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1 INFORME FINAL CONTRATO No 67 SILVIA JULIANA ROCHA DALLOS PROYECTO: VÉLEZ LADRÓN DE GUEVARA Y LA REPRESENTACIÓN DEL SUJETO CRIOLLO EN LA POESÍA COLONIAL NEOGRANADINA* Presentado al: INSTITUTO COLOMBIANO DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA - ICANH AREA DE HISTORIA COLONIAL Promoción a la investigación en Historia Colonial Bogotá, Noviembre de 2010 * El presente trabajo contó con el apoyo académico y económico del Instituto Colombiano de Antropología e Historia - ICANH y su programa de apoyo a la investigación en historia colonial - año 2010.

Vélez Ladrón de Guevara

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    INFORME FINAL

    CONTRATO No 67

    SILVIA JULIANA ROCHA DALLOS

    PROYECTO:

    VLEZ LADRN DE GUEVARA Y LA REPRESENTACIN DEL

    SUJETO CRIOLLO EN LA POESA COLONIAL NEOGRANADINA*

    Presentado al:

    INSTITUTO COLOMBIANO DE ANTROPOLOGA E HISTORIA -

    ICANH

    AREA DE HISTORIA COLONIAL

    Promocin a la investigacin en Historia Colonial

    Bogot, Noviembre de 2010

    * El presente trabajo cont con el apoyo acadmico y econmico del Instituto Colombiano de Antropologa e Historia - ICANH y su programa de apoyo a la investigacin en historia colonial -

    ao 2010.

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    Introduccin

    Yo rendido con constancia

    Te he rogado por mil modos:

    Pero t la puerta a todos

    Me has cerrado en esta instancia.

    Querindome persuadir

    Que tu facultad no alcanza

    Donde alcanza mi esperanza;

    Mas no lo has de conseguir.

    Tienes miedo de que el Rey

    Tu decreto no confirme?

    Esto es, querer, que yo afirme

    Que tu no eres su Virrey1

    Quiz estos versos preliminares que, Francisco Antonio Vlez Ladrn de Guevara dirigi al

    virrey Pedro Messa de la Cerda, no solo dejen entrever la riqueza de la literatura colonial

    neogranadina, sino tambin nos inviten a pensar en el planteamiento de problemas

    historiogrficos que, derivados de una fuente literaria particular como la poesa, estn

    revisitando las prcticas literarias y la posicin asumida por aquellos neogranadinos, a

    quienes su descendencia espaola, les dio voz para llegar a considerar la autoridad espaola

    y reivindicar sus intereses individuales durante la segunda mitad del siglo XVIII.

    La evidencia de una incipiente y ambigua conciencia criolla en la sociedad colonial se

    percibe pues, en representaciones poticas como las de Vlez Ladrn de Guevara,

    demostrando su dependencia, pero a la vez diferenciacin de los modelos metropolitanos,

    en tanto revelan los rituales sociales y polticos hispnicos, los cdigos imperiales, a la par

    1 Francisco Antonio Vlez Ladrn de Guevara, Al Excelentsimo Seor Pedro Messa de la Zerda que difera una gracia, en Poesas originales de Don Francisco Antonio Vlez Ladrn de Guevara, natural de Santaf de Bogot, Biblioteca Nacional, Catlogo de Manuscritos Delia Palomino, ndice 738, folios 198 -199.

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    de la alteridad cultural con la metrpoli2 y el inters de un sector criollo que se afianza

    progresivamente en el prestigio y poder poltico3.

    En las obras de escritores coloniales neogranadinos como Juan Rodrguez Freyle, Hernando

    Domnguez Camargo, Fernando Fernndez de Valenzuela, Pedro Sols y Valenzuela,

    Francisco lvarez de Velasco, y Sor Francisca Josefa del Castillo y Guevara aparecen

    elementos que permiten identificar un proceso creciente de consolidacin de formas de

    conciencia social de los criollos. En el complejo de la cultura virreinal y, desde El Carnero

    de Freyle hasta los Afectos de la Madre del Castillo, la literatura manifiesta en su propia

    modulacin, la problemtica hegemona/dependencia en lo que tiene que ver con el

    surgimiento de la conciencia criolla. Por un lado, en la prctica literaria de estos escritores,

    -incluido Vlez Ladrn de Guevara-, el lenguaje imperial sirve como vehculo para cantar

    la integracin al sistema dominante, lograda o anhelada. En otros casos, los modelos

    literarios, filosficos, y religiosos espaoles de la poca (Baltasar Gracin, Gngora,

    Quevedo, Caldern de la Barca, Feijoo, Pedro de Mercado o la educacin jesutica)

    proveen las formas y tpicos que, utilizados por los escritores neogranadinos, retornan a la

    idea inicial de que su relacin con la metrpoli era casi siempre dual y ambigua. Hblese de

    colonia o de virreinato, lo cierto es que las subjetividades de los letrados criollos

    frecuentemente adoptaban caminos de expresin que explcita o implcitamente marcaban

    la diferencia con las otras naciones y a la vez planteaban una forma de superioridad con

    la metrpoli. Cada caso es distinto y, como siempre, resulta difcil homogeneizar las

    subjetividades y los niveles de conciencia de todo el conjunto criollo4.

    2 Mabel Moraa, Viaje al silencio. Exploraciones del discurso barroco (Mxico: Universidad Nacional

    Autnoma de Mxico, 1998), 27. 3 Mabel Moraa, Barroco y conciencia criolla, Revista de Crtica Literaria Latinoamericana, Ao 14, No:

    28 (1998): 237. 4

    Esto, segn los estudios de historia de la literatura colombiana de Antonio Gmez Restrepo, Historia de la

    literatura colombiana, 1953; Jorge Pacheco Quintero, Antologa de la Poesa en Colombia, 1970; Fernando

    Charry Lara, Antologa de la Poesa Colombiana, 1996; y Fernando Ayala Poveda, Manual de literatura

    colombiana, 1984.

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    Las letras en la colonia, Nueva Granada

    El presente artculo examina los escritos poticos de Francisco Antonio Vlez Ladrn de

    Guevara y Salazar, un santafereo nacido el 18 de septiembre de 1721, quien dej entre sus

    manuscritos un poemario en el que se describen las diferentes administraciones virreinales

    de la Nueva Granada, se alude a los santos y a las advocaciones de los neogranadinos, y se

    retrata la sociedad santaferea de la segunda mitad del siglo XVIII. La obra de Vlez

    Ladrn de Guevara fue descubierta tardamente por Gustavo Otero Muoz5, quien junto a

    5 Segn remite Antonio Gmez Restrepo, este historiador public en una hoja literaria de El Tiempo un

    artculo con el ttulo Una mixtificacin literaria, en el cual se hace plena luz sobre la personalidad de este poeta, cuyo nombre fue equivocado por Jos Mara Vergara y Vergara, quien escribi al frente del nico

    manuscrito que se conoce del autor lo siguiente: Poesas originales de D. Miguel Vlez Ladrn de Guevara. Bajo la autoridad de Vergara, este nombre sigui repitindose; pero Otero Muoz, al confrontar algunos

    datos que el poeta da de su vida con los autnticos de Miguel, los hall tan contradictorios que no podan

    corresponder a un mismo individuo. Se hall, pues, en presencia de un problema que pareca insoluble; pero

    tuvo la suerte de consultar el punto con el presbtero Bernardo Santamara, descendiente de los Vlez Ladrn

    de Guevara, el cual al tener noticia de que el poeta hablaba de su esposa doa Margarita Venegas y Ponce de

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    un grupo de crticos literarios se han encargado de presentar algunos rasgos biogrficos de

    este personaje6. Vlez Ladrn de Guevara era hijo legtimo de Antonio Vlez Ladrn de

    Guevara y de Josefa de Salazar. Hizo sus estudios en el Colegio Mayor del Rosario, fue

    Consultor del Santo Tribunal de la Fe de Cartagena, Filsofo, Telogo, Abogado de la

    Audiencia y Cancillera Real de Santaf, Alcalde Ordinario de la misma ciudad, Procurador

    General, y Asesor General de los Cabildos Seculares7. Uno de sus hijos, -Antonio Jos-, fue

    fusilado por Morillo en 18168.

    Le correspondi a Vlez Ladrn de Guevara, desarrollar su actividad de poeta cercano a los

    gobiernos virreinales de Jos Sols Folch de Cardona, Pedro Messa de la Cerca, Manuel de

    Guirior, y Manuel Antonio Flrez, o sea en una etapa que comprende aproximadamente de

    1749 a 1782. La obra potica de Francisco Antonio Vlez Ladrn de Guevara se destac

    entonces, por los intereses personales y provinciales que figur como santafereo, con

    formacin jesutica, abogado y poeta.

    El poemario de Vlez Ladrn de Guevara comprende cerca de 218 composiciones, en las

    cuales se puede llegar a verificar la problemtica social vinculada a una incipiente, incluso

    discreta, conciencia criolla en la colonia, en la medida en que sta crece y se apropia de

    ciertos discursos con remanentes barrocos, la defensa intereses individuales, y la

    conveniencia de participar administrativamente en los estamentos legales y eclesisticos del

    Len, hall la buscada solucin: el poeta no era ni poda ser Miguel sino su hermano Francisco Antonio; su

    hermano Miguel Vlez Ladrn de Guevara fue cura rector del Sagrario de la Catedral de Santaf. Antonio

    Gmez Restrepo, Historia de la Literatura Colombiana, Tomo I. (Bogot: Cosmos, 1953), 204 205. 6 Mara Teresa Cristina, La literatura en la Conquista y la Colonia, en Manual de historia de Colombia, Vol.

    1, ed. Jaime Jaramillo Uribe (Bogot: Instituto Colombiano de Cultura, 1980), 493-587; Manuel Jos Forero,

    La poesa de don Francisco A. Vlez Ladrn de Guevara, Thesaurus Tomo: XXVIII, No 3 (1973): 499 515; Antonio Gmez Restrepo, Historia de la Literatura Colombiana, Tomo I (Bogot: Cosmos, 1953); Jorge

    Pacheco Quintero, Antologa de la poesa en Colombia, Vol. 1 (Bogot: Instituto Caro y Cuervo, 1970);

    Zamir Bechara, La evolucin de las fiestas en la Nueva Granada (perodo barroco), Thesaurus Tomo: XLVII, No 2 (1992): 383 396; Hctor Orjuela, Francisco Antonio Vlez Ladrn de Guevara, Poesas (Bogot: Kelly, 1992). 7 En un documento hallado en el Archivo General de la Nacin, titulado Informa a V.M de los meritos,

    circunstancias y conducta que concurrieron en el Doctor Don Francisco Antonio Vlez Ladrn de Guevara,

    pueden constatarse algunos de sus rasgos biogrficos. AGN, Fondo Encomiendas, Leg. 21, ao 1766, ff 791 -

    841. 8 Antonio Gmez Restrepo, Historia de la Literatura Colombiana, 204 205.

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    virreinato de la Nueva Granada. Es en este marco, en el que se construye paulatinamente un

    proceso reivindicativo, a partir del cual empieza a diferenciarse lo que podramos llamar el

    sujeto criollo neogranadino.

    El acercamiento a su obra se complet con la revisin de dos fuentes histricas halladas en

    la Sala de Raros y Manuscritos de la Biblioteca Lus ngel Arango, a saber: Novena a la

    purissima Concepcin en Gracia de la Virgen Mara Nuestra Seora, y el Octavario de la

    Inmaculada Concepcin de la Virgen Mara Nuestra Seora, ambas publicadas en la ciudad

    de Cartagena en el ao 1774.

    Para fines de este artculo, el concepto de criollo se ceir al propuesto por Jos Antonio

    Mazzotti, el cual se ajusta al lugar de enunciacin y produccin de Vlez Ladrn de

    Guevara y enlaza las categoras ejes de este estudio: sujeto, ambigedad, conciencia y

    alteridad. La categora de criollo, -indica Mazzotti-, se refiere ms bien a un fundamento

    social y legal, antes que estrictamente biolgico. Implica tambin un sentimiento de

    pertenencia a la tierra y un afn de seoro (presentes incluso en los conquistadores, antes

    de que nacieran los primeros criollos, como propone Lavall9), as como una aspiracin

    dinstica que distingua a sus miembros del resto del conjunto social de los virreinatos. Los

    criollos, sin embargo, encontraron diversas formas de negociar con el poder ultramarino,

    tratando de acomodarse dentro del sistema burocrtico y la organizacin eclesistica a

    travs de alianzas con los peninsulares, pero en la mayora de los casos subrayando sus

    propios derechos. El reclamo constante por la prelacin o preferencia debida a los

    espaoles nativos de los reinos de ultramar estuvo presente en casi todas las instancias de la

    vida cotidiana y jurdica10

    , no siendo Vlez Ladrn de Guevara la excepcin a la regla.

    9 Lavall, Bernard. Del espritu colonial a la reivindicacin criolla o los albores del criollismo peruano. Histrica II, 1 (1978): 39-41 10 Jos Antonio Mazzotti, Las agencias criollas y la ambigedad colonial en las letras hispanoamericanas, Introduccin, en Agencias Criollas. La ambigedad colonial en las letras hispanoamericanas, ed. Jos Antonio

    Mazzotti (Pittsburgh: Biblioteca de Amrica, 2000), 5 6

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    Se subraya adems, que en esta etapa el trmino criollo fue utilizado por los actores

    sociales de la colonia, tanto para definir su posicin con respecto a la metrpoli, como para

    afirmar una identidad territorial, estableciendo, a su vez, un distanciamiento en relacin con

    los Otros internos de las provincias virreinales, fundamentalmente, indgenas y esclavos

    africanos. Para entender el proceso de transformacin del trmino criollo, es necesario

    tener presente que se trat, precisamente, de un proceso que tuvo diversos significados,

    segn la poca y el lugar de enunciacin. Sobre dicho proceso, los debates historiogrficos

    ms importantes han sustentado el criollismo desde perspectivas centradas en el

    eurocentrismo y relativas a la cuestin de la identidad, la conciencia criolla y las ideas

    nacionalistas en la Nueva Granada e Hispanoamrica en general. Autores como Juan Jos

    Arrom11

    , Hans J. Koning12

    , Germn Carrera Damas13

    , Bernard Lavall14

    , y ms

    recientemente, Santiago Castro-Gmez15

    y Jos Antonio Mazzotti han presentado una

    11

    El objetivo de Arrom en su artculo Criollo: definicin y matices de un concepto, es seguir la trayectoria de esta palabra para conocer su significado original y observar los matices que ha ido adquiriendo en los

    cuatro siglos que lleva de vida el idioma espaol. Juan Jos Arrom, Criollo: definicin y matices de un concepto, Revista Hispania, Vol: 34, No. 2 (1951): 172 176. 12

    A Knig le interesa estudiar la forma como se transform el patriotismo anticolonial de los criollos en

    formas de identidad y cohesin modernas y hacer explcitos los mecanismos y las ideas de inclusin que

    tuvieron las elites con respecto a los indios y las otras castas. Este modelo funcionalista incluye al pueblo,

    pero le asigna un papel de subordinado a las elites, sin proyectos propios. Hans-Joachim Konig, En el camino

    hacia la nacin: Nacionalismo en el proceso de formacin del estado y de la nacin de la Nueva Granada,

    17501856 (Bogot: Banco de la Repblica, 1994) 562 p. 13

    Carrera Damas centra su tesis en lo siguiente: el eurocentrismo en su doble vertiente, sociopoltica y

    cultural, es consubstancial a la conciencia criolla. En la colonia representaba el vnculo con el poder y la

    cultura metropolitanos que nutra el poder social del criollo, en relacin con los dems sectores sociales y con

    las sociedades dominadas. Al procurar su autonoma poltica, y ms an al esforzarse por consolidarla, el

    criollo tuvo que producir respuestas propias a problemas hasta entonces no codificados en una experiencia

    histrica de la cual pudiera prevalerse. Al contrario de lo afirmado generalmente, el criollo tuvo que

    improvisar como creador de formas sociopolticas. Germn Carrera Damas, De la dificultad de ser criollo

    (Caracas: Grijalbo, 1993) 76. 14

    Bernard Lavall, conocido historiador francs, nos introduce al mundo colonial desde los primeros tiempos

    en los que se empez a utilizar el trmino criollo hasta el momento en que se tom real conciencia de su valor y de las consiguientes exigencias que vinieron adjuntas. Para este autor el criollismo surge como base de

    la formacin de una conciencia de nacionalidad en los pases hispanos. Bernard Lavall, Las promesas

    ambiguas, criollismo colonial en los Andes (Lima: Pontificia Universidad Catlica del Per, 1993) 10-11. 15

    Inscrito en la perspectiva de los estudios pos coloniales, este trabajo parte del supuesto de que la violencia

    ejercida por el colonialismo europeo en el mundo no fue solo fsica y econmica sino tambin "epistmica".

    El autor defiende la tesis de que hacia finales del siglo XVIII, la violencia epistmica del imperio espaol en

    Amrica asume una forma especfica: la hybris del punto cero. Es el momento en que la irrupcin mundial del

    capitalismo exiga que la multiplicidad de expresiones culturales del planeta fuera traducida como una serie

    de diferencias ordenadas en el tiempo. Las "muchas formas de conocer" quedan integradas en una jerarqua

    cronolgica donde el conocimiento cientfico-ilustrado aparece en el lugar ms alto de la escala cognitiva,

    mientras que todas las dems epistemes son vistas como su pasado. Los pensadores criollos ilustrados,

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    definicin concreta sobre la evolucin del trmino criollo, mostrando su inscripcin en las

    fuentes literarias y oficiales a fines del siglo XVI16

    , y reforzando la idea de la paulatina

    conformacin de una conciencia criolla desde la segunda mitad del siglo XVIII.

    Por lo anterior, este estudio pretende responder a la siguiente pregunta: de qu forma la

    produccin potica de Vlez Ladrn de Guevara configura la representacin de un sujeto

    criollo neogranadino durante la segunda mitad del siglo XVIII? Y la hiptesis planteada

    intenta demostrar que Vlez Ladrn de Guevara encarn la voz de una incipiente

    conciencia criolla plasmada en su obra potica. Esta escritura deja entrever algunos rasgos

    como remanentes barrocos17

    , la defensa de intereses individuales, y la ambigedad de una

    posicin que fluctu, en sus treinta aos de produccin potica (1753 1782), entre la

    comodidad de participar de la burocracia colonial18

    y el fastidio de pertenecer a un

    estamento social que apenas estaba construyendo su identidad.

    vehculos de esta nueva poltica del significado, no dudaron en ubicar a los negros, indios y mestizos de la

    Nueva Granada en el lugar ms bajo de la escala cognitiva. Santiago Castro-Gmez, La Hybris del punto

    cero. Ciencia, raza e ilustracin en la Nueva Granada (1750 1816) (Bogot: Pontificia Universidad Javeriana, 2005) 11 - 19. 16

    Juan de Solrzano Pereira, oidor espaol casado con criolla limea, es uno de estos ejemplos: [...] no se

    puede dudar que sean [los Criollos] verdaderos espaoles, y como tales hayan de gozar sus derechos,

    honras y privilegios, y ser juzgados por ellos, supuesto que las Provincias de las Indias son como auctuario

    de las de Espaa, y accesoriamente unidas e incorporadas en ellas, como expresamente lo tienen declarado

    muchas Cdulas Reales que de esto tratan (Libro II, Cap. XXX, f. 245). Los Criollos hazen con estos [los

    Espaoles] un cuerpo, i un Reino, i son vasallos de un mesmo Rey, [i] no se les puede hazer mayor agravio,

    que intentar excluirles de estos honores (f. 246). Juan de Solrzano Pereira, Poltica indiana/sacada en lengua

    castellana de/los dos tomos de derecho, i govierno municipal/ de las Indias Occidentales que mas

    copiosamente escribio en la latina. (Traduccin y reescritura del De Indiarum jure, 1629). Madrid: Por Diego

    Daz de la Carrera, 1648. Citado por Jos Antonio Mazzotti, Las agencias criollas y la ambigedad colonial en las letras hispanoamericanas, Introduccin, en Agencias Criollas. La ambigedad colonial en las letras

    hispanoamericanas, ed. Jos Antonio Mazzotti (Pittsburgh: Biblioteca de Amrica, 2000), 5 6. 17

    Remanente barroco que en el concepto de Picn Salas es en principio un algo contradictorio y paradjico:

    es profundamente vital, pero arraiga en contenidos antiguos, es cortesano y retrico, libre y exquisitamente

    vulgar; religioso y profano y, por encima de todo, hiperblico y superlativo. En la lengua y en la arquitectura,

    al barroco inventa la palabra o la forma, aquello que haga falta para que la expresin sea excepcional,

    original, individualizada. Arte de crisis, de cambio, el barroco se gesta en una sociedad desengaada, en un

    imperio colonial que se desmorona: hay ansia de vivir, pero se sabe que el final es la muerte, la negacin de la

    vida. Ms que dilogo, la comunicacin del barroco es la del monlogo, de afirmaciones que se contradicen

    entre s en una espiral de artificio. Es un perodo de fuga de la realidad, de alegora y de verbalismo. Patricia

    Escandn, La cultura barroca en indias: la visin de Mariano Picn Salas, Revista de Estudios Latinoamericanos, No 042 (2006), 35 - 49. 18

    Vlez Ladrn de Guevara fue Consultor del Santo Tribunal de la Fe de Cartagena, Abogado de la

    Audiencia y Cancillera Real de Santaf, Alcalde Ordinario de la misma ciudad, Procurador General, y Asesor

    General de los Cabildos Seculares.

  • 9

    Cuatro nociones organizan el campo analtico de esta investigacin, cuya condicin se fija

    en el siglo XVIII: la oralidad -comunicacin propia de una sociedad tradicional-, la

    espacialidad- o cuadro sincrnico de un sistema-, la alteridad/otredad - la diferencia que

    plantea una ruptura cultural-, y la inconsciencia- condicin de fenmenos colectivos que se

    refieren a una significacin que le es extraa y que slo se da a un saber venido de fuera19

    .

    La inteligibilidad, -segn De Certeau-, se establece entonces en relacin al otro, se

    desplaza o progresa al modificar lo que constituye su otro,-el salvaje, el pasado, el

    pueblo, el loco, el nio, el Nuevo Mundo-. A travs de variantes heternomas entre ellas, -

    etnologa e historia-, se desarrolla una problemtica que elabora un saber decir todo lo

    que el otro calla, y que garantiza el trabajo interpretativo. Este cuadriltero, tiene su

    corolario en la historiografa moderna, cuya construccin pone a trabajar, en la misma

    poca, a cuatro nociones: la escritura, la temporalidad, la identidad y la conciencia20

    .

    De esta manera, la perspectiva analtica de De Certeau nos remite a considerar al Otro

    como un sujeto colonial que no es solo el observado sino tambin el que observa, el que

    atestigua21

    . El sujeto cambia de rostro, presenta variaciones en su rol social y en su relacin

    con su objeto de escritura22

    , lo que conduce pues a reflexionar sobre el problema de la

    escritura de la historia y las formas como el discurso histrico es elaborado dentro de un

    cuerpo social. Lo real que se inscribe en el discurso historiogrfico proviene de las

    determinaciones del lugar y ese lugar de escritura muestra dependencia de un poder y

    dominio de las tcnicas referidas a estrategias sociales, a lo simblico y al referente que

    tiene el autor frente al pblico23

    . En este proceso es que se constituye el sujeto histrico, el

    19

    Michel De Certeau, Etnografa. La oralidad o el espacio del Otro, en La irrupcin de lo impensado. Ctedra de Estudios Culturales Michel De Certeau. Cuadernos Pensar en pblico. Nmero 0. (Bogot:

    Pontificia Universidad Javeriana, 2004), 149. 20

    Michel De Certeau, Etnografa. La oralidad o el espacio del Otro, 149 150. 21

    Rolena Adorno. Todorov y De Certeau: La alteridad y la contemplacin del sujeto. Revista de Crtica Literaria Latinoamericana, Ao 17, No. 33 (1991): 52. 22

    Michel De Certeau, La escritura de la historia (Madrid: Universidad Iberoamericana, 2006), 77. 23

    Michel De Certeau, Escrituras e historias, en La irrupcin de lo impensado. Ctedra de Estudios Culturales Michel De Certeau. Cuadernos Pensar en pblico. Nmero 0. (Bogot: Pontificia Universidad

    Javeriana, 2004), 140.

  • 10

    sujeto colonial, proceso que para el caso particular de Vlez Ladrn de Guevara, permite

    hablar de un sujeto criollo neogranadino a travs de los discursos poticos.

    El lugar de enunciacin y la postura epistemolgica de Vlez Ladrn de Guevara motivan a

    reconocer la representacin del sujeto criollo en sus versos, justificando la necesidad de una

    investigacin en torno a la produccin potica de aquel momento de la historia colombiana.

    Cabe subrayar que este anlisis resulta acertado tanto para una mejor comprensin de la

    historia poltica como de la historia de las ideas de la Nueva Granada en la segunda mitad

    del siglo XVIII. Ello, porque los cuestionamientos sobre lo criollo en las manifestaciones

    poticas permiten pensar de manera renovada, el papel que jugaron los escritores

    neogranadinos en la definicin de una conciencia social, y permiten cambiar la idea que

    usualmente se tiene alrededor de la produccin histrico literaria de los siglos XVIII y

    XIX.

    En lo tocante a las fuentes, la recoleccin del corpus documental se vali de ciertas tcnicas

    metodolgicas como la lectura atenta y exegtica de los poemas y la elaboracin de una

    base de datos en la que se organizaron las referencias que permitieron la construccin de un

    sujeto criollo en los versos de este escritor24

    . Otras fuentes como las memorias histrico-

    polticas y algunos escritos religiosos coloniales tambin precisaron revisin. La

    documentacin fue recuperada de la Coleccin Delia Palomino de la Biblioteca Nacional.

    La siguiente grfica sintetiza los postulados de este artculo:

    24

    Se citan a continuacin algunas de las variables que componen dicha base: Ttulo de composicin, potica,

    Gnero literario, Clase de composicin potica, Caractersticas de la composicin, Nmero de estrofas,

    Nmero de versos, Poesa dirigida a, Caractersticas del personaje a quien va dirigida, Tema central de la

    poesa, Temas secundarios de la poesa, Motivo de la poesa, Personajes nombrados, Caractersticas de los

    personajes nombrados, Lugares nombrados, Acontecimientos, Referencias religiosas, Referencias

    neogranadinas, Referencias espaolas, Referencias literarias neogranadinas, Referencias literarias espaolas,

    Referencias grecolatinas, Referencias filosficas, Costumbres neogranadinas, Fiesta religiosa, Referencias en

    latn, Santos, Advocaciones, Notas del autor.

  • 11

    Este artculo se divide en cuatro secciones. El primer apartado explora los remanentes

    barrocos del sujeto criollo neogranadino. En esta seccin se desarrolla, fundamentalmente,

    la condicin fluctuante de Vlez Ladrn de Guevara entre dos posiciones contradictorias

    que ayudan a la construccin de su incipiente conciencia criolla. Desde su obra se evidencia

    tanto la apropiacin de la subjetividad criolla como la aceptacin de un poder imperial que

    en algunos momentos lo convierte en sujeto funcional de la burocracia colonial y en otros

    lo deja por fuera. En otras palabras, evidencia la incomodidad que le significa ser un tanto

    peninsular, un tanto americano, desde una visin enmarcada en un lenguaje aun barroco en

    la Nueva Granada.

  • 12

    La segunda seccin examina lo virtuoso del sujeto criollo, dndose nfasis a: 1. Las

    virtudes que,- tradas por el Imperio y en la figura de los virreyes-, fueron exaltadas e

    idealizadas por Vlez Ladrn de Guevara para que fuesen transferidas a los criollos; y 2.

    Las virtudes cristianas que a partir de la representacin potica de vidas ejemplares y

    santos, prefiguraron una conciencia criolla neogranadina, en la medida en que este poeta se

    apropi y utiliz el lenguaje cortesano y religioso para definir su posicin y las

    circunstancias de su lugar de produccin.

    La tercera seccin pone en consideracin lo vicioso del sujeto criollo. Para ello, se

    consideran los principales tpicos, que inscritos dentro de los rasgos aun existentes del

    barroco, pueden observarse en los poemas de Vlez Ladrn de Guevara sobre las gentes

    annimas25

    : 1. Las otras mujeres neogranadinas cuando la virtud escaseaba; 2. El

    amor que sufre; y 3. Las cosas del cuerpo (dolores, desechos y olores). Esto reforzar la

    idea de una incipiente conciencia criolla, en tanto este escritor configur las caractersticas

    de los otros de la sociedad santaferea, y en relacin a estos construy su particularidad y

    especificidad.

    La cuarta parte, analiza la ambigedad del sujeto criollo neogranadino en los poemas de

    Vlez Ladrn de Guevara: un sujeto lleno de contrastes, influenciado por un barroco tardo,

    regido por valores cristianos e imperiales, e inmerso en el proceso de creacin de una

    incipiente conciencia criolla.

    25

    Como su nombre lo indica, estas sern entendidas como las personas corrientes, ms bien las de presencia

    constante en la cotidianidad, que se diferencian ampliamente de personajes como los virreyes, santos o

    reconocidos funcionarios pblicos del Reino de Nueva Granada.

  • 13

    1. Vlez Ladrn de Guevara y la herencia barroca del sujeto criollo

    neogranadino.

    Alguna vez Pedro Henrquez Urea afirm: Amrica persiste en su barroquismo cuando

    Espaa lo abandona para adoptar las normas del clasicismo acadmico. En nuestro siglo

    XVIII, durante largo tiempo persiste el culto a los maestros del siglo anterior.26

    Y no ser

    el nico que afirme que la mitad del siglo XVIII no sea, como lo fue en Espaa, el

    momento final del Barroco. El mismo Emilio Carilla, considerando el siglo XVII como el

    de la plenitud colonial, y el XVIII como el de la continuidad colonial y los anticipos

    revolucionarios, considerar: el Barroco en Amrica corresponde a los dos siglos de

    inconfundible estabilidad social (dentro de su carcter); si bien, es explicable, tanto

    sociedad colonial como literatura barroca alcanzan su relieve ms notorio en el siglo

    XVII27

    .

    Es justamente en ese sentido, que a Francisco Antonio Vlez Ladrn de Guevara, poeta

    neogranadino perteneciente a la segunda mitad del siglo XVIII, se le puede considerar an

    un heredero de los rasgos barrocos en su escritura. Estamos de acuerdo en que el barroco de

    indias alcanza su plenitud antes, lo que no impide la posibilidad de rastrear en autores

    posteriores la presencia evidente de ciertos remanentes barrocos. Y uno de ellos es

    justamente Vlez Ladrn de Guevara, en quien adems de percibirse tales rasgos, asoma la

    evidencia de una incipiente conciencia criolla, que alcanzar su mxima expresin en lo

    que Carrilla llama los anticipos revolucionarios, es decir, el punto de inflexin que

    significa para la historia hispanoamericana el final del siglo XVIII, la cada en prisin de

    Fernando VII y el consecuente surgimiento de las primeras repblicas americanas.

    Ahora bien, proponer en l la evidencia de una incipiente conciencia criolla, significa partir

    de la aceptacin de la pertenencia del poeta al grupo criollo neogranadino. Despus de dejar

    clara la configuracin social -ms que biolgica- del criollo, Mazzotti seala tres

    26

    Citado por Emilio Carilla, en Literatura barroca y mbito colonial, Thesaurus, tomo XXIV, nmero 3. 27

    Emilio Carilla, Literatura barroca y mbito colonial.

  • 14

    caractersticas que, para el caso particular de Francisco Antonio Vlez Ladrn de Guevara,

    resultan poco menos que reveladoras: 1. Las diversas formas de negociar con el poder

    ultramarino, 2. La ubicacin dentro del sistema burocrtico y la organizacin eclesistica a

    travs de alianzas con los espaoles, y 3. La insistencia por la preferencia a los espaoles

    nativos en los virreinatos28

    . Slo unos versos bastan para entender de qu manera el

    planteamiento de Mazzotti encuentra en Vlez Ladrn de Guevara un amplificador

    perfecto:

    Mas pregunto, oh gran Regente,

    Por qu a todos aprovecha

    el haber nobles nacido,

    y a m solo la nobleza

    me ha de servir de perjuicio?

    Por qu los Zerdas, Girones,

    Ponces, Guzmanes, Galindos,

    Lassos de la Vega y otros

    caballeros infinitos

    mil premios logran por sola

    la gloria de su apellido,

    y por Ladrn de Guevara

    yo slo ultrajes consigo?29

    En ese mismo enfoque de considerar al tiempo el criollismo y la cultura barroca, otros

    autores coinciden en la idoneidad de Vlez Ladn de Guevara como un sujeto criollo

    protagonista de una incipiente conciencia criolla y, adems, como un poeta con rasgos

    remanentes del barroco. Veamos.

    De acuerdo a la propuesta de Juan M. Vitulli y David Solodkow en Poticas de lo criollo.

    La transformacin del concepto criollo en las letras hispanoamericanas, siglo XVI a

    28 Jos Antonio Mazzotti, Las agencias criollas y la ambigedad colonial en las letras hispanoamericanas, Introduccin, en Agencias Criollas. La ambigedad colonial en las letras hispanoamericanas, ed. Jos Antonio

    Mazzotti (Pittsburgh: Biblioteca de Amrica, 2000), 7.

    29 Francisco Antonio Vlez Ladrn de Guevara, Al seor Don Juan Francisco Gutierrez de Pieres Regente

    Visitador de la Audiencia y Cancillera Real de este Reino se queja de su adversa fortuna y le pide el

    remedio en este romance, en Poesas originales de Don Francisco Antonio Vlez Ladrn de Guevara, natural de Santaf de Bogot, Biblioteca Nacional, Catlogo de Manuscritos Delia Palomino, ndice 738,

    folios 646 688.

  • 15

    XIX30, Francisco Antonio Vlez Ladrn de Guevara pertenecera, por cronologa, a la

    ltima de las tres series histricas con las que se explica la continuidad del criollismo, serie

    sta que nace con el siglo XVIII y termina con el largo proceso secular de las distintas

    independencias nacionales de Amrica Latina31

    . A juicio de los autores, la utilidad del

    concepto series reside en la posibilidad que significa pensar la historia en tanto proceso de

    irrupciones y discontinuidades, de manera que resulta tambin til a la hora de mirar la obra

    de un poeta colonial, cuyo discurso representa una transicin entre lo que Picn Salas

    denomin el Barroco de Indias y lo que sera ms tarde el movimiento ilustrado de finales

    del siglo XVIII. Y es que como dice Borja, el problema del criollismo no se reduce

    exclusivamente al lugar de nacimiento, sino a la condicin de mentalidad que expresa un

    sujeto al momento de apropiarse de una cultura32

    . Aqu, tendramos que agregar que

    adems del lugar, el momento del nacimiento tampoco es una caracterstica reductora para

    el problema del criollismo.

    En este orden de ideas de las series de lo criollo, el siglo XVII fue el de la apropiacin y

    resemantizacin barroca33

    , el siglo en el que los criollos se sintieron ms cmodos con el

    sistema establecido, y el siglo de emergencia de una incipiente conciencia criolla, producto

    de dos tendencias opuestas. Una, que recoga la consolidacin del sistema colonial,

    montado sobre una estratificacin social de castas. Otra, que haca que la generalizacin del

    mestizaje tnico-racial le diera a la palabra criollo un sentido que iba ms all de la mezcla

    de sangres. En otras palabras, criollo fue perdiendo el sentido peyorativo con el que naci,

    y fue adquiriendo significaciones poltico econmicas ms definidas. Y aunque Ladrn de

    Guevara naci bien entrado el XVIII, y desarroll toda su obra potica en este siglo, es

    30 David M. Solodkow y Juan M. Vitulli, Ritmos diversos y secuencias plurales: hacia una periodizacin del concepto criollo, en Poticas de lo criollo. La transformacin del concepto criollo en las letras hispanoamericanas (siglo XVI al XIX), eds. David M. Solodkow y Juan M. Vitulli (Buenos Aires:

    Corregidor, 2009), 42. 31 David M. Solodkow y Juan M. Vitulli, Ritmos diversos y secuencias plurales: hacia una periodizacin del concepto criollo, 17. 32 Jaime Humberto Borja, La criollizacin de la santidad. La escritura barroca de las vidas ejemplares en el Reino de la Nueva Granada, en Poticas de lo criollo. La transformacin del concepto criollo en las letras hispanoamericanas (siglo XVI al XIX), 240. 33 David M. Solodkow y Juan M. Vitulli, Ritmos diversos y secuencias plurales: hacia una periodizacin del concepto criollo, 31.

  • 16

    decir en la tercera y ltima serie de lo criollo, an deja ver la comodidad del criollo que

    participa de la rentabilidad de la administracin pblica -a travs de mecanismos

    burocrticos como es el beneficio de empleo-, lo que le permiti participar del poder local y

    favoreci la construccin de una identidad criolla. Aun habiendo ocupado varios cargos

    dentro del la burocracia colonial, parte de la discontinuidad en la obra de Vlez Ladrn de

    Guevara, es justamente su frecuente queja de exclusin de este tipo de beneficios en tanto

    individuo, mientras que en tanto casta, sus coetneos s son ungidos de los favores que

    otorga el virrey, y que l tambin cree merecer.

    Adems de estos versos, escritos para Don Francisco Gutirrez de Pieres y por tanto

    fciles de ubicar con bastante aproximacin en el tiempo, otro poema ms inocente en tanto

    describe un paseo de ciertas damas al Salto del Tequendama, y escrito por encargo, -como

    manifiesta explcitamente-, tambin deja ver la incomodidad que le despiertan otros criollos

    de evidente linaje:

    Sin que me agradasen Gmez,

    Gonzlez, ni Fermocinos,

    Matndome los Matienzos,

    Los Solrzanos y Vinios,

    Al hospital de los locos

    Sin remisin los remito34

    .

    Esta contradiccin del poeta, evidenciada en el fastidio de pertenecer a un estamento social

    que apenas est construyendo su identidad, coincide plenamente con una de las

    caractersticas en las que Mabel Moraa considera que reside la importancia del barroco en

    Hispanoamrica: es tambin en el contexto de la cultura barroca que aparecen las

    primeras evidencias de una conciencia social diferenciada en el seno de la sociedad

    criolla. Esas formas incipientes -y en muchos casos contradictorias- de conciencia social,

    hablan a las claras, sin embargo, de la dinmica creciente de las formaciones sociales de

    34 Francisco Antonio Vlez Ladrn de Guevara, Describe largamente un passeo de varias madamas y otras personas en el siguiente romance, en Poesas originales de Don Francisco Antonio Vlez Ladrn de Guevara, natural de Santaf de Bogot, Biblioteca Nacional, Catlogo de Manuscritos Delia Palomino, ndice 738,

    folios 594 628.

  • 17

    ultramar, y no es errado ver en ellas el germen, an informe, de las identidades

    nacionales35

    .

    As, pareciera que ese doble deseo criollo de diferenciacin, entindase tanto de

    peninsulares como de indgenas, forja en Vlez Ladrn de Guevara la necesidad de

    establecer una identidad diferencial an frente a los de su mismo estamento, una

    subjetividad individual claramente marcada. Por dems, en sus casi cien poemas conocidos

    sobre gentes annimas, es claro el distanciamiento que establece frente a ese otro que es

    adems la representacin de otra casta. Y en contraste, as como el inters de marcar tal

    distanciamiento es evidente, tambin lo es el de establecer un modelo de comportamiento y

    virtud correspondiente a una sociedad en ciernes, vida de vidas ejemplares que, por

    dems, nutrieron todo un gnero literario.

    Ahora, entrando en trminos ms propios de lo que pretende ser el barroco de indias,

    trminos que no son otros que los que defini Picn Salas y que bien han sabido mantener

    vigentes los trabajos de Mazzoti y Moraa, entre otros, surgen nuevos interrogantes. Por

    ejemplo, el carcter esquivo, etreo, huidizo que encierra la definicin de lo barroco. Pero

    ms all de la ya casi eterna discusin de si lo barroco concierne a un estilo, a un perodo,

    una etapa, un espritu, una esttica, etc., trataremos aqu de rastrear en la obra de Vlez

    Ladrn de Guevara al menos una caracterstica planteada por Moraa, sta s en palabras

    muy precisas: La importancia del barroco reside principalmente, por un lado, en que la

    evaluacin de esa produccin potica plantea problemas crtico-historiogrficos que se

    proyectan sobre todo el desarrollo posterior de la literatura continental, y que derivan del

    proceso de imposicin cultural y reproduccin ideolgica que acompa a la prctica

    imperial 36.

    A qu problemas historiogrficos se refiere Moraa? Quizs al que hace referencia,

    tempranamente, en 1944, Gmez Restrepo en su Historia de la Literatura, cuando dijera de 35 Mabel Moraa, Barroco y conciencia criolla, Revista de Crtica Literaria Latinoamericana, Ao 14, No: 28 (1998): 237. 36 Mabel Moraa, Barroco y conciencia criolla, 237.

  • 18

    Vlez Ladrn de Guevara: Es un poeta de circunstancias, siempre dispuesto al galanteo y

    al gracejo. En sus versos se pinta muy bien el ambiente social de su poca37

    . Ms que un

    criollo cualquiera, con la contrariedad que empez a otorgarle la sociedad colonial, Vlez

    Ladrn de Guevara tuvo que afrontar una discordancia adicional, ya no de casta sino

    individual, cual era ser a la vez noble y pobre. As, sus versos pasan de lo apologtico

    cuando el destino eran el virrey o la virreina, a lo elegaco cuando el cansancio y desgaste

    que le signific ser criollo hicieron metstasis en su adelantada conciencia criolla:

    Dile a mi Rey que el haber

    Tus descendientes venido

    A conquistarle las indias,

    Y emplearse en su servicio,

    No fue pecado, ni lo es

    Haber yo en ellas nacido38

    .

    Estos versos hacen parte de un romance que, en palabras de Gmez Restrepo, es el ms

    interesante de la coleccin. En l se manifiesta, con mayor fuerza que en cualquiera otra de

    sus composiciones, la particular subjetividad del bardo criollo, e inaugura quizs la poco

    comn prctica de dirigir reclamos sobre asuntos pblicos a travs de -parafraseando a

    Gmez Restrepo- misivas hechas en el lenguaje de Apolo.

    La lectura de los versos escritos a Francisco Gutirrez de Pieres, por ejemplo, permite

    inferir que en el abogado rosarino, el mismo que fue Consultor del Santo Tribunal de la Fe

    de Cartagena, Filsofo, Telogo, Notario Mayor y Abogado de Cabildos Seculares de

    Santaf, ha habido una ruptura frente al rgimen colonial. No puede ser el mismo que loaba

    a cada virrey a su llegada, regalndolo con dcimas, redondillas, octavas o romances, ni

    tampoco el mismo que no ahorr su pluma en el cumplimiento de aos del Ilustrsimo

    Seor Don Antonio Cavallero y Gngora del Consejo de su Majestad Catlica, Arzobispo

    dignsimo de la Santa Metropolitana Iglesia de Santa Fe. Definitivamente no, y es

    37

    Antonio Gmez Restrepo, Historia de la Literatura Colombiana, Tomo I. (Bogot: Cosmos, 1953), 194. 38 Francisco Antonio Vlez Ladrn de Guevara, Al seor Don Juan Francisco Gutierrez de Pieres Regente Visitador de la Audiencia y Cancillera Real de este Reino se queja de su adversa fortuna y le pide el

    remedio en este romance, en Poesas originales de Don Francisco Antonio Vlez Ladrn de Guevara, natural de Santaf de Bogot, Biblioteca Nacional, Catlogo de Manuscritos Delia Palomino, ndice 738,

    folios 646 688.

  • 19

    precisamente tal ruptura la que permite tambin inferir que se trata de versos tardos en su

    produccin potica. Pero no ser el reclamo al regente visitador el nico rasgo de quiebre

    con su propia tradicin.

    En palabras de Borja, el pensamiento de la poca se basaba en un contraste de los opuestos,

    en el que se fundament el cultivo de la espiritualidad de lo santo. Para l, los sujetos

    ejemplares que tanto describi Vlez Ladrn de Guevara a travs de santos y virreyes,

    colaboraban en la estructuracin de las relaciones sociales en sociedades que estaban en

    proceso de consolidacin39

    . Adems, otros autores coinciden en la contrariedad como

    caracterstica inefable del barroco. Por ejemplo Patricia Escandn en La cultura barroca en

    indias: la visin de Mariano Picn Salas, nos regala un prrafo que pareciera escrito a

    propsito de la obra de Vlez Ladrn de Guevara: El barroco hispnico en el concepto de

    Picn Salas es en principio un algo contradictorio y paradjico: es profundamente vital,

    pero arraiga en contenidos antiguos, es cortesano y retrico, libre y exquisitamente

    vulgar; religioso y profano y, por encima de todo, hiperblico y superlativo. En la lengua y

    en la arquitectura, al barroco inventa la palabra o la forma, aquello que haga falta para

    que la expresin sea excepcional, original, individualizada. Arte de crisis, de cambio, el

    barroco se gesta en una sociedad desengaada, en un imperio colonial que se desmorona:

    hay ansia de vivir, pero se sabe que el final es la muerte, la negacin de la vida. Ms que

    dilogo, la comunicacin del barroco es la del monlogo, de afirmaciones que se

    contradicen entre s en una espiral de artificio. Es un perodo de fuga de la realidad, de

    alegora y de verbalismo40

    .

    Cortesano y retrico, libre y exquisitamente vulgar, as pareciera encontrarlo tambin

    Gmez Restrepo, que sin mencionar el barroco s advierte en la obra de nuestro poeta

    algunas de las caractersticas del perodo: Mantinese, por lo general, Vlez, en un nivel de

    decorosa circunspeccin, an en poesas familiares; slo en dos o tres ocasiones desciende

    39 Jaime Humberto Borja, La criollizacin de la santidad. La escritura barroca de las vidas ejemplares en el Reino de la Nueva Granada, 253. 40 Patricia Escandn, La cultura barroca en indias: la visin de Mariano Picn Salas, Revista de Estudios Latinoamericanos, No 042 (2006), 35 49.

  • 20

    hasta lo chocarrero y usa expresiones de cruda vulgaridad: mala costumbre que pudo

    aprender en poetas espaoles41

    . As, tenemos en Vlez Ladrn de Guevara un poeta en el

    que convergen diferentes interpretaciones del barroco y en el que se expresa toda la

    contradiccin y la crisis del sistema colonial en la Nueva Granada. Ya como miembro de

    una casta o como individuo, en l se expresa con toda la fuerza necesaria esa extraordinaria

    definicin de Picn Salas.

    Ahora bien, mirando detenidamente los versos, se pueden evidenciar, con ms prontitud

    que tardanza, algunos de los ms conocidos rasgos estilsticos del barroco. Veamos.

    1. La artificiosidad de la frase para expresarse de modo no tradicional. Los siguientes

    versos son un claro ejemplo, justamente, de la artificiosidad de Vlez Ladrn de

    Guevara, o por decirlo de otro modo, de su barroquismo:

    Bien que dorados mal suena

    Porque comienzan con do

    Y al do siempre dijo no

    Aunque el do no le condena.

    2. El inters preponderante por la forma y por el tema. De manera muy particular la

    estrofa a continuacin, si bien ha perdido la legibilidad de un verso, deja ver la

    prioridad estilstica que el poeta otorga a la forma sobre la inteligibilidad del contenido.

    Sube, feliz, sacerdote

    ---------

    no al excelso monte Oreb

    donde a un profeta ministre.

    rapante noche de plumas

    sustento, que su hambre alivie42

    .

    3. Un vocabulario latinizante, enriquecido por la constante creacin de neologismos.

    En estas gallardas dcimas destinadas a fulminar a un desconocido poeta o coplero

    41

    Antonio Gmez Restrepo, Historia de la Literatura Colombiana, 196. .

    42 Francisco Antonio Vlez Ladrn de Guevara, A la primera missa que cant un sacerdote, en Poesas

    originales de Don Francisco Antonio Vlez Ladrn de Guevara, natural de Santaf de Bogot, Biblioteca

    Nacional, Catlogo de Manuscritos Delia Palomino, ndice 738, folios 505 506.

  • 21

    cartagenero, que se haba atrevido a hablar despectivamente de la belleza e ingenio de

    las damas de Santa Fe43, adems de los neologismos, quizs innecesarios, el poema da

    una idea de la rivalidad de las provincias, particularmente entre el reino y la

    gobernacin de Cartagena.

    Hebras de luces al pelo

    Les ministr el mismo apolo

    Hilado les dio el pactolo

    Cuanto brilla oro en su suelo44

    .

    4. Una apelacin a los temas de la mitologa clsica grecolatina y tambin a los de

    orden religioso. Los versos que siguen son particularmente sorprendentes en tanto que,

    habiendo sido escritos para el cumpleaos del Arzobispo Antonio Caballero y Gngora,

    reconocen su valor divino a dioses grecolatinos, sin que esto, al parecer, constituya una

    inconsistencia ideolgica o teolgica en el que fue Consultor del Santo Tribunal de la

    Fe de Cartagena, Filsofo y Telogo, por nombrar slo algunos de sus crditos.

    Si tus glorias me elevan a los Apices

    Del Delio Alcanzar, y del monte bifido,

    A que bebiendo de tus luz relmpagos,

    De Perycles acentos tuene olmpicos.

    Ms para que remontes tan enfticos

    Que agravio a tu modestia son satyrico,

    Y en que tu glorias con mis voces rusticas

    Por celebrar las mancho yo sacrlego?

    Cese pues ya mi pluma, ceda al bculo;

    Que de esta Iglesia, Prncipe Ilustrsimo,

    Tengas por tantos aos, que le Arbigo

    Phenix en ti se vuelva ya verdico45

    .

    43

    Antonio Gmez Restrepo, Historia de la Literatura Colombiana, 213.

    44 Francisco Antonio Vlez Ladrn de Guevara, Don Andres Verdugo Decano de esta Real Audiencia en

    palabras de un reo condenado a diez aos de presidio de Carthagena por tres dias de vida que quito a una

    vieja, en Poesas originales de Don Francisco Antonio Vlez Ladrn de Guevara, natural de Santaf de Bogot, Biblioteca Nacional, Catlogo de Manuscritos Delia Palomino, ndice 738, folios 342 350. 45

    Francisco Antonio Vlez Ladrn de Guevara, Al cumplimiento de aos del Ilustrsimo Seor Don Antonio Cavallero y Gngora del Consejo de su Majestad Catlica, Arzobispo dignsimo de la Santa Metropolitana

    Iglesia de Santa Fe, en Poesas originales de Don Francisco Antonio Vlez Ladrn de Guevara, natural de Santaf de Bogot, Biblioteca Nacional, Catlogo de Manuscritos Delia Palomino, ndice 738, folios, 21 29.

  • 22

    5. El uso de distintos tropos: la metfora, la alegora, la hiprbole, la antonomasia, el

    nfasis, y la irona. Es este el caso de algunos de los versos que dedica el poeta a uno

    de los ms grandes, sino el ms, atractivo natural de la poca, a saber, el Salto del

    Tequedama. Vale la pena destacarlo no slo por la impresin evidente que causa en el

    escritor, sino porque evidencia el valor esttico otorgado:

    Pues es aquel bello monstruo

    Aquel sonoro prodigio

    Aquel msico de nieve

    Aquel dragn de granizo

    Que con su horrrendo murmullo

    Puso silencio al Nilo46

    .

    6. El reconocimiento de las nociones epistemolgicas del sujeto cognoscente y el

    objeto cognoscible, sin dejar de lado las instancias que los ponen en contacto y

    permiten el conocimiento de uno por el otro. Es el caso de unas dcimas, compuestas

    a propsito de la llegada de un orador chileno, llamado a predicar a la catedral de

    Santaf, en octavario de la Inmaculada Concepcin de Nuestra Seora, cuyo asunto fue

    probar que la concepcin de Mara era el s es o no es de la gracia. As, el poema es

    toda una contestacin teolgica a un problema planteado por el orador.

    Cuando s es no es predicaste

    De la gracia de Mara

    En buena filosofa

    Nada en dos platos probaste:

    En todo lo que afirmaste

    No dijiste cosa nueva

    Pues no necesita prueba

    El que en el primer instante

    Qued mara triunfante

    De la servidumbre de Eva47

    46

    Francisco Antonio Vlez Ladrn de Guevara, Describe largamente un passeo de varias madamas y otras personas en el siguiente romance, en Poesas originales de Don Francisco Antonio Vlez Ladrn de Guevara, natural de Santaf de Bogot, Biblioteca Nacional, Catlogo de Manuscritos Delia Palomino, ndice 738,

    folios 594 628. 47

    Francisco Antonio Vlez Ladrn de Guevara, Vino desde Chile llamado a predicar a la Cathedral de Santa Fe un religioso en Octavario de la Inmaculada Concepcion de Nuestra Seora, cuyo assumpto fue probar que

    la Concepcion de Maria era el si es, no es de la gracia, contra el qual se discurre en estas decimas, en Poesas originales de Don Francisco Antonio Vlez Ladrn de Guevara, natural de Santaf de Bogot,

    Biblioteca Nacional, Catlogo de Manuscritos Delia Palomino, ndice 738, folios 322 -342.

  • 23

    7. El estatus de etngrafo detentado por Ladrn de Guevara ante la representacin

    de su objeto de estudio, es decir, ante la evocacin potica de una realidad social,

    poltica, cultural y religiosa, en la cual quedaron plasmados los acontecimientos

    ms relevantes de la Santaf del siglo XVIII, las costumbres y creencias de la

    sociedad neogranadina, y los detalles de las administraciones virreinales que tuvo

    la oportunidad de presenciar y en las cuales particip. Finalmente, la larga serie de

    poemas dedicados a gentes annimas, muestra una realidad cotidiana de la poca, que

    es lo que convierte a Vlez Ladrn de Guevara en etngrafo, a travs de una

    exploracin potica que se aproxima a un precedente literario de lo que ser en el siglo

    XIX el costumbrismo. El poema titulado Demuestra los innumerables daos que causa

    el maldito licor del aguardiente es slo una muestra:

    Quin es aquel fingido Mongibelo

    Destruccin transparente de la vida

    Cuyo fuego si en agua se liquida

    Esconde incendios, muestra puro hielo?

    Quin el que arrastra al hombre por el suelo

    Cuando en dulce apariencia de bebida

    Le da a gustar su llama no sentida

    Porque beba su muerte sin recelo?48

    48

    Francisco Antonio Vlez Ladrn de Guevara, Demuestra los innumerables daos que causa el maldito licor del aguardiente, en Poesas originales de Don Francisco Antonio Vlez Ladrn de Guevara, natural de Santaf de Bogot, Biblioteca Nacional, Catlogo de Manuscritos Delia Palomino, ndice 738, folio 11.

  • 24

    2. Lo Virtuoso del sujeto criollo neogranadino.

    Virtuoso es el que tiene hbitos operativos, lo bueno, y quantos mas hbitos hubiere adquirido,

    tanto mas virtuoso ser. Unos ay, que son mas virtuosos en vna materia, porque fe han exercitado

    mas en ella, otros en otra, y otros en todas, porque en todas han exercitado los actos virtuofos,

    baftantes a producir, o a adquirir los hbitos operativos de lo bueno49

    .

    Para escritores neogranadinos como Vlez Ladrn de Guevara, la palabra virtud era

    sinnimo de razn, juicio, fe, incluso, belleza y perfeccin. Virtuoso era aquel que, por lo

    general, tuviera descendencia espaola, siguiera las vidas ejemplares de santos o intentara

    asemejar y rodear las costumbres, las prcticas y los comportamientos de las autoridades

    espaolas. Las lecturas atentas de este escritor a sermones morales, panegricos y

    capitulares50

    , a tratados religiosos de virtudes y vicios51

    , y su pervivencia con la

    administracin virreinal en calidad de abogado, alcalde y notario mayor de la ciudad de

    Santaf durante la segunda mitad del siglo XVIII, le dieron la autoridad escritural para

    dibujar la sociedad colonial a travs de sus versos y, exhibir las representaciones que desde

    su posicin, ejemplarizaban al otro, -espaol o santo-, como virtuoso.

    Fuese moral, tica o intelectual, los versos de Vlez Ladrn de Guevara irn poco a poco

    ilustrndonos sobre las diferentes virtudes de este criollo que intent definirse y definir a

    los sujetos neogranadinos, a partir de las contradicciones de un linaje mestizo, hbrido y

    ambiguo, pero socialmente aceptado cuando se aproximaba a los cdigos culturales

    metropolitanos, y a las imgenes y a los discursos ideolgicos y religiosos de la poca.

    49

    Pedro de Mercado, El cristiano virtuoso con los actos de todas las virtudes que hallan en la santidad,

    (Madrid: Joseph Fernndez de Buenda, 1673) libro primero, captulo primero, folio 1. 50

    Sermones capitulares, de visitas y capitulo de culpas. Tomo sexto / que saca a luz su autor el M.R.P. Fr.

    Juan Duran del Montijo (1725). Sermones panegyricos morales: predicados a varios assumptos y mysterios,

    en diferentes solemnidades / por el R.P. Fr. Pedro del Espiritu Santo (1729). 51

    Pedro de Mercado, El cristiano virtuoso con los actos de todas las virtudes que hallan en la santidad / por el

    padre Pedro de Mercado, de la compaa de Jess, Rector del Colegio de Tunja. Madrid: Joseph Fernndez de

    Buenda, 1673; Juan Bautista del Toro, El secular religioso, para consuelo, y aliento de los que viviendo en el

    siglo, pretenden lograr el cielo; divdase en dos libros, en el primero fe muestra, que todos los seculares de

    qualquier estado, calidad y oficio, pueden ser muy religiosos, en el segundo fe exhorta, para que puedan serlo,

    tratando de los estados, y oficios, y en particular de los mas nobles, sealndole a cada uno sus reglas, y

    comprobandolo todo con doctrina de los mas excelentes autores y exemplos de seculares. Madrid: F. del

    Hierro, 1721.

  • 25

    En esta seccin, a travs de los poemas de Vlez Ladrn de Guevara, se examinarn las

    virtudes encargadas de definir a los criollos santafereos, tomando como punto de

    referencia las representaciones y apropiaciones que, de los virreyes y los relatos de vidas

    ejemplares, hizo este escritor, as como de los comportamientos, a partir de los cuales se

    fueron dilucidando las caractersticas positivas del sujeto criollo neogranadino y se fue

    configurando esta discreta e incipiente conciencia criolla.

    2.1 Las virtudes tradas por el Imperio: Los virreyes de la Nueva Granada.

    Y llegaron los virreyes

    Consagrndose como uno de los versificadores con mayor produccin en la Nueva Granada

    del siglo XVIII, Vlez Ladrn de Guevara es el primer poeta cortesano y de saln que se

    puede registrar en la historia de la literatura colombiana, segn afirman Mara Teresa

    Cristina52

    y Zamir Bechara53

    . En Hispanoamrica, pueden documentarse otros casos de

    poetas y escritores que gozaron desde el siglo XVII de la distincin que les permiti cantar

    la llegada de los mandatarios espaoles, las celebraciones que se hacan con ocasin de los

    cumpleaos y muerte de los reyes, o elogiar los festines de las virreinas. Los poemas

    heroicos de Pedro de Peralta y Barnuevo54

    , junto a los escritos del Lunarejo Espinosa

    52 Mara Teresa Cristina, La literatura en la Conquista y la Colonia, en Manual de historia de Colombia, Vol. 1, ed. Jaime Jaramillo Uribe (Bogot: Instituto Colombiano de Cultura, 1980), 578. 53 Zamir Bechara, La evolucin de las fiestas en la Nueva Granada, periodo barroco, Thesaurus, Tomo XLVII, Nm. 2 (1993): 385. 54

    Al respecto ver: Pedro de Peralta y Barnuevo, Lima triunfante, juegos pythios y jbilos de la Minerva

    peruana (Lima: Jos de Contreras y Alvarado, 1708), y el estudio de Jos A. Rodrguez Garrido, La voz de las repblicas: poesa y poder en la Lima de inicios del XVIII, en Agencias Criollas. La ambigedad colonial en las letras hispanoamericanas, ed. Jos Antonio Mazzotti (Pittsburgh: Biblioteca de Amrica, 2000), 249 264. En el virreinato del Per tambin se puede documentar el caso de Pedro Jos Bermdez de la Torre y

    Solier (Lima 1661 1746) quien haba sido rector de la Universidad de San Marcos, Consultor de la Santa Inquisicin, y haba heredado de su padre el cargo de Alguacil Mayor de la Real Audiencia de Lima. La

    actividad intelectual de Bermdez fue larga y fecunda; adems de sus labores acadmicas y legales, se inclin

    a la literatura y especialmente a la poesa, de todo lo cual queda constancia en las actas de la Academia

    literaria que se desarroll en palacio, donde el virrey Marqus de Castell dos Rius auspiciaba estos trabajos,

    as como tambin particip en las veladas literarias de salones particulares como los del Conde de la Granja,

    del Marqus de Brenes, del seor de Valero o del Marqus de Villafuerte. Se conocen de este autor 19 obras

    impresas, dos en manuscrito, - una de ellas el poema Telmaco en la Isla de Calipso-, y otras nueve que

    figuran hoy como perdidas. Entre sus obras ms importantes se destacaron: Poemas en las exequias de la

    Reina doa Mariana (1697), Cartel de certamen para recibir al Virrey Castell dos Rius (1707), El sol en el

    zodiaco, recibimiento del virrey Prncipe de Santo Buono (1717), Romance heroico por la muerte que el

  • 26

    Medrano55

    en el virreinato del Per, y las obras de Carlos de Sigenza y Gngora56

    y Sor

    Juana Ins de la Cruz como Soneto fnebre a Felipe IV y Sonetos fnebres al duque de

    Veragua, ejemplifican esta modalidad potica57, y permiten la contextualizacin de las

    composiciones que Vlez Ladrn de Guevara dedic a los virreyes que vinieron al Nuevo

    Reino de Granada durante la segunda mitad del siglo XVIII.

    En la Nueva Granada, el restablecimiento del virreinato en el ao 1739 trajo consigo la

    introduccin de modificaciones en el tono de la vida santaferea y, a juzgar por los versos

    de Vlez Ladrn de Guevara, se produjo cierta actividad intelectual derivada de las modas

    cortesanas y de los espacios festivos, especialmente durante las administraciones de Jos

    Sols Folch de Cardona (1753-1761), Pedro Messa de la Cerda (1761-1772), Manuel de

    Guirior (1772-1776), y Manuel Antonio Flrez (1776-1782), a quienes dedic gran parte de

    sus poemas. Recurrentes fueron entonces los ttulos dirigidos a la autoridad virreinal y

    eclesistica, a las costumbres cortesanas y, a la llegada y celebracin de santorales de los

    virreyes, siempre mostrando las virtudes del poder imperial en la Nueva Granada. Algunos

    ttulos as lo indican:

    - Por lo lluvioso de una tarde se detuvo el obsequio, que se haca al Rey Nuestro Seor en

    esta ciudad de Santa Fe. Mas al salir el Excelentsimo Seor Virrey Don Manuel Flrez,

    sali el sol y se comenz la fiesta a media tarde.

    - Remitiendo una escopeta al Excelentsimo Seor Don Manuel Guirior, que en tiempo de

    vacantes se retir al exercicio de la caza, del foro y tribunales.

    Prncipe de Asturias dio a un toro (1728), Hrcules aclamado de Minerva, Cartel para el recibimiento del

    virrey Manso de Velasco (1745), entre otras. 55

    Ver los artculos de Raquel Chang Rodrguez, La subversin del Barroco en Amar su propia muerte de Espinosa Medrano, y Jos A. Rodrguez Garrido, Espinosa Medrano: La recepcin del sermn barroco y la defensa de los americano, en Relecturas del Barroco de Indias, ed. Mabel Moraa (Hannover: Ediciones del Norte, 1994) 117 148, 149 172, respectivamente. 56 Ver los artculos de Kathleen Ross, Carlos de Sigenza y Gngora y la cultura del barroco hispanoamericano, en Relecturas del Barroco de Indias, ed. Mabel Moraa (Hannover: Ediciones del Norte, 1994) 223 245. 57

    Farrl Vidal, Judith (ed.) Teatro y poder en la poca de Carlos II. Fiestas en torno a los reyes y virreyes.

    (Madrid: Iberoamericana, 2007) 117 132.

  • 27

    - Da los plcemes del nombramiento, que el Rey Nuestro Seor ha echo de Alfrez de

    Fragata en el Seor Don Lus Florez, a la Excelentsima Seora su Madre mi Seora Doa

    Juana Mara de Pereyra.

    Jos Antonio Maravall58

    y Leonard Irving59

    han definido la fiesta virreinal como un medio

    de instrumentalizacin poltica de la monarqua durante el siglo XVII, como hiato de lo

    cotidiano y como una estrategia apropiada para disolver las tensiones sociales derivadas de

    la diversidad tnica en las colonias hispanoamericanas. La fiesta tena la funcin de ser

    elemento cohesionador e integrador de la sociedad, ejerciendo un control desde la

    metrpoli a travs del virreinato y de la iglesia. Por esta razn, fiesta y religiosidad iban

    unidas, de la misma manera que todos los medios artsticos y literarios, servan como

    vehculos de su expresin.

    Los motivos para celebrar una fiesta cortesana eran diversos: efemrides reales (bodas,

    natalicios, entradas solemnes); todos y cada uno de los motivos religiosos (semana santa, el

    Corpus, el da de Pascuas, el da consagrado a la virgen o a los santos locales o universales,

    las canonizaciones); las tomas de grado, la visita de personalidades extranjeras; celebracin

    por las victorias o la llegada de la flota anual. Y todo ello, por grandioso o insignificante

    que pareciera, tena puntual cabida en las festividades cvicas y religiosas de la sociedad

    colonial.

    Las sedes virreinales, las gobernaciones y capitanas eran los centros que generalmente

    aglutinaban las fiestas y actuaban como ejes culturales. Segn Emilio Carilla, en ellas se

    manifestaba una riqueza y hasta un lujo que no siempre se encontraba en importantes

    ciudades de la Pennsula. Mxico, Lima, Cuzco, Santaf, Cartagena de Indias eran un claro

    ejemplo de ostentacin60

    . Aqu, vale resaltar que toda esta magnificencia no constitua la

    devocin de los fieles y criollos, sino los instrumentos del poder monrquico y eclesistico

    58

    Jos Antonio Maravall, La cultura del Barroco. Anlisis de una estructura histrica, (Barcelona: Ariel,

    1983), 487 - 498. 59

    Irving Leonard, La poca barroca en el Mxico colonial, (Mxico: Fondo de Cultura Econmica, 1974),

    175.

    60 Emilio Carilla, La literatura barroca en Hispanoamrica, (Madrid: Anaya, 1979), 35.

  • 28

    a la hora de impresionar a los sectores populares; en otras palabras, a los otros que

    convivan con ellos (criollos, negros, mestizos) y mostraban las diferencias de linaje frente

    a los espaoles. Maravall, por ejemplo, ve en las procesiones y en las fiestas uno de tantos

    actos en los que se resaltaba el esplendor de los centros virreinales, aumentado por la

    costumbre de levantar altares y celebraciones para asombrar a las gentes61

    . Es as, como el

    acto de recibir al virrey en la capital adquiri una marca excepcional en los poemas de

    Vlez Ladrn de Guevara: no se trataba tan solo de una ceremonia en que el lenguaje

    potico se pona al servicio del reconocimiento del gobernante, sino de una apelacin a la

    autoridad en un lenguaje que era tambin el suyo y, por tanto, tambin un lenguaje provisto

    de autoridad. Al respecto, las octavas sobre la entrada del virrey Flrez a Santaf revelan la

    posicin asumida por este escritor frente al imperio:

    [] Pues ella (Santaf) le recibe con festivas Aclamaciones, ella con triunfales

    Arcos le espera, y entre alegres vivas

    Le eleva hasta los orbes celestiales.

    Ella de amor en voces expresivas

    Le rinde parabienes inmortales

    Y en las doradas llaves que le entrega

    La obediencia le da ms pronta y ciega62

    .

    Se observa pues la sacralizacin de la autoridad, que al provocar el entusiasmo y el respeto

    de los sectores criollos y populares, aseguraba de alguna manera el dominio de la tierra y la

    pasividad y adhesin de quienes la reciban. Flrez fue acogido con vtores, segn la visin

    de Vlez Ladrn de Guevara, y al mejor estilo de los emperadores romanos. Su presencia

    ya irradiaba autoridad, ya mostraba respeto y anunciaba sujecin a los santafereos.

    Empero, su imagen no dejaba de transmitir al sujeto neogranadino una serie de virtudes que

    61

    Jos Antonio Maravall, La cultura del Barroco. Anlisis de una estructura histrica, (Barcelona: Ariel,

    1983), 489.

    62 Francisco Antonio Vlez Ladrn de Guevara, A la Excelentsima Seora Doa Juana Mara de Pereyra,

    dignsima Virreina del Nuevo Reyno, y consorte dignsima del Excelentsimo Seor Don Manuel Antonio

    Flrez, y Maldonado, Cavallero del orden de Calatrava, Comendador de Lopera en el mismo orden, Teniente

    General de la Real Armada, Virrey, Governador, y Capitn General del mismo Nuevo Reyno, y sus

    Provincias. El amor y el respeto, consagra, ofrece y dicha la descripcin de la entrada de dicho Excelentsimo

    Seor a esta Metrpoli de Santa Fe en las siguientes octavas, en Poesas originales de Don Francisco Antonio Vlez Ladrn de Guevara, natural de Santaf de Bogot, Biblioteca Nacional, Catlogo de

    Manuscritos Delia Palomino, ndice 738, folios 58 75.

  • 29

    poda apropiar para s, que poda poner a su servicio y utilizar para empezar a resarcir su

    posicin ante el imperio, como bien lo hizo Vlez Ladrn de Guevara, pues este escritor,

    loaba a los virreyes con el fin de preservar su estatus dentro de la sociedad santaferea y la

    escala administrativa de la cual hizo parte.

    Las fiestas virreinales se relacionaron tambin con los acontecimientos meteorolgicos del

    ao y con la celebracin de las grandes ocasiones: bautismos, casamientos o funerales. De

    otro lado, y pese al componente religioso, hay en las fiestas una suerte de ingrediente

    pagano que consista en satisfacer los apetitos y necesidades fisiolgicas ms primarias63,

    segn afirma Zamir Bechara. De all, se desprende la importancia que tenan los banquetes,

    cuyos ecos llegaban desde Grecia y Roma, pasando por los bodegones espaoles o los

    banquetes de corte en Mxico y Per. Algunas de estas fiestas eran reservadas a una lite,

    lo que conduce a pensar que sta voluntad de diferenciarse inclua una lista de buenas

    maneras importadas de Italia y de Francia: etiqueta para beber el t o el chocolate; para

    sentarse a la mesa, para la utilizacin de nuevos instrumentos (el tenedor, la servilleta), etc.

    As, el banquete a travs del refinamiento de las convenciones, se converta en ceremonia y

    en signo diferenciador entre los nobles peninsulares y los criollos americanos. Poesa y

    festividades iban de la mano, y los versos de Vlez Ladrn de Guevara se convirtieron en

    un testimonio para comprender los avatares y caprichos de la vida cortesana neogranadina,

    y para reconocer las representaciones de alteridad entre los espaoles virtuosos y los

    criollos no tan virtuosos en cuestiones de etiqueta.

    Estas dcimas, en las que se instaba a Vlez Ladrn de Guevara a brindar en verso en la

    mesa de los seores virreyes, llaman la atencin sobre lo sealado:

    Quando un Virrey me convida

    A regalarme con boda

    Advertid, que ya no es moda

    Que esta con brindes se mida.

    Dexadme gozar la vida

    Que tanto trabajo veda

    63 Zamir Bechara, La evolucin de las fiestas en la nueva granada (perodo barroco). Thesaurus. Tomo XLVII. Nm. 2 (1992): 391.

  • 30

    Que a un ingenio se da

    En trabajar versos suda

    Quanto mas mi vena muda

    Agoviada como duda {}64

    Y es que si bien los objetos cotidianos neogranadinos no respondieron a las demandas de la

    gran corte,-aqu inexistente-, ni a la gran circulacin, ni a la puesta en escena de

    espectaculares obras de teatro65

    , el hecho de que durante todo el periodo de los Austrias

    Santaf fuera una poblacin tipo medio, sede de una Real Audiencia como institucin de

    mayor dignidad, explica que no contara con edificios pblicos comparados a los existentes

    en Lima o Mxico, y condicionaba de forma determinante la vida virreinal. La

    documentacin de la poca nos refiere que el virrey deba tener un alojamiento preparado

    de indudable dignidad, un edificio que verdaderamente simbolizara el poder del

    representante real y encarnara la personalidad administrativa; empero, en la Santaf del

    siglo XVIII un edificio preexistente se acondicion para la autoridad imperial, porque no

    exista ms que un casern de dos plantas, situado en la plaza mayor, y cuyo nico

    elemento arquitectnico a destacar era un balcn66

    .

    La exaltacin a Manuel de Guirior como gobernante, permite ver que criollos como Vlez

    Ladrn de Guevara, en cuanto detentaron cierta autoridad, revistieron su discurso de

    prestigio y poder frente a los representantes de la Corona, as las condiciones no asemejaran

    a Santaf con la Atenas suramericana de la cual se hablara cincuenta aos ms tarde, ni

    mucho menos las fiestas virreinales igualaran a los eventos de las cortes de la Nueva

    Espaa o el Per:

    Tu que siempre en los campos de Morante

    Fuiste Palas mejor de Marte,

    Y de su Nobilsimo consorte

    64 Francisco Antonio Vlez Ladrn de Guevara, En ocasin que se me instaba a brindar en verso en la Mesa de los Exmos SS Virreyes, en Poesas originales de Don Francisco Antonio Vlez Ladrn de Guevara, natural de Santaf de Bogot, Biblioteca Nacional, Catlogo de Manuscritos Delia Palomino, ndice 738, folio

    225. 65 Constanza Toquica, El barroco neogranadino: de las redes de poder a la colonizacin del alma, en Historia del Cristianismo en Colombia. Corrientes y diversidad. Mercedes Lpez Rodrguez et al. (Bogot,

    Taurus, 2004), 115 116. 66

    Consuelo Maqueda Abreu. El Virreinato de Nueva Granada (1717 1780) Estudio Institucional (Madrid: Puertollano, 2007) 152 153.

  • 31

    Entraste en las victores a la parte:

    Bienes la tengas, quando en esta corte

    Busca Minerva en l firme baluarte

    A sabias lides en las que asegura

    Tu patrocinio la Buenaventura67

    .

    A Juana Mara de Pereira, esposa del virrey Flrez, dedic Vlez Ladrn de Guevara

    algunos versos, poniendo de manifiesto su autoridad de poeta, en tanto era agasajado por

    las seoras santafereas, invitado a todos los saraos y festejos patrocinados por el poder

    virreinal, y distinguido por quienes significaban en la capital del Nuevo Reino las letras y el

    gobierno. Los versos de Guevara fortalecen pues idea de que las mujeres migrantes

    desempearon un papel importante, actuando como transmisoras de la cultura material y

    domstica hispnica, y de los valores sociales y religiosos. Por lo comn, las mujeres

    migrantes no eran cultas ni letradas, aunque ellas establecieron modelos para todo tipo de

    detalles de la vida cotidiana, tales como la vestimenta y las modas, el arte culinario, los

    aderezos materiales del hogar, las diversiones, el cortejo y el cuidado de los nios. La

    rplica de muchos aspectos del estilo de vida hispnico, en gran parte fue posible por la

    oleada de mujeres emigrantes, entre ellas las virreinas68

    , quienes pudieron desplazarse a los

    goces de la vida cortesana. Ello encuentra su explicacin en la serie de reformas

    promovidas por los gobernantes de la casa de Borbn, entre los que figura Carlos III, y que

    se encaminaban a implementar la administracin imperial y a contrarrestar la decadencia

    poltica y los intereses de la creciente una conciencia criolla69

    . Revela entonces Vlez

    Ladrn de Guevara su concurrencia a las ricas moradas de Santaf, y a los salones en donde

    las virtudes de la virreina se convirtieron en el ejemplo de las damas y doncellas criollas, a

    tal punto de ser emuladas con las diosas y musas del Olimpo:

    Sentada estaba con las damas bellas

    Que en su balcn le hacan compaa

    67 Francisco Antonio Vlez Ladrn de Guevara, Se convida a la Excelentsima Seora Doa Mara Buenaventura Guirior a unas theses pblicas dedicadas al Excelentsimo Seor Don Manual de Guirior su

    dignsimo consorte en esta octava, en Poesas originales de Don Francisco Antonio Vlez Ladrn de Guevara, natural de Santaf de Bogot, Biblioteca Nacional, Catlogo de Manuscritos Delia Palomino, ndice

    738, folio 75. 68 Asuncin Lavrin, La mujer en la sociedad colonial hispanoamericana, en Historia de Amrica Latina, ed. Leslie Bethell, Vol. 4 (Barcelona: Crtica, 2000) 111. 69 Asuncin Lavrin, La mujer en la sociedad colonial hispanoamericana, 113.

  • 32

    Y en el color que viste a las estrellas

    A jugar caas llama y desafa.

    A las dems matronas y doncellas

    Hasta en lo singular ella exceda []70.

    Baylando, Juana Maria,

    Si Terpscore te viera,

    A danzar de ti aprendiera

    O de envidia morira.

    La cythara colgara

    Emerge a tus plantas bellas,

    Si para seguir tus huellas

    La rueda del sol se para.

    Y no tiene luzes para

    Dar por jazmines estrellas71

    .

    Terpscore, Musa de la msica y de la danza.

    leo sobre tela de Jean Marc Nattier, 1739. Las virtudes de la Virreina Juana Mara de Pereira,

    esposa de Manuel Antonio Flrez,

    fueron equipadas a esta musa.

    En Vlez Ladrn de Guevara se percibe la fusin de lo pblico con lo privado, lo religioso

    con lo laico, lo popular con lo noble en un espacio comn. Incluso, algunos remanentes

    barrocos se perciben en el tono alegrico de algunas de sus composiciones, los

    denominados autos sacramentales, en los que tanto poetas como cantores tenan un lugar

    privilegiado, y en los que se entremezclaban nobles y plebeyos alrededor de una

    70

    Francisco Antonio Vlez Ladrn de Guevara, A la Excelentsima Seora Doa Juana Mara de Pereyra, dignsima Virreina del Nuevo Reyno, y consorte dignsima del Excelentsimo Seor Don Manuel Antonio

    Flrez, y Maldonado, Cavallero del orden de Calatrava, Comendador de Lopera en el mismo orden, Teniente

    General de la Real Armada, Virrey, Governador, y Capitn General del mismo Nuevo Reyno, y sus

    Provincias. El amor y el respeto, consagra, ofrece y dicha la descripcin de la entrada de dicho Excelentsimo

    Seor a esta Metrpoli de Santa Fe en las siguientes octavas, en Poesas originales de Don Francisco Antonio Vlez Ladrn de Guevara, natural de Santaf de Bogot, Biblioteca Nacional, Catlogo de

    Manuscritos Delia Palomino, ndice 738, folios 58 75. 71

    Francisco Antonio Vlez Ladrn de Guevara, Al ver danzar a la Excelentsima Seora Virreina Doa Juana Maria de Pereyra, en Poesas originales de Don Francisco Antonio Vlez Ladrn de Guevara, natural de Santaf de Bogot, Biblioteca Nacional, Catlogo de Manuscritos Delia Palomino, ndice 738, folios 219 - 220.

  • 33

    representacin teatral tanto de ndole religiosa como profana. Recordemos, que el auto

    sacramental va derivando paulatinamente en sus formas de representacin desde sus

    primeras manifestaciones teatrales en el siglo XI, hasta transformarse en eventos que

    congregaban a toda la comunidad en el siglo XVII, durante el reinado de Felipe III. Ya a

    finales del siglo XVII, estas fiestas se encontraban muy enraizadas dentro de la poblacin

    criolla, celebrndose en lugares pblicos y a cargo de actores profesionales. Uno de los

    autos ms importantes de Hispanoamrica, fue el El Divino Narciso, nombrado as en

    alusin a los autos de Pedro Caldern de la Barca y montado por Sor Juana Ins de la

    Cruz72

    . Las alusiones a autos sacramentales, en tanto manifestaciones literarias, teatrales,

    poticas, y populares, se registraron en Vlez Ladrn de Guevara cuando intent recrear

    una de estas composiciones en su obra En aplauso del Excelentsimo Seor Don Manuel

    Guirior Virrey del Nuevo Reyno, se represent en Santa Fe la comedia del Divino

    Nazareno, que se concluye en la destruccin del templo de Astarot, y para subsanar esta

    ruina funesta, se concluy con una clebre contradanza de varias mutaciones: a que

    aluden los versos siguientes, que al caer el templo sali diciendo el gracioso Zabuln.

    Dicha obra, al igual que la Sor Juana, fue recreada a partir de la Comedia del escritor

    espaol Juan Prez de Montalbn titulada: El divino Nazareno: Sansn:

    Preguntaba Montalvn

    Que la comedia compuso,

    Por qu del teatro confuso

    Parece todos se van?

    [] Y me ha mandado salir Despus de la conclusin

    No solo a pedir perdn

    Sino tambin a decir:

    que no se aflijan ahora,

    Que los hebreos contentos

    72

    En este auto Sor Juana presenta la cada y la redencin del gnero humano por medio del sacrificio de

    Jesucristo, que permanece en la hostia para salvar a sus hijos una y otra vez mediante una alegora mtica.

    Aqu Sor Juana retoma recursos del teatro de Pedro Caldern de la Barca y los usa para crear pasajes lricos.

    Vale agregar, que durante el reinado de Fernando VII se prohibieron las Comedias de Santos en las fiestas relativas al Corpus. Posteriormente, durante la monarqua de Carlos III estas representaciones quedaron suprimidas de forma definitiva, segn la Cdula Real del 11 de junio de 1776, en la que aludi ser los teatros lugares muy impropios y los comediantes instrumentos indignos y desproporcionados para representar los

    Sagrados Misterios.

  • 34

    Celebran con instrumentos

    Lo que el Filisteo llora

    Que ya el pueblo del Seor

    Y la gente de Israel,

    Tambin festeja a Manuel

    Tambin celebra a Guirior73

    .

    Dios y el Rey en un virrey

    Si algo nos indica el ejercicio de poeta de la escena virreinal, es que Vlez Ladrn de

    Guevara fue autorizado a hablar por definicin de un espacio cultural e ideolgico, al que

    se alude por la transposicin de modelos, por la confrontacin de la otredad, y por la

    verificacin de la distancia y el retardo neogranadino. Esta autoridad es pues, la que le

    permite levantar su nombre como narrador de un ambiente apacible y como escritor que se

    vale de la rima para describir las costumbres de los espaoles, y para definir la posicin de

    los criollos neogranadinos ante el imperio. En ese punto vale subrayar, el carcter

    testimonial de los poemas de Vlez Ladrn de Guevara, quien fue testigo de los momentos

    coyunturales de uno de los virreyes, a saber: el juicio de residencia, la renuncia al cargo y el

    ingreso a la Orden franciscana de Jos Sols Folch de Cardona. Las descripciones hechas

    en algunos poemas dejan ver el inters del escritor por este personaje, a quien conoci en su

    labor de Notario Mayor de la Real de Audiencia de Santaf y frente a quien Sols dimiti a

    su funcin virreinal, como bien se pudo constatar en la documentacin legal de la poca:

    Decreto

    Concdase la licencia que se pide para que pueda hacerse la renuncia que se

    propone sin perjuicio de los herederos forzosos conforme a derecho.

    Ante mi Francisco Antonio Vlez Ladrn de Guevara, Escribano de su Majestad y

    Notario Mayor:

    73

    Francisco Antonio Vlez Ladrn de Guevara, En aplauso del Excelentsimo Seor Don Manuel Guirior Virrey del Nuevo Reyno, se represent en Santa Fe la comedia del Divino Nazareno, que se concluye en la

    destruccin del templo de Astarot, y para subsanar esta ruina funesta, se concluyo con una clebre

    contradanza de varias mutaciones: a que aluden los versos siguientes, que al caer el templo sali diciendo el

    gracioso Zabuln, en Poesas originales de Don Francisco Antonio Vlez Ladrn de Guevara, natural de Santaf de Bogot, Biblioteca Nacional, Catlogo de Manuscritos Delia Palomino, ndice 738, folios 464 467.

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    Usando de la presente licencia, por la presente y en el mejor modo que haya lugar y

    sea permitido en derecho, en atencin a no hallarme con bienes actuales, otorgo, cedo,

    renuncio, transfiero y traspaso todos los que me pueden tocar y pertenecer de herencia

    de los expresados Exmos. Seores mis padres Duque de Montellano y Marquesa de

    Castelnovo, derechos y acciones que puedan ser descubiertas a mi favor, y a que

    pueda ser llamado por todo derecho, ttulo, causa o razn en el mencionado Exmo.

    Seor Duque de Montellano mi padre; y en caso de que a la fecha haya fallecido,

    respecto a ser ya difunta la insinuada Seora Marquesa mi madre, se verifique esta

    renuncia que hago a favor de D. Alonso de Sols, hijo segundo del Exmo. Seor

    Conde de Salduea mi hermano, sus herederos y sucesores para que entren en la

    herencia, bienes, derechos y acciones, frutos y rentas, y que todo gocen, perciban,

    cobren, posean, y dispongan a su voluntad como cosa suya habida y adquirida con

    derecho y justo ttulo{}

    Ante mi Francisco Antonio Vlez Ladrn de Guevara.

    Yo Vlez Ladrn de Guevara, Escribano de S. M. vecino de Santa Fe, fui muy

    presente a su otorgamiento y en fe de ello lo sign y firm.

    En testimonio de verdad74

    .

    Otros ttulos dedicados a Sols y los adjetivos utilizados para referir la vida de este

    personaje refuerzan las virtudes que, tradas por el Imperio, fueron divulgadas y resaltadas

    por Vlez Ladrn de Guevara:

    - A un amigo que desde Lima pidi el escudo de Armas, y retrato del Excelentissimo Seor

    Don Joseph de Sols, Virrey de esta corthe, le embia solo el escudo y se disculpa de no

    remitirle el retrato.

    - Llora el Real Monasterio de Santa Clara la partida (que no se verific al fin) de su

    benefactor el Excelentsimo Seor Sols.

    - Dando das al Reverendissimo Padre Fray Joseph de Sols, celebra la determinacin de la

    causa de su residencia.

    74 Sols renuncia al mundo, a sus pompas y vanidades, en Don Jos Sols Virrey del Nuevo Reino de Granada, ed. Daniel Samper Ortega (Bogot: Pax, 1953) 335 337. Otro documento en el que se constat que Ladrn de Guevara estuvo cercano al virrey Sols fue el siguiente: Recomendacin del cabildo de Santa Fe para que se conceda a Sols la mitra de su iglesia, en Don Jos Sols Virrey del Nuevo Reino de Granada, 372.

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    Se reconoce al rey, el tener a Dios de su parte, y la Iglesia se encuentra, como Dios, al

    lado del rey75

    . Reforzar la imagen y el poder de una monarqua a travs de la figura

    virreinal fue posible en los virreinatos hispanoamericanos, debido a la peculiar

    organizacin poltico eclesistica de la monarqua espaola que, con los Habsburgo,

    plenamente identificada con las reformas tridentinas, adquiri la naturaleza de Estado

    Iglesia76

    . Al coordinar estas dos instituciones dentro del marco ideolgico de