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UNIVERSIDAD ACADEMIA DE HUMANISMO CRISTIANO ESCUELA DE EDUCACIÓN
MONOGRAFÍA DE INVESTIGACIÓN: EDUCADORES ¿RESPONSABLES DE LA OPRESIÓN?
VISIÓN PEDAGOGICA DE PAULO FREIRE.
Alumna: Díaz López, Irene Irma Antonia Profesora Guía: Herrera Ponce, Paulina
Tesis Para Optar Al Grado De Licenciada En Educación. Tesis Para Optar Al Titulo De Profesora De Educación Básica.
SANTIAGO – 2005
2
A mis padres, Flor y Yuliano, que durante todo
este proceso, los he sentido como el ejemplo a
seguir, de profesionales de la educación
altamente comprometidos con el quehacer
pedagógico…
3
Agradecimientos.
Para el logro de esta tesis, fue necesaria la orientación y apoyo de personas, que
continuamente estuvieron a mi lado.
En primer lugar, agradezco a mi familia, por su confianza y estimulo. Gracias por su
apoyo y por iluminar el camino hacia esta grandiosa y humilde tarea, la de educar.
También resulta grato, destacar y agradecer a cada uno de los docentes de la
Universidad Academia de Humanismo Cristiano, quienes durante este proceso de formación,
inculcaron en mí, las herramientas para crecer como futura educadora.
No puedo dejar de agradecer el apoyo de Luis. Gracias por tus palabras y acciones que
a diario fortalecieron mi trabajo.
4
Índice.
I. Introducción. ……………………………………………………………… 5
II. Antecedentes. …………………………………………………………….. 8
III. Pregunta de Investigación. …………………………………………….. 17
IV. Relevancia. . …………………………………………………………….. 18
V. Objetivos. ………………………………………………………………… 28
VI. Marco Metodológico. …………………………………………………... 29
VII. Discusión Bibliográfica: ......................................................................... 32
VII.1 I.- Conceptos e ideas pedagógicas de Paulo Freire………………….. 33
VII.2 II.- Reflexión frente al rol docente: Camino hacia un profesor
progresista……………………………………………………………….. 60
VII.3 III.- Políticas nacionales de educación y su relación con
Paulo Freire……………………………………………………….. 83
VIII. Conclusiones. ......................................................................................... 103
Bibliografía. …………………………………………………………………. 120
5
I. Introducción:
Esta tesis se desarrolla en la lógica de una Monografía de Investigación, donde se
analiza y reflexiona sobre lo postura del pedagogo brasileño Paulo Freire. El cuerpo de esta
tesis está fragmentado por capítulos. Se dará inicio con los Antecedentes, luego se señala la
Pregunta de Investigación, la Relevancia, los Objetivos, el Marco Metodológico, la
Discusión Bibliográfica y se da término con las Conclusiones.
Paulo Freire plantea un sistema social y educativo, donde se espera que tanto hombres
y mujeres se liberen a sí mismos, con los otros sujetos con quienes se relacionan a diario, sin
que la libertad aparezca como una donación de unos hacia otros. Al apreciar de esta manera
al ser humano, un “hombre de relaciones”, Freire argumenta que el hombre no sólo está en
el mundo, si no con el mundo, de ahí la importancia del poder que posee el hombre y la
mujer, de objetivarse a sí mismo y a la vez su realidad.
Pero esta realidad devela lo contrario; históricamente los sujetos han estado sometidos
a regímenes sociales donde todo es impuesto, desde el qué comer y cómo vestir; la clase
dominante invade con sus ideales y formas de ver el futuro; hombres y mujeres se están
convirtiendo en sujetos “pasivos”, meros receptores de lo establecido por unos pocos, se
deja fuera las tradiciones y los propios ideales de vida. Mediante esta cruda realidad y su
propia realidad vivida en Brasil, Paulo Freire levanta una invitación a luchar por la
liberación de los oprimidos, es decir, en sus planteamientos deja a la luz pública, como el
mundo estuvo y está en las redes de la dominación. Hoy esto continúa siendo la tarea de
quienes están conscientes y comprometidos con la tarea liberadora. La dominación y
domesticación de un segmento de la población, ha engendrado una injusta realidad, donde la
6
riqueza de “algunos”, refleja la pobreza de “otros”. A esto el Antropólogo Social, Andrés
Donoso Romo, en su artículo Repensado Nuestro Inédito Viable: Una Invitación al Diálogo
[s.a.], responde: “Esta contradicción se erige como una de las fundadoras de la pobreza y
con ella gran parte de los problemas estructurales que le circundan como: cesantía,
drogadicción, alcoholismo, violencia intrafamiliar, ente otras”.
La educación no escapa a lo expuesto, se vivencia una pedagogía que pierde sentido al
ser una entrega de contenidos por parte del educador y sólo un recibir por parte del
educando, es decir, se está en presencia de un rol del educando, como un mero “recipiente”
que debe ser llenado por lo que la cultura dominante establece como válido para ser
individuos competentes dentro de la sociedad. Se está negando la oportunidad a los alumnos
y alumnas, de brindarles instancias donde sean incentivados y aprendan a relacionarse
sanamente con otros sujetos, a escucharse, a aceptarse, respetarse, hacer crítica y reflexionar
sobre su historia, su realidad.
Paulo Freire lo expone como Educación Bancaria, donde el educador cumple un rol de
opresor y el educando pasa ser oprimido. Combatir este estilo de educación, y generar el
desarrollo de una Educación Liberadora, donde prevalezca una relación horizontal entre
educador – educando y educando – educador; donde se entregue más acción participativa a
los educandos, lleva a entender el proceso de enseñanza – aprendizaje, no sólo como un
mecanismo “para” los alumnos y alumnas, si no “con” los alumnos y alumnas.
En la propuesta freireana, nace la idea de poder concebir la educación como una
instancia donde mujeres y hombres, sean desafiados a asumir de manera consciente, su
capacidad de ser sujetos creadores de su mundo, de su propio contexto histórico.
7
Se levanta esta monografía con objeto de poder mostrar la importancia que poseen los
docentes a la hora de engendrar en los infantes un proceso de liberación que los conduzca a
ser sujetos libres a la hora de ser, actuar y pensar, y no seguir reproduciendo una cultura
donde se les domestique para ser modelos de una realidad asumida. La educación chilena no
escapa a ello, por lo mismo, dentro de los enfoques de estudio o temas a indagar en esta
investigación, se han considerado como políticas de educación nacional, los planteamientos
de la Reforma Educacional Chilena, rescatando la formulación del Marco para la Buena
Enseñanza, con el propósito de poder reflexionar sobre el cómo realizan sus prácticas
pedagógicas las profesoras y profesores chilenos, y cómo repercuten éstas en los
aprendizajes de los alumnos y alumnas. El análisis reflexivo se lleva acabo, a partir de
fundamentos que se extraen de los planteamientos de Paulo Freire.
Freire en su legado propuso herramientas para trabajar con la población pobre, realizar
una práctica enfocada al populismo, hace pensar que todos los niños y niñas tienen derecho
a una educación de calidad, y qué mejor que los docentes tomen conciencia de ello, y se
dispongan a trabajar a favor de las demandas sociales.
El poder determinar en la literatura de Paulo Freire, la presencia de educadores y
educadoras como facilitadores del proceso de liberación, es el eje central de esta monografía.
La investigación se propone ir más allá, de poder leer y entender al autor, importa lograr un
punto de reflexión, donde la formación del cuerpo docente se convierta en la mirada crítica,
para alcanzar un rol enfocado en ayudar a los alumnos y alumnas a no ser entes oprimidos
por la clase dominante.
8
II.- Antecedentes:
La presente investigación surgió por interés en profundizar las ideas de Paulo Freire,
que son relevantes para la formación pedagógica, de estudiantes de la carrera de Educación
Básica y para la reflexión de docentes ya insertos en el sistema educativo.
Al proponer el estudio monográfico, se decide que sea de estilo investigativo. Para
comenzar se llevó a cabo una búsqueda y selección de la literatura a trabajar. En la búsqueda
de material necesario para dar comienzo a la investigación, se encontró el libro de María
Nieves Gómez, Los Conceptos Educativos en la Obra de Paulo Freire (1982), y así nació la
idea de indagar en otros autores que hablasen de la teoría freirena, para así ir comprendiendo
mejor su postura. Desde un comienzo los textos: Educación como Práctica de la Libertad
(1973) y Pedagogía del Oprimido (1991), fueron considerados como lectura obligatoria.
Luego con el gesto del profesor Domingo Bazán1, hubo un acercamiento con otros libros de
Freire y que luego fueron sirviendo y fortaleciendo el desarrollo de este trabajo. No hubo un
orden cronológico de las lecturas, pero sí existió “intuición” frente a los títulos y su cercanía
o relación con el tema central de este estudio.
Paulo Freire plantea un estilo de pedagogía y visión de la sociedad, por lo que fue su
realidad, sus vivencias. Todos sus planteamientos tienen un fundamento teórico y
existencial, nada queda al azar, todo lo vivió él. En sus tiempos generó un movimiento que
pretendía educar a los analfabetos y así hacer entender a la sociedad en general, que todos
tenían derechos, derechos de vida, derecho a sentirse liberados de la opresión. Al sentirse
indignado por la injusticia social, emprende su lucha política, en el sentido de la
1 Profesor chileno de Ciencias Naturales y Biología, Licenciado en Educación y Diplomado en Ciencias Sociales. Doctor © en Pedagogía. Docente de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano.
9
transformación radical de la sociedad. Bajo este juego de sentimientos y emociones,
concretamente propuso desarrollar un estilo de educación que esté en contra del acto de
oprimir y a favor de la libertad.
En la actualidad su legado cultural, es seguido por muchos que realmente se interesan
por el sistema educativo y por mejorarlo para los alumnos y alumnas.
Paulo Freire nace en Recife (1921), zona pobre del Brasil, en pleno proceso de
modernización, entendiendo con esto, que estuvo invadido en todo momento por ideales
nuevos de vida y por ende, se generó una crisis en los valores tradicionales de la gente de su
pueblo. Ya cuando tenía ocho años de edad, su familia tuvo que trasladarse a otra zona, pues
la crisis que marcó a Brasil en 1929 los afectó considerablemente. Es en estos instantes
cuando Paulo Freire muy pequeño, comienza a cuestionarse la realidad, la existencia de los
hombres y lo principal, qué podría hacer él para ayudar a esos hombres y mujeres que
sufrían.
En 1964 Brasil sufre un Golpe de Estado y el gobierno de Joao Goulart es derrotado.
Se genera entonces un Estado Revolucionario, donde las ligas campesinas son prohibidas y
perseguidas, al igual que los “otros” políticos e intelectuales (Gobierno anterior).
Antes del Golpe de Estado, Paulo Freire realizaba una labor grandiosa, guiaba la
campaña de alfabetización de las comunidades campesinas. El sentido de esto era enseñar a
leer y escribir a este grupo de ciudadanos, para así esperar que lograran un mayor grado de
concientización crítica, que los condujera por el camino de la lucha para conseguir un estilo
de vida más justo, humano y razonable. A causa de esta misión que realizaba Freire, fue
10
capturado por setenta días, y al ser liberado se refugió en Bolivia y luego partió a Chile, país
donde se estableció por algunos años y enseñó su metodología.
El método freireano no podía ser aceptado por la clase dominante de Brasil y otros
países, ya que era una eficaz herramienta de alfabetización, que tenía como trasfondo educar
a los hombres2 “oprimidos” para que estuviesen conscientes de su alienación y falta de
libertad. De esta manera el segmento social que fue y sigue siendo marginado, en su
momento fue el blanco y preocupación de la clase opresora, pues no les convenía la
educación de los oprimidos. Romper la brecha social existente en esos tiempos y hoy, es
tarea nada menos que de la educación, sin este esencial pilar de formación humana, los
pobres seguirán siendo pobres y los ricos más ricos.
Ya en 1965 establecido en Chile, asesoró los programas de alfabetización en el
gobierno de Eduardo Frei Montalva, con el fin de aumentar la participación popular en el
desarrollo del país. Con su considerable trabajo llevó a Chile a formar parte de las cinco
naciones que mejor enfoque le brindó a la importancia de la alfabetización, según la
UNESCO (Gómez, 1982: 11).
A modo de ejemplo en relación al legado de Freire en Chile, se expone lo siguiente: en
la época de los ‘60, en Chile se levantaba la inquietud con temas referentes a educación. Es
así como en 1971, se funda el Programa Interdisciplinario de Investigación en Educación,
PIIE. Su idea era poder presentar a las autoridades las diferentes propuestas para crear una
instancia donde diversos profesionales, no necesariamente de la educación, pero sí
2 Entiendase por hombre, la generalización que hace el autor de ambos géneros, se incluye en este término a la mujer.
11
interesados en ella, pudieran desarrollar profundas investigaciones, con el fin de promover
estrategias en post del sistema educativo que reinaba en la época. La educación era apreciada
como una herramienta para alcanzar la transformación de la sociedad y así poder aportar en
el desarrollo humano de los sujetos, de aquí que el pensamiento de Paulo Freire, su visión
pedagógica, basada en la realidad de América Latina, y su método de alfabetización, nacido
con el trabajo que el educador promovió en las clases campesinas de Brasil, se convirtieron
en uno de los referentes de la promulgación del PIIE y sus objetivos, entre estos destaca
fuertemente la Educación para Adultos. [No se descarta la existencia de otras instituciones
que también consideraron dentro de sus formulaciones, la visión pedagógica de Paulo
Freire].
Con el correr de los años, las publicaciones del PIIE fueron ascendiendo, hasta tal
punto, de transformarse en una institución comprometida con la mirada crítica y social de la
educación. El programa que la Unidad Popular promovía, entre otros puntos, terminar con el
analfabetismo y así poder elevar considerablemente el nivel pedagógico de la población
adulta del país. Es así como este estilo y objetivo de educación, se hizo fuerte dentro de los
parámetros de trabajo del PIIE; al igual como Freire lo hizo en Brasil, se implementó esta
pedagogía en los centros de trabajo, para que así los trabajadores pudieran a acceder al
término o muchas veces, al inicio de su escolarización.
Considerando la realidad nacional, el PIIE toma como base de sus planteamientos el
poder generar una educación con objeto de librar al hombre y a la mujer, esperando que
ambos se pudieran re – descubrir a sí mismos, con el propósito de humanizar a la población.
Los estudios e investigaciones del PIIE, que tuvieron relación con la educación de adultos,
contaron con el apoyo del Instituto de Capacitación e Investigación de la Reforma Agraria,
12
ICIRA, el cual también colaboró con el trabajo de Freire en su estadía por el país. Esto queda
demostrado por las publicaciones que hace este instituto del pedagogo brasileño.
Pobreza y educación son los ejes que se ponen en le tapete de las investigaciones, tanto
del PIIE, como del Gobierno de Transición Democrática, luego de años de dictadura militar.
Así es como se generan programas como el de Mejoramiento de la Calidad de las Escuelas
Básicas de Sectores Pobres, más conocido como P – 900, que dentro de sus líneas de acción,
alberga los Talleres de Aprendizajes, TAP. En estos espacios se desarrollan actividades que
pretenden mejorar el rendimiento escolar, elevar el autoestima, trabajar con la sociabilidad y
la creatividad de los educandos; estos talleres se realizan fuera del horario del currículum
escolar, dos veces por semana; todo esto en el marco de la Reforma Educacional Chilena3.
Hasta aquí se puede citar como legado freireano en las perspectivas educativas chilena,
la preocupación de brindarle a la clase pobre, la posibilidad de recibir educación de calidad,
con el fin de encontrar el convencimiento que enmarca el proceso de lucha por la liberación
de los oprimidos por el sistema. Igualar o disminuir las brechas sociales, va más allá de
entregar habilidades cognitivas a la población, hace falta, por parte de los cerebros que
mueven el sistema educativo nacional, darle más valor al lado humano de los aprendizajes,
no se trata que los hombres y mujeres manejen una diversidad de contenidos, si no son
capaces de encontrar en ellos mismos la base para poder vivir en paz y lejos de la opresión y
todo tipo de injusticia social. Por su parte, más allá de “solidarizar” con las escuelas más
pobres del país, [a juicio personal], se tienen que promover metodologías que motiven a los
educadores para fomentar la construcción en comunión de una “conciencia social y crítica”. 3 Para profundizar en las estrategias y fundamentos del PIIE, se levanta la invitación para indagar en la lectura del texto “30 años en la educación”. Para ello es recomendable visitar la página en internet: http://www.piie.cl/memoria/memoria30.pdf
13
La obra de Freire fue sobresaliente por querer fomentar una lucha que él denominó
“Revolución Cultural”, donde su intención era lograr la liberación de los hombres y mujeres,
y la anhelada democracia. Es por esta razón, que Chile al recibir su Golpe Militar y vivir
años de dictadura, también lo cuestiona y castiga prohibiendo su ser y obras (1973).
La misión y los objetivos de Paulo Freire, se convirtieron en la sustentación de las
masas populares por exigir su derecho a la educación, para así poder leer y escribir y votar a
sus representantes. Aunque esto según Freire, no buscaba la democracia en la comunidad,
pero sí sus votos; fue un avance considerable en la lucha por conseguir la libertad de los
hombres y mujeres, y todo el cuestionamiento social que esto trae. A esta situación, en
Gómez (1982), se plantea como Freire fundamenta sus ideas: “preparar para la democracia,
no puede significar solo convertir al analfabeto en un lector, para someterlo a las
alternativas de un grupo de poder ya existente. La educación debe preparar a los
ciudadanos, para que sepan enfrentar las alternativas de vida que las elites proponen”
(Gómez, 1982: 14).
La educación a lo largo de la historia ha ido adquiriendo roles y preocupaciones, una
de estas últimas, ha sido el tema de la alfabetización y su vinculación con el desarrollo de la
democracia a nivel mundial. El establecer un gobierno democrático en una comunidad, que
vivía en la sumisión del poder “mal ejercido”, significaba notoriamente el crecimiento del
pueblo.
Freire invita a los educadores y educadoras a reflexionar sobre la historia, para que de
dicha forma se re - encanten con ella y así, puedan practicar una pedagogía justa, razonable y
14
liberadora con sus educandos4; formar a los educandos con los instrumentos necesarios para
combatir el poder de algunos, es una misión responsable que todo educador debe seguir. No
importa el color político, lo que realmente importa es el desarrollo de la persona que se está
formando, se debe pensar en los niños y niñas y más aún, se debe poner en su lugar,
¿realmente les gustaría formar parte de una sociedad injusta y competitiva?, por ende, se
debe orientar a los alumnos y alumnas para que puedan discernir y así optar ellos mismos
por su estilo de vida. Por esta razón, la educación que Paulo Freire propuso, es una
educación caracterizada por su valentía, que la lleva a discutir con el hombre común sobre
sus verdaderos derechos de vida, lo motiva a participar en la solución de los problemas,
donde él pueda aportar con sus propias soluciones y pensamientos. Freire anhelaba una
educación “que salvase a los hombres del miedo a la libertad”, por lo mismo, para poseer
validez, el sistema educacional debe promover en las prácticas pedagógicas, que tanto
alumnos, alumnas y docentes, reflexionen sobre el hombre y su realidad.
Con el pasar de los años, tres conceptos enmarcan los estudios de Paulo Freire: el
hombre, la sociedad y la cultura. La transformación social, pretende la creación de una
cultura que promueva la integración de toda la comunidad humana. Terminando con la
liberación del hombre y la mujer, mediante una pedagogía concientizada de manera plena.
El querer realizar esta monografía encierra un cuestionamiento sobre la educación
chilena, sus bajos logros en pruebas de mediciones nacionales e internacionales y la falta de
reflexión frente al rol docente. La realidad muestra claramente lo recién expuesto; la realidad
de Paulo Freire lo llevó a dar respuestas a los aspectos negativos que sucedían en su entorno
4 Cuando Paulo Freire habla de educador y educandos, hace mención además a las educadoras y educandas.
15
y encontró en la educación las características apropiadas para resolver sus inquietudes.
Educar irá más allá de enseñar. Humanizar la sociedad es un objetivo constante en la lucha
freireana, enseñar a ser sujetos críticos a los educandos es la misión y aporte, que deben
realizar los profesores y profesoras para el desarrollo de la vida en convivencia.
Las escuelas “pobres” de Chile, son generalmente instituciones municipales, las cuales
no reciben “supuestamente” los recursos necesarios para brindar una educación de calidad,
de ahí los bajos logros y las pocas expectativas de vida y superación de los alumnos y
alumnas que albergan. Por lo mismo, asumir un compromiso con la clase pobre o menos
privilegiada, la clase vulnerable, es la tarea que debe guiar el trabajo docente. Por ésta y
otras razones, la formación del profesorado va influir en el nivel de educación que se les
entregue a los educandos. Un buen profesor o profesora sabrá cómo enfrentar las dificultades
y asumirá un rol maestro frente a sus alumnos y alumnas; un mal profesor o profesora se
dejará estar y depositará las culpas en otros participantes del proceso educativo.
Frente a lo señalado el Ministerio de Educación y otras instituciones educativas, han
levantado en el año 2003, El Marco para la Buena Enseñanza, donde se perfila el rol que
deben asumir los docentes chilenos, para así nivelar y enriquecer las prácticas pedagógicas.
En este Marco, se propone que los educadores deben estar comprometidos con la formación
de sus estudiantes, logrando una buena enseñanza, en la medida que los primeros se
involucren en la tarea de enseñar como personas que asumen en todo momento sus
capacidades y valores; es decir, se pretende generar una educación más humana, donde las
relaciones profesor – profesora y alumno - alumna, estén abiertas al diálogo y así puedan
comunicarse y ponerse de acuerdo entre sí. Freire a esta acción agrega el poder reconocer en
el otro, un sujeto crítico, a quien se le debe permitir expresar sus opiniones.
16
Si bien ya han transcurrido unos años desde la declaración de dicho documento, aún en
algunas aulas permanecen educadores que nada de lo expuesto en el Marco para la Buena
Enseñanza aplican a la hora de realizar sus prácticas pedagógicas, lo que conlleva a un nivel
no óptimo de educación que está recibiendo un porcentaje alto de la población estudiantil. A
raíz de esto, nace la invitación y los objetivos de esta monografía, de poder reflexionar,
criticar, y develar las pautas que según Paulo Freire, deben poseer los profesores y
profesoras, a la hora de asumir su compromiso laboral.
17
III.- Pregunta de Investigación:
El tema central de esta monografía, trata de encontrar respuestas a la siguiente
pregunta: Según Paulo Freire: ¿Cómo el educador y educadora, podrían ayudar y orientar a
sus alumnos y alumnas a no ser sujetos “oprimidos”?.
Se entenderá como “sujeto oprimido”, al ser humano que se le prohíbe ser, a quien se
le niega la posibilidad de desarrollarse libremente, y no se respetan sus derechos, ni realidad
cultural. Los sujetos oprimidos, son ejemplo de una sociedad que no deja actuar
democráticamente a sus ciudadanos, y esto se refleja en la dominación de clase, que llevan a
cabo personas que autoritariamente, domestican a los sujetos que “supuestamente” son
ignorantes, son deficiente monetariamente, lo que los convierte en ser personas “diferentes”
en comparación, de aquellos que manejan el sistema.
18
IV.- Relevancia:
La realización de esta monografía, nace como una propuesta pedagógica, tanto para los
futuros docentes, como los que ya están insertos en el sistema educativo. Se espera que la
investigación exponga ideas que sirvan a la formación y reflexión de profesores y
profesoras, que se sientan comprometidos y comprometidas con su labor y rol dentro de la
sociedad. No se busca encontrar una verdad absoluta frente a la postura que se ha tomado
frente al rol docente, sino por el contrario, se pretende levantar una invitación para refutar o
confirmar lo que se expone, con objeto de que otros y otras profesionales de la educación
puedan cuestionar, criticar, reflexionar, o seguir con la investigación en curso.
Paulo Freire en su trayectoria de educador, expone ante la sociedad dos libros, que
orientan la comprensión de su mensaje:
1. Educación como Práctica de la Libertad (1973).
2. Pedagogía del Oprimido (1991).
De ambas se desprenden dos conceptos, que ayudarán a comprender aún más las ideas
del autor, Educación Bancaria y Educación Liberadora. Este cuadro conceptual está ligado
estrechamente, es decir, la Pedagogía del Oprimido, dentro de sus planteamientos hace
referencia a la Educación Bancaria, ambos conceptos que marcan y reflejan la realidad
sociocultural de una comunidad, llevan a los educadores y educadoras a reflexionar frente al
desempeño docente y al rol que se toma en cada una de las prácticas pedagógicas; además de
entender la acción que deben adquirir los educandos en su propio proceso de enseñanza –
aprendizaje. Para ello, emerge en el legado freireano, la Educación Liberadora. Ésta surgió
19
como una alternativa de lucha, que iba a favor de los explotados (población analfabeta) por
la clase opresora, dominante y domesticadora, en las zonas pobres de Brasil en la década del
‘60.
Al exponer sobre la visión del hombre, los escritos y estudios de Paulo Freire a lo largo
de la historia, han ido adquiriendo relevancia en el ámbito social y educativo. Su lucha fue
constante para demostrar que tras la sociedad humana, se encuentran en los extremos dos
direcciones: las sociedades que dominan y las sociedades dominadas.
Freire dio a conocer una pedagogía, que está orientada en reconocer las diferencias
entre los individuos que son opresores y los que son fuertemente oprimidos. La Educación
Bancaria refleja una pedagogía construida por el sujeto y no básicamente basada en él, lo
que hace a los hombres y mujeres perder su humanidad, de esta forma el autor señala que la
lucha debe ir enfocada hacia la recuperación de ésta y para ello, pone de manifiesto un
concepto de educación que considera la praxis, la reflexión y acción de los hombres y
mujeres, como ejes centrales para que éstos puedan desarrollar la transformación de su
realidad, su mundo. En la actualidad se ha generado una búsqueda de nuevas estrategias de
educación, que fomenten y faciliten las capacidades de los hombres y mujeres, como entes
pensantes y reflexivos sobre su propia vida.
Acabar con todo lo que la opresión conlleva, es otro objetivo que Freire hizo presente a
la hora de manifestarse frente a la educación; hacer del hombre y la mujer dueños de sí
mismos y a la vez un hombre y mujer libre, es reflejo de su estudio frente a la sociedad
oprimida, entendiendo la opresión como la causa de la deshumanización. La Pedagogía del
Oprimido, es una pedagogía que puede adquirir características de una pedagogía humanista
20
y liberadora, para ello, debe vivenciar dos momentos que estarán interrelacionados según
Paulo Freire: “en el primer momento, los oprimidos deben ir develando el mundo de la
opresión y se van comprometiendo en la praxis con su transformación y el segundo, en que
una vez transformada la realidad opresora, esta pedagogía deja de ser del oprimido y pasa
a ser la pedagogía de los hombres en proceso de permanente liberación” (Freire, 1991:47).
La gran “tarea humanista e histórica de los oprimidos: liberarse a sí mismos y liberar
a los opresores. Éstos, que oprimen, explotan y violentan en razón de su poder, no pueden
tener en dicho poder la fuerza de liberación de los oprimidos ni de sí mismos” (Op. Cit.:
33). Con ello se entiende que para poder lograr la liberación del hombre y de la mujer, será
necesario el poder reconocer el límite existente de la realidad opresora, de esta manera, se
espera que los entes oprimidos puedan superar la contradicción en la cual se encuentran y
así se reconozcan ellos mismos como oprimidos y nazca de ellos el compromiso por
liberarse.
Desde la mirada de la escuela, la relación entre profesor - profesora y alumno - alumna
debe estar marcada para que éstos, puedan constituirse como agentes de cambio en su medio
social, pues la idea de este pedagogo brasileño, es de transformación de la sociedad y para
transformarla, se debe tomar conciencia social o mejor dicho, se debe tener conciencia de
“clases” [darse cuenta que uno es oprimido, y que debe luchar constantemente para liberarse
de la clase dominante, para así liberarse uno mismo]. Es por esta razón, que cuando
hombres y mujeres pertenecientes a la clase dominante se las dan de revolucionarios, no les
resulta, pues son dominados por sus propias cadenas de opresión, por lo tanto, si no pueden
liberarse a sí mismos, menos podrán liberar a los demás, es decir, si uno no ha sentido
21
hambre, difícilmente, podrá entender a los hombres y mujeres que sufren de hambre y otras
necesidades.
En la educación sin la orientación y ayuda de los docentes, los alumnos y alumnas no
pueden lograr el compromiso de liberación. Como educadores y educadoras les corresponde
comprometerse a no seguir reproduciendo conductas que marquen el actuar de los niños y
niñas, éstos deben ser guiados por el camino donde ellos solos encuentren su libertad de ser;
el poder entenderse a sí mismos los llevará a comprender su realidad y su mundo. Hay que
trabajar para ellos y ellas, hay que buscar las herramientas que sirvan para promover
prácticas pedagogías efectivas para la formación de ciudadanos pensantes y no sólo
receptores de información. De aquí la relación que hace Freire de la cultura del oprimido
con la llamada “cultura del silencio”. La clase opresora desea mantener su estatus en la
sociedad, por ello, continua reproduciendo su actuar frente a la clase oprimida. Los hombres
oprimidos y las mujeres oprimidas pierden su voz, su esencia de personas libres, pensantes y
críticas de todo lo que acontece a su alrededor.
Cuando se vivencia el pleno desarrollo del proceso de enseñanza – aprendizaje, se dan
relaciones entre el educador y el educando, la tradición muestra que en esta relación vertical,
el educando toma la alternativa de aceptar y repetir todo lo manifestado por el educador, lo
que hace referencia, a un acumular de conocimientos y no a una acción procesadora de
éstos. En este sentido, Freire (1991) habla del educando como un “banco receptor y
depositario de los contenidos”, que pierde su real protagonismo en el proceso educativo;
mientras más adaptados estén los alumnos y alumnas, más acomodados al mundo serán,
luego en su vida en sociedad plena [adultez]. Se habla de una acomodación de los individuos
a la sociedad, dejando atrás una integración sana de éstos en su realidad. Esta integración
22
supone una activa participación y a la vez, protagonismo por parte del hombre. No dejar que
la clase dominante, la invasión cultural, sigan asegurando su estadía en la sociedad, es el
verdadero compromiso; hay que dejar fuera la educación retórica, discursiva, así se estará
fomentando la participación que deben llevar a cabo los ciudadanos. Cuando profesores y
profesoras entiendan la importancia y el trasfondo de lo señalado, se espera que lo apliquen
con sus alumnos y alumnas.
Para dejar de ser Educación Bancaria, ésta debe hacerse Educación Liberadora y para
ello, debe superar la contradicción que el autor denominó “educador – educando”. Esta
contradicción muestra como el educando deja de participar de forma activa, en el proceso
que “supuestamente” genera su propia formación, lo que equivale a decir, que sólo un
elemento de esta relación, el educador, adquiere un rol activo y protagónico. Freire pone de
manifiesto, que desde el momento en que el papel del educando se basa en recibir como
válido, todos los conocimientos que el educador le entrega, se “deforma” el proceso de
enseñanza – aprendizaje. Por el contrario, el rol que debe asumir el educador y educadora
será, el de no juzgar a sus alumnos y alumnas y sus opiniones sobre ellos mismos, sus
conocimientos y su realidad, incluirlos verdaderamente en su proceso de formación es tarea
de un profesional comprometido con la enseñanza de los alumnos y alumnas para los cuales
trabaja.
Si bien es cierto, se encuentra una existencia de roles determinados entre educador y
educando, éstos deben ser intercambiables y no deben caer en una jerarquización de
funciones. Dentro del proceso educativo, tanto profesor y profesora, como alumnos y
alumnas están destinados a aprender; entablar una relación sin la contradicción educador –
educando y centrada en el valor del respeto, generará un elemento que Paulo Freire señaló
23
esencial para el desarrollo de la educación, el Diálogo. Éste toma sentido al relacionarse con
un pensamiento crítico, que lleva a los hombres y mujeres a pensar y reflexionar sobre el
mundo, así se deja fuera el pensar ingenuo y pasivo de la cultura oprimida. Se debe
prosperar para que la relación entre el educador y los educandos, deje de ser vertical y sea
horizontal y dialógica. El poder que posee el diálogo dentro de la convivencia, lo hace ser
una herramienta fundamental en el camino que conduce a la lucha de la liberación. Mediante
el diálogo los seres humanos pueden construir la realidad, hoy re- construir.
Paulo Freire y Dewey (1982), plantean que la acción educativa, no es aquella que al
enseñar entrega las respuestas establecidas a los alumnos y alumnas, sino por el contrario,
debe ser una acción que formule nuevas instancias de generar soluciones a los problemas ya
planteados o a la vez, formular nuevas interrogantes o problemas5. Así queda demostrada la
característica que hace único al ser humano y superior que al resto de los animales: poder
pensar, reflexionar y criticar. De aquí que la Educación como Práctica de la Libertad, sea
apreciada como un acto del conocimiento, donde la acción crítica lleve a los educandos y en
sí al hombre, a reflexionar y cuestionar su realidad. De esta manera Paulo Freire entabla que
la educación será un medio para aprender a vivir, viviendo. La escuela con el pasar del
tiempo, se ha ido convirtiendo en el centro educativo por excelencia, por consiguiente, debe
considerar en todas las circunstancias lo recién expuesto, para así poder desarrollar las
capacidades intelectuales, físicas y de comunicación de niños, niñas, jóvenes y adultos que
pretende educar. En la literaria freireana se propone a la escuela como un lugar donde se
refleje un círculo de cultura, diálogos, debates, participación, etc. Por lo tanto, la escuela
como institución social, debe brindar una educación integral, que promueva la reflexión de
hombres y mujeres, y así éstos puedan determinar su acción ante la realidad. En Escobar 5 Para profundizar esta idea acudir a Gómez (1982)
24
(1985) se señala bajo una concepción del pensamiento freireano: “nadie libera a nadie.
Nadie se libera solo. Los hombres se liberan en comunión”, ahora se invita a decir “nadie
educa a nadie, los hombres se educan entre sí” (Escobar, 1985: 27).
En la historia de la educación el rol de los maestros se ha caracterizado por ser un
agente indiscutible del saber, que debe “llenar” de contenidos a sus alumnos y alumnas. Con
esta concepción la fuerza transformadora de la palabra y más concretamente del diálogo, se
pierden en su totalidad, logrando un ambiente que refleja el poder de unos sujetos sobre
otros. Los educandos son conducidos por el educador o educadora a memorizar de manera
mecánica los contenidos o saberes, que los segundos depositan en los primeros. No existe
una comunicación mutua y verdadera en la relación educador – educando, el educador sólo
comunica y los educandos se remiten a escuchar, repetir y memorizar., es decir, se limita la
acción del educando a sólo escuchar, guardar y repetir pasivamente, la palabra “absoluta”
del educador.
Un profesional de la educación, ya no es sólo aquel que educa, sino que además, al
educar a otro, también se educa él, y esto, a partir del diálogo que se debe generar en la
relación recíproca con los estudiantes. De esta forma, tanto profesor, profesora, alumno y
alumna, asumen un rol activo en los procesos educativos, dejando atrás los poderes
autoritarios, que muchas veces son mal aplicados.
La institución educativa, al promover la soñada democracia de muchos, no debe
promover y justificar a los pedagogos que se rigen por la entrega de contenidos de manera
absoluta y autoritaria, ni a los alumnos y alumnas que se limitan a sólo recibir la
información, sin tener la posibilidad de procesarla y cuestionarla. Sí debe valorar y rescatar
25
la misión de profesores y profesoras, que están conscientes que en la medida que enseñan
también aprenden, y a la vez, a los alumnos y alumnas que están interesados en el querer ser
sujetos libres y capaces de tomar sus propias decisiones, y no asumir como validas las que se
les imponen.
En la sociedad capitalista que fuertemente se desarrolla, la educación está siendo
considerada como el centro que debe formar y capacitar a la clase obrera – trabajadora, éstos
deben ser cada vez más eficientes, para que así la clase dominante aumente su poder
monetario. Si es ésta una realidad, se debe sacar partido y provecho a ello, al asumir que se
está preparando a un segmento de la población para su desempeño laboral a futuro,
corresponde hacerlo de la mejor manera posible, es decir, si alumnos y alumnas deben ser
empleados y no empleadores, hay que entregarles las herramientas suficientes para que
puedan aspirar a más y no se dejen domesticar por los poderosos que manejan el sistema. No
es algo erróneo que sean empleados, pero sí lo es, que sean domesticados y que se les niegue
la posibilidad de surgir como hombres y mujeres libres. Se debe formar una población que
asuma su poder crítico como algo propio y no impuesto, que valore más sus derechos de
personas libres y que demuestren que son conocedoras de ellos, para que así nadie los
someta en las redes, tanto del consumismo y del poder, sino que sean capaces de optar por
una forma digna de vivir su propia vida. Los profesores y profesoras deben procurar realizar
una educación para la “liberación” y no para la “dominación y domesticación” de los niños,
niñas, jóvenes y adultos que albergan las aulas, lo que implica, el poder aplicar estrategias de
trabajo que conduzcan y sean el pleno reflejo de una acción transformadora que los seres
humanos deben adquirir frente a su propia realidad.
26
La realidad de Chile, muestra como el rol docente, se centra en ser el profesor o
profesora de los alumnos y alumnas que no saben nada y por su parte, el rol de los últimos se
justifica en que sólo deben asumir como válido lo que el docente les dice. Esto señala el bajo
nivel de dialogicidad en que se enmarca la educación. Tanto docentes, alumnos y alumnas,
no se aceptan como un conjunto de sujetos que aprenden el uno del otro, no hay espacio para
que los estudiantes puedan expresar sus puntos de vistas y a la vez, puedan cuestionar los
conocimientos que el docente deposita en ellos.
La pedagogía tradicional que caracteriza a la educación chilena, refleja el poder que
asumen profesores y profesoras frente a los pasivos educandos. La autoridad es mal ejercida,
ya que se manifiesta, como el poder que los educadores y educadoras tienen bajo el
alumnado. Se ha implementado en teoría una pedagogía que se basa en el constructivismo,
donde se les da mayor participación a los alumnos y alumnas, lo que los conduce a
desarrollar su propio aprendizaje, esperando que éste al tener una acción más activa por
parte de ellos sea “significativo”. Se dice en teoría, porque la realidad y la práctica entregan
concepciones completamente distintas.
Paulo Freire, puede ser catalogado como un constructivista, sus ideas llaman a
brindarle más participación a los educandos, y a dejarlos ser sujetos pensantes y capaces de
reflexionar y criticar, levantando sus propias concepciones e ideas sobre la realidad. Sin lo
recién planteado, el autor habla de seguir sumergidos en una pedagogía donde los opresores,
reprimen a los oprimidos para seguir siendo tal. Seguir siendo entes oprimidos no es la base
de la educación ni menos de la Educación Liberadora. Tomar el diálogo, como fuente de
riqueza y grandeza, lleva a robustecer todo proceso de formación educativa. Tomar éstas o
algunas de las ideas planteadas por el autor, conducen el camino de una educación capaz de
27
generar problematización de los saberes, es decir, donde se logra hacer pensar críticamente
al sujeto que está en la situación de aprendiz. Reflexionar y comprender el legado freireano,
puede provocar un mayor nivel de formación en los educadores y educadoras, frente al
proceso de enseñanza – aprendizaje de cada uno de sus alumnos y alumnas.
La realización de esta monografía de estilo investigativo, trae consigo una relevancia
enfocada hacia los profesores y profesoras chilenas. Tres son los ejes a desarrollar:
1. Relevancia Teórica
2. Relevancia Práctica
3. Relevancia Social.
La primera relevancia, la Teórica es el enfoque central de esta monografía. Acá se
busca destacar y comprender el rol de los docentes chilenos, que pretenden llevar a cabo en
sus prácticas pedagógicas, actividades, actitudes, acciones, que demuestren su rol de
profesora y profesor “progresista”, democrático, liberal, luchador, comprometido con su
labor, entre otras cualidades que destacan en la literatura freireana, la cual es enriquecida con
la visión que se levanta en el Marco para la Buena Enseñanza, de acuerdo a la formación de
los profesores y profesoras chilenas. Por su parte, la Relevancia Práctica tiene como fin, el
poder difundir los planteamientos de Paulo Freire, en la formación y prácticas pedagógicas
de los docentes chilenos, y como ya fue planteado, relacionándolo además con el Marco para
la Buena Enseñanza. Por último, la Relevancia Social de esta investigación teórica, es el
poder recatar de la literatura de Freire, una mirada positiva hacia la clase popular, hacia la
clase pobre; desarrollando un compromiso social, por parte de los educadores y educadoras,
quienes también forman parte del proceso educativo. A la vez, se invita a entender la
escuela, como una institución democrática.
28
V.- Objetivos:
Objetivo General:
Rescatar en la literatura de Paulo Freire, las ideas clave de la reflexión frente al rol
docente, como un facilitador del proceso de liberación, en los procesos de enseñanza –
aprendizaje de sus alumnos y alumnas.
Objetivos Específicos:
1. Relevar la Educación Liberadora, como una instancia de liberación y
reflexión, donde se supera la contradicción educador – educando.
2. Reflexionar a partir del Marco para la Buena Enseñanza, la posibilidad de
considerar al profesor y profesora como un “educador y educadora
progresista”.
29
VI.- Marco Metodológico:
Para la realización de esta investigación, se ha seleccionado llevar a cabo una
Monografía, entendiendo por ella una estructura que en forma analítica y crítica, recoge
información de diversas fuentes sobre algún tema determinado. Esta recogida de
información, demanda mantener una selección obligada y rigurosa, donde además se realice
una organización de los datos recogidos coherentemente. Para que el estudio monográfico,
pueda ser considerado científico, debe cumplir con las siguientes pautas:
o Tratar un objeto de estudio de manera tal que pueda ser reconocible para los demás;
o La investigación dice cosas sobre ese objeto que no se han dicho antes o lo aborda
desde una óptica distinta de la ya difundida;
o Es útil a los demás;
o Proporciona elementos que permiten confirmar o refutar las hipótesis que presenta,
de manera tal que otros puedan continuar con el trabajo o ponerlo en tela de juicio.
Monografía de Investigación, es la modalidad que se ha considerado específicamente,
donde se aborda un tema nuevo o poco explorado y se realiza la investigación original; para
eso hay que conocer lo que ya se ha dicho y aportar algo novedoso6.
Para la realización de esta monografía, se llevó a cabo la elaboración de un Plan
Operativo o de Trabajo, el cual consistió en clasificar por etapas cada una de las partes, que
se realizó para dar sentido y consistencia a este escrito.
6 Para profundizar en el tema de las monografías se recomienda acudir al texto informativo “¿Qué es una monografía? [s.a.], de la autora María José Van.
30
Las etapas fueron las siguientes:
1. Lecturas de otros autores, que hablan y citan los planteamientos freireanos. De esta
manera, se dio comienzo a una lectura, que ayudó y orientó a estrechar relación con
la metodología y estrategias de Paulo Freire, y a la vez, sirvió para lograr una mirada
más crítica durante la segunda etapa7. Al respecto, se advierte cuidado por no
prejuiciarse positiva o negativamente, en relación a las ideas del autor.
2. Lecturas de Paulo Freire. Básicamente estas lecturas se centraron en las dos obras
clásicas del autor: Educación como práctica de la libertad (1973) y más
específicamente en Pedagogía del Oprimido (1991). Sí bien, la lectura ha sido más
amplía, estos libros, llevaron a una comprensión más profunda sobre los procesos
sociales y educativos, que a diario se reproducen. De aquí derivó el objetivo de esta
monografía. Los otros libros del autor considerados como bibliografía fueron: Sobre
la Acción Cultural (1971); Concientización. Teoría y Práctica de la Liberación
(1974); La Importancia de Leer y el Proceso de Liberación (1984); La Educación en
la Ciudad (1999); Pedagogía de la Esperanza (1993); Cartas a quien pretende
enseñar (1998) y Pedagogía de la Autonomía (2003).
3. Formulación de la Discusión Bibliográfica. Ésta se levantó con el fin, de hilar y dar
sentido a las ideas de Freire que hacen cuestión en esta monografía. Para ello,
además se realizó la lectura y análisis de documentos como el Marco para la Buena
Enseñanza (2003), elaborado por el Ministerio de Educación, la Asociación Chilena
7 Para profundizar acudir a Díaz (1999). Escobar (1985). Gómez (1982).
31
de Municipalidades y el Colegio de Profesores de Chile, y revistas del ámbito
educacional de nuestro país, como la Revista Docencia, del Colegio de Profesores.
El hecho de haber comenzado este plan de trabajo, con lecturas de textos, documentos
y revistas, de otros autores y no directamente de Paulo Freire, fue una estrategia valorada, a
raíz de enriquecer el primer enfrentamiento con los planteamientos e ideas de este pedagogo
que dio sentido social a su constante trabajo, por demostrar lo importante que es encontrar
una respuesta a la realidad que devela el vivir en una sociedad domesticadora, donde los
hombres y mujeres pierden su propia dignidad, al ser sujetos – objetos de la clase dominante.
La repuesta que el autor expone en sus obras, es lograr que el hombre y la mujer alcancen su
“verdadera” libertad, libertad que los lleve a construir su propia vida, su propia realidad, su
mundo. Además fue en el desarrollo de esta etapa, cuando se logra conocer la realidad que
vivió Paulo Freire, y que lo llevó a promover su lucha, en favor de los oprimidos.
Paulo Freire en su literatura, da a conocer cómo la práctica se puede trasladar a un
papel. Él fundamenta cada una de sus posturas, explicando el por qué y cómo se producen,
cómo enfrentarlas. Presenta su tesis que habla de las sociedades oprimidas y cómo los
opresores, privan a los sujetos a ser entes críticos y capaces de poder vivenciar un proceso de
liberación. Donde muestra cómo el hombre y la mujer se deshumanizan. Donde en el ámbito
pedagógico, se caracteriza por una “Educación Bancaria”, que como su nombre lo indica, el
conocimiento es “depositado”, por parte del educador o educadora, en los pasivos
educandos. Así sale a la luz su antitesis, que se basa en desarrollar una pedagogía hacia la
liberación del oprimido. Acá el hombre y la mujer logran darse cuenta de su poder de
conciencia crítica, mediante la reflexión que los lleva a entenderse como sujeto de su propia
realidad.
32
VII.- Discusión Bibliográfica:
Con objeto de comprender lo planteado por Paulo Freire y fundamentar cada uno de
los objetivos de esta monografía, se levanta el siguiente Marco Teórico o Discusión
Bibliográfica.
Los temas a tratar en cada capítulo, están enfocados en encontrar respuesta a la
pregunta de investigación y develar los contenidos de cada objetivo. El primer capítulo
considera las relaciones entre los conceptos principales en la literatura de Paulo Freire y que
han levantado la base de esta investigación. En el segundo capítulo, se expone el rol de los
docentes progresistas, que van en busca de la liberación y su compromiso se ve reflejado en
sus prácticas pedagógicas, donde ponen a la luz el desarrollo formativo de sus alumnos y
alumnas, que en un futuro cercano entrarán en el sistema como verdaderos ciudadanos. Por
último, en el tercer capítulo, se intenta encontrar relación entre la visión pedagógica de
Freire y las políticas nacionales de educación, para ello se indaga en antecedentes generales
de dichas políticas, en bases conceptuales de la Reforma Educacional como la corriente
constructivista y se reflexiona a partir del Marco para la Buena Enseñanza, el rol de
profesores y profesoras como educador y educadora progresistas.
33
I.- Conceptos e ideas pedagógicas de Paulo Freire.
En el siguiente capítulo, se exponen los siguientes temas en relación a la literatura de
Freire: su concepción sobre educación, su visión de escuela, sus propuestas y críticas
pedagógicas.
Para Freire es significativo, considerar a la educación como una instancia ideológica
que ayuda a lograr los cambios en la sociedad o también a imposibilitarlos, no ve a la
educación como un instrumento que fácilmente transforma a la sociedad, pero la reconoce
como un elemento esencial para que toda transformación social se de. Con el correr de los
años, en la literatura de Freire, se aprecia la evolución que este educador fue tomando en
relación a sus concepciones sobre educación; la concibe como un acto de conocimiento y
predominantemente política, por lo cual invita a comprenderla como un factor distinguido a
la hora de transformar el pensamiento de la comunidad. Por esta causa su planteamiento
pedagógico, en Díaz (1999) está orientado en promover una “una pedagogía concreta,
opuesta directamente a la que llama pedagogía de los golpes, y a aquella denominada de la
permisividad. Al negar ambas esperamos que se afirme una práctica democrática en la que
ni la autoridad se exacerbe, ahogando la libertad, ni ésta, hipertrofiada, anule a la
autoridad, pero en la que, limitando la libertad la autoridad igualmente se limite” (Díaz,
1999:153). La educación debe ser abordada entonces, como una acción humana, que se
realiza por medio de la interacción entre los sujetos, en un tiempo y espacio determinado.
Por consiguiente, el acto educativo se volverá humanista cuando en” lugar de dar fuerza a
los mitos con los cuales se pretende mantener el hombre deshumanizado, se esfuerza en el
sentido de desvelamiento de la realidad. Desvelamiento en el cual el hombre vaya
existenciando su real vocación (la de transformar la realidad). Si por el contrario, la
34
educación enfatiza los mitos y se encauza en el camino de la adaptación del hombre a la
realidad, no puede esconder su carácter deshumanizador” (Freire, 1971:23).
La educación en toda instancia debe ser comprendida como un acto donde se producen
o re – producen conocimientos, planteamientos o ideas. A raíz de esto, sucede que la
superación del pensar ingenuo no se genera como hecho de consumir y recibir ideas de otros,
por el contrario, se supera a partir de la creación o transformación de las propias ideas. El
proceso educativo, para Freire (1971) comienza con la alfabetización, donde hombres y
mujeres, niños y niñas, jóvenes y adultos van desarrollando su conciencia crítica, con el fin
de alcanzar el surgimiento de una conciencia reflexiva frente a la cultura. El llevar a cabo un
proceso de alfabetización, significa aprender y valorar la palabra de quienes han sido
castigados y dominados, prohibiéndoles su expresión. Cuando el ser que es oprimido logra
decir, expresar y desarrollar su palabra, comienza a liberarse y hacer crítica frente a su
situación. Mientras mayor sea la capacidad de reflexionar y hacer crítica de la realidad, del
mundo; mayor será el esfuerzo que hombres y mujeres harán para alcanzar su
transformación. Reflexionando de manera objetiva, los seres humanos se convierten en
sujetos de la praxis, ya que así realizan la comprensión y transformación de su entorno
mediante su acción – reflexión.
El proceso educativo toma sentido al momento de lograr como objetivo, el
compromiso de los hombres y mujeres en su tarea por la liberación de ellos mismos.
Entendiendo que dicho compromiso deberá estar presente toda su vida y por ende, los hará
libres bajo cualquier circunstancia y momento histórico. Para que esto se vivencie con
plenitud dentro de las aulas y en sí, en toda la institución escolar, será necesario emprender
por parte del profesorado, un rol comprometido con la formación de cada uno de los
35
alumnos y alumnas, centrándose en el primer objetivo que Freire regala en su visión
pedagógica, la Concientización8. Ésta debe ir más allá de la entrega de pautas de liberación,
es un instrumento que sirve como mecanismo de la liberación de los sujetos que son
oprimidos y que deben enfrentarse con obstáculos o desafíos que no les permiten poseer una
verdadera percepción de su realidad, este proceso jamás debe comprenderse como una
manifestación idealista o utópica. Esto significa que cada hombre, cada mujer, puedan
alcanzar su capacidad crítica desde su realidad reflexiva, así se dará paso a las
transformaciones sociales, es decir, se espera el desarrollo de un proceso de liberación
global, en la medida que los hombres y mujeres tomen conciencia de su existir. Catalogar un
buen trabajo educativo sería entonces, llevar a los alumnos y alumnas a tomar una
conciencia “transitivo – crítica”, negando el paso de la conciencia “transitivo – ingenua”;
para que esto sea aplicable a la realidad, el educador o educadora debe establecerse en una
Educación Problematizadora; acá debe demostrarles a los educandos que la actitud crítica
que los hombres y mujeres “deben poseer”, se adquiere mediante un proceso continuo y
permanente. Por lo tanto, adherirse a un mundo ya establecido, no quiere decir, que todos
deban ser sujetos sometidos y pasivos; para ello, dentro de la literatura freireana se propone
liberar al hombre y a la mujer del mundo alienante, de la clase social que toma el poder y no
deja reflexionar.
La esencia del proceso educativo, es el diálogo. Éste es un acto creador realizado por
el encuentro e interacción de hombres y mujeres. En relación al diálogo Freire señala: “no
habrá diálogo si no hay una intensa fe en el hombre. Fe en su poder de hacer y rehacer. De
crear y recrear. Fe en su vocación de ser más, que no es privilegio de algunos, sino
8 Ésta parte con los sujetos iletrados, con su forma de captar y comprender la realidad, por lo mismo, para el autor alfabetizar es concientizar.
36
definitivamente de los hombres” (Freire, 1971:55). El diálogo es el reflejo inseparable, entre
la acción y reflexión que guían la humanización y modificación del mundo, por esto es
necesario el encuentro entre hombres y mujeres dispuestos a enseñar y aprender. Freire de
acuerdo a lo planteado dice: “el verdadero diálogo no puede existir, si los que dialogan no
se comprometen con un pensamiento crítico; pensamiento que percibe la realidad como un
proceso en evolución, en transformación, más que como una entidad estática; pensamiento
que se separa de la acción, sino que se sumerge sin cesar en la temporalidad, sin miedo a
los riesgos” (Freire, 1974:91).
Para Paulo Freire (1971) el proceso pedagógico servirá a la expresividad del hombre y
la mujer, y para que exista expresividad debe hacerse presente el diálogo, para así generar la
comunicación entre los sujetos que se están educando. El autor además plantea que dentro de
la acción educativa se desarrolla la investigación temática, dándola a conocer como la
investigación del propio pensar del pueblo, es decir, “el objetivo fundamental de la
investigación es sorprender cómo piensan los individuos su realidad. Lo que piensan sobre
ella, no propiamente para hacer que ellos sean consumidores de cultura, sino creadores de
cultura” (Freire, 1971:63). La educación dentro de sus metas, destaca la formación de
hombres y mujeres, para ello debe estar capacitada para que los estudiantes se reconozcan
como personas libres y transformadoras del mundo, y que además al entablar relaciones con
otros individuos de su misma especie, fomenten la creación cultural e histórica.
Parafraseando a Freire, la acción cultural es resultado de la actividad humana, la cual se
fundamenta en el esfuerzo creador y re - creador de los seres humanos, en la capacidad por
transformar y entablar relaciones de estilo dialógica con los otros sujetos con quienes se
rodean. En consecuencia, los sujetos al formar parte de su contexto histórico pueden
37
reflexionar sobre las condiciones que este contexto o realidad les presenta, y así crear cultura
y realizar su propia historia.
El sistema educativo requiere con urgencia, la superación de clases verticales, donde el
autoritarismo del profesor o profesora, favorece el pensar ingenuo de algunos estudiantes y
en otros la rebeldía contra el sistema. Por ende, hay que entender el proceso de aprendizaje,
como el espacio donde comienza a desarrollarse la curiosidad y problemática frente a
diversos sucesos y contenidos, por parte de los sujetos que cumplen un rol de aprendiz [lo
que no invita a catalogarlos como ignorantes y pensarlos como seres menos capaces]. Esto
lleva a ejecutar estrategias que promuevan el carácter crítico y reflexivo sobre el objeto de
estudio. Por esta razón, es que el aprendizaje crítico, demanda la presencia de profesores y
profesoras que utilicen habilidades y herramientas, que conduzcan a los alumnos y alumnas
en la indagación de los contenidos; en palabras de Freire, el proceso de enseñanza -
aprendizaje exige docentes curiosos, creadores, humildes y persistentes. Un profesional de la
educación debe comprender y estar convencido, que el acto de enseñar no se encasilla en un
transferir de los contenidos o conocimientos, más que eso, enseñar es la oportunidad que se
entrega al ser que está siendo educado, para que pueda construir o producir su aprendizaje.
Dentro de los parámetros de la educación, una buena enseñanza será aquella que basa
sus acciones en la democracia, es decir, el educador o educadora deja espacio al diálogo y la
reflexión, para poder actuar frente a determinadas situaciones. Para alcanzar el logro de
buenos aprendizajes, es necesario mantener un ambiente ameno, tanto para los educadores y
educadoras como para los educandos, en relación a ello Freire plantea: “mantener las aulas
bien cuidadas, vigiladas, limpias, alegres, bonitas, tarde o temprano la propia belleza del
espacio requiere otra belleza: la de la enseñanza competente, la de la alegría de aprender,
38
la de la imaginación creadora con libertad de ejercitarse, la de la aventura de crear”
(Freire, 1999:26).
La educación posee directividad según Freire (1993), lo que se refiere a que es un
proceso que formula objetivos y finalidades, por ende posee intencionalidad, destacando, el
poder desafiar a los grupos populares para que perciban en términos concretos y críticos, la
violencia y la profunda injusticia en la que se encuentran, con el fin de que se re – descubran
y estén conscientes de su situación y nazca de ellos las ganas por combatir su realidad y así
poder transformarla. Otra intencionalidad de la educación, es alcanzar la capacidad de
decisión que logran desarrollar y adquirir los educandos de manera responsable, de esta
forma se manifiesta un ciclo entre la libertad, la decisión, y la autonomía. La Pedagogía de la
Autonomía, está centrada en situaciones que estimulan la responsabilidad y el poder de
discernimiento en los alumnos y alumnas.
El legado freireano, postula que no existe una separación entre el aspecto cognitivo y
el afectivo, dentro del proceso educativo. Para el autor, ambos aspectos deben estar presentes
en las prácticas pedagógicas, con el fin de hacer del proceso de enseñanza – aprendizaje, un
proceso más humano y fructífero. Abrir un espacio en el sistema educativo a los
sentimientos, es una estrategia que permite que todos quienes participan de la educación, se
reconozcan como personas, con sus cualidades, defectos y valores. En esta misma línea de
pensamiento el autor expone: “transformar la experiencia educativa en puro adiestramiento
técnico, es despreciar lo humano que hay en el ejercicio educativo: su carácter formador. Si
se respeta la naturaleza del ser humano, la enseñanza de los contenidos no puede darse
alejada de la formación moral del educando” (Freire, 2003:34). Formar y educar a niños,
39
niñas, jóvenes y adultos, implica mucho más que el trabajo destinado al desarrollo de
estructuras mentales.
Otra idea fundamental dentro de la obra de Paulo Freire, es la mirada que adquiere y
defiende sobre la institución escolar. Él habla de un cambio de cara de la escuela, donde es
necesaria una modificación no sólo en los planes de estudio, sino además en la permanente
formación de educadores; invita a dejar atrás la escuela elitista, donde se vivencia una
pedagogía reproductora de conocimiento, donde el educador y educadora realizan depósitos
y comunicados a los educandos sobre el objeto o contenido de estudio, y este último se
encarga de recibir pacientemente, memorizar y repetir; por otro lado, propone el trabajar por
una escuela democrática, donde se enseña y aprende de manera diferente, valorizando la
formación profesional, las prácticas educativas, las realidades socioculturales, afectivas,
biológicas, entre otras de los educandos, para así hacer del proceso de enseñanza –
aprendizaje una instancia de crecimiento y fortalecimiento de las personas, como sujetos
íntegros, capaces de cuestionar y luchar por una justicia social y no individual. Entonces se
entiende que Freire, concibió la escuela como un centro democrático que está en
contraposición de la visión que la percibe como un mercado de conocimientos. En esa
institución escolar, los niños y niñas acostumbran a repetir una y otra vez, no vivencian
instancias de reflexión o cuestionamientos de los contenidos, es decir, no están aprendiendo
realmente. De esta manera, se comprende la cita del pedagogo al referirse que la práctica de
estudiar no es un acto sólo de construir ideas, sino además de crearlas y re – crearlas.
En el libro de Díaz (1999), se plantea como Freire “está en contra de ese tipo
particular de escuela que no es capaz de sensibilizarse y entender la tristeza, la tragedia de
los alumnos que viven en los sectores periféricos; de niños que casi no visten o no usan
40
zapatos; de niños cuyas familias se rompen por la necesidad propia de sobrevivir. Está en
contra de esas escuelas que en vez de ayudar a crear la posibilidad de cambio, lo único que
hacen es crear la rebeldía y la oposición a ellos” (Díaz, 1999:120). Frente a esto, se
fundamenta además, que si los niños y niñas hablan, imaginan o desean una escuela alegre y
libre, es porque su propia escuela les niega esa libertad y alegría, inhibiendo su esencia
natural de ser personas, sus derechos y donde no se les respeta su realidad, su contexto
histórico. Por lo tanto, para ejercer mejores prácticas educativas, es necesario e importante
conocer y comprender los mecanismos económicos y culturales de la sociedad, sobre todo en
la comunidad donde está inserta la escuela, es decir, para Freire la institución escolar debe
ser competente y respetuosa con los patrones culturales de clase, de los valores, lenguaje,
entre otras cosas, de cada uno de los alumnos y alumnas que alberga. En la escuela se
persigue lograr una “democracia que finalmente prosiga la superación de los niveles de
injusticia y de irresponsabilidad del capitalismo” (Freire, 1998:132). Concebir la escuela
democrática, se refiere a comprenderla como un espacio de creatividad, donde se practica la
pedagogía de la pregunta, de la indagación, donde se enseñan contenidos de tal manera, que
se favorezca el pensamiento crítico de los alumnos y alumnas, no dejándolos sentirse sujetos
reprimidos, con miedo al rechazo o al ridículo.
Este cambio de cara de la escuela, implica transformarla en un lugar, en un espacio,
donde todos los actores del acto educativo (alumnos, alumnas, profesores, profesoras,
directivos, padres y apoderados, manipuladoras de alimentos, personal de aseo, entre otros),
se sientan acogidos y motivados a desarrollar actos democráticos en sus relaciones
cotidianas. En su literatura se aprecia como Freire le da mayor importancia a uno de esos
actos, que es el respeto y escuchar al otro, esto se refiere a promover una institución escolar,
que goce con la enseñanza del valor del respeto, no sólo de uno mismo, sino hacia los
41
demás. La escuela democrática debe estar abierta, y se vuelve a insistir, a la realidad cultural
de los alumnos y alumnas, para así poder comprender mejor su proceso de enseñanza –
aprendizaje; la escuela como organismo formador, en ninguna circunstancia debe dejar de
lado lo que rebela el contexto concreto [realidad] de cada uno de los alumnos, alumnas y sus
familias. El autor reafirma lo señalado, exponiendo su idea de que será imposible enseñar sin
conocer realmente lo que piensan y viven los estudiantes en su realidad, en su vida cotidiana
fuera de la escuela; hay que considerar, valorar y respetar en la práctica educativa la
identidad cultural de los educandos. Cuando Paulo Freire se refiere al reconocimiento de las
herencias culturales, destaca que éstas “poseen un innegable corte social. Es en ellas donde
se van constituyendo muchos aspectos de nuestra identidad, que por eso mismo está
marcada por la clase social a la que pertenecemos” (Freire, 1998:106).
Al proponer una escuela democrática, se busca además que sea pública y popular, que
si bien va en contra del elitismo, no inste a los estudiantes y otros actores pedagógicos, a
sentir rencor o rabia frente a quienes viven en mejor situación que la propia. Freire
fundamenta esta idea: “queremos una escuela pública competente, que respete la forma de
estar siendo de sus alumnos, sus patrones culturales de clase, sus valores, su sabiduría, su
lenguaje. Una escuela que no evalúe las posibilidades intelectuales de los niños de clases
populares con los parámetros usados en los niños cuyos condicionamientos de clase les dan
indiscutible ventaja sobre aquéllos” (Freire, 1999:49).
Los educadores progresistas, desean una escuela pública, democrática, responsable,
seria. Cambiar la cara de la escuela, trae consigo dejar atrás a la institución escolar, que no le
da un trato justo a cada uno de los alumnos y alumnas; a la que deja florecer el autoritarismo
en las relaciones entre docentes y educandos y no les abre las puertas a la comunidad
42
cercana y a las familias, por lo tanto, es en este último punto, donde el autor levanta su
postura de oír a todos los actores del proceso educativo, a todos quienes hacen la vida de la
escuela, a todos quienes forman parte de la cultura escolar, esto con objeto de generar la
transformación de la escuela.
Al comienzo de esta monografía se habló de cuatro conceptos - ideas que Paulo Freire
trabajó durante su trayectoria: Pedagogía del Oprimido, Educación como Práctica de la
Libertad, Educación Bancaria y Educación Problematizadora. A continuación se levanta una
relación entre este cuarteto conceptual extraído de la literatura freireana.
La Educación como Práctica de la Libertad, es la imagen del acto cognoscente lo que
conduce al hombre y a la mujer, a descubrirse y reconocer que existen otras realidades
diferentes a las propias. Bajo una dimensión humana, la Educación como Práctica de la
Libertad, en un régimen de dominación, se puede producir en la dinámica de una Pedagogía
del Oprimido. Esto con el fin, de que los dominados u oprimidos, luchen por conseguir su
palabra al momento de descubrir que alojan en ellos al opresor, así podrán ser sujetos
auténticos capaces de participar en la elaboración de una pedagogía que va en busca de su
liberación. Realizar la expulsión del opresor dentro del oprimido, a lo que Freire llama
“sombra invasora”, es la meta que consigue el sujeto para desarrollar su autonomía y
responsabilidad.
La Pedagogía del Oprimido, es aquella que debe ser elaborada o mejor dicho, que debe
estar pensada, con el oprimido y no para él. Esta pedagogía debe hacer de la opresión y todo
lo que ella provoca, una reflexión por parte de los oprimidos, centrada en la búsqueda del
compromiso necesario para obtener su lucha hacia la liberación y transformación de la
43
realidad. Para alcanzar todo cambio de la realidad, los seres oprimidos deben estar
conscientes que ellos pueden generar dichas modificaciones, de ahí la importancia que Paulo
Freire otorga a la Concientización de las masas.
En el postulado de Freire, se vivencia cómo nace la contradicción opresor – oprimido,
y cómo se puede llegar a constituir la superación de dicha contradicción. Cuando se logra la
superación, los opresores [de ayer], no son capaces de reconocerse dentro del proceso de
liberación, pues se sienten “oprimidos” al no poder ejecutar sus pautas del derecho a oprimir.
Parafraseando, Freire ejemplifica esto de la siguiente manera: si antes los opresores podían
comer, vestirse, calzar cómodamente, educarse, entre otras “ventajas”, mientras otros sujetos
eran limitados a acceder a éstas; cualquier restricción que los aleje de sus “derechos”, será
apreciada como un acto de violencia que nos les permite vivir en paz. Esto debido, a la
concepción que los opresores tienen del ser “personas”, para ellos la persona humana es vista
como un objeto – cosa; por lo tanto, sus derechos son enfocados en su bien estar, sin
considerar los derechos de todos los sujetos por el solo hecho de ser “personas”. Para los
opresores vivir en paz, es un derecho que nace frente al derecho de “sobrevivir” de los
oprimidos. La clase dominante rechaza la diferencia, ya que no quiere quedar igual al que es
“diferente” a ella y tampoco tiene la intención de que los “diferentes” queden igual que ella.
Así es como demuestra la inferioridad de la clase oprimida, manteniendo siempre en
posturas inamovibles todo lo que tenga relación con las diferencias entre las clases. El
hombre y la mujer que son injustamente oprimidos, generalmente desean parecerse al
opresor, por lo tanto, intentan imitarlo y a aceptar como válido y correcto todo lo que ellos
manifiestan.
44
Para los opresores su valor máximo radica en tener más y cada vez más, sin considerar
las consecuencias, es decir, no valoran el hecho de que los oprimidos viven un derecho a
tener menos o simplemente a no tener nada; al opresor le importa el tener y no el ser. De
aquí nace el miedo a la libertad, éste se manifiesta por lo tanto, en los opresores como en los
oprimidos; en los primeros se demuestra el miedo por perder la libertad de oprimir y en los
segundos, por “asumir la libertad”. Sólo cuando los oprimidos logran liberarse, pueden
liberar a los opresores, éstos últimos como clase que oprime, no pueden liberar ni liberase.
Por ello, es importante que la lucha de los oprimidos esté basada en el compromiso por
superar la contradicción en la que socialmente se encuentran, esperando que el resultado de
esta superación sea el surgimiento de un hombre “nuevo”, que deje atrás las características
de un ser opresor u oprimido9.
Superar la contradicción opresor – oprimido, implica desarrollar praxis que se
manifiesta como reflexión y acción de los hombres y mujeres sobre el mundo, para poder
luego transformarlo. Cuando se alcanza la citada superación se exige una inserción crítica de
los oprimidos en la realidad opresora, y al objetivarla pueden actuar sobre ella. De aquí los
dos momentos interrelacionados, señalados en la primera parte de esta monografía, que la
Pedagogía del Oprimido, como pedagogía humanista y liberadora debe desarrollar para
alcanzar una pedagogía de los hombres y mujeres en proceso de permanente de liberación.
Los sujetos que son oprimidos, son incapaces de resistir el acto opresor y por ende,
carecen de confianza a sí mismos lo que los convierte en entes emocionalmente
dependientes, a raíz de ello, los oprimidos presentan un comportamiento que está
conformado por pautas ajenas a ellos, es decir, sus conductas están pre - determinadas por 9 Es importante recordar que cuando se habla de hombre, oprimido y opresor, ya sea de manera singular o plural, también se incluye el género femenino.
45
los opresores. Así es como nace la autodesvalorización de los oprimidos; todo el tiempo han
escuchado de sus opresores que son seres incapaces, que no pueden manejar conocimientos,
que son enfermos, entre otras características; por lo mismo son ellos, quienes asumen esto
como su verdadera realidad, aceptándose como sujetos pasivos a quienes se les imponen los
criterios del saber. Al no confiar en sí mismos y en sus capacidades, su lucha por alcanzar la
liberación se ve atrofiada, hasta el punto de aceptar su explotación. Llegar a la instancia
donde los oprimidos descubren a su opresor y las consecuencias de la opresión, es un
objetivo que Freire hace presente en sus planteamientos, además de adquirir el compromiso
de lucha por liberarse, para que los oprimidos comiencen a “creer” en sí mismos. Llevar a
cabo este descubrimiento va más allá de la instancia intelectual, también se debe incluir un
nivel de reflexión con el fin de alcanzar la praxis; una estrategia señalada por el autor para
cumplir con lo señalado, es el generar y levantar un diálogo crítico y liberador con la clase
oprimida, negando la reproducción de la “cultura del silencio”, donde su palabra es
restringida bajo la opresión en que están insertos, es decir, esta cultura del silencio, debe ser
transformada en una cultura de liberación que refleje la lucha a favor de la construcción de la
nueva sociedad.
Para que los oprimidos asuman su liberación, necesitan reconocerse como hombres y
mujeres, y así poder aspirar a ser más que seres domesticados, deben formar parte de un
proceso permanente de lucha por la liberación, deben estar conscientes que esta acción
liberadora no la realizan gracias al opresor, sino mediante su propia Concientización sobre el
mundo. Para esto, es necesario ejercer una acción cultural que demuestre un trabajo con los
oprimidos, para así llegar a una acción realizada por ellos mismos para desarrollar su
proceso de liberación. Esta liberación se caracteriza por ser de hombres y mujeres y no de
los objetos – cosas, recodar que nadie se libera solo, es esencial en el transcurso para
46
alcanzar la libertad, pues no se habla de la liberación de unos hombres hechas por otros, si
no de un fenómeno que es humano y por lo cual, necesita del conjunto de los hombres.
Promover un trabajo de liberación, no radica en el hecho de depositar en la clase
oprimida las pautas y creencias de la libertad, por el contrario, se pretende entablar
instancias de diálogo10 con los oprimidos y así engendrar la valoración de su palabra en el
mundo.
La lucha liberadora, se resguarda por el convencimiento pleno de los oprimidos por
descubrirse y aceptarse como “personas críticas” y no como meros “objetos” observantes de
su realidad; esperando de este modo, que se inserten críticamente en el momento histórico
por el cual atraviesan y poder levantar su transformación. La conciencia es una elaboración
humana, que los hombres y mujeres desarrollan para poder objetivar el mundo, la realidad;
por eso la importancia del poder de la reflexión, de la crítica y de la palabra que genera la
comunicación entre las clases que componen una sociedad. La comprensión de la libertad,
lleva a entenderla como un acto de transformación que se logra a partir de la acción que
realizan los sujetos, quienes al vivir en la libertad la asumen y luchan por ella críticamente.
El desarrollar un pensamiento crítico y auténtico en los educandos, se ha convertido en una
necesidad para no seguir reproduciendo actitudes de dominación, por esta razón, es
fundamental que todos los actores de la educación, lleven a cabo la experiencia de aprender
mediante un proceso continuo de acción y reflexión frente a la realidad, para que así la
perciban como su escenario para actuar con el fin de transformarla en una realidad concreta
que fomenta la libertad de los seres humanos.
10 En el libro de Díaz (1999), se aprecia como Freire vuelve a retomar la importancia del diálogo permanente que debe existir en las relaciones entre profesores - profesoras y alumnos – alumnas. Se entenderá el diálogo como un acto comunitario y de libertad que se fortalece con la praxis.
47
La Educación como Práctica de la Libertad, pretende reconocer al hombre y a la mujer
como seres racionales en busca de una real y concreta liberación; un hombre, una mujer que
valore su propia dignidad y por ende, es un ser participe en la transformación del mundo.
Educar para liberar a los hombres de todo aquello que los niega como verdaderas personas,
apunta hacia la humanización de la sociedad, de dicha forma se estará promoviendo una
formación valórica que generará el cambio cultural, que deja atrás la domesticación y
explotación de un segmento de la población.
Como objetivo de este estilo de educación, se pretende que el hombre y la mujer
alcancen su “verdadera liberación” que no les permite ser objeto de la clase dominante. El
proceso de liberación, genera una búsqueda que lleva a hombres y mujeres a construir su
vida, valorando sus capacidades y dentro de éstas es fundamental la alfabetización, que va
más allá de enseñar a leer y a escribir. Para una concepción de educación que pretende
domesticar a los alumnos y alumnas, el proceso de alfabetización es apreciado como la
donación de los contenidos por parte del profesor o profesora a los educandos. Por su parte,
una concepción humanista, percibe la alfabetización como un acto creador, donde los
alumnos y alumnas aprenden a decir su palabra, lo que se refiere a que son escuchados y
respetados. Dentro de lo señalado, está la propuesta de Freire que dice que la alfabetización
y la concientización deben permanecer unidas mientras se desarrolla el proceso de enseñanza
– aprendizaje, ya que todo aprendizaje requiere estar relacionado con el acto de la reflexión
crítica sobre una experiencia o situación que vive el alumno o alumna. De aquí que la
pedagogía de la libertad, según el autor sea “la matriz que da sentido a una educación que
no puede ser efectiva y eficaz sino en la medida en que los educandos tomen parte en ella de
manera libre y crítica” (Freire, 1974:55).
48
Un proceso de liberación productivo, pretende desarrollar una práctica liberadora
donde se deje de lado el poder de los opresores ante la pasividad de los oprimidos. En el
sistema educativo se debe desarrollar una metodología donde la educadora o educador, deje
de ser un manipulador de los aprendizajes de los educandos. Donde educador y educadora,
respeten la expresividad de los alumnos y alumnas, ya que así no seguirán reproduciendo
una pedagogía domesticadora de personas y reproductora de conocimientos.
Lograr el conocimiento de la realidad dentro de la escuela, pretende que tanto
profesores, profesoras y educandos, trabajen en comunión de una manera activa y reflexiva,
llegando a descubrirse todos como sujetos en pleno y permanente proceso de liberación. Lo
contrario ocurre cuando se reproduce la Educación Bancaria, quien es educación que la
invasión cultural, la clase dominante ha pretendido mantener para la formación de “sus”
ciudadanos. Esta educación toma las siguientes características:
a) “El educador es siempre quien educa; el educando el que es educado.
b) El educador es quien sabe; los educandos quienes no saben.
c) El educador es quien piensa, es el sujeto del proceso; los educandos son
los objetos pensados.
d) El educador es quien habla; los educandos quienes escuchan dócilmente.
e) El educador es quien disciplina; los educandos los disciplinados.
f) El educador es quien opta y prescribe su opción; los educandos quienes
siguen la prescripción.
g) El educador es quien actúa; los educandos son aquellos que tienen la
ilusión de que actúan en la actuación del educador.
49
h) El educador es quien escoge el contenido programático; los educandos a
quienes jamás se escucha, se acomodan a él.
i) El educador identifica la autoridad del saber con su autoridad funcional,
la que opone antagónicamente a la libertad de los educandos. Son éstos
quienes deben adaptarse a las determinaciones de aquél.
j) Finalmente, el educador es el sujeto del proceso; el educando meros
objetos” (Freire, 1991:74).
Según la Educación Bancaria, en Díaz (1999) “el saber, el conocimiento, es una
donación que realizan quienes se consideran sabios, para aquellos catalogados de
ignorantes, que no saben. El educador será siempre el que sabe, mientras que el educando,
no sabe. Entonces la razón de la existencia del educador se debe a la ignorancia de los
educandos” (Díaz, 1999:81). En la medida que la concepción bancaria toma ribetes de suma
importancia en el sistema educativo, se anula el poder creador y pensante de los estudiantes,
y de esta forma se estimula su ingenuidad y falta de capacidad crítica frente al mundo. Los
opresores pretenden transformar la mentalidad de los oprimidos y para ello, manejan la
concepción bancaria como una estrategia que les permite fomentar su desarrollo social como
clase domesticadora de sujetos ingenuos. Los intereses de la cultura dominante, en relación a
la educación, son que ésta sea una práctica que inmovilice a los educandos y les encubra la
realidad. Bajo esta perspectiva, cuando se transgrede la ideología humana, se pasan a llevar
los derechos de todas las personas, por ende, el deber de cada sujeto según una mirada
freireana, es el de develarse contra los abusos éticos, contra la explotación de que son
víctimas. Esta concepción educativa que critica Paulo Freire, conduce al acto pedagógico a
ser visto como un depositar permanentes de los contenidos. Al no lograr dentro de este estilo
de educación la superación de la contradicción educador – educando, se fomenta la
50
dominación y domesticación de los estudiantes, enseñándoles una falsa visión del hombre.
Al negar a los educandos como seres capaces de cuestionar, reflexionar, decidir, criticar,
entre otras cualidades, se niega la capacidad creativa de todo sujeto, además de la negación
de la relación que Freire postula del hombre – mundo (1971), inhibiendo así el poder
transformador y el real sentido de la praxis.
Al analizar los estilos de relaciones que emergen de la convivencia cotidiana entre
educador, educadora y educandos, se rescata que son relaciones centradas en un carácter
“dominante” que se manifiesta a partir de las narraciones, el discurso y la disertación que
realiza el educador o educadora. Por su parte, los educandos se caracterizan por recibir
pasivamente los contenidos en forma de depósitos que hacen los docentes, estigmatizándolos
como sujetos ignorantes, frente a su verdad absoluta y estimulando su no criticidad frente al
mundo. Con esto la educación centrada en la dominación de clase, pretende indoctrinar a los
educandos para que se acomoden al mundo de la opresión. De esta forma se genera la
“sonoridad” de la palabra, negando completamente su fuerza transformadora. En este estilo
de educación, Educación Bancaria, el profesor y profesora no promueven la comunicación
con sus alumnos y alumnas, ya que levantan comunicados que deben ser archivados y
memorizados sin procesarlos y cuestionarlos. Así es, como este estilo de educación basa sus
fundamentos en el acumular la información, Freire la vuelve a describir como: “la instancia
donde el conocimiento es un don concedido por aquellos que se consideran como
poseedores, a aquellos que ellos consideran que no saben nada. Proyectar una ignorancia
absoluta sobre los otros es característico de una ideología de opresión. Es una negación de
la educación y del conocimiento como proceso de búsqueda. El profesor se presenta a sus
alumnos como su contrario necesario: considerando que la ignorancia de ellos es absoluta,
justifica él su propia existencia. Los alumnos, alienados aceptan su ignorancia como
51
justificadora de la existencia del profesor, jamás descubren que ellos educan al profesor”
(Freire, 1974:86).
Los oprimidos dentro de la clase dominante, son catalogados como mujeres y hombres
“asistidos” e “ineptos”, por ende, es esta concepción de educación lo que les sirve para no
promover el desarrollo de la Concientización. Cuando los oprimidos logran pensar de
manera auténtica y no impuesta, conlleva un peligro para los opresores, ya que de esta
manera dejan de reproducir su estilo de vida y de opresión. De esta manera, la Educación
Bancaria minimiza y anula el poder crítico y creador de los educandos, su fin radica en
desarrollar la ingenuidad, fortaleciendo la capacidad memorística y el aprendizaje mecánico,
negando el paso a situaciones donde los estudiantes trabajen con su imaginación y sus
capacidades cognitivas. Los docentes deben dejar atrás su rol basado en la rigidez de sus
conocimientos, la manipulación de las mentalidades de los educandos y el mal uso de la
autoridad. Los profesores y profesoras que practican el autoritarismo, niegan la solidaridad y
la humildad, que según los planteamientos de Freire, deben existir entre el acto de educar y
el de reconocer que son educados por los alumnos y alumnas, es decir, los docentes
autoritarios separan la enseñanza del aprendizaje, de tal modo que “enseña quien se supone
sabiendo y aprende quien es visto como no sabiendo nada” (Freire, 1984:115).
Al momento de seguir reproduciendo una educación depositadora de los
conocimientos, se pierde completamente la consolidación que se pretende y espera, de la
relación entre docentes, alumnos y alumnas. Seguir apaciguando a los oprimidos no debe ser
la tarea de la educación, se debe romper y dejar atrás la concepción de que entre más
“educados” estén los hombres y mujeres, más adaptados al mundo se encuentran. Se debe
transformar esto en lo siguiente: mientras más educados estén los hombres y mujeres, mejor
52
sabrán enfrentar, criticar y cuestionar su realidad, quedará en sus manos el escoger o tomar
las opciones de vida que se les presentan. Querer cambiar la realidad no es tarea fácil, por lo
mismo, formar sujetos pensantes y reflexivos es un propósito que motiva a los educadores y
educadoras que realmente se sienten comprometidos con el desarrollo del mundo y de los
seres humanos en sí. La lucha no la hace un individuo, sino en comunión, tampoco la hará si
no se estimulan sus capacidades de pensar abierta y críticamente, es decir, la lucha debe ir
orientada a promover un pensamiento auténtico en alumnos y alumnas, y no un pensamiento
impuesto y lejano de su realidad.
La educadora o educador bancario, no busca simpatizar y convivir con sus alumnos y
alumnas, pues si lo hace implicaría manifestar comunicación dialógica, lo que se aleja
notoriamente de su tradicional práctica. Este educador y educadora, no logran percibir que la
vida humana se manifiesta mediante la comunión de los hombres y en sí, por medio del
diálogo. No reconocen que su pensamiento y sus prácticas ganan “autenticidad” en la
autenticidad del pensar de los educandos y en los aprendizajes significativos de estos
últimos. Por su parte, el educador y educadora humanistas, problematizadores, deben centrar
sus prácticas pedagógicas en el poder identificarse con sus alumnos y alumnas para lograr la
liberación de ambos. El rol de estos profesionales, pone de manifiesto el desarrollo de un
pensamiento auténtico y respetando en toda instancia, el poder transformador y creador de
los hombres y mujeres. La educadora o educador se presenta como un “compañero” y “guía”
de los educandos en sus procesos educativos.
La Educación Problematizadora, Liberal, radica en desarrollar un proceso
“conciliador”, que pretende una educación que comience por la superación de la
contradicción educador – educando, con el propósito de que ambos se descubran y
53
transformen de manera simultanea en educador y educandos; así quien es educado también
educa. Según Paulo Freire, al superar la contradicción mencionada resulta lo siguiente:
a) “No más un educador del educando;
b) No más un educando del educador;
c) Sino un educador – educando con un educando – educador.
Lo que significa:
1) Que nadie educa a nadie;
2) Que nadie se educa solo;
3) Que los hombres se educan entre sí, mediatizados por el mundo” (Freire,
1971:26).
Una concepción humanista, liberadora, transformadora, problematizadora de la
educación, no divide o no separa al hombre y a la mujer del mundo; reconociendo así que los
estudiantes son sujetos que deben admirar y objetivar su realidad [mundo], para alcanzar
cambios significativos en ella. Se problematiza a los educandos, con el fin de que puedan
reflexionar y optar libremente; para ello se debe realizar una pedagogía centrada en los
valores universales, en la comunicación y el diálogo. Dentro de los planteamientos de este
estilo de educación, se percibe al ser humano como un sujeto consciente frente al mundo, por
lo mismo, motiva a los estudiantes a reflexionar de manera constante, introduciéndolos en
desafíos dentro de su vida cotidiana, para así alcanzar una mirada crítica. Al referirse al
fomento de la capacidad critica y reflexiva de los alumnos y alumnas, la educación centra
sus fuerzas en la afirmación de que todo sujeto es capaz de enfrentar su realidad, se supera y
54
va en busca de un mejor vivir; referente a esto Freire agrega: “los hombres son seres para
los cuales la inmovilidad representa una amenaza fatal, mirar el pasado no debe ser sino un
medio de comprender más claramente quiénes son y qué son para poder construir el
porvenir con más sabiduría. Se identifica con el movimiento que compromete a los hombres
como seres conscientes de su limitación, movimiento histórico que encuentra su punto de
partida y sus temas a partir de su objeto” (Freire, 1974:88).
El proceso educativo debe ser entendido como un acto cognoscente no como una
“donación” o como un “deposito” del objeto o contenido a trabajar. La liberación
“auténtica”, es la humanización en proceso, es praxis que se manifiesta mediante la reflexión
y la acción de los hombres y mujeres sobre su realidad.
No existirá aprendizaje, cuando los alumnos y alumnas son destinados a memorizar los
contenidos. El educador problematizador o la educadora problematizadora, debe
proporcionar en conjunto con los educandos, las condiciones necesarias para promover los
aprendizajes significativos, a partir del descubrimiento de la realidad. Los estudiantes deben
desarrollar su poder de captación y comprensión del mundo, por lo mismo, Paulo Freire
propone que mientras más se problematiza a los educandos como seres en y con el mundo,
éstos se sentirán mayormente desafiados para cuestionarlo y transformarlo.
Al comparar ambas concepciones, Educación Bancaria y Educación Problematizadora
o Transformadora, se obtiene lo siguiente: la Educación Bancaria niega el poder
transformador del diálogo, en tanto la Educación Problematizadora tiene en él la relación
indispensable con el acto cognoscente. La Educación Bancaria se caracteriza por ser
“asistencial” y la Educación Problematizadora por ser “crítica”. La primera sirve a la
55
“dominación”, inhibiendo el acto creador y la vocación ontológica e histórica de los hombres
para humanizarse. La segunda sirve a la “liberación”, fomentando el acto creador y
estimulando la acción verdadera de los hombres sobre su realidad; esto responde a su
búsqueda por encontrar la transformación creadora de los educandos11.
Dentro de las tareas principales que promueve la Educación Liberadora, es suprimir la
concepción bancaria y todas sus consecuencias, para ello, el educador y educadora que
buscan el progreso mediante el poder transformador y problematizador, [educador y
educadora progresistas], deben apoyar al educando, con el propósito de que éste logre vencer
los obstáculos para comprender la realidad, y así generar su aprendizaje a partir de la
comprensión y la capacidad de comunicar lo que ha comprendido. Para fortalecer lo dicho,
los profesores y profesoras deben escuchar “todo” lo que venga de la conciencia de sus
alumnos y alumnas, así aprenderán a dialogar con ellos y a construir aprendizajes en
comunión. Esto reflejará la postura democrática dentro de la lógica educativa.
Es por la razón recién señalada, que Freire estimuló el desarrollo de una Educación
Popular que surge de la realidad del pueblo; que se manifiesta como una práctica político –
histórica y se desarrolla desde y para la organización popular y que por lo mismo, debe ser
comprendida como un proceso integral y permanente12. En Díaz (1999), el autor señala que
para Paulo Freire, este estilo de educación posee las siguientes características:
1.- “Es un proceso colectivo, integral y permanente, en donde el sujeto histórico,
gestor y protagonista de esta educación son los sectores populares.
11 Esta idea comparativa, se extrae de Freire (1991) 12 Para profundizar en esta idea del autor, acudir a Díaz (1999)
56
2.- Es crítica, analítica, creativa y participativa. Además se puede llevar a cabo
desarrollando una multiplicidad de contenidos.
3.- Es una alternativa de educación burguesa, porque está inserta en la lucha global
por cambiar la sociedad capitalista.
4.- Implica momentos de reflexión y estudios sobre la práctica del grupo organizativo,
y con esto fortalece la capacidad de los sectores populares para decidir cuales son las
luchas y las formas de organización más capaces de concretizar nuevas reglas de vida
social.
5.- Es una herramienta para el desarrollo de la conciencia de clase de los sectores
populares, pues siempre se da dentro de una perspectiva política.
6.- Lo popular se refiere explícitamente a la clase oprimida y dominada económica,
política e ideológicamente por otra clase no popular que la explota.
7.- Se inserta en una estrategia global de acción política, que lleva a la
transformación liberadora y radical de la sociedad. Es decir, nace, se desarrolla y
encuentra su sentido sólo como parte integrante de la acción política del pueblo, en
orden a construir una sociedad de acuerdo a sus intereses.
8.- Para los maestros es tomar conciencia de que la educación tradicional juega un
rol de mantenimiento del sistema capitalista dominante e injusto, y por lo tanto no
sólo se hace necesario rescatar la educación y ponerla al servicio de los intereses
57
populares, sino que además es indispensable optar por las clases populares, por la
cultura nacional y popular, por la defensa de sus intereses.
9.- Aparece como constante su carácter crítico” (Díaz, 1999:41, 42, 43).
Para que la Educación Popular, sea apreciada como práctica de la libertad, se deben
cumplir los parámetros señalados, referentes a la Educación como Práctica de la Libertad: no
se debe dejar de lado el diálogo entre los sujetos que están en el proceso pedagógico; bajo
toda instancia los sujetos que son oprimidos deben estar conscientes en la situación en la que
se encuentran y por ende, se los debe conducir hacia la toma de una nueva postura, que
refleje su pensamiento crítico frente a la construcción de la sociedad. Esto se refiere a
considerar y volver a entender, que la liberación dará comienzo cuando los hombres y
mujeres hacen reflexión sobre sí mismos y sobre su realidad. Para cumplir con lo expuesto,
se retoma el tema de la Concientización, la cual no se dará fuera de la praxis, lo que se
refiere a vivenciar el acto de acción y reflexión. La pedagogía que conlleva a la liberación es
una educación política, pues hay una intencionalidad de cambio, de compromiso social, por
consiguiente, la Educación Popular, refleja los niveles que alcanza la comunidad, en su lucha
de clases dentro de la sociedad, es decir, existe una organización y movilización por parte de
la clase popular, para crear un organismo que realmente los represente y respete sus
derechos de sujetos libres y pensantes, que no necesitan de la imposición de ideales para
vivir, frente a la estructura capitalista que día a día golpea más fuerte a un segmento de la
sociedad.
58
Toda modernización trae consigo invasión cultural, Freire relaciona este hecho con el
fenómeno de la “dependencia”, donde expone sobre la realidad de la sociedad: “la sociedad
dependiente, por definición es una sociedad silenciosa. Su voz no es una voz auténtica, sino
simple eco de la voz de la metrópoli. De todas maneras, la metrópoli habla y la sociedad
dependiente escucha” (Freire, 1974:70)., es decir, las sociedades que son nominadas
dependientes, son marionetas de las sociedades que se toman el poder, la metrópoli impone e
invade con sus patrones culturales mientras que los dependientes o dominados, acatan y
asumen como válido el estilo de vida que se les impone. A consecuencia de ello, la
pedagogía dominante, la Educación Bancaria son estilos educativos que la clase opresora
defiende para mantener su status quo. Por ende, es necesario reflexionar frente a las
ideologías, a entenderlas para defenderlas y practicarlas. Hay que reconocer que la ideología
puede ocultar la realidad, lo que implica más invasión cultural, más ricos, más pobres y más
diferencias sociales. Ejemplo de ello, es lo que ocurre con el discurso ideológico de la
globalización, el cual pretende la lucha para un mundo de productos y no de personas, no
dejando ver sus deseos de fortalecer y mantener la riqueza de unos pocos, frente a la pobreza
y miseria de muchos. Para este pedagogo brasileño, que defendió su postura social, la ética
de los seres humanos debe estar enfocada hacia la solidaridad con quien lo necesita y no una
ética de mercado, que se sustente en el lucro.
Para que sea valido cualquier estilo de educación, éste debe estar basado en la
reflexión sobre los seres humanos y sobre la vida cotidiana de quien se está educando. La
educación es un instrumento que está orientado a ayudar tanto a los hombres como a las
mujeres, a reconocerse como sujetos de la praxis, ante ello Paulo Freire dice: “la educación
busca desarrollar la toma de conciencia y la actitud critica, gracias a la cual el hombre
escoge y decide, libera al hombre en lugar de someterlo, de domesticarlo, de adaptarlo,
59
como hace con demasiada frecuencia la educación en vigor, en un gran número de países en
el mundo, la educación que tiende a ajustar al individuo a la sociedad, en lugar de
promoverlo en su línea propia” (Freire, 1974:38). Entonces la invitación del autor es que
todos quienes se comprometen con el proceso de enseñanza – aprendizaje, deben distinguirlo
como un espacio donde los sujetos toman conciencia crítica y por medio de ésta, logran
discernir y liberarse ante la realidad que los inhibe como personas.
60
II. Reflexión frente al rol docente:
Camino hacia un profesor progresista.
En este capítulo se desarrollan los siguientes temas: profesión docente, formación
docente, compromiso docente y el educador o educadora progresista que promueve Paulo
Freire.
En la actualidad el rol de los profesores en Chile está siendo fuertemente criticado, a
raíz de los bajos resultados que se han obtenido en diferentes pruebas de nivel nacional e
internacional, que reflejan el nivel de educación que están recibiendo los estudiantes del
país. Lógicamente la culpa, no sólo cae en manos del MINEDUC13, sino además de los
actores motores del proceso educativo, los docentes. Frente a esta situación, ya se han
tomado medidas tales como la evaluación docente, elevar los puntajes de ingreso a las
universidades en la carrera de Educación Básica, cambios en las mallas curriculares de dicha
carrera, perfeccionamiento y evaluación docente, entre otras.
A lo largo de la historia, mediante lecturas a diferentes medios de comunicación, que
citan a políticos y personas relacionadas al sistema educativo, a conversaciones con
docentes, con directivos de establecimientos educacionales, y militantes del gremio del
Colegio de Profesores de Chile; la labor del docente se ha ido desperfilando, desde el bajo
nivel presupuestario, hasta encasillarla como una profesión simple y sencilla, que no necesita
de estudios arduos, lo que equivale a una mediana formación profesional. Ejemplo de ello es
la siguiente cita que hace el Ministro de Educación, Sergio Bitar en la presentación del
Marco para la Buena Enseñanza: “una profesión que tiene claros los parámetros de su
13 La sigla MINEDUC, en Chile quiere decir Ministerio de Educación.
61
óptimo ejercicio es reconocida y legitimada en la sociedad. Más sólida aún es aquella que
ha generado colegiadamente los criterios que caracterizan su buen desempeño a partir de la
experiencia práctica y el conocimiento científico. La profesión docente debe alcanzar ese
nivel y el consiguiente mayor aprecio” (Ministerio de Educación, 2003:5). Otros
conocedores de la realidad de la profesión docente y vinculados al sistema educativo,
también opinan: “existe una desazón y desencanto por los escasos y pocos significativos
cambios observados en las prácticas pedagógicas que se desarrollan en el aula y los magros
resultados de logros en el rendimiento de los alumnos” (Álvarez, 2004:70). “Se puede
hablar en el caso del profesorado de una no – identidad que es algo así como recordar que
uno todavía no es dueño de sí mismo” (Martínez, 2004:67). “El profesorado se enfrenta a
una experiencia social en la que su trabajo e influencia socializadora sobre los jóvenes no
es percibida ni por éstos ni por el resto de la sociedad” (Op. Cit.:69).
La profesión docente como se señala en las citas, está pasando por una crisis de
identificación. Esta crisis de no identidad profesional viene arrastrándose históricamente.
Paulo Freire también escribió sobre ello, haciendo referencia a una realidad que también se
vive a diario en las aulas chilenas: “mí intención es mostrar que la tarea del docente, que
también es aprendiz, es placentera y a la vez exigente. Exige seriedad, preparación
científica, preparación física, emocional, afectiva. Es una tarea que requiere de
compromiso” (Friere, 1998:8). “La tarea de enseñar no significa transformar a la maestra
en tía de sus alumnos, como tampoco una tía cualquiera se convierte en maestra de sus
sobrinos sólo por ser su tía. Enseñar es una profesión que implica cierta tarea, cierta
militancia, cierta especificidad en su cumplimiento, mientras que ser tía es vivir una
relación de parentesco. Ser maestra implica asumir una profesión, mientras que no se es tía
por profesión” (Op. Cit.:9). “Rechazar la identificación de la figura de la maestra con la de
62
tía no significa, en modo alguno, disminuir o menospreciar a la figura de la tía; igualmente,
aceptar la identificación no conlleva ninguna valoración de la tía. Por el contrario, significa
quitarle algo fundamental a la maestra: su responsabilidad profesional de capacitación
permanente, que es parte de su exigencia política” (Op. Cit.:10). Según Freire, su rechazo se
debe principalmente a dos razones: “Una, evitar una comprensión distorsionada de la tarea
profesional de la maestra y la otra, desocultar la sombra ideológica que descansa con maña
en la intimidad de la falsa identificación” (Op. Cit.:10). El autor invita a reconocer la
importancia de la tarea docente, lo que no significa pensar ciegamente, que es la tarea o
profesión más importante de todas, por el contrario, significa reconocer que es indispensable
para la vida social.
Paulo Freire propuso cambiar la imagen desperfilada que la sociedad tiene del sistema
educativo, él pretendía valorar la profesión docente, por lo tanto, propuso generar una lucha
política, consciente, crítica y organizada en contra de los ofensores. Esta lucha para el autor,
significa: “que la pelea por los salarios menos inmorales es un deber irrecusable y no sólo
un derecho. La lucha de los profesores en defensa de sus derechos y de su dignidad debe ser
entendida como un momento importante de su práctica docente, en cuanto práctica ética”
(Freire, 2003:65).
Lograr que profesores y profesoras, entreguen seriedad y valor a su profesión, es un
logro a favor de los aprendizajes de los educandos, Freire dice al respecto: “un profesor que
no toma en serio su práctica docente, que por eso mismo no estudia y enseña mal lo que mal
sabe, que no lucha por disponer de las condiciones materiales indispensables para su
práctica docente, no coadyuva la formación de la imprescindible disciplina intelectual de
los estudiantes. Por consiguiente, se anula como profesor” (Freire, 1993:79).
63
La única forma de alcanzar los anhelados niveles en la educación, va más allá de la
inversión monetaria, si bien es cierto, con recursos económicos la tarea de educar y formar
ciudadanos es más fácil, hace falta un compromiso por parte de los educadores y educadoras.
Éste debe reflejar las ganas por lograr aprendizajes significativos en cada uno de los alumnos
y alumnas que se tenga a cargo, el reflexionar sobre las prácticas pedagógicas conducirá a un
trabajo próspero, que se verá expuesto por los resultados que arrojan los estudiantes a la hora
de terminar su escolaridad.
Compromiso docente, es esta la debilidad que presenta el sistema educativo nacional;
haber concluido los años de formación profesional, no indica que un docente ha finalizado su
ciclo de aprendizaje, reconocer que aún se aprende a la hora de enseñar, es una forma de
aceptar que son profesionales comprometidos con su trabajo. El mundo y su evolución,
avanzan a pasos agigantados, las altas tecnologías invaden, por ende, al ser los formadores
de ciudadanos, los profesores y profesoras deben estar capacitados para entregar las
herramientas adecuadas a los educandos, para que así ellos puedan discernir y reflexionar
frente a la realidad.
Las demandas sociales también han presentado un cambio, por lo mismo, la formación
y desempeño profesional deben estar orientados a ello. He aquí la propuesta freireana, de
estimular el trabajo pedagógico de la población pobre, la clase popular. Trabajar con niños,
niñas, jóvenes y adultos de esta clase social, requiere del señalado compromiso docente; no
se trata de entregar contenidos, poner notas y recibir un sueldo a fin de mes; sino por el
contrario, se pretende enseñar y capacitar a los alumnos y alumnas para que sean hombres y
mujeres capaces de enfrentar la realidad que les ha tocado vivir, motivarlos a mayores
aspiraciones de vida, va de la mano con desarrollar metodologías que consideren su contexto
64
social y cultural, estimulando su capacidad crítica y reflexiva de percibir el mundo. Será
entonces tarea de un profesor o profesora progresista, descubrir en el proceso de enseñanza –
aprendizaje las posibilidades para generar esperanza en los alumnos y alumnas, con el
propósito de promover la lucha por la liberación y la verdadera democracia. Paulo Freire da
a conocer la esperanza como: “una necesidad ontológica; la desesperanza es la esperanza
que, perdiendo su dirección, se convierte en distorsión de la necesidad ontológica” (Freire,
1993:8). Los docentes deben ir a favor de la esperanza y en contra del desengaño y todo lo
que la opresión provoca hacia los más desposeídos. Para el autor, los docentes en todo
momento, deben estar a disposición de la constante lucha, que deja sin sentido la
discriminación y la dominación económica de las clases sociales.
Los bajos resultados, están siempre enmarcados en la lógica de que es en las escuelas
municipales, escuelas “críticas”, donde los alumnos y alumnas reciben una mala educación;
sin ir más lejos, la realidad no dice lo contrario. Es por esta razón, que se hizo mención al
compromiso por parte de los docentes y a la visión pedagógica de Paulo Freire.
La reflexión frente a la postura que entrega Freire, lleva a descubrir como la clase
dominante, se apoderó de los estilos de vida de cada uno de los ciudadanos de un país, todo
está regido por los pensamientos a favor de las elites y en desmedro de las clases populares.
Por ende, su propuesta educativa va orientada a desarrollar una educación para las “masas”,
centrada en la energía de cambio y liberación, ya que llevar la carga de ser un hombre
oprimido por otros, corrompe la esencia de todo ser humano. Para combatir dicha carga, se
considera la Concientización, como la formula que el sistema educativo debe considerar a la
hora de intentar otorgar mayor interés a la libertad y respeto hacia los hombres y mujeres
como personas, por esta razón se habla de una Concientización Política en la Educación.
65
El sistema educativo que se propone requiere de docentes abiertos al cambio, docentes
capaces de reconocerse como sujetos pensantes, investigadores y capaces de cuestionar, para
así tomar las decisiones necesarias para vivir su propio estilo de vida y no seguir siendo
hombres y mujeres ajustados a la realidad. De esta forma, al asumir dichas características,
los alumnos y alumnas podrán darse cuenta, mediante su profesor o profesora, lo importante
que es ser una persona libre y critica, con el fin de tomar conciencia de la realidad existente.
Esta toma de conciencia, les abrirá el camino a cada estudiante, hacia la expresión frente a
toda desigualdad o insatisfacción social que vivan, así estarán combatiendo la temida
opresión. Los alumnos y alumnas deben asumirse como sujetos capaces de aprender y estar
conscientes de ello, para así desarrollar y trabajar su autonomía dentro del proceso
educativo. Para el cumplimiento de lo dicho, se retoma la importancia que Freire le otorga a
respetar la realidad de los educandos, su historia y tomarla como el punto de inicio para la
comprensión de la curiosidad y la superación de la ingenuidad. Al no hacerlo, se reflejan
prácticas educativas antidemocráticas y elitistas, donde no hay comunicación, pero sí un
deposito y reproducción de conocimiento.
Bajo una concepción progresista de la educación, el acto de enseñar se refiere a la
instancia donde los educandos se apropian del contenido u objeto de estudio, es decir, por
medio del discurso, de las palabras del docente, los estudiantes logran brindarle un real
significado a lo que es enseñado, realizan una aprehensión de los contenidos y reconocen
conocer y ser capaces de aplicar lo que aprendieron. A raíz de esto, es que Freire describe la
acción de enseñar como: “un acto creador, un acto crítico y no mecánico. La curiosidad de
profesores y alumnos, en acción, se encuentra en la base del enseñar – aprender” (Freire,
1993:77). Lograr la aprehensión de los contenidos por parte de los alumnos y alumnas, exige
un trabajo pedagógico e intelectual, que comience a temprana edad. Es fundamental para
66
todo proceso de enseñaza – aprendizajes, que los educandos desarrollen sus capacidades
cognitivas por medio de las cuales, se convierten en sujetos críticos que no se dejan dominar
por las cadenas de opresión e ignorancia.
El trabajo pedagógico, se basa en generar mecanismos que conduzcan a los alumnos y
alumnas, a pensar acertada y correctamente, para este objetivo el proceso educativo debe
estar fortalecido por contenidos conocidos y preparados por el educador y educadora. A
continuación se presenta la relación entre enseñanza y aprendizaje según Paulo Freire: “si
enseñar y aprender forman parte del mismo proceso de conocer, en el momento en que tú
enseñas, tú debes revelar a los estudiantes cómo estudias, como te aproximas al objeto de tu
conocimiento, lo que significa para ti la búsqueda de conocimiento” (Freire, 1999:135,
136). Los profesores y profesoras, deben comprender con seriedad su formación, deben
preocuparse por estudiar, por esforzarse para estar a la altura de su quehacer social; de esta
forma para el autor, los educadores y educadoras progresistas obtienen fuerza moral para
coordinar y dar sentido a las actividades que se realizan durante la clase.
Freire, al igual que otros cerebros, apoyó el llevar a cabo una “educación para la
decisión, para la responsabilidad social y para la política” (Freire, 1973:28), donde se
desarrolle una metodología que incentive a los alumnos y alumnas a tomar conciencia frente
a las estructuras sociales, que son mero reflejo de dominación y domesticación. Cuando se
asume una pedagogía hacia la liberación de los hombres y mujeres, se pretende concretar
una justicia social que prepara para vivenciar la plena democracia, lo que no se refiere a sólo
considerar a los alfabetos en electores, si no en seres concretos y críticos, que son capaces de
elegir sus propias alternativas de vida y no acomodarse a esquemas ya establecidos por la
“supuesta” clase pensante.
67
El educador o educadora que está realmente comprometido con este estilo de
educación, se propone como meta trabajar al servicio de la liberación del hombre y la mujer,
se interesa por la población oprimida, creyendo en su libertad, en su capacidad crítica y en su
poder de transformación. Para esto, debe el educador y educadora centrar sus metodologías
en la aceptación, que tanto él o ella como sus alumnos y alumnas son sujetos libres y que
ambos aprenden del otro, considerando el diálogo en todo momento del proceso de
enseñanza – aprendizaje, eliminando así las relaciones verticales enmarcadas en el poder
autoritario.
Con lo expuesto, se pretende demostrar cómo la educación para el desarrollo social y
en sí para la democracia, ofrece al estudiante los instrumentos esenciales para enfrentar los
poderes del sistema capitalista y toda la opresión que éste conlleva. El instaurar una visión
pedagógica liberal, transformadora busca conducir al hombre y a la mujer, a la discusión de
su existencia en el mundo; que luchen por su persona evitando así, caer en las manos de la
dominación. Frente a esto Paulo Freire, señala que “la educación debe ser sobre todas las
cosas, una tentativa constante de cambio de actitud” (Freire, 1973:88).
Ahora ¿qué cualidades deben seguir los docentes que van en busca del progreso y la
liberación de se los seres humanos? La humildad, la tolerancia, la criticidad, el amor por la
vida, el respeto hacia uno mismo y los otros, la autenticidad, el ser justos, entre otras, son las
cualidades que a juicio personal y del autor, deben adquirir los docentes para alcanzar una
educación transparente y democrática, que sea espacio donde los educandos puedan pensar y
reflexionar libremente. A continuación se indaga más en algunas de ellas: la humildad, es
una cualidad que Freire afirma que florece en la seguridad insegura de los cautos (1998),
que permite la acción de estar dispuestos y dispuestas a aprender y enseñar; no significa falta
68
de respeto hacia uno mismo, sino por el contrario, exige la confianza y respeto de uno
mismo, para así reflejarlo con los demás.
La tolerancia, es la acción comprendida como la virtud que enseña a los seres humanos
a convivir entre pares, aceptando, respetando y valorando las diferencias de toda índole entre
ellos; respecto a ésta Paulo Freire señala, que se aprende con lo diferente, se aprende a
respetar lo diferente (1998). Entonces para que el acto de la tolerancia sea efectivo, requiere
en toda instancia del valor del respeto, de la disciplina y la ética.
La amorosidad, es una de las tentativas que el autor propone como un fundamento para
el desarrollo del trabajo docente, lo que se refiere a sentirla no sólo hacia los alumnos y
alumnas, sino en general hacia el proceso de enseñar; frente a esto expone: “un amor
luchador de quien se afirma en el derecho o en el deber de tener el derecho de luchar, de
denunciar, de anunciar. Es ésta la forma de amar indispensable al educador progresista y
que es preciso que todos nosotros aprendamos y vivamos” (Freire, 1998:63). Cuando un
educador o educadora reflexiona sobre su tarea, debe estar consciente que ella, no podrá ser
puesta en práctica de la manera óptima que él o ella desea, si ambos están carentes del
sentimiento que los oriente en la permanente búsqueda del valor de la justicia.
Para Paulo Freire, lo señalado y otras cualidades y virtudes que los educadores y
educadoras deben asumir y practicar, se sintetizan en lo siguiente: “es viviendo la humildad,
la amorosidad, la valentía, la tolerancia, la competencia, la capacidad de decidir, la
seguridad, la ética, la justicia, la tensión entre la paciencia y la impaciencia, la parsimonia
verbal, como contribuyo a crear la escuela alegre, a forjar la escuela feliz. La escuela que
se aventura, que marcha, que no le tiene miedo al riesgo y que por eso mismo se niega a la
69
inmovilidad. La escuela en la que se piensa, en la que se actúa, en la que se crea, en la que
se habla, en la que se ama, se adivina la escuela que apasionadamente le dice sí a la vida. Y
no la escuela que enmudece y me enmudece” (Freire, 1998:70).
El docente más allá de enseñar los contenidos, debe procurar la motivación hacia la
investigación, donde sean los propios alumnos y alumnas quienes construyan su aprendizaje.
Para ello se señala en la propuesta freireana, que es recomendable considerar y respetar, los
saberes previos de los educandos, y así poder relacionar los nuevos conocimientos con su
realidad social; de esta manera la institución escolar, abre paso a su vinculación con la vida
cotidiana de los alumnos y alumnas. Como un profesional de la educación, el profesor o
profesora debe lograr que cada uno de sus estudiantes, puedan pasar de la ingenuidad a la
criticidad de sus conocimientos. En consecuencia, debe promover el diálogo entre sujetos y
brindar espacio a la reflexión y levantamiento de ideas propias. En relación a lo planteado, es
necesario que los educadores y educadoras tengan siempre presente, que el paso que los
seres humanos dan de la ingenuidad a la crítica, no se lleva a cabo de manera automática, por
ende, una de las tareas [obligatoria] de una práctica pedagógica progresista, es formular
espacios y actividades para que los alumnos y alumnas puedan desarrollar y alcanzar su
curiosidad crítica.
Los docentes democráticos, progresistas, nunca deben menospreciar la capacidad de
curiosidad, de inquietud, el lenguaje, entre otros aspectos del alumnado. Bajo ninguna
circunstancia se debe minimizar la razón de ser del educando y ponerlo o adaptarlo a las
pautas de vida del profesor o profesora, por el contrario, los docentes que se sienten
progresistas, deben inculcar en los estudiantes el respeto hacia las personas, y otros
fundamentos éticos que ayudan y orientan el vivir en armonía con otros sujetos. Al tener en
70
claro, que dentro de sus prácticas pedagógicas, los educadores y educadoras deben respetar
la autonomía, la dignidad y la identidad cultural de cada uno de los niños, niñas, jóvenes o
adultos que educan, se darán cuenta de las virtudes que transformarán su quehacer
pedagógico, en una acción con sentido y finalidad. En relación a lo expuesto Freire dice:
“saber que debo respeto a la autonomía y a la identidad del educando, exige del docente
una práctica coherente con la enseñanza de los contenidos” (Freire, 2003:60).
Es la formación del profesor y profesora lo que realmente debe ser el punto de partida,
para alcanzar cada uno de los propósitos de una educación que promueva la liberación de los
educandos; esta formación debe apuntar hacia un docente crítico y reflexivo, que investiga y
analiza su práctica pedagógica. Para cumplir con esto, se debe considerar la praxis como la
base de la formación docente, ya que el ser entes reflexivos conduce a indagar tanto por la
teoría y la práctica. En relación a esto en el libro de Carlos Díaz se señala lo siguiente: “es
preciso que los educadores tomen en sus manos la tarea de reeducarse, a través de
seminarios, cursos, etc. El quehacer del educador se entiende como, realizar la crítica del
sistema educacional en cuanto subsistema, es decir, teniendo siempre presente que está
involucrado todo el sistema social” (Díaz, 1999:128). A la vez, se hace mención de la
importancia que tiene el rol del educador o educadora, al asumirse como un profesional que
está al servicio de la clase dominante o al servicio de la clase dominada. Tener en claro esta
opción, es importante a la hora de apropiarse del compromiso pedagógico y social, ya que de
esto dependerá el enfoque que cada docente le brinde a sus prácticas educativas.
Como ya se ha planteado en esta monografía, el diálogo posee suma importancia en los
procesos pedagógicos, por ende, en la literatura de Freire, se habla de comprender la
educación como una instancia dialógica, donde el rol docente y de los alumnos y alumnas
71
son fundamentales de respetar. El docente deberá estimular en todo momento del proceso
educativo a los educandos, llamando su atención hacia la problematización de los contenidos
u objeto a ser aprendido, por ello, es importante el levantamiento de problemáticas cómo el
¿por qué?, ¿cómo?, ¿será realmente así?, esto hacia los educandos, y para los docentes es
necesario que se pregunten ¿cómo conocer?, ¿con quiénes?, ¿a favor de qué?, ¿contra qué o
quiénes? El rol del educador o educadora, debe percibir que la vida humana tendrá sentido
en una buena y sana comunicación entre sujetos. De aquí la importancia de llevar a la
práctica instancias de convivencia marcadas por el escucharse, aceptarse y respetarse
mutuamente entre docentes, alumnos y alumnas; corresponde también al educador y
educadora guiar el camino de una pedagogía liberal, problematizadora, donde se dejen
obsoletos los conceptos de opresores y oprimidos, esto regirá la tarea de lograr humanizar
más aún las prácticas pedagógicas y considerar la praxis como una buena estrategia de
trabajo, donde la acción y reflexión de los educandos sobre su realidad y el mundo, los lleve
a la capacidad de poder transformarlo.
Cuando los estudiantes llegan a la escuela, lo hacen cargados de conocimientos que
nacen de su cultura, a lo que Freire llama “conocimientos generales”, frente a éstos los
docentes deben actuar con mayor apropiación, para así facilitar el aprendizaje de los
infantes, jóvenes o adultos. Los debe considerar en todo momento, y no deben ser superados
por los conocimientos en relación a la acción del pensamiento. “Estudiamos, aprendemos,
enseñamos y conocemos con nuestro cuerpo entero. Con los sentimientos, con las
emociones, con los deseos, con los miedos, con las dudas, con la pasión y también con la
razón crítica. Jamás sólo con la última. Es preciso atreverse para jamás dicotomizar lo
cognitivo de lo emocional. Es preciso atreverse para quedarse o permanecer enseñando por
largo tiempo en las condiciones que conocemos (mal pagados, sin ser respetados y
72
resistiendo el riesgo de caer vencidos por el cinismo). Es preciso atreverse, aprender a
atreverse, para decir no a la burocratización de la mente a la que nos exponemos
diariamente” (Freire, 1998:8). De esta manera es como Paulo Freire, da a conocer, un
aspecto que ya fue mencionado en esta investigación, que es la unión que debe existir entre
el aspecto cognitivo y el efectivo. Además, muestra una realidad sobre la profesión docente
y que muchas veces no se ha querido ver, y por lo tanto, no se ha reflexionado sobre ella. De
aquí la posición de lucha para la democracia que el autor levanta como requisitos que deben
adquirir los profesores y profesoras, para así inculcar valores democráticos en sus alumnos y
alumnas:
1. “Jamás transformar o entender esta lucha como una lucha singular, individual,
aunque en muchos casos pueda haber acosos mezquinos contra tal o cual maestra
por motivos personales.
2. Por lo mismo, estar siempre al lado de sus compañeras, desafiando también a los
órganos de su categoría para que presenten un buen combate.
3. Tan importante con las otras, y que ya trae en sí el ejercicio de un derecho, es la de
exigir, luchando por su realización, su capacitación permanentemente auténtica.
Pensar la práctica como la mejor manera de perfeccionar la práctica. Pensar la
práctica a través de la cual se va reconociendo la teoría implícita en ella. La
evaluación de la práctica como camino de capacitación teórica y no como mero
instrumento de recriminación de la maestra” (Op. Cit.: 13).
73
Un profesional de la educación, humanista, luchador, problematizador y progresista,
debe desarrollar una acción pedagógica que lo conduzca, tanto a él y a sus alumnos y
alumnas frente al sentido deseado de liberación. Debe ser capaz de inculcar en éstos últimos
un pensamiento reflexivo frente a la acción, este pensamiento debe ser considerado entonces
como algo “auténtico” y no como un conocimiento que es donado por la población pensante.
El educador y educadora ya no deben ser un hombre o una mujer, que domine y rija el
proceso de enseñanza – aprendizaje, sino por el contrario, deben estimular a sus alumnos y
alumnas en sus aprendizajes de manera libre y no dominadora, deben guiarlos y no
imponerles ideas y pensamientos. El rol del profesor y profesora no se refiere a hablarles a
los educandos sobre la visión que poseen del mundo, y en ningún caso deben tomarse la
libertad de imponerla, acto contrario a ello, su rol debe estar enfocado en relaciones donde el
diálogo se vivencie a cabalidad, esperando que ambos actores [educadores y educandos]
conozcan y respeten sus diferencias. En el fondo Paulo Freire promueve la problematización
de la realidad concreta del educando, y a la vez se espera que el docente también se
problematice y reflexione sobre su actuar pedagógico.
Si bien es cierto, el papel del profesor o profesora es educar, es preciso que descubran
y acepten que ellos también se educan, para de esa forma, comprender el proceso educativo
como una instancia de aprendizajes mutuos entre los educadores, educadoras y los
educandos. Paulo Freire reconoce que ambos actores, educadores y educandos, son distintos
entre sí, pero esa diferencia no los hace menos y más personas, por el contrario, los lleva a
entenderse como sujetos que están siendo parte del aprendizaje y que pese a sus diferencias
biológicas, culturales, socioeconómicas, entre otras, son seres humanos que requieren
trabajar para su libertad, bajo demandas de respeto y tolerancia. Cuando el alumno o alumna
se convierte y asume como un sujeto cognoscente, se hará permisible su transformación
74
como el “constructor” de sus propios aprendizajes, es así como el acto de enseñar y aprender
se va tornando en conocer y reconocer, lugar donde el alumno y la alumna van conociendo
cosas nuevas y el profesor y profesora reconocen lo que ya saben14.
El mundo ha ido evolucionando, por ende las sociedades también, ya que deben
adaptarse a nuevos estilos de vida, lo que muchas veces implica asumir demandas
económicas, sin un mayor entendimiento. Como están las cosas hoy en día ¿qué ocurre si un
educador o educadora necesita del trabajo, y lo hace en una institución escolar donde reine el
autoritarismo?, ¿qué debe hacer con su opción política? Parafraseando a Freire, la respuesta
a ello, va enfocada a tener conciencia que la acción educativa es política y no sólo técnica, y
para ejercer una práctica pedagógica que promueva otro accionar y no el autoritarismo, el
profesor o profesora debe otorgarle importancia a la claridad política, para así ocupar el
mínimo de espacio del cual dispone en el aula para trabajar en sentido de una apertura
democrática para los alumnos y alumnas, y así éstos podrán apreciar además, otras formas de
vida y estará en ellos la opción a seguir reproduciendo o no. En relación a la idea expuesta,
en Díaz (1999) se muestra como Freire sigue aportando con lo siguiente: “la comprensión de
los límites de la práctica educativa demanda, indiscutiblemente, una claridad política de los
educadores en relación a sus proyectos. Demanda que el educador asuma lo político de su
práctica. No basta decir que la educación es un acto político, así como no basta decir que el
acto político es también educativo. Es necesario asumir realmente lo político de la
educación” (Díaz, 1999:138). No sólo se realiza una declaración de principios, el educador
transformador, progresista asume el principio para su realidad. De aquí la conciencia y la
construcción social.
14 Para complementar esta idea, se recomienda acudir a Freire (1998).
75
Cuando una educadora y educador comprometido con su tarea de enseñar y formar,
asumen una opción democrática con la cual desarrollarán la tarea señalada, nunca deben
dejar de considerar los conocimientos que son propios de los alumnos y alumnas con los
cuales trabajan, y que éstos generalmente adquieren a partir de sus experiencias de vida; no
debe ver al alumno o a la alumna como un “objeto” del acto cognoscente, sino por el
contrario, como un sujeto participe y protagónico de toda práctica educativa; por otro lado,
debe además defender la escuela como un espacio de aprendizajes, donde se vive mediante
relaciones dialógicas que se fundamentan en el respeto y tolerancia entre los actores del acto
educativo; jamás deben ir a favor de una institución escolar que sólo se limita a las prácticas
de dictar los contenidos y que no deja reflexionar a los educandos para promover la lucha
social y su propia liberación. Es trascendental para la educación, que los docentes la vean
según Freire como “un acto político. Su no neutralidad exige del educador que asuma su
identidad política y viva coherentemente su opción progresista, democrática o autoritaria,
reaccionaria, aferrada a un pasado; o bien espontaneísta, que se defina por ser democrática
o autoritaria” (Freire, 1998:94). Es importante para la formación de los alumnos y alumnas,
que el profesor o profesora enfrente con lealtad y respeto las ideologías o posturas
personales y las del resto. Para respetar al otro y aprender hacerlo, los docentes deben ser
rigurosos y comprometerse con su labor formadora. El ser un crítico de la práctica, permite
al profesor y profesora conocer aún más la realidad de los educandos.
Al asumirse como un profesor y profesora que se consideran progresistas, y sobre todo
que se asumen como tal en la actualidad, deben ejercer su trabajo con compromiso hacia las
escuelas públicas, con el fin de cambiar su imagen y niveles de enseñanza. Además, este
compromiso debe ir encaminado hacia la defensa de la profesión docente, para así ser
modelos ante la sociedad, como sujetos que aman y valoran su trabajo y una de las técnicas a
76
aplicar, es la formación y capacitación permanente que los educadores y educadoras deben
efectuar para poder desarrollar mejores prácticas pedagógicas. Según Freire en Díaz (1999),
el asumirse como un educador progresista “significa luchar por la educación popular, por la
participación creciente de las clases populares en los consejos de comunidad, de barrio, de
escuela” (Díaz, 1999:165).
El educador o educadora progresista, demuestra a sus alumnos y alumnas
competencias que les sirvan como ejemplo para su vida en sociedad, entre éstas el autor
destaca: la claridad política, la capacidad de amar y respetar, y por sobre todo, la coherencia
entre lo que dice y lo que hace [referente a la última idea Paulo Freire señala: “los niños
tienen una sensibilidad enorme para percibir que la maestra hace exactamente lo opuesto de
lo que dice” (Freire, 1998:83).] Con esto se entiende que toda práctica educativa no es
fructífera cuando el o la docente no practica una relación coherente entre lo que dice y hace.
El proceso de enseñanza – aprendizaje tiene que ver con las relaciones que emergen entre
educadores – educadoras y alumnos – alumnas, y todo lo que conlleva a los actos de enseñar,
conocer y aprender; además de las características, cualidades y virtudes que identifican al
cuerpo docente, como también la identidad de los alumnos y alumnas que asumen mediante
su vida cotidiana fuera de la escuela; se complementa esta idea con planteamientos el autor,
la importancia que tiene la mirada que se le otorgue al proceso de liberación y a la autoridad
[con el fin de no caer en autoritarismo]. Dentro de toda relación con los educandos, los
profesores y profesoras no pueden olvidar su disposición, que demuestre la justicia y el
derecho a ser sujetos libres, contradiciendo las relaciones donde los individuos débiles, ya
sea educativa y socialmente, son sometidos a la explotación de los sujetos más fuertes y
poderosos. Por ésta y otras razones, es que es importante la intervención de la democracia
77
plena dentro del acto pedagógico y por sobre todo, es fundamental que los docentes estén
conscientes que las relaciones con los alumnos y alumnas muchas veces se tornan complejas
y difíciles de llevar, a lo que se invita a evaluarlas y reflexionar frente a ellas.
Se convierte en una tarea importante para el proceso educativo, que los educadores y
educadoras [que desean sentirse progresistas], desarrollen una pedagogía de la pregunta para
así estimular a cada uno de los educandos a reflexionar, a pensar, a criticar; que se sientan
motivados a cuestionar, que no sientan miedo por sentirse “curiosos”, por el contrario, que se
sientan orgullosos por sentir gusto al riesgo y el poder ir más allá para comprender mejor; de
esa forma se estará incentivando a los alumnos y alumnas a construir el aprendizaje y no a
recibirlo pasivamente.
Cuando el profesor o la profesora practican el autoritarismo, son ellos quienes hablan a
sus alumnos y alumnas bajo una concepción vertical, demostrando su verdad absoluta frente
a la ignorancia del educando, esto no es un ejemplo que les sirva a los estudiantes en su
formación como ciudadanos críticos y responsables, por ende, los docentes deben estar
atentos para no reproducir este tipo de acciones a la hora de efectuar sus prácticas
pedagógicas. En consecuencia, se retoma la importancia de la formación docente, donde
juega un rol trascendental el aspecto ético, el cual se expresa como en tantas otras ocasiones,
con el actuar coherente frente a sus sueños, ideas, proyectos, etc. Hay que respetar a cada
uno de los estudiantes, procurando no manipularlos bajo ninguna circunstancia; la verdad, la
sinceridad, son otras herramientas que los profesores y profesoras deben asumir. Recordar
que son los educadores y educadoras, muchas veces los parámetros a seguir, a imitar por los
alumnos y alumnas, por ende deben incluir en sus acciones y conductas, los valores y
cualidades que esperan que sus estudiantes adquieran, para así convertirse en ciudadanos
78
libres y democráticos, que van en busca de la superación de toda injusticia y a favor de una
sociedad más humana. Esto ocurrirá siempre y cuando el profesor y profesora, se
comprometan con el trabajar con la clase dominada, es decir, dependerá de su opción
profesional.
Los educadores y educadoras, deben reconocer los saberes indispensables de toda
práctica educativa – crítica. Entre éstos destacan la curiosidad humana que provoca el
preguntar, el conocer y el actuar; además la relación entre la autoridad y la libertad, lo que
implica por parte del docente un desempeño con mayor compromiso. Es necesario tener
presente las siguientes cualidades que la autoridad educativa democrática, requiere
desarrollar en sus relaciones con la libertad de los educandos: “experiencia discente, es
viviendo críticamente mi libertad de alumno, como me preparo para asumir o rehacer el
ejercicio de mi autoridad de profesor. Como profesor no debo pensar tan sólo en los
contenidos pragmáticos que son expuestos o discutidos por los profesores de las diferentes
materias sino, al mismo tiempo, de la manera más abierta, dialógica, o más cerrada,
autoritaria, en cómo este o aquel profesor enseña” (Freire, 2003:87). En la medida que
profesor y profesora sepan manejar su facultad de autoridad, para no confundirlo con
autoritarismo, se fomenta su competencia profesional; en el caso de los educandos, no deben
confundir la libertad con libertinaje para que así comiencen a asumir la responsabilidad de
sus acciones. Una autoridad coherente y democrática nunca debe minimizar el poder de la
libertad.
Paulo Freire en su libro Cartas a quien pretende enseñar (1998), más específicamente
en la quinta carta, realiza un escrito destinado a los docentes que comienzan a ejercer la
profesión. Reconoce que cuando se llega al primer día de clases, al primer encuentro con los
79
alumnos y alumnas, los docentes se sienten muchas veces nerviosos y sienten miedo de sus
capacidades, lo que puede ser reflejado de una mala manera por los educandos, empeorando
así el proceso de enseñanza – aprendizaje. Parafraseando al autor en relación a la idea de
asumir el miedo, dice que los profesores y profesoras “principiantes” deben enfrentar los
sentimientos que afloran al momento de realizar sus prácticas educativas; para ello se invita
a comentarles a los alumnos y alumnas lo que están sintiendo como una demostración de que
ellos también son seres humanos, lo que los hace ser sujetos limitados, hablarles sobre el
derecho a sentir miedo, no niega la figura del docente, es decir, los educadores y educadoras
se reconocen seres tangentes, de sentimientos y emociones al igual que los educandos.
Conversar sobre el miedo, sobre la inseguridad y otros sentimientos con el alumnado, es
demostrar confianza hacia ellos, lo que evita caer en el autoritarismo y fomenta la humildad
dentro de la relación. Freire fundamenta la idea señalada con lo siguiente: “una educadora
elitista, autoritaria, de esas para quienes la democracia presenta síntomas de deteriorarse
cuando las clases populares comienzan a llenar las calles con sus protestas, jamás
entenderá la humildad de asumir el miedo, a no ser como una cobardía. El hecho de asumir
el miedo es el comienzo del proceso para transfórmalo en valentía” (Freire, 1998:74).
Los profesores y profesoras al iniciar su experiencia pedagógica, deben estar atentos a
todos los movimientos, acciones y actitudes que realizan los estudiantes, para así ir
adquiriendo las herramientas necesarias para comprender y efectuar de la mejor manera
posible las clases, sin pasar a llevar la persona de cada alumno y alumna. Los educadores y
educadoras deben ser competentes a la hora de percibir el rol de los educandos, ya que como
Freire lo plantea, es indispensable reconocerlos como el camino del cual disponen los
docentes, para ejercer una intervención en la realidad, que demuestre la capacidad reflexiva
y transformadora de los alumnos y alumnas frente a las injusticias que se cometen en la
80
sociedad a partir por ejemplo, de las ideologías del capitalismo que fuertemente están siendo
parte del diario vivir.
Para Freire la cuestión de la identidad cultural juega un rol importante en la educación.
Asumir la identidad de cada uno como sujeto, como profesor o profesora, como alumno o
alumna dentro de la práctica educativa, es la manera de generar relaciones conscientes de lo
que cada uno hace para alcanzar el compromiso de lucha por la liberación. Por lo tanto, los
profesores y profesoras progresistas no deben en ninguna circunstancia, asumir una actitud
agresiva hacia quienes están limitados a sólo responder de manera mecánica lo que les fue
“depositado” como conocimiento, ni menos dejarse llevar por la idea de que los niños y
niñas “pobres” son incapaces e ignorantes. Por ello el autor, levantó la lucha por conseguir
que a esos infantes, de las clases populares se les enseñara el “modelo culto15” y por eso
propone que al hacerlo se destaque:
a) “Que su lenguaje es tan rico y tan bonito como el de los que hablan el modelo
culto, razón por la cual no tienen por qué avergonzarse de cómo hablan.
b) Que aun así es fundamental que aprendan la sintaxis y la prosodia dominante
para que:
1. disminuyan sus desventajas en la lucha por la vida;
2. ganen un instrumento fundamental para la lucha necesaria contra las
injusticias y las discriminaciones de que son blanco” (Freire,
1998:111).
15 El modelo culto es la enseñanza que reciben los educandos de la clase dominante de la red privada de educación.
81
En la medida que los docentes respetan y valoran a sus alumnos y alumnas, mejoran
sus relaciones con otros actores educativos, son plenamente coherentes con sus platicas y
acciones, se comprometen por entregar una enseñanza de calidad a sus estudiantes, valoran y
defienden la profesión docente, así contribuirán de mejor manera en el desarrollo de la
democracia dentro de la institución escolar. Estar siempre conscientes que la democracia no
llega por arte de magia, es la base de la reflexión docente, para promover la movilización de
las masas populares para fortalecer su proceso hacia el compromiso liberador. Se debe
inculcar una conciencia crítica en el alumnado para de esa forma, sembrar los sueños por una
vida más justa.
Los docentes deben estar a disposición del saber, deben estar abiertos a los desafíos y
por sobre todo, deben cautivarse con su profesión. Alcanzar lo planteado requiere de
esfuerzo y virtudes que fortalezcan su compromiso formador de personas. Contribuir de
manera positiva para que el estudiante pueda ser el actor principal de su formación, es el
papel del un educador y educadora progresista. Para Paulo Freire, ese educador o educadora,
será un buen profesional cuando “consigue mientras habla, traer al alumno hasta la
intimidad del movimiento de su pensamiento” (Freire, 2003:83).
Los profesores y profesoras para realizar prácticas pedagógicas que sean realmente
favorables para los aprendizajes de los alumnos y alumnas, deben estar capacitados para
realizar evaluaciones de su quehacer profesional, por consiguiente, requieren someterse a
espacios de reflexión que vayan en mejora de sus prácticas. El asumir mejores prácticas
pedagógicas, implica por parte del profesorado, ser cada vez más tolerantes, más críticos,
más investigadores, más transparentes, más auténticos, más humildes, entre otras cualidades,
según Freire (1993). En consecuencia la verdadera docencia para el autor será aquella en
82
“donde exista la investigación como pregunta, como indagación, como curiosidad, como
creatividad, así como no existe investigación en cuya marcha no se aprenda necesariamente
porque se conoce y no se enseñe porque se aprende” (Freire, 1993:184).
Es necesario recordar que entender la práctica educativa, es uno de los requisitos
fundamentales de los educadores y educadoras progresistas. Para Freire (1993) ésta requiere
siempre de sujetos dispuestos a enseñar y aprender, considerando que quien enseña aprende
al enseñar y quien aprende enseña al aprender; además esta práctica exige la presencia de un
objeto de estudio y contenidos. Se incluye el uso de métodos, técnicas, materiales y por su
carácter directivo, implica el levantamiento de objetivos, sueños, utopías, ideales. De allí su
politicidad, cualidad que tiene la práctica pedagógica de ser política y de no poder ser
neutral. Al ser política la educación, lleva consigo la intencionalidad que posee hacia la
formación, reflejando el compromiso social y humano de querer alcanzar la superación de la
raza humana, por ende, no es neutral pues no se hace educación sin intencionalidad.
Para los docentes progresistas, la práctica educativa tiene sentido cuando al enseñar los
contenidos u objeto de estudio a los estudiantes, éstos se interesan por conocer aún más
sobre lo que han aprendido. Un educador o educadora progresista, es capaz de relacionar el
acto de enseñar con la realidad que viven sus alumnos y alumnas. De aquí la importancia de
que los docentes estén conscientes de que la educación no es un instrumento o palanca de
transformación de la sociedad, por lo que la viven como un proceso que guía, ayuda e
interviene en las modificaciones sociales. En consecuencia, se vuelve hacer mención a lo
necesario que es desafiar a los infantes, jóvenes y adultos frente al mundo, para que lo
conozcan y re – conozcan, incentivándose a trabajar por su transformación.
83
III.- Políticas nacionales de educación y su relación con Paulo Freire.
Para comprender un poco más sobre las políticas nacionales de educación, a
continuación se expondrán antecedentes generales que se refieren a hitos históricos y a la
actual Reforma Educativa Chilena. Luego se desarrollarán temas en relación al rol de los
docentes chilenos y se reflexionará tomando como base, los criterios de Paulo Freire para
reconocer a los educadores y educadoras progresistas.
El sistema educacional chileno ha ido presentado cambios con el paso del tiempo. En
éstos han influido la historia política del país, el proceso de modernización a nivel mundial y
las demandas sociales que tiene relación con el crecimiento de la población y la economía
nacional. Las siguientes fechas muestran algunos avances y logros históricos:
En 1860 se establecen las bases del sistema público de educación, con la Ley
de Instrucción Primaria.
El 26 de agosto de 1920 se promulgó la Ley Nº 3654, de Educación Primaria
Obligatoria, que aseguró cuatro años de escolaridad para niños y niñas.
En 1927, en el gobierno de Carlos Ibáñez del Campo, se promulgó la Ley para
dar calidad a la educación nacional, donde ésta pasa a ser funcionalmente del
Estado.
En 1929 se elevó la escolaridad de niños y niñas chilenos en seis años.
84
En 1964 en el gobierno de Frei Montalva, se lleva a cabo la Reforma donde el
eje central era la cobertura de la educación y para ello se mandan a construir
tres mil establecimientos educacionales en todo el país.
En 1965, bajo el mismo gobierno, se incrementó la escolaridad de niños y
niñas en ocho años, es decir, se crearon el séptimo y octavo año.
En el gobierno de Salvador Allende, 1970 – 1973. Nace la propuesta técnica
de la Escuela Nacional Unificada, donde la educación debía estar al servicio
del hombre, con objeto de liberar al pueblo de las cadenas de ignorancia. Su
fin primordial era la transformación de la sociedad. Se educaba para la vida y
por ende, la educación tenía relación con las actividades productivas del país.
En 1973, Chile sufre un Golpe de Estado.
En 1980 la Reforma Constitucional, establece lo siguiente:
o Se Transfiere la administración del conjunto de los establecimientos
educacionales, dependientes del Estado a manos de los municipios.
o Se cambió la reforma de la asignación de los recursos. Se comienza a
entregar subvención por alumnos y alumnas.
o Los establecimientos públicos de educación vocacional (técnicos),
pasan a manos de empresas y organizaciones (Liceos Politécnicos).
En 1990 Chile deja atrás años de dictadura militar y retoma la democracia.
85
También en el mismo año, comienza la Reforma Educacional que se desarrolla
hasta el día de hoy.
1990 destaca además por la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza
(LOCE)
El 26 de agosto del 2002 el Presidente Ricardo Lagos firma y envía el
Proyecto de Ley que asegura doce años de escolaridad a todos los niños y
niñas.
El 7 de mayo del 2003 el Presidente de la República, Ricardo Lagos, promulga
la reforma constitucional que garantiza doce años de escolaridad16.
Como ya fue señalado con el retorno de la democracia al país, fue elaborada en 1990 la
actual Reforma Educativa. Ésta está orientada a abordar los temas que la globalización
conlleva dentro de la sociedad; lo que se refiere a que las políticas de educación deben
responder a las exigencias del mercado. La educación debe formar ciudadanos capaces de
generar procesos de formación acordes a las actuales tecnologías, es decir, en las prácticas
pedagógicas se deben llevar a cabo competencias que fomenten la competitividad, el
manejo y uso de la tecnología, el manejo de idioma extranjero, entre otras cosas. Se
entenderá a la reforma educativa, como “el conjunto articulado y sistemático de cambios
que afectan al sistema educacional y a la unidad educativa en particular, apunta no sólo a
16 Los datos presentados fueron seleccionados y extraídos de la pagina en Internet del Ministerio de Educación Chileno; de un documento del autor Cristian Cox (1997) y de la cátedra Historia de la Educación (2003) dictada por el profesor Fernando Flores, en la Universidad Academia de Humanismo Cristiano.
86
crear una educación de mayor calidad y más equitativa, sino generar y a sentar las bases y
condiciones para promoverla y sustentarla” (Nordenflycht, 1998:2).
En Chile la Reforma Educacional, según el MINEDUC (2005), pretende generar
cambios en todas las dimensiones del sistema educativo, entre ellas este organismo destaca
en sus publicaciones temas referentes a: formas de enseñar y aprender, contenidos a
trabajar, la gestión escolar, infraestructura e insumos necesarios para el mejoramiento de la
educación (bibliotecas e informática educativa), condiciones laborales de profesores y
profesoras, entre otras.
La Reforma considera para sus planteamientos dos políticas educacionales que
orientan sus expectativas: el mejoramiento de la calidad de la enseñanza que los profesores
y profesoras deben entregar a sus alumnos y alumnas, y realizar una acción que signifique
entregar la distribución del servicio de forma equitativa sin distinción social. Tomando
como bases estos dos principios de la Reforma, ésta se articula por medio de tres ejes:
87
Cuadro número 1. Ejes sustantivos de la Reforma Educacional. (Nordenflycht, 1998: 4)
COMPONENTES
CAMPOS DE INTERVENCIONES
Gestión y financiamiento
Descentralización y participación
Eficiencia de la gestión
Incremento del financiamiento
Sistema de remuneración del personal docente
Liderazgo de la dirección del establecimiento.
Cambio Curricular
Diseño curricular: O.F – C.M.O y P.E.I17
Cambios en las formas de enseñar
Innovaciones metodológicas
Dotación de equipos y materiales de enseñanza
Evaluación de logros de la enseñanza.
Extensión de la Jornada Escolar
Jornada escolar completa para todos
Ampliación de infraestructura escolar
Liceos de Anticipación (Proyecto Montegrande)
Fortalecimiento de la profesión docente:
o Innovación de la formación docente
17 O.F.; C.M.O son las siglas con que el Ministerio de Educación identifica a los Objetivos Fundamentales y Contenidos Mínimos Obligatorios del currículum. El P.E.I se refiere a Proyectos Educativos Institucionales.
88
o Perfeccionamiento fundamental
o Becas y pasantías en el extranjero
o Becas para alumnos meritorios en
Pedagogía
o Premio a la Excelencia Docente.
La Reforma ha sido diseñada como un proceso amplio y de largo plazo, es decir, se ha
ido incrementado por etapas de desarrollo y cumplimiento de sus propuestas. Según el autor
Cristian Cox, (2002) estas etapas se generalizan en lo siguiente: la primera se caracteriza
por realizar acciones a favor de las condiciones para un mejor funcionamiento del sistema
escolar. Entre ellas destacan el Programa de las 900 Escuelas, conocido como P- 900
(1990), el Estatuto Docente (1991), el Programa MECE – Básica (1992), la Comisión
Nacional para la Modernización de la Educación (1994) y comienza el Programa MECE –
Media (1995). La segunda etapa es inaugurada en 1996, con la aprobación del Gobierno por
implementar la Jornada Escolar Completa y se realiza la Reforma Curricular, dentro de ésta
destacan dos programas de apoyo y de mejoramiento escolar; el Programa Enlaces y
Programa Montegrande. El primero consistió en implementar las escuelas con una red
computacional y todo lo que ello significa, y el segundo tiene que ver con el apoyo que se le
entrega a los liceos que tienen proyectos de innovación, de calidad y equidad, de esta forma
se fortalecen los esfuerzos del Programa MECE – Media. Por último, el autor caracteriza la
tercera etapa como el momento donde se comienzan a comprobar y medir los resultados de
las etapas anteriores y así realizar evaluaciones de la Reforma, como parámetros de
89
medición se considera el SIMCE, que es una tradicional prueba que alternadamente se toma
cada año a los cuartos básicos, octavos básicos y segundos medios del país, su nombre lo
dice todo Sistema de Medición de la Calidad de la Educación.
La Reforma Educacional se caracteriza por ser una propuesta de mejoramiento
gradual, que va en incremento y se produce desde la base del sistema, es decir, desde las
propias escuelas y liceos. Dentro de sus principios están las políticas educativas que se
generaron en la época de los ‘90, entre ellas se destacan: “un trabajo centrado en la equidad
como provisión de una educación homogénea en términos nacionales, a equidad como
provisión de una educación que se hace cargo de las diferencias y que discrimina a favor de
los grupos más vulnerables, y políticas centradas en la calidad, que implican un paso desde
el foco en insumos de la educación al foco en los procesos y resultados del aprendizaje”
(MINEDUC, 2005)18. Es por esta causa que el enfoque que se le da al proceso de enseñanza
– aprendizaje es de tipo cognitivo, donde el currículum se centra en el desarrollo de
capacidades intelectuales y su propósito es promover el “aprender a aprender” (Novak), la
elaboración y construcción del conocimiento mediante las experiencias previas y personales
de cada alumno y alumna. Dentro de este enfoque destaca además, la política educativa que
asume el currículum para desarrollar capacidades cognitivas en post de la productividad.
En la actualidad es difícil encontrar una relación directa entre la visión pedagógica de
Paulo Freire y las propuestas educativas nacionales. Pese a ello, se ha intentado develar la
oculta relación de este pedagogo con el constructivismo, y he aquí una relación con el
18 Esta cita se extrae de la página de internet: http://www.mineduc.cl/index.php?id_portal=1&id_seccion=205&id_contenido=89
90
sistema educativo chileno, ya que éste basa sus fundamentos para la Reforma Educacional,
en la corriente constructivista.
Paulo Freire hace recordar en todo momento el compromiso político y social que
deben tener educadores y educadoras, al ser hombres y mujeres por construir miradas de un
mundo mejor. Un mundo, una realidad, que considere el aspecto social como base de la
construcción humana, valores como la justicia social y equidad entre hombres y mujeres,
serán las pautas para construir o más específicamente, para re – construir el mundo.
En la teoría del conocimiento, que levanta y defiende la postura freireana, es el
carácter social lo que conlleva al saber. El conocimiento es reflejo de la praxis, la reflexión y
acción que hombres, y mujeres realizan permanentemente de la realidad. Dentro de las
ideologías humanizadoras de este brasileño, está el no separar el conocimiento antiguo del
nuevo, es decir, reconoce que un aprendizaje puede significativamente conducir a otro. El
hombre y la mujer deben accionar y reflexionar sobre su entorno, su realidad, para así luego
levantar una transformación y lograr un aprendizaje que sea completamente significativo
para ellos.
Toda teoría de la educación, partirá de una base teórica del conocimiento, de una
propuesta ética que le dará sentido y soporte; dentro de éstas se encuentra la postura del
hombre, como un ser que presenta un “inacabamiento”, es decir, el ser humano no es un ser
concluido, por el contrario, se va construyendo en la medida que se descubre y valora. De
esta forma para Paulo Freire, el proceso de enseñanza, es considerado como el medio donde
los alumnos y alumnas tienen la posibilidad de construir su propio conocimiento mediante su
propia experiencia vivida. Esto está expuesto en contradicción de una postura que marca la
91
enseñanza, como la instancia donde el profesor o profesora transmite de forma mecánica los
conocimientos al alumnado.
En su libro Cartas a quien pretende enseñar (1998), Freire se propone llegar al
profesorado, con el fin de tocar el tema de la profesión docente y cómo su rol se enmarca en
los procesos educativos de los educandos, de aquí la cita “quien enseña aprende al enseñar
y quien aprende enseña al aprender”, al analizarla se desprende la mirada que el autor da a
la pedagogía, una pedagogía emancipadora, que pretende brindar a los hombres y mujeres un
proceso que llegue a la formación de una conciencia crítica que se fundamente en la praxis
transformadora de la realidad, que para ellos puede resultar injusta. El aprendizaje se torna
significativo, en la media que el alumno o alumna es capaz de levantar nuevas concepciones
o construcciones con su aprendizaje. Por su parte, el profesor y profesora también tienen la
posibilidad de aprender en este proceso, así al momento de alcanzar una reflexión de sus
prácticas pedagógicas, serán capaces de reconocer su labor, hasta tal punto de mejorarla en
post de los aprendizajes de sus alumnos y alumnas, considerando en toda instancia, que son
éstos, los principales agentes en el proceso de enseñanza – aprendizaje. Es así como se logra
alcanzar lo que este pedagogo propone, superar la contradicción educador – educando y
pasar a ser una línea horizontal de educadores – educandos y educandos – educadores.
Una postura constructivista, plantea que el conocimiento no es una copia de la
realidad, es una construcción del ser humano. He aquí la principal relación con la pedagogía
freireana, considerar en todo momento la humanización del hombre y por ello, su real
participación para construir su aprendizaje. Vygotsky, célebre del constructivismo, plantea
dentro de sus teorías la importancia de los factores sociales en el desarrollo de la
inteligencia; Vygotsky ha concebido al sujeto como un ser eminentemente social, y de ahí
92
que el conocimiento sea un producto social basándose en la línea del pensamiento marxista,
al igual que Freire. Acá también entran en juego los planteamientos de Ausubel, al presentar
su postura de que los niños y niñas aprenden significativamente cuando el profesor y
profesora consideran sus conocimientos previos y su capacidad de comprensión.
Más arriba se habló de la postura de Paulo Freire, referida a que un aprendizaje puede
significativamente conducir a otro, o más específicamente en un contexto freireano, el
aprendizaje verdadero es aquel que no separa el conocimiento existente del acto de conocer
lo nuevo. La mirada constructivista hace también mención a este estilo de aprender. Al tener
clara una concepción donde sea el aprendizaje entendido como una “construcción” realizada
a través de un proceso mental, el cual finaliza con la adquisición de un conocimiento nuevo,
se puede comprender y considerar que los conocimientos previos de los alumnos y alumnas
serán las herramientas fundamentales para fortalecer la construcción del nuevo conocimiento
o aprendizaje.
Básicamente el constructivismo demuestra como los educandos, a partir de diferentes
situaciones de aprendizajes, logran utilizar operaciones mentales, tales como el inferir,
seleccionar, deducir, investigar, entre otras y la formación de estructuras cognitivas que
desembocan en la construcción de los propios aprendizajes, lo que se refiere a la
formulación de un aprender significativo. En la teoría freireana, se postula que el
conocimiento se genera por medio de una construcción permanente y para ello, sitúa al
sujeto dentro de un contexto social, el cual debe ser descubierto por él mismo, para así
desarrollar una praxis que produzca una reflexión de lo aprendido. El constructivismo, se
manifiesta como el modelo que percibe a los sujetos con aspectos o factores cognitivos,
sociales y afectivos. Así valora una construcción propia del conocimiento y no impuesta, que
93
se realiza a diario por medio del resultado que da la interacción de los tres factores
señalados. De ahí que el conocimiento sea una construcción del propio ser humano, el cual
considera en su proceso educativo los saberes ya adquiridos, conocimientos previos,
procesados en la relación con la realidad o medio que lo rodea.
La estrategia pedagógica que Freire propone en sus libros, está centrada en la
humanización del hombre y de la mujer, en el derecho de ser personas libres y pensantes; el
modelo constructivista también se centra en la persona, rescatando sus experiencias previas,
ya que por medio de éstas, puede levantar nuevas construcciones mentales y de esta manera,
poder transformar la realidad que se les ha impuesto vivir.
Paulo Freire postula una Educación Liberadora, la cual considera como base el
diálogo, con el fin de alcanzar la problematización y no un dictar de conocimientos.
Socialmente este estilo de pedagogía pretende visualizar a los actores del proceso educativo,
como entes capaces de comprometerse con su liberación de las manos de una clase
domesticadora, que los limita y condiciona su manera de ser y de comportarse frente al
mundo. Dentro de estos parámetros, la educación debe ser entendida como un acto donde
“todos” están capacitados para aprender y enseñar, nadie puede ser visto como un sujeto
superior y otros como meros receptores del saber. Por ende, el proceso pedagógico intenta
darles a ambos actores, educadores y educandos, un mismo rol activo - participativo, con el
fin de procrear aprendizajes que les permitan vivir en una sana y justa comunión. La mirada
social del constructivismo, expone que el aprendizaje no es una construcción “individual”,
sino más bien social. Los estudios han comprobado, que los alumnos y alumnas aprenden de
manera más eficaz cuando realizan dicha acción en cooperación con otros sujetos; el
promover el trabajo en equipo, fomenta un mejoramiento en las relaciones con otros sujetos
94
y a la vez, se estimula el autoestima y se fortalecen conductas y habilidades de la vida en
sociedad. Por su parte, el proceso de enseñanza se puede tornar individual, en el sentido de
permitir a cada uno de los alumnos o alumnas, trabajar a su propio ritmo y respetando sus
capacidades.
Al proponer el constructivismo, que sea el propio educando quien construya sus
aprendizajes, nace una concepción sicológica de éste, con el fin de dar a conocer los niveles
de aprendizaje que puede alcanzar cada alumno o alumna. Es importante optimizar en los
alumnos y alumnas las habilidades cognitivas que los conduzcan hacia el mejor uso de su
poder racional, es decir, se propone enseñarles a pensar de manera crítica y reflexiva.
Además, nace la teoría de estimularlos a tomar conciencia de sus actos y sus procesos
mentales, así se fomenta un aprendizaje más eficaz y autónomo. Para alcanzar la anhelada
liberación de los oprimidos, dentro de los planteamientos de Freire se desprende, que éstos
deben vivenciar un compromiso por formar parte del proceso de lucha que los transforme y
valore como hombres y mujeres libres. Para que se efectúe dicho compromiso, se debe
promover tanto la praxis, reflexión y acción de los hombres y mujeres frente a su realidad
vivida, por lo tanto, estimular los procesos mentales de los oprimidos, enseñándoles a pensar
de manera crítica y reflexiva, da como resultado el convencimiento de ellos, de que son seres
capaces de transformar su realidad, con objeto de no seguir siendo parte de la opresión, que
tanto los perjudica.
Con lo expuesto, se pretende otorgar aún más valor al legado freireano, para así poder
tomar conciencia de la relevancia que posee el desarrollar una Pedagogía del Oprimido.
95
Por otra parte, y siguiendo con el propósito de este capítulo, que es poder ver si existe
la posibilidad de considerar a los docentes chilenos como educadores y educadoras
progresistas; se ha tomado el Marco para la Buena Enseñanza con el objeto de reflexión
frente a la visión del rol que deben desarrollar profesores y profesoras a la hora de realizar
sus prácticas pedagógicas, esperando un logro óptimo de resultados lo que se refleja en la
entrega de una enseñanza de calidad.
El Marco para la Buena Enseñanza, como ya se señaló, fue elaborado por el Ministerio
de Educación, la Asociación Chilena de Municipalidades y el Colegio de Profesores de
Chile. Es un documento que presume que las profesoras y profesores chilenos, son
profesionales comprometidos con la formación de los educandos. Esta propuesta quiere
representar a fondo las responsabilidades que un docente debe llevar a cabo en su quehacer
pedagógico y así convertirse en un sujeto exitoso en su tarea. El Marco no se presenta como
un documento que debe ser cumplido de manera rígida, sino como un “itinerario capaz de
guiar a los profesores jóvenes en sus primeras experiencias en la sala de clases, una
estructura para ayudar a los profesores más experimentados a ser más efectivos, y en
general, un Marco socialmente compartido que permita a cada docente y a la profesión en
su conjunto, enfocar sus esfuerzos de mejoramiento” (Ministerio de Educación, 2003:7).
Dentro de los cuestionamientos que lo sustentan están: “¿qué es necesario saber?, ¿qué es
necesario saber hacer? y ¿cuán bien se debe hacer? o ¿cuán bien se está haciendo?” (Op.
Cit.:7).
96
El Marco presenta cuatro dominios que hacen referencia al ciclo del proceso de
enseñanza – aprendizaje que se debe vivenciar en las aulas nacionales:
A. Preparación de la Enseñanza: Los criterios de este dominio se refieren, tanto
a la disciplina que enseña el profesor o profesora, como a los principios y
competencias pedagógicas necesarias para organizar el proceso de enseñanza,
en la perspectiva de comprometer a todos sus estudiantes con los
aprendizajes, dentro de las particularidades del contexto en que dicho proceso
ocurre. Para ello, los docentes requieren estar familiarizados con las
características de desarrollo correspondientes a las edades de sus alumnos y
alumnas, sus particularidades culturales y familiares, sus experiencias previas
y sus conocimientos, habilidades, y competencias respecto a las disciplinas.
B. Creación de un ambiente propicio para el aprendizaje: Este dominio se refiere
al entorno del aprendizaje en su sentido más amplio; es decir, al ambiente que
genera el educador o educadora, en el cual tienen lugar los procesos de
enseñanza y aprendizajes. Las expectativas del docente sobre las
posibilidades de aprendizaje y desarrollo de todos sus alumnos y alumnas
adquieren especial importancia, así como su tendencia a destacar y apoyarse
en sus fortalezas, más que en sus debilidades, considerando y valorizando sus
características, intereses y preocupaciones particulares y su potencial
intelectual y humano. Las habilidades involucradas en este dominio, se
demuestran en la existencia de un ambiente estimulante y un profundo
compromiso del profesor y profesora con los aprendizajes y el desarrollo de
sus estudiantes.
97
C. Enseñanza para el aprendizaje de todos los estudiantes: En este dominio se
ponen en juego todos los aspectos involucrados en el proceso de enseñanza
que posibilitan el compromiso real de los alumnos y alumnas con sus
aprendizajes. Se deben generar oportunidades de aprendizajes y desarrollo
para todos los estudiantes. Acá destacan las habilidades del profesor y
profesora para organizar situaciones interesantes y productivas, que
aprovechen el tiempo para el aprendizaje en forma efectiva y favorezcan la
indagación, la interacción y la socialización de los aprendizajes. Para ello, se
deben considerar en todo momento, los saberes previos e intereses de los
estudiantes. Es necesario que el docente se involucre como persona y
explicite y comparta con los estudiantes los objetivos de aprendizaje y los
procedimientos que se pondrán en práctica.
D. Responsabilidades Profesionales: Los elementos que componen este dominio
están asociados a las responsabilidades profesionales del profesor y
profesora, en cuanto su principal propósito y compromiso es contribuir a que
todos los alumnos y alumnas aprendan. El compromiso del profesor y
profesora con el aprendizaje de todos los educandos, implica evaluar sus
procesos de aprendizajes con el fin de comprenderlos, descubrir sus
dificultades, ayudarlos a superarlas y considerar el efecto que ejercen sus
propias estrategias de trabajo en los logros de sus estudiantes. Implica
también formar parte constructiva del entorno donde se trabaja, compartir y
aprender de los colegas y con ello, relacionarse con las familias de los
98
alumnos, alumnas y otros miembros de la comunidad, sentirse un aprendiz
permanente y un integrante del sistema nacional de educación19.
En general el Marco para la Buena Enseñanza, representa un cuadro de conocimientos,
capacidades, habilidades, entre otras, que los profesionales de la educación deben adquirir y
estar conscientes de ellas, para así alcanzar buenos resultados en los aprendizajes de los
educandos.
Una enseñanza de calidad, será el reflejo de la voluntad, compromiso y capacidad de
cada profesor y profesora, de reflexionar frente a sus prácticas pedagógicas, lo que mostrará
su compromiso profesional que los identifica y los orienta en la búsqueda de estrategias
necesarias que satisfagan su formación permanente. La buena enseñanza logra que todos y
cada uno de los alumnos y alumnas que educa y forma un profesor o profesora aprendan, y
que se valoren, respeten y reconozcan sus debilidades y fortalezas con el fin de que ningún
alumno y alumna sean excluidos del sistema escolar. En esta misma lógica, el desempeño
docente será percibido por medio de las capacidades que el educador o educadora desarrolle
para enfrentar las dificultades que se presenten en el proceso educativo, lo que lo hace un
sujeto indagador de estrategias productivas de aprendizaje. Todos los educadores chilenos
deben demostrar su compromiso con la formación y educación que les brindan a sus
alumnos y alumnas, por consiguiente deben involucrarse en el proceso de enseñanza –
aprendizaje con todas sus capacidades y valores que los identifican comos seres humanos.
Según lo que plantea el Marco, los profesores y profesoras chilenas poseen un rol
protagónico dentro de las propuestas de la Reforma Educacional, al ser ellos quienes tienen
en sus manos la mejora de los aprendizajes de los estudiantes. 19 Estos datos fueron analizados y extraídos del Marco para la Buena Enseñanza que dictó el Ministerio de Educación. 2003.
99
Dentro del proceso educativo, existe la necesidad de que los profesores y profesoras
sean capaces de estimular el desarrollo cognitivo de sus alumnos y alumnas, aplicando
herramientas y estrategias que conduzcan hacia la construcción autónoma del pensamiento
de cada uno de ellos. Para el fortalecimiento de esta idea, el Marco le da énfasis a la
consideración de los conocimientos previos, a las experiencias que los alumnos y alumnas
traen de su entorno, es decir, que adquieren por medio de su cultura y vida cotidiana. Por
esta razón, es importante que los docentes reconozcan que no enseñan a sujetos ignorantes,
siempre los educandos tienen algo que decir y expresar cuando son motivados a hacerlo.
Como educadores y educadoras, su rol también tiene incidencia en el desarrollo personal de
cada uno de los estudiantes, por lo tanto, debe el profesor y profesora orientarlos y apoyarlos
de la mejor manera posible y para cumplir con esta tarea, nuevamente se debe considerar y
conocer la realidad de los educandos fuera del establecimiento educacional y así poder
trabajar con sus fortalezas, necesidades y debilidades que surgen a partir de su cotidianeidad.
Por otro lado, los estilos de relaciones que deben surgir de la interacción entre alumnos
– alumnas y profesores – profesoras y el clima que se genera en el aula, el Marco para la
Buena Enseñanza describe: “el profesor crea un clima de respeto en su sala de clases, a
través de la manera en que se relaciona con sus alumnos y del tipo de relación que estimula
entre ellos. Este tipo de relaciones entre profesor y alumnos se caracteriza por un trato
respetuoso y cordial, donde el profesor no olvida su rol de adulto y responsable del curso en
que enseña y los estudiantes reconocen en él esa autoridad. Del mismo modo, el profesor
demuestra con sus actitudes que las diferencias culturales, étnicas, físicas o
socioeconómicas son consideradas como fortalezas, en cuanto permiten enriquecer las
conversaciones, conocimientos y experiencias del conjunto de los alumnos” (Ministerio de
Educación, 2003:23).
100
Luego de haber conocido más sobre el Marco para la Buena Enseñanza, comienza el
análisis entre lo que este documento postula y su relación con Paulo Freire. Este pedagogo
dijo mucho y parecido a lo que se expone en el Marco, respecto al rol de educadoras y
educadores comprometidos con su tarea pedagógica y por sobre todo, con el enfoque social
y crítico de la educación.
Un educador o educadora progresista, según los postulados de Freire, será aquel que
acepta que dentro del proceso de enseñanza – aprendizaje, es un sujeto que también está
aprendiendo al enseñar a sus alumnos y alumnas. Un profesor y profesora que se muestran
humildes al momento de reflexionar sobre sus prácticas pedagógicas, es decir, se vuelve a
repensar lo pensado. Al igual que Freire, el Marco destaca el compromiso que deben
alcanzar los educadores y educadoras; éste se manifiesta con las acciones que realizan para
indagar en la realidad, ya sea biológica, emocional, social y moral de cada uno de sus
alumnos y alumnas, es decir, deben ser competentes con la comprensión de los factores
culturales y sociales que intervienen en el proceso de enseñanza – aprendizaje. Deben los
educadores y educadoras comprender los contenidos que serán enseñados, no puede un
profesional de la educación enseñar algo que mal sabe o no conoce, de ahí también destaca
la formación permanente para estar capacitados con el fin de enseñar a los educandos,
contenidos que tengan relación con las demandas sociales, que florecen de acuerdo a los
avances tecnológicos.
Los profesores y profesoras, deben reconocer y asumir la práctica educativa como un
trabajo serio que requiere de su responsabilidad y compromiso, pues el quehacer educativo
se desarrolla con seres humanos, quienes están siendo formados para desempeñar un rol
activo dentro de la sociedad, y no ser sujetos oprimidos a quienes se le niega su libertad.
101
Saber realizar un buen trabajo docente es la necesidad que presenta el sistema educativo, en
relación a esto Paulo Freire señala que en la práctica educativa se trabaja y trata “con niños,
adolescentes o adultos. Participamos en su formación. Los ayudamos o los perjudicamos en
esta búsqueda. Estamos intrínsicamente conectados con ellos en su proceso de
conocimiento. Podemos contribuir a su fracaso con nuestra incompetencia, mala
preparación o irresponsabilidad. Pero también podemos contribuir con nuestra
responsabilidad, preparación científica y gusto por la enseñanza, con nuestra seriedad y
nuestro testimonio contra las injusticias, a que los educandos se vayan transformando en
presencias notables en el mundo” (Freire, 1998:52, 53).
Tanto Freire como el Marco, hablan sobre las relaciones que emergen entre los
docentes y sus alumnos y alumnas. El primero dice que toda relación con los educandos,
exige respeto hacia ellos por parte del profesor o profesora, de ahí la comprensión de su
realidad para acceder a la manera de pensar de los educandos y así poder conocer lo que
saben y cómo lo saben. El Marco por su parte, también comparte esta concepción de entablar
relaciones enmarcadas en valores, destacando el respeto hacía los otros, aceptando y
valorando las diferencias entre los sujetos que interactúan en la relación.
El aprendizaje de los estudiantes, sus logros, tienen que ver con las prácticas que
realiza el profesor o profesora y por sobre todo, con la experiencia intelectual del alumno y
de la alumna y con su experiencia de vida [diferentes son los procesos de enseñanza –
aprendizaje, que viven los infantes y jóvenes de la clase dominante en comparación, a la
clase dominada]. El profesor y profesora deben repensar sus prácticas al momento de
trabajar con alumnos y alumnas que poseen deficiencias de algunas necesidades como la
alimentación, la vestimenta, el afecto, condiciones buenas de salud, entre otras. Nuevamente
102
en este punto se contrasta el significado del compromiso docente que para Freire está
relacionado con la transformación de la sociedad y para el Marco, con la entrega de una
enseñanza de calidad. La postura freireana no está en contra de la enseñanza de calidad, por
el contrario, lo que pretende es la justicia social, es decir, que todos los niños, niñas, jóvenes
y adultos tengan la posibilidad de recibir ese tipo de enseñanza, sin importar la clase social a
la cual pertenecen; con objeto de generar Concientización en los educandos para que así
promuevan y asuman pautas de superación de las injusticias. Para el Marco de la Buena
Enseñanza la entrega de la enseñanza de calidad, tiene como meta que los alumnos y
alumnas se perciban como sujetos capaces y competentes frente a los desafíos, para lo cual
desarrollan sus estructuras mentales enfocadas en la competitividad entre sujetos, que nace
con el capitalismo.
Es importante que los educandos se comprometan con el proceso por el cual
construyen sus aprendizajes, esto les permitirá reconocerse como personas críticas y
pensantes, capaces de intervenir en el mundo, por lo tanto, es substancial el reconocimiento
del profesor y profesora como sujetos que también están aprendiendo cuando enseñan a
aprender, que son seres humanos con fortalezas y debilidades, y ésta es la razón que no les
permite mostrarse ante el alumnado como un ser autoritario, conocedor absoluto de la
verdad.
103
VIII.- Conclusiones:
A continuación se levantan las conclusiones, las cuales se organizan de la siguiente
manera: primero se pretende dar respuesta a la Pregunta de Investigación; luego al Objetivo
General y a los Específicos. Más tarde se va concluyendo de acuerdo a acontecimientos que
destacan de la Discusión Bibliográfica y de ahí se van explicando los resultados obtenidos.
Se finaliza este capítulo con un análisis sobre la metodología utilizada y con sugerencias y
propuestas a nivel nacional de educación.
Considerando la pregunta de investigación de esta monografía: Según Paulo Freire:
¿Cómo el educador y educadora, podrían ayudar y orientar a sus alumnos y alumnas a no ser
sujetos “oprimidos”?, se concluye lo siguiente: Paulo Freire, señala que el hombre que es
oprimido, puede dejar de serlo en la medida que asume y reflexiona sobre su ser y se
compromete con su propia liberación, a esto lo denomina “tarea humanista”.
El hombre y la mujer que son oprimidos, no pueden comenzar su tarea de
humanización, sin la ayuda e interacción con otros sujetos de su misma especie, de ahí lo
que se conoce por cultura; es por esta razón que se considera que en el ámbito educativo, los
profesores y profesoras son los responsables de inculcar en los alumnos y alumnas, una
visión crítica y reflexiva de su permanencia en la sociedad. De esta forma, se puede esperar
que se incentiven para encontrar el camino que los conducirá a la lucha, para dejar de ser
sujetos oprimidos.
Este cambio de concepción entre mujeres y hombres oprimidos, y mujeres y hombres
libres, tiene su fundamentación en el sistema educacional, pues es aquí donde los educandos
104
refuerzan su formación como sujetos y personas íntegras capaces de convivir con otros
individuos. De aquí que el rol docente, debe estar enfocado en esta tarea humanista, que
conduce a la liberación de mujeres y hombres que injustamente son sometidos en el acto
opresor.
El cómo los docentes están preparados y capacitados, para aplicar en sus prácticas
pedagógicas, metodologías y estrategias, que lleven a una activa participación de sus
alumnos y alumnas en su proceso de enseñanza – aprendizaje, va a depender en gran
medida, de la formación y compromiso que el docente manifieste y sienta, frente a la
educación de los estudiantes y los cambios sociales.
Cuando un profesional de la educación se asume como un educador o educadora
democrática, realiza sus prácticas pedagógicas bajo una mirada político – educativa, donde
logra entender que la transformación o cambios de la sociedad, se pueden realizar con su
aporte pedagógico. Para que el educador y educadora orienten a sus alumnos y alumnas a no
ser sujetos oprimidos, necesitan escucharlos y comprender su discurso, deben dejar
instancias de reflexión sobre los aprendizajes, toda interrogante, todo cuestionamiento del
objeto de estudio o contenido, será bienvenido en el aula. Los educadores y educadoras que
se sienten competentes con su labor, estimulan a los estudiantes en el proceso de liberación,
con acciones que reflejan las cualidades que los seres humanos deben adquirir y asumir, para
poder vivir en paz, en una sociedad justa y realmente democrática.
Los profesores y profesoras, que se sienten comprometidos con la superación de las
injusticias sociales y que desean una vida mejor, un mundo mejor, menos competitivo y más
humano, a la hora de realizar las clases hablan con claridad sobre los contenidos que están
105
enseñando, incitando a los alumnos y alumnas, a construir su aprendizaje mediante una
comprensión y aprehensión de lo enseñado y no un recibir pasivo, que fomenta la
memorización y reproducción sin sentido de la palabra del docente. Para que los educandos
se apropien de los contenidos u objetos de estudios, se exige una comunicación constante y
mutua entre profesores, profesoras, alumnos y alumnas.
Consecuentemente una de las tareas centrales de los docentes que se consideran a
favor del progreso social, es apoyar a los alumnos y alumnas, para que ellos enfrenten y
combatan [lógicamente que sin faltar el respeto a otras personas y sin ejercer violencia de
cualquier índole] las dificultades que entorpecen su capacidad de comprender su ser y su
realidad, estimulando su curiosidad para continuar la búsqueda del proceso que pretende la
liberación, de quienes injustamente son explotados y considerados sujetos ignorantes.
También se concluye en esta investigación, considerando los objetivos planteados en
un comienzo, donde el Objetivo General se centra en rescatar en la literatura de Paulo Freire,
ideas enfocadas en el rol docente como un facilitador del proceso de liberación. Los
Objetivos Específicos, se generalizan en relevar la Educación Liberadora como la instancia
donde se supera la contradicción educador – educando, y reflexionar a partir del Marco para
la Buena Enseñanza, con el fin de encontrar la posibilidad de considerar a los docentes
chilenos como educadores progresistas.
En relación al Objetivo General, se considera que con la propuesta pedagógica y
social de Paulo Freire, nacen hombres nuevos y mujeres nuevas, quienes por medio del
proceso educativo asumen características que los identifican como sujetos pensantes y
críticos, que son capaces de construir y re - construir una sociedad justa y consciente de la
106
importancia que posee el hecho de superar las cadenas de opresión e ignorancia, es decir,
formar niños, niñas, jóvenes y adultos bajo parámetros democráticos, tiene como objetivo
engendrar en cada uno de ellos, una conciencia social y política que los motive en el proceso
liberador, para vivir en una sociedad más justa y menos agresiva. Con el nacimiento de estos
seres “nuevos”, se proyectan en la comunidad, actitudes que buscan una vida mejor para
cada uno de los ciudadanos, entre ellas destacan el compromiso por defender los intereses y
derechos de quienes han sufrido a causa de la opresión y la defensa, y fomento de la
autonomía y la libertad. Al generarse lo señalado, se concluye en la importancia que
adquiere la transformación del acto educativo. Ahora los educadores y educadoras, deben
comprometerse con el desarrollo de una pedagogía que estimule trabajos colaborativos, que
no den paso a la competencia e individualismo; esperando que los sujetos, que están en
situación de aprendiz, fortalezcan su criticidad y creatividad que les ayudará a enfrentar las
complejidades de la vida en sociedad.
Paulo Freire (1993), dio a conocer uno de los puntos que dieron sentido a esta
monografía, que es el sueño que los docentes deben tener por alcanzar una educación abierta
y equitativa, donde la democracia se viva en plenitud, respetando a los alumnos y alumnas
como seres humanos, y estimulándolos a la indagación, la reflexión y la creación personal.
Enfrentar y combatir la opresión, domesticación y explotación que las elites realizan
sobre la clase “ingenua”, demanda la comprensión y reconocimiento que todo ser humano,
tiene la posibilidad de conocer, descubrir y crecer como un sujeto libre. No dejar que el
conocimiento de las minorías dominantes interfiera en el proceso formador de las mayorías
que son dominadas [pues así se produce un quiebre de este proceso], fue para Freire la
matriz de su legado.
107
Un profesor y profesora altamente comprometidos con su función social, permiten a
los educandos descubrir y analizar su permanencia en el mundo, lo ideal es que se
reconozcan como sujetos históricos y de la praxis, para así intervenir en la realidad y poder
transformarla. Tanto educadores y educadoras, como la institución escolar, deben respetar y
valorar los saberes con que llegan los educandos, es decir, los saberes que ya poseen, sobre
todo cuando éstos pertenecen a la clase popular. De esta manera se podrán efectuar
instancias de reflexión y discusión, frente a la razón de ser de dichos saberes,
relacionándolos con la enseñanza de los nuevos contenidos. Los docentes deben sentirse los
gestores en la superación de la contradicción opresor – oprimido a nivel social, y a nivel
escolar de la contradicción educador – educando. Esto dependerá del grado de compromiso y
valoración que los docentes entreguen a su profesión, ya que en la medida que más se
motiven por desarrollar clases a favor de la superación de las contradicciones expuestas,
mejor serán los ambientes y relaciones entre los actores del proceso pedagógico, y mayor
serán los aprendizajes de los estudiantes. Se debe trabajar para no seguir reproduciendo una
Educación Bancaria, y estimular el desarrollo de una Educación Liberadora.
En relación al objetivo que considera al Marco para la Buena Enseñanza, se concluye:
Paulo Freire y el Marco, pretenden que los docentes asuman un compromiso profesional
hacia la educación. Freire habla de un compromiso social, una intencionalidad humana que
tiene como fin la formación de sujetos libres y pensante críticos. Valora y destaca el trabajo
hacia mujeres y hombres desposeídos, él buscó realizar una práctica educativa con derechos,
con sueños, con alegrías, donde se aprecie una verdadera democracia, donde se respete la
igualdad entre los seres humanos. Por su parte, el Marco para la Buena Enseñanza, si bien
expone un compromiso hacia los educandos y su formación, aspecto que es destacable, deja
un gusto a poco frente a una mirada más humana, más social. De acuerdo a la literatura
108
freireana, se percibe que este documento presenta una intencionalidad marcada por la
ideología de mercado, negando el desarrollo de una ideología más humana.
Chile es un país que en el ámbito educacional, vivencia brechas o distancias enormes
entre las diferentes categorías que agrupan a los establecimientos educacionales [Colegios
Municipales, Colegios Particulares Subvencionados y Colegios Particulares Pagados]; por lo
tanto, el querer disminuir las diferencias y elevar los resultados, es un objetivo claro que
requiere de todo lo que el Marco propone, tanto para los estudiantes de Educación Básica,
como para quienes ya ejercen la profesión docente. El entregar una enseñanza de calidad a
los alumnos y alumnas, es una meta que habla muy bien del MINEDUC; ojalá esto no quede
en el papel y en las simples ganas de los profesores y profesoras, y por sobre todo, en
aquellos y aquellas que se están formando o iniciando en el quehacer pedagógico.
En relación a lo señalado, se hace reflexión a partir de otro documento que conduce al
entendimiento de las concepciones que otorgan sentido a lo que plantean ambos [Paulo
Freire y el Marco para la Buena Enseñanza]. Las propuestas de Freire sobre educación, están
dentro de dos enfoques curriculares: Sociológico y Crítico. Al ser el Marco para la Buena
Enseñanza un planteamiento de la Reforma Educativa, este documento tiene un lineamiento
del enfoque Cognitivo. Para comprender aún más lo que dice cada uno y ver si existe la
posibilidad de considerar a los docentes como educadores y educadoras progresistas, se
redacta lo siguiente considerando como base teórica la formulación del documento de la
profesora Viola Soto, Cuadro nº 1. Enfoques Curriculares [s.a.]:
La educación tiene sus propósitos para estos tres enfoques: para el Sociológico su fin
es la transformación social, entendiendo y considerando que la educación es praxis
109
[reflexión – acción] del hombre sobre su realidad, sobre el mundo para transformarlo. En la
mirada del enfoque Crítico, el propósito educativo es emancipar mediante la interacción
humana y la valorización de cada uno de los sujetos. El enfoque Cognitivo tiene como fin de
la educación, el formar personas capaces de desarrollar sus estructuras y capacidades
mentales.
Un enfoque Sociológico tiene como propósito del currículum, que éste sea el
instrumento por medio del cual se promueven la concientización y transformación del
hombre en la sociedad. El Crítico busca desarrollar la capacidad reflexiva – crítica en y
desde el propio contexto, en y desde el propio acto de habla y los de los otros para alcanzar
libertad y autonomía. Por su parte, el enfoque Cognitivo, tiene como propósito el promover
el aprender a aprender, la construcción del conocimiento personal a partir de las propias
experiencias.
En el enfoque Sociológico dentro de sus políticas, está el desarrollo del currículum, la
preparación de personas para promover el cambio social. El enfoque Crítico plantea la
búsqueda del cambio de las estructuras sociales y la propagación de la equidad. Un enfoque
Cognitivo, dentro de sus políticas propone el desarrollo de las capacidades intelectuales al
servicio de la productividad.
Dentro de cada enfoque se percibe distintamente el aprendizaje: en un enfoque
Sociológico, el aprender se efectúa por medio de la praxis y es reflejo de la toma de
conciencia. Para el Crítico, el aprendizaje es la aplicación continua y permanente de diálogo,
para desarrollar capacidades que permitan enfrentar las injusticias. El enfoque Cognitivo por
110
su parte, levanta su concepción de aprendizaje como la construcción permanente de
estructuras mentales [cognitivas].
De acuerdo al tipo de relaciones que deben surgir de la interacción entre docentes y
educandos, los enfoques plantean: el enfoque Sociológico propone la superación de la
contradicción educador – educando, que se genera en una Educación Bancaria. En un
enfoque Crítico, este tipo de relación debe ser dialógica y crítica, centrada en el respeto y
valoración de las diferencias entre los actores. En el caso del enfoque Cognitivo, las
relaciones están enmarcadas en la siguiente lógica: el profesor o profesora es quien facilita el
proceso educativo, media y orienta las capacidades cognitivas de los alumnos y alumnas,
mientras que estos últimos procesan de forma activa la información o contenidos entregados.
Como la base de esta investigación es Paulo Freire y su postura, es necesario
comprender la mirada que el trío de enfoques le otorga al concepto de sociedad. Un enfoque
Sociológico plantea que la sociedad debe y puede ser modificada; la educación por tanto,
debe capacitar a los hombres y a las mujeres para enfrentar y resolver todo tipo de problema
social. El enfoque Crítico entiende a la sociedad como una estructura abierta, diversa, mixta
y móvil. Por último, el enfoque Cognitivo tiene una concepción de sociedad, que muestra a
ésta como algo global, universal y competitivo.
Con lo descrito y luego de reflexionar, se puede decir que las propuestas de Paulo
Freire tienen un propósito diferente a lo que se propone la Reforma Educativa y sus
planteamientos, entre ellos el Marco para la Buena Enseñanza. Si bien, hay aspectos del rol
que deben asumir los profesores y profesoras, que se asemejan entre lo señalado por Freire y
el Marco, el fin de cada propuesta los hace ser diferentes. Freire optó por trabajar y
111
desarrollar una teoría enfocada en una mirada social; su compromiso y lucha estuvo dirigida
en alcanzar una enseñanza de calidad que es entregada a todos los estudiantes sin distinción
de clase, su intención radica en promover pautas que ayuden a los hombres y mujeres a dejar
de ser sujetos oprimidos, explotados, dominados, domesticados, en favor de la elite y su
desarrollo cultural y económico. Combatir las injusticias es su meta. Transformar la
ingenuidad del pensar de las masas es su bandera de lucha. De ahí la Pedagogía del
Oprimido, como una pedagogía orientada a cumplir los propósitos del autor recién
señalados. Por su parte, el Marco y en general la Reforma, enfocan sus esfuerzos a la entrega
de una mejor enseñanza, para así alcanzar logros en los alumnos y alumnas que demuestren
la calidad de la educación. Cuando se habla de enseñanza de calidad, se refiere a la entrega
de pautas a los infantes y jóvenes para que puedan enfrentar las demandas económicas, que
el sistema o la clase dominante plantea. En esta línea lo que importa son los resultados que
se obtienen por medio del proceso cognitivo, que deben desarrollar cada uno de los
educandos, sin otorgarle mayor atención a los procesos sociales que hacen de los hombres y
mujeres, personas más humanas y comprometidas con la superación de las injusticias.
Generar un trabajo en educación, basado en la búsqueda de la calidad y equidad de la
enseñanza y de los aprendizajes en las escuelas “pobres”, no significa para el actual sistema
educacional chileno, promover una pedagogía hacia la transformación, una pedagogía que
problematice al hombre y a la mujer, con el fin de poder re – descubrirse y así intervenir la
realidad mediante la praxis. Por el contrario, se propone lograr alcanzar nivelar la población
con objeto de concebir las demandas económicas del sistema en el cual están insertos y no
las demandas sociales y su trasfondo político.
112
Al no presenciar una vinculación aún más profunda del pensamiento de Freire en la
educación chilena, se ha generado la formulación de la siguiente hipótesis. Para muchos la
lectura y metodología de Paulo Freire, sigue vigente y por ende, puede ser una herramienta
para transformar el sistema social y educativo, pero para otros sujetos, el legado freireano
quedó obsoleto, ya que sus propuestas de liberación de la clase oprimida, no encajan en los
modelos del neoliberalismo que están bombardeando a la sociedad. Para quienes están a
favor de las propuestas de Freire y defienden su postura, descubrir su mensaje es algo
grandioso, que lleva a la reflexión de ser ciudadanos, de ser hombres y mujeres; entender las
ventajas que poseen por ser sujetos con la capacidad de razonar y criticar, debe motivar a
engendrar en los individuos menores la fuerza por luchar para rescatar su libertad, y dejar de
seguir siendo humanos sometidos por “algunos” hombres y mujeres. “Al percibir al hombre
y la mujer como sujetos programados, pero a aprender, y por lo tanto, para enseñar, para
conocer, para intervenir, es lo que me hace entender la práctica educativa como ejercicio
constante a favor de la producción y del desarrollo de la autonomía de educadores y
educandos. Siendo una práctica estrictamente humana, jamás pude entender la educación
como una experiencia fría, sin alma, en la cual los sentimientos y las emociones, los deseos,
los sueños, debieran ser reprimidos por una especie de dictadura racionalista” (Freire,
2003:139).
De aquí nace la propuesta pedagógica de esta monografía, que es invitar a los
profesores y profesoras a atreverse a innovar, a ir en busca del proceso de transformación de
la educación, para así prosperar los cambios sociales. Resulta interesante indagar en posturas
referentes al ámbito educativo y social, como la de Paulo Freire, a la vez también es
gratificante el hecho de que los profesionales de la educación, se motiven por el mejor
funcionamiento de su rol y que para ello, responsablemente se comprometan con su
113
profesión y por sobre todo, que se sientan capaces de crear espacios donde la pedagogía de y
hacia la libertad se viva por completo en el aula.
Un educador o educadora que se propone trabajar por el progreso pedagógico, social y
político, reflexiona frente a lo que se planteó en el segundo capitulo de la Discusión
Bibliográfica, donde se analiza la propuesta de Freire, relacionada con el buscar espacios en
la escuela para trabajar con los educandos posturas abiertas que reflejen la concepción
democrática y no el autoritarismo. El educador y educadora progresistas, se atreven a
intentar cambios en la institución escolar, y si ésta no lo permite, no les brinda un espacio
suficiente, se la juegan por sus propios alumnos y alumnas, convirtiendo el aula en el lugar,
donde de a poco sus prácticas pedagógicas se van efectuando bajo una mirada de Educación
como Práctica de la Libertad. No importa comenzar en “micro espacios”, pues toda
innovación, toda transformación se genera y desarrolla mediante un trabajo constante, por
medio de un proceso que como muchos, presentará notorios avances o estancamientos e
incluso retrocesos; por ende, no hay que desmotivarse si son insuficientes las herramientas o
el espacio para promover nuevas formas de trabajo educativo; los frutos irán demostrando
que el compromiso y dedicación valen la pena. Nada florece, nada nace en un abrir y cerrar
de ojos, nada cambia de la noche a la mañana, todo proceso requiere de tiempo.
Rescatando el Objetivo General de esta monografía, dentro de la Discusión
Bibliográfica llama la atención la evolución que el autor en cuestión, presenta en sus escritos
en relación al rol docente. Primero analiza el proceso educativo, bajo una mirada de
construcción social, donde habla de la alfabetización, como la toma de conciencia que deben
adquirir todos los hombres y mujeres frente a su realidad. Relaciona esto con la importancia
que tiene el proceso de liberación, enfrentándola con la acción dominadora o domesticadora
114
que la clase poderosa adquiere frente a la clase pobre. Luego continúa hablando sobre el acto
de la opresión, y ya concretamente postula su Pedagogía del Oprimido (1991), donde ya
comienzan a desglosarse las cualidades y funciones de los profesores y profesoras frente al
proceso de enseñanza - aprendizaje de los educandos. De ahí en adelante su literatura, sigue
por el camino de la reflexión y la conciencia social; promoviendo una relación entre sus
planteamientos sociológicos y educativos.
Al comienzo costó visualizar el rol docente de acuerdo a los planteamiento de Freire,
más tarde en sus libros como Pedagogía de la Esperanza. Un reencuentro con Pedagogía
del Oprimido (1993), Cartas a quien pretende enseñar (1998), La Educación en la Ciudad
(1999) y Pedagogía de la Autonomía (2003)20, ya asigna tareas a los educadores y
educadoras para llevar a cabo prácticas pedagógicas orientadas en la formación de personas
con cualidades y valores que les permitan un mejor desempeño y manejo de su vida social.
Se muestra coherencia entre lo que el autor vivió y postuló, nada queda en el aire, todo tiene
sentido y un trasfondo político, social y educativo.
De acuerdo a esta evolución en su literatura, y a partir de los resultados expuestos, se
puede concluir que los alumnos y alumnas, al ser entes pasivos dentro del aula, generan un
estilo de vida que les permite ser en su vida en sociedad, hombres y mujeres oprimidos por
el sistema [o la clase poderosa], por ende, se retoma el papel fundamental que realizan
profesores y profesoras a la hora de efectuar sus prácticas pedagógicas y posterior análisis y
reflexión de ellas. También se concluye, que la teoría freireana puede ser aplicada en la
realidad chilena, con la finalidad de poder superar la Educación Bancaria y dar comienzo a
20 Es necesario aclarar que los años en paréntesis, se refieren al año de publicación de la edición leída; recalcando el hecho de que no es la primera edición en la mayoría de los casos.
115
una pedagogía que considere el lado crítico y pensante de los estudiantes. Esta última
hipótesis se genera, en consecuencia que tanto la actual Reforma Educacional Chilena y los
planteamientos de Paulo Freire, concuerdan en la importancia que obtienen los docentes en
el proceso educativo y por consiguiente, destacan su nivel de formación y compromiso
pedagógico.
Por otra parte, en relación a la metodología utilizada para realizar la monografía, se
concluye que fue una opción correcta y enriquecedora, ya que elaborar una Monografía de
Investigación, obliga al autor o autora a estar atentos y conscientes de lo que están leyendo o
trabajando. Estimula la reflexión y el análisis personal, y conduce a cuestionar otros puntos
de vistas y a la vez, a valorar lo que dice el otro. Esta investigación resultó ser una
experiencia gratificante, pues para los educadores, educadoras y futuros profesionales de la
educación, resulta ser importante y provechoso conocer los planteamientos de un pedagogo
brasileño, que fundamentó sus escritos en una sociedad justa y equitativa, en un sistema
educacional consciente de su papel formador.
La elaboración del Plan Operativo, resultó ser una excelente estrategia de trabajo.
Cada etapa estuvo destinada a cumplir una función que con el correr del tiempo, fue
facilitando el desarrollo de la monografía.
Las fortalezas de la metodología utilizada, se enfocan en el cumplimiento de cada una
de las etapas. El haber seleccionado la literatura por autores, el haber comenzado con autores
que escriben sobre Freire, enriqueció la siguiente etapa, que fue destinada a lecturas del
autor en cuestión. Se aprecia que la metodología seleccionada, sirvió para el cumplimiento
de los objetivos. Por otro lado, se puede considerar como debilidad, el hecho de que muchas
116
veces, quien escribe se deja llevar por las emociones, valores, realidad de vida y quiere
seguir manifestando sus ideales. La libertad de expresión, motiva a seguir indagando en el
tema de estudio, de ahí la debilidad de la metodología, que exige por parte del autor o autora,
mantener cierto grado de discernimiento para optar por las ideas a redactar y desarrollar, con
objeto de no caer en nuevas investigaciones y salirse del enfoque que se le otorga en un
comienzo a la investigación.
De acuerdo a lo señalado, nace la invitación a continuar con la tesis en relación a
considerar dentro de la realidad educativa chilena, si realmente existen educadores y
educadoras progresistas ¿qué muestra la realidad, la práctica?; ¿qué ocurre con el Marco
para la Buena Enseñanza, los profesores y profesoras chilenos, lo conocen, lo consideran a la
hora de efectuar sus prácticas pedagógicas?; ¿la realidad chilena, está dispuesta a optar por
un sistema de educación más humano y menos competitivo?; ¿cómo perciben los docentes
chilenos su profesión?.
Para dar finalización a esta Monografía de Investigación, se concluye y se vuelve a
brindar importancia, a la formación y capacitación de los profesores y profesoras, con el fin
de generar en ellos el compromiso hacia la educación que reciben los alumnos y alumnas,
asumiendo como propósito el desarrollo de procesos de enseñanza – aprendizaje de calidad
para todos los estudiantes, y así combatir las brechas e injusticias sociales. De esta idea se
desprende, la implicancia social que se destacó dentro de la Relevancia de este estudio,
donde se pretende aportar con ideas y sugerencias para las políticas publicas nacionales.
Rescatando entre ellas, el desarrollar una mirada positiva hacia la clase con un mayor índice
de vulnerabilidad psicosocial, que refleje el compromiso social, por parte de los educadores
y educadoras, de los políticos y en general de toda la comunidad. Además se genera una
117
propuesta para la educación, enfocada en la formación de los futuros docentes y en la
reflexión de quienes ya están insertos en el sistema. Esto devela la importancia que tiene el
hecho de estar bien capacitado o capacitada, para trabajar en la formación de ciudadanos. El
cómo un profesional se prepara para el mejor desempeño de su función, es una meta a lograr
a corto plazo, para así cumplir con las políticas nacionales de educación, que están
destinadas a generar la entrega de una enseñaza de calidad a los alumnos y alumnas. Mayor
debe ser el compromiso de los profesores y profesoras, que trabajan o pretenden trabajar en
centros educacionales municipales, o escuelas catalogadas como “críticas”, ya que es en
estas instituciones donde acuden estudiantes que carecen de espacios para ocuparse sobre sus
capacidades cognitivas y por sobre todo, de su capacidad crítica y reflexiva que los orienta
en la búsqueda de concretar sus sueños, en lograr que éstos se transformen en un “inédito
viable”, esta es una categoría que Paulo Freire utiliza para referirse a la creencia de que todo
sueño es posible21. En el caso de trabajar en escuelas más “acomodadas” o con mejores
logros académicos, el trabajo y compromiso no deben cambiar, pues los estudiantes que
acuden a ellas también son vulnerables a caer en las redes de la opresión. Por consiguiente,
se sugiere a los futuros profesores y profesoras, que más allá de estar conscientes con la
clase de alumnos y alumnas con quienes trabajan, de conocer su entorno socioeconómico y
cultural; deben desarrollar estrategias por medio de las cuales promuevan la criticidad y el
trabajo autónomo en los educandos, dando comienzo así, al proceso de búsqueda y lucha, de
una sociedad donde todos los ciudadanos tengan derechos y mejores opciones de vida, donde
nadie quede fuera o sea discriminado por ser diferente o tener menos. Se sugiere a los
profesionales de la educación, a los futuros pedagogos, que para lograr las transformaciones
21 En Pedagogía de la Esperanza. Un reencuentro con Pedagogía del Oprimido (1993), se profundiza en el significado de esta idea o categoría, donde Ana María Araújo Freire expone: “Lo inédito viable, es en realidad una cosa inédita, todavía no conocida y vivida claramente pero ya soñada, y cuando se torna en “percibido destacado” por los que piensan utópicamente, entonces éstos saben que el problema ya no es un sueño y que puede hacerse realidad” (Freire, 1993: 195).
118
educativas y sociales, que continuamente se han ido rescatando en el desarrollo de esta
investigación; que cada uno busque las estrategias o herramientas que mejor se adecue a su
lugar de trabajo, con objeto de no pasar a llevar la realidad del alumnado. Más allá de dictar
clases más participativas, más autónomas, más humanas, más solidarias, más colaborativas,
más problematizadoras, entre otras cualidades, lo que es valioso además, es poder aplicar las
pautas de liberación y de una mejor convivencia durante el mayor tiempo posible, esto se
refiere, que no existe un espacio y tiempo determinado durante el proceso de enseñanza -
aprendizaje, lo ideal es aplicar los conocimientos adquiridos en el desarrollo de todos los
subsectores que propone el currículum nacional, así niños, niñas, jóvenes y adultos, se
familiarizarán aún más con normas de vida que fomenta su no dominación y sí su libertad.
En relación a lo planteado y para tener una mirada más concreta de la propuesta
educativa de esta monografía, de acuerdo a la visión pedagógica de Paulo Freire, se presenta
el siguiente Mapa Conceptual, con objeto de realizar un esquema que concluya lo expuesto
en relación al rol docente:
119
Cuadro número 2. Mapa Conceptual sobre la propuesta pedagógica de Paulo Freire:
El propo
la reflexión de
del proceso de
de los alumnos
En la me
Marco para la
no valoran y r
vida, sueños,
ejecutores del
equitativa, just
ignorancia y op
ner cambios en las prácticas pedagógicas, se refiere a considerar espacios para
ellas por parte de los docentes, y así éstos puedan aportar en el mejoramiento
enseñanza – aprendizaje, y a la vez en el proceso para alcanzar la autonomía
y alumnas.
dida que los educadores y educadoras chilenas, no consideren lo señalado en
Buena Enseñanza, continúen reproduciendo una Educación Bancaria, donde
espetan las capacidades, conocimientos previos, puntos de vistas, ideales de
realidad cultural, entre otras, de los educandos; serán los responsables y
acto opresor, su desempeño laboral irá en desmedro de una sociedad
a y humana, y en el aumento de la competitividad, el lucro y las cadenas de
resión que están “uniendo” al mundo.
120
Bibliografía.
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