Verjat, Alain - mitemas del héroe

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trsse. Revista Conapluteose de Estudios Franceses Thle 2000,15:19-164

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Mitemas del hroeALAIN VERJATUB

Para la gente de mi generacin, la heroicidad es de cajn. En el sistema escolar del que soy producto, cada ao se sealaba con el estudio pormenorizado de una tragedia de Comeille y de otra de Racine. La verdad es que no entendamos gran cosa a los ntimos resortes que movan a estos seres lejanos y mgicos, tan excepcionalmente superiores a nosotros, tan irreales en una palabra, que los profesores nos tenan que guiar de la mano con cuestionarios y comentarios de texto, para que, a falta de profunda comprensin, sacramos al menos la satisfaccin de una buena nota. El hroe clsico, el de los textos que hay que leer y releer, nos acompaaba o mejor dicho nos preceda, a modo de ideal atractivo por sus hazaas y odiado por incomprensible. Ms tarde, ya en la universidad, no pudimos ignorar, de la mano de los grandes maestros cuyas obras leamos, que la naturaleza heroica se fundamenta en estructuras arquetpicas determinadas y que stas aparecen tanto en el Gilgamesh como en toda a la literatura medieval, y naturalmente tambin, en la literatura moderna. El mito que estas estructuras construyen, subyace a las estructuras propias de la epopeya, del mismo modo que organiza el relato novelesco en su plenitud. Por ello, se puede hablar de los mitemas del hroe, ya que van a configurar su naturaleza, su comportamiento, su destino y su razn de ser en el relato. El primer gran estudio monogrfico dedicado a nuestro tema en Francia, fue sin duda el de Charles Baudouin, Le eriomplie du Irros. Elude psychanalytique sur le mythe tu hros et les grandes popes (Paris, Plon, 1952). Le siguieron valiosas aportaciones, quizs de inspiracin ms moderna, aunque no por ello ms definitivas, entre las que cabe citar, por su especial predicacin allende los mares y tambin entre nosotros, el estudio de Joseph Campbell, The hero with a thousand faces 1; por ser muy conocidas, slo recuerdo de paso las contribuciones magistrales de G. Durand, M. liade, O. Dumzil, entre otros, a la cuestin que nos ocupa. Hoy en da, las caractersticas estructurales del perTrad. Espaola, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1959 (1993)

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sonaje heroico incluso se han vulgarizado mediante la publicacin de pequeos estudios en formato de bolsillo destinados a los alumnos de secundaria, en los que se trata del hroe clsico, del hroe romntico, aunque no del hroe moderno como si siempre se presintiera que heroicidad y modernidad slo se reconcilian en la televisin y las pelculas americanas 2 Con todo, la cuestin no ha perdido un pice de su vigencia ni de su inters. El destino mtico del hroe se articula en tres grandes estructuras solidarias, que suelen sucederse, construyendo as al personaje en su devenir narratolgico y vivencial. La primera consiste en el anuncio herldico de un destino excepcional. La segunda se compone de todos los trabajos, sufrimientos y prodigios, hazaas, aventuras, dolores y penalidades por las que el hroe tiene que pasar o mejor dicho de los que tiene que triunfar pues, como dice Otto Rank: no basta con que cl hroe nazca: Debe triunfarfls. Finalmente, la tercera seala la plenitud del destino heroico en la revelacin del secreto o del tesoro que deba encontrar y para los cuales representaba una necesidad narrativa. Estas son las tres estructuras que vamos a examinar y, llegado el caso discutir para tratar de discernir hasta qu punto resultan operativas en nuestra lectura, interpretacin y comprensin de los textos. En la mayora de los mitos, el nacimiento del hroe se da como un acontecimiento excepcional, sea por sus circunstancias, sea por la naturaleza de sus padres, sea por la manera con la que llega a la vida. El nacimiento de Atenea, del muslo de Jpiter, ha permitido a la lengua francesa acuar la expresin ne pas tre sorti de la cuisse de Jpiter para designar a los engredos. No tenemos mejor ejemplo, en nuestra cultura judeo-cristiana que el pesebre de Beln y todos los misterios que lo anuncian, rodean y siguen. Nacimiento de Venus Afrodita, de la espuma del mar, de Hrcules, todos incorporan el rasgo de excepcionalidad a sus circunstancias. Ya se vislumbra que el hroe, de nacimiento, es un ser de excepcin. Pero conviene considerar los aspectos que adopta el nacimiento del hroe y constatar que, por una parte. suele ser el heredero de un dios o de un rey (el Buda, por ejemplo), pero otros muchos arrastrarn consigo, mediante secretas intrigas que no se revelan hasta ms tarde, las dudas que rodean su llegada al mundo: no son hijos del padre que se crea (caso de todos los hroes adoptados, como Edipo). Aqu, dos observaciones; la primera, es obvia: el hroe es el producto de criterios fantsticos o maravillosos. No es hroe cualquiera. Y ello se puede constatar en la literatura antigua, en la medieval y tambin en la moderna. Aunque lo fantstico pueda ceder el paso a lo pequeo burgus, aquel que haba nacido de los amores de una mortal y de un dios, es ahora el producto de los devaneos de su madre con el prncipe casualmente encontrado; la pastorcita de antao ha dejado sitio a los falsos hur2 Vase,, Claudio Naranjo, El nio divino y el hroe, Mlaga, Sirio, 1994, donde se reivindica cl poder de lo pequclio, o Alan B. Chinen, Ms all del hroe, Barcelona, Kairs, 1997, que se pregunta qu viene despus del hroe solar masculino y su virilidad hegemnica en estos nuestros tiempos de saludables revisiones conceptuales.

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fanos equipados con medallones, medias monedas u otros signos para un oportuno postrer reconocimiento. La segunda observacin tal vez dar ms que pensar. Sabido es que en la tradicin juda, quien transmite la pertenencia a la raza es la madre. Pues aqu, quien transmite los potenciales rasgos heroicos es el padre, que es quien se cuestiona en los misterios del nacimiento heroico. De modo que la heroicidad es de filiacin paterna; la madre est del lado de la tradicin, perpeta la ontognesis, mientras el padre es el responsable de la excepcin, de la filognesis, de la mutacin heroica t La madre es quien engendra el cuerpo heroico, con todas las funciones comunes al gnero humano y el padre el espritu, un modelo de comportamiento potencial, un carcter, todos los rasgos que harn de l un ser excepcional. Mime cra a Parsifal y le ensea el arte del herrero, pero no es su padre; la historia deviene heroica cuando se pone de manifiesto el malentendido existente entre el padre aparente y el padre real. No se puede concebir un dios que nazca de un carpintero y es difcil para muchos comprender que el Libro de Mormn se deba a un tal John Smith. La madre slo ofrece espacio y tiempo presente: el del hogar, la casa de pastores en la que se cri Edipo. Pero quien da pasado y futuro, es la figura paterna; cualquier hroe es hijo de otra sangre, de otro tiempo, de otra familia. El mundo en el que se le ha dado nacer no es el suyo, sea porque le viene grande, y l es pequeo, sea porque l es grande para los estrechos limites que se le imponen (Julien Sorel, en el aserradero, leyendo). Es un error reducir la dimensin heroica al mero cumplimiento de grandes hazaas. Obsrvese que cuando se hace as, enseguida surge la figura contraria, el anti-hroe, pronto la anti-novena (y el anti-teatro) para que las cosas funcionen. Los hechos sealados que configuran el destino heroico slo son una forma de materializar la problemtica de su destino. El hroe aparece como el que, a travs del papel de protagonista, (y eso es una funcin narrativa todava vaca de contenido) viene a anunciar algo, que es propiamente la semantizacin narrativa del personaje. Es lo que podramos llamar el carcter herldico del protagonista. Para simplificar, da lo mismo que uno sea Rubempr o Vautrii, Julien Sorel o Lucien Leuwen, Frdric Moreau Bouvard o Pcuchet. Este carcter herldico, de proclamador frente a los mudos, los que no dicen nada de peso, demuestra palpablemente que la estructura narrativa en la que se inscribe la heroicidad es necesariamente de corte dualista; de ah que la heroicidad nos aparezca como una facultad para realizar hazaas superiores a las de la mayora de los mortales corrientes. Baudouin prefiere limitarse porque su corpus as se lo aconsejaa un tipo de hroe nietzscheano, es decir un superhombre. Lon Cellier y despus Durand, que disponan en su momento de modelos ms finos, como es la nocin de rgimen nocturno de la imagen, no hacen sin embargo otra cosa y limitan la heroicidad al destino solar del protagonista. Creo que se puede ganar algo si tra,

El caso de Perceval es ejemplar al respecto: la madre no le quiere dejar marchar para convenirse en caballero, mientras que las hazaas paternas son el modelo a seguir, lo que le lamzar a la aventura y a la bsqueda del Grial.

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tamos de integrar en una sola figura arquetpica hroes y antihroes; recuerdo que hablo de componentes procedentes del imaginario, respecto de los cuales lo que se ha dado en llamar realidad y realismo slo son casos particulares de un modo peculiar de enfocar el mundo. Unos y otros, en efecto, sealan el punto a partir del cual se podr medir una diferencia, bien hacia arriba --caso de los superhombres- bien hacia abajo, caso de los fracasados. Vautrin se las sabe todas y por eso consigue pasar a travs de cualquier penalidad, mientras que Rubempr, quien slo se gua por sus ilusiones, lo tiene todo que aprender, es decir, en su caso, perder. Aqu, entrevemos un tipo de hroe que podramos llamar franciscano, porque los acontecimientos por los que transita le invitan al desapego, como es el caso tambin del joven Perceval. Pero slo se puede perder aquello que ya se tiene, y esto explica cuanto les sucede a Bouvard y a P cuchet, que quedan perder sin haber ganado. Sea como fuere, la reunin en una misma categoria de hroes y anti-hroes se concibe a partir de una postura privilegiada del protagonista a falta de la cual la narracin sera imposible. Gide deca atinadamente que no se poda hacer buena literatura con buenos sentimientos; y habra que aadir que slo con malos tampoco. El mitema subyacente por excelencia, es el delito de opinin, el juicio de valor a partir del cual toda la narracin se puede vertebrar. Sea porque se concibe como una mirada hacia atrs, la evocacin de un pasado peor o mejor, sea porque denuncia la mediocridad del presente, sea por que proyecta ha-cia el futuro una imagen del hombre y del mundo ms apetecible. El prestigio del personaje no depende de sus caractersticas tsicas o psquicas sino de lo que hace con ellas. El hroe es una mquina pragmtica. Por ejemplo, en estos nuestros tiempos que idolatran a la juventud, se concibe perfectamente que el anciano valga ms que varios jvenes (caso del iedi y su espada lser). Y si bien es cierto que el bien nacido se impone al bastardo y al enano (como en la mitologa wagneriana) tambin lo es cuando las cosas funcionan al revs, es decir cuando el bastardo slo lo es en apariencia y manifiesta en todos los detalles de su comportamiento un nacimiento de calidad que la narracin tiene por misin revelar. Baste esta simple constatacin para comprender que lo heroico es una funcin dinmica que sirve para revelar una naturaleza. Luego, no tiene nada que ver con la moral al uso, o con los valores dominantes de una sociedad determinada sino con el grado de separacin que le distingue respecto de ella. Su diferencia es lo que realmente le da valor, porque te hace ser inquietante. Es la que va a dinamizar el relato, creando en el lector aquello que se llama inters y que, en el fondo, debe tener mucho que ver con la ansiedad. Jean Vaijean, que quisiera ser Monsieur tout le monde en su factora paraso, slo es hroe jus ticiero porque no tiene nada que ver con los industriales de su tiempo; es mas, los cuestiona en sus prcticas habituales y con su estilo los sermonea. Esta disconformidad del hroe con su entorno es el ingrediente dinamizan-te que asegura su eficacia narrativa, lo cual va mucho ms all de la simple exaltacin del personaje. Es ms, un mero nfasis tendera a hacer de l un estereotipo (caso, quizs, de la Carmen de Mrime, de quien se dice demasiadoThi, 5c Revista Complutense de Estudios Franceses 2000, 15: 153-164

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que es una mujer liberada, olvidando, porque es lo ms cmodo, que es una gitana procedente del norte, concretamente de Navarra). Mientras que el verdadero hroe debe activar imgenes arquetpicas para ser semnticamente rentable. Si el capitn Nemo es estupendo, es simplemente porque es un dios in yex machina.

Pero el hroe no existe, adems, en la abstraccin de un mundo sin dimensiones. Sin embargo, uno de los puntos que ni Baudouin, ni Cellier ni Durand toman en consideracin, es el que hace referencia a la dimensin espacio-temporal que le acompaa y que incluso preside a su nacimiento como ser de excepcin, o que tambin afectan al decorado mtico que es bsicamente su adjetivo calificativo. La historia del tiempo es la historia de la cada y de la aparicin del mal en accin, es decir de todos los grandes terrores miticos en contra de los cuales el hombre y el hroe ejemplar el primero, tanto si es de tipo solar como si es de tipo lunar estmctura su imaginario y emprende su camino. Los hroes sirven para conjurar las fuerzas amenazantes que nos rodean, para poner orden en el caos. Luego el tiempo tiene un papel fundador de la heroicidad en el relato. Da sentido orienta y significado semantiza el destino ejemplar del protagonista. La novela de Balzac Les chouans nos ofrece un buen ejemplo de ello. En las primersimas lneas de la obra se oponen dos tiempos (tempos) distintos: el tiempo revolucionario, que obedece al nuevo calendario, y el tiempo tradicional del calendario gregoriano. Por un lado, las cosas siguen como siempre y todo est bien tal y como est, y, por el otro, el mundo necesita reformas, progreso, lo cual remite a un referente que no es el mundo mismo, sino el hombre que lo habita. Si esto se lleva hasta la paranoia, tenemos el principio de la novela de Anthony Burgess, La sinfona Napolen donde un inspirado reformador fascinado por el sistema mtrico, decide que en adelante, los aos tendran diez meses divididos en diez das de diez horas cada uno; que cada hora tendra diez minutos de diez segundos, y as sucesivamente. Qu tipo de hroe puede engendrar tamaa visin del mundo y de las cosas que lo rigen? Como Balzac escribe, un poco como Chateaubriand, entre dos mundos, y por tanto dos tiempos, no le queda ms remedio, al enunciar las fechas que encontrar un sistema de relacin consistente en la frmula o, lo cual es lo mismo. La aparente diferencia de tiempo, ritmo y punto de vista, que separa a los protagonistas en los bandos blancos y azules, monrquicos y revolucionarios, encubre una profunda similitud; o, dicho de otro modo, la opinin del seor Balzac, que los hroes se encargarn de manifestar, respecto de la revolucin se enuncia as: para este viaje, no necesitbamos alforjas. La herona, la seorita de Verneuil, que no puede integrar esta relacin de equivalencia, pondr de manifiesto la inutilidad del proceso revolucionario y del sacrificio de los hroes de ambos bandos. Ahora bien, si slo consideramos al factor tiempo aisladamente, sin su correlato espacial, slo se comprende la mitad del drama que est a punto de empezar. El espacio tambin pesa lo suyo porque va a determinar el mbito en el157Th/,nc Recista Cotopluseose de Estudios Franceses2000,15: t53-164

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que el hroe deber actuar, y tambin las fuerzas de resistencia, inercia o la agresividad que deber demostrar para cumplir con su cometido. Hay espacios ednicos de los que uno no quiere salir (Rojo y Negro, Lo (artuja de Parma) y espacios malditos de los que hay que huir (el principio de La isla misterioso). En el espacio-tiempo de Nerval, los hroes buscan la permanencia; en el de Balzac, Rubempr o Rastignac ansan el cambio. Porque espacio y tiempo no se pueden separar, aunque cuesta concebirlos conjuntamente. En el Edn, el tiempo no existe: es un espacio feliz. Y el tiempo feliz, que no admite espacio sobre el que aplicarse, el tiempo que no modifica nada, es inconcebible, del mismo modo que sera inconcebible un hroe que no tuviera nada que hacer. Una de las caractersticas propias del hroe es, por tanto, que en su bsqueda de la felicidad, se las ve o con el uno o con el otro, y jams con ambos a la vez. Los sueos de Emma Bovary no admiten tiempo, y cuando Candide declara que ~