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teatro sintético ventana a la calle por José Gorostiza (Detrás de una ventana, la calle. Gente que camina en drecciones contrarias. Los perso- najes, diversos entre si, t'tnen un aiie co- mún de autómatas, el gesto uniforme de quien no va a parte alguna, aunque vaya de prisa.) ESCENA I LA SEÑORITA, a su acompafiante va- rón: .. .Pero si yo nada más querría que vivir, gozar, morir... EL ACOMPAÑANTE; Adiós, viejecito. EL ALUDIDO: Ad.oós... EL ACOMPASANTE, a ella: Mira, no me canses la paciencia. Va comprendo. UN BILLETERO: ¡Un huerfanito, se- ñor, un huerfanito 1 LA MUJER PINTARRAJEADA Por Dios que le n v o la cara. SU COMPASERA: No, Ofelia. Hazlo por siqu>era. En último caso, SJ no puedes cobrarle los veinte pesos, yo te los pagaré. LA MUJER: ^Cobrarle" ¿Yo' ÜN COMERCIANTE Nadie paga, le di- go, sólo un esfuerzo desesperado podría salvarme de la miseria. (No responde su compañero.) UN JOVEN, al encuentro de otro: ¡Es usted un canalla' EL OTRO: Señor, necesitamos dar expli- caciones. EL. No quiero explicaciones de ninguna especie. Me ha robado usted veinte días de sueldo, ¡ladrón, canalla! EL ALUDIDO, retirándose. Mucho gus- to en taludar!'), señor... EL JOVEN, indignadísimo: ¡Canalla, es usted un canalla' EL BILLETERO: Un huerfanito, señor. EL JOVEN, al billetero: ¡No, un cana- lla' UNA SEÑORITA: .. Y casi me comía a besos el atrevido ese. OTRA: Sí, ya lo conozco, güera; pero no llegaría a cosas mayores, por supuesto. LA PRIMERA: Bueno, ¡vo me defen- dí! ... EL BILLETERO: Un huerfanito. niña. DOS CABALLEROS, a otro de negro: UNO: ¿Qué hubo, hombre'' ¿Cuándo desempeñaste el bombín? OTRO Déjalo, parece que regresa de un entierro. EL DE NEGRO. Justamente. UNO ¡Eh! , no seas guasón. OTRO Pero, ¿no ves qué cara de bobo tiene? EL DE NEGRO: Si, justamente de un entierro. Mi padre... LOS DOS. atónitos: ¡NO! EL BILLETERO Un huerfanilo señor, un huerfanito. UNA VOZ PERDIDA Hemos construi- do nuestras ciudades en un cementerio. (Cae e! telón. Un tramoyista se descuel ga de una soga, saluda con prolongada genuflexión de cirquero.) ESCENAD EL TRAMOYISTA Había leAii.» de barro en las manos del Todopoderov cuando el mundo, rebasado de juvenU:. quiso escapar a la infinita sabiduría Los príncipes del cíele le condenaron a tener historia, nunca i escribirla. Y helo aquí. huérfano como un décimo de lotería, co- reado estruendosamente por los Primeros Ministros, las Iglesias, los Filósofos, encare- cido por los imantes, odioso a los ebnos consuetudinarios. Jugaremos a él un peso de buena voluntad, porque, quuá mafia- lia. .. ¡Oh. la función de mañana abundar. en sorpresas!

Ventana a La Calle

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Teatro estridentista de Don José Gorostiza escrito en 1924

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  • teatro sinttico

    ventana a la calle por Jos Gorostiza

    (Detrs de una ventana, la calle. Gente que camina en drecciones contrarias. Los perso-najes, diversos entre si, t'tnen un aiie co-mn de autmatas, el gesto uniforme de quien no va a parte alguna, aunque vaya de prisa.)

    ESCENA I

    LA SEORITA, a su acompafiante va-rn: . . .Pero si yo nada ms querra que vivir, gozar, morir...

    EL ACOMPAANTE; Adis, viejecito. EL ALUDIDO: Ad.os.. . EL ACOMPASANTE, a ella: Mira, no

    me canses la paciencia. Va comprendo. UN BILLETERO: Un huerfanito, se-

    or, un huerfanito1

    LA MUJER PINTARRAJEADA Por Dios que le nvo la cara.

    SU COMPASERA: No, Ofelia. Hazlo por m siqu>era. En ltimo caso, SJ no puedes cobrarle los veinte pesos, yo te los pagar.

    LA MUJER: ^Cobrarle" Yo' N COMERCIANTE Nadie paga, le di-

    go, slo un esfuerzo desesperado podra salvarme de la miseria. (No responde su compaero.)

    UN JOVEN, al encuentro de otro: Es usted un canalla'

    EL OTRO: Seor, necesitamos dar expli-caciones.

    EL. No quiero explicaciones de ninguna especie. Me ha robado usted veinte das de sueldo, ladrn, canalla!

    EL ALUDIDO, retirndose. Mucho gus-to en taludar!'), seor...

    EL JOVEN, indignadsimo: Canalla, es usted un canalla'

    EL BILLETERO: Un huerfanito, seor. EL JOVEN, al billetero: No, un cana-

    lla'

    UNA SEORITA: . . Y casi me coma a besos el atrevido ese.

    OTRA: S, ya lo conozco, gera; pero no llegara a cosas mayores, por supuesto.

    LA PRIMERA: Bueno, vo me defen-d! . . .

    EL BILLETERO: Un huerfanito. nia. DOS CABALLEROS, a otro de negro: UNO: Qu hubo, hombre'' Cundo

    desempeaste el bombn? OTRO Djalo, parece que regresa de un

    entierro. EL DE NEGRO. Justamente. UNO Eh! , no seas guasn. OTRO Pero, no ves qu cara de bobo

    tiene? EL DE NEGRO: Si, justamente de un

    entierro. Mi padre... LOS DOS. atnitos: NO! EL BILLETERO Un huerfanilo seor,

    un huerfanito. UNA VOZ PERDIDA Hemos construi-

    do nuestras ciudades en un cementerio. (Cae e! teln. Un tramoyista se descuel

    ga de una soga, saluda con prolongada genuflexin de cirquero.)

    ESCENAD

    EL TRAMOYISTA Haba leAii. de barro en las manos del Todopoderov cuando el mundo, rebasado de juvenU:. quiso escapar a la infinita sabidura Los prncipes del cele le condenaron a tener historia, nunca i escribirla. Y helo aqu. hurfano como un dcimo de lotera, co-reado estruendosamente por los Primeros Ministros, las Iglesias, los Filsofos, encare-cido por los imantes, odioso a los ebnos consuetudinarios. Jugaremos a l un peso de buena voluntad, porque, quu mafia-lia. . . Oh. la funcin de maana abundar. en sorpresas!