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UNA EXTERNALIDAD RELEVANTE: EL CALENTAMIENTO GLOBAL INDUCIDO POR LA ACTIVIDAD HUMANA Álvarez, Diego (UBA) Bour, Enrique A. (UBA, FIEL) Cacault, María Paula (UBA, Fundación Bariloche) Ceñal, Iris (UBA) Di Menna, Antonella (UBA, Secretaría de Industria y Comercio) Job, Romina (UBA, Ministerio de Economía, D.N. de Coordinación Fiscal con las Provincias) XLIII Reunión Anual de la Asociación Argentina de Economía Política Córdoba – 19 a 21 de noviembre de 2008 Síntesis La “Pequeña Edad de Hielo” puso fin a una era calurosa del planeta. Se extendió desde los inicios del siglo XIV hasta mediados del XIX. Las oscilaciones climáticas naturales no constituyen un fenómeno novedoso, afectando a la población a través de guerras, pestes y hambrunas. A partir de la Revolución Industrial el aumento de la temperatura estaría asociado con causas antropogénicas - emisiones contaminantes (como el dióxido de carbono). En este documento se realiza una descripción del fenómeno, de las externalidades subyacentes, y de algunas propuestas (Stern, Chichilnisky), examinando el Protocolo de Kyoto (1997). Es analizado el caso argentino. Códigos JEL: Q0, Q1, Q2. Palabras clave: Cambio Climático – Forzamientos Antrópicos – Calentamiento Global – Externalidades – Protocolo de Kyoto 31 de agosto de 2008

UNA EXTERNALIDAD RELEVANTE: EL CALENTAMIENTO

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UNA EXTERNALIDAD RELEVANTE: EL CALENTAMIENTO GLOBAL INDUCIDO POR LA ACTIVIDAD HUMANA

Álvarez, Diego (UBA) Bour, Enrique A. (UBA, FIEL)

Cacault, María Paula (UBA, Fundación Bariloche) Ceñal, Iris (UBA)

Di Menna, Antonella (UBA, Secretaría de Industria y Comercio) Job, Romina (UBA, Ministerio de Economía, D.N. de Coordinación Fiscal con las Provincias)

XLIII Reunión Anual de la Asociación Argentina de Economía Política

Córdoba – 19 a 21 de noviembre de 2008

Síntesis

La “Pequeña Edad de Hielo” puso fin a una era calurosa del planeta. Se extendió desde los inicios del siglo XIV hasta mediados del XIX. Las oscilaciones climáticas naturales no constituyen un fenómeno novedoso, afectando a la población a través de guerras, pestes y hambrunas. A partir de la Revolución Industrial el aumento de la temperatura estaría asociado con causas antropogénicas - emisiones contaminantes (como el dióxido de carbono). En este documento se realiza una descripción del fenómeno, de las externalidades subyacentes, y de algunas propuestas (Stern, Chichilnisky), examinando el Protocolo de Kyoto (1997). Es analizado el caso argentino. Códigos JEL: Q0, Q1, Q2. Palabras clave: Cambio Climático – Forzamientos Antrópicos – Calentamiento Global – Externalidades – Protocolo de Kyoto

31 de agosto de 2008

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1. El fenómeno del Cambio Climático En los últimos 150 años la temperatura promedio global en la superficie de la tierra ha aumentado en 0.6ºC. Esta tendencia incremental -que si bien parece insignificante a simple vista resulta inédita en los últimos mil años- se presenta a escala global en ambos hemisferios. Es destacable que la variación de la temperatura presenta diferentes comportamientos en función del espacio geográfico; es decir, según el continente, latitudes, etc. Otros parámetros del sistema climático (del cual forma parte la temperatura) también presentan cambios manifiestos: incrementos del nivel medio del mar durante el siglo XX entre 10 y 25 cm, consistente con un generalizado retroceso de los glaciares, un incremento de la temperatura de los océanos, cambios radicales en el comportamiento de las precipitaciones, etc. De continuar esta tendencia, algunas proyecciones estiman que en un lapso de tan sólo 100 años se producirá un aumento promedio de la temperatura de entre 2 y 3º C, con incrementos que llegarían a los 8º C en algunas regiones; un crecimiento de alrededor de 50 a 60 cm del nivel medio del mar, que implicaría problemas en casi todas las áreas costeras y la desaparición de varios países insulares del Caribe, de la Polinesia y de la Micronesia; reducción en la disponibilidad de agua dulce; desaparición de un tercio o quizás la mitad de los glaciares de montaña; desequilibrios en algunos ecosistemas por la velocidad sin precedentes del cambio climático que no permitirá la adaptación biológica de casi la mitad de las especies llevándolas en consecuencia a su extinción; fluctuaciones en las precipitaciones que desencadenarán inundaciones en algunas regiones y sequías en otras; la transformación en pandemia de las actuales enfermedades tropicales como la malaria, el dengue y la fiebre amarilla; etc. La catástrofe sanitaria, ecológica, social y sobre todo económica, con impactos negativos en la industria, el turismo, el transporte, la producción de energía y la pérdida generalizada de bienes de capital, hace necesaria la urgente incorporación de dichos flujos negativos en las restricciones intertemporales de presupuesto de los agentes con el fin de lograr la coordinación y organización institucional tanto a nivel supranacional como al interior de cada uno de los Estados. 1.1. Causas del problema Para comprender el fenómeno de la forma más sencilla posible, pero sin que ello implique la pérdida de precisión técnica, debemos partir de la base de que tanto la tierra como el sol son cuerpos que emiten energía denominada radiación electromagnética. Por una parte, la atmósfera permite la libre circulación de la energía proveniente del sol; razón por la cual se dice que es transparente a la radiación solar electromagnética. Mientras que por otra parte retiene parcialmente la energía emitida por la tierra; es decir, es opaca a la radiación de “onda larga”. Es por ello que la atmósfera hace que la temperatura de equilibrio en la superficie de la tierra sea mucho mayor que lo que sería en su ausencia. El hecho de que la atmósfera cumpla una doble función en lo concerniente a la radiación electromagnética, dio lugar a su comparación con el vidrio de un invernadero. No obstante, no toda la radiación terrestre es del mismo tipo; es por eso que si bien la mayor parte es retenida en la atmósfera, parte de ella sale directamente al espacio exterior. Esta “semi-transparencia” de la atmósfera según sea el tipo de radiación es análoga a una “ventana de radiación” (una ventana hacia el espacio). El agua, el dióxido de carbono, el metano y el oxido nitroso -que son los componentes naturales de la atmósfera- y otros gases desarrollados por el hombre -como los “freones” y los “halones”, con usos en la industria del frío-, tienen la propiedad de absorber parte de la radiación que sale por dicha ventana. Es decir, que aquella energía que debiera salir al espacio exterior es retenida por estos gases cerrando, o contrarrestando, la “ventana de radiación”. En consecuencia, se observa una relación inversa entre la concentración de dichos gases y la radiación saliente al espacio exterior. La retención de dicha energía en la Tierra provoca un aumento de su temperatura; razón por la cual se denomina a tales componentes “gases de efecto invernadero” (en adelante GEI).

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Si bien el principal GEI es el vapor de agua, la humanidad es incapaz de modificar directamente su concentración atmosférica. No sucede lo mismo con otros gases naturales; cuyas concentraciones atmosféricas pueden ser alteradas directamente por las emisiones de la actividad productiva humana denominadas “emisiones de origen antrópico” o “emisiones antrópicas”. El problema se magnifica debido al tiempo medio de vida de un GEI en la atmósfera: el tiempo de desaparición de una molécula de dióxido de carbono de la atmósfera es de entre 100 y 150 años, el del óxido nitroso alrededor de 120 años, 15 años en el caso del metano, etc. Dicha amplitud posibilita un efecto acumulativo de las emisiones. La presencia de costos “semi externos” (por verse también afectado el emisor) da cuenta de que estamos frente, no sólo a una falla de mercado, sino también a un problema de coordinación, con todo lo que ello implica en términos de comportamiento estratégico. Este tipo de conductas serán más probables ya que incluso si se anulasen las emisiones antrópicas, el efecto acumulativo de un GEI en la atmósfera, junto con el retraso con que las temperaturas del sistema climático se acomodan ante una variación en las concentraciones, determinan que los impactos de todo tipo de medidas de mitigación sean de un horizonte “intertemporal” de largo plazoi. 1.2. El sistema Climático Si bien la descripción exhaustiva del sistema climático con sus complejas interacciones, excede a los objetivos del presente trabajo, resulta necesaria al menos una breve explicación. Se entiende por clima al conjunto de las principales características estadísticas de la temperatura, las precipitaciones, el viento, etc. A diferencia del “tiempo meteorológico” (cuyas constantes variaciones son predichas en cualquier programa televisivo), los parámetros estadísticos que definen “un clima” poseen una mayor estabilidad dinámica, aunque con modificaciones en el largo plazo. La porción de la tierra en la cual se producen las interacciones físicas que condicionan dichos parámetros estadísticos constituye el “sistema climático”: la atmósfera, la hidrósfera líquida, la hidrósfera sólida o criósfera, los primeros metros del suelo y la biósfera. El sistema climático está condicionado por diversos factores, entre ellos los denominados “forzamientos externos”. Éstos a su vez son clasificados en dos grupos;

a) Forzamientos externos por causas naturales:

i. La radiación solar que llega a la tierra puede modificarse por procesos que acontecen intrínsecamente en el Sol o por cambios de la órbita terrestre.

ii. Cambios en la composición química de la atmósfera por vulcanismo y otros procesos de interacción con la litósfera.

iii. Procesos geológicos como cambios en la distribución de mar y tierra por los desplazamientos de las placas continentales y los movimientos tectónicos; o también modificación en la orografía.

b) Forzamientos externos Antrópicos:

i. Modificaciones en la superficie terrestre: mediante la construcción de ciudades, la deforestación y los cambios de la cubierta vegetal, se modifica la reflexión de luz y se altera el balance hídrico.

ii. Cambios en la composición química atmosférica: producen alteraciones del efecto invernadero natural. Las emisiones de ciertos gases artificiales también afectan la capa de ozono. Asimismo la emisión de aerosoles produce alteraciones en el balance de radiación y en la dinámica y cantidad de nubes.

Además de los forzamientos externos, el sistema climático posee procesos endógenos capaces de modificar a los parámetros de largo plazo (incluso sin la presencia de los forzamientos externos), que técnicamente se denominan “variabilidad interna”. El hecho de que el sistema climático posea un comportamiento endógeno constituyó el argumento más poderoso para atacar a quienes veían como responsables del “cambio climático” a las “emisiones antrópicas”. Aquí está graficada la evolución que han tenido la temperatura media terrestre y la concentración de dióxido de carbono a partir del año

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1000. Este gráfico muestra la correlación que ha existido entre clima, guerras, hambrunas y población entre 1400 DC y 1900 DC. 1.3. El “calentamiento global” es una condición suficiente para la existencia de un “cambio climático” El lector a esta altura debe estar preguntándose cual es la relación entre las emisiones de GEI con el consecuente calentamiento global, y sobre todo el por qué lo del título “Calentamiento Global”. La energía proveniente del sol (radiación electromagnética) y la emitida desde la Tierra (radiación infrarroja) deben equilibrarse. El mecanismo de ajuste que logra dicho balance es la temperatura de la Tierra, que aumenta de acuerdo con la “energía a ser emitida”. Justamente ese balance es el principal rector del sistema climático; es decir, es el calentamiento terrestre el que puede modificar los parámetros estadísticos de dicho sistema. En consecuencia, cuanto mayores sean las concentraciones de GEI, más cerrada estará la ventana de radiación y mayor será la temperatura que debe alcanzar la Tierra para que las radiaciones electromagnéticas puedan ser expulsadas hacia el espacio exterior. 1.4. Fuentes antrópicas de emisión de GEI A continuación se describen los orígenes de las emisiones de GEI en la actividad productiva; por orden de importancia: 1. La principal fuente de emisión antrópica, es la quema de combustibles fósiles (carbón, derivados

del petróleo, gas natural) que libera dióxido de carbono (CO2). Las emisiones de este GEI provenientes de esta fuente se han incrementado en el período comprendido entre el 2000-2005 respecto de la década anterior, desde un promedio anual de 6.4 GtCii a 7.2 GtC. La mayor parte de dichas emisiones se han acumulado en la atmósfera, originando un aumento en las concentraciones del orden del 30%. La importancia de los combustibles fósiles, por un lado en el sistema energético con un impacto global en toda la matriz productiva, y por el otro como fuente de emisión de dióxido de carbono, representa uno de los principales desafíos al momento de diseñar y poner en práctica medidas de mitigación.

2. Los clorofluorocarbonados (CFC) son sustancias artificiales usadas en la refrigeración, en la fabricación de espumas sólidas usadas en embalajes y colchones, en solventes para uso electrónico, en aerosoles. No obstante su utilización ya ha sido limitada (por ser perjudiciales para el ozono estratosférico) con resultados positivos en cuanto a la reducción de sus emisiones por el protocolo de Montreal. Otros fluorocarbonos atraviesan una transición hacia su eliminación definitiva basada en la búsqueda de sustitutos.

3. La destrucción de las selvas y bosques tropicales, presentándose la mayor deforestación en estos últimos, contribuye aproximadamente en un 13% al total de las emisiones antrópicas. Se estima que las emisiones de dióxido de carbono de esta fuente fueron de 1.6 GtC durante la década de 1990, considerada como la más cálida de los últimos 1000 años.

4. La actividad agropecuaria también contribuye a la emisión de GEI, en particular el metano y el óxido nitroso. En el caso del primero, las emisiones se producen en dos sentidos; por un lado por el cultivo de arroz en pantanos y por el otro por las emisiones de los grandes rumiantes (ganado bovino y ovino) que liberan el metano no asimilado por sus respectivos aparatos digestivos. Las emisiones del segundo son consecuencia de la fertilización de los suelos. Las concentraciones atmosféricas del metano se han incrementado un 150% y las del óxido nitroso un 16%.

5. La quema de combustibles fósiles con contenido de azufre y los incendios de las forestas tropicales contribuyen al incremento de la cantidad de aerosoles, que son pequeñas partículas que al reflejar la luz solar modifican la nubosidad en la atmósfera y por ende la radiación que ingresa y egresa de la Tierra. No obstante, este tipo de sustancias favorecen el enfriamiento del planeta, si bien su efecto es insuficiente debido a su poca magnitud y duración en la atmósfera.

Los impactos de las concentraciones atmosféricas de GEI se miden de acuerdo con su forzamiento radiativo, que es una medida que indica la influencia que poseen para alterar el equilibrio entre la

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energía entrante y saliente de la atmósfera y permite jerarquizarlos según su impacto en el cambio climático potencial. El aumento de las concentraciones de dióxido de carbono (que posee el doble de forzamiento radiativo que el resto de GEI), metano y oxido nitroso provocó un forzamiento radiativo de +2,3 (+2,07 a + 2,53) wm2 (vatios por metro cuadrado) en el período considerado. En sentido contrario, los aerosoles poseen un forzamiento radiactivo de –0,5 (-0,1 a –0,9) wm2, favoreciendo al enfriamiento del planeta.

Gráfico1. Contribución de diversas actividades humanas al calentamiento global.

Fuente: Barros, V. (2006) El Cambio Climático Global. Ed. del Zorzal. .

1.5. Un cambio estructural en las concentraciones atmosféricas A partir de la Revolución Industrial se observa un cambio estructural en las concentraciones atmosféricas de los principales GEI; que habían permanecido relativamente estables en los últimos 10.000 años. La concentración global de dióxido de carbono en la atmósfera, que es el GEI antrópico de mayor importancia, ha aumentado desde valores preindustriales de alrededor de 280 ppm (partes por millón) a 379 ppm en 2005. Estas concentraciones exceden las registradas en los últimos 650.000 años (180 ppm a 300ppm). La tasa de crecimiento de dichas concentraciones en la última década fue la mayor desde 1970, cuando se tienen los primeros registros continuos. Durante el decenio 1995-2005 la tasa de crecimiento promedio de las concentraciones fue 1,9 ppm por año, mientras que para el período 1960-2005 fue 1,4 ppm por año. Como se mencionó anteriormente, dichas concentraciones se originan principalmente en el uso de combustibles fósiles y en los cambios en el uso del suelo. La concentración atmosférica de metano ha experimentado una variación positiva respecto de los valores pre-industriales desde 750 ppb (partes por billón) a 1732 ppb en la década de 1990 y a 1774 ppb en 2005. Si bien dichas concentraciones han quebrado la tendencia de los últimos 650.000 años (al igual que el dióxido de carbono), su tasa de crecimiento mantiene actualmente un comportamiento constante. Las concentraciones de óxido nitroso también han quebrado los valores preindustriales, desde 270 ppb a 319 ppb en 2005. No obstante, a pesar del gran incremento, su tasa de crecimiento se ha mantenido prácticamente constante desde la década del ochenta. Como se evidencia en los gráficos 2 a 4, el crecimiento de las concentraciones atmosféricas a partir del año 1750 es de tipo exponencial: un comportamiento que exhibe una aceleración en sus tasas de crecimiento. Es entonces, a partir de la Revolución Industrial que se produce el punto de inflexión en las concentraciones atmosféricas de GEI, razón por la cual resulta intuitiva una asociación positiva entre las emisiones antrópicas de los mismos con las actividades productivas de la industria.

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Gráfico 2. Concentraciones y forzamiento radiativo del dióxido de carbono

Gráfico 3. Concentraciones y forzamiento radiativo del metano

Fuente: ibid..

Gráfico 4. Concentraciones y forzamiento radiativo del óxido nitroso

Fuente: IPCC (2007) Summary for Policymakers. In: Climate Change 2007: The Physical Science Basis. Contribution of Working Group I to the Fourth Assessment Report of the

Intergovernmental Panel on Climate Change. Cambridge University Press, Cambridge UK and New York, USA. Fuente: ibid..

La evidencia empírica ha llevado a la comunidad científica a afirmar que son las actividades antrópicas las principales responsables de una catástrofe económico-social que eventualmente podría constituirse como el principal limitante del actual sistema económico, descartando otras posibles causas de la variabilidad climática.

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1.6. Teorías del calentamiento Global La mayoría de los especialistas en climatología acepta que la Tierra se ha calentado recientemente. Tampoco nadie discute que la concentración de GEI ha aumentado y que la causa de este aumento es probablemente la actividad industrial durante los últimos 200 años. No obstante el hecho de que la variabilidad climática sea el producto tanto de forzamientos externos (naturales y antrópicos) como de procesos endógenos, ha dado lugar al surgimiento de teorías diametralmente opuestas en su intento de explicar al calentamiento global. Por un lado están quienes depositan en las emisiones de origen antrópico la responsabilidad de dicho calentamiento, dando lugar en consecuencia a una “teoría antropogénica del cambio climático”. Esta posición es partidaria de la reducción de este tipo de emisiones. En sentido opuesto se encuentra una gama de científicos que, o bien niegan en forma rotunda el calentamiento global, otros que, aceptando la presencia del mismo orientan sus esfuerzos a demostrar sus efectos positivos, o bien quienes atribuyen sus causas a los forzamientos naturales y/o la variabilidad endógena. Esta última posición, si bien acepta al calentamiento global, lo ve como una tendencia natural inevitable a pesar de que se efectúen reducciones de las emisiones antrópicas.

1.7. Consenso acerca de la “teoría antropogénica del cambio climático” Como hemos mencionado anteriormente tanto los forzamientos endógenos como exógenos -entre los cuales se incluye el impacto de las actividades humanas- tienen la capacidad de alterar los parámetros de largo plazo que componen el sistema climático.

En líneas generales, gran parte de los forzamientos externos naturales deben ser desestimados como causantes del cambio climático de los últimos 150 años, ya que sus efectos son perceptibles en períodos de tiempo mucho más largos. Si bien existe una tendencia incremental de las emisiones de energía provenientes del sol desde la formación de la Tierra, su impacto sobre el clima es seis veces menor que el de un GEI. En cuanto a los movimientos astronómicos de la Tierra, actualmente se estaría en un proceso de enfriamiento, contrarrestado por el aumento en la concentración de los GEI. Si bien el vulcanismo cumple una función de enfriamiento, el siglo XX fue de escasa actividad. Igualmente importante es el hecho de que la suma de los forzamientos radiativos de las emisiones antrópicas supera en gran magnitud a la de los forzamientos naturales.

También debe descartarse como responsables del aceleramiento de los cambios paramétricos del sistema climático a los procesos endógenos o variabilidad interna. A pesar de que los registros históricos no dan cuenta de ningún cambio climático de similar magnitud en un período tan corto de tiempo, es necesario acudir a argumentos más sólidos y convincentes. De la misma forma en que se hacen predicciones mediante estimaciones econométricas de series de tiempo, para hacer proyecciones de posibles escenarios climáticos se requiere de un modelo capaz de reproducir fielmente el clima del pasado. Estos son los denominados “Modelos Climáticos Globales”, que alcanzan una enorme complejidad en su intento de simular gran parte de los procesos físicos del mar, de la atmósfera, de la criósfera y de la biósfera.

Cuando se intenta simular el clima del último milenio, manteniendo constantes a los forzamientos externos y atribuyendo en consecuencia toda la variación de la temperatura a la variabilidad interna, no es posible reproducir con éxito las tendencias de los últimos 150 años. Por otra parte, cuando se permite la variabilidad de los forzamientos externos naturales de la radiación solar y el volcánico, se logran reproducir fielmente los incrementos de la temperatura entre 1910 y 1940, pero no el de los últimos 40 años. Finalmente, al incorporarse los forzamientos de las emisiones antrópicas de GEI y los aerosoles, se logran reproducir las tendencias de este último período. Ver su evolución 1900/04.

En consecuencia en 2001, el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC); que es el asesor científico de la “Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático” (UNFCCC), consideró suficientes las evidencias acerca de la responsabilidad de las emisiones antrópicas de GEI en el calentamiento global, con su consecuente impacto en el sistema climático. 2. Ecosistemas, externalidades y la ecología de los mercados: un análisis económico

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Las economías son consideradas a menudo como sistemas ecológicos en los cuales “todo está conectado con todo lo demás”. En una economía moderna compleja, surge la cuestión de si el mercanismo de mercado puede coordinar en forma apropiada todas las interconexiones o si, en lugar de ello, se requiere de algún organismo superior al mercado para coordinar la intrincada red de actividades humanas. En economía ha sido una proposición generalmente aceptada que los mercados competitivos descentralizados pueden coordinar a los diferentes organismos de manera eficiente. Los problemas creados por la contaminación y otras externalidades pueden anular esta eficiencia a menos que sean corregidas por derechos de propiedad adecuados o mediante impuestos correctivos. Pero al cerrar el círculo económico, como es señalado por Nordhausiii, la economía “internalizada” no requiere en la práctica cerrar los ciclos naturales mediante el expediente de vincular todos los flujos físicos mediante el reciclaje.

En efecto, las distintas economías están conectadas entre sí en la esfera de la producción a través de los insumos y productos que circulan a través del mundo. Están conectadas mediante el intercambio de bienes y de servicios. Y también lo están mediante los flujos de fondos a través de los cuales alguna gente o países financian la actividad de los demás. Se cree que las grandes crisis económicas del siglo pasado, tales como los pánicos bancarios, la Gran Depresión de los años ‘30, la crisis de la deuda de los ‘80, la bancarrota de los países socialistas, han tenido lugar por fallas sistémicas. Asimismo, si en el futuro ocurre algún apocalipsis ambiental, es de esperar que sea como resultado de un fracaso de los mercados en incorporar señales apropiadas de escasez en los precios. Nuestro propósito es explorar en esta sección la “ecología de los mercados”, en el sentido de la interdependencia de las actividades económicas. Veremos cómo las condiciones que conducen a asignaciones de mercado pueden entrar en cortocircuito y llevar a la ineficiencia económica. La función clave de los mercados es su rol como mecanismos de descubrimiento del valor (o precio) y como mecanismo de aplicación. Esto es, el mercado ideal competitivo descubre el valor de los bienes para los consumidores y los costos de producción para las empresas. El papel clave lo desempeña el precio, que es el bastón y la zanahoria del mercado. Los precios óptimamente determinados son llamados “precios sombra” con el fin de indicar que representan costos y utilidades marginales y que pueden ser diferentes de los precios de mercado.

Ecología de los Mercados. ¿Qué nos dice esta historia idealizada sobre la ecología de los mercados? Nos informa que existe un mecanismo de coordinación que funciona por encima del nivel del organismo económico individual. Esta función la cumplen los precios, que señalizan el valor marginal de los bienes para los consumidores y los costos marginales de producción de bienes a los productores. En un mercado competitivo, no se requiere un súpercomputador o un planificador central para tratar de optimizar todo el sistema, tomando en cuenta los trillones de interacciones entre los diferentes organismos económicos, ya que el sistema de precios facilita las señales económicas adecuadas. Este resultado es un corolario sorprendente: en nuestra economía de mercado idealizada, las eficiencias usuales que resultan básicas para los científicos físicos no gozan de una virtud independiente. Como ingenieros sociales dedicados a perseguir las satisfacciones humanas, no debemos inquietarnos sobre restricciones termodinámicas o eficiencia térmica o la cuantía en que estamos aumentando la entropía del universo. Estas restricciones físicas sólo serán importantes en la medida que sean incorporadas en los precios sombra de recursos determinados. En otros términos, no tiene sentido minimizar el insumo de BTUiv (1 BTU = 1.055x103 J) en un proceso productivo; en su lugar, deberíamos minimizar los BTU luego de ponderar cada BTU por su correspondiente precio sombra.

Este panegírico del mercado parece demostrar una visión Panglossianav de que un mundo de mercados es el mejor de todos los mundos posibles. Pero estamos dejando de lado varias características del mundo real que arrojan dudas sobre estas conclusiones.¿Qué sucede si hay energía no renovable u otros recursos naturales que la economía está agotando? ¿Qué hay de los basureros crecientes, del agujero de ozono, y de la amenaza del cambio climático? ¿Cuál es la situación en materia de equidad de la asignación del mercado? ¿Y qué de las depresiones que han

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arrojado a millones de personas fuera del mercado de trabajo?¿Y las hiperinflaciones que han destrozado el valor de las monedas? Tratemos algunas de estas cuestiones.

Recursos Naturales, Residuos, y Equidad. Consideremos el flujo circular de la actividad industrial con una oferta fija de energía y recursos naturales extraídos por la actividad industrial. Además, agreguemos los vertederos de residuos. En este caso, ya no se trata de un sistema cerrado, pues los recursos son agotados y los residuos son progresivamente acumulados. En una economía de tipo clásico, el único factor productivo externo era el trabajo. ¿Qué sucede al incluir recursos en merma? Esta pregunta tiene una larga tradición en economía. Uno de los primeros estudios fue llevado a cabo por William Stanley Jevons, fundador de la teoría de la utilidad marginal.

Jevons tenía una visión más bien optimista sobre el rol del carbono y la hulla: “Día a día nos resulta más evidente que el carbón del cual disponemos en excelente calidad y abundancia es el motivo principal de la moderna civilización material.”vi Este punto de vista optimista contrasta con la visión sombría de Meadows et alvii o con la evaluación del impacto sobre el cambio climático de continuar usando e

William Stanley Jevons (1835-1882)

l carbono.

¿Esperaríamos que un sistema de mercados use los recursos naturales agotables demasiado rápidamente? En términos de precios, esto significa preguntarse acerca de si el precio de mercado de los recursos naturales ha sido fijado demasiado bajo. Siguiendo a Nordhaus (v. nota iii), esta cuestión puede ser abordada extendiendo el análisis de eficiencia y de los mercados a fin de incluir un único recurso natural. Supóngase que existe una única fuente de energía limpia, limitada y de bajo costo (llamémosla gas natural o G). Cuando G se agota, los requerimientos energéticos de la economía deben ser satisfechos mediante un recurso de alto costo, limpio y sobreabundante, a veces llamado “basckstop technology”, que podría ser la energía solar o S. Suponemos que ambas formas de energía son sustitutos perfectos en la producción. Todos los mercados son perfectamente competitivos, no hay distorsiones causadas por impuestos, incertidumbre, o externalidades, a fin de eludir las complicaciones de second-best.

Bajo estas condiciones, el mercado asignará el recurso natural escaso de manera eficiente. Lo cual implica que la cantidad del recurso escaso será asignada en cada momento y a cada categoría de demanda en su uso más valioso; ningún planificador encontrará una forma de reasignar el recurso de modo de elevar la satisfacción o consumo en algún período sin reducirlos en otro período. En otros términos, no hay manera de producir el consumo de la economía con un menor insumo de gas natural y otros recursos.

Analizaremos ahora este enunciado haciendo uso de la teoría de la programación lineal. La asignación eficiente permitirá minimizar los costos descontados de los servicios energéticos sujeto a restricciones de disponibilidad. Supóngase que hay 1500 unidades de G, que la cantidad de energía requerida cada período de 25 años es 325 unidades, y que para simplificar los cálculos la tasa de descuento a 25 años respecto a los costos futuros es (1+r)-25=0.1. Finalmente, suponemos que el costo del gas es $1 por unidad en tanto que el costo de la energía solar es $6 por unidad.

La asignación eficiente de recursos minimiza el valor presente de los costos de energía V:

[1] V=0.10(G1+6S1)+ 0.11(G2+6S2) + 0.12 (G3+6S3)+ 0.13 (G4+6S4) + . . . + 0.1n-1 (Gn+6Sn)

El requerimiento de producción es que la producción total de energía sea como mínimo igual al requerimiento de energía de cada período:

[2] Gt+St ≥325, para todo t.

Adicionalmente, la cantidad total de gas extraído no puede ser superior a los recursos:

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[3] G1+G2+ . . . + Gn ≤ 1500.

Como las variables no pueden ser negativas, usando técnicas de programación lineal se obtendrá el resultado que se encuentra en Tabla 1 siguiente.

La segunda y la tercera columnas indican el uso de combustible más barato y de la costosa tecnología backstop. No resulta extraño que el combustible más barato sea utilizado en primer término por el efecto del descuento. Cuando se agota el gas, la economía comienza a utilizar la fuente energética más costosa. Los primeros cuatro períodos usan exclusivamente el combustible de bajo costo. En el 5º período, el gas no puede abastecer todas las necesidades, luego comienza a utilizarse una mezcla de gas y energía solar.

Tabla 1. Producción óptima de gas natural y de energía solar y precios de eficiencia de los combustibles (por períodos de 25 años)

Cantidades producidas y usadas, miles de millones de

unidades

Precios de eficiencia de los combustibles, $ constantes

por unidad

Período Gas Solar

Costos descontados del programa óptimo, miles

de millones de $ descontados

Solar

Gas

1 325 0 325.0 qs,1 ≤ 6.0 qg,1= 1.0005 2 325 0 32.5 qs,2 ≤ 6.0 qg,2 = 1.005 3 325 0 3.25 qs,3 ≤ 6.0 qg,3 = 1.05 4 325 0 0.325 qs,4 ≤ 6.0 qg,4 = 1.5 5 200 125 0.095 qs,5 = 6.0 qg,5 = 6.0 6 0 325 0.0195 qs,6 = 6.0 qg,6 ≥ 6.0

Total 1500 450 361.1895

Los precios sombra pueden ser interpretados como la disminución de la función objetivo (es decir, la reducción de costos) resultante de relajar en una unidad la restricción correspondiente. En particular, examinamos el precio sombra de uno de los combustibles entregado en el futuro (y luego lo traducimos en términos de valores corrientes en lugar de valores actuales).

Por ejemplo, el precio sombra del gas natural en el período 1, qg,1, es el monto en que disminuiría el costo total si se pudiera entregar una unidad adicional de gas en t=1. Si una unidad adicional de gas natural estuviera disponible en el período 1, el costo de satisfacer la demanda de energía disminuiría en $1.0005. Es de notar que los precios sombra del gas natural crecen a través del tiempo (en pesos constantes en el momento de entrega).

Los precios sombra parecen un engendro extraño en nuestra economía ecológica. Pero como lo señaló Kantorovich a fines de los ‘30, y fue posteriormente enfatizado por T. C. Koopmans y otros en el seno de la Cowles Commission, los precios sombra desempeñan un rol crucial al ayudar a determinar una asignación eficiente de recursos en una economía planificada. De hecho, un plan óptimo no puede ser separado de sus precios. Demostró que si los consumidores y las empresas tomaran sus decisiones sobre la base de precios sombra, los planificadores centrales podrían descentralizar completamente las decisiones económicas más importantes.

Leonid Vitaliyevich Kantorovich (1912-1986)

Veamos ahora cuál sería la solución de mercado. Las restricciones son las mismas que antes, pero se alteran los criterios de quienes toman decisiones. En una economía de mercado, los recursos

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energéticos son de propiedad de los individuos o de las empresas, y los mantienen bajo su control o los utilizan según los precios que esperan prevalezcan en el futuro. Para simplificar supondremos que el futuro es conocido con certidumbre. Luego la energía solar tiene un precio de oferta de $6; no habrá oferta a un precio inferior pero sí un monto indefinidamente grande a ese precio. En el caso del gas natural, la decisión es un poco más complicada. Los propietarios del gas pueden a) venderlo a un precio de mercado igual a pg,t, que les proporciona un rendimiento de pg,t – 1 (donde 1 es el costo de extracción del gas), o b) retener el gas por un período y realizar una ganancia de capital. Definamos la regalía como el ingreso neto, ρg,t = pg,t –1. La condición de equilibrio para el propietario del gas es la siguiente:

[4] Tasa de retorno de mantener el gas desde el período t al (t+1) = ( ρg,t+1 – ρg,t) / ρg,t = Tasa de retorno sobre los activos alternativos = Rt

donde Rt es la tasa de retorno en el período de tiempo relevante (igual a la tasa de interés). [4] puntualiza que los propietarios de gas lo mantendrán en el subsuelo sólo si esperan que el valor neto del gas aumente menos que la tasa de interés. Si la regalía creciera menos que la tasa de interés, todo el gas sería vendido. Luego, para que se venda algo de gas pero no todo, la regalía debe crecer exactamente según la tasa de interésviii.

Lo que ello implica para el precio del gas es que, si el precio en el período 1 es 1.0005, la regalía será 1.0005-1=0.0005. En el período siguiente, la regalía será 0.0005x(1+r)25 = 0.0005x10=0.005 y el precio será, por consiguiente, 1.005. Todavía más, en el período en que el gas se agota y la energía solar aparece en el mercado energético, el precio del gas será igual a 6. Como vemos, la trayectoria de precios es la misma que los precios de eficiencia generados por un uso eficiente del recursoix.

2.1. Externalidades

Hemos visto que mercados que funcionen en forma correcta serán capaces de asignar los recursos naturales agotables de manera eficiente. Lo mismo se aplica a otros tipos de recursos naturales, como las tierras agrícolas, los bosques, los minerales no combustibles, el arsénico, los metales pesados, y así sucesivamente. Pero este resultado no se extiende mucho más allá. Por ejemplo, no se extiende a actividades que generan lo que se conoce como externalidades (o efectos derrame), que aparecen cuando las empresas o la gente imponen costos o beneficios a otros por afuera del mercado. La noción de externalidad es complicada y puede ser comparada útilmente con un bien económico normal. Las transacciones del mercado involucran el intercambio voluntario en que gente intercambia bienes por dinero. Cuando una firma compra un recurso escaso como la tierra, el petróleo, o trigo, compra el bien de su poseedor, que resulta plenamente compensado por el costo incremental de producción del bien. Pero hay varias interacciones que tienen lugar fuera del mercado. La Firma A vuelca un químico de alta toxicidad en un arroyo y contamina el arroyo para la gente que pescaba o nadaba aguas abajo. La Firma A usó el agua pura escasa sin pagar a la gente cuya agua ha sido contaminada y ha generado una deseconomía externa. La Firma B inventa un microprocesador que se puede clonar de manera fácil; logra captar una parte del retorno social de su actividad de invención, pero acarrea amplios beneficios a los consumidores en forma de precios más bajos y servicios mejorados. En ambos casos, una firma ha beneficiado o perjudicado a gente fuera de las transacciones de mercado; es decir, ha existido una transacción económica sin un pago económico.

La existencia de externalidades genera un defecto fundamental del mecanismo de mercado. Con externalidades, los mercados proveen señales incorrectas a las empresas y a los consumidores y dan lugar a precios y productos ineficientes. En general, los mercados producen demasiado de aquellos bienes que provocan deseconomías externas y muy poco de bienes que producen economías externas.

Remedios para las externalidades. Como la contaminación y otras externalidades dan lugar a ineficiencias, a los gobiernos se les requiere con frecuencia corregir esta falla del mercado. Virtualmente todas las soluciones eficientes involucran la “internalización”, que implica enfrentar a los

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que toman decisiones con los costos o beneficios sociales totales de sus acciones. Un ejemplo es la responsabilidad legal, donde alguien que ha dañado a otros puede ser obligado a compensar por los daños incurridos a las partes afectadas. Los remedios gubernamentales más difíciles y controvertidos entran dentro del área de los controles ambientales. En su mayor parte, los gobiernos han utilizado mecanismos de “comando y control”, instruyendo a los que contaminan a dejar de practicar o a controlar ciertas actividades. Los estudios económicos indican que estas aproximaciones pueden ser enormemente ineficientesx. A causa de la ineficiencia de estos enfoques, los economistas han enfatizado la utilidad de enfoques por “incentivos” o de “mercado” a las externalidades. Según este enfoque, el generador de la externalidad se enfrentaría a impuestos o subsidios por externalidades de manera que la señal de precio reflejaría el costo o beneficio social total que se produciría en un mercado no regulado con externalidades.

El resultado destacable es que, si se aplica el impuesto o subsidio apropiado a la externalidad, un mercado dará lugar a un resultado eficiente. La existencia de externalidades implica que el sistema de mercados deja de ser eficiente en el sentido de Pareto, ya que los precios no recogen las valoraciones marginales de los agentes que se ven afectadas por la presencia de los efectos externos. Se produce así una situación de falla de mercado, lo que abre la puerta a la intervención del sector público a fin de contrarrestar la eficiencia.

Las principales soluciones propuestas a los problemas de externalidades son:

La asignación de los derechos de propiedad Las externalidades se caracterizan por una situación en la que no están bien definidos los derechos de propiedad. Por ejemplo, en una habitación cerrada los fumadores generan una externalidad negativa sobre los no fumadores al hacerles respirar el humo de los cigarros. Sin embargo, si, por ejemplo, los derechos de propiedad sobre el aire están asignados a los no fumadores, fumadores y no fumadores podrían negociar sobre el nivel de humo, de tal modo que los fumadores compensaran a los no fumadores por las molestias del humo del tabaco. Esta es la idea que subyace tras el Teorema de Coasexi: “Si la información es perfecta y no existen costos de transacción asociados a la negociación, la asignación de los derechos de propiedad permite internalizar el efecto externo y alcanzar la solución eficiente en el sentido de Pareto.” Otros economistas como Kenneth Arrow han propuesto como mecanismo de asignación la creación de un mercado de derechos de propiedad.

Francis M. Batorxii distinguió entre tres tipos de fracaso de mercado: las externalidades, el monopolio y los bienes públicos. Lo que nos lleva a la condición necesaria del Teorema de Coase, la ausencia de costos de transacción. Si no fuera por la existencia de los mismos, los fracasos de la mano invisible no podrían subsistir. Guido Calabresi, considerado co-fundador con Ronald Coase de la disciplina de derecho y economía (law and economics) dice que “si se postula racionalidad, ausencia de costos de transacción, e inexistencia de barreras legales para negociar libremente, cualquier mala asignación de recursos sería plenamente curada en los mercados mediante la negociación. Esto es casi tautológico al menos si se acepta cualquiera de las distintas definiciones de mala asignación de recursos.”xiii

Dahlmanxiv puntualiza que, visto el papel crucial de los costos de transacción en generar externalidades, es notable que no haya un análisis sistemático de su naturaleza. “Por un lado, se ha vuelto una expresión global que designa a toda interferencia no especificada con el sistema de precios; por la otra, ha sido demostrado que entender mejor a este concepto es necesario para los fundamentos de la teoría monetaria (...) La noción más común de costo de transacción es una común entre los economistas matemáticos: una proporción fija de lo que se comercia, se supone, desaparece en la misma transacción; (...) esta noción no difiere mayormente del concepto de costo tradicional de transporte. Al trasladar recursos de una localidad a otra se utiliza un cierto monto de los bienes a ser intercambiados (...) La segunda versión de la noción de costos de transacción se refiere a la idea de que puede ser nulo el costo de comerciar, pero aún así requerirse de recursos para organizarlo: pueden existir costos de puesta en marcha asociados con ese intercambio (...) La tercera definición ha sido dada por Ronald Coase: a fin de efectuar una transacción de mercado es necesario

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descubrir con quién se puede hacer el intercambio, informar a la gente que uno desea hacer una transacción en tales y cuáles términos, llevar a cabo negociaciones hasta el punto del regateo, escribir un contrato, emprender las inspecciones necesarias para asegurarse de que los términos del contrato están siendo cumplidos, y así sucesivamente.” Dahlman concluye su artículo en los siguientes términos: “Al fin y al cabo, ni las externalidades ni los fracasos de mercado ... son lo que nos interesa para restablecer el Jardín del Edén en la tierra – nuestro triste estado de situación se debe a los costos de transacción positivos y a la imperfecta información.” Ésta es, precisamente, la situación planteada por el cambio climático planetario.

Impuestos y subvenciones: Fijación, por parte del sector público, de impuestos (caso de externalidad negativa) o subsidios (caso de externalidad positiva) que reflejen la valoración marginal de los efectos externos y permitan su internalización. Esta solución fue propuesta por A. C. Pigou en 1920, por lo que este tipo de impuestos habitualmente es conocido como impuestos pigouvianos. Esta solución al problema de la contaminación es elegante e intelectualmente satisfactoria, pero así como ha generado excitación entre legisladores ha tenido una fría recepción entre los físicos. El único ejemplo práctico de impuestos a las externalidades lo constituye el impuesto sobre los clorofluorocarbonosxv, aprobado en 1989 en Estados Unidos. Estos impuestos son cobrados en proporción al potencial de agotamiento del ozono de diferentes elementos químicos y deben satisfacer un test de costo-efectividad como estrategia de control. Una propuesta importante en el área de cambio climático han sido los impuestos al carbono, que tienden a ecualizar los costos marginales de abatimiento en distintos usos como una estrategia para reducir el calentamiento global. Un impuesto al carbono es un impuesto sobre emisiones de dióxido de carbono y otros GEI. Es un ejemplo de un impuesto a la contaminación, en cuyo caso los economistas están a favor porque grava un “mal” más que un “bien” (como el ingreso). El “impuesto al carbono” es un impuesto directo sobre el dióxido de carbono, generado como resultado de la combustión de combustibles fósiles, entre otros. Si el impuesto al carbono fuera igual al costo social del carbono, y la recaudación pudiera ser revertida a los consumidores sin dar lugar a otras distorsiones, sería un ejemplo perfecto de un impuesto de Pigou.

A causa de su vinculación con el calentamiento global, a veces se supone que un impuesto al carbono requiere un esquema administrado a nivel internacional. Empero, esto no es necesario. La Unión Europea consideró un impuesto al carbono que abarcaba a todos sus estados miembro antes de comenzar con el intercambio de emisiones en 2005. Inglaterra introdujo en forma unilateral un rango de impuestos al carbono y de aranceles para acompañar al sistema de intercambio de emisiones de la Unión Europea. Obsérvese que los sistemas de intercambio de emisiones no constituyen un impuesto de Pigou porque implican la creación de derechos de propiedad. Empero, tanto los impuestos como los permisos intercambiables fijan un precio para las emisiones, el mismo para todas las partes involucradas. Luego, las metas de reducción de emisiones se consiguen a costo mínimo. La intención de un impuesto al carbono es reducir las emisiones de dióxido de carbono y consiguientemente desacelerar el cambio climático. Puede implementarse gravando la quema de combustibles fósiles – hulla y carbono, subproductos del petróleo como las naftas y el combustible usado por los aviones, y el gas natural – en proporción a su contenido de carbono.

Regulación El sector público establece normas legales que fijan el nivel óptimo de producción o de consumo en presencia de externalidades.

Mecanismos de compensación La aplicación de impuestos y subvenciones, así como la regulación, plantea problemas ya que exige del sector público conocer la valoración marginal de los efectos externos por parte de los agentes. Surge así un problema de revelación de preferencias, ya que los agentes podrían tener incentivos para mentir sobre su valoración marginal de los efectos externos. Por otra parte, la asignación de derechos de propiedad y la negociación sobre los mismos pueden dar lugar a comportamientos estratégicos que impidan alcanzar la solución competitiva. Por ello, es usual recurrir a la teoría de los juegos a fin de diseñar mecanismos de compensación que permitan alcanzar la solución eficiente, haciendo que los agentes revelen su verdadera valoración marginal de los efectos externos.

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Externalidades y medio ambiente El problema principal que existe en este caso es que las externalidades se dan en actividades relacionadas con el medio ambiente, en casos en los que los derechos de propiedad no están bien definidos. Un ejemplo clásico es la contaminación del aire o del agua. Las soluciones que se aplican en la realidad suelen comprender tanto a los impuestos y los subsidios como a la regulación. La asignación de derechos de emisión de GEI de acuerdo con el Protocolo de Kyoto es un ejemplo de asignación de los derechos de propiedadxvi.

Bonos de Carbono Luego será tratada la reciente aplicación de este novedoso instrumento.

Pese a todas las dificultades que surgen al implementar la fijación de precios por las externalidades, la lógica de estos aranceles es que convierten a la economía en el equivalente económico de un sistema ecológico cerrado. Al asegurarse de que todos los costos y beneficios tienen precio, se restablece un flujo circular cerrado de la economía. El sistema internalizado permite nuevamente obtener la máxima satisfacción humana con recursos humanos limitados y con los recursos naturales disponibles. Al cerrarse el círculo, la economía internalizada no necesita realmente cerrar el ciclo físico conectando a los vertederos de basura con los recursos energéticos. En otros términos, no se requiere reciclar toda la basura o incinerar toda la bazofia: sería un derroche exigir emisiones cero o 100% de reciclaje. No es necesaria ninguna inteligencia sobrehumana, o Gosplanxvii o EPAxviii que organice los componentes y aplique directivas a las firmas y a los consumidores. Si las externalidades más importantes pudieran ser corregidas (una condición muy fuerte), entonces las zanahorias y los bastones de los beneficios y pérdidas harán por las sociedades humanas lo que haría un proceso darwiniano de selección natural para los ecosistemas.

2.2. El Informe de N. Stern La “Stern Review on the Economics of Climate Change” es un extenso reporte (700 páginas) emitido en Octubre de 2006 por el economista Nicholas Stern para el gobierno británico, que discute los efectos del cambio climático y del calentamiento global sobre la economía mundial. Aunque no se trata del primer informe sobre el calentamiento global, ha resultado significativo como el más ampliamente conocido y discutido. Sus principales conclusiones son que se requiere invertir un 1% anual de PBI mundial per annum a fin de evitar los peores efectos del cambio climático, y que el fracaso puede poner en riesgo hasta un 20% del PBI global. Stern sugiere que el cambio climático amenaza con ser el mayor y más amplio fracaso del mercado jamás visto, e incluye consejos acerca de aplicar impuestos medioambientales para minimizar las alteraciones económicas y sociales. Afirma, por ejemplo, que “nuestras acciones en las próximas décadas pueden crear alteraciones de la actividad económica y social, hacia fines del presente siglo y en el próximo, a una escala similar que la que tuvieron las dos guerras mundiales y la depresión económica de la primera mitad del siglo 20.”

Sir Nicholas Stern (1946- )

La Stern Review ha sido criticada por algunos economistas, que sostienen que Stern no ha considerado los costos más allá del 2200, que utilizó una tasa de descuento incorrecta para realizar sus cálculos, y que desacelerar en forma significativa el cambio climático requerirá recortar emisiones por todos lados. Otros economistas han sostenido el enfoque de Stern o argumentado que resultan razonables las estimaciones, aún si los métodos por medio de los cuales llega a las mismas están sujetos a críticas.

En Julio de 2005 el Ministro de Hacienda, Gordon Brown, anunció que había solicitado a Sir Nicholas Stern realizar una revisión mayor de la economía del cambio climático para comprender de forma más exhaustiva la naturaleza de los desafíos y de cómo podían ser enfrentados, en el Reino Unido y en el mundo. La Stern Review puso énfasis en la necesidad de una acción urgente a fin de mitigar el cambio climático. Las críticas desfavorables han sido variadas. Richard Tol, un ambientalista y

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economista del IPCC, mantiene que “...Stern siempre elige en forma consistente el escenario más desfavorable. Sobreestima soslayando una porción significativa de casos relacionados con el o los datos que puedan contradecir esa posición, contabiliza en forma duplicada los riesgos y subestima los resultados que pueden tener el desarrollo y la adaptación.”

William Nordhaus criticó a la Review por sus supuestos sobre la tasa de interés: “Las conclusiones de la Review sobre la necesidad de acciones extremas inmediatas no sobrevivirán al cambio de los supuestos sobre descuento por otros más consistentes con los observados en los mercados hoy. Luego permanecen abiertas las cuestiones centrales sobre la política de calentamiento global – a saber cuánto, cuán rápidamente y a qué costo. La Review informa pero no responde a estas cuestiones fundamentales.”

La cuestión central del debate económico alrededor de la Stern Review se refiere al procedimiento de descuento utilizado para evaluar el flujo de costos y beneficios en el futuro. Hay tres motivos que son argumentados usualmente para aplicar un menor valor al consumo futuro que al consumo presente:

Los niveles de consumo serán más elevados en el futuro, luego la utilidad del consumo adicional será inferior;

Los niveles de consumo futuro son inciertos; El consumo futuro debería ser descontado simplemente porque tiene lugar en el futuro y la

gente prefiere en general el presente al futuro (descuento inherente).

El debate sobre la Review se concentró inicialmente sobre el tercero de estos puntos. Estudios previos de William Nordhaus y otros habían adoptado tasas de descuento inherentes de hasta el 3 por ciento, lo que implicaría (caeteris paribus) que un costo o beneficio medioambiental que tenga lugar 25 años en el futuro tendrían un valor igual a la mitad del de hoy. Stern argumentó que el descuento inherente es técnicamente inapropiado. Su punto de vista recibió el apoyo de Brad DeLong que escribió: “Mi visión – que admito puede ser errónea – es que somos impacientes en el sentido de que valoramos al presente y al futuro cercano mucho más que al futuro distante, pero no debería ser así.” Pero fue criticado por Hal Varian y Partha Dasgupta. La diferencia entre las estimaciones de Stern y las de Nordhaus pueden ser explicadas en buena parte (aunque no completamente) por la diferencia de enfoques al tratar el descuento inherente.

Los partidarios y opositores al enfoque de Stern han usado comparaciones con tasas de retorno sobre el capital a fin de justificar sus posiciones. La tasa elegida por Stern está próxima a la tasa de interés real de los bonos del gobierno. Las tasas más elevadas preferidas por sus críticos están más próximas al costo promedio ponderado del capital para la inversión privada. La diferencia entre ambas está determinada por la prima sobre el capital social. No existe una teoría generalmente aceptada que tenga en cuenta la magnitud observada de la prima sobre el capital social, luego no hay una manera sencilla de determinar cuál de ambos enfoques debería ser considerado como el patrón de comparación del mercado.

Resumen de las principales conclusiones:

1) Todavía se está a tiempo de evitar los peores impactos del cambio climático, si a partir de ahora mismo son adoptadas las acciones necesarias. 2) El cambio climático podría tener un impacto muy serio sobre el crecimiento y el desarrollo. De no tomarse acciones para reducir las emisiones, la concentración de GEI en la atmósfera podría duplicar el nivel pre-industrial hacia 2035, comprometiendo un incremento global promedio de la temperatura superior a 2ºC. En un plazo más largo, existe un 50% de probabilidad de que el aumento de la temperatura exceda los 5ºC. Este incremento es el cambio de temperatura registrado desde la última Edad de Hielo. Todos los países serán afectados. Es esencial adaptarse al cambio climático – es decir, dar pasos para ganar en resistencia y minimizar los costos – ya que no resulta posible evitar el cambio climático que tendrá lugar en los próximos veinte o treinta años. 3) Los costos de estabilizar el clima son altos pero manejables; las demoras serán peligrosas y mucho más costosas. Los riesgos de los peores impactos del cambio climático pueden reducirse en

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forma sustancial si los niveles de GEI en la atmósfera pueden ser estabilizados entre 450 y 550 ppm de CO2 equivalente (CO2e). Hoy en día el nivel corriente es de 430 ppm CO2e y está creciendo en 2 ppm por año. La estabilización dentro de este rango requiere que las emisiones se sitúen al menos un 25% por debajo de los niveles actuales hacia 2050, y tal vez mucho más. Una estimación de los costos anuales de lograr estabilizar entre 500 y 550 ppm CO2e está alrededor de 1% si comenzamos hoy mismo a tomar las decisiones involucradas. Los costos podrían reducirse si se producen mejoras importantes de la eficiencia, o si hay fuertes beneficios conjuntos (derivados por ejemplo de una reducción de la contaminación del aire). Los costos podrían ser superiores si la innovación en tecnologías con bajo contenido de carbono es más lenta que lo esperado o si los políticos fracasan en adoptar los instrumentos económicos que permitan reducir las emisiones. Ya resultará muy difícil y costoso lograr estabilizar en 450ppm CO2e. Si nos atrasamos, se habrá perdido la oportunidad de estabilizarnos en 500-550ppm CO2e. 4) Todos los países deben intervenir en la acción por el cambio climático. Esta acción no tiene por qué limitar las aspiraciones al crecimiento de los países ricos o pobres. 5) Existe un rango de opciones para recortar las emisiones; una política de acción deliberada es requerida a fin de motivar su comprehensión. El cambio climático es el mayor fracaso del mercado que el mundo haya presenciado jamás, e interactúa con otras imperfecciones de mercado. Se requiere de tres elementos de política para una respuesta global efectiva: el primero es el precio del carbono, implementado mediante impuestos, negociación o regulación. El segundo es una política para promover la innovación y el desenvolvimiento de tecnologías de bajo contenido de carbono. Y el tercero es una acción para eliminar barreras a la eficiencia energética, e informar, educar y convencer a los individuos sobre lo que pueden hacer para responder al cambio climático. 6) El cambio climático requiere una respuesta internacional, basada en un entendimiento mutuo de los objetivos de largo plazo y el acuerdo sobre bases para la acción. Varios países y regiones ya están adoptando acciones: la Unión Europea, California y China se encuentran entre aquellos con políticas más ambiciosas que reducirán las emisiones de GEI. La UN Framework Convention on Climate Change y el Protocolo de Kyoto sientan una base para la cooperación internacional, junto a otras compañías y enfoques. Pero aún se requiere una acción más ambiciosa alrededor del mundo.

Elementos clave de los futuros marcos internacionales serían los siguientes:

• Comercio de emisiones: expandir y vincular el número creciente de esquemas de comercio de emisiones a lo largo del mundo es una manera poderosa de promover reducciones de las emisiones que sean costo-efectivas y de que los países en desarrollo puedan participar. Metas importantes en los países ricos podrían aportar flujos por decenas de miles de millones cada año a fin de apoyar la transición hacia senderos de desarrollo con bajo contenido de carbono.

• Cooperación tecnológica: la cooperación formal e informal puede acelerar la efectividad de las inversiones en innovación a lo largo del mundo. El sostenimiento de la I&D energética debería duplicarse por lo menos, y el sostenimiento para el despliegue de nuevas tecnologías de bajo carbono debería al menos quintuplicarse.

• Acciones para reducir la deforestación: la pérdida de bosques y selvas naturales a lo largo del mundo contribuye más a las emisiones globales de cada año que el sector transporte. Reducir la deforestación es una forma altamente costo-efectiva para reducir las emisiones; programas piloto a gran escala para explorar las mejores maneras de hacerlo deberían estar disponibles muy rápidamente.

• Adaptación: los países pobres son los más vulnerables al cambio climático. Es esencial que el cambio climático esté plenamente integrado con la política de desarrollo, y que los países ricos honren sus compromisos de incrementar su apoyo por medio de asistencia técnica en el exterior. El financiamiento internacional también debería apoyar mejorar la información regional sobre los impactos de cambio climático, y la investigación en nuevas variedades de cosechas más resistentes a la humedad y las inundaciones.

2.3. Las dudas de Christopher Bliss

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El economista neoclásico Christopher Bliss ha subrayado que, si bien la Review de Stern admite incertidumbre con respecto al futuro, esta incertidumbre está expresada mayormente como incertidumbre cuantitativa asociada al tamaño del PBI. No se refiere, por cierto, a la incertidumbre cualitativa que surge de la alteración tecnológica del patrón de vida. Lo cual recuerda lo expresado por Tom Schelling en su Discurso Presidencial de 2002 a la American Economic Association: “Aunque tengamos estimaciones confiables del cambio climático en distintas regiones del mundo, todavía existirá incertidumbre sobre el tipo de mundo que tendremos dentro de 50, 70 o 100 años a partir de ahora. Imaginemos que estuviéramos en 1900 y se proyectara el cambio climático asociado con un incremento de la temperatura media de 3ºC en 1992. ¿Sobre qué tipo de mundo superpondríamos un cambio potencial del clima vagamente descripto, o aún una descripción específica del clima en todas las estaciones del año, incluso para nuestro único país? No habría manera de evaluar el impacto del clima cambiante sobre los viajes aéreos, las comunicaciones electrónicas, la construcción de rascacielos, o el valor de los bienes raíces de California. Muchos de nosotros trabajábamos al aire libre; la esperanza de vida era de 47 años (ahora es de 75); grosso modo una quinta parte de nosotros vivía en ciudades con más de 50,000 habitantes. Anticipando el automóvil podríamos habernos preocupado acerca de si la mayor humedad y la temperatura más seca podría traer aparejado más o menos barro, sin darnos cuenta de que las rutas nacionales terminarían totalmente pavimentadas. La evaluación de los efectos sobre la salud carecería de los antibióticos o la inoculación. Y en contraste con la mayoría de las preocupaciones contemporáneas con la imagen popular de veranos más cálidos por venir, pienso que habríamos estado más preocupados con los inviernos más templados, las últimas escarchas de otoño y el deshielo temprano en primavera.”

El punto científico de la Review que más llama la atención es el elevado nivel de reabsorción de carbono que se plantea. Se afirma que la estabilización de largo plazo de la concentración atmosférica de carbono es posible, a pesar del crecimiento económico mundial enorme y continuo. El documento involucra varias proyecciones científicas, mezclando proyecciones de largo plazo, a veces hasta fines de este siglo, o hasta el siguiente, bajo la idea central de que se requiere una acción extremadamente urgente.

Pese al estrellato académico de Stern, éste no es un estudio académico, sino un documento intensamente político, que propone y justifica un programa de control de emisiones a nivel mundial. Se argumenta que los costos de no hacer nada son masivos, mientras que los costos de tratar el fenómeno son modestos. La modelización económica está armada para sostener este caso. El documento no contiene ningún análisis de sensibilidad.

Pasando a aspectos más técnicos, la Review está basada en un análisis costo-beneficio. Por consiguiente maximiza una función de bienestar social, como la siguiente:

[5] ∑t ∑i U(cit)

donde t es el período de tiempo e i un índice de los individuos que viven en t. Se ha fijado la tasa de descuento de la utilidad en cero. Stern la fija igual a 0.001, igual a la probabilidad de extinción, pero que es igual a cero en la práctica. El objetivo [5] no es necesariamente utilitarista en el sentido de que U mide útiles gozados por distintas personas. Podría ser que U midiera la valuación relativa del Tesoro de Inglaterra de consumos de las distintas partes. Lo que interesa es que todas las generaciones son tratadas en forma simétrica, y que la curvatura de U mide la aversión del Tesoro de Inglaterra a la desigualdad, tanto intra como intergeneracional. Este enfoque no es el estándar, porque no hay una tercera sumatoria sobre los distintos estados del mundo ponderados por sus probabilidades. Luego veremos la forma en que Stern trata a la incertidumbre.

A veces la Review utiliza un caso especial de [5], a saber

[6] ∑t ∑i log(cit)

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Esta función de bienestar implica que el consumo adicional que es necesario proporcionar a Bill Gates a fin de que éste tome $1 de consumo de un pobre agricultor Indio, es igual a la relación entre el consumo de Gates y el consumo del agricultor. Ello representa una moderada intolerancia a la desigualdad. Asimismo, si todos los ingresos per capita crecieran al 2% por año durante los próximos 50 años, los incrementos marginales de ingresos a 50 años futuros serán valuados a una tercera parte del mismo cambio marginal en 2057. Lo cual implica que la protección de ingresos en el futuro distante medio, pagada por las generaciones presentes, debe resultar muy efectiva. Stern argumenta que esta prueba se cumple. La Review argumenta que los cambios marginales como los anteriores no son materia de la economía del cambio climático. Sin embargo, experimentos mentales marginales sirven para docimar la plausibilidad de una función objetivo.

Stern ha sido ampliamente criticado por elegir los supuestos más pesimistas de un menú de posibilidades. Por ejemplo, su prognosis favorita es mucho más funesta que la de las Naciones Unidas (IPCC). Una justificación posible de este procedimiento es que los peores resultados tienen suficiente probabilidad asociada como para justificar calcular cualquier posibilidad de que estos resultados resulten verosímiles. Bliss denomina a este enfoque el de la Compañía de Seguros que es muy similar. La destrucción de una casa no asegurada por el fuego es un desastre tan grande que uno está dispuesto a pagar un premio considerable para evitarlo, aunque la probabilidad de un incendio sea minúscula. Stern argumenta a favor de un principio precautorio. Las probabilidades son sólo adivinanzas. Bliss: en caso de que el resultado desastroso sea más probable que lo que parece, tratémoslo como si fuera prácticamente cierto.

Bliss comenta que antes de la publicación de la Stern Review su posición personal era de lo más pesimista. El cambio climático es un problema real y amplio, y Bliss piensa que prácticamente nada puede hacerse al respecto. El cambio climático es un enorme problema global del Dilema del Prisionero, y la deserción conjunta parece resultar el único equilibrio posible. Cuando apareció la Stern Review, Bliss se dijo a sí mismo: “Con seguridad Nick comprende el problema del Dilema del Prisionero.” Y así es: la Review es muy consciente del dilema del Prisionero, pero su discusión no es tan aguda como se podría esperar. Hay una referencia a cambiar el clima de pensamiento, de modo que países y votantes resulten más conscientes de sus responsabilidades colectivas. También se menciona a la teoría de los juegos repetidos, y hay una leve discusión de las estrategias de castigo y de sus problemas. Pero recurrir a la teoría de los juegos repetidos es problemático: El problema de calentamiento global es diferente de la versión repetida del Dilema de los Prisionerosxix en, al menos, los siguientes aspectos:

Si se piensa que cada ronda del juego es un año de políticas, luego cada año cambia el juego. El stock de CO2 en la atmósfera se altera, y los proyectos de inversión de largo plazo (a más de un año) están, en parte, terminados.

En realidad, el juego no es de información plena y conocimiento común. Los jugadores no hacen una simple elección bimodal: (Cooperar, No cooperar). Pueden elegir un amplio rango de acciones, no cooperando hasta el nivel deseado. Y pueden operar con disimulo y hacer trampas. Los sistemas de castigo en este tipo de juegos son difíciles. El mismo castigo de no cooperar a pequeña escala no resulta creíble. Luego los jugadores egoistas irán siempre en forma directa hacia el nivel de provocación de la no cooperación.

El protocolo de control de emisiones de la Unión Europea careció al principio de efectividad porque los gobiernos nacionales engañaban descaradamente.

Comercio de carbono. La Stern Review está a favor del comercio de carbono como una manera eficiente de reducir las emisiones a mínimo costo. Su implementación descansa en dos sistemas simples, a saber:

A los emisores existentes se les asigna permisos de emisión, proporcionales a, pero a un nivel más reducido que, sus emisiones actuales. Si los emisores existentes no pueden recortar sus emisiones en la magnitud necesaria, deben comprar certificados en un mercado mundial de derechos de emisión. Lo mismo sucede con cualquiera que desee instalar una nueva planta emisora.

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Todos los certificados que permiten un derecho de emitir GEI deben ser adquiridos de una agencia internacional que subastará el número correcto de certificados para congelar las emisiones mundiales al nivel apropiado.

El primer esquema premia a los antiguos emisores con relación a las nuevas empresas. El segundo deposita ingentes sumas de dinero en manos de un organismo internacional. ¿Cómo serán desembolsados estos fondos? ¿Servirán a los países pobres para pagar sus emisiones, o serán empleados como ayuda al desarrollo?

Transferencia, burocracia y política. El control de emisiones, en particular con respecto al comercio de carbono, da lugar a la posibilidad de transferencias sustanciales a los países más pobres. La Stern Review aboga por la asistencia a gran escala de los países ricos a los países pobres a fin de permitir que éstos puedan adaptarse. Esto puede plantear situaciones políticas delicadas. Imaginen a un político populista exclamando: “¿Por qué deberíamos permitir que los impuestos pagados por mis pobres votantes sean usados por chinos que duermen en colchones de plumas, dadas sus repetidas violaciones a los derechos humanos?”

Todo esquema de comercio de carbono necesita ser vigilado a fin de asegurar que una emisión ilícita de CO2 no tenga lugar. Esto podría requerir una enorme burocracia internacional, que traerá aparejadas posibilidades ilimitadas de discusión y de fricción. ¿Cuáles serán las últimas penalidades? La Stern Review menciona casos de cooperación internacional exitosa como el de la proscripción de químicos que reducen el ozono. Pero éste es un caso relativamente sencillo. ¿Qué se puede decir del Tratado de no-Proliferación Nuclear, que ha sido minado por la falta de conformidad desde sus inicios, y ahora se está disolviendo ante nuestros ojos?

Otra amenaza: el proteccionismo. En la Unión Europea ya se oyen voces que preguntan cómo es posible que a las exportaciones de países emergentes se les permita el acceso a los mercados de esa Unión, cuando la producción de sus exportaciones es más contaminante que la de los países europeos que compiten con los mismos productos.

Costos de Estabilización del Carbono. Hay dos aspectos de la Stern Review que parecen notablemente optimistas:

La concentración de carbono puede ser estabilizada en tanto continúa el crecimiento económico, y las emisiones permanecen positivas (aunque a un nivel mucho más reducido). Ello depende de la reabsorción natural. Se menciona a los bosques, pero sólo el crecimiento neto de los bosques implica absorción. ¿Cómo puede ser éste un proceso que continúe en el tiempo? Una pregunta similar surge con relación a la absorción por los océanos del mundo.

Llama la atención que el costo de estabilización sea extremadamente bajo – 3% del PBI en el extremo superior. La Review no justifica esta estimación. Menciona diversas tecnologías, habla sobre la reducción de costos como resultado de la experiencia, y cita algunos estudios externos.

Costos y Beneficios. El reciente rápido crecimiento económico en Brasil, China, India y otros países ha permitido sacar a millones de personas de la pobreza. Lo que se ha venido considerando no pone en riesgos estas ganancias. El crecimiento ha sido un medio efectivo de reducción de la pobreza, allí donde, en general, la ayuda internacional no lo fue. La ayuda transfiere dinero a los gobiernos, que son típicamente ineficientes y corruptos. La Review propone un tipo diferente de ayuda internacional, que implica costos pagados en particular por los ricos actuales en beneficio de la gente pobre futura. No se requieren transferencias monetarias directas.

Algunos problemas muy grandes no serán resueltos por las acciones sobre el calentamiento global. Aunque el control de las emisiones sea de particular importancia para el África sub-Sahariana (SSA), ese control no ha de resolver las condiciones catastróficas de la región SSA. Y si la subasta de permisos de emisión produjera grandes transferencias monetarias a SSA, ello podría inhibir su crecimiento económico, porque las transferencias tienen el mismo efecto que la abundancia de recursos.

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Conclusiones. La Stern Review es un documento impresionante. Si, como opina Bliss, es correcto tratarlo como un documento político, se trata del documento político con más referencias académicas que haya sido visto jamás. El informe descansa fuertemente en el principio del seguro para justificar la urgencia de la acción. Sus conclusiones benignas con relación a costos y beneficios dependen fuertemente de estimaciones sorprendentemente bajas de los costos involucrados. ¿Puede suceder así? El argumento “saca las manos de encima” en cuestiones de implementación. El recurso a la teoría de los juegos repetidos es poco fiable. Y no es enfrentada la necesidad aparente de una enorme burocracia internacional.

2.4. La revolución del conocimiento Graciela Chichilnisky trabajó en forma intensiva en el Protocolo de Kyoto y creó y diseñó el concepto del mercado del carbono que se transformó en ley internacional en 2005. Actuó como autor líder del IPCC y fue quien diseñó su mensaje, que finalmente se tradujo en la creación del mercado del carbono. Ha planteado los “riesgos catastróficos y el daño a la biodiversidad mundial que sitúan al calentamiento global como la posible sexta extinción mayor del planeta”. Su diagnóstico de los problemas ambientales actuales es la diferencia histórica entre los regímenes de derechos de propiedad en países industrializados y en desarrollo, el “Norte” y el “Sur”. Sugiere que la solución al problema debería involucrar la redefinición de los derechos de propiedad en el uso del medio ambiente global y en el conocimiento. Ha propuesto, en forma paralela al nuevo sistema de derechos de propiedad del Protocolo de Kyoto sobre uso de la atmósfera, un sistema paralelo de derechos de propiedad sobre el conocimiento. He aquí las líneas generales de su propuesta:

Graciela Chichilnisky

Los recursos como bosques, selvas, petróleo y otros depósitos minerales son de propiedad privada en los países industrializados pero de propiedad comunal o del gobierno en los países en desarrollo. La mala definición de los derechos de propiedad conduce a una sobre-extracción de recursos del Sur, como madera y petróleo, que luego son exportados a precios reducidos al Norte que los consume en demasía. El mercado internacional amplifica la tragedia de los bienes comunales, lo que conduce a una solución de rango inferior para la economía planetariaxx. Pero la redefinición de los derechos sobre los recursos del Sur plantearía una oposición formidable. La falta de derechos de propiedad sobre insumos de la producción, como la madera y el petróleo, podría ser compensada asignando derechos de propiedad sobre los productos conjuntos de esos productos. Por ejemplo, el Protocolo de Kyoto de 1997 limitó los derechos de los países a emitir carbono, un subproducto conjunto de quemar combustibles fósiles. Chichilnisky también sugirió el comercio de los derechos de emisión, aunque la concentración de carbono en la atmósfera sea un bien público global, lo que hace que su comercialización sea difícil. Los derechos de comercializar los servicios de carbono embargado a bosques y selvas o de planos genéticos también implicarían la comercialización de bienes públicos globales.

Los mercados que comercializan bienes públicos requieren cierta medida de equidad a fin de asegurar la eficienciaxxi. Lo mismo puede afirmarse del comercio de bienes de conocimiento, que constituyen un bien público puro. 3. La negociación internacional

Los resultados del primer informe del IPCC de 1990 sobre las evidencias del cambio climático y la plausibilidad del origen antropogénico del fenómeno, junto con otros estudios, movilizaron a la comunidad internacional a materializar algún tipo de acuerdo que permitiera actuar sobre las causas del fenómeno y morigerar los impactos del mismo.

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Así, la negociación internacional ha girado en torno a dos aspectos fundamentales: la mitigación (reducir emisiones de GEI para disminuir la magnitud y la violencia del cambio global) y adaptación (reducir la vulnerabilidad de los ecosistemas y adaptarse naturalmente a los cambios que ya están ocurriendo y que enfrentarán las generaciones futuras). Actualmente, la negociación internacional se está concentrando en torno al primer aspecto, dejándose los aspectos de adaptación a la política interna de cada paísxxii.

3.1. Antecedentes La Convención de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (UNFCCC) se abrió para ser firmada en Río de Janeiro en el año 1992, en el marco de la Cumbre de la Tierra, y entró en vigor en el año 1994. Actualmente ha sido ratificada por 191 países.

La Convención reconoció la existencia del cambio climático y formó consenso sobre el origen antropogénico del mismo, representando la primera expresión de compromiso internacional sobre el tema. El objetivo que la misma planteó, de manera general, fue lograr la estabilización de las concentraciones atmosféricas de GEI en un nivel que “evite una interferencia humana peligrosa con el sistema climático”. Sin cuantificarse ese nivel, se estableció como aquel que permitiera a los ecosistemas “adaptarse naturalmente al cambio climático”. Si bien en la misma no se fijan metas específicas de acción, se establecen los principios básicos que regirán las negociaciones posteriores y el marco institucional de negociación.

Entre los principales aspectos abordados en sus 26 artículos, se destaca el reconocimiento de que el cambio climático es un fenómeno real y global (sus impactos afectarán a todo el planeta, aunque en distinto sentido y magnitud), atribuible al aumento de las concentraciones atmosféricas de gases GEI (ver sección 1) cuyo origen histórico se debe mayormente a las emisiones antropogénicas de los mismos en los países industrializados, principalmente durante la Revolución Industrialxxiii. El aspecto global del problema implica necesariamente un abordaje de coordinación internacional para lidiar con él, mientras que la responsabilidad de los países industrializados exonera hoy parcialmente a los países en vías de desarrollo de compromisos estrictos en materia de mitigación. En este sentido, se reconoció explícitamente la necesidad de compatibilizar el desarrollo social y económico con las acciones en materia climática.

La Convención se basó, entre otrosxxiv, en dos principios: uno explícito, el Principio de Precaución; y otro implícito, la nulidad de la Tasa de Descuento. En relación al primero, el artículo 3.3 establece que: “(…) Cuando haya amenaza de daño grave o irreversible, no debería utilizarse la falta de total certidumbre científica como razón para posponer tales medidas (…)”

En relación al segundo principio, se hace particular hincapié en la protección del sistema climático para las generaciones presentes y futuras, instando a los países a considerar las preferencias de estas últimas como igualmente válidas que las de las actuales generaciones, aunque aquéllas hoy no estén presentes para manifestarlas.

Por otro lado, se estableció como requisito a las partes del Anexo Ixxv, el establecimiento de un sistema de información que permita medir anualmente las emisiones de GEI. Las partes No Anexo I, por su parte, deben también presentar inventarios de GEI y Comunicaciones Nacionalesxxvi, pero en la medida de sus posibilidades.

En la primera Reunión de las Partes de la UNFCCC en 1995 en Berlín se reconoció que el objetivo de “estabilización” de concentraciones de GEI no era lo suficientemente ambicioso y se estableció un grupo de trabajo ad-hoc (el “Ad-Hoc Group on the Berlin Mandate”) para profundizar en el tema que, unos años mas tarde, presentaría el borrador del protocolo que se firmaría en Kyoto. El informe derivado de esta reunión se conoció como “Mandato de Berlín”.

El Protocolo de Kyoto (PK) de la UNFCCC se adoptó en 1997 y entró en vigor en 2005 con la ratificación de Rusiaxxvii. En este tratado se determinan límites cuantitativos para la emisión de GEI a las partes incluidas en el Anexo B del mismo (que coincide con el Anexo I de la UNFCCC salvo por

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Turquía). En promedio global, las emisiones del primer período de compromiso (2008-2012) deben ser 5.2% inferiores a las del año base (1990) (ver Apéndice).

El PK definió algunos sectores clave donde implementar políticas de mitigación (como eficiencia energética, protección de reservorios y sumideros de GEI, agricultura sustentable, energías renovables y nuevas tecnologías para secuestro de carbono, manejo de la política fiscal para desincentivar actividades intensivas en carbono, transporte y manejo de residuos), procurando minimizar los efectos adversos de dichas medidas sobre otros paísesxxviii.

En síntesis, en el PK se definieron cursos de acción específicos respecto de la mitigación del cambio climático en el marco de la Convención, estableciendo procedimientos bastante claros para su consecución. Sin embargo, no todos los países parte de la misma han ratificado el PK. El caso más emblemático es el de Estados Unidos quien, habiendo ratificado la UNFCCC en 1992, no se encuentra alcanzado por las restricciones cuantitativas a las emisiones de GEI establecidas en el PK, por no haberlo ratificado. Cabe destacar que, aunque no tengan limites cuantitativos de emisión que cumplir, las partes no incluidas en el Anexo B, que han ratificado el PK, se comprometen en el mismo a adoptar medidas voluntarias coherentes con el objetivo del mismo. Es decir, aunque legalmente pueden incrementar sus emisiones, se comprometen a minimizar esos incrementos al nivel necesario para no comprometer su estrategia de desarrollo.

Cabe destacar que en el PK no se establece explícitamente la forma de castigo por incumplimiento ni el costo del mismo. Se asigna a la Conferencia de las Partes del PK la responsabilidad de establecerlos posteriormente. Aunque no exista un costo de incumplimiento conocido, las partes comprometidas con el PK consideran un costo implícito y alto, relacionado con la pérdida de credibilidad en negociaciones internacionales, pérdida de prestigio y posible aislamiento de la arena internacional en otras materias en señal de “castigo”.

3.2. Mecanismos de flexibilidad

En el PK se establecen tres mecanismos de flexibilidad para facilitar el cumplimiento de las metas de reducción de emisiones de los países del Anexo B, que son detallados a continuación.

3.2.1. Comercio de Permisos de Emisión

En el artículo 17 del PK se establece el mecanismo de comercio de permisos de emisión (conocido como “emissions trading” o ET) entre las partes del Anexo B. A diferencia de los otros dos mecanismos que se enumeran posteriormente, el comercio de permisos no está basado en proyectos específicos.

A cada parte Anexo B se le otorga una cantidad de “unidades asignadas” (denominadas Assigned Amount Units o AAU) -que se generan en una cuenta electrónica en la secretaría de la UNFCCC y cuyo valor nominal es una tonelada de dióxido de carbono equivalente, debiendo considerarse que 3,66 toneladas de dióxido de carbono son equivalentes a una de carbono puro-, por el monto total de emisiones permitidas para el período 2008-2012, de acuerdo con lo consignado en el Anexo B. En esos cinco años, el país puede distribuir las emisiones interanualmente a voluntad.

En el transcurso del período de compromiso pueden ocurrir dos cosas: las emisiones reales superan la cantidad asignada de AAUs o las emisiones reales son inferiores a la cantidad de permisos. El mecanismo de comercio de permisos permite cancelar excesos de oferta de AAUs en un país con excesos de demanda en otro, funcionando como un sistema de “cap-and-trade”xxix.

Este mecanismo supone que los costos marginales de mitigación (que dependen inversamente de las emisiones de GEI)xxx difieren entre países, por lo que existen incentivos al sobre-cumplimiento donde los mismos son bajos y a la posterior venta de los excedentes en el mercado. El precio de los AAU se fijará en el siguiente rango:

[7] [ '( ), '( )]ap c e c e=

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donde ap es el precio del AAU, '( )c e es el costo marginal de mitigación –que depende del nivel de emisiones e- del país Anexo B “más eficiente” y '( )c e es el costo marginal de mitigación del país Anexo B “menos eficiente”.

Dado que existen múltiples actividades emisoras de GEI dentro de cada país, podemos simplificar el análisis suponiendo una industria representativa y sólo dos países. Supongamos que el país 1 tiene costos marginales de mitigación superiores a los de 2, por lo cual le convendrá superar la cuota asignada y comprarle a 2 los permisos restantes, ya que a este último le resultará relativamente “barato” llevar a cabo acciones domésticas de mitigación. De hecho, 2 emitirá menos que su cantidad asignada y le venderá a 1 el sobrante, siempre que el precio ofrecido por éste supere el costo marginal de generar esos permisos extra. Cada país se enfrenta, en consecuencia, a la siguiente función de costos totales de mitigaciónxxxi: [8] ( ) ( ) ( )1 1 1

i i i i a i iCT e C e p e e= + −

donde es la cantidad de emisiones de GEI del país i en el momento t tal que i ={1,2} y t ={0,1} ; y tie

ie es la cantidad de AAUs asignados a i. La condición de primer orden para minimizar el costo total de mitigación de emisiones de GEI implica que:

[9]

( ) ( )1

11 ' 0i i

i i ai

CT eC e p

e

∂= +

∂=

, el país 1 afrontará costos

Cada país emitirá la cantidad de toneladas de GEI que iguale, en valor absoluto, su costo marginal de mitigación al precio del AAU. Este precio se fijará en una negociación bilateral, y dependerá, fundamentalmente, del poder de negociación de las partes. Suponiendo que la cantidad asignada a cada país es la misma y que el precio del AAU se fija en el promedio de los costos marginales de mitigación de cada país en el nivel de emisiones asignadas, podemos representar el resultado como en la Figura 1.

on el ETCde mitigación iguales a la suma de las áreas 0 1

1 1e e B y 11 1e e BC (costos de

mitigaciónde permisos en el mercado). De no existir este mecanismo sus costos serían iguales al área

domésticos más compra

01 1e e A (costos

de mitigación doméstic s decir, el ET le permite ahorrar el área ABC. Por su parte, el país 2 afrontará los costos 0 1

2 2e e D pero percibirá un ingreso venta de permisos igual a

os). E

apor l1

2 2e e DC , por lo que tendrá

Figura 1. Costos marginales de mitigación y el sistema de Comercio de Emisiones del Protocolo de Kyoto

, ( )ap CM e

( )11 1'C e

( )12 2'C e

( )2'C e ( )1'C e

12e 1

1e1 2e e= 02e 0

1e

ap

e

A

BD

E

C

2008 20121990

tCO2e

e(Base)

e(Kyoto)

5,2%

AAUs

ERUs

AAUsProyecto JI

Figura 2. Emisiones en un país anfitrión de un proyecto en el marco del mecanismo de Implementación Conjunta del Protocolo de Kyoto

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una ganancia igual a ECD por participar en el ET.

3.2.2. Implementación Conjunta

El mecanismo de Implementación Conjunta (JI según sus siglas en inglés provenientes de “Joint Implementation”) fue establecido en el artículo 6 del PK y, al igual que el ET, sólo es posible entre partes del Anexo B. A diferencia del comercio de permisos, sin embargo, este mecanismo se basa en proyectos específicos de reducción o absorción de emisiones de GEI. Dos países del Anexo B pueden llevar a cabo un proyecto de manera conjunta que genere reducciones de GEI (o absorciones a través de sumideros) que sean adicionales a las que ocurrirían en ausencia del mismo. Esta condición se conoce como “adicionalidad” y cobra particular relevancia en el mecanismo que analizamos en la sección siguiente.

Por cada tonelada de dióxido de carbono equivalente reducida (o absorbida) se le otorga al proyecto un ERU (Emission Reduction Unit). El país anfitrión del proyecto cancelará AAUs por un monto equivalente a los ERUs generados por el proyecto, como se aprecia en la Figura 2.

Este mecanismo no ha sido tan exitoso como los otros dos. Actualmente se encuentran registrados en el mundo sólo 17 proyectos que prevén generar 2798 mil ERUs anualesxxxii, y que se desarrollan en Europa del este y en Nueva Zelanda. La mayoría de estos proyectos consisten en generación de energía eólica y a partir de biomasa y captura de metano en rellenos sanitarios, aunque las mayores reducciones provendrán de proyectos de eficiencia energética en la industria y destrucción de óxido nitroso.

3.2.3. Mecanismo de Desarrollo Limpio

Al igual que el JI, el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) se basa en proyectos específicos de mitigación. Sin embargo, la particularidad del MDL es que es el único mecanismo de Kyoto que permite la participación de países no incluidos en el Anexo B.

En el artículo 12 del PK se establece que el MDL deberá contribuir a un doble objetivo: • Ayudar a los países no-Anexo B

(NAB) a alcanzar el desarrollo sustentable, contribuyendo al objetivo último de la convención;

• Ayudar a los países del Anexo B (AB) a cumplir con sus compromisos cuantitativos de reducción de emisiones.

Así, un país AB puede implementar un proyecto en un país NAB que reduzca emisiones en relación, no ya a las emisiones del año base, sino con relación a las emisiones de la “línea de base” de este últimoxxxiii. La diferencia entre las emisiones que hubieran tenido lugar en el escenario business-as-usual y las acontecidas con la implementación del proyecto se traducen en CERs (Certified Emission Reductions) –cuyo valor nominal es, al igual que el de los AAUs y ERUs, una tonelada de dióxido de carbono equivalente-. En la Figura 3 se muestra este mecanismo, siendo t la fecha de inicio del proyecto y T la fecha de finalización del mismo.

Como se aprecia, este mecanismo admite el aumento de emisiones en el país NAB. Si los AB pudieran cumplir la totalidad de sus compromisos con CERs, entonces el objetivo global del PK podría no cumplirse, ya que las emisiones globales de GEI continuarían aumentando. Por este

Figura 3. Emisiones en un país anfitrión de un proyecto en el marco del Mecanismo de Desarrollo Limpio del Protocolo de Kyoto

t1990

tCO2e Emisiones business-as-usual

T

CERs

Emisiones con el proyecto

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motivo, el PK estableció que los NAB pueden certificar cumplimiento de sólo una “parte” de sus compromisos con CERs. Los Acuerdos de Marrakechxxxiv, por su parte, han provisto “el reglamento” para participar de este mecanismo y para fiscalizar las operaciones que en su esfera se realicen.

Las condiciones para que un proyecto se registre ante la Junta Ejecutiva del MDL (JE) y genere CERs son las siguientes:

• Las partes involucradas participan voluntariamente. • El país anfitrión es parte del PK y cuenta con Autoridad Nacional Designada (DNA). • El proyecto contribuye al desarrollo sustentable del NAB (criterio a definir por la DNA del

propio NAB). • Las emisiones reducidas son adicionales a las que ocurrirían en ausencia del proyecto. Este

punto es fundamental para el registro del proyecto.

La adicionalidad implica que el proyecto no es una opción que haya de implementarse de todas maneras si no existiera el MDL. Estas opciones, atractivas económicamente de por sí, se conocen como opciones “no-regret”. La idea es probar que el proyecto no forma parte de la línea de base, ya que, si así fuera, no podría generar CERs al no haber una reducción de emisiones. Si el proyecto es “no-regret”, entonces no estaría generando una reducción adicional al escenario de basexxxv.

El ciclo del proyecto MDL es largo y complejo debido a las consideraciones expuestas anteriormente, y a la necesidad de controlar los incentivos a sobre-estimar las líneas de base por parte de los implementadores del proyectoxxxvi. El proyecto debe atravesar las siguientes etapas:

• Desarrollo del proyecto y elaboración del Documento de Diseño de Proyecto (PDD). En el PDD se especifican las metodologías de cálculo de la línea de base y el protocolo de monitoreo para verificar emisiones una vez implementado el proyecto. Asimismo se determinan los límites del proyecto y las posibles fugasxxxvii, así como el período escogido de acreditaciónxxxviii;

• Registro nacional (carta de aprobación emitida por la DNA, ratificando que el proyecto contribuye al desarrollo sustentable del país);

• Validación por una Entidad Operacional Designada (DOE)xxxix; • Registro ante la JE del MDL; • Verificación y monitoreo por otra DOE; • Emisión de CERs.

Este proceso tiene considerables costos de transacción que se justifican sólo si el proyecto prevé generar una cantidad considerable de CERs o si se espera que el precio de los mismos sea lo suficientemente alto. Los proyectos de pequeña escala cuentan con un procedimiento simplificado que les permite ahorrar parte de estos costos que, de otra manera, serían prohibitivos.

¿Qué determina entonces el precio del CER? En general, el precio se fijará en una negociación bilateral que se pactará en un contrato de compra-venta de reducciones (llamado ERPA por Emission Reductions Purchase Agreement). En muy pocos casos hay una inversión real en el patrimonio del proyecto por parte del AB, en contraste con la idea original del MDL de incentivar la transferencia de tecnología y know-how desde los países desarrollados. Los contratos suelen limitarse a la compra de CERs, dejando a la contraparte local la implementación del proyecto con todos sus riesgos asociados. Por ende, a diferencia de lo que ocurre con las AAUs, no existe un “mercado” que fije el precio de los CERsxl.

Los precios varían entre 3 USD y 15 USD por CER, aproximadamente, y dependerán de:

a) Los compromisos de reducción bajo el PK. Las cantidades asignadas (AAUs) a cada país del Anexo B son clave para determinar la demanda potencial de CERs. Cuanto mayor sean aquéllas, más fácil le resultará al país cumplir domésticamente con sus compromisos y menor será su necesidad de adquirir otros activos.

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b) Las expectativas sobre la continuidad del PK. Los CERs son activos intangibles que tienen valor sólo porque la existencia del MDL, en el marco del PK, se los otorga. Si los agentes esperan que no se renueve el período de compromiso post-2012 o esperan que el incumplimiento sea masivo, entonces no tendrán incentivos a invertir en proyectos de larga maduración, con alto riesgo asociado y con altos costos de transacción.

c) La expectativa sobre la inclusión de países en vías de desarrollo en el Anexo B. Si en un próximo período de compromiso se establecieran metas de reducción de emisiones para los países que hoy albergan proyectos MDL, éstos podrían reservarse las opciones de mitigación más costo-efectivas para cumplir con los futuros compromisos y ofrecer en el MDL aquellas actividades con mayores costos unitarios de mitigación, subiendo el “piso” al precio de los CERs.

d) Los precios de activos sustitutos. Los CERs tendrán una mayor demanda en la medida que su precio relativo sea bajo. Si el precio de AAUs o ERUs, o los costos marginales de mitigación domésticos son altos, entonces las partes del Anexo B tendrán incentivos a adquirir CERs para cumplir con sus metas de la manera más costo-efectiva.

e) Los riesgos locales, sectoriales e intrínsecos del proyecto. En la medida en que existan barreras a la inversión en los países no Anexo B, ya sean a nivel macroeconómico (régimen cambiario, política monetaria y hacia la inversión extranjera, etc.), sectorial (falta de financiamiento, carencia de recursos humanos, tratamiento tributario negativo, falta de marco regulatorio apropiado, etc.) o intrínseco (tecnología no probada, costo de financiamiento, etc.), los inversores compensarán el riesgo con un menor precio ofrecido por los CERs.

f) La inclusión o no de hot-air. Las economías de la ex Unión Soviética sufrieron una fuerte recesión en la segunda mitad de la década de los ’90 que redujo su nivel de emisiones respecto del año base de la UNFCCC. Por este motivo, sus cantidades asignadas son mayores al nivel actual de emisiones. Este excedente de emisiones asignadas, cuyo costo marginal es nulo, se conoce como “hot-air”. La inclusión de hot-air en el PK, que aún no se ha decidido, podría incrementar notablemente la oferta de AAUs, reduciendo sus precios, disminuyendo la demanda de los CERs (activos sustitutos).

3.3. El MDL en Argentina

Actualmente, Argentina es un actor marginal en el MDL, con tan sólo el 0,7% de los proyectos registrados y en proceso de validación en el mundo. El líder mundial en cantidad de proyectos es China con el 36% de los mismos, seguido por la India con 28%. Muy por detrás se encuentran Brasil y México con 8% y 5% respectivamente. A agosto de 2008 se encuentran registrados en la JE 14 proyectos argentinos que prevén generar 4997 mil CERs anuales, y 14 proyectos en proceso de validación internacionalxli. En total, los 28 proyectos representan el 4% de los implementados en América Latina, mientras que Brasil alberga el 40% de los mismos en la región.

De los proyectos registrados, en su mayoría consisten en generación de energía a partir de biomasa y biogás y captura de metano en rellenos sanitarios. Los únicos proyectos que han generado CERs hasta ahora fueron el relleno sanitario de Villa Dominico (202 mil CERs), la planta eólica Antonio Morán en Comodoro Rivadavia (107 mil) y los rellenos sanitarios Norte III (58 mil) y Puente Gallego en Rosario (5 mil CERs).

La Autoridad Nacional Designada para el MDL en Argentina es la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable, y opera como tal a través de la Oficina Argentina del Mecanismo de Desarrollo Limpio. Esta oficina se encarga de evaluar la contribución de los proyectos al desarrollo sustentable del país y emitir la Carta de Aprobación Nacional necesaria para el registro de los mismos ante la JE del MDL.

3.4. Conclusiones

En resumen, el PK ha sido el primer paso en las negociaciones internacionales tendientes a lidiar con el problema del cambio climático antropogénico. Su principal mérito es haber logrado un compromiso consensuado en la arena de las negociaciones internacionales.

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Sin embargo, sus metas cuantitativas son insuficientes para contrarrestar las emisiones históricas de GEI y, por ende, es necesario ajustar las metas en períodos subsiguientes. La posibilidad de sumar a los países en vías de desarrollo en estas metas dependerá de la compatibilidad de las mismas con las metas de desarrollo y de reducción de la pobreza.

Los mecanismos de flexibilidad de Kyoto están inspirados en instrumentos económicos para permitir al mercado encontrar la forma más costo-efectiva alcanzar las metas, en lugar de apelar a mecanismos de “comando y control”, que suelen resultar menos eficientes.

4. El Cambio Climático en Argentina

4.1. Vulnerabilidades y evidencias del CC

Bien conocidos son los atributos geográficos y naturales del territorio argentino; su vasta extensión de tierras, su costa bordeando una gran porción del país, su variedad climática y paisajística y su abundancia de recursos naturales. Estas características, entre tantas otras, son las que configuran al país como uno de importante potencial productivo. No obstante, también son las que lo hacen potencialmente vulnerable a los efectos del Cambio Climático (CC).

En este sentido, a lo largo del presente apartado se intentará analizar cómo afecta el CC a la estructura productiva argentina, teniendo en cuenta que el proceso económico está ampliamente condicionado por la disponibilidad de recursos y sus posibilidades de acceso.

Las principales vulnerabilidades están relacionadas con tendencias muy claras de los cambios en la configuración climática argentina que requieren respuestas de adaptación. La Secretaría de Medio Ambiente de la Nación enunció en la 2a Comunicación Nacional a la UNFCCC algunas de las evidencias más importantes de los efectos del CC; entre las cuales se hallan el aumento de las precipitaciones medias anuales y de la frecuencia de precipitaciones extremas en casi toda la Argentina, especialmente en el Noreste y en la zona oeste periférica a la región húmeda tradicional; el aumento de la temperatura en la zona cordillerana de la Patagonia y Cuyo, con retroceso de glaciares; aumento de los caudales de los ríos y de la frecuencia de inundaciones en todo el país excepto en San Juan, Mendoza, Comahue y norte de la Patagonia, así como también el retroceso de los de origen cordillerano en San Juan, Mendoza y Comahue.

En las áreas rurales, las debilidades más frecuentes son las olas de calor, que pueden producir impactos en la agricultura, generando estrés hídrico a causa de la mayor evaporación debida a las altas temperaturas. Mientras que en las ciudades, se les suma el efecto del calentamiento urbano, ocasionando problemas en la salud de la población y un aumento en la demanda del consumo eléctrico para refrigeración. Estas urbes, al estar localizadas mayormente en zonas ribereñas, son mucho más propensas a padecer los efectos de las lluvias intensas como inundaciones por desborde de los cursos de agua. Es de destacar el hecho de que debido a la aglomeración de gente en las metrópolis, se han comenzado a poblar, desde hace ya varios años, las áreas bajas de la ciudad -más proclives a los efectos de las crecidas.

En el norte y centro del país, se estima que aumentará la evaporación en regiones donde la precipitación es muy escasa en invierno, debido a las mayores temperaturas. De esta manera, podrían hacerse más intensas las sequías invernales, aumentando los riesgos de incendios forestales y de pastizales. En cuanto a los efectos del aumento de temperaturas sobre la población, se verán afectados los servicios de abastecimiento de agua y energía por aumento del consumo (dadas las necesidades de refrigeración), la reproducción de insectos asociados a medioambientes tropicales, la afectación de la salud de la población expuesta a ambientes excesivamente cálidos y la pérdida del confort y amenidad del espacio urbano.

En lo que respecta a la agricultura, el impacto potencial del cambio climático sobre los cultivos de trigo, maíz y soja sería perjudicial en la mayor parte de la región pampeana, en particular en lo que respecta al rendimiento de dichos cultivos. En general, las estimaciones plantean que habría un

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equilibrio con mayor producción de granos en el sur y pérdidas en el norte, de la misma manera que el cultivo de soja sería ampliamente favorecido.

La vulnerabilidad argentina a los efectos del CC también se hace notar en el plano energético. El aumento de las temperaturas medias globales provoca un aumento de la demanda de equipos de refrigeración, con evidentes consecuencias en el consumo energético. De hecho, diversos estudios prevén que la participación relativa del consumo eléctrico aumentará como consecuencia del incremento en el uso de electricidad; ya sea con fines de refrigeración, iluminación pública y privada, suministro de agua potable, etc. Estimaciones de la Segunda Comunicación Nacional concluyen que “la demanda total de energía final crecería a más del 4% anual hasta el 2018 (arrojando una elasticidad respecto del PBI de 0,90), para luego descender a una tasa de casi el 3%. En treinta y siete años, se presume que el consumo energético se multiplicará por casi 3,5 veces ascendiendo a casi 150.000 Ktep (miles de toneladas equivalentes de petróleo).”

La actividad presentará una creciente demanda nacional e internacional, que se estima será cubierta por centrales hidroeléctricas y nucleares, eventualmente y turbinas eólicas. Mientras tanto, la demanda excedente se cubrirá con centrales térmicas tradicionales. Adicionalmente, la generación hidroeléctrica se verá comprometida por la merma de caudales en Comahue y Cuyo, y en la Cuenca del Plata; por lo que debería ser sustituida por otras fuentes, o por un uso más racional de la energía.

El turismo es otra actividad vulnerable a los efectos que pueda producir el CC, por estar tan vinculada a la explotación de los recursos naturales y paisajísticos. Básicamente se ve afectada por la continua propensión a la dilatación de las condiciones climáticas del verano hacia parte del otoño. A este hecho se le suman las proyecciones de los modelos climáticos que avizoran aumentos de temperaturas medias e incrementos de los períodos estacionales cálidos. Esto influye positivamente en la Costa Atlántica dado que atraería una mayor demanda turística. No obstante, existen potenciales perjuicios para la región patagónica y de los Glaciares, que afortunadamente todavía no han mostrado severos signos de retroceso, aunque sí rompimientos fuera de los períodos previstos. Por otro lado, el aumento de la temperatura reduciría la porción de nevadas, sumado a que la tendencia a la baja de las precipitaciones en el noroeste patagónico, donde se encuentran la mayoría de los campos de esquí, es en el invierno cuando se producen dichas precipitaciones nivales. En conjunto, todo ello contribuiría a la desaparición paulatina de los campos de esquí de las zonas bajas desplazándolos hacia zonas más altas y de más difícil acceso.

4.2. Opciones de mitigación

En las últimas décadas en la Argentina se han registrado numerosos sucesos climáticos extremos, muy probablemente vinculados al cambio climático global. Dichos acontecimientos requieren de la inmediata acción de las autoridades para emprender programas de concientización de la población y medidas orientadas a la adaptación a los efectos ya visibles del CC, de la misma forma que resulta imprescindible la planificación estatal en obras de infraestructura y planeamiento territorial para reducir vulnerabilidades.

Es necesaria la implementación de un plan de manejo de recursos hídricos para atender los cada vez más frecuentes desbordes e inundaciones, especialmente en la Cuenca del Plata, causados por el aumento del caudal de los ríos. El manejo adecuado de los recursos hídricos también debería incluir la elaboración de planes de uso sostenible de los mismos para que resulten suficientes para emplearlos en el riego suplementario.

El crecimiento exponencial de los centros urbanos, sumado a una mala planificación urbana y la aparición de eventos extremos, ponen en peligro inminente a cientos de miles de personas, con riesgos de inundaciones, afloramiento de napas freáticas, afloramiento de aguas servidas, etc. Las opciones de mitigación en este campo incluyen la relocalización de los asentamientos que se encuentran en zonas de alto riesgo, la creación de defensas adicionales contra inundaciones y creación de nuevas redes de desagüe cloacal.

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El sector agropecuario, al ser uno de los sectores más dinámicos de la economía, puede emprender acciones individuales para anticipar eventuales impactos del clima sobre la producción, mediante la incorporación de tecnología y avances en la genética para la mejora de adaptación de las especies. En este sentido también actúan en el país, tanto organismos oficiales, entre los cuales se destaca el INTA, como también grandes empresas del sector privado. Con respecto al uso del suelo, la deforestación puesta en evidencia en los últimos años en la zona norte del país puede provocar procesos de desertificación. Para evitarlo, son necesarias medidas que regulen el uso del suelo así como el fomento de la reforestación, para revertir procesos de desertificación.

Para reducir los riesgos de variabilidad del clima sobre las cosechas, sería útil el desarrollo de técnicas apropiadas, mediante el uso de modelos climáticos globales y regionales, que permitan una predicción más exacta de las temperaturas y precipitaciones medias.

Realizando estudios que permitan determinar cuáles son las áreas y especies más vulnerables, será posible crear reservas y áreas protegidas para amortiguar los inminentes impactos del cambio climático. En función de ello, sería necesario impulsar la creación de esquemas que estudien potenciales alteraciones en los ecosistemas ante diferentes escenarios climáticos.

La propagación de enfermedades tropicales por los incrementos térmicos requiere un complejo plan sanitario para afrontar posibles focos infecciosos, sobre todo en las regiones pobres del norte del país. En función de ello sería necesaria una participación activa y coordinada de las instituciones de salud que sigan la evolución de casos de enfermedades epidemiológicas (vinculadas con los efectos del CC).

La Argentina, al ser una nación en vías de desarrollo, se encuentra relativamente más perjudicada que los países avanzados por el hecho de no contar con los medios suficientes para afrontar eficientemente los efectos del CC. De la misma forma, su contribución a la emisión de los GEI es marginal en comparación con las cantidades emitidas por los países de industrialización temprana. Por esta razón, nuestro país no está obligado a asumir metas significativas de reducción de emisiones; no obstante lo cual, a partir de las Comunicaciones Nacionales de la Secretaría de Medio Ambiente de la Nación, está intentando generar una conciencia sobre el fenómeno y proponer alternativas para suavizar los impactos. i El tema climático ha sido abordado escasamente en las reuniones de la AAEP. Entre las contribuciones más recientes cabe destacar la vinculada con el medio ambiente y el comercio internacional de 1991 (“Control del medio ambiente y comercio internacional”) de Osvaldo Baccino, donde sostiene que "desde el punto de vista del equilibrio general, la política ambiental debe ser vista como una política de cambio tecnológico, basada en proyectos a largo plazo y donde la iniciativa privada debe jugar el principal rol." También un documento de Carlos Galperín de 1998 (“Economía y medio ambiente en países en desarrollo: instrumentos no tradicionales de política ambiental para la contaminación de aguas superficiales”) en el que Galperín presenta y discute instrumentos de política ambiental "que se podrían emplear para tratar la contaminación de aguas superficiales, con especial referencia a los países en desarrollo.” Un trabajo de Jorge Macón de 1998 (“El medio ambiente y la hipótesis del crecimiento limitado”) afirma que "es incorrecta la posición de que, mediando un uso racional y limitado del medio ambiente, existe un límite al crecimiento económico. Tal tesis se examina en el ámbito del análisis "first best" y las externalidades pigovianas, en el cual la presencia del llamado "doble dividendo" implica que las correcciones resultan en un aumento del bienestar global y no lo contrario. También se hace lo propio en el campo "second best" -de hecho el más usual donde los resultados son aproximadamente los mismos pero bastante mas complicados, como la realidad. No hay solamente dobles dividendos sino, a veces costos puros a veces dividendos simples y a veces intermedios." ii 1Gtc = 10 9 toneladas de carbono iii William D. Nordhaus, “The ecology of markets”, Proc. Nat. Acad. Sci. USA, Vol. 89, February 1992 iv Unidad de energía inglesa. Abreviatura de British Thermal Unit. Se usa principalmente en los Estados Unidos. Ocasionalmente también se puede encontrar en documentación o equipos antiguos de origen británico. En la mayor parte de los ámbitos de la técnica y la física ha sido sustituida por el Julio, que es la correspondiente unidad del sistema internacional. Una BTU equivale aproximadamente a: 252,2 calorías; 1.055 julios; 12.000 BTU = 1 tonelada de refrigeración = 3.000 frigorías. Una BTU representa la cantidad de energía que se requiere para elevar en un grado Fahrenheit la temperatura de una libra de agua en condiciones atmosféricas normales. Un pie cúbico de gas natural despide en promedio 1.000 BTU, aunque el intervalo de valores se sitúa entre 500 y 1.500 BTU. v Según el "paradigma panglossiano", en alusión al Doctor Pangloss, personaje con el que Voltaire caricaturizó a la filosofía de Leibniz en su novela Candide y según el cual "todo existe necesariamente para el mejor de los fines".

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vi Jevons, W.S. (1866), The Coal Question (Rouledge, London). vii “Limits to Growth” es un libro de 1972 que modeliza las consecuencias de una población mundial en rápido crecimiento y una disponibilidad finita de recursos, encargado por el Club de Roma. Sus autores fueron Donella H. Meadows, Dennis L. Meadows, Jørgen Randers, y William W. Behrens III. El libro utilizó el modelo World3 a fin de simular las consecuencias de interacciones entre la Tierra y los sistemas humanos. El libro se hace eco de las preocupaciones y predicciones del Reverendo Thomas Robert Malthus en "An Essay on the Principle of Population” (1798). El modelo original examinó cinco variables, bajo el supuesto de que el crecimiento exponencial describía sus patrones de crecimiento. Las variables fueron: la población mundial, la industrialización, la contaminación, la producción de alimentos y el agotamiento de recursos. Los autores se propusieron explorar la posibilidad de un patrón de retroalimentación sustentable que podría ser alcanzado cambiando las tendencias de las cinco variables. La versión más reciente fue publicada en 2004 con el título “Limits to Growth: The 30-Year Update”. Donnella Meadows, Jørgen Randers, y Dennis Meadows actualizaron y ampliaron la versión original. viii Éste es el contenido de la conocida “regla de Hotelling” que define el sendero de precio neto como una función del tiempo, al maximizar la renta temporal de extraer un recurso natural no renovable. La renta máxima también es conocida como o renta de escasez, y constituye la máxima renta que puede obtenerse al reducir el stock del recurso. Esta es una regla muy simple que establece que, si P(t) es el beneficio unitario en el momento t y δ es la tasa de descuento, P’(t)/P(t) = δ. Este resultado muestra que bajo condiciones de explotación eficiente de un recurso no renovable ni aumentable, el cambio porcentual del precio neto por unidad debe ser igual a la tasa de descuento a fin de maximizar el valor presente del recurso capital a lo largo del período de extracción. Esta renta económica es una renta extraordinaria, dado que surge en una situación en la cual el propietario del recurso tiene libre acceso al recurso. Luego, la renta del recurso debe ser igual al precio sombra del recurso natural o capital natural. Este concepto también ha sido aplicado a recursos biológicos y otros recursos renovables. ix Este ejemplo ha sido tomado literalmente del artículo de W. Nordhaus, op. cit. x Tietenberg, T. (1988), Environmental and Natural Resource Economics (Scott Foresman, Glenview, IL), 2nd edition, encontró que las regulaciones de comando y control pueden resultar varias veces más costosas que una estrategia regulatoria eficiente. xi R. H. Coase, The Problem of Social Cost, 3 J. Law & Econ. 1, 15 (1960). xii Francis M. Bator (1958), “The Anatomy of Market Failure”, Q. J. Econ. 351, 357. xiii Guido Calabresi (1968), “Transaction Costs, Resource Allocation and Liability Rules: A Comment”, 11 J. Law & Econ. 67, 68. xiv Carl Dahlman, “The Problem of Externality”, The Journal of Law & Economics, Vol. XXII, 1979. xvEl clorofluorocarburo, clorofluorocarbono o clorofluorocarbonados (denominados también CFC) es cada uno de los derivados de los hidrocarburos saturados obtenidos mediante la sustitución de átomos de hidrógeno por átomos de flúor y/o cloro principalmente. Debido a su alta estabilidad físico-química y su nula toxicidad han sido muy usados como líquidos refrigerantes, agentes extintores y propelentes para aerosoles. Fueron introducidos a principios de la década de los años 1930 por ingenieros de General Motors, para sustituir a materiales peligrosos como el dióxido de azufre y el amoníaco. La fabricación y el empleo de CFC fueron prohibidos por el protocolo de Montreal, debido a que los CFC destruyen la capa de ozono. Sin embargo, pese a ello, la reciente producción de CFC tendrá efectos negativos sobre el medio ambiente a lo largo de las próximas décadas. El mecanismo a través del cual atacan la capa de ozono es una reacción fotoquímica: al incidir la luz sobre la molécula de CFC, se libera un átomo de cloro con un electrón libre, denominado radical Cloro, muy reactivo y con gran afinidad por el ozono, rompiendo la molécula de éste último. La reacción es catalítica, se estima que un solo átomo de cloro destruye hasta 30.000 moléculas de ozono. El CFC permanece durante unos dos años en las capas altas de la atmósfera donde se encuentra el ozono. xvi Estos mecanismos son desarrollados en la sección 3. xvii El Gosplan (ruso: Госпла́н) era el comité para la planificación económica en la Unión Soviética. La palabra Gosplan es una abreviatura de Gosudarstvennyi Komitet po Planirovaniyu (ruso: Государственный комитет по планированию), Comité Estatal de Planificación. Una de sus principales tareas era la elaboración de los planes quinquenales. xviii La Agencia de Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos (conocida como EPA, algunas veces USEPA) es una agencia del gobierno federal de Estados Unidos encargada de proteger la salud humana y el medio ambiente: aire, agua y suelo. Comprende cerca de 18,000 empleados a través de sus cuarteles generales, diez oficinas regionales y 17 laboratorios localizados a través de la nación. La EPA comenzó operaciones el 2 de diciembre de 1970, cuando fue establecida por el entonces presidente Richard Nixon. xix El Dilema del Prisionero es un ejemplo claro, pero atípico, de un problema de suma no nula. En este problema de teoría de los juegos, como en otros muchos, se supone que cada jugador, de modo independiente, trata de obtener al máximo su propia ventaja sin importarle el resultado del otro jugador. Las técnicas de análisis de la teoría de juegos standard, por ejemplo determinar el equilibrio de Nash, pueden llevar a cada jugador a escoger traicionar al otro, cuando ambos jugadores obtendrían un resultado mejor si colaborasen. Desafortunadamente (para los prisioneros), cada jugador está incentivado individualmente a defraudar al otro, incluso tras prometerle colaborar. Éste es el punto clave del dilema. En el dilema del prisionero iterado, la cooperación puede ser obtenida como un resultado de equilibrio. Aquí se juega repetidamente, por lo que, cuando se repite el juego, se ofrece a cada jugador la oportunidad de castigar al otro jugador por la no cooperación en jugadas anteriores. Así, el incentivo para defraudar puede ser superado por la amenaza del castigo, lo que conduce a un resultado mejor, cooperativo (la estrategia de ojo por ojo – “tit for tat” logra precisamente esta conducta).

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xx Chichilnisky, Graciela (1994) “North-South Trade and the Global Environment”, American Economic Review, vol. 84. xxi Chichilnisky, G. and G. M. Heal (eds.), Environmental Markets: Equity and Efficiency, Columbia University Press, 2000. xxii Esta orientación ha generado ciertas controversias en cuanto a que son los países más pobres los más vulnerables a los impactos del cambio climático. Por esta razón, les resulta más difícil reorientar recursos escasos de la cobertura de necesidades básicas hacia políticas de adaptación al cambio climático. xxiii Época en que la quema de carbón y otros combustibles fósiles para generar energía para la industria creció a tasas extraordinarias. xxiv Otros principios que orientaron a la UNFCCC fueron el de responsabilidades comunes pero diferenciadas (todos somos responsables de enfrentar el problema pero hay que tener en cuenta la responsabilidad histórica en el desarrollo de sus causas) y el de contaminador paga (en economía ambiental este principio, conocido en inglés como polluter-pays, implica que quien genera la externalidad negativa es el que debe compensar a los afectados). xxv Los países incluidos en el Anexo I son países industrializados y economías en transición que se comprometen a tomar la iniciativa en materia de acciones de mitigación. Los países no incluidos en el Anexo I son todos los restantes que hayan ratificado la UNFCCC (países en vías de desarrollo). xxvi Las Comunicaciones Nacionales son informes presentados a la secretaría de la UNFCCC que dan cuenta del avance del conocimiento sobre vulnerabilidad y adaptación local, y describen las políticas implementadas en términos de mitigación, difusión de información, etc. Argentina ha presentado dos comunicaciones nacionales (la última del año 2006) que incluyeron inventarios de GEI para los años 1990, 1994, 1997 y 2000. xxvii El PK establecía que su entrada en vigor acontecería ante la ratificación de 55 partes de la UNFCCC responsables de al menos el 55% de las emisiones globales de GEI en el año base. xxviii Ciertas políticas de mitigación, tales como el desincentivo al uso de combustibles fósiles, pueden tener efectos adversos sobre el comercio internacional. Asimismo, se debe procurar que los efectos negativos a nivel social, económico y ambiental que puedan surgir como una externalidad sobre otros países, sean mínimos. xxix En primer lugar, se fija un objetivo global (“cap”) y se asignan permisos sobre ese objetivo a los agentes involucrados. Luego, éstos pueden comerciar los permisos en función de sus necesidades y costos de mitigación (“trade”), para alcanzar el objetivo global con independencia de quien haya llevado a cabo las acciones de mitigación. xxx Este supuesto es plausible dado que las primeras reducciones pueden lograrse a bajo costo en actividades tales como la captura y destrucción de metano en rellenos sanitarios o la sustitución de carbón por gas en usinas térmicas. A medida que se agotan estas opciones, se debe considerar el cambio modal del sistema de transporte o la instalación de centrales basadas en energías renovables, por ejemplo, con costos sensiblemente mayores. xxxi Ver Kolstad, C. (2001) “Economía Ambiental”. Oxford University Press, México, cap. IX. xxxii Fenhann, J. (2008) “JI pipeline overview”. UNEP Risoe Centre, Agosto 2008. xxxiii En realidad no es necesario que sea el país AB el que desarrolle el proyecto en conjunto con el NAB (modalidad de inversión bilateral). Este último puede financiar y desarrollar el proyecto y luego ofrecer los CERs a potenciales compradores AB (modalidad unilateral) o a un fondo de inversión MDL (modalidad multilateral). xxxiv En la 7° reunión de las partes de la UNFCC en 2001 se establecieron las modalidades y procedimientos para el funcionamiento del MDL tal como se implementa hoy. Estas modalidades se conocen como “Acuerdos de Marrakech”. xxxv El tema de la adicionalidad ha sido ampliamente discutido en las reuniones de la JE y ha tomado otros alcances. Puede probarse adicionalidad no sólo en términos económicos (cambio en VPN o TIR), sino en términos de la superación de barreras tecnológicas, institucionales y culturales. xxxvi El MDL ha dado lugar a otro tipo de incentivos perversos que se han intentado resolver en las reuniones de la JE. Por ejemplo, las fábricas de HCFC-22 (gas que se usa como aislante o refrigerante) generan HFC-23 como sub-producto, que es uno de los GEI con mayor potencial de calentamiento global. Por este motivo su destrucción es altamente rentable en el marco del MDL. Esto ha generado un aumento en la cantidad de fábricas de HCFC-22, principalmente en países asiáticos como China, aunque la demanda de este producto no haya crecido: la venta de CERs justifica por sí sola la inversión. Otro ejemplo era el desincentivo a aplicar políticas nacionales más amigables con el medio ambiente, ya que las mismas disminuirían las emisiones de la línea de base, reduciendo la cantidad de CERs generables por un proyecto. xxxvii El límite del proyecto incluye las emisiones atribuibles al proyecto y bajo control de sus participantes, mientras que las fugas son las emisiones atribuibles al proyecto pero fuera del control del mismo (externalidades). xxxviii El periodo de acreditación es el tiempo durante el cual se considera la generación de CERs. Puede ser un periodo de 10 años no renovable o de 7 años renovable hasta tres veces. xxxix Las DOE son empresas certificadoras, en su mayoría multinacionales, encargadas de validar proyectos (a nivel técnico y de cumplimiento con las normas del MDL) en calidad de “tercera parte independiente”. xl El principal mercado donde se cotizan las AAUs es el European Union Emissions Trading Scheme o EU ETS, aunque tambien participan el Chicago Climate Exchange (CCX) y el New South Wales Greenhouse Gas Abatement Scheme (NSW GGAS). En estos mercados los precios por tonelada equivalente de CO2 cotizan muy por encima de los precios de los CERs debido al riesgo casi nulo que presentan y a su mayor liquidez. xli Fenhann, J. (2008) “CDM pipeline overview”. UNEP Risoe Center. Dinamarca, Agosto.

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