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Un síntoma de la crisis del italianismo en la musica religiosa española: el ataque del arzobispo Bocanegra a Buono Chiodi (1778) MAFÚA PILAR AL~~N* El italianismo constituye uno de 10s fenómenos más importantes de la his- toria de la música en Espaiia. Su máximo desarrollo coincidió, además, con un período sumarnente floreciente de la cultura en general, y muy particular- mente de la música, tanto sagrada como profana. Por 10 que se refiere a ésta, el italianismo mantuvo todavía su apogeo hasta bien avanzado el siglo XIX, gracias al progresivo auge de la ópera italiana. No ocurrió 10 mismo en la música de nuestras catedrales. El italianismo, que hacia mediados del siglo XVIII era fenómeno común en todas las capi- llas de música de la península, comenzó a mostrar 10s primeros síntomas de- decaimiento ya desde principios del Último tercio de siglo, si no antes. En este estudio nos ocuparemos de un caso concreto pero que tiene un significa- do universal para toda la música espaiiola: la protesta del arzobispo Bocane- gra contra la música del italiano Buono Chiodi, maestro de capilla de la cate- dral de Santiago desde 1770. Durante 10s años del magisteri0 de Chiodi en Compostela el italianismo llegó a su punto de máximo esplendor. A su muerte comenzó con gran fuer- za, un nuevo estilo, el Clasicismo, plenamente desarrollado por su sucesor *Deseo hacer constar mi más sincera gratitud a D. José Maria Díaz Fernández, canónigo ar- chivero de la catedral de Santiago, quien, con generosidad sin limites, me facilitó documentos y datos para este estudio. Y no menos agradecimiento debo al padre José López-Calo por su constante ayuda, no s610 en cuanto al material bibliográfico que me ha proporcionado, sino tam- bién, y muy especialmente, por su continuo asesoramiento en la orientación del presente trabajo.

Un síntoma de la crisis del italianismo en la musica ... · El 12 de diciembre volvió a escribir al Cabildo catedralici0 para pedir que ... con tan feliz auspicio y la protección

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Un síntoma de la crisis del italianismo en la musica religiosa española: el ataque

del arzobispo Bocanegra a Buono Chiodi (1778)

MAFÚA PILAR A L ~ ~ N *

El italianismo constituye uno de 10s fenómenos más importantes de la his- toria de la música en Espaiia. Su máximo desarrollo coincidió, además, con un período sumarnente floreciente de la cultura en general, y muy particular- mente de la música, tanto sagrada como profana. Por 10 que se refiere a ésta, el italianismo mantuvo todavía su apogeo hasta bien avanzado el siglo XIX, gracias al progresivo auge de la ópera italiana.

No ocurrió 10 mismo en la música de nuestras catedrales. El italianismo, que hacia mediados del siglo XVIII era fenómeno común en todas las capi- llas de música de la península, comenzó a mostrar 10s primeros síntomas de- decaimiento ya desde principios del Último tercio de siglo, si no antes. En este estudio nos ocuparemos de un caso concreto pero que tiene un significa- do universal para toda la música espaiiola: la protesta del arzobispo Bocane- gra contra la música del italiano Buono Chiodi, maestro de capilla de la cate- dral de Santiago desde 1770.

Durante 10s años del magisteri0 de Chiodi en Compostela el italianismo llegó a su punto de máximo esplendor. A su muerte comenzó con gran fuer- za, un nuevo estilo, el Clasicismo, plenamente desarrollado por su sucesor

*Deseo hacer constar mi más sincera gratitud a D. José Maria Díaz Fernández, canónigo ar- chivero de la catedral de Santiago, quien, con generosidad sin limites, me facilitó documentos y datos para este estudio. Y no menos agradecimiento debo al padre José López-Calo por su constante ayuda, no s610 en cuanto al material bibliográfico que me ha proporcionado, sino tam- bién, y muy especialmente, por su continuo asesoramiento en la orientación del presente trabajo.

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Melchor López, que estaba mis acorde con 10s nuevos tiempos. Pero hay que advertir que esta tendencia musical en la que MeIchor Upez se formó no significó, propiamente, la desaparición del italianismo en la música reli- giosa de la catedral de Santiago, sino mis bien su transformación. Igualmen- te ocurrió en otros lugares de España, aunque no se han realizado por el mo- mento estudios profundos sobre este tema.

El presente estudio 10 dividiremos en cuatro capitulos. Trataremos, en pri- mer lugar, de la vida y obra de cada uno de 10s protagonistas de este articulo. Luego centraremos la atención en el desarrollo de 10s hechos, es decir, en el modo cómo fue desenvolviéndose el ataque del arzobispo a Buono Chiodi. Finalmente, estudiaremos en particular la música del citado maestro italiano.

I. El arzobispo Bocanegra

Para realizar el estudio biográfico sobre la figura del arzobispo Bocanegra tomamos como base dos importantes obras, cada una de las cuales se centra en diversas etapas de su vida. Son éstas el capitulo que le dedica Antonio López Ferreiro en su Historia de la Santa A.M. Iglesia de Santiago', y la biografia que sobre dicho arzobispo incluye Manuel R. Pazos en su obra Epis- copado Gallego2.

Se hace preciso poner de relieve que dicho prelado fue el sucesor de uno de 10s m b destacados arzobispos de la diócesis compostelana: D. Bartolomé Rajoy, cuyo recuerdo permanecia todavia muy vivo en la mente de muchos, e incluso algunos pensarian que dificilmente se podria encontrar un sustituto para un arzobispo de tanta valia.

El nuevo prelado, D. Francisco Alejandro Bocanegra y Xivaja, pertenecia a una familia de la nobleza andaluza. Nació el 10 de mayo de 1709 en Santa Cruz. Estudi6 en el Colegio de Cuenca; mis tarde en la universidad de Gra- nada, y se doctoró luego en Ávila en Filosofia y Teologia. Fue Penitenciari0 de Coria y Arcediano de Almeria. En 1758 se consagró obispo de Guadix y Baza; la consagración tuvo lugar en Madrid, en el Real Monasterio de las Salesas3. En 1772 fue nombrado arzobispo de Santiago.

' A. LOPEZ FERREIRO, Historia de la Santa A.M. lglesia de Santiago. Tomo XI. Santia- go 1909, pp. 740.

M.R. PAZOS, Episcopado Gallego. Tomo I. Arzobispos de Santiago (1550-1 850). CSIC. Instituto Jer6nimo Zurita, Madrid 1946, pp. 297 SS.

'Id. pp. 297 SS.

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EL ATAQUE DEL ARZOBISPO BOCANEGRA A BUONO CHIODI 47

El primer contacto de Bocanegra con el Cabildo de su nueva diócesis tuvo lugar en octubre de ese año 1772, fecha en que le escribió manifestándole la satisfacción que le producía su reciente nombrainiento y su nuevo destino4.

El 12 de diciembre volvió a escribir al Cabildo catedralici0 para pedir que le fuesen costeados 10s gastos de viaje y de Bulas. Puesto ya en camino hacia Santiago, hizo una breve escala en Madrid, desde donde el 13 de febrero en- vió nuevamente noticias al Cabildo. Y, estando ya en la ciudad de Toro, se vio obligado a regresar a su tierra debido a una grave enfermedad que padeciÓ5.

Por segunda vez, en agosto de 1773, comunicó al Cabildo su decisión de emprender de nuevo su viaje hacia Santiago6. Estando en la ciudad de Lu- go, señaló la fecha exacta de su entrada pública en Compostela7, aconteci- miento que no tuvo lugar en el dia previsto, ya que, según parece, no hubo acuerdo entre el Cabildo y el Consejo de la ciudad sobre el modo de realizar- se dicha entrada solemne. Este tipo de diferencias ya se habían producido

.Ilmo. Sr.: El singular honor que, sin algun mérito mio, he debido a la real piedad de S.M. (que Dios guarde) presentándorne para el arzobispado de esa Santa Apostólica Metropolitana Iglesia, me da el más apreciable motivo de manifestar a V.S.I. mi estimación y amor; congratu- lándome y dándome muchos parabienes por esta fortuna que, elevá'ndome a la alta'felicidad de esposo de tal Esposa, me asegura la particularisima de ejercitar gustosamente mi obediencia en suobsequio, sirviendo y complaciendo a V.S.I. con la intenció" y adhesión que pide el matri- monio espiritual al que estoy destinado. Bien conozco mi grande improporci6n e insuficiencia para llenar tan alta silla, siempre ocupada de 10s mayores htroes de las letias y de la virtud, y últimamente, por el grande, el generoso, el magnánimo e incomparable Sr. D.'Bartolomé Ra- joy, norma de prelades, lustre de Galicia y honor de esa Santa.Iglesia, quien, de justicia, pedía por sucesor un Sales, un Toribio, un Julián o un Tomás de Villanueva; y no al que por su noto- ria pequeñez dista tanto de esa tan heroica perfección, por lo que al recibir en este correo el aviso de haberse publicado en la Real Cámara la gracia de S.M., me sorprendi6 el correspon- diente temor y confusión, viéndome ya cercano a la preciosa vergiienza de acreditarme borrón en el hemisferio donde rayó tanta luz; pero, asegurado de que .los Astros de ese cielo podran comunicarme la que me falta para la expedición de mi oficio, ilustrándome con sus e~emplos, y ayudándome con sus oraciones, he respirado algun tanto en mi desconfianza, prometiéndome que, con tan feliz auspicio y la protección de nuestro Santo Apóstol, podré sin peligro de error cumplir las obligaciones de tan alto ministerio, y soportar el carga pastoral que Dios me ha con- fiado, siendo éste el mis seguro medio de merecer sus sbcorros, para'acertar a servir & una. Esposa tan digna, a quien deseo ansiosamente acrediiar 'mi amor fidelidad, empleándome todo en cuanto sea de mi obsequio y satisfacción. Nuestro Señor guarde y proteja a V.S.I. 1'0s mu- chos años que le Nego. Baza, 27 de octubre de 1772~ (Cartas de Bocanegra al Cabildo. Legajo 364).

Todas las cartas del anobispo al Cabildo que se citarán en este estudio están en ese mimo legajo. Actas Capitulares (=AC), vol. 58. f. 43. Cabildo (=Cab.) del 12 de diciernbre.

6AC. vol. 58, f. 58. Cab. del 27 de agosto de 1773. 'AC. vol. 58, f. 62v. Cab. del 6 de octubre de 1773.

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en tiempos anteriores y, aunque muchos las consideraban superadas, siguie- ron presentándose de hecho8.

Por fin, tan seiialado acontecimiento tuvo lugar el 5 de diciembre de 1773, udía dichoso tan deseado de mi corazón,, como 61 mismo dijo en su discurso de salutación al Cabildo9.

Sin embargo, parece ser que 10s actos solemnes no se desarrollaron con toda la normalidad que se esperaba. Los documentos, al menos 10s que yo he podido hallar, no nos dicen nada sobre 10s problemas que surgieron, pero es evidente que algo extraño tuvo que ocurrir. Quizás se trató de simples cues- tiones de protocolo, pero de hecho algo motivó que el Cabildo tomase medi- das para el futurolO.

El arzobispo Bocanegra celebró su primera misa de Pontifical también fuera de la fecha prevista en un principio, nuevamente por motivos de salud". Y ya desde entonces comenzó su labor pastoral en Santiago, que fue muy inten- sa y fructífera, pues Bocanegra -aun sin llegar a la altura de Rajoy- fue un arzobispo de gran talia intelectual, humana y apostólica.

Murió el 16 de abril de 1782 en el pazo de Lestrove, a donde, como en otras ocasiones, se había retirado a reponer su salud, ya desde siempre maltrechaI2. En ese mismo dia el Cabildo todavía acordó celebrar en San- tiago una misa para el restablecimiento del preladoI3. Fue enterrado en la ca- tedral, en el lugar destinado a sepultura de 10s arzobispos, entre el cor0 y la capilla mayor, aunque actualmente se desconoce el lugar donde reposan sus restos, debido a que nadie se preocupó de poner una lápida sobre su tumbaI4.

Esto exige una aclaración, que nos lleva a considerar algunas de las virtu- des más significativas de este prelado. Más en concreto, resaltan su afabili- dad de carácter y su caridad con 10s más necesitados. Fue esto Último 10 que le llevó a tal grado de empobrecimiento que ni 10s recursos que dejó a su muerte, ni 10s de sus familiares, alcanzaban a costear 10s gastos de su

A. LOPEZ FERREIRO, Historia ... , p. 9. Sennones del Ilrno. Sr. D. Francisco Alejandro Bocanegra. l a Ed. Madrid 1780, pp. 260ss.

V. también A. LOPEZ FERREIRO, op. cit., p. 12. 'O <En este cabildo, habiéndose tratado sobre el propuesto de 10 pedido por el Sr. Arcediano

de Cornado, en 23 de diciembre, tocante a las entradas de 10s Sres. Arzobispos, se acordó el que asi que participen su elección se les escriba informándoles de todo 10 preciso y conducente al asunto, para que soliciten antes de su venida el modo de sus entradas, respectivamenten (AC, vol. 58, f. 76v. Cab, del 14 de enero de 1774).

AC, vol. 58, f. 105. Cab. del 17 de julio de 1774. Ibid. Cab. del 24 de julio de 1774. ''A. LOPEZ FERREIRO, op. cit., p. 33. I3AC, vol. 60, f. 14v. Cab. del 16 de abril de 1782. I4A. LOPEZ FERREIRO, op. cit., pp. 34-35.

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entierro15, por 10 cual el benemérito arzobispo no podria recibir un enterra- miento digno. El10 motivó algunas protestas de parte del pueblo de Santiago, por 10 que el Cabildo optó por hacerse cargo de todos 10s gastos, al menos de modo provisional; sin embargo dadas las circunstancias del momento, equi- valia a responsabilizarse definitivarnenteI6.

Ciertamente, parece ser que a su muerte Bocanegra dejó sin saldar algunas deudas, de las que ya López Ferreiro justificó su posible origen: 10s empe- ños contraídos por el donativo que hizo al monarca con motivo de la guerra que mantuvieron España e Inglaterra, las abundantes limosnas a 10s pobres de su diócesis y 10s gastos de su casa y sus enfermedades".

En realidad, la verdadera razón de su pobreza se debió a su caridad con 10s mis pobres. De su generosidad quedan preciosos testimonios, como el siguiente texto de una carta dirigida al Cabildo:

Como V.I. sabe consolarme con tanta bizarría en todas las ocasiones en que llego a valerme de su favor, esta misma experiencia de su generosidad me da mayor aliento ahora para la nueva confianza de presentarle mis rue- gos, como 10 ejecuto, bien seguro de que tendrán aceptación en el grande amor con que V.S.Ilma. contribuye siempre a 10s ensanches de mi corazón.

Dirigense pues, a que V.S.Ilma., siéndole factible, se sirva franquearme la cantidad de seiscientos mil reales, que necesito para salir de una vez de todos mis ahogos y poder acudir al socorro de innumerables pobres que subsisten a las expensas de mi auxilio, y cuyos vivos clamores causan en mi ánirno imponderable turbación, de la cua1 s610 puedo verme libre por el medio que propongo a V.S.I., dignándose, como 10 espero de su fineza, condescender a mis deseos, bajo la misma cesión que tengo hecha de las rentas pertenecientes a mi dignidad en el partido de Valladolid, en inteli- gencia de que el sobrante de las correspondientes a este año, y el todo de las del siguiente, quedar6 V.S.I. enteramente reintegrado de sus desem- bolsos, a cuyo efecto renovaré, como es justo, la escritura de seguridad.

Con todo el10 podrá V.S.I. ejercitar mi voluntad en cuanto sea de su ma- yor obsequio, interin ruego a nuestro Señor que guarde su vida.muchos a ñ o ~ ' ~ .

El Cabildo le concedió dicha cantidad, y no s610 eso, sino que además le condonó 10s cocho mil ducados que se le prestaron para pagar 10 que debia al Hospicio~'~, cantidad enorme, y que habla muy alto del reconocimiento que el Cabildo hacía de la heroica caridad del arzobispo.

l 5 Ibid. p. 33. I6AC, vol. 60. f. 16. Cab. del 19 de abril de 1782. "A. LOPEZ FERREIRO, op. cir., p. 33. l 8 Carta al Cabildo, Santiago, 12 de mayo de 1777. I9AC, vol. 58, f. 245. Cab. del 13 de mayo de 1777.

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En 10s libros de Espolios de Bocanegra tarnbién se encuentran abundantes referencias sobre la magnanimidad de este arzobispoZ0, que fue una constante de toda su vida, pues para 61 la limosna era auna rigurosa obligación impues- ta por la le~ , ,~ ' . Vivió, en definitiva, 10 que él mismo predic6 en sus sermo- nes: que <<la intención de Dios en hacer a 10s hombres ricos es hacerlos ~aritativosn~~.

De todos estos hechos se puede sacar la impresión de que Bocanegra era un hombre de .una santidad fuera de 10 común, con unas virtudes que impo- nen respeto y causan adrniración.

Esta impresión se acentúa al conocer las obras que dejó publicadas. Sobre éstas, 61 opinaba en su humildad que eran de <<corto m é r i t o ~ ~ ~ , pero sin du- da alguna constituyen un valioso testimonio del ambiente cultural y religio$o de su época, a la vez que nos ayudan a completar la visión de ia personalidad y del pensamiento de este p r e l a d ~ ~ ~ .

'O Libros de Espolios de Bocanegra. Leg. 151 del Archivo Capitular de la catedral de Santiago.

Sermones de Ilmo. Sr. D. Francisco A. Bocanegra y Xivaja, obispo de Guadix y Baza y al presente, arzobispo de Santiago. Tomo I. ed. Madrid 1773, p. 170.

22 Ibid. p. 185 23 aIlmo. Sr. mío: paso a manos de V.I. 10s adjuntos ejemplares de la Instrucción Pastoral

que ha dado a luz para la instmcción de mi grey en 10s asuntos que contiene. Ya va dias que esta formada, pero ha detenido su impresión el conocimiento de su corto merito. Ahora, para resolverme a publicarla, me ha movido no sé que secreto impulso. Éste, según me persuado, es ciertamente el de mi especial devoción a nuestro santo Apóstol, cuyos derechos con esta oca- sidn tan oportuna procuro defender, con 10s de mi Santa Iglesia. (Carta al Cabildo, Sant~ago 20 de marzo de 1776).

24 La relación de las obras de Bocanegra que he podido localizar es la siguiente: Sermones del Ilmo. Sr. D. Francisco A. de Bocanegra y Xivaja, obispo de Guadix y de Baza, al presente, arzobispo de Santiago. Tomo I. ed. Madrid 1773. Exhortación Pastoral que hizo para su grey el Ilmo. Sr. D. Francisco A. Bocanegra y Grijaba, Arzobispo y Señor de la ciudad de San- tiago, con motivo de la expedición de Marruecos y Argel. Santiago 1776. Sermón de la Domini- ca Primera de Cuuresma, predicada por el Ilmo. Sr. D. Francisco A. Bocanegra y Grijaba, Arzobispo y Señor de la ciudad de Santiago, en su Santa Apostólica Metropolitana Iglesia. Año 1776. Declamación oportuna contra el libertinaje del tiempo. Carta Pastoral. Barcelona, 24 de enero de 1779. seg'Ún López Ferreiro (p. 8) fue publicada en 1777 por la imprenta Aguayo. En 1778 fue reeditada en versión mis completa por la imprenta Ibarra, con un nuevo titulo: Saludable Medicina para las dolencias del siglo. Carta Pastoral que dirigió a su rebafio el Ilmo. Sr. D. Francisco Alejandro Bocanegra, Arzobispo y Señor de Santiago, Capellán Mayor de S.M., Juez Ordinario de su Real Capilla, Casa y Corte, y Notario mayor del Reino de León, Madrid, 1778. Sermones del Jlmo. Sr. D. Francisco y Xivaja, Tomo 111. l a ed. Madrid 1780. Exhorta- ción Pastoral a mis amadas ovejas de mi ciudad y arzobispado de Santiago, con motivo de la santa misión que se acaba de hacer. Valencia, 1774. (Esta pastoral aparece citada por Carlos Martinez Barbeito en su libro Impresos Gallegos de 10s siglos XVI, XVll y XVIII. Cuaderno de estudios gallegos, anejo XVII. Santiago 1970, p. 67).

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EL ATAQUE DEL ARZOBISPO BOCANEGRA A BUONO CHIODI 51

El motivo que le ilevó a redactar y publicar sus sermones y pláticas parece haber sido la responsabilidad que sentia de saberse ante todo padre y pastor de sus feligreses. É1 mismo 10 dejó expresado del siguiente modo:

No es doctrina de Santo Padre, pero 10 es del Pastor propio, que la ha dado con el solo fin de vuestro aprovechamiento; y ya se sabe que la leche de las madres (. ..), aunque sea menos sustanciosa, es la mis provechosa para 10s hijosZ5.

Unido, pues, a su bondad estaba su extraordinari0 celo apostólico, concre- tado en unos cuantos objetivos que permanecieron constantes a 10 largo de su vida y que incluso le llevaron al aolvido casi siempre de mi rn i~mo>>~~. A el10 hay que añadir las grandes dotes y el buen gusto de Bocanegra en 10 que se refiere al mundo de las letrasZ7. No en vano López Ferreiro le atribuyó el mérito de haber contribuido con su ejemplo a purificar la oratoria sagradaz8. De hecho, sus discursos, aunque profundos, resultan asequibles a todos.

El pensamiento de Bocanegra a través de su obra

Para enrnarcar adecuadarnente la reacción de Bocanegra frente a la música de Chiodi es indispensable hacer unas consideraciones, aunque sea breve- mente, acerca de su modo de pensar, tal como se nos presenta en sus escritos.

Lo primer0 que hay que decir respecto a ellos es que resultan ser de una sencillez y claridad de pensamiento que contrasta con 10 que entonces se vi- via en el ambiente cultural del momento. En efecto, Bocanegra huyó del esti- lo grandilocuente de su época, que no se ajustaba en absolut0 a su carácter, e incluso llegó a decir que 10s sermones de su tiempo estaban escritos Gen copla, o por mejor decir, en tono de j á c a r a ~ ~ ~ .

Una de sus preocupaciones, pues, fue recomendar a 10s predicadores de su diócesis que fuesen simples en sus discursos30. Para 61, ala sencillez o la

Sermones. Tomo I. 2a ed. Madrid 1773, p. XI. ' 6 Sermones. Tomo 111. 1 a ed. Madrid 1780, p. 198. 27 Manuel R. PAZOS, op. cit., pp. 298-99.

A. LOPEZ FERREIRO, op. cit. , p. 35. "Sermones, Tomo 111. 2a ed. Madrid 1773, p. 201. 'O .Trocad el nombre de predicadores divertides y populares por el de apostólicos y prove-

chosos, y no temáis de ninguna manera el que por esto disminuya vuestra fama, antes estad certisimos de que más bien crecerá y aumentara>> (Sermones. Tomo 111. l a ed. Madrid 1780, pp. 232-33).

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llaneza en explicar la Divina Palabra, es una circunstancia preciosísima para el f ru to~~ ' .

Y con todo -hijo, al fin, de su siglo- también cayó en amaneramientos algunas vecesg2, que no dejan de ser excepciones particulares dentro de to- da su obra. En la base de la claridad de su estilo estaba su recta intención de que 10s discursos sirviesen para instruir y adoctrinar a sus fieles, sin pre- tender, en modo alguno, ningdn lucimiento personal.

En segundo lugar, se ven reflejados de una manera especial en 10s escritos de Bocanegra algunos de 10s problemas más sobresalientes y de mayor preo- cupación para todos 10s obispos contemporáneos: la infiltración de las doc- t r ina~ de 10s enciclopedistas franceses y las nuevas costumbres sociales que se estaban introduciendo en algunos ámbitos de la vida del país.

Por 10 que respecta a la primera cuestión, Bocanegra se adelantó a preve- nir a 10s fieles, acentuando de modo especial sus críticas hacia las ideas de Voltaire y de Rousseaug3, y dándoles al mismo tiempo doctrina clara sobre esos temas.

Acerca de las nuevas costumbres de su siglo, Bocanegra se mostró en todo momento en total desacuerdo. Culpaba a 10s enuevos filósofos>> (Voltaire, Rousseau.. .) de ser 10s causantes de tanta relajación en las costumbresg4, em- pleando para todo el10 un lenguaje duro, que contrastaba con la afabilidad de su carácter. Sirva de ejemplo el siguiente texto de uno de sus escritos:

Fanáticos, arruinadores de la humanidad, destruidores de las leyes, co- rruptores de las buenas costumbres, compositores de sistemas brutales, auto- res de patrañas, tramoyistas políticos en el teatro del mundo. Anticristia- nos, audaces, embusteros, locos furiosos, llenos de presunción y enemigos declarados de la sociedad, que con sus vanos escritos intentan pervertilJ5.

Esta era la reacción 1Ógica de quien, por otra parte, dedicó toda su vida a defender 10s principios tradicionales de la fe catÓ1icag6. Por el10 se puede

3' Ibid., p. 234. 32 V., por ejemplo, el fragmento de su carta al Cabildo del 14 de abril de 1774: ~Resuelvo

pasar a la Coruña con el fin de consolar a aquellas ovejitas, administrándoles el Santo Sacra- mento de la Confirmación, que carecen muchos años han.

33 ~Volter y Rosó, con la dulzura de su estilo y el hechizo de sus frases, han ganado a no po- cos el corazónx (Declamación oportuna, p. 7).

34 .Como 10s dnicos fundamentos en que estriba esta nueva religión son el placer y el inte- rés, se hace preciso que sus Autores no quieran que haya otro mundo ni que el alma del hombre tenga la cualidad de inmortal, (Saludable Medicina, p. 91).

35 Ibid. pp. 51-52. 36 .Las doctrinas que ordinariamente he sembrado en el pulpito, he procurado sean sólidas

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EL ATAQUE DEL ARZOBISPO BOCANEGRA A BUONO CHIODI 53

encuadrar a Bocanegra entre el grupo de hombres de su tiempo, y en particu- lar de 10s obispos para quienes ciertas ideas de la Ilustración resultaban peli- grosas, ya que suponían la alteración de un orden que ellos consideraban sa- grado. De ahí se comprenden pensamientos como éste:

Las modas que cada dia se inventan, 10s bailes, 10s saraos, 10s convites, 10s demasiados adornos, la vida ociosa y regalona, y las frecuentes concu- rrencias o juntas de ambos sexos, iqué son sino unas tropas auxiliares que lastimosamente sirven a la la~civia?~'.

Paralela a este conservadurismo religioso estuvo su línea política respecto a la monarquia. Fueron tales las muestras de veneración que ofreció a Car- 10s I11 que éste le concedió la Gran Cruz de la Orden que él mismo había ins t i t~ ido~~. Para Bocanegra, el monarca era un ejemplo de virtudes al que todos debían seguir; asi 10 dejó expresado en varios de sus e s ~ r i t o s ~ ~ .

n. Buono Chiodi

Datos biográ$cos

Los documentos que hoy poseemos para conocer la vida de Buono Chiodi, maestro de la capilla de música de la catedral de Santiago durante mas de trece años, son muy escasos. Por ello, resulta bastante difícil elaborar una verdadera biografia, pues a 10 que más se puede llegar es a hilar unos datos, 10s cuales, no obstante, son de suma importancia para el presente estudio. Los citados documentos han sido estudiados por el padre López-Calo, reali-

y no sujetas a cuestión, huyendo cuidadosamente las rigideces, que nunca han sido de mi genio; y lo mismo el establecer como un dogma lo que todavía no ha definido la Iglesia. Siempre he aborrecido la laxedad, pero no he abominado menos el demasiado rigor [...I; he procurado cuanto me ha sido dable acomodarme al genio y espíritu de Cristo. (Sermones. Tomo I. 2a ed. Madrid 1773, p. XXI).

37 Sermones, Tomo I. 2a ed. Madrid 1773, pp. 144ss. A. LOPEZ FERREIRO, OP. cit. , p. 36.

39 ~Nadie duda la virtud de nuestro rey que, sin que sea ponderar, ya llega a ser heroica por su perfección. Todos saben su rectitud, su justicia, su pureza, su celo ardiente y todas las demis calidades que constituyen un perfecto monarca. (Declamación oportuna, p. 5 ) .

.Si imitamos a nuestro rey, todos seremos perfectos [. . .] Todas sus acciones son un ejemplo vivo para nuestras obras [. . .] Nuestra dicha serri imitar sus virtudes y nuestra desgracia conti- nuar en nuestros vicios,, (Ibid. pp. 13 y 15).

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el Cabildo, y se le ha de aplicar y dar ganado el interpresente de Granada, sin hacer con dicho D. Buono otra novedad alguna, y esta resolución se comunique a nuestro Prelado para su confirmación; y votado por habas, se conformó el Cabildo con el10 y aumentó 300 reales a 10s diez mil que mencionas2.

El maestro Chiodi permaneció al frente de su capilla de música hasta el dia de su muerte. Sus ausencias fueron, en general, esporádicas y breves. Solamente posee alguna importancia el permiso que obtuvo en 1777 para ir a su patria durante todo un año, y que el Cabildo le concedió, al parecer, sin ninguna dificultadS3. Durante ese tiempo tuvo lugar la protesta del arzo- bispo Bocanegra, que estudiaremos con más profundidad en otro capitulo.

La vida de Chiodi en Santiago ofrece pocas noticias dignas de reseñarse, pues se reducía esencialmente al cumplimiento diario de sus obligaciones, en una monotonia sin anécdotas que,naturalmente, no aparece reflejada en modo alguno en las actas capitulares o en otros documentos de la catedral. S610 en 10s casos de algún conflicto o problema recogen las actas de nuestras catedrales el incidente; pero no es éste el caso de Chiodi, que debió de ser un perfecto curnplidor de sus obligaciones. Si queda, en cambio, el fruto de esos años de trabajo: su obra musical. Pero ésta la estudiaremos m á s adelante.

La primera noticia de la enfermedad que le llevaria a la muerte esta recogi- da en el acta del dia 6 de noviembre de 1783, por un motivo concreto: era costumbre, en la catedral de Santiago, que por todos 10s canónigos y por 10s beneficiados que tuviesen capa de coro, se cantase, por el cor0 y la capilla, cuando estuviesen en estado muy grave o próximos ya a la muerte, como parecía estar Chiodi, la antifona NO beate Iacoben, para implorar la protec- ción del Apóstol sobre el moribundo. Ese dia, pues, se suscitó en Cabildo la duda de si también a Chiodi, por hallarse gravemente enfermo, se le can- taria dicha antifona; se acord6 .no haber lugar, respecto no es capa de coronS4.

Chiodi debió de morir pocos dias después, ya que el 12 de ese mes se trató en cabildo sobre 10s gastos de su entierro y funerales. Asi est6 recogido en el acta correspondiente:

En este cabildo se ha visto memorial del músico don Félix Pérgamo, tes- tamentari~ de don Bono Chiodi, maestro que ha sido de esta santa iglesia,

AC, vol. 57, f. 294, Cab. del 19 de octubre de 1771. 53 .Se le concedió al rnaestro de capilla un af~o para ir y venir a su patria, al reino de Italia,

contando desde el dia que saliese de esta ciudada. (AC, vol. 58, f. 235v. Cab. del 26 de rnarzo de 1777).

s4AC, vol. 60, f. 142. Cab. del 6 de noviembre de 1783.

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pidiendo que para suvenir a 10s gastos de su entierro y funerales, se sirvie- se el Cabildo por un efecto de caridad darle la gratificación que fuese de su agrado. Y atendiendo el Cabiido al amor y fidelidad con que dicho maestro desempeñó su empleo y otros encargos que se han puesto a su cuidado, acord6 se le den mil y doscientos reales de 10s efectos de donde gozó salarioss.

El hecho de que el Cabildo se hiciese cargo de 10s gastos es un gran testi- monio de la estima de que gozó Chiodi en Santiago por parte de aquél. Ese mismo aprecio había hecho que las acusaciones que le dirigió el arzobispo Bocanegra quedasen en meras consideraciones particulares del prelado.

La labor de Chiodi en Santiago resulta realmente prodigiosa. Prueba de el10 son, por una parte, la enorme cantidad de obras que nos ha dejado y , por otra, la esmerada tarea de formación y dirección que ejerció durante mis de trece años.

Como todo maestro de capilla, Chiodi tenia que enseñar a 10s niños de co- ro, dirigir a 10s músicos de la catedral y componer la música para las dife- rentes solemnidades. Pero, además, parece ser que el Cabildo le encomendó otras funciones que, estrictamente, no eran propias de su cargo, como apare- ce reflejado en el acta que se acaba de transcribir. Es significativo, por ejem- plo, que Chiodi recibiese personalmente, al menos durante algun tiempo, 10s memoriales de 10s músicos que solicitaban licencias para poder actuar fuera de la catedral, cuando 10 normal en esos años era que pasasen previamente por manos del Cabildos6.

Con respecto a su misión de educar y cuidar a 10s niños de coro, pocas cosas merecen ser reseñadas. Las actas capitulares apenas nos cuentan nada sobre este particular, debido seguramente a la falta de problemas que Chiodi tuvo en este punto. Lo único destacable, aunque no es un hecho excepcional en la vida de cualquier maestro de capilla, fue la petición que hizo al Cabildo en 1783, de que se le aumentase el salari0 a 10s niños de coros7. Era cos- tumbre entonces que todos esos muchachos tuviesen asignada una cantidad de dinero para su manutención, tanto en el caso de vivir con el maestro de capilla, como si 10 hacían con sus padres. En el primer caso, el dinero 10 recibía y administraba el maestro, y no era propiamente, considerado como

55 AC, vol. 60, f. 144v. Cab. del 12 de noviembre de 1783. 56 <Se acord6 que 10s memoriales pidiendo licencia para salir a funciones la capilla de músi-

ca, que no vengan por mano del maestro de capilla, sino que se entreguen al Sr. Deán por 10s mismos interesados que lo pidanz (AC, vol. 59, f. 170v. Cab. del 8 de agosto de 1780).

57AC, vol. 60, f. 84. Cab. del 25 de febrero de 1783.

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un sueldo. En el otro caso, 10 recibían directamente 10s niños por sí o por manos de sus padres, y sí era tenido como salario.

Chiodi comenzó a recibir ese dinero desde el principio de su actividad en la capilla de música, cuando todavía vivia el maestro Cifuentes, pues fue nom- brado con plenitud de funciones desde el inicio de su magisterio. La cantidad que recibía por cada niño era mínima; así, por ejemplo, en el aiio 1774, el total no llegaba ni siquiera a 10s cinco mil cien reales por año5*, de todos modos, parece ser que era dinero suficiente para 10s gastos de manutención.

Más interesante resulta ser el estudio de la vida de la capilla de música durante estos años. Para el10 es particularmente útil la consulta de 10s libros del depósito del archivo capitular de la catedral, pues a través de éstos se logra hacer una relación de todos 10s músicos pertenecientes a dicha capilla, al tiempo que nos hace conocer el salario que cobraba cada uno por año.

En 1775, por ejemplo, había un total de casi treinta músicos, entre instru- . mentista~ y cantores, además de 10s niiios de coro, que también cantaban en

la capilla. La distribución era la siguiente: - Tiples: Domingo Antonio Gómez, José Ferrari, Miguel Carnero y Feli-

ce Pérgamo. - Contraltos: Francisco Romero, Francisco Martínez, Juan Brunelli y Car10

Mauro. - Tenores: Sebastián Mercado, Andrés Fernández y Francisco López. - Bajos: Pedro Theo y Pedro Rey. - Violines: Bernardo Ferrer, Pedro Iturralde, Alejandro Palomino, Ma-

nuel Neira, Juan José Perrault, Cayetano Pichini y Santiago Leidecq. - Violones: Baltasar Estévez y Pedro Estévez. - Contrabajo: Marcos Martínez. - Oboes: Perrault y Pascual Canchiani. - Trompas: Gaspar Servida y José Servida. - Organistas: Antonio Bueno y Francisco Sabatán. También aparece citado el nombre del músico José Espada, pero no se ha-

ce referencia al oficio que tenia en ese año. Asimismo, Bernardo Ferrer, ade- mis de violinista, tocaba el clarín, instrumento que para entonces resultaba ya anticuado y que, de hecho, estaba en trance de desaparecers9.

Todos estos músicos eran verdaderos profesionales, dedicados plenamente a 10s ensayos y funciones de la catedral, 10 cual, sin duda, contribuyó a aumen-

"Libros del Depósito (1768-1775). Archivo capitular, Leg. 598. Chiodi comenzó a firmar el recibo del dinero que se le asignaba a los niños de coro a partir

del dia 2 de enero de 1771. Cifuentes muri6 en septiembre de ese rnismo año. sy Ibid. .

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tar considerablemente el prestigio de esta capilla de música. Se puede decir que, en 10s años de magisterio de Chiodi, Santiago contaba con la mejor ca- pilla de música que nunca había tenido y, ciertamente, con una de las más nutridas de toda España.

Pero no sólo es destacable por la cantidad de 10s integrantes, sino también por la calidad de esos músicos. No hay que olvidar que gran parte de ellos habían sido niííos de cor0 y, por 10 tanto, fueron educados musicalmente por el maestro Cifuentes, y aun por el mismo Chiodi. Otros procedían de otras ciudades de España y habían sido admitidos en la catedral precisamente por sus m é r i t ~ s ~ ~ .

Una de las cosas que más llama la atención en estas listas de músicos de la catedral de Santiago por esta época es la gran cantidad de nombres italia- nos que nos encontramos en la capilla. Ya se han citado algunos: Ferrari, Pérgamo, Bruneili, Pichini, Canchiani y Mauro. Pero, durante 10s casi ca- torce años de magisterio de Chiodi, formaron parte de la misma varios más: Luciani, Peroli, etc. Y no s610 10s italianes, sino también algunos franceses, como Perrault y Leidecq, aunque el número de 10s primeros destacó siempre considerablemente con respecto al de 10s franceses.

Este es un fenómeno de gran importancia y que habrá de tener enormes repercusiones en el ambiente musical de la época de Chiodi. De ese italianis- mo nos ocuparemos más adelante.

Buono Chiodi, compositor

La actividad de Chiodi como compositor comenzó ya antes de venir a San- tiago, cuando todavía era, posiblemente, un joven maestro de capilla en Bér- gamo. Una de sus obras rnás tempranas que se conserva en 10s archivos de la catedral de Santiago es un <<Credo a concerto a 4*, que data del año 17506'; aun asi, no hay que descartar la posibilidad de que otras obras ha- yan sido compuestas antes de esa fecha.

Lo que si puede darse por seguro es que ya en Italia, el maestro Chiodi gozaba de gran prestigio. Testimonio de el10 es el texto que aparece en la portada de uno de sus misereres:

Miserere del célebre abate D. Buono Chiodi, maestro insigne di musica62. 1766.

M ' ~ ~ ~ é LOPEZ-CALO, *La música en Galicia., Galicia Eterna, vol. 4 , Barcelona 1981, pp. 876-931. V . en particular las pp. 896-99.

" J . LOPEZ-CALO; Catálogo, p. 86, núm. 359. "~bid., p. 91, núm. 423.

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Ya en Santiago, su producción fue verdaderamente asombrosa: más de qui- nientas obras en s610 catorce años. A esto hay que añadir que, en su gran mayoría, se trata de composiciones a cuatro, cinco, ocho y también a nueve voces, y todas ellas con algdn tip0 de orquestación. A 10s instrumentos habi- tuales en las orquestas catedralicias españolas de su tiempo (violines, trom- pas, oboes, violones y Órgano), Chiodi añadió en algunas ocasiones el uso de la viola, del contrabajo e incluso de alguna flauta6'. Tampoco faltan en sus obras bellisimas arias y solos que, sin duda, fueron soberbiamente inter- pretados por el tiple José Ferrari y el contralt0 Juan Br~ne l l i~~ .

Estas composiciones, catalogadas y comentadas por el padre López-Calo y conservadas todas ellas en 10s archivos de la catedral, pueden resumirse del siguiente modo:

- Seis misas solemnes, todas ellas a ocho voces con orquesta. - Ocho misas más (completas), también a ocho voces con orquesta. - Partes sueltas de la rnisa (Kyries, Glorias, Credos, etc) que suman un

total de veintinueve composiciones, generalmente a cuatro u ocho voces. - Tres partes de rnisas de difuntos (dos introitos y un ofertorio). - Secuencias: cinco .Dies iraen, un aLauda Sion Salvatorem,,, seis ~S ta -

bat Matern y un avictimae paschali laudes,.

- Cinco <<Beatus vim. - Ocho <<Confitebor tibi, Domine*. - Dieciocho <<Dixit Dominusa, algunos de ellos de fecha muy temprana

(1754, 1756,. . .). - Ocho aLaudate pueri Dominums. - Doce Miserere, completos y dos más incompletos. - Otros grupos de salmos por Horas completas, compuestos como un

anum,,: <<Tercis sblemne* a ocho voces, .Nona per 1'Assencione~ a ocho voces, <<Salmos de Visperas,, a ocho voces y <<Completas solemnes>> a ocho voces. - Siete <Magnificat., en su mayoría a ocho voces, y dos mis que se duda

sean de él o de Rodrigo.

63 Ibid., V. por ejemplo, la secuencia "Dies irae. a 4 v., en Fa, p. 86, núm. 366. @Ibid. , Villancico de Reyes, p. 113, núm. 674; y villancico del Corpus, p. 116, núm. 719.

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EL ATAQUE DEL ARZOBISPO BOCANEGRA A BUONO CHIODI 61

- Cinco <<Domhe, ad adiuvandum me festina,, a dos y cuatro voces.

Motetes

- Forman un total de veintisiete composiciones que hacen referencia a di- versas festividades (Transfiguración, Asunción, San José, etc.), casi todos a ocho voces y con orquesta.

Lamentaciones

- Seis composiciones, tres de ellas a ocho voces.

Tantum ergo

- Dos aPange linguaa a cinco o seis voces. - Quince <<Tantum ergo,. - Un <<Genitorin con un solo de bajo y cuatro voces.

Miscelánea en latín

- Tres ~Letaniaen, una de ellas incompleta. - Dos uAve maris stella,,. - Dos <<Regina coelin a cuatro voces. - Una asalve Regina* a dos voces. - Siete composiciones más en latín (Te Deum, Veni Creator.. .)

Villancicos

- De Navidad: catorce de Visperas, cient6 ocho de Maitines, catorce de Calenda, treinta de Reyes y tres más sin connotación especifica. - Del Corpus: ciento dieciseis. - A la Virgen: veintidós, dedicados particularmente a la Inmaculada. - Al Apóstol Santiago: diecisiete. Uno para la entrada del Arzobispo BO-

canegra en Santiago.

Obras incompletas y papeles sueltos

- Van desde simples motetes a complejas Óperas y oratorios, que consti- tuyen en conjunt0 cuatro legajos de obras. Se conservan'todos en 10s archi- vos de la catedral de Santiago.

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El padre Ldpez-Calo incluye adernás en su C a t á l o g ~ ~ ~ algunas obras que se atribuyen a Chiodi, de las que se prescinde en la relación anterior.

La magnitud del trabajo colosal de Buono Chiodi queda resatado todavía más por otro hecho: no s610 se limitaba a la simple composición de la músi- ca, sino que él mismo copiaba la mayor parte de las particellas, tanto las de 10s cantores como las de 10s instr~mentistas~~. Incluso en algunas obras a muchas voces y con orquesta hacía personalmente 10s duplicados de las par- ticellas, cuando necesitaba más de una por cada voz o instrumento.

Con Chiodi el italianismo barroc0 llegó a su apogeo en Santiago, después de haber vivido días verdaderamente gloriosos. Por supuesto, este fenómeno no era exclusivo de la catedral de Santiago. Por el contrario, es la culmina- ción de todo un proceso que ya aparece documentado desde fines del siglo XVI en varias catedrales españolas. De todos modos, en Santiago adquirió unas dimensiones muy superiores a las de cualquier otra ciudad de España. Por otra parte, para el estudio presente interesa sobre todo Santiago, por 10 que a él nos vamos a ceñir, con simples alusiones a otras catedrales y ciuda- des que tenían alguna relación con la ciudad del Apóstol y con su catedral.

La primera noticia que se tiene sobre la presencia de un rnúsico italiano en Santiago es la de Pedro Cerone, natural de Bérgamo, que en 1592 em- prendió un viaje de peregrinación al sepulcro del Apóstol Santiago. Por con- fesión propia, sabemos que este músico, además de esa finalidad primaria de la peregrinación, tenia también en mente conocer a 10s grandes composi- tores españoles y el ambiente musical de E ~ p a ñ a ~ ~ . Estuvo en Santiago 10s días, o semanas, en torno a la fiesta del Apóstol (25 de julio) del Año Santo de 159368.

En el siglo XVII continu6 el mismo fenómeno, ligado todavía al peregri- naje a la tumba de SantiagoW. En concreto, sabemos que en 1610 fue reci- bido como músico de la catedral el violinista veneciano Gabriel Agatea; en- tre sus obligaciones estaba la de enseñar a cuatro músicos a tañer las vihuelas de arco70.

Esta presencia de italianos en la catedral de Santiago debió de seguir a 10

Ibid., pp. 8 3 s . 661bid., p. 81. 67 Ramón BASELGA ESTEVE, Pedro Cerone de Bérg'arno. Estudio biobibliograjco, en <<Te-

soro Sacro Musical., 54. 1971, p. 8.3s. V. en particular pp. 41-47. Ibid, p. 43. J. LOPEZ-CALO, '<Música e musicisti italiani in Santiago di Compostela (Spagna)., en Me-

moria e contributi alla musica de Medievo all'Eta Moderna offerti a Federico Ghisi, Bologna 1971, pp. 355-66.

70 5. LOPEZ-CALO, La rmisica en Galicia, p. 898.

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largo de todo el siglo XVII, pues llegaron a constituir una verdadera escuela nacional. No obstante, hay que advertir que mas que a <<músicos italianos., en toda la extensión geográfica del término, habría que referirse propiamen- te a aitalianos del norte,, y precisamente de las regiones de Lombardía, el Bergamasco, etc., pues sabemos que el primer0 o 10s primeros que se insta- laron aquí invitaron luego a otros compatriotas suyos, movidos, seguramen- te, por 10s altos sueldos que pagaba la catedral de Santiago a sus mÚsicos7'.

El hecho fue que en la segunda mitad del siglo XVIII la colonia de músicos italianos en Santiago era muy numerosa. Y aun debe añadirse que gozaba de gran estimación. Tal era ésta que el Cabildo se fi6 de 10s informes dados por algunos de esos músicos respecto a la valia de Chiodi, en vista de 10 cual, sin más diligencia, tom6 la nada común detenninación de llamarle como maes- tro de capilla.

Debe tenerse en cuenta, finalmente, que con Chiodi aumentó de nuevo la presencia de italianos en Santiago, no s610 por él rnismo, sino porque trajo consigo a dos niños (probablemente ya mayorcitos) que, según 10s datos del archivo, se quedaron definitivamente en la catedral. Son, como queda ya di- cho, el tiple Felice Pérgamo y el contralt0 Car10 Mauro7'.

Por supuesto, es bien sabido que el itaiianismo musical no fue un hecho aislado en Santiago. También en otras catedrales españolas se encuentran por esta época músicos italianos, si bien no en número tan elevado como el de la ciudad compostelana.

Así, por ejemplo, la capilla real de Madrid, con la presencia tan importan- te de músicos italianos, h e una fuente inagotable de extrajeros para las capi- llas españolas, sobre todo después del matrimoni0 de Felipe V con Isabel de Farnesio, y más todavía desde que, en aquel memorable verano de 1737, llegó Farinelli a Madrid, quedando convertido, de la noche a la mañana, en el arbitro de la voluntad real, 10 que supuso ademhs el inicio de una verdade- ra edad de oro de la música italiana en España.

Una muestra de este fenómeno es la presencia del músico italiano Pablo Pereti en la vecina catedral de Lugo, quien, posiblemente fue el iniciador del italianismo musical en dicha ciudad7'.

Volviendo a la música de Chiodi, hay que decir que tuvo una extraordina-

7' J . LOPEZ-CALO: Musica musicisti.. . , p. 359. '' Libros del Depósito (1768-1775). Archivo Capitular, Leg. 598. v. en particular el año 1770. 7' c<Asimismo se acordó que 10s dos violinistas asistan a perfeccionarse en dichos instrumen-

tos a la enseñanza de Pablo el ltaliano y que a éste se le asista con dos reales cada dia por su trabajo, durante el tiempo que 10s enseñare, con la obligación de que haya de asistir 10s dias de Pascua en la lglesia y que se le compren dos violines para dichos muchachos~~. .Se acordó que de hoy en adelante se le den a Pablo Pereti, violinista. tres reales de vellón en cada un dia

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ria facilidad para componer, pues de otro modo no se comprende tal número de obras en tan poc0 tiempo. A el10 contribuyeron indudablemente dos fac- tores: su fecunda inspiración y su habilidad compositiva. En unos apuntes de notas para una misa, en las que fue poniendo por escrit0 temas musicales e ideas, escribió: uy otros infinitos que por enfado no 10s escribo, porque nunca acabaria,". Esta es la mejor prueba de su excepcional inspiración artística.

Con todo, otros músicos de la misma época, italianes o no, poseyeron tam- bién una capacidad de producción musical que hoy nos parece difícil de com- prender. Sin ir más lejos, el sucesor de Chiodi, Melchor López, fue asimis- mo un compositor extraordinariamente fecundo; con la doble particularidad de que también 61, como Chiodi, copiaba muchas de las particellas del cor0 y de la orquesta, pero, al contrario del maestro italiano, tenia una caligrafia bellisima y muy cuidada.

En cierto sentido, esa enorme productividad de Chiodi se explica, en par- te, por el tip0 más usado en su tiempo y que es el que utilizaba generalmente, tan alejado del contrapunto imitativo de épocas anteriores: las melodías fáci- les, con no pocas <<fórmulas estereotipadas, que se repiten una y otra vez, 10s pasajes corales en acordes verticales, homorrítmicos, todo 10 cua1 facili- taba, como es claro, la escritura rápida de muchas páginas de música.

Pero seria dar una impresión errónea si de todo el10 se quisiera hacer de- ducir que Chiodi fue un compositor facilitón o de poc0 valor. Por el contra- rio, incluso en 10s pasajes de construcción mis sencilla, supo obtener magní- ficos efectos sonoros y expresivos. Véase, por ejemplo, el cornienzo de la ~Lamentación primera del Miércoles Santon7' (1774), (ejemplo 1). Sabe tarn- bién utilizar el contrapunto imitativo; asi la continuación de la misma lamen- tación (ejemplo 2).

Y todo esto no s610 en las composiciones en latín, que, como era costum- bre en su época, solían ser más trabajadas, sino que también aparece en las composiciones en castellano. Puede tomarse como ejemplo este fragmento del villancico de Navidad <<Como el Niño es mercader^^^ (ejemplo 3).

por razón de salario, con la obligación de enseñar 10s niños de coro, y de asistir a las funciones de la iglesia, y de tocar el violón, y enseñarle después a 10s niños que quisieran aprender; y desde primer0 de mayo en adelante se le quite al racioner0 bajón lo que se le daba por razón de tocar el violónn (AC de la catedral de Lugo, vol. 14, ff. 345v. y 361v. Cab. del 14 de octubre de 1730 y 7 de abril de 1731).

74 J. LOPEZ-CALO; Catálogo, p. 86. 751bid. p. 98, núm. 493. 76 Ibid., p. 109, núm. 633.

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Ej. 1. Lamentaci6n 1 a del Miércoles Santo 1774 C-411

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Ej. 2. Ibrid C. 12-21

MARÍA PILAR ALEN

I r l

Jc-rc - -,e- a,, )kcc-nw.-oir m.rc i n f L - - - fa*

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Ej. 3 . uComo el Vino es mercader. C-26-29

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Lo mismo cabe decir de las melodias, tanto de las que están en latin como las de 10s mismos villancicos. Véase la <<tonada>> a 10s Reyes Magos, titulada aApacible el viento de un amor fino>>" (ejemplo 4).

Pero, puesto que la acusación de Bocanegra se referia precisamente a la música de la Semana Santa de 1778, será conveniente estudiarla más de pro- pósito. Y, a fm de enrnarcar debidamente el hecho en su significado históri- co completo, expondremos antes 10 que podria ser llamado historia externa de tal acusación.

ZZZ. Desarrollq de 10s hechos

El acta capitular correspondiente al dia 27 de abril de 1778 recoge el si- guiente acuerdo:

En este cabildo se vio carta de Su Ilustrísima manifestando se prevenga al maestro de capilla reforme la música del cor0 de la santa Iglesia; y el Cabildo resolvió se responda la ausencia de dicho maestro de capilla y que, luego que se restituya a esta Iglesia, se le prevendrá, y que en el mismo Animo estaba el C a b i l d ~ ~ ~ .

Por fortuna se conserva el texto integro de la carta que motivó esa resolu- ción capitular, el cual nos permite estudiar con mis profundidad este inci-

77 Ibid., p. 113, núm. 682. 78 AC, vol. 59, f. 16v. Cab. del 27 de abril de 1778.

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Ej. 4. <<Apacible el vientor Tomada de 10s Santolares

dente de la vida de Buono Chiodi, y aun de la trayectoria del italianisme mu- sical en España. El prelado había dirigido la siguiente carta al Cabildo:

Ilustrísimo señor: Al ver 10s cantos de V.S.I. para el culto de Dios y el sumo celo con que 10 promueve, sin perdonar medio alguno de cuantos puedan conducir a este santo fin, tengo la satisfacci6n de hacer a S.I. pre- sente un reparo bien sustancial y que podrii ser muy oportuno para el logro de sus intenciones.

Desde que empecé a asistir a las funciones sagradas de esta nuestra santa

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iglesia, admiré una cosa y compadeci otra. Admiré el esmero impondera- ble de V.S.I. en mantener a toda costa un cor0 de música tan excelente que puede competir, no sólo con 10s de la mis famosa catedral sino con 10s de la misma Capilla Real. Pero de esto mismo se me originó una gran compasión, pues advertí al oirlos que 10 que cantan no es 10 que correspon- de a la seriedad de 10s Oficios Divinos y mucho menos en una iglesia de tanto nombre como la nuestra. La música que se les pone no es propia del templo, sino de un teatro de comedias: porque todo su aire es profano, y rqa vez se oye un golpe que mueva a devoción. Esta es la que únicamente se debe procurar en aquel sitio, cuyos primeros asistentes son Dios y sus ángeles, de cuya compañía nos distraemos insensiblemente, si 10s ecos so- noros que percibe el oido nos acuerdan y representan objetos muy distan- tes del Santuario. Confieso que por este motivo ha sido mucha mi mortifi- cación, particularmente en estos días santisimos y sacratísimos en que se bace a 10s católicos una tierna memoria de la Pasión de Nuestro Redentor. ' El maestro de capilla no dudo ser6 tan bueno en su habiiidad como 10 es en el nombre, pero, o por no dárselo el genio, o por no haberse criado en esta especie de composiciones sagrada, yo veo que le falta para ellas el acierto y el gusto. Ya que se halla en Italia, podria hacer V.S.I. se detu- viese por allí (aunque fuera con la carga de alguna pensión), o a 10 menos no negarle su retiro en caso de que 10 pretenda con algún pretexto y elegir en su lugar algún sujeto del país, que hiciese las composiciones más pro- pias para el culto de Dios. En Espaiia hay grandes habilidades y, sino de- sagrada a V.S.I. este proyecto, tendrá mucho en que escoger. Cualquiera que se elija será mejor que el que logramos de presente, y para poseer así su renta como sus honores, debe tener, por razón de patricio, mucho ma- yor derecho que un extraniero. Si V.S.I. no se conforma con este dicta- men, yo no f&maré duelohguno por este motivo, pero siempre esperaré de su gran religiosidad, dispondrá las cosas de suerte que en 10 sucesivo no tenga yo más que sentir, oyendo composiciones que ciertamente son im- propias del Divino Culto, tan pretendido y solicitado por el gran celo de V.S.I.

A quien repito el cordial afecto con que desa contribuir a sus obsequios, y que Nuestro Señor guarde a V.S.I. 10s muchos años que le ruego. Santia- go, abril, 22 de 177879.

Las graves acusaciones que el arzobispo Bocanegra hizo contra la música de Chiodi, expresadas de un modo claro y fuerte, aunque respetuoso y deli- cado, llevan a plan$ear esenciaimente dos preguntas que, en realidad, consti- tuyen una única cuestión: jse trata de una simple apreciación personal del arzobispo o, por el contraria, la música de Chiodi no era verdaderamente apropiada para esa ocasión? La respuesta no puede ser categórica, pero si se pueden hacer diversas hipótesis. Para el10 es importante, sin embargo, te- ner en cuenta la'contestación que el Cabildo dio ai prelado:

79 Cartas de Bocanegra. Leg. 364. Santiago, 22 de abril de 1778.

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EL ATAQUE DEL ARZOBISPO BOCANEGRA A BUONO CHIODI 7 1

nustrísimo señor: Sobre 10s justos sentirnientos que V.S.I. nos manifies- ta en carta de 22 del presente ha causado a V.I. la música que ha oído can- tar en las funciones de Semana Santa, a que se simi6 concurrir, por impro- pia y nada correspondiente a la seriedad del dia, son 10s mismos que tenía- mos pensado dar a entender al regreso de nuestro maestro de capilla para la reformación o nueva composición de la que sucesivamente se cantare en esta santa iglesia, arreglada y conforme a 10s tiempos, a la veneraci6n de la Casa de Dios, y a la grandeza de este Apostólico templo. Luego que se verifique aqu61 haremos presente ai maestro la carta de V.I. y acompa- ñaremos al mismo tiempo las nuestras, con que esperamos lograra V.S.I. la satisfación que su pastoral celo desea, y nosotros el gozo de oir aplaudir un maestro que, por bueno, hemos escogido entre 10s muchos de que se nos ha dado noticia; sin que la circunstancia de extranjero le pudiese ex- cluir del mkrito que le hizo acreedor del magisteri0 de esta santa iglesia, al modo que 10s Reyes para sus capillas reales, y otras catedrales para las suyas, donde se celebran las mismas funciones, 10s hacen venir igualmente de fuera de Espaiia por el particular gusto y primor de que Dios 10s ha do- tado en su profesión, con ventaja a 10s nacionales, como V. S. I. no lo igno- ra, y 10 halla por experiencia, 10 mismo que reconocerá V.I. en nuestro inalterable y rendido afecto con que nos ofrecemos a la obediencia de V.I. y rogamos al Señor guarde su vida muchos aiiosm.

Esta carta nos da luz suticiente para poder hacer varias afirmaciones, res- paldadas por 10s hechos que ocurrieron posteriormente.

Por una parte, el Cabildo mostró aquí su total confonnidad con la aprecia- ción del arzobispo, manteniendo además el mismo tono de claridad y delica- deza con que el prelado se había dirigido a 61. Pero este modo de responder parece ser que s610 fue un mero trato de cortesia. Los hechos, al menos 10s que hasta ahora se conocen, no se desarrollaron tal como esperaba Bocanegra.

Lo que en realidad sucedió fue que el prestigio de que Chiodi ya gozaba quedó nuevamente resaltado. La simple lectura de esta carta es suficiente pa- ra darse cuenta del aprecio de que disfrutaba el maestro Chiodi por parte del Cabildo, que en esta respuesta al prelado, prodiga abundantes elogios sobre su labor.

El otro hecho importante es que, aun dando por supuesto que el Cabildo haya hecho llegar a Chiodi la protesta de Bocanegra, su actividad no dismi- nuyó en absolut0 y ni siquiera parece que cambiase sustancialmente, conti- nuando con el mismo modo de componer de aiios anteriores.

Teniendo presentes estos dos hechos como punto de referencia, podemos pasar ya al campo de las hipótesis acerca del motivo, o 10s motivos, que lle- varon al arzobispo a obrar de este modo.

Minuta de la respuesta del Cabildo a Bocanegra. Archivo Capitular, Leg. 364. Santiago, 27 de abril de 1778.

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En primer lugar, es posible que el prelado tuviera en su mente el introdu- cir a otro músico, y precisamente a un músico español, en la dirección de la capilla de la catedral. Esta intención se deduce de la lectura de la citada carta de protesta, pero no hay ningún otro dato ulterior que la avale, por 10 que seguramente habrá que dejarla a un lado de momento.

En segundo lugar, es más probable que la actitud de Bocanegra esté en relación con su mismo modo de pensar. Esta hipótesis, por 10 tanto, se apro- xima, seguramente, a la raíz de 10s hechos, si no es ya ella misma el origen, por 10 que vamos a detenernos en este punto.

El gran celo apostólico del prelado, del que ya se ha hablado, así como sus desvelos por mantener íntegra la fe de la Iglesia en una época de grandes novedades, serían motivos más que suficientes para manifestar, también en el mundo de la música, su oposición hacia cualquier tipo de composición que pudiese resultar menos tradicional y devota para la solemnidad de 10s cultos de la catedral. Ya desde años anteriores, incluso antes de venir a Santiago, Bocanegra mostró su descontento con las nuevas tendencias musicales:

Aun las músicas de este infeliz tiempo L ~ U C son sino unos lazos 10s rnás apropiados para corromper las almas, no habiendo en ellas mas incentivos de este maldito vicio, por sus quiebros, por sus halagos, por sus sainetes, por sus modulaciones, por sus ademanes, por sus atractivos, capaces de tentar y causar la corrupci6n aun en el alma más virtuosa y honesta?"

Hay que tener en cuenta, además, que el modo de pensar de Bocanegra no es un caso aislado en su época: en el ambiente eclesiástico general de ese momento, y especialmente entre muchos de 10s prelados españoles, se tendia a un acentuado rigorismo, que abarcaba todos 10s campos de la cultura y de la religión, presentándose incluso en algunos casos con ciertos ribetes janse- nista~. Resulta fácil suponer que el arzobispo Bocanegra sufrió de alguna ma- nera esta influencia en su pensamient~~~. Incluso López Ferreiro nos dice que Bocanegra recomendaba la lectura frecuente y la meditación de la Zns- truction Pastorale sur les sources de 1 'incredulité del arzobispo de Lyon Mr. Montazet, en donde se exponen 10s motivos de la incredulidad de la fe y de las causas de la incredulidad moderna con matices jansenistasa3.

8'Sermones, Tomo I . 2a ed. Madrid 1773, p. 144. 82 Joel SAUGNIEUX, Un prélat e'clairé: D. Antonio Tavira y Almazdn (1 737-1807). Con-

tribution a 1 'etude du jansénisme espagnol.. France-Ibérie Recherche. Université de Toulouse, 1970, p. 53. De hecho en este estudio aparece citado Bocanegra desde este punto de vista, junto a Pedro Antonio Sánchez, Antonio Sánchez Valverde, Climent, Bertran y Nicolá Gallo.

83 A. LOPEZ FERREIRO, op. cit. , p. 15. De intento omitimos la referencia a la postura de Feijóo en este tema, por demasiado conocida.

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EL ATAQUE DEL ARZOBISPO BOCANEGRA A BUONO CHIODI 73

De todas formas, se impone estudiar la música de Chiodi que Bocanegra oyó en la catedral ese año 1778 y aun en 10s anteriores, para poder juzgar todo este asunto con mayor ecuanirnidad.

N. La música de Chiodi para Semana Santa

Dos eran por entonces 10s géneros típicos de la Semana Santa: las larnenta- ciones y 10s misereres.

Con respecto a las lamentaciones hay que decir que, hacia 1650, comenzó por doquier la costumbre de hacer grandes melodías solisticas, correspon- diéndose con el pleno apogeo del Barroco en España.

También en Santiago. El primer gran compositor barroc0 compostelano de quien poseemos una cantidad considerable de música, José de Vaqueda- no, fue un eximio compositor de lamentaciones".

En 10s tiempos de Chiodi había en España una práctica perfectamente esta- blecida: la de alternar algunas lamentaciones corales a ocho voces o más, con otras de t i p solístico. Y él siguió esa tradición. La simple enumeración de las obras suyas que se conservan (Lbpez-Calo, Catalogo, núms. 493 al 498) es suficiente para aclarar este tema.

En cuanto a 10s misereres, ellos significaban la culminación de aquellas solemnes y muy largas celebraciones que se solían hacer en las grandes cate- drales durante el señalado e importante Triduo Sacro. Por eso 10s maestros de capilla ponían todo su saber y entender en su composición. En la época de Chiodi llegaron a hacerse larguisimos y de una complejidad exorbitante. La descripción que de ellos hace el padre Eximeno refleja, mejor que ningu- na consideración, 10 que eran y significaban esos misereres:

En un triduo tan pesado, despuks de tres horas de maitines y de habemos por otra hora cacareando las Lamentaciones sale el señor maestro de capi- lla a representar su Miserere con convite de damas y caballeros, de aficio- nados y aficionadas, como si Jesucrist0 no hubiera muerto en la cruz sino para que el señor maestro de capilla luciera sus habilidades; y sin conside- rar que aún no hemos refrescado, mientras 61, como primer galán, se está en pie aventando las moscas con un papel en la mano, nos tiene a nosotros

El mejor estudio sobre este tema es el de Antonio MARTÍN MORENO, El Padre Feijóo y las ideologias musicales del XVIII en Esparia, Orense 1976. " V. Carlos VILLANUEVA, Las Lamentaciones de Semana Santa de Fray José de Vaque-

dano (1642-1 711). maestro de $apilla de la catedral de Santiago, en uCompostellanum~~, 1978, pp. 247-280. V. también J. LOPEZ-CALO, Historia de la Música Espariola. Siglo XVII. 3, Alianza Musical. Madrid 1983, pp. 108-13.

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MARÍA PILAR ALEN

de rodillas una hora (y Dios nos libre del Sr. Porro, que nos tendria tres). Y esto, ¿para qué? Para que después se diga por la ciudad: iQué Miserere tan alegre! Aquel pasacalle de flautas y violines, iqu& gracioso! [. . .] Seria música muchos mis grata a 10s oidos de Dios, que mientras 10s canónigos dijéramos el Miserere devotamente y con la debida pausa, 10s músicos y capellanes, 10s sacristanes y mozos de cor0 se dieran una disciplinag5.

En ese contexto, pues, debe enmarcarse la música de Chiodi para la Sema- na Santa.

Poco hay que decir de las lamentaciones corales de Chiodi. Se trata, por 10 general, de obras homorrítmicas, en acordes verticales, con algunos pasa- jes contrapuntísticos, e incluso con alguna alternancia de solistas y coro. No es de creer que 10s ataques de Bocanegra se dirigiesen a ese tipo de lamenta- ciones, que, con su gran sonoridad, y hasta por el tipo de ritmos que usaban, parecen bien adaptadas a las celebraciones litúrgicas, incluso de la Semana Santa.

Muy distinto es el caso de las lamentaciones solisticas. En ellas Chiodi dio rienda suelta a su vena melódica, típicamente italiana. Pero una vena italiana imbuida, desde luego, del mis pur0 estilo operística de aquella época. Un solo ejemplo vale más que cualquier explicación: la lamentación <<Et egres- sus est,, de 1771 es para tiple y alto, dos violines, dos oboes, dos trompas y acompañarniento; de éste hay varias particellas -evidentemente cada una para un instrumento-, una de las cuales es para acémbalo*. Se conserva la partitura y las particellas completas -las de 10s violines están duplicadas-, todo autógrafo de Chiodi; es de notar que en la partitura pone el mismo Chiodi 10s nombres de 10s dos cantores para quienes concibió esta lamentación: <<Fe- lice, y ~Carlo,,, es decir, Félix Pérgamo y Carlos Mauro; y en las portadas de las respectivas particellas pone atiple obligato, y <<alto obligatong6. Véa- se al comienzo de esta interesantísima partitura (ejemplo 5).

Según la tradición, la música del texto de la lamentación era menos ornado que las letras del alefato. Pero también en él introducía vocalización. Véase el comienzo de la misma en el ejemplo 6.

Evidentemente, nos encontramos ante una música de carácter totalmente virtuoso, bien ajeno al espíritu de la liturgia. Y en esto tenían razón quienes, como Bocanegra, pensaban -el primer0 de todos Feijóo- que esa música era mis apropiada para un escenari0 de Ópera que para la iglesia.

Eso es verdad. Pero no 10 es menos que en esto Chiodi no era una excep-

85 A. EXIMENO, Don Lazariolo Vizcardi, parte 3a , cap. 9O, vol. I, p. 309 de la ed. de F.A. Barbieri. Madrid 1872.

8 h J . LOPEZ-CALO, Catalogo, p. 98, núm. 495.

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EL ATAQUE DEL ARZOBISPO BOCANEGRA A BUONO CHIODI 75

Ej. 5. Lamentaci6n 2a per i1 Mercodi Santo. 1771 C-20-39

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EL ATAQUE DEL ARZOBISPO BOCANEGRA A BUONO CHIODI 77

Ej. 6. Lamentaci6n 2a per i1 Mercodi Santo 1771 C-38-34

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Ej. 8. Lamentación a solo para la tarde del Miércoles Santo 1774

puso al año posterior sigue, con toda exactitud, las mismas orientaciones de 10s anteriores. Es suficiente para confirmar10 citar estos dos fragmentos, el primer0 de una parte coral y el segundo de una sofistica (ejemplos 9 y 10).

Conclusión

Una doble conclusión se deduce de todo 10 expuesto: en primer lugar, la crisis que, evidentemente, experiment6 el italianisrno en el últirno cuarto del siglo XVIII. El ataque de Bocanegra no fue rnás que un capitulo de ese pro- ceso. Un proceso que todavia está por estudiar, pero que fue muy claro.

La segunda conclusión es más delicada y más importante: es evidente, por 10 que se acaba de decir, que ese italianisrno, lejos de desaparecer -no s610 por esa crisis, pero ni siquiera por ataques tan directos y con tanta autoridad, como es el de un arzobispo en su propia catedral- siguiese su camino: un camino que alcanzaría aún cotas mis altas en el siglo XIX, cuando el rossi- nismo entrase, con todo su irresistible empuje, en la vida musical española, también en la religiosa. ¡Como se comprenderia si no, que 10s ataques del Padre Feijóo, de París y Royo, etc., no surtieran efecto alguno! Pero si es cierto, en cambio, que 10 que estaba en crisis -y aquí si que se toca, proba- blemente, la rau de todo el problema- era el barroquismo, la concepción barroca de la música, y en modo particular de la melodia. Porque las melo- d i a ~ que nacerían inmediatamente después no serían como las hasta entonces en uso, sino clasicistas. Y 10 mismo debe decirse del uso de 10s instrumentos y, sobre todo, del ethos particular de la música. En Santiago se encuentra

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EL ATAQUE DEL ARZOBISPO BOCANEGRA A BUONO CHIODI . 81

uno de 10s ejemplos más clamorosos de esto: el sucesor de Chiodi, Melchor López, sobre todo desde que, en 1794, hizo un viaje a Madrid, donde descu- brió, en todo su vigor, el nuevo arte, el Clasicismo. Las obras de Melchor López posteriores a esa fecha son todas ya de corte clasicista rnarcado. Qui- zá sean también más religiosas, pues, efectivamente, Melchor López tiene obras de una religiosidad impresionante, dentro de un virtuosisme vocal e instrumental muy elevado. El mejor ejemplo de esto es su Requiem, que no en vano sigui6 usándose en 10s oficios litúrgicos de la catedral hasta fecha reciente, incluso, por tanto, después de la purificación subsiguiente al Motu Proprio, que en Santiago fue fervorosa y aun radical.

En este último sentido si se comprende la actitud de Bocanegra. Y quká esto fuera 10 que pretendiera el celoso prelado.

Ej. 9. Miserere de Marzo de 1779. Año Santo

P c.,.

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Ej. 10. Miserere de Marzo de 1779. Año Santo

Si.".

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