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RESUMEN Una comparación entre las trayectorias de las cul- turas Valdivia y Caral-Supe vislumbra dos procesos civilizadores en el tercer milenio a.C. Destaca el con- traste entre los dos casos, uno caracterizado por la producción de cerámica, y el otro por la construc- ción de monumentos arquitectónicos. Se puede in- ferir que los agentes aristocráticos que emergieron en ambos contextos adoptaron distintas estrategias para alcanzar el poder y crearon sistemas diver- gentes, uno más inclusivo y heterárquico, y el otro corporativo y jerárquico. PALABRAS CLAVE Valdivia, Caral-Supe, Proceso civilizador, Produc- ción de cerámica, Construcción de monumentos. VALDIVIA Y EL PROCESO CIVILIZADOR DEL TERCER MILENIO A. C. Karen E. Stothert Center for Archaeological Research, The University of Texas at San Antonio, San Antonio, Texas 78249 USA ([email protected]). El objetivo del presente trabajo es destacar las dife- rencias entre la trayectoria de Valdivia y la de Caral- Supe, con respecto al desarrollo de la desigualdad social. Vale la pena comparar los dos casos, ya que son formaciones culturales contemporáneas pero muy diferentes, y porque ambas lograron transfor- marse en sistemas más complejos entre 3000 y 1500 años antes de Cristo (fechas calibradas). En las dos regiones los creativos procesos sociocul- turales dieron por resultado avanzados desarro- llos técnicos, sociales, políticos y religiosos. En este ensayo se ofrece una breve descrip- ción de la evidencia que es la base de la interpreta- ción actual de la trayectoria Valdivia. La inferencia de la organización socio-política Valdivia es un tra- bajo en marcha -como lo es también en el caso Caral- Supe. Para explorar los dos casos contrastantes, se imaginan las actividades de los agentes del cambio organizativo, los jefes y jefas de familia, los líderes comunales, y luego las autoridades aristocráticas que participaron en la transformación sociocultu- ral. Este proceso se entiende como creativo, sor- prendente, idiosincrático, contingente y multilineal. VALDIVIA Y CARAL-SUPE, UNA COMPARACIÓN En el nivel material, Valdivia se destaca por su obsesión con la producción cerámica, y Caral por su «pasión por la obra arquitectónica» (Shady 2003a:332). Se supone que este contraste y las otras diferencias entre las dos formaciones socio- culturales se basan en algunos factores que inclu- yen diferencias ambientales. Se puede plantear que los distintos factores ambientales condicionaron las estrategias de los aristócratas aspirantes de las dos sociedades. La costa del Ecuador se cono- ce por su biodiversidad, y por ello las comunida- des valdivianas evolucionaron en un mosaico de ambientes aluviales (de buen potencial agrícola), con acceso a bosques tropicales y recursos mari- nos. Karen Stothert ABSTRACT This comparison between the Valdivia cultural formation and that of Caral-Supe allows us to glimpse two processes which resulted in greater social complexity in the third millennium B.C. Emphasis is placed on the contrast between the two archaeological patterns: one characterized by its ceramic production and the other for building monumental architecture. We infer that aristocratic agents, who emerged in both contexts, adopted contrasting strategies for amassing power and created divergent systems, one more inclusive and heterarchical, and the other more corporate and hierarchical. KEYWORDS Valdivia, Caral-Supe, development of social complexity, ceramic production, monumental architecture. Nayra Kunan Pacha 1(1), 2008: 1-18 Revista de Arqueología Social

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RESUMEN

Una comparación entre las trayectorias de las cul-turas Valdivia y Caral-Supe vislumbra dos procesoscivilizadores en el tercer milenio a.C. Destaca el con-traste entre los dos casos, uno caracterizado por laproducción de cerámica, y el otro por la construc-ción de monumentos arquitectónicos. Se puede in-ferir que los agentes aristocráticos que emergieronen ambos contextos adoptaron distintas estrategiaspara alcanzar el poder y crearon sistemas diver-gentes, uno más inclusivo y heterárquico, y el otrocorporativo y jerárquico.

PALABRAS CLAVE

Valdivia, Caral-Supe, Proceso civilizador, Produc-ción de cerámica, Construcción de monumentos.

VALDIVIA Y EL PROCESO CIVILIZADORDEL TERCER MILENIO A. C.

Karen E. Stothert Center for Archaeological Research, The University of Texas at San Antonio, San Antonio,Texas 78249 USA ([email protected]).

El objetivo del presente trabajo es destacar las dife-rencias entre la trayectoria de Valdivia y la de Caral-Supe, con respecto al desarrollo de la desigualdadsocial. Vale la pena comparar los dos casos, ya queson formaciones culturales contemporáneas peromuy diferentes, y porque ambas lograron transfor-marse en sistemas más complejos entre 3000 y1500 años antes de Cristo (fechas calibradas). Enlas dos regiones los creativos procesos sociocul-turales dieron por resultado avanzados desarro-llos técnicos, sociales, políticos y religiosos.

En este ensayo se ofrece una breve descrip-ción de la evidencia que es la base de la interpreta-ción actual de la trayectoria Valdivia. La inferenciade la organización socio-política Valdivia es un tra-bajo en marcha -como lo es también en el caso Caral-Supe. Para explorar los dos casos contrastantes, seimaginan las actividades de los agentes del cambioorganizativo, los jefes y jefas de familia, los líderescomunales, y luego las autoridades aristocráticas

que participaron en la transformación sociocultu-ral. Este proceso se entiende como creativo, sor-prendente, idiosincrático, contingente y multilineal.

VALDIVIA Y CARAL-SUPE, UNA COMPARACIÓNEn el nivel material, Valdivia se destaca por suobsesión con la producción cerámica, y Caral porsu «pasión por la obra arquitectónica» (Shady2003a:332). Se supone que este contraste y lasotras diferencias entre las dos formaciones socio-culturales se basan en algunos factores que inclu-yen diferencias ambientales. Se puede plantear quelos distintos factores ambientales condicionaronlas estrategias de los aristócratas aspirantes delas dos sociedades. La costa del Ecuador se cono-ce por su biodiversidad, y por ello las comunida-des valdivianas evolucionaron en un mosaico deambientes aluviales (de buen potencial agrícola),con acceso a bosques tropicales y recursos mari-nos.

Karen Stothert

ABSTRACT

This comparison between the Valdivia culturalformation and that of Caral-Supe allows us to glimpsetwo processes which resulted in greater socialcomplexity in the third millennium B.C. Emphasis isplaced on the contrast between the two archaeologicalpatterns: one characterized by its ceramic productionand the other for building monumental architecture.We infer that aristocratic agents, who emerged inboth contexts, adopted contrasting strategies foramassing power and created divergent systems, onemore inclusive and heterarchical, and the other morecorporate and hierarchical.

KEYWORDS

Valdivia, Caral-Supe, development of social complexity,ceramic production, monumental architecture.

Nayra Kunan Pacha 1(1), 2008: 1-18Revista de Arqueología Social

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En contraste, en la costa central del Perú, en elperíodo de Caral-Supe, cambios en la circulaciónde las corrientes marinas resultaron en la desertifi-cación de la costa, y en un aumento tremendo delos recursos marinos en el zócalo continental(Sandweiss y Richardson 1999). La muy limitadaproductividad agrícola fue superada entre los años3000 y 2000 a.C. por medio del desarrollo de algu-nas técnicas de riego que incrementaron la distri-bución del líquido vital. En estos contextos distin-tos, observamos el desarrollo de formaciones cul-turales divergentes.

La cultura Valdivia (4400-1450 años a.C., fe-chas calibradas) se conoce por el uso precoz devasijas y figurillas de cerámica, un material sintéti-co. La producción de estos artefactos implica in-versión de tiempo, mano de obra y recursos (arci-lla y combustible). Los valdivianos eran agriculto-res que lograron intensificar el cultivo de las plan-tas domesticadas y las técnicas de pesca. A partirde las fases tempranas de su trayectoria histórica,los valdivianos crearon aldeas con recintos cere-moniales y, progresivamente, sus poblaciones ocu-paron las tierras aluviales de casi todos los ríos dellitoral. En la Fase Media, Real Alto representaba la«primera aldea en las Américas en la cual el espa-cio del asentamiento fue definido por espacios pú-blicos ceremoniales, y también contextos domés-ticos a una escala no presente antes» (Chandler-Ezell, Pearsall y Zeidler 2006:110-111; Clark, Gibsony Zeidler, s.f.). En las fases tardías observamos ladistribución de asentamientos valdivianos portoda la costa del Ecuador (Figura 1). Los portado-res de la cultura Valdivia ocupaban unos 64000kilómetros cuadrados1 a inicios del segundomilenio a.C., y fueron los creadores de una flores-cencia sociocultural. El sistema agro-alfarerovaldiviano representa una especie de adaptacióntipo clímax, que persistió por muchos siglos en lacosta ecuatoriana.

En contraste, las investigaciones en el valledel río Supe han dado al mundo evidencia de uncaso espectacular de desarrollo en el período antesde la introducción de cerámica en la costa peruana(Shady 1997, 2003a; Shady et al. 2001; Shady yLeyva 2003). Caral, uno de los dieciocho asenta-mientos urbanos del valle, se destaca por su tama-ño grande en el período 2627 - 1977 a.C. (fechascalibradas; período que corresponde a la FaseValdivia Media). La zona central del asentamientomide unos 1000 por 600 m, más del doble del ta-maño de Real Alto. El conjunto de seis construccio-nes masivas de piedra estudiadas en Caral, juntocon la arquitectura residencial asociada, da carác-ter único y monumental al sitio. La Pirámide Ma-yor mide 160 m por 150 m por 18 m, mientras quela plataforma monumental más pequeña mide 60m por 45 m por 10 m.

Una población grande se reunía en los alrede-dores de Caral, mantenida por un exitoso sistema

de cultivo de alimentos y algodón, productos delriego: los excedentes permitieron la adquisición derecursos marinos, el otro polo de la subsistenciade la población. Según Shady,

En el Perú, la civilización se formó en el áreanorcentral (�…) entre los 3000 y 2500 años a.C.(Shady 2003a:336). La organización políticaalcanzada por la sociedad del valle de Supedurante el Arcaico Tardío, es propia de unaformación estatal prístina, que por primera vezintegraba cultural y políticamente a las variascomunidades autosuficientes, aprovechándosedel excedente productivo de ellas y de su manode obra, a cambio de un conjunto de bienes yservicios (Shady 2003b:146).

Aparentemente, la tradición andina de laconstrucción de plataformas elevadas en asociacióncon plazas circulares hundidas se inició en Caral2.

EL DESAFÍO METODOLÓGICOLa comparación entre estas dos formaciones secomplica, ya que Valdivia es un fenómeno que sedesarrolló durante mucho tiempo y que culminóen una adaptación caracterizada por una pobla-ción distribuida no muy densamente por un terri-torio extenso, mientras que Caral-Supe se refiere aun fenómeno más unitario y concentrado en eltiempo y el espacio. Es frustrante que las condi-ciones ambientales no favorezcan la preservaciónde muchos objetos en los sitios Valdivia, peroopino que los dos pueblos producían tejidos yotros artefactos utilizando técnicas bien difundi-das en América. Sin embargo, las dos culturas de-sarrollaron estrategias muy divergentes en la in-versión de mano de obra, y generaron patronesarqueológicos distintos. Impresionante es la faltade cerámica en el caso de Caral-Supe, y la ausen-cia de construcciones de piedra en los centros ce-remoniales valdivianos.

Para resolver el problema metodológico dela comparación, se puede situar el énfasis inter-pretativo en los actores sociales, los agentes delcambio ideológico y político. Voy a argüir que lasestructuras monumentales de Caral y la cerámicaextraordinaria Valdivia son manifestaciones ma-teriales de las actividades de actores sociales condos maneras de construir organizaciones socia-les, que alcanzaron mayor complejidad a travésdel tiempo.

Actualmente los arqueólogos discuten el temade la inferencia de la organización socio-políticaen el pasado, y están desarrollando modelos másrealistas, más matizados. La teoría que trata sobreagencia, ideología y poder es útil porque poneénfasis en los promotores sociales que fomentaronlos cambios culturales y desarrollaron estrategiaspara alcanzar el poder (Blanton et al. 1996;DeMarrais et al. 1996; Joyce y Winter 1996). Blanton

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Figura 1. Mapa de la costa del Ecuador que señala la distribución máxima de los sitios Valdiviay la pequeña zona donde se encuentran los sitios de la Fase Temprana (basado en Staller2001:152, Figura 7). Las evidencias de la parte alta de la Cuenca del Guayas no estánrepresentadas.

y sus colaboradores (1996) explican que entre lasestrategias político-económicas hay algunas máscorporativas y «exclusivistas», y otras másorientadas hacia el grupo que dan énfasis a lacreación de redes más interactivas (inclusivas).Estas tendencias nos facilitan la descripción dealgunos aspectos de la variabilidad en el recordarqueológico.

Para comparar nuestros dos casos es conve-niente imaginar el proceso del desarrollo de for-mas organizativas innovadoras. Parece instructivointroducir la idea que en los dos casos existían for-maciones caracterizadas por organizaciones com-plejas y heterárquicas (Ehrenreich et al. 1993). Elpoder que fluyó por estos sistemas fue multifacéti-

co: los participantes lograron comunicarse con susancestros y otros espíritus, manejar sus relacionesde parentesco y otras políticas y económicas, yregular sus relaciones ecológicas, todo bajo el man-do de una variedad de líderes femeninos y mascu-linos quienes funcionaron en distintas esferas ycontextos. La evolución multilineal es el resultadode las actividades de estos actores al operar en con-textos distintos. En algunos casos lograron crearorganizaciones caracterizadas por una mayor des-igualdad.

Lo que nos interesa es remarcar que lospromotores de los proyectos culturales en Caral-Supe se dedicaron a la construcción de monumentoscomo parte de su estrategia socio-política, mientras

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los líderes de las comunidades valdivianas crearonotro patrón cultural basado en una ideologíacomensal que involucraba la fabricación y el usode objetos de cerámica.

Arquitectura y monumentosLas construcciones monumentales no son siempre«consecuencias de acciones políticas para legitimarla autoridad central», sino la evidencia del procesode crear tal autoridad; en otras palabras, los futurosaristócratas se apropiaron del trabajo comunaltradicional del grupo durante un largo proceso decoordinación de obras públicas, y la comunidadperdió la habilidad de gestionarlas fuera de laintervención del «centro» (Silverman 2002:161-162, traducido por Stothert). Esta idea es corrienteentre arqueólogos que tienen interés en losprocesos de cambio (Clark, Gibson y Zeidler s.f.).

En el caso de Valdivia, con sus plazas y plata-formas modestas, la opinión general es que las au-toridades no lograron crear un gobierno centraliza-do, pero se dedicaron por varios siglos al procesode crear una autoridad local y moderada, basada enel carisma de personajes principales. En cambio, laarquitectura y monumentos grandes, como las pi-rámides de Caral-Supe, son objetos de gran pesosimbólico que deben haber sido construidos conuna gran inversión de mano de obra, lo que pudodar por resultado la creación de relaciones socia-les corporativas y no igualitarias. Si la construc-ción de montículos y otros conjuntos arquitectóni-cos fue el lenguaje simbólico principal de los aris-tócratas aspirantes de Caral, la verdad es que nodejaron de construir durante mucho tiempo.

El significado de la cerámicaLa cerámica también se interpreta como evidenciade un proceso de construcción de poder social enun contexto de festines, banquetes políticos y otroscontextos religiosos y funerarios (Stothert 2003).Se puede imaginar que los aristócratas aspirantesactuaron para atraer a otros aliados potenciales,los cuales también querían sacar provecho de unarelación con familias acomodadas (asentadas entierras productivas, con acceso a recursos valio-sos y bienes exóticos, que disponían de muchamano de obra y gozaban de buenas relaciones conancestros poderosos y otros espíritus más). Estosagentes, que al principio funcionaron en sistemasaparentemente igualitarios, podrían haber acumu-lado más prestigio e influencia por medio del pa-trocinio de festines dentro de sus comunidades -creando así sistemas «transigualitarios» (Clark yBlake 1994). La competencia entre líderes ambi-ciosos resultaba en la movilización de mano deobra, la producción de grandes cantidades de co-mida y bebida, la construcción de recintos ceremo-niales, la utilización de cerámica que comunicabael poder y la espiritualidad del patrón, y el uso deotros bienes extraordinarios que evocaban las ca-

racterísticas transcendentales del dueño, como, porejemplo, su conexión con los potentes ancestros yotros espíritus (Brumfiel y Fox 1994; Helms 1979,1993, 1998; Stothert 2003). Durante el tercermilenio a.C. la producción de cerámica decoradacon iconografía esotérica fue muy desarrollada en-tre los grupos valdivianos.

Se puede imaginar que en las reuniones relati-vamente íntimas (en casas ordinarias y grandes, yen los centros ceremoniales Valdivia), vasijas yestatuas de cerámica eran implementos prácticosy también objetos que expresaban conceptos so-ciales y religiosos. Algunos arqueólogos afirmanque las ollas representan el cosmos en la ideologíade diversos grupos americanos (Pauketat yEmerson 1991:931-935). Para promover su papelde intermediarios entre la población y el cosmos,los señores crearon centros de poder y tambiénfabricaron y distribuyeron vasijas con iconografíacósmica que expresaba la relación especial entre laautoridad y las fuerzas vitales que fluyen por eluniverso. Un paso en el desarrollo de la autoridades la identificación de algunas personas con el po-der (entre amerindios, con el poder cósmico): lue-go estas personas toman y mantienen papeles do-minantes en sus sociedades.

Es importante destacar que la producción deobjetos de cerámica constituyó una inversión seriay costosa, justificada por la utilidad de losartefactos, como las vasijas decoradas que eranutilizadas en rituales comensales comunitarios yfamiliares, que comunicaban conocimientosesotéricos y servían como símbolos de rango oestatus social. Expresaban la ideología de la éliteen las reuniones que ella misma organizaba(Pauketat y Emerson 1991:924; Stothert 2003). Eluso de vasijas y la repetición de elementosdecorativos (cósmicos) están bien difundidos entoda América -evidencia de la comunicación entreélites a larga distancia (Pauketat y Emerson 1991).Como hipótesis, se sugiere que la legitimación dela autoridad de los jefes fue un proceso continuo entoda la trayectoria cultural en la costa del Ecuador,y que la cerámica fue una expresión materialutilizada en el diálogo entre las élites y la gentecomún. En contraste, la arquitectura fue la máximaexpresión tangible que funcionó de una manerasimilar en la región de Caral-Supe.

La construcción del poderPor medio de objetos tangibles los agentes socialesexpresaron y manipularon identidad y poder, peroel poder es multifacético y muy difícil de interpre-tar con confianza. La arquitectura en el caso de Caraly la parafernalia comensal de Valdivia, son expre-siones de las estrategias de dos grupos de agentesinvolucrados en el manejo del poder, pero los idio-mas son diferentes y las interpretaciones son pro-blemáticas.

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En el caso Valdivia podemos sugerir que pormás de 2000 años los principales de la culturaValdivia desarrollaron una parafernalia quefortalecía a las instituciones sociales innovadorasy últimamente jerárquicas en sus comunidades: sededicaron a crear vasijas para presentar la bebida ycomida ritual y esculturas menores que, junto conotros artefactos de carga simbólica, servían paralograr sus propósitos sociopolíticos en contextosdomésticos y públicos (Stothert 2003).

Todo involucra la creación y propagación delas ideologías asociadas con las actividades eco-nómicas, políticas, sociales y espirituales: estas secrean, se cambian y se destruyen. Los aristócratasdesarrollan sus proyectos, específicamente susestrategias para alcanzar el poder, basándose enellas (DeMarrais et al. 1996; Blanton et al. 1996;Joyce y Winter 1996). Las autoridades poderosasaparecieron cuando descubrieron estrategias e ideo-logías adecuadas para crear dependencias socia-les. Una facción bien organizada a veces tiene lacapacidad de transformar una sociedad, dándoleuna dirección inusitada e inesperada.

Actualmente, los arqueólogos están más cons-cientes de que los procesos culturales resultan enla creación de un sin número de distintas forma-ciones socio-culturales complejas, cada una pro-ducto de negociaciones entre los participantes enel sistema. Las relaciones sociales, económicas ypolíticas son muy fluidas y deben reconstruirse acada momento. Algunas perspectivas etnográficase históricas nos conducen a la idea que los aspiran-tes a líderes, en el caso Valdivia, invirtieron muchoesfuerzo en la producción de cerámica, un medioprincipal para la comunicación de la idea de surelación con otras personas y grupos. Además, «darde comer» era la metáfora principal, el pegamentoque unía a la gente con los espíritus, a las familiascon otras familias, y a los líderes aspirantes consus dependientes. Nuestro entendimiento actual delas actividades rituales y las expresiones ideológi-cas antiguas se basa en lo que sabemos de las co-munidades americanas contactadas durante el pe-ríodo colonial y conocidas en tiempos posteriores(véase Goldman 1972; Reichel-Dolmatoff 1971;Stothert 2003; Sullivan 1988).

En el contexto de la costa del Ecuador, laproducción de cerámica fue un invento ingenioso,que se replicaba en cientos de aldeas y centrosceremoniales. Los excedentes producidos en lasaldeas estables fueron invertidos en la producciónde ajuares especiales y herramientas de los lídereslocales y regionales. Al empezar con un materialabundante y de gran significado simbólico, fueposible invertir la mano de obra doméstica sinalterar la productividad de la unidad familiar.Trabajando en contextos residenciales, las familiasrelacionadas con los agentes de cambio socialproducían artefactos de contenido espiritual y

político, aptos para su uso en eventos socialespequeños, medianos y grandes.

Es intrigante que las poblaciones del ArcaicoMedio y Tardío en el Perú no adoptaran la cerámi-ca, aunque la tecnología existiera en la zona vecinadurante aproximadamente dos mil años. Me imagi-no que en Caral no le parecía conveniente a nadieinvertir mano de obra (ni femenina ni especializa-da) en su producción, ya que los líderes expresa-ron y manipularon la ideología de otra manera. Plan-teo que las construcciones monumentales consti-tuyeron la herramienta principal para simbolizar ycrear relaciones desiguales. Al emprender la cons-trucción de monumentos grandes, los agentes crea-dores de Caral-Supe descubrieron una estrategiaapta para la creación de grupos cada vez más gran-des y corporativos, grupos exitosos que tambiénconstruyeron sistemas de riego. Durante 1000 añoslas autoridades del valle de Supe construyeron supoder �– todo sin descubrir un uso para la cerámica.

VALDIVIA: SU TRAYECTORIA EN BREVEEl propósito de la siguiente descripción esdemostrar el desarrollo de la desigualdad en latrayectoria Valdivia (véase también Clark, Gibsony Zeidler s. f.3).

Valdivia Temprana (Fases 1-2)En la costa suroeste del hoy Ecuador, en el períodoLas Vegas, se experimentó el desarrollo tempranodel cultivo de plantas domesticadas y la creacióndel centro ceremonial más antiguo que se conoceen ese territorio. Estos acontecimientos constituyenparte de la evidencia que sostiene la hipótesis quelas raíces de Valdivia están en la cultura anterior(Piperno y Stothert 2003; Stothert 1988; Stothert etal. 2003). No hay evidencia de la transición entreLas Vegas y Valdivia, pero se supone que losprimeros pasos hacia la complejidad fueron dadosen contextos Las Vegas (con la creación deexcedentes de comida y su inversión en laconstrucción de redes sociales y ceremoniales másgrandes y complejas). Solo sabemos que en losalbores del cuarto milenio a.C., pequeños gruposportadores de la cerámica llamada Valdivia vivíanen la costa, y que luego toda la zona se llenó dealdeas (Figura 1). Allí los valdivianos fabricaron(y usaron) vasijas de cerámica mil años antes quesus vecinos en Perú y México (Raymond 1993;Raymond et al. 1994).

La cerámica es la base de la cronologíaarqueológica utilizada actualmente (Hill 1972/74;Marcos 1988a, b), la cual está apoyada pornumerosos fechados radiocarbónicos. Nuestradescripción de la trayectoria Valdivia se basa en lacronología resumida en la Tabla 1.

Es posible que la costosa producción de vasi-jas se deba a innovaciones culinarias o a la fermen-tación de bebidas como la chicha, pero la evolu-ción de la tradición cerámica fue motivada por su

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Tabla 1. Cronología Valdivia (Zeidler 2003:Table A2, p. 519; fechas originalmente publicadas porMarcos y Michczynski 1996:Tabla 4).

uso en cada vez más impactantes ceremonias reli-giosas y políticas. Dar de comer y beber fue indis-pensable en la creación de redes sociales: la cerá-mica funcionó para expresar la unidad de la comu-nidad y como un elemento en un sistema de repar-tición de recursos. Luego, ciertos miembros de lasfamilias de mayor productividad se dieron cuentaque podían demostrar sus hazañas económicas,sociales y espirituales por medio de patrocinar fes-tividades, y con la novedosa cerámica lograronvincularse simbólicamente con el poder cósmi-co, mientras crearon nuevas dependencias socia-les, nuevos papeles para ellos mismos y, última-mente, algún grado de diferenciación social (Clarky Blake 1994; Stothert 2003). Les convenía a lasmujeres involucrarse en la producción artesanalporque así asumieron un papel indispensable enla expresión de la ideología en la vida ritual de suscomunidades.

En las fases tempranas de la secuencia Valdiviase enterraron cuencos decorados de cerámica decolor rojo junto con desperdicios de comida en unosdepósitos ceremoniales de Loma Alta (Norton1983). También apareció en Real Alto, por primeravez en el Nuevo Mundo, evidencia de un pueblocon estructuras domésticas y otras rituales,específicamente dos montículos con sus edificiosespeciales orientados hacia un par de plazas (Fase1b-2; Damp 1988; Lathrap, Marcos y Zeidler 1977;Marcos 1988a, 1988b; Zeidler 1984). En otras aldeascomo Centinela, Río Chico y varias de la región delrío Ayampe, también se utilizaron plataformas detierra, algunas revocadas con pisos amarillos oblancos, donde los participantes celebraron fiestasy sacrificios (Raymond 1993:36, note 4). EnAyampe, Damp identificó tres «grandes montículosceremoniales» de hasta 4 metros de altura, quefuncionaron en las Fases 1-2 (Damp 1979:53, 1984).

En esta fase temprana los rituales de curacióny protección involucraron el empleo de vasijas conmotivos de felinos y serpientes, animales de gran

peso simbólico en América (Damp 1988:82-90),una variedad impresionante de objetos relaciona-dos con el uso ritual de sustancias sicotrópicas(Stahl 1984; 1986), y figuras antropomorfas de pie-dra, la primera manifestación de este arte enSudamérica (Blower 2001; Damp 1988:67-69).Blower señala la diferencia entre las figurillas depiedra y las de cerámica, haciendo hincapié en lanueva iconografía que apareció al final de la FaseTemprana: las nuevas estatuas femeninas se en-tienden como evidencia de la transformación ideo-lógica que acompañaba el desarrollo de la comple-jidad social (Blower 2001:157).

En la transición entre las fases 2 y 3 de Valdiviaaparecieron algunas figuras de cerámica de tamañoextraordinario (entre 29 cm y 32 cm de altura). Lasmismas que fueron quebradas intencionalmente ydepositadas en el montículo de un sitio en Río Chico(Figura 2; López Reyes 1996; Stothert 2003:400-403), marcando así un punto inicial en el desarrollode una cultura material ritual descomunal �–unproceso que llegó a su apogeo en los períodosposteriores. Los ajuares especiales permitenvislumbrar la gestión de la élite.

Desde estas fases más tempranas, cada aldeaValdivia se entendía como un cosmograma, unambiente construido para evocar la estructura deluniverso (Raymond 2003; Zeidler 1984, 1998).Zeidler sugiere que este elemento facilitó lacomunicación de la ideología de distincionescósmicas, la que fue manipulada como parte de laestrategia para crear distinciones sociales (Zeidler1984, 1998).

Valdivia Media (Fases 3-6)Estas fases corresponden al período de florescenciacultural en la región de Caral-Supe. En Real Alto, laaldea de la Fase Temprana �–residencia de unacomunidad igualitaria basada en el parentesco, decasas pequeñas y de estructura dual�– fue superadaen la Fase 3 por un pueblo de afán innovador. En el

Duración de las Fases (Basada en fechas calibradas)

(años a. C.)

8b 1600 - 1450

8 Fase Tardía 1800 - 1600

7 ------------------------ 1950 - 1800

6 2100 - 1950

5 Fase Media 2250 - 21004 2400 - 2250

3 ----------------------- 2800 - 2400

2b 3000 - 2800

2a 3300 - 3000

1b Fase Temprana 3800 - 3300

1a 4400 - 3800

Fases ValdiviaSegmentos principales de la

cronología

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medio de todo se levantaron dos plataformas detierra, coronadas por edificios especiales. Elmontículo de la Casa de Reuniones medía 50 m por36 m y tenía 1,4 m de altura, mientras que el delOsario fue un poco menor, pero de mayor altura(Lathrap et al. 1977:8-9). En los edificios quecoronaron los montículos se recuperaron restosde festines y los entierros de un grupo de personasde alto rango (Marcos 1988a:187; Raymond 2003;Zeidler 1984:631-641; Zeidler 1991).

Alrededor de las dos plazas que flanquearonlos montículos se recuperaron vestigios de algunascasas más grandes y duraderas que las de fasesanteriores. Estas casas de mayor tamaño indican laexistencia de familias extendidas o tal vez señalanlas residencias de líderes de mayor prestigio orango (Raymond 2003:52). La evidencia sugiere eldesarrollo de nuevas relaciones de producción enuna comunidad de dos segmentos.

En este centro ceremonial de la Fase Media seobserva el uso de la arquitectura para crear un pai-saje sagrado, y el desarrollo de una amplia gama deajuares ceremoniales, que incluyen una vajilla deestilo cambiante y cada vez más impactante paradar de comer a los vivos y a los muertos. En RealAlto y en otros sitios se nota la proliferación de laspequeñas estatuas de cerámica en contextos do-mésticos, ceremoniales y mortuorios, como evi-dencias de la frecuente evocación de espíritus yantepasados. Esta producción artística permite vis-lumbrar la importancia de ciertas actividades so-ciales y religiosas (chamánicas): los objetos creanlas condiciones materiales para la construcciónde grupos y comunidades cada vez más grandes,complejas y, posiblemente, con mayor diferen-ciación social.

Zeidler señala que en Real Alto hubo saltosen el nivel de «complejidad social», estimuladospor el crecimiento demográfico y la mayor densi-dad de la población que se asentó alrededor delsitio. La diferencia en la capacidad productiva delas casas mayores en comparación con las meno-res, tal vez creó «el potencial de acumulación des-igual», pero el modo de producción comunal, or-ganizado sobre la base del parentesco y con unadivisión del trabajo basada en la edad y sexo, nofue superado durante la ocupación del sitio(Zeidler 1991:256, 1984:631-651). La acumula-ción desigual podría haber culminado en la «crea-ción de estructuras de prestigio» y de jerarquíasocial (Zeidler 1991:257), pero este autor añadeque aparentemente los valdivianos no empren-dieron proyectos tan grandes que requirieranmano de obra corporativa («corporate labor»[Zeidler 1991:256]). Se puede inferir que el siste-ma valdivia no logró una producción sostenida degrandes excedentes (a la manera del sistema Caral-Supe), y por eso los valdivianos no emprendieronobras públicas ambiciosas. Pero la inversión decreatividad, recursos (incluyendo mano de obra)

y tiempo en la cerámica aumentó, evidencia deléxito de la estrategia sociopolítica de los líderesvaldivianos.

Mientras la mayor parte de los muertos de RealAlto fueron enterrados en contextos domésticos conpoco ajuar funerario, la mujer enterrada en la entradade la Casa del Osario se destaca por el lugarexcepcional donde descansa, y por la alta densidadde figurillas de cerámica en el recinto. Además, lasepultura fue forrada con fragmentos de piedras demolienda, algunos guijarros bien pulidos fueron«colocados sobre las coyunturas» del cuerpo, y lacabeza del cadáver descansó sobre un fragmentode cerámica decorado con una cara excisa del estilode la Fase 3 (Marcos 1988a:164-167). Con esteentierro se recuperaron los huesos de otrosindividuos, tal vez miembros de la misma familiade rango elevado.

Hay un acuerdo general en que el patrón deevidencia observado en Real Alto (Fase 3) apoya laidea de una sociedad diferenciada: que el estatus dealgunas personas transcendía lo ordinario (Zeidler2000). Según los investigadores, no había grandesdiferencias de riqueza en Real Alto, pero eltratamiento funerario de la mujer y los demás

Figura 2. Figura de cerámica de tamaño descomunal (32 cmde altura) proveniente del depósito ceremonial del sitio RíoChico (López Reyes 1996) (Foto cortesía del excavador Sr.Erick López Reyes).

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individuos enterrados en un recinto especial reflejauna organización social simple pero jerárquica(Marcos 1988a:161; Zeidler 2000).

En el transcurso de la Fase Media, Real Altofue el centro ceremonial principal de la región -demayor tamaño y complejidad que otros asentamien-tos (Marcos 1988a; Raymond 2003:52-54), aunquesitios como La Libertad y San Pablo podrían haberdesempeñado funciones similares.

En la Fase Media hay poca evidencia delintercambio de bienes entre Valdivia y otrasregiones, pero en Real Alto los investigadoresdescubrieron restos de talla de concha Spondylusdentro de una estructura doméstica. En el mismotiempo, esta concha llegaba como un elementoexótico a sitios precerámicos en el Perú (Zeidler1991:259). Además, Zeidler interpreta los mates(calabazos) pirograbados de Huaca Prieta como«copias vegetales de los diseños incisos de líneaancha que se presentan comúnmente en los cuencospequeños del estilo valdivia, fechados en la Fase3» (Zeidler 1991:258). La evidencia recuperada enla Isla de la Plata sostiene la idea que la gentevaldivia de la Fase Media ya viajaba por alta mar(Damp y Norton 1987; Marcos y Norton 1981),apoyando la idea que sus líderes político-religiososparticiparon en el intercambio a larga distancia deideas y objetos de valor ideológico (Marcos 1990).

La trayectoria cultural conocida a partir delestudio de Real Alto en el período Valdivia Medionos sirve como antecedente para entender lossistemas creados por los aristócratas que actuaronen los centros cívicos-ceremoniales de las fasesposteriores.

Valdivia Tardía (Fases 7-8)La Fase Tardía (con sus variantes regionales Jelí yPiquigua) está caracterizada por una intensifica-ción de los patrones anteriores y un crecimientodemográfico. En la costa, y también en la Cuencadel Guayas, los arqueólogos conocen muchas al-deas dispersas a lo largo de los ríos menores ymayores. Esta Fase Tardía corresponde al períodode mayor desarrollo de Caral en el valle de Supe, yno es coincidencia que la florescencia de la culturaValdivia en este período corresponda a la introduc-ción de la cerámica en el Perú.

Aunque Real Alto fue abandonado en esta fase,en otras regiones más húmedas aparecieron otroscentros ceremoniales, y en algunos de ellosobservamos la intensificación vertiginosa de laproducción de ajuares rituales, y que el intercambiode bienes alcazaba una importancia impresionanteen el comportamiento social, económico y religiosode estas comunidades (Staller 1994:Figura 5; Zeidler1991).

Llama la atención que adornos de conchaSpondylus figuraran entre los objetos más codicia-dos de la época. Zeidler observa que el mismo tipode placa perforada encontrada en contextos ritua-les en San Isidro y San Lorenzo de Mate (en el Ecua-dor) estuvo presente también en La Galgada, en elPerú (Zeidler 1991:259, citando a Grieder et al.1988:89, Figura 74jj). Además, otros tipos de ajua-res rituales como cuencos y morteros de piedrapulida, hermosamente trabajados, fueron manipu-lados por la élite valdivia y también por la peruana(Zeidler 1991:260, 1988).

Según la hipótesis de Zeidler, había un inter-cambio (tipo «emisario») entre los grupos socio-

Figura 3. Fragmentos de botellas de cerámica de La Emerenciana, Fase Jelí. Dibujos del excavador Sr.John E. Staller (1994: Figuras 48, 49 y 50).

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políticos relativamente sencillos del norte(Valdivia) y las sociedades del Perú, caracteriza-das por un «mayor grado de jerarquía social»(1991:261). En la opinión de Zeidler, la presenciade unidades políticas grandes en el Perú «estimu-ló una intensificación de redes de intercambio alarga distancia» (1991:259), y que los jefes políti-cos («big men» o caciques) de la cultura Valdiviaaprovecharon de la oportunidad para participaren el sistema, ya que ellos disponían de la tecno-logía y los materiales necesarios para emprenderviajes marítimos hacia el sur. Zeidler confiesa queno sabe cuáles bienes recibieron los valdivianosa cambio de la concha tropical, pero asevera quelas élites valdivianas participaron en esta activi-dad para «generar poder social y prestigio en sutierra» (1991:261). Según el mismo autor, el rit-mo de cambio en la Fase Tardía se debió en partea los cambios emergentes en el Perú, los que afec-taron las alianzas («posiblemente asimétricas»)entre las élites de las dos regiones (Zeidler1991:262). El intercambio de bienes que empezóen el segundo milenio a.C. aumentó en la fase tar-día motivado por la religión: los agentes queríanadquirir parafernalia religioso-política como par-te de la construcción de su poder (Helms 1979,1993, 1998; Stothert 2003:381-387).

La Fase Jelí (Valdivia Tardía del Sur)En La Emerenciana, Staller identificó un par demontículos de unos 4 m de altura que fueronbasamentos para estructuras de madera. En lasuperficie plana del montículo excavado (75 m por47 m por 1,5 m) se preservaron unas plataformasde arcilla apisonada, secciones de muros decontención, un escalón para acceso a la plataformay unos pozos con ofrendas muy parecidas a las deCaral y de otros sitios del Arcaico Tardío del Perú

(Staller 1992-1993, 1996, 1994:319, 2001a). Debajode esta plataforma se presentaron unos entierros,principalmente de mujeres sepultadas en posiciónsentada, junto con sus ofrendas (Staller 2001b). Elnovedoso patrón de entierro es evidencia de unatransformación ideológica y, tal vez, de la creaciónde distintos rangos sociales (Stothert 2003:353).

Los fragmentos de cerámica asociados con lasplataformas incluyen la manifestación más tempranaque conocemos de botellas (Figura 3; Staller 1992-93, 1994, 1996, 2001a). Este tipo de recipiente paralibaciones rituales es la forma más decorada y demayor importancia en los contextos ceremoniales ymortuorios de la élite durante el resto del períodoaborigen. De estos contextos provienen también lasbotellas más antiguas con asas en forma de estribo ylos más antiguos platos finos sobre pedestales altos�–otra forma de elevado prestigio. Estas innovacionesvislumbran el desarrollo de un ajuar adoptado luegopor las élites de toda América. Estos objetos servíanen el proceso de la creación del liderazgo y en elmantenimiento del estatus aristocrático.

La Emerenciana fue un centro ceremonial y uncentro de actividades de intercambio entre gruposde la sierra, del oriente y de la sierra más al sur, enel territorio del Perú actual. En el sitio se presentaronevidencias del intercambio de plantas sicotrópicas.La evidencia arqueológica incluye recipientes parala cal y pequeñas efigies de los bancos zoomorfos(del tipo utilizado por los chamanes), que habríanservido como tabletas para la inhalación de tabacoen polvo o vilca (Staller 1992-93, 1994, 1996;Stothert 2003). Según la interpretación de Staller,los chamanes de la fase Valdivia Tardía alcanzaronpoder político por medio de la creación de cultosreligiosos construidos a partir de conocimientossagrados y el control de plantas narcóticas y deotros bienes exóticos, como la obsidiana. Estoschamanes intermediarios manejaron las peligrosas

Figura 4. Vasija extraordinaria del norte de la provincia de Manabí (Fase Piquigua, Valdivia Tardía: 18,5cm por 50,3 cm). Colección del Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo (MAAC; GA-1-951-78).

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fuerzas de la naturaleza y se encargaron de lacomunicación con otros pueblos (Staller 1994:440-441). La élite de los centros ceremoniales-cívicosse encargaba de la transformación ideológica y dela circulación de símbolos materiales de pesocosmológico y ritual, incluyendo Spondylus ,obsidiana y sustancias narcóticas (Staller 1994:83,capítulo 7; Staller 2001a:122).

Uno puede imaginar que los esfuerzos socialesy económicos invertidos en las ceremonias afirma-ban la vinculación del grupo con el territorio de susantepasados, fortalecían lazos sociales, producíansentimientos de identidad en la comunidad (inclusoa los que vivían fuera del asentamiento ceremonial),ofrecían ocasiones para el intercambio de bienes ypresentaban la posibilidad de crear nuevos patronesde liderazgo. En el contexto de las celebraciones segeneraron obligaciones entre los participantes, conlo que se estimuló la producción económica futura.

La Fase Piquigua (Valdivia Tardía del Norte)En la parte más verde del valle del Río Jama seencuentra San Isidro, un centro ceremonial con unaalta densidad de material cerámico del períodoPiquigua (Valdivia Fases 7-8; Zeidler 1994:78-82,Figuras 5.1-5.8). El famoso montículo Cerro de laCruz (que alcanzó su tamaño máximo en tiemposposteriores) tiene en su interior una plataforma bajade 3 m a 4 m de altura, construida durante el períodoPiquigua. El segundo montículo circular, de 50 m

de diámetro y 7 m de altura, fue construido en lamisma época (Zeidler 1992).

Durante la fase Piquigua la comunidad asentadaen San Isidro experimentó el máximo desarrollo delcomplejo big-man -una variante de la moda comunalde producción, caracterizada por hazañas de un líderespecial que fomentaba alianzas extra-regionales, delarga distancia, y creaba esferas de interacción conlas sociedades más complejas, tal vez las del PeríodoInicial en el norte del Perú actual (Zeidler 1991).

La élite de esta comunidad Valdivia, queimportaba obsidiana y coca de la sierra, expresó suideología y cosmología en extraordinarios ajuaresfunerarios (Figuras 4 y 5; Zeidler, Stahl y Sutliff1998; Zeidler 1988, 1991) y enterraba a algunosmuertos de alto rango en tumbas especiales.

La mayoría de los objetos Piquigua conocidosson producto de excavaciones clandestinas. Cien-tos de tumbas y montículos han sido destruidos enel valle del Jama y más al norte, pero los mejoresobjetos están guardados en museos y en coleccio-nes particulares. Son testimonios de la extraordi-naria parafernalia religiosa de la Fase Piquigua: nosólo hay cerámica de formas extraordinarias (Fi-gura 4), sino grandes adornos de concha Spondylusy artefactos como copas finas y esculturasinnovadoras elaboradas de piedra verde (Figura 5).

Al excavar en el Cerro de la Cruz, Zeidler (1988)recuperó algunos fragmentos de morteros de pie-dra en forma de jaguar aparentemente utilizados enla preparación ritual de plantas con propiedadespsicotrópicas. Concluyó que el hallazgo es el ejem-plo más antiguo de este tipo de artefacto que poste-riormente será muy difundido en territorio ecuato-riano y en contextos ceremoniales tempranos pre-Chavín y Chavín en el Perú.

Zeidler interpreta que los morteros zoomórfi-cos, junto con otros ajuares elaborados, son evi-dencia de la «institucionalización progresiva de lasactividades religiosas que en fases anteriores po-drían haber sido realizadas en contextos más pro-fanos o, por lo menos, con ajuares rituales no tanelaborados» (Zeidler 1988:268, traducido porStothert). El motivo del cambio fue, en parte, laparticipación de la élite de San Isidro en una «esfe-ra de interacción» de gran alcance: los artefactosfueron «componentes» de un sistema de intercam-bio entre «élites políticas y religiosas» caracteriza-das como «emergentes» (Zeidler 1988:269,271). Sepuede imaginar a los ambiciosos personajes y susfamilias en pleno proceso de crear rango, prestigioy poder, en la manera detallada por Helms (1979,1993, 1998).

Zeidler opina que el volumen de bienesintercambiados fue muy modesto, pero lo que fluíafue «información ideológica y conocimientosesotéricos» �–los elementos necesarios para laconstrucción de sociedades más jerárquicas einstitucionalizadas (Zeidler 1988:274). Las élites,personas y linajes de alto rango tomaron diversos

Figura 5. Escultura de piedra del norte de la provincia deManabí (Valdivia Tardía: 21,5 cm por 9,2 cm). ColecciónMuseo Casa del Alabado, Quito.

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papeles en el sistema heterárquico. Manejaron losprocesos culturales e inventaron nuevas formas deintercambio y comportamiento social, tratando dedominar en sus contextos regionales y lograrpropósitos que terminaron por crear institucionescaracterizadas por la desigualdad social.

La complejidad del sistema se vislumbra en laclara jerarquía de asentamientos en el valle del RíoJama. En la fase Piquigua, San Isidro funcionó comoun centro ceremonial y administrativo, el centrofocal de un gran sistema regional (Zeidler 1994:ca-pítulo 5; Raymond 2003:55).

Este patrón tal vez se repetía en otros sitiosde la fase tardía: San Lorenzo de Mate (Marcos yÁlvarez 1989; Staller 2000), La Libertad (el Sitio46 de Hill 1972-74), Peñón del Río (Álvarez et al.1981) y Milagro 1 (González de Merino 1984), LaCadena-Quevedo en la cuenca alta del Río Guayas(Guillaume-Gentil 1998:159-161) y otros más alnorte de San Isidro.

CONCLUSIÓNEsta comparación nos lleva a apreciar cómo delcrisol del tercer milenio a.C. salieron, por lo me-nos, dos adaptaciones distintas pero exitosas (tipoclímax) en la región andina. En Caral-Supe se desa-rrolló una adaptación cuyo modelo persistió en losAndes Centrales hasta el fin del período aborigen.En el mismo período, notamos el desenvolvimien-to de Valdivia, que representa el inicio de una adap-tación reproducida en el ambiente de la región sep-tentrional, igualmente, por todo el período abori-gen. En los dos casos, la intensificación de la pro-ducción agrícola facilitó la creación de dos socie-dades complejas, cada una caracterizada por la des-igualdad social. En Valdivia y en Caral-Supe se pue-de observar el desarrollo de dos estrategias distin-tas para la construcción de sistemas con importan-tes funciones sociales, religiosas, económicas ypolíticas: una formación más inclusiva y heterár-quica, y la otra corporativa y con autoridad másjerárquica. Por medio de dos procesos civilizado-res distintos, los dos grupos humanos lograron in-cluir en sistemas más complejos y exitosos a suspoblaciones crecientes.

AGRADECIMIENTOS

Por el permiso para usar algunos materiales gráficosagradezco a John Staller, Erick López y a lasautoridades del Museo de la Casa del Alabado, Quito.

NOTAS

1 Este cálculo no incluye la parte alta de la cuencadel Guayas y el norte extremo de la provincia deManabí, donde también se encuentran evidenciasValdivia.

2 En Real Alto, el patrón de montículos y plazasestaba presente, en escala pequeña, durante la Fase3, entre 2800 y 2400 a.C.

3 Después de terminar el presente trabajo, la autoratuvo la oportunidad de ver el artículo de Clark,Gibson y Zeidler, que trata en mayor detalle y muyautorizadamente sobre el desarrollo del asentamien-to de Real Alto, en una perspectiva comparativa.

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VALDIVIA Y EL PROCESO CIVILIZADOR DEL TERCER MILENIO A. C. / STOTHERT14

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