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Primera Unidad de la materia Desarrollo Humano de la UnADM
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DESARROLLO HUMANO
UNIDAD I
LA LIBERTAD: FACULTAD INHERENTE A TODO SER HUMANO
PRESENTACIÓN DE LA UNIDAD
Imagina que los seres vivos se clasificaran según sus capacidades
cognitivas. En el nivel inferior, estarían sin duda las plantas, desprovistas
de todo razonamiento. Enseguida se encontrarían los animales, que
actúan guiados por sus instintos, como el pájaro que levanta
inmediatamente el vuelo al ver un gato, reaccionando según su instinto
natural que no incluye la posibilidad de actuar de otra manera ante la
advertencia de peligro.
El ser humano se hallaría en la cúspide de la clasificación, puesto que posee la facultad de
reflexionar y actuar en función de sus gustos o necesidades. A esto se le llama libre albedrío
o facultad de elección.
PROPÓSITO DE LA UNIDAD
En esta unidad reflexionarás acerca de la libertad e identificarás algunos
de los elementos que influyen en tu voluntad como sujeto racional, con el
objeto de que valores el alcance de tus decisiones y su impacto en tu
contexto inmediato. Para ello, examinarás algunas situaciones de la vida
cotidiana que seguramente te serán familiares.
¡A empezar!
COMPETENCIAS ESPECÍFICAS
Identifica la libertad como una facultad inherente al ser humano, para
estimar la relevancia de las decisiones individuales y el impacto de
éstas en el mundo que le rodea, a través del examen de situaciones
en las cuales hay un margen de acción.
Analiza los elementos que intervienen en la justificación de todo acto,
así como sus posibles valoraciones, por medio del estudio de
distintos contextos y sus consideraciones particulares.
1. LA LIBERTAD: FACULTAD INHERENTE A TODO SER HUMANO
Muchas veces, durante la niñez, el ser humano acepta en forma pasiva las normas y reglas
que recibe de los mayores (padres, maestros, ministros de la iglesia, autoridades
gubernamentales, etc.), ya sea por imposición o por convicción, pero al crecer, poco a poco
la razón busca los fundamentos de dichas reglas.
Quizá durante tu adolescencia pusiste en duda algunos de los principios que aprendiste en el
seno de tu familia, motivado por tus propias reflexiones y en un afán de formar tu propia
identidad. Pues bien, al ser adulto, te encuentras en el mejor momento para seguir
cuestionando lo que sucede a tu alrededor e incluso ir más allá, transformando tu realidad
para mejorarla o adaptarla a tus necesidades.
Todo ello es posible gracias a la razón, que es aquella característica fundamental que nos
hace ser humanos, y que nos permite, entre otras cosas:
Reflexionar antes de actuar
Postergar
Planificar
En la película 2001: Odisea Del Espacio hay una escena en la que el
protohumano se da cuenta de que puede utilizar un hueso como una
herramienta para modificar activamente su entorno; esta imagen poética
representa el momento en el que el humano se separa del resto del reino
animal: descubre, analiza, repite, concluye, planea, explica y consigue.
Contrario a lo que pueda suponerse, la razón no es una facultad que nos brinde la solución a
nuestros problemas automáticamente, como si se tratara de una computadora. La razón,
ante todo, es flexible, y tiene la capacidad de adaptarse a las múltiples situaciones que se
nos presentan cotidianamente.
Cabe señalar que, para que la razón sea plena, es necesaria la presencia de la libertad: para
poder actuar de acuerdo a lo que cree conveniente, el ser humano tiene que ser libre. Sin
embargo la libertad también requiere de la razón, ya que sólo por medio de ella hombres y
mujeres podemos decidir qué hacer ante un mar de posibilidades.
Gracias a la razón el ser humano decide qué hacer; gracias a la libertad, se mueve a sí
mismo para alcanzar sus propósitos.
¡Razón y libertad! maravillosos dones que permiten a mujeres y hombres ser dueños de sus
acciones, escoger entre alternativas, hacer o dejar de hacer y ser responsables de ello, elegir
una cosa sobre otra y disfrutar el fruto de su cosecha.
A continuación profundizarás en el tema de la relación que existe entre la razón y la libertad.
Pero antes, lee el texto ¿Qué es la libertad?, de Hannah Arendt y reflexiona sobre el tema.
¿Qué Es La Libertad? (Fragmento)
Hannah Arendt
Abstract
El texto ¿Qué es la libertad?, de Hannah Arendt señala la condición automática de los
procesos del universo, tanto naturales como históricos. En contraste, destaca que la libertad
es una facultad capaz de trascender “toda anticipación”, ya que permanece intacta a pesar
de todo e impulsa cada una de las acciones humanas.
[…] No hay duda de que la vida humana, situada en la Tierra, está rodeada de procesos
automáticos por los procesos naturales de la Tierra, que a su vez, están rodeados de
procesos cósmicos, y hasta nosotros mismos somos conducidos por fuerzas similares en
tanto somos también parte de la naturaleza orgánica. Más aún, nuestra vida política, a pesar
de ser el reino de la acción, también se ubica en el seno de procesos que llamamos
históricos y que tienden a convertirse en procesos tan automáticos o naturales como los
procesos cósmicos, a pesar de haber sido iniciados por los hombres.
La verdad es que el automatismo es inherente a todos los procesos, más allá de su origen;
ésta es la razón por la cual ningún acto singular, ningún evento singular, puede en algún
momento y de una vez para siempre, liberar y salvar al hombre, o a una nación, o a la
humanidad. Está en la naturaleza de los procesos automáticos a los que está sujeto el
hombre, pero en y contra los cuales puede afirmarse a través de la acción, el que estos
procesos sólo pueden significar la ruina para la vida humana. Una vez que los procesos
producidos por el hombre, los procesos históricos, se han tornado automáticos, se vuelven
no menos fatales que el proceso de la vida natural que conduce a nuestro organismo y que,
en sus propios términos, esto es, biológicamente, va del ser al no- ser, desde el nacimiento a
la muerte. Las ciencias históricas conocen muy bien esos casos de civilizaciones petrificadas
y desesperanzadamente en declinación, donde la perdición parece predestinada como una
necesidad biológica; y puesto que tales procesos históricos de estancamiento pueden
perdurar y arrastrarse por siglos, éstos llegan incluso a ocupar lejos el espacio más amplio
en la historia documentada; los períodos de libertad han sido siempre relativamente cortos en
la historia de la humanidad.
Lo que usualmente permanece intacto en las épocas de petrificación y ruina predestinada es
la facultad de la libertad en sí misma, la pura capacidad de comenzar, que anima a inspirar
todas las actividades humanas y constituye la fuente oculta de la producción de todas las
cosas grandes y bellas.
Pero mientras este origen, permanece oculto, la libertad no es una realidad terrenalmente
tangible, esto es, no es política. Es porque el origen de la libertad permanece presente aun
cuando la vida política se ha petrificado y la acción política se ha hecho impotente para
interrumpir estos procesos automáticos, que la libertad puede ser tan fácilmente confundida
con un fenómeno esencialmente no político; en dichas circunstancias, la libertad no es
experimentada como un modo de ser con su propia virtud y virtuosidad, sino como un don
supremo que sólo el hombre, entre todas las criaturas de la Tierra, parece haber recibido, del
cual podemos encontrar rastros y señales en casi todas sus actividades, pero que, sin
embargo, se desarrolla plenamente sólo cuando la acción ha creado su propio espacio
mundano, donde puede por así decir, salir de su escondite y hacer su aparición.
Cada acto, visto no desde la perspectiva del agente sino del proceso en cuyo entramado
ocurre y cuyo automatismo interrumpe, es un “milagro”, esto es, algo inesperado. Si es
verdad que la acción y el comenzar son esencialmente lo mismo, se sigue que una
capacidad para realizar milagros debe estar asimismo dentro del rango de las facultades
humanas. Esto suena más extraño de lo que en realidad es. Está en la naturaleza de cada
nuevo comienzo el irrumpir en el mundo como una “infinita improbabilidad”, pero es
precisamente esto “infinitamente improbable” lo que en realidad constituye el tejido de todo lo
que llamamos real. Después de todo, nuestra existencia descansa, por así decir, en una
cadena de milagros, el llegar a existir de la Tierra, el desarrollo de la vida orgánica en ella, la
evolución de la humanidad a partir de las especies animales.
Desde el punto de vista de los procesos en el Universo y en la Naturaleza, y sus
probabilidades estadísticamente abrumadoras, la aparición de la existencia de la Tierra a
partir de los procesos cósmicos, la formación de la vida orgánica a partir de los procesos
inorgánicos, la evolución del hombre, finalmente, a partir de los procesos de la vida orgánica,
son todas “infinitas improbabilidades”, son “milagros” en el lenguaje cotidiano. Es debido a
este componente milagroso presente en la realidad que los eventos, sin importar cuán
anticipados estén en el miedo o la esperanza, nos impactan con un shock de sorpresa una
vez que han sucedido.
El impacto de un acontecimiento no es nunca completamente explicable, su facultad
trasciende en principio toda anticipación. La experiencia que nos dice que los
acontecimientos son milagros no es ni arbitraria ni sofisticada es, por el contrario, de lo más
natural, en realidad, en la vida cotidiana, es casi un lugar común. Sin esta experiencia
corriente, la parte asignada por la religión a los milagros sobrenaturales sería poco menos
que incomprensible.
He elegido el ejemplo de los procesos naturales que son interrumpidos por el advenimiento
de una “infinita improbabilidad” con el propósito de ilustrar que lo que llamamos real en la
experiencia ordinaria, ha en general adquirido su existencia a través de coincidencias más
extrañas que la ficción. Por supuesto que este ejemplo tiene sus limitaciones y no puede ser
aplicado sin más al dominio de los asuntos humanos. Sería pura superstición esperar
milagros, “infinitas improbabilidades”, en el contexto de procesos automáticos ya sean
históricos o políticos, aunque tampoco esto puede ser nunca completamente excluido.
La historia, en oposición a la naturaleza, está llena de acontecimientos; aquí el milagro del
accidente y de la “infinita improbabilidad” ocurre tan frecuentemente que incluso parece
completamente extraño el hecho de hablar de milagros. Pero la razón de esta frecuencia es
meramente que los procesos históricos son creados y constantemente interrumpidos por la
iniciativa humana, por el initium que el hombre es, en tanto es un ser que actúa. De aquí que
no sea en lo más mínimo supersticioso, es más bien un precepto del realismo buscar lo
imprevisible y lo impredecible, el estar preparado para el esperar “milagros” en la esfera
política. Y cuanto más esté desequilibrada la balanza en favor del desastre, tanto más
milagroso aparecerá el acto realizado en libertad; porque es el desastre y no su salvación, lo
que siempre ocurre automáticamente y que por lo tanto siempre debe aparecer como
irresistible.
Objetivamente, esto es, visto desde afuera y sin tener en cuenta que el hombre es un inicio y
un iniciador, la posibilidad de que el futuro sea igual al pasado es siempre abrumadora. No
tan abrumadora, por cierto, pero casi, como lo era la posibilidad de que ninguna tierra
surgiera nunca de los sucesos cósmicos, de que ninguna vida se desarrollara a partir de los
procesos inorgánicos y de que ningún hombre emergiera a partir de la evolución de la vida
animal. La diferencia decisiva entre las “infinitas improbabilidades”, sobre la cual descansa la
realidad de nuestra vida en la Tierra, y el carácter milagroso inherente a esos eventos que
establece la realidad histórica es que, en el dominio de los asuntos humanos, conocemos al
autor de los “milagros”. Son los hombres quienes los protagonizan, los hombres quienes por
haber recibido el doble don de la libertad y la acción pueden establecer una realidad propia.
Razón Y Libertad
En ocasiones, los seres humanos tomamos decisiones de las que nos arrepentimos más
tarde. Para ejemplificar, imagina que un compañero de tu grupo tiene un mal día y decide
desquitarse al entrar al aula virtual. Durante el tiempo que esté conectado será descortés y
escribirá lo que se le venga en gana sin seguir las reglas de convivencia. Como
consecuencia de sus actos, probablemente obtendrá una amonestación de su Facilitador(a),
perderá la confianza de los demás y obtendrá un bajo aprovechamiento. Posteriormente
desilusionará a quienes creían en él, y con ello disminuirá su autoestima, perdiendo
finalmente el interés por concluir sus estudios y abandonando su carrera.
Se trata de un ejemplo un tanto extremo, aunque nos ayuda a mostrar hasta qué punto razón
y libertad se relacionan. ¿Puedes deducir por qué?
Actuar al margen de la razón o ignorar que los actos tienen
consecuencias y que de uno mismo dependen los resultados,
puede ser desfavorable; sin embargo, algunos lo hacen de vez en
cuando, por ejemplo: el alumno que debe estudiar para un examen
al día siguiente y decide ir a una fiesta; el diabético que elige
comer una rebanada de pastel a pesar de saber el daño que le
produce ingerir alimentos con azúcar; el joven que empieza a
fumar a pesar de comprender que la nicotina es altamente dañina.
Todos ellos tienen algo en común: ignoran el sentido común y dan prioridad a la satisfacción
de sus impulsos inmediatos, mismos que le ocasionan sólo un bien momentáneo.
Actuar a partir de impulsos inmediatos, sin razonar, trae
consecuencias no deseables. En este sentido, la libertad,
orientada por la razón, permite lograr los mejores resultados
en todo aquello que se emprende. Aunque a veces hay
excepciones. En ocasiones se actúa con base en aquello que
se considera acertado y aún así se obtienen malos resultados.
Por ejemplo, una madre de familia golpea a su hijo en afán de inculcar en él la disciplina y el
orden. ¿Puede eso llamarse auténticamente "razonable"?
“Las cadenas de la esclavitud solamente atan las manos: es la mente lo que hace al hombre
libre o esclavo.” Franz Grillparzer
Tal vez esta persona así lo cree. Sin embargo pasa por alto que la violencia dejará heridas
en la psique de su hijo, que posiblemente serán difíciles de sanar.
En este caso se trata de un bien aparente, que se basa sólo en la apreciación subjetiva, en
aquello que se piensa o se siente que puede ser correcto, pero no lo es si reflexionamos a
profundidad sobre ello.
ACTIVIDAD 1
LOS REFLEJOS DE LA LIBERTAD
1. Analiza el video Reflejos de la libertad. Para ello, da clic en el botón reproducir.
2. Ingresa al foro ¿Qué es para ti la libertad? y comparte con tus compañeros(as) un
comentario crítico donde expreses tu definición personal de libertad y expliques su relación
con la razón por medio de un ejemplo (al menos media cuartilla). Recuerda leer las
participaciones de los demás y comentarlas si lo crees pertinente.
No olvides que es muy importante seguir las indicaciones con el propósito de que
establezcas una comunicación efectiva con tus compañeros(as) y Facilitador(a).
Para ingresar al foro: En la ruta (parte superior izquierda del aula) da clic en Desarrollo. Se
enlistarán las actividades, da clic en Actividad 1. Los reflejos de la libertad.
1.1. Los Alcances De La Libertad: Intención, Consejo Y Elecciones
Hasta este punto se puede concluir que para ser realmente libres, los seres humanos
debemos emplear objetivamente la razón. Sin embargo, la fórmula no es tan sencilla, ya que
lo que consideramos razonable depende de muchos factores. Por otro lado, es necesario
señalar que la libertad se ve restringida por las situaciones que nos determinan, es decir, que
nos limitan al decidir entre una acción u otra.
Una de las preguntas que ha acompañado al hombre a lo largo de la historia es si realmente
existe la libertad. ¿Cuántas veces tenemos que hacer cosas que no deseamos, o dejar de
hacer aquello que queremos? ¿Podemos decir, en tal caso, que somos libres? Sin duda,
hombres y mujeres estamos determinados por las condiciones en las que vivimos, así como
por nuestras propias necesidades orgánicas; esto no quiere decir que no exista la libertad.
Ser libre no significa hacer todo lo que se quiera: una persona es plenamente libre cuando es
capaz de elegir, después analizar detenidamente lo que más le conviene, tomando en cuenta
las limitaciones que tiene, así como las consecuencias (tanto buenas como malas) que
acarrearán sus acciones. Los actos del ser humano, al ser libres, implican el tener que
asumir la responsabilidad de los resultados que conllevan.
Para profundizar en el punto anterior, realiza la lectura del texto Antropología De La
Libertad, de Edgar Morín, en el cual encontrarás algunas consideraciones en torno a los
alcances de la libertad desde la perspectiva antropológica.
Intención, Consejo Y Elección
Examinemos ahora la forma en la cual se toman las decisiones en la práctica, teniendo en
cuenta nuestros deseos y aquello que nos determina.
Alberto Hernández Baqueiro (1997) dice que este proceso consta de varias etapas:
Intención: voluntad o deseo de hacer algo
Consejo: intervención del juicio, ¿es posible y viable lo que queremos hacer?
Elección: decisión final
Cuando una persona toma una decisión, en su interior se origina un proceso gradual en el
que intervienen varias de sus facultades: a la inteligencia le corresponde reconocer y poner
el orden de la actuación, mientras que a la voluntad corresponde mover o empujar al sujeto,
por fuerza de su deseo, hacia el objeto elegido.
Al respecto del proceso de toma de decisiones, Alberto Hernández Baqueiro señala lo
siguiente:
“El proceso por el que se llega a formar una decisión consiste en una alternancia de
intervenciones tanto del conocimiento como del deseo. En ese proceso, un avance en el
conocimiento es el que desencadena un movimiento progresivo en el que las dos facultades,
inteligencia y voluntad, se retroalimentan, impulsándose mutuamente a ir adelante hasta
llegar a un punto en el que se da la elección, y por consiguiente el acto libre completo”.
Más adelante, en la unidad 3 del curso, estudiarás con detalle el proceso de la toma de
decisiones.
1.2. LA VOLUNTAD
Tenemos, pues, que uno de los elementos que intervienen en la toma de decisiones es la
voluntad, entendida como el deseo de hacer algo.
¿Pero cómo se expresa la voluntad en la práctica?
Las acciones que realizamos pueden ser clasificadas en tres formas:
Voluntarias
o Las acciones son voluntarias cuando existe el deseo de llevarlas acabo, es
decir, su principio de realización se encuentra en la persona que las ejecuta, en
su voluntad o deseo.
Contravoluntarias
o Son aquellas que se hacen sin desearlo, es decir, de manera forzada. Detrás
de ellas existe un agente que obliga a su realización, es decir, un
condicionamiento.
No voluntarias
o No se puede decir que las acciones no voluntarias sean deseadas, sin embargo
tampoco son despreciadas. En algunos casos son una combinación de lo
voluntario y lo contravoluntario, mientras que en otros no parecen mezcla sino
acciones defectuosas, a las que les falta algo para ser plenamente libre.
Imagina que un amigo te cuenta que una madre abandonó a sus hijos. Te preguntarás
entonces: ¿se fue para iniciar “una nueva vida” con otra pareja y con otros hijos?, ¿la
situación económica tan precaria la obligó a buscar trabajo en un lugar distante?, ¿sufrió una
enfermedad que la llevó a la muerte?
Si quiso separarse de sus hijos para tener una nueva vida, lo hizo voluntariamente. Si las
circunstancias la forzaron a irse, entonces fue contravoluntario. Si murió, su partida y el
abandono de sus hijos fue no voluntario.
Hasta ahora podemos concluir que la libertad, en una
dimensión plena, implica la intervención de la voluntad o
deseo y la inteligencia. Por ello, cuando llevamos a cabo
ciertas acciones sin dimensionar las posibles
consecuencias, somos libres únicamente en apariencia.
La inteligencia nos permite tomar en cuenta las
determinaciones que nos rodean y ser conscientes de
las consecuencias que acarrearán nuestros actos, para así tomar las mejores decisiones
para nosotros y para quienes nos rodean.
Cabe resaltar que el grado de libertad no nos exime de la responsabilidad. El estado de
ignorancia en el que nos encontremos puede llevarnos a actuar ciegamente, pero es nuestra
obligación hacernos cargo de las consecuencias. Piensa en una persona que, en estado de
ebriedad, atropella a alguien más. Si bien puede alegar que no era consciente de sus actos,
sí es responsable de haber ingerido el alcohol que lo llevó a provocar dicho accidente.
Así como la ignorancia, hay muchos factores que obstaculizan el uso pleno de la libertad. Te
invitamos a leer el documento Los Obstáculos De La Libertad, para conocer algunos más.
1.3. ÉTICA Y MORAL
Hay varias ciencias que examinan los actos humanos (la antropología, psicología, sociología,
historia, etc.) pero cada una los aborda desde una perspectiva diferente. Para propósitos de
la materia nos apoyaremos en la ética y la moral, que se ocupan de las normas o costumbres
que rigen la conducta de los miembros de un núcleo social desde la “bondad” o “maldad” que
involucran.
¿Cuál Es La Diferencia Entre Ética Y Moral?
Los seres humanos tenemos la capacidad de actuar conscientemente, a voluntad. Somos
responsables de nuestros actos, pero con frecuencia dichos actos se sujetan a las normas de
nuestra comunidad, y esto nos lleva a ser morales.
La moral es prescriptiva, es decir, dicta reglas de conducta y normas que favorecen la
convivencia entre los individuos de una comunidad (de ello se desprende que existan
diversos sistemas morales); la ética, por otra parte, es la reflexión en torno a dichas reglas.
Mientras que la moral se pregunta: ¿qué debo hacer?, la ética se interroga sobre los
fundamentos de aquello que se hace.
Adolfo Sánchez Vázquez clarifica la distinción entre la ética y la moral de la siguiente
manera:
“La ética no crea moral. Aunque es cierto que toda moral efectiva supone ciertos principios,
normas o reglas de conducta, no es la ética la que, en una comunidad dada, establece esos
principios y normas. La ética se encuentra con una experiencia histórico-social en el terreno
de la moral, o sea, con una serie de morales efectivas y dadas y, partiendo de ellas, trata de
establecer la esencia de la moral, su origen, las condiciones objetivas y subjetivas del acto
moral, las fuentes de valoración moral, la naturaleza y función de los juicios morales, los
criterios de justificación de dichos juicios y el principio de que rige el cambio y sucesión de
diferentes sistemas morales.
La ética es la teoría o ciencia del comportamiento moral de los hombres en sociedad. O sea,
es ciencia de una forma específica de conducta humana".
SÁNCHEZ VÁZQUEZ, Adolfo (1979). Ética. Barcelona: Crítica. Pág. 24-25.
Hay algunas acciones conscientes que no pueden ser juzgadas desde la ética, ya que no son
ni buenas ni malas. Por ejemplo: alimentarse, rascarse la cabeza o beber agua cuando
tenemos sed.
Para juzgar éticamente una acción se requiere analizar la intención con que se realizó. Para
ello, podemos llevar a cabo un juicio ético. A continuación, analizaremos qué es y en qué
consiste. Pero antes, realiza la Actividad 2. Teorías de la libertad.
ACTIVIDAD 2. TEORÍAS DE LA LIBERTAD
1. Lee El problema de la libertad, de Oswaldo Orna, donde encontrarás elementos para
profundizar en el estudio de los temas desarrollados hasta este momento.
2. A continuación, construye un cuadro comparativo como el que se muestra, partiendo de
las teorías y doctrinas de la libertad que se exponen en el documento.
Teoría | Principal exponente (autor) | Según esta teoría, ¿el hombre es libre? | Razones (justificación)
3. Al finalizar tu cuadro, menciona qué teoría te convence más. Argumenta tu respuesta.
4. Guarda tu documento con el nombre DH_U1_A2_XXYZ sustituyendo las últimas cuatro
letras por las siglas de tu nombre y envíalo a tu Facilitador(a) para recibir retroalimentación.
Recuerda que tu archivo no debe pesar más de 4 MB.
Para enviar tu documento: En la ruta (parte superior izquierda del aula) da clic en Desarrollo.
Se enlistarán las actividades, da clic en Actividad 2. Teorías de la libertad.
1.4.- EL JUICIO ÉTICO
El juicio ético nos permite determinar en qué grado los actos se apegan o alejan de las
normas o principios establecidos por un sistema moral. Es ético porque se basa en aquellos
criterios que justifican la forma de obrar. Por lo general, los sistemas morales de las
sociedades toman como principio aquello que se reconoce como bueno, por ende, se actúa
correctamente cuando los actos generan un bien.
Podríamos citar el imperativo categórico de Immanuel Kant, mismo que se erige como un
principio moral compartido por diversas culturas y religiones:
“Obra sólo según una máxima tal, que puedas querer al mismo tiempo que tus actos se
tornen un ejemplo de ley universal”. Immanuel Kant, Fundamentación de la metafísica de las
costumbres.
Esto quiere decir, que uno debe actuar como quisiera que actuaran los demás.
Existe una serie de normas fundamentales que ha guiado nuestros actos a lo largo de la
historia. A través de la razón, por ejemplo, todo hombre reconoce que el bien común es su
propio bien; que no debe conducirse atendiendo sólo su propio interés sin cuidar el bien de
los demás.
Otras normas morales son: el respeto a la vida de los demás seres (en especial la de sus
congéneres con los cuales comparte la misma dignidad humana), la lealtad a la verdad (ya
que por ley natural, la palabra debe estar al servicio de la verdad, y por ello lo expresado
debe coincidir con lo que se piensa. Si la palabra no refleja la idea, se violenta el orden
natural de las cosas), etc.
Ahora revisarás algunas pautas para elaborar un juicio ético que te permitirá definir si un acto
es moralmente bueno o malo bajo determinadas condiciones.
1.4.1. Objeto, Fin Y Circunstancia
Para determinar si un acto se apega a las normas morales de determinado sistema, se
deben considerar tres elementos: el objeto, el fin y las circunstancias”.
Objeto
El objeto se puede definir como aquello a lo que tienden los actos por su “fin de la obra”. No
se debe confundir con el fin. Especifica el acto moral al considerar su relación de
conveniencia o disconveniencia con la moral normal al calificarlo como acto bueno o malo.
Fin
El fin es aquel objetivo que se propone el agente (el que realiza la acción).
Circunstancias
Las circunstancias se definen como accidentes (lugar, modo, medios empleados, cantidad,
relación, etc.) que envuelven al acto humano moral. Pueden no estar presentes, pero pueden
agregar mayor o menor bondad o maldad a los actos.
Ejemplo:
Un hombre rompe el parabrisas de un automóvil para sustraer una laptop que estaba en el
asiento, la vende para comprar droga, ya que es un adicto.
La explicación es la siguiente:
Objeto: apoderarse de lo ajeno, en este caso, la laptop.
Fin: la satisfacción de su necesidad de la droga.
Circunstancia: el automóvil con la laptop a la vista.
¿Cómo se puede saber si un acto ha sido bueno o malo?
Se debe poner especial atención al fin, ya que es el elemento que revela la voluntad y la
especificación detrás de los actos humanos. En el ejemplo anterior, se sabe que el robo es
intrínsecamente malo, por lo cual el acto es malo. Sin embargo el fin define el dictamen: el
robar es malo, y más aún, cuando se hace para satisfacer una adicción.
Veamos otro ejemplo:
Es muy diferente vestirse con el objeto de cobijar o proteger el cuerpo, a comprar zapatos
compulsivamente con el fin de satisfacer la avaricia, como lo hizo Imelda Marcos, quien
acumuló centenares de pares de zapatos cuando fue primera dama; a pesar de que gran
parte de la población filipina se hundía en la pobreza extrema debido a la crisis económica.
Su objeto era la adquisición de zapatos de forma innecesaria.
Su fin, poseer cada vez más.
La circunstancia en que se dio este hecho fue la pobreza de su pueblo.
Por tanto, se puede decir que el acto fue malo.
En los casos anteriores se observa claramente que el elemento indispensable de la
voluntariedad debe ser tomado en cuenta para realizar el juicio moral. Queda entendido que,
independientemente del acto en sí, el fin lo convierte en bueno o malo.
En la vida diaria, por otro lado, se actúa con fines que no son malos por sí mismos. Sin
embargo, las circunstancias lo convierten en una falta, como puede ser transitar en sentido
contrario al permitido o hablar por celular en el aula durante la clase. En este caso, se trata
de actos prohibidos por una autoridad positiva.
Es conveniente precisar que las circunstancias generalmente le dan cierto grado a la bondad
o maldad objetiva de los actos: no es lo mismo robarle cien pesos a un hombre rico que los
va a usar para comprar unos cigarros, que a un pobre que solamente tiene que pagar el
tanque de oxígeno para su madre enferma de los pulmones.
La última situación es algo más grave, pues implica poner en peligro la vida de una tercera
persona, mientras que el primero tiene como atenuante el impedir que el hombre compre
cigarros.
Dentro de este contexto, enunciaremos algunos aspectos que podemos considerar como
circunstancias (García, 2006, p. 55).
Quién: es la cualidad o condición de la persona que realiza la acción.
Qué cosa: se refiere a la cantidad o cualidad del objeto.
Dónde: es el lugar donde se realiza la acción.
Con qué medios: se refiere a los medios, sean lícitos o ilícitos, usados para ejecutar la
acción.
Por qué: es el fin intentado en la acción.
Cómo: es el modo moral con que se realiza el acto; determina con qué grado de
advertencia o deliberación se actúa.
Cuándo: designa la cualidad de tiempo o la duración de la acción.
Algunas Precisiones Importantes
El juicio ético se lleva a cabo según las normas de determinado sistema moral, pues definir
normas que sean universales y compartidas por todos los seres humanos es una tarea cuasi
utópica ya que los rituales sociales que pueden ser válidos en una sociedad, pueden tener
connotaciones muy negativas en otras.
Por ejemplo, mientras que las antiguas culturas mesoamericanas practicaban los sacrificios
humanos, los griegos los rechazaban. A pesar de esto, es famoso el designio del oráculo que
ordenaba el sacrificio de Ifigenia para que los griegos pudieran zarpar a la Guerra de Troya.
¿Es adecuado decir que una cultura era más “salvaje” que otra?
A continuación se te presenta un texto de Alonso García Luz, titulado Diversas
combinaciones en la acción humana, en donde se establecen algunas pautas para
determinar si un acto es bueno o malo, a partir de la obra de Santo Tomás de Aquino.
Reflexiona sobre las ideas que presenta.
¿Consideras que es posible determinar la bondad o maldad en los actos partiendo de este
sistema?
Para responder esta pregunta, piensa en una situación de tu vida donde apliques alguna de
las combinaciones descritas emitiendo al final un juicio moral sobre ésta.
Actividad 3. Objeto, Fin Y Circunstancia
Autoevaluación
Es momento de que evalúes tu propio aprovechamiento de los conceptos vistos a lo largo de
la unidad. Para ello, resuelve el cuestionario de opción múltiple.
Evidencia De Aprendizaje 1. Juicio Ético
Hasta aquí has revisado algunos de los puntos más relevantes sobre la condición libre del
ser humano, la responsabilidad que hay en cada uno de los actos y los elementos que debes
tener en cuenta al emitir un juicio ético.
Para generar tu evidencia de aprendizaje, realiza lo siguiente:
1. Tu asesor(a) te hará llegar el planteamiento de un caso. Analízalo con detenimiento a la
luz de los conceptos con los que trabajaste a lo largo de la unidad.
2. Descarga el documento Evidencia de aprendizaje 1: Juicio ético y responde las preguntas
que se te presentan.
Evidencia de aprendizaje 1. Juicio ético
Instrucciones. Analiza detenidamente el caso que te hizo llegar tu asesor y responde las
siguientes cuestiones.
a) ¿Quién es el protagonista del caso?
b) ¿Cuál es la raíz del problema que se expone? ¿Se trata de una acción voluntaria,
contravoluntaria o involuntaria?
c) Menciona en orden el objeto, el fin y la circunstancia del acto realizado por el
protagonista.
d) ¿Qué elementos condicionan el actuar del personaje? Recordando el texto de
Oswaldo Orna, identifica el tipo de determinación que existe sobre el protagonista:
ambiental, genético, educacional, económico, teológico, cosmológico, social o de otra
índole.
e) Ahora, tomando en cuenta los puntos que has detectado, elabora tu veredicto. ¿El
personaje actuó correctamente o no? Menciona el criterio que estás utilizando (es
decir, las normas o principios en los que basas tu veredicto).
f) Finalmente, elabora una propuesta de solución y justifícala. ¿Qué actuación hubiese
sido la más correcta de acuerdo al caso planteado?
Guarda tu documento con la nomenclatura indicada y envíalo a tu Facilitador(a).
3. Guarda tu documento como Dh_U1_EA_XXYZ. * Sustituye las XX por las dos primeras
letras de tu primer nombre, la Y por la inicial de tu apellido paterno y la Z por la inicial de tu
apellido materno. Envía tu archivo al Facilitador(a) para que te mande la retroalimentación
correspondiente. En caso necesario, podrás enriquecer tu trabajo y enviar una segunda
versión, que será la definitiva. ¡No olvides darle seguimiento!
CIERRE DE LA UNIDAD
Has concluido la primera unidad de la asignatura. ¡Felicidades
por este esfuerzo!
La libertad humana, para ser plena, siempre tendrá que ser
precedida por la reflexión en torno a las circunstancias que nos
rodean, los objetos que perseguimos y los fines que deseamos.
No existen pautas rígidas para definir si nuestros actos son
universalmente buenos o malos, sin embargo, existen normas
que nos ayudarán a justificarlos y tomar las mejores decisiones
para nosotros y para quienes nos rodean.
En la siguiente unidad trabajarás en torno a la importancia de asumir la responsabilidad
social de tus actos, así como las repercusiones que éstos tienen en el ejercicio profesional.
Para finalizar, te ofrecemos un texto de Pablo Neruda que esperamos te inspire para
continuar cursando tus asignaturas del Primer cuatrimestre con entusiasmo y empeño.
REFERENCIAS
Bibliografía Básica
Aristóteles (2009). Ética a Nicómaco, España: Tecnos.
Aquino, Tomás de (2009). Suma teológica, Argentina: Distal.
Fromm, Erich (2006). El miedo a la libertad (traducción de Gino Germani). Barcelona:
Paidós.
García Alonso, Luz (2006). Ética o Filosofía Moral, México: Trillas.
Hernández Baqueiro, Alberto (1997). Elementos formales para el análisis ético.
Lecturas en humanidades #7. ITESM-Campus Ciudad de México.
Sánchez Vázquez, Adolfo (2007). Ética. Barcelona: Crítica.
Bibliografía Secundaria
Arendt, Hannah (1960). ¿Qué es la libertad? En: Crisis de la Cultura: Ejercicios de
pensamiento político. Serie Filosofía. Madrid: Editorial Trotta.
Beuchot, Mauricio (2002). Los principios de la filosofía social de Santo Tomás. Líneas
generales del pensamiento socio-político de Santo Tomás de Aquino. México:
IMDOSOC.
García Alonso, Luz (2000). El hombre: su conocimiento y libertad. México: Universidad
Anáhuac del Sur.
Gardeil, H.D. (1974). Iniciación a la filosofía de Santo Tomas de Aquino (cuatro
volúmenes; traducción de Salvador Abascal Carranza). México: Tradición.
Jolivet, Régis (1984). Diccionario de filosofía. Buenos Aires: Club de lectores.
Llano Cifuentes, Carlos (1989). "Las caras de la dignidad", en Revista ISTMO #181,
marzo-abril.
Ocampo Ponce, Manuel (2002). La importancia de la fundamentación metafísica para
la comprensión de las dimensiones de la persona humana. México: Estudios
ocasionales. Universidad Anáhuac del Sur.
Royo Marín, Antonio (2002). Teología moral para seglares I. Moral fundamental y
especial. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos.