Vallejo, Mauro. Magnetizadores, ilusionistas y médicos. Una aproximación a la historia del hipnotismo en México, 1880-1900

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    Magnetizadores, ilusionistas y mdicos. Una aproximacin a la historia del hipnotismo en Mxico, 1880-1900

    TRASHUMANTE | Revista Americana de Historial Social 5 (enero-junio 2015): 200-219. ISSN 2322-9381

    Magnetizadores, ilusionistas y mdicos. Una aproximacin a la historia del hipnotismo en Mxico,

    1880-1900

    Resumen: El objetivo de este artculo es ofrecer una reconstruccin histrica del uso de la hipnosis por parte de los

    mdicos de la Ciudad de Mxico en el perodo 1880-1900. Adems de sealar de qu modo el hipnotismo era estudiado

    y ejercido por los profesionales, este texto intenta mostrar que en las publicaciones de los mdicos es notorio el dilogode la disciplina acadmica con otros usuarios de la hipnosis, sobre todo los ilusionistas teatrales. Para ese fin, el artculo

    indaga las actuaciones de dos hipnotizadores que visitaron Mxico a fines del siglo XIX.

    Palabras clave: hipnosis, ilusionistas, medicina, histeria.

    Magnetizers, illusionists and doctors. An approach to the history of hypnotism in Mexico,

    1880-1900

    Abstract:The purpose of this paper is to give a historical reconstruction of the medical use of hypnosis in the City of

    Mexico in the period 1880-1900. This text points out how hypnotism was studied and practiced by professionals, and it

    also tries to show that in the physicians publications a dialogue with others users of hypnosis, especially stage illusio-

    nists, can be easily illuminated. With that aim, the paper investigates the performances of two hypnotists that visited

    Mexico in the late nineteenth century.

    Keywords: hypnosis, illusionists, medicine, hysteria.

    Magnetizadores, ilusionistas e medicos. Uma abordagem d histria do hipnotismo no Mxico,

    1880-1900

    Resumo: O objetivo deste artigo oferecer uma reconstruo histrica do uso da hipnose pelos mdicos da Cidade do

    Mxico, no perodo 1880-1900. Alm de apontar como hipnotismo foi estudado e praticado pelos profissionais, busca-se

    mostrar que em publicaes mdicas notrio o dilogo entre a disciplina acadmica com outros usurios da hipnose,

    especialmente ilusionista teatral. Para ese fim, o artigo investiga performances de dois hipnotizadores que visitaram o

    Mxico no final do sculo XIX.

    Palavras-chave: hipnose, ilusionistas, medicina, histeria.

    Cmo citar este artculo: Mauro Sebastin Vallejo, Magnetizadores, ilusionistas y mdicos. Una aproximacin a la

    historia del hipnotismo en Mxico (1880-1900),Trashumante. Revista Americana de Historia Social 5 (2015): 200-219.

    DOI: dx.doi.org/10.17533/udea.trahs.n5a10

    Fecha de recepcin:16 de julio de 2014

    Fecha de aprobacin: 17 de octubre de 2014

    Mauro Sebastin Vallejo:Doctor en Psicologa de la Universidad Nacional de la Plata (Argentina). Inves-

    tigador (categora asistente) del Consejo Nacional de Investigaciones Cientficas y Tcnicas (CONICET) y

    Docente de la Universidad de Buenos Aires (UBA). En la actualidad, adelanta el Proyecto UBACYT 2011-

    2014 20020100100351 El dispositivo psi en el siglo XX: las disciplinas y la cultura intelectual, dirigido

    por Hugo Vezzetti, con sede en el Instituto de Investigaciones de la Facultad de Psicologa de la UBA.

    Correo electrnico: [email protected]

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    Magnetizadores, ilusionistas y mdicos.Una aproximacin a la historia del hipnotismoen Mxico, 1880-1900

    Mauro Sebastin Vallejo

    Introduccin

    En las ltimas dos dcadas del siglo XIX se produce lo que muchos autoreshan descrito como la edad de oro de la hipnosis. El redescubrimiento delsonambulismo artificial por parte del neurlogo francs Jean-Martin Charcot, afines de la dcada de 1870, fue sin lugar a dudas el factor que ms colabor enese proceso. El uso de la hipnosis en la Salptrirecomo una va experimentalde indagacin de la histeria fue seguida de inmediato por el estudio y ejerciciodel hipnotismo en otras ciudades de los principales pases europeos. Ese procesosignific, por un lado, volver a dar estatuto cientfico a fenmenos que habanocupado la atencin de los mdicos franceses casi un siglo antes. En efecto, en-tre la llegada a Pars en 1778 de Franz Anton Mesmer y la dcada de 1820, loscuriosos hechos del magnetismo animal haban sido estudiados con cierto de-tenimiento por importantes representantes de la ciencia oficial.1Por razones que

    ya han sido establecidas por diversos historiadores, a comienzos del siglo XIX lamedicina abandon el anlisis de tales fenmenos.2El redescubrimiento efec-tuado en la dcada de 1870 conllev, por otro lado, una batalla entre la medicina

    y otras tradiciones que, durante el extenso perodo en que los doctores se haban

    desentendido del magnetismo animal, se haban apropiado de las experiencias ylos vocabularios del magnetismo. De hecho, ilusionistas, espiritistas y curanderos

    1. Un estudio ms detenido de estos asuntos exigira realizar una serie de distinciones que, por motivos de espacio, no podemosllevar a cabo en este artculo. Algunos de los fenmenos descr itos por la teor a del magnetismo animal desarrollada a fines delsiglo XVIII teora basada en la creencia de un fluido material ser an retomados a mediados del siglo siguiente medianteel vocabulario de la hipnosis, siendo este ltimo un trmino introducido por el mdico ingls James Braid a comienzos dela dcada de 1840. Si bien durante la segunda mitad de siglo, el vocabulario de la hipnosis pr im en los estudios mdicos, lasteoras del magnetismo y los fluidos no desaparecieron, pues pervivieron en las tradiciones ligadas al espiritismo, el curan-derismo y el ilusionismo teatral. A lo largo del presente texto, hablaremos mayormente de hipnotismo. De todas maneras,al momento de abordar la labor de los ilusionistas o espiritistas, nos veremos en la necesidad de apelar a los trminos delmagnetismo.

    2. La bibliografa sobre el hipnotismo en el siglo XIX es inmensa. Para nuestros fines nos hemos servido sobre todo de AlanGauld,A History of Hypnotism (Cambridge: Cambridge University Press, 1992) y Bertrand Mheust, Somnambulisme et m-diummit (1784-1930) (Pars: Synthlabo, 1999).

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    ejercieron y popularizaron a lo largo de esa centuria los fenmenos y conceptosdel magnetismo, y luego de la hipnosis.

    La llamada edad de oro estuvo marcada no solamente por la visibilidad queadquiri la hipnosis en los crculos cientficos, sino sobre todo porque se convirti

    en un elemento de inquietud para otros territorios del escenario cultural. La lite-ratura, la criminologa y la filosofa fueron algunas de las zonas del mundo letradoen que el hipnotismo fue objeto de indagacin y reflexin. En efecto, los fen-menos hipnticos hacan mucho ms que poner en evidencia los automatismoscorporales: cuestionaban los fundamentos de algunas cosmovisiones que tomabanal hombres como un ser racional y autoconsciente. La posibilidad de los crmenesbajo hipnosis, los poderes de la sugestin aplicada a las muchedumbres o las virtu-des telepticas de las sonmbulas, fueron elementos que sin demora devinieron entpicos que sedujeron a los abogados, polticos o novelistas.

    Francia fue, como es sabido, el centro mundial de la hipnosis moderna y cientfi-ca. Los mdicos y pensadores de Inglaterra, Alemania, Italia y Espaa tambin dieronmuestras de un notorio inters por el hipnotismo, pero las producciones de los france-ses eran siempre las que demarcaban el camino a seguir.3Dado el poder de influenciaque la cultura europea tuvo sobre los sectores ilustrados y profesionales de AmricaLatina, no es de extraar que en el Nuevo Continente se haya producido una prontarecepcin de los nuevos objetos cientficos. Las escuelas mdicas de los pases ame-ricanos seguan con atencin los avances de sus pares europeos y, por ese motivo, nocausa sorpresa descubrir que a comienzos de la dcada de 1880 aquellos profesionalescomenzaran a redactar tesis, monografas o artculos acerca de los curiosos hechos dela hipnosis. No hubo que esperar incluso mucho tiempo para que algunos doctoresempezaran a aplicar por s mismos la nueva herramienta teraputica y explorativa.

    La historia de la hipnosis en muchos pases de Amrica Latina a fines del siglo XIXan no ha sido escrita. El objetivo de este artculo es aportar algunos elementos parala reconstruccin del pasado del hipnotismo en la medicina mental de la ciudad deMxico durante las ltimas dos dcadas del siglo XIX. Llevaremos a cabo nuestro co-metido desde un punto de vista particular. En el perodo en el que nos concentramosse produjo una dificultosa convivencia de distintos actores sociales que, con motivoscontrapuestos y partiendo de tradiciones muy dismiles entre s, intentaron apropiarse

    de la tcnica hipntica. En el momento en que los mdicos mexicanos deciden seguirel camino de Charcot y Bernheim, la tcnica hipntica y sus fenmenos formabanparte del accionar cotidiano de espiritistas, curanderos, ilusionistas y magnetizadoresde feria. Dado que una reconstruccin global del papel desempeado por todos esossujetos intervinientes excede las limitaciones de este trabajo, en esta oportunidad nos

    3. Acerca de aquellos pases europeos, vase Teri Chettiar, Looking as Little Like Patients as Persons Well Could: Hypnotism,Medicine and the Problem of the Suggestible Subject in Late Nineteenth-Century Britain, Medical History56.3 (2012):335-354; Heather Wolffram, The Stepchildren of Science: Psychical Research and Parapsychology in Germany, 18701939(NewYork: Rodopi, 2009); Clara Gallini, La sonnambula maravigliosa: Magnetismo e ipnotismo nellOttocento Italiano(Milano: Feltri-

    nelli, 1983); Antonio Diguez Gmez, Hipnotismo y medicina mental en la Espaa del siglo XIX, En ningn lugar en partealguna: Estudios sobre la histor ia del magnetismo animal y del hipnotismo, eds. Luis Montiel y ngel Gonzlez de Pablo (Madrid:Frenia, 2003) 197228.

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    limitaremos a una doble indagacin. Adems de analizar las teoras y prcticas desple-gadas por los egresados de las aulas de medicina, pretendemos mostrar que los doctoresestablecieron un constante dilogo con los ilusionistas hipnotizadores que daban susespectculos en la ciudad. En ese sentido, haremos una breve reconstruccin de los

    shows ofrecidos por dos de aquellos artistas y nos detendremos en el modo en que losmdicos se posicionaron respecto de sus competidores.

    1. Los mdicos hipnotistas

    En 1870, un reconocido profesional de la ciudad de Mxico, que haba ganado unaamplia reputacin gracias a su labor en el Hospital de San Pablo, public lo quea todas luces constituye el primer escrito mdico sobre magnetismo animal.4Enese breve trabajo de apenas dos pginas, Luis Hidalgo Carpio relataba una escena

    de magnetizacin que l haba presenciado seis aos antes en la casa de un colega.En esa sesin, el magnetizador haba operado sobre el mdico, logrando sumirloen estado sonamblico. Mientras permaneca en ese estado, Hidalgo Carpio pudocomprobar algunos fenmenos fisiolgicos ligados a la sensibilidad. Aquel peque-o trabajo de 1870 no contena ms que esa escueta narracin, y vio la luz enun momento en que los mdicos mexicanos, en sintona con sus pares europeos,no mostraban mayor inters por la hipnosis o el magnetismo. De todas maneras,hemos decidido comenzar por all nuestra reconstruccin histrica debido a queesas pginas ponen de relieve un fenmeno que habremos de estudiar con ciertodetenimiento en lo que sigue. En efecto, el comienzo de la publicacin de HidalgoCarpio dejaba en claro que, por fuera del campo de accin de los profesionales,eran habituales los ejercicios de magnetizacin por parte de ilusionistas o curiosos:Cabame la duda, como a otras muchas personas, sobre la realidad del magnetis-mo animal, y deseaba la ocasin de presenciar una de estas sesiones, en que algunasfamilias de Mxico suelen pasar el rato en sus reuniones familiares.5

    No es el objetivo de este trabajo rastrear la presencia de enunciados sobre magne-tismo animal en la cultura mexicana anterior a 1870, ni tampoco indagar la accin demagnetizadores profanos a lo largo del siglo XIX. Un recorrido por las publicacionesperidicas muestra, de hecho, que desde bien temprano, sobre todo desde la dcada

    de 1830, algunos diarios de la capital mexicana brindaban noticias sobre los debateseuropeos acerca del magnetismo. Esas noticias se harn cada vez ms numerosas yextensas a partir de 1850, y en ellas comenzarn a registrarse incluso las aplicacionesprcticas de la curiosa herramienta. Un giro muy notorio se producir a comienzos dela dcada siguiente. Tal como ha sido documentado para los casos de Espaa o Francia,puede afirmarse que tambin en Mxico el magnetismo fue tempranamente empa-rentado con el espiritismo, sobre todo por parte de literatura de raigambre catlica que

    4. Luis Hidalgo Carpio, Magnetismo animal, Gaceta Mdica de MxicoV (1870): 143-144. Acerca de la biografa de este mdi-

    co, vase Martha Eugenia Rodrguez-Prez, Luis Hidalgo y Carpio, editor de la Gaceta Mdica de Mxico (1818-1879),Gaceta Mdica de Mxico146.2 (2009): 159-166.

    5. Hidalgo Carpio 143.

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    intentaba demostrar la falsedad de ambos elementos.6Poco antes de 1860, aparecenlos primeros aclitos de la doctrina de Allan Kardec en Mxico, y casi de inmediatoirrumpen textos que buscan la denigracin de esos dos puntos.7

    Recin a fines de la dcada de 1870, y gracias a la labor emprendida por Charcot

    en Pars, la hipnosis se transformara en un captulo de la medicina cientfica. En esesentido, no es de extraar que los doctores mexicanos no hayan elaborado textos so-bre el magnetismo o la hipnosis a lo largo de esa dcada, lapso durante el cual, por elcontrario, los catlicos y los periodistas s entregaron a la imprenta numerosas pginassobre esas materias. En todo caso, durante esos mismos aos se producan en la cienciamdica de Mxico una serie de transformaciones que seran la antesala necesaria delinicio de un hipnotismo mdicoa mediados de la dcada de 1880. As, tal y como ha sidoprolijamente analizado por otros autores, pocos aos despus de la comunicacin deHidalgo Carpio, los profesionales comenzaron a elaborar desarrollos tericos sobre

    nuevas patologas nerviosas y empezaron asimismo a ensayar novedosas maneras detratamiento. En tal sentido, nuestra hiptesis es que para comprender de qu manera,en la segunda mitad de la dcada de 1880, el hipnotismo se convierte en una tcnicalegitimada de estudio y sanacin de las patologas, es menester atender a dos procesosque se desarrollan en paralelo en la ciencia de la ciudad de Mxico.

    El primero de ellos tiene que ver con la creciente preocupacin por anomalas ner-viosas que, a los ojos de los doctores, se definen, por un lado, por la ausencia de lesinorgnica y, por otro, por no adecuarse al paradigma de la degeneracin.8En el ltimotercio del siglo se publicaron diversas tesis y artculos sobre tales anomalas, englobadasgeneralmente bajo la categora de neurosis. En el estudio de esos nuevos fenmenosemergieron conceptos y razonamientos que luego se adecuaran fcilmente al voca-bulario necesario para encarar el tpico de la hipnosis. Uno de tales conceptos fue elde automatismo nervioso, segn el cual algunos procesos orgnicos y fisiolgicos seproducan sin la intervencin de la conciencia. Ese tipo de nociones, como es sabido,estarn en el centro del estudio de la hipnosis por parte de Charcot y sus discpulos.9Ahora bien, es fcil comprobar que los mdicos mexicanos que escriben sobre tras-tornos neurticos utilizaron desde temprano ese tipo de nociones. Tal fue el caso, porejemplo, de la tesis que Dionisio Garca Fuentes present en 1877 acerca del sonambu-

    6. Respecto de esa campaa en Francia, vase Nicole Edelman, Un savoir occult ou pourquoi le magntisme animal ne fut-il pas pens comme une branche trs curieuse de psychologie et dhistoire naturelle?, Revue dhistoire du xix sicle38.1(2009): 115-132. Acerca del contexto espaol, vaseDiguez Gmez.

    7. Uno de los primeros trabajos en esa direccin apareci, sin firma, en 1868: Errores modernos - Magnetismo,La Revista Universal(Mxico) 8 y 12 de octubre de 1868. Ese ataque fue proseguido fundamentalmente desde las pginas del diario La Voz de Mxico,de la Sociedad Catlica. Todo a lo largo del ao 1872 aparecieron 32 entregas en primera pgina, tituladas El Magnetismo, elsonambulismo y el espiritismo o la magina moderna. Esas largas columnas, redactadas por Rafael Gmez, fueron recogidas enun extenso volumen dos aos ms tarde: Rafael Gmez, La nigromancia resucitada, o sea el magnetismo, el sonambulismo y el espiritismo(Mxico: La Voz de Mxico, 1874). Muchos aos ms tarde, cuando el hipnotismo ya haba ganado la atencin de los mdicos y delpblico general, ese mismo diario emprendera una nueva campaa de resistencia. Nos referimos a los 34 artculos que en 1887 sepublicaron bajo el ttulo El hipnotismo hecho de moda. Respecto de la historia del espiritismo en Mxico, vase Jos MarianoLeyva, El ocaso de los espritus. El espiritismo en Mxico en el siglo XIX(Mxico: Cal y arena, 2005).

    8. Para todo este asunto, vase Andrs Ros Molina, La locura durante la Revolucin mexicana. Los primeros aos del ManicomioGeneral La Castaeda, 1910-1920(Mxico: El Colegio de Mxico, 2009) 85-117.

    9. VaseJacqueline Carroy, Hypnose, suggestion et psychologie. Linvention de sujets(Paris: PUF, 1991).

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    lismo.10En sus comunicaciones sobre las neurosis, sobre todo en los numerosos trabajossobre la patologa histrica, los mdicos mexicanos apelaron a esos nuevos trminos.En rigor de verdad, no hubo un consenso entre los profesionales a la hora de hallar elfundamento o la etiologa de la histeria; algunos hicieron hincapi en el papel de las

    pasiones violentas, las imaginaciones descontroladas y otros fenmenos endilgados a lasociedad moderna, al tiempo que otros se volcaron por indagaciones centradas en lafisiologa del sistema nervioso, o incluso su anatoma.11Sin el afn de desmerecer esasdiferencias, lo cierto es que tales abordajes no se mostraron mutuamente excluyentes oincompatibles, y muchos de ellos recomendaban los mismos mtodos teraputicos: lasdrogas (cloroformo, clorhidrato de morfina, etc.), remedios caseros respaldados por sumero uso emprico,12la hidroterapia, la electricidad, los metales (la metaloterapia deBurcq, que haba sido retomada por Charcot para su trabajo en Pars)13y, por ltimo,la educacin fsica y moral.14

    El segundo proceso que ayuda a comprender de qu modo, para fines de ladcada de 1880, el hipnotismo pasara incluirse en el listado de remedios posiblescontra las neurosis y otras enfermedades, tiene que ver con la comprensin del in-flujo moral que el mdico poda ejercer sobre los pacientes.15A partir de 1860, enla medicina mental de Mxico gana fuerza la idea segn la cual un abordaje psico-lgico, centrado en el control de las conductas y hbitos del paciente por parte delprofesional, deba formar parte del tratamiento de los enfermos mentales recluidosen los asilos. El tratamiento moral comprenda justamente todas aquellas medidasque, gobernadas por un doctor al que se atribua absoluta autoridad sobre la vidade los enfermos, eran capaces de reencauzar las costumbres, pensamientos y senti-mientos de los internos. El aislamiento en un hospital, las distracciones sanas, el tra-bajo constante, el dilogo y la intimidacin eran los pilares bsicos de esa estrategiacurativa. Fue precisamente entre 1860 y 1880, esto es, en el perodo que ahoraconsideramos, cuando la esperanza en el tratamiento moral gobern el accionarde los mdicos interesados en la locura. Ms tarde, en los ltimos decenios de esesiglo, las dificultades en la creacin efectiva de asilos modernos hicieron que talesesperanzas fueran apagndose poco a poco y que los ingredientes esenciales deltratamiento moral fueran descuidados.16Es en el lapso que antecede a la irrupcinde los primeros trabajos sobre hipnosis cuando en la literatura mdica se observan

    10. Dionisio Garca Fuentes, Consideraciones fisiolgicas sobre el sonambulismo (Tesis para el examen profesional de medi-cina y ciruga, Facultad de Medicina de Mxico, 1877).

    11. El principal representante de una postura organicista fue Buenaventura Jimnez. Vase Buenaventura Jimnez, La histeriaen el hombre (Tesis inaugural, Facultad de Medicina de Mxico, 1882) 8-9.

    12. Fue sobre todo el caso de la tesis de Vicente Montes de Oca, Breve exposicin de los principales tratamientos de la histeriay epilepsia y algunos apuntamientos para contribuir al estudio cientfico de la Ipoma stans (Tumba-vaqueros) (Tesis parael examen profesional de medicina y ciruga, Facultad de Medicina de Mxico, 1893).

    13. Esos tres ltimos abordajes fueron desarrollados sobre todo en la tesis de Agustn Salinas, Breve estudio sobre el tratamientode la histero-epilepsia (Tesis inaugural, Facultad de Medicina de Mxico, 1886).

    14. Jimnez 28-33.

    15. Acerca de este punto, vase la tesis de Francisco Jess Morales Ramrez, La apoteosis de la medicina del alma. Estableci-

    miento, discurso y praxis del tratamiento moral de la enajenacin mental en la ciudad de Mxico, 1830-1910 (Tesis delicenciatura en Historia, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 2008).

    16. Morales Ramrez 138.

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    textos que insisten, ya sea en el basamento moral de las enfermedades nerviosas oen el uso de lo moral como remedio por parte de los doctores.17

    Ahora bien, en esos aos, en el momento exacto en que los debates sobre eseasunto alcanzaban en Europa su punto extremo, la hipnosis emerga en la prctica

    y el discurso de los mdicos de la ciudad de Mxico. Segn nuestro entender, lafamiliarizacin con las causas morales y con los remedios de la misma naturaleza,y la atencin a enfermedades caracterizadas por los automatismos, fueron los doselementos que mejor prepararon el terreno para que el sonambulismo artificialdeviniese un asunto de inters para la medicina mexicana.

    Algunos de los ms tempranos trabajos aparecidos en Mxico acerca del hipnotis-mo fueron exclusivamente tericos, es decir, daban cuenta de una aproximacin solodoctrinal, sin presentar evidencias de que el autor tuviera una experiencia prctica enla materia. Ese fue el caso de la primera tesis mdica presentada sobre el particular en

    1886 por Fortunato Hernndez.18

    No viene a cuento un anlisis global del conteni-do de esas pginas. Uno de sus rasgos ms notables reside en la defensa de la posturapregonada por lo que comnmente se denomina la escuela de Pars encabezada porCharcot, segn la cual el hipnotismo debe ser entendido como un sntoma patolgicoque se manifiesta solamente en sujetos enfermos, aquejados sobre todo de histeria.19El trabajo de Hernndez importa sobremanera a nuestro anlisis no solamente por serel primer texto de hipnosis de la medicina mexicana. El fundamento esencial de suvalor reside en que en esas pginas de 1886 aparece claramente enunciada una argu-mentacin que devela el escenario social ms amplio en que los profesionales del pasiniciaron sus intervenciones ligadas al hipnotismo. En efecto, la conjetura que inten-taremos probar en lo que sigue es que, para aprehender algunas particularidades deldiscurso mdico mexicano sobre el hipnotismo, es necesario tomar en consideracinque los doctores hacan or su voz en un contexto en que los fenmenos sonamblicoseran habitualmente identificados con el accionar de ilusionistas y prestidigitadores quesolan hacer sus demostraciones en los teatros.

    De hecho, uno de los cometidos primordiales de este artculo es mostrar que la par-ticularidad que ms fuertemente caracteriz al hipnotismo mdico de Mxico fue que,tanto a nivel de sus elaboraciones tericas como a nivel de los objetos que eran ubica-dos en el campo de la hipnosis, los profesionales entablaron un dilogo constante con

    otros actores sociales que parecan disputarles el dominio del sonambulismo artificial.Prestar atencin a los numerosos ilusionistas y magos que por esos mismos aos reco-rran Mxico punto sobre el cual hablaremos en el apartado siguiente es esencial,a nuestro entender, para echar luz sobre diversos elementos de las producciones teri-cas de los doctores, que de otro modo permanecen inexplicadas. No queremos decir

    17. Vase, por ejemplo, Alejo Monjivais, Influencia moral del mdico sobre el enfermo (Tesis para el examen profesionalde medicina y ciruga, Facultad de Medicina de Mxico, 1870); Germn Ochoa y Tapia, Ligeras consideraciones sobrela influencia que tiene la moral en las enfermedades (Tesis para el examen profesional de medicina y ciruga, Facultad deMedicina de Mxico, 1881).

    18. Fortunato Hernndez, Algunas consideraciones sobre el sonambulismo (Tesis para el examen profesional de medicina yciruga, Facultad de Medicina de Mxico, 1886).

    19. Hernndez 13-14.

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    con ello que ese debate con los ilusionistas abarque todo el accionar mdico con lahipnosis. Muchas prcticas hipnticas de los mdicos no estaban para nada contami-nadas por la competencia con los hombres de teatro. Tambin prestaremos atencin aese hipnotismo ms puramente mdico. Sin embargo, en este trabajo en particular qui-

    siramos centrarnos mayormente en esa suerte de dilogo que es posible reconstruirentre los egresados de las facultades y sus contrincantes profanos. Hay dos elementosde la tesis de Fortunato Hernndez que demarcan el debate de la medicina con eseotro contexto. El primero de ellos es un enunciado que se repite obstinadamente enesas pginas de 1886. En diversas oportunidades de su trabajo, el autor hace todos susesfuerzos por mostrar la veracidad del argumento que explicita del siguiente modo:Slo hemos tratado de demostrar que los fenmenos observados en el sonambulismoson exclusivamente del orden patolgico; que nada tienen de sobrenatural, y que sonperfectamente explicables por las leyes conocidas de la fisiologa y de la patologa.20

    De hecho, toda la tesis parece ser una oposicin a la creencia en lo sobrenatural. Elirrenunciable afn de Hernndez es ensear que incluso los hechos ms sorprendenteso maravillosos del sonambulismo se explican por las leyes de la ciencia, y que por endeno hay necesidad de apelar a ideas extraas o supersticiones. Uno podr preguntarse,empero, si esas referencias no apuntan sobre todo a los espiritistas, quienes, como yadijimos, tambin hacan uso de aquellos hechos en sus experiencias. Al leer con detallela tesis, se observa que si bien el autor menciona, en alguna ocasin, a los seguidores deAllan Kardec, mucho ms ntida y repetida es su referencia a individuos que l colocaen el terreno del charlatanismo. De hecho, a lo largo de sus pginas, grandes ilusio-nistas como Hansen y Donato sern citados como los responsables de la propagacinde la creencia en lo sobrenatural.

    Hay tambin un segundo elemento que hablara en favor de nuestra hiptesis.Nos referimos a la segunda parte de la tesis, en la cual pasa revista a los fenmenosdel sonambulismo, intentando distinguir los reales de los ficticios o imposibles.Si uno mira de cerca la naturaleza de esos fenmenos, no es difcil concluir quemuchos de ellos son los que formaban parte de las concurridas demostraciones delos ilusionistas. Ello es sobre todo evidente en la seccin que cierra la tesis, referidaa la transmisin del pensamiento sin la intervencin de signos exteriores, o loque habitualmente se conoce como telepata. Hrnandez no solamente declara que

    no nos parece imposible esa facultad, sino que justifica de qu modo la teora delter alcanza para otorgar una explicacin razonable de ese poder.21

    Luego de la tesis de Hernndez, sobrevino el corto perodo en que el hipno-tismo acapar la atencin de varios mdicos mexicanos. Un ao ms tarde vieronla luz dos trabajos que merecen ser sealados. Por un lado, se encuentra la brevetesis de Faustino Guajardo.22Ese trabajo aporta, junto con el artculo de Labadipublicado ese mismo ao y al cual nos referiremos en unos instantes, las primeras

    20. Hernndez XI.

    21. Hernndez 68.22. Faustino Guajardo, Algunas consideraciones sobre el hipnotismo (Tesis para el examen profesional de medicina y ciruga,

    Facultad de Medicina de Mxico, 1887).

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    evidencias de una apropiacin prctica y efectiva de la herramienta hipntica porparte de los profesionales de la ciudad de Mxico. De hecho, Guajardo declara quehaba realizado experiencias de hipnosis en siete personas, dos de las cuales pade-can histeria. Al igual que en la tesis de 1886, en las pginas de Guajardo predomi-

    na la postura de Charcot, sobre todo el axioma de considerar a la hipnosis comoun estado patolgico que debe ser analizado y subsanado.23Fieles a las enseanzasms tempranas del lder de la Salptrire, los autores de ambas tesis anteponen eluso de la hipnosis con fines exploratorios a los de la teraputica. Al tiempo queHernndez guardaba absoluto silencio sobre esta ltima aplicacin, Guajardo ladesestima con vehemencia: El hipnotismo artificial es una neurosis como cual-quiera otra, digna de estudio, y que de las maravillas que de ellas se cuentan debenfigurar slo en la historia de los errores del espritu humano, y que su empleo enciruga y medicina es nocivo, puesto que es una entidad morbosa que, como las de

    su especie, reclama los auxilios de la medicina.24

    Estas pginas de 1887 comparten tambin con la tesis de Hernndez el nfasis enla argumentacin que ms valor adquiere en nuestro planteamiento: Guajardo insisteen el error de recurrir a explicaciones sobrenaturales. Y una vez ms conjeturamos quesus declaraciones deben ser entendidas no solamente como un ataque dirigido a losespiritistas, sino sobre todo a los ilusionistas que, merced a la explotacin de su periciaen el manejo de los fenmenos sonamblicos o paranormales, se ganaban el apreciodel pblico. As, creemos que a tales individuos se refiere en el inicio de su tesis cuandolamenta: Las necesidades prcticas de hombres que han tenido la suficiente habilidadpara conquistarse momentneamente la atencin de un nmero respetable de indivi-duos que, partidarios entusiastas de todo lo que se parece un fuego fatuo, agitacin

    y misterio, han despreciado hasta los razonamientos ms sencillos para hacerse eco defbulas tan grandes como perjudiciales.25

    Ese mismo ao apareci un artculo de Ferreol Labadi en las pginas de la GacetaMdica.26All se detallan las hipnotizaciones realizadas en cuatro individuos, el ltimode los cuales era una persona sana. Podemos sealar all una significativa innovacinaportada por Labadi, pues si bien no deja de apreciar los conceptos de Charcot, sutexto menciona la perspectiva alternativa de Bernheim (el lder de la escuela de Nancy,para quien la hipnosis era un proceso normal, no patolgico, que poda ser desencade-

    nado en todos los hombres). En efecto, es posible sostener que en ese artculo convivenlas dos perspectivas que en la medicina europea comenzaban a ser consideradas mu-tuamente excluyentes. En algunos momentos, sobre todo en la primera observacin,Labadi se comporta como un prolijo discpulo de Charcot, que utiliza la hipnosis conun fin meramente exploratorio, y que identifica en el cuerpo de la enferma zonashipngenas, histergenas o ergenas.27Pero al mismo tiempo, Labadi echa mano,

    23. Guajardo 19.

    24. Guajardo 31.

    25. Guajardo 9.26. Ferreol Labadi, Contribucin para el estudio del hipnotismo en Mxico, Gaceta MdicaXXII (1887): 450-461.

    27. Labadi 458.

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    a la manera de los seguidores de Bernheim, de las sugestiones bajo hipnosis para supri-mir los estados patolgicos.28

    Un ao ms tarde, en 1888, Francisco Armendariz presentara otra tesis totalmenteterica sobre el hipnotismo. Y all, una vez ms, los postulados de Bernheim son los que

    prevalecen, sobre todo el rechazo a que la hipnosis sea considerada un elemento exclu-sivo de estados morbosos como la histeria.29Oponindose a la opinin vertida por sucolega Guajardo poco antes, Armendariz intenta dejar bien en claro que el hipnotismono es daino desde ningn punto de vista, y que su uso es efectivo para la curacinde diversos desarreglos nerviosos y para la realizacin de cirugas sin anestesia.30Laparticularidad ms sobresaliente de este trabajo de 1888, empero, es la irrupcin de unelemento que se ver reforzado por una ulterior publicacin, aparecida un ao mstarde. As como hace unos instantes decamos que uno de los rasgos casi privativos delhipnotismo mdico de la ciudad de Mxico estaba dado por el hecho de que el trabajo

    inaugural pusiera todas sus energas, de un lado, en la oposicin a lo sobrenatural, y deotro, en la demostracin del carcter positivo y racionalmente explicable de fenme-nos esotricos como la telepata, ahora estamos en condiciones de subrayar otro rasgodistintivo de ese mismo hipnotismo mdico.

    A diferencia de lo ocurrido en casi todos los contextos geogrficos que han sidosometidos hasta ahora a la pesquisa histrica, en Mxico no se produjo una campaade apropiacin absoluta de la hipnosis por parte del gremio de los doctores. Si ese tpi-co no haba aparecido en las tesis y artculos revisados hasta aqu, s lo har bajo un carizmuy particular en los dos trabajos de los que nos ocupamos ahora. Tanto en la tesisde Armendariz como en la de Roberto Caedo, los profesionales no descartan que lahipnosis pueda ser legtimamente utilizada por otros individuos, ajenos a la disciplinamdica. Veamos uno de los fragmentos iniciales de las pginas de 1888: Creemos quebasta una poca de buena voluntad y el deseo de contribuir al adelanto cientfico, parainstituir una serie de experiencias practicables, no solamente por los mdicos, sino porcualquiera persona ilustrada y de buen juicio que no retroceda ante lo maravilloso delos fenmenos del sonambulismo provocado.31

    Por qu razn un mdico que, segn su testimonio, un ao atrs haba estudiadoen Pars con Charcot, se distancia de tal modo de la posicin dominante y admiteel uso profano del hipnotismo? Demoremos unos instantes nuestra respuesta y re-

    visemos el contenido de la obra en que ese elemento aparece an ms acentuado.Nos referimos a la excepcional tesis que Roberto Caedo presentada en 1889.32La llamamos excepcional debido a que, alejndose de todos los dems trabajos m-

    28. Vale agregar que Labadi comparta con J. D. Morales y J. F. Feneln un Gabinete especial para las aplicaciones de hip-notismo. Se tratara del primer consultorio mdico de hipnosis abierto en Mxico. Las publicidades de ese consultoriocomenzaron a aparecer en los diar ios de la ciudad en febrero de 1887. La Patria(Mxico) 27 de febrero de 1887: 3.

    29. Francisco Armendariz, Breves consideraciones sobre el hipnotismo (Tesis para el examen profesional de medicina y ciru-ga, Facultad de Medicina de Mxico, 1888) 17.

    30. Armendariz 42-48.

    31. Armendariz 8.32. Roberto Caedo, El magnetismo humano y su accin teraputica en las enfermedades nerviosas (Tesis para el examen

    profesional de medicina y ciruga, Facultad de Medicina de Mxico, 1889).

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    dicos de sus colegas, el autor no utiliza el lenguaje de la neurologa para describirlos fenmenos del hipnotismo, sino que retoma el vocabulario del magnetismo.En efecto, a contracorriente de la medicina acadmica, Caedo retoma la doctrinade un fluido vital que emanara de los seres humanos y que, bien aplicado, sera

    capaz de sanar las enfermedades. Lo extrao no es que la tesis fludica sea defen-dida por esos aos ya que, en efecto, hubo varios intentos de aplicar ese tipo deexplicaciones a los fenmenos hipnticos. Desde elJournal du magntismefundadopor el Baron du Potet en 1845, hasta las nuevas explicaciones de los magnetlogoscercanos a las sociedades espiritistas o teosficas de diversas partes del globo, losrazonamientos de ese tenor cobraron nueva vida a lo largo de la segunda mitad delsiglo XIX. Lo que s constituye una excepcin es que ese nuevo magnetismo fuerapregonado desde la medicina. Pues bien, en esas pginas de Caedo tampoco sereserva a los mdicos el uso de la fuerza magntica. Segn el autor, todos los seres

    humanos poseen esa fuerza, y son por ende capaces de utilizarla con fines curati-vos. Lo importante no es distinguir entre mdicos y no-mdicos, sino entre sujetosque renen las condiciones morales y fsicas para ejercer ese poder, y aquellos quecarecen de tales caractersticas.33

    La educacin, el saber, pueden desenvolver ms aprisa y aumentar an las fuerzas magnticas;

    pero estas fuerzas nacen naturalmente en el hombre. Hay momentos en que una enfermedad

    llega repentinamente; no hay mdico, algunas veces an no se puede esperar mucho tiempo su

    presencia, y los remedios que se tienen la mano pueden ser perjudiciales insignificantes. En

    estos casos de urgencia es bueno saber magnetizar.34

    Las tesis de Armendariz y la de Caedo presentan, en cuanto a su basamen-to doctrinal, mltiples diferencias. Ms all de esas divergencias tericas, empero,ambos coinciden en negar que la accin hipntica o magntica deba ser prohi-bida a quien no posea el ttulo mdico. Nuestra hiptesis es que esa posicin dealgunos profesionales tendra relacin con el contexto social en que la cienciamdica se desenvuelve en ese entonces en Mxico. Dada la marcada presencia,en el escenario cultural, de sanadores e ilusionistas con cierta experiencia en elmanejo de la hipnosis, los doctores optaron por dos estrategias complementarias.

    O bien se esmeraron por descartar la naturaleza sobrenatural de los fenmenosimplicados gesto que podra ser considerado como un intento de mostrar queellos eran los ms indicados para trabajar con esos hechos, o ensayaron una ar-gumentacin que fuera capaz de ilustrar hasta qu punto la accin hipntica podacomplementar el accionar mdico. Ahora bien, dada su escasa experiencia prcticacon los actos hipnticos reflejada en la poca cantidad de descripciones clnicaspublicadas, y la corta tradicin en el terreno de la experimentacin en fisiologanerviosa que les permitiera apropiarse definitivamente del hipnotismo desde unpunto estrictamente cientfico, los mdicos mexicanos no estuvieron en condi-

    33. Caedo 47-57.

    34. Caedo 48.

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    ciones de emprender una campaa de ataque frontal contra sus competidores enel manejo del sonambulismo artificial.

    Con la tesis de Caedo concluye la poca de mayor produccin terica sobreel asunto en la medicina mexicana. Tal y como acabamos de comprobar, en el

    transcurso de tres aos vieron la luz varios trabajos sobre el hipnotismo. En losaos siguientes, el ritmo de publicacin sobre la problemtica fue mucho menor.En 1896 Jos Malberti present un corto trabajo, eminentemente clnico, en elcual se daban precisiones sobre el uso de la sugestin utilizada muchas veces enausencia de sueo hipntico para la curacin de diversas enfermedades menta-les.35En todo caso, la mayora de esos tratamientos haban sido llevados a cabo enCuba, lugar en que el profesional haba trabajado durante muchos aos. GuillermoParra fue seguramente el mdico que ms se ocup de la hipnosis durante la dca-da de 1890. Las primeras noticias sobre sus experiencias con el hipnotismo datan

    al parecer de 1893.36

    Poco despus comenz a publicar breves informes sobre lamateria. En ellos dej muy en claro su defensa de la perspectiva de la escuela deNancy. En su primer trabajo afirm que su cometido era: Borrar esa idea absurdatan generalmente aceptada de que el hipnotismo solamente tiene aplicaciones enla histeria.37

    Nos importa recuperar sus intervenciones porque en ellas se hace presente otravez, aunque ahora con un cariz distinto, el dilogo de la medicina con sus contrin-cantes. En un texto en que declara que haca catorce aos que l vena practicandola hipnosis, Parra se siente autor izado para atacar sin atenuantes a los ilusionis-tas y sanadores que tambin explotaban esa herramienta: hoy mismo, los hipno-tizadores de teatros y de salones que sin conocimientos bastantes sobre hipnotis-mo, hacen sugestiones slo para divertirse divertir su pblico, desequilibran lasfunciones cerebrales de las personas que les sirven de sujeto.38Es significativo querecin en un texto tardo (fechado en 1901) un mdico mexicano haya podidorechazar la legitimidad del uso del hipnotismo por parte de los no profesionales.Es probable, en tal sentido, que solamente la acumulacin de una larga experienciapersonal en la materia elemento del cual sus anteriores colegas carecan a todasluces haya sido el factor que posibilit una alteracin tan rotunda del dilogoentre medicina y profanos.

    2. Ilusionistas e hipnotismo teatral

    En el apartado anterior quisimos mostrar que en muchas de las elaboraciones delos mdicos hipnotistas era posible aprehender un dilogo con una serie de otros

    35. Jos Malberti, Tratamiento sugestivo de la locura (Tesis presentada al jurado calificador en el examen de Medicina, Facul-tad de Medicina de Mxico, 1896).

    36. La Patria Ilustrada(Mxico) 25 de septiembre de 1893: 258-259.

    37. Guillermo Parra, Algunas consideraciones sobre el hipnotismo desde el punto de vista teraputico,La Escuela de Medicina.

    Peridico dedicado a las ciencias mdicasXIII.21 (1896): 463.38. Guillermo Parra, El Hipnotismo puede producir histeria?, El Observador Mdico. Revista Cientfica de la Asociacin Mdica

    Pedro EscobedoI.1 (1901): 3.

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    actores sociales que, por esos mismos aos, tambin recurran al sonambulismoartificial. La presencia de esos competidores poda ser notada, por un lado, en elmodo en que ella condicionaba el objetivo principal de las publicaciones profesio-nales y, por otro, en la naturaleza de los objetos o poderes a los cuales los mdicos

    prestaban credibilidad. Adems, los mdicos, probablemente a causa la escasa ex-periencia que ellos mismos tenan en el uso prctico de la hipnosis, no asumieronen un comienzo una postura de enfrentamiento hacia esos contrincantes. Diferen-cindose de la posicin asumida por la mayora de los gremios mdicos a nivel glo-bal, los doctores mexicanos no intentaron prohibir el ejercicio del hipnotismo porparte de los otros actores. Recin unos aos ms tarde, hacia fines de siglo, algunosde los representantes de la medicina decidieron, en cambio, impugnar tal uso.

    Tal y como hemos sugerido en ms de una ocasin, entre los competidores msvaliosos en esos aos cabe ubicar a los ilusionistas que, como parte de sus giras por

    diversos pases, ofrecieron sus espectculos en la capital mexicana. La finalidad deeste apartado es reconstruir precisamente la historia de algunos de los shows enlos que la hipnosis fue parte destacada del repertorio. En el perodo que estamosanalizando, visitaron Mxico muchos ilusionistas prestigiosos. En las ltimas dosdcadas del siglo XIX, ilusionistas como Hermann, Enireb y Bishop actuaron enlos teatros de la capital mexicana. Excede las limitaciones de este artculo un repasoexhaustivo de la actuacin de cada uno de ellos. Con el fin de desarrollar nuestrocometido nos concentraremos en las visitas de dos artistas. Nos detendremos enlos dos ilusionistas que, en momentos distintos, generaron ms fuerte impacto en laprensa peridica de la ciudad capital. El primero de ellos estuvo en suelo mexicanoen el ao 1880, es decir, poco antes de que los mdicos comenzaran a ocuparsedel hipnotismo. El segundo, en cambio, visit el pas en el ao 1900, en un mo-mento en que el sonambulismo artificial haba perdido a los ojos de los doctoresel atractivo de antao.

    Pietro DAmico fue un conocido magnetizador italiano, originario de Boloa,que haba escrito algunos tratados sobre su especialidad. A comienzos de 1880 lle-g a Mxico. Su historia nos interesa particularmente debido a que su labor, desdeel inicio y en varios sentidos, tuvo contactos con el terreno de la medicina. Enefecto, ya en los avisos publicitarios aparecidos en los diarios antes de la primera

    funcin, programada para el jueves 11 de marzo en el Teatro Nacional, se destacabaque las demostraciones estaban especialmente dirigidas a los profesionales. As, enun aviso impreso el da 10, leemos que la funcin es dedicada a cada una de lasclases sociales y con particularidad los mdicos, para que juzguen los hechos dela realidad.39Por otro lado, en esos mismos avisos se dejaba en claro que DAmicotrabajaba con la colaboracin de un mdico espaol, Jos Calero, cuya esposa Juana(o Giovanna) oficiaba de sonmbula en los espectculos.

    Segn las crnicas de la poca, algunas partes de la funcin del da 11 no lo-graron satisfacer al pblico.40El hecho que ms nos interesa es que a esa funcin

    39. La Patria(Mxico) 10 de marzo de 1880: 3.

    40. La Libertad(Mxico) 13 de marzo de 1880: 3; El Monitor Republicano (Mxico) 14 de marzo de 1880: 1; una crnica ms

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    asistieron diversos mdicos locales, entre los que se encontraba Porfirio Parra,uno de los profesionales ms reconocidos de la disciplina, sobre todo en el reade la medicina mental. En presencia de Parra y otros colegas el sr. DAmicoclav en los brazos de la seora enormes alfileres que atravesando por completo

    ambos biceps, no hicieron brotar sin embargo una gota de sangre.41

    El mismocronista conclua al respecto que Los mdicos haban rendido testimonio de laevidencia, el pblico estaba vencido, el triunfo fue completo. Sealando queel magnetizador haba manifestado su inters en ofrecer una funcin especial,exclusivamente dedicada a los cientficos, el periodista conclua que sera delamentar que los mdicos se comportaran como los ignorantes que juzgan lascosas sin conocerlas.

    Nos parece valioso ese tono usado por la prensa. De hecho, en varias de lascrnicas sobre esos espectculos es notorio el desprecio hacia los mdicos que

    asistieron a la velada. En el caso del diario La Libertad, que sin lugar a dudas apoyaa DAmico, la actitud negativa hacia los doctores tom la forma de ese rechazo ala costumbre de prejuzgar lo que se desconoce. El Libre Sufragio, por el contrario,dud desde el inicio de la buena fe del ilusionista, pero no por ello mir con mejo-res ojos a los mdicos locales. As, en uno de los recuentos sobre el espectculo delda 11, refirindose a los fenmenos de catalepsia y anestesia que DAmico habarealizado sobre su hija en presencia de los profesionales, este ltimo peridico nodaba el ms mnimo valor al hecho de que los mdicos hubieran constatado por smismos los hechos: Los mdicos vean de cerca y palpaban el cuerpo de la mag-netizada; nosotros no. Sea de ello lo que fuere, farsa o realidad, nosotros decimosque estuvo bien hecho.42

    Cabe recordar que, de inmediato, dos de los mdicos aludidos en las crnicas,Porfirio Parra y Jos Mara Barreda, publicaron una larga nota en las pginas deLa Libertaddel da 16 de marzo. Buscaban con ella distanciarse de los informesque la prensa haba dado de la actuacin de los profesionales en las funciones delilusionista. Ambos mdicos queran dejar en claro que ellos no haban actuado encalidad de peritos y que el contexto no era el ms conveniente para una cosa as:No es el foro de un teatro el lugar ms propsito para entregarse estudiosde un gnero tan delicado (...); nos encontrbamos all sin los medios de hacer

    una exploracin metdica, completa y satisfactoria.43Agregaban que, si bien noponan en tela de juicio la buena fe o la pericia de DAmico, no haban podidover con suficiente precisin los hechos, y que los pocos fenmenos observadoscarecan de la claridad necesaria. A pesar de esas declaraciones, los mdicos ofre-cieron en ese artculo una descripcin detallada de algunos de los fenmenosproducidos por el magnetizador. El aspecto que ms inters presenta ante nuestrosojos es la benvola y respetuosa actitud que asumen hacia Pietro DAmico. Luego

    negativa se ofrece en El Libre Sufragio(Mxico) 13 de marzo de 1880: 2.

    41. La Libertad(Mxico) 13 de marzo de 1880: 3.42. El Libre Sufragio (Mxico) 14 de marzo de 1880: 2.

    43. Porfirio Parra y Jos Mara Barreda, Aclaracin, La Libertad(Mxico) 16 de marzo de 1880: 3.

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    de advertir que otros cientficos han sospechado la participacin de la simulacinen demostraciones de ese tenor, agregaban, a manera de disculpas, este enunciado:Al hacer esta nota no pretendemos de ningn modo poner en tela de juicio lahonorabilidad del Sr. DAmico, ni mucho menos hacer alguna alusin que pudiera

    herir la delicadeza de su interesante hija.Un da ms tarde, el mismo diario public una nota de Pietro DAmico, en lacual el ilusionista responda a las columnas de Parra y Barreda. De manera muyastuta, aprovechaba las declaraciones de los mdicos para promocionar los cursosque poco despus comenzara a dictar sobre el uso del magnetismo. Segn sus pa-labras, no era posible satisfacer el deseo de los doctores y ofrecer una sesin abiertaa todo el cuerpo mdico, debido a que l no poda garantizar que los fenmenosmagnticos se produjeran cada vez que l quisiera provocarlos. Manifestaba, encambio, s estar dispuesto a dar lecciones privadas con toda clase de garantas, co-

    menzando por sta: que las personas magnetizadas sean de la absoluta confianza delexperimentador.44En esas lecciones privadas, los mdicos tomaran el papel de expe-rimentadores. Si al cabo de las clases no eran capaces de reproducir por s mismoslas hechos, DAmico se comprometa a no cobrarles por la enseanza impartida.45

    El mensaje transmitido por DAmico era muy claro: sus conocimientos en lamateria eran muy superiores a los de los mdicos. A ese respecto, no se equivocaba.Tal y como suceda en muchos otros contextos, los ilusionistas con cierta periciaen el manejo del sonambulismo se anticiparon a los profesionales en la provoca-cin de los fenmenos hipnticos. Los mdicos no solamente quedaban en unamala posicin debido a que se haca evidente que algunos prestidigitadores tenancosas para ensearles, sino tambin porque la prensa claramente percibi esa situa-cin. Unos pocos das despus, por ejemplo, El Libre sufragionuevamente hostiga Parra y su colega, pues les recriminaban haber asumido una posicin paradjica:si estaban tan seguros de que el teatro no era el mbito propicio para estudiar losfenmenos, para qu haban ido a las funciones pblicas de DAmico y habancolaborado para que esos espectculos cobraran ms visibilidad?46

    En los siguientes aos desembarcaran en la ciudad de Mxico muchos ilusio-nistas que incluyeron al hipnotismo en sus funciones teatrales. En algunos casos, laprensa prestara marcada atencin a esos espectculos. Cada vez que se produca

    la llegada de alguno de esos artistas, los tpicos del magnetismo o la hipnosis vol-van a ocupar las columnas de los peridicos de la ciudad. El episodio que tuvo aDAmico y a Parra como protagonistas tuvo la virtud de evidenciar por primeravez los rasgos ms sobresalientes de un estado de cosas que no se alterara en loinmediato. Durante las ltimas dos dcadas de esa centuria, tal y como hemosquerido mostrar a lo largo de este recorrido, los mdicos que se interesaron por

    44. Pietro DAmico, El magnetismo y los profesores Parra y Barreda, La Libertad(Mxico) 17 de marzo de 1880: 2.

    45. De hecho, de inmediato comenz a aparecer en algunos peridicos un gran aviso publicitario de un Curso de lecciones de lagran doctrina del magnetismo animal dictado por DAmico.Vase La Patria(Mxico) 21 de marzo de 1880: 4. Por otro lado,

    en otro aviso aparecido por esos mismos das, se publicitaba un Consultorio magntico atendido por el doctor Calero ysu esposa, Juana dAmico, hija de Pietro. Vase La Libertad(Mxico) 19 de marzo de 1880: 4.

    46. El Libre Sufragio (Mxico) 18 de marzo de 1880: 1.

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    el hipnotismo mantuvieron un dilogo constante con los usuarios profanos deesa herramienta. Las demostraciones pblicas de hipnotismo tal y como vimoscon el caso DAmico y como se repetira unos aos ms tarde fueron usadaspor algunos medios periodsticos para socavar el prestigio de los mdicos mexica-

    nos.47

    Dado esto, as como las dificultades que los mdicos tuvieron para alcanzaruna apropiacin efectiva y prctica de la hipnosis explicables tal vez tanto porla escasa tradicin referida a la experimentacin en fisiologa nerviosa, como por losobstculos materiales de la implantacin de las terapias morales en el acceso a la lo-cura, durante esas dos dcadas los doctores no estuvieron en condiciones deatacar frontalmente a sus competidores en el manejo del sonambulismo. De hecho,incluso en los aos en que la medicina mexicana ms energas volc en el escla-recimiento del hipnotismo (1885-1890), los mdicos se inclinaron ya sea por unaaceptacin de las actividades de los profanos o por una campaa que persegua

    meramente mostrar que la ciencia acadmica era portadora de un mejor lenguajepara describir los fenmenos.Podemos, en tal sentido, dirigir brevemente nuestra atencin a lo sucedido

    cuando en 1900 uno de los ilusionistas ms clebres a nivel mundial permanecilargo tiempo en territorio mexicano. Nos referimos a Onofroff, un hipnotista yprestidigitador que durante mucho tiempo maravill a los pblicos de algunos pa-ses europeos y latinoamericanos. En abril de 1900 lleg por primera vez a Mxico

    su segunda visita tendra lugar en 1917, en cuya capital brind espectculosen los teatros Nacional y Principal durante dos meses. A partir de junio, y hasta co-mienzos de 1902, hizo sus demostraciones por distintas ciudades del pas. Al revisarlos textos aparecidos sobre sus shows en la ciudad de Mexico comprobamos unaserie de elementos que conviene remarcar. En primera instancia, es notorio quegran parte de los peridicos se colocan en favor de Onofroff, destacando que susdemostraciones se trataban de trabajo cientfico y no de charlatanismo, y que sus po-deres aportaban hechos muy valiosos para una posible investigacin acadmica.48En segunda instancia, de inmediato los trabajos del ilusionista quedaron ligados ala medicina local. Ello se produjo de dos modos diferentes.

    Por un lado, los propios profesionales fueron invitados, junto con miembrosde la prensa, a una funcin especial realizada el da 16 de abril, dos das antes del

    estreno oficial del espectculo de Onofroff. Esa sesin especial comenz con lapropuesta de Onofroff para que cinco mdicos y cinco periodistas tramaran unaaccin en ausencia del ilusionista. ste, ayudado por un gua que deba limitarse apensar mentalmente las acciones que deba realizar, ejecutara luego la secuenciade actos. Guillermo Parra propuso que la escena consistiera en la amputacin dela pierna izquierda de su colega Lorenzo Chavez. Parra se encarg asimismode oficiar de gua mental de Onofroff. Segn los diarios, esa parte de la funcinfue un fracaso absoluto, pues el artista no pudo reproducir la escena planeada. Esa

    47. Claudia Agostoni, Mdicos ecuestres, el arte de curar y los galenos en la histor ia nacional (Ciudad de Mxico, 1877-1911),Cincia & Sade Coletiva13.3 (2008): 975-984.

    48. A propsito de Onofroff, El Popular(Mxico) 1 de mayo de 1900: 2.

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    velada fue completada por algunas hipnotizaciones que el visitante logr ejecutarcon xito sobre algunas personas del pblico.49El episodio merece algunos co-mentarios. Es significativo que los doctores hayan respondido a la convocatoria deOnofroff y hayan asistido al teatro. Ello nos mostrara que todava en 1900 algunos

    mdicos prestaban credibilidad a las experiencias de sus competidores y que con-sideraban que ellas deban ser analizadas de cerca. De todas maneras, la presenciade Parra nos obliga a tomar en consideracin una explicacin alternativa. Dadoque sabemos que este ltimo mdico tena una opinin muy negativa de todoslos hipnotizadores profanos, es posible aventurar que asisti a la velada deOnofroff como un modo de responder anticipadamente a las crticas tradicionalesde la prensa. Faltar a esa funcin podra haber significado una confirmacin de lasvoces que desde antao atribuan a los mdicos una falta de voluntad para estudiarfenmenos que no haban aprendido en las aulas de la facultad.

    Por otro lado, tal y como haba ocurrido haca veinte aos en ocasin de lavisita de Pietro DAmico, diversos publicistas y escritores establecieron una liga-zn muy estrecha entre los prodigios de Onofroff y el accionar de los mdicos. Elobjetivo de esos enunciados era siempre poner de relieve cun adelantado estabael ilusionista a los doctores respecto del manejo o comprensin de fuerzas como elhipnotismo. El ejemplo ms notable fue el texto que el escritor Luis Urbina pu-blic el 22 de abril sobre Onofroff en uno de los diarios de la ciudad. Adhiriendoa la hiptesis de que el ilusionista era un cientfico que aportaba hechos verdicos

    y valiosos, aquel autor se burlaba del siguiente modo del desinters soberbio de losmdicos por estos asuntos: Los ignorantes que no negamos los profundos cono-cimientos del ilustre cuerpo [mdico] y que slo sabemos que un Charcot hizoclnica con esta clase de experimentos de hipnotismo (...), dejamos respetuosa-mente que pase el sagrado coro de sacerdotes y seguimos con inocente curiosidadtodos los accidentes de esta fascinadora mistificacin.50

    Urbina se mofaba incluso del comentario desdeoso con que los mdicosacostumbraban rechazar la seriedad de las experiencias como las de Onofroff.Segn los doctores, ellos eran los nicos suficientemente perspicaces como paraentender que los actos de tales ilusionistas eran solamente trucos, que se explicancomo juegos de saln. A los ojos de Urbina, esa respuesta era similar a la de aquel

    avisado palurdo que al ver por primera vez una locomotora, exclam: No mehacen el tonto; los caballos van por dentro.

    En sntesis, se puede establecer que nuevamente la visita de un hipnotizador oilusionista sirvi a la prensa cotidiana para desprestigiar al cuerpo mdico. Ms an,la existencia de recientes investigaciones que han reconstruido el paso de Onofroffpor otros pases de Amrica Latina nos permite esbozar algunas comparaciones.Es llamativo el contraste que se puede sealar entre lo sucedido, por un lado, enBuenos Aires en 1895 y en Santiago de Chile en 1898, y por otro, en Mxicoen 1900. En los dos pases sudamericanos, las actuaciones de Onofroff dieron lugar

    49. La funcin privada de Onofroff, El Tiempo(Mxico) 18 de abril de 1900: 2.

    50. Luis Urbina, Onofroff , El Imparcial(Mxico) 22 de abril de 1900: 2.

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    a varias intervenciones de los mdicos locales, destinadas a lamentar el uso teatraldel hipnotismo y dems fenmenos nerviosos.51En Mxico, en cambio, la prensageneral no funcion como tribuna de la opinin de los doctores. Por el contrario,la figura de Onofroff fue utilizada como arma de ataque dirigida a menospreciar el

    valor de los profesionales. Esta diferencia confirma, desde nuestro punto de vista, loque ya dijimos sobre la daada reputacin de los mdicos en la cultura mexicana.

    Conclusin

    En la introduccin advertimos que an no contamos con elaboraciones histricasdocumentadas acerca del uso de la hipnosis en los pases latinoamericanos. En estaspginas hemos intentado trazar un primer mapa de ese captulo de la historia de lamedicina para la ciudad de Mxico durante las ltimas dos dcadas del siglo XIX.

    Nuestro objetivo fue mostrar que, adems de recuperar los esquemas referencia-les de sus maestros europeos, los profesionales mexicanos entablaron un debateininterrumpido con sus competidores profanos en el manejo del sonambulismoartificial. El recorrido realizado sirvi para iluminar de alguna manera el contextosocial en que los doctores de Mxico intentaron apropiarse de aquella herramien-ta curativa. Los indicios analizados hasta aqu han mostrado las dificultades quedebieron enfrentar aquellos actores sociales en su cometido. El ltimo tramo denuestro trabajo aporta evidencias de la necesidad en efectuar, en el futuro, inves-tigaciones que profundicen en la indagacin de las tramas culturales ms extensasen que el hipnotismo circul en el territorio de Amrica Latina. El ejemplo deOnofroff deja al descubierto que el estudio detenido del accionar de ilusionistas

    y otros hipnotizadores profanos que en muchos casos realizaron extensas giraspor varios pases del continente, adems de ayudar a esclarecer algunos rasgos delas publicaciones mdicas, posibilitaran anlisis comparativos sobre el desenvolvi-miento de la hipnosis en los pases del Nuevo Mundo.

    Fuentes Primarias

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