Una Defensa de La Obligacion Política

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  • 1 As lo reconoce Bayn (1991a), pgs. 696-97. La lista es interminable: M. B. E. Smith, R.Wasserstrom, R. P. Wolff, R. Sartorius, R. Dworkin, J. Ladd, A. J. Simmons, W. Nelson, J. Feinberg,J. Raz, A. Goldman, D. Regan, y, entre nosotros, F. Gonzlez Vicn, J. Muguerza, M. Gascn y J. C.Bayn, por ejemplo. La posicin opuesta ha sido recientemente defendida por A. Peczenik:Dimensiones morales del Derecho, Doxa 8 (1990), pgs, 89 y ss.

    2 Vid Bayn (1991a), pgs, 602 y ss., en concreto pgs. 623-31, discutiendo la presuntaexistencia de un derecho a mandar correlativo a una obligacin de obedecer.

    3 R. Dagger y Th. McPherson han expresado algunas dudas al respecto, pero la postura quesostengo en el texto es generalmente aceptada.

    4 Este distingo pasa desapercibido a muchos autores, y es causa de no pocos equvocos: teneruna obligacin poltica implica slo que existen algunas razones, de un tipo especfico, para obedecer(todas) las normas de ciertos sistemas jurdicos (no de otros); y que estas razones pueden sersobrepujadas (overridden) por otras razones.

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    UNA DEFENSA DE LA OBLIGACINPOLTICA

    En los ltimos aos ha llegado a ser un lugar comn la tesis de que no existe unaobligacin moral de obediencia al Derecho. Esto es, que no existen razonesindependientes de su contenido para hacer lo que el Derecho exige, aun en elcaso de un sistema jurdico razonablemente justo y legtimo1. Todas lasdiscusiones que conozco al respecto parten del presupuesto (dado porautoevidente) de que el Derecho exige obediencia, y se articulan en torno a las razonesmorales que el individuo puede esgrimir, frente al Derecho, para excusar esa obediencia2.

    En mi opinin, un cuidadoso anlisis del concepto obligacin de obediencia, uobligacin poltica, que emplear aqu como sinnimos3, puede llevarnos a la conclusin deque, en sistemas jurdicos de cierto tipo (en concreto, los de carcter democrtico) s existeuna obligacin de obediencia, predicable de todas las normas pertenecientes al sistema queexigen (o prohben) un determinado comportamiento. Esto no quiere decir que debamosobedecer todas las normas, sea cual sea su contenido4. Este matiz reviste, a mi juicio,

  • 5 Cfr. Hart (1974a), pgs. 87 y ss.; Hart (1977), pgs. 19 y ss.; Feinberg (1980), pgs. 136 yss., Simmons, pgs. 7 y ss. Similar postura en Richards, Gauthier, Lemmon y Brandt.

    6 En concreto, las obligaciones presuponen la existencia de normas y reglas sociales: sinellas, carece de sentido afirmar que x es obligatorio. Algunas obligaciones son voluntarias, y otrasdependen de mandatos formulados por una autoridad (obedienciales): cfr. sobre esto NeilMacCormick: Obligaciones voluntarias, en Derecho legal y socialdemocracia. Madrid, Tecnos,1990, pgs. 155 y ss.

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    una importancia trascendental. En este artculo pretendo sentar las premisas del anlisis alque aluda arriba, revitalizando la ya clsica nocin de obligacin poltica frente a suscrticos.

    A) La obligacin poltica es, ante todo, una forma o modalidad especial deobligacin; y una obligacin es una exigencia (requirement). Las obligaciones sonlimitaciones a nuestra libertad, que deben ser aceptadas y cumplidas (discharged)independientemente de nuestros deseos e inclinaciones5. Esto apunta al hecho de que lasobligaciones se relacionan con la coercin o la presin sobre el libre actuar del individuo:la presin puede ser psicolgica, moral, social, religiosa, jurdica, pero sin este elemento veodifcil hablar de obligacin.

    As pues, decir que A tiene la obligacin de hacer x significa, en primer lugar, quela accin x es exigible del sujeto A. Esta exigibilidad supone que:

    - Hay buenas razones para hacer x.- No las hay (o son menos relevantes) para no hacer x.- Hay buenas razones para exigir que A haga x.- Existen principios o reglas que justifican esa exigibilidad (Hart, 1974a, pgs. 102y ss.; Brandt, 1982, pgs. 412 y ss.; Bayn, 1991a, pgs. 434-36).La obligacin es una gua o pauta de conducta: cumplir nuestras obligaciones es algo

    que determina nuestro curso de accin. Sin embargo, no existe una nica convencin sobreel correcto empleo de este concepto, lo que ha dado lugar a debates tericos. Se hasealado, por ello, que el concepto de obligacin admite ser empleado con diferentessentidos. La primera y ms destacada distincin que segn creo debemos hacer se estableceentre un uso o sentido estricto (paradigmtico), y un uso o sentido amplio (extendido) deobligacin. El primero la configura como un tipo especfico de requerimiento, como unamodalidad de exigencia que reviste ciertas caractersticas formales6. El segundo cubre todoel campo de la moralidad y del

  • 7 La distincin aparece por primera vez con claridad en Whiteley (1985: ed. orig. 1952/53).Vid. asimismo John Ladd: The Distinctive Features of Obligation Statements, en Journal ofPhilosophy 53 (1956), pgs. 653-662.

    8 Baier seala, como corolario de su tesis, que la nocin de obligacin es siempre moral,y va ligada a la nocin de bien, Baier reconoce que ste es un uso ms amplio que el habitual, peroconsidera que es el uso que moral y polticamente reviste ms relevancia.

    9 Es curioso observar que, a menudo, esta tesis ha sido defendida desde una perspectivapropia de la filosofa analtica: la necesidad de preservar distinciones conceptuales que se dan en ellenguaje ordinario, de no confundir trminos, de definirlos de forma precisa y muy cuidadosa... Pero,como indicar, esta operacin aparentemente depuradora del lenguaje y, por ello, neutral, tiene unacierta relevancia moral y poltica.

    10 Entre otros formulan la distincin C. H. Whiteley, H. L. A. Hart, J. Feinberg, John Rawls,E. J. Lemmon, G. J. Warnock, D. A. J. Richards, R. Sartorius, D. Gauthier,

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    razonamiento prctico7. Una distincin similar es conocida por los juristas: un conceptoestricto de obligacin, tpico del Derecho Civil, que relaciona a un acreedor con un deudoren tomo a una prestacin debida; y otro amplio, que se confunde con el de deber jurdico.

    Richard Brandt realiz un anlisis minucioso de estos dos usos. Para l, hay doscontextos lingsticos que sugieren el uso paradigmtico de obligacin: el de las promesasy pactos, de un lado, y el de la aceptacin de beneficios. Los rasgos o facetas quecaracterizan este uso estricto son:

    - Se requiere o exige un acto o conducta especfica de una persona concreta.- Dos partes entran en relacin: el acto exigido a una parte se entiende en favor obeneficio de la otra.- Una transaccin o conducta anterior es la fuente original de dicha relacin (Brandt,1964, pgs. 385-87).Por contra, el uso extendido de obligacin tiende a hacer este trmino sinnimo

    de deber, y a proyectarlo sobre toda la esfera de la moralidad: es obligatorio hacer todoaquello que es correcto, y lo correcto es cumplir con nuestras obligaciones. Este sentido esel que emplean autores como Kurt Baier (1970, pgs. 132-33), P. H. Nowell-Smith (1977,pg. 200), Bernard Williams, Donald Regan y A. B. Crawford. Para Baier, por ejemplo, decirque A tiene la obligacin de hacer x es idntico a A debe hacer x. Obligacin es elnombre lgicamente correlativo a lo moralmente debido8.

    Sin embargo, esta postura es minoritaria en la filosofa poltica anglosajona. Lacorriente ms influyente propuso trazar una distincin entre tener una obligacin y deberhacer, insistiendo en la dinmica peculiar de la primera9.

    La lista de autores que han distinguido entre obligacin, de un lado, y deber yotros tipos de enunciados normativos, de otro, es amplsima10. Estos autores defienden unconcepto estricto de obligacin

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    porque creen que ste preserva diferencias semnticas y contextuales importantes, que unanocin amplia pasara por alto. No trazar la distincin entre obligacin y deberrepresenta una carencia terica: ambas nociones expresan segmentos distintos de lamoralidad, se refieren a tipos distintos de conducta y no agotan todo el campo delrazonamiento prctico (Hart, 1974a, pg. 89, nota 7; tambin Dagger, 1977, pg. 86, ySartorius, 1969, pgs, 69-70).

    El elemento que ms resalta a la hora de formular el concepto estricto deobligacin es que no coincide con lo que moralmente debe hacerse, considerados todoslos factores. As, en ciertos casos, podremos expresar un conflicto o dilema moral11diciendo: debo no hacerlo, aunque estoy obligado a hacerlo, y esto no es contradictorioo paradjico. Sencillamente, estamos haciendo referencia a rasgos normativos diferentes, yno a formas diferentes de decir lo mismo (Pea, 1991, pgs. 48 y ss.; Hart, 1974a, pg. 99;y Lemmon, 1962, pgs. 150-52). Cuando decimos a alguien que A tiene la obligacin dehacer x, siendo x un acto particular, normalmente le estamos informando sobre lasrelaciones y situacin de A, y le expresamos que A tiene, en concreto, razones para realizarel acto x. O, dicho de otro modo, que x es un caso de un acto genrico que se consideradebido (por razones especficas) en una evaluacin incompleta de dicho acto individual(Bayon, 1991a, pgs. 383 y ss.). Pero cuando le decimos a A que debe hacer x, le estamosdando una gua o pauta de conducta concluyente12, dicindole que las razones ms fuertespara actuar aconsejan hacer x, como resultado de un balance entre todas las consideracionesen juego, acudiendo al uso prescriptivo del lenguaje13. Esto no quiere decir que siempreexista una nica respuesta moralmente correcta a cada conflicto moral.

    Formular un juicio de deber, con relacin a actos individuales, supone dar unainstruccin o un consejo para guiar la conducta de una persona: implica efectuar un juiciomoral sobre los actos de otros, evalundolos y ofreciendo una razn definitiva pararealizarlos (Sartorius, pg. 70). Sin embargo, los enunciados de obligacin puedenemplearse con sentido descriptivamente, como sinnimos de responsabilidad o exigencia,___________________________R. Dagger, J. R. Searle, A. J. Simmons, R. Flathman, H. Beran, A. R. White, A. Sesonske... Inclusoautores crticos con la filosofa poltica liberal, como Pateman, aceptan la distincin, que por otra parteha sido recogida en Espaa por Jorge Malem, Rafael de Ass y Gregorio Peces-Barba.

    11 Asumo aqu como cierto que estos dilemas existen, son reales, en la lnea de G. J. Warnock,B. Williams, J. R. Searle, T. Nagel, Ch. Taylor o J. Raz.

    12 Concluyente por oposicin a prima facie, concepto que me parece innecesario: ver lostrabajos de Shope, MacCloskey, Searle, Atwell y, entre nosotros, de Bayn.

    13 Cfr. Simmons, pgs. 8-9; Feinberg (1961), pgs. 277-79; y Dagger, pg. 87.

  • 14 Si acudimos a la etimologa, no hay dificultad en deslindar los conceptos de obligaciny deber. Ambas palabras son de raz latina, y en su origen no parece que exista conexin inmediataentre ellas. Adems, y este dato es muy revelador, obligatio es originariamente un trmino jurdicoespecfico, referido a las relaciones contractuales (as la expresin Derecho de Obligaciones, muyextendida y apropiada). Desde el Derecho Romano se llama obligacin a una relacin jurdica porla que una persona (acreedor) tiene derecho a exigir de otra (deudor) una determinada prestacin,hallndose amparado este derecho por una actio in personam. Por otro lado, cabe indicar que lasconstrucciones sintcticas y los contextos en que stas surgen son distintos en ambos casos. Frasescomo estoy obligado a hacer x o me vi obligador a hacer x hacen referencia a una situacin, unaposicin especifica, una relacin creada en un momento dado, y que puede desaparecer con nuestrosactos. Si bien tener una obligacin y tener un deber pueden usarse como sinnimos, prefieroreservar el trmino deber (sustantivo) para contextos en los que pueda emplearse tambin el verbodeber: vid. Uberto Scarpelli: Dovere morale, obbligo giuridico, impegno politico, Rivista diFilosofia LVIII (1972), reimpreso en L'etica senza verit, Bolonia, Il Mulino, 1982, pgs. 165-75.Rafael de Ass (1991), pgs. 86 y ss., distingue entre DEBERES (siempre morales), OBLIGACINmoral y OBLIGACIN jurdica, siendo sta un claro ejemplo de obligacin no-moral o, como indicoms adelante, institucional.

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    informando al oyente de lo que una institucin requiere, y sin adherirse a ellas ni formularun juicio de deber final (Feinberg, 1961, pg. 278; Brandt, 1964, pg. 380; Gewirth, 1970,pgs. 59-61; y Dagger, pg. 87, nota 5). En estos casos, se trata de enunciados descriptivosque expresan proposiciones normativas. Por lo tanto, es posible diferenciar los enunciadosde obligacin de carcter descriptivo de los que poseen carcter prescriptivo. Sobre estovolver ms adelante14.

    B) Se ha indicado (por Flathman, siguiendo ideas de Fuller) que los enunciados deobligacin son tpicos de la moralidad reglada, por oposicin a la moralidad de laaspiracin o del ideal. Qu rasgos o elementos especficos caracterizan estos enunciados?Se pueden enumerar, entre otros, los siguientes:

    - Toda obligacin supone un lmite o restriccin a la libertad de las personas,una restriccin que presupone la existencia de ciertas prcticas socialesdefinidas por normas o reglas. Estas reglas se apoyan, al menos parcialmente, enla posibilidad de imponer sanciones por su incumplimiento: la infraccin de lasobligaciones justifica, o al menos explica, el recurso a la coercin. La idea de unconstreimiento o presin no es inapropiada, sino que se amolda bastante bien alo que queremos expresar con este trmino (Hart, 1977, pgs. 28-29; Ladd, 1970,pg. 14; Gauthier, 1963, capt. XII; y Ass, 1991, pgs, 119, 122 y ss.).

  • 15 Ladd, pgs. 9-10; Pateman, 1979, pg. 31; Pea, 55-57. Es sobre todo por este rasgo quelos dilemas son reales: una misma persona puede realizar actos contradictorios e incurrir enobligaciones conflictivas.

    16 Esto es lo que John Ladd denomina opacidad de las obligaciones: exigen actuar conindependencia de la naturaleza moral de los actos requeridos. Adems, Ladd considera que lasobligaciones son totales: el acto exigido debe realizarse en su integridad, sin poder realizar sloalgunos aspectos de la obligacin.

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    - Toda obligacin arranca de un hecho anterior, de una accin realizadapreviamente, y se delimita y define por ese hecho, ms que por su propio contenido.Tener la obligacin de hacer x es un estado de cosas, una situacin, originadospor la comisin o realizacin de un determinado acto (Hart, 1974a, pgs. 95-100;Simmons, pg. 14; Sartorius, pgs. 70-71; Lemmon, pg. 141; Dagger, pg. 87). Esteaspecto nos conduce a otro de los rasgos tpicos de las obligaciones: son creadaspor los individuos, y pueden desaparecer al ser cumplidas. Una obligacin haceque actos moralmente indiferentes sean, ahora, moralmente exigibles. Se puedencrear o aceptar con cierta libertad, pues son ejemplos de virtud artificial: losindividuos pueden asumir obligaciones o generarlas desde un principio15. Los ejemplos clsicos de obligaciones, como las promesas, los pactos, y loscontratos, eran, a su vez, ejemplos de obligaciones voluntarias: el individuo que seobliga lo hace porque quiere, libremente, con contrapartidas o no, pero a partir deun acto de su voluntad. Existen otros contraejemplos, sin embargo, que debenhacernos reflexionar: quien causa dao a otro por negligencia, involuntariamente,tiene la obligacin de reparar el dao (existe un acto que es causa de la obligacin,pero no fue voluntario); quien ha recibido un beneficio relevante por parte de otrapersona tiene una obligacin de reciprocidad para con su benefactor,independientemente de otras consideraciones (vuelve a existir un acto concreto quees causa de la obligacin, pero no necesariamente voluntario). A la vista de estossupuestos, creo que es incorrecto exigir que las obligaciones nazcan siempre deactos voluntarios.- Es la naturaleza de la transaccin o de la relacin lo que hace que surja laobligacin, y no la naturaleza del acto o conducta requeridos. La obligacin nacede la posicin de la persona obligada, del contexto en que se encuentra, que es elque explica la existencia del vnculo obligacional16. Las obligaciones son ejemplosde virtud artificial, son convenciones de la moralidad positiva, por las cuales, envirtud de ciertos actos previos, un

  • 17 La discusin sobre las relaciones entre derechos y obligaciones es larga (Bayn, 199 la,pgs. 434-44). La tesis de la correlatividad es, a mi juicio, correcta, con estos matices:

    - Caben excepciones a la regla general, pero se trata de casos peculiares o atpicos.- Los derechos son originales o prioritarios: porque existe un derecho surge una obligacin,y no al contrario.- Slo estamos hablando de obligaciones y derechos especiales, por contraposicin a losdeberes y derechos generales.- Todas las obligaciones generan derechos, pero no a la inversa, si se admite la existenciade derechos positivos generales. Ver Ernesto Garzn Valds: Los deberes positivosgenerales y su fundamentacin, Doxa 3 (1986), pgs. 17-33.

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    determinado acto x pasa a ser exigible (Ladd, pgs. 16-17, Simmons, pg. 15;Sartorius, pg. 71; y Ass, pgs. 84-86).- Toda obligacin es relacional, es un requerimiento que liga a unas personas conotras. Fuera de un entramado de relaciones interpersonales no puede hablarse, enrigor, de obligacin. Esta se debe por una persona a otra persona, esto es, estlimitada en su alcance a ciertos individuos (Ladd, pgs. 11-13; Simmons, pg. 14;y Dagger, pg. 87).

    Por este motivo se puede decir que las obligaciones generan derechoscorrelativos en otras personas17. Al incurrir en una obligacin, el sujeto obligadodetermina el nacimiento de un derecho recproco en el obligante, un derecho referidoal cumplimiento en sus justos trminos del acto objeto de la obligacin (Hart, 1974a,pgs. 89 y ss., y nota 7; Feinberg, 1980, pg. 131; Benn/Peters, 1984, pg. 100; ySimmons, pgs. 14-15).

    - Las obligaciones pueden ser morales o no-morales, y en ambos casos con loscaracteres arriba indicados. Por un lado, el trmino obligacin puede ser usadocorrectamente desde un punto de vista prescriptivo o normativo, y en concreto desdeun punto de vista moral; por otro, si bien todos los usos hacen referencia a unrequerimiento prctico, es perfectamente posible que quien habla de obligacioneslas considere en su aspecto descriptivo, factual, sin formular juicio alguno de valorni adherirse a las reglas que rigen la obligacin (Ass, pgs. 74 y ss.). Brandt hahablado de usos morales y no morales de los trminos deber y obligacin, conespecial referencia a los ejemplos del lenguaje ordinario (Brandt 1964, pg. 380);Gerwirth ha sealado, desde una perspectiva ms general, que estos trminospueden tener usos descriptivos y usos prescriptivos (Gewirth, pg. 61).

  • 18 La relacin entre tener una obligacin y deber hacer se ve ms claramente si vemosque ambos trminos operan en niveles distintos del razonamiento prctico (Pea, pgs. 53-56). Undeudor tiene una obligacin de saldar su deuda y satisfacer a su acreedor, cumpliendo el contrato quesuscribieron; pero slo podremos inferir que debe actuar as si partimos del principio general sedeben respetar los contratos, y no existen excepciones, en este caso, al principio general. Igualmente,quien ha prometido hacer X tiene, slo por ese motivo, una obligacin, y una buena razn para hacerX, en base al principio moral general se debe cumplir las promesas. Pero pueden darse razonesmorales de mas peso para no hacer X, y se ser el comportamiento ticamente debido y correcto. Eneste ltimo caso, no desaparece la obligacin promisoria, sino que permanece, entra en juego, y esdesbordada por razones morales de grado o valor superiores.

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    Sin embargo, todos los usos posibles de obligacin tienen en comn la referenciaa un requerimiento o exigencia prctica, como indicbamos al principio. Qu queremosdecir al mencionar la posibilidad de un uso descriptivo de la palabra? En primer lugar, quede los rasgos arriba descritos no se desprende que la obligacin tenga un contenido moralpor definicin: un deudor tiene una obligacin para con su acreedor, desde un punto de vistajurdico, pero no se trata de un requerimiento moral; debe reembolsar o devolver una sumade dinero, pero ese debe no es moral. En segundo lugar, y ms interesante para mi anlisis,tener una obligacin de hacer x no es sinnimo de deber hacer x, ni lo implica. Un juiciode deber es el producto final de una deliberacin prctica, de sopesar razones de todo tipoen pro y en contra de una determinada accin: es un juicio conclusivo o determinativo, queestablece la conducta a seguir (Simmons, pg. 9; y Feinberg, 1961, pgs. 278-79). Encambio, tener una obligacin de hacer x es, siempre, una razn para hacerlo, pero noconcluyente ni final, y puede verse contrarrestada (sobrepujada) por otras razones18.

    C) Para Joseph Raz, las reglas obligatorias son consideradas por quienes las siguencomo razones de primer y de segundo orden, simultneamente (Raz, 1986, pgs. 238 y ss.).Las razones de primer orden son razones sustantivas, pautas o guas para la accin, quepermiten explicarla y, asimismo, evaluarla: nos valemos de razones-gua para juzgar laracionalidad del agente. Sin embargo, las razones de segundo orden son razones de actuarpor otra razn (de primer orden): el agente se comporta de cierta forma porque haba hechouna promesa, porque firm un contrato, etc.

    Dentro de las razones de segundo orden, las ms interesantes seran las razonesexcluyentes. Estas son razones para contenerse de (o evitar, o abstenerse de) actuar por otrasrazones. Esto es, el agente toma en cuenta una razn que, a su juicio, le veda la posibilidadde

  • 19 Para una crtica del concepto de Razn Excluyente ver Bayn (1991b), donde se realizauna rigurosa crtica del aparato conceptual raziano, y se propone reemplazar la nocin de raznexcluyente por la ms precisa de razn independiente del contenido.

    20 Ver tambin Finnis (1980), pgs. 233 y ss., donde se realiza un anlisis de autoridad entrminos similares. Finnis, como Bayles y Soper, prefiere hablar de potestad y sujecin paraexplicar el fenmeno de cmo los ciudadanos pueden hacer dejacin de su juicio moral individual ala hora de respetar o acatar las directivas (excluyentes) emanadas de una autoridad poltica.

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    sopesar otras razones sustantivas: quien ha hecho una promesa no ha de valorar la utilidadconcreta de cumplir lo prometido, etc.19. Para Raz, las normas obligatorias son un ejemplo,habitualmente, de razones excluyentes (Raz, 1986, pgs. 262-63)20.

    Por el contrario, y siguiendo la lnea del razonamiento anterior, creo que lasobligaciones no tienen esa fuerza excluyente en todos los casos. Es claro que un agentemoral racional debe tomar en cuenta las consecuencias del cumplimiento de una obligacinen casos lmite; y tambin que, en estos supuestos, la accin razonable y correcta puede serel incumplimiento de la obligacin. Las obligaciones, para ser vinculantes, debenconformarse dentro de los lmites impuestos por otros principios generales del razonamientoprctico. La fuerza prescriptiva de una obligacin decae si lo requerido choca con esosprincipios o razones; las obligaciones no llegan al extremo de contradecir las exigenciasordinarias de la moralidad.

    Aun admitiendo, por tanto, que las obligaciones sean razones de segundo orden paraactuar, con una forma y un carcter especiales, parece dudoso que sean razones excluyentes.Siempre pueden darse razones sustantivas, de primer orden, para actuar de otra forma (Ladd,pgs. 15-16; y Simmons, pgs. 8 y 15). La cuestin revela su inters prctico si observamosel siguiente texto de Raz:

    Las personas a menudo creen tener una (razn excluyente) para seguir lasnormas estipuladas por la autoridad, cualquiera que sea el equilibrio de las razonesque puedan aplicarse a tal situacin. Piensan que estar sometidas a la autoridad,significa precisamente esto. Significa que deben obedecer a la autoridad, aun si estequivocada. No est sometindose a la autoridad el que hace lo que de todos modostiene razones para hacer (Raz, 1986, pg. 264).Este texto es muy sugestivo, porque nos enfrenta directamente con las consecuencias

    a que puede llevar, en la realidad, un planteamiento terico aparentemente muy formal yabstracto. En efecto, si todas las obligaciones fueran razones excluyentes, la obligacin de

  • 21 Raz cree que no existe obligacin de obedecer el Derecho (Raz, 1982, pgs. 289 y ss.; Raz,1983, pg. 391), a mi juicio por su caracterizacin de las obligaciones como razones canceladoras,pues una obligacin excluyente de obediencia no es defendible: Bayn (1991a), pgs. 635 y ss.

    22 Por ejemplo, el art. 55 del Decreto de 27-VII-1943 establece las obligaciones de losAbogados del Estado: no se trata de reflejar una prctica profesional, sino de un enunciado normativoque establece genuinas obligaciones institucionales y les vincula realmente en su conducta.

    23 En el ejemplo, tampoco vale suspender el juicio individual, pues el juez tiene quedecidir, y una inhibicin es ya una forma de resolver el litigio. Yo creo que el juez, mxime en unsistema democrtico, tiene una razn excluyente para aplicar N (Derecho vlido) y abstenerse deaplicar sus criterios particulares de moralidad. Le es exigible que suspenda en cuanto juez su juiciomoral individual y cumpla con sus funciones como aplicador del Derecho.

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    obediencia al Derecho tambin lo sera, con la consecuencia de que el cumplimiento de lasnormas jurdicas sera una exigencia moral incondicionada, independiente del contenidoconcreto de cada disposicin: el hecho de que una conducta estuviera prescrita jurdicamentecancelara parcialmente el juicio moral particular sobre ella21.

    Sin embargo, hay contextos donde la idea de una obligacin excluyente cobra msfuerza. Aunque los ciudadanos carezcan de una obligacin de este tipo no es descabelladopostular que s exista tal obligacin para algunos funcionarios o cargos pblicos, e inclusopara los jueces22. Pongamos un supuesto: un juez tiene que decidir un litigio, y existe unanorma N aplicable al caso que l considera injusta e inmoral. Si aceptamos la unidad delrazonamiento prctico, y analizamos el dilema desde la perspectiva de su concienciaindividual, la aplicacin de N conduce a resultados inaceptables: o bien aceptaimplcitamente, como razn justificatoria ltima, algn principio del tipo debo aplicar elDerecho (y no existe conflicto); o bien puede incurrir en inconsistencia pragmtica: creerque no debe aplicar N y aplicar N (Bayn, 1991a, pgs. 730 y ss.; Goldman, 1980, pgs.15-20). Sin embargo, si, en un planteamiento externalista, nos planteamos qu le esmoralmente exigible por parte de sus conciudadanos, cul es el contenido de su compromisocomo juez, podemos concluir que tiene una obligacin moral de aplicar N23.

    D) Las conclusiones de este anlisis conceptual son, a mi juicio, bastanteinteresantes en lo tocante al tema de la obligacin poltica. Sostener que las relaciones delciudadano con su Gobierno son, bsicamente, relaciones de obligacin (poltica) es sostenerque esas relaciones poseen los rasgos arriba apuntados. Y, en efecto, la filosofa polticaliberal suele sostenerlo:

    - La obligacin poltica es una limitacin a la capacidad y a la libertad de accin delos individuos. Las normas compelen a stos a

  • 24 Al menos desde Hobbes (no hay obligacin de hombre alguno que no surja de un actosuyo) y Locke la filosofa poltica liberal ha considerado el consentimiento, expreso o tcito, de losgobernados como la nica fuente de autoridad poltica legtima. La posicin ms radical al respectoes la de Thoreau. En mi Tesis Doctoral, indita, Capt. III, he criticado ampliamente la Teora delConsentimiento.

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    actuar de un modo determinado, y les incapacitan para obrar de otro modo sinincurrir en un ilcito. Las normas estn amparadas en el poder coercitivo del Estado(Raphael, 1983, pgs. 81-82).- La obligacin poltica surge de las exigencias de una situacin concreta: nuestrapertenencia a una comunidad nacional. La convivencia en un marco socialdeterminado hace necesario utilizar el mecanismo del Estado (de ese Estado) paracumplir cualquier fin que consideremos deseable. Ese vnculo con nuestracomunidad nacional (ciudadana) es la base de la obligacin poltica (Raphael, pgs.121-22).- La obligacin poltica es relacional, liga a dos partes: autoriza a los funcionariosy gobernantes a dar rdenes, tomar decisiones, etc., y coloca a los restantesciudadanos en la obligacin de obedecerlas o respetarlas. La obligacin deobediencia se corresponde con el derecho que poseen las autoridades a dictarnormas (Simmons, pgs. 196-97; Raphael, pg. 86; Benn/Peters, pgs. 345-46).- La obligacin poltica nace de actos propios de los ciudadanos, y en concreto, delconsentimiento. El Gobierno deriva sus poderes del consentimiento de sus sbditos,de su aprobacin o autorizacin24.- La obligacin poltica es relativamente independiente de su contenido, u opaca.Si el sistema de Derecho del Estado, considerado globalmente, merece nuestraaprobacin, generando una obligacin poltica, existe un convencin de que lasdecisiones de detalle deben aceptarse como vinculantes. Esto es, la obligacin seextiende a todas y cada una de las normas o polticas del Gobierno, sin excepcin:el deber de aceptar y acatar la autoridad es un deber de actuar conforme al juiciode un tercero, incluso en contra del nuestro (Raphael, pg. 123; Benn y Peters, pg.379).Por otro lado, aceptar el concepto restringido de obligacin tiene consecuencias

    algo diferentes, que no pueden soslayarse, y que abren una va de crtica a la teora ortodoxade la obligacin poltica:

    - La obligacin poltica puede no revestir un carcter moral,

  • 25 Vid. R. Flathman: Political Obligation, Londres, Croom Helm, 1973; Th. McPherson:Political Obligation, Londres, Routledge & Kegan Paul, 1967; A. Passerin dEntrves: Obbedienzae resistenza in una societ democratica, Miln, Ed. di Comunit, 1970, Primera parte. Entre nosotros,J. Rubio Carracedo: Paradigmas de la obligacin poltica: estado justo, realismo poltico, estadolegtimo, Sistema 85 (1988), pgs. 89-106, deslinda O. Poltica y O. Moral.

    26 Vid. K. Greenawalt, Conflicts of Law and Morality, Nueva York y Oxford, Oxford U. P.,1989, pgs. 48 y ss. La postura del texto la asumen tambin Dagger, Nelson, Sartorius y Feinberg. Encontra, H. Pitkin, Obligation and Consent, American Political Science Review 59 (1965), pgs.990-99 y 60 (1966), pgs. 39-52, as como Flathman, McPherson, MacDonald, Carnes y Soper.

    282 Rafael Herranz Castillo

    pues hemos visto que no todas las obligaciones poseen ese carcter. Para definir laobligacin poltica como obligacin moral ser preciso dar razones sustantivasen pro de esta tesis, y esclarecer en qu casos la obligacin poltica esverdaderamente una obligacin moral25.- La teora de la obligacin poltica no nos ofrece una respuesta terminante a lapregunta: por qu debo obedecer el Derecho?. Puesto que los juicios deobligacin y los juicios concluyentes de deber son de diferente carcter, lamera existencia de una obligacin poltica, en su caso, no parece suficiente parafundar un deber final de obediencia a las normas independiente del valor de stas.O, dicho desde otra perspectiva, no parece suficiente para deslegitimar prima faciela desobediencia, y en concreto la desobediencia civil26.Hemos visto que el trmino obligacin, en este sentido estricto, hace referencia

    a un requerimiento o exigencia especficos, cuyos ejemplos arquetpicos son los contratosy las promesas, y que surgen de la realizacin de un acto previo que explica y justifica dichaobligacin. Junto a los ejemplos citados, encontramos obligaciones de reciprocidad,obligaciones de reparacin...; pero todas estas modalidades presentan importantes rasgoscomunes, como indiqu. Una obligacin, en abstracto, y por s misma, no tiene por qu serconcluyente, esto es, determinar definitivamente la conducta a seguir, sino que es una raznentre otras para actuar; ni tampoco ha de ser excluyente, esto es, que cierre el paso a otrasrazones contrarias o prevalezca sobre ellas (Gewirth, pgs. 61-63; Finnis, pg. 309). Sinembargo, las obligaciones son siempre razones de segundo grado para actuar (oindependientes del contenido) operando en un nivel diferente al de otras razones, con las queno pueden sopesarse simtricamente. Para incumplir una obligacin justificadamente, stadebe entrar en conflicto con otros bienes morales relevantes. Como veremos,

  • 27 Por ejemplo, Carlos S. Nino ha sealado que los rasgos que identifican las razonesjustificatorias son la autonoma, la generalidad, la universalizabilidad, la superveniencia, y laintegracin: cfr. La validez del derecho, Buenos Aires, Astrea, 1985, pgs. 129 y ss. La unidad delrazonamiento prctico (en la que tambin han insistido Pea y Bayn) se combina con la primacajerrquica que, dentro de l, poseen las razones morales.

    28 As se ha hablado de obligaciones en sentido abstracto o concreto, extenso o estricto, etc.(Ladd, pgs. 3-9). De acuerdo con Feinberg y Sartorius, las obligaciones surgen en tres contextos osituaciones tpicas, en los que el trmino resulta especialmente apropiado:

    - Respecto de las acciones requeridas por una norma o regla, o por cualquier mandato dotadode autoridad.

    - Respecto de las acciones y tareas que se vinculan al ejercicio de cargos, oficios o rolesespecficos.

    - Respecto de las acciones que voluntariamente nos hemos comprometido a realizar, mediantepromesa, pacto o contrato (Feinberg, 1961, pg. 277; Sartorius, pgs. 70-71).29 Cfr. Ass, pgs. 86 y ss.30 Definidas las obligaciones como requerimientos prcticos, caracterizados por una serie de

    condiciones formales, el contenido de la obligacin (el acto requerido, el comportamiento debido) esabierto, puede consistir en cualquier tipo de accin: la moralidad no introduce requisitos especficoso lmites en el concepto mismo de obligacin. Y la persona obligada se encuentra sometida a una guao pauta de conducta que puede derivarse, o no, de las exigencias de la moralidad.

    Una defensa de la obligacin poltica 283

    este juicio de relevancia nos obligara a precisar qu entendemos por discurso moral27.

    E) Qu tipos o clases de obligacin podemos describir? Por supuesto, cualquierclasificacin de las obligaciones es meramente convencional, y puede fundarse en criteriosmuy variados28. La clasificacin fundamental de las obligaciones, por lo que a m meinteresa, es la que se funda en su carcter y contenido. La divisoria ms trascendental es latrazada entre obligaciones morales y no-morales29. Partiendo del concepto restringido deobligacin, que acept, es claro que podemos aplicar este trmino tanto en contextosmorales como no-morales, especialmente a raz de su uso descriptivo o informativo. Puedetener sentido afirmar que A tiene la obligacin de hacer x siendo x un acto inocuo,indiferente moralmente, intil, e incluso incorrecto30.

    Como indic Ladd (pgs. 15-16), hay otras formas de obligaciones que no sonmorales, y que hasta pueden chocar con los principios generales de la moral. Pueden serfuertes, pero no pueden ofrecer razones morales para realizar lo que es exigido por laobligacin. Esto es as porque el concepto de obligacin es abierto, y comprende laobligacin moral como una subespecie particular. Sartorius (pgs. 71-73) reconoce queexisten obligaciones sociales,

  • 31 Un tipo de obligacin no-moral muy conocido es el que se apoya en razones prudenciales:la obligacin prudencial se cumple o respeta por el propio inters, por miedo o desagrado a lasconsecuencias: ver los trabajos de Ph. Foot y Th. Nagel en Raz (1986), pgs. 284 y ss., 328 y ss.; yRaphael, pgs. 89 y ss. Las razones prudenciales no pueden funcionar como razones justificatoriasltimas de nuestra conducta. Como ha indicado Nino, un razonamiento justificatorio debe concluir enun juicio valorativo o normativo, esto es, no compatible con cualquier actitud del que lo emite (porejemplo, interesada); cfr. C. S. Nino: La validez del derecho, cit., pg. 130. Ver Bayn (1991a), pgs.128 y ss., sobre la distincin entre prudencia y moralidad.

    32 Simmons, pgs. 12-13. Con esta terminologa trata de diferenciarlos de los llamadosdeberes morales naturales, deberes que afectan a todas las personas con independencia de su rol.En cambio, los deberes posicionales afectan ms bien a roles que a individuos.

    33 Por ejemplo, Richard Brandt, al explicar su preferencia por el concepto amplio deobligacin, cita ejemplos en los que el requerimiento no se refiere a destinatarios concretos yparticulares, ni se derivan de actos singulares antecedentes; pero estos ejemplos son de obligacionesgenerales de marcado carcter institucional. Podemos tener una obligacin dirigida hacia todosnuestros conciudadanos, sin que ello sea autocontradictorio; y, asimismo, no es contradictorio que elhecho antecedente sea la simple pertenencia a una comunidad poltica: no olvidemos que, desde Locke,la residencia en un territorio puede entenderse como fuente de la obligacin poltica (Brandt, 1964,pg. 390).

    284 Rafael Herranz Castillo

    institucionales y legales que no tienen fuerza moral, que no nos dan razn moral para exigirsu cumplimiento. Tener una obligacin de este tipo no implica que sea moralmenteobligatorio realizar el acto en cuestin. Estas obligaciones surgen en el contexto de prcticassociales, reglas, roles y tareas institucionales, cargos de carcter pblico, funciones queconllevan responsabilidad, etc. La valoracin moral de estas prcticas es una cuestincompleja, que no afecta a la existencia en ellas de reglas vinculantes31.

    Dado el carcter relacional de las obligaciones, no es de extraar que el prototipode la obligacin no-moral sea la llamada obligacin institucional, que nace de esquemasreglados de conducta, de pautas de cooperacin e interaccin sociales, y es asumida, de unau otra forma, por quienes participan en estas prcticas (Rawls, 1978, pgs. 75 y ss.; Elster,1990, pgs. 146 y ss.). El hecho generador o causante de la obligacin no tiene, por smismo, trascendencia moral. Este tipo de obligacin es aqul en que incurren las personasque ocupan cargos, roles, status, posiciones de responsabilidad y de decisin en la vida dela comunidad: a estos requerimientos se les ha llamado tambin deberes posicionales poralgunos autores32.

    Algunas crticas dirigidas contra el concepto restringido de obligacin resultanfallidas por no tomar en consideracin las obligaciones institucionales33. Alan Gewirth es unode los autores que con ms fuerza ha insistido en la distincin entre obligaciones moralesy obligaciones institucionales. Para l, estas ltimas no generan derechos

  • 34 Ver nota 27. Cfr. Ass, Capt. Segundo; y Bayn (1991a), Capt. 5. Es la tesis de Baier,Hare, Rawls y Nagel, entre otros.

    35 Bayn (1991a), pg. 700, nota 643. La distincin tripartita Obligacin Moral - O. Poltica- O. Jurdica tiene muchos defensores: as E. Fernndez: La obediencia al Derecho. Madrid, Civitas,1987, pgs. 57 y ss.; A. Passerin dEntrves, op. cit.; U. Scarpelli, op. cit.

    Una defensa de la obligacin poltica 285

    morales correlativos, ni poseen valor moral por s mismas; son exigencias objetivas,lgicamente asumidas por quienes participan en sistemas institucionales y aceptan susreglas. Segn Gewirth, las obligaciones institucionales son obligaciones tentativas, estoes, surgen en un contexto que no ha recibido, por s, una justificacin suficiente o apropiada,por lo que no determinan lo que debemos hacer, lo que se requiere justificadamente denosotros (Gewirth, pgs. 61-63).

    Algunas obligaciones institucionales, adems, cuentan con razones de carcter moralque las sustentan, que les prestan una justificacin, y entonces s que nos encontramos anteobligaciones morales. Una obligacin moral es la que se fundamenta en razones morales, osea, las que poseen preferencia sobre cualquier otro tipo de razones, afectando a valores obienes bsicos, adems de cumplir con unas condiciones formales especficas34. En elesquema que sigo, por lo tanto, no se traza una divisoria tajante entre obligacionesinstitucionales y morales, como si fueran dos esferas separadas. Ms bien se las podrarepresentar como dos crculos secantes, con un mbito de coincidencia. Existen obligacionesinstitucionales sin valor moral y existen obligaciones institucionales dotadas de ese valormoral, debido a las caractersticas particulares de esa institucin. Este es el problemafundamental que debemos abordar.

    El problema se plantea cuando la obligacin poltica surge como una posibletercera forma de obligacin35. La cuestin, por supuesto, es saber si nos encontramos anteuna verdadera obligacin moral, o, por el contrario, si la obligacin poltica y la obligacinmoral son completamente distintas, con lo que aqulla tendra un carcter meramenteinstitucional y tentativo, y no existiran razones morales de fondo para justificar por qudebemos obedecer las leyes. A mi juicio, la obligacin poltica no puede ser una terceraforma de obligacin, por lo que debemos encuadrarla en uno de los tipos que hemosindicado: institucional o moral. Cul es el encuadramiento adecuado?

    F) Una institucin puede definirse como un compromiso o practica reglados, a travsde los cuales varias personas colaboran en alguna actividad, participando conjuntamente enella, y persiguiendo un propsito o fin social, generalmente (no siempre) aprobado por su

  • 36 Para sus miembros, las reglas son algo dado, que les vincula independientemente de susjuicios de valor personales sobre ellas. Esta exigencia, sin embargo, no siempre es moral, sino quetiene un carcter lgico: cumplir lo que exigen las reglas es algo lgicamente exigido por el propioconcepto y la dinmica de la institucin (Gewirth, pg. 57; Cameron, 1972, pgs. 318 y ss.).

    37 Cfr. Neil MacCormick, Obligaciones voluntarias, cit., pgs. 160 y ss.

    286 Rafael Herranz Castillo

    valor o utilidad para la comunidad. En todo caso, las instituciones estn constituidas pornormas o reglas que guan la accin de sus miembros, que definen lo que se exige de ellos,y cuya violacin es reprobada y sancionada (Rawls, pgs. 76; Gewirth, pgs. 56-57; Elster,pgs. 146-47).

    Las reglas de la institucin definen las exigencias que recaen sobre quienesparticipan en su actividad, o se ven afectadas por ella. En virtud de estas exigenciasregladas, ciertas personas tienen ciertas obligaciones que surgen de las relacionesinterpersonales en el seno de la institucin. A estos requerimientos, impuestos por las reglasconstitutivas de las instituciones, los llamar obligaciones institucionales en sentidoestricto. Estas exigencias son objetivas, porque han de ser asumidas, sin ms, por quienesvan a participar en la institucin36.

    La fuerza constringente de estas obligaciones institucionales es relativa y limitada.En cuanto requerimientos institucionales, slo pueden apoyarse en razones de carcterprudencial. Se dan stas cuando puede decirse que, sin la existencia de esas reglas, laprctica sera ms difcil, incmoda, menos eficiente, o incluso imposible. Estas reglasgenerales evitan as el clculo o valoracin individual de cada accin institucional concreta.

    Estas prcticas existen como medios que la gente usa para sus relaciones mutuas,en su propio y comn beneficio, y se fundan en la asuncin de que los participantes van aactuar de buena fe, de que al entrar en la prctica han decidido honestamente seguir susreglas. Una vez dado este paso previo, los actos institucionales pueden explicarse entrminos de intenciones y de expectativas:

    - El agente trata de producir un determinado efecto en los otros miembros, enparticular generar confianza en su comportamiento, y quiere que esta intencin seareconocida.- Los otros miembros tienen unas expectativas sobre el comportamiento del agente,determinadas por su actuacin conforme a las reglas de la institucin37.Ambos planos son inseparables: la expectativa legtima, por parte de quienes

    participan, de que los restantes participantes respeten

  • 38 Estas exigencias pueden calificarse de obligaciones dbiles. Su violacin no entraa pors misma un reproche moral, sino, ms bien, una inconsistencia lgica: no tiene sentido participar enuna institucin sin respetar sus normas. Algn autor (Cameron, loc. cit.) ha negado, incluso, el carcterprescriptivo de las reglas institucionales, insistiendo en su naturaleza orientativa-lgica, que lasasimilara a las reglas tcnicas.

    39 Ver Simmons, 1979, pgs. 16-20. La misma insistencia en distinguir uno y otro tipo deobligaciones la encontramos en Philippa Foot, Michael Stocker o Rolf Sartorius.

    Una defensa de la obligacin poltica 287

    las reglas de la institucin, se explica precisamente por el funcionamiento regular de sta(regular en cuanto reglado, cierto y predecible).

    Muchos autores estn de acuerdo en que estos requerimientos38, impuestos por lalgica de la institucin, no tienen peso moral, no imponen lmites ticos a la conducta de losparticipantes. Simplemente, quien ocupa un puesto o realiza una funcin en aqulla seencuentra en una posicin peculiar en la que se espera una conducta conforme a las reglaspor su parte. Simmons ha sugerido que la existencia de deberes y obligacionesinstitucionales, por s sola, no tiene nada que ver con el fundamento de la obligacin moral:es un hecho moralmente neutral. Si realmente nos obliga, debe ser porque hay razonesmorales sustantivas para cumplir las reglas de la institucin39.

    Existen instituciones que se caracterizan por la participacin de varios individuos,conforme a reglas preestablecidas y dotadas de autoridad, de forma tal que benefician a cadauno de esos individuos. Todos ellos tienen un inters legtimo en que la institucin funcione,y estn, por ello, racionalmente motivados en hacer lo posible para su fomento yconservacin. Todos estn en la misma situacin por lo que respecta a las reglasinstitucionales, por lo que el reparto de las cargas institucionales ha de ser igual para todos,con base en un principio de reciprocidad o de distribucin justa (Hoerster, 1992, pgs. 152y ss.). La pervivencia de la institucin depende de la cooperacin leal de la mayora de suspartcipes.

    Por tanto, y como conclusin, no sera descabellado afirmar la existencia de unaobligacin poltica en todos los sistemas jurdicos. El Derecho, como forma deestructuracin social, establece unas condiciones mnimas de cooperacin y unasrestricciones sin las cuales no sera posible la existencia misma de las instituciones morales,sin las cuales la moralidad no puede desarrollarse. Por otro lado, en ciertos sistemasjurdicos, dotados de justificacin moral, que cuentan con una autoridad legtima, y que seapoyan en la participacin libre y plural de los ciudadanos, existen razones morales pararespetar (y obedecer) todas las normas que forman parte del sistema. Estas razonesresultaran de la combinacin de:

  • 40 En un artculo publicado en el segundo nmero de la revista Derechos y Libertades: Lajustificacin de la democracia y la obligacin moral de obedecer el Derecho.

    288 Rafael Herranz Castillo

    - Una razn justificatoria operativa: se deben fomentar y defender institucionesdemocrticas, derivada de otra ms general: se deben promover las institucionesjustas.- Una razn auxiliar: la obediencia generalizada a las normas, en un sistemademocrtico, y bajo una Constitucin justa, es una estrategia idnea de promoverinstituciones justas.En este contexto, el hecho de que el Parlamento apruebe una determinada ley L sera

    un hecho moralmente relevante, que jugara un papel en el razonamiento prctico de todoslos ciudadanos, y no slo de aqullos que, de todas formas, realizaran las conductasprescritas por L. Sera una razn independiente del contenido para actuar. Ello no quieredecir que los ciudadanos deban cumplir L, sino nicamente que tienen al menos una raznmoral para hacerlo (Hoerster, pg. 156).

    A mi juicio, la obligacin de obediencia, en los trminos indicados, se debe anuestros conciudadanos, y se funda en los principios de reciprocidad e imparcialidad. Comohe defendido en otro lugar40, nuestros conciudadanos tienen una expectativa legtima de queno obtengamos ventaja injusta sobre ellos comportndonos como gorrones. Defraudar esaexpectativa es, prima facie, moralmente incorrecto, y supone violar nuestra obligacinpoltica: un compromiso hacia las personas que forman parte de nuestra misma comunidadpoltica y que hacen posible nuestra convivencia en libertad.

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