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Miranda (detalle) θιν᾽ἔφ᾽ ἁλός πολιῆς, ὁρόων ἐπὶ οἴνοπα πόντον Homeo Ilíada I 350

UNA PEQUEÑA COLECCIÓN DE LÍRICA GRIEGA

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Selección de poemas de lírica griega antigua

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  • Miranda (detalle)

    ,

    Homeo Ilada I 350

  • Cuando la aurora, enemiga

    del sueo, con su alboroto

    despierta a los ruiseores ...

    bico 22b P

    Tisbe

  • Dulce madre ma, no puedo ya tejer mi tela,

    consumida de amor por un joven,

    vencida por la suave Afrodita.

    ,

    ,

    Safo 114D

    Estudio

  • Muchachas de palabras de miel y voces claras,

    ya no pueden alzarme mis rodillas. Ojal yo

    un alcin macho fuera para volar con otras

    con bravo corazn sobre la flor de las olas,

    un ave sagrada, del color cambiante del mar !

    Alcmn 94D

    Boreas (estudio)

    Amor ha sacudido mis sentidos,

    como el viento que arremete

    en el monte a las encinas.

    Safo 50D

  • Las estrellas en torno a la bella luna

    tambin oscurecen su rutilante aura

    al tiempo que ella con plenitud alumbra

    sobre toda la tierra ... plateada.

    Safo 4D

    Miranda

  • Ya se ocult la luna

    y las Plyades. Promedia

    la noche. Pasa la hora.

    Y yo duermo sola.

    Safo 94 D Narciso (detalles)

    Eros, viendo que empieza a encanecer

    mi barba, con el soplo

    de sus alas que brillan como el oro

    me pasa de lado.

    Anacreonte 27

  • Dulce verano

    Viniste, y yo te quera ;

    y helaste mi corazn

    encendido de deseo.

    ... ,

    .

    Safo 48 L-P

  • Pues era tal el deseo de amor que se me enroll al corazn

    y en mis ojos verti niebla espesa,

    robndome el dulce sentido del nimo !

    .

    Arquloco 112D

    Echndome de nuevo su pelota de prpura

    Eros de cabellera dorada

    me invita a compartir el juego

    con la muchacha de sandalias de colores.

    Pero ella, que es de la bien trazada Lesbos,

    mi cabellera, por ser blanca, desprecia,

    y mira, embobada, hacia alguna otra.

    La encantadora (detalle)

    Anacreonte 5D

  • ,

    ,

    Corazn, corazn, si te turban pesares

    invencibles, arriba !, resstele al contrario

    ofrecindole el pecho de frente, y al ardid

    del enemigo opnte con firmeza. Y si sales

    vencedor, disimula, corazn , no te ufanes,

    ni, de salir vencido, te envilezcas llorando

    en casa. No les dejes que te importen demasiado

    a tu dicha en los xitos, tu pena en los fracasos.

    Comprende que en la vida impera la alternancia.

    Arquloco 67a-D

    Mi dulce rosa (detalle)

  • Eco y Narciso

    Eros, de nuevo, bajo sus prpados azuloscuro,

    me examina con ojos de lnguido mirar,

    con toda clase de hechizos

    a las inmensas redes de Cipris me lanza.

    En verdad que tiemblo al verlo cerca,

    como un caballo de carreras,

    ganador de trofeos antao,

    que, pesaroso, bajo el carro veloz

    se ve uncir para otro certamen. bico 7D

  • Lo mismo que un sueo, dura un tiempo muy breve

    la juventud preciosa ; y la triste y deforme vejez

    pende enseguida encima de nuestra cabeza,

    hostil a la vez y canalla, que cambia la faz de los hombres

    y, abrazndolos, daa su vista y su mente.

    Mimnermo 5D

    Quiero cantar a Eros tierno

    coronado de guirnaldas

    entretejidas con flores ;

    l manda sobre los dioses,

    es l quien subyuga al hombre.

    Anacreonte 160d-P Mi dulce rosa (detalle)

  • Eros de nuevo, embriagador me arrastra,

    dulciamarga, irresistible bestezuela.

    .

    Safo 130 L-P

    El despertar de Adonis

  • Yazgo, infeliz, por la pasin vencido

    sin vida, hasta los huesos traspasado

    de fieros dolores que los dioses me envan.

    Arquloco 104 D

    La primavera trae el regreso de las flores

    Jugueteaba ella con un ramo de mirto

    y una linda flor de rosal...

    Su melena

    le aureolaba de sombra los hombros y la frente.

    Arquloco 25 D

  • Cuando la aurora, enemiga

    del sueo, con su alboroto

    despierta a los ruiseores...

    bico 22bP

    Psique abre la caja

    Saltando de nuevo desde la roca Lucade,

    en el blanco oleaje me sumerjo, ebrio de amor.

    Anacreonte 69 D

    De nuevo Eros me golpe como un herrero con una

    enorme hacha,

    y me puso a lavar en un tempestuoso torrente.

    Anacreonte 45 D

  • Mientras que, en primavera, los membrillos , regados por el agua corriente de los ros, en el huerto intacto de las Vrgenes florecen, y tambin rompe la flor debajo de los pmpanos umbrosos de la vid, no hay ningn tiempo conmigo en que descanse Eros, sino que, como el Breas tracio prendido por el rayo, dejando a Cipris, corre tenebroso, reseco y delirante, y sin piedad, con fuerza, de raz me zarandea el nimo.

    bico 5 P

    Una cancin de primavera (detalle)

  • Cual la manzana que se cubre de rojo en la alta rama,

    en la rama ms alta, y los recolectores la olvidan ...

    Pero no, no la olvidan, es que a ella no pueden llegar!

    Safo 116 D

    Psique entrando en el jardn de Cupido

    Un cierto anhelo de morir me domina

    y de ver las riberas del Aqueronte

    florecidas de loto ..

    Safo 97 D

  • Cuando mueras, descansars:

    ni un solo recuerdo guardarn de ti futuras

    generaciones, pues no tienes parte

    en las rosas de Pieria. E ignorada

    hasta en la casa de Hades, solamente

    con sombras invisibles tratars

    cuando de aqu hayas al fin volado.

    Safo 55L-P

    Recoje las rosas mientras puedas

    Sonoro heraldo de la primavera

    de dulce olor, oscura golondrina1

    Simnides92 P

  • Me parece igual a un dios,

    el hombre que frente a ti se sienta,

    y tan de cerca te escucha absorto hablarle con dulzura

    y rerte con amor.

    Eso, no miento, no, me sobresalta

    dentro del pecho el corazn ;

    pues cuando te miro un solo instante, ya no puedo

    decir ni una palabra,

    la lengua se me hiela,

    y un sutil

    fuego no tarda en recorrer mi piel,

    mis ojos no ven nada,

    y el odo me zumba,

    y un sudor fro me cubre,

    y un temblor me agita

    todo el cuerpo, y estoy,

    ms que la hierba, plida,

    y siento que me falta poco

    para quedarme muerta. Ausente, pero no olvidado

    Safo 31

  • Afrodita no est, y el tarambana de Eros como un muchacho se divierte

    posndose en la punta de las flores

    -no me las toques, hijo!- de la juncia

    Alcmn 58P

    Despus de la danza

    Y otra vez Eros dulce, por voluntad de Cipris,

    me inunda el corazn hasta ponerlo blando.

    Alcmn 59aP