligado –igual que el Nuevo Trato en Esta-dos Unidos o el régimen cardenis-ta en México– que marcó un hito en la historia colombiana.

Arc

hivo

UNEl proyecto de renovación educativa impulsado por Alfonso López Pumarejo se coronó con la construc-

ción de la Ciudad Universitaria en las afueras de Bogotá, cuya ubicación se volvió cada vez más central.

Page 7: UN Periodico No. 132

7

11 d

e ab

ril d

e 20

1013

2

Palmira estrenará museo arqueológicoPiezas cerámicas y en oro, utensilios de cocina y caza elaborados por los indígenas 500 años antes de Cristo, integran la muestra del nuevo Museo Arqueológico de Palmira. Un espacio cultural y educativo que reúne la in-vestigación realizada por arqueólogos en el valle del río Cauca.

Laura Marcela Fuertes Sánchez,Unimedios

Salas interactivas, pantallas touchscreen (táctiles) y lenticulares (que dan la sensación de tridimen-sionalidad) hacen parte del novedo-so Museo Arqueológico de Palmira (MAP), una iniciativa de la Fundación Ecoparque Llanogrande que contó con el aporte científico del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) y la Universidad Nacional de Colombia en Palmira, entre otras ins-tituciones. Las piezas fueron donadas por habitantes de Palmira, el Instituto Colombiano de Antropología e Histo-ria (Icanh) –otorgadas en custodia– y por arqueólogos que las hallaron du-rante sus excavaciones.

Los visitantes de este atractivo turístico, académico y cultural podrán ver y aprender sobre los indígenas que habitaron el valle geográfico del río Cauca hace varios siglos.

Y es que a esta zona correspon-den sitios arqueológicos de gran im-portancia como el de Malagana –en el corregimiento de El Bolo–, reconocido como el principal del país y uno de los que más ha sufrido el impacto de los guaqueros, ya que a comienzos de 1990 lo despojaron casi en su totalidad.

Tumbas, cerámica de todas las formas y tamaños, oro y otra gran cantidad de elementos suntuosos no escaparon a la ambición de los sa-queadores. “Estos elementos, vendi-dos de manera ilegal, hoy reposan en colecciones privadas y en diferentes museos alrededor del mundo”, dice José Eduardo Vidal, del Departamento de Museografía del Museo Nacional de Colombia.

El MAP se vincula a la conmemoración del Bicentenario de la Independencia.

A pesar de la pérdida de piezas importantes, se lograron identificar datos clave. Para la arqueóloga Sonia Blanco, estudiante de la Maestría en Antropología de la UN y funcionaria del Instituto para la Investigación y la Preservación del Patrimonio Cultural y Natural del Valle del Cauca (Inciva), “Malagana puso en evidencia que este territorio estuvo habitado al menos cinco o seis siglos antes de Cristo, des-virtuando tesis que hasta el momento señalaban que había sido una gran laguna, inhabitable en épocas anterio-res al siglo XII”.

Este saqueo despertó gran inte-rés en la zona, y por consiguiente la normalización de las actividades que generan impactos sobre el patrimonio arqueológico como las intervenciones de ingeniería. “Esta norma nos permi-tió excavar el cementerio más grande del sur occidente colombiano, en el barrio Coronado de Palmira”, descri-bió Sonia Blanco.

“Estuvimos en campo 18 meses, encontramos 160 tumbas y gracias a estudios de laboratorio descubrimos las condiciones de vida, de enfermedad y de muerte de la comunidad que habitó. Esta información se encuentra plasma-da en el MAP”, dijo la arqueóloga.

¿Cómo fue la vida de estos indígenas?

“Los hallazgos en la ciudad de Palmira demuestran que la región estuvo ocupada en toda su exten-sión, tanto cerca del río Cauca como en la terraza de origen pleistocénico donde se encuentra el casco urbano, e igualmente en las colinas de Canta Claro y La Buitrera. Por lo tanto, no solo existió Malagana, sino varias tribus que con el paso de los años sufrieron cambios en el ámbito po-lítico, religioso y social. Ello hizo posible que Malagana se convirtiera en centro de encuentro y poder”, señala el profesor José Vicente Ro-dríguez, coordinador del Laborato-rio de Antropología Física de la UN y uno de los científicos que más ha estudiado la zona.

Vestigios de caracoles marinos, carbón mineral y esmeraldas de los andes orientales, cuarzos, sal y plu-mas de otras regiones permiten de-terminar que se trataba de una socie-dad que se mantenía en permanente contacto con el Pacífico, la región del Magdalena, la Cordillera Central y la región Caribe.

Según el profesor Rodríguez, “estos indígenas aprovecharon los suelos e ins-titucionalizaron el chamanismo. Combi-naron la agricultura, la pesca, la caza, la recolección, la orfebrería, la elaboración de artefactos líticos, la molienda y el co-mercio plasmado en los canasteros, que portaban un cesto en la espalda mien-tras caminaban por las regiones”.

Desvirtuado el canibalismo

El canibalismo y el constante esta-do de guerra de la población prehispá-nica del Valle del Cauca que narraron los cronistas no parece tener muchos rastros. “Encontramos un solo caso de agresión en más de 200 cuerpos. Constatamos que las condiciones de vida de las mujeres eran mejores que las de los hombres, los entierros eran muy majestuosos y organizados, lo cual dista de una población bárbara”, detalló el profesor.

Los resultados de esta intensa in-vestigación, así como las piezas y ele-mentos rescatados pueden apreciarse en el MAP, sitio que recupera la memo-ria histórica, la identidad y el sentido de pertenencia de los palmiranos.

Fotos cortesía Sonia Blanco

Patrimonio

Page 8: UN Periodico No. 132

811

de

abril

de

2010

13

2Salud

Con la adición de harina de arroz a la alimen-tación de los bovinos, entre otras estrategias, investigadores buscan aumentar los niveles de ácido linoleico conjugado en la leche. Esta sustancia ayuda a prevenir cáncer de mama, próstata y estómago.

Francisco Tafur,Unimedios

El consumo de alimentos po-co saludables y sus efectos perju-diciales en el organismo despierta cada vez más el interés sobre la relación que existe entre nutrición y salud.

Uno de los elementos más es-tudiados ha sido la grasa de origen animal. Según los nutricionistas, es nociva para el hombre, ya que su alto contenido de colesterol y ácidos grasos trans o saturados aumentan el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. En el caso puntual de la leche de animales rumiantes, se encuen-tran más de 400 clases de dichas sustancias.

Sin embargo, hay una parti-cular denominada ácido linoleico conjugado (ALC), que ha resultado bastante beneficiosa para la salud del hombre. A finales de los años setenta, el científico Michael Pari-za, director del Instituto de Inves-tigación de Alimentos de la Uni-versidad de Wisconsin–Madison, descubrió las propiedades anti-cancerígenas de este compuesto.

A través del tiempo, mediante experimentos in vitro e in vivo, en los que se han usado especies como conejos, ratas, ratones, po-llos de engorde y cerdos, el ácido linoleico conjugado ha demostra-do más efectos benéficos como inhibición de la carcinogénesis en el cáncer de mama, de colon, de próstata y gástrico.

Así mismo, se ha evidenciado que ayuda a reducir los niveles de colesterol nocivo (LDL) y a aumen-tar el colesterol bueno (HDL) en la sangre, reduce la acumulación de grasa en el cuerpo, tiene efectos antioxidantes y antiinflamatorios, aumenta la respuesta del sistema inmune, y aumenta la mineraliza-ción ósea y el efecto antidiabético.

A pesar de que el ALC se en-cuentra ampliamente distribuido en la naturaleza, en la mayoría de alimentos de origen vegetal y ani-mal sus concentraciones son muy bajas. En la leche alcanza 5,5 mili-gramos grasa, mientras en la carne de los bovinos 4,3 miligramos gra-sa, porcentaje similar al que se en-cuentra en ovejas, cabras y búfalos.

Por eso, la Facultad de Me-dicina Veterinaria y de Zootecnia y el Instituto de Ciencia y Tecno-logía de Alimentos (ICTA), de la Universidad Nacional, junto con el Ministerio de Agricultura y De-sarrollo Rural, adelantaron una in-vestigación que busca aumentar los niveles de dicho compuesto en la leche nacional.

Investigación de la UN

“Según la literatura, cuando los animales consumen pasturas frescas tienen niveles más altos de ácido linoleico que aquellos que se alimentan en confinamiento. Nuestro primer análisis consistió en determinar las concentracio-nes de estas sustancias en la le-che colombiana y determinar las ventajas comparativas de su pro-ducción –realizada en pastoreo– frente a la de Europa y Estados Unidos, que es en confinamiento”, aseguró Juan Carulla, decano de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la UN.

Para el estudio tomaron mues-tras de varias fincas de la Sabana de Bogotá, con las cuales compro-baron que, en promedio, la leche nacional contiene entre 2,5 y 3 ve-ces más cantidad de ALC que la de aquellos países que mantienen sus

Foto

s Ví

ctor

Man

uel H

olgu

ín/U

nim

edio

s

En cuanto al manejo de la ali-mentación, los investigadores han encontrado que, al adicionarle a la dieta del animal subproductos locales ricos en ácidos grasos in-saturados, como la llamada harina de arroz, se mejoran las concen-traciones de ALC.

Gracias a que con la harina de arroz se han logrado aumentar las concentraciones de ácido linolei-co en la leche hasta en un 30 por ciento, la meta de la UN y el Mi-nisterio de Agricultura es estimu-lar la industria para comercializar productos ricos en ALC y entrar a competir en el mercado de los alimentos funcionales que tienen efectos sobre la salud.

El proyecto está aliado con una empresa nacional de lácteos y busca crear un mercado que bene-ficie a los pequeños productores que aumenten los niveles del áci-do graso en sus hatos lecheros.

“Desde el punto de vista del

mercado externo, también ha-bría oportunidades, ya que el país cuenta actualmente con un exce-dente de leche. Podría vislumbrar-se la posibilidad de que el mercado internacional pague un valor dife-rencial sobre leches que conten-gan más de este compuesto. Así, seríamos competidores fuertes de países que trabajan con animales en pastoreo como Nueva Zelanda, Argentina, Chile y Uruguay”, agre-gó el especialista.

El Decano de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zoo-tecnia de la UN advierte que el camino para producir leche más nutritiva en el país está cada vez más definido. “Colombia tiene ventajas competitivas frente a otros países que no se han in-troducido en el potencial mer-cado internacional de la leche, producto que, con la adición de ALC, adquiriría un mayor valor agregado”, concluyó.

animales en confinamiento. “Sin embargo, evidenciamos que no era uniforme la concentración. Es decir, que había variaciones entre una finca y otra”, señaló Carulla.

A partir de estos resultados, la UN emprendió tres estudios más: el primero busca caracterizar la leche del país con el propósito de deter-minar nichos por el tipo de pastos y de ganado que presente mayor can-tidad de ácido linoleico; el segundo, generar herramientas de manejo de la alimentación de los bovinos, para incrementar este compuesto en la producción lechera, y el ter-cero, liderado por el ICTA, intenta la transformación y producción de alimentos ricos en ALC.

“Hasta el momento los hallaz-gos son promisorios. En cifras, si el promedio de concentración de ALC en Estados Unidos y Europa es de alrededor de 5 miligramos por gramo de grasa, aquí tenemos entre 22 y 25 miligramos por gramo de grasa. Una diferencia considera-blemente alta”, afirmó Carulla.

Según el profesor, los valo-res más altos se han encontrado en An-tioquia y Ubaté (Cundinamarca)principales zo-nas lecheras del país.

La manipulación de la dieta de los animales es uno de los factores que ha permitido el aumento del ácido linoleico conjugado en la leche.

Lechepara prevenir cáncer

Page 9: UN Periodico No. 132

9

11 d

e ab

ril d

e 20

1013

2

Salud

Verdades a medias sobre medicamentos

en la Emergencia SocialJosé Julián López Gutiérrez

Francisco Rossi,Departamento de Farmacia

Universidad Nacional de Colombia

Sobre los medicamentos hay muchas verdades a medias que se han utilizado para favorecer a terceros, en un Gobierno que pa-rece haber renunciado a su papel de poder público, para convertirse en árbitro de diferentes intereses comerciales.

Para empezar, es cierto que el costo de los medicamentos no POS ha crecido enormemente en los últimos años. Pero no es tan real que ese crecimiento haya si-do abrupto, impredecible o so-breviviente como para justificar la declaratoria de emergencia. Basta ver los porcentajes de crecimien-to, año por año, del valor de los recobros al Fondo de Solidaridad y Garantía (Fosyga), en donde los últimos años no son los más “dis-parados” (ver gráfico).

Realmente, los “años maravi-llosos” en los que los recobros cre-cieron entre 6 y 10 veces más en un solo año fueron 2003 y 2004. Pero a lo que realmente asistimos, y esta es la verdad a medias más protu-berante de la emergencia, es a un carrusel de corrupción en el que captan mucho dinero los interme-diarios institucionales (las EPS y las IPS) y las industrias comercia-lizadoras de medicamentos mono-pólicos de alto costo, poco dinero algunos médicos debidamente se-leccionados y todos los ciudadanos contribuimos a pagar la cuenta.

Al parecer nadie cometió deli-to alguno. Digamos que asistimos a un carrusel de enriquecimiento lícito, gracias a una actitud permi-siva y complaciente del regulador, que no actuó en defensa del inte-rés público y que cuando la crisis estalló, asumió el papel de me-diador, de amigable componedor, de intermediario. Cualquier cosa, menos autoridad.

El porqué del mucho

Captaron mucho dinero los in-termediarios del mercado institu-cional porque, como lo hizo público El Tiempo (11/03/2010), a partir de un estudio presentado por la Aso-ciación de Laboratorios Farmacéu-ticos de Investigación y Desarrollo (Afidro) y que fue utilizado por el Gobierno como uno de los motivos de la declaración de la Emergencia Social, se registraron recobros por el doble, el triple y más del valor de venta del laboratorio. Dinero legal, o al menos no ilegal, en la medida en que el Gobierno había

1400,00%

1200,00%

1000,00%

800,00%

600,00%

400,00%

200,00%

0,00%

-200,00%

2000-2001 2001-2002 2002-2003 2003-2004 2004-2005 2005-2006 2006-2007 2007-2008 2008-2009

RECOBROS

TUTELAS

TOTAL

determinado una libertad de pre-cios, tanto para productores como para comercializadores, siguiendo la convicción de los productores de que “el mercado” era capaz de mantener el control.

Captaron mucho dinero los afiliados a Afidro, a través de dos mecanismos que han tenido me-nos publicidad: 1) En el marco de una libertad de precios, subieron los suyos a niveles muy superiores comparados con los de la región, gracias a la concesión heredada de la negociación del Tratado de Libre Comercio, y al legado académico del estudio de Fedesarrollo–Fun-dación Santa Fe (financiado por la Corporación Andina de Fomento y ordenado por el Ministerio de Co-mercio, para contrarrestar los es-tudios presentados por la OMS, la OPS y la Fundación Ifarma–Misión Salud) y del estudio de Econome-tría (financiado directamente por la industria).

2) Mediante el apoyo a médi-cos, a grupos médicos y a asocia-ciones científicas, se promovió el uso creciente de medicamentos de alto costo y alta rentabilidad, lle-gando incluso a prácticas contra-rias a la ética como el pago directo por receta de ciertos productos, o por la inclusión de pacientes en protocolos de investigación clíni-ca de dudosa pertinencia clínica pero de alto interés promocional. Esto se complementó con oficinas de apoyo legal para tutelas, y con el financiamiento de grupos de pacientes que reclamaron la su-perioridad de los medicamentos originales sobre los genéricos, y solicitaron la inclusión en el POS de medicamentos de cuestionable utilidad farmacológica.

Como resultado de esa com-binación de “todos ganamos”, te-nemos productos que sin ventajas reales sobre productos antiguos

fueron objeto de un “uso masivo” con costos enormes para el siste-ma. Es el caso del Esomeprazol, un antiulceroso que no es mejor que el Omeprazol, pero que vale muchísi-mo más y gusta muchísimo más a los médicos y a los pacientes.

Los medicamentos más caros del mundo

Con respecto a los precios, es verdad que los medicamentos en Colombia están entre los más ca-ros del mundo, incluso superan a los de Estados Unidos, Inglaterra o Alemania. Así lo reveló un estudio realizado por Health Action Inter-national (HAI) en 93 países sobre el precio de Cipro®, producto de Ba-yer. Un análisis realizado por el dia-rio El Tiempo (24/02/2010) mostró que en el país los medicamentos de mayor peso en los recobros al Fos-yga cuestan entre 10% y 70% más que en países vecinos.

En el caso de Kaletra, medi-camento esencial en el tratamien-to para el VIH, el Gobierno infor-mó que se ha logrado un ahorro de USD$11 millones, gracias a la emergencia. La verdad es que este ahorro es el resultado de la solici-tud de licencia obligatoria sobre la patente del producto presentada hace dos años por organizaciones de la Sociedad Civil, y que pre-sionó una reducción en el precio, que no fue acatada por Abbott, el laboratorio fabricante.

Recientemente, el Cardenal Pedro Rubiano señaló que las pa-tentes y la protección de datos facilitan los monopolios que se traducen en precios altos, y sugirió al Gobierno utilizar las licencias obligatorias, las importaciones pa-ralelas y suprimir la protección de datos de prueba para bajar los gastos, en lugar de recurrir a los ahorros de las familias.

Lo que también es verdad, y que no ha dicho el Gobierno, es que no se necesitaba en absoluto de una emergencia para corregir semejante comportamiento irres-ponsable. Con una circular de la Comisión Nacional de Política de Precios de Medicamentos, se habría podido corregir el daño causado por el régimen de libertad introdu-cido con otra circular, la número 04 del 2006. No habría sido necesario recurrir a medidas, de todas mane-ras saludables pero inadecuadas e incompletas, como las multas a los márgenes excesivos, el control de precios a productos monopólicos y el régimen de sanciones.

Resulta molesto observar la manera en la que el Gobierno car-ga la responsabilidad a los actores más débiles, los médicos, en la medida en que por su perfil indi-vidualista no se agrupan con faci-lidad (la Emergencia parece haber logrado una cohesión médica muy inusual) y los pacientes quienes serán encarcelados si “venden” un medicamento suministrado por el sistema, y deberán contribuir a pa-gar la cuenta con su patrimonio.

La declaración de emergencia difícilmente soportará el examen de constitucionalidad. De otro la-do, para modificar la actual políti-ca de precios, habría bastado una circular de la Comisión de Pre-cios, no una emergencia; de igual manera, conceder licencias obli-gatorias solo requiere la decisión política. Para frenar la corrupción apenas se necesita independencia y compromiso.

Bajo el análisis que permite este contexto, con emergencia o sin emergencia el Sector Salud exige una reforma profunda, que incluye la revisión de la política de precios y de la protección a la propiedad intelectual.

En el año 2009, el senador Jor-ge Ballesteros presentó un proyecto de ley (128 de 2009, senado) que se ocupa de estos temas con propues-tas que merecen un análisis serio. Incluye la abolición de las paten-tes y de la protección de los datos con exclusividad; prohíbe el uso de marcas de fantasía para los medica-mentos, que solamente tienen por objeto diferenciar los productos y subir los costos; restringe la publi-cidad farmacéutica especialmente en medios masivos de comunica-ción, y limita las relaciones entre la industria y los médicos. Final-mente, propone un mecanismo de gastos compartidos entre asegura-dores y el Fosyga, con el objetivo de eliminar los incentivos perversos al sobreuso de medicamentos de alto costo y alta rentabilidad.

Con los decretos de Emergencia Social, el país asiste a un carrusel de corrupción en el que captan mucho dinero las EPS, las IPS y las industrias comercializadoras de medicamentos mo-nopólicos de alto costo, poco dinero algunos médicos y la cuenta la pagan los ciudadanos.

Fuente: Fosyga

Page 10: UN Periodico No. 132

1011

de

abril

de

2010

13

2Salud

Colombianos viven veinte años menos

que japoneses

La inequidad en salud que sufren los habitantes de algunos departamentos del país afecta su expec-tativa de vida. Chocó y La Guajira son los más vulnerables.

Magda Páez Torres,Unimedios

Las muertes constituyen un factor trascendental en el contexto social, no solo por el dolor que causan, sino por el impacto que pueden tener en el desarrollo de un país. La longevidad se convier-te así en un aspecto determinante que permite diagnosticar las con-diciones de bienestar en que vive la población y el atraso de la na-ción entera.

Mientras en algunos países la gente suele morir anciana (des-pués de los 65 años), en otros no se alcanza a cruzar esta frontera de la vejez. Colombia no escapa de una mala calificación en su expecta-tiva de vida. Según los resultados de un estudio del profesor Javier Eslava Schmalbach, de la Facul-tad de Medicina de la Universidad Nacional, los colombianos viven en promedio 10 años menos que los japoneses, quienes tienen una esperanza de vida de 84 años.

Los datos no serían alarman-tes si se consideran las diferencias de desarrollo entre los dos países; sin embargo, la preocupación sur-ge al percatarse de que en Colom-bia, dependiendo de la región, el departamento que se habite y el periodo que se elija, la esperanza de vida de los habitantes presenta diferencias hasta de 20 años con respecto a la de Japón.

Según el investigador Esla-va, los datos del estudio se basan en un subregistro detectado en el Censo del 2005, en el cual el nú-mero de muertos reportados por el DANE no coincidió con las cifras de mortalidad obtenidas a partir de los certificados de defunción.

Al comparar la expectativa de vida de los colombianos con la de los chilenos, quienes registran la mayor longevidad en Sudamérica y su esperanza de vida se iguala a la de los norteamericanos, se observa una distancia de aproxi-madamente 7 años.

Diversos hasta en la esperanza de vivir

Aunque la media de años de vida de los habitantes en el país ha tenido leves mejorías, durante la última década las brechas por regiones son inmensas. “Es como si japoneses (que viven más de 80 años) y marroquíes (africanos que no sobrepasan la expectativa de los 63) habitaran un mismo territorio.

En el 2006 se evidenció que en zonas como Chocó pocos indivi-duos alcanzaban a superar los 62 años, mientras en Atlántico y Bo-gotá la expectativa de la mayoría oscilaba entre 11 y 13 años más.

El análisis halló que las zonas que registran mayor longevidad son Bogotá, San Andrés y Santan-der. Los departamentos de menor supervivencia en su población son Amazonía, Caquetá, Casanare y Chocó, este último con los peores resultados.

El profesor Eslava señala que los estudios sobre longevidad son una forma de medir el grado de desarrollo de un país. “En nacio-nes avanzadas las personas viven más porque tienen cómo prevenir la mortalidad temprana evitable, e invierten más recursos en ello”, dijo el director de la investigación.

Agregó que en países como Colombia, y en particular en de-partamentos como Chocó, con condiciones pobres de desarrollo, las personas mueren por infec-ciones que podrían tratarse con

Víct

or M

anue

l Hol

guín

/Uni

med

ios

antibióticos, por ausencia de diag-nósticos oportunos y por la falta de promoción de estilos de vida saludables.

Evidentemente, este es un problema ligado a la inequidad en el acceso y la calidad de la atención en salud. “Si el Sistema Nacional de Salud tuviera cober-tura en todos los departamentos, uno esperaría que la expectativa de vida fuera similar en cualquier lugar del territorio nacional. Veinte años de diferencia con Japón en la posibilidad de vida de los habitan-tes es un dato que debe llamar la atención”, afirmó Eslava.

Los hallazgos también mues-tran que los hombres viven me-nos. Las estimaciones para el 2006 revelaron que, mientras una mujer en el Chocó podía alcanzar los 66,2 años de edad, un hombre llegaba solo hasta los 58.

Un problema de mal nutrición

En un estudio previo realizado en varios departamentos del país, el profesor Eslava había advertido sobre la relación que existe entre inequidad en salud y menor expec-tativa de vida. A esta conclusión llegó luego de medir variables en la población como bajo peso y mor-talidad en menores de cinco años,

y mortalidad de niños y adultos por malaria, que en 1998 tuvo valores de hasta 60 por 100 habitantes para niños, y 24 por 100 mil habitantes para la población general del Cho-có. También se analizó el número de partos atendidos por personal especializado, con cifras de 47% para Vaupés, en el 2004.

El estado de desnutrición, equivalente al bajo peso en me-nores de 5 años, es uno de los as-pectos más críticos evidenciados por el estudio. En 1998, el depar-tamento con peores resultados fue Córdoba, con un alarmante 11,9% de desnutrición. Entre el 2000 y el 2005, este porcentaje aumentó de manera extrema a un 15% en La Guajira. El valor mínimo de desnutrición para todo el país fue cercano al 2%, lo que evidencia la diferencia de las cifras en un mis-mo territorio.

Además de los departamentos se evaluaron tres de las principales ciudades del país: Bucaramanga, Bogotá y Medellín. Esta última fue la de peor comportamiento, con un 0,16 PI (π) (en este caso 1 π equivale al total de inequidad), mientras que Bogotá y Bucara-manga tuvieron un 0,14 PI (π). Ahí vuelve a coincidir la desigualdad con la baja expectativa de vida, pues Antioquia es una de las zonas donde se vive menos.

Estas cifras son directamente proporcionales al progreso de un país, ya que si el 48 por ciento de sus habitantes, que equivale a la población productiva, deja de aportar económicamente 10 años, el proceso de desarrollo se verá afectado.

En Colombia se estima que hay 18 millones de ocupados. Una persona produciría el equivalente a 60 millones de pesos en 10 años. Por tanto, la productividad perdi-da en la población de ocupados, por vivir 10 años menos, podría equivaler a 1.080 billones de pe-sos, lo que equivaldría a sostener el sistema de salud por 40 años, teniendo en cuenta la inversión actual anual, estimada en 27 billo-nes de pesos.

Sin embargo, más allá de las cuentas económicas, hay un alto costo social que se está pagando, especialmente por problemas de salud pública en los que pesan fac-tores como la falta de agua potable en zonas como Chocó, la pobreza y la dificultad de acceso y atención de calidad en caso de enfermedades.

Más allá del deseo de morir de viejo, el tema de la expectativa de vida manifiesta las condicio-nes de un país en el que las des-igualdades se ven representadas hasta en la oportunidad de vivir más o menos tiempo.

Según un estudio de la Universidad de Harvard, una persona con mayor nivel educativo tiene más esperanza de vida.

Page 11: UN Periodico No. 132

11

11 d

e ab

ril d

e 20

1013

2

Salud

Los genes del alcoholismo

Los colombianos estarían más expuestos a gene-rar adicción por el alcohol. Una variante en los genes podría ser la responsable de esta característica, según un estudio genético realizado por científicos de la Universidad Nacional de Colombia y el Centro de Investigación sobre Alcohol de la Univer-sidad de Indiana, E.U.

Patricia Barrera Silva,Unimedios

¿Qué sería de la Feria de Ca-li sin aguardiente, del Carnaval de Barranquilla sin ron, o del Festival Vallenato Francisco El Hombre en La Guajira sin un buen whisky?, para un guajiro que no se pierde esta últi-ma celebración, sería el caos, “pues faltaría el ingrediente secreto de la gozadera”. Más allá de cualquier apreciación sobre el tema, lo cierto es que, a punta de festejos y otras excusas más, el pueblo colombiano se acostumbró al trago, tanto así que ocupa el tercer puesto como consu-midor de alcohol en América Latina, después de Chile y Brasil, con un gasto promedio de 500 mil pesos anuales por habitante.

Pero, ¿de dónde surge esta “cul-tura” del trago que lleva a grupos de personas de varias zonas del país a tomar durante tres y hasta cuatro días seguidos, como si el alcohol no hiciera mella en su organismo? El grupo Genética de las Adiccio-nes del Instituto de Genética de la Universidad Nacional de Colombia parece tener la respuesta, y aunque aún el tema es motivo de estudios más profundos, halló que, en la composición genética de la pobla-ción colombiana, podría estar algu-na clave del incesante “gustillo” por el alcohol.

Resultados parciales de labo-ratorio señalan que la población colombiana no porta un gen reco-nocido mundialmente como pro-tector contra el alcohol, encargado de inducir al organismo a reaccio-nar en su contra.

A este diagnóstico llegó el gru-po luego de evaluar a 291 personas, 141 con problemas de alcohol y las 150 restantes, sin esta condición, como grupo control.

De la primera categoría, 65 asistían a fundaciones de desin-toxicación en Bogotá, los otros 76 fueron incluidos debido al puntaje que obtuvieron en el cuestionario Audit (Alcohol Use Disorders Iden-tification Test) de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que los clasificó como consumidores en riesgo.

A los 291 participantes les fue tomada una muestra de sangre para analizar la forma de los alelos de cuatro genes que intervienen en el proceso de eliminación del alcohol, bien sea por la orina, la sudoración o la respiración, entre otros proce-sos fisiológicos. Estos son: Alcohol Deshidrogenasa 2 (ADH2), Alcohol Deshidrogenasa 3 (ADH3), Aldehído Deshidrogenasa 2 (ALDH2) y la Cito-cromo p4502E1 (CYP2E1). El objetivo era analizar la asociación de estos con la propensión al alcoholismo.

Pero, ¿qué son los alelos? En las poblaciones del mundo, los ge-nes tienen diferentes formas que se llaman alelos, responsables de los rasgos heredados. Por ejemplo, el color de los ojos. Cada ser humano tiene dos alelos por cada gen, uno heredado de su madre y el otro de su padre.

Sorpresa genética

En el análisis, los investigado-res determinaron que no había re-lación entre las variantes de los ge-nes estudiados y la predisposición al consumo problemático de alco-hol. Sin embargo, se llevaron una sorpresa: el total de la población estudiada, tanto alcohólicos como aquellos que no tenían problemas con el licor, presentó solamente el alelo 1 del gen ALDH2. La pobla-ción no registra el alelo 2, la varian-te reportada como protectora.

Dicho gen se expresa con náu-seas, mareo, calor excesivo y enro-jecimiento, lo que popularmente se conoce como “resaca”. Esta mani-festación del cuerpo conlleva a que la persona rechace el trago o evite consumirlo a menudo.

El 40% de la población asiática tiene el gen ALDH2 (alelo 2), por eso, explican los genetistas, su cuer-po es más lento para metabolizar el alcohol, lo que hace que acu-mulen acetaldehído (un compuesto altamente tóxico para el organismo), que aparece luego del consumo de alcohol. Ello les ocasiona el síndro-me acetaldehído, por lo que presen-tan enrojecimiento facial, moderado dolor de cabeza, náuseas, vómito, inconsciencia y hasta convulsiones, síntomas que finalmente llevan a una aversión al alcohol.

En la población colombiana analizada en el estudio, el no en-contrar el alelo protector ALDH2*2 lanzó una primera conclusión: di-chos individuos estarían en mayor riesgo de engancharse en una adic-ción al alcohol, porque lo toleran en grandes cantidades. “El problema es que eso los conlleva a tomar más y más”, explicó Claudia Méndez, integrante del grupo y autora de la tesis de Maestría en Genética Hu-mana que originó este proyecto.

Las preguntas que ahora inten-ta resolver el grupo de investigación son: ¿por qué, si se encontró que la población colombiana no porta el alelo 2 del gen ALDH2, muchos colombianos no toleran el licor, y otros, aun sintiendo la popular

“resaca”, que en los chinos genera aversión al trago, siguen tomando?

“Por ahora hemos mirado el metabolismo del alcohol, ahora queremos caracterizar alelos de re-ceptores cerebrales a los que el licor se une directamente. Estos cambios podrían estar alterando las vías de recompensa y gratificación, que son las que producen placer cuando ha-cemos algo que nos gusta. Su mo-dificación podría predisponer con mayor facilidad al consumo de al-cohol en unas personas más que en otras”, concluye Mauricio Rey, coin-vestigador y docente de la Maestría en Genética Humana de la UN.

A toda máquina para no emborracharse

Cuando uno ingiere alcohol (etanol), que de por sí es carcinogé-nico, el cuerpo lo absorbe y lo lleva al estómago. Ahí aparece la primera enzima, denominada Alcohol Des-hidrogenasa ADH, que metaboliza solo una pequeña parte (entre 5% y 10%) del alcohol que tomamos, y deja un residuo muy tóxico para el hígado, llamado Acetaldehído, que en exceso produce los signos de intoxicación que conocemos como “guayabo”.

Una vez pasa al hígado, que metaboliza el otro 90%, el alcohol se enfrenta a la enzima Aldehído Deshidrogenasa ALDH, “Cuando el consumo se realiza en altas canti-dades y de manera frecuente, apa-rece una tercera enzima, la Cito-cromo (CYP2E1), que se activa en el

cuerpo para tratar de transformar el alcohol mucho más rápido, pero produce radicales libres, un resi-duo tan letal como el Acetaldehído”, afirma Méndez.

Si el cuerpo es sometido cons-tantemente al consumo de alcohol, aparece en el panorama del meta-bolismo una variante de la enzima Aldehído Deshidrogenasa ALDH2, que tiene la capacidad de actuar rápidamente sobre el Acetaldehído para convertirlo en Acetato. El ace-tato puede llegar a ser carcinogéni-co, pero es menos tóxico y puede ser involucrado en otros ciclos fisio-lógicos para sacarlo más rápido del cuerpo por otras vías metabólicas (como la orina).

El alcohol no es un juego

Dentro de los países no desa-rrollados, Latinoamérica y el Caribe ocupan el primer puesto en consu-mo per cápita de alcohol, a lo que se le adjudica alrededor de 300 mil muertes anuales, de las cuales tres cuartas partes son de hombres, se-gún la Organización Panamericana de la Salud (OPS, 2005).

Adicionalmente, un estudio rea-lizado por el programa presidencial Rumbos, en siete de las más grandes capitales del país, reveló que en Co-lombia 1 de cada 4 adolescentes ya se encuentra en problemas relacio-nados con el consumo de alcohol. De hecho, vergonzosamente se per-filó como el país latinoamericano en el que se inicia el consumo a más temprana edad: 10 años.

La ONU estima que cerca del 40% de la población mundial consume alcohol en forma ocasional, abusiva o adic-tiva. Porcentaje 15 veces mayor que el de todas las sustancias ilegales juntas.

Víct

or M

anue

l Hol

guín

/Uni

med

ios

Page 12: UN Periodico No. 132

12 Ciencia11

de

abril

de

2010

13

2

Software para identificar enfermedades graves en la piel

Lupus, esclerodermia o dermatomitosis, entre otras enfermedades de la piel, podrán diagnosticarse en tan solo seis minutos usando imágenes capilaroscópicas, una técni-ca rigurosa y no invasiva desarrollada por expertos de Manizales.

Ángela María Betancurt Jaramillo,Unimedios

Si usted es de aquellas perso-nas que le prestan poca atención a alergias que, sin razón aparente, brotan de vez en cuando en su cuerpo porque cree que se deben a algún alimento que su organismo no asimiló, o quizá trata de ignorar la inflamación de sus músculos porque podrá atenuarla con repo-so, es mejor que considere poner el cuidado de su salud en manos de un experto.

El lupus, la esclerodermia y la dermatomitosis no dan espera y, mientras más rápido se diagnos-tiquen, menores serán sus conse-cuencias, pues ninguna de estas patologías tiene cura.

En Colombia, aproximada-mente 220.000 personas, principal-mente mujeres, padecen de lupus, enfermedad que afecta el tejido co-nectivo que sirve de sostén y unión de otros tejidos y órganos. Se carac-teriza por la inflamación y el salpu-llido –con forma de mariposa– que aparece sobre todo en la piel del rostro, pero puede llegar a afectar el corazón, los pulmones, los riñones y el sistema nervioso.

La dermatomitosis es una in-fección contagiosa que presenta síntomas como alergia e inflama-ción de los músculos. Comúnmen-te la padecen menores entre los cinco y los quince años, lo cual se conoce como dermatomitosis ju-venil. Se cree que se debe a una in-fección viral de los músculos o a un problema con el sistema inmune.

Por otra parte, la acumulación de colágeno (proteína natural) pro-duce la esclerodermia, que conlle-va a la rigidez e inflamación de los dedos y las articulaciones. También afecta la piel, los músculos y órga-nos internos. Este problema suele presentarse más a menudo en las mujeres en edades comprendidas entre los 30 y 50 años.

Según el demartólogo Felipe Jaramillo Ayerbe, “se trata de en-fermedades vasculares del tejido conectivo, autoinmunes y reuma-tológicas, que afectan los vasos sanguíneos a nivel de los pliegues ungüeales (de las uñas). Aunque no son muy comunes, son cróni-cas y difíciles de detectar, por lo que el paciente debe ser ausculta-do constantemente”.

La capilaroscopía

Una de las técnicas emplea-das para el estudio de estas en-fermedades es la capilaroscopía del tejido conectivo, que permite observar la relación entre la infla-mación conjuntiva (de las mem-branas) y la presencia de nudos en los capilares, gracias al aumento óptico de lentes (dermatoscopio).

Fue descubierta hace unos 200 años por un físico italiano, y desde entonces varios investigadores le apostaron a su perfeccionamiento, pero solo hasta 1973 tomó fuerza gracias a que apareció en publica-ciones científicas.

Para Juan Carlos Riaño Rojas, docente e investigador del Grupo de Desarrollo de Nuevos Materia-les de la UN en Manizales, “pocas técnicas diagnósticas combinan las características de la capilaros-copía: no es invasiva –el examen no genera dolor en el paciente–, tiene alta sensibilidad, óptima es-pecificidad, es de bajo costo y le permite al especialista interpretar fácilmente los resultados”.

Por eso, Riaño y su grupo de investigadores, entre los que se en-cuentran Flavio Prieto y Édgar Sán-

chez, le dieron hoy un nuevo matiz a la técnica: desarrollaron un software que caracteriza y clasifica imágenes digitales de capilares en normales y anormales, de forma rápida y senci-lla, detectando en minutos la enfer-medad que afecta al paciente.

Esta innovación la realizaron con el apoyo de médicos especia-listas de la Universidad de Caldas, dirigidos por el dermatólogo Jara-millo Ayerbe.

Clic, clic, clic

El primer paso de la investi-gación fue la toma de muestras, que consistió en la fotografía de los dedos de más de 200 personas de la capital caldense, algunas con los padecimientos de interés en el estudio (lupus, esclerodermia y dermatomitosis).

Posterior a ello, se desarro-lló el protocolo de adquisición de imágenes, que consta de una eta-pa de preprocesamiento (en la que se realzan los capilares sanguíneos a través de técnicas de color) y otra de segmentación (en la que se recorta la imagen y solo queda el área que interesa analizar). La idea es medir, en cada segmento capi-lar, las características que propor-

cionan información para clasificar anomalías: ancho, alto, períme-tros, áreas, curvaturas y tortuosi-dad (cambios abruptos en el borde del capilar), entre otros.

“Una vez la imagen está en blanco y negro, el programa em-pieza a determinar sus caracterís-ticas (aproximadamente 106), que son las que le permiten al especia-lista diferenciar patrones clínicos: la cantidad de zonas blancas que tiene la imagen, las más amplias, las curvadas o avasculares (dónde debería haber un capilar y no es-tá), etc. Con estos datos, el derma-tólogo puede determinar el tipo de enfermedad que tiene el paciente”, asegura el profesor Riaño.

Para agilizar la entrega del re-sultado, el software permite em-plear la técnica de reducción de dimensionalidad de característi-cas a través de la optimización por búsqueda en líneas, con la cual se obtienen las características más relevantes de cada patología.

Con un solo dedo

Para practicar este examen, se emplea un microscopio al que se le adapta una cámara fotográfica de alta resolución, que toma las imá-

genes de la parte superior de la cutí-cula (zona periugüeal) de los dedos anular y corazón del paciente.

Para un mejor diagnóstico, es recomendable no haber cortado la cutícula por lo menos 15 días antes del análisis, con el fin de no maltratar el área y evitar que se contraigan o se oculten los capila-res, o que se produzcan hemorra-gias que alteren los resultados.

El siguiente paso que debe dar el dermatólogo es descargar las fotos en el computador, oprimir un botón para que el programa empiece a procesar el respectivo análisis y, en un tiempo récord de 6 minutos, obtener los resultados que evidencian la enfermedad que tiene el porcentaje más alto.

Las imágenes capilaroscópi-cas se convierten así en un méto-do diagnóstico eficaz. Y aunque el proyecto se encuentra en su últi-ma fase, los investigadores siguen alimentando la base de datos del software, pues para comercializar un programa en el área de la medi-cina es necesario tener un número alto de pacientes estudiados.

Basados en esta plataforma, proyectan el diseño de una herra-mienta tecnológica que ayude a identificar el cáncer de piel.

Foto

s A

ndré

s A

lmei

da/U

nim

edio

s

Page 13: UN Periodico No. 132

13

11 d

e ab

ril d

e 20

1013

2

Ciencia

CO2

CO2

Producción de algas

O2

La energía solar es indispensablepara hacer crecer las algas.

Tubo que suministra oxígenoy cantidades de CO2

La cercanía de industriasproductoras de CO2

beneficia a los fotobiorreactores.

Disco dentado que agitael agua para evitar

la sedimentación de las microalgas.

Estanque productor de microalgas(fotobiorreactor)

Microalgas

Se agrega una soluciónque ayude a precipitarlas algas en el fondo,

puede ser sulfato de aluminio.

Las algas se retiran, se secan y comienzael proceso de extracción de aceites con ayuda

de solventes especiales.El material queda listo para producir biodiésel.

Algas viables para biocombustibles:Chlorella y Botryococcus (agua dulce)

Isochrysis y Nanochloropsis (agua salada).

Colombia podría convertir las microalgas en un renglón importante de la economía. Un estudio cien-tífico de la UN halló, en cuatro tipos de estos organismos acuáticos, compuestos químicos y cualidades en su crecimiento que favore-cerían la producción de biocombustibles a bajo precio.

Carlos Andrey Patiño Guzmán,Unimedios

Las algas son únicas en el mundo viviente. No están clasi-ficadas como plantas, a pesar de que formen tupidas y verdosas sel-vas acuáticas. Son extremadamen-te simples a nivel celular, pero hoy son uno de los organismos más promisorios para la compleja vida del ser humano.

Según los expertos, a media-no plazo podrían, literalmente, ayudar a mover a Colombia, pues son ricas en lípidos, base de los compuestos aceitosos que son la materia prima para producir bio-combustibles. Por eso se perfilan como oportunidad rentable para elaborar biodiésel.

En el Departamento de Bio-logía de la Universidad Nacional de Colombia, el profesor Luis Car-los Montenegro lleva años sumer-giéndose en los encantos de las microalgas. No es para menos, ya que este ser vivo se estudia por su rico contenido en aceites omega –apreciados en la alimentación–, por ser útiles para fármacos y por su gran capacidad de consumir dióxido de carbono (CO2).

En su propósito de hallar algas colombianas capaces de producir biocombustibles, los investigado-res se concentraron desde hace dos años en las microalgas de los géneros Chlorella y Botryococcus para agua dulce, y Nanochloropsis e Isochrysis para agua salada.

Producto sostenible

Rubén Darío Godoy, investi-gador del Departamento de Inge-niería Química, se embarcó con el profesor Montenegro en la empre-sa de abrirle paso al biocombusti-ble de microalgas. El camino lo ve expedito debido a los cambios que se están dando en el mercado.

“A partir del 2015, la Comuni-dad Económica Europea restringi-rá el uso de biocombustibles que contengan aceite de palma y no provengan de sembrados sosteni-bles. Hoy en muchas regiones del mundo se talan miles de hectáreas de bosques para darle cabida a es-ta planta tropical”, explica Godoy.

El ingeniero afirma que la ventaja de las microalgas es que no requieren de grandes extensio-nes de tierra, como sí ocurre con la palma de aceite. Por tanto, no compite con los terrenos cultiva-bles o con las reservas naturales, disminuidas o sacrificadas por tal siembra.

Una hectárea cultivada con al-gas produce la misma cantidad de aceite que 10 hectáreas de palma, explica el profesor Montenegro. Además, según se comprobó en los estanques experimentales de la estación La Terraza, en las afueras de Villavicencio (Meta), las algas tienen una productividad mayor por su rápido crecimiento.

Mientras un árbol de palma produce aceite a los cinco años de haber sido sembrado, los cul-tivos de microalgas se renuevan cada semana, lo que permite tener una producción permanente. Esto ocurre por su eficiente fotosínte-sis, en la que se alimentan de luz solar y utilizan dicha energía para crecer aceleradamente.

“En Colombia, Ecuador y Ve-nezuela hay condiciones perfec-tas para cultivar algas: existe luz durante 12 horas al día, lo que no ocurre en las naciones europeas. El clima es estable y, además, hay agua en abundancia, tanto dulce

otra opción para producir biocombustible

Microalgas,

como salada. Los Llanos Orienta-les y el mar Caribe, particularmen-te La Guajira, son sitios en los que hay potencial”, sostiene el biólogo experto en algas.

Como si fuera poco, además de ayudar a producir biocombus-tible sostenible, las algas reciclan el CO2 del ambiente de forma muy eficiente y lo transforman en oxí-geno, tanto así que los cultivos de estos curiosos cuerpos acuáticos se desarrollan mejor si tienen cer-ca fábricas que produzcan dióxido de carbono constante.

El reto

Los investigadores Montene-gro y Godoy, junto al estudiante de maestría Luis Miguel Serrano, tienen determinadas las condicio-nes aptas para el desarrollo de las algas. En el momento evalúan la calidad de los aceites que produ-

cen las microalgas.Se sabe que las cuatro espe-

cies analizadas son capaces de producir grandes cantidades de aceite, ahora la meta es escalar el proyecto. Es ahí donde juega un papel fundamental el profesor Rubén Darío Godoy.

El ingeniero químico expli-ca que el método para obtener el aceite es relativamente fácil. “Para el proceso de extracción se nece-sita un solvente que permita des-prender los lípidos de las algas. Lo ideal, y ese es el siguiente paso, es encontrar esta sustancia para que pueda ser parte del biocombusti-ble, esto con el fin de que salga, de una vez, un producto terminado, sin más procesos” (ver infografía).

Godoy enfatiza en que la difi-cultad es la consecución de recur-sos para avanzar en el proyecto. “No contamos con apoyo de los entes nacionales que deben pre-

ocuparse por generar ener-gías alternativas. Países como España y Estados Unidos ya fijan sus ojos en nuestro país. Aquí hay personas interesa-das en participar en la inicia-tiva. Falta un impulso desde el nivel estatal”.

Según datos del Progra-ma Nacional de Biodiésel, del 100% de la energía que se consume en Colombia, solo el 23,8% es renovable. La es-tructura energética del país se compone así: 47,61%, pe-tróleo; 23,71%, gas natural; 13,09%, energía hidroeléctri-ca; 8,60%, bagazo y leña, y 4,89%, carbón.

En el mundo, la produc-ción de aceites con potencial energético se concentra en la palma con 28%. Le sigue la soya, 24%; semillas de colza, 12%; semillas de girasol, 7%; sebos y grasas, 6%; algodón y maní cada uno con 3%, y otros productos, 17%.

Es en esos productos en los que las microalgas tienen espacio. De hecho, naciones como Japón llevan la delan-

tera. “En nuestro país el mercado está asegurado debido a que to-dos los combustibles diésel deben mezclarse con 5% de biocombusti-ble. A mediano plazo el porcentaje subirá a 10% y hasta 20%”, explica Godoy.

El reto es hacer que el bio-combustible de microalgas se acerque a la rentabilidad del acei-te de palma. Es necesario invertir dinero para mejorar la técnica de producción en fotobiorreactores. Colombia cultiva algas desde hace algún tiempo, pero para alimentar camarones.

“Las algas pueden conver-tirse en un renglón económico muy importante para el país y no solo como biocombustible”, dice convencido el profesor Monte-negro. Todo está dado: luz y agua en abundancia, una temperatura idónea y el conocimiento base para empezar.

Arc

hivo

par

ticul

ar

Estas son las especies de algas que ensayan los científicos de la UN como oportunidad rentable para obtener biodiésel.

Infografía Unimedios

Page 14: UN Periodico No. 132

1411

de

abril

de

2010

13

2Medioambiente

Seis años después de instalado el primer parque eólico en el país se vislumbran dos nuevos pro-yectos similares. Pero, ¿qué tan fértil es el territorio na-cional para las energías alternativas, teniendo en cuenta que la hidroenergía también es limpia y más económica de producir?

Luis Miguel Palacio,Unimedios

El boom de la energía produ-cida a partir del viento nació en Europa a principios de los años 80 y actualmente, según la Asociación Mundial de Energía Eólica, países como Estados Unidos, Alemania, China y España tienen la mayor capacidad de producción energé-tica a través de generadores eléc-tricos movidos por turbinas que acciona el viento (conocidos como aerogeneradores). En el panorama aparece también Dinamarca, país destacado como potencia ya que cerca del 20% de la energía total que produce es eólica.

Jepírachi, en La Guajira, es el único parque eólico en Colombia, empezó a operar en abril del 2004 y a 2010 cuenta con una capa-cidad de generación eléctrica de 19,5 megavatios, que representan el 0,15% del potencial nacional.

Según Walter Del Río Duque, coordinador de este parque que pertenece a las Empresas Públicas de Medellín (EPM), en septiembre del año pasado Jepírachi batió su propio récord de generación de energía, pues aumentó su produc-tividad en un 30%, mientras en octubre la acrecentó en un 60%. “Esto coincidió con la disminu-ción del nivel de los embalses de las centrales hidráulicas. Si, por ejemplo, en lugar de 15 máquinas el parque hubiese tenido 300, el país no hubiera recurrido con tan-ta urgencia a las fuentes térmicas”, indicó Del Río.

El coordinador hizo especial énfasis en la necesidad nacional de crear una ley marco para incen-tivar a los agentes generadores de energías alternativas, como ya la tienen EE. UU., Alemania e incluso países de Centroamérica.

Fabio González, catedrático del Departamento de Física de la Universidad Nacional, respalda esta posición: “El Estado debería pagar más alto el kilovatio/hora producido con el viento que el ge-nerado a partir de hidroeléctricas. Esto con el fin de hacer más renta-bles los parques eólicos, ya que el dinero que reciben estos proyectos por certificados de reducción de emisiones de CO2 no es suficiente para mitigar el impacto económi-co de una inversión tan grande”.

El comercio del CO2

Detrás de dichos certificados se estableció un “negocio” que co-menzó con la propuesta brasile-ra, formulada en la reunión del Protocolo de Kioto, sobre cómo podrían participar los países del llamado “tercer mundo” en el pro-ceso de reducción de emisiones de CO2. Así, a través de proyectos de sustitución de combustibles como carbón por gas natural (con me-nos emisiones en su proceso de combustión), o parques eólicos, entre otros, se gestiona el certifi-cado que expide la junta ejecutiva del Mecanismo de Desarrollo Lim-pio (MDL) de Naciones Unidas. Posteriormente, este “título” se co-mercializa con las empresas que han adquirido compromisos de reducción de emisiones en países desarrollados.

Parece fácil pero no es así, pues el estímulo económico que se le reconoce a cada iniciativa de-pende del número de toneladas de CO2 que reduzca el país que tiene el proyecto de sustitución.

¿Y qué pasa si en ese país no hay mucho CO2 para reducir? ¿Le entra poca plata a la iniciativa?

Este reporte anual de la UPME refleja cómo en enero del 2009 más del 80% de la energía que se producía en el país era hidráulica. Un año después, en enero del 2010, disminuyó al 43% debido al fenómeno de El Niño.

Menores

100%

90%

80%

70%

60%

50%

40%

30%

20%

10%

0

Cogeneración

Carbón

Gas

Hidráulica

Ene-

09

Feb-

09

Mar

-09

Abr

-09

May

-09

Jun-

09

Jul-0

9

Ago

-09

Sep-

09

Oct

-09

Nov

-09

Dic

-09

Ene-

10

En el caso de Colombia, se es-tima que las emisiones de CO2 que causa un kilovatio/hora están alre-dedor de 0,3 y 0,6 kilogramos. Lo anterior teniendo en cuenta que es un país “limpio” ya que su energía eléctrica se produce en más de un 60% gracias al agua (cifra que varía por algunos fenómenos como El Niño), lo que hace que las emi-siones nacionales sean muy bajas, contrario a lo que ocurre en países como Estados Unidos que generan más del 60% de su energía con car-bón mineral.

Al no existir grandes cantida-des de CO2 para reducir en el país, se disuelve la espuma de benefi-cios económicos por certificados que recibiría cualquier proyecto MDL. Así, queda abierta la discu-sión sobre si el territorio conti-nental colombiano es lugar fértil o no para proponer proyectos de reducción de emisiones “como ne-gocio” o, por el contrario, podría funcionar en la isla de San Andrés, cuya energía proviene de genera-dores diésel.

Jepírachi costó 28 millones de dólares y, según Del Río Duque, se tenían grandes expectativas eco-

nómicas con los certificados, pero nunca se cumplieron.

No obstante, el “sello verde” o imagen ambientalista que genera para una empresa contar con un proyecto de estos en su portafolio de servicios crea gran publicidad y credibilidad, aspectos atractivos ante clientes, proveedores e inver-sionistas internacionales.

¡Cuidado con los vientos de La Guajira!

Aunque el departamento es abrazado por regímenes de corrien-tes que superan los diez metros por segundo (en Alemania, inclusive a alturas mayores, con dificultad se alcanzan los 8 m/s), los vientos de La Guajira arrastran consigo gran cantidad de arena que frecuente-mente se convierte en tormentas. Según González, esto puede llegar a ser un verdadero dolor de cabe-za para las empresas que operen parques eólicos en la zona. “Este régimen de viento tiende a parecer-se a una ‘lija’, altamente perjudicial para los aerogeneradores que están hechos en fibra de vidrio y pueden terminar averiados constantemen-

te”, indicó el experto. “Si estas tor-mentas de arena no son previstas, aumentarían los costos de opera-ción del proyecto”.

Vale la pena recordar que los aerogeneradores, ensayados por lo regular en laboratorios de prueba en Dinamarca, están he-chos para regímenes de vientos generalmente uniformes y no tan cambiantes como los que se pre-sentan en el trópico.

Dos nuevos parques eólicos

Según Luis Fernando Rico, ge-rente general de Isagén, esta com-pañía adelanta la fase inicial de estudios de un parque eólico que estaría ubicado muy cerca a Jepí-rachi, y cuya capacidad, en pri-mera instancia, sería de 31,5 MW. Aun con un número mínimo de aerogeneradores (Jepírachi tiene 15), dicho parque requeriría una inversión aproximada de USD$ 60.000.000, lo que contribuiría con una reducción de emisión de gases de efecto invernadero cercana a 40.000 toneladas anuales equiva-lentes de CO2.

En la isla de San Andrés, la empresa Sopesa proyecta instalar un sistema eólico con una capaci-dad de 7,5 MW. Ya se iniciaron los procesos de medición de los vien-tos y alrededor de cinco aeroge-neradores serían ubicados en una longitud de un kilómetro durante los próximos tres años.

Definitivamente la gran ga-nadora con este aparente auge de parques eólicos es la diversifica-ción energética en Colombia. La experiencia ha demostrado, por ejemplo, que ante fenómenos co-mo El Niño no es bueno depender en un porcentaje tan alto de una fuente inestable como la hidráu-lica que, sin ningún inconvenien-te, podría ser complementada con más energía proveniente de alter-nativas limpias como el viento.

Imag

inec

hina

Energía eólica

¿vale la pena para Colombia?

Page 15: UN Periodico No. 132

15

11 d

e ab

ril d

e 20

1013

2

Medioambiente

Repoblación de animales marinos afecta especies nativas

En el Caribe colombiano se están sacando animales marinos de un sitio para repoblar otro donde hay escasez. Una investigación demuestra que el traslado indiscriminado de especies foráneas, sin estudios previos, afecta seria-mente la salud de las nativas y la conservación de su legado genético.

Carlos Andrey Patiño Guzmán,Unimedios

El ejemplo puede sonar extravagante, pe-ro expone bien la situa-ción: “Si se redujera la población raizal de San Andrés y se decidiera repoblar la isla con po-blación antioqueña, ¿este archipiélago sería el mismo? La respuesta es no, sin importar que ambos pueblos sean colombianos”, dice la bióloga Edna Márquez, del Grupo de Biotecno-logía Animal de la UN en Medellín.

Lo mismo sucede con las especies del mar Caribe colombiano. Así como los grupos huma-nos adquieren ciertas características luego de años y años de asentar-se en un lugar, los ani-males adquieren parti-cularidades genéticas que, según Márquez, poco se tienen en cuen-ta a la hora de planear la repoblación de espe-cies en sitios donde han empezado a escasear.

“Analizamos tres especies: la damisela bicolor (Stegastes par-titus), el pargo (Pagrus pagrus) y el caracol pala (Strombus gigas Linnaeus). Este último tiene un gran problema de con-servación porque las densidades disminuyeron considerablemente en el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, así como en la región del Caribe con-tinental. Por eso, las poblaciones están más expuestas a la endo-gamia y a la pérdida de variación genética”, dice la bióloga.

En la investigación se estudia-ron las similitudes genéticas entre comunidades localizadas en di-versos puntos de la geografía ma-rítima. El caso del caracol pala es crítico, ya que, para mejorar las densidades en los bancos, se tomó la medida de relocalizar pobla-ciones. Según la científica, estas disposiciones traen más perjuicios que beneficios, pues se descono-cen los patrones de su variación genética.

Por ejemplo, se corre el riesgo de ‘contaminar’ las reservas de ca-da región marina por la introduc-ción indeseada e incontrolada de genes a una población. Esto puede alterar los ecosistemas y, en algu-nos casos, contribuir a la extinción de reservas naturales. Cuando se trabaja sobre la conservación, esta situación puede evitarse.

La bióloga Edna Márquez dice que puede ocurrir que los des-cendientes (genotipos) de los “no

nativos” sean mayores que los de la especie local, lo que conllevaría a una dura competencia por la ali-mentación y el territorio.

Otro efecto devastador podría ser la llegada de enfermedades infecciosas o parasitarias. En el caracol pala, el parásito Coccidio apicomplexa se ha relacionado con la baja reproducción. Si un or-ganismo como este se extendiera entre las poblaciones, las afectaría notablemente, pues la mayoría no está lista para combatirlo.

“Se podría asimilar con lo que le pasó a los indígenas de América. Sus cuerpos no estaban prepara-dos para contrarrestar las enfer-medades que trajeron los euro-peos. Por eso millones de nativos murieron”, expone la científica.

Conexiones genéticas

El estudio halló que, contrario a lo que se pensaba, el pez pargo y el caracol pala no tienen una po-blación homogénea en zonas que se supone debería existir conexión genética. Es el caso del archipié-lago de San Andrés. Los caracoles pala que se encuentran en el norte son diferentes a los que se hallan en el sur.

La investigadora explica que

en el sur existe una reserva gené-tica que se extiende por Albur-querque, Cayo Bolívar y probable-mente la isla de San Andrés; otra, muy sólida y distinta, se halla en Providencia, Quitasueño, Ronca-dor y Serrana, y una más está cerca de Jamaica, en los cayos de Bajo Alicia, Bajo Nuevo y Serranilla.

“Es necesario aclarar que cada reserva tiene varias poblaciones distantes entre sí. En esos casos, se pueden relocalizar especies de-bido a que sus características son muy similares. Pero traer un ca-racol del stock genético ubicado cerca de Jamaica y mezclarlo con el de la isla de San Andrés no es conveniente”.

Sucede igual con las reservas de peces y caracoles del litoral Caribe. La de los moluscos en los alrededores de las Islas del Ro-sario, en Cartagena, se relaciona más con una existente en el sur del archipiélago de San Andrés, en cambio, no tiene nada que ver con la que hay en el archipiélago de San Bernardo, ubicado en el mismo golfo de Morrosquillo, so-bre las costas del departamento de Bolívar.

“¿Por qué los caracoles del sur del archipiélago no se parecen ge-néticamente a los del norte, pero sí tienen relación con los hallados

en Islas del Rosario?”. Es algo que inquieta a biólogos como Edna Márquez.

En el caso del cara-col pala, lo grave es que tanto en Islas del Rosa-rio como en el sur del archipiélago las densi-dades han disminuido notablemente. En estos sitios hay más explota-ción comercial de los moluscos. Por el con-trario, la población está más robustecida en la frontera norte del mar Caribe colombiano.

Las diferencias físi-cas también son eviden-tes. Estudios morfomé-tricos (forma y medida) sobre el pargo L. synagris evidencian variaciones entre grupos de La Gua-jira y Santa Marta. En caracol pala, utilizando morfometría geométri-ca (medida tridimensio-nal), se hallaron dispa-ridades en la conforma-ción de la concha entre poblaciones de San Ber-nardo (Bolívar) y otras continentales y del ar-chipiélago.

Planes incipientes

Desde los años 70 en el país existen regu-laciones para la captu-ra del caracol pala. Hay

épocas de vedas oficiales para re-cuperar las poblaciones. Sin em-bargo, la ley permite capturar peces o caracoles por debajo del tamaño adulto, con la creencia de que ya al-canzaron la madurez sexual. “Que la norma lo permita es un contra-sentido”, dice Márquez.

Los biólogos de la UN encon-traron que el tamaño de los anima-les no siempre es sinónimo de que puedan reproducirse. “La ausencia de adultos que dejen sus gametos acaba con la fuente de diversidad que sostiene la comunidad. La pes-ca ilegal es un asunto que se sale de las manos de los organismos de control”, enfatiza la bióloga.

Es por eso que la Corpora-ción Autónoma Regional de San Andrés (Coralina), la Secretaría de Agricultura y Pesca Departamental y el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (Invemar) de-cidieron hacer repoblación de pe-ces trasladando individuos de un sitio a otro, al ver que las vedas no cumplen el objetivo.

Ahora, datos como los de la UN podrán ayudar a la relocaliza-ción de peces, pero teniendo en cuenta elementos más profundos y respetando las comunidades na-tivas de peces y caracoles. El bene-ficio es de doble vía.

Víct

or M

anue

l Hol

guín

/Uni

med

ios

Si no se aplican los principios de ordenación de recursos genéticos, será imposible que los esfuerzos de producción y conservación de especies marinas puedan obtener buenos resultados a largo plazo.

¿vale la pena para Colombia?

Page 16: UN Periodico No. 132

1611

de

abril

de

2010

13

2Medioambiente

Reactor para desechos industrialesFábricas como la cervecera, de abonos y aceites, entre otras grandes contribuyentes de la contaminación ambiental, tendrán a su disposición un reactor para tratar todos sus residuos, inclusive los más peligrosos.

David Andrés Calle,Unimedios

Tradicionalmente, el almace-namiento de residuos industriales, incluidos los peligrosos, ha sido un problema no solo por su toxicidad sino por lo dispendioso de su aco-pio. Un reactor o biopila aireada, diseñada por investigadores de la UN en Medellín, cambiará esta historia.

Se trata de un sistema de de-gradación de materia orgánica (como residuos vegetales), que aprovecha las corrientes de aire por la diferencia de temperatura para aumentar el nivel de oxígeno en la degradación, en un proceso que facilitan tubos de ventilación.

El ingeniero químico Edison Alexánder Agudelo, estudiante de la Maestría en Medio Ambiente y Desarrollo de la UN en Medellín, explicó que, “en un compostaje, la degradación de la materia or-gánica presente en los residuos de comida puede demorar entre uno y dos meses. Con la biopila se re-duciría este tiempo”, agregó.

El prototipo, con sello UN, está listo para su aplicación industrial. Compañías de abonos orgánicos, aceites y cerveza, entre otras, po-drán aprovechar esta tecnología para generar residuos más amiga-bles con el medioambiente.

“La máquina trata cualquier tipo de residuo industrial orgáni-co y disminuye su toxicidad. Ello permite que sean reutilizados en rellenos sanitarios, escombreras y como mejoradores de suelos”, des-tacó Santiago Alonso Cardona Ga-llo, docente de la Escuela de Geo-ciencias de la Facultad de Minas.

El reactor es novedoso por-que aprovecha los cambios de la temperatura para ampliar el flujo de aire en la pila. Ello le permite aumentar los niveles de oxígeno que estimulan a los microorga-nismos para que puedan degra-dar con más rapidez la materia orgánica de residuos peligrosos y no peligrosos. De esta manera, “se disminuiría la contaminación de fuentes de agua por causa de los desechos, al tiempo que se dis-pondría de un abono”, explica el investigador Cardona.

Solución para la industria

Luis Aníbal Sepúlveda, geren-te del Proyecto de Gestión de Resi-duos Peligrosos con Énfasis en Tra-tamiento Térmico y Disposición Final en Relleno de Seguridad, de la Cámara Colombiana de Infraes-tructura, explicó que en Colombia se generan cerca de 30 mil tonela-das diarias de residuos ordinarios, provenientes de las residencias, el comercio, las instituciones y las industrias. Por ejemplo, tan solo el Valle de Aburrá produce aproxi-madamente 15 mil toneladas de escombros al día, y ciudades como Bogotá, unas 50 mil.

Las cifras son más alarmantes si se tiene en cuenta que el país genera 500 mil toneladas de resi-duos hospitalarios y peligrosos al año, es decir, 1.350 toneladas por día”, agregó.

Aunque son menos que los ordinarios, no significa que el pro-blema sea menor. Por eso, el Mi-nisterio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial estableció en el Decreto 4741 del 2005 el ma-nejo, contabilidad, tratamiento y disposición de residuos peligro-sos. En la normativa se obliga a las industrias a reportar las can-tidades de residuos que generan,

sus características y lo que hacen con ellos.

Por ejemplo, incinerar la tierra contaminada con aceite dieléctri-co, generada por los transforma-dores eléctricos, demanda una in-versión de 1.700 pesos por kilo.

Según Sepúlveda, los trata-mientos convencionales de inci-neración, neutralización y dispo-sición de un relleno de seguridad que realizan las industrias pueden costar hasta 3 mil pesos por kilo. Eso quiere decir que una tonelada cuesta 3 millones de pesos, y hay empresas que generan, por mes, hasta 5 toneladas de algún tipo de residuo peligroso.

“El reactor de la UN permitirá que los suelos contaminados con sustancias de este tipo se recupe-ren rápidamente, a partir de una tecnología más barata y efectiva, si se comparan los costos de trans-

porte y disposición en un relleno de seguridad”, resaltó.

Los residuos industriales

Estudios de Minambiente re-velan que en Colombia se gene-ran alrededor de 389 mil toneladas anuales de desechos con caracte-rísticas nocivas, inflamables, tóxi-cas o patógenas, en su mayoría por la actividad de la industria, sobre todo química.

Yuan Kuan, ingeniero químico del Centro Nacional de Producción Más Limpia, explicó que “un 35% de estos residuos son subproductos de industrias de resinas, pinturas, plásticos y derivados del petróleo”.

El experto señala la poca cla-ridad que hay en el país sobre la disposición final de residuos. “La mayoría terminan en rellenos sa-

nitarios, pero no se está haciendo ningún tipo de acción para asegu-rar ese proceso final”, puntualizó.

“Colombia cuenta con un relleno de seguridad ubicado en Cundinamarca, y algunas ciuda-des principales tienen hornos inci-neradores de residuos industriales. Sin embargo, podría afirmarse que la mayoría de desechos apenas se están estudiando para conocer sus características, composición y peligrosidad. Lo que se busca es hacer una valoración de su poten-cial, viabilidad ambiental y cómo evitarlos”.

Yuan Kuan, defensor de la pro-ducción limpia, avaló el reactor de la UN, pues según explica, “hacer una incineración no controlada es más peligroso que el residuo en sí, ya que se generan compuestos contaminantes tóxicos que, inclu-so, pueden ser cancerígenos”.

La biopila aireada es un sistema de degradación de materia orgánica o de compostaje que aprovecha las corrien-tes de aire para aumentar el nivel de oxígeno en la degradación.

Foto

s ar

chiv

o pa

rtic

ular

Page 17: UN Periodico No. 132

17

11 d

e ab

ril d

e 20

1013

2

Medioambiente

Sebastián Winkler, presidente mundial de Cuenta Atrás 2010 de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), le dijo a UN Periódico por qué ha fracasado la lucha para proteger la biodiversidad en el pla-neta y criticó la falta de liderazgo de Latinoamérica para defender su potencial biológico.

Luis Miguel Palacio,Unimedios

Tres décadas después de que los científicos norteamericanos Thomas Lovejoy y Edward Wilson pusieran en boga el término “bio-diversidad”, definido como la ri-queza y variedad de organismos en la Tierra, hoy el tema álgido es la pérdida de los mismos y lo poco efectivos que han sido los mecanismos internacionales para contrarrestar su desaparición.

En 1992 había surgido el Con-venio sobre Diversidad Biológica (CDB) en la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro (Brasil), convirtién-dose históricamente en el primer esfuerzo mundial para la protec-ción de la biodiversidad, ratificado por 192 países. Posteriormente se celebró la Cumbre de Johannes-burgo (Sudáfrica) en el 2002, don-de quedó sentada la intención de reducir significativamente la pér-dida de biodiversidad durante los siguientes ocho años.

Pues bien… llegó el 2010 y aunque se dice que el 11% de la superficie del planeta está res-guardada, según la lista de áreas protegidas de Naciones Unidas, “los esfuerzos que se iniciaron con el CDB no han tenido resultados específicos. La UICN reconoce que las metas fueron muy débiles y temas como la globalización y el cambio climático hicieron que la banca internacional volcara su atención hacia ellos, dejando re-zagada la biodiversidad”, aseguró el biólogo Luis Guillermo Baptiste, profesor asociado de la Universi-dad Javeriana.

Entretanto, el Estudio Econó-mico de los Ecosistemas y la Bio-diversidad, que analiza el impacto global de esta pérdida en las finan-zas del planeta, ha revelado que en 50 años el Producto Nacional Bruto mundial podría verse redu-cido en un 7%, si se continúa con el ritmo actual.

Cuenta Atrás de la UICN reúne cerca de mil organizaciones guber-namentales y no gubernamentales alrededor del mundo para frenar la desaparición de biodiversidad, teniendo como meta principal el 2010. En una visita a Colombia, or-ganizada por el Instituto Alexander von Humboldt, Sebastián Winkler, presidente de Cuenta Atrás, hizo duras críticas a la forma en que los Estados han abordado el te-ma y propuso soluciones prácticas que conducirían a que sea efectiva cualquier meta trazada en pro de la diversidad biológica.

UN Periódico: ¿Por qué los acuerdos para proteger la biodi-versidad no han generado el im-pacto esperado?

Sebastián Winkler: Porque las metas de biodiversidad no tienen compromisos económicos que es-timulen un gran impacto social; les faltan los dientes y lo grave es que

“Colombia debería liderar defensa de biodiversidad en Latinoamérica”

suenan como si fueran un com-promiso voluntario que además es muy suave. Son solo declaraciones de buena intención de los gobier-nos que no conducen a nada.

Hay que aceptar que la lucha por la pérdida de biodiversidad no es tan conocida como el Protocolo de Kioto, por ejemplo, que cuen-ta con mecanismos financieros específicos que mueven acciones concretas.

UNP: ¿Cómo se le ponen dientes a estas metas?

S. W.: Primero, dándole más importancia a los ministerios del Medio Ambiente, pues son trata-dos como “los niños pobres entre los demás ministerios”. En reali-dad, son los jovencitos de las ins-tituciones gubernamentales, pues generalmente tienen 20 ó 30 años en casi todos los países.

En segundo lugar, se debe desmitificar aquello de que la bio-diversidad es un asunto solo de medioambiente, pues también in-cluye a otros ministerios como Ha-cienda y Agricultura, con los que se deben crear estrategias conjuntas para generar políticas efectivas.

UNP: ¿A qué se refiere con aquello de una crisis silenciosa?

S. W.: La crisis de la biodi-versidad es un hecho, sus efec-tos prometen ser devastadores. Es silenciosa porque la gente no la siente tan bruscamente como el calor o el frío que provoca el cam-bio climático, pero las cifras no mienten.

La Lista Roja de la UICN, que muestra el estado de los organis-mos vivos en el planeta, dice que actualmente existen 44.000 espe-cies en peligro. Eso significa que

están amenazados 1 de 8 pájaros, 1 de 4 mamíferos y 1 de 3 anfibios, etc. Es realmente alarmante.

Por otro lado, la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio, que contó con la participación de casi 1.400 científicos de todo el mundo, arrojó que las consecuencias de las transformaciones del entorno, en el 2005, dejaron dos tercios de nuestros ecosistemas amenaza-dos. Esto es mucho más alarmante porque son esos medios los que nos proveen servicios vitales como el agua.

UNP: ¿Qué es lo más peligro-so de esta crisis?

S. W.: Cuando una especie desaparece, lo hace para siempre. La evolución de la naturaleza nos ha ofrecido información genética que la humanidad ha utilizado co-mo inspiración para crear alta tec-nología, como base para el descu-brimiento de medicamentos que han cambiado la calidad de vida de los humanos, y como impulso para el desarrollo económico de algunos países. El peligro de per-der todo ese conocimiento genéti-co significa perder todo lo anterior también: eso es lo más grave.

UNP: ¿Cuáles son los retos urgentes?

S. W.: Se debería trabajar lo más pronto posible en la prohibi-ción de la pesca de arrastre y crear una red global de áreas protegidas marinas en lo que respecta a los océanos.

Es necesario establecer un fondo para la conservación de las selvas tropicales, en el cual se pa-gue un rubro a los agricultores para cuidar dichas zonas.

Es tiempo de pensar en ne-

gociar un sistema pos–Kioto, di-ferente al protocolo anterior, que funcione y frene de forma efectiva el cambio climático, que tira por la borda cualquier inversión eco-nómica que se haga para proteger el planeta.

UNP: ¿Cuál es el enemigo nú-mero uno de la biodiversidad?

S. W.: Sin duda, el violento modelo económico actual del pla-neta que desemboca principal-mente en la fragmentación del hábitat, representado en nuevas carreteras y edificios.

UNP: ¿Qué relación hay entre gobernabilidad internacional y biodiversidad?

S. W.: Tenemos nuevos paí-ses que representan las economías emergentes, como India, Brasil y China. No coincidencialmente son territorios megadiversos. Lo an-terior muestra que hay una con-vergencia entre economía y bio-diversidad en medio, no de un G8, sino de un G20, una oportunidad inmensa para generar un cambio en el mundo.

De los 17 países megadiversos, 6 son de Latinoamérica (Brasil, Colombia, Ecuador, México, Perú y Venezuela), y aquí el problema es que no veo un protagonismo ma-yoritario de la región, están des-aprovechando esta coyuntura.

UNP: ¿Qué debería hacer La-tinoamérica?

S. W.: Volver a la conciencia sobre la propiedad ética de la bio-diversidad, postulado que se fir-mó en el CDB, en el 92, en Río de Janeiro. Debido a su posición geográfica, su potencial y riqueza, Colombia debería asumir este li-derazgo a nivel internacional.

And

rés

Felip

e C

asta

ño/U

nim

edio

s

Brasil, Colombia, Ecuador, México, Perú y Venezuela hacen parte de los 17 países megadiversos del mundo; sin embargo, no hay protagonismo mayoritario de la región en el tema y se está desaprovechando la coyuntura, dice el presidente de Cuenta Atrás.

Page 18: UN Periodico No. 132

1811

de

abril

de

2010

13

2Agro

Una avispa: “insecticida” contra la dañina mosca blanca

Los agricultores de Regaderos, corregimiento del Valle del Cauca, tienen entre sus cultivos el remedio para sus males. Se trata de Amitus fuscipennis, una avispa que visita las plantas de hortalizas para tomar su azúcar y controla durante su paso a la mosca blanca, insecto que ocasiona graves perjuicios ambientales, económicos y sociales en la zona.

Luis Fernando Riascos Escobar,Unimedios

Regaderos está ubicado en el municipio El Cerrito, lugar donde abundan los cultivos de peque-ños agricultores, especialmente de hortalizas como fríjol y habichue-la, y por ende algunos insectos que buscan perjudicarlos. Esto motivó a un grupo de investigadores de la UN en Palmira a realizar un inven-tario de las plantas que rodean los sembrados y a estudiar los contro-ladores biológicos que las visitan (otros insectos), con el fin de defi-nir la posibilidad de implementar un procedimiento alternativo al de la fumigación.

Al introducir el enemigo na-tural de los insectos plaga en el ecosistema, se sustituye o com-plementa el uso de insecticidas. A esto se le llama control biológico, que además resuelve inconvenien-tes presentes en las técnicas de fumigación, como el incremento de problemas ambientales y la in-eficiencia económica, ocasionada por su bajo impacto en las plagas que busca combatir. El caso se ilustra con la aspersión aérea.

Estudios realizados en el Cen-tro Integrado de Gestión y Con-trol Social en California (Estados Unidos) determinaron que más del 40% de los plaguicidas que se aplican caen fuera del área obje-tivo, 15% fuera del cultivo y 41% lejos del insecto, que, a través de su sistema respiratorio y diges-tivo, absorbe menos del 1% del total aplicado. Además, señala que apenas el 0,03% de los insecticidas usados es aspirado por las plagas que atacan las plantaciones de frí-jol, y 0,02% por los que devastan el cacao.

El problema radica en que “hoy las plagas han desarrollado resistencia a muchos plaguicidas, situación que el agricultor resuel-ve aumentando la dosis y generan-do mayor gasto”, dice Luis Miguel Hernández, estudiante de último semestre de Ingeniería Agronómi-ca e integrante del grupo investi-gador que estuvo en zona rural de El Cerrito.

Es el caso de la especie Tria-leurodes vaporariorum, o mosca blanca, una plaga que regularmen-te coloniza ecosistemas por encima de los 1.000 metros sobre el nivel del mar, como los de Regaderos, se ha evidenciado su resistencia a insecticidas compuestos por meta-midofos y cipermetrina, comunes en el mercado y utilizados con fre-cuencia por los agricultores.

La Organización de las Nacio-nes Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) confirmó que más de 520 insectos y cerca de 110 male-zas son resistentes a plaguicidas, fungicidas o herbicidas.

La nueva estrategia

Si una avispa de la especie Amitus fuscipennis, común en zo-nas montañosas del Valle del Cau-ca, pone un huevo dentro de la mosca blanca cuando está en es-tado de ninfa (previo a su adultez), la mata, cumpliendo la función de parasitoide o agente controla-dor. Aunque el efecto mortal no se visualiza de manera inmediata, como sí ocurre con un insecticida, los agricultores deben pensar en la disminución de costos y los bene-ficios medioambientales.

La investigación determinó que el agente controlador, la avis-pa, está presente en el 30% de las plantas cercanas a los cultivos, o dentro de estos. Además, el 20% de dichos insectos se encontró en estado adulto, por lo que identifi-

car las plantas y sus características se convirtió en una tarea vital pa-ra implementar una estrategia de control natural.

El azúcar, gran atractivo

Los investigadores visitaron los cultivos una vez por semana, durante un año, y delimitaron un área al azar para recoger muestras de plantas que estaban adentro del sembradío y otras a 3 metros de distancia. En el herbario de la UN en Palmira las clasificaron según la familia, el género y la especie.

Algunas de las especies en-contradas fueron: Citharexylum kunthianum (palo blanco), Iresi-ne difusa (pluma), Austroeupato-rium inulifolium (salvia amarga) y Delostoma integrifolium (guaya-cán morado).

Lo curioso es que los agricul-tores consideran que estas plantas son malezas e ignoran que, dentro de ellas, habita el remedio contra los efectos nocivos que la mosca blanca ocasiona en sus cultivos, según advierte el estudiante de In-geniería Agronómica. Así, se está desaprovechando un potencial na-tural, al alcance de los agricultores.

Según la docente María del Rosario Manzano, directora de la investigación en la que también participa su colega Joel Tupac Ote-ro, “la razón por la cual las avispas permanecen en estas plantas radi-ca en las estructuras productoras de azúcar que poseen, de las que, aparentemente, se alimentan”.

La plena comprobación de esta hipótesis está en proceso de análisis, pues ya se extrajo azúcar del tracto digestivo de las avispas, por medio de un proceso denomi-nado HPLC (Cromatografía Líqui-da de Alta Eficacia), para compa-rarlo con el de la planta.

Lo que ya se comprobó fue la presencia de vegetación que ha-ce posible que las avispas ejerzan el control biológico de la mosca blanca. También se sentaron las bases de una nueva investigación que intenta determinar la distan-cia de dispersión de la avispa con respecto al cultivo, con el fin de hacer recomendaciones a los agri-cultores sobre el lugar en el que deben mantener las plantas, dijo la docente Manzano.

Agregó que se trata de un con-trol biológico con dos efectos: por un lado, de conservación porque mantiene la planta para que el pa-rasitoide pueda alimentarse. Por otro, de manipulación del hábi-tat, ya que se podrían sembrar las plantas a una distancia conve-niente para garantizar la presencia de la avispa. Infortunadamente, prácticas como la aplicación de herbicidas eliminan este valioso recurso vegetal.

Los nuevos retos para el grupo investigador son la intervención en la comunidad, complementada con un trabajo de concientización, quizá con el apoyo de disciplinas de las ciencias sociales e institu-ciones del Estado.

Amitus fuscipennis hembra Amitus fuscipennis macho

Ninfa parasitada

Adulto emergiendo

Foto

s ar

chiv

o pa

rtic

ular

Page 19: UN Periodico No. 132

19

11 d

e ab

ril d

e 20

1013

2

Agro

Panela, dulce programa nacionalDespués del café, la panela y su agroindustria ocu-pan el segundo renglón generador de empleo en el país, y el quinto en extensión de cultivo. Aún así, su desarrollo tecnológico es incipiente. La Universidad Nacional de Colombia y el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (MADR) se unieron para fortalecer el sector.

Elizabeth Vera Martínez,Unimedios

¿Quién no ha saboreado una tasa de aguapanela con queso, al-mojábana, amasijos, o con limón para “atenuar”, según las abuelas, una gripa? Dependiendo de la re-gión, este producto se emplea en la alimentación o como “reme-dio” por sus propiedades medi-cinales (afecciones bronquiales y cicatrizantes).

Según estadísticas del Minis-terio de Agricultura y Desarrollo Rural (MADR), en el 2004 la pro-ducción de panela contribuyó con el 4,1% del valor total de la agricul-tura y con el 1,9% de la actividad agropecuaria nacional. Se estima que en Colombia existen cerca de 70 mil unidades agrícolas que la procesan, y 15 mil trapiches en los que se elabora junto a la miel de caña.

Ingenieros, agrónomos y eco-nomistas de la Universidad Nacio-nal, reunidos en el grupo BioGes-tión, junto al MADR, desarrolla-ron una agenda de investigación que busca fortalecer el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología Agropecuaria, a través del proyec-to Transición de la Agricultura –fi-nanciado con recursos del Banco Mundial–, en el cual la cadena productiva de la panela desempe-ña un papel fundamental.

El ingeniero Óscar Castellanos Domínguez, director de BioGes-tión, afirmó que este instrumento le facilita al Gobierno expedir las políticas nacionales del sector. “El estudio incluye el seguimiento al proceso de mejoramiento de la ex-tracción y adecuación del jugo de caña, y el aprovechamiento de los residuos de la actividad panelera para la obtención de subproduc-tos con valor agregado”, explicó.

Estrategia prospectiva

Después del proceso de so-cialización del proyecto y de su articulación con los expertos de la cadena productiva, se identifi-caron 11 demandas tecnológicas que quedaron definidas para cua-tro áreas estratégicas de desarrollo tecnológico.

1. Manejo sanitario y fitosani-tario: se definieron acciones que se enmarcan en el manejo del cultivo frente a las plagas y enfermedades que afectan su sostenimiento y rendimiento. Una es la transferen-cia de prácticas de manejo de las causas, agentes y síntomas de las enfermedades de la caña (hormiga loca, Paratrechina fulva y Diatraea saccharalis) y su incidencia en las zonas de cultivo.

Otra acción es la implementa-ción y seguimiento de protocolos y medidas preventivas del manejo integrado de plagas y enfermeda-des en la caña panelera.

2. Calidad e innovación de in-sumos y productos: se enfoca a mejorar y desarrollar nuevos pro-ductos e insumos para incremen-tar la productividad. Es decir, el aprovechamiento de los residuos y la obtención de subproductos co-mo cachaza, ripio y aguas residua-les, disminución de contaminan-tes, manejo de los combustibles y manejo y control de vinazas para compostaje. Así mismo, la imple-mentación de manejo de residuos en trapiches, principalmente me-lazas, para diversificar el manejo de subproductos.

3. El manejo integral, que in-cluye las buenas prácticas en cada uno de los pasos del cultivo, desde la siembra hasta la cosecha, se

enfoca en el diseño del sistema de aseguramiento de la calidad para garantizar la trazabilidad, estan-darización del proceso y certifica-ción de productos.

4. Manejo poscosecha y trans-formación: en esta área se integran las demandas relacionadas con el manejo poscosecha de la caña y todas las etapas concernientes al proceso productivo de la fabrica-ción de panela.

Prevé el diseño de protocolos de producción y de la normativi-dad de calidad en la panela pulve-rizada para crear nuevos produc-tos en el área de alimentos, cos-méticos, panadería y repostería, dulcería y alimentación animal, entre otras. Así mismo, diversificar líneas de producción en productos de valor agregado y diferenciado para incrementar el portafolio de la cadena productiva.

Hallazgos en cada una de las regiones

Los expertos se centraron en cuatro zonas paneleras: Antioquia, Cundinamarca, Hoya del Río Suá-rez (Boyacá y Santander) y Valle del Cauca, por tener el 61% de la participación en la producción nacional.

Santander es el mayor pro-ductor de panela con el 22%, y Cundinamarca el departamento con mayores áreas cultivadas con

el 18% del total nacional.La metodología utilizada em-

plea el concepto de cadena pro-ductiva, es decir, el conjunto de actores y unidades que se relacio-nan para producir, procesar, alma-cenar, distribuir y comercializar los insumos y los productos de ori-gen agropecuario o agroforestal.

El estudio evidenció que los medianos transformadores (agroindustria) de la región de la Hoya del Río Suárez presentan di-ferencias notorias en los costos de producción, principalmente en insumos y jornales de la mano de obra, debido a sus características culturales y la variedad en los pro-cesos.

Los pequeños y medianos transformadores de caña de Cun-dinamarca, una de las regiones con mayor incidencia del produc-to en la franja de edulcorantes, se asocian para acceder a créditos de mejoramiento tecnológico. Esta zona presenta un comportamien-to tradicional en las tendencias de consumo por la poca iniciativa de diversificar el producto.

En Antioquia se desarrollan sistemas asociativos y producti-vos enfocados a mejorar el rendi-miento en panelas tradicionales y su valor agregado: la panela pul-verizada.

Las grandes empresas produc-toras en Valle del Cauca se caracte-rizan por elaborar productos de

alto valor agregado como panelas en bloque y pulverizadas, tenien-do una gran demanda no solo re-gional sino también en mercados externos como Estados Unidos y España.

India el primer productor y Brasil el primer cultivador

Brasil es el principal produc-tor de azúcar en el mundo con un área cultivada de 6.711.779 hec-táreas en el 2007, un equivalen-te al 42,73%. Por su parte, India es el primer productor de panela, concentrando el 86% de la pro-ducción mundial para el periodo 1998–2002, mientras que Colom-bia se ubica en el segundo lugar con el 13,9%.

Colombia es el primer con-sumidor per cápita de panela en el mundo; sin embargo, este con-sumo ha decaído en la última dé-cada, pasando de 35 kilogramos por habitante en el 2002, a un promedio anual de 19 kilogramos por habitante en el 2007. El se-gundo lugar en consumo lo ocu-pa India, con un promedio de 6 kilogramos por habitante, según la FAO, en el 2008.

El ministro de Agricultura, Andrés Fernández Acosta, afirmó que, “el objetivo es mejorar la efi-ciencia de los procesos, desarrollar productos innovadores y alcanzar nuevos nichos de mercado”.

Foto

s ar

chiv

o pa

rtic

ular

El bagazo es uno de los principales subproductos de la agroindustria panelera. Es eliminado durante la etapa de molienda en los trapiches y reutilizado como combustible.

Page 20: UN Periodico No. 132

2011

de

abril

de

2010

13

2Educación

Política de educación “se raja” en calidad

El Ministerio de Educación Nacional concluye su gestión con cifras poco contundentes en cobertura. La calidad parece no haber formado parte de la política nacional y la educa-ción superior fue la menos favorecida.

Magda Páez Torres,Unimedios

Durante los últimos 8 años, en Colombia se ha hablado de una “revolución educativa”, como política bandera del Ministerio de Educación. Sin embargo, al anali-zar el alcance de este concepto, es claro que el proceso revoluciona-rio en esta materia no se ha dado. Si bien la cifra de cobertura se ha ampliado, el déficit en calidad aún es notorio.

La educación superior, según afirmó el rector de la Universidad Nacional, Moisés Wasserman, ha sido una de las más descuidadas en esta política. “A la universidad se le ha mantenido con un pre-supuesto siempre en angustias, el Gobierno se ha abstenido de mirar la cobertura en posgrados y no hay un solo programa específico de apoyo a doctorados”, señaló.

Aunque uno de los “logros” destacados por el Ministerio es el crecimiento en la cobertu-ra, incluyendo la de educación universitaria, esta no ha sido tan contundente como parece, ya que al revisar las cifras desde 1935 has-ta el 2001, con base en un estudio del profesor Luis Enrique Orozco, de la Universidad de los Andes, se encuentra un promedio de 8,87% de crecimiento en matrículas,

mientras entre el 2001 y el 2008 el número promedio es del 6%, es decir, estuvo por debajo de la me-dia de los años anteriores.

Entre el 2001 y el 2003 se presentó uno de los mayores cre-cimientos. Sin embargo, apenas arrancaba este Gobierno, lo que, por ende, no responde a sus polí-ticas. “Si ello se entiende por au-mento en cobertura, es claro que no ha habido tal revolución edu-cativa”, expresó Orozco.

Descuido de la educación superior

Para Danilo Vivas, presidente del Sistema Universitario Estatal (SUE) y rector de la Universidad del Cauca, se tiene un país defici-tario en educación superior. “Solo el 35% de los colombianos ap-tos para estudiar en este nivel lo puede hacer, lo cual nos pone en desventaja frente a otros países de igual o menor desarrollo que el nuestro”, señaló.

Colombia está en el promedio de cobertura de América Latina, mientras países como Argentina, Chile y Brasil superan el 45% y el 50%. Ello sin mirar a Europa y Es-tados Unidos, donde las coberturas van más allá del 70%. “De tal ma-nera se reafirman las desigualdades en las que nos encontramos como

países y economías”, afirmó Vivas.El rector Wasserman señala

que, hace un par de años, Colom-bia pasó a la media de América Latina no porque hubiera dado un salto cuantitativo, sino porque el censo arrojó una población me-nor a la calculada. Por tanto, los datos de cobertura se dispararon automáticamente. “En todo caso, la media de América Latina no es buena. Deberíamos ser líderes en cobertura por nuestro tamaño, tradición y potencial”, dijo.

Orozco señala otro aspecto: el Gobierno siempre muestra la tasa de cobertura bruta (corres-pondiente a todos los estudiantes matriculados) y no la de cobertu-ra neta (relacionada con aquellos que están matriculados y tienen la edad adecuada para cursar el pro-grama). En el 2007, la bruta era de 32,48% para Colombia, mientras la neta se ubicaba en 19,25%, con una notoria inferioridad.

“La política del Gobierno ha sido muy descuidada con la edu-cación superior. Si se ha logrado un aumento de cobertura, con ca-lidades básicas mínimas, se debe a un gran esfuerzo de las univer-sidades, pero no es consecuencia de la política”, enfatizó el profesor Wasserman.

Con el mismo rubro, éstas ins-tituciones han logrado ampliar el

acceso de estudiantes de pocos recursos, comentó Vivas. Entre el 2002 y el 2009 las instituciones de educación superior (IES) públicas aportaron 263.473 cupos nuevos.

El tema de cobertura tiene un problema adicional: la deserción estudiantil, que si bien ha disminui-do en algunos puntos, sigue sien-do alta. Actualmente es cercana al 47%. “Con un criterio muy simplis-ta, podría decirse que la capacidad de la educación en el país se dobla-ría eliminando este fenómeno. Una deserción del 50% significa que se está desperdiciando el otro 50% de la capacidad. Ante eso hay que mejorar la selección de las perso-nas que ingresan a las universida-des, articular de manera óptima la educación secundaria y superior, y adelantar una labor de consejería con el estudiante, particularmente el más vulnerable”, afirmó el rector de Los Andes, Carlos Angulo.

En deuda con la calidad

Más allá de la discusión sobre el impacto de la cobertura alcanza-da, hay un tema fundamental que los expertos de la academia recla-man en la política de educación colombiana: la calidad. Como afir-mó Orozco, democratizar cobertu-ra sin, paralelamente, generalizar calidad, es populismo, y no hay

Uni

med

ios

Uno de los retos en educación es avanzar en ciencia y tecnología, así como formar más doctores.

Page 21: UN Periodico No. 132

21

11 d

e ab

ril d

e 20

1013

2

Educación

indicadores que muestren un me-joramiento en este último punto.

Para el profesor Angulo, uno de los retos es la acreditación, ya que, según datos del Ministerio de Educación Nacional, de 79 univer-sidades que hay en el país solo 17 están acreditadas. Señaló además la necesidad de formar docentes con altas calidades académicas y contar con instalaciones dignas para la actividad educativa.

Roque González, ex rector de la Universidad Surcolombiana, precisa que, aunque la universi-dad ha hecho esfuerzos por su propia cuenta, es necesario el apo-yo gubernamental para reforzar aspectos que van desde la infraes-tructura hasta la idoneidad en la formación.

En su opinión, de nada sirve continuar formando más “prole-tariado académico”. “Una ‘revolu-ción’ se da no solo en cobertu-ra, sino en calidad, y para ello se requieren recursos, pues no se pueden tener programas excelen-tes sin capacidad de financiación”, sostiene González.

En cuanto a la acreditación y los Ecaes, instrumentos que el Go-bierno ha dispuesto para medir la calidad de la educación superior, el Rector de la Universidad Nacio-nal advierte sobre la importancia de diferenciar entre objetivos e indicadores. Aunque estos instru-mentos son importantes, consi-dera que no se deben convertir en la única meta, pues se corre el riesgo de olvidar los fines funda-mentales.

Las evaluaciones hechas a tra-vés de los procesos de acredita-ción que adelantan la Comisión Nacional Intersectorial de Asegu-ramiento de la Calidad (Conaces) y el Consejo Nacional de Acredi-tación (CNA), son una incógnita para Orozco. “No se sabe qué pasa con los resultados”, por eso se pre-gunta: “¿Para qué se hacen esas acreditaciones y cuál es la utilidad de la información que producen si no se mide su impacto en la calidad?”.

Entre los parámetros contem-plados por el Consejo y la Comi-sión se encuentra la revisión de la existencia de un proyecto educati-vo institucional, de una estructura académica relevante y de una po-lítica de educación universitaria, entre otros. Los pares rinden un informe sobre estos temas.

“El procedimiento formal se ha cumplido, pero no sabemos qué pasa con estos resultados. Se quedan en la caja fuerte del MEN y del CNA”, indicó Orozco. Agregó que la sola existencia del sistema no implica que haya criterio pa-ra hablar de una política eficaz. “La aplicación de los dos modelos muestra si hay calidad. De igual manera ocurre con los resultados de los Ecaes, no trascienden la aplicación de la prueba. Tenemos los instrumentos pero no se ha medido su impacto”, comentó el investigador.

Asignaturas pendientes

La universidad colombiana tiene, entre otros retos, el de verse y compararse en el mundo, con-versar con las necesidades de la sociedad y asumir el papel de de-sarrollo científico y tecnológico, así como de creación cultural, se-ñala el rector Wasserman.

Por eso, considera que, para lograr un avance en calidad, es clave fortalecer la enseñanza en áreas como las matemáticas, pues los estudiantes llegan con defi-ciencias a la universidad. “Entre el 75% y el 80% de los que ingresan necesitan nivelación”, comentó.

Por otra parte, el Estado in-vierte muy poco en ciencia y tec-nología, lo que le resta impulso al tema en el país. El profesor Orozco habla de las cifras: “El gasto en investigación y desarrollo del PIB todavía es de 0,53%, sumado a que en el 2007, por cada millón de ha-bitantes, Colombia tenía solo 2,2 doctores, mientras Brasil contaba con 53, México con 18 y Chile con 15. Hay poca investigación, inver-sión y doctores”.

Afirma que, pese a aprobarse la Ley de Ciencia y Tecnología, esta todavía no cuenta con el di-nero necesario. “No se han visto los recursos, y aunque la Ley es un buen instrumento, el rubro no llega al 1%”.

El Rector de Los Andes sos-tiene que se requieren recursos adicionales y emprender contactos entre la industria y la universidad que faciliten la actividad investi-gativa. “En la medida en que el país y las instituciones desarrollen programas doctorales de calidad, la investigación mejorará sustancial-mente, tal como ocurre en las gran-des universidades del mundo, en

las que hay continuidad”, señaló.El profesor Wasserman in-

sistió en la necesidad de que la próxima política establezca entre sus puntos de trabajo la forma-ción doctoral. “El Gobierno se ha abstenido de mirar la cobertura en posgrados, de gran incidencia en la competitividad de un país. Este es un tema de poco interés en la política de educación nacional, por eso no hay un solo progra-ma gubernamental de apoyo a los doctorados”, sostuvo.

Arc

hivo

par

ticul

ar

La calidad es uno de los temas que debe reforzarse en la política de educación del país. Los estudiantes llegan a la universidad con falencias en matemáticas y lenguaje.

Aunque en los últimos años se ha hablado de una revolución edu-cativa, los esfuerzos han estado más concentrados en la cobertura que en la calidad.

Víct

or M

anue

l Hol

guín

/Uni

med

ios

Presupuesto “en angustias”

Uno de los asuntos que po-ne en “crisis” a las universidades públicas del país es el poco presu-puesto con que cuentan, a pesar del acrecentamiento de la labor de formación que desarrollan. “Han logrado invertir, crecer en educa-ción, en posgrados y en cobertura gracias a sus propios esfuerzos, ya que, desde 1997, su presupuesto está totalmente congelado, inde-pendiente de que algunas hayan recibido un aporte especial en ese periodo”, dijo el rector Wasserman.

“Las IES han logrado impor-tantes avances con recursos pro-

pios: la cobertura en pregrados se duplicó, en algunos posgrados se quintuplicó y realizan entre el 85% y el 90% de la investigación del país. Entretanto, pasaron de tener, en 1997, entre el 5% y el 10% de recursos propios al 30% y 50%, actualmente, variando de univer-sidad a universidad”, agregó.

Para el presidente del SUE, Danilo Vivas, la universidad públi-ca ha tenido que negarse a recibir entre el 30% y el 50% de los estu-diantes, porque su capacidad no le permite atenderlos.

“Para ofrecer una mayor co-bertura se ha llegado a saturar la capacidad instalada, a desarrollar más investigación y a atender más políticas de cualificación de profe-sores”, afirmó Vivas.

Frente a este panorama, el profesor Wasserman señala que es evidente la política de descon-fianza y de desinterés que tiene el Ministerio frente a la educación superior. “Durante años, el dogma de ciertos organismos internacio-nales era el de concentrarse en la educación básica y media para definir una mejora en la equidad. Hace un par de años ese dogma se rebatió por los mismos organis-mos internacionales: ahora es la Universidad”, señaló.

En palabras de Vivas, es nece-sario definir un Índice de Precios al Consumidor (IPC) para la educa-ción superior del país, que conten-ga la autorización de los recursos que garanticen mayor estabilidad a las universidades en el largo plazo. “La idea es que refleje los costos reales de la educación superior en el país y, con base en ello, se haga el aumento periódico”, expresó.

Actualmente se discute una po-sible reforma de la Ley 30 de 1992, en parte para analizar el problema de presupuesto. “Estoy prevenido frente a esta transformación, pues uno sabe lo que entra, pero es difícil saber lo que sale. Sugeriría analizar una aplicación diferente para ver si mejora la situación”, recomendó el rector de Los Andes.

Con este panorama en la edu-cación superior del país culminan 8 años de un solo Gobierno con el mismo ministro. Periodo en el que la llamada “revolución educativa” no sale bien calificada. El nuevo Gobierno –con su jefe de cartera en materia educativa– recibe un país deficitario en calidad, cuya deuda está a la espera de saldarse.

Page 22: UN Periodico No. 132

2211

de

abril

de

2010

13

2Ciudad

El crecimiento desmedido de la población en municipios aledaños a las grandes ciu-dades y un aumento significativo de muje-res desplazadas que buscan oportunidades para trabajar y poder mantener a sus hijos, son algunos de los resultados del más re-ciente estudio sociodemográfico del país realizado por la Universidad Nacional.

Francisco Tafur,Unimedios

El desplazamiento forzado en Colombia tiene rostro femenino. Durante el último quinquenio, las mujeres de edades comprendidas entre los 15 y los 49 años, en pro-medio, han tenido que soportar el dramático peso de responder solas por su hogar y lejos de su sitio de origen.

Según la profesora Nubia Ruiz, asociada al Instituto de Estu-dios Urbanos (IEU) de la Univer-sidad Nacional de Colombia, con doctorado en Demografía de la Universidad Autónoma de Barce-lona (España), la mujer es la pro-tagonista principal de la migración interna en Colombia, pues cuando ocurre el desplazamiento forzado abandona el municipio que ha-bita, generalmente con sus hijos, sin compañía de un hombre. Al menos así lo hacen en promedio cinco o seis mujeres.

Este es uno de los resultados de un estudio sobre demografía urbana realizado por la profesora Ruiz en más de 70 municipios del país, durante los últimos 5 años. Al indagar las causas del despla-zamiento, encontró que obedece a factores como el conflicto armado y a que muchos, ante la necesidad económica, se vinculan en activi-dades ilegales.

“Al indagar por qué las mu-jeres se fueron acompañadas de sus hijos, pero no de sus varones, hallamos un alto índice de morta-lidad masculina entre los 15 y los 49 años”, asegura la docente.

Dos razones principales ex-plican dicha situación. En primer lugar, el desplazamiento se da en distintas direcciones. La mu-jer sale a las zonas periféricas de las grandes ciudades en busca de trabajo y sustento para sus hijos, mientras el hombre termina en áreas de conflicto formando parte de grupos irregulares o laborando en áreas de producción cocalera.

Sobrepoblación urbana: un colapso anunciado

Según la investigadora, “al co-rrelacionar la ausencia masculina con la alta tasa de su mortalidad, encontramos que la exposición del hombre a la muerte se da no solo en el momento en el que tiene que salir de su lugar de origen, sino in-cluso después. Por ejemplo, el jo-ven llega a la gran ciudad a formar grupos de riesgo, como ocurre en Medellín con el recrudecimiento de la violencia juvenil en las gran-des comunas”, destaca la docente del IEU de la UN.

Mujer cabeza de familia

Ante la ausencia de la figura masculina, sobre la mujer recae la responsabilidad de criar a los hijos y responder, si es el caso, por los adultos mayores de la familia. Así, llega a las zonas urbanas a constituir hogares con alto riesgo de pobreza.

“Por cada mujer en edad pro-ductiva que emigra del campo a la ciudad hay en promedio cinco niños, y con ella llegan por lo me-nos dos o tres adultos mayores a su cargo. Eso significa un impacto muy fuerte en términos del desa-rrollo urbano”, señala la profesora Nubia Ruiz.

Tal es el caso de Úrsula Mar-tínez, una mujer desplazada de 27 años, proveniente del departa-mento de Córdoba, que arribó al municipio de Funza (Cundinamar-ca) hace más de tres años. Tiene a su cargo tres hijos y no sabe nada de su compañero sentimental des-

de que salió de su pueblo.“Al principio tenía ganas de

llegar a Bogotá, pero unas compa-ñeras de viaje me recomendaron Funza, porque era más fácil en-contrar trabajo. Aquí se necesita mucho la mano de obra barata en sectores como el de la floristería. Aunque apenas gano lo mínimo para sobrevivir, sé que en Bogotá las condiciones serían más difíci-les”, dice la mujer.

De tal manera, en las ciuda-des intermedias y en los muni-cipios periféricos de las grandes ciudades se está presentado un crecimiento desmedido de la po-blación. El costo de habitar en Bogotá, Medellín o Cali significa para la comunidad migrante un esfuerzo mayor. La saturación del territorio urbano y la ausencia de espacios disponibles para ellos son factores determinantes para que tomen la decisión de llegar a estas zonas.

“Municipios aledaños a Bo-gotá, como Funza, Mosquera y Facatativá, se han convertido en espacios importantes para la re-cepción de la población despla-zada. Resultan más económicos para habitar y facilitan el acceso a la capital. Allí pueden desem-peñarse laboralmente en la infor-malidad, o en algunos niveles de la formalidad, que no les exigen pagar una renta alta ni servicios públicos al costo de la gran ciu-dad. También les permiten ubicar a sus hijos en la escuela sin ma-

yores costos, como el de transpor-te”, afirma la profesora de la UN.

Consecuencias

Según la especialista, las con-secuencias del desplazamiento forzado en Colombia son nefastas. “Una de las peores es la incapaci-dad de absorción de empleo de la industria nacional. Actualmente, la tasa de desempleo urbano es cercana al 15%, pero el subempleo, entendido como el desempleo que se encuentra en el volumen de población que se vuelca hacia la gran ciudad y hacia las áreas periféricas, sobrepasa el 48%. Un porcentaje importante de mano de obra que llega a demandar ser-vicios y puestos de trabajo, que la industria incipiente es incapaz de absorber”, destaca Ruiz.

Entretanto, en Funza, Mosque-ra y Facatativá se ha presentado un crecimiento del 47% anual en estos últimos cinco años. Para la inves-tigadora, es una cifra escandalosa: “Se trata de una tasa que desborda cualquier posibilidad de desarro-llo. Si salimos por la Calle 80 nos damos cuenta de que Funza y Mos-quera están casi pegados a Bogotá, es decir, que el límite físico espacial está prácticamente borrado”.

Así, uno de los principales retos que enfrenta el país es el proceso de vuelco de la población sobre las áreas urbanas. Hecho que se evi-dencia en que el 77% de la pobla-ción esté viviendo en las llamadas cabeceras municipales y las gran-des ciudades. La mayoría habita en municipios cuya población oscila entre 100.000 y 500.000, pero que aumentan cada vez más debido a que son los mayores receptores de población desplazada.

De seguir así, las ciudades se van a volver insostenibles. Los sis-temas de servicios, salud y vivien-da van a colapsar. Incluso el acce-so a elementos mínimos de super-vivencia, como el agua, se verán en riesgo, concluye el estudio.

Arc

hivo

par

ticul

ar

Municipios aledaños a Bogotá como Funza, Mosquera y Facatativá han presentado un incremento poblacional del 47% promedio anual.

Page 23: UN Periodico No. 132

23

11 d

e ab

ril d

e 20

1013

2

Reseñas

Perfiles del mal en la historia de ColombiaAutor: Ángela Uribe BoteroFacultad de Ciencias HumanasUniversidad Nacional de Colombia

En este libro se identifican ocho episodios de la historia colombiana que tuvieron lugar entre los primeros años de la Conquista y mediados del siglo XX. A la luz de cada uno de esos episodios se indaga por la posibilidad de destacar el contenido moral de las relaciones entre los protagonistas de aquellos. La descripción de la historia colombiana realizada en términos morales busca fortalecer la posibilidad de atender al vínculo entre los hechos del pasado y del presente.

Querer saber lo que ocurrió durante más de cinco siglos en Colombia, desde este punto de vista, exige responder a una serie de preguntas más filosóficas que históricas. ¿Puede un conjun-to de hechos pasados ser juzgado con criterios de moralidad sin que se incurra en un anacronismo? ¿Cómo destacar condiciones de moralidad para acciones sobre las cuales la historia no propone un juicio porque ellas no son evidentemente malas? ¿Cómo dar cuenta de la distancia entre la perspectiva de las víctimas y la perspectiva de los victimarios, en torno a aquello que cada una considera malo?

Cuadernos del Caribe N° 12La disputa colombo–nicaragüense por San An-drés, Providencia y Santa CatalinaUniversidad Nacional de Colombia en el Caribe

Colombia, definido muchas veces como país megadiverso y pluricultural, debe en buena medida estos calificativos a su posición geográfica que le permite compartir fronteras con 12 Estados, conec-tividad que ocurre principalmente en el mar Caribe, el cual representa cerca del 30% del territorio co-lombiano. No obstante este potencial, el país aún no ha definido una política coherente y acorde con las realidades actuales, a través de la cual pueda enten-der y afrontar los diferentes retos y problemáticas que experimentan las zonas limítrofes tanto desde su perspectiva local como transnacional, y que a la vez sea una herramienta útil en la resolución defini-tiva de su delimitación fronteriza.

El diseño de una política fronteriza pasa por reconocer la gran complejidad que implica el abordaje de este tema, el cual involucra variables

ambientales, culturales, económicas y políticas, que son susceptibles de derivar en conflictos a diferentes escalas de tiempo y espacio. La misma noción de frontera abarca múltiples dimensiones, desde la clásica asociada a la conformación jurí-dica y administrativa de un Estado, hasta aquellas que delimitan regiones económicas, biogeográfi-cas, dominios lingüísticos o fenómenos culturales que pueden representar divisiones en los Estados a nivel interestatal.

En esta perspectiva, la Universidad Nacio-nal en el Caribe, en su objetivo de fortalecer su dimensión nacional a través de acciones con-cretas, realizó dos foros de discusión académica que aparecen en Cuadernos del Caribe N° 12. El primero, “Fronteras en el Caribe: la disputa colombo–nicaragüense por San Andrés, Provi-dencia y Santa Catalina”. El segundo, “Miradas insulares al diferendo colombo–nicaragüense”. Las ponencias correspondientes a cada debate aparecen en esta edición.

Autor: Gonzalo Torres ZuletaDoctor en Derecho, Ciencias Políticas y SocialesUniversidad Nacional de Colombia

Este texto es un estudio orientado a la técnica jurídica, que resalta la importancia de la Enmienda Constitucional de 1910 –trasladada íntegramente a la Carta de 1991– en materia de responsabilidad penal y disciplinaria, de la cual debe dar cuenta el Presidente de la República ante el Congreso, y del estudio minucioso de las disposiciones cons-titucionales y legales que para el caso orientan el

ejercicio de la función jurisdiccional del Estado excepcionalmente por el órgano legislativo.

El autor se detiene en el examen de contro-vertidos temas como el carácter político del juicio y de la indignidad por mala conducta, sobre las personas del proceso, el fuero presidencial, las tareas en estas materias por parte del Procurador y sobre la posibilidad de recurrir a la sentencia, tanto del Senado como de la Corte Suprema de Justicia cuando ésta juzga al Presidente por deli-tos oficiales (al igual que a los congresistas), sin necesidad de reformas constitucionales.

Juzgamiento del Presidente de la Repúblicapor responsabilidad punitiva y política

Relatividad especial: problemas selectosAutor: Juan Manuel TejeiroFacultad de CienciasUniversidad Nacional de Colombia

Dentro de las teorías que se relacionan con las ciencias básicas y aplicadas, la de la relativi-dad especial es una de las más aprovechadas en la investigación y la innovación en estas áreas; sin embargo, raras veces se implementan textos dedicados a la utilidad de esta teoría de manera didáctica.

En ese contexto, Juan Manuel Tejeiro Sarmien-

to presenta su libro Relatividad especial: problemas selectos, con el ánimo de afianzar la teoría, por medio del planteamiento y la resolución de pro-blemas sobre la aplicación de la misma, en el que desarrolla diferentes contenidos: cinemática relati-vista, efecto Doppler, dinámica relativista, tensores y electrodinámica.

Este texto está dirigido a estudiantes y do-centes de ciencias básicas y aplicadas y a todos los interesados en la aprehensión de la teoría especial de la relatividad y su aplicación en dis-tintos campos de la física y la matemática.

Page 24: UN Periodico No. 132

2411

de

abril

de

2010

13

2Arte

Irene Gómez, la primera dama

de la guitarra clásicaEn un país eminentemente de cuerdas tradicionales, la guitarra clásica con su repertorio estilizado proveniente de grandes maestros encontró en Irene Gómez la pionera de un mo-vimiento que va en crecimiento. La artista presenta su nuevo CD Estudios y fantasías para guitarra.

Luis Miguel Palacio,Unimedios

Sin duda, la guitarra es un instrumento complejo y ecléctico que, a través de su misteriosa apa-rición en la historia, ha prestado su alma para acompañar desde trova-dores hasta aristócratas como Luis XIV. El tiempo la hizo bohemia, pero también contestataria y de gran refinamiento como la sutileza impresa en las interpretaciones de esta artista bogotana.

Luego de graduarse como la primera guitarrista clásica del Con-servatorio de Música de la Univer-sidad Nacional en 1991, Irene Gó-mez viajó a Francia para estudiar en el Conservatorio de París XV y después en el Conservatorio Clau-de Debussy, en la ciudad Saint Ger-main en Laye, donde su potencial y talento fueron reconocidos con la Medalla de Oro en Guitarra, la Me-dalla de Oro en Música de Cámara y el Primer Premio de Perfecciona-miento, durante un concurso con interpretación de complejos reper-torios que incluían desde Saturnal de Maurice Ohana, hasta Soliloque de Henry Sauguet.

Los recitales entre amigos que habían comenzado en Bogotá se trasladaron a diferentes audito-rios en ciudades europeas como Metz, Basilea y Roma. Un tiem-po después, la artista congregaba amantes de la guitarra clásica en el New–York Historical Society, en el Thedore Roosevelt House, en Saint Peter Church y en Eastfield College en Dallas (Texas), donde la crítica especializada internacional comenzaba a ponerla en sus inspi-radoras líneas.

La crítica

Como si fuera un oráculo del mundo del arte, el musicólogo Otto de Greiff en su columna “Co-mentarios musicales”, del diario El Tiempo (septiembre de 1991), ha-bía resaltado el exigente repertorio interpretado con maestría por la joven guitarrista, recién egresada del Conservatorio de la Nacional.

A la postre, sería la reconoci-da revista norteamericana Sound- board donde el crítico Jim Mc-Cutcheon expresara, sin ninguna economía en sus elogios, el talento de la colombiana: “Desde las pri-meras notas del CD inaugural de Irene Gómez nos queda claro que se trata de una artista capaz de ofrecer interpretaciones refrescan-tes y originales”, escribió. “Gómez es una creativa y expresiva guita-rrista totalmente libre de las inter-pretaciones convencionales. Defi-nitivamente hay que escucharla”, puntualizó.

Por su parte, Steve Marsh, de la publicación británica Classical Guitar Magazine, opinó a propó-sito de su producción musical: “Es preciso destacar el mérito de Ire-ne, quien es capaz de darle un nuevo aire –con una interpreta-ción estimulante– a los Preludios del compositor brasileño Heitor Villa–Lobos”.

El primer disco de Irene se tituló Sunset Guitar (guitarra para un atardecer), que fue lanzado en el año 2000 e incluyó obras del repertorio tradicional de la gui-tarra clásica como La catedral de Agustín Barrios. A éste le siguieron En los Bosques (2004), Imágenes (2006) y su más reciente álbum Es-tudios y fantasías (2010), en el cual la artista abre el repertorio con Fernando Sor, su compositor favo-rito, pasando por el italiano Mateo Carcassi, el cubano Leo Brouwer,

hasta llegar al mítico Francisco Tárrega, músico del que guarda grandes influencias.

La escuela

Refiriéndose brevemente a la historia del instrumento, la ges-tora cultural María Estella Fernán-dez explica que “la variedad que en la Edad Media se designaba como ‘guitarra’, y posteriormente ‘vihuela’, llegó a constituir en la Península Ibérica la guitarra ac-tual, después de un largo periodo de evolución que se inició con la presencia de los árabes, quienes la conocían desde tiempos remotos del mismo modo que los habitan-tes de la India, Persia y otros pue-blos orientales”.

No en vano nacieron en Es-paña grandes artistas de este ins-trumento como Francisco Tárrega (1852–1909), considerado como el Sarasate de la guitarra (haciendo mención a Pablo Sarasate, uno de los mejores violinistas de la his-toria), cuya influencia y obra se ha convertido en materia obligada para los estudiantes de conserva-torio.

Después de Tárrega, hubo un gran periodo en que el instrumen-to quedó sumido en un agujero oscuro de anonimato y rezagado a

causa de la importancia que toma-ban el piano y las grandes manifes-taciones orquestales. Su relevancia sería retomada con la llegada del músico Andrés Segovia, quien re-cuperó la obra de los compositores del siglo XVI, comenzando con él un interés renovado en la guitarra, que luego se reflejó en personajes como Regino Sáinz de la Maza y Emilio Pujol.

Las influencias de Irene Gó-mez se remontan al siglo XIX, jus-tamente con Tárrega, quien fue maestro de Pujol y éste de Alberto Ponce, quien posteriormente fuera docente en Francia del guitarrista Ramiro Isaza, músico también de la Universidad Nacional.

Al regresar al país, Isaza abrió la brecha para hacer escuela creando la Cátedra de Guitarra en el Conservatorio de Música de la UN en 1989. Irene no solo fue su primera alumna graduada, sino el punto de partida para la inclusión en Colombia de un estilo clási-co en medio de un ambiente de instrumentos de cuerda, con una vasta tradición de música popu-lar que ha dejado un gran legado cultural en diferentes regiones del territorio nacional.

“Mis influencias son una mezcla en la que predomina la búsqueda de

un sonido con belleza, profundidad y expresión”, indicó Gómez.

Para 1991, el Conservatorio de Música de la UN contaba con cua-tro estudiantes de guitarra, actual-mente son alrededor de 30 y, se-gún Irene, este crecimiento viene dándose en los últimos diez años con un impacto positivo, ya que la formación de guitarristas clásicos ha contribuido a mejorar el arte y la cultura del país.

Este interés ha permitido crear la Semana de la Guitarra del Ban-co de la República y el Encuentro Internacional de Guitarra, promo-vido por Compensar. Bernardo Hoyos, director de la emisora de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, dice que la guitarra nunca desapa-recerá y considera que en ningún momento de la historia colombia-na han existido tantos guitarristas como en este.

Lo que más atrae de la ejecu-ción de Irene Gómez es que no se anda con afanes. Se toma tiempo para respirar y abraza su caja de madera. Cuando la yema de sus dedos arropan con su piel las cuer-das de la guitarra, quien la admira se da cuenta de que no lo hace pa-ra impresionar, sino para deleitar los oídos con un sonido depurado y expresivo.

Víct

or M

anue

l Hol

guín

/Uni

med

ios