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UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA EQUINOCCIAL
FACULTAD DE TURISMO Y PRESERVACIÓN AMBIENTAL, HOTELERÍA Y GASTRONOMÍA
CARRERA DE TURISMO Y PRESERVACIÓN AMBIENTAL
MONOGRAFÍA PREVIA LA OBTENCIÓN DEL TÍTULO DE GUÍA
PROFESIONAL DE TURISMO
TEMA: “IMPORTANCIA TURÍSTICA DEL MUSEO MIGUEL DE
SANTIAGO DEL CONVENTO DE SAN AGUSTÍN”
DIRIGIDO POR: MSC. JOSÉ VELASCO
PROPUESTO POR:
RAQUEL MARINA ALVEAR SIMBA
2010
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DEL CONTENIDO DEL PRESENTE TRABAJO SE RESPONSABILIZA EL AUTOR
Autor: Raquel Marina Alvear Simba
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Por medio de la presente certifico que el siguiente trabajo previo a la
monografía de grado titulado “Importancia Turística del Museo Miguel de
Santiago del Convento de San Agustín”, fue realizado en su totalidad y bajo mi
dirección por la señorita Raquel Marina Alvear Simba egresada de la Escuela
de Turismo y Preservación Ambiental.
Atentamente,
Msc. José Velasco
DIRECTOR DE LA MONOGRAFÍA
- 5 -
DEDICATORIA
Dedicado a mi país y a su hermosa gente que trabaja día a día por un mañana
mejor, para que, a pesar de las dificultades de hoy en día, nunca olviden parte
de su pasado y se sientan orgullosos de poseer tanta riqueza artística, la cual
hace del Ecuador un país incomparable.
Raquel Alvear S.
- 6 -
AGRADECIMIENTO
Agradezco infinitamente a mis padres por su apoyo en todo momento y por ser
parte esencial en mi crecimiento personal y profesional. Un reconocimiento
especial para Nicolás que, con su aporte, colaboró con parte de la investigación
para el desarrollo de la presente monografía.
Raquel Alvear S.
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ÍNDICE DE CONTENIDOS
TEMA: “IMPORTANCIA TURÍSTICA DEL MUSEO MIGUEL DE
SANTIAGO DEL CONVENTO DE SAN AGUSTÍN”
INTRODUCCIÓN
Página
I. Importancia……………………………………………………………………...10
II. Justificación……………………………………………………………………..11
III. Propósito………………………………………………………………………...12
IV. Objetivo General………………………………………………………………..12
V. Objetivos Específicos………………………………………………………….13
VI. Metodología de la Investigación………………………………………………13
VII. Métodos de Investigación……………………………………………………..13
VIII. Fuentes y Técnicas de Investigación………………………………………...14
CAPÍTULO I: GENERALIDADES DEL CONVENTO DE SAN
AGUSTÍN:
1.1. Fundación de la Comunidad………………………………………………..16
1.2. Los Primeros Agustinos……………………………………………………..17
1.3. Donación de Solares…………………………………………………………19
1.4. Primeras Construcciones……………………………………………………21
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CAPÍTULO II: DESCRIPCIÓN DEL MONUMENTO
ARQUITECTÓNICO:
2.1. Ubicación……………………………………………………………………...25
2.2. Iglesia………………………………………………………………………….25
2.3. Fachada……………………………………………………………………….37
2.4. Claustro………………………………………………………………………..42
2.5. Sala Capitular…………………………………………………………………48
CAPÍTULO III: LA PINTURA Y ESCULTURA EN EL CONVENTO
DE SAN AGUSTÍN:
3.1. La Escultura…………………………………………………………………..54
3.2. La Pintura……………………………………………………………………..60
3.3. La Orfebrería………………………………………………………………….91
3.4. La Mueblería……………………………………………………………….....94
CAPÍTULO IV: MUSEO MIGUEL DE SANTIAGO:
4.1. Biografía..................................................................................................98
4.2. Características de su Obra………………………………………………...101
4.3. Obras del Artista…………………………………………………………….103
4.4. Descripción del Museo……………………………………………………..108
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CAPÍTULO V: ELABORACIÓN DE TOURS ALTERNATIVOS EN
EL CENTRO HISTÓRICO:
5.1. Primer Tour: El Arte en su Esplendor…………………………………….116
5.2. Segundo Tour: Reviviendo el Pasado……………………………………121
5.3. Tercer Tour: Arte e Historia, una mezcla inigualable…………………...130
CAPÍTULO VI: CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES:
6.1. Conclusiones………………………………………………………………..136
6.2. Recomendaciones………………………………………………………….137
BIBLIOGRAFÍA: ………………………………………………………………...139
ANEXOS:………………………………………………………………………….141
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INTRODUCCIÓN
I. IMPORTANCIA
Quito, por su singular belleza y por poseer el Centro Histórico más grande de
América Latina, fue declarada la primera cuidad Patrimonio Cultural de la
Humanidad en el año de 1978.
Esta magnífica ciudad es un escenario para las artes y la cultura. En plazas,
calles, librerías, auditorios, museos, centros culturales, entre otros, siempre hay
algo para disfrutar de un ambiente diferente y acogedor.
El Centro Histórico de Quito, además de ser el más grande de América, está
rodeado de la cordillera más alta de este continente, Los Andes. Por esta
razón, Quito siempre ha sido, es y será inspiración de pintores, escritores,
dramaturgos, danzantes, músicos y poetas que han hecho de esta ciudad su
casa y una de las más importantes capitales culturales del mundo.
Su casco colonial manifiesta la cultura y riqueza artística en iglesias y
conventos, en cuyos interiores se conservan pinturas y esculturas de la
Escuela Quiteña, cuna de grandes artistas. Entre los siglos XVI y XVII, notables
arquitectos de la Colonia, construyeron grandes templos religiosos que
constituyen una joya urbana en el mundo.
El Museo Miguel de Santiago, ubicado en la Iglesia de San Agustín, está
dentro de esta gran joya ya que en él guarda no sólo tesoros de arte colonial,
sino también parte de nuestra historia. Es considerada como parte fundamental
dentro del Patrimonio Artístico de la cuidad.
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II. JUSTIFICACIÓN
Quito, capital del Ecuador y de la provincia de Pichincha, “La carita de Dios”,
como también se la conoce, ubicada al pie del volcán Pichincha, es una ciudad
en la cual el sol cae verticalmente y, durante las noches, las constelaciones de
ambos hemisferios son plenamente visibles. Quito, rodeada por montañas y
nevados, es distinguida por tener un tesoro Colonial de pinturas, esculturas y
tallados.
Conserva iglesias, capillas, monasterios, conventos coloniales, plazas,
museos, edificaciones republicanas e interesante arquitectura de inicios del
siglo XX que hacen de éste, un lugar de enorme valor histórico, arquitectónico y
estético.
El Museo Miguel de Santiago está dentro del Convento de San Agustín el
cual tiene una estructura arquitectónica única. En este museo se muestra el
Arte Colonial Quiteño del siglo XVI al XVIII.
Este lugar es considerado como uno de los más grandes y notorios museos
dentro del casco colonial. Presenta tres salas donde se puede destacar obras
de artistas renombrados que nos presentan de diferente manera las etapas,
características y costumbres de aquellos días. Los lienzos de Goribar, de la
Cruz y Rodríguez nos trasladan a siglos pasados, y la escultura de autores
anónimos nos hace vivir aquellos tiempos.
Es por esto que mi investigación esta basada en este sitio, ya que alberga a
cientos de obras que hacen que todos nosotros nos adentremos en este mundo
lleno de historias sorprendentes.
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III. PROPÓSITO
Los particulares estilos de pintura, escultura y arquitectura que sobresalen
en las calles y llenan muchas iglesias y monasterios del histórico Quito,
nacieron de la Escuela Quiteña, conjunto de manifestaciones artísticas y de
artistas que se desarrolló en el territorio de la Real Audiencia de Quito.
La religión católica fue un instrumento fundamental en la colonización de
América. Como consecuencia, el arte religioso y la arquitectura adquirieron una
enorme importancia que se plasmó con la construcción de las espléndidas
iglesias, monasterios y en la propia concepción urbana del Quito antiguo.
Durante este tiempo la proliferación y florecimiento de reconocidos artistas
en Quito dio paso a lo que se llamó la Escuela Quiteña. Entre sus más
reconocidos artistas está Miguel de Santiago, gran exponente de aquellos
tiempos. Expertos consideran su contribución al Arte Colonial como uno de los
más valiosos en toda América. La mayor parte de obras de este nombrado
artista se encuentran en el Museo Miguel de Santiago.
El propósito de esta monografía es recordar nuestras raíces, que toda
nuestra riqueza cultural proviene de nuestros antepasados, de la mezcla de
conocimientos que con los años hicieron de nuestra capital un tesoro nacional.
IV. OBJETIVO GENERAL
• Recopilar información entorno al Convento de San Agustín y el Museo
Miguel de Santiago para destacar su importancia y convertirlo en sitio
alternativo de visita para los turistas.
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V. OBJETIVOS ESPECÍFICOS
• Describir los componentes del monumento arquitectónico.
• Valorar los bienes culturales muebles existentes en el monumento
arquitectónico.
• Describir las salas de exposición del Museo Miguel de Santiago.
• Proponer tours alternativos de visita al Museo de Miguel de Santiago.
VI. METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN
Es una investigación descriptiva, que pretende determinar las características
perceptibles de un fenómeno o comportamiento, en los elementos que son
importantes para su aprovechamiento, priorizando aquellas que tienen especial
importancia para el logro de los objetivos propuestos.
La investigación además es bibliográfica, la cual es una etapa de
investigación científica donde se recopila información de libros acerca del tema
de estudio.
Es también de acampo, ya que para recopilar información de debe acceder
al lugar donde se conforman las partidas.
VII. MÉTODOS DE INVESTIGACIÓN
El presente estudio tendrá los siguientes métodos:
• Método deductivo.- es un método de razonamiento que consiste en
tomar conclusiones generales para llegar a explicaciones particulares.
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Se inicia con el análisis de principios, postulados, para aplicarlos en
hechos particulares.
• Método inductivo.- se utiliza el razonamiento para obtener
conclusiones que parten de hechos particulares para llegar a
conclusiones de carácter general.
• Método de observación científica.- los datos serán recolectados a
través de la observación e interacción con los actores, para luego
sistematizar la información.
VIII. FUENTES Y TÉCNICAS DE INVESTIGACIÓN
• Fuentes primarias.- se utilizan las técnicas de entrevista, revisión de
archivos, documentos, que nos puedan dar una visión más clara de la
investigación.
• Fuentes secundarias. - se utilizarán libros, revistas, documentos,
periódicos, Internet.
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CAPÍTULO I: GENERALIDADES DEL CONVENTO DE
SAN AGUSTÍN
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CAPÍTULO I
1.1. FUNDACIÓN DE LA COMUNIDAD
SAN AGUSTÍN DE HIPONA es el patrono de esta comunidad religiosa. San
Agustín nace en Tagaste al norte de África el 13 de noviembre del año 354
(siglo IV), un día especial pues se eclipsó el sol dando oscuridad a la tierra. Sus
padres Mónica y Patricio siempre pendientes de su hijo lo forman con
dedicación y esmero. Su formación religiosa la realiza en Milán y para el año
386 establece un grupo de jóvenes que lo ayudarán a evangelizar a los pueblos
que se encuentran en su recorrido. Vistiendo su hábito negro, empieza su
camino hacia la Religión Católica. San Agustín murió el 28 de agosto del año
430 (siglo V) pero su comunidad siguiendo sus pasos llegó a establecerse en
una buena parte de Europa, probablemente en las Islas Filipinas y luego en las
Indias de Colón, es decir América.
La Orden Agustina llega a México en 1533 y el 11 de junio de 1551 en
número de 12 a Lima para misionar en el Perú. A los tres meses de su llegada,
el 19 de septiembre de 1551, se celebró el Capítulo Provincial y quedó
constituida la Provincia del Perú.
El 22 de julio de 1573 se funda el Convento de San Agustín en la ciudad de
Quito y es conocido como el CONVENTO DE ORO, por la magnificencia de su
ornamentación y esplendidez de sus dorados claustros que hasta hoy se
conservan.
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Al principio se instalaron en el barrio de Santa Bárbara, donde se
establecieron de modo provisional. Los agustinos compraron a Gómez de
Moscoso dos casas situadas en el área del convento actual, que integraron, el
26 de abril de 1576, con otra compra que hicieron a Pedro Ortega Guillén. En
este nuevo sitio comenzaron a levantar su convento definitivo.
Los primeros agustinos que vinieron a Quito fueron los Padres Luis Álvarez
de Toledo y Gabriel de Saona, quienes tomaron posesión de los solares
asignados en 1573. Vuelto al Padre Álvarez a Lima consiguió el Capítulo
Provincial el reconocimiento canónico del Convento de Quito y la asignación de
nuevo personal integrado por los Padres Juan de Vivero, en calidad de Prior;
Francisco Velásquez, como Subprior; Antonio de Villegas, por Predicador,
Agustín López, Lector de Gramática Latina y Artes y, además, Jerónimo
Navarrete, Alonso Maldonado, Juan de Carvajal, Diego de Arenas y Juan
García.
El primitivo colegio que regentaron desde 1581, se llamó San Nicolás de
Tolentino. Luego por Bula Pontificia de Sixto V, fechada el 20 de agosto de
1586, fundaron la Universidad de San Fulgencio que fue el primer centro de
estudios del reino de Quito y que funcionó más de dos siglos y como base de
las Universidades posteriores.
1.2. LOS PRIMEROS AGUSTINOS
Los agustinos fueron los últimos religiosos de las Órdenes mendicantes que
vinieron al Ecuador, en la época de la colonización de la América del Sur.
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El padre fray Luis López de Solís, que entonces era Provincial de la
Provincia agustiniana del Perú y que, años después, había de ser insigne
obispo de Quito, mandó a los padres fray Luis Álvarez de Toledo y fray Gabriel
de Saona, a que fundaran un convento de la Orden en la capital del antiguo
Reino de los Quitus.
Once años hacía que el Reino se encontraba sin pastor, de modo que la
tarea del padre Solís fue ardua. Pero la realizó a maravilla. Hizo primero la
visita pastoral a la ciudad; luego fundó el Seminario que lo puso bajo la
advocación de San Luis, su santo patrono; firmó enseguida el Acta de erección
de la iglesia Catedral, el 17 de febrero de 1595; y procedió después al
reconocimiento de su diócesis.
El obispo Solís, fue el primer gobernante que impulsó la instrucción pública
en el Reino. Comprendiendo que el mal estado de la sociedad derivaba de la
ignorancia y la incultura, se dio prisa a fundar escuelas y colegios para el
pueblo y el Seminario de San Luis para la formación del clero. Junto al
Seminario, instaló un departamento para la instrucción de los hijos de los
caciques, a fin de que, una vez instruidos, puedan enseñar a sus familiares y
congéneres.
Atendió a la fundación de Conventos y Monasterios de religiosas como los
de Santa Catalina y Santa Clara en Quito. Además, fundó, en esta misma
ciudad, la casa de mujeres arrepentidas que llamó Santa Marta; erigió las
parroquias de San Marcos, Santa Prisca y San Roque; regaló a la Catedral un
órgano, una lámpara de plata y una Cruz de ébano con el Santo Lignum Crucis.
Hizo trabajar la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, para el primitivo
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Santuario de Guápulo; obsequió al pueblo del Quinche la imagen que durante
trece años se veneraba en Oyacachi; entre otras obras relevantes.
Fray Luis Álvarez de Toledo pertenecía a la noble familia de los condes de
Oropesa y era pariente cercano del virrey del Perú, don Francisco de Toledo.
Por sus especiales dotes para gobernar, ocupó destacados puestos en su
Orden y llegó a ser visitador general del Reino del Perú.
El padre Saona, había pasado algunos años en el Perú, en cuyo convento
agustiniano fue Lector de Artes y Teología, Visitador y Vicario General,
Penitenciario Apostólico del Papa y Catedrático de la Sagrada Escritura en la
Real Universidad de Lima. Fue un notado hombre de letras y consumado
teólogo. Vasta y estupenda fue la obra del padre Saona. A él se debió la
fundación de la Universidad de San Fulgencio y la intensificación de las
misiones.
1.3. DONACIÓN DE SOLARES
Como traían cédula con especial recomendación de Felipe II, fueron
inmediatamente atendidos, tan pronto como llegaron, a principios de julio de
1573. El Cabildo de la ciudad, el viernes 17 de julio de aquel año, se reunió y
acordó la fundación de un Monasterio de la Orden de San Agustín en las casas
de un vecino de la ciudad, llamado Gómez de Moscoso, las mismas que,
expropiadas, previa consulta y aprobación de la Real Audiencia, fueron
entregadas a los Padres, que tomaron posesión formal y solemne de ellas, el
23 de esos mismos mes y año, en la fiesta de Santa María Magdalena.
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Poco tiempo después llegaron a Quito muchos religiosos, con los cuales
comenzó la vida conventual del Monasterio. Eran estos: fray Juan de Vivero,
fray Francisco Velázquez, fray Antonio de Villegas, fray Agustín López, fray
Jerónimo Navarrete, fray Alonso Maldonado, fray Juan de Carvajal, fray Diego
de Arenas y fray Juan García.
Los religiosos comenzaron pronto a levantar su Convento sobre los solares
que el Cabildo les proporcionó, en el sitio en que están hoy la iglesia y la casa
parroquial de Santa Bárbara; y un año después, cuando ya tenían edificada su
casa, solicitaron del mismo ayuntamiento una parte de la calle contigua al
Monasterio para edificar la iglesia.
La Real Audiencia no favoreció con su voto el deseo de los religiosos, por lo
tanto, siguieron con la edificación de la iglesia dentro del sitio adjudicado
primeramente por el Cabildo, pero no la terminaron. Mas, como el Convento
resultaba bastante incómodo cuando aumentaron los religiosos conventuales,
tomaron la decisión de adquirir solares más capaces para su Monasterio, como
en efecto lo hicieron, vendiendo al obispo fray Pedro de la Peña la casa e
iglesia ya edificadas y comprando un inmenso sitio, en parte del cual se halla
hoy el Convento agustiniano. Lo adquirido iba desde la calle Chile hasta la
plaza del Teatro Sucre, que fue construido en el solar que ocupó el Colegio de
Santa Catalina Mártir, fundado por los agustinos y derrocado en 1655. También
compraron después, el solar que queda frente al costado de la iglesia, del cual
fue parte la actual plazoleta de San Agustín, y varios otros solares hacia el
oriente del Monasterio, que se extendían hasta los actuales molinos del Censo,
incluyéndose en ellos, todo el barrio de la Tola.
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No se puede fijar la fecha precisa en que pasaron los agustinos a sus
nuevos solares, abandonando los de Santa Bárbara, pero, es probable que ese
traslado de los religiosos al sitio actual de su Convento se hubiese verificado
por los años de 1576 y 1577.
1.4. PRIMERAS CONSTRUCCIONES
El padre Saona fue quien principió la construcción del primer convento que
tuvo la Orden, que luego fue reedificado en 1650 por el padre maestro fray
Francisco de la Fuente y Chávez. El primitivo debió ser muy humilde, dados los
escasos recursos de que entonces dispusieron los religiosos. Habían de pasar
algunos años para que viniesen varones insignes a crear y organizar la
hacienda conventual y, con ella, levantar el magnífico monumento que legaron
a Quito, a imitación de lo que sus hermanos de religión realizaron en México.
El padre Saona, a pesar de las lógicas dificultades con que tuvo
necesariamente que tropezar en la edificación del Monasterio, no vaciló en
pedir para ella, el concurso de sus compañeros de religión que ya en México
habían levantado maravillosos conventos y edificados templos que son hoy la
admiración de las gentes y sin duda, a ellos se debió la venida del gran
arquitecto Francisco Becerra, a trazar la iglesia agustiniana y tal vez su
convento.
Es casi imposible tratar a fondo la construcción del edificio ya que
desgraciadamente, los archivos conventuales fueron casi en su totalidad
destruidos. Se dice que en la guerra de la independencia, los frailes patriotas
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no vacilaron en entregar los papeles de ese archivo para ser utilizados como
estopa en los fusiles. Sea o no verdadero este decir, es lo cierto que no hay
rastro alguno de los Libros de Gastos, en los que se debieron consignar, como
es costumbre, los que se efectuaron en aquella construcción, ni hay constancia
alguna, en ninguno de los pocos papeles que han quedado, de dato alguno
cierto que comunique las personas que intervinieron en ella, o revele algún
detalle interesante de los trabajos. Sólo se conoce tres nombres de religiosos
que colaboraron en las obras; dos de los cuales, el padre fray Francisco de la
Fuente y Chávez y el padre fray Basilio Ribera, se destacan con pujanza
admirable por la cantidad y la calidad de las obras que hicieron; y el tercero, el
padre fray Martín de Híjar y Mendoza, con más discreta posición.
El padre maestro fray Francisco de la Fuente y Chávez nació en Quito.
Aunque los historiadores y cronistas no han escrito cosa apreciable acerca de
este ilustre religioso, en el Libro de Profesiones se ha puesto una pequeña nota
la cual alude la edificación de la iglesia de este Convento al Fray de la Fuente y
Chávez.
Cultivaba el dibujo y amaba el arte. Lo demuestra un cantoral en pergamino,
adornado con varios dibujos y emblemas, que se conserva en el Monasterio.
Tuvo como Secretario al gran padre fray Basilio de Ribera, sin duda alguna,
la figura más descollante del Convento agustiniano de Quito, durante la época
virreinal, por su noble espíritu, su energía de voluntad, su vasta inteligencia, su
don de gobierno y su amor al arte.
Fray Basilio de Rivera es de origen quiteño. A sus treinta y tres años de
edad fue electo prior de su convento y visitador de toda su provincia. Sus
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estudios primarios los realiza en el escuela de la ciudad y los secundarios los
realizó en el Colegio Santa Catalina Mártir fundada por los agustinos. En 1632
es nombrado Secretario del Provincial Francisco de la Fuente. En 1642 recibe
el título de Vicario Provincial. En 1645 se gradúa de la Universidad de Bachiller
y Maestro de Artes, y es elegido Prior del Convento de Quito. Posteriormente
es elegido Provincial durante dos periodos así: 1653 a 1657 y 1661 a 1665. En
su primer periodo manda a trabajar la Galería de Cuadros que representan
diferentes pasajes de San Agustín e hizo colocar su nombre en las principales
obras que se trabajaron por mandato suyo, claros ejemplos son: La muerte de
San Nicolás, la Regla y la fachada de la iglesia. Fray Basilio de Rivera logró
convertir su convento en una verdadera joya de oro de espléndida belleza.
El Capítulo Provincial de 1666, aplaudió y agradeció al padre Ribera, por su
lucida actuación y, como premio, le señaló una renta. Tal vez con ella costeó el
Cuadro de la Muerte de San Nicolás, que tiene esta leyenda: «Este lienzo de la
muerte de nuestro padre San Nicolás, mandó hacer por su devoción el Maestro
fray Basilio de Ribera, para el entierro de los Religiosos en el General, año de
1672».
Él, con el padre fray Francisco de la Fuente y Chávez, hicieron del convento
agustiniano de Quito, un verdadero museo de arte. Si al padre de la Fuente y
Chávez debe su precioso y original claustro; al padre Ribera tiene que
agradecer su ornamentación.
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CAPÍTULO II: DESCRIPCIÓN DEL MONUMENTO
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CAPÍTULO II
2.1. UBICACIÓN
Actualmente la manzana que ocupa el Convento e Iglesia de San Agustín
tiene un área de 7.979 metros cuadrados, o sea “a lo largo de las calles
Guayaquil y Flores, 93 metros, 38 centímetros por 885.20, a lo largo de las
calles transversales Chile y Mejía” (Ibid; 46).
2.2. IGLESIA
Una idea de lo que fue la iglesia de San Agustín, por Rodríguez Docampo en
1650, una vez concluida:
“La iglesia es toda de bóveda, de tres naves, la Capilla mayor contiene
retablo grande de imaginería, traída de Roma por el padre maestro fray Gabriel
de Saona; el sagrario y relicario, preciosos.
Las colaterales son Capillas de personas principales, que en ella se han
enterrado y la gozan sus herederos; son las de Nuestra Señora de Gracia, la
Visitación de Nuestra Señora, Santa Isabel, San Nicolás y San Juan de
Sahagún.
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Hay un altar de reliquias de Santos, que trajo de Roma el dicho padre
Saona, y el último de una nave la imagen de Nuestra Señora del Carmen, de
bulto, hermosísima, en su retablo grande dorado, donde se fundó Cofradías de
españoles e indios, que le sirven con toda veneración.
A la otra nave, después de la Capilla de Nuestra Señora de Gracia, está la
del Santo Cristo Difunto, en su sepulcro, que trajo de Roma el maestro fray
Leonardo de Araujo, criollo de esta ciudad, que murió volviendo a España,
habiendo sido Provincial; gran Predicador; teólogo virtuoso. La imagen es
devotísima y milagrosa.
Síguese a esta otra de la Concepción de Nuestra Señora, y después la del
Santo Crucifijo, de gran cuerpo, devotísimo, que vino de España al principio de
la fundación de este convento. Está en retablo grande con sus velos, lámpara y
demás decencia debida a tan milagrosa imagen, a donde de muchos años a
esta parte se celebra misa cantada de la Pasión de Nuestro Señor; se costea
con toda solemnidad por el fundador de su memoria.”
De todo ello, nada existe sino el Cristo Difunto traído, sin duda, de España
por el padre Saona. Todo lo demás ha desaparecido, inclusive las reliquias.
Nada diremos de los retablos; porque los que existen son del siglo XVIII, a
excepción de uno, el de la Virgen del Buen Consejo que es moderno. Además,
destruidos los diez retablos de las diez capillas, sólo se han repuesto ocho. Las
dos han quedado vacías, ocupadas por sepulturas particulares.
La iglesia es de tres naves. Las proporciones de su planta, lo mismo que el
abovedamiento de su nave principal y las nervaturas de la bóveda del coro,
indican que fue trazada para levantarla a la manera gótica. La nave central es
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alta y recibe su luz de las doce ventanas abiertas en los arcos elípticos
apuntados que sustituyen a los ojivos en esta iglesia. Se aprovechó el arco
elíptico alargado para resolver con él el abovedamiento de la iglesia con
bóveda de nervios. La nave se reparte en tramos rectangulares, de manera que
los arcos fajones resultan de medio punto, peraltados los elípticos y rebajados
los diagonales. Se diría más bien que el abovedamiento de la nave central es
de cañón, cortada de trecho en trecho por bóvedas elípticas con lunetos. Es
una bóveda encamonada.
Los muros son de ladrillo y mampostería con aparejo irregular,
aprovechando piedra de todos los tamaños; sólo se ha usado sillarejo bien
despiezado en el zócalo y, finamente labrado en la fachada y la torre.
La nave central se apoya sobre gruesos pilares de piedra en los que van
enjarjadas semipilastras, sobre cuyas impostas se levantan los arcos fajones. Y
para neutralizar el empuje de la cubierta, las naves laterales están divididas en
capillas de planta cuadrada por medio de arcos de herradura, sobre gruesos
pilares que sirven de descargo a las pilastras de la nave central. Entre las
pilastras hay cinco pares de arcos de medio punto que separan las naves
laterales a la nave central, desde el presbiterio hasta el narthex.
Para sostener el coro, se ha creado un narthex con cuatro arcos rebajados
sobre gruesos machones y dos arcos grandes muy rebajados, con
abovedamiento de crucería, siguiendo la tradición romana, con arista
semielíptica; pues la bóveda semielíptica es la que se presta mejor para
sostener una cubierta plana.
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Las cúpulas laterales se cierran con casquetas esféricas que forman una
bóveda baída de crucería simple con cuatro arcos de testa: dos formeros, uno
de ellos encastrado en el muro, dos fajones y dos diagonales.
Los dos últimos tramos de la planta corresponden al coro y al narthex, y se
les ha unido con un solo abovedamiento, haciendo de los dos tramos
rectangulares, uno sólo cuadrado, cosa muy usada en lo gótico, para cubrir la
nave central y facilitar así la tarea de enriquecer la bóveda con nervios
terceletes y ligaduras multiplicados para exornarla con estrellas y rosetones. Lo
original en la bóveda agustiniana de Quito, es que las nervaturas góticas se
han trazado para una bóveda de cañón, cosa rara en la arquitectura ojival por
más que la forma del arco apuntado no sea de la esencia del gótico. Quizás
con esas nervaturas, trazó Becerra todo el abovedamiento de la nave principal
de la iglesia. Y más aún, con ellas estaba adornada toda su bóveda, caída o
deteriorada en los grandes terremotos del siglo pasado, que echó abajo la
torre, parte de los claustros altos del convento y el cimborio que cubría la
capilla mayor, decorada con inmensos cuadros alusivos a la vida de San
Agustín, ejecutados por Luis Cadena y Juan Manosalvas. En realidad,
contemplando detalladamente la organización de este templo, se diría que
parece un edificio de composición romana, pero construido con ciertos recursos
del arte ojival.
Antiguamente la iglesia ocupaba el espacio actual más el de la sacristía,
que queda al fondo. Precisamente, donde hoy está la sacristía, quedaba el
presbiterio coronado por una cubierta cupular octogenal, ornamentada con
inmensos cuadros de Cadena y Manosalvas, alusivos a la vida de San Agustín.
El terremoto del año 1868 derrumbó la iglesia y al restaurar aquella, se trazó el
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presbiterio actual, cuyo retablo estaba hasta hace poco tiempo, un poco más
adelante del lugar en donde hoy está. Luego, cuando se pintó la iglesia, y se la
restauró en la forma en que hoy se la ve, en 1948, se lo retiró hasta la pared
del fondo, que antes estaba ocupada por el gran cuadro de La Regla, de Miguel
de Santiago. Entonces se hizo la actual sacristía sobre los escombros del
antiguo presbiterio destruido por el ya nombrado terremoto, con la bóveda
cupular que lo cubría.
Hasta 1868, la nave principal o central, se hallaba cubierta con bóveda de
cañón nervadura gótica, como la del coro; la fuerza de sus arcos fajones,
descargaba sobre pilastras adornadas o enjarjadas en los machones cúbicos
que separan las tres naves, formando contrafuertes sobre los cuales se
apoyaba uno de los extremos de los arcos, que descargaban el empuje sobre
los muros exteriores de la iglesia. Estos arcos eran de herradura, hoy mermada
un tanto en su forma, porque en la restauración del templo, los albañiles indios
que la hicieron, pretendieron sin duda, por ignorancia, corregirlos creyendo un
error la forma extraña de ellos, sin que nadie cayera en cuenta de tamaño
desacato y, rebanando los salmeres de los arcos para darles la forma de medio
punto, los mutilaron sin conseguir su objeto; pues, quedaron siempre con un
peralte recogido hacia adentro en la línea de las impostas que, a poco de
observarlo, delata su prístina forma de herradura. Estos arcos tienen su trasdós
moldurado con descentramiento de la arquivolta, como en el arco califal. La
moldura del arco de herradura, así como los nervios de la bóveda de crucería
que cubre cada una de las capillas laterales, convergen y descargan sobre
ménsulas esquineras enjarjadas en los ángulos de encuentro de los cuatro
muros que forman las capillas susodichas. Aún más, casi podríamos decir que
- 30 -
esa moldura de los arcos de herradura, es un nuevo arco de descarga para
aliviar el peso a aquellos, cuya factura debió de infundir temores a los albañiles
indígenas que los ejecutaron.
Todas estas formas arquitectónicas de la arcada de las naves laterales,
echadas a perder por el deseo tonto de los incomprensivos autores de la
restauración de la iglesia, que quisieron enderezar los arcos en la curvatura
inferior de los salmeres, han sido más estropeados por la decoración pictórica
ejecutada sobre ellas en 1914, cuyas líneas abigarradas y mal hechas distraen
la vista del observador impidiendo apreciar algo siquiera de lo poco que ha
quedado de las antiguas formas de los arcos. Todo esto es verdaderamente
lastimoso, porque quizás esta organización agarena de las naves laterales de
la iglesia de San Agustín de Quito, era única en América. No sabemos que en
otras partes hubiese siquiera habido algo semejante, sino sólo algún rastro
ligero del arte mudéjar español, sobre todo en la decoración y en los
artesonados.
Dan luz a la nave central seis grandes ventanas rectangulares, abiertas en
tres de los espacios formados por un par de arcos a partir del narthex hacia el
presbiterio. Las naves laterales se iluminan por las dos ventanas abiertas en
cada una de sus capillas. El coro, por la ventana de la fachada.
Como el coro ocupa todo el ancho de la iglesia, las naves laterales, rebajan
de altura junto al narthex: y sus espacios entre los arcos, se cubren con bóveda
baída en los primeros, y con techo plano, los últimos, junto ya a las puertas de
entrada. El coro, con su jube de hermoso lazo morisco, prolonga su presencia
en las naves laterales por medio de arcos semicirculares muy peraltados,
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abiertos encima de los de medio punto y muestran también su antepecho igual
al jube.
Los retablos, principiando desde los de las capillas laterales, son seis: tres
a cada lado. Los del lado del evangelio, son consagrados al Corazón de Jesús,
a las Almas del Purgatorio, a la Santa Faz y a la Virgen del Buen Consejo; y los
del lado de la Epístola, a San José, Santa Rita, San Antonio y el Calvario.
El retablo del Calvario es de un nicho central flanqueado de cuatro
columnas, de fuste rico y profusamente decorado y con capitel corintio. Reposa
sobre cuatro basas cilíndricas decoradas, como el tercio inferior de las
columnas, con unos querubines en medio de vástagos y flores estilizadas. La
decoración de las columnas, en su mayor parte es lineal con uvas. Sobre las
columnas se levantan cimacios y un gran arco rebajado, decorado con
cabecitas de querubines, y flanqueado por dos remates piramidales colocados
encima de las columnas extremas, corona el retablo. El grupo escultórico del
Calvario moderno, obra comercial de Barcelona, melosa, sin sentido alguno
estético, aparece extraña al retablo.
El retablo de San Antonio tiene un nicho central de arco semicircular que
aloja la estatua del Santo, y dos paneles en los intercolumnios formados por la
separación conveniente de las dos parejas de columnas salomónicas que
flanquean el nicho, columnas cortas, corolíticas, colocadas sobre basas
cúbicas y un estilobato con ménsulas. Domina este conjunto un entablamento
con conchas y pirámides como remates. En los paneles, las estatuas de la
Magdalena y Santo Tomás de Villanueva.
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El retablo de Santa Rita se compone también de un nicho sobre base de
planta piramidal, con dos columnas a cada lado, sobre ricas basas con un
curioso adorno de volutas en su cara principal. Las columnas son muy raras
por su fuste, compuesto de diversos elementos sobrepuestos y adornados
abigarradamente con gallones, volutas, canastos con flores y frutas, un
querubín en la mitad y serpeantes por todos lados. Llevan capitel corintio y
soportan una gran cornisa que voltea sobre el nicho, formando un arco
carpanel y se adorna con un gran querubín bajo el arco y un remate en su
clave.
El retablo de San José se compone de un nicho de arco mixtilíneo
adintelado sobre dos columnas salomónicas cortas, cuyo tercio inferior de su
fuste está ornamentado con un florero. El arco lleva un querubín en la clave. A
los cantos, otras dos columnas salomónicas, con su tercio inferior cilíndrico,
adornado con la cabeza de un querubín entre uvas. Todo esto se levanta de
unas basas cúbicas y termina en una cornisa recta coronada de un remate
circular con florón en su centro.
Los retablos del lado del Evangelio:
El de la Virgen del Buen Consejo, es nuevo y compuesto con cuatro
columnas corintias que lo dividen en tres paneles, ocupando el del centro el
cuadro de la Virgen, dentro de preciosa moldura y terminando en un tímpano
curvo con dos remates a sus flancos.
El de la Santa Faz, es un hermoso retablo con nicho central semicircular,
dentro del cual se ha colocado una lámina grabada de la Santa Faz, en
estupenda moldura calada como encaje. Se levanta este retablo de un gran
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estilobato. Su nicho se halla entre dos pares de columnas salomónicas
corolíticas colocadas en dos planos. A los extremos del retablo y en nichos
pequeños de fondo apanelado y con copete de concha, se hallan las imágenes
de San Miguel y San Rafael: éste, más pequeño, está sobre una basa
decorada y aquél, directamente sobre el estilobato. De los cimacios se
desprende una cornisa que con un remate calado sobre un tímpano de tres
lóbulos, corona el retablo.
Luego viene el retablo consagrado a las Almas del Purgatorio, muy
semejante en sus formas al de Santa Rita que se halla frente a este, en la otra
nave lateral, con ligeras diferencias, entre las que se puede anotar la forma del
arco del nicho, que en este retablo es casi adintelado y no se asienta sobre los
capiteles de las columnas directamente, sino mediante dos pequeñas basas a
manera de cimacios. Se diría más bien que el arco es mixtilíneo, compuesto de
dos pequeñas líneas rectas verticales unidas por una curvilínea horizontal.
Sobre las columnas corre un entablamento que en su parte central toma la
forma del arco del nicho y se corona de un gran remate calado con una tarjeta
en la clave. Dentro del nicho, San Nicolás con las Almas.
El siguiente retablo consagrado al Corazón de Jesús, tiene un precioso
nicho de arco adintelado sobre dos columnas salomónicas corolíticas, cuyo
tercio inferior de su fuste está decorado con un pequeño jarrón con flores y
vástagos. Este nicho se cubre con un gran arco que se desprende de dos
pares de columnas salomónicas semejantes a las del nicho del retablo de la
Santa Faz, pero mucho más altas, formando un tímpano dentro del cual se
destaca una hermosa concha. La cornisa de este arco lleva un remate de
ramas y serpeantes. El retablo descansa en un estilobato dividido en tres
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secciones: la del centro ocupada por un sagrario y las de los costados, por dos
grandes volutas colocadas a modo de repisas o modillones. Encima del nicho
central se ha colocado una hermosa estatua del Ángel de la Guarda,
compañera sin duda de los dos Arcángeles del retablo de la Santa Faz y que,
seguramente, ocuparon todos los tres nichos del retablo: el central, el Arcángel
San Rafael encima de la repisa, y los laterales, el Arcángel San Miguel y el
Ángel de la Guarda.
El retablo mayor carece de interés: fue hecho en 1914 dañando el antiguo,
del cual apenas se conservaron las cuatro columnas salomónicas y el nicho
que con entablamento y tímpano circular, constituyen el cuerpo superior del
retablo. El inferior está compuesto de tres nichos separados por cuatro pares
de columnas corintias y ocupados con las estatuas de la Virgen de Consolación
al centro y de San Agustín y Santa Mónica a los lados. El nicho del cuerpo
superior ocupa un grupo de la Trinidad y a los cantos extremos de ese cuerpo,
se hallan, exentas, las imágenes de San Pedro y San Pablo. Todo sobre un
estilobato a paneles.
A un lado y al otro del presbiterio existen dos capillitas absidiales: la una
dedicada al Señor de la Buena Esperanza y la otra, a la Inmaculada
Concepción. La primera tiene el techo plano y un gran nicho de planta
semicircular que llena el testero; la segunda, el techo abovedado y una
pequeña cúpula con pechinas y tambor sobre cuatro arcos: un formero y tres
enjarjados en los muros.
El retablo de la primera de estas capillas es magnífico. Sobre una hermosa
mesa tallada que sirve de altar, que es una pieza única en la escultura quiteña,
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se levanta un muy bajo y mezquino estilobato y sobre él, un gran nicho entre
dos columnas salomónicas con el tercio inferior cilíndrico en parte y, en parte,
poligonal, decorado esta con recuadros sencillos de perlas, y aquella con
ramas y flores. Sobre las columnas, y de sus cimacios se desprende un
pequeño arco entre dos volutas y a sus flancos hay dos angelitos con
trompetas. Entre las columnas y, a manera de corona del nicho central, un
ancho friso convexo compuesto de ricas molduras. A los extremos, sobre los
muros laterales, dos nichos muy hermosos, de fondo plano y poco profundo y
el resto de las paredes hasta el último resquicio de la bóveda, un gran
revestimiento de madera ricamente tallado con hermosa y profusa decoración
vegetal.
Al pie de la iglesia y junto a la puerta de entrada a la nave lateral derecha
se ha colocado desde hace poco tiempo, un rico retablo, hecho en nuestros
días para venerar en él el cuadro de Jesús con la cruz a cuestas, obra de Juan
Pablo Sanz. El retablo es una gran moldura fabricada para esa tela, sin otro
añadijo que dos pequeños nichos a los lados, que ocupan las estatuas de San
judas Tadeo y la beata Mariana de Jesús.
Junto a este retablo se halla la puerta de comunicación de la iglesia con el
convento.
Encima de los arcos de la nave central se han colocado ocho cuadros de la
vida de San Agustín y dos en el coro. Son ejecutados por Miguel de Santiago.
En las paredes laterales del presbiterio y casi llenándolas, se hallan dos
inmensas telas: la una de Luis Cadena y que representa la conversión de San
Agustín y la otra de Miguel de Santiago, llamada de La Regla, estupenda tela
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que por su motivo y tamaño es digna de los grandes decoradores del
Renacimiento italiano.
Detrás del presbiterio se ha colocado la sacristía. En ella encontramos
algunos objetos artísticos dignos de anotarse. Dicha sala edificada hace pocos
años sobre parte de las ruinas del antiguo presbiterio, es rectangular y
construida sobre diez arcos semicirculares, encastrados en sus muros y una
bóveda falsa. Como mobiliario es pobre: apenas tiene dos cómodas de madera
tallada y dos vargueños taraceados con nácar y marfil. En cambio, en sus
paredes se hallan algunos cuadros hermosos, como los cuatro Doctores de la
Iglesia: San Gregorio, San Ambrosio, San Agustín y San Jerónimo, de tamaño
natural; uno representando a Nuestra Señora de la Oliva, más que vestida,
ceñida con su túnica y manto de brocado; otro de una Virgen Inmaculada
luciendo sus drapeados de oro; un San Francisco de Borja y otro del
Descendimiento de Cristo, todos en magníficas molduras de insuperable talla; y
hasta algún otro mal pintado como el del beato Esteban Bellecini y algunas
oleografías se hallan luciendo las galas de soberbias molduras, verdaderos
calados y encajes, dignos de la más fina pieza de orfebrería, más que de una
obra en madera. También de uno de sus muros cuelga un enorme Crucifijo de
balsa, interesante pieza de nuestra escultura quiteña, que se usaba, junto con
los dos Ladrones, en las procesiones de Semana Santa.
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2.3. FACHADA
La actual fachada de la iglesia, se compone de dos partes: la del centro,
íntegramente de piedra, que data de 1669 y la de los lados, de 1617. Esta
segunda es la que correspondió tal vez a la iglesia en el momento de su
terminación y que destruida su parte central, sea por obra del tiempo o de los
hombres, para ser sustituida por la que ahora vemos, quedó aquella, más o
menos en la forma que hoy tiene.
La parte central de la fachada es verdaderamente un trozo de arquitectura
clásica renacentista con detalles impecables. Tiene una sola calle con dos
cuerpos superpuestos y un remate en la clave. El cuerpo inferior se compone
de una gran puerta central de arco semicircular con moldura, apeado sobre las
impostas de unas jambas y dotado de un alfiz que, consecuentemente, forma
con el arco dos enjutas, que han sido decoradas con figuras de ángeles. A los
flancos de esa puerta se han colocado dos pares de hermosas columnas
toscanas sobre un sencillo basamento, en planos diferentes, y una semipilastra
de fuste decorado simbólicamente con corazones entre arabescos. Tanto las
columnas como las semipilastras llevan sobremontado un entablamento
individual de puro orden dórico romano y una grande y bien volada cornisa que,
en la parte central, encima del nicho de la puerta principal, se halla sostenida
por seis preciosas ménsulas separadas entre sí por mascarones.
El cuerpo superior corresponde, en su organización, al anterior, pero,
aparece menos severo en su conjunto como en sus detalles. El basamento no
es sencillo, sino adornado con paneles de muy ricas molduras; el campo sobre
el que se destaca la solemne ventana central, se halla totalmente
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almohadillado y las mismas aletas que sustituyen a las pilastras del primer
cuerpo cobran mayor importancia por el mascarón con que principian y la
elegante espiral con que terminan. Sobre este segundo cuerpo corre un
entablamento y sobre su cornisa, un frontón interrumpido por un hermoso nicho
en que se aloja la imagen de San Agustín. Cinco acroteras con remate de bolas
coronan esta fachada, repartidas las cuatro sobre los ejes de las columnas y la
quinta sobre el frontón triangular que cubre el nicho.
Encima de la puerta y formando parte del segundo cuerpo, se halla una gran
lápida de piedra con la siguiente inscripción:
AÑO DE 1660. A 27 DE OCTVBRE REBENTO EL VOLCAN PICHINCHA A
LAS 9 DEL DIA.
AÑO DE 1662 A 28 DE NOVIEMBRE SUCEDIO EL TERREMOTO.
ESTA PORTADA MANDO HACER EL PADRE MAESTRO FRAY BASILIO
DE RIBERA SIENDO PROVINCIAL. COMENZOSE AÑO DE 1659 Y SE
ACABO AÑO DE 1665.
A los lados de este admirable conjunto de piedra labrada, se hallan las
puertas que dan acceso a las naves laterales, son más pequeñas que la puerta
central, de arco semicircular, con su trasdós bien acusado por una moldura y
decorado con hojas de acanto. Encima de cada puerta hay un nicho de arco
trasdosado de medio punto y dentro de cada nicho la estatua de Santa Rita y
de Santa Mónica. Tanto el arco de este nicho como el de la puerta descansan
sobre importas, enjarjadas en los muros que son íntegramente almohadillados
en la sección correspondiente a los nichos, y ricamente decorados con florones
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y follaje serpeante, en la de las puertas: decoración esta última extraña en lo
quiteño y que tal vez sea una reminiscencia de lo peruano.
Como remate de todo este conjunto hay un frontón circular interrumpido,
dentro de cuyo tímpano adornado con hojarasca, hay dos escudos de la Orden
Agustiniana que llevan las siguientes inscripciones:
El de la derecha:
AVGVSTINVS - LVX - DOCTORVM. AÑO 1617.
Y el de la izquierda:
EL MAESTRO FRAY ALFONSO DE LA FVENTE -+ PROVINCIAL - EL
MAESTRO FRAY FRANCISCO DE LA FVENTE -+ PRIOR.
Encima del frontón corre un entablamento, cuya cornisa está apeada sobre
ménsulas.
Desligada de la composición de la fachada pero formando parte de ella, se
encuentra a un lado la torre de tipo castellano, es decir, prismática rectangular,
cuyo primer cuerpo que le sirve de base está íntegramente cubierto de piedra
sillar labrada; pues, la torre tiene aparejo de mampostería y de ladrillo menos
su remate que es de piedra pómez. Este primer cuerpo comprende en su
interior una gran habitación con bóveda baída, que antes era la portería del
convento y formaba antesala a un gran cuarto de recibo y, luego, a otra
habitación (la que hoy sirve de portería), todas igualmente abovedadas.
Se desprende la torre con un estilobato de grande y solemne moldura. En
uno de sus dos frentes, en el que da al atrio, se encuentra la gran puerta de la
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antigua portería, adintelada, con sus jambas que simulan pilastras molduradas
sobre bases apaneladas, aunque aparezcan totalmente desligadas las bases
de los fustes. La moldura de estas pilastras se quiebra en ángulo recto a la
altura de la puerta para formar una moldura en el dintel y otra más arriba,
limitando así algo como una tarjeta sobre la puerta, entre los capiteles de las
pilastras, encima de los cuales se ha colocado el escudo de la Orden
agustiniana con un adorno almohadillado al canto, y no lejos de ese, en la
misma línea, otro escudo con las armas del obispo de la Peña y Montenegro,
entre idéntico adorno almohadillado. Luego viene encima un gran friso
almohadillado con su cornisa interrumpida por un panel con las armas reales
de España.
No cabe duda que la composición actual de este frente no es la primitiva. Es
probable que el revestimiento de piedra sufrió alguna calamidad que obligó a
rehacerlo; pero entonces, en la reconstrucción, no hubo mente hábil que la
dirigiera y se dejó al buen entender de algún albañil la tarea, que la realizó con
grave detrimento de la composición arquitectónica, que aparece tan lucida en la
otra cara o frente de esta sección de la torre. La puerta de entrada debió estar
en el centro y eje de la torre, flanqueada por las dos pilastras y encima del
entablamento, a los lados, los escudos de la Orden y del obispo de Quito,
dentro de paneles adornados con tiras o listones almohadillas y entre ellas,
pero arriba, en el lugar en que se encuentra, el escudo de España.
Sobre el estilobato se han puesto dos ventanas de reja con solemnes
molduras y, en sus dinteles, bajada la dovela de la clave como curioso adorno.
Abajo y arriba de las ventanas, grandes molduras de corte triangular, colocadas
a manera de cornisas ornamentales, formando juego con otras exactamente
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iguales, colocadas verticalmente a los flancos del grupo de las ventanas.
Encima de estas y como un ornamento muy notable, un gran modillón de tres
baquetones, que recuerda a los modillones asturianos del siglo XII. Luego
viene una gran moldura y un entablamento curioso sobre cinco molduras largas
a manera de repisas: tres que se sobreponen a las grandes molduras verticales
que flanquean a las ventanas y a las que las divide, y dos más largas, a las
ventanas. Sobre estas, siete paneles almohadillados como los que decoran los
escudos en el frente de la torre que da hacia el atrio y luego un gran friso
igualmente almohadillado y una cornisa: friso y cornisa que ciñen
completamente todo el cuerpo de la torre, que está expuesto a la vista y que,
en su trayectoria sigue los resaltos marcados por las ventanas, las molduras y
el eje central de aquella que se lo ha relevado como adorno.
El segundo cuerpo es muy sencillo de composición: una gran masa con sólo
dos ventanas hacia el atrio y otra hacia la calle, y limitando este cuerpo un
hermoso entablamento con friso decorado, sobre el cual se levanta el tercer
cuerpo, que disminuido en sus dimensiones de anchura, está rodeado de un
corredor en su contorno con su antepecho de balaustres vidriados. En esta
sección de la torre se halla el cuerpo de campanas. Su masa cúbica no tiene
igual número de vanos en sus cuatro caras; pues, si en la que da hacia el atrio
tiene sólo uno, en los otros tiene dos, de los cuales uno cerrado u obturado en
la cara que cae hacia el convento. Los vanos están flanqueados por grupos de
semipilastras encastradas en los muros: una ancha al medio de dos delgadas;
pero en la cara en la cual hay un sólo vano, este curioso ornamento se ha
distribuido en grupos de cinco semipilastras por lado: tres angostas y dos
anchas. Los arcos de los vanos son semicirculares apeados sobre ménsulas
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salientes de las jambas del vano. Sobre las pilastras se apoya un espléndido
entablamento de volada cornisa, encima de la cual corre una hermosa
balaustrada adornada, en sus cuatro esquinas, con cuatro remates esféricos
igual exactamente a la balaustrada del cuerpo inferior. Sobre el tercer cuerpo
se levanta un tambor sobre pechinas, con cuatro ventanas de arco de medio
punto, flanqueadas por fajas a manera de semipilastras: tambor que recibe un
gran remate campaniforme con cuatro óculos para reloj, hoy cegados y fuertes
nervaturas en contorno. Corona al conjunto una estatua de San Agustín.
El atrio labrado todo en piedra es diferente a los otros atrios del Centro
Histórico pues posee cinco gradas que descienden hacia la puerta de entrada
de la iglesia. En el ángulo de las calles Chile y Guayaquil se encuentra una
hermosa cruz de piedra labrada que data del siglo XVII, donde se destaca un
pequeño cristo.
2.4. CLAUSTRO
El padre fray Basilio de Ribera adornó la galería baja del claustro principal,
con la hermosa colección de cuadros que representan los principales pasajes
de la vida de San Agustín; que, al par de ser una ofrenda digna de la memoria
del gran Doctor de la Iglesia y riquísimo ornato de los claustros agustinianos, es
un monumento perenne al arte quiteño del siglo XVII, en el que colaboraron los
mejores artistas de aquella época, ésta se comenzó en 1653 y se terminó en
1656.
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Al Convento se entraba, antiguamente, por la portería situada en la parte
baja de la torre; pero condenada esta entrada, en la actualidad se ingresa por
la nueva portería situada más abajo de esa torre y casi en la esquina superior
de los muros conventuales. Después de haber traspasado el dintel de la puerta
de clausura, se encuentra uno en el hermoso primer claustro, dispuesto en un
gran patio, cerrado con dos galerías superpuestas: la baja con diez arcos de
medio punto por cada lado, sobre columnas toscanas, formando cuatro tramos
que en las esquinas del patio se encuentran, apoyados, en cuatro anchos
machones de sillares hasta los dos tercios de su altura, que sirven de
contrafuerte al empuje de los arcos. Las columnas que se apoyan en los
machones se hallan encastradas en ellos. Los arcos tienen acusado su trasdós
con un ladrillo saliente ligeramente moldurado y en el punto de encuentro de
sus curvas, cuelga hacia el eje de las columnas, una media bola elipsoidal
agallonada como único elemento decorativo. Sobre la arquería corre un
entablamento con arquitrabe de tres fajas, friso dórico denticular, y cornisa con
muchas molduras. El entablamento, a su vez, forma el pretil de la galería
superior, encima del cual se asienta la más hermosa arquería de la arquitectura
quiteña, gracias a la división del arco de medio cuadrilóbulo, distendiéndolo y
descargando sus tres curvas sobre cuatro columnas, de modo de dejar un arco
de mayor tensión entre dos de menor. Los arcos de la galería inferior tienen
acusado su intradós por un ladrillo saliente moldurado. Las columnas de esta
galería son aquellas quiteñas que nacen en el Convento de San Francisco y
que, en este de San Agustín, adquieren más elasticidad.
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Como la arquería inferior, la superior tiene como ornamentación en el
encuentro de las molduras que marcan el trasdós de los arcos, la media bola
elíptica colgante que describimos más arriba.
Encima de la arquería un friso denticular, una cornisa de muchas molduras
y luego los canecillos que reciben el techo volado de teja española.
En el centro del patio, una gran fuente de piedra alegra el claustro con el
continuo murmullo del agua que sale de la boca de un niño montado sobre un
león; remate colocado encima de las dos conchas talladas sobrepuestas en un
fuste muy ricamente decorado. La vasca de la fuente es cuadrada con cuatro
salientes angulares en el sentido de sus ejes y cuatro molduras voladas que la
ciñen en contorno.
Corre alrededor de los muros del claustro bajo una gran pinacoteca de
cuadros que representan escenas de la vida de San Agustín. Cuando la
pinacoteca se hallaba completa, debió presentar el claustro un hermoso golpe
de vista, ya que no sólo estaba decorado con esta admirable colección de telas
enmarcadas en soberbias molduras doradas de delicada y complicada talla,
sino su techumbre estaba cubierta de un precioso artesonado de rombos
tallados y pintados con una piña en el centro de cada uno de ellos, y el trasdós
de la arquería, íntegramente forrada de madera tallada y dorada, hasta su
encuentro con el artesonado. Hoy no queda nada de este forro, y apenas dos
tramos de la galería conservan, a mal y mal cabo, su artesonado. Los tallados
de los marcos de los cuadros varían en su figuración en cada tramo; pues, si el
de la Sala Capitular tiene embutidos sin brazos en sus largueros verticales; los
otros que hoy existen, tienen diferentes variedades de estípites: una para cada
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tramo. La pinacoteca tenía 64 cuadros, de los cuales hoy sólo se encuentran
en su sitio 40; 10 en la nave principal de la iglesia, encima de los arcos; 2, en el
coro y 1 en la Sala Capitular. Los once que faltan se han, sin duda, destruido
con el terremoto que echó abajo la cúpula y la torre de la iglesia y gran parte de
los claustros. Ahora, para llenar esos vacíos en los muros, se han colocado
otros diversos, en completo desorden.
Partiendo del tramo del claustro en que se halla la Sala Capitular, tenemos
que, en ese tramo, el mejor conservado de los cuatro, los cuadros se suceden
del modo siguiente:
Principia la pinacoteca con un cuadro en que se halla un gran escudo
central con dos ángeles a los lados: el de la derecha tiene una palma en una
mano; el de la izquierda, una rama de laurel y con la que les queda libre,
sostienen ambos una corona de oro, que se destaca sobre un corazón
traspasado por una flecha. A los lados y en la parte baja se encuentran las
armas de la Orden agustiniana y las nobiliarias del padre Basilio de Ribera, a
quien se debe esta suntuosa ornamentación del claustro.
Dentro del escudo se halla la siguiente inscripción: «Esta prodigiosa y
esclarecida historia de la vida y milagros de la católica luz de la iglesia, Nuestro
Gran Padre San Agustín, mandó pintar nuestro muy reverendo padre maestro
fray Basilio de Rivera, siendo Provincial de esta Provincia, de limosnas de
religiosos y devotos de la Religión. Y para su mayor lucimiento y gloria
accidental de su Patriarca, la dedica y consagra su Paternidad Muy
Reverendísima al muy ilustre y magnífico señor doctor don Pedro Vazquez de
Velasco, del Consejo de Su Majestad, dignísimo Presidente de esta Real
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Audiencia de Quito, ínclito patrón de esta Provincia de Nuestro Padre San
Agustín».
Después de este cuadro siguen cinco grandes, uno chico encima de la
puerta de la Sala Capitular y, luego, nueve más grandes hasta concluir el
primer tramo del claustro. Los cuadros están separados unos de otros, por
magníficos embutidos y unidos por hermosa cornisa de madera tallada y
dorada.
El segundo tramo que sigue el muro del refectorio, se halla incompleto;
pues, además de faltar la cornisa tallada para tres cuadros, se ha destruido
ésta, con la eliminación de dos de los estípites que separan los cuadros, a fin
de colocar en los espacios unidos dos telas grandes de Manosalvas. Este
tramo, pues, tiene sólo nueve de sus antiguos cuadros en sus cornisas
respectivas e intactas, aunque uno de ellos, el de los mártires, no ocupa su
lugar, sino el de otro que ha sido eliminado. Lo demuestra el hecho de ser más
pequeño que el espacio que ocupa, y el estar remendado con otros dos
pedazos de tela perteneciente a otros cuadros, sin duda destruidos, para cubrir
el espacio de pared que faltaba llenar con sólo aquel. Después de estos nueve
cuadros vienen los dos ya dichos de Manosalvas, que se hallan también
mutilados, desde la caída de la cúpula en donde se hallaban y para adorno de
la cual fueron hechos. Representa el uno: El Padre Eterno grabando en el
pecho del niño Agustín el nombre de Jesús; y el otro: Santa Mónica llorando
ante San Isidoro los desvaríos de su hijo. La figura del Padre Eterno de la
primera de las telas nombradas, se halla en la escalera principal de este mismo
claustro. Para cubrir la parte restante del tramo, se ha colocado un motivo
decorativo dividido en cuatro partes: una larga rectangular, otra larga curvilínea
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y dos chicas triangulares. A juzgar por su forma, debió decorar una puerta de
arco semicircular rebajado. En el cuadro central, rectangular, se han
representado a cuatro Santas y dos beatas de la Orden agustiniana: Santa
Cristina, Santa Sancta de Genazano, Santa Rita de Cassia, Santa Clara de
Montefalcón y las beatas Julia Certoldina e Inés de Montepolitiano, según reza
una inscripción al pie, en la que consta también el nombre del donante, don
Carlos Matos de Médicis. Las otras partes llevan otras figuras de Santas de la
misma Orden.
El tercer tramo del claustro que se apoya en el muro divisorio con la iglesia,
se halla sin un rastro de la pinacoteca. Últimamente se han colocado en él un
cuadro de la Muerte de San Agustín por Luis Cadena, ocho pequeños de
Antonio Salas, representando la Coronación de la Virgen, el Nacimiento de
Cristo, la Anunciación, la Visitación, la Presentación, la Huida a Egipto, Santa
Ana con la Niña María y la Virgen con San Joaquín y Santa Ana, acompañada
de ángeles. En medio, precisamente, de los ocho cuadros estaba una de las
joyas pictóricas del Convento: el Descendimiento de Cristo, o Cristo en los
brazos de María, o Sábana Santa, en lenguaje artístico quiteño, que hoy se
encuentra en la Sala Capitular. Se halla Cristo bajado de la Cruz y sostenido
por dos ángeles, sobre las rodillas de la Virgen que, al pie de una inmensa cruz
ocupa el centro de la tela. A las espaldas de ella, otros dos ángeles llorosos; y
en la parte superior se destacan dos grupos de dos figuras, bajo cada brazo de
la cruz: las del grupo de la izquierda se dan la mano y representan a Jesús
Niño acompañado de una figura femenina que lleva sobre su cabeza una
paloma: ambas figuras con magníficos ropajes; las del grupo de la derecha son
dos figuras que se besan: la una tiene un caduceo, símbolo de paz, en la mano
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y la otra un libro abierto que lo aprieta contra su cuerpo. Encima, escritas en los
brazos de la cruz estas dos frases, como correspondiendo a los grupos ya
descritos OBVIAVERVNT SIBI = PSAL 34 = OSCVLATÆ SVNT. Abajo un
hermoso retrato del fraile donante, con la mano derecha sobre el pecho, y la
izquierda con un libro abierto en el que aparece escrita esta frase: MIHI QVIDE
APVS MORTVS EST.
Luego viene una gran puerta tallada a paneles que cierra la entrada a la
iglesia desde el claustro. Se abre sobre cuatro escalones de piedra, fuera de
dos interiores, por la apreciable diferencia de nivel entre el pavimento del
claustro y el de la iglesia. Enseguida, un gran cuadro de Luis Cadena, firmado
en 1864, y que representa la disputa de San Agustín con los Donatistas, cubre
el extremo del muro de este tercer tramo del claustro.
El último tramo que es paralelo a la calle donde están las entradas de la
iglesia y del convento, conserva más que el segundo, su decoración mural;
pues a excepción del primer espacio, del cual se ha sacado su cuadro,
sustituyéndolo con otro más chico, representando a San Agustín lavando los
pies a Cristo, todos los demás cuadros, que suman quince, se hallan en su
sitio, unidos por cornisa tallada y separados por estípites de hermoso dibujo.
2.5. SALA CAPITULAR
En el tramo oriental del claustro bajo del convento se halla la Sala Capitular,
de 22.50 * 7 m. No hay conventos o monasterios antiguos que no tengan la
- 49 -
Sala de Capítulo, destinada a la reunión de religiosos para escuchar las
advertencias del superior o para confesión de culpas. De modo extraordinario
sirve para la celebración del Capítulo en que se elige a los superiores
provinciales y se formulan las leyes para gobierno de la provincia.
Para funciones de este rito conventual basta una sala amplia con escaños y
una tribuna.
El mérito singular de la Sala Capitular de San Agustín consiste en su
primorosa decoración artística, con la tribuna coronada por una concha
acústica, el contorno de bancas sobrepuestas con los frentes y espaldares
labrados en calado, el retablo del calvario que cubre todo el muro del testero y
el artesonado de entrelazados geométricos a base de círculos, elipses y
medallones con lienzos dispuestos en callejones paralelos, a lo largo de la
techumbre, que remata con faldones decorados con la representación de
santos y santas de la orden agustiniana.
Todo este aparato de magnificencia exigía un espíritu comprensivo y
magnánimo, y tal fue el del padre Juan de Luna y Villarroel, durante cuyo
provincialato se realizó la obra total de la Sala Capitular. En el libro de cargos y
descargos de bienes de provincia correspondiente a 1741 – 1761, consta ya la
siguiente data: “Gastamos en el General en bóvedas, retablo, hechuras,
escañería, cáthedra, espejos, lámparas, hechura de piscis, diademas de plata,
misal, cuatro ornamentos, atril de plata, digo en hechura y cuatro marcos que
se añadieron, órgano, con todos los dorados y pinturas, seis mil trescientos
diez y seis pesos” (Archivo del convento).
Una vez concluida la obra, los capitulares, al estrenar la Sala, aprobaron los
gastos, encomiando el gran celo del provincial en administrar los bienes de la
- 50 -
provincia, “como es patente a toda la comunidad en la suntuosa composición
del General o Sala Capitular” (Archivo del convento).
El retablo del testero corresponde al estilo barroco del siglo XVIII, en que las
columnas entorchadas cubren sus espiras de pámpanos de vid. La estructura
obedece a la necesidad impuesta de colocar en nichos adecuados las
imágenes que integran el grupo del calvario.
En torno a los muros de la Sala están colocados los lienzos de Miguel de
Santiago que ya conocemos y que se descubren al estudiar dicho pintor.
Además otros, posteriores al maestro, pero de gran valor artístico, como el de
Nuestra Señora de la Oliva; dos Marías Magdalenas, una de rodillas ante el
crucifijo y otra erguida con una redoma ente las manos; tres interpretaciones
diversas del Descendimiento del Señor, y un San Jerónimo sedente, con las
alegorías de su iconografía.
En cuanto a los cuadros místicos que se ordenan en los callejones laterales
del artesonado, representan, a partir del lado de la Epístola del testero, a San
Agustín en actitud estática, a la beata Cristina de la Cruz, Santa Gertrudis,
Santa Rosalía, Santa Limbania, el martirio de Santa Máxima, Santa Brígida,
Santa Rita de Casia, Santa Julia Cestaldina, el Martirio de las vírgenes
africanas Santas Felícitas y Perpetua, Santa Inés de Monteponciano, Santa
Sante de Genzano, Santa Cristina, una santa sin inscripción , un santo
ermitaño; San Posidio, autor de la primera biografía de San Agustín; San Alipio;
San Guillermo, duque de Aquitania; San Agatón, San Fulgencio, el papa San
Gelasio, San Juan Bueno, San Juan de Sahagún, San Nicolás de Tolentino,
Santo Tomás de Villanueva, Santa María Magdalena, San Francisco Javier y
nuevamente San Juan Bueno.
- 51 -
Los cuadros que cubren el cielo raso representan la muerte y el martirio de
santos y santas agustinos.
Por los temas desarrollados en el artesonado de la Sala se echa de ver
cuán ilustrados se hallaban los agustinos de los episodios de la vida de su
patriarca y de los santos de su orden. Algunos de ellos se tornaron populares
en el culto religioso, como San Nicolás de Tolentino, Santa Gertrudis, Santa
Rita de Casia y Santa Rosalía. Por lo que respecta al autor de los lienzos del
artesonado, hay fundamento para atribuirlos a un pintor de apellido Espadaña,
por la constancia de gasto, referente a 1741, que dice así: “Pagamos 100
pesos al pintor Espadaña por los cuadros del General” (P. Enrique Terán: Guía
Explicativa de la Pinacoteca, página 143).
La Sala Capitular se ha convertido en monumento histórico por el hecho de
haber servido, a los patriotas del Primer Grito, de escenario para ratificar su
declaración de independencia. Efectivamente, después de la transformación
política llevada a cabo el 10 de agosto de 1809, el marqués de Selva Alegre,
mediante oficio de invitación, convocó a Cabildo Abierto, para el 16 del mismo
mes, a todos los representantes de las instituciones de la ciudad. El Acta del
Cabildo Abierto dice al respecto: “En la ciudad de San Francisco de Quito, en
16 de agosto de 1809, estando en la Sala Capitular del Convento Máximo del
Gran Padre San Agustín, destinada por su mayor capacidad, congregados por
medio de oficios despachados por S.A.S. Señor Presidente de la Suprema
Junta Gubernativa Marqués de Selva Alegre… leídas por el Excmo. Sr. Ministro
de Estado D. Juan de Dios Morales las Actas y diligencias que se extendieron
antes solemnemente, todos unánimes y conformes, con repetidos vivas y
aclamaciones de júbilo, ratificaron cuanto se había propuesto y ordenado.”
- 52 -
Cuando el 2 de agosto de 1810 pagaron los patriotas con su sangre el
heroísmo del Primer Grito, sus restos hallaron acogida en la cripta abierta en la
misma Sala Capitular, bajo el suelo que un año antes había albergado a los
protagonistas de la Independencia ecuatoriana.
El municipio de Quito, al conmemorar el primer centenario de la
emancipación política, hizo colocar en el muro cercano a la puerta de la Sala
Capitular una lápida de mármol que viene a recordar el Primer Grito de Libertad
lanzado por los patriotas quiteños el 10 de agosto de 1809.
- 53 -
CAPÍTULO III: PATRIMONIO ARTÍSTICO
- 54 -
CAPÍTULO III
3.1. LA ESCULTURA
En gran parte, los autores de las obras que se encuentran en el museo de
Miguel de Santiago son desconocidos por ejemplo encontramos esculturas del
siglo XVIII de varios autores anónimos las que se caracterizan por ser talladas
en madera, estucadas y policromadas; cubiertas en pan de oro y con ojos de
vidrio. Son: San Miguel, San Rafael, El Niño.
Podemos tener una visión más amplia de los siglos XVII, XVIII Y XIX
diferenciando las siguientes características:
SIGLO XVII: Utilizan mucho pan de oro en la vestimenta, los ojos eran
pintados en la misma escultura, de encarne mate y rasgos físicos ligeramente
toscos, especialmente el rostro y las manos. De está manera se presenta a
San Pedro.
SIGLO XVIII: Poseen ojos de vidrio, un encarne más brilloso que era
obtenido por el roce de la vejiga del cordero contra la escultura. Los detalles de
la anatomía son mucho mejor terminados que el siglo anterior. Es el caso de
Cristo Resucitado y San Gabriel.
SIGLO XIX: Encontramos tanto ojos de vidrio como pintados en la escultura.
Esto depende del material de trabajo, pues en algunas ocasiones se emplea el
yeso como material base de trabajo. Estas son: San Bernardo y el Niño de
Praga.
También se encuentra la técnica de José Olmos “Pampite” su obra la
- 55 -
podemos apreciar en el Altar de la Sala Capitular de San Agustín, y dos
crucifijos en la segunda sala del museo, Los Cristos de Olmos se distinguen
fácilmente por su policromía de realismo exagerado. Son todos ellos
ensangrentados y allagados; pero clásicos por su estilo personal, a pesar de
sus defectos de forma. Sin embargo, no siempre Olmos usaba esa técnica,
peligrosa para la anatomía.
La mayor parte de las obras eran elaboradas en la técnica del ENCARNADO
(como se llama en escultura a la simulación del color de la carne del cuerpo
humano) que da una apariencia más natural a la piel del rostro de las
esculturas. Una vez que la pieza estaba tallada y perfectamente lijada, el oficial
del taller procedía a recubrir la madera con varias capas de yeso con cola;
luego de cada capa, se pulía perfectamente hasta conseguir un acabado
perfectamente liso; luego de lo cual se daba el color en varias capas
sumamente fluidas que se transparentaban permitiendo la mezcla óptica de los
colores superpuestos; se iniciaba con los colores de sombras (azules, verdes,
ocres); luego se daban los colores claros (blanco, rosa, amarillo); para terminar
con los colores de resalte (naranja y rojo para las mejillas sonrosadas, las
rodillas y codos de los niños; azul oscuro, verde, violeta, para las heridas y
moretones de los cristos o para las sombras de la barba incipiente de
personajes.
NOMBRE AUTOR ÉPOCA TÉCNICA
San Pedro Anónimo XX Talle Policromado
Arcángel Anónimo XX Talle Policromado
Virgen con Niño Anónimo XVIII Talle Mascarilla
Niño Jesús de Anónimo XIX Talle Policromado
- 56 -
Praga
Cristo Crucificado Anónimo XVIII Talle Encarne
San Francisco de
Asis
Anónimo XX Talle Ojos de
vidrio
San Rafael
Arcángel
Anónimo XVIII Talle Mascarilla
Cristo Crucificado Anónimo XVII Talle Encarne
San Miguel
Arcángel
Anónimo XVIII Talle Mascarilla
San José Anónimo XVIII Talle Policromado
Cristo Crucificado Anónimo XVII Talle Encarne
Virgen Anónimo … Talle Ojos de
vidrio
Niño Jesús Anónimo XX Talle Encarne
Arcángel Anónimo XX Talle Encarne
Santa Clara de
Mont
Anónimo … Talle Policromado
San Juan Sahaga Anónimo … Talle Policromado
Santa Mariana de
Jesús
Rodrigo Cerón
Reyes
XX Talle Ojos de
vidrio
San Bernardo Anónimo XIX-XX Modelado
Policromado
Virgen Anónimo XIX-XX Talle Ojos de
vidrio
San José Anónimo XIX Talle Ojos de
- 57 -
vidrio
San Pablo Anónimo XIX Talle Policromado
San Agustín Anónimo XIX Talle Encarne
Crucifijo Anónimo XVIII Talle Encarne
Cristo Crucificado Anónimo … Talle Encarne
Virgen Dolorosa Anónimo XVIII Talle Tela
Encolada
Cristo Crucificado Anónimo XX Talle Encarne
Cristo Crucificado Anónimo XX Fundido
Moldeado
Padre Eterno Anónimo … Tallado
San Juan Anónimo … Encarne Brillante
Virgen Anónimo … Talle Ojos de
vidrio
San Martín Anónimo … Talle Encarne
Niño Jesús Anónimo … Talle Encarne
Santo Anónimo … Talle Ojos de
vidrio
Ángel Músico Anónimo … Talle Ojos de
vidrio
Ángel Músico Anónimo … Talle Ojos de
vidrio
Niño Jesús Anónimo XVIII Talle Ojos de
vidrio
Pastor Anónimo … Talle Encarne
- 58 -
Cristo Crucificado Anónimo … Talle Encarne
Virgen de
Guadalupe
Anónimo … Moldeado
Policromado
Cristo Crucificado Anónimo … Moldeado
Encarne
Cristo Crucificado José Olmos XVII Moldeado
Encarne
San Juan
Evangelista
Anónimo XVII Moldeado
Encarne
Virgen Dolorosa Anónimo … Talle Ojos de
vidrio
Señor de la
Resurrección
Anónimo XVIII Talle Encarne
Cristo Anónimo XVII Talle Encarne
San Cayetano Anónimo XIX Talle Ojos de
vidrio
San Nicolás de
Tolentino
Anónimo XIX Talle Policromado
Cristo Crucificado Anónimo … Talle Encarne
Sagrado Corazón Anónimo XX Talle Policromado
Señor de la
Buena Esperanza
Anónimo XX Goznes Encarne
Mendigo Anónimo XIX Talle Policromado
Cristo Crucificado Anónimo XX Talle Encarne
Virgen Dolorosa F. Vila XX Talle Policromado
- 59 -
San Juan F. Vila XX Talle Ojos de
vidrio
San Antonio de
Padua
Anónimo XX Talle Encarne
María Magdalena Anónimo XX Talle Encarne
Santo Tomás
Villanueva
Anónimo XX Talle Encarne
Santa Rita de
Cassia
Anónimo XX Talle Policromado
San José y el
Niño
Anónimo XX Talle Policromado
Santa Parentela Rodrigo Terán XX Moldeado
Policromado
Virgen
Inmaculada
Anónimo XX Talle Policromado
Virgen del
Consuelo
Anónimo XVIII Talle Ojos de
vidrio
Santa Mónica Anónimo XX Talle Encarne
San Agustín Anónimo XX Talle Modelado
La Trinidad Anónimo XIX Talle Policromado
San Pablo Anónimo XX Talle Policromado
San Pedro Anónimo XIX-XX Talle Policromado
Arcángel San
Rafael
Anónimo XIX Talle Ojos de
Vidrio
El Mal Ladrón Anónimo XX Talle Ojos de
- 60 -
vidrio
Crucifijo Anónimo XIX Talle Encarne
El Buen Ladrón Anónimo XVIII Talle Encarne
Santa Rita Anónimo XX Talle Ojos de
vidrio
María Auxiliadora Anónimo XX Talle Policromado
San Cayetano A. Rubio XX Talle Encarne
Cristo Crucificado Anónimo XX Talle Policromado
Cristo Crucificado Anónimo XVIII Talle Mascarilla
San José Anónimo XX Talle Encarne
Virgen María Anónimo XX Talle Encarne
Crucifijo Anónimo XIX Talle Encarne
Señor de la
Misericordia
Anónimo XVIII Talle Mascarilla
San Pedro Anónimo XVII Talle Policromado
Cordero Pascual Anónimo XVIII Talle Policromado
3.2. LA PINTURA
El 99% de las pinturas expuestas en San Agustín son hechas en óleo que
ofrecía muchas ventajas al pintor, entre otras, el poder realizar su obra
lentamente y sin prisas de acabado, el poder retocar la obra día a día, variar la
composición, los colores, etc.
- 61 -
La característica de estos lienzos es la espectacular utilización de los colores
rojo, azul, blanco y sobre todo el color dorado, importantes por su forma de
trabajo, ya que utiliza el rombo como diseño para cuadro.
Las pinturas de Miguel de Santiago son caracterizadas por su técnica del
Claro-Oscuro (base oscura, colores claros sobrepuestos). La técnica cercana a
la flamenca posteriormente se acercó a la forma hispánica e italiana, pero sin
olvidar detalles o fondos típicos mestizos. Miguel de Santiago constituye el
primer paisajista ecuatoriano. La pintura utiliza el color eufóricamente y crea
una escuela mucho más próxima a la realidad humana y a la cultura.
NOMBRE AUTOR ÉPOCA TÉCNICA
Santa Teresa y El
Niño
Anónimo XVIII Óleo
San Lucas Anónimo XVIII Óleo
Anunciación del
Ángel
Anónimo XVIII Óleo
Virgen de
Chiquinquirá
Anónimo XVIII Óleo
San Antonio de
Padua
PR. M. O XVIII Óleo
San Francisco de
Asis
Anónimo XVIII Óleo
Virgen del
Carmen
Anónimo XVIII Óleo
Virgen Dolorosa Anónimo XVIII Óleo
- 62 -
Doctor de la
Iglesia
Anónimo XVIII-XIX Óleo
Ángel con
Elemento
Anónimo XVIII Óleo
Papa San
Gregorio
Anónimo XVII-XVIII Óleo
Virgen María Anónimo XVIII Óleo
San José Anónimo XVIII Óleo
Santa Parentela Anónimo XVIII Óleo
Inmaculada Anónimo XVIII Óleo
San Gregorio
Magno
B. Rodríguez XVIII Óleo
San Jerónimo B. Rodríguez XVIII Óleo
San Ambrosio B. Rodríguez XVIII Óleo
San Agustín
Obispo
B. Rodríguez XVIII Óleo
Santo Tomas de
Villa
Anónimo XVII Óleo
Obispo Tayón y
Grupo
Anónimo XVII Óleo
Milagro de San
Agustín
Anónimo XVII Óleo
San Agustín es
Tentado
Anónimo XVII Óleo
Visión de San Anónimo XVII Óleo
- 63 -
Agustín
Tormento a
Mártires
Anónimo XVII Óleo
Cristo Abraza a
Santo
Anónimo XVII Óleo
Aparición de San
Agustín
Anónimo XVII Óleo
San Agustín
Cenando
Anónimo XVII Óleo
San Agustín con
Fortaleza
Anónimo XVII Óleo
Pasajes de la
Vida de San
Agustín
Anónimo XVII Óleo
Arcángel San
Miguel
Anónimo XVIII Óleo
Muerte de San
Jerónimo
Anónimo XVII-XVIII Óleo
Asunción de la
Virgen
Anónimo XVIII Óleo
Éxtasis de San
Francisco
Anónimo XVII-XVIII Óleo
San Agustín
Ofrece
Anónimo XVII Óleo
San Agustín Anónimo XVII Óleo
- 64 -
Recibe
San Agustín
Lavando
Anónimo XVII Óleo
Tobías y El Ángel Anónimo XVIII Óleo
Inmaculada Anónimo XVII Óleo
Fray Mariano
Genez
Anónimo XVIII Óleo
Fray Alejandro Anónimo XVIII Óleo
Beato
Buenaventura
Anónimo XVIII Óleo
Juan Sacarías
Helvet
Anónimo XVIII Óleo
Fray Egolino
Malabre
Anónimo XVIII Óleo
Fray Antonio
Franco
Anónimo XVIII Óleo
Fray Amelio
Abreraco
Anónimo XVIII Óleo
Fray Agidio
Colona
Anónimo XVIII Óleo
Fray Gabriel Anónimo XVIII Óleo
Fray Alberto Anónimo XVIII Óleo
Amadeo de
Sabotia
Anónimo XVIII Óleo
Fray Augo Anónimo XVIII Óleo
- 65 -
Romano
Gregorio
Montelpar
Anónimo XVIII Óleo
Fray Ambrosio
Coria
Anónimo XVIII Óleo
Fray Alfonso de
Vargas
Anónimo XVIII Óleo
Fray Acherius
Panta
Anónimo XVIII Óleo
Fray Gabriel
Stortia
Anónimo XVIII Óleo
Egidio Viterbiense Anónimo XVIII Óleo
Beato Agustín
Novel
Anónimo XVIII Óleo
Alegoría de los
Sagrados
Anónimo XVIII Óleo
San Nicolás de
Tolentino
Anónimo XVII Óleo
San Agustín Anónimo XVII Óleo
San Jerónimo Anónimo XVII Óleo
Virgen de la Oliva Anónimo XVII Óleo
San Joaquín con
La Niña
Anónimo XVIII Óleo
Santa Catalina Anónimo XVIII Óleo
Virgen Dolorosa Anónimo XVII-XVIII Óleo
- 66 -
Santa Bárbara Anónimo XVIII Óleo
María Magdalena Anónimo XVII-XVIII? Óleo
San Nicolás de
Tolentino
Anónimo XVIII Óleo
Cristo Crucificado Anónimo XVIII Óleo
Santa Úrsula Anónimo XVIII Óleo
Milagro de San
Agustín
Anónimo XVIII Óleo
San Ambrosio Anónimo XVII Óleo
Santa Rosa de
Lima
Anónimo XVIII-XIX? Óleo
Santo Tomás de
Villa
Anónimo XVII? Óleo
San Agustín
Ofreciendo
Anónimo XVIII Óleo
San Antonio Anónimo XVII Óleo
San Francisco de
Pal
Anónimo XVIII? Óleo
Señor de La
Justicia
Anónimo XVIII Óleo
San Antonio
Fénix
Anónimo Anónimo Óleo
Corona Anónimo XVIII Óleo
Santa Rita de
Cassia
Anónimo XVIII? Óleo
- 67 -
Santa Mónica Anónimo XVIII? Óleo
Beato Esteban
Belle
Anónimo XVIII? Óleo
La Sagrada
Familia
Anónimo XVIII Óleo
Santo Tomás de
Villa
Anónimo XVIII Óleo
San Agustín Anónimo XVIII Óleo
Aparición de San
Agustín
Anónimo XVII Óleo
Virgen Dolorosa Anónimo XVIII Óleo
La Piedad Anónimo XVII Óleo
Virgen con Niño Anónimo XVIII Óleo
Virgen Anónimo XVIII Óleo
Saúl da en
Matrimonio
Anónimo XVIII Óleo
Virgen de la
Merced
Anónimo XVIII Óleo
San Jacobo Anónimo XVIII Óleo
San Pedro Anónimo XVIII-XIX Óleo
Santa Rosa de
Lima
Anónimo XVIII Óleo
Virgen
Inmaculada
Anónimo XVIII Óleo
Éxtasis de San Anónimo XVII Óleo
- 68 -
Agustín
San Agustín León Anónimo XVII Óleo
San Agustín Anónimo XVII Óleo
San Agustín Anónimo XVII Óleo
San Agustín
Sosteniendo
Anónimo XVII Óleo
Águila Hipona Anónimo XVII Óleo
San Agustín es
Ordenado
Anónimo XVII Óleo
Nacimiento de
San Agustín
Anónimo XVII Óleo
Cuerpo de San
Agustín
Anónimo XVII Óleo
San Agustín
Explicando
Anónimo XVII Óleo
San Agustín y su
Madre
Anónimo XVII Óleo
San Agustín
Preside
Anónimo XVII Óleo
San Agustín
Entrega
Anónimo XVII Óleo
Tres Milagros de
San Agustín
Anónimo XVII Óleo
La Trinidad Anónimo XVIII Óleo
San Agustín Anónimo XVII Óleo
- 69 -
Muerte de Santa
Mónica
Anónimo XVII Óleo
Agonía de San
Agustín
Anónimo XVII Óleo
Consagración
Episcopal
Anónimo XVII Óleo
La Inmaculada Anónimo XVII Óleo
Cuadro de la
Dedicatoria
Miguel de
Santiago
XVII Óleo
Dos Milagros de
San Agustín
Anónimo XVII Óleo
San Agustín en
Transición
Anónimo XVII Óleo
San Agustín Anónimo XVII Óleo
San Agustín y
San Joaquino
Anónimo XVII Óleo
Éxtasis de San
Agustín
Anónimo XVII Óleo
Liberación y
Caridad
Anónimo XVII Óleo
Santo Tomás de
Aquino
Anónimo XVII Óleo
San Agustín
Absorto
Anónimo XVII Óleo
San Agustín Cura Anónimo XVII Óleo
- 70 -
Niño Enfermo
Aparición de San
Agustín
Anónimo XVII Óleo
Biblioteca de San
Agustín
Anónimo XVII Óleo
Funeral de San
Agustín
Anónimo XVII Óleo
Aparición de San
Agustín
Anónimo XVII Óleo
Dormición de San
Agustín
Anónimo XVII Óleo
San Agustín y
San Esteban
Anónimo XVII Óleo
San Agustín
Aparece
Anónimo XVII Óleo
San Agustín
Figurado
Anónimo XVII Óleo
San Agustín
Predica
Anónimo XVII Óleo
San Agustín
Protege
Anónimo XVII Óleo
San Agustín
Junto a
Anónimo XVII Óleo
San Agustín Luz
de
Anónimo XVII Óleo
- 71 -
Grupo de Santos
Agustinos
Anónimo XVIII Óleo
San Miguel
Arcángel
Anónimo XVIII Óleo
San Agustín es
Visitado
Anónimo XVII Óleo
San Agustín
Lavando
Anónimo XVII Óleo
San Agustín
Escribiendo
Anónimo XVII Óleo
Jesús Orante Anónimo XVIII Óleo
El Señor de la
Sentencia
Anónimo XVIII Óleo
Muerte de San
Nicolás
Anónimo XVII Óleo
San Juan Anónimo XVIII Óleo
Santa Mónica Anónimo XVIII Óleo
Santa Gertrudis Anónimo XVIII Óleo
Aparición de la
Virgen
Anónimo XVIII Óleo
Santa Clara del
Mont
Anónimo XVIII Óleo
Santa Limbania Anónimo XVIII Óleo
Santa Máxima Anónimo XVIII Óleo
Santa Brígida Anónimo XVIII Óleo
- 72 -
Santa Rita con
San Juan
Anónimo XVII Óleo
Santa Julia
Certoldi
Anónimo XVII Óleo
Martirio de Diez
Mil
Anónimo XVII Óleo
Santa Perpetua Anónimo XVII Óleo
Santa Inés Anónimo XVII Óleo
Santo de
Genazano
Anónimo XVII Óleo
Santa Cristina Anónimo XVII Óleo
Santa Agustina Anónimo XVII Óleo
Muerte de la
Virgen
Anónimo XVII Óleo
Descendimiento
de San Agustín
Anónimo XVII Óleo
Muerte de Santa
Mónica
Anónimo XVII Óleo
Muerte de San
Agustín
Anónimo XVII Óleo
Muerte de Santa
Agustina
Anónimo XVII Óleo
Muerte de San
Guillermo
Anónimo XVII Óleo
Muerte de San Anónimo XVII Óleo
- 73 -
Nicolás
Muerte de Santo
Tomás
Anónimo XVII Óleo
Muerte de Santa
Agustina
Anónimo XVII Óleo
Muerte de Santo
Agustino
Anónimo XVII Óleo
Martirio de un
Santo
Anónimo XVII Óleo
Muerte de un
Santo
Anónimo XVII Óleo
Muerte de Santa
Agustina
Anónimo XVII Óleo
Muerte de Santa
Agustina
Anónimo XVII Óleo
Muerte de Santa
Agustina
Anónimo XVII Óleo
Muerte de Santa
Agustina
Anónimo XVII Óleo
Santo Junto a un
Ángel
Anónimo XVIII Óleo
San Andrés Anónimo XVII Óleo
Santo Hermitaño Anónimo XVII Óleo
San Posidio es
Tentado
Anónimo XVII Óleo
- 74 -
San Alipio y La
Revelión
Anónimo XVII Óleo
San Guillermo
Duque
Anónimo XVII Óleo
San Agatón
Renuncia
Anónimo XVII Óleo
San Fulgencio
Obispo
Anónimo XVII Óleo
San Gelacio
Agustino
Anónimo XVII Óleo
San Juan Bueno Anónimo XVII Óleo
San Juan
Sahagan
Anónimo XVII Óleo
San Nicolás de
Tolentino
Anónimo XVII Óleo
Santo Tomás de
Villa
Anónimo XVII Óleo
Niño de la Pasión Anónimo XVII Óleo
San Francisco
Javier
Anónimo XVII Óleo
San Agustín Anónimo XVII Óleo
Señor de las
Amarguras
Anónimo XVII Óleo
La Regla Miguel de
Santiago
XVII Óleo Policromado
- 75 -
San Ambrosio Bernardo
Rodríguez
XVIII Óleo
Sagrado Corazón Anónimo XVIII Óleo
El Santo Sepulcro Anónimo XVIII Óleo
Virgen con El
Niño
Anónimo XVII-XVIII Óleo
San Jerónimo Bernardo
Rodríguez
XVIII Óleo
San Agustín Bernardo
Rodríguez
XVIII Óleo
La Piedad Anónimo XVIII Óleo
Santa Ana con la
Niña
Anónimo XVIII Óleo
San Gregorio Bernardo
Rodríguez
XVIII Óleo
San Eloy Anónimo XVIII Óleo
Doctor de la
Iglesia
Anónimo XVIII Óleo
María Magdalena Anónimo XVIII Óleo
Cristo Resucitado Anónimo XVIII Óleo
San Pedro Anónimo XVIII Óleo
Mujer Nativa Anónimo XIX Óleo
Arcángel San
Miguel
Anónimo XIX-XX Óleo
San Francisco de Anónimo XIX Óleo
- 76 -
Padua
Retrato de Mujer Anónimo XIX-XX Óleo
Santa Anónimo XIX-XX Óleo
Profeta Anónimo XIX-XX Óleo
San Antonio de
Padua
Anónimo XIX-XX Óleo
Virgen de la
Merced
Anónimo XIX-XX Óleo
Retrato de Mujer Cevallos? XIX-XX Óleo
Sagrado Corazón Anónimo XIX Óleo
Santa Mariana de
Jesús
IEC. PINT. XIX Óleo
Anciana Manosalvas XIX-XX Óleo
Profeta Anónimo XIX-XX Óleo
Virgen Dolorosa Anónimo XIX-XX Óleo
Inmaculada Anónimo XIX-XX Óleo
Sucre en
Pichincha
J B Albuja XIX-XX Óleo
Virgen del Dedo Anónimo XIX Óleo
Arcángel San
Rafael
Anónimo XIX Óleo
Señor de la
Columna
Anónimo XIX Óleo
Coronación de
María
Anónimo XIX-XX Óleo
- 77 -
Sagrada Familia Anónimo XIX-XX Óleo
Santa Anónimo XIX Óleo
San Antonio Anónimo XIX Óleo
Santa Anónimo XIX Óleo
Señor de la Caña Anónimo XIX Óleo
Retrato Masculino Luis Cadena XIX Óleo
Señor de la
Justicia
Anónimo XIX Óleo
Nacimiento del
Niño
Anónimo XIX Óleo
Santa Parentela Anónimo XIX Óleo
Santa Parentela Anónimo XIX Óleo
Coronación de la
Virgen
Anónimo XIX Óleo
Visita de la Virgen Antonio Salas XIX Óleo
La Huida de
Egipto
Anónimo XIX Óleo
Presentación del
Niño
Anónimo XIX Óleo
Encarnación del
Español
Anónimo XIX Óleo
Señor de La
Columna
Anónimo XIX Óleo
Santa Clara de
Mont
Anónimo XIX Óleo
- 78 -
Virgen con El
Niño
Anónimo XIX-XX Óleo
Santiago M. el Z. Mo XIX-1891 Óleo
Retrato Masculino Anónimo XIX Óleo?
Beato Alonso de
Oro
Anónimo XIX-XX Óleo
Ecce Homo Enrique Moncayo XIX Oro Martillado
Santa Clara de
Mont
Anónimo XIX Óleo
San Juan de
Sahagun
Anónimo XIX Óleo
El Sueño de San
José
José Yánez XIX-1887 Óleo
Santo Tomás de
Villa
Anónimo XIX Óleo
Santa Rita de
Cassia
Anónimo XIX Óleo
San Agustín Anónimo XIX Óleo
Jesús de
Nazareth
Salguero XIX Óleo
El Buen Pastor Manuel
Samaniego
XIX-1806 Óleo
Curación de
Tobías
Manuel
Samaniego
XIX-1819 Óleo
Santa Rosalía Anónimo XIX Óleo
- 79 -
San Antonio de
Padua
Anónimo XIX Óleo
Muerte de
Personaje
Anónimo XIX Óleo
Retrato de Mujer Anónimo XIX-XX Óleo
Virgen del
Rosario
Anónimo XIX Óleo
Retrato de Beato Rafael Salas XIX Óleo
Alegoría de Santa
María
Anónimo XIX-XX Óleo
Santa Parentela Anónimo XIX Óleo
Santa Rosa de
Lima
Anónimo XIX Óleo
El Padre Eterno Anónimo XIX Óleo
Santa Mónica
Infundida
Anónimo XIX Óleo
Santa Mónica
Consolando
Anónimo XIX Óleo
Muerte de San
Agustín
Luis Cadena XIX Óleo
Consagración
Episcopal
Anónimo XIX-1864 Óleo
Vestición del
Hábito
Luis Cadena XIX-1864 Óleo
Conversión de Anónimo XIX Óleo
- 80 -
San Agustín
Transveración de
San Agustín
Anónimo XIX Óleo
Disputa de San
Agustín
Luis Cadena XIX-1864 Óleo
Retrato de
Provinciana
M. Almeida XIX Óleo
Virgen del
Perpetuo
Anónimo XIX Óleo
Personaje de La
Edad
Anónimo XIX Óleo
Conversiones de
San Agustín
Luis Cadena XIX Óleo
San Nicolás de
Tolentino
Salguero XIX Óleo
San Ignacio de
Loyola
Anónimo XIX Óleo
Inmaculada Anónimo XIX Óleo
Virgen con El
Niño Jesús
Anónimo XIX Óleo
Virgen Entrega al
Niño Jesús
Anónimo XIX Óleo
Retrato de
Hombre
Anónimo XIX Óleo
Coronación de la Anónimo XIX-XX Óleo
- 81 -
Virgen
Retrato de
Anciano
A. Salas XIX Óleo
Retrato de
Anciano
H. Moncayo Fines XIX Óleo
Retrato de
Hombre
Anónimo XIX-XX Acuarela
Retrato de Rey Anónimo Fines XIX Óleo
Santa Lucía Anónimo XIX Óleo
Ingreso al Templo Anónimo XIX-XX Óleo
Retrato de Mujer Anónimo XIX Óleo
Retrato de
Hombre
Anónimo XIX Óleo
San Agustín Anónimo XIX Óleo
Retrato Militar Anónimo XX Látex
Ecce Homo Anónimo XX Óleo
Retrato de Mujer Anónimo XX Óleo
Naturaleza
Muerta
Chuquibambilla XX-1970 Óleo
Paisaje Anónimo XX Óleo
Paisaje Cotopaxi Anónimo XX Óleo
Capilla del Robo Yépez A. XX Óleo
Virgen y San
Antonio
Anónimo XX Óleo
Igualdad F. Jara Caldas XX Óleo
- 82 -
Fraternidad
Virgen y Niño Anónimo XX Óleo
Músico Anónimo XX Témpera
Iglesia de Santo
Domingo
Anónimo XX Óleo
Virgen del
Quinche
Anónimo XX Óleo
Paisaje Aymacaña XX-1925 Óleo
San Francisco de
Padua
Anónimo XX Óleo
Pileta Anónimo XX Óleo
Ángel de la
Muerte
R. Salas O. XX-1915 Óleo
Retrato de
Sacerdote
Anónimo XX Óleo
San Jerónimo Anónimo XX Óleo
Santa Marina de
Jesús
Anónimo XX Óleo
Capilla de Robo Aymacaña XX-1926 Óleo
Arcángel San
Miguel
L. Aguirre B. XX Óleo
Jesús con los
Prestadores
Carlos Almeida XX-1955 Óleo
Moisés y la Zarza Carlos Almeida XX Óleo
Beato Alonso de Anónimo XX Óleo
- 83 -
Oro
Retrato de
Sacerdote
N. Gómez T. XX-1922 Óleo
Santo Manuel
Zambrano
XX Óleo
Nuestra Señora
del
Anónimo XX Óleo
San José y El
Niño
R. Salas XX-1917 Óleo
Virgen Dolorosa A. Vásquez XX-1932 Óleo
Federico de
Retisb
M. Almeida XX-1937 Óleo
Beato Juan de
Riett
Anónimo XX Óleo
Nuestra Señora Anónimo XX-XVIII?? Óleo
Aparición de la
Virgen
V. Mideros XX Óleo
La Última Cena Carlos Almeida XX-1936 Óleo
Retrato de
Provinciana
C M Almeida 1937 Óleo
Retrato de
Provinciana
C M Almeida 1937 Óleo
Retrato de
Anciano
J A Moscoso XX Óleo
Santa Flora Moncayo Ron XX Óleo
- 84 -
Retrato de
Hombre
Hurtado 1909 Óleo Fresco
Monseñor
Federico
González
Emilio Moncayo 1915 Óleo
Inmaculada Anónimo XX Óleo
Retrato de
Anciano
Ruiz 1912 Óleo
Señor de la Caña Anónimo XX Óleo
Soldado Cruzado Anónimo XX Óleo
Doctor Eugenio
Espejo
C A Villacrés XX Óleo
Santo Anónimo XX Óleo
San Jerónimo Anónimo XX Óleo
Retrato de Mujer Anónimo XX Óleo
Virgen con
Santos
Anónimo XX Óleo
San Bruno Anónimo XX Óleo
San Vicente de
Paúl
Anónimo XX Óleo
Santa Clara de
Asis
Vanan V. 1927 Óleo
Camino al
Calvario
Anónimo XX Acuarela
Sagrada Familia Anónimo XX Óleo
- 85 -
Virgen con el
Niño
Anónimo XX Óleo
San Antonio con
el Niño
Anónimo XX Estampado
Coronación de la
Virgen
Anónimo XX Óleo
Beato Federico
de Ruiz
Moncayo Ron 1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
Santa Apolonia Moncayo Ron 1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
Santa Bibiana Moncayo Ron 1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
Santa Cristina Moncayo Ron 1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
Beato Jacobo de
Viterbiense
Moncayo Ron 1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
Santa Cunegunda Moncayo Ron 1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
Santa Prisca Moncayo Ron 1915 Óleo Fresco
- 86 -
(PINTURA
MURAL)
Santa Martina Moncayo Ron 1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
Santa Úrsula Moncayo Ron 1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
Santa Editrudes Moncayo Ron 1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
Santa Winefrida Moncayo Ron 1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
Santa Columba Moncayo Ron 1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
Santa Susana Moncayo Ron 1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
Santa Juana de
Arco
Moncayo Ron 1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
Santa Alejandrina Moncayo Ron 1915 Óleo Fresco
(PINTURA
- 87 -
MURAL)
Santa Antusa
Virgen
Moncayo Ron 1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
Santa Tecla Moncayo Ron 1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
Santa Fausta Moncayo Ron 1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
Santa Inés Moncayo Ron 1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
Santa Cecilia Moncayo Ron 1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
Santa Elena Moncayo Ron XX-1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
Santa Eulalia Moncayo Ron XX-1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
Santa Verónica Moncayo Ron XX-1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
- 88 -
María Magdalena Moncayo Ron XX-1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
Papa Pío X Moncayo Ron XX-1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
Papa Benedicto
XIV
Moncayo Ron XX-1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
Beata Petruzia Moncayo Ron XX-1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
San Alonso María Moncayo Ron XX-1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
Papa León XIII Moncayo Ron XX-1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
Beato Esteban
Belle
Moncayo Ron XX-1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
San Luis
Gonzaga
Moncayo Ron XX-1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
Beato Antonio Moncayo Ron XX-1915 Óleo Fresco
- 89 -
(PINTURA
MURAL)
Beato Alonso de
Oro
Moncayo Ron XX-1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
Santo Tomás de
Villa
Moncayo Ron XX-1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
Beato Juan
Reatimo
Moncayo Ron XX-1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
Santa del Monte Moncayo Ron XX-1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
San Juan de
Sahagun
Moncayo Ron XX-1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
Santa Mónica Moncayo Ron XX-1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
San Agustín Moncayo Ron XX-1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
San Nicolás de
Tolentino
Moncayo Ron XX-1915 Óleo Fresco
(PINTURA
- 90 -
MURAL)
Santa Rita de
Cassia
Moncayo Ron XX-1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
Santa Teodora Moncayo Ron XX-1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
Santa Teresa de
Jesús
Moncayo Ron XX-1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
Santa Clara de
Asis
Moncayo Ron XX-1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
Santa Rosalía Moncayo Ron XX-1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
Santa Genoveva Moncayo Ron XX-1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
Santa Bárbara Moncayo Ron XX-1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
Santa Lucía Moncayo Ron XX-1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
- 91 -
Santa Victoria Moncayo Ron XX-1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
Santa Anastasia Moncayo Ron XX-1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
Santa Luzmila
Duque
Moncayo Ron XX-1915 Óleo Fresco
(PINTURA
MURAL)
3.3. LA ORFEBRERÍA
Todas de fabricación europea, son de varias técnicas tales como:
Fundido: Obtenido el metal, se prepara en bruto fundiéndolo en un crisol a
1.063°C para eliminar impurezas, posteriormente se vierte en un recipiente y se
deja fundir.
Moldeado: Consiste en realizar un modelo inicial en cera de un núcleo con la
forma deseada, que se recubre de arcilla; de este modo, al derretirse y quedar
eliminada la cera del interior cuando se vierte el oro fundido
Calado: El cortado se realiza a través del simple doblado, marcando la línea
de corte con una incisión. El acabado generalmente se practica por la cara
externa o visible de la pieza y consiste en una limpieza o pulido por fricción o
abrasión, valiéndose por ejemplo de arena.
- 92 -
Además de otras técnicas, como el Brillado y Soldado.
NOMBRE AUTOR ÉPOCA TÉCNICA
Canastilla Anónimo XIX Laminado calado
Puñal Anónimo XIX Laminado calado
Incensario Anónimo XIX Laminado calado
Pluma Anónimo XIX Laminado soldado
Paila Anónimo XX Laminado
moldeado
Mitra Anónimo XIX Laminado soldado
Floreros (2) Anónimo XX Laminado soldado
Demanda Anónimo XIX-1833 Laminado
repujado
Plato Anónimo XIX Moldeado
laminado
Plato Anónimo XIX Moldeado
laminado
Aureola Anónimo XIX Laminado
repujado
Aureola Casimiro Sierra XIX-1890 Moldeado calado
Aureola Casimiro Sierra XIX-1890 Moldeado calado
Incensario Anónimo XIX Laminado
Paila Anónimo XIX Moldeado
Atril Anónimo XX Laminado
repujado
- 93 -
Placa Anónimo XIX-1813 Laminado
repujado
Isopos (2) Anónimo XIX Moldeado soldado
Potencias (3) Anónimo XX Moldeado calado
Potencias (3) Anónimo XIX Laminado
repujado
Florero Anónimo XX Moldeado soldado
Placa Anónimo XIX Laminado
repujado
Cáliz Anónimo … …
Patena Anónimo XX Soldado burilado
Copón Anónimo XIX Repujado soldado
Isopo Anónimo XX Laminado
Cáliz Anónimo XX Repujado burilado
Acetre Anónimo XX Martillado soldado
Cáliz Anónimo XX Moldeado
repujado
Patena Anónimo XX Laminado dorado
Patena Anónimo XX Repujado
laminado
Cáliz Anónimo XX Moldeado
- 94 -
3.4. LA MUEBLERÍA
La técnica utilizada en su mueblería es el BARROCO ESPAÑOL, su principal
característica es el tallado de hojas, flores y frutos en gran parte de la obra, la
mayoría traídos desde España, de esta manera dando lugar al BARROCO
QUITEÑO, que podemos apreciar en los altares y ciertos muebles que poseen
las mismas características del Barroco Español solo que esta era mucho mas
cargada en sus detalles (si el Barroco Español lleva tres flores, el Barroco
Quiteño lleva siete).
También encontramos la técnica del ENSAMBLADO, constituye en armar
paisajes a base de piezas previamente lijadas uniéndolas a manera de
“rompecabezas” sobre el mueble, una técnica muy vistosa y que por lo general
se utilizaba en los Bargueños.
NOMBRE AUTOR ÉPOCA TÉCNICA
Mesa Anónimo XVIII Tallado
ensamblado
Mesa Anónimo XVIII Tallado
ensamblado
Mesa Anónimo XVIII Tallado
policromado
Silla de Actas Anónimo XVIII Tallado
policromado
Tribuna Anónimo XVIII Tallado pan de
- 95 -
oro
Sillón (2) Anónimo XVIII Tallado
policromado
Sillón Anónimo XVIII Tallado
policromado
Sillón Anónimo XVIII Tallado tapizado
Sillería Anónimo XVIII Tallado calado
Sillería Anónimo XVIII Tallado calado
Sillería Anónimo XVIII Tallado calado
Sillería Anónimo XVIII Tallado calado
Sagrario Anónimo XX Tallado dorado
Sillón Anónimo XIX Tallado repujado
Baldaquino Anónimo XX Tallado
biocromado
Sagrario Anónimo XX Tallado
biocromado
Baldaquino Anónimo XIX Tallado dorado
Púlpito Anónimo XX Tallado
policromado
Mesa Tipo
Consola
Anónimo XIX Tallado
ensamblado
Mesa Tipo
Consola
Anónimo XIX Tallado
ensamblado
Armario Anónimo XIX Tallado
ensamblado
- 96 -
Cómoda Anónimo XIX Tallado torneado
Cómoda Anónimo XIX Tallado
ensamblado
Cómoda Anónimo XIX Tallado
ensamblado
Armario Anónimo XIX Tallado
ensamblado
Cómoda Anónimo XIX Tallado
ensamblado
Bargueño Anónimo XIX Tallado
ensamblado
Bargueño Anónimo XIX Tallado
ensamblado
Armario Anónimo XIX Tallado carpintero
Cómoda Anónimo XIX Tallado
ensamblado
- 97 -
CAPÍTULO IV: MUSEO MIGUEL DE SANTIAGO
- 98 -
CAPÍTULO IV
4.1. BIOGRAFÍA
Nació en Quito en 1620 aproximadamente, hijo legítimo de Lucas Vizuete y
Juana Ruiz, mestizos, vecinos de la colina de Buenos Aires, parroquia de Santa
Bárbara, en las afueras de Quito, donde tenían una modesta casa; también
eran propietarios de un solar ubicado en San Sebastián.
Al quedar huérfano de padre fue adoptado por el Regidor y Fiel Ejecutor del
cabildo de Riobamba Hernando de Santiago, que vivió en Quito entre 1633 y
1636, quien le dio su apellido. No se conocen mayores detalles de su niñez y
juventud, ignorándose sus maestros de arte.
A los veinte años abrió un taller en su casa de la colina, donde vivió y
trabajó con su mujer Andrea de Cisneros y Alvarado, de raza blanca, que no
aportó bienes al matrimonio, hija legítima de Francisco de Cisneros y de Juana
Alvarado, prima segunda de Mariana de Jesús, con quien tuvo trato familiar en
casa de sus padres.
De este matrimonio nacieron dos hombres y dos mujeres, los primeros
murieron jóvenes y sin sucesión, su hija Juana murió a fines de siglo dejando
un hijo llamado Agustín, que vivía con su abuelo. Su otra hija, Isabel, era
casada con el Cap. Antonio Egas-Venegas y también pintora de profesión, que
había aprendido junto a su progenitor y se especializó en óleos sobre la
infancia de la Virgen y el niño Jesús, adornados con florecillas y animalitos,
detalles reveladores de la delicadeza de su espíritu. Igualmente se conoce que
- 99 -
en 1703 ella pintó un retrato de Sor Juana de Jesús, religiosa clarisa, muerte
en olor de santidad, a quien había tratado y por eso recordaba sus rasgos
faciales. El cuadro salió "sino con perfección, con alguna semejanza", según
dice el padre Francisco Javier Antonio de Santa María en su "Vida prodigiosa
de la Venerable Virgen Sor Juana de Jesús".
Únicamente con estos datos es aventurado realizar una biografía de Miguel
de Santiago, pero siguiendo la línea de su arte destacaremos que su primer
trabajo y el más importante de su carrera le fue encargado por el Padre Basilio
de Rivera, del Convento de San Agustín, quien le solicitó una serie de cuadros
gigantescos con episodios de la vida del santo Obispo de Hipona, para lo cual
el artista se inspiró en los grabados de Bolswet, recién llegados de Europa.
Cada Cuadro está trabajado con figuras centrales que resaltan la
composición, formada de estructuras arquitectónicas, paisajes y distancias
atmosféricas. Con este conjunto el pintor obtuvo fama y clientela, siendo muy
estimado por los agustinos que lo querían como a uno de los suyos.
Por entonces inició la serie de ocho lienzos de 1,28 x 1,78 mtetros de "La
doctrina cristiana" para fácil comprensión del pueblo y por encargo de Fray
Antonio de Onramuño; los cuatro cuadros con efigies para adorno del convento
de la Merced, así como doce óleos que hoy se exhiben en el Museo de Quito,
representan otros tantos artículos del Credo y han sido calificados como "obras
de ambiciosa composición, ricos en figuras, paisajes, motivos arquitectónicos".
También pintó otros para la sacristía de la Iglesia de Guápulo, donde se revela
su preocupación por el paisaje andino, copiado con gran realismo.
Su fama traspasó los linderos de la Audiencia y llegó a Bogotá, intercambió
regalos con el pintor bogotano Gregorio Vásquez de Arce y Cevallos, su
- 100 -
contemporáneo y el más famoso en esos pagos, a quien se dice que obsequió
el lienzo "El Alabado", hoy en la iglesia de San Francisco de la capital de
Colombia. Muchas de sus pinturas salieron al exterior, sobre todo a Roma, a
donde fueron enviadas por su perfecto acabado y composición, según
informaron Jorge Juan y Antonio de Ulloa en "Noticias secretas de América".
De Santiago escribieron que "el colorido de su obra es sobrio, usa tintes
vegetales que él mismo mezcla, predominando los tonos grises, sombríos y el
claroscuro". Sus pinceladas eran largas y ágiles, sabía dibujar, no detallaba,
pecando de defectos en la perspectiva.
Testó en Quito el 31 de diciembre de 1.705 y murió el martes 5 de Enero
siguiente. Su cadáver fue colocado en una sala, sin puertas, tendido en el suelo
y amortajado con el hábito de San Agustín, un crucifico sobre el Pecho y cuatro
velas de a libra puestas a los lados. El cortejo fue presidido por el Párroco de
Santa Bárbara, la misa se cantó en la Iglesia de San Agustín y su entierro en la
capilla de dicho convento ante nutrida concurrencia de amigos, discípulos y
artistas. Su testamento fue hallado a principios de siglo por el historiador
Alfredo Flores y Caamaño.
Sobre Miguel de Santiago se cuentan numerosas leyendas que lo
presentan de genio fuerte y arrebatado hasta llegar al crimen. Un Oidor de la
Audiencia le comisionó la confección de su retrato. El artista lo terminó y
debiendo viajar a Guápulo, se lo encargó a su esposa, mientras se secaba en
el patio. Ella se descuidó y entonces un cerdo lo ensució; al regresar el artista y
descubrir que su obra estaba retocada en la mano, montó en cólera, pidió
aclaraciones y descubrió que había sido su discípulo Nicolás Javier de Gorívar,
a pedido de la asustada mujer. Entonces despidió al discípulo y atacó a su
- 101 -
cónyuge con espada, cortándole una oreja. Llegado el Oidor, le afeó su
conducta, pero tuvo que huir porque el artista lo persiguió con intenciones de
matarlo. A consecuencia de ese suceso Santiago pidió refugio en el Convento
de San Agustín para evitar la prisión que se había ordenado en su contra
dentro del juicio criminal iniciado por la oreja.
Otra leyenda dice que Santiago estaba copiando los rasgos de un Cristo
agonizante, habiendo amarrado a un discípulo en una cruz, pero no contento
con la expresión le dio un lanzazo al costado, logrando captar el sufrimiento en
toda su magnitud, tras lo cual el infeliz modelo falleció y el artista se escondió
en el convento de San Agustín, donde vivió pintando al amparo de sus
protectores por espacio de algún tiempo, hasta que el crimen fue olvidado.
4.2. CARACTERÍSTICAS DE SU OBRA
Miguel de Santiago fue inspirado por su padre adoptivo Hernando de
Santiago quien era pintor y fue quien enseñó las principales características del
arte de la pintura a su hijo, iniciando con el tenebrismo venenciano, que
utilizaba colores obscuros, luego se modifica en la ciudad y es conocido como
el claro obscuro, utilizando al negro, gris, café y blanco como los colores
básicos. Luego adquiriría otras tendencias de gama cálida o fría que contrataría
con el resto de las obras que el pintor realizaría más tarde.
La mayoría de los artistas del siglo XVII utilizaban el tenebrismo, figuras y
rostros que sobresalen resaltando con colores más claros el resto del cuadro
haciéndolo más obscuro. Pero Miguel de Santiago utiliza bastante cromática,
barroco de movimiento, más luz, más color, más movimiento y además
- 102 -
diferente forma de pintar haciéndolo un artista de calidad a diferencia de los
contemporáneos de su época que utilizaban mucha penumbra.
La mayor parte de los artistas de la época utilizaban la copia e imitación.
El artista quiteño trabajó esos lienzos teniendo a la vista, por modelos, los
grabados de Schelte de Bolswert, editados en París en 1624, que le habían
sido entregados por el prior agustino y mecenas de la obra, fray Basilio de
Ribera. Pero ello, en lugar de menguar la impresión de enorme talento plástico
que nos deja Santiago, la aumenta. Porque el trabajar sujetándose a esa
imaginería (vaya a saberse por qué lo quiso así el ilustre agustino) no ató ni
limitó al artista quiteño; simplemente le liberó de todo un trabajo preliminar de
documentarse, y le permitió entregarse, sin más, a dar vida por luz, por color,
por atmósfera, por brío en movimientos de las figuras, a las frías y lineales
estampas.
El paso de los grabados de Schelte de Bolswert a los cuadros de Miguel de
Santiago ilustra de modo estupendo el paso de la pintura renacentista y
manierista a la pintura barroca, que paso de lo "lineal" a lo "pictórico"; en
Miguel de Santiago ya no hay dibujos, sino vida: vida que surge de la luz. Y se
ha pasado de una expresión de planos y primeros planos a una visión de
profundidad. Miguel de Santiago está consciente del salto que da hacia la
pintura; hacia el barroco. Los lienzos de San Agustín inauguran el barroco
quiteño: allí están todos los grandes rasgos del barroco.
No obstante, el episodio más notable de este periodo ocurrió en 1656,
cuando a Santiago le encomendaron una serie de catorce lienzos hagiográficos
acerca de San Agustín de Hipona, destinados a ocupar el claustro del convento
de San Agustín en Quito. No es difícil atribuir un modelo a la colección.
- 103 -
A la hora de emprender los analistas su paciente labor, coinciden en
advertir que Miguel de Santiago fue un creador prolífico, ya que sus obras no
escasean en las parroquias más antiguas de Quito.
A la vista está: en la producción de Santiago abundan las piezas que
responden a una honda preocupación religiosa y doctrinal, un ansia que parece
enlazarse por todas sus raíces con el estilo elegido por el pintor, que obtiene
una notable calidad en el empleo de las tonalidades más oscuras.
El joven artista optó, para figurar el cielo, un blanco de ocre, con una capa
de verde frío y sobreposición de nubes sombreadas. Para las estructuras
arquitectónicas utilizó el gris café, interponiendo a veces ocre según los
elementos. En los fondos de paisaje contrastó la figuración de árboles cercanos
con la profundidad en tonos de verde frío que terminaban en nubes ligeramente
sombreadas. En las apariciones celestes rodeaba a las figuras de un contorno
de ocre amarillo claro. La capa pluvial del santo se decoraba con una cenefa
bordada de diversas figuras en ocre oscuro y claro con flores estilizadas en el
cuerpo del manto.
En las últimas obras de Miguel de Santiago, podemos ya apreciar la técnica
del Esfumato, que no es sino otra cosa que la difuminación de colores, dándole
bastante vida a los cuadros. Una técnica que debe haber sido estudiada por él
mismo y observada en bocetos de artistas europeos.
4.3. OBRAS DEL ARTISTA
• DE LA VIDA DE SAN AGUSTÍN
- 104 -
• DE LA VIDA DE SAN AGUSTÍN
• LA INMACULADA (Convento de San Francisco)
• EL NACIMIENTO DE LA VIRGEN (Colección del Quinche)
• DE LA COLECCIÓN DE LA VIDA DE SAN AGUSTÍN
• DE LA VIDA DE SAN AGUSTÍN
• CUADRO DE LA DEDICATORIA ( Galería del Claustro)
• EL SANTO SALVA A DOS HOMBRES DE MORIR BAJO UNA TORRE
(Galería del Claustro)
• SAN AGUSTIN ES ELEVADO AL TERCER CIELO ( Galería del
Claustro)
• SAN AGUSTIN ANTE HONORIO ( Galería del Claustro)
• SAN AGUSTIN SE APARECE A SAN JERONIMO Y ESTE A EL
(Galería del Claustro)
• EL SANTO EN EXTASIS SOSOTENIDO POR DOS ANGELES
(Galería del Claustro)
• CARIDAD DE SAN AGUSTIN (Galería del Claustro sobre la puerta de
la sala Capitular)
• SAN AGUSTIN Y SANTO TOMAS DE AQUINO (Galería este del
Claustro)
• SAN AGUSTN, ABSORTO, NO ADVIERTE A UNA MUJER QUE LE
PIDE UN FAVOR (Galería este del Claustro)
• SAN AGUSTIN CURA A UN ENFERMO (Galería este del Claustro)
• VISION DE SANTA GERTRUDIS (Galería este del Claustro)
- 105 -
• LA BIBLIOTECA DE SAN AGUSTN ES DEFEDIDA POR LOS
ANGELES (Galería este del Claustro)
• LOS FUNERALES DE SAN AGUSTIN (Galería este del Claustro)
• VISION DE SANTA VERONICA DE BINASCO (Galería este del
Claustro)
• EL OBISPO SEGISBERTO Y LA RELIQUIA DEL SANTO (Galería este
del Claustro)
• TRASLADO DEL CUERDO DEL CONDE DE ORGAZ (Galería este
del Claustro)
• SAN AGUSTIN DIFUNTO SE APARECE AL DUQUE DE MANTUA
(Galería norte del Claustro)
• SAN AGUSTIN COLUMNA DE LA IGLESIA (Galería norte del
Claustro)
• VISION DE SEGISBERTO (Galería norte del Claustro)
• VISION DE SANTA VERONICA DE BINASCO Y SAN PAULINO DE
NOLA (Galería norte del Claustro)
• MUERTE DE SAN AGUSTIN (Galería norte del Claustro)
• SAN AGUSTING, LUZ DE LOS DOCTORES (Galería norte del
Claustro)
• VISION DEL OBISPO TAJON (Galería norte del Claustro)
• EL TORMENTO DE LOS MARTIRES AGUSTINOS EN AFRICA
(Galería norte del Claustro)
• SANTO TOMAS DE VILLANEUVA REPARTIENDO LIMOSNA A LOS
- 106 -
POBRES (Galería norte del Claustro)
• LA FUENTE MILAGROSA – El Cuerpo de San Agustín en la Iglesia de
San Pedro in Coelo Aureo de Pavía (Galería sur del Claustro)
• SAN AGUSTIN TEDOSIO (Galería sur del Claustro)
• NACIMIETO DEL SANTO (Galería sur del Claustro)
• SAN AGUSTIN ENSEÑA RETORICA (Galería sur del Claustro)
• LA ORDENACION DE SAN AGUSTIN (Galería sur del Claustro)
• SAN AGUSTIN OFRECIENDO SU CORAZON AL SEÑOR (Galería sur
del Claustro)
• SAN JUAN EVANGELISTA SE APARECE A SAN AGUSTIN Y LE
RESUELVE UNA DUDA (Galería sur del Claustro)
• SAN AGUSTIN Y SANTA MONICA (Galería sur del Claustro)
• SAN AGUSTIN LIBRA A LA CIUDAD DE TOLEDO DE UNA PLAGA
LANGOSTAS (Galería sur del Claustro)
• EL SANTO VISITA A LOS EREMITAS DEL MONTE PISANO Y
ENCUENTRA AL NIÑO EN LA PLAYA (Galería sur del Claustro)
• TRES MILAGROS DE SAN AGUSTIN (Galería sur del Claustro)
• LA TRASLACION DE LA RELIQUIA DEL SANTO (Galería sur del
Claustro)
• VISION DEL CARDENAL BUENAVENTURA PATAVINO (Galería sur
del Claustro)
• SAN AGUSTIN ENTREGA SU REGLA A LAS CUATRO ORDENES
QUE FUNDA (Galería sur del Claustro)
- 107 -
• SAN AGUSTIN ENTRE LA SANGRE DE CRISTO Y LA LECHE DE LA
VIRGEN (Galería sur del Claustro)
• LA CONVERSION DE SAN AGUSTIN (Escalera del Claustro)
• LA CONSAGRACION EPISCOPAL DE SAN AGUSTIN (Refectorio)
• EL MILAGRO DE LOS CRIOS O DE LAS CERAS (Sala Capitular)
• SAN AGUSTIN PRESIDE LA CONFERENCIA DE CATARGO (Sala
Capitular)
• TENTACION DE SAN AGUSTIN (Sala Capitular)
• SAN AGUSTIN ARROBADO ANTE LA TRINIDAD MIENTRAS
ESCRIBE SU OBRA DE TRINITATE (Museo Miguel de Santiago)
• APARICION DE CRISTO A SAN AGUSTIN (Museo Miguel de
Santiago)
• SAN AGUSTIN Y LOS OBISPOS MALDICIENTES (Museo Miguel de
Santiago)
• SAN AGUSTIN REFUTA A FORTUNATO (Depósitos de lienzos del
convento)
• MUERTE DE SANTA MONICA EN OSTIA (Depósitos de lienzos del
convento)
• TRANSVERBERACION DE SAN AGUSTIN (Depósitos de lienzos del
convento)
- 108 -
4.4. DESCRIPCIÓN DEL MUSEO
El majestuoso museo de Miguel de Santiago nos muestra la trayectoria de
la Escuela Quiteña, de la cual fue fundador el mismo.
Primera Sala:
En la primera sala del museo se pueden observar lienzos como: María
Magdalena de Goríbar, un Querubín de De la Cruz, algunos anónimos
atribuidos a la Escuela Quiteña como: La Trinidad y Santa Catalina de los
alumnos de Miguel de Santiago en materiales como lienzo y óleo; y en color
obscuro. El contenido de estos cuadros era de lo más sencillos porque eran
dirigidos a gente que no sabían ni leer ni escribir, por lo que se les enseñaban
las pinturas para poder evangelizarlos. Además, encontramos cuatro pinturas
del siglo XVIII pertenecientes a Bernardo Rodríguez en los que plasma a cuatro
santos muy importantes dentro de la Iglesia Católica. La característica de esta
obra es la plantilla de rostro, es decir, se utilizaba el mismo rostro para todos,
pero con diferentes rasgos. Estos cuadros son: San Gregorio conversando con
el espíritu santo, San Agustín pensativo con el corazón en la mano, San
Ambrosio dedicado a los libros y a la escritura y San Jerónimo con la trompeta
del evangelio. La característica de estos lienzos es la espectacular utilización
de los colores rojo, azul, blanco y sobre todo el color dorado. También el marco
original que guarda cada uno de estos lienzos ya han sido completamente
restaurados.
Encontramos también un estandarte del siglo XVIII de autor anónimo hecho
en lienzo templado y óleo, en el que se plasma a Santa Rosa de Lima, siendo
la principal característica del estandarte la forma de cruz.
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En esta sala encontramos esculturas del siglo XVIII de varios autores
anónimos los que se caracterizan por ser tallados en madera, estucados y
policromados, además cubierta de pan de oro y ojos de vidrio, como lo es San
Miguel que es hecho a base de un solo bloque de madera, ojo de cristal, piel
blanca brillante y como característica principal la perspectiva de movimiento en
el cuerpo (brazos, extremidades inferiores y pliegue del vestido); San Rafael de
dimensiones más pequeñas que el anterior, igualmente con pliegues pero más
estático; y el Niño Jesús de cuerpo humano desnudo bien tallado y formado en
madera, ojo de cristal y piel blanca brillante observando la magnífica destreza
de los artistas. La iglesia y el pueblo no estaban de acuerdo con la escultura de
un Niño Jesús sin ropa, lo que obligó a cortar los brazos a la figura y
adecuarlos para ser ensamblados a manera de maniquíe y poder vestirlo con
facilidad. Por otro lado, encontramos una escultura de la Virgen María, alta, con
ojos de vidrio, semitallada, ya que sólo es tallada la cara, las manos y la mitad
de los píes. Dentro de la figura un armazón de madera sencillo que se lo cubría
con tela de cáñamo o lienzo sin refinar, mezclada con cola animal, y se
procedía a moldear el cuerpo de la misma. Por esta razón tiene menos menor
peso que los anteriores.
Para concluir se presenta un libro coral del siglo XVIII elaborado en
pergamino (cuero de oveja), con pinturas vegetales y escritura a mano. Tienen
una pasta de madera forrada de cuero bastante pesada.
Segunda Sala:
En la segunda sala se presenta una amplia visión de los siglos XVII XVIII y
XIX en cuanto a la escultura así:
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Siglo XVII: Las esculturas del siglo XVII utilizan mucho pan de oro en la
vestimenta, los ojos eran pintados en la misma escultura, de encarne mate y
rasgos físicos ligeramente toscos, especialmente el rostro y las manos. De esta
manera se presenta San Pedro que no tiene perspectiva de movimiento.
Siglo XVIII: Las esculturas del siglo XVIII utilizan ojos de vidrio, poseen un
encarne más brilloso el que era obtenido por el rose de la vejiga del cordero
contra la escultura. Los detalles de la anatomía son mucho mejor terminados
que el siglo anterior. Es el caso de Cristo Resucitado que es de estatura real y
de corte bien definido; y San Gabriel.
Siglo XIX: Las esculturas de este siglo podrían utilizar ojos de vidrio o ser
pintados en la escultura. Esto depende del material de trabajo pues en algunas
ocasiones se emplea el yeso como material base de trabajo. Estas son: San
Bernardo y el Niño de Praga. A finales de este siglo ya se encontraba en
decadencia la Escuela Quiteña.
Siglo XX: Ya desaparecida la Escuela Quiteña, se encuentran únicamente
pequeños artesanos que se han dedicado a la reproducción de figuras, en
donde únicamente se le agregaba la peluca de cabello natural al igual que la
vestimenta real. Podemos encontrar un claro ejemplo en el Señor Redentor.
En cuanto a la pintura que se exhibe en la segunda sala, se destacan
muchos lienzos, algunos de ellos pertenecen a Miguel de Santiago como: el
cuadro de San Agustín visitado por nuestro Señor, San Agustín escribe su obra
sobre la Trinidad, San Ambrosio, San Jerónimo, todos del siglo XVII con la
técnica del claro obscuro. Encontramos otros cuadros de autores anónimos
como La Inmaculada del siglo XVII, La Piedad del siglo XVII y San Nicolás de
Tolentino del siglo XVIII. Algo muy importante es la introducción del castellano
como un idioma que sirve para conocer varios detalles que el cuadro presenta
- 111 -
o su propio contenido que antiguamente las personas educadas en el tema
podían entender y apreciar los detalles. Cabe recalcar que el castellano que se
encuentra en los cuadros es completamente distinto al español actual de
nuestra lengua.
El marco es parte muy importante de las obras ya que este resaltaba u
opacaba la imagen, pero también encontramos uno en particular que se resalta
por su tallado en estilo barroco quiteño, que esta cargado de hojas, flores y
frutos y muy particularmente seis pájaros que hacen una obra de singular
belleza, opacando a la pintura de la Virgen Inmaculada.
Al final de la sala nos encontramos con una colección de cuadros
inspirados en San Agustín, en esta obra existe uno muy particular, por
presentar las iniciales de Miguel de Santiago en una de las esquinas inferiores,
este cuadro es la Visita de Cristo a San Agustín. Componen la colección
también: San Agustín corona de la Iglesia, San Agustín leyes divinas, San
Agustín lirio de pureza, San Agustín león coronado, San Agustín águila Hipona,
San Agustín fénix de la Iglesia. En total destacamos una serie de siete cuadros
importantes por su forma de trabajo, la cual utiliza el rombo como diseño para
cuadro.
En lo que es mueblería, tenemos un par de fraileros (sillones) de madera
del siglo XVII aproximadamente los cuales disponen de una cobertura de
terciopelo rojo y bordado en hilos de oro y plata.
Terminamos la segunda sala con cuatro crucifijos de diferentes escuelas
así:
Crucifijo superior de la escuela de Olmos, que al igual que el crucifijo inferior de
la escuela de Sangurima, tienen heridas y sangre en proporciones normales. El
crucifijo derecho de la escuela de Caspicara, tiene heridas y sangre en
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proporciones mucho más leves, al contrario del segundo crucifijo de Sangurima
que se encuentra en la parte izquierda, que tiene heridas y sangre en
proporciones exageradas, complaciendo de esta manera a todos los gustos.
Todos estos crucifijos están pintados al óleo y dos de estos con ojo de
cristal. Encontramos también en exhibición un crucifijo español anónimo.
Podemos encontrar el Cordero Pascual que llama la atención por parecer
una ilusión óptica ya que es trabajado solamente la parte frontal y en la parte
posterior encontramos un espacio para guardar la Ostia Sagrada. Es trabajada
en madera del siglo XVII y será la primera versión del Sagrario, luego por
diferentes factores y por la época, se la cambiaría por la caja dorada que hoy
conocemos.
En lo que es orfebrería encontramos cruces y candiles de plata del siglo
XIX que hacen juego con los palios de plata que encontramos en la primera
sala. Todos estos eran utilizados en las procesiones de los Agustinos años
atrás.
Tercera Sala:
La tercera sala no es del agrado de muchos ya que aquí descansa un
Cristo yacente o moribundo del siglo XVII traído desde España. Su tamaño es
de una persona adulta (1.75 m.) perfectamente conformada. Su característica
en particular es ser una sola pieza de madera excepto el brazo derecho.
Cuatro candelabros lo rodean, su presentación es la muerte por la
presencia de calaveras en el tallado y su interrelación con la iglesia por los
sombreros expuestos así: sacerdotes, obispo, cardenal, rey católico y papa,
demostrando que estos personajes también son mortales al igual que nosotros.
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En las paredes de esta sala se ubica una serie de cuadros de gran tamaño
que muestran a la Comunidad Agustina a través de los años. Pertenecen al
siglo XVII y XVIII y elaborados por la Escuela Quiteña de arte. Estos cuadros
son: Fray Antonio Franco, Fray Juan Zacarías Elfecio, Fray Alejandro de la
Oliva, Fray Jerónimo Ceripando, Fray Mariano Genezanense, Fray Hugo Lino
Malabranca, Fray Amelio Abrebaco, Fray Agidio Colona, Fray Buenaventura
Patavino y como último un anónimo de Santo Tomás dentro de la colección.
Finalmente un crucifijo de marfil traído desde las Filipinas con incrustación
de cuatro clavos de plata y base de madera, siendo esta la única pieza traída
del extranjero a parte de España. Ésta fue un regalo a los Agustinos en su
evangelización en Filipinas. Como rasgo principal podemos ver el talle de un
rostro asiático (ojos rasgados).
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CAPÍTULO V: TOURS ALTERNATIVOS
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CAPÍTULO V
La República del Ecuador está localizada al noreste de Sudamérica y está
cruzada por la línea ecuatorial de donde recibe su nombre. Limita con
Colombia al norte, con Perú al este y sur; y con el Océano Pacífico al oeste.
La provincia de Pichincha con su capital Quito, limita al norte con Imbabura
y Esmeraldas; al sur con Cotopaxi y Los Ríos; al este con Sucumbíos y Napo; y
al oeste con Manabí.
Quito se encuentra a 2850 m.s.n.m. siendo la segunda capital más alta del
mundo después de La Paz en Bolivia. Su temperatura promedio oscila entre los
12 y 15 grados centígrados aproximadamente y pese a su posición geográfica,
con respecto a la línea equinoccial, hace que el clima sea agradable.
Quito es una de las ciudades más antiguas de Sudamérica y mantiene
aspectos de su pasado colonial. La ciudad se extiende siguiendo un trazado
rectangular, con una plaza central y calles empinadas.
La ubicación de Quito fue establecida en el primer milenio de nuestra era y
fue capital fortificada de sucesivos grupos nativos, como los Quitus. En 1487
fue anexionada por los Incas, constituyendo la residencia del emperador
Huayna Capac. En 1534 fue fundada por Sebastián de Benalcázar. En 1822
el General Antonio José de Sucre proclamó la independencia de España. La
ciudad de Quito es un importante punto de comercio de todo el país. El 8 de
septiembre de 1978 recibió de la UNESCO el título de “Patrimonio Cultural de
la Humanidad” por su belleza que es nuestro deber el mantener y cuidar, y del
cual debemos estar muy orgullosos.
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5.1. PRIMER TOUR: EL ARTE EN SU ESPLENDOR
Listado de Atractivos:
1. Museo Miguel de Santiago (CONVENTO DE SAN AGUSTÍN)
2. Museo de Arte Colonial
3. Museo Casa de María Augusta Urrutia
4. Museo Fray Pedro Bedón
1. MUSEO MIGUEL DE SANTIAGO (CONVENTO DE SAN AGUSTÍ N)
El área del convento máximo de San Agustín se distribuye en dos plantas.
En el ala occidental de la planta baja se encuentra la denominada Sala
Capitular, cuya importancia estriba tanto por la antigüedad de su construcción y
por que aquí se firmo el Acta de Independencia el 16 de Agosto de 1809.
Se ubica en la crujís sur de la primera planta alta y reúne obras pictóricas
que va desde el siglo XVI al XIX. A esta área se adiciona el coro y el antecoro,
paso obligado al campanario.
El museo presenta valiosas y representativas obras como son: arcos
tallados y dorados con pan de oro, pinturas y esculturas de los siglos XVI, XVII
y XVIII.
La construcción del Museo Miguel de Santiago se realizó en 1573 y su
funcionamiento desde 1992.
La primera sala de la planta alta llamada "Miguel de Santiago" representa
óleos de grandes formatos pertenecientes a Goríbar, Alfonso Vera de Cruz,
Bernardo Rodríguez y anónimos.
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En la segunda sala se encuentran estatuarias en módulo de cristal, pinturas
de gran formato elaborado por Miguel de Santiago y anónimos.
En la tercera sala o de "Los Libros Prohibidos" también es conocida como
Funeraria Catumbal; tiene en el centro de la sala un Cristo yacente de tamaño
natural recostado sobre un colchón de chifón rojo, rodeado de cuatro cirios con
cabezas tallados en madera que representan de abajo hacia arriba: un fraile,
obispo, cardenal, rey y un papa.
El convento posee en su interior una serie de corredores compuestos por 9
columnas toscanas de capitel dórico, 2 pilastras y 10 arcos de medio punto o
peraltados. En cada pared destaca una galería en la que se pueden observar
39 lienzos de los cuales 25 pertenecen a Miguel de Santiago con su técnica del
claroscuro en los que se detalla la Vida y Milagros de San Agustín. Además
hay 12 lienzos anónimos atribuidos a la Escuela Quiteña del siglo XVII y 2
lienzos pintados por Luís Cadena, artista quiteño del siglo XIX, él cual se
destaca por realizar pinturas de gran tamaño.
El convento posee un solo jardín de estilo colonial con pila central, que fue
trabajada en un período de 10 años empezando en 1659. Se encuentra
rematada por una escultura que simboliza los sentimientos agustinos (león =
fortaleza, niño = nobleza), el director de la construcción fue el agustino Basilio
de Rivera. La obtención de las piedras para levantar casi todo el convento se
obtuvo del volcán Pichincha.
2. MUSEO DE ARTE COLONIAL
Ubicado en la parte posterior del convento de La Merced. Funciona
actualmente el museo desde el año de 1945. El pasado histórico de la ciudad
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de Quito se lo observa en las paredes del claustro principal mediante la
colección de fotografías de su desarrollo urbanístico.
Se destaca este museo porque en él se exhiben las técnicas de
elaboración de grabado y también esculturas de los diferentes artistas de la
escuela de artes y oficios como José Olmos, con sus esculturas de Cristo.
También en al sala del siglo XVII se observa el retablo barroco de la orden de
las Mercedarias, así como las técnicas de mascarilla de plata y ojos de vidrio
que realiza Bernardo de Legarda, en sus esculturas y otras técnicas como
esgrafiado, estofado, etc.
En el segundo nivel se tiene una visión de la sociedad colonial y sus
costumbre; objetos de uso cotidiano, baúles, sillas y sillones en cuero repujado;
y foto murales de personajes costumbristas.
Al final del recorrido por este museo observaremos la mayor colección de
miniaturas del siglo XVII trabajadas en materiales como el marfil, tagua, objetos
de plata, etc.
3. MUSEO MARIA AUGUSTA URRUTIA
La Fundación Mariana de Jesús restauró en 1996 la casa de su creadora,
la aristócrata María Augusta Urrutia. Ahora el sitio es una galería sobre la
estética de inicios de siglo.
La casa 760 de la calle García Moreno, en Quito, es uno de los tantos
tesoros de estética escondidos en el centro de Quito. Su propietaria fue la
aristócrata quiteña María Augusta Urrutia Barba, mujer altruista y de gustos
refinados, que nació en 1901 y murió en 1987. Ella perteneció a una familia de
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terratenientes. A sus tres años quedó huérfana y heredó grandes extensiones:
las haciendas Solanda, La Gasca y Rumipamba; y, La Umbría, San Agustín y
El Obraje, en Machachi. La señora Urrutia recibió la casa del Centro Histórico
en 1921, como un regalo para su matrimonio con Alfredo Escudero.
Allí vivieron, aunque sin hijos, hasta 1931, fecha en la que Escudero murió.
A partir de este suceso, Urrutia decidió tomar los hábitos de las hermanas del
Carmen Alto, pero cambió de opinión para dedicarse al altruismo. Entonces, su
casa se convirtió en el refugio donde grupos de 50 niños de la calle recibían
alimento y distracciones. Sin embargo, varias familias de la "nobleza" quiteña
censuraron el hecho. Para continuar con su obra social, Urrutia creó en 1939 la
Fundación Mariana de Jesús, bajo la orientación de la Compañía de Jesús,
congregación a la que estuvo vinculada desde su infancia. Casi toda su fortuna,
lograda por la producción de sus haciendas, la destinó a la filantropía. Además,
varias de sus propiedades fueron donadas a la sociedad.
La hacienda La Gasca sirvió a la curia para edificar el Seminario Mayor; la
Rumipamba, en su parte superior, fue para el Colegio San Gabriel, y en la
inferior para el parque La Carolina (nombre que va en honor a la tía que le
heredó este predio). La hacienda Solanda (en el actual sur de la ciudad) fue
cedida al Banco Ecuatoriano de la Vivienda para ejecutar un plan de vivienda; y
San Agustín, en Machachi, se destinó a la Casa de Ejercicios Espirituales, San
Ignacio, de los padres jesuitas.
La Fundación Mariana de Jesús, en homenaje a su matrona, concluyó en
1996 la restauración de su residencia, bajo un costo de USD 850 mil. Ahora, el
sitio se abre como un museo que busca eternizar su vida. En dos plantas, el
visitante encuentra verdaderos tesoros de la estética europea en lo que
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respecta a decoración de interiores y artefactos de uso doméstico. En el
recorrido sorprende el lujo en las vajillas de porcelana parisina, los acabados
de los muebles ingleses de baño y la novedad (para su época) de máquinas
tan útiles como lavadoras a manivela, heladeras, tostadoras y moledoras de
café y alambiques para destilar mistelitas. Además, la casa conserva buena
parte de la obra pictórica del ibarreño Víctor Mideros, artista de quien Urrutia
fue su mecenas. Su temática siempre aludió a temas y personajes de la Biblia.
4. MUSEO FRAY PEDRO BEDÓN
Las iglesias quiteñas custodian tesoros del arte colonial. Para compartirlas
con el público, el templo de Santo Domingo ahora muestra su reserva, el
museo Fray Pedro Bedón. Presentan lienzos y esculturas de los siglos XVI,
XVII y XVIII. En 1965, el padre dominicano Gonzalo Valdivieso tuvo la idea de
reunir algunas piezas artísticas de las reservas del convento de Santo Domingo
para socializarlas con el público ecuatoriano. De esta manera se estableció el
Museo Fray Pedro Bedón. El nombre se debe al hermano dominicano que, en
las postrimerías del siglo XVI, estableció un taller de formación en pintura para
que los naturales de Quito pudieran reproducir los temas del Evangelio y, así,
propagar la fe católica.
El Museo fue reabierto al público en 1994, después de un proceso de
recuperación integral del Convento. En un recorrido por el lugar, usted
encontrará tres salas para el arte colonial de los siglos VI, VII y XVIII, en cuanto
a lienzos y esculturas. En esta reserva destaca una escultura de San Juan, la
cual lleva firma de Bernardo de Legarda. También hay una representación de la
Virgen de Quito, atribuida a uno de los talleristas de este escultor. En la primera
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sala, el visitante se encuentra con las figuras de los patriarcas
dominicanos: Santo Domingo de Guzmán, San Pedro de Verona, Santo Tomás
de Aquino, entre otros.
Las otras salas albergan objetos que se usaban en los oficios religiosos,
como las casullas del clero, y los grandes libros corales, trabajados en
pergamino y cuero de oveja.
5.2. SEGUNDO TOUR: REVIVIENDO EL PASADO
Listado de Atractivos:
1. Museo Miguel de Santiago (CONVENTO DE SAN AGUSTÍN)
2. La Catedral
3. El Sagrario
4. Museo Alberto Mena Caamaño
5. La Compañía de Jesús
6. Museo de La Ciudad
1. MUSEO MIGUEL DE SANTIAGO
El área del convento máximo de San Agustín se distribuye en dos plantas.
En el ala occidental de la planta baja se encuentra la denominada Sala
Capitular, cuya importancia estriba tanto por la antigüedad de su construcción y
por que aquí se firmo el Acta de Independencia el 16 de Agosto de 1809.
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Se ubica en la crujís sur de la primera planta alta y reúne obras pictóricas
que va desde el siglo XVI al XIX. A esta área se adiciona el coro y el antecoro,
paso obligado al campanario.
El museo presenta valiosas y representativas obras como son: arcos
tallados y dorados con pan de oro, pinturas y esculturas de los siglos XVI, XVII
y XVIII.
La construcción del Museo Miguel de Santiago se realizó en 1573 y su
funcionamiento desde 1992.
La primera sala de la planta alta llamada "Miguel de Santiago" representa
óleos de grandes formatos pertenecientes a Goríbar, Alfonso Vera de Cruz,
Bernardo Rodríguez y anónimos.
En la segunda sala se encuentran estatuarias en módulo de cristal, pinturas
de gran formato elaborado por Miguel de Santiago y anónimos.
En la tercera sala o de "Los Libros Prohibidos" también es conocida como
Funeraria Catumbal; tiene en el centro de la sala un Cristo yacente de tamaño
natural recostado sobre un colchón de chifón rojo, rodeado de cuatro cirios con
cabezas tallados en madera que representan de abajo hacia arriba: un fraile,
obispo, cardenal, rey y un papa.
El convento posee en su interior una serie de corredores compuestos por 9
columnas toscanas de capitel dórico, 2 pilastras y 10 arcos de medio punto o
peraltados. En cada pared destaca una galería en la que se pueden observar
39 lienzos de los cuales 25 pertenecen a Miguel de Santiago con su técnica del
claroscuro en los que se detalla la Vida y Milagros de San Agustín. Además
hay 12 lienzos anónimos atribuidos a la Escuela Quiteña del siglo XVII y 2
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lienzos pintados por Luís Cadena, artista quiteño del siglo XIX, él cual se
destaca por realizar pinturas de gran tamaño.
El convento posee un solo jardín de estilo colonial con pila central, que fue
trabajada en un período de 10 años empezando en 1659. Se encuentra
rematada por una escultura que simboliza los sentimientos agustinos (león =
fortaleza, niño = nobleza), el director de la construcción fue el agustino Basilio
de Rivera. La obtención de las piedras para levantar casi todo el convento se
obtuvo del volcán Pichincha.
2. LA CATEDRAL DE QUITO
Esta iglesia data de el año de 1.562 y se construyó sobre una edificación
más antigua pero de menor tamaño, se realizo dicha iglesia con la participación
de autoridades españolas, curas, nobles, criollos, e indígenas quiteños. Dentro
de los murales de la iglesia se encuentra obras de pasajes bíblicos como la
negación de San Pedro, realizada por el padre Carlos, también la obra de
Manuel Chili la Sabana Santa, obra como la Dormición de la Virgen hecha por
Miguel de Santiago y demás obras realizadas por artistas de la escuela quiteña
de artes y oficios.
Son reconocidos también los artistas actuales como los murales de Víctor
Mideros quien decoro la cúpula y tímpanos de la capilla de el Marisca Antonio
José de Sucre, esta iglesia también es el sepulcro de el Mariscal Sucre,
Mercedes Jijón de Flores, Gabriel García Moreno, Federico Gonzáles Suárez,
Pablo Muñoz Vega y que pueden ser visitados por el publico en general. La
labor de evangelización que tomo esta iglesia desde sus orígenes hasta la
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actualidad ha permitido que sea denominada por el Vaticano como “Catedral
Primada “.
3. IGLESIA EL SAGRARIO
Sobre ciclópea obra de arquería que cerró una quebrada, se edificó el
Sagrario, contiguo a la catedral. En 1706 se terminó la fachada; en 1715, la
edificación y entre 1731 y 1747, los retablos.
No se sabe a ciencia cierta quién hizo los planos, pero en el terminado y
ornamentación jugaron papel preponderante Legarda, el dorador Cristóbal
Gualoto y el pintor Francisco Albán. El frontispicio se hizo bajo el cuidado de
Gabriel de Escorza Escalante, con el ordenamiento neoclásico que había
presidido, pocos años atrás, la obra de San Agustín. Tres órdenes de columnas
jónicas en el primer cuerpo, al que corresponden tres de corintias en el
segundo, enmarcando la puerta, la gran ventana central y el campanario que
corta el frontón.
Obra maestra de Legarda es la mampara, una de las manifestaciones más
ricas del barroco quiteño. Fastuosa en la decoración exótica de los fustes de
las columnas; encaprichada y armoniosa de talla y color. La bóveda central
desemboca en soberbia cúpula decorada con pinturas al fresco de escenas de
la Biblia protagonizadas por arcángeles, obra de Francisco Albán. El retablo del
altar mayor fue dorado por Legarda. De los otros, tiene más valor el de Nuestra
Señora del Sagrado Corazón, de cuerpos superpuestos con columnas
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entorchadas y nichos. En uno de los retablos de la nave del Evangelio se halla
un retablo atribuido a Gaspar Sangurima.
4. MUSEO ALBERTO MENA CAAMAÑO
El museo ubicado en lo que fue antes el convento de los jesuitas y
convertido después en el cuartel de la real audiencia de quito es sin duda uno
de los mejores colecciones de arte colonial que posee el país y lleva ese
nombre en honor al ilustre quiteño que dono gran variedad de piezas y objetos
de arte histórico de la ciudad de quito.
El museo en su primer recorrido trata sobre los viajes que se realizan al
ecuador desde España y de las expediciones que salían de aquí a diversas
partes del país. Se expone por medio de figuras humanas trabajos en cera los
diversos acontecimientos dados en el siglo XVII y XVIII como la expulsión de
los jesuitas ordenada por la corona española, la llegada de la misión de
geodésica a medir el cuadrante de meridiano, y lo que mas enfoque tiene es
sobre los acontecimientos que se suscitaron para lograr la independencia, los
personajes mas nombrados son Eugenio Espejo gracias a las obras que
realizó como médico y como educado, se reseña con estatuas de cera, la obra
de Espejo que fue la primera biblioteca pública.
En lugares especiales se da realce y se compara los hechos acontecidos
en el pasado como en el presente, este espacio trata sobre las manifestaciones
de protesta que se han suscitado en la antigüedad y que se relacionan con la
actualidad.
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5. IGLESIA DE LA COMPANIA DE JESÚS
La Iglesia de la Compañía es uno de los monumentos más visitados en el
Ecuador, debido a que constituye el mejor ejemplo del estilo barroco
iberoamericano. Su singular belleza y la importante e imponente decoración le
han hecho acreedora a un sin fin de títulos.
San Ignacio de Loyola fundó la Compañía de Jesús en el año de 1540 y
fueron varios hermanos de Ignacio quienes llegaron a Quito en el año de 1586,
con la idea de construir un templo dedicado al fundador, y además cumplir con
dos objetivos: evangelizar y educar.
La construcción de la Iglesia inició en el año de 1605, varios ingeniosos
jesuitas aportaron con su talento para realizar esta obra, pero fue el italiano de
Mantua, Marcos Guerra quien aportó con la construcción de las cúpulas
ubicadas en las naves laterales y crucero así como también con la construcción
de la bóveda de cañón corrido que cubre la nave central de la Iglesia.
El templo de la Compañía fue levantado con las manos de innumerables
artistas de la Escuela Quiteña, quienes perpetuaron su habilidad y entrega para
tallar y dorar con fina lámina de oro de 23 kilates cada centímetro de la iglesia.
Durante 160 años se edificó y decoró la iglesia con magníficas obras de
arte, muestra de ello son los 16 cuadros de los Profetas, serie pictórica
atribuida a Nicolás Javier Goríbar, artista quiteño del siglo XVIII. Al pincel de
Hernando de la Cruz se le atribuyen los dos grandes lienzos originales de El
Infierno y de El Juicio Final, obras ejecutadas en 1620, cuyos facsímiles
pintados por Alejandro Salas en el siglo XIX hoy se ubican en los extremos
norte y sur de la iglesia. Se admiran en las enjutas sobre los arcos de medio
punto de la nave central las escenas bíblicas de Sansón y Dalila y de José,
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hijo de Jacob, obras anónimas del siglo XVIII. En las naves laterales se
destacan 6 imponentes retablos atribuidos a la afamada escuela de arte
quiteño del siglo XVIII: el de San José, El Calvario, y San Luis Gonzaga en la
nave norte y La Virgen de Loreto, La Inmaculada y San Estanislao de Kostka
en la nave sur. En los transeptos norte y sur sobresalen los retablos gemelos
de San Francisco Javier y San Ignacio respectivamente, atribuidos también a
Marcos Guerra, y en el presbiterio destaca el dorado del retablo mayor
realizado por el gran imaginero colonial quiteño Bernardo de Legarda.
La fachada de la Iglesia es una sobresaliente obra de estilo barroco,
construida toda en piedra gris de origen volcánico. Tiene cada espacio cubierto
con el más mínimo detalle finamente labrado; así se admiran flores, ángeles,
arcángeles, símbolos eclesiásticos y varias imágenes representativas de la
Iglesia Católica y de los fundadores de la Orden jesuita.
Dos hechos religiosos importantes están ligados a la Iglesia de la
Compañía: uno de éstos fue, la visita diaria de Mariana de Jesús en actitud de
oración, primera santa ecuatoriana que se consagró en este templo y lo
escogió para morar para siempre. Mariana murió en 1645 (siglo XVII) y es en el
altar mayor donde ahora se veneran sus restos. El milagro de la Imagen de la
Virgen Dolorosa del Colegio, es también un hecho de fe profunda sucedido en
el comedor del antiguo Colegio San Gabriel en el interior del edificio jesuita, el
20 de abril de 1906.
La torre de la iglesia, en época colonial reconocida como la más alta de la
ciudad, sufrió dos embates telúricos: en 1859 el primero, luego de lo cual fue
reconstruida, y en 1868, año desde el que permanece tal como la conocemos.
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Durante los últimos diecinueve años, 1987-2005, la iglesia ha vivido un
importante proceso de restauración integral, el mismo que ha sido reconocido
por el profesionalismo con el que instituciones nacionales así como centenares
de técnicos, arquitectos, restauradores y obreros realizaron, con abnegado
trabajo y mística personal para alcanzar la total restauración del templo.
6. MUSEO DE LA CIUDAD
Almacenado en el edificio más viejo de la ciudad, el Museo de la Ciudad
está en el corazón del centro Histórico de Quito. Fue fundado en 1565 por
orden del Rey de España, como el Hospital de la Misericordia de Nuestro
Señor Jesucristo. Este adoptó el nombre de Hospital San Juan de Dios en el
siglo XIX, como todavía se lo conoce hoy. La instalación de hospitales en las
ciudades españolas recientemente establecidas era en respuesta a la
mentalidad medieval cristiana que acentuó la importancia del bienestar de la
gente común y sus valores de solidaridad y atención al necesitado. Hospitales,
un nombre derivado de la palabra "hospitality", completa las múltiples funciones
en la sociedad española. Además de la asistencia a personas enfermas,
estaban las auténticas casas de caridad que dieron una plaza agradable para
huérfanos y sin hogar.
De las paredes del viejo Hospital, el Museo de la Ciudad paga el homenaje
para todos los hombres anónimos y las mujeres quien día a día, a lo largo de
los siglos, han seguido ampliando la ciudad con su trabajo, ideas, pasiones,
alegrías, dolores, y el trabajo sumamente expresivo nacido de las diversas
identidades que ellos incorporan. Por eso, el Museo presenta la Historia de la
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vida diaria, porque sólo por esto las diversas identidades de los habitantes de
Quito pueden ser rescatadas y reconstruidas.
En el campo de la Historia, el Municipio de Quito ha sido capaz de cubrir
una demanda cultural en el área de museos. Mientras estos, tradicionalmente,
se han concentrado en áreas como las de arqueología, arte, desde grandes
personajes y acontecimientos, el Museo de la Ciudad muestra la historia de
Quito desde la posición ventajosa de los ciudadanos anónimos que han vivido
aquí. Este enfoque permite la comprensión de la mentalidad y la imaginación
de una ciudad compleja habitada por múltiples comunidades en las cuales el
pasado da testimonio del presente y futuro desde un punto de vista
socioeconómico.
Durante el recorrido del Museo, es posible apreciar que su patrimonio,
además de una conjunto de obras excepcionales y de objetos cotidianos, está
compuesto por manifestaciones intangibles, subyacentes de la cultura urbana:
la intimidad, anécdotas, leyendas y tradiciones: los olores y sabores, el vestido,
las normas y prohibiciones sociales, los oficios y las fiestas. A través del
permanente cambio en las exposiciones y de la política de involucrar a la
comunidad en las actividades y objetivos del Museo, éste busca constituirse en
sujeto vivo y activo del Quito contemporáneo.
Así, el Museo de la Ciudad brinda a los ciudadanos un espacio dinámico de
integración y participación social, un lugar alternativo de aprendizaje en el que
la diversidad es un factor de riqueza, y la cultura se ofrece cada día como la
alternativa de desarrollo. Dentro de los centenarios muros del Hospital, el
Museo recupera las viejas funciones de solidaridad y servicio a la comunidad
para las que este edificio fue construido.
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5.3. TERCER TOUR: ARTE E HISTORIA, MEZCLA
INIGUALABLE
Listado de Atractivos:
1. Museo Miguel de Santiago (CONVENTO DE SAN AGUSTÍN)
2. Monasterio de La Concepción
3. Museo Casa de Benalcázar
4. Monasterio del Carmen Alto
5. Museo Cima de la Libertad
1. MUSEO MIGUEL DE SANTIAGO
El área del convento máximo de San Agustín se distribuye en dos plantas.
En el ala occidental de la planta baja se encuentra la denominada Sala
Capitular, cuya importancia estriba tanto por la antigüedad de su construcción y
por que aquí se firmo el Acta de Independencia el 16 de Agosto de 1809.
Se ubica en la crujís sur de la primera planta alta y reúne obras pictóricas
que va desde el siglo XVI al XIX. A esta área se adiciona el coro y el antecoro,
paso obligado al campanario.
El museo presenta valiosas y representativas obras como son: arcos
tallados y dorados con pan de oro, pinturas y esculturas de los siglos XVI, XVII
y XVIII.
La construcción del Museo Miguel de Santiago se realizó en 1573 y su
funcionamiento desde 1992.
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La primera sala de la planta alta llamada "Miguel de Santiago" representa
óleos de grandes formatos pertenecientes a Goríbar, Alfonso Vera de Cruz,
Bernardo Rodríguez y anónimos.
En la segunda sala se encuentran estatuarias en módulo de cristal, pinturas
de gran formato elaborado por Miguel de Santiago y anónimos.
En la tercera sala o de "Los Libros Prohibidos" también es conocida como
Funeraria Catumbal; tiene en el centro de la sala un Cristo yacente de tamaño
natural recostado sobre un colchón de chifón rojo, rodeado de cuatro cirios con
cabezas tallados en madera que representan de abajo hacia arriba: un fraile,
obispo, cardenal, rey y un papa.
El convento posee en su interior una serie de corredores compuestos por 9
columnas toscanas de capitel dórico, 2 pilastras y 10 arcos de medio punto o
peraltados. En cada pared destaca una galería en la que se pueden observar
39 lienzos de los cuales 25 pertenecen a Miguel de Santiago con su técnica del
claroscuro en los que se detalla la Vida y Milagros de San Agustín. Además
hay 12 lienzos anónimos atribuidos a la Escuela Quiteña del siglo XVII y 2
lienzos pintados por Luís Cadena, artista quiteño del siglo XIX, él cual se
destaca por realizar pinturas de gran tamaño.
El convento posee un solo jardín de estilo colonial con pila central, que fue
trabajada en un período de 10 años empezando en 1659. Se encuentra
rematada por una escultura que simboliza los sentimientos agustinos (león =
fortaleza, niño = nobleza), el director de la construcción fue el agustino Basilio
de Rivera. La obtención de las piedras para levantar casi todo el convento se
obtuvo del volcán Pichincha.
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2. MONASTERIO DE LA CONCEPCIÓN
En tiempo del obispo fray Pedro de la Peña, en 1577, se fundó el primer
convento de monjas de la ciudad, en la manzana de la esquina noroccidental
de la plaza grande, el monasterio de la Pura y Limpia Concepción. La iglesia
definitiva se terminó en la primera mitad del XVII. Se revistió su única nave de
madera tallada y dorada; y se la enriqueció con hermosos retablos, quince en
total.
El retablo del altar mayor estaba decorado con dieciséis grandes espejos,
con preciosas molduras.
3. MUSEO CASA DE BENALCÁZAR
El Museo Casa de Benalcázar se encuentra ubicado en el Centro Histórico
de Quito en las calles Olmedo y Benalcázar.
El 6 de diciembre de 1534 se firmó el Acta de Fundación de San Francisco
de Quito, esto en honor al conquistador Francisco Pizarro. A la cabeza de los
nuevos habitantes se encuentra el capitán Sebastián de Benalcázar, otrora el
mulero Sebastián Moyano. Bajo la lógica arquitectónica europea, se traza la
ciudad en forma de cuadrícula. Y uno de los solares que daba a los linderos del
poblado se reserva para la residencia del fundador Benalcázar. Sin embargo,
cuando éste parte a conquistar Popayán, entrega la casa a Pedro de Puelles,
quien para la época oficiaba de corregidor del Cabildo quiteño. Puelles murió
acuchillado años más tarde en una de las primeras sublevaciones del pueblo
del antiguo Ecuador.
La edificación que se puede apreciar actualmente en la esquina de las
calles Benalcázar y Olmedo no es de los días de la conquista: su construcción
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data de inicios del siglo XVIII. El lugar ahora es administrado por el Instituto de
Cultura Hispánica, una entidad que persigue el sincretismo y el intercambio de
experiencias culturales entre España y Ecuador. Para el efecto se ha
constituido en una galería del arte colonial, además de poseer una amplia
biblioteca sobre literatura e historia ibérica, y una cinemateca con varios
documentales binacionales.
4. MONASTERIO DEL CARMEN ALTO
El Carmen antiguo o Carmen alto o Carmen de San José, se estableció en
1653 en la casa que fuera de Santa Mariana de Jesús, cumpliéndose, así lo
profetizado por la Virgen quiteña.
El hermano jesuita Marcos Guerra trazó el plan y construyó templo y
monasterio. El templo tiene fachada principal que da a un atrio con pretil; es de
una sola nave cuadrangular y abovedada, y tiene magníficos retablos.
El Carmen alto guarda algunas de las más perfectas joyas de la escultura
colonial quiteña. Como el conjunto monumental del tránsito de la Virgen, con
tallas policromadas de Bernardo de Legarda de la Virgen yaciente y los
apóstoles en absorta y dolida contemplación.
5. MUSEO CIMA DE LA LIBERTAD
En este lugar el 24 de Mayo de 1822, los combatientes de la nación quiteña
y los hermanos de otros pueblos de América comandados por el Mariscal
Antonio José de Sucre vencieron el ejército español, sellando la independencia
de este siglo.
En el año de 1920 el Presidente de la República de ésa época para
conmemorar la batalla levantó un obelisco que se puede ver desde lejos en el
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lugar donde se llevaron a cabo los combates para evocar a los soldados y
personajes ilustres que intervinieron en la Liberación de Ecuador y América
como Antonio José de Sucre y Simón Bolívar
El museo exhibe murales que representan que representan los momentos y
personajes más importantes de la existencia del país.
Tenemos estatuas de cera que representan a los héroes combatientes que
ofrendaron su vida para darnos la Libertad y que al mando del gran Mariscal
Antonio José de Sucre lucharon incansablemente hasta conseguirlo.
Existe una placa en memoria de todos estos soldados.
En el Museo se encuentran bayonetas y cañones utilizados por las tropas
patrióticas que se conservan en buen estado hasta la actualidad y se pueden
apreciar varios murales coloridos algunos de gran tamaño.
El museo se encuentra en el sitio exacto donde ocurrieron estos
acontecimientos con lo cual nos es mucho más fácil recrear los hechos se
presenta también una urna funeraria que contiene los restos del soldado
además de una sala de armas y una maqueta que representan la estrategia
utilizada en la Batalla de Pichincha.
El museo se encuentra en una de las colinas que rodean la ciudad.
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CAPÍTULO VI: CONCLUSIONES Y
RECOMENDACIONES
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CAPÍTULO VI
6.1. CONCLUSIONES
• La Iglesia y Convento de San Agustín es uno de los pilares
fundamentales de la cultura quiteña ya que en ella se encuentra una de
las más valiosas colecciones de nuestro arte.
• Además de haber evangelizado a nuestro pueblo, los padres agustinos
crearon colegios y universidades para que la gente se eduque y así
lograr una ciudad más culta.
• Los padres agustinos confiaron toda su obra artística a un pintor quiteño
(Miguel de Santiago) y esto dio a lugar a que se formara la primera
Escuela Quiteña de Arte y de esta manera una gran camada de nuestros
artistas.
• A pesar de que hay muy poco material de investigación para poder
estudiar a profundidad partes importantes del Convento de San Agustín
y del Museo de Miguel de Santiago, podemos recalcar que la Iglesia y
Convento de San Agustín prestó sus instalaciones para que fuese
abierto el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural por primera vez y de
esta manera tratar de recuperar y restaurar todas las obras artísticas
que posee Quito en general.
• El museo de Miguel de Santiago contiene una gran reseña histórica de
nuestra cultura, los orígenes de nuestra religión y la manera en que
fuimos evangelizados.
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• Es muy importante que todo quiteño conozca de éste y las obras que ahí
se encuentran para que se pueda entender la razón por la cual el
cristianismo fue y es importante en la mayoría de nosotros.
6.2. RECOMENDACIONES
• Se debería realizar una capacitación más profunda de los pasantes que
sirven de guías dentro del museo de Miguel de Santiago para que el
turista, en el recorrido, pueda tener información más amplia y detallada.
• Incrementar muchos más tours en idioma inglés.
• Antes de realizar el recorrido, es importante explicar quienes fueron los
agustinos y Miguel de Santiago.
• Detallar las imágenes de los cuadros y sus significados en la exposición
al turista debe ser parte fundamental del recorrido.
• Además de las pinturas y esculturas que se encuentran dentro del
museo de Miguel de Santiago, hay pequeñas piezas que muchas veces
no se las toma en cuenta en la explicación, tal es el caso de los marcos,
por ejemplo, que dan a la pintura cierto realce o en otras ocasiones la
opacan.
• Es de vital importancia, al momento de visitar el museo, tener
información específica no solo de los objetos que se encuentran en el
lugar, sino también de la historia, de todo lo que implicó el desarrollo de
la misma. Esto ayudará a estar más empapados de lo que somos e
informar a visitantes de nuestros prestigiosos artistas ya que gracias a
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ellos nuestra ciudad obtuvo el título de PATRIMONIO CULTURAL DE LA
HUMANIDAD.
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BIBLIOGRAFÍA
• DIEZCANSECO Pareja, Alfredo. Miguel de Santiago. Revista Vistazo.
• ESTEBARANZ, Ángel Justo. Miguel de Santiago en San Agustín de
Quito. Segunda edición, 2008.
• IMPRENTA “BONA SPES”. Guía Explicativa de la Pinacoteca de
Cuadros Artísticos y Coloniales del Convento de San Agustín, precedida
de las Bibliografías de P. Basilio de Ribera y Miguel de Santiago. San
Agustín, Quito – Ecuador, 1650.
• INSTITUTO NACIONAL DE PATRIMONIO CULTURAL. Departamento
Nacional de Inventario.
• MONTALVO Galarza, José María. Guión de la Guía de Planta del
Convento de San Agustín.
• NAVARRO, José Gabriel. Contribuciones a la Historia del Arte en el
Ecuador. Segunda edición revisada, 2006.
• SALVAT EDITORES ECUATORIANA S.A. Ecuador Visto por los
Extranjeros. Quito.
• SALVAT EDITORES ECUATORIANA S.A. Historia del Arte Ecuatoriano.
Tomo II, Quito, 1977.
• SALVAT EDITORES ECUATORIANA S.A. Historia del Arte Ecuatoriano.
Tomo III, Quito, 1977.
• VARGAS, José María F. Patrimonio Artístico Ecuatoriano. Tercera
edición, corregida y aumentada, 2005.
• VARGAS, José María P. Convento de San Agustín. Editorial “Santo
Domingo”, Quito – Ecuador.
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• VARGAS, José María Fr. Historia de la Cultura Ecuatoriana.
• www.edufuturo.com/educacion.php?c=1853
• www.edufuturo.com/educacion.php?c=1836
• www.ficj.org.ec/
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ANEXOS
Tomada de www.panoramio.com La Torre de la Iglesia de San Agustín
Tomada de www.panoramio.com La Puerta de la Iglesia de San Agustín
- 142 -
Tomada de www.panoramio.com Fachada de la Iglesia de San Agustín
Tomada de www.xamerica.com.mx Fachada de la Iglesia de San Agustín
- 143 -
Tomada de www.cervantesvirtual.com Planta Baja de la Iglesia y Convento de San Agustín
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Tomada de www.worldisround.com Sala Capitular de la Iglesia y Convento de San Agus tín
Tomada de www.worldisround.com Pileta del Convento de San Agustín