557
Prólogo La vida es muy dura, o por lo menos lo es en mi caso. Soy la única chica de la familia en mi casa, o en mi mansión, como quieran llamarlo; vivo con mi padre, que casi nunca veo por sus muchos compromisos sociales y asuntos empresariales, con mi repelente hermano pequeño, viciado de las videoconsolas y emperrado en vida extraterrestre, y con mi guapísimo y tontísimo hermano mayor, que cada día trae una nueva “amiguita” y se cree el rey del mundo . ¿Es que yo soy la única normal en esta familia? Rocio, así me llamo. ¿No les parece un nombre horrible?, ya le vale a mi madre. Me pone ese nombre, que llevaré hasta el fin de mis días, pero, ¿Qué clase de madre es esa? Cuando yo tenía 7 años, se fue y hasta entonces. Dejó a mi padre y se fugó con un cantante de un grupo de segunda de su época ¿ No les parece Tonta? Dejó a un empresario guapo; hay que reconocerlo, mi padre es guapo; por un don nadie . ¿Qué sentido tiene eso? Empezaré describiendo a mi familia, o a estos seres que viven conmigo. Mi padre. Solo tiene 37 años, ¡cualquiera lo diría, teniendo unos hijos tan mayores!. Es muy alto, más de un metro noventa, delgado, pero fuerte, con unos ojos azules celeste que quitan el hipo, el pelo negro, muy negro, y una sonrisa deslumbrante, que luce como si fuera un actor en un anuncio de Colgate. Siempre va bien vestido, con alguno de sus miles de trajes caros Mi hermanito pequeño, Monito, “Júnior” para mí. Tiene 10 años y está en esa etapa insufrible, que tenemos que soportar los demás, donde está todo el rato intentando subirse a cada sitio con más de

Vida Adolescente - Gastochi

Embed Size (px)

Citation preview

PrólogoLa vida es muy dura, o por lo menos lo es en mi caso.Soy la única chica de la familia en mi casa, o en mi mansión, como quieran llamarlo; vivo con mi padre, que casi nunca veo por sus muchos compromisos sociales y asuntos empresariales, con mi repelente hermano pequeño, viciado de las videoconsolas y emperrado en vida extraterrestre, y con mi guapísimo y tontísimo hermano mayor, que cada día trae una nueva “amiguita” y se cree el rey del mundo . ¿Es que yo soy la única normal en esta familia?Rocio, así me llamo. ¿No les parece un nombre horrible?, ya le vale a mi madre. Me pone ese nombre, que llevaré hasta el fin de mis días, pero, ¿Qué clase de madre es esa? Cuando yo tenía 7 años, se fue y hasta entonces. Dejó a mi padre y se fugó con un cantante de un grupo de segunda de su época ¿ No les parece Tonta? Dejó a un empresario guapo; hay que reconocerlo, mi padre es guapo; por un don nadie . ¿Qué sentido tiene eso?Empezaré describiendo a mi familia, o a estos seres que viven conmigo.Mi padre. Solo tiene 37 años, ¡cualquiera lo diría, teniendo unos hijos tan mayores!. Es muy alto, más de un metro noventa, delgado, pero fuerte, con unos ojos azules celeste que quitan el hipo, el pelo negro, muy negro, y una sonrisa deslumbrante, que luce como si fuera un actor en un anuncio de Colgate. Siempre va bien vestido, con alguno de sus miles de trajes caros Mi hermanito pequeño, Monito, “Júnior” para mí. Tiene 10 años y está en esa etapa insufrible, que tenemos que soportar los demás, donde está todo el rato intentando subirse a cada sitio con más de metro y medio que ve; ósea, a cualquier cosa que mida lo mismo o más que él, ya que tiene más de metro y medio.. Tiene el pelo negro, y los ojos marrones aunque másoscuros que mi padre. Estoy segura de que de mayor, va a ser un rompecorazones, como mi hermano mayor. De momento solo se centra en marcianos y en decapitar a los zombis de sus videojuegos, eso está bien, así se distrae un rato.Mi hermano mayor (Que mal suena eso: Mi hermano mayor. Cerebralmente yo soy más mayor que él.), Nicolas Igarzabal

, el guapo. Madre mía, si hasta yo, que soy su hermana, no puedo negar que está buenisimo . Es igualito a mi padre: ojos azules celestes y pelo rubio . Tiene un cuerpo atlético,y es muy alto, pasa del metro ochenta. Tiene 19 años y está insoportable, pero de distinta manera a mi hermano pequeño. El centro de su mundo son las chicas. Chicas de todos los colores y formas, pero todas guapísimas (no llegan ni a la mitad de guapas que él, pero tampoco sobran chicas así). Todos los días viene a casa acompañado de alguna “nena”, a la que nos presenta y se la lleva a su cuarto “a hacer los deberes”, que digo yo que qué forma más rara de hacer los deberes sin libros, ¿no?.Como ves, mis hermanos tienen nombres normales y bonitos, ¿Por qué a mi me tocó la fiebre de los nombres feos? Si vuelvo a ver a mi madre, que lo dudo, lo primero que la voy a reprochar va a ser eso: mi nombre.Sigo con mis descripciones.Mi mejor amigo (yo no me soporto con las chicas de mi edad, por lo que solo tengo amigos), Peter . No es de mi familia, pero como si lo fuera, paso más tiempo con él que con ninguno de mis hermanos o mi padre.También es muy guapo; me duele reconocerlo, pero es así. Tiene el pelo castaño y los ojos muy oscurosMide más o menos un metro ochenta, va a cumplir dentro de muy poco los 18. Siempre vamos juntos a todas partes, a veces lo confunden con mi novio, ¡Qué tontería!. Yo paso de los chicos, es una promesa que me hice cuando nací.Ahora voy yo, Rocio Igarzaba, la intelectual. Tengo 17 años y soy una incomprendida social, parece una presentación de alcohólicos anónimos. Mido más de un metro setenta, cosa rara entre las chicas de mi edad. Tengo el pelo rubio y liso, exactamente igual que mi hermano , ¿Adivinan de qué color tengo los ojos? Pues no, no adivinaron, no tengo los preciosos ojos azules de mi familia. No, yo soy la única que heredó los ojos de mi madre, son bonitos, pero no son azules. Son verdes, verde manzana intenso. De ese verde que se ve a kilómetros. Soy bastante delgada, ya que hago bastante ejercicio en la calle, y estoy bronceada casi todo el año. En las facciones de la cara me parezco mucho a la familia de mi padre, líneas finas, delicadas. Odio eso, la gente se cree que soy una muñeca de plástico.Y todo porque soy guapa, ¿Qué pasa?. Si, soy guapa y no

me importa decirlo en voz alta porque es verdad.Soy mucho más guapa que cualquier chica de mi clase, pero yo no soy como ellas.Ellas solo se preocupan por su manicura francesa y porque no se les acabe el colorete de las mejillas. Son realmente insoportables y repelentes. ¿Pero qué se creen?, solo son unas fracasadas sin confianza en sí mismas.Por esto precisamente digo que solo me llevo bien con los chicos.Mientras que ellas se van a los boliches todos los findes yo me voy con Peter y algunos chicos de nuestra pandilla (donde soy la única chica) a jugar a los bolos o al billar, o a hacer peligrosos caminos con las bicis de montaña.Mientras que las demas chicas se chapan a miles , yo disfruto de la compañía de mis amigos.El que sea la única chica del grupo ha dado pie a numerosos comentarios poco agradables en contra mía, pero eso no me importa; lo soluciono rápido. Nadie contesta mejor que yo a los insultos o comentarios de mal gusto, los dejo calladitos ; es una habilidad especial, jé.Muchos chicos me han pedido que sea su novia , pero yo paso. ¿Para qué sirve eso?, ¡Qué asquerosidad! Yo prefiero tener a los chicos como amigos, aliados. Pero la mayoría son unos estúpidos y unos inmaduros que se creen que las chicas somos pedazos de carne ¡Malditos cerdos!. Solo sirven para sujetar el gel encima de sus cabezas huecas.

Luego, escuchas los comentarios de las estúpidas de clase:- Gordi. Pues me lo pasé de re bien con Luca, gordi. Besa de muerte,gordi.¿Por qué repiten tanto la palabra gordi? gordi gordi ashh¡Qué patéticas! ¡Con que repitas una vez la palabra gordi, está bien!.Yo me lo paso muy bien con los chicos y no me beso con ellos. Me lo paso bien, simplemente estando con ellos.Pero hay muy pocos chicos buena onda como Peter . Por eso me llevo tan bien con él: es diferente, como yo.He clasificado a los chicos en dos clases:Los buena onda : aquellos que te tratan bien y solo intentan ser tu amigo, . En esta categoría solo he podido incluir a mis amigos.Y los “miramequesoycomoBratPittyestoyatualcance” o los

“quebienmequedanestospantalones.com” En esta categoría están el resto; o sea, la mayoría.

Sigo con lo mío, que me descentro.Peter había repetido un curso, de modo que estaba en mi clase, repitiono porque no fuera inteligente (eso le sobraba), sino porque era más vago que un burro cojo. A veces doy gracias porque fuera así, porque sino seguramente no nos hubiéramos conocido. nos hicimos inseparables, casi desde el primer día. Total, que llevamos cinco años juntos. Él es el único que me comprende, el único que entiende mis tonterías, el único que aguanta mis manías y mis cambios de humor (¡Maldita regla!); y por todo eso le quiero.No se confundan No le quiero como un novio o un amor platónico, le quiero como lo que es: Mi mejor amigo.

Capítulo 1: La vuelta al cole.( Si es que esa jaula llena de profesores resentidos y maníacos y alumnos superficiales y llenos de granos, se puede llamar cole.)

- ¡Qué asco!- trueno cuando oigo el molesto sonido del despertador y la voz de Patricia, una de las personas que servían en la mansión.- Señorita Rocio.- me llama a través de la puerta.- ¡Te he dicho mil veces que me llames Rochi!- grito, odio profundamente que me llamen Rocio, y más señorita Rocio.Ella ríe y se aleja por el pasillo, como cada día.Me levanto con desgana ¡Maldita sea, otra vez a empezar el maldito colegio el asqueroso colegio!Abro el vestidor y me meto dentro para elegir la ropa. La gente normalmente la elegía la noche anterior, pero yo no; yo la tengo que elegir ese mismo día, según mi estado de ánimo. Si estoy muy enojada visto de negro y normalmente con calaveras; en cambio, si estoy de buen humor, cosa que ocurre pocas veces, visto de amarillo chillón, naranja fosforito, rosa fucsia...Hoy estoy normal, de modo que me pongo unos vaqueros bajos, con campana, una camiseta blanca de tirantes con letras plateadas formando las palabras “Call me” y una campera negra, sencilla.Me calzo mis admiradas “Pumas” negras, que me encantan,

y salgo al baño.No hace falta contarles lo que hago en el baño, ¿no?

Corro escaleras abajo; ya que si no llego a tiempo, solo quedará para desayunar lo que a los demás no les gusta. Mis hermanos son más rápidos comiendo que un obeso con un pastel de chocolate delante; y aún así mantienen la figura, asquerosos.Sorprendentemente, mi padre está abajo, sentado en la cabecera de la mesa del comedor, removiendo su café con aire distraído. Lleva puesto un jersey de cuello alto negro y unos vaqueros; lo que yo les decía: casual. Hoy no le tocaría trabajar, ya que si fuera así no estaría aquí, ni llevaría esa ropa.A su derecha está Monito, engullendo unos enormes pasteles de crema, sus favoritos, y bebiendo un tazón de cola-cao. Parece de buen humor, es un maldito repelente. A la izquierda de mi padre está Nico, vestido con una sudadera negra, una camiseta naranja y unos vaqueros negros; también come tan rápido como Monito, pero de forma más elegante. Tiene delante un plato lleno de donuts y una taza de café.¿Pero qué pasa hoy? ¿Por qué todos de negro? Parece que nos hemos puesto de acuerdo. Bufo mientras entraba por la gran puerta.Mi padre me oye y alza la cabeza de su taza de café para mirarme con una gran sonrisa. ¿Se habrá dado cuenta de que cada vez que sonríe, seguramente haya alguna mujer hiperventilando?

- Aquí está mi princesa- dice mientras me acerco, ¡Qué manía tienen los padres con llamar a sus hijas de forma ridícula!- Estás muy guapa esta mañana.Me paro en seco. ¿Muy guapa? ¡Cómo que muy guapa! ¡Yo no quiero estar muy guapa!.Acabo pensando que es una tontería enfadarme por eso y sigo mi rumbo. Le doy un beso en la mejilla, lo hago cada vez que lo veo, ya que lo veo poco. Paso por detrás de Monito para coger mi desayuno Me pongo un donut, y una palmera pequeña de chocolate en un plato y en otro fruta. Ante todo hay que cuidarse, aunque sea un poco. Pido mi habitual café cargadito y me

siento al lado de Nico.La verdad es que mi familia era muy guapa, y no lo digo porque fuera la mía, sino porque es así. Parecemos preparados para rodar una escena de un anuncio de televisión.Si, somos la familia guapa del pueblo, ¿Y qué? ¿Qué culpa tengo yo de nacer en una familia de bellezas? ¿Acaso yo lo elegí?

Normalmente voy con Nico al cole ,. ¡Maldito zopenco!Vamos en la moto de él, en su flamante moto negra. Podríamos ir en su coche, pero a él le parece más sexy la moto, y por una vez no se equivoca.A veces se ve obligado a coger el coche para llevar a Monito al colegio, pero solo lo hace cuando el chofer, José Luís, no está disponible. Pero hoy no es uno de esos días, toca moto.Y diran ustedes ¡Qué raro que quiera llevar a su hermana pequeña en su preciosa moto!. Pues si, es raro. Pero a él no le importa llevarme, y la razón es porque no soy una gorda con el pelo grasoso y la cara hecha un espanto. Perdonen que se los diga así, pero es la realidad. Se puede decir que los dos en la moto damos buena imagen.Comemos deprisa, como siempre. ¡La rutina nos come por dentro!Me lavo los dientes, hay que ser aseado, y bajo. Por supuesto Nico ha sido más rápido y me espera en la puerta con una sonrisa brillante y dos cascos de moto en las manos. Me despido de mí padre y de Monito con la mano. Cojo mi casco, el negro y plateado y caminamos juntos hasta la moto, que ya habían traído a la puerta. Me pongo el casco en la cabeza ¿Por qué los hacen tan estrechos? Cualquier cabezón sufriría con uno de estos. Nico se pone el suyo, negro con letras chinas formando su nombre en rojo.Se sube con un solo movimiento y me siento detrás, agarrándolo fuerte de la cintura. les aseguro que cualquier chica o mataría para que mi hermano la llevara en la moto, para poder rodear su perfecta cintura con sus brazos temblorosos. ¡Inmaduras!Me agarro fuerte porque va a una velocidad de locos, no es que a mi me moleste, al contrario, me gusta la velocidad; pero eso supone que si me suelto me mato. Y,

sinceramente, prefiero cogerle la cintura a mi hermano que morirme.Llegamos rápido, . Aparca en “su” sitio y nos bajamos ante las muchas miradas de nuestro alrededor. Fuera cascos, dejamos al descubierto uno de nuestros mayores potenciales: la cara.Todos nos miraran fascinados, y yo deseo borrarles esa cara de pánfilos de un puñetazo. ¿Qué miran?Mi hermano se va por su lado y yo por el mío después de despedirnos hasta la tarde.Mi clase está al fondo del pasillo, para mi desgracia, lo que supone aguantar las molestas miraditas de los chicos de las demás clases . ¡Cerdos!Al fin llego. Me dejo caer junto con mi mochila en mi sitio, en la última fila. Soy de las primeras, como siempre. Miro el reloj, dentro de un minuto y veinte segundos exactamente aparecerá Peter por la puerta, lo tenemos calculado. Exactamente, al minuto y veinte entra a la clase un muchacho alto, castaño, de penetrantes ojos con tez blanca y brillante sonrisa. Va vestido al contrario que yo: unos vaqueros, eso encaja, junto con una camiseta negra y una sudadera blanca impoluta. Se dirige a su sitio, a mi lado. Sonríe y chocamos las manos como a diario. Suelta su mochila en la mesa y se sienta frente a mi. De repente, saca su móvil de última generación, azul oscuro, y llama. Suena una musiquilla que me parece familiar y descuelgo mi teléfono, naranja y negro.

- ¿Si?- pregunto.- ¡Rochi grita Peter . ¿Este es tonto o qué? Me llama teniéndome a medio metro para gritarme. Cuelgo enfadada, él se ríe.- ¿Por qué has hecho esa tontería?- Porque lo decía en tu camiseta.¿Qué respuesta tonta es esa? Bajo la mirada hacia mi camiseta recordando cual era, la del “Call me”. Me uno a sus carcajadas mientras me doy cuenta de la tontería.¡Que broma más tonta! Peter tiene 18 años y parece de 4.

Las clases pasan sin problemas¿han parado ha pensar alguna vez la cantidad de tareas que nos rodea? ¿No les parece agobiante? Cuando te das

cuenta lo ves como una auténtica tortura.A primera hora, Física. ¿A quién se le ocurre poner física a primera hora? ¿Quién hace los horarios? Es una de las grandes incógnitas de la vida.Ya se sabe lo que es una clase de física, ¿no?: fórmulas asquerosas, malditas leyes de formulación, hipótesis .... lo que es una clase de física.A segunda hora, Matemáticas avanzadas. Eso lo llevo bien, no me importaría dar tres clases de matemáticas seguidas. Nunca me han costado un gran esfuerzo, por lo que me centro en lo que me apetece hacer. Hoy me apetece dibujar, por lo que saco un cuaderno que uso expresamente para eso y dibujo. Al principio parecen rallajos sin sentido, pero poco a poco va tomando forma para convertirse en un dibujo bonito. Es un caballo alado con sus grandes e impetuosas alas extendidas, ocultando parte del paisaje que se esconde a su espalda: un gran lago, en el que se refleja y un bosque de altos árboles al fondo. Siempre se me ha dado bien el dibujo, tanto técnico como artístico.Peter se inclina hacia mi lado para ver el dibujo mejor, huelo su perfume, no me parece familiar. ¡Por fin algo nuevo! Este nuevo perfume huele de forma más... ¿Cómo decirlo?... más ¿seductora? Si, esa es la palabra: seductora. Me giro hacia él y le miro, sigue observando mi dibujo, muy cerca de mí. En ese momento me doy cuenta de lo guapo que es, ¿Siempre ha sido así? Seguramente si, lo que pasa es que hasta ahora no me he dado cuenta. ¿Qué me pasa hoy?

- ¿Perfume nuevo?- le pregunto en voz baja, para que no me oiga el profesor.Peter me mira, sonriente.

- ¿Te gusta?- ¿desde cuando ha tenido esa voz tan dulce? Desde siempre, también.- Si, huele bienSu sonrisa se hace más grande de lo que jamás imaginé. ¿Aquí está pasando algo y yo no me he dado cuenta? ¿Han cambiado los astros o algo así?

Las siguientes horas se me pasan deprisa y, por fin, toca la venerada sirena que anuncia el fin de las horas de clase.

Suspiro de alivio al escucharla, en este momento me parece el sonido más dulce y bonito que había oído en mi vida. Recogemos rápido, como si nos fuera la vida en ello. Total, vamos a salir antes de dos minutos, ¿Por qué tanta prisa?

A la vuelta me voy con Peter, que me lleva en su moto. Como ven, voy y vengo en motos de chicos, si no fueran mi mejor amigo y mi hermano, la gente pensaría mal. ¿Por qué los chicos prefieren las motos a los coches? Digo yo que ¿No es más seguro ir sobre cuatro ruedas que sobre dos? Los chicos son todos un gran misterio por rebelar.Peter saca dos cascos, me pasa el que uso yo siempre, azul y plateado, y coge el suyo, verde, del mismo color de mis ojos. Nos dirigimos hacia su moto, verde y blanca (eligió el casco a juego, porque aunque es un poco raro, también le gusta presumir.)Veo como se sube rápido, ¿Cada día está más guapo o me lo parece a mí? ¡Por favor! ¡ Para de una vez, pervertida. Me regaño a mi misma por mis calenturientos pensamientos.Subo detrás de él y me agarro a su cintura, está dura y fuerte, me gusta. ¡Madre mía! ¿Pero qué me pasa a mi hoy? ¿Exceso de hormonas?Llegamos a mi casa; hoy es lunes y Peter se queda a comer (cosa normal los lunes, lo llevamos haciendo desde hace 5 años).A mi padre, Peter le parece muy buen chico, muy responsable; pero eso lo piensa porque no le conoce a fondo, de responsable tiene bastante poco.A Monito le encanta jugar con él, ya que se sabe todos los trucos de sus juegos de zombis, y encima le enseña a escalar a los árboles; parecen auténticos monos.Nico también se lleva bien con él. Se saludan amigablemente y charlan un rato, normalmente sobre motos, y cosas así, que escapan de mi comprensión e interés.A Patricia, la que me despierta cada mañana, se le cae la baba con Nico, le encanta.Ella es una chica joven, de unos veinte años. Entró a trabajar en mi casa hará unos dos años, y desde entonces hace todo lo posible por saber más de Nico. Es bastante linda, con su pelo tan pelirrojo que parece las mismas

llamas del infierno y sus ojos absolutamente negros. Pero Nico pasa de ella. ¡Pobre chica!Capítulo 2: ¿Novios? 

Nos abren la puerta del garaje para que pueda meter allí la moto. No está muy lleno, solo está el auto de mi padre, el de mi hermano, y dos motos, la de Nico y otra de recambio.Aparca la moto al lado de la de mi hermano. Ahora que la veo, me pregunto a que chica nueva habrá traído hoy; no se como se las arregla, no hay tantas chicas en el pueblo, ni por asomo.He decidido que me voy a comprar yo una moto, ya tengo el carné, y total, tengo que empezar a ser independiente, ¿no?Dejamos los cascos en un estante del garaje y subimos por las escaleras. Él delante, ¡Madre mía! ¿Siempre ha tenido este culo tan perfecto y redondo? Por Dios Rochi, Es tu amigo, ¿recuerdas? ¡Tu amigo de toda la vida!Vamos hacia el comedor hablando de las clases de hoy, mejor dicho: las horribles clases de hoy. Llegamos, ya está todos sentados a la mesa, pero todavía no han servido los platos.En la cabecera está mi padre, que sigue con su traje casual, a la derecha Nico, acompañado por una nenita de largo pelo negro azulado y ojos negros; está sentada al lado de mi hermano. A la izquierda de mi padre está Monito, al que le sigue un niño muy bajito, en comparación con él, con la cara llena de pecas; no le había visto en la vida. Todos se nos quedan mirando cuando entramos.

- Buenos días.- dicen todos a la vez. Parece que les han dado al botón al mismo tiempo, estilo Matrix.- Hola.- primero lo dice Peter, con una sonrisa, y después yo, con mi cara desinteresada de siempre.- Tenemos visita.- dice mi padre. ¿No es obvio? ¿Por qué me dice eso? ¿Se cree que estoy ciega?- Ya lo veo- Nico se levanta, seguido de “su chica” y yo me acerco acompañada de Peter.

- Esta es Caty, una amiga.- nos presenta.- Mi hermana, Rochi, y su amigo, Peter..

- Encantada- digo en tono amable, estrechando la mano que me ofrece con timidez.- Un placer.Peter también le estrecha la mano. Me quedo observándola mientras lo hace. Se ha quedado embobada mirándolo, y, por alguna razón que desconozco, eso no me gusta, no me gusta nada.Nico le dice algo al oído y ella rápidamente deja de mirar a Peter para girarse al rubio que la mira con unos ojos azules y tremendamente seductores. Si lo de caerse la baba fuera verdad, esta chica ya habría formado un charco en el suelo oscuro del comedor.Sonrío, satisfecha. Peter y yo nos giramos como programados hacia el otro lado de la mesa. Vamos hacia Monito y su amiguito, que nos mira embobado. Ambos se levantan de sus sillas.

- Este es Cristobal.- se gira hacia su amigo- estos son Rochi y Peter.Nos mira extrañado, como si fuéramos de otra especie.

- ¿Son novios?¡Madre mía los niños de hoy en día! Peter y yo reímos a carcajadas, mientras que mi padre,Monito y Nico ríen entre dientes, disimuladamente. El amigo de mi hermano parece molesto y avergonzado. De repente pasa algo extraño; los ojos de Peter y míos se cruzan y callamos, nos miramos con intensidad. Hoy está pasando algo muy extraño, muy extraño.Monito nos saca de nuestro ensimismamiento.

- No son novios, solo son amigos.- le aclara a Cristobal.Aparto rápidamente la mirada de los ojos felinos que siguen mirándome. Me acerco a mi padre, soy consciente de que Peter me sigue muy cerca. Le doy un beso en la mejilla y me giro para sentarme al lado de cualquiera de nuestros invitados, pero al hacerlo choco de frente con él; me hubiera caído si no me hubiera sujetado Peter. Noto su fuerte brazo alrededor de mi cintura, apretándome contra él.

- Ten cuidado- me dice al oído con una sonrisa.Me alejo, él me suelta y se gira para saludar a mi padre. Opto por sentarme al lado de Caty, la amiguita de mi hermano mayor. Peter se sienta en frente mío, al lado de Cristobal. Según nos sentamos, nos sirven la comida. Deliciosa, como siempre.Se hacen grupitos de conversación en torno a la mesa. Mi padre habla animadamente con Monito y Cristobal de algún tema apropiado para niños de su edad; o sea, nada interesante. Mi padre siempre es muy amable con los invitados.Nico y Caty charlan sobre algo insustancial. Bueno, mas bien habla mi hermano, ya que Caty solo se dedica a comérselo con los ojos.Yo, en cambio, centro mi atención en el plato que hay delante mío; se que Peter me mira y por eso no quiero levantar la vista, no quiero volver a encontrarme con sus tentadores ojos.Pero, ¿Qué me está pasando?, ¡Es mi mejor amigo! ¡Reacciona!Levanto la vista; como creía, él me está mirando fijamente, lo que hace que me ponga nerviosa.

- ¿Qué vamos ha hacer hoy?- pregunto, removiendo mi comida con el tenedor.Él me mira sonriente.

- ¿Qué te parece lo de todos los lunes?- pregunta, riendo.Me dejo llevar por su risa contagiosa y le doy la razón.Los planes de los lunes consistían básicamente en hacer lo escasos deberes que nos habían puesto ese día y bajar al extenso patio trasero ha hacer cualquier cosa que llamara nuestra atención.

Subimos los dos a mi habitación, donde ya habían llevado una silla para que Peter se sentara junto a mí al lado del escritorio. Pero al final acabamos tirados en el suelo con los libros, cuadernos y bolígrafos a nuestro alrededor. Es sorprendente lo que tardamos en hacer tareas que, por separado nos hubieran llevado cinco minutos. Claro, riendo tardas mucho más en escribir, y sobre todo si alguien te está haciendo todo el rato cosquillas.

Acabamos sobre las cuatro, todavía nos quedan muchas horas por delante.Ya hace calor en la calle, por lo que le pido a Peter que salga de la habitación para cambiarme. Él coge su mochila y se encierra voluntariamente en el baño de mi habitación.Abro el vestidor, suspiro y entro, dispuesta a batallar contra la tontería de la moda. Me quedo mirando uno de los cajones abierto donde se encuentran los pantalones cortos. No se cuál elegir, aunque ¿por qué me voy a arreglar?. Cierro los ojos y cojo uno . Perfecto, el más bonito y casualmente el más corto, huele la ironía. Es uno blanco , demasiado corto, pero precioso.

- Me voy a poner la bikini, a lo mejor vamos a la piscina.- me digo a mi misma mientras me dirijo al estante correcto.Cojo el primero que veo; también es mi preferido, uno negro de buena marca . Diran que soy una cheta porque todo lo tengo de marca, pero teniendo tanto dinero, se puede decir que me obligan a comprarme estas cosas. Además, a mi las marcas me traen sin cuidado, simplemente me cojo estas cosas porque me gustan.

Me cambio con rapidez, odio estar desnuda ni siquiera en mi propia habitación, me siento incómoda. la bikini se ajusta perfectamente a mi piel, al igual que el pantalón. Me pongo una camiseta cualquiera de tirantes blanca.

- Peter, ya podes salir.- le llamo mientras doy golpes en la puerta del baño.¿Qué está haciendo?Espero apoyada contra la pared. A los dos minutos sale cambiado de ropa; debía llevarla en la mochila.Ha dejado atrás su ropa del cole por un bañador surfero azul y blanco, por encima de las rodillas; y una camiseta blanca 

- ¿Me has leído el pensamiento?- le pregunto mientras observo su bañador con una sonrisa de aprobación.- Me lo imaginaba.Salimos corriendo escaleras abajo y vamos al patio por la puerta de atrás.

- ¿Qué te parece si hacemos un poco de ejercicio y luego nos vamos a la piscina?- propongo.Él sonríe de forma traviesa.

- Me parece estupendo.No añade nada más, y yo no espero que lo haga. Parece que todo vuelva a la normalidad, aunque sigo pensando que tiene un culo perfecto. Corremos hacia los aparatos de gimnasia al aire libre que hay en uno de los lados del jardín.Tenemos un gimnasio interior y otro exterior; pedido por Nico y por mi; al igual que la piscina climatizada. Ya les dije que mi familia manejaba mucha plata.Peter opta por las pesas, le encantan las pesas. ¿No se han preguntado nunca por qué cuando un chico va a un gimnasio solo habla de la cantidad de pesas que ha levantado? Es algo digno de estudiar.Yo, en cambio, elijo la bici estática; me gusta, pero me gusta mucho más la normal, esta es un poco tonta. ¡No avanzas nunca! ¡No ves nada nuevo! Eso es lo que me irrita.Pero en el fondo me gusta, es un ejercicio que no me cuesta ningún esfuerzo y me relaja bastante. Mientras pedaleo , me recojo el pelo en una coleta. Mucho mejor sin esas cortinas que impiden la visión.Tras una hora de duro trabajo miro a Peter. Creo que ya no puede más en esa máquina infernal. Me bajo de la bici y camino hacia él.Me ve ir, deja atrás su cara de sufrimiento y deja la pesa colocada.

- ¿Qué tal, pitufo?- le pregunto mientras le miro.Él se ríe y sale de la máquina con agilidad.

- Perfecto, dispuesto a hacer cualquier cosa que su majestad me ordene.Eso ha sonado un poco mal, ¿no?

- ¿Qué te parece nuestro habitual concurso de abdominales?Lo hacemos cada lunes, es como una pequeña tradición. Pero lo curioso es que cada día gana uno. Creo recordar que la última vez ganó él, por lo que hoy me toca a mi. Asiente

entusiasmado y travieso con la cabeza.Vamos hacia dos aparatos que hay un poco apartado. Vistos desde fuera parecen un poco raros, pero son muy sencillos. Se los pedí a mi padre hace dos meses, y a la semana siguiente ya los habían traído. Me concede todos los caprichos por ser su única hija, soy una mimada, lo tengo asumido.Es una máquina de abdominales normal, solo que te cuenta las veces que has repetido el ejercicio, así como las calorías que has perdido. Por eso podemos competir, sino haríamos trampas siempre.Yo me elijo el de la izquierda, el verde, y él se va hacia el otro, el azul. Lo programamos para cinco minutos. La cuenta atrás:Cuatro...Tres...Dos...Uno...CeroEsto va a ser divertido.Siento como me sube la adrenalina según hago más y más abdominales. Le miro, parece concentrado; es muy rápido.Sigo a lo mío, los cinco minutos se me hacen eternos, pero al fin un pitido agudo marca el fin del tiempo programado. Me levanto de un salto, estoy agotada, pero deseo ver mi puntuación: 250; 50 por minuto. He superado mi record personal, que estaba en 225. La verdad es que tener un competidor atractivo motiva bastante.Corro hacia la pantallita de Peter: 248. Salto de alegría mientras me doy golpes en la tripa para ver cómo está, como una piedra; es una de mis muchas manías.Empiezo a dar saltitos por el jardín, moviendo la cabeza. Parezco tonta.

- Muy bien, peque, ¿estás contenta?Yo asiento con la cabeza, con expresión infantil. No me molesta que me llame peque, siempre y cuando no lo haga como una burla.

- Vamos a la piscina.- proclamo, mientras me dirijo a una puerta que conduce a la piscina interior.Se pone a mi lado y caminamos juntos hasta la estancia, donde nos quitamos la ropa con rapidez para quedarnos en bañador y nos colocamos en nuestros puestos. ¡Qué bueno que está ! Tiene unos abdominales que para qué...¡¡¡¡Ya basta, Rocio pervertida!!!

Sacudo la cabeza de nuevo y miro hacia el agua.Me tiro yo primero, como de costumbre, y siempre de cabeza. Cuando saco la cabeza noto a Peter zambullirse a mi lado, sin casi salpicar. Es muy bueno en natación, fue hace unos años.Empezamos a jugar y a nadar y bucear sin descanso. Largo hacia allí, largo hacia aquí, carrera para acá, carrera para allá, salpicadura derecha, salpicadura izquierda...Bueno, ya es suficiente.De repente, cuando saco la cabeza, veo que Peter todavía no ha salido, y eso me extraña, ya que lleva más de un minuto bajo el agua. Me parece bien que dure mucho, pero esto ya es una barbaridad, ¿no?Me zambullo hasta abajo para buscarle y le veo contra la escalera, con el brazo atrapado entre ésta y la pared de la piscina. Parece que no tiene más aire, pues me hace señas con el brazo que tiene libre. Salgo a la superficie y obligo a mi mente a pensar con rapidez. Primero tendré que darle aire y luego intentar sacarle, ¿no?Sino, se ahogará, y no puedo permitir eso. Pero solo hay una manera de hacerlo.Lleno mis pulmones de aire, tanto que casi me duele, y vuelvo a bajar hasta colocarme a su lado. Tengo que hacerlo, me repito a mi misma.Le aviso con la mirada, él asiente. Pego mi boca a la suya y le paso todo el aire que tengo, para que así tenga durante más tiempo. Ha sido solo un roce, pero he descubierto que son más suaves de lo que pensaba. Pero, ¿en qué estas pensando? ¡Tu amigo se ahoga y tu diciendo tonterías!Vuelvo a coger aire e intento separar la escalera de la pared, para que así él pueda sacar el brazo.No puede pasarme esto a mí...

Capítulo 3: ¿Buenas o malas noticias? Después de angustiosos segundos lo consigo, ha sido el peor rato de mi vida. Pero todavía no ha acabado, ya que siento que Peter está inconsciente, no se mueve.Quiero gritar, pero se que debo mantener la calma, por él.Lo saco del agua, con bastante esfuerzo por mi parte, y lo tumbo sobre el suelo mojado. Vuelvo a unir mi boca con la suya y pongo las manos sobre su pecho, apretando acompasadamente a la vez que le transmito aire. Esto no

funciona.Voy corriendo hacia el teléfono interior que hay en la pared de al lado de la puerta y aviso a toda la casa a través de él. Me arrodillo ante Peter y sigo con el boca-boca. Se que es inútil, pero no quiero perder la esperanza.A los pocos segundos viene toda mi familia mas algunos de los trabajadores de la casa. Mi padre me aleja de Peter, cogiéndome en brazos, y me dice que ya ha llamado a la ambulancia. Yo no dejo de sollozar en sus brazos. Es todo tan frustrante...Los médicos llegan con rapidez y se llevan a Peter en ambulancia, le pido a mi padre que me lleve a mi en su coche, pero se niega. ¡Esto es el colmo!Subo, enfadada, hasta mi cuarto y me cambio con una rapidez alarmante. Tengo que verle... ¡¡YA!!Muevo nerviosamente las manos, no puedo estar quieta sabiendo que mi mejor amigo está... ¡Dios, ni siquiera sé cómo está!Bajo silenciosamente al garaje y cojo la moto que nadie usa, completamente negra. Seguramente ahora mismo tenga pinta de intocable: moto negra y ropa del mismo color. Da miedo.Salgo a toda velocidad y me dirijo al hospital. Se cual es porque lo he leído en la ambulancia, sino me quedaría perdida.Voy a demasiada velocidad y lo se, pero no me importa. Lo único en lo que piensa mi cabeza es en que mi mejor amigo está en peligro y quiero estar a su lado pase lo que pase.Entro como una insolación a la sala de espera y pregunto a todo bicho viviente sobre mi amigo, pero nadie sabe nada ¿Cómo no va a saber nadie nada?La de recepción me dice que me siente en la sala de espera de al lado y espere a que ella pregunte a algún médico sobre mi amigo.Me siento en una de esas incómodas sillas de plástico que adornan la horrible sala de espera y hundo mi cabeza entre las manos.Espero unos minutos eternos sin siquiera moverme hasta que siento como algo (o alguien) me toca el hombro desde atrás.

- ¿Sos familiar de Juan Pedro Lanzani?- pregunta un hombre

alto, castaño, con unos brillantes ojos negros y vestido con una larga bata blanca.Parece joven para ser médico. Tiene el rostro serio y severo, pero parece medianamente amable.

- Si.He mentido, pero si dijera que no, no me darían ninguna información sobre él, y quiero saberlo todo a cerca de su salud.

- Lo siento, pero ha entrado en coma. No sabemos cuando despertará, ni siquiera si lo hará algún día.No digo nada, y él espera unos segundo a continuar de nuevo.Esto no puede estar ocurriendo, es solo un sueño. Luego me despertaré y veré que aún es domingo, nada ha pasado en realidad, solo es producto de mi imaginación.

- Ahora mismo está en un punto intermedio.-me dice el hombre.-Puede que despierte o puede...No continúa la frase, pero tampoco hace falta. Puede que Peter se mu... ¡¡NOOO!! No puedo permitir eso. Ha sido todo culpa mía, culpa mía.Me derrumbo y caigo al suelo de rodillas, produciendo un sonido sordo. Las lágrimas caen incesantes por mi rostro y mis ropas, inundándolo todo a su paso.

- Lo siento.-concluye, yéndose por donde ha venido.Ya no lo escucho, solo puedo pensar y pensar...Yo no puedo soportar estar sin él, es mi mejor amigo, le quiero demasiado. No puedo dejar que se aleje de mí para siempre. Y lo peor es esta sensación de que no puedo hacer nada y de incertidumbre. No sé que va a pasar...Siento como unos brazos me cogen sin ningún esfuerzo y me sientan en su regazo. Me acurruco contra mi hermano, dejando caer mi cabeza contra su hombro.Mi padre y Nico han venido al darse cuenta que me había escapado de casa, suponían que estaba aquí.Yo no puedo pensar en este momento, solo quiero que mi amigo salga de esta y que todo se convierta en un mal recuerdo.No dejo de llorar entre los brazos fuertes y protectores de

mi hermano, pero salto rápidamente cuando veo al médico que me ha hablado antes.

- Perdone.- le digo mientras me acerco. El hombre se da la vuelta.- ¿Puedo verle?No dice nada durante unos segundos, que se me antojan eternos. Parece fijarse en mi demacrada cara llena de lagrimas.

- No es muy recomendable que lo veas en ese estado.- Por favor.- susurro, clavando mis torturados ojos en los suyos.Observa mis ojos un rato más antes de decidir.

- De acuerdo, veni conmigo.Le acompaño a través de los tristes pasillos del hospital. ¿Por qué pintan las paredes de esos colores tan tristes? He leído en algún lado que el ocre tranquiliza, pero ahora, mirando la horrible pintura, llego a la conclusión de que a mí no me tranquiliza ni un poquito.Odio los hospitales, nunca pasa nada bueno.Se para ante una de las muchas puertas blancas, no parece nada especial, pero yo se que lo es, ya que una de las personas más importantes de mi vida está detrás.Entro tras él. La habitación es bastante grande, con las paredes y el suelo de un color blanquecino, un pequeño sofá a uno de los lados, una cama en el centro y varias máquinas extrañas al lado que no dejan de pitar.Supongo que eso es una buena señal...

- Te dejo a solas con él, si pasa algo llama a las enfermeras a través del botó rojo que hay ahí.- me señala con el dedo índice un círculo rojo contra una de las paredes.Asiento con la cabeza, no me apetece hablar, y veo como se va, dándome una palmadita en la espalda y cerrando la puerta tras él.Voy lentamente hacia la cama, y allí está Peter. Estará en el hospital, pero sigue tan guapo como siempre. Parecería que simplemente está dormido si no fuera por los tubos que tiene en la nariz y el horrendo pitido que anuncia que su corazón aún late.No puedo soportarlo. Me arrodillo ante su cama y me

abrazo a su cuerpo.

- No podes irte Peter, no podes dejarme sola.- se que me oye, por lo que sigo hablando, pidiéndole que no se marche para siempre.- Quedate conmigo, no me abandones.Mi voz se pierde en un simple susurro casi inaudible.Espero a que pase como en las películas y mueva un dedo. Entonces yo llamaría a gritos a las enfermeras sonriendo y el médico diría: ha sido un milagro... Y Peter despertaría del todo y me daría las gracias mientras yo abrazo a mi mejor amigo.Pero eso no pasa, es solo producto de mi imaginación esperanzada.

Sigo abrazada a él hasta que mi padre viene y me separa de Peter, tomándome en sus brazos y llevándome al coche. Le pide a Nico que lleve él la moto para no dejarla allí y mi padre me lleva en su auto. No dejo de llorar, aunque ni siquiera se de donde sale tanto agua, me voy a deshidratar.

Llegamos a casa, yo no quiero hablar con nadie. Me subo a mi habitación, cierro de un portazo y me acurruco en la cama, intentando aclarar mis ideas confusas.No puedo dejar de repetir la imagen de Peter tirado en la cama del hospital, con los tubos en la nariz y esas máquinas infernales con ese pitido espantoso...Me quedo dormida, siento que ya no me puedo mover del cansancio que acarreo, mis extremidades cada vez se entumecen más...Por favor, Peter, no me abandones...

Una voz me saca de mi sueño profundo.

- Rochi RochiMe llama alguien, debo abrir los ojos, basta ya de dormir.Pero... no quiero, no quiero despertarme, quiero dormir unos meses más.Me incorporo como un resorte mal engrasado y abro los ojos, encontrándome de frente con Nico y sus increíbles ojos.

- ¿Qué pasa?- pregunto con voz suave

, ya que aún estoy medio dormida.- Buenas noticias.- dice con una sonrisa deslumbrante.No puedo creérmelo, por fin buenas noticias.Seguro que es solo parte de mi sueño.

- ¿Peter ha... ha despertado?- SiNo se si llorar, gritar o reírme, no se que hacer, lo único de lo que estoy segura es de que estoy feliz, y eso es lo importante.Me abrazo con fuerza a mi hermano, que se ríe.

- Pues vamos, ¿ qué esperamos?- preguntó, ansiosa.- Vamos.

Cogemos su moto, él maneja, yo no podría con los nervios que tengo ahora mismo. Me agarro con fuerza a su cintura y noto como vamos a gran velocidad por la carretera.El edificio del hospital, blanco e imponente, se alza ante nosotros. Nos internamos en él casi a la carrera.Un doctor nos para antes de entrar en la habitación de Peter. La verdad es que parece demasiado joven para haber terminado la carrera, pero bueno. ¿Qué es este hospital? Todos los médicos parecen muy jóvenes...Es alto, más o menos de la estatura de mi hermano, con el pelo corto y rubio y los ojos negros e inexpresivos.

- ¿Qué pasa, doctor?- pregunta mi hermano.- Hoy ya no podrá recibir más visitas, lo siento.- ¿Cuándo le darán el alta?-inquiero, ansiosa.- Probablemente esta noche, o como mucho mañana por la mañana; está mejorando muy deprisa, ahora mismo está estupendamente.- Muchas gracias, doctor.Se despide con un gesto con la cabeza y se va, caminando con soltura por el largo pasillo.

- Ya has oído, mañana lo tendrás en clase dando la lata, como siempre.- comenta gracioso Nico.- ¿vos crees que su madre, con lo autoritaria que es, le va a dejar ir al cole mañana?Ambos reímos, recordando los gritos de la madre de Peter

por cualquier cosa que se saliera de lo normal, es un poco rara. También un poquito dictadora, aunque solo un poquito...

- ¿Y Vos te crees que Peter la va a hacer caso?La verdad es que mi hermano tiene razón. Peter jamás hace caso a su madre, no se llevan bien.Me río sola y salgo dando saltitos del hospital, respirando el aire puro que se cuela por mi nariz.Que día...

Capítulo 4: Novedades.

Volvemos a casa, ya que en el hospital no había nada que hacer, y me voy a acostar pronto, tengo ganas de que llegue mañana para ver que está bien.

Me despierto con una sonrisa en los labios y un nudo en el estómago. No tengo ningunas ganas de comer, por lo que me siento en el comedor con mi familia sin probar bocado y espero a que Nico termine. - Vámonos de una vez.- pido a voz de grito, mientras espero a mi hermano, que ha ido al baño.- Ya voy, ya voy.Bajamos y tomamos su moto, deslizándonos con rapidez sobre el asfalto, llegando a los pocos minutos al edificio más temido por cualquier adolescente normal: el colegioEntro corriendo en mi clase, pero, como siempre, solo hay dos personas aparte de mi misma, por lo que espero impaciente sentada sobre mi mesa.A los pocos minutos entra, pero no lo hace como siempre, con una sonrisa y con gesto cansado; sino que se adentra en la clase rodeado por chicas y coqueteando como solo se lo he visto hacer a Nico.

- Eli, luego te llamo. Barby, quedamos a la salida.- le oigo decir. ¿Pero qué le pasa a éste chico? Me estoy irritando por momentos, y eso no le conviene a nadie que esté a mi alrededor.- Sara, luego hablamos, preciosa.Todas las chicas ríen de forma tonta, como siempre, y se van, murmurando entre ellas.Clavo mis ojos en los de Peter, que me mira como si fuera

la primera vez que nos veíamos y se sienta a mi lado, muy cerca tratándose de él.

- ¿Qué demonios te pasa?- casi chillo, pero me contengo por motivos de seguridad y educación.- Nada, princesa, estoy mejor que nunca.¿Ha dicho princesa o me lo estoy imaginando yo ahora mismo? ¿Cómo que princesa? ¿A qué viene esto?

- ¿Princesa?- ¿Prefieres que te diga reina?- sonríe de forma seductora, pero él ya debería saber que yo no caigo en esas cosas de niña tonta.- Estás más raro que un perro verde, de verdad.Vuelve a sonreír, coge su mochila y se va.

- ¿Dónde vas?- le pregunto antes de que desaparezca por la puerta.- Me rajo de aca, estoy harto de estudiar, hoy no me apetece.Me han cambiado a mi Peter; en aspecto parece el mismo, pero no es él, estoy segurísima. A lo mejor lo ha poseído Satán, esa sería una buena explicación, ¿no? Al menos es la única que se me ocurre en este momento. Es una nueva persona, y la verdad es que no me gusta nada.Sin darme cuenta, mi clase ya está casi al completo, y la profesora entra en clase, con su acostumbrada cara de patata pasada por agua.Empieza a dar matemáticas, pero yo sigo abstraída en mis pensamientos ocultos.Solo levanto la mirada cuando tocan la puerta y ésta se abre, dejando pasar a un chico que... ¿para que mentir? Está como un tren. Tiene el pelo rubio, y unos preciosos ojos de un color verde como los mios, pero con los bordes son grisáceos. Jamás había visto unos ojos tan increíbles. Me quedo prendada de ellos, no lo puedo evitar, son tan... atrayentes.

- Gastón es un nuevo alumno dentro de esta clase.- habla la voz de la profesora.- Gastón ,siéntate con Rocío . La profesora señala el sitio vacío a mi lado.Él asiente y se acerca. Su mirada se cruza con la mía, y yo

no quiero apartarla, parece que él tampoco; pues ya se a sentado y no a liberado a mis ojos de la cárcel de los suyos.

- ¿Qué hace una princesa como vos tan sola?- su voz es tan seductora y amable que casi me caigo de la silla en ese mismo instante.¡Pero por dios! ¿Qué me está pasando? Yo nunca me he dejado llevar por las sonrisitas, las miradas que quitan el hipo y las palabras de elogio. ¡Jamás! Hasta ahora, ¿Por qué hoy si?Demasiados elogios en una hora, demasiados para mí.Estoy rodeada de gente guapísima, ¿por qué me resulta, entonces, tan atrayente este extraño chico de ojos indefinidos? ¡¡Estoy empezando a volverme loca!! Esto no puede ser bueno; no señor.Creo que voy a dejarme llevar, pero no crean que esto va a pasar todos lo días, eso si que no; esto es una excepción.

- Cosas que pasan.- digo, con una de mis mejores sonrisas.Me responde con otra el doble de grande ¡Dios, estoy dejándome engatusar por un desconocido,Bueno un desconocido que está como un queso, pero un desconocido al fin y al cabo, ¿no?

Las clases pasan con una lentitud a la que no estoy acostumbrada, y lo peor es que Gastón me exaspera, hace que me ponga nerviosa, con su increíble apariencia, sus sonrisas burlonas y esos ojos exploradores e inquietos que no dejan de mirar todo lo que le rodea.Me parece más atractivo que mi propio hermano, y eso ya es decir... Su olor me embriaga demasiado para poder pensar con mi acostumbrada claridad y luminosidad, lo cual me frustra bastante.Toca el timbre, y doy gracias a dios por ello, estaba empezando a dormirme, aparte de tensarme por la continua mirada de Gastón sobre mí.Salgo casi corriendo del edificio para respirar aire fresco y limpio. Entonces, me doy cuenta de que no tengo a quien me traiga. Podría pedírselo a mi hermano, pero no quiero estropearle la ocasión de llevar a casa otra de sus chicas.También se lo podría pedir a alguno de los babosos del cole, pero no quiero que se les suba a la cabeza, además no me

siento cómoda en ese ambiente.Cojo el móvil y marco el número de mi padre, si no puede él se lo tendré que pedir a José Luís, el chofer, pero la verdad es que no me apetece que me recoja él en el cole, es demasiado llamativo.

- Papá, ¿puedes venir a recogerme?- pregunto.Algo me hace girarme bruscamente, quedándome de frente a Gastón, que hace enérgicos movimientos con los brazos. Creo que ya entiendo lo que me quiere decir.

- Oye, déjalo, ya voy yo.-rectifico.Cuelgo y me quedo mirando fijamente a Gastón, que sonríe de forma tentadora.

- Yo te llevo.- me dice.- Si quieres...Siento como su brazo rodea mi cintura y me conduce al aparcamiento con un suave apretón. No impido que lo haga, no me desagrada su contacto, fuerte, protector, pero a la vez tan... ¿delicado?Se para justo delante de un auto rojo anaranjado, , caro como cualquier otro de los que se encontraba allí, pero llamativo como ninguno. Ese es precisamente el coche que quiero comprarme yo cuando me saque el carné, éste chico tiene muy buen gusto.Me abre la puerta del copiloto y entro en el interior del espacioso coche mientras le veo a él dando la vuelta por delante para entrar por su puerta. Cuando lo hace me quedo mirándolo; es realmente guapo, tiene una sonrisa impresionante y unos ojos que encandilan; pero ante todo parece buena persona, tengo clarísimo que es el típico mujeriego, pero no se, él parece diferente a mis ojos.Maneja muy bien, como si tuviera mucha experiencia en ello; va deprisa, pero apenas lo noto, ya que el coche se desliza con suavidad y silenciosamente sobre el asfalto.

- No me has dicho dónde vives.-dice él, girándose hacia mí y sonriendo.- En la quinta avenida.- ¿Qué número?- No hace falta número, la casa se ve perfectamente.-

aseguro, sonriendo a su vez.No dice nada más, vuelve a mirar a la carretera y se centra en ello.

- ¿Cuántos años tienes?- le pregunto- Diecinueve.¡Estupendo!, otro chico mujeriego y reconcomido por las hormonas, lo que me faltaba a mi ahora.

- ¿Y vos ?- se ha vuelto a girar hacia mi, clavando sus maravillosos ojos en los míos.- Diecisiete.- ¡Pero si sos una enana!-dice, revolviéndome el pelo con una mano.- Oye, de enana nada.- le golpeo en el brazo, él ríe.- Que seguramente tengo más edad mental que tu.- Vaya, una rebelde- murmura, ensanchando su sonrisa.- Me gusta.- Es esa- digo en cuanto diviso el gran edificio blanco y perfectamente regular que resulta ser mi humilde casita- Vaya, parece que vamos a estar más cerca de lo que pensaba.- murmura él.Me giro hacia Gastón, que posa sus ojos en mi casa, preguntándome a que se refiere.

- ¿De qué hablas?Me mira y sonríe, a la par que para el coche con suavidad justo en la puerta de la verja metálica que rodea el inmenso jardín.

- Yo vivo en la siguiente casa.- me explica.Imposible.

- Pero allí vive la señora Clara...- Exactamente. Es mi abuela.Abro los ojos desmesuradamente ante la noticia. Su abuela, Clara , es la vecina que mejor me cae de todo el pueblo. Es una amable anciana que, cada vez que me ve, se empeña en darme algo de comer, ya que dice que estoy en los huesos.Más de una vez he ido a su casa a hacerla un poco de compañía, ya que esta bastante sola desde que murió su

marido hace dos años. Es una persona muy agradable.Me fijo en los ojos de él y encajo todas las piezas del puzzle.

- Ya decía yo que me sonaban esos ojos.Él ríe.

- ¿Cómo es que ahora vivis aquí?Es una pregunta que me reconcome, soy un poco chismosa lo reconozco; pero, ¿Y qué? Un poco de información no mata a nadie.

- Ya te lo contaré otro día-sonríe. Mi gozo en un pozo.- Así me aseguro que vas a estar conmigo otro día. Estoy seguro que te mueres de ganas de saber porque me he cambiado de ciudad, ¿verdad?Mierda, me ha descubierto.

-¿Me lo vas a contar por entregas o qué?La ironía es lo mío, lo se.Él vuelve a reír.

-Bueno, si quieres mañana por la mañana te vengo a recoger para ir al cole.- propone.Si, por favor.

-Es que por las mañanas me voy con mi hermano.- maldita sea mi bocota.-Pero, si te hace ilusión puedes traerme.-De acuerdo, .- ríe- Hasta mañana.Sonrío y salgo del coche.

Capítulo 5: La Rubia y Mi casco: todos conocerán mi furia. 

Todo ha cambiado durante los últimos días. Las únicas noticias que tengo de Peter son las millones de chicas que aseguran que se han acostado con él y algunas exclamaciones de adoración por parte de los estúpidos de algunos chicos. No le he visto desde el día después de su “accidente” y, sinceramente, le echo de menos; llevo demasiado tiempo con él para que ahora me haga la indiferente.Aunque, gracias a Gastón, no pienso tanto en él como lo haría si no estuviera él. Me está ayudando mucho, es un

chico muy simpático y agradable (aparte de ser como un bombón relleno). Ahora me trae él a casa en su precioso auto . En las clases me lo paso de maravilla a su lado, ya que siempre está haciendo bromas sobre cada cosa que dicen los profesores; pero no es lo mismo que antes, siento que falta Peter. A veces me pierdo en los recuerdos mientras estoy con Gastón, y él me deja a mi aire durante unos minutos. Se lo agradezco muchísimo, no sabe el bien que me está haciendo.

Hoy es viernes. Ya ha pasado semana y media desde que vino Gastón y se fue Peter (por así llamarlo).Para variar hoy tampoco ha venido Peter al cole, y está empezando a cabrearme su actitud. A veces lo veo a la salida, apoyado en su moto charlando con una o varias chicas, a las que presta MI casco para que puedan montar. ¡¡¡MI CASCO!!! No me gusta nada que las gatas esas usen MI casco, ¿He dicho ya que es mío? Yo lo pagué y yo lo he usado desde hacía años. No voy a consentir que las... asquerosas esas usen lo que es mío.

Salimos a la calle después de horas de aburridas clases. Voy caminando hacia el coche de Gas con él a mi lado cuando veo cuatro cosas y, para mi gusto, demasiado juntas. La primera es la moto de Peter, que se ve a kilómetros; la segunda es al dueño, alardeando la tercera es una rubia mal teñida con una minifalda que parece un cinturón, ya que se le ve todo el culo; y la cuarta es... ¡¡¡MI CASCO!!!Está a punto de ponérselo la rubia cuando salgo disparada hacia ellos. Gas me sigue muy de cerca, pero yo solo tengo ojos para la escenita. ¡Maldita Gata! Y ¡Maldito Peter!Llego a ellos en un segundo, ya que están demasiado cerca, y, antes de que el cabello teñido y horroroso de la rubia toque Mi casco, se lo quito de las manos de un tirón. En ese momento Gas llega a mi lado, y ocurren ocho cosas, que son las siguientes:1º- Yo miro a Peter con los ojos encendidos.2º- La rubia me mira asombrada3º- Peter me mira como si fuera la primera vez que me veía, lo cual me duele.4º- Gas me mira a mi confuso por mi reacción.

5º- Paso a mirar a La rubia, que parece que le va a dar un ataque de gritos y pataleos en cualquier momento.6º- La rubia posa sus ojos marrones (hay que ver lo ridículas que pueden ser este tipo de personas) en Gas y lo desnuda con la mirada. Cosa que hace que tenga que apretar las manos contra mis constados para no lanzarle una leche en toda la cara.7º- Peter taladra con la mirada a Gas.Y 8º- Gas no se deja intimidar y taladra con la mirada a Peter.

Creo que ya es suficiente, esto es el colmo. ¡No necesito una pelea de gallitos ahora!Cojo de la mano a Gas y le hago girar para seguir nuestro camino hacia su coche, con mi casco en el otro brazo. Él sonríe, vuelve a mirar a Peter y empezamos a caminar juntos hacia su carro. ¡Súper carro!

- ¡Pipi, esa chica me ha quitado el casco y casi me rompe una uña!- grita La rubia a nuestra espalda.- ¡Hace algo!¿Pipi? ¿Y ese nombre ridículo? Rochi, intenta serenarte, cuanta hasta diez. Uno... Dos... Tres... Cuatro... Cinco... Seis... Siete... Ocho... Nueve...

- ¡Pipi! ¿No le vas a decir nada a esa cualquiera?La has cagado rubia. Primer fallo.Suelto la mano de Gas, suelto el casco, que cae al suelo con estrépito, y me giro, rápida, hacia La rubia, que suelta un gritito digno de la prota de una peli de miedo. Ando con paso firme hacia ella, pero los brazos de Gas me rodean la cintura para que no pueda avanzar más.

- ¡Soltamee!- No, princesa, si te suelto le harás dañito y su papá te denunciará.- susurra en mi oído.Es impresionante que su sentido del humor siempre esté allí cuando más lo necesito. Pero, justo en este momento, estoy con una rabia encima que no me la quita ni él.

- Mis abogados son mejores que los suyos.- le contesto.Él ríe y me suelta, no sin antes decirme:

- No la hagas mucho daño, podrías meterte en líos.Le guiño el ojo y vuelvo a lo que estaba. La rubia retrocede hasta quedar detrás del cuerpo de Peter, que me mira como si esta actitud no fuera normal en mi, caso que es cierta al cien por cien.

- Peter, apártate, solo la quiero decir un par de cositas, ya sabes que yo no soy violenta.- digo con una sonrisa. Estoy mintiendo al decir que lo único que voy a hacer es decirle unas cosas.El caso es que me cree y pone a la chica delante de él. Me acerco despacio con una sonrisa falsa en mi rostro.

- Creo que no ha estado bien lo que has dicho- la reprendo, como si fuera profesora de infantil.- ¿Lo de llamarte cualquiera? Todo el mundo sabe lo que sos, no hace falta que lo diga yo. ¿Él es tu nueva conquista?Segundo fallo, y yo no acepto terceros fallos.Avanzo un paso, saboreo los momentos antes de mi inminente victoria y asesto el golpe de gracia, nunca mejor dicho. Cruzo la mano derecha hacia mi lado izquierdo y la golpeo con el reverso de mi mano en la cara, haciendo que caiga al suelo. Siempre se me ha dado muy bien el revés en tenis.

- Chaito, pequeña arpía-digo, imitando su voz y lanzando un beso al aire.Peter se agacha para ver como está su gato y yo me voy con una sonrisa de satisfacción en los labios hacia Gas, que me mira sorprendido pero sonriente, con mi casco en una de sus manos. Me ofrece una mano cuando llego a su lado y la tomo con gusto mientras escucho los grititos y sollozos de La rubia a mi espalda.Me siento como en éxtasis, estoy que no quepo en mi de gozo. Pelear con rubias mal teñidas estúpidas me encanta, debería practicar más a menudo este deporte.Entramos en el coche y él arranca en seguida. Acto seguido me mira, lo que me preocupa ¿no se da cuenta de que está conduciendo a ciento treinta? ¡No debe distraerse!

- ¿Y eso?- pregunta divertido.- Necesitaba recuperar algo.

- ¿Al chico?Su pregunta hace que el corazón se me encoja, ya que lo dice como si no le importara, pero sus ojos me dicen lo contrario.

- ¿Peter? No, a él ya lo perdí hace tiempo y, además, ¿Para qué querría recuperarlo?Él calla, yo callo. El silencio es tenso, y no me gusta. De pronto, deja de mirarme a los ojos y se centra en la carretera, aunque algo me dice que apenas le presta atención a la conducción en este momento.

- ¿Era tu novio?- me pregunta, mirando a la carretera.- ¿Novio?Empiezo a reír como una tonta ante la pregunta.

- ¡Cómo se nota que no me conoces!- ¿Por qué? ¿Qué tiene de raro?- inquiere, moviendo rápidamente los dedos sobre el volante.- Lo raro no es la pregunta, sería completamente normal si se la hubieras dicho a cualquier otra persona, pero no a mí; yo soy la rara.Lo explico muy rápido y me pregunto si me ha entendido bien. Esta claro que si, ya que me mira extrañado, como si tuviera un símbolo de interrogación en medio de la cara, como los mangas de la tele. En este momento para el coche frente a la verja metálica de mi casa.

- ¿Queres decir que nunca has mantenido una relación con ningún chico?- Ni con ninguna chica- río.- No le veo la gracia- Pues yo si.Lo miro de reojo para ver si se ha enfadado, pero empieza a reírse. Jamás le había visto reírse así, y me gusta, quizás demasiado.

- ¿Lo decis en serio?- Ya te dije que era muy rara.- le recuerdo.- Y ¿Por qué?- ¿Por que qué?Me confundo con este chico, de verdad que se los digo.

- ¿Por qué nunca has salido con nadie?- aclara.- No creo que sea por falta de chicos, ¿no?Me empiezo a reír por el tono que utiliza, parece que se me culpa de algo.

- No se porque, nunca he visto a los chicos de esa manera. Además, los que me han pedido no me interesan, son todos unos egocéntricos que creen que todas las chicas somos como pedazos de carne.Rochi, para. Para de una vez, te estás pasando ya con tu discursito.

- Vaya, se me ha puesto feminista.Le miro con una mirada asesina que hace que sonría de nuevo.

- Bueno, dejemos el tema- sugiere él, .- ¿Qué vamos a hacer hoy?¿He oído bien? ¿Ha dicho: qué VAMOS a hacer hoy? Eso nos incluye a los dos, ¿verdad? ¿Ha dicho Vamos de verdad? Si, si que lo ha dicho.

- ¿Vamos?- pregunto.- Claro, no pensarías que te ibas a librar de mi tan fácilmente, ¿verdad?Pues la verdad es que si, pienso para mi misma.

- ¿Qué queres hacer vos?- No creo que seas la clase de chicas que va a las discotecas, ¿me equivoco?- dice, con una mirada burlona.- Bingo para el señorito.- Tampoco creo que te guste pasear por los centros comerciales, ¿he acertado?- Doble bingo.- Entonces, ¿qué le gustaría hacer a su alteza?Vamos a pensar. ¿Qué hago yo los viernes por la tarde? - ¿Qué te parece algo de deporte al aire libre?- Debería habérmelo imaginado.- ríe él.- ¿Qué clase de deporte?Parece que teme mi respuesta.

- El que vos quieras, siempre y cuando sea peligroso.- No se me ocurre nada peligroso- dice al cabo de un rato.- ¿Te gusta la escalada?- ¿Con quién te crees que estas hablando? ¡Soy como spiderman pero en guapo!Río, y él conmigo.

- A las cuatro te vengo a recoger, ¿de acuerdo?- sugiere.- De acuerdo.Abro la puerta, pero antes de salir por ella me giro y le digo con una sonrisa burlona:

- No te pongas ropa muy cara, lo más probable es que se te ensucie o se rompa.- sos como una Barby exploradora, ¿no te lo habían dicho nunca?- contraataca GasMe río de nuevo, salgo del coche y me encamino hacia mi casa. Oigo el motor de su coche al arrancar de nuevo.Abro la puerta, dejo la mochila y el casco tirados en mi habitación y voy al comedor, donde me esperan sentados mis hermanos. Se giran al verme entrar.

- ¡Menos mal que has venido!- dice “Júnior”- Clara nos ha dicho que no nos servía la comida hasta que no llegaras.Nico se limita a mirarme de tal manera que hace que me encoja varias tallas de repente. Odio cuando me mira así. Parece un carcelero.

- ¿Y papá?-pregunto a nadie en concreto.- Está trabajando.Obvio. Rochi, haber si pensas un poco.Me siento en la cabecera de la mesa, ya que ya están puestos los cubiertos, con mis hermanos franqueándome a cada lado.Acto seguido se abre la puerta de la cocina y nos sirven la comida, como si hubieran estado vigilando desde el primer momento, esperando para atacar. Bueno, quizás atacar no es la palabra.Nico no deja de mirarme raro, lo que hace que me mosquee.

- ¿Por qué me miras así?

- ¿Por qué has llegado tan tarde?- Tuve que arreglar un asuntito pendiente.- explico con una sonrisa al recordarlo.- ¿Qué asuntito pendiente?¿ Que te importa? Estoy a punto de decirle. Pero, al fin y al cabo, es mi hermano, solo intenta protegerme y cotillear un poco, nada más.

- Recuperé mi casco de las manos de una malvada rubia mal teñida, ¿Contento?- ¿Qué te ha pasado con Peter?- Bueno, nos hemos alejado, simplemente.Esto parece el tercer grado, no jodas- ¿Y tiene algo que ver el chico nuevo de tu clase?¡Esto es el colmo!

- ¡Lo único que ha hecho que Peter y yo no estemos como antes es su maldita actitud! Ha cambiado, ahora tiene una nueva vida y nuestra amistad no está en ella.- casi grito. Clavo los dedos en la mesa para no levantar la mano.- No eches la culpa a Gas, porque no ha tenido nada que ver, son dos hechos diferentes.- ¿Estás saliendo con ese chico?¿Otro? ¿Pero qué pasa aquí?

- ¿Diecisiete años conmigo y todavía no me conoces?- ok, no te pongas así.Me coge la mano que tiene más cerca y me da un suave apretón. Algo inusual en mi hermano, la verdad.

- ¿Qué vas a hacer esta tarde?- pregunta para relajar el ambiente.Parece que “Júnior” no ha prestado ninguna atención a nuestra conversación, ya que sus ojos miran su comida, pero está claro que no se ha perdido nada.

- Me voy de escalada con Gas.¿Para qué mentir?

- ¿Por qué no haces cosas normales de los viernes por la tarde?- Porque yo no soy una chica normal.- contesto.

- No entiendo como podemos ser hermanos- se ríe- Diecisiete años conmigo y no se te ha pegado nada.- Ni ganas, hermanito.Ya basta, creo que es suficiente. Rochi, busca otro tema de conversación.

- ¿Qué vas a hacer , Júnior?- pregunto.Levanta la mirada de su plato y nos mira sonriente. Y pensar que solo tiene diez años. Es guapísimo.

- He quedado con Cris para jugar, va a venir a casa.- ¡Estupendo!- intento parecer entusiasta.- Rochi ¿Alguna vez me dejarás que vaya de escalada contigo?- Dentro de dos años.Nico se ríe, “Júnior” se enfada y cruza los brazos contra su pecho.

- ¡Pero eso es injusto!- grita- vos empezaste con diez años!Maldita sea mi bocota. ¿Por qué se me ocurrió alguna vez contarle eso?

- ok, cuando cumplas los once.- acepto.- ¡Bien! ¡Dentro de dos meses!Empieza a correr dando saltos. Se para al lado de mi silla y me pega un sonoro beso en la mejilla. Me lo quito de encima y me río, al igual que NicoMiro el reloj y me levanto de un salto. ¡Ya son las tres y media pasadas!

- Voy a cambiarme- anuncio.- dale.- contesta Nico.Voy a salir del comedor cuando “Júnior” se me pone delante.

- ¿Me prometes que me llevarás cuando cumpla los once?- Claro que siQue fácil es hacer feliz a los pequeños.Choco las manos con él en señal de promesa y me precipito hacia mi habitación.Capítulo 6: de excursión. ¿Qué me pongo? Esa es la cuestión.

Respuesta: la ropa que tengo para escalada, ¿no? Es lo más lógico.Uno de los pantalones largos de gimnasia de marca (como no), rojos; y una de las miles camisetas de tirantes, negra. Me aseo un poco, me hago una coleta alta, me pongo mis veneradas playeras negras con suela antideslizante y... ¡lista!Suena el timbre, alguien va a abrir y....

- ¡Rochi!- la voz del pequeño suena por toda la casa.No le contesto. No hace falta.Bajo a la cocina, cojo unas botellas de agua mineral que hay en el congelador para estos casos y voy hacia la puerta. Me quedó un segundo parada antes de llegar. Mi hermano mayor y Gas hablan animadamente, como si se conocieran de toda la vida.

- ¿Qué está pasando aquí?- pregunto.- Hay que tratar bien a los invitados, ¿recuerdas?- se burla Nico.- ¡Cállate! vos nunca has tratado bien a los invitados, eso siempre me toca a mí.- Bueno, encantado de conocerte.-pasa de mí y le estrecha la mano a Gas..- Igualmente.Salgo por la puerta, pero alguien me tira de la camiseta desde atrás. Me giro.

- Adiós, JuniorLe revuelvo el pelo con la mano.

- Adiós, hermanito.- también me despido de Nico,pero a él no puedo revolverle el pelo. A parte de porque a penas llego, me mataría.si toco sus rulos para el son "sagrados"Me cuesta reconocerlo, pero los quiero mucho. Tengo una familia singular, pero son lo más importante que tengo.Gas abre el coche con el mando.

- No creerás que vamos a ir en tu coche, ¿verdad?- ¿Dónde si no?Le miro burlona.

- Acompáñame.-le pido.Nos dirigimos hacia el garaje, lo abro con el mando, que he metido en el bolsillo de mi pantalón.

- Vamos a ir en ese-señalo un coche de color negro, con grandes ruedas y luces por todos lados.- ¿Tenes carné?- No, vas a conducir tú.- ¿Yo?- ¿Asustado?- pregunto burlona.- Esa palabra no está en mi vocabulario, pequeña.Me río y entro en el coche, en el asiento del copiloto. Él se sienta en el del conductor, le doy las llaves y arranca. Nos ponemos el cinturón casi a la vez, como programados.

- vos me guías- me avisa, sonriendo.El coche ronronea suavemente y sale hacia la salida del garaje. Apoyo la espalda contra el respaldo del asiento y me estiro en silencio.

- Coge la autopista principal.- De acuerdo.- sonríe, pone el intermitente y gira hacia donde le he dicho.- ¿Y el equipo?- En el maletero.- Son simpáticos tus hermanos.- comenta.Me giro sonriendo hacia él.

- ¿Simpáticos? Mi hermano mayor es un maldito mujeriego, y Junior es un flipado- Sos bastante mala hermana, ¿No te lo habían dicho nunca?- Soy un encanto.- Él ríe.

- Bueno, digas lo que digas me han caído muy bien.- Normal, vos sos una mezcla de los dos.ahora viene la parte en la que me arrepiento de haber dicho esto.Le miro, temerosa de haberme pasado. Soy consciente de que lo he hecho, pero él no parece enfadado, casi al contrario, sonríe de forma traviesa, mostrando todos sus

dientes, que parecen forrados con perlas.

- ¿Así es como me ves ?¿Como un mujeriego flipado?- Aún no te conozco lo suficiente para afirmarlo, pero puede que un poco si que me parezcas eso.- Lo de flipado no lo creo.- dice.Me giro de nuevo hacia él con los ojos como platos y una sonrisa irónica.

- ¿Me queres decir que te limitas a ser un mujeriego, como mi hermano?- Puede que si.Me limito a encogerme de hombros. La verdad es que ya me lo esperaba.

- ¿No dices nada?- ¿Qué queres que diga?- No se, según tu yo debo de ser de esos chicos que ven a las chicas como trozos de carne, ¿no?- ¿Yo dije eso? Seguro que si, yo y mi bocota.- Algo tendrás que opinar.- No me importa lo que seas.- ¿Estas segura?- pregunta, con cierto tono malicioso.- En cualquier momento puedo atacarte sin poder evitarlo.- ¡Tampoco te pases, ni que fueras un vampiro!Empieza a reír, de ese modo suyo: calmado, enseñando toda su perfecta dentadura.Tiene los colmillos más largos de lo habitual, ¿no?

- Porque no sos un vampiro, ¿verdad?Se gira hacia mí con una sonrisa que no se interpretar, sus ojos brillan más de lo habitual, y sus colmillos se me antojan amenazadores.Creo que estoy empezando a tener miedo.

¿Tengo la piel pálida?Miro atentamente la piel de su cara y de sus brazos. La verdad es que está bastante Bronceado

- Pero podrías haber ido a darte rayos uva.-sugiero.- ¿Rayos uva?- se ríe- No sabía que los vampiros se dieran rayos uva.- Yo tampoco, pero a lo mejor sos una evolución dentro de

los vampiros.- Siguiente cuestión. ¿Me cambian de color los ojos?Gira hacia mí su rostro para que pueda admirar mejor sus preciosos ojos.

- Creo que no, pero, como ya he dicho antes, puede que seas de un vampiro evolucionado.- ¿Me ves con cara de alimentarme de sangre?- Bueno, no. En la cafetería tragas como si no hubieras comido en años... – murmuro, él ríe de nuevo- Pero eso no se ve en la cara. Podrías estar fingiendo.- Según tu planteamiento, todos los humanos que pueblan la Tierra podrían ser vampiros.Es cierto...

- Todos menos yo.- Por supuesto- acepta él con una sonrisa burlona.De nuevo el silencio... En ocasiones es agradable, como ahora.

- Coge la siguiente salida y sigue hasta que se acabe la carretera, luego paras.- digo.- ¿Y qué pasa al final de la carretera?- Que conduzco yo.- ¿Cómo que conduces vos?Me estiro en mi asiento antes de contestar.

- Son senderos, me los conozco de maravilla, vos no. Además, aunque no tenga carné, se conducir.Se empieza a reír por lo bajo, me giro hacia él y alzo una ceja con desagrado.¿De qué se ríe este tonto?

- ¿Y a vos que te pasa?- Nada, que me haces gracia.¡Y así que me lo dice!

- Oye, repelente de tres al cuarto, no te pases ni un pelo.Me mira con una sonrisa burlona.

- Lo que su majestad ordene.- Por supuesto.

Sonríe de nuevo, pero se calla y vuelve sus ojos a la carretera.Pasan unos minutos y la carretera se acaba. Aparta el coche hacia un lado y se baja de él, al igual que yo.Me doy la vuelta por delante para ir hacia el asiento de piloto y él hace lo propio pero al revés. Creo que no lo he dicho bien, pero se ha entendido, ¿no? Bueno, da igual.El caso es que me siento en el asiento y Gas a mi lado, mirándome burlón.

- ¡No me mires así!- ¡Si no he hecho nada!- se ríe..Arranco y giro el coche en dirección a uno de los senderos que hay al final de la carretera.

Al cabo de unos minutos, su mirada me empieza a desesperar.

- ¿Qué miras?- preguntó, mirándolo de reojo.Sonríe.

- A vos...- No es gran cosa lo que mirasSacude la cabeza y siento su mirada clavada en mí. ¡Me pone de los nervios!

- No digas tonterías, sos preciosa.¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿Cómo?????????¿¿Ha dicho lo que creo que ha dicho??Creo que estoy en una lluvia de colores, hasta veo estrellitas a mi alrededor.

- Más te vale que mires a la carretera o chocaremos.- dice el muy gracioso.Inmediatamente, dejo de mirarle como una boba y me centro en el sendero. Casi me paso la salida, por lo que giro bruscamente hacia la derecha.Casi me caigo, Dios!!¡Y encima si hubiera ocurrido me habría caído encima de él!Solo de imaginarme la escena hace que mis mejillas se enciendan. ImaginenseCaigo, caigo, caigo y... PUM

La cabeza sobre sus piernas y él mirándome con esa sonrisa graciosa con la que se burla de mí constantemente. ¡Qué vergüenza!Entonces me habría cogido el rostro entre sus enormes y suaves manos y me habría acercado más a él, uniendo sus labios (¡¡¡Dios!!!) con los míos y nos hubiéramos fundido en un beso cálido.

Pero, pero, pero, pero... ¿En qué pavadas estoy pensando?

Entonces, mientras mis labios no cesan de saborear la ambrosia de los suyos... el coche ya no tendría conductor, y nos caeríamos por un barranco abajo, muriendo los dos en el acto.Y encima de avergonzada estaría muerta.¡¡¡Ahhhhhh!!!Me imagino a mi padre llorando por mi muerte, hasta que se le cruzara una hembra por delante; mientras que "Junior" se disfraza de marciano de luto y Nico se chapa con alguna rubia mal teñida encima de mi ataúd.¡NOOOO!Mejor que me encineren, para que mi alma no tenga que ser testigo de esta aberración a mi memoria.Entonces les pediría que tiraran mis cenizas al mar; si, señor; para que pudiera nadar con los lindos delfincitos.Pero no podría decírselo, porque voy a morir YAAAAAAAAAA¿Qué hago? ¿Qué hago? ¿Qué hago? ¿Qué hago?¡¡¡¡¡No puede ser!!!!!

- ¿Estás bien?Me giro hacia Gas, que parece preocupado por mi cara de muerta. Seguramente ahora mismo debo estar más blanca que la leche. ¡¡Dios!!Sonrío forzadamente, me cuesta estirar las comisuras de la boca.

- Si, estoy bien.Miro hacia delante, no debo distraerme.A los pocos metros llegamos a una pequeña explanada entre los árboles, que están más verdes que nunca.Me bajo sin decir nada y me quito la sudadera roja . Creo que estoy más acalorada que de costumbre. En unos

segundos, tengo a Gas a mi lado, sonriendo burlón pero con un brillo preocupado en sus extraños ojos.

- ¿Seguro que estás bien?-pregunta de nuevo.- Que si, pesado, que estoy bien.Se encoje de hombros con resignación y mira a su alrededor.

- ¿Qué hacemos aquí? ¿No habíamos venido a escalar?-dice.- ¿O acaso me has traído con otras intenciones picaronas?- No digas estupideces.Se ríe de nuevo.¡Se está burlando de mí todo el rato!Abro el maletero, saco dos mochilas de las cuatro que hay allí apiladas y le extiendo una a Gas . Ahí dentro está todo el material que necesitamos.

- Está cerca.-digo, caminando hacia la derecha.¡Cuántas veces habré venido aquí!Casi todas las semanas iba, unas veces con Peter (con el que ya no vendré más, eso está claro) y otras con mi hermano Nico. Ambos somos unos fanáticos del deporte, yo creo que es la única afición que compartimos los dos.

- ¿En qué piensas?-pregunta GasLo miro a los ojos y, como cada vez que lo hago, no pudo hacer otra cosa que no sea decirle la verdad.

- En todas las veces que he venido aquí.- ¿Con cuántos años empezaste?- Con diez.Suelta un silbido que termina en su permanente sonrisa.

- Vaya, una niña prodigio.- ¡Deja de burlarte de mí!Pero no me hace caso, simplemente se ríe de nuevo.

Capítulo 7: Confesiones. Pasamos todo el camino hablando. Sobre todo de mi familia, me pregunta miles de cosas acerca de ellos.

- A si que tu madre se fue cuando tenías siete años, ¿no?- Exactamente.- ¿Y cómo era?Apenas la recuerdo, la verdad. Para mi solo es una figura alta y delgada con una larga cabellera rubia y unos preciosos ojos verdes. Tampoco tengo muchos motivos para recordarla, nunca ha sido una madre para mí. Simplemente era esa mujer que vivía con nosotros y que veíamos de vez en cuando.

- Me parezco mucho a ella.- Entonces sería guapa.- ¡Te acabo de decir que no te burles de mi!-digo, casi a voz de grito.Se ríe entre dientes.

- No me estoy burlando, lo digo en serio.Siento como mis mejillas se llenan cada vez más de caliente sangre. ¡No, por dios! ¡Ruborizarme sería ridículo en mí!Por suerte, él vuelve al tema de mi familia.

- ¿Y tu hermano a quién se parece?- ¿Nico?-asiente con la cabeza-Es igualito a mi padre, casi parecen copias.- por el color de pelo y en los ojos, se ve claramente que son hermanos, igual que tu hermano pequeño.Hago un gesto afirmativo con la cabeza.

- ¿Cuántos años tienen?-pregunta.¡Dios! ¿No se cansa?

- Nico diecinueve y Monito va a cumplir dentro de dos meses once.- ¿A si que somos de la misma edad?- Tenes la misma edad física que Nico y mental de Monito- Muy graciosaLe saco la lengua.Sin darme cuenta ya hemos llegado a la pared de piedra donde vengo a escalar. Entre mi hermano y yo ya habíamos hecho algunos huecos en la roca para poder subir mejor, pero eran mínimos. Subía mucho más la adrenalina si tienes que pensar hacia donde saltar sabiendo que si lo haces mal

tienes una caída tremenda.Empiezo a sacar las cosas de la mochila: cuerdas, y todo tipo de elementos que necesitaramos

- ¿Te ayudo o sabes ponerte todo vos solito?-pregunto, un poco con burla.- Sé, princesa, muchas gracias.-sonríe.

Cuando hacía este tipo de deporte, no era yo misma, me concentraba al máximo en ello, no dejaba que nada ocupara mi mente en esos momentos.De vez en cuando miraba hacia Gas, que no lo hacia nada mal. Más de una vez tuve que apartar mis ojos de sus fuertes brazos porque se me iba la cabeza al ver tensar sus músculos. Son tan...¡¡¡Rochiii, ya!!!

La verdad es que la tarde pasó rápido, y ya estaba anocheciendo cuando paramos y nos sentamos, agotados, sobre la hierba.Me echo hacia detrás, tumbándome, y miro las estrellas. La verdad es que desde allí se veían muchísimas más que desde la ciudad; era lógico, en la ciudad había más contaminación lumínica, aquí no había ninguna.De pronto, me acuerdo del día que conocí a Gas y de lo que me dijo al final de nuestra conversación.

- ¿Gas?- Decime, encanto.Y sigue burlándose de mí...

- Me dijiste que me ibas a contar por qué te habías cambiado de ciudad.Suspira y rueda hasta quedarse a pocos centímetros de mí, clavando sus intensos ojos en los míos.Nuestras caras ahora están a apenas unos veinte centímetros, lo que hace que me ponga nerviosa.Apoyo mi mentón sobre mis manos, preparada para escuchar.

- Pues verás... yo estaba saliendo con una chica: Daniela -empieza.-Era guapísima ,alta, con unos ojos preciosos

De pronto, para y me mira más intensamente que antes.En mi interior siento algo extraño. ¿Qué es esto? Nunca me había sentido tan rabiosa, tan... ¿Qué es? ¿Acaso son...? No, no puede ser. ¿Celos? ¡No puede ser!

- Continúa.-pido.- Éramos la pareja modelo, por así decirlo. Todo el mundo decía lo bien que nos veíamos juntos, que hacíamos muy buena pareja, que era el chico más afortunado...Pero en realidad no era así. Yo la quería, es cierto, pero debía ser que ella a mí no. Bueno, el caso es que un día la vi chapandose a mi mejor amigo. ¿ Que loco no? Incluso mi príncipe de permanente sonrisa también tiene sus penas...

- Entonces descubrí que me había puesto los cuernos con toda la población masculina que se le cruzaba. Y me fui de allí, había demasiados recuerdos.Lo miro de arriba abajo. Sigo sin entender como alguien en su sano juicio podría engañar a ese bombon con otro. ¡Si está buenisimo! Con ese cuerpo esbelto y atlético, ese rostro de expresión traviesa y esos ojos tan.... tan.... tan así.

- ¿En qué estas pensando ahora?-pregunta extrañado al ver como le miro.Voy a contestar; la verdad, por supuesto; cuando suena mi cel. Sonrío y lo cojoMe ha librado de que se burle de mí de nuevo.

- ¿Si?- Hermanita.Me libro de que se burle de mí Gas para que ahora lo haga mi hermano.

- ¿Qué te pasa?- No seguirás aún en el bosque, ¿Verdad?-pregunta Nico- Si, sigo aquí, ¿Qué pasa?- Ya es tarde, es hora de volver a casa.- ¿Desde cuándo te importa lo que haga?Pasa completamente de mi cabreo y pregunta:

- Habrás ido a escalar, ¿verdad?- ¡Pues claro que he ido a escalar, estúpido!Oigo como se ríe Gas.- ¿Por qué llamas?-digo, profundamente cabreada.- Primero: porque papá ha dicho que quiere que cenemos esta noche todos juntos porque nos quiere decir una cosa importante. Y segundo: porque tenía curiosidad de lo que hacías.- sos un estúpido.- Adiós, hermanita.-oigo como se ríe detrás de la línea- ¡Y no tardes mucho!Cuelgo, con un genio de mil demonios. ¿Qué se habrá creído éste?

- Vamos.-digo, cogiendo mi mochila y echando a andar.- ¡Espera!Gas coge la suya y en unos segundos me da alcance.

- ¡Quién se habrá creído!-murmuro.- Es normal que no confíe en mí, princesa.Me giro hacia él.

- ¿Por qué debía desconfiar de ti?- Si yo fuera tu también desconfiaría de mí.-dice, ignorando mi pregunta.- No te tengo miedo.Vuelve a sonreír.

Llegamos al coche y conduzco hasta la carretera principal, donde me cambio el sitio con Gas.Echo hacia atrás mi asiento un poco y cierro los ojos. Soy consciente de su mirada sobre mí, y eso hace que me estremezca por dentro. Aunque nunca lo reconoceré abiertamente, eso lo tengo claro. ¿Cómo decir que la chica rarita que nunca ha tenido ningún novio ni nada tiembla cuando el chico nuevo la mira aunque sea unos segundos? Es totalmente surrealista.

- No me gusta que me mires así.-digo, aún con los ojos cerrados.Oigo su risa a mi lado.

- ¿Cómo te miro?Abro los ojos.

- No se... pues así.- No te explicas muy bien.Le saco la lengua de forma infantil y vuelvo a cerrar los ojos.

- ¿Sabes?-dice.- Decime- Me fijé en ti en cuanto entré en la clase.Solo él podría soltar algo así y quedarse tan tranquilo . Pero yo estoy intentando con todas mis fuerzas no abrir los ojos, si lo hago estoy perdida...Soy un poco exagerada, de acuerdo.

- Normal, siempre he pensado que resalto demasiado.-hago una mueca-Un día me cansaré, me teñiré el pelo marron y me pondré lentes de contacto marrones. Y se acabó el problema.- Cualquier chica mataría por ser como vos, y vos desprecias tu atractivo.- No es que lo desprecie, es que no me gusta destacar.- Lo siento, princesa, pero eso no va a ser posible.-se burla de nuevo.- Hablo en serio.- Yo también.Abro un ojo y lo miro con escepticismo

- Hoy te estás pasando.Se ríe de nuevo. ¡¡Dios!!

- ¿Cuánto hace que no la ves?-pregunto, bajando el tono de voz.- ¿A quién?- A la chica con la que... salías.¿Por qué me cuesta tanto hablar de esto? ¡Qué ridiculez, por favor!

- Desde que me fui de allí; un año más o menos.- ¿Un año?¡Si aquí viniste hace dos semanas!- Estuve viviendo solo un tiempo, luego mi abuela me dijo

que me viniera aquí con ella.¡Cambio de tema!

- Me cae muy bien tu abuela.Me mira y sonríe.

- Y vos a ella también. sos la niña de sus ojos.-me río.-Lo digo en serio, te adora. Dice que sos la nieta que nunca tuvo.Es un encanto esa mujer...

- ¿Sabes lo que me dijo cuando vine aquí?- ¿ Qué?- Me dijo: Tenes que conocer a la vecina de al lado, es una chica muy simpática y agradable; todos los chicos están loquitos por ella; y así seguro que se te pasa lo de la chica esa.Me río de nuevo.

- ¿En serio?- Te lo juro.-asegura con una sonrisa.-Y cuando la dije que te había conocido y te había llevado a casa yo creo que estaba pensando ya en boda o algo así, porque se le iluminaron los ojos.Se ríe, yo le imito.¡Qué bien me cae esa mujer!

- Todos los días me pregunta si comes bien.-dice Gas- Si, es que está empeñada en que estoy muy delgada.- No opino lo mismo.- ¿Me estas llamando gorda?Me repasa de arriba abajo con una sonrisa hasta acabar en mis ojos.

- No, yo creo que estás perfecta.Vuelvo a cerrar los ojos y a echarme hacia atrás.

- Me estás piropeando.-digo.- Lo se.Ambos nos callamos con una sonrisa.¿Por qué me pasa esto a mí? ¡No puede gustarme Gas- Ya hemos llegado.-informa.

Me incorporo y le doy rápidamente al botón del mando del garaje. La puerta se empieza a abrir con una lentitud exasperante.Mete el coche en el hueco en el que estaba cuando lo cogimos y salimos los dos, yo de un salto, porque esto está muy alto.Le acompaño a su coche.

- Decile a tu abuela que un día de estos pasaré a visitarla.-le digo cuando él se mete en su precioso coche- Lo haré.-arranca el motor y me mira.-Buenas noches, princesa.- Buenas noches.

- ¡Ya estoy en casa!- Llegas tarde.-dice Nico, apareciendo a mi lado.- No llego tarde.- Llegas tarde.- No llego tarde.- ¡Llegas tarde!- ¡No llego tarde!- ¡Parennn!La voz de nuestro padre nos hace girar la cabeza hacia él y callarnos al instante. No suele comportarse nunca de modo autoritario, pero su voz causa mucho respeto.Me acerco y le doy un beso en la mejilla.

- Hola, papá.Sonríe.¡No sonrías, que aturdes!

- En cinco minutos bajo.- De acuerdo.Corro escaleras arriba y me encierro en el baño de mi habitación.

Capítulo 8: Una ocasión especial.

Me doy una relajante y vaporosa ducha para quitarme el olor a tierra y las rozaduras de piedra de la piel. Me pongo unos pantalones cortos negros y una camiseta de manga corta blanca y bajo a cenar.

Como siempre, mi padre está en la cabecera y “Junior” a su derecha. Lo raro es que Nico me ha cedido su sitio a la izquierda y se ha sentado él al lado de la silla libre.Me siento y al segundo empiezan a traer la cena.

- ¿Qué tenias que decirnos, papá?-pregunta Roberto a mi lado.- Ah, si.Nos mira uno a uno.¿Y si nos dice que se va a casar de nuevo?No podría soportarlo. ¡Mi padre es solo mío!

- Rocio, ¿Qué te pasa?Sin darme cuenta había agachado la cabeza, por lo que la levanto y sonrío, aún con aquel pensamiento aterrador en mi cabeza.

- Nada, estoy bien. Continúa.- Bueno, lo que tenía que deciles es que no hagam planes para el sábado de la semana próxima.- ¿Por qué?-pregunta Nico.Yo sigo comiendo, mirando mi plato.Seguro que ahora nos dice que nos va a presentar a su novia.

- Porque la Sociedad ha organizado una fiesta para ese día.Pues no se qué es peor, la verdad.

- ¡No quiero ir, papá!-me quejo.- Tienes que ir, cariño; ya lo sabes.- Pues a mi no me parece una noticia tan mala.-comenta Nico.- Claro, porque a ti te encanta que te rodeen las niñas ricas que quieren casarse contigo, pero para mí esas fiestas son aburridas.- A lo mejor éste año encuentras un novio allí.-dice mi hermano - ¡Nico! ¡Papá, dile algo!- Nico, no le digas esas cosas a tu hermana.-interviene mi padre, luego se gira hacia Monito, que no ha despegado la boca.-Monito, tú te quedarás aquí con Patricia. Lo siento, hijo, tú no puedes ir todavía, eres muy joven.

¡¡Yo también quiero ser pequeña!!!

- ¿Puede quedarse Cristobal a dormir?- Si, claro.Se lo consiente todoBueno, la verdad es que los tres estamos bastante consentidos.

- tienen que comprarse unos trajes.-nos dice mi padre a Nico y a mí.- ¿Qué te parece si mañana nos vamos de compras, hermanita?Gruño como respuesta.¡Qué remedio!¡Estúpida Sociedad !- Eso es un sí.Terminamos de comer y me levanto para irme a mi habitación. Apenas son las once, pero estoy de bastante mal humor como para quedarme en el salón con mi "family". Me despido con un gesto de cabeza y me voy por las escaleras cuando oigo la inconfundible voz de Nico.

- Se ha enojado.- ¡No me he enojado!-grito molesta.Si que me he enojado¡Es que no quiero ir a esa estúpida fiesta!Solo hay estúpidos empresarios millonarios, niñitas ricas que lo único que saben hacer es gritar (sobre todo si ven a mi hermano) y niñitos que se creen irresistibles y que están toda la maldita noche intentando estar conmigo. ¡¿Pero, qué es esto?!¡¡¡Es un infierno!!!

Voy por la puerta de mi habitación y oigo la melodía de mi móvil. Corro hacia él y miro el mensaje que me han mandado.¡Es de Gas!Me paro al instante. ¿Por qué me ilusiono tanto por un mensaje suyo? Bueno, da igual.Abro el mensaje:“Pequeña!! Ha sido 1día intenso, eh. Jejej. Hablando en serio (jajaj) me lo he pasado muy bien. Bueno.... ¡¿Qué

tienes pensado hacer mañana?! Contesta, Besos. Gas”Sonrío y contesto:“Cualesquiera que fueran tus intenciones picaronas para mañana se cancelan, jejej. Me voy de compras con my brother. Toda adolescente que se precie tiene que sufrir esto... Chau, viejo. besos. Rochi.”Ahora le doy a eenviar.... ¿o no?Reviso de nuevo el mensaje. ¿Pongo besos o no pongo bsos? ¿Es normal mandarle besos? ¿Qué se va a pensar? ¿Algo raro?Fuera besos...¿Viejo? ¿No le sentará mal?ok, fuera viejo...¿Y la primera frase? Suena un poco a desesperada que no quiere reconocerlo... Y yo no quiero parecer una desesperada. Es más, no soy una desesperada. ¿Ves?, ¡ya lo estoy negando!La primera frase.... fuera.¿Chau? Suena muuuuy cheto, ¿no?Hecho, chau fuera..."Me voy de compras con mi brother" ¿Por qué le doy explicaciones? ¡No es mi.... no, no quiero pensar en eso! ¡No pienso darle explicaciones de lo que hago!¡Fuera la frase se ha dicho!Lo de "toda adolescente que se precie tiene que sufrir esto".... no se. Ni que a mi no me gusta ir de compras... Tampoco soy un extraterrestre.¡Fuera!

A los cinco minutos de larga reflexión, miro de nuevo el mensaje."Rochi"¡¡¡Estupendo!!!¡Con eso no hago nada! Ahora tendré que empezar de nuevo....Tanto lio para un mísero mensaje...Le envío el que había escrito desde el principio y punto.“¿Enviar?” Preguntaba de nuevo la pantallita odiosa, haciendo que dude... otra vez.¡Que si, Rochi; que lo envíes!“¿Seguro que desea enviar el siguiente mensaje de texto?”¡Estúpido cacharro ¡Que te he dicho que si!

Aprieto la tecla con fuerza.“Mensaje enviado”¡Por fin!“Mensaje enviado” “Mensaje enviado”¿Cómo?Miro en la carpeta de “bandeja de enviados”.¡Estupendo! ¡Lo he enviado tres veces! ¡Maldito cacharro!Intento respirar hondo un par de veces... sin éxito.¡Cada vez estoy de mejor humor! Me digo con ironía.Enciendo el ordenador con una cara de impresión.Justo en el momento que voy a iniciar Internet, suena el dichoso móvil de mis desgracias. ¡Escandaloso! Se oye a un kilómetro...

- ¡Dile a tu noviecito que no son horas de mandar mensajitos!-oigo la voz de Nico a través de mi puerta.Voy hacia ella y la abro, viendo como el asqueroso (porque no tiene otro nombre) de mi hermano se aleja por el pasillo hasta su cuarto, a tres puertas del mío.

- ¡Cállate, estúpido!Se ríe, gira un poco su cabeza y sonríe. ¡No sonrías, idiota, que me descentro!Cierro la puerta y miro el mensaje de Gas.“Lo he visto a la 1ra, peke, jejej. ¿A qe hora te vas? Por la mañana me voy a hacer skate a las pistas, ¿quieres venirte?”¿Skate? ¿Sabe hacer skate?¡Es obvio que sí, estúpida! Me reprocho a mi misma.Encima ahora hablo conmigo misma... Es deprimente.“Oks” contesto.Esta vez, procuro darle flojito a la dichosa tecla.A los pocos segundos, de nuevo la cancioncita...“A las 9:20 t paso a recoger, ok?”“Ok”¡Ya está!Ahora que lo pienso... Yo no se hacer skate...¡Es que estoy tonta, de verdad!Paso del ordenador.Lo apago, me pongo el pijama y me meto en la cama.Mañana será otro día...

Capítulo 9: Puñal por la espalda 

- ¡Rochi¿Me está gritando alguien o me lo estoy imaginando yo?Debe ser un sueño, me digo mientras me acurruco más de lado sobre la cama.

- ¡¡Rochi¡Qué pasa!Abro los ojos, encontrándome de frente con una fotografía de mi querida familia. Los cuatro sonriendo como tontos. Es bonita la foto.Me froto los ojos con el puño

- ¡¡¡ Rochi- ¡Qué!-grito, enojada- ¡Es la hora de desayunar!¿Por qué grita tanto el chico éste?

- ¡¡Rocioo- ¡Que te calles ya!Le oigo reírse a través de la puerta. Mi enojo aumenta.Pues a mí no me hace una maldita gracia.Me levanto de un salto, sacudiendo la cabeza y estirando los brazos y las piernas; abro las cortinas, el sol me deslumbra, y me desespero aún más. Los pajarillos cantan, el sol brilla, es un día perfecto... ¡Y hace un calor insoportable!Me voy al baño, abro el grifo de la ducha. Noten como el agua fría cae sobre mí mientras escucho la radio y las mejores canciones la verdad es que me relaja mucho, casi olvido absolutamente todo...

Termino al rato (quizás tarde demasiado), salgo a mi habitación con una toalla enroscada por encima del pecho y bailando tranquilamente. Me meto en el vestidor (¡Qué haría yo sin él!) y me pongo un conjunto interior blanco de Victoria's Secret (precioso, por cierto).

Estoy tan concentrada que apenas soy consciente de que se abre la puerta a mi espalda. Me giro, enojada por la interrupción. Pero mi enojo se convierte en vergüenza

cuando lo veo.Me mira de arriba abajo, sonríe y murmura:

- Guau.Estupendo. Ahora estoy más roja que un tomate . Una parte de mi me dice que me acerque, otra me dice lo contrario. ¡Qué me pasa!

- ¡No mires, estúpido!-grito, reaccionando al fin.Clava sus maravillosos ojos en los míos y sonríe de nuevo de forma un tanto burlona. Me ofendo.Le echo de la habitación a empujones y cierro la puerta tras él, apoyándome en ésta. Oigo voces en el pasillo. La de “Júnior”...

- ¿Ves?, te dije que no era nada del otro mundo.Abro la puerta con un humor de mil demonios, con los ojos fuera de órbita y espuma saliendo de la boca. El estupido me mira asombrado, mientras que Gas sigue sonriendo.

- ustedes dos... bajen ahora mismo al comedor.-digo lentamente, controlando mi furia.“Júnior” asiente con la cabeza.

- Me las pagarás,enano.-le amenazo, señalándole con el dedo acusador. Luego me giro hacia Gas.- Y vos...No se qué decir, por lo que decido callarme y cerrar la puerta de un portazo. ¡Qué vergüenza, dios mío!Me tapo la cara con ambas manos, pensando en lo que acaba de ocurrir, pero al poco, comienzo a reírme a carcajadas yo sola. Cada vez soy más deprimente...Pero no puedo dejar de reír...¡Qué vergüenza!Me caigo al suelo de la risa, no puedo más- Pequeña, ¿Estás bien?-pregunta Nico a través de la puerta.Intento parar de reír, pero... ¡Es que no puedo!Al ver que no contesto, abre la puerta.

- Pero, chica, ¡Qué haces así!-casi grita.Le miro y no puedo hacer otra cosa que reír sin pararYa me ves a mí, sentada en el suelo, acurrucada, en ropa

interior y riendo como si no lo hubiera hecho en años.

- Que conste que le dije a "Junior" que no lo hiciera.Me giro hacia él.

- ¿Tú... lo... sabias?-pregunto.- Me contó su plan antes.-explica.-Pero no sabía que te lo ibas a tomar tan bien.Me quiero enfadar, pero no me sale.

- Y... estoy... enfadada, aunque... no... lo... parezca.Niega con la cabeza, como dándome como perdida. ¡Quién se ha creído que es éste! A parte de mi hermano, claro...

- Bueno, vístete y baja.-dice con una sonrisa demoledora.-Desayunas y te vas.- Parece... que me estás... echando.Es hora de ponerse seria, ¿no?Me levanto, respiro profundamente una vez para calmarme y me giro hacia mi hermanito, que me mira como asombrado.

- Vaya, no sabía que estabas tan buena,- ¡Lárgate!-grito, empujándolo contra la puerta.Será estúpido el chicoMe visto a toda prisa con unos pantalones blancos largos de deporte y una camiseta del mismo color y bajo corriendo al comedor. Pero antes... me paro, respiro hondo y pienso en la horrible escena que voy a tener que soportar ahora. ¡Qué horror!Entro como si nada, pero me estoy muriendo de vergüenza. Están sentados los tres alrededor de la mesa del comedor, hablando tranquilamente, como si no hubiera pasado absolutamente nada, pero se callan cuando me ven entrar. ¡Qué vergüenza!Tengo que ser fuerte. Me repito una y otra vez mientras entro.

- ¿Qué miran?Empiezo a caminar hacia la cabecera de la mesa, ya que la han dejado libre y están los cubiertos preparados.

- A vos.-contesta Júnior como si fuera lo más obvio del mundo.- No hay nada que mirar.- No, desde luego ahora no.-contesta Nico¿A quién se le ocurre decir eso cuando sabe que estoy detrás? Él se lo ha buscado. Le doy en la nuca con el reverso de la mano y sigo caminando hasta sentarme en mi silla con un suspiro.Estupendo, ahora tengo a mi querido hermanito mayor a un lado y a Gas en el otro.Al instante en que me siento, Patricia me trae café recién hecho con leche. Le doy las gracias y me levanto para cogerme mi matinal plato de fruta. Parece que me vigilan en ésta casa, dios!Me siento y remuevo mi café con aire distraído, aunque en realidad estoy atenta a las miraditas de los tontos éstos.

- ¡Me quieren dejar en paz!-estallo, mirándolos a ambos.Nico se ríe y Gas contiene la risa. Es que son verdaderamente estúpidos...

- No entiendo por qué te enfadas con nosotros.-dice mi hermanito.-, si el culpable ha sido Júnior.- Pero ustedes le siguieron el juego, que es peor.Júnior me lanza una sonrisa, y yo sigo hablando.

- Ustedes tienen 19 años, él solo diez. Son unos inmaduros.-me estoy pasando, esto me encanta.-Si tienen que recurrir a los juegos de un niño pequeño para ver a una chica en ropa interior es que estan muuuy desesperados.¡Y he dicho todo esto mientras acababa de remover mi café y troceaba la fruta! Esto un chico no logra hacerlo aunque esté ensayando durante años.Nico mira a Gas, que está en frente suyo, con una sonrisa ladeada.

- Pues así todos los días.-dice. Yo me canso, por supuesto.- ¿Estás seguro de que quieres ser... amigo de ésta? Búscate una más fácil.Cojo la cucharilla y se la tiro a la cabeza mientras Gas se ríe. Pues a mi no me hace una maldita gracia

- Auch, ¡idiota!- Tú te lo has buscado.Me levanto, dejo las cosas en la cocina y vuelvo.

- ¿Sabes lo que necesitas?- me dice Nico- ¡Sorpréndeme!-digo con ironía, sin el más mínimo interés, sentándome sobre la mesa a su lado.- Aunque seguro que es una estupidez.- Pues no, lista. Necesitas...Se acerca a Monito y le tapa los oídos.

- Necesitas un buen polv...Voy a indignarme, pero en ese momento entra mi padre en el comedor y Nico se calla.

- ¿Por qué se callan de repente?-pregunta, sonriendo.Se acerca a mí y le doy un beso en la mejilla, alzándome un poco para alcanzarla. Él ríe. Siempre he sido la niña de sus ojos, la verdad.

- Por nada en especial.-contesta Nico con su habitual tono despreocupado.- No estaras metiéndote de nuevo con tu hermana, ¿verdad?Le veo pasar al lado de Monito, al que revuelve el pelo con un gesto cariñoso, y dirigirse hacia donde está Gas, que se levanta rápidamente con elegancia. Casi a la carrera, me acerco a ellos, poniéndome al lado de Gas. Me siento pequeña al verlos tan... ¿imponentes? ¿Grandes?

- Tu debes ser Gas, supongo.-dice mi padre.El aludido asiente con la cabeza y extiende su mano para estrechársela a mi padre.

- Encantado.-dice.- Igualmente.estupendo, ya están hechas las presentaciones. ¿Podemos irnos?

- ¿Podemos irnos ya, por favor?-musito.Este rollo de presentaciones no me va nada.

- ¿Adónde van?- A la pista de skate, papá.- Bueno, pasenlo bien.-sonríe de nuevo.¡Cómo puede ser tan guapo! ¡No parece humano!Me da un beso en la mejilla y Gas y yo salimos del comedor.

- ¡Nico, te robo tu tabla!-grito.- ¡Como la rompas te mato!Lo que tú digas, Nos montamos en su coche después de meter la tabla en el minimaletero, donde ya está la suya. Miro abstraída por la ventanilla, pensando en mis cosas.Hay algo en Gas que...No sé qué es esto... y... me asusta.Cuesta reconocerlo, pero no puedo mentirme por más tiempo.Gas me...

- ¿Qué te pasa?Su voz me hace girarme. Hago una mueca interna cuando veo sus preciosos ojos mirarme directamente.

- ¿A mí?-asiente con la cabeza.- Nada.Mentirosa.Aparta sus ojos de mí y los posa en la carretera de nuevo.

- No me gusta que me mientas.- No te miento.-aseguro.Mentirosa.

- Vamos, princesa, puedes contarme lo que quieras.Esto no, te lo aseguro. Me vería como una idiota si lo hiciera.

- No me pasa nada, en serio.¡Pero qué maldita mentirosa!Estúpida conciencia, cállate de una vez.

- Rocio, a mi no me puedes engañar, sé cuando me mientes.Rompo a reír.

- ¡Por favor, Gastón me conoces desde hace dos semanas!- Te conozco lo suficiente.Ahora parece enojado.

- ¡Y ahora por qué te enfadas!-digo, indignada.- Odio que me mientan.- La sociedad está construida sobre hipocresía.Tuerce el gesto.

- Lo sé...-musita.Parece que el ambiente se ha enfriado, y me siento culpable.No, ahora que lo pienso, no es culpa mía.No pienso decirle que me...¡Dios, suena totalmente ridículo!

- ¿Por qué pones esa cara?¡Es que me despisto!Parpadeo dos veces al darme cuenta de que ya ha parado el coche y está con mi puerta abierta, esperando a que salga.

- ¿Qué cara?-contesto.- Pues esa.Salgo y él cierra con el mando después de sacar las tablas del maletero (por así llamarlo).

- Es mi cara.- No, no lo es.-replica.

- Por dios, Gastón, ¿Qué te pasa hoy?-la mejor defensa en un buen ataque.- ¡Estás de lo más extraño!- ¡No soy yo el que está rarito!Vaya, parece que no ha picado.

- Como sigamos así me voy.- ok ok no insisto más.Así me gusta.Sonrío complacida y me pongo a su altura al caminar.

- Pero tarde o temprano voy a descubrirlo, Rocio sigue él.

¿No se cansa o qué?-Ayer estuviste extraña, y hoy también.Y sin embargo, tiene razón.

Capítulo 10: ¡De compras! 

La mañana acaba con mil caídas por mi parte, risas por parte de él y falsos enfados por mi parte de nuevo.Es frustrante no saber hacer algo cuando él sí que sabe. ¡Y cómo sabe! Parece un profesional... Hace unos saltos y giros impresionantes.En cierto modo me recuerda a mi hermano Nico, se parecen bastante (y no estoy hablando de físico, aunque los dos estén impresionantes). Les gusta el deporte, las chicas, los coches caros, picarme a la mínima y estudiar poco (o nada, mejor dicho). Creo que se llevarán bien.

Llegamos al coche y, cuando va a arrancar, el de mi hermano para a nuestro lado con un frenazo. Es que es un escandaloso, siempre llamando la atención por donde va.Hago una mueca.

- ¿Qué haces tú aquí?-pregunto, saliendo del coche de Gas. Creía que habíamos quedado en casa.Baja la ventanilla, lleva sus eternas gafas de sol (caras carísimas), que se baja con picardía, dejando ver la grandeza de sus ojos azules

- Cambié de opinión.- sos un hinchapelotas me quejo.- Lo se, encanto.-mira a Gas, que también se ha bajado del coche.- ¿Quieres venirte de compras? No creo que pueda soportarla yo solo mucho rato.¡Qué idiota es, Dios!

- No tengo nada mejor que hacer.-contesta Gas, riéndose.- Entonces hecho. Vamos a tu casa, dejas el coche allí y nos vamos en el mío.Gas asiente con un gesto, montándose de nuevo.

- Hermanita- ¿Con quién te vas?Clavo mis ojos en los suyos azules.

- Con él, a ti no te soporto.Le oigo reírse mientras vuelvo a montarme en el asiento del copiloto, al lado de Gas.

- ¡Qué honor!-exclama con una sonrisa torcida.¿Es que no dejarán de picarme nunca?Me echo para atrás en el asiento y miro por la ventanilla, cabreada.

- Vamos, peque, no te enfades.-noto su mano sobre mi pierna y empiezo a ponerme de los nervios por dentro.-Sabes que no lo digo en serio.Me da unas palmaditas en la pierna y vuelve a ponerla sobre el volante.

- Más te vale.-digo en un susurro.No se me ocurre otra cosa, sinceramente.

En pocos minutos llegamos a la casa de gas que esta al lado de la mía. Es bastante parecida, rectangular, con dos pisos, encalada de un tono marrón, las puertas y ventanas blancas, y espléndidamente inmensa.Para el coche y mira a su alrededor.

- Parece que tu hermano aún no ha llegado.-comenta como casualmente.- Se habrá cruzado con alguna nena por el camino.Se ríe y me mira.

- Voy a avisar a mi abuela y coger dinero, ¿Quieres entrar?- ¡Claro! Me encantaría saludarla.Llevaba bastante tiempo sin ir a verla.Sonríe y me quita el aliento. Abre la puerta con llave de la casa y nos adentramos en ella. Me gusta la casa, es grande pero acogedora a la vez. Todo el interior está decorado y amueblado con tonos claros acompasados con algunos cálidos, como rojo, naranja o amarillo. Resulta muy cómoda sólo verla.

- ¿Gas , eres tú, cariño?-su voz dulce retumba por toda la planta.

Él sonríe a mi lado.

- Si, abuela, soy yo.Con un rápido y desconcertante movimiento me pone detrás de él al llegar a la sala principal, ocultándome de la mirada de su abuela.

- ¿Qué tal te lo has pasado?Es encantadora.Debe tener unos setenta años, pero tiene muchísima vitalidad. Viste de colores extrañamente alegres y siempre tiene una sonrisa en sus labios. Tiene la piel muy clara, lo que hace que resalten aún más aquellos ojos tan impresionantes de los que está dotado también su nieto.

- Muy bien.-contesta Gas.No puedo verle la cara desde aquí atrás, pero estoy segura de que sonríe.

- ¿Qué tal está Rocio?¡Qué Tierna!

- Pregúntaselo vos.Se aparta y deja que me vea. La sonrisa de la mujer se ensancha, y yo me acerco para darle un beso en su arrugada mejilla.

- ¡Hola, querida!-me saluda efusivamente.- ¡Qué agradable sorpresa!- Ahora vengo.Miro a Gas mientras se va escaleras arriba.

- Ya veo que te hiciste buenos amigos.-comenta Clara, la abuela de Gas.Me río.

- Algo así.Se ríe conmigo. Me entiendo con ésta mujer.En ese momento, Gas aparece a mi lado.

- ¿De qué se ríen tanto mis dos bellas damas?Nos reímos aún más.

- Abu, nos vamos de compras con Nico, ¿Te parece bien?-dice Gas- Perfecto.La veo como intenta parar de reír por completo sin conseguirlo.

- Bien. Adiós, abu.-se acerca la da un beso en la mejilla.Le imito, diciendo:

- Hasta otro día, Clara.- Adiós, querida. ¡Y saluda a tus hermanos y a tu padre por mí!- Lo haré.Salimos de la casa. El coche de mi hermano ya está parado por lo que nos dirigimos a él y Gas entra en el asiento del copiloto, por lo que a mí me toca atrás marginada. Aunque a lo mejor es lo mejor...Nico sonríe y arranca enseguida, conduce como un loco, aunque Gas no se queda atrás desde luego.

- ¿Qué tal en el skate?-pregunta, como si fuera amable o algo por el estilo.- Es un desastre.-contesta Gas riendo.Me incorporo y me apoyo en los dos asientos delanteros para mirarlos como se ríen.

- Es mentira.Es verdad. Aunque sólo en cierta medida.

- Me lo creo.-dice mi hermano, pasando completamente de mí.- Yo fui con ella una vez y fue penoso.- ¡Tenia siete años!- ¿Te gusta el skate?-pregunta a la vez Gas, ignorándome ambos.- Desde luego. Un día tengo que ir a ver como se te da...Serán idiotas...Y ahora se harán amiguitos y todo.Si ya lo decía mi abuelo: “Dios los crea y ellos se juntan”Suspiro y me echo hacia atrás con los brazos cruzados.Pues si se piensan que van a pasar de mí todo el rato van listos. Nadie se mete con Rocio Igarzabal, desde luego que

no.

Llegamos a los pocos minutos por la conducción suicida de mi “queridísimo” hermanito y según aparca me bajo del coche y empiezo a caminar hacia la entrada. Sé que me siguen, puedo notarlos.

- ¿Y ahora a ésta que la pasa?-oigo preguntar a Gas- Ni idea, ya te dije que era muy rarita.¡¡Cómo los odio!!Con un par de zancadas se ponen a mi altura y Nico me rodea los hombros con un brazo.

- Vamos, vamos, si sabes que lo decimos con cariño.- ¡Un cariño aplastante, desde luego!Se ríen entre dientes. Tontos, más que tontos...

Comemos en un italiano que hay cerca de la entrada, me encanta éste sitio, sirven los mejores ravioles con gorgonzola que he probado jamás. Gas y Nico se lo pasan en grande, parecen niños pequeños, a veces me dan vergüenza ajena.Al acabar, salimos directamente a los pasillos de las tiendas de ropa, suspirando por el atracón que nos acabamos de dar.

- ¿Por dónde quieres empezar?-me pregunta Nico- Por la que esté más cerca...Vamos caminando por los pasillos (yo en medio de estos idiotas) con normalidad hasta que Gas se acerca a mí y me dice:

- ¿No te molesta que se te queden mirando todos como tontos?Pues no me había dado cuenta, la verdad. Hago una mueca al descubrir que tiene razón.

- Acabas acostumbrándote, supongo.- Di que no.-ya tiene que estar el hinchapelotas de mi hermano diciendo alguna tontería.- Aunque parezca modestita, le encanta que la miren.- No digas pavadas no me compares contigo.

Pasan de mí, como de costumbre.

- ¿En serio?-le sigue el juego Gas Ya lo sabía yo.Me paro delante de ellos con los brazos en jarros sobre la cintura. Me sacan una cabeza cada uno, pero me da igual. Podrían apartarme de un empujoncito pequeño, pero también me resbala.

- ¿Para qué vinieron los dos, quieren atormentarme aún más?Se miran unos segundos, sonriendo.Esto no puede ser bueno.

- Si. -acaban contestando los dos a la vez.Bufo cabreada y entro en la primera tienda que veo, que resulta ser una de las que buscaba, por suerte. Si no, hubiera quedado como una idiota.Me siguen.¿Por qué me siguen?

-Pueden ir a sus cosas de machitos.-les digo sin mirarlos.Oigo como se ríen.

- Preferimos seguir... atormentándote.Rochi, tranquila, respira hondo.

Me llevo un par de cosas de esa tienda después de estar media hora mirando con los dos incordios siguiéndome y haciendo comentarios estúpidos: un top negro ajustado para hacer deporte que deja ver el ombligo y unos vaqueros cortos rasgados.La siguiente tienda es una de hombres, para mi desgracia. Entran ellos dos y yo me quedo fueraAl fin un ratito de tranquilidad...

- ¡Rochii!Abro los ojos para ver a Gas haciéndome gestos para que entre. Me coloco a su lado, en frente de un probador y él me rodea los hombros con un brazo. Le miro de reojo por lo asombroso del gesto, pero no me presta atención, a si que paso.

- ¿Qué hacemos aquí parados como tontos?-pregunto.- Tu hermano quiere tu consejo.Ahora quiere mi consejo, ¿no?Se abre la puerta del probador y aparece Nico con unos vaqueros claritos con rotos y una camisa de cuadros azules. Parece un modelo de revista.

- ¿Y qué? ¿Qué te parece?- No me gusta la camisa.Me saca la lengua.Juro que a veces creo que tiene cuatro años en vez de diecinueve.

- Pues búscame una que te guste, anda.-me dice, el muy gracioso.- ¿Y ahora qué soy, tu asistenta?- ¡Encima que visto a tu gusto!Pero será...Y encima parece que disfruta con esto, el idiota.

- Me dirás que te queda mal.-contraataco.Su sonrisa se ensancha.

- No, la verdad es que me queda muuuy bien.- ¡No seas creído!Cierra la puerta y al segundo cae la camisa que llevaba por encima de la puerta hasta parar sobre mi cabeza. Gas me la quita de encima riendo.

- No seas cabezona y tráeme una camisa.¡Idiota!Pataleo un par de veces contra el suelo. Gas se lo pasa de lo lindo también.

- Anda, vamos.-me dice, guiándome con su mano en mi espalda hacia los estantes laterales.Acabo eligiendo una azul (muy parecido a sus ojos) con dibujos extraños en la espalda en negro.¡Qué buen gusto tengo!

- Gas ¿Tú no quieres nada?-le pregunto mientras mi hermano paga.

- Que va, vine hace nada y dejé la tarjeta temblando.Se ríe.

- Pues yo sigo preguntándome por qué mi tarjeta tiene tope de gasto y la tuya no.-me dice Nico.Es verdad, jejejej.Mi tarjeta no tiene límite y la suya sí. Sigue teniendo dinero suficiente como para comprarse una moto cada mes, pero el caso es quejarse.

- Es muy sencillo, hermanito. Papá sabe que gasto mucho menos que tú.- Si salieras de fiesta tendrías los mismos gastos que yo, pero como eres una aburrida...Vamos a contestarle, hombre.

- Si saliera de fiesta no pagaría nada, cariño.Gas se ríe entre dientes.

- Bueno, es hora de elegir los trajes, hermanita.¡No, por favor!Le miro con cara suplicante (y eso que jamás lo hago).

- ¿Trajes? ¿Para qué?-pregunta Gas.- Éste sábado tenemos una fiesta importante.- Ahhhh.Lo veo sonriendo levemente de lado, pero no digo nada.

- Yo aún sigo con la esperanza de coger gripe antes.- ¿Gripe en abril?-comenta, gracioso mi amiguito.- Sí, gripe en abril. O lo que sea.No miro para adelante y me choco contra algo, o mejor dicho, contra alguien. Nico se acaba de poner en medio y casi me caigo.

- ¡Qué pasa ahora!- Ya hemos llegado.Miro por un lado. Es verdad, ya hemos llegado.Estamos en frente de una simple pero enorme puerta blanca con un rótulo de lo que parece plata a un lado Solo la letra asusta, y no es para menos. Es la tienda más exclusiva de la ciudad. Allí traen preciosos trajes de los

mejores diseñadores, solo está al alcance de muy pocos, y mi familia estamos en esa minoría.Nico toca en un pequeño timbre que hay al lado de la puerta y un hombre vestido con traje negro nos abre la puerta sin hacer comentario alguno. Subimos por unas escaleras, todo el suelo es de mármol blanco, y la grandeza del interior impresiona. Arriba, abrimos otra puerta y ante nosotros se presenta una sala enorme sin nada más que un probador a una de las paredes, un sillón doble de cuero blanco en el medio de la habitación y una gran mesa en la pared contraria de la puerta, todo ello de un blanco nuclear impoluto. Por muchas veces que venga, siempre me quedo muda de asombro ante tanta pulcritud.

- ¡Hay, mis queridos hijos Igarzabal!-dice una voz ya conocida para nosotros.Nos giramos hacia la puerta y Nico y yo sonreímos ante el pequeño hombrecillo que acaba de entrar. Se llama Gerardo, o al menos eso dice; debe medir un metro sesenta y viste acorde con toda la tienda. Le conocemos desde hace tiempo, es encantador, aunque un poco... estridente, por así decirlo.

- Ya me dijo su padre que venian por lo de la fiesta.-nos dice, acercándose con pequeños pasitos. Repara en Gas y extiende su mano hacia él.-A ti no te conozco, soy GerardoEl aludido se la estrecha y sonríe.

- Gastón.El hombre sonríe satisfecho y se gira hacia mí, mirándome con ojos excitados.No me pregunten por qué, pero siente admiración hacia mí. Cada vez que vengo me hace probarme veinte vestidos.

- Hay, Rocio, ¡Rocio!-habla muy deprisa, le suele pasar a veces, por lo que me concentro para seguir el hilo de sus pensamientos.- ¡Justo ésta mañana me han traídos unos vestidos tan bonitos que me he acordado de ti!- ¿En serio?- ¡Mi niña, querida! ¡Vas a estar guapísima con esos vestidos!-dice a grititos.- ¡Ahora mismito te los traigo! ustedes, sientense.-les dice a los chicos.

Los dos le hacen caso en seguida y se acomodan en los sillones. Me miro al espejo del probador. La verdad es que como casi no he hecho nada cuando hemos ido a lo del skate, no he sudado nada, y no tengo manchas ni nada. Estupendo.Sonrío satisfecha.Se abre de nuevo la puerta y aparecen tres muchachos de más o menos la edad de mis dos estupendos acompañantes, una chica algo más mayor y Gerardo; los cinco portando cada uno un vestido cubierto por una funda con la marca del diseñador, los miro atentamente mientras los colocan como si de piezas de porcelana se trataran sobre la mesa. Prada, Versace , Carolina Herrera ectles dije que era de los mejores. La verdad es que los vestidos en sí me encantan lo que pasa es que no me gusta llevarlo para fiestas como esas, me gusta simplemente admirarlos.Los hombres se van, no sin antes mirarme de forma extraña, y Gerardo me hace un gesto para que me acerque a él. Abre la primera funda (Versace) como si fuera un secreto lo que contiene.Dios, el vestido es precioso.

- Es maravilloso.-musito para mí.- ¿Verdad que sí?-me dice él.- Bueno, yo los dejo, chicos, decime cuando terminesAsiento con la cabeza mientras me voy con el vestido hasta el probador y cierro la puerta.Me voy desprendiendo de la ropa con lentitud y admiro una vez más el vestido antes de ponérmelo. Es rojo intenso, largo, con escote redondeado y por la espalda solo sujeto por finas tiras, la falda cae hasta el suelo con natural elegancia y la suave seda brilla bajo la intensidad de los fluorescentes del techo.Me quedo mirándome en el espejo. Es impresionante como cambia una chica cuando se pone un traje que cuesta una millonada.

- ¡Rochi, sal!Abro la puerta y doy un par de pasos hacia ellos. Gas suelta un silbido de admiración que acaba en una sonrisa y Nico me mira fijamente sonriendo para acabar diciendo:

- Te hace un pecho demasiado tentador; y tú no querías llamar la atención, ¿verdad?Es que es increíble, lo juro.Suspiro y voy a por el siguiente: Prada. Mi anterior vestido fue de Prada.Me lo pongo. Es bonito, pero... no se, no me convence. Es de tefón anaranjado complementado con una suave tela que no se identificar casi transparente por encima amarillenta, dando un aspecto de estar ardiendo en el infierno.Salgo.

- Demasiado ardiente.-dice Gas, riendo.Nico asiente con la cabeza, dándole la razón.El siguiente es el de D&G. Siempre me parecen de los más bonitos, pero son un poco... atrevidos.Y este no es para menos, concluyo cuando me lo pongo. Es negro, con la espalda completamente al aire, escote de barco muy profundo y con un corte del suelo hasta casi la cadera en uno de los lados.

- ¡Sal!-los oigo gritar.Parece que ahora son siameses, no jodan¡Qué vergüenza! ¡Cómo voy a salir así!

- ¡Sal!Adelante.Abro la puerta y doy un tímido paso hacia delante, mordiéndome el labio por dentro.

- Sí, señor, ese me gusta.-me dice Gas, con los ojos muy abiertos.Le dedico una mueca, a la que me contesta con una sonrisa.¡Vamos por otro!Voy a elegir otro cuando oigo a mi hermano que dice:Bueno, yo me voy al baño, que tengo una urgencia.Escucho como se cierra la puerta y sigo decidiendo qué vestido coger ahora.Capítulo 11: Primer asalto. 

Doy un paso cuando las manos del que solo puede ser Gas se deslizan con suavidad por mi cintura hasta acabar rodeándome.

- ¿G... Gas?- Estás guapísima con éste vestido.- Gra... Gracias.¿Por qué rayos tartamudeo?Algo roza mi cuello, ¿sus labios?No, no creo que sea eso, debe ser mi imaginación.Pero mi imaginación va a más y se desliza hasta el principio de mi espalda con un suave roce que me hace temblar.

- ¿Queres que pare?-me preguntaDe verdad me daba a elegir.Bonita pregunta, la verdad. ¿Qué debo contestar?Si le digo que sí... pues me mentiría a mí misma.Y si le digo que no... ¡Dios!

- ¡Mi pequeña Rocio!Oímos a Gerardo acercarse y acto seguido Gas se desliza a mi lado para que no nos descubran y hace que mira las fundas con interés. Cruza sus ojos con los míos y sonríe.¡Es injusto que se muestre tan... así!Se abre la puerta y entra mi pequeño gran amigo. Alzo el primer vestido que cojo.

- ¡Me probaré éste ahora!Parezco tonta hablando así.Gerardo mira el nombre en la funda, “Valentino”, y sonríe de forma extraña.

- Ya verás, mi niña, ya verás.Creo que se le está empezando a ir la cabeza.Aunque a mí ahora mismo... estoy para que me encierren, por loca.Me meto casi a la carrera en el refugio del probador y me cambio, sin prestar atención a lo que me pongo. Oigo la puerta abrirse de nuevo y a mi hermano haciendo un comentario al que no presto atención.Salgo sin siquiera mirarme el espejo y mi mirada se cruza con Gas, que abre más los ojos y no dice palabra.

¡Qué me he olvidado de ponerme! ¡Seguro que he salido desnuda o algo!Me giro y me miro en el espejo...¡Dios! ¿Ésta soy yo?El vestido es blanco impoluto, de palabra de honor y se va ensanchando hasta llegar al suelo con un suave vuelo. Tiene pequeños decorados en los bordes con hilo plateado y un corte como el anterior, aunque un poquito menos exagerado y casi en el centro del vestido. La tela es extremadamente suave al tacto y brillante ante los ojos.Es... precioso...

- Gerardo, me llevo éste.-digo, estudiando mi reflejo.- ¡Ya lo sabía, querida! Según lo vi dije: éste es perfecto para mi Rocio.- Sí, te queda muy bien.-dice mi hermano, dándome la razón por primera vez en su vida.Cierro la puerta sin siquiera mirarlos y me lo quito, metiéndolo de nuevo delicadamente en su funda.Me visto y salgo con él en la mano.

- Sabía que era perfecto para ti.-me dice Gerardo, cogiéndolo y poniéndolo sobre la mesa. Asiento.- ¡Ahora va el señorito!Nico se levanta satisfecho, se quita las gafas de la cabeza y me las da. Estoy por protestar, pero estoy tan alucinada entre lo de Gas y lo del vestido que soy incapaz de decir nada.

- Y, supongo, que querrás sólo Armani o Dona Karan, como siempre, ¿no?Es que es muy especialito.De nuevo, pasan los tres chicos de antes y dejan otras tres fundas sobre la mesa, llevándose los demás vestidos.Coge el primero de Armani y se lo prueba, Gerardo se va, y Nico tarda demasiado. Gas y yo estamos sentados en el sillón, yo con los pies sobre él y encogida, y él tan tranquilo, como si no hubiera pasado nada.¡Dios, es que no ha pasado nada!Nico sale con un traje negro, camisa blanca y corbata también negra. Me gusta.

- Ese me gusta.-decimos Gas y yo a la vez.Nico se ríe.

- Bueno, voy a probarme los otros para ver.Si es que en realidad pasa de nosotros.

- Como vayas vestido les va a dar igual a las marquesitas que intentan casarse contigo.-digo, para relajarme un poco.Hace un gesto con la cabeza y se mete de nuevo en el probador.No me gusta el siguiente traje, es negro también, de raya diplomática gris y la camisa también gris.

Al final acaba eligiendo el que le hemos dicho nosotros y se va tan feliz.

- Bueno, chicos, ya se los mando mañana a casa con algún arreglito que tengo que hacerles y ya hablo con su padre.- De acuerdo, nos vemos.-se despide mi hermano.Gas y yo le imitamos y salimos de nuevo a los pasillos del consumismo.

Acabamos de terminar de comprar. Estoy reventada. Dejamos las bolsas en el maletero (aunque en realidad las dejan ellos, ya que Gas ha llevado las mías todo el rato) y me dejo caer en el asiento trasero del coche.Al final me he comprado unos zapatos Gucci preciosos, son unas sandalias blancas y plateadas con taconazo de aguja. Estoy segura de que quedarán perfectas con el vestido.

- ¿Estas cansada, peque?-me pregunta Nico cuando entran en el coche y arranca.- Si.Casi suena como un suspiro.

- Bueno, pues te dejo en casa, me cambio y me voy.- ¿Adónde vas?- ¡Es sábado!Ah, comprendo. Mi hermano solo se quedaría un sábado por la noche en casa por encima de su cadáver.

- ¿Qué vas a hacer tú, Gas?

Pongo el oído.Aunque no crean que me interesa lo que va a hacer... es simple curiosidad.

- Me voy a casa, tengo una cosa que hacer.Su respuesta suena un poco... ¿sombría?

Llegamos a casa y dejo que entre mi hermano y Gas metan las bolsas en la casa mientras yo voy arrastrándome hasta el sofá del salón y me dejo caer. Al instante, aparece Junior y se me tira encima.¿De dónde sacan la energía los pequeños?

- Hola de nuevo, pequeño. ¿Qué has hecho hoy?- He estado con papá nadando por la mañana, después de comer se ha ido y yo me he puesto a hacer los deberes, que me ha dicho que los terminara para tener el domingo sin nada.- Me parece muy bienSe acomoda sobre mis piernas cruzadas como si fuera un trono y apoya su cabeza contra mi hombro.A veces resulta tierno y todo.

- ¿Has terminado ya todos los deberes?- No, me quedan unos problemas de matemáticas que no sé hacerlos, me tienes que ayudar.- Mañana por la mañana los terminamos juntos, ¿dale?- ¡dale!Es pura energía el chico.Paso mis dedos por su pelo igual que el mío, liso y suave. Él se deja acariciar. Es este momento se asemeja a un perro, un cocker quizás.

- Ohh, ¡qué escena tan tierna!Ya está aquí el hinchapelotas de turno.

- Eres un envidioso, Nico le contesta Monito.- Lo reconozco.-dice con burla.Entra Gas y yo me pongo roja, aunque seguramente con esta luz tan escasa dudo que se note.

- Gas ¿Quieres jugar a un juego nuevo de luchas que me ha

comprado papá?Él sonríe.

- ¡Claro!Encima encantador...No, Rochi, no pienses esas cosas.Según se sienta en el sillón a mi lado, me levanto, apartando a Junior a un lado.

- ¿No tenías cosas que hacer, Gas ?-pregunta Nico.- ¿Y perderme que me den una paliza con la consola?- ¿Quieres venirte conmigo de fiesta?- Hoy estoy reventado, pero otro día te acompaño encantado.-sonríe y mi hermano se va satisfecho.Me voy hacia las escaleras y mi hermanito mayor se pone a mi lado.

- Te gusta, ¿eh?-me dice el muy...¿¡Cómo!?Aparenta ser una chica dura,Rochi.Me doy órdenes a mí misma, esto empieza a ser deprimente.

- No digas tonterías, ¿Qué te hace pensar esa bobada?- Soy tu hermano mayor.- Esa es tu excusa para todo.-finalizo la conversación, metiéndome en mi habitación y cerrando la puerta.¡Pero cómo ha podido darse cuenta de eso!Oye, ¿Acaso es verdad?No lo sé ni yo y lo va a saber él ! Patetico!Me doy una reconfortante ducha y me visto con unos pantalones cortos negros y una camiseta a juego.Qué a gusto se está así.Bajo y voy hacia el salón, donde mi hermanito y Gas parecen enfrascados en una lucha virtual como si les fuera la vida en ello. Monito ha elegido a una especie de leopardo de personaje y Gas al “musculitos” del juego. Están los dos sentados en el suelo, parecen dos criaturas

- ¿Quieren algo de comer o algo?-pregunto.- ¡Chocolatee!-grita Junior.- ¿Gas?

- Eso suena bien-sonríe y me mira, causando estragos en mi ritmo cardíaco.Voy a la cocina, cojo dos tabletas de chocolate, una de chocolate con leche y otra de puro para mí, y lo pongo en una bandeja junto con la botella de horchata, un refresco de limón y vasos.Lo llevo al salón y lo dejo sobre la mesa, sirviendo la bebida. Cojo un trozo de chocolate puro y me acurruco en el sofá a ver “la pelea”.

- ¿Y Nico?- Ya se ha ido.-me contesta mi amigo.¡Qué rápido, madre mía!La partida acaba y, como ya se sabía, Junior gana. Su bicho empieza a dar volteretas en la pantalla.

- ¿Otra?-pregunta mi hermano claramente contento por su victoria.- Juega tú una solo y en la siguiente te doy una paliza.Le hace caso y Gas se sienta conmigo en el sofá, muy cerca. Me está mirando, lo sé.

- ¿Por qué me miras así?- ¿No puedo mirarte?Me ha pillado.Lo dejo pasar, pero él habla de nuevo.

- Si antes en la tienda te has sentido incómoda, lo siento.¿Qué digo ahora?

- No... no importa.- ¡Gas, ya he terminado!-exclama Junior.- Me alegro.-me dice Gas, dándome un beso en la mejilla y quitándome de las manos el chocolate con una sonrisa.Vuelven a jugar otra partida, pero Junior gana de nuevo.

Capítulo 12: Las cartas sobre la mesa. 

El domingo Gas no salió, me dijo que tenía que hacer algo muy importante. Me pregunto qué será.Dediqué la mañana a ayudar con los deberes a Monito y a terminar los míos. Eran pocos, pero demasiado largos. El

peor fue el trabajo de filosofía, creía que me moría haciendo algo tan aburrido.Por la tarde pasé todo el rato en la pileta y en el gimnasio. En realidad, lo que hacía era esquivar a Nico. Cuando él iba a la pileta, yo al gimnasio; y cuando él iba al gimnasio, yo a la pileta.No quería que volviera con el tema de Gas y si me gustaba o no me gustaba. Primero tenía que poner en orden mis propias ideas antes de enfrentarme a nadie más, y estaba demasiado insegura. Tenía miedo de mi propia verdad, ¿Y si de verdad me gustaba?Esa noche, después de comer, cuando Monito se fue a la cama, Nico a ver la televisión a su cuarto y yo me quedé con mi padre en el salón, él leyendo y yo reconcomiéndome por dentro; estuve a punto de contárselo a mi padre, quizás era el único que podía entenderme en ese momento, ¿no?Pero me daba vergüenza, como era tan típico de mí últimamente.Luego, al despedirme de él y subir a mi habitación, al pasar por la de mi hermano... casi la abro para hablar con él.No pude dormir esa noche.¿Qué pasaría si Gas me... gustaba?

La semana pasó tan despacio como la anterior, nada nuevo.Gas no volvió a comentar nada a cerca de lo que pasó el sábado, y yo no hablaba de ello para no embarrarla(aparte de que me moría de vergüenza).Me pareció que estaba un poco distante, se comportaba de una forma extraña conmigo, no era el mismo desde el domingo, y eso hacía que me sintiera... mal.Si, me sentía mal porque no sabía lo que le pasaba y no era capaz de preguntárselo por miedo a una contestación que no me gustara . Soy una cobarde en ese sentido.Soy su amiga, si no se lo pregunto yo... ¿Quién lo hará? Pero no, claro, como la miedosa de la niña no se atrevía... pues nada. Él sufriendo por dentro y yo sin saber hacer nada. Es una vergüenza.No. En realidad, soy una vergüenza. ¿Cómo puedo ser tan cobarde con mi propio amigo?

He estado toda la semana dándole vueltas al asunto, pero cada vez que me decidía a preguntarle porqué estaba así... volvía a entrarme mieditis por lo que pudiera contestarme.

Hoy ya es viernes a última hora de clase: tecnología. Es una de mis asignaturas favoritas, pero ahora mismo me es imposible concentrarme.Gas no está, no tenemos ésta asignatura en común. En realidad, solo tenemos cuatro: matemáticas avanzadas, filosofía, inglés y educación física.Suena la sirena por fin y salgo casi a la carrera a la calle. Miro al cielo, hoy hace bastante mal día, parece que el cielo se ha puesto de acuerdo conmigo. Hay muchas nubes oscuras, por lo que lo más probable es que esta tarde llueva. Lo que me faltaba hoy.Algo me toca el hombro y me giro para verle caminar hacia el aparcamiento.

- Vámonos.-me dice al pasar por mi lado.¿Qué nos está pasando?Me meto con él en el coche y al instante arranca, dando un acelerón.No puedo evitar entristecerme. Antes teníamos una relación... perfecta. Siempre nos estábamos riendo, picándonos, diciendo tonterías...¿Por qué ha cambiado eso?¿Por qué no puedo tener una relación normal con alguien? ¿Por qué se arruina todo tan rápido?

- ¿Qué te pasa?Su voz suena fría y distante, como si los días en los que hablaba siempre de modo travieso y juguetón fueran simplemente producto de mi audaz imaginación.No me había percatado de que he agachado la cabeza y mis ojos empiezan a nublarse por las lágrimas hasta que no he levantado la vista hacia él, que mira la carretera.Me seco los ojos con rabia y me hago la dura.

- ¿Qué está pasando, Gas?Me mira durante unas décimas de segundo para volver sus ojos hacia delante.

- No pasa nada.Y voy yo y me lo creo.Estoy empezando a artarme- ,Estupendo.

- ¿Estupendo?-pregunta, confuso por mi reacción.No dice nada más, yo tampoco. Creo que está esperando a que diga algo.ok listo.

- ¿No me vas a hablar más en tu vida?-inquiere, como si esta conversación fuera algo gracioso.A mi no me hace una maldita gracia.Esto ya pasa de castaño oscuro.

- Para el coche.- ¿Qué?- Para el coche.-repito con toda tranquilidad del mundo.- No pienso hacer eso.¡Idiota!

- ¡Que pares el maldito coche!- ¡¿Qué te pasa ahora?!-dice arto, acelerando.¡Encima se enoja él! ¡Esto es el colmo!

- ¡¿Que qué me pasa a mí?!-exploto, profundamente ofendida.- ¡¿Qué te pasa a ti, Gas?! Eres tú el que un día se muestra súper cariñoso conmigo y al día siguiente pasa de mí.No dice nada, se mantiene callado, conduciendo y mirando hacia delante, por lo que yo sigo hablando.

- Y, ¿Sabes?-grito, sin poder controlar las lágrimas de rabia.- ¡Tengo sentimientos! ¡No soy una pared, soy un maldito ser humano, aunque nadie en este estúpido mundo se dé cuenta!Ya hemos llegado a mi casa, y el coche va descendiendo su velocidad. Antes de que pare del todo, salgo dando un portazo.Encima empieza a llover, empapándome de arriba abajo y llevándose así mis lágrimas, que se mezclan en mi cara con las pequeñas gotas de lluvia que caen del cielo.

- Rochi!Oigo como me llama a gritos, pero no quiero darme la vuelta. No quiero volver a hablar con ese impresentable.Entro en mi casa y cierro con otro portazo.

- Anda, hermanita, ya estás aquí.Ni siquiera miro a Nico cuando paso por su lado. Subo directamente a mi habitación y cierro la puerta.¡Estoy harta del mundo! ¡Harta de la gente!Me quito la ropa y me doy una ducha larga para intentar quitarme en enfado, aunque solo sea un poco, pero ni eso.Me pongo el pijama y me meto en la cama. Quiero dormirme hasta cumplir los dieciocho y poder largarme de aquí de una maldita vez. Poco a poco, noto como los párpados se me cierran solos y el sueño acude a mí...Maldito Gas...

Unos brazos me sacuden para que me despierte, pero no quiero hacerlo, no quiero abrir los ojos.

- Rochi levantate.-me dice la inconfundible voz de Nico.Me revuelvo y me acuesto para al lado contrario, dándole la espalda.¿No entiende que no quiero levantarme?

- Ya son las diez, peque, has estado ocho horas durmiendo.¿Y a mi qué?

- Tienes que comer algo.-insiste.- No quiero comer, no quiero levantarme.Tan rápido que me quedo asombrada, me coge en brazos y me sienta sobre sus rodillas como si fuera una niña pequeña.

- Cuéntame, ¿qué ha pasado?¿Y pretende que se lo cuente a él?

- No quiero hablar de eso.- ¿Has discutido con Gas?¿Qué pasa, que una chica solo puede llorar por un chico?

- Si, he discutido con Gas.Cuesta admitirlo delante de mi hermano, pero... es mi hermano, al fin y al cabo.

- Te gusta de verdad, ¿no?- ¿Por qué empiezas otra vez con eso?Me levanto, enfadada conmigo misma, y me encierro en el vestidor para cambiarme. Aún así, mi hermano sigue hablándome a través de la puerta.

- Vamos, no es algo tan grave, pequeña.- ¡Que no es grave!-digo con ironía, histérica.Me visto con ropa larga y negra de deporte y salgo, enfundándome un gorro del mismo color en la cabeza.

- ¿Ahora dónde vas?- A correr.¡Necesito salir de aquí!Correr lejos...

- Deberías comer algo antes.- No me digas lo que tengo que hacer.Salgo corriendo hacia la calle. Sin poder remediarlo, miro hacia la casa de al lado y la rabia vuelve a mi sangre.Estúpido...Empiezo a correr suave, escuchando únicamente en golpear de mis pies contra la acerca y el de las gotas contra mí y todo mi alrededor. Cada vez llueve con más fuerza, pero no me importa.Un sonido más se junta con los otros dos... Un coche.Miro hacia mi izquierda y aprieto los puños al reconocer el Auto anaranjado de Gas . Se oye zumbido de la ventanilla al bajar y al dueño del coche diciendo:

- Entra al coche,Rocio vas a coger una pulmonía.- Déjame en paz.- Párate ya y sube.¿Es tonto o qué? Si digo que no voy a subir es que no voy a subir.

- Lo siento, ¿ok?No digo nada.

- ¡Rochi, por favor, ya te he dicho que lo siento!- Con una falsa disculpa no se arregla nada.-digo, mirando hacia el frente.

El coche sigue yendo a la misma velocidad que yo, es frustrante.

- ¡Lárgate y déjame en paz!- Sube.-insiste.- No pienso subir.- ¡¡Entra en el maldito coche de una vez!!Me giro sorprendida. Gas nunca me había gritado así. Sus ojos se clavan en los míos, pero tengo que apartar la mirada para poder concentrarme en mi enfado y no perder el norte.

- Sube o te subo.- No te atreverías.-digo, con un deje de ironía.- ¿Que no?El coche para y yo empiezo a correr más deprisa. Al segundo, siento como me sigue, va rápido. En realidad, demasiado rápido. No creo que pueda aguantar este ritmo durante mucho tiempo...El final es inminente.Una de sus fuertes manos me agarra del brazo y me hace girar para mirarle.El agua cae por su cabello medio largo, resbalando por su rostro crispado, al igual que por el mío debajo del gorro. Sus ojos me taladran.Para mi desgracia, resulta demasiado... atractivo en este momento.Intento desairarme de su agarre, pero me sujeta de los hombros con ambas manos, haciendo imposible mi huída.

- ¡Suéltame!- No.-se limita a decir, para luego añadir-: No hasta que me escuches.- No quiero escucharte.- Yo no quería mojarme y me estoy mojando, a si que ahora vas a escuchar lo que tengo que decirte sin rechistar.No digo nada, pero mirando a sus ojos estoy segura de que ya se lo esperaba.

- Siento haberme portado así contigo estos días.Coge un mechón de mi flequillo que se ha escapado del gorro y lo aparta a un lado con el más suave de los roces.

Me estremezco sin querer.

- ¿Por qué?-solo se me ocurre eso que preguntar, y lo hago tan bajito que no sé si me ha oído.Sonríe de forma... ¿triste?

- Porque pensaba que te había molestado lo del sábado.Habla en pasado.¿Quizás sabe que yo...No.

- Pero ahora sé que no es así, esta tarde me he dado cuenta de que tú también querías que lo hiciera.Pues sí, si que lo sabe.

- ¿Y qué te hace pensar eso?Comprendeme, tengo miedo.Se ríe.

- Vamos, Rochi, con el numerito que me has montado antes ¿cómo quieres que no me diera cuenta?Aprovecho que no está concentrado en sujetarme para darme la vuelta y empezar a caminar.¿Qué se ha creído éste?Es un estúpido...Vuelve a alcanzarme, sujetándome ésta vez por la cintura con ambos brazos, apretándome contra él. Intento escaparme de nuevo, pero es inútil.

- ¡Suéltame- Mírame a los ojos y dime que me equivoco.-dice el muy listo, levantando mi barbilla con un dedo.Las gotas cada vez caen con más fuerza sobre nosotros, estoy totalmente empapada y empiezo a tener frío.Lo miro a los ojos, pero me es imposible decírselo.

- Eres idiota.-digo al fin.-Primero pasas de mí y ahora me vienes con esto, ¿qué te crees que soy, un gatito cualquiera?- Deja de decir burradas.- ¿Burradas? No son burradas, Gas; estoy harta de que la

gente me trate como si fuera un trozo de carne.- Yo no te trato como si fueras un trozo de carne.-se defiende, estrechando aún más su agarre.- Llevas toda la semana haciéndolo.- No era mi intención.La intensidad de sus ojos me atraviesa.

- Di lo que tengas que decir y vete.¿Desde cuándo hablo así?A él parece que le da igual mi tono, pues sonríe de forma traviesa y dice:

- Si el sábado hice lo que hice fue porque te deseaba, Rochi. Es más, no tienes ni idea de lo mucho que te deseo ahora mismo.su sonrisa se ensancha.¿ Gas me... desea?¡Cómo puede soltarme algo así y quedarse tan tranquilo!

- Mírame.¿Cómo quiere que le mire ahora mismo? Estoy totalmente en estado de shock, no puede pedirme eso.Sus manos suben por mi espalda hasta mi rostro y lo cogen para alzarlo hacia él.¿Cómo puede ser tan guapo el muy asqueroso?Sus ojos bajan de los míos para mirar mis labios.¿Acaso va a...

Capítulo 13: Preparándose para la gran fiesta. - Que haces?- Voy a besarte.-me suelta.- ¿Q... qué?- Que voy a besarte.¡No me hace gracia! Me tiemblan las piernas...Se inclina hacia mí.¡¡¡¡¡¡¡Qué hago!!!!!!Sus labios... Los míos....creo que estoy empezando a perder la cabeza.Su boca se une con la mía y soy incapaz de evitarle. ¿Qué me ha hecho?Sus labios acarician los míos con delicadeza, mi boca se abre involuntariamente en un suspiro, lo que aprovecha

para adentrarse en ella y recorrerla intensamente con su lengua caliente.¿Por qué siento como si estómago diera volteretas? ¿Qué es esta sensación tan extraña?da igualLe correspondo, echando mis brazos hacia su cuello y apretándome más contra él. Su beso se hace más intenso y yo me siento desfallecer.Cómo besa...Jamás había pensado que me sentiría tan... así por esto.

Después de unos minutos que me parecen eternos, se separa unos centímetros de mí para mirarme a los ojos.

- Beso bien, eh.-dice, gracioso.Le golpeo en un brazo, intentando contener la risa.

- Sos un creído.Se ríe.Parece que por fin he recuperado a Gas.Pero, ahora que lo pienso... ¿qué somos ahora?¿Somos amigos?No se, yo tengo amigos y nunca se me ocurriría besarme con ellos como lo he hecho con Gas.¿Somos no...No, esa palabra me da escalofríos. 

- Ya son las once, deberías volver a casa.- ¿Ahora sos mi papi protector?-me burlo.- Te vas a poner mal y no vas a poder ir a la fiesta de mañana.- ¡Si, por favor!Se ríe, pero se da la vuelta y me guía hasta su coche con su brazo en mi cintura.

- Te voy a mojar la tapicería.-le digo.- Eso da igual.¿Por qué sonríe tanto?Me abre la puerta y espera a que me siente para cerrarla con una sonrisa y darse la vuelta para entrar por la otra. ¿No se da cuenta de que está lloviendo ?Se sienta, me mira y sonríe de nuevo antes de arrancar y

dar la vuelta al coche para ir hacia mi casa, donde para y se baja conmigo para acompañarme hasta la puerta.Me quito el gorro cuando estamos abajo sacudo el cabello aplastado contra la cabeza. Seguro que ahora está peor.

- Bueno, mañana nos vemos, princesa.-dice él, dándome un beso en la comisura derecha de mis labios.Me asombro.

- Si te beso otra vez no podré dejar que te vayas.Me sonrojo, pero sigo mirándole a los ojos, él sonríe.Se da la vuelta y camina hacia su coche.Ahora que lo pienso... ¿ha dicho: nos vemos mañana? Si, ¿no?

- ¡Gas!-se da la vuelta.-Pero si mañana no...No me deja hablar más, pues se mete en el coche, me dedica otra sonrisa y arranca, levantando el agua del suelo.¡Qué raro es, Dios!¿Quién conseguirá entender a los chicos un día? Yo creo que ni ellos mismos se comprenden.Sacudo la cabeza y entro en casa (hogar, dulce hogar).

- ¡Estas empapada!Me giro hacia mi padre, que está en la puerta del comedor mirándome serio. Ahora viene la parte en la que me muero de miedo.A ver, no me malinterpreten. Mi padre no es un dictador ni nada por el estilo, es más, nos deja mucho a nuestro aire en cierta medida; es que tiene una voz y un porte que impone, no se si me he explicado.

- No pasa nada, papá, estoy bien.- Nico.-llama a mi hermano sin dejar de mirarme, éste aparece al instante.- Pide unas toallas para tu hermana.Él se va y mi padre se acerca a mí.¡Es enorme! (de alto)

- ¿Por qué has salido a correr tan tarde?- Necesitaba... relajarme.¿Cómo explicárselo de otra manera?En ese momento,Nico aparece por detrás y me echa una

toalla enorme de color verdoso por encima, abrazándome para que coja calor.

- ¿Todo bien?-me pregunta al oído.- Todo bien.Estoy segura de que sonríe.

- Bueno, no vuelvas a hacerlo.-dice mi papi, dándome un beso en la frente.-Me tenías preocupado.¡Qué family que tengo!Mi padre se va hacia el comedor y yo me giro hacia Nico.

- Siento haberte hablado así antes.Sonríe.

- Te perdono.Qué gracioso que es.

- No me tienes que perdonar nada.-digo, burlándome.Pasa de mí. Está tan acostumbrado a esto que le es indiferente lo que le diga.¡Hazme caso, melón!

- Es más, no te he pedido en ningún momento que me perdonaras nada.No podemos dejar de picarnos ni ahora.Se va hacia el comedor con una sonrisita, pero antes de llegar se gira un poco y dice, sacándome la lengua:

- Anda, sube a cambiarte y baja a cenar, te estamos esperando.Subo corriendo las escaleras.¿Por qué me siento así? Parece que floto.Me río de mí misma mientras entro en mi habitación y me tiro sobre la cama. Soy patética. ¿Qué digo patética? ¡Patetiquísima!¡Qué vergüenza!Cualquiera que me vea en este estado...

Después de levantarme a las once de la mañana, pasar la mañana en la pileta, comer y acabar con un gran baño

relajante, ya me estoy preparando para la fiestecita esa. He extendido el vestido sobre mi cama y ahora estoy en mi baño mientras terminan de recogerme el pelo unos peluqueros que han venido para adecentarnos un poco.

- Ya está, querida.ok he de reconocer que es un recogido precioso. El flequillo está más abultado y cae sobre la mitad de mi cara, sobre mi ojo derecho; el resto del cabello me lo han subido en un moño alto con pequeñas flores blancas de decorado (es un adornito un poco cursi, pero queda bien)- Me gusta.La peluquera sonríe y se va con su equipo a la habitación de Nico. ¡Qué gente más rápida! No me ha dado tiempo ni a darme la vuelta.Miro el reloj, son las... 20:15.Creo que ya es hora de ponerse el vestido y maquillarse un poco.Me quito la ropa con cuidado y, con más cuidado aún, me pongo el maravilloso vestido blanco que me estaba esperando. Es muy ligero aunque no lo parezca, y tan bonito...Paso mis manos por la cintura del vestido y por su caída después, en las piernas.Tengo... diez minutos para maquillarme. Perfecto.Me pongo una camiseta grande por encima del vestido para no mancharlo y me sujeto el flequillo al lado para poner la suave base de maquillaje. Apenas una fina capa, pero que realza cantidad.Luego, una línea pequeñita en el párpado superior plateada intensa y sombra blanca justo por encima. Plateado también bajo las pestañas inferiores y perfilador negro por todo el ojo. Intenso pero resultón.Me río de mí misma, soy patética.

- ¡Rochi, tenemos que irnos!-grita una voz a través de mi puerta.¿¿Ya son las nueve?? Dios, cómo pasa el tiempo cuando estoy tan embobada. No pasa nada.Me quito la camiseta, suelto mi flequillo y me miro otra vez al espejo. Esto se está empezando a convertir en una mala costumbre, desde luego.

dale, estoy okay.Me pongo los tacones a toda prisa y salgo.De acuerdo, estoy nerviosa ¿Por qué? No tengo la más remota idea, pero tiemblo y no es de frío. Realmente ridícula.Bajo las escaleras con cuidado (como de un mal paso con estos zapatos me voy de cabeza contra el suelo, y no queremos eso, ¿verdad?)

- ¡Wau!-dice Nico con una sonrisa cuando viene a ayudarme a bajar los últimos escalones del diablo.¿Ese “wau” va para mí? ¿Se ha mirado en el espejo? Sí, seguro que unas mil veces. Pero ¡Dios! Va guapísimo...

- Me lo tomaré como un cumplido.-le suelto.Se ríe.

- Vas preciosa, cielo.Vaya, no me había dado cuenta de que estaba aquí mi padre. Lo miro.Ya sabemos de donde ha sacado la elegancia y el atractivo mi hermano. Van vestidos igual, por cierto; traje y corbata negra y camisa blanca, aunque creo que mi padre va de Dona Karan y Roberto de Armani.¡Guapísimos! si lo miramos por otra parte, ¿no?Sonrío.

- Patricia.-se gira hacia ella, que está de pie al lado de la puerta.-Cuida bien de Monito, y si ocurre cualquier cosa llámame.- Si, señor. No se preocupe, todo irá bien.Que el cielo te proteja, chica.No querría yo ponerme en tu lugar al cuidar a mi hermano y su amigo, que se queda a dormir esta noche.Nos vamos los tres fuera, donde nos espera una limusina enorme negra. ¡Dios, no habrá nada menos cantoso en lo que gastar el dinero!Es demasiado.

- Papá, ¿no es excesivo?-le digo.Esboza una sonrisa. Nico está encantado, le encanta llamar la atención (más de lo normal).

- Siempre vamos en limusina a estas fiestas.- Y yo siempre te pregunto si no es excesivo.Me conduce dentro dándome empujoncitos en la espalda, entrando después de mi hermano. Me siento en el elegante cuero negro con Nico al lado y mi padre en frente, aunque tan lejos que apenas le veo. ok, soy una exagerada.

- ¡Champán!-exclama mi hermano, cogiendo una botella de la nevera que hay a su lado.Le miro exasperada.

- ¿Por qué te asombras tanto? ¡Siempre hay!Me saca la lengua. Es un niño pequeño enjaulado en un cuerpo (de escándalo) de un chico de diecinueve años.Abre la botella con un ágil movimiento y sirve tres copas.

- Rochi, no bebas mucho.-dice mi padre.Nico se ríe.

- Ni que se fuera a emborrachar por una copita de champán.Ahí tiene razón, ¿cuántos grados tiene esto? ¿Cinco, ocho?Bebemos tranquilamente mientras el coche sigue su curso. La verdad es que el alcohol no es lo mío, no me gusta. Es el mundo de cualquier adolescente normal (quien diga lo contrario miente) y no le encuentro la gracia. ok, otra razón por la cual soy RARA. ¡¡RARA!!

- Y tú, Nico, procura comportarte con las muchachas, que luego todo se sabe.Siempre le dice lo mismo.

- Lo intentaré.-contesta mi hermano con una pequeña sonrisa pícara que no se me escapa.- Nunca te hace ni caso, ni que no lo conocieras.-le digo a mi padre, que sonríe al instante.Todos tenemos un papel en la familia. Es sencillo.Mi padre es el adulto, el que renunció a su juventud por tener a su hijo. Aunque eso nunca le ha preocupado, él sabe divertirse solito (soy su hija y se supone que yo no debo saber nada, pero de todo se entera una, oye).

Sinceramente, estoy segura de que cuando era joven era un mujeriego, es más, tengo claro que lo sigue siendo ahora.Mi hermano Nico es el “malo” de la familia. No malo en el sentido de malvado, sino malo en el sentido de rebelde. No estudia, hace lo que le da la gana cuando le da la gana y se tira a todo bicho viviente que según él merece la pena. Mi padre no le reprocha nada y todos felices.Mi otro hermano, Monito. Bueno, él es el niño, supongo que es el que representa la inocencia de la casa, ya que los demás somos más mayores y la perdimos hace tiempo (unos antes que otros, debería añadir). Y espero que la conserve bastante tiempo, es bonito creer en cosas de pequeñosYo. Bueno, yo soy un espécimen raro, pero en mi familia represento la inconformidad contra la sociedad y la madurez prematura que resulta insoportable para los demás adolescentes descerebrados. Si, creo que esa es una buena definición. Supongo que en algunas ocasiones debo actuar como la adulta en casa, aunque no lo sea; porque los demás están demasiado ocupados en sus niñerías como para darse cuenta de que tienen que decir algo maduro. Creo que por eso seré yo la que herede la empresa de mi padre y no Roberto (aparte de que él no quiere estudiar, como ya he dicho).Bueno, ésta es la conclusión a la que he llegado en esta pequeña reflexión inútil:Mi padre representa la aparente formalidad, mi hermano mayor la juventud (con el lema: ¡¡La noche es joven!! Es una frase estúpida

Capítulo 14: ¿Entrada triunfal? De repente, el coche para y yo empiezo a temblar de nuevo, ¿soy tonta o me hago?¿Se dan cuenta de que me paso el día insultándome a mí misma? Es deprimente.

- ¿Me permite llevarla de mi brazo, hermosa doncella?Me giro hacia mi hermano, que ya ha salido de la limusina y me ofrece el brazo con una sonrisa burlona.

- Qué gracioso estás hoy, ¿no?

Se ríe. Dejo al lado mi orgullo estúpido y me agarro de su brazo para salir e ir hacia la casa, que, cómo no, es una mansión enorme de algún empresario estúpido, o quizás de algún duque o marquesito. Qué asco de sociedad.Entra primero mi padre, saludando al anfitrión, que se encuentra dentro de la puerta de la sala de baile, recibiendo con un fuerte apretón a sus invitados. Luego entramos Nico y yo. Le saluda a él estrechándole la mano (qué dulce puede llegar a ser mi hermanito con los desconocidos...) y sus ojos negros se posan en mí. Mantengo la mirada, nunca bajaría la cabeza ante nadie.

- Señorita Igarzabal...-dice, cogiendo mi mano y dándole un beso.Parece que estamos en el siglo pasado, no jodas. ¿Señorita? Es deprimente que con diecisiete años te llamen señorita, suena a monja de los años veinte o algo por el estilo.Tengo que ser amable, me repito una y otra vez.Esbozo una sonrisa que espero sea convincente.

- Mi hijo estaría encantado de conocerla, se lo presentaré luego.Estoy segura.

- Será un placer.-digo.Soy una falsa.Sonríe satisfecho y Nico me arrastra fuera de allí, a la sala de “cocktail”, donde se han formado grupitos y algunas parejas bailan al son de la música que llega desde el jardín trasero y entra por un gran ventanal abierto de par en par. La sala está preciosa, realza su grandeza con decorados blancos por todas partes.

- ¿De verdad quieres conocer al hijo del duque?-me pregunta, gracioso, Nico al oído.Hago una mueca que acaba en una sonrisa.

- Pues claro que no, solo pretendía ser amable.Se ríe y me conduce, aún agarrados por su brazo, hacia una mesa que hay en un lateral de la sala donde hay varias copas de champán burbujeante.

- A lo mejor es de tu gusto.-vuelve al tema.Le miro fijamente.Seguro que no es mejor que Gas...Pero, ¡Dios, qué estoy diciendo!Al instante, siento como mis mejillas se llenan de sangre cada vez más caliente. ¡Qué vergüenza!Cojo una copa y me mojo los labios para hacer algo y que mi sonrojo pase desapercibido.

- Te dejo sola un rato, no te importa, ¿no?Sus ojos azules ya no me miran a mí, por suerte; ahora se centran en un grupo de cuatro muchachas que deben ser más o menos de mi edad, con largos vestidos de colores demasiado llamativos para mi gusto, que están hablando y soltando risitas tontas.¿Cuál caerá primero?Todas a la vez, seguramenteNo fallo. Según mi hermano se acerca a ellas, la primera que le ve parpadea un par de veces, atónita, como comprobando si es un ser real, y le da un golpe a su compañera de al lado, que repite el proceso. Así en cadena hasta que las cuatro se quedan mirándole como tontas, con los ojos brillantes. 

- Rocio Igarzabal, supongo.Me giro hacia la derecha para ver quien me habla. Es un hombre de unos treinta y pocos años, de pelo oscuro, piel morena y amable sonrisa. Parece buena onda.

- ¿Cómo sabe mi nombre?-pregunto.Su sonrisa se ensancha.

- Lo he oído mencionar a unos muchachos según ha entrado.Reprimo una carcajada, el hombre parece divertido por la escenita.

- ¿Qué se le ofrece?-pregunto.- Me gustaría ofrecerle trabajo.-suelta.-Por cierto, mi nombre es Andy.Desde luego, no se anda por las ramas.

- ¿Trabajo?- Si, como modelo fotográfica para Dolce&Gabanna.Me quedo muda. ¿Yo, modelo? No me veo.¿¿¿MODELO, YO???Me tiende una tarjeta, que cojo rápidamente. Es un papel tan fino que temo romperlo con mis torpes manos

- Pensalo.-me dice mientras se va.- Cuando hayas tomado una decisión llámame a ese número.Okay, llamar a un extraño para convertirme en modelo de una de las mejores marcas del mundo de la moda. ok, de acuerdo.No pienso aceptar ni loca.Pero tampoco puedo tirar la tarjeta en un suelo tan nose, me da lástima. ¿Qué hago con ella? No llevo bolsillos.Recurriremos a la técnica oculta de las viejas... ¡al escote! Lo meto con un movimiento desapercibido y compruebo que no se vea.Vuelvo a dar un trago a mi copa, ya no me acuerdo de que no me gusta el champán. Solo llevo quince minutos aquí y ya han intentado engancharme con un duquesito y meterme de lleno en el mundo de la moda (del cual yo se supone que huyo).

- ¿Me concede este baile?¿Por qué la gente me habla por la espalda? ¿Qué pretenden, hacer una entrada triunfal? ¡Me ponen nerviosa!Me doy la vuelta, y miro al muchacho que habla. Abre los ojos aún más mientras mantiene una sonrisa que pretende ser pícara, o algo semejante.es de Piel morena, cabello largo , moreno y ojos grises. Es una pena que a mí solo me gusten los chicos rubioscon los ojos indefinidos.Definitivamente estoy mal de la cabeza...Me ofrece el brazo y yo miro a nuestro alrededor. A unos pocos pasos hay un grupo de chicos que nos miran. Cuando se dan cuenta de que les estoy observando, cambian su mirada hacia otro lado.ami no me engañan...

- ¿Qué ganas?-pregunto, sin dejar de mirar a los chicos.El muchacho se revuelve nervioso.

- ¿Q...qué? ¿De qué hablas?Lo miro con escepticismo. ¿A mí me van a venir con éstas? 

- De la apuesta que has hecho con tus amigos. ¿Qué ganas si yo acepto bailar contigo?Esboza una sonrisa.

- ¿Cómo lo has sabido?-pregunta.- No es la primera vez que me pasa.Y es verdad. Se supone que yo soy “la inaccesible”, por eso se suele hacer apuestas con respecto a mi... ¿conquista?Cojo el brazo que ya está retirando, admitiendo su derrota.

- Bailaré contigo para que ganes... porque me has caído bien.Sonríe y me guía hacia donde están bailando las demás parejas.Estoy irreconocible.Me coge la mano derecha entre la suya y desliza su otro brazo alrededor de mi cintura. Mi mano vuela hacia su hombro y bailamos tranquilamente la suave música que llega desde el jardín.

Dos cambios de pareja después, mis pies están que no pueden más. Debo llevar como hora y media bailando y estoy reventada. Y encima parece que el muchachito éste quiere bailar otra, ni siquiera sé cómo se llama ni nada.Se acaba la canción (por fin) y voy a decirle al chico que me disculpe porque me voy a sentar, cuando otro brazo me coge de la cintura desde atrás.

- ¡Eh!-se queja el muchacho.¿No debería quejarme yo?Me doy la vuelta, cabreada por ni siquiera haberme avisado de ese gesto; pero mi furia se agranda cuando lo reconozco.

- ¿Peter?-pregunto, confusa.Sonríe. Hace tanto tiempo que no veo su sonrisa que me alegro tanto que sonrío con él. Le hecho de menos...

- Buenas noches, pequeña.Su voz sigue igual...¡Claro que sigue igual, pedazo de estupida! ¿Eres tonta o qué?

- ¿Qu...qué haces aquí?Sonríe y sacude la cabeza con impaciencia.

- Parece que tu memoria va menguando con el tiempo.-dice, picándome. Otra cosa que no ha cambiado.- Mi familia pertenece a la Sociedad, ¿recuerdas?Es cierto. lo olvidePero, antes, Peter nunca venía a estas fiestas, decía que ni siquiera su madre le iba a obligar a venir.El chico con el que bailaba se va, murmurando algo por . Parece ser que se dio cuenta que aquí sobra Pobre.

- ¿Me acompañas un segundo a la terraza? Quiero hablar contigo.Asiento con la cabeza y le sigo. Ya estoy empezando a ponerme nerviosa... por nada.Hace una buena temperatura en el balcón, ni frío ni calor.Peter se apoya en la barandilla blanca pulida, mirando hacia delante, y yo me quedo a su espalda, esperando a que hable.¿A qué espera?Pasa el tiempo y él sigue sin moverse. Está tan quieto que pienso que se ha dormido.

- ¿Peter?-tanteo.Al fin, gira su cuerpo hacia mí y clava sus ojos en los míos. Se acerca pasito a pasito hasta quedar a unos pocos centímetros. Soplo a mi flequillo para que se aparte, esta conversación es entre él y yo, no tiene por qué meterse. Estoy definitivamente loca.

- ¿Qué pasa? Me estás asustando.Esboza una sonrisa que parece algo triste.

- Han cambiado mucho las cosas, ¿no?-dice.- ¿Quién imaginaría que nos iba a costar tanto hablar?

Esto es muy raro, no me gusta.

- Esto cambió porque tú quisiste.-le acuso, arta¿Me deja tirada y ahora me viene diciendo que han cambiado las cosas? ¿Pero quién se cree que es?

- Ay, mi pequeña Rocío.-suspira, sonriendo aún más y extendiendo una mano hacia mi mejilla.- Siempre tan orgullosa...Aparto su mano de un manotazo.

- No soy tu pequeña Rocío.Su gesto cambia radicalmente a una mueca de enojo que no comprendo. ¡La que se tiene que enfadar ahora soy yo!

- No, ahora ya eres de otro, ¿no?-dice con ironía.¡¡¡Cómo!!!

- ¡¿De qué me estas hablando?!Puede que haya subido mucho el tono, pero es que... ¡¡¡¡no soporto esto!!!!

- ¿Tú qué crees?-grita él.- ¡¡Ya he visto lo bien que te llevas con el nuevo!!¿Y qué tiene que ver Gas en todo esto?

- ¡¿Que ? primero me dejas sola y ahora vienes a recriminarme con quien me voy y con quien no?!- ¡No soporto que estés con ese tipo!¡¡¡Qué anormal!!!

- ¡Me da igual lo que tú soportes y lo que no!-grito.- ¡Yo me voy a ir con quien quiera cuando quiera!Mi respiración se está agitando por momentos, la suya también. Nos miramos directamente a los ojos, con furia impregnada en ellos.De pronto, todo ocurre muy deprisa. Sus ojos miran por encima de mi cabeza, sus manos cogen mi rostro con fuerza y sus labios presionan sobre los míos de tal forma que no puedo evitarlos.

Capítulo 15: Mala jugada...

Su boca se mueve insistentemente contra la mía, que no le corresponde. No puedo hacerlo cuando en realidad no son sus besos los que yo quiero...Le aparto de un empujón y me giro con rapidez. Tengo un mal presentimiento.Presentimiento que se confirma cuando veo sus preciosos ojos llenarse de una ira hasta este instante desconocida por mí. ¿Qué he hecho?Miro, impotente, como Gas se gira y sale de la sala sin decir nada.No sabía que estaba aquí...Ahora todo encaja... Él iba a venir...Por eso ayer me dijo “hasta mañana”... Por eso sonrió de esa forma cuando fuimos al centro comercial y le dije que tenía una fiesta este sábado...que hice...¡No, no ha sido culpa mía!Me vuelvo hacia Peter con lágrimas en los ojos.

- ¡Te odio!-grito.Ya no me queda nada más que hacer que intentar explicárselo a Gas y odiar a Peter por toda la eternidad.El muy... me mira con una sonrisa desquiciante, ¿Dónde está mi amigo, quién es él?

- Tu eras mi lindo trofeo, el más codiciado; y has caído, como las demás.Mi mano va sola hasta su rostro y lo abofetea con fuerza.

- ¿En qué te has convertido, Peter? ¿Quién sos?El sabor salado de mis lágrimas se une al amargor de mis labios.

- ¿Sabes? Estar al borde de la muerte me hizo comprender que debía vivir la vida al máximo, y eso es lo que estoy haciendo. Simplemente soy un vividor, encanto.- ¡¡Lo que eres es un estúpido!!-grito, sin poder contenerme.- Tú no eres mi amigo, no eres el Peter que yo conocí.Su gesto se vuelve frío, y yo deseo borrárselo con un

puñetazo.

- Tenes razón, no lo soy.- ¡¡Vete a la mierda!!Dicho esto, entro de nuevo en la sala de baile y me dirijo hacia la puerta. La gente me mira, ya que debo tener un aspecto lamentable, pero no me importa, solo quiero irme.Justo antes de conseguir mi propósito, unos fuertes brazos me sujetan de la cintura.No me siento amenazada, sino protegida, porque sé de quien son...

- ¿Adónde vas?-me pregunta Nico.Ya apenas puedo articular palabra por las lágrimas, pero hago un esfuerzo y, con un susurro, digo:

- Me voy a casa.No puedo aguantarlo más. Mis ojos se nublan de nuevo, no puedo dejar de llorar, provocando un desbordamiento de rimel por mis mejillas.Mi hermano me arropa entre sus brazos con un abrazo conciliador.Lo quiero tanto...Aunque nunca lo reconoceré en voz alta.

- ¿Qué te pasa?-pregunta, sin dejar de abrazarme.- ¿Es por Gastón? Le he visto salir antes bastante mal.Sollozo de nuevo. Parezco un grifo roto que no deja de gotear.

- Tengo miedo...-musito.- ¿De qué?¿De qué tengo miedo?Linda pregunta.Pues, tengo miedo de... de... Tengo miedo de perderlo. Tengo miedo de perder sus comentarios, su sonrisa eterna y su preciosa mirada, su agradable compañía, sus besos... Solo los he probado en una ocasión, pero ahora mismo me siento incapaz de vivir sin ellos. Había sido algo tan... ¿especial? ¿mágico?Baja de tu nube, Rocio. Lo especial, lo mágico, no existe, solo es producto de tu imaginación .

- Quiero irme a casa.-sollozo.- Vamos.Me guía con los brazos alrededor mía hacia el coche y me meto, acurrucándome en una esquina del asiento como un gato asustado.

- Espérame aquí, voy a avisar a papá de que nos vamos y a llamar a José Luís.- No... no hace... falta que te vayas tú, puedo ir sola.-digo entre hipos.- No digas tonterías.Dicho eso, cierra la puerta y me quedo sola en la limusina. Intento mirar hacia fuera, pero los cristales tintados me lo impiden. Todo está en mi contra hoy.

A los pocos minutos, la puerta vuelve a abrirse y mi hermano se acomoda a mi lado. El coche empieza a rodar con lentitud mientras Nico me coge en brazos y me sienta en su regazo, abrazándome con fuerza. Parezco más pequeña a su lado, pero me acurruco contra él y cierro los ojos. Ya no me importa nada.

Me encuentro como si me hubieran dado una paliza, me duele todo el cuerpo. Me incorporo en la cama y miro a mi alrededor. Todo está en calma, aunque ya debe ser de día.Cierro los ojos con fuerza, tratando de sacar valía de donde no la hay. Tengo que ser fuerte, tengo que explicarlo todo. Solo ha sido un accidente, él lo comprenderá.¡Fue culpa de Peter, no mía!Sí, se lo explicaré todo.Me levanto, corro las cortinas, dejando entrar la intensa luz del Sol sobre mi habitación, y voy al baño. Miro en el espejo mi cara enrojecida y hago una mueca, ¿ésta soy yo?Tengo los ojos hinchados de llorar y manchas rosadas por las mejillas.Me lavo la cara con abundante agua hasta que mi cara parece más o menos normal y no un cuadro de Picasso, y me visto para ir de inmediato a casa de Gas.¿Qué hora es?Miro el reloj de mi pared y mis ojos se desorbitan. ¡¿Las

siete de la tarde?! ¡¿He estado durmiendo más de diecisiete horas?! ¡Eso es inhumano!Bajo las escaleras a toda prisa y voy hacia la puerta sigilosamente para que nadie me vea.

- ¡Rochi!Me giro hacia Júnior, que se acerca corriendo hacia mí desde el salón, y le hago un gesto para que baje la voz. No quiero que se entere Nic...

- Veo que ya despertaste.¿Decías?

- Sí.-afirmo, meneando la cabeza como los perritos de los coches.- Me voy un momento, ahora vuelvo.Abro la puerta y salgo antes de que pueda decir nada. No quiero charlas ahora mismo, solo quiero que todo se arregle y vuelva a la normalidad... Bueno, a la relativa normalidad de antes de la fiesta...Voy hacia la casa de Clara andando. Siento como un hormigueo en el estómago muy desagradable...Llego a la verja metálica y llamo al timbre exterior.

- ¿Sí?-responde una voz.¡¡Ahora qué digo!!La voz sigue diciendo “¿sí?”.¡Pronuncia algo, estúpida!

- ¿Está Gastón?- No, no está ahora mismo en la casa, ¿desea dejarle algún recado?Ojala se pudra, ese es mi recado.Hago caso omiso a la vocecilla y apoyo mi espalda contra la verja, cerrando los ojos, preparada para esperar. En algún momento tendrá que volver, ¿no?

Oigo el inconfundible ruido de un motor a mi lado y abro los párpados súbitamente. El anaranjado del coche atraviesa mis pupilas con una rapidez inesperada, y mi cuerpo se tensa al instante.Se abre la puerta del conductor y de él sale Gas, vestido completamente de negro y con una gafas de sol que

ocultan sus maravillosos ojos indefinidos.Voy a decir algo, cuando la puerta del copiloto cede también y sale del coche una despampanante pelirroja teñida, vestida con una ropa que... ¿para qué mentirnos? ¡¡Es una gata!!Lleva una minifalda (un cinturón ancho, para entendernos) fucsia de plástico, unos tacones de aguja de los chinos verdes y un top ajustado que parece un sujetador escasito de tela blanco. ¿Pero de dónde ha sacado este gato?La pelirroja corre dando saltitos hacia él y se agarra posesivamente de su brazo. Miro hacia mí misma y me comparo con ella. Pelo rubio despeinado al aire, ojos verdes hinchados, más pálida que de costumbre, vestida completamente de negro con ropa ancha... ¿en qué nos parecemos?Parece que Gas no ha reparado en mi furiosa presencia, y, si lo ha hecho, pasa completamente de mí. Mira como “su chica” le agarra fuerza y se pega aún más a su cuerpo. ¡¿Pero qué haces?!¡¡Dios!!Cada vez estoy más furiosa. ¿Es que no se da cuenta de que estoy aquí? ¡¡Hazme caso, inútil!!Como atendiendo a mi desesperada llamada, alza su rostro hacia mí, reparando por fin en mi presencia. No puedo ver sus ojos por las gafas, pero siento como me atraviesa una mirada de hielo.Me hago la dura, manteniendo mi cabeza alta, aunque en realidad estoy temblando por dentro. ¿Cómo puede comportarse de esa forma ?

- ¿Qué haces tú aquí?-pregunta, con una voz que no reconozco.No se me escapa el tono con el que ha pronunciado ese “Tú”.Miro a la pelirroja significativamente y hablo.

- Vengo a hablar contigo... a solas.Me mira durante unos segundos, en los que creo desfallecer, y se vuelve hacia la chica, que tiene cara de tonta observándolo.

- Sube a mi habitación y me esperas allí.-la dice Gas.- En la

primera planta, la del fondo a la derecha.La chica asiente, le planta un beso , al que Gas corresponde, y se va con una sonrisa de oreja a oreja dentro de la casa.Las palmas de las manos empiezan a picarme de rabia, y unas ganas tremendas de saltar contra ella me asaltan instintivamente.

- ¿Qué quieres?Le miro, aún con la ira brillando en mis ojos.

- Darte una explicación.-digo.No pienso ceder ante él, y menos después de lo que acaba de pasar.

- No quiero ninguna explicación.-me contesta de forma cortante.Sonrío irónicamente, aunque en realidad me está matando.

- No te la debo, que es diferente. Pero quiero dártela.Se mantiene callado, con los brazos cruzados sobre su pecho. Alza las gafas y las coloca sobre su cabeza rubia, dejando que vea sus increíbles ojos.Visto de fuera, debemos dar miedo. Los dos de negro, con unas miradas tan airadas...

- Tú dirás.-me insta, impaciente.Ahí va.

- Me besó él, yo no tuve nada que ver.-explico, midiendo mis palabras.- Que yo sepa, para un beso se necesitan dos personas.¡Claro que se necesitan dos, pedazo de pánfilo! ¡Pero yo opuse resistencia, anormal!

- ¡Por dios, Gas ¿Y tú decías que me conocías?-digo, arta ,paseando de un lado a otro.- ¡Sabes perfectamente que yo no sería capaz de hacer algo así!A ver si comprendes de una vez por todas, cabezón!Baja los brazos de su torso y su rostro se tuerce en una mueca antes de decir:

- Yo lo único que sé es que me utilizaste para lo que quisiste y luego te chapaste al primero que viste...¿¿¿¿¿¿CÓMO??????

- ¡¡¿Qué?!!-grito, histérica.¿Pero qué dice este estúpido? ¡IDIOTA!Parece que él también pierde la calma. Su cuerpo se agita furioso y amenazante y grita conmigo.

- ¡Encima tenía que ser con él! ¡No había más chicos en el mundo! ¡Si le querías a él solo tenías que habérmelo dicho, no fingir todo esto¿Se ha vuelto loco?

- ¡A si que todo esto es por tu estúpido orgullo de machito, ¿no?!- ¡¡SÍ!!¡Me has traicionado con el primero que has visto, Rocío!- ¡andate a la mierda!-, ya con lágrimas de rabia en los ojos.- ¡Ya te dije que me besó él!Hace un gesto con la mano y se pone las gafas. Mi respiración está tan agitada que no consigo que mis pulmones se llenen a su máxima capacidad.

- ¿Sabes lo que he aprendido con esto?-no espera a que conteste- Que todas las chicas son iguales. No eres especial, Rocío, solo una de muchas.Se da la vuelta. Y vuelvo a ver por segunda vez en dos días, como se va para siempre... Esta vez si que no lo recuperaré más.Pero, ¿saben qué? ¡Estoy harta de perder!Primero a Peter, mi mejor amigo, y luego a Gas, mi... ya no sé ni siquiera lo que era para mí. Solo sé que era algo especial.¿Especial? Já. No pienso volver a caer en esas trampas de ingenuas . He madurado más en estos minutos que he hablado con él que en toda mi vida. Se acabó ser la buena chica, se acabó esperar a que me lo den todo resuelto, se acabó mi antigua vida...A partir de ahora, todo será diferente, cambiaré radicalmente.

Sonrío y seco las lágrimas de mi mejilla con indiferencia.Y sé exactamente por donde empezar mi cambio..

Capítulo 16: De vuelta al infierno. 

Dos meses después...

Dije que iba a cambiar mi vida y lo hice, ya nada es como antes.Acepté el trabajo como modelo que me ofreció Andy para Dolce & Gabanna y tengo sesiones fotográficas casi a diario. Me lo paso bien allí.He hecho amigas, aunque parezca increíble viniendo de mí. Son el resto de chicas que trabajan allí como modelos, la verdad es que son un encanto, no son tan superficiales como me las imaginaba en un principio, y te lo pasa genial con ellas. Todos los fines de semana nos vamos de fiesta, ellas tres y yo.Cambié, ya les dije.¿Yo de fiesta? Hace dos meses me hubiera parecido una broma, pero ahora es una realidad, y la verdad es que no está tan mal.Lo único que no ha cambiado en mi vida son mis estudios. Falta poco más de dos semanas para que me entreguen las notas de final de curso y estoy segura de que serán sublimes. No quería descuidar eso, es lo único que puedo mantener sin miedo.En lo que respecta a... Peter... A veces me lo cruzo en clase, pero ni siquiera nos saludamos. Nunca podré olvidar lo que me hizo el que yo había considerado durante años “mi mejor amigo”. Ahora que pienso, supongo que era solo una pose ante los demás, y saberlo duele.¿Gastón? No merece la pena ni nombrarlo. Después de intentar explicarle lo que pasó... ni me mira. Él no quiere saber nada de mí y yo no quiero saber nada de él. No es justo como me trató.Le cambiaron de clase hace tiempo (dos meses, en realidad. No ha perdido el tiempo), por lo que por lo menos allí no lo tengo que soportar y puedo concentrarme tranquilamente.Pero, bueno... todo lo que me ha pasado me ha servido para darme cuenta de que tengo que pensar más en mí

misma, supongo que vivía la vida equivocada, pero eso ya pasó a la historia. Ahora soy otra persona diferente, le moleste a quien le moleste.A mi hermano Nico, por ejemplo, le molesta. No sé el porqué, pero estoy segura de que no le gusta como me comporto ahora.Resulta que Gas y él se han hecho súperhipermegaamigos. Parece que vive en mi casa, y eso es algo que me molesta. Pasan absolutamente todo el tiempo juntos, cuando no están por ahí tirándose a cualquier gato que se les pone por delante (se me enciende la sangre de solo pensarlo). Ya casi no hablo con mi hermano por su reciente amistad con... ese.¡Dios! ¡Es un estúpido! ¡Lo odio!

Ahora mismo estoy en clase, aunque quedan...Mejor me callo, acaba de sonar la sirena.Intento sonreír, pero solo me sale una mueca fría. Hace semanas que no puedo sonreír de verdad, no sé qué me pasa, es frustrante.Cojo mi mochila, salgo a la calle y me dirijo hacia mi moto.Ah, se me olvidaba contarlo: me he sacado el carnet de moto (el trámite se ha acelerado por la influencia de mi padre, pero aprobé ambos exámenes, a si que no hay problema) y ahora tengo la mía propia. Es negra y lila eléctrico, preciosa.Voy a llegar a ella cuando unos brazos rodean mi cintura con lentitud y unos labios se presionan contra mi nuca. Me doy la vuelta.

- Dani...Se me había olvidado que había quedado con él después de clase (un rato, bueno... unos minutitos...)Daniel es... uno más, supongo.Le doy un beso en los labios (al fin y al cabo, es lo que se espera de mí ahora) y él corresponde con furia. Parece que me va a arrancar la cabeza, es un poquito bruto. Son besos fríos, sin nada que ofrecer más que un rato de supuesta diversión. En realidad, pocas veces resulta divertido, al menos para mí.

A los pocos minutos se separa, me da un pico y se va (¡Por fin!), soltando un:

- Adiós, preciosa.Así es la vida : te chapas a alguien y chau . Eso está bien, me gusta esa parte, la parte del: ¡¡Chau,!!Veo a mi hermano mirándome con seriedad desde su moto, aparcada al lado del flamante auto del innombrable, que también está mirando en mi dirección, hago una mueca. Saco un cigarro de la mochila y lo enciendo mientras me siento en la moto a fumar.Tampoco les he contado eso: fumo, aunque solo a veces, y porque necesito relajarme. Y lo consigue, me tranquiliza... unos minutos, lo que dura cada cigarro. No fumo demasiado en realidad, solo un par cada día como muchísimo.Cierro los ojos un momento y doy otra calada.Qué tranquilidad...No oigo el barullo de gente que se va, los coches arrancando, pasando por mi lado...Un segundo... Ese perfume...No me hace falta abrir los ojos para saber quien es.¿No será capaz de hablarme después de todo, verdad?

- ¿Qué quieres?Levanto los párpados, pero me arrepiento en el mismo instante en el que veo sus ojos. ¿Por qué son tan bonitos?

- ¿Qué hacías con ese?¡Y tendrá la cara de venir y recriminarme eso cuando él se tira a todo bicho viviente que ve!

- Es obvio, ¿no crees?Hace una mueca para no soltarme una burrada, estoy segura.

- ¿Qué te ha pasado, Rocío?-me dice, atravesándome con sus ojos indefinidos.- ¿En qué te has convertido?¿Por qué lo pregunta con ese tono?Me enfado, tiro el cigarro casi entero al suelo y me siento bien en la moto, cogiendo el casco antes de contestarle.

- No te equivoques,Gastón. No he sido yo la que quería que esto fuera así, éste es el resultado de lo que han hecho entre Peter y tú.-hago un gesto hacia mí a la vez que digo-: Ésta es su obra maestra.Me pongo el casco y arranco antes de que pueda decir nada.Siento las lágrimas corriendo por mi rostro y me enfado conmigo misma. ¿Cuándo dejaré de llorar por ese idiota?¡Por dios! ¡Lo único que hemos tenido los dos han sido tres semanas de amistad y un beso!¡¡¡Ya está!!!En minutos ya estoy en casa y sigo llorando. Soy patética.Aparco la moto en el garaje y me quedo en las escaleras de éste un rato. Necesito pensar. Ya ni siquiera sé qué es lo que necesito pensar, pero lo hago todos los días en profundidad un rato. Depende cuando me pille.Aunque esta vez no he calculado bien el sitio... Y me doy cuenta cuando, sin percatarme de cuando ha entrado, Nico aparca su moto y viene hacia mí. ¿Por qué no me he dado cuenta de que él tenía que pasar por aquí?Me seco las lágrimas con el dorso de la mano rápidamente.

- ¿Por qué lloras?-dice, arrodillándome ante mí.No es tonto, me ha visto.

- No lloro.- No mientas a tu hermano, eso está muy mal.Intenta que me ría, pero no estoy para fiestas.

- Ahora en serio, ¿Qué te pasa?- Nada.Miento.

- Nadie llora por nada.- Vamos, Júnior ya nos debe estar esperando para comer.Intento levantarme e irme, pero me sujeta por los hombros con sus manos.

- No me cambies de tema.-parece enfadado.-Sabes que en estas semanas nunca te he preguntado lo que pasó entre Gas y tú, pero...- No lo hagas.-pido en lo que parece un susurro.

Clava sus ojos azules en los míos, sé que va a preguntármelo.

- Cuéntamelo.Ya es hora de hacerse la dura aunque por dentro esté rota.

- ¿No te lo ha contado tu amiguito? Creo que su versión será mucho más entretenida.Me deshago de su agarre y sostengo su mirada.

- No, no me lo ha contado, pero puedo suponerlo.-sonríe de lado de forma extraña para luego remplazar su sonrisa por una mueca fría.-Y creo que tiene razón.- ¡Tú no sabes nada!¿Qué se cree él para decirme esto?

- ¡Porque tú no me lo quieres contar!- ¡Entonces no te atrevas a juzgar sin saber lo que ocurrió de verdad!-estallo.- ¡¿Por qué te pones de su parte?!- Es mi amigo.¿Y esa es una buena explicación?

- ¡Y yo tu hermana Salgo del garaje, entrando en la casa, y cierro la puerta con un portazo.¡Estoy absoluta y totalmente cabreada!No tengo apoyo ni de mi propio hermano...

- ¿Rochi?-tartamudea una voz a mi espalda.Me giro para ver a Monito seco las lágrimas que han vuelto a aparecer e intento esbozar una sonrisa convincente. Él no tiene la culpa de mis continuos problemas.

- Dime, pequeño.- ¿Por qué lloras?¿Y ahora qué le digo?

- No lloro, es que me acabo de dar un golpe muy fuerte contra la puerta.Me mira fijamente y dice:

- Mientes. ¿Por qué lloras tanto desde que se fue papá?

Esa es otra.Hace dos meses que mi padre se fue por negocios, está recorriendo varias ciudades de Europa y América. Cada dos semanas viene un par de días por casa y nos hace una visita; aparte de que nos llama todos los días, pero eso no es suficiente para mí. Tampoco tengo a mi padre conmigo...Ya tengo una excusa para darle a Júnior.

- Es que le echo mucho de menos.- Y yo.Me acerco y le cojo en brazos como cuando era más pequeño. Ahora mismo le necesito muchísimo más de lo que él cree.

- ¿Qué hay hoy de comer?-pregunto para cambiar de tema.- Creo que hay pescado.Los dos hacemos una mueca.En ese momento se abre la puerta del garaje y entra Nico, que se va enfadado escaleras arriba sin siquiera mirarme.Es el colmo que se enfade él, no tiene ningún motivo.

- ¿Qué te parece si pasamos del pescado y pedimos una pizza?-le digo al pequeño.- ¡Siii!Sabía que eso le iba a gustar.Pido un par de pizzas grandes por teléfono y subo a mi habitación a dejar la mochila y darme una ducha antes de comer.

Voy a bajar las escaleras cuando miro hacia atrás, a la puerta de la habitación de mi hermano.No quiero enfadarme con él. Aunque no lo parezca, aunque siempre estamos picándonos, nunca nos hemos enfadado hasta el punto de no llegar a hablarnos.Llamo a su puerta, que se abre rápidamente.

- Hay pizza.-digo.- ¿Qué quieres?Respiro hondo para no soltarle cuatro palabras bien dichas.

- Solo intento ser amable, alguno de los dos debe serlo. Bastante jodidas tengo las cosas como para añadir esto.

Su mirada pasa de ser fría a arrepentida en segundos.

- Lo siento.-acaba diciendo, sin apartar sus ojos de los míos.Esa es otra cosa que admiro de mi hermano: nunca se avergüenza de nada. Ni cuando comete un error, ni cuando tiene que pedir perdón, ni cuando sabe que se ha equivocado... Siempre te mantiene la mirada fija.

- No tiene importancia.-digo.Si que la tiene, pero no quiero volver a discutir.

- Si la tiene.-insiste él.-No debería haberte hablado así.- Bueno, ya está, asunto arregladoHago un gesto con los brazos para que el tema se cierre de una vez por todas.

- Baja a comer, la pizza debe estar a punto de llegar y tengo prisa.-cambio de tema.- ¿Hoy, viernes, también tienes sesión?- Si, pero acabaré pronto.Bajamos las escaleras y nos reunimos con Monito, que ya se ha acomodado en el suelo. A los segundos suena el timbre y Nico va a abrir y nos trae las pizzas. A Júnior y a mí se nos iluminan los ojos, Nico se ríe.

- No deberías comer de esto, tiene mucha grasa.-me dice mi hermanito mayor mientras devoro un trozo de extra de queso (mi favorita).- ¿Acaso me ves gorda?- Yo no he dicho eso, pero no es bueno para tu trabajo.Júnior da un grito cuando se quema con la pizza y nosotros nos reímos.Por lo menos tengo un buen momento, eso se agradece.

- Bueno, me merezco un caprichito.Se supone que tengo una dieta muy exclusiva, pero necesito incentivos para seguir adelante, y la comida es uno de ellos.¿Por qué lo más rico es lo que no se puede comer? ¡Es un sinsentido!

Suena el ruido de un coche en frente de la casa y me apresuro a salir, después de haberme arreglado un poco, para ir “a trabajar”. Salgo corriendo y me meto en el Mini rosa de edición única que me espera.

- ¡Buenos días, Euge- ¡Buenas, peque!Se llama Eugenia, pero todos la llamamos Euge. Es con la que mejor me llevo de las chicas, quizás sea que es porque somos las más pequeñas. Acaba de cumplir los dieciocho hace una semana y está extasiada por su coche nuevo.Es la más entusiasta y alegre de todas, aunque en realidad es un poco tímida fuera de su ambiente habitual. Me cae muy bien.Es guapísima. Su pelo es rubio, lo lleva largo hasta casi la cintura y siempre suelto, dice que queda muy bien cuando hace un viento ligero. Sus ojos son color miel y muy cálidos, siempre encuentras paz cuando los miras. Tiene un cuerpo escultural, como el de cualquier chica de allí, y su tez es excesivamente pálidaComenta que se metió en esto de las sesiones fotográficas porque los estudios se le daban fatal y su padre un día le dijo: “Como no vales para estudiar, vamos a aprovechar lo único bueno que tienes: tu físico” Palabras literales. A mi me parece un poco cruel por parte de su padre soltarle esa burrada, pero qué se le va a hacer.

- ¿Qué tal el día?-me pregunta mientras arranca de nuevo el cochecito.- Desastroso, como siempre.Nos reímos juntas.Es impresionante. Nunca imaginé que llegaría a pasar esto. Siempre me he llevado bastante mal con todas las chicas de mi edad, pero con ellas es diferente. A veces pienso que me entienden.

- ¿Qué tal con tu chico?- ¿De qué chico hablas?-digo, frunciendo el ceño.Al instante, una sonrisa perfecta se instala en sus labios rosados.

- Del chico con el que habías quedado hoy.

- ¡Ah, Dani!-me rió.- Bueno, ya sabes: muack, muack y adiós Se ríe.Miro hacia delante y veo el gran edificio rectangular de dos plantas a las afueras de la ciudad que resulta ser el estudio.

- Hoy, Gille nos tiene una sorpresa.Guille es nuestro fotógrafo; bueno, uno de ellos, el principal. Es inglés. Le molesta muchísimo que le llamen Guille, por eso lo hacemos. Es un encanto con nosotras, y consigue unas fotos increíbles. Yo sería incapaz de sacar lo que saca él aunque me digan exactamente lo que tengo que hacer.

- ¿Cuál?-pregunto.- No lo se, es una sorpresa, ¿recuerdas?Nos reímos de nuevo mientras aparca. Ya hay varios coches ahí: el de Guille, el todoterreno de otro de los fotógrafos, el rojo brillante de Candela (Cande para nosotras), uno negro que no me acuerdo de quién es y uno anaranjado intenso que conozco perfectamente y hace que me hierva la sangre.

Capítulo 17: Sesión de horror. 

- ¡Pero qué hace éste estúpido aquí!-grito, saliendo del coche.- ¿Qué te pasa, Rochi?- ¡Qué hace aquí!- Mira, el coche de Agus, debe ser que hoy tenemos sesión con los chicos.¿Sesión con los chicos?Ya había tenido dos con ellos ya hacía varias semanas, muy divertidas (aunque hace tiempo que me río de forma falsa todo el rato). - ¿Por qué está aquí?-pregunto de nuevo a nadie en especial.- ¿Te refieres al chico con el que estás enfadada, el amigo de tu hermano ese... ¿Gaspar?- Gastón.-la corrijo.Le conté la larga historia hacía unos días. Sentía que podía confiar en ella, estoy segura de que no lo va a ir largando por ahí.

- No te preocupes, a lo mejor es el coche de otra persona.Puede que sí.Pero no, estoy segura de que es su coche.¿Qué hará aquí?Entramos por la puerta de cristal y nos dirigimos hacia los vestuarios

- ¡Chicas!-grita una voz según pasamos y cerramos la puerta.Es Cande, otra de las chicas (la más loca). Está como una auténtica cabra. í.Está sonriendo de la forma que sonríe antes de ir a por un chico después de haberlo elegido, y eso no es bueno.

- ¿Qué pasa?-pregunto.- Pues no sé si contarles, eh.Siempre hace lo mismo.

- No te hagas la interesante y cuéntaselo.Esa es Lali. Ella es la misteriosa del grupo, la que aparentemente oculta más (aunque yo creo que rivaliza conmigo en eso de ocultar cosas)Siempre lleva algo negro en su vestuario, y a veces Cande la pica llamándola gótica. Lo mejor de ella es que no se altera por nada y nos controla a las demás cuando ve que nos estamos pasando en entusiasmo.

- ¡Hoy tenemos sesión de vestidos de gala!-grita Cande extasiada.Ah, pues muy bien ¿Y qué?Esa es la cara que se me ha debido de poner.

- Además es con los chicos.-añade más bajo, sacando la lengua de modo travieso (gesto habitual en ella).Da miedo cuando pone esa cara, pero ahora mismo no es su cara lo que más me preocupa.Lali me mira como diciendo: seguro que no tiene nada que ver con él.Pero yo tengo un mal presentimiento.

- Y tengo más noticias frescas.-sigue Cande

Que no sea lo que estoy pensando, que no sea lo que estoy pensado... ¡por favor!

- ¿Qué?-pregunto ansiosa.- Guille me ha dicho que hay un chico nuevo, que lleva ya casi tres semanas, pero que nosotras no le conocemos.Ya hay que tener mala suerte, no jodasEuge me da una palmadita en el brazo y sonríe un poco.Dan dos golpecitos en la puerta, eso significa que salgamos. Ya estamos todas.Abro la puerta y salimos hacia el estudio principal. Allí hay cuatro fotógrafos, entre ellos el “nuestro”, Guille. Según llegamos, aparecen los chicos por el lado contrario. El que va primero me ve, sonríe y me abraza, levantándome del suelo, cuando llega a mi lado.Victorio, el más peque de los chicos (tiene 17 años , pero dentro de unas semanas cumplirá los 18). Ya ven que yo soy la más pequeña de todo el grupo. No me importa, me tratan todos súper bien.Bueno, a lo que iba. Vico es el chico con el que mejor me llevo de ellos, puede que sea porque somos los más peques (aunque en realidad los demás solo nos sacan uno o dos años como mucho), o porque es con el que más te ríes. Es un encanto.moreno de ojos marrones, de piel blanca y cuerpo... ¡Dios! Todos los chicos están tremendos aquí, a si que no hay porqué añadir nada más Detrás de él vienen Agus Jaime y.... mi pesadilla. Hago una mueca.Los dos primeros se acercan y me saludan con dos cariñosos besos y revolviéndome el pelo, riendo (como siempre), mientras que Gas se queda en un discreto segundo plano, eso sí, sin apartar sus ojos de los míos. Vico saluda a las demás y vuelve a mi lado, rodeando mis hombros con uno de sus brazos morenos y dirigiéndome hacia Gas.No quiero ir...¡¡¡No quiero!!!Nos coloca en frente de él y dice:

- Rochi, él es Gastón, Gastón, Rochi.Nos quedamos parados.

- Antes me dejaste con la palabra en la boca, princesa.-dice él con su tono burlón.

- No creo que me haya perdido nada interesante.- ¿Se conocen?-pregunta Vico.Pobrecito, le hemos dejado un poquito sorprendido.

- Es... amigo de mi hermano.No sabía qué decir, ¿Qué es?

- Si, supongo que ahora solo soy amigo de tu hermano.¡Qué ganas de partirle la boca!

- Eres un...No me da tiempo a decir más, porque Guille empieza a hablarnos a todos.

- A ver, chicos.-empieza.- Hoy tenemos sesión mixta y de gala, ya lo saben, ¿no?- ¡Sii!-grita Cande Sonrío.

- Gracias por tu entusiasmo,Cande.-le dice otro de los fotógrafos, Jandro creo que se llama.-Bueno, vamos a hacerlo por parejas de chico y chica, ¿de acuerdo?Es casi imposible que me toque con él, ¿verdad?Uno contra tres. Ya habría que tener mala suerte.¡Ay, Dios!

- Victorio y Cande al estudio tres con Jandro.¿Un fotógrafo para cada pareja y cada estudio?Victorio me da un beso en la mejilla y sigue a Cande fuera.

- Euge y Agus al cuatro con David (otro fotógrafo)-yo con Jaime, porfaJaime y Lali los dos con Tom.¡Pero cómo puedo tener tan mala suerte!

- Gastón y Rocío, ustedes se quedan aquí conmigo.- ¿Por qué yo con él?-pregunto .- Porque son una buena fusión, quedan muy bien juntos.Vamos, lo que me faltaba.

Me cruzo de brazos, enfadada. No, enfadada no, ! ENFADADISIMA!

- Sus trajes están en éste vestuario de aquí, vayan a cambiarse y luego llamen a maquillaje y peluquería.-nos dice Guille (con su acentorro inglés), mientras modifica nose qué cosa de la cámara.Entro enfadada en la habitación e intento darle con la puerta en la nariz, pero la para antes, sonriendo burlón.Hay dos perchas de esas alargadas, una con su ropa y otra con la mía. Cojo la primera funda, la que tiene un número uno.¿Encima me tengo que cambiar con éste aquí?. ¿Qué importará ya?Saco el vestido rojo de la funda, lo dejo extendido sobre la mesa, que hace de tocador y que hay en una de las paredes; y me empiezo a desvestir de espaldas a él. Oigo como cae ropa detrás de mí.¡Dios, se está desnudando!Claro, tonta, como tú.Me quedo en ropa interior (¡¡Qué vergüenza!!) y me pongo el vestido. Es de un rojo intenso y cae hasta el suelo con elegancia, estrechándose en la parte del pecho hasta la cadera y luego abriéndose poco a poco. Tiene un corte hasta la cadera (como aquel que...Bueno, da igual) y el escote es palabra de honor por un lado y con dos finos tirantes por el derecho, por lo que tengo que quitarme el suje. Estupendo.Me lo quito con el vestido puesto con un par de complicadas maniobras y lo dejo junto a mi ropa. Miro hacia delante. ¡No me había dado cuenta de que había un espejo! Pues Gas me ha visto de frente, entonces.Miro a través del que ahora mismo me parece el peor invento del mundo y veo a Gas terminando de abrocharse los últimos botones de su camisa blanca. Es guapísimo...Deja de babear.Se pone la chaqueta negra y la corbata, pero no sabe anudarla bien y le queda hecha cualquier cosa. Sonrío levemente cuando pone cara de concentración para volver a intentarlo.No seas orgullosa y ve a ayudarle, tonta.Me doy la vuelta, llego hasta él y le aparto las manos de la

corbata negra para quitársela y empezar de nuevo. Me mira asombrado.

- Gracias.-dice.- De nada.Vivo entre chicos, por eso se hacer estas cosas, ellos son un desastre.Acabo y me doy la vuelta, no quiero mirarle a los ojos. Me pongo los zapatos que van con el vestido (atención con los taconazos de diez centímetros de aguja) y digo, sin mirarle:

- ¿Ya has terminado?- Si.Abro la puerta y llamo a las de maquillaje y peluquería, que ya estaban esperando en el estudio.

Al cabo de casi una hora no parezco completamente yo. Me han echado una suave base de maquillaje que casi no noto, han perfilado mis ojos, haciendo que parezcan aún más verdes, me han puesto rimel, brillo en los labios y sombras rojas, blancas y negras en los ojos que van de los párpados hasta casi el pelo (solo en el lado izquierdo, en el derecho es normal). Luego, las de peluquería me han cardado el pelo y, con dos litros de laca, han conseguido un efecto “Me acabo de levantar pero estoy divina”, como si acabara de montarme en una montaña rusa. Me encantaA Gas le han echado también maquillaje y le han peinado el pelo también estilo despeinado, con las puntas para lados diferentes.Salimos al estudio y Guille nos mira un momento para evaluarnos.

- Bien, bien, muy bien.A veces hay que dejarle solo con sus idas locas.

- A ver, vengan aquí.-le hacemos caso.-Poneos uno en frente de otro. Más cerca. Más cerca. Más cerca.Nos vamos acercando pasito a pasito, pero él se cansa y nos junta empujándonos a cada uno con una mano hasta acabar totalmente pegados.

- Bien, ahora... Rocío, apoya la mano derecha en su hombro y sube la pierna izquierda hasta su cadera con la rodilla flexionada.-lo hago. Justo esa pierna es la que tiene el corte del vestido, por lo que se me ve casi toda la pierna (por no decir toda).-Gas, pone tu mano derecha sobre su pierna y sujétala contra ti.Estupendo.Siento el calor de su mano en mi pierna, justo encima de la rodilla.

- Más arriba. Un poquito más ok, ahora ya no está en mi rodilla, sino en mi muslo.-Rocío, coge su corbata con tu mano libre y haz que tiras de ella hacia ti.Lo hago, aún sin mirar hacia delante.

- Gas, pon tu mano libre en la nuca de ella, debajo de su pelo.-lo hace y yo tiemblo sin querer.-ok, ahora miraros a los ojos.Levanto la mirada, casi temerosa, para quedarme atrapada en sus ojos . Pero entonces me acuerdo de lo mucho que lo odio y mis ojos se tornan furiosos, los suyos también.

- ¡Muy bien! ¡Esa es la expresión que quiero!Siento absolutamente cada parte de su cuerpo contra el mío, su mano apretando mi pierna contra sí y la otra en mi nuca, estática, aunque sin aflojar su agarre.

- Estás muy suave, princesa.-me dice, apenas moviendo los labios.-Eso les encantará a tus chicos, ¿no?Tiro de la corbata, estrechándola en su cuello, él sube un poco más su mano en mi muslo y aprieta más fuerte.Será...

- No vuelvas a hablarme así, no soy uno de los gatos que te tiras a diario.Mientras digo esto, Guille va cogiendo el plano adecuado y haciendo las fotos. La mano de Gas vuelve a subir.

- ¿Estás celosa, encanto?Reprimo una carcajada, aunque en realidad ha herido mi orgullo.

- ¿Celosa yo? ¿De esas? No creo tener nada que envidiar a nadie.- No eres tan perfecta, ¿sabes?-su tono suena más duro, pero no deja de ser burlón.-Estoy seguro de que te mueres por estar en su lugar.Sin darme cuenta, cada vez me estoy separando más de él, por lo que al segundo noto la mano de Guille en mi espalda, apretándome aún más que antes contra Gas.Esto empieza a ser insoportable.

- ¿Y cuál se supone que es su lugar?-pregunto.- Mi cama, princesa, mi cama.Doy un respingo de ira y aprieto la mano que tengo sobre su hombro más, su sonrisa se ensancha.

- Eres un imbécil.-susurro, mirándole más fijamente que antes.- Soy así por tu traición, encanto.- ¡Ya está!-dice Guille.No me he dado cuenta de que ya ha pasado lo menos cuarenta minutos desde que hemos entrado. ¿El tiempo pasa volando cuando te lo pasas bien? ¡Ja!Nos soltamos inmediatamente y me voy hacia el vestuario con él detrás. Cuando cierro la puerta me giro hacia Gas.

- ¿Traición? ¿De qué traición me hablas?-digo, casi a voz de grito-¡Ya te expliqué lo que pasó!- Vestite y cierra esa boquita que te pierde, cielo.Cojo el segundo vestido y lo miro. Con éste tampoco puedo llevar sujetador, a si que me quito el rojo con el mayor cuidado posible y lo aprieto contra mí mientras me pongo el otro. Es negro (classic color), largo y estrecho. Tiene toda la espalda al aire hasta el final (casi se me ve el trasero, pero milagrosamente se sujeta solo) y por delante no tiene escote, es hasta el cuello, aunque con una especie de agujero justo por encima del pecho, como si éste necesitara respirar. Como el anterior, éste también tiene un corte en uno de los lados.Miro a través del espejo a Gas sin poder evitarlo. Si es que soy tonta, de verdad. No, tonta no, masoquista, vamos.Lleva unos pantalones negros y una camisa blanca con una pajarita negra también, aunque la lleva desecha y la camisa

abrochada desde el tercer botón.Me calzo los tacones (unas bailarinas negras altas preciosas) y vuelvo a llamar a peluquería y maquillaje.

Ahora me han recogido el pelo en un moño alto que parece muy complicado de hacer y solo me han maquillado los ojos, pintándolos completamente de negro. El verde se ve más que nunca, es increíble.Guille nos espera de nuevo, no parece impaciente, nunca lo parece. Se entretiene con su camarita y sus cosas.

- Muy bien, ya estan aquí.-dice, innecesariamente, cuando nos ve aparecer. ¡Claro que estamos aquí!- Rocío, ven.Me coge de la mano y me coloca de pie en medio del estudio. No sé de qué va esto.

- Gas, tú ponte detrás de ella, espalda contra espalda.-empieza a dar vueltas alrededor.-Ahora poner cara de... esa cara, muy bien.Debe querer cara de mala leche, porque es la que tengo yo ahora mismo.

- Rochi, gira la cabeza hacia la izquierda y cruza los brazos, Gastón, tú a la derecha, y mete las manos en los bolsillos.-dice Guille, empezando a hacer fotos.-Mantener la mirada altiva.Mantengo la mirada alta mientras hace las fotos.

Rochi, date la vuelta; Gas, rodea su cintura con el brazo izquierdo y pon tu mano derecha en la espalda de ella. Más abajo. Más abajo. Ahí.Se me pone la piel de gallina cuando su mano se desliza al final de mi espalda. ¡Esto es una tortura! ¡Que acabe ya, por favor!

- Rocío, apoya tu mejilla sobre su hombro mirando hacia dentro.-lo hago, notando la suavidad de la camisa bajo mi cara.- Muy bien, me gusta.Pues a mí no.

Quinientas fotos más tarde, da por terminada la sesión de

hoy y me voy hacia el baño. Cuando voy a volver, paso por delante del estudio tres y sale Vico.

- Vaya, peque, ¡Que guapa estás!- La duda ofende.-intento sonreír.Él se ríe.

- ¿Qué tal la sesión de hoy?Horrible.

- Bien. ¿Y tú?- Bien, ha sido... interesante.- Bueno, voy a cambiarme, luego nos vemos.Me hace un gesto con la mano y voy de nuevo al vestuario uno, que sorprendentemente está vacío.Gracias al cielo.Me quito el vestido y me pongo el suje negro. En ese momento, se abre la puerta y entra Gas. Estupendo, ¿Por qué me pasa siempre a mí esto? ¡¡Y van dos veces que me pasa esto con él!!¡Qué horrible tortura!Estoy tan centrada en sus ojos que no me doy cuenta lo cerca que está hasta que siento su cuerpo contra el mío y como me aprisiona en la pared.

- ¡Quítate de en medio!-digo, intentando apartarlo.No puedo, es demasiado grande.

- ¿De verdad quieres que me quite?-pregunta él, cogiendo mi mentón con su mano.

Capítulo 18: Segundo asalto. 

Parece que bromea y, sin embargo, su mirada es seria. ¿Lo está diciendo en serio?Sus labios se precipitan hacia mi cuello y lo recorren en silencio, dando pequeños mordiscos en algunos sitios.Estoy totalmente paralizada.Seguro que es una estrategia para luego humillarme o algo así.

- No tengo tiempo para tus jueguitos, Gas.

Pero pasa de mí y, como respuesta, me coge de la cintura y me aprieta más contra él.

- ¿Por qué...-musita contra mi hombro.Parece que lo dice para sí mismo, pero no puedo evitar escucharlo. ¿De qué habla?¿Por que qué?

- ¿Q... qué?Ya empiezo a tartamudear.Su rostro se alza de mi cuello a mi cara y me mira fijamente. Cada vez se acerca más a mis labios entreabiertos.Por una parte, quiero que lo haga, ¿Para qué engañarnos?Pero, por otra... ¿Qué pasará después? ¿Volveremos a lo de hace dos meses, a los insultos, a las malas miradas, a los llantos? No quiero que vuelva a pasar eso.Debo tomar una decisión en milésimas.Pero, gracias al cielo, el móvil toma la decisión por mí y empieza a sonar estrepitosamente. y yo aprovecho para escabullirme de sus brazos, ponerme el pantalón a toda prisa y coger el móvil del bolsillo de éstos.

- ¿Sí?- Hola, cariño.- ¡Papá!Pongo el manos libres un momento para poder ponerme la camiseta mientras hablo con él. No me importa que esté Gas delante.

- ¿Qué tal estás, mi niña? ¿Qué tal todo por casa?- Bien, papá, está todo bien.Reprimo mirar a Gas a través del espejo.

- ¿Seguro,Rochi? No pareces muy convencida.-Qué perceptivo es este hombre, madre mía.- Tus hermanos me han dicho que estás muy extraña últimamente.Malditos boconesBasta. Desactivo el manos libres y cojo el teléfono

- No pasa nada, papá, estoy bien, en serio.

Gas sale del vestuario y yo detrás.

- ¿Qué haces?- Estoy saliendo del “trabajo”.-digo mientras paso por delante de los demás vestuarios, de donde van saliendo los demás.- Ah, muy bien, ¿Qué tal te va? ¿Te gusta?- Si, me va estupendo.- Me alegro, hija.-sonrío.- Me tengo que ir, cielo. Nos vemos pronto.- Adiós, papá.- Adiós, cariño. Besos.- Besos.Piiiiiiiiiii.Suspiro y cuelgo el teléfono, guardándolo en los minúsculos bolsillos de los pantalones.Según salgo a la calle, atravesando las grandes puertas de cristal, me llama la atención el precioso coche azul oscuro que hay junto con los demás coches en el aparcamiento.¿Qué hace mi hermano aquí?

- ¡Vaya, pero qué chico dice Can a mi lado, mirando hacia Nico, que está hablando con Gas.- ¿Quién es ese?- Es mi hermano.- ¡Qué suerte tienen algunas de tener un bombon así en casa!-se ríe.Se abren las puertas de nuevo y salen Euge, Lali, Agus, Vico y Jaime.

- Euge, hoy no me vuelvo contigo.-digo cuando se pone a mi lado.- ¿Y eso?Señalo hacia delante con un suspiro.

- Ha venido mi hermano.Agus se monta el su flamante y precioso coche negro junto con Jaime y Vico, despidiéndose los tres con una sonrisa. Cande lleva a Lali en su coche y retengo a Euge para presentársela a Nico. Se ha quedado extasiada mirándole.La cojo de la mano y la arrastro hasta Gas al que me niego a mirar, y Nico que aparta los ojos de su amiguito para mirarnos a nosotras.

. Se ha quedado mirándola fijamente.

- Euge, Nico.-hago la típica presentación.- Nico, Euge.Se abre la puerta trasera del coche de mi hermano y de él sale Monito vestido con el uniforme de su equipo de fútbol.¡Qué escenita!Nico y Euge por un lado, que se dan dos besos en las mejillas (Euge todo colorada, debería añadir), y luego Monito, Gas y yo (que no nos hablamos).

- Hola, Junior.-le saludo y me vuelvo a Nico.- ¿Y eso de venir a recogerme?Sonríe.

- Me aburría, he pasado a recoger a Júnior y ya de paso pasaba a por ti.Muy bien. Ahora miro a Euge.

-Euge él es mi otro hermano, Monito.-le presento al pesado, que le estrecha la mano.-Monito,Euge.- Yo me voy.-dice mi “querido amigo”- Luego nos vemos, Nico.-se gira hacia Euge y le da dos besos.- Adiós Euge, adiós pequeño.-Yo soy la negra, definitivamente.

- Bueno, yo también me voy.-añade Euge, aún con las mejillas rojas.- Luego hablamos, Rochi. Adiós, chicos, ha sido un placer conocerlosNos despedimos todos y subo de copiloto al coche, que arranca casi al instante.¡Qué martirio de tarde!

- Qué linda tu amiga, ¿no?-dice mi hermanito mientras conduce.Noto como Monito se incorpora en su asiento y apoya sus brazos en mi respaldo para decirme:

- le gusto.Me río.

- Es cierto.- No lo es.-niega el otro.- Es una chica muy guapa, pero no

es mi estilo.Júnior y yo sonreímos.Sí que le ha gustado.

Dos horas más tarde ya estoy lista pasa salir. Ya son las diez y media, hora de irse.Hoy he optado por un vestido corto amarillo y negro, aunque, por supuesto, llevo unos pantalones debajo. No voy a salir yo ahí con todo al aire Luego me he dejado el pelo suelo y liso y solo me he maquillado los ojos, perfilándolos un poco con lápiz negro.Unos tacones altos con la punta redonda amarillos, el móvil en el minibolsillo del minipantalón (no se nota nada, y paso de llevar bolso.) y ya está. Perfect.. Nicoo- ¿Qué?Su voz me llega desde la planta de abajo, por lo que bajo a toda prisa por las escaleras.

- ¿A que me llevas?- No.-dice automáticamente, para luego añadir.-: ¿Adónde?- a una discoteca- No.-vuelve a repetir.- De ninguna manera.Me cruzo de brazos, pero, ahora que lo pienso... se una manera de extorsionarlo.Saco el móvil del bolsillín y abro la agenda.

- Estupendo, ya llamaré a alguien para que me lleve.-le pongo el móvil en la cara para que vea los números que tengo (casi todos son de chicos, para su desgracia y un poco la mía)-¿A quién quieres que avise? Aunque, claro, eso suponga tenerlo pegado toda la velada, y quién sabe si volveré a casa esta noche...Se lo dejo caer así como quien no quiere la cosa. Su cara es un poema.Odia que le recuerde que ahora ya no soy como antes, que ahora soy... un alma libre. Supongo que es su instinto protector de hermana pequeña o algo así.

- Has tenido suerte, hermanita.-dice al fin, rodeando mis hombros con un brazo.- Esta noche nosotros también

vamos allí.¿Y eso es suerte? No jodasBueno, al menos he conseguido que me lleve.

- ¿Dónde te has dejado a tu novio?-me meto con él.Suena el timbre de la puerta, que retumba por toda la planta.

- Ve a abrir tú, se me ha olvidado la cartera.-dice Nico, subiendo escaleras arriba.Suelto un suspiro y abro la puerta.Hablando del rey de Roma...

- Hola.-digo.No debería saludarle después de todo, pero es que me han educado muy bien.

- Hola.-contesta Gas, clavando sus indefinidos ojos en los míos.- ¿Está tu hermano?- Ahora baja.¡Dios, va guapísimo!Vaqueros claritos y desgastados, camisa azul con líneas finitas blancas y debajo una interior blanca que se aprieta contra su torso... ¡¡Madre mía!!¡Quién fuera camiseta!Ya, deja tus hormonas revolucionadas a un lado.Baja Nico (gracias al cielo).Junior ha traído a su amigo Cristobal para que se quedara toda la tarde y están los dos bajo la vigilancia de varios empleados. Pobres de ellos. Se irá dentro de poco, supongo.

- No hace falta que me estés vigilando toda la noche, ¿sabes?-digo.- Eres mi hermana pequeña y, además, hay mucho mujeriego suelto.- Como tú.Esboza una sonrisa torcida.

- Exactamente, como yo; aunque con menos estilo.¡Qué creído que es, madre!

Llegamos veinte minutos más tarde, es un local enorme que está a las afueras de la ciudad y que resalta en la oscuridad por sus neones de colores.

- ¿Y cómo es que te dejan entrar aquí a ti, pequeña?-pregunta él mientras aparca.Se supone que es una discoteca para gente de entre 18 y 20 años más o menos.

- Es que conmigo hacen la vista gordaSalimos, cierra con el mandito y me acompaña a la entrada, donde están Lali y Euge hablando con Gas. Lali lleva unos pantalones cortos negros y una camiseta de tirantes del mismo color (ya les dije que le gustaba mucho el negro) junto con unas botas blancas y un cinturón a juego. Euge ha elegido una falda vaquera oscura preciosa (se la tendré que pedir prestada o algo) y una camisa verde de manga corta junto con unos tacones de punta pico del mismo color.

- ¿Y Can?-pregunto, dando dos besos a cada una.- Cande trae su recién estrenado novio, aún no ha llegado.Nos reímos.Cada semana tiene un novio nuevo, aunque lo deja ese mismo día. Siempre igual.

- Ya puedes entrar, hermanito.-le digo a Nico, alzando la cabeza un poco para mirarlo a los ojos.-Ya estoy sana y salva.Sonríe con burla.

- Te estaré vigilando.-mira a Euge.- .Gas y él entran, pasando por delante de los “puertas” (mastodontes que parecen dos personas juntas y guardan que no se cuele alguien indebido), y se pierden de mi vista. Suspiro aliviada.No hace falta decir que ahora mismo mi amiga está más colorada que el capote de un torero, ¿verdad?

- A si que el chico nuevo es amigo de tu hermano.-comenta EugePara mi desgracia.

Un descapotable amarillo chillón frena estridentemente delante de nosotras y de él baja Cande, con su minifalda blanca y su top ajustado rosa, y un chaval castaño tirando a pelirrojo que la sigue como un perrito faldero. Eso sí, no la llega ni a los talones, ella es mil veces más guapa. Aunque, bueno, a lo mejor es buena onda.

- ¡¡Chicas!!-grita.Todo el mundo nos mira. ¡Qué vergüenza!

- Tranquilízate un poco, Can, estamos en un lugar público.-dice Lali.Nos reímos y entramos. Me costó mucho acostumbrarme a esto, es horrible el primer día. Música a tope, gente por todas partes, miles de focos de colores...Según pasamos la puerta, empezamos a bailar inevitablemente. Nos dejamos llevar por la música, como si ella fuera la que nos gobierna en este instante.Vaya tonterías digo.Eso sí, tienes que tener cuidado, porque a la mínima... ¡PUM! ya se te han pegado tres que no se van hasta que les mandas a la mierda de malas maneras.

- Rochii, bombonazo a tu derecha.-me dice Euge al oído.- Encima no te quita los ojos de encima.Me giro discretamente sin dejar de bailar y miro al chico que me dice, me giro hacia Euge y hago una mueca, riendo.

- Busca otro, amiga.Los ojos de Can recorren la sala una y otra vez. Es como una leona buscando a su siguiente presa.De repente, su mirada para un momento, esboza una sonrisa, y sus ojos se centran en mí. ¿Qué pasa ahora?

- ¿Ha venido tu hermano?-dice con una sonrisa enorme.Me río al comprender el porqué de su reacción.Mi hermano... ¿A quién se le ocurre hacer a alguien tan guapo?Asiento con la cabeza.

- ¿Me dejas que vaya a por él?No ha pasado ni media hora desde que estamos aquí y ya

va a por uno. Esta chica es insaciable.

- No seré yo quien te diga que no, por mí haz lo que quieras.-contesto con una sonrisa.- ¿Qué vas a hacer con tu novio?-pregunta Can.- Vaya, es verdad...Se da la vuelta y camina un par de pasos, allí está él. Le dice algo (ya me supongo lo que es) y vuelve hasta nosotras.

- Ya está.-anuncia contenta.- ¿Le has dejado?-se ríe Euge.Hace un gesto afirmativo con la cabeza.

- Creo que éste ha sido tu record: 4 horas de relación.Nos reímos y Can se acerca hasta mi oreja y dice:

- ¿Entonces puedo?- ¡Claro, hace lo que quierasMira de nuevo hacia donde está mi hermano (en la barra, cómo no).

- Podrías ir tú por GasSe me hiela la sangre.

- Lo siento, pero yo paso.-intento reírme de forma convincente.- Vamos, el chico está como un tren, Rochi...- Paso.Se encoje de brazos, me da un beso en la mejilla y se va hacia la barra. Por fin, la leona se decide a atacar a su presa (aunque mi hermano no creo que pueda considerarse mucho una “presa”, normalmente él es el cazador)

Capítulo 19: Una noche movidita. Ya son las tres de la mañana y estoy reventada. Can y mi hermano han desaparecido, he conseguido juntar a Euge con un morenito bastante guapo y Lali se acaba de ir a casa, porque mañana se iba de viaje y tenía que madrugar o algo así.Me ha costado horrores que Euge se fuera con el chico, con lo simpatico que era.

¡Qué sed tengo!Voy hasta la barra. ¡Y qué de babosos que hay aquí, madre!Pido una coca-cola al camarero y cierro los ojos un momento, saboreándola y saciando mi tremenda sed. Divino...Fallo número 1: NO se debe cerrar los ojos ni un instante en este tipo de sitios.Una mano se apoya en mi cintura, doy un respingo y me giro (rápida como el rayo ), viendo a Vico a mi lado. Parece que no está bien. Los párpados se le cierran a pesar de la música, sus labios están resecos y tengo la sensación de que le pesa el cuerpo.

- Vico, , ¿Estas bien?Niega un poco con la cabeza y le cojo de la mano para llevármelo a alguno de los sofás que rodean la sala. Lo siento y me siento a su lado, dándole mi refresco para que beba un poco.

- Alguien se pasó con el alcohol, eh.Se ríe un poco.

- Recuérdame esto cuando vaya a beber otra vez.-dice con una sonrisa.- Lo haré.Se le cierran los ojos una y otra vez.

- Vico, no cierres los ojos.- Es que tengo sueño, peque.No, no debe cerrar los ojos.Le doy golpecitos en las mejillas calientes para que no se duerma.

- ¿Qué pasa?-interviene una tercera voz.¿Dónde habrá estado éste hasta ahora?Me enoja de solo pensarlo.

- ¿Gas, puedes traerme una botella de agua, por favor?-le pido sin mirarle.- Voy.Raro, ¿Me ha dicho que iba?Sigo golpeando flojito a Vico, pero se le siguen cerrando los

ojos.Cojo la botella que me extiende Gas, la abro y se la tiro encima a Vico en la cara, que abre los ojos como platos.

- No vuelvas a hacer eso, por favor.-susurra.- Lo haré de nuevo si vuelves a cerrar los párpados.Esboza una pequeña sonrisa.

- Creo que es hora de que vuelvas a casa, ¿Con quién has venido?- Solo, he venido en mi moto. Los demás han ido con Agus en su coche.Estupendo.¿Cómo lo hago ahora?Podría llevarlo yo en su moto, pero claro, ¿Luego cómo vuelvo a mi casa? .

- Yo le llevo en el coche y tú llevas su moto hasta su casa.-interviene “mi querido gran amigo”. Já.ok, es un buen plan.Pero, claro, luego me tendría que volver con Gas y, sinceramente, no me apetece en absoluto después de todo.Tengo que pensar en Vico, no está para quedarse aquí.

- De acuerdo.Levantamos a Vico entre los dos y camina apoyado en Gas (si camina apoyado en mí nos caemos los dos). Salimos del local, dejando atrás así el ruido infernal, y vamos al aparcamiento.

- Vico, dame las llaves de tu moto.Las saca de su bolsillo trasero con un esfuerzo enorme y me las da.

- ¿Dónde está?- Allí.-señala una moto azul aparcada al lado del coche de Gas, casualmente.Vamos hasta allí, lo metemos en el coche y me monto en la moto. .

- ¿Vas a... conducir con... falda?-pregunta Vico con una sonrisita.

- No te preocupes, llevo pantalones por debajo.Me arremango el vestido hasta la cintura y los chicos sueltan una risita. Por primera vez en dos meses, no me importa eso viniendo de Gas.Arranco antes de ellos y manejo la moto hacia el sur por la autopista.No llevo una ropa muy adecuada para ir en moto, apero qué se le va a hacer.Tendré que avisar ahora a Euge de que me he ido, pobrecita, la he dejado sola. Bueno, ha traído su coche (lo he visto desde lejos en el aparcamiento. Como para no verlo), a si que no es tan grave.

Ya veo la casa de Vico. Vive en unos apartamentos de lujo al otro lado de la cuidad de mi casa junto con su hermana mayor, su excéntrica madre y su joven novio. Son una familia peculiar.Le paso una de mis manos heladas por la mejilla a mi amigo, está ardiendo.

- Vico, ¿estas mejor?Asiente un poco con la cabeza.

- ¿Llamamos al timbre o entramos sin más?-le pregunto a Gas- Entramos, ¿no? Son casi las cuatro de la mañana, no habrá nadie levantado.Cojo las llaves del vaquero de mi amigo y subimos hasta la segunda planta en el ascensor. Gas sujeta a Vico mientras yo intento abrir la puerta. Estoy temblando de frío por la carrera en moto y no atino con la llave.De pronto, algo cálido se posa sobre mis hombros desnudos. Miro hacia abajo, es la camisa del tarado que no me hablaba hasta hace menos de una hora.

- Gracias.-musito.- No es mucho, pero te servirá.Justo cuando he encontrado la llave y consigo meterla en la ranura, la puerta se abre y casi caigo de bruces hacia delante. La escena resulta un poquito cómica.La hermana de Vico nos mira primero a Gas y a mí y luego centra sus ojos en su hermano, que está que casi se va

cayendo.

- ¿Quieres que te ayude?-pregunta Gas, frunciendo el ceño ante la inestabilidad de la chica.- No hace falta, de verdad, yo puedo.-sonríe.- Gracias por haberle traído.- De nada.-digo, dándole las llaves de la casa y la moto.-Adiós.Le doy un beso en la mejilla a Vico, que estira las comisuras de sus labios en una especie de sonrisa, y nos vamos de nuevo a la calle.Hace fresquito. Miro a Gas, que va solo con la camiseta interior que deja sus brazos al aire. ¡Qué Chico!- ¿No tienes frío?-pregunto.Sonríe mientras abre su coche con el mando desde lejos.

- No, estoy bien.Me acurruco más bajo su camisa y aspiro su olor. Huele... huele... huele a él, a su perfume y a su piel. Tiene un olor especial.Deja de decir bobadas, Rocío.Entramos en el coche y arranca.

- ¿Te importa que ponga música?-aún nos debe quedar unos cuarenta minutos largos hasta mi casa y si no pongo música me aburro.- No, pon lo que quieras.Es increíble como cambian las cosas. Hace una hora ni nos hablábamos y ahora estamos los dos tranquilamente en su coche escuchando la radio.Sonrío ante la canción que suena por los altavoces mientras cierro los ojos y muevo la cabeza siguiendo el ritmo de la música (debo parecer patética). Es una de las canciones más ridículas que he oído en mi vida, pero me encanta.

- Te llevas muy bien con Vico, ¿no?-pregunta una voz a mi lado.¿He notado un deje de celos o me lo acabo de inventar?

- Sí, ¿por?Abro los ojos para ver su gesto. Se encoje de hombros sin

apartar la vista de la carretera.

- Por nada, solo quería sacar un tema de conversación.Ya, claro.

- Me llevo muy bien con él, sí.-voy a seguirle el juego, - Es muy buen chico.- Si que lo es.-musita con los labios apretados.La canción acaba y suena otra lenta de esas que deprimen de escucharlas.“¿Cómo hablar si cada parte de mi mente es tuya?¿Cómo decirte que me has ganado poquito a poco, tú que llegaste por casualidad...?”Bueno, ya es suficiente.

- Por cierto, ¿dónde está mi hermano?Se vuelve a encoger de hombros.

- Con tu amiga seguirá, me ha mandado un mensaje antes para que no lo esperara.¡El móvil!Me arremango el vestido por el lado izquierdo para coger el móvil del bolsillo de los pantaloncillos. Saúl agranda los ojos.Saco el teléfono y lo miro.

- ¿Qué te pasa ahora?- Creía que te me ibas a despelotar aquí delante.-se ríe.Suelto una carcajada (puede que la primera realmente verdadera desde hace semanas).

- Ya más quisieras tú.- Y que lo digas.¿?... ¿?... ¿Quiere que haga eso, acaso?Rochi, céntrate, tonta.Bajo mi avergonzada mirada al teléfono y veo tres mensajes:Nico. 23:02:“No me esperes para volver. Pídele a alguien que te lleve, y pórtate bien. Tq. Nico.”Eugenia. 3:25:“Ya me ha dicho Hugo que te has ido con Silva, no te

preocupes. Mañana te llamo y hablamos, yo ya me voy, estoy reventada. Tkm. Euge”Vico. 3:45:“Gracias por todo, peque. Dáselas también a Gas de mi parte. TquieroM. Vico.”¡Qué encanto de gente!

- Gracias de parte de Vico.-digo, guardando de nuevo el móvil.No dice nada. Le encanta hacer eso, es frustrante.

- Dejo el coche en mi casa y te acompaño andando.-dice cuando entramos en nuestra calle.- No hace falta que me acompañes hasta la puerta, Gas, vivo aquí al lado.Aparca en frente de su casa. ¿Este chico no sabe lo que son los garajes o qué?

- Como quieras.Se gira hacia mí y me mira con esos ojos tan... atrayentes.Respira, respira, respira.Voy a quitarme su camisa para dársela, pero me sujeta la muñeca y sonríe.

- No, quédatela, hace frío. Ya me la devolverás.O me voy ahora mismo o voy a cometer una GRAN imprudencia.

- Gracias.Abro la puerta, salgo al fresquito y camino por la acera. Solo se oyen mis tacones contra el suelo, es agradable este casi silencio.Ya llego a casita... por fin...Voy a llegar a la puerta metálica de mi casa, cuando una mano grande aprisiona mi cuello por detrás y una lengua se desliza por éste hasta mi escote.Intento gritar, pero la otra mano me tapa la boca.

- ¿Qué hace una preciosidad como tú tan sola a estas horas?Suena ridículo, pero me quedo completamente paralizada.

Yo, la deportista nata, la que presume consigo misma de tener una complexión atlética casi perfecta, yo... soy incapaz de girarme y arrearle una buena patada en la boca al cerdo éste.Me aprisiona contra la pared mientras sus asquerosas manos bajan por mi espalda y mi pecho. Lágrimas de rabia caen a borbotones por mis ojos.Se me pasan por la cabeza miles de historias de chicas violadas por la noche y, a lo mejor, ese es mi destino próximo...¡Ni siquiera soy capaz de moverme!De repente, como salido de la nada, una figura alta y esbelta coge al hombre por detrás y ambos se enzarzan en una pelea. Los puñetazos vuelan de un lado a otro sin que yo sea capaz de mover un solo dedo.El hombre le da un puñetazo al que solo puede ser Gas, yo me quiero morir.

- ¡Ya basta!-por fin, puedo gritar al menos.La figura de Gas, coge al otro hombre por la camiseta y lo alza unos centímetros para luego propinarle un fuerte golpe en la cara hasta que cae al suelo y luego sale corriendo.Me dejo caer de rodillas, sollozando. Ha sido el peor momento de mi vida.Gas se arrodilla junto a mí y yo le abrazo con fuerza.

- Princesa, ¿estás bien? Eh, ¿estás bien?Coge mi cara con sus manos y me mira a los ojos. Aún en la oscuridad, puedo ver como brillan.

- ¿Estás bien?-repite.Asiento con la cabeza, acariciando su rostro con mis manos temblorosas. Tiene un labio partido y la ceja izquierda le sangra.

- Tengo que curarte eso.-digo.- No te preocupes por mí, ¿tú estás bien?- Sí, estoy... bien.-le cojo la mano y le obligo a levantarse.- Vamos adentro, tienes sangre.Pero no me deja avanzar mucho, pues rodea mis hombros con sus brazos y me abraza con fuerza. Hundo mi rostro en su camiseta, rodeo su cintura con mis brazos y me dejo

proteger contra su perfecto pecho.Parezco una niña pequeña, pero es que he pasado tanto miedo...Le hago avanzar y entramos por el garaje hasta la cocina, donde le dejo y voy a por el botiquín. Paso por uno de los aseos de abajo y meto la cabeza bajo la ducha, me siento... sucia. Me lavo el cuello y el escote y recojo mi cabello mojado en una coleta alta improvisada. Siento como las lágrimas me amenazan con volver a salir, pero las rechazo de lleno.No seas ridícula, Rochi, no pasa nada. Tú eres fuerte...Vuelvo a la cocina, me siento sobre la encimera y pongo a Gas delante. Tiemblo cuando su cintura se pega a mis piernas y su rostro queda a apenas unos pocos centímetros del mío, justo un poquito por encima en altura.Mojo un algodón en alcohol y lo pongo sobre su ceja, él da un salto hacia detrás, profiriendo un gemido de dolor.Suspiro y rodeo su cintura con mis piernas para que no se mueva y poder curarle. Sus manos se apoyan sobre mis piernas desnudas.¿Qué esto que siento?Tonta, tonta, tonta.Miro sus ojos, que se centran en los míos, y sonrío levemente.

- Estás hecho un asco.-digo para intentar relajar un poco el ambiente.Él ríe.

- Gracias, princesa, siempre tan encantadora.-aprieto más fuerte el algodón contra el corte, él se queja y sonríe.- ok, me callo.Paso una vez más el algodón por su ceja y la tapo con un par de puntos de pega (que son como tiritas pero más pequeñas y blancas. En realidad a mí me parecen un timo.). Empapo otro algodón en alcohol para el labio, pero no puedo resistirme y, antes de curárselo, lo acaricio con la yema de mi dedo. Rápidamente, lo quito y pongo el algodón.¡Dios, cómo puedo ser tan idiota!Se lo paso más levemente que por la otra herida, puesto que ésta es más delicada, pero se queja igualmente.

- ¡Auch!- Deja de quejarte.-me río.- ¡¡Es que duele!!hace pucheros, pero le duele y los quita, yo me rió aún más. Intenta dar un paso hacia detrás, pero mis piernas cada vez hacen una presa más fuerte alrededor de su cintura.

- ¡No seas niño!Limpio la herida un poco más y dejo todo sobre la encimera.

- ¡Ya está!-digo, orgullosa- ¿A que no ha sido para tanto?Se ríe de nuevo.¿Cómo podemos sacar algo tan... feliz de un momento así?

- Te perdono el dolor sólo porque eres tú.¿Va con segundas intenciones esa frasecita?Mi mente se bloquea cuando mis ojos quedan atrapados en los suyos ¿por qué siempre me pasa lo mismo?Tengo su rostro a menos de diez centímetros, sus manos suben por encima de mi vestido hasta quedarse en mi cadera, apretándome más contra él. Las mías reaccionan antes de que me de cuenta y se apoyan contra la perfecta musculatura de su torso, sintiendo su respiración bajo mis dedos.Capítulo 20: ¿Interrupción o salvación?Yo me acerco un poco más, temblando, para que él acorte los milímetros que separan nuestros labios y se junten por fin.Algo que, está claro, no ocurre. Por supuesto, siempre hay una interrupción. Mi vida no puede circular con normalidad ni cinco malditos minutos.Se oye la puerta principal cerrarse.

- Mi hermano.-musito.Gas y yo nos separamos al instante, alejándonos lo más que nos permite la cocina, por lo que yo acabo acurrucada en la pared sobre la encimera y él apoyado contra la pared contraria a, por lo menos, cuatro metros.Maldita sea...¡Qué oportuno!

- ¿Rochi?Entra en la cocina y se nos queda mirando de hito en hito.

- ¿Qué hacen aquí?-pregunta, frunciendo el ceño.- Es una historia muy larga.-suspiro.Se acerca más.

- ¿Por qué tienen sangre en la ropa?-no me había dado cuenta de eso.- ¿Qué ha pasado?Creo que se está empezando a poner histérico por momentos.Miro a Gas para decirle con los ojos que se lo cuente él, yo no sería capaz. Asiente con la cabeza y empieza. 

Bueno, verás. Empecemos por el principio.-respira hondo, cruza los brazos y continúa.-Vico bebió demasiado y estaba muy mal, a si que le llevamos a su casa.Nico me mira, mira a Gas, vuelve a mirarme a mí, a Gas...

Dejamos allí su moto y la traje hasta aquí, pero como mi casa estaba antes, dejé el coche allí y la dije que la acompañaba caminando, pero me dijo que no hacía falta.-habla tranquilamente, pero hasta desde aquí puedo ver como su respiración se acelera, mi corazón también.-No la iba a perder de vista hasta que entrara, por supuesto, pero justo antes de que pasara la puerta, se oyó un golpe metálico y me acerqué.Mi hermano se apoya en la encimera, mirando a Gas y dándome la espalda a mí, y le abrazo desde atrás con los brazos y las piernas, él me acaricia las manos. 

- Entonces vi...- ¿Qué viste?-le apremia mi hermano.Empiezo a temblar sin querer. Gas aprieta la mandíbula antes de continuar.

- Un hombre intentaba...mmmm... aprovecharse de ella. Y...bueno, me peleé con él...No quiero llorar otra vez. No, señor.Mi hermano se da la vuelta, con los ojos extremadamente abiertos, y me sujeta el rostro entre sus manos.

¿Estás bien? ¿Te ha hecho algo? ¿Estás bien?Repite “¿Estás bien?” un par de veces más hasta que le tapo la boca para que se tranquilice.

- Estoy bien.Me pasa la mano por la mejilla un par de veces.

- ¿Seguro que estás bien?- Que sí, que estoy bien.-digo con una pequeña sonrisa (es un poco falsa, pero mi hermano eso no lo sabe, a si que...)Me abraza y se gira hacia Gas, que permanece en silencio con la mirada vacía. Parece un zombi. 

- ¿Y vos, cómo te encuentras?Sonríe de lado.

- Estoy bien. Creo que mi preciosa cara sobrevivirá.Soltamos una carcajada seca.¡Qué sueño que tengo!

- Si no les importa, yo me voy a dormir, necesito descansar.- ¿Seguro que te encuentras bien?-pregunta mi hermano (otra vez) mientras bajo de la encimera.- Segurísimo.

- Mañana nos vemos.-me despido, mirándolos.Salgo de la cocina, pero... no, no me voy a mi habitación aún. Me quedo en la puerta apoyada para ver lo que dicen. Bueno, más bien para oír.

- No estás bien.-dice Gas.- No, no lo estoy.-se oye como un suspiro de Gas.- Ha sido el peor rato de mi vida.Silencio. ¿Cuándo piensas decírselo, Gas?- No lo se...¿Decirme? ¿Qué cosa?Sus voces se pierden en el silencio y yo corro escaleras arriba.¿Qué está pasando?Cierro la puerta con cuidado para no despertar a Júnior, aunque sin cerrojo, y me voy al baño. Necesito una buena

ducha.Ya se que son más de las cuatro de la mañana, pero necesito quitarme esta sensación de suciedad sobre mi piel. Es horrible, hace que me sienta... mal.Me pongo el pijama y me acuesto con el cabello mojado, no me importa, solo quiero dormir y despertarme creyendo que todo ha sido un sueño, nada más.De repente, se abre la puerta a mi espalda y me giro un poco con el corazón en un puño. Me relajo en cuanto reconozco su silueta.

¿Qué haces despierto a estas horas, pequeño?-musito.- No puedo dormir.Me incorporo un poco y golpeo flojo mi colchón para que venga a mi lado.

- ¿Puedo quedarme contigo esta noche, porfa?Pone cara de niño bueno y yo me río.

- Claro, vamos.Entra en la cama y se acurruca junto a mí.Es una cama de dos metros, a si que hay espacio como para tres personas perfectamente.

- Buenas noches, Rochi.-dice en un susurro, ya con los ojos cerrados.Le paso la mano por su pelo rubio. Su respiración se ha vuelto más pausada, a si que debe de estar dormido. 

Buenas noches, peque...

Algo roza mi frente con suavidad.

- Arriba, enanos.- Un poquito más...Mi hermano y yo nos acurrucamos más, levantando la sábana por encima de nuestras cabezas. Quiero dormir un poquito más...Se oye el ruido de las persianas al subirse automáticamente y la luz entra en la habitación como un torrente de agua. Mi hermano y yo nos retorcemos bajo la sábana como si

fuéramos vampiros y Nico sacude la cama de nuevo para que nos levantemos.¡Cinco minutos más!-suplico.- No. Arriba ahora mismo.acabamos incorporándonos con un esfuerzo enorme y mirando a Nico con cara de malas pulgas.Pareces nuestra madre, qué pesado.-le digo, revolviéndome el cabello.- Alguien tiene que ser el adulto mientras no está papá.Me estiro y salgo de la cama de un salto. Monito decide tumbarse de nuevo.

- ¿Y ese es tu papel, acaso?- No, pero ya que estás de baja...¡Qué gracioso, madre!Le saco la lengua y me miro al espejo. Madre, qué pelos de loca... ¿Qué tal has dormido?Me sabe raro que sea tan amable conmigo.

- Como un tronco.-le contesto.Nunca entenderé esa expresión, no tiene ningún sentido. ¿Cómo que has dormido “como un tronco”? ¿Y tú qué sabes cómo duermen los troncos? Es más... ¿los troncos duermen? 

- Estás muy raro, Nico.-dice Júnior, levantándose al fin.¿Ves? No soy yo sola la que lo digo.Supongo que es por lo de ayer...¡¡¡NO!!! Hoy no voy a pensar en ayer... nada de recordar el pasado.Me meto en el baño e intento asearme un poco, al menos para estar decente. Me veo más mayor en el espejo, debe ser mi imaginación.Salgo a la habitación de nuevo y Nico sigue allí.¿Vas a hacer de escolta todo el día?- Muy graciosa, hermanita.-se burla.- ¿Qué vas a hacer?Es una buena pregunta... ¿Qué voy a hacer?

- Voy a la pileta.-mismo.- Primero desayunas y luego vas a la pileta.-me corrige.¿Pero qué le pasa a éste? 

Sí, mamá.Salgo de la habitación y voy al comedor casi a la carrera.¡Hay que estar feliz pase lo que pase!

- ¿Qué tal has dormido tú, Júnior?-pregunto cuando le veo sentado en su silla, comiendo.Traga lo que tiene en la boca y me contesta.

- Muy bien, pero no has parado de moverte en toda la noche.Cojo un donut y un café y me siento.

- Es que siempre duermo sola, sin nadie que me moleste al lado.-me saca la lengua.- Eso espero.Ya tiene que intervenir el otro. ¿No esperarás que me mantenga virgen hasta los cuarenta, verdad?-le pico.Sonríe y se sienta con su desayuno frente a mí.

- ¡No, por dios! Qué horror...-se ríe.- Solo espero que no lo hagas con un tarado que solo te quiera para eso.Lo que yo les decía: hoy parece mi padre.Lo haré con quien quiera y cuando quiera, y tú no podrás impedírmelo.Veo a cámara lenta como, mientras pronuncio esas sucias palabras (que sé perfectamente que no pienso cumplir), entra Gas en el comedor, escuchándolo todo.¡Ay, Dios!¿Alguien más se quiere poner en mi contra hoy? ¡Adelante!!No sé si reír por la cara que se les ha quedado tanto a él como a mi hermano o llorar por si Gas se lo ha tomado en serio.Pero, claro, no voy a soltar ahora: ¡¡Ha sido una broma!quedaria como una idiotaMe bebo el resto del café de un trago, me termino la masita y me levanto, con los pulmones llenos de comida, para salir gritando cuanto antes de aquí.Madre, Madre, Madre... ¡¡¡MADRE!!!Trago apresuradamente y me voy sin decir nada a nadie. No lo dice en serio.-oigo que dice Nico cuando me he ido.Bueno, al menos él me conoce.

Corro hasta mi habitación, me pongo una bikini de natación verde oscuro de Nike y me voy a la pileta, pidiendo que me dejen preparadas un par de toallas, por si acaso.¡Qué vergüenza!

Me tiro de cabeza y me hago un par de largos de nuevo para acabar. Miro el reloj mientras cojo una toalla y me seco un poco el cabello chorreante. Llevo casi tres horas nadando, pero se me han pasado como si fueran minutos.Entro a la casa, chorreando y con la toalla en la mano. Odio secarme con eso, prefiero hacerlo “al aire libre”.Dios, qué mal ha sonado eso: prefiero hacerlo al aire libre.

- Tú y tu manía de ir despelotada por la casa.Me giro hacia donde procede la voz inconfundible de Nico y le dedico una mueca de burla. Su amiguito está a su lado, mirándome fijamente. ¡Qué manía con hacer eso, madre!Parece que vienen del gimnasio, ya que van con pantalones de deporte, con una toalla pequeña colgada del hombro y sin camisa. ¡Y yo soy la que va despelotada! Si no fuera porque uno es mi hermano mayor y al otro “lo odio”, me caería redonda aquí mismo. ¿Cómo se puede estar tan bueno? ¡Debería estar prohibido!¡¡¡Madre, madre, madre... pero qué chicos!!Ya, para, Rocio.¡¡Qué buenos que están!!¡¡YA!!ok, ya.

- No enseño nada.-me quejo, intentando poner en orden mis ideas.- Pero insinúas demasiado.¿Es tonto o se lo hace?Vamos a seguirle el juego, Rochi

- No tienes ni idea de lo que es que yo insinué demasiadoGas se ríe entre dientes y mi hermano esboza una sonrisa burlona satisfecha. Les tiro un beso ! ( a la¡Tiremos la casa por la ventana!) y subo hasta mi habitación para hacer algo.Aún sigo sin entender a qué viene tanta alegría en un día

como hoy cuando ayer me pasaron tantas cosas (y tan pocas agradables).

Capítulo 21: ¿En amor y compañía? Pongo la música a tope y paso el rato hasta que sea la hora de comer. Bailo de aquí para allá sin parar, pero sin exagerar, que es esta casa nunca se sabe...Lo que yo les digo. Se abre la puerta sin ni siquiera avisar. Sé que es Nico, porque Monito siempre da unos golpes antes de entrar, los del servicio no entran si estoy yo dentro y Gas no creo que sea.

- Es hora de bajar, peque.Ya sabía yo que era él.

- ¿Y vienes solo para decirme eso?-pregunto mientras me giro hacia él.Le conozco perfectamente. Si solo fuera eso hubiera mandado a alguien a que me avisara.

- No, también venía a decirte que se queda Gas a comer.¿¿¿Y???

- Pues muy bien, ¿y a mí qué?Se sienta sobre mi cama con un suspiro (y sin pedir permiso, debería añadir).

- No me ha dicho nada con respecto a ese tema, pero creo que es obvio lo que pasa entre ustedes.-dice, clavando el azul de sus ojos en los míos.¿Ah, sí? ¿Es obvio? ¡¡Pues que alguien me lo explique, por favor!!

- ¿Por qué no dejas al lado tu estúpido orgullo y vas a hablar con él?Me rió, ofendida.

- Si quiere decirme algo, que deje él a un lado su estúpido orgullo, como tú dices, y me lo diga. Si no es así... yo no tengo nada que decirle.- Solo te intentaba dar un consejo.-contesta Nico, abriendo la puerta de mi habitación para salir.

- No necesito ese tipo de consejos, muchas gracias.Cierra sin decir nada, pero sacudiendo la cabeza de forma cansina.Idiota.Me pongo unos pantalones blancos encima de la bikini y bajo a comer. Y pensar que tengo que soportar a tanto chico junto... es horrible solo de imaginarlo.Me han dejado libre, encima, la cabecera de la mesa, con un hermano a cada lado y un amigo al lado de éste. No sé si me he explicado bien. Vamos a ver, Nico a la izquierda, a su lado Gas, y Monito a la derecha, con su amigo Cristobal a su lado.O sea, que soy la única fémina entre tanto machomen. Bueno, de machomen poco, la verdad.Oye, una cosa... ¿cuándo ha venido el amigo de Júnior? No lo he visto entrar, ni siquiera he oído el timbre.Este chico pasa más tiempo en esta casa que yo misma.Bueno, el caso es que me siento en mi sitio y traen la comida. Siento la mirada burlona de Nico mirarme y le imito.

- ¡Oh, pobrecita, nuestra chica preferida está marginada!¡Qué gracioso es, madre!

- Estoy acostumbrada.-le contesto.Sin querer, miro de refilón a Gas, que se tensa ante ese comentario. Tengo razón y lo sabe. Además, en parte es culpa suya.

- ¡Qué pena, va a pasar toda la tarde solita!-sigue el estúpido de mi hermano.- Nadie ha dicho que vaya a pasar la tarde sola.¡Toma esa!¡1-0 para la reina de los desplantes!Oigo a Júnior y a Cristobal reírse a mi lado, por lo que les sonrío por su apoyo.

- ¿Y tú eres la santita de la casa?-se burla Nico, mirándome con ojos acusadores.- ¿A qué chico le vas a romper el corazón hoy?Adoro ver como se cabrea por una broma mía.

- ¿Me has oído decir que haya quedado con un solo chico, acaso?se enoja, y yo me río.¡2-0!¡Gracias, gracias, gracias!Nos sirven los platos, pero no apartamos la mirada el uno del otro, retándonos.Miro mi plato de pasta y sonrío. ¡¡Pasta!! Ñam, ñam...Soy tonta, ¿verdad?

- Podrías llamar a Euge para no estar sola.Levanto sorprendida la cabeza de mi plato para mirar a Nico con los ojos salidos de las órbitas. ¿Mi hermano se está colando por una chica? Imposible.

- Si quieres verla, llámala vos.Gas se ríe, y mi hermano va a contestarme... abre la boca...Pero suena el teléfono y me libro. Salvada por la campana, me río.Cojo el inalámbrico del comedor y contesto.Tenemos varios teléfonos en la casa, ya que es demasiado grande para tener uno o dos. Hay... uno en cada habitación (Nico, Júnior, mi padre y la mía), uno en el salón, otro en la biblioteca, en la sala de estar, en la pileta interior y en el comedor. Sí, creo que esos son todos.

- ¿Sí?-digo, sentándome en mi silla mientras hablo.- ¿Rochii?- ¡EugeMiro a Nico significativamente.

- ¿Qué tal estás?- Bien ¿y vos?- como un tortellini mientras ella habla.- Igual que siempre.-se ríe.- He hablado con Vico, me ha dicho que está mejor, pero que le duele aún la cabeza.¡Vico, me olvide de llamarlo!Me llevo las manos a la cabeza. ¡Madre, qué memoria!

- Se me olvidó completamente llamarlo.Gas me lanza una mirada interrogante. ¿Ahora qué quiere?Oigo a Euge reírse a través del auricular.

- Me ha dicho que te diera las gracias, y a Gas.-hace una pausa.- ¿Qué haces?- Como.Se ríe de nuevo. Es muy risueña, como pueden comprobar.

- ¿Y comes sola?- ¡Qué va!-sonrío.- Están aquí mis hermanos, Gas y un amigo de Monito.- Ahhhh, ¿qué tal vas con lo de Gas?Qué preguntita...

- Bueno, no avanzamos nada, pero tampoco vamos hacia atrás, a si que... algo es algo. Pero sigo pensando que es estúpido, eso que conste.- Rochi... ¿estás hablando con toda esa gente delante?- Sí.Se ríe más, y yo con ella.

- Oye, que quería decirte algo importante.- dice cuando para de reír.- Me ha llamado Cande para decírmelo.- ¿ qué?- ¡El fin de semana que viene nos vamos a la playa a hacer fotos para la colección de verano!Lo dice todo seguido y me cuesta analizarlo.

- ¿A la playa?- ¡¡¡Sí!!!Me aparto el teléfono de la oreja. Casi me deja sorda.

- Díselo a Gas, porfa. Yo ya se lo he dicho a Vico y me ha dicho que le avise yo, pero como le tienes al lado...¿Por qué me castigas, Dios mío?

- ok ok.- ¡Esta tarde voy a tu casa para ver qué hacemos!-grita.Qué escandalosa.

- Muy bien, te espero.- Adiós, peque. ¡Besitos!- Hasta luego. Besos.Cuelgo y vuelvo a poner el teléfono en su sitio.Ya no me apetece comer, se me ha quitado el apetito. Cojo

mi plato y lo llevo a la cocina a pedirle a Marga, la cocinera, el postre. Se ríe de la cara que pongo y me da una copa con lo que parece helado de chocolate con trozos de brownie, mi favorito, diciendo:

- Siempre tan golosa...La sonrío y vuelvo a mi sitio, satisfecha, con mi helado en la mano.

- Tú y tu obsesión con el chocolate...-dice Nico.¿Hay helado de chocolate?-grita monito, extasiado.Asiento con la cabeza como si fuera una cría y me centro en mi preciado postre.

- ¿Te ha contado algo interesante tu amiguita?- ¿Me preguntas si me ha dicho algo de vos?-le pico.- No, lo siento, no me ha comentado nada.- Ja, ja, ja.Sonrío y vuelvo con mi maravilloso helado. Me encanta picarle.

- Gas!-grito de repente.Es que me acabo de acordar...Me miran todos sorprendidos. ¡Qué vergüenza!

- Es que me dijo Euge que le dijo Vico que le dijo Cande que te diga...-dios, esto parece un culebrón.- que el fin de semana que viene nos vamos a la playa a una sesión para la colección de verano.Frunce el ceño, confundido.

- ¿De qué me estás hablando?¡Y yo que creía que no hablaba!Lo repito despacito:

- Que me pidieron que te avise de que el fin de semana que viene vamos a la playa a hacer fotos para la colección de verano.- ¡¡Ahhhh!!¡ok¡Tres hurras por su mente preclara!

- ¡¿Me vas a abandonar todo el fin de semana?!-interviene

Nico.Qué exagerado que es.

- ¡Eh,vos!-se queja Júnior.- No te ofendas, Junior. Me refiero a que no va a haber nadie adulto.- ¡Eh!- Opino que Júnior es más adulto que vos.-digo.- Yo también opino eso.-me da la razón, SORPRENDENTEMENTE, Gas.Me río entre dientes junto con él y Júnior.

- ¡Por eso los quiero tanto!-exclama burlonamente mi hermano, ganando esta partida.Qué asqueroso, siempre encuentra lo correcto para dejar a los demás a la altura del betún.Sacudo la cabeza y sigo con mi helado, que se está derritiendo a pasos agigantados. ¡Mi preciada posesión! Me como otra gran cucharada y me relamo los labios con los ojos cerrados. ¡Cómo disfruto con mi chocolate!

- Bueno, ¿qué vas a hacer esta tarde?¿Por qué le interesa tanto lo que voy a hacer?

- Pues luego vendrá Euge y ya veremos lo que hacemos.Pone pose pensativa durante unos minutos.

- Bueno... éste trama algo.-se ríe Gas.Miedo me da.

- ¿a quienes le interesa el cine , chicos?-dice, al fin, esbozando una sonrisa de oreja a oreja.- ¿A quién se lo dices?A los pequeños, a los pequeños, a los pequeños...

- ¡A todos!-exclama, haciendo un gesto con los brazos, abarcando la habitación.- Y no acepto un no por respuesta.- No.-decimos Júnior y yo a la vez.Sacude la cabeza con impaciencia y se gira hacia Gas, que se mantiene imperturbable.

- ¿Tú te apuntas, a que sí?

- Paso.-contesta el susodicho.No sé qué gesto le está haciendo, porque está de espaldas a mí, pero no creo que sea nada bueno.

- Bueno, está bien...¿Un sábado por la tarde al cine?No es típico de mi hermano, desde luego. Éste trama algo .

- A ti de dejo quedarte porque la película no creo que sea apta para ti.-le dice a Júnior, que esboza una sonrisa y musita:- No iba a ir de todas formas, a si que...Es pequeño, pero no tonto.Ahora que caigo...

- ¡Eh, yo no pienso ir!-digo.- Tú vienes y punto.Será tirano el chico.

- No quiero.- Me da igual lo que quieras, ahora mando yo.¡Eso es una dictadura!

- No te lo crees ni vos- ¡O vienes o le cuento a papá lo que pasó anoche, ya verás como no te deja salir más por la noche en años!Eso ha sido un golpe bajo...

- ¡Traidor!-grito mientras me levanto para irme.- ¿Qué te pasó ayer?-pregunta Júnior.- Nada de importancia.Salgo del comedor y me voy a mi habitación,enojada.¡Será estúpido! ¡Qué idiota! ¡Lo odio!Rochi,tranquilízate. No pasa nada, a lo mejor es divertido.¿Divertido? Já.Voy a mandarle un mensaje a Euge para ver qué le parece el nuevo plan.Maldita sea.

Capítulo 22: El peliculón. Pues resulta que a Euge le ha parecido un plan estupendo. Creo que aquí hay gato encerrado, estoy segura de que ya

sabía lo del cine antes de contárselo...Deben ser cosas mías, me digo mientras me enfundo unos vaqueros pitillo claritos. Me pongo una remera amarilla, un chalequito vaquero (me lo compró Cande cuando descubrió con horror que yo no tenía ninguno) y unas manoletinas a juego con la remera.Por supuesto, no llevo bolso, a si que meto el móvil y la cartera en los bolsillos del pantalón. Puedo convertirme en una cheta, pero jamás llevaré ese horrible invento.Estoy nerviosa de los nervios. Valga la redundancia.Rebusco en mi mochila del insti hasta encontrar el tabaco. Saco un cigarro y voy a la calle para fumármelo. ¡Necesito relax!Me siento en las escaleras del porche y lo enciendo. Aún quedan veinte minutos para que lleguen Gas (que ha vuelto a su casa después de comer) y Euge (que estoy segura de que está tramando algo con mi hermano o Gas, aunque no sé qué).Cierro los ojos y doy otra calada, soltando el aire lentamente.

- No deberías fumar.¿?Abro los ojos, encontrándome de frente con “mi queridísimo amigo”, que me mira desde debajo de las escaleras. Está estupendo. Lleva unos vaqueros azul muy oscuro tirando a gris, una camiseta blanca que le queda de muerte y se pega a su perfecto torso; una chaqueta de cuero negro y unas playeras del mismo color. Me regaño por mis propios pensamientos y doy gracias porque no me pueda leer la mente. ¡Él es el enemigo, no puedo alabarle!

- No debería hacer muchas cosas que hago.-le contesto.Esboza una media sonrisa burlona.

- ¿Por qué siempre tan desagradable conmigo?- Porque toda mi mala leche me la guardo para ti.Me levanto y tiro la colilla a un macetero del jardín. Como yo estoy más arriba que él, estamos más o menos a la misma altura, aunque a un metro de distancia entre nosotros.

- No entiendo el porqué.-sigue él.¿Que no lo entiende?

- ¿Quieres que te lo explique?-digo, medianamente enojada.Le voy a soltar todo lo que pienso, Ya está bien.Se abre la puerta de golpe a mi espalda, por lo que me giro. ¿Por qué siempre me tienen que interrumpir? ¡Es que esto ya es intrusión tras intrusión!

- ¿Qué hace aquí la parejita? Pasen dentro.¿Cómo que parejita, pedazo de tarado?Suelto un bufido y paso a la casa, dedicándole una mueca a Nico, que me mira divertido. es un...(&%$....¡¡%&!!!)Se van al salón a hablar de sus cosas de machitos y yo subo a mi habitación a lavarme los dientes. Lo hago con tanta fuerza que acaban sangrándome las encías. Y todo esto por su culpa... ¡Odio a los chicos!Me meto un chicle en la boca y lo mastico furiosa mientras bajo a abrir la puerta. El timbre lleva sonando dos minutos y los vagos de las narices pasan del tema.

- ¡Rochi!-exclama Euge, dándome dos besos.- ¿Y esa cara?Suspiro y niego con la cabeza.

- No pasa nada.- ¿Problemas?-sugiere, bajando la voz.Los dos machitos entran en el hall y se acercan.

- Mi problema es él.-le digo, señalando a NicoSe ríe. Mi hermano me mira extrañado, pero acaba pasando del tema y dando dos besos a Euge. Gas también da dos besos a mi amiga con una sonrisa.¿Por qué con todo el mundo es amable menos conmigo? ¡Es injusto!Vamos a pensar en otra cosa.Miro a Euge, que sonríe. Va muy guapa, aunque, claro, es imposible que vaya fea, ya que es una chica guapísima. Lleva unos pantalones cortos vaqueros (parece que hoy es el día oficial de los vaqueros), una camiseta blanca y negra y una chaqueta negra con los botines a juego. ¡Lindisima!

- ¿Nos vamos?-pregunto, impacientándome.¿Cuánto tiempo pretenden estar esperando aquí como tontos?Abro la puerta y salgo, con mi hermanito al lado. Ya está anocheciendo, deben ser las nueve.

- ¿Estas deseando ir al cine al final, eh?- dice el gracioso, rodeando mis hombros con un brazo.- Lo que estoy deseando es de que se acabe este día.Se ríe entre dientes y me da un beso en la mejilla.¡Es que tengo razón! ¿Desde cuándo salimos juntos? ¡Las hermanas pequeñas nunca salen con sus hermanos mayores! ¡Es algo surrealista!

- Vamos en mi coche.¿Encima tengo que ir en el coche de Gas? ¡¡torturenme más si ven que llevo poco encima!!Nos metemos en el coche anaranjado que hay aparcado en frente de la casa (que, otra cosa, ya hay que ser vago para venir en coche desde su casa, no jodan, que está a un minuto),Gas al mando, mi hermano de copiloto y Euge y yo detrás.Esto parecería una cita de parejitas... si no fuera porque, de los dos chicos que hay, a uno lo odio y el otro es mi hermano, por lo que sería incesto.Qué tardecita me espera...

Vamos a ver la cartelera del cine.

- ¿Qué quieren ver?-pregunta mi hermano.Por lo que me importa a mí...

- A mí me da igual.-contesta Euge.Traidora, pienso para mí.

- Me han dicho que la de “Despierto” está muy bien.Todos miramos a Gas mientras él observa la cartelera como si no pasara nada.

- ami me da igual.-aceptan Nico y mi amiguita.Ahora me miran todos a mí. ¿Una peli de miedo?

- ¿Rochi?- Mismo...-me encojo de hombros.Total... ¿a mí que me importará la peli que vamos a ver? Va a ser una tortura de todos modos...Mi hermano se acerca a la taquilla y pide cuatro entradas para la película que han elegido para la sesión de las diez. Es la mejor.Euge y Gas se quejan cuando Nico saca dinero para las entradas de todos, refunfuñando porque quieren pagar su entrada. Me mantengo en un segundo plano, mirando como discuten.Parece que ya pararon.

- Vos pagas las palomitas y ya está, Gas.-le dice mi hermano en tono conciliador.- ¿Y yo qué?-se queja la otra.- A las damas las invitamos nosotros.Euge se enfurruña durante unos segundos para luego dar las gracias y esbozar una sonrisa deslumbrante. Nico se gira hacia mí.

- ¿Y vos no te quejas?- No, me parece bien que pagues tú.-le contesto, mordaz.- Ya que me has obligado a venir, qué menos que pagarme la entrada.Sonríe.

- Esa es mi chica.Le saco la lengua, intentando reprimir una sonrisa traicionera.Nos dirigimos hacia la tienda de chucherías y me relamo los labios al ver tantas juntas. Me encantan...Cojo una bolsa y empiezo a meter regalices de todo tipo (excepto negros, no los soporto) y varios chupa-chups. Ahí va mi truco para comer en el cine: me cojo las chucherías más duras, porque son las que más duran, ya que si cojo las más recientes, antes de que haya empezado la peli ya me las comi.Las pago y salgo de la tienda. Me como un regaliz rojo...¡Se me ha olvidado la bebida!Voy a entrar de nuevo cuando me choco con algo, o, mejor

dicho, con alguien. Gas se interpone entre la puerta y yo, sonriendo burlón. Me extiende una botella de mi refresco favorito y lo cojo casi temblando.¿Qué paso?Voy a sacar la cartera para pagárselo, pero me agarra de la muñeca y dice:

- A esto invito yo, princesa.¿Princesa? Hace siglos que no me llama así... bueno, desde ayer. Pero me refiero a antes... ¡¡¡¡Aquí pasa algo de lo que no me he dado cuenta!!!!

- Gracias.-musito.Me he quedado muda.

- Vamos a entrar ya, va a empezar la película.-dice mi hermano, que está saliendo de la tienda con Euge a su lado.Parece que estos se llevan muy bien.Entramos a la sala 13 (qué preciosidad de número. Perfecto para mí, ¿no?) y nos sentamos. Estratégicamente, me pongo entre Euge y Nico, con Gas al ladoAhora viene el problema; Nico y Euge se han cogido un bote enorme de palomitas entre los dos, por lo que me obligan a que me cambie por mi hermano. A si que acabo entre éste y Gas maldiciendo para mis adentros. ¿Cómo se puede tener tan mala suerteEncojo las piernas en mi asiento para no tocar a ninguno de los dos y me acurruco con mis golosinas y mi bebida. Y tan feliz (falsa).Empieza la película y Nico se ríe por un comentario de Euge que no he escuchado. Qué frustración...Van pasando los minutos poco a poco, como si fuéramos a cámara lenta. Siento como algo me toca la pierna derecha y me giro para ver a mi amiga asomando la cabeza por delante de mi hermano.

- ¿Quién tuviera un chico así, eh?-dice, riéndose.Miro la pantalla. Hayden Christiensen se termina de quitar la remera y me río. La miro y le contesto:

- Y que lo digas...Se ríe y vuelve a sentarse bien. Mi hermano se gira hacia

mí.

- ¿Y ése les parece guapo?Le miro, asombrada y con una sonrisa de burla en los labios.

- ¿Guapo?-me río.- ¡Es una maravilla!Frunce el ceño.

- Pero no te pongas celoso, hermanito, nunca tendrás que competir contra un chico así, se extinguieron.Oigo a Euge y a Gas reírse. Nico sonríe, manteniendo la compostura, y vuelve a la película.Cojo otro regaliz y me lo llevo a la boca.

- ¿Acaso crees que podes competir contra Jessica Alba?-me dice Gas al oído.Es la actriz que acompaña a Hayden en la peli.Y no me hace gracia la pregunta, pero sonrío igualmente.Ya ven que mi humor cambia en segundos.

- Puedo competir perfectamente contra ella.- digo en su oreja. Mi ritmo cardiaco se queja por la aproximación.- No tengo nada que envidiarla.Cada uno es como es, y yo estoy contenta conmigo misma.Sonríe y, de forma totalmente inesperada, me planta un beso en la mejilla (perdón, más bien en la comisura de mis labios), soltando:

- No tendrías porqué.¿Qué está pasando aquí?ok ok tranquilízate.Miro la bolsa que tengo entre mis manos. Dios, no me había dado cuenta de que la estaba estrujando hasta dejar todas las chucherías amorfas. Cojo un chupa-chups y me lo llevo a la boca para hacer algo.Voy a dar un trago de mi bebida (¡Estoy histérica!), pero, como ya sabemos, todo está en mi contra y el refresco se ha acabado. Y aún debe quedar una hora de película.Me levanto.

- Voy a por algo de beber.- anuncio, a nadie en particular.

Salgo por patas de la sala y voy al puesto que hay dentro del cine. El pasillo está muy oscuro y, entre mi estado de shock y la peli medio de miedo, me empiezo a cundir de pánico. Camino unos cuantos pasos hacia la derecha.ok, ¿y ahora para dónde se iba?¡Dios, me he perdido en un cine! ¡Qué vergüenza!Me giro para volver a la sala. Voy a quedar como una estúpida, pero prefiero eso a quedarme sola aquí. ¡Es que nos han puesto en la sala más alejada!Algo se apoya en mi hombro y suelto un gritito, tirando el chupa-chups al suelo del susto. ¡Dios, qué es, qué es! ¡Qué pasa! ¡¡¡¡¡¡Qué ocurre!!!!!!Seguro que es un asesino psicópata y loco que quiere torturarme hasta la muerte y vender mis órganos al mercado negro...Pero, las manos que me sujetan me dan la vuelta.

- ¡Dios, Gas qué susto me has dado!-le grito, apoyando una mano sobre mi pecho para comprobar el acelerado ritmo de mi corazón.Se ríe en mi cara. Casi me mata de un infarto y encima se muere de risa.Le doy un golpe en el brazo.

- ¡Para ya!- ¿Qué hacias por aquí?-dice entre hipos, riendo aún.- Ir a por bebida, ¿recuerdas?Tiene memoria pez.

- Recuerdo perfectamente, pero el caso es que no se va por este pasillo, sino por el contrario.ok, ya he conseguido parecer estúpida otra vez, parece que es mi afición últimamente.

- Es que me he equivocado.-musito, bajando la cabeza.Sus dedos revolotean a mi barbilla y la levantan para que le mire a los ojos, cosa imposible en este caso. Cierro los párpados para no mirarle.Ahora parezco aún más estúpida.Pero es que si le miro a los ojos me pierdo y no me acuerdo de lo mucho que lo odio...

- Rocio, abre los ojos.-me dice con un deje de humor.- No.Soy como una niña pequeña empeñada en tener razón.

- Ábrelos.Niego con la cabeza, aún cuando sus manos siguen sujetándome el rostro.

- Como quieras.Me da miedo.Justo cuando los abro, sus labios se posan sobre los míos y yo, incapaz de evitarle, me quedo como una estatua de sal.Su boca se mueve insistentemente sobre la mía, pero sigo sin moverme por la sorpresa. ¿Qu...Qué está...pasando?¡¡¡AHHHHHHHH!!! ¡Gas me está besando!Va a separarse cuando reacciono al fin y, echándole los brazos al cuello, le correspondo intensamente. Dejar pasar una oportunidad tan tentadora como ésta es un delito, por lo que me pego más a él.Siento como sonríe entre mis labios y sus fuertes brazos vuelan a mi cintura para apretarme contra su cuerpo, elevándome unos milímetros del suelo.Dios, casi había olvidado el sabor de sus besos.¡¡Lo he vuelto a hacer, parezco una tonta !!!

Después de lo que parecen horas, nuestros labios se separan como a cámara lenta.

- Será mejor que volvamos, ya han pasado veinte minutos desde que salimos de la sala.¿¿¿¿Veinte minutos???? Madre.Me separo de sus brazos y sacudo la cabeza. ¿Qué acaba de pasar?Ay, dios mío...Siento como mis mejillas cada vez están más calientes y desvío la mirada, echando a andar hacia la sala. ¡Qué vergüenza!Siento su risa a mi espalda y como me aparta el pelo de la cara para dejar al descubierto mi sonrojo traicionero. Se ríe aún más.

- ¡No te rías, asqueroso!-le reprendo, aún sin girarme.

Pero, como es costumbre, no me hace ni caso. Me enfurruño para mis adentros y sigo andando. Me paro ante la puerta con un gran trece metálico y me dispongo a entrar cuando el brazo de Gas me da la vuelta con rapidez y sus labios me regalan otro beso. Rápido, pero intenso y juguetón. , como él.Me quedo en estado de shock unos segundos y entro en la sala con un Gas sonriente pisándome los talones.Será idiota, otra vez me ha vuelto a dejar aturdida. Odio estar indefensa ante alguien, y más ante él.Me siento al lado de mi hermano, al que, a pesar de la oscuridad, veo sonreír burlón.

- ¿Qué?-le digo, harta de tanto escrutinio.- ¿Dónde has ido?¿Éste es tonto o qué?

- por bebida, te lo he dicho antes.- ¿Y dónde está?-sonríe aún más.ok, me ha pillado.

- Mmmmm... ya me la tome.Se ríe y me da un apretón en la mano que tengo apoyada a su lado. Se está volviendo una mala costumbre eso de las muestras de aprecio en mi hermano.

Salimos de la sala y me estiro en silencio. Dios, qué agarrotados tengo los músculos... demasiadas emociones.Euge propone ir a tomar algo y todos aceptamos (yo con desgana, por supuesto. Hay cosas que no cambian.), por lo que ahora vamos para allá. el lugar está en una de las calles más transitadas de la ciudad, pero es el sitio más acogedor de los alrededores, además, hacen un café de morirse.Según entramos, me voy directa a la mesa que hay más alejada, al fondo y empotrada en una esquina. Es la mejor. Tiene un sofá (como en las series americanas) y dos sillones alrededor de una pequeña mesa. Me acomodo en un lado del sofá y Euge a mi lado, suspirando. ¿Por qué suspira?

- ¿Qué quieren?-pregunta Gas.

- Yo un descafeinado con leche.-dice Euge, sonriendo.Siempre sonríe...Gas me mira, esperando una respuesta.

- Frapuchino de café con chocolate.Asiente y se va con mi hermano, que está en la cola. Me temo que ahora Euge me va a preguntar sobre algo de lo que no quiero hablar... Planeemos algo para escabullirnos...Fácil.

- Voy al baño.-digo, saliendo por patas.

El baño está al lado del mostrador, por lo que tengo que pasar por delante de mi hermanito y su amigo. Están hablando, parece algo serio. Uy, Uy. Voy a intentar pasar sin que me vean.Camino desapercibida por su lado, escuchando parte de su conversación.

- No puedes seguir así, Gas, estás obsesionado.-dice Nico.Gas se lleva una mano al cabello y lo despeina efusivamente.

- Lo sé, supongo que ya no puedo alargar mucho el momento de decirle la verdad a tu hermana.Corro hasta el baño y me encierro. ¿Contarme qué? Tiene que ser a mí, porque no tengo más hermanas... ¡¡¡AHHHHHHHH!!! ¡A lo mejor mi padre ha tenido más hijos por ahí y no me he enterado! ¡A lo mejor se refieren a otra hija de mi madre con el heavy ese!¡¡NOOOOOOOOOOO!!¡Se me va la cabeza! ¿Qué importará ahora si tengo o no tengo más hermanas? ¡Gas me quiere decir algo importante y yo pensando en la descendencia de mis padres! ¡AHHHHHHHH!Respira, respira, respira.Abro el grifo y meto la cabeza debajo, lo hago muy a menudo. Sacudo el cabello como si fuera un perro y lo peino un poco con mis dedos temblorosos.Por dios, Rocio, no seas exagerada, que lo exageras todo mucho.Suspiro dos veces más y salgo del baño, respirando hondo.

Voy hasta nuestra mesa y me siento en el mismo sitio, pero con la certeza de que ahora me han cambiado el cómodo sofá de antes por una silla de alambres que se me clava por todo el cuerpo.¡Qué pesadilla tan horrible!Ni siquiera me doy cuenta de que ya están todos sentados hasta que una voz me hace alzar la cabeza.

- ¿Estás bien, enana?¿Nico? ¿Qué hace mi hermano en mis sueños?Sacudo la cabeza, confundida.

- ¿Ehh?- ¿Estás bien?-vuelve a repetir la voz.- Euge, dale unos golpecitos, a ver si reacciona.Siento como una mano pequeña me da suavemente en las mejillas y una voz aún más suave me dice:

- Peque, peque, ¿qué ocurre?!! ya sé dónde estoy!! Soy tonta.

- Estoy bien.-se me ocurre decir, con los ojos como platos.Cojo mi café y absorbo de la pajita distraídamente.

- ¿Qué te pasa, estás atontada?-pregunta mi hermano, removiendo su taza.Niego con la cabeza como respuesta.

- A ésta le pasa algo, jamás se quedaría callada si la llamo atontada.-sigue hablando la voz de mi hermano.Ya basta, reacciona.

- ¡Estoy bien!Me miran, asombrados por mi elevado tono de voz. Yo aparto los ojos, avergonzada, y observo la mesa con atención (¡qué puede tener una mesa para captar mi atención!). ¡Han comprado chocolatinas!Cojo una, emocionada, y me la llevo a la boca.Euge Nico y Gas me siguen mirando, pero esta vez con una pequeña sonrisa.

- ¡Qué!-digo.

¡¿Por qué tienen que estar todo el día vigilándome?!

- Nada, nada.-contesta mi hermano.- Menudos humores que te gastas.- Déjame en paz.Se ríe y vuelve a su café, pero sin quitarme ojo. Le saco la lengua en un arrebato de rebeldía infantil.Absorbo de nuevo por mi pajita.

- Estoy deseando irme ya a la playa.-comenta Euge.- Sí, va a ser divertido.- dice Gas bebiendo de su capuchino.Está como out.

- Para ustedes seguro, pero yo me quedo aquí más solo que una ostra.- se queja mi hermano.Vamos a picarle un rato.

- Siempre podrás llamar a alguna amiguita.Me sonríe. Es de lo más raro.

- Te vas a peder el cumpleaños de Júnior.-me contesta.¡Es cierto!

- Es verdad, es este sábado...-me cojo el mentón con una mano para pensar.- Bueno, ya se me ocurrirá algo.¡Qué mal!

- Me pareció muy gracioso.- dice Euge, limpiando sus delicadas manos con una servilleta.

- Vas dando muy mala imagen de nosotros.- me mira mi hermano.Me giro hacia Euge, señalando a Nico con un dedo.

- Y ni se te ocurra decir que él es simpático porque se lo cree y su ego se dispara.- No la hagas ni caso.- me interrumpe el aludido.- Soy un encanto, la antipática de la familia es ella.Refunfuño.

- Eso es mentira. Pero, si así fuera, sería por tu culpa, por

tratarme tan mal.- ¿Tratarte mal? Lo dirás en broma, ¿no?- se ríe Nico, ofendiéndome.- ¡Si eres la niña mimada de papá!¡Sí, ¿Y qué?! ¿Algún problema?

- No estoy hablando de papá; además, es normal ser la niña mimada del padre siendo la única hija.¡Recalco la palabra: ÚNICA!

- Sigues siendo la más antipática de la familia.- termina la discusión, dando otro trago a su café.Será asqueroso...Le miro furiosa y se ríe aún más. ¡Si es que es tonto!Sacudo la cabeza con aprensión y me enfurruño, encogiéndome en el sofá con mi café entre las manos y la pajita hecha un churro en la boca.La muerdo con fuerza, haciendo rajas en varios lados.¡Por qué no puede dejar de picarme! !Euge y Nico se ponen a hablar como quien no quiere la cosa. Hui, estos...

- Como sigas haciendo eso te vas a cortar con la pajita - me dice Gas, como si hablarme fuera algo normal.- y te vas a quedar sin labios.- ¿Y a ti qué te importa?Mi hermano y Euge no nos oyen hablar, a si que no hay peligro.

!Pues algo me importa, princesa...- contesta con una sonrisa pícara.¡Cuánto hace que no lo veo sonreír así!Oye, una cosa, ¿acaba de decir que le importan mis labios? No, seguro que me lo acabo de imaginar. Sí... No, es mi mente perversa que me juega malas pasadas. ¡Si que lo ha dicho! ¡¡AHHHHHHHHH!No le hago caso y sigo mordiendo la pajita mientras lo miro atenta. Él mantiene su sonrisa.Doy otro mordisco y parte del plástico roza con mis labios, desgarrándolos un poco. ¡Dios!La suelto de inmediato y me llevo un dedo a la boca para ver si... ¡¡SANGRA!!

- Te lo dije.- Qué listo que eres.- musito mientras cojo una servilleta de papel y la presiono sobre mi labio.No es un corte muy grande, pero escuece.Ahora que caigo... Dije que no iba a recordar nada de lo de ayer, pero aún así me fijo en la ceja de Gas y en sus labios para ver si se le han curado algo.

- ¿Qué miras?Debo estar mirándolo con cara de boba, porque veo la burla de sus ojos clavada en mí.

- ¿Qué tal está... tu cara?-digo entrecortadamente.Madre, qué ridícula que soy. ¿No puedo hablar normal nunca o qué?Gas sonríe, para mi sorpresa. Otra cosa no, pero sorprenderme me sorprende siempre; nunca hace lo que yo pienso que va a hacer... es una contradicción con patas.

- Bueno, la ceja está mejor que ayer, y el labio ya has comprobado antes que está en plena forma.- levanta las cejas de forma traviesa un par de veces.Qué tarado que es.

- Creo que es hora de irse.-interviene mi hermano.Se supone que no ha escuchado nada porque estaba hablando con Euge, pero estoy segura de que lo sabe todo. ¡Dios!Me levanto como un resorte, deseando salir de aquí, y voy hacia la salida a toda prisa. Salgo a la calle y suspiro de alivio, la noche me protegerá de esos sentimientos tan contradictorios...¡¿Pero qué tonterías digo?!Sacudo la cabeza, removiendo mi pelo.

- ¿Ahora qué haces, la danza de las tontas a la medianoche?¡Para tontos ya estás Tu !, estoy a punto de decirle a Nico.

- Estoy discutiendo conmigo misma, ¿puedo?-le contesto,enojada.- ¿Y lo haces a menudo?-me pica Euge.

¡Si es que se pone todo el mundo en mi contra!

- Sí, continuamente.Si ella supiera...Vamos al coche de Gas y entramos calmadamente. ¿Es que nadie tiene prisa hoy por irse? Me siento atrás y me apoyo en los asientos delanteros para ver la hora, que brilla con una luz verde en el panel. ¡La una y media! ¡Madre del amor hermoso!Vuelvo a mi asiento cuando Gas gira la cabeza, sonriendo, hacia mí al darse cuenta de nuestra inusual cercanía. Su sonrisa se ensancha (lo veo por el espejo retrovisor) y arranca el coche con un suave ronroneo.Siento vibrar algo en mi pierna y miro hacia ambos lados para ver lo que ocurre. ¡¡Qué pasa ahora!! Euge me observa extrañada y, riéndose, señala mi bolsillo, del que empieza a salir una musiquilla familiar.Cojo el móvil y me lo llevo a la oreja.

- ¿Sí?- ¡Peque!- ¡Vico !exclamo, alegre. ¡Por fin algo de entusiasmo! - ¿Qué tal estás? Se me olvidó completamente llamarte esta mañana.Oigo su risa.

- Lo suponía, por eso te he llamado yo.Me río y miro delante mía para descubrir a Gas observándome atentamente por el retrovisor y a mi hermano, que se da la vuelta para interrogarme con la mirada. Len se ríe también por el rostro de éste.

- ¿Te has enterado de lo del viajecito?- pregunta Vico emocionado.- ¡Sí, es estupendo!- El martes tenemos que ir al estudio para que nos lo cuenten con más detalle y eso. –hace una pausa.- Bueno, peque, que yo te llamaba para darte las gracias por lo de ayer.Sonrío. ¡Pero qué encanto!

- De nada, ya sabes que estoy aquí para lo que necesites.

Hui, qué mal ha sonado eso...¡Ya deja tu mente pervertida!

- Pues eso.- se ríe solo.- Que el martes nos vemos. Mucho besos, pequeñita.- Chau, besos.Píiii Píiii Píiii. Se corta la conexión y guardo de nuevo el teléfono en mis vaqueros embutidos. ¡Dios, qué difícil es meter esto aquí!

- ¿Qué tienes tú con ese chico?¡Cómo no iba a decir nada el tocapelotas éste!Clavo mis ojos en los de mi hermano para contestarle:

- Nada que te interese.Euge se ríe y se apresura a hablar ella para aclarar todo. Estoy segura de que va a hacerlo.

- Sólo son amigos, Nico, no te preocupes.- ¡BINGO!Ya tiene que entrar la otra. Menudos dos.Me encojo en el suave cuero de la tapicería, cruzo los brazos y hago pucheros, arta. ¿Es que no puedo tener un día normal o qué?

Capítulo 24: Haciendo la maleta. ¡Ya es viernes, por fin! ¡Hoy nos vamos de viaje!¡¡¡¡SIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!!!!Me lo merezco, sinceramente; porque menuda semanita que he pasado. ¡Flipante! Pero con todas las letras: ¡F-L-I-P-A-N-T-E!Empecemos por el lunes. Fue horrible. Estaba a última hora (me tocaba dibujo técnico, como todos los días a última excepto los viernes) y me entraron ganas de ir a beber agua, a si que salí de clase y me fui al baño, pero ¿a que no adivinan a quién me encontré por el camino? ¡SÍ! ¡A Gas! Ya hay que tener muuuy mala suerte. Esa soy yo. Bueno, el caso es que, no sé cómo pasó, pero acabamos besandonos... ¡en medio del pasillo! ¿Cómo pude hacer eso? Es un misterio.Pero ahí no acaba la cosa.El martes ocurrió exactamente lo mismo. ¡LO MISMO! Y luego encima nos vimos otra vez en el estudio para que nos

contaran sobre el viaje. Bueno, eso es otra historia, ahora estoy contando mis problemas.¡Pero es que el miércoles otra vez! ¡Y el jueves también!Yo creo que ya es obsesión.Bueno, lo del jueves ya es peor porque... ¡Yo empeze a besarlo! No tienen ni idea de la necesidad que tenía de hacerlo, ¡lo deseaba! Horrible, horrible.Cuando volví a mi clase de dibujo caí en la cuenta: todos los días habíamos salido a la misma hora... ¡para encontrarnos! Inconciente o conscientemente no lo sé, pero siempre eran las dos menos veinte cuando le decía a la profesora que necesitaba ir al baño. ¡Qué horror! Fue un descubrimiento fatal para mi autoestima.

Hoy viernes, me libro de hacer ninguna elección (salir o no salir, esa es la cuestión), ya que mi profesor de tecnología no ha venido y nos han mandado a casa, cosa que me viene la mar de bien, ya que tengo que hacer la maleta y toda la pesca. ¡Me voy esta tarde y aún no he empezado a hacerla! Estoy histérica.Salgo con la mochila colgada del hombro al aparcamiento y me doy cuenta del algo crucial: hoy he venido con mi hermano, a si que no he traído la moto. Perfecto, ¡Perfecto!O me voy andando (deben ser unos diez kilómetros hasta mi casa), o lo espero una hora fuera...Oigo el sonido de un motor a mi lado y giro la cabeza. El llamativo color del coche atraviesa mi retina hasta clavarse en mi cerebro con demasiada nitidez.

- Sube, te llevo.Bueno, es una opción.No, no, no, no, no... ¡Espera! ¿Subirme con Gas los dos solos en su coche? ¡No es una opción, es un suicidio de orgullo!Me muerdo el labio.

- No seas orgullosa y entra al coche.-dice él, mirándome con escepticismo.¿Me lee el pensamiento o qué está pasando?Rodeo el coche por detrás y me monto en el asiento del copiloto, echando la mochila al asiento de atrás.

- ¿Por qué estas aquí?- le pregunto, con una evidente rabia flotando en el ambiente.- He salido antes, tengo que hacer la maleta..Cierro los ojos y me acomodo en el asiento. Total, ¿qué mas da?

- ¿Qué haces?¡Por qué me interrumpes!

- Pensando.- contesto secamente.No creo que él sepa lo que es eso, sinceramente. Me río interiormente por la ocurrencia, pero mantengo el rostro serio.

- ¿En mí?-bromea.Abro los ojos y le miro con el cejo fruncido. Tiene los labios apretados en una sonrisa, enrojeciéndolos aún más.Dios mío, debería estar prohibido tener esos labios...¡Ya basta, babosa!

- Eres un engreído.Su sonrisa se vuelve una mueca. ¿Y ahora a qué viene el cambio, qué he hecho?

- Pues no te debe importar mucho que sea un engreído cuando me besas.

¡Estoy tan furiosa que se me han acabado las palabras para insultarlo!

- Eso fue un error.- digo, mirando hacia la carretera con la cabeza alta.- ¿Cuatro errores en cuatro días?- se ríe de forma extraña- Perdona que lo dude, princesa.- No te creas que suspiro por tus besos ni nada por el estilo, . No son nada del otro mundo.Mentirosa, todos sabemos que te gustan. ¡Sí!Para el coche frente a mi casa y se gira hacia mí.

- ¿Estás diciéndome que mis besos son malos?- inquiere, gracioso.- Sí, eso es exactamente lo que estoy diciéndote.- mi tono

de voz cada vez es más alto.- Prefiero un beso de cualquier otro que uno tuyo.ok, es mentira. Pero es que no puedo dejar que pisoteé mi orgullo así como así.Sus ojos se vuelven fríos y desafiantes. Wau, dan miedo.

- Ya lo veremos.¿Qué significa eso?Coge mi cara con sus manos en un agarre férreo y sus labios se precipitan a los míos con fiereza, sorprendiéndome. No puedo soltarme, pero tampoco quiero hacerlo.Está claro que soy tonta, pero es que no me puedo resistir.Le echo los brazos al cuello y correspondo a su beso, aunque él sigue llevando el control. ¿Desde cuándo es tan agresivo? Mmmm.... Me gusta.¡No! ¡NO me gusta! ¡Lo retiro!Ay, Dios, me encanta.

- ¡Gas, Rochi!Nos separamos al instante y miro por la ventanilla a mi hermano pequeño, que sale del coche familiar, conducido por José Luís, y se dirige hacia mí. Cojo mi mochila a toda prisa y salgo del coche sin siquiera mirar a Gas.Esbozo una pequeña sonrisa cuando viene trotando hacia mi lado y se queja cuando le revuelvo el cabello al saludarle.Me mira interrogante, como si dudara de algo que ha visto.Que no lo haya visto, por favor...

- ¿Qué tal el cole?-pregunto, intentando pensar en otra cosa que no sea en...Miro hacia atrás de reojo para ver a Gas(sí, soy masoquista) guiñándole un ojo a Monito y arrancando el coche sin echarme ni una mísera mirada.¡Idiota, más que idiota!

- Muy bien, pero los profesores no nos quieren dar ninguna nota hasta el lunes.-contesta el pequeño, emocionado.- A mí tampoco.Abro la puerta con la llave y pasamos. ¡Qué fresquito se está aquí dentro en comparación con el calor asfixiante de

la calle!

- Voy a hacer la maleta.-digo, a nadie en especial.A veces hago eso: hablar con nadie.

- ¿Puedo ayudarte?Me pone cara de cordero degollado y yo acepto con un movimiento cansino con la cabeza. ¿De dónde han sacado esa expresión: cara de cordero degollado? No creo que nadie se ponga a mirarle la cara a un cordero degollado. Otro de los grandes enigmas de la humanidad.Subimos las escaleras (Júnior de dos en dos) y entramos en mi habitación sin cerrar la puerta. Dejo la mochila en el suelo y enciendo la minicadena, ¿qué haría yo sin ella?

- A ver, Júnior, tú me vas diciendo lo que me tengo que llevar y yo lo meto, ¿ok?-le dijo, motivada.Estoy deseando largarme de aquí, aunque sean solo tres días.Saco la maleta de un estante de arriba del vestidor (que ya podríamos ponerlas más bajitas, por favor) y la tumbo abierta sobre la cama. Mi hermano sube el volumen de la radio y se sienta con las piernas cruzadas en la silla del escritorio, dispuesto a soportar una larga hora llenas de quejidos y dudas por mi parte. Yo soy así, qué vamos a hacerle.

Monito se sienta sobre la maleta, poniendo cara de esfuerzo, para que baje mientras yo intento cerrar la cremallera, cosa imposible.

- ¡Hola, gente!-llega una voz desde abajo.- ¡Nico, sube a ayudarnos!Avanzo unos pocos centímetros de cremallera con un esfuerzo bárbaro y suspiro. ¡Solo me queda el resto, osease, cuatro quintas partes de la maleta!

- ¿Qué les pasa?-pregunta mi hermano al entrar a la habitación.- Siéntate encima.-le digo, señalando el estúpido invento.Se ríe encantado y hace lo que le digo. Al instante, la

maleta baja los centímetros perfectos para que pueda cerrarla. No es que Nico esté gordo ni nada por el estilo (Dios, jamás se me ocurriría llamarle eso), pero en comparación con Júnior... pues pesa un poco más.Me dejo caer sobre la moqueta del suelo con otro suspiro.

- ¿Quién te ha traído, eh, hermanita?Como no, se tiene que meter en temas que no le interesan. Bueno, que sí le interesan pero no deben interesarle.

- Tu amiguito, ¿te importa?- Nico, y ¿sabes lo que he visto?- interviene Monito¡No puedo dejar que hable!Le tapo la boca con la mano y hablo por él.

- No ha visto nada interesante, cosas de chicos.Me da que no se lo ha tragado. Me mira con el ceño fruncido e intenta quitar mi mano de la boca de Júnior. No señor, no.Forcejeamos y Monito empieza a gritar para poder a hablar. Grito yo también para que no se le oiga. ¡Menudo show!

- ¡Déjalo hablar!-chilla Nico.- ¡VÍ A GAS Y A ROCHI...!- ¡¡¡BLA BLA BLA BLA BLA!!!- corto la frase para que no la complete y vuelvo a taparle la boca.Pero me muerde y se suelta de mi agarre.

- ¡¡LOS VÍ BE...!!- ¡¡¡¡¡BLA BLA BLA BLA!!!!!-grito.- ¡¿Qué pasa aquí?!-se une una cuarta voz.Nos callamos de repente y miramos hacia mi puerta.

- ¡Papá!-grito, arropándome entre sus brazos como una niña pequeña.¡Mi padre!Me abraza, riendo, y me da un beso en la frente.

- ¿Qué tal estás, cariño?- Muy bien, ¿y tú?Sonríe aún más.

- Estupendo.No, si eso ya lo veo.Miro hacia atrás y... me quedo muda de espanto. Júnior cuchichea con Nico en su oído, y sé exactamente lo que le está contando.

- ¡Buchón!-le grito, enfurruñada.Nico se ríe de lo lindo cuando Monito se aparta con una sonrisa. Veo como se levanta y abraza a papá, pasando olímpicamente de mí. Mi otro hermano también hace lo propio y yo me quedo estática, incapaz de soltarle a alguien una leche, que es lo que quiero hacer ahora mismo.

- ¿Por qué gritaban?-pregunta mi padre.- Por nada, papá.-contesta Júnior, con cara de niño bueno (cosa que no es, desde luego)- ¿Ya has acabado tu viaje?- Sí, ya he terminado. No podía perderme tu cumpleaños.Le revuelve el cabello y él se deja acariciar. Lo que yo les digo: es medio perro.Encima, Nico no deja de mirarme sonriendo.

- Vamos a comer, ya han puesto la mesa.-dice Papá.Va bajando las escaleras con Junior como perrito faldero, mientras que Nico sigue a mi lado mirándome.

- ¡Para ya!-le grito.Él se ríe más.

- Si es que ya lo sabía yo, si se veía venir.¿Se veía venir? ¿Se veía cuando no nos hablábamos o cuando nos insultábamos?

- No es lo que tú piensas.- digo, intentando “aclarar” un par de cosillas.- En realidad me besó porque le dije que besaba mal, y, claro, como es un orgulloso... intentó demostrarme que no era así.Si suprimimos lo del lunes, lo del martes, lo del miércoles, lo del jueves y la parte en la que le correspondo..., más o menos es la verdad.Sacude la cabeza con impaciencia y se dispone a bajar al comedor.

- ¿Sabes lo que yo pienso?- no quiero saberlo.- Pienso que los orgullosos son los dos, llevan más de dos meses haciendo el tonto cuando son los únicos que no se dan cuenta de lo que pasa entre ustedes.Pues no estoy de acuerdo.Aunque...

Capítulo 25: Rumbo al paraíso.)

- ¡Rochi, ya estás aquí!-grita Cande en cuanto entro en la Terminal.Mis chicos se están ocupando de mi maleta y esas cosas.Me río con ella cuando llego a su lado y me da un efusivo abrazo, como si no me hubiera visto en siglos.Nos soltamos y sonreímos. Madre, qué loca. Miro hacia mi alrededor para ver quien está y mis ojos se paran en un chico sentado en uno de los bancos que me mira con su expresión graciosa.

- ¡Vico!-lo saludo.Se levanta mientras voy hacia él y abre los brazos para que me arrope en ellos. ¡Pero qué le pasa a la gente últimamente, si nos vimos en martes!Me da un abrazo y saludo también a Agus, que me pica, dándome golpecitos en la cabeza. Es un asqueroso, pero me cae bien.

- ¡Ya era hora!-exclama otra vez Cande.Me giro para ver entrar a una sofocada Euge, seguida de la tranquilidad en persona, Lali y de Jaime, que se ríe, bromeando sobre lo estresada que está.¡Otra vez a saludar! Les doy dos besos a Lali y a Jaime y voy a por Euge.

- ¿Pero qué te pasa,?-le digo.Se sube las gafas y respira profundamente un par de veces antes de contestar.

- Es que creía que llegaba tarde.Me río y la abrazo.

- Mira ya llegan tus hermanos.-me dice cuando nos

soltamos, añadiendo, sorprendida-: Y... ¿ése es tu padre?Miro a los tres mientras vienen hacia nosotros.

- Sí, ese es mi padre.Sacude la cabeza como si estuviera viendo mal y vuelve a ponerse las gafas.

- Nico es igualito a él...¿Y por eso se pone así?Mi padre se sienta en un banco con Monito al lado y Nico viene hacia nosotras. ¡Va a desperdiciar la oportunidad él de saludar a Euge, vamos! Sigo diciendo que entre estos dos hay filin...

- ¡Hola, Nicki!-se adelanta Euge.- No te importa que te llame así, ¿verdad?Madre, qué gente más tonta. Me voy antes de que me lo contagien.Me giro con un suspiro exasperado y choco contra alguien. Sí, no puedo estar más de cinco horas sin tropezarme con él.Gas me mira con sus gafas puestas y se aparta, dejándome pasar. ¿Hoy es el día nacional de las gafas de sol y yo no me he enterado?Bueno, la verdad es que yo llevo las mías en la cabeza... ¡Es que hace mucho sol!

- ¡Mi pequeña niña!Dios, ni siquiera me he dado cuenta de quien estaba delante mío.

- ¡Clara!-exclamo, contenta.Me da un abrazo fuerte (también debe ser el día de los abrazos) y dos besos con una sonrisa. Parece que hace miles de años que no veía su rostro arrugado y moreno.

- ¿Qué tal te va todo?-me pregunta.¿Qué decir? Muy bien, me enrollo con tu nieto a diario, nos odiamos y ni siquiera nos hablamos, pero todo me va estupendamente.

- Bastante bien, ¿y a ti?

Se pispa del cambio de tema y esboza una sonrisa que no entiendo. ¿Qué está intentando decirme con eso?

- Muy bien, vivir con Gas es una bendición.¿Pero cómo va a ser una bendición, si es un estúpido sin sentimientos?Sonrío, cordial, sin apartar los ojos de los suyos, que parecen que me están poniendo a prueba.

- Buenos días, señora .¡¡SÍIII!!Mi padre ha vuelto a hacer una de sus entradas triunfales y totalmente apropiadas, tres hurras por él. Clara me lanza una última sonrisa y se gira hacia él.Ay, Dios, qué mal momento.Miro a mi alrededor. Todo el mundo está en grupitos hablando: Cande y Lali por un lado, Jaime Agus y Vico por otro, mi padre y Clara, cada familia a lo suyo, y Nico, Gas y Euge. Aunque, ellos, bueno, más bien parece que Euge y Nico le están echando la bronca a Gas o algo por el estilo.¿De qué hablarán?Me siento en el banco donde está Júnior, que me mira con una sonrisa.

- sos un traidor.-le digo, con los ojos cerrados.Se ríe.

- Es que ha sido muy fuerte, yo no me puedo guardar eso.Me lo creo, es un bocazas, él mismo lo ha dicho.No pienso darle explicaciones a mi hermano pequeño, eso está claro.

- Pasajeros del vuelo 904 , con rumbo a... embarquen por la puerta tres, gracias.- dice una voz.Me pongo en pie de un salto. ¡Por fin es hora de irse!Según doy un paso, algo me abraza desde atrás; bueno, más bien alguien.

- Solo son tres días, pequeño.- le digo, rodeándolo con un brazo y revolviéndole el cabello con el otro.- ¡Pero es que te vas en mi cumple!Me río y me agacho un poco para decirle al oído:

- Te llamaré mañana. Además, te tengo preparada una sorpresa para cuando vuelva.Su cara se ilumina. Qué mono que es el jodío.

- ¿En serio?Me pongo erguida y le guiño un ojo. Él me responde con el mismo gesto.Siento una presencia a mi lado... ¡Oh, no, el hombre del saco!Estupideces como esa solo se me ocurren es estos momentos... es que no tengo remedio.

- Pásatelo muy bien, hija.Sonrío a mi padre, que me da un abrazo y un beso en la frente. ¡Pero qué vergüenza, que están todos delante!Se ríe, como si hubiera escuchado mis pensamientos, y me da un empujoncito hacia la puerta de embarque. Me despido con la mano y voy hacia allá.Pero, claro, choco con mi hermano, que siempre (absolutamente siempre) está en medio.

- Llama y no hagas cochinadas me suelta.Solo él podría decir esa burrada y quedarse tan pancho. ¡Si hasta sonríe y todo, el muy...!

- No te pienso llamar a ti.Es verdad, por encima de mi cadáver me meto por voluntad propia en la boca del lobo.

- No te preocupes, yo te llamo.- dice, gracioso.- No voy a cogerte el teléfono.¡Eso!

- Ya verás como sí.- me da dos besos en la mejilla y un golpe en la cabeza.¡Cómo no!Lo que usted diga, señorito.Me bajo las gafas, le saco la lengua y entro por la puerta de embarque con Euge, que me está esperando, a mi lado.La azafata, con sonrisa de esas típicas y el pelo perfectamente recogido (que yo siempre me he preguntado

qué hacen para recogerse el pelo así, porque si se echan gomina no se les nota nada. Qué cosas), nos coge los billetes y nos señala la puerta a su espalda, que da a un tubo enorme de plástico con una pasarela que llega hasta el avión.Parece que nos estamos metiendo en un condón gigante.¡Basta ya de cochinadas, por favor!Sacudo la cabeza y entro en el avión con Euge. Una azafata muy mona nos lleva hasta nuestros asientos (primera clase... ¡¡UUUUHHHH!!) y se va a por los siguientes.Madre del amor hermoso, estos asientos son como un sofá cada uno.Me repanchingo en el mío y me acurruco.

- ¡Esto es perfecto para dormir!- digo, entusiasmada.Euge se ríe.

- Tienes ocho horas de vuelo, a si que vas a poder dormir a gusto.Se me cae el alma a los pies. Es verdad... ocho horas de vuelo... ¡Qué pereza! Digo yo que podían haber buscado una playa más cerca... no una isla paradisíaca perdida de la mano de dios.

- ¡¡Guaau!!¡Qué chica más escandalosa!Me giro hacia Cande, que lanza un silbido de aprobación mientras sigue gritando. La azafata sonríe, incómoda, y la señala su asiento detrás nuestra.Las demás nos reímos mientras la otra sigue gritando excitada y se sienta de un salto junto a Lali, que pasa olímpicamente de su actitud. Ya debe estar acostumbrada.Los demás van entrando. Primero Vico y Jaime, que se sientan delante nuestra. Se dan la vuelta para hablar con nosotras y Vico me revuelve el pelo. ¡Sabe que odio que haga eso!

- ¡Para ya, incordio!- le digo, dándole golpes en la mano.Se ríe y para, sentándose bien junto a Jaime.Me giro y veo a Agus y a Gas entrando a través de las cortinas. ¿Es cosa mía o el estúpido de Gas está haciéndole ojitos a la azafata? ¡¡¡Qué anormal, por Dios!! Agus y él

sonríen, conteniendo una carcajada, y la azafata se sonroja notablemente. Ya no me cae tan bien esa chica…hago un puchero y me siento cruzada de brazos. ¡Pero qué estúpido arrogante!

- ¿Qué te pasa?- me pregunta Euge, extrañada por mi cambio de humor repentino.Niego con la cabeza como una niña pequeña. Idiota, estúpido, ¡¡¡AHHHHHHHH!! ¡Todos esos insultos se le quedan cortos!Se da la vuelta y se ríe, girándose hacia mí. ¿Pero ahora ésta de qué se ríe? ¿Nos hemos vuelto todos locos o qué?

- Te gusta de verdad, ¿eh?- dice en mi oído.Doy un respingo. ¡¡¡¡¡¿CÓMO?!!!!! ¡¿Que a MÍ me gusta ESE?! ¡Qué idea más ridícula!

- ¡Por supuesto que no! ¡Solo es un idiota que se cree el centro del mundo!¡Qué digo del mundo! ¡Se cree el centro del universo!Euge pone los ojos en blanco, dándome por imposible, y se recuesta sobre su asiento. Pero qué se habrá creído ésta…

- Señores pasajeros, les comunicamos que en breves minutos despegaremos, y les rogamos que se abrochen los cinturones de seguridad y desconecten los teléfonos móviles.Estupendo, ya nos vamos.Saco el móvil y lo apago, volviéndolo a meter en el bolsillo de los vaqueros.Divino, ahora solo tengo que aguantar ocho horas de insoportable viaje junto con esta gente... Que vamos, que la mayoría no me importan (me refiero a que no me molestan), pero el idiota ese... ¡Me revienta!La pobre azafata (que sigue como un tomate, debería añadir) nos hace los graciosos gestos típicos: que si el chaleco salvavidas… (tontería sublime, ya que si hay algún accidente… ¡No nos ahogamos, nos caemos!), la máscara de oxígeno… (otra tontería, ¿Para qué quieres oxígeno a cientos de metros sobre el nivel del mar? ¿Qué te va a dar, un ataque de asma?), el cinturón…. (Ni que fuéramos retrasados mentales. ¡Sabemos ponernos un cinturón,

gracias!)Despegamos, y la presión me afecta a los oídos durante unos momentos… ¡Qué cosa tan insoportable!Dios mío, estoy súper irritable, todo me arta…Tres horas después…Ya no sé ni dónde meterme. Me aburro, ¡Me aburro mucho!Ya me he bebido cuatro refrescos, me he recorrido el avión cinco veces, he hablado con todo el mundo (excepto con el innombrable, por supuesto)… ¡Y nada! ¡Me sigo aburriendo como una ostra!En estos momentos de desasosiego, echo de menos y todo a mis hermanos. Pero solo un poco…De repente, apagan la mayoría de las luces del avión, dejándonos en una terrible oscuridad (pero sin terrible). ¡Estupendo, ¿Y ahora qué pasa?!Miro el reloj, cabreada. ¡Vaya! ¡Ya son las tres de la madrugada! Aunque, claro, allí son muchas horas menos, ¿no?... u horas más, no estoy segura.ok, es hora de dormir.Me siento en mi lugar y cierro los ojos. Se oye revuelo por detrás… Debe ser Gas, que no puede ser feliz si no la monta. El asiento de al lado se mueve cuando se sientan encima y yo deslizo la cabeza hasta que queda apoyada en el hombro de Euge, es re fuerte esta chica, ¡menudos hombros!Tengo sueño…Me relajo y dejo que la agradable sensación de tener anestesia general corriendo por la venas me llene por completo, cayendo en un profundo sueño.

Capítulo 26: ¡Despierta, Bella Durmiente

Me remuevo, aún con los ojos cerrados. Ya debe haber pasado mucho tiempo... Dios mío, qué cansancio. Siempre me pasa lo mismo, si duermo en horas anormales en mi ciclo del sueño me despierto más cansada de lo que estaba al dormirme. Frustrante...Me acurruco más contra el hombro de Euge. Virgen del amor hermoso, no sé que clase de ejercicio hace esta chica, pero tiene una espalda flipante.

- Despierta, Bella Durmiente.- que no sea lo que pienso, por

favor, ¡por favor!- ¿Quieres algo de comer?Me incorporo de un salto, mirando hacia mi derecha con los ojos como platos. ¡¡¡AAAAHHHHHHHHHH!!¿Có… cómo es que… ¡¡¡Cómo es que está Gas aquí sentado!!!?

- ¿¡Qué haces aquí!?-digo, histérica.Bueno, no lo he dicho exactamente, sino que lo he gritado. Cande y Euge , que están detrás , se remueven un poco y abren los ojos como platos.Gas hace una mueca.

- Tu amiguita me quitó el sitio hace horas, y no hay más asientos libres, lo comprobe.Pero será… ¡¡TRAIDORA!! AHHHH ¡¡LA ODIO!!Maldita sea… ¡Maldita sean todos!Me levanto del asiento y me voy por el corredor, que se estrecha al pasar de la cortinilla que separa la primera clase.¡¡¿Pero qué se le ha pasado por la cabeza a esa cuando decidió cambiarse por el idiota ese?!! ¡¡¡AAHHHHHH!!!¡Estúpida Euge! ¡Estúpido mundo, que siempre está en mi contra!Camino sin ser consciente de a donde voy. Ahora que pienso… Me voy a la zona de fumadores. Están apartados del mundo, con unas puertas en ambos lados. Es curioso. Parece que las azafatas (y azafatos, no quiero discriminar a nadie) entran con mascarillas anti-gas.Entro y rebusco en mis bolsillos hasta encontrar un cigarro y el encendedor (un encendedor azulito precioso, por cierto). Lo enciendo y me lo llevo a los labios, sentándome en un sitio libre. Y decía el otro imbécil que no había… ¡Solo tenía que ir a la zona de fumadores!Miro el reloj con impaciencia. ¿Cuánto queda para que se acabe este viaje ?... ¡Una hora! ¡Queda una hora!Madre mía, he dormido… ¡más de cuatro horas!Estoy histérica.Doy varias caladas al cigarro en segundos.... ¡¡AHHHH!! ¡Necesito tomar tierra firme! Respira hondo... ¡Ya lo intento!Cierro los ojos y me echo hacia atrás en el asiento. No es tan cómodo como el mío, pero como el de al lado está usurpado... pues nada, ajo y agua.

- No te enojes- dice su inconfundible voz a mi lado.Abro los ojos, mirando a Euge, furiosa.

- ¡No, qué va!Sonríe y se sienta a mi lado, haciendo una pequeña mueca por el humo.

- Estaban taaan lindoss los dos ahí dormiditos, apoyados el uno en el otro…- pone cara de extasiada y suelta un suspiro.¿Ésta es tonta o se hace?Apago el cigarro, espachurrándolo contra el cenicero, y me levanto, hecha una furia.¡¿Pero qué se habrá creído ésta, que puede manejar mi vida a su antojo?!No me deja salir, se pone en medio.

- Apártate de mi camino, traidora.-digo, intentando pasar por su lado.- Vamos, Rochi, ambas sabemos que no te importa en absoluto estar con él.Pues claro que n…¡Espera! ¡No es verdad, a mí no me gusta estar con él!

- Te equivocas.Niega con la cabeza.

- ¡Eres una cabezona!- me grita.Los demás pasajeros se giran hacia nosotras; unos con cara de enfado, ya que los hemos despertado.

- No grites…- susurro.- ¡Gritaré hasta que me hagas caso!- vuelve a gritar.Pero será tonta…La aparto de un empujón y salgo de la zona de fumadores, me sigue.

- ¡Rocio igarzabal, no vas a huir de mí!¡Pero qué personaje! ¿De dónde habrá salido?Sigo casi a la carrera hacia mi asiento de verdad. Espero que no esté usurpado de nuevo el de al lado…

- ¡Rocio!Me sigue a unos pasos.Casi con el último suspiro, paso la cortinilla y me siento en mi asiento sin tener en cuenta mi alrededor.

- ¡Rochi!-grita, con voz de niña,EugeMe tapo los oídos con los dedos. ¡Pero qué chica más pesada! ¿No me va a dejar en paz nunca? ¡Quiero silencio!¡S-I-L-E-N-C-I-O! ¡Silencio!

- ¡Rochi!Sacudo la cabeza y la fulmino con la mirada. ¡¿Está loca o qué?!

- ¡Cállate, Eugenia!- digo, casi a voz de grito.- ¿Pueden callarse las dos? ¡Intentamos dormir!- se nos une Cande, con cara amodorrada.Me giro de nuevo a Euge y pongo un dedo sobre mis labios para pedir tranquilidad. Pone pucheros y va a sentarse atrás, al lado de Agus, que está sopa.Un momento… Si Agus está solo quiere decir que…Me vuelvo con brusquedad a mi derecha. ¡¡¡AHHHHHHHHHHHHH!!!Gas está dormido en el asiento de al lado. Pues sí que sigue usurpado…¡Pero qué lindo está dormido!¿¿¿¿¡CÓMO!????¡¡LO RETIRO!!Ay, dios mío…Parece un angelito... ¡¡Y eso que es lo más malo que existe en este mundo!!Ayyyyy, ¡Qué lindo...!Suelto un suspiro ridículo.¿Soy tonta o me hago?Sacudo la cabeza, cabreada conmigo misma, e intento sacarme de la cabeza todas esas estúpidas ideas de enana enamorada. ¡No soy una enana! ¡Y NO estoy enamorada!Solo de pensarlo me dan escalofríos...Soy rematadamente tonta.Acerco una mano a su brazo y rozo su piel con las yemas de dos dedos. ¡Madre mía, yo es que no aprendo, ¿no?!

Me doy un fuerte golpe con mi mano en la frente (¡Auch!) y me levanto, dirigiéndome hacia cualquier sitio lejos de él y su increíble atractivo. ¡Es como un maldito imán!Camino enojada hasta quedarme parada frente a la puerta de los baños.¿Qué hago aquí?

- Siempre huyes de mí en la mejor parte, princesa.Doy un respingo. ¿Qué hace éste aquí? ¿No estaba dormido? ¡¡¡EEHHH!!! ¿¿¿No estaba dormido???¿Habrá notado que yo...!¡¡¡NOOOOOOO!!!

- ¿Qué quieres?- digo, intentando parecer furiosa.Sonríe ampliamente (¡¡¡Que NO sonrías, idiota!!!) y apoya sus manos a ambos lados de mi cabeza, dejándome apretada contra la estrecha pared. ¡¡¿Qué pretende?!!

- ¡Quítate de en medio!Por supuesto, no me hace ni pizquita de caso. Se inclina hacia mí, yo intento echarme hacia atrás, pero está esta estúpida pared; y presiona sus calientes labios sobre mi frente.¿¿Eiiing?¡¡No vale!! ¡¡Es totalmente injusto que se muestre así de tierno!!De repente parece perder toda esa ternura por un instante y, agarrándome de la cintura, abre la puerta del baño y nos mete a los dos allí.¡¡¡AAAAAAAAAAAHHHHHHHH!! ¡¡¿Pero qué se supone que intenta?!!Levanta una mano y la pone sobre mi mejilla, atravesándome con sus ojos indefinidos. ¡¡Injusticia!! Con estas cosas solo hace que me comporte como una idiota. ¿Y qué es lo que voy a hacer a continuación?: una idiotez.Lo agarro del cuello de su camisa blanca y le acerco a mí con fuerza, presionando mis labios sobre los suyos. Soy rematadamente masoquista. Masoquista y tonta además.Él me aprieta más contra su esbelto cuerpo y me sigue besando con más intensidad de la que podría soportar nadie. Me está matando.¿Qué estoy haciendo? ¡¿Qué es lo que se supone que

hago?! ¿Soy tonta o solo me lo hago? ¿Es que no le he visto tontear como un idiota con la azafata? ¿Ya no recuerdo lo de hace dos meses? ¿Ni los miles de gatos con las que a estado?¡¡¡AHHH!! ¡¡Idiota perdida!!Mmmmmmm....Bueno, ¿qué más dará? Disfruta mientras puedas... ¿¿¿NO???Ay, diosito mío, que no sé qué hacer... ¿Me aparto?... o... ¿Sigo metida en un baño minúsculo en pleno vuelo besandome con el chico al que odio?Mi cabeza está dividida, y me parece que ninguna de las dos partes tiene una idea cuerda.Una de las partes de mi cerebro piensa que esto no es más que un sueño erótico-festivo, y que dentro de un rato me despertaré en mi camita sola y tranquila. Yo no sabría nada de este engreído y viviría feliz el resto de mi vida.El otro lado de mi cabeza, el que está inundado hasta los topes de hormonas adolescentes calentonas me dice que me tire a su cuello, literalmente. Que me deje llevar por el magnetismo de Gas y disfrute de hacer cochinadas con un bombón en un minúsculo baño de un avión en pleno vuelo, con decenas de personas fuera. Esta parte me dice (y no estoy exagerando) que le siga en sus besos que llevan al cielo, que le desvista y que descubra, al fin, toda y cada una de las partes de su escultural cuerpo.Menuda ayuda que tengo. Mi cerebro ahora mismo se divide en una parte idiota y otra salida por completo. ¿PERO QUÉ ES ESTO?¡¡AHORA MISMO NECESITO UN CEREBRO QUE PUEDA PENSAR CON RACIONALIDAD, NO UNO QUE ME DIGA QUE, O QUE TODO ES UN SUEÑO, O QUE PRACTIQUE SEXO POR DOQUIER EN UN MALDITO AVIÓN!!

- Señores pasajeros, les comunicamos que en breves minutos aterrizaremos en el destino final del vuelo. Por favor, ocupen sus asientos y abróchense los cinturones de seguridad. Gracias.- dice una voz por megafonía.Nos separamos al instante. ¡Madre mía, sus ojos llamean! Es increíble...

- Vamos.- me dice, abriendo un poco la puertezuela.

Hago maniobras propias de un trailer de tres ejes y salgo con un suspiro de agobio. ¡Dios, qué estrecho es esto!Gas sale tras de mí, pero se queda a mi espalda, dándome un pequeño empujoncito hacia delante. ¡NO soy una niña pequeña! ¡Sé caminar, gracias!Sigo andando hasta la primera clase y, de dos zancadas, me siento en mi lugar, al lado de Euge, que me mira con una amplia sonrisa burlona. Le lanzo una mirada de: NO preguntes. 

¿Dónde has ido?- me pregunta, alzando sus delicadas cejas de forma cómica.¿Qué le he dicho yo? Bueno, corrijo. ¿De qué forma la he mirado antes? ¡Era un claramente “NO preguntes”! ¡Eso es capaz de verlo hasta un niño de pecho!

- A fumar. Me ponen todos de los nervios.Aprieta los labios, como si estuviese conteniendo una carcajada. ¡¡¡¿De qué se ríe ésta?!! ¡A mí no me ha hecho ni una pizquita de gracia!

- ¿Y no te has encontrado a Gas? Se ha ido detrás de ti...- dice, aún con los ojos burlones.¡Será bruja la maldita! ¡Y querrá hacerme confesar con rueda de molino! ¡Que no!

- ¿Qué insinúas, traidora?Se ríe (estilo pijo, por supuesto), y dice:

- Yo no insinúo nada, peque, tú sabrás lo que haces.Se calla un momento y vuelve a sonreír.

- Pero quiero que sepas que me alegro mucho por ti.- concluye con burla.¡Es que la mato! ¡Juro que la mato!Aprieto los dientes con fuerza y suelto un bufido de mosqueo total. es una ... ¡CONSPIRADORA! ¡TRAIDORA! ¡BRUJA!De los nervios que me pone.Ufffffffff¡Qué calor, por dios! ¿Nadie se ha dado cuenta de lo caliente que está el ambiente? ¡Me estoy asando! ¡Debe

hacer como cincuenta grados o algo!Miro a Euge, que se ha puesto los cascos, y a Jaime y a Vico, que conversan tranquilamente. ¿No se dan cuenta de que nos asamos? ¡Nos vamos a morir de calor y nadie parece percatarse de eso!Me abanico con la mano y recojo mi cabello con una coleta. Maaaaaaadre mía...

-Rochi, ¿estás bien? Estás sudando...- me pregunta Euge, que sujeta uno de los auriculares con sus finas manos.Asiento con la cabeza, sin cesar el movimiento con la mano.Esto no ayuda nada.Cojo una revista que hay en la bolsa de delante y me abanico con eso.Eso está mejor.

- ¿Estás acalorada, peque?Es graciosa, ¿verdad? ¡¡¡¡¿Por qué lo dice con ese tono?!!!! ¿Está insinuando algo, acaso?

- ¿Estás intentando hacer una gracia?-digo, siguiendo el movimiento con la revista- Porque no tiene ni pizca.Se ríe.

- No, ¡Jamás se me ocurriría!Creo que pretende ser irónica.De repente, se gira, mira hacia atrás, vuelve a sonreír y me mira, poniéndose recta. ¡¡Y todo esto en tres segundos!! Qué arte tiene esta chica...Se ríe (ooootra vez) entre dientes.¿Qué la pasa ahora?

- ¿Qué pasa?- Parece que tu amiguito también está algo acalorado.- contesta, recalcando la palabra "amiguito".¿Somos tontas o nos lo hacemos?

- ¿Qué intentas decir con esta reflexión inútil sobre el calor asfixiante de este maldito avión?Abre la boca... va a hablar... y...¡¡BUM!! Empezamos a aterrizar, el avión se inclina hacia abajo y los estómagos se nos suben a la garganta.

¡Madre, qué piloto (o pilota, claro) más brusco! ¡¿No podía haberse dado cuenta de que tenía que aterrizar antes?!Bajamos, bajamos, bajamos, bajamos... ¡BUM!Ya está, aterrizados.Podemos respirar tranquilos.

- Señores pasajeros, les comunicamos que acabamos de aterrizar en el aeropuerto . Por favor, no se desabrochen los cinturones hasta que avión no se haya detenido totalmente. Gracias por habernos elegido para su viaje y esperamos verlos pronto.Te ha quedado muy bien, chica. ¿Por qué las azafatas (o azafatos) siempre dicen lo mismo? Es algo que nunca sabremos...El avión se va parando y yo evito mirar a Euge, que sigue sonriendo con esos dientes perfectos y los ojos burlones. Menuda bruja.Se para del todo (¡Maldito cacharro! ¡Lo que me ha hecho pasar!) y nos desabrochamos los cinturones, levantándonos de los sillones. Parece que estamos pegados, cuesta levantarse...Doy un salto al pasillo para salir pitando cuanto antes y deshacerme de Euge y me pongo las gafas de sol. ¡Y que aún hace calor! ¡¡¿Pero por qué?!!Voy casi a la carrera hasta la puerta. ¡Ya veo la luz!Y, de repente, "alguien" se pone en medio, chocando los dos. ¡Estúpido Gas! ¡Siempre en medio, como el jueves!

- ¡Apártate! ¡Siempre molestando!- digo, cabreada.Se levanta las gafas (qué maldita casualidad que también las lleve puestas, ¿no?), aún interponiéndose entre mi salida y yo, y alza las cejas con una mezcla entre escepticismo y burla.

- Antes, no parecía molestarte, princesa.

Capítulo 27: Desembarque en la isla paraíso.

Es un tarado…Bufo por la rabia y le aparto de un empujón. Ojala y te caigas escaleras abajo,Lo oigo reírse mientras bajo las escaleras con él detrás.

Estúpido .Doy un salto en los últimos escalones y miro a mi alrededor. Por dios, ¿dónde estamos?El aeropuerto es el más pequeño que he visto en mi vida (y he visto muchos). ¡Mini enano! Además, la pista de aterrizaje es… ¡¿Cómo ha conseguido aterrizar el piloto sin caerse al mar?! Qué miedo.Algo se pone a mi lado. Bueno, más bien “alguien”. Alguien molesto.

- ¿Quieres dejar de seguirme?-pregunto, sin mirarle.Me da la vuelta con suavidad, empujándome por un hombro, y me coloca frente a él. Maldita sea, ¡habíamos quedado en que no podía mirar sus ojos sin hacer ninguna estupidez!

- No, me gusta seguirte.-dice, sonriendo.Y resulta hermoso y todo cuando sonríe. Estúpido.

- ¿Y se puede saber por qué?Ladea la cabeza con seductora perversión 

- Porque tienes un trasero precioso.¡Pero qué chispa! Entrecierro los ojos, arta (sólo en cierta medida).

- ¡Pero qué gracioso que sos! digo con ironía.- Sí, ¿verdad?¿Qué pasa aquí? ¿Por qué nadie sale del maldito avión? ¡¡¡¡¡¡¡AGUJERO NEGRO!!!!!! ¡No me digan que me voy a tener que quedar con éste sola! ¡¡¡AAAAAAAAAAHHHHH!!!De repente, se empiezan a oír murmullos desde dentro del avión. ¡Gente! ¡Hay vida! ¡Estoy salvada! Miro hacia arriba, pero no baja nadie por las escaleras. Estupendo, ahora me imagino voces. Lo mío es para ir a contarlo a Cuarto Milenio.¡¿Pero por qué Gas no se separa de mi espalda, madre mía?!

- ¡Que corra el aire!Su sonrisa se hace más pronunciada (¡¡¡¿¿¿MÁS???!!!) y coge mi barbilla con una mano. Su rapidez siempre me

asombra, increíble. Baja su boca a la mía y me planta un beso.Un beso rápido, pero tan intenso que casi me caigo . Me tiemblan las piernas y todo. ¡Dios, cómo lo odio!Se separa y abro los ojos, pudiendo ver la grandeza de los suyos.¡Tenes que ser una chica dura, Rochi! ¡Recuerda que no lo soportas! ¡No dejes que piense lo contrario por tu cara de tarada!Doy un salto hacia atrás para alejarme de él y pongo cara de enfado (ensayada en el espejo, por cierto).

- ¡Y deja de besarme cuando se te antoja sin decirme porqué!ok la embarre. No tenía que haber dicho lo último. Parece que me importa. Y NO ME IMPORTA.

- Es más, deja de besarme.Miro de reojo de nuevo hacia la escalera. ¡Por fin! ¡Ya sale la gente! Cande baja dando saltitos y enganchada a Euge, que se ríe y la imita. Parecen nenitas pequeñas, y eso que son más mayores que yo. Lali sale detrás de ellas, mirándolas como si le importara un pepino su actitud y con Agus a un lado. Vico y Jaime van detrás, riendo.Menuda gente, sonrío.

- No te lo tomaré en cuenta.- me susurra Gas en el oído, inclinándose hacia mí antes de que lleguen los demás.Le saco la lengua en un gesto infantil. Idiota.Bajan todos, y Guille y los demás fotógrafos los siguen. Euge se pone a mi lado de un saltito, mirándome con una sonrisa ilusionada de niña pequeña.

- ¡Richi!- grita, cogiéndose de mi brazo.¿Pero a ésta qué le pasa?

- No me grites en el oído, hazme el favor.- ¡Pero alégrate! ¡Estamos en la playa!Y vuelve a gritar...

- ¡Yuju!- digo con ironía.Me mira como diciendo: "Te doy por perdida.

Definitivamente."De repente, un autobús verde se para con un frenazo delante nuestra (¿Verde? Sí, verde). Nos montamos y en un segundo nos deja frente a la puerta de la mini Terminal. ¡El autobús (verde) vuelve a arrancar con brusquedad y se va como un ciclón. Menos mal que aquí carecen casi de carreteras, porque conducen como locos.A ver, recoger equipaje en cinta…1. Claro, ¿qué cinta a ser si no? ¡A esta maldita isla no viene nadie! A no ser que tengas millones metidos en el banco o seamos nosotros, que somos muy chetos. Bueno, la verdad es que todos somos unos ricachones. Y la gente muriéndose de hambre… esto es degradante.Nos ponemos los ocho frente a la cinta 1 (diminuta, cómo no).Por cierto, ¿dónde han ido los fotógrafos y toda esa gente que venía con nosotros? Maquilladores, peluqueros, y tal y tal… han desaparecido. Estupendo. Y ahora tenemos que quedarnos a esperar aquí.Mira, me da igual lo que piensen de mí.Me siento en el suelo, apoyada sobre las manos. ¿Para qué vamos a cansarnos inútilmente si hay aquí un suelo precioso y pulidito? Sería un desperdicio no aprovecharlo.Cande, como no se pierde de hacer ninguna tontería, se sienta a mi lado riendo ambas. Parecemos taradas, pero estamos happys. Es lo que tienen las tonterías, que delante de los demás quedas muy mal, pero vos te sentis divinamente.

- Parecen unas mendigas pidiendo por la calle.- se escandaliza Euge.Cada día es más cheta.

- Y, sin embargo, Rochi está podrida de guita.Miro a Cande con escepticismo.

- Ni que tú fueras pobre, no te jodeAlex se sienta también en el suelo, seguido de Hugo.

- ok, yo estoy forrada, pero no debo tener ni la mitad que tú.Sacudo la cabeza. ¿Esta gente está bien del coco?

- No exageres.¡Que yo lo exagero todo mucho, pero anda que vos, bonita!Con un suspiro, Vico se sienta a mi lado.

- Reconócelo, peque, eres la que más maneja de todos nosotros.- me dice.Pongo los ojos en blanco y niego con un gesto.

- Pues no sé yo.- interviene Agus. ¡Bien! ¡Parece que va a poner un poco de cordura a esta tontería!- Gas también debe andar ahí ahí.No, pues iba a añadir una pavada más a la lista.¡Ya tenía que salir el otro!El caso es que es verdad, la familia de Gas maneja de lo lindo.Miro a mi alrededor. Al final estamos todos sentados menos Euge, que como es una hipercheta, se niega. Gas, por su parte, parece pasar de la conversación. Eso debería hacer yo.

- Dejémoslo en empate. Son los más forrados y ya está.- pone paz Vico.Eso, vamos a dejar ya el temita.Can me da un codazo.

- ¡Gas y vos coinciden en muchas cosas!- grita la escandalosa.Me sonrojaría si no me pareciera una pavada.Todos nos miran a Gas y a mí.

- Uui, sí. Es un frenesí de coincidencias.- digo con ironía mientras me levanto al ver como la cinta se pone en marcha.Salen ocho maletas. Todas exactamente iguales. Divinamente. ¡A quien se le ocurre decirnos a todos que llevemos la maleta de Dolce&Gabbana para identificarnos! ¡Nos confundimos entre nosotros!Cada uno escoge la que quiere. ¡Es que es increíble! ¿Por qué nos han tenido que regalar el mismo modelo a todos? Ocho maletas blancas, de estructura rígida, ron ruedas (como los carritos de los peques del cole) y con el símbolo

D&G en negro en el centro.Un móvil suena mientras estamos los ocho como en una especie de corro malforme, mirándonos sin saber qué hacer. Cande coge su teléfono (lo ha debido encender según hemos aterrizado) y dice un par de síis y ok antes de colgar.

- Era Gille, dice que nos están esperando unos taxis en la entrada.- dice, con su permanente sonrisa. Se gira hacia mí. Miedo me das.- También ha dicho que cuidemos de ti y de Vico, que son menores.¡Qué tierno por su parte recordarlo!

- Sé cuidarme sola, gracias.Está claro que el gracias lo he dicho con ironía, ¿no?Nos ponemos en camino hacia la mini salida, arrastrando las maletas sin esfuerzo (qué maravilla eso de las ruedas, tú).

- Lo dudo.¡Ya tiene que salir en metomentodo de Gas!

- Duda lo que quieras, . No voy a discutir contigo.Ya hemos llegado afuera, pero ni siquiera miro a la carretera, sólo centro mi mirada en la de Saúl, que hace lo mismo.

- Vaya, eso es nuevo.- contraataca.- No eres más que un infantil prepotente y .¡Eso, infantil!

- Y tú una enana que se cree mayor sólo por hacerse la cualquiera.… ¡Maldito estúpido creído y…. AHHHHH!!

- ¡Es mi vida y hago con ella lo que me da la gana!- respira hondo, Rochi- Además, qué s tienes que decirme a mí tú, si eres el primero que se acuesta con el primer gato que se le cruza.De un tirón, me acerca a él y coge mi mentón con una mano, mirándome con ojos furiosos.

- Ahí te pasaste.Nos quedamos mirándonos con rabia.

- Excuse-me.- dice una voz a nuestro lado.Giramos el rostro hacia el hombre de tez casi mulata y amable sonrisa que nos habla (yo con dificultad, pues Gas sigue sujetándome).El idiota éste me suelta y el hombre nos explica en inglés que es el “chofer”. Parece ser que ya ha metido las maletas en el maletero del coche… El hombrecito nos abre la puerta de atrás y nos da empujoncitos para que entremos.Gas insiste en que quiere sentarse delante, pero no le hace ni maldito caso y acaba sentándose a mi lado.Ni siquiera nos miramos.¡Y los demás se han ido sin avisarnos! Malditos sean… ¡ Traidores!…El coche se pone en marcha y yo aprieto los dedos contra el asiento por el cabreo.es un tarado. ¡Mira lo que me ha dicho!De pronto, el “supuesto taxi” se para. ¿Ya hemos llegado? Pues vaya. Para eso hubiera ido yo andando y así no tendría que soportarlo más de lo necesario. AAHHHH!!! No lo soporto.El hombrecillo nos abre las puertas y salimos sin mirarnos.

- ¡Por fin! ¡¿Dónde estaban?!- grita la inconfundible voz de Can.Encima con reproches. Después de habernos dejado tirados.

- Ha sido culpa de ese.- digo, señalando a Gas mientras cojo la maleta que me da “el chofer”- ¿Mía? Eras vos la que gritaba como una loca.Idiota.

- Maldito mentiroso.- Aquí la única mentirosa que hay sos vos.- replica.Empiezo a echar aire por las orejas, como los trenes de antes.

- Niñito- infantil.

- Bueno, habló el adulto.- Te saco dos años, a si que cierra el pico.- No me da la gana cerrar el pico, estúpido prepotente.- callate ya, enana.¿Me ha llamado enana?

- Cállate tú antes, maldito mujeriego malcriado.- Otra vez con los celos…- suspira con malicia.¡¡¡AHHHHH!! ¡¡Cómo lo odio!!

- ¿Celos de un mono sin cerebro? No, gracias.Se acerca peligrosamente hasta que acabamos casi pegados y agacha un poco la cabeza para que nuestros ojos queden a la misma altura. Le atravieso con la mirada airada, al igual que él a mí.

- ¿Yo soy un mono sin cerebro? ¿Qué hay de tu noviecito, Peter?¡¿Y ahora qué pinta Peter aquí?!

- ¿Y soy yo la que estoy celosa? ¿Te has mirado al espejo?¡Toma! ¡Esa te la has comido enterita- No te creas el centro del universo, hay chicas mil veces mejores que tú.¡¡AAAAAAAHHH!!

- Entonces deja de perseguirme, imbécil.¡Toma! ¡Esa también ha sido buena! ¡Ven ahora, listo! ¡¡Ataca!!

- Antes tenías su gracia, ahora que pareces querer convertirte en una cualquiera como la mayoría, no me interesas.¡¿Qué ha dicho?! ¡¿Ha dicho lo que creo que ha dicho?! ¡¡¡¡¡YO TE MATO!!!!!Alzo un poco la mano y, con rapidez, le cruzo la cara con toda la fuerza que me es posible. Maldito imbécil.Se queda quieto, mirándome fijamente, al igual que yo. Eso te pasa por pasarte de la raya,Que te crees más listo de lo que eres.Los demás también nos miran, atónitos.

- ¿Qué pasa aquí?- dice una voz ajena a nuestro grupo.Me doy la vuelta y miro a Guille.

- Nada.Se encoje de hombros y saca un montón de llaves del bolsillo.

- Aquí tienen las llaves de las habitaciones.- continúa.- Los chicos rojas, las chicas azules. Las voy a dar por suerte; pero las pueden cambiar si quieren, pero nunca entre chicos y chicas. Queda prohibido.Sí, señor. Eso está bien.Cojo una de las llaves azules y me voy a la cabaña número 3. Sé que es esa porque lo pone es un elegante llavero de plata que acompaña a la llave, no soy adivina ni nada..Justo en el momento en el que cierro la puerta, ésta se vuelve a abrir, dejando paso a Cande y Euge. ¿Qué hacen estas aquí? ¡Son habitaciones de dos!Euge deja su maleta junto a la mía mientras Cande se deja caer sobre una de las enormes camas blancas, suspirando. ¿? Qué extraña. Empieza a utilizar su mano como abanico. No hace calor...Euge se ríe.

- ¿Qué te pasa?- pregunto a Cande, que se incorpora de un salto.- ¡Qué pasión!¿Y ahora por qué grita? Es más, no sé de qué habla...

- ¿De qué hablas?- ¡De Gas y de vos!- grita, poniendo muy teatralmente su mano sobre el pecho.- ¡Qué pasión!- repite .- ¡Son como un volcán en erupción!Euge vuelve a reírse como una loca.

- Eso discutiendo.- señala, la graciosita.- Imagínatelos en otras circunstancias.¡Pero qué chispa que tiene! ¡Es la persona más graciosa que he conocido en mi vidaCapítulo 28: El primer día. Esta bromita está durando demasiado.

- ¡Quieren dejar de decir pavadas!¡Dios, me están poniendo de los nervios nerviosos!

- Es que me ha resultado excitante, y eso que yo no formaba parte de la acción.- sigue diciendo estupideces Cande.Euge se echa sobre la cama donde estoy sentada sin dejar de reír. Pues a mí no me hace gracia.

- se estan pasando...- ¡Y qué miradas!Me pongo de pie y muevo nerviosamente mi pie derecho sobre el suelo. ¡Estoy muy enojada enojadisima!

- ¡Ahora entiendo por qué todo el rato está diciendo Guille que forman la pareja ideal!Suspiro. ¿¡Esta gente es tonta!? ¿¡Pero dónde me he metido yo!?

- ¡Y eso que después de estar con tu hermano creía que no había nada más pasional!- dice, suspirando.¡Qué asco!Hago una mueca, Euge se pone muuuuy colorada. ¿Por qué? Es un misterio.

- ¡Es un torbellino!

- ¡No me cuentes estas cosas a mí!- grito, desesperada.- ¡¿Pero por qué?! ¡Necesito contárselo a alguien!- se incorpora en la cama y mira al vacío sin dejar de gritar.- ¡Fue F-L-I-P-A-N-T-E!Sí, sí, sí.

- No me interesa la vida sexual de mi hermano mayor, gracias.Resulta... ¡puag!

- No te estoy contando la vida de tu hermano, te estoy contando la mía.-contradice- Sólo una cosa: tu hermano es una bomba sexual.¡¡¡AHHHHHH!!! ¡Qué asco tan grande! ¡No puedo

imaginármelo! , que es mi hermano!

- ¡Cállate ya! ¡No quiero saber nada!Me tapo los oídos.Cande se ríe (Euge sigue colorada, pero sonríe).

- ok, cuando quieras contarme cómo es Gas en la cama no pienso escucharte.Euge estalla (de nuevo, debería decir) y vuelve a caerse hacia atrás de la risa sobre la cama.¡Menuda gracia! ¡Dios mío, yo es que me parto! ¡No puedo parar de reírme!¡¡Pero serán taradas!! ¡¿Y eso de dónde sacaron?!Toc- toc- toc.Suena la puerta. A ver quién es ahora.Bueno, seguramente sea Lali, que quiere unirse a la súper fiesta.Me levanto cabreada (por supuestísimo. No es para menos) y abro la puerta sin que estas dos payasas dejen de reír.Maldita sea mi suerte.Cande se asoma un poco y ríe con más fuerza que antes. Sí, menuda gracia.

- ¿Qué haces aquí?-le digo a Gas, que ladea la cabeza con una sonrisa.Me da que no me va a hacer gracia.

- Qué agresividad, Sólo vengo a devolverte tu maleta.Coge la maleta blanca que hay tras de él y la empuja hacia mí con las ruedas. La doy otro golpecito para que acabe de entrar a la habitación y cojo la que supuestamente era mía.

- ¿Cómo sabes que esa es mi maleta?- pregunto antes de darle ésta.Sonríe pícaramente (uuuiii, miedo me da) y saca algo blanco del bolsillo de su pantalón, extendiéndolo ante mi mirada desorbitada. Eso es… eso es… ¡Eso es mi sujetador!

- Es que esto lo conocía.- contesta.Se lo arrebato de un tirón y lo tiro hacia las camas, fuera de su vista.

- ¡sos un maldito salido!Su sonrisa se hace más pronunciada.

- El resto de ropa no me sonaba de nada, princesa.- hace una pausa y mira durante unos segundos al vacío.- Debes entender que . ¡ESTÚPIDO! ¡AHHHH!no te puedes mostrar con un modelito así y que un hombre no lo recuerde.- Yo no me mostré ante nadie, ¡fuiste vos el que entró en mi habitación mientras me cambiaba!Menuda vergüenza pase, dios mío. Y todo por culpa de Monito.

- Como sea. Una imagen como esa se queda registrada en la memoria para toda la vida.tarado pervertido.Aprieto las manos contra mis costados para no volver a zurrarle (cosa que no estaría mal, para nada).

- Encima que hago la buena acción del día en venir a dártela…-chasca la lengua.Empujo su maleta (que era la mía. Bueno, no. Desde el principio era la suya, pero yo la cogí. ¿así? Me he perdido) hacia él con muuuy mala leche.

- Vete a la mierda.Cierro la puerta de un portazo y empiezo a patalear contra el suelo, gritando histérica.¡¡Es que no lo soporto!!

- ¡Pero qué bonito!- exclama Euge.¿Bonito? ¿¡Que te roben la ropa interior y encima no paren de gastarte es bonito!? ¡¡¡NO ES PARA NADA BONITO!!!

- ¡¿Pero qué bonito ni que?!Bi vuelve a tirarse en la cama, suspirando como una locomotora.

- ¡wow es que el chico esta ... l!- dice, mirando al techo con la manos sobre el pecho.Ya, basta.

- Pues te lo regalo pero dejame empaz.Las dos idiotas vuelven a reírse con estruendo. Malditas escandalosas.

- No te preocupes, no pienso robarte el novio.Cande es tonta. No puede haber otra explicación para las estupideces que dice.

- ¡No es mi novio!Toc- toc- toc.¡¡Y otra vez la maldita puerta !!Abro de un tirón y entra Lali, seria. Vamos, como siempre. Me mira extrañada y, sin decir nada, cierra ella la puerta y se sienta al lado de Euge. ¡¡¿Qué pasa?!! ¡¿Hemos decidido acampar en mi habitación o qué?!

- Dejenla en paz ya.- les dice a las dos payasas de Cande y Euge.- Ella sabrá lo que hace.Ladeo la cabeza con asombro. ¿Eiing? ¿Se ha enterado de lo que hablamos? ¡¡¡Nos lee las mentes!!!

- ¿Acaso sabes de qué hablamos?- pregunta Cande.Eso mismito me pregunto yo.

- Cómo no lo voy a saber. Se oyen los gritos desde nuestra habitación.¡¡¿CÓMO?!! ¡Qué vergüenza! ¡¡MADRE!!Bueno, ahora que lo pienso, antes he visto entrar a Lali en la cabaña de al lado. Por lo menos no está lejos, casi es normal que nos haya oído.Pero, quizás, también se hayan escuchado nuestros gritos los demás. ¡Menuda vergüenza! ¡Y todo por la tontería de éstas!

- Si es que son tontas.- digo, enfadada, sentándome sobre una silla.¡Dios! Me ha flipado tanto la conversación tonta que hemos tenido que ni siquiera me he fijado en la cabaña. Es la leche. Tiene dos camas enormes con cabeceros y sábanas blancas y con una red para los mosquitos colgada en el techo sobre cada una. El suelo está recubierto de largas láminas de cálido parquet clarito y con las pareces

encaladas también de blanco nuclear. Hay, además, una mesa frente a las camas y un par de sillas (¿adivinan de qué color?). La pared derecha a la puerta está completamente cubierta de grandes espejos que van desde el techo al suelo y, al final de esta pared, hay otra puerta que conduce al cuarto de baño. Enorme y blanco de nuevo.¡Y aún queda lo mejor!Al lado de la mesa hay una gran puerta de cristal corredera que da a un pequeño porche de madera (como el revestimiento exterior de la cabaña) que da a su vez directamente a la playa. Tiene unas vistas preciosas.

- ¿Tontas?- replica Euge Tenemos más razón que un santo..

- No metas a tus santos en esto.Me levanto y miro por la cristalera, bostezando. Tengo un sueño increíble... Esto del cambio horario es una full.

- Bueno, dejarlo ya.- interviene Lali (como siempre)- ¿Qué hora es?Miro el reloj. 6:15 y miro de nuevo hacia fuera. ok, es obvio que no son las seis de la mañana.

- Son cuatro horas más.Ya salta la lista de Euge, que todo la sabe y de todo entiende.Madre, estoy de muuuy mal humor.

- ¿Las diez y cuarto?- oigo a Cande a mi espalda.- ¡Vamos a la playa!¿Es que no puede parar ni un momento?

- ¡Sí!Ya va la otra.

- De acuerdo, Guille nos ha dado el día libre.Y ahora la cuerda de LaliBueeeeeno,ok. Vamos a la plaaaaaaaaaya.Me doy la vuelta y las miro. Cande empieza a dar saltitos sobre la cama y Euge la sigue. Dios de dios, parecen niñas de tres años. Lali gira sus ojos grises hacia mí y se encoge de hombros, como si me dijera: las damos por perdidas del

todo. Asiento con la cabeza a su pregunta invisible.

- ¡Vamos a cambiarnos, Lali!- grita Cande.- ¡Ahora venimos a por ustedes!¡¿Pero por qué grita tanto?!La coge de la mano y se la lleva por la puerta.

- Deja de llamar tanto la atención.- se oye a Lali.Me río entre dientes e intento coger mi maleta para subirla a la cama. Euge me viene a ayudar y entre las dos conseguimos tumbar las dos maletas y abrirlas. Es curioso, según acabas de correr , parece que la maleta suspira, como si hubiera estado conteniendo el aliento metiendo tripa.La mía está algo revuelta por el idiota de Gas, que se ha dedicado a hurgar en mis cosas. Bufo mientras escarbo para encontrar una bikini.remera, remera, pantalón,remera, pantalón, sujetador, corsé, camisa, short... ¡bikini! ¡He encontrado uno! Blanco con tiras verdes, de Puma. Preciosísimo.Me meto en el baño sin decir nada y me lo pongo a toda leche. Como ya dije en una ocasión, odio estar desnuda aunque sea un momento. Me pone nerviosa.Salgo y veo que Euge ya se ha cambiado y se ha puesto una bikini negro monísimo.Me mira y sonríe.

- ¿Qué pasa?- digo, riéndome.- Nada. Que el blanco te queda divino.¡O sea, me queda súperhipermegadivino,! Es cheta hasta el extremo.Sacudo la cabeza con una sonrisa y cojo una toalla azul celeste que hay sobre ambas camas.

- Espera, mete las cosas aquí.- la miro mientras me abre una bolsa blanca playera enorme de Gucci.Meto las dos toallas, ambos móviles, su llave de la habitación, tabaco, aceite de coco (se supone que es buenísimo para ponerse moreno), mi cartera, mis cascos y la cierro. Parece que pesa, por lo que la cojo yo después de ponerme una falda blanca a juego con la bikini.Toc- toc- toc.

- ¡Vámonos!Voy hacia la puerta y siento como Euge me alcanza y me pone algo en la cara. ¡Vaya, mis gafas de Sol! Me giro y la sonrío. Ella ya se ha puesto las suyas de montura blanca (enormes, como las de las estrellas de cine).Salimos fuera, donde Cande ya está dando saltitos como una loca llevando una bolsa parecida a la que llevo yo de Euge.

- ¡Vamos! ¿Qué hacen ahí paradas?Euge la coge del brazo y empiezan a andar mientras Lali se queda esperando a que yo cierre la puerta con llave. Es la única persona medianamente normal que hay aquí. Me pongo a su lado y empezamos a caminar despacio hacia la playa. A Euge y a Cande ni se las ve ya.

Rochi Rochi, espera.- dice una voz con acentorro inglés desde detrás.Nos giramos para ver a Guille, que ya va vestido para la ocasión: camisa corta desabotonada y… ¡hawaiana! (qué horror) y un bañador por las rodillas verde. (¡Verde que se ve a kilómetros!) Dios mío… Me contengo de decirle que no estamos ni cerca de Hawai y que eso no pega.

- Hoy tienen el día libre porque aún tienen que montar las carpas y todo.- empieza a hablar muy deprisa y me concentro para entender todo.- Pero no quiero ni una marca ni rasguño y, por supuesto, nada de quemaduras.- se referirá a las del Sol, ¿no?- Esta noche antes de cenar los quiero a todos en el hall, donde les hemos dado las llaves, ¿ok?Las dos asentimos con la cabeza.

- Ok.Hace un gesto como: así me gusta, que sean subordinados sumisos.

- Dicelo a los demás.Lali dice que sí con un gesto cansado y seguimos nuestro camino a la mejor playa del mundo entero.

Capítulo 29: Mañana playera 

Empezamos a pisar la fina arena blanca de la playa y nos quitamos las zapatillas para caminar mejor. Madre del amor hermoso. ¡Qué playa! ¡Parece el paraíso!El año pasado fui de vacaciones con mi familia a las islas dominicanas (por deseo expreso de Nico, por supuesto) y ni siquiera puedo comparar. Esto es genialCande y Euge ya se han acomodado como reinas en unas sillas de estructura metálica y cubiertas con cojines blancos. Parecen cómodas. Están tumbadas exactamente en la misma posición, con sus gafas puestas, tomando el Sol. Parece que están preparadas para que les hagan una foto en este preciso momento. Se les ha quedado la fijación.Dejo la bolsa al lado de Euge y me quito la falda. Creo que me voy a dar un chapuzón. Viendo esta agua turquesa y preciosa dan unas ganas de meterse tremendas. Dejo las gafas encima de una silla vacía al lado de Euge ¡y voy al mar! Soy una payasa.

Vuelvo a comprobar si hago pie. No.Creo que llevo metida en el agua más de una hora.

- ¡Rochiii!- oigo el inconfundible grito de Cande.Miro hacia ellas. Siguen tumbadas exactamente igual que cuando las dejé, pero... hay un cambio. Están con un chico, aunque no puedo verle desde aquí. ¿Cómo se las apañan para encontrar chicos incluso donde cristo perdió el encendedor?Me acerco, saliendo del agua.ok, ya veo al chico. Debo reconocer que está muy bien, (por no decir otra cosa). Tiene la piel más bronceada que la mía dos veces (y eso ya es decir), el pelo moreno liso y largito, recogido con un coletero en la nuca, y unos penetrantes ojos negros carbón. Bueeeeeeeno, ¿quién será?Me seco los párpados y recojo mi cabello mojado en una coleta alta.

- ¿Qué les pasa?- pregunto cuando ya estoy cerca.Cande, de espaldas al chico extraño, alza las cejas al

quitarse las gafas y lo señala con los ojos.

- ¿Quieres algo de beber?- pregunta Euge, que contiene una sonrisa.¿Qué las pasa? Sólo es un chico… ¡Ni que nunca hubieran visto uno!

- No, no me apetece, gracias.Lali parece ajena a la escena. Está tumbada tranquilamente, con los cascos puestos y leyendo un libro ). Cande, a su lado, se da la vuelta para mirar al chico y dice con su voz de cazadora de hombres:

- .es muy muy fuerte¿Se lo va a beber ella o cree que yo me voy a beber una asquerosidad? Soy menor, ¿lo recuerda alguien?Él asiente son una sonrisa, me echa una mirada fugaz y se va. ¡Anda! ¡Que era el camarero!

- No pienso beberme esa cosa.- protesto.

- ¡Eii!- se oye un grito.Un grito masculino, para precisar. Giro el rostro para ver venir a los chicos. Son hermosos. Menuda desgracia.

- ¡Claro que te lo vas a beber!¿No me escucha o qué?Niego con la cabeza mientras siento como un rostro se acerca al mío y unos labios depositan un beso en mi mejilla aún húmeda. Esbozo una sonrisa a Vico (que ha sido el del beso).

- ¡Encima que el chico hace el favor de traértelo!- dice (casi grita... de nuevo) Cande- He dicho que no me lo voy a beber y no me lo voy a beber. Además, te he dicho antes que no quería nada y me has ignorado.¡Pero si es que tengo razón! ¡¿No lo ve enserio?! ¡¡Está clarísimo!!

- ¡Pues que sepas que ya no te hago al camarero! ¡Te has quedado sin chico!

Será payasa...Odio esa expresión de: "te voy a hacer a tal". ¡Parece que hablamos de galletas en vez de chicos Además, ¿por qué tiene que hablar esto delante de los demás? ¡Es una escandalosa!

- ¡¿Acaso te lo pedi?!- pregunto, mosqueada.Tuerce la sonrisa, que se hace más pronunciada.

- dale, Rochi, dale una alegría al cuerpo, lo necesitas.- Eso pienso yo.- murmura alguien.¡Ehh! ¡Un momento! Miro a Gas, que se ha acomodado en MÍ silla y lleva puestas MIS gafas. Según nota mi mirada furiosa, alza el cejo un par de veces, haciéndose el gracioso. ¡Pues no tiene una maldita gota de gracia!

- vos cállate, tarado de tres al cuarto.- digo- Esta conversación es PRIVADA.No creo ni que sepa lo que significa "privado".

- Pues deja de gritar, escandalosa.¿¿¿YO??? ¡¿¿ESCANDALOSA... YO??!Le quito mis gafas de un tirón, revuelvo en la bolsa de Euge hasta encontrar el tabaco y me llevo un cigarrillo a la boca, encendiéndolo con murmullos malsonantes. Me pongo las gafas, cojo mi móvil y los cascos junto con una toalla y me voy al pleno sol, lejos de la estupidez.Doy una calada profunda mientras extiendo la toalla y me tumbo bocarriba sobre ella, poniéndome los cascos y aislándome del mundo exterior. Veo como los demás permanecen tumbados cada uno en una silla. "Desde que ha llegado"mi vida cambio"Eso desde luego. Mi vida cambio, pero a peor.Cojo un papel que había en la bolsa de playa y lo extiendo a mi lado para tirar la ceniza. Tampoco quiero yo estropear una playa como esta porque el....... de Gas me quiera amargar la mañana.

Canción, canción, canción, canción, canción, canción, canción…Bueno, estoy empezando a notar el Sol. Me doy la vuelta

para quedar bocabajo y apoyo la mejilla contra la suave toalla.Oye, ¿qué es esto? Siento como si me cayera agua en las piernas. Es imposible. El cielo no tiene goteras y no me puede llover solo en las piernas. Giro un poco la cabeza hacia atrás para ver a Gas de pie frente a mí, mojadito y buenísimo. Como un churro con chocolate.Soy imbécil perdida. Pero esto es culpa suya, ¡¿Por qué es tan condenadamente guapo?! ¡Es injusto!Dejo caer de nuevo la cabeza sobre la toalla con un suspiro. Si es que es verlo y perderme. Bajo el volumen de la música, porque seguro que quiere hacer alarde de alguna estupidez de su cosecha y no quiero perdérmelo.De repente, algo líquido y fresco cae sobre mi espalda ardiendo en pequeñas gotas. ¿Qué me asquerosidad me hecho?Me quito los cascos y miro hacia atrás. ok, estupendo, ahora tengo la espalda llena de crema y a un chico impresionante de pie a mi lado con un spray en la mano y mirándome burlón.

- Te vas a quemar.- dice como explicación.Pero si es que debió nacer así de retrasado.Además, ¿pretende irse y dejarme ahí el plastufo de crema blanca? Va listo.

- Ahora me lo extendes, lindo.Bajo la cabeza (otra vez) mientras siento como se ríe entre dientes y se agacha hacia mí. De vicio, ahora lo tengo encima, aunque sólo me tocan sus bronceadas rodillas a cada lado de mi cadera.¿Pero qué pretende? ¡¡No soy de piedra!!Esto está pasando de ser estúpido a surrealista.Y, de pronto, el mundo parece pararse cuando sus grandes y cálidas manos se posan sobre mis hombros. Una corriente eléctrica me sacude de arriba abajo. ¿Qué significa esto?Siento como sus dedos recorren mi piel con una precisión pasmosa. Claro, tonta, Gas es experto en chicas en pelotas, me digo.Sí, ok, no me gusta que sea un mujeriego. Lo reconozco. Pero eso no significa que me guste ni nada por el estilo, sólo es que no me gusta la gente así. No me molesta que se

tire a cada gato que se le cruce y pase con ellas las noches mientras yo intento dormir sin pensar en él… ¡Maldita sea!Pasemos a otro tema más interesante.Bueno, parece que más que extender la crema me está dando un masaje en toda regla. No es que me queje, claro.

- Tengo algo que decirte- me susurra su seductora voz (tampoco es para tanto) al oído.El fino cabello de la nuca se me eriza al notarlo tan cerca.

- Deci.¿Qué querrá?Se inclina de nuevo hacia mí mientras sus manos no dejan de moverse por mi espalda con una presión y suavidad exquisita.

- Siento haberme portado contigo de una forma tan desagradable los últimos meses.¿…? ¿…?Porque estoy tumbada, si no ya me hubiera caído .Giro el rostro para mirarle.

- ¿Me perdonarías?- dice divertido, juntando ambas manos repletas de crema.¿Por qué resulta tan tierno ? Qué frustración tan grande, por favor.Parece que, a pesar de lo gracioso de su voz, lo dice en serio. ¿De verdad quiere que le perdone? ¿Quiere que volvamos a ser… amigos?Vuelvo a mirar a la toalla, haciéndome la dura.

- ¿Te crees que te perdonaría sólo con un “lo siento”?Pues claro que le perdonaría cualquier cosa con una sola mirada de aquellos ojos tan sumamente distrayentes para mí.

- ¿Y qué tal con un “lo siento” y un buen masaje?Mientras habla, sus dedos hacen presión sobre un punto concreto de mi espalda. El punto justo.Tentador. En realidad, demasiado tentador.ok.

- Sólo si lo haces de maravilla y prometes no volver a meterte conmigo de esa forma.- contesto despacio.Analicemos la estupidez que acabo de decir.Primero: “Si lo haces de maravilla” eso ya de por sí resulta muuuuy… Bueno, da igual. ¿A qué suena? Sexo y sexo.Segundo: “no meterte conmigo de esa forma” Vamos, que si quiere meterse conmigo en un baño, o cualquier otro antro de perversión… ¡nos metemos! No problema. ¿Y eso qué es? Sexo y sexo.Resultado: sexo, sexo, sexo y sexo.¡Todo nos lleva a ese pecado tan tentador y que está tan de moda!Bueno, esperemos que él no haya entendido: “Sólo si sexo y sexo y prometes sexo y sexo” Sonaría patético.

- Prometo no volver a meterme contigo… de esa forma.¡Eh! ¿Qué ha significado esa pausa tan sospechosa? A lo mejor a pillado el trasfondo de la frasecita. Aunque no lo he dicho con ese sentido, desde luego.Creo que sonríe, pero yo ya no presto atención a nada más que al roce de sus manos, que se deslizan por mi columna y se extienden para abarcar mis caderas, para luego volver a subir por los costados. Se detienen a mitad de camino, justo en las tiras atadas del bikini.

- ¿Puedo?- pregunta,Creo que se refiere a desabrocharme esa parte y que el bañador quede sólo sujeto por el cuello. Bueno, estoy tumbada bocabajo sobre una toalla, no puede verse nada de nada ¿no?

- ok.¡Qué vergüenza!Noto con algo de nervios como con una mano tira de un lazo, que cede, desapareciendo así la presión de la sujeción de mi espalda. Me siento como en las manos de Gas , y no me gusta la sensación de no tener el control completo de mí misma. De todas maneras, por otra parte, me siento segura a su lado, es una sensación rara, como si supiera que él me protegerá de todo. Suena estúpido.Dios mío, me está matando.Cierro los ojos y relajo los hombros con un débil suspiro.

¡Pero qué manos! ¡¡QUÉ MANOS!!El móvil empieza a vibrar y al poco se oye la musiquilla que anuncia un nuevo mensaje.Estiro la mano y lo cojo con desgana. Con lo bien que estaba yo aquí.Nico. 9:34:“Buenos días, mi adorada hermanita! Llámame cuando leas esto. Tu responsable hermano mayor.”Estúpido. Va listo si piensa que voy a llamarle.Aparto el teléfono y dejo descansar mi cabeza sobre los brazos cruzados. Nico ya me debería conocer lo suficiente para saber que no pienso llamarle. Responsable, dice el idiota. Júnior es mucho más responsable que él mil veces.¡¡Júnior!! Ay, va. ¡Hoy es su cumple!Voy a tener que llamar de todas formas. Lo tenía todo planeado el bandido. Y parecía tonto.

- ¿No vas a llamar?- pregunta Gas, apartándose a un lado.Vaya, parece que ya ha terminado mi magnífico masaje. Adiós a mi momento de gloria. Siento como vuelve a atar mi bikini con suavidad y... demasiado lento tratándose de él. ¿Qué pretende?

- Tendré que hacerlo para felicitar a Monito, pero no pienso hablar con Nico.Oigo su risa y, de pronto, está tumbado a mi lado, mirándome con una sonrisa divertida. ¡¡Es totalmente injusto que sea así de guapo!! ¡Ya sé que lo he repetido mil veces, pero es que debería estar prohibido por ley!

- ¿Por qué me miras así?- digo, apartando la mirada de sus ojos.- Deberías llamar.¿Y eso es una contestación?

- Ya lo haré.Apoyo mi mejilla contra la toalla y cierro los ojos. Tengo algo de sueño. ¡Y quiero estar tranquila aunque sea un poquito! Demasiada emoción.El móvil vuelve a vibrar y lo cojo con una mueca desagradable. ¡Pero cómo se puede ser tan pesado! ¡Que me deje en paz un poco! ¡¿Cómo se puede tener un

hermano tan sumamente plasta?!

- Dame.- Gas me coge el teléfono con un rápido movimiento.Se lo quito de un tirón. Pero ¿qué se habrá creído éste?Vuelve a arrebatármelo de las manos mientras la musiquilla no deja de sonar. ¡Cállate, maldito trasto! Me tiro encima para quitárselo, él rueda hacia el lado contrario para esquivarme. Ya me estoy cansando, . Repto hacia él rápidamente y le arrebato el móvil, levantándolo para que no lo consiga coger...., pero no funciona, porque sus brazos son más largos que los míos y llega con frustrante facilidad. Le bloqueo contra la arena poniéndome encima y sujetando sus hombros con mis brazos. ¡Ya es mío! Alzo la mano e intento atrapar mi codiciado tesoro, pero está demasiado alto. ¡Estúpido grandulón!Estiro mis dedos al máximo y aún así no lo alzando.Y, de repente, Gas, de un impulso ( hace que me quede tumbada en el suelo, con la espalda contra la arena y el rostro a centímetros del suyo. Pero, sorprendentemente, no está apoyado en mí, sino en sus brazos a ambos lados de mi cabeza. , está re fuerte Madre, ¡¿cómo ha hecho eso tan rápido?!Sin dejar de atravesarme con sus ojos indefinidos, se deja caer con suavidad cobre su brazo izquierdo, quedando tumbado a mi lado. Se lleva el teléfono (que yo tenía en la mano y no me he dado cuenta de que me lo ha quitado por el asombro) a la oreja y pulsa una tecla.

- ¿Sí?- dice con una sonrisita.

Capítulo 30: ¿Vamos a comer? 

Estúpido infantil.Cruzo los brazos sobre el pecho y me quedo como estoy: tumbada bocarriba, llena de arena y con una mueca de desagrado.

- Sí, soy Gas.- hace una pausa y se ríe entre dientes, mirándome.- Sí, está aquí. No quería hablar contigo.Traidor.Tengo que actuar deprisa si quiero que dejen de conspirar a

mis espaldas. Extiendo el brazo con rapidez y le arrebato el teléfono móvil, llevándomelo a la oreja.Gas se queda un momento estático, mirando al vacío, para luego fijar sus ojos en mí con una sonrisa ladeada.

- Es que es una cabezona.- oigo al otro lado del teléfono.¡¡CABEZONA YO!! ¡¡PERO SI SOY UN ENCANTO!!

- ¡Cómo que cabezona!Nico se ríe. ¡¡Pero qué hermano más tonto que tengo!!

- ¿Qué haces llamando a estas horas?- pregunto.Allí deben ser poco más de las nueve de la mañana. Y no es normal que él esté levantado a esas horas.

- Tengo una prueba en la universidad, para la beca, ya sabes.Vaya, parece que ya ha parado de reírse. ¡Qué suerte!¿La universidad?¿? ¿?¡¡AAHHHHHH!!Sí, le ofrecieron una beca deportiva en una universidad cercana de casa. Y está claro que mi hermano no puede aspirar a mucho más, por lo menos académicamente.

- Antes de que te la den tienes que recuperar las que te van a quedar, ¿recuerdas?Se ríe de nuevo. ¡Qué pasa ahora! ¡¿Qué ha tenido de gracioso lo que he dicho?!

- Eso se consigue a golpe de talón, ya lo sabes.Es un corrupto , el niño malcriado. ¡¿Pero en qué mundo vivimos?!

- ¿Está Júnior levantado?No quiero seguir hablando con éste, seguro que acaba preguntándome alguna estupidez. Y NO me apetece aguantar más tonterías. ¡Estoy en el paraíso! ¡Y quiero disfrutarlo!

- Pues sí, has tenido suerte.¡Vamos! ¡Una suerte alucinante!

- ¡Pásamelo! ¡¿A qué esperas?!¿Quiere que me salgan raíces o qué?Vuelve a reírse y se oye un grito que dice “¡Pequeño!”. Me aparto el teléfono de la oreja un segundo.

- ¡Rochiii!Tengo una familia de gritones.Pero, bueno, al menos al pequeño lo soporto.

- ¡Felicidades,Monito!- ¡Gracias!Me río por su tonillo. ¡¿Cómo pueden gritar tanto a estas horas de la mañana?!

- ¡Vi tu regalo!- chilla.¡¿Pero por qué habla tan alto?!

- ¿Sí? ¿Te gusta?- ¡¡Sí!!- le regale un equipo competo de escalada, como el que tenemos Nico y yo, pero él en rojo- ¡¿Eso significa que podré ir contigo?!- Claro. Te lo prometí, ¿no?Porque se lo prometí, ¿verdad?Sí, estoy segura que sí.

- ¡Bien!- vuelve a gritar- ¿Y cuándo vamos? ¡¿Cuándo vamos?!¿Se habrá dado cuenta de que estoy a miles de kilómetros?

- El próximo fin de semana nos vamos de escalada y te llevo a otro lugar.- ¿A dónde? ¡¿A dónde?!Paciencia, Rochi. Paciencia.

- Ya lo verás.¿Está dando saltos? Porque se oye como si lo estuviese haciendo.Pero qué familia de locos...De pronto, el teléfono desaparece de mi mano. ¡Ehh!Me doy la vuelta. ¡Estupendo! ¡¿Ahora tengo que volver a quitárselo?!

- Felicidades, Júnior.- dice por el móvil, mirándome a mí con una sonrisita de suficiencia desquiciante.Hasta yo oigo su grito de "¡Gas!"Creo que lo dejo sordo, porque ha puesto una cara...

- ¡También vi tu regalo!- se oye otro chillido.Dios de mi alma y de mi corazón, ¡qué pulmones!Oye, espera un momento. ¿Qué le regalo?Me pongo bocabajo y apoyo mi cabeza sobre las manos para mirarlo. Grave error.

- ¿Qué le regalaste?Tapa el auricular con una mano y me mira con esos profundos ojos indefinidos.

- ¿Por qué lo preguntas?Pensemos la respuesta. Porque es mi hermano pequeño y me preocupa, por educación... buah! 

- Simple curiosidad humana.- contesto.¿Para qué vamos a engañarnos?

- ¿Nunca te han dicho que la curiosidad mató al gato?¿De qué habla? ¿Y por qué usa ese tono? ¡Estamos hablando del regalo de mi hermano! ¡No es un asunto espinoso ni nada!

- Suerte que no soy un gato.¡Toma! ¡1-0 para la niña contestona!Ladea la cabeza un par de veces con una sonrisita y dice, mientras Júnior no deja de gritar por el teléfono:

- Le regale unos cuantos videojuegos.Estupendo. ¡Para que se me idiotice más!Rochi, aprovecha ahora que está distraído para quitarle el móvil ¡Ánimo!1, 2 y… ¡Mío! No se ha dado ni cuenta.

- Júnior, ¿y qué más te regalaron?- pregunto, para que deje de hablar sobre videojuegos que no conozco (bueno, es normal que no los conozca. Yo me quedé en el comecocos)

Hace una pausa. Seguro que es para coger aire.

- ¡Nico me regalo una bici nueva! ¡Azul oscuro y negro!¿Qué le pasa a la gente de esa edad con los colores? Es obsesión. Te cuentan algo y siempre tiene que salir el tema de los colores. Yo creo que los de Plastidecor les crearon un trauma.

- ¡Y papá la consola nueva! ¡Que valen los juegos de la otra!No creo que hubiera podido vivir sin este último dato.

- ¡Rochi, te tengo que colgar!- grita.- ¡Vamos a acompañar a Nico a la universidad esa!- ¡Okay, adiós!Soy bilingüe, no lo puedo remediar. Es broma. Los idiomas son mi pesadilla.

- ¡Dice papá que le llames para ver a qué hora volves! ¡Y que lo pases muy bien!Me río. Menudo encanto de padre, por favor.

- Decile que ya le llamo. ¡Besos!- ¡Adiós!Cuelgo con un suspiro y me levanto para dejar las cosas en el bolso de Euge. Necesito un baño, y no me fío de Gas ¿Para qué mentir?Qué raro. Sólo están Euge y Can en las hamacas. ¿Y los demás?Se quitan las gafas cuando llego a su lado mientras yo guardo las cosas.

- ¡Estás llena de arena!- dice Euge.- ¿Qué? ¿Se revolcaron en la arena? Es muy romántico.¡Pero qué graciosísima! Por poco me parto de la risa, hombre.No te creas que me voy a quedar callada. No, señor.

- Me pillaste.- digo con un tono totalmente teatral.- Es extraño que no hayan escuchado los gemidos de placer.Se echan a reír conmigo. Somos tontas y decimos tonterías, pero nos lo pasamos de coña con nuestras cosas.

- ¿Y los demás?- - Fueron a buscar más bebidas. Y, que sepas, que como tú no querias , Agus se bebio el tuyo.Pues mira.

- Qué bien.- Sos demasiado responsable.- suspira Can.No, no es que sea responsable. Es que, primero, no me gusta el alcohol; y, segundo, no estoy acostumbrada a beber, y a mí esas cosas se me suben muy rápido a la cocorota. Y paso de empezar a soltar idioteces por la boca.Hago un gesto con la mano para que olvide lo de la responsabilidad y voy al agua a quitarme toda esta arena, que parece que me he rebozado, como una croqueta.Está fresquita, no te creas tu que no. ok, por todas.Me tiro de cabeza y buceo un poco, estilo sirenita. Sólo que sin sirenita y sin estilo.¡Ehhh! Algo rodea mi cintura y me saca del agua con una habilidad pasmosa, quedando paralela al agua. Estúpido brazo del estúpido propietario.

- ¡¿Qué se supone que ha…Mi furiosa voz se ve cortada cuando Gas me deja caer de nuevo al agua y todo el mar se adentra en mi boca abierta. ¡Dios! ¡Cómo puede ser tan estúpido!¡Contraataque! ¡Al contraataque se ha dicho!Alargo la mano y cojo un puñado de tierra, que escondo tras mi espalda cuando vuelvo de pie a la superficie.Gas me mira burlón, como si esto le divirtiera profundamente. Ya verá la gracia que le va a hacer.Sonrío y le tiro la tierra al pecho, que queda lleno de barro. Iba a decir que parecía un modelo, pero olvidaba que ya lo es. Está demasiado guapo incluso manchado. Es intolerable.Baja la vista mientras yo me río entre dientes y lo toca con un par de dedos. Pero sé que no le preocupa eso, está preparando su próximo asalto, lo cual me inquieta. Cojo otro puñado de tierra por si acaso. Nunca se sabe con este chico.Cuando me quiero dar cuenta, miro hacia delante y… ¡NO ESTÁ! ¡¿Dónde está?!Entonces, siento como sus manos me empujan desde abajo

y caigo al agua. ¡¡¡AHHHHH!!! Me levanta con él, cogiéndome por los codos, muuuuy pegados. Madre del amor hermoso. Según me está sacando del agua, cojo más tierra, apretándola dentro de mis manos. Si pretende hacerme algo, va a salir perdiendo.Clava sus ojos divertidos en los míos. ¿Por qué me atraviesa cada vez que me mira?Una de sus manos baja de mi brazo a mi espalda, recorriéndola lentamente. Ehh, un momento… ¡Qué me hizo! Miro por detrás de mi hombro. ¡AHHH! ¡Me lleno de barro! Se va a enterar, . Estampo mis manos contra su duro pecho, extendiendo la tierra por todo su torso.Madre. ¡Esto parece una película porno! ¡De dos rombos! ¡Perversión!Me tira agua, yo más barro aún, hasta que acaba manchado por completo. muajajajaja… Risa malvadaGas sonríe (de nuevo) y se sumerge en el agua. ok, ahora es cuando yo aprovecho para irme, estoy empezando a arrugarme. Caminemos hacia fuera, creo que ya le he manchado suficiente. Miro hacia atrás por si acaso viene a por mí. Nada, despejado.¡¡AHHHHHHH!!Me coge por detrás y, con una rapidez asombrosa (como en cada cosa que hace), me alza para apoyarme sobre su hombro, sujetándome con un brazo, cual campesino con su saco de patatas.

- ¡Bájame, bruto!- grito, pataleando.Le oigo reírse. ¡No tiene gracia! ¡Se me está bajando la sangre a la cabeza!

- Así no me manchas.¡¿Y eso es una explicación?!Doy golpes en su espalda (¡pedazo de espada!) con las manos, pero pasa de mí, totalmente. Me inclino sobre él y clavo mis dientes en su costado. Tiene piel de foca, no jodas, ¡qué duro, por dios!

- No me obligues a contraatacar, princesa.- dice con voz cansina.¿No le duele? ¡¿Cómo que no le duele?!Muerdo más fuerte. Lo oigo suspirar y, al momento, el brazo

que tenía sujetando mis piernas, sube hasta que su mano queda apoyada en mi trasero. ¡EH!

- ¡Quita la mano de ahí, pervertido!Aprieta más fuerte. ¡EEHHH!

- ¡Deja de manosearme, aprovechado!-grito.es idiota. ¡Si es que lo hace todo aproposito para molestarme!

- ¿No habíamos quedado en que no te ibas a meter conmigo?Ahí, ahí, dale don dale donde duele!

- No me estoy metiendo contigo, cariño mío.-replica teatralmente.No voy a tomarle en cuenta lo de ese “cariño mío” chistoso porque no ha tenido gracia.Sigue andando conmigo a cuestas. ¡Que me suelte ya!Pataleo, pero cada vez que lo intento, me hace dar un bote con brusquedad y me sujeta con más firmeza por MI trasero.¡Estúpido niño pervertido, aprovechado y cochino!

- ¿Rocío?Me llaman.

- ¿Es Rochi, Gas?¡¿Y por qué se lo preguntan a él?! ¡¡Soy yo la que está secuestrada!!

- Claro que es ella, ¿a quién voy a cargar sino?¡Pero será tarado! ¡¿Qué he hecho yo para merecerme esto?!Me deja con delicadeza (me lo debía) sobre una silla, la contigua a Euge.

- ¡Idiota!Se ríe. ¡Me toma !Dios, es desesperante!Sin hacerme ni un poquitín de caso cuando protesto, se sienta en Mi silla, apoyando la espalda contra mis piernas flexionadas, como si fuese un respaldo. ¡Pero no puedo

apartarme porque sino se me cae encima! Lo tiene todo planeado, el chico.

- ¿Estás cómodo?- Se gira un poco para clavar sus ojos grisáceos en mí.

- La verdad es que sí. Gracias por tu preocupación, princesa.Lo dice para burlarse de mí, no te creas. me cruzo de brazos, apoyándome contra la hamaca. Torturas psicológicas en el paraíso, no te lo pierdas. ¡Porque lo que me está haciendo no tiene otro nombre! ¡Y yo no me lo merezco! ¿no? ¡¿Me lo merezco?! ¡¿Pero por qué?!

- ¿Vamos a comer?- pregunta Vico, tocándose lo que supuestamente es la barriga (solo que está planito).- Tengo hambre.

Capítulo 31: ¿Comida y siesta? No creo que haya aquí muchos restaurantes a donde elegir, a si que vamos al hotel.

- Dame- le digo a Euge, quitándola el bolso- Voy a la habitación a ponerme una remera y lo dejo, ¿ok?- Acuérdate de la llave.Ni que fuera yo tonta o algo.

- Te esperamos en el restaurante.- sonríe Vico.Creo que se muere de hambre. Para lo cuadrado que está (aunque menos que los demás chicos) come como un animal. Hago un doble asentimiento para que se queden los dos a gusto y voy hacia la cabaña número 3.

Me pongo un ligero vestido negro sobre la bikini y salgo al encuentro de los demás.¡Vaya! Me paro frente al mar, al borde que la playa. ¡Qué bonito!

- ¿Qué haces ahí parada?¿Y éste por qué me persigue?Siento como Gas se pone a mi lado y me coge de la mano, tirando de mí.

- Vamos, te estamos esperando.Le miro de reojo mientras me lleva de la mano hacia el restaurante. ¿No se ha dado cuenta de que sigue teniendome la mano o qué?Bueeeeeno, no vamos a decirle nada. Pero sólo lo hago por educación, eh. No crean que me gusta que me tome la mano como si fuera mi noviecito y esas cosas. Entramos en el restaurante del hotel (aún de la mano ) y vamos hacia una mesa redonda, donde están los demás sentados. La habitación está como dividida por suaves telas blanquecinas casi transparentes. Nuestra mesa es la última, la más cercana al jardín trasero, junto a un gran ventanal.

- ¡Rochi!- grita Can¿Por qué le gusta llamar tanto la atención?Gas espera a que yo me siente, acercándome la silla, para acomodarse él a mi lado. ¿Qué ha sido eso?

- Vaya, qué caballeroso.- sonríe Euge.Si le gusta tanto que se quede con él, no jodas.

- No como otros.-Can mira de reojo a los tres chicos, que se hacen los despistados.Me río. Gas sonríe y sacude la cabeza con una mirada divertida.

- Rochi, vos que sabes inglés, pedinos la comida, dale.- me dice Gas.Todos me miran. ¡Eh! El inglés se me da francamente mal, sinceramente.

- No se me da muy bien.Miro hacia otro lado, metiéndome un trozo de pan en la boca.

- Yo me encargo.¿Gas sabe inglés? Si es un zopenco,repitio dos cursos.

Pues debo reconocer que habla inglés como nadie, Nos hemos quedado todos súper pasmados. Se desenvuelve que da gusto.

Ya hemos comido (y de maravilla, debería decir), y Gas acaba de pedirnos unos cafés. Agus saca un cigarrillo y me mira, sonriendo.

- ¿Me acompañas?Sonrío y alargo la mano para cogerlo.

- Claro.- me pasa el encendedor y enciendo el cigarrillo para devolvérselo.- Gracias.Esboza una sonrisita y se enciende uno. Los demás nos miran.

- A mí no me ahumes, eh.- se queja Euge a mi lado.- Que el olor a tabaco se queda en la ropa.Sacudo la cabeza con impaciencia. Es lo que no hay. ¡Qué cheta, dios!

- Ahora una buena siesta.Clavo los ojos en Jaime, que se estira en la silla. ¿Cómo pueden tener sueño ahora? Yo no podría dormirme ni con somníferos. Soy incapaz de dormir sabiendo que es de día.

- ¡Sí!- asientes los demás, excepto Gas y yo.Nos quedamos callados. El resto nos mira.

- ¿Y ustedes dos ?- pregunta Agus, alzando una ceja.Está claro.

- Playa.- decimos los dos a la vez.¡¿Pero qué es esto?! ¿Por qué siempre tiene que imitarme?Lo miro, me mira.Suelto el humo y aparto la vista de él, que se ríe entre dientes. 

- Bueno, yo me voy a por mis cosas.- me levanto mientras intento sacar una de las llaves que llevo colgadas de las tiras de la bikini.Se la extiendo a Euge, que la atrapa entre una de sus delicadísimas manos. Doy la última calada al cigarro y lo apago contra el cenicero, despidiendo a los demás con un gesto. Ya los veré cuando se dignen a darse cuenta de que dormir durante el día es una pérdida absoluta de tiempo.

Cojo la toalla y vuelvo a la playita. ¡Voy a estar yo acostada como una pánfila pudiendo pasar una tarde al sol en este lugar tan paradisíaco!Me acomodo en una hamaca y pongo la música del teléfono, aunque con el volumen bajo. No quiero molestar a…. bueno no hay nadie, pero aun así me da penilla. Todita la playa para mí.

- Quítame la ropa, cómeme la boca…- musito con los ojos cerrados, siguiendo el ritmo.

- ¿En serio?No me hace falta ni mirarlo para saber quien es. ¡¿Pero es que no puedo relajarme?! ¡¡Sola!!

- ¿No puedes dejarme tranquila ni cinco minutos o qué?Abro los ojos. Gas ya se ha acomodado en la hamaca contigua, con los brazos bajo su cabeza y mirándome con su sonrisita desquiciante. ¡¡AHHH!! ¡¡Es que me pone de los nervios!!

- No, la verdad es que no.- contesta con un tono indiferente, para luego mirarme fijamente.- Pero, volviendo al tema anterior…Y vuelta. Luego dicen que no son unos pervertidos.! ¡Los chicos son unos CERDOS! Con todas las letras.

- Eres incapaz de pensar en otra cosa, ¿verdad?Se sienta frente a mí, apoyando sus codos sobre las rodillas para agacharse hacia mí.

- sos vos la que me provocas, princesa.¿¿Que yo hago… QUÉ?? Se pincha, definitivamente.Me incorporo, sentándome como él. Inclino la cabeza, imitándolo, hasta que nuestras frentes se juntan.

- Deja de decir tonterías.- susurro.Menudo.Me mira a los ojos con intensidad, para luego bajar su mirada hacia mis labios. ¿Qué pretende? Se acerca un poco más y… ¡PUM!... presiona con fuerza sus labios calientes

sobre los míos. Esto es intolerable.¡Pero más intolerable es aún que yo le corresponda!Creo que no aprenderé nunca.

- ¿Ves?- murmura, aún con mis labios entre los suyos.Me suelta suavemente.

- ¿Ves como no soy yo la que se acerca?¿Tengo razón o no? Sí que la tengo. Y cuando la tengo, la tengo, Se inclina de nuevo hacia mí.

- Pero si sos vos la que pone pucheros para tentarme.- dice, ladeando la cabeza.Pero será creídoMe tumbo de costado, dándole la espalda. Yo no hablo con engreídos (aunque hay demasiados sueltos).De repente, lo tengo frente a mí, de cuclillas sobre la arena.

- Eres un idiota.- me doy la vuelta.¡EEEIII!Siento como sus manos me cogen de la cintura y me sientan sobre la silla cara a cara con él, que no deja de sonreír. ¡¿Pero por qué tiene que tener tanta fuerza?!

- Y vos sos demasiado desagradable.Intento levantarme, pero me sujeta con los brazos a mi alrededor.

- Sólo con vos.- Oh, me alegro de que toda tu mala onda te la guardes exclusivamente para mí.- contesta, ensanchando su sonrisa.- Me hace sentir importante.- Los chicos y su ego.Sube una mano hasta mi rostro y lo coge, rozándome la mejilla con las yemas de los dedos. ¿Pretende volverme loca? Porque lo está consiguiendo…

- No seas así de imposible, princesa.¡Menuda estupidez!

- ¿Me llamas imposible porque no soy una barbi

descerebrada?- pregunto, mosqueada.Se empieza a reír con suavidad. ¿Eiing?

- No. Te llamo imposible porque no me permites llegar a ti.¿Y eso QUÉ significa?

- ¿Y por qué se supone que tendría que dejar que llegaras a mí?Pone los ojos en blanco y suelta un suspiro.

- Es algo obvio, ¿no crees?¿Ah, sí?Eeeeeiiii… un momento. No estará hablando de… ¡Dios!

- No, no lo creo. Lo obvio suena demasiado intolerable, incluso para tratarse de ti.- ¿Intolerable?- pregunta, con la mirada confusa.¡Sí, intolerable! ¡¡MUUUUY INTOLERABLE!!

- Además de improbable, ya que mi hermano sabe de todo esto…-murmuro, pensando.- Y dudo muy seriamente que él te dejara pensar en “lo obvio”.Sí, totalmente improbable.Su mueca de incomprensión se va transformando hasta que esboza una sonrisa, soltando una carcajada. ¿Y ahora de qué se ríe? Misterio.Se levanta (¡pero no se marcha! Por desgracia) y se sienta a mi lado.

- Por dios, Rochi, no estoy hablando de sexo.¿No? ¿En serio? Entonces… ¿de qué hablamos exactamente?Mi rostro debe reflejar mi pregunta, porque contesta antes de que abra la boca.

- Estoy hablando de algo más… estable. Serio.- coge mis manos entre las suyas. Esto empieza a ponerse raro.- Si quisiera sexo no estaría hablando ahora con vos.¡Pero será….! ¡¡AHHHHHHHH!!Me suelto de él, cojo el móvil de un tirón y salgo escopeteada hacia las cabañas. Pero qué se habrá creído el imbécil ese.

- ¡¡Rochi!!¿Y ahora por qué me llama? Pues no le pienso hacer ni caso.Me agarra del brazo para hacerme girar, pero me tapo los oídos con las manos. ¡no te escucho!¡¡¡no te escucho no te escucho!!!Coge mis manos y las sujeta para que no vuelva a taparme los oídos. ¡No quiero escucharlo! Menudo cerdo.

- A ver, princesa. No te lo tomes a mal. No estoy diciendo que no quiera rockandrollear con vos, que quiero, para qué engañarnos.- ¡¿Cómo?! Creo que me he puesto colorada, porque me suelta para apretarme las mejillas, sonriendo.- Lo que quería decir es que, si sólo quisiera eso, me buscaría a una rapidita a la que me daría igual dejar plantada el día siguiente.Un gato, vamos. Llamemos a las cosas por su nombre.

- ¿Entonces de qué estamos hablando?Estoy confundida.

- No sos tan lista como creía.¡Eh! ¡¿Y eso a qué ha venido?!

- Como sigas diciendo estupideces me voy.- anuncio, cruzándome de brazos.

- Vamos, Rochi, pensa un poco.¿Por qué voy a tener que pensar, eh? ¿Qué se supone que tengo que pensar? No me apetece.

- No quiero pensar, quiero que me digas de una vez lo que tienes que decirme.Ahí queda eso.Hace una pausa, evaluándome con la mirada ¿Pero a éste qué le pasa? Está más raro que un perro verde.Al final, parece reaccionar y, rodeando mi cintura con un brazo, abre la boca,

- Lo que intento decirte es que estoy enamorado de vos

ok, muy gracioso,. ¿Dónde está la cámara oculta?

- Bromeas, ¿no?Espero pacientemente a que salga alguien y grite "¡INOCENTE!". No aparece nadie.

- Siempre tan desconfiada.- suspira Gas.¿Desconfiada? No es desconfianza, simplemente pienso que esto no puede estar ocurriendo, de ninguna de las maneras.Pongo cara de "bien, ok, voy a hacer como que me lo crei. Pero no me lo he creído, eh". Parece que sabe interpretarla.

- ¿Pero por qué no me crees?Esto sí que es obvio y no lo otro.

- Por favor, Gas, se serio. Hablamos de vos y hablamos de mí. ¿Recordas que no nos hablamos desde hace semanas?- ¿Y vos? ¿Recordas lo que pasó hace tres meses, los días antes de discutir?¡Tengo una memoria excelente, ! Si se cree que yo olvido con tanta facilidad como él va listo.

- Claro.- Pues parece que no.- me aprieta contra él- Porque si lo recordaras me creerías lo que te estoy diciendo.Capítulo 32: En manos de modelos chifladas.

Me atraviesa con la mirada.

- ok, una broma muy graciosa.Me suelto de su agarre con insultante facilidad.No ha tenido ninguna gracia. Estoy decepcionada. Completamente.No dice nada. ¿Ves como sólo bromeaba? Está claro que es imposible que esté enamorado de mí, la sola idea resulta ridícula.Me doy la vuelta y me voy. Me siento mal, como triste. ¿Por qué? Buena pregunta. ¿Por darme cuenta de que le gusta burlarse de mí? ¿Por haber pensado aunque fuera un instante en que decía la verdad? ¿O acaso porque sé que nunca llegará a sentir nada por mí? Sueno tonta.

Voy a mi cabaña y la abro con mi llave. Sinceramente, ahora mismo me importa un comino despertar a Euge. Estoy en crisis.

- ¿Qué paso?- grita según entro.Pues parece que estaba despierta.Termino de cerrar la puerta y, con toda la tranquilidad del mundo, dejo las cosas sobre la mesa para echarme sobre la cama con un suspiro. Menudo día.

- Deci.Dios, qué pesada. No me apetece hablar de ello.Bueno, hago un resumen y punto. Que se conforme con eso.

- Me vino con el rollo de que estaba enamorado de mí, ¿te lo podes creer?Se sienta a mi lado con una sonrisa. ¿Por qué sonríe?

- Sí, sí que me lo creo. ¿Y qué has hecho vos?Ahora viene la peor parte.

- Le dije que ha sido una broma muy graciosa y me he ido.Fin de la explicación. Aplausos.Euge se levanta de un salto, con los ojos como platos. Parece enfadada.

- ¡¿Qué?!- chilla, acusándome con un dedo.- ¡¿Qué hiciste qué?!¿Por qué se pone así? ¡¿Y a qué viene gritarme de esa manera?!Me incorporo, sentada sobre la cama, mirándola con un gesto de incomprensión.

- ¡¿Pero sos tonta o qué!¿Eiing?

- ¿Pero qué pasa?Se acerca rápidamente. Uii, qué miedo. Y me da una piña en la nuca. ¡Eh!

- ¡¿Por qué me pegas?!

- ¡¡Porque eres idiota!!¡Ahí se paso!Abro la boca, 

- ¡¿Cómo le decis eso?!- grita.- ¡Él te quiere, payasa!¡¡¡Se está pasando ¡¡Me está insultando por todos los francos!!

- ¡Qué me va a querer ni que nada!Ésta está en las nubes.

- Sos verdaderamente tonta. ¿Es que no ves lo que te adora?¿Qué pasa? ¿En esta isla hay moscas paranoides contagiosas o qué?¿Están todos locos o qué?Euge se pone de cuclillas frente a mí, apoyándose en mis rodillas. Parece mucho más relajada.Menos mal, ya pensaba que me iba a dar la paliza del siglo.

- Rochi, piensa un poco.¡Es que por muchas vueltas que le de llego a la conclusión de que no puede ser! ¡¡Pero vamos a ver!! ¿Gas... enamorado de mí? ¿Hablamos del mismo Gas? ¡¡Si es que no!!

- ¡Que no, Euge, que es imposible que esté enamorado de mí!¡Vamos a ver! ¡Sólo hay que pensar un poquito!Suelta un bufido (muuuy raro en ella) y se levanta, alargando el brazo para alcanzar su súper móvil rosita. Marca unos números y sale de la habitación con el teléfono ya en la oreja. ¿Con quién va a hablar ahora? ¡Eh, pero que estaba conversando tranquilamente conmigo! Qué mala educación...La curiosidad me pierde.Me levanto despacio y, dando dos pasitos de puntillas, pego al oreja a la pared. Parezco uno de esos dibus de la tele tan simpáticos a los que le agrandan las orejas cuando se supone que escuchan... son graciosos.Te estás desviando del tema, Rochi. Céntrate.A ver si hay suerte.

- Nicky...Pues no, no hay suerte. ¡¿Para qué querrá hablar ésta ahora con MI hermano?! ¡¡MI HERMANO!! ¿He dicho ya que es MI hermano?Ya ok. Me estoy rallando.Paso de todo. Tengo sueño (y eso que he criticado la siesta!! ¿¿Yo?? ¡¡Qué va!! ¡Si es una costumbre muy típica y saludable!).Me quito los zapatos y me echo sobre una de las camas perfectamente hechas (que da pena tocarlas y todo), acurrucándome.Buenas noches. Buenas tardes.

Algo golpea mi hombro con suavidad.Ahora no, que seguro que Brad Pitt va a hacer algo interesante, estilo quitarse la camisa o algo... ¡Oooohhh, vaya! ¡Se le ve el ombligo! ¡¡AHHHHH!!

- Despierta.Me doy la vuelta en la cama, aún con los ojos cerrados. Qué horas son estas de molestar. ¡Que estoy con Brad Pitt!

- Lali, enciende la música.¿Cande? ¿Lali? ¿Qué hacen aquí con Brad y conmigo?Empieza a sonar una canción que me resulta conocida, y el volumen sube cada vez más. ¡Cómo les gusta molestar!Brad se va desvaneciendo, extiendo el brazo hacia él, pero no toco nada.

- Rochi, ¡LEVANTA!Abro los ojos, molesta, y me siento sobre la suave colcha blanca. Cande, Lali y Euge están a mí alrededor, y la música sigue sonando desde los altavoces del iPod de Lali.

- ¿Qué quieren ahora?- pregunto con voz pastosa.qué asco me doy. Menudo tono de idiota.

- ¡Tenemos una misión!- grita Cande.Escandalosa.

- Vamos a convertirte en una princesa para esta noche.Miro a Euge con los ojos almendrados. ¿Qué está diciendo? ¿Para esta noche? ¿Princesa? Pues si pretenden convertirme a mí en princesa van a tardar meses.

- ¿Para qué van a hacer qué?Me perdí.Restriego mis ojos con las manos. Cande se pone a mi altura y esboza una sonrisa deslumbrante. De esas de modelos.

- Vamos a ponerte divina para que arregles las cosas con Gas.¡¿Y qué pasa, que si voy normal no puedo hablar con un chico? ¡¡Eso es una actitud muy sexista!!Me cruzo de brazos.

- Me niego.- anuncio, mosqueada.Euge les echa a Cande y a Lali una mirada que no me pasa desapercibida y éstas últimas se acercan a mí. Me echo hacia atrás, subiéndome de un salto a la cama. ¡No voy a tolerar que me hagan algo! No me fío de ellas. Pero ni un pelo.Cande se sube tras de mí y se me tira encima. ¡Menudo placaje! Qué daño, por favor…

- Cande ¡me haces daño!Se ríe, pero no me suelta, no te creas.

- Quítate de encima.- protesto, intentando apartarla.Tiene fuerza la flaquita.

- No quiero.Intento empujarla, pero se sienta sobre mí y sujeta mis muñecas con sus manos. ¿qué es esto?! ¡Soy prisionera de tres modelos chifladas! ¡¡Socorro!!

- ¡Que alguien me la quite de encima!- grito, removiéndome.Nadie me hace caso. ¡¿Hola?! ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡HOLA!!!!!!!!!!!!! ¿No tengo amigos? ¡¡Qué triste, por dios!!

- Vamos a hacer un trato.- propone Euge, acercándose con la mirada graciosa. No tiene gracia.- Cande se aparta y vos no vuelves a protestar en toda la tarde.¿Va de graciosa por la vida? ¡Ni loca acepto yo ese trato!

- Ni borracha.Cande aprieta más mis muñecas. ¡¿Pero de dónde ha sacado la fuerza la niña ésta?!

- ¿Queres que te encerremos aquí con Gas hasta que recapacites?- susurra en mi oído.¡Se está aguantando la risa! ¡¡Que he dicho que no hace gracia!! ¡Además, ¿a qué ha venido eso?!

- No se atreverian.- ¿Quieres probarlo?- me reta Cande, que gira la cabeza al ver mi expresión divertida.Está claro que no se atreverían.

- Lali, ve a buscarlo.¿Qué? ¡¿Cómo?!Lali se dirige hacia la puerta, abriéndola silenciosamente.¡¡No puede ser!!Da un paso hacia fuera.

- ¡ok ok!- gruño, molesta.- ¿Eso significa que te vas a estar calladita?Sigo mirando hacia la puerta abierta. Lali sonríe y la cierra. Mejor.

- Sí- musito en un rugido.¡Salvaje, salvaje!Veo como sonríen ampliamente y Cande sale de un salto de la cama. Se paran las tres frente a mí, evaluándome.Esto va a ser una tortura...

¡Ya es suficiente!Me estoy cansaaaaaaaaaaando... ¡Mucho!

- ¡Ya ok!- protesto después de horas de suplicio.¡Dios! ¡Y ni siquiera me han dejado ver lo que me están

haciendo!

- Deja de protestar, que ya acabamos.Sí, claro, como no es ella la que está en manos de cierto tipo de extrañas chicas, de ojos excitados ante su nuevo experimento y manos largas y demasiado cotorras. ¡Já!

- ¿Ya?- pregunto, chascando la lengua por la impaciencia.Nunca he sido una persona paciente, ¡me ponen histérica!Siento como me cogen por los brazos para ayudarme a levantarme y cambio de pierna mi peso. Me estoy cansaaaaaando.

- ¡¿Ya?!Oigo la risita de Cande (malo, eso no es buena señal seguro).

- Abri los ojos.Me da miedo… Venga, que yo puedo, no puedo estar tan mal…Se me atraganta la lengua. ¡¿Esa soy yo?! Me acerco más a mi supuesto reflejo, mirándolo con el ceño fruncido. Es imposible que sea yo. Por varias razones claramente obvias:1º Esa no es mi ropa.2º Ese pelo no se parece al mío.3º Esa cara es demasiado bonita, no se parece a la mía.4º Esa... ¡¡Es que esa no soy yo!!5º ¡¡He dicho que no!!Me doy la vuelta un poco para mirar a la chica de espaldas. ¡No puede ser! ¡Soy yo!... Pero, pero, pero, pero... ¡¡Pero!!Llevo un vestido (que a saber de dónde ha salido!) palabra de honor negro y cortito, por la mitad del muslo; el cabello suelto y... ¡rizado! ¡tengo el pelo rizado! Lo toco lentamente para cerciorarme que no es una peluca... ¡Vaya!Qué fuerte.Me miro los pies. Llevo unos tacones de punta redonda (¡como a mí me gustan!), negros con un pequeño lazo en el exterior. Me apuesto el cuello a que son de Euge. chetos; bonitos, sí; pero demasiado chetos para ser de Cande, y no digamos de Lali.

- ¡Lali, vamos a cambiarnos, que llegamos tarde!- oigo gritar a Cande.Estoy en mi pompa y no presto atención a su marcha. Sigo mirando mi reflejo...

- Menudo cambio, eh.Asiento con la cabeza como una lela sin mirar a mi compi.

- ¿Qué me hicieron?-pregunto en un susurro.Euge se ríe y se acerca para colocarme un tirabuzón.

- Unas mascarillas, cremita, ropa bonita y un poco de maquillaje. Nada más.¡Y le parecerá poco! ¡Me han embadurnado como a una momia y dice que nada más! Pero, claro, ¡como ella en una cheta adinerada, pues le gusta usar cremitas caras! cheta.

- Gas se va a quedar atónito.Me siento en el borde de la cama con el morro torcido. ¡Ya estamos con eso!Euge se acomoda a mi lado.

- Te lo digo de verdad, peque: él te quiere.- asegura.Fíjate que sigo sin creérmelo.Me abstengo a opinar de estupideces.

- ¡Que no te estoy mintiendo!¿Y alguien ha dicho lo contrario?

- ¿Y cómo lo sabes, te lo ha dicho él?- digo sin mirarla.Oye, que no me importa en absoluto, eh. No vayan a creer.

- No hace falta que me diga nada, pero si queres un testigo pregúntale a tu hermano.Y, con esta frasecita endemoniada, mi querida amiga coge su neceser y se mete en el baño. ¡De nuevo, la gata inquieta se queda sola con sus odiosos pensamientos contradictorios!Me quito los zapatos y cojo mi móvil, acusándolo con la mirada.

Capítulo 33: ¡Un error lo tiene cualquiera! 

A pesar de mí misma, acabé llamando a mi hermano, y eso que me negaba en rotundo a hacerlo. Me gritó un poco, me llamó tonta cien veces (como Euge ) y acabó gruñéndome que dejara de hacer el tonto.La verdad es que no fue muy agradable. Necesita una novia, definitivamente. A ver si así se le bajan esos humos tan estúpido que tiene.Bueno, y aquí estamos, aguantando el undécimo retoque de Euge. les dije antes que era cheta, ¿verdad? Lo retiro. ¡¡¡Es hipermegaultrasúpercheta!!! Resulta insoportable si hay que esperar a que se arregle del todo.¡Y sigue mirándose al espejo!

- Estás perfecta, Euge.- intento convencerla con voz cansina.Se hecha ligeramente el flequillo a un lado, mirándose la suave piel de la frente. ¿Y ahora qué hace?

- No me mientas, estoy horrible.Suelto un bufido. ¡¿Pero cómo se puede ser tan tonta?! ¡¡Está preciosa!! Ahí, con su vestidito rojo (súper divinísimo) sólo sujeto por el cuello, dejando la mayor parte de su espalda al descubierto, de falda corta de vuelo. Lindisima.Se oyen tres toques a la puerta y voy a abrir, agradecida por no tener que seguir rebatiéndole estupideces a mi amiga. Cande entra como un rayo en la habitación, seguida de una tranquila Lali. Ambas ataviadas, al igual que nosotras, con vestidos. Cande blanco y azul y Lali gris oscuro (casi negro), cortitos.

- ¡Lali, estás guapísima!- grita, como no, Cande.Asiento con la cabeza para darle veracidad al asunto y que acabe ya de “retocarse”, que lleva milenios delante del espejo. Ya es suficiente.Eugenia sonríe ampliamente y se alisa las arrugas inexistentes del vestido. Se sube a sus taconazos de aguja y anuncia, feliz:

- ¡Ya estoy!Ya era hora

- ¿Nos podemos ir ya, señoritas?- pregunto.Al final llegamos tarde a la reunión.Euge asiente con la cabeza sin borrar la sonrisa y coge ambas llaves para meterlas en un minibolso rojo a conjunto de su atuendo.Me da vergüenza ir así, . No voy más arreglada que las demás, pero está claro que no me he vestido yo, no es para nada mi estilo. Si por mí fuera, iría en bermudas y una camiseta normal. Nunca se me hubiera ocurrido vestirme así, tan… ¿arreglada?Cande se agarra de mi brazo cuando salimos, mientras Euge cierra, parloteando con Lali.

- Estás… ¡sublime!- grita . Esta chica es de lo que no hay, de verdad.

El primero en vernos, Agus, suelta un silbido pausado acabado en una sonrisa. Los demás, que están de espaldas, se giran rápidamente. Por millonésima vez, mis ojos quedan atrapados por la mirada indefinida de Gas

- Ya estan aquí.- se oye la voz de Guille.- Perfecto.Nos quedamos parados frente al grupo de fotógrafos.

- Mañana, los queremos a todos en la primera carpa de la playa, en la de maquillaje y peluquería, a las once en punto. Y ni un minuto más.¡Ya han puesto las carpas! ¡¡Y, más importante, no tengo que madrugar!! ¡Yuju! ¡Es la mejor noticia (verídica) que me han dado desde que llevo aquí! (Cualquiera diría que llevo meses en esta isla, por dios)

- Rocío.- me llaman.- vos tendrás que estar a las siete y media en el mismo lugar.¡¿Qué?! ¡¿CÓMO?! No serán las siete y media de la mañana, ¿verdad? Le miro a los ojos y me contesta, sin haber abierto la boca, con un gesto. ¡¡¡NO!!! Se me caen la cabeza y el mundo a los pies. Me he quedado más muerta que viva. !siempre a mí!Euge me da una palmaditas en la espalda para intentar reconfortarme después de este duro golpe. Es inútil, ya es

tarde, no puedo sentir nada…¡¿Pero por qué todo me pasa a mí?! ¡¿Cómo tengo tanta mala suerte?!

- Que lo pasen bien.¡¡Y se van!! ¡¡Encima se van y me dejan a mí así!!¡¡¡MALAS PERSONAS!!!Los demás empiezan a caminar hacia el restaurante a paso tortuga. Alzo la mirada del suelo y veo a Gas esperándome a pocos pasos. Me acerco, , y lo miro a los ojos. Dios, está increíble. No, no, no, no… ES increíble.

- Estás preciosa.- su sonrisa divertida se hace más pronunciada mientras pronuncia estas palabras.¡¿Pero por qué demonios tiene que resultar tan sumamente lindo?!Me sonrojo levemente (Es que vamos, menudo desvergonzado) y miro hacia otro lado. Oigo su risa y siento como su mano agarra la mía con firmeza, conduciéndome hacia el restaurante.Creo que tengo que preguntarle algo…

- ¿Estás muy enfadado conmigo?- inquiero, mirándolo de reojo.Le veo apretar los labios un instante, para luego volver a su sonrisa, aunque un poco tensa.

- Bueno, de vos me esperaba que no te lo creyeras.¡! ¡Pero bueno!

- Menuda imagen que tenes de mí...- protesto.Se ríe (ooooootra vez).¡Eh! Eso es sospechoso... ¡si se ríe es porque sabe que tengo razón!

- ¡Entonces sí que bromeabas antes!Aprieta más fuerte mi mano entre la suya y me ignora, soltando un suspiro. ¡Hola! ¡¡¡¡¡¡Quiero que me contestes!!!!!!Me paro, obligándolo a girarse. No me pienso mover hasta que no me diga la verdad, hombre ya.

- ¿Y ahora qué pasa?- pregunta, impaciente.Suelto su mano y me cruzo de brazos, enfurruñada. ¡Me merezco una explicación!

- Quiero que me digas la verdad. Ahora.¡Y no me va a mover en mi propósito de saberlo! ¡¡He dicho que ahora y es ahora!! ¡¡Aquí YO pongo las normas!!Le miro fijamente a los ojos, que brillan divertidos. No te dejes engañar, lo tengo intimidado. A pesar de esa sonrisa burlona y que siento como agarra mi brazo y tira de él hasta estamparme contra su pecho. Lo hace para aparentar que no tiene miedo, no por otra cosa.Coge mi mentón con una mano y deja en otro brazo en mi espalda. Me tiemblan las piernas, pero de poder, eh, que él está en mis manos.Baja sus labios a los míos y me besa con fuerza (esto es un signo de sometimiento a la jefa), recorriendo cada rincón de mi boca como si ésta estuviera dispuesta en su totalidad para él. Aiiii, aiiii, aiiii…Agarro su nuca con mis manos y lo acerco más a mí, notando como sus brazos codiciosos se estrechan a mi alrededor. No se piensen que he caído rendida, sólo es una estrategia de despist… ¡Ay, Dios!Creo que me estoy derritiendo…Muerde mi labio inferior antes de separarse con una sonrisa y coge de nuevo mi mano para llevarme sin reproches al restaurante. Parezco una muñeca. Es que me quede… ¡Madre!

Terminamos de cenar (me voy a poner como una vaca con la cantidad de comida que engullo aquí). De nuevo, Gas ha vuelto a sorprendernos con su inglés perfecto. Habla a los camareros con una fluidez INCREÍBLE.

- ¿Dónde has aprendido a hablar así?-pregunto, inclinándome hacia él.Hace un gesto indiferente con los hombros mientras se mete una cucharada enorme de MI tarta de chocolate en la boca.

- Estuve en Londres. Ya te había dicho que estube casi un año viviendo solo.

Bueno, eso de solo seguro que es discutible, porque estoy convencida de que tuvo más un (y más de veinte) ligues a lo inglés.Dejo a un lado mi estúpida rabia y le arrebato MI cuchara de la mano para seguir comiendo MI postre.

- No me contaste que te fuiste a Londres, sólo mencionaste que viviste a tu aire una temporada.- reprocho.Atrapa con su boca la cucharada que me iba a comer YO ahora, riendo.Espero a que trague (come como un cerdo).

- No era un dato relevante.- se relame los labios.- Además, no me gusta hablar de mi pasado y eso.Buenooooooo, habla como si tuviera cincuenta años. No ha podido pasarle tantas cosas interesantes.Termino el postre sin mirarlo. Madre mía, menudo día.Siento su mano en mi mejilla. Le observo de reojo coger un rizo inédito de mi cabello y colocarlo detrás de mi oreja con un suave movimiento.

- Por cierto, tenemos que hablar de algo.Me limpio con la servilleta (estilo Euge) y me giro para enfrentarlo.

- ¿De qué?- reprimo decirle que no tengo nada que hablar con él.- De la razón de mi comportamiento durante estos últimos meses.Este tema me interesa…

- ¿Cuál es esa razón?- pregunto.Se ríe entre dientes y atrapa mi rostro con una mano. , ¡Cómo odio que me desconcierte de esta forma tan degradante! ¡Me pone de los nervios!

- No seas impaciente, princesa.- pega su frente a la mía, mirándome divertido.- Sólo te diré que tiene que ver precisamente con mi pasado.Me suelta con una risita burlona por mi gesto de incomprensión.

- Acabas de decir que no te gusta hablar de eso.- le recuerdo.¡A ver el de la memoria pez! ¡Que vuelva a contactar con la nave nodriza!

- Bueno, sí, pero no estaría bien que le guardara secretos a mi novia, ¿no crees?¿Qué? ¡¡ ¿CÓMO?!! ¿Acaba de decir que soy su…. su… NOVIA?!Voy a preguntar para asegurarme, porque de éste no me fío ni un pelo.

- ¿Quién se supone que es tu novia?Amplía su sonrisa y pone un dedo sobre la punta de mi nariz.

- Exactamente quien crees.- contesta. Sigo mirándolo fijamente.- vos, tonta.¿¿Yo?? ¡¡¿CÓMO QUE YO?!!

- No te equivoques. Ni me lo has pedido ni te he dicho que sí.¡Ahí! ¡Vamos a dejarle las cosas bien claras!

- No hace falta.- asegura.No estés tan seguro, graciosito.

- Parejita.- ¿nos hablan a nosotros? Porque si es así, ¡alguien va a salir con una nariz rota de aquí!- ¿Nos vamos?Me giro para mirar a los demás. Qué vergüenza. ¡¡Sí que se referían a nosotros!!Observo fijamente con una mirada asesina a Vico, el gracioso de la bromita, que se ríe. Gas se levanta, sonriendo con diversión.

- Vamos.Y ahora va de machito dominante. ¿Pretende ordenarme a mí? ¡¡¡¿A MÍ?!!! Já.Todos se levantan (sumisos asquerosos) mientras yo sigo sentadita en mi sillita.

- ¿Qué haces ahí parada?- pregunta Cande.

- ¡Rochi, vamos!- Princesa…qué gente tan sumamente pesada, dios!Pongo los ojos en blanco y me levanto, poniendo los brazos en garra.

- ¿Contentos?Pasan de mí. Euge y Gas se echan una miradita que no me gusta naaaaaaaada de naaaaaaaada. No me fío.Sin previo aviso, las tres chicas (traidoras, más bien) se agarran de los demás y se los llevan casi a la carrera, dejándonos a Gas y a mí detrás. taradas...De repente, se para a medio camino (creo que vamos a la playa), haciéndome esperarlo.

- ¿Y ahora?- pregunto, impaciente.Me coge de la mano, arrastrándome con él. Adondequiera que vaya, claro, ¡porque como a mí no me cuenta nunca nadie nada!Me tropiezo al dar un mal paso (claro, con estos tacones cualquiera es la lista que anda bien) y Gas me agarra de la cintura con un brazo para que no me estampe contra el suelo. Qué rapidez. Miro hacia abajo para ver al malvado suelo que no ha podido conmigo. Uuuuiii, estamos en la piscina. Y casi me caigo dentro, es más, sigo oscilando hacia allí.Me agarro con fuerza al cuello de Gas para sostenerme (y no mojarme, que es la cuestión). Lo oigo reírse y sus manos me sujetan, apoyándose en mi espalda.

- Qué patosa sos.- gruño como respuesta.- Menos mal que estoy yo aquí…Se está burlando de mí, ¿verdad?

- Sé cuidarme solita, graciosito. No te necesito para nada.Me suelto de su cuello para recobrar la compostura y seguir andando lejos de él. Pero... ¡No he contado con el dato de que sigo medio metida en la maldita piscina!Su brazo sigue a mi alrededor, pero hace amago de soltarme. Lo miro fijamente queriendo decirle que como lo haga le mato, pero me muero de vergüenza cuando veo que se está conteniendo la risa. ¡¡Pero qué tarado!! Y

pretende que sea su novia... lo lleva crudo.

- Ni se te ocurra...- murmuro con los dientes apretados.- ¿No decías que sabías cuidarte solita?- se ríe, rozando sus labios contra mi mejilla.- Gastón, por favor...Sí, suplico. Es ridículo y lo que quieras, pero es que no puedo caerme. ¡Como me manche Euge me mata! Además que no quiero ir por ahí con la ropa empapada porque aquí al niño le apetezca hacer la gracia.

- ¿Qué más?- pregunta divertido, mirándome fijamente, soltando su brazo.Ay, ay, ay.... que de esta me caigo...¡¡Que tengo las piernas suspendidas!!

- ¡ok! ¡No sé cuidarme solita!Me suelta un poco más, ya sólo sujetándome con la mano. ¡Ahhhhhhhh!

- ¿Qué más?- repite.¡Esto no hace gracia!

- ¡Y sí que te necesito!De un tirón me acerca a él, aún riendo, y me calla (porque iba a hablar, está claro) con sus labios. Pero qué manía de hacer eso, madre mía.Capítulo 34: Un Comienzo… Me hace cosquillas cuando su mano se desliza por mi mejilla hasta detrás de mi cuello. Sonrío entre sus labios y apoyo mis manos sobre sus hombros, acercándome más a él.

- Ya sos mía.- le oigo susurrar divertido.- Y ahora es de verdad.Va listo.Dejo su boca para apoyar mi rostro contra su mejilla y susurrar en su oído:

- ¿Y quién te ha dicho que soy tuya?Se aparta unos centímetros y me mira fijamente con una sonrisa.

- Lo he deducido yo solito.-asegura.- Pues no cantes victoria.- le hago retroceder para salir del limbo de la pileta.- Yo no soy de nadie.Me separo y empiezo a andar. En realidad, esto es una maniobra de despiste más que otra cosa. He observado en mis casi tres meses de "libertad" que los chicos se motivan más cuando una hace que pasa de ellos, osea, que hay que hacerse la estrecha (a no ser que sólo vayan a lo que vayan, y en algunos casos ni eso), aunque tampoco hay que pasarse. Con esta mini técnica, ellos van detrás de vos y se alegran porque han conseguido "una difícil" (que es mentira, pero ellos son felices creyendo esta idiotez) y vos pasas a ser una chica interesante. ¡Y todos contentos!Me agarra del brazo, riendo, y me da media vuelta para enfrentarlo. ¿Ven?

- Ven aquí , tonta.Aprieto los labios para reprimir una sonrisa.Coge mi rostro con una mano, apoyándola sobre mi mejilla, sin dejar de reír.

- Cómo te gusta hacerte de rogar, madre mía.- me acusa con burla.Me río, sacándole la lengua de forma infantil. Soy una pende.ja cuando estoy con él, lo reconozco.

- Vamos, anda.- se ríe, cubriendo mi sonrisa con un beso.Me sujeta fuerte de la cintura, llevándome de nuevo a nosedónde. Sinceramente, ahora mismito ni me interesa.¡Qué fuerte! ¡Estoy saliendo con Gas! ¡¡AHHHHHHHHHHHHHHHH!! Qué fuerte...Le miro de reojo (como me pille me muero aquí mismo de la vergüenza). Dios, es que... es que es.... es tan increíble!Para, Rochi.¡Estoy hablando como una cursi enamorada! ¡No puede ser! Qué horror... Me odio a mí misma.Me doy un golpecito disimulado en la frente. Soy tonta, definitivamente.

- ¿Qué haces?- me pregunta Gas riendo.He dicho que era un golpe disimulado, osea: ¡No tenía

porqué verlo él!

- Nada, ¿qué voy a hacer?Eso, disimula, disimula.Suelta otra carcajada y me aprieta más contra él.

- Qué mal mientes, princesa.- susurra en mi oído.- Voy a tener que enseñarte.Sí, seguro. Oye, que yo ya tengo una edad, ya aprendí ciertas cosas. Lo de saber mentir lo aprende uno casi antes de saber a hablar.Le miro con los ojos entrecerrados, intentando sin éxito contener una sonrisa.

- Lo que vos digas.Lo mejor es darle la razón.Noto una de sus manos coger un rizo de mi cara y apartarlo hasta dejarlo tras mi oreja (de nuevo).

- Muchas cosas voy a tener que enseñarte…Evalúo su expresión. Su sonrisa pícara me deja clavada en el sitio. ¿No estará pensando…? ¡¡¿No se le ocurrirá pensar en lo que pienso que piensa, verdad?!! - ¿Q…Qué?- pregunto, clavándole la mirada.Se echa a reír a carcajadas de nuevo. Este chico no para.

- Qué mente perversa crees que tengo.- se carcajea.Le doy un golpe en el brazo, avergonzada. ¡Siempre me hace quedar mal, Se inclina para presionar sus labios contra los míos un instante.

- ¿Sabes que estás preciosa cuando te pones roja?¡Pero por qué le gusta tanto atormentarme! ¡Qué vergüenza…!Sin separarse de mi rostro, me pega un mordisco en el moflete (lo quiere poner rojo, seguro. Porque está claro que yo no me pongo nunca colorada. Está clarísimo.), causando mis risas. 

- ¡Vámonos!- me río, empujándolo suavemente.Está claro que se mueve porque quiere, porque con la

fuerza pedo que tengo yo intentar empujar a una pared hubiera dado más resultado que hacerlo con él.Me sujeta de nuevo con un brazo, aún con la sonrisa en los labios, guiándome hacia la playa.Madre madre madre madre ¡madre mía!Me quito los zapatos cuando empezamos a andar sobre la arena y Gas me los arrebata de las manos. ¿Y éste? Le miro, extrañada.

- Seguro que vos los manchas.- dice, sonriendo.ok, soy torpe, ¡pero no tanto! ¡Sé cuidar unos zapatos!hago un puchero y seguimos andando de la mano. Ya oigo las voces de esta gente, menudo ruido. No se les puede llevar a un sitio fino.

- ¡Ya estan aqui!.- exclama la escandalosa de Cande.La miro con la ceja alzaba, pidiéndola, por favor, que no arme tanto ruido. Parece que no lo capto.

- ¿A qué viene esa cara?Ésta es tonta.Niego con un gesto. Paso de explicar nada.Siento como Gas me suelta la mano para acomodarse en una silla libre al lado de Euge. Voy a girarme cuando tira de mí hasta que termino sentada entre sus piernas (que maaaaaaaaaaal suena eso). Me echo hacia atrás para apoyarme contra su hombro. Qué respaldo cinco estrellas que me he buscado.Alguien me mira.Giro lentamente, estilo robótico, la cabeza hacia mi derecha, descubriendo la mirada descarada de Euge. Gas se pone a hablar de algún asunto de chicos con Agus, Jaime y Vico.

- ¿Por qué me miras así?- inquiero, observando a Euge con fijeza.Se ríe y se inclina un poco para darme una pila en la cabeza.

- es que sos tonta.¡Vayaa! ¡Gracias! Qué encanto de chica, eh.

- vos, en cambio sos de lo más simpática.- contesto con clara ironíaSonríe (creo que no ha pillado el transfondo) y se recuesta en la hamaca, poniendo cuidado en no estirar las piernas, en donde están sentadas Cande y Lali. Menudas.

- Acabo de hablar con tu hermano, por cierto.¿Y no lo podía haber dicho antes?Uuuuuuuuiiii, qué rollito raro se traen estos dos. A ver si se juntan de una vez y dejan de tontear, que parecen pende.jos.

- ¿Y qué ha dicho?- pregunto (pero no es crean que me interesa).- Nada.- se encoje de hombros.- Quería saber cómo estabas y eso.- ya claro, deci que más bien quería saber cómo estaba ella y hablar un poco.- Ah, y me ha dicho que te diga: ¿Ves como me ibas a llamar?Pero qué tarado. Por no llamarle otra cosa.

- ¿llamaste a tu hermano?- pregunta Gas, apoyando la cabeza en mi hombro.Asiento con un gesto.Ahora viene la parte en la que él pregunta y yo no quiero contestar.

- No me digas,lo llamaste para preguntarle si te estaba mintiendo.Qué chico más listo. Cómo me conoce.Me giro un poco para mirarlo.

- Creía que era una broma, como comprenderás.- afirmo lo obvio.Rueda los ojos con una sonrisa divertida.

- Siempre te crees que bromeo.- se queja teatralmente.- Voy a acabar pensando que tengo cara chiste.Pues un poco, la verdad.Mejor me callo.Me echo hacia atrás de nuevo, ya que me había incorporado para hablar con Euge, apoyándome en su pecho. Él dobla las rodillas y poso mis manos en ellas.

Mucho mejor, dónde va a parar.Veo de reojo a Euge incorporándose de nuevo, mirándome, por lo que alzo la cabeza hacia ella. A ver qué quiere ésta ahora.

- Ah, también me ha dicho que te recuerde que tenes que llamar mañana para decirles a qué hora volves.Ni que no me acordara.Cierro los ojos y me relajo en los brazos de Gas, que me rodean suavemente.

- Rochi, ¿me escuchaste?- Siiii.- contesto cansinamente.que esadita que es.

- Ya era hora, Rochi.Abro los ojos, frunciendo el cejo. Ya empezamos.

- ¿De qué hablas ahora, Vico?Me está mirando con una sonrisita que no me gusta nada. No me fío de ese.

- De que ya me estaba empezando a cansar de que babearas por Gas y luego no te lanzaras. Iba a darte un empujoncito, pero Euge se me adelanto, ¿no?Le mato. Juro que le mato. !! ¡¡Enano de porqueria!!Me incorporo de un rebote, extendiendo los brazos hacia él para cogerle del cuello.

- ¡Pero qué decis,!- estallo, centrando mi mirada en él.- Si pudiera escupir fuego iba listo el tonto éste, le echaba un escupitajo y a ver quién me rechistaba después. Já. Idiotas.Siento como unos brazos me sujetan por los míos, atrayéndome de nuevo hacia atrás. Gas se ríe de lo lindo. Sí, claro, hace una gracia tremenda, ¡yo es que me parto! Ja, ja, ja.

- Porque me están sujetando, sino te enteras.- le digo a Vico, que no deja de mirarme divertido.Mueve las manos ante mí para provocarme.

- Mira como tiemblo.

- Te odio.- gruño.Se ríe. A mí sigue sin hacerme gracia.

- Callense ya niños.- interviene Cande, riendo.Mira, voy a pasar de esto porque no quiero enfadarme hoy, estaba de un humor excelente y no pienso arruinarlo ahora.Eeehhh, un momento…Me giro hacia Gas, que me sujeta por la espalda, apoyándome en él para mirarlo a los ojos, que siguen divertidos por la escenita.

- Me voy a ir yendo.- me restriego los ojos con una mano y me giro hacia los demás.- Yo, al contrario que ustedes, mañana madrugo.Ahí queda eso.Me levanto sin ganas y me estiro en silencio. Siento a Gas detrás mío.

- Te acompaño.Asiento con una sonrisa y me despido de todos gesticulando (no me voy a parar a dar cien besos), excepto de Vico, al que le dedico una bonita sacada de lengua. Se ríe. Anda y que le den.Busco la mano de Gas con la mía cuando empezamos a caminar fuera de la playa, .Antes de llegar , paro en seco, volviéndolo hacia mí.

- ¿Qué ocurre?- pregunta, mirándomeMe pongo un dedo en los labios, pensando.

- ¿No tenías algo que contarme?Se acerca a mí, poniéndose frente a frente, y niega levemente con la cabeza sin borrar su sonrisa.

- No es importante, sólo era por si seguías sin creerme.A si que se guardaba un As en la manga, el bandido.Pues ahora lo va a soltar, vamos que lo va a soltar, como que me llamo Rocío.

- Habla.-ordeno (soy la jefa, jajaj)Su gesto se vuelve gracioso, como si le divirtiera mi tono. Que seguro que no es eso, ya he dicho que lo tengo

comiendo de mi mano.

- ¿Me estás amenazando?

- Efectivamente.- digo, intentando parecer seria.Gas se acerca aún más a mí, pegando su cuerpo al mío y agachando la cabeza para mirarme a los ojos (y aún así yo tengo que seguir alzando el rostro hacia él, el muy tarado). Siento sus manos volando por mi cintura hasta rodearme, sosteniéndome con firmeza.Creo que aún no entiende que yo mando. Vamos a dejarlo claro.

- Estoy esperando.Ni siquiera tengo espacio para cruzar los brazos y poner pose de impaciencia, por lo que me contento con seguir manteniendo su penetrante mirada.

- ¿Qué me das a cambio?- pregunta en un murmullo divertido mientras sus labios acarician mi garganta con lentitud.¡¿Pero qué pretende, hacerme perder el norte?! ¡¡Porque lo está consiguiendo, eh!! ¡¡Ehhhh, Holaa!! ¡¡NO soy de piedra!!

- Eso… eso no es… justo.¡Encima tartamudeo! ¡¿Qué soy, una pende.ja enamoradiza?! ¡No, padre!

- En ningún momento dije que lo fuera.- rebate, subiendo las manos por mi espalda para alcanzar mi nuca.Aiii, aiii, aiii, me está poniendo de los nervios nerviosos.Noto sus labios siguiendo un reguero de besos desde mi cuello, por la mandíbula, hasta mis labios, que atrapa con una feracidad que me deja estática durante unos segundos. Suprimo un jadeo que me va a hacer parecer más estúpida que nunca y apoyo suavemente las manos sobre su pecho, deslizándolas por éste hasta acabar rodeando su cuello. Me alzo con las puntas de los pies para tener un mejor acceso a su beso, cerrando los ojos, y abro lentamente la boca para entrelazar mi lengua con la suya.

- Sólo quería decirte…-musita sin soltar mis labios (no puedo pensar, a si que más le vale que lo que tenga que decirme no sea muy importante)-… que me enfadé contigo porque creí por un instante que eras como mi ex… y me jodió..¡Cómo se le ocurre compararme con esa…! ¡Con esa lo que sea! No la conozco y me cae horriblemente mal- Pero en estos meses- le aprieto más del cuello hacia mí- me he dado cuenta de que no te pareces en nada a ella.

Capítulo 35: siete am 

Un molesto pitido a mi lado me hace reaccionar, soñolienta y enfadada por el madrugón.Creo que es hora de levantarse.Aún con los ojos cerrados, me remuevo un poco bajo las sábanas... ¡Eh, pero qué es esto! Abro los ojos desmesuradamente y... ¡¡AHHHHH!!... me tapo la boca con una mano para no gritar.¡¡Qué hace Gas en mi cama!! ¡¡Es más, qué hacemos tan pegados!!Ay, ay, ay... ¡¡¡¡Pero qué he hecho!!!!Madre de mi alma y de mi corazón... ¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHH!!¡¡¡¡¿QUÉ HE HECHO?!!!!Levanto un poco la sábana con el corazón en un puño y suspiro de alivio. ok, estoy vestida, eso es buena señal.AHHHHHHHHHHHHHHHHHHH, ¿¿Qué hace Gas en mi cama?? Ay, ay, ay…Tranquila, tranquila, tranquilízate.Bueno, vamos a calmaaaaaarnos y a respirar hondo.*No sueltes ahora el rollo de que te molesta que esté aquí*. Estúpida conciencia traicionera… evito soltar un gruñido, ya que no quiero despertarlo. Me muevo despacio hasta alcanzar mi móvil, apagando la alarma con cuidado. 7 de la mañana. Madre del amor hermoso, es demasiado pronto.ok, un poquitín más. Sólo cinco minutitos.Cierro los ojos y me acurruco más contra su cuerpo, cálido y fuerte. ¡Dios mío, qué a gusto se está aquí! Uno de los brazos de Gas está alrededor de mi cintura, y el otro bajo su cabeza; mientras que la mía está apoyada en su pecho. Pues me encuentro divinamente así, para qué vamos a

engañarnos.Pero ¡No puedo concentrarme! Me bombea el corazón demasiado fuerte para que pueda cerrar los ojos y calmarme del todo.Levanto los párpados y, al instante, doy un respingo. Gas me mira fijamente con sus ojos indefinidos. Casi me da un paro cardíaco. ¡¡Primero no me deja relajarme porque el corazón me va a mil y ahora me lo para!! ¡¡Eso no se hace!!

- ¡Qué susto me diste !protesto, llevándome una mano al pecho.Se ríe entre dientes e inclina su cabeza para besarme con suavidad. Ayyyy, qué maravilla de chico.Separa sus labios de los míos para apoyarlos en mi mejilla durante unos segundos. Le miro, tiene los ojos cerrados aún. Está cansado, pobrecito.Apoyo mis manos sobre sus hombros desnudos (ayyy, ¡¡¿Qué hace sin camisa?!! ¡¡Exhibicionista!!) y le empujo suavemente para que se tumbe de nuevo en la cama.

- Duerme, es muy pronto.Intenta protestar (cómo me lo conozco), pero le paro con un dedo sobre sus carnosos labios, haciendo que calle incluso antes de haber abierto la boca.Suelta un bufido bajito, con una sonrisa delatadora, y me da otro suave beso antes de volver a cerrar los párpados, apoyando su brazo bajo la cabeza.Me quedo aturdida unos segundos antes de darme a mí misma un golpe en la frente para reaccionar y poder apartar los ojos de él. *Enferma, depravada* pienso, levantándome de la comodidad de la cama.Sí, me pasa algo raro en la cabeza. Tengo que mirármelo.Sacudo la cabeza y cojo algo de ropa de la maleta, muy despacio, para llevármela al baño y cambiarme allí. Meto la cabeza bajo el grifo del agua fría para que mi mente calenturienta se relaje y me pongo unos short vaqueros y una remera de manga corta. Normalita. Además, poco me va a durar puesta.Qué mal sono eso.Me peino un poco para adecentarme y me lavo los dientes con ímpetu para no dormirme, ya que los ojos aún siguen cerrándoseme.

Necesito un café. Bien cargadito, a ser posible.

Suspiro de alivio cuando Guille me anuncia mi esperado descanso y salgo casi a la carrera , armaron un gran trozo de esta playa de ensueño,que casi la ataron estilo CSI Miami, pero sin muerto, sin CSI y sin Miami.Me miro en uno de los espejos de la zona de vestuario cuando paso por allí para alejarme de los fotógrafos. Qué pintas. Llevo un trikini rosa palo brillante con unas pequeñas ramas de flores estilo silvestres (pequeñitas, la verdad es que son bien lindas) en un llamativo negro. Lo gracioso es que el trikini no se juntan las dos partes delate, sino en uno de los laterales, siguiendo la ramificación bosqueril.No, qué digo. Lo gracioso no es eso. Lo gracioso es que me maquillaron con algo parecido a la henna (que tardará lo menos un par de días en quitarse) más ramas espinosas y flores subiendo por la zona izquierda del vientre hasta juntarse con la parte superior, encajando perfectamente las ramas. También tengo otro en la espalda, desde los tirantes anudados al cuello bajando hasta debajo de la espalda.ok, es bonito, sí, ¡pero no quiero llevar esto dos días! La cosa es que necesitaban algo que no se quitase con el agua, a si que me ha tocado pringar.La primera sesión (a las ocho de la mañana, ya me dirás) ha sido con otro conjunto, pero ése era más normal, no esta extravagancia.Sigo caminando hasta las sillas de la playa, a unos metros de las carpas, y me recuesto con un suspiro. Estoy empapada y llena de pintarrajeados. Debo ser un espectáculo por extraña. Además, sé que me queda mucha foto aún, Guille apenas ha hecho un par desde que me han sacado dos horas después de maquillaje. ¡¡Dos horazas!! Y encima de pie. Por lo menos me han dejado evadirme con mi música. Ha sido un puntazo.

- ¡¡Rocíoo!!¿Cómo se puede ser tan escandalosa?

- ¡Rochi!La que faltaba.

Entrecierro los ojos para que el Sol no me impida ver a Cande y a Euge corriendo como locas hacia mí. Me levanto instintivamente para evitar que se me tiren encima, que las veo las intenciones.Aunque esté de pie, siento un fuerte golpe en el abdomen cuando se me tiran igualmente, acabando las tres tiradas en la arena. Menuda leche que me han dado. Me aplacan y además se me caen encima, estupendo.Me levanto, sacudiéndome sin éxito la arena que se me ha quedado pegada a la piel húmeda. Como me pille Guille de esta guisa me mata, y no estoy exagerando.Doy un bote cuando siento un tacto caliente y suave recorriendo el trazado de los dibujos de mi espalda, acabando lentamente en mi cuello, que se estremece por la caricia. Me doy la vuelta con una sonrisa de pava.

- Buenos días, princesa.Y, de nuevo, me quedo prendada de sus ojos indefinidos. Si es que parezco tonta, no jodas.

- Buenos días.- contesto con una sonrisa.Se inclina para presionar sus labios contra los míos durante un instante, pero le agarro del cuello para retenerlo unos segundos más. Le noto reírse encantado mientras me rodea con sus brazos posesivos.¿Qué me pasa? Estoy desconocida.Me separo con las mejillas ardiendo, lo que debe significar que estoy roja como un tomate. Divinamente.Se ríe más (le gusta atormentarme, qué se le va a hacer) y continúa con los brazos a mi alrededor, manteniéndome firmemente contra él.Veo, entrecerrando los ojos de rabia y vergüenza, como Euge y Cande caminan riendo hacia las carpas, alejándose de nosotros. Menudas brujas.Me distraigo de nuevo cuando siento de vuelta el roce suave de los dedos de Gas por mi espalda, luego por mi costado hasta acabar apoyando la mano sobre mi vientre. Me pone de los nervios.Alzo la mirada para verlo.

- ¿Qué tal dormiste, princesa?- preguntaEs taaaaaaaaaaaaaaaaaan lindo. Y yo

taaaaaaaaaaaaaaaaaaaan estúpida.

- Bien.¡Viva la sosedad!Ríe ante mi cara (debo tener expresión de tonta o algo).

- ¿Y vos ?- inquiero (no porque me importe)Se encoje de hombros, mirándome divertido.

- Bien.Otro.¡le pregunte para hablar de algo!Le dedico una mueca contrariada cuando vuelve a carcajearse de mí.

- Me encanto dormir contigo, princesa.- añade las palabras que yo quería oír.Cómo me conoce el chico. Sonrío.

- Pues Júnior siempre se queja de que me muevo mucho.Uuuuu, mal tema, Rocío, mal tema.Siento sus manos sujetándome con firmeza por la cintura y su respiración en lo alto de mi cabeza. Miro hacia abajo para que no vea que de un momento a otro me voy a poner como un tomate.

- Sí, ya oí la conversación.- se ríe.- “Lo haré con quien quiera y cuando quiera, y tú no podrás impedírmelo”- termina, imitándome.Golpeo su pecho con una mano, avergonzada.

- ¡Gas!- se oye un grito desde las carpas.Para de reírse y se inclina hacia mi oído para atormentarme una vez más, está claro.

- Espero que estuvieras pensando en mí, princesa.¡¿Ven?Me da un rápido beso en los labios antes de irse con una sonrisita mientras yo me quedo estática, mirando el suelo como una pava.Qué vergüenza.

- ¡Rocío, ven!Alzo la mirada del suelo y sacudo la cabeza levemente para centrarme.Estás trabajando, Rochi, la mente en blanco, imperturbable, dura.Voy casi a la carrera hacia las carpas, pasando por la parte de vestuario a toda prisa, pues allí están los demás cambiándose y no me apetece ver a la gente en bolas.Me paro en seco cuando veo a una de las maquilladoras parada frente a mí con los brazos en la cintura y la mirada acusadora. Qué miedo.

- ¡¿Qué le hiciste?!- grita, viniendo hacia mí.¿Qué le hice? ¡No hice nada !Voy a contestarle cuando me agarra de un brazo y tira de mí hasta sentarme en una de las sillas frente a un gran espejo, donde me observo con atención. Madre, menudas pintas. ¡Y nadie me dice nada!Tengo media cara llena de tierra y el maquillaje negro de mis ojos corrido hacia las sienes. Eso último a sido culpa del agua, no mía, y lo primero de las chicas, que van de graciosas por la vida.

- Ahora voy a tener que maquillarte otra vez- dice con un suspiro.No, por favor, otra vez no.Bufo por lo bajo e intento concentrarme en estarme quieta y no molestar a la chica. Menuda mañanita.

En quince minutos, ya me tiene lista para seguir con la sesión que hemos dejado a medias. Oigo a Guille llamarme desde la playa y voy trotando hacia allí, feliz de no tener que seguir sentada en una silla aguantando el ritual del maquillaje. Es lo que menos me gusta de todo esto.Me paro al ver a Gas de espaldas a mí en la playa, hablando con Guille. Va con un bañador hasta casi las rodillas negro con ramificaciones iguales a las mías en rosa palo. Parecemos una orquesta cutre, los dos iguales pero al revés.Empiezo a ponerme de los nervios cuando avanzo hacia ellos sin que se den cuenta, con la mirada fija en los músculos de la espalda de mi… mi… mi novio. Ay, dios, qué

palabra tan horrible. Me da escalofríos.

- Por fin.- suspira Guille, mirándome por primera vez desde que he salido de las carpas.¡Cómo que por fin! ¡Llevo aquí diez minutos!Me muerdo la lengua para no hablar, mirando el ridículo movimiento que hago con los dedos de los pies. Parezco una pende.ja de cuatro años.

- Gas, siéntate allí, sobre la arena.-sigo mirándome los pies.- más a la derecha, arriba, bien. Apóyate en los codos, ok.Me tenso ante el silencio.Escucho un bufido y unas cuantas frases incoherentes en inglés (que seguro que no son incoherentes, son palabrotas estoy segura) y luego la voz de Guille hablando en perfecto castellano.

- Esperen un momento, tengo que cambiar bla bla bla bla bla- dejo de escuchar, puesto que empieza a soltar tecnicismos relacionados con cámaras que yo no entiendo.Alzo la mirada para verlo irse apresurado hacia las carpas, pisando fuerte sobre la arena. Parece que se ha enfadado un poco.No me da tiempo a pensar más cuando una mano agarra mi muñeca con firmeza y tira de mí hasta que acabo sentada sobre las piernas de Gas, que sonríe por su ocurrencia. .

- Qué gracioso.Su mano vuela a mi nuca para apretar sus labios contra los míos, abrasándome con su contacto. Si es que debería estar prohibido besar de esta forma, es adictivo, y eso no puede ser bueno.Bueno, la verdad es que bueno es un rato.Me agarro a su cuello posesivamente. Hay que marcar territorio.

- Lo sé.- musita sin dejar de besarme.¿El qué sabe? ¿De qué estábamos hablando?Guardo mis preguntas para otro momento y me pego más a él, que me rodea con el brazo libre y me mantiene fuertemente acurrucada contra su cuerpo (cuerpazo,

perdón).

- Rochi, me dijieron que te diga que como vuelvas a mancharte de tierra se van a enfadar mucho contigo, yo sólo te aviso.Me levanto de un salto del regazo de Gas, mirando con ojos asustados a Guille, que habla sin dejar de observar su venerada cámara. Pasa de nosotros totalmente.

- Eso, Roo, no te me tires encima o te ensuciarás.- se burla Gas,que no deja de reír.¡Pero qué mamoncete!

- No es cierto, yo no me he tirado encima de nadie.- desmiento, matándolo con la mirada- No mientas, princesa.Hoy más que gracioso está tonto.Guille suspira y, por fin, alza el rostro para mirarnos, primero a mí y luego a Gas.

- Gastón, deja de atormentarla.¡Toma esa! Le hago un gesto de triunfo al muchacho que sigue tirado en la arena y no deja de sonreír burlonamente. ¡Gané! Eso por listo.

- ¿le crees a ella antes que a mí?- se hace el ofendido.Por supuesto, ¿quién no lo haría?

.Gas, que nos conocemos.Jajajaj. Si que lo tienen calado.El susodicho se ríe y vuelve a la postura en la que le había dejado Guille, sacándome la lengua cuando su mirada se cruza con la mía.

- Basta ya de tonterías.- da palmas Guille, poniendo orden (pone orden a dos personas, que ya es triste).- A trabajar.Capítulo 36: La última noche. Cojo el teléfono y salgo de la cabaña casi al trote, acomodándome sobre la valla del porche de madera clara.Suspiro y marco el número de mi padre.

- ¿Sí?

Me relajo al escuchar su voz.

- Papá, soy yo.- sonrío (tontería, porque no puede verme).- Hola, cariño, ¿qué tal estás?Me río entre dientes.

- Bien, muy bien.- hago una pausa.- ¿Qué tal todo por allí?- Todo bien, ¿cuándo volves?- Para eso te llamaba.- le oigo reírse con suavidad.- No sé la hora exacta, sólo sé que saldremos por la mañana, cuando esté en el aeropuerto te aviso.Silencio sepulcral.

- ok, cielo, pues aquí te esperamos.- se oyen murmullos e intento entender lo que dicen.- Rochi, te paso con tu hermano mayor, que parece que quiere decirte algo.No, no, no, no, nooooo…

- Adiós, cariño.- Adiós, papá…- me despido.Ahora a aguantar la charleta. Si es que mi mala suerte no puede ser normal.

- ¡Eh, pequeña!Aparto el móvil de la oreja ante el grito de Nico. Menudas voces.

- No chilles, verdulera.- espeto cuando empieza a carcajearse.Si es que es tonto de remate.

- Lo que usted ordene, señora marquesa.Hablando lo confirma.Suspiro cansinamente y apoyo la cabeza contra la pared de la cabaña, cerrando los ojos.

- ¿Qué quieres decirme?- pregunto.Abro los párpados al escuchar las voces de Euge y Gas dentro de la habitación. ¿Ya llego? Miro el reloj del móvil con los ojos como platos.Me mata, definitivamente. Son las ocho y cuarto, habíamos quedado hace un cuarto de hora, y ni siquiera estoy

vestida. Me asesina.

- Está fuera.- oigo a Euge (la muy traidora).Miro a la puerta de reojo para ver a Gas salir por ella, mirando hacia los lados hasta encontrarme subida en una posición más bien extraña, con las piernas enrolladas en la valla y la cabeza recostada contra la pared.

- Rochi.- sigue mi hermano.Me señala su muñeca para señalarme la hora y pongo cara de disculpa, juntando las palmas de las manos para pedir piedad. Se acerca con una risita y se inclina para presionar sus labios contra los míos en un delicioso beso.

- ¿Hola? ¡Rocío!Hago una mueca y cojo bien el teléfono.

- ¡¿Qué quieres?!- digo casi a voz de grito.- ¡Que me escuches!Suspiro de nuevo con resignación. Hasta que no diga su estupidez no se quedará a gusto y no dejará de darme la lata.

- Habla.Gas se sienta a mi lado y me acerco más a él, apoyando mi cabeza sobre su hombro (¿He dicho ya que tiene unos hombros super cómodos?). Rodea mi cintura con un brazo y me sujeta, deslizando su mano por mi cabello suelto.

- ¿Qué tal vas?- pregunta mi hermano al fin.

- Pues bien, ¿qué quieres?Gas se ríe entre dientes y baja de la valla de un elegante salto, colocándose frente a mí. Me apoyo en él, casi sollozando. No me gusta que mi hermano me hable con ese tonito, me da la sensación de que se burla de mí. De nuevo.

- ¡NICOLASS! ¡Dime de una vez qué quieres!Dejo caer la cabeza hasta apoyarla en su pecho.

- Menudos humores -se burla.- No entiendo cómo Gas es capaz de aguantarte.

Lo mato.Voy a tirar el móvil de un golpe contra el suelo para descacharrarlo cuando el susodicho me agarra de la muñeca y me arrebata el aparato endemoniado ese, llevándoselo a la oreja con una sonrisa.

- ¿Decías algo, Nico?Esbozo una sonrisa satisfecha cuando oigo murmullos de mi hermano por el teléfono sin entender lo que dice (y sin querer entenderlo, la verdad).Gas se agacha hacia mí.

- Ve vistiéndote.- musita, dándome un beso en la frente.Amplío mi sonrisa y bajo de un salto de la valla del porche, presionando mis labios contra su mejilla antes de irme. Mira qué tierno.Corro dentro de la cabaña y, sin parar un momento, saco la maleta de debajo de mi cama y rebusco entre la ropa para encontrar algo que ponerme. Dios, qué malditas complicaciones. A veces me gustaría ser hombre. Te pones unos vaqueros y una camisa linda y ya vas perfecto.

- ¿Estás bien?Sin mirar a Euge, sigo lanzando ropa por los aires.

- Muy bien, gracias, sólo intento encontrar algo que ponerme.- musito.- Encima tengo que ducharme y todo… dios, qué desastre soy, ¿no tengo ropa decente o qué?Siento como me cogen desde atrás y me apartan de la maleta. Miro extrañada a Euge, que me señala con un dedo la puerta del baño.

- Ve al baño, yo te busco algo de ropa.Madre, qué gente más simpática tengo por amigos.Le dedico otra sonrisa (estoy empezando a coger el truquillo a esto del modelaje) y voy corriendo al baño para darme una ducha rápida.

Le miro de nuevo por milésima decimosexta vez en la tarde. Dios, es que es increíble que alguien como él se haya fijado en mí, es como… madre mía, ya no sé qué decir.Está estupendo con sus vaqueros rotos algo caídos y la

camisa blanca arremangada por los codos, resaltando su piel bronceada (parece que lleva meses tomando el sol en la playa).

- ¿Adónde vas a llevar a Júnior?Sacudo la cabeza para centrarme en su pregunta.

- Por la mañana me lo llevaré de escalada, que se lo prometí, y luego había pensado en una comida campestre estilo picnic e irnos a unos karts que hay al aire libre.-pongo un dedo sobre mis labios.- Sí, creo que le gustará la idea.- Oooh, un bonito día de hermanos.Se está burlando de mí otra vez, ¿verdad?

- ¿Bromeas?- contesto con ironía.- Los dos solos sería muy aburrido.- ¿Te vas a llevar a Nico?- Gas, ¿no me escuchas cuando te hablo?- me río.- No soporto a mi hermano durante más de cinco minutos, lo sabes.- ¿Entonces?Agarro con más firmeza su mano, él corresponde a mi apretón.

- Pues… había pensado en ir todos… bueno, todos todos no, sólo Monito, sino Euge, Nico, unos cuantos amigos raros de mi hermano,y vos y yo.Clava sus ojos en mí, yo le sonrío de forma suplicante (algo infantil, debo reconocer).

- Pero, princesa, es el cumpleaños de tu hermano… no sé si pintamos mucho los demás ahi.Pongo pucheros y me paro delante suyo.

- Porfiii…- suplico.- a Júnior le parecerá bien, Euge y sobretodo vos le caen muy bien… PorfiiiMe mira durante unos segundos mientras yo apoyo en su pecho mis manos y las subo lentamente para rodear su cuello.

- Está bien.- acaba diciendo con un bufido divertido.Me alzo de puntillas y presiono mis labios sobre los suyos.

Él corresponde y rodea mi cintura con los brazos, estrechándome contra su cuerpo.¿He dicho ya lo perfecto que es?Presiono lentamente mi lengua sobre sus labios y, al instante, los suyos me atrapan con una pasión increíble, apoderándose por completo de mi boca.

- Princesa…- musita sin dejar mis labios.- ¿Qué?- Hace veinte minutos que tendríamos que estar en el restaurante…No me importa, francamente. Lo agarro más fuerte.

- Da igual.- Hablo en serio.- se ríe cuando deja mis labios para bajar los suyos por mi cuello.- Y yo.Sonríe más ampliamente y vuelve a atrapar mis labios demasiado dispuestos a sus caricias.¿No decía que llegábamos tarde? Si él no va a parar, ¿quién se supone que va a hacerlo? Porque no esperará en serio que lo haga yo, ¿verdad?Haciendo un esfuerzo sobrehumano e intentando evocar en mi mente alguna de las rabietas de Euge para motivarme, apoyo lentamente las manos sobre su fuerte torso y le empujo, al principio demasiado débil para que se percate, luego con más fuerza. Está claro que se aparta él solo, porque yo no habría sido capaz de moverlo ni en dos vidas.

- Vamos.- me insta.Pasa un brazo alrededor de mi cintura y empieza a andar arrastrándome hacia el restaurante, rozando levemente con las yemas de un par de dedos la poca piel de mi cadera que la remera deja al descubierto.Oímos los gritos incluso antes de llegar a la mesa, que esta vez la han elegido en la terraza exterior de la pileta.

- ¡Vamos, parejita, que llegan tarde!- Qué verduleras…- musito entre dientes.Gas se ríe cuando llegamos a la mesa y nos sentamos ambos en los dos sitios libres.

- Ya era hora, me muero de hambre.- se queja Vico con una sonrisa graciosa.Sacudo la cabeza con impaciencia.

- Menuda novedad, vos siempre tenes hambre.Mala idea sentarme frente a él.

- Necesito alimentarme bien, aún estoy creciendo.- dice.- sos un ansioso- Pesada.- Tragón.- contesto, frunciendo el ceño.- Habló, la que no come.- Yo no dije que no coma.- Pues ya está, cierra el pico.- me tira un trozo de pan.Pellizco un cacho del mío y se lo lanzo directo a la cabeza.

- Cerralo vos.- ¿Y si no quiero?Saca la lengua en un gesto infantil y yo, por supuesto, le contesto con el mismo gesto.Los demás se ríen.

- Ay, dios, si es que son como pende.jos de tres años.- murmura Euge.Vico y yo giramos automáticamente la cabeza hacia ella haciendo pucheros.

- Mira quién habla.Pone cara ofendida y cruza los brazos sobre su pecho.

- Ya ok, dejen de decir tonterías y vamos a disfrutar de la noche.- apacigua Lali, como siempre.Me coloco bien sobre mi silla y apoyo la mano sobre la mesa, rozando la de Gas, que esboza una sonrisa torcida.

- ¡Sí! ¡Aún nos quedan muchas horas por delante y hoy no se duerme!Ya está la otra.

- Así se habla, Cande.- la anima Agus.¡Pero no la alentes! ¡No hace falta que lo hagas, que se motiva y se vuelve loca!

- ¡Fiesta!Tarde.Capítulo 37: “Home, sweet home”. 

Debo tener unas ojeras hasta lo pies.Me estiro en silencio, sentada sobre el cómodo asiento de cuero del Audi de Gas.Me lleva él a casa para darle “una sorpresa” a mi familia. Qué gracioso, creo que su concepto de “sorpresa” no encaja con el mío. Un sorpresa es que estés tranquilamente sentada en el banco de un parque leyendo un libro que te parece el más aburrido del planeta y gruñendo por lo bajo porque el ruido de los niños no te dejan concentrarte, y aparezca de pronto un magnífico Brad Pitt iluminado con un áurea blanquecina y te comente así como por casualidad después de ver tu cara de tonta al decirte un par de cursiladas que estás en una cámara oculta y que has salido en el canal más visto del país en la mejor franja horaria para participar en un programa de recaudación de fondos contra una enfermedad de la que ni siquiera has oído hablar nunca y dudas que exista. Eso es una sorpresa para mí.En cambio, para Gas el término “sorpresa” significa darle un infarto a tu padre por no avisarle de que llegabas de unas islas perdidas y proporcionarle a tu amado hermano mayor una razón más para burlarse de ti al verte llegar en el coche de tu novio y su mejor amigo.Mmmmmm… no se parecen las versiones, ¿verdad?

- ¿Estás bien?- Sí, claro.- contesto apresuradamente.Veo con el rabillo del ojo cómo inclina la cabeza con impaciencia mientras toma la última rotonda de camino a mi casa.

- ¿En qué pensabas?- pregunta.- En nada en especial.Tampoco quiero que se dé cuenta de que me falta un hervor o algo. Me devolverá a la tienda por defectuosa.

- Princeeesa.- me reprende suavemente.- Sabes que odio

que me ocultes las cosas.Chasco la lengua.

- Pensaba en que Nico va a estar burlándose de mí por los siglos.- ¿Por?¡Es lógico! Estoooo…. ¿no es lógico?

- Pues porque estoy contigo.- digo a toda prisa para no pensar en ello.- Como no te expliques mejor no seré capaz de entenderte, encanto.Me repatea que ponga ese tonito irónico.

- Lleva dándome la lata meses con vos, y ahora…- dejo caer la cabeza contra mi mano- Déjalo, son idioteces mías.- Vamos a ver si loentendi. Pensas que tu hermano se va a poner pesado recordándote que “ya te lo decía” y va a estar bromeando con ello durante meses, ¿es eso?Pues lo ha pillado casi todo. Increíble.

- Sí, más o menos.Para el coche justo frente a la cerca de mi casa y se gira hacia mí con su permanente sonrisa. Me dejo contagiar de su ánimo, como cada vez que lo miro.

- No te preocupes por eso, princesa, ya verás como se le pasa pronto.- se inclina para rozar sus labios contra mi mejilla.Cierro los ojos, incapaz de contestar. Pierdo la cabeza cada vez que se acerca, no creo que eso sea bueno.

- Mmmmm… ¿qué puedo hacer para que dejes de pensar en eso?Estoy por decirle que ya no me acuerdo de nada, ni siquiera de mis últimos diecisiete años, cuando sus labios se deslizan hasta rozar los míos y acabo por olvidar hasta mi nombre. Le paso los brazos alrededor de sus anchos hombros y me acerco más a él para besarlo con intensidad.Apenas soy consciente de sus brazos ciñéndose posesivamente a mi cintura, sólo piensos en su besos, en aquellos labios endemoniados que parecen arder contra los

míos y no hacen mas que distraerme.Mi boca se mueve concienzudamente contra la suya, como si no le hubiera besado en años, al igual que la de él, que no deja rincón oculto.El sonido lejano de una musiquilla no me aparta de mi cometido, ni siquiera cuando me percato de que procede el teléfono móvil de mi bolsillo. Estoy ocupada, por dios.Gas tampoco parece hacer mucho caso a la llamada, pues me aprieta más contra su fuerte pecho y sigue besándome sin prestar atención a la insistencia de la música.

- Eh, eh, eh, ¡Ya basta de devorarse como animales!Gruño, irritada ante la voz cada vez más cercana de Nico, pero no me aparto ni un milímetro de Gas, que separa milímetros nuestros labios para morder tiernamente el mío inferior. Abro los ojos con sorpresa, él se ríe y vuelve a hundir su boca en la mía con rapidez, como si necesitara ese contacto tanto como yo. Lo cual parece improbable, pues lo mío es desesperante.Unos golpecitos contra la ventanilla me hacen fruncir el cejo con desagrado. ¡Dios, pero cómo se puede ser tan sumamente pesado! ¿no ve que estoy ocupada?!

- Qué pesado…- musito, saboreando los labios de Gas.- Y que lo digas.Sonrío.

- Paren ya, por dios, me estan revolviendo el estómago.Con un suspiro molesto, me separo lentamente. Él me da un último beso y abre su puerta del coche para salir con una sonrisa. ¡Pero por qué sonríe! ¡Yo tengo ganas de matar a mi hermano y él va a saludarlo tan tranquilo!Salgo del automóvil echando humo por las orejas y mirando asesinamente a mi hermano, que sonríe burlón.

- ¡Bienvenida a casa, hermanita!- exclama, abriendo los brazos hacia mí.- Ni se te ocurra.Me aparto de un salto cuando veo que va a venir a abrazarme. Gas y él se ríen.

- Bienvenido vos también.

Oh, por dios, qué machitos.

- No me mires con esa cara, peque, lo hice por vos.- Unos minutos más y te habrías ahogado.Ruedo los ojos con impaciencia. Nunca cambiará.

- Bueno, ¿y qué tal por allí?Gas y Nico empiezan a hablar, los ignoro. A mí las conversaciones de machitos la verdad es que me traen sin cuidado.

- Si me disculpan los señores, me voy dentro a avisar que he llegado.- interrumpo.Me miran por primera vez en toda la conversación, como si se acabaran de percatar de mi presencia. ok, soy petisa a su lado, pero por dios, ¡no tanto!

- Luego nos vemos.- se inclina Gas para besarme suavemente.Me alzo de puntillas un instante para corresponder y me alejo de ellos cuando oigo a mi hermano soltando suspiritos de impaciencia.

- ¡Nico, llévame la maleta!Ignoro sus protestas y sigo andando hacia la puerta, que permanece abierta. Estupendo, sólo nos falta un cartel de neón que ponga “Róbenos, por favor”. Qué listos somos.Antes de llegar a tocar el pomo de la puerta, algo, o alguien mejor dicho, se me tira encima, haciendo que me tambalee hacia atrás.

- ¡Rochiii!¿Por qué es tan sumamente gritón?

- Hola, enano.- le revuelvo cariñosamente el pelo rubio.Deja de abrazarme y me mira con una sonrisa. Este chico va a romper corazones, lo presiento.De pronto, se da la vuelta y corre dentro de la casa como un huracán.

- ¡Papá, está aquí Rochii! ¡¡Papá!!- ¡No grites tanto enano ! ¡Te va a oír toda la vecindad!-

dice el escandaloso de mi otro querido hermanito.Le dice al pequeño, pero ambos son igual de verduleros, parece que les han metido un pito por la boca.

- ¿Hija?Alzo la cabeza para ver a mi padre, que sonríe y abre los brazos para que me arrope en ellos gustosamente. Cómo me conoce.

- Bienvenida, cariño.- me da un beso en la frente y se separa suavemente.Miro fijamente sus ojos azules y sonrío. Parece que hace décadas que no le veía. La última vez, aunque fue hace apenas un par de días, me resultó demasiado breve.

- ¿Quién te trajo?Mmmm… bonita pregunta.

- Gas le pillaba de camino.- explico atropelladamente.No me gusta hablar de esto con mi padre.

- A ver cuándo me lo presentas formalmente.- dice con una sonrisa de niño travieso.¿Cómo?

- ¿Qué?Se ríe y alza la mano para revolverme el pelo cariñosamente.

- Bueno, ya sabes, esa tradición carca de presentar los novios a la familia, ¿no?Me he perdido algo. Abro extremadamente los ojos, atónita, sintiendo cómo mis mejillas se sonrojan.Sus carcajadas hacen mella en mi orgullo y bajo el rostro, pero mi padre me lo alza de nuevo hacia él.

- Me lo dijo tu hermano.¿Cuál de ellos?Pregunta estúpida. ¡¿Quién va a ser sino el hincha de Nicolas?!Lo mato.

- Pero si llevo un par de días…- murmuro más para mí que para él.Ahora es cuando es mi padre el que parece asombrado. ¿Y ahora qué pasa?

- ¿Dos días?- asiento con la cabeza.- qué extraño, Nico me lo comentó hace semanas.¡¿Semanas?!¿Cómo se puede ser tan idiota?¡Hace una semana ni siquiera lo soportaba!

- Este chico es tarado.Se ríe y me da un beso en la frente antes de girarse de nuevo dentro de la casa.

- Nunca cambiaras.- musita antes de desaparecer dentro.Suspiro y corro escaleras arriba hacia mi habitación. Hace un calor increíble, necesito una ducha.

Desenvuelvo mi cabello de la toalla y lo dejo aún mojado caer sobre mi espalda.Se oyen un par de leves golpes en mi puerta y voy a abrir, encontrándome frente a Patricia, que me mira con su permanente sonrisa.

- La llaman a comer, señorita Rocío.La miro con cómica mueca de enfado.

- No me llames así, por dios, Patricia, te lo he dicho mil veces.- Lo siento, señorita Rocío.- se ríe nuevamente antes de darse la vuelta e irse.Sacudo la cabeza con impaciencia. Odio que me traten como si tuviera ochenta años.Bajo las escaleras al trote para encontrarme con mi family al completo sentada en el comedor. Me siento junto a Júnior, frente a Nico, que me mira con una sonrisita burlona de lo más desquiciante. Le saco la lengua y se ríe.Sirven la comida y me concentro en ello. Siempre me pasa eso, si hay de comer algo que me gusta ya puede pasar por encima mío una manada descontrolada de monos rabiosos que yo paso del tema.

- RochiComo en silencio, con la mirada fija en mi plato.

- RochiEstá rico.

- ¡Roochi!Alzo el rostro hacia Júnior para ver la razón de tales gritos, él me señala con el dedo a nuestro padre. Debe haberme llamado.

- ¿Qué?- pregunto, confusa.¿De qué hablamos?

- Siempre tan empanada.- murmura Nico.Lo ignoro.

- Acuérdate de que tienes que ir a recoger las notas esta tarde.Asiento con un gesto.

- Se le va a olvidar.Me giro hacia Nico.

- No se me va a olvidar, payaso.- contesto.- Por cierto, ¿qué tal tu… supervisita a la superUni?- pregunto, poniendo tono de animadora descerebrada.Se ríe sarcásticamente y, después de dar un tranquilo bocado a la comida, se digna a contestar. Estúpido .

- Me han dicho que si apruebo todas en septiembre me cogen para el próximo curso.- ¿Y te irás de casa?- junto las manos cómicamente.- Dime que sí, por favor.Júnior se ríe a mi lado mientras mi hermanito mayor me taladra con la mirada.

- Rochi…- interviene mi padre.- Da igual, papá.-Nico clava en mí su intensa mirada azul, esbozando una sonrisa ladeada- Querida, te aburrirías mucho si yo no estuviera.

- Querido, lo dudo.Le saco la lengua, respondiéndome él con el mismo gesto.

- Son peores que su hermano.- sacude la cabeza mi padre.Nos da por perdidos… Normal.

Capítulo 38: adivina quién viene de visita.Dos meses después…

Bostezo, aburrida, mientras me doy la vuelta por millonésima vez sobre la toalla, aún con los ojos cerrados.

- ¿Queres estarte quieta, peque?- oigo suspirar a Euge a mi lado.- Ya no deben tardar mucho.- ¡Precisamente por eso!Me levanto de un salto, histérica.

- Además, no te hagas la buenita que vos también estás ansiosa porque vengan.Un sonrojo traicionero invade sus mejillas.

- ¿Y por qué iba yo a estar ansiosa?- inquiere, moviendo nerviosamente las manos.- Es ridículo.- Ya claro, y el que estés loquita por el descerebrado de mi hermano no tiene nada que ver con ese tembleque que te dio, ¿no, tontita?Mira hacia otro lado.

- No sé de qué me hablas.Y ahora se hace la digna.Me río entre dientes. Esta chica es la monda. ¿Por qué no lo reconoce de una vez?

- Deberías decírselo a Nico.- afirmo, bostezando de nuevo.- ¿Qué deberías decirme?Me giro con rapidez, tanta que acabo perdiendo el equilibrio y cayendo encima de Euge, que suelta un gritito (de esos de cheta ) y da un bote.

- ¡Rochi!- Echale la culpa a él.- señalo a mi hermano mayor con un dedo mientras me levanto, frotándome la espalda con una

mano.- Auch, qué daño, idiota.- No es mi culpa que seas tan patosa.Le hago una mueca

- Bueno, ¿qué tal su fin de semana de… ¿cómo lo llamaban?- pregunta Euge con una sonrisa.Nico se inclina para darle dos besos. Dios, qué dos.

- Fin de semana de hombres.Suelto un bufido sarcástico.

- De hombres, dice… ¡buah!Nico se gira hacia mí con una sonrisa irónica desquiciante.

- Mira, hermanita que dudes de la masculinidad de tu noviecito lo veo lógico, pero no te permito que dudes de la mía.¿Pero de que va ? Empezando por eso.

- Sos un payaso.- recojo mi toalla del suelo.- Por cierto, ¿dónde está Gas?No es que no pueda estar dos minutos más sin verlo, ehh, no se confundan , que he pasado un fin de semana estupendo sin estos dos “machos”… O no.

- Pues ha recibido una llamada y está enojado, deberías ir a verlo, es urgente.¡Este chico es tonto! ¡Y me lo dice ahora!

- ¡¿Si es urgente por qué no me lo dijiste antes?!- bufo, cabreada.Suelto la toalla y echo a correr fuera del jardín, tomando luego dirección a su casa. Gracias que está a pocos metros.Justo cuando llego a la casa, la puerta principal de ésta se abre y comienzo a frenar el paso. Gas se me queda mirando entre expectante y extrañado justo antes de esbozar una sonrisa divertida y venir hacia mí.

- Hola, princesa.- se para justo delante mio para alzar una mano y posarla suavemente en mi mejilla.- ¿A qué se debe que vengas corriendo a visitarme con ese atuendo tan… mmmmm… provocativo?

Miro hacia abajo mientras siento cómo mis mejillas se abarrotan de sangre caliente.

- Voy en bikini, no es tan extraño.Se ríe, inclinándose para atrapar mis labios con los suyos. Me dejo llevar con una sonrisa.

- Pero sigue siendo provocador.- Depravado.- me río.Siento cómo desliza sus cálidas manos por mi cintura desnuda y me aprieta hacia él.

- Sólo con vos.- roza mi cuello con los labios, pero vuelve a alzar la cabeza para mirarme. ¿Y ahora qué pasa?- Aún no has contestado a mi pregunta.- ¿Qué pregunta?Hace un gesto impaciente con la mano, sonriendo.

- ¿Por qué venis ...- mira hacia abajo un segundo.-… y sin zapatos?Ay va. Qué fallo.corriendo- Porque Nico me dijo que estabas enojado porque habías recibido una llamada y que viniera rápido, que era urgente.Se ríe.

- Tu hermano es un bromista.- baja su boca a la mía para rozarla suavemente.

- ¿Entonces es mentira?- insisto.- Lo segundo sí.Pongo un dedo sobre su mentón para guiar sus ojos hacia los míos, clavando mi mirada en él.

- ¿Qué paso?Suspira, revolviéndose el cabello con una mano en un gesto nervioso.

- Era mi hermano.- su mirada indefinida me atraviesa, como esperando una reacción por mi parte.- Viene de visita.Parpadeo un par de veces, confusa.

- ¿Hermanos? ¡¿Tenes hermanos y no me lo habías dicho?!¡¿Pero qué relación es esta?! ¡No me cuenta las cosas!

- Hermano.- precisa.- Hermano, hermanos… ¡me da igual!Me separo bruscamente y me apoyo en la reja de la casa, a un par de pasos de él y mirándolo enfurruñada.

- No te lo dije porque esperaba que no llegaras a conocerlo.- se acerca y me rodea nuevamente.Me dejo abrazar, pero no hago amago de corresponderle (al menos exteriormente).

- ¿Por qué? ¿Tan mal te llevas con él?Alza mi mentón con la mano para clavar su mirada en la mía.

- No te enfades, princesa.- suspira.- No te dije nada porque no es algo de lo que me sienta orgulloso.- Eso es una estupidez, yo tampoco me siento orgullosa de mis hermanos y te lo dije igual.- A ver cómo te lo explico...Le miro escéptica. Dios, no puede ser tan complicado,De pronto, sonríe (me da miedo) y siento cómo pasa uno de sus brazos por debajo de mis rodillas. Antes de que me dé tiempo a protestar, me alza en brazos con una facilidad pasmosa y camina dentro de la reja, pasando de largo la casa para pararse en el jardín lateral, donde me sienta delicadamente sobre la hierba, echándose él a mi lado.Suavemente, me empuja con una mano hasta acabar tumbada, con su rostro a escasos centímetros. Si lo hace para que me quede tonta y no pueda replicar... lo está consiguiendo.

- ¿Y bien?- pregunto antes de perder por completo la cabeza.Gas se coloca de lado frente a mí, apoyando la cabeza sobre la mano.

- ¿Decías?Se acerca más hacia mí con una sonrisita.

- Tu hermano.- le recuerdo.- Sí, sí, mi hermano.Se inclina hasta que su boca se une deliciosamente con la mía. Deslizo mi mano por su mejilla, palpando con mis dedos su piel suave.¡Eh, eh, eh, eh!

- No trates de desviarme del tema.- musito entre sus labios.- ¿Yo? Yo no trato de desviarte de nada.Y ahora se hace el inocente.Siento sus manos navegando lentas por la piel desnuda de mi espalda mientras sus labios se apoderan por completo de los míos.

- ¡Gas!Le tumbo de un empujón para que quede su espalda contra la hierba y me siento sobre su cintura, mirándolo severamente a los ojos (más bien lo intento). Él se ríe, como si la situación le divirtiera.

Se sienta, aún conmigo encima, y vuelve a besarme. Está hiperactivo. Y que luego Nico diga que está de mal humor, mmmm.... no estoy de acuerdo.

- Conta ya.- digo, impaciente.Me está poniendo de los nervios.

- Simplemente es un estúpido, ya lo verás cuando lo conozcas.¿Tanto rollo para esto?

- Que se junte con los míos y hagan el club de los idiotas muertos.- suspiro.- Tus hermanos no son idiotas, te lo aseguro, el mío sí lo es.- No puede ser tan malo.- murmuro, rozando sus labios con la yema de mi dedo.Creo que este chico me distrae demasiado.

- Te aseguro que sí.- suspira, sujetándome con más fuerza.- Pero bueno, dejemos al imbécil de mi hermano a un lado... ¿qué tal el finde? Lo habrás pasado fatal sin mí, ¿verdad?Alzo el rostro para encarar su sonrisa divertida suelto una

carcajada sarcástica, intentando, sin éxito, separarme de él. Estaba to planeado, le tengo calado.Se ríe animadamente.Creo que este chico me distrae demasiado.

- Sos un egocéntrico.- bromeo.- Lo sé, lo sé, encanto.Me quedo tan ensimismada observando cómo sus preciosos ojos indefinidos brillan por la intensa luz del mediodía que no me percato de su proximidad hasta que sus labios presionan deliciosamente los míos. Y otra vez, otra, otra…Es adictivo.Me estremezco cuando siento cómo juega con las tiras de mi bikini, acariciando mi espalda tan apasionadamente como lo hace con mis labios.Se separa suavemente, dando un tierno mordisco en mi labio inferior.

- ¿Por qué te dijo tu hermano que vinieras corriendo?- pregunta mientras me levanta ágilmente por la cintura y se pone en pie.Me encojo de hombros con una sonrisa.

- Estaba con Euge, saca tus propias conclusiones…Sonríe divertido y, con los ojos reluciendo por un plan malvado, se acerca a mí con los brazos extendidos. Lo miro extrañada. ¿Y a éste qué le pasa? ¿Qué se tomo?Con una velocidad vertiginosa, pasa un brazo por mis piernas y el otro por mi espalda y me alza limpiamente, como si pesara menos que una pluma. ¿Qué le ha dado hoy a éste? ¿A qué viene esa extraña obsesión por llevarme como si fuera una nena pequeña?

- ¿Por qué me llevas en brazos?- pregunto, cautelosa, cuando empieza a caminar.- Estás descalza, podrías clavarte algo.Ruedo los ojos con un suspiro.

- He venido hasta aquí así y no me ha pasado nada, ya tendría que ser mala suerte que…- Shhh.- me calla, rozando sus labios con los míos apenas unas milésimas de segundo.

Es perverso.Le miro enfurruñada y me cruzo de brazos. ¡No es justo! ¡¡Si estoy hablando no vale que me calle de esa forma!! ¡No soy de piedra!Se ríe ante mi gesto contrariado, pero no hace amago de soltarme, y, a la velocidad que lleva, ya debemos estar cerca de mi casa.

- ¿Adónde me llevas?- digo cuando veo que nos mete directamente por mi jardín.- A molestar a Euge y a tu hermano, creo que me debe unas cuantas interrupciones.Lo que yo digo: Perverso.Sonrío, cómplice. Me parece un plan maravilloso.Abre la valla con el pie y entramos en el jardín.

- Baja.- pido, mirándolo con expresión infantil.Sonríe y me deja suavemente en el suelo. Me estremezco al sentir la hierba fresca bajo mis pies descalzos. Qué agradable.Gas mira por encima de mi cabeza (lo cual no es muy difícil teniendo en cuenta su altura de armario) y se ríe entre dientes.

- Míralos.Me giro para seguir su mirada. Mi hermano está de espaldas a mí, medio recostado junto a Euge,que, aunque está frente a nosotros, sería imposible que se percatara de que estamos aquí, incluso dudo que apartara la mirada tierna de mi hermanito aunque se presentara aquí el mismo demonio. Pero qué lindos.

- Ooooh, qué lindos.- me río.- lindisimos.Gas me coge de la mano y nos vamos acercando lentamente a ellos, a pasos cortos y silenciosos, como si huyéramos de algún crimen. Esto de jugar a ser los malos es divertido.Contengo una carcajada divertida cuando veo a Nico apartando suavemente un largo mechón rubio de mi amiga y colocándolo tras su oreja. Euge se sonroja.Justo cuando ambos parecen inclinarse para fundirse en un

beso de amor eterno , Gas y yo saltamos hacia delante, ruidosamente.

- ¡Bú!- nos reímos.Mi hermano se gira y nos lanza una mirada mosqueada, le saco la lengua. Euge, por su parte, se mantiene callada, mirando al suelo con las mejillas sonrojadas.Con esto aprenderá a no interrumpirnos a nosotros.Me siento descaradamente entre los dos, sonriendo ampliamente mientras oigo a Gas por detrás riéndose entre dientes.

- ¿Bueno, hermanito, qué tal?- pregunto, dándole un sonoro golpe en la pierna.Me mira y rueda los ojos.

- De miedo.- Me alegro, entonces.- digo sin dejar de reír.Suena una musiquilla detrás de mí y alzo la cabeza para ver a Gas descolgando su móvil con el cejo fruncido. ¿Y ahora qué pasa?

- Sí, ok…- hace una pausa.- Sí, te prometo que me comportaré… lo intentaré al menos.Cuelga y suspira.

- Me voy a mi casa, acaba de llegar mi querido hermanito.No parece muy contento.Nos levantamos del suelo (Euge de su toalla ) y Nico y Euge se despiden de él mientras yo me quedo en un discreto segundo plano hasta que acaban, cuando me acerco, observándolo.Me mira intensamente y creo leer en sus ojos grisáceos lo que quiere.

- Voy con vos .- afirmo.Sonríe y me tiene la mano. La tomo y salimos del jardín, dejando atrás a Euge y a Nico, que se miran sin decir nada. Ya pueden retomar su escenita romántica… aunque creo que les hemos cortado bastante el rollo.Miro hacia abajo con una sonrisa.Esto…

- Espera un momento, tengo que cambiarme.- Sí, será lo mejor.- dice, mirándome de arriba abajo descaradamente.Es un depravado.Tiro de su mano para meterle en la casa y subir arrastrándole por las escaleras hasta mi habitación. Lo dejo sentado sobre la cama y abro la puerta del vestidor, justo en frente, para buscar algo de ropa.

- ¿Qué me pongo?- musito para mí, andando de aquí para allá.Siempre lo he dicho: ser chica tiene casi todos los inconvenientes del mundo. Nos toca todo lo doloroso e incómodo: embarazos, partos, menstruaciones, estrías, celulitis, arrugas… y, además, nunca sabemos qué ponernos.¿Cómo hay que vestirse para conocer al hermano extraño de tu novio cuando acabas de saber de su existencia? Gran dilema, éste.

- MmmmmDoy un salto al sentir el cuerpo fuerte y cálido de Gas a mi espalda, mirando por encima de mi cabeza la ropa. Alarga la mano para coger un par de prendas y me las pone sobre la cabeza.

- Eso.- dice, saliendo del vestidor.Clavo en su espalda mi mirada airada, quitándome de un tirón la ropa de la cara. Observo las prendas que me dio con el cejo alzado mientras voy hacia él.

- ¿Por qué me das ropa de invierno?Capítulo 39: el hermanito. 

Me mira, entre divertido y confiado.

- Es lo mejor, haceme caso.Y lo dice todo serio el chico.

- ¿Estás loco?- protesto- ¿Quieres que me ase de calor?Vuelvo al vestidor, dejando tiradas la remera de cuello alto

y los vaqueros que me dio. Éste se se cree que en pleno agosto me voy a poner eso.Cojo unos pantalones vaqueros cortos y una remera de tirantes negra y me lo pongo encima del bikini. Salgo y me sitúo frente a él con pose de modelo exagerada.

- ¿Qué tal?- pregunto cómicamente.Alza la cabeza y me da un repaso visual exhaustivo.

- Totalmente inadecuada.Me coloco totalmente recta, tensa, con los brazos cruzados y mirándole mosqueada.

- ¿Inadecuada?Se levanta. Vale, ahora me siento la amiga del gnomo David a su lado.

- No para mí, encanto, ya lo sabes.- sonríe burlón.- Pero debo decir que tu atuendo es totalmente inadecuado para conocer a mi hermano.Frunzo el cejo mientras coloca sus manos sobre mis hombros y me da una vuelta completa como si fuese su marioneta nueva.

- ¿Por qué? ¿Es un fraile franciscano o qué?Gas ríe sin dejar de observarme, sin embargo, yo estoy más pendiente de seguir el hilo de mi imaginación que de su escrutinio.Me imagino a su hermano, poco más alto que él, con una reluciente coronilla bordeada de cabello negro y el cuerpo enfundado en una larga túnica marrón como hecha de saco de patatas que sólo deja ver unos finos tobillos y unos pies blancos embutidos en sendas sandalias de cuero desgastado.Mmmmm… creo que he visto demasiadas pelis.

- Bueno, tendrá que valer, no hay tiempo.¿Eh, eh, eh? Parpadeo un par de veces, confusa, para intentar volver a la realidad.Gas coge mi mano y tira de mí sin que pronuncie palabra hasta salir a la calle.

- ¿Me explicarás ahora a qué ha venido ese rollo?- inquiero.Sin girarse hacia mí, se revuelve el cabello y contesta, más para sí mismo que para mis oídos.

- Voy a tener que estar vigilándolo.Le doy un golpe en el brazo, molesta.

- Auch, princesa.- se queja, mirándome.- ¿Qué pasa?- Explícate y deja de murmurar.Se inclina hacia mí, dejándome totalmente atontada al poder observar cada pequeño detalle de su rostro, de líneas delicadas pero forma varonil, ojos grandes y luminosos de color aún identificable y sonrisa perfecta y divertida.

- Ya lo verás.- finaliza, presionando levemente mis labios con los suyos.- No seas impaciente, preciosa.Sin decir nada más, sigue caminando, tirando de mí.

- Te cobraré uno a uno los besos en condiciones que no diste.Se ríe, apretando más mi mano.

- Será un placer.Abre con su mano libre la reja de la entrada y la puerta principal, guardándose de nuevo la llave en el bolsillo del bañador blanco (que, por cierto, le queda de muerte).

- Ya estamos aquí.- anuncia al entrar.- Estamos en el salón.- se oye la voz de Clara, nítida y fuerte.Antes de encaminarnos al salón, Gas se gira hacia mí y me rodea fuertemente para bajar sus labios s los míos, besándome hasta quedarme sin aliento. Correspondo aún sin aire, echándole los brazos al cuello y entreabriendo mi boca para jugar con la suya.

- Todo irá bien.- musita al separarse.Creo que se intenta convencer a sí mismo más que a mí.Sonrío para intentar calmarle.Estoy intrigada, ¿por qué se pone así por ver a su propio hermano? No sé, no lo veo ni medio lógico.Contesta a mi sonrisa y me conduce de la mano por las

cálidas estancias de su casa hasta el salón, donde esperan dos personas. Una de ellas, la eminente Clara, se encuentra sentada sobre el sillón color granate en el que siempre se la veía, con la mirada extraviada y la postura algo incómoda.¿Incómoda? Me repito para mí. Eso sí que es extraño.La otra persona está de espaldas a nosotros, por lo que no puedo identificar nada que no sea el cabello castaño oscuro .Clara alza el rostro hacia nosotros y sonríe con sinceridad. Dios, adoro a esta mujer.

- Ya estan aquí.- se levanta, seguida por la otra persona.- Creí que me había imaginado la voz de Gas.El chico misterioso se gira ciento ochenta grados y lo observo intentando no ser muy descarada. Quedo decepcionada. No porque tenga mala presencia, que… , sino porque me lo habían pintado tan malo que me lo esperaba, no sé… unos cuernos, una larga cola roja, una capa negra… pero no, ni siquiera un poquito de fuego a su alrededor.

- Rochi, mi hermano Pablo.Ambos no acercamos a pequeños pero firmes pasos hasta quedar a pocos centímetros, los suficientes para que se incline hacia mí y dé dos besos en mis mejillas.

- Encantado.- dice, con voz increíblemente tierna.- Igualmente.Lo miró más detalladamente mientras él parece hacer lo mismo conmigo. Tiene la misma estatua exagerada que su hermano pequeño y cabello claro, aunque peinado diferente, mucho más corto y engominado a conciencia. Por lo demás, y sin tener en cuenta las casi idénticas líneas del rostro, no se parecen demasiado. Sus ojos no son del increíble color verde grisáceo de Gas, sino de un negro profundo; y su figura es algo más ancha de hombros y espalda, con músculos definidos pero sin ser demasiado prominentes y una silueta lo menos… atractiva.Pero, Rochii no pienses esas cosas delante de tu novio.Volviendo a la realidad, sonrío al recién conocido hermano ya no secreto de mi novio y me dirijo fuera de su vista, detrás de él, hacia Clara, que abre sus enérgicos brazos y

me da un apretón, riendo.

- Rocío, mi niña, hacía tiempo que no te veía. Estás estupenda.Me río.

- Cómo le gusta exagerar.- me burlo amablemente.Oigo una conversación a mi espalda.

- A si que ella es la razón por la que no volviste- es la voz de Pablo, aunque ahora parece más sarcástica que tierna.- Sólo te diré una cosa hermanito: Guau.Vuelvo a mi conversación con Clara cuando sus ojos indefinidos se clavan en los míos mientras no deja de reír.

- Siempre tan modesta.- pone una bronceada mano sobre mi mejilla.- Gas, cielo, ¿te he dicho alguna vez lo mucho que me gusta esta chica?Siento la cálida presencia de éste a mi lado y su risa acariciando lo alto de mi cabeza.

- Unas mil veces, abuela.- veni vamos a sentarnos.- dice ella.Coge mi mano y tira de mí para sentarme junto a ella, dejando a los dos hermanos frente nuestra, sentados algo separados sobre el sofá granate que antes había ocupado Clara.Mmmmmm… parecen algo tensos.Bueno, más bien el tenso es Gas, ya que Pablo no deja de sonreír ampliamente.

Capítulo 40:

Bueno, más bien el tenso es Gas, ya que Pablo no deja de sonreír ampliamente.

- Bueno, ¿qué tal te ha ido tu viaje a California, pequeña?Sonrío, contándole un resumen de mi fantástica semana de vacaciones con mi familia. Digo un resumen porque no quiero que los demás se aburran. Bueno, por eso y porque Gas tiene una cara de querer salir de ahi increíble, parece que de un momento a otro va a salir corriendo.

- Y, ¿qué, hermanito, me extrañaste?- pregunta Pablo, dando una palmadita en la espalda de Gas.Éste se gira para observarlo un momento.

- Lloro cada noche tu ausencia.Cómo se nota que está mucho tiempo conmigo, ehh… No,dije una tontería, esa chulería innata la tenía de antes, y parece que es de familia.

- Lo imaginaba.- se burla su hermano.- No puedes vivir sin mí.Uuuu, por la cara que puso… las cosas se están calentando y parece que va a explotar. Hay que sacarlo de aquí.

- Gas, mi hermano te espera, ¿recuerdas?- digo, mirándolo con una sonrisa cómplice.Contesta con una el doble de apabullante.

- Cierto, será mejor que nos vayamos.Nos levantamos, pero al cabo de un par de segundos, Gas vuelve la vista a su hermano y suspira.

- Vamos al centro, ¿quieres venir?- pregunta en tono cansado.Sonríe ampliamente. No parece tan malo.

- Claro, un placer.Creo que Gas lo exagera mucho todo.

- Voy a cambiarme y a avisar a estos.- digo, inclinándome para dar un beso en la mejilla de Clara.- Hasta otro día, Clara.- Hasta pronto, cielo.Me acerco hacia Gas, de pie junto a su hermano. Está claro que es el pequeño,Pablo debe tener un par de años más.Mi chico me extiende la mano y la cojo, alzándome sobre las puntas de los pies para presionar mis labios sobre los suyos, que me reciben… de maravilla. Siento su lengua bordeando suavemente mis labios y sonrío, separándome con lentitud.

- Ahora nos vemos.- Sí.- sonríe.- Decile a tu hermano que llevaré mi coche también, a si que a las ocho estamos en tu puerta.-dale.Sigo andando hacia la puerta, pero, al pasar al lado de Pablo, su voz me distrae.

- Hasta luego.Le veo sonreír y estiro levemente las comisuras de mi boca.

- Hasta luego.- contesto.Me apresuro a alcanzar la puerta y salir de allí.Ese chico me pone nerviosa.Y, digo yo, ¿qué les han dado a esos dos de comer cuando eran pequeños para convertirse en… en esos bombones? Porque eso no es normal, ni la genética llega a esos extremos. Es como… no sé, no sabría explicarlo. Es raro, ya está.Sacudo la cabeza cuando salgo a la calle, traspasando la verja que me separa de los Tous. Menuda familia rara, y digo de la mía.Y… lo que yo me llevo preguntando un rato… ¿por qué odia tanto Gas a su hermano?No sé, no es la persona que mejor me haya caído en el mundo, pero es simpático, no tengo ninguna queja de su comportamiento (oooh, dios, parezco una profesora de secundaria amargada).Sigo andando tranquilamente hacia mi casa, arrastrando los pies por el pavimento. Aiiiinss, menuda tarde me espera.Cierro ambas puertas tras de mí al llegar. Mi queridísima familia tiene la genial costumbre de dejar abiertas todas las malditas puertas de la casa. Vamos a ver, chicos, mucha alarmita y mucha tontería de seguridad ¿y luego dejamos todo abierto? ¿Qué somos, tontos?Al pasar por el salón, veo a Nico sentado en el sofá, con la cabeza apoyada en el respaldo y los ojos cerrados. Me parece que alguien está pensando… y yo sé en quién…Ando sigilosamente hacia él y, cuando estoy en el borde del sillón, me tiro encima de un salto.

- ¡Rochii,bruta!- estalla, dando un bote.Me río, sentándome sobre él 

- sos como una cría.Y, sin embargo, me sigue manteniendo en su regazo. Si es que… habla demasiado.

- Bueno, bueno, hermanito…- digo con retintín.- ¿ya se fue Euge?Reprimo una carcajada cuando me mira con una ceja alzada.

- La espantaron entre tu querido novio y vos.- Te la debíamos.- contraataco, sonriendo.Así aprenderá.

- Ahh, me dijo Gas que él también llevará su coche, porque viene su hermano…,- pongo un dedo sobre mis labios- y que estarán aquí a las ocho.Mira su reloj Aún queda tiempo, deben de ser las tres y pico. Mmmmm… aún no hemos comido.

- ¿Qué te parecio?Le miro, extrañada.

- ¿Quién?- El hermano de Gas payasa.- dice sarcásticamente, dándome un ligero toque sobre la nariz.- Mmm… no me ha caído mal, parece buena onda, aunque Gas se comporta de un modo extraño cuando está él delante.Mi hermano se ríe.

- Eso es porque está celoso, enana.- arrugo la nariz.- No quiere que nadie le robe a su chica.Ni que fuera un cromo.

- ¡¡A COMEEEER!!- se oye la voz de Júnior y sus pasos apresurados.- Sos tonto, Nico.Me levanto de su regazo y me voy al comedor junto a Monito, que camina dando saltos a mi lado.

Capítulo 40: ¿donde caben dos, caben tres?. 

Me cruzo de brazos con un suspiro.

- ¡¿Euge, te falta mucho?!- grito frente a la puerta del baño.Es pesada… pero pesada, pesada.Se abre la puerta y veo a mi amiga arreglándose por millonésima vez el cabello, con laca en mano y los cien cepillos que ha ido encontrando por toda la casa apilados sobre la encimera.Ruedo los ojos con impaciencia.

- Qué cheta que sosEcha un poco más de laca en su flequillo y se gira hacia mí. Yo arrugo la nariz por el ambiente… enlacado del baño, que parece repleto de un vapor espeso.

- Cheta no, me gusta arreglarme, que es distinto.- se vuelve hacia su reflejo- Una parte de mi cabeza me… impulsa a entregarme a esto.Qué filosófica.

- Bueno, pues decile a esa parte de tu cabeza que tiene dos minutos para terminar su obra de arte.- ¡¿Dos minutos?!- Sí, dos minutos, y eso contando con los quince de retraso.- suspiro.Esto funciona así desde antes de… no sé, desde hace mucho tiempo. Siempre hay que añadirle quince minutos, por lo menos, a la hora oficial de quedada; al menos en el caso de las féminas. Apuesto un brazo a que Gas y su hermano ya están abajo con Nico, mientras que Vico y Agus aún no han llegado (aunque debe faltar poco), puesto que tenían que ir a recoger a Cande y a Lali, y ellas está claro que hacen lo del cuarto de hora. Somos unas genias. Está claro que las chicas tenemos que dominar el mundo, y cuanto antes mejor.

- ¡Ya estoy!- levanto la cabeza, esperanzada.- ¡No, espera, me falta el rimel!Ay, dios, qué pesada.La puerta de mi habitación se abre de un golpe y dos

gráciles figuras se deslizan a toda prisa a mi lado.

- ¡Hola, chicas!- Hola, Cande.- río y giro la cabeza para mirar a la otra chica.- Lali.Miro el reloj: las ocho y cuarto en punto.

- Vamos, Euge.Me siento con un suspiro agotado sobre la cama. Esa chica me cansa. Mucho.Yo no sé por qué la he dicho que se viniera a arreglar a mi casa… si es que no aprendo.

- Ya estoy.- sale del baño con una sonrisa.- Por fin.Cande empieza a dar saltos a su alrededor. A veces me pregunto cuántos años tiene en realidad, porque los diecinueve no los aparenta.

- ¡Foto, foto, foto!- exclama.Lali saca la cámara del bolso de Cande sin decir palabra y nos empuja a todas frente al enorme espejo del vestidor, donde se nos ve a las cuatro de cuerpo completo. Primero Cande, con su minifalda negra, camiseta sencilla blanca y sandalias a juego; luego Lali, con unos pantalones por encima de la rodilla azul marino, camiseta sin mangas negra y zapatillas de tenis del mismo color; junto a ella, Euge, con un vestido por la mitad del muslo de color amarillo suave y marrón y sandalias romanas; y, por último, yo, con pantalones verdes cortos, camiseta de manga corta blanca y zapatillas a juego. Veraniegas y fresquitas. Como debe ser.

- vámonos ya.- protesto a la décima foto.- vos lo que quieres es ir corriendo a los brazos de tu chico.Miro a Euge con cara asesina, reprimiendo decirle que ella está deseando ver a mi hermanito.

- Y hablando de bombones…- fulmino a Cande, que ríe.- esta el hermanito de Gas que…- suelta un silbido.- Está para hacerle un favor.- Maldita enferma.

Vuelve a reírse mientras salimos de mi habitación (la dejamos echa un asco, por cierto).

- ¡Por fin!- se oye una voz cuando bajamos las escaleras.Alzo el rostro para ver a los cinco chicos ahí, esperándonos. Y lo buenos que están… dios, y digo de Cande, yo también estoy enferma.Mis ojos se centran en Gas, que sonríe al verme y espera a que acorte los pocos pasos que nos separan para rodear mi cintura con un brazo para darme un tierno apretón mientras baja sus labios a los míos y deposita un leve beso. Dios, cómo odio que haga eso.Me separo y voy a saludar a Vico y a Agus, que se ríen por mi cara de mosqueo.

- No te rías, no tiene gracia.- le digo al primero, dándole un golpe en el brazo.Presiona los labios contra mi cabeza sin dejar de sonreír.

- Sí que la tiene, peque, lo siento.Le saco la lengua.

- Ya estamos todos.- dice mi señor hermano- Hora de irse.Van saliendo todos, Gas me mira divertido mientras sale delante mio. Me quedo la última junto con Nico, que se me queda mirando.

- ¿Qué pasa?- pregunto.- sos una lenta, llegaste tarde a tu propia casa.- No me mires a mí, ha sido cosa de tu chica.Me río de la cara poema que ha puesto.Lali y Cande se montan en el auto de Agus, Euge en el BMW de mi hermano y yo en la parte trasera del Audi de Gas, en el que también va Pablo. No quiero molestar a la parejita. jajaja.me siento en el asiento de atrás.

- Bueno, y…- alzo el rostro para ver a Pablo.- ¿van al mismo instituto?- Sí.Contesto yo, puesto que Gas parece muy concentrado conduciendo mientras me mira por el retrovisor con cara de

mosqueado.

- ¿A la misma clase?- No, eso ya no.- esbozo una sonrisa forzada cuando me mira.Mira a su hermano conducir un momento y vuelve la vista de nuevo hacia mí.

- ¿Cómo que ya no?- Se cambió de clase.- contesto con un bostezo disimulado.Y el sueño que tengo qué es tremendo

- Mmmmmm, ¿puedo preguntar el porqué?es buena onda, no sé por qué Gas opina lo contrario.

- A mí no me mires.- me río.- Si quiere contártelo él…Mira a Gas, expectante.

- Nos enfadamos.- dice simplemente.¿Y a éste qué le pasa? Está de lo más raro hoy. Además, eso no es del todo cierto, hay que precisar una cosa: se enfadó ÉL, no yo. Que yo me molestara fue después de ver su estúpida actitud.Me encojo de hombros. Buah, paso de su comportamiento, parece un nene de tres años.Aparca en un parking subterráneo junto los otros coches y salgo la última por el asiento de Pablo, estirándome. Esto de que tenga un coche de tres puertas… es incómodo si vamos más de dos.Todos empiezan a andar hacia fuera menos Gas, que me espera con la mano extendida, pero sin la sonrisa graciosa que espero. Doy un par de saltos para alcanzar su mano y la agarro, mirándolo fijamente.

- ¿Me puedes explicar qué pasa?- pido.Que dé gracias que lo pregunto con un tono razonable y no dando gritos.Suspira y me acerca a él para rodearme con un brazo mientras caminamos. ok, eso está de lujo, pero quiero que hable.

- Gas, contesta.

Me mira fijamente un instante.

- Es mi hermano, su sola presencia me enferma.- acaba diciendo.- ¿Por qué? No sé, me parece simpatico.Suelta un bufido por lo bajini.

- Estupendo, ahora te parece simpatico.- musita.Comienza a caminar más deprisa y lo freno en seco, bajando su cabeza hacia la mía para que me mire.

- ¿Qué ocurre?Atrapa mi mentón con una mano, taladrándome con sus ojos indefinidos.

- Princesa, haceme un favor.- dice, serio.Parpadeo un par de veces para centrarme.

- Claro, lo que quieras.- No te fíes de mi hermano, no es lo que parece.Sin que me dé tiempo a decir nada, se inclina para besarme, correspondo apenas sin darme cuenta de nada y... entonces… se separa riendo.

- Odio que me dejes a medias y lo sabes.- protesto.Con un brazo alrededor de mi cintura, seguimos caminando tras los demás.

- Yo nunca te dejaría a medias, encanto.- me mira y alza las cejas, divertido.

Capítulo 42:

Con un brazo alrededor de mi cintura, seguimos caminando tras los demás.

- Yo nunca te dejaría a medias, encanto.- me mira y alza las cejas, divertido.Suspiro, dándolo por perdido. Estos chicos de hoy en día están todos enfermos.

- ¡Rochi, vamos!

No me ha dado tiempo a levantar la cabeza cuando dos pares de brazos me separan de Gas y me llevan a rastras hacia delante.

- ¡¿Qué hacen?!- grito.¿Pero estamos todos tontos o qué?Euge y Can me arrastran al interior de una tienda, donde Lali nos espera, mirando a éstas con el ceño fruncido. Mamá, pon orden.

- Soltala ya, por dios.Gracias, Lali. Menos mal que está ella para parar a estas tontas, porque vamos, a mí no me hacen ni caso.

- ¡Tiendas, tiendas, tiendas!- grita Can, atrayendo todas las miradas de la calle.Me tapo la cara con las manos y me refugio al lado de Lali. Dios, qué vergüenza, cómo se puede ser tan escandalosa.

Cierro los ojos un segundo y me apoyo en el pecho de Gas.

- Ya basta de tiendas, por favor.- protesta mi hermano, revolviéndose el cabello .- ¿Qué tal si vamos a tomar algo?- Voto a favor.Fíjate que hasta a mí me cansan. Can y Euge no dejan de entrar a cada tienda que se encuentran, y ya han cargado a los chicos con cien mil bolsas. Sólo un par son de Lali y mías, las noventa y nueve mil novecientas noventa y ocho restantes son de las consumidoras compulsivas.Terminamos convenciéndolas de irnos al Starbucks y dejar las compras para otro día (hemos tenido que prometer Lali y yo que las acompañaríamos en otro momento).

- Veni, tonta.Antes de poder protestar, me veo arrastrada por el abrazo de Gas, que me sienta con insultante facilidad sobre sus piernas.

- ¿A quién llamas tonta?- lo miro con el ceño fruncido.Se ríe, apretándome más firmemente contra él.

- ¿Qué quieren de beber, parejita?- Un capuchino y un frapuchino de café con chocolate.- contesta Gas por los dos.- Menuda memoria.Guau. ¿Cómo se puede acordar de esas cosas?Mi hermano se va junto a Euge a pedir (estos no se separan ni a sol ni a sombra, tendré que mirar si tienen alguna ventosa pegada) y se forman grupitos entorno a la mesa; Euge y Cande por un lado, chismeando como viejas y Vico, Jaime y Agus por otro lado, chismeando también. Esto es como un patio de vecinos.

- ¿A qué viene esa cara?¿Mmmm? Giro el rostro hacia Gas, que me observa con una sonrisa.

- ¿Qué cara?- replico.Se acerca más para pegar su frente a la mía, aturdiéndome por completo cuando sus ojos indefinidos se clavan en los míos.

- Ninguna, sólo quería un poco de atención.Le oigo reírse y estoy a punto de replicar cuando presiona firmemente sus labios contra los míos, acariciándolos con demasiada dulzura para no perder la cabeza. Mis manos van directas a su nuca para intensificar el beso y mi boca se abre lentamente para explorar la suya.

- vallanse a un motelSonrío entre sus labios al oír los comentarios de los demás.

- les agradecería que no hicieran eso en mi presencia.Ya está el payaso de mi hermano. Creía que la le habíamos dado su escaramuza antes… parece que no fue suficiente.Gas aprieta más sus manos en mi cintura para robarme el poco aliento que me queda y se separa suavemente, dándome un último piquito antes de girarse hacia Nico, que nos mira con los brazos en la cintura estilo madre.

- Como comprenderás, no voy a dejar de besar a mi novia sólo porque vos estés delante.- le contesta, burlón.Adoro cuando utiliza esa tono con los demás.

- Tengo que cuidar de ella, recuérdalo.Mi hermano junta y separa repetidas veces los dedos índice y corazón, como si simulara unas tijeras, y me río junto a los demás. Gas se estremece, sonriendo.

- dale, asaltacunas, ven a ayudarme y deja de pervertir a mi hermanita.- dice Nico con un gesto.Me levanto, rodando los ojos con impaciencia, para que Gas puede irse, dándome un pequeño beso antes de seguir a mi hermano. Estúpido idiota.

- Pues si vas vos, yo me quedo.- sonríe Euge, sentándose a mi lado.Suspiro, apoyándome contra su hombro.

- Sabes que tu futuro novio es un asco, ¿verdad?- susurro en su oído.- Ten claro dónde te metes.Siento cómo cada vez su rostro está más cálido y alzo la mirada para ver su profundo rubor de mejillas, que se va extendiendo poco a poco por tuda su bonita cara.

Capítulo 43: Interrumpidos… de nuevo (Acabaré matando a todo el mundo) 

Me acurruco más contra él, apoyándome sobre su pecho. Siento cómo sus brazos me rodean más firmemente mientras una de sus manos se desliza deliciosa por mi espalda, acariciando mi piel bajo la remera. Pues aquí estamos, disfrutando de otra tarde más, tumbados a la bartola en su habitación y viendo una peli. No me pregunten que cuál es porque ni siquiera me estoy enterando. Mmm…. Sí, la situación parece un poco sospechosa, pero… no, claro que no lo es, qué cosas pienso, enferma mental. Sacudo la cabeza. Gas alza mi barbilla para buscar mi mirada, confuso. 

- ¿Estás bien, princesa? Sonrío, apoyando la mano sobre su mejilla. 

- Claro.- contesto en un susurro. Bajo la mirada a sus labios y los atrapo con los míos, besándolo apasionadamente. ok que normalmente yo no hago estas cosas, pero… dios, qué labios. Siento cómo sonríe, apretándome más a él con la mano en mi cintura. Tomo su rostro con ambas manos, presionando sus mejillas, mientras me apoyo más en él. Da un tierno mordisco en mi labio inferior y se ríe, deslizando una de sus manos por mi espalda bajo la remera, acariciando mi piel con suavidad. Muevo la mano hacia su nuca para apretarlo junto a mí, intensificando el beso, mientras guio la otra hacia su pecho. Increíble. Noto bajo la camisa su perfecta musculatura… ooohh, dios, míoo! ¡Sálvame! Siento cómo rueda hasta quedar sobre mí, apoyando su peso sobre los brazos a ambos lados de mi cabeza. Separo nuestros labios para poder respirar y dejar que su boca navegue libremente por mi cuello, parándose en el borde de la remera. Oooh, oooh. Alza sus ojos grisáceos castaños y sonríe antes de subir de nuevo hacia mi rostro para atrapar mi boca con un beso feroz. ¡¡¿Pero qué es esto?!! Le echo los brazos al cuello, sin permitir que una pizca de aire pueda pasar entre nosotros. 

- Gastón, pervertido, es hora de irse! Voy a llorar. Se separa con un suspiro, dejándose caer a mi lado con los ojos cerrados. 

- Odio a tu hermano.- musita. Se oyen unos golpes en la puerta. 

- ¡Salgaann yaa! La madre que lo parió… que para mi desgracia es la que me parió a mí. Me incorporo con una bronca increíble, extendiendo la mano para que Gas me siga. Sonríe y se levanta, abrazándome suavemente. Tiemblo sin querer, lo que hace que levante mi mentón con su mano, dejándome cara a cara con sus ojos divertidos.

- No te preocupes, princesa, no iba a pasar nada, sos demaciado pequeña.- dice, el muy digno. Pero qué… ¡¡¡Cómo se puede ser tan tarado!!! Me separo bruscamente y salgo de la habitación a toda prisa, casi arrollando a mi hermano, que esperaba tras la puerta. 

- Ehh,vos, enana, cuidado. Bajo las escaleras pisando con fuerza el suelo. 

- ¿Tan mal lo haces que la pones de peor humor que de costumbre?- le oigo decir. ¡¡¡¡¡AHHHHHH!!!!! ¿¿Cómo se puede ser tan sumamente idiota?? Salgo con un portazo, parándome en el porche. Bufo por lo bajo, harta ¡Si es que son totalmente anormales! 

- ¿Estás bien? Doy un salto al ver a Pablo bajo las escaleras… semidesnudo y mirándome. ¡¡Semidesnudo!! La ausencia de la camisa deja ver unos perfectos abdominales que… oooh, dios mío. ¡¿Qué hacen estos para tener esos cuerpazos?!

- ¿Rocío?- insiste. Sacudo la cabeza, intentando centrarme. Que… esta bien que tenga novio, pero teniendo en cuenta que es idiota y habiendo un bombón como este chico delante está claro que me voy a dar el capricho de observarlo todo lo que quiera. 

- Estoy bien.- sonrío.- Es que entre tu hermano y el mío me enervan sobremanera. Se ríe, poniéndose una camisa celeste que hay sobre el capó de un coche que no había visto jamás. Un precioso Aston Martin granate. ¿De dónde ha salido eso? 

- Mmmmm… ¿qué hacías? Pablo señala la maravilla con ruedas con la mirada. 

- Lavar el coche.- contesta. 

- ¿Es tuyo? Qué cantidad de plata que maneja esta gente. 

- Sí, me lo compré hace un par de meses.- acaricia el capó como si fuese su mascota.- Lo traje para que lo viera Gas, estaba seguro de que le gustaría. - Y a quién no… Vuelve a reírse entre dientes. Cuando hace eso me recuerda a Gas, se parecen muchísimo. 

- ¿Queres dar una vuelta? Le miro, asombrada. 

- ¿En el coche?- pregunto como una tarada. - Claro, así me enseñas un poco esto. Sonrío y asiento con un gesto. ¡Voy a dar la vuelta en un Aston Martin! ¡En el coche de James Bond! Aunque sin James Bond… eso sí que sería buenisimo. Me abre la puerta del copiloto y espera a que me acomode en los asientos de cuero negro para dar la vuelta al coche y sentarse en su sitio, arrancando al instante con un suave ronroneo.Capítulo 44: 

Me abre la puerta del copiloto y espera a que me acomode en los asientos de cuero negro para dar la vuelta al coche y sentarse en su sitio, arrancando al instante con un suave ronroneo.Me estiro en silencio.

- Bueno y… ¿cómo se vive aquí?Me giro para mirarlo mientras me pongo el cinturón de seguridad.

- ¿A qué te refieres?- pregunto.Hace un gesto con la mano, abarcando nuestro alrededor.

- ¿Cómo se vive en un barrio de ricos?- especifica.- En donde yo vivo las cosas no son así, se ve que este lugar es de gente con mucha pasta.Y lo dice el que conduce un Aston Martin.

- Ni que vos no la tuvieras.Se ríe. No le veo la gracia.

- Todo el dinero de la familia es de mi abuela, es la que ahora mismo tiene el título de nobleza y a la que le corresponde todos los bienes que eso supone.Aaammmmsss

- Pero, ¿y el coche?- inquiero, frunciendo el ceño.No puede ser que se lo pague con algún trabajo, a no ser que sea ministro, y eso durante un par de años y sin comer. No tiene pinta de ser ministro.

- Tenía unos ahorritos.- se ríe de nuevo.Unos ahorritos, dice. ¡Unos ahorrillos! ¡¡ESTAMOS HABLANDO DE UN ASTON MARTIN!!Sacudo la cabeza con un suspiro. Parece igual de cabezón que Gas, a si que sería imposible que me contara nada más respecto al tema de sus supuestos… “ahorritos”.

- No se lo ve mal a mi hermano contigo.Giro la cabeza hacia él, sorprendida.

- Eso espero.- sonrío.- Aunque, claro, mi visita lo irrita.Esta es la mía.

- ¿Por qué?- pregunto así como quien no quiere la cosa.Me mira de reojo sin apartar las manos del volante.

- Siempre hemos sido grandes amigos, pero hace un tiempo tuvimos…mmmm… un encontronazo, por así decirlo.- ¿Puedo preguntar qué pasó?No sé si quiero saberlo.

- Me acosté con su novia.- suelta calmadamente.Mmm…. ¿Perdón?Me mira y se ríe por mi expresión de desconcierto.

- En mi defensa debo decir que ella lo iba buscando desde hacía tiempo, y uno no es de piedra.

Claro, claro, uno no es de piedra… si claro es increíble. ¿Cómo puede hablar tan calmadamente de esto conmigo? ¡¡No me conoce de nada!! Además… ¡¡Le está contando a la novia de su hermano que se acostó con su anterior novia!! ¡¿Pero qué es esto?!

- Eso marcó el fin de nuestra amistad, incluso creo que deseó con todas sus fuerzas que la sangre no nos uniera…- suspira.- Ella era todo su mundo, su vida, y cuando se enteró a lo que se dedicaba cuando no estaba con él… fue un gran golpe.Me miro las manos con nerviosismo.En ese momento, como si alguien oyera mi llamada de ayuda, el móvil empieza a sonar ruidosamente. ¿Qué escándalo es ese?Lo tomo casi con alivio.Alivio que se esfuma en cuanto oigo su voz.

- ¿Dónde se supone que estás?Parece enfadado. Estoy segura de que intenta no gritarme, a mí nunca me grita. Y que lo intente…

- Con tu hermano dando una vuelta.- contesto con el ceño fruncido.¿A qué vienen esos humores?Oigo cómo bufa por lo bajo, hablando con otra persona palabras que no entiendo.

- ¿Gas por qué…- Pásamelo.- me corta.¿Eiing?

- ¿Qué?- Pásamelo, Rocio.- repite lentamente.Me giro hacia Pablo, que ha parado en coche sobre la acera y me observa sin decir nada.

- Quiere hablar con vos.Extiende la mano y pongo sobre ella mi móvil. Se lo lleva a la oreja.

- Relájate, Gas.- suspira.- No, por supuesto que no, ¿qué me

estás contando?... Sí, ahora mismo la llevo… Cálmate.Cuelga y me sonríe.

- Volvamos antes de que le dé un infarto.Me devuelve el teléfono con delicadeza y gira por completo el coche hasta volver a tomar la carretera dirección nuestras casas.Gas está idiota, se está comportando como un auténtico neandertal. Porque su anterior novia fuera una rapidita y se tirara hasta a su hermano no significa que yo sea así, es más, ¡no lo soy!

En unos minutos, aparca frente a mi casa.

- Espero que otro día podamos terminar el paseo.- se ríe.Sonrío. Es tierno. Que hizo mal… pues sí, pero simpático es un rato.

- Encantada.Salgo del soche y abro la reja con un chirrido. ¡A ver si le ponemos aceite!

- Hombre, por fin.Alzo el rostro para ver a mi hermano salir junto a Euge de casa. ¿Y éstos?

- ¿Dónde van, parejita?- lo pico.No estoy de humor para sus idioteces.

- A dar una vuelta.- contesta con el ceño fruncido.- Te diría que vinieras, pero tu chico está que hecha humo por las orejas.Euge le da un golpe en el brazo, riendo.

- No le hagas caso, está exagerando.Me voy, tanto amor me empalaga.

- ¿Dónde está ese idiota?- pregunto.- En tu habitación.Me despido con un gesto y voy hacia mi habitación, escaleras arriba.

- ¡Vos!- digo cuando cierro la puerta.Alzo el dedo hacia Gas cómodamente tumbado sobre mi cama, con las manos bajo la cabeza y los piel colgando. Me mira fijamente y me hace un gesto para que me siente a su lado. Lo hago (pero que no se piense que estoy sumisa porque no, si me siento es porque quiero).

- ¿A qué vino el espectáculo que me montaste?Antes de que pueda darme cuenta, me coge por los hombros y me tumba sobre el colchón, mirándome fijamente. ¡¿Y ahora qué hace?!

- ¡¿Qué…Corta mi pregunta con un beso que se lleva el poco aliento que me queda después de gritarle. Apoya los brazos a ambos lados de mi cabeza y acuna mi mejilla con una mano sin dejar de besarme.¿Intenta distraerme? ¡¡¿Intenta distraerme?!! ¡Porque lo está consiguiendo! Y no me parece bien, tenemos cosas que hablar.Con un esfuerzo sobrehumano ruedo hasta quedar encima de él, inmovilizándole inútilmente por los hombros. Está claro que si se está quieto es porque le da la gana, porque yo no tengo la fuerza suficiente para eso.

- ¡Gastón!- lo reprendo.Suspira, quedándose quieto bajo mi peso.

- Decime, princesa.Ahora “princesa”, ¿no?

- ¿A qué ha vino el espectáculo que me montaste con tu hermano?- repito.No lo voy a preguntar más veces.Clava su mirada en mí y tira suavemente de mis brazos para que me junte más a él.

- Te dije que no te fiaras de él.- Sólo he ido a dar una vuelta con él, Gas ¿quieres tranquilizarte?Se incorpora conmigo aún sentada sobre su regazo, rodeándome con un brazo.

- No es bueno, princesa.- acaricia mi rostro con las yemas de los dedos.- Parece simpático, luego te camela y…- Yo no soy ella.- lo paro.Me mira, sorprendido.

Cap 45:

Abre los ojos como platos un instante antes de relajar la postura y sonreír ampliamente. 

- Ya sé que no eres ella, princesa.- aprieta la mandíbula- pero, aún así… Pongo la mano sobre sus labios para callarlo y que deje de decir idioteces. 

- Confía un poquito en mí, ¿quieres? Ya me estoy mosqueando, hombre. ¿Acaso piensa que soy una cualquiera (qué retro me ha quedado)? Intento, sin éxito, levantarme de su regazo para apartarme y dejar de hacer tonterías, pero me agarra fuertemente por la cintura, manteniéndome frente a él. Aparto la mirada de sus ojos. 

- Mírame.- niego con la cabeza.- Vamos, Rochi, sabes que confío en ti, sólo quiero protegerte del imbécil de mi hermano. Suspiro, apoyando la cabeza contra su hombro. 

- No me puedo creer que estés celoso de tu propio hermano. No sé si reírme o llorar. 

- Es que es tan… ¿De verdad está dudando? 

- Es tan nada, Gastón.- lo freno.- qué poca autoestima tienes. Es que me da mucha bronca lo juro. ¿Acaso no se ha mirado nunca en un espejo? Es más, ¡¿no ha visto nunca cómo lo observan las chicas por la calle, cómo se lo comen con los ojos y lo desnudan con la mirada?! (Y que conste que para

nada son celos) 

- Pero debe resultar muy atractivo. Qué pesado, por dios. 

- Claro que resulta atractivo, miles de chicos resultan atractivos. Toma ya. 

- ¿Perdón?- me encanta su cara, es un poema ahora mismo. - Pero no son vos, si estoy aquí con vos es porque quiero estarlo. Qué bonito me quedo . Que lo disfrute y no se acostumbre, que yo estoy en contra de las palabras bonitas y las ñoñadas que éstas implican. Su sonrisa se ensancha por momentos (se acabará haciendo daño) y, antes de que me dé tiempo a poner cara de “deja de mirarme así”, presiona su mano contra mi nuca para juntarme a sus labios, que devoran con ansia los míos. sorprendida, me agarro con más firmeza a su cuerpo, bebiendo sedienta de su boca. No sé si eso ha sonado a cerdada o a asquerosidad. Sea como sea, siento cómo se deja caer sobre el colchón conmigo encima y sin dejar descansar un segundo mis labios. Sus manos se deslizan por mis costados hasta presionar tiernamente mi trasero contra él, dándome un pequeño apretón que me vuelve loca. Pero… pero… pero… ¡¿Qué es esto?! Deslizo mi boca por su mejilla hacia el lóbulo de su oreja, pasando suavemente la punta de la lengua por el filo y acabando la caricia con un leve mordisco. 

- Mmmmm, ¿qué te pasa hoy? ¿tienes fiebre?- musita contra mi hombro. Pero qué gracioso. Me separo bruscamente, apoyando mis manos contra sus hombros. 

- Eres un idiota. Me levanto y me dirijo hacia la puerta. A ver si quedándose solito con sus pensamientos se da cuenta de lo imbécil que es. 

Justo cuando voy a salir, sus dedos aprisionan mi mano, tirando de ella con fuerza. Caigo sobre él, que rodea mi cintura con ambos brazos sin dejar de reír. 

- Que es broma, tonta- presiona los labios contra mi cuello.-, si ya sabes que me encantan esos arrebatos que te dan. Arrebatos, dice. ¡No son arrebatos! ¡A mí no me da ningún arrebato! 

- ¿Entonces qué es lo que pasa? Porque si alguien lo sabe, por favor, que me lo cuente. 

- Es solo que…- se incorpora, obligándome a sentarme sobre su regazo.- no quiero que me demuestres nada, no tengo ninguna prisa, princesa. Mmmm… vaya. Qué situación tan… incómoda. Porque… estamos hablando de lo mismo, ¿verdad? 

- No quiero presionarte a hacer nada que no quieras. ¿Disculpa? 

- Eso es una estupidez.- contesto, clavando mis ojos en los suyos. - No lo es. Frunzo el ceño. 

- Claro que lo es. - No.- replica. - Sí. Acerca mi rostro más al suyo para besarme suavemente. 

- He dicho que no.Cap 46:Comienza a descender sus labios por mi cuello y sonrío maliciosamente. Se va a joder, por idiota. Apoyo las manos sobre sus hombros para levantarme de sus rodillas, poniéndome en pie de un salto sin dejar de mirarle. 

- Pues ahora te jorobas- digo con sarcasmo, colocándome bien la ropa.- Mis “arrebatos” han terminado. Esboza una sonrisa ladeada. 

- Eres perversa. - No tanto como tú.- sonrío. Suena la estridente melodía de mi móvil y, antes de que me dé tiempo a cruzar la habitación hasta tomar del escritorio, Gas lo alcanza con sólo estirar el brazo (el largilucho). 

- ¡Ehh, dámelo! Niega con la cabeza y me abalanzo sobre él para arrebatárselo. No sé porqué, pero esto me suena de algo. 

- Tranquila, fiera.- me sonríe divertido. Voy a gritarle un par de cosas cuando sus labios presionan los míos un segundo y se apartan para acercarlos al teléfono. Bien, me deja con las ganas y él sigue tranquilamente a lo suyo, estupendo. 

- ¿Sí? Le veo torcer la boca y alargar hacia mí el cacharro, cruzando los brazos sobre su pecho con la mirada esquiva. 

- Es para vos.- dice secamente. - Normal que sea para mí, es mi teléfono. No hace comentario alguno y frunzo el ceño al no encontrar en su rostro la sonrisa que esperaba. Está enojado y no sé porqué. 

- ¿Diga? - ¡Pequeña!- contesta una voz… demasiado familiar. - ¿Peter ? Se oye una risa. 

- El mismo. Me caigo de la impresión. Parpadeo un par de veces, confusa. ¿En serio he oído lo que he oído? Pero… pero… ¡¿hace cuánto que no hablamos?! Vamos, nos jorobes. 

- ¿Qué tal estás, Rochi? - Emmmmm, bien, muy bien.- contesto atónita. Hace una leve pausa antes de exclamar: 

- Oooh, perdona, no te habré pillado en un mal momento, ¿verdad? Este… 

- No, no, no te preocupes.- dios, qué corte. - Ahh, bien. No sé porqué tengo la sensación de que sonríe. 

- ¿A qué debo tu… llamada? Miro debajo de mí a Gas, con los brazos bajo la cabeza y observando atentamente con la mirada turbia mi cortina. Ya ves tú qué tiene de interesante… nada. Deslizo mi mano por su cuello y lo siento estremecerse aunque luche por ocultármelo. Qué lindo. 

- No es nada especial, enana, menuda desconfiada eres…- se ríe. ok, ahora sí que es esto raro. ¿Alguien ha tomado demasiado gas alucinógeno? 

- ¿Peter, estás bien? Sigo acariciando suavemente a Gas que continúa con su pose enfurruñada de “me enfado y no respiro”. 

- Claro que estoy bien, estoy deseando verte. ¿¿¿¿QUÉ???? 

- ¿Disculpa?- . - ¡Que si, Rochi, que hace mucho que no nos vemos! Éste se pincha. Pero ¿QUÉ RAYOS SE CREE? 

- ¡¿En serio piensas que voy a salir contigo después de todo este tiempo comportándote como un auténtico tarado?Este… ¿Por qué me estoy cayendo hacia atrás? Gas se ha sentado demasiado deprisa y pierdo el equilibrio. Me toma antes de que me caiga de la cama y acabe estampada como un huevo frito contra el suelo. 

- ¿Estás bien?- pregunta en un susurro. Asiento con un gesto mientras me apoyo contra él. 

- ¿Hola? ¿Hola, Rocio? ¿Estás ahí? - Adiós.- musito. Cuelgo y tiro el móvil al escritorio. 

- ¿Qué te dijo ese imbécil? Miro a Gas, que toma mi rostro con una mano para alzar mis ojos hacia los suyos. 

- Que… Me callo al volver a escuchar mi móvil. Bien, estupendo, ahora un mensaje. Me deshago suavemente de los brazos de Gas y leo el sms: “Pequeña, creo que me has malinterpretado… No quiero contigo nada de…, bueno, ya sabes a lo que me refiero, sé que estás con Gastón y me parece estupendo, no quiero entrometerme esta vez. Sólo quiero verte, Rochi, te hecho de menos, siempre hemos estado juntos y…Bueno, ya hablaremos. Espero que otro día me atiendas el teléfono. Besos, enana. Peter.” No sé si tengo ganas de pegarle un abrazo de campeonato o una buena trompada que le arranque un par de dientes (por lo menos). ¡¿Pero a qué viene ahora esto?! 

- Lo voy a matar…- murmuro para mí. - Concédeme el placer de hacerlo yo. Doy media vuelta justo para ver a Gas saliendo de la habitación con expresión aterradora (aterradora para los demás, yo lo tengo demasiado calado). ¿Adónde va éste? Leosigo escaleras abajo a toda prisa hasta alcanzarlo fuera de la casa, en el porche. Agarro su mano para que deje de caminar. 

- ¿Adónde se supone que vas?-pregunto, molesta. - A… Me cruzo de brazos, mirándole como una madre enojada 

- No me mires así. Lo dice serio, pero a los pocos segundos empieza a esbozar una sonrisa graciosa. 

- ¡Y ahora por qué te ríes!- estallo, dando golpecitos con el

pie en el suelo. - Me causo gracia tu cara. Y me lo dice así. 

- No tiene gracia, estoy hablando en serio.- reprimo una carcajada.- ¿Adónde vas? - Mmm… ¿dónde vive tu “amiguito”? No me ha gustado nada ese tono. 

- No te lo voy a decir, y no es mi “amiguito”.- mantenemos nuestro duelo de miradas…- Eres un maraca frustrado, ¿lo sabías? Segundos de silencio… Que terminan cuando estalla a carcajadas en mi cara. ok, no le veo la gracia.Cap 47: 

Alzo la mano para estamparla contra su mejilla, pero me sujeta firmemente por la muñeca en un rápido gesto y de un tirón me acerca a él. Le miro entre asombrada y enojada. 

- ¿Qué se supone que… Sonríe y, antes de darme tiempo a acabar mi magnífica pregunta, alza mi mentón para estampar sus labios contra los míos, enterrando de un plumazo todos mis reproches. Siento cómo sus manos se deslizan por mi espalda hasta apretar mi cintura contra su cuerpo y me derrito por completo. En un impulso e ignorando el quejido de mis piernas que parecen haberse vuelto gelatina me alzo sobre las puntas de los pies para echarle los brazos al cuello y devolverle el beso como se merece (o no…). (No, definitivamente no se lo merece… pero para nada.) Una de sus manos sube hasta apoyarse contra mi nuca, intensificando el beso. Es un tarado, un completo tarado, ¡no se puede arreglar todo con un beso de infarto! No es ético ni moral ni… ¡Que no se puede! Se separa unos milímetros a buscar aire, pero vuelve a bajar su boca a la mía (lo hace para que no vuelva a replicar), agarrando fuertemente mi rostro con sus manos cálidas. 

Mmmm…. Bueno… a lo mejor un poco sí que lo arregla… pero sólo un poco… 

- Si estás ocupada vuelvo luego. Me separo de Gas que sigue manteniendo los brazos a mi alrededor, para dirigir mi mirada asombrada hacia la risa que suena a mi espalda. 

- Pues sí, estábamos un poco ocupados por si no te has fijado.- interviene Gas. Le doy un pisotón disimulado. 

- Tranquilo, me fije,, tengo ojos en la cara. Dirijo a mi ex-amigo Peter una mirada asesina. ¿ Que se cree? 

- Ten cuidado o dejarás de tenerlos.- dice Gas antes de que me dé tiempo a abrir la boca. Pero será bruto. Me giro hacia él, pero me ignora y sigue mirando fijamente a Peter como si quisiera comérselo (comérselo en sentido malo, quiero decir). 

- ¿Me estás amenazando? Pedazo de tarados. 

- Es posible.- contesta desafiante aquí mi chico. Le doy un golpe en el pecho para que pare, pero sigue mirando con cara asesina a Peter, que desde luego no se queda atrás. Odio el ego asqueroso de los chicos. 

- ¿Y se puede saber por qué razón? Mira el otro imbécil. 

- Hay que ser idiota para no saberlo. 

Me separo de Gas con un rebote de mil demonios y me apoyo contra la pared, a la mitad de camino entre uno y otro, que dirigen sus miradas hacia mí como si acabaran de darse cuenta de mi presencia. 

- Cuando dejen sus estupideces infantiles me avisan .- anuncio, cruzándome de brazos. Si es que los hay tontos y luego están ellos, uno tras otro. De verdad que me rodeo de una gente… 

- Son idiotas.- añado (Por si a alguien le ha quedado duda) Gas suspira y se acerca a mí un par de pasos para tenderme la mano, mirándome fijamente con esos ojos indefinidos suyos. Es injusto que me mire así. 

- Ni lo sueñes, tarado. Mantengo fuertemente mis brazos cruzados, clavándome las uñas en los costados para no tirarme a sus brazos, y él se ríe al ver mi gesto contrariado. Lo ignoro como ha hecho él conmigo antes y miro a Peter. ¿Ha crecido? No lo sé, pero parece mucho más alto que la última vez que lo vi, y más guapo, todo hay que decirlo. 

- ¿Y tú qué pintas aquí?- pregunto recelosa. Esboza una media sonrisa y hace un gesto vago con las manos. 

- Ya dije que quería verte. Oh que gran respuesta . Oigo a Gas murmurar algo y le dirijo una rápida mirada para que se calle. Ya es suficiente, hombre, no necesito una pelea de gallos en celo. 

- Eso no me vale a estas alturas.- replico. Vamos, no jorobes. Después de meses sin dirigirme la palabra vuelve aquí como si nada después de haberme jodido la vida con su estúpido jueguecito en la fiesta de sociedad. 

- Vamos, Rocio te juro que lo único que quería era volver a verte. Se va a meter el “volver a verte” por el mismísimo ... Voy hacia Gas y rodeo su cintura para abrazarme a él. Mi amiguito Petercito me tiene harta, no le entiendo. Y me agobia no entender a la gente. 

- Me cansé de esperarte, ¿sabes?- digo, mirándolo. Siento las manos de Gas apoyadas cómodamente contra mi espalda, y no me hace falta alzar la mirada para saber que la suya se clava directamente en Peter. No es para menos, la última vez todo se fue al traste por su culpa. 

- Lo siento mucho, pequeña.- cierro los ojos un instante para no sostener su mirada.- Pero voy a recuperar tu amistad, cueste lo que cueste, te lo aseguro. Es un idiota, no se puede ir por ahí en un mundo de flipi-yupi y luego volver para hacer daño a los demás, es egoísta. 

- ¿Ya has dicho todo lo que tenías que decir?- oigo preguntar a Gas- Ahora vete. Alzo el rostro hacia él, que clava su mirada de hielo en mi ¿“no amigo”? 

- Adiós, Rochi. ¿Por qué lo dice con ese tono tan animado? ¡Esto no es gracioso! Le veo dar media vuelta para seguir el camino de la calle. 

- Por cierto- se gira hacia mí con una gran sonrisa-, tengo que presentarte a mi novia, te va a encantar, se parece mucho a vos. ¿Y eso a qué viene? ¿Éste es idiota o qué pasa? ¿En qué mundo vivimos? Sigue caminando como si nada mientras yo me giro hacia Gas, que parece tan confuso como yo (aunque creo que está más enfadado que otra cosa). 

- ¿Vos lo ves normal?

Cap 48:

- ¿Qué paso? ¿A qué vienen esas caras?- pregunta una voz ajena. ¿Por qué aparece siempre en estos momentos? Parece que los huele. 

Gas me gira entre sus brazos para quedar frente a mi hermano y “mi-su” amiga. Nos quedamos callados, mirándonos unos a otros. 

- ¿Tengo que preguntar otra vez qué rayos pasa? Suspiro, revolviéndome el cabello rubio, mientras siento cómo los brazos de Gas sueltan mi cintura para cruzarse a la altura de su pecho. 

-Vino Peter.- contesto. Euge se acerca a mí y me abraza en silencio. Mmmmm… ni que se me hubiera muerto alguien. 

- ¿¿Perdón?? ¿Puedes repetírmelo? ¿Por qué mi hermanito querido me mira con esa cara? No sé a qué viene tanto asombro, yo ya de los chicos no espero ninguna reacción racional. 

- V-I-N-O –P-E-T-E-R.- vocalizo exageradamente. Me lanza una mirada furiosa y camina hasta ponerse junto a Gas. 

- Ehh, vos, no me mires así, ni que yo tuviera la culpa. Euge y yo nos giramos hacia ellos, que nos ignoran sin borrar sus expresiones airadas. 

- Tendrías que haberle dejado las cosas claras, Rocío.- replica Nico, dándole unas palmaditas en la espalda a su amigo. Esto ya es surrealista. Miro a Gas, esperando que se ponga de mi parte al menos, pero me sostiene la mirada sin decir palabra, como si yo fuera la causante de todo este enredo. 

- Me parece increíble lo tuyo, Gastón, sabes que esto me molesta incluso más que a ti, a si que no te hagas el ofendido. Siento los brazos de Euge dándome media vuelta y guiándome fuera de la reja, la veo dirigirles una mirada reprobatoria a los chicos antes de conducirme hacia su coche, aparcado escandalosamente junto al de mi hermano.

Me acomodo en el asiento del copiloto y Euge arranca antes de que me de tiempo a preguntar a dónde rayos me lleva. Me cruzo de brazos, enfadada, y dirijo la mirada hacia la lejanía por la ventanilla. Esto es el colmo de los colmos. ¿Mi novio poniéndose de lado del estúpido de mi hermano en un tema en que, clarísimamente, tengo toda la razón del mundo? Sí. No sé de qué me asombro. 

-Euge, ¿adónde… - shh - me corta. ok. Estupendo. Encima me calla mi mejor amiga. Hoy no tenía ni que haberme levantado porque, vamos, pa’ lo que tengo que aguantar… Es increíble. 

Me mete casi a empujones en el centro comercial. 

- No creerás que venir de compras me va a quitar el enojo, ¿verdad? Ésta esta loca. 

- ¡Pues claro!- esboza una sonrisa kilométrica.- Unos zapatos animan a cualquier chica. Toma mi mano y tira de mí por los pasillos. 

- Sos muy materialista vos ehh-Sí, sí, sí, ¡pero mira qué remera-Me ignoraMiro la remera cuando deja de pasearla por toda la tienda- Bomeas, ¿no?- me río.- Ni se te ocurra comprarte eso .-Es rosa palo, con grandes letras inclinadas formando las palabras “Pink Princess”. La deja en su sitio con una risita. 

- Es una tarada, me ofende que creas que me iba a poner eso.Sacudo la cabeza con impaciencia y tira de mí de nuevo para meterme directamente en su tienda favorita: D&G. Quizás sea por ser modelo de la marca o porque es una cheta

empedernida. Yo creo que más bien lo segundo. 

- Ooohhh, ¡Mira este vestido! Ya empezamos. Ahora estará así durante horas. 

-Oh que casualidad Empiezo a aburrirme de las casualidades. Me giro hacia Pablo, que se acerca para saludar primero a Euge y luego a mí. 

- Hola de nuevo.- sonrío.- ¿Vos por aquí? Alzo la bolsa que lleva. ok, de compras, qué cool. 

- ¡Ooohh, de compras, como nosotras! ¡Ooohh, vaya, Euge, qué observadora! Pablo se ríe mientras yo sacudo la cabeza con vergüenza ajena. Esta chica es… no sé ya qué decir. 

- ¿Por qué no te vienes con nosotras?- pregunta Euge. ¿Y a ésta qué la pasa? ¡Lo conoció ayer! 

- Si no es inconveniente… No sé porqué se queja tanto Gas, su hermano es súper lindo. Bueno, sí sé porqué se queja, pero… no sé, a mí me cae bien… No como él. Me mira, interrogante. 

- Sería un placer.- sonrío. Así me vengo de Gas , se lo merece por infantil.Euge da un saltito y vuelve a la misión de mirar toda y cada una de las prendas de la tienda al completo. 

- Es un huracán tu amiga.- se ríe Pablo. - Y que lo digas. Ambos la seguimos como perritos falderos. 

- ¡Mira, Ro, qué vestido más lindo para vos! ¿Y por qué para mí? Alzo la mirada del suelo. ok, es bonito, pero sigo diciendo que… 

- ¿Por qué para mí?- proyecto mis pensamientos. - Porque te pega. Me da un empujón hacia los probadores y me lo tira por encima, cerrando la puerta. ¿Es tonta o es tonta? Bueno, ya que estoy aquí… Me desvisto a toda prisa y me enfundo la prenda, que cae suave sobre mi cuerpo, adaptándose con suma facilidad a mis curvas. Doy media vuelta para observar mi reflejo. Paso de mirarme a la cara porque debo de tener una facha horrendaOoohh, d i o s m í o. El vestido es negro, por la mitad del muslo, estrecho de cintura y sin escote, pero con la espalda. Sencillo pero precioso. Me gusta. 

- ¡Rocíooooo!- oigo a Len fuera. Abro la puerta y doy un par de pasos al frente, mordiendo mi labio inferior con vergüenza. 

- Ya sabía yo que te iba a quedar de miedo. ¿Por qué pone este tono tan perverso? Pablo, sin embargo, no dice palabra, permanece estático frente a mí, mirándome fijamente con sus penetrantes ojos oscuros.Cap 49:Doy media vuelta, incómoda, y vuelvo a meterme en el probador, desvistiéndome a toda prisa. ¿Por qué rayos tiene esa mirada tan… ¡¡Aiiii, no sé!! Me pone de los nervios. Salgo con el vestido en la mano y la ropa ya puesta (o eso espero). 

- Te lo vas a comprar, ¿a que sí? ¿a que sí? ¿a que sí?- me río cuando Euge me va siguiendo por media tienda.- Tienes que comprártelo, Ro, tienes que comprártelo, está hecho para ti, es perfecto; además, le va a encantar a Gas. La fulmino con la mirada durante escasos segundos. 

- Ni me lo menciones. 

Es un idiota. 

- ¿Qué pasa? Dirijo la mirada hacia Pablo mientras siento cómo Euge me empuja hacia la caja. 

- Que tenes un hermano idiota, como yo.- contesto. Se ríe nuevamente. 

- No sé qué ha hecho, pero tampoco se lo tengas muy en cuenta, a veces es un poco tarado, pero es muy buen chico. Ahí no te equivocaste. En lo de tarado, pero en lo de “buen chico”. 

- No, si esta vez la embarro pero precisamente por no hablar.- se ríe Euge Me da la vuelta para estar frente a la cajera y dejo el vestido sobre el mostrador para pagarlo. Aunque solo sea para que se calle. Tomo la bolsa que la chica me ofrece con una sonrisa. 

- ¿Puedo preguntar que paso? ¿Por qué este chico siempre pregunta si puede preguntar? Eso no tiene sentido. 

- Pues verás- habla Euge por mí (chusma)-. Hoy ha aparecido así de repente el mejor amigo de Rochi de toda la vida, con el cual no se hablaba desde hacía meses, ¿no, Ro? - Cinco meses.- preciso. - Pues eso, cinco meses. Y Gas se ha puesto tontito y se ha unido a Nico en sus cargadas. Ohh que resumen Euge

- ¿Y por qué tendría que enfadarse? - Eso mismo digo yo.- añado. - A ver, se ha enfadado porque hace tiempo Rochi y tu hermano ya iban a empezar algo y el otro se metió por medio y por eso han estado tantas semana sin hablarse. Ooohh, qué bonita historia. 

- No se metió en medio, me besó delante de Gas para joder un rato. Siento la mirada fruncida de Euge en mí y la observo. 

- ¿Qué?- pregunto. - Sos una tarada.Hago un gesto vago con la mano y sigo caminando. 

- Es un completo idiota…- musito para mí. - Espero que no estés hablando de mí. Antes de que me dé tiempo a alzar la mirada del suelo, unas fuertes y cálidas manos agarran mis muñecas con una leve presión. Bufo entre dientes e intento deshacerme de su agarre. 

- Suéltame, payaso. - ¿Ves como estaban aquí?- interviene otra voz demasiado familiar. - No te metas donde no te llaman, Nico. Te adoro, Euge. Creo que es la primera vez que veo que le replica algo. 

- Creo que será mejor que me vaya. Dirijo la mirada hacia Pablo, justo detrás nuestra, que esboza una sonrisa amable. 

- No hac… - Tú.- me corta Gas, soltándome casi con brusquedad para mirar fijamente a su hermano.- ¿Qué le has hecho? ¿Qué le has dicho? ¿Y a este tonto qué le pasa? 

- Cállate de una vez, idiota. Déjalo en paz, desde que ha llegado no has hecho otra cosa que no fuera atacarlo, y, ¿sabes qué?- no dejé que contestara- aquí el único que me ha hecho algo sos vos con tu orgullo y tus estúpidos celos. - Princesa… Ignoro su rostro asombrado y doy unos pasos hacia atrás para colocarme junto a Eugee que aprieta mi mano con amigable presión. 

-Rocío…- oigo el susurro de Pablo a pocos centímetros de

mi oído.- No hagas eso, no intercedas por mí, él tiene sus razones para estar enfadado conmigo, no puedes cambiar eso… ¿Por qué esta familia es tan tonta? 

- Me voy. No te enfades con él, por favor. Revuelve mi cabello levemente y se da la vuelta para perderse por el pasillo. 

- ¿Ya estás contento?- escupo, mirando a Gas. Apenas veo a mi hermano avanzando hasta coger la mano libre de Euge y tirar de ella hasta que suelta la mía. 

- Vámonos, Euge - musita. Suelto su mano sin apartar mis ojos de los de Gas, claros, escrutadores.

Cap 50:Suelto su mano sin apartar mis ojos de los de Gastón, claros, escrutadores.Me quedo estática mientras él se acerca los pocos pasos que nos separan para trabar con intensidad su mirada en la mía.Observo su gesto aún algo asombrado y muerdo ligeramente mi labio inferior, casi con arrepentimiento.

- Perdona, no debería haberte hablado así…- musito.Me cuesta horrores disculparme, pero quizás esta vez me pase de la ralla y había que reconocerlo.Permanece quieto, inexpresivo, y yo me temo lo peor. Se enfado de verdad.Bueno, bueno, bueno, no fue para tanto, menos caritas.Justo cuando voy a replicar, su inmensa sonrisa pepsodent me deslumbra, haciendo que dé un leve paso hacia atrás. ¿Éste quiere matarme?

- Ven a mis brazos, enana.- ríe.Lo observo con el ceño fruncido.

- Va a ir a tus brazos quien yo te diga.Será... sin comentarios. Primero finge estar enfadado conmigo y luego, cuando me disculpo, me viene con esa

sonrisita desquiciantemente preciosa.Avanza sin dejar de reír e, ignorando mi gesto contrariado, desliza sus brazos por mi cintura para alzarme unos centímetros de suelo como si fuera peso pluma.

- Bájame, payaso.- protesto.En vano, por supuesto. Rarísimo será el día en que me haga caso.Siento cómo deja un brazo en mi cintura y guía la mano libre hacia mi mentón, alzándolo con rapidez. Antes de darme tiempo a soltarle un par de improperios (merecidos), presiona sus labios contra los míos, borrando de un golpe mis palabras aún no pronunciadas.

- ¡Diooosss, sos un tarado!- estallo cuando suelta mi boca de su prisión de caramelo- Cómo te odio.Se ríe al dejar que me suelte de su agarre férreo, seguramente de mi pose cómica. Que le den. Me enoje otra vez.

Se inclina unos centímetros para mirarme a los ojos más cerca, aún a un palmo de mi cabeza alzada.

- Lo sé, lo siento, preciosa.-se me cae la mandíbula al suelo al escucharlo (¿¿PERDÓN??)- Me estoy comportando como un troglodita.Ni yo misma lo hubiera dicho mejor.Gas pidiendo disculpas. Lo miro con la ceja derecha alzada (o al menos eso pretendo).

- Oooh, vamos, ya me disculpe.¿Por qué habla como un nene de tres años?

- ¿No vas a perdonar a tu caballero andante, princesa?- esboza una sonrisa irónica.Pero será payaso.

- Vete a…Me callo. Iba a ser muy bruta.Me mira con los ojos chispeantes de diversión.

- ¿Por qué me miras así?- pregunto.- Mmmm…. Me encanta cuando te haces la dura.Es masoquista, si ya lo dije yo.Ruedo los ojos con impaciencia, llevándome una mano a la frente.

- Ya que me arrastraste hasta aquí vamos a dar una vuelta, anda.- dice, ofreciéndome su mano.- ¿Cómo que te arrastre payaso?Se ríe ante mi gesto contrariado.¡¡Diossss, cómo odio que se pase el día cargandome!! ¡Bastante tengo con mi hermano!Que… por cierto, así como quien no quiere la cosa se ha ido de la mano con Euge. Y parecía tonto… esto… no, no lo parecía.En fin.Correspondo a su agarre firme. Pero sólo porque…Da igual.

- ¿Qué te compraste?- pregunta, mirando curioso la bolsa negra de mi mano.- ¿Puedo verlo? ¿Puedo?Como si tuviera tres años.

- No, no puedes verlo.Me lanza su pose de niño bueno y niego con la cabeza, mirando para otro lado para no descentrarme. He dicho que no y es que no.

- ¿Por qué? ¿Son cosas de adultos?Lo miro de reojo, haciendo un gesto cansado ante su risa divertida.

- Siempre pensando en lo mismo.- suspiro.- ¿Contigo al lado cómo quieres que no piense en “lo mismo”?Siento mis mejillas abarrotadas de cálida sangre e intento mirar al lado contrario del que está él para que no vea mi rubor, pero, como siempre, coge mi rostro con una mano para alzarla hacia sus brillantes ojos. Adora atormentarme.

- Anda, tonta, no te pongas así.-se ríe suavemente, apretando su otro brazo a mi alrededor.- Sabes que jamás

haría nada de lo que no estuvieras completamente segura.Este… ¿podemos cambiar de tema?

- Ok, ya es suficiente, Gastón.Oigo su risa entre dientes y tuerzo el morro.

- ¡Deja de reírte de mí ya!- protesto.Se inclina hacia mí (seguro que quiere darme un cabezazo para desnucarme, o algo) Mmmm… ¿perdón?

- No me río de vos me río de las tonterías que piensas.- Pero, pero, pero… ¿qué tonterías ni qué nada?- .- Ni que tú supieras lo que yo pienso.Y espero que sea así siempre.

- Mmmmm- me mira fijamente a los ojos- Sí, creo que lo sé en gran parte.Ya quisiera.

- Lo dudo.Me pongo nerviosa por su cercanía. Su aliento dulce acaricia mi rostro y su mirada graciosa ata con hilo invisible la mía, haciendo que mi respiración se agite por momentos.

- Por ejemplo- continúa, tranquilo-: ahora estás nerviosa porque estoy demasiado cerca.Acerca unos pocos milímetros más mientras habla, rozando mi nariz con la suya.

- Eso no…- voy a replicar, pero me callo.Hecho una fugaz mirada a sus labios entreabiertos, tan perfectos, llenos y sonrosados, hábiles y juguetones.Dios, estoy perdiendo la cabeza.

- Y ahora te mueres porque te dé un beso.Presiona sus labios contra los míos sin necesidad de que diga nada. Pues a lo mejor sí que sabe a veces lo que pienso…Echo los brazos alrededor de su cuello y me abrazo a él, correspondiendo con cierto énfasis a su beso apasionado. Bueno, bueno, bueno.

Acaricio el contorno de su boca con la punta de mi lengua mientras sus dientes aprisionan mi labio inferior y juegan con él. Me tiene loca.Siento cómo uno de sus brazos baja a mi cadera para apretarme contra su cuerpo mientras el otro recorre mi espalda desde los hombros hasta acabar sobre el trasero, dando un tierno apretón hacia él.Hay el amor...

- Gasti , cuánto tiempo.La madre que parió a todo el mundo.Me separo al notar su tensión y giro el rostro hacia la chica que hay tras de mí, mirándonos con gesto irónico.

- ¿Y vos quien sos?- pregunto,muy enojada.Sólo me hace falta echar un rápido vistazo a la cara de Gas para saberlo.Estupendo, lo que me faltaba.Cap 51:

No lo puedo creer. Esto es el colmo de mi mala suerte.- Hacía tiempo que no nos veíamos.Observo a la chica con gesto asqueado.Encima es guapísima.Tiene una larga cabellera negra y lisa que cae sobre gran parte de su espalda, una figura escultural y unos grandes ojos azules de largas pestañas.Será imbécil. Qué mal me cae.

- Hola, Rochi.- dice una tercera voz.Giro automáticamente mi mirada hacia el chico que acompaña a la tonta esa, quedándome de piedra al ver la sonrisa pícara de Peter, que no aparta sus ojos de mí.Pero será …Voy a abrir la boca para soltar todos los improperios que sé, cuando el brazo firme de Gasl vuelve a rodearme para dar media vuelta.

- Vámonos.Aparto los ojos asesinos de la pareja de la muerte y tomo su mano para darle un apretón cariñoso.Camina a toda prisa fuera del edificio, arrastrándome tras

de él. Entra como un rayo en el aparcamiento y se mete en el coche mientras yo me agito por la carrera. Me siento corriendo cuando oigo cómo arranca el coche. ¿Éste es tonto? ¿Quiere matarme?

- ¿Gastón, qué…- empiezo, casi tartamudeando.Me callo al ver su gesto insoldable mientras conduce como un loco hacia la carretera principal.

Me mantengo en sepulcral silencio hasta que frena frente a la pared de mi casa.

- Es quien creo que es, ¿verdad?- pregunto sin mirarlo.- Sí.Asiento levemente con un gesto.

- Esta noche vengo a buscarte.- musita.Me da la impresión que es la señal de retirada.Abro la puerta y salgo casi a la carrera del coche sin ninguna despedida, adentrándome con imperiosa necesidad en mi casa y cerrando tras de mí, como si quisiera dejar atrás aquella sombra que me persigue.

- ¿ Ro?Me apoyo contra la puerta de la entrada, resbalando hasta sentarme con un suspiro sobre el pulido suelo de mármol.

- ¿Rochi?- vuelve a llamarme una voz.Alzo la mirada hacia Júnior, que se acuclilla frente a mí para observarme con sus penetrantes ojos azules. Esbozo una leve sonrisa.

- Estoy bien.- aseguro.Apoyo una mano sobre el frío suelo para levantarme cuando unos brazos me alzan con suma facilidad, poniéndome en pie.

- No hacía falta, tengo piernas.Roberto me mira fijamente, ignorando mis palabras.

- ¿Qué pasa?- pregunto, temerosa de su mirada interrogante.

- Decimelo vos.Camino hacia mi habitación con mis hermanos tras de mí.

- ¿Sabes lo que pasa? ¿Queres que te diga lo que pasa?- dejo la bolsa de un tirón sobre la cama.Creo que me estoy poniendo algo histérica.

- Sí, te lo agradecería.Me giro hacia la puerta, desde donde dos pares de ojos azules me observan, unos con la cautela de un niño, otros con la seguridad propia de la primera madurez.

- Pasa que no hay nadie con más mala suerte que yo.Bien resumido.

- ¿Podrías ser las específica?- Nico se cruza de brazos y Júnior lo imita.- Sí, porque no lo entiendo.¿Pero y este enano qué tiene que entender?Justo en el momento en que mi gesto se transforma en una mueca de incomprensión, el cel vibra ruidosamente en mi bolsillo y lo tomo antes de que empiece a gritar esa musiquilla horrible (la cambiaría, pero no tengo ni idea de cómo se hace).

- ¿Sí?- contesto en baja voz.- ¿Rocío?¿¿Eiing??

- Sí, soy yo, ¿quién sos?- Pablo.- doy un brinco de asombro- Te llamaba por Gas.- No está conmigo, no…- Ya lo sé, está aquí.- me corta.A ver, a ver, a ver.Me siento sobre la cama

- ¿Entonces qué…. ¿ paso algo?...Instantáneamente, mis hermanos se sientan junto a mí, franqueándome.

- Eso mismo quería preguntarte a vos.¿Qué?

- ¿Qué paso?- vuelvo a repetir.- LLego y se fue ignorándonos a Clara y a mí a su habitación, pero de repente salio echo una fiera destruyendo medio pasillo. La verdad es que nunca lo habia visto tan enojado.- me quedo sin respiración unos segundos- Lo tube que sujetar hasta que se paso, Clara está muy nerviosa.Parpadeo un par de veces, confusa. Me cuesta mucho creer que Gas haya hecho eso, nunca ha mostrado ni un leve indicio violento en su conducta.Esto es…

- Rocío.Sacudo la cabeza un instante.

- Sí, decime. Perdona.- ¿Podes contarme qué pasó?- pregunta suavemente.- Pues… nos encontramos a… a su ex.Me tenso al decirlo, haciendo que la mirada urgente de mis hermanos se clave en mí con más intensidad de la que creía posible.

- Ooh- se oye un respiro sorprendido en la otra línea.

Cap 52:

¿Oooh? ¿Cómo que ooh?¡Quiero algo más que un ooh!

- Te dejo, luego hablamos.Antes de darme tiempo a replicar, se oye un pitido y la línea se corta. Pero será idiota.No estoy de humor como para que además me cuelguen.

- A si que es eso…Me giro hacia Nico, que se deja caer en la cama, tumbándose sobre el colchón.

- Sí.- contesto secamente.Comentario ingenioso.

- ¿Lo vas a dejar con Gas?Intento no matar con la mirada al pequeño, que me observa atentamente.

- Nene , no digas pavadas .- replica por mí el otro.Monito se encoge de hombros y en menos de medio segundo lo tengo colgado del cuello, ya con mi espalda contra la colcha y su cuerpo cálido entre mis brazos.

- Son un poco raros.Me río ante la estupidez de “El mayor (aunque no lo parezca)”.

- Todos los chicos son raros.- preciso.- Me refería a su familia, payasa.Bueno, ni que los conociera a todos. Clara es de lo mejor que he conocido, y los hermanitos son… no sé, cada uno tiene sus defectos y sus virtudes, como todo el mundo, supongo. Sí, los Dalmau son algo diferentes.

- Bueno, ni que la nuestra no lo fuera.- digo mientras me mira con el ceño fruncido.- Aquí tenemos al papá buena onda, al hermano “nohagonadaperosoytanguapoquenoimporta” y al pequeño friki-monster.Oooh, qué buena soy.

- Perdona, bonita, pero vos sos más rara que aquí el enano y yo juntos.Anda, tarado.

- ¿Qué hacen todos aquí?Giro la cabeza hacia mi padre, que nos observa con una sonrisa, apoyado contra el marco de la puerta.

- Nada, hacer tiempo.- contesta con calma Nico, tapando la boca de Monito disimuladamente.Parece que no, pero es demasiado listo.

- Pues vamos a cenar, ya es hora.Se gira y comienza su marcha escaleras abajo.

- Cállate, enano.- musita mi hermano al otro.Éste asiente y se levanta de un salto para salir corriendo tras mi padre.

- Gracias, Nico.Se ríe, despeinándome con una mano, para seguir los pasos del pequeño.

- Me debes una.- grita antes de bajar las escaleras.Ya más quisiera.

Abro con un suspiro derrotado la puerta principal y salgo silenciosamente a la calle, estremeciéndome ante la fresca brisa tan típica de las noches de verano.

- Deberías haber traido una chaqueta.- musita una voz frente a mí- Toma.Enfoco mi mirada perdida para ver a Gas desprendiéndose de su ligero abrigo marrón para extendérmelo. La tomo, aún a cierta distancia, sin poder evitar maravillarme una vez más por su increíble atractivo.Si es que me pierdo.Está frente a mí, por lo que puedo admirar cada parte de su figura hercúlea, su pecho perfecto bajo la remera oscura, sus increíbles brazos en tensión pegados a sus costados y las manos apretadas fuertemente bajo los bolsillos de sus vaqueros .Alzo la mirada en silencio para ver su rostro divino con gesto impenetrable y mirada perdida en algún punto de la noche estrellada.

- Rocío, vas a agarrar frio, ponete el abrigo.Soy tonta, definitivamente.Me quede tan embobada mirándolo que llevo media hora con su abrigo en la mano.Rápidamente, deslizo mis brazos por las mangas y me lo echo sobre los hombros, aspirando de forma inconsciente su olor impregnado.Gas se gira hacia mí y clava sus ojos en los míos, que prestan total atención a cada uno de sus expresiones. Extiende la mano hacia mí y avanzo un par de cortos pasos para tomarla.

Entonces, arropada por el calor de su cuerpo impreso en el abrigo y con mi pequeña mano entre la suya, me siento incómoda, asustada de las palabras que aún no ha pronunciado, tensa por lo que puedan suponer. En el mismo momento en que su piel ha tocado la mía me he dado cuenta de lo mucho que dependo de él.Y me da miedo.

- Decilo ya, Gastón.- digo en un susurro, sin apartar mis ojos de los suyos- Por favorCierra los ojos un instante.

- Perdóname...Me tenso notablemente.

- ¿Por qué?- pregunto, confusa y aterrada.- Tengo que irme.Suelto su mano con brusquedad, reprimiendo las lágrimas que ya amenazan con asomar y derrumbar en un segundo todos mis principios.

- No me queres.- afirmo.Se inclina con rapidez hacia mí, clavando su fuerte mirada en mi gesto.

- No digas tonterías, Rocío.Brinco hacia atrás por su tono enfadado y firme.

- Por supuesto que te quiero.- asegura, molesto- No quiero que lo dudes un solo instante.Doy media vuelta para que no pueda ver las gotas saladas que ya se deslizan sin control por mis mejillas.

- Pero no la olvidaste…Lo oigo tragar bruscamente, incómodo.

- Eso es lo que intento averiguar.Avanzo hasta apoyar mis manos sobre la fría barandilla de metal, dejando que sostenga mi peso. Me siento como si fuera débil gelatina.Una de las manos de Gas se posa en mi brazo para intentar sujetarme, pero le aparto de un golpe, enfadada.

- Soltame.- escupo, profundamente dolida- Has estado conmigo este tiempo, me dijiste tantas cosas… y no has dejado de pensar en ese gato ni un solo segundo.Noto como si mi mundo se desmoronase por completo. Todas las verdades que me había creído en aquellos meses resultan ser mentiras de barro.

- No, no es así, no…- ¡Cállate Ya, Gastón, deja de mentirme!- me giro hacia él, irguiéndome en mi último momento de altivez- ¿La queres? Pues lárgate.En menos de un segundo, y sin darle tiempo a abrir la boca, me deshago de su abrigo, lanzándoselo, y corro dentro de mi casa, cerrando con llave tras de mí.

Cap 53:

Intento controlar mi respiración mientras me alejo lentamente de la puerta, secando con brusquedad las lágrimas de mi rostro.

- Rochi.Ahogo un jadeo e intento ocultar mi expresión dolida ante mi padre, que acerca en la oscuridad de la sala hacia mí.

- Hola.- musito, esbozando una ligera sonrisa carente de felicidad.- ¿Qué paso?- Nada…Me observa un segundo, evaluando mi mirada, y abre los brazos para que me arrope en ellos, acomodándome en la calidez de su abrazo.

- Vete a dormir, cariño.- susurra contra mi cabello- Mañana te sentirás mejor.¿Mejor? ¿Es una broma?Lo dudo.Me separo de sus brazos y él inclina el rostro hacia el mío, observando mis ojos llorosos. Dios, es igual que Nico.

- Y no llores, mi nena.

Seca con la yema de un dedo cálido una lágrima esquiva y sonrío levemente, dando un rápido beso en su mejilla antes de dirigirme escaleras arriba.No puede ser… no es posible todo esto…Suelto las llaves sobre la mesilla de mi habitación y me meto en la cama sin siquiera desvestirme, acurrucándome bajo las sábanas.Poco a poco, mis ojos van cerrándose de puro cansancio hasta que el sopor inunda mi cabeza y la nubla hasta apagarse.Sólo soy capaz de sentir a alguien junto a mí justo antes de caer profundamente dormida.

El sonido de unos golpes en mi puerta despierta mi aletargo.Estupendo. Otro día maravilloso en mi vida de falso cuento de hadas. Maravilloso.

- RochiiiiiiiiiiiiiiiiiiiDejo caer mi mano sobre mi cara, intentando ignorar la vocecilla que susurra a mi lado.

- ¿Podemos pasar?¿Pero esto qué es?

- ¡Sí!- grita Júnior e mi lado.Ehh, un momento, ¿qué hace en mi cama?Entreabro los ojos, molesta por la luz que se cuela por la ventana, a tiempo de ver a mi padre y su clon entrando por la puerta.¿Qué hace toda la familia reunida en mi habitación?

- ¿paso algo?- musito, adormilada.Se incorporo, tambaleándome, y Monito se echa sobre mi espalda. La madre que lo parió…, como es bajito y pesa poco… (Maldito bigardo hiperactivo).

- Júnior, no molestes a tu hermana.El aludido da un salto para sentarse junto a mí con una sonrisa de oreja a oreja.

- ¿Me perdi de algo?- pregunto, confusa.

Que alguien me explique a qué viene todo este rollo.Mi padre se inclina hacia mí, dejándome tonta con su profunda mirada azul cielo.

- ¿Estás bien, cielo?Aaaaaaaa…. Acabáramos!A si que es eso.

- Estoy bien.- aseguro.No es cierto, pero él no tiene porqué saberlo.Asiente con una sonrisa y me revuelve levemente el cabello (ya despeinado) antes de dar media vuelta para salir de nuevo por la puerta. Es un hombre lo más fugaz.

- A desayunar.Júnior sale corriendo escaleras abajo antes de que a nuestro padre le de tiempo a poner el pie en el primer escalón.

- Es un Glotón.- susurro para mí.Levanto la mirada hacia Nico, que permanece parado como una estatua de sal en el umbral de la puerta.

- ¿Qué pasa?- No estás bien.- asegura.Bajo de un salto de la cama y voy hacia el vestidor para coger algo de ropa limpia.

- Cómo iba a estarlo.Me sigue y se apoya contra una fila de cajones, cruzando los brazos con además solemne.

- Pero, ¿te dijo que la sigue queriendo?¡Por favor, sé más directo, que creo que aún no he tenido suficiente!Atrapo unos vaqueros y una remera sencilla de tirantes junto con algo de ropa interior y salgo hacia el baño.

- No con esas palabras, pero lo dejo más que claro.- asiento antes de cerrar la puerta.Abro el grifo de la ducha y, desvistiéndome a toda prisa, me meto debajo. Espero que un buen baño me calme un poco.

- ¿Y qué le dijiste?¿Aún sigue ahí? ¿No me va a dejar tener ni una ducha tranquila?

- ¡¿Qué querías que le dijera?!- grito sobre el ruido del agua- ¡Que se largara con ella!- Esto tiene que tener una explicación…Éste es tonto. No, tonto no, ingénuo a más no poder. Está muy bien que sea su amiguito y le defienda, pero si es un imbécil, es un imbécil, eso no se puede negar.¡Diooooss, quiero matarlo!Primero a él, luego al gato ese de Daniela y luego a Peter, por idiota.

Cap 54:

Pasados unos minutos, salgo a la habitación ya vestida, encontrándome de nuevo con la mirada conspiradora de mi hermano. Me pone de los nervios cuando tiene ese gesto de estar planificando algún tipo de robo.Sin decir nada, bajamos al comedor, donde Júnior ya devora con su ansia acostumbrada un par de facturas (a la vez) mientras mi padre lee el periódico frente a una gran taza de café recién hecho.En fin.Voy a la cocina y Patricia me da directamente mi tazón de café cargado. Me lo bebo de un par de tragos, sin darme tiempo a llegar a la mesa. Allí, Nico se une al banquete del pequeño y engulle todo lo que pilla en menos de un minuto.Increíble. Estúpido metabolismo.

- Me voy.- anuncio, dejando la taza sobre una bandeja.Los tres alzan la mirada de sus respectivos intereses y me observan con curiosidad. Me matan cuando hacen eso.

- ¿Adónde?Me giro hacia mi padre, que deja el periódico a un lado para esperar mi respuesta.

- A dar una vuelta.- contesto, intentando esbozar una sonrisa convincente.Regla número mil ciento veinticuatro: aunque te sientas

vacía y no tengas ánimos para hacer nada, debes aparentar lo contrario delante de los padres, pues en caso contrario se pondrán pesados hasta que acabes llorando sobre su hombro.Y no me apetece. Quiero sufrir en la intimidad.

- Mmmmm, está bien. Pero ten cuidado.Asiento con un gesto y borro mi hipócrita sonrisa al dar media vuelta.Voy al garaje y, cogiendo uno de los cascos apilados en la pared, monto sobre mi preciosa moto lila eléctrico. No la tocaba desde hacía… meses.Arranco con un suspiro y abro la puerta del garaje, incorporándome a la carretera en segundos. Por fin.Lo necesitaba.Acelero a los 120 y mantengo el ritmo hasta llegar a la entrada del centro de la ciudad, donde paro frente a un bar para comprar tabaco.Me lo venden sin ningun problema. Supongo que aparento más de diecisiete años (aunque me quedan poco más de tres meses para los dieciocho).Enciendo un cigarrillo y me siento con un suspiro en la acera de la calle, sujetando con fuerza el casco en mi regazo. Me llevo el tabaco a los labios y entonces me percato del sabor salado de estos. Estupendo. Llorando de nuevo.Seco las gotas de mis mejillas con el dorso de mi mano, pero parece inútil, pues no dejan de salir de mis ojos, que se nublan cada vez más.Cierro los párpados para que cese el goteo y consumo el cigarrillo calada tras calada, como en los viejos tiempos.Dios, ya hablo como una anciana de noventa años. ¡Los viejos tiempos fueron hace escasos tres meses!En ese momento, mientras dilucido acerca de mi edad mental, unas voces acercándose por mi derecha me alertan. Me pongo en pie ignorando el quejido de mis rodillas y termino de limpiar mi cara todo resto de lágrimas. Estaré molida, pero no lo voy a mostrar, y menos delante suyo…Me paro con los brazos cruzados, mirando atentamente a la parejita feliz que se camina en mi dirección, aún sin verme. Los voy a matar.

Justo en el instante en que Peter alza la mirada de los ojos azules que lo acompañan y se encuentra con los míos y yo alzo descruzo las manos, preparándome para repartir golpes a quien se me cruce, unos férreos brazos rodean mis hombros desde atrás para intentar relajar mi postura amenazante.Daniela también mira en mi dirección y miro hacia mi espalda para ver a Pablo clavando su mirada impenetrable en ella.

- Vaya, vaya, mira a quién tenemos aquí.- dice Daniela- ¿Ya has enganchado también a la nueva noviecita de tu hermano, Palito?Voy a avanzar para tirar de esos pelos estropajo y golpear su cabeza contra todo lo que pille, pero el agarre del hermanísimo sigue siendo imposible de evitar.

- Deja que la mate…- Relájate.- musita, sólo para mí.Aprieto mis manos contra los costados, clavando las uñas en mis pantalones.Peter desliza el brazo fuera de la cintura de el gato ese y viene hacia mí con esa mirada de niño bueno que siempre lo ha caracterizado.

- No te enfades, cariño.Pero será…. ¡¡¡AAAAAAAAAAAAHHHHHHH!!!

- Lo hiciste a propósito, ¿verdad?- pregunto, segura de mis palabras- Sabías perfectamente quién era ella.Ríe entre dientes y asiente con un cabeceo. Está bien, esto ha durado bastante.Consigo soltar uno de los brazos del agarre férreo de Pablo y cruzo la cara a Peter con toda la furia que siento (que es mucha).Al instante en que mi mano choca con un fuerte golpe contra su cara, la mano del hermanísimo vuelve a atraparme para que esté quieta.

- Será mejor que nos vayamos.Daniela que hasta ahora parecía ajena a la historia, a pesar de ser ella la causante de todos mis males, esboza una

sonrisa (de mala).

- ¿Bromeas?- ríe mientras camina hacia nosotros- Ahora que empieza a animarse el asunto.Será hija de… de su madre.

- Daniela, no arruines más las cosas.- la reprende Pablo con seriedad.¿Esto de qué va?Intento de nuevo soltarme de su agarre, pero parece imposible deshacerse de sus brazos de hierro.

- Suéltame.- No, cállate.

- Vamos, Pabli, no te hagas el ofendido.- sigue hablando la tal Daniela- Sabes que sos el causante de todo este lio.Siento al aludido tensarse a mi espalda.

- Este lio, como lo llamas, empezó porque sos un gatito cualquiera.Oh.Abro los ojos hasta límites insospechados y, antes de que me dé tiempo a asimilar lo que ha soltado por esa boquita, Pablo me gira con suma facilidad y alza mi mentón para que lo mire a los ojos.Pero me duele hacerlo, es demasiado parecido a Gas, aun con las pupilas teñidas de distinto color, tienen la misma mirada penetrante.

- Coge tu moto y ve hacia mi casa.- casi exige en un susurro- Te espero en la puerta.Intento tragar el nudo de mi garganta y, con un leve asentimiento, voy casi a la carrera a mi moto y la arranco, colocándome el casco a toda prisa, casi de forma inconsciente. Ignorando a la parejita, giro ciento ochenta grados y me dirijo a toda velocidad a casa de los Dalmau.Pero…¿Qué paso aquí?Cap 55:

Aparco con el corazón acelerado frente la reja metálica de

la casa Dalmau. Allí, apoyado contra el fantástico Aston Martin, Pablo me hace un leve gesto con un dedo para que me acerque.Sujetando el casco con una mano y encendiéndome un cigarro con la otra, obedezco y me sitúo a su lado, con miles de preguntas agolpadas en mis ojos verdes.

- ¿Qué hacías allí? ¿Acaso me estabas siguiendo?- empiezo.Bien, a lo mejor tengo que preocuparme porque soy acosada por un psicópata (aunque no tenga ninguna pinta).

- A vos no, a ella.Que alivio, francamente.

- ¿Por qué?- musito.La verdad es que no creo que quiera saberlo.

- Quería hablar con ella para que dejara de joder la vida de mi hermano.Soltando una calada con brusquedad, me giro para observar su rostro, que mira hacia el frente e ignora mi escrutinio.Emmmmssss…. ¿Y esto? ¿No se odiaban?

- Sólo sabe dedicarse a eso, a destruir a los que la rodean.- prosigue con voz calmada pero con una expresión impenetrable- Ya lo hizo una vez con Gas, no voy a permitir que se repita.- No podes impedir que vuelvan a estar juntos si ambos se quieren.Siento cómo me rompo por dentro al pronunciar esas palabras.Por primera vez, gira sus ojos hacia mí, mirándome como si fuera una nena de tres años que no entiende absolutamente nada.ok, ahora intimida.

- No seas tonta, Rocío.- contesta con firmeza- No se quieren.¿Perdón?

- Gastón me lo dejó muy claro ayer.

Eso.Bufa entre dientes, sacudiendo la cabeza.

- Gas es idiota, dice las cosas de una forma que parecen lo que no son.ok, campeón, ahora al que no se le ha entendido ha sido a vos.Lo miro, interrogante; y él parece captar que mi mente corta no ha llegado a comprender lo que intenta decirme.

- Lo que quiero decir es que no sigue enamorado de Daniela,- dice con suavidad- y no va a volver con ella porque te quiere a vos.Vamos, cómprate un amigo.

- Pablo, ayer me dijo que seguía pensando en ella.Bueno, no exactamente con esas palabras, pero quedó más que claro.Para mi sorpresa, una carcajada sale de sus labios antes de empezar a hablar (a contradecirme, más bien).

- Creo que no lo entendiste.Haber si el que no lo entendio ha sido él.Yo lo tengo todo muy clarito.

- Lo dudo.- niego con un gesto.Vuelve a reír.Diooooooooos, ¡me pone de los nervios!

- Quiero enseñarte algo.¿qué?Voy a preguntar a qué se refiere, cuando mi móvil suena con estruendo.

- ¿Sí?- contesto, molesta.- ¿Dónde estás?Resoplo ante la voz de Nico.¿No me va a dejar en paz en la vida?

- A treinta metros.- contesto.- ¿Estás en casa de Gas?Chismoso.

- En la calle, pero sí.- ¿Con él?- contesta con rapidez.- No exactamente.Silencio incómodo…

- Será mejor que vuelvas, Rocío.- dice al fin, muy lentamente.¿Perdón? ¿Excuse-me? ¿Escuse-moi?

- O vienes por tu propio pie o voy a buscarte y te traigo de los pelos.Qué me estás contando.

- ¿Pero qué te crees vos ?- protesto.¿Éste se cree que tengo dos años?Pablo me mira con una ceja alzada.

- Te doy cinco segundos para que pongas tu trasero en la moto y vengas para aquí ahora mismo.¿Es idiota?

- Bromeas, ¿no?- Cinco- tonto, definitivamente-, cuatro… Como tenga que ir a buscarte se va a amar un lio que no te imagina, te lo aseguro… Tres…, dos…- ok, ¡Ok!Dios, cómo lo odio. Siempre consigue lo que quiere.Cuelgo, enfadada, y guardo el teléfono en el bolsillo mientras aplasto con el talón el cigarrillo consumido.

- Déjame adivinar, ¿tu hermano?- ríe Pablo.Pues a mí no me hace gracia.Asiento con un cabeceo y me coloco el casco antes de subir a la moto.

- A las siete aquí.- dice, esta vez serio.Vuelvo a asentir.Parezco tonta (sí, más aún).Arranco y avanzo lentamente los pocos metros que separan nuestras casas para meter el trasto en el garaje, junto a la

de Nico.Me va a oír ese. Se va a cagar en los pañales.Cap 56:

Voy hecha una furia hacia el salón, donde el señorito se entretiene jugando a la consola con el pequeño. Eso es peligroso, ambos se emocionan demasiado con las peleas virtuales.

- Vos, idiota redomado.Pongo mis brazos en la cintura y ambos hermanos se giran hacia mí.

- ¿Yo?- pregunta Júnior, encogiéndose.- Vos no, el otro.Lo señalo con un dedo.

- ¡¿A qué vino eso?!Alza la mirada hacia mí durante un escaso segundo y vuelve de nuevo a centrarse en su jueguecito. ¡Dios, parece que tiene dos años!

- ¡Nicolas!- le llamo.Veo cómo Júnior le da un codazo, pero éste ni se inmuta.

- No quiero que te acerques a Pablo.Mátame.¿Éste es tonto o se hace? ...

- ¿Y eso a qué viene?- pregunto, confusa.Me siento sobre el sofá contiguo al de mis hermanos y Monito viene corriendo hasta sentarse sobre mí, acomodándose en mis piernas.Claro, como no hay sitio…

- Estabas con él, ¿no?¿Por qué me habla y no me mira?

- Sí, estaba con él, ¿y qué?- Pues eso.- contesta sin dejar de mirar la pantalla- Que no quiero que te acerques a ese.¿En serio se cree que voy a hacerle caso? Qué ingenuidad.

- Mira lo que hago, Rochi, mira.- dice Júnior en mi oído.Alzo los ojos hacia la televisión en el momento en que el muñequito del pequeño machaca al de Nico.Se lo gano.

Son las siete menos cinco cuando termino de recogerme el cabello en una simple coleta alta y bajo silenciosamente las escaleras para salir por la puerta trasera, intentando esquivar la vigilancia constante de Nico.Se ha puesto muy pesado con lo de que no vea a Pablo. Yo creo que su amiguito le ha comido mucho la cabeza respecto a ese tema.En realidad, el chico es muy simpatico, no sé a qué viene esa actitud (bueno, sí lo sé, pero me enferma pensarlo).En fin, en lo que estábamos.Consigo salir de la casa y camino casi a la carrera hacia la casa de al lado, pretendiendo sin éxito ignorar el dolor que siento al acercarme.

- Hola.Alzo la mirada del suelo para ver a Pablo viniendo hacia mí.

- Hola.- contesto, frenando en seco a pocos pasos de él.- ¿Qué querías enseñarme?Vamos al grano, que como me pille mi hermano es capaz de encerrarme en mi habitación con llave.

- VeniEspera a que me ponga su altura y empieza a caminar hacia la casa, abriendo silenciosamente la reja.Freno bruscamente.

- No quiero entrar ahí.- digo en un suspiro doloroso.Entrar sería masoquismo.

- No está…A si que al final sí que se fue…Respiro hondo y paso tras Pablo por la puerta principal.Soy tonta, definitivamente.Intento ignorar el quejido de mis piernas al avanzar por la casa, atravesando el amplio salón hasta subir por las

escaleras, como si fuéramos en dirección a la habitación de Gastón.Ahhh, no, no, no. Ahí sí que no entro.

- No vamos a su habitación.- replica el chico a un reproche que aún no he pronunciado- Es aún mejor.¿Aún mejor?¿De qué habla?Para frente a una de las puertas del largo pasillo, una a la que estoy segura que nunca he pasado.

- ¿Qué es?- pregunto con curiosidad.Pablo suelta una leve carcajada y posa su mano sobre el pomo, girándolo con lentitud.

- Se puede decir que es su… lugar de recogida.Bien, ok, no entendi.Por fin, la puerta se abre y me da un suave empujón para entrar.…¡¿Qué?!

Cap 57:

No puede ser.

- Esto lo montaste vos, ¿verdad?Lo oigo reírse mientras avanza para guiarme dentro de la habitación.

- Claro que no.- replica amablemente.Doy una vuelta completa para observar cada detalle y vuelvo a fijar la mirada en la pared de en frente, esbozando una leve sonrisa.Es una sala grande, con una de las paredes cubierta por estanterías repletas de libros, en la contraria hay un proyector de cine con un par de sofás y decenas de cojines, y en la de en frente…Me acerco para ver mejor las tres grandes fotos que cubren toda la superficie que queda entre las ventanas.Dioossss, me acuerdo perfectamente de las tres.La primera es la primera que nos sacamos juntos en el

estudio, en la que él lleva un traje negro precioso y corbata y yo un largo vestido rojo, ambos con el cabello totalmente despeinado (o peinado para parecer despeinado). La verdad es que quedó bien. Aunque tenemos unas miradas de enfado un poco…La segunda es de la playa, cuando me pintaron ramajes con el tinte ese raro que me duró un par de días. Aquí la mirada es muy distinta, más amable, más impresionada la mía y más pícara la suya. Su brazo se cierne cariñosamente alrededor de mis hombros, y el mío se posa en su espalda… Ayyy, aún puedo recordar su piel cálida…Dios, me estoy volviendo una ñoña sensiblera. Puaj.La última es también de la primera sesión juntos, pero esta vez se ve en blanco y negro y llevamos diferentes ropas, yo un precioso vestido con la espalda al aire y él la camisa a medio abrochar y la pajarita deshecha. Parecemos una pareja de los años veinte.Por dios, está guapísimo.

- ¿De dónde las saco?- pregunto más para mí que para nadie.- Supongo que se las habrá pedido al fotógrafo; ya me contó mi abuela que trabajaban juntos.Asiento con un cabeceo.

- Aquí es donde pasa la mayor parte del tiempo que está en la casa.- dice Pablo, como si leyera las preguntas de mi mente.- Según Clara toma un libro o una película y se tira aquí horas.Miro la consola tirada frente a la pantalla y sonrío.

- O la play.Otro como mis hermanos. Están todos obsesionados. Da igual que tengan diez o veinte años, se comportan como nenes cuando se trata de un juego de consola.

- ¿Por qué me trajiste?- pregunto, sin mirarlo.Suspira a mi espalda.

- Porque tenías que abrir los ojos.No puedo con esto.Doy media vuelta y corro escaleras abajo hacia la salida.

Necesito salir de esta estúpida casa cuanto antes.Justo cuando consigo abrir la puerta y poner un pie fuera, choco contra un muro de acero, y, a pesar de que yo iba corriendo, el obstáculo ni se tambalea, mientras que yo me echo hacia atrás por el impacto.oh, qué daño.

- Te vas a hacer daño, enana.- reconocería su risa sarcástica en cualquier parte.- Vámonos.Le esquivo y salgo casi a la carrera del porche, escabulléndome fuera de la reja para encaminarme con firmeza hacia mi casa.Necesito pensar.Bueno, pensar y matar a gente. Primero empezaría por el gato de Daniela , por venir a cagarlo todo; luego por el traidor de Peter (con ese ninguna indulgencia); y terminaría asesinando a Gastón, por ser tan idiota.Antes de que me dé tiempo a recorrer un metro de acera, mi hermano se pone a mi lado, mirándome con gravedad.

- ¿Te hizo algo?- pregunta a toda velocidad- Decime, ¿te hizo algo? Porque como sea así…Lo miro como si fuera un bicho raro.¿Pero de qué habla?

- ¿Pablo? ¿Hacerme algo? No seas idiota.- No me mientas, ¿qué te hizo?Está idiota perdido.

- ¡Que no me hizo nada, Nicolas!- estallo, siguiendo mi camino.Lo oigo soltar un bufido de incomprensión.Cómo me lo conozco.

- ¿Entonces por qué saliste salido tan corriendo?Buena pregunta.

- Porque no podía estar más tiempo ahí dentro…- musito.Por fin, llegamos a la casa y entramos sin tener que sacar ni una llave. Como siempre, cuando nos roben luego no nos podremos quejar.

Voy directa hacia la cocina, reteniendo con fuerza las lágrimas que ya intentan asomar.

- ¿Adónde vas?- Necesito chocolate.Los pasos de mi hermano tras de mí cesan y yo me dedico a rebuscar en los armarios hasta encontrar una preciosa tableta de chocolate puro aún sin abrir. Lo abro con ansia, mordiendo directamente el chocolate (casi me como el papel).Aiii, qué ganas de llorar. No sé si de rabia o de lástima.Con mi chocolate en la mano, pongo rumbo a mi habitación para ponerme una peli de dibujos y acurrucarme en mi camita.

- No, no creo que haya pasado nada…- oigo hablar a mi hermano por teléfono cuando paso por al lado de su puerta.Me acerco sigilosamente, deslizándome sobre las puntas de mis pies, para pegar la oreja.

- Aunque te lo digo, avisa a Pablo, no le e pegado porque es tu hermano, pero te aseguro que como vuelva a acercarse a mi hermana…Me estremezco por su silencio intencionado.A si que habla con el idiota de Gastón…Ya está, se acabó hacerse la tonta.Entro en la habitación s y sin molestarme en llamar, me dirijo hacia mi hermano y, subiéndome de un salto a la cama para llegar a su altura, tomo su teléfono mientras sigue hablando.

Cap 58:

- Vos, idiota.- ¿Princesa?- contesta su voz, incrédula.Me parece ofensivo que se sorprenda de escucharme. ¡Tenía que haberme llamado él! ¡Estoy ENOJADISIMA!

- Más te vale volver si no queres perder partes de tu cuerpo que consideras necesarias.Ya está. Todo dicho.

Cuelgo con una sonrisa satisfecha y le tiendo el móvil a mi hermano, que me mira como si fuera una aparición. No sé a qué viene tanta estupefacción.Bajo de su cama y salgo de la habitación.

- ¡¡Ehhh, ¿para qué colgas?!!- lo oigo quejarse- ¡Estaba hablando yo, payasa!

Ok, ya es hora de arreglar todo este embrollo. Voy a preoarar mis cuchillos de carnicero y voy a hacerle unos arreglitos estéticos a la rapidita de Daniela.Respiro hondo un par de veces para concentrarme en mi cometido y estiro los brazos un momento en una típica pose ridícula que es mejor no hacer delante de gente normal. En mi caso da igual, porque no conozco a nadie normal a menos de dos kilómetros a la redonda, a si que no hay problema si alguien me ve.En fin.El caso es que me estiro un momento y salgo de la habitación para encaminarme escaleras abajo, siguiendo hacia la puerta principal.Tomo el móvil según salgo y marco el número a toda prisa.Bien, ahora tengo que ser una magnífica actriz.

- ¿Rocío?Sollozo teatralmente.

- Peter… yo… yo…- tartamudeo.- ¿Qué te pasa?Evito soltar una carcajada que me hubiera delatado.

- Yo… tengo… sniff… tengo que hablar con vos.Sorbo bruscamente por la nariz, apretando los labios para no reír.

- Claro que sí, pequeña.- contesta apresuradamente- ¿Dónde estás? ¿Queres que vaya a buscarte?- ¡No!lpm.

- Quiero decir que…sniff…- sollozo de nuevo- que… ¿dónde estás vos?

- Puess… en el bar donde nos hemos visto antes.Mmmmmmm….

- Pero, ¿qué paso?- pregunta.Dios, no soporto estar haciendome la llorona tanto tiempo.

- Puess… sniiff…. pues que Gastón… sniff… Ahora te lo cuento. Adios.Cuelgo precipitadamente.Dios, qué tipo más pesado.¡No puedo fingir llorar tanto tiempo!

- Vámonos.- me digo a mí misma.Esbozo una sonrisa orgullosa mientras camino hacia el garaje.

- ¡¡Ehhhh, ¿Dónde vas?!!Vamos, lo que me faltaba.Estoy segura de que en esta casa me vigilan.No me da tiempo a girarme antes de que unos brazos se enrosquen a mi alrededor.

- ¿Qué queres, Júnior?- pregunto cansinamente.- ¡Saber adónde te largas!¿Pero qué forma de hablar es esa?

- No hables así, nene.- doy un golpe en su nuca con la mano- ¿Y a qué viene tanto interés por dónde voy?Pone un dedo sobre sus labios con pose cómica.

- Pues… es que no te lo puedo decir.Sigo andando hacia mi moto, tomando un casco por el camino.

- Pues… yo no te puedo decir a dónde voy.- lo imito.Me coloco el casco sobre la cabeza (claro, ¿dónde me lo iba a colocar si no?) y arranco con un suave ronroneo. Me encanta ese sonido…

- ¡¡¡¡¡NICOO!!!!!- escucho el grito antes de salir a la calle.

¡Anda! A si que era eso… mi querido hermanito contrato al pequeño para que me espíe… eso es explotación infantil o algo.Bueno, tendré que darme prisa si no quiero que me alcance.Subo de velocidad hasta rebasar los cien y cojo la carretera principal hacia el pueblo.Esta vez les voy a cantar las cuarenta… a los dos.

Aparco frente al bar y dejo el casco atado a la moto. Llegó mi hora.En ese momento, sale Peter seguido muy de cerca por Daniela, que mantiene ese rostro maquillado suyo con una extraña sonrisa de suficiencia. Se la voy a borrar de un puñetazo.

- ¿Qué te paso, peque?- pregunta Peter, extendiendo los brazos para venir hacia mí.Lo aparto de un suave empujón cuando intenta abrazarme, mirándolo con cara de malas pulgas.

- No me paso nada.- ¿Entonces qué queres?Evito la mirada de mi ex-amigo y la centro en la chica que hay frente a mí.

- Cállate, Peter, esto no va contigo.- interviene ella.- Creo que aquí la nenita quiere hablar conmigo.¿A quién llama nenita?Ahora si que la cago.

- Guárdate los diminutivos, Linda.Frunce los labios en una mueca (que la hace feísima, por cierto).

- ¿Qué queres decirme?- pregunta al finalMenos mal. Por fin vamos al tema y nos quitamos de rodeos estúpidos.Cruzo los brazos y esbozo una sonrisa orgullosa antes de abrir la boca para soltar la frase que me llevará a la cumbre:

Quiero decirte que sos la chica más rapidita que he conocido jamás, felicidades.

Cap 59:

Alza una de sus manos hacia mí, pero Peter la baja con la suya.

- Ni se te ocurra tocarla.Ehhhhh…. ¿perdón?Ambas lo miramos como si se tratara de algún extraño ser de otro planeta que habla en un idioma que nos es desconocido.

- Ahora no me digas vos lo que tengo que hacer.- gruñe Daniela.Mi turno.

- No quiero ningún favor de tu parte, a si que cerra el pico.Ignorando al gatito , Peter clava su intensa mirada en mí.

- Vos y yo tenemos que hablar.- dice seriamente.Que la Corte Ya . ¿Y esto a qué mierda viene ahora?

- Vos y yo no tenemos nada de que hablar, y ahora, si no te importa, estoy un poco ocupada para tus estupideces.Vuelvo a mirar a "Daky", que esboza una media sonrisa santurrona.

- Después de esta desagradable intromisión, sigamos con lo nuestro.- ríe.Pero será …Veo por el rabillo del ojo cómo Peter se dirige hacia uno de los coche aparcados sobre la acera y se mete en él sin decir palabra. Al instante, arranca y, pasando por delante nuestro, se pierde de vista.¿Desde cuándo tiene ese coche?… ¿Y desde cuándo me importa a mí lo que haga ese?

Céntrate, Rocío.

- Bueno, supongo que queres que te cuente una historia.Me mantengo callada, con los brazos fuertemente apretados contra mi pecho y sin bajar un instante la mirada de sus ojos azules.

- Lo tomaré como un sí.- vuelve a sonreír la muy…- En fin… empecemos por el principio.Sí, es lo que se suele hacer: empezar por el principio. Un aplauso para la señorita por su mente preclara.Enarco una ceja, lo que toma como un: CONTINÚA YA, PEDAZO DE G…

- Gasti y yo estuvimos juntos dos años estupendos, y lo fui todo para él, igual que ahora.- empieza a pasear de un lado a otro y yo sólo pienso en arrancarle esos pelos mal puestos-Rockandrolliabamos cada noche, me quedaba a dormir a su casa y pasábamos juntos todo el día...Pero qué gato.

- No me interesa tu vida sexual.Se ríe, mostrando su lengua de víbora.

- Bueno, el caso es que éramos la pareja perfecta, nos lo contábamos todo, estabamos las veinticuatro horas juntos y…- ¿Cuándo viene la parte en la que te metes con el hermano?- la corto.La verdad es que estoy cansada de tanta tontería.Para su paseo estúpido y clava sus ojos azules en mí.

- ¿Puedo continuar o vas a seguir diciendo taradeces?Me mantengo callada hasta que habla de nuevo.Bueno, campeona, si pretendes que pasemos horas aquí creo que aquí una servidora no está dispuesta.

-Pablo y Gastón siempre han sido inseparables, puede decirse que para Gas su hermano era su

modelo y mejor amigo.- de pronto vuelve a observarme fijamente- Lo de Pablo fue un simple desliz, pero cambió todo cuando Gas nos vio.Pues Obvio,Maldito gato

- Un desliz… ¿Meterte con todo lo que encontrabas en tu camino también fue un desliz?Toma esa.Avanza hacia mí como si quisiera matarme, parándose a pocos pasos con la mirada totalmente nublada.

- Apártate, gato, me quitas el sol.- ¡viva el sarcasmo!Cojo un cigarrillo de los pantalones y me lo llevo a los labios, encendiéndolo con tranquilidad.Me va a sacar de mis casillas esta pedazo de gato. Já.

- Dios, das asco.- escupe.¿Sí?

- Lo que a vos te jode es que sabes que nunca llegarás a ser para él lo que fui yo.Habla, lalalal, que no te escucho.Suelto la calada sobre su rostro crispado, pero ni se inmuta.Se oye en frenazo brusco de un coche a pocos metros, pero ninguna de las dos nos giramos para ver de qué se trata.

- He sido el amor de su vida y lo seré siempre, pequeña- ¿a quién llama pequeña?- Jamás podrá olvidarme.Lo que hay que escuchar…¿El amor de su vida tan joven? Creo que esta tipa ha visto demasiadas películas.

- Admitilo, nunca te querrá.Uuuufff, me estoy cansando.¡Que alguien le meta un calcetín en la boca para que se calle!Tiro el cigarrillo medio consumido al suelo y me cruzo de brazos con expresión solemne, aún sin

apartar la mirada de la suya.Dios, cómo la odio.

- Me aburris…- digo con un bostezo mal disimulado.Lo peor es que es verdad.Una risita a mi espalda me hace dar media vuelta. ¿Qué mierda…Trago bruscamente.

- ¡Amorshu!Al segundo, Daniela sale corriendo sobre sus tacones de aguja con los brazos extendidos hacia él. La madre que la parió.Estoy a punto de extender un pie cuando pasa por mi lado para que se rompa la crisma contra la acera, pero me contengo con dificultad y aprieto mis manos en los bolsillos para no agarrarla de los pelos.Para mi satisfacción, él la aparta con un brazo, ignorando su abrazo y avanzando lentamente hacia mí.

- Gastón…- musito.Deja atrás a Daky y esboza esa sonrisa ladeada que tanto me gusta.¡¡Y otra vez intenta distraerme!!Voy a replicar que deje de poner esa cara que me despista, cuando de repente siento cómo mi boca se encuentra demasiado ocupada entre sus labios para hablar.

Cap 60:¡Pero será asqueroso!Pongo las manos sobre su pecho y, con mucho esfuerzo (para que engañarnos), me separo de él, que me mira asombrado. Bien es cierto que jamás le rechazo nada, y menos un beso, pero esta vez se lo gano.

- Alto ahí, campeón.Lo observo con una sonrisa sarcástica y se ríe.ok, quien lo entienda por favor que me explique estos cambios de humor que tiene.

- ¡Gastón!- intenta llamar la atención el gato que sigue ahí

plantado.¿Hola? ¿No te diste cuenta de que sobras?Gas se gira un instante hacia ella, borrando su sonrisa.

- Cerra el pico, Daniela, intento hablar con mi chica.Debo admitirlo. Eso suena de miedo.Esbozo una sonrisa de suficiencia y la miro, alzando los párpados significativamente.

- Me da igual que intentes aparentar que no te importo,Gastón, ¡yo sé la verdad!- ¿es que no se va a callar nunca?- Revolcate con la que quieras, pero sabes que no me olvidarás nunca.- Piérdete.Eso, dale duro.

- He venido por vos y no me iré hasta recuperar lo que es mío.Se da la vuelta y camina calle arriba hasta perderse de mi vista.¿Pero ésta qué se cree? Aquí dando ultimátum como si fuera alguien importante o algo… maldita yegua.

- Maldita yegua…- musito para mí.Alzo la mirada al oír la melodiosa risa de Gas.¿Y éste ahora por qué se ríe?

- ¿Qué te hace tanta gracia?Pongo los brazos en la cintura, expectante.Apoya suavemente una mano sobre mi mejilla y estira las comisuras de sus maravillosos labios. Aiii, estoy demasiado perdida.

- Vos.- dice simplemente.Vaya… ¡Pero qué gracioso!Doy media vuelta y, avanzando un par de escasos pasos, monto sobre mi moto.

- A ver si te hace tanta gracia esto, simpático.Coloco el casco sobre mi cabeza y arranco a tiempo de oír su risa de nuevo. ¿Por qué rayos está de tan buen humor?A mí no me hace gracia…

Bueno, la parte en la que la deja pagando a Daniela y la molesta en su cara sí, para qué mentir. ¡Pero el resto no!

Aparco precipitadamente en el garaje y subo hacia el salón.Espera, espera, espera... ¡¿QUÉ ES ESTO?!Me quedo estática a pocos pasos de los sofás, mirando con los ojos como platos a la multitud (ok, ha sido una exageración) agolpada (otra) en MI casa.Cambio la mirada de uno a otro, aumentando mi sorpresa.¿Sorpresa o desconfianza?ok, ya es raro que Nico esté en la misma habitación que Pablo, pero que además esté…

- ¿ Vos qué haces aquí?- pregunto, señalando a Peter con un dedo acusador.Él sonríe, como si fuese lo más normal del mundo.Cruzo una mirada con mi hermano, esperando un poco de apoyo, pero se encoge de hombros como si fuera medio lelo.¡Qué rayos! ¡ES medio lelo!

- ¡Nicolas! ¿Me podes explicar qué hace “ese” aquí? ¿Y él?- señalo a Pablo- ¿Qué es todo esto?Voy a llorar.Ninguno se digna a abrir la boca hasta que, pasados al menos dos siglos (sí, qué pasa, hoy quiero exagerarlo todo), Peter dice:

- ¿Dónde está Gastón?Oooh, estupendo.A mí me ignoran, pero quieren saber dónde está Gastón, ¿no?Qué rayos, ni siquiera se llevan bien entre ellos, para qué quieren saber dónde está.Bufo por lo bajo y pataleo un par de veces contra el suelo antes de dar media vuelta con intención de subir a mi habitación.Pero, por supuesto, esto es un lio, por lo que el timbre de la puerta resuena por toda la casa y mi hermano va a abrir pausadamente. ¡VAMOS!Por la puerta entra el cuarto en discordia.Iba a decir que por fin alguien pondría un poco de cordura

aquí, pero creo que Gastón no es la persona más cuerda de este planeta de locos.Como si nada raro pasara, aquí el cuarto mosquetero se dirige hacia mí con firmeza y extiende la mano para tomar la mía.Estoy tan atontada que me conduce sin dificultad hacia uno de los sillones, el contiguo a Pablo y a Peter. ¿Pero por qué me pasa esto a mí?Desliza su brazo por mi cintura y me acerca para presionar los labios contra mi frente.

- Déjame, estoy enfadada contigo.- murmuro, fastidiada.Me cruzo de brazos y observo mi alrededor, intentando echar algo de luz a esta locura.

- ¡¿Alguien me va a explicar a qué viene todo esto?!Y será la última vez que lo pregunte. La próxima vez que tenga que hacerlo mataré a alguien, y va a ser doloroso.Gastón inclina el rostro hacia mí hasta que su aliento dulce acaricia con un soplo mi gesto enfadado y toma mi mentón con su mano para alzarlo hacia sus ojos indefinidos.¡¡Lo hace aproposito !! ¡Sabe que me despisto!¡Es injusto!Muerdo mi labio inferior casi inconscientemente, intentando ignorar el deseo de comérmelo aqui mismo , me abruma cuando me mira así. Es odioso.

- Mmmmm- musita cerca de mi oído- No me mires así, preciosa, con toda esta gente delante no puedo hacerte todo lo que tengo en mente.Zarpado.Golpeo su brazo con fuerza, separándome todo lo que da de sí el sofá.

- Idiota.Capítulo 61:

Saco la lengua en un gesto infantil ante su risa entre dientes.Yo deseando besarlo y el otro se dedica a decirme cochinadas delante de mi hermano y sus extraños invitados. Quiero llorar.

Giro lentamente el rostro hacia él, que me observa atentamente con sus ojos verde - grisáceos, sin borrar esa sonrisa traviesa que siempre lleva con el.ok, ahora mismo me viene mal estar enfadada con él, necesito información.Vuelvo a su lado, apoyándome en su estupendo cuerpo para alcanzar su oído.

- ¿Desde cuándo sos súper amiguito de estos?Niega con un cabeceo.

- ¿Bromeas?- roza la punta de la nariz contra la hondonada de mi oreja- Los sigo odiando igual que antes.¿Perdón?¿En ese caso… ¡qué rayos hacemos todos aquí sentados en amor y compañía!?

- ¿Entonces por qué no estás extrañado de que estén aquí?¿Soy la única tonta que no se está enterando de nada o cómo va esto?

- Me aviso tu hermano cuando entre, además de hacerme prometer que no iba a montar ningún espectáculo, por supuesto.Mmmm… bueno, suena fiable.ok, un tema resuelto. Ahora… ¡¿QUÉ CO… (co… conejos?) PASA AQUÍ?!Me levanto y de un par de zancadas me echo sobre mi hermano, que da un salto por la sorpresa. 

- ¡Decime de una vez qué pasa!- digo casi a voz de grito.- ¿Qué hacen todos aquí reunidos?

- Sólo te estábamos esperando.Pero pero pero… ¡Éste es tonto!

- ¡¿Esperando para qué si nadie se lleva bien con nadie?!Al final perderé los nervios.

- Esperando para asegurarnos de la reconciliación.- contesta calmadamente.¿Pero qué se creen, celestinas?

- No digas idioteces.Me rodea los hombros con un brazo y me sujeta contra él para decir en voz suave:

- Mira, la cosa es ésta: Peter fue a avisar a Pablo de dónde estabas, Pablo me lo dijo a mí y yo a Gastón- ¿y qué lógica tiene eso?-; por eso estamos los tres aquí.¡¡¡¡¡¡¿Y PARA QUÉ HICIERON ESA CADENA ESTÚPIDA?!!!!!!!

- Eso es ilógico…- suspiro, agotada.- No lo es.- replica otra voz.Deslizo los ojos por la habitación hasta clavarlos en Peter.

- Claro que lo es.- No- despega la espalda del sillón para dar más énfasis a sus palabras (vacías)- Yo fui a avisar a Pablo porque si hubieran ido Gas o tu hermano me habrían partido la cara.- Ciertamente.- asiente Gas.Intento callarlo con un vistazo.

- Ya ok, me lo prometiste.Sí, ahora mi hermano va de mayor mandando a callar.

- Y yo fui a avisar a tu hermano porque si hubiera ido a donde Gas no se lo habría creído.- termina de explicar Pablo.Ok… fingiré que lo entiendo.Estoy hartita de tanta estupidez masculina.Me levanto de un salto.

- Estupendo, ya pueden largarse.Subo las escaleras y me encierro en mi habitación, alejada de tanta feromona y tanto musculito. ¡¡¡Todo esto no tiene sentido!!!Pasar una información por cuatro personas (encima todo chicos, lo que agrava la cosa) es ridículo e innecesario… son tarados.Cojo el móvil en cuanto su horrible soniquete revienta en mis oídos.“Esta tarde vengo a buscarte, princesa. Gas.”¿Por qué no me lo dijo hace dos minutos, cuando estaba

abajo?Esto ya es gastar por gastar.“Sigo enojada con vos .” Escribo rápidamente.No tarda ni un minuto en llegar la respuesta.“Te voy a decir tal cantidad de cursilerias que no te vas a poder enojar conmigo en tu vida, encanto. Gas”Estupendo. Voy a dormir un rato.

Cap 62:

Abro las ventanas y miro el reloj, aburrida.Las 8:20… ¡¡¡Éste tenía que haber venido ya!!!Toc, toc.

- ¿Se puede?Mira, hablando del rey de Roma.Claro, qué gracioso, y hoy llama, cuando me tiene que pillar en pelotas no se molesta tanto.

- Pasa.- suspiro.Le veo entrar con una amplia sonrisa que dispara todos mis sensores. ¿A Q-U-É R-A-Y-O-S- V-I-E-N-E E-S-A S-O-N-R-I-S-I-T-A?

- ¿Por qué pones esa cara?- se ríe.Viene hacia mí e intento apartarme , pero me siento incapaz cuando se inclina para presionar sus labios contra los míos.

- Aprovechado.Vuelve a esbozar esa sonrisa que hace que se me pare el corazón y se sienta cómodamente sobre mi cama, extendiendo una mano hacia mí.

- Veni a sentarte conmigo, cariño mío, amor de mi vida, mi alma, trocito de cielo, vida mía…Pongo una mano sobre sus labios para que se calle.¡¡Por dios!! ¡¡¿Qué quiere, matarme?!!

- Una sola cursilada más y caes ventana abajo.- le aviso, mirándole fijamente a los ojos.Agggg… ¡Qué ascazo! No me gustan estas cosas.

Aparta mis dedos con suavidad y tira de mi mano para guiarme hacia su cuerpo hercúleo, acabando sentada cómodamente sobre sus rodillas.Y vuelvo a parecer una nenita de tres años aquí encima. Este chico tiene una extraña obsesión por tenerme encima.Emmm… eso… eso ha sonado muy mal.Estoy enferma.

- Te dije que lo haría, princesa.Hago una mueca de desagrado.

- Con unas cuantas ñoñadas no vas a mitigar mi enfado.Asiento con un cabeceo para dar más énfasis a mi advertencia (lo vi en la tele y les queda muy convincente).

- Es más, lo acrecentas.- puntualizo.Suspira sobre lo alto de mi cabeza.

- Lo sé.- roza la punta de su nariz contra mi mejilla- Tenemos que hablar.Eso nunca ha sonado bien. Desde antes de existir el mundo esa frase siempre ha significado: o el final de algo, o el relato de un hecho desagradable del que nadie quiere hablar pero alguien se siente con la obligación de mencionarlo o el tembleque irracional al pensar esta misma reflexión inútil.

- Suéltalo.A este chico hay que darle un empujón para que empiece, porque sino se me atasca a la mitad. Emmmm… en fin, no volveré a hablar así, porque suena mal.¡Dios! ¡Tengo que dejar de pensar estas cosas!Siento una de sus manos guiando mi rostro hacia el suyo para volver a dejarme tonta con su mirada indefinida.

- No vale que hagas eso…- musito.Enarca una ceja y me mira divertido, riendo suavemente entre dientes con sus labios a pocos centímetros de los míos.Me quiere matar, definitivamente.

- Quiero que sepas ante todo que no te he engañado en ningún momento.Me levanto de un salto de su regazo para separarme de él unos cuantos pasos, apoyándome con indolencia contra la pared contraria.Alza los ojos para observarme con curiosidad.No sé a qué viene esa cara, no estoy de humor para sus gestitos.¡Que lo diga ya, por dios!

- Te dije que tenía que pensar en si aún sentía algo por Daniela…Se levanta con un suspiro y avanza hacia mí con paso firme.Que no venga porque le cruzo la cara, me está poniendo de los nervios.

- ¡Dios, decilo ya, Gastón !- estallo, moviéndome para alejarme de él.Pero parece que no pilla que no quiero que venga, puesto que sigue avanzando sin atisbo de duda, dando vueltas tras de mí.Bien, sólo parecemos imbéciles.

- ¡Si no dejas de dar vueltas por la habitación como una tonta no puedo!Será idiota.Recorto los escasos pasos que nos separaban y pongo un dedo sobre su pecho, alzando el rostro para clavar mis ojos en los suyos.

- ¿A quién llamas tonta, maldito payaso?Pero éste quién se cree que es.

- A Vos.- contesta, inclinándose hacia mí.Que no se acerque tanto que al final se la lleva.Abro la boca para contestar que aquí el único tonto que hay es él (cosa que se da por sabida), pero cierra mis labios apoyando uno de sus largos dedos sobre estos.¿Perdón?

- ¿Sabes por qué?

¿En serio espera que conteste? Porque no sé si se a fijado que… ¡¡ESTÁ TAPÁNDOME LA MALDITA BOCA!!

- Porque lo sos.- hala, jód… joróbate- Porque no dejas de pensar en tonteríasIntento deshacerme de su agarre, pero desliza su brazo libre alrededor de mi cintura para que me sea imposible moverme.

- ¿Crees en serio que te voy a dejar?Abro los ojos como platos y dejo de revolverme entre sus brazos.Lo descubrio.ok que se supone que yo haya visto que me quiere, pero su actitud es tan… extraña desde que ha vuelto esa yegua…

- ¿Pensas de verdad que te vas a librar de mí con tanta facilidad?- ríe.¡Odio esos cambios de humor tan repentinos!Por fin, aleja su mano de mi boca para posarla con suavidad sobre mi espalda, haciendo dibujos sin sentido en la superficie de ésta.

- ¡¿Entonces qué…Pega su frente a la mía y callo, asustada ante los latidos acelerados de mi corazón, que en segundos comienzan a bombear con el triple de fuerza que hacía apenas unos minutos.¿Qué es esto?

Sos demasiado ingenua como para que te deje sola, mi pequeña princesa.- sonríe ente mi cara asesina.

Capítulo 63:

Frunzo el ceño con desagrado.

- Creo que puedo manejarme solita.- replico.Ríe entre dientes, rozando la punta de su nariz contra la mía.

- No lo dudo, pero estarás de acuerdo conmigo en que te manejas mejor si estoy yo con vos, ¿no?¡¡¡Pero será engreído!!!La puerta se abre justo cuando clavo mis ojos furiosos en los suyos con intención de insultarle en cien idiomas diferentes con sólo una mirada.

- ¿Que hacen cochinos?¿Pero por qué me castiga Dios?

- Cállate, Nico.- gruño ante la risa del mongolito de mi hermano y del pai de mi novio.

- ¿Te enojas porque digo la verdad?- ¿La verdad? ¿Nos ves haciendo algún tipo de cochinada, idiota?

- No las hacen, pero las piensan.- sonríe ampliamente.Voy a borrarle esa sonrisita graciosilla de un golpe.Gas, en cambio, se carcajea, encantado de la acusación. Pues a mí no me hace gracia.

- Payaso…-musito.Algo choca contra mi estómago con fuerza y bajo la cabeza para ver al que faltaba agarrado a mi cintura. ¿Y a éste qué le pasa?

- ¿Qué te pasa, enano?Alza sus increíbles ojos celestes hacia mí y me mira con cara perro tristón.

- ¡No funciona la consola!- grita, histérico.Suspiro. ¿Y ese es el problema tan grave?Acaricio su cabeza rubia, ignorando la risita entre dientes de Nico. No sé porqué, pero me huelo que esto tiene que ver con él. No me extrañaría que le hubiera desconectado los cables para hacer la gracia. Es más infantil que él.

- Veni, vamos a ver qué la pasa.

Lo conduzco escaleras abajo, hacia el salón. Que digo yo que por qué tiene la maldita consola ahí y no en su habitación.ok, soy tonta, olvidaba que vivo con dos chicos más y que aunque ya son mayorcitos les gusta jugar a pegarse a través de una pantalla de televisión. Si es que le pones a un hombre hecho y derecho delante de una maquinita de estas y retrocede cuarenta años en el tiempo.Júnior pulsa el botón de encendido y, casi con lágrimas en los ojos, dice:

- ¿Ves? No va.Me inclino por debajo de la televisión y, en cuclillas, reviso las conexiones. No llego.Apoyo las manos en el suelo y deslizo la cabeza por debajo del mueble para llegar a los cables.No me siento yo muy cómoda , pero bueno.Como había pensado, uno de los cables de la consola está desconectado. Maldito Nicolas…Lo enchufo con una sonrisa triunfal.

- Mmmmmm…. Vaya, que vistas.Me incorporo a toda prisa sin tener en cuanta dónde estoy metida, por lo que doy con toda la cabeza en la esquina del mueble.

- ¡¡Auuuuchh!!- protesto, intentando no llorar.Ay, ay, ay, ¡¡¡Qué daño!!!Me llevo una mano al incipiente chichón a tiempo de notar cómo unas manos cálidas tiran de lo poco que queda de mis brazos fuera del mueble para sacarme con delicadeza.Que se guarde la suavidad para él, que el golpe ha sido por su culpa, maldito salido.

- ¡Gastón, idiota, me hiciste daño!Le doy un golpe en el brazo en cuanto consigue ponerme en pie.

- Te has dado vos solita.- me contradice con una sonrisa.Cómo le gusta llevarme la contraria.

- Pero por tu culpa.

- ¡Ya funciona, Rochi, ya funciona!- oigo gritar a Júnior.ok, estupendo.

- No te tenías que haber sulfurado tanto, princesa, ni que fuera la primera vez que te miro.

- ¿Por qué será?- musito, malhumorada, tocando mi cabeza dooirida.Siento sus grandes manos volando a mi espalda para acercarme más a él.

- Ya te dije una vez que me encanta…- inclina la cabeza para susurrar en mi oído- pero si queres te lo vuelvo a repetir.Dios, me pone de los nervios nerviosos.

- Estás enfermo.Esbozo una sonrisa cómplice para darle gusto al asunto.

- Por vos.Me derrito.Sujeto las manos en sus anchos hombros para mantenerme en pie mientras escucho su risa entre dientes.¿Qué le hace tanta gracia?Enarco una ceja y alzo mi mirada a la suya.

- ¿Te pones nerviosa por esto?- sonríe.- Porque en ese caso no sé si lograrás soportar la cantidad de besos que te dare esta noche.Me muero, me caigo redonda aquí mismo.Se inclina para presionar un segundo sus labios cálidos contra los míos, separándose antes de darme tiempo a corresponder.

- Te he dicho mil veces que odio que hagas eso.Lo observo con el ceño fruncido.

- Vamos a dar una vuelta.Suelta sus brazos de mi cintura y toma mi mano con fuerza, guiándome a la puerta.

Cap 65:Por supuesto, como esta casa es… como es, rara, justo cuando vamos a salir, mi padre abre frente a nosotros.Estupendo, adoro las situaciones embarazosas.Él, sin embargo, parece encantado por la escenita. Desliza su mirada de mí a Gas con rapidez, reparando (por supuesto) en nuestras manos unidas, y camina dentro de la casa con una amplia sonrisa.Deposita un casto beso sobre mi frente.

- Buenas noches, chicos.- dice, alzando la mano a modo de saludo- Pasenlo bien.- Buenas noches.Bienok, si hasta Gas parece más cómodo con esto que yo. Qué bien (Ironía).

- Y, Rocío, no vuelvas muy tarde.Asiento con un cabeceo.

- La devolveré pronto a casa.- ríe Gas a mi lado.Mi padre lo acompaña con un par de carcajadas y camina a paso tranquilo hacia el salón, dejándose caer muy elegantemente sobre el sofá.Ahora es cuando se pone a jugar con Monito. Como si no los conociera yo a esos dos.Cierro la puerta tras nosotros y dejo que la mano de Gas me guíe fuera del patio, traspasando la reja.Están todos locos.

Este chico es un tarado. Me da una vuelta rapidita y me lleva a casa. ¡Ay, es idiota!Me cae mal.Apoyo la cabeza contra la mesa, ignorando el latiente dolor, y espero a que me traigan mi acostumbrado café.¿Café antes de acostarme? Sí.

- ¿Aún te duele la cabeza?- se ríe “alguien” a mi lado.Ni siquiera me molesto en alzar la mirada hacia Nico.

- Sí.Impaciente, me levanto de la silla y voy a la cocina para preparármelo yo misma. Me pone de los nervios que tengan

que hacerlo los demás. ¡Yo también tengo dos manos! Dos manos izquierdas, pero dos manos al fin y al cabo.Pongo la taza en el microondas, dirigiendo una sonrisa a Patricia, y me la llevo al comedor pocos segundos después.

- ¿Qué te paso en la cabeza?- pregunta mi padre, enarcando una ceja.¿Por qué me mira esperando que le diga que ha sido por culpa de algún tipo de perversión prohibida?

- Que es una torpe.Dirijo una mirada asesina a Nico para que cierre su enorme bocota.

- Me pegue cuando arreglaba la consola de Júnior, que el idiota éste la había desconectado.- explico, señalando al mayor.- Nicolás…Ahí, que lo reprenda. ¡Castigo, castigo!

- No molestes a tus hermanos.- dice suavemente.¿Sólo eso? Pues que Mal.Júnior y yo intercambiamos una mirada decepcionada antes de levantarme para dejar la taza vacía en la encimera de la cocina.Es un nene mimado, y luego dice de mí.

- Me voy a dormir.- anuncio al volver.Mi padre asiente, satisfecho, despidiéndose con una de sus inmensas sonrisas.

- ¿A dormir?Clavo mis ojos en la mirada de mi querido hermanito mayor.

- A dormir.- ¿Seguro?- replica.¿Éste es tonto?

-Nicolás, deja a tu hermana.Por fin algo racional.

El aludido ríe y me saca la lengua en ademán infantil. Qué triste. ¡Que alguien le diga que ya es mayorcito para estos jueguecitos!Cabeceo, derrotada por su estupidez, y salgo de la habitación para subir rápidamente las amplias escaleras hasta mi cuarto.“Home sweet home”Tomo unos pantalones cortos negros y la remera a juego del vestidor y voy al baño para darme una larga y tonificante ducha.A ver si así se me quita el enojo (culpa de Gastoncito) y el dolor de cabeza (culpa de Gastoncito también). Ese chico conseguirá matarme. Mañana, en cuanto le vea, se va a arrepentir. Voy a demostrarle que no soy ninguna nenita tonta.

- Ese idiota se cree que tengo tres años.- musito, desprendiéndome de la ropa y metiéndome bajo el torrente de agua de la ducha.- Me trata como si fuera una nenita a la que cuidar y…- ¿Princesa?Tres golpes en la puerta me hacen dar un bote de campeonato. Dios, casi me mato.¿Por qué rayos este chico tiene esa extraña obsesión con aparecer de la nada?Salgo de la ducha y, secándome a toda prisa, me pongo el pijama improvisado.

- ¿Qué haces aquí?- pregunto al verlo sentado en mi cama.- ¿Cómo entraste?Sonríe.¡Que no sonrías!

- Por la ventana.- se encoge de hombros- Deberíamos tener una larga charla sobre seguridad; no es normal que teniendo ese canalón perfectamente escalable bajo la ventana la tengas abierta.… ¿Perdón?Y le parecerá normal.

- Es que nunca pensé que alguien estuviera tan pirado como para escalar por ahí a la una de la mañana.

Que parece que no, pero pasa el tiempo increíble.

- No contaste conmigo.Acorto los pocos pasos que nos separan y me siento cómodamente en su regazo.Ya dije que le voy a demostrar que no soy tan pava como él parece pensar.

- No, no conté con tu trastorno mental.- dijo, señalando su cabeza con la mano.Esboza una sonrisa ladeada que hace que mi corazón se salte unos cuantos latidos.

- Mmmmm, qué mal te portas conmigo, princesa.¿Habla en serio?

- Con lo bien que te trato…- replico, rozando levemente mis labios contra los suyos.Intenta ocultarme su estremecimiento, pero permanezco atenta a sus reacciones cuando deslizo mis manos alrededor de su cuello, acariciando su piel.

- Es cierto, no puedo quejarme.Siento su sonrisa y lo imito.Cambio de posición para quedar frente a él, aún sentada sobre su regazo, pero con las piernas rodeando su cintura. Un jadeo sorprendido sale de sus labios para deleitar mis oídos.

- No te merezco.- musita, cogiendo un mechón mojado de mi cabello para dejarlo detrás de mi oreja.Río entre dientes, mordiendo mi labio inferior.

- Es cierto.- da un bote debajo de mí, alzando su mirada urgente hacia la mía.- Pero habrá que acostumbrarse.Cubre mi sonrisa con sus labios ansiosos, paralizándome por completo.Algo me dice que va a ser una noche muuuuuuy larga.Cap 66:Lo siento, pero esta noche va a ser LA NOCHE, con todas las letras.

Intento recuperarme del ataque del que he sido víctima, pero vuelvo a estremecerme cuando siento sus manos bajando por mi espalda hasta clavarse con una delicada presión sobre mis caderas, rozando la piel que la remera deja al descubierto.Apoyo mi mano sobre su suave mejilla. Es demasiado perfecto para ser real, eso está claro. Y yo hoy voy a ir a por todas.Sin pensarlo dos veces, poso mis labios ansiosos sobre los suyos con feracidad, como nunca lo he hecho (que yo recuerde). Siento como él responde con igual pasión y presiona una de sus manos sobre mi nuca para juntarme más a su boca; mientras que yo, por mi parte, (y quitando el hecho de estar derritiéndome) agarro su cuello con ambas manos, acariciándolo. Es uno de sus puntos débiles, lo sé.El beso acaba y guío mis labios al filo de su oreja, rozándolo suavemente con la punta de la lengua. Su boca se centra en mi cuello con una intensidad asfixiante. Creo que me voy a desmayar. Y eso que esto sólo es el principio.

- ¿Tentando a la suerte, princesa?- ríe contra mi piel.Adiós a la vergüenza.Deslizo una de mis manos bajo su remera y acaricio con las yemas de los dedos la piel de su espalda, demorándome premeditadamente en cada pliegue de sus increíbles músculos. Tiene un cuerpo de escándalo y, teniendo en cuenta de que es sólo para mí…, habrá que aprovecharlo, ¿no?Un suspiro sale de sus labios para acariciar la piel sensible de mi cuello.

- ¿Qué tal si… le damos vacaciones a la suerte al menos por esta noche?Clavo mis ojos en los suyos para que vea la ausencia de duda en mis palabras y deslizo mi mano por su columna mientras la suya juguetea con el borde de mi remera.La sonrisa socarrona se extiende por todo su rostro.

- Vaya, mi pequeña e inocente princesita quiere hacer cosas de adultos.

Dios mío, cómo lo odio. Es el único que consigue picarme aún más que mi hermano, aunque sabe perfectamente que jamás cerraré la boca ante una provocación suya, no me voy a dejar ganar a estas alturas por un chico, nunca lo he hecho.

- Vaya, mi pervertido y pederasta novio se está comportando como un gallina total.- imito su tonito.¡Chúpate esa, tarado!Pero, por supuesto, él no es del tipo de personas que se deja dominar (y menos por mí), por lo que espero su ataque en cualquier momento.Incluso a pesar de estar atenta a sus movimientos, me sorprendo cuando se levanta sin dificultad de la cama, sujetándome fuertemente contra él. Estrecho mis piernas en su cintura para sostenerme, observándolo con curiosidad.

- Con que gallina, ¿eh?Abro la boca para asentir, cuando sus labios se apoderan de los míos con feracidad, reclamando cada parte de estos. No creo que llegue algún día a superar no desmoronarme por sus besos, y más si se pone así de… no sé cómo decirlo sin parecer idiota.Siento sus manos sosteniéndome con firmeza alrededor de mi cintura, impidiendo que me pegue la paliza del siglo contra el suelo, por lo que le hecho los brazos al cuello para que no haga él todo el trabajo (que lo hace igual, pero bueno). Las yemas de sus dedos rozan mi piel bajo la remera y me estremezco por la caricia.

- Un auténtico gallina.- aseguro, besándolo de nuevo.Da dos zancadas y, observándome durante un par de minutos como si fuera la primera vez que me ve, me deja tumbada delicadamente sobre el colchón. Clavo mi mirada confusa en él, enarcando una ceja con escepticismo.¿Por qué está tan raro?

- ¿Qué…Acalla mis preguntas posando un dedo sobre mis labios y se acuesta a mi lado con un rápido movimiento.Mi turno.

Atrapo su boca entre la mía de nuevo y, de un impulso sobrehumano (que me hubiera causado un desagradable dolor de no ser porque estoy demasiado ocupada) me pongo encima de Gas, sentada sobre sus caderas.Ya sabes: si quieres algo bien hecho, hazlo tú mismo.

- ¿Y crees que aún puedo rectificar en lo que se refiere a las gallinas?- pregunta con una sonrisa divertida.Pero qué graciosillo.Pongo las manos en el borde de mi remera para deshacerme de ella, pero (para mi sorpresa) Gas agarra mis muñecas y niega con un cabeceo.¡¿Y ahora qué pasa?!No me da tiempo a protestar, pues veo sus intenciones cuando posa sus manos sobre las mías, guiándolas para deslizar la remera por mi piel, rozándola lentamente con las yemas de sus dedos, hasta echar la prenda al suelo sin miramientos.¿Qué…¿Pretende matarme?Me mira unos segundos antes de tirar de mis manos para estamparme contra su pecho, presionando sus labios cálidos contra mis hombros desnudos.

- Quizás aún puedas hacer algo para arreglarlo.Siento cómo se agita levemente al reír.

- Será un placer, mi princesa.- contesta con burla.En un segundo, Gas se deshace de su remera y su piel choca con la fuerza de un terremoto contra la mía. Me estremezco de pies a cabeza por su sólo roce.Estoy perdiendo la cabeza por completo, definitivamente.Su mano se desliza con la delicadeza de la seda por mi muslo hasta llegar al corto pantalón del pijama, que va bajando con una lentitud insoportable.Hago una mueca y él ríe.¡Lo hace aposta! ¡Se demora para matarme con el roce de sus manos!Mierd... lo he vuelto a hacer, parezco una tonta hablando así.

- ¿Qué te hace tanta gracia?

Su mano libre vuela a mis mejillas calientes.

- Tu impaciencia.- contesta, desprendiendo de una vez por todas mi pantalón.Se carcajea de nuevo por mi gesto.A mí no me hace gracia.

- Princesa, no tenemos prisa, tengo toda la noche para hacerte perder la cabeza... más.¿Insinúa que estoy zumbada? Porque a lo mejor me piro.

- Pero no tiene gracia si lo haces en los primeros diez minutos.- le reprocho, apoyándome contra su pecho desnudo.- Mmmmm... me alegra saber que causo esos… efectos en ti.A la vez que habla, rueda hasta quedar encima, sosteniendo su peso con los brazos a ambos lados de la cabeza. Dios, es guapo desde todos los ángulos posibles.

- Fanfarrón.Sonríe de nuevo y se inclina para posar sus labios contra los míos, besándome apasionadamente.Si quería hacerme perder la cabeza... creo que ya lo ha conseguido.Felicidades.Se separa de mi boca apenas unos milímetros para mirarme de esa forma suya tan penetrante, como si quisiera ver cada pensamiento que ronda por mi cabeza. Mala idea.

- ¿Estás segura de querer continuar con esto, princesa? ¿No prefieres que lo dejemos aquí?Hago un puchero ante sus palabras y me cruzo de brazos, borrando mi sonrisa.

- No seas tonto.- replico, observando sus ojos indefinidos.La punta de su lengua pasa levemente por mi labio inferior y mis manos tiemblan por el deseo de agarrarlo con fuerza y comérmelo a besos.

- Lo tomaré como un no.

Ríe entre dientes y, de repente, se levanta de un salto de la cama. Me incorporo para observarlo, confusa, intentando ignorar la visión de sus increíbles músculos sincronizándose a la perfección.¿Pero ahora qué pasa?

- ¿Qué haces?Se acerca a la puerta para ponerle pestillo.ok, buena idea.

- ¿En serio te fías de tu hermano?- ríe.Niego con cabeceo, lanzándole una mirada que pretende pedir que vuelva mi lado.Parece pillar su trasfondo, pues con una sonrisa orgullosa vuelve a acostarse sobre la cama, dándome un amplio repaso visual desde los dedos de los pies hasta el cabello revuelto.

- Uffff, ¿quieres que me dé un infarto, enana?- desliza la yema de su dedo por el borde de mi ropa interior para subir al ombligo, jugueteando con él- ¿dónde te crees que vas con ese conjunto interior tan... provocativo?Voy a cargarlo un rato. Me toca tener el control un ratito.

- ¿En serio lo crees provocativo?Me miro a mí misma fingiendo no entender el porqué de sus palabras.Pues sí, el conjuntito es una bomba, en todos los sentidos. El elegante encaje blanco contrasta graciosamente con el detalle casi infantil (tierno, diría yo) de los pequeños lunares morados repartidos uniformemente por los bordes Un gran aplauso para Victoria's Secret.

- ¿Bromeas? Esa ropa, o más bien la escasez de ropa, volvería loco a cualquier hombre.- roza con un suspiro teatralmente irritado sus labios contra mi garganta.- Tú volverías loco a cualquier hombre.- precisa, causando mi enrojecimiento completo.Su boca baja rozando mi piel hasta el principio del sujetador mientras mis manos vuelan solas a su torso desnudo, deslizando las yemas de mis dedos por sus abdominales (dioooss!!) abajo, hasta el botón de sus vaqueros

Consigo desabrocharlo después de unos segundos de angustia, justo cuando los labios de Gas vuelven a atrapar los míos en un beso increíblemente posesivo. Mmmmm…Bajo la cremallera y (por fin!) consigo deshacerme de sus pantalones, echándolo fuera de la cama con el resto de ropa. Sus manos vuelan por cada parte expuesta de mi piel y las mías se aprietan contra su cuello para pegarlo a mí.Siento cómo alza la mano que tenía en mi pierna para apretar el interruptor de la luz de encima de la cama. La lámpara del techo parpadea una milésima de segundo antes de apagarse por completo, sin embargo, aún puede verse tenuemente la habitación por la intensa luz de la media luna que entra por la ventana.

- Mucho más romántico- ríe Gas, jugando con el cierre de mi sujetador.ok, Rocío, respira hondo.Enredo mis piernas alrededor de su cintura y le insto con un suave balanceo a cambiar de tornas, quedando yo arriba, sentada sobre sus caderas.Wau, que vistas…Aprieto mis labios con fuerza para asegurarme de que no se me caiga la baba al observarlo, antes de bajar de nuevo a sus labios adictivos. No puedo separarme de ellos.Siento que la suave presión de mi pecho desaparece y con ella mi sujetador.Supongo que ahora es cuando debería empezar a sentirme algo aterrada… no parece ser el caso, al menos por el momento.Por dios, ¿cómo me voy a sentir aterrada con este hombre? Si me acaricia como si fuese lo más delicado que ha tenido ocasión de conocer, aunque sin perder esa pasión casi animal que me demuestra en cada beso, en cada roce, y que me vuelve loca.Pierdo por completo la cabeza cuando su mano tira de mi brazo y me pega a su cuerpo cálido, arropándome con sus fuertes brazos. Muerde tiernamente mi cuello, bajando por mis hombros.Parpadeo un par de veces, confusa por la cantidad de sensaciones que me provocan sus caricias, sus labios rozando mis pechos, jugueteando con…

¡Dios! ¿Pretende que me dé un infarto? ¿Cómo voy a soportar yo esto?Un suspiro involuntario sale de mi boca, evadiendo cualquier control de mi mente confusa, y sus labios tiemblan contra mi piel al sonreír, subiendo con lentitud premeditada hasta clavarse contra la vena latiente de mi cuello.

- Mmmmm…- musita.¿Qué?Estoy tentada de exteriorizar mi pregunta, pero vuelvo a distraerme cuando siento sus manos revoloteando graciosamente por mi cintura, haciéndome cosquillas. Intento reprimir la risa, pero me es imposible, y más cuando aquí el chico se dedica a soplarme en el cuello. Sabe que me pone de los nervios.Vuelve frente a mí con una sonrisa de oreja a oreja.

- Así me gusta.Posa sus grandes manos en mi cintura y me gira para quedar de lado, apoyados ambos sobre nuestros costados. Me prendo de su piel desnuda brillando por la escasa luz, de sus increíbles parpados semejantes al mercurio fundido, de su sonrisa divertida y de sus labios fieros.Sin soltar mi boca, sus manos viajan por mi cuerpo, volando por cada pequeña e insignificante parte de él, recorriendo con ternura cada línea de mi piel y rozando apasionadamente las curvas de mi cintura, mis piernas, mi torso.Deslizo las piernas por su cadera abajo, lentamente, para bajar sus boxers negros.Mmmmm…Voy a perder la cabeza.

- Vaya, que agilidad, preciosa- ríe, aún con mis labios entre los suyos- ¿Qué de cosas podrás hacer con esas maravillosas piernas?Alzo los párpados para observar sus ojos brillando divertidos por mi gesto de sombro.

-Sos un depravado.

Su risa deleita mis oídos, justo antes de que sus brazos acaben por rodearme posesivamente para dejarme aprisionada entre su perfecto cuerpo y el colchón a mi espalda, colocándose él sobre mí.

- En este momento no estás en situación de llamarme depravado, princesa, te recuerdo que acabas de desnudarme con las piernas.Parece que le ha hecho gracia el dato. Creo que me lo va a estar recordando toda la vida... En fin.Presiono mis manos contra su nuca para acortar los pocos centímetros que nos separan, mordiendo tiernamente su labio inferior. Atrapo su lengua juguetona y la rozo con la punta de la mía, delineando cada parte de su boca.Dios, qué chico...Mis manos quedan presas en su amplia espalda mientras las suyas recorren mis piernas hasta llegar a mi ropa interior, donde frena.Miro sus ojos casi con ansiedad, nerviosa por el parón de sus placenteras caricias.¿¿¿¿¿¿Y ahora qué pasa??????

- ¿Estás segura en serio?¿¿OTRA VEZ??¡¿Y me lo dice ahora?!

- Gastón, pregúntalo otra vez y de verdad te tiro por la ventana.- contesto con seriedad- Estoy, segura no, segurísima, a si que deja de hablar y preguntarme, y vuelve a lo tuyo, porque me estás empezando a poner nerviosa y quiero hacer esto ahora con vos, ¿está claro?A ver si de una vez podemos continuar con lo que nos ocupa, porque... por favor, lo necesito ya.

- Clarísimo, encanto.Sus manos continúan su marcha y, rápidamente, me desprenden de la única prenda que continúa estorbando en este éxtasis de besos y caricias.Me estremezco de pies a cabeza cuando las yemas cálidas de sus dedos recorren mi piel por completo, deteniéndose en cualquier recoveco para volverme loca.Mi turno.

Deslizo las manos de su espalda a su torso, recorriendo cada línea de sus increíbles músculos, sintiendo su respiración bajo mis dedos. El gemido que sale de sus labios hincha mi pecho del orgullo suficiente para seguir con mis caricias, recorriendo su piel sin restricciones y descubriendo mundos que ni siquiera imaginaba antes de esta noche con solo el roce de su cuerpo con el mío.

- Princesa...-murmura con jadeo contra mi mejilla.Cierro sus labios con los míos, acallándolo, pero, lo que comienza con una simple caricia, acaba transformándolo en un beso terremoto imposible de ignorar. Su brazo se aprieta alrededor de mi cintura para pegarme por completo a su calidez, haciéndome notar el increíble bulto entre sus piernas.Uuups... vaya.De repente, se inclina hacia un lado de la cama y rebusca entre la ropa amontonada.¿Qué rayos...Ok, soy tonta.Se oye casi en la completa oscuridad de la habitación la apertura de plástico de... qué vergüenza, por dios.Me separo los centímetros necesarios para que pueda colocarlo y, en menos de un segundo, Gas vuelve a rodearme con fuerza para estrecharme contra él y poder atrapar pasionalmente sus labios demasiado dispuestos.Sólo cuando su mano se desliza hasta mi escondite jamás profanado (qué poético me ha quedado) me percato de mi propia humedad, enrojeciendo por completo de la vergüenza.¿Cuándo rayos ha pasado... eso?

- ¿Estás...- pongo un dedo sobre sus labios para frenarlo.- No lo digas otra vez.Su mirada indefinida parece debatirse entre el deseo y la prudencia, aunque tengo la sensación de que se inclina por la primera cuando le veo esbozar esa sonrisa permanente, supongo que para animarme, relajarme o algo por el estilo.Evito decirle que no he estado más relajada en toda mi vida y contesto a su sonrisa con una divertida, marca de la casa.Su gesto vuelve a parecer el de un nene a punto de hacer alguna travesura.

Es entonces cuando lo siento... entra en mí con suavidad, intentando evitar algún tipo de daño, aunque sin frenar sus besos profundos y apasionados.Menudo contraste.¡Ooh!Me tenso cuando ambos sentimos un obstáculo. Creo que esta va a ser la parte menos divertida, al menos hasta que... continúe.Agarro la mano de Gas con fuerza y clavo mi mirada en la suya, pretendiendo asegurarle que no tengo miedo a esto, que necesito que siga.Como si hubiera entendido a la perfección mis palabras calladas (y seguro que ha sido así), acaricia mi mejilla con el dorso de su mano cogida a la mía y vuelve a besarme.Ya no importa el dolor, decido al echarle el brazo libre al cuello para profundizar el mejor beso de mi vida.Bueno, una cosa es decirlo y otra... ¡no sentirlo!... ¡AAAHH!Presiona de nuevo, continuando su marcha. Un dolor agudo me atraviesa desde el centro del sufrimiento hasta la cabeza, pero intento concentrarme en el beso, en ese maravilloso beso, para que Gas no se preocupe.Conociéndolo, si sabe que me duele, se retirará..., y nadie quiere eso. Sólo es una mentira piadosa.Con un gemido ahogado, siento romperse algo en mi interior, el obstáculo infernal desaparece y... dios, he muerto y estoy en el cielo. Ni siquiera hay palabras para describir lo que siento.¿Placer?No, esa palabra se queda corta para describir esto, su simple definición ni siquiera se acerca a... madre mía.Aprieto más mi mano contra la suya y echo la cabeza hacia atrás en un intento de sofocar la quemazón que empieza a invadir cada una de las partes de mi cuerpo, partes que ni siquiera sabía que existían recobran la vida y cientos de sensaciones pellizcan mi piel con una ternura insoportable.Gas se mueve sobre mí, suspirando contra la piel hipersensible de mi cuello, y yo deslizo las manos a su espalda para apretarlo contra mí, besando la hondonada tras su oreja.

El ritmo aumenta y, con un jadeo de mi boca que parece divertirle, rodeo su cintura con las piernas para intensificar este millar de placeres que me azotan.¿Por qué me he perdido yo todo esto?Creo que ya empiezo a entender de dónde viene la obsesión de la gente por el rokandroolleo. Esto es... superior.Me siento a punto de explotar de placer. La mano libre de Gas, se desliza con una caricia torturadora a mi muslo, profesándole una exquisita presión, y la que tiene agarrada a la mía la alza hasta apoyarla sobre mi cabeza en la almohada.

Pocos minutos después, soy incapaz de pensar dos palabras juntas medianamente coherentes, incapaz de abrir la boca y decir cualquier tontería, incapaz de moverme de debajo suyo, acomodada contra su calidez. Sólo sé que adoro sus labios, su mirada, su atractivo inhumano, la sensación de su cuerpo contra el mío, sus comentarios juguetones, incluso adoro sus celos y sus estúpidos cambios de humor.

- Te amo, princesa...- musita entre jadeos, tensándose contra mí.Aprieto mis manos con fuerza y, acompañándole con gemidos y suspiros placenteros, siento cómo mi cuerpo se vacía y pasa a convertirse en moldeable gelatina.Gas se deja caer sobre mí, respirando agitadamente contra mi pecho palpitante apenas unos segundos, escuchando el latido desbocado de mi corazón.No he tenido un infarto por pura suerte.Rueda para quedar bocarriba, acomodándome con rapidez contra su pecho. Nuestros cuerpos sudorosos se acoplan a la perfección y, justo en ese momento, pienso que es imposible sentir esto con otro que no sea él.Me alzo con un esfuerzo sobrehumano para mirar sus ojos, sólo un segundo, antes de dejarme caer sobre su torso, acurrucándome contra él.

- Y yo también te amo, bobo.Cierro los ojos, agotada, manteniéndome despierta los segundos suficientes para oír su risa divertida acariciando mis oídos.

Capítulo 67:

Luz. Está entrando luz.Es imposible. ¡Llevo cinco minutos durmiendo! (Siempre pienso lo mismo, por lo que seguramente sea mentira)Me acurruco y abro los ojos, amodorrada. ¡Vaya!Tengo la cabeza apoyada en el hombro de Gas, con las manos sobre su pecho y las piernas liadas entre las suyas, fuertes y cálidas. Madre, qué a gustito.Recorro lentamente las líneas de su pecho. Está cuadrado, demasiado para no perder la cabeza.

- ¿La bella durmiente despertó?¡Cómo le gusta usar ese tonillo burlón que me desquicia!

- No, sigo durmiendo.- contesto con una sonrisa.Levanto la cabeza para verlo. Sonríe. Alza la mano que tiene sobre el hueso de mi cadera y acaricia mi mejilla con el dorso.

- ¿Cómo te encuentras?- pregunta.Me incorporo un poco, apoyando mis brazos cruzados sobre su pecho para verlo mejor.

- Depende de con qué momento anterior lo quieras comparar.-pongo un dedo sobre su torso y hago círculos (mal hechos, claro. Estoy demasiado distraída)- Estoy mucho mejor que antes de llegar vos anoche y ligeramente peor que una hora después de haber entrado.Se ríe y se inclina hacia mí para apoderarse de mis labios, que siempre están demasiado dispuestos para él, lo cual es totalmente intolerable.Desde luego. Ni que se mereciera que me porte así de bien con él… bueno, lo de anoche creo que compensó bastante (¿bastante? Más bien todo).

- Bonita respuesta.Sonrío mientras sigue besándome. Estoy taaaaaaaaaaaaaan perdida…Y soy taaaaaaaaaaaaaaan tonta.

Tanteo con los dedos la piel caliente de su mejilla, acariciándolo.Gas me separa unos milímetros de su rostro para mirarme fijamente a los ojos y me fijo en los suyos, parecen más grises que nunca, manteniendo ese brillo castaño tan especial.

- Sos preciosa.- susurra.Yo me derrito.Ainsssss, pero qué lindo.No es por nada, pero creo que esto no es sano, me pongo tonta con cada cosa que me dice, pronuncia un par de palabras bonitas y me caigo redonda.Sonrío ampliamente y bajo la cabeza para apoyarla contra su pecho, escuchando los poderosos latidos de su corazón. Pum-pum, pum-pum, pum-pum, pum-pum…Siento su mano en mi espalda, rozando mi piel con una leve caricia que me hace cosquillas allí por donde pasa. Río sin poder evitarlo.

- ¿Qué me has hecho?- pregunto en un murmullo divertido.Levanto la cabeza para mirarlo a través de las pestañas. Él ríe encantado y, de un movimiento, rueda hasta que queda sobre mí, apoyando su peso sobre los brazos a ambos lados de mi rostro. Dejo una mano sobre su brazo, admirando los músculos fuertes de éste y la otra sobre su mejilla.Está… para comérselo.

- Esa no es la pregunta correcta, princesa, te equivocaste de sujeto.- rebate, rozando sus labios contra mi garganta.- La pregunta es: ¿qué me has hecho tú a mí?Por favor, que alguien pare esto, ¡está siendo demasiado ñoño viniendo de nosotros!Además, si sigue mirándome con esos ojos… haré cosas feas.Le echo los brazos al cuello, apretándolo contra mí, y presiono mis labios sobre los suyos, besándolo hasta quedarme sin aliento.Creo que me estoy olvidando de algo importante. ¿A lo mejor de respirar?Me separo con un suspiro cuando mis pulmones se quejan por la más que ausencia de aire y me dejo caer sobre el

colchón, respirando agitadamente. Parezco una locomotora (y, obviamente, no me estoy refiriendo a mi aspecto). Gas se ríe (es un gracioso) mientras se tumba a mi lado, apoyando la cabeza sobre su mano para mirarme con fijeza. Cuando me observa de esa manera es como si me atravesara, como si quisiera ver los extraños tejemanejes de mi cabeza.Mejor dejo de decir tonterías y me centro.

- Necesito agua.- digo con un jadeo (para mi vergüenza)Me levanto de un salto mientras él se ríe y me visto a toda prisa con los pantalones cortos y la camiseta de tirantes con la que suelo dormir. Noto mi piel caliente, demasiado caliente.Me paro en la puerta y giro la cabeza para verlo.Aiiiiinsss...Alzo el dedo hacia él, amenazándolo con la mirada.

- No me iré.- contesta a mi frase callada, mirándome con una sonrisa divertida.Encima me lee el pensamiento. Mmmmmm…, no, mejor no. Sentiría mucha vergüenza si supiera lo que pienso en algunas ocasiones. Y más últimamente, que estoy con las hormonas revolucionadas.Cap 68:Me obligo a apartar la vista de sus ojos pícaros y ese cuerpo de escándalo que tiene y abro la puerta, quitando el pestillo.A ver si tengo suerte y puedo llegar a la cocina sin que nadie me vea. Porque si no es así… podrían preguntarme por qué llevo esa sonrisa de tonta, o por qué mis mejillas están más sonrojadas que nunca, o por qué tengo el pelo alborotado (no me e visto, pero lo siento). No sería algo agradable.Corro con sigilo escaleras abajo y me deslizo como si fuera una espía de las telenovelas de la tele hacia la cocina. No hay moros en la costa. Tomo la botella de agua mineral de la nevera y vuelvo a mi habitación a toda prisa. Mejor no tentar a la suerte.

Juasjuassss (risa de malvada satisfacción), he llegado sin que nadie me vea.

Entro trotando en la habitación y miro hacia la cama. Gas no está, las sábanas blancas brillan por la luz que entra por la ventana abierta.¿¿Se fue ??Entonces me percato del sonido de la ducha y me relajo con una sonrisa. No sería capaz de faltar a su palabra.Bebo un trago de la botella, dejándola casi por la mitad (¡¿Me he bebido un litro de agua?!), y la apoyo en la mesilla. Mis ojos vuelan al reloj.¡¡¡Las once!!!Qué raro que no hubiera nadie desayunando. Eso significa que mi padre no está, sino ya nos hubiera levantado a todos. Creo que es la primera vez que me alegro de que no esté en casa.Enciendo la radio y subo el volumen. ¡Ya es hora de despertarse, niños!Hoy estoy de lo más histérica. Por qué será…Doy un respingo cuando noto unas manos, cálidas a pesar de su humedad, rodearme la cintura, rozando mi piel bajo la fina camiseta. Me relajo con una sonrisa, apoyándome en su duro pecho.Me caen gotas en la cabeza y alzo el rostro para mirarlo. El agua chorrea por aquel cabello medio largo que cae fantásticamente sobre su frente, casi ocultando sus maravillosos ojos.Necesito una ducha. Fría a ser posible. Porque entre que hace un calor increíble y yo estoy… bueno, vamos a dejarlo en que tengo calor.Me pongo de puntillas para darle un beso (cortito, que sino me descentro) y voy saltando hasta el baño.Me siento taaaaan… ¿bien? ¿alegre? ¿extasiada hasta llegar a rozar lo ridículo? ¿feliz?Sí, la verdad es que sí. Me ha costado reconocerlo, perGasSaúl me ha hecho darme cuenta de que mis prejuicios están de más, de que debo de dejar de creer en las paranoias que monto en mi cabeza y ver lo que me dice sin palabras.Dios, suena increíblemente cursi... ¡Qué horror!¡¿En qué me estoy convirtiendo?!Dejo a un lado mis tabulaciones y me meto de un salto en la ducha, desprendiéndome de la ropa de un tirón. También

ha disminuido mi obsesión por permanecer el mínimo tiempo posible desnuda.Me río de mí misma y abro el grifo para que el agua caiga sobre mí. lpm…, perdón.oh Gas ha dejado el agua más que fría. Regulo la temperatura para ponerla algo más caliente y me meto debajo.… Mejor.

A los pocos minutos, salgo envuelta en una toalla anudada sobre mi pecho. Me quedo parada en la puerta del baño al ver a Gas abrocharse los vaqueros de espaldas a mí. Los músculos de su espalda ondulan en perfecta sincronía y yo vuelvo a parecer una pava mirándolo con la boca abierta. Pero si es que no lo puedo evitar.Antes de que me dé tiempo a reaccionar, se gira hacia mí con una sonrisita burlona.

- ¿Te gusta lo que ves?Y que lo digas.Bueno, Rocío, ya basta, enferma mental.Me recompongo, cerrando la boca y cambiando la expresión por una divertida.

- ¿Qué pasa, no puedo mirarte?- pregunto, alzando una ceja.Se ríe y da unos pasos hacia mí, estirando la mano para tomar la mía.

- Mírame de cerca.Tira de mí para rodearme con los brazos, apoyando su mentón contra mi cabeza. Rodeo su cuello con los brazos, apretándolo contra mí, y presiono mis labios contra la piel suave de su cuello, subiendo con lentitud por éste.Alzándome de puntillas, sigo mi camino por su mentón y atrapo su boca con intensidad. Me parece que alguien está muy subidita de tono hoy, y creo que soy yo.Siento la sonrisa de Gas en mis labios.

- No sabía que te volverías así de loca por esto, princesa.No contesto, estoy demasiado ocupada disfrutando del sabor dulce de sus labios.

Ni siquiera presto atención a mi alrededor hasta que oigo una voz en la habitación.

- Oooh, dios, ahora tardaré años en quitarme esta imagen de la cabeza.Me separo bruscamente de Gas con las mejillas ardiendo, mirando con una mezcla de furia y vergüenza a Nico, que rueda los ojos con diversión. Gas se ríe a mi lado, sin soltar sus brazos de mi cintura.¿Por qué le hace gracia? Yo estoy pasando una vergüenza tremenda y él tan pancho.

- ¡¿Cómo has entrado?!- exclamo, furiosa.Hace una mueca de impaciencia.

- Pues por la puerta, pedazo de pava. Deberías echar el cerrojo si no quieres que nadie entre.Yo lo mato. ¡¡Lo mato!!Siento cómo Gas atrapa mis muñecas con una mano, previendo (acertadamente) que deseo tirarme al cuello de mi hermano para estrangularlo por lelo.

- ¿Y se puede saber por qué rayos tienes que entrar en mi habitación sin llamar?- replico, llameando por los ojos.Se encoje de hombros.

- Venía a decirte que bajaras la música.Aprieto las manos bajo la de Gas al ver los labios de Nico fruncidos fuertemente, como si quisiera reprimir el echarse a reír.

- ¿Qué te hace tanta gracia, idiota?Esboza esa sonrisa amable con la que conquista a todas sus chicas y hace que mi furia amenace con desaparecer.

- No, en realidad nada, éste es un tema serio.- deja de sonreír al instante y mira a Gas con seriedad- La habrás cuidado, ¿verdad?Mátame, Dios, ¿por qué me torturas así?

Cap 69:Esboza esa sonrisa amable con la que conquista a todas sus

chicas y hace que mi furia amenace con desaparecer. 

- No, en realidad nada, éste es un tema serio.- deja de sonreír al instante y mira a Gas con seriedad- La habrás cuidado, ¿verdad? Mátame, Dios, ¿por qué me torturas así? 

- Por supuesto que sí, idiota. Su brazo se estrecha a mi alrededor, manteniéndome perfectamente acomodada contra su torso 

- Ya sabes,- ríe, canturreando- Ponetelo, poneselo… Sale dando saltitos de la habitación sin necesidad de que el diga un par de improperios para que se largue. Está tonto perdido. 

- Dios… ¿por qué me ha tocado el hermano más tonto que hay en el mundo?- musito. Alzo la mirada al notar cómo su cuerpo se tensa al instante. 

- ¿Qué pasa? - Vos no tenes el hermano más tonto del mundo, lo tengo yo.- contesta con seriedad. ok, hora de aclarar unas cuantas cosas. Pongo una mano sobre sus marcados abdominales para empujarlo hasta la cama. Me mira divertido, alzando una ceja con una sonrisa traviesa, y se sienta sobre el borde del colchón. Creo que se está imaginando cosas… que no tienen nada que ver. 

- No me mires así, pervertido. Ríe entre dientes, apoyando las palmas de las manos sobre la cama para sostenerse con sus increíbles brazos. Me está distrayendo. 

- Tenemos que hablar.- digo, intentando ignorar el temblor de mis manos al verlo ahí tan… cerca. - Claro, princesa, claro. No lo veo venir. Tira con un brazo de mi cintura hacia él para quedar echada

sobre su cuerpo y desliza los labios por la hondonada de mi oreja. 

- Gas, es importante. - Ahá.- asiente mientras sus manos se enredan en mi cabello mojado. Doy un respingo cuando siento su tacto cálido bordeando el nudo de la toalla sobre mi pecho. Stop. 

- Quiero hablarte de tu hermano. Como si hubiese pronunciado las palabras mágicas, deja caer sus manos sobre el colchón y suelta un suspiro derrotado que revolotea por mi cuello expuesto. 

- ¿Qué pasa con él?- pregunta, desviando mi mirada. En fin. No te extrañó que no me creyera las palabras de Daniela y asumiera tan rápido que no me dejarías por ella? Sus ojos indefinidos vuelven a atrapar los míos, lanzando un gesto confuso ante mis palabras (creo que está bastante claro, no sé a qué viene esa cara). 

- ¿De qué hablas? Deslizo las yemas de mis dedos por su cálida mejilla. 

- Hablo de que cuando me dijiste el otro día por la noche que querías algo de tiempo sabes cómo reaccioné…- su mano se apoya contra el lateral de mi cuello y me estremezco.- Y al día siguiente por la tarde ya daba por sentado que Daniela no… Veo frenado mi magnífico discurso cuando su mano libre se posa sobre mis labios, rozándolos levemente con sus dedos.

Cap 70:- No quiero hablar de ella.- protesta. Já, qué gracioso.

- Yo tampoco, pero es necesario para terminar de contarte lo que me hizo tu hermano. - ¡¿Qué?!

Se incorpora sobre la cama con tanta rapidez que resbalo hacia atrás irremediablemente. ok, me voy a pegar la paliza del siglo. Intento agarrarme a la colcha, pero ésta vuela de mis manos hasta ser remplazadas por las rodillas de Gas. Me agarro con fuerza para no estamparme contra el suelo, ya fuera de la cama y adoptando una postura extraña con la que conseguir un poco de estabilidad. Después de divagar la mirada unos segundos interminables, agarra instintivamente mis manos de sus rodillas y tira de mí para acoplarme contra su pecho.

- ¡¿Qué te hizo ese bol.udo ?! ¿Eing? Uuupps, creo que he formulado mal la frase.

- No me ha…- intento explicar. Pero, por supuesto, me corta por completo cuando me deja a un lado y se levanta de la cama hecho un ogro.

- ¡YO LO MATO! Me pongo de pie de un salto cuando veo sus intenciones de salir de la habitación, corriendo hasta apoyarme contra la puerta, frente a él.

- Gas, Gas, Gas, que no… - Apártate, Rocío, porque voy a matarlo. Me estoy empezando a cansar de que no me escuche y corte mis frases a la mitad.

- ¡Escúchame!- digo sobre sus gruñidos de mastodonte. - ¡No tengo tiempo para escuchar nada! ¡¡Se ha atrevido a ponerte la mano encima ¿y pretendes que me pare a escuchar?!! Pasa de mí. Alza los brazos, parece dispuesto a tomarme para apartarme de la puerta y tener vía libre… Plan B. Cierro el pestillo de la puerta y observo sus ojos fijamente, esbozando una sonrisa traviesa (o al menos eso pretendo) mientras flexiono mi pierna hasta apoyar mi rodilla contra su abdomen, dejando que la toalla se abra hasta mostrar mi muslo desnudo.

Su expresión enfadada cambia a un gesto torturado cuando desliza la mirada por mi cuerpo semiexpuesto, parándose a observar mi pierna contra su cuerpo.No me hagas esto ahora, princesa…- musita. Veo, orgullosa, cómo su enfado parece encogerse varias tallas. Su mano se alza dubitativa en el aire antes de posarse suavemente sobre mi rodilla, subiendo por ésta hacia mi muslo. Muerdo mi labio inferior con fuerza. Rochi, recuerda que esto lo haces para poder explicarle lo de Pablo , no para volver a revolucionar tus hormonas subidas de tono.

- Con lo de antes… no me refería a que… Me cuesta hablar cuando sus manos se deslizan por mi piel con una leve caricia. A ver, relajémonos. Pierdo completamente el hilo de mis pensamientos cuando sus labios atrapan los míos en un beso feroz, apoderándose de todo a su paso como si le perteneciera. Siento cómo sus manos agarran fuertemente mi cintura para alzarme del suelo y automáticamente enredo las piernas a su alrededor. ¡¡Rocío, concéntrate!! ¡Estás desviándote del tema! Despego mi boca de la suya en un segundo de lucidez.

- Pablo no me hizo nada, Gas- le echo los brazos al cuello-, sólo me abrió los ojos y me hizo darme cuenta de que me quieres. Su sonrisa hace que me derrita como mantequilla fundida. Me aprisiona contra la puerta y sus labios vuelan a conquistar mi cuello bajo el cabello aún húmedo.

- ¿Tanto rollo para eso? Intento esbozar una mueca molesta ante su estupidez, pero no puedo evitar suspirar cuando sus dedos recorren la piel de mi espalda.

¿Necesitabas al idiota de mi hermano para darte cuenta de eso?- ríe, hundiendo su boca contra la mía.

Cap 71:

Deslizo las manos de su espalda hombros arriba hasta su cuello, acariciando la piel. Ya no hace ningún amago de ocultarme su estremecimiento. Intensifica el beso, introduciendo la lengua entre mis labios para juguetear con la mía.Maldito Gas... intenta matarme. Lo tiro hacia mí y él aprieta su cuerpo por completo al mío, sin dejar que una milésima de aire pueda colarse entre nosotros. Madre del amor hermoso...

- ¡Para Ya!- gruño entre los labios de Gas al oír tras la puerta la voz inconfundible de mi queridísimo hermano- ¡Ya les deje un buen rato para amarse! ¡Hora de bajar a desayunar! Acallo una palabrota contra el pecho de Gas, intentando seguir el poderoso ritmo de su corazón para tranquilizarme. Odio a Nicolas... pero mucho.

- Ufffff, qué pesado. Miro a Gas, que esconde el rostro sobre mi hombro desnudo y desliza los labios por mi cuello. Suelto el agarre de mis piernas en su cintura y resbalo hasta poner los pies sobre el suelo.

- ¡Niños! Lo asesino. Abro la puerta y fulmino con la mirada a mi hermano, que ríe encantado, apoyándose contra la barandilla de las escaleras.

- ¿Queres cerrar tu bocota de una maldita vez, idiota?- gruño ante su sonrisa socarrona. Suspira teatralmente. A ver qué estupidez suelta ahora.

- Ayy, mi dulce e inocente hermanita se está haciendo mayor. - Imbécil. Ríe de nuevo y se incorpora para mirar por encima de mi hombro (que tampoco es muy difícil teniendo en cuenta la estatura de los dos armarios).

- Gas, pásate por mi habitación y tomas algo de ropa, anda. - Sí, mi señor.- asiente cómicamente el segundo payaso en escena. - Y vos vestite, por Dios, enana, que el chico no es de piedra. Cierro la puerta de un golpe con un bufido exasperado.

- Es idiota. - Bueno, en eso último tenía razón- las manos de Gas se deslizan por mi cuello-: no soy de piedra. Sacudo la cabeza y voy hacia el vestidor, dejando caer la toalla en el camino. Se lo merece.

- Dios... sos perversa.- se le escucha suspirar- Me voy antes de… nada. Oigo la puerta cerrarse y río entre dientes mientras elijo algo de ropa interior y me la enfundo con rapidez, atrapando con los dientes una remera a la par que tiro de una patada unos pantalones por encima de las rodillas. Qué coordinación. Me visto a toda prisa y recojo mi cabello húmedo en una coleta alta. La música sigue sonando a todo volumen desde los altavoces repartidos por la habitación y me muevo al compás sin ser consciente de ello.

Cap 72:Deslizo las manos de su espalda hombros arriba hasta su cuello, acariciando la piel tersa. Ya no hace ningún amago de ocultarme su estremecimiento. Intensifica el beso, introduciendo la lengua entre mis labios para juguetear con la mía. Maldito Gas... intenta matarme. Le tiro hacia mí y él aprieta su cuerpo por completo al mío, sin dejar que una milésima de aire pueda colarse entre nosotros.

- ¡Paren Ya depravados!- gruño entre los labios de Gas al oír tras la puerta la voz inconfundible de mi queridísimo hermano- ¡Ya les deje un buen rato para "cariñitos"! ¡Hora de bajar a desayunar! 

Acallo una palabrota contra el pecho de Gas intentando seguir el poderoso ritmo de su corazón para tranquilizarme.Odio a Nicolas ... pero mucho. 

- Ufffff, qué pesado. Miro a Gas, que esconde el rostro sobre mi hombro desnudo y desliza los labios por mi cuello. Suelto el agarre de mis piernas en su cintura y resbalo hasta poner los pies sobre el suelo. 

- ¡Chicos! Lo asesino. Abro la puerta y fulmino con la mirada a mi hermano, que ríe encantado, apoyándose contra la barandilla de las escaleras. 

- ¿Queres cerrar la boca de una maldita vez, idiota?- gruño ante su sonrisita ganadora. Suspira teatralmente. A ver qué estupidez suelta ahora. 

- Ayy, mi dulce e inocente hermanita se está haciendo mayor. - Imbécil. Ríe de nuevo y se incorpora para mirar por encima de mi hombro (que tampoco es muy difícil teniendo en cuenta la estatura de los dos armarios). 

- Gas, pásate por mi habitación y tomas algo de ropa, anda. - Sí, mi señor.- asiente cómicamente el segundo payaso en escena. - Y vos vestite, por Dios, enana, que el chico no es de piedra. Cierro la puerta de un golpe con un bufido exasperado. 

- Es idiota. - Bueno, en eso último tenía razón- las manos de Gas se deslizan por mi cuello-: no soy de piedra. Sacudo la cabeza y voy hacia el vestidor, dejando caer la toalla en el camino. Se lo merece ...

- Dios... sos perversa.- se le escucha suspirar- Me voy antes de… nada. Oigo la puerta cerrarse y río entre dientes mientras elijo algo de ropa interior y me la pongo con rapidez, atrapando con los dientes una camiseta a la par que tiro de una patada unos pantalones por encima de las rodillas. Qué coordinación. Me visto a toda prisa y recojo mi cabello húmedo en una coleta alta. La música sigue sonando a todo volumen desde los altavoces repartidos por la habitación y me muevo al compás sin ser consciente de ello. 

"You make me feel alive, alive, alive You make me feel alive, alive, alive" 

- ¡Rochiii! Estoy terminando de colocarme la camiseta blanca cuando el pequeño de la familia entra como un terremoto en mi habitación, corriendo hacia mí con esa gran sonrisa matutina que le caracteriza. Hoy es el primer día en el que parezco tener el mismo gesto ilusionado que él (Y es algo... humillante, yo no tengo once años). 

- ¿Qué pasa, enano?- pregunto, revolviendo su cabello rubio. - ¡Vamos a desayunar! ¡Vino Gas! Más bien no se ha ido... Enredo con mi móvil y lo meto en uno de los bolsillos del pantalón para centrar la atención en otra cosa que no sea cualquier recuerdo de la noche anterior... dios, estoy enferma. 

- ¿Vino? - Síiiiiiii, eso te dije- contesta, ampliando su sonrisa de niño bueno. Le empujo hacia las escaleras, siguiéndolo de cerca. 

- ¡¡Enanos!! ¡¿Bajan o qué?! Maldito pesado, qué prisa tiene. 

- ¡¡Que ya vamos!!- contesta Júnior Dios, vivo en una familia de gritones. ¡¡Verduleros!! 

- No chilles tanto.- golpeo su nuca con la palma de mi mano. Protesta un poco más mientras entramos en el comedor (en esta casa parece que sólo sabemos comer, estamos aquí todo el día). 

- Por fin.- oigo suspirar a Nico. Ni siquiera presto atención a sus tonterías, sólo puedo ver los grandes y extraños ojos de Gas clavados en los míos, su sonrisa ladeada y sus cejas alzadas en un divertido gesto, como si esperara algo. Aaahh, ¡Eureka! Acorto los pocos pasos que nos separan para alzarme sobre las puntas de mis pies y alcanzar sus labios en un beso demasiado corto. 

- Buenos días, princesa. Sonrío. 

- Buenos días.- contesto con una mirada cómplice. Me siento en la silla de su izquierda, la que está libre entre Nico y él. Magnífico. Entre los dos gallitos. 

- esta guapo hoy, ¿eeh, hermanita?- ríe mi hermano. Engreído. Lanzo una rápida pero exhaustiva mirada al nuevo atuendo de Gas, reparando en la ajustada remera morada intenso de Nico (la elegí yo) y el bañador por las rodillas de un encantador blanco nuclear de éste que contrasta con su piel bronceada. Giro mis ojos sarcásticos a mi hermano, que vuelve a reír entre dientes. 

- Ahora es cuando dices que siempre esta guapo, ¿verdad? Ha dado en el clavo, como de costumbre. Me encojo de hombros con una amplia sonrisa, prestando atención a la comida que empiezan a colocar sobre la mesa e intentando ignorar la cercanía del cuerpo de Gas. Me

pone de los nervios. 

- Por dios…- musito, al notar la vibración del móvil en el bolsillo. Me llevo el teléfono a la oreja, observando por el rabillo del ojo los suculentos manjares dispuestos al alcance de mi mano… Tengo tanta hambre que me comería un elefante. Con colmillos y todo. Me ruge el estómago al instante. 

- ¿Sí? - Rochi…

Enarco una ceja con escepticismo mientras alcanzo, estirando al máximo mi brazo dolorido, una pastel de chocolate.¡¿Pero a qué vienen estas agujetas?! ¡Si no he hecho deport… Veo a Gas por el rabillo del ojo y niego con un cabeceo. En fin, me callo.

- ¿Pablo?- pregunto, confusa. Todos alzan la cabeza hacia mí (algunos con más urgencia que otros).

- Perdona que te moleste, pero… ¿está mi hermano allí? Cada litro de sangre de mi cuerpo sube directamente a mi rostro, produciendo allí un calor asfixiante. Apenas siento el suave tacto de Gas en mi mejilla mientras ríe entre dientes, estoy más avergonzada de lo que debería.

- Emmm… sí, está aquí.- contesto, azorada. - Gracias, estaba preocupado. Casi puedo imaginármelo esbozando esa sonrisa divertida tan parecida a la de su hermano. Gas se quejará mucho, pero Pabli es un encanto.

- Adiós, cuñadita.- ríe- Me alegro que se hayan reconciliado.

Abro la boca para contestar, pero oigo el pitido que me confirma que ha colgado. Estupendo, otro que se ríe de mí.

- ¿Qué te dijo?- pregunta Gas según dejo el teléfono sobre la mesa. Me encojo de hombros.

- Sólo me pregunto si estabas aquí. Cabeceo levemente para deshacerme del cálido rubor de mis mejillas. Entonces, como si les hubieran programado en el mismo instante, Nico y su amiguito parten a reír con estruendo, haciéndome dar un brinco sobre la silla.

- ¡¿Y ahora qué les hace tanta gracia?!- estallo, mirándolo de hito en hito. Siguen riendose , ignorando mis bufidos.

- No lo estoy entendiendo, Rochi.- dice Monito, haciendo una mueca de incomprensión. - Yo tampoco , yo tampoco. Creo que tiene algo que ver con mi original color rojo capote, pero bueno, fingiré que soy idiota. El timbre de la puerta suena un par de veces, resonando con estruendo por toda la casa. ¡¡La madre del cordero!! ¡¿Es que no me van a dejar comer?! Me levanto con un bufido nada elegante y voy hacia allá, frenando de un gesto a Patricia, que ya corría a abrir. Tiro de la puerta con fuerza, ignorando el gruñido de mi estómago vacío.

- ¿Y esa cara? Espero a que Euge acorte los pasos que nos separan para saludarla. Dios, Que piel a estas horas de la mañana… ¿Las 12 se considera aún mañana?

- Tengo hambre.- musito, arrastrándome de nuevo hacia el comedor- Veni, te invito a desayunar. - ¡Dale! Sí, yo también estaría así de feliz si no se me retorciera el estómago.

- ¡Buenos días, chicos!- saluda al entrar. Sigo de espaldas a ella y voy a la cocina a pedir un cubierto más. La cocinera se ríe por mi gesto dolorido.

- ¡Ya termine! ¡Me voy a jugar! Salgo de la cocina a tiempo de ver a Júnior correr como una exhalación hacia el salón.

- ¡Media hora y luego te me pones a hacer los deberes , ehh, enano!- grito. A ver si la gente se va a descontrolar cada vez que falte mi padre, por dios, un poquito de responsabilidad.

- Deja al chico.- interviene Nico mientras le hace un gesto a Euge para que se siente a su lado.- Es verano, estamos de vacaciones. Tuerzo la boca en una mueca y me dejo caer sobre mi silla.

- No quiero que acabe como vos, vago. Siento la risa de Gas cerca de mí y pierdo el hilo de mis pensamientos. Si es que es tán... Esto… emmm… ¡Hambre! ¡Sí, eso, tengo MUCHO HAMBRE! Cojo el bollo que he dejado a medias y lo engullo con rapidez, intentando saciar el vacío de mi estómago.

- Te vas a atragantar, princesa. Es posible.

- La hiciste trabajar demasiado, Gas- se ríe mi hermano. Lo fulmino con la mirada, sin soltar a mi presa de chocolate (soy idiota, ¿verdad?).

- ¿Qué?- oigo preguntar a Euge. Me bebo de un trago el café que queda en la taza y alzo la mirada hacia ella mientras los dos tarados se ríen de nuevo. Adoran ver a alguien confuso y a mí enfadándome. Qué encanto.

- Nada, Euge, ignóralos, son idiotas.

Se encoje de hombros mientras deja que sus ojos vaguen hacia mi hermano, que le devuelve una sonrisa. ¡Por dios! ¡Que se junten Ya! Hay que trazar un plan… A éste se le da mejor que a mí. Acorto el escaso espacio que me separa de Gas y alzo la mirada hacia sus ojos indefinidos, que atrapan mi mundo en un solo instante. Bien, creo que no está bien que haga eso.

- ¿Vienes a atacarme de nuevo?- pregunta cerca de mi oído para que GENTE INDISCRETA no lo escuche. ¿Eiiing?

- ¿Atacarte? Esboza esa sonrisa de niño travieso que hace que enrojezca.

- Creo que lo de esta mañana ha sido un ataque en toda regla, preciosa.- explica, inclinándose hacia mí- No podes hacer eso y pretender que no reaccione. ¿Se refiere a medio-desnudarme para que no matara a su hermano? Si es eso… bueno, yo creo que sí que reaccionó…. Mmmmm Estoy enferma. Observo su mirada divertida y alzo las cejas.

- No te preocupes, no volveré a… “atacarte”. Sus labios rozan la comisura de los míos y pierdo el hilo de mis pensamientos.

- Creo que te estás confundiendo, princesa. - Pero… dijiste… que reaccionas…- intento explicar con la respiración agitada. ¡Dios, me pone tonta casi sin tocarme!

- Me encanta reaccionar con vos.- me corta, atrapando por fin mis labios entre su boca cálida. No sé porqué, pero tengo la sensación de que yo venía a decirle otra cosa…

Cap 74:

Oooh, por dios, ¿ya estan otra vez? Ignoro la voz de mi hermano y deslizo las manos por el cuello terso y cálido de Gas, acariciando levemente su piel.

- Deja de molestarlos, Nico, ¿no te parecen hermosisimos?- ríe suavemente otra voz en tono más bajo. Un bufido me hace estirar las comisuras de mis labios, demasiado ocupados en este momento para contestar. Sin embargo, vuelvo a apretarlos entorno a su boca al intentar reprimir un jadeo cuando siento los dedos del demonio jugueteando con la piel tras mi oreja. Dios, debería ser pecado tener esas manos. Emm…. No. Mejor. Debería ser pecado tener esas manos y no utilizarlas. Suerte que de eso no me puedo quejar. Las utiliza… y debo decir que de lujo. Ooh, por favor, estoy enferma. Presiono un segundo la punta de la lengua bajo la suya mientras mordisqueo su labio inferior con apenas un roce.

- Princesa, no hagas eso…- musita con un suspiro silencioso- ahora… Eso suena mucho mejor. Separo con un esfuerzo sobrehumano mis labios de los suyos y pongo una distancia prudencial de sus ojos para evitar mirar el fogueo de estos. Me distrae.

- Será mejor que lo dejemos para luego. Me estremezco al escuchar su risa cerca de la piel sensible de mi cuello.

- ¿Terminaron de comerse?- pregunta Nico, cruzando por su rostro un gesto divertido- Todo el día igual, parecen gatos en celo. Tuerzo una mueca mientras siento cómo enrojezco de cabeza a pies. Maldito desvergonzado, qué poquito respeto.

- ¿Qué? Cruzo mi mirada con la confusa de Euge, que alza una de sus delicadas manos en un gesto de incomprensión.

- Adivina, Euge- dice el bocón de turno-, me los encontré esta mañana en su cuarto haciendo cochinadas. Pero será tarado… Veo a Gas sonriendo divertido por el gesto asombrado de mi amiga y lo imito , tarado

- ¿Haciendo cochinadas?- ríe mi chico (qué bien suena eso)- Que yo recuerde cuando entraste sólo estaba besando a mi novia. ¡Dales duro!

- Medio en pelotas y soltando humo por las orejas… y por lo que no son las orejas. Dios, es completamente idiota.

- En mi habitación puedo hacer lo que quiera, entrometido.- replico. Ahora sí que voy a echar humo por las orejas. Dirige toda la fuerza de su gran sonrisa hacia mí para aplacar mi malestar.

- Desde luego, pero les agradecería que no enturbiaran mi inocente mirada con sus cochinadas. Alzo una ceja con escepticismo… ¿perdón?

- Tus ojos son de todo menos inocentes.- contesta Gas. Euge sacude la cabeza levemente. Hora de sacarla de aquí.

- ¿Eushi, por qué no subimos a mi habitación a cambiarnos, te dejo una bikini y nos vamos a la piscina? Esbozo una sonrisa que espero sea lo suficiente convincente, y me contesta con una el doble de apabullante. Creo que el ser modelo le pega.

- ¡Dale! La chica encaja en esta familia. Demasiado entusiasmo junto.

- Anda subiendo y eliges algo, ahora voy.- vuelvo a sonreír.

Nico me mira de forma inquisidora cuando mi amiga sale elegantemente del comedor (después de haber apartado los ojos de su ... ya saben ).

- ¿Qué te pasa?- pregunto, levantándome de la silla. - No me gusta esa mirada tuya, estás conspirando algo. Cómo me conoce.

- Nada que ver. - Claro que lo haces, te conozco.- asegura. - No estoy conspirando nada. - Sí. - No. Rueda los ojos con impaciencia.

- ¿Entonces por qué la hiciste subir antes? Me descubrio.

- Porque quiero despedirme de Mi novio ¿puedo? ¡Chúpate esa! Se levanta con rapidez.

- Lo vas a ver en un rato.- replica. Dios, ¿no se va a callar nunca?

- ¿Y eso qué importa? Creo que ya se habrá cansado de discutir. Ojala. Se dirige hacia la puerta.

- Te espero arriba.- le dice a Gas sin girarse. Sí, sí, sí. Largo de aquí. Dejo pasar unos cuantos segundos antes de acercarme de nuevo a él, que me espera con una mirada cómplice. Sabe lo que pienso.

- ¿Cuál es tu plan, pequeña Satanás?- pregunta, alzando las cejas en un gesto divertido. ¿Satanás? Mmmm… Bien, no diré nada, el pensar en cuero rojo, fuego y cuernos me trastorna.

- Esperaba que vos tuvieras uno. Se estira sobre la silla y observo con demasiada atención sus torneados músculos, los cálidos brazos y los perfectos abdominales que se adivinan bajo la camiseta. La madre del cordero.

- Mmm… bueno, princesa, creo que en este momento no soy capaz de pensar con claridad en un plan. Alzo la mirada de su torso injustamente cubierto hacia sus ojos de nene revoltoso.

- ¿Por qué?- pregunto. Sé perfectamente la respuesta cuando se levanta y, con un imprevisible gesto, me levanta hasta sentarme sobre la pulida superficie de la mesa.

- Me distraes. Y se queda tan pancho. Tiemblo al sentir su dedo acariciando levemente mi labio inferior mientras sus ojos grisáceos atrapan los míos con una pasión que me deja estática sobre la mesa, mis piernas pegadas a sus caderas y las manos sobre su pecho.

- Gas... - Shhhhhh, sólo un momento.- su mano atrapa la mía con suavidad y se la lleva a los labios- Un momento.- repite, acercándose peligrosamente. ¿Qué es lo que... qué va a hacer? Siento la palma de su mano deslizarse desde mi rodilla por mi muslo arriba y alzo la mirada urgente.

- ¿Qué... Calla mis labios con los suyos y ahueca con la mano libre mi mejilla ya caliente. Sus dedos palpan el interior de mis piernas, rozando con una suavidad insoportable mi piel hipersensible. ¿Por qué cada vez que me toca me vuelvo gelatina? Acallo un gemido entre sus labios cuando llega al borde de mi ropa interior por debajo del pantalón y, en un gesto prácticamente instintivo, rodeo su cintura con una pierna, acercándolo a mí.

Justo en el momento en que parece dispuesto a saciar esa quemazón que recorre cada centímetro de mi cuerpo (y que ha provocado él), se deshace con insultante facilidad de mi agarre y se aleja los centímetros suficientes para que un gruñido de enfado salga de mis labios.

- ¿Qué fue eso?- pregunto, apretando los puños contra mis costados. Esboza una sonrisa ladeada para nada angelical y roza con una perversión insoportable sus labios contra mi cuello.

- Te la debía. - Tarado. Lo aparto de un empujón (una rima!) y me bajo de un salto de la mesa, colocándome bruscamente los pantalones subidos. Idiota..... ¡AAHH! ¡Dios, cómo lo odio! ¡¡¿Cómo me deja así?!!

- Es para que recuerdes lo que te espera luego, princesa.- sonríe el digno. ¡¿ENCIMA LO DICE CON ORGULLO?!

- Luego me va a tocar otro, porque lo que es vos desde luego que no. Salgo hecha una furia del comedor, aún con las mejillas calientes de vergüenza, pasión e ira.

- -Ya lo veremos.- lo oigo reír tras de mí. Eso, ya lo veremos. Entro en mi habitación y cierro la puerta de un golpe. Al instante, una cabeza enmarcada en largo cabello se asoma por la puerta del vestidor con los ojos castaños brillando con curiosidad.

Cap 75:¿Qué te paso ahora? Niego con un cabeceo, intentando desprenderme del rubor incorregible de mis mejillas. Lo odio mucho, muchísimo. Voy hacia Euge para cambiarme, pero ésta levanta la mano hacia mí para hacerme parar.

- ¡Espera! De un salto, sale del vestidor para dejar su modelito al descubierto. Dios, hasta mi ropa le queda mejor a ella que a mí. Da un par de vueltas sobre sí misma para que pueda admirar cómo se adapta perfectamente a sus curvas mi bikini blanco.

- Lo siento, me encapriché de él en cuanto te lo vi.- se muerde el labio en ese gesto nervioso tan habitual en ella.- ¿Te lo querías poner vos? Esbozo una sonrisa tranquilizadora y me acerco.

- Para nada, es todo tuyo. - Si queres puedo elegir otro que... Entro en el vestidor y río por su nerviosismo injustificado. ¿A qué viene tanto revuelo?

- Ni se te ocurra, ese te queda genial.- zanjo la conversación mientras rebusco para tomar uno cualquiera para mí. Pero sus manos níveas agarran las mías y me separan de los estantes.

- Déjamelo a mí. Encojo un segundo los hombros ante su sonrisa kilométrica y me apoyo en la pared, preparada para aguantar media hora de búsqueda. Sí, es muy pesada con esto de la ropa, nació cheta.

- Recuerda que vamos a la piscina, no a la pasarela de Milán.

Veinte minutos después, un grito de júbilo me hace alzar la vista del suelo a tiempo de ver a mi querida amiga corriendo como una exhalación hacia la cama.

- ¡Veni Rochi! ¡Ya lo tengo! Eureka. Me incorporo con un suspiro y me acerco con poco interés a la ropa colocada perfectamente sobre el colchón. Una bikini negro con leves líneas azules que no recuerdo haber visto

en mi vida se extiende junto a unos pantalones minúsculos del mismo color que las líneas, una remera ancha que cae sobre un hombro y unas chanclas negras colocadas sobre el suelo.

- Voy a cambiarme.- anuncio mientras tomo todo en un burruño. - Nunca aprenderás. Sonrío ante su suspiro de derrota y, entrando cinco segundos contados al baño, me cambio con rapidez, dejando la ropa tirada sobre el suelo. Ya la recogeré luego. No tengo tiempo para tonterías, debo llevar a cabo mi plan… cuando descubra cuál es, claro.

Cierro los ojos con un bostezo poco (o nada) disimulado mientras me recuesto sobre la toalla, dejando que el sol tueste mi piel.

- Y, ¿cuándo crees que empezaremos con las sesiones? Dios, qué pesadez de chica.

- Eugenia, por favor, es la octava vez que me preguntas lo mismo- suspiro- ¿te pasa algo? Es hora de poner en marcha mi plan secreto (es tan secreto que no lo conozco ni yo, pero en fin).

- ¿A mí? No, no me pasa nada, ¿debería pasarme algo? ¿Ven como está histérica?

- Pareces nerviosa… Aprieto los labios para contener una carcajada cuando mueve las manos de un lado a otro de sus largas piernas.

- ¿Nerviosa?- pregunta en un balbuceo- Yo no estoy nerviosa. - Bien. Apoyo las manos bajo la cabeza, mirando a la histérica de mi amiga con un solo ojo.

- ¿Van a bajar… ellos?- pregunta con un hilo de voz.

Esbozo una sonrisa perversa.

- Supongo, no creo que mi hermano se pierda el espectáculo de verte en bikini. Ríe nerviosamente, enrollando cada vez más la toalla a su alrededor.

- Qué tonterías decis. ¿Tonterías?

- Euge, conozco a mi hermano,- ruedo los ojos con impaciencia- y está baboso baboso por vos. - ¿Ba… baboso? ¿Es una palabra demasiado horrible para su perfecto vocabulario?

- Sí, baboso. Y te aseguro que eso es algo muy inusual en él, normalmente no tiene que perseguir lo que quiere, ya sabes a lo que me refiero… La veo asentir con un gesto y tiro de su toalla para desenrollarla. ¿Por qué se se cubre ahora?

- ¡Deja de hacer eso, pareces un rollito de primavera!- chasco la lengua sin soltar la toalla- Te aseguro que a Nico le gustas más sin ella, luego tendrá sueños escandalosos. - ¡¡ROCÍO!!

Hablando de escandalosas. Presiono las manos contra mi abdomen para intentar cesar la risa ante su cara de asombro. Ni que hubiera dicho nada malo. Por dios, cuánta sensibilidad veo por aquí.

- ¿Y ahora qué le hiciste?- oigo la voz de mi hermano a mi espalda. Me giro aún con las carcajadas en mis labios a tiempo de verlos atravesar los últimos pasos con andar firme. Recorro con la mirada sus imponentes figuras sin poder evitarlo. Son increíblemente atractivos, debo reconocerlo (y no se lo merecen).

- No he hecho nada. Mi sonrisa maligna puede que diga lo contrario. Se sientan a nuestro lado con toda la calma del mundo e intento apartar mis ojos pervertidos de los músculos de Gas al acomodarse sobre mi toalla. Ehh, un momento, ¿dije MI TOALLA? Lo empujo para que ruede fuera de ella y quede tumbado sobre el césped.

- Largo, listillo.- bufo. Es que se lo gano. No hace comentario alguno, pero esboza esa sonrisita de suficiencia que me da ganas de pisotearlo.

- ¿Qué te dijo esta idiota, Euge? Alzo la mirada hacia la parejita, muy atenta de la respuesta.

- N…nada importante.- sonríe mi amiga. Intento no volver a echarme a reír cuando ambos permanecen unos minutos mirándose fijamente. ¡Es el momento del beso! Doy un respingo cuando un tacto cálido se desliza por debajo de mi cintura y, antes de que me dé tiempo a preguntar qué pasa, me veo alzada en el aire y colocada con suma delicadeza entre un par de fuertes brazos. Miro con urgencia los grandes ojos grisáceos que me observan y echo los brazos alrededor del cuello de Gas, apretándome contra su torso desnudo. Que, por cierto, está ardiendo, a saber qué cochinadas piensa ahora. Si se piensa que esta vez voy a caer esta equivocado.

- ¿Qué se supone que haces?- pregunto, enarcando una ceja con escepticismo. Su sonrisa socarrona me deja sin respiración.

- Darle un poco de espacio a la parejita, ¿a vos qué te parece? Lo mato. ¡¿Ahora quiere ocuparse de juntar a esos dos?! Vamos, que lo hubiera pensado antes de joderme cuando fui a perdirle un plan. Ahora me encargo yo de ser Cupido.

- No hacía falta, mi plan iba de maravilla, entrometido. De repente, frena en seco y se sienta aún conmigo en brazos sobre el borde de la piscina. Con un rápido movimiento, me gira para quedar sentada de lado sobre su regazo y pasa un brazo alrededor de mi cintura, dejando el otro apoyado sobre la hierba. Creo que eligio ese lugar aproposito, para tirarme al agua si digo algo que no le gusta. Estupendo. Me voy a mojar.

- ¿Lograste pensar un plan?- inquiere, divertido. - En realidad estoy improvisando, ya que vos no quisiste ayudarme… Lo miro con cara de malas pulgas y ríe.

- Tenía otras cosas en mente, preciosa. - Sí, joderme.- asiento. Siento sus rápidos dedos jugueteando con las tiras de mi bikini y me tenso, atravesándolo con una mirada.

- Ni se te ocurra. - No tenía intención de joderte. Aparto el rostro de su sonrisa ladeada y miro por encima de su hombro.

- Mira detrás de tí.- susurro en su oído. Se da la vuelta ligeramente y los dos vemos cómo mi hermano, en un puro acto de valentía (ironía), toma el mentón de Euge y lo alza hacia él, inclinándose sobre su rostro. Sus labios se rozan levemente. Voy a alzar los brazos como símbolo de victoria cuando, para mi irritación, Nico se aparta como si el contacto electrificara. Eushi baja la cabeza tímidamente y mi hermano dice algo antes de recostarse con una mueca sobre el césped.

- ¿Qué se supone que paso? Niego con un cabeceo, derrotada.

- Se disculpo, el imbécil se disculpo.- musito. - ¿Que hizo qué? ¿Somos tontos o qué?

- El taradito de mi hermanito se disculpo por besarla, no se puede ser más idiota- hablo atropelladamente, retorciéndome sobre el regazo de Gas-. ¡Lo peor que podes hacer después de besar a la chica a la que le gustas es pedirle perdón, ¡por dios, debería saberlo!! Alzo la mirada hacia Gas para velo sacudir la cabeza en un gesto que no sé interpretar, haciendo que sus cabellos claros bailen al son de su movimiento.

- A lo mejor es que no sabe que a Euge le gusta. - Pues hay que ser muy tonto para no darse cuenta. - Tu hermano no quiere darse cuenta, princesa.- replica suavemente. Muevo las manos con impaciencia.

- ¿Qué tontería es esa? - Ha estado de flor en flor toda su vida, nunca se ha comprometido con nadie y tiene miedo de ser rechazado ahora que por primera vez quiere dar ese paso. Observo con fijeza sus ojos sinceros, preguntándome una vez más de dónde saca esas conclusiones que parecen tan lógicas y sabias dichas por sus labios.

- Su psicología masculina apesta.- bufo por lo bajo, apoyando la mejilla contra su torso cálido. Lo siento agitarse bajo mi peso al reír.

- Es hora de volver, el ambiente está algo tenso, princesa. Abro la boca para darle la razón, pero me calla silenciosamente cuando posa sus labios contra los míos apasionadamente, levantándonos a ambos del suelo con una facilidad pasmosa. ok, esto no es normal. Para una vez que admito algo de lo que dice no me deja expresarme. Él verá. Pero que no espere que vuelva a ser tan magnánima con sus tonterías.

Cap 76:Le hago un gesto a Gas , que comprende perfectamente, y éste se queda hablando animadamente con Euge en el jardín trasero mientras yo cojo con fuerza a mi hermano

para guiarlo a la casa. Avanza porque le da la gana, o más bien porque sabe que es el momento de la charla, ya que a mí me hubiera sido imposible moverlo un centímetro.

- Sos un idiota.- musito para luego alzar la voz cuando estamos fuera del alcance de Euge- Un completo idiota. Se suelta de mi agarre con insultante facilidad y cruza los brazos en ademán intimidador. Ya debería saber que esas idioteces conmigo no funcionan, llevo demasiado tiempo con él.

- ¿Y eso por qué? - Sabes perfectamente porqué. Bufa sonoramente, dándome la espalda para continuar su camino escaleras arriba.

- ¡No se te ocurra ignorarme!- estallo, colocándome con rapidez un escalón arriba. Ni aún así quedamos a la misma altura. Qué triste.

- No estoy de humor para tus arrebatos de nenita malcriada, Rocío. Será tarado.

- Tampoco Euge parece de buen humor después de tu magnífica actuación.- replico con dureza. Recibes lo que das. Frena en seco, alzando la mirada hacia mí.

- No te metas en donde no te llaman. - Se trata de mi hermano y mi mejor amiga, creo que me concierne.- agito los brazos con furia.- Date una oportunidad, Nicolas, ¡una maldita oportunidad! - No sabes de lo que hablas. Aprieto las manos contra mis costados para no estampárselas en la cara.

- Hablo de tu felicidad, de la felicidad de Euge, ¿tan difícil es aceptar que por primera vez en tu vida estás enamorado?

Su mirada sigue fija en la mía unos segundos más que más se asemejan a una eternidad y, sin decir una palabra, termina de subir los escalones, alcanzando la puerta de su habitación en un par de zancadas. Tarado. Entro en mi habitación, tratando si éxito de serenarme. Me desvisto a tirones nada delicados y me meto bajo la ducha para quitarme el enojo de encima. No es justo que Euge pague por las cag*das de mi hermano, ella no tiene la culpa de su tontería y mi mal humor. Sin secarme siquiera, me embuto en un conjunto interior negro, unos pantalones cortos vaqueros y una camisa a cuadros morados y blancos que dejo abierta hasta el tercer botón. Bajo a toda prisa las escaleras y voy de nuevo hacia el jardín hasta ver a Euge y Gas hablando exactamente donde los había dejado. Qué novio más obediente tengo.

- Eugenia, vestite, nos vamos de compras. Ambos deslizan sus miradas hacia mí.

- Fuimos el otro día. - El otro día sólo compré yo.- sonrío- Hoy quiero más. - Pero… - Callate, nada de peros. Se encoje de hombros y recoge las toallas tiradas.

- Toma algo de mi armario si queres.- digo suavemente cuando pasa por mi lado. Esboza una sonrisa amable y sigue su camino, dejándome sola con Gas. Me acerco a él con un suspiro cansado.

- ¿Te cayó un cántaro encima? Ríe y revuelve mi cabello mojado. Total, peor de lo que está es imposible. Lo recojo en una trenza improvisada en la nuca, pero mis manos se frenan al poner el coletero cuando sus ágiles dedos resbalan por mi cuello hacia el escote.

- Deberías haberte secado al menos.- musita con voz ronca.

Me estremezco por su mirada apasionada. Entonces me doy cuenta de las ropas apretadas contra cada curva de mi cuerpo por la humedad, despuntando cada detalle de mi anatomía. Sus manos recorren mi figura casi con adoración. Y yo dije que no caería otra vez. Já.

- Y encima desabrochas la mitad de los botones de la camisa. Mientras habla, sus propios dedos son los que sueltan dichos botones, dejando al descubierto el sujetador de encaje y mi abdomen tembloroso por sus caricias. Un gruñido hecho gemido sale de sus labios al recorrer mi piel con su mirada.

- La ventana de mi hermano da hacia aquí- musito, alzándome sobre las puntas de las sandalias para alcanzar su oído-; y sabes lo chismoso que es. ¿Intento persuadirle de que haga lo que deseo? Increíble. Mi parte racional sigue ahí a pesar del doloroso calor que lo gobierna todo.

- Eso tiene fácil solución. Posa ambas manos sobre mi cintura y da un rápido giro y un par de pasos hasta presionar mi espalda contra la fachada del edificio, en el lado derecho del jardín, fuera de la vista desde las ventanas. Clavo en sus ojos una mirada ávida y responde con una sonrisa ladeada que se lleva el poco aire que quedaba en mis pulmones. Un jadeo escapa de mi control cuando me alza del suelo para que lo rodee con mis piernas y poder apretarse aún más contra mi cuerpo semidesnudo. Siempre me deja entre la espada y la pared… ¡¡AHH!! ¡¿Qué dije?! Deslizo las manos por sus hombros hasta aquella espalda ancha y musculosa que me vuelve loca, recorriendo entretenidamente su piel bronceada, y echo la cabeza hacia atrás cuando sus labios se presionan con una maravillosa presión contra mi cuello palpitante. Es cruel. Cruel y delicioso. Doy un respingo al notar su tacto suave pero firme contra el sujetador, que ahora estorba, mientras le siento agarrar con

fuerza mi muslo contra su cadera, apretándome a su cálida forma. La madre que lo trajo. Odio que conozca tan bien mis puntos débiles. … Bueno, ciertamente cualquier punto de mi cuerpo se vuelve débil ante él.Creo que… creo que nos estamos desviando del tema. Y de qué forma. Cierro los ojos con un jadeo cuando sus hábiles labios reclaman cada parte de mi boca para su exhaustiva exploración.

- Gas…, no es…- atrapa mi lengua con la suya para acallarme durante un instante eterno- no es el momento… Me aprieta contra su cuerpo cálido (más bien caliente) con los brazos sobre mi espalda, rozando con deliberada delicadeza mi nuca con sus dedos.

- A la mierda con el momento. Un gemido traicionero escapa de mis labios al escuchar su voz ronca, apasionada, contra mis labios demasiado dispuestos.

- Me tengo… me tengo que… ir- balbuceo. Intento resistirme a sus manos ávidas, que ya recorren mi piel sin ningún tipo de restricción, como si la ropa no fuera más que un detalle sin importancia, pero las mías siguen su ejemplo sin importarles la orden de mi cerebro aturdido, deslizándose con facilidad por su torso desnudo, delineando cada trazo de sus increíbles músculos como si fuese la perfecta escultura de un dios al que adorar.

- Un ratito más, princesa. nenito caprichoso. Mis labios vuelan solos a su cuello, recorriendo su piel suave con la punta de la lengua, apenas un roce por su garganta expuesta, de donde sale un leve gruñido que me saca de mis casillas.

- Sos un tarado. Siento su risa contra mi hombro y doy un respingo.

- Lo sé, soy terrible.- muerde mi piel apasionadamente- Me lo dicen a menudo. Cierro los labios con fuerza para reprimir un jadeo humillante.

- ¿Y quién se atreve a decir tal cosa?- suspiro con satisfacción cuando la punta de su nariz roza mi mandíbula- Creía que era la única que podía meterse con vos. - Sos la... - ¡¡Rochiiiii!! Gimo con frustración, apoyándome pesadamente contra el pecho de Gas,que bufa por lo bajo por la interrupción.

- ¿Dónde estás?- se la oye de nuevo. Me deslizo con desgana por su cuerpo hasta plantar los pies sobre el suelo, aún con los brazos enredados en su cuello.

- Desde luego está hecha para tu hermano.- musita con una sonrisa enigmática- Ambos tienen el maravilloso don de la oportunidad. Me alzo sobre las puntas de mis pies para depositar un suave beso en sus labios entreabiertos.

- Empiezo a odiar muy seriamente ese don. Ríe entre dientes mientras sus largos dedos vuelven a abrochar los botones de mi camisa sin dejar de mirar mis ojos. Debo tener una cara de pánfila para hacerme una foto.

- ¡¡ROCHI!! Dios, qué pesada.

- ¡Que ya voy!- contesto con un gruñido exasperado. Voy a tener que emparejarla de una vez con Nico si quiero que esos dos nos dejen un poquito en paz.

- Ve antes de que alerte a los vecinos con sus gritos. Vuelvo a quedar atrapada en la mirada indefinida de Gas, como una nenita tonta, asombrada por millonésima vez por aquel tono grisáceo rodeado de miel.

Luego no podrás escapar de mí, princesa.- susurra en mi oído antes de dejarme muda con un beso apasionado.Cap 77:Recomponiendo sistema. Esbozo una sonrisa ladeada cuando se separa con ese gesto de seguridad (engreído) y desabrocho un par de botones de la camisa para dejar la tela a escasos milímetros del encaje del sujetador. El muy idiota me había abotonado hasta el cuello. .

- ¿Y quién ha dicho que quiero escapar? Doy media vuelta y camino a toda prisa hacia Euge, que me espera apoyada (en una pose muy fotográfica) contra la pared junto a la puerta. 

- Por fin…- musita al verme llegar, dando un repaso visual desde mi ropa revuelta a la sonrisa de idiota que llevo pintada- Ups, siento haber interrumpido. Vamos a mentir. 

- No tiene importancia. La sigo cuando emprende el paso dentro de la casa, sin poder evitar echar una mirada al jardín por si acaso está… (dios, estoy enferma). 

- Tengo que subir a buscar la cartera. Pero Len me agarra firmemente de la mano y sigue su camino hacia la puerta principal, arrastrándome tras de ella. 

- Ya la tome yo.- dice, señalando el bolso que lleva al hombro. Ésta quiere desaparecer de aquí cuanto antes… Normal. Yo también lo haría. 

- ¿Tenes también mi móvil?- pregunto al subir al escandaloso Mini de mi amiga. Vuelve a señalar con un movimiento de cabeza lo que ella llama bolso y yo maleta. Bien, rebuscar en estas cosas no se me da bien. 

Cinco minutos después, consigo encontrar mi teléfono entre

tanta basura (cara) mientras Euge conduce en silencio.Qué tensión. “Encárgate de mi hermanito, intenta que recupere un poco la cabeza. Tq Rochi.” No me da tiempo a volver a guardarlo en los bolsillos de mis pantalones antes de que su horrible musiquilla resuene por todo el vehículo. “Ya estoy en ello, no te preocupes. ¿Te molestaría mucho que le diera una paliza para que se le quite la tontería? Tq. Tu príncipe.” ¿Mi príncipe? Qué gracioso. Me imagino su sonrisa divertida. “Oooh, no, pégale todo lo que desees, alteza.Rochi” 

- ¿Adónde me vas llevar a comer?- pregunto, solemne. Los ojos de Euge se clavan en los míos y esboza una amplia sonrisa. Bien, parece que la distraje un poco. 

- ¿Te parece tailandés? - Buena idea.- río. Aparca poco después en el aparcamiento subterráneo del centro comercial y ambas vamos directas al restaurante, acomodándonos sobre el cómodo suelo repleto de cojines, una frente a la otra. De nuevo, la sonrisa de Euge desaparece y su mirada se desvía hacia un punto del vacío. 

- ¿Quiere que lo hablemos?- pregunto. Sus ojos vuelven a fijarse en los míos, pero sé que ni siquiera me ve. 

- Es que… no sé,Ro, no lo entiendo. - ¿ qué no entendes? Miro la carta con poco interés. 

- No sé qué he hecho mal.- suspira. ¿Perdón? 

- No seas tonta, Euge, tú no has hecho nada mal. - ¿Entonces qué es lo que ocurre?- pasa la mano por su rostro crispado- Decimelo vos, porque yo no alcanzo a

comprenderlo.Ni que yo entendiera mucho del tema. 

- Tiene miedo de que lo rechaces. Me encojo bajo mis hombros al verla alzar la mirada al cielo con un gesto amenazante, comportamiento que no creí que vería jamás en ella, apretando las manos sobre la mesa hasta dejar sus nudillos blancos. 

- ¡¿Que tiene miedo de qué?!- boquea con histeria- ¡¡Sabe perfectamente que no lo rechazaría!! Creo que desperté a la bestia. Me encojo de hombros mientras pido a la camarera la comida señalando con el dedo los nombres extraños de la carta. Creo que está asustada. 

- Yo no entiendo de psicología masculina, creo que deberías hablarlo con él. Se cruza de brazos, sin decir una palabra hasta que la camarera se aleja a toda prisa hacia la barra. 

- No pienso hablar con ese troglodita.- se inclina hacia mí con las mejillas encendidas- Rochi, me beso y luego se disculpo, ¡se disculpo! ¡Yo era la persona más feliz del mundo y él me pidio perdón! Jamás la había visto así. Empieza a darme miedo. De repente, un grito no proveniente de los labios de mi amiga se alza sobre las conversaciones del local, llamando la atención de todas las cabezas, giradas entonces hacia la puerta. 

- ¡¡VOS!! ¡TE VOY A MATAR! Estupendo.De repente, un grito no proveniente de los labios de mi amiga se alza sobre las conversaciones del local, llamando la atención de todas las cabezas, giradas entonces hacia la puerta. 

- ¡VOS!! ¡TE VOY A MATAR! Estupendo. Me levanto de un salto, encarando con diversión la mirada turbia de Daniela, que avanza hacia mí a grandes pasos,

empujando al que se interpone en su camino. Esto va a ser gracioso. 

- ¿Y este numerito a qué viene ahora?- pregunto con sarcasmo- Por si no te has dado cuenta, estoy ocupada. Ni siquiera hace el amago de mirar a Euge, que se ha levantado también y nos observa a ambas de hito en hito. 

- ¡Me importa una mierda lo ocupada que estés! - ¿Y ésta quién es, Rochi?- oigo preguntar a Euge tras de mí. El gato se para a pocos pasos de mí, quedando a mi misma altura sobre los tacones de aguja de diez centímetros. Maldita huequita artificial. 

- Euge, te presento a Daniela, el gato que engaño a Gas . Me ha salido del alma. Antes de darme tiempo a ver la reacción que mis palabras provocan, siento un fuerte impacto contra mi hombro seguido del inconfundible sonido del cristal roto y el grito espantado de mi amiga. 

- Mier…- musito, intentando controlar la ira. - ¡¡TE ODIO!! Echo la cabeza a un lado para esquivar un segundo plato, que se estampa con todo su contenido contra la pared de mi espalda. 

- No más que yo a vos , taradaLanza un nuevo elemento de la vajilla por encima de mi cabeza encogida con un chillido comadreja. 

- ¡Deja de lanzar cosas, gruño, harta. Morir por un platazo en la frente es ridículo. 

- ¡¡ME ROBASTE A MI NOVIO!! ¿Perdón? 

- ¡Fuiste vos la que hiciste que se fuera con lo que le hiciste ¡y es MI novio! - ¡Nunca será tuyo, nenita!- un vaso sale volando con un elegante globo y cae con estruendo donde antes estaba mi

brazo- ¡¡ÉL ME QUIERE A MÍ!! Diooooossssss… ¡¡VOY A MATARLA!! 

- ¡¡Ro, hace algo!! - Cállate, Euge.- no aparto la mirada de los ojos de Daniela, por si acaso le da por lanzarme algo más- Llama a seguridad. No hace falta que lo diga dos veces. La veo salir del restaurante a toda prisa, esquivando a los curiosos que ahora están levantados observando el espectáculo. 

- Admitilo de una vez, Daniela, Gas te olvido ¿ Me escuchas ? TE OLVIDO- avanzo hacia ella, tragando bruscamente cuando veo cómo toma un nuevo plato de la mesa de al lado-, y me quiere a mí, A MÍ. A ver si así queda clarito, porque sino voy a tener que sacar a pasear mi bronca. Y es mucha. 

- ¡Gato! ¡Esta vez el cristal roza mi brazo derecho y cae al suelo junto con los demás. Con una maldición audible, me lanzo hacia delante con las manos en alto, dispuesta a agarrarme a ese cuello de pollo que tiene. Caemos sobre el montón de cojines (suerte), yo sobre ella, y estampo mi mano contra su mejilla, que toma un curioso tono purpúreo por la ira. 

- ¡Déjanos en paz de una maldita vez!- grito, agarrando sus manos con las mías para que no pueda volver a lanzarme nada- ¡Lárgate a tu pueblo y desaparece! Su sonrisa socarrona me hace apretar aún más las manos alrededor de sus muñecas, evitando volver a golpearla. Aunque se lo merece. 

- Vine por Gastón y no me iré sin él. Alzo de nuevo la mano para cerrarle la boca. 

- ¡Señoritas! Dejo caer mi brazo, pero me mantengo sobre ella, sin dejar de observar los ojos de mi presa, advirtiéndola con una mirada que estoy demasiado segura de Gas como para que pueda romper lo nuestro. 

Suena a ñoñada, pero sé que es así. Creo que maduré algo estos últimos días. 

- Levántense. De nuevo la voz desconocida. Alzo la mirada para ver a un hombre de estatura impresionante enfundado en un espantoso uniforme gris con una pequeña placa en la que se puede leer ‘Seguridad’. Ooh, Euge. Apoyándome en los hombros de Daniela intencionadamente, me pongo en pie y, dando un poco disimulado golpe con el pie en su costado, me alejo de ella, caminando hacia la puerta. Pero freno en seco al ver la imponente silueta que se recorta en ella, pues me asusto del deseo de lanzarme a sus brazos que se apodera de cada fibra de mi cuerpo. Ignorando mis impulsos, prosigo mi marcha hacia Gas y sus ojos de tormenta. 

- Te dejo sola cinco minutos y destrozas un restaurante.- musita con diversión. Me olvido de la escenita, de las palabras de Daniela y de que nos encontramos en medio de un centro comercial repleto de gente, y me cuelgo de su cuello, alzándome para presionar mis labios contra los suyos. 

- ¡Gas! Me separo de él lo suficiente para ver al hombre de seguridad tirando de Daniela para sacarla del restaurante. Pero, claro, ella no puede irse sin llamar la atención. 

- Desaparece de mi vista.- oigo la voz de Gas por encima de mi cabeza, dura, firme. El hombre se la lleva antes de que le dé tiempo a decir alguna estupidez más y los sigo con la mirada mientras avanzan por el pasillo. 

- Estás sangrando. Un gemido de dolor atraviesa mis labios cuando siento sus dedos cerca de uno de los golpes. Alzo la mirada a tiempo de verlo llamar con un gesto a un camarero (uno de los pocos que no está limpiando el

desastre de mi mesa). 

- ¿Podría traerme el botiquín y darnos una mesa, por favor? Envidio su tono serio y seguro, como si fuera mucho más mayor y estuviera acostumbrado a las formalidades. 

- Por supuesto, señor. Toma mi mano y seguimos al camarero hacia uno de los reservados del final del local, separados del resto por unas finas correderas de papel. Gas se sienta elegantemente sobre uno de los cojines que rodean la mesa baja y tira de mí con delicadeza para acomodarme en su regazo, sentada sobre sus duras piernas enfundadas en unos vaqueros de tiro bajo. ¿? Doy un repaso visual a su vestimenta, reparando en la camisa blanca y sus hermosos zapatos de marca. Que cheto Díos. 

- Has pasado por tu casa.- afirmo. - Sí, arrastré a tu hermano allí; necesitaba ropa limpia y una ducha fría. Me estremezco por la indirecta implícita en sus palabras. El camarero vuelve a aparecer en mi campo de visión, esta vez portando una caja blanca con una enorme cruz roja impresa en el centro. La deja sobre la mesa y esboza una sonrisa a Gas cuando éste le da las gracias. 

- De nada, un placer.- - Cuídela bien, señor, ya lo defendio con uñas y dientes. ¿Excuse- moi? Oigo a Gasl reírse y mis mejillas toman el tono de un capote de torero al instante. 

- Le gusta pelear por lo que le pertenece, ¿verdad, princesa? Un leve gruñido sale de mis labios como respuesta. Un momento, ¿acaba de decir que es mío?

Cap 78 : ( Se acerca el Final )

Casi una hora después atravieso las puertas de mi casa con el estómago vacío por la falta de apetito. Bueno, apetito tengo, pero dudo que me lo pueda quitar la comida. Tiene razón Gas, me he convertido en una pervertida. Subo las escaleras con pesadez, manteniendo el brazo derecho apretado contra mi costado para evitar la tirantez de los cortes. Freno en seco a pocos pasos de mi puerta, mirando con curiosidad la habitación cerrada de mi hermano.

- Chismeo un poco y me voy…- musito para mí con una sonrisa sagaz. Me acerco sigilosamente a su puerta y pego la oreja a la suave madera pulida a tiempo de registrar un suave jadeo que se me quedará grabado en la memoria de por vida. Dios, qué asco. No quiero imaginarme a mi hermano mayor haciendo cochinadas.

- Euge, de verdad que lo siento…- la voz ronca, entrecortada, me produce una mueca. - Cállate, cállate y bésame otra vez. Las risas llegan a mis oídos tenuemente, distorsionadas por la distancia y la puerta que se interpone.

- Tenes que compensarme por todos los besos que me negaste. Deci que sí, amiga. Despego el rostro y recorro los pocos pasos a mi habitación dando saltitos de nenita tonta. Parece que por fin todo ha salido bien (descartando mis heridas de guerra). Marco el número de Gas en mi teléfono sin poder reprimirme. Se lo tengo que contar.

- ¿Ya me echas de menos? Engreído.

- No, payaso, te llamaba para contarte una cosa.- río. - Vaya, qué decepción, con lo que te extrañaba yo. Cómo le gusta joderme.

- No seas tonto, es algo importante.

- De acuerdo, de acuerdo- dice cansinamente-, ¿qué ha pasado en los veinte minutos que hemos estado separados tras este millar de kilómetros? Enarco una ceja. ¿No me va a dejar contarlo?

- Anda a tomarle el pelo a tu vieja, y no jodasOigo su risa y relajo los hombros, sin borrar la mueca de mis labios.

- Amenaza captada,amor; ahora habla. Me recuesto sobre la cama sin poder evitar una sonrisa tonta.

- Creo que el estúpido de mi hermanito y Euge se han desenfadado. ¡¡¡AHHHHHH!!! ¡Qué ilusión! Con lo mucho que he trabajado para esto…

- ¿Y qué te hace pensar eso?- pregunta. Cómo le gusta dudar de todo lo que digo.

- ¿Quizás que se hayan encerrado en su habitación y se digan cosas como “Cállate y bésame otra vez”? Dios, qué bien imito la voz de Euge, qué gracioso.

- Reconozco que es una buena prueba; me alegro por ellos, ya era hora que se dejaran de histeriquear Mira quién habla, como a nosotros no nos costó ni nada…

- Princesa…- lo oigo musitar. Un tembleque ridículo sacude mis piernas al incorporarme. Soy patética.

- Decime. Intento mantener mi tono de voz seguro, firme, evitando mostrar mi debilidad cuando habla de ese modo tan… seductor.

- ¿Qué te parece si nos encerramos en mi habitación, nos decimos ñoñadas y nos desenfadamos?

Me río, pero me levanto de la cama y camino pausadamente hacia la puerta, como si mis piernas antes de gelatina me guiaran solas.

- No estamos enfadados, Gas.- replico con diversión.- Y no nos gustan las ñoñadas. Tomo las llaves por el camino y bajo las escaleras distraídamente.

- Bueno, está bien, replantearé la pregunta… ¿Qué te parece si nos encerramos en mi habitación? Una sonrisa se extiende por mi rostro al salir por la puerta principal.

- Mmmmm… - ¿Mmmmm…?- me imita. Tomo en cuenta su voz divertida. Cuelgo sin decir nada más. Gas me conoce lo suficiente como para saber que no dudaría en ir a encerrarme en su habitación. Si es que ese cuerpo y esa mirada me lo piden a gritos. Seré una obsesa, pero una obsesa feliz. Cuando llego a su casa, me encuentro la reja y la puerta principal abiertas. Já. No me trago que sea por casualidad. Las cierro tras de mí y, subiendo las escaleras con calma, me dirijo segura hacia la última puerta del pasillo derecho, abriendo la puerta sin tan siquiera llamar. Pero no avanzo del umbral de la puerta. Estupendo. Yo me como las uñas y él desaparece.

- ¿Gas?- pregunto a una evidente habitación vacía. Plan B. Cierro la puerta de nuevo y retrocedo unos cuantos pasos hasta detenerme en otra. ‘La guarida del héroe’. Respiro hondo y entro en la habitación de nuevo sin hacer el esfuerzo de tocar.

- Ooh, vaya, qué sorpresa encontrarte aquí.- deslizo mi mirada hacia los sofás, donde mi chico se encuentra recostado con una sonrisa orgullosa-, ¿qué hace una chica como tú en un sitio como éste? Me siento a su lado con fingida indiferencia.

- Me hicieron una propuesta que no pude rechazar. Sin previo aviso, me encuentro acostada sobre el cómodo mueble, aprisionada entre éste y el imponente cuerpo de Gas, que se inclina cada vez más hacia mis labios entreabiertos. - Creo que puedo ayudarte con eso. No puedo evitar mirar por encima de su hombro, a la pared contraria.

- Me dan un poco de mal rollo las fotografías mientras...- confieso en un susurro. Siento su mano deslizarse por mi cuello hasta desabrochar los botones de mi remera con rapidez, rozando mi piel expuesta con una caricia torturadora.

- No las mires, mírame a mí. Toma mi mentón para guiar mis ojos a los suyos mientras deja que mis manos recorran su torso desnudo sin restricciones.

- Tenes una amenaza que cumplir, ¿no?- musito con un jadeo cuando mis pantalones caen al suelo. Enarca una ceja y sus labios se presionan contra la vena latiente de mi cuello.

- ¿Qué amenaza? Bajo los dedos por su abdomen hasta los jeans caídos, que desabrocho sin duda alguna, deshaciéndome de la molesta prenda de un tirón.

- Dijiste que no habría milímetro de mi cuerpo que pudiera quedar desperdiciado. Envuelve mi cintura con un brazo y rodamos con un movimiento imposible hasta sentarme a horcajadas sobre sus caderas. Su increíble calidez bajo mi piel me hace estremecer.

Y yo siempre cumplo mis amenazas, ¿verdad, princesa?

Cap 79 ( Final )

Cuatro años y cuatro meses más tarde…

Un fuerte golpe en la puerta me hace dar un brinco sobre la cama, despertándome al instante con un gemido.

- ¡Vamos a llegar tarde! Maldito pesado. Con un gruñido, me enfundo dentro del largo vestido entallado y me subo a los tacones estratosféricos del mismo color púrpura oscuro que el traje. Seguramente me mate. Estupendo. Miro mi reflejo y sonrío. Bien, decente. El maquillaje y el peinado han conseguido mantenerse intactos a pesar de la larga siesta. Un nuevo golpe retumba en la habitación.

- ¡Rochiii! - ¡¡Ya voy!!- contesto con un grito. Salgo casi a la carrera, chocando de frente con dos pares de ojos claros.

- Qué Diosa. Acallo entre mis labios un gemido al observar a Monito, erguido hasta prácticamente mi altura (y yo en tacones) y luciendo esa amplia sonrisa igual a la de su hermano. Ese chico va a romper muchos corazones. Todos los que se escaparon a Nico después de ser atrapado por las garras de mi mejor amiga. Éste me ofrece su brazo izquierdo y me apoyo en su codo para bajar los tres las amplias escaleras hasta la puerta principal, donde nos espera una lujosa limusina negra, camuflada a la perfección en la oscuridad de la noche.

- ¿No les parece ridículo ir en limusina?- protesta Monito con una mueca. Río entre dientes al recordarme a mí misma diciendo esas mismas palabras años atrás.

- Todo es poco para la reina de la casa en el día de su cumpleaños veintidós.

Un rostro familiar se asoma por la ventanilla trasera, invitándonos a subir.

- Reconoce que a los únicos que les gusta usar estos cacharros a Rober y a ti, papá. Contesta con una sonrisa hipnótica.

- ¿Y por qué no ha venido a buscarte?- pregunta el pequeño (que de pequeño no tiene un pelo). - ¿Crees que es necesaria esa tontería? - Además, fue a buscar a Euge. Mis labios se curvan en una mueca.

- Las personas ajenas a la Sociedad no pueden acudir a las fiestas, pero yendo con el anfitrión no pueden decir nada.- apostilla mi padre, deslizando después la mirada hacia su hijo mayor- Esto es una locura, lo sabes, ¿verdad?Siento mi corazón dando un vuelco por la mirada firme y segura de Nico cuando abre de nuevo la boca.

- La amo. En ese momento, la limusina se detiene frente a lareja que franquea una casa demasiado familiar.

- Te apoyaré sea cual sea tu elección, además, es una muy buena chica. Qué emotivo. Nico asiente con un gesto, esbozando su permanente sonrisa, y baja el primero del vehículo para ayudarme a imitarlo, dejando al resto de la familia tras nosotros. Me cuelgo de su cuello como cuando tenía cinco años

- Anda por ella, hermanito, demuestra que tenemos la misma sangre.- le aliento con diversión, dando un beso en su mejilla. Su risa es precedida por un suave apretón a mi mano.

- Reza para que todo salga bien. Me agarro a su brazo y ambos caminamos hacia la puerta principal.

- Primero, sabes que no sé rezar.- murmuro solo para él mientras atravesamos el amplio vestíbulo hacia lo que antes era un cómodo salón convertido ahora en sala de baile- Y, segundo- mi sonrisa se amplía al cruzar mi mirada con un par de asustados ojos castaños que miran sin ver-, no creo que hagan faltas plegarias para que acepte. Dando un toquecito sobre su codo, lo guío hacia ella. Su largo vestido de seda blanca brilla bajo las luces del salón, ajustándose a la perfección a su impresionante figura. Una sonrisa nerviosa cruza por sus labios, aunque sé que le acompañará un incontrolable tembleque en las manos cuando nos vea. Algo parecido a la reacción instintiva de mi cuerpo al deslizar los ojos para ver quién se encuentra a su lado.

- Relájate, hermanita, soy yo el que debería estar nervioso, no vos.- susurra el muy idiota en mi oído.- Puedo oír hasta los latidos de tu corazón. Trago el nudo de mi garganta y me agarro con más fuerza a él para afrontar los pocos pasos que me separan de… Pero mi seguridad de planta, como yo misma, a menos de dos metros, cuando su rostro se gira con ansiedad hacia nuestra dirección, como si él también hubiera escuchado el desbocado ritmo de mi corazón. Ni siquiera presto atención a mi hermano cuando se zafa suavemente de mi agarre y deposita un casto beso sobre mi sien para alejarse hacia Euge. Tampoco soy consciente de en qué momento ha empezado a acercarse hasta que todos mis sentidos se centran en unas manos amplias y cálidas rodeándome por la cintura.

- Buenas noches, princesa. Mis ojos buscan sus pupilas indefinidas antes de atesorar mentalmente la imagen de su imponente cuerpo enfundado en un traje a medida negro, conjuntado con una camisa blanca y una corbata que lo hacia verse irresistible.

- Estás guapísimo.- musito con admiración. Su rostro se inclina hacia mí y separo levemente los labios anticipándome al beso apasionado que me espera tras esa sonrisa endiablada. Pero no estoy preparada para el deseo casi animal que recorre mi cuerpo.

Siempre me pasa lo mismo.

- Vos estás preciosa. Sus largos dedos se deslizan por mi hombro expuesto hasta posar la mano contra la piel caliente de mi cuello. Es imposible evitar preguntarme si algún día podré no desmoronarme ante sus besos, no temblar como una nena cuando me toca o evitar el ridículo rubor de mis mejillas cuando dice algo fuera de lugar. Por supuesto, a él le parecen de lo más divertido mis reacciones inmediatas a sus palabras, caricias o incluso miradas, pero yo tengo la sensación de que siempre seré la pequeña de la pareja.

- Aunque podrías estarlo aún más.- me saca de mis ensoñaciones. Enarco una ceja con escepticismo, leyendo perfectamente las ideas que rondan su cabeza a través de sus preciosos ojos verdes .

- ¿Ah, sí?- pregunto inocentemente- ¿Cómo? Esboza mi sonrisa pícara predilecta. Adoro ser la pequeña. Apretándome más fuertemente por la cintura, se inclina hasta apoyar su mejilla contra la mía, quedando así sus labios a la altura de mi oreja.

- Echada sobre mi cama, sin una sola prenda de ropa que pueda ocultar tu perfecto cuerpo y a merced de mis labios, con mis manos enredadas en tu pelo y cada parte de mí rozando tu piel. Un estremecimiento exagerado se pasea desde las puntas de los pies hasta la última hebra de mi cabello. Desvergonzado… Nunca cambiará.

- No tenes remedio.- digo con la voz entrecortada. Se encoje de hombros con una sonrisa.

- Ya lo sabes. Me alzo sobre las puntas de mis zapatos para alcanzar sus labios.

- Te espero a las cuatro. Doy un rápido beso y giro para alejarme de él. Me distrae. Aún con las rodillas temblando, me sitúo junto a Júnior, que dirige hacia mí toda la fuerza de su sonrisa y me ofrece el brazo para seguir a las demás parejas en el baile. Lo acepto con diversión y ambos giramos hacia el centro de la pista.

Miro el reloj con impaciencia. ¿Es que esta noche todo va más despacio o qué?

- ¿A qué hora has quedado con mi hermano? Doy un respingo cuando una mano se posa sobre mi brazo, girándome con rapidez hacia Pablo, que me observa con esa mirada de “yolosétodo” que me desquicia. Lo hace aposta. Le he dicho mil veces que no me gusta.

- No he quedado con tu hermano, ¿qué te hace pensar que…- contesto apresuradamente. - Él también mira las horas pasar con cara de malas pulgas. Qué gracioso. Já, já, já.

- Muy divertido. - Reconoceme que lo es, cuñadita.- ríe, rodeando mis hombros para abrazarme a su enorme cuerpo- Te eché de menos. Sonrío, correspondiendo a su abrazo de oso. Después de que ambos hermanos olvidaran sus diferencias y volvieran a recuperar su amistad,Pablo se trasladó a esta casa a las pocas semanas definitivamente ante las insistencias de Clara, su abuela, y Gas. Pero no es que pare mucho por aquí, su vida es viajar, recorrer el mundo y encontrar amigos en los rincones más recónditos del planeta. Ahorra lo que gana como guía turístico en distintos países para su próxima aventura, por lo que no es que le vea demasiado. Pero, desde luego, se había convertido en uno de mis mejores confidentes.

- ¿Por dónde estubiste esta vez? - New York.- sus ojos vuelan de nuevo hacia allí- Increíble.

Apuesto un brazo a que más que el paisaje recuerda otro tipo de cosas más… creo que nos hemos entendido. Tomo su mano para comprobar de nuevo la hora.

- Oh no. 4.10

- ¿Llegas tarde?- ríe “mi amigo”- Pues más te vale que vayas ya, sabes que se pone nervioso si tiene que esperar. Decimelo a mí. Me alzo para plantar un beso sobre su mejilla antes de dar media vuelta y subir por las escaleras intentando pasar desapercibida. Bueno, aunque se den cuenta de adónde voy. Francamente, no me importa lo más mínimo, lo único que podrían pensar es en lo suertuda que soy. Para qué vamos a engañarnos. Mientras camino pausadamente hacia una de las puertas del pasillo izquierdo, no puedo evitar evocar los recuerdos de aquellos últimos años. Desde luego, no puedo decir que todo haya sido un cuento de hadas, ambos tenemos demasiada personalidad como para no discutir. Pero, al menos por mi parte, acababa buscando pelea con él únicamente para esperar con impaciencia las maravillosas reconciliaciones. Su testarudez y sus celos incontrolados naturalmente ayudaban a ello, y no voy a negar lo mucho que me divierte cuando viene arrastrándose a pedir perdón. Oh, es el mejor momento. Bueno, casi el mejor momento… Centrémonos. En lo que se refiere al gato de Daniela, siguió dando la lata unas cuantas semanas más, pero se dio por vencida cuando pasó de ser el centro de atención a una simple mosca insignificante (nunca mejor dicho) y se marchó quién sabe a dónde. Ni lo sé ni me importa. Lo más mínimo. Finalmente, en lo único que fracasó el plan fue en la reconciliación entre Peter y Gas. Nunca le perdonará lo de aquella fiesta, y la verdad es que a mí me parece una tontería. ok que fue él, el que colocó de nuevo a Daniela en la historia e intentó arruinar lo nuestro en dos ocasiones…, pero yo no pude evitar perdonarlo cuando me miró con esa

carita de cordero degollado y me recordó los años que habíamos pasado juntos. Soy una blanda.

- Sos horrible, siempre decis “Te espero a las taltaltal” y soy yo el que espera. Le puso pestillo a la puerta tras de mí con una amplia sonrisa. “El refugio del héroe” no cambió prácticamente nada. Las únicas añadiduras eran la gran cama encajada en una de las esquinas de la habitación, enfundada con las sábanas de seda preferidas de Gas (es un nenito mimado), y la nueva decoración de esa misma pared. Aún ahora me estremezco al ver la enorme pancarta con la última fotografía profesional que nos habíamos tomando, pocas semanas después de la “desaparición” de Daniela. Cuatro años… Yo diría que no hemos cambiado en absoluto, pero supongo que lo miro desde otra perspectiva, al fin y al cabo llevo viendo aquel mismo rostro bronceado de gesto divertido prácticamente todos los días del año, no noto los cambios. Para mí él sigue siendo ese chico de diecinueve años que me enamoró prácticamente desde el primer momento y por el que pasé penas y alegrías.

- Sabes que siempre te recompenso la espera.- contesto con picardía. Su sonrisa se amplía hasta límites insospechados.

- Veni aquí, preciosa, vamos a quitarte ese precioso vestido, debe molestarte mucho. Siempre igual.

- Será mejor que me lo quite yo misma, no me fío de tu nueva afición a arrancarme la ropa. Sin embargo, me voy acercando lentamente al foco del peligro, que permanece sentado sobre el borde de la cama con las manos posadas en los fuertes muslos.

- ¿Arrancarte la ropa?- una fingida mueca de incomprensión cruza por su rostro- No recuerdo tal cosa. Me paro frente a él.

- ¿Ah, no? ¿Cuántos conjuntos me destrozaste este mes, lindo? Sus manos se posan sobre mi vientre, haciendo notar su calidez a pesar de la tela que se interpone entre nosotros. Desde luego, tenía razón, el traje molesta.

- ¿Tres?- pregunta inocentemente. Me deshago de los tacones y guío una de sus manos hacia la cremallera lateral del vestido.

- Más bien siete. La vibración de mi teléfono me hace dar un brinco… Dios, qué oportuno… y lo saco del escote mientras Gas tira de mí hasta recostarme sobre la seda de las sábanas. “En unos meses seremos hermanas!! (políticamente hablando, claro, jejeje). No puedo ser más feliz. Te quiero! Y Feliz cumpleaños! Euge.” Sonrío y lanzo el móvil por encima de la cabeza de Gas para aterrizar sobre uno de los sofás.

- ¿Algo importante?- musita contra mi cuello. Enredo mis manos en su nuca y tiro hacia mí.

- Euge aceptó. - ¿Acaso lo dudabas? Niego con un cabeceo, hundiéndome cada vez más en su preciosa mirada indefinida.

- En ningún momento. No puedo evitar imaginarme a Nico y mi amiga sobre el altar, rodeados de esas rosas blancas que tanto la entusiasman, pronunciando los votos que los unirán en matrimonio.

- Tengo algo para vos.- dice mi chico con una sonrisa enigmática. Protesto cuando se aleja de mí, pero vuelvo a callar al verlo acercarse con una pequeña caja de terciopelo entre las manos.

- No te habrá dado envidia tu amiguito, ¿verdad?

Aunque he superado en parte mi miedo al noviazgo, la idea de matrimonio, al contrario que en el caso de Euge y mi hermano, me produce un nudo en el estómago. ¡No puedo casarme con veintidós años recién cumplidos!

- No, Linda, no voy a pedirte matrimonio… aún. Se arrodilla a mi lado para extender hacia mí la caja, abriéndola con la mano libre. ¿Qué? Observo, extrañada, la llave metálica que brilla solitaria sobre algodones y la cojo lentamente para acercarla a mis ojos.

- ¿Qué…- empiezo, confusa. - Princesa- toma mi mano para acercarme a él-, ¿queres que nos vayamos a vivir juntos? ¡¿Cómo?! Aprieto la mandíbula por miedo a que caiga al suelo como en los dibujos animados.

- ¿Esta llave significa que ya elegiste la casa? Eso es un sí. No puedo imaginarme nada mejor que despertar cada día pudiendo ver junto a mí esa sonrisa hipnótica con la que consigue todo lo que quiere de mí. Y cuando digo todo…, es TODO.

- No, en realidad es simbólico.- ríe, inclinándose para besar mis labios desprevenidos- Quiero que la elijamos juntos. Sin poder evitarlo, me echo sobre él hasta tumbarlo sobre la cama bajo mi peso, presionando con avidez mis labios contra los suyos.

- ¿Eso es un sí? - Un sí rotundo, principito.- sonrío. - Estupendo. Rueda para dejarme bajo su cuerpo y desliza con habilidad el vestido hacia abajo, desprendiéndome de él mientras mis manos se deshacen de su corbata y camisa.

- Y feliz cumpleaños, princesa. Ooh, sí. Ya lo creo.

FIN