Viaje a La Costa- Primeras Páginas

7/24/2019 Viaje a La Costa- Primeras Pginas

1/25

Kazumi Yumoto

VIAJEALACOSTA

Traduccin del japonsRumi Sato y Jos Paz Espinosa


2/25

Ttulo original: Kishibe no Tabi

de la obra: Kazumi Yumoto, 2010Publicado en 2010 primera vez en Japn por Bungeishunj Ltd.

El acuerdo por la cesin de los derechos para la traduccin al espaol se hacerrado con Kazumi Yumoto a travs del Japan Foreign-Rights Centre / Ute

Krner Literary Agent, S.L.U.www.uklitag.com

de la traduccin: Rumi Sato y Jos Paz Espinosa, 2016

de la presente edicin: Nocturna Ediciones, S.L.c/ Corazn de Mara, 39, 8. C, esc. dcha. 28002 Madrid

[email protected]

Primera edicin en Nocturna Ediciones: febrero de 2016

Preimpresin: Elena Sanz Matilla

Impreso en Espaa / Printed in SpainImprenta Kadmos, S.C.L.

Cdigo IBIC: FAISBN: 978-84-944243-4-2

Depsito Legal: M-3790-2016

Cualquier forma de reproduccin, distribucin, comunicacin pblica o transformacin de estaobra slo puede ser realizada con la autorizacin de sus titulares, salvo excepcin prevista porla ley. Dirjase a CEDRO (Centro Espaol de Derechos Reprogrficos) si necesita fotocopiar oescanear algn fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47).


3/25

VIAJEALACOSTA


4/25

9

1Estaba preparando el relleno de ssamo negro molido y azcar y me

dispona a hacer shiratama, unas bolitas de masa de arroz rellenas

con esa pasta dulce. Entonces, sin saber por qu, alc la vista y me

encontr con mi marido Yusuke de pie en la penumbra del fondo,

tras el mueble-bar. Las bolitas de shiratama eran su dulce favorito.

Me haba extraado el sbito deseo de tomarlas a esas horas de la

noche. De repente, ca en la cuenta: Ah, era por eso. Despus detodo, ocurri tal y como siempre lo haba imaginado. Haban trans-

currido tres aos desde que Yusuke desapareci, pero yo siempre

mantuve la esperanza de que estuviese vivo en algn lugar, de que

hubiera comenzado una nueva vida con otra mujer.

El agua estaba hirviendo. Envolv rpidamente la pasta negra con

la masa y dej caer las bolitas dentro. Yusuke se puso de pie silencio-

samente. Miraba mis manos a travs del vapor. Esa escena se habarepetido a menudo antes de su desaparicin. Le gustaba contarme las

cosas que haban sucedido ese da, andando de ac para all a mi


5/25

10

lado, mientras yo cocinaba. Incluso en los momentos en que no se

atreva a decirme nada, observaba pacientemente lo que yo haca enla cocina. Aquel da, la noche anterior a su desaparicin, tambin

permaneci de pie ah durante un buen rato. Yo levant la mirada

para hablarle, justo cuando l se estaba retirando a su habitacin. Si

le hubiese dicho algo en aquel instante, si le hubiese detenido a la

fuerza con cualquier palabra

Bienvenido a casa le dije ahora. Slo despus de que esas

palabras salieran de mi boca, fui consciente de haberlas pronunciado.

Pareci aliviado.

Me he dado prisa se excus. Su tono era de fastidio, pero

ms inexpresivo que cuando estaba enfadado de verdad, aunque

he tenido que venir andando.

Andando?

S.Desde dnde?

No respondi, sino que me pregunt:

Cunto tiempo ha pasado?

Tres aos.

Entonces emiti un leve grito de sorpresa. Su boca abierta era un

agujero redondo y negro. No se le vean los dientes.

Pues s que he tardadoLas bolitas de shiratama saltaban dentro de la cacerola. El relleno

oscuro comenz a revelar poco a poco su color bajo la masa blanca


6/25

11

semitransparente. Apagu el fuego y serv las bolitas con su jugo

caliente en un pequeo cuenco rojo.Aqu tienes.

Yusuke se sent a la mesa del comedor y se qued observando el

contenido del cuenco. De repente, alz la vista y dijo:

Apaga la luz de la cocina.

Cuando se apag el fluorescente, la estancia qued envuelta en

una nube roja, opaca. Slo la lmpara sobre el aparador, al que

nosotros llambamos la caja roja, iluminaba dbilmente el entor-

no. Yusuke haba encontrado esa lmpara, con la pantalla hecha de

vidrios cuadrangulares pegados, en una tienda de antigedades. Ms

all de la nube roja se extenda una densa oscuridad. Dentro de

aquel ambiente, similar al de la cueva de unos hombres primitivos,

contempl con emocin el rostro de mi marido al cabo de tanto

tiempo. Quiz por la luz rojiza, la lnea esbelta de sus mejillas y susojos rasgados con aquellos prpados sin pliegues parecan los de una

imagen tallada en madera. Ahora percib en l ms claridad y firme-

za que antes, bajo la luz del fluorescente. Inconscientemente, busca-

ba alguna seal. No saba qu tipo de seal, pero senta que, si la

encontraba, me quedara ms tranquila. Buscaba una seal, cual-

quiera.

Tal y como acostumbraba antes de desaparecer, Yusuke tom unsorbo del jugo y luego se meti una bolita en la boca. De inmediato

exclam:


7/25

12

Ay, quema! Y entreabri los labios.

La grasa de la pasta de ssamo estaba an caliente.Ten cuidado.

Estn bien hechas Las de hoy No se les ha salido nada el

relleno. Sin siquiera mirarme, resoplaba hinchando las mejillas.

Pareca tener hambre.

Te has afeitado, no?

Pens que tendra mal aspecto con la barba descuidada.

Guard silencio. Entonces aadi:

Te parece extrao, verdad? Me crece la barba. Quieres tocarme?

S.

Yusuke dej los palillos en la mesa y acerc ligeramente el men-

tn hacia m. Junt los dedos corazn y anular de la mano izquierda

y le roc suavemente. Sent numerosas puntas negras que asomaban

por los poros. Retir la mano sin querer.Te sorprende?

S, un poco.

Mi cuerpo fue devorado por los cangrejos en el fondo del mar,

ya hace tiempo.

Cmo?

Algunos de los cangrejos que me comieron han sido pescados

por los hombres, pero an quedan otros que siguen vivos. Los quesiguen vivos estn esperando, mecindose en el fondo del mar, como

suelen hacer.


8/25


9/25

14

S. He tardado tres largos aos en llegar hasta aqu respon-

di sin apartar la mirada del cuenco. He tardado tres aos enregresar. Aunque no he perdido el tiempo observ con tono

monocorde.

No has perdido el tiempo? Qu has hecho?

No me respondi. Sorbi el jugo lentamente.

Por qu desapareciste?

Estaba enfermo.

No todos los enfermos hacen algo as.

Dej el cuenco vaco en la mesa con un ruido sordo. Luego dijo:

Tienes toda la razn.

Te busqu. Mucho, sabes? Denunci tu desaparicin a la poli-

ca para que te buscaran. No sirvi de nada.

Los policas estn muy ocupados. No les preocupa un hombre

hecho y derecho que se va libremente por ah.Dnde has estado todo este tiempo?

T no quieres comer? Yusuke se inclin hacia delante y

pos la mirada en mi cuenco.

No, cmetelas t.

Sigui contemplando el cuenco sin pinta de ir a moverse. Lo

escrutaba de tal forma que daba la impresin de ir a absorber su

contenido por los ojos.Fue algo raro, todo pas en un instante muy breve Me

mir furtivamente y volvi a mirar mi cuenco. Se lo puse delante y


10/25

15

se irgui en la silla. Ocurri en un abrir y cerrar de ojos. Una vez

dado el primer paso, una vez que el asunto se puso en marcha, ya nohaba marcha atrs. Fue demasiado rpido. En cuanto me ca al agua,

fui arrastrado hacia el fondo.

Ser arrastrado hacia al fondo, esa sensacin la conoca yo tam-

bin. Cuando era nia, un loco me tir a un ro. Casi me ahogu.

Todava recordaba el color del agua turbia, mis manos dentro, tan

grandes como las de un adulto, las numerosas burbujas que suban

hacia la superficie y mi falda a cuadros extendida, bailando en el

agua La seora que haca el reparto de la frutera me rescat y me

llevaron al hospital. Cuando recuper la conciencia, mi padre estaba

a mi lado. Me dijo:

Ests a salvo. Tienes suerte de seguir viva.

Mi padre era una persona taciturna que no abra su corazn fcil-

mente. Pero ese da vi un brillo extrao en su expresin. Yo no com-prend el sentido de sus palabras: suerte de seguir viva. Pero gracias

a l, perd el miedo al agua y llegu a ser una buena nadadora.

Todo por el agua. Siempre el agua

Apenas sufr.

Qu bien coment, y Yusuke permaneci en silencio. Me

refiero a que no hayas sufrido, entiendes?

Ya lo s. Pues s, fue mejor as, creo.l jugueteaba con los palillos que utiliz diariamente durante

muchos aos. De pronto, como si sbitamente hubiera tomado la


11/25

16

decisin, engull las bolitasdel segundo cuenco. Cuando termin de

masticarlas, su imagen se volvi an ms real.Dame un poco de t.

Fui a la cocina. Haba dejado de tomar t verde cuando me que-

d sola. Era Yusuke a quien le gustaba el t verde. Saqu del conge-

lador el que haba comprado haca mucho tiempo para l y lo

prepar con esmero.

Qu rico. Es t fresco, no?

Bebi de su taza habitual, con los ojos entreabiertos. La verdad,

no pareca un t que hubiera estado congelado durante tres largos

aos.

Ese momento lo percib. El instante en que algo parecido al

alma se separa del cuerpo. Tan pronto como eso se separ de mi

cuerpo, sent alivio. Y tan pronto como me sent aliviado, grit para

mis adentros: Por todos los cielos!.Pensaste eso?

S.

No saba qu decir.

Ciertamente no sufr. El rato que sufr dolor y ahogo fue muy

breve. Vaya decepcin! Sin embargo, la sensacin de arrepentimien-

to que tuve durante un segundo mientras me deca por todos los

cielos! fue momentnea, pero muy intensa.De repente, la estancia vibr como si estuviera dentro del agua.

La luz de la bombilla parpadeaba y oscilaba bajo los vidrios rojos.


12/25

17

Yusuke continu:

Aunque te suene extrao, lo que sinti arrepentimiento nofue mi alma, sino mi cuerpo.

De verdad sentiste eso?

S, lo sent.

Que se separaba el alma?

Eso.

Me qued en silencio.

A lo mejor mi alma y mi cuerpo miraban en direcciones muy

diferentes. Y, cuando se separaron, llegaron a comprenderse perfec-

tamente.

Y por eso has regresado andando?

Yusuke permaneci cabizbajo. Durante un rato, nos quedamos

sentados uno frente al otro, en aquella habitacin semejante a una

cueva rojiza.No se trata de estar arrepentido. En todo caso, yo no poda

vivir mucho tiempo ms. Estaba enfermo.

La luz an segua oscilando. Era probable que la bombilla estu-

viera a punto de fundirse. Si se apagara, nos quedaramos a oscuras.

Tema que Yusuke desapareciera si nos quedbamos sin luz; tena

muchas cosas que hablar con l, muchas cosas que preguntarle.

Cuntame cmo has pasado estos tres aos me pidi. Enefecto, l desconoca mi vida en los ltimos aos, al igual que yo

desconoca la suya. Si no te apetece, no tienes que contarme nada.


13/25

18

Te busqu mucho. No necesitaba esforzarme demasiado

para recordar todo lo que haba hecho. Al principio, iba todos losdas a los lugares donde crea que sera posible encontrarte. Pregunt

por ti a los voluntarios que repartan comidas y ropa, a la gente sin

techo en templos, iglesias, parques y orillas de los ros. Tambin

ense tu foto a las personas que proporcionaban trabajos a jornale-

ros, por si te reconocan.

Pensabas que yo seguira vivo en alguno de esos lugares?

No se me ocurra otra cosa que pudiera hacer. Tras un silen-

cio, continu: Por las maanas, cuando me despertaba sola, el aire

de nuestro dormitorio estaba extraamente fresco. Me levantaba de

inmediato y me pona en movimiento.

Asinti con un sonido gutural.

Te busqu durante todo un ao. Conoc a mucha gente mien-

tras lo haca. No s por qu, pero todos pensaban que era un nio loque buscaba. Un hijo, no una hija, adems. Cuando les enseaba la

foto y vean que era mi marido, me miraban sin inters, como si de

golpe hubiera dejado de interesarles mi historia.

No tenas por qu buscarme.

No queras que te buscara?

Yusuke guard silencio.

Es posible que su marido no quiera que lo busque, me dije-ron varias veces.

Quin te lo dijo?


14/25

19

Mucha gente.

En todo caso, sera gente que no me conoca de nada.Queras que te buscara?

Nunca lo pens. Ni s ni no.

Esa honestidad era muy propia de Yusuke. Me levant y prepar

ms t.

Al ao siguiente, ya no te busqu le confes mientras dejaba

la taza caliente delante de l.

Entonces me pregunt sin levantar el rostro:

Por qu?

Me pasaba todo el tiempo durmiendo.

Estuviste enferma?

A pesar de que me dola el corazn, el mdico me dijo que

estaba bien. Me recet un medicamento que me daba mucho sueo

e incluso me dijo que poda dormir todo lo que quisiera si meencontraba cansada.

Y ahora?

Ya he dejado de medicarme. No me duele nada y llevo una

vida normal.

Cmo te las has apaado con el dinero? Supongo que apenas

te quedar.

Me pondr a trabajar en breve. Hasta ahora he estado tirandode los ahorros que tena antes de casarme.

Ahorros antes de casarte? No te has gastado mi dinero?


15/25

20

Dej los gastos domiciliados en tu cuenta, el telfono y la

luz Pero no he tocado nada ms de lo tuyo. Te estoy muy agrade-cida, sobre todo por poder vivir en esta casa.

Exhal aire con aspecto satisfecho. Luego me mir y dijo:

Escucha, no hay que temer que encuentren mi cuerpo.

No supe qu contestar.

Tal como te coment antes, los cangrejos se lo comieron,

entiendes?

Por qu dices eso?

Me refiero a que no tienes que preocuparte por los problemas

de herencia que puedan surgir hasta que hayan pasado siete aos y se

declare mi caso como una desaparicin voluntaria. Si de repente apa-

reciera mi cuerpo, no cabe duda de que surgiran bastantes compli-

caciones, no?

Desaparicin voluntaria? O sea que, si no notifico nada, elcaso sigue abierto?

En ese momento, las cejas de Yusuke temblaron nerviosamente.

De todas maneras, ser mejor que liquides o cambies de titular

mis cosas, segn te convenga.

Y?

Y qu?

Crees que te voy a estar ms agradecida por eso?No se trata de eso, tonta. Quiero decir que es mejor evitar, en

lo posible, pagar impuestos, aunque haya que hacerlo.


16/25

21

A lo lejos se oy la sirena de una ambulancia. La lmpara parpa-

deaba con ms frecuencia que antes. Me levant y fui a la cocina.Haya luz o completa oscuridad, seguro que Yusuke desaparecer.

Tengo que impedirlo. No s qu har con l ni qu nos pasar, pero

todava lo necesito. Las cerillas Creo que estaban en un cajn del

armario, al lado del fregadero.

Qu raro. Procur mantener un tono de voz ligero. Tir

del primer cajn, lo cerr de inmediato, tir del segundo y palp

dentro. Mi mano toc un abrebotellas, gomas elsticas, un destor-

nillador. Tuve una vez un sueo en el que trabajabas en una

especie de granja en algn campo. Algo as como una bodega O

la casa de una familia que produca algo rico como encurtidos o

tsukudani1. Estabas all y levantabas una cesta muy grande llena de

hojas de rbol Pareca pesar mucho. La cara se te pona muy

roja. Me sorprendi mucho, porque nunca antes te haba vistohaciendo ningn trabajo fsico. Despus habl un anciano, aparen-

temente el dueo de la casa: No s de dnde ha salido ese hombre,

pero es muy trabajador. Por qu no dejamos que se quede con

nosotros?. Si lo viera, lo reconocera. Me acuerdo de l perfecta-

mente. Me gir para hurgar en los cajones en la oscuridad. Me

resultaba ms fcil hablar dndole la espalda que hacerlo cara a

1 Una comida para acompaar el arroz blanco, que consiste en pescado, mariscoso algas marinas cortados en pequeas porciones y guisados en salsa de soja ymirin. (Todas las notas al texto son de los traductores).


17/25

22

cara. Luego continu: Por eso, gracias a ese sueo, estaba segura

de que seguas vivo.No encontraba las cerillas. Levant la mirada sin pensar y vi,

oscilante, el rostro colorado de Yusuke bajo el reflejo de la luz escar-

lata de la lmpara. Su cabeza pareca a veces la de un demonio pose-

do por la ira, a veces la de un muchacho con las mejillas sonrosadas

por la timidez. Cuando volv a meter la mano en el cajn, di de

inmediato con la caja de cerillas.

Hay una vela en el ltimo cajn lateral de la cocina de gas

me inform aquel muchacho de mejillas sonrojadas.

En efecto, en el fondo del cajn haba pegada una vela muy gas-

tada.

La has encontrado? El que me preguntaba ahora era un

demonio colorado.

Me produjo una sensacin extraa que un muerto supieramejor que yo dnde estaban las cosas de la casa. Aunque en parte

era lgico, porque Yusuke haba vivido all solo antes de casarse

conmigo.

S, pero no sirve. La mecha est aplastada. No prender.

La utilizaba para descorrer mejor las contraventanas.

A cundo te refieres?

En la casa ya no haba contraventanas de madera.Hace mucho tiempo. Te cont que haba vivido en una casa de

alquiler, en el cabo, antes de mudarme aqu, verdad?


18/25

23

Pens que, a lo mejor, Yusuke se haba tirado al mar desde aquel cabo.

Una gran corriente de agua fra y rpida atravesaba esa zona, y arrastraraa cualquiera muy lejos, a algn lugar inesperado. Esa era una de mis

ideas ms recurrentes, le haba dado ms de mil vueltas en mi cabeza.

Manipul la mecha de la vela con las uas hasta que la saqu y

encend un fsforo. La mecha ardi con un chisporroteo y se apag

enseguida, dejando un olor a azufre. La luz rojiza de la lmpara

segua parpadeando igual que antes, como si la empujase la brisa. Tal

vez el cable hiciera un mal contacto.

Hay ms shiratama? inquiri Yusuke.

Encend el gas y calent la cacerola. Comi despacio el tercer

cuenco. Oa cmo entrechocaban sus dientes.

No puedo creer que est viendo a un muerto. Eso es lo que

piensas, verdad?

T qu crees? No s qu decirtePuedo adivinar lo que ests pensando, Mizuki. Ms o menos.

Desde hace mucho tiempo y, quiz, mejor que t misma.

Por ejemplo?

Opinas que no se me daba bien hacer el amor.

Me sorprendi.

Nunca he pensado tal cosa. Yusuke me clav la mirada,

inquisitivo. Estaba muy serio. Nunca me he parado a considerarsi lo hacas bien o mal. Por qu piensas eso? Te has tomado el tra-

bajo de venir hasta aqu slo para decirme eso?


19/25

24

Deshiciste mi habitacin?

Est intacta. Pero no tuve ms remedio que hurgar entre tuscosas. Lo entiendes, no? Al orlo, mir hacia otro lado con inco-

modidad. Era lgico, puesto que yo haba descubierto todo sobre l,

incluso sus secretos. Pero su reaccin tena algo de infantil. Conti-

nu: Escchame. En ese momento, la luz de la lmpara parpa-

de violentamente y grit: Ah!

La habitacin se qued completamente a oscuras.

Palp la mesa de comedor y, tan pronto como cog la caja de

cerillas, trat de encender una a toda prisa. No se encenda. Cuando

prendi con aquel olor irritante que me lleg a la nariz, la silla frente

a m estaba vaca.

Yusuke! grit. Espera, no te vayas!

El fsforo se consumi. Saqu otro enseguida, pero me tembla-

ban las manos y no poda encenderlo. Se me cay la caja abierta y lascerillas se desparramaron por el suelo. Llam a Yusuke otra vez. Me

sobrecog al or mi propia voz. Era como si surgiera desde el fondo

de mis entraas.

Por qu ests tan alterada? Su voz ilumin de nuevo la

habitacin con una suave luz rojiza.

La silla segua vaca.

Dnde ests?No hubo respuesta.

Dnde diablos ests?


20/25

25

Justo despus de decirlo, lo vi acurrucado en el suelo de la coci-

na. Por los resquicios de la ventana entraba una corriente de aire. Sehallaba encogido, con el rostro hundido entre las rodillas, como un

nio disgustado.

Por qu ests ah?

Porque quiero.

Oye No prefieres que encienda la luz?

Ya est encendida, no?

Puedo encender otra.

Yusuke alz el rostro muy despacio. Me mir con aquellos ojos

negros que aparentaban ser de cristal, irrealmente de cristal, y me dijo:

Ven aqu.

Me sent a su lado, obediente. Sobre el suelo fro de la cocina,

con la espalda contra la pared fra, permanecimos quietos uno al lado

del otro. Perciba el calor del cuerpo de Yusuke. Tambin algo fro ydenso en el ncleo de su cuerpo, que atravesaba la capa de calor has-

ta llegar tambin al mo.

Lo que me has contado antes es cierto, Mi? me pregunt

distradamente. Tu sueo de que yo estaba trabajando en algn

lugar

S.

En el camino, cuando vena hacia aqu, despus de habermuerto

Trabajaste despus de morirte? Levantando cosas pesadas?


21/25

26

Ha sido un camino muy largo. No soy el primer muerto que

hace algo parecido. Incluso hay algunos que se cansan durante elviaje y se quedan a vivir en algn punto del camino. Nadie se perca-

ta de que esa persona est muerta Aunque un da, de repente,

desaparece.

Entonces, y si Yusuke llevaba muerto desde que empez a vivir

conmigo?. Al pensar eso, me sent mal, no por l, sino por el tiempo

que habamos compartido. Sin embargo, recapacit y supuse que

tampoco ahora estaba realmente muerto. En ese caso, no habra

vuelto a casa tal y como lo haba hecho.

No pensaste en quedarte para siempre en aquel sitio, donde

trabajabas?

No, slo quera descansar un poco. Despus, en un tono

muy carioso (o quiz podra definirlo como resignado), agreg:

Me has sorprendido. Tienes una intuicin muy fuerte.Negu con la cabeza.

Yusuke, yo no te comprenda.

Ya. La verdad es que no dijo en tono carioso o, quiz,

resignado. Por qu crees que he vuelto?

Por resentimiento contra m?

Resentimiento? Acaso te viene algo a la memoria? me pre-

gunt.Claro que Hay algo que me preocupa.

Qu es?


22/25

27

Cuando me llamaste por telfono.

Te llam?S, cuando me llamaste por ltima vez.

La ltima llamada. Nunca pens que fuera a serlo Me telefo-

ne desde el trabajo muy alterado.

Yusuke era profesor de Odontologa en una universidad de

Medicina. Esa maana, le haba pedido que solicitase la baja laboral

porque no se encontraba bien ltimamente, y haba asentido con la

cabeza, resignado. Pocas veces se mostraba tan dcil conmigo. Sin

embargo, me sorprendi al llamarme un poco ms tarde del medio-

da. Me espet a bocajarro:

He dejado la universidad.

No dije nada. Pens al instante que no deba dejar que notara mi

desconcierto. Aunque ocultarlo quiz fuera peor.

Ya est hecho, no poda ms! me solt al final de la conver-sacin, irritado, y colg repentinamente.

Yusuke tena muchos problemas: no poda escribir la tesis, no

se senta bien de salud, no acababa de congeniar con los profesores

que estaban por encima de l Y ms. Sin embargo, yo no poda

parar de pensar en las posibles causas de su desaparicin, nadie

puede en estos casos. Qu debera haber hecho yo en aquel

momento, en aquella ocasin, durante aquella ltima llamada?Qu debera haber hecho para que Yusuke regresara a casa como

todos los das?.


23/25

28

Le has dado muchas vueltas a todo eso? Yusuke me levant

la cabeza, que mantena gacha, cubierta con ambas manos. Su rostroestaba muy cerca del mo.

S Le he dado muchas vueltas durante todo este tiempo.

Las palmas de sus manos me apretaban las sienes. Sus largos

dedos comenzaron a moverse como si buscasen algo dentro de mi

cabello. Cerr los ojos. Dej escapar un suspiro. Era muy agradable.

Sent cmo brotaban unas lgrimas con aquel lamento. Sonre sin

querer. Dentro de m, algo muy duro se estaba ablandando. Sus

manos grandes acariciaban mi cabeza, la sopesaban, la cubran, vol-

van a sopesarla y la acariciaban. Empez a apretarme cada vez ms,

con energa.

Ay, qu dao Djame!

Todas sus fuerzas se concentraban ahora en sus manos, que me

presionaban el crneo. Vi muy de cerca el sudor que rezumaba de supiel aterciopelada, demasiado suave para ser de un hombre. El borde

de su frente, el nacimiento del pelo, brillaba por el sudor. Me fij en

un rasguo reciente en el puente de su carnosa nariz. Sin embargo,

no poda ser reciente. Haba dicho que los cangrejos se haban

comido su cuerpo en el fondo del mar. Le temblaban las mejillas. El

blanco de los ojos se iba cubriendo por multitud de venas menudas,

segundo a segundo. Dibujaban un mapa de infinitas carreteras entre-lazadas. Ah, ha venido desde un lugar muy lejano. Vi calles, el

destello del mar, una cadena montaosa y el flujo de las nubes. Nun-


24/25

29

ca antes lo haba visto. Todos esos elementos, a medida que desfila-

ban, se iban mezclando en un remolino. El centro del remolino eratan fino como la punta de una aguja, profundo y ms negro que el

color negro.

Grit. Como si la vela se hubiera apagado de un soplo, la habita-

cin qued en completa oscuridad.


25/25

VIAJE A LA COSTA
http://www.nocturnaediciones.com/

Documents

Viaje a La Costa- Primeras Páginas