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URITORCO

GM

URITORCOUN CERRO SAGRADO QUECONVOCA AL MISTERIO

GUILLERMO J. DANGEL

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URITORCO

©1996- 2008 Guillermo Dangel

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primeraspalabras

A medida que el sol sale a sus espaldas, vira a diferentestonalidades de verdes. Al mediodía, la luz vertical loinmoviliza en un ocre claro, salpicado de brillos plateados,pero al atardecer, -al caer el sol-, parece comenzar a latir,como si en su interior tomara vida un ser indescriptible. Peroes al anochecer cuando adquiere la majestad imponente y má-gica que hizo del Cerro Uritorco, un centro de convocatoria amuchos misterios.

Quienes han vivido o viven frente al Cerro Uritorco, sabenque no es un accidente geográfico cualquiera.

El Cerro, como lo llaman quienes viven en su vecindad, fueorgullo de los capillenses, -pobladores de Capilla del Monte-desde que el pueblo fue naciendo sin que nadie se lo propu-siera expresamente alrededor de una pequeña capilla de ba-rro erigida primero junto a una elevación, allí donde siglosdespués se construiría la capilla que hoy conocemos. Decía-mos que el Cerro mucho antes de que su perfil comenzara aaparecer en fotos periódicos, libros, revistas y videos, a raízde una larga lista de maravillas, ya recibía el homenaje de

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aprendices de poetas o poetas hechos, de todas las edades ysexos, y era tema insoslayable de los talentosos pintorescapillenses. También su belleza era admirada por la gente depaso, y sobre todo por quienes pasaron su niñez trepando en-tre sus piedras y arañándose la piel con sus espinos y arbus-tos.

Todos sin excepción ya sospechaban que ese Cerro no po-día ser igual a otros, por esta razón nadie se sorprendió cuan-do se comenzaron a hacer públicos los diferentes fenómenosque parece insitar su presencia. Más bien llamó la atenciónque se hubiera tardado tanto tiempo en hablar en todas partesdel Cerro Uritorco.

Pero ese día llegó el 9 de enero de 1986, cuando una familiafue testigo del descenso de una nave de dimensiones gigan-tescas en la falda de las sierras del Pajarillo, que al posarsedurante unos minutos dejó impresa una huella circular depastos quemados. Al día siguiente, la noticia de este aterriza-je ocupó hojas y hojas de periódicos nacionales, minutos denoticieros televisivos y poco a poco, como si se fuera co-rriendo un telón, el Uritorco comenzó a descubrir que estehecho no era el único acontecimiento extraordinario que exi-gía la atención de la opinión pública. Pronto se supo que sehabían producido fenómenos similares. El tiempo pasó y elUritorco, los OVNIS, y otra clase de fenómenos comenzarona volverse noticia corriente.

Hoy, a más de diez años del llamado descenso del Pajarillo,ya nadie duda de que el Cerro y su zona de influencia sonlugares que convocan a manifestaciones excepcionales de todotipo.

Estas condiciones particulares del Cerro han llevado a unagran cantidad de estudiosos en el tema OVNI a Capilla delMonte, como los argentinos, Pedro Romaniuk y Fabio Zerpa,el doctor Alfredo Terrera, investigador antropológico, meta-físico; a los españoles, el ya fallecido Fernando Jiménez DelOso, el escritor Juan José Benítez, autor, entre tantos otroséxitos, de los "Caballo de Troya".

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Otro prócer ya desaparecido, el famoso investigador catalán,Antonio Ribera, recopilador de toda la documentación habi-da y por haber del extraordinario planeta Ummo se interesóen este Cerro y le dedicó un video.

La lista de visitantes ilustres es extensísima y podría sumara personas relacionadas con el fenómeno OVNI, contactados,chamanes, parapsicólgos, sensitivos, en fin, a los que se agre-gan los millones que ya han visitado la zona interesados enexperimentar personalmente el influjo que emana Uritorco.

Como ya se dijo, todo este movimiento de gente, parecehaber comenzado a raíz de la huella del Pajarillo, pero comose registra en este libro existen datos que remontan los suce-sos misteriosos a muchos años, e incluso décadas antes. Eneste sentido vale recordar que el doctor Alfredo Terrera refie-re en sus escritos el interés que tuvo el Cerro Uritorco para sumaestro Orfelio Ulises en la década del 30, a partir de losdatos que éste recabara de textos tibetanos de una antigüedaddifícil de precisar.

Sin remontarse a tanto tiempo atrás, existe otra referenciaanterior a la noche del 9 de enero de 1986, fecha en que algu-nos parecen querer dar por inaugurado el temafenomenológico alrededor del Uritorco. Se trata de todo loque rodeó a la llamada Ciudad Perdida de Erks. En este casolas reuniones secretísimas convocadas y presididas por eldoctor Angel Cristo Acoglanis con el objeto de tomar contac-to con esta ciudad intraterrena, ubicada en proximidades delCerro, se remontan a cinco años antes de 1986, y concluye-ron, por lo menos bajo la dirección de Acoglanis, en abril de1989, cuando éste es asesinado en Buenos Aires.

Otro hecho poco difundido, es la participación del grupoFUPEC (Fusión para el Encuentro Cósmico) como testigoprivilegiado del avistamiento del 9 de enero de 1986, a travésde su líder, Dante Franch.

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Este contactado se trasladó una semana antes del 9 de enero aCapilla del Monte, alertado por una comunicación telepáticaenviada por extraterrestes y recibida en Buenos Aires, queincluso quedó registrada en un diario de la época. Frente alUritorco organizó una expedición que le valió recibir un men-saje de estos seres para la humanidad.

A estos antecedentes, se debe sumar la historia de dos per-sonajes que habitaron la zona a principios de siglo, y que laimaginación popular cubrió de aspectos folklóricos, pero a laluz de los acontecimientos posteriores exigen una revisión.

Es importane tener en cuenta que los hechos que se descri-ben ocurrieron entre los años 1986 y 1993. Se ha preferido nomodificar tiempos verbales ni circunstancias para poder res-catar los hechos con la tensión que se vivieron en aquellosdías.

Un capítulo final dará cuenta de los cambios que se produ-jeron en la zona como también los nuevos hechos que hicie-ron de esa zona un centro de peregrinación mundial.

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Capítulo I9 de enero de 1986

23.20 horasTESTIMONIO IGABRIEL GÓMEZ

La casa de doña Esperanza de Gómez está en medio de lassierras, junto a una ruta provincial que en algunos tramos pa-rece más huella abandonada que camino. Los vecinos máscercanos a esa casa se encuentran a dos kilómetros. No hayagua corriente en el lugar, y la electricidad recién se instalóen 1994. A la noche, el chillido de las cigarras se puede vol-ver insoportable para quienes no están acostumbrados, peropara los habitantes de la Quebrada es tan común como el rui-do del viento, que se levanta sobre los cerros y flagela rocasy vegetales, sin distinción. Junto a la casa de Doña Esperan-za, todavía se puede ver un sauce centenario que se mecemonótona y suavemente, como siempre, como la noche del 9de enero de 1986.

Ese día, la mujer había encendido un sol de noche a gas.Ese farol había sido el artefacto más moderno llegado a la

Quebrada de Luna a finales de los años 70. Quizá por lo nue

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vo, la envidia o vaya uno a saber porqué, los vecinos consi-deraron la adquisición como un despilfarro sin sentido. Des-pués de todo se preguntaban para qué necesitaba tanta luzalguien que a las 8 de la noche ya está durmiendo.

Pero a la mujer estos comentarios dañinos no le importabannada. Con el farol se podía dar el gusto de cenar viendo loque estaba comiendo, salir a envenenar hormigueros en mi-tad de la noche, o, como esa noche que cambiaría su vida,jugar una partida de naipes con su hija Sara y su nieto Gabriel,de 11 años.

Lo cierto es que en el preciso momento que la mujer iba abajar un chinchón, el ruido de las chicharras comenzó a cre-cer hasta convencer a Doña Esperanza que algo raro ocurría.Debía ser un coche, pensó, pero no, era demasiado ruido. Sino era las chicharras, un auto, ni un camión debía ser algo tanmoderno que merecía echarle un mirada. Pero cuando su hijaSara abrió la ventana y el camino estaba tan desolado comosiempre, aunque iluminado como si el sol hubiera salido enmitad de la noche, todos se asustaron. Doña Esperanza miróenseguida hacia el farol a gas pensando que tal vez el artefac-to estuviera excediéndose en su tarea de alumbrar. Pero no, laluz intensísima y rojiza provenía de afuera. A Sara, entonces,se le fue enseguida la curiosidad, y cerró la persiana de ungolpe seco que hizo rebotar la hoja en el marco. Dio tres pa-sos hacia atrás y miró a su madre sin poder decir palabra. Porel espacio que dejaba esa ventana medio abierta, y a través delos intersticios de las persianas de la casa, entraba tanta luzque el bulbo del farol a gas les parecía apenas una brasa casiapagada.

Cuando la anciana pudo hablar le ordenó a su nieto Gabrielque trabara la ventana con un madero. Pero, Gabriel se acer-có y atrapado por el brillo persistente de la luz vio algo quedías después relató al periodista del diario La Voz del Inte-rior, de la ciudad de Córdoba con estas palabras:

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"Lo primero que pen-sé fue en la luz mala,porque venía de la sie-rra y no podía ver bienqué era. Se veía cadavez más grande y semovía de un lado paraotro. Después, cuandose apagó la luz roja lapude ver bien. Era unacosa redonda con ven-tanillas. A la altura delas ventanillas alum-braba la luz roja y la dearriba era clarita”.

Gabriel Gómez

Sin embargo, el grito oportuno de la abuela permitió queGabriel se liberara de la maligna atracción de la luz que lohabía atrapado. Cerró la ventana. Unos minutos después, porefecto de la tensión vivida o, como explican los expertos enOVNIs, por alguna razón relacionada directamente con laenergía que emanan estas naves, los tres se durmieron pro-fundamente.

Al día siguiente, un tío de Gabriel que llegó temprano devisita los despertó con la noticia de que había aparecido unamancha circular en una de las faldas de la sierra del Pajarillo.Pero esto no era todo. El sauce centenario junto a la casaestaba achicharrado como si lo hubieran rociado con ácidodesde el cielo. Esa misma tarde, el tío de Gabriel fue a Capi-lla del Monte, pueblo donde está la sede del gobierno muni-cipal de la localidad para contar lo que había pasado, y sobretodo para que le explicaran qué podía haber dejado esa huellaen medio de la sierra , y porqué se había quemado la copa delsauce.

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TESTIMONIO IIJORGE SUÁREZ

Apenas entró en la Municipalidad el tío de Gabriel comen-zó a contarle a los empleados lo sucedido. Algunos lo escu-chaban divertidos, mientras otros sentenciaban que se tratabade un incendio en la sierra. Así se pasó parte de la mañanahasta que se topó con Jorge Suárez, funcionario que en esosdías ocupaba el cargo de Secretario de Gobierno. A diferen-cia del resto de la gente, Suárez escuchó con atención el rela-to del hombre y no tardó en informar al intendente DiegoSez. Este, atraído por la curiosidad, decidió trasladarse al lu-gar acompañado por el fotógrafo Raúl Ochonga, y el enton-ces diputado provincial AndrésArgañaraz, que se encontrabapasando sus vacaciones en el pueblo. Es interesante citar loque refiere Jorge Suárez en su libro autobiográfico Lucessobre el Uritorco, para comprender el estado anímico que

embargaba al grupo esa ma-ñana, y cómo luego influyó ensus espíritus la sola observa-ción de la huella:

“Debo confesar que todoslos que viajábamos haciaQuebrada de Luna esa ma-ñana, nos sentíamos invadi-dos por un profundo escep-ticismo sobre la posibilidadde que hubiera descendidoun OVNI, pero ante los in-formes llegados al pueblo nopudimos hacer otra cosa queir y constatar con nuestropropios ojos lo ocurrido”.

Jorge Suárez

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Apenas arribaron al lugar, la sierra del Pajarillo se encon-traba oculta tras unas espesas nubes, así que las primeras in-formaciones las recibieron de boca de doña Esperanza deGómez y Gabriel, quienes les relataron lo ocurrido durante lanoche. Pero estos testimonios, al principio confusos quizápor la tensión vivida unas horas antes, no lograron romper lacoraza de escepticismo de los funcionarios municipales, has-ta que “las nubes que tapaban las sierras se disiparon”, es-cribió Suárez, “ y como si se hubiera levantado un telónpudimos avistar, muy cerca de la cumbre, una mancha cir-cular de color marrón oscuro que se destacaba sobre el ver-

de esmeralda del pastizal. Recuerdo que el primer pensa-miento que llegó a mi mente fue: “¡Dios mío que cosa ma-ravillosa!”.

Sin embargo, las mentes racionalistas de estos hombres nopodían dar crédito a lo que se presentaba frente a sus ojos.

“Enseguida comenzamos a interrogarnos con la mirada,sin poder articular palabra; invadidos por el estupor. ¿Quépodía haber causado esa mancha circular, casi perfecta?¿Era posible?

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creer en la hipótesis de Gabriel, según la cual la luz quehabía visto la noche anterior desde la casa de su abuela,había causado esa quemazón circular? Cualquiera de laspreguntas que nos formulábamos entre el intendente, el di-putado Argañaraz y el fotógrafo Raúl Ochonga nos sumer-gía en más, y más dudas”.

De todos modos, la visión de la huella sobre el Pajarillopotenció el relato de Gabriel, a quien se le pidieron mayoresdetalles sobre lo ocurrido en la noche. Esta vez el chico dibu-jó en el suelo lo que había visto, mientras el fotógrafoOchonga, documentaba la acción. Luego haría lo mismo conla huella y el sauce quemado.

De regreso a Capilla del Monte los funcionarios se encon-traron con otra sorpresa: un grupo de expedicionarios quedías atrás se habían internado en las sierras lanzados a la in-cierta búsqueda de una ciudad perdida y subterránea, habíanregresado precipitadamente, para contar que la noche ante-rior habían sido testigos privilegiados del acercamiento de lanave en el preciso momento que ésta se acercaba a la falda dela sierra. No sólo eso, uno de los expedicionarios había reci-bido un mensaje de los seres que tripulaban la nave.

El círculo se cerraba y las dudas parecían disiparse.

TESTIMONIO IIIDANTE FRANCH

Pero para comprender lo ocurrido esa noche con los ex-pedicionarios es necesario referirse a Dante Franch, y regre-sar en el tiempo a unos años atrás, ya que según este testigofundamental, esa huella, como también el avistaje, había sidoplanificado por alguna forma de inteligencia superior.

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Dante Franch es muy conocido en los círculos ufológicos, ysu presencia frecuente en programas de televisión, reportajesradiales y gráficos. Director del FUPEC (Fusión para el En-cuentro Cósmico), autor de cinco libros sobre esta temática,y protagonista de incontables contactos cercanos con navesextraterrestres, que él identifica con integrante de una Confe-deración Intergaláctica que responde a un Plan Cósmico,Franch asegura que sus experiencias paranormales comenza-ron dos años antes del 9 de enero de 1986, y se consolidaron,justamente frente al Cerro Uritorco, unos meses antes de estafecha.

Dante Franch posee un largo historial de avistamientos a lolargo de su vida. Todas ellas parecen prepararlo para las ex-periencias cumbre de contacto vivida en las sierras de Córdo-ba. Todo comenzó en 1984, cuando recibió una serie de men-sajes telepático, primero durante el sueño y luego en todomomento, que le comunicaban que debía asistir a un lugarpara tomar contacto con algo. Esta imprecisa invitación llevóa Franch a mantenerla en secreto por miedo a que juzgaran subuen juicio. Finalmente, surgió en él la necesidad imperiosade viajar a Capilla del Monte, y lo hace en junio de 1985junto a tres personas más. Ese sería su primera encuentro conel Cerro Uritorco.

Su desconocimiento de la zona era tal en esa fecha, que lanoche que llegó a Capilla del Monte ni siquiera se dió cuentade que pasó de largo por el pueblo y siguió hasta una locali-dad próxima a Charbonier. Pero el error no fue tal, porque enese momento, sintió que debía dejar la ruta y seguir por uncamino lateral de tierra. El lugar donde ingresaba esa nocheiniciatica con su coche, luego se enterará, era el Valle delSilencio, próximo a Los Terrones. Todos espacios que adqui-rirán un sentido extraordinario a lo largo del fenómenoUritorco.

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En medio de la desolación delvalle, Franch se detuvo con sucoche y lo que sigue es su relatosobre lo ocurrido esa noche:

“Era una noche estre-lladísima, maravillosa y depronto los cuatro que estabamosparados junto al coche vimos enposición noreste, algo como unaestrella que baja y se acercahacia nosotros. Se queda en esaposición unos tres o cuatro mi-nutos, yo sospecho que a unos

cien metros. Así me doy cuenta de que ese es el lugar y elmotivo de los mensajes que venía recibiendo desde muchotiempo atrás. Entonces levanto mi mano, les agradezco quese hayan acercado, y les comienzo a realizar preguntas, perono recibo respuesta alguna. Tan sorpresivamente como vino,esa luz se aleja.

Por supuesto, mucho después supe que esa luz era un VED(Vehículos Extraterrestres Dirigidos), que responde a unPlan Cósmico Inteligente de Contacto para comunicarsecon diferentes personas en el mundo.

Pero en ese momento, todo era nuevo para mí. Sentí unagran emoción, pero lo cierto es que así terminó la experien-cia de esa noche.

Al día siguiente sentimos que teníamos que ir a los Terro-nes. Nos vamos de noche y ahí se producen dos hechos quecreo definitivos.

El primero ocurre al estacionar el auto. Yo me alejo y suboa una loma. Desde esa posición veo dos esferas de luz bri-llantes que se mueven en zig zag en forma paralela. Vuelvo

Dante Franch

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al auto, junto a los demás, pero unos minutos después, sientonuevamente que debo alejarme. Me separo unos treinta ocuarenta metros del auto y veo muy claramente en la lade-ra de enfrente una forma de color opaco con forma de cam-pana. De esa campana sale un punto luminoso, y ese puntose alarga como si fuera un tubo que barre la ladera de lassierra, de izquierda a derecha, sin completar el círculo to-tal. Lo llamativo es que ese haz de luz compacto, a medidaque iba barriendo la sierra, iluminaba sólo el sector queinvolucraba el tubo. Hace todo un giro, y sin terminar degirar completamente vuelve a convertirse en un punto. Esodebió ocurrir durante 10 ó 12 minutos. En un momento de-terminado, de esa campana sale otra luz que se acerca y sequeda flotando a unos doscientos metros de donde yo esta-ba. Entonces, levanto la mano para agradecer, y eso se vuelvehacia atrás y regresa hacia la campana. Pasan unos segun-dos y vuelve a salir otra luz y se acerca todavía más. Lagente que estaba en el auto comienza a gritar. En ese mo-mento que la luz se acerca a mí, vuelvo a levantar la mano,y de la esfera de luz sale un haz de luz muy fino, como unláser, que se dirige a mí, entonces siento un cosquilleo en lafrente y en el pómulo derecho. En ese momento siento algoque me dice que estoy en contacto con ellos, que vienen enuna misión de amor, que no quieren hacernos ningún daño,y que a partir de ese momento comenzaría a recibir indica-ciones de encuentros. No se trataba de palabras, es muydifícil de explicar. Luego la esfera regresa a la campana yésta desaparece. Mi regreso a Buenos Aires fue impresio-nante porque sentía que estaba en una nube. El cosquilleoen la frente me duró dos o tres meses”.(De una entrevista realizada por el autor a Dante Franchen 1994)

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EXPEDICION AL URITORCO

Esta experiencia, sin duda fundamental para Franch, le per-mitió tomar contacto en Buenos Aires con un grupo de per-sonas autoconvocados bajo la sigla IPEC (Instituto Planifi-cador para el Encuentro Cósmico). Estos se encontraban abo-cados a estudiar e investigar todos los fenómenos extraordi-narios que comenzaban a insinuarse en las inmediaciones delCerro Uritorco. Casualmente el IPEC estaba en noviembrede ese año organizando una expedición a Capilla del Montepara encontrar alguna de las entradas a la Ciudad Perdida deErks.

Luego nos extenderemos en detalle sobre esta ciudadintraterrena. Ahora interesa conocer todo el proceso que lle-vó a Franch a Capilla del Monte, justamente en enero de 1986.

Lo ocurrido en junio del 85, convenció rápidamente a lagente del IPEC que debían invitar a Franch para participar enla expedición.

La necesidad de dar a conocer sus actividades llevó a losdel IPEC a realizar unas serie de notas en el diario Clarín y larevista Flash, que luego sirvieron para documentar que losmensajes recibidos por Franch, sobre la fecha y el lugar delcontacto son anteriores al 9 de enero de 1986. Sin embargo,en esas crónicas se habla solamente de Erks, aunque Franchha manifestado que los mensajes recibidos por los seresextraterrestres no mencionaban a la ciudad subterránea, peroen esa época todavía no había alcanzado la confianza comocontactado que el OVNI del Pajarillo le transmitió.

EL GRUPO AGUILA DE LOS 12

El 7 de enero de 1986 el IPEC arribó a Capilla del Monte, yla expedición se dividió en tres grupos. El denominado Agui-la de los doce quedó a cargo de Dante Franch, debido a sucono-

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cimiento de la zona. Su ob-jetivo era dirigirse al lugarque se le había encomen-dado a través de los men-sajes telepáticos de unosmeses atrás.El segundo grupo, lo en-cabezó Osvaldo Biscioni.Barrería con su marcha lazona llamada LaHiguerita, aunque partie-ron junto al Grupo Aguilapara luego separarse. Enmitad del camino Franch le comunicó a Biscioni que perma-necieran juntos, pero éste prefirió continuar con el objetivoplaneado, perdiendo la oportunidad de avistar el OVNI. Untercer grupo, comandado por Raúl Cardoni se apostó sobreLos Terrones, en las tierras propiedad de Olmos. Sin embar-go a último momento se formó un cuarto grupo , que integra-ron en su mayoría habitantes de Capilla del Monte, y quedó acargo de Raúl Somma que ocupó la zona de la Toma.

Al día siguiente, 8 de enero, los expedicionarios se interna-ron en la sierras, y esa noche el grupo Aguila de los doceacampó en la quebrada de Macero. A la mañana siguiente yaseparados del grupo de Biscioni, Franch continúo su marcha,y a las 23.20 se produjo el avistamiento:

“Estabamos en un arroyo de la quebrada de Macero, enmedio de un río, sobre unas piedras, mirando el Pajarillo.Entonces vimos una bola anaranjada, con una cúpula bri-llante que se levantaba y flotaba arriba de la sierra. De esaesfera grande salían otras luces más chiquitas, hasta quin-ce o veinte esferas de luz que se movían a su alrededor.

Dante Franch sobre la Huella del Pajarillo.

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Dante Franch señalandoel lugar donde encontróel sapo carbonizado

Yo en ese momento me separo del grupo para mirar porun telescopio que habíamos llevado. Pero cuando tratabade enfocarlo se movía, entonces me doy cuenta de que nodebía mirar por el telescopio porque tal vez me dañaría lavista. Vuelvo entonces junto a los demás. Recuerdo que unapersona que me toma del brazo me dice: 'Dante, esto esincreíble', una chica que grababa lo que ocurría registró elesta-do de excitación del grupo. Lo cierto es que la nave sequedó allí unos cinco minutos. Debía estar a unos doscien-tos metros de donde estábamos nosotros. No sabíamos quéhacer.

En el momento que volvieron a entrar todas las naves pe-queñas en la más grande, sentí en mi cabeza como una es-pecie de zumbido, después un dolor en la frente y escuché:'El hombre tiene que ver para creer, acá tienen la prueba,difúndanla'. Cuando escuché este mensaje se lo comuni-qué a los demás, pero en ese primer momento creímos queesa prueba era para nosotros doce, pero nunca pensamosen la huella. Al díasiguiente, regresa-mos a Capilla y nosenteramos del revue-lo que se había ar-mado. Entonces re-lacionamos la navecon la huella y deci-dimos regresar a lazona para investigar-la”.

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SOBRE LA HUELLA DEL PAJARILLO

“Camino a la huella a mí se me rompe el borceguí y co-mienzo a caminar apoyando la planta del pie derecho sobrelas piedras . Cuando por fin llegamos hasta el lugar, mi pietoma contacto con la huella, entonces siento un cosquilleoque me recuerda la sensación de la primera experiencia enla frente, y al apoyar la mano, siento que se me adormece.Fui el único en sentir esto.

Al investigar el lugar, encuentro un cactus quemado deun solo lado. Yo lo recojo y hasta el día de hoy lo tengo enmi casa, está perfecto. También encuentro un batracio enposición de saltar sobre una roca, pero indudablemente elcalor sobre el terreno debe haber sido tan fulminante, por-que el sapo quedó paralizado. Yo recojo muestras del terre-no. El polvo era tan tenue que cuando lo levantábamos conuna pala la brisa lo hacia volar, también había polvillo so-bre las piedras.Algunas plantasestaban quema-das de un sololado y otras has-ta la mitad,como si hubieraun ángulo demayor a menor.No encontra-mos huella deposada, busca-mos marcas,pero no las en-contramos.

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TESTIMONIO IVEL CABLE DE LA AGENCIA OFICIAL

CAPILLA DEL MONTE, Córdo-ba, 18 (TELAM) Un objeto voladorno identificado de grandes dimensio-nes, cuyas evoluciones fueron obser-vadas por espacio de una hora, descen-dió en la ladera de una de las lomas dela sierra del Pajarillo, a unos 12 kiló-metros al noreste de Capilla delMonte.La nave luego de un tiempo noprecisado, se elevó velozmente dejan-do la maleza totalmente quemada enun diámetro de 100 metros, según ase-guró a Telam el secretario de Gobier-no de la comuna local, Jorge Suárez.

El fenómeno se produjo a las 23 deljueves último, ante la mirada de varioslugareños. Uno de ellos un chico deunos 8 ó 9 años, quien luego dibujó elextraño objeto, dándole forma circu-lar, con numerosas ventanillas, despi-diendo luces de colores brillantes queviraban entre el blanco, azul y naran-ja.

Al trascender la insólita aparición,el intendente local, Diego Sez, acom-

pañado por Suárez y el diputado pro-vincial Heráclio Argañaraz (UCR),quien se encontraba de vacaciones enesa localidad serrana, se dirigieron allugar, comprobando la veracidad delos dichos, en cuanto a la que-mazónde maleza.

Según relato de testigos, la e-volución del objeto se produjo a unosdos kilómetros del camino que uneCharbonier-Quebrada de Luna-Ongamira, a unos seis kilómetros a laderecha de la Ruta Nacional 38, cuyocruce se en-cuentra a unos ocho kiló-metros de Capilla del Monte. La zonase conoce como sierra del Pajarillo.

Allí unos pocos lugareños -habitanla zona tres familias típicamente serra-nas- vieron que un inmenso “aparato”perdía altura y se mantenía por alre-dedor de una hora sobre una de las lo-mas, de vegetación muy baja y achapa-rrada, a unos dos kilómetros del lugarde observación.

Suponemos que la nave estuvo elevada sobre el lugar y talvez era redonda, pero su proyección en un ángulo inclina-do dio esa forma ovoidal. Con sogas tomamos la medida dela huella y nos dio 115 metros de largo por 95 metros deancho. Con el tiempo me di cuenta que esa medida tambiénes un mensaje, porque nuestra galaxia mide 115 mil añosluz de largo por 95 mil años luz de ancho”.

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Luego de hacer evoluciones muylentas, el objeto descendió apa-rentemente en la ladera opuesta y pos-teriormente se elevó velozmente paradesaparecer en el firmamento.

Desde su ubicación, los atónitos tes-tigos notaron el incendio de la malezay al llegar allí comprobaron que lamisma estaba quemada en un diáme-tro casi perfecto de 100 metros.

Asimismo, notaron que en otra lomavecina, dentro de un grupo de árbolestípicos de la región se encontraba unsauce que -sin haberse quemado- ha-bía cambiado la coloración verde de

su follaje tornándose rojizo y luego a-marillento “como si le hubieran echa-do ácido”.

El funcionario comunal, JorgeSuárez, confirmó a Telam que la ma-leza se encontraba quemada “de arri-ba hacia abajo, chamuscada, en un ra-dio que medimos y nos dio entre 49 y50 metros, por lo que resulta una cir-cunferencia de 100 metros”. Luegoagregó: “la gente del lugar no especu-la con estas cosas. Es muy tranquila,pe-ro al abordar este tema se inquietamucho. No es miedo, sólo temor a lodesconocido”.

Este cable inició un alud informativo sobre la zona y el Ce-rro Uritorco que todavía, a más de diez años de ocurridos loshechos, sigue interesando a miles de personas que viajan añoa año a ese lugar de las sierras para intentar percibir algúnrastro de esa huella gigantesca que el tiempo y lo incendiosserranos ha terminado por hacer desaparecer.

Estos testimonios permiten reconstruir lo ocurrido esa no-che que no sólo transformó las vidas de sus protagonistas,sino también sacó de su milenaria calma a toda esa zona.

TESTIMONIO VEL PERIODISTA DE LO INCREÍBLE: JOSÉ DE ZER

La difusión y gran parte de la mitología que creció alrededorde la huella del Pajarillo no se debe a la nota publicada en doso tres diarios debido al cable de la agencia oficial de noticiasTELAM, sino a un personaje que tuvo el periodismo escritoy televisivo en la Argentina: José de Zer.

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Cuando la noticia de la huella delPajarillo llegó a los diarios Nacio-nales, el periodista se encontrabacubriendo la temporada de veranoen Carlos Paz, una ciudad turísticaa unos 70 kilómetros de Capilla delMonte.El olfato periodístico de José De Zerlo llevó inmediatamente al lugardonde presumiblemente, en esemomento había descendido unanave extraterrestre. Sus informesincreíbles de aquellos primeros días sobre el descenso de lanave para el telenoticiero Nuevediario fueron los que hicierondel tema un suceso periodístico y que el Uritorco se convirtieraen un centro de atracción a nivel nacional y mundial.Se dice que el noticiero alcanzó con este tema los 45 puntosde rating y por supuesto se hicieron frecuentes los viajes deJosé De Zer a Capilla del Monte y el Uritorco.En una oportunidad para ingresar a una caverna, otra paraascender al Cerro Uritorco y grabar una seria de naves volandopor los cielos. También llegó al día siguiente de que seprodujera el raro descenso y avistamiento del Cerro Overo en1988, del cual luego nos extenderemos.Pero más allá de toda las discusiones que levantaron sus notassobre el Uritorco y otros fenómenos paranormales que JoséDe Zer supo tratar con un espíritu tan atrayente y divertido,es importante señalar que sin las notas de José De Zer sobrela Huella del Pajarillo este tema no hubiese logrado la difusiónque alcanzó la zona y el Cerro.

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Capítulo IIEl cerro de las energías

El descenso de una nave sobre la sierra del Pajarillo no fueel único hecho que le dio al Uritorco un carácter mágico. Ha-bía mucho más. La difusión alcanzada permitió que salierana la luz otros fenómenos y casos extraordinarios que vistosdesde la temática OVNI, confirmaron la excepcionalidad dela zona. Pero la pregunta que surgió de inmediato fue: ¿cuálera la razón de que esa mole de piedra y vegetales convocaraa estas naves?. Se habló de que la estructura interna del cerroposeía enormes cantidades de uranio, se dijo también, que elcerro era hueco y dentro de él existía una base extraterrestre.Pero el argumento que mayor difusión y aceptación tuvo parala mayoría de la gente que recorrió la zona y la investigó fueque el cerro Uritorco emanaba una clase de energía particularque provocaba cambios a niveles físicos, psíquicos y espiri-tuales, inéditos. Esta energía, se dijo también, era la pruebade que el Cerro era un nodo energético del planeta, o si sequiere, para compararlo con el cuerpo humano, uno de lostantos chakras del planeta Tierra.

Por supuesto, estos nodos unen fuerzas de energía que a suvez se conectan con otros nodos, que coinciden con otrosmontes o montañas sagradas del planeta o espacios sagrados.Como suele ocurrir con los chakras del cuerpo que exigendel ser humano una atención particular en diferentes etapasdel desarrollo, estos nodos terrestres, según la evoluciónplanetaria

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y espiritual, poseen su “momento” de preponderancia sobrelos otros centros. Siguiendo este criterio existirían nodos pa-sivos y nodos activos. El Uritorco sería uno de estos últimos,es decir, un centro en plena actividad. Los períodos de pre-ponderancia pueden extenderse a lo largo de siglos o milenios,sin que exista coincidencia entre la duración de estos perío-dos.

A esta teoría esotérica, correspondería la explicación queofrece el doctor Guillermo Terrera, en su trabajo sobre lostriángulos de Energía.

Terrera es uno de los estudiosos más consecuentes de lazona, autor de una abundante bibliografía relacionada con elUritorco y su carácter mistérico, cuyos conocimientos losvolcó en el libro El valle de los Espíritus. En este trabajorefiere que el Uritorco se encontraría en el centro de un trián-gulo de fuerzas, relacionándolo, además, con la posibilidadde que este Cerro marque la Antípoda terrestre y espiritual dela ciudad mística de Shamballa.

CIENTIFICOS NORTEAMERICANOS Y SOVIE-TICOS EN CAPILLA DEL MONTE

Estas ideas relacionadas con ciudades míticas, pueden re-sultar incomprensibles para quienes desconocen determina-dos conocimientos arcanos, pero lo cierto es que la presenciaen el lugar, a lo largo de estos años, de científicos norteame-ricanos y, antes de la caída del Muro de Berlín, de soviéticos,si bien no confirman estos planteos, por lo menos alientan laidea de que el Cerro Uritorco es materia de estudio desdeesos centros científicos, por alguna razón que tal vez algúndía sea revelada.

A poco del descenso de la nave sobre la sierra del Pajarillo,los diarios nacionales informaron de la visita en el lugar decientíficos norteamericanos interesados en la huella circular,

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de la que tomaron muestras y fotografías que fueron rápida-mente enviadas a los Estados Unidos.

El mismo interés por el Uritorco parece haber llevado a lossoviéticos a visitar Capilla del Monte. Esta anécdota se larelató Monnir Addur, ex-secretario de cultura de Capilla delMonte a la revista española Año Cero, en 1985.

"Tres científicos soviéti-cos que habían terminadode poner en marcha unasturbinas hidroeléctricas enBuenos Aires, le pidieron aun primo porteño mío, quese desempeñaba en la obracomo ingeniero, que los lle-vara hasta un cerro, llama-do Uritorco. Mi primo, queno tenía la más remota ideade dónde quedaba ese ce-rros hizo apresuradas ave-riguaciones, y al día si-guiente, los cuatro tomaronun vuelo a Córdoba. En Pa-jas Blancas alquilaron untaxi y se vinieron a Capilla. Ni bien llegaron, los soviéticosempezaron a sacar fotos del Cerro. Preguntaron desde dóndelo podían ver más cerca y el taxista enfiló hacia La Toma.Una vez allí, volvieron a ametrallar al cerro con sus cáma-ras. Tomaron centenares de fotografías. Luego, de vuelta altaxi y al avión. Todo el operativo se cumplió en un solo día.Mi primo muy intrigado, no dudó en pedir explicaciones.Pero la respuesta que recibió estuvo lejos de conformarle:le dijeron que lo fotografiaban porque en la Unión Soviéti-ca había un cerro muy parecido”.

Monnir Addur

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Así comprobamos como norteamericanos y soviéticos te-nían información sobre el Cerro. Los interrogantes que abreeste interés por la zona, de parte de representantes de quienesen ese momento todavía desarrollaban la llamada guerra fría,sigue sin respuesta, aunque estas visitas permiten deducir laexistencia de algo que debió ser detectado por medio de losrespectivos satélites espías de estas potencias. ¿Formas deenergía conocidas como el Uranio? ¿O energías desconoci-das, y por lo tanto dignas de ser investigadas?

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Capítulo IIIOtros casos

La huella del Pajarillo no fue el único caso que se produjoen la zona. Los avistamientos, como también otros sucesosextraños se sucedieron sin pausa a partir de 1986. Este capí-tulo incluirá los hechos que tuvieron mayor repercusión, yocuparon espacio en la prensa. Sin embargo, las experienciasextraordinarias vividas por cientos de personas a lo largo deestos años podrían ocupar un número igual de páginas. Paradarse una idea de la frecuencia y cotidianeidad de estosavistamientos en la zona del Cerro, bastará mencionar quepor su periodicidad y puntualidad, los habitantes del pueblohan bautizado a una nave en particular con el nombre de “elexpreso”.

De todos modos, es necesario advertir que a estosavistamientos se podrían incluir miles de experiencias equi-vocadas de observación de OVNIs de parte de gente que des-conoce la zona y confunde un satélite, un planeta en su máxi-ma aproximación a la tierra, o la aparente velocidad de unaestrella al desplazarse sobre el horizonte visual, en este casoel Cerro, con una nave.

Como ya se dijo estos casos son posteriores al 9 de enerode 1986.

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(*) Esta intencionalidad que se señala puede parecer exagerada, pero lamentablementees cierta. Porque más allá de las opiniones divergentes que generó lo ocurrido el 9 deenero de 1986, a partir de la inmensa difusión que tuvo el caso, los principales detracto-res de lo ocurrido en Capilla del Monte fueron los medios de prensa más importantes deCórdoba. Y este repentino ataque de escepticismo no se debe a cuestiones relacionadascon la racionalidad, sino más bien a las inversiones publicitarias y de promoción queefectúa una ciudad próxima a la Capital, que ha querido siempre monopolizar el turismode la provincia. Se dice que todo esto ha cambiado, desde 1995. Esperemos que sea así.

11 DE MARZO DE 1986:OPERATIVO URITORCO

El revuelo de enero sin duda llevó a mucha gente a visitar elCerro Uritorco para intentar vislumbrar lo desconocido, mien-tras otras personas buscaron por todos los medios despresti-giar el tema, para que cesara el alud informativo y, conse-cuentemente, disminuyera la afluencia de turistas a la región.(*)

Por esta razón, cuando en marzo de ese mismo año el perio-dista Rubén Alvaraz, de L.V.2 Radio General Paz de la ciu-dad de Córdoba, se propuso ascender al Cerro Uritorco conun equipo portátil de V.H.F, para transmitir durante toda unanoche desde la cima, y así poner a prueba el carácter mistéricodel Cerro, muchos capillenses pensaron que se trataba de unamaniobra más para quitarle su halo mágico al lugar. Porquesi durante esa noche no ocurría nada digno de ser transmitidoa Córdoba, el Cerro corría el riesgo de perder la magníficaatracción que se había ganado unos meses antes.

Lo cierto es que si deseaba destruir el mito del Uritorco, nolo logró, y Rubén Alvaraz terminó por convertirse en uno delos principales difusores de la excepcionalidad del lugar.

Lo ocurrido durante esa noche lo relató el periodista en laComisaría de Capilla del Monte en forma de declaración ofi-cial. Esto fue lo que dijo el periodista:

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DECLARACION OFICIAL DE RUBEN ALVARAZ

En la localidad de Capilla del Monte, Departamento de Punilla,Provincia de Córdoba, a los doce días del mes de marzo de 1986,siendo las 18 horas 50 minutos, el funcionario policial que suscribe,titular de esta subcomisaría, a los efectos legales que correspondan,hace constar que en la fecha y hora indicada se hace presente elciudadano Héctor Rubén Alvaraz, de nacionalidad argentino, de 24años de edad, estado civil soltero, con instrucción de profesiónperiodista, con domicilio en Chacabuco 375, piso 14, departamento Ade la ciudad de Córdoba, quien acredita su identidad con DNI. Nº14.343.105.

Manifiesta que es periodista de la Radio LV2 de la ciudad deCórdoba, que hace unos diez días estando trabajando en el operativoverano de la radio, organizó una expedición al Cerro Uritorco aefectos de verificar la existencia o no de OVNIs en la zona. Es así queel día lunes 10 del corriente al mediodía, previa cita con el Sr. Secre-tario de Gobierno de esta localidad, y acompañado de 32 personas,todos estudiosos del tema, entre ellos una técnica astronáutica yciencia del espacio, y un médico biofísico, recabó informes en lamunicipalidad que le sirvieron para orientarlos para la ascensión delCerro, y a las 14 horas de ese día emprenden el ascenso.

Arribaron a las 18 horas a la primera toma de agua, habiéndose yadividido en grupos. Allí acamparon, hacía mucho frío y vientos quesuperaban los 100 kilómetros por hora. Esa noche, a raíz de unatormenta de truenos y relámpagos el 90 % de las carpas fueronderribadas. Debido a la inclemencia del tiempo perdieron la noche,dado que en líneas generales no pudieron ver nada. Sin embargo, dospersonas salieron de las carpas, y uno de ellos fotografió una especiede fogonazo en el cielo, justo enfrente del Cerro, delante de Capilladel Monte. El día siguiente, transcurrió sin novedad y mejoró algo eltiempo, sin embargo no pudieron comunicarse con Córdoba a travésde los equipos de radio, ya que estaban a 1.650 metros, y el cordóndel Uritorco impedía la emisión. Al mediodía se quedaron en

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el campamento y un grupo de 5 personas, encabezadas por el jefe decomunicaciones, radioaficionado Adrián López, deciden subir a lacima del Cerro, y desde allí hacen una emisión para Radio LV2 deCórdoba. El dicente al oír que tenían recepción en la punta del Cerrodecide subir junto a tres personas. Al llegar a la cima toman contactocon Córdoba, y al observar el lugar no bajan al campamento. La genteque había subido primero decide ir a buscar provisiones y ropa deabrigo para pasar la noche en ese lugar. El primer avistamiento seproduce a las 20:30 horas del día de ayer. Quince personas avistaronuna luz que se desplazaba en sentido noreste hacia el Cerro, aproxi-madamente a unos 400 ó 500 metros de esa luz, similar a una estrella,pero del doble del tamaño, desvía su rumbo imprevistamente y sedesplaza hacia el sureste, a muchísima velocidad en forma de zig zag.Luego se pierde en el sector de las sierras que están delante de Capilladel Monte. Estas mismas personas, distribuidos en grupos de cuatro,después de las 22 horas, observan la misma luz que sale con mayorintensidad del mismo lugar, donde supuestamente se había asentado,emprendiendo el mismo regreso, en ese momento, la coloración esrojo intenso a gran velocidad, lo que descarta que fuera un avión,incluso se pide por radio comu-nicación al aeropuerto de Córdoba,para saber si había un vuelo a esa hora, con respuesta negativa. A las12:22 horas aparece nuevamente esa luz, por espacio de 4 minutos,asentándose en el mismo lugar de antes, la guardia del puesto centralde los grupos, avista en ese momento, dos juegos de luces en elsentido sudestede luces pequeñas, con forma ovoide, el de la derechamás pegado a la cadena del Uritorco, perfectamente delineadas amodo de cuadrados naranja. Desde ese momento permanece inmóvilen el lugar, sin ningún tipo de señalización o contacto. Ala izquierdade esta luz en un plano inclinado de 35º, se encuen-tra suspendidootro aparato de mayores dimensiones, doblando o triplicando sutamaño con el primero, de forma ovoide, también visto con binocula-res con zoom, se puede apreciar la forma casi nítida de 4 ó 5 grandesluces en el medio, y en la parte superior e inferior como una especiede banda metálica plateada con

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mayor irradiación de luz en la parte inferior. Inmediatamente deavistado ésto, todos los grupos se unen en uno, prestando a-tención aeste fenómeno. Mientras tanto todo esto era relatado por radio LV2, loque llevó a participar a los oyentes. Uno de ellos, que no pudo serindividualizado, preguntó si el grupo te-nía reflectores, a lo quecontestaron que tenían linternas muy potentes, entonces les propusouna prueba de contactos que consiste en realizar señales de luces decuatro linternas a un ritmo estipulado. Hacen la prueba y no logranobservar nada inmediatamente, pasado un tiempo prudencial observa-ron que de la nave mayor, en su sector derecho, se enciende una luzro-ja potente, a la que se une una más tenue, de color blanca, y muchomás ténue las demás luces que marcan su contorno. Cuando relataronesto por radio el oyente de la prueba, relató que se había producido uncontacto de segundo tipo, ya que a ellos, sin saberlo, dieron la clavede la luz roja, y que en términos científicos, significa una contesta-ción de la nave a ese llamado. Esto fue corroborado en la mañana dehoy por el prof. Alvarez López, profesor de la Universidad Nacionalde Córdoba, experto en el tema OVNI, quien le dio una trascendenciamundial y de carácter histórico a esta experiencia, ya que se trataríadel primer contacto y avistamiento de este tipo, del que participaron15 personas como testigos, mientras era relatado en vivo y en directopor radio desde las 10 de la noche. En el momento de a-parecer porsegunda vez la luz, las brújulas se descalibran y la de levaje centralsalta de su eje. Toda esta experiencia duró hasta pasadas las cinco dela mañana, lapso en el cual se rea-lizaron otro tipo de experienciascon resultados similares. En un momento determinado pretendieronhacer concentración mental, pero debido al cansancio les fue imposi-ble y se durmie-ron todos, y no vieron cuando las luces se fueron.Cuando des-pertaron a las 7 de la mañana pudieron observar que en elterreno no había indicios de ninguna construcción ni luces ni pobla-ción cercana que pudiera confundirse.

Que esto es todo a grandes rasgos con lo que termina el acto, quefirma al pie para constancia por ante mí que certifico.

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CONSECUENCIAS

Por supuesto esta transmisión fue escuchada con atenciónpor miles de personas. Incluso fue retransmitida a BuenosAires, lo que generó un revuelo general. Pero al arribar a laciudad de Córdoba, Alvaraz sufriría el embate de otros me-dios de prensa que llegaron a calificar lo ocurrido como unfraude.

Lo cierto es que el Uritorco, una vez más lograba vencer eldesafío.

JUNIO DE 1986:PERDIDOS EN EL URITORCO

En invierno de ese año a través de una denuncia realizadaen Buenos Aires, los habitantes de Capilla del Monte se en-teraron que sobre el Cerro Uritorco, pese al frío y el viento,se habían extraviado cuatro personas. De inmediato se montóun operativo de rescate que con el correr de los días se fueampliando, hasta incluir helicópteros.

A los perdidos se los identificó como Ricardo Quinteros de29 años, Mario Núñez y Gabriela Castalzano, ambos de 22años y un menor de 16 años.

Pero todo se volvió mucho más extraño cuando uno de losgrupos de rescate encontró en la cima del Uritorco los abri-gos, la documentación y los zapatos de las cuatro personasperdidas. A medida que la búsqueda se ampliaba, se conocie-ron detalles de lo que había llevado al lugar a esa gente. Enprincipio el ascenso al Cerro lo habían efectuado estas cuatropersonas junto a tres mujeres y un hombre más, que luego depermanecer un día en el lugar, descendieron y regresaron aBuenos Aires. Alguna de estas personas, al no tener noticiasde los cuatro restantes, que habían decidido quedarse en ellugar, .

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fueron los que informaron a Córdoba sobre la posibilidad deque se hubieran perdido.

Finalmente el lunes 23 de junio, luego de casi ocho días debúsqueda, sobre un sendero que comunica con la cima delCerro fueron observados desde un helicóptero dos hombres,que al ser rescatados intentaron ocultar bajo unas piedras lastúnicas blancas que vestían.

Cuando se los revisó se supo que tenían las plantas de lospies destruidas y su estado general era grave. No era paramenos, habían permanecido desabrigados y descalzos, sin co-mida y soportando temperaturas bajo cero. Esto llevó a temerpor la suerte corrida por las dos últimas personas que todavíano habían sido hallados. Pero esa misma noche dos mucha-chos que se encontraban cazando en la sierra encontraron aGabriela Castalzano, y al día siguiente un helicóptero dio conel último extraviado.

Lo cierto es que los canales de televisión capitalinos ya sehabían desplazado hacia la zona, y cuando la muchacha fueentrevistada por uno de los periodistas sorprendió a todos di-ciendo que había tenido una experiencia de contacto conOVNIS. Sin embargo, al día siguiente, desmintió que tal cosafuera cierta.

“ENERO DE 1988:OVNI SOBRE EL URITORCO

Cuando parecía que nada más podía ocurrir en el CerroUritorco, la noche del 23 de enero de 1988 se produjo uno delos avistamientos OVNI más increíbles de los que se tengamemoria, en la historia de la ufología.

Esa noche un objeto luminoso permaneció durante cincohoras sobre la ladera frontal del Cerro, en la zona llamada

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OVERO, y consecuentemente pudo ser observado por casitodos los habitantes y turistas de Capilla del Monte.

Sin embargo, existen dudas sobre la interpretación que se leha dado al fenómeno, debido a que nadie pudo observar laaproximación de la nave o su ascenso. Más bien se especulacon la posibilidad de que se tratara de un fraude o, tambiénde una potente filtración de radiación, proveniente del inte-rior del Cerro, ya que en el lugar existe una grieta de grandesdimensiones.

Lo cierto es que la presencia en el lugar de un grupo deinvestigadores que acampaban en proximidad de la base deascenso al Cerro, permitió que horas después del amanecer,estos se aproximaran al lugar del avistamiento, comprobandola existencia de una huella similar a la de la sierra del Pajarillo,sólo que de una dimensión inferior: 42 metros de diámetro.

ENERO DE 1990: EXTRAVIO DIMENSIONAL

Este caso tiene cierta similitud con lo ocurrido con el episo-dio de extravío de junio de 1986. Ya que también quien pro-tagonizó este hecho tuvo un contacto con OVNIS y, como severá sufrió un aparente extravío dimensional. Sin embargoeste caso es mucho más interesante que el vivido por los ex-pedicionarios espiritualistas de años antes, ya que la personaque se perdió en el Cerro Uritorco, no recibió ninguna con-vocatoria mental para ascender al Cerro, ni fue su deseo ir alencuentro de seres extraterrestres, se trató simplemente de unturista cuyo único objetivo era pasar sobre el Cerro un día depicnic, y terminó por vivir los tres días más terribles de suvida, ya que estuvo a punto de perecer de hambre y sed, per-dido, según su descripción, en otra dimensión.

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El protagonista de esta vivencia fue Jorge Juan Carlos Ba-rrera, de 42 años, habitante de la ciudad de Córdoba, que seencontraba junto a un amigo pasando sus vacaciones de vera-no en un hotel de Cosquín, localidad muy cercana a Capilladel Monte.

Barrera junto a su amigo llegó muy temprano a la base delCerro con la intención de ascender, comer una vianda sobrela cumbre del Uritorco y, como hacen muchos turistas y visi-tantes a esa altura del año, descender para regresar a su hotelal atardecer. La subida al Cerro no presentó dificultades, sal-vo el esfuerzo que exige ascender los casi 800 metros desdeCapilla del Monte.

Pero al descender Barrera viviría una experiencia extraor-dinaria. Al encontrarse a mitad del descenso, acompañadopor su amigo y un grupo de turistas, Barrera se sentó en unapiedra a descansar. El grupo continúo su camino. Sentado ymirando el paisaje Barrera sintió frío y decidió ponerse unpulóver que llevaba en un bolso. Comenzó a ponerse el pu-llover en la cabeza cuando al quedar sus ojos tapados por laprenda sintió un leve mareo y un sonido indiscriptible, cuan-do volvió a ver todo había cambiado. El grupo que lo acom-pañaba había desaparecido de su vista y el paisaje ya no era elmismo. Preocupado por perder a sus acompañantes comenzóa correr, pero pisó en falso y se desbarrancó. Con alguna difi-cultad logró ponerse de pie y ya repuesto, intentó seguir, perovolvió a caer y se golpeó la cabeza. Volvió a levantarse y diounos pasos cayendo nuevamente, así una cantidad de vecesdifíciles de precisar hasta que se encontró perdido y comple-tamente desorientado. Comenzó a caminar por ese nuevo pai-saje y luego de cruzar cañadas, subir por lomas y bajar, cuan-do estaba oscureciendo logró divisar una ciudad a lo lejosque creyó era Capilla del Monte.

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Esta visión lo tranquilizó, aunque cuando quiso tomar elcamino que le permitiera llegar al pueblo, comenzó a inter-narse en lo que él describió como una selva. Si, una selvadonde incluso creyó ver bananeros. Rápidamente oscureció ysintiéndose vencido al no encontrar un sendero, se acostó en-tre unas ramas. El relato de esa primera noche lo hizo elmismo Barrera a un periodista del diario de la Ciudad deCórdoba la Voz del Interior:

“No podía dormir por el miedo y el frío. Después de todosólo estaba vestido con una remera de mangas cortas, unshort, zapatillas y el pulóver. De pronto entre las ramas viuna luz. Era un plato volador. Debía estar a unos 3.000metros de altura aproximadamente. Era de forma circulary brillante, lanzaba luces muy blancas, como una especiede rayo láser en forma de latigazos. Permaneció en el aireunas dos o tres horas. Recién después de esta visión pudeconciliar el sueño”

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Por supuesto, su amigo, que lo había esperado junto a sucoche en la base de ascenso del Cerro Uritorco, ya había rea-lizado la denuncia en la policía de Capilla del Monte, quehabía iniciado la búsqueda, pero al caer el sol se decidiórecomenzarla al día siguiente, ni bien amaneciera. Así fuecomo a la mañana más de 100 personas no dejaron un lugardel Cerro sin inspeccionar, pero misteriosamente no se en-contró ningún rastro de Barrera.En tanto, en su segundo díade extravío, Barrera siguió caminando por un paisaje quedescribió “como arenosa, casi lunar”, pero a esa hora ya nadapodía sorprenderlo, lo único que lo angustiaba era la falta deagua, y cuando se acercaba la noche de su segundo día perdi-do, la sed se volvió tan insoportable que tomó la decisión debeber su propia orina. Al tercer día, volvió a observar las na-ves lanzando rayos, pero ya su estado era deplorable y sólouna tormenta de verano, le permitió recuperar la confianza.Logró beber su primer trago de agua en casi tres días. Horasdespués de esa tormenta, siguió caminando y logró encontrarun sendero que lo llevó hasta la casa de un habitante de Ojode Agua, quien lo trasladó a Capilla del Monte.

Durante esos tres días ninguno de los 100 hombres,vaqueanos del lugar, lograron dar con Barrera, algo verdade-ramente inexplicable, que abre un interrogante de difícil res-puesta.

AGOSTO DE 1988: EL MENSAJE

En los primeros días de agosto de 1988 una muchacha decabellos largos, piel muy blanca y vestida con una larga túni-ca de colores ocupó una habitación en una hostería cercana ala Plaza Principal de Capilla del Monte.

Según dijo, se llamaba Nilda Amil, y llegaba de Rosario,aunque ella había nacido en Buenos Aires.

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Nilda Amil tenía costumbres muy extrañas.Permanecía la mayor parte del día en su habitación, de don-

de sólo salía cuando el sol ya había caído. Entonces paseabapor el centro del pueblo, y después de las diez de la noche seen-caminaba hacia la ladera principal del Uritorco. Permane-cía allí toda la noche y regresaba cuando el sol comenzaba aelevarse sobre el cerro. Ya de vuelta en la hostería se encerra-ba en su cuarto hasta el atardecer.

Pasados tres días de su estadía en el pueblo sus hábitos cam-biaron repentinamente. Se la comenzó a ver en diferentes ho-rarios repartiendo en la calle unos cuadernillos que conteníanun texto realmente asombroso.

El material constaba de cuatro hojas y lo firmaba «Asthar,Comandante de la Flota de los hombres del espacio, queocupan actualmente Bases establecidas al alcance del pla-neta Shan (TIERRA)». La portada del cuadernillo estaba ilus-trada por un dibujo algo tosco de un platillo volante con lapalabra RAMA, inscripta en uno de sus bordes. Este detallellevo a creer en un primer momento que el mensaje proveníade los grupos Rama, fundados por el peruano Sixto Paz Wells(1) , y si bien luego fue distribuído por estas agrupaciones noexisten constancias de que haya surgido en su seno.

En cuanto a Asthar Sherán se debe recordar que las nuevascorrientes esotéricas-ufológicas, lo consideran la manifesta-ción cósmica del Arcángel Gabriel.

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UNA GRAN MENTIRA

Justamente mientras repartía este material, una pareja denovios,- habitantes de Capilla del Monte, a quienes llamare-mos aquí Carmen y José-, toman contacto con Nilda.

En ese primer encuentro la muchacha se limitó a entregar-les el cuadernillo y se fue. Nada más. Y cuando Carmen yJosé comenzaron a leer el material estallaron en carcajadas.

En realidad ellos estaban un poco aburridos de esas histo-rias de luces que recorren las sierras durante la noche.

Como es común entre la gente del pueblo, habían oído ha-blar de OVNIS desde muy chicos, mucho antes incluso deque apareciera la mancha gigantesca sobre el cerro Pajarillo.Pero no les interesaban los platos voladores, quizá porque depequeños esas historias los había asustado, y ya de adultos,tal vez desafíando el miedo, habían buscado extraterrestresen las sierras durante noches enteras, como otros buscan te-soros o liebres, y no habían encontrado nada.

En una época recorrían periódicamente los cerros y lasquebradas más inhóspitas con una camioneta provista de trac-ción delantera, inten-tando ser testigos de algo extraordina-rio. También habían acompañado a la gente de Buenos Airesque realizaba reuniones nocturnas en plena sierra, con el finde invocar a «las naves de los hermanos superiores». Perosiempre sintieron que la respuesta a todo ese esfuerzo era elmás absoluto silencio .

Por eso se sentían defraudados y engañados, y se habíanconvencido que todo era una gran mentira para consumo deingenuos o locos.

Sin embargo, dos días después del encuentro con Nilda, lapareja se cruzó con ella por la calle y la invitaron a tomar uncafé en una confitería.

La muchacha aceptó.

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Conversaron más de una hora y si bien no pres-taron dema-siada atención a lo que Nilda les decía, luego,-cuando loshechos le dieron la razón a la muchacha-, la pareja se esforzóen reconstruir el diálogo .

En un momento de la charla Nilda acercó el medallón de sucollar a la frente de Carmen y Jo-sé. Este era de piedra decolor verde musgo, y en una de sus caras llevaba dibujadoalgo parecido a la letra griega Épsilon. Inmediatamente des-pués de esta inspección les informó que ambos serían misio-neros como ella. Cuando José le preguntó qué tipo de mensa-je difundirían, ella se limitó a contestar que llegado el mo-mento lo sabrían.

Estas respuestas de Nilda demostraban para la pareja queella no andaba nada bien de la cabeza. Y con este mismo tole-rante criterio consideraron lo que fue quizá una de las revela-ciones más impactantes de la charla: según Nilda descendíandiariamente dos naves de la Confederación Intergaláctica fren-te al cerro Uritorco. Pero no contenta con ello se ofreció aacompañarlos esa misma noche para verlas y comunicarsecon los hermanos del cosmos.

A esa altura, tanto Carmen como José, no dudaban de queNilda estaba rematadamente loca.

Rechazaron la invitación con un pretexto cualquiera, peroantes de irse Nilda le pidió a Carmen que aceptara su collarcomo un regalo, «por todo lo que harás por mí». Carmen sinentender muy bien a qué se refería, lo rechazó. Entonces lamuchacha del vestido floreado insistió con un argumento queparecía increíble. Según Nilda esa medalla estaba realizadacon una piedra de Ganímedes, y ese mineral las mantendríaunidas, «incluso cuando yo ya esté lejos», explicó.

El argumento era tan disparatado como la historia de la na-ves, pero Carmen esta vez prefirió seguirle la corriente. Des-pués de todo no dejaba de ser un hermoso gesto de parte de

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Nilda. Entonces Carmen aceptó el regalo frente a la miradasorprendida de José.

Cuando la pareja se retiró estaban con-vencidos de quenunca más volverían a verla. Como ocurre en estos casos, seequivocaron.

¡ME QUIEREN MATAR!

Después de comer Carmen y José fueron a dar un paseo encoche. Hablaban de Nilda, pero peor que eso se dieron cuen-ta que desde el momento que dejaron de verla en la confiteríadel centro, no habían dejado de hablar de ella un solo mo-mento. Incluso, Carmen, tuvo que admitir que desde haciauna media hora sentía una gran angustia. Todo esto lo decíamientras tocaba el medallón de Nilda. Entonces de pronto,sin que mediaran más palabras, le pidió a José que se dirigie-ra a la base de ascenso al Cerro Uritorco.

El camino para llegar hasta allí es de tierra y comienza en laiglesia de Capilla del Monte, para extenderse a lo largo decuatro kilómetros en un leve ascenso hasta el balneario LaToma, donde se interrumpe poco antes del río en una granplaya de estacionamiento. Este balneario suele estar pobladode familias que acampan durante el verano, pero a esa alturadel año, salvo una fa-milia que vive en una casa algo alejada,no hay nadie.

No habían alcanzado la base de ascenso del Cerro, cuandoa unos trescientos metros vieron que una persona salía de laespesura del monte y cruzaba desesperadamente el camino.

Al aproximarse lo suficiente se dieron cuenta de que eraNilda Amil.

José detuvo el auto junto a la muchacha.No estaba sola.

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Un hombre se encontraba parado junto a un arbusto, exac-tamente donde acaba de salir Nilda.

El desconocido llevaba puesta una camisa blanca y unacorbata negra, un vestuario realmen-te extraño para esa zona,mientras en su mano derecha cargaba un bolso.

Pero Carmen primero vio a Nilda y se dió cuen-ta que esta-ba asustada, y temblaba. No dudó en abrir la puerta del co-che, y Nilda con deses-peración, entró. «¿Qué pasó?», le pre-guntó varias veces Carmen sin obtener respuesta.

Algo había ocurría con Nilda porque no podía articular pa-labra. Tal vez respondiendo a un im-pulso, Carmen encendióla luz interior del coche y así pudo ver que la muchacha teníaen su mejilla derecha tres marcas profundas y rojas, como lasque deja en los animales el hierro de la yerra. Carmen sóloatinó a exclamar con pavor «‘¡Qué te hicieron!».

José, que tenía a la izquierda al sujeto del bol-so, no pudomenos que exigir una explicación,¿qué está pasando aquí?».

Pero el hombre no se inmutó, parecía drogado, sólo se limi-tó a contestar: «Nada, nada, está ner-viosa», fue entoncescuando Nilda sacando fuerzas, dijo algo que la pareja sólocomprendería después: «¡Escapemos! son hombres de negro.Me quieren matar».

Carmen y José se encontraron de pronto en una situaciónque no llegaban a entender del todo. Si el hombre la habíaatacado tal cual lo decía Nilda, no podían entender por queno aprovechaba y se escapaba. Un último :»¡Vamos!», an-gustiado de Nilda, puso en guardia a José, que quiso inferirque si no escapaba ese desconocido se debía a la sencilla ra-zón de que se sentía muy seguro y pro-tegido por algo o al-guien. Entonces lo que siguió no pudo ser más claro y direc-to. El hombre sacó del bolso un arma. José dejó de intentarentender algo y optó por acelerar y escapar a toda velocidad.

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UNA BOLA ACHATADA DE LUZ

Sin embargo la situación no era la mejor para ellos.La dirección que seguía el automóvil los llevaba directa-

mente al balneario La Toma, donde de-berían girar para re-gresar -indefectiblemente- por el mismo lugar donde habíandejado al des-conocido.

Pero esto no fue todo.Apenas habían comenzado a escapar, cuando una luz inten-

sa, apenas separada unos metros de distancia, comenzó a se-guir al automóvil. Esto indicaba claramente que el descono-cido no estaba solo.

José nunca supo qué fue realmente esa luz, pero de lo únicoque estuvo seguro, por lo intencidad de la luz y la posición,de que no se trataba de un automóvil.

Mientras tanto, Nilda parecía transformada, Carmen la abra-zaba porque parecía la única manera de apaciguar un dolorintenso que atacaba a la muchacha. Luego de su grito de aler-ta no volvió a pronunciar palabra. Varias veces Carmen lepreguntó si sentía dolor, pero ella sólo negaba con su cabeza.

De pronto, Nilda señaló hacia la izquierda, y Carmen y Josévieron algo que escapaba a todo lo conocido.

Primero lo vieron como una claridad intensa, que se filtra-ba a través de unos árboles que se elevaban a un costado delcamino. Hasta que terminado el follaje vieron una luz tanfuerte que, por momentos, parecían los rayos del sol. Joséaseguró, mucho después, que en ese instante creyó que todohabía terminado, mientras Carmen definió ese momento conuna sola palabra: «horror».

Pero al terminarse los árboles quedó al descubierto el obje-to de donde emanaba esa luminosidad: era una bola achatadade luz , con algunos rasgos de solidez en sus perímetros, que

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latía variando su forma levemente. Esta presencia los tran-quilizó. Sobretodo cuando vieron que Nilda sonreía. Ya nocabía dudas de que era una de esas naves de las que la mu-chacha les había hablado.

Ocurrió algo que sólo percibió José. El muchacho creyó verque de la nave salían unos rayos silencioso que hicieron esta-llar la luces que los perseguía.

La visión duró unos pocos segundo porque de inmediatollegaron al final del camino, donde en el balneario La Tomase abre una gran playa de estacionamiento cubierta por unagran arboleda.

Allí José realizó un giro completo y puso el coche en direc-ción al pueblo. Aparentemente la nave se había ido aunquevolvió aparecer después de una curva del camino. Los trespasajeros no podían hablar. Durante los escasos tres minutosque duró el trayecto, hasta un punto del camino donde co-mienzan los primeros barrios del pueblo, la luminosidad fuelentamente apagándose hasta que desapareció completamen-te.

En unos minutos más llegaron a la puerta de la hostería dondese hospedaba Nilda.

La muchacha estaba gravemente desmejorada. Casi la tu-vieron que cargar hasta el cuarto, para lo cual tuvieron quecruzar dos patios descu-biertos, donde José sintió miedo deque los hom-bres pudieran emboscarlos.

Ya en el cuarto la acostaron.Nilda no se veía nada bien. Las tres marcas a fuego en su

mejilla comenzaban a mostrar unos rebordes verdosos, asíque José decidió salir a buscar un médico.

Carmen la tomó de la mano. Nilda parecía empeorar acada instante, pero con un esfuerzo muy grande logró levan-tar la mano y señalar el collar que tenía Carmen en su poder.Ella entendió que debía colocárselo en el cuello y así lo quiso

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hacer, pero Nilda lo rechazó con la mano. Nunca se explicarápor qué, como tantas otras cosas que ocurrieron esas noche,pero Carmen, instin-tivamente, apoyó el medallón en las tresheridas. El resultado fue inmediato. Nilda comenzó a respi-rar profundamente y enseguida le pidió a Carmen que apaga-ra la luz del cuarto. Así lo hizo Carmen, y cuando volvió asentarse en el borde de la cama y le tomó la mano, no sólo noencontraba la mano sino que el cuerpo parecía haber desapa-recido. Sin embargo podía escuchar la respiración de Nilda,exactamente en la cama. Por fin, Nilda habló. Le pidió que setranquilizara.

Luego de un minuto de estar a oscuras la claridad de la Lunaque entraba por las persianas le permitió a Carmen ver la si-lueta de Nilda. Esta se desdibujaba como si se estuvieradesmaterializando y materializando. Incluso en un segundoel cuerpo pareció desaparecer completamente. Diez minutosdespués, Nilda pidió que encendiera la luz. Ya estaba bien.Se incorporó en la cama, pero quien ahora se sentía enfermaera Carmen. Lo vivido en esos última hora le había tensionadoel cuerpo al máximo, y su cabeza amenazaba con estallar enmil pedazos. Entonces fue Nilda quien socorrió a Car-men.Le apoyó una mano en la nuca. Enseguida cesaron los dolo-res de Carmen.

Carmen deseaba hacerle mil preguntas. En tanto volvió Joséque no había encontrado a ningún médico, y había vuelto conla idea de llevarla al hospital. Ya no era necesario.

Tanto Carmen como José sintieron un lógico deseo de pre-guntarle a Nilda mil cosas. Pero la muchacha les pidió que ladejaran, que ya ten-drían oportunidad de conversar al día si-guiente. Les pidió que ya no temieran porque le acababan deinformar, -supusieron que telepáticamente, porque ninguno

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de los dos había dejado sola a Nilda- que los hombres denegro habían sido eliminados y el resto había partido del pue-blo.

Finalmente la pareja se fue con la esperanza de regresar aldía siguiente.

Toda esa noche, ninguno de los dos pudo dormir. A prime-ra hora fueron a visitar a Nilda, pero el cuarto estaba vacío,sobre la cama había una carta dirigida a Carmen.

12 DE ENERO DE 1996

El contenido de esa carta es muy personal por lo tanto lapareja no desea que se publique. Pero en líneas generales lesbrinda una serie de temas que deberán estudiar y los pasos aseguir en los próximos años.

En cuanto a lo ocurrido la noche anterior, Nilda escribió,sin dar demasiados detalles, que debían tener en cuenta queel 8 de agosto de 1988, se iniciaba una nueva etapa y por lotanto, lo que habían presenciado había sido una batalla entrefuerzas de diferente signo, y si bien esos hombres habían ata-cado no habían «podido impedir el desembarco de una parejade hermanos, que el 12 de enero de 1996 darán a luz un hijo,al cumplirse ocho años, cinco meses y cuatro días, de su des-censo».

Luego se disculpaba por su partida pero debía regresar. Lesdeseaba todo el amor del mundo y por último les asegurabaque iba a regresar en poco tiempo más.

Carmen y José niegan absolutamente la posibilidad de quela pareja que descendió el 8 de agosto de 1988 se encuentreen Capilla del Monte. Todo indica que estarían viviendo enBuenos Aires.

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FINALMENTE EL 12 DE ENERO DE 1996

La primera edición del libro que contenía el texto anteriorse publicó en febrero de 1995. Un año, después la noche del12 de enero de 1996 dos grupos, de manera independiente,partieron de Capilla del Monte para realizar un trabajo demeditación en diferente lugares de la sierra. Uno de los gru-pos tomó posición en una zona alta de San Marcos Sierras, alnorte de Capilla Del Monte y el otro al sur, en Cuchi Corral.La distancia entre uno y otro punto dista cerca de 20 kilóme-tros. Esas reuniones de meditación se venían realizando des-de varios días atras ya que el 9 de enero se habían cumplido10 años de la Huella del Pajarillo y quizás atraídos por la ideade que los aniversarios producen efectos similares esos dosgrupos, de muchos otros que realizaron mediataciones en di-ferentes puntos de la sierra, repitieron sus encuentros esasnoches sin suerte, hasta el 12 de enero. Esa noche en uno deel grupo que tomó como posta para su trabajo espiritual seencontraba Roberto Villamil, un conocido fotógrafo que tie-ne el honor de haber tomado las históricas fotos de la Ciudadde Erks, que salieran publicadas en los libros del Trigueirinho.Siempre listo para registrar con su cámara cualquier fenóme-no que se presentara ya se disponía a guardar su equipo cuan-do se produjo en el cielo algo increíble que pudo registrar yluego se llamaría el OVNI del 12 de enero de 1996.

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Lo interesante fue que el grupo que se encontraba en SanMarcos Sierras también pudieron presenciar esa luminosidad,pero a diferencia del grupo de Villamil ellos sí habían leído lahistoria de Carmen y José y no pudieron menos que relacio-nar una cosa y otra.

Recién al día siguiente, ambos grupos tomaron contactos yel grupo de Villamil supo que en un libro de alguna manerase anunciaba que en esa fecha algo ocurriría.

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Capítulo IVERKS, una ciudad

intraterrena habitadapor seres cósmicos

Lo que sigue es solo una aproximación a un tema quedesarrollé en el libro titulado La Ciudad Perdida de Erks.Sin embargo en este capítulo describo los puntos más rele-vantes de una historia que sería difícil de creer si no existie-ran tantos testimonios de quienes presenciaron las ceremo-nias de los Terrones, así como los datos ofrecidos por losdiscípulos más cercanos al doctor Acoglanis.

Por otra parte, importa señalar que la causa judicial por elasesinato de Acoglanis fue llevada a cabo por la jueza Servinide Cubría, y estuvo sospechada de irregularidades por la Cá-mara de Diputados de la Nación, junto con el llamadoYomagate. Otro dato importante: el asesino de Acoglanis sesuicidó en 1993, se llamaba Rubén Antonio, y era hermanodel financista Jorge Antonio, amigo y protector del GeneralJuan Domingo Perón.

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SARUMAH

Muy cerca de la sierra del Pajarillo, en una de las faldas delCerro Uritorco, el tiempo y la acumulación de sedimentosformaron extrañas formas donde hoy se pueden adivinar per-files de seres humanos, obeliscos, y la silueta difusa de unaciudad perdida. Ese conjunto de tierras rojas, casi piedras, sellama los Terrones.

En ese lugar, ubicado a unos 19 kilómetros del centro deCapilla del Monte, las noches más claras de principios de ladécada del 80, Sarumah, acompañado por sus seguidores yun grupo de invitados exclusivísimos, realizaba una ceremo-nia muy singular. Mientras sus seguidores rodeaban aSarumah, quien extendía sus brazos al cielo e invocaba enuna lengua que recordaba lejanamente al quechua, a los her-manos del cosmos. Según el profesor Terrera, que participóde esas ceremonias, esos eran mantras en idioma cósmico otibetano antiguo. Mientras una testigo, iniciada por Sarumahen los misterios de esas luces, asegura que éste le dijo que setrataba del irdin, el

La ciudad deErks, gráficocomputadorizadorealizado porChechi Peinado.

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sánscrito original, lengua original de los extraterrestres. Unfragmento de esas oraciones se transcriben a continuación:

Guana ImanuakGuana IgikunaGuana cuantiManuana ikuNaguana y muMaiuma guanaEne gu naiukGuana iguaikuanaGuana guanta...

Luego Sarumah dirigía su mano hacia un punto del cielo, ypedía que se prestara atención a los mensajes que emitíanunas luces que unos segundos antes parecían simples estre-llas. Las luces comenzaban a titilar de una manera extraña, ylos más sorprendidos eran aquellos que conocían perfecta-mente el mapa estelar, y sabían que esas luces no podían serestrellas. De inmediato, Sarumah bajaba el brazo para seña-lar un lugar oscuro en el valle, entonces exclamaba, mientrasmovía lentamente su mano frente a los ojos: “Los hermanosintraterrenos de Erks van a mostrarnos su ciudad”. Y dondeantes no había más que vegetación y oscuridad, comenzabana encenderse las luces de una ciudad, con sus edificios y suscalles. Sarumah satisfecho daba por terminada la ceremoniay emprendían el regreso. Sarumah hacía estas cosas porqueera el portero de la ciudad perdida de Erks.

EL DOCTOR ACOGLANIS

El doctor Angel Acoglanis era griego y se especializaba entécnicas de acupuntura, dígitopuntura y quiropraxia. Según

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Dos libros de Trigueirinho dedicados a Erks y Sarumah. Fueron editados en 1989 y1990 respectivamente por la Editorial Kier. En Erks, Mundo Interno, el autormenciona a Sarumah y oculta la ubicación de la ciudad intraterrena, mientras , enSeñales de Contacto, indica su cercanía con el Cerro Uritorco, y Sarumah es aludidobajo el nombre de El Pléyade.

se sabe había realizado estudios de metafísica en oriente.Luego en la Argentina se dedicó a sus tareas curativas, con-virtiéndose en un profesional respetado y exitoso. A partir dela década del 70 compró una casa en Quebrada de Luna, muycerca de los Terrones, donde pasaba la mitad de la semana. Elresto de los días los dedicaba a atender pacientes en su con-sultorio de Buenos Aires.

SARUMAH Y TRIGUEIRINHO

En 1985 Sarumah visitó al escritor brasileño Trigueirinhoque se encontraba en Buenos Aires dictando una serie de con-ferencias. De ese encuentro el brasileño escribió en su libroErks, mundo interno, “percibí que nos conocíamos desdesiempre. Tanto es así que ninguno de los dos preguntó nadasobre el otro. Sarumah traía consigo algunos papeles y un

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Primera edición de La Ciudad Perdida deErks, de Guillermo Dangel. Obra editadaen febrero de 1995.

gran sobre, que colocó ante mí. Era como si aquel encuentrose hubiera estado preparando hacía miles de años”. Luego,en otro encuentro, Sarumah le dijo con aire de broma aTrigueirinho: “ Soy el portero de Erks, mi tarea es conducira Erks a los que deben entrar allá. Al respecto, desde el pun-to devista terrestre, este nombre -que por otra parte, es unasigla- puede significar: Encuentro de los RemanentesKósmicos Siderales”. En esa misma obra Trigueirinho diceque Sarumah le describió la misión que debía realizar: “laevacuación masiva de millones de seres humanos que se efec-tuará cuando llegue el momento correcto. Ya se ha evacuadoa un número reducido de personas. Durante el último terre-moto de la ciudad de México, por ejemplo, fueron lle-vadoshacia Erks 5.000 individuos entre los considerados desapa-recidos”.

LAS CEREMONIAS

El doctor Acoglanis era el encargado de invitar a diferentespersonas a las ceremonias de Los Terrones o al Valle del Si-lencio, como también se suele llamar a esta zona. Estas invi

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El Valle del Silencio, del doctor GuillermoAlfredoTerrerra, fue publicado en 1989. En el últimocapítulo de esta obra, Terrera incluye una suertede dedicatoria que abre un nuevo interrogante.Dice Terrera:"Asimismo, debo mencionar al mae-stro Sarumah y sus provechosas enseñanzas, frutode las visitas que me efectuara en mi casa de SanIsidro durante algunos meses del año 1985.Igualmente, al extraordinario conocedor de man-tras y cantos sagrados de origen tibetano ycósmico, doctorAngel C.Acoglanis, quien realizóestudios metafísicos en lejanos países asiáticos,especializándose en técnicas médicas deacupuntura, dígitopuntura y quiropraxia. el doc-torAcoglanis y el Maestro Sarumah, son expertosen las entidades cósmicas y enla mitológica ciudadde Erks, del Sagrado Cerro Uritorco".

taciones se realizaban luego de una atenta y cuidadosa selec-ción. Según un testigo presencial, en un hotel de Capilla delMonte se realizaba una charla previa con los elegidos, a quie-nes se los invitaba a partir en coches hacia los Terrones a las10 de la noche. Si bien este lugar es privado, Acoglanis po-seía una llave del candado de la tranquera, y los automóviles,en fila india, remontaban la cuesta hasta llegar a la playa deestacionamiento del paseo. Allí se realizaban las ceremoniasdonde Acoglanis se vestía con una túnica blanca, y sus discí-pulos más cercanos lo llamaban Sarumah. Un habitante deCapilla del Monte, muy riguroso para juzgar estos fenóme-nos, como también estudioso de la astronomía, fue testigo deuna de las tantas ceremonia. De ella contó que antes de sor-prenderse con la aparición de la ciudad de Erks en otra di-mensión, Acoglanis-Sarumah les señaló la estrella Sirio, ysostuvo que Sirio era en realidad una Nave que eclipsa a unaestrella. Y cuando le pidió a la nave que respondiera a susaludo, con no poco des-concierto de parte del testigo, Siriose apagó y encendió tres veces.

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SARUMAH Y TERRERRA

También en 1985 Sarumah visitó al profesor Terrera en sucasa de San Isidro, en la Provincia de Buenos Aires. En esaoportunidad el portero de Erks lo invitó a llevar a los Terro-nes el Bastón de Mando o Piedra de la Sabiduría. Sin embar-go, en la actualidad, Terrera sostiene con énfasis que Sarumahy Acoglanis son personas distintas. Incluso asegura queSarumah le presentó al doctorAcoglanis en Córdoba. Ycuan-do se le pide a Terrera que describa la fisonomía de uno yotro, son tan distintos los detalles que aporta que todo resultaconfuso. Más allá de este extraño dato, Terrera, accedió arealizar el viaje, acompañado por la profesora Elsa Tear, quienaños después, relató esta experiencia en la revista Yoga Inte-gral :“ De pronto Sarumah pidió a Terrera que se adelantarahacia las luces con el Bastón de Mando. Las energías queSarumah denominaba las Naves debían cargar, mediante unaceremonia, a la Piedra de la Sabiduría con las Tablas de laLey para la nueva humanidad”.El doctor Angel CristoAcoglanis junto aRoberto Villamil,autor de todas lasfotos de este capítulo.Acoglanis lo bautizó aVillamil, un poco enbroma, un poco enserio, como el"fotógrafo Cósmico"ya que fue la únicapersona a quien losAncianos de Erks lepermitieron tomarfotos de la ciudad.

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A todo esto el lugar se encontraba poblado “de raras lucesque se elevaban en la sierra, el cielo y la vegetación. A ladistancia que nos encontrábamos parecían tener unos veintecentímetros de diámetro”. La profesora Tear refiere que lue-go de esa noche tuvo una serie de visiones y, al día siguiente,Sarumah-Acoglanis, -ella no duda que se trata de la mismapersona-, le reveló que ella era de otro planeta, un remanente,que debía cumplir una misión. Sorprendida le pidió que semanifestara tal cual era, a lo que Sarumah contestó: “Porahora no puedo mostrarme ante usted como soy realmenteporque usted se desmayaría. Por su vibración actual no lopo-dría soportar. Yo soy iridiscente. Soy un ser de luz”. Laprofesora Tear refiere también algo muy importante. “Desde

el primer momento enque nos conocimos,Sarumah me dijo quedebía partir muy pron-to, de ahí su prisa pormi preparación espiri-tual. Yo suponía que supartida sería en unaNave, pero nunca supu-se que fuera en formade muerte violenta,como aconteció”

EL CRIMEN

Lo ocurrido fue tansingular y misteriosocomo todo lo que rodeóa Acoglanis. En 1988estando en su consulto-

Acoglanis atendiendo en suconsultorio de Buenos Aires

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rio de Buenos Aires atendiendo a sus pacientes recibió la vi-sita de un amigo muy íntimo. Mientras sus pacientes espera-ban en una sala lo hizo pasar a la cocina, donde le sirvió uncafé. De improviso su amigo extrajo dos revólveres y le dis-paró el cargador en el pecho. Guardó el ar-ma en el bolsillo ypasó entre los pacientes aterrorizados de Acoglanis. A unoscincuenta metros del edificio donde estaba el consultorio deAcoglanis, en Callao y Las Heras se encuentra la Comisaría17, hacía allí se dirigió su matador. Este, cuando el policía deguardia lo detuvo, le dijo; “vengo a entregarme, acabo dematar a un brujo, y a los brujos hay que matarlos”. Estehombre fue considerado demente por la justicia y, tres añosdespués del crimen, se suicidó arrojándose de una terraza.

Si bien aquí parece terminar esta historia, a partir de la muertede Acoglanis, Trigueirinho publicó sus dos libros dedicadosa Erks y Sarumah: el ya citado Erks, mundo interno, dondeoculta el emplazamiento de la ciudad perdida, y Señales deContacto, obra dedicada íntegramente a esta ciudadintraterrena, y donde no deja dudas sobre su ubicación juntoal Cerro Uritorco. Muchas personas dicen haber ingresadomen-tal o físicamente a esta ciudad, a la que describen comoenorme y espaciosa, cruzada de canales secos donde transi-tan naves de luz o etéricas, y en cuyo centro se en-cuentra eltemplo de la esfera o de los tres espejos, con el cual seintercambian datos cósmicos y pueden seguir en detalle lavida de cada ser humano. Existen muchas grabaciones deaudio que son presentadas como el sonido que realizan estosgigantescos espejos cuando se mueven dentro del templo. Perodejemos a Sarumah describir este templo. Para ellotranscribimos el relato que le hizo a Elsa Tear. “Contamoscon tres tipos de espejos. Los primeros, más simples, son delapislázuli. A través de ellos podemos visualizar todo lo que

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pasa en el planeta. Lo que piensan y sienten cada uno denuestros elegidos a través de nuestras naves. Los segundosespejos son de oro y a través de ellos podemos saber todo loque pasa en la galaxia y en sus diversos sistemas solares,habitados por las distintas y variadas formas energéticas, yademás hacer una instantánea conexión entre nuestras na-ves madres y naves de rastreo, que hay millones de ellas enestos momentos rodeando a vuestro hermoso planeta Tierrapara vuestra protección. Y los terceros espejos están hechosde una aleación de minerales desconocidos por ustedes por-que no existen en la Tierra, mediante los cuales con la velo-cidad del pensamiento nos podemos intercomunicar con todoel Universo”.

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Capítulo VMitos, Leyendas y

Antecedentes(Antes del 9 de enero de 1986)

Es cierto que existen muchos casos semejantes al CerroUritorco en el resto del mundo, donde un accidentegeográfico se convierte en un centro de convocatoria espiri-tual, o la puerta a una dimensión mágica.

En algunos casos se trata de montañas gigantescas, cuyasenormes dimensiones le dan un carácter extraordinario por símismo. En otros, sus condiciones especiales se las otorga lacivilización o cultura que se desarrolló en su proximidad. Locierto es que el Uritorco no parece formar parte de ningunode estos ejemplos. Más bien, este cerro de poca altura, si se locompara con otras sie-rras de la misma provincia argentina,no posee otra condición extraordinaria que ser el más alto delas sierras de Punilla., quizá por ello el apelativo sexuado conel que se lo conoce: Cerro Macho, traducción del lenguajeaborigen Uri = Cerro, Torco= Macho.

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Pero fue siempre el centro de diferentes sucesos que signaronsu entorno. Aquí se relatan algunos de los antecedentes, co-menzando por las extrañas culturas indígenas que lo conside-raron sagrado.

POBLADORES INDIGENASAMPAJANGOS Y AYAMPITINES

La zona que rodea el Cerro Uritorco fue habitada por lacultura comechingona. Sin embargo una serie de estudios re-cientes realizados por un grupo de arqueólogos de la Univer-sidad de Córdoba, en los terrenos que fueron inundados porel dique el Cajón, dan cuenta de la presencia en el lugar dedos grupos culturales anteriores a los comechingones.

Una de ellas se trata de grupos indígenas llamadosAmpajango, con 10.000 años de antigüedad. Según lasexcavaciones realizadas los Ampajangos habitaron las proxi-midades del Uritorco después de la cultura Ayampitín.

Lo cierto es que los tres grupos indígenas consideraron alCerro Uritorco, como también el paraje conocido como ElZapato, como un centro de convocatoria mítica-religiosa, don-de se desarrollaban ritos calendáricos periódicos.

Con respecto a estos rituales, el profesor Terrera, refiereque los comechingones realizaban danzas tomados de la manomientras entonaban cantos mántricos. Para estas ceremoniasse cubrían la mayor parte del cuerpo y la cabeza con un capu-chón negro con orejas paradas y aberturas para la boca y losojos, como también se pintaban la mitad de la cara de colornegro y rojo. Estos detalles pueden observarse en el arte ru-pestre de los comechingones, esparcido en diferentes puntosde la provincia.

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CONQUISTA

Al llegar los españoles a estas tierras, los comechingones,se mostraron reacios a aceptar la servidumbre que les exigíael conquistador. El primer acto de resistencia se produjo en elsegundo año de la fundación de Córdoba, cuando un grupode indios mataron al Capitán y alcalde Blas Rosales y sushombres. Para castigar esta rebelión, el Teniente GobernadorDon Lorenzo Suárez de Figueroa envió una expedición queenfrentó a los comechingones en el cerro o peñón deCharalqueta (Ongamira), donde éstos se habían fortificado.

El lugar era de difícil acceso, y los indios pudieron burlarsedurante días del asedio de los españoles, mientras los ataca-ban con flechas y sus bolas arrojadizas. Pero los españolesrealizaron un rodeo con sus caballos, y al llegar a la cima delpeñón, exterminaron a los comechingones. Según la leyendamuchas mujeres que acompañaban a sus hombres se arroja-ron desde la cima cargando en sus brazos a sus hijos, prefi-riendo la muerte a la esclavitud.

La viruela, el hambre y los trabajos forzados lograron queen menos de cien años del ingreso de los españoles a la re-gión, los comechingones resultaran diezmados.

COMECHINGONES:UNA CULTURA PECULIAR

En realidad, es muy pocos los datos que se poseen sobre loscomechingones. Así como se desconoce su lengua, no se sabeel nombre que se daban, ya que Comechingón era el apelati-vo con el cual los identificaba los Sanavirones, un pueblovecino que ocupó la región noreste de Córdoba. LosSanavirones poseían rasgos étnicos similares al de los indí-genas del norte

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argentino y un carácter mucho más sumiso ante el invasor.En cambio los comechingones resistieron a los españoles hastasu total exterminio, apenas 50 años después del ingreso delos europeos a esa región de América.

Sin embargo, a las referencias históricas sobre losComechingones se debe agregar los estudios realizados porel profesor Alfredo Terrera, quien plantea en una serie de li-bros, especialmente en El valle de los Espíritus, que estacultura fue poseedora de conocimientos telúricos mágicos pe-culiares.

Terrera refiere las diferentes características físicas de loscomechingones con respecto a otros grupos indígenas de lazona, ya que eran de gran altura, y llevaban barbas largas yespesas, mientras sus cabellos eran de color claro.

Entre otros detalles interesantes Terrera refiere que los mor-teros de piedra que abundan en diferentes puntos cercanos alUritorco, no sólo cumplían una función alimenticia, tambiéneran empleados en ritos mágicos y sagrados. En la parte infe-rior de los morteros “estaba representado el cosmos con suscampos de fuerza destrógiros y levógiros, y esta energía sepodía percibir con sólo introducir la mano dentro de la con-cavidad del mortero. Si éste poseía poderes mágicos, el ali-mento preparado dentro del mismo adquiría la fuerza cósmi-ca que se transmitía a quienes lo comiesen”. También diceTerrera que, “los comechingones, como habitantes de las se-rranías cordobesas, convivieron con los cerros, hondas que-bradas, los valles luminosos, y los arroyos y ríos de aguastransparentes. De allí su gran capacidad de observación ymeditación, que con el transcurso del tiempo se convirtió ensabiduría empírica y mágica que les permitió crear valles delos espíritus o quebradas del silencio. Ellos aseguraban verhombres que solían caminar por las sierras y desaparecer deimproviso; seres que venían de la profundidad de la

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tierra... También los Comechingones contemplaron embele-sados las luces o entidades cósmicas que surcaban el cielonocturno”.

El profesor Terrera avanza todavía más en su explicaciónsobre los misterios que rodeaban a los Comechingones, y en-cuentra un nexo con el hallazgo de un Bastón de Mando oPiedra de la Sabiduría, efectuado en 1934 en las cercanías delUritorco, por parte de Orfelio Ulises. Este maestro ocultistahabría obtenido la información sobre el Bastón de Mando enla doble ciudad tibetana de Samballah, donde estudió duranteocho años. Allí le fue revelada la ubicación del Toqui Lítico,que según Terrera, fue ordenado construir “con piedra de ba-salto por el Gran Cacique Voltán o Multán de loscomechingones, hecho acaecido hace más de 8.000 años.”

Este bastón se encuentra en manos del Profesor Terrera desdeel 26 de setiembre de 1948, cuando le fuera entregado, segúnsus escritos, por decisión de un grupo de Maestros.

En este bastón, que posee una forma cónica perfecta y unalongitud de 1,10 metros, se encontraría mágicamente codifi-cada toda la sabiduría de la humanidad.

El hecho de que el Bastón haya sido encontrado en las proxi-midades del Cerro Uritorco respondería a que este mojón depiedra señalaría el centro de un triángulo menor de fuerzascuyos vértices descansarían en Jesús María, Serrezuela yConlara.

Pero a este tema, Terrera agrega un nuevo elemento, toda-vía más mítico y extraordinario en su trabajo AntropologíaMetafísica donde refiere: “es sabido que el caballero Pársifal-custodio insobornable del Vaso Sagrado- viajó con él y conla Cruz Templaria, partiendo del puerto de Rochedalle haciael año 1170, con el objeto de depositar el Santo Grial juntoal Bastón de Mando, en la cordillera de Viarava. Esta cordi-llera, así denominada por aquel entonces, especialmen

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te por el minnesinger germano Wolfram von Eschenbach ensu inmortal poema Parsifal, es conocidaactualmente comoSierras Chicas de Córdoba, lugar donde se eleva el SagradoCerro Uritorco”.

Una cuestión interesante abordada por Terrera en su libroEl valle del los Espíritus, es la siguiente: “No olvidemos queeste cerro, muestra en su superficie varios cráteres de volca-nes aparentemente apagados, según una creencia generali-zada. Ahora bien, estén totalmente apagados o se encuentrenpotencialmente activos, lo real es que se han hallado canaleso troneras abiertos desde la corteza interior del planeta Tie-rra”.

En cuanto a este punto, se ha planteado hace muchos años,la posibilidad de que en el interior del Cerro Uritorco existangalerías que comunican con enormes salas. Esta creencia hallevado a incontables exploradores a buscar las cuevas de in-greso o, los llamados, respiraderos del Cerro, sin que hasta elmomento se haya logrado ubicarlos. De todos modos existenalgunas referencias generales para hallar esas entradas. Unade ellas se encontraría en la falda opuesta al paraje Ojo deAgua, otra en el cerro Overo, y uno de los respiraderos másimportantes, cerca de la cumbre, en un cerrito muy próximo ala cruz que señala la máxima altitud.

Con todos estos elementos el profesor Terrera demuestrano tener dudas de que el Cerro es un centro sagrado, comotambién las condiciones herméticas de la zona, por eso noduda en relacionar esta elevación con “las luces del espacio,la ciudad de Erks, los Tres Espejos, el rito Solar y el Bastónde Mando, y su portador o poseedor, a los cuales se denomi-na en lengua cósmica o tibetana como Ique Simihuinqui.”

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UNA LEYENDA INDIGENA

A continuación, referiremos una leyenda muy antigua queseñala el origen del Cerro y echa luz sobre su nombre. Secree que lahistoria pertenece a los comechingones, quienes latransmitieron a los españoles.

Hace mucho tiempo un cacique gobernaba con rectitud yjusticia a su pueblo. El cacique había logrado dominar lasfuerzas de la naturaleza y los cielos, de las que se valía paraproteger a los suyos de todos los males. Esos conocimientoslos había obtenido en las profundidades de una cueva, quesólo él conocía.

Un día, una tribu enemiga que codiciaba esos poderes, de-cidió atacar el pueblo del Cacique. Entonces se pusieron enmarchar con sus mejores armas, pero ocurrió algo imprevis-to. Cuanto más empeño ponían en acercarse a sus enemigos,las sierras por donde caminaban se volvían desconocidas. Nosólo eso, también el sol parecía cambiar de lugar; y a la no-che, las estrellas se desordenaban. Una mañana creyeron en-contrarse muy cerca de la ciudadela del Cacique. Ya se pre-paraban a lanzar el ataque cuando se dieron cuenta de que erasu propio pueblo. El Cacique se había burlado de ellos. Du-rante días habían caminado en círculo. El poder del Caciqueformaba una muralla de confusión que hacía perder a todoaquel que deseara el mal para su pueblo. A partir de ese día,juzgaron inútil todo ataque, pero no se dieron por vencidos, yesperaron el momento propicio para vengarse.

Pasó el tiempo. Un día el Cacique fue padre de dos hermo-sas criaturas. Una y otra eran tan parecidas, que hasta la ma-dre tenía que hacerles una marca con un carbón para distin-guirlas. Cuando el pueblo enemigo se enteró de este naci-miento tuvie

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ron una idea. Sabían muy bien que sólo aquellos que se acer-caran con buenas intenciones lograrían encontrar las tierrasde sus enemigos, así que separaron de la tribu a dos varonesrecién nacidos, y los criaron alejados de odio hacia el pueblodel Cacique. El plan era perfecto. Cuando los varones se hi-cieron hombres se los invitó a emprender viaje hacia las tie-rras del Cacique. Allí fueron recibidos con afecto, y no tarda-ron en enamorar, -con amor verdadero-, a las hijas del Caci-que. Y como no podía ser de otra manera, se casaron conellas. Con el tiempo los jóvenes sintieron deseos de volver avisitar el lugar donde habían sido criados, y retornaron a sutierra. Había llegado el momento esperado durante tanto tiem-po por lo enemigos del Cacique. Se los recibió con contenidaexpectación, y cuando los jóvenes se saciaron de recuerdos,emprendieron el camino de regreso para reencontrarse consus mujeres. Pero a diferencia del viaje de ida, esta vez fue-ron acompañados por una avanzada de guerreros que, ocul-tos y a prudente distancia, señalaron cada rincón del camino,para guiar al grueso del ejército. El resto es muy triste contar-lo. Apenas lograron entrar a las tierras del Cacique, asesina-ron a toda persona que se cruzaba en su camino. La matanzafue terrible. Los jóvenes esposos no podían entender lo quesucedía, y aunque habían sido preparados para el amor y lapaz, defendieron el pueblo de sus mujeres. Incluso uno deellos murió en la pelea, mientras el otro fue apresado junto alCacique, su mujer y sus hijas. Después de esperar tanto tiem-po tenían en sus manos al Cacique, y se dispusieron a arran-carle el secreto de la cueva oculta. Pero el cacique se negó ahablar. No pronunció palabra, ni siquiera cuando fueron tor-turadas hasta morir su mujer y sus hijas. Mucho menos cuan-do él mismo fue atormentado durante días. Pero cuando elcacique estaba por expirar, su rostro se transformó hasta asus-tar a sus enemigos, entonces lanzó un grito de

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dolor que hizo temblar la tierra y oscurecer los cielos. En elsuelo se abrieron enormes rajaduras donde fueron cayendolos enemigos del cacique; el resto lo hizo el fuego que saltódesde el fondo de la tierra, y el que cayó del cielo. Fue enton-ces cuando el cacique, llamado Uritorco, se hizo Cerro. Surostro puede adivinarse en los pliegues de la pendiente quemira al oeste. Sus hijas se volvieron el cerro Las Gemelas, yla mujer del cacique se convirtió en el río que acaricia eterna-mente ambos cerros, y se lo llama Calabalumba al pasar jun-to al pueblo. El perfil del joven que murió defendiendo a unade las hijas de Uritorco, también fue eternizado, y puede ver-se en Los Terrones. Todos murieron ese día, salvo el jovenque había sido apresado, quien sobrevivió para poder contarlo ocurrido.

Es una leyenda, pero en Capilla del Monte se dice que quienno quiere bien al pueblo se pierde antes de llegar, o más tem-prano que tarde es tragado por la tierra; porque el Cerro, aun-que no lo parezca, está vivo y continúa protegiendo a los su-yos.

POBLAMIENTO

En lo que hace a los estrictamente histórico, a la llegada delos españoles los alrededores del cerro Uritorco fueron po-blados por las huestes que arribaron a la zona junto al funda-dor de Córdoba, Jerónimo Luis de Cabrera. Uno de los laderosdel fundador, Don Bartolomé Jaimes fue a quien se le otorgóla mayor cantidad de mercedes de tierras en la provincia. Susposesiones llegaron a ocupar todo el norte de Córdoba. Lue-go logró que sus dominios se extendieran a todo el norte delValle de Punilla; desde las actuales localidades de VillaGiardino hasta Escobas. Estas tierras las repartió entre sushijos. Capilla del Monte tiene su origen en una merced detierras llamada

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Gualamba (hoy Balumba), que se extendían en un períme-tro similar al actual. Esta merced fue dada el 30 de diciembrede 1575 por Don Lorenzo Suárez de Figueroa, a Doña LucíaGonzález Jaimes, hija del cofundador de Córdoba, DonBartolomé Jaimes. Doña Lucía y su esposo, Juan Maldonado,no ocuparon las tierras las que fueron vendiendo a diferentesparientes hasta que, pocos años después quedaron en manosde Don Miguel Jaimes, quien realizó el primer poblamiento.Entre 1695 y 1719 el dueño de esa zona fue el Capitán Anto-nio de Ceballos. Este hizo construir la Estancia de Balumba yla Capilla de San Antonio del Monte, que le dio el nombre alpueblo.

CAPILLA DEL MONTE

La estancia del Capitán Ceballos la compró el alemánAdolfoDoering a fines del siglo XIX. Este había llegado al país poriniciativa del Presidente Sarmiento, y se desempeñó comocatedrático en la Facultad de Ciencias Exactas de la Univer-sidad de Córdoba, Director de laAcademia Nacional de Cien-cias, y Director de la Comisión Científica que acompañó alGeneral Roca a su Campaña al Desierto. Doering fue el ver-dadero urbanizador de Capilla del Monte. En 1885 unificólas tierras y realizó la planta urbana del pueblo. Para esa tareacontrató a dos ingenieros suizos, quienes realizaron el traza-do de las calles sobre los viñedos y a lo largo del ferrocarril,encauzando las barrancas y cañadas en túneles que se con-vertirían en el desagüe pluvial y cloacal de la villa. Marcaronlos lotes de las plazas, edificios públicos, colegios y cemen-terios. Doering también mandó demoler la vieja capilla. El

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nuevo edificio comenzó a construirse a partir de 1900, con-cluyendo en 1910.

A partir de ese momento se comenzaron a levantar enormescaserones que le dieron a Capilla del Monte su característicoaire señorial.

Durante toda la primera mitad de este siglo, la villa se fuepoblando rápidamente de inmigrantes italianos, españoles yárabes. En la actualidad, a los descendientes de éstos se hacomenzado a incorporar un nuevo tipo de pobladores, veni-dos de las ciudades del país, en particular de Buenos Aires,que en estos últimos años han generado una dinámica inéditaen el pueblo. La población de Capilla del Monte se calcula en13.700 habitantes.

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Capítulo VIDos personajes

enigmáticosHUERTAS MALASEL ERMITAÑO

Este paraje se encuentra a 10 kilómetros del pueblo, y porlo menos la mitad del trayecto debe realizarse bordeando unriacho que cae entre empinadas cascadas. Se trata de uno delos lugares más atractivo de la sierra, donde perdura una huertasalvaje que a finales de marzo y abril da sus primeros frutos.

A principios de siglo la huerta fue cultivada por un miste-rioso personaje llamado El ermitaño, que vivió en una grutadel lugar, y que aún se puede visitar.

De este hombre se sabe muy poco, casi nada. Por unas ins-cripciones que se conservan en la gruta se supone que en 1917ya vivía en el lugar. Los viejos habitantes del pueblo, salvocontadas excepciones, jamás pudieron hablar con él, y mu-chos ni siquiera lograron verlo en los casi 30 años que andu-vo por las sierras. Una vez por mes bajaba desde HuertasMalas para canjear en La Toma cueros, miel silvestre o algu-nos frutos, por especies u otros alimentos. Muchos cuentanque si se lo se

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guía por un sendero solía desaparecer como un fantasma. Sonmuchas las versiones sobre las razones que llevaron a estehombre a vivir aislado de la sociedad, y a medida que pasa eltiempo el misterio alrededor de su solitaria figura se agigantahasta extremos inconcebibles. Ultimamente muchos sostie-nen que no era terrestre, y tenía por misión estudiar la regiónpara preparar los contactos y avistamientos que hoy son tanfrecuentes. Esta versión se basa en la percepción de muchossensitivos y radiestesistas, que presienten en Huertas Malasenergías superiores a las que se detectan en otros lugares delvalle.

Pero los decires más razonables lo hacen alemán, holandéso criollo, y sostienen que su marginación se debió a que elermitaño tenía una deuda con la justicia. Según parece habíaasesinado a su mujer, quien lo engañaba con su mejor amigo.

Escapando de la ley de lo hombres se internó en la sierra,donde no pudo, sin embargo, escapar a la ley de Dios. Mu-chas veces, quienes andaban cerca de Huertas Malas, escu-chaban los gritos desgarradores de ese hombre; gritos que nolos provocaba ningún dolor físico, sino otro tipo de dolor,más profundo e incurable. Su cuerpo fue encontrado en unsendero medio devorado por un león del monte. Siempre sedijo que así murió, aunque tal vez los animales dieron cuentade un cuerpo que sólo fue un disfraz, con el cual ocultó siem-pre su verdadera naturaleza.

CHARBONIERDON PEPE SEGUNDO,EL AHIJADO DEL DIABLO

Este es uno de los personaje más interesantes que vivió enla zona, en la primera mitad de este siglo, y dio mucho quehablar; y de él siguen hablando los habitantes viejos de Capi-lla

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del Monte, Charbonier y Copacabana. Estos dos últimos lu-gares se encuentran muy cerca de Capilla del Monte.Charbonier está muy cerca de la sierra del Pajarillo. Su po-blación, que a principios de siglo superaba a la de Capilla delMonte, se ha reducido hasta el extremo de parecer un pueblofantasma. Mientras Copacabana, en el departamento deIschilín, es un territorio de sierras leves, cubierto de palmerasdonde, dispersas y silenciosas, sobreviven unas pocas casas.Para darse una idea de lo aislado que está todo eso de la civi-lización, basta decir que el centro urbano de Copacabana loocupan dos medias manzanas. Sin embargo, en el casco deuna estancia tradicional de la zona, se levanta una capilla cons-truida en 1842, donde se reúnen cerca de 6.000 personas parahomenajear a la pequeña y milagrosa imagen de la virgen deCopacabana, todas las primeras semanas de febrero. Hay algomás en Copacabana, y puede verse desde el campanario delpequeño templo: la entrada a la Salamanca, o si se prefiere, laentrada al infierno.

En estos lugares transcurrió la vida de Don Pepe Segundo,de quien se dijo que fue ahijado del diablo. Por supuesto esdifícil escuchar esta afirmación en boca de los testigos que lotrataron; todos ellos mayores de 60 años. Sólo cuando se halogrado ganar la confianza de quien lo conoció, surge la sos-pecha satánica. Porque el miedo hacia ese hombre, -al que selo describe alto, siempre con sombrero negro, muy buen mozoen su juventud, y en la madurez deformado hasta extremosincreíbles-, continúa.

Cuentan que Don Pepe siempre tuvo plata. Sus negociosfueron prósperos; tuvo las mujeres más bellas y jóvenes de laregión, -tantas como hijos naturales y legales se le atribuyen.Nadie quiso nunca jugar a los naipes con él porque se lo sa-bía imbatible. Y cuando no tenía a quien engañar con las car-tas, las barajaba como un mago de feria para diversión de laconcu

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rrencia; incluso hacía ese truco de romper un huevo en unsombrero, batirlo y después devolverlo tan secos como le fueentregado. Pero un día bebió más de la cuenta, y tiró el mazode cartas al techo, y éstas se quedaron pegadas y esparcidasen el cielo raso, como si arriba fuera abajo. Entonces comen-zó a preguntarle a los presentes: “¿qué carta quieren que cai-ga primero?”. Y las cartas fueron cayendo de a una, segúncada pedido, como si las cartas le obedecieran. Esa no-che eltruco no divirtió como otras veces; causó miedo. Otra noche,en Charbonier, bebió hasta quedarse sin plata. Como él tam-bién era comerciante no pidió fiado. Dijo que se iba a su casaa buscar dinero. El vivía en Copacabana, una distancia quedesde Char-bonier, lleva cerca de dos horas, dos horas y me-dia recorrerla a caballo, ida y vuelta. A la media hora estabade vuelta. Se sabía que Don Pepe tenía dinero escondido encada rincón de la sierra, así que se pensó que había ido aalgún escondite cercano. Siguió bebiendo hasta muy tarde, ypor fin se fue.

A la mañana siguiente regresó para hablar con el dueño delalmacén donde había estado perdiendo el tiempo, y le dijoque le venía a pagar. El hombre se sorprendió pero igual fue-ron a la caja. La abrió, y entre la plata encontró chalas corta-das del mismo tamaño que los billetes. Le cambió una chalapor billete. Quedaron a mano. Esa noche habían atendido trespersonas distintas y ninguna se había dado cuenta del cam-bio.

Pero a medida que pasaron los años la gente le comenzó atemer más y más, sobre todo los padres con hijas jóvenes,porque de los bailes siempre se llevaba a las más hermosas.Una vez una mujer pudo resistirse a su misteriosa seducción,entonces Don Pepe movió una mano y, así cuentan, a la pobrese le cayó el vestido al suelo.

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En otra oportunidad se enojó con alguien, se sacó el cinto ylo arrojó sobre una mesa; cuando el cinto llegó a la mesa yaera una víbora.

En cuanto a las mujeres que vivieron con él, todas termina-ron por escaparse de su lado. Por ellas se supo que Don Pepesalía a la noche con un libro de muchas páginas, y les hacíacomentarios tan raros como que estaba aprendiendo a volar,o que había estado caminando bajo la tierra.

Los hombres que trabajaron con Don Pepe Segundo cuen-tan que les hacia bromas extrañas. “Vaya a buscar una botellade vino”, les decía, ellos levantaban el brazo para alcanzarlade un anaquel pero la botella volaba al encuentro de la mano.Entonces Don Pepe se reía a carcajadas.

Una mañana iba a Capilla del Monte con su chatita, acom-pañado de un chico que oficiaba de ayudante. En mitad delcamino era tan espesa la niebla que no podían seguir avan-zando. Se bajó insultando y le ordenó al chico que no se mo-viera de la chata por nada del mundo. El chico vio como DonPepe desaparecía entre la niebla, y a los pocos minutos, estase disipó. Volvió entonces Don Segundo, y otra vez la carca-jada.

Nadie olvida sus ojos profundos, sobre todo cuando se co-menzó a poner viejo; y algo desagradable, tenía los dedosgordos de los pies largos y torcidos, con uñas largas que secruzaban sobre los otros dedos.

Los últimos meses de Don Pepe Segundo fueron terribles.Lo abandonó la que sería su última mujer; sólo una hija cui-daba de él. En las noches ya no podía dormir. Y aunque lagente le escapaba no había noche que no se lo encontraran enmedio de la sierra, gimiendo y hablando con las sombras,gritando y maldiciendo. Una noche quemó algo en una foga-

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ta, ¿el libro?, ¿papeles? Su hija se asomó por la ventana, y élla mandó a dormir. Y aunque nunca es suficiente la distanciaen esas sierras para apagar un ruido fuerte, se alejó lo necesa-rio para que no fuera su hija la primera en encontrarlo; y sepegó un tiro en la cabeza.

Así terminaron los días de un hombre extraño, que algunoslo creyeron una víctima del diablo, y otros lo sospecharon unestudioso de los secretos de la magia negra, o de los misteriosEsotéricos, conocimientos que desperdició en juegos de sa-lón y amores extraviados.

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Capítulo VIILos nuevos habitantes

El repentino interés que suscitó el cerro Uritorco, a partirde 1986, llevó a muchas familias de la ciudad de Buenos Ai-res a mudarse a Capilla del Monte. Creándose en el puebloun núcleo poblacional que convirtió a este lugar en un verda-dero laboratorio social de búsquedas alternativas. De esta ma-nera el pueblo sufrió una serie de transformaciones que re-percutieron en su infraestructura urbana y económica. En po-cos años se construyeron cinco hoteles de categorías, se abrióuna radio, dos canales de cable, por lo menos cinco comedo-res naturistas, se inició también una forma de turismo espiri-tual-esotérico de alto nivel, se fundó un barrio de artesanos,templos budistas e hinduístas, y por lo menos se asentaron enla zona cinco grupos, algunos de los cuales permiten la califi-cación de espirituales y otros de sectas poco agradables. Locierto es que en poco tiempo y, sin duda debido a la huellaelíptica que quedó impresa en la ladera de un cerro, Capilladel Monte se convirtió en uno de los lugares más interesantese intensos del Valle de Punilla.

Una extensa nota publicada en la revista del diario Claríndel domingo 3 de octubre de 1993, titulada Capilla del Mon-te. La meta de los que buscan un lugar en el mundo, fir-mada por Ricardo Acebal, describe el brusco cambio sufridopor la villa a través del testimonio de los nuevos habitantes:

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«En Capilla del Monte, un pueblo del noroeste de la pro-vincia de Córdoba, ha comenzado a producirse un fenómenode repoblación con características inéditas, que recuerda,lejanamente, lo ocurrido a finales de la década del 60 en ElBolsón, Río Negro. En cinco años se establecieron allí 2000nuevos habitantes, una cifra significativa si se considera quehasta entonces la villa contaba con 7.700 personas. Sin em-bargo, los «nuevos capillenses» sólo tienen en común conaquellos pintorescos hippies de los 60 su rechazo a la frenéti-ca vida de las ciudades y un profundo apego a la naturaleza.Nada más.

Los nuevos pobladores de la localidad abandonaron sus ac-tividades como profesionales, comerciantes y empresarios quedesarrollaban en grandes centros urbanos, para convertirse,de un día para otro, en artesanos, agricultores, panaderos, ho-teleros, libreros esotéricos, expertos en piedras energizadas oterapeutas alternativos. Todos coinciden en que la decisiónse debió a una imperativa necesidad de ´vivir mejor´, en unlugar que les ofrecía condiciones naturales y espirituales ex-traordinarias por la presencia del cerro Uritorco. Esta moleha ganado cierto renombre internacional desde 1986, cuandose informó sobre el avistamientos de platos voladores en lazona. A partir de ese momento hay quienes creen que es unabase oculta de descenso de OVNIs y quienes piensan que setrata de un centro de energía que convoca a aquellos que es-tén dispuestos a iniciar una transformación espiritual. Los queencontraron motivos para mudarse ofrecen testimonios queen algunos casos resultan conmovedores.

«Dios quiso que estemos acá, en paz, en comunión con El -dice Sergio Sedita, un ex vendedor de productos alimenticiosde Rosario que se instaló en el pueblo con su esposa, CristinaVechio, quien trabajaba en una inmobiliaria de aquella ciu-dad -

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. Antes nos iba bien económicamente, pero buscamos unamanera de vivir en paz. Al principio uno se imagina que va aaislarse y a formar su propio paraíso, pero hacer el pan nospermitió comunicarnos con los demás».

El matrimonio vive con sus dos hijos, Yamil, de 7 años, ySofía, de 3, en una amplia casa ubicada al pie del Uritorcodonde producen panes artesanales.

Un profunda búsqueda espiritual también llevó hasta Capi-lla del Monte a la esteticista Beba Scally quien aplica trata-mientos naturales y basados en la bionergía. «La energía tie-ne un ying y un yang, un polo positivo y otro negativo- seña-la- . Capilla tiene los dos tipos de energía en equilibrio: laenergía receptiva que es la que te da y vos incorporás, y laexpansiva que va hacia afuera. Es muy fuerte, por eso haygente que no puede quedarse aquí». (...)

Para el médico cardiólogo doctor Eduardo Zembone y sumujer, la maestra Myriam Sánchez, la decisión surgió unanoche de diciembre de 1990 en sugestivas condiciones. Lapareja se encontraba de vacaciones acampando junto al ríoCalabalumba que desciende del Uritorco. De pronto vieronuna luz a gran altura. «Fue más rápido que un flash -dice ella-. La sensación era que se abría algo y dejaba ver más . Fue unguiño, un «métanle», una suerte de mensaje codificado querecibimos los dos. Al analizarlo nos sintonizamos con la ne-cesidad de cambiar nuestras vidas. Entonces abrazamos laterapia con piedras.» Se refiere a la gemo-terapia, una técni-ca alternativa que se emplea con la finalidad de armonizar elorganismo mediante piedras. Para el doctor Zembone estaterapéutica no era desconocida. Mientras trabajaba en el hos-pital Durand, de la Capital Federal, se dedicó a investigarmétodos no convencionales. «Leímos, trabajamos con mu-cha gente- sigue Sánchez-, pronto decidimos radicarnos en lasierra.» (...)

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Javier Peralta Ramos llegó hace 4 años a ese pueblo que ha-bía conocido cuando era chico. Fue para hacer un curso decontrol mental y biopsicoenergía, y en esa oportunidad expe-rimentó algo especial. «Es un lugar tan fuerte que me pegó entodo sentido», afirma. Por eso regresó con frecuencia, hastaque un día entendió que «el hombre viene al mundo para bus-car su esencia y ser feliz», y se propuso dejar todas sus activi-dades en Buenos Aires donde no sufría problemas económi-cos (fue productor de televisión y radio, tenía una inmobilia-ria). Desde hace un año vive en la pequeña localidad cordo-besa donde organiza tours ecológicos y de aventura. «La ex-cusa es que yo hago turismo de aventura y puedo transmitir alos visitantes todo lo que es Capilla. He tenido experienciasmuy reveladoras que me han dado esta tranquilidad de saberque estoy en el lugar correcto haciendo lo que tengo que ha-cer. Aquí viene gente para encontrarse consigo mismo, parameditar, para estar bien.»

Fernando Zanotti, un arquitecto salteño que vivía en Bue-nos Aires llegó a Capilla del Monte de vacaciones con suesposa Olga y sus tres hijos. Terminaron levantando su casaen la ciudad e instalando una hostería. Para Elvira Macri, surelación con el lugar puede explicarse como de «amor a pri-mera vista», dice. Residía con su familia en Martínez, pro-vincia de Buenos Aires y veraneaba en el pueblo, hasta quesintió una poderosa necesidad de permanecer allí y, aunquehasta el momento no se había dedicado a esa actividad, cons-truyó el hotel Kuntur, quizá uno de los más importante delvalle...

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