Upload
dohanh
View
222
Download
0
Embed Size (px)
Citation preview
Quien firma es el autor de la obra. Dicha obra está bajo un registro de propiedad intelectual. Queda autorizada su libre difusión, siempre y cuando no sea con fines comerciales, y se cite al autor.
La imagen de la portada ha sido extraida del google images.
Raúl Muñoz González.
CASIMIRO
Casimiro se escapó cuando encendían los fogones
y las correas callaban, blandiendo al aire mi dolor.
La hierba purgó su barriga y mis manos se enfriaron
al tacto del acero que me separaba de él.
Nuestros cuerpos ausentes corrían el uno detrás del otro:
a Casimiro perseguía una mañana de invierno con sus jardines
y paredes lisas blanqueadas por la cal.
Si hay vida más allá de la muerte, allí está Casimiro:
un gato que huye de mis treinta y nueve años.
Sigo tras la verja, viendo cómo se escapa el tiempo.
LA GRANADA
Una nube hambrienta de sol bate con violencia sus alas
azuzando todo el ruido contenido en la noche enamorada
que se estrella contra mi rostro de granito y cuarzo.
La mirada, el enamorado puñal, atraviesa mis ojos.
Intento tocar la primavera dolorosa que se desgrana
pringando de rosas perfumadas el ventanal del alma.
No puedo coger las rosas ni saborear la redonda granada
pero aún huelo el perfume, y me enloquece esa sangre
que se desliza por el cuello del noble ciervo decapitado.
Desde mi urna de cristal veo la violenta noche de los pájaros.
Palpita en mis venas un amante rabioso por estrellarse al fin
en los ventanales de un alma arrollada por la pasión.
No hay nadie más conmigo; todos pasan y besan mi frente
lanzan al aire oraciones, pájaros que beben de un cuerpo
bañado en la gelatina de un tiempo que discurre amargo.
Luce su taciturno camisón de seda, la niña hechizada
recoge las campanillas junto a las aguas transparentes
mientras pide un tiempo de reposo a las piedras.
Aquí muero, madre, para que se cumplan los sueños
como pájaros vuelan estas espinas cuando se clavan
en la impenetrable hondura de una buena intención.
Allí sueñas con tu príncipe azul: desfila airosa la pasión
hirviendo a borbotones frente a las hileras de puñales
resplandecientes al sol cuando ciegan a una virgen.
Ya tocan las campanas a mi hora. Todos mastican rosas
y alguien da la última bendición. Todos regresan callados
y con curiosidad miran a través de sus almas cansadas
al indiferente y orgulloso amor que pasa riendo a carcajadas
mientras muerde la granada. Los pájaros vuelan a su alrededor
en vano esperan sorber el alma de mis ojos apagados.
MADAME BOVARY
Materiales sobre la mesa, escombros de Madame
Bovary. Tabaco en pipa y la tristeza de un besugo
que remonta el espacio vacío de tu entrepierna.
Celebras treinta años de soledad, a todos ofreces
refrescos, aperitivos y copas de champagne.
Madame, ¡oh Madame! Asemejas el ritual imberbe
del yermo sueño de los condenados a perecer.
Hoy el mar contiene tus lágrimas desgastadas
como tu mirada inconclusa, abortada en espirales
de faldas arremolindas al frenesí de un pagano.
¡Oh baila , baila! Resucita tu soledad en el espejo
del mar que aún conserva tu rostro de escarcha
y olvido; olvido del amor, Madame, pues bailas
entre los brazos de una fulana sin memoria.
Una catarata de besos salta al vacío de tu pañuelo
cuando muerdes la lengua del besugo, Madame.
Te lamentas por la música, ahogada en tus faldas,
mientras el fantasma del niño Jesús recorre Europa
buscando a su madre: Madame Bovary.
DULCE CONDENA
En mis sueños he visto las cadenas
del heno, densos caldos de cultivo,
donde uno no quisiera estar cautivo
sujeto sin remedio a dulces penas.
¿Cuánto tiene de lirios y azucenas
el dolor sin palabras de un ser vivo
que desde la prisión se muestra altivo,
ajeno a los humores de sus venas?
Si en la maceración despierta el vino
que riega con dulzura nuestra vida,
¿por qué el turbio ruido de la arteria
habla con amargura del destino
de nuestra frágil piel -siempre curtida
por el tiempo fugaz de la materia-?
DEMASIADA PRISA
Son las prisas el ruido del escroto
la rotación del tiempo en las ojivas
que buscan lubricar vidas furtivas
con misiles que anhelan lo remoto.
Las prisas por vivir y su alboroto
derraman la flamígera saliva
sobre la imberbe célula cautiva,
aliviando las ansias del cigoto.
La prisa que se agita es la ceguera
que alumbra en sacudidas del espasmo
un rutilante y gélido seísmo.
Clava negras agujas en su esfera
y se consume el hombre en su marasmo
corriendo por los bordes del abismo.
VIAJE ASTRAL
I (Yo en mi soledad)
Un niño que aún piensa en su padre,
un folio en blanco
y todo un mundo que imaginar.
La mano infantil se cubre de algodón
y dibuja un liviano sol en el cielo blando de castilla,
la de la honda mancha en el sentir de sus habitantes,
quienes duermen con sus corazones henchidos de lamentos trigueños.
Madura en los sueños del hombre el trigo, queriendo ser canción.
Rechoncho y risueño, como un tierno bollo de pan,
el sol se deja mantear por un coro de muchachas,
al tiempo que canta:
-¡Eduardo sacude las sábanas de ángeles emplumadas
y escucha mi canción, la honda tristeza
que habita la penumbra de tu corazón!
II (él en su soledad)
Tus manos retiran las plumas, preñadas aún de tu anhelo,
y dibujan círculos adivinando el sol.
Bebes agua del chorro fresco,
tus ojos brillan al ver tu alma infantil saliendo del caño,
igual que antaño, te sientes ligero como un gorrión.
Afloran tus añoranzas en bostezos, tragas el aire fresco
-el mismo que acompañó tus juegos infantiles-
y robas al cielo algo del aliento vital,
que acuna a los campos en su sueño eterno.
Tu mirada abismal cae en tus manos de barro,
que sostienen, con cariño, un melón.
Con la navaja lo abres en canal
y un valiente cante jondo atraviesa tu garganta,
empuñando las afiladas penas de acero honorable,
abriéndose paso con elegancia, rajando tu alma,
el macizo terruño que a ti, Eduardo, siempre te acompaña.
III (La búsqueda)
Has de saber que no es solo tuya el alma,
mía es también tu canción, el dolor
que cada noche se acuesta contigo
y enturbia la blancura de tus campos.
Los dos crecimos en el mismo barro callado.
¿No ves los luceros que alumbran tu alcoba
y en la madrugada caen sobre tus párpados?
¡Son mis ojos, mi amor astral,
insobornable, brillante en su dolor!
No hay pena que a un solo hombre aqueje,
el llanto es universal cuando nos abrazamos
y tiembla nuestra efímera existencia en un vasto infinito.
Amanece el poema espigado
que acaricia tu sueño infantil.
¡Enrédate a mi folio abierto,
empápate de mis garabatos;
discurre en el verso noble y honrado
de la tierra generosa y austera!
Escucha al sol que dibujé
en mi blanco cielo de papel,
quiérelo sin medida ni tiempo.
IV (El encuentro)
Un estruendoso batir de alas sacude mi pecho,
me asomo por las infinitas bandadas
de pájaros que levantan su vuelo
sobre los campos de castilla, hechos realidad.
Lloro de emoción al ver el trigo maduro,
siento tus manos desnudas que acarician mi alma,
desgranando espigas de trigo.
Ya maduraron nuestras penas, al fin germiné en tus manos.
Ahora eres mi padre, soy tu hijo.
Cogidos de la mano, desnuda un alma,
corremos por los campos de castilla
gritando a viva voz la inmortalidad
de nuestro amor.
CARTA AL PADRE
“ Querido padre: Hace poco me preguntaste por qué digo que te tengo miedo. Como es habitual no supe qué contestarte: en parte, precisamente por el miedo que me inspiras; en parte, porque en la justificación de dicho miedo intervienen demasiados pormenores para poder exponerlos con una aceptable consistencia”. (F. Kafka).
Las fauces de tu boca estrellada me engullen,
tiemblan mis huesos, es la hora del recuerdo
de una noche incolora como el tierno arrullo
que me respira titilando por mi lengua.
Querido padre si estuvieras aquí conmigo,
pero no estás más que volatilizado en mi piel.
Y tatúas con frágiles arañazos mi destierro,
te resistes como el silencio de una tumba;
tú siempre tan lejos de mí como el primer día
cuando me descubrí tan pequeño frente a ti.
Así supongo que lo dispone la propia naturaleza,
esa misma ley que nos atraviesa hasta la médula,
pero de la que poco o casi nada sabemos.
Querido padre, aunque creías saberlo todo,
nada sabías de ese orden iracundo,
que tan pronto vibra en las alas de una mariposa,
como estalla en los volcanes,
o se derrama por los ríos y los valles
para llegar a la inmensidad de los océanos.
Querido padre, no alcanzamos un sueño,
nos delimita la fragilidad de los cuerpos
que temen su unión, su último estallido
por la pletórica comunión de estrellas.
Ellas como tus dientes son inquisidoras,
dictan en silencio una irrefutable verdad,
si siento la húmeda soledad de tus labios
que saborean la profecía de esos dioses,
tan pequeños como vengativos y viejos.
¿Qué hacemos aquí solos los dos, padre,
devorándonos y partiéndonos los dientes?
¿Por qué resulta necesario alejarnos de la vida,
refugiarnos en el vientre de una luna virgen?
Así no, padre, así nunca florecerá nuestro amor,
antes seremos embalsamados,
no habrá ningún nacimiento de nuestro dolor,
seremos expuestos en el museo de la ciencia
para que otros comprendan nuestra miseria.
Estuvimos y estamos tan lejos el uno del otro,
como en su día lo estuvieron los sueños
que pasaron por la vida sin hacer ruido;
como la sangre desgarrada por las venas,
gritaron el desvarío de la incomprensión.
Y ahora que ya gritamos nuestro dolor,
¿qué hacemos si seguimos sin saber nada?
¿Cómo hacer visible y llenar de luz
lo que debe permanecer en la sombra,
aquello que nos moldea y es materia?
Por más que nos devoremos la sangre
y bebamos de los cálices del sol,
no llegaremos a comprender los motivos.
Todo comienza en el silencio y la ausencia,
después andamos a la deriva buscando el consuelo,
la paz definitiva en las manos que no encontraremos:
No tiene forma visible nuestra materia negra.
Aun si se besan las bocas de la nocturnidad,
clavándose en las pupilas de los corazones,
o desgarrándose en la dentadura de las estrellas,
la materia nos devorará en su eterno descanso sin luz:
La luz del conocimiento se apaga con los besos.
Y la vida pasa como tu pasaste por mi vida,
y me golpea con fuerza como tú me golpeaste,
y todavía sigo sin sentir nada en absoluto.
Podría coger una de tantas estrellas afiladas
y tatuar nuestros nombres en la piel de la noche.
Pero, ¿de qué serviría, padre, acaso
nos sería posible modelar la sombra
que impera con sus leyes inmemoriales?
Nos encontramos más allá de la memoria,
de nada sirve que ahora añore tus besos,
o tú recuestes la cabeza en mi sueño,
o hables por el murmullo de mi sangre.
Podríamos cruzar el umbral que separa la vida de la muerte,
sin embargo no es una cuestión de espacio ni de tiempo,
se trata más bien de una ficción amorfa e indefinida
que escapa a la luz y al mismo tiempo ordena a las estrellas
nacer y morir.
Es la misma ley por la cual yo nací,
y me llamaste hijo,
y por la cual tú falleciste,
y te llamé padre;
aunque siempre fuimos dos desconocidos
dando tumbos y buscándonos en la oscuridad.
En nuestra esencia fuimos y somos:
la sombra que acompaña toda relación y luz posibles.
AMANECERES
Se arruga el recuerdo en cálidas manosy relucen sus líneas fluorescentes en unas palmas de agua cristalina,aguijoneadas por la lluvia fina de un tiempo que implora nuestro descanso.
Se resiente la sangre de vergüenza y se entrega con descaro a la vida;brilla en las venas azules del cielodeslumbrando a la mirada inocente que sueña con el rostro del amor.
No queremos la verdad de un espejo, nos enamora una pálida imagen de sombras que pasan sin hacer ruido; silenciosos torrentes que se buscanen el abismo de un sordo reflejo.
Somos refulgente lluvia del tiempo que cae sin pausa sobre la tierra; en la mentira de un oscuro sueñolas miradas buscan algún alivio
contemplando nuevos amaneceres.
Mi piel es blanda porque la sangre circula caliente;
aún me sonrojo mientras me besas con tanta ternura.
Y me asomo a la ventana saliendo de tus caderas.
SUEÑO ETERNO
Eres un copo lúcido y transparente
el recuerdo que flota en mi aliento
y agita sonajeros de escarcha.
Eres el tiempo que se detiene
el ángel cercano que bate sus alas
y llora sobre mi pecho de nieve.
Derrites la noche y su polvo
caen los tibios satélites amarillos;
y en el campo santo de mis ojos
descansan los caballos abatidos.
Musitas aletargadas ternuras
acariciando el blanco y suave follaje;
y flameas dormidas campanillas
levantando pesadas brumas de soledad.
Elevas los bancos de niebla
con sus corazones de hielo y arena
y cae la cerámica del silencio
por el llanto triste de la mañana.
Los macizos terrones de tierra
bajan por los cabellos del agua
perfumados en su leve murmullo.
Y sobre el ramaje verde de los besos
descansa la asombrada lechuza;
luce su taciturno camisón de seda
y duerme el sueño eterno.
BLANCA PALOMA
Se refugia en mi pecho la blanca paloma
que agita penosamente sus alas abatidas
tratando en vano de remontar el vuelo.
En silencio escucho el ruido emplumado
de una vieja herida, agitándose con violencia
entre mis manos desnudas y abandonadas.
Vuelan en ligero susurro las palabras de amor
cuando miro desde el rincón de mi soledad
la tierna blancura que me llena de emoción.
Mi vista cansada recorre su inocente mirada
y sus hermosos destellos se me antojan sonajeros
que anuncian continuas partidas, besos y caricias.
Emprendo con ilusión un vuelo raso de largo alcance
tengo entre mis manos lo más tierno e indefenso:
la paz que necesito para andar con paso firme y ligero.
La acurruco en mi pecho y beso sus alas destrozadas
ella siempre me acompaña aliviando los pesares
de un lastimado vuelo hacia el fondo de la entraña.
FUEGOS FATUOS
Ese no puedo ser yo.
No reconozco esa llama
que se aviva en el vacío.
Nunca quise alimentar
esta hoguera henchida:
asombro en la memoria
de un hombre cansado.
¿Cómo podría ser?
Si aún ruedo entre cantos
del ruiseñor y el guijarro,
siempre con humildad.
¡Ah cuánta oscuridad
empeñada en alumbrar!
Y no puedo ofrecer más que luz tallada
por la ronca ternura de un blanco sueño.
Este amor imposible se fue para no volver
queda la celebración de aquella derrota
¡estos fuegos fatuos!
AUSENCIA
La sombra de su imagen se desploma
en los ojos que son su madriguera;
sólo es una difusa calavera
que habita la memoria y su carcoma.
En el claustro cerrado del seroma
luce hermosa y brillante la vidriera
donde la ausencia ondea su señera
por etéreos suspiros del mieloma.
La nostalgia construye su viaducto
para abrir los canales a la nieve
que esparce su nitrógeno en mi aliento.
Y aún mis manos aman su acueducto
diseñando el traslúcido relieve
de los cuerpos barridos por el viento.
METAMORFOSIS
El párvulo vuelo del gusano de seda
pasa desapercibido a la vista que se apresura a la mente.
El ligero silencio de un capullo de seda
a veces descansa en la boca, a veces parece
que hubiera mariposas en la lengua.
A veces, sólo a veces, resulta que todo es posible,
resulta que también es posible decir lo que ahora digo
aunque no pueda ver aún el vuelo del gusano,
aunque parezca que mis pies están anclados al suelo
y mis huesos sólo quieren descansar en la tierra.
Pero resulta que sí, que a veces es posible
volver a nacer.
LA CAVERNA
Oigo los gritos del numen, violado por la idea
que transmuta en símbolo la norma del padre;
en tótem la saliva cuando hierve la sangre.
No alcanzo a reconocer mi propio cuerpo
pues el tiempo aún no se ha materializado.
Soy una idea atrapada en el espacio:
una luz perdida entre las sombras.
INVIERNO
Y volverá a caer la nieve.
Cubrirá el blanco silencio
este corazón mío sin vida.
Entonces ya me habré ido.
KAFKA
introducía su termómetro con delicadeza
en el ano robusto y taciturno de su padre
y no entendía la hipotermia de un fantasma;
posiblemente lloraba por Wittgenstein
cuando leía su Tractatus logico-philosophicus;
seguramente no sabía
que sus ojos eran alegres capullos de seda.
LAS PALABRAS
Caminan de regreso al calendario,
las palabras, como el último aliento
siempre dolorido, insaciable, hambriento.
Ellas reinciden en su aniversario
cuando deshojan el abecedario,
en el cual hallan cobijo y sustento.
Ellas escriben en el firmamento
la simple oración: mundo hospitalario.
Si se encuentran con alguna mirada,
se miran al espejo, se desvisten
haciendo el amor con las oraciones.
Y se pierden en la voz ondulada
de los amantes, cuando estos insisten
en la inocencia de sus intenciones.
RITO DE PASO
Sí. Entré a hurtadillas en la habitación.
Me llevé dos cigarros, uno lo compartí.
Tras del coche desaparecimos.
Una cortina de humo atestiguaba
nuestro paso a la vida adulta.
Pensamos que sería sencillo
expiar la vergüenza y la culpa.
No fue así. Aún cobran presencia
( y no únicamente física )
los rostros cuando interrogan
queriendo saber la verdad.
Aunque recuerde que me ocultaba
no alcanzo a saber por qué
no quería seguir siendo un niño.
Escribes sobre recuerdos gentiles
que se quitan el sombrero
y por educación (?¿) ...
no te escupen a la cara.
ESPECTRO
La mujer, con más de un cuarto de siglo de menos,estaba en la flor de la vida, cuando vino a visitarme:regresaba por una amonestación impronunciable.
Molesta conmigo, por un accidente, resucitó.Sobre mi propio horror escribe su advertencia:no confundas mi propio cuerpo descuartizadocon la hermosa juventud de mis veinte años.Aunque es cierta una muerte, más cierto esque ahora descanso en paz. No me molestes.He de mostrarme inmaculada por las edadesde quienes aman su propio destino.
La mujer, ajena a su tiempo, no estaba sola.
ESOTERISMO
Un amigo de la infancia, David, me llevó la delantera.Cuando seguía sus pasos, ardíamos por los matorrales,viendo a esas bestias nadar a contracorriente de la luz.
Envueltos por la penumbra de aquel río acaudalado,reconocimos a los carneros mientras escuchábamossus vísceras curtidas por el grito de aquellas cañas.David perdió a su hermana y sabía del más allá.Vagando por el sendero, nuestra hiel, esparcida,preñaba amuletos por tantos cabritos barajados.
La levedad de los muertos colgaba de sus hombros,filtraban la miel del tiempo escudriñando sus ojos.David me echaba las cartas con tan sólo mirarme:
Mostraba al héroe deshilachado por un cuerpo,dándose a la caza de los pretéritos arcángeles.
Transitábamos todas las edades del bosquetemiendo por la vida de su hermana, Alicia.
Ella no quiso hablar de un accidente -le dijola Médium a David.
PUESTA DE SOL
Dicen que al atardecer comía los higos,
bajo la higuera incendiada por el sol
que con parsimonia se iba poniendo.
El tiempo nos encontró haciendo el amor;
y la despedida nos vistió al uno sin el otro.
PRIMAVERA
Con paciencia vienen las lluvias a lavar los cabellos de una madre;
se acurrucan en los lentos suspiros que no acaban de pasar.
Aman el llanto del ave posada sobre sus huevos; la quietud del aire
o el chasquido del silencio entre las ramas.
Vienen con lentitud para llenar de lamentos un mes de abril.
Eclosiona su música por el corazón.
No fue necesario
un padre nuestro.
Cuando apareció
la sangre oculta
tras un criminal,
reconocí la culpa
señalando a dedo
cualquier puñal.
Amada mía
tus uñas clavadas
al espejo amada
amada mía
un último aliento...
arráncame los ojos
y llévame amada
amada mía.
Canto libre
tiemblan de emoción
mis manos en tu boca,
el pan de cada día.
Canto libre
vuelan los pájaros
mi boca en tu boca,
la vida de cada día.
Canto libre
regresan las canciones
por la memoria del amor,
la palabra de cada día.
Son visibles en el bar las lágrimas del padre,
que apoya su cabeza en la tierna levadura.
Alguien hizo el pan olvidando a su hijo,
y ahora no quedan más lágrimas.
Y quien no quiso alguna vez
despertar a un muerto.
Ahora quiero que me despierten.
Escribo por obligación y
con abnegada pasión
me siento al banquillo
de los acusados.
Otros celebran un juicio.
Vasija de barro
que atraviesa
un calendario;
lleva su fecha
de caducidad.
Hacia afuera
volcada,
hacia adentro
olvidada.
Pronuncia calma
calmando la sed.
Y también se ríe
cuando el agua
hace cosquillas.
Sólo es un paseo de ida
perdido entre la canción
de los grillos solitarios,
que esperan mi regreso.
Qué exagerado el viento cuando sopla
y qué solos, enterrados entre la nieve,
los muertos esperándome en silencio.
Cuánta navidad nevada sobre la cumbre
que aún pretendo alcanzar en solitario.
CORDADAS
La luna planifica la cordada
de los hombres hacia el sol.
Esto lo saben quienes gustan
de caminar hacia la cumbre
con la luz de la luna llena.
Me dieron su bendición
a cambio de una patada en el culo.
Salen los niños del alcantarillado.
Son transparentes y pasan desapercibidos.
Me urge diluirme en abril,
tragar la saliva del calendario
y tatuarme con tus besos.
Las palabras que hoy pronuncio
mañana serán roca volcánica.
Regresan canciones cantando.
Y en los labios no muere la flor
cuando es canción.
Regresaré para morir
de nuevo cantando.
LAGO DE LOS CISNES
La inocencia de la poesía
colma de cisnes la vagina,
llenando de luz un vacío.
La fibra sensible del poema
es consciente cuando moja
las bragas azules del cielo.
La belleza de una madre
la encontramos nadando
en el lago de los cisnes.
ODA A LA MUSA
Ya un fuego fatuo quisiera apagar
el agua que embelesa un horizonte,
cabalgando la nostalgia de un mar
tras el canto celeste del sinsonte.
Ahora tú, reina de espadas, veleta
que por el aire remontas los soles
hacia donde el ocaso alza mesetas
coronadas por temblorosas torres.
No hay pureza que escape a tu cintura
mas quedan los labios siempre sedientos
cuando por su rubor tañen la fruta
que hierve en la palabra de tus senos.
Acaso el tiempo transcurra en tus ojos
como el sabio corcel que viaja al trote
cuando enhebra su paisaje en mis ojos;
acaso ya no existan las prisiones
cuando se ha declarado la belleza
por una mujer ceñida a la aurora,
oteando los vuelos de la certeza
que se rinde a la musa con una oda.
Le dije al colegio
que me hablara del miedo.
Y cuando abrí los ojos
gritaban a mi alrededor;
sus zapatos fríos sobre mi vientre.
Luego me pidieron que pintara un sol;
no pude negarme, de haber podido
hubiera escupido a la cara del odio.
Entonces, sí hubiera amanecido,
y ya no habrían cárceles o colegios
según se quiera mirar.
ALUMBRA-MIENTO
El niño abombado de símbolos
llora por la campana, en la selva,
desnudo en su propia desnudez:
a bocajarro maldice la muerte,
cuando ésta se muestra dócil
y busca su próximo nacimiento.
El niño perdido por la oscuridad
de una barriga abierta en canal.
La larga avenida del tacón perseguía al hombre
que caminaba con sus pies tristemente florecidos.
El talón de aquiles supuraba la canción del autobús
que circulaba por el hilo musical de los ojos exaltados.
La fruta prohibida pedía limosna a las costillas excitadas;
arrojando estrellas de-construidas por el firmamento.
Y las mujeres ciegas corrían por el alcantarillado
persiguiendo aquel sueño agazapado.
DAR A LUZ
Los muertos también sonríen: se trata de confundir linajes, eso que otros llaman empatía.
No sé cómo es que llevaba sombrero tampoco entiendo su clara intención: la luminosa mañana a la hermosa vista de vidrieras semejantes a jinetes locos, que montan en cólera sin motivo alguno.
Un muerto se derretía en el WC esperando su próxima aparición. Y la intuición desteñía soles por los espejos de la aurora; a encendidas esperaba un regreso tras una incineración de elefantes. Con la sutil dentadura de una rata, indagando la techumbre del vientre, adivinaba el olor de la sangre, el ángulo muerto de la orina que lo vio defecar sentado mientras pensaba en sus hijos-uno rubio y otro moreno-.
Por las pieles mudaban sus grumos precipitando los capullos de seda, sin comprender la ceguera de un sol depositado en el cuarto de baño.
Una bombilla iluminaba el rostro anal que espiaba los orificios del tiempo. No había rastro alguno que seguir más allá de aquel agujero negro.
La vergüenza me arrojó a sus pies sin previo aviso ni racionalización; sólo la culpa expiaba por la lengua muda anestesiando amniocentesis del sueño: Inoculaba al robusto vértigo estampando racimos de uvasa la entrada del cielo oscuro.
Llevaba un maquillaje de otoños excitados por la aureola de un matrimonio en el exilio. Se había casado, tenía mujer e hijos: sonreía como un muerto que regresa tras ser amonestado por su familia.
No recordaba la blancura del gladiolo, tampoco al niño de riñones morenos que orinó la pasión del moscatel, sepultado por pacientes silencios.
Los remolinos sacudieron la espuma. Y los océanos ocultaron sus lágrimas dando a luz a sus hijos de barro.
BAUTISMO
La cabeza ensangrentada del sol
desvanece por pedir a una mano.
No te demores, padre alcohólico,
sacudiendo gusanos de la túnica;
reverbera en el azul de este cielo
tan desencajado de añoranzas.
Caigan cabezas toreadas mancillando
las palabras con nuestro fuego astral.
Bauticemos la perdida:
descanse un tormento entre las manos
ahora que me nombras.
Apenas aire
vidrio
lluvia.
La voz
que se quiebra.
¿Quién habla?
Estás muerto cuando sonríes,
y tu silencio helado de miedo.
¿Ves los látigos del cobre en tu lengua
y los restos del hormigón en tus labios?
Estás muerto cuando finges estar vivo
llevando a cuestas nombre y apellidos.
¿Quién te dijo que hablan los muertos?
Ten piedad de esta negra misericordia
y sujeta el blanco humo del abismo;
espanta a las viudas del cielo
y no mires fijamente al vacío.
Anuda fuerte el hilo a las vertebras del tiempo.
Y no saltes, por el amor de dios. Amén.
SATURNUS
El estupor de aquel páramo
a semejanza de los pájaros
detenidos por los arbustos.
Orfebrería del sol rocinante
que fatiga quimeras del aire
bebiendo la sangre inocente,
cuando cuaja en el corazón
del Ángelus que ahora ama
mostrando la bóveda celeste
de su pecho ensangrentado.
Se filtra la hiel del agravio
cercenando la melancolía;
dibuja paisajes desolados
arrancando las palmeras
tras profanar los espejos.
Asomado al pantano
de los jugos gástricos
se arranca los dientes:
Saturnus cual piedra
en vano contempla
la belleza de su hijo.
El inocente declaró amor incondicional
al cuchillo que abandonaba su entraña,
dejándolo sin aliento.
Y se declaró culpable por amar
su próxima muerte.
El tiempo levanta barricadas en mi frente
necesito las manos que empuñen el fusil
el certero disparo del beso más asesino.
ALBORADA
Se está tan a gusto entre sus brazos, desde la calma absoluta abro los ojos y veo a loshombres: míralos cómo ríen, cómo se mueven, cómo cantan, hablan y además, a veces, sebesan. Hay hombres mayores, otros más jóvenes y sobre todo niños. Poco a poco voydespertando del sueño.
Amo las aceras
y adoro al pez luna;
sentado en su silla
piensa el macramé.
Le disgusta el ruido
y mira que podría...
detener todo el tráfico,
pero siempre sonríe
mientras me piensa.
Se hilvana mi amor
por su palabra
y no alcanzo a saber
por qué adoro al pez
luna.
¿Qué hilo se enhebra al vértigo
y cose tantos corazones rotos,
clavando sus delicadas agujas
en la saliva mutilada del beso?
¿Qué palabra hundida en mi frente
pudiera anidar en vuestro corazón?
Por este suspiro vuelo
de mi boca a tu pecho.
Te queman los labios del sol
y sólo quisieras ser ceniza.
Óyeme bien: polvo gris
desterrado del mar.
Te queman los labios del sol
y sólo quisieras ser morada.
Óyeme bien: morada
de tu propio descanso.
Te queman las palabras.
Óyeme bien:
las palabras queman
en tus labios queman
Las palabras.
VOLAR SIN ALAS
Desvestimos ataviadas soledades
dando a luz, resueltos por el alma,
cuando se posan nuestras manos
hilvanando esta lluvia de gemidos,
las hojas de este frugal calendario
desprendido de nuestros cuerpos.
Pronuncias mi nombre, de nuevo,
voy hacia ti para regresar hacia mí;
junto a las nubes de los estorninos,
danzamos girando por este lecho:
una y otra vez yacemos exhaustos.
Bienhallados tras la peregrinación
del silencio hacia el mismo silencio,
somos las eternas aves migratorias
que volamos con nuestras alas rotas.
Sentimos la fractura de los besos;
reparando las alas, una y otra vez,
empañamos los espejos.
La luna
besa la noche más oscura:
se deshace en la lengua
que bautiza a sus hijos.
JARDIN DE INFANCIA
Se helaba un niño
atrapado en su luz.
Moría en el jardín
de la infancia rota,
azuzando brasas
del fuego nevado.
ANATOMÍA DESCORAZONADA
Está todo más que estudiado.
Cuando lleguen a encontrarme,
asistirán a la parada cardíaca
que lleva a la anoxia del sueño.
Ya sin esperanza en los tejidos,
verán el relámpago de la piel
que vocifera silencios azules.
Aun si consiguen reanimarme,
asistirán a la muerte del réptil.
Bien llegados al epicentro
de esta vida sin sentido:
trazarán un corte frontal
otro sagital y, sin temblar,
un limpio corte transversal.
Amaran este cuerpo frío.
En la sala de autopsias
buscaran explicaciones.
Pero es mejor que hablen
cuando al fin comprendan
mi anatomía descorazonada.
Si mancillan a la mariposa,
arranquen mi triste corazón
de unas manos indolentes.
Eso es todo. No pido tanto.
COSAS DE LA VIDA
Hay abedules que se cagan
y orinan toda su savia vital;
al igual que hay aves tontas
que anidan en los árboles
y alimentan la mediocridad.
AMÉLIE
Se mece
el aire a su paso
tan pleno de luz.
Amélie la llaman
y no contesta.
La rueca del tiempo
son sus ojos negros
rodando el infinito.
¡Amélie Amélie!
La llaman
y sonríe.
LLUVIA
Este paisaje vacío
la infancia por el cielo
donde hago aguas.
Busco la forma de amar.
Fecundo un vientre
y se me antoja fértil
cuando al fin caigo
y lo mojo todo.
Busco la forma de amar
si me alumbran las nubes
arrojándome al vacío.
Y me desprendo de todo.
No hay ningún sol
oculto tras la luna.
¿Por qué iba a escribir
lo que quieres escuchar?
OBLIGACIONES
El aceite que hirve por la mancha de la conciencia:
a bocajarro lanzas tres tiros al aire, vuelves a errar;
no eran rosas lo que ayer regalabas a ese hombre
que te miraba como sólo saben mirar los muertos.
Ayer es hoy, si maldices a un padre ahora enterrado,
si tienes la obligación de disparar a su sien florecida,
si te empeñas en amar a quien no te pudo amar.
MANIQUI
Medidas, que no comedidas palabras, vierten sus lenguas de vidrio,
gotean sus grotescas acusaciones cincelando tu cintura de maniquí:
ahora si te emputecieron en ese escaparate donde te venden.
Y de nada sirven tus ojos tristes hechos de masilla encerada,
bien sabes que sueñan con prenderte fuego aun sin atreverse
a renunciar definitivamente al sueño de una infancia robada.
Cuando cierran los comercios lloras queriendo destrozar el vidrio,
intentas mover tus miembros de fantasma, fetiche humanizado,
queriendo habitar entre las sábanas blancas de quienes duermen
rentabilizando los sueños de una humanidad embrutecida.
Y te repites, una y otra vez: bruto más que bruto muñeco de feria
incapaz de amar a quienes te desprecian y sólo buscan la ropa
que llevas puesta cada mañana, cuando abren los comercios.
ÁGUILA
Ella batía sus alas descubriéndome un nido vacío.
Y se cuajo mi aliento contemplando su majestad:
la envergadura de su corazón era de dos metros.
¿Sería imperial o real el águila soñada a destiempo?
Tal vez sólo fuera el comienzo del círculo perfecto
aquel que dibujé siendo un niño, y aún me contiene
cuando pierdo todo juicio enfrentado a una razón.
Su majestad circunda mi cielo azul en plena libertad.
A quién tendría que pedir permiso para volar.
LOS GIRASOLES
Cuando cierren todos los colegios
seremos libres mamá hipopótamo!
La oreja soleada en Van Gogh: amor
que luce su encanto durante el recreo
derruido entre la arena de la sombra.
Lunares en la camisa del profesor:
el niño ciego que escupe sandeces
escuchando a la nube sordo-muda
que salva los abismos más oscuros.
Se rompe un corazón en la pizarra
pintando el cuadro de los girasoles.
VOLAR DEL NIDO
Deja de vomitar pichones muertos:
me resultan asquerosas las manos,
no sirven de nido a tantas palabras
que me obligas a pronunciar: puta
poesía que usurpas huevos vacíos.
En una próxima vida, prometo
asesinarte con hondas manos,
las que decapitas en mañanas
tan hermosas y bellas como tú:
puta madre que follas poemas
formateando el bello homicidio
mientras sueñas con un hogar;
lejos, muy lejos, de la brutalidad
del hombre y la mujer sencillos
manchados de cotidianedad
( luego pagaré la deuda pendiente;
ahora te mato para volver a nacer,
y te volveré a matar cuando vuele
con las alas que me impiden volar )
LA DUDA
Pregunto por el homicidio con el cuchillo en la mano.
Y espero una respuesta, pero ya todo es silencio.
No quedan manchas en un corazón vacío.
Me abandonaron.
Si regresan conmigo,
verán al pájaro azul
que inventa un amor.
SEQUÍA
Un último cartucho
bajo la almohada.
Sueño lluvia y no llueve.
Pregunto la hora.
Alguien pregunta:
¿aún duerme
la esperanza?
AUTOMATISMO
Hay gestos automáticos. No pienso
palpar las tetas azules de la luna.
Ella me vomita. ¿Y qué? No pienso
escarbar en su epigrama nocturno.
La humildad en silencio viaja
por las olas del mar.
Va y viene, sintiéndose tan pequeña.
Si nos perdimos para siempre,
mueve esas sombras mojadas;
baila para mí antes de un final.
Espero encontrarte cantando,
meciéndome en un día vacío.
Y no estamos equivocados,
poco a poco nos acercamos:
desembocan los manantiales
en nuestras bocas sedientas.
Alguien nos pide silencio
amándonos para siempre.
ARISTOTELES
Fue por la vida hacia el centro:
quiso hablar sobre la igualdad
pero todos reían y reafirmaban
su acentuación a la izquierda.
QUIMERA ( la locura del alma )
La perdición es llamarte a media noche
para decirte que no quiero verte más
ni tan siquiera el día de mi entierro.
Ay Sancho, suerte que tienes paciencia
con Dulcinea.
CORRESPONDENCIA
No es justo que partiera, con una sonrisa, tu lanza;
tanto batallar por Dulcinea, ahora ¿con qué vara medir
a un hombre y a una mujer?
SLAM POETRY
Hay dos contrincantes como dos sabuesos pulmones que revelan la nicotina. Lasubstancia cancerígena es espesa. Apiñados en los alveolos, o bien, sentados sobre loscoágulos, desde la tarima del epitelio, transgreden los límites. Llegan a todas partesseñalando a los macrófagos que todo lo ingieren, multiplicando panes y peces poraplausos y trofeos. Operan desde la lógica de un sistema incomprensible. Tratan delimpiar las vías respiratorias ofreciendo, en el Centre de Cultura Contemporània deBarcelona, festivales de poesía envasada al vacío. Durante tres encantadores minutos,escuchan la risa floja de su madre entre las piernas de la última fila. Les conmueve laexplosión de aplausos que sacuden el árbol bronquial. Quisieran quedarse a vivir en elparaíso de la cultura. Se resisten al destierro cuando el alcalde de turno apura sucigarrillo.
SUEÑO ETERNO
Ya cerrados los ojos, veo por su claridad
la última nevada.
Cuaja el aliento de la alondra
porque hace frío; hay mucha luz
cuando al fin me abrazas.
DÍA DE DIFUNTOS
Vorágine de la amazonia, llévate la sangre azul
de todos los ríos.
Y ve y dile a la montaña
que arrojaste sus cadáveres al mar.
Y ven y llévame lejos de esta sombra azulada
invertida en los espejos que no comprenden.
Viste de etiqueta la lengua de los muertos
y que nunca más se ponga el sol de luto
ni siquiera el día de todos los santos.
LA OREJA DE VAN GOGH
Arden los tímpanos de los girasoles
y nadie escucha sus gritos.
Están todos furiosos y el sol arranca
sus orejas como cardos borriqueros.
LA TIERRA PROMETIDA
Esto es tal y como orinaba.
No hallo la razón en el brillo
de ese mármol; ni siquiera
escribieron las iniciales.
Aun así contemplo el miedo del santo
que enarbola una naturaleza muerta:
orina la leche cianótica de los puercos
sobre campos elíseos -adusta belleza-.
Ni su estirpe de muertos avergonzados
ni el ave maría rocinando a la dulcinea;
ni siquiera su asquerosa uña ahorcada
segarán esta lengua viva por el fulgor
del erecto frío que nos abrasa.
Aún hablas por mí, saliendo a mear
flores muertas para nuestro entierro.
Y eres hermoso cuando me sonríes
mas no creo en tu sonrisa.
Demasiado maquillaje lleva un muerto,
además, a estas alturas no habrá rastro:
a nevado mucho desde entonces.
-¿Qué no sientes este frío? -escucha-
¿Qué no estás o estamos muertos?
Te voy a vaciar con lienzos de esparto,
y tragaré tu corazón para así amarnos.
¡Qué dorado amor si orinamos
nuestros nombres en la lápida!
¡Qué hermosa caligrafía de raíces
hundiéndose en la tierra prometida!
Y así: mea culpa - tu culpa mea
seremos la eternidad de la llama:
prenderá un frío de mil demonios.
SALUD MENTAL
Hay quienes buscan su sombra
en la consulta de algún doctor
y para ello hacen servir
una angustia de caballo.
Otros son más sutiles
y enganchan su lengua
al corazón que se desprende
del diagnóstico.
Pero aún los hay que
asustados por el exceso de luz
aguardan el delirio en sus pupilas
( estos son los señalados
en todas las carnicerías ).
Quieres mi omóplato
toma el omoplato
y déjame las garras;
una luz me ciega...
aún puedo oler la sangre
que resbala por mi lengua.
ETERNO RETORNO
Una rata, voluptuosamente fría
y blanca como un vaso de leche,
sale de la oscuridad del túnel
y se abre paso hacia mí.
Me extraña esta soledad
que nunca me abandona.
LUZ
Hubo una noche remota
tallada en aquel diamante.
Lloraba aquella tristeza
embelesada en tus ojos.
De rama en rama iba el silencio;
por tu pecho gemía el corazón
ora puliendo aquel dolor: tu luz.
¿Aún no vuela la infancia por tu frente,
empolvada de tantas y tantas estrellas
como heridas tiene el alma?
ALGO DE HISTORIA
Tu pecho: desafiante clavel en mi boca.
Y ahí afuera, amor, muere esta tarde,
cae sorprendido un aguacero de sangre;
palpitan por el vidrio las olas, empañan
un lamento de aceras como cuchillos
perfilando un mar atestado de calles.
Bendito el rubor de tus mejillas
como soles hundidos en mi sed:
este ansia, amor, de prosperidad.
En cuanto a este sudor, ayer lagrimas,
cuánto empeño, mi amor, por mojarnos
y permitirnos ser un libro arrojado al mar;
aún por escribirnos, amamos la soledad.
Ponemos en evidencia la necesidad de poesía.
Nos amamos a pecho abierto y boca ensangrentada
luego dejamos el cuerpo del amor desparramado.
Y digo el cuerpo porque sólo hay un amor,
sola una ciudad: una humanidad
que se escribe a sí misma amando.
OFICIANDO EL PAN
Habitas un espacio de luz.
Tu piel es el tiempo.
La máquina de sangre fría
con un volumen
de más o menos diez centímetros cúbicos
atrapa ciento veinte centímetros cúbicos
de materia orgánica
en aproximada -mente- una hora.
Habitas un espacio de luz:
te alimentas de forma saludable
pese a la oscuridad que te rodea.
Pero, cuando se limita un sueño,
un ala se asoma por el amanecer:
se yergue un cuerpo y despiertas.
Te obligan a comprar pan
con el dinero que ganas.
Y miras la sombra durante el día:
partiéndote la cara por la harina,
marcas una cruz en tu moneda.
Pero recuerda
en el espacio ilimitado de la luz
trabajas como una salamandra:
sin vender tu fuerza de trabajo.
La rompiente del mar
sobreviene sobrevierte
las alas de espuma blanca
sobre un cielo aturdido de nubes
que suben y bajan van y vienen.
La ciudad hoy es una playa desierta
la mujer que pasea al perro
no sabe que duerme
y sus ojos son un castillo de naipes.
Abandono la ciudad.
Tu tiempo en mi tiempo:
sólo un pequeño fragmento
atrapado en una fotografía.
CARCELERO
Custodias tu propia impotencia
cuando a otro niegas su libertad.
Siempre esperando que llegue la hora
cumples a raja tabla los horarios, pero
¿quién se acuerda de ti?
No diferencias los días en prisión
las rejas son siempre las mismas;
el miedo sólo cambia de bando, pero
siempre está presente, no se inmuta.
Juez condenado de por vida
a encontrar la cárcel perfecta,
acorde a tus propias medidas.
Sin embargo, no es sencillo olvidar.
Así pasas los días, esperando aquello
que más temes.
DANZAR
Hay pájaros
que ensayan su vuelo.
Intervenciones quirúrgicas.
Hay ángeles con alas
de papel maché;
recortes de periódicos
que hablan de la vida,
y llamadas perdidas
¿Cuándo seremos
el uno para el otro
la misma música?
Complacencia del sol
que entona sus coplas
para la mano infantil
que dibuja un círculo.
OCÉANOS TERMINALES
Doble escudo o blasón de sombra luminaria
diestro azote la calma en el pecho de Venus
oculta madeja ensarta las coronas de azufre
a la glorificada piedra sin el rostro de Sísifo.
Han llegado recortes del timón por la patilla
enhiesto grito por la bandera allana mares
hijos de la tierra por toda patria esta tierra
plisada ronquera de las aguas sin peces
ah esta parda espuma hoy mano sin orilla.
Bufan ambulancias por las cuencas vacías
los océanos terminales se beben las arenas;
¿quién debiera besar por la cara o la cruz
la lágrima oculta de sus hermanos rotos?
Pútrida meseta el fango de la criatura inmóvil
que no responde ni al mismo latido del horror;
ah mortíferos niños de la polivalencia anodina
la misma estupefacción que contempla el mar
sin saber plantar bandera alguna en sus ojos
ahora desiertos desclasados sin ideal alguno.
REFUGIADOS
Por los riscos el interludio
la embriaguez sonora atiza
el brillo senil plata fundida
en la sucursal de la sangre.
Esbelta dentadura el hambre
nutria temblorosa nadando
por zafiro de mansedumbre
engullida entre alambradas.
Relinchan su ansia trémula
por su lengua la sombría luz
reverbera la margen marina
vivificando tímpanos vacíos.
Opiáceos nocturnos civiles
sus fantasmas congelados
por los escaparates hablan
muere la oscura mercancía.
La mancha de la fiebre señala
el fin del continente inflamado
endulcorado en billetes de cien
o no sabemos contar muertos.
La barcaza astillada sueña
la ruta de entrada al paraíso
custodiado por esta desidia
armada hasta los dientes.
Cesa por la branquia oriental
la respiración de un cadáver;
política es y será su muerte
si el blanco salta por la tinta
enterrando lo viejo y caduco.
El poema es la misa
el día de mi entierro;
lo escribirán otros.
ESTATUAS
Si tuviera que elegir entre tu locura y la mía, me quedaría solo, y no sabría quécontestarte cuando me hablaran las voces. No podría mirarte sabiendo que no recorrimostoda una vida juntos, antes de que viniera la cordura a envidiar nuestra belleza.Recordamos la mierda de las palomas por las mismas fotografías de quienes quisieranllevarse un pedazo de sí mismos a casa. Pero no pueden ver la inexistencia que nosembarga: la tibia locura que nos enfría si abandonamos un mundo aparente,entregándonos el uno al otro...
sabemos del gozo que esculpe nuestros cuerpos -blanco idilio del amor
que resiste al tiempo-.
BAILAR
Recogió los zapatos de la bailarina y le dedicó su último baile. Así y todo aplaudieron mientras él desaparecía para siempre. Quedaron algunas monedas en el sombrero.
Un frío helado en el corazón de quienes no podían verlo.
LA SOMBRA
Aquejada por sus males una sombra devuelve el saludo a todos los borrachos queencuentra a su paso. No queda ningún bar abierto cuando se cubre con una bata blancacomo si fuera un niño jugando al escondite.
Quisiera curar su enfermedad pero no está enferma: el problema es que no hay suficientealcohol para olvidar.
FANTASMAS
Olvidé apagar la luz antes de salir de casa. Esto pensó mientras pedía otra cerveza.Olvidé pagar la última cerveza. Esto pensaba mientras encendía la luz de su habitación.Olvidé cerrar con llaves antes de salir de casa.
Algo más preocupado miró si había alguien más en su cama y se preguntó cómo habríallegado hasta allí. Se sintió en deuda y no pudo dormir. La inquietud se deshizo de sucuerpo mientras se abrazaba a un fantasma.
VERGÜENZA AJENA
Llevo un guante
en la cabeza fría:
no escucho la deuda
que advierte la culpa.
Ellos me dejan pasar
alegando ignorancia
cuando me escrutan,
y perplejos esperan
que anote esta falta,
y pronto la subsane
entregando mi vida
a la voluntad ajena.
OLEAJE
Estoy lleno de mí.
Plomo pesado
que me hundo.
Quiero creerme
vacío por mar;
cerebro de pez
y espina dorsal,
que se olvida,
pero empujan:
ellas tiran de mí;
una y otra vez,
se conmueven
todas las olas,
que me llevan.
CURANDEROS DEL S.XXI
Cuando paraba de llover salíamos a buscar caracoles. Ahora la lluvia es la misma. Loscaracoles son los mismos y sigue saliendo el sol cada mañana. Aunque, a veces, se nubleo llueva, no importa, sabemos que parará de llover y saldremos a buscar más caracoles.Tampoco es tan complicado, no entiendo a los magufos cuando hablan del paraísoperdido donde enterramos a nuestro niño interior; ¡vaya despropósito, como si fuéramoscaracoles!
ESPAÑA ES UNA
Una vez desmantelada la industria suena el corazoncito de las personas como una huchavacía. Y todos se quieren llevar la palma, pero nadie retira los clavos de la cruz. Ardenlas oraciones a lo largo y ancho de España; como un sudor sin necesidad de serprologado, un antiguo rito de calaveras, sin paz ni entierro, enciende velas para rezar alpadre nuestro, al ave maría y, si llega el caso, rezarán las canciones muertas, comopájaros sin ojos que ya no cantan.
CAMPOS DE CASTILLA
Oí hablar a un árbol, sonaba tristecomo una caja vacía sin tesoro alguno;sólo un arrugado paquete, recuerdosde una tierra ásperaque se extendía hasta donde los ojos no alcanzan;mujeres curtidas por el tiempo, talladas en madera,haciendo bolillos mientras un pueblo, siempre hermoso,rodeado de trigales dorados por el sol,veía crecer a los niños sin infancia,retozados día y noche por los barbechos,como la canción mas triste de los campos,duros como el roble que olvida su nobleza:tantas lágrimas por cosechar.
Mi padre sonaba triste como un paquete de ducados.Pero sus palabras me vestían de un blanco crecientecuando me parecía escuchar al sol,tal vez otro hijo
alumbrando los campos de Castilla.
LA CANCIÓN MÁS TRISTE DEL MERCADO
¿ Cómo voy a escribir la canción más triste del mercadosi soy un pobre mendigo pidiendo limosna por tus ojos ?¿ Qué hago si me siento aquí, entre pedacitos de hielo,tan besugo rodeado de lechugas, y tan lejos de ti ?
Me pregunto si tienes hijos, si encontraste al amorlanzando los anillos al agua; feliz por el acantilado,a oscuras soñando con la sonrisa de sus amantes.
Si acaso una vida es suficiente para estar contigo,quisiera repescarme, hijo tuyo, si vuelves al mar,y una vez olvidada la infancia, por tantas mareas,encontrarte de nuevo y pedirte una cita a oscuras;hacer el amor entre lechugas, carne o pescado,con tal de sonar creíbles por tantos años.
Si acaso la materia es suficiente para estar juntos,quiero ser el ciego sin bastón, abriendo las aguas;besugo lazarillo guiándome por la luz de tus ojosmientras en sucesivas vidas nos reencontramosescribiendo la canción más triste del mercado.
Me pregunto si tienes hijos, si encontraste al amor.
TORMENTA
Otros pondrán el azufre
en tus ojos.
No los cierres y contempla
los rostros oscuros;
la infatigable rueca del acero
que se deshace del hombre.
Espera la tormenta; tu lengua
es preludio por el cielo ausente
rompiente por el aliento de luz.
Otros pondrán el azufre
en tus manos
mientras acaricias tus días
y aún sonríes a tu hermano.
Te hallas por la tangente
palpas el prieto corazón
de las nubes amontonadas
por un exceso del desamor.
No te arrodilles frente al horror
ten la paciencia de las nubes
la palabra precisa de la lluvia.
Te hablarán del fin de la historia
entonces ya puedes levantarte
y escribir de nuevo tu propia historia.
Deslizarás por sus pieles
una caricia inconcebible;
el agua generosa del amor
que apacigua la tormenta.
Se elevarán ingrávidos.
EL CONEJO DE LA SUERTE
Siempre jugábamos a perder la inocencia.Teníamos la escalera y tiempo para amar:allí sentados, repetíamos aquel estribillo,y recordábamos la letra de una canciónporque la suerte fue ladrona de un beso.
Hacíamos el amorquemando timbres,subiendo y bajandolas mismas escaleras.
Por tantos besos
ardió la memoria.
SLAM
Fuelle del ayuntamagisterio del orooralidad aplaudidaave destronada.
PREDICAMOS
Hierven los hilos. El vaso de cristal
comprende tu propio peso ahogado;
el vacío del hidrógeno cuando teje
la voz que se enhebra al oxígeno.
Este chorro destrozado. Aglutinada
luz que se apaga por este cuerpo
y sale ausente de tu casa; tu madre
no sabrá qué decir, si el vaso está
medio vacío o medio lleno.
Sólo el mugido de la carne blanca
estirando el chicle por este poema:
vomitona por las cañerías rojas
depositando este vapor violeta,
como este animal desencajado
que ahora rompe su mandíbula
implorando por un hilo roto.
No puedo oír tus lamentos:
este miedo sin aniversario
no tiene fecha de caducidad.
Por la calle florida te llevan
dos caballos piensan en mí.
Me bebe la sal a puñados
sin objeto estoy nerviosa
mientras todavía espero.
Cómo saltaría un poema
me preguntas brincando
y por estas palabras caes:
sin sujeto me amas.
Por toda respuesta una plegaria
por el padre nuestro te preño
indefinidamente atada al sol
por esta cadena insignificante
nos enlazamos sin saber más
que lo que ahora ignoramos:
por esta acusación sin recibo
mal pagamos tantas deudas.
Ves la selva por el retrovisor
y dejas un acorazado símbolo,
atrás comprimes la cabeza;
ensangrentada me adoras
y me desenredas sin saber,
si acaso pudieras sujetar
la cabeza por este alfiler
que desgrana tus pupilas
y la grasa de tus caderas:
el miedo que te sujeta
sin vida por el hueco
de tu obscura vagina.
Despierta el sudor la lavanda
cae este vaso y no te rompes;
indecisa cabalgas, te llevan,
por la calle florida te mueres;
dos caballos te cruzan la cara
y golpeas con lágrimas azules
mi cabeza en desarrollo.
No acabo de nacer, aunque
se rompan todos los vasos
no hay calma para esta sed
que predicamos.
CONTEMPLACIÓN
Los años que descubren su edad:
un tiempo indeciso en las manos
que desposan la nostalgia del mar.
La lejanía en los ojos cercanos:
un labio partido entre las nubes
que trasmuta la sal por un beso.
Perdido en el horizonte amado.
ALICIA
La rúbrica de un esperado entierro
venía a tamizar la mirada de Alicia.
Iba encorvada como si quisiera reír,
como si quisiera encontrar una voz
siempre rezando el padre nuestro
antes de cruzar tantos semáforos.
El llanto desteñía sus ropas manchadas.
Y de la paloma sólo quedaba la sombra
que odiaba la infancia en estado terminal,
hilando la vergüenza al vuelo invisible
de una mariposa aturdida por el polen.
Aun así, llevaba un espejo a su madre
para que alcanzara a ver bien a su hija
mientras le acariciaban la entrepierna
y ella susurraba la impotencia del amor.
La malograda luz se olvidó de la niña
oculta tras la sepultura de la inocencia.
Quién pudiera resistirse a tanta locura
-pensaba Alicia mirando la madriguera-
tal vez venga el sol a morir en mis ojos
antes de que caiga, de nuevo, la noche.
Tú saca brilloa los zapatos,que llevarásbien puestos
cuando vengana buscarte.
EL GRITO
Quedaban los restos del latex
pero no se dieron por vencidos,
rebuscaron por sus entrañas.
Operación de alto riesgo
por el ácido clorhídrico.
Con la luz apagada
y mucha paciencia
desenrollaron intestinos:
con cariño tiraban
de una boca retorcida,
e introducían las manos
libres de toda culpa
( enguantadas ).
Aquello no era más
que un rito de paso.
Despertaron serpientes
para aprender a olvidar.
Asistían al frío:
con paciencia
desmenuzaban
interminables
gritos
(deshechos
inservibles).
HERIDAS
Muerden
arañan
gimen
las orugas.
Sus uñas marrones
escarban una herida.
En la cocina hechizada
hay luz de mercromina
junto al vaso de leche
que sostiene una niña.
Opera la transmutación
de los gritos ahogados:
ella unta la mermelada
sobre el pan de molde.
Aparece la sombra
entre los fogones,
mostrando su mano.
Busca entre el fuego
la sangre coagulada
e ignora las heridas
( acuesta muñecas ).
Se acuestan juntas:
ella con la herida;
la herida con ella.
Cocinan sueños
junto a la oruga;
vuelta la sartén,
arden por el amor
de guante blanco;
con sus largas uñas
seccionan butifarras.
Cuentan heridas
las heridas.
Caen heridas
las heridas.
No hay sangre, sólo nieve:
nieva sobre sus sábanas
y se ríen de las hormigas
( creció-crecieron ).
Sonríen en silencio.
( la nieve nunca hace ruido
cuando descansa en sus ojos
vacíos como aquella nevera ).
Juntan las lágrimas de la cebolla:
anillan la fermentación del príncipe
( escarban entre la materia gris
identificando posibles gérmenes).
La niña hipnotizada
conjura sus miedos:
Muerden
arañan
gritan
las heridas
mientras gime una mariposa
cuando le arrancan sus alas .
LA PARTIDA
Hoy volví a contemplar el polvo que se acumula en mi ventana, volví a soplar el hálito yadecaído que muere de viejo, no capaz ya de sostener un mundo de recuerdos.Me miré al espejo y sólo se me ocurrió preguntar: ¿por qué? ¿dónde te fuiste? Sinembargo, aquellos ojos tristes, apagados, me devolvían algo, un cielo callado que ya sedesprendió de sus encantos y que ahora permanece en silencio; bañado en un mar deagradables momentos que se fueron para no volver, y eso a pesar del inmutable einquebrantable puerto que aún hoy añora a sus viajeros. Como este polvo espero y meaferro a las ruedas de un carruaje empujado por bueyes, ya cansados, ya con poco aliento,pero que aun así siguen creyendo en el viaje, aunque ya no les quede más que caminar yremontar el fango a sus pasos. Y soplar, levantar el polvo.
¿Quién sabe? Puede que los que se fueron, los que un día partieron, retornen un soplo deaire fresco que cual oleaje sacuda con fuerza el puerto, y que le arranquen una dulce ytriste mirada; que el viejo y cansado puerto pueda decir con voz clara, ya con aliento,quién fue el que partió y en qué momento, que por fin pueda llorar a sus viajeros y gritar:
¡Qué solo me quedé y cuánto os echo de menos!
LA SEGUIRIYA
Los bancos de nieblallevan antiguas penasentre claveles blancos.
Se perdió una mujeren el llanto del rocíoque cubre la mañana;y murió el rojo clavel.
Quebraron gargantasen las voces roncasque subían al monte,con cuerdas de aguaa sus ojos trenzadas.
La encontraron al alba,lamentando su suerte:
Allí sola, la seguiriya,entre el cielo y la tierrasu alma en dos partía.
Una mujer olvidósus tristes pasos;y se retiró la lunadando paso al sol.
¿Adónde irá la seguiriya?
( Ella siempre tan sola ).
Al ver cómo se alejaba,
cantaron los hombres,
partiendo las cuerdas
de la hermosa guitarra.
MARCHA FÚNEBRE
El quejío de la ausencia
ronda las voces ocultas
por el humo del velorio
tras la silueta difusa.
Se cocinan las palabras
con aceite del recuerdo
y se queman con violencia
las gargantas del silencio.
Anida aquella mirada
en la oscuridad celeste
del divino campo santo
donde rezan los cipreses.
Se deshilachan las gasas
por fermentar un cadáver
que ya no es más que música
perdida entre soledades.
Se vierte en copos la cera
sobre un rostro lapidado
abrazándose a un tiempo
blanco y frío como el mármol.
Y marcha despacio un rumor
con sus coronas de sangre:
-¡ Ay! ¡¿Adónde se lo llevan?!
Grita en silencio una madre.
ÁFRICA
Cocinaremos un puerco espín
donde las alboradas pulen sombras
de color beis...
es donde resuenan los disparos
allá en melilla... Ráfagas de amuletos
lleva la guardia civil pulseras de colores
y dientes de marfil.
Llegan de África los niños
con su mirada apagada
revolotean a nuestro alrededor.
Que nadie apague la luz
es la entrada la posible salida
es una mirada color esmeralda.
Princesas petrificadas en mi balcón
los buitres aún se posan en mi vientre...
Es África mi canción.
ENCENDER LOS FOGONES CON LA CUCHILLA
Pasó lo que tenía que pasar cuando alguien se empeña en encender los fogones con la
cuchilla. Poco importa lo torpe que fuera, o que resucitara tras afeitarse. Menos
importante aún es que fuera domingo -quién no es capaz de sortear un domingo-. El caso
es que la cuchilla estaba manchada de sangre, y esto jamás se lo perdonaría a aquel señor,
con barba de siete días, que lo obligó a afeitarse so pena de avisar a la policía para que se
lo llevaran por delinquir. El pobre quería calentar la sopa antes de tiempo pues aún estaba
cerrada la llave del gas, y para colmo no atinaba a encender el televisor cuando se
jugaban la copa -quién le iba a decir que sus nervios se disputaban la razón-.
No oyó el timbre hasta que tiraron la puerta abajo -suerte para el mes de María que vio a
su hijo gateando por la encimera -. Aún estaba en el lavabo tratando de seccionar la aorta
del señor que le pasaba las facturas, que no podía pagar: agua, luz, gas, y un largo
etcétera. Aquel ser desalmado se empeñó en que no volviera a trabajar. Así las cosas, tras
cerca de siete años de abundante sequía, quiso alcanzar la única meta todavía a su alcance
– suerte también pues a tiempo llegaron para sujetar sus manos -. Se deslizó la cuchilla
hacia el desguace. Alguien ganó la copa del rey. Aquel hombre perdió lo único que tenía
en esta vida. Su hijo fue víctima de la caridad, de ello se hicieron cargo los servicios
sociales. Aquel hombre, ahora bien afeitado, no ha vuelto a ver a su hijo, tampoco
escucha al señor barbudo: otros pagan por él las facturas, a cambio sólo le piden que
tome sus pastillas; vaya a unas terapias donde nadie quiere hablar salvo un clérigo; y,
sobre todo, que ni se le ocurra volver a tomarse la justicia por su mano.
Quien ahora recuerda, aún se empeña en encender los fogones con la cuchilla.
CALIMERO
Los días de lluvia el miedo acechaba en charcos
desmaquillando la esperanza de nuestra mirada.
Y era apacible el aire a pie de calle, pero si ascendía,
en los pisos más altos se volvía turbio e irascible.
Ella se asomaba al vacío y pensaba nuestro futuro;
con la mirada perdida, mi madre, besaba un crucifijo
y el rubor de la compasión encendía sus mejillas.
Desde mi habitación la veía recostada en la ventana.
El manto de su figura me iba envolviendo con suavidad
hasta llevarme al sueño más profundo. Entre la niebla,
aparecía el joven que había muerto por una sobredosis;
se desbordaba mi madre cuando lo recibía en su sueño.
Calimero regresó por el silencio de mis lágrimas.
Calimero es el mote de un joven de mi barrio, que murió por una sobredosis de heroína.
Este poema está dedicado a él, a su madre, a todas las madres y toda la gente humilde
que vive en los barrios obreros.
Un camino por recorrer:
te llevo en el recuerdo
porque aún me amas.
Aun si nos extraviamos
esta lluvia es pacífica
y tú siempre sonríes.
Era
un pin en la solapa de su chaqueta.
El día triste brillando en su camisa.
Se deshizo de mí a la caída del sol,
cuando quedé incrustado en la tarde
que sangraba por sus ojos oscuros.
PARAFINA
La lámpara incendiada. Y todos duermen. Y hace frío en la barriga. Están devorando soles. Y la luna deja su placenta entre mis sábanas. Y hace frío. Esta noche
soy el queroseno.
SOLDADITO DE PLOMO
El plomo en la nariz achiisssssss! cuánto polvo sin su madre;
¡pobre soldaditoagarrado al palo de su bandera!
A PUNTA DE NAVAJA
Narco-acueducto pasajero. Acudía a la bronca morena en el bar del " Sevilla". Y vi navajas poseidas de razón.
Aquí les dejo porque llueve y vivo en la zona alta. Aquí, en sant ildefons, bajo al bar que otros llaman " Sevilla".
A veces voy a tomar café, siempre solo, otras veces con la mirada perdida. Y sueño su piel morena acentuando al sur: Abro la navaja del norte, y es una blanda muchacha que huele a pescado.
Ruego a aquel semáforo por un cruce de sangres, y las sirenas acuden al encuentro familiar.
El capitan atribula leyes e insulta a un tripulante; su griterio aún se oye cuando baja la marea.
Alargo la hora en la arena como si fuera un mejillón, vestido de guardia civil. Así olvido a una morena que embotelló mi corazón en una calle de sevilla.
Se pone el sol; maldigo el día que me sacaron a empujones del bar, a punta de navaja y espuma de cerveza.
No era de clase baja y tan moreno de piel, aunque nos amamos
en una playa del Prat.
EVASIÓN
Salió a la calle, empujó a su miedo y lo estampó contra la pared, al tiempo que le increpaba.—¡Déjame en paz!—¡Jamás! —respondió éste— ¿Dónde vas, de qué huyes?Con estas últimas palabras zumbando en sus oídos salió corriendo, llegó justo a tiempo de atrapar un rabo de nube que vagaba a la deriva en un tiempo de mucha incertidumbre. Se acomodó y acurrucó en la esponjosa nube de algodón, y ya a punto de dormirse, cayó en un profundo abismo. Su miedo —¿y quién si no?— vino a rescatarlo, tendiéndole una mano.—¿No te das cuenta que de nada sirve huir? —le decía— ¡Escúchame!
RETRATO FAMILIAR
El padre desafíó al objetivo e hizo un pacto con la muerte que acariciaba su rostro, altiempo que la madre sonreía. Los hermanos se crecían y esperaban el momento, aquelbreve lapso del tiempo que se sucedería en la perenne constancia de un recuerdo.
Fue un cruel reflejo de la unión de los elementos opuestos, algo así como el animaldescompuesto que nada sabe ya de la transformación de la materia. Y en medio del olor aféretro las mejores galas visten un buen entierro. Así fue cómo el ojo indiscretofotografiaba un bello y desagradable encuentro
el de la muerte con su recuerdo.
TATUADO
Las lágrimas del padreempapan los recuerdosmientras el vidrio tatúasu nombre en mi piel.
La bondad de la heridaabierta por la blancurade este puñado de sal.
No deberíamos abandonarla caverna.
He olido el perfume de la sombra cernida sobre las comisuras del Sol.
No deberíamos abandonarLa caverna. El amorse ha pronunciado.
¿No veis los restos del carmínmal escritos por mi frente?
SLAM-POETRY
Madre coji-tuertaolvida a los diosesdéjalos a la puertadel templo sagrado.
No entres,aplaudirán lanzadoscomo las monedas.
Tu miedo es oral-madre escarmiento-no expía la culpapor algún aplauso.
La poesía orina su ciegopor la neblina del CCCB
( donde no hay límiteno existe el tiempo ).
ALQUIMIA ORAL
¡Las moneditas de chocolateque me traían los reyes magosvaya hermosura de poemas !
Ahora que no les escriboes imposible una mezcla:ni aunque me los metanprefabricados por el culo
no me zampa un poema.
Queda una citala improvisadacanción sin letra;un adiós atrapadopor esta lengua.
Cuando te mireshablará la Dislexiaabandonandoun espejo roto.
Pero tú sonríeno hagas casoa quien ahorano comprende.
Te quiero ZurdoIdiota Ausente.
La inseguridad tan segura.
¡Le voy a quitar las muletas!
¡Y no me ayuden a caer!
CIERRO EL CÍRCULO
Encontré a mi padre
dormido en la plaza,
no cantaba un niño
y no corría el agua;
abracé, con fuerza,
aquella oscuridad;
con mi propia voz,
prendió la lumbre,
y vi una añoranza.
No había fuente
ni agua ni niño,
todo era blanco;
digo el blanco
sueño eterno.